JUDITH BUTER. REPETICIÓN Y SUBVERSIÓN

July 23, 2017 | Autor: Andrés Armengol | Categoría: Gender Studies, Queer Theory, Gender and Sexuality, Jacques Lacan, Judith Butler, Lacanian psychoanalysis
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Descripción



Judith Butler: repetición y subversión
En primer lugar, tanto Begonya Saez como yo quisiéramos agradecer la amable invitación de la profesora Michèle Soriano para presentar estas jornadas dedicadas a las lecturas hispanófonas de la obra de Judith Butler, con especial interés en su mundialmente conocido Gender Trouble. Feminism and the Subversion of Identity (1990).
Dicho esto, quisiéramos empezar esta introducción a la obra de Butler haciendo énfasis en el punto de partida que la llevó a plantear su propuesta teórica y política. Tomando como referencia el marco del feminismo de los años noventa, Judith Butler constató un giro problemático en la mayoría de las propuestas feministas con un cariz hegemónico: tomar como punto de partida la categoría "mujer" como lugar de anclaje del feminismo, junto con el desdén que entonces había – y sigue habiendo – hacia la indeterminación como lugar de surgimiento de muchas propuestas feministas. Así pues, una de las motivaciones principales de la obra de Butler fue y sigue siendo no dar por sentado el quién del sujeto político, lo cual conlleva una reflexión en torno a dos conceptos fundamentales en los debates contemporáneos: la representación y el discurso. En este sentido, pues, la propuesta de Butler no parte de un sujeto ya dado y configurado, sino que pone en tela de juicio lo que con Michel Foucault emergió como los procesos de subjetivación o assujettissement mediante los cuales el sujeto surge y se configura como tal.
Tal y como puede verse, la estrategia de Butler se inicia con un método que Friedrich Nietzsche introdujo en obras como la Genealogía de la Moral (1886): la genealogía como proceso discursivo para desvelar los entramados y configuraciones de las relaciones de poder que configuran al sujeto. En este sentido, las palabras introductorias del prefacio de Gender Trouble son sumamente esclarecedoras:
A genealogical critique refuses to search for the origins of gender, the inner truth of female desire, a genuine or authentic sexual identity that repression has kept from view; rather, genealogy investigates the political stakes in designating as an origin and cause those identity categories that are in fact the effects of institutions, practices, discourses with multiple and diffuse point of origin (Butler, 1990: VIII-IX).
Prosiguiendo con la estrategia genealógica, el proyecto de Butler no apela a descubrir verdad sustancial alguna, sino a desentrañar los juegos metafóricos y metonímicos del lenguaje en su complicidad con las relaciones de poder para clarificar cómo tienen lugar los procesos de subjetivación y desmantelar el juego político par excellence: confundir causa con efecto, presentando al sujeto en términos de lo primero, velando así las estructuras previas que, en este caso, arman y articulan las normas reguladoras del género y la sexualidad. De lo que se trata, entonces, es de visibilizar y rearticular los criterios que operan en los procesos de representación y legitimación subjetivas bajo regímenes de inteligibilidad históricos, concretos y mutables, viendo cuál es el alcance de la noción de sujeto en su paulatina constitución:
The domain of political and linguistic "representation" set out in advance the criterion by which subjects themselves are formed, with the result that representation is extended only to what can be acknowledged as a subject (Butler, op. cit.: 1).
