La Capilla de Comunión, vestigio de la antigua parroquia de Santa María del Socorro: Testigos de un principio y final de ciclo constructivo (1602-1737)

June 14, 2017 | Autor: C. Martínez Cerdán | Categoría: Historia y Teoria del Arte y la Arquitectura
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Descripción

La Capilla de Comunión, vestigio de la antigua parroquia de Santa María del Socorro: Testigos de un principio y final de ciclo constructivo (1602-1737) Cecilio Martínez Cerdán Compendiamos para La Serranica –tan querida por los aspenses por la acogida que ha dedicado durante estos 100 años a los más diversos aspectos de la cultura local y en modesto homenaje–, parte de dos trabajos publicados en la Revista del Vinalopó, números 9 y 10, que aclaran el desarrollo arquitectónico o conjunto de las fases de obra en que sobreviene la actual basílica de Nuestra Señora del Socorro entre las fechas señaladas.1 Indicábamos al inicio de aquel primer estudio (2006: 169), que el impulso dado en los últimos años al conocimiento de la fábrica del templo aspense, en dos aspectos tan fundamentales como su proceso de construcción y el levantamiento de las portadas –tan contradictorios como enigmáticos ante la falta de los originales de fábrica–, fue debido a una ardua labor de recopilación documental en muy diversos archivos de Elche, Novelda y Orihuela, principalmente. Pero también a un examen riguroso de la obra como primer documento, más allá de su descripción –tan aparente o engañosa, como ha resultado, por los añadidos, réplicas, menguas o remodelaciones que toda obra conlleva con el tiempo. Y, desde luego, testigo indiscutible donde deben encajar las pruebas documentales y someterse, sin enmienda, las interpretaciones historiográficas. Con esta metodología, claramente científica por atender exclusivamente a las fuentes legítimas o de primera mano, y sólo a las secundarias cuando nos fuesen avaladas por las llamadas primarias, acometimos el estudio que nos permite contemplar por vez primera el conjunto de las fases correspondientes a los tres edificios parroquiales que, a inmediaciones los unos de los otros y bajo una misma titularidad, nos aparecen en Aspe entre 1602 y 1737: La antigua parroquia de Santa María del Socorro, la intermedia y la actual. Añadiendo a ello que no cabe ya la confusión entre siglos de la actual basílica con la iglesia intermedia del siglo XVII, como había tenido lugar ante la falta de la documentación básica para el tema y bajo una atención preferente a su descripción. Como tampoco la hay entre la iglesia del actual Sagrario o antigua de 1602, que es aprovechada y recompuesta entre 1722-1728 para capilla de la comunión, con aquella otra que hemos llamado intermedia. Así concluyó Luisa Sempere Vilaplana en base a fuentes secundarias, partiendo de Manuel Cremades y Vidal Tur –con inadvertencia u omisión de Montesinos y en seguimiento estricto de la Noticia circunstanciada: (...) la primitiva (iglesia) del siglo XVII (c. 1643-1676) es hoy la convertida en Capilla de la Comunión, y la actual del siglo XVIII (1996: 86).2 Sin embargo, cuatro años después, documentos notariales 1

Martínez Cerdán (2006b: 169-195 y 2007: 137-163). La Noticia...1739 (Asencio Calatayud, 1982: 37) es un documento básico o primario para el tema de Señoríos, pero secundario al asunto de la fábrica parroquial, como ha quedado demostrado en contraste con cualquier documentación de primera mano (Visitas Pastorales, Protocolos, etc.). Prescindió en su informe de los 6 primeros años de obra (1722-28) de los 15 reales para la última fase (1722-1737), lo que representa un 40 % del total. Porcentaje que llama a la atención por la desproporción respectiva entre ambas obras, pero el cual ha de ser visto no sólo como efectiva construcción de la Capilla (e iglesia provisional), sino como el inicio o apertura de un Plan constructivo para todo el conjunto y ensanche de la 2

