Juan Wesley y los Orígenes del Movimiento Metodista

July 15, 2017 | Autor: Héctor Diomede | Categoría: Religion
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Descripción

Juan Wesley y los Orígenes del Metodismo1 por Héctor Diomede Introducción Como es sabido, la historia del movimiento metodista está fuertemente imbricada con la vida y obra de Juan Wesley (1703-1791)2. El presente trabajo está presentado siguiendo los períodos que le dan sentido y contenido a las distintas etapas del movimiento metodista. Es cierto que Juan Wesley le dio organización, dirección y sentido “al pueblo llamado metodista”3, pero también es cierto que muchas otras personas colaboraron, como su hermano Carlos Wesley (1707-1788), Jorge Whitefield (1714-1770), Vicente Perronet (16931785), Juan Guillermo de la Flechere (1729-1785) y de otros muchos otros como “clérigos”, “predicadores laicos” y “líderes de clases” que aunque de la mayoría no conocemos sus nombres, contribuyeron a expandir el movimiento metodista en Inglaterra y posteriormente en los Estados Unidos. Así escribe Heitzenrater, R. (2001): “Pero hay más personas que Wesley y más historias que las de él. Muchas de las ideas que incorporó al metodismo, vinieron de otras personas; muchas de las actividades que caracterizaron fueron comenzadas por otros y aunque Wesley mantuvo un control estricto y personal del movimiento, no todos respondieron positivamente a su dirección. La historia del movimiento wesleyano en el siglo XVIII, es la historia de Wesley y del pueblo llamado metodista”.4 Además habría que añadir, cómo los factores de la historia política, socioeconómica y religiosa de Inglaterra y las opciones religiosas de la familia de los Wesley-Annesley impactaron en el avivamiento metodista. El pietismo tanto como el puritanismo debe computarse como factores que intervinieron en la propalación del metodismo. Por un lado tenemos los vaivenes de la Iglesia Anglicana desde que se separó de Roma en relación con la política interna, y por otro, la influencia de la educación religiosa de los hermanos Wesley gestaba desde el hogar. Todos estos factores –en mayor o menor medida- favorecieron o tienen que tomarse como antecedentes del movimiento metodista.

La Iglesia Nacional y la Reforma en Inglaterra Aunque aquí relatamos los hechos de una manera sucinta y relacionada con los monarcas ingleses, no deberíamos de ignorar que en gran medida las reformas religiosas dependen de los consejeros reales y del poder del Parlamento. Bien conocido es que, Enrique VIII, quien antes fuera declarado -por su apoyo al papado contra Lutero- por el Papa León X en 1521 “Defensor de la Fe”, tras su divorcio con Catalina de Aragón decreta en 1534 el “Acta de Supremacía” donde el rey se convierte en la cabeza 1

Este material fue originalmente preparado para un curso de laicos de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, que con algunas modificaciones, agregados y ampliaciones presentamos ahora por este medio. 2 Bautizado como Juan Benjamín Wesley, llamado familiarmente “Jacky” por sus padres y hermanos. 3 Así es como se llamaban y como el mismo Juan Wesley les dirigía sus comentarios y directivas. 4 Heitzenrater, Eichard (2001) “Wesley y el pueblo llamado metodista”, Abindton Press, Nashville.

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de la Iglesia de Inglaterra, sin introducir otros cambios teológicos o litúrgicos de importancia5. El Parlamento que lleva adelante la reforma establece una forma de “gobierno erastiano”6 por el cual el Rey era al mismo tiempo cabeza de la Iglesia y del Estado, haciendo “que todos los asuntos doctrinales, estructurales y políticos, debían ser aprobados por el Parlamento” (Heitzenrater, R; 2001). Con el apoyo del Arzobispo Tomás Cranmer se publican en 1546 el primer Libro de Homilías, una colección de veintiún sermones para que ayuden a la exposición teológica y doctrinal de los clérigos. A su muerte sube al trono su hijo de tan solo nueve años, reinando por un período muy breve como Eduardo VI Rey de Inglaterra y Escocia, ya que muere a los 15 años –en 1553pero deja algunos cambios de importancia para la Iglesia: Bajo la influencia de su tío, el Duque de Somerset, como “Lord Protector” y del Arzobispo Cranmer, se toman varias decisiones que impactarán en la vida religiosa. Se redacta el primer “Libro de Oración Común”, en inglés, que se adopta como la liturgia oficial de la Iglesia en 1549. Ese mismo año el Parlamento aprueba el casamiento de los clérigos anglicanos. En 1553 el Parlamento aprueba la Confesión de los Cuarenta y dos Artículos, donde se percibe un cambio de orientación, con una influencia abiertamente calvinista7. Posteriormente al subir al trono María I (hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón) después de una disputa por la sucesión, devota del catolicismo, retornó la Iglesia bajo la jurisdicción del Papa, abolió el Acta de Supremacía y el Libro de Oración Común. Persiguió y exiló a los reformistas. Condenó a la hoguera a los obispos Cranmer, Latimer y Ridler. Sus ejecuciones y persecuciones hizo que se conociera por el apodo de “María, la sanguinaria” (“Bloody Mary”). Al morir María I en 1558 y no contando con descendencia sube al trono su media hermana Isabel I (hija de Enrique VIII y Ana Bolena). Al comienzo de su reinado trató de congeniar con católicos y protestantes en un equilibrio inestable. La situación internacional, en parte, ayudó para que Isabel se inclinara por la Reforma Protestante y volvió a instaurar el Acta de Supremacía, y posteriormente decretó en 1559 el Acta de Uniformidad que obligaba a todas las parroquias de Inglaterra a usar el Libro de Oración Común, con algunas pequeñas reformas. En 1563 se establecen los Treinta y Nueve artículos de Fe, que obliga a profesar a todos los ministros de la Iglesia. Al tiempo que se mantenían algunas de las formas del culto católico como el uso de la sobrepelliz usada por los sacerdotes, el servicio de la mesa de comunión y los crucifijos. Entre estas idas y venidas, en cada “cursi e recursi” hay que tomar en cuenta que eran destituidos los obispos -católicos o protestantes según su orientación- y nombrados otros conforme a la fidelidad de los cambios institucionales en la Iglesia. Negarse asistir al servicio religioso implicaba pagar una multa o ir a prisión. Se prohibía predicar o enseñar otra creencia que la de los Treinta y nueve artículos o usar otra liturgia que la del Libro de Oración Común. Algunos años después, con la muerte de Isabel I en 1603 sube al trono Jacobo I, posteriormente sube en 1525 Carlos I como Rey de Inglaterra y Escocia. Tiene muchos 5

Si bien la “Confesión de los Diez Artículos” consagrados en 1536 impulsada por Cromwell, no tomaban partido sobre la Reforma, ni se oponían a la doctrina de la transubstanciación, ni a el celibato del clero, tenían un tinte más luterano que la posterior “Confesión de los Seis Artículos”, más conservadora, obtenida por presión de los obispos “católicos”… 6 De “Eratus” apelativo en latín con el que firmaba sus obras, cuyo verdadero nombre era Thomas Lieber (15241583) médico y filósofo, interesado en temas teológicos, seguidor de Zwinglio, Escribió las “75 Tesis”, de las cuales en las últimas tres discurre sobre la relación Iglesia y Estado. 7 Los artículos incluían la doctrina de la predestinación y una abierta oposición a las buenas obras sin una fe verdadera en Jesucristo.

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problemas con el Parlamento hasta que termina decapitado en 1649. Las guerras civiles lo llevaron a juicio y posterior ejecución de Carlos I y a su hijo Carlos II al exilio. Sobreviene la sustitución de la monarquía y se instala la República Inglesa con el Commonwealth (1649-1653) y luego el Protectorado de Cromwell (1653-1659). La Iglesia Anglicana pierde poder y queda sentado un precedente, que el Rey no puede gobernar sin consentimiento del Parlamento. En 1660, en el período conocido como de la Restauración, Carlos II (el hijo de Carlos I) asume la corona de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Nuevamente la Iglesia de Inglaterra retoma el poder perdido tras el Código Claredon8, y el Parlamento vota una serie de “Actas”. El Código Clarendon incluía las siguientes Actas: _Acta Corporativa (Corporation Act): sancionada en 1661 determinaba que todos los funcionarios estaban obligados a jurar fidelidad a la Iglesia de Inglaterra y a tomar los sacramentos establecidos. Exigía la renuncia a la Iglesia Prebisteriana, al tiempo que declaraba ilegal levantarse en armas contra el rey _Acta de Uniformidad (Act of Uniformity): sancionada en 1662, se establecía el uso obligatorio del Libro de Oración Común en todos los lugares públicos de oración, y decretaba la expulsión de todos los ministros de la Iglesia que no se hubieran ordenado por un obispo anglicano. _Acta de los Conventículos (Conventicle Act): sancionada en 1664, en la que se establecía que estaba limitada a cinco personas el número máximo de fieles que podían reunirse para celebrar cultos no anglicanos. _Acta de las cinco millas (Five-Mile Act): sancionada en 1665, en la que se prohibía a los clérigos no conformistas a aproximarse a menos de 5 millas (8 kilómetros) a sus antiguas parroquias. La Relación Iglesia-Estado y los Comunidades Religiosas no Oficiales Vamos a tratar aquí de resumir la condición de las comunidades de fe que quedaron fuera de la Iglesia de Inglaterra, y fueron conocidas como “no-conformistas” o “disidentes”. Especialmente dedicaremos un apartado al pietismo como al puritanismo. Una gran tensión se generó dentro de la Iglesia Anglicana, cuando se discutió sobre las doctrinas arminianas y calvinistas. La Iglesia Anglicana, dividida en alta y baja9, la primera se identificó con el arminianismo y la segunda, con el calvinismo. Pero esta situación, dio lugar a nuevos conflictos y tensiones con los grupos puritanos. Son parte del movimiento puritano, los presbiterianos, los congregacionalistas y separatista (puritanos radicales). Junto a otros grupos religiosos y sociales10 tendrán destacada actuación durante las guerras civiles que llevaron a la caída de la monarquía, la instalación de la República con la Commonwealth y el Protectorado de Oliver Cromwell (1640-1660). Un año después de la Revolución de 1688 –conocida por los liberales como la “Revolución Gloriosa”- el Parlamento decretó el Acta de Tolerancia11, que “toleraba” bajo ciertas condiciones12 a quienes no aceptaban los Treinta y nueve artículos. Los que quedaron 8

Así llamado porque fue impulsado por el consejero del Rey, el Conde de Clarendon. Recibieron tal denominación en función de la aceptación de la Reforma Protestante. La “alta” distingue a la tendencia anglo católica-romana, mientras que el ala “baja” de la Iglesia, más pro-reformista. 10 Podemos mencionar a los “levellers” (niveladores), los “diggers” (excavadores), los “ranters” (extravagantes) y los “quakers” (cuáqueros). 11 “Ley para exceptuar a los súbditos protestantes de Su Majestad que disientan de la Iglesia de Inglaterra de las penalidades de ciertas leyes”. Básicamente se permitía disentir sobre los Treinta y nueve artículos, pero requería juramento de fidelidad y aceptación de la Supremacía. 12 Registro de lugares público para la celebración de culto, no en hogares, por ejemplo.. 9

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amparados por el Acta de Tolerancia fueron conocidos como “no conformistas” o “disidentes”.13 El pietismo en Inglaterra El siglo XVIII es conocido -desde el punto de vista intelectual y cultural- como el Siglo de las Luces. Con fuerte raigambre en Francia e Inglaterra, fue llamado así porque anunciaba sacar a la humanidad de las tinieblas para llevarla a la luz de la razón. Esta filosofía de vida tuvo impacto en la teología con el deísmo, que sustentaba la doctrina de Dios y a la creación junto al conocimiento de las ciencias y de la razón. En cierta medida esta corriente de pensamiento se opuso a las distintas vertientes pietistas y puritanas. El término pietismo surgió en el siglo XVII, para designar a quienes mostraban una excesiva espiritualidad y un comportamiento devoto. Era un movimiento eclesial, teológico y cultural, que se fue expandiendo más allá del lugar donde nació y pretendían ser piadosos por medio de la edificación mutua “orientados al servicio de la iglesia – la ecclesiolae in ecclesia (pequeñas iglesias dentro de la iglesia)”14 Los más importantes representantes e impulsores del pietismo fueron el teólogo holandés Gisbertus Voetius (1589-1676) dentro de la Iglesia Reformada (Ultrecht) y el laico pietista radical alemán Gerhard Tersteengen (1697-1769) (Mühlheim), pero el llamado padre del pietismo fue Felipe Jacobo Spener (1635-1705) que buscó renovar la Iglesia Luterana en Alemania. Spener fue también el primero quien organizó estudios bíblicos o reuniones con laicos en los llamados “collegia pietatis”. Uno de los seguidores de Spener fue August Hermann Francke (1663-1727) quien con la aprobación del primero fundó el Collegium Philobiblicum para el estudio de la Biblia y la filosofía práctica. Spener publicó en 1620 Pía Desideria15, donde critica la situación actual de la Iglesia y muestra un programa de acción pietista. Denuncia Spener en su obra: “Pero lo más triste es que es en el caso de tantos predicadores su vida y la falta de frutos le indican que a ellos mismos le falta fe. Y aquello, que ellos creen ser fe y a partir de la cual enseñan, de ningún modo es la verdadera fe, producida mediante la iluminación, el testimonio y el sello del Espíritu Santo a través de la palabra divina, sino una fantasía humana”.16 Para agregar mucho más adelante: “Ahora bien, yo reconozco con gusto mi pequeñez, y que ni tengo la osadía de ni me vanaglorio creyendo que soy más inteligente que otros servidores de Dios sobre mis consejos sobre cómo se podría remediar ese mal general. Sino que cotidianamente encuentro en mí lo que a mi mismo me falta. Por eso, deseo desde el fondo de mi alma que, como uno u otro a hecho, hombres más talentosos dotados con más luz, compresión y experiencia, se ocupen de la cuestión con diligencia, reflexionen sobre la situación en el temor del Señor, y lo que ellos encuentren necesario aconsejar, lo presenten a la iglesia cristiana evangélica en su conjunto; y que entonces quieran pensar en los medios y caminos de cómo, por la gracia de Dios, los consejos saludables que se hayan encontrado también 13

Diomede, H. (2014) “La Reforma en la Iglesia de Inglaterra”, www.academia.edu, es una exposición detallada de las reformas eclesiásticas y civiles 14 Beros, D. (2007) “Vida y Obra de Felipe Jacobo Spener”, en Pia Desideria, ISEDET, Buenos Aires. 15 Hay una versión reciente del 2007 realizada por el Instituto Universitario ISEDET. El libro llevaba un sugestivo subtítulo “Sincero deseo de un mejoramiento agradable a Dios de la verdadera Iglesia evangélica, juntamente con algunas propuestas cristianas simples, tendientes a ello”. 16 Spener, F.J. (2007) ob.cit.

