Introducción Ecopoliticas Globales

Share Embed


Descripción

ecopolíticas

globales medio ambiente bienestar y poder

piergiorgio di giminiani angel aedo juan loera gonzález

Ecopolíticas globales: medio ambiente, bienestar y poder Piergiorgio Di Giminiani Angel Aedo Juan Loera González

© Editorial Hueders © Piergiorgio Di Giminiani, Angel Aedo y Juan Loera González Primera edición: noviembre de 2016 Registro de propiedad intelectual N° ISBN XXX-XXX-XXX-XXX-X

ecopolíticas

globales medio ambiente bienestar y poder

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida sin la autorización de los editores.

piergiorgio di giminiani angel aedo juan loera gonzález

Diseño: Valentina Mena Fotografía de portada:

hueders www.hueders.cl | [email protected] santiago de chile

notas sobre los colaboradores

Ángel Aedo

Doctor en antropología social y etnología por la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, es profesor asistente de antropología en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Sus investigaciones se han concentrado en tres principales campos: formas de vida en los bordes del Estado; expertos y culturas de experticia; etnografía del poder y del prestigio. Entre sus libros publicados están Experts et technologies de gouvernement (2012) y La dimensión más oscura de la existencia (2011). En los últimos años su trabajo etnográfico y teórico se ha focalizado en la emergencia de formas de vida en las fronteras interiores del Estado, campo de investigación dentro del que ha escrito varios artículos y prepara un nuevo libro con el apoyo del Institute for Advanced Study de Princeton.

Piergiorgio Di Giminiani

Doctor en antropología social en la University College de Londres, es profesor asistente de antropología en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Sus temas de investigación tratan sobre propiedad, tierra, paisaje, derecho indígena, ambientalismo y conservación en el sur de Chile. Su trabajo ha sido publicado en revistas como The Journal of the Royal Anthropological Institute, American Ethnologist, Ethnos y Anthropological Quarterly. Es autor del libro Tierras ancestrales, disputas contemporáneas: pertenencia y demandas territoriales en la sociedad mapuche rural (2012) y co-editor del volumen Tecnologías en el margen: relaciones humano-materiales en América Latina (2015). Su próximo libro Sentient lands: indigeneity, property and political imagination in neoliberal Chile será publicado por la University of Arizona Press.

7|

Antropólogo de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México, tiene una maestría en antropología social en el CIESAS y una segunda maestría en pobreza y desarrollo en el Instituto de Estudios del Desarrollo de la Universidad de Sussex, Reino Unido, donde también hizo un doctorado en estudios del desarrollo. Sus temas de investigación se han enfocado en diferentes entendimientos de bienestar, pobreza y desarrollo en contextos indígenas de México y Chile. Ha sido investigador post-doctorante en el Centro Interdisciplinario de Estudios Interculturales e Indígenas. Actualmente se desempeña como Catedratico CONACYT-Mexico adscrito a la Escuela de Antropologia e Historia del Norte del Mexico.

económicas y culturales de los medios de vida. Su especialidad es el norte de Nepal, donde llevó a cabo investigación en la lengua indígena de los pueblos de habla tamang. Conectando la antropología con la ecología política, estudios de desarrollo y la filosofía ambiental en sus enfoques etnográficos, ha desarrollado su interés académico en torno a la protección del medio ambiente y a los alimentos modificados genéticamente para colaborar con el Instituto de Energía de Durham respecto a la comprensión interdisciplinaria de tecnologías de energías renovables. Ha realizado dos películas (The Way of the Road y Shamanic Pilgrimage to Gosainkund), y es el autor del libro Living Between Juniper and Palm: Nature Culture and Power in the Himalayas.

Horacio Almanza

Dante Choque Caseres

Licenciado en antropología de la UADY, magíster en antropología del desarrollo de la Universidad de Sussex, y doctor en desarrollo internacional de la Universidad de East Anglia. Sus temas de investigación tratan sobre patrimonio cultural intangible, despojo de tierras a pueblos indígenas, y medio ambiente y poder en territorios indígenas, haciendo una crítica a los procesos de desarrollo impuestos en medios rurales. Actualmente es profesor investigador de tiempo completo en el Centro INAH Chihuahua y coordina las investigaciones “Conflicto y cooperación en REDD+ en México” y “Privatización de la propiedad social en la sierra tarahumara”.

Candidato a doctor en el Departamento de Estudios Españoles y Latinoamericanos de la Universidad de Sydney, Australia. En esta institución conduce una investigación sobre la descentralización de la política indígena en regiones transfronterizas, basada en el caso de las comunidades indígenas de la Región de Arica y Parinacota, Chile. Becario CONICYT-Programa Becas Chile. Global MBA-magíster en gestión para la globalización (Universidad de Chile) e ingeniero comercial (Universidad de Tarapacá).

