\"La Catedral de León, o el sueño de perdurar\", Akobe. Restauración y conservación de bienes culturales, 9, 2008, pp. 53-58.

July 13, 2017 | Autor: J. Rodríguez Mont... | Categoría: Architectural History, Restauration and Conservation, Catedral de León
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La Catedral de León, o el sueño de perdurar José Ma n ue l Ro d rí g u e z M o n t a ñ é s • C o o rdi nado r de l P ro y e cto Cul tural Cate dral de L e ó n

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onstituye sin lugar a dudas una de las joyas arquitectónicas españolas el templo gótico que el empeño de obispos y cabildos, unido a la complicidad de reyes y mecenas, junto al esfuerzo de operarios y artistas, levantasen en la capital del reino leonés alboreando el siglo XIII. Sobra insistir sobre ello; la catedral leonesa ocupa su lugar en la Historia del Arte, y los cientos de miles de visitantes que anualmente acuden al reclamo de su belleza, corroboran que sus vetustos muros y vidrieras siguen fascinando y evocando. Pero, cuando descendemos de la elevación espiritual al detalle, al material, a la piedra y el vidrio que la forman y dominan, el júbilo estético cede terreno a la inquietud. No es nueva esa sensación, pues nos aproxima a la que debemos suponer agitó al tracista, inquietó al albañil mientras la cimentaba y hacía crecer, angustió al carpintero que construyó las cimbras de sus bóvedas y, si nos permitimos la licencia, dejaría unos instantes sin respiración al magister operis cuando fueron retiradas aquéllas. “Y, sin embargo, se tiene”, podríamos decir parafraseando la sentencia atribuida a Galileo… La endeblez de los cimientos, asentados sobre las antiguas termas romanas y lavados además por las aguas freáticas, hizo que durante el propio proceso constructivo del templo tuvieran que colocarse refuerzos, así las dos torres -que no son tales, sino estribos-, bautizadas como la Limona y la Silla de la Reina. Los añadidos renacientes y barrocos, sobre todo la osada cúpula y linterna que durante los siglos XVII y XVIII llegaron a instalarse sobre el crucero, pero también los cuatro pilastrones contrafuertes que se alzaron para contenerla, sobrecargaron los apoyos de este ya de por sí débil costado, hasta el punto de casi dar al traste con la fábrica. Más que oscuros presagios, fue una amenaza de ruina total la que planeaba sobre la Pulchra Leonina a mediados del siglo XIX. Pero en 1844 llegó la declaración como Monumento Histórico-Artístico, inaugurando la nómina española, y tras ella, con un ritmo marcado por la afluencia de fondos, un desfile de arquitectos y proyectos, que se enfrentaban a retos inéditos. La Catedral se convirtió en el auténtico laboratorio de la restauración monumental, disciplina balbuceante en Italia y Francia, y prácticamente inédita en nuestro país. Aquellos profesionales tuvieron que enfrentarse no sólo a la complejidad de la intervención, sino a la escasez de medios y conocimientos y a un ambiente en ocasiones hostil. Tras los desmontes de Matías Laviña, sin duda fue Juan de Madrazo y Kuntz quien mejor entendió el edificio y sus problemas, sentando en cuanto a proyecto y método las bases de las intervencio-

