\"La alimentación en el cristianismo primitivo. El caso de la abstinencia alimentaria en los primeros monjes y ascetas\".

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Descripción

La cuestión de la alimentación en su relación con la pureza y la religión es un tema muy antiguo ya existente en distintas tradiciones religiosas y filosóficas del mundo grecorromano. Su trasvase al cristianismo se produjo de forma más notable en la abstinencia de carne y otros alimentos en el caso de los ascetas y primeros monjes cristianos, que se apartaron del mundo y también de la dieta convencional de su época. Las primeras reglas monásticas establecieron estrictas dietas vegetarianas, donde se descartaban la carne y el vino por los recelos que estos suscitaban entre los primeros ascetas. El principio establecido por el propio San Pablo marcó en gran parte los debates en torno a esta cuestión: “Bueno es no beber vino ni comer carne” (Rom. 14, 21). Aunque la cuestión alimenticia no fue un tema tan importante para los cristianos en general, sí que fue un aspecto muy discutido y tratado en el seno de las primeras comunidades monacales y entre los ascetas, pues ciertos alimentos como la carne se relacionaron desde el principio con el exceso y la pasión que estos cristianos debían evitar a toda costa. El antiguo principio de “Ne quid nimis” (“nada en exceso”) fue el aplicado en las reglas monásticas que servirían después de base para las comunidades religiosas de la Antigüedad Tardía y la Edad Media y aunque algunos movimientos ascéticos apoyaban una abstinencia muy radical de muchos alimentos, lo que triunfó en el cristianismo posterior fue un planteamiento moderado de esta cuestión.
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