La “ausencia” de eros en la philia aristotélica

July 22, 2017 | Autor: Juan Pablo Martinez | Categoría: Filosofía
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Descripción

Juan Pablo Martínez
Master en Estudios Avanzados en Filosofía


La "ausencia" de eros en la philia aristotélica


1. Problema hermenéutico


El análisis de la philia primera como amistad entre iguales parece
impedir a Aristóteles situar el éros en el seno de una amistad perfecta. A
su vez, la consideración aristocrática de la relación conyugal por parte de
Aristóteles podría apuntar a que el eros no estaría ausente en el
tratamiento aristotélico de la philia. Así pues, este es el problema
hermenéutico que trataremos de plantear en este trabajo: ¿es el elogio de
la philia perfecta y entre iguales la razón por la cual el éros es
descartado por Aristóteles como parte integrante de la misma? ¿O el eros
podría estar presente en la amistad perfecta pero solamente como elemento
no esencial sino subordinado a la excelencia como fin de la misma?


2. Estado de la cuestión


El tratamiento del tema de la philia nos servirá en cierta medida para
mostrar esa supuesta carencia de éros que hay en el planteamiento
aristotélico.


Para Aristóteles la naturaleza del amor erótico daría lugar a un tipo de
amistad completamente heterogénea, que rompería la igualdad propia de la
amistad perfecta basada en la virtud, es decir, en una disposición estable,
una héxis o carácter estable del sujeto moral con respecto a otro sujeto
moral. En este sentido todas las relaciones eróticas se basan en un cierto
páthos, sometido a impulsos y afectos irracionales, pero no en una héxis.
Pero para Aristóteles, los amigos se aman por sí mismos, no en virtud de
una pasión[1].


La mayor parte de las relaciones eróticas están integradas en la dinámica
de la pasión y no en la de la virtud. En este sentido la relación erótica
no se ajustaría al tipo de amistad perfecta que señala Aristóteles. Los
otros dos tipos de amistad que señala el Estagirita son la amistad según
utilidad y según placer. Aristóteles sitúa las relaciones eróticas en la
amistad según el placer. Luego el éros no daría lugar a una forma esencial
de philia basada en la igualdad sino más bien en formas accidentales de
amistad según el placer. Sin embargo, es importante señalar que la amistad
por placer podría transformarse en la amistad primera con el tiempo si en
esa amistad predomina la benevolencia: " La benevolencia es amistad
inactiva que, en el transcurso del tiempo y llegada al trato, se convierte
en amistad"[2].


Pero para que se produzca esa amistad perfecta basada en la virtud no
basta la benevolencia, es decir, desearle el bien al otro. Hace falta una
decisión racional (proairesis), porque la benevolencia es un mero
sentimiento, pero no indica amistad y mucho menos philia primera. De hecho,
Aristóteles se refiere a ella como una especie de amistad inactiva como
hemos señalado antes y en este sentido no puede fundar la amistad basada en
la virtud.


Cuando en el éros se da una forma de amistad según el placer, el amante
busca los favores sexuales y la contemplación del amado, mientras que el
amado espera ser recompensado con servicios y bienes que el amante puede
pagar o donarle. Luego, lo que buscan cada uno de los miembros de esa
relación son cosas distintas y por ello no hay estabilidad fundada en la
excelencia, porque no se busca lo que es bueno por sí mismo en esa relación
sino lo que es conveniente, apto, o agradable para el amante y el amado.


Así pues, el carácter pasional del éros en la perspectiva de Aristóteles
impediría el alcance de una amistad perfecta y duradera. Aristóteles señala
que la amistad perfecta basada en la virtud es una amistad que se mantiene
en el tiempo porque en ella los amigos se quieren no en virtud del interés,
sino por sí mismo, por lo que son. Ese interés viene dado por el carácter
pasional que el éros imprime en la relación de amistad. La pasión crea unos
afectos que se dan en el contexto de esa relación que podrían estar muy
alejados de una racionalidad moral, y de una idea de perfección. Aunque
bien es cierto que el hombre excelente puede sentir pasión por su esposa.
Pero esto en cierta medida no es del todo así, porque para que ese eros sea
legítimo ambos tienen que ser igualmente amables, es decir, si ambos son
virtuosos: "quizá deba esta pretensión (la ser amados como ellos aman)deba
considerarse justa si son igualmente amables, pero si no tienen nada de eso
es ridícula". Sin embargo, esto no explicaría que no hubiera consideración
ético-racional del éros en Aristóteles.