Juan Loera González

Penny Harvey Ben Campbell

Doctor de la Universidad de East Anglia, investiga de manera crítica las relaciones humanas medioambientales, y el papel de las políticas y los procesos de desarrollo en las dimensiones

8|

Doctora de la London School of Economics, es profesora de antropología social de la Universidad de Manchester. Ha trabajado etnográficamente en Perú, España y el Reino Unido, y ha publicado ampliamente sobre la política del conocimiento. Sus intereses de investigación incluyen las tecnologías de la información y de

9|

las comunicaciones, las infraestructuras, la ingeniería, la tecnología y los procesos materiales. Su libro más reciente en co-autoría con Hannah Knox es Roads. An Anthropology of Infrastructure and Expertise (Cornell University Press, 2015).

es su especialización en derechos de agua, el medio ambiente y las cuestiones indígenas. Actualmente ocupa una beca de investigación de la Royal Society Marsden, es la presidente electa de la Asociación de Antropólogos Sociales de Oceanía y es miembro del Consejo de la Revista de la Sociedad de la Polinesia, la revista académica más antigua de Nueva Zelanda.

Birgit Müller

Doctora de la Universidad de Cambridge, es directora de investigación del Laboratorio de Antropología de Instituciones y Organizaciones Sociales del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, y profesora en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París. Realizó investigaciones en fábricas post-socialistas y en movimientos sociales y ambientales en Europa y Latinoamérica. Actualmente desarrolla el proyecto multi-situado “Campesinos, suelos y semillas: tecnologías agrícolas como políticas globales y prácticas locales”, con trabajo de campo en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, y con productores agrícolas en Saskatchewan (Canadá) y Carazo (Nicaragua). Entre sus libros destacan: Disenchantment with Market Economics. East Germans and Western Capitalism, Berghahn 2007, ed., y The Loss of Harmony. The Politics of Policy Making in Multilateral Organizations, Pluto 2013.

Marama Muru-Lanning

Doctora de la Universidad de Auckland, es investigadora en el James Henare Māori Research Centre y asesora de proyectos de salud de edad avanzada en la Escuela de Salud de la Población de la Universidad de Auckland. Su investigación se ocupa principalmente de los debates y desafíos críticos en la antropología social centrándose en la especificidad cultural de los maoríes y su sentido único de lugar y pertenencia en Nueva Zelanda. Lo que distingue a Marama nacionalmente como científica social

10 |

Nancy Postero

Doctora de la Universidad de California Berkeley, es profesora asociada de antropología en la Universidad de California San Diego, y su trabajo se centra en política indígena en Bolivia. Es autora de Now We Are Citizens: Indigenous Politics in ­Post-multicultural Bolivia (Stanford 2007), The Struggle for Indigenous Rights in ­Latin ­America (Sussex 2003, con Leon Zamosc), y Neoliberalism, ­Interrupted, Social Change and Contested Governance in ­Contemporary Latin America (Stanford 2013, con Mark Goodale). Se encuentra finalizando el nuevo libro Decolonizing Bolivia, con los temas de raza, política, y performance en la Bolivia plurinacional.

Sarah C. White

Doctora de la Universidad de Bath, es profesora de desarrollo internacional y bienestar en la Universidad de Bath. Su investigación estudia cómo las identidades sociales, la cultura y las relaciones se complementan y se representan en procesos de desarrollo. Desde 2002, se ha centrado en el bienestar en países en desarrollo, más recientemente a través del proyecto de investigación en Zambia e India, Wellbeing and Poverty Pathways (2010-2014) financiado por la ESRC-DFID. Su libro Culture and Wellbeing: ­Method, ­Place, ­Policy, se publicó con Palgrave Macmillan, (2015), y el libro Wellbeing and Quality of Life Assessment. A Practical Guide fue publicado con Practical Action Publishing (2014).

11 |

FIGURA 1. Países de las Américas referidos en este libro.

12 |

FIGURA 2. Otros países referidos en este libro.

13 |

1. introducción: ecopolíticas globales Ángel Aedo, Piergiorgio Di Giminiani y Juan Loera González

La incursión de la política en el estudio del medio ambiente no es un tema nuevo en los debates públicos. La proliferación de disputas y conflictos sobre proyectos de uso, conservación y manejo de recursos naturales encuentra su origen en el surgimiento del movimiento ambientalista de los años 60, que marcó un profundo cambio en la articulación de demandas y preocupaciones medioambientales, ya no restringidas al mundo de la conservación y del patrimonio natural sino relacionadas con la crítica de los modelos económicos dominantes (Milton, 2003). Los grandes desastres ecológicos de los años 80, como el de Bhopal en India, causado por una planta industrial de pesticida de propiedad de Union Carbide, el de la mina de Ok Tedi en ­Papua Nueva Guinea de BHP Billiton, y el accidente nuclear de Chernóbil en Ucrania, demostraron dramáticamente la vulnerabilidad humana vinculada a los efectos medioambientales de la producción industrial. Estos desastres también llamaron nuestra atención sobre el carácter global de los conflictos ­socio-políticos que generaron (Marcus, 1995). Las conexiones globales que caracterizan cada plan de intervención medioambiental surgen tanto en el mercado mismo de producción de recursos primarios y energéticos como en las disputas legales y políticas que siguen dichos planes. Hoy día, en cualquier contexto nacional el conflicto ambiental es un elemento central del ámbito político en cuanto reúne casos concretos de acciones colectivas y de dominación en localidades específicas con procesos globales “desterritorializados” (Tsing, 2005).

