JUAN ROF CARBALLO: PIONERO DE LA NEUROCIENCIA AFECTIVA ESPAÑOLA

July 31, 2017 | Autor: J. Parra Soler | Categoría: Neurociencias
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Descripción

JUAN ROF CARBALLO: PIONERO DE LA NEUROCIENCIA AFECTIVA ESPAÑOLA

Autor: Joaquín Manuel Parra Soler Ldo. En Psicología Trabajo Final Master Neuropsicología Clínica UPO 12/14 Tutora: Paz Grau Arcís. Neuropsicóloga en el FIVAN (Fundación Instituto Valenciano de Neurorrehabilitación)

Juan Rof Carballo: pionero de la neurociencia afectiva española. Joaquín Manuel Parra Soler Universidad Pablo de Olavide

Resumen El presente trabajo pretende reivindicar la figura del doctor Juan Rof Carballo como pionero de la neurociencia afectiva española, así como recordar su importante labor clínica, docente, divulgadora y humanística. El trabajo versará sobre las tres obras mayores de Carballo: “Patología Psicosomática” (1949), “Cerebro interno y mundo emocional” (1952), y “Urdimbre afectiva y enfermedad” (1961). Donde expuso lo más importante de su investigación psicosomática y neurocientífica; así como sobre su célebre y fecundo concepto de “urdimbre afectiva” que vertebra y da sentido a toda su obra. Palabras clave: afectividad, cerebro interno, medicina dialógica, neurociencia, relación transaccional, urdimbre. Abstract The present work try to claim the figure of the doctor Juan Rof Carballo like pioneer of the spanish affective science, as well as his important clinician labour, teaching, divulged and humanistic. This work will verse about the three Mayor Work’s Carballo: “Psychosomatic medicine” (1949), “Inner brain and emotional world” (1952), “Affective warp and illness”. Where he exposed the most important of his psychosomatic and neuroscientific recherche; as well as about is famous and fertile concept called “affective warp”, that it connects and gives meaning to all his work. Keywords: affectivety, dialogic medecine, inner world, transactional relation, neuroscience, warp.

Introducción El presente trabajo pretende rendir un sincero homenaje al doctor Juan Rof Carballo, hombre de espíritu renacentista, quien siempre tuvo como centro de sus preocupaciones tanto como científico como humanista al “homo patiens” -en expresión frankliana- [1],  

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es decir, a la persona que sufre. Como veremos más abajo los intereses e inquietudes de Carballo desde su juventud son muy variados, eclécticos, que le sirvieron para tener una visión más amplia, abierta e integradora frente a modelos reduccionistas o mecanicistas sobre los complejos y dinámicos procesos de salud y enfermedad en el ser humano. Si durante estos últimos años hemos asistido a una revolución cognitiva tanto en el campo de las neurociencias como de la psicología, se ha visto que este visión de la psique humana, y de la actividad cerebral que la sustenta, es parcial e incompleta. Pues dejaba de lado algo fundamental en todo ser sintiente, sobre todo en el ser humano, como es el mundo de los afectos, que “colorea” y forma una parte fundamental de nuestra vida social, familiar o profesional. Es por ello que han surgido programas de doctorado específicos, revistas especializadas o sociedades dedicadas a las llamadas neurociencias afectivas. Es por todo ello que Rof Carballo vuelve a estar de actualidad. Sus obras mayores (durante tanto tiempo descatalogadas) han sido felizmente reeditadas por la Asociación Gallega de Psiquiatría, y hace tan solo un año se publicó una obra consagrada a la neurociencia y afectividad en Carballo [2]. Por otro lado colegas de profesión o de ciencias afines, han dedicado artículos y conferencias para recordar a las nuevas generaciones de neurólogos, psiquiatras o psicólogos el legado no solo científico sino también humanístico de Rof Carballo. Por ejemplo, el catedrático de historia de la psicología Helio Carpintero, en un artículo dedicado a la historia reciente de la neuropsicología española [3], comenta en relación con la visión holista e integral de Carballo antes los fenómenos del sanar y enfermar que “…desborda el plano de las cuestiones puramente médicas y psicológicas, para abarcar una visión psicobiológica del hombre”. Podríamos hablar también de una visión gestáltica o totalizadora del ser humano en el pensamiento rofiano sobre el ser humano, y en concreto sobre la persona que sufre. Comenta luego que “Rof ha ejercido una amplia influencia facilitando el acercamiento de las perspectivas psiconeurológicas al análisis de la existencia humana…en partícula, Rof ha creído n fecha muy temprana que el cerebro interno, o sistema límbico, daba una cierta localización a las estructuras biográficas de personalidad. . Finalmente Carpintero dedica unas palabras al concepto nuclear del pensamiento rofiano, que vertebra toda su obra en relación con el desarrollo afectivo y de la personalidad a lo largo de la ontogenia, me refiero al concepto de urdimbre. “A través de la urdimbre el niño recibe un mundo determinado por la sociedad y la historia. La , dice Rof, (Rof, 1984, p.470)”. Lluis Barraquer Bordas, amigo, y colega de Rof, le dedica un emocionado artículo publicado en la revista de neurología del año 2001[4]. En este trabajo critica Barraquer a la moderna ciencia cognitiva el que no tenga en cuenta ni la vida afectiva ni las lesiones cerebrales, recordándonos que esto mismo fue lo que hicieron los conductistas anteriormente. En este sentido comenta que “además de la esfera del conocimiento y del pensamiento, es preciso tener muy en cuenta, en una visión auténticamente humana de la Neuropsicología clínica, la esfera de los sentimientos y de las emociones y aun las pulsiones” En cuanto a las estructuras cerebrales implicadas en el mundo afectivo

 

