La arquitectura del Castillo San Felipe de Puerto Cabello (1720-1742)

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Descripción

LA ARQUITECTURA DEL CASTILLO SAN FELIPE DE PUERTO CABELLO, 1720-1742

Juan Vicente Pantin

2

LA ARQUITECTURA DEL CASTILLO SAN FELIPE DE PUERTO CABELLO, 1720-1742 Juan Vicente Pantin Proyecto de investigación del curso

Taller de Crítica I Profesor Manuel López Vila Maestría en Historia de la Arquitectura y Urbanismo Facultad de Arquitectura y Urbanismo Universidad Central de Venezuela Enero 2012

3

4

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

7

1

CONTEXTO HISTÓRICO GENERAL

15

1.1

CARACTERIZACIÓN DEL PERÍODO COLONIAL EN VENEZUELA

15

1.2

COMERCIO DE ULTRAMAR, CONTRABANDO Y PIRATERÍA ORÍGEN DE LA COMPAÑÍA GUIPUZCOANA

2

19

ESTADO DEL ARTE, TIPOLOGÍAS Y ELEMENTOS DE LA FORTIFICACIÓN

23

3

ANÁLISIS HISTÓRICO DE LA FORTIFICACIÓN

29

3.1

ORIGEN DEL CASTILLO SAN FELIPE

29

3.2

LA TRAZA IGNORADA DEL INFORME OLAVARRIAGA

31

3.3

PRIMER PROYECTO: LA POLÉMICA TRAZA DE COURTEN

33

3.4

JUAN GAYANGOS LASCARI Y LA TRAZA DEFINITIVA DEL ‗CASTILLO‘

3.5

38

EVENTOS POSTERIORES EN LA POLIORCÉTICA DE SAN FELIPE

43

CONCLUSIONES

47

BIBLIOGRAFÍA

49

NOTAS

51

ANEXO: ANÁLISIS GRÁFICO DE LA EDIFICACIÓN

5

6

INTRODUCCIÓN

Esta investigación es resultado del curso Taller de Crítica I de la Maestría en Historia de la Arquitectura y Urbanismo de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, dictado por el Dr. Arq. Manuel López Vila. El tema de estudio seleccionado para este curso fueron las fortificaciones del período hispánico en Venezuela; quien escribe escogió como problema de investigación el Castillo San Felipe –o Castillo Libertador- de Puerto Cabello. El objetivo de este trabajo es fundamentalmente aplicar las herramientas de investigación a un problema determinado con el fin de desarrollar las destrezas inherentes a la disciplina histórica; en este caso, el nivel de desarrollo implicaba la realización de nuevos aportes al tema, a partir del manejo de las fuentes disponibles en el lapso de un período académico. En este sentido, el tema de investigación, y en especial nuestra fortificación objeto de estudio, plantea varios retos. El primero descubrir que pese a las apariencias es realmente poco lo que se ha investigado sobre el tema –y en general sobre la historia de nuestra arquitectura-, lo cual es una ventaja y al mismo tiempo un problema: al ser un campo relativamente virgen se amplían los horizontes de la investigación, se hace pertinente y necesaria, pero al mismo tiempo nos enfrentamos con las dificultades propias de la falta de métodos, modelos de análisis, en fin, de referencias que orienten los trabajos bajo las grandes líneas de investigación que van construyendo los temas de la historia a lo largo del tiempo.

7

Por otra parte, el reconocimiento de las inconsistencias, lagunas y debilidades de las investigaciones precedentes. Esto, en modo alguno es un reproche al encomiable trabajo de los investigadores que nos anteceden, sino la reiteración de las dificultades que ya otros han encontrado antes que nosotros y que pese a ello, no les han impedido colocar las primeras piedras del edificio histórico que será nuestro deber y de otros en el futuro continuar. Otro reto –quizás el más difícil- es el de las fuentes y materiales disponibles para la investigación. En Venezuela, a diferencia de otros países como México, República Dominicana o Cuba, todavía no se ha elaborado el respaldo sistemático del material documental del Archivo de Indias. Un tema tan sensible para la historia como el período colonial amerita –no ya por interés cultural, sino incluso por razones de Estadodisponer de fuentes que permitan el apropiado registro y procesamiento de los hechos históricos que han determinado nuestro origen. No nos debe incomodar que España aún nos imponga silencio si no tenemos un conocimiento claro de los motivos que nos han llevado a enfrentarnos dialécticamente a la lógica del colonialismo: razón sigue teniendo Bolívar al reconocer que nos han dominado más por nuestra ignorancia que por la fuerza. Sin embargo, trabajar con fuentes secundarias ha resultado satisfactorio para los objetivos de este trabajo, por la existencia de abundante material que agradecemos a quienes a lo largo del tiempo han

realizado

la

tesonera

labor

de

publicar

correspondencia, dibujos y otros materiales que

documentos,

lentamente van

llenando las lagunas de nuestra historia. Además, con la información

8

disponible se han podido plantear algunas hipótesis que permitirán profundizar en el conocimiento de la fortificación. Estas limitaciones, sumadas al deseo de ahondar sobre aspectos específicos de la historia del Castillo San Felipe y evitar la tentación de hacer un trabajo de compilación general, han planteado acotar el ámbito de estudio al período comprendido desde su génesis –que coincide con el origen de la Compañía Guipuzcoana- hasta el año 1742, en que se terminan las obras de la fortificación tal como la conocemos. A partir de ese momento se suceden una serie de propuestas de modificación, intervenciones y adiciones cuyo estudio será de mucho valor para comprender los acelerados avances de la ingeniería militar y su adaptación al cambiante horizonte bélico del Caribe. Aparte de lo antes dicho, la agitada y compleja historia de San Felipe justificaría una investigación mucho más extensa y de indudable interés, más allá de la ceñida acotación propuesta para este trabajo. Gracias al trabajo del Dr. Juan Manuel Zapatero1, hemos obtenido valiosa y abundante información sobre fuentes primarias, que por razones de practicidad hemos citado directamente; sepa el lector que han sido tomadas de su libro sobre las fortificaciones de Puerto Cabello. Si bien el propósito de este trabajo no pretende superar el alcance, profundidad y erudición que Zapatero y otros autores ponen a disposición del lector, hay aspectos en los cuales se pueden realizar 1

Notable historiador español y especialista en fortificaciones e historia militar del Caribe, quien investigó exhaustivamente sobre el Castillo San Felipe con motivo del proyecto de restauración que realizó a finales de los años 70. Resultado de este trabajo fue publicado el texto Historia de las fortificaciones de Puerto Cabello. Caracas, Banco Central de Venezuela, 1977. Son dos libros fundamentales del autor La Guerra del Caribe en el siglo XVIII. San Juan de Puerto Rico, 1964.; Historia General de las Fortificaciones Americanas.