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puedan ser puestos saludablemente en práctica. Pues de lo contrario todo deliberar es una acción en vano”.17 Los postulados doctrinales clave de Spener pueden resumirse: i) sacerdocio universal de los creyentes unido a reuniones en casa de familia; ii) una fe sincera, que se demuestra en actos de amor, iii) un ministerio pastoral vivo, un llamado a predicar las buenas nuevas, iv) estudios bíblicos y v) una visión ecuménica (por lo menos entre luteranos y reformados). Otro grupo pietista fueron los moravos, dirigidos en un comienzo por la Baronesa Henrietta Catharina von Gersdorff (1648-1726) que tuvo una formación humanista y lectura teológica, llegando a tener correspondencia con varios teólogos de la época y ser influida por el pietismo de Spener. Muchos hablan de ella como la verdadera fundadora de la Iglesia Morava. Su nieto Nicholas Ludwing, Conde de Zinzendorf (1700-1760) a través de los estudios bíblicos, los estudios de oración y los encuentros para niños le dio un nuevo impulso con un tono más emocional, transformándose en dirigente de la Iglesia Morava. Otro importante miembro de este movimiento fue August Spangenberger (1704-1792). Juan Wesley tendrá contacto con los moravos y el pietismo, pero de una manera particular, no dando lugar al misticismo. También tuvieran los pietistas tuvieron influencia en Francia, Suiza, Holanda, Rusia y Europa Oriental, especialmente a través de grupos menonitas y bautistas. Estas ideas tuvieron una rápida aceptación en Inglaterra entre los grupos de puritanos, no conformistas y arminianos, que a pesar de las diferencias doctrinales, buscaban restaurar la moral, poner énfasis en la piedad personal y la santidad de vida, como en pequeños grupos de cristianos dispersos en la campiña inglesa que se reunían para estudiar la Biblia y orar. La misma Iglesia Anglicana, después de la Restauración, adoptó y permitió el funcionamiento de sociedades religiosas, compuestas de pequeños grupos de laicos y bajo el cuidado de una autoridad eclesial a fin de promover “la santidad del corazón y la vida real”. Estas propuestas evolucionaron centralizándose y creándose, por ejemplo, la Sociedad para Promover el Conocimiento Cristiano18, de la cual el padre y el mismo Juan Wesley participaron. Los Puritanos en Inglaterra El movimiento puritano hundió sus raíces en Inglaterra a fines del siglo XVI dentro de la Iglesia Anglicana durante el reinado de Isabel por considerar sus reformas eclesiásticas incompletas. El movimiento puritano con fuertes influencias del calvinismo buscó la “purificación” de la Iglesia basándose en el término griego “katharos” (puro) para avanzar y despojarla del ritualismo y cualquier dogma no apoyado en las Escrituras. Puritano es una categoría amplia y comprensiva que incluía a presbiterianos e independientes (congrecionalistas y bautistas)19; éstas diversas corrientes permanecieron por algún tiempo dentro de la iglesia oficial. En realidad los presbiterianos eran un grupo más moderado que los independientes, que abogaban por la independencia de cada iglesia.

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Spener, F.J. (2007) ob.cit. Otras sociedades religiosas se incorporaron al proceso de promover la moralidad pública y privada, tales como: la Sociedad para la Reforma de la Buenas Costumbres (1691) y la Sociedad para la propagación del Evangelio (1701). 19 Max Weber incluye también a los menonitas y cuáqueros, y está bien tenerlos en cuenta aunque eran grupos menos representativos. 18

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Si se quiere, los puritanos podrían ser definidos como el ala más reformada y reformadora de Iglesia y fervientes “antipapistas” adquiriendo notoriedad en importantes grupos sociales que permaneció por algún tiempo dentro de la Iglesia de Inglaterra. Langton Stanford, J. (1858)20 sostiene que resulta extremadamente difícil ubicar dogmáticamente a los puritanos y que es mejor definirlos por las posiciones que van asumiendo en sobre los acontecimientos: 1) Se oponen cuando el gobierno de Isabel exige la uniformidad de prácticas y doctrinas, que incluye por supuesto los ritos y ceremonias, 2) Se niegan cerca de 1570 a aceptar ciertos cambios en el gobierno de la Iglesia, y 3) Para 1618 la Iglesia Anglicana se aleja del Sínodo de Dort21 y adopta los principios arminianos, acercándose a la Iglesia de Roma. Algunos autores habían como Troeltsch, E. (1992)22 habían establecido una tipología definida de “iglesia” y “secta”, y que en esta última toma de Weber, M. (2011)23 de su obra más famosa, en la cual describe éstas dos categorías: “la iglesia como institución obligatoria dispensadora de gracia” y “la secta como la unión de los religiosamente calificados”. Para ambos era claro que los puritanos, sociológicamente era una secta. El Parlamento en 1643 reunió a un grupo de “teólogos piadosos y doctos juiciosos” en la Abadía de Westminster con la finalidad de opinar sobre doctrina, adoración, gobierno y disciplina de la Iglesia. En este encuentro de la Abadía participaron ciento veintiún ministros puritanos. La actividad duró cerca de cinco años, produciendo un Catecismo Mayor, un Catecismo Menor y la Confesión de Westminster con sus treinta tres artículos, de clara orientación calvinista. Así lo comentan Cody, D. y Landow, G.P.: “Hacia la década de 1660, el Puritanismo se estableció firmemente entre la aristocracia y la emergente clase media de la Inglaterra del sur y del este, y durante las guerras civiles, los puritanos llamados «cabezas redondas» lucharon por la causa parlamentaria y formaron la médula de las fuerzas de Cromwell durante el periodo de la Commonwealth. Después de 1646, sin embargo, el énfasis puritano sobre el individualismo y la conciencia individual posibilitó que el movimiento formara una Iglesia presbiteriana nacional y que para 1662, cuando la Iglesia anglicana fue restablecida, el Puritanismo se hubiera convertido en una confederación difusa de varias sectas disidentes”.24 Los congregacionalistas adaptaron la forma de gobierno de la Confesión de Westminster, en 1658 bajo lo que se conoce como la Declaración de Saboya25; mientras que los bautistas recién en 1689 produjeron la Confesión Bautista de Fe26.

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Langton Stanford, J. (1858) “Studies and illustración of the Great Rebellion”, Parker and Son, Londres.

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Un Sínodo de los Reformados de los Países Bajos, aunque había representantes de otros países, donde se defendieron las doctrinas anti-arminianas. 22 Troeltsch, E. (1992) “The Social Teaching of the Christian Churches”, John Knox Press, Louisville. 23

Weber, M. (2011) “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, FCE, México. (Versión completa y comentada, ya que no nació como un libro sino como un artículo en 1904, y contiene las respuestas y disputas a que dio lugar la obra) 24 Cody, D. y Landow, G.P. “El puritanismo en Inglaterra”. The Victorian Web.. 25 El título completo en inglés es “A Declaration of Faith and Order owned and practiced in the Congregational Churches in England”, la Declaración se dio a conocer el 12 de Octubre 1658 en el Savoy Palace de Londres.

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George Whitefield el predicador metodista escribió: “Los puritanos eran luces que ardían y alumbraban. Cuando fueron expulsados por el Acta negra de Bartolomé27, y expulsados de sus respectivos puestos para predicar en los establos y al aire libre, en los caminos y los vallados, de una forma casi única y especial, escribieron y predicaron a los hombres con autoridad. A pesar de estar muertos, aún hablan por sus escritos: una unción especial viene de ellos a esta misma hora, y en estos últimos treinta años he observado, que la religión más verdadera y vital ha revivido ya sea en casa o en el extranjero, los buenos y antiguos escritos puritanos…Sus obras todavía les alaban en las puertas, y sin pretender un espíritu de profecía, podemos aventurarnos a afirmar que van a vivir y florecer, cuando representaciones más modernas de un modo opuesto, a pesar de sus atavíos llamativos y de oropel, que languidecen y mueren en la estima de aquellos cuyas interpretaciones están abiertas para discernir lo que más se aproxima a la norma de la escritura”.28 Sabido es que más de dos mil clérigos fueron expulsados de la Iglesia Anglicana cuando el Acta de Uniformidad se promulgó y muchas capillas quedaron sin atender a los feligreses. La expulsión no era solo de los púlpitos sino también de cátedras, así que muchos dejaron Oxford y Cambridge. Entre los clérigos anglicanos expulsados de sus parroquias por no aceptar el Acta de Uniformidad, estaban los dos abuelos paterno y materno de Juan y Carlos Wesley, el Rvdo. Juan Wesley y el Dr. Samuel Annesley. Según Los puritanos sostenían cinco principios clave: a) Buscaba en las Escrituras la base doctrinal, teológica y aplicarla a la vida toda. b) Estaban comprometidos con el Dios Uno y Trino, la Trinidad era un tema central junto a la obra creadora del Padre, la obra salvífica del Hijo y la obra de permanente asistencia del Espíritu Santo. c) Incorporaron de los reformadores la concepción de una fe más bíblica que se refleje en culto, en la predicación clara, sencilla y sincera, en una liturgia despojada de pompa. En la Escritura estaba el secreto del gobierno de la Iglesia. d) Pusieron en cuestión los grandes temas nacionales junto al poder y los derechos del Rey. e) Afirmaron la conversión personal –“nuevo nacimiento”- junto al compromiso con las “buenas obras”, modificando las relaciones en la casa, la iglesia, en la sociedad y sobre todo en el trabajo. El movimiento tuvo importantes figuras, entre ellos John Owen (1616-1683), John Foxe (1517-1587), Thomas Wilcox (c.1549-1608), John Field o Fielde (1545-1588), John Knox (c.1514-1572), William Perkins (1558-1602) conocido como el “príncipe de los teólogos”.

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Publicada bajo el título en inglés “Baptist Confession of Faith”, con sus 32 artículos preparada por los “Ancianos y Hermanos de muchas Congregaciones de cristianos (bautizados por profesión de fe) en Londres y el resto de Inglaterra”. 27 Whitefield la llama de este modo, debido que la Ley de Uniformidad (Uniformity Act) entraba en vigor, con resistencia de los puritanos, el día de San Bartolomé, el 26 de agosto de 1662. 28 Whitefield, G. (1771) “Preface to Works of the Mr. John Bunyan” en The Works of the Reverend George Whitefield, Vol. IV, E. and C. Dilly, London and Edimburgh, digitalizado por Princeton University Library.

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Addenda: Para tener una idea de la situación de la Iglesia de Inglaterra, a mediados del siglo XVIII cuando surge el movimiento metodista, había 13.500 sacerdotes anglicanos en Inglaterra, pero solo existían 11,700 “beneficios” (ingresos fijos de las tierras y de los diezmos asegurados a una Parroquia) para sostenerlos, y muchos recibían más de un beneficio, o porque era muy escasos o porque tenían ciertos privilegios. Como también muchos de los beneficios provenían de los terratenientes y el gobierno tenía el derecho de nombrar a los obispos, poco interés se demostraba en interesarse por los problemas de los más pobres y necesitados, donde el metodismo encontró una recepción favorable. En ese entonces, había algo así como 6.000 parroquias anglicanas sin sacerdotes.

La Revolución Industrial La Revolución Industrial29 en Inglaterra cabalga entre fines de la Edad Moderna y comienzos de la Edad Contemporánea, y sus inicios suelen ser imprecisos en el tiempo, algunos autores la fechan entre 1750 hasta 1780, por eso es tan común encontrar una expresión un tanto ambigua como “la segunda mitad del siglo XVIII” (algunos historiadores se “estiran” hasta “finales del siglo XVIII”)30. Más aún, lo que llamamos genéricamente Revolución Industrial, tiene dos etapas o fases, y es dable por eso, hablar de la primera Revolución Industrial y la segunda Revolución Industrial. Por lógica nos interesa aquí la primera de ellas. Por los motivos expuestos, para entender ciertos hechos históricos se hace necesario tener una visión diacrónica31 a fin de comprender los cambios socioeconómicos acaecidos en una sociedad. Eric Hobsbawm (2004) sostiene: “Al mismo tiempo, como hemos visto, la Revolución industrial inglesa fue precedida por lo menos por doscientos años de constante desarrollo económico que echó sus cimientos. A diferencia de la Rusia del siglo XIX o XX, Inglaterra entró preparada en la industrialización”.32 La Revolución Industrial puede caracterizarse por dos aspectos concomitantes, la acumulación de riquezas a ser invertidas en bienes y trabajo asalariado, y el cambio de producción artesanal de subsistencia al nuevo paradigma industrial de los talleres y fábricas. Este proceso se da en medio de importantes migraciones internas desde las zonas agrícolas hacia las zonas fabriles. Por eso, la revolución industrial en Inglaterra difícilmente pueda entenderse sin otros fenómenos conexos, como por el ejemplo los cambios en la población o de revolución agraria que le precedió. “No cabe duda que, por el contrario, de la revolución industrial del siglo XVIII inglés estuvo precedida por un vasto movimiento de proceso agrícola, que luego habrá de continuar acompañándola” (Bergeron, L., et al, 1969)33 Inglaterra era un país exportador de granos, que se duplican entre 1700 y mediados del siglo XVIII, con un nivel promedio de 120.000 toneladas/año. En el centenio 1650-1750 29

El término “Revolución Industrial” fue acuñada en Francia en 1815. Para ver su posterior desarrollo y aceptación, ver Silva Otero Y Mata de Grossi (2005) “La llamada Revolución Industrial”, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas. 30 Algunos historiadores datan el inicio en 1769, haciéndola coincidir con el invento de la hiladora mecánica de Ackwright, otros como Arnold Toynbee fija su punto de partida en 1760; para el economista alemán Hoffman el punto de partida es 1780, y por último para Walter Rostow que sigue el comercio internacional es 1783. 31 Fenómenos que se suceden a través del tiempo. 32 Hobsbawm, E. (2004) “En Torno a los Orígenes de la Revolución Industrial”, Siglo XXI, Madrid. 33 Bergeron, L., et al, (1969) “La época de las revoluciones europeas 1780-1848”, Siglo XXI, Tomo 26.