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advertían de la compra de una casa al arrimo de dcha. Iglesia para el efecto de hacerse capilla de Comunión (Mejías López, 2000: 97). Precisamente la parroquial intermedia del siglo XVII que la autora vio en la Capilla y no a inmediaciones de ésta como otra fase del proceso. Inmaculada Vidal, más recientemente (2004), reparando ya en Montesinos y en todo lo anterior, pero con inobservancia de las plantas de la Iglesia y su Sagrario publicadas por Candela y Mejías (1998: 347) y, posteriormente, por Mejías López (2000: 96),3 tampoco se percata de esta iglesia antigua que es la actual Capilla, agregada o adosada a otra iglesia y remodelada a los efectos (como testimonio vivo que es), precisamente en esa última fase del proceso constructivo que la autora estudia y supone que abarcaría tres periodos: 1722/23 hasta 1726. Tras el cual, y después de una paralización de las obras, se reanudaría y habría dos periodos correspondientes a los cuatrienios: 1729-1732 y 1733-1737 (Vidal Bernabé, 2004: 182). Concluyendo en sus estimaciones: Hay que desechar, por tanto, la teoría tradicional de que se trata de un templo iniciado hacia 1642/1650. (Ídem: 181). Cuestión que para nada encaja estudiando “la actual configuración del templo”, como nos ha expuesto cinco líneas arriba (Ibídem), respecto de ese primer periodo que supone entre “1722/23 hasta 1726” y que nosotros establecimos entre 1722-1728.4 Opinión que desestimamos por desmentirla el examen de la propia obra de la Capilla, donde nos encontramos con una parroquial más antigua incluso que la nueva que se iba a reedificar para ensanche y más ámbito (con derribo para su reedificación, pues, de la “tradicional” que la autora desecha entre fechas de 1642/1650, y que nosotros llamamos intermedia). Por lo que sí tenemos una parroquial –reconstruida y conservada en gran parte– que es precisamente la anterior de la que nos es anulada. Como lo sería también la planta de aquella intermedia incluida en la actual.5 Tampoco matiza la autora los conceptos antedichos de reedificación y en qué modo afectó ésta a su planta y alzados, desatendidos en todos los sentidos para las dos parroquiales que aparecen entre 1722 y 1737 y con anterioridad a la actual. La historiadora deja el estudio del proceso, legítimamente, para “un próximo trabajo” (todavía inédito). Pero respecto de las nueva que se va a reedificar (compra de casas, demoliciones, trazado de calles, etc.). Véase mayormente en el capítulo “Discordancias historiográficas antiguas y consiguiente controversia de la historiografía más reciente” (Martínez Cerdán, 2006: 173-176). 3 No obstante sí conocidas por la autora al habérselas facilitado uno mismo, y con todo lo que ello constituye, como lo hace la propia obra a su interior y exterior. 4 (Martínez, Martínez y Sala, 2005: 71). La historiadora adelantó en su citado artículo un capítulo intratitulado como “...Breve revisión de su proceso constructivo” y siempre en referencia a “la fábrica del actual templo parroquial” (por tanto solo a su última fase constructiva). En él tampoco nos advierte sobre examen alguno de la obra para su “próximo trabajo”. 5 El hecho de que se hayan constatado enterramientos en las capillas de la iglesia entre 1729 y 1735, durante el periodo para reedificación, evidencia que la planta de aquella intermedia quedó absorbida por la actual. Igualmente por el ámbito de su nave central, cuyas dimensiones duplican prácticamente a las de la anterior por lo que hace a las proporciones de un retablo mayor del Seiscientos en relación con su nave. Por las medidas de sus retablos mayores podemos saber, con gran aproximación, que la actual nave dobla, entre contrafuertes interiores (19 x 11,50 m.), las proporciones de la intermedia; cuyas medidas no sobrepasarían los 10 x 6 m., como prueban las dimensiones del retablo mayor del siglo XVII (7,80 x 4,80. Descontando en esta altura las medidas que pudiera tener su predela original más las gradas de acceso al presbiterio, que suman en su actual ubicación 1,43 m.). Pues como señaló Martín González (1993: 3): (...) en primer lugar un retablo se arbitra en comunidad con la estructura interior de los muros y bóvedas. V. al respecto Martínez Cerdán (2007: 146-147).

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interesantes afirmaciones que nos intercala en su avance,6 no nos proporciona las fuentes originales; sino que tirando de nota en nota se nos conduce a un libro “en prensa” desde 1987, expuesto en 1990 con el título de Escultura decorativa del barroco alicantino. Véase Vidal Bernabé (1990: 295).7 En toda esta tesitura la autora acomoda la discordancia entre las fechas que dan la Noticia y Montesinos para el inicio de las obras –de cinco años– pensando que se debe a una contradicción más aparente que real (2004: 182). No obstante, en argumentación de su conjetura y casación con lo anterior (aunque sea del todo incasable de por sí una diferencia de años sin otra justificación), supone acertadamente al decir: “En nuestra opinión pudo ocurrir que el templo se iniciara por la Capilla de la Comunión que forma pared mediera con la cabecera de aquel” (Ibídem). Por lo tanto, con conocimiento de todo ello, no cabe sino avalar a Montesinos nuevamente; ya que “el anónimo redactor de la Noticia circunstanciada” nada “alude”, insinúa o manifiesta, respecto de un primer periodo de obras con anterioridad a julio de 1728 (en que se nos dice muy claramente que se prinzipió la obra), de lo que la autora sí nos sugiere y acopla en dicho artículo (Ibídem). Pero lo que resulta más extraño es que entrando al periodo de un proceso no se adviertan y contemplen otras fases que son contiguas a ese conjunto de “obra actual”. Pues, de otro lado, los informes de D. José Montesinos (contrariamente a la Noticia) han quedado totalmente acreditados para todo el periodo final de obras por la más diversa documentación primaria, tanto notarial como eclesiástica. Así, por el tomo XV de su Compendio Histórico Oriolano, sabíamos que: La Iglesia antigua, q. como va dicho, era toda de tapias, y de mala construcción, se demolió, y hechó a tierra, de orden del Ilmo. Sr. D. fray Salvador José Rodríguez de Castelblanco, dignísimo Obispo de esta Diocesis, quien estando ya demarcado el Sitio (...) puso la primera Piedra en el día 12 de Mayo del año 1723: con varias Monedas de aquel tiempo (...) (f. 274).8