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destaca el tálamo, el hipotálamo, y el llamado “sistema límbico” acuñado por Papez en 1937. En cuanto a los sustratos más arcaicos, primigenios responsables del mundo afectivo en el ser humano, dice Barraquer que hay que irlos a buscar en el ingenioso concepto acuñado por Carballo, conocido como la “urdimbre emocional”, tanto constitutiva, de orden como de identidad -como luego veremos con más detalle- . La cual “sugiere acuciantes preguntas sobre las redes neuronales en juego, con su sutil entramado de neurotransmisores y neuromoduladores…al servicio de las integraciones internas y de las relacionales”. Comenta Barraquer que para Rof el hemisferio derecho desempeña un papel vital en el “reencantamiento de la realidad”, -en expresión rofiana, en la capacidad para la ternura y la vibración emocional profundamente sentida, vivenciada. Comenta Barraquer que la atención y el cariño que tuvo Rof por el papel del hemisferio derecho encuentra cierto apoyo en algunas reflexiones de Oliver Sacks en su libro Con una sola pierna [5] donde comenta con énfasis que por cada trabajo que se dedica al hemisferio derecho se publican centenares consagrados al izquierdo. Este autor apuesta por una “Neurología de la identidad” (corporal) que pueda explorar y explicar, por ejemplo, el fenómeno de la anosognosia o de alienación de una extremidad corporal -como le pasó a Sacks- y poder ofrecer una aproximación a una Neurología “personal”, pues como afirma Sacks, fruto de su experiencia clínica y personal, “los niveles emergentes de concepto y conciencia siguen siendo nuestros y totalmente autorreferentes”. Jose Luis Pinillos [6] -recientemente fallecido- le dedica un cariñoso y poético articulo publicado en la prestigiosa revista Anthropos. En relación al interés de Rof por estar siempre al tanto de los avances en el mundo de la investigación y de la cultura comenta que “Rof…en lugar de echar el ancla en las quietas aguas de la nostalgia, en vez de perderse en el oleaje de la actualidad, en sus navegaciones Rof puso siempre rumbo a la innovación, es decir, se adentró deliberadamente en las corrientes secretas que llevan al país de los descubrimientos. En este sentido, Juan Rof ha sido y es como una expresión arquetípica del espíritu de la Modernidad”. Frente a toda ortodoxia, visión reduccionista o miope acerca del hombre, Carballo adopta una visión abierta, integradora y humanista. Por eso afirma Pinillos que “en otra época no muy lejana, Rof habría ido a parar a la hoguera de los fanatismos” . En cuanto a las aportaciones de Rof que han sido fructíferas para la psicología Pinillos pone como ejemplo la transferencia al ser humano del concepto etológico de , así como su fértil concepto de la “urdimbre afectiva”, o la dimensión conductual de la medicina psicosomática, de tanta importancia para el devenir y desarrollo de la psicología española. Pinillos a Rof como un hombre con una “incansable pasión de descubrir”. Lo cual no dejó de sentir y de hacer hasta bien pasados los 80 años. Por último, me gustaría señalar la importancia del concepto de urdimbre en la obra rofiana, siendo -según palabras de Mariano Yela- “la noción más conocida de Rof Carballo…su noción capital” [7], la cual hace referencia a un hecho incuestionable, a saber, que el ser humano, viene al mundo como un ser desvalido, inmaduro, prematuro y totalmente dependiente de sus progenitores. La urdimbre se forja a lo largo de nuestra infancia, constituyendo el tejido, la base nuclear de nuestra personalidad y carácter, y que va a influir de un modo notable a lo largo de la ontogenia del individuo, es decir, de su trayectoria vital o existencial. Podríamos hablar de una gestación intrauterina que continua posteriormente extraútero. Esta idea no es nueva, sino que la podemos encontrar en Tomas de Aquino, quien consideraba que la formación del niño no se acaba en el claustro materno sino que

 

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continua posteriormente a través de las relaciones paterno/materno-filiales, como en una especie de útero espiritual (“sicut sub quodam spirituali utero”. Santo Tomás, II, II. q. 10, a. 12.). Lo novedoso en Carballo ha sido que ha estudiado este hecho desde un punto de vista multidisciplinar, en la que confluyen disciplinas tales como la antropología, sociología, lingüística, genética, psicología del aprendizaje, etología, psicoanálisis, o las neurociencias. Breve reseña biográfica Juan Rof Carballo nació el 11 de junio de 1905 en la ciudad de Lugo, donde su padre ejercía de veterinario. Aprendió allí sus primeras letras, continuando su formación escolar y de bachiller en La Coruña, donde fue destinado su padre. El pequeño Rof compagina sus tareas escolares con la lectura de clásicos como La isla misteriosa de Julio Verne, Don Quijote de la Mancha de Cervantes, las aventuras de Sandokan, de Salgari, o la de uno de sus héroes favoritos infantiles, Robinson Crusoe. Esta pasión por la literatura le acompañaría toda su vida. Al padre de Rof le habría gustado que su hijo siguiera sus pasos, convirtiéndose también en veterinario, sin embargo, se cruzarían en su camino dos lecturas que marcarían su destino. Un libro de Patología General, escrito por Alcolea, y otro escrito por un amigo suyo, Téllez y Lopez, titulado Enciclopedia de cultura general. El primer libro despertó en Rof su interés por las ciencias, en particular por la biología y la medicina, mientras que el segundo, en concreto, su capitulo dedicado a la literatura y la filosofía con extractos antológicos “fueron devorados por mi cien veces” [8], comenta Rof en su autobiografía intelectual. Estudios de medicina Rof comenzó sus estudios de medicina en 1922, en Santiago de Compostela, para continuarlos posteriormente en Barcelona y Madrid donde se licenció como medico en 1929. Entre los docentes que le dejaron especial huella destacan Novoa Santos, quien junto con Marañón y Jiménez Díaz, forma parte de los grandes clínicos que, en los años 30 del pasado siglo enseñaban en la facultad de medicina de Madrid. La particular importancia de la enseñanza de Novoa Santos en Carballo radica en que en aquella época, la única psicología que podían estudiar los médicos se encontraba en su Manual de patología general, la cual -según comenta el historiador de la psicología Carpinterosupuso una revolución en su momento por el interés de la medicina por la psicología, así como por la “introducción del sujeto” en la medicina. Como comenta H. Carpintero, “esa transformación está relacionada con el desarrollo del psicoanálisis, y supone el reconocimiento de la condición personal y biográfica que tiene siempre en el hombre el hecho de enfermar (Carpintero, 2004,164) [9]. A través de Novoa -quien tiene en su obra abundantes referencias al psicoanálisis freudiano, pero visto críticamente- tiene Rof su primer contacto con el psicoanálisis. Recordemos que en 1922 empezó a publicarse la obra de Freud en España. Otro profesor que influyó en Rof fue Emilio Mira y Lopez, perteneciente a la llamada escuela catalana, considerado el introductor en los círculos médicos catalanes de la psiquiatría alemana y de las teorías psicoanalíticas, ocupando la primera cátedra de psiquiatría creada en España, en la UAB. El propio Rof destaca también en su formación intelectual la importancia de Juan Cuatrecasas, gran humanista, interesado tanto por la neurología, la biología evolucionista, la antropología como por la filosofía o la psicología.

 

