La antropología histórica en el Perú actual

Share Embed


Descripción

La antropología histórica en el Perú actual Sumilla Este artículo es una reflexión sobre la antropología histórica en el contexto académico nacional. Hace una exploración de su devenir, expresado en diversas modalidades de estudio, para demostrar su vigencia y plausibilidad, haciendo una propuesta ecléctica, para la comprensión dinámica de los grupos sociales particulares. Introducción El presente texto tiene como propósito examinar el devenir de la antropología histórica y en base a ello hacer una reflexión sobre la instauración de una disciplina para el contexto académico nacional. Al igual que muchas disciplinas la antropología histórica tiene un origen, desarrollo y consolidación y algunos tienen un lamentable eclipse. Pero el caso de la antropología histórica es un caso peculiar al ser esta una confluencia de dos disciplinas y su desarrollo o decadencia depende estrictamente de los vaivenes de ambas disciplinas. Para tales efectos hacemos una revisión del desarrollo de la etnohistoria, que es la primera disciplina en aparecer, lo cual devino en la formación de la antropología histórica. Pues al momento de aparecer la etnología también apareció la etnohistoria porque esta última formaba parte de esa disciplina general orientada a estudiar a los diversos grupos humanos y sus costumbres. La etnología más se parecía a la antropología social y esa es la razón por la cual la etnohistoria tomo su propio rumbo y se enfocó en el estudio del pasado de los pueblos no occidentales a través de datos orales. En el momento en que la etnohistoria se acercó a los documentos fiables y por ende a los grupos más cercanos normalmente estudiado por historiadores la disciplina entro en serio cuestionamiento. ¿Por qué se debería reservar un nombre especial a la historia de los grupos étnicos que están a mayor distancia cultural del historiador típico, o que ha sido objeto de estudio de los antropólogos? A esta interrogante la respuesta es quitarle el “etno” y llamar a esa disciplina de confluencia antropología histórica. En ese sentido definimos a la antropología como el estudio del pasado con la combinación del método y las teorías vigentes en historia y en antropología, y el centro de interés de la historia o la historiografía en uno o más grupos étnicos. La antropología histórica en sus diversas modalidades de estudio: etnografía histórica, historia especifica e historia folk, tiene una tradición bien difundida. A estos tipos de etnohistoria agregamos la historizacion del ritual propuesto por Molinié. Pues teniendo este tipo de antropología histórica tenemos una disciplina más redonda, más completa, para el estudio el contexto peruano. Es por ello que ensayamos este tipo de antropología histórica poniendo el ejemplo de la danza de los negros de navidad de Haquira en un pueblo de Apurímac. Nuestra propuesta es eso, hacer una antropología histórica peruana basado en la combinación de los métodos y teorías de la historia y la antropología dedicado a estudiar de forma hermenéutica el pasado de los distintos grupos sociales. En la primera parte de este ensayo presentamos de modo general el panorama histórico de la etnohistoria. En la segunda parte exponemos el momento en que la etnohistoria alcanzo su apogeo y también el momento en que fue puesto en debate su existencia. En la tercera parte abordamos

las respuestas y los nuevos rumbos que se plantearon para la etnohistoria que en fin de cuentas devinieron en la antropología histórica. Luego exponemos un ejemplo de cómo debería aplicarse la nueva antropología histórica que estamos proponiendo. Todo esto a cuenta de que se pueda considerar a la antropología histórica como un campo disciplinario autónomo que sirva al resto de las ciencias sociales y que tenga una mayor utilidad en la construcción de ciudadanía en este nuevo escenario nacional. Etnología y etnohistoria Etnología e historia aparecen como similares. Pues la etnología desde su aparición se aboco a estudiar a los pueblos lejanos. Pero a inicios del siglo XX, cuando ya se había consolidado, la etnología se dedicaba al análisis histórico de la sociedad y las costumbres. En ese entonces la etnología abarcaba a la etnohistoria, incluso el mismo término aun no era mencionado y por consiguiente la etnología no era otra cosa que antropología social o cultural, porque abarcaba el estudio general de las sociedades. En ese estudio que pretendía ser general clasificando y tratando de hallar continuidades culturales, razón por lo que se hacía historia conjetural. Ya en 1909 Clark Wissler lanzo el termino etnohistoria para