INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL SITIO 1 DE LA LOCALIDAD LOBERÍA I

June 14, 2017 | Autor: C. Quintana | Categoría: Archaeology, Zooarchaeology
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Descripción

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INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL SITIO 1 DE LA LOCALIDAD LOBERÍA I Diana Mazzanti*, María de los Milagros Colobig**, Fabián Alejandro Zucol**, Gustavo Martínez*, José Porto López***, Mariana Brea**, Esteban Passeggi**, José Luis Soria*, Carlos Quintana* y Verónica Puente*

* Grupo de Investigación ARBO - Laboratorio de Arqueología, UNMDP [email protected] **Laboratorio de Paleobotánica CICYTTP-CONICET Diamante, [email protected], [email protected] y [email protected] *** Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA-CONICET-UNMdP) [email protected]

Dedicado a la memoria de Gladis Ceresole

Resumen

Abstract

Se exponen los resultados de estudios multidisciplinares en el sitio 1 de la localidad arqueológica Lobería I con una secuencia de ocupaciones entre el Holoceno temprano y el Holoceno tardío-final. Los estudios paleoambientales y geológicos identificaron fenómenos vinculados a la formación de la matriz sedimentaria. Los resultados arqueológicos, zooarqueológicos, geológicos y paleobotánicos son coherentes entre sí, señalando que el mayor impacto humano ocurrió en el sitio durante los últimos mil años. Se trata de una ocupación de cazadores-recolectores complejos con campamentos de larga duración. Este componente posee la mayor cantidad y diversidad de restos arqueológicos (lítico, cerámica y fauna), de asociaciones de fitolitos con morfotipos de hierbas y cañas de mediano porte, y de carbones que indican aprovisionamiento local de leña. Otras seis ocupaciones anteriores indican utilizaciones efímeras.

The results of multidisciplinary studies in Sitio 1 of Lobería I Achaeological Locality with a sequence of occupations among Holocene early and late-final Holocene are exposed. Paleoenvironmental and geologic studies identified phenomena linked to sedimentary column formation. The archaeological, zooarchaeological, geologic and paleobotanic results they are coherent to each other, pointing out that the biggest impact human happened in the site during the last thousand years. It is an occupation of huntergatherers complex with camps of long duration.This component possesses the biggest quantity and diversity of archaeological remains (lithic, ceramic and fauna), of phytoliths associations with morphotypes of grasses and canes, and of coal that indicate local firewood provisioning. Other six previous occupations indicate ephemeral uses.

Palabras Clave: cazadores-recolectores - formación de sitio - paleobotánica - proceso de intensificación.

Key Words: hunter-gatherers - site formation - paleobotanic - intensification process.

Mamül Mapu: pasado y presente desde la arqueología pampeana, editado por M. Berón, L. Luna, M. Bonomo, C. Montalvo, C. Aranda y M. Carrera Aizpitarte: Tomo II, 99-114. Editorial Libros del Espinillo (Ayacucho, Pcia. de Buenos Aires). ISBN 978-987-25159-5-9.

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Mazzanti; Colobig; Zucol, Martínez; Porto López, Brea; Passeggi, Soria, Quintana

Introducción Se presentan resultados preliminares sobre la labor reiniciada en la localidad arqueológica Lobería I por un equipo de trabajo multidisciplinar. Los trabajos de sondeos y excavaciones se realizaron en el alero principal (Sitio 1) y la información producida junto a las nuevas dataciones, indican la relevancia arqueológica que posee esta localidad. Los distintos especialistas involucrados en su estudio proponen que los conocimientos logrados y aquellos en curso de elaboración, se integrarán al cuerpo de problemas paleoambientales y arqueológicos de la secuencia microregional (sierras de Tandilia oriental) y a las discusiones relativas a los comportamientos económicos, sociales e ideológicos implicados en la vida social durante diez milenios anteriores a la conquista europea. Las primeras investigaciones en Lobería I las realizaron Ceresole y Slavsky (1985) y fueron retomadas a partir del año 2005 por el grupo de investigación ARBO de la Universidad Nacional de Mar del Plata, y en conjunto con investigadores del CICYTTP-CONICET. En esta nueva etapa se efectuaron tres campañas de sondeos y excavaciones arqueológicas (2005 al 2008), desde una estrategia de obtención de datos que priorizó el interés por discutir las características estratigráficas de la matriz sedimentaria del Sitio 1. Para ello, se contó con la presencia en el campo de los distintos especialistas lográndose una discusión valiosa sobre los problemas observados en las columnas sedimentarias y en la definición de rasgos antrópicos, como también en la selección de sectores para muestreos. Esta integración disciplinar favoreció la realización de análisis de laboratorios vinculados a los depósitos geológicos, al contenido de microfósiles en los sedimentos, de los restos faunísticos y de la disposición espacial y vertical de los materiales arqueológicos. En la última campaña (2008) se finalizó la excavación de la secuencia estratigráfica, se relevaron los contextos arqueológicos superpuestos y se completó la columna cronoestratigráfica sumando diez fechados radiocarbónicos procesados por medio de AMS en la Universidad de Arizona (USA). Esta localidad, ubicada en el sector sur de la sierra La Larga (Partido de Lobería), se compone de un conjunto de sitios situados en el sector nororien-

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Puente

tal de un cerrito pequeño, de poca altura, formado por grandes bloques de ortocuarcitas de la Formación Balcarce (Figura 1). El paisaje circundante es de llanura ondulada con predominio de lomas, varias de las cuales contienen en sus cimas peñones rocosos similares, algunos de los cuales presentan tambien materiales arqueológicos y arte rupestre (localidad La Cautiva) (Mazzanti 2006).

