\"Introducción,\" PREMIOS DE LA BIENAL DE SAN JUAN DEL GRABADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE: 1970-2001 (catalogo)
Descripción
María del Mar González, Ph.D.*
Nos proponemos convertir en tradición cultural del hemisferio esta exposición que cada dos años reunirá en San Juan una muestra representativa de la producción gráfica de los países hermanos, para dar a conocer su situación y destacar sus nuevas expresiones. Ricardo Alegría, Catálogo General, 1ª Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano
L a Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano (BSJ) fue inaugurada en el año 1970 bajo el auspicio del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), con el apoyo del Museo de Arte de Ponce y el Museo de Arte Moderno de Nueva York, siendo así la primera bienal de arte en organizarse en el Caribe.1 La BSJ surge de los esfuerzos combinados de artistas locales, e intelectuales, incluyendo al Maestro Lorenzo Homar, al director del ICP, Ricardo Alegría y el galerista Luigi Marrozzini, quienes veían la necesidad de crear un espacio que fomentara el intercambio, la discusión e interacción artística en la Isla. Estos artistas e intelectuales consideraban la BSJ como una oportunidad para mostrar la escena del arte en Puerto Rico y promover las obras, estableciendo un mercado para el grabado, y posicionando a San Juan como un centro artístico-‐cultural en América. Durante el transcurso de sus 31 años de existencia (1970–2001) y 13 ediciones, la Bienal ha sido considerada como un evento artístico crucial que solidificó la importancia del grabado en la historia del arte puertorriqueño. Varios factores sirvieron como precedentes históricos, sociales y culturales que favorecieron la creación de la BSJ: el crecimiento económico como consecuencia del fin de la Segunda Guerra Mundial, el cual fomentó la creación de museos e instituciones culturales, el desarrollo del arte y profesionalización de la crítica del arte, y un renacido interés por el medio del grabado en Puerto Rico y a través de Latinoamérica. El auge económico en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial condujo al desarrollo acelerado de la historia y crítica del arte; así como al desarrollo de las instituciones culturales y exhibiciones, como la Bienal de São Paulo, en Brasil, en el 1951, y el Instituto Torcuato di Tella en Argentina, en el 1958.2 Numerosas bienales y concursos de grabado fueron inaugurados durante este periodo, fomentando la producción de arte en este medio. Entre las bienales especializadas más notables figuran: la Bienal Americana del Grabado de Santiago, en Chile (1963); Bienal Americana de Artes Gráficas, en Cali, Colombia (1970); y la Bienal del Grabado Latinoamericano de San Juan, en Puerto Rico (1970). El enfoque del grabado contemporáneo en la BSJ se debe a la alta producción artística en este medio, en Puerto Rico y Latinoamérica, a mediados del siglo XX. Puerto Rico experimentó una proliferación del cartel didáctico a partir de la década de 1940, con la creación de talleres de gráfica auspiciados por el gobierno de la Isla. Estos talleres, que promovían el cambio social, a su vez, crecieron y fomentaron el desarrollo de otros en numerosas instituciones educativas y socio-‐culturales; además de la propagación de talleres independientes.3 A nivel mundial, el grabado se beneficia de un renacimiento a mediados del siglo XX. Este interés se debe en gran parte a la asociación entre gráfica y política. Las cualidades formales del grabado, consistentes en la facilidad de producción, el bajo costo, y la multiplicidad de ejemplares, facilitaban el acceso y circulación de las obras.4 En el caso específico de Latinoamérica, el grabado representa una resistencia ideológica frente a la política y a las tendencias artísticas provenientes de Europa y EE.UU.5 Los/as artistas latinoamericanos/as optaron por utilizar materiales menos costosos que reflejaran mejor su realidad económica y política. Esta decisión también se conecta con el acceso, la ideología, y circulación facilitada por la reproducción de ejemplares múltiples que permitía el medio del grabado. El renacimiento de las artes gráficas durante el período de la posguerra también alentó la producción colaborativa y comunitaria a través de colectivas y talleres transnacionales.
