La antinomia respecto del griego clásico y del latín en la Universidad Nacional del Sur: una propuesta de resolución

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Descripción

La antinomia respecto del griego clásico y del latín en la Universidad
Nacional del Sur: una propuesta de resolución

Luciano Adrián Sabattini
UNS-CONICET
[email protected]

Introducción

En el presente trabajo me propongo realizar una revisión crítica de
las posturas actuales a favor y en contra de la enseñanza y aprendizaje del
griego clásico y del latín en las carreras de Filosofía y Letras de la UNS
puesto que su resolución es determinante para decidir sobre la formación de
cualquier alumno universitario iberoamericano. Así, propondré una defensa
de los estudios de griego clásico y latín en Iberoamérica con el fin de
evidenciar que constituyen un importante capítulo en el proceso de
emancipación iberoamericana, y que de sostenerse las defensas tradicionales
de los mismos (de las que se ha hecho eco nuestra universidad y con las que
se ha demostrado coherente a través de acciones pedagógicas concretas) no
sólo contribuiremos con la colonización cultural de nuestra región sino
también con la justificación de la postura detractora tradicional, surgida
en nuestra casa de estudios.


1. Posturas a favor y en contra de los estudios clásicos como materias
obligatorias en la Universidad Nacional del Sur

La enseñanza y aprendizaje del griego clásico y del latín en la UNS
eran parte de los planes de estudio de Letras, Filosofía e Historia,
repitiendo sin más un esquema universitario eurocéntrico (aunque situado en
la realidad iberoamericana) de valoración institucional de los estudios
clásicos[1], siguiendo un método de gramática-traducción que ha perdurado
hasta hoy[2]. Las materias de estudios clásicos[3], si bien en los primeros
años de la UNS gozaban de gran relevancia en el plan de estudio de las tres
carreras, poco a poco fueron perdiendo protagonismo[4].
En estos 30 años de democracia en la Argentina, las comisiones
curriculares, compuestas de profesores, asistentes y alumnos[5], retoman la
discusión acerca del tipo de formación universitaria a impartir y recibir,
lo que incluye revisar los planes de estudio de las carreras de la UNS.
Especialmente a partir del año 2010[6], se prevé dar rango de optativas a
las materias de lengua griega clásica y latina para la carrera de
Filosofía, ya sea Licenciatura o Profesorado. Esta coyuntura nos obliga a
defender su necesidad en los planes de estudio de la misma. Pero antes
debemos detenernos en el estado actual de la dicotomía.
A. Posturas "defensoras"[7]. El reglamento del CEFCAM (Centro de
Filología Clásica Antigua y Medieval)[8] declara que el marco de referencia
de sus actividades son la investigación filológica y la relacionada con las
"lenguas clásicas"[9]. Podemos leer en estos objetivos la necesidad de
defender la presencia del griego clásico y del latín en el ámbito
universitario, pero, por la naturaleza del reglamento, no se esgrime ningún
tipo de argumento para sostener dicha presencia.
La Dra. Lidia Gambon, profesora de Lengua y Cultura Griega II y
Literatura Griega de la UNS, declara que la pervivencia y la omnipresencia
de los mitos griegos en la literatura hispanoamericana implican la
necesidad de realizar investigaciones sobre la "tradición clásica"[10].
Aunque no se hable de "lenguas clásicas", podemos entender entre líneas un
alegato a favor de las mismas, ya que la "tradición clásica" es la
influencia de Grecia antigua y de Roma en todas las manifestaciones
culturales occidentales, incluso en sus lenguas[11].
El Dr. Mario Ritacco, profesor de Historia Antigua II, del Lectorado
de Griego Moderno y del Programa de Arqueología Griega de la UNS[12],
proclama una defensa de los estudios de la lengua griega clásica y moderna,
defendiendo el "helenismo" para destacar tanto la continuidad de la lengua
y cultura griegas como su pervivencia en la cultura occidental[13].
B. Posturas "detractoras"[14]. A partir del año 2010, los alumnos
miembros de la Comisión Curricular de Filosofía criticaron la presencia
obligatoria del griego clásico y del latín en el plan de estudios de
Filosofía bajo estos postulados: a) no poseen ningún contenido específico
filosófico, proponiendo en su lugar "sumar materias al ciclo común del plan
que sí tengan un corte filosófico real"[15]; b) si se articularan con
alguna materia del plan, sólo lo harían con las materias Historia de la
Filosofía Antigua e Historia de la Filosofía Medieval[16]; c) aunque
reconociendo que "para poder analizar en profundidad cualquier pensamiento
filosófico es necesario leer las fuentes y, por lo tanto, conocer el idioma
en el que fueron escritas"[17], dicen que "lo ideal para el estudio de la
filosofía griega sería estudiar el pensamiento filosófico de esa época y no
el idioma en el que fue escrito", y que, por el tiempo de que se dispone en
el ciclo común de grado, es mejor estudiar las lenguas en las etapas de
orientación y de posgrado[18]; d) sólo los contenidos culturales
(relacionados con las lenguas pero no intrínsecos a las mismas) de la
Grecia antigua y de Roma son relevantes para un plan de estudios de
Filosofía[19].
Para argumentar su postura, recurren a la posición mayoritaria de los
alumnos asistentes a las reuniones realizadas durante el año 2011[20] (en
las que participé), que no representan ni mucho menos el total de alumnos,
cometiendo un error grosero a la hora de caracterizar al griego clásico y
al latín como lenguas "muertas"[21]. Además dicen que en casi todas las
universidades del país griego clásico y latín son materias optativas o
inexistentes, lo que es falso[22].
Las posturas defensora y detractora respecto de esta cuestión tienen
en común un presupuesto histórico-político: las culturas griega antigua y
romana son la base (si no la única la más importante) de la cultura
occidental[23].
La postura detractora es pragmatista[24]: no considera relevante la
presencia del griego clásico y del latín en el plan de estudios de
Filosofía y, por otro lado, denuncia su falta de articulación con el resto
de las materias en dicha carrera, que presentan, en su amplia mayoría,
periodizaciones históricas y delimitaciones de problemas propias de la
filosofía europea occidental[25]. Su error consiste en suponer de forma
estrecha y sesgada la categoría "pensamiento filosófico" sin siquiera
definir a qué se alude con eso[26], y en considerar que griego y latín sólo
sirven para estudiar con profundidad el pensamiento antiguo y medieval.
Frente a esto sostenemos que los filósofos occidentales modernos y
contemporáneos han tomado como objeto de estudio no sólo las culturas
griega antigua y romana, sino además sus lenguas. Desconocer esto evidencia
ignorancia de la filosofía occidental contemporánea[27]. Además deberíamos
preguntarnos qué espacio institucional existe para aprender las lenguas en
cuestión, considerando el actual sistema educativo argentino.
Reconocemos[28] que las materias están mal ubicadas en el cuatrimestre y en
el año, y que forma, contenido y método están centrados en las finalidades
de la carrera de Letras, lo que conduce a que un estudiante de Filosofía
observe su falta de articulación en el plan de estudios y la falta de
eficacia del aprendizaje[29]. Sin embargo, creemos necesario mantener el
espacio institucional para abordar la discusión desde un lugar más
inteligente.
La postura defensora considera que el conocimiento de estas lenguas
es la vía principal de acceso al conocimiento de las culturas griega
antigua y romana, y que ellas son "fuente y origen" del pensamiento
occidental y también "fundamento" de la cultura occidental[30]. Es por
demás interesante la postura del Dr. Ritacco sobre la enseñanza del griego
clásico y moderno[31]. Ahora bien, el griego clásico y el latín no son
relevantes sólo para la filología, sino también para la filosofía. Creemos
que los esfuerzos en pos de la interdisciplinariedad que comporta la
función de estas materias en la universidad aún hoy resultan insuficientes,
especialmente respecto del método de enseñanza, lo que explica el
surgimiento de la posición detractora[32].


2. El estudio del griego clásico y del latín en las universidades
iberoamericanas como espacio institucional contrahegemónico[33]

Las dos posturas podrían solucionar su disputa más convincentemente,
si en primer lugar tomaran posición en una discusión más profunda: la
continuidad o ruptura con el criterio eurocéntrico[34] por el que se
idearon los planes de estudio de las carreras de Historia, Letras y
Filosofía[35].
La resolución (al menos provisoria) de esta última cuestión conducirá
a una respuesta mejor fundamentada y menos pragmatista para la cuestión de
la presencia del griego clásico y del latín en el plan de estudios de
Filosofía de nuestra universidad, que no obstante es un problema
coyuntural. Pero de paso podremos ofrecer una respuesta a una pregunta que
evidencia un problema estructural: si estas materias deben estar o no
presentes en el plan de estudios de una carrera humanística de cualquier
universidad de Iberoamérica.