Ahora bien, seamos cautas: Butler no apela a ningún Poder, sino a estrategias que conforman relaciones a partir de interacciones entre saber-poder que conforman discursos e instituciones que crean regímenes de posibles legitimaciones en base a un trasfondo jurídico sancionador en términos de ley. La estrategia genealógica, por consiguiente, no sólo reconfigura la ontología del sujeto, sino que a la vez replantea la naturaleza misma del poder, excediendo los marcos liberales sobre el mismo donde éste aparece solamente como coercitivo y prohibitivo. Por el contrario, junto con Michel Foucault y Judith Butler, podemos visibilizar y analizar el poder en su vertiente jurídica como regulador y productor, lo cual también apunta a una cuestión crucial e indispensable para entender el planteamiento de la performatividad en Butler: el referente no es ajeno a las estructuras jurídicas, sino producido por éstas, lo cual es una prueba de que cualquier referente externo y previo no es nada más que un mito paralizador de nuevas reconfiguraciones posibles:
The question of "the subject" is crucial for politics, and for feminist politics in particular, because juridical subjects are invariable produced through certain exclusionary practices that do not "show" once the juridical structure of politics has been stablished (Butler, op. cit.: 2).
De este modo, lo que el proyecto foucaultiano continuado por Butler visibiliza es la escurridiza naturaleza del vertiente jurídico y regulador de las estructuras de poder, las cuales producen, mediante modos de assujettissement, los sujetos conforme a mecanismos de inclusión y exclusión operantes siguiendo una lógica binaria. Dicha lógica, tal y como Butler lo desarrolló en Bodies that Matter. On the Discursive Limits of "Sex" (1993), crea una zona invivible que configura el afuera constitutivo de las regulaciones subjetivas: la abyección como resto inasimilable con un estatuto amenazante para empujar a los sujetos a identificaciones plenas y coherentes, si bien en su caso el debate viene revisto por una discusión con la formulación de la diferencia sexual en Lacan en sus primeros seminarios.
Partiendo de este horizonte ontológico y político, el objetivo perseguido por Butler fue – y sigue siendo – una tarea deconstruccionista de las categorías de "hombre" y "mujer", pretendiendo mostrar la indeterminación repudiada y escondida por las regulaciones habilitadoras de la subjetividad bajo su lógica binaria. En este sentido, imbuida por Derrida, su propósito fue el de mostrar la ausencia de una correspondencia adecuada y justa entre significante y significado, rebatiendo las tesis estructuralistas provenientes de la lingüística de Ferdinand de Saussure. No sólo hay una falta de justeza entre significante y significado, sino que las rearticulaciones que puede experimentar el significante mediante configuraciones catacréticas son inesperadas, excediendo cualquier marco teleológico en el cual se inocula un supplément que muestra una lógica de la différance, al decir de Derrida:
If one "is" a woman, that is surely not all one is; the term fails to be exhaustive, not because a pregendered "person" transcends the specific paraphernalia of its gender, but because gender is not always constituted coherently or consistently in different historical contexts, and because gender intersects with racial, class, ethnic, sexual and regional modalities of discursively constituted identities. As a result, it becomes impossible to separate out "gender" from the political and cultural intersections in which it is invariably produced and maintained (Butler, op. cit.: 3).
A tenor de esta cita, no se trata de poner de relieve que el significante "mujer" se ve privado de una completud de significado que el significante "hombre" poseería, sino apuntar al hecho de una imposibilidad de exhaustividad que apunta a una ruptura inherente a la cadena significante. No obstante, Butler no se queda aquí, sino que pretende llevar a cabo una desestabilización de lo que con Lacan podríamos llamar la relación imaginaria en términos de oposición, propia de la lógica binaria. Dicha desestabilización entronca con la estrategia derridiana consistente en visibilizar el suplemento no dialectizable en una cadena significante que impide una síntesis en términos de una totalidad. Así pues, dicho suplemento del significante supone un diferimiento que permite mostrar la inestabilidad estructural del significante, junto con su historicidad y sus posibles (re)articulaciones, lo cual le permite a Butler llevar a cabo una genealogía respecto a los usos pragmáticos y simbólicos del término "mujer" para mostrar la imposibilidad de forjar un universal, una conclusión que, si bien se aparta radicalmente del argumento lacaniano, converge en poner de manifiesto la singularidad de dicho ámbito y la inexistencia de un universal. En este sentido, lo que pretende señalar Butler es el hecho de que las identificaciones genérico-sexuales son fragmentarias, incompletas, difusas y diseminadas pese a estar sujetas a regulaciones normativas que (re)producen:
In other words, the "coherence" and "continuity" of the "person" are not logical or analytic features of personhood, but, rather, socially instituted and maintained norms of intelligibility. Inasmuch as "identity" is assured through the stabilizing concepts of sex, gender, and sexuality, the very notion of "the person" is called into question by the cultural emergence of those "incoherent" or "discontinuous" gendered beings who appear to be persons, but who fail to conform to the gendered norms of cultural intelligibility by which persons are defined (Butler, op. cit.: 17).
