La arquitectura de Ponce y sus elementos

June 7, 2017 | Autor: Jorge Ortiz Colom | Categoría: Architecture, Heritage Studies, Historic Preservation, Puerto Rican Studies
Share Embed


Descripción

La arquitectura de Ponce y sus elementos Arq. Jorge Ortiz Colom, Instituto de Cultura Puertorriqueña, Oficina de Ponce / Noviembre 2007 PONCE COMO REALIDAD CONSTRUIDA – ciudad y edificios - refleja multiculturalismo y una visión abierta y progresista del mundo. Esto es importante al ver la mezcla de vernáculo y culto en formas y detalles, y la mezcla de materiales locales e importados. Ponce era el centro comercial de Puerto Rico para la industria agrícola de exportación de géneros semiprocesados como café en grano (crudo o tostado) y azúcar moscabada. Responde al clima, empleando ladrillos cocidos a baja temperatura, mampostería y madera - del país en los cuadros estructurales e importada en el revestimiento. Posee balcones y galerías cerradas, plafones altísimos con cielorraso entre estos y los techos (normalmente de metal) y cerramientos particulares, todos girados a un clima caluroso y semiseco en un entorno sin fuentes de energía fácilmente extraíbles o sistemas mecánicos.

Tipos representativos de edificación La arquitectura ponceña posee elementos tales como: •





• •

Casa vernácula con detalles ornamentales calados, parte norte del centro urbano

Vernáculo de maestro de obras, prevaleciente entre 1825 a 1900, hecho en madera del país, mampostería o ladrillo, con plantas rectangulares o en L, techos de dos pendientes con frontones laterales y rejillas de lamas de madera en los mismos, o techos de cuatro pendientes. Este estilo se siguió construyendo de manera secundaria hasta 1920. El interior suele ser de tres crujías de ancho, con sala central y habitaciones a ambos lados, o dos crujías de ancho, una de espacios de vivir y otra de dormitorios. Algunas son casonas de hacienda “absorbidas” por el crecimiento urbano (no había transición entre ciudad y campo). Tradición culta de arquitectos e ingenieros de nombre, a menudo diseñando sobre esquemas vernáculos de distribución interior. El neoclásico prevaleció; su exuberancia se manifiesta por ejemplo en la casa Carlos Armstrong de Manuel V. Doménech. Otros diseñadores tales como el Ing. Blas Silva Boucher y el Arq. Alfredo Wiechers Pieretti elaboran esquemas alternos de planta. Wiechers tuvo fuerte influencia del modernismo catalán (muchos residentes acaudalados de Ponce eran de ese origen) y otros arquitectos emplearon detalles modernistas en fachadas, balcones y medios puntos (particiones ornamentales abiertas que dividían la sala en dos). Este tipo de construcción prevaleció en zonas céntricas entre 1880 y 1920. Planos derivados de pattern-books norteamericanos y la inspiración de los bungalows y detalles artesanales de la tradición angloamericana del Arts and Crafts. Normalmente se construían en hormigón y pino importado. Pueden verse en el centro urbano y en sectores tales como el suburbio interior de Mariani, al suroeste del centro. Datan mayormente entre 1920 y 1950. Art Deco y Art Moderne en muchas áreas y empleados en todo género de edificación. También se ve a la vez el uso de revival español mayormente para residencias. (1930-1960) Tradiciones monumentales, mayormente neoclásicas, para los edificios de mayor importancia. Mientras Ponce crecía se ensayaron muchos estilos. No hay uniformidad estilística comparable con la de San Juan Antiguo y la hegemonía del colonial y neoclásico allí.

2 Rasgos espaciales: Aunque las casas definen muros urbanos exitosamente, no comparten medianeras con sus vecinas salvo casos raros, esto a diferencia de los visto en San Juan Antiguo. En estas “casas criollas” hechas hasta 1920, la configuración espacial más vista es la de sala central a la cual se accede desde un balcón corrido frontal. Este esquema de sala central, posiblemente derivado de formas vernáculas europeas, fue modificado para el trópico. El hall central original se ensanchó y se hizo espacio de estar, a veces doble con una llamada antesala hacia la parte posterior –

Una especie de mediopunto en una antigua casa playera de aprox. 1915 actualmente ubicada en La Alhambra.

