La carpintería de taller en la construcción tradicional castellana

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Descripción

Actas del Séptimo Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Santiago 26-29 octubre 2011, eds. S. Huerta, I. Gil Crespo, S. García, M. Taín. Madrid: Instituto Juan de Herrera, 2011

La carpintería de taller en la construcción tradicional castellana María Soledad Camino Olea Elena de Andrés Olmos Juncal Cuesta Navarro Jesús Carlos Diego Rodríguez Clara Fernández Sánchez Emma Laso Alonso

En la mayoría de los sistemas constructivos de la denominada Arquitectura popular, tradicional o vernácula hay dos características que se repiten: la adaptación al entorno utilizando los materiales que se encuentran en el mismo: la tierra, la piedra y la madera, y la evolución de las soluciones constructivas hasta llegar al diseño óptimo que luego se repite en todos los ejemplos, con pequeñas variantes, para hacer singular cada edificio. Estas dos circunstancias se dan en la carpintería de taller de puertas y ventanas de manera diferente que en los otros sistemas constructivos ya que en este sistema solamente se emplea la madera en general, procedente de los árboles del entorno, si bien la más utilizada es la de pino, y la solución óptima a la que se llega es común a comarcas en las que el resto de los sistemas constructivos son muy dispares, ya que prevalece la tecnología de la madera frente a otras influencias. En la construcción tradicional la madera es un material muy importante para estructuras, cerramientos y revestimientos. En todos estos sistemas se pueden emplear otros materiales: en lugar de entramados estructurales de madera, muros de carga y bóvedas, en lugar de entarimados de madera en suelos, paredes y techos se puede emplear piezas cerámicas o yeso o cal, pero hay un sistema en el que la madera ha demostrado ser un material insustituible y es en la carpintería de taller, todas las puertas y ventanas se hacen con madera. Las puertas y ventanas «son elementos que se fabrican en taller y se llevan a obra a diferencia de

otros sistemas constructivos, son elementos constructivos que aceptaron la prefabricación hace siglos» (Cassinello 1973, 57) y posiblemente este sea uno de los motivos por lo que tanto puertas como ventanas presenten características constructivas similares en ejemplos muy diferentes de Arquitectura popular. La madera es un material muy trabajable que permite unir piezas diferentes de forma que se garantice la transmisión de esfuerzos entre las mismas mediante cortes especialmente definidos dados a la madera en los extremos de los elementos a unir y sin necesidad de incorporar ningún otro material, estas uniones reciben el nombre de ensambles o ensambladuras. Esta característica de la madera es la que permite que mediante dos tipos de piezas: los maderos, listones o listoncillos de sección cuadrada o rectangular, para formar los entramados, y los tablones, tablas o tablillas, piezas de sección rectangular en las que una de las dimensiones de la sección es muchos mayor que la otra, para cerrar los huecos entre los entramados y contribuir a la indeformabilidad del mismo, se puedan construir ventanas y puertas.

TIPOLOGÍA SEGÚN SU USO Las carpinterías de los huecos varían fundamentalmente en función de su destino, así nos podemos encontrar cuatro tipos diferentes que son los que más se repiten en los lugares donde se han estudiando las construcciones populares:

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a - Los ventanucos de desvanes que son de dimensiones reducidas, bocarones de pajares (Fig. 1) y otros elementos de construcciones auxiliares que suelen ser elementos de carpintería bastante sencillos.

Figura 2 Puertas de acceso a una vivienda vista desde el exterior, de tres hojas, de Medina de Rioseco (Valladolid) ejecutada con tablas sobre bastidor (Fotografías de S. Camino) Figura 1 Vista desde el exterior de un bocarón de pajar cerrado con una puerta de tablas clavadas sobre travesaños o barrotes. La hoja abre hacia el exterior debido a su uso y por este motivo se pueden ver las palas de las bisagras. Quintanalara, Burgos (Fotografía de J.Cuesta)