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Inglaterra no se vio afectada por la baja de precios agrícolas como el resto de Europa. Esto le permitió a los terratenientes a invertir en tecnología, equipos y fertilizantes. Incluso el gran impulso demográfico del decenio 1750-1760, pudo abastecer a su mercado interno. A partir de 1760 se dictan las Actas de Cercamiento (Enclosure Act) por la cual se entregan a los ricos terratenientes lo que antes eras las “tierras comunales” ocupadas por campesinos, lo que implicaba la sustitución del derecho comunal por el derecho privado. Esto trajo junto al proceso de apropiación de las tierras de uso colectivo, primero el cerramiento de los campos antes abiertos (openfield), y posteriormente, la explotación de campesinos sin medios financieros. La introducción del “sistema Norfolk” incrementó la productividad del selo a través de la rotación de cultivos eliminando así el agotamiento de las tierras, lo que permitió dejar atrás el barbecho y criar al ganado en establos. La evolución de la población, es otro dato importante a tener en cuenta. Hasta 1740 la tasa de mortalidad era alta lo mismo que la tasa de natalidad, diez años después se produce un cambio de tendencia, prácticamente la tasa de natalidad se mantiene y se ve un abrupto descenso de la tasa de mortalidad hasta 1760, donde el proceso de urbanización (abandono de las campiñas para buscar trabajo mejor remunerado en las ciudades) se dio pari passu con la revolución industrial

Este crecimiento demográfico, se debe básicamente a mejoras en la higiene y la salubridad, por ejemplo, el uso del jabón, el tratamiento en el abastecimiento de agua y la modernización del sistema del alcantarillado. La vacuna contra la viruela vendrá mucho después a comienzos del siglo XIX. Fue en 1796 cuando su descubridor Edward Jenner la aplicó por primera vez con éxito. Como se podrá comprobar en el gráfico, durante el siglo XVIII la población inglesa creció de 5,4 millones a 9,2 millones, muy cerca de duplicarse en 100 años. La misma producción agrícola generó un impulso en la industria que usaba materia prima agrícola. Los molinos, las cervecerías, fábricas de velas, destilerías, tomaron un marcado crecimiento. Como asimismo la industria metalúrgica destinada a los implementos agrícolas, y el hierro colado, especialmente de Sheffield y Birmingham. En 1710 Abraham Derby había descubierto el carbón de coke, que algunos años después, 1760, es utilizado en los altos hornos de Roebuk para la producción de hierro. 9

La industria algodonera (se pasa de la lana al algodón) surge entre 1720-1740 en Lancashire, inicialmente para el consumo interno. En Manchester se construyen 2.000 casas nuevas en veinte años, para albergar a los que trabajaban en las hilanderías. Esta mejora se debió a los avances tecnológicos con la invención por parte de John Kay de la lanzadera volante, que posteriormente en el 1770, James Hargravas patentó la hiladora de varios hilos, con el aumento considerable de la producción y la consecuente reducción de costos. Diez años después surgió el telar mecánico de Cartwight, que revolucionó la industria. La industria textil tendrá vital importancia en el mercado interno y externo. El uso de maquinarias más tecnificadas llevó a la desocupación y a la aparición de un movimiento de protesta, el ludismo, debido a que su líder el tejedor Ned Ludd en 1779 rompió un telar mecánico disconforme con el sistema. Otro invención que tuvo inmediata aplicación industrial fue la famosa máquina de vapor, que fue perfeccionada por James Watt en 1769, pensemos que todo el movimiento fabril era hasta ese entonces impulsada por una rueda hidráulica. La máquina de vapor se aplicará luego al transporte, en la locomotora de Stephenson y el buque a vapor de Fulton. La Tesis de Hobsbawm Nos interesa tratar aquí la tesis de Hobsbawm sobre la Revolución Industrial, por varios, motivos, en primer lugar porque es un historiador reconocido, segundo porque a diferencia de otros historiadores tiene una visión comprometida y crítica, y tercero, cosa de no menor importancia es inglés34. Eric Hobsbawm (2004) en su análisis de los orígenes de la Revolución Industrial va derribando una a una “las causas” que algunos pensadores dicen haberla impulsado (clima, geografía, cambio biológico en la población u otros factores exógenos, a lo que él llama “pseudo-explicaciones”). Pide también que rechacemos las explicaciones que remiten a “accidentes históricos” como los que sostienen factores políticos –“todos los gobiernos de Europa querían industrializarse”, dice.. Para 1750 en Inglaterra los campesinos ya no eran propietarios de grandes extensiones de tierra, y no existían inconvenientes para que pudieran desplazarse a la industria, y agrega: “El país había acumulado y estaba acumulando un excedente lo bastante amplio como para permitir la necesaria inversión en un equipo no muy costoso, antes de los ferrocarriles, para la transformación económica… No existió escasez de capital ni en términos absolutos ni en términos relativos”.35 Vemos que Hobsbawm sostiene la idea que la acumulación de capital estaba dispuesta para un lucro mayor, que empezó en las actividades primarias (agricultura, ganadería, minería, etc.) y se transvasó a la actividad industrial. Como hemos comentado, primero casi como una extensión de la actividad agrícola (p.e., molinos harineros, cervecería) y luego, en la fabricación de implementos, equipos y máquinas. Frente al fenómeno de la primera Revolución Industrial, la pregunta es que condiciones favorables llevaron a los “hombres de negocios a mejorar la producción” Hobsbawm relata que existen dos escuelas de pensamiento: la del mercado interno y la del mercado externo o exportador. Y dirá:” La respuesta correcta es que probablemente ambos eran esenciales de forma distinta, como también lo era un tercer factor, con frecuencia descuidado: el gobierno”. El mercado interno creció por el efecto de factores que actuaron en cadena dinamizándose unos con otros. Tres de estos factores –según Hobsbawm- son excepcionales: 1) El crecimiento de la población que creará más consumidores (y más productores), 2) La transferencia de sectores que no recibían antes ingresos no monetarios y posteriormente sí, 34 35

Haría lo mismo, buscaría al mejor francés para profundizar la Revolución Francesa. Hobsbawm, E. (2004), op. cit.

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3) El incremento de la renta per cápita que crea nuevos consumidores para el mercado industrializado, sustituyendo las tradicionales artesanías o los productos importados. Entre todos los factores el aumento de la población tiene una particular importancia, y Hobsnawn discute si fue las variables económicas o no, las que indujeron su crecimiento. Para arribar a una conclusión que en realidad fue los cambios se debieron a una conjunción de “cambios económicos, sociales y ambientales”, agregando: “Hoy por hoy no podemos ir mucho más allá de semejantes generalizaciones sin entrar en una batalla académica envuelta en la polvareda de la polémica erudita”. El mercado externo o de exportación tiene un crecimiento mucho más rápido que el mercado interno. Entre 1700 y 1750 el mercado interno sostiene, creció 7%, mientras que el externo lo hizo en 76%. Los veinte años siguientes, tomando 1750 como el take-off industrial, el mercado interno crece otros 7% contra 80% del mercado exportador. Para ello cuenta la conquista del mercado por medio de la guerra y las colonias, así como los países “subdesarrollados” de ultramar. Aquí hay que agregar un tercer factor, la intervención del gobierno dispuesto a financiar el comercio exterior y mejorar el transporte naval. Las Consecuencias de la primera Revolución Industrial Recuerdo un viejo libro de E. de Vries (1962) que se titulaba “El Hombre en los Rápidos Cambios Sociales”, si los cambios de la generación del 60’ fueron rápidos, los cambios de la primera Revolución Industrial fueron “rapidísimos”. El pasaje en tan corto tiempo de una sociedad tradicional, básicamente rural y de economía artesanal de subsistencia (que se mantenía igual o con pequeños e imperceptibles cambios durante siglos) a una sociedad industrial, aunque más no sea incipiente, pero dinámica y en continuo cambio, con desplazamientos migratorios hacia centros productivos urbanos, con emplazamientos fabriles y trabajo asalariado, debió significar una profunda mutación de hábitos, usos y costumbres para la gente que les tocó vivirlos36. Se podría decir sin temor a equivocarnos que llevaban una vida profundamente “alienada”, lejos del ámbito cultural de donde migraron o fueron llevados a los centros productivos “como esclavos blancos”. Con lo primero que tuvo que vérselas el campesino devenido a obrero fue el control fabril -había alguien que les decía qué y cuanto debía hacer- dejando atrás la autogestión. En segundo lugar la especialización37, estaba en alguna rama productiva determinada de la industria (hilandería, mimería, siderurgia, etc.), cuando el trabajo agrícola-ganadero era un rol que incluía una variedad amplia de tareas. Y por último, algo desconocido la desocupación. Para el capitalista, la fuerza de trabajo era una mercancía más, de modo que empleaba o despedía en función de la demanda de bienes. Esta última situación llevó a largas jornadas de trabajo, de 14 o 15 horas diarias. Esto estaba garantizado por dos vías, con 10 horas de trabajo no le alcanzaba para su subsistencia, y si hubiera querido trabajar menos horas, había un “ejercito de desocupados” dispuestos a trabajar esa larga jornada. Donde fuera posible, es decir más rentable, estaba el trabajo femenino y el atroz trabajo infantil. El sistema de “putting out”, esto es, el taller de trabajo en el hogar dejó paso para el sistema fabril donde se empleó a las mujeres en las primeras fases del proceso industrial de las hilanderías, p.e., debido a sus habilidades y al reducido salario que les pagaba (aprox. la mitad del salario masculino). El “sistema” tomaba niños de entre 10 y 12 años – preferentemente de los asilos- para emplearlos en la industria textil, la minería y la siderurgia, simplemente porque eran mano de obra barata. Fue una explotación atroz y sin medida. La literatura dio cuenta de ello, así encontramos en Charles Dickens un material 36

La obra de Germani, G. (1965) “Política y Sociedad en una época en transición”, a pesar de su discutido enfoque estructural-funcionalista, tiene algunos aspectos valiosos para a ser considerados en esta situación. 37 Esta especialización, no se refiere por supuesto, a la misma del fordismo.

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que atestigua la situación de horror del trabajo infantil en obras como “Oliver Twist” y en “Tiempos Difíciles”. Hay un testimonio –y dicen que para muestra solo hace falta un botón- de una niña de tan solo ocho años, que narra sus peripecias: “Trabajo en el pozo de Gawler. No estoy muy cansada, pero trabajo sin luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a tres y media de la mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo, Estoy medio dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a la escuela los domingos y aprendo a leer…Me enseñan a orar…He oído hablar de Jesucristo muchas veces. No sé porque vino a la tierra y no sé porque murió, pero sé que descansaba su cabeza sobre piedras. Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la mina”.38 Para tener una visión cabal del trabajo infantil hemos tomado de un Informe39 y traemos a consideración un gráfico que representa la “Distribución por Edad” delos obreros del algodón de la ciudad de Manchester en 1818, que si bien había diferencias no eran muy grandes comparadas con otras ciudades.

En el gráfico, en el eje horizontal o eje de las “X” está representada la edad (age). En el otro eje, el vertical o de las “Y”, está representado el porcentaje por sexo (percent of sex). Además, en el gráfico están representados con una línea continua, los varones (males) y con línea punteada, las mujeres (female). Así podemos apreciar el alto porcentaje de niños, de ambos sexos que participaban en la industria del algodón en Manchester en 1818, con solo observar el empinamiento de las curvas. Charles Turner Thackrah (1795-1833), un médico de Leeds, fue quién hizo los más importantes aportes a la medicina del trabajo durante la primera Revolución Industrial. Sus aportes sirvieron para atenuar las condiciones laborales en Gran Bretaña y cuenta hoy con

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Declaraciones de niña Sarah Gooder de ocho años ante la Comisión Ashley para el estudio de la situación en las minas, en 1842. 39 Galbi, D. A., (1994) “Child labor and the Division of Labor in the Early Cotton Mills”, Centre of History and Economics, King´s College, Cambridge.

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un merecido reconocimiento. Pocos años antes de morir de tuberculosis, -joven aún con 38 años- escribió un libro de donde extraemos el siguiente párrafo: “Cuando estuve en Oxford Road, Manchester, observé la salida de los trabajadores cuando abandonaban la fábrica a las doce de la mañana. Los niños, en su casi totalidad, tenían aspecto enfermizo; eran pequeños, enclenques e iban descalzos. Muchos parecían no tener más de siete años. Los hombres, en su mayoría de 16 a 24 años, estaban casi tan pálidos y delgados como los niños. Las mujeres eran las de apariencia más saludable, aunque no vi ninguna de aspecto lozano. Sin embargo, y por comparación a otras, quedé sorprendido del marcado contraste entre esta y la salida de una fábrica de paños. Aquí no quedaba nadie de los robustos bataneros, los fornidos canilleros, los sucios pero alegres despiezadores. Aquí vi, o creí ver, una raza degenerada, seres humanos achaparrados, debilitados y depravados, hombres y mujeres que no llegarán a ancianos, niños que nunca serán adultos sanos. Era un espectáculo lúgubre”.40 Ante tal descripción, cualquier comentario parece estar de más, quizá solo señalar que lo se consumía, producto de la demanda y el lucro sin límite, eran vidas humanas. Que fruto del trabajo el hombre era un producto fungible. Nos falta comentar brevemente las condiciones de hacinamiento y salubridad de las viviendas, si es que pueden llamarse así. En la mayoría de los casos la clase obrera vivía en espacios de la misma fábrica, en barracas, en cobertizos y en estaciones de ferrocarril. Las industrias químicas, siderúrgicas y del algodón, buscaban instalarse cerca de la ribera de un río o de un canal, donde descargar los desechos industriales, con la consiguiente contaminación ambiental. Lo que podríamos llamar casas de los obreros y también de la clase media solían edificarse pegadas a algún establecimiento industrial, por lo que sufrían todos lógicos inconvenientes de temperatura, vibración, humedad, etc., junto con un cuadro de suciedad e inmundicia incomparable. Esta situación era el fomento de múltiples enfermedades en razón de las ratas con la peste bubónica, las chinches que infestaban las camas y hacía imposible el sueño, las pulgas que difundían el tifus, las moscas que rondaban las letrinas a la par de las comidas de los bebés. Sobrevivir al duro trabajo y luego, al “reparador descanso del hogar”. Federico Engels pinta así el “barrio malo” londinense de St. Giles en una obra publicada en 1845 sobre la clase obrera en Inglaterra:

“Las casas están habitadas desde el sótano hasta el techo, tan sucias en el exterior como en interior, y tienen un aspecto tal que nadie tendría deseos de vivir en ellas. Pero eso no es nada comparado con los alojamientos en los patios y las callejuelas transversales a donde; se llega por pasajes cubiertos, y donde la inmundicia y el deterioro por vejez exceden la imaginación. No se ve, por decirlo así, un solo vidrio intacto, los muros están destrozados, las guarniciones de las puertas y los marcos de las ventanas están rotos o desempotrados, las puertas -si hay- hechas de viejas planchas clavadas juntas; aquí, incluso en este barrio de ladrones las puertas son inútiles porque no hay nada que robar. Por todas partes los montones de detritos y de cenizas y las aguas usadas vertidas delante de las puertas terminan por formar charcas nauseabundas. Aquí es donde viven los más pobres de los pobres, los trabajadores peor pagados, con los ladrones, los estafadores y las víctimas de la prostitución, todos mezclados: La mayoría son irlandeses o descendientes de irlandeses, y aquellos que aún no han naufragado en el torbellino de esta degradación moral que los circunda, se hunden cada día más, pierden cada día un poco más la fuerza de resistir a las influencias desmoralizadoras de la miseria, de la suciedad y del medio ambiente.” 41 Las consecuencias de la primera Revolución Industrial trajo graves problemas para la los trabajadores en la sociedad inglesa en rápida transformación, problemas de todo tipo desde 40 41

Thackrah, C.T. (1832) “The effects of art, trade and proffesions, and habit of living on health and longevity”. Engels, F. (1845) “La situación de la Clase Obrera en Inglaterra”.

