La asepsia del científico: Comprendiendo la propuesta weberiana de neutralidad valorativa

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La asepsia del científico: Comprendiendo la propuesta weberiana de neutralidad valorativa
Por: Giovanni Molina Rosario, Abril 2015
Introducción
En el campo de la sociología desear la neutralidad valorativa, al momento de investigar científicamente algún fenómeno, no es una disposición exclusiva al modelo positivista de investigación. Esto lo demuestra el caso ejemplar de Max Weber y sus consideraciones sobre la distinción entre la elucidación científica y el razonamiento valorativo, dos acciones cuya plena confusión, a su entender, suele ser perjudicial para la comprensión empírica. (Weber 1978, 49) Salta a la vista, sin embargo, que esta consideración puede ser tomada, a su vez, como un sesgo valorativo y que por tanto tal aspiración de inicio parece instalarse en un absurdo. La paradoja que de aquí se desprende suele ser una de las bases de la crítica al pensamiento weberiano y su carácter científico que anhela cuidarse de los juicios de valor. (Oakes 2003) El error que puede llevar a concluir esto lo podemos observar en la siguiente frase: "the solving of problems, testing hypothesis and validity solutions must be entirely value-free". (Sztompka 2007, 249) En esta frase Sztompka explica la tradición sociológica que considera los valores como sesgo y argumenta que aunque Weber se aparta de la postura tradicional, admitiendo las valoraciones al momento de seleccionar el objeto de estudio, en últimas instancias comparte el mismo criterio rígido de validación mediante neutralidad. El error de la frase consta en que al "must" le faltó la compañía del verbo "try" y en que por "entirely" debió usar "mostly", dos modificaciones que, como hemos de mostrar, harían más acertado el señalamiento. La intención de este trabajo es destacar que en realidad el deseo de neutralidad valorativa, al menos en el caso de Weber, no es un absurdo que obedece extrictamente a un dogma cientificista, sino que se trata de un ejercicio práctico con operaciones lógicas encaminadas a potenciar el crecimiento de la esfera académica en cuanto a productora de conocimiento profesional. Para intentar ilustrar esto primero se hará una breve discusión de algunos de los conceptos trabajados por Peter Sloterdijk en sus libros You must change your life y The art of philosophy: wisdom as a practice, tales como áskesis, ٕética, hexis y tensión vertical. En segundo lugar se ha de explicar el sentido que aquí se quiere extraer de la palabra "asepsia" como herramienta analítica auxiliar para comprender la idea weberiana de neutralidad valorativa. En tercer lugar, y finalmente, se ha de comprender, considerando los dos puntos anteriores, los razonamientos que llevan a Weber a recomendar la neutralidad valorativa como ejercicio pertinente para lo que él reconoce como investigación empírica.
La ética entendida desde Sloterdijk
Tratar de ordenar en secuencia lineal la propuesta de un pensador como Peter Sloterdijk es tarea difícil, principalmente porque su forma de escritura, con sus constantes excursos y giros temáticos, resiste la esquematización. No obstante, por necesidad, se intentará a continuación una captación simplificada de las exploraciones del libro You must change your life guiada por el concepto de ética, instando a recordar que dicha opción es propia de este trabajo y no necesariamente respeta la preferencia expositiva y terminológica del autor original.