Las intervenciones arqueológicas: avances y resultados Antecedentes El geólogo A. Tapia (1937) fue quien informó la presencia de pinturas rupestres y la potencialidad arqueológica del Sitio 1. Las arqueólogas G. Ceresole y L. Slavsky (1985) basadas en esa referencia prospectaron y relevaron ocho sitios arqueológicos que integraron como localidad arqueológica Lobería I. Además, excavaron dos aleros (Sitio 1 y Sitio 2), en el primero de los cuales excavaron un área de 4 m2 mediante 22 niveles artificiales de 5 cm hasta la roca de caja a 1,05 m de profundidad. Los materiales hallados en los once primeros niveles corresponden a lítico, cerámica, pigmentos minerales y fauna. La datación sobre carbón del nivel 6 indicó 440 ± 120 años AP. Para los 11 niveles inferiores restantes señalaron una marcada disminución de la cantidad y diversidad de materiales, registraron sólo lítico y pigmentos. La primera descripción del contenido faunístico del Sitio 1 (niveles superiores) lo realizó el Dr. E. Tonni (1985) dando a conocer la diversidad de mamíferos e inferencias paleoambientales. El Sitio 2 se ubica a 30 m hacia el Norte, es un reparo en forma de galería con dos entradas, donde excavaron un área de 3,20 m2 mediante trece niveles artificiales de 5 cm, llegando a la base a los 0,65 m. Definieron dos componentes con presencia exclusiva de artefactos líticos. La caracterización del arte rupestre la efectuaron en base al relevamiento de M. Consens (1985), quien orientado en un enfoque tipológico descriptivo de los motivos, aventuró la presencia de dos estilos diacrónicos (tardío y temprano) que correlacionó con sitios del centro-oeste de Argentina y del Uruguay. El acercamiento teórico-metodológico del mencionado

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autor fue discutido en otro trabajo (Mazzanti 1991), y para el caso de Lobería I, se observó otro error técnico al confundir grietas finas en las cuarcitas del techo del Sitio 3 con grabados finos, irregulares y en ángulo. También los correlacionó con grabados de sitios del Uruguay, San Luis y norte de Patagonia (Ceresole y Slavsky 1985; Consens 1985). Esas grietas corresponden a diaclasas naturales de las cuarcitas, y no se distinguieron grabados de origen indígena en ninguna de las superficies rocosas de los sitios de Lobería I.

Las investigaciones recientes En el año 2005 se retomaron las tareas de campo con el objeto de indagar la secuencia arqueológica del Sitio 1 y efectuar la reconstrucción paleoambiental cotejando los procesos geoarqueológicos y paleobotánicos que formaron la matriz sedimentaria. Se tuvieron en cuenta la relación de esos procesos con aquellos otros fenómenos ambientales microregionales identificados en otros sitios serranos cercanos. En acuerdo con dos Figura 1. Ubicación geográfica de la localidad arqueológica Lobería I y vista del proyectos de investigación en Sitio 1. curso la problemática central está ligada a dos objetivos: el primero es reconocer la sucesión de ocupaciones hu- vada en la década de 1980 y se abrieron dos áreas manas de la matriz sedimentaria y, el segundo, analizar nuevas: A y B adicionando un total de 5,5 m2 (Figura en particular el componente superior. Este último, 2), las que contenían una secuencia arqueológica con fue prioritario por el interés de avanzar en la inves- siete potenciales ocupaciones indígenas prehispánitigación de indicadores arqueológicos que expresen cas, y una moderna (siglo XX) (Soria 2009). Hasrelaciones sociales, tecnologías y aspectos ideológicos ta el momento, fueron datadas cuatro de ellas desde de las sociedades prehispánicas del Holoceno tardío- el Holoceno temprano al Holoceno tardío-reciente final. Para lo cual, se delimitó y limpió el área exca- (Tabla 1).

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y

Puente

Figura 2. Plano de planta del Sitio 1 con referencia a las áreas excavadas.

Número

Material

Edad C14 AP

AA77317

carbón

AMS 158 ± 32

AA81060

carbón

AMS 676 ± 41

AA77319

carbón

AMS 682 ± 32

AA74483

carbón

AMS 782 ± 45

AA81059

carbón

AMS 883 ± 41

AA81061

carbón

AMS 3.104 ± 46

AA77320

carbón

AMS 3.117 ± 35

AA81062

carbón

AMS 7.888 ± 54

AA77321

carbón

AMS 7.921 ± 44

AA81063

carbón

AMS 9.787± 81

Tabla 1. Fechados radiocarbónicos (AMS) de Lobería ISitio 1.

Los muestreos geoarqueológicos y paleobotánicos efectuados en esa secuencia estratigráfica como en otros microambientes cercanos (arroyo Las Flores y sectores de la pendiente del cerro) tuvieron fines paleoambientales y geomorfológicos. Se tomaron

muestras de sedimentos en planta y secciones con el objeto de conocer el origen de ciertos fenómenos naturales o antrópicos cuyas manifestaciones se observaron en los depósitos. Un ejemplo de ello, fue indagar la composición de unidades lenticulares de sedimentos castaños consolidados y acotados espacialmente, y de una unidad formada por lentes concéntricas de color blanco. Una cuantiosa colección de materiales arqueológicos se registraron en la porción superior de las dos secciones estratigráficas (A: Sondeo 1 y Cuadrículas D3-D4-D5, B: D8-D9) compuesta por materiales líticos (desechos de la talla e instrumentos), cerámicos, óseos y pigmentos minerales, y en asociación a numerosos restos faunísticos. Con el fin de indagar la composición de restos de cerámica y pigmentos se efectuaron estudios petrográficos y químicos. En cuatro sitios de esta localidad se identificaron pictografías dispuestas en techos, muros y paredones con grados de preservación muy diferentes. En el Sitio 1 los motivos geométricos (escaleriformes, zigzag, clepsidras, etc.) pintados (rojo y amarillo) se hallan mejor definidos y conservados. En los otros sitios se registraron rastros de pinturas rojas y amarillas que

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dificultan la identificación clara de los motivos. Estas evidencias no serán tratadas en este trabajo por razones de espacio. La ocupación moderna del sitio 1 se ubica en la capa superior, compacta formada por clastos de cuarcitas como producto de la acción de picapedreros que utilizaron la cueva a principios del siglo XX. Evidencias sobre el trabajo de estos canteros, se encuentran en bloques cincelados en el interior del reparo y en otros labrados que se hallan fuera del Sitio 1. Con respecto a las ocupaciones indígenas identificadas en la secuencia arqueológica y, en concordancia con lo expresado en el informe de Ceresole y Slavsky (1985), este equipo de investigación registró una evidente y súbita disminución de materiales arqueológicos por debajo del componente superior (base de la U3, Figura 3). Otras seis ocupaciones humanas superpuestas y separadas por hiatos fueron relevadas a lo largo de la profunda matriz sedimentaria (Figura 3). Los contextos arqueológicos intermedios y basales señalarían el carácter efímero de esas ocupaciones con anterioridad al Holoceno tardío. El contraste observado expresa el uso intenso de esa cueva durante los últimos mil años, a diferencia de las ocupaciones anteriores. Este fenómeno apoya la definición del proceso de intensificación social planteado por diversos autores para ese período (Martínez 1999; Quintana et al 2002).