Sin embargo, de hecho, Aristóteles considera ridículas las actitudes de
los amantes respecto a los amados y sus exigencias: "Por eso resultan
ridículos a veces los amantes cuando pretenden ser amados como aman"[3]. La
igualdad de la amistad perfecta queda conculcada en cierto modo por la
naturaleza de las relaciones eróticas. Incluso esa igualdad restringe el
ámbito de las relaciones de amistad y sobre todo el éros que, según Platón,
supone siempre una tendencia de lo inferior a lo superior. Por eso en
cierto modo en Aristóteles no cabe tampoco amistad con la divinidad:


"Cuando la superioridad es excesiva ni las mismas partes se preguntan si
debe haber correspondencia en el amor o ser amado como se ama; por ejemplo,
si se reclamara a la divinidad la reciprocidad de amor"[4].


A este respecto, como es bien sabido, Aristóteles solo admite que la
amistad perfecta se dé entre iguales. Es más, "el amigo no quiere para el
amigo los bienes mayores, porque si el amigo se endiosara dejaría de
serlo"[5].


A mi modo de ver, se manifiesta muy bien un cierto egoísmo de la amistad
como cálculo racional, tal y como la entiende Aristóteles. La amistad no
sería como un modo de resolver o estar centrado en la necesidad del otro,
ni siquiera una forma de gravitar en torno a lo amado[6], ligando la
existencia propia al objeto que se ama, como en el Fedro de Platón, por
ejemplo. Esto quizás podría darnos la impresión de que el concepto de
amistad estaría ligado al de un interés exagerado en uno mismo de una forma
clara, aunque esta hipótesis es susceptible de ser matizada porque hay
otros textos en los que Aristóteles se refiere a la amistad en términos de
acción positiva y de desinterés, como por ejemplo cuando dice: "es mejor
querer que ser querido"[7]. Que la amistad es una acción positiva quiere
decir que es una energeia que consiste en hacer cosas con el amigo y por el
amigo.


3. Hipótesis de trabajo y su evidencia



A mi modo de ver, aunque el tratamiento aristotélico en torno a la philia
se sitúa en la tradición platónica, la escasa dedicación al tema del eros
se debe a que queda condicionado por su posición realista, según los
manuales tradicionales de filosofía. Cuando Aristóteles habla sobre la
amistad trata de describir lo que de hecho ocurre en la cotidianeidad. En
cambio Platón resalta más el componente erótico de la amistad y la belleza
visual que supone el espectáculo de ver aquello que se ama, ya sea un
cuerpo bello, una idea bella, un alma bella,… siguiendo el carácter
anagógico de la belleza que Platón describe en el Banquete en el discurso
de Diotima[8]. Comparar el planteamiento aristotélico con el platónico a
través de los textos nos ayudará a enfocar el problema metodológico que
apuntábamos al principio: la casi ausencia de éros en el tratamiento de la
amistad que hace Aristóteles.

El método para iniciarse en el amor, que culmina en el amor a las ideas,
algo que está ausente de la concepción aristotélica de la amistad, al menos
de forma explícita, es el siguiente:

"El que desea llegar a ese fin por el verdadero camino, debe empezar por
buscar los bellos cuerpos desde su juventud. En primer término, si su
iniciador le encamina bien, debe amar uno solo y producir bellos discursos
en su alabanza. Debe, en seguida, llegar a comprender que la belleza que se
encuentra en todo el cuerpo hermoso, es hermana de la que existe en
cualquier otro. En efecto, si es necesario buscar la idea general de lo
bello, sería gran locura no creer que la belleza corporal es una e idéntica
en todo cuerpo bello. Penetrado de esa idea, debe entonces amar todos los
bellos cuerpos, despojándose de cualquier violenta pasión que se
concentrara en uno, por ser ella menospreciable. Debe después mirar la
belleza de los espíritus como más augusta que la belleza de los cuerpos, de
manera que un espíritu hermoso, aunque tenga un modesto soporte carnal,
debe bastar para motivar su amor y sus cuidados, e inspirarle discursos
adecuados para mejorar a la juventud. Eso le llevará necesariamente a
contemplar lo bello en la conducta y en las leyes, a advertir que esa
belleza es doquiera semejante a sí misma, y a hacer por ende poco caso de
la belleza del cuerpo. De la contemplación de la conducta se elevará a la
de las ciencias, para percibir su belleza particular. Y entonces, abarcando
en su mirada una belleza múltiple, dejará de ser el esclavo vil y humilde
de la afección servil de un efebo, de un hombre o de una costumbre,
transportado sobre el inmenso mar de lo bello y extasiado de admiración,
producirá muchos bellos y magníficos discursos, altos y abundantes
pensamientos filosóficos, hasta que su espíritu, asegurado y ampliado,
llegue a la contemplación única de una ciencia, la ciencia de lo bello"[9].