A través de la BSJ, sus organizadores intentaron trazar y reconciliar la historia del grabado del siglo XX en Latinoamérica, e insertar a Puerto Rico dentro de esta.6 La organización del evento siempre intentó servir este fin. Desde su primera edición, la Bienal de San Juan se compuso de tres exhibiciones celebradas simultáneamente: una general, la cual se daba por competencia; y dos exhibiciones–homenaje. Estas eran dedicadas a la obra de dos maestros/as grabadores/as: una dedicada a un/a artista de Latinoamérica y otra a un/a artista puertorriqueño.7 Las tres exhibiciones siempre permitieron crear un equilibrio y una narrativa entre el presente y el pasado, trazando la historia del grabado en Latinoamérica y a su vez conectando a nuestro País con la región. La BSJ también propició que museos de arte e instituciones culturales en el área de San Juan organizaran exhibiciones paralelas. Estas creaban un diálogo con la BSJ y aportaban al desarrollo de la historia del grabado latinoamericano en Puerto Rico. Típico de la mayoría de las bienales de arte, la de San Juan era un concurso con premiación. A través de las diferentes exhibiciones, la cantidad de premios y requisitos de selección variaron de una edición a otra. El criterio de selección se modificó múltiples veces durante el transcurso de la BSJ, incluyendo: invitación por sugerencia de un comité consultivo u organizador, convocatoria abierta, o un método mixto. El requisito de residencia fue uno de los más importantes para poder participar; los artistas tenían que ser oriundos de los países; estos podían ser latinoamericanos, o cumplir con un requisito de 10 años de domicilio en la región. Para los años 80 se añade el tener ascendencia Latinoamericana o ser integrante de un taller o grupo. Hubo excepciones al caso de selección, puesto que artistas de gran renombre podían someter obras fuera de competencia. En la primera bienal se requirió que la obra hubiese sido creada en o durante los últimos 10 años, término que cambió, a los últimos 2 años, en las bienales subsiguientes. Un jurado, generalmente mixto, con miembros locales e internacionales, seleccionaba las obras que recibirían galardón. El modo de premiación cambió de edición en edición, comenzando con uno que era adjudicado por cada miembro del jurado, a otro otorgado por mayoría de votos. A través de todas sus ediciones las obras laureadas fueron adquiridas para la colección de la BSJ y formaron parte de la colección del Museo del Grabado Latinoamericano, del Instituto de Cultura Puertorriqueña, inaugurado durante la segunda BSJ, en el año 1972. Las selecciones de obras para las exhibiciones generales y los premios no se dieron sin polémica. A través de las diferentes ediciones de la Bienal hubo controversia con la organización de los comités de selección y jurado, premiación, requisitos de participación y el rol de los artistas locales. La predisposición de los jurados por obras abstractas o avant-garde causó un revuelo entre los críticos locales, siendo censurado el jurado por favorecer la abstracción frente a otras tendencias y dejarse influenciar por el mercado del arte estadounidense. Las tensiones entre el grabado tradicional (de tendencia “universal”) y el avant-‐garde son evidentes a través de estas obras. La primera BSJ muestra los cambios y las disputas que surgieron en la historia del arte a través de estos años; también vemos como se acentúa la división en el grabado entre las ideas universales y las tendencias avant-‐garde, tal como el estilo conceptual. Sin embargo, en las exhibiciones-‐homenaje los organizadores intentan reconciliar estos estilos e historias, como es el caso del artista José Clemente Orozco (1883–1949), el cual permite trazar el legado del grabado mexicano, en contraste con el homenaje al artista puertorriqueño Lorenzo Homar (1913–2004). De este modo, los homenajes y la exhibición general crean un equilibrio entre lo tradicional y el grabado contemporáneo más experimental. Este modelo de contraste/reconciliación entre los dos estilos es el que refleja las tendencias artísticas latinoamericanas y caribeñas de finales del siglo XX y principios del XXI, buscando convertir a Puerto Rico en el epicentro del grabado latinoamericano.