Estudios geoarqueológicos El objetivo de los análisis geoarqueológicos en este sitio es obtener información que permita interpretar la estratigrafía, sedimentología, geomorfología y aspectos geoquímicos. Estos datos se integrarán al registro arqueológico para aportar conocimientos sobre los procesos formadores del sitio y para reconstruir aspectos paleoambientales de la región durante el lapso Pleistoceno tardío-Holoceno. El Sitio 1 contiene una superficie amplia bajo techo con una matriz sedimentaria de 2,10 m de profundidad (cuadrícula D8), con relleno proveniente de aportes exógenos (eólicos y fluviales) y por el drenaje interno (disolución), abarcando el lapso Pleistoceno tardío-Holoceno. Se relevaron dos perfiles estratigráficos (cuadrículas D9 y D4) separados

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por 4 metros (Figura 2). La paleotopografía del sitio fue un factor importante en la delimitación de microambientes, de modo que el sector más interno de la cueva (cuadrículas D9-D8) presenta sedimentos de mayor espesor y de disponibilidad de agua, como lo refleja el aumento en los contenidos de diatomeas. No obstante las mismas unidades fueron identificadas en ambos sondeos y son correlacionables, a excepción de la unidad 3, de origen estrictamente antrópico, que se acuña hacia el sector interno de la cueva, y no se presenta en la cuadrícula D9. Se diferenciaron siete unidades aloestratigráficas (Figura 3), cuyos parámetros sedimentológicos, morfológicos y químicos se sintetizan en la Tabla 2. Sedimentológicamente la secuencia es grano-decreciente, indicando una disminución de la energía del ambiente desde el Pleistoceno tardío al Holoceno tardío (Tabla 2). En general los sedimentos son limo areno arcillosos y más arenosos hacia la base. La presencia de materia orgánica es importante en toda la secuencia reflejando, en parte, los procesos pedogenéticos ocurridos (Tabla 2). Las unidades más superficiales (U1 y U2) presentan disturbaciones antrópicas modernas con una alta compactación (horizonte Ap) en la primera y un piso de clastos, producto de la actividad de picapedreros dentro del reparo en la segunda. Las unidades 2 a 4, con dataciones radiocarbónicas que varían entre 883 ± 41 y 158 ± 32 años AP, corresponden al momento de mayor intensidad de utilización del sitio. La unidad 3 se presenta sólo en las cuadrículas D5-D4 y D8, y tiene una distribución espacialmente acotada al estar constituida por una estructura integrada por numerosos restos óseos de vertebrados y fragmentos de materiales arqueológicos (cerámico y lítico). Los sedimentos tienen algunos rasgos de bioturbaciones vinculados a las dataciones invertidas obtenidas en el tramo superior de la secuencia (Tabla 1, Figura 3). Estas unidades presentan los mayores porcentajes de Carbono orgánico y Nitrógeno (Tabla 2), constituyendo un horizonte A, fuertemente melanizado, con elevado porcentaje de Fósforo que puede responder al mayor contenido de materia orgánica y huesos dispuestos en pila e integrados a esa matriz sedimentaria. Las unidades 4 y 5 se caracterizan por presentar niveles diatomáceos, visibles a simple vista (Figura 3). El análisis detallado de las diatomeas (Hassan 2009) indica la presencia de Navicula atomus. Esta especie habita sitios húmedos o sólo

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Figura 3. Esquema de las columnas estratigráficas del Sitio 1.

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temporariamente secos, particularmente paredes y rocas húmedas, indicando disponibilidad de agua dentro del alero. Los procesos pedogenéticos y los contenidos diatomíticos señalan una mayor disponibilidad de agua en el recinto para el Holoceno tardío (unidades 1 a 4) a partir de ca. 3.000 años AP. Estos indicadores se suman a un conjunto de evidencias similares encontradas en otros sitios del ámbito de Tandilia oriental como niveles con diatomitas (Cueva Margarita, Gruta del Oro, Cueva El Abra, Cueva Burucuyá, Cueva Tixi) y procesos pedogenéticos (Cueva del Oro y Margarita, Abrigo Los Pinos, localidad arqueológica Amalia, Cueva del Diez, entre otras) (Martínez et al. 1999; Martínez y Osterrieth 2003; Martínez 2007). Dataciones congruentes (Tixi: 3255 ± 75, El Abra: 2942 ± 44) indicarían que estas condiciones de mayor humedad se habrían establecido ca. 3000 años AP, persistiendo durante gran parte del Holoceno tardío. En la unidad 6 disminuye la proporción de diatomitas visible y también los contenidos de C, F y N (Tabla 2), y los colores son más claros que en las unidades superiores. Dos dataciones radiocarbónicas sobre esta unidad (cuadrículas D9 y D4) brindaron edades de 3117 ±

35 y 3104 ± 46 años AP (Tabla 1; Figura 3). Hacia su base se registra un hiato considerable, con edades en su tramo inferior de 7921 ± 44 y 7888 ± 54 años AP. En tanto, una muestra de carbón obtenida en el tramo transicional hacia la unidad 7 brindó una edad radiocarbónica de 9787 ± 81 años AP. La unidad 6 abarca un lapso importante y representa una baja tasa de sedimentación respecto de otros sectores de la secuencia. La unidad 7 (Pleistoceno tardío) se diferencia de las unidades suprayacentes por su granulometría más gruesa y color más claro (Tabla 2) y una discordancia erosiva en su techo (Figura 3). Estos rasgos fueron reconocidos en otros numerosos reparos de Tandilia por Martínez y Osterrieth (2003) como característicos del límite Pleistoceno tardío-Holoceno en estos ambientes. Esta transición es uno de los rasgos más distintivos y recurrentes de los registros sedimentarios de estos microambientes. Se ubica inmediatamente por debajo de los niveles de ocupación humana temprana (ca. 11000-10500 años AP) y marca la coincidencia regional con el mejoramiento climático postglacial. Su identificación puede servir de criterio en la prospección de nuevos sitios (Martínez 2007).