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la adaptación a la nuevo rol a la explotación fabril, así como desde la alienación de las condiciones de trabajo a la mísera vida urbana. Investigaciones más recientes42 demuestran que Inglaterra y Gales tenían en 1700 un ingreso per cápita de entre £8 y £9, en 1750 se incrementó entre £12 y £13, ascendiendo al final del siglo XVIII a un ingreso per cápita de £22. La autora deja en claro que resulta difícil entender los ingresos reales sin conocer qué se puede comprar con ellos, pues “los precios cambian y la moneda se altera”. Sin embargo, sostiene después de un análisis de los precios relativos y la devaluación de la moneda, que las £12 de 1750, llevados a valores de 1960 equivaldrían a £90. Castronovo, Valerio (1975) afirma: “Ningún historiador niega que la Revolución Industrial elevara a la larga los niveles de vida de los trabajadores. La población obrera y campesina de los países que se industrializaron consumía más a fines del siglo XIX que en el siglo XVIII. Tenía una mayor esperanza de vida y también había logrado una mejor educación y sanidad. Sin embargo, un tema muy debatido por los historiadores es si esa elevación del bienestar se dio o no durante las primeras décadas de la Revolución Industrial”.43 Para luego clasificar a los historiadores en “pesimistas” y “optimistas” en función de las consecuencias de la Revolución Industrial. La posición de los historiadores “pesimistas” es descripta como sigue a continuación: “Los historiadores pesimistas sostienen que los trabajadores disminuyeron su nivel de vida durante los primeros tiempos de la Revolución Industrial. Afirman que los salarios bajaron. Que las condiciones de trabajo en las fábricas eran más penosas que en los talleres artesanales o en el campo. Que en las fábricas trabajaban 14 o 15 horas diarias mujeres y niños de corta edad. Que las ciudades eran insalubres y la población de los barrios obreros vivía hacinada en sus hogares. La escuela pesimista sostiene, pues, que el aumento de la renta nacional durante las primeras décadas de la industrialización benefició exclusivamente a los capitalistas y a las clases medias. La mayor riqueza se había concentrado de este modo en manos de una minoría de la población”. 44 Por otra parte, lo que él categoriza como “optimistas”, sostienen: “La tendencia optimista mantiene puntos de vista contrarios. Admitiendo que el nivel de vida de los trabajadores era muy bajo, algunos historiadores piensan que los salarios subieron. Que las condiciones de trabajo en las fábricas eran similares a las que antes existían en los talleres y hogares campesinos, donde también hombres, mujeres y niños trabajaban muchas horas. Que la mortalidad disminuyó en las ciudades pese a su insalubridad, lo que demostraría que la vida en el campo antes de la Revolución Industrial no era precisamente bucólica. La escuela optimista sostiene, pues que el aumento de la renta nacional durante las primeras décadas de la industrialización benefició a capitalistas y clases medias más que a trabajadores, pero que éstos también elevaron algo su nivel de vida”.45 Una aclaración, bien sabemos que el ingreso per cápita suele ser una medida indicativa, pero a veces engañosa. Traigo a colación un relato personal de mi primer clase de Estadística Social, el profesor muy sabio que teníamos nos dijo esta máxima, para que no la olvidáramos durante todo el curso: “Un hombre se ahogó en un río de un metro de promedio”. A lo que voy es que una cosa el “ingreso per cápita” y cosa muy distinta “la 42

Deane, Phyllis (1979) “The First Industrial Revolution”, Cambridge University Press, U.K Castronovo, V. (1975) “La Revolución Industrial”, Nuova Tierra. Barcelona. 44 Castronovo, V. (1975) op. cit. 45 Castronovo, V. (1975) op.cit. 43

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distribución del ingreso”. Es cierto que el incremental creciente del ingreso per cápita debe impactar a la larga en los ingresos personales, pero no siempre su distribución es equitativa. El Movimiento Metodista y la Revolución Industrial El surgimiento del movimiento metodista precedió en aproximadamente tres décadas a la Revolución Industrial si nos atenemos a la sincronía sobre la cual se datan los hechos. Pero como hemos mencionado no es más que una referencia en el tiempo, porque en verdad los cambios no se producen simultáneamente, sino siempre con un pronunciado asincronismo espacial. Además, habíamos dicho que los fenómenos socio-históricos hay que tomarlos en perspectiva y bajo un paradigma diacrónico. Por eso comúnmente solemos hablar de “antecedentes”, p.e., “Antecedentes de la Revolución de Mayo”, pero en realidad lo que llamamos “antecedentes” es un continnum con el hecho principal que queremos resaltar. Resumiendo, es un corte ficticio que hacemos en el tiempo. Dicho esto, debemos responder dos preguntas que rondan en general entre filósofos, historiadores y sociólogos: 1) ¿Por qué en Inglaterra no se produjo un levantamiento popular, una revolución social, como por ejemplo en Francia? 2) ¿Cuál fue el rol que jugó el movimiento metodista en esto? Keefer, L. L. (1990)46 plantea que para confrontar las distintas posiciones de quienes han trabajado el tema se hace necesario revisar con minuciosidad los archivos de Wesley como las acciones y actitudes del metodismo. Para Keefer, Wesley es una persona en muchos sentidos incomparable por su esfuerzo, por la dedicación de tiempo y la inversión de su propio dinero destinado a los pobres, a los desocupados, a los enfermos, a los prisioneros, a las viudas y a los niños. Y esto desde sus días de estudiante en Oxford y que continuó “intencionalmente” como parte de su obra después. Y agrega: “Wesley no puede ser desacreditado con la etiquetado de conservador (Tory) porque la etiqueta es demasiado imprecisa como juicio social del siglo XVIII y porque Wesley a menudo estaba en desacuerdo con la caricatura de conservador asignada en su tiempo”. Keefer, L. L. (1990)47 plantea que para confrontar las distintas posiciones de quienes han trabajado el tema se hace necesario revisar con minuciosidad los archivos de Wesley como las acciones y actitudes del metodismo. Para Keefer, Wesley es una persona en muchos sentidos incomparable por su esfuerzo, por la dedicación de tiempo y la inversión de su propio dinero destinado a los pobres, a los desocupados, a los enfermos, a los prisioneros, a las viudas y a los niños. Y esto desde sus días de estudiante en Oxford y que continuó “intencionalmente” como parte de su obra después. Y agrega: “Wesley no puede ser desacreditado con la etiquetado de conservador (Tory) porque la etiqueta es demasiado imprecisa como juicio social del siglo XVIII y porque Wesley a menudo estaba en desacuerdo con la caricatura de conservador asignada en su tiempo”. El historiador francés Élie Halévy (1870-1939) fue quien sostuvo la tesis48 –considerada por muchos historiadores como controversial- que durante el siglo XVII en Inglaterra fue posible evitar una revolución violenta debido al accionar del metodismo que actuó como una fuerza social estabilizadora. A Halévy puede emparentárselo con Max Weber49, en el sentido que 46

Keefer, L.L. (1990) “John Wesley, the Methodists, and Social Reform in England”, Wesleyan Theological Journal, Vol. 25, N° 1, Spring 199047 Keefer, L.L. (1990) “John Wesley, the Methodists, and Social Reform in England”, Wesleyan Theological Journal, Vol. 25, N° 1, Spring 199048 Halévy, E. (1924) “A History of English People in 1815”. Londres. 49 Weber, M. (1979 ) “La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo”, Península, Madrid.

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ambos sostienen –para decirlo rápidamente- que las ideas religiosas pueden tener una tener una importante influencia dentro del cambio social. Lo interesante para señalar es que ambas contribuciones se produjeron cronológicamente casi al mismo tiempo y que la principal diferencia radica en que mientras Weber propone una tesis general, Halévy la restringe a un contexto y un ámbito territorial específico. Hill, Michael (1976)50 presenta un didáctico desarrollo de la “tesis de Halévy” dándonos a conocer su pensamiento como de sus críticos. Halévy comenzó estudiando la Inglaterra del siglo XIX, pero juntó mucha información incluso remontándose al siglo anterior, no pudiendo entender porque la estabilidad de Inglaterra en un periodo de revoluciones y crisis Así Hill, M. (1976) comenta: “Al tiempo que advirtió que no era posible dar una respuesta simple…Sin embargo, a su modo de ver, la clave del problema estaba en el revivalismo metodista y evangélico del siglo XVIII; para entender los presupuestos de Halévy es importante tener en cuenta que no se interesaba simplemente por el metodismo, ni solo por el influjo de movimiento religioso sobre la clase obrera industrial en formación, sino por la prolongación que el revivalismo metodista tuvo a través del movimiento evangélico. Halévy resumía así su idea: ‘Veremos cómo el metodismo logró extender su influencia primero a las sectas inconformistas, luego al orden establecido y finalmente a la opinión pública’ “. Helévy sostenía que habiendo sido marginado Juan Wesley de la propia Iglesia de Inglaterra que lo había ordenado sacerdote, no era su intención crear una secta nueva “sino la regeneración de la misma Iglesia”. Y agrega: “Si la secta wesleyana, con su constitución jerárquica, con un neto conservadurismo político, constituía la Alta Iglesia, el no conformismo, la nueva Iglesia Baja o partido evangélico venía a ser como un metodismo anglicano”.51 Halévy se detiene para indicar como el metodismo influenció en la llamada “secta Clapham”52 que tuvo vigencia durante el fin del siglo XVIII y comienzos del siguiente, y que adhería a los evangélicos anglicanos. Podemos decir que ellos estuvieron en contra de la trata de esclavos, estimularon la educación y fomentaron la Escuela Dominical, la Sociedad Bíblica, el trabajo misionero, y fijaron altos estándares morales para la vida pública y la actividad política. Halély veía en ellos “a un grupo de laicos que servía de nexo entre el clero evangélico y el grupo de la política al que pertenecía”. Vale aclarar que este grupo eran como menciona el historiador francés “conservadores hasta la médula”.53 Otro historiador que se alinea con la “tesis de Halévy” es Thompson, Edward P. (1968) 54 quién da un paso y presenta al metodismo aún más influyente que el mismo Halévy. Aunque difieren en un punto sustancial, mientras Halévy relaciona la influencia del metodismo en la “burguesía laboriosa”, Thompson –perteneciente a la nueva izquierda marxista- sitúa esta influencia entre los más “pobres”. Thompson argumenta en función de la “cronología”, esto es, qué factor precedió al otro, para sostener que el “activismo político” se traduce en una “inhibición religiosa”. Hipótesis muy discutida para muchos historiadores y sociólogos, ya que la actividad del avivamiento era más intensa cuando se tenía mayor conciencia y se incrementaba la actividad política. 50

Hill, M. (1976) “Sociología de la Religión”, Cristiandad, Madrid. Halévy, E. (1924) op. cit. 52 En realidad no era una “secta” religiosa desde el punto de vista sociológico, sino un grupo de políticos ingleses con compromiso religioso. El nombre, Clapham, es un barrio de las afueras de Londres donde vivían sus líderes. Fueron parte de la “secta”, William Wilberforces, Thomas Thornton, Zachary Macaulay, Lord Teignmouth y Charles Grant, entre otros miembros. 53 Halévy, E. (1924) op.cit. 54 Thompson, E. P. (1968) “The Making of the English Working Class”, Pengin Books, Londres. 51

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Thompson niega que la “actividad política” y el “avivamiento religioso” corran por caminos paralelos. El ejemplo concreto donde Thompson basa su tesis, es sobre el levantamiento de Pentridge55 en junio de 1817 en ese mismo lugar –dice- después sobrevino un avivamiento metodista. De modo que, Thompson intenta demostrar una relación entre la política radical como polo positivo y el avivamiento religioso, como polo negativo. Por otra parte, Hobsbawm, E. (1957)56 propone un análisis donde niega que el metodismo tuviera ni la difusión ni la fuerza que se ha supuesto, y si no se produjo revolución se debió básicamente a que la clase gobernante supo hacer las concesiones en el momento oportuno, manteniendo el dominio de la situación. Hobsbawm rechaza la “cronología” de Thompson y sostiene que hubo entre 1790 y 1840 la existencia de un ambiente revolucionario en grandes sectores del país, pero apoyándose en la tesis de Lenin, esto no era suficiente porque no había en país dirigentes para conducirla. Respecto de la tesis de Halévy, manejando cifras del Censo de 1851, trata de demostrar que el metodismo era más bien débil en distritos mineros y que –dice- alrededor de 150.000 personas pudiera influenciar en una población de 10 millones de ingleses y galeses en 1811.

De la familia Wesley-Annesley a Oxford El hogar de la familia Wesley-Annesley estuvo radicado en Epworth, Lincolnshire (aprox. 340km al norte de Londres), en medio de una pequeña población rural, rodeada de esteros que en temporadas de lluvias la aislaba del resto del reino. Gattinoni, Carlos T. (1982) escribe de manera concisa pero muy clara las características sobresalientes de la familia de Samuel Wesley y Susana Annesley, donde nacieron Juan (17 de junio de 1703)57 y Carlos Wesley (18 de diciembre de 1707)58, bajo estos términos: “El hogar, donde nacieron entre 1690 y 1710, diecinueve criaturas (aunque muchas de ellas no pudieron sobrevivir a la primera infancia) puede describirse como cristiano, pietista, puritano y severo”59 Hay que consignar también, que tanto la familia paterna como la materna, tenía entre sus filas antecedentes de clérigos no conformistas, y es recién con Samuel Wesley -el padre de Juan y Carlos- quien ingresa a la Iglesia oficial de Inglaterra. Siendo ministro de la Iglesia de Inglaterra le tocó servir como capellán en un buque de guerra, después fue enviado a una Parroquia en Londres -donde se casa con Susana- luego pasa a la parroquia de South Ormsby y por último en 1697 es enviado a la Rectoría de Epworth hasta su muerte en 1735. Susana Annesley tuvo un destacado e inusual impacto en la formación y educación de sus hijos e hijas (a quienes no las dejaba coser antes de saber leer). La atención individualizada de cada uno de los hijos que requería de organización y planificación, se transmitirá luego casi inconsciente como parte de la tradición metodista. Como quedó registrado en la historia familiar, Susana era una mujer de carácter y capacidad de liderazgo, que llegaron a generar más de una situación de tensión con su esposo Samuel, como por ejemplo, tener pensamiento político diferente por la predilección de los 55

Notación más moderna Pentrich, una pequeña aldea en Derbyshire donde se dio una revuelta que culminó con la muerte de tres de sus líderes. 56 Hobsbawm, E. (195) “Methodism and the threat of the revolution in Britain”, History Today, N°7, Este artículo fue agregado posteriormente en su obra “Labouring Men: Studies in the history of labour” (1968), Weidenfield and Nicolson, Londres. 57 Esto según el Calendario Juliano. Inglaterra adopta el Calendario Gregoriano en 1752, por lo que correspondería la fecha del 28 de junio .del calendario vigente. (Para convertir sumar 11 días) 58 Considerar comentario anterior. 59 Gattinoni, Carlos T. (1982) “Principios del Movimiento Metodista” Ed. Servir, Buenos Aires

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ocupantes al trono, o llevar adelante reuniones de oración en la cocina de su casa, cosa que la ley no permitía. En 1714, con solo 11 años Juan deja el hogar, y es enviado a Londres para estudiar como alumno interno en el Colegio de Charterhouse. Permanecerá hasta 1719. El año siguiente ingresa en el College de Christ Churh60 en Oxford una de las más afamadas ya aristocráticas universidades inglesas –como lo habían hecho sus antepasados y su hermano mayor Samuel (1690-1739), ministro también de la Iglesia de Inglaterra. Luego se seguirá su hermano Carlos. La familia Wesley-Annesley no contaba con medios para tan gran empresa, pero el Señor le proveyó ayuda a través del Duque de Buckingham. En Oxford no solo tuvo oportunidad de relacionarse con la rica tradición de la filosofía y literatura, sino también con los clásicos de la espiritualidad como La Imitación de Cristo de Thomas Kempis, Vida Santa y Muerte Santa de Jeremy Taylor, y Un serio llamado a una devota vida Santa de William Law, con este último tuvieron una especial relación los dos hermanos Wesley, visitándolo con cierta asiduidad.61 A Juan Wesley sus estudios en Oxford le permitieron obtener primero el título de Bachiller en Artes (BA) en 1724 y posteriormente la Maestría en Artes (MA) en 1727. A pesar de que Juan Wesley tenía cierta predilección por la vida académica, su madre, para algunos autores, y para otros, su padre lo instaron a que siguiera el ministerio. Esta tensión quedará viva por algún tiempo, como veremos más adelante. Resulta difícil indicar el momento preciso del surgimiento del movimiento metodista, el mismo Juan Wesley lo reconoció cuando escribió “No es fácil reconocer los varios relatos del pueblo llamado metodista, algunos van tan lejos de la realidad como de ese caballero irlandés que dijo: ¡Metodistas! Ah, esos que por toda religión usan largas barbas”.62 Heitzenrater, Richard (2001)63 comenta que cuando Juan Wesley escribió en 1781 Ecclesiastical History, proveyó tres momentos: Oxford, Georgia y Londres. De cualquier modo, y sin querer entrar en discusión sobre este punto, mi parecer es que existe entre lo que podríamos llamar el proto-metodismo y el movimiento metodista una línea sin solución de continuidad. Pero una cosa es el Club Santo y otra muy distinta es ya la organización de las Clases. El metodismo en Oxford (Marzo 1726-Octubre 1735) Juan Wesley con su BA terminado comenzó a preparase para su ordenación primero como como diácono (1725) y luego como presbítero (1728) de la Iglesia de Inglaterra ya con su MA, exámenes que tiene que dar frente a un Obispo. Los estudios para el ministerio lo llevaron descubrir el camino de la santidad, con las lecturas de Kempis, Taylor y Law, eligiendo la vía media entre el catolicismo y el protestantismo radical, a fin de “guiar a la gente a una verdadera esperanza y caridad”, en palabras del mismo Juan Wesley. Después de su ordenación como diácono, en 1726 es nombrado “Fellow” 64 en el Lincoln College de Oxford, para gran alegría de su padre. En este mismo año llegará Carlos a Oxford para iniciar sus estudios. En 1727 Juan Wesley, sin haber sido ordenado todavía

