Juan Tafalla, boticario navarro, 200 años después

August 22, 2017 | Autor: Carlos Adanero Oslé | Categoría: History of Science, Historia, Historia de la Ciencia, History of pharmacy, Historia De La Farmacia
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Descripción

REV. SOC. CATALANA HIST. FARM., 6 (17): 23-32 (2011). ISSN 1887-908X

JUAN TAFALLA, BOTÁNICO NAVARRO, 200 AÑOS DESPUÉS Carlos Adanero Oslé

Eduardo Estrella in memoriam “Tal vez ningún pueblo haya realizado mayores sacrificios por la ciencia que la nación española. Sus expediciones y viajes de descubrimiento se llevaron a cabo con la mayor munificencia y extensiva escala; desafortunadamente, sus resultados tuvieron poca posibilidad de ser conocidos por el mundo científico”. David Don, botánico inglés (1833) A modo de introducción Tras más de doscientos años de estancia en América, la corona española decidió realizar un viejo sueño acariciado desde los primeros años: hacer un reconocimiento exhaustivo de la naturaleza del Nuevo Continente, tanto desde el punto de vista científico como, por supuesto, desde el punto de vista económico en orden a establecer los usos que se podían otorgar a los diferentes productos de las diferentes zonas. Es por eso que los reyes ilustrados, especialmente Fernando VI y Carlos III, impulsaron durante el siglo XVIII las expediciones realizadas a diferentes regiones de América, entre ellas la realizada por Hipólito Ruiz (1754-1816), José Pavón (1754-1840) y sus colaboradores al Virreinato de Perú entre 1777 y 1788. Fruto de esta expedición es la famosa Flora Peruviana et Chilensis, publicada en tres tomos. Como es sabido, esta obra quedó incompleta y gran parte de su ingente material fue vendido a coleccionistas extranjeros o abandonada en el Jardín Botánico de Madrid. Al abandonar Ruiz y Pavón el Perú en 1788, dejaron como delegado en la zona con el objetivo de continuar su obra a Juan José Tafalla Navascués, cuya biografía y obra son menos conocidas, a pesar de que Colmeiro, por ejemplo, lo cita como discípulo de ambos1. 1) COLMEIRO, M. La botánica y los botánicos de la Península Hispano-lusitana. Estudios bibliográficos y biográficos. Madrid. Imprenta Rivadeneira. 1858. p.181.

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La importancia de este botánico y probable boticario navarro es que, de hecho, es el autor de la primera flora de un país americano, la Flora Huayaquilensis. Este hecho, prácticamente desconocido por gran parte de los amantes de la Historia de la Ciencia, merece unos comentarios, especialmente al cumplirse los doscientos años de la muerte del gran protagonista de esta hazaña silenciosa. Biografía sucinta de Juan Tafalla Juan José Francisco Esteban Tafalla y Nabasques nació en Corella (Navarra) en 1755 en una familia de boticarios. Su padre y dos de sus hermanos lo fueron. Conservamos los exámenes de boticarios de ellos tres, pero no se ha encontrado su examen, si es que lo hubo. Su padre era José Tafalla Balduz, natural de Sangüesa (Navarra) y había abierto botica en Corella (Navarra) tras aprobar su examen de boticario en 1750. Sus hermanos Ramón y Pascual también obtuvieron sus títulos de maestro boticario en los años correspondientes. En 1775 (con 20 años) Juan Tafalla se presenta como candidato a soldado en el Regimiento de Infantería “Soria” (al parecer uno de los más antiguos del mundo), al principio es rechazado, pero aparece como enrolado en el mismo en otra localidad navarra situada cerca de Pamplona, Villava, en 1776. Desde que Juan Tafalla se incorpora al Regimiento, éste tuvo acciones de guerra en Ceuta, Orán y en el sitio de Gibraltar en 1779. Vía Cádiz, el Regimiento fue trasladado a La Habana (Cuba) en 1780 y realizó acciones de guerra en Luisiana, en el Estrecho de Panamá y participó en la expedición punitiva contra los ingleses en Méjico, en la zona de Pensacola o Panzacola (como era conocida la zona por los españoles del XVIII). Vuelve a La Habana en 1781. Finalmente, en Perú participó en acciones contra sublevaciones indígenas y fue licenciado en agosto de 1784 en El Callao. Por otro lado, el superintendente de Perú, José Escobedo, recibe la indicación de aportar a Hipólito Ruiz y José Pavón, botánicos que se hallaban 24