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Se nos informa, p. ej., de “la adquisición de hasta seis casas (...) en virtud de un decreto del Duque de 16 de octubre de 1728 (...) para ensanche de la Yglesia que se ha de fabricar en esta dicha villa” (Ibídem). 7 Nuevamente se nos remite en 2004, respecto de las fuentes, a dicho libro sin publicar (pp. 216-217). Esta vez como op. cit., en notas 68, 80, 84 y 94, pero sin referencia alguna antes del primer op. cit., lo que no es legítimo. O sea, sobre fuentes existentes en un libro inexistente que nos invalida su trabajo. Se trata sin duda alguna de la tesis doctoral inédita, de la que nos aparece en Internet una ficha resumen con ese mismo título (U.N.E.D., Madrid, año 1986). Aquí con otro año, no es errata. 8 Véase el magnífico calco de esta página del manuscrito, con dibujo de la primera piedra, en Martínez Pérez (1984: s/pág.). Sobre las monedas que se hurtaron de la primer piedra que se puso en los zimientos de la Iglesia, avalando a Montesinos, vid. Mejías López (2000: 98). Por otro lado, no debemos confundir esta Iglesia antigua (c.1650-1722) que nos señala aquí Montesinos, con la más antigua parroquia (1602-c.1650), como el propio autor nos precisó y veremos más adelante. Puesto que la primera nos resulta igualmente antigua en el contexto temporal de las obras que se inician en la década de 1720 con el proyecto para su reedificación en actual basílica. De esta intermedia hemos sabido que deviene en yuxtapuesta o arrimada a la anterior cuando se alargó esta iglesia al añadirle un crucero y retraer el presbiterio (d. 1667- a. 1686). Tanto por lo que expresa en su testamento el rector de esta parroquial Francisco Galván (†1686): es ma voluntat ser soterrat en lo pla del crusero desta parroquial davall la llantia (lámpara) del altar major; como por lo que se desprende de la causa seguida en 1677 en el tribunal de la Gobernación de Orihuela (fallada a su favor) y sobre el derecho que tenía el Rector a la capilla del Nombre de Jesús (de esta Cofradía entre 1632-1655, al menos). La cual, situada en la plana del presviterio, había sido adquirida diez años antes para su entierro y el de sus parientes, con licencia, para abrir, y cavar un vaso, como expresa el jus sepeliendi de 1667 y por el que sabemos también que sus familiares sí eran enterrados allí desde agosto de ese mismo año. Véase con