hacer el estudio de la historia de las sociedades étnicas, o sea de los pueblos indios de Norteamérica. Este nuevo campo de estudio se basaba en el uso de la arqueología y el uso de documentos no indios para hacerlo más veraz, a estas dos fuentes añadía el empleo de la historia oral. Este campo disciplinario de estudio se creó con fines utilitarios, específicamente para la reclamación de tierras de los indígenas norteamericanos. Los trabajos en etnohistoria encontraban su cuerpo material en los números de Ethnohistory (1905). Con estos trabajos se creó la American Society of Ethnohistory, para interpelar por los nativos norteamericanos en la Indian Claims Commission. La etnohistoria con su aparente consolidación encontró muchos detractores. Los argumentos en contra partían de los mismos historiadores tradicionales por considerar que no se puede hacer historia de pueblos no occidentales sin escritura. Otro de los argumentos desfavorables fue de Robert Lowie, pues este con su antipatía con la historia oral, consideraba que la historia oral no era muy confiable, porque no se puede estar seguro de que los indios digan la verdad. Eclectismo de datos en etnohistoria La etnohistoria en la revista Ethnohistory y los prejuicios de Lowie se hicieron hostiles, por lo cual los etnohistoriadores se preocuparon en definir su disciplina. En general la etnohistoria se caracterizaba por su amplio uso de datos: desde trabajos de campo, etnografías, piezas arqueológicas, museos, archivos, hasta documentos oficiales. En ese sentido, la etnohistoria era fundamentalmente la práctica en la reconstrucción del pasado con las habilidades del historiador y del antropólogo. La etnohistoria ya parecía una disciplina competa, más equilibrada, pues no solo estudiaba con el método de ambas disciplinas sino también rastreaba el pasado prestando atención en los cambios y continuidades. William C. Sturvant definió a la etnohistoria como el “estudio de la historia de los pueblos estudiados normalmente por los antropólogos.” (Sturtevant, 1966) La etnohistoria con su nueva reformulación ya había superado ese parroquialismo de que la antropología se dedicaba a estudiar pueblos remotos, exóticos, con el que realizaba teoría, tipología y generalización propia y de la historia al estudiar solo pueblos occidentales, enfocado en acontecimientos únicos y particulares, utilizando la narración. La antropología ya había hecho su viraje al estudiar a los pueblos occidentales y la historia al hacer estudios desde abajo.

La etnohistoria solo como termino estaría encasillado a estudiar a los pueblos tribales, salvajes, a pequeños grupos minoritarios, por lo que se puede decir que su práctica es excluyente. La hacer su intromisión en los pueblos occidentales la categoría “etno” ya no es muy plausible. Pues la categoría etno no solo sugiere el estudio del pasado con la perspectiva y técnicas del antropólogo sino también invoca a trasladarse a los lugares comunes de la antropología. Es por ello que surge la cuestión en la forma de esta interrogante: ¿porque reservarle un nombre especial a la historia de los grupos étnicos que tradicionalmente fueron objeto de estudio de los antropólogos y del cual los historiadores típicos están muy distanciados? La respuesta es muy simple, se sugiere solo sacarle la categoría “etno” y hablar de antropología histórica. Antropología histórica en un terreno desigual La antropología histórica en ese sentido es una disciplina que estudia el pasado con la combinación del método y la teoría vigentes en historia y en antropología, y el centro de interés de la historia o la cistografía en uno o más grupos étnicos. La antropología histórica o historia antropológica pasaría a será ya un nuevo campo disciplinario. Y es esta misma disciplina que ya tuvo su aplicación en varios lugares. La antropología histórica no tuvo un desarrollo uniforme, pues se dieron desarrollos paralelos y muy diferentes, obedeciendo a tradiciones nacionales. El desarrollo más importante de esta nueva disciplina se dio en el mundo académico europeo. En Francia tuvo su origen debido a la influencia de los Annales. Pues con la revolución de los annales en la historia se exigia estudiar a los sectores invisibilizados, y para ello era necesario recurrir a datos que no fueran de documentos oficiales, sino fuentes desprestigiadas. En Alemania se denominó antropología histórica, en un contexto de auge de la etnología, con apego a la tradición anglosajona, entendiéndolo como antropología social histórica. Pues, en la academia alemana se dio un afán de estudiar, al igual que los británicos, a pueblos sin historia escrita. Es así que