Jefes despóticos Vs líderes auténticos. Reflexiones sobre ética empresarial y de la alta dirección

June 24, 2017 | Autor: Alfredo Garcia | Categoría: Ética Aplicada, Ética Empresarial, Ética y Política - Democracia y Ciudadanía
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Descripción



Introducción del libro: García, A. (2013). Jefes despóticos Vs Líderes auténticos. Reflexiones de ética empresarial y de la alta dirección. México: Editorial Porrúa.


Jefes despóticos vs líderes auténticos. Reflexiones sobre ética empresarial y de la alta dirección

Introducción
El título de este trabajo puede en primera instancia parecer demasiado tratado, sin embargo, algo fundamental para nosotros es apuntar nuestras armas hacia aquellos aspectos que normalmente no son suficientemente discutidos en la que se refiere a los códigos de ética empresariales, porque si bien ha corrido mucha tinta para explicar lo inicuo que resulta que un directivo o gerente utilice información empresarial para beneficios personales, que extraiga recursos de la caja chica para aventuras amorosas, o que cargue a cuenta de la empresa excesivos gastos en hoteles y restaurantes, se ha tratado en menor medida el tema de su responsabilidad ética en la relación personal y profesional con sus subordinados. Es así que este trabajo se presenta como una serie de reflexiones y pautas críticas en las que el objeto fundamental de análisis es el de las relaciones humanas existentes en el medio de la vida empresarial e institucional, considerando que el intercambio entre directivos y empleados es el que mayormente se presenta en la vida diaria de las organizaciones.
Cuando en el capítulo I (Ética. Pautas iniciales) analizamos el término "ética" y los ámbitos con los que se vincula, lo hacemos sin pretender una confrontación de posturas específicas como ocurriría por ejemplo, si quisiéramos determinar cómo afrontaríamos una situación particular utilizando el esquema deontológico, iusnaturalista o liberal estricto por señalar algunos. Si bien en su momento recurrimos a elementos de estas u otras posturas y autores, nuestra propuesta consiste primero en afirmar indicativos sobre la pertinencia de la ética para el mundo empresarial, para luego, en el capítulo II (Ética en la empresa y en la alta dirección) señalar directrices para la acción directiva y gerencial que tienen su base en una reflexión sobre valores particulares como la justicia, la libertad y la dignidad humana.
En el capítulo III (Sobre los códigos de conducta y las obligacionesmorales de la empresa y sus directivos) atendemos el tema de la pertinencia de los códigos éticos de conducta, percibiéndolos no como una panacea que salvará a cualquier organización de incurrir en faltas morales, sino como pautas de acción orientadoras que contengan lineamientos para una convivencia empresarial más digna y humana. Por ello, a modo de patrón contrario, en el capítulo IV (De códigos de comportamiento "no escritos" y otros vicios), verificamos la realidad informal pero al mismo tiempo censurable de una codificación de reglas no escritas que pretenden dirigir la conducta de los miembros de una organización. Finalmente, en el capítulo V (El Jefe Despótico vs el Líder Auténtico. Cinco casos), analizamos casos reales en los que el medio ético de la vida organizacional se puso en juego, incluyendo una reflexión inspirada en dichos casos para asentar la justificación de las convicciones defendidas previamente en el libro.
En suma, este texto se enfoca en algunos fundamentos generales de conducta ética acerca de la función gerencial y directiva pero al mismo tiempo aspira a estar al alcance de quienes ocupan la base del organigrama para que adquieran nociones de lo que es deseable que exijan a sus superiores como parte de una relación que privilegie la dignidad que todo ser humano tiene derecho a no ver vulnerada en su persona. Presentamos también una serie de supuestos que no pretendemos exponer como los únicos ni como por completo terminados sino que vienen a nuestra mente como lineamientos muy en boga pues en buena medida se inspiran en situaciones y contextos reales que pueden además ser utilizados de manera ilustrativa para numerosas situaciones de convivencia en el medio de las organizaciones de diversos ámbitos, porque a final de cuentas, en todas ellas existe el factor común de una estructura organizacional jerarquizada en la que la autoridad tiene la misma disposición, incluyendo la determinación del cambio de los empleados en su posición en el organigrama o incluso de su cese de la misma organización.
La urgencia de que este tema cobre mayor relevancia y atención es que estamos convencidos de que sigue siendo una tarea pendiente para numerosas corporaciones el que en su seno se verifiquen relaciones interpersonales verdaderamente saludables en las que se encuentre a salvo la dimensión del valor humano, aun cuando esos aspectos hayan sido considerados en algún código de ética institucional.