b - Puertas de acceso a viviendas que disponen de un hueco amplio formado por una o dos hojas abatibles o pivotantes con diversas variantes: una de las hojas puede estar dividida horizontalmente de forma que la parte superior de la hoja se pueda abrir de manera independiente de la inferior o puede llevar incorporado en la parte superior de la hoja un ventanuco, con un postigo. Estos elementos son los mejor acabados (Fig. 2). Las puertas interiores son similares pero de una única hoja. c - Puertas de cuadras, corrales y almacenes que necesitan un hueco mayor para el paso de carruajes, aperos de labranza, animales, y suelen ser de dos ho-

jas pivotantes, que pivotan tanto hacia dentro del corral o almacén como hacia la calle, con otra hoja para el paso de personas incorporada en una de las hojas de forma que las personas puedan acceder sin tener que abrir las dos pesadas hojas que forman el portón (Fig. 3). Este tipo de puerta con variantes es también muy común en las puertas de las iglesias en las que en las dos hojas de gran tamaño se dispone de una hoja de acceso menor tamaño. d - Ventanas de viviendas. Las más antiguas son de cuarterones y sin acristalar con pequeñas aberturas protegidas por postigos (Fig. 4), las más modernas son acristaladas con postigos al interior para obscurecer totalmente el hueco. Hay otros elementos de carpintería de taller como las puertas de balcones, similares en su construcción a las ventanas y las puertas de las bodegas que quizás sean «el único hueco singular en la arquitectura agropecuaria, por requerir una ventilación permanente

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teada sin los tablones que lo recubren, cuidando que los huecos no sean excesivamente grandes, a fin de impedir el acceso» (García Grinda 1988, 96). Las puertas de las casonas suelen ser de dos hojas abatibles con entrepaños tallados en madera que presentan una rica ornamentación con elementos que no suelen formar parte de construcciones más sencillas como tapajuntas, telares, escupeaguas.

TIPOLOGÍA SEGÚN SU CONSTRUCCIÓN

Figura 3 Vista desde el exterior de una puerta con dos hojas pivotantes y puerta de acceso de personas en una de las hojas grandes de Urueña (Valladolid). Puertas de tablas clavadas sobre bastidor y travesaños (Fotografía de E. Laso)

Figura 4 Vista interior de ventana de una vivienda de dos hojas abatibles con entrepaños de madera en la parte inferior y postigos en la superior con una palomilla de madera de la parte superior como cierre (Fotografía C. Fernández)

que se soluciona a través de ella, bien creando una parte superior a modo de celosía, o bien constituyendo la puerta con el mero armazón de la puerta clave-

Las hojas de puertas y ventanas no van colgadas directamente de los muros sino que hay un elemento, el cerco, que va anclado a los muros y del que van colgadas las hojas mediante bisagras. Cuando las hojas son pivotantes no es necesario el cerco. El cerco, en el caso de las puertas, consta de dos piezas verticales o largueros y uno horizontal llamado travesaño «o cabecero» (Ger y Lobez 1915, 338). El larguero que lleva las bisagras se le llama «larguero de fijas» (Arias 1893, 103). Alrededor del cerco se hace un rebaje llamado galce, denominación que aún se utiliza en las ventanas y puertas acristaladas, y hace de tope a la hoja de la puerta con lo que se consigue un mejor cierre del hueco para evitar el paso del aire, la luz y el agua de lluvia. Los largueros y el travesaño están ensamblados a caja y espiga y el travesaño sobresale de los largueros formando los cogotes que se reciben en el muro para asegurar la unión entre muro y cerco. En los muros se ejecuta una mocheta de forma que el cerco se aloje en la misma y el hueco hacia el interior presenta un derrame para facilitar la abertura de la puerta. En las ventanas el cerco presenta dos largueros y dos travesaños. En los muros de entramado de madera cuajado con otros materiales no es necesario cerco ya que el propio entramado puede hacer de cerco. Las puertas y ventanas antes clasificadas están construidas de tres formas diferentes, aunque con bastantes similitudes entre ellas en cuanto a uniones de piezas de madera y herrajes: a - Las más simples son las puertas y cierres de ventanas «construidas sobre barrotes» (Arias 1893, 105) con la hoja formada por tablas sin bastidor, constituidas por un conjunto de tablas verticales colocadas unas al lado de las otras, a tope, de la altura de la puerta y clavadas a travesaños o barrotes, colocados a diferentes alturas, con un sistema de apertura