se recurrió a los métodos de la antropología, a la etnografía en particular. (Viazzo, 2003) Se puede hablar de tipos de etnohistoria, entre las más conocidas tenemos a la etnografía histórica, la historia específica, la historia folk o etno-etnohistoria y proponemos la historicidad en el ritual (Molinié, 1997). La etnografía histórica se aboca a la reconstrucción sincrónica, atemporal, de un momento en una sociedad. La historia específica aborda estudios diacrónicos de una sociedad en base a sus documentos. Este estudio puede partir del pasado hasta llegar al presente, “historia para adelante”, o también puede partir del presente para llegar al pasado, a lo que llamaríamos “historia para atrás”. La historia folk o también denominada etno-etnohistoria por Fogelson es equivalente a la historiografía. Quiere decir que es el estudio de una sociedad determinada, generalmente iletrada, en base a las fuentes orales. Desde 1980 la etno-etnohistoria ha ido en un acelerado aumento en simpatizantes. El ejemplo más emblemático es el de Richard Price en su análisis del pensamiento histórico presentista de los Saramaka, que aborda la “primera época” de tal grupo. Y por último tomamos la propuesta de Molinié de hacer un nuevo tipo de historicidad andina analizando el ritual. El caso de los Saramaka es el más representativo y más mencionado en cuanto a la forma de hacer antropología histórica. La singularidad de First-Time es el hecho de que toma en serio esa selección hecha por esa gente que se reúne en el altar. Se trata de aquella gente lejana y de aquellos hechos antiguos de los que los saramaka de hoy piensan, hablan y obran a su impulso; pero

también se trata de las formas por las cuales los saramakas convierten el pasado general( todo lo que paso) en pasado relevante, su historia. First-Time intenta comunicar algo de la visión especial con los que saramaka ven sus años formativos. Los saramakas están muy conscientes de que viven en la historia, de que cosechan días tras día el fruto de las hazañas de sus antepasados, y de que ellos mismos poseen la capacidad, a través de sus propios actos, de cambiar el mañana. Ellos creen que el mal se origina en las acciones humanas, lo que hace que la historicidad de saramaka sea una ruta bidireccional. Los actos viles de los muertos intervienen diariamente en la vida de los vivos, quienes deben aprender aceptarlos y abrigar con los males que estos engendran Para los saramakas de hoy día, la primera época (fesi-ten) –la era de la Gente Antigua –se diferencia de su pasado inmediato en su inherente poder abrumador. Hacia 1800 aproximadamente, la Primera Época ni se mitologizaba mas ni se recordaba menos que el pasado más reciente; pero el conocimiento de la primera Época particularmente se circunscribe, restringe y protege. Es el manantial de donde brota la identidad colectiva; contienen la raíz verdadera de lo que significa ser un saramaka. El conocimiento de la Primera Época representa una posesión de gran valor (casi una mercadería) y aquellos que poseen fragmentos de ella los comparten escasamente con otros. Hacer preguntas sobre la Primera Época se prohibía tradicionalmente. El proceso de investigación de Price asi como el historiador aprendiz saramaka consiste en posar, por mucho tiempo, las sentaderas. El cantío del gallo: con un hombre mayor hablando suavemente a un pariente más joven: este es el escenario clásico de saramaka para la transmisión formal del conocimiento de la Primera Época. La propuesta de Antoinie Molinié parte del reconocimiento de la dificultad de construir una historia propia (emic) para la sociedad andina. La intromisión de la etnohistoria en ese terreno pretendió dar cuenta del pasado prehispánico en los andes, pero esta por mucho que recurra fielmente a los datos coloniales está utilizando información irrigada de la perspectiva del occidental. Además el hecho de hacer historia con los documentos de la época es hacer historia a la manera occidental sobre los andes. Frente a esta dificultad Molinié propone hallar la historia emic en una sociedad en donde el tiempo está ligado al espacio y que sus habitantes más que decir actúan y por consiguiente propone hacer historia descifrando el ritual. El ejemplo de esta propuesta lo hace en la fiesta de las cruces en Yucay. Pues los yucavinos actuales hacen su fiesta de la cruz sin saber el pasado histórico. Molinié cree que este ritual es una forma de representación de la llegada de los foráneos y lo hace equivaler al trabajo de Sahlins con el capitán Cook. Las cruces representan los antiguos ayllus prehispánicos y es en los números y en los nombres de los ayllus portadores