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Aportó trabajos novedosos y originales sobre la ontogenia y filogenia del cerebro, la inteligencia o el lenguaje. De su etapa universitaria en Madrid destaca la amistad que tuvo con Ortega y Gasset y Zubiri, quienes influirían también en su obra médica y ensayística posterior. Durante su etapa madrileña ocurrirá un suceso qué marcará profundamente la trayectoria existencial del joven Rof, al ser diagnosticada su madre de un cáncer maligno, y de la que de forma medicamente inexplicable sobrevivió más de treinta años. Este hecho provocaría lo que Rof llama su “conversión”, pasando de un agnosticismo arraigado a una fe religiosa, que se iría consolidando e influenciando su obra poco a poco. Es por ello que la antropología rofiana se encuentra más alejada del pesimismo existencialista heideggeriano y más cerca de la actitud positiva y abierta a la trascendencia de Laín y Zubiri. Una vez terminada la carrera de medicina Rof se centró en su siguiente objetivo, el doctorado, dedicando su tesis doctoral a un tema alejado de lo que sería su obra médica posterior, como es el de la función de los ácidos grasos en el organismo, bajo la dirección de Carlos Jiménez Díaz, con quien luego colaboraría en la Institución que lleva su nombre, pero posteriormente la orientación y vocación psicosomática de Carballo provocaría un progresivo distanciamiento entre ambos. Ampliación de estudios en el extranjero Posteriormente, consigue una beca de la JAE (Junta para la Ampliación de Estudios) institución que contó con el apoyo e inspiración de nuestro premio Nobel, Santiago Ramón y Cajal, director y entusiasma defensor de la formación allende de nuestras fronteras para ampliar y mejorar las habilidades y conocimientos de nuestros mejores universitarios, contribuyendo al florecimiento cultural, artístico y científico español hasta el triste comienzo de la guerra civil, época conocida por los historiadores como la edad de plata de la cultura española-, trasladándose en primer lugar como pensionado a Viena y Colonia (curso 32/33). Debido a que la cuantía de la beca era modesta, Rof se vio en la necesidad de dar clases particulares. Y le tocó vivir en un clima de ascenso del nazismo en Alemania. En Viena recibió una excelente preparación anatomopatológica, realizando multitud de autopsias bajo la supervisión de Carl Von Sternberg. Luego en Colonia y junto a Hans Eppinger profundizaría en sus conocimientos de los ácidos grasos, tema de su tesis doctoral iniciada en Madrid bajo la dirección de Jiménez Díaz. En 1933 defiende su tesis obteniendo el grado de doctor cum laude, publicándola en 1935 con el titulo de Función de los ácidos grasos no saturados en el organismo. Después de una breve estancia en España, regresó a Berlín formándose en la prestigiosa clínica neurológica del hospital de la Charité, para luego pasar un año trabajando en la clínica neurológica de Viena, dirigida por el premio Nobel Wagner von Jauregg, coetáneo y amigo de Sigmund Freud, a pesar de las diferencias de personalidad y científicas entre ambos. El estallido de la guerra civil le pilló en Berlín, decidiendo no regresar a España y prolongar su formación clínica, primero en Copenhague junto a Mollgaard, estudiando el metabolismo del calcio y el fósforo, y los tumores cerebrales con Busch. Posteriormente se trasladaría a Paris al lado de Guillen, de quien aprendería la clínica neurológica. El último año del conflicto civil lo pasaría cerca de San Sebastián, al lado de su colega y director de tesis Jiménez Díaz. Oposiciones a cátedra Al regresar a España la ilusión de Rof era conseguir una cátedra, presentándose a las convocadas en Madrid y Cádiz para la especialidad de Patología General, sin embargo,

 

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se encontró con la incomprensión general al exponer en su memoria de cátedra las nuevas ideas de Weizsacher, considerado el fundador de la medicina antropológica alemana y europea, comentando alguno de los presentes, como señala Rof que “alguien dijo que con esas ideas yo sería una figura perniciosa para la medicina española” (Jódar, 1992, 96-97) [10] . Una vez más se cumple en el caso de Rof el dicho castellano de que nadie es profeta en su tierra. Esta situación fue conocida por uno de nuestros médicos más ilustres y prestigiosos de la época, el doctor Marañón, quien comentó en el prologo al libro de Rof Entre el silencio y la palabra que “Rof Carballo, de vivir en una organización propicia, distinta a la nuestra, oposicional y facciosa…sería desde hace años huésped de honor de la Universidad”(Marañón, 1960, 15) [11]. Alrededor de 1945 va a ocurrir un hecho que cambiará la trayectoria profesional de Rof para siempre, cuando llega a sus manos una revista dedicada a la antropología médica, tema y orientación que atraía a Rof desde su época de pensionado en Alemania, la revista era Psychosomatic Medicine. La cual, según cuenta Laín, “removió los fundamentos de sus hábitos técnicos y prácticos” (Laín Entralgo, 1993, 49) [12]. Por esta época, se interesó por la psicología social y personal, a la vez que por el análisis existencial creado por Biswanger, la antropología médica de Viktor von Weizsacher o por autores freudianos como Ballint y G. Bally o por la filosofía heideggeriana y zubiriana. Como vemos los intereses e influencias de las que se nutrió Rof fueron múltiples y eclécticas, pero todas con una conexión en común, el ser humano, en particular, la persona enferma o que sufre. Rof estaba sorprendido de observar que cuando daba a sus pacientes el tiempo necesario para exponer sus miedos, dolores o temores era evidente el estrecho vínculo entre la biografía o historia personal del paciente y su patología actual. En este sentido, comenta Rof que “la medicina psicosomática nace de la falta de prisa del médico. Es decir, de una anamnesis prolongada, hecha sin apresuramiento, llena de detalles [13]. A esta forma de explorar al paciente, de investigar de forma exhaustiva su trayectoria o historia vital, propuesto ya por Weizsacher y Siebeck, se conoce actualmente como anamnesis biográfica, fundamental para la evaluación y el diagnostico clínico. Obras mayores En 1949 publica Rof la primera de sus llamadas obras mayores en el campo de la medicina antropológica y de la investigación en neurociencia afectiva. Esta primera obra es Patología Psicosomática recibe una buena acogida por autores como Luwing Biswanger, uno de los más ilustres psiquiatras de la época, creador del análisis existencial, o de pensadores de la talla de Ortega y Gasset, quien calificó la obra de Rof como “obra catedralicia”[14]. Según el prestigioso historiador de la medicina, Laín Entralgo “con entera justicia puede afirmarse que en toda la literatura médica universal no había hasta ahora un libro digno de compararse con el de Rof en documentación bibliográfica, orden expositivo y metódica presentación de los fundamentos biológicos, psicológicos y clínicos sobre los que se apoya la visión psicosomática de la medicina”. Un año más tarde de su publicación entra Rof a trabajar junto a Gregorio Marañón en un pequeño departamento creado por el, dentro del Hospital General de Madrid. Ambos compartían el interés y la importancia dada a la historia de vida del paciente, a su biografía personal, única e intransferible asociada con su proceso patológico actual. Rof inquieto e interesado también por la orientación psicoanalítica decide formar parte del primer grupo de médicos formados en Madrid por la Sociedad Psicoanalítica Internacional. Posteriormente se alejaría de esta corriente ortodoxa, ampliando de nuevo sus horizontes clínicos y psicoterapéuticos.

 

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En 1952 publica su segunda gran obra, Cerebro interno y mundo emocional, en la que intenta sentar las bases neurocientíficas del pensamiento psicosomático. Al final del libro encontramos un capitulo de especial importancia por su referencia al llamado cerebro emocional titulado , en el que Rof enfatiza la importancia del endoencéfalo como “órgano para la relación afectiva con el mundo que nos rodea, principalmente con el mundo de nuestros semejantes”. Vemos, pues, como Carballo es consciente de la importancia para el animal social -que es el hombre- a lo largo de su ontogenia o desarrollo individual, de la relación con sus semejantes en el desarrollo de la personalidad y del carácter, así como el hecho de que desordenes o carencias afectivas pueden ser la causa de diversas patologías, como demostraría con sus trabajos con niños institucionalizados. En 1961 publica su última gran obra Urdimbre afectiva y enfermedad. Introducción a la medicina dialógica. En este libro Rof expone sus ideas nucleares acerca de un concepto fundamental para entender su antropología, psicología y aportación en el campo de la ciencia neuroafectiva, me refiero al concepto de urdimbre afectiva, autentica piedra angular de la obra rofiana. A partir de 1964 se dedica más a tareas divulgativas y ensayísticas (El hombre como encuentro (1973), Terapéutica del hombre (1986), y Los duendes del Prado (1990)), y ese mismo año recibiría el honor de ser invitado por la OMS para participar como asesor en el comité encargado de sentar las bases de los Psychosomatic disorders. Preocupado por una visión humanista, integral del hombre que sufre, crea en 1973 el Instituto de Ciencias del Hombre con el fin de incentivar, promover estudios e investigaciones teniendo siempre como referencia al homo patiens. Por último, no sería hasta 1969 que Rof obtuvo un reconocimiento institucional en España, ingresando ese año como miembro de la Academia de la Medicina, en 1984 en la Real Academia Española, y en 1991 en la Real Academia de Doctores. Su última intervención pública fue en el marco de unas jornadas sobre mente y cerebro organizadas por la Fundación BBVA, donde también asistieron como ponentes sus amigos y colegas Laín Entralgo, Pinillos y Yela.