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Figura 5 Puerta de bocarón de pajar, formada por tres barrotes a los que se clavan las tablas verticales colocadas a tope, con goznes en los barrotes superior e inferior para colgar la hoja de cerco anclado al muro de piedra. Quintanalara. Burgos (dibujo J. Cuesta)

abatible de eje vertical con bisagras situadas en los travesaños y colgadas del cerco (figuras 1 y 5). Los clavos son más largos que el grueso del barrote más la tabla para que la punta sobresalga del barrote por

la parte posterior y se pueda doblar sobre el mismo para asegurar la unión. En algunas puertas «están unidas las tablas a los barrotes por medio de clavijas, se hace un taladro de parte a parte, introduciéndose

Figura 6 Puerta de acceso formada por barrotes a los que se clavan tablas verticales colocadas a tope, con largueros ensamblados con los travesaños o barrotes, con caja y espiga asegurada con una clavija de madera, y de hoja pivotante, con aldabilla para sujetar la hoja en posición abierta, argollas como tiradores al exterior y al interior y pasador por el interior para cerrar la misma (Dibujos J. Cuesta)

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la clavija a fuerza de mazo, por cuyo motivo debe ser de madera muy dura» (Arias 1893, 105). Otra variante de la puerta de barrotes es aquella en que la hoja es pivotante por lo que tiene dos largueros que están ensamblados con los barrotes a caja y espiga, en uno de los cuales están los espigones de madera de los quicios, que encajaran en las quicialeras situadas en una piedra en el suelo y en el dintel de la puerta (Fig. 6). Tanto los bordes de las tablas como los de los barrotes no están trabajados ya que las puertas de barrotes suelen estar en las construcciones auxiliares, aunque en ocasiones presentan un pequeño bisel. b - Puertas con hojas formadas por un bastidor o marco con travesaños y tablas verticales clavadas al bastidor y a los travesaños (Fig. 10), con clavos de grandes cabezas, algunas muy ornamentadas (Fig. 7). Las piezas del bastidor se unen entre sí en ángulo recto y van ensambladas a caja y espiga. En el larguero se abre una caja o mortaja y en los travesaños se labra una espiga que atraviesa todo el larguero, espiga pasante, asegurando el ensamblaje con clavijas de madera más dura (Fig. 8) o bien dando forma de falsa cola de milano a la espiga que se complementa con una pieza triangular de madera que se acuña desde el exterior para impedir que la espiga se salga de su posición.

Figura 7 Cabezas de los clavos de la puerta de la iglesia de Cisneros. Palencia (Fotografía S. Camino)

Figura 8 Imagen de la espiga del barrote que penetra en el larguero y la clavija de madera que asegura la unión (Fotografía J. Cuesta)

Las tablas están sobrepuestas sobre el bastidor y los travesaños por la cara exterior y para cerrar la posible entrada de luz o aire entre las tablas, que van a tope o separadas unos centímetros, se sitúan tablillas de peinazo a peinazo en las cajas dispuestas en los mismos por el interior y en el espesor del bastidor (Fig. 9). Las hojas solamente están forradas con tablas por una de las caras, la exterior, lo que permite

Figura 9 Vista interior de la hoja con el encuentro entre las tablillas y el peinazo, con los bordes con molduras. Las tablas de cierre pasan por detrás de las tablillas y el peinazo (Fotografía J. C. Diego)

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Figura 10 Dibujo del esquema de una fase del montaje de las diferentes piezas que componen una puerta de acceso a una vivienda, construida con bastidor y travesaños y tablas calvadas por la cara exterior, con un postigo en la parte superior con barrotes de protección y gatera cerrada por una tabla que se desplaza en la parte inferior de la puerta. Quintanalara, Burgos (Dibujo C. Fernández)

ver el sistema constructivo y medir las dimensiones de listones y tablas. Este tipo de puertas se puede encontrar en las de acceso a los edificios y en su interior así como en las

