Juan Armada Losada, marqués de Figueroa: político, literato y académico gallego. Apuntes bio-bibliográficos

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Descripción

MISCELÁNEA DE CULTURA E INVESTIGACIÓN

BIBLIOTEC A SE MINARIO DIOCESANO Nº 51 (Vol. XXVI)

LUGO, 2015

ESTUDIOS Juan Armada Losada, marqués de Figueroa: político, literato y académico gallego. Apuntes bio-bibliográficos Por PABLO RAMÍREZ JEREZ Resumen: El presente artículo analiza la figura intelectual de Juan Armada Losada, marqués de Figueroa (1861-1932), un personaje poco conocido en la actualidad que tuvo cierta relevancia en la política de la Restauración y en la literatura de su tiempo, en la que destacó como novelista y poeta, tanto en castellano como en gallego. Ocupó escaño parlamentario en las filas conservadoras durante más de treinta años, por Puentedeume y La Coruña, siendo ministro de Agricultura y Obras Públicas (1904) y de Justicia (1907-1909) en sendos gobiernos dirigidos por Antonio Maura, además de ser un destacado miembro del Ateneo de Madrid y académico de número de las Reales Academias de Ciencias Morales y Políticas y de la Española. Palabras clave: Políticos españoles, escritores gallegos, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Real Academia Española, Ateneo Abstract: This paper analyzes the intellectual figure of Juan Armada Losada, Marquis de Figueroa (1861-1932), a character little known today that had some relevance in the politics of the Restoration period and the literature of his time, in which he stood out as a novelist and poet, both in Castilian and Galician. He held parliamentary seat in the conservative ranks for over thirty years, representing Puentedeume and Corunna, being Minister of Agriculture and Public Works (1904) and Justice (1907-1909) in two governments led by Antonio Maura, as well as being an outstanding member of the Madrid Athenaeum and academic of both the Royal Academy of Moral and Political Science and Royal Academy of Spanish Language. Keywords: Spanish politicians, Galician writers, Royal Academy of Moral and Political Sciences, Royal Academy of Spanish Language, Madrid Athenaeum

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Juan Armada nació en Madrid el 4 de mayo de 1861. Fueron sus padres Juan Armada Valdés, hijo del conde de Revillagigedo y diputado por Santiago entre 1857 y 1871, y Ramona Losada Miranda Pardo de Figueroa, marquesa de Figueroa, de quien heredó el título cuando esta falleció en 18801. El linaje de los Armada es de origen gallego, y Juan pasó su infancia en el lugar de Santa Cruz de Ribadulla, perteneciente al municipio coruñés de Vedra. Tras estudiar Derecho en la Universidad de Santiago, se doctoró en la Universidad Central, si bien nunca llegó a ejercer como abogado, y decidió dedicarse a la literatura y a la política. Fue un personaje muy destacado del Partido Conservador, bastante inmovilista en sus posiciones, y que obtuvo acta de diputado ininterrumpidamente entre 1891 y 1923. En asuntos de política gallega formó parte de la plana mayor del conservadurismo, llegando a ser la figura más importante de la facción maurista en Galicia; a partir de 1910 se hizo cargo de la herencia de Linares Rivas como jefe de los conservadores en La Coruña, constituyendo uno de los apoyos esenciales de Antonio Maura en la lucha que este mantuvo con Eduardo Dato por la jefatura del Partido Conservador2. Así, en la ruptura entre Maura y Dato, que tuvo lugar en 1913, el marqués de Figueroa se mantuvo fiel al primero. Su ideario político queda bien pronto patente en las discusiones que tuvieron lugar en el Ateneo en 1887 sobre el gobierno parlamentario y su funcionamiento en el contexto de la Restauración española. En estos debates participaron constitucionalistas, monárquicos defensores del parlamentarismo y republicanos. Los primeros tenían su modelo en la Alemania de Bismarck, los segundos en el parlamentarismo inglés y los últimos en el sistema presidencialista norteamericano3. A este respecto, Figueroa era partidario de un acuerdo entre monárquicos y republicanos en la defensa del régimen parlamentario, si bien él estaba en contra del gobierno de responsabilidad parlamentaria, prefiriendo una organización de tipo alemán a una de tipo norteamericano. Su programa político es un buen ejemplo del pensamiento conservador español de aquellos días, abogando por las ventajas de la vida corporativa que constituye una verdadera representación 1 Diccionario Biográfico Español, “Juan Armada y Losada”, Diccionario Biográfico Español, Real Academia de la Historia (2009), t. V, págs 420-422. 2 José Varela ortega, dir, El poder de la influencia: Geograf ía del caciquismo en España (18751923), Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2001, pág. 360. 3 Francisco Villacorta baños, El Ateneo de Madrid (1885-1912), Madrid, CSIC, 1985, págs. 134-136.



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social. Entre las esencias del conservadurismo al que él se adhería destacaba la tendencia a concebir la nación como un conjunto organizado de intereses que se encarnaban en las instituciones y formas de organización social de tipo tradicional, con jerarquías sociales y poderes locales independientes, todo ello basado en una reforma administrativa profunda y la independencia del poder judicial. Asimismo, el marqués era más partidario de crear un cuerpo electoral con conciencia de su misión que de introducir innovaciones radicales como el sufragio universal, que finalmente se aprobaría en 1890. Todas estas ideas quedaron expuestas en su trabajo Apuntes sobre organización política4. En el Congreso de los Diputados, donde tuvo fama de buen orador, desplegó una amplia actividad en muy diferentes asuntos. Si bien no es el objetivo del presente trabajo glosar su actividad política ni analizar la misma a través de sus expedientes personales o la prensa de la época, si merece la pena citar cita su actividad parlamentaria. Entre 1891 y 1910 fue diputado electo por Puentedeume, y desde 1910 hasta 1923 por La Coruña. Su campo de actuación fue muy variado, aunque destaca, obviamente, su dedicación a asuntos relativos a Galicia, ya fuera sobre infraestructuras, pesca, cabaña ganadera, problemas sociales y laborales o asuntos culturales. Un aspecto destacable al respecto es que a lo largo de toda su vida se mostró partidario del régimen de propiedad basado en los foros y contrario a su abolición. La primera vez que ocupó un escaño parlamentario, en la legislatura 1891-1892, con gran mayoría conservadora, fue miembro de las comisiones de actas, de ampliación de la facultad del Banco de España para emitir billetes y diferentes comisiones de carreteras para Galicia y Asturias, y tomó parte en diversas discusiones sobre asuntos de actas, en la presentación del Proyecto de Ley de Pesca de 1891, en concreto sobre el uso del aparejo llamado traíña, carreteras, presupuestos y algunos asuntos sobre política penitenciaria5. En la legislatura 1893-1894, con los conservadores en minoría, y en la que destacaron las leyes sobre el Ejército y la Armada, formó parte de las comisiones de incompatibilidades y de diversas carreteras; participó además en discusiones acerca de legislación militar sobre candidatos militares 4 Publicado en Revista de España, 117 (1887), p. 526-556 5 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 21 (18911892). Índice, pág. 347.