de las cruces que se puede rastrear esta conjetura. Pero no basta solo suponer por medio de la observación del ritual, también hay una necesidad de recurrir a los documentos. La antropología histórica ya se halla afianzado en Europa pero en nuestro contexto académico aún no se dan indicios claros de que la disciplina se haya consolidado. Una de las razones es el hecho de que se haga una fuerte insistencia en el término de “etnohistoria”, a pesar de su definición ya haya permeado hace mucho tiempo la concepción de etnohistoria tradicional. A pesar de tener como objeto a sociedades más próximas y emplear los métodos de la antropología histórica que exponemos aquí, aún hay defensores de la etnohistoria. El caso de Marco Curatola es muestra y ejemplo de tal defensa. Partiendo del reconocimiento de que la etnohistoria en los

primeros años de su fundación tuvo un gran apogeo, pero este también devino en una serie de cuestionamientos. Sus detractores argumentan que es una disciplina que ya tiene más de un motivo para dejar de estudiarla. Uno de los cuestionamientos es de Lorandi, pues “considera a la etnohistoria como una disciplina anacrónica e inadecuada en el contexto actual de las ciencia histórico-sociales, la cual debería ser dejada de lado, a favor de la más omnicomprensiva y epistemológicamente –y políticamente- correcta antropología histórica…” además del argumento del anacronismo de la etnohistoria también se arguye a las connotaciones colonialistas. Pese a las críticas de sus detractores, en la escuela de etnohistoria peruana, esta disciplina tiene gran vigencia. La respuesta del porque en el Perú todavía se apela en favor de la disciplina radica en su polisemia, en su carácter interdisciplinario. Las raíces de este fenómeno se ubican en su pasado histórico y su constante relación con la arqueología. El inventor del termino etnohistoria es Clark Wisler, que lo hizo por la necesidad de unir la forma adjetival de Ethno-historical, para hacer alusión al estudio de las culturas antiguas con apoyo de la arqueología. Curatola señala cinco aspectos de la etnohistoria en el término de cinco sentidos. El primero de ellos es el hecho de que la etnohistoria ocupe un lugar intermedio entre la historia, la etnografía y la arqueología. Pues este lugar de la etnohistoria es el punto de encuentro de las tres disciplinas. Este tipo de estudios se dio en Perú y México, n países herederos de grandes civilizaciones, de los incas y los mayas, respectivamente. Se utilizó este estudio para encontrar las continuidades culturales. La etnohistoria se asume como el estudio del pasado de poblaciones no occidentales, de poblaciones étnicas. Pero en el continente latinoamericano la etnohistoria hizo énfasis en el estudio de sociedades colonizadas por los europeos. Pues los europeos conquistadores, en su paso, dejaron registro de sus acciones en informes, cartas, diarios, crónicas, etc. Pues, es a través de estas fuentes coloniales que se puede rastrear la “historia de los indios”. “La etnohistoria se configura como un campo temático, a la vez que un campo disciplina – historiográfico y antropológico- especifico y definido, fundamentalmente volcado a la reconstrucción” (Curatola, 2012, pág. 68) del pasado de los grupos étnicos antes del contacto, de los procesos de cambio de estos grupos en la colonia y de las interacciones y articulaciones que estos tuvieron con la sociedad mayor. Si queremos estudiar a esas sociedades del pasado, su forma de organización económico, social y cultural estaríamos pretendiendo hacer una etnografía, a eso el autor llama etnografía etnohistórica. Pues con los datos que se poseen se puede elaborar un estudio rico en información. De este tipo de estudios tenemos tres ejemplos emblemáticos: John Rowe, John Murra y Tom Zuidema. Otro aspecto de la etnohistoria, aunque es señalado con poca frecuencia a pesar de estar muy presente, es el estudiar las fuentes del pasado desde la visión de los dominados, es decir de autores procedentes de la población étnica. Este hecho es denominado como la etno-etnohistoria. En el caso peruano se tienen tres textos de suma importancia, ellos son: el Manuscrito quechua de Huarochirí de autor anónimo; El primer nueva coronica y buen gobierno de Guamán Poma y por ultimo la Relación de las antigüedades deste Reyno del Piru de Juan Santa cruz de Pachacuti. Por ultimo señalamos a la etnohistoria como historia oral. Pese a la incredibilidad de los historiadores la historia oral ha llegado a un lugar privilegiado. Pues, el hecho de un documento escrito tenga más valor no necesariamente tiene que ser válido por el simple hecho de estar escrito.