La emoción en Rof Carballo Introducción Se considera como el primer estudio científico sobre las emociones el llevado a cabo por Charles Darwin en su obra La expresión de las emociones en el hombre y los animales, luego vendrían los trabajos de autores como Lange-James con su teoría somática de las emociones (que sería posteriormente retomada por Damasio con su “marcador somático” de las emociones) [15]. Son muchos los autores que se han interesado en estudiar las emociones y sus correlatos neurales o somáticos. Tanto desde la neurociencia como desde la psicología. Además de los comentados antes, podemos citar la teoría talámica de la emoción defendida por Cannon y Bard; la teoría rinencefálica o cingular de la emoción defendida por Papez que postula la preeminencia de esta estructura en la construcción neurológica de la personalidad; la teoría frontal de Calkin, que enfatiza la importancia del córtex frontal a la hora de experimentar placer o displacer; la teoría del encuentro de Meyer, en relación con las supuestos encuentros o desencuentros de la actividad nerviosa superior, siendo la responsable de las sensaciones de agrado o desagrado.

 

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Entre las teorías psicológicas tenemos al francés Pierre Janet, quien consideraba a las emociones anómalas o traumáticas como las causantes de los trastornos histéricos o de disociación de la consciencia; los psicólogos gestálticos, para quienes la emoción es la consecuencia de una determinada estructura o configuración del sistema nervioso. Pero vayámonos atrás en el tiempo, en 1951 el neurólogo Stanley Cobb en un symposium americano -considerado como histórico- afirmaba que “el estudio de las emociones constituye ahora una legítima ocupación del médico, asociándose en ella, con la medicina clínica, la anatomía y la fisiología del arquicórtex, del hipotálamo, del SNA y de las glándulas endocrinas”, sin embargo, esto es algo que ya propuso Rof dos años antes en su primera gran obra, Patología Psicosomática, en concreto en su capitulo Bases neurológicas de la personalidad, donde se anticipa a Cobb y enfatiza la importancia de tener en cuenta el mundo afectivo del paciente, su historia de vida, para explicar su patología actual, siendo hasta entonces la primera exposición sistemática sobre las emociones a nivel mundial. Sin embargo, no se encontró con el apoyo o reconocimiento de sus colegas sino todo lo contrario, con el rechazo y la incomprensión de la mayoría de los médicos y clínicos de su tiempo (con la excepción de Marañón o Laín Entralgo, quienes lo apoyaron, o pensadores como Ortega y Gasset y Zubiri), los cuales minusvaloraban la clínica psicosomática, no considerándola como una ciencia seria a tener en cuenta. Nos encontramos, una vez más, con el papel de los prejuicios, que también existen en el mundo de la ciencia, como en cualquier otra actividad humana. Rof le da mucha importancia al papel de las emociones en el devenir de cualquier persona o paciente. No lo considera como algo secundario sino todo lo contrario, opina que “la emoción no es un epifenómeno, algo accesorio y que viene desde el exterior, sino una realidad biológica que desde lo más primario y básico del organismo hasta lo que en él hay de más elevado y egregio, nos revela el constante actuar de fuerzas y tensiones a las que la vida misma debe su origen y a las que debe su origen también cuanta posibilidad de grandeza late en el hombre”. Nos recuerda Rof la importancia del rinencéfalo en el mundo de las emociones, responsable de dos tareas claves. Po un lado, recibir las aferencias procedentes de todas las vísceras (por eso fue llamado por Mc Lean como “cerebro visceral”); y por otro participar en la expresión emotiva o afectiva del sujeto. El prefiere usar la expresión de “cerebro interno” (Innere Gehirn), en recuerdo del ilustre neurólogo y psiquiatra alemán Karl Kleist [16]. Para el cual, el llamado cerebro interno está formado por un conjunto de estructuras, situadas, sobre todo, en la cara mesial del cerebro, que incluyen el cíngulo, el hipocampo y formaciones anejas (circunvolución dentada y amígdala), los lóbulos olfatorios y la ínsula. Según cuenta Rof, “fue quien primero se dio cuenta de su importancia en la estructura de la personalidad humana…al estudiar los trastornos psíquicos que se observan en los traumatismos y neoformacionnes del lóbulo frontal…localizando en este cerebro interno las que llama funciones del yo” [17] . Hay que aclarar que Kleist se refiere al yo o imagen corporal, siendo en la circunvolución del cíngulo donde la sitúa. E insiste en que es en el cerebro interno donde tiene lugar la integración del mundo externo e interno. Idea que coincide con la visión de Rof del córtex límbico, al que ve como una unidad funcional integradora tanto de la vida instintiva como afectiva y relacional o social. Los trabajos e investigaciones de Kleist convergen con los de Mc Lean y Papez, quienes destacan el papel del hipocampo como estructura clave para la explicación

 

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neurológica de la emoción. La región hipocámpica no tiene solo un papel de córtex afectoceptor -circunvolución hipocámpica- (estímulos olfatorios, táctiles, visuales y viscerales) sino también de córtex efectoceptor -hipocampo- , es decir, ambas zonas estarían relacionadas con el córtex sensomotor. Y en relación con la amígdala, Carballo, al igual que Mc Lean, la relaciona con los sistemas de activación del miedo, como demuestran estudios recientes (Aguado, 2002; Paton, et al., 2006) [18-19]. Como observó Rof, si se estimula la cara mesial del córtex temporal, surgen en el sujeto evocaciones oníricas de gran realismo y que le provocan un fuerte impacto emocional. En relación con el cíngulo, situado sobre el cuerpo calloso, forma junto al córtex orbitario, la ínsula y el uncus, un conjunto de estructuras pericallosas con importantes conexiones entre ellas, las cuales se ha visto a nivel clínico y experimental que influyen sobre la personalidad sujeto de estudio. El córtex cingular anterior (área 24 de Broadmann) seria responsable de la unidad entre la imagen exterior e interior del sujeto, con el mismo significado que el “yo corporal” de Kleist. Carballo relaciona el circuito que se establece a través del fórnix con áreas asociadas a la memoria (córtex temporal), responsable de evocar la propia historia personal y su reconocimiento como persona, con su mismidad o sí mismo. En relación con la corteza cerebral enfatiza su importancia, al considerarla clave en los “aspectos afectivos” de la emoción, insistiendo en la estrecha comunicación existente entre el córtex y las estructuras más antiguas del encéfalo, especialmente límbicas. ¿Las emociones tienen algún sentido? Según Rof la emoción siempre tiene un sentido, que es “servir a la conducta total del individuo” [20]. Carballo le da a la emoción no solo un sentido biológico (actividad neurovegetativa, homeostática o sincrónica y homeorrética o diacrónica), sino también comunicativo y relacional. Para explicarlo Rof toma como punto de referencia la vida emocional del niño, quien para sobrevivir no solo necesita de sus funciones neurovegetativas sino también del vinculo afectivo con sus padres, para poder satisfacer sus necesidades básicas, de protección y afecto, para lo cual necesita comunicarse y relacionarse con ellos. En este sentido parece que Rof se encuentra próximo al concepto de “emociones primarias” de Damasio -uno de los “pesos pesados” actuales de la neurociencia afectiva, y que considera como “emociones primarias” aquellas que son innatas, preorganizadas, básicas y que dependen de la circuitería límbica, sobre todo, de la amígdala y el córtex cingulado anterior, mientras que las “emociones secundarias” requieren de la activación del córtex prefrontal y somatosensorial, son aprendidas, más flexibles y conllevan el monitoreo de la acción- (Damasio, 1995; García y García, 1999). Sin embargo, hay al menos dos puntos en los que difieren. Rof les dan un sentido no solo adaptativo a las circunstancias ambientales sino también de relación originaria, ya que el bebe o infante necesita superar su situación de invalidez y dependencia a través de la comunicación con sus progenitores, en especial con su madre, vínculo e interlocutor primario. En segundo lugar, frente a la rigidez de los dos tipos de emociones de Damasio -y sus estructuras neuronales de soporte diferenciadas-, Carballo considera de vital importancia para que sea posible la vida afectiva las ricas conexiones entre el cerebro interno y el córtex prefrontal, teniendo entre ellas una relación más flexible e interdependiente.

