John Connlly, El invierno del lobo

July 8, 2017 | Autor: Germán Gullon | Categoría: Modern Ireland, Novel
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Descripción



Doña Perfecta, pp. 152-157.
Notas


José Älvarez Lopera, " Inlfuencia del Museo del Prado en el arte del siglo XIX", Enciclopedia online, Museo del Prado.


Gustave Flaubert fue el primero en enunciar el uso consciente y la importancia de esta técnica (Wall, p. 204)
Sin firma, "La novela española y la prensa inglesa" El Imparcial, 26-03-1883 p. 3.

Lissorgues, p. 310
Brian J. Dendle, Albareda Galdós y la Revista de España"
Pérez Galdós, Benito. Doña Perfecta, ed. De Germán Gullón, Madrid, Espasa Calpe.
Cito los dos pasajes claves de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, edición y notas de Martín de Riquer, Barcelona, Juventud, 1955, Tomo I. "'En resolución, él se enfrascó tanto en la lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio enturbio, y así, del poco dormir y del mucho leer se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros" (p. 37), Y : "En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, e irse por el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras" (p. 38)
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Joaquín Sorolla, 1894
Galdós, novelador de la experiencia humana

Índice
Introducción: Benito Pérez Galdós, novelista europeo.
Ver el mundo tal y como es
La Europa decimonónica

I. 1843-1862. El pequeño de la familia
1. Las Palmas de Gran Canaria. La educación sentimental. La figura materna y los primeros amores.

II. 1862-1980. Madrid. El hombre: dramaturgo, periodista y autor de novelas
2. Descubriendo el mundo contemporáneo: Viajes a París, la Revolución de Septiembre (1868).
3. La personalidad social y política del joven periodista Pérez Galdós.
4. El escritor de ficción y la novela histórica: Los Episodios Nacionales.

5. El regenerador de España. Doña Perfecta (1876) y Gloria (1877): el krausismo. Galdós, heterodoxo español.

III. 1881-1887. Madrid y viajes por Europa. La madurez del novelista
6. Galdós asume la tradición cervantina. La primera gran novela española del siglo XIX: La desheredada (1881) y la experiencia humana.
7. Homenaje nacional a Galdós.
8. Viajes por Europa. Diputado por el Partido Liberal. Fortunata y Jacinta (1886-1887). Un poco de Darwin.

IV. 1888-1912. Madrid y Santander. Académico, dramaturgo, diputado republicano (ver Madariaga y el país vasco), candidato al premio Nobel. Residencia santanderina María Guerrero, Margarita Xirgú.
9. Una amante que cambió su vida, la condesa de Emilia Pardo Bazán.
10. San Quintín, la residencia de verano. Isabel II y Amadeo de Saboya.

V. 1913-1920. Los últimos años. La ceguera y las necesidades económicas. Gregorio Marañón. Ramón Pérez de Ayala. Victorio Macho

Notas
Bibliografía
Apéndices:
Homenajes a Galdós

Cernuda
Gerald Brenan
Octavio Paz

Clarín


Introducción: Galdós, novelista europeo

Ver el mundo tal y como es
El aporte de Benito Pérez Galdós a las letras españolas resulta fácil de enunciar: observó con detenimiento la realidad española y la representó tal y como la veía. Su mirada procesaba en la mente las imágenes de la gente y del mundo, la llamada realidad, para ofrecerlas verbalizadas a los lectores en un gigantesco mural elaborado con millones de palabras. Sólo un puñado de intelectuales, entre los que cuento a Leopoldo Alas Clarín, Francisco Giner de los Ríos y a Emilia Pardo Bazán, comprendieron el alcance del giro que Galdós daba a la narrativa nacional, haciendo almoneda del espíritu romántico trasnochado y de la guardarropía costumbrista. Sus novelas sincronizan con los modos y maneras de las artes y las literaturas europeas del momento, llenas de la energía positiva que le infundían tanto los principios de la Ilustración como las ciencias experimentales. Los intelectuales tradicionalistas como su amigo Marcelino Menéndez Pelayo tuvieron dificultades en entender el cambio. Aquella retórica católica, idealista, nacionalista, que forzaba a los ciudadanos a mirar hacia arriba, al cielo, a las estrellas, al más allá, al infinito, perdía una gran parte de su valor. Olvidaron la fuerza de los valores esenciales del cristianismo, y se encerraron en la defensa de las creencias apredidas a marcha martillo.
Asimismo, los vastos espacios panorámicos divisados a través del catalejo por los escritores idealistas, del tipo de Pedro Antonio Alarcón, en los que el hombre figuraba como un pequeño átomo, se vieron confrontadas por lo visto mediante el microscopio, el hombre de carne y hueso contemplado de cerca, por los progresistas. A los conservadores culturales les iba a resultar casi imposible concebir una realidad vacía de símbolos de autoridad, religiosos o militares, que apelaban a principios de autoridad vaporosos, la fe, los principios monárquicos, la excesiva valoración del papel social de la aristocracia, etcétera. El escritor canario, a tono con las corrientes experimentales (Charles Darwin), naturalistas (Émile Zola), representaba en sus páginas las gentes españolas y los objetos existentes en la realidad palpable, en tres dimensiones, tal y como eran, y no como solían ser representados, poniéndole por delante una manera de entenderlo (Searle). El simplemente filtraba lo aprendido en la realidad en su conciencia (Giner de los Ríos), en un sentido humano en que el cristianismo y el humanismo quijotesco aportaban los principios morales. La meta de Galdós era presentarnos la experiencia humana lo más desnuda posible.
El aprendizaje galdosiano para llegar a este descubrimiento, el asumir el espíritu artístico de su tiempo, condensado en eso que llamamos Realismo, fue largo. Le costó como a los escritores, a los músicos y pintores continentales desprenderse del romanticismo, del vuelo de la fantasía que buscaba un sentido más allá de lo visible (Safranski 15). De hecho, en las primeras novelas, tanto en episodios nacionales, como La corte de Carlos IV (1873) como en Doña Perfecta (1876), apreciamos al escritor mirar al mundo como algo externo, que se puede ver sin contaminarse del cómo lo miramos. Es decir, ya sabía Galdós diferenciar entre el ver y el mirar a través de conceptos que ya tenemos formados de la realidad. Comenzando con los engaños producidos por la toponimia. "¡El Cerrillo de los Lirios! -- observó el caballero, saliendo de su meditación--. ¡Cómo abundan los nombres poéticos en estos sitios tan feos! Desde que viajo por estas tierras, me sorprende la terrible ironía de los nombres. Tal sitio que se distingue por su árido aspecto y la desolada tristeza del negro paisaje, se llama Valleameno. Tal villorrio de adobes que miserablemente se extiende sobre un llano estéril y que de diversos modos pregona su pobreza, tiene la insolencia de llamarse Villarrica" (Doña Perfecta 90-91). Y cuando el protagonista, el ingeniero Pepe Rey visita la catedral de la ciudad episcopal de Orbajosa, y ve cosas que no le gustan, las considera cursis, y mientras se pasea por la catedral se detiene a observar los altares como hacen los turistas al visitar los monumentos religiosos. Desde el obispo para abajo, todos los fieles de Orbajosa allí congregados hubieran deseado que echaran al intruso del templo como a un perro, pero no lo hacen por respecto a su tía, doña Perfecta. La catedral es para los orbajocenses algo que se ve no como una realidad externa a ellos, independiente, sino que esa iglesia, sus altares e imágenes, tiñen la mirada por el cómo se mira. El templo nos es piedra. Constituye un espacio simbólico, un recinto sagrado, donde los fieles se ponen en contacto con Dios. Los objetos están contaminados de creencias, de prejuicios, de ese aura que la apariencia presta a todo cuanto toca. Así mira Pepe Rey: " – No puedo resistir—añadió Pepe Re—aquellas imágenes charoladas y bermellonadas, tan semejantes, perdóneme Dios la comparación, a las muñecas con que juegan las niñas grandecitas. ¿Qué puedo decir de los vestidos de teatro con que las cubren? Vi un San José con manto, cuya fecha no quiero calificar por respeto al Santo Patriarca y a la Iglesia que le adora. En los altares s acumulan las imágenes del más deplorable gusto artístico, y la multitud de coronas, ramos, estrellas, lunas y demás adornos de metal o papel dorado forman un aspecto de quincallería que ofende el sentimiento religioso y hace desmayar nuestro espíritu. Lejos de elevarse a la contemplación religiosa, se abate, y la idea de lo cómico le perturba. Las grandes obras del arte, dando formas sensibles a las ideas, a los dogmas, a la fe, a la exaltación mística, realizan misión muy noble. Lo mamarrachos y las aberraciones del gusto, las obras grotescas con que una piedad mal entendida llena las iglesias, también cumplen su objetivo; pero éste es bastante triste: fomentan la superstición, enfrían el entusiasmo, obligan a los ojos del creyente a apartarse de los altares y con los ojos se apartan las almas que no tienen fe muy profunda ni muy segura." (Doña Perfecta 156-157)
Durante su primera época de novelista, Galdós actuó como sus contemporáneos europeos, esforzándose en cambiar la manera de ver el entorno social. Y tras pasar por una primera época en que publica novelas ideológicas, donde libra una batalla encañizada con quienes juzgan la realidad desde conceptos elaborados mentalmente, mientras que él se empeñaba en representar la realidad en tres dimensiones, La desheredada a conseguir una representación de lo que hay en el mundo que cambió la narrativa española para siempre. Clarín y Giner fueron los que mejor anunciaron esa buena nueva, si bien el ambiente conservador español tardó en escuchar las trompetas que anunciaban el cambio. Esta diferencia crucial, una intuición genial la de mirar al mundo como es, lo une con los grandes artistas del momento. Con los escritores como Balzac y Dickens, con los pintores como Velázquez. A Madrid, a visitar el Museo del Prado, especialmente los lienzos de Diego de Velázquez, aunque no exclusivamente , acuden los que serían los grandes pintores de su tiempo, desde Gustave Courbet (1819-1877), Berthe Morrisot (1841-1895), Jean-Léon Gérôme (1824-1904), Mary Cassatt (1844-1926), Hasta Edgar Degas (1834-1917) y Claude Monet (1840-1926). Y curiosamente Velázquez aparece ya mencionado en el texto más importante que escribe Galdós al comienzo de su carrera, "'Observaciones sobre la novela contemporánea" (1870): "En cambio, cuando leemos las admirables obras de arte que produjo Cervantes y hoy hace Carlos Dickens, decimos: "¡Qué verdadero es esto! Parece cosa de la vida. Tal o cual personaje parece que le hemos conocido". Los apasionados de Velázquez se han familiarizado de tal modo con los seres creados por aquel grande artista, que creen haberlos conocido y tratado, y se les antoja que van Esopo, Menipo y el bobo de Coria andando por esas calles mano a mano con todo el mundo". Este cruce de miradas de Cervantes con la de Velázquez será esencial para entender bien a Galdós.
La idea común de Benito Pérez Galdós suele tener poco que ver con la real. Siempre se le identifica con la novela, a veces con el teatro, pero casi nunca con el periodismo, con la política, con Europa, a la que hizo infinidad de viajes. Tampoco se le relaciona con la música, con en el arte, con los idiomas. Si a Gustave Flaubert lo denominó Jean Paul Sartre, el idiota de la familia, a Galdós le podríamos llamar, según la fama que cargaron a sus espaldas los desconocedores de su persona y obra, el escritor vulgar por excelencia. José Bergamín: "No leerle por no poder vencer la repugnancia natural hacia su prosa que debe sentir no ya un escritor, sino cualquier persona de cierto gusto literario, es ya, ¡qué duda tiene!, un motivo para enjuiciarle y hasta para poder condenarle literariamente".
Si uno tuviera que identificar la mayor contribución de Benito Pérez Galdós a la novela española, dos serían los mayores aspectos a destacar, ambos de la misma significación. El primero, que nos dejó un mural extraordinario de la España de su tiempo, donde podemos encontrar los caracteres físicos de nuestro país y los psicológicos de sus gentes. Su obra narrativa supone, pues, una genial fotografía verbal de la España moderna en el momento en que se hace contemporánea. Y segundo, la manera en que lo hizo. Abandonó, como hicieron otros grandes novelistas europeos de su tiempo, el yo romántico, declamatorio, que ocupaba todo el espacio mental del narrador, para distribuir la carga de contar una historia novelesca entre los diversos personajes de la obra. Así, se podían conjugar en el texto diversas perspectivas, maneras de pensar, de hablar, dramatizando la obra, para darnos una visión coral de la vida. La novela se bajaba del yo retórico que clamaba con la voz engolada del universalismo, para tocar tierra y decir con el acento común de las gentes. La invención del vapor, de la biología (1902), pasando por la fotografía, hicieron que los escritores se fijaran en lo que les rodeaba, y dejaran el telescopio, la mirada idealista hacia el firmamento, para los astrónomos.

