Juan Diego Incardona. Objetos maravillosos: literatura artesanal

July 13, 2017 | Autor: Carolina Rolle | Categoría: Literatura argentina, Literatura Argentina Contemporánea
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Descripción

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Juan Diego Incardona. Objetos Maravillosos: literatura artesanal.i Carolina Rolle (UNRosario- CELA- CETYCLI- CEDINTEL) En la obra literaria de Juan Diego Incardona se construye la voz de un aeda poético del barrio que a veces desde la primera y otras desde la tercera persona del singular elabora un imaginario de Villa Celina. Se trata de un barrio textual que emerge de una relación sinestésica (Buck Morss) con el espacio. Esto es, un conocimiento brindado por el sensorium corporal y por la relación con el medio cultural; un conocimiento brindado por el tacto, la vista, el oído, el olfato, el gusto y también, por los hábitos, usos y costumbres, las vivencias y las experiencias (Agacinski) de la vida en ese barrio. De allí que el barrio que atraviesa la literatura de Incardona puede leerse como un constructo cultural en tanto deja de ser una realidad geográfica y social para convertirse en el mito de la operación cultural que lo produce a partir de un imaginario individual y colectivo (Castoriadis, De Certau, Mayol, Gorelik). En este sentido, toda su obra funcionaría como una gran novela, una saga, hilvanada a través de ese espacio de pertenencia que es el barrio en la que los mismos personajes se trasladan desde lugares fabulados a otros referenciales y viceversa en el interior de la ficción. En esta línea, se me hace indispensable recuperar su novela de iniciación Objetos Maravillosos (2007) para analizar la poética de la obra literaria de Juan Diego Incardona como el resultado del cruce entre el universo del creador de aros, anillos y pulseras y el universo del escritor. Juan, protagonista alter- ego de Objetos maravillosos, es –como en todos los libros de Incardona- el hijo del tornero y de la maestra. Su origen confluye entre el tornero italiano y la maestra argentina, el industrial humilde y la generadora de sentidos, entre el que –según Ariel Schettini- hace las cosas y la que enseña los gestos. Se trata de

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una casa y de una familia peronista de clase media baja que habita el barrio de Villa Celina en el partido de La Matanza del conurbano bonaerense. La maestra y el tornero sueñan con el hijo ingeniero y la formación que garantiza el colegio industrial. Pero, lejos de lo que sus padres pudieran proyectar de su futuro, este joven pasará por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires y se convertirá en escritor, artesano y vendedor ambulante. Esta novela de iniciación, escrita a la manera de diario íntimo, narra el proceso de conversión de Juan, un joven que mientras hace y vende aros, collares y anillos, escribe su primer libro -que, como el mismo protagonista anuncia, inicialmente publica en la web mediante el formato de post de un weblog- y funda una revista digital sobre literatura y arte (El interpretador). Así, la novela hace una entrada a la literatura argentina contemporánea desde los suburbios del conurbano bonaerense por las vías que habilitan las nuevas tecnologías como la web. Pero además de transitar el espacio virtual, la novela recorre junto al narrador en colectivos y en un auto -una piniponera blanca- distintos barrios y zonas de Buenos Aires: plaza Francia, Palermo, Haedo, Boedo, Flores; aunque su anclaje, el lugar al que siempre va y viene es Villa Celina, el barrio de la infancia donde aún vive la familia del protagonista. El recorrido que realiza Juan mientras escribe la novela no es aleatorio sino que se corresponde con ocupar las zonas de mayor consumo de la ciudad: todas ellas se constituyen como espacios ideales para el vendedor ambulante cuyas clientas son compradoras compulsivas que toman mate en Plaza Francia los domingos por la tarde o las eufóricas de los pubs de Palermo. De esta manera, el universo del creador de aros, anillos y pulseras se cruza con el del escritor a la vez que ambos fundan el escenario para el artesano:

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Todo comenzó a girar en torno a la escritura de ficción, aun cuando no estaba escribiendo. Las experiencias narrativas y poéticas se proyectaban sobre el resto de mis actividades, aún en el trabajo, donde considero que alcanzo los máximos niveles de creatividad (Objetos maravillosos 17). Según Richard Sennet el término artesanía designa un impulso humano duradero y básico ligado al deseo de hacer bien una tarea. Abarca una franja mucho más amplia que la correspondiente al trabajo manual especializado y por tanto es aplicable a otras ocupaciones como la del médico, el informático, por nombrar algunas; o bien la que aquí concierne, la del artista- escritor. Asimismo, la producción de artesanías requiere de una estrecha conexión entre la mano y la cabeza, entre el sentir y el pensar. De allí que todo buen artesano mantiene un profundo diálogo entre ciertas prácticas concretas y el pensamiento y, en su evolución, ese diálogo se convierte en la adquisición de una habilidad: Agarro la pinza rosario, la chata y el alicate. Corto un pedazo de alambre de alpaca 1,25. Me acuerdo de las rejas de las casas. Hago firuletes chiquitos, que llamo “minipartes”. Las acomodo sobre el ladrillo refractario hasta formar el dibujo que imagino. Una vez presentado el rompecabezas, mojo el pincel en el frasco con fundente. Pacientemente, abandono una gota en cada unión. Abro la garrafa y enciendo el soplete de mi soldadora. En el cuarto hay música. Pienso cosas. Mis metales favoritos son el cobre y la alpaca (Objetos maravillosos 20) Juan es un artesano de la era pos-fordista, pos sociedad industrial que en el contexto de la Argentina de la poscrisis (2001) encuentra en ese trabajo la manera de habitar el laberinto que implica la gran ciudad en tanto imagen de nuestra civilización en su estadio presente como “un opaco lugar en el que el trazado de las calles puede no

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obedecer a ninguna ley y donde el azar y la sorpresa son los que rigen” (Attali, Bauman). Frente a la desocupación y a la destrucción incipiente de la industria, la artesanía se vuelve la forma para su supervivencia material. Como señala Zygmunt Bauman “…el trabajo se ha desplazado al ámbito del juego; el acto de trabajar se parece más a la estrategia de un jugador que se plantea modestos objetivos a corto plazo sin un alcance que vaya más allá de las próximas dos o tres jugadas” (Modernidad líquida 148). De allí que en el marco de un presente donde el trabajo no puede ofrecer “…un huso seguro en el cual enrollar y fijar definiciones del yo, identidades y proyectos de vida” (149) el protagonista opta por recuperar un oficio arcaico, volver al taller del padre y producir objetos con sus antiguas herramientas. El artesano es el antecedente del obrero de la era pre-industrial, el primer eslabón de aquel que durante el fordismo se convierte en el operario alienado que analiza Karl Marx.ii La literatura de Incardona teñida de una estética nostálgica se apropia de esa idea primigenia del obrero formado como artesano, alguien atento a los procesos de producción, a los materiales, a las herramientas y esto mismo funcionaría con su escritura a la que concibe como oficio: “…escribir tantas horas, tantos días, en tiempo frío, en cálido, en el barrio o en el centro, dedicar la vida y el cuerpo a la silla y la pantalla…” (Objetos maravillosos 50). Santiago Llach y Pedro Mairal advierten que la economía del relato que versa entre la producción de objetos maravillosos y la producción de literatura se rige por tres órdenes: industria/ artesanía/ chatarra. Con los restos de la industria nacional –afirmanlos hijos de los obreros hacen literatura artesanal. Con los saberes provistos por la educación técnica peronista, los hijos sensibles del capitalismo contemporáneo hacen literatura. De allí que el primer relato que escribe el protagonista y que se convierte en la piedra angular de su encuentro con el oficio de la escritura sea un cuento sobre un

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puente grúa que surge de los saberes desarrollados en la materia “Mecánica aplicada” de la escuela industrial. El cuento trata sobre la construcción de dicho puente que, por haber realizado mal los cálculos, cae y aplasta a todos los obreros que trabajan en el galpón de esa fábrica. Según Sennet el artesano-escritor se define por lo que es y en consecuencia, el producto de su creación conlleva algo de sí mismo. En este sentido la satisfacción del trabajo está dada no por el reconocimiento ni por el valor de cambio sino por sentir que el trabajo está bien hecho. Una noche Juan ve a una mujer pasar con uno de los collares que él había creado y al que le había dado un nombre. Ese collar ahora pende del cuello de una mujer anónima que transita por la ciudad y a quien es probable que nunca más vuelva a ver: “La gargantilla desaparece. Cuando la hice, yo vivía en otra casa, tenía otra novia, estaba escuchando música, llevaba el pelo más largo, pensaba cosas que no recuerdo” (Objetos maravillosos 22). Ese collar –como su literatura- ya no le pertenece. El yo creador se ha borrado en las marcas del otro y en ese acto se conjuga el deseo del artesano- escritor por la permanencia y la inmortalidad. Juan busca en los retazos del saber técnico y en los saberes de las calles de Villa Celina las destrezas que no pudo adquirir en los lugares consagrados. Allí el artesanoescritor encuentra temas ideológicos y dispositivos de representación que hacen que su narrativa se construya sobre los saberes a los que acceden los hijos de los obreros. Como en la obra literaria de Roberto Arlt, la de Incardona tiene como punto de partida el no tener dinero y esto se desenvuelve en el acto de usar la literatura como discurso para la venta de sus artesanías. En esta línea, su literatura se vuelve chamuyo. Este vocablo proviene del lunfardo argentino específicamente de las letras de tango y alude en principio a la conversación que le hace un hombre a una mujer para tener sexo con ella. Se trata entonces de producir una literatura como chamuyo para que, desde la

