La ciencia, la libertad y el progreso. Un acercamiento a la filosofía cientificista de la historia de Karl Popper.

June 15, 2017 | Autor: C. Gordillo Alor | Categoría: Philosophy of Science, Karl Popper, Filosofía de la Ciencia
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Descripción



Karl R. Popper, La miseria del historicismo, trad. de Pedro Schwartz, Madrid, Alianza, 2002, p. 80
"¿Tiene la historia algún significado?" en Popper, Karl R., La sociedad abierta y sus enemigos, trad. de Eduardo Loedel, Barcelona, Paidós, 2006, p. 482
"Hacia una teoría racional de la tradición" en Karl. R. Popper, Conjeturas y refutaciones. El desarrollo del conocimiento científico, trad. Néstor Miguez, Barcelona, Paidós, p. 158-159
La sociedad abierta entendida aquella en que los individuos deben adoptar decisiones personales. Vid. "La sociedad abierta y sus enemigos" en Popper, Karl R., La sociedad abierta y sus enemigos, trad. de Eduardo Loedel, Barcelona, Paidós, 2006, 185-216 pp.
Popper, La miseria…, Op. cit., p. 17
Ibid., p. 96
Ibid., p. 29
Ibid., p. 177
Ibid., p. 175
Popper, La sociedad abierta…, Op. cit., p. 483

Ibid., p. 483
Ibid., p. 489
Popper, La miseria…, Op. cit., p. 179
La ciencia, la libertad y el progreso. Un acercamiento a la filosofía cientificista de la historia de Karl Popper.
Carolina Gordillo Alor
Sir Karl Raimund Popper –nacido en Viena, Austria el 28 de Julio de 1902–, es normalmente conocido como un filósofo de la ciencia, cuyas aportaciones más conocidas son su principio de demarcación, falsación y su repetida crítica al historicismo a lo largo de sus obras, sin embargo para los propósitos de este trabajo no se trataran los primeros dos temas sino que se pretende un acercamiento a una parte de su pensamiento que no es muy trabajada: la filosofía cientificista de la historia planteada por Popper.
Mediante la construcción de tres secciones con partes de la tesis como base, me enfocare casi exclusivamente en los planteamientos filosóficos y teóricos expresados en La miseria del historicismo y en "¿Tiene la historia algún sentido?" –último capítulo de La sociedad abierta y sus enemigos– pues son los dos escritos en dónde nuestro autor plantea sus propuestas filosóficas.
A lo largo de mi trabajo espero reconstruir con acierto las ideas clave de dicho pensamiento, mediante el desarrollo de conceptos como son la libertad, el progreso, la ciencia, la democracia, entre otros; a pesar de que algunos temas son tratados superficialmente espero que sea entendible.


El ingeniero fragmentario.
Para empezar es necesario señalar que Popper se considera a sí mismo un ingeniero fragmentario, cuya tarea es "[…] proyectar instituciones sociales y reconstruir y manejar aquellas que ya no existen […]". Por instituciones sociales, Popper se refiere tanto de carácter público o privado dentro de un amplio espectro pues pueden ser éstas una pequeña tienda, una universidad, la fuerza policiaca, una iglesia, entre otros.
En primer lugar, nuestro autor acuña dicha denominación porque rechaza todo intento holístico de aproximación a la realidad; pues dicho hombre está consciente de la imposibilidad de satisfacer al momento todas las necesidades de los individuos por los que es responsable, por lo que procede con un plan que ataca puntos específicos del problema e intentando prever todo aquello que salga de la proyección que ha trazado; y en segundo lugar porque el ingeniero fragmentario está seguro que en las instituciones son el medio para los cambios positivos en la sociedad. Es este primer aportado se explorará la primer característica del ingeniero fragmentario y se hablará más adelante sobre la confianza que deposita en las instituciones sociales.
El ingeniero fragmentario es un científico y cómo tal procede con el método de las ciencias duras para aproximarse a las ciencias sociales, su deber es someter las teorías existentes a una experimentación rigurosa, no con el fin de encontrar cada error posible de los planteamientos sino de establecer la veracidad de una teoría.
Popper realiza una amplia crítica de la tradición presente en la historia, concebida por él como la historia del poder político, la cual es "[…] la historia de la delincuencia internacional y del asesinato en masa […]", es decir, para nuestro autor la historia de los Grandes hombres y prácticamente casi toda la historia escrita no es más que una oda a las grandes tragedias de la humanidad escrita por y para el engrandecimiento de unos pocos tiranos en el poder; sin embargo dicha crítica toma en cuenta la necesidad de la propia tradición para la construcción del nuevo conocimiento científico, pues "[…] la llamada liberación sólo es, realmente, un cambio de una tradición a otra. Pero podemos liberarnos de los tabúes de una tradición, y podemos hacerlo no solamente rechazándola, sino también aceptándola críticamente […]".