Casa criolla en ladrillos con techo de madera y metal tras el parapeto. Las dos puertas centrales abren a la sala.

bautizada así porque era el espacio de entrada en casas de dos niveles cuando se tomaba en cuenta el tiro horizontal de las escaleras de acceso. Las salas primero se separaban por un muro, luego por un tabique abierto llamado mediopunto, hecho con piezas moldeadas, torneadas o caladas y a menudo con tablilleros para almacenaje. A uno o ambos lados de la sala, en fila, los dormitorios, normalmente intercomunicados entre sí para mayor privacidad. No habían armarios integrales, sino roperos – muebles altos con perchas adentro. Los plafones, altísimos, facilitaban el paso del aire caliente arriba, fuera de

la zona de confort de los ocupantes de la vivienda. Las casas más estrechas eran de dos crujías de ancho, un lado para dormitorios, el otro para espacios de estar. Estas se orientan para que los dormitorios, en lo posible, abran al este. Esto reduce la carga solar sobre éstos para refrescarlos de noche y permite que la luz del alba despierte a los residentes. También existen varias casas “gemelas” (dos casas con una pared compartida) en la zona histórica. La mayoría de estas casas poseen una protuberancia posterior denominada “martillo”, a la cual se asignan cocina, despensa, dormitorios del servicio, lavandería y otros espacios afines, todo cerca del patio posterior. Estos patios son mayormente lugares utilitarios, donde hay huertos, herbarios, árboles frutales, tendederos e implementos domésticos. Pocos son pensados como jardines ornamentales o decorativos, aunque algunos en remodelaciones así se han convertido. Las casas construidas posteriormente tienen una clara influencia de los pattern books (libros de patrones) norteamericanos y formas de bungalow posiblemente introducidas vía las Antillas Menores. Pueden ser de planta rectangular o asimétrica. Muchas poseen pasillos centrales con habitaciones a ambos lados.

3 Estos pasillos conectaban la sala con el comedor y la cocina hacia la parte posterior. Estas casas mayormente construidas entre 1890 y 1940 coexistirían con las diseñadas por arquitectos, aunque aun estas últimas respetaban a menudo los esquemas vernáculos de diseño. Otras, como algunas de los arquitectos Wiechers y Silva, organizaban los espacios a lo largo de un espinazo de circulación por toda la parte posterior de la casa. La existencia de los balcones es el denominador común del paisaje doméstico ponceño, y su principal presencia en la ciudad. Es fundamental el enlace entre exterior e interior que forman los balcones. En las casas criollas son por antonomasia espacios de estar, ocupables por largos ratos, Su orden regular y rítmico refuerza la simetría de las casas de sala central; en las casas de un nivel era parte de una secuencia ordenada entre lo público y lo íntimo, culminando en la sala. Cuando estaban en altos, los balcones dejaban de ser los miradores estrechos al estilo de las galerías vistas en fachadas sanjuaneras, y se Galería empersianada en el martillo trocaban en grandes plataformes para vivir la vida doméstica de una casa ponceña con el mundo a los pies. En Ponce, estas obras maestras eran hechas con piezas de madera moldeaadas, torneadas o caladas, hierro colado – a menudo importado – o pilares de ladrillo u hormigón, con un techo de una pendiente encima. Los ornamentos podían ser de hierro colado o de madera moldeada o calada, a veces de gran expresividad decorativa. Como sea, la separación entre balcones e interiores se lograba con puertas dobles con paños operables de persianas delgadas, ajustables para así regular visibilidad y ventilación; éstas reemplazaban las más sencillas puertas de tabla de antaño. Las persianas se movían juntas con una varita de control, y el postigo – una portezuela que les cubría – les daba acceso. Las puertas casi siempre eran pareadas y poseían paños vidrio para luz o agujeros de ventilación, o ambos. Muchas veces estas puertas ornamentaban la fachada. Encima de ellas, los montantes asumieron vistosidad decorativa - habían versiones de paños de vidrio operables, listones de madera, o calado con diseños elaborados. Las galerías laterales y posteriores eran amplias, y en Ponce era característico cubrirlas de persianas fijas para tamizar el intenso sol sureño. (En muchos pueblos aun de la región estas galerías son abiertas.) La transición entre privado y público expresado por los balcones, con su clara articulación de los exteriores, sobrevivió a la llegada del hormigón armado, perfiles normalizados de madera de pino importada y los nuevos estilos arquitectónicos como lo Detalles de un balcón: montante de vidrio operable, puertas dobles, pared frontal con chanfle de madera fueron el Art Deco/Art Moderne y el revival español antes de 1950. Las obras en hormigón, tímidamente, lograron las nuevas formas de expresión plástica alcanzables con este material. Al principio, el ladrillo se retraducía al nuevo material: se añadían nuevos detalles tales como el cosmatesco de vidrio a colores, geometrías más abstractas, tejas o baldosas de barro. Luego de 1910, la