Unidad

Textura (%) Arena: Limo; arcilla

Estr.

Color (seco)

Biot.

P* (ppm)

pH†

C Org.# (g kg-1)

N total+ (g kg-1)

1 2 3 4

32:49:19 32:49:19 32:43:25 38:40:22

BSMF BSB BSMD

10 YR 3/2 10 YR 3/3 10 YR 3/1,5 10 YR 3/3

xx xxx xx xx

1389,6 1361,1 1591,8 679,9

3,98 3,93 5,39 4,15

57,89 51,95 62,99 40,18

6,66 4,56 6,99 3,78

5a

39:40:21

Friable

10 YR 3.5/3

xx

729,9

4,19

34,21

3,64

5b

36:43:21

BSD granular

10 YR 4/2

xx

553,7

4,05

38,05

3,23

5c

37:46:17

Friable

10 YR 4/2,5

xx

394,8

4,04

34,17

3,10

5d

37:48:15

Friable

10 YR 4/2

xx

539,2

4,08

28,42

3,30

5e 6a 6b

43:43:14 40:50:10 45:43:12 55:38:7

friable BSMD BSMD Friable

YR 4/2,5 10 YR 4/3 10 YR 4/2 10 YR 7/3

xx xxx xx x

528,5 967,5 1157,9 1208,7

3,88 3,70 4,04 4,17

29,14 27,64 23,15 38,90

2,56 2,26 2,26 2,28

5

6 7

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Obs. Material óseo Material óseo Trazas material óseo Trazas material óseo Trazas material óseo Trazas material óseo -

Tabla 2. Parámetros sedimentológicos y químicos del perfil integrado, Lobería I, Sitio 1. Referencias: Biot. = Bioturbaciones: xxx: muy abundantes, xx: abundantes, x: comunes; Estr.= Estructura; B: bloques; S: subangulares; M: medios; D: débiles; F: fuertes.

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Estudios paleobotánicos y antracológicos Los estudios paleobotánicos abarcaron los análisis de microrestos de la matriz sedimentaria del sitio y el estudio de los macrorestos recuperados en las distintas etapas de las excavaciones. Inicialmente, la presencia de elementos silíceos microscópicos fue analizada en los perfiles considerados estratigráficamente representativos de la secuencia del sitio. Más tarde, se efectuaron análisis específicos registrando cada tipo de restos. En la prospección botánica se identificaron diversidad de microfósiles silíceos (espículas de espongiarios, estomatocistes de crisostomatáceas, diatomeas y fitolitos) como así también, microrestos orgánicos y esporopolenínicos (carbones, fragmentos tisulares parcialmente degradados, granos de polen y esporas). Los análisis efectuados sobre el perfil 1 (cuadrícula D4) indican abundancia de elementos silíceos de naturaleza vegetal. Esta sección estratigráfica comprende a las cinco unidades aloestratigráficas superiores (Figura 3), tramo que fue muestreado acorde a estas unidades geológicas y en concordancia con los niveles de extracción (decapados). Los microrestos que predominaron fueron los fitolitos, asociados con diatomeas, estomatocistes de crisostomatáceas, espículas de esponjas y escasos restos orgánicos con estructura y/o palinomorfos. Para el caso de los restos fitolíticos, su cantidad y variabilidad resultó muy alta en todo el perfil (Figura 4), la zonificación se identificó por su abundancia relativa, diferenciando a este sector de las unidades o depósitos subyacentes. En general las muestras del perfil 1 tienen una elevada variedad de morfotipos (Figura 4) datada en el Holoceno tardío. Principalmente el sector medio del perfil (muestras 1482, 1483 y 1484), contiene los morfotipos asignables al grupo arundinoide-danthonoide, entre cuyas especies se encuentran hierbas y cañas de mediano porte (Twiss, 1992). Esos morfotipos no aparecen en los análisis del contexto externo del sitio (Fernández Honaine 2007) por lo que es probable, dado que no son umbrófilos, que este tipo de vegetal pudo introducirse por acción humana. Un problema futuro será analizar el uso antrópico de esos vegetales, tanto para acondicionar el hábitat o para la producción de tecnología de caza. En cuanto a los niveles inferiores de este perfil, éstos se encuentran