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Fundado en 1536. Juan Wesley, no acompañó la última etapa de marcado misticismo de Law 62 Wesley, Juan (1996) “A Short History of Methodism”, Obras, Tomo V, Providence House Publisher, Tennessee. 63 Heitzenrater, Richard (2001) “Wesley y el pueblo llamado metodista”, Abingdon Press, Nashville. 64 Para ejercer la tutoría sobre otros estudiantes. Los tutores o “fellows” eran siempre ministros ordenados.. 61

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presbítero (sacerdote) decide aceptar una invitación como asistente de párroco en Epworth y Wroot. Esto le implica salir de Oxford por un tiempo. Su hermano Carlos inicia una serie de reuniones irregulares al comienzo, con compañeros del College, en una búsqueda para profundizar el estudio erudito y religioso, para pasar luego a asistir juntos regularmente cada semana a la Iglesia. Es el comienzo del Club Santo.65 El día de su cumpleaños de 1729, vuelve Juan Wesley a Oxford, llamado por sus deberes tutoriales, y fascinado por las actividades de su hermano se incorpora al grupo. Para mediados de 1730, el Club Santo estaba consolidado y por iniciativa de Guillermo Morgan, comienzan a visitar a los presos. Morgan tenía una experiencia anterior ayudando a niños huérfanos, cuidando de pobres y ancianos y visitando a los presos. No pasó mucho tiempo que estos proto-metodistas o metodistas dedicaran muchas horas semanales a los pobres y necesitados en el pueblo.66 En 1732 se produce un hecho crucial que hará que Juan y Carlos Wesley queden como los principales dirigentes del Club Santo. Morgan enfermo y debilitado vuelve a Irlanda, Kirkham y Boyce dejan Oxford y Haward terminó dejando el grupo. Al mismo tiempo que esto sucedía se conecta con John Clayton, hijo de un vendedor de libros, que tenía una pequeña sociedad religiosa en el College de Brasenose. Clayton relacionó a Juan Wesley con nuevas personas y asociaciones67 a la vez que trajo importantes cambios en Oxford68. Entre 1733 y 1735 se incorporan Benjamín Ingham y Jorge Whitefield al tiempo que ya funcionaban regularmente sociedades en ocho Colegios Universitarios: Christ Church, Lincoln, Queen, Brassenose, Pembroke, Merton, Magdalen y Exeter. Las sociedades religiosas crecían en complejidad y diversidad, lo cual requirió de cierta estructura y organización. Surge en este tiempo, las expresiones “metodistas” y “nuevo metodista”69, para caracterizar a los miembros de la Sociedad de Oxford. A fines del 1734, su padre enfermo y previendo el futuro, le escribe a Juan Wesley pidiéndole que se haga cargo de la Rectoría de Epworth. Su hermano Samuel, desde Londres donde pastoreaba una Parroquia, le había escrito en el mismo sentido que su padre, exhortándolo a cumplir con la obligación de su ordenación. Él explica sus razones en veinticuatro párrafos numerados70 de porqué debe permanecer en Oxford, resumidamente porque era “el mejor lugar bajo el cielo para promover su santidad y la de los otros”. Pero tras la muerte de su padre, en abril de 1735, la situación lo obliga transitoriamente cambiar de planes y pasar algún tiempo en Epworth.

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Los primeros cuatro miembros fueron: Carlos Wesley, Juan Griffith, Guillermo Morgan y Juan Gambolds. Después se agregaron: Juan Wesley, Santiago Harvey, Benjamín Ingham, Jorge Whitefield, Juan Clayton, Juan Whitecomb y Wesley Hall. 66 El Club Santo, fue una designación ciertamente peyorativa, seguida por otras como Club Divino, Polillas Bíblicas y Hombres Supererogatorios. 67 El grupo de “no-juramentados” de Mancheters, es decir, quienes no prestaron el juramento de lealtad canónica, entre ellos el poeta John Byrom. También lo relacionó con un grupo de publicistas en Londres y Oxford. 68 Mayor disciplina: los ayunos hasta las 15.00 los miércoles y viernes, y obras de piedad y misericordia. 69 Puede rastrearse hasta la medicina griega en Roma con Asclepíades de Prusa (124-50 aC) conocida como la escuela metodista, pero la expresión peyorativa “nuevo metodista” viene del 1670 con la disputa entre los calvinistas ortodoxos y los seguidores de Arminio, que por sus “nuevos métodos” de hacer teología, fueron llamados “nuevos metodistas”, y que ahora se aplicaba a los del Club Santo, no sin cierto fastidio por parte de Wesley. En 1732 en una carta de Clayton a Juan Wesley le escribía: “Ahora que usted no está, hemos perdido una buena parte de la honorable apelación de ‘metodistas’”. 70 Así era Juan Wesley, de explicitar las cosas detalladas y lógicamente, aún en una correspondencia familiar.

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El metodismo en Georgia (Octubre 1735-Diciembre1737) Mientras está en Londres haciendo los arreglos para la publicación de un libro de su padre sobre Job, recibe una nota para ponerse en contacto con Dr. John Burton, tutor de uno de los “Colleges” de Oxford. El motivo, una invitación a él y sus amigos para acompañar al General Oglethorpe como pastor en la Colonia71 radicada en Georgia, América. Para tomar la decisión -que en cierto modo era una aventura- hizo varias consultas, pero la decisiva fue la de su madre, quien lo insta a viajar. Lo hicieron junto a Juan Wesley, su hermano Carlos72, y sus muy jóvenes amigos Benjamín Ingham (22 años) y Carlos Delamotte (21 años). Zarparon en el Simmond en octubre de 1735, en la embarcación iban ochenta ingleses y veintiséis moravos de la Colectividad de los Hermanos. Los cuatro jóvenes oxfordianos llevaron consigo en el barco el espíritu y las prácticas del Club Santo. Este período está lleno de situaciones y anécdotas, pero lo esencial que quisiéramos destacar son dos cosas: a) el “descubrimiento” de la comunidad de los moravos, y b) el trabajo pastoral y misionero. Agregaría para comprender, el objetivo de Juan Wesley para aceptar el viaje: “Mi propósito principal al cual se subordinan todos los demás es la esperanza de salvar mi propia alma”.73 Pero su paso por las Colonias fue para Juan Wesley una experiencia amarga y fallida, en muchos sentidos. Llegó a escribir tiempo después: “Fui a América a convertir a los indígenas. Pero, ay, ¿quién me convertirá a mí? ¿Quién, quién me librará de este corazón perverso e incrédulo? Tengo una religión de verano. Puedo hablar bien, y hasta creer, mientras no hay peligro cerca; más que la muerte me mire a la cara, entonces mi espíritu se perturba. Tampoco puedo decir, «porque para mi el vivir es Cristo, y el morir es ganancia» 74 Una lucha espiritual como la de Jacob esperando recibir la bendición y la gracia de Dios. Ya a bordo del Simmnod le impresionó el hecho que los moravos aceptaran hacer las tareas más desagradables, al tiempo que se reunían por la tarde para cantar. Su deseo de participar en las reuniones de canto, hizo que estudiará alemán, y esto le permitió tener mayor contacto con el grupo. Ya en tierra traba relación con Augusto Spangenberg, un líder moravo quien le explicaría las diferencias de los pietistas alemanes residentes en Georgia75. Una de las tareas de Juan Wesley fue vincular a las dos comunidades, no siempre con aciertos. Pero su contacto dejó una impronta en su vida y el metodismo posterior. Juan estaba al frente de la Parroquia de Savannah dedicando tiempo al cuidado personal de los miembros de la comunidad, la predicación, las reuniones de oración y el cántico de himnos.76 La población de colonos era de aproximadamente 700 personas, la mayoría ex presidiarios. En su tarea misionera trató de contactarse con la población nativa de Savannah, en la persona de Tomochichi, jefe de la comunidad “Greeks”. A pesar de algún encuentro, la actividad misionera no concluyó como se espera, debido –en parte- a promesas no cumplidas por los ingleses con la población originaria. Carlos Wesley al parecer no pudo aceptar la conducta de la gente de Frederica que actuaban como mercenarios de los indios y renunció como como secretario el Gral. 71

El Gral. Jacobo Oglethorpe había fundado en 1733 las Colonias de Savannah y Frederica, en el Sur de Carolina y la llamó Georgia, en homenaje al Rey “George II”. 72 Para estos menesteres Carlos Wesley fue ordenado diácono en Oxford y luego presbítero en Londres en tan solo ocho días, en setiembre de 1935. 73

Carta al Rvdo. John Burton del 10 de Octubre 1735. Obras de Juan Wesley; Wesley Heritage Foundation; Henrico, USA. 74

En su Diario del 24 de diciembre 1737. En Obras de Juan Wesley, op. cit. Los establecidos en New Ebenezer, los Salzburger, eran seguidores de Spener y la Universidad de Universidad de Halle y los moravos establecidos en Savannah seguidores de Spangenberg y von Zinzendorf. 76 De hecho se publica en 1737 la “Colección de Himnos y Salmos”, primer himnario americano. 75

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Oglethorpe, porque “de continuar con esa ocupación perdería mi alma”77 y se volvió a Inglaterra antes del año de estar en la Colonia, el 3 de diciembre de 1736. A Juan le sucede algo parecido, y partió con destino a Londres el 22 de diciembre 1737, medio intempestivamente, motivado en parte, por la rigidez e inflexibilidad de Juan Wesley, por no dejar participar de la comunión a una mujer.78

El metodismo en Londres (Diciembre 1737-Febrero 1739) Cuando Juan Wesley zarpó en el Samuel desde el Deal Harbor con destino a Londres no sabía que su amigo Jorge Whitefield viajaba en el Whitaker con destino a Georgia. Atestigua Wesley en su Diario: “El día anterior el Sr. Whitefield había zarpado, pues ni él ni yo sabíamos nada uno del otro”.79 Hay un primer momento de confusión, ya que Juan Wesley no renuncia a su cargo en Savannah, hasta ya pasado un tiempo80 y luego de entregar informes a Síndicos de Georgia. Durante su ausencia en la Colonia, algunas cosas habían pasado en Oxford, Londres y otras ciudades, especialmente de parte de Jorge Whitefield quien predicaba con “un fervor triunfante” y hacia cantar salmos en alta voz en las reuniones. A la semana de su regreso a Londres se contacta con Pedro Böhler81, un ministro luterano, ordenado también por el Conde de Zinzendorf para el ministerio moravo con destino a las Colonias en América. Los cuatro meses que duró la relación la aprovechó Juan Wesley (Böhler estaba a la espera de la embarcación rumbo a Georgia) en su búsqueda espiritual como para informarse del accionar de los moravos, que tendría posterior influencia en la estructura organizacional del metodismo. Su conexión con los moravos hizo que Juan comenzara a predicar “la salvación por la sola fe”82, razón que motivó la prohibición de predicar primero en algunas iglesias de Londres y que luego se extendió a otras ciudades En mayo de 1938 se puede señalar como el comienzo de las Bandas -con ciertas normativas mínimas- Böhler invitó a varias personas que tenían “un mismo sentir y que buscaban encontrarse unos y otros” y que se conoció como la Sociedad de Fettter Lane83. De esta Sociedad participaron Juan Wesley y Jacobo Hutton. Al viajar Böhler a Georgia, Wesley quedó a cargo de Sociedad. Del mismo mes y año es la experiencia de Juan Wesley del día 24 en Sociedad de la calle Aldersgate donde sintió “arder su corazón de un modo extraño”84. El 14 junio de 1938 77 78

Gattinoni, C.T.(1982) op. Cit.

Fue una situación confusa, compleja y delicada. Por lo que sabemos Juan Wesley cortejó a una joven pero no cerrando su compromiso de casamiento con ella, termina casándose con otra persona. Tiempo después al no ser admitida en la comunión (debía anotarse el día anterior, según la costumbre), se generó un problema legal y religioso. Incluso cuando salió para Londres, tenía una orden de captura que supo sortear a tiempo. 79

24 de enero de 1738. En Obras de Wesley, op. cit. El 26 de abril de 1737. 81 Pedro Böhler fue nombrado Superintendente y elegido Obispo moravo. Tuvo gran influencia en la vida de Carlos y Juan Wesley. 82 Siguió el consejo de Bóhler. “Predica la fe hasta que la tengas y entonces la predicarás porque la tienes”. 83 A esta organización más tarde JW la llamó “el tercer surgimiento del metodismo”, aunque después debería romper con esta Sociedad en 1749. 84 Pero a pesar de esto, Juan seguía en su agónica búsqueda personal, y después de Aldersgate llegó a decir que no era cristiano. 80

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emprendió su viaje a Alemania, vía Holanda, llegando a Herrnhut diez días después. Allí traba contacto con el Conde de Zinzendorf y muchos miembros de la comunidad morava. El inquieto Juan, visita un orfanato-escuela y tomo notas de su organización, como había hecho antes con la organización de la Comunidad de Herrnhut85, dividida geográficamente en “coros” (grupos). A su vuelta a Inglaterra, Juan Wesley y a través de un autoexamen, reconoció tener cierta grado de fe lo que le proveía paz y confianza en Dios, logrando sucesivos progresos en su edificación espiritual, según deja ver en su Diario..