Al analizar varias referencias del periodo conocido como griego clásico, entiéndase Sócrates, Platón, Epicuro y otros, Sloterdijk muestra cómo la ética llegó a asumir la forma de un duelo entre el humano y su propia persona. (Sloterdijk 2013, 164) La pregunta lógica que le sigue a esa constatación es ¿pero por qué el humano ha de tener una lucha consigo mismo? Hallamos la respuesta en el vocablo griego hexis, que alude a una propiedad interna, posesión o hábito. (Sloterdijk 2013, 169) De modo que las pasiones y los malos hábitos, en sus cualidades de productos originados en la falta de control, comienzan a considerarse vicios a ser trabajados de acuerdo a las distintas recomendaciones del actuar virtuoso que ofrecían los distintos manuales de ética, ya fueran aristotélicos, platónicos, epicúreos, estoicos o cínicos. Todas las escuelas anteriores compartían de cierta manera el motor de la frase conócete a ti mismo ya que la auto-examinación mediante el pensamiento disciplinado llevaría a una identificación de esas faltas de control, se desprende de esto la idea de que "as soon one knows that one is possessed by automated programmes-affects, habits, notions, it is time for possession-breaking procedeaures". (Sloterdijk 2013, 195) Entonces la práctica, que Sloterdijk define como cualquier operación que provee y mejora la cualificación del practicante en esa misma operación (Sloterdijk 2013, 4), en la ética sería el esfuerzo dirigido a cambiar alguna disposición. También se puede hablar de áskesis (ejercicio o entrenamiento), concepto griego del que se deriva eventualmente la palabra ascetismo. (Sloterdijk 2013, 33)
Las distintas tradiciones éticas del griego clásico se pueden concebir como programas de entrenamiento o paquetes de prácticas que ofrecen maneras de deshabilitar aquello que nos es propio por azar para proceder a establecer autoridad sobre uno mismo, es decir aumentar el peso de lo que nos es propio por selección. Aquí entra en discusión el papel de la repetición, pues se trata de "turning the power of repetition against repetition". (Sloterdijk 2013, 195) A diferencia de la costumbre heredada y su semejanza con la figura estática del círculo, el hábito seleccionado podría representarse con la figura extática de una espiral, o si se quiere, un círculo que nunca termina de cerrarse y que va aumentando en su progreso. Hay que señalar aquí que la costumbre responde al concepto de habitus elaborado por Pierre Bourdieu, el cual Sloterdijk recoge pero del que se distancia, en tanto que la utilización del sociólogo francés, "habitus-controlled agents who are compeled to realize their programmes within spaces offered by the field" (Sloterdijk 2013, 182), limita la acción y la experiencia a estructuraciones de clase venidas del exterior y en últimas instancias heredadas del pasado. En cambio, en el contexto analítico de los filósofos-pedagogos griegos, análisis que intenta retomar Sloterdijk de forma actualizada, los hábitos se consideraban en su posibilidad de resistencia, pues aquello que se descubre presente (hexis, habitus, doxa, prejuicio) impide la absorción de la nueva selección a la que aspira el "ethos filosófico" o el conocimiento, lo que requiere de ejercicios o habituaciones que, precisamente porque reconocen el habitus, se esfuerzan por un cambio de dirección hacia "la virtud".
¿Pero, acaso la relatividad de aquello que puede considerarse virtud no hace de toda ética un mero tratado dogmático? Sí si se considera la virtud en su noción moralizante que exige la obediencia a una imposición exterior que limita más de lo que estimula, no, y esta es una de las tesis importantes en You must change your life, si se considera la virtud en su aspecto de disciplina estimulante. La disciplina, entendida en la modernidad como ascetismo des-espiritualizado, muestra el atractivo de un entrenamiento que exige la buena forma. (Sloterdijk 2013, 335) Recordando la particularidad del concepto de ética que venimos exponiendo, la obediencia y la auto-disciplina en este sentido responden a diferentes ejercicios de corrección que habilitan a quienes los practican en la mejor ejecución de x tarea. Un entendido principal que mueve estas ideas es que de cierta manera el humano es un ser minusválido por naturaleza, ya sea por la larga dependencia del neonato que señala la Biología, o la interpretación judeo-cristiana del humano como portador del pecado original, por tanto "if humans are cripples, without exeption and in different ways, then each of them has good reasons to undersand their existence as an incentive for corrective exercises". (Sloterdijk 2013, 59) En el contexto de la ética greco-clásica, eso que hace al humano un "minusválido" es la doxa y la hexis, es decir la aceptación de la opinión común y la continuación automatizada de la costumbre heredada, ambas producto de la inercia de lo ordinario. De modo que la tensión vertical juega un papel protagónico en lo que ha de considerarse virtud porque en general se trata de una meta dificultosa cualquiera que para su cumplimiento exige de la persona una interrupción con su orden previo, aquello que mantiene la incapacidad. Por eso Sloterdijk identifica la distinción ética propulsada por el logos como una "secesión" tanto con el exterior como con el interior de la persona, reconociendo en especial lo exterior que hay en lo interior. (Sloterdijk 2013, 217) La virtud (con su efecto de tensión vertical) provee una nueva orientación x que mediante la ejercitación permite un acercamiento continuo sin nunca llegar a su completa adquisición, pues si se llegara a la "virtud-meta", su efecto de tensión vertical desaparecería y por tanto no requeriría acción ninguna. Este proceso de aspiración, con sus particulares medios basados en una repetición de ejercicios nuevos, es lo que realmente se denomina como cambio, dado que el practicante en su intento continuo va transformándose en otra cosa.