La Europa decimonónica

El nombre de Benito Pérez Galdós irá siempre unido a Europa, a la literatura europea decimonónica, por más que se le asocie con el costumbrismo nacional más corto de miras. Ya en 1883, cuando se convocaba un homenaje nacional al autor, una moda que nos llegó de Francia, podemos leer este suelto periodístico, publicado en El Imparcial, que resume un artículo publicado en el diario inglés The Times: "Un escritor en nuestra opinión, un escritor tan sólo de la España moderna, merece ser admitido de igual a igual en la gran fraternidad de los novelistas europeos. Don Benito Pérez Galdós es, incuestionablemente, el mejor novelista español de los que hoy viven, y el único escritor español de nuestros días en cuyas obras halla el extranjero, no sólo viva y animada pintura de las costumbres de la Península, sino el verdadero interés humano que es independiente de toda nacionalidad."
Los mejores intelectuales de su tiempo, Leopoldo Alas Clarín, Francisco Giner de los Ríos, Marcelino Menéndez Pelayo, Emilia Pardo Bazán, supieron enseguida establecer esa conexión. Supieron que don Benito figuraba entre los invitados de honor del banquete de honor de los novelistas del ochocientos, donde se sentó junto a Gustave Flaubert, Honoré de Balzac y Émile Zola, y que sus obras no desdicen en absoluto de las de ellos. "La desheredada –escribió Clarín—es la novela española que más se parece a estos libros famosos que todo el mundo civilizado lee con avidez, comenta, medita y discute. Con La desheredada pasamos de la literatura del bello fantasear, de la literatura de entretenimiento, a la literatura de la utilidad, si vale hablar así, a la literatura que observa, experimenta y dice la verdad" (El Progreso, 1 de enero, 1882)
Existen dos tipos principales de narrativa literaria, la redactada por un escritor que cuenta una historia cimentada en su bagaje cultural, sean lecturas, pensamientos o percepciones personales, y la de quienes reflejan en sus obras una capa superficial de la vida real o imaginada. Unos sacan sus textos de un pozo artesiano, donde la luz apenas consigue atravesar la oscuridad del fondo, poblada por musgos repletos de minerales, de posos milenarios, mientras las historias de otros brotan del grifo de agua común. Solemos distinguir estas dos maneras narrativas como literatura propiamente dicha y como literatura de entretenimiento. A Benito Pérez Galdós lo quieren siempre afiliar al segundo tipo, pero su obra muestra precisamente una enorme profundidad experiencial y un trasfondo ideológico muy amplio.

Cosmopolitismo
Cosmopolitan individuals are those self-conscious of that fact that there is never a single criterion of identity. While the traditional identity categories of nationality, religion, gender, class and race survive, there are also new vocabularies of identities at the intersections and exteriors of those age-old categories. Many people now have real autonomy in deciding for themselves what each of those identifications means to them, and how much value they wish to assign them. Identity is always a composite in a unified whole. 


I. 1843-1862. El pequeño de la familia
Benito María de los Dolores Pérez Galdós nació el 10 de mayo de 1843 en Las Palmas de Gran Canaria, fue el décimo hijo, el benjamín, del matrimonio habido entre Sebastián Pérez Macías (1784-1871) y María Dolores Galdós Medina (1800-1887). Tiene seis hermanas y tres hermanos., la mayor Soledad (1823-1910), le llevaba veinte años, y el hermano con el que tendrá mucha relación, Domingo (1824-1970), diecinueve. Así pues, se crio en un ambiente muy protegido y mimado por los mayores. Don Sebastián, su padre, era un hombre de buen carácter, aunque su mujer, Dolores, era la que dirigía el rumbo familiar.
Su familia es una familia de clase media acomodada, y como muchos isleños tenía a varios miembros de ella repartidos por el mundo, especialmente en Cuba, donde hasta el presente pueden encontrarse descendientes lejanos del autor.





1.La educación sentimental
La presencia de lo canario en la obra es Galdós es constante, es decir, que sus años de formación fueron esenciales y le marcaron para el resto de su vida. Las Palmas. La vida familiar y Sisita, el primer amor. Los estudios hasta el bachillerato.
Residencia en Madrid. La vida estudiantil. Calle de las Fuentes, Café Universal. León y Castillo, su amigo de juventud.
Primeros escarceos amorosos, Soledad
Universidad, calle de San Bernardo. Los profesores krausistas.


La llegada de su hermano Domingo de Cuba, casado con su madrina, Magdalena Hurtado de Mendoza, que traía consigo a su madre, Adriana Tate, que había tenido una hija con José María Pérez Galdós, hermano de la madre de Benito, que se llamaba María Josefa, conocida como Sisita



II. 1862-1980. Madrid. El hombre: dramaturgo, periodista y autor de novelas
2. Descubriendo las fronteras sociales del mundo contemporáneo: Viajes a París, la Revolución de Septiembre (1868).


1865 Testigo de los sucesos de La noche de San Daniel
1866 Testigo del pronunciamiento de los sargentos del cuartel de San Gil
1867 París a la Exposición Universal. Con José Hermenegildo Hurtado de Mendoza y su hijo Pepino Se quedan desde mayo hasta octubre'.

La exposición situada en el Campo de Marte de París suponía una presentación de los avances en todos los campos de la actividad agrícola, industrial, artística y social. España jugaría un papel menor, desde luego cuando se la compara con las grandes potencias, Francia e Inglaterra, pero también su participación tenía menor importancia, por ejemplo, que Bélgica y Holanda. Quizás esto le llevo a un Galdós de 24 años a entender el puesto que España ocupaba en Europa, nuestro atraso. Incluso nuestra presentación del arte español fue poco afortunada, aunque el premio de Eduardo Rosales Gallinas (1836-1873) a su cuadro "Doña Isabel la Católica dictando su testamento" (1864), que hoy se conserva en el Museo del Prado, fue una muy modesta consolación. Galdós alternaría durante este tiempo los paseos por la ciudad de la Luz, según la había dejado modernizada el alcalde Haussman, y las visitas a la Exposición (Castro y Serrano).