A mi modo de ver, el excesivo realismo de Aristóteles en su tratamiento
de la philia tal y como se entendía en su época y en su contexto social, le
llevó a oscurecer el erotismo en la amistad, debido sobre todo a su teoría
sobre el amor propio correcto:

"Todos los sentimientos amorosos proceden de uno mismo y alcanzan después
a los demás"[10].

Para Aristóteles, el amor a los demás siempre proviene del amor a uno
mismo, de tal forma que la primera relación de amistad es con uno mismo y
siempre en relación con lo que es bueno. De esta forma, se podría ver
incluso una cierta instrumentalización de la relación de amistad focalizada
en torno a la idea de lo que es bueno para cada uno y no una valoración de
esa relación en cuanto que podría constituir un fin en sí misma, aunque
esto se puede matizar si se atiende al hecho de que Aristóteles resalta que
en la amistad basada en la virtud los que son amigos se aman por lo que
son[11] y no por accidente:

"Los que quieren las cosas buenas para los amigos por causa de aquellos,
son amigos en grado sumo, puesto que tienen esa condición por sí mismos y
no por accidente"[12].



Pero ello no significa que en el planteamiento aristotélico que estamos
tratando no haya una especie de egoísmo y cálculo racional, en la amistad,
que aleja a la philia aristotélica del eros platónico. Por tanto, el eros
para Aristóteles no deja de ser una forma de amistad imperfecta en la cual
hay una desigualdad que probablemente llevará a la ruptura de esa relación,
al no haber una reciprocidad absoluta y perfecta a través de la virtud, (de
lo que es bueno en sí mismo), que ayuda a mejorar a los amigos. En una
relación erótica siempre hay algo de desigualdad ya que el amante busca del
amado cosas distintas a las que el amado busca del amante. Esto genera una
especie de disimetría en este tipo de amistad que impediría la
consideración plena del éros en el seno de una philia. La amistad perfecta
sin embargo aparecerá caracterizada del siguiente modo:


"Y perfecta es la amistad de los hombres buenos e iguales en virtud;
porque estos se desean las cosas buenas en modo semejante unos a otros, en
cuanto son buenos, y son buenos por sí mismos; y los que quieren las cosas
buenas para los amigos por causa de aquellos, son amigos en grado sumo,
puesto que tienen esa condición por sí mismos y no por accidente. Semejante
amistad perdura mientras son buenos y la excelencia es algo perdurable. Y
cada uno es bueno en sentido absoluto y para el amigo, porque los buenos,
es decir, los que son buenos absolutamente son recíprocamente
beneficiosos"[13].


Esta amistad al ser también recíprocamente beneficiosa, también sería
placentera o máximamente placentera. Sin embargo, lo que no se observa en
esta descripción es la atención a la belleza sensible en este tipo de
amistad, aunque de un modo indirecto pueda estar presente. En resumen, el
erotismo no es percibido en el encomio a la amistad que hace Aristóteles,
al menos con claridad. Además, aunque la virtud de la amistad perfecta[14]
igualaría a los amigos, el objeto de dicha amistad no sería la figura del
amigo, sino más bien lo que se tiene en común con el amigo, es decir, esa
disposición (héxis) al bien. Por eso señala Pieper que la amistad no prende
a la vista de otra persona, sino al sorprenderse uno de que de pronto ha
aparecido alguien que ve "las cosas igual que nosotros"[15]. Es por ello
que la mirada del que ama a su amigo no se dirige al amigo como fin en sí,
sino a lo que comparte con el amigo. Por ello, para Pieper, en la amistad
"nunca se daría intimidad"[16] aunque sí una forma de ser en común basada
en la virtud. Se trata de una persona a la que uno puede confiar sus
pensamientos diciendo lo que se piensa en voz alta, pero ello no supondría
llegar a una intimidad plena.

