Israel en busca de Israel

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Descripción





Richard Dawkins, The God Delusion (Boston: Mariner Book, 2008) 31

The IVP Bible Background Commentary of the Old Testament, nos muestra que el concepto de herem requiere la complete destrucción de toda la gente, animales y propiedades como un sacrificio dedicatorio a Yahweh (pág. 814). Mary E. Mills va a decir, "Bajo esta regla toda la gente conquistada y sus posesiones eran consagradas a Dios en un acto de aniquilación." Images of God (Collegeville: The Liturgical Press, 1998) 51.
Eric A. Siebert, Disturbing Divine Behavior. Troubling Old Testament Images of God (Minneapolis: Fortress Press, 2009), 170.
Bruce C. Birch et al., A Theological Introduction to the Old Testament (Nashville: Abingdon Press, 1999), 181.

Siebert, Disturbing, 101.

Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman, The Bible Unearthed. Archaeology's New Vision of Ancient Israel and the Origin or its Sacred Texts, (New York: Touchstone, 2002), 76, 77.
Ibid., 118

Peter Enns, Inspiration and Incarnation. Evangelicals and the Problem of the Old Testament. (Grand Rapids: Baker, 2005), 60.
David P. Gushee, "Remembering Rwanda. Church Failure," Christian Century (2004): 28
De acuerdo a Gushee, en el alba del genocidio, el 90% de la población de Rwanda se declaraba cristiana, de estos 65% pertenecían a la Iglesia Católica Romana, la cual jugaba un papel muy importante en la sociedad. Iglesias, seminarios, y otras instituciones cristianas eran parte de la vida cotidiana en todas las ciudades del país.

Phillip Gourevitch, We Wish to Inform You That Tomorrow We Will be Killed with Our Families: Stories from Rwanda, (New York: Picador, 1998), 26-27.
C. S. Cowles, "The Case for Radical Discontinuity", in Show Them No Mercy. 4 Views on God and Canaanite Genocide, ed. Stanley N. Gundry. (Grand Rapids: Zondervan, 2003), 15-16.

"Churches called complicit in genocide," Christian Century (2000); 750.

Gushee, "Church Failure," 29-30

Juan Luis Segundo, ¿Qué mundo? ¿Qué hombre? ¿Qué Dios? (Cantabria: Sal Terrae, 1993), 329.
Bruce K. Waltke, An Old Testament Theology (Grand Rapids: Zondervan, 2007), 351.
Bruce C. Birch et al., A Theological Introduction to the Old Testament (Nashville: Abingdon Press, 1999), 164.

Walter Brueggemann, Teología del Antiguo Testamento. Un Juicio a Yahvé (Salamanca: Ediciones Sígueme, 2007), 410.
Walter Brueggemann, An Unsettling God. The Heart of the Hebrew Bible (Minneapolis: Fortress Press, 2009), 104.

Walter Brueggemann, Old Testament Theology. Essays on Structure, Theme, and Text, (Minneapolis: Fortress, 1992), 23
Willie James Jennings, The Christian Imagination. Theology and the Origins of Race, (New Haven: Yale Press, 2010), 253.

Birch, A Theological. 185.

Paul Baker. "Contemporary Theological Interpretation of Deutoronomy" en Interpreting Deutoronomy, David G. Firth y Philip S. Johnston, eds. (Downers Grove: IVP, 1012), 68
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Israel en busca de Israel
Un análisis de la orden genocida de Yahweh


Por Esteban Miranda

"Cuando el Señor tu Dios te lleve dentro de la tierra donde estás a punto de entrar y que vas a poseer, él te abrirá camino quitando de tu paso a muchas naciones: los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. Esas siete naciones son más fuertes y numerosas que tú. Cuando el Señor tu Dios las entregue en tus manos y las conquistes, debes destruirlas por completo. No hagas tratados con ellas ni les tengas compasión." (Deuteronomio 7:1-2. NTV)

En su libro, The God Delusion, Richard Dawkins hace la siguiente declaración,
El Dios del Antiguo Testamento es, sin duda, el personaje más desagradable en todas las
obras de ficción: celoso y orgulloso de serlo; un insignificante, injusto, implacable
controlador; un etnocida vengativo, sanguinario; un misógino, homófobo, racista,
infanticida, genocida, filicida, pestilente, megalómano, sadomasoquista, caprichosamente
malévolo y bravucón.