En 1907, en el último Episodio Nacional de la cuarta serie, La de los tristes
destinos, que se sitúa entre el 22 de junio de 1866 y el 19 de setiembre de 1868,

1868. Le borran de las listas de clase por no asistir a ellas.
1868 Viaje a París con su hermano Domingo y su mujer Magdalena Hurtado de Mendoza, de Alicante a Madrid para ver la entrada de Serrano y luego la de Prim.
1869. Como reportero de Las Cortes asiste a los debates sobre la Constitución de 1869
Balzac, Dickens.. Eugénie Grandet (1833), lectura de Paul Bourget


Galdós se instala en Madrid en una casa de huéspedes de la calle de las Fuentes, número tres, donde se alojaban dos amigos canarios, Fernando León y Castillo y Miguel Massieu.

El que Galdós hiciera dos viajes a París seguidos, uno en el verano de 1867 y otro en el de 1868, resulta sumamente llamativo. Claro es que París era el centro cultural y social de su tiempo.

Eugénie Grandet. La importancia de esta novela de Balzac para la iniciación de Galdós como novelista moderno, como lo llamaría Ricardo Gullón, que fue comprada durante su primer viaje a París, fue grande. Y muchos lectores se han preguntado ¿por qué? La mejor respuesta la encontramos en la novela El discípulo (1889) de Paul Bourget, donde el protagonista, el joven perceptor Robert Greslou, intenta seducir a su alumna Charlotte Jussat, y la únic amanra de hacerlo es por medio de un juego psicológico, hacerla vivir emociones que le están vedadas en su casa. Él elige precisamente ese libro para despertar en ella fuerte emociones. Leámos: "Eugenia Grandet, que me pareció rellenar la doble condición deseada. Nada más atractivo para una imaginación joven que esos idilios castos y ardientes a la vez, en que la inocencia envuelve la pasión con una penumbra de poesía. (El discípulo, pág. 134)
Y, a continuación, describe el efecto que ejerce el texto sobre la joven:
Yo, mientras leía, observaba a Charlotte y no me costó notar que esa vez mi cálculo había sido justo, y que vibraba con las frases de la novela, como un violín bajo un arco hábil, Todo la preparaba para recibir esa impresión, desde los sentimientos ya turbados hasta sus nervios algo tensos por una influencia de orden físico. (El discípulo, pág. 135).
Claramente, la novela de Balzac ofrecía una intensidad pasional fuerte, no puramente romántica, sino que llegaba a lo físico. Y esto es lo que Galdós debió de entender al leer la obra, el fuerte efecto que producía en lector. Así comprendió en un momento que la novela, y no el teatro, se había elevado al podio cultural de su tiempo, y que en ella se podían influir en los lectores.
Nación de Madrid. Eugénie Grandet (1833), lectura de Paul Bourget
Domingo y Magdalena
Admiración por Inglaterra la aprende también de Giner. Giner El pensamiento en acción.
"Si la política inglesa ofrece en el fondo, y bajo sus ponderadas contradicciones exteriores, el primer ejemplo quizá en la época moderna de un Estado que aspira a realizar su verdadera idea y la antítesis más notable del doctrinarismo, de cuyas áridas fórmulas tan sólo conserva una vana apariencia en sus ficciones, otros pueblos menos afortunados no han podido prepararse para entrar ne ese nuevo espíritu sin hondas convulsiones y dolores íntimos, que a cada instante comenzaban con arrancar de raíz su vida nacional entera. Rota en ellos la continuidad de la historia, y perdido con esto el lastre precioso de la experiencia, tenían que gobernarse necesariamente por vagos presentimientos ideales, que les llevaban a una política de aventuras, voluble y entusiasta, sin plan ni consistencia" (Giner El pensamiento en acción, 150)

3.La personalidad social y política del joven periodista Pérez Galdós.
Para Galdós vale lo que dice Gonzalo Capellán de la llegada de Giner de los Ríos a Madrid. Lo "que quiero destacar de esta primera etapa, y de sus inicios en la vida de Madrid, es un hecho que creo que no se ha señalado hasta la fecha, a pesar de tener cierta relevancia. Se trata de su involucración en un nuevo proyecto editorial colectivo, una forma –como ya he señalado con anterioridad—de encuadramiento y de acción en la época, donde periódicos y revistas eran un foro clave de conformación de grupos, de relaciones, de amistades." ( Capellán p. 29)
1870 La Revista de España. El Debate Asesinato de Prim
1871 Santander. Conoce a Pereda.
1873 Se cierra El Debate
El Madrid del primer Galdós.
La Universidad y el Ateneo. Los krausistas. La masonería
Galdós, director de la Revista de España y del periódico El Debate.La Nación. El Imparcial

Después se dedica a los Episocios.
Los Lunes de El Imparcial. La prensa seguirá siendo importante, pero el espíritu de Cadalso, Larra, de los intelextuales progresistas se pasa a Revista Contemporánea (1875),de Perojo (1875) y La España Moderna (1889) de Lázaro Galdeano, Troquemada en la hoguera (1889)

El Madrid del primer Galdós.
La Universidad y el Ateneo. Los krausistas.
"Pero lo que quiero destacar de esta primera etapa, y de sus inicios en la vida de Madrid, es un hecho que creo no se ha señalado hasta la fecha, a pesar de tener cierta relevancia. Se trata de su involucración en un nuevo proyecto editorial colectivo, una forma --como ya se ha señalado con anterioridad—de encuadramiento y de acción en la época, donde periódicos y revistas eran un foro clave de conformación de grupos, relaciones, de amistades." (Capellán, 29) .
Un periódico manuscrito, La Antorcha, luego colaboró en una publicación local, El Ómnibus.
En Madrid, Las Novedades. Luego, Semanario Revista del Movimiento Intelextual de Europa.
Tras 1868 Las Cortes, El Debate, Revista de España, La Ilustración de Madrid
El Correo de España, La Ilustración de Madrid
La Prensa de Buenos Aires, 1883-1893.
Luego, La Guirnalda y El Océano
Comenzó su labor como periodista en diversos diarios. En 1865 ya trabajaba en La Nación (1864-1872), un periódico liberal, donde publicó 131 artículos (febrero, 1865, y octubre, 1868), alternando los trabajos políticos con los musicales. Publicó 131 textos, del 3 febrero de 1865 a mayo de 1866, y desde enero hasta 13 de octubre de 1868. "Ochenta y tres […] pueden isncribirse dentro del género costumbrista" costumbrista"' (Andrades 5). Las interrupciones en sus colaboraciones se deben a cierres por causa de la censur ay sus viajes a Francia. Galdós que'ria comentar con humor las noticias de Madrid.

María Ascensión Andrades: En ambos diarios se describen las calles, monumentos, edificios y rincones más emblemáticos de Madrid, se elaboran completas semblanzas de la tradicional 5 forma en que los madrileños celebran festividades tan señaladas como los Carnavales, el día de San José, la Navidad o San Isidro y se dedica especial atención a un espectáculo considerado como parte fundamental de la nacionalidad española y que cuenta con una importante afición en la capital, las corridas de toros, aunque su opinión respecto a éstas varía sustancialmente con el paso de los años: en los artículos de La Prensa de Buenos Aires el escritor se muestra más tolerante y conforme con esta costumbre, mientras que en los publicados en La Nación no podía ocultar una profunda animadversión ante tanta bárbara práctica. Sin embargo, su mirada se mantiene imperturbablemente ácida e irónica a través del tiempo a la hora de describir el resto de los hábitos madrileños. También aparecen en ambos periódicos retratos muy similares de los variopintos tipos que constituyen la compleja sociedad de la capital española, resaltando por su amplitud y detalle las acabadas pinturas del coleccionista, el parlamentarista, el elegante, el veraneante o el cesante. Existe tal semejanza entre los artículos costumbristas de La Nación y La Prensa de Buenos Aires, tanto desde el punto de vista del contenido, como de la forma, el estilo o el tono, que incluso en algunos de ellos pueden encontrarse párrafos exactamente iguales, lo que significa que Galdós utilizó los textos más antiguos como base para escribir los posteriores.
Andrade: El escritor prestaba a la ópera especial atención y pasaba del campo de la Literatura al de la música con facilidad. Esto puede apreciarse desde la primera Revista musical, dedicada al estreno del Fausto de Gounod, que muestra un notable conocimiento tanto de la obra de Goethe como del innovador sentido del músico francés. Después Galdós cambia el título de la sección por el más amplio de Revista de la semana y sus crónicas ya no se limitan a comentar las actividades musicales, sino que, al igual que en la Revista de Madrid de El Ómnibus, una publicación canaria en la que también colaboraba, como ya hemos apuntado, registra todo lo interesante de la vida madrileña. Revista de Madrid será también el título de su sección en La Nación en alguna ocasión. En El Ómnibus Galdós trabajaba por afición, sin apremios. En La Nación, donde ha de publicar no una crónica al mes, sino una por lo menos a la semana, su labor va a ser ya de profesional. Ha de hablar de Madrid no ya a los canarios, sino a los madrileños. Un conocimiento más profundo de la Historia y la vida de la capital se le hace necesario. P. 9

También a partir de 1866 publicaría en el diario político, Las Cortes, donde publico diversos artículos, entre otros uno dedicado a la muerte de Prim unos años después. Asimismo colaboraríaen la Revista del Movimiento Intelectual de Europa, con trabajos de política y de crítica literaria.

