La alquería andalusí de al-Darrax: un despoblado entre Abarán y Blanca (Valle de Ricote)

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Descripción

Actas I Jornadas de Investigación y Divulgación sobre Abarán La alquería andalusí de al-Darrax: un despoblado entre Abarán y Blanca (Valle de Ricote) Jesús Joaquín López Moreno

López Moreno, Jesús Joaquín (coord.), Actas I Jornadas de Investigación y Divulgación sobre Abarán. Abarán, 30 abril / 7 mayo, 2010, Asociación Cultural «La Carrahila», Murcia, 2010, 239 pp. ISBN: 978-84-96396-47-0.

La alquería andalusí de al-Darrax: un despoblado entre Abarán y Blanca (Valle de Ricote) Jesús Joaquín López Moreno Maestro Asociación Cultural «La Carrahila» [email protected]

Resumen Las evidencias de la existencia de una alquería andalusí en el paraje de huerta tradicional de Darrax, entre Abarán y Blanca (Valle de Ricote), quedan manifiestas no sólo en la arqueología, sobre todo en los restos del granero fortificado del Cabezo de la Cobertera, sino también en la documentación bajomedieval, en la evolución histórica del espacio irrigado o en el estudio toponímico de la zona, que revela un origen beréber, como indica el propio topónimo «Darrax». Ésta se enmarcaría dentro del área administrativa de la fortaleza de Blanca, la medieval Negra, uno de los «husūn» (plural de «hisn») del Valle de Ricote andalusí. El escrito analiza la evolución de la alquería durante el periodo bajomedieval, en la que fue tempranamente despoblada, pese a que se constate arqueológicamente una leve reocupación en el siglo XV, quizás con población cristiana, como parece indicar la visita santiaguista de 1468, lo que contrasta con el entorno plenamente mudéjar de la encomienda de Ricote.

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gentilicio («Banī» + antropónimo) o claramente tribal, como nos ocupará para el caso de la alquería de al-Darrax.

El paraje de huerta de Darrax está localizado en la margen derecha del Río Segura, entre los términos de Abarán y Blanca, perteneciendo su mayor porción de terreno al último municipio. Está ubicado en el Valle de Ricote, comarca natural encuadrada en la Región de Murcia a la que pertenecen los municipios de Cieza, Abarán, Blanca, Ricote, Ojós, Ulea, Villanueva del Río Segura y Archena. Durante la última década, nos hemos acercado al estudio de las diversas huellas que hablan de la existencia de un poblamiento rural andalusí en Darrax (López Moreno, 2002, 2003, 2005, 2008). Nos proponemos, en esta ocasión, retomar lo que constituyó el punto de partida de nuestra investigación de los poblamientos antiguos y medievales en el Valle de Ricote, para aportar nuevos datos y revisar lo escrito sobre el Darrax andalusí y bajomedieval. La metodología sigue estando fundada en la Arqueología Espacial, hoy llamada «Arqueología del Paisaje». Se basa en el análisis de los procesos antrópicos sucesivos que ha sufrido un determinado paisaje, lo que ayuda a hacer un acercamiento a la realidad física de un momento histórico en concreto. Para el caso de Darrax, será fundamental reconocer la evolución de su espacio irrigado, en un proceso de deconstrucción a partir del actual, para aproximarnos al paisaje dado en el periodo andalusí. Entre el conjunto de técnicas empleadas, destacan la interpretación de los yacimientos arqueológicos, la fotografía aérea, la documentación cartográfica, el estudio toponímico, la prospección sistemática del terreno o el análisis de la documentación escrita.

La documentación aparecida para referirse a este lugar, donde quedan reflejadas las diversas grafías del topónimo, la podemos extractar en la siguiente: el 15 de abril de 1244, el infante Alfonso entrega «el castillo de Aldarache con su villa» al señor Sancho de Antillón1; el 16 de mayo de 1304, Jaime II otorga las rentas de los vecinos de la alquería «de Andarraix» al caudillo magrebí Alabbez Abenrraho y su hueste2; en un testamento de 1588, se menciona el paraje «Aldarrax» dentro del territorio de Blanca3; finalmente, la grafía actual aparece en documento de 1591, cuando se cita el por entonces arruinado «castillico de Darrax»4.

Lámina 1. Paraje de Darrax, entre Río Segura y Cabezo de la Cobertera.

El topónimo «Darrax» El poblamiento elemental andalusí, dentro del espacio rural que nos ocupa, se organizó a partir de la «qarya» (alquería). Hablamos de una pequeña aldea, constituida por decenas de casas, en la que se ejercían diferentes actividades agrícolas. El espacio agrario era ocupado por personas con fuerte cohesión genealógica (tribus árabes o beréberes), que eran dueños de la propiedad de la tierra que trabajaban, de los procesos de producción, de los productos a cultivar y de los excedentes, viéndose a veces manifestada esta asociación del grupo familiar con la tierra en el topónimo de origen

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Documento transcrito en DE AYALA MARTÍNEZ, C. (ed.), Libro de Privilegios de la Orden de San Juan de Jerusalén en Castilla y León (Siglos XII-XV), Instituto Complutense de Estudios de la Orden de Malta, Madrid, 1995, 498 y 499. 2 Documento transcrito en GIMÉNEZ SOLER, A., «Caballeros españoles en África y africanos en España», Revue Hispanique, tome XII, 1905, 356. 3 Documento citado y referenciado en WESTERVELD, G., Blanca, «El Ricote» de Don Quijote. Expulsión y regreso de los moriscos del último enclave islámico más grande de España. Años 1613-1654, 2001, 1 y 5. 4 Topónimo citado en LISÓN HERNÁNDEZ, L., «El Valle de Ricote: una encomienda de la Orden de Santiago», Abarán: acercamiento a una realidad, V Curso, 2003, 29 (nota 2).

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El topónimo hace referencia a los Banū Darrāŷ, fracción de la tribu beréber de Sinhāŷa, según la Ŷamharat ansāb al-‘Arab de Ibn Hazm (siglo XI), teniendo enjambra en todo al-Andalus. Su principal centro estaría en Cacella (Qastallat Darrāŷ), no lejos, y al oeste, de la desembocadura del Río Guadiana (Lévi-Provençal, 1953, 72 y 73, nota 6). Uno de sus más ilustres hijos fue el poeta hispanomusulmán, al servicio de al-Mansūr, Ibn Darrāŷ al-Qastallī (958-1030). La primera referencia documental que encontramos de los Banū Darrāŷ en al-Andalus nos la aporta Ahmad al-Rāzī (siglo X), cuando habla del distrito de Tortosa, narrando que «de Valencia a Tortosa hay 150 millas; si se toma la antigua calzada de los Banū Darrāŷ, la distancia es más larga» (Ibídem, 72). Según Pierre Guichard (1976, 399), la vía de comunicación aludida debería estar en la actual provincia de Castellón. Hay que destacar la forma árabe del nombre de esta tribu («darrāŷ», cardador), siendo posible que ciertos nombres árabes se encuentren entre los beréberes, tal como aludía el anterior autor en referente a «Darrāŷ» (Ibídem, 465, nota 25).

comprobar que algunos lugareños todavía articulan «Aldarrax» en la actualidad. La pervivencia del artículo árabe también quedó manifestada en dos señales, desaparecidas hace escasos años, que indicaban el camino a seguir para llegar a su huerta. Su evolución fonética queda así descrita: al-Darrāŷ > Aldarrache > Aldarrax > Darrax/Aldarrax. El estudio del topónimo pone de relieve el establecimiento de miembros de esta tribu beréber en tierras de la comarca del Valle de Ricote en el periodo andalusí. La esencia beréber en esta alquería está corroborada por las características dadas en el granero fortificado excavado sobre el Cabezo de la Cobertera, desde donde se domina toda la huerta de Darrax. El granero fortificado del Cabezo de la Cobertera La primera información que hemos registrado del yacimiento arqueológico del Cabezo de la Cobertera (Abarán/Blanca) se la debemos a Jorge Aragoneses (1974, 17). Éste hizo un breve recorrido por el patrimonio arqueológico dado en el Término Municipal de Abarán:

Podemos explicar la evolución fonética de nuestro topónimo a través de las diferentes grafías apuntadas. En la forma «Aldarache» (1244), el «Ŷin» se transcribe en posición final por «ch», a la que se le suma la vocal de apoyo «e», evolucionando en las restantes grafías a «x»5. Claro es que a ésta le falta una «r» («Aldar(r)ache»). En cuanto a la forma «Andarraix» (1304), la «n» equivale a la «l» del artículo y la terminación «ix» es propia de la lengua aragonesa. Por las restantes grafías apuntadas («Aldarrax», 1588; «Darrax», 1591), se podría constatar la desaparición del artículo árabe «al» en el final del periodo morisco, aunque esto debió darse sólo a la hora de escribir el topónimo en documentación, pues hemos podido

«Revelador de núcleos de población estáticos son los restos de una atalaya -en la cumbre- y de un cementerio -en la laderadel Cabezo de la Cobertera, en el pago de La Corona, situado a unos 3 Km. al SE. de Abarán (…). De este yacimiento proceden numerosos fragmentos cerámicos correspondientes a los distintos tipos musulmanes de la segunda mitad del s.XII y primeras décadas del s.XIII, así como alguna moneda de plata y bronce de la misma cultura y cronología». Con posterioridad, Flores Arroyuelo (1989, 130) apuntaba:

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Robert Pocklington dice que «la Ŷ se transcribe “j” o “g”. Sólo en posición final la B da “p”, y la Ŷ da “ch” en algunas ocasiones» (Pocklington, 1982, 18). Por su parte, Consuelo Hernández muestra un paso intermedio antes de su evolución a «j»: la «x» («el Ŷin se transcribe por X y evoluciona después a J») (Hernández Carrasco, 1978, 209). Sin embargo, nuestro topónimo nunca llegó a evolucionar a la grafía «Darraj». Un ejemplo comparativo a la evolución fonética de la terminación de «Darrax» es la dada en un topónimo de la Huerta de Murcia estudiado por Robert Pocklington: Bani Burtuŷ > Beniporch > Benipotrox (Pocklington, 1982, 18).