9

modestos aportes. Entre ellos, contestar a un modo de relatar la historia propio de la península –y reproducido incluso por autores locales- que privilegia una lectura positiva y magnificada de la empresa española, especialmente con relación a los avances de la ingeniería militar, la organización del sistema defensivo y su relación con las estructuras políticas, influencias

encubriendo externas.

algunas Otro

contradicciones,

–quizás

el

más

imperfecciones importante-

es

e el

reconocimiento del papel que la Compañía Guipuzcoana jugó en la génesis no solo del Castillo sino de la ciudad de Puerto Cabello. Este punto es insuficientemente reflejado en las valoraciones históricas al respecto: el patrón oficial de las investigaciones sobre el tema se ciñe a la aceptación indiscutida de los mecanismos burocráticos que regían el estudio, proyecto y ejecución de las obras de ingeniería militar en América. El caso del castillo San Felipe arroja evidencias sobre otros modos y fuerzas presentes en los procesos asociados al control y defensa del territorio, y sobre todo de los verdaderos intereses que gobernaron la empresa colonizadora de España. La poliorcética –la ciencia de las construcciones defensivas- es una disciplina compleja, cuyo conocimiento profundo se estima necesario para el estudio de las fortificaciones; esta es la mayor virtud del trabajo de Zapatero, a quien remito como autoridad en la materia. No intentaré ahondar en estos aspectos, más si sobre un debate que merece mayor espacio y que tiene que ver sobre la controvertida traza del proyecto y sus consecutivas modificaciones, sustituciones, adiciones –e incluso sustracciones-. Lo complejo del proceso de ideación y construcción del castillo da cuenta de la situación política de la provincia de Venezuela a lo largo del siglo XVIII, del conflicto de intereses y la crisis de

10

gobernabilidad que ya desde el seno mismo de las estructuras coloniales se

gestaba

como

una

característica

endémica

de

la

sociedad

venezolana; de una cultura proveniente de lo que José Manuel Briceño Guerrero llamó

discurso mantuano, consistente en la ―búsqueda

personal y familiar o clánica de privilegios, noble ociosidad, filiación y no mérito, sobre relaciones señoriales de lealtad y protección, gracia y no función, territorio como peaje y no servicio oficial aun en los niveles limítrofes del poder‖, por encima de las estructuras políticas e incluso de las incipientes formas del pensamiento moderno y sus mecanismos de transmisión. La profunda transformación que el despotismo ilustrado, instaurado

por

los

borbones,

produjo

en

el

continente

es

paradójicamente también una prolongación de la autocracia medieval de los Habsburgo, y refleja las enormes dificultades –que aún hoy padecemos- para

trasvasar

la dimensión individual

del poder a

estructuras impersonales y estables, sueño de la modernidad que ya en el siglo de las luces se gestaba, también con el germen del idealismo. ¿Cuánta relación hay entre esto y la triste situación de los repositorios, las fuentes documentales y en general todo lo relativo al conocimiento histórico? Desde la imposibilidad burocrática que plantea el acceso a los monumentos hasta la institucionalización y secuestro de las fuentes que conservan nuestra memoria, en un momento en que se plantea como justa y necesaria la construcción de una historia emancipada de los enmascaramientos y colonialismos presentes en nuestras formas esenciales de conocimiento. Nos habremos liberado de la tiranía de otros, pero aún no de la que nos imponemos entre nosotros mismos.

11

12

―No

olvidemos

que

las

divisiones clásicas de la historia, trátese de las seis épocas de San Agustín o de las cuatro edades de Hegel, no se aplican sino a la historia general del Mediterráneo y de Occidente. Aún no se han imaginado divisiones válidas a la vez para el arte y las instituciones, para

China,

México,

Rusia

y

Francia. Las divisiones usuales han sido

obra

de

europeos;

están

hechas para europeos. Por ello mismo disminuye su importancia. Su exactitud no es mucho mayor, incluso para la sola Europa‖. León E. Halkin

13

14

1 CONTEXTO

HISTÓRICO GENERAL

1.1 CARACTERIZACIÓN DEL PERÍODO COLONIAL EN VENEZUELA El arco histórico comprendido entre la travesía de Colón y la gesta independentista, y que las convenciones han etiquetado como período

colonial, es realmente una suma de procesos cuya complejidad y extensión demandan la superación del pobre esquematismo histórico que ha intentado explicarlos hasta hoy, más aún, si se compara con la prolífica periodización y caracterización de la historia europea durante el mismo

lapso

de

tiempo.

Dicho

esquematismo

es

abarcado

por

categorías que explican fenómenos aún no superados históricamente; al respecto, Germán Carrera Damas ha escrito: ―El lapso histórico

abarcado

por

los

procesos

denominados

de

―descubrimiento‖,

―conquista‖ y ―colonización‖ cobra nueva significación cuando se advierte que, en rigor, ellos se extienden hasta el presente, en áreas de considerable extensión, puesto que la ocupación plena del territorio aún no se ha completado‖1. Y es que el tema de la periodización colonial no sólo es fundamental para liberarnos de la trinidad señalada por Carrera Damas, de sus encubrimientos, falsificaciones, simplificaciones y su lógica colonialista intrínseca, sino también para engastar coherentemente dentro de las estructuras y fenómenos históricos aspectos específicos, que normalmente se aprecian como piezas sueltas cuyo estudio suele realizarse al margen de los grandes procesos, y conforman en sí áreas de estudio marginales, lo cual aplica para algunas manifestaciones como la arquitectura, y específicamente para el tema que nos compete, las fortificaciones. Visto de esa manera, el tema plantea muchas preguntas

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asociadas a la relación entre la dinámica de los fenómenos generales del período, la historia de las edificaciones –en este caso militares- y las singularidades de sus procesos de planificación y ejecución. Pero habría que remitirse previamente a las razones generales y específicas que son su origen. No se ha asumido con suficiente honestidad la imbricación entre la colonización de América –habría que decir también del planeta- y los albores del capitalismo. Honestidad necesaria, al margen de las mistificaciones tanto militantes como encubridoras,

para

comprender

la

naturaleza

fundamentalmente

económica del proceso ―civilizatorio‖ de los territorios asimilados por Europa y la relación orgánica que ésta desarrolla con sus aspectos subsidiarios. En el capítulo I de El Capital, Karl Marx decía: ―El descubrimiento

de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros: son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos representan otros tantos factores fundamentales en el movimiento de la acumulación originaria‖. La afirmación es reiterativa por la magnitud de las inconsistencias de las elaboraciones históricas, que bien pugnan por la preñez de buenas intenciones de la empresa colonizadora o por su carácter explotador y genocida; lo cierto es que son claros los propósitos operativos de estas elaboraciones, e inútiles para dar cuenta de las verdaderas razones de los fenómenos que pretenden explicar.

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Dicho esto se hace necesario plantear, de forma aún esquemática, tres grandes momentos dentro del período hispánico en Venezuela que expliquen orgánicamente la gestación de sus procesos históricos, considerando su relación con los procesos generales de la historia europea. Estos momentos tendrán elementos comunes y también singularidades con el resto del continente, siempre ajenos a la consagrada

tríada

descubrimientoconquistacolonización, y que nos

ayudarán a explicar mejor una evolución territorial de la cual las fortificaciones son puntos calientes que señalan en la geografía aspectos clave de la historia. Un primer momento, que inicia con las incursiones españolas en tierra firme, expediciones de reconocimiento y control de puntos específicos del territorio. Este momento tiene correspondencia directa con las políticas de los Habsburgo y la exportación medieval al nuevo continente durante el siglo XVI: sus prioridades apuntarán a la explotación minera, perlífera y extractiva; estimulará dos patrones de ocupación del territorio, el circuncaribe y la penetración terrestre y fluvial en busca de filones de oro, plata y otros recursos de fácil explotación. En este primer período se constituye la provincia de Cumaná o Nueva Andalucía y el eje Coro-El Tocuyo, un incipiente sistema de ciudades con economías precarias basadas en la actividad extractiva. Aún no aparecen las estructuras políticas y jurídicoadministrativas construcciones

que

organizarán

fortificadas

serán

el

territorio,

básicamente

y

el

sistema

empalizadas,

de

fosos,

barbacanas y otras estructuras provisionales para la defensa interna, con excepción de una fortaleza en Cumaná –hoy inexistente- construida en mampostería, posiblemente la primera de Sur América2.