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al Parlamento, incompatibilidad de diversos diputados, carreteras, asuntos de defensa, presupuestos, y dificultades en la exportación de ganado vacuno a Inglaterra6. En la de 1894-1896, siguió formando parte de comisiones de carreteras y ferrocarriles, así como de las que se ocuparon de erigir la estatua de Concepción Arenal7, la cesión del fuerte de San Carlos al Ayuntamiento de La Coruña, o la concesión de derechos pasivos a los secretarios de las Juntas provinciales de Instrucción Pública. Intervino además en las discusiones del Real Decreto sobre reorganización de la segunda enseñanza, exportación de ganado vacuno de Galicia a Inglaterra, creación de un octavo cuerpo de ejército, concesión de derechos pasivos a personal de la Armada, acta de Chantada, y sobre la solicitud de créditos para paliar los desastres causados por los temporales en Galicia8. Por su parte, en la siguiente legislatura, 1896-1898, siguió trabajando en comisiones de carreteras varias y presupuestos, y tomó parte en las discusiones sobre presupuestos, modificación de impuestos, medios de obtener recursos extraordinarios para el Tesoro público, así como de construcción de diversas carreteras en Galicia, a saber, de playa de Miño a Villamateo, de la estación de Puentedeume a la plaza de dicha villa, y de Ares a Mugardo9. En la legislatura 1898-1899 fue de nuevo miembro de comisiones de actas, de la encargada de la concesión de la propiedad del fuerte de San Carlos al Ayuntamiento de La Coruña, y de carreteras varias. Intervino en discusiones sobre las actas de Gijón y Villanueva de los Infantes, carretas gallegas, reorganización del personal de ministerios civiles y modificación de sus plantillas10. En la legislatura 1899-1900, marcada por la derrota de 1898 y el consiguiente abandono de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, ocupó el puesto de vicepresidente 3.º de la Mesa, desplegó una gran actividad parlamentaria, 6 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 22 (18931894). Índice, págs. 263-264. 7 Obra de Aniceto Marinas, se inauguró esta estatua en Ourense en mayo de 1898. 8 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 23 (18941896). Índice, pág. 177. 9 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 24 (18961898 y 1898-1899). Índice de la legislatura 1896-1898, págs. 204-205. 10 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 24 (18961898 y 1898-1899). Índice de la legislatura 1898-1899, págs. 173-174.



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siendo miembro de las comisiones de incompatibilidades, examen de cuentas, fijación del interés legal del dinero, ferrocarril de Santiago a Cortiñán, carreteras varias, declaración de puertos de interés general a favor de Redondela, Cedeira, Espasante y Barquero, fijación de las fuerzas navales para 1899-1900, reglas para la recaudación de derechos aduaneros, relaciones comerciales con los Países Bajos, reforma de la ley constitutiva del Consejo de Instrucción Pública, situación de funcionarios de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, y situación de los jefes y oficiales repatriados de Ultramar. Las discusiones en que participó se centraron en asuntos de carreteras, el ferrocarril de Santiago, fuerzas navales para 1899-1900, abusos cometidos en los arsenales de la Marina, presupuesto de gastos de diversos ministerios, impuestos varios y cuentas de los funcionarios de ultramar11. Fue nombrado primer vicepresidente de la Mesa para la legislatura 19001901, en la que actuó en las Comisiones de actas, deuda pública, corrección de estilo, creación del Consejo y de la Inspección de la Minería, y para la autorización para armar un crucero y tres cañoneros. Volvió a intervenir en los debates sobre el uso de la traíña para la pesca en las costas gallegas, el ferrocarril de Santiago a Cortiñán, y marina de guerra12. En la siguiente legislatura, 1901-1902, continuó adscrito a diversas comisiones de infraestructuras: obras de diversos pantanos, ferrocarriles y carreteras y puerto de Corcubión; participó en los debates sobre los sucesos acaecidos en La Coruña por la huelga de los empleados de consumos y su posterior represión, y en su Colegio de Abogados, sobre el empleo de dinamita para la pesca en las Rías Altas, presupuestos y organización de universidades13. No fue miembro de ninguna comisión en la legislatura 1902-1903, en la que tomó parte en las discusiones sobre los problemas del abastecimiento de carne en Madrid, la creación del Instituto del Trabajo, y la rebaja de derechos arancelarios para la importación de maíz, debido a las malas cosechas y a la importancia de dicho producto para Galicia14. 11 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 25 (18991900). Índice, págs. 236-237. 12 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 26 (19001901, 1901-1902, 1902-1903). Índice de la legislatura 1900-1901, págs. 48-49. 13 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 26 (19001901, 1901-1902, 1902-1903). Índice de la legislatura 1901-1902, págs. 192-193. 14 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 26 (19001901, 1901-1902, 1902-1903). Índice de la legislatura 1902-1903, pág. 57.