Si partimos del hecho de que nuestro plan de estudios posee, en su
mayoría, materias que comprenden el estudio de la filosofía occidental en
sus distintos períodos históricos, el estudio del griego clásico y del
latín debe ser necesaria y obligatoriamente incluido. Esto se debe a que
Occidente eligió[36] a las lenguas y culturas griega y romana como su
fuente, origen y fundamento, y las ha interpretado dando lugar a un proceso
de apropiación de las mismas que se conoce como tradición clásica[37], que
ha cumplido una importante misión en el desarrollo del eurocentrismo[38].
Parte de ello es el diálogo que vienen sosteniendo históricamente los
filósofos occidentales con las lenguas y culturas mencionadas[39]. Si nos
situamos como parte de Occidente, aceptando el eurocentrismo[40], y
queremos continuar o cuestionar desde dentro la tradición, el conocimiento
del griego clásico y del latín resulta necesario. La discusión sobre su
contenido y articulación con el resto de las materias se reduce a una
cuestión sobre el método[41].
Sin embargo, si se quisiera realizar un plan de estudios de Filosofía
vinculado con nuestra identidad iberoamericana y despojarnos del prejuicio
eurocéntrico[42], cabe preguntarnos por qué aprender obligatoriamente
griego clásico y latín. Así formulada, la pregunta no incumbe sólo a un
plan de estudios de Filosofía en una universidad del sur de la Argentina,
sino a uno de cualquier carrera humanística en cualquier universidad
iberoamericana: ¿qué elementos exportados por Occidente a Iberoamérica
persisten en cuanto elementos culturales identitarios[43] de al menos una
cultura de entre todas las de Iberoamérica, para postular la presencia
obligatoria de griego clásico y latín en un plan de estudios de una carrera
humanística de una universidad de la región[44]?
Un elemento identitario de la mayor parte de la población
iberoamericana son los idiomas español y portugués con sus diferentes
variedades regionales[45], que en esta región adquirieron notoriedad
mundial[46] y enriquecieron su acervo léxico al contactarse con las
culturas originarias del continente[47]. Son lenguas romances, cuyo origen,
allende las influencias de otras lenguas[48], está en el latín hablado
evolucionado a lo largo de los siglos posteriores a la caída del Imperio
Romano de Occidente[49]. A través del tiempo, se reintrodujeron en ellas
muchos vocablos del latín escrito (cultismos) y, mediante éste, del griego
clásico (helenismos)[50].
Un segundo elemento está conformado por un sinfín de actividades
culturales (modos de producción, trabajo e intercambio[51]; modos de pensar
y hacer arte, religión, derecho, política; modos de saber[52]), promovidos
de forma violenta o no desde inicios de la colonización hispano-lusitana
hasta hoy[53]. Los campos semánticos de todas estas actividades poseen
determinadas acepciones griegas y/o latinas[54].
Un tercer elemento se relaciona con la identidad inmigrante (o
descendiente de inmigrantes) de buena parte de la población[55], cuyas
colectividades se adscriben a una identidad nacional y/o a una
regional[56]. Las culturas europeas occidentales y orientales, así como las
asiáticas meso-orientales han trazado ciertas relaciones con las culturas
de Grecia y Roma antiguas, especialmente las primeras, que las consideran
de algún modo parte de su historia como su fuente y origen[57].
Por todos estos elementos, Occidente, que pretende establecer lazos
culturales con Iberoamérica en una relación dominante-dominado, nos obliga
a interactuar con sus modos de saber[58]. No podemos permanecer ajenos a
esto: hacerlo es renegar de una buena parte de nuestra identidad e implica
la autocolonización, ya que, no teniendo referentes latinoamericanos
conscientes de la relación que Occidente intenta trazar con Grecia antigua
y Roma y con Iberoamérica, nuestras investigaciones respecto de esas
culturas estarán siempre basadas en lo que dicen los especialistas
occidentales[59]. Por lo tanto, los estudiantes y profesores de las
carreras humanísticas iberoamericanas deben considerar la obligatoriedad
del griego clásico y del latín en sus universidades. Ahora bien, tampoco
podemos establecer su presencia y obligatoriedad bajo una concepción
eurocéntrica, porque así la enseñanza de estas lenguas se vería reducida a
su condición presente de saber colonial. Pero podemos establecer su
presencia y obligatoriedad, no con actitud subordinada, es decir, no como
apéndice de Occidente, sino con actitud soberana e involucrada con la
emancipación iberoamericana y el conocimiento de una porción de su
identidad y de su historia que se halla presente en el continente desde
hace 520 años.
Podemos incluso atrevernos a emprender la búsqueda de un sistema
educativo que siga criterios de pertenencia cultural[60] para las
formaciones primaria, secundaria, terciaria y universitaria, estudiando la
lengua propia a la que cada persona se adscribe culturalmente y las lenguas
que la han constituido, sean antiguas o modernas. Establecer esos estudios
de manera obligatoria y, en una segunda instancia, los de las lenguas tanto
antiguas o modernas de su preferencia, priorizando el español, portugués y
las lenguas de los pueblos americanos originarios, así como las lenguas
antiguas y modernas que han confluido en su constitución.
El estudio del griego clásico y del latín en Iberoamérica funcionará
como saber descolonizador siempre que podamos despojarlo del eurocentrismo
y vincularlo con elementos culturales identitarios que persisten en nuestro
continente, aunque exportados de Occidente a Iberoamérica.
¿Qué implicará entonces, para el estudiante iberoamericano que siga
un plan de estudios de este calibre, el estudio del griego clásico y del
latín? Primeramente, podrá acceder a los textos griegos antiguos y latinos
sin intermediario occidental. Así, ofrecerá traducciones y aproximaciones
hermenéuticas propias, irrumpiendo como competencia en el mercado
occidental de traductores y hermeneutas, no sólo como importador[61]. Al
mismo tiempo, podrá conocer qué elementos del griego clásico y del latín
persisten en las variaciones americanas del español y el portugués,
adquiriendo mayor conocimiento de ambos idiomas y de su modo de apropiación
de los latinismos y helenismos en ellos presentes.
Pero también podrá observar el tipo de relación entre Occidente y las
culturas griega antigua y romana y el tipo de relación entre Iberoamérica y
ellas en cuanto que se trata de una relación mediada por Occidente. Así,
podrá observar una importante arista de la relación entre Occidente e
Iberoamérica[62]. Esto equivale a decir que el estudiante accederá al
estudio de la tradición clásica, ya no como continuación de una línea
trazada entre la "cultura clásica grecolatina"[63] y su propia persona,
sino como estudio crítico de la apropiación occidental de las culturas
griega antigua y romana y de su consolidación como elemento cultural
susceptible de proyección universal bajo la concepción histórica
eurocéntrica[64]. El estudio del griego clásico y del latín resulta
entonces necesario para dialogar con Occidente de igual a igual, en calidad
de nuevo intérprete de las culturas griega antigua y romana,
desnaturalizando de este modo la relación que Occidente traza con
Iberoamérica y las culturas griega antigua y romana. La línea histórica
eurocéntrica trazada por Occidente, con ello, se nos evidenciará como tal.
Complementariamente, esta desnaturalización nos permitirá ver las
relaciones que otras culturas han trazado con los helenos antiguos y los
romanos, como las culturas de Europa Oriental y Medio Oriente y las
culturas regionales de Occidente, permitiendo la comprensión de su realidad
histórica y actual y del lugar que Occidente les asignó en la concepción
eurocéntrica[65].
Debemos entonces asumir como tarea el diálogo directo con las
culturas griega antigua y romana a través del desarrollo iberoamericano de
disciplinas como filología, arqueología, papirología y epigrafía, así como
los saberes derivados de ellas, como por ejemplo historia y filosofía.
Asimismo, creemos necesario el diálogo (ya no con actitud de subordinados
ni apéndices) con las culturas hegemónicas que se han apropiado de Grecia
antigua y Roma, por ejemplo los distintos centros autoproclamados de
Occidente o Rusia, que también interpreta a estas culturas, aunque de otra
manera[66]; tenemos que ser conscientes para esto de que su apropiación de
Grecia antigua y de Roma no es más que eso, una apropiación más entre
muchas posibles[67]. No menos importante es la tarea de dialogar con las
culturas no hegemónicas que también se proclaman herederas de las culturas
griega antigua y romana, por ejemplo las comunidades aisladas
grecoparlantes de Medio Oriente y Europa[68], los griegos modernos[69], las
distintas comunidades donde se hablan lenguas romances[70] y los
rumanos[71], contactándonos con culturas oprimidas por el yugo de las
culturas hegemónicas, para la reivindicación mutua.
Por eso se hace muy necesaria la formación de docentes e
investigadores con conocimiento del griego clásico y del latín y
comprometidos con el pluralismo y con la multiculturalidad propia de
Iberoamérica. La falta de compromiso con estas banderas es la subyugación
al eurocentrismo, y por consiguiente, la inminente aparición de posturas
negadoras de los estudios que aquí nos ocupan. Pero la negación de los
mismos equivale a negar a) una porción de nuestra identidad, b) el diálogo
no obsecuente con las culturas hegemónicas que se las han apropiado y c) el
diálogo fraterno con las culturas oprimidas herederas de Grecia y Roma
antiguas.