«Dentro del Valle de Ricote, en la explanada que culmina el Cabezo de la Cobertera, o Cabezo Grande, entre Blanca y Abarán, existe el trazado de planta de unas cuantas casas todavía sin excavar del tipo cuadrado y de medidas de dos por tres metros, que por los restos de cerámica que asoman muestran que estuvieron habitadas 27

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por árabes en épocas aún sin determinar aunque presumiblemente en el siglo XII».

interior de muchas estructuras se localiza una despensa para guardar el grano, así como el espacio utilizado por el guarda, como indica la presencia de un hogar para el fuego. Las calles del recinto son muy angostas e irregulares, encontrándonos con un aljibe construido con sólido tapial, con capacidad para 15,47 m3. En el granero fortificado también se registra una plazoleta, que podría haber sido empleada para airear el grano. Destacable es la presencia de un posible oratorio en la zona más perturbada con la que se encontraron los arqueólogos, al oeste de la cisterna, donde se localizó una bola de estuco semejante a las que decoran las cúpulas de los morabitos. Siguiendo con las conclusiones de las memorias de arqueología, el granero fortificado tuvo algunas modificaciones en su organización espacial dentro del mismo periodo andalusí, constatándose, como ejemplo, reformas en el trazado de las calles, sobreelevando el nivel de las mismas y destruyendo estructuras, por lo que en los umbrales de algunos habitáculos se tuvieron que poner escaleras de uno o dos peldaños para salvar el desnivel. Ante la controversia manifestada por los arqueólogos sobre su abandono al final del periodo andalusí (¿1243-45 o 1266?), ya ultimamos que debió ser arruinado en el momento de la dominación de la sublevación mudéjar en 1266, al haberse obtenido un dirhem de cobre anónimo de los Banū Hūd, con ceca de Murcia y fechado en 1247 (López Moreno, 2003, 69). Con posterioridad, en el siglo XV, el recinto volverá a ser habitado, según los resultados de las intervenciones sistemáticas. Sobre esta nueva ocupación, volveremos a tratar más adelante.

Lámina 2. Cabezo de la Cobertera.

Las excavaciones arqueológicas sistemáticas en el Cabezo de la Cobertera llegaron entre los años 1988 y 1990, cuando un grupo de investigadores franco-belga, formado por François Amigues, Johnny De Meulemeester y André Matthys, se interesó por el estudio del poblamiento andalusí dado en el Valle de Ricote. Las tres campañas veraniegas en el Cabezo de la Cobertera revelaron la existencia de un granero colectivo fortificado de tradición beréber de finales del periodo almohade (Amigues, 1995; Amigues, De Meuleemester y Matthys, 1993, 1996, 1999): El yacimiento arqueológico está asentado sobre la cima amesetada del Cabezo de la Cobertera, a una altitud de 254 metros, dominando el paraje de Darrax. Su diámetro mayor, en orientación norte-sur, tiene una medida de 43 metros, mientras que el menor (este-oeste) alcanza los 28 metros. El cerro testigo presenta un perfil troncocónico de fuertes pendientes que lo convierten en uno de los enclaves con mejores defensas naturales de toda la Vega Alta del Segura. El área arqueológica está formada por más de treinta estructuras adosadas, situadas las periféricas al recinto de manera que su parte posterior sirviese de cerco o muralla. Cada habitáculo consta de un umbral que da paso a un espacio rectangular de entre 1,5 y 2 metros de ancho, por una longitud variable, alcanzando alguno casi los 5 metros. En el

Lámina 3. Estructuras del granero fortificado de La Cobertera. Foto: Johnny De Meulemeester.

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típica fue la constituida por «celoquia» (parte más elevada de una fortaleza) y «albacar» (zona amurallada para el refugio de la población)6, tal como la tenemos presente en la comarca. La noria fluvial de Cañada de Hidalgo La huerta tradicional de Darrax está ubicada a pies del Cabezo de la Cobertera, en la margen derecha del Río Segura. Su terreno es irrigado por la Acequia de Charrara desde que se decidiera ampliar este sistema hidráulico en 1780, desde el paraje de La Cuna (Abarán) (Martínez Soler, 1992, 52). Con anterioridad, tenemos documentada la existencia de una noria fluvial como sistema hidráulico empleado para regar Darrax, cuyos restos localizamos en Cañada de Hidalgo (Abarán) en 20027. El estudio del primitivo sistema hidráulico, complementado con el análisis toponímico de la zona, ayudará a hacer un acercamiento del empleado en la huerta de la alquería de al-Darrax.

Figura 1. Granero fortificado del Cabezo de la Cobertera según François Amigues, Johnny De Meulemeester y André Matthys.

Johnny De Meulemeester (1946-2009) realizó un estudio etno-arqueológico correspondiendo el granero colectivo fortificado del Cabezo de la Cobertera con el «agadir» de carácter beréber dado en el Sur de Marruecos. De su trabajo, sabemos que era un emplazamiento construido por la tribu o el clan, asignándosele a cada cabeza de familia un espacio donde poder construir y mantener una o varias estructuras para almacenar el grano o guardar los enseres. Los dueños elegían al guarda encargado de custodiar permanentemente la estructura que encerraba la base de la subsistencia, estando aquí el motivo del carácter sagrado que se le otorga al «agadir», constituyéndose como un recinto inviolable. Además de la funcionalidad descrita para la conservación del grano a largo plazo, también se le atribuye una defensiva. Al respecto, recordó que estos graneros comuneros surgieron por la coincidencia de la economía rural y el miedo a la guerra, pronosticando la posible construcción del «agadir» de La Cobertera en los momentos de inseguridad que caracterizaron el periodo almohade (1172-1228) (De Meulemeester, 2003).

La noria fluvial que daba riego a la tierra de Darrax aparece documentada en 15668, 16049 y 172510, estando ubicada en Cañada de Hidalgo, el aludido con anterioridad como «Cañada de la Corona», soto aguas arriba y contiguo a aquel paraje. Las fuentes documentales las pudimos corroborar con la presencia de los restos de su acueducto, de 6 metros de altura y 15 metros de longitud, conservándose en perfecto estado. Estos se correspondían con la noria fluvial de la documentación referida en ubicación, medida de la rueda o por el hecho de ser anterior a la Acequia de Charrara al constar en cota inferior a ésta. 6

Ambos términos aparecen definidos en BAZZANA, A., Maisons d´al-Andalus. Habitat médiéval et structures du peuplement dans l´Espagne orientale, I, Casa de Velzquez, Madrid, 1992, 501 y 502. 7 LÓPEZ MORENO, J. J., «Andarraix, una alquería vecina al Abarán islámico», Programa de Festejos de Abarán, 2002. El hallazgo de los restos fue motivo de un reportaje periodístico titulado «La más vieja del lugar» realizado por David Gómez Carrasco en La Opinión de Murcia (Lunes, 28 de octubre de 2002, 21). Con posterioridad, publicamos «Una noria en el río Segura (Cañada de Hidalgo, 1604-2004)» en Programa de Festejos de Abarán, 2004. 8 A. H. P. Murcia, 13-II-1566, Blanca, Protocolo 9325. 9 A. H. P. Murcia, 08-VI-1604, Blanca, Protocolo 9334. 10 Documento descrito en LISÓN HERNÁNDEZ, L., «Ampliaciones del regadío en 1725», Programa de Festejos de Abarán, 1985.

La importancia del granero comunal fortificado, del que venimos escribiendo que perteneció a la alquería de al-Darrax y que fue construido por miembros de esta tribu con esencia beréber, radica en que es uno de los pocos ejemplos dados en al-Andalus, pues la fortificación rural 29

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Fernández, carpintero de Villanueva, se reunieron en Blanca para fijar las condiciones de contrato para la creación de una noria «en el Rio Sigura de frente de la güerta de la Villa de Hauaran (…) en la parte y lugar donde se a hecho para el dicho efeto y edificado la casa della». Este edificio pudiera ser el realizado en el anterior intento de construcción de la noria fluvial en 1566. En dos de las condiciones del contrato de 1604 se manifiesta que la enemistad entre Abarán y Blanca seguía vigente, temiendo que «llebaren preso al dicho Nicolas Fernandez o a sus oficiales o jornaleros a la dicha Villa de Hauaran». Pero, al contrario de lo que ocurrió en 1566, esta vez sí se construiría la noria fluvial en Cañada de la Corona, apareciendo en funcionamiento en 1725, como propiedad de Francisco Javier de Molina y Martínez, Marqués de Darrax. Como quedó dicho, la ampliación de la Acequia de Charrara hacia Darrax, en 1780, anuló el sistema hidráulico constituido por noria fluvial.