Pues, con la crítica al positivismo, los documentos también son escritos por personas que necesariamente están sometidos al sistema de pensamientos de su época. Además los documentos como las crónicas no son textos de escritura producto de la observación, pues también se recurrió a informantes que daban su versión en forma oral. Incluso la historia que se da de sociedades como los incas o los polinesios son realizados por especialistas altamente sofisticados. De las cinco características de la etnohistoria podemos concluir que “esta es una disciplina que, utilizando esencialmente fuentes documentales y tradiciones orales está volcada a la reconstrucción tanto de los caracteres originales como de los procesos de reproducción y transformación a lo largo del tiempo de las sociedades tradicionales colonizadas por los europeos, con particular interés en su memoria histórica y su propia visión del pasado.” (Curatola, 2012, pág. 72) La etnohistoria peruana actual no difiere mucho de la antropología histórica practicada en otros ámbitos académicos. En esta época de “posmodernidad” en donde la situación actual del mundo exige abordarlo con teorías más plausibles no queda más que la opción de hallar el espacio histórico de la antropología elaborado por Augé. La antropología y la historia han tenido sus propios espacios/objetos de estudio. Pero con el paso del tiempo esto ha ido modificándose en la medida de que las dos disciplinas han procurado ejecutar reformulaciones estructurales (particularmente la antropología). La idea de distancia/tiempo se rompe en los últimos años, especialmente en las últimas décadas del siglo XX. En todo caso existe una notable cercanía entre los objetos de estudio de la antropología y la historia, pese a tener objetos de estudio particulares, que en apariencia estarían muy alejados. Pues, estos objetos de estudio, tanto de la antropología como de la historia, están atravesando un cambio en el mundo contemporáneo a través de dos procesos: primero, por el encogimiento del espacio y segundo, por la aceleración del tiempo que repercute en ambas disciplinas. En ese caso las disciplinas asumen el carácter histórico del espacio y el carácter antropológico de la historia. Desde esa perspectiva se puede entender que Auge está dando un nuevo planteamiento teórico, otra manera de concebir a la relación entre la antropología y la historia. Pues, se trata de entender la antropología como estudio del presente de sociedades alejadas y la historia como el estudio del presente de sociedades próximas. Pero la principal proximidad entre ambas disciplinas corresponde a su objeto. Lo central, en ese sentido, es que el espacio como materia prima de la antropología es histórico y el tiempo del historiador es antropológico, localizado. ¿Por qué considera auge el espacio del antropólogo como histórico? porque este espacio está cargado de simbolización, es un espacio simbolizado, inundado de significaciones, que contiene esquemas organizadores como: la identidad, la relación y la historia imbricadas entre sí. El vínculo entre la historia y la antropología es más que evidente, es necesario conocer los devenires de los grupos a los que se analiza, al mismo tiempo que el proceso actual refleja mucho de su pasado. Antropología histórica en Haquira Hasta el momento hemos estado presentando los componentes de la antropología histórica. Ya vimos que esta disciplina no es muy reciente y en concreto se basa en el estudio del pasado haciendo combinación del método y la teoría vigentes en la historia y en la antropología, y el centro de interés de la historia o la historiografía en uno o más grupos étnicos. En sus diferentes

tipos creemos que la antropología histórica podría hallar su objeto de estudio en una población rural andina en el Departamento de Apurímac. El caso que queremos mostrar es Haquira. Este pueblo con categoría de Distrito es uno de los 6 distritos de la provincia de Cotabambas, que pertenece al gobierno regional de Apurímac. El espacio territorial que ocupa es de 475,46 km². Se halla ubicado entre las regiones quechua y puna, la altitud varía entre los 3300 m.s.n.m y los 4600 m.s.n.m. teniendo su parte central en la capital que está en los 3400 m.s.n.m. Históricamente se reconoce que el pueblo se dedicó con exclusividad a la minería, ganadería y agricultura. Antes de la llegada de los españoles