y

Puente

discontinuados por la presencia de un gran bloque de ortocuarcita. Las excavaciones posteriores permitieron obtener, en otros perfiles, muestras de la secuencia sedimentaria completa. Estas ampliarán los datos paleobotánicos asociados a las ocupaciones más antiguas, a juzgar por la información fitolítica obtenida en un perfil del sitio Cueva Tixi, de la misma región (Mazzanti y Quintana 2001). La secuencia cronoestratigráfica de este último sitio se encuentra bien preservada y posee gran riqueza paleobotánica, la que se valora como marco de referencia para los estudios paleoetnobotánicos en curso. En cuanto a los carbones arqueológicos, éstos constituyen el producto final de un proceso productivo en la gestión de recursos forestales, que combina disponibilidad de recursos, necesidades sociales y formas de organización de la producción (Piqué i Huerta 1995, 1999). Por lo tanto, el proceso de abastecimiento de madera como materia prima para obtener luz, calor y cocción de alimentos, determinaron la implementación de diversas estrategias por parte de los grupos cazadores-recolectores que habitaron Lobería I durante el Holoceno tardío. De esta manera, el estudio de la antracología permite formular hipótesis sobre la disponibilidad y uso de los recursos madereros en el pasado en base a la determinación de procedencia, uso del ambiente, modos de procesamiento y descarte de las plantas en los sitios arqueológicos (Rodríguez 2000). En la región pampeana son escasos los estudios antracológicos que describan las estructuras anatómicas del xilema secundario de los carbones, tanto concentrados y/o dispersos en el contexto arqueológico. El estudio de carbones permite inferir la composición florística del ambiente circundante al sitio arqueológico y las pautas de selección de determinadas maderas para su uso como combustible. La madera es un recurso múltiple que incluye su utilización como energía, lo que implica su necesaria optimización y selección al generar preferencias hacia determinadas especies leñosas (Garibotti 1998). En la localidad arqueológica Lobería I, sitio I se analizaron siete muestras antracológicas que fueron determinadas como provenientes de Celtis sp. “tala” (Ulmaceae) y Baccharis sp. (Compositae). El tala se utiliza con frecuencia para leña y carbón debido a que produ-

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Figura 4. Fitolitos observados en la secuencia del perfil 1. A. Fitolitos originados en formas aguzadas. B. Fitolitos flabeliformes. C. Fitolitos prismáticos pequeños. D. Fitolitos articulados. E. Fitolitos prismáticos elongados largos de diferentes contornos. F. Fitolito originado en un tricoma de afinidad dicotiledónea. G. Fitolitos polilobulados. H. Fitolitos en forma de bote. I. Fitolitos formados a partir de células halteriformes. J. Fitolitos en forma de silla de montar. K. Fitolitos en forma de conos truncados. Escala gráfica en E: 20 micrones (válida para A-F), en G: 20 micrones (válida para G-K).

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ce madera dura que origina fuente de calor y luz más permanente. Para su combustión se requiere, en un comienzo, de gran cantidad de leña menor para calentarse y una vez encendida tiene una larga duración y alto poder calórico (Tortorelli 1956; Demaio et al. 2002). La utilización de Baccharis sp. para su combustión permite inferir que su explotación se realizó dentro del área del sitio, sin necesidad de ampliar el área de captación, únicamente a medida que el recurso se agotara en las cercanías y entonces, se debiera aumentar la distancia de aprovisionamiento. Los resultados antracológicos preliminares del Sitio 1 demuestran que Celtis sp. y Baccharis sp. fueron los recursos leñosos utilizados como combustible en fogones de los grupos de cazadores-recolectores que habitaron ese reparo durante el Holoceno tardío.

Estudios zooarqueológicos Se identificaron 16 especies, 2 géneros con especies no identificables, 6 taxones de rango superior con géneros y especies no identificadas y un molar humano, sobre un total de 3.162 restos identificables, todos provenientes de una misma estructura ósea del componente superior (Unidad 3) del Holoceno tardío (Tabla 3; Figura 3). El sitio 1 de Lobería I representa una nueva localidad para el registro del cuis extinguido Galea tixiensis (Quintana 2001), siendo el primero fuera de la sierra La Vigilancia. Las evidencias de uso antrópico señalan la explotación de: Lama guanicoe, Ozotoceros bezoarticus, Galea tixiensis, Cavia aperea, Lagostomus maximus, Zaedyus pichiy, Chaetophractus villosus, Dasypus hybridus, Tupinambis cf. merianae, Rhea americana y aves indeterminadas (Tabla 3). Estas evidencias corresponden a huellas de corte, fracturas, exposición al fuego y representaciones esqueletarias diferenciales (Quintana 2009). La preservación de la muestra es buena, no se registraron alteraciones efectuadas por raíces o mordeduras de roedores o carnívoros. La principal alteración posdepositacional corresponde a fracturas. El registro de especies grandes (ungulados y ñandú) de este período se caracteriza por una gran fragmentación de huesos, y miles de pequeñas astillas quemadas que componen una gran estructura, no se recuperaron huesos enteros de estas presas excepto los hioides y elementos del autopodio de artiodáctilos y falanges de ñandú.

y

Puente

Los ungulados se caracterizan por una preservación diferencial de los elementos de mayor densidad y la consecuente baja representación de las partes anatómicas de mayor rendimiento de carne y médula. Las presas pequeñas fueron capturadas con mayor interés que las anteriores (Tabla 3), se resalta la diversidad incorporada y el procesamiento exhaustivo de los roedores cávidos y de las vizcachas, involucrando el desmembramiento, despellejamiento, descarne y, para el caso de la vizcacha, la fractura de los huesos largos (Quintana 2009).

Lama guanicoe Ozotoceros bezoarticus Akodon azarae Reithrodon auritus Cricetidae poscráneo Galea tixiensis Cavia aperea Caviidae poscráneo Lagostomus maximus Ctenomys talarum Puma concolor Dusicyon sp. Carnívora indet. Conepatus chinga Zaedyus pichiy Chaetophractus villosus Dasypus hybridus Tupinambis cf. merianae Homo sapiens Bothrops sp. Serpentes indet. Rhea americana Rhea americana (cáscaras) Aves indet. Anuros indet.

NISP 81 103 4 17 94 42 29 222 382 5 1 1 2 1 32 769 1208 45 1 5 22 6 16 g 14 1

MNI 5 2 3 4 7 6 13 2 1 1 1 1 2 3 2 1 1 1 1 -

Tabla 3. Registro faunístico del Holoceno tardío final preconquista de Lobería I Sitio 1.