nes posteriores, principalmente ejecutadas por Demetrio de los Ríos y Juan Bautista Lázaro. Solventados los principales problemas estructurales del templo, el 28 de mayo de 1901 fue éste reabierto al culto, con solemnes fastos. Un breve repaso de las actuaciones posteriores, no obstante, sirve para certificar que éstas han sido constantes a lo largo de todo el siglo pasado. Si algo nos ha demostrado el edificio, junto a su extrema fragilidad, tan íntimamente unida a su belleza que ambas cualidades parecen indisociables, es que requiere una continua vigilancia y una casi permanente actuación. El problema en la catedral de León no son los andamios, sino su ausencia. La redacción y aprobación en 1996 del Plan Director, elaborado por el arquitecto Mariano Díez Sáenz de Miera, con la colaboración de Cecilio Vallejo, devolvió una mirada global hacia el conjunto catedralicio, visión de conjunto que se había nublado tras la desaparición de Juan Crisóstomo Torbado, quizá con la salvedad del periodo en el que tuvo bajo su tutela la iglesia Luis Menéndez-Pidal y Álvarez. Fueron el arquitecto asturiano, junto a Francisco Pons Sorolla, los responsables en 1963 del desmonte del remate del hastial meridional del transepto, que remontaron abriendo en el piñón una la rosa calada, trazada como triángulo curvo, a imagen de la original del brazo Norte del transepto. Así se resolvió -al menos de momento- el aspecto exterior de la fábrica. El mismo Menéndez-Pidal se ocupó también de la reconstrucción de las sobrecubiertas de la nave, devoradas por un pavoroso incendio el 29 de mayo de 1966. Y si lejos estamos ya de diatribas entre idea y forma, resueltas para bien o para mal por los arquitectos decimonónicos, el que siempre ha estado bien vivo en la catedral leonesa es el debate que enfrenta a la segunda con la materia. La física y la química son aquí al mismo tiempo aliadas y enemigas de la creación artística. Tan radicales transformaciones ha sufrido el edificio, sobre todo durante la segunda mitad del siglo XIX, que la Catedral ha merecido las calificaciones de “espejismo erudito” (Pedro Navascués), o “catedral soñada” (Javier Rivera). Precisamente éste último autor, en la introducción de su magnífica obra Historia de las restauraciones de la Catedral de León. ‘Pulchra Leonina’: la contradicción ensimismada (1993), la califica de “edificio en permanente mutación, vivo, que exige constantes intervenciones de consolidación y mantenimiento”. Tal permanencia en la actuación debe ser comprendida desde todos los ámbitos, pues resulta inherente al monumento. Y es que, aunque los trabajos de restau-

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Fachada occidental de la catedral de León en el siglo XVIII. Grabado de Manuel Navarro publicado en el t. II de la Historia de León del P. Risco (1792).

La Catedral en 1888, con el andamiaje de Demetrio de los Ríos en la fachada principal.

ración se hayan sucedido desde 1901, la decisión de acometer actuaciones preventivas junto a las paliativas es bien reciente. En realidad, es un proceso fraguado en dos fases. La primera fue la aprobación del antes referido Plan Director. La segunda vio la luz diez años más tarde, con la firma de un Convenio de Colaboración suscrito entre la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, el Cabildo de la Catedral de León y Caja España, marco de los trabajos de conservación y restauración de la Catedral, dentro de la estrategia de Sistemas Territoriales de Patrimonio del Plan PAHIS 2004-2012, y dotado para el periodo 2006-2010 con un presupuesto de 4,6 millones de euros. El propio Convenio deja abierta la puerta de la incorporación de nuevos patrocinadores y representa un marco óptimo para dotar de continuidad administrativa a los cuidados que exige la complejidad de la fábrica.

muy perdidos revestimientos pictóricos. La segunda vía, la del mantenimiento preventivo, reencontró su marco el 12 de abril de 2007, en forma de un convenio suscrito entre la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento de la ciudad y el Cabildo catedralicio. Una brigada municipal realiza desde entonces diversas labores de mantenimiento en las cubiertas y pavimentos, garantizando entre otras cosas que el sistema de evacuación de aguas del edificio funcione correctamente, eliminando masas vegetales, escombros, previniendo la proliferación de aves, etc. Su labor, que retoma la de sus predecesores en los años veinte del siglo pasado, se asevera además como la mejor garantía de una continua vigilancia de la fábrica, como ya señalase en 1939 Juan C. Torbado Flórez, quien en su Proyecto de Conservación de dicho año solicitaba una asignación económica para “poder formar una pequeña cuadrilla de obreros afectos a las obras de conservación de la Catedral de León dedicada sólo y exclusivamente a la conservación del edificio” (IPCE, Archivo Histórico de Proyectos, 23.13, p. 2).