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(...) y haviéndose concluido, se bendijo (...) por el ISS.mo S.r D.n Josef Flores Osorio, Obispo de esta Diócesis, en la tarde del Sabado, día 1. de Septiembre del año 1737: en ella se trasladó con solemne procesión (...) el S.mo Sacramento (f. 275).9 Y, por fin de esta breve reseña de enunciados, por parte de los más flamantes tratadistas que se han ocupado de nuestra parroquial, es de señalar la confusión en que nuevamente recae –por seguimiento de Luisa Sempere– una tesis doctoral bastante reciente de Pablo González Tornel (2005): La reciente datación de las obras de la iglesia entre 1728 y 1737, diferenciándola de la primitiva iglesia trazada en el XVII por Francisco Verde y construida por éste y por Pere Quintana, abre nuevas posibilidades sobre los participantes en la construcción y decoración del edificio (p. 325). Esta construcción seiscentista correspondería a la actual capilla de la Comunión, siendo la iglesia actual datable entre 1728 y 1737 (p. 232).10 Hoy, ante nuevos datos y en casación de todo, podemos objetar estas afirmaciones con rigor. Indicando además que los testimonios de cualquier orden relativos a la Capilla, tanto por sí misma como testigo que permanece, como por los documentales (e incluso los historiográficos antiguos, en especial D. José Montesinos), han sido de vital importancia para el conocimiento del conjunto de obra y sus fases. Pues en todo momento nos han aportado datos sustanciales que nos han aclarado no sólo ya su propia enjundia (cíclica), sino de la respectiva a la parroquial precedente (intermedia), como de la subsiguiente (actual basílica). Su estudio, por tanto, cotejado con los datos fiables o legítimos, resulta sustancial para el entendimiento del proceso constructivo de Nuestra Señora del Socorro a lo largo de los 135 años que registramos. Y mayor aún sería la dilatación de este proceso, aunque para nada afecte ya de grado a su arquitectura, considerando que la actual basílica no quedó exenta del entramado urbano (abriendo Callejón de los Novios), hasta la fecha de 1753 en que don Cebrián Ruiz, cura de la Parroquial, había hecho súplica en febrero de ese año al Duque de Arcos: (…) a fin de que se sirviese hacer compra de dicho pedazo de Bodega para que ésta se derribase y de su sitio se formase un callejón para que de éste modo quedase Aislada la referida Iglesia y que al mismo tiempo se lograría que las aguas pluviales tendrían salida por dicho callejón por aquella parte, porque éstas se consumían entre las mismas paredes de dicha Iglesia resultando grave perjuicio en ella y atento a lo cual se mandó por dicho Ex.mo S.or (…).11 mayor detenimiento el grueso de todo este asunto en Martínez Cerdán (2006b: 190-192), como de su confrontación y concordancia con otras cuestiones conexas. 9 Confróntese esta fecha de bendición con la que nos proporciona Vidal Bernabé (2004: 183), quien citando la misma trascripción de Montesinos en la página 182, repite la misma fecha en la siguiente, diciendo que: (…) de acuerdo con fehacientes e inéditos datos documentales, en los primeros días de septiembre de 1737 se colocó el Santísimo en la nueva iglesia y se bendijo el templo. En nota 26 (p. 214), sin trascripción, cita sólo esta fuente: “A.M.N.: Notario José Pérez y Cañizares, año 1737, ff. 74 -75”. Ya hemos señalado en otros lugares que el libro de este notario (1735-1738), que nos fue dado a conocer por la autora en 1990 (p. 252), está desaparecido del Archivo Municipal de Novelda. 10 En Arte y arquitectura en la Valencia de 1700. 11 A. M. N. Protocolo de Francisco Llopis Gumiel, 1753. Venta: Alonso Terol de Torres = Al Patrimonio del Exmo. Señor. Aspe, 23 de febrero de 1753, ff. 61-61v. Inmaculada Vidal ha considerado el templo, sin respaldo alguno, como “edificio exento” y “fábrica exenta” desde la fecha de su finalización en 1737 (2004: 180 y 181).

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Por este documento, en unión de otros, podemos deducir que la antigua bajante natural hacia el río Tarafa, desde Teodoro Alenda a Genaro Candela, fue obstruida perpendicularmente por el murallón del lado epístola de la Iglesia cuando fue reedificada para ensanche y mayor ámbito (1728-1737). Pues el documento nos manifiesta sin duda un impedimento para la salida natural de las aguas (frontal, se entiende). Pero, es más, al añadir por âquella parte (pudiendo entender en ello la existencia de otra salida) y unido a que éstas se consumían entre las mismas paredes de dha. Iglecia resultando grave perjuycio én élla, abre la posibilidad de que en determinados momentos –al menos– no tuviesen salida lateral por la calle 1: Observamos idéntica anchura de calle que Sacramento hacia El Hondico, aun a pesar tiene la 2ª capilla suprimida a los pies de la de la existencia de esta calle y por el Epístola del Sagrario. 12 obstáculo, quizá, de una puerta de cierre. Mas todo lo cual, sin embargo, todavía resultó insuficiente para algunas avenidas (abierto ya Callejón), como quedó probado 32 años después que sepamos, al aflorar los huesos de los fieles en 1785: (...) en el citio de la Iglesia vieja por haberlos descubierto la continuación de lluvias.13 De aquí, en suma, que nos resulte primordial desentrañar el meollo que representa su evolución arquitectónica a partir de ella, por encontramos con un verdadero ciclo de obras que en su última fase culmina donde se inició. Dado que la antigua construcción de 1602, recortada y reconstruida en parte, ha sido retomada 126 años más tarde –sin que sepamos de sus usos, desusos, cesiones o abandono durante un intermedio de 72 años aproximadamente (c. 1650-1722)–, como parroquia provisional y futura Capilla de la Comunión, como nos revelaba ya de modo bastante explícito y completo esta fuente: Por (...) hallarse continuando la obra de la nueva iglesia y celebrarse y servir al presente la que en adelante esta destinada para capilla de Comunión.14 E igualmente, nuevas fuentes primarias que abajo subrayamos, han profundizado en idéntico sentido a como lo hacían otras muy anteriores y del todo fidedignas,15 imposibilitando nuevamente aquella confusión a que hacíamos referencia:

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Hipótesis que no resulta desdeñable, no sólo por lo reflejado en el documento, sino porque en la recomposición de la antigua iglesia para Capilla (1722-28), pudo permanecer parte del murallón epístola de la antigua iglesia, aprovechando el arco de su segunda capilla a los pies como un cerramiento más de la villa a ese lado. Nótese la coincidencia de estas cimentaciones con el ancho de calle en el plano escalado con el callejero de 1890 (fig. 1). Gráfico del que sentimos no poder ofrecer mejor calidad, aunque resulte apreciable). Cfrs. estas diferencias con las del actual callejero (fig. 15). 13 (Martínez Español, 2004: 38). 14 Se dice en la visita de 1734 por el obispo D. José Flores Osorio. También las de 1729 y 1732 por el mismo obispo, al igual que D. José Montesinos para el año de 1730, ahondan en lo mismo (Martínez, Martínez y Sala, 2005: 80-81). 15 En 1723, respecto de una “Capilla del señor san Miguel Arcángel establecida nuevamente en la de la Comunión, que se haze al arrimo de la Iglesia Parroquial de dcha. Villa, con el derecho de enterrarnos (...)”. Mejías López (2000: 97).

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(…) que atento en el año pasado de mil setecientos veinte y dos, entre otros de los Electos que se nombraron por dho. Rvdo. Clero para las obras de la Capilla de comunión, agregada a dha. Iglesia, fue uno de ellos el Lzdo. Franco. Coloma (…) para que como tal Electo, fuese de su quenta y cargo el cobro, de qualesquiera cantidades de maravedís y otras cosas que se destinaren, para dha. obra, (…) y no se puso por escrito (…).16 Pero mayormente aún nos lo aclaró D. José Montesinos, precisamente al ocuparse de las más antiguas parroquias de Aspe, por la suma nitidez con que lo expuso en el subrayado final que hacemos de esta trascripción: Sobre lo q. dicen algunos q. en Aspe huvo tres Parroq.s en años anteriores, es noticia falsa, y digna de desprecio, pues siempre ha abido una sola con el título de Santa María del Socorro (f. 270) como lo acreditan las Bulas Pontificias, De estos Reynos, y actas de visitas tanto de los Obispos de Cartagena, como los de Orihuela. La q. dicen q. se titulaba de Santiago en jamas se ha descubierto tal Iglesia, por lo q. hace a la de Sn. Juan Bautista, nombrada en una visita antigua q. dize: q. de la Parroquia de Santa María paso S. S. Rev.ma a visitar la Iglesia de Sn. Juan Bautista: Se debe suponer q. esta iglesia q. existía donde ahora estan la Casa de la Villa, y Hospital, era un Oratorio publico de tapias, Destinado para cathequizar a los recien convertidos, segun las disposiciones del Il.mo S.r D.n Matheo de Lang, Obispo de Cartagena: Y lo que al presente es la sumptuosa Capilla de Comunión era la antigua parroquia de Santa María del Socorro (f. 271).17 Por otro lado, en referencia al contexto histórico y disposiciones canónicas del momento, nos encontramos con una iglesia nuevamente fabricada en 1602 sobre otra anterior y más pequeña de Santa María, su precedente inmediato y antigua Mezquita.18 Joaquín Martínez Valls (1982), en su trascripción de la Erección de Curatos en los lugares de moriscos del Obispado de Orihuela (Expediente de 1597),19 realizado durante el episcopado de don José Esteve Juan, nos dice en referencia a Aspe:

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A. M. N. Protocolos de Joseph Mazón. Nombramiento y aprobación de Electo. Aspe, 25 de julio de 1725, f. 30. Y en el mismo tenor esta otra: En nombre de electo que soy de la obra de la Capilla de la Comunión que se fabrica al arrimo de la Iglesia Parroquial de dha. Villa, y da todo su poder Francisco Coloma, presbítero electo, para todo tipo de pleitos. (A. M. N. Idem, Poder. Fco. Coloma a Miguel Lloret... Aspe, 23 de julio de 1725, f. 29). 17 Montesinos (op. cit., t. XV). Insistimos en que las informaciones que nos proporcionó este historiador han quedado totalmente respaldadas para estas fechas en todo lo que nos ha sido posible comprobar (obispos, visitas, fechas, anécdotas, etc.). Otra cosa distinta es cuando trata de tiempos más remotos, como habían reparado también otros autores (igualmente ocurre con Vasari, Palomino, etc.). 18 A esta nueva iglesia es trasladado el Santísimo en la tarde de 1 de diciembre de 1602 en procesión desde la iglesia de San Juan, primera parroquial de Aspe. Por la visita de don José Esteve Juan, cabe deducir que ha cumplido con la función de parroquia mientras han durado las obras de la nueva iglesia fabricada por un gasto en trasladar el Santísimo: dos cents reals per ajuda als gastos que se ha fet en la festa de la benedició (f. 6). Consignando el obispo en 2 de diciembre que fabriquen hospital; porque el actual, al ser reconocido por el visitador general, se encontraba tot caigut de tal manera que nos pot havitar en ell perque esta fet un solar, y que habiendo tenido que enviar a los pobres al hostal, se entendía que éste no era lugar donde pudieran ser recogidos con comodidad. (f. 4v). A. P. D. O. A. Libro de Visitas Pastorales y de Procesos de Apellidos, de los Obispos Esteve y Balaguer (1574-1609). 19 “Los moriscos de la diócesis de Orihuela a finales del siglo XVI y legislación particular canónica sobre los mismos”. En AA. VV. Anales de la Universidad de Alicante. Facultad de Derecho, nº 1, 1982, pp. 243-272.