Luego de leer pasajes bíblicos como el de Deuteronomio 7, o 20:16-17, "En las ciudades que el Señor tu Dios te da como preciada posesión, destruye a todo ser viviente. Tienes que destruir por completo." las palabras de Dawkins, si bien viciadas por un ateísmo mal encausado y sacrílego, merecen ser consideradas con seriedad. Esto es necesario ya que el pensamiento de que la Biblia presenta el indiscutible y perfecto perfil de Dios, ha dominado pulpitos y literatura por décadas. Este pensamiento sobre la representación del verdadero Dios en las Sagradas Escrituras, a la luz de los pasajes de herem, se transforma en un concepto problemático. Eric Seibert dice, "Si es cierto –si todos las representaciones de Dios en el Antiguo Testamento constituyen la auto revelación de Dios- entonces es extremadamente difícil ofrecer una descripción coherente del carácter de Dios, ya que Dios parece terriblemente conflictivo." Como lectores serios y responsables de la Biblia debemos hacer frente a la incómoda realidad de pasajes bíblicos que muestran a un Dios totalmente distinto al que conocemos y predicamos, que revelan a un Dios cruel, implacable, y vengativo.
De esta realidad nace la importancia de embarcarnos en la aventura de clarificar los relatos bíblicos, particularmente en Deuteronomio, con la ayuda de referencia del libro de Josué, que presentan un carácter distorsionado del Dios que no mató a nadie para salvarnos, sino que antes bien, se ofreció en sacrificio de amor, por nosotros. A manera de apologética, en respuesta a voces como las de Dawkins, este ensayo procurara embarcarse en esta aventura de clarificación. Al mismo tiempo surge la necesidad de enfrentar estos escritos para desalentar todo intento de utilizarlos como fundamento de una teología militarista que justifique y legitime atrocidades y crimines contra la humanidad, en el nombre de Dios.
Las fuentes consultadas nos ayudaran a presentar la intención de los pasajes bíblicos que describen herem, Dichas fuentes nos mostraran que la historicidad de los hechos relatados en la narrativa de la conquista de la tierra de Canaán, en el libro de Josué, es cuestionable. Por ende, esto nos transportara hacia el pasaje que abre este ensayo, en donde "Yahweh da la orden" de exterminar a los habitantes de la tierra prometida. Esto nos provocara a hacer varias preguntas: si la evidencia nos muestra que la historicidad del genocidio cananeo es cuestionable, ¿dónde queda la voz de Yahweh dando órdenes de guerra a orillas del Jordán? ¿Qué hacemos con la orden de Yahweh? ¿Cuál es el propósito de la narrativa? Entonces, en nuestro intento por clarificar tan controversiales y escandalosos pasajes bíblicos desarrollaremos tres modelos hermenéuticos sobre dichos pasajes. El modelo histórico nos servirá de fundamento para entender el contexto de la narrativa y corroborar sus elementos con la evidencia actual. El modelo sociológico nos ayudara entender el porqué del lenguaje tan brutal de la narrativa. El modelo existencial nos presentara a un Israel en busca de sentido.
EL MODELO HISTORICO
La evidencia arqueológica.
Existe la hipótesis, promovida por el occidente, de que la conquista de la tierra prometida, tal cual la relata el Antiguo Testamente, fue un éxito militar sin precedentes. Sin embrago, estas declaraciones son problemáticas ya que no se ha recobrado ninguna evidencia que ciudades como Jericó estaban habitadas durante el tiempo de Josué. No faltaron los esfuerzos de corroborar la narrativa bíblica realizando excavaciones en estos lugares. Dichas excavaciones pusieron aún más en tela de juicio las historias del Antiguo Testamento.
Eric Siebert dice,
De acuerdo al libro de Josué, después que los muros de Jericó cayeron, los israelitas
quemaron la ciudad por completo (Josué 6:20, 24). Este tipo de conflagración prevista aquí,
inevitablemente habría dejado una capa de cenizas y escombros que los arqueólogos
pudieran identificar. Pero no se ha encontrado tal capa de destrucción en la ciudad de Jericó
durante el tiempo en cuestión.