Amadeo ante el cadáver de Prim
Galdós, director de la Revista de España y del periódico El Debate. LA Nación, El Imparcial.
Galdós fue director de la Revista de España (1869-1895) de febrero de 1872 a noviembre de 1873, "Galdós dejó su marca en la revista, no solamente en el tono de los artículos políticos e intelectuales, sino en la esfera literaria también" (Ballantyne, 333). La revisa era propiedad del andaluz José Luis Albareda y de Sezde (El Puerto de Santa María, 1828 - Madrid, 03-11-1897) , que la dirigió también desde sus inicios, siendo Fernando León y Castillo el que tomara el puesto cuando lo dejara Galdós. Los tres era amigos, y los unía el deseo de fomentar el progreso cultural, científico y político español, siguiendo el modelo político parlamentario inglés, de unas personas que practicaban el progresismo liberal. Su paso por la publicación se hizo notar en la mayor presencia de artículos literarios, seguidos de los históricos, los filosóficos, religiosos y científicos y, por último, los políticos. Desde el primer número, que salió el 3 de marzo de 1868, mantuvo un tono moderado, sin tomar parte en las grandes disputas políticas del momento, que las refleja, pero sin tomar partido. Galdós había publicado antes de asumir la dirección diversas piezas literarias, como su famosa reseña, "Observaciones sobre la novela", asi como las novelas La sombra y El audaz, y unos años después saldría Doña Perfecta por entregas. Que además lleva un final diferente al que pondría a su salida en volumen.
Albareda también fundó El Debate (1867) sus páginas se militaba contra la políticas radicales de Ruiz Zorrilla, y en apoyo de Sagasta y Serrano. Como director de este semanario, Albareda colocó a un joven protegido suyo, Benito Pérez Galdós, activo periodista y crítico parlamentario y escritor en ciernes. "El Debate" del que fuera director entre enero y octubre de 1871 y que tenía su sede en el entonces número 15 de la calle de Fomento, En la planta baja estaba la imprenta y en la superior -que en su día fue vivienda habitada por Nicolás Fernandez de Moratín y familia- se ubicaba la redacción y administración del diario. Es probable que en este lugar pudiera escribir parte de su novela "El audaz" e incluso algunas páginas de suTrafalgar. Esta casa fue derribada en 1989 y en el edificio construido posteriormente que lleva el número 17, el Ayuntamiento de Madrid colocó en 1991 una placa conmemorativa con esta dedicatoria: "En este lugar se alzaba hasta 1989 la vieja casa donde Benito Pérez Galdós dirigió el diario "El Debate" por los años 1871-1873. Ayuntamiento de Madrid 1971". El diario "El Debate" fue fundado por D. José Luis Albareda y Sezde (1825-1897), "hombre sugestivo y mundano, dotado de extraordinaria sagacidad política," afiliado al partido liberal, quien sería dos veces ministro, de Fomento en 1881 y de Gobernación en 1887, a la vez que distinguido publicista y fundador en 1888 de la Revista de España de la que Galdós seria director entre febrero y noviembre de 1873. Galdós nos dejó una excelente pintura del personaje, incluso de sus hábitos higiénicos y modales hiperbólicos de caballero andaluz en el Episodio Nacional Amadeo I donde refiere la entrada en el periódico El Debate al que califica de "modernista" y "de buen tono" de su contrafigura, el doble-mitad, de nombre Tito, "hombre chiquitín de cuerpo, grande de espíritu y dotado de amplia percepción para ver y apreciar las cosas del mundo". Tito Liviano "el miniatura" ingresa como redactor, escritor para todo, teatro vida social y política, llevado de la mano de un paisano canario compañero de pensión (figuradamente el propio escritor).

2 Leo en Internet que la iniciativa de los tranvías de mulas en Madrid, inaugurada en mayo de 1871, con gran solemnidad, se debe a los concesionarios de los tranvías de La Habana, Daniel O´Ryan y José Domingo Trigo. El conde de Romanones (Amadeo de Saboya. El rey efímero) cuenta, sin embargo, que la empresa corrió a cargo de la sociedad Inglesa de Asherrs Morris and C.º y que las gentes estuvieron dudando durante algún tiempo si debía decirse "el tranvía" o "la tranvía," como proclamaba el presidente del Congreso y académico Salustiano Olózaga.

eligieron un tercer piso de una casa en la acera de los pares de la calle de Serrano, entre las calles Jorge Juan y Villanueva. a la que se mudaron a mediados de 1870. Y ano existeEscribe Ortiz Armengol, a propósito de esta vivienda, que "desde sus balcones podrían verse las obras de construcción de la Biblioteca Nacional y del Museo Arqueológico, iniciadas en 1866 y que no concluirán hasta 1892". Muy cerca también se hallaba la antigua Plaza de Toros de la calle de Alcalá.
La Constitución de 1869 reconoce la libertad de prensa

4. El escritor de ficción y la novela histórica: Los Episodios Nacionales.

La sombra, fue publicada en tres números sucesivos de la Revista de España, y reaparecerá formando parte de un libro de relatos en 1890
Dickens mencionado ya extensamente en La Nación (09-03-1968), Galdós fue el primero en hacerlo. Traducción se dice del françes, lo que pudo ser, pero es posible teniendo la versión original en inglés a la vista de The Pickwick Papers (1836) (1867) en La Nación de Madrid, entre marzo y julio de 1968,y que tituló Aventuras de Pickwick.

Balzac

La sombra, aparecerá en tres núero sucesivos de la Revista de España, 1870, y reaparece formando parte de un libro de relatos en 1890.
1874 Perojo Ensayos del movimiento intelectual de Europa. Funda Revista Contemporánea
1875 Restauración
Vida en el Ensanche madrileño, el barrio Salamanca


Vida en el Ensanche madrileño, el barrio Salamanca
La familia Galdós vivirá en la calle de Serrano hasta finales de 1876 cuando se traslada a un nuevo domicilio, no muy alejado del anterior, en la plaza de Colón número 2


5. El regenerador de España. Doña Perfecta (1876) y Gloria (1877): el krausismo. Galdós, heterodoxo español

Existe una especie de péndulo cultural, movido por los acontecimientos socio-políticos que nos lleva a los extremos, pero que un momento se relaja y permanece en el centro. Así ocurre con las ideas religiosas de Galdós y de muchos de sus contemporáneos, van de un extremo a otro y con el tiempo pierden la vehemencia. Don Benito inicia su trayectoria narrativa inspirado por las ideas laicistas de la Revolución del 68, lanzando severas diatribas contra la Iglesia, pero con el paso del tiempo en sus novelas Ángel Guerra, Nazarín, Misericordia, las ideas religiosas son de enorme ayuda para entender la sociedad. El narrador Galdós se enfundará los guantes del cristianismo para consolar a los desprotegidos por el destino. Lo mismo sucede de con la actitud de Marcelino Menéndez y Pelayo. En fin, el deseo expresado por Galdós en sus pirmeras novelas de librar a los españoles del catolicismo, y permanece en su dna narrativo como un Guadiana, y brotará de repente en Electra (1901), pero a la vez es suprimido en las novelas recién citadas. Pero nunca dejará de defender los derechos del cristianismo. Parece que en algún momento comprende que el catolicismo conservaba los mejores valores de la cultura occidental, y que como las catedrales que el tanto amaba, como la de Burgos, que visitó en diferentes ocasiones, eran el símbolo de la misericordia, de la bondad, del amor al prójimo, si bien la naturaleza humana en casi todas las ocasiones sabe ganar la batalla. Incluso dentro de la misma Iglesia. Por eso a Galdós le gustan los curas de Pereda, como el de Sotileza, un verdadero trabajador social, que quizás saben poco de doctrina, pero mucho de compasión por el prójimo.
O sea que no es tanto una paradoja, sino que Galdós aprende que las ideas de la Ilustración, de la revolución de 1868, el laicismo no siempre lleva al mejor resultado, pues deja atrás al hombre. El Galdós maduro comprende que el hombre pertenece a su cultura, a su mundo, y en el español el catolicismo forma parte de su naturaleza, aunque en ciertos momentos queramos desterrarlo. Galdós actuaba como tantos escrtiores y personas a lo largo de la historia (Walzer 2015)


Gumersindo Azcárte, Minuta de un testamento.
Villarminio, La novela de Luis (1876)
Giner de los Ríos, Estudios filosóficos y religiosos (1876)
Constitución de 1876
Fundación de la Institución Libre de Enseñanza. Pi y Margall, Las Nacionalidades.
Minuta de un testamento (1876) de Gumersindo de Azcárate
S. de Villarminio, La novela de Luis.
Herejes, volterianos, krausistas, la leyenda negra. Se hace así un doble salto.
Condenado por los tradicionalistas.
El tema religioso.
La madre como problema psicológico.
Gloria (1877)

Shoemaker A note on Galdós Gloria"Both Menéndez Pelayo and Clarín, although from opposite critical points of view, saw Krausist influence at work in Gloria. The former declared soon after the novel's appearance that in it Galdós had seen fit to «colocarse dócilmente entre los imitadores, no de Balzac ni de Dickens, sino del señor de Villarminio, autor de la Novela de Luis, que es, de todas las novelas que conozco, la más próxima a Gloria». Further, he remarked: «cuán triste cosa es no ver más mundo que el que se ve desde el ahumado recinto del Ateneo, y ponerse a leer novelas de carácter y costumbres con personajes de la Minuta de un testamento, como si Ficóbriga fuese un país de Salmerones o de Azcárates».179 Clarín seems to have specified the influence of Azcárate's Minuta in the Jewish character Daniel Morton, although he may not have intended to imply that the influence was limited to him. He wrote: «El señor Pérez Galdós cuenta con facultades bastantes para escribir la novela de ese hombre de cuyos combates en la vida dio un bosquejo el señor A... en su Minuta de un testamento».180
De nuevo, la religión.
La defensa de Francisco Giner de los Ríos.