Resulta fundamental aclarar que no pretendemos que toda empresa o institución se convierta en una cooperativa y que los asuntos se resuelvan de modo plebiscitario, sino que aun cuando la determinación final sea puesta en movimiento por el ejecutivo correspondiente, siempre haya sido precedida por una rigurosa revisión de todas las circunstancias e intereses si es que supone una potencial afectación de algún factor humano.
Igualmente, otro aspecto que motiva la razón de ser de este texto es el de poner en todas sus letras el asunto de la responsabilidad ética de los directivos, pero esto no con ánimo de generar una serie de invectivas que causen cargos de conciencia en ellos sino para fortalecer la idea de que la autoridad moral de una institución depende en modo vital de la que hayan desarrollado sus directivos, pues entre más se encuentren las decisiones de una institución o empresa restringidas a la autoridad de los mismos directivos, mayor será la responsabilidad de éstos de las fallas éticas en las que incurra la organización. A modo de ejemplo, la deuda moral generada por los casos en que el ejército ha incurrido en violación de los derechos humanos en muchos momentos de la historia se concentra primordialmente en las cabezas que dirigen esa institución, sin embargo, ello no excluye de deuda al resto del personal militar. En ese medio son de tal manera jerarquizadas y verticales las decisiones, que sus miembros tienden a adoptar la convicción de que su libertad de acción debe limitarse a cumplir las órdenes de sus superiores aun cuando las mismas contravengan los principios básicos de una convivencia humanamente sana; con ello, el factor de iniquidad de las decisiones también alcanza a los subordinados aunque seguirán siendo los jefes los principales blancos de una justa censura.
Podemos entonces hacer equivalencias con lo que ocurre en las instituciones y empresas, en cuanto a qué nivel de evolución moral alcanzan, analizando la lógica de convivencia diaria que se da en ellas. Aunque claro, en buena medida ocurre que los conceptos que una sociedad tiene sobre lo que implica fungir como autoridad en cualquier ámbito de la vida a menudo se encuentra imbricado con la cultura política dominante, es por ello que en México, la evidente falta de consolidación democrática ha generado que no sólo sean los políticos formales quienes desempeñan sus encargos de modo discrecional, clientelar, con favoritismo o de plano de manera corrupta; también los habitantes y por ende, los directivos de empresas e instituciones, convivimos en un contexto en que se normalizan prácticas punibles por los códigos formales o sancionadas informalmente por las normas de convivencia consuetudinaria. Es así que se encuentran dichos directivos bajo una influencia sociocultural que a menudo tiene más o menos ascendente en su desempeño como autoridades laborales.
Otra de las ideas básicas con las que queremos partir es la de que resulta axial concebir a la empresa no como una instancia meramente organizatoria sino como una realidad productiva esencialmente necesitada de asesoría para la consecución de decisiones convenientes pero además encaminadas por exigencias morales que tengan un sentido universal, para que ello se convierta en parte del ethos de la empresa, de la altura de su carácter, de sus valores; considerando que en esa tan laureada necesidad de trasformación social, esté la transformación de las organizaciones como algo impostergable. Esto supone no sólo verificar lo que urgentemente requiere ser modificado en la dimensión empresarial sino también confirmar los valores muy generalizados en otros momentos históricos (y hoy perdidos), que actualmente se requiere recuperar para construir esa sociedad de solidez humana. Para ese reto, en este trabajo afirmaremos que la coordinación de los esfuerzos recae en los directivos como individuos no en sí mismos dotados de autoridad moral, sino como personas necesitadas de una constante capacitación para alcanzar legítimamente los objetivos de la organización, aplicando el saber logrado para esos resultados.
Como toda obra que toca asuntos del ámbito del desarrollo humano, sabemos que algún directivo que lea este trabajo podrá manifestar un dejo de incomodidad por pensarse evidenciado con las situaciones que nosotros exponemos necesario erradicar del seno de las organizaciones, no obstante, nuestra intención es convencer a todos los lectores de que las oportunidades para la evolución personal de nuestra cultura ética es algo posible, siempre y cuando ejerzamos un proceso sincero de autocrítica y reflexión, pues una conducta humanamente íntegra en la organización y que esté guiada por principios y valores básicos, no es algo que puede considerarse logrado sólo asistiendo a numerosos diplomados y talleres de ética empresarial, más bien supone en buena medida un compromiso personal que debe ejercitarse en el día a día, y del que tendremos evidencia de sus resultados con la mejora en la calidad de nuestras relaciones con nuestros semejantes.




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