Israel Finkelstein and Neil Asher Silberman agregan,
La evidencia del panorama general político y militar de Canaán sugiere que una repentina
invasión de este grupo [los israelitas] hubiese sido impráctica e improbable en extremo. Las
formidables ciudades cananeas descriptas en la narrativa de la conquista no estaban
protegidas por fortalezas. La razón aparente es que como Egipto estaba a cargo de la
protección de toda la provincia, no había necesidad de masivos muros de defensa

De acuerdo a la evidencia expuesta en The Bible Unearthed, Finkelstein and Silberman concluyen que en el tiempo de la "conquista", Israel ya habitaba la tierra, y fue el colapso económico y político de Canaán, lo que permite que Israel emerja en la historia dominando la tierra. Israel es el producto del colapso político-social de Canaán, y no lo opuesto.
Historiografía
Peter Enns describe historiografía como, "Un intento de transmitirle a alguien el significado de la historia" No se busca, en la historiografía, el dar un relato basado en hechos verídicos con detalles y datos corroborables, sino el de enfatizar el significado de algún hecho histórico. En este caso, al observar la evidencia arqueológica y notar que no solo cuestiona con firmeza la historicidad de la "conquista", sino que apunta en dirección de un pueblo que emerge (Israel) a causa del colapso político-social de otro (Canaán), vemos que el hecho histórico no es la aniquilación de las naciones rivales, sino ese surgimiento de Israel.
Inconsistencias en el Pentateuco
La fuente que puede cerrar esta sección ayudándonos a entender la no historicidad de la narrativa de la conquista son las mismas Escrituras. Si nos guiamos por los pasajes de Deuteronomio 7 y 20, nos quedamos con la idea de que el mandato de Yahweh es que Israel entre a la tierra prometida, luego de haber organizado su propio ejército y planteado una estrategia de guerra coherente; al entrar en la tierra el ejército Israelita debía por mandato divino exterminar a los cananeos, y todo pueblo que se le opusiera, llevando a cabo herem. La problemática que surge es que esos no son los únicos pasajes en los que hayamos a Yahweh ofreciendo instrucciones sobre la entrada en la tierra prometida. Otros pasajes en el Pentateuco crean una especie de tensión literaria y teológica, al discrepar entre sí.
En Éxodo 23:27-31 encontramos el siguiente discurso,
27Enviaré mi terror delante de ti y sembraré pánico entre todos los pueblos de las tierras
que invadas. Haré que todos tus enemigos den la vuelta y salgan corriendo. 28 Mandaré
terror delante de ti para expulsar a los heveos, a los cananeos y a los hititas; 29 pero no los
expulsaré a todos en un solo año, 30 Los expulsaré poco a poco, hasta que tu
población aumente lo suficiente para tomar posesión de la tierra. 31 Y estableceré los límites
de tu territorio desde el mar Rojo hasta el mar Mediterráneo, y desde el desierto oriental
hasta el río Éufrates. Entregaré en tus manos a los pueblos que ahora viven en esa tierra, y
tú los expulsarás a tu paso (NTV).

Aquí parece que el que va a hacer todo el trabajo de quitar a los pueblos de delante de Israel es Yahweh. Pero el mismo pasaje es ambiguo ya que presenta a Yahweh ejecutando todos los actos necesarios para dejar la tierra vacía (Enviare terror, sembrare pánico, hare que salgan corriendo, expulsare, estableceré), pero al final culmina con que Israel los expulsara a su paso.
Levítico 18:24, 25b, 28 nos dice,
24 No se contaminen con ninguna de estas prácticas, porque los pueblos que estoy
expulsando delante de ustedes se contaminaron haciendo todas esas prácticas. 25b Haré
que la tierra los vomite. 28 Así que no contaminen la tierra ni le den
motivos para que los vomite de ella, así como vomitará a los pueblos que viven allí ahora
(NTV).