de entrada patios, naves, con diferentes dimensiones y practicabilidad: abatibles de eje vertical con goznes o bisagras y pivotantes con quicios de madera labrados en el larguero de fijas. Las puertas acceso a los edificios suelen ser abatibles de una o varias hojas y las puertas de acceso a patios y naves de dos hojas pivotantes (Fig. 11) con una hoja de acceso para personas abatible que va ejecutada en una de las dos hojas. c - El otro sistema es el de las ventanas con bastidor y entrepaños que cierran los huecos entre los montantes, travesaños y peinazos con los tableros que entran a ranura y lengüeta en el centro del bastidor de la hoja y se molduran por una o por las dos caras, la ranura que se hace en marco que recibe el tablero se hace de modo «que éste no llegue al fondo de aquella, y quede un espacio para que el tablero pueda dilatarse libremente, quedando al propio tiempo dominado por el marco, que tiene mayor grueso que el» (Arias 1893, 102). Es el mismo sistema que se emplea para hacer las puertas de cuadros o entrepañadas, pero que en la construcción popular solamente se puede encontrar en las puertas de alguna casona. Las ventanas más antiguas no tenían acristalamiento y presentaban uno o dos cuarterones de la parte superior de las hojas, sin tableros y con postigos para permitir la entrada de luz y de aire (Fig. 12).

Figura 11 Alzados de portón, por el interior y el exterior, en las que se puede apreciar la construcción de la puerta y el complejo sistema de cerrojos, pasadores y cerradura que permiten asegurar las tres hojas (Dibujos J.C. Diego)

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Figura 12 Ventana de vivienda de dos hojas abatibles con dos cuarterones por hoja, los inferiores estos cerrados por tableros y los superiores por postigos. Aunque actualmente hay restos de vidrio en la parte superior, la ventana en principio no se debió de construir para acristalar. Quintanalara, Burgos. (Dibujos C. Fernández)

Las modernas son para acristalar y no se diferencian de las que podemos encontrar en cualquier edificio antiguo de las ciudades.

HERRAJES Para permitir el movimiento y para asegurar las hojas en su posición o para reforzar las mismas e impedir su descuadre son necesarios una serie de elementos auxiliarles que suelen ser de hierro forjado y reciben la denominación de herrajes, aunque algunos de estos elementos presentan variantes en madera. Los herrajes se clasifican según las funciones que realizan:

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vada al bastidor, rematada por un tubo que entra en la escarpia de forma que la hoja de la puerta pueda girar. Aunque lo más frecuente es encontrar «bisagras compuesta cada una de dos o más planchitas o palas de hierro o latón, encorvadas por un lado formando tubo para unirlas en un pasador, cuyas palas se fijan con clavos o tornillos al cerco y a la puerta respectivamente, pudiendo prolongarse «para reforzar los ensambles de la puerta y hasta contribuir a su decoración» (Ger y Lóbez 1915, 346). En muchas puertas se pueden ver bisagras más modernas con palas de menor tamaño que han sustituido a las antiguas (figura11, bisagras que permiten el giro de la hoja de acceso de personas).

Herrajes de seguridad Herrajes que sirven para mantener las hojas de las puertas y ventanas contra los cercos. Los más sencillos suelen ser los de madera mediante cerrojos que atraviesan el bastidor de la puerta y entran en cajas abiertas en los telares de los huecos (Fig. 13). Otro sistema está formado por una barra de hierro con un ojo en un extremo donde se fija una armella clavada en la hoja y un gancho en el otro extremo que entra en otra armella o en un clavo con ojo, fijados al cerco (Fig. 14).

Herrajes de giro y/o cuelgue El sistema más utilizado en las puertas con hojas de gran tamaño es el de que las hojas pivoten alrededor del larguero de fijas para lo cual en los largueros se han labrado unos espigones «que entran, el superior en un agujero abierto en el dintel o en un collar con espiga para asegurarlo a la pared y el inferior en otro agujero hecho en una piedra, madera dura o hierro llamado quicio o tejuelo» (Ger y Lóbez 1915, 346) (figuras 6, 10 y 11). En puertas con las hojas de menor tamaño o en ventanas se emplea el gozne formado por una escarpia clavada en el cerco y la otra pieza con la pala cla-