17

Un segundo momento puede identificarse en el decurso del siglo XVII, y corresponde con el agotamiento de los primeros yacimientos, que no significó el abandono del territorio (como ocurrió en otras regiones) por la necesidad ahora patente de consolidad el control hegemónico del continente y por el auge de los primeros asentamientos, que de castrums evolucionaron a pequeñas unidades de producción sobre rubros que tendrían fuerte demanda en Europa (cacao, café, añil). Estos procesos son coincidentes con los albores de la presencia europea en el Caribe, el despojo de algunas posesiones de España (Curazao por los holandeses, 1634),la emergencia del pensamiento moderno y la racionalización de todas las estructuras de pensamiento, que catalizarán la organización jurídico-administrativa y la creación de nuevas políticas con las cuales los territorios americanos dejarán de considerarse simples áreas de conquista y poblamiento para ser un sistema de provincias, con una estructura jerárquica definida. Es aquí cuando aparecen en Venezuela las primeras fortificaciones, cuya importancia en el mapa estratégico es secundaria, y justificadas por el control de puntos específicos asociados a la economía –como las salinas de

Araya-

y

la

consolidación

de

áreas

asociadas

al

tráfico

marítimo(Margarita, Cumaná, Maracaibo). Es en el siglo XVIII –que hasta los orígenes de la gesta independentista serán un ‗tercer momento‘ del arco colonial- cuando se construirá la mayor cantidad de fortificaciones en territorio venezolano. Este es el momento en que la empresa de acumulación iniciada con Colón ha generado la inercia necesaria para impulsar un fenómeno de transformación de los modos de producción, que impactará radicalmente

18

las

estructuras

del

viejo

continente:

la

revolución

industrial.

El

combustible de este proceso fue la sistematización de las economías locales, ya organizada con un sistema administrativo relativamente eficiente y la ampliación de las capacidades de producción gracias al vertiginoso ascenso de la demanda europea. Momento clave porque, por una parte, señala la incorporación plena de América en la engrasada maquinaria de la producción capitalista, pero también por ser el origen del conflicto de intereses que desencadenará –con el estímulo de las propias ideas revolucionarias europeas y las resistencias internas y externas- el proceso de independencia/colonialismo que, coincidiendo con Carrera Damas, se prolonga hasta nuestros días.

1.2 COMERCIO

DE ULTRAMAR, CONTRABANDO Y PIRATERÍA.

ORIGEN

DE LA

COMPAÑÍA

GUIPUZCOANA Siendo los productos americanos el catalizador de la economía europea, el control –por vía legal o por la fuerza- de las fuentes de producción, los puertos y centros de acopio, las rutas del comercio, e incluso de las remesas monetarias, era vital para ganar la carrera del expansionismo que desencadenaría las guerras de la era capitalista. Paralelamente, se consolidaban en los nuevos territorios burguesías locales fundadas en la producción agrícola, con fuertes lazos comerciales internos y que empezaban a rivalizar con el monopolio de la metrópoli y los controles tributarios de la Real Hacienda. En los últimos cincuenta años del siglo XVII la provincia de Venezuela había sextuplicado el aporte a las Reales Cajas, gracias principalmente a la producción de

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cacao, siendo la tercera mayor contribución luego de los grandes Virreinatos de México y Perú. Para tener una idea de la magnitud del crecimiento económico derivado del cacao, remítase a las cifras: entre la última década del siglo XVII y la comprendida entre 1761 y 1770, la exportación total de la provincia de Caracas se multiplicó por cuatro. Paradójicamente, este desarrollo, fundamental para el sostenimiento de la Real Hacienda, no fue estimulado por España: ―El contrabando o comercio ilícito –en términos de los intereses del Estado metropolitano- fue uno de los lazos más firmes de la producción agropecuaria colonial con las burguesías europeas rivales de los mercaderes españoles; los holandeses situados en Curazao y Bonaire, monopolizaron esta actividad comercial con las costas y pueblos, villas y ciudades de tierra adentro en el siglo XVII, y de hecho el contrabando favoreció el desarrollo económico de estas comarcas, al suministrar manufacturas de consumo a la población y esclavos negros a las plantaciones y ofrecer un mercado seguro a la producción‖ 3 . Franceses, ingleses y holandeses traficaban por estas costas desde los inicios de la colonia, tanto, que muchas veces superaban en número a los barcos españoles en puertos venezolanos; comercio altamente beneficioso para la provincia debido a la escasez y mal manejo del intercambio con la metrópoli española, que se contentaba con la renta producto de los tributos internos y nunca promovió el desarrollo e intercambio con la provincia. Este comercio clandestino, que así explotó la ingente economía americana, protegido por piratas, bucaneros y filibusteros, realmente era parte de las prácticas del expansionismo mercantilista de las potencias europeas en pugna con España, actividad tempranamente combatida por la corona

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con métodos tan radicales como el arrase de cultivos o la ejecución de los vecinos que incurriesen en trato con extranjeros.

Sede de la Compañía Guipuzcoana en Puerto Cabello

La creación de la Compañía Guipuzcoana (que se fraguaba desde finales del siglo XVII) obedeció en gran parte a estos esfuerzos, a la necesidad de monopolizar el comercio y desplazar desde la metrópoli a la burguesía criolla, que con Nueva España dominaba el negocio del cacao en América. Jugó un papel crucial en su creación Pedro José de Olavarriaga, quien visitó en estas tierras entre 1720 y 1721 para investigar el estado de la gobernación, elaborar el primer censo económico y agropecuario que se realiza en Venezuela y conocer de

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cerca el extraordinario auge que experimentaba el ‗oro verde‘. Resultado de esta comisión fue el informe 4 que suministra a los empresarios vascos y a la corona los argumentos necesarios para la creación de la Compañía, por real cédula del 25 de septiembre de 1728 (cuatro años antes de la instrucción real que ordenaba la construcción del Castillo San Felipe).

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2 ESTADO

DEL ARTE , TIPOLOGÍAS Y ELEMENTOS DE LA FORTIFICACIÓN

ABALUARTADA EN

AMÉRICA

Los procesos históricos que modelan la cultura inciden sobre la arquitectura, como expresión específica asociada a sus circunstancias. Estudiar los hechos edificados da cuenta de esta relación en sentido inverso, cuya retroalimentación enriquece el conocimiento general de la historia. El sentido de la historia de la arquitectura colonial apunta en este sentido, más que como simple memoria y registro de los objetos, y cuestionar y desarrollar sus métodos es fundamental para ampliar los horizontes de la historia misma.

Torre del Homenaje, República Dominicana

Los modelos tradicionales de estudio de la arquitectura colonial se dividen en la trilogía civil-religiosa- militar, quedando siempre esta última relegada por el predominio estético que se asigna a las otras.

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Este error de concepto -producto de la llana aceptación de un supuesto determinismo que la arrincona al campo de la ingeniería, de las soluciones estereotipadas y de la aplicación lineal de la tratadísticaimpide ver la importancia de la arquitectura militar y su valioso aporte al conocimiento

histórico.

Justamente,

las

lógicas

proyectuales

y

características tangibles e intangibles de su arquitectura revelan, de forma incluso más clara que otras manifestaciones disciplinares, la impalpable red que conecta la arquitectura con los procesos históricos generales. ―Concebida la arquitectura como el contenedor social de la

vida funcional de la sociedad, cuyo valor está otorgado por la unidad función-técnica-expresión-significación (…), asumida la caracterización estilística como un factor más de los definitorios del lenguaje arquitectónico (…) entonces, la arquitectura militar configura uno de los temas representativos de la historia social, con idéntico peso de cualquiera de los otros temas que la caracterizan‖5.