A partir de estas consideraciones, podemos preguntarnos: ¿en qué
medida la apropiación de las culturas griega antigua y romana constituye
una tanática[72], y, si es que constituye tal cosa, cómo será posible para
el hombre iberoamericano convertir el estudio de las culturas de Grecia y
de Roma (en toda su continuidad histórica) en una erótica[73]?
Sólo resta la cuestión del método: ¿cómo debería ser el aprendizaje
del griego clásico y del latín para al menos empezar a cumplir con las
tareas señaladas y para que se articule correctamente en la carrera de
Filosofía?


Archivo de Programas de Estudio del Departamento de Humanidades.
Alumnos miembros de la C. Curricular, Diseño Curricular de Filosofía,
Bahía Blanca, Nº1, 21 de marzo de 2012.

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[1] El Departamento de Humanidades de la UNS
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楴慣搠 潴潤氠 畱 瑡 慬爠慥楬慤 楨瑳狳捩ⱡ愠瑮潲潰 楧慣 瑥潮牧曡捩ⱡ氠湩 班楴慣
礠映汯汫狳捩 湥朠湥牥污搠 畣湡潴挠湯楣牥敮愠氠獡栠浵湡摩摡獥 唨华 㤱㈸㈺㠲⸩倠
牡 慬甠楮敶獲摩摡 沓 湣捩 獥畣瑥 慬挠敩据慩攠灸牥浩湥慴 敤癳湩畣慬慤 敤 潨扭敲
戠敩 摥捵摡Ɐ猠 潣癮敩瑲湥攠 湵 捡楴楶慤 敤癳瑩污穩摡 慨瑳 数楬e creado el 24
de febrero de 1956, cuya finalidad no es sino la "investigación sistemática
de todo lo que atañe a la realidad histórica, antropológica, etnográfica,
lingüística y folklórica y en general de cuanto concierne a las
humanidades" (UNS, 1982:228). Para la universidad, "la técnica escueta y la
ciencia experimental desvinculadas del hombre bien educado, se convierten
en una actividad desvitalizada y hasta peligrosa", razón por la que "para
la formación del hombre, sujeto del conocimiento técnico, pone el
Departamento de Humanidades todo cuanto está a su alcance: dicta materias
formativas para alumnos de la Universidad del Sur que tienen un fin técnico
y científico natural, según lo exigen los respectivos planes de estudio;
pero, sobre todo, se preocupa de la formación de profesores de enseñanza
media, dando a esta formación tal categoría que los egresados, desde sus
cargos futuros, corrijan antiguas deficiencias que se han censurado en la
educación preuniversitaria". Concluye: "Sin hombres de mente amplia y
cultivada no se podrá conseguir el material humano para la formación
técnica. El Departamento de Humanidades, por tanto, al poner los medios
dirigidos a la formación de ese material humano contribuye al avance
científico y técnico del país" (UNS, 1966:70-71).
[2] Santiago Carbonell define el método gramática-traducción en los
siguientes términos: "Los métodos tradicionales parten de un enfoque
gramaticalista. En ellos el aprendizaje de nuestras lenguas, entendidas
como lenguas muertas, se reduce al estudio de los contenidos lingüísticos,
cuya asimilación se verifica con la traducción de frases sueltas que
ilustran una determinada regla gramatical. A medida que se avanza en las
cuestiones morfológicas y de sintaxis, los textos presentados, siempre
originales, van siendo más extensos y, en ocasiones, también más tediosos."
A continuación agrega: "Esta metodología está pensada para la formación de
filólogos, pero resulta poco recomendable si de lo que se trata es de
empezar a usar la lengua. Reducir la práctica lingüística a la traducción
directa de frases, ininteligibles muchas veces por estar desprovistas de su
contexto, resulta pobre y enormemente aburrido. Además hay que tener
presente que los textos literarios no fueron concebidos para aprender
lenguas. Por ello, en cualquier antología, aunque la graduación de los
textos seleccionados siga una complejidad creciente, siempre encontraremos
nuevas dificultades que o bien deberán ser expurgadas directamente o habrán
de ser salvadas mediante notas aclaratorias y traducciones. Con estos
métodos frecuentemente se corre el riesgo de que los textos clásicos se
conciban como criptogramas de difícil descifrado cuya clave parece estar
oculta en los diccionarios." (Carbonell, 2010:89). A lo largo de la
historia puede verificarse, en los programas de Griego I, II y III y de
Latín I, II y III, que el estudio de ambas lenguas consistió en el estudio
de sus regularidades gramaticales: en el primer nivel se insiste con fuerza
en el nivel morfológico de análisis lingüístico, mientras que en los dos
niveles siguientes comenzaban a desarrollarse de forma más plena las
nociones de sintaxis. Agradezco al Sr. Pablo Chaz del Departamento de
Humanidades el haberme dado la oportunidad de cotejar los programas de
estudio de estas materias desde 1956 en adelante.
[3] Las materias del Área de Estudios Clásicos Grecolatinos de la carrera
de Letras son: Griego I, II y III (luego Lengua y Cultura Griega I, II y
III), Latín I, II y III (luego Lengua y Cultura Latina I, II y III),
Cultura Clásica, Literatura Griega, Literatura Latina. En la carrera de
Filosofía además existe la materia Historia de la Filosofía Antigua, y en
la de Historia se encuentra Historia Antigua I y II, esta última con
contenidos afines a las lenguas griega clásica y latina.
[4] La enseñanza del griego clásico y del latín quedó reducida a dos
niveles obligatorios y un tercer nivel optativo para Letras y Filosofía,
siendo el Profesorado el más afectado al ser obligatoria sólo una de las
dos lenguas. En Historia, tanto el griego clásico como el latín son
materias optativas; la única materia afín a los estudios clásicos es
Historia Antigua II. Pero es en Letras donde las materias del Área de
Estudios Clásicos Grecolatinos (el nombre del área nos habla además del
presupuesto histórico-político bajo el que se estudian las mismas) tienen
gran preponderancia: existe la opción de elegir entre Literatura Griega y
Literatura Latina (Ver Sitio Web de la UNS, Plan 2006 – Versión 2 de la
Licenciatura en Letras, Plan 2002 – Versión 2 de la Licenciatura en
Historia, Plan 2006 – Versión 2 de la Licenciatura en Filosofía, Plan 2006
– Versión 3 del Profesorado en Letras, Plan 2002 – Versión 3 del
Profesorado en Historia, Plan 2006 – Versión 3 del Profesorado en
Filosofía).
[5] Ver Sitio Web de la UNS, Res. CU 461/89.
[6] Ver el Informe de los alumnos miembros de la Comisión Curricular de
Filosofía publicado en nuestra universidad el 21 de marzo de 2012,
resultado de las reuniones entre alumnos acaecidas el cuatrimestre
anterior.
[7] Por cuestiones de espacio, nos remitimos exclusivamente a lo acaecido
desde el año 2010 en adelante, por lo que no incluimos algunos trabajos
(Garelli, 1999; Marrón, 2009) ni el artículo del diario local La Nueva
Provincia dedicado a Graciela Maglia, con fecha 13 de julio de 2008. En el
período de tiempo seleccionado, hallamos el reglamento del Centro de
Filología Clásica y Medieval de la UNS y los programas de estudio de las
materias señaladas en la Nota 3 del presente trabajo; otros artículos han
sido aquí tomados como paradigmáticos (Gambon, 2013; Ritacco, 2013).
[8] Creado por Res. DH-091/93, denominado "Dr. Antonio Camarero Benito" por
Res. CSU-128/00. En el Anexo a dicha Resolución se halla el reglamento de
la entidad.
[9] Entre los objetivos específicos que posee el CEFCAM, se hallan: "1.
Desarrollar la investigación en las distintas áreas que conforman los
estudios filológicos clásicos, según los criterios de investigación por los
que se rige la comunidad académica; 2. Promover las investigaciones
interdisciplinarias, en particular las vinculadas con el estudio de las
lenguas clásicas como fuente de referencia."