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Hay iglesia parroquial con la invocación de Santa María, que es la misma que antes era mezquita (...). (p. 256). Como la iglesia es la antigua mezquita y amenaza ruina por su antigüedad, se pide que se edifique otra nueva y una vez concluida se derribe la antigua mezquita pasando sus bienes a la parroquia nueva, y la administración a cargo del Ecónomo y Rector. (p. 257). Y, así mismo, en la traducción de la bula de Clemente VIII Apostolici Muneris... (cursada en 28 de mayo de 1602, primer libro de Mitra, folio 181), realizada por el presbítero don José María Navarro, se dice: En ella está la Iglesia Parroquial bajo la invocación de Santa María, es decir, la que en otro tiempo fuera mezquita de los moros, según se demuestra de su propia estructura (...) Y porque la Iglesia en la cual hasta el presente el Pueblo se reúne y se celebran los Divinos Oficios en otro tiempo era Mezquita de los moros, según parece evidente de su propia arquitectura y por razón de la antigüedad amenaza ruina, en el mismo sitio se edifique una nueva Iglesia según sus propios diseños y a expensas de la Universidad, edificada la cual, la vieja Iglesia, en otro tiempo Mezquita, sea destruida totalmente sin que permanezca vestigio alguno.20 Así, en todo este análisis, entrando ya a un examen directo de la obra, lo primero que advertimos sobre esta insólita Capilla de Comunión, en cualquiera de sus detalles a interior y exterior, como en planta y alzados, es que su configuración no responde a la de los Camarines o Sagrarios al uso de las disposiciones contrarreformistas; sino que verificamos que se trata de una pequeña iglesia, también trentista: Nave central con capillas entre contrafuertes interiores, crucero, cúpula, cornisamento, lunetos, etc. Siendo por ello el testero de la actual basílica uno de los más singulares, como podemos comparar en estas plantas al mismo tamaño y distinta escala (fig. 2).21

2: Plantas de Santa Maria de Elche (Navarro Mallebrera, 1980: 115), de Nuestra Señora del Socorro (Candela y Mejías, 1998: 347), Sant Andrea de l´Valle e Il Gesú (Morales y Marín, 1987: 29).

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Curato de la Iglesia de Aspe. Su erección y renta. En Asencio Calatayud (1982: 6). Debemos este examen de obra, primero que se hace, al aparejador José María Martínez Cerdán (restaurador de la bóvedas del Convento de Franciscanos de Biar, Casa de la Tercia, Santuario de las Virtudes e Iglesia de Santiago de Villena), por sus inmediatas y acertadas explicaciones del conjunto – con desconocimiento, a priori, de las noticias documentales que teníamos–, así como a las aportaciones de José María Martínez Gómez, arquitecto, que nos ha señalado interesantes indicaciones a pie de obra y elaborado los dibujos de las capillas y las plantas a escala con el callejero. 21

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Un estudio de la planta realizada por María del Carmen Pérez y Jaime Prieto,22 demuestra un recorte perimetral de esta iglesia antigua, con notable reducción en la profundidad del crucero y capillas al Evangelio (fig. 3).23

3: Restitución aproximada de la iglesia antigua (1602-c.1650) con las ocho capillas y campanario que aparecen ya en 1628 y cimentaciones a la calle Sacramento. Dibujo de José Mª Martínez Gómez añadido a la planta citada. Escala original 1: 150 (Cf. con fig. 15).

Con levantamiento de una pared medianera fabricada en ladrillo (Pérez y Prieto, 2004: 25), cuya testa de 45 cm. afronta a la fachada (figs. 4-5-6).

4: Testa de la medianera que afronta a la calle Sacramento en alero intermedio (Nótese como éste sobrepasa el esquinal de sillería. V. t. en fig. 13). 5-6: Resalte de la medianera que protege el encuentro sobre la cubierta de la Capilla, en el tramo donde la bajante de aguas que desaguan por la gárgola, batiendo contra el cierre, es más pronunciada.

Pared que se realizó a cartabón o falsa escuadra, en pérdida total (con una desviación de 1,51º) hacia el enorme machón o pilar de fábrica rectangular que observamos en fig. 3 (P). Machón que estaría soportando las distintas fuerzas en derredor por la ausencia total de muro, prácticamente a partir de la pequeña puerta que comunicaba con el presbiterio, hoy cegada; y desviación que buscaría la escuadra con la planta de la iglesia intermedia o paralela con el antiguo hastial.