15 |

Este libro ha sido pensado como un aporte a la comprensión de la “ecopolítica” en cuanto fenómeno caracterizado por la coexistencia de aspectos locales y globales de la acción política. La “ecopolítica” es un término general que se refiere a la intersección entre política y ecología a distintos niveles tales como la gobernanza internacional, las políticas públicas y los movimientos sociales (Stoett, 2012). Para nosotros, la relación entre global y local puesta en juego con la ecopolítica puede ser comprendida solo en la medida que se reconozca el carácter inmanente de la política en las relaciones ecológicas que involucran a los humanos entre sí y también a estos con los no humanos. Con este libro pretendemos presentar algunas de las formas mediante las cuales es posible comprender el campo ecopolítico, es decir el conjunto de desigualdades y relaciones de poder que se establecen a partir del emplazamiento mismo de los actores y agentes (humanos y no humanos). En su heterogeneidad, los articulos que componen este libro nos entregan una imagen del campo ecopolítico caracterizada tanto por aspectos experienciales e íntimos de las relaciones humano-ambientales como por las dimensiones discursivas y simbólicas de los conflictos político-legales. El concepto de ecopolítica no puede ser aislado por los avances tanto analíticos como políticos alcanzados por la ecología política, un enfoque interdisciplinario que a partir de los años 70 planteó una conjunción entre análisis crítico y activismo centrado en las disputas políticas respecto a los cambios medioambientales y climáticos (Forsyth, 2002; Peet et al., 2012; Robbins, 2012; Bustos et al., 2015). Tres aspectos principales de la ecología política son movilizados –de diferentes ­maneras– por los investigadores reunidos en este libro. En primera instancia, el reconocimiento que la política no es un campo ontológicamente separado de la naturaleza (Escobar, 1999; Bennet, 2010). Lejos de estar interesada en una construcción social de la naturaleza,

16 |

la ecología política investiga las formas en que el medio ambiente es producido materialmente por acciones humanas inherentemente políticas y a la vez redirecciona la intencionalidad de esas mismas acciones humanas. La polémica afirmación de Bruno Latour, que la ecología política no tiene nada que ver con la naturaleza (2012), es una invitación a repensar la ecología política no como la tentativa de conservar la naturaleza, sino como una interpretación y una práctica que permita superar la distinción entre hechos científicos y valores políticos. En este sentido, un tema central de la ecología política es la relación entre conocimientos científicos expertos y otros tipos de conocimiento, un tema que varios capítulos de este libro examinan. En segunda instancia, la ecología política nos permite reconocer la centralidad de discursos sobre biología y naturaleza en distintas formas de dominación entre grupos sociales. El caso más evidente es el colonialismo que históricamente se ha justificado a través de de discursos civilizatorios respecto a la domesticación de espacios salvajes. La imposición de sistemas de tenencia de tierra con la negación del derecho de uso para los lugareños fue anticipada por principios como la terra nullius, según el cual los terrenos ocupados por pueblos colonizados no tienen ni desarrollo agrícola ni propiedad reconocida (Abramson, 2000). En contextos coloniales, el surgimiento de áreas de conservación en el siglo XIX, que siguieron las ideas de naturaleza incontaminada sin presencia humana, fue una reacción contra la evidente degradación ambiental causada por la expansión capitalista y colonial. Paradójicamente, la creación de parques y áreas de conservación causó nuevas formas de desplazamiento para los pueblos colonizados (Grove, 1996; Argyrou, 2005). Hoy día, el reconocimiento de modos de vida distintos plantea un importante desafío en el campo del desarrollo, debido a que el bienestar como condición transcultural no puede ser disociado de expectativas y ansiedades sobre el medioambiente.