Lámina 4. Acueducto de la noria fluvial de Cañada de Hidalgo. Año 2009.

En febrero de 1566, encontramos a algunos vecinos de Blanca formulando un contrato para que Ginés Antonio, vecino de Cieza, les construyera un «edificio de azud e añora» en Cañada de la Corona, para regar este paraje «y hasta donde se pudiese mas abajo», es decir, la zona de Darrax. Según Luis Lisón, este acuerdo no debió tener efectividad plena, pues, en 1604, hubo un nuevo concierto para construir otra noria en el mismo lugar. Las causas históricas las encuentra el historiador en la proximidad de la ubicación de la noria con el término de Abarán y en el posible impedimento de este concejo, ya que, por aquel entonces, ambas poblaciones estaban enemistadas. El origen fue que, en 1565, los vecinos de Blanca no permitían que los de Abarán regaran con su acequia, que transcurría por la parte meridional de la Huerta de Abarán, en la margen izquierda del Río Segura. Ello llevó a la rotura del cauce y a un largo pleito, que todavía no estaba solucionado en 1591 (Lisón Hernández, 1986). Estaba en lo cierto, pues la noria de Cañada de la Corona no se encuentra entre los sistemas hidráulicos citados en la Ordenanza sobre el uso de la huerta y montes, elaborada en la Villa de Blanca el 9 de agosto de 159211. Con posterioridad, el ocho de junio de 1604, Pedro Dato, en su nombre y en el de otros herederos de Blanca de los pagos de Corona, «Argualexa» y Darrax, y Nicolás

Por el documento de 1604, podemos apreciar los diversos elementos de este sistema hidráulico. Encontramos un azud en el Río Segura que desviaba el agua hacia la ubicación de la propia noria mediante una acequia, que volvía de nuevo al río una vez pasada aquella. La rueda era de madera y tenía un diámetro «de quarenta y quatro palmos, poco mas o menos», es decir, de unos 9,24 metros. Elevaba el agua al acueducto, donde se iniciaba su distribución hacia los huertos mediante la construcción de una canalización hacia Darrax y otra, aguas arriba, hacia «Argualexa», topónimo que analizaremos más abajo. Pese a que no aparezca explicitado en el documento, los cangilones deberían estar ubicados en ambas coronas, debido a la capacidad del canal de recogida del agua conservado sobre el muro. En cuanto a los materiales de construcción empleados para terminar el edificio de la noria, los herederos estaban obligados a utilizar «ladrillo o de losa muy llana y no de piedra redonda no raxadiza», tal como se especifica en la construcción de los pilares donde se iban a asentar las canales. Dicha obligación fue cumplida, empleándose losas llanas, como se aprecia en el conservado acueducto que, por entonces, estaba sin construir: «paredon de argamasa que se a de hazer para recebir el agua de la dicha añora y sacarla a tierra firme». No

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Documento transcrito (A. M. Blanca, Caja 34, 15-VIII1751) por José María García Avilés en su tesis doctoral Una sociedad agraria en tierras de la Orden de Santiago: El Valle de Ricote, 1740-1780; y publicado en WESTERVELD, G, op.cit., 287-293.

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sabemos si la rueda de madera debió seguir la tradición islámica12 o la murciana, legada ésta de la romana y conservada en las norias abaraneras Grande y Hoya de Don García. Según Montaner Salas (1982, 8, 36 y 60), debió ser en el siglo XVI cuando las norias murcianas pasaron de un esquema islámico al murciano, con la corona hueca donde se alojaban los cangilones. A diferencia de las romanas, las norias de estructura islámica llevaban arcaduces de barro amarrados a su corona. La altura del agua elevada por la noria la ubicamos a 155 metros sobre el nivel del mar. Con este dato, hemos trazado, de manera aproximada, el canal de distribución del agua elevada y calculado la huerta que potencialmente era irrigada en el pago de Darrax y otros contiguos en los albores del siglo XVII, obteniendo el resultado de 27,1 Ha. (243 tahúllas). Se puede apuntar la similitud de la extensión de regadío entre el antiguo y el presente sistema hidráulico en estos parajes, debido a que la altura del acueducto coincide con la cota por donde transcurre la Acequia de Charrara.

los ríos pueden estar pobladas de árboles o cultivadas»14. El significado y pervivencia de este topónimo árabe en el periodo morisco debe ratificar que este paraje estuvo irrigado en el periodo andalusí por la noria fluvial de Cañada de Hidalgo. Ello nos confirmaría que éste fue el sistema hidráulico empleado en la alquería de al-Darrax para la irrigación de una considerable extensión de terreno (unas 243 tahúllas) en la margen derecha del Segura, desde Soto Damián hasta el propio Darrax. Evidencias de este sistema hidráulico debieron permanecer visibles en el periodo morisco, de ahí su intento de reapertura por los herederos de estos parajes en 1566 y su definitiva construcción en 1604.

La presencia de este mismo sistema hidráulico en el periodo andalusí quedaría probada por el estudio del topónimo «Argualexa», paraje que debía ser regado por la noria fluvial según su contrato de construcción de 1604. El topónimo «Argualexa» o «Algualeja» es un nombre de lugar desaparecido hoy, pero pronunciado, por lo menos, hasta el momento de la expulsión morisca en el Vallle de Ricote (1613)13. Procede del árabe «alwalaŷa», con el significado de «lengua llana de tierra rodeada por un recodo del río». No hay más que ver el acentuado meandro que hace el río en Soto Damián (Abarán), lugar donde se ubica la Central Hidroeléctrica de Nicolás, para dar sentido al topónimo árabe (figura 4). Elías Terés se acercó al estudio del nombre común «al-walaŷa», narrando que se empleaba «tanto en Oriente como en Occidente, para designar tierras llanas o lugares situados en las riberas de los ríos, o bien en las curvas o meandros de los ríos; y estas riberas de

Figura 2. Reconstrucción hipotética de la noria fluvial de Cañada de Hidalgo a partir del acueducto conservado.

El empleo de norias fluviales para fines agrícolas en la Península lo tenemos registrado en las Etimologías de San Isidoro (570-636 d.C.) (Caro Baroja, 1983, 255), antes de la llegada de los árabes y beréberes. Siglos después, aparecen nombradas en diversos autores árabes, como iremos describiendo para la zona del Sureste peninsular. Dos de ellas todavía están en funcionamiento en la actualidad. Hablamos de las norias gemelas Moquita y Pando, ubicadas en el Río Segura en la pequeña pedanía oriolana de Las Norias. Según el arabista Alfonso Carmona (Carmona y Pocklington, 2008, 60-62), éstas fueron las descritas por el literato murciano Safwān b. Idrīs (1165-1202). El autor árabe

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Ejemplo de rueda hidráulica islámica encontramos en una de las miniaturas del manuscrito Hadith Bayād wa Riyād (Biblioteca Vaticana, Vat. Arab. 368) (figura 3). 13 El topónimo vuelve a aparecer como «Alguadexa» en la escritura de donación de María Rodríguez, viuda de Juan de Vega, el 19-XII-1613, (Legajo 5362 de Cartagena, folios 282286). Transcrito en WESTERVELD, G., op.cit., 376 y 377.

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Significado extraído del artículo dedicado a este topónimo en TERÉS, E., «“Al-Walaŷa”, topónimo árabe», Al-Andalus, XXXIII, 1968, 291-309.

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describió un relato de viaje de Murcia-SaguntoMurcia, anotando que, cuando regresaba a Murcia desde Petrel, tuvo que pasar la noche en la aldea de los Banū ‘Isām (la aldea de «Beniaçam», según documentación castellana estudiada por Robert Pocklington, situada por éste en Las Norias), acampando en la orilla del río:

«309 Y contemplan las ruedas de agua girando encima de sus motas (gusūr), de una en una y de dos en dos.

«A ambos lados del río, había sendas norias o ruedas (dawlābān), cuyo ruido era como lamentos de añoranza mutua que ellas armonizaban. (…) Y ambas ruedas escondían sus raudales de lágrimas, que luego vertían abriendo sus costados y llenando los canjilones. Pasamos la noche en la vecindad de una de aquellas ruedas, que zureaba, mientras las ramas se doblaban y se enderezaban, y el manto de la oscuridad nos cubría».

No sólo encontramos norias fluviales en el Río Segura, sino que también se dieron en el Río Guadalentín a su paso por Lorca, como contó al-Himyarī en su al-Rawd al-Mi‘tār (1963, 344): «en distintos sitios de este río hay norias que sirven para regar los jardines».