 

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Tono vital, si mismo y aspectos neurocognitivos de la emoción Rof influido por la filosofía y antropología zubiriana [21] usa el concepto de “tono vital” para referirse a aquello que permite al sujeto ser él mismo, a pesar de los cambios y circunstancias por las que atraviese en su vida. En palabras de Carballo es “la característica que persiste a pesar de la enorme diferenciación del ser vivo en complejos sistemas y aparatos, como tendencia a seguir siendo algo unitario y a la vez autónomo…” [22]. Desde una visión psicológica, este concepto es próximo al de “si mismo”, ya que ambos se refieren a los que es propio y constante en la vida de una persona, consciente de su mismidad, y al mismo tiempo de los que tiene en común con el resto de los seres sintientes, en especial con sus congéneres. Sin embargo, esta unidad de consciencia e identidad sostenida en el tiempo puede verse afectada por lesiones cerebrales (estupor postraumatico, crisis epilépticas, agnosias, etc) enfermedades neurodegenerativas como la EA, en pacientes comisurotomizados (como demostrara el premio Nobel Sperry con sus trabajos sobre cerebro dividido), o desde un punto de vista neuropsiquiátrico por el fenómeno de disociación o escisión de la consciencia, debido a algún trauma psicológicos con un fuerte impacto emocional, como ya demostrara hace más de un siglo el psiquiatra y psicólogo Pierre Janet, discípulo de Charcot, fruto de su experiencia clínica y experimental con sus pacientes histéricas de la Salpetrière. [23] Gracias a las ricas conexiones entre el endoencéfalo y el neocórtex, de ida y vuelta, podemos hablar de la dimensión cognitiva de la emoción , podríamos decir que las emociones “colorean”, modulan e influyen en nuestras cogniciones, les dan un significado personal, subjetivo, dando lugar al sentimiento o experiencia subjetiva de la emoción. Otro concepto interesante de Rof sobre las emociones es el de “sentimientos vitales”, según él “todo proceso vital, psicosomático, está inserto en una matriz afectiva de la que la emoción es solo la punta visible” [24]. Un concepto parecido es el de “sentimientos de fondo” de Damasio, quien los define como: “Un sentimiento de fondo, en cambio, corresponde al estado corporal predominante entre emociones…El sentimiento de fondo es nuestra imagen del paisaje del cuerpo cuando no se estremece de emoción… Cuando los sentimientos de fondo son, de manera persistente, del mismo tipo durante horas y día, y no cambian sosegadamente con el flujo del contenido de los pensamientos, el conjunto de sentimientos de fondo contribuye probablemente a un talante, bueno, malo o indiferente”. En resumen, para Rof el cerebro interno o endoencéfalo “es el órgano de la relación afectiva con el mundo que nos rodea, principalmente con el mundo de nuestros semejantes” [25] En relación con la personalidad de los pacientes (no hay dos pacientes iguales, cada uno es único e insustituible, con su bagaje particular fruto de su experiencia o trayectoria vital). Carballo va a insistir en explorar no solo las bases biológicas o neurobiológicas de su comportamiento sino también la trayectoria vital o biográfica de cada uno de sus enfermos. De esta forma va más allá del encorsetamiento del modelo médico de salud/enfermedad de su época, adelantándose varias décadas al modelo biopsicosocial, más holista e integral, propuesto por Engels en 1977, y basado en la teoría general de

 

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sistemas. Pero incluso va más allá, siguiendo el paradigma bio-psico-socio-espiritual, como se comentó hace poco en un congreso virtual de psiquiatría [26]. El concepto de Urdimbre en la obra de Carballo Introducción No es posible entender la obra rofiana sin estudiar el concepto de urdimbre, autentica piedra angular del edificio intelectual de Carballo a lo largo de más de 60 años de estudios, investigaciones y ensayos. Como muy bien apunta Rof, “este proceso, que he denominado ha sido descubierto y redescubierto en los últimos años múltiples veces y desde los más diversos parámetros de observación. No es por eso posible poner en duda su importancia en el proceso de la hominización” [26]

Expresiones psicoanalíticas como relación simbiótica de Spitz, relación primigenia de Neumann, amor primigenio de Balint o relación preobjetal de M. Klein; etológicas como impronta o troquelado; genéticas como epigénesis, herencia sociogenética, o desde la psicología del desarrollo como encuentro madre-niño, proceso de socialización, son todas ellas diferentes formas de referirse a un mismo fenómeno y exclusivo del ser humano: su excepcional prematureidad biológica y dependencia total de las figuras parentales, y en especial de la madre. Carballo llega incluso a afirmar que “el rasgo más decisivo que diferencia al hombre del animal es la extraordinaria duración en la especie humana del periodo de la infancia” [27] Precisamente los primeros años de vida extrauterina son capitales para la adquisición del lenguaje, la bipedestación y la consiguiente liberación de las manos para la manipulación y exploración de uno mismo y del entorno, y el desarrollo de la inteligencia sensomotriz, fruto de la maduración del SNC, especialmente de ambos hemisferios cerebrales y del córtex cerebral. La urdimbre afectiva El mundo de los afectos, de la relación afectiva que el ser humano establece desde su más tierna infancia (primero con sus padres, familia, luego su grupo de pares, y luego el conjunto de sus relaciones interpersonales) va a tener una importancia cardinal en la formación de su carácter, de su personalidad. El ser humano se “forja”, se modela en la interacción reciproca o transaccional, con los demás, con su prójimo. Rof define la urdimbre como “textura o trama fundamental”, enfatizando su carácter relacional y transaccional. Carballo distingue tres subtipos de urdimbre afectiva: - Constitutiva - De orden - De identidad

 

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La urdimbre constitutiva Rof considera la urdimbre como el conjunto de influencias reciprocas o transaccionales que se establecen entre el recién nacido y sus figuras parentales (en especial la madre) o tutelares. Y esto es algo consustancial a la especial prematureidad del ser humano en el momento de venir al mundo, al que viene totalmente desvalido y dependiente. A la urdimbre constitutiva la llama también primigenia, siendo para él la más básica, los “cimientos” sobre los que se van a asentar las otras dos. a) Siguiendo a Carballo, las principales características de este tipo de urdimbre son [28]: -

