La biblioteca de Calatrava la Nueva: 1526-1803

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Descripción

La biblioteca de Calatrava la Nueva: 1526-1803 Juan Zapata A/arcón

Universidad de Castilla-La Mancha

El origen de la biblioteca del Sacro Convento hay que buscarlo en el «arma­ rium» o «armariolum» cisterciense, nombre asignado a los pequeños recintos diseñados para albergar los libros de lectura de los monjes. Las características de la biblioteca calatrava durante sus primeros momen­ tos aún constituye un enigma, debido sobre todo a la falta de pruebas docu­ mentales, obstáculo con el que se encontró Casado Quintanilla a la hora de estudiar el período bajo medieval 1• Sin embargo, la época moderna ofrece una información algo más precisa, motivada por la existencia de un mayor número de documentos entre los que destacan los libros de visitas del Sacro Convento. En éste caso, nos basaremos fundamentalmente en tres índices bibliográficos concernientes a los siglos XVI, XVII y XVIII, aunque contamos con otro de menor cuantía realizado en marzo del año 15002. Éstos nos servirán como punto de partida a la hora de tratar la evolución y características de la biblioteca de Calatrava durante la Edad Moderna, período que nos ofrece un campo de investigación lo suficientemente amplio, como para poder llevar a cabo un profundo análisis que nos muesh·e la evolución de los cala1 Bias CASADO QUINTANILLA, «La Biblioteca del Sacro Convento de Calatrava», en Espacio Tiempo y Forma. Historia Medieval, núm. 2, Madrid, 1989, págs. 65-120. 2 Dichos inventarios se encuentran ubicados en el A.H.N., Secc. 0.0.M.M., Calatrava, Consejo, leg. 4401, años 1500 y 1526, este último estudiado por CASADO QUINTANILLA en la obra mencionada; leg. 7019.26,7, año 1657; libros, 1492c, año 1780.

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travos desde el punto de vista de la historia de las mentalidades. Una proyección intelectual que como podremos comprobar, se caracteriza por su naturaleza variable, dependiendo sobre todo del bagaje cultural de los siglos XVI al XVIII. En éste sentido, el s. XVI juega un papel decisivo en el desarrollo de la biblioteca, provocado básicamente por la decisión tomada en 1511 de crear un clero regular de órdenes militares independiente de la Iglesia secular, que dio como resultado la creación en 1552 de un colegio calatravo en Salamanca total­ mente subordinado al Sacro Convento3• Acontecimientos que influirán sustancialmente en la fonnación intelectual de los freiles, ya que indirectamente recibirán una formación humanista, sin olvidar que su fin último radica en la instrucción teológica y moral necesaria para poder llevar a cabo sus obligaciones espirituales. Unas funciones basadas fundamental­ mente en la cura de almas4 en las parroquias del señorío calatravo5• Como vemos, se trata de un contexto en el que la biblioteca ocupa un papel preeminente como unidad básica a partir de la cual se pueden llevar a cabo los proyectos expresados. 3 Francisco FERNÁNDEZ IZQUIERDO, La Orden Militar de Calatrava en el siglo XVI, C.S.I.C, 1992, pág. 80. 4 G. MELCHOR DE JOVELLANOS, Reglamento para el Colegio de Calatrava, 1790. En ésta oca­ sión hemos tratado la edición de José Caso González, Gijón, 1964. 5 F. FERNÁNDEZ IZQUIERDO, Op. Cit., págs. 74-76. En este sentido hay que decir que los Curas Rectores de las parroquias calatravas eran freiles procedentes de Calatrava la Nueva que en muchos casos ingresaban en la Orden por el método de urgencia debido a la necesidad de cubrir las vacantes. Unos reli­ giosos que recibirían su instrucción en el propio convento puesto que los colegiales enviados a Salamanca, disfrutarían de unos beneficios con mayor sustancia económica y social como prioratos y capellanías reales. En el s. XVII parece que éste proceso de urgencia se atenúa considerablemente dependiendo del número de vacantes. A.H.N., Secc. 0.0.M.M, Consejo, leg. 7019.26, 15,11, fols. l r-4v, (foliación a lápiz). En este caso sabemos que de los 75 freiles clérigos que ingresaron en la Orden entre el 1 de enero de 1624 y la misma fecha de 1683 (incluyendo los novicios), 32 fueron colegiales en Salamanca sin contar los 8 que todavía estaban cur­ sando sus estudios en este momento. Una vez concluida su formación, estos colegiales regresaban a Calatra­ va la Nueva, momento a partir del cual seguían caminos diferentes. Algunos de ellos profesaban como claustrales (6 de los 20 conventuales profesos eran colegiales), quedándose como simples religiosos o ejer­ ciendo directamente el cargo de catedráticos de teología y moral (3 al menos), dependiendo de su grado y de si la cátedra estaba vacante en ese preciso momento; otros ocupaban las rectorías más ricas económicamente, aguardando la toma de posesión de algún beneficio (18 al menos). El resto ocupaba las rectorías sobrantes, en espera de permutarla por una parroquia con mayores rentas o por otra más cercana a su lugar de origen. Como vemos, son unos datos que ponen de manifiesto la paulatina consolidación de los freiles calatra­ vos dentro de las distintas rectorías parroquiales de la Orden, hecho que dejaría la utilización del método de urgencia para casos muy aislados (sobre todo para las pequeñas rectorías) puesto que las vacantes serían ocu­ padas por los colegiales en espera. Otras parroquias son ocupadas por freiles no colegiales (16 al menos), lo que indica que fueron instruidos en el propio Sacro Convento debido a la presencia ininterrumpida de un «maestro» o «catedrático» de teología y moral desde el s. XVI que pretendía, la formación espiritual nece­ saria para que éstos religiosos desempeüasen satisfactoriamente su labor rectora, tal y como aparece refleja­ do en 1583, A.H.N., Secc. 0.0.M.M, Calatrava, A.J.T., leg. 42436, fol. 72v.

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El impulso para fomentar este cariz tanto intelectual como espiritual de los sos, parte de la segunda mitad del s. XV6 donde la reivindicación de un igio rel «maestro» (que impartiría lecciones de gramática), así como la de un lector en Teología y Artes7 , equivaldría a decir que los freiles serían iniciados en las humanidades, encumbradas por el Renacimiento y potenciadas posteriormente por el Concilio de Trento. Con ello se alcanzaba la realización de dos forma­ ciones superpuestas, por un lado la humanista, que ha de tener todo hombre culto de los tiempos modernos, y por otro la espiritual, que iría pareja a la for­ mación religiosa y moral8• Por tanto, se produce un avance sustancial en lo relacionado con el sistema educativo tradicional del Císter, basado exclusivamente en la contemplación de Dios y la asimilación de su palabra a través de la constante relectura (meditatio y ruminatio) de la Escritura9 . A partir de ahora, la presencia de autores paganos no se justifica sólo en función de la didáctica lingüística y literaria de los frei­ les, sino que poco a poco irá adquiriendo consistencia y autonomía propias a tra­ vés de los sucesivos
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