De acuerdo con esta citación, el siguiente paso que permite visibilizar, en la estrategia butleriana, su táctica genealógica y deconstruccionista es el hecho de que la estabilidad y la coherencia que se presuponen a las identificaciones genérico-sexuales son el efecto de la repetición forzada y ritualizada del sexo como ideal regulatorio. Por consiguiente, no hay un sujeto que sea previo a dicha ritualización, sino que toda noción de persona se halla inmersa en matrices de género que actúan como elementes transcendentales para la constitución del sujeto, lo cual a su vez pone de manifiesto que toda lucha a nivel de ensanchar horizontes y erradicar el sexismo y la homofobia se dan en el seno de resistencias que atraviesan de lleno las relaciones de poder, tal y como Michel Foucault lo había sostenido. Es más: siguiendo de nuevo el proyecte foucaultiano y la crítica al poder jurídico en términos de ley que Foucault introdujo (Foucault, 1976), la repetición forzada del sexo como ideal regulatorio supone que no se trata de una condición estable, sino que continuamente se renegocia en cada ejecución performativa. En otras palabras: el sexo nunca es un criterio estable, sino que cada repetición da la posibilidad para un surgimiento catacrético que rearticule su peso como significante, poniendo de este modo en suspenso el binarismo como única operatividad posible.
A pesar de ello, dicha lectura sólo es posible si se concibe que el sexo es un mero predicado en términos de significante, lo cual conlleva como consecuencia una esterilización de los cuerpos al vaciarlos de su carácter pulsional, cuestión manifestada por Joan Copjec (2011: 11-12). En este sentido, el cuerpo presentado por Butler en su estrategia genealógica y deconstruccionista lo vacía de la noción central presentada por Jacques Lacan y que se convertiría en eje de su enseñanza en su tramo final: el goce, noción a partir de la cual el cuerpo es reformulado como sustancia gozante. Por ello no le han faltado críticas que, con mayor o menor acierto, han señalado que reduce el cuerpo a una textualidad que, a pesar de sus esfuerzos por dejar de lado el voluntarismo en las identificaciones genérico-sexuales, puede dar la impresión de ser una superficie neutra susceptible de ser moldeada al antojo de cada cual. Sin embargo, ésta es una cuestión más pertinente para un debate posterior, dado que nos llevaría a un intrincado debate con la lectura que Butler realiza de Jacques Lacan, exclusivamente centrada en sus primeros seminarios y citado de forma harto descontextualizada.
Dejando de lado esta polémica, si retomamos todo lo dicho hasta ahora por Butler, su estrategia ilustra la falsedad de la idea de un "sexo verdadero", cuestión ya iniciada por Michel Foucault, así como el estatuto normalizador y regulador de las prácticas naturalizadoras de las identidades genérico-sexuales y su lógica de repudio ante los cuerpos que no cumplen con dichos patrones, así como su masculinismo subyacente. Por lo que respecta a Butler, vinculó la naturalización de las identificaciones genérico-sexuales con lo que desde el feminismo lésbico de mediados de los setenta y de los ochenta se denominó como heteronormatividad o heterosexualidad obligatoria:
The institution of a compulsory and naturalized heterosexuality requires and regulates gender as a binary relation in which the masculine term is differentitated from a feminine term, and this differentiation is accomplished through the practices of heterosexual desire. The act of differentiated the two oppositional moments of the binary results in a consolidation of each term, the respective internal coherence of sex, gender and desire (Butler, op. cit.: 22-23).