la zona estaba ocupada por pequeños grupos dedicados a la agricultura y al comercio regional. En pueblos aledaños se dedicaban al pastoreo de auquénidos y en otros se dedicaban a la extracción de metales como el oro, la plata y el plomo. En lo que hoy es la capital distrital existía una waka sagrada de nombre Soqlla qaqa, el cual era un sitio de peregrinación de grupos adyacentes, descendientes de los wari. Con la llegada de los españoles se descubrió la existencia de plata en las minas y decidieron asentarse en el lugar. La waka fue utilizada como cárcel para castigos propiciados en la extirpación de idolatrías. Se fundó el Pueblo de San Pedro de Haquira como una reducción para administrar la justicia, la economía, la política y la religión en la zona. La extracción de los minerales fue vertiginoso, razón por la cual se lograron construir seis templos en la época de la colonia. Haquira se convirtió en centro hegemónico durante la época de la colonia y estuvo así hasta mediados del siglo XX. Hace dos décadas la mayor parte de la población era campesina. Con el contexto actual ya no se puede hablar de campesinos, puesto que la agricultura y ganadería no son las actividades económicas centrales. En las comunidades se da la pluriactividad y en la capital distrital hay un mayor crecimiento de los sectores servicio y construcción. Estos cambios se dieron por factores como: la construcción de carreteras, la migración, el ingreso de tecnologías de la información y la comunicación, el crecimiento de la actividad minera. Los cambios más grandes se dan principalmente por la llegada de la industria extractiva, la minería a gran escala, quiere decir que antes había minera pero de tipo artesanal. Lo que tratamos de hacer en este ensayo no solo es exponer los cambios en este pueblo desde una perspectiva antropológica. Tratamos de exponer el caso de la práctica de la danza de los negros de navidad en Haquira. No estamos pretendiendo hacer un estudio de folklore. Sino tratamos de exponer la forma de historizar este pueblo por medio de la danza de los negros a la manera de Molinié. La danza de los negros es la actuación más importante y la más antigua en el pueblo de Haquira por el motivo de la navidad. Sus orígenes datan de la época colonial y en la época republicana es cuando se instaura como propio y se robustece. Ha habido momentos en la historia en que la costumbre tuvo sus desventuras y sinuosidades. Esta danza, en efecto, pone de manifiesto la realidad histórica de la formación social de un pueblo andino de Apurímac. Esta danza expresa la cordura, la gallardía y la elegancia. Los pasos de los negros son contados y van a un solo ritmo. Cada pazo es medido y calculado. La intensidad y la sincronía predeterminadas demuestran la soberbia de los danzantes. La danza lo ejecutaban los sirvientes negros para hacer pleitesía al niño Jesús en la navidad. Con el paso del tiempo, cuando ya no habían negros, los vecinos y naturales bailaban la misma danza pero escondiendo su identidad e imitando a los negros.se empleo la máscara de arcilla

cocida para parecer el danzante genuino y para evitar represalias por parte de los gamonales, pues también era una burla el emplear el rostro del gamonal blanco en la pequeña mascara de nariz respingada. La danza es bailada al compás de la huaylia. La huaylia tiene orígenes en la wayliya prehispánica. Este género musical poético andino era para hacer apologías y alabanzas. Ese mismo género se trasladó para albar al cristo europeo y así los haquireños lo emplearon en su danza de los negros. las canciones son entonadas por mujeres de una voz aguda. La procedencia de las cantoras es el distrito de Ayrihuanca, actual distrito de Micaela Bastidas en Grau. Es por ello que tenían que andar en largas caminatas a pie o sobre el lomo del caballo o shuchito grauino. De forma recíproca también los danzantes haquireños viajaban hasta Ayrihuanca a dar otro tributo al patrón local. La música es acompañada por sonajas chillonas y por un cantor varón que junto a su guitarra y vestido de poncho y sombrero de paja se hace llamar pastorero. Junto a los negros se incorpora el majeño. Este personaje es la representación del mestizo oriundo de Majes. En la antigüedad los costeños viajaban a los pueblos cordilleranos para buscar fortuna. Montados en sus caballos en ritmo de galope cruzaban valles y