En resumen, para que algo sea comprendido como ética o disciplina en el sentido antes expuesto, ese algo debe mostrar un proceso de auto-examinación, un elemento atrayente no ordinario y teóricamente inalcanzable que funcione como tensor vertical, un intento de "secesión" con la pasada forma y algún ejercicio de resistencia que habilite mediante el esfuerzo. En el caso del intelecto, o considerando la ciencia como práctica, veremos más adelante las coincidencias entre los planteamientos de Weber y las técnicas de distanciamiento mencionadas en The art of philosophy, texto en el cual se estudia las instalaciones de la academia como un tipo de "heterotopía", con procedimientos propios que ayudan a sus integrantes a hacer la transición de la cotidianidad al comportamiento teorético, con aras a practicar ejercicios para "clarify the meanigs of words, sentences, and sequences of phrases we may speak when we want to say something true". (Sloterdijk 2012, 32-33)
El sentido de la asepsia
La palabra asepsia comienza a utilizarse recurrentemente a finales del 1800 para designar un proceso de cuidado médico hacia el paciente herido, o, por otra parte, hacia un grupo de microorganismos bajo estudio en un laboratorio. Louis Pasteur escribió en 1878 que de ser un cirujano antes de operar no solo limpiaría sus instrumentos afanosamente, sino que "after having cleaned my hands with the greatest of care, I would subject them to rapid flaming". (Schlich 2012, 308) La idea detrás de esta aseveración era crear en la medida de lo posible un ambiente libre de gérmenes para aumentar el manejo sin empeorar la herida o ampliar la manipulación del microrganismo sin alterar su composición, es decir que el interés del proceso aséptico es permitir el buen "control de los procesos vivos". (Schlich 2012, 310) A este método aséptico se le adjudicaba entonces la doble función de mejorar la operación de una herida y permitir la manipulación de un objeto de estudio. Resulta interesante, dada la cercanía tanto geográfica como temporal con Max Weber y sin pretender establecer correlación alguna, que en Alemania se publicó, por primera vez en 1892, Guide to Asceptic Wound Treatment, escrita por Curt Shimmelbusch. (Schlich 2012, 324) En este libro aparece lo que se llegó a conocer como la sala de operación aséptica, además de algunas tecnologías como la mascarilla. Con esta guía, además, comenzó a propagarse la idea, antes considerada inútil por otros anti-bacterianos como Joseph Lister, de que "nobody involved in an operation could wear day-to-day clothing but had to put on a special outfit." (Schlich 2012, 329)
La asepsia, contrario a la antisepsia que busca desinfectar mediante la aplicación directa en la herida de antisépticos, no se concebía, pese a todo, como un método intervencionista, pues con el acto de separación del cirujano mediante el atuendo aséptico y sus instrumentos esterilizados lo que se intentaba era tratar de disminuir la contaminación de elementos externos a la herida que pudieran llevar a la putrefacción. Con esta tecnología se practica un ejercicio de retirada de la persona operante para que el proceso se limite al objeto de estudio o de operación. Sin la necesidad de recurrir a etimologías, con lo hasta ahora expuesto basta para comenzar a resaltar aquello que nos llevó a utilizar la palabra asepsia como parte del título de este escrito. Es