En este caso, es la tierra la que vomitara a las naciones de la tierra por causa de su maldad. Aunque Levítico 20:23a nos dice algo distinto, "23 No vivas conforme a las costumbres de los pueblos que voy expulsando de delante de ti" (NTV). Entonces surge la pregunta, ¿a cuál de todos los relatos de toma de la tierra prometida nos subscribimos? Josué finalmente toma la tierra por la fuerza militar, entonces, ¿Qué hacemos con los pasajes en que Yahweh proclama que será el quien expulse a las naciones? Respuestas pueden ser dadas, racionalizando los diversos pasajes, más sin embargo, si dialogamos con honestidad, es imposible darle sentido histórico a la narrativa de la conquista. De esta manera, al examinar la evidencia arqueológica, entender que la narrativa de la conquista y herem son la historiografía de Israel y no su historia, y observar las inconsistencias que crean tensión dentro del mismo Pentateuco, podemos dar paso a nuestro siguiente modelo.
MODELO SOCIOLOGICO
El modelo sociológico procura dar respuesta a la interrogativa de, si la conquista no es histórica donde queda el mandato de Yahweh? Por qué existe una orden, un mandato de herem, y no hay evidencia de tal?
Un ejemplo contemporáneo de genocidio: Rwanda
En el año 1994, la nación más cristianizada de todo el continente Africano, Rwanda, cayó en un pozo de locura y destrucción que sorprendió a todo el mundo. Los Hutu, la tribu mayoritaria, atacaron despiadadamente a los Tutsi, con el propósito de exterminarlos por completo. Pastores, sacerdotes, y cristianos Hutu en general, participaron de las matanzas de los Tutsi, donde más personas murieron dentro de las iglesias, que en ningún otro lugar en la nación. El pastor Elizapham Ntakiriutamana, presidente de la iglesia Adventista en Mugonero, personalmente dio instrucciones a los Tutsi a congregarse en las instalaciones de la iglesia, a manera de refugio. Los cristianos en Rwanda entendían que en momentos de crisis, la iglesia era el lugar más seguro donde estar. Más de dos mil personas heridas y aterrorizadas llenaron el lugar solo para recibir la inesperada noticia. El encargado de las instalaciones Adventistas, el Doctor Gerard, hijo de Ntakiriutamana, cerró el perímetro del lugar, anunciando a los, ahora, prisioneros Tutsi, "El Sábado dieciséis de Abril [1994] a exactamente, las nueve en punto de la mañana, serán atacados" C. S. Cowles lo relata de la siguiente manera,
Siete pastores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día le escribieron cartas al director del
distrito, el pastor Elizapham Ntakiriutamana, quien era padre del Dr. Gerard. Le pidieron
que interviniera, de la misma forma que los judíos fueron salvados por Ester. El envió una
nota cortante en respuesta "Ustedes deben ser eliminados. Dios ya no los quiere." A las 9:00
de la mañana del Sábado, el Dr. Gerard viajo a las instalaciones Adventistas, con vehículos
llenos de soldados Hutu. Pronto, habitantes de las villas Hutu vecinas se unieron al ataque
con sus machetes. Lenta y metódicamente asesinaron a los que se refugiaban en la capilla, en
la escuela, y finalmente en el hospital.