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“Capilla de la Comunión de la iglesia de Nª Sª del Perpetuo Socorro”. Planta: Escala original 1/50 Universidad de Alicante, Arquitectura Técnica, curso 1985-86. Vid. de los mismos autores (2004: 28). Vid. t. Mejías López (2000: 96). 23 V. t. al interior en fig. 8.

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Al interior encontramos seccionadas por su mitad las pilastras entre capillas en encuentro con el paramento de los pies, como empotradas a él y sin sentido alguno en una obra nueva (figs. 7-8).

7-8: Detalles de obra al interior de la Capilla de Comunión: Sección de las pilastras que son testigo de la supresión de capillas a los lados epístola y evangelio, respectivamente.

Al igual que su pavimento por debajo del nivel actual de la calle (fig. 9); lunetos cegados (fig. 10) y cornisamento recortado para dar cabida al retablo clasicista del siglo XVII (figs. 11-12).24

9: Ingreso al Sagrario, hoy con un desnivel de 25 cm. 10: Nótense los lunetos cegados, el reducido crucero (con la puerta que accedía al presbiterio, hoy trastero) y el encuentro de la 2ª capilla con el muro de los pies (con acceso a iglesia en desnivel de 54 cm.).

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Ello es una prueba más, entre otras que señalamos en su momento (Martínez Cerdán, 2006a: 164), de que el retablo mayor de la iglesia intermedia del siglo XVII, dedicado en su origen a Nª Sª del Socorro, fue trasladado al Sagrario y adaptado al muro de su capilla mayor, seguramente cuando se inició la construcción del mayor de la basílica a mediados del Setecientos. Cfr. con anotación 5.

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11-12: Detalles del recorte de las cornisas que forman el entablamento, ajustadamente desde la cabecera hasta el grosor del retablo.

Al exterior esquinales de sillería con que remata la obra nueva a ambos lados del conjunto, indicándonos también (como ha hecho la documentación) que se trató de dos obras separadas; donde primero se levantó la Capilla como iglesia provisional (conservando parte de sus antiguas dependencias, actual despacho), y seguidamente la actual (figs. 13-14).

13-14: Esquinales de sillería sobre el zócalo que circunda la obra nueva, testigos que diferencian el levantamiento de ambas obras, con conservación de dependencias en calle de Santo Tomás (actual despacho y quizá parte de la antigua sacristía de la iglesia provisional).

Nos encontramos por tanto con la ubicación de una iglesia cuya orientación, acorde con la orografía del terreno en las fechas, discurre en la misma dirección (desde los pies a su cabecera), que lo hace la bajante hacia el río Tarafa, desde Teodoro Alenda a Genaro

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Candela. Con la supresión de las cuatro capillas a los pies que nos aparecen ya en 1628 más su torre campanario (sin que hayamos podido saber del lado exacto de su ubicación),25 pero cuyas cimentaciones están sin duda en la calle Sacramento (fig. 15).

15: Escala de la basílica y recomposición aprox. de la iglesia antigua con el callejero actual: Intervención de José María Martínez Gómez a partir de Candela y Mejías (1998: 347). Nótese la bajante de aguas hacia el río Tarafa, desde Teodoro Alenda en dirección a Genaro Candela.

En cuanto a las orientaciones terrestres que observamos en este gráfico para las tres parroquiales (coincidentes con las del plano de 1890), y contemplando la intermedia inscrita a escuadra en la basílica que la duplicó, notamos también su ajuste con cada momento histórico: La antigua y anterior mezquita mantiene una orientación Norte-Sur –siempre desde su cabecera a los pies– conforme “a imitación de la Mezquita de Córdoba, y por error” (Candela y Mejías, 1998: 353), con una ligera declinación aprox. de 10º al Norte del Este (Sin que tengamos la fecha estacional en ninguno de los mapas consultados). Mientras que los ejes de la intermedia y la basílica, determinadas éstas 25

V. gráfico en fig. 17 con la relación de capillas (Vacante la 2ª a los pies de la Epístola en 1628).

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por la anterior (yuxtapuestas perpendicularmente a ella, acercada una y unida la otra), se orientan de Este a Oeste con idéntica caída. Más claro resulta respecto de las orientaciones naturales con las coordenadas geográficas del callejero actual, al advertir en este plano –sensu stricto– una orientación E-W de la basílica conforme al solsticio de junio (festividades de San Juan Bautista y de Nª Sª del Socorro, días 24 y 27), puesto que el orto del Sol cae en este Trópico 27º al Norte del Este (fig. 16). Lo que no resulta disconforme –al igual que ocurre con la orientación de muchas otras iglesias de la zona erigidas en la mitad del Seiscientos– con la implantación de las Advertencias para los edificios... del arzobispo de Valencia Isidoro Aliaga en 1631.26

16: Orientación al solsticio de junio.