4 principal puerta de entrada a la sala se enmarcaba en paneles con vitrales de varetas de madera en patrones geométricos, siguiendo nuevos diseños derivados de patrones norteamericanos. Casas estilo “cottage” con techos de dos, cuatro o más pendientes rompían la seria simetría de esquemas antecedentes de sala central. Se emplearon en estas casas balaústres, postes y pasamanos prefabricados en hormigón, y éstos también se instalaron en casas más antiguas. Existe un vernáculo proletario vistos en casitas de pino importado hechas a partir de 1900, con planta rectangular y balcones hacia la calle. Frecuentes en las partes oeste, norte y sureste de la ciudad, sus techos con frontón do faldón delantero y sus balcones de hormigón con columnas les dan el aspecto de pequeños templos, los que alzados de la acero y multiplicados junto a las calles crean un paisaje particular y único de una transparencia elegante. En la calle Molina está esta hilera de casas de madera de pino para trabajadores y artesanos, con balcones frontales y bases altas, dando un aspecto muy particular a la calle.

Para obtener privacidad e higiene – liberarse del polvo callejero y las sabandijas terrestres – las casas se

levantaban al menos un metro sobre la rasante de la calle y el terreno. Esto se hacía con zocos (estantes) de madera o pilares de ladrillo, o muros de ladrillo o mampostería. Hacia la calle, este desnivel se cerraba con un muro, casi siempre de material duro y a veces decorado con molduras y agujeros de ventilación. En algunos casos, estas bases se alzaban bastante volviéndose a veces verdaderos sótanos. Muchas de las casas más pequeñas de planta rectangular eran alzadas con gatos para crear un nuevo nivel debajos utilizable para comercio, apartamentos auxiliares o almacenaje de vehículos. Era frecuente, según crónicas e historia oral, el traslado de casas sobre ruedas. Esta mezcla de edificios residenciales y comerciales en la

Ponce también tenía edificios comerciales calle Cristina ejemplifican la diversidad de la arquitectura urbana de Ponce, sobre todo con sus balcones. hechos en madera, ladrillo y hormigón, estos últimos muy parecidos a la austera arquitectura sanjuanera, con puertas dobles, regularmente dispuestas en la fachada, revestidas de tablas o tolas de metal – pero las proporciones, detalles y cubiertas tenían cierta variación. Muchos tenían detalles geométriucos o neoclásico a veces con cierta exuberancia, y los techos eran a menudo de armazón de madera. En la parte superior de los muros se empleaban “ojos de buey” para ventilar los interiores aun cerrados, con detalles y molduras decorativas en muchos casos. Los edificios mayores podrian tener columnas de hierro colado, pero era más frecuente usar muros de carga o armazones de madera con