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De nuevo ocupó el cargo de primer vicepresidente en la legislatura 19031904, en la que su jefe político y amigo Antonio Maura accedió a la jefatura del gobierno por primera vez, y durante la que figuró como miembro de muchas comisiones: Presupuestos, carreteras, ferrocarril de Betanzos a Ferrol, ratificación del tratado de propiedad literaria entre España y México, reforma de diversos artículos del Código de Comercio y de la Ley Municipal, reforma del reglamento del Congreso, retiro forzoso de jefes y oficiales, fuerzas navales para 1904, ingreso y ascenso de funcionarios de Hacienda; en cuanto a las discusiones, participó en las dedicadas a presupuestos, pesca con aparatos de arrastre en Galicia, reorganización de los servicios del Ministerio de Guerra, impuestos sobre el alcohol, y obligaciones pendientes de liquidación procedentes de ultramar15. Siguió manteniendo el cargo de primer vicepresidente en la legislatura 1904-1905, en la que fue, brevemente, Ministro de Agricultura y Obras Públicas en el primer gobierno de Maura, en diciembre de 1904. Figuró en las comisiones de presupuestos, regularización y mejora del cambio, suplicatorios, y represión del anarquismo, tomando parte en las discusiones sobre dictámenes de actas e incompatibilidades, el suplicatorio para procesar a Lerroux por la publicación de dos artículos en “El Censor”, interpretaciones de artículos del reglamento del Congreso, créditos extraordinarios, y problemas de la emigración en La Coruña, Vigo y Málaga; como Ministro intervino además en la discusión de cuestiones relacionadas con la construcción del puerto de Denia y la carretera de Granada a Motril16. Menor actividad desplegó en la legislatura 1905-1907, durante la que fue miembro de las comisiones de actas, la encargada de la erección en La Coruña de una estatua de bronce a Aureliano Linares Rivas17, y las de comunicación de la boda del rey Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg, y proyecto de ley de su dotación anual. Sólo intervino en algunas discusiones de actas y en el debate sobre las obras del canal de Aragón y Cataluña18. Durante las legislaturas 1907-1908 y 1908-1909 fue Ministro de Gracia y Justicia, de nuevo con Maura como Presidente del Consejo de Ministros. 15 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 27 (19031904, 1904-1905, 1905-1907). Índice de la legislatura 1903-1904, págs. 230-231. 16 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 27 (19031904, 1904-1905, 1905-1907). Índice de la legislatura 1904-1905, págs. 51-52 17 Obra de Agustín Querol, se inauguró a finales de 1905. 18 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 27 (19031904, 1904-1905, 1905-1907). Índice de la legislatura 1905-1907, pág. 32.



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Como Ministro del ramo intervino fundamentalmente en asuntos judiciales y de orden público, en asuntos de actas, sobre los atentados anarquistas en Barcelona y restablecimiento del orden público en dicha ciudad, abusos y coacciones electorales, reorganización de la administración de justicia en los Juzgados municipales, demarcaciones notariales, ingreso en la carrera fiscal, fundación del hospital e iglesia de Montserrat, procesamiento de concejales corruptos, sucesos del penal de Ocaña, instalación de la cárcel de Figueras y establecimiento de colonias penitenciarias, saqueo de obras de arte en las Iglesias, nombramiento de jueces, reorganización del ministerio, presupuesto de gastos, condena condicional, la construcción de la nueva cárcel de Sevilla, ascensos en la carrera judicial, redención de foros en Galicia, Asturias y León, nombramiento de jueces y personal de justicia, presupuestos generales del Estado, indultos varios, sucesos de la cárcel Modelo de Madrid, reforma de la ley Hipotecaria, sucesos ocurridos en la carrera de San Jerónimo, y concesión de amnistía por determinados delitos19. A partir de 1910 sería elegido diputado por La Coruña. En la legislatura 1910-1911 formó parte de diversas comisiones de carreteras y participó en las discusiones sobre la conveniencia de admitir la promesa por el honor en vez del juramento en nombramientos que así lo exijan, la inspección de ayuntamientos en el distrito de coruñés de Órdenes, y la necesidad de declarar la vacante del Ferrol20. Durante la legislatura 1911-1914, en la que fue nombrado Consejero de Estado, estuvo presente en las comisiones de jurisdicción y modo de proceder contra senadores y diputados por razón de delito, regulación de las suspensiones de pagos, erección de la estatua de Eduardo Saavedra21, declaración de monumentos nacionales la capilla del Gran Hospital de los Reyes Católicos y la iglesia de Santo Domingo en la ciudad de Santiago, explotación del ferrocarril Betanzos-Ferrol, y reducción de aranceles para el maíz importado. Tomó parte en los debates sobre modificación de la ley de Justicia Municipal, la ley relativa a los empleados del Ministerio de Gracia 19 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 28 (19071908, 1908-1909, 1909-1910). Índice de la legislatura 1907-1908, págs. 134-137; Índice de la legislatura 1908-1909, págs. 46-47. 20 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 29 (19101911, 1911-1914, 1914-1915, 1915). Índice de la legislatura 1910-1911, págs. 110-111. 21 Obra de Julio Antonio, se inauguró en Tarragona en 1914-

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y Justicia, la jurisdicción y modo de proceder contra senadores y diputados por razón de delito, y sobre los aranceles del maíz22. En la siguiente legislatura, 1914-1915, formó parte de las comisiones de reglamentación del trabajo nocturno en la industria panificadora, y de autorización a la Junta de Obras del puerto de la Coruña para emitir obligaciones; en cuanto a las discusiones, intervino en las de contestación al discurso de la corona, municipalización de servicios, y presupuestos para 191523. En las legislaturas de 1916 y 1917-1918 tomó parte en las discusiones sobre los sucesos en Porto del Son, donde hubo graves disturbios por un problema de reparto de consumos, las medidas para restablecer la circulación de trenes en Galicia, gastos de reconstitución nacional, y sobre la competencia que hace a los Montes de Piedad la Caja Postal24. En la siguiente legislatura, 1918-1919 formó parte de las comisiones permanente de la presidencia del Consejo de Ministros, contestación al discurso de la Corona, créditos extraordinarios para obras públicas en Canarias, y ordenamiento y nacionalización de las industrias que necesite la defensa nacional25. Por otro lado, llegó a ser Presidente interino del Congreso del 25 de junio al 27 de julio de 1919, en la legislatura 1919-1920, en la que además dimitió como Consejero de Estado. Fue miembro de la comisión permanente de la presidencia del Consejo de Ministros, y participó en los debates sobre la prórroga de créditos para julio de 1919, diversas actas, firma de la paz de Versalles, sucesos ocurridos en el protectorado de Marruecos, y el programa del gobierno de Sánchez de Toca26. En la legislatura 1921-1922 fue Presidente de las secciones 3.ª y 7.ª, además de pertenecer a la comisión permanente de la presidencia del Consejo de Ministros. En cuanto a las discusiones, tomó parte asuntos de actas de 22 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 29 (19101911, 1911-1914, 1914-1915, 1915). Índice de la legislatura 1911-1914, pág. 62 23 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 29 (19101911, 1911-1914, 1914-1915, 1915). Índice de la legislatura 1914-1915, pág. 117. 24 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 30 (1916, 1917-1918, 1918-1919, 1919-1920). Índice de la legislatura 1916, pág. 118. 25 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 30 (1916, 1917-1918, 1918-1919, 1919-1920). Índice de la legislatura 1918-1919, pág. 128. 26 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 30 (1916, 1917-1918, 1918-1919, 1919-1920). Índice de la legislatura 1919-1920, págs. 120-121.



