IRAK ADELANTA LA CAIDA DE TONY BLAIR Y DIVIDE A LOS NORTEAMERICANOS

August 16, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Iraq War
Share Embed


Descripción

IRAK ADELANTA LA CAIDA DE TONY BLAIR Y DIVIDE A LOS NORTEAMERICANOS

Fernando Álvarez Simán*
http://mx.geocities.com/feralvarezsiman/

"Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con
violencia."

Irak ha jugado desde siempre un papel central en el mercado petrolero del
Medio Oriente y de hecho fue la fuente original del petróleo de la región.
Un documento de 1947 de la planeación gubernamental de los Estados Unidos
establece: los Estados Unidos deben de buscar la "eliminación o
modificación de las barreras existentes a la expansión de las operaciones
petroleras Americanas en el extranjero" y "...promover...la entrada de
nuevas firmas Americanas en todas las fases de las operaciones petrolíferas
extranjeras". El conflicto entre las corporaciones y el gobierno Irakí
comenzó en 1972, cuando el gobierno iraki decidió nacionalizar las
propiedades de las empresas transnacionales. El movimiento fue inmensamente
popular: el vicepresidente Sadam Hussein los resumió como: "Nuestra riqueza
ha vuelto a nosotros". Ésta segunda guerra entre Estados Unidos e Irak será
la culminación de un proceso que comenzó hace medio siglo, cuando los
Estados Unidos por primera vez emplearon a su Central Intelligence Agency
(CIA) de forma secreta e ilegal para derrocar a un gobierno electo
democráticamente. En 1990, Los Estados Unidos permitió a Sadam creer que
toleraría su invasión de Kuwait. Cada líder irakí desde 1920 ha intentado
invadir Kuwait y reunificarla con Irak, Sadam no fue la excepción. Los
Estados Unidos aprovecharon entonces la oportunidad puesta por la invasión
irakí para ampliamente expandir su imperio de bases militares en el Golfo
Pérsico. Cómo el estudioso del medio Oriente Stephen Zunes señaló: Estados
Unidos usó la invasión de Kuwait como una excusa para llevar más adelante
su largamente deseada hegemonía militar, política y económica en la región.
Una guerra ha hecho a unos cuantos ricos aún más ricos, especialmente a los
accionistas de las compañías de manufactura de equipo militar. Ha sido
discretamente anunciado, que por algún tiempo, después de una victoria
norteamericana, solamente a corporaciones norteamericanas le serán
otorgados lucrativos contratos para la reconstrucción de las instalaciones
petroleras irakíes (ya bajo contrato se encuentra Halliburton, la compañía
del vicepresidente Dick Cheney). Las reservas petroleras de Irak son las
segundas más grandes del planeta después de las de Arabia Saudita. Dado que
ambos, el presidente y el vicepresidente de los Estados Unidos fueron
ejecutivos de compañías petroleras y que el padre del presidente, también
antiguamente presidente, fue el fundador de la Zapata Offshore Oil Company,
la cual perforó el primer manto petrolífero en Kuwait, claramente se
explica su interés en mantener la hegemonía en la región. En 1963, Bush
padre unió Zapata con otra firma para crear el gigante Pennzoil, y, en
1966, vendió sus acciones, convirtiéndose en millonario. Durante 1998 y
1992, cuando Cheney era presidente de la "Halliburton Company of Houston",
Halliburton vendió a Sadam alrededor de 23.8 millones de dólares en equipo
para pozos petroleros. Tal vez la razón por la que Bush hijo está tan
obsesionado con Irak es que quiere apoderarse de su petróleo. Los Estados
Unidos necesitan una gran cantidad de petróleo para su sector automotriz y
también tiene interés en controlar a otros países cuya vida industrial es
igualmente dependiente del petróleo importado. Cómo Anthony Sampson, el
experto en petróleo y autor del clásico libro en grandes compañías de
petróleo, "Las Siete Hermanas", observa que los intereses occidentales por
el petróleo influencian las políticas militares y diplomáticas, y no es
accidente que mientras las compañías americanas están compitiendo por
acceso al petróleo en Asia Central, los Estados Unidos estén construyendo
bases militares a través de la región.
El Departamento norteamericano de Energía anunció a principios de enero de
2003 que para el año 2025, las importaciones Estadounidenses de petróleo
serían tal vez de alrededor del 70% de la demanda total norteamericana.
(Era del 55% tan sólo hace dos años). El grueso de las extracciones futuras
tendrá que provenir de la región del Golfo Pérsico. ¿Y ésta guerra no es