Pese a que nunca lo mencione a lo largo de su obra, lo que resume esta cita a la perfección es un concepto anteriormente introducido por nosotras: la relación imaginaria en términos de oposición binaria donde se pretende forzar una unión entre dos sujetos sexuados. No obstante, como Joan Copjec supo señalar agudamente (Copjec, 1994), esta dimensión que Butler pretende imputar como propia al psicoanálisis lacaniano es fruto de una mala lectura de Lacan. Por un lado, Butler sólo ha leído – por la constancia que tenemos hasta la fecha en base a sus obras – ciertos seminarios de Lacan del inicio de su enseñanza, lo cual conlleva que deje de lado una cuestión que, por otra parte, lee como si fuera una sustancia en su disputa con Slavoj Zizek: lo Real como lugar de suspensión del sentido y registro propio de la diferencia sexual en términos asimétricos, cuestión que, en cualquier caso, dejamos de lado para un posterior debate. En este sentido, la heterosexualidad obligatoria que Butler establece como inherente a las posiciones de Lacan en base a la primigenia diferencia sexual a partir de la diferencia sexual como diferencia gramatical entre tener el falo y ser el falo, junto con la comedia de los sexos, no es sino una lectura parcial de su obra, a la par que una interpretación tendenciosa que deja de lado las progresivas formulaciones de la enseñanza lacaniana, radicalmente contrarias a cualquier tipo de normatividad sexual.
Después de este paréntesis, necesario aunque breve, es preciso destacar que la estrategia para desplazar el binarismo y la naturalización de las identificaciones genérico-sexuales por parte de Butler consiste en la articulación de uno de sus conceptos más célebres, inspirado en la obra de Jacques Derrida: la performatividad. Dicha noción apunta al hecho de que las identificaciones genérico-sexuales trascienden la intencionalidad subjetiva como pilar fundante, apuntando a un conjunto de prácticas discursivas que contribuyen a la producción del sujeto generizado mediante la estilización ritual de su cuerpo conforme a normas que devienen citas repetidas incesantemente, dando la falsa impresión de una identidad nuclear e interior previa a cualquier reiteración:
Hence, within the inherited discourse of the metaphysics of substance, gender proves to be performative – that is, constituting the identity it is purported to be. In this sense, gender is always a doing, though not a doing by a subject who might be said to pre-exist the deed (Butler, op. cit.: 24-25).
De este modo, previamente a cualquier volición e intencionalidad, el entramado performativo esculpe la existencia del sujeto en relaciones de género cuya subversión en ningún caso apunta a un afuera del género como pretenden sugerir ciertas teóricas queer como Beatriz Preciado, sino a una rearticulación de dichas normas para sumirlas en procesos de democratización e igualitarismo. Cada repetición, pues, en tanto que falta de referente extra-discursivo, ofrece la posibilidad de modificaciones catacréticas que movilicen el significante hacia nuevos e inesperados horizontes, en el seno de los cuales la agencia tiene lugar. A su vez, esto conlleva que la morfología corporal no se da de una vez por todas de manera unívoca y estable, sino que ofrece la posibilidad del surgimiento de nuevas zonas erógenas que tradicionalmente han sido repudiadas, tales como el ano en las relaciones homosexuales masculinas, o bien el uso de elementos prostéticos en relaciones lésbicas. No obstante, dicha apreciación ya había sido hecha por Sigmund Freud al señalar que la pulsión, como zona fronteriza entre lo biológico y lo cultural, carece de objeto dado de antemano, pudiendo devenir todo el cuerpo, con especial incidencia en los bordes, una zona erógena, sin predestino anatómico alguno, pese al acalorado debate que Butler mantiene con el fundador del psicoanálisis:
Pleasures are said to reside in the penis, the vagina, and the breasts or to emanate from them, but such descriptions correspond to a body which has already been constructed or naturalized as gender-specific. In other words, some parts of the body become conceivable foci of pleasure precisely because they correspond to a normative ideal of a gender-specific body (Butler, op. cit.: 70).