La iglesia cristiana es hecha culpable, de acuerdo a Timothy Longman, no solo porque ignoró la cruda realidad en la nación, sino porque desde décadas anteriores perpetuó la imagen que los Hutu, aunque comprendían la mayoría de los habitantes, eran inferiores a los Tutsi. Gushee, por su parte nos aclara que no es la fe cristiana la que produce el racismo, ni se le puede culpar al cristianismo de engendrar el odio hacia otras etnias, como en Alemania Nazi y su antisemitismo. En naciones donde suceden estos horrendos actos de violencia contra la humanidad, el cristianismo no es un ancla firme, sino más bien una vela frágil encendida en medio de un huracán. Es decir, no es una ideología lo suficientemente fuerte como para contrarrestar impulsos sociales acumulados por siglos Aun así, el mensaje pregonado por la iglesia, tal vez bien intencionado; con el propósito de darle una voz al pobre y oprimido, quizá esbozando ecos de Gustavo Gutiérrez y Juan Luis Segundo, en su desarrollo de la Teología de la Liberación, suele tener efectos contraproducentes.
Complejo de inferioridad: un fenómeno sociológico.
Al hablar de un efecto contraproducente nos referimos al fenómeno sociológico que se ha hecho presente desde el comienzo de la historia humana. Este fenómeno está plasmado en el mismo texto bíblico en diversas ocasiones. Nos referimos a la reacción de una persona, tribu, o nación, que por sentirse inferior o amenazada por otra (persona, tribu, o nación) da rienda suelta a impulsos violentos, que son un mecanismo de defensa manifestado en ofensiva. En las Sagradas Escrituras esto se hace manifiesto, a nivel individual desde el principio. La historia de Caín y Abel es el primer ejemplo que tenemos de un individuo manifestando su miedo, y enojo por la preferencia demostrada por Dios hacia su hermano menor (Génesis 4:1-8). En el cuento Yahwista, Dios acepta a Abel y su ofrenda, pero rechaza a Caín y su ofrenda. Esto produce enojo y tristeza en Caín, lo cual, de acuerdo a la historia, le conduce a cometer homicidio. La preferencia de Jacob por su hijo José, despierta en sus otros hijos los mismos sentimientos que en Caín, enojo, celos e inseguridad, lo cual les lleva a planear asesinar a José, aunque mediante la intercesión de uno de sus hermanos deciden venderlo como esclavo (Génesis 37). Ahora bien en Éxodo 1:8-17 nos encontramos con este fenómeno sociológico a gran escala. El pueblo de Israel, viviendo en Egipto, creció de tal manera que se transformó en una amenaza a los ojos de Faraón. Este opta por oprimir al pueblo y esclavizarle (v. 11-14), y cuando esto falla, el rey egipcio decide dar la orden de infanticidio (v. 15-16, 22).
A la luz de este fenómeno sociológico, de un complejo de inferioridad como detonador de una fuga de impulsos violentos para aniquilar a quienes son amenaza a la integridad de un individuo o nación, podemos leer el texto bíblico con mayor claridad. Si observamos cuidadosamente el lenguaje utilizado en Deuteronomio 7, nos daremos cuenta de la inseguridad manifestada por la misma nación israelita, en su proceso historiográfico. La situación de Israel al querer entrar en la tierra prometida es precaria, y por lo tanto el lenguaje virtualmente genocida, está basado en una gran preocupación por el peligro extremo que corre el futuro de Israel. Se advierten seis razones por las cuales la amenaza se hace inminente: 1) Muchas naciones en el camino (v. 1); 2) Naciones más fuertes (v. 1); 3) Naciones más numerosas (v. 1); 4) Israel, la más pequeña de todas (v. 7); 5) Naciones mucho más poderosas que Israel (v. 17); 6) Israel temerosa de las naciones (v. 19)
El lenguaje de brutalidad gráfica y explicita contra estas naciones, entonces, se hace necesario. Si adoptamos el modelo sociológico, tomando en cuenta ese complejo de inferioridad que cegó al mismo Faraón, y hace casi dos décadas a los Hutu, entendemos mejor el patrón de razonamiento de la nación frente a su realidad. Durante toda su existencia Israel es la oprimida, la victima de esclavitud y oprobio. Ahora que Dios les libera de Egipto y les lleva camino a la que será su tierra, se encuentran con la tierra habitada por naciones más grandes y poderosas. Su futuro corre riesgo. El miedo al fracaso desata los impulsos violentos y despiertan el mecanismo característico de este fenómeno sociológico, la ofensiva militarista. Brueggemann dice,
Este testimonio, lleno de pasión e ideología, impregna el sentimiento de Israel sobre la tierra,
quizá de un modo que no solo alimenta el militarismo del Occidente cristiano, sino que
también es evidente en el Israel contemporáneo. Por supuesto, sin la determinación enérgica
de Yahweh, llevada a cabo violentamente, Israel no tendría historia.