5 conecciones atarugadas complejas y fuertes. Hay bastante edificios mixtos en la ciudad, como tener una casa criolla a horcajadas de un espacio comercial. Las escaleras de acceso a los altos habitados eran laterales, a veces cubiertas y a veces en igual proporción expuestas a la intemperie. En el centro de Ponce abundaban los hoteles, uso muy común en los pueblos de Puerto Rico a fines del siglo XIX. Como cualquier viaje entre pueblos era una odisea de todo un día en caminos accidentados o costeando en embarcación, muchos visitantes de toda laya se quedaban en estas posadas, algunas hechas con este fin, otras casas modificadas. Su oferta era alojamiento básico y barato sin lujos. Estos hotelitos fueron desapareciendo tras 1950 con la mejora en la transportación terrestre. Unos pocos como el Meliá (muy cambiado) y el Bélgica permanecen, ahora sirviendo a turistas del exterior o los locales que quieren cambiar de ambiente por un rato. Ponce posee muchos hitos y espacios urbanos. La catedral, de tres naves y techo abovedado y dos torres frontales fue empezada en la década de 1830 y su Hotel en la calle Marina, hecho para viajeros de paso por actual fachada neoclásica es producto de Ponce en tiempos que la transportación era difícil. una intervención de Francisco PorrataDoria enel 1930. El Ayuntamiento de porte colonial neoclásico fue primero edificada a mediados del siglo XIX y como muchos otros tenía cárcel en los bajos. Cerca del río Portugués hay un cuartel de infantería construido en 1849, un macizo inmueble tipo cuartel con patio interior y que fue también cárcel posteriormente. Hacia el norte de la plaza se halla el Mercado – con una estructura de hierro construida en Finlandia en el centro y por fuera una fachada de ladrillos, primero neoclásica y en 1937 reformada a su actual expresión Art Deco por el Arq. Pedro Méndez Mercado – y el Hospital Tricoche de estilo neoclásico institucional (década de 1880). El Teatro La Perla, con su fachada corintia porticada y balconada de herradura, fue hecho primero en 1864; se desplomó tras el terremoto de octubre de 1918. El teatro actual recicló los capiteles originales y fue hecho en 1941 bajo proyecto de Porrata-Doria. Teatro en estilo Art Deco (posiblemente diseñado por Pedro Méndez) en la calle Victoria.

La Catedral parte la plaza en dos; el lado norte llamado Las Delicias era una explanada rectangular con verja, empleada para pasear, conocer damitas elegibles, y encontrar amigos; el lado sur estaba menos definido y se empleaba más bien para prácticas de las milicias y actividades cívicas. En 1882 se celebrón una Feria Exposición en esta plaza: tras la catedral se levantó un pabellón de exhibiciones en madera, un capricho morisco en rojo y negro, los colores oficiales de la ciudad y diseñado por el Ing. Máximo Meana Guridi; y el “Kiosko Árabe” de hierro, instalado en la plaza meridional. Al año siguiente, el pabellón de madera fue convertido en el Parque de Bombas donde tenía sede el cuerpo de bomberos voluntarios de la ciudad. Sigue en pie y es uno de los grandes atractivos de la ciudad – hoy es museo sobre los bomberos ponceños – y seña de identidad local.

6 En Ponce los bomberos tienen una presencia indeleble: el 25 de enero de 1899 varios de ellos, desobedeciendo órdenes contrarias, entraron a un gran polvorín militar norteamericano y apagaron un fuego que de encender la pólvora hubiera volado buena parte de la ciudad. Fueron castigados, pero luego perdonados y honrados. Un pequeño obelisco en la plaza del sur rememora el incidente. (Al oeste, un sector de casitas vernáculas de madera, adjudicadas a bomberos jubilados, se llama “25 de enero” y ha sido primorosamente restaurado.) El Kiosko se perdió en los años 1930 y sustituido por la Fuente de los Leones en honor al animal simbólico de la ciudad. En 1993 se hizo una réplica en el lugar del antiguo Hospital de Damas, edificio del siglo XIX insensiblemente demolido en 1975. Plaza de Las Delicias - en sus mejores tiempos como