310 De modo semejante a como los soldados, revestidos de sus lorigas, hacen girar sus adargas cuando entran en combate el día de la batalla».

Regresando de nuevo a la ciudad de Murcia, sabemos que, por documento de 1311, se ubicaba una noria con su «açut» debajo del puente, pudiendo corresponder, en opinión de Caro Baroja, con la noria representada en el sello concejil hecho en el mismo siglo XIV (Caro Baroja, 1983, 294 y 295). Como refirió Torres Balbás (1940, 205-207), las norias fluviales hispanomusulmanas no estaban directamente sobre el cauce, sino que eran colocadas en un canal sacado del río a través de un azud: «Una presa o azud construida junto a ellas, aguas arriba, servía en algunos casos – cuando el caudal era reducido o la corriente encalmada – para acelerar el movimiento de las aguas impulsoras de la rueda». Juan José Martínez y José Banegas (1996, 62) mencionan que las norias de la Región de Murcia se localizan siempre sobre las acequias para prevenir su destrucción por las riadas. Estos dos factores, irregularidad del cauce fluvial y frecuentes crecidas, justificarían que las ruedas estuviesen colocadas sobre una canalización y no directamente en el río. Por otro lado, la construcción y mantenimiento de las norias fluviales era menos costosa en comparación con las acequias madres, cuya toma se tenía que realizar kilómetros aguas arriba. Quizás debió ser éste el motivo de construcción de este sistema hidráulico para conformar e irrigar la huerta de la alquería de al-Darrax.

Otros han sido los autores árabes que mencionaron la existencia de norias fluviales en el Sureste peninsular, como bien ha reflejado el arabista Alfonso Carmona (Carmona y Pocklington, 2008): el geógrafo almeriense al-‘Udrī (m. 1085) dijo que «a orillas del río de Tudmīr están las norias que riegan sus huertos» (Ibídem, 23 y 48, nota 16); Ibn Sa‘īd (m. 1286), en su Al-Mugrib fī hulà al-Magrib, expuso que «cuando viajé de Murcia al mar, pasé por Orihuela. (…) el río era caudaloso y las chirriantes norias eran como venas sangrantes». Este mismo autor, en Bast al-ard, comentó que «Murcia se encuentra situada al norte de un hermoso río, a cuyas orillas hay norias y huertos» (Ibídem, 37, 59 y 60); relativo a la ciudad de Murcia, al-Saqundī (m. 1232), en su Risāla fī fado al-Andalus, dijo que «a orillas del río de Murcia hay huertos de ramas ondulantes, norias que deleitan con sus melodías, pájaros canoros y flores alineadas – tal como sin duda has oído» (Ibídem, 36); al-Himyarī (siglo XV), en al-Rawd al-Mi‘tār, aclaró que «todo el riego que proviene del río de Murcia se realiza a partir de esos dos canales (ubicados cerca de Qantarat Askāba, Alcantarilla), excepto el agua que se eleva mediante norias y aceñas» (Ibídem, 38, 69 y 70); el poeta al-Qartāgannī (m. 1285), en los versos 309 y 310 de su Maqsūra, habló de norias ubicadas en el Río Segura a su paso por la Huerta de Murcia (Ibídem, 65-67):

Las ruedas en la Edad Moderna y Contemporánea las volvemos a encontrar en diversos ríos españoles. Sobre las «ñoras» murcianas, Caro Baroja aclara que, a diferencia de las del Guadalquivir o sus afluentes, aquellas se 32

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Barranco del Zapato, en Alto Palomo, en la margen derecha del Segura, enfrente del casco urbano de Blanca (mal aludida por nosotros, en otra ocasión, como «Noria de Cañada Gil»15). De esta noria tan sólo se conserva una parte de su acueducto, que se puede apreciar en corte transversal. Es la aludida como «noria que dizen de Serrano» en la Ordenanza sobre el uso de la huerta y montes de 159216. Otra mención a esta noria la encontramos en documento de 1602, cuando varios vecinos de Blanca encargan, también al carpintero Nicolás Fernández, la construcción de una noria en el Río Segura «en la parte y lugar donde se han hecho otras, con la altura que tenía la hecha por Ginés Serrano, vº de Cieza», para regar los pagos de Chorochola y Bulila (Lisón Hernández, 1986). Por aquel entonces, el carpintero constructor de la noria quedaba como «señor del agua», de ahí que se aludiera a esta noria como «de Serrano» en 1592. Si bien el topónimo «Chorochola» es hoy irreconocible para el lugareño, claro es el de «Bulila» (Buyla), paraje de huerta tradicional ubicado en la margen derecha del Río Segura entre Alto Palomo y El Solvente. Aquel parece provenir de las palabras árabes «Abū Laila» (Padre de la Oscuridad), pudiendo hacer alusión a una probable alquería andalusí dada por esas latitudes, cuya huerta sería irrigada por este sistema hidráulico. Por Díaz Cassou (1877, 52-53), sabemos que con la noria y la acequia que la movía se regaban 230 tahúllas en 1877. La rueda, perteneciente por entonces al Heredamiento de la Noria del Campillo, fue finalmente sustituida por un motor hidráulico inaugurado en 1892, bajo el Heredamiento Refundido de La Noria y El Campillo17.

Figura 3. Miniatura del códice que contiene la Historia de los amores de Bayad y Riyad.

ubican en las acequias, aunque en época islámica se dieron en el mismo Segura (Caro Baroja, 1983, 315). Sin embargo, sabemos que las ubicadas en el río en nuestra región se dan hasta fecha muy reciente, como la citada por Díaz Cassou (1877, 5253) en Blanca en las últimas décadas del siglo XIX, la que trataremos a continuación. Lo cierto es que hoy ya no queda vestigio alguno de norias funcionales en el Río Segura a su paso por la Región de Murcia (recordemos que las gemelas Moquita y Pando se localizan en la provincia de Alicante) (Montaner Salas, 1982). Dentro de nuestra región, tan sólo hemos podido localizar restos físicos de norias fluviales en el Valle de Ricote, y cuando decimos «norias fluviales», nos estamos refiriendo a las ubicadas en el río, no a las que elevan el agua de las acequias madres. Hablamos de los aludidos restos conservados en el paraje de Cañada de Hidalgo, en Abarán, y otros restos de noria fluvial para irrigar el paraje de Buyla, localizados en la desembocadura del

Los restos de estas dos norias fluviales son los únicos que se conservan en la Región de Murcia en la actualidad, bienes inmuebles construidos y mantenidos por unas personas que tenían como 15

Junto a los restos de la noria fluvial existen dos motores hidráulicos que elevan el agua del Río Segura: Motor Noria y Campillo y Motor Cañada Gil. El último debe su nombre al paraje donde el agua es elevada y no al lugar donde se asienta. Ello motivó nuestra confusión al nominar a esta noria fluvial como «de Cañada Gil» (López Moreno, 2008, 90-92). 16 Ver nota 11. 17 Éste fue consecuencia de la refundición del Heredamiento de la Noria del Campillo y las tierras del pago de este último nombre regadas con el Heredamiento de Charrara, del que se segregaron.

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principal fuente de ingresos el cultivo de una rica huerta transformadora de un paisaje árido como es el del Valle de Ricote. Fueron claros modelos de las norias fluviales dadas en al-Andalus, siendo la de Cañada de Hidalgo el ejemplo de sistema hidráulico empleado en la huerta de la alquería andalusí de al-Darrax.

Corona extrajo los restos óseos. Dichas obras se cometieron para la transformación de la parcela de secano a regadío por poder hacer uso de las aguas impulsadas por el Motor Triunfo. Estas labores debieron realizarse con posterioridad al año 1956, pues en la fotografía aérea de esta fecha se aprecia todavía como de secano, y antes de que comenzara la década de 1970. Lo más interesante fue que el agricultor también comunicó a nuestro amigo las primeras referencias orales que tenemos del lugar donde estaban asentadas las viviendas de la alquería. Fueron momentáneamente sacadas a la luz cuando se realizó otra conversión a regadío en una parcela contigua a la anterior, aludida como «de los Malillos» y localizada en la ladera de un pequeño cerro al suroeste del Cabezo de la Cobertera, próximo y enfrente de éste. Aquel es denominado como «Cabezo Alfil» por la tradición oral, topónimo derivado de «Cabezo de Alferez», registrado en el Catastro del Marqués de la Ensenada a mediados del siglo XVIII. Las transformaciones agrícolas en esta parcela fueron anteriores a las realizadas donde se había constatado el cementerio, pues ya aparece como de regadío en la fotografía aérea del año 194518.

Lámina 5. Restos del acueducto de la Noria del Campillo, en Alto Palomo (Blanca).