de exploración en plena selva, «uno o dos jóvenes de las disposiciones necesarias de cuenta del Rey». En 1784 se licenciaban «dos soldados» del Regimiento Soria, «el uno Juan José Tafalla, Farmacéutico de profesión, y el otro Francisco Pulgar, que le ha hecho como dibujante, habiendo sido aquél boticario en Navarra y éste pintor en Toledo». Este es el único dato, es decir, el que él mismo adujo de su condición de boticario que poseemos. De momento, todas las investigaciones realizadas en los archivos militares (Segovia, Simancas...) han sido infructuosas. Sólo disponemos de su condición de soldado licenciado. Ambos se incorporan a la expedición de Ruiz y Pavón, que, ciertamente, no tuvo mucha fortuna, ya que en 1785 se quemó la Macora, una finca que pertenecía a la expedición en la que se conservaba una inmensa cantidad de documentación. En febrero de 1786 el buque San Pedro de Alcántara se hundió frente a las costas de Portugal. Portaba una gran cantidad de material procedente de los trabajos de esta expedición: descripciones de plantas, plantas vivas, dibujos, herbarios... Al principio, tenemos datos de que Tafalla no fue especialmente bien recibido, pues no tenía buenos conocimientos de Botánica y era “corto latino”. Este hecho puede significar que no era boticario (se enroló con menos de 25 años, no sabía botánica y no dominaba el latín), pero también puede significar que no era experto en las variedades de plantas exóticas de Sudamérica, que había sido eximido del examen de latín (cosa frecuente en Navarra, su propio padre había sido eximido por el Protomédico navarro) y se podía haber examinado con otro tribunal que no fuera navarro en sus viajes por diferentes territorios, bajo diferentes jurisdicciones. Mi opinión personal es que lo más probable, mientras no se encuentre documentación al respecto, es que aprendió ciertas operaciones básicas en su casa paterna y por eso declaró en El Callao que era farmacéutico, pero en realidad no era más que un soldado licenciado con intención de buscarse un futuro. Teniendo dos hermanos boticarios y tan lejos de casa, no es fácil imaginar este extremo. Algunos autores han sugerido que en Navarra la botánica no era considerada de importancia en el examen de boticarios. Esto está en clara contraposición con el hecho de que uno de los más brillantes boticarios dedicados a la botánica del XVIII y principios del XIX, Pedro Gregorio Echeandía, fuera de origen pamplonés y examinado y formado en Navarra, aunque desarrolló su brillantísima carrera (pero, desgraciadamente, poco agradecida) en la ciudad de Zaragoza.

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En 1807 cuando viajaba Juan Tafalla en el bergantín Nuestra Señora del Carmen de Panamá a Guayaquil, es apresado con todos sus colaboradores y materiales por la fragata británica H.M.S. Cornwallis, que se encontraba de crucero para acosar el comercio español en sus territorios americanos. Todos fueron liberados. Juan Tafalla fue, sin lugar a dudas, el más profundo explorador de la flora andina y tropical de la zona del Perú y de Ecuador. Estuvo unos 27 años en continuas expediciones a diferentes regiones de esta zona, desde 1784 hasta 1808 con períodos de descanso en diferentes ciudades. En los últimos años de su vida, calculamos que entre 1807-1808, contrajo matrimonio con doña Petronila Fuentes. No se ha encontrado ningún acta matrimonial pero si un documento en el que la viuda solicita el sueldo de su marido para ella y para su hija. Finalmente, falleció el 1 de octubre de 1811 en Lima. Obra de Juan Tafalla. Expediciones. El gran investigador de Juan Tafalla fue el doctor en Medicina don Eduardo Estrella Aguirre2 (1941-1996), natural de Quito (Ecuador). Él fue quien intuyó desde su país que toda la obra de Ruiz y de Pavón no podía ser suya y que tomaron como propia la labor del navarro y su equipo que estuvo muchos más años que ellos en las expediciones. Él mismo calcula que Tafalla y su equipo duplicaron los hallazgos del equipo de Ruiz en sus más de veinte años de expediciones a diferentes puntos del Virreinato del Perú. Las ilustraciones que remitió Juan Tafalla junto con su equipo llevan la anotación FH de Flora Huayaquilensis y FP de Flora Peruviana. Esto debía haber servido para diferenciar las remesas de Tafalla enviadas a Madrid. Hipólito Ruiz y José Pavón, ignoraron estas indicaciones y consideraron la obra de Juan Tafalla y su equipo como propia; tanto, que le citaron en sus obras de soslayo y sin otorgarle el mérito que merece. Tras la muerte de Hipólito Ruiz, especialmente por la desafortunada gestión de José Pavón, la mayoría de la parte del trabajo que llegó a España acabó en manos de botánicos extranjeros, como Don, Lambert, o Howard. El material que quedó en América se ha perdido y tan sólo nos queda un resto de notificaciones de su labor y algunos escritos y anotaciones no publicadas. El diario que sabemos que llevaba, está en paradero desconocido. 2) TAFALLA, J. Flora Huayaquilensis sive descriptiones et icones plantarum Huayaquilensium secundum systema Linnaeanum digestae. Estudio introductorio Eduardo Estrella. Madrid. ICONA. Real Jardín Botánico. 1989.

