Irurozqui Victoriano, Marta, \"A bala, piedra y palo\" La construcción de la ciudadanía política en Bolivia, 1826-1952, Sevilla, Diputación de Sevilla, 2000, 452 p. (Nuestra América 8) en Secuencia, Núm. 53, mayo-agosto 2002, pp.202-206

September 11, 2017 | Autor: Laura Muñoz Mata | Categoría: Bolivian studies, Ciencia Política en Bolivia, ensayo política en Bolivia... memoria histórica
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Secuencia (2002), 53, mayo-agosto, 202-206 ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464

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con el Partido Socialista y la III Inter­ nacional Comunista, cuyo representanre en America Latina era Mijail Borodin. J unto con Isaac Arriaga organiz6 el Partido Socialista de Michoacan y tuvo excelentes relaciones con Felipe Carrillo Puerto. En el afan del autor por registrar los acontecimienros mas significativos para esta epoca, el tratamiento es un poco asi­ metrico debido a que en algunos pro­ fundiza mas que en otros, por ejemplo, la conflagraci6n mundial y las relaciones entre Mexico y Estados Unidos, la polfti­ ca de continue boicot por parte de la ad­ ministraci6n avilacamachista ante los proyectos de tipo polftico­econ6mico que se proponfa el general Mugica, que lo establecfa bajo los mismos principios del proyecto modernizador (la industria­ lizaci6n, dotar de riego a la agricultura, construir la carretera y via de comuni­ caci6n que acabaran con el aislamiento de Baja California Sur con respecto al resto del pals, crear infraestrucrura urba­ na, escuelas, centres de salud, entre otros), estos son algunos que quedan su­ ficientemente analizados. Sin embargo, existen otros en que el autor no es tan riguroso como cuando toca el tema de la creaci6n de la colonia Marfa Auxiliadora fundada por Salvador Abascal, jefe de la Union Nacional Si­ narquista, durante la gesti6n de Mugica en Baja California. Es decir, no queda claro cuales fueron los acuerdos entre ambos y los motives de apoyar el proyec­ to de este grupo politico tan conservador. Asimismo, la relaci6n personal y polfti­ ca con el general Lazaro Cardenas no queda lo suficientemente nftida, sobre todo en arrojar mas dates para explicar si existi6 distanciarniento politico duran­

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re su adrninistracion y despues cuando Avila Camacho asumi6 la presidencia. Por ultimo, tampoco se ahonda en el tema de las relaciones polfticas entre Mugica y la diversa gama de la izquier­ da nacional e internacional con la que Mugica habia trabajado y debatido por tantos afios, Me imagine que como en toda in­ vestigaci6n, el autor retomara estos hi­ tos en futuras publicaciones. De tal manera, el libro de Gregorio Sosenski es un texto imprescindible para todos aquellos que trabajan el tema de la revoluci6n mexicana y la etapa posre­ vol ucionaria, asf como rarnbien por los interesados, como es mi caso, por la vida politica del pais y la experiencia de los sujetos que deciden emprender contien­ das en las que pueden ofrecer lo mejor de sf mismos. Asf pues, al final de esta lectura al igual que el poema de Brecht que eligi6 Sosenski para presentarnos esta obra, queda claro que el oficio del historiador corresponde "A tantas historias, tantas preguntas." Marfa Patricia Pensado Leglise lNSTITUTO MORA

Marta Irurozqui Victoriano, "A bala, pie­ dra y palo". La construccion de la ciudadanfa politica en Bolivia. 1826­1952. Diputa­ ci6n de Sevilla, Sevilla, 2000, 45 2 pp. (Nuestra America, 8). A Guillermo Lora

Inscrito en la nueva historiograffa que intenta conocer mejor el siglo XIX lati­ noamericano, el texto de Marta Irurozqui