Localización del despoblado, distribución del espacio agrario y aproximación al número de vecinos

La localización de un poblamiento en altura en al-Darrax, con respecto a su huerta, responde a una tónica dada en el medio rural en el periodo andalusí. Además de la búsqueda de un resguardo defensivo en la falda del Cabezo de Alférez, sus viviendas se construyeron por encima de un cauce de agua para no mermar las tierras a irrigar, ni poner fecha de caducidad a su mayor fuente de subsistencia. El emplazamiento de las viviendas de la alquería también clarifica por dónde subía la senda desde la huerta hacia la fortaleza, vía de comunicación hoy desaparecida por la fuerte erosión del terreno, pero que aparece como parte integrante del «Camino de Darrax» reflejado en los planos cartográficos de los términos municipales de Abarán y Blanca de finales del siglo XIX (figuras 5 y 6)19. El camino comunicaba, directamente, el

La primera noticia sobre los indicios del poblamiento ubicado en torno al Cabezo de la Cobertera la aporta Jorge Aragoneses (1974, 17), narrando la existencia de «los restos de una atalaya -en la cumbre- y de un cementerio -en la ladera-». Debido a la inexistencia de restos visibles que marcaran la localización del aludido cementerio, junto al que tendría que circunscribirse el caserío, tuvimos que recurrir a la tradición oral. El primero en ofrecérnosla fue un pastor de la zona llamado José Candel Torrano, quien nos ubicó el lugar donde, antaño, se localizó los restos óseos con motivo de unos trabajos agrícolas. La parcela pertenece a los herederos de Adela Martínez Gómez (Trabuca), ubicada al suroeste del cerro. Más preciso ha sido otro lugareño de 50 años de edad, Juan José López Gómez (Catre), al hablarnos como, hacía ya unos 40 años, Rafael «de Pearra», antiguo encargado de la anterior finca, le comunicó el lugar absoluto donde el primer tractor que trabajó en

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Las fotografías aéreas de los años 1945 y 1956 han sido consultadas en el servidor www.cartomur.com. 19 Hoy conservado, en parte, en el Camino del Infierno. Plano cartográfico del Término Municipal de Abarán, Zona 2ª, a escala 1:25.000, elaborado por la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico en 1898 y Plano cartográfico del Término Municipal de Blanca, Hoja 1ª, a

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poblamiento de al-Darrax con Abarán y Blanca, pasando, curiosamente, entre las parcelas donde se localizarían el cementerio y el caserío, respectivamente. Tal como se manifiesta en la planta del granero fortificado, su entrada se realizaría por la ladera oeste, la de menos pendiente, orientada hacia el núcleo poblacional. Sobre el urbanismo de al-Darrax, además de estar asentado en altura y al amparo del Cabezo de la Cobertera y Cabezo de Alférez, podríamos intuir que sus viviendas estuvieran amuralladas, si asociamos este elemento urbanístico a la categoría de villa con que se alude cuando el infante Alfonso la entrega al noble Sancho de Antillón en 1244.

propiedad mediana de la tierra musulmana estudiada por José Manzano (1999) en seis alquerías de la Huerta de Murcia servirá para acercarnos al número aproximado de vecinos dado en nuestra alquería en el siglo XIII. Los resultados estadísticos afirman que el tamaño de las explotaciones de regadío por propietario estaba en torno a las 3,83 tahúllas, lo que da una idea del carácter de pequeña propiedad que se daba en el periodo andalusí. Si suponemos que ésta fue la superficie aproximada en las explotaciones individuales en al-Darrax, obtenemos el resultado de 63 propietarios o vecinos, supuesto aceptable por la condición de alquería de este poblamiento. Otro dato para acercarnos al número de vecinos existentes en la alquería en el siglo XIII, más fehaciente si cabe, sería contabilizar el número de estructuras dadas en su granero fortificado. Según el estudio etno-arqueológico realizado por Johnny De Meulemeester, los graneros colectivos fueron construidos por la tribu para almacenar el grano o guardar los enseres, asignándosele a cada familia un espacio para poder edificar, al menos, una estructura. La planta del granero fortificado de alDarrax conserva los restos de una treintena de habitáculos, que equivalen a tres cuartos del conjunto original presumido en el momento de abandono (Amigues, De Meulemeester y Matthys, 1999, 348), por lo que el número de vecinos estimado podría estar en torno a los 40, cifra igual de aceptable a la estipulada con anterioridad. Si aceptamos el coeficiente de 6 personas para cada vecino, suponiendo que en la mayoría de las casas vivía una sola familia (Torres Balbás, 1985, 101104), obtendríamos una población de unos 378 habitantes para el primer caso y de unos 240 para el segundo.

Las especies de cultivo de secano, además de darse en la estudiada zona de huerta, serían cultivadas en la extensa terraza fluvial de Corona, localizada en la cara norte y oeste del Cabezo de la Cobertera. Tradicionalmente, este paraje fue destinado al cultivo de secano, hasta que, a partir de las primeras décadas del siglo XX, el Motor Triunfo (1912) y el Motor Corona (1925), asentados sobre la Acequia de Charrara, lo convirtieron en un auténtico vergel, hoy en retroceso. La localización tradicional del cultivo de secano en Corona, en uno de los lugares más propicios para ello dentro la comarca del Valle de Ricote, puede dar respuesta al motivo de construcción del granero fortificado sobre el Cabezo de la Cobertera. Por su parte, la explotación del bosque por los habitantes de al-Darrax estaría localizada, por proximidad, en la falda sureste de la Sierra del Oro, en las inmediaciones del paraje de Patrax (Abarán/Blanca). Regresando al regadío, ya nos hemos acercado a las parcelas que confeccionaban la huerta de la alquería de al-Darrax. Los ribereños sotos de Algualeja (Soto Damián), Cañada de la Corona (Cañada de Hidalgo) y el propio Darrax constituían una extensión de unas 27,1 Ha. (243 tahúllas) potencialmente irrigables por el sistema hidráulico formado por la noria fluvial estudiada. Esta huerta suponía un 0,6% de la dada en la Huerta de Murcia en el siglo XIII (Calvo García-Tornel, 1982, 141). La comparación del número de tahúllas calculado para al-Darrax con la extensión de la

Figura 4. Espacio agrario de la alquería de al-Darrax. escala 1:25.000, elaborado por la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico en 1899.

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Figura 5. Paraje de Corona, con el Camino del Darrax, según plano cartográfico del Término Municipal de Abarán (1898).

Figura 6. Paraje de Darrax según plano cartográfico del Término Municipal de Blanca (1899).

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El análisis detallado de la anterior acción es especialmente significativo. La oposición mostrada por los de Ricote al ejército omeya hace ver una cultura oriental poco afianzada dentro del Valle de Ricote. Es más, en otro momento de la misma expedición, se manifiesta que los rebeldes contestan al ejercito omeya «en el dialecto que allí se usaba» (Guichard, 1980, 149), es decir, en lengua mozárabe, lo que induce a pensar que la lengua árabe no estaba consolidada en el territorio que gobernaba Daysam. Y es que, por la narración de Ibn Hayyān, sabemos que el Río Segura seguía denominándose «Wadi Tād.rū», el antiguo «Fluvius Tader» (Carmona González, 2005, 129 y 130). Todos estos datos, junto con la presencia de toponimia mozárabe en el Valle de Ricote, que analizaremos más abajo, hacen ver lo poco arraigado que estaba el Islam y el árabe en esta comarca a finales del siglo IX. Como ya hemos manifestado en otras ocasiones, intuimos que el emplazamiento de Rikūt, mencionado en esta campaña, no se refiere al actual Castillo de Ricote, sino que hacía alusión al poblamiento y fortaleza que constituían los yacimientos del Salto de la Novia y Pila de la Reina Mora, respectivamente (López Moreno, 2005, 361 y 362; 2008, 26). Éste es un asentamiento de clara implantación del cristianismo y de una posterior asimilación del Islam, al igual que los cercanos Cerro del Castillo y Bolvax (Cieza). En todos ellos queda constatado el culto cristiano al haberse localizado lucernas tardorromanas con motivos paleocristianos de cronología próxima al siglo V (Ramallo Asensio, 1987, 1364; Salmerón Juan, 2005, 13, 14, 59 y 60).

La alquería en la historia El devenir histórico de la alquería de al-Darrax hay que enmarcarlo dentro de los acontecimientos dados en el Valle de Ricote. La primera referencia escrita, que registra ocupación humana en esta comarca, la encontramos en los años de ‘Abd Allāh (888-912). Nos referimos a la acción militar realizada, en 896, por el emir de alAndalus contra el territorio dominado por el rebelde muladí Daysam Ibn Ishāq, en el que estaba incluida la comarca de Ricote. La llamada «Campaña de Tudmīr» nos la aporta Ibn Hayyān (988-1076) en la tercera parte del Muqtabis, hecho histórico por el que los habitantes de Ricote se enfrentaron y vencieron a las tropas omeyas (Carmona González, 2007, 53 y 54): «Avanzó el ejército desde Vélez (Ballis) hacia las distintas fortalezas de Tudmīr devastando, a su paso, todos los lugares pertenecientes a los rebeldes. Puso sitio a Maniya (¿Molina?), una de las plazas fuertes (husūn) del criminal Daysam b. Ishāq, a orillas del río Tād.rū, y allí estuvo hasta el mes cristiano de agosto, dedicando varios días a acciones de demolición, tala y quema. El ejército atacó entonces el hisn de Ricote (R.kūt), pero sus habitantes plantaron batalla y opusieron firme resistencia. Las tropas expedicionarias lograron rebasar el primer cinturón (hizām) de murallas y los obligaron a refugiarse en la alcazaba. Pero, cuando los soldados comenzaron a dedicarse al pillaje, y algunos de ellos volvían al campamento con el botín que habían conseguido, los habitantes de la fortaleza aprovecharon la ocasión y se lanzaron contra los asediantes que habían quedado de retén, les infligieron una espantosa derrota y los empujaron hasta el río, en el que se precipitaron. Mataron a un buen número de infantes, y los otros perecieron ahogados en aquellas aguas. Entre ellos, algunos notables, como los dos hijos de ‘Umar Dūn-Nūn as-Santarī y Gāz b. Gazwān at-Talabirī».