III. 1881-1887. Madrid y viajes por Europa. La madurez del novelista

6. Galdós asume la tradición cervantina. La primera gran novela española del siglo XIX: La desheredada (1881). El gran cambio.

La obra de los mejores escritores se manifiesta cuando los vemos encontrar su lengua, su manera de expresarse. Un gran autor es precisamente aquel que decir, contar mejor una historia, con un lenguaje peculiar que envuelve a los temas tratados de una capa verbal que parece la natural suya. La de Galdós se fue formando poco a poco, desde sus primeros escritos literarios, entrando y saliendo de la fragua literaria en sus artículos de prensa, hasta que en un momento dado la personalidad propia se apoya en una expresión peculiar. Pérez Galdós encontró los apoyos de su persona en La corte de Carlos IV, y la siguió desarrollando, el yo autorial manifiesto a través de la invención, de los crecientes conocimientos sociales, aprendidos en la calle, en los viajes, en las lecturas del Ateneo, en su casa, con sus amores, llena de ruidos, de voces, de voces escuchadas en la calle, se cristaliza en un modo de expresarse que reconocemos como galdosiano. Esa voz que se dirige al lector en La desheredada es la de Galdós, y la reconocemos por cómo sintetiza todos esos elementos de que acabo de hablar, y permite conocer al sujeto y a objeto de esa lengua, un ser humano diferente al que hemos conocido hasta entonces. Qué diferencia la de ese narrador galdosiano y su visión del ser humano, de Isidora, de su padre, de Miquis, Relimpio, en fin de todos los personajes. Una voz que cuenta posando su mano cariñosa en ellos, y aunque los veamos sufrir sabemos que el dios de la ficción, los quiere, los tiene en cuenta. Incluso a Isidora Rufete, que acabará de prostituta en esta novela, aparecerá redimida en Torquemada en la hoguera.
El tema de El Quijote es, por un lado, "la suplantación de la experiencia de la vida por la experiencia de la lectura" (Safranski 50), y la decisión del caballero de la Mancha de "hacerse caballero andante" esencia cervantina dramatizada por la locura del hidalgo manchego. Galdós va a usar esa esencia para dar vida a un personaje, Isidora Rufete, que desea ser hija de nobles siendo una mujer de clase media. Es más, como el inmortal hidalgo su imaginación se imagina que el bello palmito de una mujer joven muestra a quien quiera verlo sus genes aristocráticos. También fueron unos falsos papeles, medias palabras, dichas por gentes manchegas, las que la robaron el derecho a vivir una vida normal. El final nos ahorra todo idealismo, pues acaba siendo una prostituta. Unos años después, Galdós reescribirá esta novela en positivo, en Tormento, donde Amparo Sánchez Emperador y Agustín, su pretendiente, aceptan la realidad, que ella ha tenido un amante que la sedujo, el cura Pedro Polo. El protagonista podía haberla rechazado, como hace al enterarse, pero sabe rectificar a tiempo, y ella confesar la verdad.
Y el aspecto más importante es que Galdós hizo que el narrador de la obra utlizase la entrada en la conciencia, en el autoconocimiento en que vivimos desde que nos despertamos hast a que cerramos los ojos, a iluminar la experiencia del vivir. Es decir, que Galdós llevo la mente, el estado mental a la literatura. Isidora Rufete, a través de su conciencia y del uso dela segunda persona narrativa va a ser consciente de sí misma.

"'Para Giner –siguiendo a Krause—la verdad se encuentra siempre inmediatamente indagada y sabida en la conciencia del que conoce." (Capellán 39). "Así será la voz de la Conciencia que suena en todos los seres racionales con "fuerza y claridad" la que nos muestre los principios de bondad a los que debe arreglarse siempre nuestra conducta. Esta epistemología de Giner" ( Capellán 39).

O sea que Galdós va del objeto a la conciencia, y en ella encontramos los principios de bondad. A diferencia, como Menéndez Pelayo que vande las creencias a la conciencia. Sn embargo,com dijimos antes ambos acabarán en una parecida actutitud, distensionados, en arte porque el cristianismo, el quijotismo, las conductas de la cultura occidental los unen.
Un escritor independiente.
Sus grandes valedores: Leopoldo Alas y Francisco Giner de los Ríos.

El quijotismo gineriano que sigue Galdós.

"'Radical por su desafío al régimen establecido e idealista por el punto de romanticismo, "'un tipo de estusiasmo moral moral paraleo al que se conoce como "'quijotismo" .(Capella'n 25) CEl Quijote se entrego al mundo, a luchar por la humanidad.



Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, Libro VIII, Capítulo IV, Sección III 

"Hoy en la novela, el heterodoxo por excelencia, el enemigo [1019] implacable y frío del catolicismo, no es ya un miliciano nacional, sino un narrador de altas dotes, aunque las oscurezca el empeño de dar fin trascendental a sus obras. En Pérez Galdós vale mucho más sin duda el novelista descriptivo de los Episodios Nacionales, el cantor del heroísmo de Zaragoza y de Gerona, que el infeliz teólogo de Gloria o de La familia de León Roch. El interesado aplauso de gacetilleros y ateneístas le ha hecho arrojar por la ventana su reputación literaria y colocarse dócilmente entre los imitadores, no de Balzac ni de Dickens, sino del señor De Villarminio, autor de la Novela de Luis, que es, de todas las novelas que conozco, la más próxima a Gloria. Probar que los católicos españoles o son hipócritas o fanáticos, y que para regenerar nuestro sentido moral es preciso hacernos protestantes o judíos, ¡vaya un objetivo poético, noble y elevado! Pintar para esto un obispo tonto, un cura zafio y una bas-bleu, gárrula y atarascada, librepensadora cursi, que ha leído La Celestina y discute sobre el latitudinarismo, y cae luego (ni era de suponer otra cosa con tales antecedentes) en brazos del primer judío (rara avis en Castro Urdiales, donde parece pasar la escena, y en verdad que el color local anda por las nubes) que se le pone delante, y que por de contado es un prototipo de hermosura, nobleza, honradez y distinción, no un hipócrita ni un bandido como esos tunantes de cristianos: he aquí la novela del Sr. Galdós. Los católicos vienen a representar en esta obra y en León Roch, y sobre todo en Doña Perfecta, el papel de los traidores de melodrama, persiguiendo y atribulando siempre a esos ingenieros sabios, héroes predilectos del autor. Gloria ha sido traducida al alemán y al inglés, y no dudo que antes de mucho han de tomarla por su cuenta las sociedades bíblicas y repartirla en hojitas por los pueblos juntamente con el Andrés Dunn (novela del género de Gloria), la Anatomía de la misa y la Salvación del pecador. Amigo soy del señor Galdós y le tengo por hombre dulce y honrado; pero no comprendo su ceguedad. ¿Cree de buena fe que sirve a ese espíritu religioso e independiente, de que blasonan él y sus críticos, zahiriendo sañudamente la única religión de su país, preconizando abstracciones que aquí nunca se traducen más que en utilitarismo brutal e inmoralidad grosera y presentando, acalorado por la lectura de novelas extranjeras, conflictos religiosos tan inverosímiles en España como en los montes de la luna? ¡Oh y cuán triste cosa es no ver más mundo que el que se ve desde el ahumado recinto del Ateneo y ponerse a hacer novelas de carácter y de costumbres con personajes de la Minuta de un testamento, como si Ficóbriga fuese un país de Salmerones o de Azcárates! (2967)"



7. Homenaje nacional a Galdós, organizado por Clarín.
26-03-1883

La idea surgió en el Bilis Club.
Larga lista de organizadores
El primer tomó le llegó a Clarín el 7 o el 8 de enero, 1885.
06-04-1885. Carta de Galdós a Clarín sobre La Regenta

Mi querido Clarín: Conste ante todo que recibí su carta (sin fecha) en que acusaba recibo de la mía hablándole de la Regenta. […] Y como en su novela tengo tanto y tanto que alabar; voy a empezar pro lo que en ella he visto que me ha parecido de calidad inferior a lo demás. Dos defectos grandes noto en la obra. 1. La preocupación de la lujuria. 2. Las dimensiones. Bien se me alcanza que toda la vida humana, como la tierra sobre sus polos, gira sobre el pivote del acto de la reproducción de la especie; pero así como en la vida no aparece éste sino en ciertas ocasiones, porque la cultura lo disimula y como que quiere aparentar otra cosa, el libro debe, a mi juicio, ofrecer una veladura semejante. Y crea usted que es de mucho más efecto en el arte disimular el papel principalísimo que la fornicación hace en el mundo, que patentizarlo con tanta sinceridad. Hay en la obra demasiada lascivia […] En cuanto al tamaño, le diré que, reconociendo que la obra peca de larga, me vería yo muy apurado si me dijeran: 'pues quite usted lo que crea que sobra'. (pág. 142)