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Bena un vacfo importance en los estu­ dios bolivianos al estudiar el comporta­ rniento politico de la sociedad a craves de las elecciones. La aurora incursiona en la historia polf tica de Bolivia desra­ cando los elemenros particulares de ese pafs andino. No inrenra negar ninguno de los vicios o "defecros" sefialados tradi­ cionalmente por la literatura, de derecha o izquierda, lo que ofrece con su traba­ jo es una relectura, que sin duda provo­ cara reacciones, discrepancias, recha­ zos abiertos o entendimientos. El libro comienza con una imagen de una novela de Gustavo A. Navarro, el celebre Tristan Marof, un cuadro per­ fecto, desolador y negativo, de lo que representaban las elecciones. En ella es­ can contenidos todos los elementos en juego en la construcci6n de la ciudadanfa polfrica en Bolivia: el fraude, el despre­ cio a las clases populares, el racismo, la necesidad de contar con la participa­ ci6n de indfgenas y cholos para construir a la naci6n, para citar los mas importan­ tes y alrededor de los cuales Marta lru­ rozqui construira su discurso explicati­ vo. Esa imagen, al igual que las citas escogidas a lo largo del texto, muestran inmejorablemente el imaginario de la elite boliviana. Los comicios y su des­ cripcion pasan a un segundo piano. El objetivo central del libro no es oponer a esa imagen negativa y an6mala otra en la que se resalte el cumplimiento oficial de las virtudes republicanas y se describa a concienciados ciudadanos depo­ sitando con urbanidad su voto en las ur­ nas (p. 16).

Lo que se busca es mostrar que tales "vicios" fueron elementos fundamenta­

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les en la constitucion de una cultura elec­ toral dernocrarica, que sin la generalizaci6n del fraude y la violen­ cia electorales no hubieran tenido acceso a las urnas la mayor parte de los sectores populates, artesanos y pequefios comer­ ciantes mestizos urbanos y comunarios y colonos indfgenas, debido a que la norma­ tiva del sufragio censitario vigente en Bo­ livia desde 1839 a 1952 irnpedfa el voto a aquellos que perreneciesen a las catego­ rfas de analfabetos y domesricos (pp. 16­1 7).

Es decir, la ilegalidad permiti6 que no fuera una minorfa la que participara, sostiene la aurora, sin demostrar su aser­ to con datos cuantitativos que vendrfan a reforzar sus ideas. Con ello, continua, el sistema politico dio paso a la compe­ tencia enrre los partidos de la elite. El voto de los electores alcanz6 una impor­ tancia tal que dominar el sufragio se con­ virtio en el eje del sisterna dernocratico. No irnportaban los medias ­nos dice­ si se aseguraba la existencia de una oposi­ ci6n. En la medida en que esta participa­ ba de las mismos rnerodos que el partido en el gobierno, la ilegalidad desapareda porque existfa la cornperencia (p. 95 ).

Con la generalizaci6n de la ilegali­ dad, la democracia se fue haciendo poco a poco presence y dio paso a que la po­ blaci6n aprendiese "el ser y el deber ser" de las leyes, asf como su participaci6n piiblica. En el trasfondo del relato esra la bus­ queda de la modernidad, del nuevo or­ den que las elites se propusieron alcan­ zar. Sin embargo, a diferencia de lo que dice Julio Ramos en su Desencuentros de

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la modernidad en America Latina. Litera­ tura y politica en el siglo XIX acerca de que

a medida que se consolidaba el Estado se racionalizaba el discurso de la ley, en el caso que estudia Irurozqui, mien­ tras mas se buscaba la construcci6n del Estado, la ilegalidad se constitufa en piedra angular. El fraude y la violencia fueron practicas cultivadas por liberales y conservadores, en el gobierno o en la oposici6n por ser imprescindibles para mover al electorado. Al lado de ellas es­ tuvo siempre presente la denuncia de tales comportamientos. Es decir, y esta es una de las tesis del libro, que el uso discursivo que los partidos hicieron de la corrupci6n puede entenderse como un argumento de exclusion popular y como un arma de definici6n polftica in­ traelite (p. 181). Lo importante no serfa entonces, si la ilegalidad estaba presente o no debilitando la nueva estructura a construir, sino el uso que de ese discur­ so hadan las elites. A ellas les permitfa jugar con la ficci6n de la participaci6n popular queen realidad no era tal, por­ que mediaba el fraude, mientras las ma­ sas populares, sostiene Irurozqui, apren­ dfan un comportamiento politico que las hacfa conscientes del valor de su voto. Se trata de una propuesta que ofrece una nueva mirada a la vida polfrica boliviana, pero que requiere encontrar su propor­ ci6n en el marco mas amplio de las di­ versas formas de aprendizaje de los sec­ tores populares. De particular interes resulta la pre­ tension de dar contenido historico a los prejuicios etnicos con que se invalida­ ba la partici paci6n popular, la imagen del indfgena o del cholo como sujeto pii­ blico sufri6 variaciones, precisamente esta ahf el eje de la paradoja, mientras