El avivamiento metodista (Febrero 1739-Marzo1744) Algunas cosas estaban cambiando. Jorge Whitefield, había tomado la delantera en la predicación al aire libre, y le escribe a su amigo Juan Wesley invitándolo para que hiciera lo propio en Bristol. Era algo inusual para el “pulcro y disciplinado” Juan Wesley, pero el Espíritu lo llevó a predicar por primera vez al aire libre –cosa que después repetiría innumerables veces- el domingo 1 de abril de 1739 a una multitud de entre 3,000 a 4.000 mineros del carbón86. Las sociedades de Bristol crecieron hasta que dos de ellas87 se juntaron y compraron una propiedad para las reuniones de ambas, donde Juan Wesley colaboró también financieramente. Este lugar en Bristol fue conocido como el “Nuevo Salón”. Luego vinieron las sociedades de Londres y Oxford, que si bien tenían “conexión” con Wesley y Whitefield no se identificaban como “metodistas” sino como sociedades religiosas dentro de la Iglesia de Inglaterra. Al tiempo que crecían las sociedades lo hacían también las bandas. Las bandas eran pequeños grupos homogéneos integrados por hombres, o por mujeres o por niños, más próximos al estilo de los moravos, que eran el corazón de las sociedades. En Two-Miles Hill, habilita un salón para predicación y una escuela “primaria”. En Londres una antigua fundición de cañones –La Fundición- es ahora, lugar de predicación, escuela y casa pastoral. El año ’39 fue un año bendecido y complicado para Wesley, junto al crecimiento de la obra tuvo que enfrentar disputas teológicas con los moravos y con su amigo Whitefield (que concluyó en separación en 1741), y por fin la muerte de su hermano mayor Samuel 88. En 1740 dado que la tensión con los moravos va en aumento, junto con otros dieciocho miembros Juan se retira de Sociedad Fetter Lane89 y concentra sus esfuerzos en La Fundición y en el Nuevo Salón. Surgen los “predicadores laicos” en el metodismo primitivo, “más fruto de la necesidad que del deseo”90 para ayudar a sostener las Sociedades. A la vez que Wesley perdía “clérigos aliados ganaba asistencia laica” (Heitzenrater, R.; 2001). En 1741, se agravó la disputa sobre la predestinación con Jorge Whitefield, tema con el cual Juan Wesley veía un “peligro tanto doctrinal como práctico”. Una “carta” publicada por 85

A pesar de su excelente relación con los moravos, no le fue permitido participar de la comunión por considerarlo un homo perturbatis, 86 Después vinieron: Kingwood, Rose Green, Bath y Pensford. El número también crecía, 7,000 a 10.000 personas dispuestas a escucharle. 87 Las sociedades de Nicholas Street y Baldwin Street, a la que Juan Wesley llamó “la Sociedad Unidad”. 88 Samuel Wesley Jr. murió el 6 de noviembre de 1739. Fue sepultado en Tiverton, Devonshire. 89 En su Diario del 20 de julio de 1740 deja expresado los motivos por los cuales se retiraba de la Sociedad. 90 Tomás Maxfield, incomodó primero a Wesley por haber predicado sin permiso, pero luego cambió su parecer al oír su predicación en La Fundición. Otros predicadores de los primeros tiempos fueron Tomás Richards y Tomás Westall, a quien Juan los llamó “hijos en el evangelio”.

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Whitefield y las respuestas de Wesley sellaron la división 91. Existió un encuentro (o desencuentro, según como se lo mire) en Gray´s Inn entre Juan Wesley y el Conde de Zinzendorf por la “cuestión morava”92. Fue también el año de la visita de Juan a Gales. El 15 de febrero de 1742 se reúnen un grupo de líderes de Bristol a fin de buscar recursos para pagar la deuda del Nuevo Salón. A consecuencia de esto surgen “las clases”, grupo de doce personas con proximidad barrial a cargo de un “líder”, quienes ofrendaban doce centavos semanales. Cada líder entregaba la contribución semanal a los mayordomos.93 La organización en clases fue adoptada después también en Londres, y Juan Wesley percibió rápidamente cómo los líderes –por él designados- cumplían funciones de guía y apoyo espiritual. Para ese entonces la Sociedad de Londres tenía ya 1.000 miembros. Las clases fueron diferentes a las bandas, ya que tenían más miembros, estaban orientadas geográficamente y no estaban separadas por sexo. La expansión del movimiento metodista tuvo una serie de conflictos internos y externos, que llegaron a ponerlo en jaque, con agresiones físicas para los hermanos Wesley, con apedreamiento, destrucción de locales y resistencia de la Iglesia oficial. Además de “separatistas” se les acusaba de “papistas”. Fue en ese momento crítico, marzo de 1744; donde Inglaterra esperaba ser invadida, por la Francia católica y la casa de los Estuardos que reclamaba el trono para el Príncipe Carlos; que Wesley escribió una carta al rey Jorge II, llamada: “El humilde discurso de las Sociedades en Inglaterra y Gales”, donde deja clara constancia de su pertenencia a la Iglesia de Inglaterra y que ellos “detestan y aborrecen” las doctrinas de la Iglesia de Roma y están unidos a su majestad y su ilustre casa (Heitzenrater, R. 2001). El movimiento metodista va obteniendo una identidad propia y junto con ella, una estructura organizativa que lo caracteriza. La conexionalidad94 –un tema tan caro a los metodistascomienza a hacerse más efectivo y visible con los “Circuitos”. El naciente movimiento hace énfasis en el “evangelio integral” que predica la salvación en Jesucristo, con el nuevo nacimiento y la santidad personal junto con compromiso social. Los explotados y marginados del sistema capitalista (desocupados, enfermos, ancianas y niños) son asistidos y protegidos –en la medida de sus posibilidades- por el metodismo. Al tiempo del crecimiento del trabajo espiritual y temporal del metodismo, se pone el acento en la evaluación y capacitación de los predicadores. Asimismo se pone en juego la hábil conducción de Juan Wesley, para negarse a la presión de los predicadores para administrar sacramentos y del pedido de separación de la Iglesia de Inglaterra.

El movimiento se consolida (marzo 1744-junio 1758) Juan Wesley, su hermano Carlos y los predicadores se pasaron hasta la mitad del año 1744 visitando “todos los lugares que nos fuera posible” frente al desconcierto por las “alarmas que se sucedieron casi sin interrupción de los franceses y por la otra parte de los rebeldes” 95 91

Aun así y todo, intentó en 1743 una Conferencia unificadora con los moravos y los seguidores de Whitefield. Los términos de la discusión están relatados en el Diario de Juan Wesley del 3 de setiembre de 1741. 93 Wesley, Juan (1996) “Breve historia del pueblo llamado metodista”, Obras de Wesley, Tomo V, Justo .González (ed.), Providence House Publishers. 92

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La “conexionalidad” fue llamado el “factor x metodista”, implica varias cosas: a) los ministerios se ejercen en un ámbito circuital y no localizado, b) Un modo de relacionarse “unos con otros”, c) Las decisiones se toman en el nivel más adecuado, d) El compromiso para asumir la misión y los recursos para llevarla a cabo, d) Finalmente, conexionalidad es “koinonía”.(Tomado en parte de “Discipulado y el pueblo llamado metodista”, www.methodist.org.uk) 95

Wesley, J. (1996) “Breve historia del pueblo llamado metodista”, Obras de Wesley, Tomo V, Justo González (ed.).Providence House Publishers.

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ante la inminencia de la invasión de los jacobitas96. Por esta necesidad y por la obra en sí, fue intensificada la itinerancia a la par de la conexionalidad, El 25 de junio y los cinco días subsiguientes realizó Juan Wesley una Conferencia con personas que “se inclinaban tanto a la posición morava como calvinista” donde asistieron, además de Carlos Wesley, cuatro “clérigos” y cuatro “predicadores laicos”97. Juan quería marchar hacia adelante y dejar atrás las disputas, pero era necesario tener en claro “la referencia doctrinarias y la disciplina wesleyanas”. La Conferencia se estructuró sobre la base de: “Qué enseñar, cómo enseñar y qué hacer”. Las conclusiones doctrinales, organizativas y de orden práctico que se aprobaron pueden considerarse un punto nodal para el movimiento metodista. Los temas doctrinales pueden resumirse en: 1) La justificación por la fe, 2) El arrepentimiento y las obras provienen de la fe, 3) La seguridad en la salvación recibida por todo verdadero cristiano, acepta grados de fe (dudas y temores), después del “primer gozo”, 4) El antinomianismo98 es rechazado y es definida más claramente la santidad. Desde el punto de vista disciplinario se confirmó el rol metodista como parte de la Iglesia de Inglaterra. En lo organizativo: 1) Reuniones “en las tres esquinas”, noviembre en Newcastle, febrero en Bristol, y en mayo Londres, y 2) Una Conferencia Anual. En agosto de 1745 se llevó a cabo la segunda Conferencia Anual, donde además de algunos temas administrativos se volvió sobre los temas doctrinales. El punto de un “seminario para trabajadores” fue pospuesto hasta encontrar un “tutor apropiado”. Se engrosan las “Reglas para Ayudantes” (ayudantes=predicadores locales). Consciente Wesley de la necesidad de formación y capacitación, toma cuerpo la idea de publicaciones de obras y folletos de variado tenor. Wesley escribía, “copiaba y resumía” y hacía recensiones, su formación académica le facilitaba todo. También se publicaban obras de otros autores (Jonathan Edwards, William Law, Richard Baxter, etc.) Algunos títulos: “Palabras a un borracho”, “Palabras a una Callejera”, “Palabras a un Malhechor Condenado”, “Himnos del Aposento Alto”, “Consejos al pueblo llamado metodista”, “Los principios explicados del metodismo”, “Una breve visión de las diferencias entre los Hermanos Moravos y los Rvdos. Juan y Carlos Wesley”, “Un diálogo entre un antinomianista y su amigo”, hasta…un “Tratado de Medicina Básica”, que recomendaba a los predicadores laicos llevar consigo y usar con los enfermos. La temida invasión sucedió en julio de 1745, los escoceses aliados a los franceses invaden Inglaterra, con la idea de poner en el trono al Príncipe Carlos. Esto generó tensión y preocupación en el pueblo y en el mismo Wesley. Pero fueron derrotados definitivamente por las tropas inglesas en abril de 1746.99 Mientras tanto las Conferencias Anuales seguían reuniéndose regularmente. En 1746, surgen los “Circuitos”, un total de siete de ellos, comparables a las sociedades: Londres, Bristol, Cornwall, Evesham, Yorkshire, Newcastle y Gales. Los predicadores fueron asignados en grupos de dos y tres con itinerancia mensual y luego trasladados a los otros circuitos. En 1747, se establece una sociedad en Dublín, Irlanda. Los hermanos Wesley desde los tiempos del Club Santo estaban comprometidos con un “evangelio integral” que era tan profundamente espiritual como social. La Revolución Industrial estaba haciendo estragos entre el pueblo inglés, y las necesidades de los más carecientes se multiplicaban. El metodismo se adelantó al “micro-financiamiento moderno”, 96

Los jacobitas eran los que procuraban la restauración del trono a favor de la Casa de los Estuardos. Por los “clérigos”: Meriton, Taylor, Piers y Hodges. Por los “predicadores laicos”: Richards, Maxfield, Benner y Downes. 98 Aninomianismo, literalamente “estar en contra de la ley”, posición que sostenía que el cristiano no debía obedecer la ley moral si estaba bajo la gracia, en su postura extrema tal libertad cristiana se entendía como una excusa para una conducta pecadora. 99 Más exactamente el 16 de abril de 1746 en la Batalla de Culloden. 97

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ya que con un fondo especial de £ 50 administrado por los síndicos de La Fundición de Londres, entregan préstamos de 20 chelines (£ 1) para los miembros que necesitaban dinero para “continuar sus negocios”. Los plazos de devolución de los préstamos eran de tres meses. En Londres también se agregó un Dispensario Médico, para atender las necesidades urgentes de los casos crónicos, ya que los agudos eran derivados a los médicos. El Dispensario atendía 30 casos por día. Como las necesidades eran muchas se alquilaron pequeñas casas para albergar a “ancianas, viudas y débiles” conocida como la Casa de los Pobres. La escuela de niños de Kingswood de Bristol fue reabierta en 1748 bajo nuevas reglas, para “el aprendizaje útil y el trabajo del ministerio”100. El nivel académico exigente y la disciplina (se levantaban a las 4.00 de la mañana y se acostaban a 20.00) hizo que el número de asistentes se redujera. Juan Wesley, que estaba en todos los detalles [¿cómo hacía?], “bosquejó el menú de la escuela” que incluía el ayuno del viernes hasta las 15.00 para los más saludables. Pero no todas fueron flores, cada tanto sobrevenía algún ataque, de parte de algún Obispo de la Iglesia Anglicana, de turbas orquestadas y de hasta de un fraile carmelita que lo increpó a Juan mientras predicada al aire libre vociferando. “¡Mentiras! ¡Mentiras!”. En 1748 a los siete “Circuitos” en funcionamiento, se agregaron dos más: Staffordshire y Cheshire, sumando un total de nueve. En agosto de este mismo año hay un nuevo intento de conciliar posiciones con Whitefield, a quién Selina Hasting, Condesa de Huntingdon (1707-1791) había nombrado su capellán. Pero la “Conferencia”; a la que habían asistido los hermanos Wesley, Harris101 y Whithefield; llegó a “punto muerto” y si bien la unidad fracasó, quedó a salvo la amistad. En la Conferencia de 1749, sin unidad posible con otros grupos, se puso foco en perfeccionar la conexión de las sociedades wesleyanas. Con un deslizamiento terminológico eclesiástico-organizativo, se propuso que la Sociedad de Londres fuera la “iglesia madre” de la conexión, algo así como una primus inter pares. Comienza un registro de miembros en forma escrita cada Domingo de Resurrección a cargo de un “Asistente”. El rol de Asistente había cambiado, antes denotaba a los predicadores, ahora se refería a la “cabeza de un Circuito”. Se establecieron las Reglas para los Asistentes, una de esas reglas establecía tener reuniones trimestrales con las Sociedades y preguntar “diligentemente” sobre los aspectos espirituales y temporales. Con estos cambios, los síndicos de Londres, pasaron también a centralizar los aspectos financieros de la conexión102. Asimismo se desarrolló una guía para dar más “formalidad y solemnidad” a la designación de nuevos “Ayudantes” (predicadores de la conexión)103. Wesley se interesó en preparar una serie de recursos para los predicadores sobre temas doctrinales, homiléticos y de temas generales104. En 1750, los metodistas representaban el 1% de la población inglesa, 10.000 miembros concentrados en algunas ciudades, en una población total de 10.000.000 de habitantes. A partir de 1751 se hizo más rigurosa la examinación de los predicadores en “su gracia, dones y frutos”, tarea que llevaron a cargo los hermanos Wesley, en Londres en tres 100

El nivel de excelencia puede apreciarse por las materias que se enseñaban: Lectura, Escritura, Aritmética, Francés, Latín, Griego, Hebreo, Retórica, Geografía, Cronología, Historia, Lógica, Ética, Física, Geometría, Algebra, Música. 101 De la Sociedad de Gales. 102 Mantenimiento de cada Circuito administrado localmente, más un monto extra para el “fondo común”. 103 Se requería: 1) Recomendación del Asistente del Circuito, 2) Leer y estar de acuerdo con las Minutas (doctrinales desde 1744-1747 y disciplinarias desde 1744-1748), 3) Aceptado como probando por un año, 4) Después del año a prueba, si era aceptado, era renovable anualmente. 104 El ambicioso programa que además de algunos de sus sermones, incluía la publicación de 50 volúmenes.