[10] Respecto de la relación que la dramaturgia nacional guarda con el
mundo clásico, Gambon dice: "Toda vez que alguien se propone abordar el
tema de tradición clásica (especialmente el de la tradición clásica en la
dramaturgia nacional) el panorama es de una compleja incertidumbre. Así,
por sobre la certeza de que la pervivencia y omnipresencia de los mitos
griegos en la literatura occidental alcanza a la literatura
hispanoamericana desde sus orígenes mismos, y, en el caso de versiones
dramáticas, más allá incluso del conocimiento y acceso a muchas o algunas
de las versiones que recrean la presencia de figuras míticas emblemáticas
(…), hay dos hechos que podríamos considerar irrefutables. Por un lado, la
dificultad de acceder tanto a los textos como a las representaciones
dramáticas (…). Por otro, la ausencia de una tradición sostenida en tal
sentido (…). El resultado de la búsqueda en ambos sentidos es el mismo: el
convencimiento de las omisiones en que irremediablemente se incurrirá y de
la precariedad de los repertorios (tanto bibliográficos como de las
fuentes) de los que se parte para el análisis; ello muestra el campo de la
tradición clásica para nosotros como uno de los menos desarrollados
sistemáticamente, en proporción si no indirecta, al menos no del todo
coherente con las creaciones y adaptaciones escénicas que circulan o han
circulado por algunos de nuestros teatros." (Gambon, 2013:139-140).
[11] Véanse al respecto las afirmaciones de Gilbert Highet (Highet,
1954:7). Una postura semejante revelan los programas actuales de las
materias Historia Antigua II, Historia de la Filosofía Antigua y Cultura
Clásica.
[12] Desde 2013 hasta el corriente año, el Programa de Arqueología de
Grecia ha consistido en el dictado de cursos de formación en arqueología
para futuras colaboraciones en excavaciones, como las de Caulonia, Prov. de
Reggio Calabria, Italia (2013-2014) y Anatoli, Creta, Grecia (2015).
[13] Respecto del Lectorado de Griego Moderno, Ritacco dice: "Los proyectos
coinciden con los estudios clásicos al contribuir a completar la formación
especializada de estudiosos en el campo de los estudios griegos. (…) La
vigencia de los ideales universales del Helenismo, difundidos en los
últimos siglos a través de la denominada civilización europea, se nos
presenta hoy en tiempos de una cultura global, como un punto de encuentro y
coincidencias para los pueblos y culturas que promuevan y alienten los
valores del humanismo. A menudo los helenistas remarcamos el origen griego
de las formas sociopolíticas que caracterizan la vida de las sociedades
contemporáneas actuales: la democracia, la política, el teatro, la
filosofía y el deporte como tal entre otros aspectos del mundo moderno. No
obstante, las conclusiones y avances logrados en el campo humanístico a
través del trabajo de numerosos especialistas (y a diferencia de lo que
sucede en el campo del conocimiento tecnológico), no parecen difundirse de
manera importante fuera del ámbito estrictamente académico y por lo tanto
incidir de forma sustancial sobre las sociedades en las que se insertan."
Luego sostiene "El objetivo general del programa no se limita así a
contribuir solamente a la formación de los alumnos en el plano lingüístico,
sino también a complementar su formación cultural, acrecentando sus
conocimientos sobre la riqueza del legado griego a nuestra civilización,
familiarizándolos con la historia y las tradiciones del pueblo griego,
desde la Antigüedad hasta nuestros días", remarcando que "Desde el inicio
del ciclo de enseñanza de la lengua, se prioriza como herramienta
metodológica indispensable la explicación etimológica, la que como
instrumento didáctico es utilizada en la clase junto a una breve
información histórica. (…)". Concluye: "De acuerdo con este enfoque, los
contenidos del material utilizados para el aprendizaje inicial del Griego
Moderno no pueden ser considerados neutros desde el punto de vista cultural
y por ello esta carga cultural de la lengua griega debe ser enfatizada en
clase a través de la interpretación semántica, etimológíca y algunas veces
histórica, remarcando así el carácter significante de la lengua griega. La
explicación etimológica nos remite a menudo a la Antigüedad (…) o nos
permiten advertir los cambios operados en la lengua griega en su desarrollo
diacrónico (…). De esta forma, combinando lengua e historia, se intenta con
resultados muy positivos la comprensión por parte de los alumnos de la
continuidad histórica del griego como lengua, lengua que expresa los
conceptos fundamentales de nuestra civilización. Para ello, es importante y
sustancial la práctica del reconocimiento por parte del alumno de
innumerables palabras griegas que utilizamos continuamente en situaciones
cotidianas. Especialmente rica para esta finalidad resulta el grupo de
sustantivos neutros que han pasado a las lenguas modernas (…), palabras que
atestiguan la vida del griego en nuestra vida cotidiana. Así mismo y con la
misma finalidad, se brinda atención a la decodificación de prefijos de
derivación (…), los que van a facilitar en el futuro la comprensión de
modelos linguísticos. De este modo, con la explicación de la etimología se
logra presentar a la lengua griega en su aspecto diacrónico, reflejando no
solo su desarrollo histórico sino también el devenir histórico del pueblo
griego. Los cambios que experimentaron desde la Antigüedad hasta nuestros
días las palabras griegas, en su morfología o en su significación, son
presentados como documentos inapreciables de la historia y cultura del
helenismo, de un helenismo que está vivo en nuestra lengua, pero cuyos
valores no siempre acompañan el desarrollo en las sociedades modernas.
(Ritacco 2013:2-4).
[14] Las posturas detractoras se resumen en el Informe de los alumnos
miembros de la Comisión Curricular de Filosofía publicado en nuestra
universidad el 21 de marzo de 2012.
[15] Ver el Informe citado, p. 2.
[16] Ver el Informe citado, p. 2. Respecto de mi defensa publicada en ese
escrito, dijeron: "Si bien algunos apoyaron esta iniciativa, el marco
general de la reunión consideró que la implementación de una interacción
entre contenidos filosóficos y los propios de la lengua no deben estar
aislados, sino integrados a las materias Historia de la Filosofía Antigua e
Historia de la filosofía Medieval. Incluso llegó a postularse que en lugar
de Griego y Latín, se podría incorporar un segundo módulo de Hist. de la
Filosofía Antigua y otro de Hist. de la Filosofía Medieval, en los que se
hiciera una exhaustiva interpretación de los textos marcando con
detenimiento las formas más generales de la lengua, sin contar con la
posibilidad de sumar aún dos materias más de corte filosófico como podrían
ser Historia de la Filosofía Moderna II y Pensamiento Argentino y
latinoamericano II que tanto hacen falta al corpus general del plan." (p.
5). Líneas más adelante refuerzan esta postura: "Casi todos afirmaron que
es posible Cursar Historia de la Filosofía Antigua e Historia de la
Filosofía Medieval, sin necesidad de cursar ambas lenguas (latín y griego)
en paralelo. Es más, en todos los casos en los que el alumnado apoyó esta
moción, se recalcó la incompatibilidad en el correlativo dictado de las
materias." (p. 5).
[17] Ver el Informe citado, p. 3.
[18] En efecto, el Informe sostiene que "es inviable el estudio profundo de
ningún pensamiento (y mucho menos del idioma en que fue expresado) debido
al tiempo con el que se dispone y a los objetivos que se plantea toda
formación de grado", por lo que afirman que "las etapas de orientación y de
posgrado son las indicadas para estudiar en profundidad las distintas
corrientes filosóficas y sus representantes, así como también el idioma que
resulte imprescindible para poder abordarlos." (p. 3).
[19] Esta es la razón por la que, intentando quitar obligatoriedad a las
materias de las lenguas griega clásica y latina, dejaron intacta la
presencia de Cultura Clásica.
[20] "Casi en su totalidad, el alumnado participante de la reunión
coincidió que es importante el Griego y el Latín para el estudio de la
filosofía, y más aún lo es para los que eligen su especialización y
estudio. Sin embargo, expresaron la necesidad y la urgencia por incorporar
más conocimientos filosóficos al plan, pormenorizando [sic] el estudio de
la gramática y la morfología de estas lenguas muertas, que es funcional al
campo de la filología y la gramática la carrera de Letras." (p. 6).
[21] Llamar lenguas "muertas" al griego clásico y al latín es no tener en
cuenta, ni siquiera de forma crítica, la reflexión del helenista Rodríguez
Adrados al respecto (Rodríguez Adrados, 2004), ni tampoco las advertencias
de Tovar sobre la lengua griega (Tovar, 1990:356) ni las de Highet sobre el
latín (Highet, 1954:13). La pervivencia del griego clásico en el moderno
puede verse en la evolución de la lengua, en su consideración como norma de
buena escritura y en su perviviencia en las lecturas bíblicas y litúrgicas
de la Iglesia Cristiana Ortodoxa. Por otro lado, el latín pervive como
lengua de liturgia en la Iglesia Católica Apostólica Romana y a través de
la evolución de sus múltiples dialectos. En los últimos años, la Academia
Vivarium Novum, dirigida por el latinista Luigi Miraglia, promueve en
Europa el desarrollo de competencias tanto orales como escritas de estas
lenguas.