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mas necesitaba la elite de la participaci6n popular para mostrar la democracia y su legitimidad, mas la asustaba esa partici­ paci6n (de ahf en parte la denuncia del fraude). No obstante que el enfasis de la autora estaba puesto en el analisis del proceso de aprendizaje de los sectores populares, mostrar el desarrollo del ima­ ginario que los blancos tuvieron del in­ dfgena es uno de los logros de este libro. Destaca que fueron basicamenre dos las propuesras sobre el lugar que se asigna­ ba a los indlgenas. Una sostenfa la diso­ luci6n jurfdica y cultural de las cornu­ nidades mediante la individualizaci6n de la propiedad territorial colectiva. La otra, la asimilaci6n de los comunarios como colonos de haciendas. Coincidfan ambas en que la desaparici6n de las co­ munidades beneficiarfa a los inrereses de la naci6n, pero tarnbien en los argu­ rnentos devaluatorios de los indfgenas que justificaban esas opciones. Vinculado a ese objetivo estaba, nos dice Irurozqui, el esfuerzo de la elite por construir una autoridad estatal fuerte, fundamental para la marcha de las insrituciones re­ publicanas. La elite proponfa un proyec­ to cultural blanco, pero la dualidad ne­ cesidad/rechazo de lo indfgena y mestizo provoc6 una identidad nacional inde­ finida en la que la construcci6n de una naci6n hornogenea blanca foe cada vez mas unideal diffcil de realizar (p. 118). La explicaci6n de este proceso me parece otra de las virtudes del libro. Se trata de un texto ordenado, bien escrito y documentado (dentro de lo que los avatares de la vida de los archivos al­ toperuanos han dejado a la mirada del estudioso) en el que otras fuentes, como las novelas o los ensayos, fueron uriliza­ das con mucho tino para emender rnejor

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talle la importancia del voto (corporati­ la epoca estudiada. Aunque hace men­ ciones a un periodo mucho mas amplio, vo, secreto, obligatorio). En cuanto a las se centra en el periodo de 1880 a 192 5, elecciones, la atenci6n esta puesta en o sea, de la guerra del Pacifico, que cues­ · el proceso de politizaci6n de la poblaci6n tion6 la tradici6n polftica boliviana he­ a traves de su participaci6n en ellas. redera de la independencia, a la elecci6n El ultimo capf tulo, el cuarto, estu­ de 1925 considerada como la ultima im­ dia c6mo la poblaci6n urbana mestiza y portante en la politizaci6n de los bolivia­ los indigenas expresaron sus demandas nos. Periodo en el que se ubica el esfuer­ para transformar sus posibilidades de zo por construir un nuevo orden. mejoramiento. Aunque la autora dice que el clientelismo y las demandas de En el primer capf tulo, la democra­ cia boliviana es explicada en terminos educaci6n no consrituyeron formas de de la experiencia, expectativas y exigen­ resistencia cultural al orden vigente, ha­ cias de los sujetos participantes. Para brfa que abundar en el estudio de esas ello combina el analisis de la novela}uan manifestaciones para aclarar si esto fue de la Rosa de Nataniel Aguirre, que hace asf o si precisamente esas fueron formas referencia al ciudadano letrado y a las de resistencia de los subalternos. Al profundizar en el estudio de la pa­ caracterfsticas que deberfa reunir, con un estudio de los elementos definidores rado ja boliviana, el texto recuerda las de la democracia boliviana (que estuvie­ ideas sosrenidas por Guillermo Lora, se adaptada a las caracrerfsticas naciona­ quien en su clasica Historia de! movimien­ les del pafs, que fuera propagada por to obrero Boliviano afirm6 hace decadas que la clase obrera (compuesta por indi­ el gobierno, que se fundase en la nega­ genas migrantes y cholos, los personajes ci6n de las practices polf ticas anteriores). En una segunda parte, se ocupa de exa­ que esrudia M. Irurozqui) habfa sido uti­ lizada por los partidos polfticos para sus minar la construcci6n de tres verdades oficiales vigentes a partir de 1900: la propios fines, pero que esa experiencia guerra de razas, el caudillismo y la fie­ fue asimismo una escuela de aprendiza­ ci6n dernocratica, convertidas en justi­ je, que contribuy6 a que tomara concien­ cia de su papel en el proceso hisrorico ficadoras de las restricciones a la ciu­ social del pafs. Es probable que dadanfa presentes en los reglamentos elecrorales, pero sabre todo, que harfan la movilizaci6n electoral de las artesanos, posible la transformaci6n de Bolivia en pequefios comerciantes, arrieros, aparceros, un pafs civilizado. colonos de hacienda e indfgenas comuna­ El segundo capftulo se refiere a las rios en calidad de matones, manifestantes reformas electorales y el tercero a los co­ micios de 1826 a 1925. El estudio de y vorantes hi[ciera] de las elecciones un momenta crucial en el aprendizaje colecti­ las reformas electorales permite com­ vo de lo publico (p. 24). prender la evoluci6n del fen6meno de­ rnocratico entre la legislaci6n y la pracri­ ca polftica. For sus repercusiones, ocupa Sin embargo, ni las conclusiones de Lora, ni probablemente las de esos sec­ gran parte de la explicaci6n la reforma de 1839, pero tambien se aborda con de­ tores populares necesariamente coinci­