punas. Llevaban puesto un poncho de color vicuña para ufanarse de sus riquezas. Se ponían unos protectores de cuero para proteger los pies en las largas cabalgatas al que llaman qharawatana. En el pecho llevaban colgando un cacho de toro en donde depositaban sus mejores vinos. Así, los majeños eran unos mercaderes aventureros que llevaban productos de la costa, pero lo que más les gustaba a los naturales de Haquira era su vino. Es por ello que el majeño llevaba una pequeña porción en su Waqra para poder compartirlo con facilidad. Asimismo en estas fiestas se incorporan los llameros o llamichos. Estos son naturales de las partes altas de Haquira. Estos, con días de anticipación, desde los cerros Asoqa, Orqontaki, Surimana, alistan sus trajes para hacer presencia en el día de la navidad en el pueblo de Haquira. Van cargados con sus pellejos de llamas, con sus animales disecados para mostrar sus riquezas, y en la danza se lleva una máscara de tronco sucio y brillante para demostrar el rostro de los llameros “desaseados”. Los llameros van llevando sus cantos populares acompañados de flautas que llaman lavitas y un tamborcito de amplia vibración que llaman tinya. Son dirigidos por el qhapaq llamero, que es el llamero más rico, este porta sus ch’uspas adornadas con monedas. Los haquireños son muy burlones. Muestra de esto es la presencia de la waylala. Esta es la representación de la mujer “que no sabe hacer las labores domésticas”. Asimismo representa la perfidia y lisonjeria, es por ello que representa a la “lisa p’asña haquireña”. En realidad el que se viste así es un varón que hace los movimientos más graciosos para hacer una parodia de las mujeres. Incluso solo baila con lo llameros, en especial con el qhapaq llamero. La danza de los negros de Haquira en la actualidad es una forma de representación teatral de la danza de adoración de antaño; esta representación también quiere rememorar el sentir de los sentimientos pasados y así revitalizar el pensamiento colectivo de antes. Por su práctica repetitiva y espontanea es una costumbre típica y autóctona de Haquira. En esta costumbre tradicional, que muchos llaman folklórica, la practica ahora es popular, ya que antes era de una exclusividad cerrada para determinados sectores sociales, y el sentimiento colectivo es casi de la misma manera que antes, lo cual merece una seria investigación antropológica. En conclusión, por medio de esta danza se puede rastrear la composición social del pasado colonial del pueblo de Haquira. Conclusiones

La etnología apareció junto a la etnología como disciplinas similares, la etnohistoria como parte de la etnología ya que esta era el estudio general de los pueblos y de sus costumbres. Pero más tarde la etnohistoria fue tomando su propio rumbo al vincularse con la arqueología para ser uti8izado por los grupos indígenas norteamericanos. La etnohistoria luego se iría definiendo como el estudio del pasado de los pueblos estudiados por el antropólogo con las herramientas del historiador. Al definir la etnohistoria como el estudio del pasado de los pueblos indios se entraba en confrontación directa con la historia al pretender abarcar a los grupos occidentales. Al acercar la etnohistoria a los lugares cercanos se debatía sobre la posibilidad de seguir llamándolo etnohistoria. Frente esa imposibilidad de seguir tomando el nombre de etnohistoria surge la propuesta de llamarlo historia antropológica o antropología histórica. Lo que se hizo es quitarle el etno, porque este prefijo invoca al recuerdo del prejuicio de estudiar a sociedades de alteridad humana. En ese caso la antropología histórica se definió como la disciplina que estudia el pasado con la combinación del método y la teoría vigentes en historia y en antropología, uy el centro de interés de la historia o la historiografía un una o más grupos étnicos. Esta nueva se formó maneras de hacer antropología histórica, entre ellas: la etnografía histórica, historia específica, historia folk o etno-etnohistoria y la propuesta de Molinié de historicidad en el ritual. En el caso peruano la etnohistoria surgió como una independiente y como parte del proyecto del movimiento indigenista. Pero esta etnohistoria presentada por Valcárcel no era muy distinta de la etnología ya que esta última al ser definido como “el estudio integral de un grupo humano” (Valcercel, 1951, pág. 343) incluía a la