Hacia el sur, en el arranque de la paseo. La banda es estabecía en el centro mientras atestada avenida Hostos se alza la Iglesia damas y caballeros volteaban en sentidos contrarios. “Episcopal” (Anglicana) de la Santísima Trinidad, autorizada en 1873 y por décadas el único templo no católico-apostólico-romano bajo la bandera española. El edificio original, prefabricado en hierro (1874) supuestamente fue obsequio de la Reina Victoria de Inglaterra. En 1926 fue reemplazado por el actual, en estilo “misión”. Los dos templos metodistas proyectados por Antonin Nechodoma muestran techos con estructura expuesta de madera y muros de bloques de cemento imitando sillares de piedra (“compo stone”). Otros edificios-hitos urbanos se alzaron tras la ocupación norteamericana: los dos bancos de Francisco Porrata-Doria frente a la plaza (1924), con órdenes colosales, capiteles egipcios y una actitud neomanierista de composición de fachadas; la Logia Aurora No. 7, diseñada por Alfredo Wiechers (1916) con forma de templo romano por fuera; varios teatros art-deco de los años 1930, por Pedro Méndez Mercado y otros diseñadores, y hoy abandonados; y las escuelas. Aunque se había hecho una escuela en la calle Vives hacia 1894, sólo después de 1900 éstas se harían parte vital del paisaje urbano. Seguramente la más espléndida es la “Alta Escuela” (secundaria o “Ponce High”) bajo proyecto del Arq. Adrian C. Finlayson (1918), con su pórtico monumental de columnas dóricas. Tiene su propia sala de teatro y ha sido rehabilitada de forma bastante aceptable. Hay otras escuelas de la época, en estilo neoclásico y “Mission Style”, pero no tan bien conservadas.

Forma urbana La zona antigua, con sus ensanches, creció como retícula hasta 1960. El crecimiento empezó en firme alrededor de 1860 cuando la zona al norte de la plaza, lugar del mercado, fueron ocupados siguiendo un plan de ensanche del ingeniero de origen catalán don Félix Vidal d’Ors. A fines del siglo xix la ciudad había crecido hacia el oeste y noroeste, tragándose el emplazamiento del cementerio original a seis calles de la plaza. Este se mudó sobre un kilómetro al o este, y se urbanizó la antigua Hacienda Molina – cuya casona aun puede verse en la esquina de las calles Reina y Simón de la Torre. Así aparecieron otros ensanches hasta poco antes de la Segunda Guerra Mundial cuando ya se habían creado los sectores de Mariani y, cruzando el río, La Alhambra, este último exhibiendo grandes casonas en revival español, Art Deco y Art Moderne. El uso de esquinas achaflanadas, ordenada desde los años 1880, es notable en el centro de la ciudad: mejoraban el paso del tráfico y la visibilidad de las esquinas. También resaltaban las

7 intersecciones como lugares de intercambio social ya que los chaflanes eran a menudo las entradas a casas y edificios comerciales que allí ubicaban. El poblado marítimo de La Playa era lugar de comercio de importación y exportación. La ciudad principal quedaba a resguardo tierra adentro, fuera del alcance fácil de armadas extranjeras. La Playa tiene dos sectores: el de los almacenes rectangulares y de altísimo puntal, mayormente en ladrillo y de la segunda mitad del siglo XIX; y las casas de madera vernáculas de los obreros de orilla. Los almacenes tienen muros externos de mampostería y ladrillo obturados con grandes puertas de tabla y tola; e interiores normalmente abiertos intercalados con columnas de madera, hierro, ladrillo u hormigón. Hay una aduana de mampostería de corte neoclásico, aun empleada con ese fin; y a su lado, los cimientos de ladrillo de un gran tinglado usado como depósito de generos de embarque o desembarco para la revisión aduanal de rigor. Muchos almacenes abrían a la costa arenosa e irregular salpicada de muelles de los cuales ancones y yolas movían gente y cargas a los barcos mar afuera, que no atracaban junto a este puerto sin dragar. Mar afuera, en dos islas frente al puerto hay dos faros: uno en el islote plano de Cardona que señalizaba la parte

Mapa urbano de 1898 mostrando el centro, la Playa y los cañaverales entre ambos poblados.