de notar que la asepsia adquiere sentido solo cuando se reconoce, gracias a conocimientos, cadenas lógicas o razonamientos, que la persona que va a operar arrastra consigo contaminantes que se han adherido inevitablemente a ella, de forma que el procedimiento aséptico es un remedio contra la inevitabilidad de cargar los contaminantes que forman parte del ambiente exterior natural hacia el interior del ambiente controlado de la sala de operación. Así que estamos tratando aquí con dos elementos relacionados: técnica y espacio. La combinación de estos dos elementos, provocando lo que se podría reconocer como una esfera de valor, permite una mayor especialización del trabajo del cirujano, o, si se quiere, un paso más hacia la profesionalización. Entonces si se ha de probar la utilidad de la analogía entre la asepsia y la neutralidad valorativa se deben proponer las siguientes preguntas: 1) ¿cuál es el conocimiento y el razonamiento en Weber que valida nuestra comparación entre el trato weberiano de los juicios de valor y la idea de microorganismos contaminantes y, por consiguiente, qué posibilitaría el entendimiento de su exhortación a la práctica de la neutralidad valorativa como un tipo de ejercicio aséptico? 2) ¿a qué correspondería la sala de operaciones, o, concretamente, cuál sería el motivo que, para Weber, justifica el control del ambiente y el trato cuidadoso con el objeto de operación?
Weber ante la práctica de la neutralidad valorativa
Antes de entrar en el razonamiento que lleva a Weber a entender la neutralidad valorativa como ejercicio deseable para la buena forma del conocimiento científico, debemos aclarar varios puntos que no corresponden a este entendimiento. El hecho de instar a una libertad de juicios de valor, parecería obvio, no equivale para Weber a decir que la práctica científica, como la concibe, está libre de juicios de valor, sino que es precisamente porque reconoce la existencia de estos al momento de investigar que puede sacar la conclusión de su no deseabilidad. En adición, de tal aspiración no se deduce que los juicios de valor no tengan peso en el quehacer del sociólogo, pues la meta "does not eliminate the problems of values, on the contrary, it brings them to the spotlight". (Blum 1944, 50) Otro punto destacable es que Weber no niega la existencia de un valor que lo hace optar por el intento de la neutralidad valorativa, pues, por ejemplo, en La ciencia como profesión admite que "ninguna ciencia carece absolutamente de presuposiciones previas y ninguna ciencia puede justificar su propio valor ante alguien que rechace estas presuposiciones". (Weber 2009, 101) En esta puntualización se hace confusa la postura de Weber dado que, aunque admite esto en diferentes partes de varios de sus textos, no llega a declarar explícitamente porqué esta presuposición se diferencia lo suficiente de cualquier otra presuposición de valor. ¿Cómo podemos entender que "there are, indeed, 'absolute' values in Weber's thought, the belief in the value of science itself, the belief in the ethically autonomous, responsibly choosing, free human being"? (Blum 1944, 51) Para no ser complacientes con el tono marcadamente eufórico de Blum, intentemos pues una explicación que recoge tres razonamientos: 1) la razón de la esfera de valor, 2) la razón de la ciencia como comprensión, y, 3) la razón del progreso y la realidad.