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oportunidades y en otras ciudades de Inglaterra. Hay que destacar que Juan y Carlos no estuvieron de acuerdo siempre en todas las cosas, el tema de los predicadores fue una más. Los predicadores sentían que Juan gobernaba “con vara de hierro”, y Carlos se hizo vocero de esas inquietudes. La tensión entre ambos se disipó sabiendo de las consecuencias de una división, en buena medida por la acción catalizadora de Perronet. En 1752 con la primera Conferencia, se organiza el metodismo en Irlanda, con seis Circuitos, recibe a nuevos predicadores y se establecen los pasos de la conexionalidad para asegurar tanto los contenidos doctrinales como disciplinarios. En 1753 la salud de Juan Wesley se resintió y enfermó de “consunción”105 y se retiró al campo varias semanas para recuperarse. Tan mal debió sentirse que escribió su “epitafio”. Pero la enfermedad fue ocasión para escribir Notas Explicativas sobre Nuevo Testamento, cosa que ya venía haciendo sobre otros temas106. En la Conferencia de 1755 en Leeds se trató “¿Debemos separarnos de la Iglesia de Inglaterra?” Esto arrastraba una sorda discusión entre Carlos y Juan acerca de los predicadores y si éstos podían administrar la santa cena107. En esta Conferencia se respondieron todas las preguntas –como eran costumbre en las Minutasresolviendo que no se separarían de la Iglesia de Inglaterra y en la siguiente Conferencia de 1756 se volvió a confirmar a través de “un pacto” (documento firmado). Gran parte de los esfuerzos de los años siguientes fue consolidar la unidad y la conexionalidad a través de los predicadores y con los síndicos (administradores).

La Madurez del Movimiento Metodista (junio 1758-agosto 1775) El 21 de junio se lleva a cabo la Conferencia en Limerick, Irlanda, como escribe Juan Wesley en su Diario “nuestra pequeña conferencia comenzó con catorce predicadores presentes”108. Sigue el foco en la evaluación de predicadores. Este mismo año publica “Preservación contra nociones religiosas sin resolver” como el misticismo, el antinomianismo, el tratamiento del tema del bautismo y “¿debemos separarnos?”. La resolución de no separarse de la Iglesia de Inglaterra hizo a Juan Wesley reforzar el vínculo con los “clérigos evangélicos” que “predicaban la verdad”. Juan Fletcher que trabajaba muy cercano a Wesley articuló la “Sociedad de Ministros del Evangelio de la Iglesia de Inglaterra”. Juan buscaba que los clérigos predicaran “las tres doctrinas escriturales: el pecado original, la justificación por la fe y la santidad como consecuencia”. Tanto los “clérigos” como algunos “predicadores” tenían reparos sobre la doctrina de la santidad en términos de perfección cristiana. Wesley mientras tanto, sigue sin descanso publicando: “Sermones para Varias Ocasiones” (1759) y “Pensamientos sobre la Perfección Cristiana” (1760). “A principios del año 1760, hubo un gran despertar en la obra de Dios en Yorkshire”, escribió JW en “Breve Historia…”109. Pero ese mismo año otra vez surgió la cuestión de la administración de la santa cena por los predicadores. En Norwich, Guillermo Cudworth que era “un ministro disidente registrado” administró los sacramentos en la Sociedad del Tabernáculo. Para Carlos Wesley esto era inadmisible, ya había confrontado con Juan por el mismo tema, quien tenía una posición un poco más conciliadora. En la Conferencia de Bristol de 1760, a pesar de cierta presión de los predicadores, se volvió a confirmar a) la

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Agotamiento. JW escribió sobre la Perseverancia de la Santidad y la Predestinación. 107 Dos de ellos Carlos Perronet y Tomás Walsh ya la habían administrado la santa cena. 108 Wesley, J. (1996) “Obras de Wesley”, Tomo XII, Justo González (ed.), Providence House Publishers, Tennessee. 109 Wesley, J (1996) Ob cit 106

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oposición a la ordenación, b) la ilegalidad de la administración de los sacramentos por los predicadores y c) la pertenencia a la Iglesia de Inglaterra. La interpretación de la “perfección cristiana” fue un problema que se disparó dentro del movimiento metodistas entre 1761 y 1763. Tomás Maxfield y Jorge Bell 110, eran los que encabezan un grupo de predicadores que sostenían –llevando la doctrina al extremo- de que el cristiano perfecto era sin pecado y una vez alcanzada la perfección permanecía en ese estado, por lo cual no podían caer en tentación111. Juan Wesley tuvo que exponer el contenido doctrinal que había enseñado siempre, afirmando que la perfección cristiana era un continuo crecimiento en la gracia. Después de la Conferencia de 1763, bajo mucha tensión, obligó a Wesley a tomar medidas para examinar y “purgar” predicadores y proteger los centros metodistas de personas que contradecían las enseñanzas wesleyanas. Los “Sermones para varias ocasiones” y las “Notas Explicativas sobre el NT” se constituyeron en las “normas doctrinales” para los predicadores metodistas. Juan Wesley trató de apoyarse en los “clérigos evangélicos” con una respuesta dispar. En 1765 publicó la “Breve Historia del pueblo llamado metodista” y “Las Escrituras camino de Salvación”. En el cuarto final del siglo XVIII, los Circuitos habían crecido a 30 sumando Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda. Había más de 100 predicadores laicos examinados y confirmados por Wesley y una membresía de 20.000 miembros, creciendo a razón de 1.000 miembros por año. Otra característica del movimiento metodista fue el canto y más específicamente la himnología, para lo cual se imprimieron una variedad interesante de distintas colecciones de himnos junto con recomendaciones para su uso congregacional. Los aportes de Carlos en este sentido deben destacarse, quién se dice compuso más de 6.000 himnos, algunos de los cuales han llegado hasta nosotros112. El crecimiento de obra hizo que se nombrara un Mayordomo General, que se separara un Fondo para Predicadores, y también se instituyó una “pensión” para los predicadores jubilados o sus viudas. Muchos de los predicadores locales tenían una dedicación parcial. Tres mujeres, Sara Crosby, Gracia Walton y María Bosanquet113 pueden considerarse las primeras “predicadoras locales”, a la cuales JW recomendó un distinto proceder para evitar nuevos conflictos114 y un llamado extraordinario para hacerlo. De hecho ya se había distinguido, para los hombres, el rol de predicador y el de exhortador115. En la medida que avanzaba su edad, Juan Wesley entró a pensar en cómo debía organizarse el metodismo después de su muerte. En la Conferencia de Leeds, en agosto de 1769, leyó un documento en este sentido que había acordado con su hermano. Él que pensaba en su muerte, tuvo que dar el 17 de noviembre de 1770 el sermón fúnebre para su amigo y oponente Jorge Whitefield en el Tabernáculo, cerca de Moorfields.

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Bell llegó a predicar que el 28 de febrero 1763, sería el “fin del mundo”. Ese mismo día JW predicó en Spitalfields “para demostrar lo absurdo de tal suposición” (ver “Breve Historia del Pueblo llamado metodista”) 111 A ello sumaban la sanación y el hablar en lenguas. Debe aclararse que JW no estaba en contra de la sanación por medio de la oración, tal como consta en la “Breve Historia..” al comentar el caso de Mary Special: “Aquí tenemos un hecho claro. (1) Ella estaba enferma. (2) Ahora está bien. (3) Se recuperó en un momento. ¿Cuál de estos hechos pueden negarse” 112 Solo para recordar algunos:” Mil voces para celebrar”, “Cariñoso Salvador”, “Oíd un son en alta esfera”. 113 Esposa de Juan Flecher. 114 JW “Ore en privado o en público, haga breve exhortaciones, manténgase tan alejada como pueda de lo que se llama predicación…”(Heitzenrater, R,. 2001, Op cit) 115 En “vieja” Disciplina de la Iglesia Metodista que rigió entre nosotros hasta 1969, estaban reglamentados estos dos ministerios laicos.

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Una nueva responsabilidad cayó en sus manos, después de la muerte de Whitefield. Este último le había requerido tres años antes de morir, el envío de predicadores para América. Estaban en Nueva York Felipe Embury y su prima Bárbara Heck una especie de avanzada wesleyana, quienes le pedían asistencia legal y financiera para la construcción en la Calle Juan, al tiempo que le pedían un predicador con experiencia. En 1769 viajan los predicadores Ricardo Boardman a Nueva York y José Pilmore a Philadelphia, junto con £400 para la Calle Juan116. Había otros predicadores metodistas que viajaron por su cuenta a América, pero quizá el más pintoresco de ellos era el Capitán Tomás Webb117. En 1771 fueron enviados por Wesley, Ricardo Wrigth y Francisco Asbury. En 1773 viaja como Asistente General de Juan Wesley, Tomás Rankin, para poner orden en asuntos de doctrina y disciplina. Rankin celebra la primera Conferencia de predicadores metodistas en América. En 1773 el Parlamento inglés aprobó una ley (Tea Act) que permitía a la Cía. Británica de las Indias Orientales ingresar té en las Colonias sin pagar impuestos. Consecuencia de ello, fue la protesta de los colonos arrojando el té al mar (Boston Tea Party). El Rey Jorge III ordena cerrar el Puerto de Boston exigiendo el pago de la mercadería. En setiembre de 1774 las Trece Colonias se reunieron y organizaron el Primer Congreso Continental de Derechos que en su decisión más importante prohibir el comercio con Gran Bretaña y quedar a la espera de una posible reunión colonial. Frente a esto Juan Wesley aconsejó a los predicadores actuar con cautela y no tomar partido. Mientras tanto en Inglaterra entre las Conferencias de 1773 y 1774, Juan Wesley usa toda su autoridad y un poco más, para que los predicadores firmen un pacto sobre asuntos de doctrina y disciplina. Van decayendo sus fuerzas y enferma, según sus palabras está “más muerto que vivo”. En 1775 Juan Fletcher le propuso a Juan Wesley organizar “una Iglesia hija de nuestra santa madre” con las Sociedades metodistas inglesas. Otra propuesta en similar sentido vino de José Benson. Pero Juan Wesley a tales propuestas no las consideró oportunas considerarlas. Le había pedido a Rankin que Francisco Asbury regresara a Inglaterra. En la Conferencia de agosto de 1775, se enteró que no volvía, y no se lamentó por ello. El movimiento metodista crecía en Inglaterra y ahora también en América. Aunque consolidado el metodismo, se vio en la necesidad de sortear algunos embates del frente interno y externo. La fortaleza del avivamiento metodista (los predicadores) era también un problema latente, que se expresaba en la tensión entre el ministerio laico y el ministerio ordenado (los clérigos), que solo la férrea autoridad de Juan Wesley pudo mantener bajo control. La crítica de los sectores calvinistas volvió a arreciar y hubo que dedicar esfuerzos para mitigarla. Y si algo faltaba, la Revolución Americana se cruza en medio del metodismo. En América se organiza bajo Coke y Asbury la Iglesia Metodista Episcopal. Antes de morir Juan Wesley deja la obra en orden a través de lo que se conoció como la Escritura de Declaración. Sus últimas palabras perviven en nosotros, los metodistas, con vívida esperanza: “Lo mejor de todo es que Dios está con nosotros”.

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Este predio todavía se conserva como lugar de predicación, cerca del puerto y en medio del centro financiero. 117 Webb era capitán del ejército inglés, que a consecuencia de perder su ojo derecho en una batalla, llevaba un parche negro al estilo pirata. Además acostumbraba a predicar cruzando su sable en el púlpito.

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Conflictos y Transiciones (agosto 1775- marzo 1791) El movimiento metodista wesleyano una vez más tuvo que enfrentar a la corriente calvinista que pretendía desprestigiarlo, y por si esto fuera poco, el conflicto acaecido en las Colonias en América, obligó a Juan Wesley a fijar posición. En varias publicaciones, expresó Wesley su convicción a favor de la Corona y en contra de la independencia americana118. Con la Declaración de la Independencia del 4 de Julio 1775 en “estados libres y soberanos” los predicadores metodistas volvieron a Inglaterra en 1777, excepto Francisco Asbury quién simpatizaba con la Revolución. En Inglaterra Juan Wesley mantuvo viva su preocupación por la calificación de los predicadores, examinándolos regularmente, dando de baja a algunos y confirmando al resto. En la Conferencia de 1777 Wesley hizo por primera vez un memorial de los predicadores que el año anterior habían fallecido. Juan veía en la doctrina y prácticas calvinistas la peor amenaza para sus predicadores. Los calvinistas atacaban al metodismo a través de las Revistas “El Espiritual” y “El Evangelio”. Wesley contratacó con la “Revista Arminiana” como una tribuna desde donde defendía la redención universal. Juan Wesley, en 1777, contando ya 74 años, tuvo dos asistentes permanentes, José Bradford para acompañarlo en sus viajes y Juan Atlay para llevar “sus cuentas”. En noviembre de 1778 se inaugura la Nueva Capilla de City Road, enfrente del cementerio de Disidentes. Al lado de la Capilla, se construyó una casa para Juan Wesley. La Fundición quedó como oficina central del metodismo. El púlpito de la Nueva Capilla quedó restringido a clérigos metodistas, para disgusto de algunos predicadores. Tampoco allí se administraba la santa cena y Wesley se resistió a hacerlo ante el pedido de un grupo de predicadores. Otra situación conflictiva se produjo cuando Juan Wesley nombró un predicador en el Circuito de Bristol, y el Asistente que supervisaba el Circuito reclamó por no ser consultado. Juan Wesley recordó una de las Reglas dadas a los predicadores: ”Sobre todo, Ud. debe predicar donde yo lo nomine”, marcando su autoridad. Carlos Wesley, que nunca tuvo una buena predisposición hacia ellos, veía una conspiración sectaria de los predicadores. Todas estas situaciones tensaron la relación con los predicadores y entre los hermanos Wesley entre sí. Juan siempre trató de preservar y mantener una buena “conexión” con los predicadores y mostrarse preocupado por sus necesidades. Por ejemplo, en la Conferencia de 1778, mostró su preocupación por la salud de los predicadores, y como siempre hacia les dejó una lista de consejos. En 1779 se hizo presente nuevamente la situación en América, los predicadores metodistas del sur se reunieron en la Conferencia de Virginia, y ante la falta de clérigos resolvieron hacer un prebisterio de cuatro para ordenarse unos a otros con la finalidad de administrar los sacramentos. Asbury en el norte, había sido nombrado por los predicadores Superintendente General y en carta privada Asistente General de Wesley, en tal sentido viaja al sur y consigue suspender la decisión por un año. Esta decisión conllevaba el reconocimiento de la autoridad de Wesley y el liderazgo de Asbury en América. Juan Wesley se dedicó a conseguir ordenaciones para América de manos de algún Obispo Anglicano, pero las respuestas fueron más que hostiles. Las Conferencias anuales se hacían bajo una “Gran Minuta”, una larga lista de temas-preguntas que se consideraba años tras años; en la Conferencia de 1780 se agregaron nuevos ítems a considerar. También se evidenciaron algunos cambios estructurales, aunque Juan Wesley mantenía todo bajo su control, Cristóbal Hooper – Asistente del Circuito de Colne- fue electo para presidir algunas sesiones, y un equipo de seis personas fueron nombrados para asistir a Wesley durante la Conferencia (entre ellos 118

“Reflexiones sobre la libertad”, “Reflexiones sobre el origen del poder”, “Apacibles palabras a nuestras Colonias en América”, “Apacibles palabras a los habitantes de Inglaterra”, entre otras, para más detalles ver Obras de Wesley, Tomo VII, op cit.