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Tafalla mandó dos especímenes nuevos que fueron bautizados con los géneros Cavanillesia y Unanuea, en honor de Cavanilles y Unanue. A Juan Tafalla ni siquiera le quedó el honor de recibir un género por parte de sus maestros. La Oficina Botánica de Madrid le dedicó el género Tafalla, que resultó ser una sinonimia de Hedyosum. Mala suerte que acompañó al navarro en su vida. Afortunadamente, otros autores dedicaron plantas a Juan Tafalla y así tenemos: Mikana tafallana, Ornithidium tafalla y Solanum tafalla. Juan Tafalla descubrió por su parte algunas especies nuevas: Talinum crenatum, Talinum paniculatum y Talinum polyandrum. De las 12 especies que describe Ruiz en su Quinología, cuatro son de Tafalla. Su formación había sido realizada según los criterios de Carlos Linneo. Sabemos que en la finca La Macora estaban inventariados los libros Philosophia botanica, Genera Plantarum y Systema Naturae. Todos ellos ardieron con la finca, pero tenemos datos que confirman que fueron repuestos posteriormente. Desde que fue reclutado por Ruiz para ayudante en la expedición, recibe una esmerada formación junto a su dibujante, Pulgar. En 1786 fue enviado a la población de La Muña, donde aprendió de un misionero diferentes técnicas de trabajo para extraer los principios activos de la quina. El Real Decreto de 17 de marzo de 1787, asegura que Tafalla iba a quedar como jefe de la expedición. Esto se hace efectivo en abril de 1788. También este RD, disponía que se creaba una cátedra para él en Lima. En junio de 1790 consta que acompañó a los componentes de la expedición Malaspina a la región de Huánuco. Juan Tafalla y su equipo, comienzan a añadir las iniciales FP (Flora Peruana) en 1793. Ya trabajan 27

como autónomos, pues desde 1788, Ruiz y Pavón han vuelto al Jardín botánico de Madrid. Pero es en 1794 cuando podemos determinar el punto de inflexión del trato de Tafalla con sus maestros. Se incorpora como aprendiz suyo Juan Agustín Manzanilla y Ruiz envía unas instrucciones desde Madrid sobre como han de ser enviados los especímenes, las semillas y los dibujos de las plantas. Durante todo este tiempo, Tafalla está mandando constantemente remesas de plantas a España, según consta en diferentes fuentes, entre ellas, el Archivo de Indias. Desde 1793 a 1795 herborizó en las montañas de Tarma. Un año antes, había sido publicado el libro Quinología. Que recogía gran parte de la obra de Ruiz y de Pavón y algunos hallazgos de Tafalla. En 1794 se publica Prodromus, segundo libro del equipo y en 1798 Systema Vegetabilium. Este mismo año de 1798 se publica el primer tomo de la Flora Peruviana et Chilensis y, en 1799, el segundo tomo. Mientras tanto, Tafalla comienza la primera de sus grandes expediciones, cuando ya lleva trece años mandando materiales a España. Se trata de la expedición a Guayaquil, ciudad situada en la Real Audiencia de Quito. Es relevante el hecho de que se incorpora un nuevo dibujante, Xavier Cortés y Alcocer. Desde 1799 Tafalla cambia la denominación de FP a FH (Flora Huayaquilensis). Este hecho es ignorado en Madrid, donde siguen almacenando todo en el mismo lugar, sin hacer caso a las indicaciones de Tafalla. Con lo que entre las láminas que hay sin publicar en el Jardín Botánico, lo que se vendió y lo que se publicó, se encuentra el material que fue distinguido por Tafalla para dos zonas diferentes y como trabajo diferente. Terminando ya su estancia en Guayaquil (1797-1803), recibió la visita de Humboldt y Bonpland, que alabaron en diferentes cartas y notas la labor rigurosa, sistemática y relevante de Tafalla y su equipo. Herborizaron juntos en la zona de Babahoyo. Lo terrible del asunto es que, al quedar la labor de Juan Tafalla sin publicar lo que ha trascendido hasta nosotros es el trabajo de Bonpland, con sus nombres y sus descripciones. Precisamente, en una zona en la que Tafalla estuvo por espacio de seis años. Con el sentimiento de inferioridad que en muchas ocasiones caracteriza a los científicos españoles, los autores suelen citar que en una carta a Cavanilles, Humboldt le dice que Tafalla es uno de los más activos expedicionarios que ha conocido. 3) MENDIBURU, M. Diccionario histórico biográfico del Perú. Imprenta Gil. Lima. 1931-1934.