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Retrato de Juan Armada Losada, marqués de Figueroa. Archivo de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

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Villaviciosa, proposición de ley solicitando un crédito para conmemorar el centenario de la batalla de Villalar, política social y agraria e interpretación del reglamento. Asimismo, presentó un ruego al Ministerio de Hacienda sobre la libertad arancelaria para la importación de maíz, y otro al Ministerio de Gracia y Justicia sobre el movimiento de la propiedad foral en Galicia27. Por último, en la corta legislatura de 1923, siguió como presidente de la sección 3ª y como miembro de la comisión permanente de Estado. Participó en los debates sobre la eficacia de las comisiones permanentes, responsabilidades con motivo de la acción de España en Marruecos, y el nombramiento de la Comisión para investigar las responsabilidades políticas por la acción de España en Marruecos28. Tras la llegada al poder de Primo de Rivera, el marqués de Figueroa se retiró de la política activa y se dedicó a sus intereses culturales. Además de su labor como diputado, había sido Director General de lo Contencioso del Estado en 1895, con categoría de Jefe Superior de Administración. Durante el poco tiempo que fue Ministro de Agricultura y Obras Públicas en el primer gobierno de Maura, del 5 al 16 de diciembre de 1904, no tuvo apenas tiempo para llevar a cabo ninguna labor legislativa. El 10 de enero de 1907, por otra parte, fue nombrado vocal de la Junta para el Fomento de la Educación Nacional, organismo que se suprimió en noviembre de ese mismo año. En cambio, su labor como Ministro de Gracia y Justicia en el llamado “gobierno largo” de Maura, revistió mucha mayor importancia. En este gobierno, el marqués de Figueroa en Justicia, Juan de la Cierva en Gobernación y Rodríguez Sampedro en la cartera de Instrucción Pública, representaban a la facción más conservadora del partido de Maura29. Figueroa ocupó el cargo del 25 de enero de 1907 al 21 de octubre de 1909; durante su mandato, el más largo de un ministro de Justicia hasta la Dictadura, se restableció la necesidad de las declaraciones de “acatolicidad” para contraer matrimonio civil (orden de 28 de febrero de 1907), que había suprimido Romanones, se emitió el Real Decreto sobre estadística penitenciaria (12 de diciembre de 1907), se creó el Cuerpo Técnico de Letrados del Ministerio (Ley de 12 de 27 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 31 (19211922, 1922-1923, 1923). Índice de la legislatura 1921-1922, pág. 304. 28 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Diario de Sesiones. Serie histórica. CD-ROM n.º 31 (19211922, 1922-1923, 1923). Índice de la legislatura 1923, pág. 282. 29 José Calvo y Pep Martí, Antonio Maura, Barcelona, Ediciones B, 2003, pág. 187.



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agosto de 1908), y consiguió que las Cortes aprobaran sus proyectos de Ley de Justicia Municipal (5 de agosto de 1907), de Condena Condicional (Ley de 17 de marzo de 1908), seguido de un Real Decreto del 26 del mismo mes y año sobre la misma materia, y de reforma de la Ley Hipotecaria (ley de 21 de abril de 1909)30. En enero de 1908 se llegó a presentar un proyecto de ley de Represión del Terrorismo, con el objetivo declarado de actuar con mano dura contra los centros y publicaciones anarquistas, que fue muy contestado por toda la oposición, y finalmente retirado por el gobierno en junio de ese mismo año. Asimismo, desde su cargo de Ministro de Gracia y Justicia se encargó de leer los discursos de apertura de tribunales en 1907, sobre las Condiciones inexcusables de la recta función de la justicia y en 1909, acerca de Las normas del derecho como reguladoras de las relaciones sociales entre el individuo y la colectividad. Tras su paso por el ministerio, en 1912 fue nombrado Consejero Permanente de Estado con destino a la sección de Hacienda, Fomento e Instrucción, cargo del que dimitió en 1919. Entre sus últimas actuaciones políticas destacó su intervención en 1919 en las gestiones para formar el centro constitucional junto a los regionalistas catalanes. El marqués de Figueroa fue además una persona capaz de conciliar su actividad política en Madrid con una amplia cultura literaria y el amor por su tierra gallega, adonde se desplazaba siempre que se lo permitían sus obligaciones. En efecto, el marqués fue un escritor polifacético: novelista, articulista, poeta y estudioso de la literatura, además de prolífico conferenciante sobre temas muy diversos. El obispo Eijo y Garay, quien ocupó la plaza que fue del marqués en la Real Academia de Ciencias Morales, y gallego como Figueroa, dijo de él que fue “florido poeta, cantor de la amada Galicia y feliz cultivador de su meliflua lengua; novelista vivo y sentido, observador y retratista de almas y de paisajes; escritor notable en materias políticas”31. Como autor gallego estuvo ciertamente a la sombra de los grandes nombres de la literatura del Rexurdimento, si bien fue una destacada personalidad literaria desde la década de 1880 y “uno de los primeros que die30 Francisco Lasso Gaite, El Ministerio de justicia: Su imagen histórica (1714-1981), Madrid, Imp. Sáez, 1984, pág. 177. 31 Leopoldo Eijo y Garay, La persona jurídica; discurso leído en el acto de su recepción en la Academia de Ciencias Morales y Políticas, Madrid, Academia de Ciencias Morales y Políticas, 1935, pág. 7.