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Insiste Carballo en la urdimbre se basa en una continuidad psicobiológica, pudiendo encontrar su sustrato físico, neuronal en la formación y crecimiento de nuevas redes neuronales con el apoyo de la neuroglia en el recién nacido, así como en otros procesos biológicos básicos como la individualidad inmunológica y la maduración enzimática. Partiendo de esta raíces biológicas, la urdimbre va a afectar también a la vida afectiva o relacional, a la estructura de la personalidad, así como a los niveles más altos de la vida creativa y espiritual. Además de una realidad psicobiológica, en la urdimbre asistimos a una realidad transaccional, no unitaria sino bidireccional y reciproca. El niño influye sobre sus progenitores, al igual que ellos sobre él. La urdimbre es también una realidad constituyente o programadora. El niño como resultado de la trama de influencias mutuas con sus figuras de apego o significativas va a asimilar una serie de pautas de conductas, de actitudes que van a influir en su forma de verse a sí mismo, al mundo y a los demás a lo largo de su vida. La urdimbre, nacida y tejida por las primeras y más tempranas relaciones interpersonales de la persona, que van a influir y permanecer a lo largo de la trayectoria vital del sujeto va a influir no solo en sus hábitos, actitudes, o estilos de afrontamiento sino también en la trama o tejido de sus relaciones con los demás, con su prójimo, influyendo en sus afinidades electivas o afectivas, por ejemplo, al elegir a su pareja o sus amistades. Constituyéndose de ese modo en una urdimbre psicosocial. La urdimbre posee también una dimensión generacional. Es decir, es transmitida de padres a hijos, de generación en generación. Pero el niño no va a desempeñar un rol pasivo ni mucho menos, sino que como todo ser vivo, el niño ya desde el momento en que nace va a influir en su ambiente, en su entorno, modulando, reestructurando y movilizando a la familia. Asistimos, pues, a una relación transaccional. La urdimbre primigenia o constitucional es la básica, la fundamental, pero esta se va a expandir a otros dos niveles de gran impacto en el desarrollo de la personalidad y el carácter del sujeto, como son la urdimbre de orden (asociada a las normas y valores sociales), y la urdimbre de identidad (por la que el sujeto es consciente de su mismidad, de aquello que comparte y lo diferencia de los demás).

b) Principales funciones de la urdimbre constitutiva: Advierte Carballo que esta clasificación en supuestas “funciones” es artificiosa y que no tiene por objetivo más que exponer o aclarar la complejidad de la urdimbre constitutiva.

 

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Rof considera que hay al menos ocho funciones capitales de la urdimbre constitutiva o primigenia. Serían las siguientes: -

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La primera función de la urdimbre es amparadora, tutelar. Representa ese abrigo primero sin el cual el ser humano perecería sin remedio. Un ejemplo de ese abrigo es el que proporciona el afecto maternal o parental, el alimento, el cuidado, la higiene, etc. Si este abrigo es excesivo, asfixiante (sobreprotección) o inexistente (abandono o desamparo) pueden convertirse en patológico o disfuncional en la personalidad y posterior trayectoria vital de los pequeños. La segunda función de la urdimbre, unida a la primera, es la liberadora. Asociada al deseo exploratorio, investigador de la cría o del bebe humano de alejarse moderadamente de su madre o figura tutelar, y ampliar poco a poco el conocimiento de su mundo y entorno circundante. De nuevo aquí nos podemos encontrar con la figura de las “madres nevera” o sobreprotectoras que van a limitar o frustrar el desarrollo funcional de sus hijos pudiendo ser la causa de futuras patologías psicosomáticas o somatopsíquicas. La tercera función es ordenadora. Para que el mundo tenga un sentido debe ser ordenado, estructurado. La cuarta función es vinculadora. Se refiere al vinculo que nos une con nuestros ancestros o antepasados, así como con las siguientes generaciones. Está asociado a las tradiciones, roles, pautas de comportamientos, creencias, etc. La quinta función es mediadora de la realidad. Gracias a ella se abre al niño la realidad del mundo a través de su madre y figuras tutelares. La sexta función es el desarrollo de la confianza básica, sustrato biológico, según Rof, de la esperanza. Está asociado con el sentimiento de culpa. En sus primeras interacciones con su madre -lo que Neumann llama Urbeziehung o relación primigenia- el niño adquiere o no la seguridad de que sus necesidad serán satisfechas en todo momento. Si esa confianza básica o seguridad es inexistente percibirá entonces su mundo o entorno como una constante amenaza a su bienestar pudiendo afectar de forma negativa en la configuración de su personalidad o trayectoria vital. La séptima función de la urdimbre es la de horizonte. Según Rof la urdimbre primera va a definir, a dibujar las actitudes existenciales del ser humano en su relación con el mundo y su prójimo, en su anhelo de buscar nuevos horizontes o de reclusión, en su deseo de viajar, de abrirse al mundo o de asilamiento, de soledad. La urdimbre tiene también una función integradora de los impulsos y deseos satisfechos o frustrados, de la proximidad física y afectiva de sus figuras tutelares o de su lejanía y frialdad o indiferencia afectiva. La urdimbre proporciona una unidad psicofísica. Al comienzo de la urdimbre primera o básica, el infante vive estrechamente unido a su madre, de forma casi simbiótica, en continuidad psicobiológica con ella. Pero luego, el bebe empieza a sentir y vivir su cuerpo como algo “aparte”, diferenciado de su madre o seres queridos. Los niños que en esta etapa de su desarrollo sufren alteraciones desarrollan un sistema nervioso y hormonal mas susceptible y vulnerable a los estímulos, reacciones excesivas, etc. La urdimbre desempeña su actividad amparadora a través de instituciones o relaciones sociales que se convierten en nuevas estructuras de sostén y apoyo. La principal de estas estructuras amparadoras o de sostén es la familia.