Los antecedentes poblacionales pre-andalusíes en la zona de Darrax los encontramos en los yacimientos arqueológicos contiguos del Cabezo del Judío y La Carrahila, ubicados entre el caserío de Abarán y el propio Darrax en la margen izquierda del Río Segura. Estas áreas arqueológicas nunca han sido motivo de prospecciones ni de excavaciones arqueológicas sistemáticas, teniendo constancia de las diversas culturas que las han poblado por los materiales extraídos por los clandestinos locales. La cronología del poblamiento abarca desde las primeras sociedades metalúrgicas prehistóricas hasta el periodo visigodo. Los restos materiales

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quedan complementados con la toponimia de la zona. El propio nombre «Carrahila» o «Carraila» provendría del mozárabe «carraira», con un significado de «vía, calzada, carril». Un mismo topónimo, con la forma «Carrayra», lo indica Robert Pocklington junto a San Pedro del Pinatar en el siglo XIII (Coromidas y Pascual, 1987, 896; Pocklington, 1986, 338; 1990, 62 y 96). Aquel haría referencia a la ruta «de herradura» utilizada para enlazar el valle con la antigua Calzada Carthago Nova-Complutum a través de una vía pecuaria conservada (Colada del Barranco del Molax al Río Segura), ya que, pese al significado del topónimo, el Barranco de la Carrahila es intransitable para el tráfico rodado (López Moreno, 2007, 345). Otro topónimo de la zona lo es «Turbedal», registrado a comienzos del siglo XV para denominar la actual Sierra del Morrón (Cieza) (Rodríguez Llopis y García Díaz, 2004, 55). Puede provenir del mozárabe «Turbidale» [(cauce) para aguas turbias]20, significado acorde por estar localizada a pies de la Rambla del Moro (Abarán/Cieza). Otro topónimo coetáneo a los anteriores podría ser «Negra», si asociamos el nombre mayor predecesor de la población de Blanca con la Peña Negra que la domina. La presencia de toponimia mozárabe en la zona puede indicar que no hubo interrupción de poblamiento, sino evolución poblacional desde los asentamientos pre-andalusíes, quizás desde los yacimientos arqueológicos del Cabezo del Judío y La Carrahila, hacia los de nueva impronta oriental, como lo fueron Abarán y Darrax.

que potenciaran el desarrollo de la agricultura de regadío con la inserción de especies alóctonas originarias en climas tropicales y subtropicales, como la naranja agria, el limón o la lima. Si bien en el lugar de origen crecían bajo los agentes de calor y humedad, en las latitudes mediterráneas, en el que la estación más cálida corresponde con la más seca, tuvieron que ser adaptadas por medio de la irrigación artificial. En un segundo lugar quedará el denominado sistema «nilótico», dado en una población mozárabe todavía ligada a un sistema económico basado principalmente en la explotación de la tríada mediterránea (cereal, vid y olivo), donde se aprovechaban las llanuras de inundación de las márgenes de los ríos tras las crecidas. Con las nuevas huertas plenamente andalusíes, fruto de un regadío de acequia madre, de noria fluvial y del reaprovechamiento de los manantiales, surgirán poblamientos rurales o alquerías constituidas por decenas de casas donde se ejercerán diferentes actividades agrícolas. Estos nuevos espacios agrarios fueron diseñados y ocupados por personas con fuerte cohesión genealógica (tribus árabes o beréberes), como queda reflejado en la toponimia, lo que vendría a confirmar el grado de intensidad de orientalización de una determinada comarca. La creación de los sistemas hidráulicos en el Río Segura para el riego de sus sotos ribereños debió ser más fácil en el Valle de Ricote que en otros lugares, por ser una comarca donde el río transcurre encajonado entre su cerrada orografía, tal como manifiestó el árabe al-Bakrī (m. 1094) en su Kitāb al-Masālik. El autor, en un texto sobre el Río de Tudmīr, que se supone es transmisión de al-Rāzī (siglo X), nos dice, según una revisada traducción de Alfonso Carmona (Carmona y Pocklington, 2008, 50-51):

Con la instauración del califato omeya de Córdoba (929) se inicia un periodo de consolidación de las instituciones políticas, en las que se evidencia una centralización administrativa en al-Andalus, cuya población vivirá un tiempo de paz y de máximo esplendor en todos los ámbitos científicos y culturales. El proceso de orientalización prácticamente se había conseguido y pocas cosas recordaban la cultura occidental de la población hispanogoda. Fruto de este bienestar social fue el surgimiento de asentamientos rurales con nueva estructura social, la que, en general, se ha denominado «sociedad andalusí». Éstos nacieron ligados a la implantación de sistemas hidráulicos

«Es un río que encajonan las montañas en un lugar conocido como Ricote (Riqūt), a una distancia de 18 millas de Murcia [unos 33 kms.], de tal modo que allí el hombre puede detener su curso. Si no fuera por esos montes, las aguas torrenciales anegarían Murcia». Por el texto de al-Bakrī, de probable autoría de al-Rāzī, tendríamos el umbral histórico de la aparición de los sistemas hidráulicos para el Valle de Ricote en los siglos X y XI (López Moreno,

20

Idéntico topónimo lo registra Robert Pocklington (1990, 105-107) en la Vega de Murcia en el siglo XIII.

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2008, 29 y 30) y, por tanto, el origen de las diversas aldeas rurales, plenamente orientales, como sería el caso de al-Darrax, alquería de esencia beréber, como su topónimo indica, nacida sobre una huerta irrigada por un sistema hidráulico constituido por noria fluvial. La consolidación de estos nuevos poblamientos andalusíes en el Valle de Ricote quedaría probada por el geógrafo almeriense al-Zuhrī, quien, en torno a 1154, recorrió y describió el curso alto del Río Segura hasta la fuente de El Borbotón de Cieza, a la salida del Cañón de los Almadenes. Es aquí donde finaliza su narración, comentando que «desde la fuente, se suceden sin interrupción los lugares habitados, a una y otra margen del río, hasta Murcia» (Carmona González, 2005, 132). Prueba inequívoca de ello es la alquería de Riqūt. Asentada en el Cabezo del Aljezar, fue creada para aprovechar los diversos manantiales ubicados en el actual Ricote (Molino, Paúl o Las Balsas) y diseñar una importante huerta ubicada fuera del valle. Cabe subrayar la gran extensión de su huerta tradicional, cercana a las 1.000 tahúllas, en comparación con las restantes dadas en las alquerías del valle y su perennidad al no estar expuesta a las frecuentes crecidas del río, con las perdidas productivas y económicas consecuentes. Este dato, muy significativo, haría que en este nuevo poblamiento se construyera una fortaleza, asentada en El Sorbente, y se convirtiera en el «hisn» o cabeza de la comarca «Wadi Riqūt»21, en detrimento del anterior poblamiento y fortaleza dados en el Salto de la Novia y Pila de la Reina Mora, respectivamente. Podría estar aquí la causa del cambio de la cabeza administrativa con el consecuente traslado toponímico: de la «Rikūt» junto al río se pasará a la nueva «Riqūt» fuera del propio valle (López Moreno, 2008, 30).

posteriores a la llegada del infante Alfonso al Reino de Murcia ayudarán a acercarnos a la organización territorial existente en la comarca natural del Valle de Ricote al final del predominio musulmán, fundamental para encuadrar administrativamente a la alquería de al-Darrax. En el documento alfonsí de entrega de Archena a Rodrigo López de Mendoza, el 5 de julio de 1243, puede intuirse una primera mención a las principales fortalezas dadas en el Valle de Ricote al final del periodo andalusí, entregándole en tenencia «lo de Archena y otros tres castillos»22. Estos corresponderían, bajo nuestro punto de vista, a los de Ricote, Las Peñas de Oxox (yacimiento de la Pila de la Reina Mora, Ojós/Ulea) y Negra (Blanca), pues son castillos sin aludir en el repartimiento a los caballeros de la hueste del infante Alfonso en el inicio del protectorado castellano, coincidiendo en número y proximidad geográfica con el de Archena (López Moreno, 2005, 385 y 386). Por su parte, el Hisn Siyāsa (Cieza) sería concedido en tenencia a Gómez Pérez Correa en la misma fecha que los anteriores (Torres Fontes, 1973, 5). El documento de entrega de Archena, con las tres fortalezas reveladas, pocas semanas después de registrarse la presencia del arráez de Ricote en la firma del Tratado de Alcaraz (abril, 1243), hace pensar en una unidad administrativa al final del periodo andalusí donde se daba el anterior lote, es decir, las fortalezas de Ricote, Negra, Las Peñas de Oxox y Archena, con sus respectivas alquerías, abarcando la porción de valle desde la propia Archena hasta Abarán (figura 7). En la zona norte del Valle de Ricote, encontramos la única fortaleza, elemento central del «hisn», en la vecina localidad de Blanca, la andalusí Negra. Como quedó dicho, la pequeña fortificación de al-Darrax constituía el llamado «agadir» o granero fortificado comunal, único ejemplo aparecido en al-Andalus a día de hoy y que difería de la fortaleza común formada por «celoquia» y «albacar», como se registra en las fortalezas de la comarca. Tendríamos en el castillo y la propia Negra un núcleo de organización rural («hisn») de quien dependerían distintas alquerías, como la de