A este respecto Platón sí que defiende la primacía del eros como fuerza
motriz, pero con un matiz: este eros es usado por Platón para un fin
filosófico. En este sentido, la visión de Platón es distinta de la de
Aristóteles. Si Aristóteles se centra más en el análisis de los patrones de
conducta de la amistad dentro del grupo social y cómo se puede dar lugar a
una amistad perfecta en la convivencia social, Platón parte de algo
distinto: la pregunta va en la búsqueda de la esencia del amor. En cierto
modo, dicha búsqueda es reconocida como un camino del alma hacia lo divino
en el cual no dejan de estar presente las cuatro formas de locura que nos
llevan a amar las ideas, y de lo que es bueno y bello en sí. El deseo del
alma por esas ideas no constituye un tipo particular de afección. Por eso,
el éros se traduce en un "deseo de ser bueno y de ser feliz"[17]. En este
sentido, el éros no puede ser una forma accidental de amistad basada sólo
en el placer o sólo en la utilidad. Este éros nos permite realizar una
teoría acerca de esta fuerza como teoría del deseo racional y de su
poderío.

En Aristóteles, el término que se utiliza para la palabra deseo es
órexis. Con este término, Aristóteles distingue tres especies de deseo:
Boúlesis, deseo racional de bien; thymós, sentimientos de orgullo;
epithymía, deseo de placer sexual, comida y bebida. Esta diferenciación ya
estaba en la escuela platónica, aunque Platón no utiliza nunca el término
órexis. Sin embargo, Platón en el Banquete no opta por distinguir entre
boúlesis y epithymía. Resulta necesario explicar este punto: que Platón sea
ambiguo en el uso de estos términos no quiere decir que no distinga
conceptualmente entre deseo racional y deseo apetitivo, por ejemplo. Es
más, adivinamos un cierto sincretismo: hay una cierta intención en Platón
de fundir ambas especies de deseo: el apetito y el racional, en el sentido
de utilizar el deseo sensible de belleza como fuerza que llega a motivar a
la razón. Por ello, en Platón hay un deseo racional de bien en el que no
hay distinción entre boúlesis y epithymía, pero ese deseo racional de bien
en el que ambas especies de deseo se funden, tiene más poder que un mero
deseo racional y por eso dice Kahn:

"Este deseo humano universal del bien, que se concibe ahora como lo bueno-
y-bello, se convierte en eros en la escala del amor del Banquete"[18].

Ese eros, según Kahn, aparece expresado en forma metafísica en el Fedro,
"como relación amorosa del filósofo con la sabiduría y la verdad"[19] y en
la República, "como relación erótica con las formas, en último término con
la Forma del Bien"[20]. De esta manera, el deseo racional de bien adquiere
mayor poder en orden a determinar la bondad del objeto deseado
racionalmente, de este modo en Platón incluso se puede hablar de una fusión
entre deseo y razón, como señala Kahn[21]. Así hemos intentado mostrar que
hay suficiente evidencia en los textos como para una lectura alternativa en
la que nuestra hipótesis inicial tenga cabida.



4. Conclusiones

En resumen, las conclusiones de este trabajo son las siguientes:

1) La ausencia de eros en el planteamiento aristotélico viene dado por el
realismo descriptivo de Aristóteles en su concepción de la philia
haciendo especial hincapié en la amistad en la ciudad y en un contexto
social.

2) En Platón, hay un mayor sincretismo entre deseo y razón. En el
planteamiento platónico se puede hablar de una relación erótica con
las formas, que aparecen descritas en el Fedro como alimento del alma,
y en el corazón de la República se habla de ver, tocar y hacer el amor
con ellas.

3) En la philia aristotélica se observa una carencia del tratamiento de
la belleza sensible que está presente en el planteamiento platónico.
Esa falta de belleza viene dada por la ausencia de éros en la visión
de Aristóteles acerca de la amistad. Sin embargo, Aristóteles se
refiere a la belleza o nobleza de la acción buena que brilla ante los
ojos de los amigos, quienes encuentran placer en la contemplación en
el obrar ajeno recto o heroico.