Respecto de otros sitios serranos con registro contemporáneo (Ocupación 4 de Cueva Tixi y Componente Superior de Cueva El Abra) (Quintana y Mazzanti 2001), Lobería I tiene una menor incor-

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poración de microvertebrados (roedores cávidos) y de lagarto overo. La localización de Lobería I, más alejada de cuerpos de agua importantes, se considera un factor que influyó en la falta de explotación de coypo (Myocastor coypus) y de peces presentes en los contextos de los sitios anteriormente señalados. La fauna explotada en este sitio presenta un Índice de Caza Mayor (ΣMNI caza mayor/ΣMNI caza mayor + caza menor) (Quintana 2009) más bajo (0,18) que aquel proveniente de contextos especializados en la caza de ungulados (>0,40). Esta situación indica una disminución importante en la captura de ungulados y de ñandú respecto de ocupaciones más tempranas de otros sitios serranos. En cambio, este índice es algo mayor que el obtenido en los contextos contemporáneos de Tandilia (Cueva El Abra: 0,035; Cueva Tixi: 0,041), pero se mantiene dentro de un conjunto de sitios del Holoceno tardío-final en los cuales la caza menor fue preponderante y que se diferencian de contextos más antiguos con diversas estrategias de subsistencia (Quintana 2009). Antes bien, este componente de Lobería I presenta recurrencias con los contextos tardíos de Cueva Tixi y Cueva El Abra como la depreciación de la caza mayor, la incorporación de especies no explotadas en tiempos previos (lagartos, aves y roedores cávidos), el procesamiento complejo y exhaustivo de algunas especies pequeñas, el aumento significativo de la cantidad de estas presas, la explotación de animales de fuga rápida (cuises, aves y lagartos) y de microvertebrados, lo cual permite sostener un mismo tipo de estrategia de subsistencia basada en la diversificación de recursos y la intensificación del uso del espacio.

Estudios arqueológicos Materiales líticos Los resultados que se brindan son preliminares debido a la cuantiosa muestra obtenida, la que se halla en estudio. El conjunto de materiales líticos de mayor diversidad y cantidad proviene del componente superior (rango de 900 AP a 700 años AP) (Figura 3). Una muestra importante de ese conjunto señala 18.137 piezas con los siguientes porcentajes de cate-

109

gorías de artefactos: 364 instrumentos (2 %), 17.740 desechos de talla (lascas, microlascas y fragmentos no identificables (97,8 %) y 33 núcleos y nucleiformes (0,18 %). La materia prima con mayor representatividad en estas categorías son las ortocuarcitas de grano fino del Grupo Sierras Bayas, en segundo lugar las ortocuarcitas locales de la Formación Balcarce y por último, un conjunto de rocas con escasa representación (sílice, basalto, cuarzo y otras). En cuanto a los instrumentos, las puntas de proyectil apedunculadas triangulares pequeñas integran el grupo tipológico de mayor representatividad con el registro de 202 piezas (55,49 %) en las dos áreas excavadas por este equipo de trabajo. Por debajo de este componente se registraron seis posibles episodios de ocupación humana de características efímeras y distribuidas a lo largo de la matriz del Holoceno, con varios hiatos entre las misma. Los materiales arqueológicos son líticos (sin puntas de proyectiles) y pigmentos minerales. En el techo de la unidad 4 se registraron los siguientes materiales: 2 instrumentos y 22 desechos de talla en ortocuarcitas de grano fino y grueso (lascas, microlascas y desechos no identificables). En la unidad 5 el conjunto de materiales líticos esta compuesto por: 4 instrumentos, desechos de talla (lascas, microlascas y desechos no identificables) y 11 fragmentos de núcleos y lascas nodulares, predominando las ortocuarcitas de grano fino. En el sector superior de la unidad 6, luego de un destacado hiato, se encuentran materiales en ambas columnas datadas en 3100 años AP (Tabla 1; Figura 3). El conjunto lítico lo integran: 3 instrumentos, 94 desechos de talla (lascas, microlascas y desechos no identificables) y un fragmento de núcleo de ortocuarcitas locales (Formación Balcarce) y ortocuarcitas de grano fino (Grupo Sierras Bayas). En el sector medio de esta unidad, se registra otro contexto con: 4 instrumentos, 44 desechos de talla (lascas, microlascas y desechos no identificables) y 1 fragmento de núcleo. Se observa mayor diversidad de rocas (ortocuarcitas de grano fino, sílice y cuarzo). La ocupación datada en torno a los 8000 años AP corresponde al tramo basal de la unidad 6 (Figura 3). Los materiales arqueológicos se resumen en: 3 instrumentos y 24 desechos de talla (lascas, microlascas y desechos no identificables) con presencia de artefactos en dolomía silicificada, ortocuarcitas de grano fino y grano medio. El contexto arqueológico datado

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Mazzanti; Colobig; Zucol, Martínez; Porto López, Brea; Passeggi, Soria, Quintana

en 9787 años AP contiene: 1 percutor, 5 desechos de talla (lascas, microlascas y desechos no identificables), 3 núcleos y nucleiformes y 1 nódulo de roca exótica. Este conjunto es indicativo de actividades de talla lítica sobre rocas de ortocuarcitas locales de grano medio, con la excepción de los desechos de talla que son de cuarcitas de grano fino.

Estudios de caracterización estilística, tecnológica y composicional del conjunto de cerámica En las áreas A y B (Figura 2) y en el tramo superior de la secuencia estratigráfica (ocupación prehispánica del Holoceno tardío final) se recuperaron 360 fragmentos de cerámica de los cuales 135 fragmentos son menores a 1 cm, por tanto, la muestra analizada se redujo a 225 tiestos. Los estudios cerámicos permitieron diferenciar dos grupos generales sobre la base de la presencia de pintura roja en alguna de las superficies de los fragmentos. Es necesario aclarar que la diferencia con los fragmentos sin pintura puede deberse a condiciones de conservación diferencial. Los fragmentos del grupo que poseen pintura roja en alguna o ambas superficies (N=188) tienen tratamiento alisado o bruñido irregular. Las diferentes condiciones de conservación observadas pueden deberse a la intensidad del uso que recibió la pieza o a procesos postdepositacionales. En este conjunto se diferencian 9 bordes y 12 fragmentos de cuerpo que, además, poseen representaciones plásticas incisas en la superficie externa. Los diseños son geométricos y fueron plasmados en el sector cercano al borde o sobre el labio de la pieza. El conjunto de fragmentos que no conservan pintura roja (N=37) poseen ambas superficies alisadas y la mayoría de sus superficies internas se encuentran erosionadas debido posiblemente al uso reconferido a la vasija. Ambos conjuntos presentan fragmentos con espesores dentro del rango de 3 a 9 mm, y el 97 % conserva hollín en la superficie externa, indicando la utilización de vasijas sobre el fuego, este porcentaje incluye fragmentos de cuerpo y bordes, con y