[22] "Luego de haber investigado y de haber hecho una revisión de los
planes de estudio de la carrera Licenciatura en filosofía de gran parte de
las universidades nacionales de todo el país, se pudo corroborar que tanto
Griego como Latín están fuera del ciclo común de dicho plan en todas las
universidades excepto una (la UNSJ) y en algunos casos ni siquiera son
optativas." (p. 4). Dan luego una lista (que aquí completamos, cf. p. 4 del
citado Informe) de las universidades que tienen estas materias en el ciclo
común (UNSJ (Universidad Nacional de San Juan), UNNE (Universidad Nacional
del Nordeste), UNL (Universidad Nacional del Litoral), UNCU (Universidad
Nacional de Cuyo) y UNJu (Universidad Nacional de Jujuy))., así como de
aquellas que no las tienen (UBA (Universidad de Buenos Aires), UNC
(Universidad Nacional de Córdoba), UNLP (tiene como optativos seminarios de
lectura de textos en inglés, alemán, francés, griego y latín), UNR
(Universidad Nacional de Rosario), UNCa (Universidad Nacional de
Catamarca), UNMDP (Universidad Nacional de Mar del Plata), UNSE
(Universidad Nacional de Santiago del Estero), UNT (Universidad Nacional de
Tucumán), UNSA (Universidad Nacional de Salta), UNRC (Universidad Nacional
de Río Cuarto) y UNComa (Universidad Nacional del Comahue)). En algunos de
estos casos, las materias de griego clásico y latín son optativas pero
tienen un grado de presencia privilegiada o incluso de autonomía,
existiendo por ejemplo en la UBA y en la UNC las carreras de Letras
Clásicas.
[23] Para una definición de la expresión "cultura occidental", de necesaria
consulta resulta la obra de José Luis Romero La cultura occidental (Romero,
1953:8-13).
[24] Con la palabra "pragmatismo" no nos referimos a la teoría filosófica
sino a su acepción lega, que refiere a la tendencia a conceder primacía al
valor práctico de las cosas sobre cualquier otro.
[25] En el plan de estudios de Filosofía se hace evidente el esquema
histórico "Antiguo-Medieval-Moderno-Contemporáneo" propio de una concepción
histórica hegeliana, como puede constatarse en la estructura de su obra
Filosofía de la historia (Hegel, 1971).
[26] Hay que definir bien a qué nos referimos cuando hablamos de
"contenidos de filosofía", como si todo el mundo entendiera perfectamente
de qué se trata eso. Todo el saber humano puede abarcar el objeto de
estudio de la filosofía, así como cualquier método puede influenciar un
método para el pensar filosófico. Creer que una rama del conocimiento
humano no es relevante es una imprudencia, y mucho más lo es en el ámbito
filosófico, tratándose de las lenguas griega antigua y romana, que no son
superiores ni inferiores a otras, pero han tenido más influencia que la
inglesa, la francesa y la alemana juntas. Por otro lado, el acto de la
hermenéutica o interpretación de textos es un acto de índole filosófica,
como demostró Gadamer (Gadamer, 2003:23-24). También lo es el acto de la
traducción (Ricoeur, 2005). Por otro lado, debemos recordar las palabras de
Rodolfo Mondolfo respecto de la especialización: "Si los especializados
faltan de una cultura orgánica general no tienen la posibilidad de
comprender el lugar que su propia especialidad ocupa en el sistema total de
los conocimientos humanos, ni de tener conciencia de las conexiones que la
vinculan con otras ramas del saber y de la actividad del hombre, ni de
utilizar las sugestiones, los subsidios, los impulsos que de estas otras
ramas ella puede extraer. Es necesario pues, que los especialistas tengan
conciencia de tales vinculaciones, esto es, que posean una cultura general
orientadora cuya formación debe empezar en la escuela secundaria, para la
cual la Universidad debe (…) reclamar condiciones aptas para una plena y
fecunda eficiencia; pero la obra de esta escuela secundaria debe luego
tener en las facultades universitarias un complemento de cursos
sistemáticos de carácter científico, filosófico, humanista, como por
ejemplo historia de la ciencia y de la cultura, clasificación de las
ciencias y explicación de sus interrelaciones, metodología general,
sociología de la cultura y semejantes, que ofrezcan a los especialistas una
orientación general acerca de la posición de su especialidad en el sistema
universal de la cultura." (Mondolfo, 1960:20).
[27] Para observar estas reflexiones y cómo operan en el pensamiento de los
filósofos europeos occidentales sugerimos consultar las principales obras
de filosofía alemana, francesa e italiana, de las que aquí sólo citamos un
pequeñísimo número de ejemplos (Nietzsche, 1969:92-94; Heidegger, 1994:179-
246, 1997a, 1997b; Hegel, 1995:267-268; Kierkegaard, 2000:201-209, 2010:113-
114, 146-148, 152-156; Kant, 2009:6, 154-157, 245, 399; Agamben, 2012:54-
56; Foucault, 2014:22-38). Debo agradecer estas citas a la inestimable
colaboración de mi amigo Miguel Ángel Razuc, estudiante avanzado de
Licenciatura en Filosofía de la UNS.
[28] Hablo aquí en condición de miembro del CEFCAM.
[29] Ver Nota 2.
[30] Véanse los programas de estudio de Historia de la Filosofía Antigua y
de Historia Antigua II. En los diseños curriculares, prefijados en cierta
medida en el nombre de la materia, aparece la división hegeliana de la
historia.
[31] A esa misma visión se suma la del helenista argentino Saúl Tovar
(Tovar, 1990:355-358), y otros como Edmund Martin Geldart (Geldart, 1870:1-
7) o Robert Browning (Browning, 1995:VII).
[32] En las materias de griego clásico y latín se estudian y analizan
textos originales de autores filosóficos, como Platón en Lengua y Cultura
Griega I y II, Séneca en Lengua y Cultura Latina I y Lucrecio en Lengua y
Cultura Latina II. Sin embargo, la ausencia de la materia Gramática
Española en Filosofía y la presencia de las materias de griego clásico en
primer año conduce a afirmaciones como las del Informe de la Asamblea
Interclaustros del año 2012 (Ver Sitio Web de la UNS): "ubicación desfasada
en el plan; se presumen contenidos previos no abordados en la carrera".
Debo agradecer la aguda perspicacia de mi amiga, la Prof. Verónica Inés
Pedersen de la UNNE, por haberme hecho notar este punto. Por otro lado, la
cuestión del método de enseñanza nos parece crucial, que incluye: a)
presupuestos histórico-políticos que deberían postularse, b) acciones
pedagógicas concretas con que deberían corresponderse, lo que incluye su
lugar en el plan de estudio y su forma de articulación con otras materias,
además del método de enseñanza propiamente dicho.
[33] Ver http://www.cecies.org/articulo.asp?id=167.
[34] Para analizar en profundidad la noción de eurocentrismo sugerimos
consultar la obra de Enrique Dussel (Dussel, 1993:43-45).
[35] Hoy en día los planes de estudio de Historia y de Letras en la UNS son
mucho menos eurocéntricos que el de Filosofía (excepción hecha de las
cátedras Historia de la Filosofía Argentina y Latinoamericana e Historia de
la Filosofía Oriental). En Letras hay dos cátedras de Literatura Argentina
y dos de Literatura Latinoamericana, mientras que en Historia hay tres
cátedras de Historia Argentina y tres de Historia de América.
[36] Usamos este término porque la tradición clásica fue una selección
escogida por la cultura occidental. "La influencia griega no es directa en
la Europa latino occidental (…) En el renacimiento italiano (especialmente
después de la caída de Constantinopla en 1453), comienza una fusión
novedosa: lo Occidental latino (…), se une con lo griego Oriental (…), y
enfrenta el mundo turco, el que, olvidando el origen helenístico-bizantino
del mundo musulmán, permite la siguiente ecuación falsa: Occidental =
Helenístico + Romano + Cristiano. Nace así la "ideología" eurocéntrica del
romanticismo alemán." (Dussel, 1993:43). Por otro lado, sabido es que hay
otras apropiaciones de los saberes griegos y romanos, e incluso, podemos
decir, más fundamentadas histórica y lingüísticamente, como el Imperio
Bizantino (Tovar, 1990:41-64), y a través de él, Moscú, que es conocida
como la "Tercera Roma" (Maier, 1974:12-13).
[37] Ver Nota 11.