Ahora bien, si como decíamos sus fundamentos están en la calle (como probamos nuevamente aquí por todo lo expuesto y lo que nos indica la propia obra), y nada más hemos podido conocer por otro lado de las primitivas proporciones de aquella antigua iglesia, sí debemos aclarar que no ha sido por falta de oportunidad y conocimiento a partir de 2006. Pues las calas pertinentes para el adoquinado de la calle a los pies de la Capilla, en cumplimiento de la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano 4/1998, nos hubieran proporcionado lo que ya advertíamos. Así lo señalamos en su momento (Martínez Cerdán, 2006b), repitiendo igualmente ahora que todas las cuestiones planteadas arriba: “(...) nos advierten sobre el cuidado a tener en futuras prospecciones al exterior, o maniobras de cualquier tipo en el subsuelo de la calle. Concretamente hacia los pies de la capilla, como se observa en el plano escalado con el callejero [fig. 15]. Pues es bien claro que nos podría proporcionar perfectamente las dimensiones de aquella iglesia, como desvelarnos en consecuencia los datos que arriba suponemos, entre otros añadidos” (pp. 182-183). Prueba de ello ha sido una Memoria ineficaz que, registrando no obstante todas las intervenciones desde los meses abril a noviembre de 2007, ha resultado del todo infructuosa. No sólo porque nada contemple del citado estudio,27 sino porque no recoge en sentido alguno, ni gráfico ni por escrito, las exploraciones adecuadas al sitio arqueológico; como nos descubre ella misma en su Conclusión para la calle Sacramento

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Véase sobre ello el interesante artículo de Candela Guillén (2000: 91). En cuanto a las variaciones de orientación que manifiestan muchos edificios religiosos se han de tener en cuenta múltiples factores, a veces relacionados: Tanto a los solsticios y advocaciones como a distintos cálculos astronómicos; motivos orográficos que limitan o antecedentes de fundaciones religiosas que determinan; como los propiamente históricos por “tradiciones de la Conquista” o por “razones de prestigio religioso y de legitimidad política” (Calvo Capilla, 2007: 143). 27 Como sí debiera en toda reflexión al ser conocido por el anterior equipo de gobierno que inició las obras, como por el propio hecho de tener conocimiento de ello la directora del Museo Histórico Municipal. Estudio, por tanto, que ha sido omitido de la bibliografía de la Memoria, la cual sí incluye otros que, sin menoscabo alguno para otros asuntos, nada aportan o son caducos al efecto.

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al no significar más que: Por debajo de los 25 cm. de asfaltado y gravas se encuentra el suelo arqueológico.28 Como suele decirse se ha pasado por encima una vez más, concienzudamente, como ya ocurrió en la Plaza Mayor al incumplirse el artículo 60 de dicha Ley de Patrimonio: “por falta de las preceptivas catas arqueológicas” y por parte de un equipo municipal que, precisamente, ha sido muy partidario de la Memoria histórica y del Queremos saber. O sea.29 17. Esquema de planta irreal con la ubicación de las capillas desde 1628 a 1722; válido, con las salvedades explicadas sobre Plana y Crucero (entre 1667-1686), para las dos parroquias anteriores a la actual: antigua e intermedia (v. nota 8). Se recogen la invocación y los patronos cuando fueron indicados en las Visitas Pastorales. En Martínez Cerdán (2006b: 191).

18: Fot. del autor: Estado de las obras de adoquinado, hasta la portada de San Juan, en agosto de 2007.

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En cuanto a la imagen que reproduce la intervención en el lugar hemos tenido que adivinar, contando las losas de la acera, su correspondencia con los pies de la Capilla. Pues no nos sitúa, como sí se hace en otros lugares al comparecer junto a las zanjas zócalos de casas, comercios, etc. (Fig. 18). 29 Recientemente hemos encontrado en este enlace (http://eupvnoticiescs.bloc.cat/post/3131/64796), información sobre las obras de la Plaza Mayor, publicada en la web por el grupo EUPV en 4 de abril de 2006, de la que extractamos este párrafo: El Servicio de Patrimonio Arqueológico, solicita que se realice un "nuevo proyecto adecuado a las características y naturaleza de la intervención y la obra a ejecutar", así como que se debe realizar "bajo una dirección facultativa adecuada y con amplio currículo en este tipo de obras", desaconsejando la capacitación de la dirección facultativa propuesta por el Ayuntamiento, por mantener "una serie de expedientes abiertos en la Dirección Territorial de Alicante, que desaconsejan su capacitación para la dirección de la misma". Pues de acuerdo con el artículo 60 y los antecedentes que obran en esta DT de Alicante "la actuación a desarrollar debería ser la de la realización de catas arqueológicas con anterioridad a las obras, dado que se desconoce completamente el tipo, naturaleza y características de los posibles restos arqueológicos, los cuales de existir no podrían documentarse adecuadamente al mismo tiempo que la ejecución habitual de este tipo de obras".

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