De nuevo, Butler evoca el registro de lo que lacanianamente se conoce como cuerpo imaginario, el cual es concebido - en relación con una noción de lo simbólico rearticulada por Butler como norma heterosexista -, como totalidad ya predeterminada a unos usos que, si bien supuestamente apuntarían a una biología "pura", responden a marcos lingüísticos y culturales en los cuales el cuerpo surge. A pesar de ello, desde Lacan no se sostiene que el cuerpo en su registro libidinoso y pulsional sea susceptible a usos y prácticas sexuales que apelen exclusivamente a una voluntad de subversión en referencia a una única dimensión consciente, sino a las identificaciones y el deseo que se enraízan en el inconsciente, elemento determinante para el sujeto en tanto que discurso del Otro, dimensión que a Butler siempre se le escurre, tambaleándose continuamente entre un construccionismo social y un voluntarismo no del todo evidentes. En este sentido, la estrategia de Butler, imbuida por Foucault, acaba siendo un vaciamiento de la pulsionalidad corporal, de sus bordes y de su sexo en tanto que goce, proponiendo una superficie generizada que acaba apuntando a una especie de neutralidad topológica esterilizada.
A modo de conclusión, nos gustaría hacer una breve recapitulación para vislumbrar las posibilidades críticas, al mismo tiempo que sus limitaciones, de la estrategia presentada y desarrollada por Judith Butler en Gender Trouble y en el resto de su obra, con las considerables modulaciones que ha ido introduciendo.
El cuerpo en Butler no es nunca mera carne, sino relacionalidad cultural, social y política instituida desde relaciones de poder y del lenguaje como instancia significante. En este sentido, el cuerpo es una superficie en la cual se encarnan dispositivos reguladores y normalizadores de cariz genérico-sexual que son un trampolín para desenmascarar las retóricas normativas en torno a qué deseo es lícito, qué prácticas sexuales merecen ser incluidas y representadas en la esfera de lo humano según inclusiones y exclusiones productoras y reguladoras. El estatuto performativo del género y la sexualidad en su propuesta permiten aflorar una inestabilidad del significante en sus variantes productoras, siendo cada reiteración ritualizada un posible lugar para una rearticulación catacrética con consecuencias inesperadas.
Habilitadas y enmarcadas como estamos en matrices de género contextualizadas en relaciones de poder con efectos discursivos e institucionales, toda lucha por una mayor democratización de las normas genérico-sexuales se da en un marco atravesado por el poder, siendo la resistencia, tal y como ya lo indicó el propio Foucault, una batalla que se libra en el seno de dichas relaciones políticas, sin un afuera real. La misma noción de abyección, la cual designa los cuerpos reducidos a lo inhumano e invivible, muestra la porosidad de dichas relaciones de poder al producir un afuera constitutivo falto de referente, siendo por ello performativo, lo cual también destaca su carácter regulador y productivo.
Ahora bien – y seguramente que lo escucharemos a lo largo de esta jornada –, ¿dónde queda la diferencia cuando el cuerpo es reducido a signo siempre cultural en términos de superficie, vaciado de todo goce y, por ende, de diferencia sexual? Es más, la pregunta más puntiaguda y punzante es la siguiente: ¿qué hay de ese goce no-todo fálico cuando el cuerpo es reducido a discurso del cual todo puede decirse, creando una pretendida homogeneidad corporal que se diferencia de modo reiterativo? ¿Se trata, quizás, de una subrepticia e inesperada modalidad del goce fálico o masculino que perpetúa el discurso identitario? Como podéis ver, la polémica está servida.