Castillo La Fuerza, La Habana

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Roberto Segre, al reflexionar sobre la arquitectura militar, señala su máxima significación e importancia social en la dimensión urbana y la presencia de las fortificaciones en el paisaje urbano. Añadiremos a esto el

valor

de

los

contenidos

psicosociales

–seguridad,

protección,

presencia de las instituciones, racionalidad- que estas edificaciones sostienen.

Pese

a

que

estos

contenidos

no

son

agregados

conscientemente a la arquitectura, se acumulan en la medida de su vinculación con la estructura urbana. ―Cuando el problema de las fortificaciones se independiza del diseño urbano, de la relación defensalímite de la ciudad, y puede resolverse a través de un sistema formal surgido exclusivamente de una técnica militar, tiende a pasar de manos de los arquitectos a los ingenieros, desapareciendo así su carga expresiva y significativa. Ello ocurre a partir del siglo XVIII, aunque la precedente actividad de los ingenieros no los excluye del ámbito de la arquitectura, debido a la originalidad de la respuesta formal, no condicionada sólo técnicamente sino partícipe de los medios otorgados por una cultura figurativa aún unitaria, capaz de borrar los límites operativos entre ingenieros y arquitectos‖6.

Castillo San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias

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El origen de las fortificaciones es uno con el de las ciudades, basada

en

los

principios

de

control

visual

del

territorio

y

la

inexpugnabilidad. Su especificidad funcional y tipológica se desarrolla simultáneamente con el resto de la edilicia, hecho que ocurre en tiempos

de

Roma.

Vitrubio

consigna

algunos

principios

que

la

experiencia llevó al grado de norma: ―la forma de una plaza fuerte no

debe ser ni cuadrada ni de ángulos agudos, sino circular para que el enemigo pueda ser divisado desde diversos puntos‖. Con el tiempo, las formas de combate y la incorporación de la artillería pone en crisis este sistema. Torres y murallas son sustituidas por la compleja geometría de las trazas y la horizontalidad, que responden científicamente a la balística y la invisibilidad de las fortificaciones. El pensamiento del Renacimiento y su componente racionalista vuelve a emparentar fortificación y ciudad con los modelos ideales – Sforzinda, Palmanova-; ―si la compacidad volumétrica del castillo se

identifica con el orden caballeresco, la perfección geométrica implica un sistema racional, defensivo de las libertades urbanas logradas por la burguesía y al mismo tiempo coincide con los principios estéticos inherentes a aquellas formas‖

7

. La paulatina incorporación de la

geografía como otro elemento defensivo va flexibilizando la rígida geometría, adaptándola a los contornos topográficos y mimetizándose en el territorio. Este proceso evolutivo llega a su clímax con Sebastián Le Preste, marqués de Vauban (1633-1707), artífice de todo el sistema defensivo de Louis XIV. Vauban exaspera hasta los límites la regularidad geométrica de los trazados renacentista, a la que opone el dinamismo y la complejidad del cálculo infinitesimal. Incorpora también la idea de sistema,

al

convertir

el

artificio

defensivo

en

una

suma

de

26

construcciones que interactúan recíprocamente, fusionando defensa y ataque e integrando las partes en una unidad compleja y articulada. Las fortificaciones americanas reflejan con claridad las influencias de las etapas de esta evolución que son simultáneas a su desarrollo, pero también desarrollan elementos propios y característicos de sus circunstancias. Desde las primeras construcciones, reminiscentes de la fortificación medieval (como la Torre del Homenaje en Santo Domingo), pasando por los trazados clásicos renacentistas (La Fuerza en La Habana) y sus adaptaciones al medio geográfico (San Felipe de Cartagena de Indias, además ciudad fortificada), hasta los trazados más complejos inspirados por Vauban (El Callao en Lima), se reconocen influencias directas, pero especialmente sus peculiaridades y rasgos característicos, producto de las duras condiciones del medio físico, las limitaciones materiales y humanas, pero sobre todo del talento y capacidad de los ingenieros que trabajaron en el continente, de la sistematización de su formación profesional y sobre todo del profundo conocimiento de la naturaleza de las guerras en que estas edificaciones iban a participar. Es quizás el rasgo más distintivo de la fortificación abaluartada en América la potenciación de su capacidad táctica mediante el hábil manejo

de

la

geometría

para

compensar

las

limitaciones

presupuestarias, geográficas y constructivas presentes en el territorio. A diferencia de la fortificación europea -fundamentada sobre el concepto medieval de la escala y solidez de la ciudad fortificada como bastión del territorio- evolucionó para adaptarse al escenario bélico del Caribe durante los siglos XVII y XVIII: guerra naval difusa, de ataques

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sorpresivos, flotas

y ejércitos pequeños con poca capacidad de

resistencia y rápida evolución a la infantería con el objetivo de tomar las plazas de tierra firme.

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3 ANÁLISIS

DE LA FORTIFICACIÓN

3.1 ORIGEN DEL CASTILLO SAN FELIPE El origen del Castillo San Felipe -y de la ciudad misma de Puerto Cabello- está indisolublemente ligado a la Compañía Guipuzcoana. Este hecho tiene importantes repercusiones para la justa valoración del Castillo y del conocimiento de los verdaderos procesos que determinaron la construcción de ésta y otras fortificaciones en la provincia de Venezuela y el Caribe. Los privilegios que España otorga a la Compañía (entre los cuales se cuenta la vigilancia sobre el litoral de la provincia desde la boca del Orinoco hasta el río de la Hacha) plantean otra lectura sobre la visión que la corona tenía sobre la defensa de esta parte del Caribe. Puerto Cabello constituirá el quinto punto estratégico para la defensa del área meridional del Caribe, con Margarita, Cumaná, La Guaira, Maracaibo y Cartagena de Indias; siendo, luego de esta última, la segunda en importancia de toda el área y la primera de la provincia. Sin embargo, era aún tierra virgen, pese a su excepcional potencial estratégico y portuario. Según Olavarriaga, ―Este valle es un terreno muy bueno y la mayor parte de su producto pasa a los holandeses, quienes suelen anualmente estar en los puertos de su jurisdicción Borburata y Puerto Cabello, a donde a veces se atreven a tanta sobervia que hasta las embarcaciones españolas no las dejan entrar, y se ponen en acto formal de hostilidades…‖ 8 . En su famoso informe, Olavarriaga identifica también las debilidades defensivas del litoral venezolano, e incluso recomienda algunas acciones para su fortalecimiento. Un manifiesto sobre las actividades de la Guipuzcoana en 1749 nos habla

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de la situación de Puerto Cabello para el momento en que es fundada:

―un puerto abierto, sin fortaleza, casa ni vecindad alguna, y está hoy provisto, no solo de una fortificación que la Compañía hizo nueva, sino adornado de una población de cerca de doscientas casa cubiertas de teja y edificado todo con los auxilios del comercio de la Compañía‖9.

Plan general de los contornos de Puerto Cavello. Costa marítima de la prov.a de Caracas. Escala de 1.000 tuesas. San Phelipe de Pto. Cavello y sep.bre 10 de 1734. D. Juan Amador Courten. Serv. Hist. Mil. Madrid; sign. 6.080: K-b-7-37, hoja 2°)

Si nos atenemos al informe de Olavarriaga, y la información que suministra Eduardo Arcila Farías, ―En el informe sobre la Provincia de

Venezuela elaborado por Pedro de Olavarriaga, en 1721, aparecen los planos del futuro fuerte, dibujados por el ingeniero Juan Courten. Se dividía en dos partes: la plaza fuerte y el puerto‖10, se concluye que la

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decisión de construir la fortificación fue tomada por la Compañía Guipuzcoana como medida cautelar para garantizar la seguridad de sus instalaciones y el comercio y no como producto de una concepción estratégica de la defensa territorial, tal como asumen las investigaciones al respecto. También es resaltante el hecho de que Juan Amador Courten –primer ingeniero a cargo del castillo- aparezca como autor de la

primera

fortificación

propuesta

por

Olavarriaga.