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insistencia que consiste en volver una y otra vez sobre los mismos temas consiga, mediante la escritura, su permanencia en el tiempo. En el marco de una estética de la reproducción el artesano- escritor elabora productos como valores de cambio. Sus objetos maravillosos (artesanía y obra literaria) son un recurso para ganar dinero y de esa forma lograr subsistir en una Argentina caracterizada por la clausura de todo horizonte laboral en donde para enfrentar la condición de mendicidad que implica ofrecer sus creaciones mesa por mesa, Juan debe trabajar por fuera de los códigos que permite la ley -representada por la AFIP- y escapar de la policía por vender en zonas no permitidas. Sin embargo, el deseo del artesanoescritor no está dado en el rédito económico sino en hacer que su literatura trascienda y con ella lograr la perdurabilidad de todo aquello que forma parte de ese espacio comunitario e idealizado de su infancia y adolescencia que percibe amenazado con su desaparición: la familia, el barrio, la escuela, los valores de la patria justicialista. Notas

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Con este trabajo pretendo poner a funcionar una hipótesis que recientemente se me ocurre y que intuyo podría funcionar como parte de un pequeño parágrafo en lo que respecta a un capítulo de mi tesis doctoral en donde analizo la poética de Juan Diego Incardona en relación al barrio de Villa Celina. En mi tesis doctoral trabajo sobre la configuración de nuevas poéticas a partir de imaginarios urbanos representados en particularismos barriales. Propongo como corpus para el desarrollo de la misma, una serie de obras producidas en Buenos Aires a partir del 2001 que incluyen las representaciones barriales de Constitución y de Once en la obra de Washington Cucurto, de Boedo en la de Fabián Casas y de Villa Celina en la de Juan Diego Incardona. De allí que no es mi intención hacer un análisis exhaustivo del cruce entre praxis literaria y mercado/filosofía del dinero sino simplemente esbozar ciertos lineamientos en relación a este procedimiento en tanto resulta pertinente a los fines de reflexionar en torno a la construcción poética de la literatura de Incardona. ii Zygmunt Bauman señala que un resultado de la introducción de maquinarias y de la organización del trabajo en gran escala es el sometimiento de los obreros a una mortal rutina mecánica y administrativa. En algunos de los sistemas de producción anteriores, se les concedía a los trabajadores la oportunidad de expresar su personalidad en el trabajo; a veces, incluso, quedaba lugar para

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manifestaciones artísticas, y el artesano obtenía placer de su trabajo (Trabajo, consumismo y nuevos pobres 22) Bibliografía Agacinski, Sylviane. El pasaje. Tiempo, modernidad y nostalgia. Buenos Aires: La marca editora, 2009. Attali, Jaques. Chemins de sagesse: traité du labyrinths. París: Fayard, 1996. Bauman, Zygmunt. Modernidad líquida. Buenos Aires: FCE, 2010. _. Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Barcelona: Gedisa, 2000. Buck- Morss, Susan. The dialectics of seeing. Walter Benjamin and the Arcades Project. London: MIT Press paperback edition, 1991. _. Walter Benjamin, escritor revolucionario. Buenos Aires: Interzona, 2005. Castoriadis, Cornelius. La Institución Imaginaria de la Sociedad. Bs. As: Tusquets, 2010. Certau, Michel de, Luce Giard y Pierre Mayol. La invención de lo cotidiano 1. Artes de hacer. México: Universidad Iberoamericana. Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, 2000. _. La invención de lo cotidiano. 2. Habitar, cocinar. México: Universidad Iberoamericana. Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, 2006 Gorelik, Adrián. La grilla y el parque. Espacio público y cultura urbana en Buenos Aires, 1887- 1936. 1998. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2010. Incardona, Juan Diego. Objetos maravillosos. Buenos Aires: Tamarisco, 2007. Schettini, Ariel. “Misteriosa Gran Buenos Aires” (08 agosto, 2008). Web. Nov. 2012. Sennett, Richard. El artesano. Barcelona: Anagrama, 2009.

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