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ron a conocer en los círculos literarios de Madrid los valores de la lírica regional”32. Sintió una verdadera pasión por su tierra, algo que demuestra constantemente en su obra literaria, siendo un gran apologista de las tradiciones nobiliarias y populares gallegas, y estando siempre dispuesto a compartir sus conocimientos y erudición. Como articulista, publicó tanto en la prensa madrileña como en la gallega, e incluso en algunos periódicos de la emigración gallega en América. Su narrativa es de corte naturalista y gira en torno a dos temas fundamentales, el enaltecimiento de la formación cristiana y la censura de las ambiciones políticas, mientras que su estilo poético está muy influido por los clásicos españoles, especialmente los místicos. Es autor de cuatro novelas en castellano: El último estudiante (Madrid, 1883), Antonia Fuertes (Madrid, 1885), La vizcondesa de Armas (Madrid, 1887), y Gondar y Forteza (Madrid, 1900). Emilia Pardo Bazán, amiga y pariente lejana del marqués, le animó en sus primeros pasos de escritor, y respecto a El último estudiante, su primera novela, dice que “su contextura interna es flaca y endeble”, debido a la juventud del autor, aunque le reconoce un lenguaje elegante. Es un proyecto de novela, en donde “no acierta a plantear con brío los caracteres, a sondear las pasiones y a buscar las profundidades del alma”, si bien describe “con bastante colorido y fidelidad la fisionomía y costumbres de la bohemia estudiantil compostelana”. Admite, finalmente, sus dotes de escritor, y le recomienda que “ahonde más en el corazón, en el alma del hombre, en los dramas de la vida”33. Por su parte, un estudioso moderno califica esta obra de “paradigma de la novela de costumbres estudiantiles naturalista” 34, tan abundante en la literatura de la época, y donde ya aparece el tono moralista y la apelación a una educación en clave cristiana; no en vano el marqués tenía uno de sus referentes en el padre Coloma. Más adelante veremos cómo el tema de la educación moral tuvo gran importancia en su pensamiento. Su siguiente novela, Antonia Fuertes, ambientada en una aldea pesquera gallega, fue premiada en el certamen literario de la Sociedad Recreativa de 32 Francisco Lanza Álvarez, Dos mil nombres gallegos, Buenos Aires, Ediciones Galicia, 1953, pág. 23. 33 Emilia Pardo Bazán, “Carta al señor Marqués de Figueroa: sobre su novela El último estudiante”, Escenas contemporáneas, t. III, n.º 26 (1883), págs. 216-218. 34 Fermín Ezpeleta Aguilar, “La Casa de la Troya (1915): novela tributaria de El Ultimo Estudiante (1883), del Marqués de Figueroa”, Moenia, 12 (2006), págs. 319-331.



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Artesanos de La Coruña35. La vizcondesa de armas, una de las más exitosas, es una crítica a la nobleza frívola, derrochadora y ociosa; fue elogiosamente comentada desde Cuba por A.L. Baró, quien destacó su realismo de buen tono calificándola de “admirable narración en que brillan unidos a un castizo y correcto lenguaje la galanura del estilo y lo ingenioso del plan”36; Gondar y Forteza, su última novela, entra de lleno en la novela histórica, con abundantes episodios románticos y leyendas populares, ambientándose en una imaginaria ciudad gallega, Forteza, y su valle circundante, Gondar, y en la que narra la lucha entre revolucionarios y tradicionalistas en el contexto de la Revolución de 1868. Un crítico de la época destacó “su excelente forma literaria, su elegante y castizo lenguaje”37. El marqués de Figueroa destacó también como crítico literario y estudioso de la literatura gallega, y como tal es autor de dos conferencias leídas en el Ateneo de Madrid: Fernán Caballero y la novela en su tiempo (1886)38, y De la poesía gallega (Madrid, 1889), en la que enjuicia la literatura gallega desde la Edad media hasta la época presente. Fue esta la primera vez que se trataba dicho tema en el Ateneo, y vino muy oportunamente para combatir las ideas que había expuesto el catedrático Antonio Sánchez Moguel en su discurso de ingreso en la Real Academia Española en 1888, sobre los regionalismos catalán y gallego, muy críticas con el celticismo gallego y la literatura regional. El marqués de Figueroa deja patente en su discurso el predominio de la corriente lírica en la poesía gallega sin menospreciar por ello el romance, pero lo más novedoso, según Pardo Bazán, es el alegato a favor de la autenticidad del tributo de las cien doncellas y las hazañas del Figueiral figueiredo, según narra la canción de los Figueroa y que tiene que ver con el escudo nobiliario de dicha familia, símbolo del valor con que los donceles gallegos se lanzaron a redimir el peito burdelo (pecho infame)39. 35 El jurado de ese certamen estuvo formado por Cánovas del Castillo, Emilio Castelar, Segismundo Moret, Gaspar Núñez de Arce, Ramón de Campoamor, Luis Alfonso y José Rodríguez Carracido36 V. Galicia Moderna (La Habana), año 3, n.º 97 (6 de marzo de 1887), pág. 1. 37 Eduardo Gómez de Baquero, “Crónica literaria: Gondar y Forteza, por el marqués de Figueroa”, La España Moderna, t. 136 (abril 1900), págs 159-162. 38 V. “La España del siglo XIX: colección de conferencias históricas celebradas durante el curso 18851886”, t. II, Madrid, Ateneo, 1886, pág. 297-323. 39 Emilia Pardo Bazán, “De la poesía gallega. Discurso leído en el Ateneo de Madrid por el marqués de Figueroa”, La España Moderna, t. II (feb. 1889), págs. 190-196. Igualmente alabó el discurso como una gran defensa de la literatura gallega A. Díaz de Rábago, “De la poesía gallega. Discurso leído en el Ateneo de Madrid por el marqués de Figueroa”, Galicia. Revista Regional, año 3, n.º 5 (mayo de 1889), págs. 305-309.