Al aceptar críticamente la tradición, se abre la puerta para utilizar el conocimiento acumulado para la formulación de nuevas teorías científicas, permitiendo la transformación de la tradición en algo mucho más valioso que permite el progreso, entendido como progreso científico y no cómo una proyección teleológica.
Cómo ya se mencionó anteriormente, es tarea del ingeniero fragmentario proceder con cautela y con un plan que le permita atacar puntos específicos del problema; pero para formular una proyección de esa naturaleza es necesario tomar en cuenta la tradición crítica, someterla al método científico y resultar veraz –lo cual permite prevenir todo aquello que se salga de lo deseado–, por lo que Popper toma en cuenta la historicidad para formular su presente, es decir, el ingeniero fragmentario es un científico que no reniega de la historia, al contrario la utiliza para mejorar la realidad estando siempre consciente que es imposible una proyección holística por la diversidad humana.
El ingeniero fragmentario es el hombre de ciencia en la sociedad abierta, está construido como un contrario al historicista y siempre procede de acuerdo con un análisis científico de la realidad. Es quien desde adentro de las instituciones sociales permite el desarrollo del progreso científico.
Las instituciones sociales fuente del desarrollo científico
La confianza que Popper deposita en las instituciones sociales es efecto una característica más de su rechazo a la concepción holística e historicista de la historia. Historicismo entendido cómo:
[…] un punto de vista sobre las ciencias sociales que supone que la predicción histórica es el fin principal de éstas y que supone que este fin es alcanzable por medio del descubrimiento de los «ritmos» o de los «modelos», de las «leyes» o las «tendencias» que yacen bajo la evolución de la historia […].
En realidad, aquello que denomina Popper como historicismo supone toda teoría que presuponga una visión teleológica, bajo ésta denominación nos encontramos a Hegel, a Marx, a Kant, a Toynbee, a Alfred Adler, a Mannheim, a Platón y a cualquier individuo que haya planteado una proyección teleológica en sus escritos.
Uno de los principales problemas del historicismo para Popper es que presume un estudio holístico de la sociedad, es decir todo es historia y la historia debe estudiarse como tal; pero para acercarse científicamente al objeto de estudio el ingeniero fragmentario –y cualquier científico de acuerdo con Popper–es siempre selectivo. Por simple lógica es imposible escribir la historia de todos los hombres de todo el tiempo transcurrido; lo que realmente se escribe y se ha escrito son historias fragmentarias "[…] de un cierto aspecto estrecho de este desarrollo «total», y es de todas formas una historia muy incompleta incluso de ese particular aspecto incompleto que se ha escogido […]". Es importante señalar que esta idea una imposibilidad de certidumbre total es una constante en las tesis popperianas.
Considero que Popper estaría dispuesto a perdonar dicha indiscreción del historicista si no pretendiera intentar llevar a la realidad sus sueños holísticos de estudio, cuyo problema recae en que la sociedad no es homogénea –y por lo tanto no adecuada para un estudio holístico–, lo cual bajo ningún sentido detiene al historicista, que intenta encontrar los supuestos ritmos presentes en la historia que le permitan descifrar la fórmula del progreso teleológico de la humanidad y al no encontrarla, modela a su antojo el objeto de estudio bajo la falsa pretensión de haber encontrado dicho ritmo.
El problema radica, que moldear significa para Popper manipular a la sociedad lo cual en primer lugar resulta poco ético, no sólo para percepción del ingeniero fragmentario sino también lo debiera ser para el historicista cuya idea de objetividad siempre ha sido decir la verdad y nada más que la verdad, "[…] pero aunque haya dicho la verdad, no podremos decir que haya obedecido a la regla de la objetividad científica porque […] puede haber influido en esos sucesos para inclinar y dirigirlos de acuerdo con sus propias preferencias […]". Es decir, el historicista no experimenta sus teorías sino que manipula a los hombres para que se cumplan, negándoles su libre albedrío. El historicista no tiene ningún problema moral en utilizar éstos métodos, al contrario considera que actúa por el bien común. Popper, completamente adverso a esa idea, la refuta argumentando:
[…] Sin duda, la biología y la psicología pueden resolver, o podrán pronto resolver, el «problema de transformar al hombre». Sin embargo aquellos que intenten hacer eso destruirán inevitablemente la objetividad de la ciencia y de esa forma a la ciencia misma, ya que ambas están basadas en la libre competencia del pensamiento; es decir en la libertad. Si se quiere que continúe el crecimiento de la razón y que sobreviva la racionalidad humana, nunca se habrá de intervenir en la diversidad de los individuos y de sus opiniones, fines y propósitos (excepto en casos extremos cuando la libertad política está en peligro) […]
Entre algunas de las señalaciones que podemos hacer sobre éste párrafo es la concepción de objetividad científica de Popper, que a diferencia del historicista, para él recae en garantizar la libertad la cual permite obtener los resultados más veraces cuyo único fin es progresar científicamente y no manipular la sociedad; pues es la libertad la que permite que exista diversidad de pensamiento y como tal mayor producción científica. Por eso la llamada del historicista a moldear y homogeneizar la sociedad le es tan repelente a nuestro autor, no sólo es un fascismo descarado sino que es un ataque directo al progreso científico y a la racionalidad humana.