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Tras esta expedición, comenzaría la última de sus grandes expediciones, la expedición a Quito y a Loja, conocida como la patria de la quina. En esta zona tuvo serios enfrentamientos con Caldas, del equipo de Celestino Mutis. Divididos en dos grupos, Tafalla con Cortés (dibujante que había sustituido a Pulgar) y Juan Manzanilla (otro miembro del equipo de Tafalla) con Rivera (su dibujante) hicieron el mayor acopio de tipos de quina de la historia, pues cada grupo recogió 16 tipos distintos, en total 32. Dentro de la serie de la Flora Huayaquilensis, ésta de las quinas es la única redactada en español, el resto se encuentra escrito en latín, como era habitual en la época. Desde Loja, Tafalla escribió una detallada nota sobre la quina, su comercialización y extracción cuyo título es: “Método de extraer y acopiar la corteza de cascarilla, que se remite todos los años al Soberano para su Real Botica de la provincia de Loxa”, fechada en noviembre de 1805. Según Mendiburu3, 5.000 descripciones de plantas peruanas, 700 dibujos y más de 50 muestras de cascarilla y un excelente herbario estaban en la Escuela de Medicina de San Fernando de Lima. Nada se ha conservado. Trabajo de Tafalla Desde 1788 el grupo de Tafalla mandó 101 envíos. 45 de Perú y 56 de la Audiencia de Quito. De las láminas, desde la número 1 a la 443 son la FP (Flora Peruana). Desde la 444 a la 754 son FH (Flora Huayaquilensis). Por problemas económicos Pavón vendió en 1813 al inglés J.F. Smith parte de la colección. En 1816 vende otra parte a Aylmer B. Lambert y en 1817 otra remesa al mismo comprador. Lambert publicó “A description of the Genus Cinchona” en 1821. Se conserva en el Museo Británico de Historia natural. Entre 1826 y 1827 Philip Barker Webb se lleva 4.994 ejemplares de los que 270 eran del equipo de Tafalla. Donó el herbario a la Universidad de Florencia, donde hoy se custodia. El resto se encuentra repartido por toda Europa y una pequeña parte quedó sin publicar en el Jardín Botánico de Madrid, hasta que en los años 8090 del siglo pasado, Eduardo Estrella vino a reivindicar la labor de este soldadobotánico navarro que trabajó desde 1784 hasta 1808 para ver su legado dilapidado. Por fortuna, la tenacidad de este estudioso nos ha podido recuperar una ínfima parte de la labor de Juan Tafalla. Pues todos los nombres, clasificaciones e indicaciones que había usado el equipo de Juan Tafalla y Juan Manzanilla fueron cambiados a su antojo por sus nuevos dueños en Madrid. 30

Gazeta de Madrid. Nº 38. Del martes 13 de mayo de 1800. Pág. 389.

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Conclusiones finales Juan Tafalla, botánico navarro y posible boticario realizó una de las aportaciones más extraordinarias de la historia del estudio de la flora de Sudamérica. Su vida profesional comienza como soldado en 1776 y continúa como botánico en Suramérica desde 1784 hasta su muerte en 1811. En lo que se refiere a su vida como botánico podemos distinguir cinco períodos: 1.2.3.4.5.-

1784-1788. Período de formación con sus maestros Ruíz y Pavón. 1788-1798. Como botánico jefe de expedición en la zona del Perú. 1798-1804. Expediciones en la zona de Guayaquil. 1804-1808. Expediciones en la zona de Quito y Loja. 1808-1811. Catedrático de Botánica en Lima. Fundación del Jardín Botánico.

Santiago Castroviejo, que fue director del Jardín Botánico de Madrid en la época en que fue publicada la Flora Huayaquilensis (año 1988, 200 años después de su composición), afirma categóricamente que muchas especies de plantas tendrían nombre de un autor español de no haber sido por la nefasta gestión de José Pavón al frente del legado de las expediciones españolas. Por desgracia, el diario que redactó durante sus expediciones permanece en lugar desconocido, como tantas otros documentos relacionadas con Tafalla. Da lástima pensar que si este gran científico hubiera nacido en otro país (y desde luego, en otro momento de la historia), es posible que su memoria hubiera sido honrada de otra manera, ya que realmente, su trabajo supuso un punto de inflexión en el estudio de la botánica americana. Hoy día no cuenta ni con el recuerdo de sus propios paisanos que desconocen su ingente e importante labor. Quizás el mejor homenaje que podemos hacer a esta figura de la botánica es recordar, como ahora hacemos en su doscientos aniversario, su vida y obra y continuar descubriendo más aspectos olvidados o desconocidos.

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