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Por otra parte, comenta el marqués la influencia provenzal en Galicia y el elemento céltico, sin llevarlo a exageraciones intencionadas ni sacarlo de su contexto literario. Otros textos sobre Galicia son los artículos La cuestión magna: carta al Sr. D. Joaquín Maldonado Macanaz40, que versa sobre el regionalismo, La crisis pecuaria en Galicia41, El alma gallega42, y sobre todo su libro Del solar galaico (Madrid, 1917); esta obra contiene un largo preludio, a modo de unas memorias, donde después de evocar un viaje por Gran Bretaña, alabando el excelente estado del campo inglés, narra recuerdos de su infancia en Ribadulla y en el palacio de Fefiñanes de Cambados, perteneciente a los Figueroa y donde residió largas temporadas. El marqués, aunque debido a sus ocupaciones residía gran parte del año en Madrid, sentía un gran aprecio por el mundo rural, donde la vida del pasado se refleja y fija de manera especial, donde las cosas son muy estables y los cambios muy lentos, y donde prevalece la realidad sobre los artificios. El libro incluye una serie de cuarenta poemas gallegos agrupados bajo el título de Relembranzas e trasacordos, donde recoge diversos tipos y costumbres populares. A propósito de sus poemas dice el propio marqués: “… los pobres versos que exhumo, siempre servirán para homenaje a la tierra, siéndolo a la lengua, que en el propio solar tantos, grandes y chicos, olvidan o menosprecian” (p. 88), y reconoce que el objeto que inspira sus poemas es “recordar y celebrar la región galaica, en las dos lenguas de que se ufana; la que es común, la general, a cuya perfección contribuye Galicia con Castilla, y la que nos es peculiar y privativa; hablas que alternan y fraternizan, mostrando que no tienen por qué recelarse, ni por qué malquererse, pues se completan al servir, en noble porf ía, los fines de región que es necesariamente bilingüe” (p. 89); termina el volumen con otro estudio sobre Galicia, De la tierra gallega y de su poesía43. Su otra obra importante de temática gallega y de poemas lleva por título Libro de cantigas. En tierras galaico-lusitanas. Impresiones. Reminiscencias del vagar (Madrid, 1928); comienza con la parte titulada En tierras galaicolusitanas, una evocación de la naturaleza, las montañas y el paisaje de la 40 V. Galicia: Revista Regional de Ciencias, Letras, Artes, Folk-lore, etc., año 3, n.º 5 (mayo 1889), págs. 283-289. 41 V. Galicia moderna (La Habana), n.º 167 (julio 1888), pág. 2. 42 V. Galicia. Revista Regional, año 3, n.º 1 (1908), pág. 8. 43 Se trata de una conferencia dedicada a la Sociedad “Reunión de Artesanos de La Coruña”, y leída en ella el 20 de febrero de 1916.



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esquina noroccidental de la península, a la que denomina región galaicoduriense, con anotaciones sobre su lugar en la geograf ía antigua, los restos de sus antiguos moradores, los dólmenes y castros y la época de los celtas, a la vez que cita diferentes trabajos de numerosos estudiosos portugueses (Leite de Vasconcellos, Oliveira Martins, Mendes Corrêa), buenos conocedores y amantes de estas “terras minhotas”. La segunda parte del libro la forman los poemas gallegos, una celebración lírica del amor y de la patria, así como poesía religiosa de tono ascético, que recuerda a la mística castellana del siglo XVII. Se acerca también en esta obra al portugués, manifestándose en la vaguedad de las cantigas, el léxico y la morfología. Su poesía ofrece una mezcla de popularismo y didactismo conceptista que le da cierto carácter y un sello especial, si bien no revelan un acento penetrante y perentorio. Son versos singulares, sin ser originales44. Publicó otras poesías sueltas en la revista “Nós: Boletín mensual de cultura galega”45, y en el “Barbero Municipal”46, de Rianxo. Siempre cercano a su tierra, y comprometido con su vida cultural, en 1900 se encargó de leer el discurso de apertura de los Juegos Florales de Pontevedra, organizados por la sociedad “Círculo Católico”; por otro lado, pronunció una conferencia, en agosto de 1920, en el Liceo Recreativo de Betanzos con motivo de la inauguración de una exposición de pintura de José Seijo Rubio (1881-1970). Con todo, su actividad y gustos intelectuales no se limitaban a la temática gallega. Una buena muestra de ello son sus artículos en la revista “Nuestro Tiempo”, una de las publicaciones más prestigiosas del primer tercio del siglo XX que publicaba trabajos sobre temas sociológicos, científicos y culturales. Allí, con el pseudónimo de Cristóbal Botella publicó los textos La Revolución y el Socialismo (1902) y El problema de la población en España (1903), y ya como marqués de Figueroa colaboró con los artículos Del estado político y social de España (1901), Crisis de la libertad (1902), De la moral en las sociedades modernas (1905), De la educación por la libertad y para la libertad (1907) y Doña Concepción Arenal (1915)47. 44 Ricardo Carballo Calero, Historia de la literatura galega contemporánea, Vigo, Galaxia, 1975, págs. 476-477. 45 Allí publicó sus poemas ¿Fada ou quimeira? ¿Vixilia ou sono? (n.º 3, 1920), Falares miñotos (n.º 21, 1925), Todos chámanlle coitado (n.º 31, 1926) e Igrexafeita (n.º 91, 1931). 46 Por ejemplo, el poema O can doente (n.º 99, 1912). 47 Se trata del Discurso pronunciado en elogio de Doña Concepción Arenal en la solemne sesión inaugural del II Congreso Penitenciario Español, celebrado en La Coruña el 1 de agosto de 1914.

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Por otro lado, frecuentó asiduamente el Ateneo, el gran centro intelectual madrileño de su época y del que fue vicepresidente entre 1913 y 1916. Ya se ha comentado su participación en las discusiones sobre el gobierno parlamentario que tuvieron lugar en 1887. Participó en muchas otras, como las que se celebraron sobre cuestiones religiosas, leyendo una conferencia en 1885 titulada La influencia del Pontificado en la política de nuestros días. También intervino dentro del Ateneo en debates de muy diversa índole, como sobre la cuestión social (1894), el naturalismo en la literatura (1884), la discusión de la memoria de Daniel López “Política de Carlos III” (1888), la de Rafael Salillas sobre “La antropología en el derecho penal” (1889), o la discusión de la memoria de Pedro Pérez Díaz “Derechos y deberes entre trabajadores y capitalistas” (1894)48. En 1914 pronunció en este centro una conferencia sobre La crisis de nuestra civilización (Madrid, 1914). Otro aspecto importante del pensamiento del marqués de Figueroa fue su gran aprecio por Portugal, país sobre el que escribió en el ya citado En tierras galaico-lusitanas y el artículo Le Portugal49, sobre un viaje que efectuó por Portugal. Ya antes, en 1891 escribió una Carta al director de “La Monarquía”50, donde denunciaba los abusos del colonialismo inglés en zonas del África portuguesa y enlazaba el renacimiento de la literatura gallega con la portuguesa. En cuestiones políticas, se mostró partidario de una alianza entre Portugal y España para defender en común derechos e intereses en el orden moral y material, reforzar la acción de ambos países en el concierto europeo y evitar las injerencias de otros, que tan negativas habían sido, sobre todo para Portugal. En otra visita a dicho país con ocasión de una reunión de la Asociación para el Progreso de las Ciencias, pronunció una conferencia en la Universidad de Coimbra, titulada De la naturaleza: su sentimiento y comprensión. La Atlántida (Madrid, 1925). Sus inquietudes culturales le llevaron igualmente a ser Presidente de la Unión Iberoamericana, y como tal leyó diversas conferencias sobre el mundo americano: Las Navegaciones oceánicas y la civilización peninsular personificada en Magallanes (3 de mayo de 1921), Discurso en el centenario de Camoens (1 de marzo de 1924), Civilización hispanoamericana, su carácter, sus perspectivas (25 de marzo de 1927), y El americanismo español 48 Francisco Villacorta Baños, El Ateneo de Madrid (1885-1912), Madrid, CSIC, 1985. 49 V. Nouvelle Revue Internationale, n.º 11 y 12, (7 y 15 de junio de 1890), págs. 401-408. 50 V. Almanaque de Galicia para el año de 1891, págs. 40-44.