[38] "Uno de los méritos de las hipótesis de Martin Bernal (…) es mostrar
la importancia del movimiento que inaugura en 1803 Friedrich Schlegel
(Ueber die Sprache und Weisheit der Indier, Heidelberg), de donde la India,
el Indoeuropeo, y la decadencia de la centralidad de Egipto (origen de la
cultura y la filosofía griega para los griegos desde Herodoto, Platón y
Aristóteles hasta el siglo XVIII), permite a la "ideología" prusiana
unificar de manera directa la cultura clásica griega con la alemana: un
pensamiento racista, ario, que impulsará a la "invención" de las historias
de la filosofía, donde de Grecia (autopoiética) y Roma se pasarán primero a
la Edad Media, y luego directamente a Descartes y Kant." (Dussel, 1993:43,
n. 6). La lengua latina, con su supervivencia en Europa, ha contribuido con
el desarrollo de la tradición clásica, al ser considerada una lengua de
prestigio cultural: "Aunque el latín se escribió y habló corrientemente en
Europa hasta 1860 por lo menos, y aunque el latín es no sólo una lengua
europea antigua, sino también moderna –en la cual escribieron algunas de
sus mejores obras, si es que no todas, hombres como Milton y Newton, Erasmo
y Copérnico, Vives y Suárez, Descartes y Spinoza–, la historia de la
literatura latina escrita por autores modernos es tan diferente de la de
otras literaturas europeas de nuestra época, que es forzoso hablar de ella
separadamente. Por otra parte, el hecho de que el latín haya seguido
viviendo durante tanto tiempo como lengua independiente y de que para
ciertos usos, como la liturgia católica, continúe vivo aún, es a su vez una
prueba más de que la cultura clásica es una parte esencial y activa de
nuestra civilización. Y los pensamientos tienen vida más larga que los
idiomas." (Highet, 1954:13). Otro tanto ocurrió con el griego antiguo: tras
la dominación romana, "se convirtió en el medio de expresión elegante de la
aristocracia y su enseñanza fue obligatoria en la educación de las familias
patricias, confiada generalmente a un maestro griego llamado literator."
(Tovar, 1990:33). Y esa consideración como lengua de cultura ha contribuido
a su polimorfía y a su conservación en el tiempo: "Nunca existió una única
forma o dialecto aceptado unánimemente por todos los griegos, ni siquiera
la koiné (común), a pesar de su amplia difusión geográfica. La
diferenciación entre una lengua escrita y una forma hablada no es
patrimonio exclusivo del griego, también existe en árabe con mucho mayor
rigidez. La existencia de una lengua fija e inalterable, tomada como modelo
lingüístico, ha sido una de las causas de la conservación durante siglos de
la lengua griega." (Tovar, 1990:308).
[39] Ver Nota 27.
[40] Es decir, aceptando frases como la siguiente: "América es el país del
futuro en el que, en los tiempos que van a venir —acaso en la contienda
entre América del Norte y la del Sur—, debe revelarse la trascendencia de
la historia universal; es un país de ilusiones para todos aquellos a
quienes hastía el arsenal histórico encerrado en la vieja Europa. Por algo
exclamó Napoleón: "Cette vieille Europe m'ennuie". América cae fuera del
terreno donde, hasta ahora, ha tenido lugar la historia universal. Todo
cuanto viene ocurriendo en ella no es más que un eco del Viejo Mundo y la
expresión de una vitalidad ajena. En cuanto país del futuro, aquí no nos
interesa; pues, en el aspecto histórico, el objeto de nuestra atención nos
viene dado por lo que ha sido y por lo que es. En filosofía, en cambio, no
nos ocupamos ni de lo que ha sido ni tampoco de lo que será, sino de lo que
es y es eternamente; nos ocupamos de la razón, y con esto tenemos ya
bastante que hacer." (Hegel, 1971:110).
[41] Esta discusión, por demás importante, la dejaremos para otro momento.
[42] Es decir, aceptando que en Iberoamérica confluyen diversas realidades
culturales que refutan de forma absoluta las hipótesis hegelianas sobre la
región.
[43] Estos elementos, en la medida en que continúan imponiéndose a quienes
no los poseen, son, como mínimo, hegemónicos.
[44] Iberoamérica en efecto se ha apropiado de elementos culturales de
Occidente, ha recibido una aculturación. Estos son los elementos por los
que acaso podrían probarse hipótesis como las hegelianas, pero es
interesante que en órdenes no materiales, como sostiene Rodolfo Kusch, haya
habido un proceso inverso de fagocitación (Kusch, 1999:135-138). Esta
directiva de Kusch es imprescindible para no caer en la trampa en que
cayeron muchos pensadores iberoamericanos de los siglos XIX y XX, que
consiste en "dejar pasar" la contradicción entre las raíces materiales
provenientes de la cultura occidental, por un lado, y la identidad
iberoamericana y su modo de apropiación de dichas raíces, por otro, y
aceptar a partir de allí los presupuestos histórico-políticos hegelianos.
Es lo que hace, por ejemplo, Juan Bautista Alberdi (Alberdi, 1977, 1998).
Debo esta sagaz observación a mi amigo Miguel Ángel Razuc. En este trabajo,
nosotros intentamos hacer justamente lo inverso.
[45] Sin contar las Antillas Neerlandesas, Aruba, Belice, Islas Caimán,
Islas Vírgenes estadounidenses, Jamaica, Trinidad y Tobago, en Iberoamérica
el 89,73% de la población es hablante de una variante del castellano. En
Brasil se cuentan además 460.018 hablantes nativos y 96.000 hablantes de
competencia limitada (Instituto Cervantes, 2014:7-9). Respecto de las
variantes iberoamericanas del portugués, en Brasil se registran 198.700.000
hablantes, en Uruguay, 854.441, en Argentina, 802.341, en Venezuela,
527.700, en Paraguay, 150.000, y en Colombia, 32.450 (Ver
https://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_portug ués)
[46] La población hispanohablante fuera de España es casi diez veces
superior a la población española (Instituto Cervantes, 2014:7, 10). La
población lusoparlante en Brasil, por otro lado, es casi veinte veces
superior a la de Portugal (Ver
https://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_portugués).
[47] Como ejemplos entre muchos otros podemos citar las palabras cacao,
chocolate, café, calabaza, tomate, tiburón.
[48] Por ejemplo, el árabe (Penny, 2001:239-244).
[49] "Tras la disolución del Imperio Romano, el latín vulgar se fragmentó
en una serie de dialectos que llegaron a constituirse en lenguas
independientes en la primera mitad de la Edad Media. Estas lenguas
procedentes de la lingua romana fueron llamadas por su origen lenguas
románicas: el italiano, hablado en Italia; el sardo, en Cerdeña; en la
Península Pirenaica el español, el portugués y el catalán; en Francia, el
francés y el provenzal; en la región de los Alpes occidentales, el reto-
romano y en Rumania, el rumano. Las lenguas románicas representan la
continuación ininterrumpida del latín; en cierta manera, los dialectos
medievales y modernos del latín." (Caballero et al., 1999:27).
[50] Los helenismos en efecto están mediados por la tradición latina
(Penny, 2001:233-237; Bergua Cavero, 2004:11).
[51] Para observar las influencias mercantilistas coloniales, ver el
artículo de Leopoldo Solís (Solís Manjárrez, 1969:200-209). Para observar
el proceso de industrialización en Iberoamérica, ver la obra de Danilo
Astori (Astori, 1980:1386-1400). Es curioso que los economistas liberales
hayan hecho una dura crítica al mercantilismo español, seguramente en
función de sus loas al aperturismo económico.
[52] Lo que aquí dice Gilbert Highet bien vale también para Iberoamérica:
"En el terreno político, podría hablarse de cómo los griegos fundaron la
democracia y estudiaron sus poderes y sus fallas esenciales, de cómo los
ideales de la democracia fueron adoptados por la República romana, para
revivir después en las constituciones del mundo moderno, y de cómo gran
parte de las ideas que ahora tenemos acerca de los derechos y deberes del
ciudadano provienen directamente del pensamiento grecorromano. En el
terreno jurídico, sería fácil demostrar cómo las columnas centrales de las
legislaciones inglesa y norteamericana, francesa y holandesa, española,
italiana e hispanoamericana, y asimismo del derecho canónico o legislación
de la Iglesia católica, fueron labradas por los romanos. (…) En el terreno
de la filosofía y de la religión, del lenguaje, de las ciencias abstractas
y de las bellas artes –de manera especial la arquitectura y la escultura–
podría demostrarse con la misma facilidad cómo gran parte de las mejores
cosas que escribimos, hacemos o pensamos, son adaptación de los que crearon
los romanos y los griegos." (Highet, 1954:12).
[53] Estas actividades podían antes caracterizarse como "coloniales",
puesto que se mantuvieron a través del tiempo en determinadas formas desde
la colonia hispano-lusitana; una vez conseguida la independencia política
en muchas regiones de Iberoamérica, los estados conformados se dejaron
influenciar por otras potencias occidentales, sobre todo Francia,
Inglaterra o Estados Unidos de América. Ejemplo de ello es la postura
alberdiana (Alberdi, 1977:69-70, 1998:53).
[54] Muchas figuras del derecho, al estar tomadas del derecho romano, se
expresan en latín (ad honorem, casus belli, de iure). Las mismas palabras
con que denominamos determinados sistemas de gobierno son griegas
(democracia, monarquía, oligarquía, tiranía, demagogia); la sistemática de
las plantas en biología y las denominaciones de los animales en zoología se
expresa en latín y griego mediado por la tradición latina (Drosera
glanduligera, Myrmecophaga tridactyla); muchos términos de medicina son
griegos (estómago, páncreas, esófago, peritonitis). De la misma manera, en
lógica las falacias se nombran en latín (ad verecundiam, ad populum); la
misma filosofía occidental, como ya mencionamos, reinterpreta conceptos de
las lenguas y las culturas griega y latina.