y

Puente

sin representaciones plásticas. Algunos fragmentos poseen restos de hollín en ambas superficies. Las características morfológicas de la muestra permitieron identificar 42 fragmentos de borde, 39 de los cuales conservan pintura roja. La variabilidad se observa en la forma del labio y del borde. El diámetro de la boca sólo fue posible estimarlo en dos piezas (15 y 18 cm), su tamaño reducido podría indicar que las vasijas fueron cuencos. Por las medidas reducidas que en general poseen los fragmentos y la ausencia de marcas diagnósticas hasta el momento, no fue posible inferir las técnicas de manufactura. En cambio, se avanzó en la caracterización de las pastas por medio de lupa binocular, indicando que: todos los fragmentos, excepto un borde, poseen textura fina y escaso antiplástico, en algunos se observan improntas de vegetales y cuarzo. La cocción fue realizada en una atmósfera oxidante alcanzando en la mayoría una cocción oxidante incompleta. La pasta frecuentemente es de color negro, esto puede ser el resultado de la absorción de materia orgánica por el uso de la pieza sobre el fuego (Skibo 1992). El borde mencionado más arriba, se diferencia porque en su pasta abunda el cuarzo de tamaño notablemente mayor que el resto de la matriz, provocando que sus superficies alisadas conserven un aspecto rugoso como consecuencia del tamaño de esos granos. Este fragmento formó parte de una pieza de poco espesor (3,5 - 4 mm) pintada de color rojo y utilizada sobre el fuego (posee hollín en la superficie externa). Los estudios petrográficos, mediante la observación de cortes delgados, estuvieron a cargo del geólogo E. Palamarczuk. Se analizaron cuatro muestras de Lobería I, cuyos resultados se integraron a los datos de otros conjuntos de cerámica provenientes de sitios sincrónicos de la misma microregión (Mazzanti y Porto López 2007; Puente y Mazzanti 2009). En 20 cortes delgados procedentes de esos sitios locales, se determinó una composición mineralógica homogénea, típica de sedimentos pampeanos. Algunas características generales se resumen en pastas con antiplásticos análogos en todas las muestras con sutiles diferencias en el orden de predominancia. Los constituyentes principales son: clastos líticos, vidrio volcánico, plagioclasas ácidas y cuarzo además con-

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tienen feldespatos potásicos y micas, los minerales ferromagnésicos y minerales opacos se identificaron en bajas proporciones. Paralelamente a estos estudios se efectuó la caracterización de las pastas en cuatro muestras mediante análisis elemental por fluorescencia de rayos X (FRX) y en nueve muestras de las fases cristalinas por medio de difracción de rayos X (DRX). Los resultados son coherentes entre sí, los diagramas de DRX tienen diferencias únicamente en las intensidades de los picos, sobre todo por la variabilidad del cuarzo libre. Desde el punto de vista de la naturaleza de las fases presentes los difractogramas resultaron muy similares y congruentes con los de materiales cerámicos de otros sitios de la zona. Un hallazgo singular está dado por un tortero entero (Mazzanti y Puente 2008). Este instrumento es propio del proceso de hilado, el que requiere al menos de dos elementos combinados y necesarios para hilar: el huso y el tortero. El primero representa el eje vertical que se inserta en el orificio del tortero, el que actúa como contrapeso y permite la manufactura de fibras o hilos. La pieza de Lobería I fue elaborada sobre un fragmento de cerámica con pintura roja reciclado, al que se le realizó un orificio central y se pulieron sus bordes con el fin de formalizarlo de modo subcircular. Este tortero se contextualiza microregionalmente con otras dos piezas similares y fragmentadas procedentes del componente superior de Cueva El Abra, y con una datación sincrónica (Mazzanti 2006).

111

un programa experimental, se pudo demostrar que los óxidos de hierro colocados sobre cueros recién curtidos tienen un efecto antiséptico (Mansur et al. 2007b), implicando otro uso de índole doméstica de estas sustancias minerales. Los estudios arqueométricos mediante DRX determinaron que los pigmentos analizados, inorgánicos en su totalidad, tienen como fase cromófora a óxidos o hidróxidos de hierro, generalmente hematita para los rojos, goethita para los amarillos y ausencia de ambos para los blancos (Tabla 4). Casi invariablemente incluyen cuarzo y uno o más minerales arcillosos; estos últimos contribuyen a conferirles una textura untuosa que facilita su aplicación. En algunas muestras se detectó una pequeña cantidad de rutilo. Las muestras se analizaron en polvo, cuando ello fue practicable, y en los casos en que no fue posible hacerlo para no deteriorar la pieza se analizó la muestra tal como se encontraba, aprovechando eventuales partes planas de su superficie para la incidencia de la radiación. Si bien esto pudo resultar en ligeras imprecisiones en el montaje de la muestra, la presencia de cuarzo permitió utilizar el pico de difracción de 3,34 Å de esta fase para corregir eventuales desviaciones angulares. La comparación de estas composiciones con muestras obtenidas en afloramientos de pigmentos minerales en varios sectores del centro-oriental de Tandilia, permitió localizar posibles canteras de abastecimiento de estas sustancias colorantes (Porto López y Mazzanti 2006).