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ca, sino rituales vados y embusteros que encubrfan apenas el autoritarismo mo­ nolftico y uniforme de sus gobiernos. Freme al simplismo de esra vision, se ban revisado con nuevas interroganres las experiencias polfticas de la centuria ante­ pasada para descubrir las multiples y complejas relaciones que, mas alla de la fuerza, la imposici6n y la subordinaci6n, vinculaban a gobemantes y gobemados. 2 De tal manera, esta obra explora la "sor­ prendenre" serie de articulaciones que perrnitio, parafraseando a David Hume, que los "pocos" gobemaran "facilmente" a los "muches" en Buenos Aires, durance el periodo de la "organizaci6n nacional'', desde la unificaci6n en 1862 hasta la Laura Mufioz perdida de la preeminencia polf tica de lNSTITUTO MORA la elite portefia en 1880. Exagerando la premisa de Hume a la que se alude en el tftulo de esra obra, Hilda Sabato, The Many and the Few. Po­ dado el desequilibrio de fuerzas entre litical Participation in Republican Buenos los mas y los menos, en el contexro deci­ Aires, Stanford University Press, Stan­ mon6nico, todo gobierno tiene que ser un gobierno de la opinion. Aqui, Hilda ford, 2001. Sabato indaga sobre los medios a los cua­ Con La polftica en las calles: entre el voto les recurri6 la elite portefia para apun­ y la movilizacirfn. Buenos Airer, 1862­1880 talar su ejercicio del poder sobre la "opi­ (Editorial Sudamericana, Buenos Aires, nion publ ica", y las formas en que la 1998), resefiado aquf en su version en poblaci6n de la capital interpel6, influy6 Ingles, Hilda Sabato contribuye una vez o desafi6 al poder a craves de esra. Re­ mas a desbaratar la "leyenda negra" que construye el abigarrado y multifacetico ha permeado a la historiograffa polfrica "espacio publ ico" portefio, compuesto latinoamericana del siglo XIX. 1 Una nue­ por una prensa nutrida y aut6noma y va corriente ha rechazado la version tra­ · por un dinamico movimiento asociati­ dicional de que las ideas y practices vo, horizontal y heterogeneo, que esta­ politicas "republicanas" y "liberales" no blecieran un "espacio de mediacion" en­ fueron, en la Iberoarnerica decimon6ni­ dieron con las de la aurora. La historia de Bolivia contiene otras formas de par­ ticipaci6n, no menos efectivas o irnpor­ tantes, de "visibilizacion" de los sectores marginados. De hecho, la derrota en la guerra del Chaco mostr6 la inoperancia e inviabilidad de ese sistema de cons­ trucci6n polf tica producto de aquella orra derrota, la de la guerra del Pacifico, que no habfa conducido a la construe­ ci6n de la naci6n, ni del Estado, ni al fortalecimiento de la democracia y mu­ cho menos a la participaci6n consciente de las masas populares. El Chaco signi­ fic6 el derrumbe de la ficci6n y subray6 la existencia del prejuicio etnico.

1

La expresi6n es de Antonio Annino, "Intro­

ducci6n" en Historia de las elecciones en lberoamerica, siglo XIX, Antonio Annino (comp.), Fondo de Cul­ tura Econ6mica, Buenos Aires, 1995, p. 5.

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2 Se rnencionaran ran solo Historia de las eleaio­ nes, Annino (comp.), y Ciudadanfa po!ftica y forma­ cion de las naciones: perspectiuas histtfricas de America Latina, Hilda Sabata (comp.), El Colegio de Mexico, Fondo de Cultura Econ6mica, Mexico, 1999.

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