Las actuaciones que garantizarán la conservación del monumento van por el doble camino de la restauración y de la prevención. La primera atiende, en el periodo de vigencia del Convenio, a la intervención sobre 439 m2 de vidrieras de los ventanales altos y triforios de la cabecera y sus marcos arquitectónicos, así como la restauración de las esculturas del pórtico occidental de la Catedral, joya del gótico hispano necesitada de una urgente consolidación, que se extenderá igualmente a sus

Dentro del Convenio se concede una particular importancia al Plan de Difusión de tales restauraciones, que aborda el acercamiento del público a las mismas, una “restauración en vivo” posible, además de gracias a los modernos medios audiovisuales, mediante la insta-

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litúrgicos y culturales, y tal condicionante no es percibido como escollo, sino como un reto, pues permite que los visitantes encuentren nuevos y diversos planos de contemplación, todos ellos compatibles y enriquecedores. La responsabilidad de este objetivo inicial, esto es, el de transmitir la necesidad, el carácter y la metodología de las restauraciones que se llevan a cabo en la cabecera, vidrieras y portadas de la fachada occidental de la Catedral, recae en un equipo de licenciados en Historia e Historia del Arte que, junto a las disciplinas propias de su formación, han debido empaparse de la realidad poliédrica de la Catedral, permaneciendo en estrecho contacto con los restauradores, con el Cabildo y, por supuesto, con los visitantes.

Fachada occidental de la Catedral, en la actualidad.

lación de una plataforma elevada a los pies del templo. Ésta, a modo de un coro elevado hermanado con el ya dispuesto en el presbiterio, además del seguimiento de los trabajos que se desarrollan en el mismo, permite una visión absolutamente insólita de la iglesia, constituyendo un aliciente por sí misma. La divulgación va también de la mano de la formación, pues junto a las visitas guiadas y los medios expositivos tradicionales, se celebrará un Congreso Internacional sobre la restauración, que pondrá en conocimiento de la comunidad científica el trabajo desarrollado en la catedral leonesa, y permitirá el necesario intercambio de información que hace avanzar cualquier disciplina. La anteriormente mencionada visión global hace que, más allá de una campaña de restauraciones, lo que se ha puesto en pie en León constituya un auténtico Proyecto Cultural, donde por supuesto prima la conservación del bien patrimonial pero, dado su carácter, junto a ésta caminen toda una serie de actuaciones de socialización, embargadas por el espíritu de universalidad que constituye la esencia de una catedral. Y en esa línea, el ejemplo del modelo trazado por la Catedral Vieja de Vitoria ha estado, y está, bien presente en quienes trabajamos en la seo leonesa. Un aspecto fundamental del Proyecto Cultural Catedral de León, tanto en sus actuaciones de restauración como en las de difusión, es que éstas se desarrollan y adaptan a un edificio que mantiene bien vivos sus usos