En La ciencia como profesión Weber deja clara su convicción de la separación entre esferas de valor, resaltando las diferencias que rigen dos espacios especializados y relativamente autonómos, como entendía que eran la academia y el escenario político. "En cualquier tarea profesional, la materia misma impone sus reglas y exige que se respeten sus propias leyes". (Weber 1978, 226) Por tanto la formación profesional establece fronteras lógicas y operacionales entre profesiones, sin que necesariamente estas sean definitorias o impermeables, pues las mismas no excluyen el traspaso de influencias. Cuando Weber establece que "jamás puede ser tarea de una ciencia empírica proporcionar normas o ideales obligatorios de los cuales puedan derivarse preceptos a practicarse" (Weber 1978, 41), lo que está señalando es que una esfera de valor, la academia, no tiene como obligación determinar lo que debieran ser los objetivos de otras esferas de valor, pues esto activaría su imagen frecuentemente citada de "una lucha irreconciliable entre y el ". (Weber 1978, 238) Es decir si de cierta manera un individuo activo en una esfera de valor, que nunca puede ser corroborable como la máxima ni la última, intentara traspasar una lógica a la operación de otra esfera de valor, solo parecería que estas fueran subjetivas o basadas en una orientación de juicio de valor. Sin embargo, esta consfusión del individuo no significa que la esfera es creación suya, ya que a diferencia de las "value-orientatios" compuesta por los cúmulos de experiencias de vida del sujeto, las esferas de valor "are not created by individuals…they exist independently of and prior to the individuals who participate in them" (Brubaker 2013, 72) Si bien la persona hace funcionar y puede hasta mejorar la esfera con su participación, esta mantiene una existencia objetiva con características particulares a su "forma de vida". Entonces la autonomía que pueden tener las esferas de valor podría ser causal, en tanto que tiene objetivos que propician una disciplina de la conducta; axiológica, en tanto que responde a una dignidad inherente o aun valor intrínseco; o normativa, en tanto que va generando obligaciones propias. (Brubaker 2013, 72) Teniendo claro este punto, que de paso para Weber forma parte del proceso de compartimiento propio de la moderna racionalización occidental, pasemos a la próxima razón.
Si la ciencia, en este caso la sociológica, es una esfera de valor, explicar bervemente su funcionamiento y al menos uno de sus objetivos sería el próximo paso. Para Weber su tratamiento objetivo de los procesos culturales no concuerda con el ideal de la labor científica que busca la reducción de lo empírico a leyes, apartando al pensador alemán del positivismo. Sus principios de investigación científica buscaban un distanciamiento prudente tanto de la escuela alemana histórico-romántica de Fichte como del arrastre positivista de la sociología tradicional de Comte y Durkheim. (Alfaro 1990, 132) En la siguiente cita del 1917 podemos observar un resumen de su propuesta: "toda ciencia de conexiones espirituales o sociales es una ciencia de comportamientos humanos…tal ciencia quiere este comportamiento y, en virtud de esto, interpretar explicativamente su curso."(Weber 1978, 261) Esta cita forma parte de lo que suele denominarse su etapa sociológica pero podemos notar que la constante comprensiva es parte del pensamiento weberiano general, como lo muestra esta otra cita del 1904: "queremos comprender la realidad de la vida que nos circunda…queremos comprender la conexión y significación cultural de sus manifestaciones individuales en su configuración actual". (Weber 1978, 61) Esta comprensión no la produce una captación fotográfica de la realidad, sino que se consigue buscando la transformación conceptual de la realidad inmediatamente dada. De aquí que aunque su acercamiento extraiga materia de la observación empírica, en últimas instancias es el investigador el que, con el auxilio de conceptos, logra comprender el carácter particular de un fenómeno o una manifestación socio-cultural. Lo que acerca una demostración comprensiva a la correción sería su capacidad de ser reconocida como correcta incluso por aquellos no involucrados en el fenómeno comprendido, o "debe aspirar…a tal meta, aun cuando esta, por deficiencia de los materiales, no sea alcanzable". (Weber 1978, 47) Se entiende, para nosotros, de aquí la importancia de la neutralidad valorativa, pues la lógica que valida un juicio de valor de una persona no puede, en su convencimiento previo o concepción habitual evidente solo para sí misma, comprender un fenómeno de manera acertada, en especial cuando este puede presentar factores y características que pueden incomodar e inclinar a quien investiga hacia un desacuerdo que procedería del prejuicio. Por eso aumentar la nitidez de la distinción entre ambos modos de tratar un fenómeno, mediante juicio valorativo y mediante la comprensión, "constituye un deber elemental del autocontrol científico". (Weber 1978, 88)