Para autores como Guichard, Bazzana y Cressier, los territorios orientales de al-Andalus se organizaban en torno al «hisn», es decir, fortaleza y núcleo poblacional que se situaban administrativamente por encima de las alquerías o aldeas rurales de su entorno inmediato (Bazzana, Cressier y Guichard, 1988). El análisis de los núcleos poblacionales, fortificaciones y acontecimientos históricos inmediatamente

22

Documento transcrito en TORRES FONTES, J., Fueros y privilegios de Alfonso X el Sabio al reino de Murcia, CODOM, III, 1973, 35.

21

Así la menciona Ibn al-Hatīb en el siglo XIV (Guichard, 1990, 141).

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Figura 7. El Valle de Ricote andalusí.

al-Darrax, ubicada aguas arriba, allende el río. Más arriba, ubicamos la alquería de Abarán (López Moreno, 2005). Según la evolución etimológica de este topónimo, analizada por Consuelo Hernández (1978, 176 y 177), el lugar parece ser fundado por miembros de la tribu beréber de Hawwāra, a cuyo nombre se le añadió el sufijo «-an»: «Hawwāran» (Los de Hawwāra). Aguas abajo de Negra, localizamos el paraje de Bayna23, topónimo incompleto del árabe dialectal, con significado «entre»24, que, quizás, haría alusión a su posición geográfica, al estar localizada junto a la desembocadura de la Rambla de San Roque, en medio de las dos sierras que la abrigan: Sierra del Solán y Sierra de la Navela. El otro espacio de la margen derecha, considerable para la formación de

una alquería, lo tenemos en Buyla, paraje aguas debajo de Negra, que tiene registrado, en 1592, un sistema hidráulico formado por noria fluvial. El topónimo aparece con la forma «Bulila» en 1602, conservándose hoy en la tradición oral, de probable evolución de la forma árabe «Abū Laila», como hemos apuntado arriba. En esta supuesta organización territorial andalusí se puede apreciar la relación entre el topónimo pre-árabe que aludiría a la población antigua (Negra) y los nuevos núcleos poblacionales surgidos a su alrededor con toponimia oriental (Hawwāran, al-Darrāŷ, Abū Laila y Bayna…), lo que vuelve a ratificar ese proceso de orientalización tan estudiado por Pierre Guichard. Como vemos, el «hisn» de Negra constituiría una organización territorial, dentro del Wadi Riqūt, desde la Rambla del Moro, término entre Abarán y Cieza, hasta el estrecho de El Solvente, límite entre Blanca, Ricote y Ojós, lo que venimos denominando «zona norte del Valle de Ricote».

23

Con esta misma grafía aparece en documento de 1613 (A.H.P.M. 11-III-1639. Blanca. Protocolo 9353), transcrito en WESTERVELD, G., op.cit., 1 y 427. 24 Un parecido topónimo se ubica en Granada con la forma «Bayneçaguiqui» (Entre las acequias) (Díaz García y Barrios Aguilera, 1991, 150 y 151).

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Circunscrita al-Darrax como una alquería del «hisn» de Negra, dentro de la comarca andalusí del Wadi Riqūt, pasaremos a analizar su evolución histórica bajomedieval, periodo en el que se produjo su despoblación. Como hemos puesto de relieve, en 1243, comienzo del protectorado castellano, los castillos de Archena, Ricote, Las Peñas de Oxox y Negra serían entregados en tenencia al señor Rodrigo López de Mendoza. Un año más tarde, el 15 de abril, pocos días después de la firma del Tratado de Almizra entre Castilla y Aragón, «el castillo de Aldarache con su villa e Favarel, que es allende el rio, es contra Sieza»25 fueron otorgados en señorío al noble aragonés Sancho de Antillón. Intuimos un fraccionamiento del territorio andalusí del Valle de Ricote, que se ampliaría a la zona sur con la entrega del «castillo de Archena con su villla» a la Orden de San Juan el 15 de junio26. Nada encontramos sobre la constitución en señorío del resto de los lugares del Valle de Ricote tras el citado Tratado de Almizra, a partir del cual se pasaría de la entrega en simple tenencia de castillos, desde 1243, a su sustitución por la concesión de señoríos con fortalezas, villas y términos. La constitución del señorío de al-Darrax y Abarán podía entenderse como un intento de separar geográficamente los territorios castrales de Cieza y Ricote. Así mismo, el otorgamiento conjunto de ambas alquerías podría estar relacionado con el compartimiento de una misma vía de comunicación desde fuera del valle, que, como desde la prehistórica, constituía el Barranco de la Carrahila. Con la inclusión en el señorío de Sancho de Antillón, las poblaciones mudéjares de ambas alquerías ingresaron en el comienzo del sistema feudal, nada en consonancia con la libertad anteriormente mantenida.

fortificado de al-Darrax, como prueban las conclusiones arqueológicas que hemos apuntado. En la comarca, también se registra la desdichada marcha de la población mudéjar de Siyāsa27. Tras esta acción militar, la continuidad de la población mudéjar en al-Darrax quedará justificada por su aparición en documentación posterior, aunque no podemos precisar que ésta y la de Abarán continuaban perteneciendo al señorío de Sancho de Antillón. Lo cierto es que, desde 1266 hasta 1285, la administración del Valle de Ricote no estará consolidada al ser entregada en varias ocasiones al concejo de Murcia (1266 y 1283)28, siendo también señorío de Enrique Pérez de Arana, con su representante Pedro Peláez de Contreras, antes de su concesión a la Orden de Santiago (Merino Álvarez, 1981, 116). La formación de la encomienda de Ricote, desde Abarán hasta Asnete (Villanueva del Río Segura), hay que buscarla el 19 de noviembre de 1285, cuando Sancho IV confirma la promesa, realizada en 1281, de donar el «val de Ricote con Negra et con Favaran et con Oxoxe et con la Ruelda de la Losiela con todas sus alcarias» a la Orden de Santiago, en gratitud por la ayuda que ésta le había ofrecido en las luchas por la sucesión al trono castellano29. Se cierra así una etapa de inestabilidad administrativa para el Valle de Ricote. La población mudéjar de Abarán y de la no aludida al-Darrax pasarán a formar parte de la encomienda santiaguista, respetándoseles instituciones, religión, idioma, costumbres, propiedades y sistemas de producción. La no mención de al-Darrax en los documentos de 1281 y 1285, promesa y 27

«Las escasas referencias documentales con que contamos y la información proporcionada por la arqueología parece indicar que en 1272 ya no quedaba prácticamente población musulmana en Siyâsa y que el número de repobladores cristianos era muy reducido» (Navarro Palazón y Jiménez Castillo, 1998, 100). 28 Documentos transcritos en TORRES FONTES, JUAN, «Documentos de Alfonso X el Sabio», CODOM, I, 1963, 35, 36, 110 y 111. 29 El 25 de marzo de 1281, el infante Sancho promete entregar a la Orden de Santiago, cuando fuera rey, el «val de Ricote con Negra et con Favaran et con Oxoxe et con la Ruelda de la Losiela con todas sus alcarias». El 19 de noviembre de 1285, Sancho IV concede a la Orden de Santiago el «Val de Ricote con Negra et con Favaran et con Oxox et con la Ruebda de la Losiella». Documentos transcritos en TORRES FONTES, JUAN, «Documentos de Sancho IV», CODOM, IV, 1977, 1, 2, 44-47.