Véase Derrida, Jacques (1967): De la grammatologie. París, Éditions du Minuit ; Derrida, Jacques (1972) : La dissémination. París, Le Seuil, y Derrida, Jacques (1979) : L'écriture et la différence. París, Le Seuil.
Respecto a esta cuestión, véase Lacan, Jacques (1975a): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre I : les écrits techniques de Freud 1953-1954. París, Le Seuil, y Lacan, Jacques (1966a) : Écrits I. París, Le Seuil (1999a).
En lo que atañe a esta cuestión lacaniana vinculada con las conocidas como fórmulas de sexuación, propias del final de su enseñanza, véase Lacan, Jacques (1975b): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre XX: Encore 1972-1973. París, Le Seuil, con especial atención a la sección titulada "Une lettre d'âmour", páginas 73-82, así como Copjec, Joan (1994): "Sex and the Euthanasia of Reason" en Read My Desire. Lacan Against the Historicists. Londres, MIT Press.
Véase Lacan, Jacques (1975b): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre XX : Encore 1972-1973. París, Le Seuil, sobretodo la sección titulada "De la jouissance", páginas 9-18.
Dos obras son fundamentales para entender la noción de cuerpo que Butler maneja en su obra, siendo la primera de ellas Foucault, Michel (1988): Nietzsche, la genealogía, la historia. Valencia, Pre-Textos, y la segunda, Felman, Shoshana (1980): Le scandale du corps parlant: Don Juan avec Austin ou la séduction en deux langues. París, Le Seuil. Dichas fuentes las enumera Butler en el capítulo final de Butler, Judith (2004b): Undoing Gender. Nueva York, Routledge, titulado "Can the Other of Philosophy Speak?".
Para tener una panorámica acerca del debate Butler/Lacan, es sumamente esclarecedora la obra de Sáez, Javier (2004): Teoría queer y psicoanálisis. Madrid, Síntesis,
Véase Foucault, Michel (1980): "Le vrai sexe", en Herculine Barbine, dite Alexina B. París, Gallimard.
Véase Butler, Judith (1993): "Arguing with the Real", séptimo capítulo de Bodies that Matter. On the Discursive Limits of "Sex". Nueva York, Routledge, y Butler, Judith; Laclau, Ernesto, y Zizek, Slavoj (2000): Contingency, Hegemony, Universality. Contemporary Dialogues in the Left. Londres, Verso.
Véase Lacan, Jacques (1978a): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre II : le moi dans la théorie de Freud et dans la technique de la psychanalyse 1954-1955. París, Le Seuil, junto con Cevasco, Rithée (2010) : La discordancia de los sexos. Perspectivas psicoanalíticas para un debate actual. Barcelona, Ediciones S&P.
Véase Derrida, Jacques (1988): "Signature, Event, Context", en Limited Inc. Evanston, Northwestern Press.
Véase Preciado, Beatriz (2002): Manifiesto Contra-sexual. Barcelona, Anagrama, y Preciado, Beatriz (2008): Testo Yonki. Madrid, Espasa-Calpe.
Al respecto, véase Freud, Sigmund (1915): Pulsiones y destinos de pulsión, dentro de Obras completas, volumen X. Buenos Aires, Amorrortu (1989-1991), así como Butler, Judith (1993): Bodies that Matter. On the Discursive Limits of "Sex". Nueva York, Routledge.
Véase Lacan, Jacques (1975a): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre I : les écrits techniques de Freud 1953-1954, con especial atención la sección titulada « Topique de l'imaginaire ». París, Le Seuil.
Consúltese especialmente Butler, Judith (1997a): The Psychic Life of Power. Theories in Subjection. Stanford, Stanford University Press, sobre todo por la noción de melancolía en Freud.
Véase Lacan, Jacques (1973): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre XI : les quatre concepts fondamentaux de la psychanalyse 1963-1964. París, Le Seuil.

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