"Es imposible que un hombre [Víctor Quintanar] que ha estado en tratos íntimos con la miseria y las debilidades humanas, sea tonto y vea el peligro que tiene al lado con mujer guapa, de 27 años, y un poco levantada de casco. La inocencia de este señor no se compadece con su oficio, que es oficio de experiencia y de estudios de la malicia humana" (p. 143)

Aquello " de ponerle criaas guapas al hijo cura, para que no se vaya a j… fuera de casa. Esto podrá ocurrir; pero hay pocas madres que hagan eso, quizás no haya ninguna" (p. 145

Entre canarios; homenaje á Benito Pérez Caldós, 9 de diciembre de 1900 [recuerdo del banquete celebrado por la colonia canaria de Madrid en honor de su insigne compatriota
Organizadores del Homenaje. Firmantes en La correspondencia de España 4-3-1883, p 2;

Eugenio Selles, Tirso Rodrigañez,, Mariano Araus, Antonio Sánchez Pérez, Eduardo de Santa Ana, Andrés Mellado, marqués de Valdeiglesias, Alfredo Escobar, Isidoro Fernandez Flores, Joaquín Martón de Olías, Mariano de Cavia, Félix González Llana, Pedro Bofill, Conrado Solsona, Luis Alfonso, Leopoldo Alas, Manuel Reina, Emilia Sánchez Pastor, José Navarrete, Armando Palacio Valdés, José Ortega Munilla.

El Bilis Club fue una tertulia literaria y crítica creada en 1871, en Madrid, por Leopoldo Alas "Clarín", Tomás Tuero, Pío Rubín, Armando Palacio Valdés y Adolfo Posada, entre otros estudiantes de Derecho. En su origen se reunían en la Cervecería Inglesa, en la Carrera de San Jerónimo, y luego en la Cervecería Escocesa de la calle del Príncipe.1
A causa de su agudo talante crítico y del hecho de que, según Adolfo Posada, los chistes malos se castigasen como delitos comunes, José Ortega Munilla, padre del filósofoJosé Ortega y Gasset bautizó esta tertulia como Bilis Club.2 En ella dominaban los asturianos y se celebraba en la Cervecería Escocesa de la Carrera de San Jerónimo, en Madrid. De ella surgieron los tres números de la revista satírica Rabagás (periódico audaz) (1872) y el homenaje a Benito Pérez Galdós (1883), que fue una multitudinaria manifestación pública de apoyo al autor de La desheredada, muy criticado entonces por hallarse con esta obra cercano a los postulados del Naturalismo.
En esta tertulia se fraguaban las críticas literarias durísimas que luego publicaría Leopoldo Alas con el seudónimo calderoniano de "Clarín", que surgió en 1875 en un artículo periodístico publicado en el diario madrileño El Solfeo. Este espíritu burlón y demoledor también tenía asiento en los pasillos y salones del Ateneo de Madrid, sito entonces en la aledaña calle de la Montera. Destacaron en las críticas no solamente Clarín, sino el novelista Armando Palacio Valdés, que publicaba sus semblanzas críticas en la Revista Europea; algunas de sus víctimas fueron los novelistas Manuel Fernández y González, Enrique Pérez Escrich y el poeta Antonio Fernández Grilo.
En sus últimos años, el Bilis Club estuvo compuesto por los redactores y dibujantes del Madrid Cómico: Clarín, Luis Taboada, Vital Aza, Juan Pérez Zúñiga, Sinesio Delgado, etc.3

26-03-1883. Homenaje organizado por Palacio Valdés y Clarín. La clase humilde y la clase política se rinden a sus pies.
Viaje a Londres. Verano, fue de Santander a Londres.
06-04-1985 Carta a Clarín sobre La Regenta.
28-05 a 04-06-1885. Viaje por Galicia y Portugal con J. M. Pereda y Crespo.
No les acompañó de regreso a Oviedo, donde Pereda y Crespo fueron festejados por Clarín.
)

8. Viajes por Europa. Diputado por el Partido Liberal. Fortunata y Jacinta (1886-87). UN poco de Darwin
Diputado Partido Liberal
Muere su madre. Pésame de Pereda. 03-05-1887
1886 París, viaje por el Rin, Bonn, no pudo desembarcar, Cologne Ce Colinia a Bégica en tren y Le Havre, de donde fue a Santander.
1887 Newcastle. Amsterdam, Berlin, Hamburgo, Viaje a Dinamarca, Alemania
Con todo, a Julio Caro Baroja, buen conocedor de la antropología y la literatura españolas del cambio de siglo y que además mantuvo relaciones familiares o personales con muchos de los escritores españoles de este momento, el debate darwinista le «parece cosa un poco postiza o, si se quiere, de "Cultura traducida"»17. Para un momento anterior, atestigua lo mismo Pérez Galdós cuando, en Fortunata y Jacinta, refiriéndose a las costumbres de los estudiantes madrileños de los años 1865-68, dice: Por aquellos días no era todavía costumbre que fuesen al Ateneo los sabios de pecho que están mamando la leche del conocimiento [...] Los temas más sutiles de Filosofía de la Historia y del Derecho, de Metafísica y de otras ciencias especulativas (pues aún no estaban de moda los estudios experimentales, ni el transformismo, ni Darwin, ni Haeckel) eran para ellos, lo que para otros el trompo o la cometa18. Diego Núñez ha aludido también a la escasa presencia del darwinismo en la literatura coetánea a su introducción en España, aunque resaltando la frecuencia del uso de términos biológicos en obras de Clarín y Pérez Galdós, o casos más anecdóticos, como el del personaje de Máximo Juncal, médico rural gallego de Los pazos de Ulloa, apelando continuamente para justificar la ———— 15 CARO BAROJA, J. (1979), Literatura y antropología en el panorama español de fines del siglo XIX y las primeras décadas del XX, Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo del Ayuntamiento de Madrid, 5, 11-56, pp. 29-30. 16 GARCÍA GONZÁLEZ (s.p). (2004). 17 CARO BAROJA (1979), p. 22. 18 PÉREZ GALDÓS, B. (1985), Fortunata y Jacinta. Dos historias de casadas, Madrid, Cá- tedra (edición original, 1887), pp. 105-107. NATURALISMO, NOVELA Y SOCIEDAD EN ESPAÑA ENTRE LOS SIGLOS XIX Y XX Asclepio, 2010, vol. LXII, nº 2, julio-diciembre, 429-452, ISSN: 0210-4466 435 autoridad de cualquiera de sus juicios a El origen de las especies1
IV. 1888-1912. Madrid y Santander. Académico, dramaturgo, diputado republicano (ver Madariaga y el país vasco), candidato al premio Nobel. Residencia santanderina María Guerrero, Margarita Xirgú.
Exposicion Internacional de Barcelona Mayo, 1888
Dos meses de Viaje a Italia con Pepe Alcala Galiano (Santander, 30-X-1888)

1888. Viaje a Inglaterra, Stratford-Upon-Avon (La Prensa)
Pardo Bazán En aquellos meses de 1889 tuvo lugar, del 6 de mayo al 31 de octubre, la Exposición Universal de París. Emilia, después de su aventura de Barcelona, está en País en la gran inauguración y comienza a escribir «Al pie de la Torre Eiffel». Los dos amantes se encontraron a escondidas en París. A doña Emilia y a don Benito les preocupan que se conozca este romance. La habilidad de ambos para conseguir su ocultismo es casi una constante epistolar. En septiembre desde París salen para el planeado viaje para Alemania y Suiza17. Y desde París el 28 de septiembre de 1889 Emilia escribe
1891 Nace su hija María

Anuncia su republicanismo el 6 de abril, de 1907, en carta al director de El Liberal, Alfredo Vicenti.
9. Una amante que cambió su vida, la condesa de Emilia Pardo Bazán.
Otras mujeres en su vida: Concha Ruth Morell, Lorenza Cobián González ( Bodes, Asturias, 21-05-1951- 31-07-1906, madre de María Pérez Galdos, 1891. Teodosia Gandarias (1863-.
1892 Galdós dramaturgo. Realidad
La España Moderna (1889-1914) José Lázaro Galdeano. Como La Revue de Deux Mondes
Nuevo Teatro Crítico de Pardo
Entra en la Real Academia Española, 07-02-1897 Tomó posesión el 7 de febrero de 1897 con el discurso titulado La sociedad presente como materia novelable. Le respondió, en nombre de la corporación, Marcelino Menéndez y Pelayo.

Otras mujeres en su vida: Concha Ruth Morell, Lorenza Cobián González ( Bodes, Asturias, 21-05-1951- 31-07-1906, madre de María Pérez Galdos, 1891. Teodosia Gandarias (1863-.
1892 Galdós dramaturgo. Realidad
La España Moderna (1889-1914) José Lázaro Galdeano. Como La Revue de Deux Mondes
Nuevo Teatro Crítico de Pardo
Entra en la Real Academia Española, 07-02-1897 Tomó posesión el 7 de febrero de 1897 con el discurso titulado La sociedad presente como materia novelable. Le respondió, en nombre de la corporación, Marcelino Menéndez y Pelayo.