[55] Para observar el impacto de las migraciones europeas en Iberoamérica
durante los períodos colonial y poscolonial, se pueden encontrar artículos
especializados y enciclopédicos (Pérez, 2012; Ver https://es.wi
kipedia.org/wiki/Emigración_europea).
[56] Por poner dos ejemplos, en la ciudad de Bahía Blanca son de fuerte
presencia las colectividades vasca e italiana; en la ciudad de Buenos Aires
hay una movilizada comunidad de friulanos.
[57] Sólo mencionamos un ejemplo de cómo las culturas europeas y meso-
orientales se relacionaron con la lengua y la cultura de Grecia antigua y
Roma con esta cita: "En el siglo XII, el conocimiento de Aristóteles y de
la medicina griega se debe en gran medida a la labor de los árabes de
España, conocidos como hispano-árabes. Estos tomaron contacto con la
medicina y la ciencia griegas a través de los sirios (…). Los principales
centros de estudio de la España musulmana se encontraban en Toledo,
Córdoba, Sevilla y Granada. Por lo tanto, el itinerario es el siguiente: la
cultura y la ciencia griegas de la Antigüedad son mantenidas por los
bizantinos, quienes las enseñan a los sirios, los cuales transfieren esos
conocimientos a los árabes, y éstos, luego, a Occidente desde España. En
cuanto a las traducciones sucede lo mismo: del griego al siriaco, del
siriaco al árabe y del árabe al latín. Por lo tanto, como es de suponer,
las traducciones que llegan al latín de textos griegos son pésimas. (…)
También debe mencionarse a la numerosa y culta colectividad judía de
España, que vivía en ese país posiblemente desde los tiempos del rey
Nabucodonosor de Caldea (h. 1240 a. C.). Residían indistintamente en los
reinos cristianos o árabes de la península, habiendo producido una
importante cantidad de eruditos, entre los que descuellan los filósofos
Salomón Ibn Gabirol (1020-1070), Abraham ben David de Toledo (h. 1145) y el
famoso Maimónides de Córdoba (1135-1204). Las traducciones de los sabios
judíos eran superiores a las de los árabes, por ser más fieles y por
incluir comentarios explicatorios, semejantes a las modernas ediciones
anotadas, lo cual fue inventado por los griegos." (Tovar, 1990:80-81).
[58] En este respecto nos retrotraemos a las tesis de Augusto Salazar-
Bondy: "Nuestra filosofía fue un pensamiento originalmente impuesto por el
conquistador europeo de acuerdo a los intereses de la corona y la Iglesia
españolas. Más adelante ha sido un pensamiento de clase dirigente o de
élites oligárquicas refinadas y ha correspondido generalmente a olas de
influencia económico-política extranjera. En todos estos casos operan el
subdesarrollo y la dominación. (…) Los países subdesarrollados carecen de
fuerza y dinamismo por la condición deprimida de su economía y por la falta
de integración y organicidad en su sociedad, de donde se sigue que no hay
base para un sello propio del pensamiento capaz de neutralizar el impacto
foráneo y la tentación imitativa. Las producciones espirituales en conjunto
carecen, además, del vigor necesario para insertarse como aportes novedosos
en el proceso mundial de la civilización, del modo como las economías y las
sociedades de nuestros países no tienen ninguna vigencia directiva en el
proceso mundial del poder." (Salazar-Bondy, 1968:122-123). Frente a esto,
Salazar-Bondy defiende: "Las naciones del Tercer Mundo como las
hispanoamericanas tienen que forjar su propia filosofía en contraste con
las concepciones defendidas y asumidas por los grandes bloques de poder
actuales, haciéndose de este modo presentes en la historia de nuestro
tiempo y asegurando su independencia y su supervivencia." (Salazar-Bondy,
1968:132).
[59] Si nosotros nos negamos al saber de la Grecia y de la Roma antiguas,
todo lo que conozcamos por ellas será un conocimiento mediado, y mediado
por Occidente, especialmente, por España. Pero también los investigadores
aceptarán sin más lo que diga un Companion de Oxford o Cambridge que
ofrecen también traducciones de los textos de estas culturas.
[60] No decimos esto con un criterio segregacionista, es decir, con el
criterio de separar a las personas por motivos de pertenencia cultural,
sino con el criterio pluralista de que cada persona tiene derecho a
conocer, fundamentalmente, su identidad cultural; por lo tanto, el sistema
educativo no tiene derecho a homogeneizar de la misma manera que tampoco
tiene derecho a separar. Sostenemos algo similar a lo que sucede con el
guaraní en el sistema educativo paraguayo (Ver
http://www.mec.gov.py/cms_v2/entradas/2 95878-educacion-bilingue-en-el-
sistema-educativo-el-respeto-por-la-lengua-materna).
[61] El término está usado en su sentido mercantil, que es el elemento de
expansión de la cultura occidental más eficiente. Podemos justificar esta
afirmación en las palabras de Joseph Stiglitz: "The critics of
globalization accuse Western countries of hypocrisy, and the critics are
right. The Western countries have pushed poor countries to eliminate trade
barriers, but kept up their own barriers, preventing developing countries
from exporting their agricultural products and so depriving them of
desperately needed export income. The United States was, of course, one of
the prime culprits (…) The West has driven the globalization agenda,
ensuring that it garners a disproportionate share of the benefits, at the
expense of the developing world." (Stiglitz, 2002:6-7).
[62] Esto daría pie a una aún inédita Historia de los estudios clásicos en
Iberoamérica o Historia del desarrollo de la tradición clásica en
Iberoamérica.
[63] Se emplean expresiones iguales o similares a ésta en, por ejemplo, los
programas de estudio actuales de Cultura Clásica e Historia Antigua II de
la UNS.
[64] Este estudio, de concretarse, tendría alcances históricos, literarios
y filosóficos. Incluso podemos pensar, en el terreno filosófico, la
aparición futura de una Crítica de la razón clasicista. Por otro lado, este
eurocentrismo, en cuanto construido a partir de una Grecia autopoiética, da
paso a hablar de un helenocentrismo (Dussel, 1993:44). Ahora bien, el
helenocentrismo no es afirmar a Grecia en toda su continuidad histórica
como el origen de la cultura occidental, sino que se halla sostenido por
cuatro pilares: a) centrificación en Atenas para la lengua y cultura, b)
centrificación del platonismo para la historia de la filosofía, c)
centrificación de la Edad Antigua para la historia, d) centrificación de la
época clásica para el arte.
[65] Bizancio es justamente un ejemplo de cómo un imperio antaño poderoso y
pujante recibió de parte de Occidente un lugar paupérrimo en la historia.
Autores como F. G. Maier denuncian esto (Maier, 1974:4-5). Emblemática es
la postura hegeliana al respecto: "La historia del tan culto Imperio de
Oriente, en donde, según debería pensarse, el espíritu del cristianismo
podía ser concebido en su verdad y pureza, nos describe una serie milenaria
de constantes crímenes, flaquezas, bajezas y falta de carácter, y el más
horrendo (y, por lo mismo, poco interesante) cuadro. Se muestra en esto
cómo la religión cristiana puede ser abstracta y, como tal, es débil,
precisamente por ser tan pura y espiritual en sí." (Hegel, 1971:361).
Prosigue: "En Bizancio el cristianismo se hallaba en manos de la escoria
social y de la chusma indómita. La barbarie popular por un lado, y la
bajeza palaciega por otro, buscan legitimarse por la religión y consagran a
ésta como algo monstruoso. Con respecto a la religión había dos intereses
preponderantes: en primer lugar el definir los conceptos doctrinales, y
luego la ocupación de los cargos eclesiásticos. La determinación del
concepto doctrinal recayó en los concilios y en los jerarcas de la
comunidad; pero el principio de la religión cristiana es la libertad y la
opinión subjetiva: es por esto que las polémicas ocupaban también a la
multitud, se entablaban violentas guerras civiles y por causa de los dogmas
cristianos se encontraba uno por todas partes con escenas de asesinato,
incendio y robo." (Hegel, 1971:362) Así finaliza: "El Imperio bizantino,
pues, se vio escindido por todas las pasiones; desde el exterior
presionaban los bárbaros, a los cuales los emperadores no podían oponer
gran resistencia. El Imperio se hallaba en un permanente estado de
inseguridad y ofrecía, en su conjunto, un desagradable cuadro de flojedad,
en el que unas míseras y aun absurdas pasiones no permitían la aparición de
nada que fuera grande, ni en obras del pensamiento ni en acciones, y
tampoco en personalidades. Insurrecciones de generales, caídas de
emperadores por obra de ellos o por intrigas de los cortesanos, asesinato o
envenenamiento de emperadores por sus propias esposas e hijos, mujeres que
se entregaban a todos los placeres e infamias: tales son las escenas que
aquí nos muestra la historia, hasta que, por último, el corroído edificio
del Imperio de Oriente fue destruido por los poderosos turcos a mediados
del siglo XV (1453)." (Hegel, 1971:363). Esta concepción se ha hecho eco en
Argentina, ha incluido también a la Grecia posbizantina, y así lo denuncia
el Dr. Mario Ritacco: "Fuera de la enseñanza en las escuelas de las
comunidades griegas, el neogriego en Argentina no ha tenido hasta el
presente inserción formal en los programas curriculares universitarios,
hecho debido principalmente a la falta de interés de los filólogos clásicos
por la continuidad de la lengua y literatura griega antigua en Bizancio y
la Grecia Moderna. Se verifica así, lamentablemente, que en general los
estudios clásicos que han tenido un gran desarrollo en Argentina, por
indiferencia ó por incapacidad, no han asignado importancia alguna a la
continuidad en el uso de la lengua griega por el pueblo griego través de
los tiempos y a la noción de identidad común de los helenismos Antiguo y
Moderno. Por ello, uno de los objetivos principales del Lectorado desde el
inicio de sus actividades lo ha constituido la transmisión al alumnado
universitario de la idea de continuidad cultural del pueblo griego y la de
una lengua griega con diversos estadios de evolución, es decir la idea de
la continuidad de una civilización." (Ritacco, 2013:3).