Es curioso notar que sólo se puede intervenir en la sociedad cuando se atenta contra la libertad política, entendida por Popper como la democracia. La democracia es la que salvaguarda la libertad de pensamiento mediante la creación y regulación de las instituciones sociales donde se lleva a cabo el progreso científico.
La confianza que Popper deposita en las instituciones sociales es inmensa. No hay duda alguna para él que la democracia es el mejor sistema de gobierno pues permite el desarrollo científico mediante sus instituciones sociales, sin embargo nuestro autor acepta que hasta dichas instituciones no son a prueba de balas:
"[…] debemos darnos cuenta de que con la mejor organización institucional del mundo el progreso científico quizá se detenga algún día. Puede haber, por ejemplo, una epidemia de misticismo. […] Tal posibilidad podría quizá ser prevenida por la creación de un número adicional de instituciones sociales, tales como instituciones de educación, cuyo fin fuese desalentar la uniformidad de opiniones y el alentar la diversidad […]"
Popper es consciente de las imperfecciones de las instituciones y su solución es francamente pobre, pues la creación de nuevas instituciones para vigilar las fracasadas no garantiza una vez más que las nuevas se encuentren libres de las fallas de las primeras, pues son igualmente imperfectas.
A pesar de que solución deja mucho que desear, eso no es lo importante para este trabajo, sino el reconcomiendo de una imposibilidad de certidumbre en cualquier cosa y la tesis de que es la diversidad, que encuentra su lugar de desarrollo en las instituciones sociales, la que en efecto garantiza el progreso científico del hombre y la homogenización indudablemente al final de mismo.

La visión teleológica del historicismo
Como ya se ha mencionado anteriormente, la visión teleológica presente en la historia es uno de los principales pilares de la teoría historicista y a su vez, un gran foco de crítica por parte de la filosofía cientificista popperiana. En este apartado exploraremos un poco más sobre de donde toman originalmente los historicistas dicho argumento.
El historicismo en opinión de Popper es un movimiento sumamente antiguo –su crítica del historicismo concebida desde Platón no es gratuita–, la idea de cambio, progreso y ritmo está presente desde la antigüedad; sin embargo los historicistas modernos se han apropiado particularmente de la visión teleológica presente en el cristianismo occidental pues "[...] en el Nuevo Testamento […] se suele considerar como parte del dogma cristiano la tesis de que Dios revela a sí mismo en la historia, de que la historia tiene un significado y de que ese significado es la finalidad de Dios [...]".
Independientemente de que los historicistas se percaten o no del uso que realizan de este discurso teísta, dicha idea presenta el perfecto escenario para la manipulación de la sociedad, donde la historia política es trazada y revelada por el Gran Hombre quién vela por su pueblo en su marcha hacia un mejor destino, y una de las tantas consecuencias terribles de tal proyección es la homogenización de la sociedad y perdida de la libertad. Los historicistas han cambiado la imagen de Dios por la de un tirano y en lugar de llegar a la salvación, todo lo que ofrecen es fascismo.
El hecho de que existiera un cristianismo fuertemente arraigo al pensamiento occidental hizo mucho más fácil la aceptación del historicismo, sin embargo el uso providencial del mensaje divino en una filosofía que pretende ser secular es en opinión de Popper herejía.
Las creencias personales de nuestro autor no tienen relevancia para este argumento, pues Popper no intenta establecer lo que es moralmente correcto para él, sino lo que es moralmente correcto para el dogma cristiano, pues "[…] la única actitud racional, así como también la única actitud cristiana hacia la historia de la libertad, consiste en considerarnos a nosotros mismo responsables de ella, en el mismo sentido en que lo somos del destino que hemos dado a nuestra vida […]". El fascismo resulta sumamente atractivo porque al escudarse bajo un manto providencial –que no acepta serlo– le da la oportunidad al hombre de huir de las responsabilidades de sus actos y ser un cómodo espectador del supuesto drama del mundo, pues los actos humanos individuales no importan al creer que de cualquier modo tarde o temprano tendría necesariamente que pasar cierto episodio.