10. San Quintín, la residencia de verano. Isabel II y Amadeo de Saboya.
1907 Adhesión al partido Republicano
1910 Galdós, el diputado más votado por Madrid en cuya candidatura fue también elegido Pablo Iglesias
V. 1913-1920. Los últimos años. La ceguera y las necesidades económicas. Gregorio Marañón. Ramón Pérez de Ayala. Victorio Macho
en el parque del Retiro madrileño, manifestó Marañón, el 4 de enero de 1933, que deseaba ser para Pérez Galdós, lo que Eckermann había sido para Goethe: para dejar sobre el papel las confidencias, pensamientos y su humanismo.
En la madrugada del 4 de enero de 1920, pasadas las 3,30 horas, se produjo el óbito del noble Abuelo y luchador en la prolija fecundación literaria. Fue llamado de urgencias el doctor 'la Facultad', quien con la ayuda de su colega Bonilla, embalsamaron el cuerpo de excelso talento, ido. De los muchos escritos, enalteciendo la figura y obra de Galdós después de su muerte, hizo Marañón un profundo artículo, de los pocos no médicos: Galdós íntimo.
Marañón, llamó de inmediato, al escultor Victorio Macho, para que realizara la mascarilla, en el rostro inerte del Patriarca. La amistad, respeto y cariño que sintió, desde que conoció a Galdós en Santander, y al cual le hizo el primer busto (1914), a quien llamaba, el Abuelo, se negó a ello. Pero sí, deseó hacerle un magnífico dibujo a lápiz, que se custodia entre las obras realizadas por el artista (tenía Galdós, una barba de varios días, en momento del eterno sueño en los éteres). Y no se explicaba Macho, escribía en su libro Memorias, con sentida admiración, cómo en aquel hombre, tan afamado y prestigioso escritor, anidara en corpulenta fisonomía, tanta bondad, humanidad y nada envanecido.


Enfermedad.
Suscripción nacional
1919, enero, Se inaugura el monumento esculpido por Victorio Macho

1964 Inauguración de la Casa-Museo en Las Palmas
1965 Se inicia la publicación de Anales galdosianos
1973 I Congreso Internacional Galsosiano
Final. Duelo nacional: la muerte del ilustre escritor.
Muere en la madrugada del 3 de enero de 1920.





Por fortuna, uno de los mejores testimonios de la vida de don Benito es la correspondencia que mantuvo con la Pardo, o mejor dicho, las cartas que ella le envió. Son testimonio de la rica relación habida entre ambos, donde el intercambio intelectual se cruza con el amoroso y el sexual.



Notas



Bibliografía

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1981,
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--Galdos y la masonería
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Homenajes a Galdós

Gerald Brenan
 "Si el lector que no conoce español desea tener una idea general de lo que es una novela de Galdós imagine una de las mejores obras de Balzac, añádale el calor y el color y el sentido melodramático de Dickens y agregue el grave tono irónico de Cervantes".
Historia de la literatura española. Prólogo de Gonzalo Torrente Ballester y traducción castellana de Miguel de Amilibia. Barcelona: Crítica, 1984 [1951].

Luis Cernuda

DÍPTICO ESPAÑOL. II

BIEN ESTÁ QUE FUERA TU TIERRA

Su amigo, ¿desde cuándo lo fuiste?
¿Tenías once, diez años al descubrir sus libros?
Niño eras cuando un día
En el estante de los libros paternos
Hallaste aquéllos. Abriste uno
y las estampas tu atención fijaron;
Las páginas a leer comenzaste
Curioso de la historia así ilustrada.

Y cruzaste el umbral de un mundo mágico,
La otra realidad que está tras ésta:
Gabriel, Inés, Amaranta,
Soledad, Salvador, Genara,
Con tantos personajes creados para siempre
Por su genio generoso y poderoso,
Que otra España componen,
Entraron en tu vida
Para no salir de ella ya sino contigo.

Más vivos que las otras criaturas
Junto a ti tan pálidas pasando,
Tu amor primero lo despertaron ellos;
Héroes amados en un mundo heroico,
La red de tu vivir entretejieron con la suya,
Aún más con la de aquellos tus hermanos,
Miss Fly, Santorcaz, Tilín, Lord Gray,
Que, insatisfechos siempre, contemplabas
Existir en la busca de un imposible sueño vivo.

El destino del niño ésos lo provocaron
Hasta que deseó ser como ellos,
Vivir igual que ellos
Y, como a Salvador, que le moviera
Idéntica razón, idéntica locura,
El seguir turbulento, devoto a sus propósitos,
En su tierra y afuera de su tierra,
Tantas quimeras desoladas
Con fe que a decepción nunca cedía.

Y tras el mundo de los Episodios
Luego el de las Novelas conociste:
Rosalía, Eloísa, Fortunata,
Mauricia, Federivo Viera,
Martín Muriel, Moreno Isla,
Tantos que habrían de revelarte
El escondido drama de un vivir cotidiano:
La plácida existencia real y, bajo ella,
El humano tormento, la paradoja de estar vivo.

Los bien amados libros, releyéndolos
Cuántas veces, de niño, mozo y hombre,
Cada vez más en su secreto te adentrabas
y los hallabas renovados
Como tu vida iba renovándose;
Con ojos nuevos los veías
Como ibas viendo el mundo.
Qué pocos libros pueden
Nuevo alimento darnos
A cada estación nueva en nuestra vida.

En tu tierra y afuera de tu tierra
Siempre traían fielmente
El encanto de España, en ellos no perdido,
Aunque en su tierra misma no lo hallaras.
El nombre allí leído de un lugar, de una calle
(Portillo de Gilimón o Sal si Puedes),
Provocaba en ti la nostalgia
De la patria imposible, que no es de este mundo.

El nombre de ciudad, de barrio o pueblo,
Por todo el español espacio soleado
(Puerta de Tierra, Plaza de Santa Cruz, los Arapiles,
Cádiz, Toledo, Aranjuez, Gerona),
Dicho por él, siempre traía,
Conocido por ti el lugar o desconocido,
Una doble visión: imaginada y contemplada,
Ambas hermosas, ambas entrañables.

Hoy, cuando a tu tierra ya no necesitas,
Aún en estos libros te es querida y necesaria,
Más real y entresoñada que la otra:
No ésa, mas aquélla es hoy tu tierra,
La, que Galdós a conocer te diese,
Como él tolerante de lealtad contraria,
Según la tradición generosa de Cervantes,
Heroica viviendo, heroica luchando
Por el futuro que era el suyo,
No el siniestro pasado donde a la otra han vuelto.

La real para ti no es esa España obscena y deprimente
En la que regenta hoy la canalla,
Sino esta España viva y siempre noble
Que Galdós en sus libros ha creado.
De aquélla nos consuela y cura ésta.

Luis Cernuda: Desolación de la Quimera. (1962)

Octavio Paz, Discurso al recibir el Premio Cervantes, 1981
Desde muy joven fue muy vivo en mí el sentimiento de pertenecer a una civilización. Se lo debo a mi abuelo Ireneo Paz, amante de los libros, que logró reunir una pequeña biblioteca en la que abundaban los buenos escritores de nuestra lengua. Tendría unos dieciséis años cuando leí las dos primeras series de los Episodios Nacionales, en donde quizá se encuentran algunas de las mejores páginas de Pérez Galdós. Era una edición en octavo, de tapas doradas e ilustrada por varios artistas de la época; los diez volúmenes habían sido impresos, entre 1881 y 1885, en Madrid, por La Guirnalda. Aquella historia novelada y novelesca de la España moderna me pareció que era también la mía y la de mi país. Al llegar a la segunda serie me cautivó inmediatamente la figura de Salvador Monsalud. Fue mi héroe, mi prototipo. Mi identificación con el joven liberal me llevó a enfrentarme con su medio-hermano y adversario, el terrible Carlos Garrote, guerrillero carlista. Dualismo a un tiempo real y simbólico: el hijo legítimo y el bastardo, el perro guardián del orden y el vagabundo, el hombre del terruño y el cosmopolita, el conservador y el revolucionario. Pero Carlos Garrote, como poco a poco advierte el lector, no sólo es el adversario que encarna la otra España, la de ¡religión y fueros!, sino que es el doble de Salvador Monsalud. En el Episodio final -Un faccioso más y algunos frailes menos, pintura tétrica de las dos Españas y sus opuestos y simétricos fanatismos- asistimos a la muerte de Carlos Garrote y a su transfiguración. Comenzó por ser el enemigo y el perseguidor de Salvador Monsalud y termina como su hermano y su protegido: están condenados a convivir. Cada uno es el otro y es el mismo. Descubrí entonces que a todos nos habita un adversario, y que combatirlo es combatir con nosotros mismos. Esa lucha, ya no íntima sino social, ha sido la substancia de la historia de nuestros pueblos durante los dos últimos siglos. Así aprendí que una civilización no es una esencia inmóvil, idéntica a sí misma siempre: es una sociedad habitada por la discordia y poseída por el deseo de restaurar la unidad, un espejo en el que, al contemplarnos, nos perdemos y, al perdernos, nos recobramos. Muchas veces he pensado en los paralelos hispanoamericanos de Salvador Monsalud.
Aunque unos pertenecen a la historia y otros a la novela, todos ellos, reales o imaginarios, pelearon y aún pelean contra obstáculos que nunca soñó un héroe de Galdós. Por ejemplo, aparte de enfrentarse con Carlos Garrote, guerrillero díscolo y montaraz, encarnación de un pasado a veces obtuso y otras sublime, los Salvador Monsalud mexicanos han tenido que combatir a otras realidades y exorcisar a otros fantasmas: España y México tienen pasados distintos. En nuestra historia aparece un elemento desconocido en la de España: el mundo indio. Es la dimensión a un tiempo íntima e insondable, familiar e incógnita, de mi país. Sin ella no seríamos lo que somos.