por petróleo?
No se debe caer en el error de pensar que el único interés norteamericano
es mantener los precios bajos del petróleo. Algunas veces es preferible
mantener precios altos. A principios de los 70's, la administración Nixon
favoreció los altos precios. La razón era la percepción de que Japón y
Europa, más dependientes de recursos energéticos importados que los Estados
Unidos, sufrirían más con los altos precios. El asunto no es exactamente el
precio, sino el control. La dictadura Saudita hace lo que los
norteamericanos sugieren, pero la dictadura Iraquí no obedecía, ese es el
problema. Los intereses del petróleo son privados, pero también tienen
múltiples facetas, y no se trata simplemente de maximizar las ganancias de
las compañías. El asunto más importante es maximizar el control
estadounidense, lo cual tiene gran variedad de beneficios, incluidos
beneficios no petroleros y ventajas geopolíticas.
Sin embargo, la intervención anglo-americana en Irak, avalada por falsos
informes relativos a la existencia de arsenales de armas de destrucción en
masa, provocó una escisión en el seno de la opinión pública inglesa y de la
estadounidense.
Esta semana el primer ministro británico, Tony Blair, ha anunciado
públicamente que se retirará de la vida política el próximo 27 de junio y
transfiere así el liderazgo del Partido Laborista tras diez años como jefe
de gobierno. Aseguro que durante su administración hizo lo que creyó
correcto para su país, en una clara alusión a los excesos cometidos por los
ejércitos anglo-americanos durante la invasión a Irak. Se cierra así un
capitulo mas de el moderno imperialismo ingles en el siglo XXI. Por otro
lado tras la victoria de los demócratas en las elecciones celebradas a
finales de 2006, la Administración Bush se vio obligada a reconsiderar su
postura frente a la crisis en Irak. Mientras los estrategas advertían sobre
el inevitable deterioro de la situación bélica, la nueva mayoría demócrata,
que controla tanto en Congreso como el Senado, se pronunciaba a favor de la
retirada de las tropas estacionadas en el embrollo irakí, donde los
atentados contra la población civil, la rivalidad entre las comunidades
religiosas y los ataques contra las tropas de la coalición anglo -americana
se cobran diariamente decenas de víctimas.
Hace apenas un par de semanas, el Congreso norteamericano aprobó una nueva
asignación de 124.200 millones de dólares (alrededor de 1, 448 billones de
pesos) para mantener las tropas en Irak. Esta decisión está acompañada de
la exigencia de fijar un calendario para la retirada de los más de 150.000
soldados estadounidenses. Según los legisladores, el repliegue debe
iniciarse el 1 de octubre y finalizar el 1 de abril de 2008. Pero el
Presidente, quien asegura que la retirada podría interpretarse como una
victoria de Al Qaeda, ejerció su derecho de veto contra el proyecto
elaborado por los demócratas. Para una Norteamérica sumida en la precampaña
electoral, la cuestión de Irak se convierte en una bomba de tiempo. Los
candidatos demócratas a la presidencia, Barack Obama y Hillary Clinton,
tratan de ganarse la simpatía de los círculos influyentes de su partido
condenando la política de Bush. Mientras Obama alude en sus discursos al
"desastre de Irak", la senadora Clinton, quien votó en 2002 a favor de la
intervención militar estadounidense, percibe la presidencia republicana
como uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de los
Estados Unidos. El senador Joe Biden, presidente del Comité de Relaciones
Exteriores del Senado, estima que es preciso hallar un líder capaz de
devolver a los EEUU el prestigio que se merece a nivel mundial. Estos
argumentos forman parte del lenguaje empleado habitualmente durante las
campañas electorales. Aunque también es cierto que el 64% de los
norteamericanos apoya la retirada de las tropas. En la década de los 70,
tras el juicio de Richard Nixon, el entonces redactor jefe del prestigioso
rotativo Washington Post, Bill Bradley, confesaba: "Es posible que Nixon
haya sido uno de los mejores presidentes de los Estados Unidos. Pero
tuvimos que echarle; nos mintió…" Sólo cabe preguntarse: ¿qué opinión
tendrán los historiadores de la segunda mitad del siglo XXI de la
controvertida presidencia de George W.Bush?

*PROFESOR INVESTIGADOR DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIAPAS
Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.