interior del puerto; y otro en la más distante isla de Caja de Muertos, un afloramiento calizo elevado sobre el Caribe. Este último guiaba a vapores y veleros costaneros alrededor de arrecifes y bancos traicioneros. Estos faros de planta Interior de un almacén en el poblado costero de la Playa rectangular en ladrillo y mampostería con su estructura arriostrada de maderas del país. Este en tenían altas torres interiores, accesibles particular es un taller de un artista. desde la casa del torrero abajo, a prueba de mal tiempo y huracanes. Los armazones de bronce de las lámparas de lente Fresnel han sido perdidos o mutilados, sin embargo. (Existe una lámpara en bastante buen estado en el faro de Maunabo, 95 kilómetros al este; pero esta y el resto del interior del faro aun no pueden visitarse por el público.) Entre la playa y la ciudad a tres kilómetros, la carretera hoy llamada Avenida Hostos era un cordón umbilical fuertemente transitado, recorrido por un tranvía, primero de sangre y luego eléctrico; pasaba

8 por un breve paisaje de cañaverales y viejas haciendas que gritaban la importancia de ese cultivo al bienestar de la ciudad. Finalmente la Loma del Vigía, respaldo de la ciudad, apenas habitada excepto por algunas chabolas a sus pies, remataba en un mástil con travesaño que permitía pender banderas de los países de los barcos surtos en el puerto. Un vigía miraba con catalejos al mar y levantaba las banderas correspondientes: mayormente España y Estados Unidos, pero también visitaban naves de Gran Bretaña, Francia, Holanda, la Liga Hanseática (luego Alemania) y hasta Sudamérica. Tras 1920 el Vigía sería ascendido por una carretera desde el centro y se alzaron sobre el monte casas en estilos bungalow y revival español albergando a las clases altas privilegiadas. Poco después de 1960 el hotel InterContinental, en el Estilo Internacional, sería la primera hospedería moderna de la ciudad.

A unos 7 kilómetros al noreste del centro, este puente con arcos lleva un canal de riego abandonado del siglo XIX encima de una quebrada. Restos del paisaje cultural de la agricultura abundan alrededor de Ponce.

Con suficiente tiempo, otros lugares históricos a ver en Ponce incluyen los restos del primer acueducto urbano hecho en Puerto Rico alrededor de 1880 – casi dos décadas antes que en San Juan; la antigua carretera hacia Adjuntas bordeada de elegantes quintas de veraneo estilo bungalow de principios del siglo xx, la cual pasa frente a la restaurada hacienda cafetalera Buena Vista (que vale su propio viaje); varias casillas de ladrillo de peones camineros; restos de haciendas cafetaleras y cañeras, algunas de ellas ruinas olvidadas y mustias; restos del paisaje cultural de la caña (servidumbres ferroviarias, la central Mercedita, canales de riego, algunos con la majestuosidad de acueductos romanos); y el paisaje del café en la montaña.

Muchos yacimientos precolombinos has sido descubiertos en la zona inmediata durante los últimos treinta años. Uno de estos, el Centro Ceremonial Indígena de Tibes - agrupación de plazas ceremoniales bordeadas por piedras talladas donde se jugaba el batey, juego ritual de pelota; ubicado apenas a cinco kilómetros al norte del centro de la ciudad, y fechado alrededor del 500 D.C. - es un parque histórico. Fue descubierto por “accidente” tras una gran riada en 1980. En Ponce se ha encontrado el yacimiento más antiguo del país, Maruca (aprox. 3000 A.C.) hoy cubierto, tras su mitigación, con un típico centro comercial; mientras que el recién reevaluado yacimiento PO29 (Jácana) en un valle entre montes hacia el norte parece ser el primero en el cual se han hallado juntos todos los lugares e implementos, riturales y cotidianos, de la vida precolombina. (PO29 es objeto de agrias disputas entre agencias gubernamentales, y por el momento no está abierto a visitantes.) Resumiendo, Ponce ofrece muchas y variadas sorpresas históricas: una verdadera sección trasversal de la sociedad puertorriqueña como mezcla compleja de culturas y tradiciones, en espera de ser mejor investigadas para así interpretar el libro de su rico patrimonio. La cultura material ponceña representa lo mejor de las Antillas como encrucijada cultural del mundo.

jo / Revisado 1 de noviembre de 2007 por Arq. Jorge Ortiz Colom, autor

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.