Sergio Pitol, Premio Cervantes 2005:


De golpe, los españoles exiliados me descubrieron la grandeza de Galdós. María Zambrano, Luis Cernuda, José Bergamín escribieron ensayos extraordinarios en aquel tiempo sobre ese novelista. Después de Cervantes estaba sólo Galdós. Para ellos no había una novela española que hubiera podido superar a las cuatro de Torquemada, o a dos Episodios Nacionales: Bodas reales o los duendes de la camarilla. Buñuel filmó tres de sus novelas: Nazarín, Tristana y Halma, a la que tituló Viridiana. El discurso que leyó Octavio Paz en este lugar en 1981 fue dedicado a Galdós, al último de la segunda serie de los Episodios Nacionales: Un faccioso más y algunos frailes menos. El ensayo de Paz es magistral. Trata de la semejanza de la historia del siglo XIX en España y en México: la permanente guerra entre liberales y conservadores en los dos países, entre fanatismo contra tolerancia.


Cronología

1862 Finales de Septiembre, Madrid
1963 Verano en Las Palmas



1883 Homenaje Nacional, 26-03-1883
La idea nació en el Bilis Club
Organizado por el Bilis Clib Convocado por

1894 A principios de Octubre Viaje a Las Palmas. 21 días

1897 Monta su editorial en un entresuelo de la calle Hortaleza, 104, casi esquina a la calle San Mateo.

1900 Viaje a París, a la Exposición Universal.

Estreno de Electra 30-01-1901
1907 Teodosia Gandarias
El escritor frisa la edad de jubilación, 65 años. Su nueva amante se llama Teodosia Gandarias, una viuda, de 44 años, modesta y culta, que vive en una barriada popular, al lado de la Plaza de Chamberí, en el número 53 (actual 51), 1 izquierda, del paseo de Santa Engracia, entre las calles Raimundo Lulio y Santa Feliciana. La casa existe todavía y tiene tres plantas a la calle, con sotabanco que puede verse desde la acera de enfrente y cinco huecos o balcones en cada planta.

1909 Diputado republicano
1911
Será en su piso de la calle Alberto Aguilera donde el eminente catedrático de Oftalmología Dr. Manuel Marquéz operará a Galdós de catarata en el ojo izquierdo el 25 de mayo de 1911. Un caso difícil que dejará, no obstante los extremados cuidados médicos, secuelas físicas y psíquicas en el escritor a partir de ahora ya no podrá valerse por si solo pues Galdós quedó ciego del ojo izquierdo.

1912

Será por causa de su semi ceguera por lo que Galdós, no sabemos exactamente en que fecha, se muda a la que será su última vivienda en Madrid: el chalet "morisco-taurino" que su sobrino José Hermenegildo, el soltero se había hecho construir en Hilarión Eslava 7, cerca del Parque del Oeste. El edificio constaba de dos plantas y azotea y era de estilo neomudéjar, con ladrillo a la vista, ventanas y almenas, tejadillos y celosía de estilo "árabe" conforme a los gustos de la época. En este hotelito, según refiere Federico Carlos Sáinz de Robles "su sobrino, don José Hurtado de Mendoza le había reservado la mejor habitación, sobre cuyo dintel estaban escritas estas palabras: Despacho del tío Benito" 3.

Aun recuerdo, de mi época de estudiante universitario haber pasado algunas veces por delante de este edificio de ladrillo, en el que una placa hacia constar que allí había vivido el escritor. Desgraciadamente de este, como de otros edificios cercanos -el barrio de Pozas, la iglesia del Buen Suceso- no queda más que el recuerdo y alguna vieja fotografía (del Archivo General de la Administración) en la que se ve a un soldado de la República haciendo guardia ante el chalet. Al menos se conserva la placa colocada por el ayuntamiento en 1924 sobre el edificio moderno levantado en aquel lugar .
 

El 30 de mayo de 1912, Galdós es sometido a una nueva operación quirúrgica (segunda catarata en el ojo derecho), realizada denuevo por el Dr.Márquez, esta vez en la casa de Hilarión Eslava 7 . Aunque la operación en si es un éxito -recobró moderamente la visión- su actividad política quedó autolimitada. Literariamente, Galdós con 69 años, mal llevados, por la semiceguera y la arterioesclerosis, tiene tiempo aún de componer en seis meses el que será, sin que el lo sepa, su último Episodio Nacional, "Cánovas". Ese mismo año, poco antes de la segunda operación ha recibido en el hotelito de Hilarión Eslava, la visita del periodista Javier Bueno quien le hace una entrevista literaria con destino a la revista Mundial Magazine. Así retrata el periodista al acercarse como es la casa donde vive Galdós:

"Frente a la cárcel Modelo, en una gran explanada que ha servido para fusilamientos, recreo de chiquillos y campo de maniobras a los militares, y que hoy comienza a urbanizarse, hay un hotelito de ladrillo rosado, muy modesto...Una tapia de ladrillo lo oculta hasta el piso 1º. Por encima de esta tapia se asoma un rosal...."

Más adelante retrata así el ambiente íntimo de trabajo del escritor:
"La habitación es modestísima. En un testero, hay una librería blanca, atiborrada de libros; en otro, una ventana, en el de enfrente otra librería y, en último , la puerta desnuda. Una mesa de estudiante en la que escribe Pablo Nougués y dos sillas de paja rojiza completan el mobiliario".

Galdós está hundido en una butaca de terciopelo rojo. Está casi ciego; unas gafas negras cubren sus ojos." 5

Verano 1915
En el verano de 1915,San Quintín ¿Como eran los hábitos de Galdós en estos últimos años de su vida? Sus biógrafos nos cuentan que por las mañanas salía en coche de caballos -alquilado y siempre a la puerta de casa-, pasaba por delante de las casa donde había vivido en las distintas etapas de su vida, efectuaba sus visitas matutinas y después de almorzar, alargaba la siesta y recibía por la tarde en casa a sus visitas. Una de las visitantes más asiduas era su hija María, casada joven con Juan Verde, funcionario, experto en estadísticas municipales. El matrimonio con sus dos hijos pequeños, Rafael y Benito, vivía en la calle de Ferraz 22 y en esta casa recibía también frecuentes visitas del escritor que amaba tiernamente a sus hijos y nietos. Galdós recibía también en la casa de Hilarión Eslava visitas de actores y actrices, como Margarita Xirgu o Concha Catalá, artista y literatos como Pérez de Ayala, Enrique de Mesa o los hermanos Quintero o periodistas como Margarita Nelken. La tertulia vespertina terminaba pronto, hacia las 14,30 en invierno y hacia las 16,30 en otro tiempo. Don Benito ya semi inválido era llevado al piso de arriba por su criado, primero Victoriano y luego Paco Menéndez. La cena le era servida cuando estaba ya acostado en su cama de hierro, poco más que una cama de hospital o modesta pensión. Dormía pronto y dormía bien. Sáinz de Robles nos cuenta que en estos años finales de su vida Galdós era un viejecito alto, encorvado, torpe, de bigote lacio y gafas negras, de muy pocas palabras.

1918
En 1918 su vida fue igual; por las mañanas salía en coche, hacía visitas y volvía a almorzar a su casa. Por la tarde no salía, se quedaba en su despacho, adonde iban a verle sus amigos. Los hermanos Álvarez Quintero y Victorio Macho fueron quienes mejor lo atendieron, aparte de sus familiares. Fue Victorio Macho, el escultor palentino, el autor de la estatua sedente de Galdós que se encuentra en el Parque del Retiro y que reproduce la visión habitual del escritor en su cuarto de trabajo, las piernas tapadas, como solía por una manta.


1919
Entrará el escritor en 1919 en desastrosas condiciones físicas (desde 1914 padecía arteriosclerosis y a partir de 1918 la enfermedad se le complicó con un reblandecimiento medular) y, a pesar de ello, se obstinaba en salir a pasear por Madrid, en hacer "ciertas" visitas.

El 19 de enero se inaugura la estatua de Galdós en el Retiro, "monumento sobrio y de una severidad melancólica", con el alcalde y los hermanos Quintero, de oradores. El escritor asiste a la inauguración "en réplica apenas viva del bloque de piedra" pero queda tan fatigado que hubo de guardar cama durante algunas semanas. El 14 de marzo otorgó testamento, en el que reconocía a Maria Perez Galdós como hija suya. En estos meses finales su carácter se hizo irascible y cambió completamente su régimen de vida: salía por la mañana, almorzaba fuera y no volvía sino a la noche. La figura de Galdós era conocida por el pueblo en su recorrido por las calles de Madrid. La leyenda dice que los hombres se descubrían a su paso y que las mujeres señalaban, emocionadas a los niños "Aquel es don Benito"

En agosto empezó a no conocer; el 22 salió por última vez en coche a la calle y en septiembre ya tuvo que guardar cama. La agonía fue lenta, asistido en todo momento el enfermo por su incondicional médico y amigo el Doctor Marañón. El fallecimiento del escritor se produjo a las tres y media de la madrugada del día 4 de enero de 1920, domingo. Al conocerse la noticia todos los teatros de Madrid suspendieron la función. El Gobierno, apropuesta del Ministro de Instrucción Pública (Natalio Rivas) declaró luto nacional y se hizo cargo de los gastos del entierro.


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