Notas: 1—A partir del 1986 “y del Caribe” se le añade al nombre de la Bienal convirtiéndose en la Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano y del Caribe. Este cambio no es una coincidencia, ya que surge justo después de que la primera Bienal de La Habana se realizara exitosamente, en 1984. La primera edición de la Bienal de La Habana se centró en las naciones de América Latina y el Caribe; es muy probable que el liderazgo de la BSJ hiciera los cambios al nombre por esta razón. Aunque la BSJ había contado con la participación de artistas del Caribe desde sus inicios (en su mayoría del Caribe español), la frase aludida no había estado incluida en el nombre. El añadir “y del Caribe” resalta el deseo de expandir la participación regional. 2—En el caso de Puerto Rico comienza con la creación del Instituto de Cultura Puertorriqueña, en 1955; el Museo de Historia, Antropología y Arte de la Universidad de Puerto Rico-‐Recinto de Río Piedras, en 1951, y el Museo de Arte de Ponce, en 1959 (privado). 3—Entre los talleres de mayor importancia figuran los gubernamentales de la División de Cinema y Gráfica de la Comisión de Parques y Recreo (creada en 1946), la División de Educación de la Comunidad (DivEdCo, 1949), el Taller de Gráfica del Instituto de Cultura Puertorriqueña (1957) y talleres independientes, incluyendo el Centro de Arte Puertorriqueño (1950), Taller Alacrán (1968), y Taller Bija (1970). 4—En este caso me refiero por “múltiple” a la impresión de una obra de arte producida en serie. Por esta razón el grabado (relieve, intaglio, litografía o serigrafía) es favorecido por artistas, ya que crea una obra original accesible, que rompe con la idea del original único. 5—En su introducción al catálogo general de la primera Bienal del Grabado, Ricardo Alegría resalta el tema del rol social y la relación del grabado y la política. Ricardo Alegría, “Introducción”, 1ª Bienal del Grabado Latinoamericano de San Juan. Catálogo General (San Juan, PR: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1970). También véase: David Craven et al, Latin American Posters: Public Aesthetics and Mass Politics (Albuquerque, NM: Museum of New Mexico Press, 2006). Marta Traba, Dos décadas vulnerables en las artes plásticas latinoamericanas, 1950–1970 (México, DF: Siglo Veintiuno, 1973). 6—En el ensayo de introducción Ricardo Alegría hace referencia al discurso anti-‐imperialista de José Martí en su celebrado ensayo político de 1891 “Nuestra América”. El título del ensayo de Martí es un llamado a la unión entre los países hispanoamericanos, a los cuales se refiere como “América”. El escrito examina críticamente la historia, política, e independencia de América en relación a la potencia del “vecino del Norte”, EEUU. “Nuestra América” fue publicado originalmente en Nuestra Revista Ilustrada de Nueva York, el 1 de enero de 1891; se reimprimió en El Partido Liberal (México), el 30 de enero de 1891. Alegría, “Introducción”, 1ª Bienal del Grabado Latinoamericano de San Juan. Catálogo General. José Martí, “Our América”, José Martí Reader: Writings on the Americas, Deborah Shnookal and Mirta Muñiz, editoras (New York: Ocean Press, 1999), 111–120. 7—Ha habido tres excepciones a este caso: dos de las exhibiciones retrospectivas han sido dedicadas a una técnica del grabado: El cartel puertorriqueño (1972) y El portafolios en la gráfica puertorriqueña (1995); y en una tercera ocasión se dedicó a el Taller Alma Boricua, de Nueva York, en su XXXmo Aniversario (2001). *María del Mar González es profesora visitante de Arte Contemporáneo Global en el California College of the Arts. Realizó sus estudios doctorales en la Universidad de Illinois en Urbana-‐Champaign, especializándose en Historia del Arte moderno y Contemporáneo, con un enfoque en arte de Latinoamérica, el Caribe y EEUU. Su investigación se centra en el rol del arte y la política, específicamente en las bienales de arte, el circuito del arte internacional, el grabado/múltiple, la identidad nacional y la historia institucional. Ha obtenido numerosas becas en museos e instituciones culturales. Estas incluyen la Fundación Getty, Los Angeles County Museum of Art, National Museum of American History-‐Smithsonian Institution, Phillips Collection, y el Museo de Arte de Puerto Rico. Su experiencia profesional incluye impartir cursos subgraduados y graduados en temas de su interés, en la Universidad de Utah, en Salt Lake City, y la Universidad de Illinois, en Urbana-‐Champaign. Ha presentado su investigación extensamente a través de conferencias sobre Historia del Arte, y estudios étnicos. Sus ponencias más recientes incluyen las conferencias anuales de 2015 y 2013 del College Art Association, Seminar on the Acquisition of Latin American Library Material (2014), y Latino Art Now!: Expanding Perspectives in American Art Conference (2013). También ha realizado presentaciones y seminarios en instituciones estadounidenses sobre el tema del conceptualismo en América Latina, y la historia del arte de Latinoamérica, en Christie’s Education, en Nueva York (2015) y en la Universidad de Utah, en Salt Lake City (2015). Además tiene varios artículos en proceso de publicación sobre temas de las bienales.
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