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Urdimbre de orden y de identidad A lo largo de la ontogenia o desarrollo del individuo distingue Rof distintos tipos de urdimbre. Si la urdimbre primigenia va a permanecer a lo largo de toda la trayectoria vital del sujeto y se construye sobre todo en los primeros años del desarrollo del infante, la urdimbre de orden aparece, según Carballo, alrededor de los 4 o 5 años. La realidad física y social en la que se ve envuelto el niño pequeño no solo es configurada, estructurada sino que además es ordenada, gracias a lo cual el mundo adquiere un sentido, un orden, lo que incluye pautas de conducta, valores o normas que forman parte de la sociedad en la que se encuentra el niño. Finalmente, y asociada con la adolescencia aparece la urdimbre de identidad donde se enfatiza la importancia de sentirse como un ser único y diferente de los demás, y al mismo tiempo identificarse con su grupo de pares, o “colegas”, su barrio, su ciudad, con su cultura y tradiciones. Cada una de estas urdimbres, según Rof, están asociadas determinadas necesidades que son cubiertas o satisfechas, en primer lugar, por las figuras tutelares, y luego por la sociedad en la que se encuentra inserto el individuo. Estas tres necesidades serían “la de encontrar respaldo en un grupo, de preferencia familiar; segundo, la de estar supeditado a alguien con autoridad, que le oriente en el manejo de la realidad externa. En tercer lugar la necesidad, no menos imperiosa que las otras dos, de ser protagonista, de distinguirse de los demás, de desarrollar de manera independiente, autónoma, su pequeña persona” [29]. Las patologías o disfunciones de la urdimbre Rof ante todo es un clínico, y como médico se interesa por descubrir tanto la nosología, semiología y etiología de los pacientes que acuden a él en busca de ayuda. Para él resulta fundamental para hacer una adecuada anamnesis profundizar en la historia biográfica de sus pacientes, en su historia vital única e intransferible, donde Natura y Nurtura (nature-nurture en ingles, “naturaleza-crianza”, o innato y adquirido) se mezclan e influencian mutuamente a lo largo de la trayectoria vital del homo patiens. Para Carballo en el centro de la relación entre lo dado y lo adquirido se encuentra la urdimbre, y en el periodo más sensible en la constitución del ser humano su relación con sus figuras tutelares, en especial con la madre. En el pensamiento rofiano toda enfermedad es un desequilibrio o disfunción psicosomático o somatopsíquicas, el ser humano no es un conjunto de compartimentos estancos sino una unidad biopsicosocial, un todo unitario donde todo influye en todo. Para él la génesis de la mayoría de las llamadas patologías psicosomáticas se encuentran en las relaciones transferenciales primarias (urdimbre primera o primigenia) o en las que se desarrollan después a lo largo de la trayectoria vital del sujeto (urdimbre de orden y de identidad) y que van a moldear, forjar su personalidad y carácter. Para ello Rof estudia las biografías de los poetas malditos como Baudelaire o Sartre, en cuyos escritos se manifiestan las deficiencias de la urdimbre como su miedo irracional a la paternidad, su visión amenazante o caótica del mundo, una excesiva dependencia materna, etc. Por otro lado; estudia la biografía de los niños que han sufrido de angustia de separación, y que ante la ausencia de amparo, de afecto buscan un sustituto en el orden,

 

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volviéndose rígidos, meticulosos, siendo este el origen de futuros trastornos de ansiedad; estudia a los niños que han sido criados por madres de personalidad esquizoide, que emiten mensajes discordantes y contradictorios. Estas situaciones patológicas producen para Rof cambios significativos en la estructura y dinámica del endoencéfalo o cerebro interno . Tanto el niño que esta creciendo, como el joven que busca reafirmar su identidad como el individuo adulto se encuentran religados (del latín religar, volver a unir, ceñir estrechamente) a su historia personal, familiar o social, a sus antepasados, cultura o tradiciones lo cual es un tema de interés tanto para el sociólogo, el antropólogo o el metafísico. Sin embargo, insiste Rof en que el fenómeno de la religación también tiene unas bases biológicas y fisiopatológicas en caso de disfunción, al igual que la de cualquier enfermedad [30]. El yo rofiano Frente a posturas reduccionistas que ven al hombre desde un limitado punto de vista (biologicismo, psicologismo, sociologismo, etc), Rof insiste una y otra vez en su visión integradora de la compleja realidad multidimensional del ser humano, y en concreto de la persona que sufre u homo patiens. El yo lo entiende como una totalidad, pero nunca aislada sino influida por los otros yoes o personas, manteniendo con ellos una relación transaccional o de influencia mutua. Estas relaciones no siempre son armoniosas o funcionales, sino que también existen las relaciones disfuncionales o patológicas que van a ser la fuente u origen de distintas patologías psicosomáticas. Por ello considera tan importante que el clínico explore en profundidad la biográfica de su paciente para llegar a una explicación de su sufrimiento o disfunción actual. En cuanto a la personalidad del sujeto, a su sentido de identidad, de mismidad, única e intransferible, a lo largo del tiempo (ontogenia o desarrollo del individuo) no nos equivoquemos, la personalidad no es algo que esté cristalizado, terminado, sino que es algo que evoluciona, que se va enriqueciendo de forma dinámica a lo largo de la historia de aprendizaje y vital del sujeto. Y esto es posible gracias a la gran plasticidad del S.N, al enriquecimiento de la circuitería neuronal, de sus conexiones, que permite, según Rof, a la persona mantener su mismidad orgánica, pero también personal, psicológica. En el caso de que estas relaciones interpersonales y transaccionales sean patológicas o disfuncionales se internalizaran manifestándose en distintas patologías psicosomáticas o somatopsíquicas. Hacia una medicina dialógica o humanista Rof considera que el llamado endoencéfalo o cerebro interno es el órgano responsable de nuestra relación afectiva con los demás, con nuestro prójimo. Para Carballo la relación de alteridad, del ser humano con sus semejantes no es una cuestión que permanezca en exclusiva a la metafísica, la antropología o la psicología social sino que la concibe también como una realidad psicobiológica. Entiende a la persona como un ser que está siempre en relación con los demás, con su tarea o vocación, pero que nunca es un fin en si mismo. Considera que el hombre llega al culmen de su autorrealización a través de su vinculación con los demás, con el prójimo. Insiste Rof una vez más en la unidad radical y abierta del ser humano, considera que el hombre es una realidad abierta no solo a sí mismo, a los demás o al mundo sino también a lo trascendente, a lo simbólico y artístico o espiritual.

 

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Como resumen final de su pensamiento comenta que “la realidad humana, abierta, pero finita, encuentra en las raíces de su actuar libre un ser biológico, encarnado, y en los límites de su autoconciencia, la que, desde el nacimiento hasta su muerte, ningún hombre deja de establecer en forma de contacto emocional con los demás seres” [31]. Cuestiones pendientes de estudio e investigación Lo que he presentado más arriba es un intento, un bosquejo de síntesis del pensamiento rofiano. Como hemos visto se trata de un autor polifacético y multidisciplinar, que recibió múltiples influencias y que no dejó de evolucionar y aprender a lo largo de toda su trayectoria profesional y personal. Pienso que sería interesante enfocar un posible trabajo de investigación sobre la neurología dominante en la época en la que Rof escribe su segunda gran obra, “Cerebro interno y mundo emocional”, de 1952. Este trabajo podría arrojar luz sobre el grado de actualización y reciclaje de Rof, siempre intentando estar al tanto de los últimos avances científicos de su tiempo. Otra investigación interesante seria la de estudiar hasta que punto los conceptos nucleares rofianos (por ejemplo, el de urdimbre afectiva) sobre el cerebro interno y el mundo afectivo son confirmados o refutados por la moderna neuropsicología clínica. No podemos olvidar la influencia que el psicoanálisis tuvo en la formación y en la práctica clínica de Carballo, así pues, creo que seria interesante estudiar la convergencia de ambos planos epistemológicos, el neurológico o neuropsicológico con el psicoanalítico. Recordar aquí que antes de que el padre del psicoanálisis abandonara el estudio del cerebro para dedicarse en exclusiva a la dinámica mental, escribió en 1895 un pequeño opúsculo titulado “Proyecto de una psicología para neurólogos”(el cual no seria publicado hasta 1950 en su edición en alemán) [32], pero decepcionado ante sus limitados recursos y los de su época en cuanto a tecnología y desarrollo científico para el estudio de las relaciones cerebro-mente, abandonó dicho proyecto para ya nunca más volver al campo neurológico. En 1922 un joven y por entonces desconocido Luria, interesado por los trabajos de Freud, fundaría la Asociación de Psicoanálisis de Kazan, la cual tuvo que abandonar por las presiones del régimen estalinista, pero que le serviría de inspiración para su concepción dinámica de los procesos neuropsicológicos. A pesar del desprestigio social y académico actual del psicoanálisis (me refiero a la corriente ortodoxa o freudiana), dentro de las nuevas corrientes del movimiento psicoanalítico (por ejemplo, la orientación relacional, vincular o intersubjetiva, que tiene en cuenta no solo la dinámica intrapsíquica de los pacientes sino que también presta mucho interés a los aspectos relacionales y contextuales en los que se encuentra inserto todo ser humano) nos podemos encontrar con autores y analistas más abiertos y autocríticos, quienes piensan que el psicoanálisis no puede existir de espaldas a la ciencia o a la sociedad actual, apostando por enriquecer su disciplina con las aportaciones procedentes desde la neurociencia, la psicología cognitiva, la antropología o la sociología. Por otro lado, distintos “pesos pesados” del mundo de la neurociencia, como el premio Nobel de Medicina del año 2000 Eric Kandel, quien en un trabajo publicado en la revista American Journal of Psychiatry escribió “…psychoanalysis still represents