Se trataba, desde el inicio, de entender, para después explicar, más que un valor artístico e histórico universalmente reconocido para la Pulchra Leonina, el hecho de que, por su fragilidad, antigüedad y el condicionante de un clima extremo como el leonés, el edificio precisa de permanente atención, explicitando el carácter de las intervenciones en sus materiales fundamentales -piedra y vidrio-, que se convierten así en los protagonistas y ejes directores del mensaje a transmitir. Lejos de apreciaciones históricas o estéticas, desde el Proyecto Cultural hablamos de los tuétanos del edificio. Y, realizando funciones de guía, trascendemos de la mera faceta turística aspirando, gracias a la proximidad física a los trabajos de restauración, a conseguir la máxima comprensibilidad de las actuaciones por un público amplio, así como a una labor de formación y concienciación de la población infantil y juvenil, esto es, de aquéllos que en su día tendrán la responsabilidad que hoy recae sobre nosotros del mantenimiento, conservación y transmisión del Patrimonio Cultural. En este maridaje entre actuación y difusión son también actores las tres instituciones, la Junta de Castilla y León, el Cabildo catedralicio y Caja España, que cuentan en la Comisión de Seguimiento del Convenio con el mecanismo de coordinación de las actuaciones, aglutinador además tanto del interés que socialmente despierta tan notable monumento, como de las futuras y deseadas nuevas incorporaciones a esta labor de tutela y mecenazgo, heredera de aquella que, en los albores del siglo XIII, lo hizo posible. Las acciones programadas en el Proyecto Cultural Catedral de León, El Sueño de la Luz atienden a tres niveles fundamentales: el divulgativo, el didáctico y el científico y formativo, y su desarrollo es secuencial, esto es, camina parejo al avance de los trabajos de restauración. Sin duda es la divulgación la faceta que cuenta con una mayor repercusión, y supone también un mayor esfuerzo. En este sentido, la actuación más espectacular ha sido y es la instalación de una plataforma elevada a los pies del templo, estructura de 77 m2 situada a 14 m de altura sobre el primer tramo de la nave central, con acceso desde el exterior del edificio. La plataforma permite el seguimiento de la restauración y ofrece una espectacular

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Interior de la nave y plataforma para las visitas.

Detalle del interior de la cabecera, con la vidriera central, restaurada en la presente fase.

Proceso de preconsolidación de las esculturas de la portada de San Juan.

Visitantes en la plataforma.

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Visita de La catedral de León en familia.

perspectiva interior de la iglesia, constituyendo un aliciente por sí misma. Desde su inauguración, el 3 de abril de 2007, y hasta el 10 de enero del presente, han podido disfrutar de la visita guiada 64.258 personas, de las cuales 8.260 corresponden a grupos de escolares, para los que el acceso es gratuito, al igual que para los menores de 15 años y discapacitados. Los técnicos culturales del Proyecto acompañan a los visitantes en turnos de media hora, realizando explicaciones de los procesos de intervención que culminan con la proyección de breves audiovisuales. El discurso se adapta en función tanto del nivel de comprensión del grupo -caso de los escolares y discapacitados- como del contenido del audiovisual proyectado y del momento en el que se encuentren los trabajos de restauración. Las acciones divulgativas se complementan con los medios tradicionales, como la edición de folletos, la creación y mantenimiento de una página web, la realización de una serie de audiovisuales proyectados en distintos ámbitos del edificio, la presencia en los medios de comunicación, en ferias y foros de debate sobre el patrimonio cultural, etc. Una especial atención se le concede al apartado didáctico, sobre todo enfocado a la difusión entre el público infantil y juvenil. Para ello se llegó a acuerdos con las instancias educativas provinciales, elaborando material didáctico sobre los aspectos artísticos, históricos y culturales que envuelven y genera la Catedral. Junto a la colaboración institucional, el contacto directo con los centros educativos permite coordinar

un sistema de visitas adaptadas a los distintos ciclos formativos, que hacemos primar sobre el público en general. Discriminación positiva ésta, no siempre bien entendida por los turistas, que emana del espíritu que anima al Proyecto. Desde agosto del pasado 2008 se estableció el programa de visitas que denominamos La Catedral de León en familia. Esta iniciativa tiene como objetivo general ofrecer, mediante la adaptación de las explicaciones, un primer acercamiento a la realidad del principal monumento de la provincia de León para los más pequeños, y es el resultado de la experiencia adquirida. Frente al carácter homogéneo de los grupos escolares, que permite la adecuación a su nivel educativo de los contenidos, de modo recurrente, y en especial los fines de semana, se plantea la circunstancia de visitas en las que predominan las familias, con numerosos niños de edades variadas, para los que el discurso dirigido a los adultos resulta en buena medida inaccesible. El reto que nos marcamos con La Catedral de León en familia es el de ofrecer una visita que interese a los más pequeños y resulte atractiva para sus padres. El planteamiento se basa, ya no tanto en la exposición, como en el descubrimiento, y es altamente participativo. Precisamente por éste carácter, la presencia de los adultos se convierte también en activa y los grupos se ven reducidos a un máximo de 20 personas entre menores y adultos, con una duración de 45 minutos.