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(192?), conferencia inaugural en la Casa de América de Barcelona con ocasión de la Feria de Muestras celebrada en aquella ciudad. El otro gran campo de actuación del marqués de Figueroa lo formaron las Reales Academias de las que fue miembro. Así, en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas resultó electo el 22 de octubre de 1910 para la medalla n.º 6, vacante por el fallecimiento de José de Cárdenas y Uriarte en 1907. Fue presentado por los académicos Alejandro Groizard, Eduardo de Hinojosa y el marqués del Vadillo51. En un primer momento fue elegido para dicha medalla Faustino Rodríguez San Pedro, pero la plaza se declaró vacante por no haber presentado su discurso de ingreso en el plazo reglamentario. Se verificó su ingreso en enero de 1912, año en el que se convirtieron en académicos numerarios otras siete distinguidas personalidades de la época: Rafael Altamira, Rafael de Ureña, Rafael M.ª de Labra, José M.ª Salvador y Barrera, Adolfo Bonilla, Ramón Fernández Hontoria y Antonio López Muñoz. En esta Academia ocupó el cargo de Censor desde el 10 de junio de 1930 hasta su fallecimiento, siendo presidente de la misma Joaquín Sánchez de Toca; antes había sido miembro de la Comisión de Gobierno Interior y de Hacienda (1918-1930). A lo largo de sus 20 años como académico se le contabilizaron 687 asistencias y se encargó de la contestación a los discursos de ingreso de tres académicos recipiendarios: los políticos y ministros Joaquín Fernández Prida (1865-1942) y Pedro Sangro y Ros de Olano, marqués de Guad-el-Jelú (1879-1959), y el sacerdote y jurista pontevedrés Javier Vales Failde (1872-1923). Participó además en dos importantes discusiones académicas: El delito colectivo, debate en el que intervino largamente en marzo y abril de 191352, y en el que participaron también los académicos Sánchez de Toca, Amós Salvador, Aramburu y Zuloaga, Bonilla y San Martín, Sanz y Escartín y Melchor Salvá, y ¿Cuál es la organización propia de una Cámara alta o Senado?, en la que disertó en siete sesiones entre abril y junio de 191953. Su discurso de ingreso, leído el 7 de enero de 1912, llevó por título De la educación moral, y fue contestado en el acto de su recepción por el político 51 Expediente del Sr. D. Juan Armada Losada. Archivo de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Cª 10. 52 V. Extractos de Discusiones de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, t. VII (1914), págs. 336-363. 53 V. Extractos de Discusiones de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, t. XI (1924), págs. 72-118.

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y jurista Javier Ugarte y Pagés (1852-1919). La educación fue un tema al que el marqués otorgó mucha importancia. En efecto, en el contexto del regeneracionismo, la educación figuraba de manera destacada en todos los programas de reforma. En aquellos años se hablaba de la instrucción pública como la parte más funcional de la enseñanza, si bien los aspectos morales de la educación no se pasaron por alto. Aunque todo el mundo era consciente de la necesidad de reformar la educación, otra cosa era la enunciación teórica de cómo debían llevarse a cabo dichas reformas y en base a qué medidas prácticas. Muchos de los académicos que ingresaron entre 1900 y 1923 tenían o habían tenido relación con la docencia, y otros estaban implicados en asociaciones para el progreso de la ciencia, de la enseñanza de la mujer, etc… Además, otros académicos tenían cargos de responsabilidad en el mundo de la instrucción pública y eran buenos conocedores de la materia. Así, varios académicos ocuparon la cartera de Instrucción Pública, creada en 1901, mientras que otros fueron destacados miembros del Consejo de Instrucción Pública o directores generales de enseñanza y de organismos educativos similares. En este contexto tan comprometido con el mundo de la instrucción pública, además de Figueroa, cuatro académicos más que ingresaron en aquellos años presentaron discursos relacionados con la educación: Amós Salvador (1903), José de Cárdenas (1905), Rafael Altamira (1912) y José M.ª Barrera (1912). Todos ellos insistían en la necesidad de mejorar el nivel educativo, aunque algunos hacían hincapié en evitar que el Estado monopolizase la educación y pidiendo que su actuación se limitase a labores de protección, inspección y vigilancia, velando también por la independencia de los establecimientos educativos privados54. El marqués de Figueroa considera que sin educación no hay convivencia social posible. La instrucción prepara a las personas para ejercer un arte, un saber o un oficio, y la educación enseña a vivir, con provecho para nosotros mismos y para los demás. Son los padres los que en los primeros años de la vida de sus hijos deben desenvolver armónicamente todas las facultades del hombre, sin exclusión de ninguna de ellas, el corazón, la voluntad, la inteligencia. Los padres deben educar también con el ejemplo, y colaborar con los hijos cuando se sometan a otras enseñanzas; deben ocuparse de educar a la infancia aquellos que sientan mayor interés en favor del niño y amor 54 Emilio de Diego García, 1857-2007. La Real Academia de Ciencias Morales y Políticas: Cultura y política en la España contemporánea, Madrid, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 2009, págs. 260-266.