Las

fuentes

disponibles no permiten precisar cómo aparece entonces Courten, ni su vinculación con la Guipuzcoana, hasta las instrucciones reales del 20 de junio de 1732, en las que se designa oficialmente como ingeniero a cargo del proyecto.

3.2 LA TRAZA IGNORADA DEL INFORME OLAVARRIAGA Sostiene Arcila Farías en Historia de la ingeniería en Venezuela, que existió un primer proyecto, no reflejado en los trabajos capitales de Zapatero o Gasparini 11 . En los planos publicados en su libro puede observarse la primera versión del Castillo, según el autor, proyectada por el propio Courten. Llaman la atención de este proyecto la forma particular de la traza, con claras reminiscencias de las fortificaciones diseñadas por los Antonelli en América (polígono irregular, adaptado al perfil topográfico, combinación de baluartes, medio baluartes y cortinas quebradas), la disposición radial de las instalaciones internas (que recuerda los trazados urbanos renacentistas) y la ubicación en la banda sur de la entrada del puerto.

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Plano del fuerte de San Phelipe de Puerto Cavello en la provinzia de Caracas. Escala de 50 tuesas. Ju. Am.or Courten. Puerto Cabello, 26 de abril de 1733. (Arch. Gen. Indias, Sevilla; sign. Venezuela 80)

Son pocos los datos que se disponen para especular al respecto más tomando en cuenta que este primer proyecto posiblemente ni siquiera llegó a manos de la corona-, sin embargo arroja algunas luces sobre las intenciones arquitectónicas del primer artífice del castillo: Juan Amador Courten. Tratándose de un ingeniero militar en formación 12, ya probablemente vinculado al Real Cuerpo de Ingenieros creado por el Ingeniero General Próspero de Verboom, es curiosa la retrógrada influencia de la traza antonelliana, superada en la teoría y la práctica por los preceptos de Vauban, cuya enseñanza estaba sistematizada desde la Escuela de Flandes con Fernández de Medrano y viajaría con Verboom a España. Sin embargo, dan muestra del conocimiento que

32

Courten poseía de las fortificaciones americanas y de la tratadística militar,

con

lo

que

encontraremos

argumentos

para

explicar

la

controvertida traza que dará origen a la construcción del Castillo San Felipe.

3.3 PRIMER PROYECTO: LA POLÉMICA TRAZA DE COURTEN

―A fines de aquel año de 1732, se encontraba en Puerto Cabello (Juan

Courten,

Amador)

después

de

mantener

las

debidas

conversaciones con el comandante general de Caracas, don Martín de Lardizábal. De aquellas conversaciones, nace, creemos, la «traza» original de la fortaleza de Puerto Cabello, pues aun careciendo de fecha y firma el documento gráfico que conocemos, la pertenencia a Courten es indudable. Se trata del «PLANO DEL FUERTE DE S.n PHELIPE DE PUERTO CAVELLO», que se guarda en el Servicio Geográfico del Ejército, Madrid. Dicho interesantísimo plano, resulta ser el «primer Proyecto» que Courten declara en su «Ynforme», fechado en Puerto Cabello el 26 de abril de 1733‖13. Según Zapatero, la figura adoptada para la fortaleza de Puerto Cabello,

responde

a

la

prescrita

por

la

tratadística,

la

más

frecuentemente empleada para la construcción de las ciudadelas, ―es la

figura que se halla más a propósito para una Ciudadela, también es buena

para

un

Fuerte

de

Campaña

o

guarnecer

la

Línea

de

Circunvalación‖ 14 . ―Nacida en el siglo XVI, fue interpretada por los autores de los sistemas de fortificación de los siglos XVII y XVIII, cada «Escuela» europea nos ofrece singulares prototipos pentagonales hasta

33

alcanzar en la segunda mitad del XVIII, complicadas fábricas con las obras de refuerzo: caballeros, torreones, hornaveques, etc.‖ 15 . Sin embargo, no se explica suficientemente el aspecto más polémico de este proyecto: la singular cortina semicircular que constituye el frente principal al oeste del castillo.

Plano del fuerte de San Phelipe de Puerto Cavello en la provinzia de Caracas. Escala de 50 tuesas. Ju. Am.or Courten. Puerto Cabello, 26 de abril de 1733. (Arch. Gen. Indias, Sevilla; sign. Venezuela 80)

El proyecto de Courten puede entenderse como una heterodoxa exploración sobre la fortificación caribeña. La polémica cortina curva parece surgir como una mixtificación de los preceptos vitrubianos y sumada a la acusada horizontalidad, la voluntad de potenciar el camuflaje de la edificación. Si bien la traza pentagonal era la más

34

conveniente para una fortificación de esta magnitud, la cortina curva contravenía principios fundamentales de la fortificación abaluartada, como el de la visibilidad y flanqueo entre baluartes y cortinas; sin embargo es común a las fortificaciones cuyos flancos dan al mar la presencia de cortinas sin baluartes en los flancos, en algunos casos curvas o de contorno quebrado 16. Zapatero aduce ―que las cuestiones

económicas, políticas e incluso estratégicas de Puerto Cabello como factoría de la Real Compañía Guipuzcoana, debieron influir en el «concepto» de construcción de la fortaleza‖ 17 , y también que ―la considerable y aún alarmante desproporción con las dadas por Courten, revelan hasta qué punto el Fuerte de San Felipe quedaba reducido respecto a las normas del Arte, por quedar sometido al medio geofísico y a los imperativos políticos de la capitanía general‖18. Ciertamente,

estas

consideraciones

pueden

explicar

las

limitaciones del proyecto y las consabidas injerencias clientelares, más sigue siendo una incógnita el porqué de la insólita cortina curva. No debe

descartarse

la

capacidad

y

libertad

creadora

del

autor,

recomendada por el propio Verboom como ―garantía del particular

servicio q.ehá de hazer en lo referido á sus méritos y hallarse vastantem.te instruido de la Theorica y practica en los concern.te á su Profes.on‖19. Puede plantearse la hipótesis de que, recuperando algunos elementos de la fortificación antonelliana, se aprovechase la particular situación topográfica de la costa. Por tratarse de un lugar plano, en contacto directo con el mar, se hacía innecesaria la defensa abaluartada, los parapetos dispuestos en abanico podrían ser más eficientes para la guerra naval, camuflando el castillo, con más ángulo de tiro y mayor superficie de impacto. Sobresale la inteligente resolución de los medios

35

baluartes que refuerzan la solidez de la cortina y garantizan la correcta defensa de los flancos norte y sur, el foso y los incipientes hornabeques. La curiosa ubicación del castillo, ahora en la banda norte de la entrada del puerto, es bastante rebuscada, pues toca el agua en dos frentes (sobre mar abierto y el carenero del puerto), dividiendo en dos el brazo de tierra sobre el que se posa, imposibilitando así el movimiento de infantería desde la costa hasta la entrada del puerto. Este singular emplazamiento

presentaba

algunas

complicaciones

constructivas

importantes, por el embate del mar que comprometería la futura estabilidad de la cortina.