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El nuevo desafío que en este apartado didáctico nos planteamos para el presente año se reúne bajo el epígrafe de La Catedral accesible. Esta iniciativa, aún en fase de desarrollo, tiene como objetivo general eliminar las barreras que impiden el acceso a personas con discapacidad tanto al propio templo como a las acciones de restauración en curso. A este respecto, se han establecido contactos con varias asociaciones de discapacitados. La adaptación para minusválidos visuales y motores precisa, por las condiciones de acceso a la Plataforma, de un marco específico. Ya se han dado los primeros pasos mediante contactos con la ONCE, habiéndose realizado, además, una visita de prueba, siendo los resultados esperanzadores.

procesos de restauración y conservación de las vidrieras, como a la gestión cultural de las mismas. En esta línea, se constituyó desde el inicio de los trabajos una Comisión de Asesoramiento del Taller de restauración de vidrieras, cuyos miembros actúan como garantes del máximo respeto que la metodología aplicada confiere a la intervención. La comisión de expertos que supervisa los trabajos, en permanente contacto con los restauradores y que periódicamente se da cita con ellos en León, está compuesta por los vidrieros Carlos Muñoz de Pablos, Joost Caen y Fernando Cortés Pizano, acompañados por el químico e investigador del CSIC, José María Fernández Navarro, una de las máximas autoridades internacionales sobre el vidrio.

Uno de los principales obstáculos con los que nos encontramos para el desarrollo de las acciones didácticas y de difusión era la carencia de un espacio cerrado e independiente de los otros usos afectos al edificio. Para solventar este problema, a lo largo del presente año se instalará un pabellón en el patio del claustro catedralicio, ideado como una estructura efímera y accesible.

En definitiva, El Sueño de la Luz aspira a ser el germen de una estructura estable -no ya “asociada” a la Catedral, sino imbricada en la misma-, que vele por la conservación del edificio y gestione sus usos culturales desde el principio de la sostenibilidad. Tal ambición podrá verse consolidada o no, pero al menos se habrán sentado unas bases para que ello suceda cuando el tiempo -a veces aliado y otras azote de la joya gótica leonesa- sea el propicio.

El tercer pilar sobre el que descansan las acciones del Proyecto Cultural Catedral de León es el científico y de formación. Así, está prevista la organización de un Congreso sobre la Restauración de la Catedral, auspiciado por Caja España, cuyo objetivo es “el intercambio de conocimientos y experiencias sobre los criterios y las técnicas aplicadas en los trabajos objeto del Convenio”. En él se tratarán, a modo de secciones, los aspectos técnicos de las restauraciones sobre la piedra y el vidrio, así como la gestión del Patrimonio catedralicio. Dentro de los objetivos del Proyecto está también la publicación de las actas del Congreso Científico, la Memoria de las Intervenciones llevadas a cabo por el Programa, así como todas aquellas obras relacionadas con los trabajos de conservación actualmente en curso. En la misma línea se inscribe la digitalización de los fondos gráficos del Archivo Catedralicio, con vistas a la constitución de un fondo gráfico de la iconografía de la Catedral, que tendrá una dimensión promocional en forma de exposición pública de las imágenes históricas más relevantes, pero que también sirve de apoyo a las restauraciones actuales y futuras. Igualmente, este trabajo de documentación permite al Proyecto contar con una base de imágenes propia. El Programa de Formación era casi una obligación, impuesta por la falta de profesionales cualificados en la restauración de vidrieras históricas, ante la ausencia en España de tal especialidad dentro de los estudios superiores de Restauración. La continuidad del Taller de Restauración de Vidrieras se pretende mediante la concesión de una serie de becas, financiadas por Caja España a través de su Obra Social, y la realización de cursos de formación, destinados tanto a la especialización en los

Reflejo de las torres en la última vidriera realizada para la Catedral.

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