Juana la Loca

Juana la loca
OtraDanza
Teatro Principal

Inma Garín

Laureles para Noales

Con motivo de la temporada Dansa VLC, ha llegado al Teatro Principal la producción estrella del XIX Festival Medieval d'Elx, Juana la loca, última propuesta de la prestigiosa compañía OtraDanza (2007), bajo la coreografía y dirección de Asun Noales, quien ahora interpreta también a la primera bailarina. Se trata, según Noales, de un acercamiento a la figura trágica de esta desgraciada reina española. El espectáculo, que aúna danza, plástica y música, fue estrenado en el patio de armas del Palacio de Altamira con el objeto de enlazar la temática de la composición con el patrimonio histórico de la ciudad y botar un buque que sea insignia de lo que aquí sabemos y podemos hacer. Aunque pensado para este marco, la compañía ha adaptado el montaje a un escenario convencional, con el inconveniente de que tal vez un mayor acercamiento físico al espectador en las escenas más íntimas hubiera transmitido mejor el deseo, y la angustia de esta reina apasionada y celosa. Asun Noales (Elche 1972) (premio de las Artes Escénicas de la Generalitat Valenciana 2005) es una bailarina y coreógrafa de gran proyeccción y prestigio, que ha conseguido salir triunfadora de un reto importante con esta Juana la loca, que coloca a OtraDanza, la compañía residente en CC Escorxador e Elche, entre las mejores nacionales. La producción cuenta con siete intérpretes: Paco Bodi, Kike Guerrero, Sebastián Rowinsky, Salvador Rocher, Saray Huertas, Melodía García, Raquel Santracruz, además de ella misma, y cuatro becarios del proyecto GoOd más dos aprendices; y cinco percusionistas. Se trata de una dramaturgia de corte fundamentalmente representativo que trata de abordar desde el cuerpo la tragedia de la malograda Juana I de Castilla, la hija de los Reyes Cartólicos. No es extraño que esta figura inspire a una creadora nata como Noales quien intenta combinar una variedad de lenguajes y estilos para acercarse a esta temática abordada recientemente en el cine por Vicente Aranda (2001) con Pilar López de Ayala. La diferencia entre una obra de encargo y una creación propia se asoma en cierta falta de libertad para el riesgo y la investigación creadora, para romper el gesto ilustrativo o la cita demasiado larga y aventurarse en terreno desconocido. Lamentablemente, se da el caso de que donde hay encargo hay concesiones. Estas vienen justamente de esas citas a la historia y al contexto en el que se desarrolla. Si bien son hermosas las danzas medievales y están ejecutadas con gozo y a la perfección (Eva Narejos es la responsable), nos quedamos con el cortejo fúnebre del inicio, bellísima imagen en movimiento, emocionante ritual de la muerte, sobrecogedor inicio que impacta con fuerza en la retina. O con el duo amoroso, o con el grupo femenino del inicio o con la cita a las danzas africanas y sobre todo con la desorganización espacial y del gesto roto para indicar la locura. Integrar esta disparidad de lenguajes no es tarea fácil, como tampoco lo es enlazar tradiciones y estilos diversos y en conflicto. Con todo, la compañía hace gala de una potente energía, de una coordinación admirable, desde el movimiento grupal a la composición de los dúos o solos. Los bailarines, entre los que destaca el venezolano Sebastián Rowinsky, extraordinarios, inteligentemente dirigidos por Noales, una artista de la que hay que sentirse orgulloso y que demuestra una solidez impresionante. Para terminar, ojalá que esta meritoria producción de Culturarts Teatre i Dansa tenga larga vida nacional e internacional, a pesar de esta interminable crisis en el mundo de la danza que hace peligrar a nuestros mejores talentos.