Figura 13 Barra de madera que entra en la pared para impedir que se abra la puerta. Cuando se desplaza para abrir la puerta la barra fija el postigo. La barra dispone de un asidero (Fotografia J. Cuesta y C. Fernández)

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Figura 14 Sistema de cierre (Fotografía S. Camino)

Los pasadores que están formados por una placa rectangular que se fija a la hoja con dos grapas dispuestas para que se desplace la pieza rectangular que cuando entra en otra grapa fijada en el cerco para impedir el movimiento de la hoja, pueden tener algún ojo en la punta de forma que se pueda introducir una chaveta para impedir que se desplacen con facilidad (Fig. 11, pasador que fija la hoja batiente en la parte superior). En los portones de dos hojas pivotantes con hoja de acceso peatonal presentan numerosos pasadores de diferentes formas y tamaños para poder asegurar las tres hojas. Cierres de llave y paletón y picaportes formados por una barrilla que gira por un extremo por donde tiene la manija y se sostiene con una abrazadera clavada en la hoja y que tiene por el otro extremo una pieza en forma de nariz que encaja en una pieza de espera en el cerco. Aldabillas formadas por barra delgada con el borde exterior curvada en forma de gancho que encaja en una armella situada en el cerco o bien palomillas metálicas o de madera (Fig. 4) que giran e impiden la abertura de las hojas. En las ventanas se emplean los pasadores y cerrojos en las mas antiguas y la españoleta en las más actuales, uno de los mejores sistemas de cierre ya que sujeta la hoja abatible en tres puntos, que está formada por una barra que gira dentro de unas abrazaderas, los bordes superior e inferior están curvados en forma de ganchos de forma que al girar la barra los bordes se engancha en una piezas metálicas ancladas al

Figura 15 Portón de acceso a corral en el que se pueden distinguir: los quicios del larguero de fijas, el superior con abrazadera de hierro fijada al dintel de madera, las bisagras de la puerta de acceso de personas con las palas clavadas en el travesaño superior y peinazos que penetran en las piezas con pasador empotradas en la hoja de mayor tamaño, las escuadras de refuerzo en las esquinas del bastidor, en la tabla, para evitar el descuadre de las hojas y en el canto del mismo para reforzar el quicio inferior. Cerrojos y cerraduras para asegurar las tres hojas: un pasador en los cercos de las dos hojas grandes en la parte inferior y media españoleta para asegurar una de las dos hojas en la zona superior y las dos hojas entre sí, cerradura con llave y pasadores para cerrar la hoja de acceso de personas dentro de la hoja que hace de cerco. Las hojas tiene un rebaje a media madera para hacer de tope (Dibujo S. Camino)

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cero, y en la parte central lleva un picaporte que gira y se encaja en un gancho de sujeción de forma que las hojas están sujetas entre sí en el centro y arriba y abajo al cerco.

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misma forma. Los sistemas de herrajes presentan una variada gama de alternativas con soluciones con variantes en la ornamentación según las comarcas o el empleo de la madera y no solamente del hierro en los herrajes de cierre en determinadas zonas.

CONCLUSIONES LISTA DE REFERENCIAS En la construcciones populares la carpintería de taller es de los pocos sistema que ha empleado la prefabricación y presenta una evolución de los sistemas de armado muy depurada empleando aquellos que mejor se adaptaban a la pieza que se quería construir, por lo que en zonas en las que el resto de la edificación se construye con formas y materiales muy diferentes como muros de piedra, o de tapia, o muros entramados, tejados de centeno o de lajas o de tejas podemos encontrar puertas y ventanas armadas de la

Arias, Federico de. 1893. Carpintería Antigua y Moderna. Barcelona: F. Nacente. Cassinello, Fernando. 1973. Construcción, carpintería. Madrid: Rueda. Gracía Grinda, José Luis. 1988. Arquitectura popular de Burgos. Burgos: Colegio Oficial de Arquitectos de Burgos. Ger y Lobez, Florencio. 1915. Manual de Construcción Civil. 2ª edición. Badajoz: Imprenta y Papelería La Minerva Extremeña.

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