 

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the most coherent and intellectually satisfying view of the mind” (1999) [33], en el cual hace un llamamiento a la cooperación, que el piensa que puede ser muy fructífera, entre psicoanálisis, neurociencia y psicología cognitiva. Poco después se fundaría el Centro de Neuropsicoanálisis dentro del Instituto de Psicoanálisis de Nueva York, así como una revista que cuenta entre sus filas a neurocientíficos de la talla de Oliver Sacks o A. Damasio. Como vemos, Carballo una vez más se adelantó a su tiempo al apostar por la convergencia de ambas disciplinas, algo que ya comentó en su obra “Biología y Psicoanálisis” publicada en 1972 [34]. Para terminar me gustaría citar a Laín Entralgo, amigo y colega de Rof quien nos pregunta “¿Es posible enlazar de modo armonioso y científico la bioquímica y la vida personal?” [35]

Carballo pensó que si, siempre apostó por el dialogo interdisciplinar, por tener una visión más allá de posturas reduccionistas, miopes, de una determinada disciplina o escuela, partiendo de que el ser humano es una unidad de soma, psique y mneuma, y que solo así podremos tener una visión mas cercana a la realidad de lo que es ese complejo ser multidimensional y poliédrico como es el homo patiens. Creo que ese es el camino a seguir, evitar que el árbol nos impida ver el bosque que se extiende detrás de él. Como proclamaba la Psicología de la Gestalt “el todo es mas que la suma de las partes”. Bibliografía 1. Frankl, Viktor. El hombre doliente: Fundamentos antropológicos de la psicoterapia. Herder; 2006. 2. 2. Martinez Priego, Consuelo. Neurociencia y afectividad: La psicología de Juan Rof Carballo. 3. Carpintero, Helio. La neuropsicología. Una perspectiva española reciente. Anuario de Psicología, 1991, nº 51, 157-168. 4. Barraquer Bordas. Lluis. En memoria de la personalidad de Juan Rof Carballo. revista de neurología, 2001. 5. Sacks, Oliver. Con una sola pierna. Anagrama. 1998. 6. Pinillos, Jose Luis. Juan Rof, o la pasión por descubrir. Revista Anthropos: Juan Rof Carballo, una medicina dialógica, 1993, nº 141, pp. 53-54. 7. Yela, Mariano. Juan Rof Carballo: en las fronteras del conocimiento. Revista Anthropos: Juan Rof Carballo, una medicina dialógica, 1993, nº 141, pp. 55-56. 8. Rof Carballo, Juan. Autobiografía intelectual. Revista Anthropos, 1993, nº 141, pp. 27-37. 9. Carpintero, H. (2004): Historia de la psicología en España., Madrid, Piramide. 10. Jódar Martín-Montalvo, L. (1992). Pensamiento y obra de Juan Rof Carballo. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid. 11. Marañon, G. (1948): , en Rof Carballo, Entre el silencio y la palabra. Aguilar. Madrid, pp. 13-20. 12. Laín Entralgo, P. (1993): , Antrophos, 141: 49-52.

 

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13. Rof Carballo, Juan (1984): Cincuenta años de medicina psicosomática. Discurso. Real Academia de Medicina. Madrid, 17 de enero. Ver también en Antrophos, Suplemento 38: 118-126. 14. Rof Carballo, Juan (1993): Autobiografía intelectual, Anthropos, 141: 27-41. 15. Damasio, Antonio. (1995). El error de Descartes: La emoción, la razón y el cerebro humano. Critica. 16. Rof Carballo, J. Cerebro interno y mundo emocional. Ed. Labor. Madrid, 1952, pp. 7 17. Ibidem pp. 32 18. Aguado, L. (2002): “Procesos cognitivos y sistemas cerebrales de la emoción”, Revista de Neurología, 34 (12): 1161-1170. 19. Paton J.; Belova, M.A; Morrison, S. E; Salzman, D (2006): “The primate amygdale represents the positive and negative value of visual stimuli during learning”, Nature, 439: 865-870. 20. Rof Carballo, J. Cerebro interno y mundo emocional. Ed. Labor. Madrid, 1952, pp. 119 21. Zubiri, X. (1966). “El hombre, realidad personal”, Revista de Occidente, 1: 529 22. Carballo, Rof. Philosophical and psychiatric bases of psychosomatic medicine. Ponencia, Congreso Internacional de Medicina Psicosomática, Amsterdam, 1956. 23. Janet, Pierre. L’automatisme psychologique. 1889. Editions L’Harmattan, Paris, 2005. 24. Carballo, Rof. Teoría y práctica psicosomática, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1984 25. Carballo, Rof. Cerebro interno y sociedad, Madrid. Ateneo. 2 ed. 1956. 26. Alvarez Romero, Manuel. “Las claves en la conducta de Rof Carballo”. 8º Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis Febrero 2007. Psiquiatría.com. 27. Carballo, Rof. El hombre como encuentro, pp. 25-26, Madrid. Alfaguara. 1973. 28. Carballo, Rof. Rebelión y futuro, pp. 16. Madrid. Taurus. 1970. 29. Carballo, Rof. Violencia y ternura, pp. 104-121. Madrid. Espasa-Calpe, 3 ed. 1997. 30. Ídem. pp. 42. 31. Carballo, Rof. Cerebro interno y sociedad, pp.40. Madrid. Ateneo. 2 ed. 1956. 32. Carballo, Rof. Urdimbre afectiva y enfermedad. Introducción a una medicina dialógica, pp. 442. Barcelona, Labor. 1961. 33. Freud, S. (1895) [1950]: Proyecto de psicología, tomo I, O.C, Amorrourtu Editores, 24 volumenes, Buenos Aires, 1978-1982. 34. Kandel, Eric. (1993): “Biology and the future of psychoanalysis: A new intelectual framework for psychiatry revisited”, The American Journal of Psychiatry, 156: 525-524. 35. Carballo, Rof. (1972): Biología y Psicoanálisis. Bilbao, Desclée de Brouwer. 36. Laín Entralgo, P. (1993): “Díptico sobre Juan Rof”, Anthropos, 141: 49-52.

 

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