etnohistoria. Esta etnohistoria en el porvenir se afano en estudiar el pasado prehispánico peruano y del cual se formó una Escuela de Etnohistoria Peruana (Curatola, 2012). La etnohistoria peruana con sus propias particularidades se ha desarrollado con gran vigor en el escenario académico. Aparte de que fue la única disciplina que se especializo en el conocimiento del mundo andino. “De todas las ciencias sociales del mundo académico andino, es sin duda la etnohistoria la que se lleva la palma.” (Molinié, 1997, pág. 691) Fuera de lo académico su impacto fue considerable ya que su labor no se alejaba del proyecto trazado por los indigenistas. Aun esta disciplina cumplía con la labor de plantear discusiones en la agenda de la construcción de la nación. Molinié al hacer defensa de la etnohistoria dice: “Otra razón de la expansión de la etnohistoria es el papel importante que esta disciplina va cumpliendo en la construcción de las naciones andinas.” (Molinié, 1997, pág. 691). Dada su importancia en el escenario nacional tanto a nivel académico y político consideramos que esta disciplina debe mantener su vigencia. Además tiene más de cinco razones académicas para seguir practicándola. En cuanto a la discusión de considerarlo una herramienta o una disciplina aparte lo consideramos como una disciplina propia, pero que nace necesariamente luego de la formación en la antropología. En cuanto a este punto mucho se ha dicho que solo desde la historia se puede migrar a la antropología para hacer etnohistoria. Nosotros por el contrario proponemos que se debe migrar estrictamente de la antropología hacia la historia y hacer etnohistoria. La antropología peruana también tiene una larga data en el tema del folclor. Si se cruzan los trabajos de folclor y etnohistoria, que ya muchos lo hicieron, se tendría como resultado trabajos de mayor riqueza en datos. La propuesta de Molinié de historizar los rituales va en esta dirección. Al aplicar la rigurosidad hermenéutica de la antropología en las descripciones folclóricas se

obtendría trabajos que alcancen mayor amplitud en rigurosidad. Es por ello que la propuesta en este ensayo es hacer una antropología histórica que tenga como objeto de estudio los grupos normalmente estudiados por la etnohistoria con los métodos y teorías de la historia y la antropología. Esta antropología histórica como nuevo disciplina que también sirva a la antropología y que se centre en el naciocentrista, ya que es un tema de la agenda ciudadana. El antropólogo peruano de hoy tiene una doble responsabilidad, como investigador y como ciudadano, de aportar en la construcción de un nuevo tipo ciudadanía. Pues, en palabras de Darcy Ribeyro, estamos en un contexto en donde podemos repensar la antropología y hacerla más útil para nuestra sociedad. Bibliografía

CARREÑO, Raul. 2010 "Algunas consideraciones sobre el cementerio de Haquira, Apurimac, Peru". Boletin de Monumentos Historicos. CURATOLA, Marco. 2012. "Los cinco sentidos de la etnohistoria". Memoria Americana, 61-78. ESPINOZA, Waldemar. 1970 "Un movimiento religioso de libertad y salvacion nativista. Yanahuara-1596". Cultura y Pueblo, 8-11. LANDA, Ladislao. 2004 Waqamuwanku haykumuyku. Nos llaman y entramos. Los modos de participacion en el espacio rural: Cusco y Apurimac. Lima: IEP. MOLINIÉ, Antoniette. 1997 "Buscando una historicidad andina: una propuesta antropologia y una memoria hecha rito". En R. Varón, & J. Flores, Arqueologia, antropologia e historia en los andes. Homenaje a Maria Rostorowski (págs. 691-708). Lima: Instituto de Estudios Peruanos, Banco Central de Reserva del Perú. PEÑALVA, Silvia. 1990 En torno a la hitoria de Haquira. Cusco: Tesis UNSAAC. PRICE, Richard. 1983 "First-Time, Historia y Antropologia entre los Saramaka". (T. p. Curer, Ed.) 262-285. STURTEVANT, William. 1966 "Anthropology, history, and ethnohistory". Ethnohistory, 1-51. VALCARCEL, Luis E. 1951 "Un reportaje de "El comercio" de Lima". Revista del Museo Nacional, 340-345. VALDERRAMA, Ricardo & Carmen Escalante. 1981 Levantamiento de los indigenas de Huaquira y Quiñota: 1922-1924. Lima: Seminario de Historia Rural Andina. VIAZZO, Paolo. 2003 "La antropologia historica: ¿nueva disciplina o terreno de frontera?". En P. Viazzo, Introduccion a la antropologia historica (págs. 17-62). Lima: Fondo editorial PUCP.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.