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Coke y Fletcher). Frente a los cambios, Wesley dejó en claro una cosa: “Soy yo, no la Conferencia –de acuerdo a famosa Regla 12- quién designa en un lugar a los predicadores, pero lo hago en el tiempo de la Conferencia para que pueda tener el consejo de mis hermanos” En la Conferencia de 1781 se consignó un total de 44.461 miembros, con un incremento del 14,2% respecto del año anterior. El total de predicadores era de 178, manteniéndose una relación casi constante desde 1777 de 1 predicador para 250 miembros. Este mismo año escribió “Breve historia del pueblo llamado metodista” Aunque la obra crecía consistentemente año tras año, no quiere decir que lo hiciera en todos los Circuitos. Cada tanto algún Circuito presentaba alguna dificultad, ya sea financiera o de los predicadores o con el algún problema administrativo. Veamos, por ejemplo, Juan Wesley escribe en su Diario, “Tuvimos nuestra Asamblea Trimestral en Londres y me sorprendí de descubrir en la misma que nuestros ingresos todavía no cubren nuestros gastos. Estábamos de nuevo con cerca de doscientas libras de déficit “119 . Las licencias de los predicadores luego de ser examinados y la gran mayoría eran renovadas anualmente, aunque en cada Conferencia Anual Wesley hacia una “purga” por distintos motivos (doctrinales, dedicación, etc.). En el Circuito de Birstall, había cierta anormalidad respecto de la práctica wesleyana con el resto de los Circuitos, la escritura permitía a mayordomos “sacar y poner” a predicadores, algo que iba en contra de la “Regla 12”. Todos estos ejemplos pueden ser vistos, como el férreo control de Juan Wesley para mantener la identidad metodista o en una visión más amplia como el “espíritu conexional”, que fue un acción creciente y envolvente con los Predicadores, con los Asistentes en los Circuitos y con el Mayordomo General y el Fondo Común. Tomás Coke120, doctor en Leyes de Oxford y presbítero ordenado de la Iglesia de Inglaterra, estaba cada vez más próximo a Juan Wesley y con mayores responsabilidades delegadas. A Wesley le preocupaban la cantidad de “casas de predicación” diseminadas por todo el territorio inglés y en la Conferencia Anual de 1783 declaró que “la multiplicación de las casas de predicación había sido un gran mal” y se encomendó al Dr. Coke que viajara para constatar que todas estaban de acuerdo al plan de la Conferencia, es decir, con un Modelo previo aprobado Juan Wesley tenía ya 80 años, y le preocupaba el futuro conexional del movimiento ya que fuera de él no había otra figura legal. En esa misma Conferencia de 1783, Coke, y un procurador metodista Guillermo Clulow buscaron asesoramiento en un abogado llamado Juan Madocks, quién informó a la Conferencia que tal como estaban las cosas la misma no podía asumir las propiedades a nombre de Juan Wesley. Esto llevó a que Juan Wesley a preparar con la ayuda de Coke una escritura que fue registrada el 28 de febrero de 1784121 en el Tribunal Superior de la Cancillería, bajo “Escritura de Declaración y Establecimiento de la Conferencia del Pueblo llamado Metodista” y que se conoce abreviado como “Escritura de Declaración”. En la parte dispositiva, la Declaración decía que a su muerte las propiedades pasarían a sus sucesores para siempre, una lista de cien predicadores (conocidos como los “cien legales”), y que deberían en el futuro ser elegidos (para reemplazar por muerte, enfermedad, renuncia, etc., manteniendo el número de cien) como se dispone más adelante en el documento. La Escritura no sería efectiva hasta la muerte de los hermanos Wesley. Aunque siempre Wesley habló de “casas de predicación”, la Escritura utilizó la expresión “capilla”.

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Wesley, J. (1996) “Obras Completas”, op.cit, Coke era galés. 121 Otras fuentes dan la fecha del 9 de marzo de 1784 120

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La Escritura de Declaración, generó un malestar en el resto de los predicadores122. No se sabe bien en que se basó Wesley para designar a los “cien legales”, porque había personas con distinta antigüedad en la obra, dones, etc. Coke se opuso a la designación de los cien, en una copia de Escritura escribió: “No he tomado parte en la nominación ni en la omisión de ninguno de mis hermanos”. En la Conferencia de ese año la tensión se hizo notar, hubo una “Apelación” en nombre de los predicadores excluidos, algunos renunciaron. Juan Wesley prometió escribir un documento que aseguraría igual oportunidades para todos y se la confió a José Benson, para leerla en primer Conferencia después de su muerte. Mientras tanto Francisco Asbury había quedado como el único predicador metodista en América, nombrado por Wesley. La Conferencia del Sur había aceptado suspender la ordenación de presbiterios. Asbury reportó a Wesley la situación crítica de la comunidad metodista en América, donde había miles de niños sin bautizar y que los miembros hacía años que no participaban de una santa cena. Juan Wesley sabiendo que estaría tomando una decisión trascendente, comenzó a moverse en dirección a la ordenación de ministros para América. Estaba convencido que bajo una situación crítica y excepcional, un presbítero podría ordenar aunque no era su deseo quebrar el orden tradicional de la iglesia que se expresaba en la sucesión apostólica a través de los obispos, simplemente no encontró a ninguno dispuesto a hacerlo123. Venía hablando de este plan con Coke, y en la Conferencia de Leeds de agosto de 1784 eligió a dos voluntarios: Tomás Vasey y Ricardo Whatcoat para consagrarlos al ministerio en América. Los hechos se sucedieron así: el 1° de setiembre de 1784, Juan Wesley por imposición de manos junto con Tomás Coke y Jacobo Craigthon ordenaron diáconos a Vasey y Whatcoat, al día siguiente, Vasey y Whatcoat fueron ordenaron presbíteros por las mismas manos. Ese mismo día, Coke fue ordenado como Superintendente para la Iglesia en América. Y había también designado a Francisco Asbury como otro Superintendente, como lo muestra su carta a los metodistas americanos donde expresa: “Consecuentemente he nombrado al Dr. Coke y al Sr. Francisco Asbury para que sean co-Superintendentes de nuestros hermanos en América; como asimismo a Ricardo Whatcoat y a Tomás Vasey para que actúen como presbíteros entre ellos bautizando y administrando la Cena del Señor”. Coke iba con órdenes de consagrar lo más inmediatamente posible a Asbury, pero considerando el aire democrático que ahora reinaba en América y el pedido del mismo Asbury de ser elegido por los miembros de la Conferencia hizo que la misma fuera citada para el 24 de diciembre de 1784 en la Capilla de Lovely Lane en Baltimore, Maryland. Presentado el plan que traía Coke, él y Asbury son elegidos Superintendentes por los 83 predicadores presentes. Tomemos en cuenta esta diferencia sustancial, es la Conferencia por medio del voto quien elige, y lo hace por primera vez. De algún modo queda claro por lo expresado por Asbury respecto a Wesley: “unión, pero no subordinación, conexión, pero no subordinación”. Asbury hizo una de las más rápidas “carreras” eclesiásticas, el 25 de diciembre fue ordenado diácono, el día siguiente presbítero y el 27 de diciembre, Superintendente en la Capilla Barret, en Delawere124. Asimismo en esta Conferencia General se designaron 15 diáconos, de los cuales 13 de ellos fueron ordenados también presbíteros. Adoptaron el nombre de Iglesia Metodista Episcopal y la “Gran Minuta” inglesa, con adaptaciones para

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El total de predicadores laicos superaba los 200. A todos de los que consultó sobre la ordenación estaban en contra: su gabinete, Fletcher, el clérigo irlandés Craiighton. Si bien su hermano no fue consultado estaba abiertamente en contra de estas prácticas. 124 En la ordenación de Asbury, además de Coke, Whatcoat y Vasey, compartió la imposición de manos, Felipe Otterbein, superintendente de la Iglesia Alemana Reformada de Baltimore y amigo de Asbury. En 1800 Otterbein y Whatcoat fueron elegidos Obispos de la Iglesia Metodista Episcopal. 123

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América. Se definió los deberes de los predicadores, los salarios de los mismos, estableciéndose asimismo dos fondos: el sostén ministerial y el de gastos generales. En las Actas de la Conferencia Anual de 1785 de la Iglesia Metodista Episcopal en América, se lee lo siguiente “Como los traductores de nuestras versiones de la Biblia han usado la palabra inglesa “obispo” en vez de “superintendente”, sería más conveniente según las Escrituras adoptar el término obispo”.125 A Wesley no le agradó la denominación adoptada y les escribió a Asbury el 20 de setiembre de 1788, en estos términos: “¿Cómo puede usted, cómo se atreve usted, permitir que lo llamen Obispo»? ¡Me estremezco, me asusto al pensar en esto! Las personas me pueden llamar un bribón o un tonto, un truhán, un villano, y estoy contento; pero nunca con mi consentimiento me llamarán «Obispo»! ¡Por mí, por Dios, por Cristo, póngale fin a esto!”126 Los metodistas americanos tenían un resumen del Libro de Oración Común, expresamente confeccionado y adaptado por Juan Wesley para el culto dominical. Este liturgia fue seguida especialmente en las ciudades, pero fue decayendo se uso, hasta que se dejó de usar. Mientras tanto en Inglaterra, la situación de la ordenación para América hizo que Carlos Wesley mostrara su disgusto contra Juan. En 1785 se cita a una Conferencia a la cual acuden por invitación de Juan Wesley 70 predicadores, varios de los cuales no eran miembros de los “cien legales”. Wesley dejó en claro lo siguiente: “una Conferencia, mientras yo viva, es de los predicadores que yo ‘invito’ para conferenciar conmigo…Ninguna persona contenciosa se reunirá en ninguna Conferencia en el futuro…..Puede ‘disputar’ en otra parte si quiere hacerlo” 127. En esta Conferencia, ordena tres predicadores para Irlanda, Juan Pawson, Tomás Handy y José Taylor, basado en el criterio que la Iglesia de Inglaterra no tenía jurisdicción en ese territorio, y afirmó por el mismo motivo que no ordenaría a ninguna persona en Inglaterra. Carlos Wesley no asistió a la Conferencia. En la Conferencia de 1786, proveyó unos breves consejos en forma de máximas para predicadores, tales como: “Siempre inicie el culto en hora…Nunca grite…, etc.” En la Minuta de la Conferencia de 1787 se registra lo siguiente: una colecta para la Escuela Kingswood de £740. Para el Fondo de predicadores £458 y para el Fondo General £1.035. “Wesley anunció que los circuitos ingleses recibirían solo el número de predicadores que podían sostener financieramente” (Heitrenzater, R., 2001). Como Coke y Asbury, los obispos americanos, seguían manejándose “bajo” las disposiciones de las Conferencias, a Wesley no se le ocurrió mejor idea que nombrar a Ricardo Whatcoat como Superintendente General para la obra en América. Los metodistas americanos no recocieron tal designación, y quedó prácticamente cortada la relación con Wesley. El 29 de marzo de 1788 muere Carlos Wesley. Juan no puede ir al entierro, debido al parecer por una carta mal dirigida. La muerte de su hermano impacto fuertemente en Juan, un hombre con 85 años encima. En 1789 comenzó a notar la decadencia de sus ojos, ya no le era fácil leer y con cierto optimismo llegó a afirmar “ahora encuentro que estoy envejeciendo”, en 1790 logró admitir “soy un anciano decaído de los pies a la cabeza....pero puedo escribir y predicar”. A la Conferencia de 1790, llega muy debilitado, es un hombre de 87 años que tenía bajo su conexión a cerca de 300 predicadores para servir a 71.463 miembros. El 2 de marzo del año siguiente Juan Wesley muere y unas de sus últimas palabras son la expresión de la fe inconmovible en su Salvador: “Lo mejor de todo es que Dios está con nosotros”.

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Barbieri, S. U. (1958 ) “Una Extraña Estirpe de Audaces”, Ediciones “El Camino”, Buenos Aires. Wesley, J. (1996) Obras de Wesley, Cartas. Op. Cit. 127 Carta a Tomás Wride, en Heitzenrater, R. (2001) op.cit. 126

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El Metodismo después Wesley: Un breve resumen Wesley había afirmado “Soy un hombre de la Iglesia de Inglaterra, y como lo dije hace cincuenta años, así lo digo hoy, en la Iglesia viviré y moriré” y a su muerte, el metodismo debió enfrentar la realidad de continuar la obra sin su guía y dirección. Habrá que recordar que en 1707, por el Acta de Unión los reinos de Inglaterra, Gales, Escocia constituyen Reino de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Irlanda era un señorío del Rey inglés con Parlamento, Cámara de los Comunes y Cámara de Lores, quienes en 1800 por el Acta de Unión, constituyeron Reino de Gran Bretaña e Irlanda. Los “cien legales” elegidos por Wesley eran predicadores laicos ingleses, galeses, escoceses e irlandeses, porque las propiedades estaban diseminadas en los distintos reinos. El movimiento estuvo a tientas por algún tiempo, pero los “cien legales” –ahora por imperio legal en administradores de las propiedades- impidieron cualquier intento temprano de división. Pero al poco de andar se sucedieron las dificultades, hasta que alcanzó su climax en la Conferencia de 1795, lográndose un “plan de pacificación” donde entre otras cosas se aprobó permitir a los predicadores que bendigan los casamientos y administren los sacramentos, bajo determinadas condiciones. Asimismo la Conferencia retuvo el poder de nombrar predicadores y las decisiones implicaban la separación de la Iglesia de Inglaterra. Pero Alejandro Kilham, que había impulsado estas reformas, le pareció poco y buscaba una forma de organización más democrática. Expulsado de la Iglesia Metodista Wesleyana en 1796, fundó la Nueva Conexión Metodista. Siguieron otras divisiones como la Iglesia Metodista Primitiva en 1812 y los Cristianos de la Biblia en 1815. De la Nueva Conexión Metodista se separa en 1865 un grupo para formar el Ejército de Salvación. Algunas de estas corrientes se unieron en la Iglesia Metodista de Gran Bretaña. En Irlanda existía una iglesia autónoma, similar a la Iglesia de Inglaterra. Aquí también creció y se desarrolló el movimiento metodista. Recordemos que por no tener jurisdicción la Iglesia de Inglaterra, Juan Wesley había ordenado en el ministerio a Pawson, Handy y Taylor. Juan Wesley quien había presidido todas las Conferencias Anuales desde 1752 hasta 1781, luego le encargó a Tomás Coke128 que las presidiera y cuando Wesley murió, presidió todas ellas, con algunas excepciones hasta 1813, marcando su influencia en el metodismo de Irlanda. Recién en 1816 los predicadores metodistas irlandeses fueron autorizados para administrar los sacramentos y no antes de 1845 fue posible conducir y registrar los casamientos que se llevaban en las Capillas. En Estados Unidos, la Iglesia Metodista Episcopal (IME) que desde su inicio en 1784 tuvo vida propia, separada de la “conexión inglesa”, siguió creciendo. La comunidad de afroamericanos organizaron sus propias congregaciones, dando lugar a las primeras divisiones: la Iglesia Metodista Episcopal Africana (1787) y la Iglesia Metodista Episcopal Zion (1796). De la IME y debido a la esclavitud se separa la Iglesia Metodista Episcopal del Sur (1844). Otras grupos se separaron por distintas razones, entre ella la Iglesia de los Nazarenos (1895). En 1968 confluyeron la Iglesia Evangélica de los Hermanos Unidos y la Iglesia Metodista en la Iglesia Metodista Unida de Estados Unidos.

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Tomás Coke, retornó a Inglaterra en julio de 1785. Su posición en contra de la esclavitud hizo más breve de lo pensado su estadía en América, aunque volvió en ocho oportunidades más, la última en 1803.

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