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por la niñez. Y no solo eso: los educadores deben mostrarse verdaderamente educados. Es de la opinión de que la educación debería ser algo más que la enseñanza de determinados conocimientos; debía ser un nexo de unión entre las generaciones pasadas y las venideras. Desde esta perspectiva, el papel fundamental del proceso educativo correspondía a la familia. Por otro lado, la educación es algo que mira al porvenir y considera necesaria la vertiente moral y el ideal religioso. La moral, en la mentalidad religiosa de la época, significaba una regla de conducta basada en la obediencia a una ley suprema que se impone como norma por respeto a un ser divino cuyos mandatos nos obligan, y así la base de la moral se consolida y se afirma. Es la moral cristiana la que realmente educa para atemperar y tonificar las almas. A este respecto, el marqués critica duramente las doctrinas de Rousseau. No le gusta la idea del Estado docente, pues así se pone el Estado frente a la familia y caen las sociedades en servidumbre. Pone como ejemplo las escuelas secundarias que abundaban en Francia a principios del XIX, que nacían espontáneamente suscitadas por la inteligencia y conformidad de padres y maestros y que habrían sobrevivido y prosperado las mejores de ellas si el Estado las hubiese dejado vivir, sin la intervención envidiosa del Consejo de Estado y las exigencias del Fisco. Es partidario de la libertad de educación, de la que participan padres y maestros. El Estado hace mal si relega la religión a la conciencia individual, buscando la neutralidad escolar, pues es una neutralidad falsa. En este sentido, el ejemplo de Francia es triste, pues la neutralidad del Estado pone en el mismo cajón todas las confesiones y proclama una moral independiente extraña a lo religioso. El Estado se apodera de la educación y aspira a formar las generaciones: suprime corporaciones y congregaciones e intenta imponer una moral de Estado, puesto que él la interpreta y define desde los principios de la vida mediante el monopolio de la enseñanza. Ahí está la clave de la crisis moral, pues la libertad sin moralidad no es sino licencia, mera apariencia y ficción. Así, continúa, educar para la libertad y no para la creencia y la convicción es algo tan contradictorio como falso; si la religión está en el centro del espíritu, y es el principio moral, ¿cómo no darle puesto primordial en la educación? Además de esta Academia, en abril de 1916 fue propuesto para académico de la Real Academia Española por los Sres. Francisco Commeleran, Francisco Rodríguez Marín y Manuel de Saralegui55. Fue elegido para ocu55 Expediente del Sr. D. Juan Armada Losada. Archivo de la Real Academia Española 28-2.

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par la silla K, vacante por el fallecimiento del canario Francisco Fernández de Béthencourt, e ingresó en la misma el 3 de noviembre 1918, el mismo año en que ingresaron Carlos M.ª Cortezo y su amigo y compañero de la otra Academia Javier Ugarte. Su discurso de recepción, titulado La estética, fue contestado por Antonio Maura, su antiguo jefe político y a la sazón presidente de la Academia. En dicha Academia se encargó de contestar a Gabriel Maura Gamazo (1879-1963), hijo del citado Maura, y al poeta pontevedrés Ramón Cabanillas Enríquez (1876-1959). Asimismo, fue nombrado adjunto a la sección gallega en mayo de 1929 y tesorero suplente en junio de ese mismo año56, siendo director de la Academia Ramón Menéndez Pidal. En diciembre de 1925 pronunció en la Academia un breve discurso necrológico de Antonio Maura, fallecido ese mismo mes, y además acudió en representación de la Academia al homenaje que se celebró en su honor en Palma de Mallorca en diciembre de 1929. Se ocupó igualmente de la necrología del académico electo y político tradicionalista Juan Vázquez de Mella (1861-1928)57, amigo suyo desde la época universitaria en Santiago, donde coincidieron como estudiantes. Curiosamente, Vázquez de Mella también había sido elegido para la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, si bien tampoco llegó a tomar posesión de su plaza. Dentro de su labor académica, el marqués se dedicó a presentar adiciones y enmiendas a diferentes definiciones del Diccionario, sobre todo de voces relativas a filosof ía o relacionadas con el idioma gallego. Igualmente, formó parte de numerosas comisiones para la concesión de premios literarios e informaba sobre obras que se presentaban a la Academia. Su discurso sobre la estética es su principal y casi único trabajo filosófico, en el que no tarda en mencionar a su principal referente en dicha materia, el filósofo neocatólico Gumersindo Laverde Ruiz (1835-1890), al que considera iniciador de los estudios estéticos, y de quien fue alumno en la Universidad de Santiago. Le dedica además el largo apéndice del discurso, lamentándose de su olvido y su desconocimiento. Tuvo una relación muy cercana con Laverde, pues formó parte de su tertulia, con José Fernández Sánchez y Juan Vázquez de Mella, entre otros. En el discurso trató diversas cuestiones de estética pura y aplicada. Frente a la importancia que tuvo Hegel, critica el nuevo académico la filoso56 Alonso Zamora Vicente, Historia de la Real Academia Española, Madrid, Espasa, 1999, pág. 168. 57 V. “Vázquez de Mella”, Boletín de la Real Academia Española, t. XV, cuad. LXXI (1928), págs. 13-19.



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f ía krausista, pues se dedicaron a ella quienes podían haber propagado las ideas hegelianas, mucho más relevantes; concebía al krausista como un “sistema de armonía falsa y confusión cierta” (p. 53). En otra parte del discurso, aplicando las ideas estéticas al lenguaje, dice que este es mucho más que la expresión fonética de las ideas, es un instrumento intrínsecamente bello apto para las bellas obras y reflejo de la psicología del pueblo que lo formó. El lenguaje es inseparable de las ideas, y nada se hace inteligible sino habiendo tomado forma en palabras. Este gusto por la filosof ía, escribe Cotarelo en su nota necrológica, dio a su estilo literario cierta oscuridad, ya que alteraba el orden de colocación de las oraciones y le hacía llenar sus textos de incisos y paréntesis58. El marqués de Figueroa falleció en su pazo familiar de Torres de Figueroa, en La Coruña, el 22 de noviembre de 1932, siendo enterrado en el cementerio de Sarandones. El día de su muerte “paseó, leyó y estudió; ayudó a sus hortelanos a plantar árboles y él mismo lo hizo con uno”59. Casado con María Valvanera Izquierdo y Zárate, natural de Cambados, no tuvieron descendencia, por lo que el título de marqués de Figueroa pasó a su hermana Joaquina Armada Losada.

58 Emilio Cotarelo y Mori, “Don Juan Armada y Losada, marqués de Figueroa”, Boletín de la Real Academia Española, t. XIX, cuad. XVC (1932), págs. 689-694. 59 A. López Vega, coord., Gregorio Marañón (1887-1860), Madrid, Instituto de España, 2010, pág. 135.

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