La última razón que se ha de destacar es la de realidad y progreso. En los textos académicos sobre Weber, al menos los revisados para esta ocasión, no suele enfatizarse la esencia de sus elucidaciones en torno al carácter de la realidad, quizá porque muestran un rasgo poético inusual en su propio estilo de escritura. Respecto a la imagen de una realidad infinita tratando de ser captada por la mente humana finita menciona "la inmensa corriente caótica de los acontecimientos, que fluye a lo largo del tiempo" (Weber 1978, 100) o "el acaecer inconmensurable que de manera incesante fluye de la realidad". (Weber 1978, 73) Ante este carácter de la realidad no es sorpresa que para él los logros de la ciencia deban tener la voluntad de quedarse anticuados y de ser superados, contrario a lo que suele suceder con los juicios de valor basados en creencias habituales nacidas de la experiencia del sujeto, pues estas con su fuente de sentido están ahí para resistir el paso del tiempo y dominar el impacto de los cambios continuos. Por otra parte, su concepto de progreso no responde a una apreciación de un Todo que va mejorando, sino que entiende que existen muchos progresos independientes desarrollándose en el mismo espacio, los cuales pueden considerarse progresos racionales en tanto que progresos de diferenciación, progresiones técnicas o progresos de aumento en el valor de significación. (Weber 1978, 254) También en este aspecto si el investigador se inclina a la valoración de un Progreso sobre los otros pierde la habilidad de acierto al soslayar la multiplicidad de progresos racionales efectivos. Cerremos entonces esta sección, considerando todo lo en ella expuesta, con la siguiente cita: "si hay alguna, la obligación más recomendable para un de profesión es mantener la cabeza fría frente a los ideales dominantes…en el sentido de conservar la capacidad personal de en caso necesario." (Weber 1978, 268-269)
Conclusión
A través de este trabajo hemos provisto los argumentos necesarios para comprender la neutralidad valorativa en su concepción weberiana como asepsia del científico tal que ejercicio ético en virtud de "el reconocido por nosotros como válido y por lo tanto el en dirección a este". (Weber 1978 263) Es observable en el ejercicio científico al estilo Weber, y por tanto asimilable con el sentido de ética aquí elaborado con el auxilio de Sloterdijk, un llamado a la auto-examinación, un elemento atrayente no ordinario y teóricamente inalcanzable (la "verdad") que funciona como tensor vertical, un intento de "secesión" con la pasada forma (autocontrol científico) y un ejercicio de resistencia (la práctica de ir distinguiendo entre enjuiciamiento valorativo y comprensión intelectual) que va habilitando al practicante mediante el esfuerzo, es decir transformándolo en pensador sociocultural. Esto, junto con las propias cualificaciones de Weber, debería permitir la descalificación del argumento que asume como un absurdo el desear neutralidad valorativa para la buena forma del quehacer científico. Se entiende así porque los juicios de valor, por ser parte de lo ya dado en la mente del sujeto, no requieren esfuerzo suficiente para ser tomados por el sujeto mismo como válidos, disminuyendo a grados mínimos la posibilidad de admitir la necesidad de corrección intelectual. Por último, ahora se puede entender con más claridad por qué el error de la frase de Sztompka reproducida al principio de este trabajo consta en excluir de su oración el verbo intentar a la vez que utiliza enteramente por mayormente, pues de esta leve modificación lingüística resulta la diferencia entre un Weber dogmático y un Weber que se esforzó por ser compresivo.
Bibliografía

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