Perfiles y elevación del fuerte San Felipe de puerto Cabello, trazados por el ingeniero Courten para completar el ―Plan del estado de obra.s‖, en 1 de septiembre de1734. Escala de 50 toesas (Serv. Hist. Mil. Madrid; sign. 6.080: K-b-7-37, hoja 1°)

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Las consideraciones que Courten hace sobre el tamaño de la fortificación también es un punto interesante que señala el deseo de mantener las proporciones y dignidad arquitectónica de la fortificación pese a las restricciones económicas, el pragmatismo de los funcionarios y su relativa importancia en el vasto universo de las obras defensivas de una España que defendía su imperio por los cuatro costados del planeta. Las

dimensiones

del

Castillo

San

Felipe

(50

toesas

de

frente)

corresponden a casi una cuarta parte de las magnitudes regladas por la Real Academia de Matemáticas de Barcelona y la tratadística del XVII; esta reducción, al igual que las otras características antes mencionadas, solo se comprende como parte de una voluntad -presente en el trabajo de muchos ingenieros militares en América- de compensar con el diseño las limitaciones impuestas a la edificación. En fin, los aspectos antes mencionados han sido argumentados como la causa de la disputa de Courten con el capitán general Martín de Lardizábal y su posterior abandono de la obra; estas versiones se alternan con otras donde Courten solicita a la corona atribuciones superiores a las asignadas, a disgusto del capitán general. Según Zapatero, ―ante los proyectos de Courten, hay que pensar que hizo la

composición partiendo de la figura del «polígono pentagonal con cinco baluartes»; y que sometido a imperativos, suprimió un baluarte y transformó dos en medio baluartes. Así, su fortaleza, por solo contar con dos baluartes regulares, habrá de ser calificada de «Fuerte», ya que para ser considerada «Castillo» —en el más puro concepto de la Fortificación Permanente Abaluartada», debería contar con más de tres‖20.

37

Sin embargo, las evidencias permiten elaborar una hipótesis contraria: que Courten diseñó deliberadamente esta traza, a sabiendas que disminuía la jerarquía de la fortificación en favor de un diseño innovador y más efectivo para sus propósitos defensivos, lo cual no fue del agrado de la corona, la compañía o Lardizábal, y de allí los conflictos. Esto, asumiendo que un oficial de alto rango con el temperamento suficiente para abandonar irregularmente su propio proyecto en construcción y desacatar una orden real, no aceptaría dócilmente imposiciones ajenas al ejercicio de su profesión, como insinúa Zapatero.

3.4 JUAN GAYANGOS LASCARI Y LA TRAZA DEFINITIVA DEL ‗CASTILLO‘ Nos hemos extendido en la relación y análisis del proyecto de Courten porque pese a lo poco que parece quedar de este, las decisiones más importantes allí tomadas van a pesar sobre las sucesivas intervenciones y modificaciones, lo cual hace más discutible todavía la tesis de Gayangos como artífice del San Felipe, y permitirán explicar de manera más razonable las decisiones tomadas por este y sus sucesores. Luego de la ‗desaparición‘ de Courten -quien se fuga el 23 de noviembre de 1734 a Curazao en compañía de su sobrestante y otros trabajadores- el castillo queda sin dirección durante casi un año, hasta que por cédula fechada el 17 de diciembre de 1735 se designa a Juan Gayangos Lascari como ingeniero de las obras de Puerto Cabello. Gayangos había evadido su embarco a las fortificaciones de Chile, por encontrarse ―á la espera de un Nabio que lo transporte‖, y hasta llegó a

38

solicitar el retiro de su asignación a La Carraca, sin embargo, es recomendado por el nuevo director del cuerpo de ingenieros, don Diego Bordik, como la persona idónea para el trabajo. Para este momento se encontraban concluidas las construcciones internas –casa del castellano, la contaduría y los cuarteles- y adelantadas las cortinas norte, este y sur, con sus respectivos baluartes. Con lo cual quedaban fijadas las dimensiones generales del polígono y su implantación definitiva, más susceptibles de modificación todo el frente oeste y la controvertida cortina curva. Mientras Gayangos se encarga de la continuación de la obra, se abría un expediente de causa contra Courten por el abandono de Puerto Cabello. Aunque dicho expediente no fue determinante para el futuro del castillo, son reveladoras las declaraciones del Jefe del Cuerpo de Ingenieros, don Ignacio Sala, al respecto de la justificación del edificio:

―Que no tiene conocimiento del país de Puerto Cabello ni de ningún punto de América pero que ha tomado noticias y de ellas deduce, que no debería tenerse en P.to Cabello una Fortificación como la que se inserta en el Expediente‖21. El dictamen del expediente fue presentado a Felipe V en estos términos: ―Que se había propuesto a S.Mag.dad una

Fortificación costosa e innecesaria para Puerto Cabello, pues aún concluida no cumplirá con el objeto, ya que nada importaba cerrar un punto, si quedaban abiertos otros muchos en una costa dilatada, y que esto era la causa de tanto incidente, y que el Castillo de P.to Cabello, se le

debería

apellidar

el

Castillo

del

Engaño...‖

22

.

Esto

habla

elocuentemente sobre las contradicciones entre las autoridades reales, los estrategas militares (como Ignacio Sala), los ingenieros a cargo de las fortificaciones y los intereses locales con relación a la defensa del

39

territorio. Según Sala, carecía de sentido proteger la extensa costa meridional del Caribe; posición tan extrema como probablemente fue la de construir una fortificación tan ambiciosa como la promovida por la Compañía Guipuzcoana.

Perfiles y elevación del fuerte San Felipe de puerto Cabello, trazados por el ingeniero Courten para completar el ―Plan del estado de obra.s‖, en 1 de septiembre de1734. Escala de 50 toesas (Serv. Hist. Mil. Madrid; sign. 6.080: K-b-7-37, hoja 1°)

Mientras esto ocurría, Gayangos Lascari continuaba con las obras de San Felipe, proyectando casi en secreto las modificaciones al proyecto de Courten. Este hermetismo pudo deberse –según algunas evidencias que se recogen de Zapatero- a varios motivos: el primero, la desconfianza del equipo de ingenieros auxiliares de Courten, que por instrucciones reales permanecieron bajo el mando de Gayangos; la

40

convivencia fue tan complicada que éstos se quejaron ante las autoridades por las arbitrariedades de Gayangos con relación al proyecto y los maltratos hacia los trabajadores. También pudo haber influido la situación con la capitanía general, hasta la sustitución de Lardizábal (supuesto causante de la ‗fuga‘ de Courten) por don Gabriel de Zuloaga en 1736. El hecho es que Gayangos decide la desaparición de la cortina circular, transformando los medios baluartes en baluartes curvos y colocando en el centro de la extinta cortina una plataforma –que finalmente será el quinto baluarte-. Estas modificaciones tiene la virtud de corresponderse con el canon establecido para una fortificación de tales características; lo propuesto por este ingeniero acerca al castillo al terreno de lo aceptable, y logra, por efecto de la manipulación y adición de los baluartes, ascender el ‗fuerte‘ a la categoría de ‗castillo‘, lo cual debió contar con el beneplácito de las autoridades militares locales. En una serie de informes sobre el estado de las obras, que presenta entre 1737 y 1739

23

, incluye las propuestas mencionadas. Dos veces

recibieron el dictamen desfavorable del ingeniero Sala 24; sin embargo, Gayangos,

por

medio

del

capitán

general

Zuloaga,

lo

presenta

directamente a la corona, que finalmente lo aprueba. Once meses después, volvía a componer otra ―Relazión…‖25, con modificaciones menores, que también fue aprobada. Esta coyuntura – apoyo de la corona y la capitanía general, auge de las operaciones de la Guipuzcoana, ya en pleno funcionamiento y control del puerto y el comercio- sumada a la inminencia de la guerra con Inglaterra, catalizó las obras del castillo, las cuales marcharon a ritmo acelerado hasta

41

cerrar todas las cortinas y baluartes, coronar los parapetos y completar los elementos básicos de la estructura que conocemos. Fecha la relación que da cuenta de ello el 30 de agosto de 1742.