4) Para Aristóteles, resulta claro entonces que el eros no pueda ser
parte integrante de la philia, ya que la amistad perfecta se funda en
una decisión racional y el éros es la amistad por placer que se da
sobre todo en la gente joven. Efectivamente, esa atracción erótica que
se produce en la juventud puede o no dar lugar a una amistad perfecta,
pero no es condición necesaria. Por otro lado, el éros tampoco se
deriva de la amistad perfecta, es decir, la amistad erótica no implica
un éros en Aristóteles. Puedes tener un amigo según la philia y no
estar enamorado de él. Todo ello nos sirve para ver la casi ausencia
del éros en la philia aristotélica.


5. Bibliografía


- Fuentes:


- Platón, Banquete, Alianza Editorial, Madrid, 2010.
- Aristóteles, Ética Nicomaquea (EN), Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales.
- Aristóteles, Ética a Eudem, Colección Austral.

- Secundaria:

- Kahn (2010), "Platón y el diálogo socrático: el uso filosófico de una
forma literaria", Editorial Escolar y Mayo, Madrid.
- Pieper (1996), Las virtudes fundamentales, Rialp, Madrid.
- San Agustín, Confesiones, Editorial Palabra, 2004.
- Polo (1999), "La amistad en Aristóteles", Anuario Filosófico, nº 32
fascículo 2. Pamplona.
- Ortega y Gasset (1998), Estudios sobre el amor, EDAF.


-----------------------
[1] Aristóteles, Ética Nicomaquea (EN), 1157b 32
[2] Aristóteles, Ética Nicomaquea (EN), 1167a 13-15
[3] Aristóteles, Ética Nicomaquea (EN), 1159b. 18-19
[4] Aristóteles, Ética a Eudemo, 1239a 17-19.
[5] Polo (1999), "La amistad en Aristóteles", Anuario Filosófico, nº
32 fascículo 2. Pamplona, 477-485.
[6] Ortega y Gasset(1998), Estudios sobre el amor, EDAF, 88-89. Ortega
defiende la siguiente idea: "Amar es algo más grave y significativo que
entusiasmarse con las líneas de una cara y el color de una mejilla; es
cierto tipo de humanidad que simbólicamente va anunciando en los detalles
del rostro, de la voz, y del gesto […] El amor implica una íntima adhesión
a cierto tipo de vida humana que nos parece el mejor y que hallamos
preformado, insinuado en otro ser". San Agustín refuerza aún más el eros
en el amor, así se ve por ejemplo en la siguiente afirmación: "Mi amor es
mi peso, él me lleva adonde soy llevado", Confesiones, 13, 10. Téngase en
cuenta que San Agustín se refiere al amor de Dios.

[7] Aristóteles, Ética Nicomaquea (EN), 1159a
[8] Vid. Cita 8.
[9] Platón, Banquete, 210a 4-12, 210b 1-10, 210c 1-10, 210d 1-9, 210e 1-
2.
[10] Aristóteles, Ética Nicomaquea (EN) 1169a.
[11] Aristóteles, Ética Nicomaquea (EN), 1156b 10.
[12] Aristóteles, Ética Nicomaquea (EN),1156b 9-12.
[13] Aristóteles, Ética Nicomaquea (EN), 1156b 7-24.
[14] No hablamos aquí de los dos otros tipos de amistad: amistad según
placer, y amistad según utilidad.
[15] Pieper (1996), Las virtudes fundamentales, Rialp, Madrid, 542
[16] Pieper (1996), Las virtudes fundamentales, Rialp, Madrid, 542-543.
[17] Platón, El Banquete, 205d, 1-2
[18] Kahn (2010), "Platón y el diálogo socrático: el uso filosófico de
una forma literaria", Editorial Escolar y Mayo, Madrid, 273.
[19] Kahn (2010),"Platón y el diálogo socrático: el uso filosófico de una
forma literaria", Editorial Escolar y Mayo, Madrid, 274
[20] Kahn (2010), "Platón y el diálogo socrático: el uso filosófico de
una forma literaria", Editorial Escolar y Mayo, Madrid, 274.
[21] Kahn (2010), "Platón y el diálogo socrático: el uso filosófico de
una forma literaria", Editorial Escolar y Mayo, Madrid, 274.
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