Discusión y conclusiones Estudios de los pigmentos minerales En la secuencia del Sitio 1 se hallaron clastos de pigmentos minerales (rojos, amarillos y blancos/ crema), algunos de los cuales presentan evidencias de uso antrópico (superficies modificadas por abrasión). Tambien se identificó su uso, mediante la reducción a polvo (Mansur et al. 2007a) para elaborar pinturas (rojas y amarillas) para la producción de arte rupestre. Hay registros de residuos rojos sobre filos o caras de artefactos líticos, en rodados y en otras rocas transportadas al sitio, indicando la utilización recurrente y en diferentes actividades de pigmentos minerales. Recientemente, gracias a la implementación de

La matriz sedimentaria del Sitio 1 de la localidad Lobería I presenta una secuencia con siete posibles ocupaciones indígenas en estratigrafía, algunas de ellas fueron datadas, indicando la instalación indígena desde el inicio del Holoceno Temprano hasta momentos previos a la conquista europea. También, fue posible determinar una ocupación moderna propia del siglo XX. No se hallaron evidencias de ocupaciones indígenas del período posconquista. El valor de esta secuencia arqueológica reside en que permitirá, en un breve tiempo, integrarla a distintos problemas arqueológicos y paleoambientales en las escalas microregional y regional.

112

Mazzanti; Colobig; Zucol, Martínez; Porto López, Brea; Passeggi, Soria, Quintana

y

Puente

Muestra

Fases mayoritarias

Fases minoritarias

Color

Fase

Fórmula

Nº ficha ICDD

D9/b/1

Q

K

crema

Q cuarzo

SiO2

33-1161

3

Q, G

I, K

amarillo

K kaolinita

Al2Si2O5(OH)4

14-0164

7

I, K, H

Q, G, R

rojo

G goethita

FeOOH

29-0713

20

I, K, Q

R

gris

I illita

(K, H3O) Al2Si3AlO10(OH)2

26-0911

29

Q, G, I

K?

amarillo

H hematita

Fe2O3

33-0664

49

H, K, P, I

R

rojo

R rutilo

TiO2

21-1276

73

G

Q, I, R

amarillo

P pirofilita

Al2Si4O10(OH)2

12-0203

80

Q, I

R?

blanco

-

-

Tabla 4. Resultados de la composición mineral por medio de Difracción de Rayos X.

Por un lado, este sitio se suma al conjunto de numeroso asentamientos paleoindios localizados en Tandilia oriental, ofreciendo nuevas evidencias de una ocupación humana temprana (9.787 años AP) de carácter efímero, aspecto característico en otros sitios locales (Mazzanti 2003) y con depósitos similares (Martínez 2007). Los estudios realizados, a la fecha, indican que las ocupaciones humanas desde el Holoceno temprano al inicio del Holoceno tardío presentan sólo evidencias líticas, señalando estadías de corta duración y una sucesión de depósitos que determinan episodios paleoclimáticos diferenciales, con mayor o menor saturación de humedad. En tanto, la ocupación datada en el Holoceno tardío final (1000 a 700 años AP) indica el fenómeno de recurrencia y uso intenso del reparo por grupos cazadores-recolectores. En ese sentido, en la matriz sedimentaria se conservaron evidencias de una organización del espacio interior que incluyó una acumulación de desechos (restos faunísticos y de numerosos materiales líticos y cerámicos) descartados, conformando un basurero (Unidad 3). Esta estructura es singular dentro de las características contextuales relevadas en otras ocupaciones tardías de la zona. Presenta materiales quemados, los que pudieron originarse por acciones de combustión de esos desperdicios. La determinación antracológica de Celtis sp. y Baccharis sp. señala la apropiación selectiva de leña en las cercanías del sitio, acorde con la intensidad de las actividades de consumo de alimentos y/o quema de

materiales descartados. Se registraron indicadores estratigráficos que señalan la reutilización de ese reparo y la ejecución de actividades similares (procesamiento y consumo de alimentos con uso de vasijas de alfarería y producción de artefactos líticos) en cada momento de ocupación, con miles de restos descartados, la mayoría formando un depósito consolidado, que contiene superposición de fogones. En cuanto a la producción de una amplia diversidad de instrumentos líticos (raederas, raspadores, perforadores, etc.), se destacan la manufactura de puntas de proyectil y los microlitos. Las primeras indican fenómenos de estandarización y una muy alta producción de instrumentos especializados para la caza. Los microlitos son instrumentos novedosos en este período y asociados a las actividades de campamentos base. En tanto, la identificación de microrestos silíceos en sedimentos fue la vía de análisis que determinó la incorporación de especies vegetales (cañas de mediano porte), que pudieron utilizarse para acondicionar el reparo. Otras evidencias microregionales de índole zooarqueológica señalan al modo de explotación de la fauna de estos sitios como los emergentes más conspicuos del proceso de intensificación, los cuales se distribuyen cronológicamente en un rango menor a los 1.000 años AP. Estas características, entre otras, llevaron a distintos autores a diferenciar arqueológicamente el Holoceno tardío inicial del Holoceno tardío final en diversas áreas de la región Pampeana (Martínez 1999; Quintana y Mazzanti 2001; Martínez et al. 2005, entre otros).

INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL SITIO 1 DE LA LOCALIDAD LOBERÍA I

Otra cuestión importante es el arte rupestre, utilizado para jerarquizar varios sectores de esta localidad Lobería I, entre ellos al Sitio 1. Lo que implica considerar, tanto su uso tecnológico (tratamiento de pieles, producción de pinturas) como de otros aspectos relativos a la movilidad y aprovisionamiento, que en su conjunto, indican la actividad de especialistas que señalizaron localmente a lugares significantes, con la intencionalidad socio-política de demarcar territorios, creando un paisaje cultural que caracterizó a esas sociedades complejas de cazadores-recolectores prehispánicos en el ambiente de sierras (Mazzanti 2006).

Agradecimientos Al Sr. Jorge Rocatagliatta por brindarnos la posibilidad de realizar estas investigaciones, a Zulema Lahitte por su acompañamiento y generosa colaboración. A la Comisión Amigos del Museo de Ciencias Naturales e Historia “G. Noseda” por el apoyo y afecto que nos brindaron en la realización de la última campaña arqueológica. A la familia de La Tour por brindarnos su franca hospitalidad, la cual nos permitió realizar las tareas de campo. A la UNMDP y a la ANPCyT por financiar la investigación mediante el otorgamiento de dos subsidios (Picto 2004 (Nº 552) y UNMDP (15/F162).

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