Bajo las premisas anteriores, Popper argumenta que la historia no tiene sentido, al menos en idea teleológica planteada por los historicistas sino que es responsabilidad individual brindar significado a la existencia propia o mejor aún, la nueva historia en base a una tradición crítica puede convertirse en la lucha de los hombres contra la opresión:
"[…] Es posible interpretar la historia del poder político desde el punto de vista de nuestra lucha por la sociedad abierta, por la primacía de la razón, de la justicia, de la libertad, de la igualdad y por el control de la delincuencia internacional. Si bien la historia carece de fines, podemos imponérselos, y si bien la historia no tiene significado, nosotros podemos dárselo. […]"
Una vez más, nuestro autor desposta su confianza en la democracia, pues está implícito que dichos valores mencionados no son capaces de existir en el fascismo. El peso que le brinda al individuo una vez más se hace presente, pues en Popper, es el hombre –en calidad de libre– el dueño de sí mismo y es la ciencia la que quita la venda de sus ojos y le permite convertir en el amo de su destino.
Podríamos considerar ésta palabras de Popper como un llamado al libre albedrío pues al desprender a la historia de significado y progreso en el sentido tradicional es el individuo el encargado de cargar de significado su lugar en la obra del mundo y de procurar el progreso científico; por supuesto esto es solo realizable bajo un régimen democrático que garantice la libertad y diversidad de pensamiento. Es decir, una sociedad abierta.
Por último es importante preguntarlos él porque el historicista cree con tanta seguridad que le es posible descubrir el ritmo de la historia, después de todo fue tan lejos como para adoptar no tan discretamente preceptos religiosos en su teoría de la historia con tal de encontrar una razón teológica para continuar creyendo que es posible conocer el destino del hombre. La percepción de Popper es que en el fondo son verdaderos conservadores asustados del cambio y de la responsabilidad que implica el libre albedrío porque "[…] ciertamente parece como si los historicistas estuviesen intentando compensar la pérdida de un mundo inmutable aferrándose a la creencia de que el cambio puede ser previsto porque está regido por una ley inmutable […].
Conclusión
Entre algunos de los últimos señalamientos que es posible realizar, es importante resaltar el papel de la comunidad científica como portadora y creadora del conocimiento que permite en avance al mundo, sin embargo completamente dependiente de la democracia que a su vez permite el desarrollo científico. Dentro de la concepción liberal de gobierno popperiana, el progreso y democracia son recíprocos. Ninguno puede existir sin el otro.
Me es muy evidente que la mayor preocupación de Popper es por el progreso científico, pues su desprecio por las ideas teleológicas tiene su raíz en que es imposible producir nuevo conocimiento bajo circunstancias totalitarias, bajo ese sentido la utilidad de la historia es un tema latente a lo largo de la filosofía de Popper, aunque no mencionada de manera explícita, puesto que para nuestro autor resulta ridículo siquiera cuestionar la necesidad de dicha ciencia.
El cúmulo de conocimientos conseguido a lo largo de la historia es lo que permite no comenzar desde cero y avanzar más rápido en la construcción de nuevas teorías. La función de la historia es indiscutiblemente social y científica pero debe ser tratada con mucha preocupación pues puede ser utilizada por tiranos para someter a las sociedades. Para Popper es el hombre quien gracias a la ciencia se quita la venda de los ojos y descubre la libertad humana, la cual le permite ser dueño de él mismo y su destino.
Bibliografía.
Popper, Karl R., La miseria del historicismo, trad. de Pedro Schwartz, Madrid, Alianza, 2002, 182 pp. (El libro de bolsillo. Filosofía).
Miller David, "Introducción" en Popper, Karl R., Escritos selectos, compilación de David Miller, trad. de Sergio René Madero Baez, México, FCE, 1995, 9-22 pp. (Sección de obra de filosofía).
"¿Tiene la historia algún significado?" en Popper, Karl R., La sociedad abierta y sus enemigos, trad. de Eduardo Loedel, Barcelona, Paidós, 2006, 471-491 pp. (Colección Surcos).
"Hacia una teoría racional de la tradición" en Karl. R. Popper, Conjeturas y refutaciones. El desarrollo del conocimiento científico, trad. Néstor Miguez, Barcelona, Paidós, 1983 156- 173 pp.
Velasco Gómez Ambrosio, "Hacia una filosofía social de la ciencia en Karl R. Popper" Signos Filosóficos, suplemento núm. 11, vol. IV, 2004, 71-84 pp.


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