Perfiles y elevación del fuerte San Felipe de puerto Cabello, trazados por el ingeniero Courten para completar el ―Plan del estado de obra.s‖, en 1 de septiembre de1734. Escala de 50 toesas (Serv. Hist. Mil. Madrid; sign. 6.080: K-b-7-37, hoja 1°)

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3.5 EVENTOS POSTERIORES EN LA POLIORCÉTICA DE SAN FELIPE Un año después de completarse las obras del castillo, las hostilidades con Inglaterra se hacen sentir en territorio venezolano. La Guerra del Asiento Inglés –o Asiento de negros, como también se ha denominado- 26 tuvo como escenario las aguas del Caribe. Todo el sistema defensivo español se vio comprometido en el conflicto; las ‗llaves‘ del imperio vieron acción y temblaron bajo las sacudidas de los cañones, Portobelo y Chagres destruidos y Cartagena sitiada. Ésta, junto a Puerto Cabello, eran objetivos estratégicos de los ingleses, más corrieron con distinta suerte de las llaves panameñas. Entre el 20 de abril y el 13 de mayo una escuadra inglesa, al mando del almirante Charles Knowles, atacó la ciudad sin éxito, pese al exiguo ejército que resistía en tierra. La exportación de los conflictos europeos al Caribe se mantuvo a lo largo del siglo XVIII: desde Felipe V hasta Fernando VII las guerras en que se vio involucrado el imperio español se sucedían sin cesar, lo cual obligaba a una constante revisión y adaptación de los sistemas defensivos a condiciones de combate superiores a las originalmente previstas. El valor de objetivo estratégico que los enemigos de España asignaron al puerto motivó una serie de propuestas, planes y proyectos –algunos construidos- que enriquecieron arquitectónicamente la ciudad, a punto de hacer de Puerto Cabello, luego de Cartagena, la segunda ciudad amurallada del continente. Entre los muchos aportes al arsenal defensivo

de

la

ciudad

destaca

el

‗Theatro

Bélico‘

del

conde

Roncali(1765-67), que sobre los vertiginosos avances de la artillería y las tácticas de combate anfibio proponía la construcción de hornaveques

43

y otras obras exteriores al castillo, y una serie de baterías y fortines que cubrían amplias áreas del territorio y engranaban las diferentes construcciones en un sistema articulado de comunicaciones, logística y defensa; de esta propuesta surge la construcción del fortín Solano. Miguel

Marmión

y

Bartolomé

Amphoux

(1767-71)

consolidan

lo

propuesto por Roncali e inician las propuestas para fortificar la ciudad con un recinto amurallado, a la manera de Cartagena. Siguen otros nombres y proyectos de menor importancia, hasta que el segundo plan de defensa del Caribe de 1778, cuya implementación es asignada al brigadier Agustín Crame, quien recorre todos el territorio estudiando las debilidades y fortalezas del sistema defensivo y propone mejoras en las fortificaciones de Puerto Cabello. El cese de actividades de la Compañía Guipuzcoana genera el declive del puerto y la pérdida de su valor estratégico; Puerto Cabello se deprime

económicamente

y

sus

fortificaciones

se

desmantelan.

Finalmente, el convulso orden de los acontecimientos deriva en las luchas

por

la

independencia

de

las

naciones

americanas.

Las

fortificaciones poco o nada tienen que hacer en este nuevo escenario bélico: fueron pensadas para la amenaza externa y no para protegerse del interior, sin embargo serán también espacio de importantes hechos históricos. Será el Castillo San Felipe el último reducto español en tierras venezolanas; su rendición ocurrió el 8 de noviembre de 1823. Los conceptos de guerra abierta, implementados en las guerras napoleónicas, y luego imitados en otros escenarios bélicos –entre ellos nuestra guerra de independencia- hicieron obsoletas estas portentosas obras de ingeniería militar. Será también el fin de la era de las fortificaciones en la historia militar.

44

45

46

CONCLUSIONES En el breve período del castillo de Puerto Cabello sometido a estudio se encuentran algunas claves que consideramos importantes para incorporar al debate de la historia de la arquitectura colonial venezolana: el papel de la Compañía Guipuzcoana en la transformación económica del territorio durante el siglo XVII, los orígenes de Puerto Cabello, la construcción de edificaciones de relevancia en el plano militar y su ascendente sobre los asuntos militares de España. También de las contradicciones, indeterminaciones políticas e injerencias que influyeron de manera notoria en el curso de los acontecimientos asociados al castillo, y la relación entre estas y la poliorcética en territorio venezolano. Hacemos especial mención del papel protagónico de los ingenieros militares, de su experiencia, conocimiento y capacidad crítica con respecto a los esquemas impuestos desde la metrópoli, que contribuyeron al desarrollo del mayor sistema defensivo construido en el planeta y salvaguardaron en gran medida los intereses de España, hasta los albores de la gesta emancipadora. Resta mucho aún por estudiar de San Felipe, de Puerto Cabello y de las fortificaciones venezolanas. La silenciosa presencia de estas construcciones nos habla de su capacidad para perdurar, de un tiempo en que la materia era el soporte de la razón. Esa cualidad, que nunca dejará de interesarnos, es la esencia misma de la arquitectura.

47

48

BIBLIOGRAFÍA AA.VV., Fuentes para la historia colonial de Venezuela . Tomo N° 76. Academia Nacional de la Historia. Caracas, 1965 ALBI DE LA CUESTA, Julio, La Defensa de las Indias. Madrid, Cultura Hispánica, 1987 ARCILA FARÍAS, Eduardo, Historia de la ingeniería en Venezuela. Caracas. Colegio de Ingenieros de Venezuela, 1961 BRITO FIGUEROA, Federico, Historia económica y social de Venezuela. Caracas, Imprenta UCV, 1972 FUNDACIÓN POLAR, Diccionario de historia de Venezuela, Caracas, 1997 GASPARINI, Graziano, Arquitectura colonial en Venezuela. Caracas, Armitano, 1965 -, Fortificaciones del periodo hispánico en Venezuela. Caracas, Armitano, 1985 GUTIÉRREZ, Ramón, Arquitectura y fortificación: de la ilustración a la independencia

americana. Madrid, Tuero, 1993 SUÁREZ, Santiago-Gerardo, Fortificación y defensa. Caracas Academia Nacional de la Historia, 1978 VILA, Marco Aurelio, Antecedentes coloniales de centros poblados de Venezuela. Caracas, UCV, 1978 ZAPATERO, Juan Manuel, Historia de las fortificaciones de Puerto Cabello. Caracas, Banco Central de Venezuela, 1977 ARTÍCULOS DE REVISTAS SEGRE, Roberto, Significación de Cuba en la Evolución Tipológica de las Fortificaciones

Coloniales de América. En: Boletín del Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas (C.I.H.E.) N°13, Enero 1972 VILA, Marco Aurelio, Los orígenes de Puerto Cabello. En: Boletín Histórico de la Fundación John Boulton. N° 25. Caracas, mayo de 1970 ZAPATERO, Juan Manuel, El Castillo San Felipe de Puerto Cabello. Venezuela. Siglo

XVIII Plaza Fuerte de América. En: Boletín de Ciencias e Investigaciones Históricas y Estéticas de la Facultad de Arquitectura, núm. 20. Caracas, 1975.