El descontento general entre la población musulmana murciana, por la violación de los acuerdos firmados en 1243, dio paso a la sublevación mudéjar de 1264, culminada dos años después con la llegada de las tropas aragonesas de Jaime I, dominando la revuelta en nombre de su yerno, el rey Alfonso X. Debió ser en este hecho bélico cuando aconteció la ruina del granero 25

Ver nota 1. Documento transcrito en DE AYALA MARTÍNEZ, C. (ed.), op.cit., 500. 26

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Ricote, Ojós, Ulea y Asnete)32. El despoblamiento de al-Darrax estaría en consonancia con el éxodo de familias musulmanas que sufrió el señorío santiaguista en los últimos años del siglo XIII y las primeras décadas del XIV, con el consecuente abandono de las alquerías y de su terrazgo. Rodríguez Llopis (1986, 57 y 58) registró un total de 82 núcleos despoblados, encontrando en Siyāsa y Ascoy los ejemplos más cercanos a la encomienda de Ricote.

otorgamiento definitivo a la orden militar, se pudo haber debido a una demografía inferior al resto de lugares que se citan o por el despoblamiento parcial que debió sufrir con el dominio de la sublevación mudéjar, que, como hemos visto, pudo suponer el abandono de su granero fortificado. En la reciente encomienda santiaguista, tan sólo serán cristianos un comendador casi siempre ausente y su equipo de gobierno en el que destaca el alcaide de las fortalezas con sus respectivos escuderos. Estos serán los encargados de mantener la presencia militar y el cobro de los diversos impuestos, que suponían más beneficiosos al mantener como vasallos a una población mudéjar dedicada a las tareas agrícolas, ganaderas o de explotación del monte.

Según las memorias de arqueología, se registra una nueva ocupación en La Cobertera durante el siglo XV, debido a las nuevas estructuras superpuestas sobre las de tipo almohade, a la cerámica Paterna-Manises, propia de ese siglo, y a un vellón de Juan II de Castilla (1406-1454). Mencionar el estado de abandono con el que se encontraron los nuevos pobladores, en el que incluimos la destrucción total del aljibe, quizás, por la acción militar de 1266. La nueva ocupación en el granero andalusí, que pasó a ser una pequeña fortaleza, nos pondría de manifiesto una repoblación en al-Darrax. La fuente que puede corroborarlo sería la información aludida por Francisco de León en la visita a la encomienda de Ricote en 1468, donde, además de citar los seis lugares pertenecientes a la encomienda de Ricote, apuntaba la existencia de un pequeño lugar con población cristiana33:

El cambio de siglo traerá consigo la ocupación del Reino de Murcia por Jaime II (12961304), dándose acontecimientos que involucran a los castillos santiaguistas de Negra, Ricote y Las Peñas de Oxox. Para el caso que nos ocupa, destaca la entrega del castillo de Negra y las alquerías de Ceutí y Lorquí, de manos de Jaime II, al magrebí beréber Alabbez Abenrraho y su gran hueste, que aquel había contratado para hacer la guerra a Castilla y Granada el 22 de diciembre de 130330. El 22 de enero de 1304, ante la miseria que pasaron los norteafricanos por no obtener el botín deseado, les concedió la «peyta», especie de capitación, del castillo de Negra y de las alquerías de Freyren y Alusca. El 16 de mayo, obtuvieron también el «recaudo» de otras dos, tratándose «de Hauaran e de Andarraix»; habiendo necesidad de indemnizar a Pedro Giménez de Espilonga, señor de las alquerías otorgadas a los zenetes31. Ésta será la segunda y última vez que se documente la alquería de alDarrax, evidenciando su despoblación en alguna fecha desconocida del siglo XIV, como prueba la ausencia de cultura material de este periodo en el yacimiento arqueológico del Cabezo de la Cobertera o el que no fuera mencionada como una de las aljamas de moros en la distribución del pago de dos monedas hecha en 1382, lo contrario que ocurrió con el resto del Valle de Ricote (Abarán, Blanca,

«Esta encomienda es vn valle en que ay çinco lugares de moros (Ulea, Blanca, Asnete, Ojós y Abarán), en que avrá çiento e çinquenta vezinos, pocos mas o menos, y el principal lugar dello que está cabeza la fortaleza que llaman Ricote. Tiene otro lugarejo de hasta quinze vezinos cristianos. Solía aver bastantes vezinos en este valle, mas quando las guerras de Fajardo se despobló, que los llevaron los moros de Granada». 32

La relación de parroquias (para Murcia), concejos, aljamas de judíos y aljamas de moros en la contribución económica de 1382 aparece en TORRES FONTES, J., Contribución murciana a la campaña portuguesa de Juan I en el año concejil de 1384-85, Porto, 1986, 14-17. 33 Documento transcrito en TORRES FONTES, J., «Los castillos santiaguistas del reino de Murcia en el siglo XV», Anales de la Universidad de Murcia. Filosofía y Letras, Volumen XXIV, Núm. 3-4, Curso 1965-66, 344-346.

30

Documento por el que Alabbez Abenrraho se puso a las órdenes de Jaime II en GIMÉNEZ SOLER, A., art.cit., 353. 31 Documentos de entrega de las rentas del castillo de Negra y de las cuatro alquerías a Alabbez Abenrraho transcritos en GIMÉNEZ SOLER, A., art.cit., 355-357.

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La demografía de los lugares del valle se verá mermada con la llegada de la inestable segunda mitad del siglo XV, culminando con la cabalgada realizada por Muley Abulhasán en Cieza en la madrugada del 6 de abril de 1477, despoblando, después, todo el Valle de Ricote al marcharse sus moradores con él. El comendador Rodrigo de Ulloa se vio obligado a iniciar una labor repobladora, concediendo al lugar de Abarán carta puebla en 1483 con 19 familias de mudéjares provenientes de Hellín, de las que, con posterioridad, 9 marcharían a repoblar Asnete34. Encontraríamos en la razzia de 1477 el motivo de la perdida poblacional definitiva en al-Darrax, como queda registrado en la no continuidad de materiales arqueológicos en La Cobertera más allá del siglo XV. Darrax aparecerá como un paraje de huerta integrado a Blanca a mediados del siglo XVI. Podemos intuir que, tras la creación de los concejos valricotíes en 1502, ligados a la conversión de su población al cristianismo, el territorio de la anterior alquería sería repartido y/o ocupado entre los concejos de Blanca y Abarán. La prueba más fehaciente la tendríamos en que la actual línea imaginaria que separa ambos municipios cruza el andalusí granero fortificado dado sobre el Cabezo de la Cobertera.

Por los datos expuestos, no podría ser otro lugarejo más que la alquería de al-Darrax, siendo éste el único lugar de todo el Valle de Ricote no citado en la visita, que tenía unos importantes precedentes poblacionales y que estuvo habitado en el siglo XV. Luis Lisón Hernández ya apuntó la posibilidad de que esta comunidad cristiana pudiera residir «en torno a un pequeño castillo situado en el paraje de Darrax» (Lisón Hernández, 2002, 46). Esta repoblación se realizaría en una fecha incierta entre 1382 y 1468, precisando, por los materiales arqueológicos de La Cobertera, que se efectuaría en la primera mitad del siglo XV. Responder a la pregunta del motivo de esta reocupación en alDarrax no es tarea fácil, teniendo en cuenta la nulidad de documentación. Lo cierto es que el siglo XV comenzó con una recuperación demográfica en las encomiendas santiaguistas del Reino de Murcia, como bien plasmó Rodríguez Llopis. Pero esto no significaría la constitución de nuevas comunidades agrícolas en los lugares despoblados, ya que la Orden de Santiago no estaría dispuesta a compartir el ejercicio de su autoridad, como lo hacía con los concejos y aljamas que habían sobrevivido a la despoblación y que obtuvieron altas cotas de jurisdicción sobre sus respectivos términos (pastos, peajes, montes, madera, etc.) (Rodríguez Llopis, 1986, 12-16). Por tanto, como se puede interpretar en la visita de 1468, en la que ni siquiera se alude el nombre de ese pequeño lugar, habría que entender que los vecinos cristianos establecidos en él no estaban organizados como concejo, sino que tan sólo se les permitiría su establecimiento para los trabajos agrícolas de la tierra. De haberse constituido como concejo, habría sido aludido en la anterior visita. ¿Podemos ver en el establecimiento de estos vecinos cristianos en el Valle de Ricote como un intento de la orden de evitar las frecuentes migraciones a Granada de su población plenamente mudéjar? Habría que buscar otros motivos, pues la clase feudal tuvo ocasión de hacerlo en varias ocasiones y no lo hizo, como en el caso de la repoblación con población mudéjar de Abarán, en 1483, o en la de Archena, en 1462, ésta de la Orden de San Juan. No le debió interesar, pues, como dijimos, el cobro de los diversos impuestos suponía más beneficioso al mantener población mudéjar.

Quisiéramos culminar el presente escrito, adentrándonos en el conocimiento del topónimo «Corona» o «La Corona», con cuyo artículo aparece en los documentos estudiados de 1566 y 1604 y que se mantiene en la Hoja 891 del Mapa Topográfico Nacional para referirse al Cabezo de la Cobertera. Su origen lo encontraríamos en la ruina de la pequeña fortaleza ubicada en este cerro. La silueta de sus muros derruidos sobre su cima circular dibujaría una «corona» en el horizonte de la zona norte del Valle de Ricote. Tristemente, hoy ya no se aprecia, incluso resulta difícil adivinar la planta de la fortaleza. Es en este paraje donde tenía la casa de retiro Joaquín Fernández Herrero, Marqués de Caramaco, a quien dedicamos lo manifestado.

34

Así se manifiesta en el informe hecho por Fray Juan de Pereda en 1612, transcrito, parcialmente, en MOLINA TEMPLADO, J. D., “El Fuero de 1483”, Programa de Festejos de Abarán, 1982.

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