Este modelo sociológico del discurso en el que Israel es ordenado a exterminar a los cananeos, sin justificar los hechos, nos da razones entendibles para tales relatos en las Sagradas Escrituras. De acuerdo a este modelo, la narrativa nos presenta a Israel reaccionando como cualquier grupo social reaccionaria y ha reaccionado, a través de la historia de la humanidad, ante la amenaza a su integridad física, étnica, social, religiosa, económica, y política. Este modelo no cuestiona a Dios, aunque tampoco lo abandona completamente en el asunto. El mandato divino no es nada más que la forma en que un pueblo legitima sus acciones. Las ordenes de genocidio no son dadas por Yahweh, sino que son puestas por la nación, o sus líderes, "en labios de Yahweh", de esta manera la conciencia nacional, y el legado a las generaciones futuras no es uno de brutalidad incoherente. El modelo sociológico, finalmente, ubica a Israel en su realidad religiosa. Israel tiene a un Dios, y hace uso de esa realidad para "santificar" su accionar. Caín, los hermanos de José, y Faraón actuaron por enojo, por miedo a la amenaza de ser rechazados porque alguien se superaba más que ellos. Israel, frente a la tierra prometida actúa por las mismas razones, pero al poner la orden en labios de Yahweh, su accionar pretende ser aceptable. Las naciones rivales están dispuestas a pelear por la misma tierra a la cual Israel cree tener derecho por promesa de Yahweh. La exterminación de estos pueblos sirve para establecer la legitimidad de la reivindicación israelita sobre la tierra
MODELO EXISTENCIAL
Así como Israel busca establecer su identidad ante las naciones desarrollando una historiografía impresionante, busca, también, encontrar su identidad de forma introspectiva. Israel interpreta su historia para los pueblos pero también para sí misma. Hace esto buscando sentido a su existencia y su extraña unión con Yahweh.
Parte esencial de la existencia de Israel es su exclusividad. Israel es elegido por Yahweh como su pueblo (Deuteronomio 4:32-39). Esta exclusividad que Israel reclama, poniendo su elección en labios de Yahweh, no es más que Israel reclamando a Yahweh como suyo. Israel se siente escogido, porque escoge a Yahweh. El "ser escogido" exclusivamente por el Dios supremo, perturba la relación de los demás pueblos con sus realidades existenciales y teológicas. Israel encuentra sentido a su existir en el desarrollo de su discurso de elección.
El aspecto de la ideología que desarrolla Israel para comprender su misma existencia "es una narrativa que reporta la realidad de forma que tenga sentido, sobre la cual la comunidad se descansa, y la que acepta como base normativa y no cuestiona." Esta ideología que Israel desarrolla en su discurso de elección implica, si bien es un ejercicio ontológico, que las demás naciones son rechazadas. Si Israel es escogido, las demás naciones no lo pueden ser. Paul Baker dice,
Discutiendo Deuteronomio 7, McConville nota la "hermenéutica del rechazo", que la
elección de Israel implica el rechazo de las demás naciones. Los anti-elegidos son aquellos
considerados enemigos de Dios. Esto incluye a los cananeos en la tierra, así como Acan,
quien por sus actitudes pecaminosas se hizo parte de ese grupo.

Ese collage de historias que forman el Pentateuco y por ende el resto de la Biblia Hebrea, es la forma en que Israel busca sentido a su existencia. Como ya vimos en el modelo anterior, el sociológico, emergiendo de la nada, por la desgracia de otro pueblo, el pueblo hebreo se encuentra lleno de interrogantes, y desarrolla su identidad entendiéndose a sí mismo en relación a su Dios, Yahweh. Al mismo tiempo historias de herem, como lo es Deuteronomio 7, y los primeros capítulos de Josué, son la manera de Israel de teologizar su relación con Yahweh. Si se consideran escogidos, y los demás no lo son, entonces estos opositores son enemigos de muerte.
En la época que sea que se haya desarrollado el Deuteronomio, la teología Israelita es la misma, y a través de esta encuentra la nación, su razón de ser.
CONCLUSION
Este ensayo procuró clarificar los pasajes veterotestamentarios de herem, o destrucción total en ofrenda a Yahweh, y lo hizo desarrollando tres modelos hermenéuticos que nos guiaron en esta aventura de entender por qué relatos tan brutales existen, no solo en la historia de Israel, sino también, en la historia de Yahweh. El modelo histórico, el modelo sociológico, y el modelo existencial, nos ayudaron a entender que si no hay evidencia de un ataque militar contra Canaán, y por ende tampoco una aniquilación de sus habitantes, no se puede tomar como fidedigno el relato del mandato de Dios de exterminar a todo ser viviente en la tierra prometida. Aunque al cristiano le atemorice, el tema debe ser abordado con seriedad y coherencia. Nos referimos a quien defendemos, a un texto bíblico que ha probado no ser histórico, o el verdadero carácter de nuestro Dios?
Si entendemos que Dios es un Dios de amor, de gracia y misericordia, defender su carácter debiera ser prioridad. Tal vez así, criticando el mismo texto bíblico, que gente como Dawkins critican, nos podamos acercar más a ellos, para presentarles al verdadero Dios, salvador, redentor, amoroso y paciente. El cristiano que lee el Antiguo Testamento debe hacerlo con claridad, para poder no solo presentar a ese Dios de amor, sino también para evitar participar en atrocidades que, legitimadas por un texto no prescriptivo, el mismo pueblo cristiano ha cometido y apoyado.



Bibliografia

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