49

50

NOTAS 1

CARRERA DAMAS, German, Períodos de la historia de Venezuela. En: FUNDACIÓN POLAR, Diccionario de Historia, Caracas, 1997 2

Citado por GASPARINI, Graziano, Fortificaciones del periodo hispánico en Venezuela. Caracas, Armitano, 1985; pág. 44, y en la entrada Fortificaciones, En: FUNDACIÓN POLAR, Diccionario de Historia, Caracas, 1997 3

BRITO FIGUEROA, Federico, Historia económica y social de Venezuela. Caracas, Imprenta Universitaria de la Universidad Central de Venezuela, 1972 4

OLAVARRIAGA, Pedro José, Instrucción general y estado presente de la Provincia de Venezuela en los años de 1720 y 1721. En: Fuentes para la historia colonial de Venezuela. Tomo N° 76. Academia Nacional de la Historia. Caracas, 1965 5

SEGRE, Roberto, Significación de Cuba en la Evolución Tipológica de las Fortificaciones Coloniales de América. En: Boletín del Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas (C.I.H.E.) N°13, Enero 1972, pág. 10 6

Ídem, págs. 11-12

7

Ídem, pág. 13

8

OLAVARRIAGA, op. cit.

9

VILA, Marco Aurelio, Los orígenes de Puerto Cabello. En: Boletín Histórico de la Fundación John Boulton. N° 25. Caracas, mayo de 1970 10

ARCILA FARÍAS, Eduardo, Historia de la ingeniería en Venezuela. Caracas. Colegio de Ingenieros de Venezuela, 1961. Que citamos por no tener acceso a los documentos mencionados, lo cual nos permitiría corroborar la autoría y fecha del plano, datos importantes para sostener esta hipótesis. 11

ZAPATERO, Juan Manuel, Historia de las fortificaciones de Puerto Cabello. Caracas, Banco Central de Venezuela, 1977 y Gasparini, Graziano, Fortificaciones del periodo hispánico en Venezuela. Caracas, Armitano, 1985 12

Se citan algunos datos de Courten que Zapatero extrae de la Colección Aparici: era de nacionalidad suiza, e ingresó en los reales ejércitos de Felipe V el 10 de enero de 1725, destinado a la frontera con Portugal. Por R.O. de 23 de noviembre de 1726 fue trasladado al Puerto de Santa María (Cádiz). En 16 de junio de 1727, aparece en el ―Plan General‖ del ingeniero Próspero de Verboom; el 20 de octubre de 1730 fue ascendido a ingeniero en segundo, y grado de capitán de infantería destinado a Lima para construir las fortificaciones de El Callao y otras en Chile. El 13 de junio de 1732 se le asigna la ejecución del Castillo de Puerto Cabello, regresando en circunstancias extrañas por su enemistad con el capitán general Martín de Lardizábal.

51

13

ZAPATERO, Juan Manuel, El Castillo San Felipe de Puerto Cabello. Venezuela. siglo XVIII Plaza Fuerte de América. En: Boletín de Ciencias e Investigaciones Históricas y Estéticas de la Facultad de Arquitectura, núm. 20. Caracas, 1975. 14

FERNÁNDEZ DE MEDRANO, Sebastián. El Archivo Perfecto en el Arte Militar. Bruselas, 1700; cit. pág. 16. 15

16

ZAPATERO, Juan Manuel. Historia General de las Fortificaciones Americanas. Véase el castillo de San Felipe de Barajas en Cartagena

17

ZAPATERO, 1975, pág. 39.

18

Ídem.

19

Expediente personal del ingeniero Courten, año 1730 (Arch. Gen. de Simancas, Valladolid; sign. 2. °-26-45, Títulos de Indias). 20

ZAPATERO, 1975, pág. 39.

21

Trámite al Consejo de Indias, año 1737. (Arch. Gen. Indias, Sevilla; sign. Santo Domingo 783). sus extractos figuran en el Expediente del Comand. Gral. de la Prov.a de Caracas, Serv. Hist. MU. Madrid; sign. 7.073: 2-3-7-3). 22

Ídem.

23

Relazión que acompaña a la Parte del Plano y proyecto de la nueva fortificación que se está actualmente construyendo en S.n Phelipe de Puerto Cavello en la costa de Venezuela. Puerto Cavello, 31 enero 1737. Juan Gayangos Lascari. (Arch. Gen. Indias, Sevilla; sign. Santo Domingo 783.); Relazión que acompaña al Plano, perfiles y proyecto que se propone para el fuerte de S.n Phelipe de P.to Cavello, Caracas, 8 de mayo 1737. Juan Gayangos Lascari. (Arch. Gen. Indias, Sevilla; sign. Santo Domingo 783.); Relación y Explicación que hace el Yng.o D.n Juan Gayangos Lascari, y acompaña al Plano y perfiles del Estado en que se hallan al presente las Obras de Fortificación de S.n Phelipe de P.to Cavello, 5 de enero 1739. (Arch. Gen. Indias, Sevilla; sign. Caracas 868.); Plano del Estado en que se halla el fuerte de S.n Phelipe de P.to Cavello y Proyecto q.e há parecido mas conveniente adaptar, arreglado á la L.l Orden. Escala de 20 toesas. Fuerte de S.n Phelipe de P.to Cavello, 5 de enero 1739. Juan de Gayangos Lascari. (Arch. Gen. Indias, Sevilla; sign. Venezuela 115.). 24

Previsible porque en el dictamen del expediente sobre Courten (ver nota 17), Sala declaraba sobre Puerto Cabello ―Que lo conveniente era un Fuerte pequeño, a corta diferencia de la capacidad del de Matagorda en Cádiz, que tiene unas 20 Toesas en cuadro‖ 25

Relazión y Explicación que hace a V.a Mag.dad el I.ngo d.n Juan de Gayangos Lascari y acompaña Plano y Perfiles que en esta ocasión remite por manos del Gob.or y Cap. Gral. de esta Prov.a el Mariscal de Campo, D.n Gabriel de Zuloaga, 21 noviembre 1739. (Arch. Gen. Indias, Sevilla; sign. Caracas 868.)

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26

La Guerra del Asiento, también denominada Guerra de la Oreja de Jenkins por los ingleses, fue un conflicto bélico que duró de 1739 a 1748, en el que se enfrentaron las flotas y tropas del Reino de Gran Bretaña y del Reino de España principalmente en el área del Caribe. Por el volumen de los medios utilizados por ambas partes, por la enormidad del escenario geográfico en el que se desarrolló, y por la magnitud de los planes estratégicos de España e Inglaterra, la Guerra del Asiento puede considerarse como una verdadera guerra moderna. A partir de 1742 la contienda se transformó en un episodio de la Guerra de Sucesión Austriaca, cuyo resultado en el teatro americano finalizaría con la derrota inglesa y el retorno al statu quo previo a la guerra. La acción más significativa de la guerra fue el Sitio de Cartagena de Indias de 1741, en el que fue derrotada una flota británica de 186 naves y casi 27.000 hombres a manos de una guarnición española compuesta por unos 3.500 hombres y 6 navíos de línea. La Historia no volvería a ver una batalla anfibia de tal magnitud hasta el Desembarco de Normandía, más de dos siglos después. ALBI DE LA CUESTA, Julio, La Defensa de las Indias. Madrid, Cultura Hispánica, 1987

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