[66] Podemos observar cómo los rusos interpretaban a la cultura griega en
el siglo XIX a través de estas palabras, provenientes de un comunicado
imperial de 1871 del Ministerio de Instrucción Pública: "Los pueblos de
Europa occidental, que no están unidos a los griegos ni por lazos de
parentesco religioso, ni por sentimientos de amistad, y que están lejos de
interesarse como nosotros por el destino futuro del Oriente ortodoxo, donde
la nación griega ocupa todavía un lugar importante, esos pueblos estudian
la lengua con celo (…). ¡Y nosotros hasta el presente descuidamos esos
estudios, que serían un poderoso instrumento para elevar el nivel de
nuestra civilización y para fortificar las naturales simpatías que nos unen
a los griegos! (…) El griego antiguo no puede ser considerado completamente
como una lengua muerta, como lo es la lengua latina. Con el progreso de la
civilización entre los griegos contemporáneos, su lengua literaria, como
también la utilizada en sus informaciones periodísticas, se aproxima mucho
al griego antiguo. Quienes conocen éste no pueden tener dificultad en leer
las obras escritas en griego moderno." (Tovar, 1990:263).
[67] En la Presentación del libro ¿Tienen sentido en Latinoamérica los
estudios clásicos? de Horacio Cárdenas, Carlos A. Ronchi March (que fue
profesor de griego en nuestra UNS) dice: "Otro problema, por fin (…) es el
de la inserción del pensamiento antiguo en la visión del mundo del hombre
hispanoamericano actual. Aquí da Cárdenas su punto de vista más importante
y positivo, con su concepción casi goetheana de que el pasado que se ha
heredado debe ser conquistado o interpretado por cada comunidad de modo
nuevo, para poseerlo en verdad, y que para ello el concepto griego de
paideia, entendido y aplicado debidamente, es acaso el único medio que
pueda reconducir al hombre hispanoamericano a su auténtico ser". (Cárdenas,
1977:12). Lo que Cárdenas propone es una apropiación latinoamericana de los
estudios clásicos, para reconducir al iberoamericano a su auténtico ser.
Debemos hacer dos críticas: a) ¿por qué el estudio iberoamericano de Grecia
y de Roma debe tomar la forma de apropiación?, b) ¿hay acaso un solo "ser"
iberoamericano "perteneciente también a la cultura occidental? ¿Y por qué
un "ser", idea que nos remonta al pensamiento de Astrada, influenciado por
Heidegger? ¿No será en realidad que hay una pluralidad de realidades que
trascienden aquella cultura heredada de Occidente y persistente en nuestra
región? Opondremos más adelante a esta idea de apropiación o de
interpretación (que constituiría una tanática), una erótica. Sin embargo,
estamos de acuerdo con estas ideas: "Para un europeo, tanto por la
circunstancia de la cercanía geográfica o el peso de la historia, "lo
clásico" se le aparece en una espontánea y familiar continuidad [hemos
visto no obstante que esta "familiar continuidad" es producto de una
construcción que debemos desnaturalizar]" (Cárdenas, 1977:52); "Asumir ante
lo clásico antiguo una conducta semejante a la de un europeo, es embargar
su ánimo con un gesto gratuito de vivencias prestadas. Y gratuito es todo
aquello que en nuestra vida no nos pertenece por entero". (Cárdenas,
1977:53). Por ello sostiene Cárdenas que "el hombre en este mundo americano
posee una particular vivencia de "lo clásico", diferente y más dramática
que la de un europeo corriente, sea francés o italiano. Esclarecer y hacer
patente esta disparidad vivencial entre el europeo y el hombre de América
frente al mundo clásico, es plantear el problema en una instancia más
profunda que la meramente erudita de quienes se desvelan por rastrear las
huellas del clasicismo entre nosotros o la muy convencional y mezquina de
las "humanidades modernas"." (Cárdenas, 1977:51).
[68] Por ejemplo la ciudad suritaliana de Bova, donde se habla griko, o la
comunidad hablante de romeica en el noreste de Turquía (Ver
https://www.youtube.com/watch?v=UcAYP4irSyQ), que presenta grandes
similitudes con el griego antiguo.
[69] Encontramos similitudes entre el pensamiento histórico, filosófico y
político de la Grecia posbizantina y el iberoamericano, especialmente en su
abordaje de la identidad y soberanía regional y nacional. Es notable
también la presencia en ambas regiones de actores sociales colonizadores,
como el turco y el occidental para Grecia, por lo que puede inferirse de
las conclusiones de Saúl Tovar (Tovar, 1990:353-358), y el español y el
occidental para Latinoamérica (Dussel, 1993:46-47). Baste comparar las
obras de Pericles Giannopoulos (Γιαννόπουλος, 2003) con un tratado de
Carlos Astrada (Astrada, 1948).
[70] No con España o Italia como periferias de Occidente, sino con las
regiones de esos países que son sub-periferias hablantes de variedades
regionales o incluso otros idiomas, como el sardo, el catalán, entre otros.
[71] El rumano es una lengua romance, con algunos elementos eslavos, que
conserva casos gramaticales al igual que el latín. Respecto de la historia
del pueblo rumano, consultar la obra histórica de Vlad Georgescu
(Georgescu, 1991).
[72] Usamos el término tanática en oposición a erótica, siguiendo la
oposición psicoanalítica entre Eros y Thanatos. Entendemos por tanática la
inclusión de la línea histórica de una cultura en otra, que trasciende a la
autodefinición histórica de la cultura incluida (a veces negando otros
períodos de su historia e incluso bajo la forma de diálogo). En la
filosofía occidental e incluso iberoamericana, se ha hecho tanática
pensando que esto implicaba una "superación", que podemos ejemplificar en
pensadores como Hegel o Heidegger. En Hegel leemos: "Dejando a un lado a
los jonios, quienes aún no concebían lo absoluto como pensamiento, y a los
pitagóricos, nos encontramos con el ser puro de los eléatas y con la
dialéctica, que destruye y supera todas las relaciones finitas: para los
eléatas, el pensamiento es el proceso de tales fenómenos, el mundo en sí
mismo lo que se manifiesta y sólo el ser puro lo verdadero. La dialéctica
de Zenón capta, pues, las determinaciones que van implícitas en el mismo
contenido; pero puede ser llamada también dialéctica subjetiva en cuanto
que corre a cargo del sujeto pensante y en cuanto que lo uno, sin este
movimiento de la dialéctica, no es más que intensidad abstracta." (Hegel,
1995:258). Aquí observamos cómo Hegel "captura" las filosofías jónica,
pitagórica y eléata y las condiciona a su visión de la historia de la
filosofía, haciendo que las categorías de dichas filosofías "pasen por el
filtro" hegeliano. Otro tanto podemos decir respecto de la "superación de
la metafísica" que postula Heidegger (Heidegger, 1994:63-89).
[73] Entendemos por erótica (palabra tomada de la expresión de Susan Sontag
(Sontag, 2008:27), al hablar de la necesidad de una "erótica del arte") el
establecimiento, a través de diversos canales de comunicación mutua, de un
diálogo intercultural, soberano y enriquecedor para las dos o más culturas
dialogantes. La idea de interculturalidad es tomada de Raúl Fornet
Betancourt, y significa "aquella postura o disposición por la que el ser
humano se capacita para… y se habitúa a vivir "sus" referencias
identitarias en relación con los llamados "otros", es decir,
compartiéndolas en convivencia con ellos." (Fornet Betancourt, 2003:178).
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