17 |

En última instancia, la ecología política nos invita a reconsiderar la división entre análisis crítico y posicionamiento político. Como la política y la ecología no son campos disociables, así el análisis de fenómenos ecopolíticos no puede abstraerse de una reflexión sobre los modos de producción del conocimiento ambiental del cual surge nuestra mirada. El surgimiento mismo de un interés en las intersecciones entre política y ecología no puede ser disociado de una crítica hacia las concepciones modernistas de la tecnología, según las cuales los avances tecnológicos permitirían un crecimiento económico constante dado por una extracción de recursos naturales cada vez más racional y por ende reproducible en el tiempo. De una cierta forma, la ecología política nos invita a cuestionar la existencia misma del cosmos con recursos finitos y equilibrios inestables, un punto en abierta oposición con los principios teóricos del capitalismo (Watts, 2009). Los tres elementos mencionados subyacen en todos los capítulos de este libro, que pretende aportar a los debates contemporáneos, planteando la necesidad de reunir aspectos solo aparentemente separados que caracterizan los procesos eco-políticos. Local y global, experiencial y discursivo, publico e íntimo, material y simbólico, ontológico y epistemológico, científico y político, son polos que caracterizan perspectivas analíticas sobre la eco- política más que condiciones mutualmente excluyentes de estos. Los ocho capítulos que siguen esta introducción comparten el desafío de examinar las intersecciones entre estos dos polos. En particular, para integrar los aspectos globales y locales de la ecopolítica, esta colección desarrolla una mirada comparativa ofreciendo al lector hispanohablante por primera vez una lectura que reúne casos de estudio de los cincos continentes. A la variedad geográfica de esta colección se agrega la heterogeneidad de escuelas y metodologías de disciplinas distintas como antropología, estudios del desarrollo y sociología. Finalmente, la relación entre el polo político-económico global y el polo local

18 |

y experiencial de las relaciones humano-ambientales subrayada por la propuesta comparativa de este libro será desenvuelta con un énfasis particular en tres dimensiones: medio ambiente, bienestar y poder. Mientras que los tres temas son discutidos implícitamente en todos los capítulos, estos se encuentran analizados con distintos énfasis por los autores. En las siguientes secciones, proponemos una aproximación conceptual de las nociones de medio ambiente, bienestar y poder, complementándola con las propuestas desplegadas por los autores de los capítulos. Medio ambiente

Medio ambiente es hoy día una palabra extremamente común en debates públicos y académicos. Sin embargo, el surgimiento de este concepto es relativamente reciente, siendo insertado en una larga trayectoria histórica de críticas hacia la dicotomía naturaleza-sociedad que ha caracterizado la predominancia de los conceptos cartesianos de ser y espacio en el pensamiento occidental. Etimológicamente, el término “medio ambiente” está compuesto por las palabras latinas medium (medio) y ambiens (que rodea). Desde comienzos del siglo XIX, esta palabra, que inicialmente operaba como sinónimo de entorno, es utilizada para expresar la posicionalidad humana adentro de una red compleja que involucra especies no humanas. Medio ambiente se transformó así en un concepto afín al de ecología, que surge en la misma época como un neologismo creado por el científico alemán Ernst Haeckel (ökologie del griego οἶκος, casa y λογία, estudio) para definir el estudio de las relaciones entre distintas poblaciones y especies (Zamorano 1996). Diferente de la palabra ecología, que implica una representación verificable de una red inter-especies, el concepto de medio ambiente nos invita a considerar el conocimiento de, y el involucramiento con, otras especies como un proceso en constante construcción. Como plantea Tim Ingold, el medio ambiente es siempre

19 |

relativo: “el medio ambiente pasa por una continua formación en el curso mismo de los movimientos humanos en este” (2000: 230). Mientras que la naturaleza implica una distancia entre un sujeto observador y un objeto observado, el medio ambiente existe solo en la perspectiva de alguien que se mueve y percibe lo que existe a su alrededor. El surgimiento del medio ambiente como concepto está así estrechamente vinculado con la muerte (conceptual) de la naturaleza (Escobar, 1995: 192). Dicho surgimiento efectivamente coincidió con la aparición de las primeras críticas hacia el excepcionalismo humano (Haraway, 2008) fundado en una idea de humanidad como condición incompatible con la animalidad. El pensamiento occidental por gran parte de su historia se ha desarrollado alrededor de una gran narrativa de la transcendencia humana hacia la naturaleza (ver Cronon, 1995; Descola, 2012). Históricamente, el concepto de naturaleza se refiere al carácter innato (natural) de prácticas y procesos, como en los casos de las filosofías griega y medieval (Glacken, 1996). Solo posteriormente se consolidó la idea de la naturaleza como campo de acción externo al campo social y, en términos más generales, humano. La dicotomía naturaleza-sociedad puede ser comprendida solo una vez considerados los cambios históricos en las posibilidades humanas de producción y acumulación de bienes. Con el Renacimiento surgen nuevas posibilidades técnicas y teóricas de entender la naturaleza como un universo cuantificable y tridimensional que puede ser apropiado por los humanos (Cosgrove, 1998). La expansión capitalista empujada por los desarrollos industriales a partir del siglo XVIII fue otro proceso clave en el reforzamiento de la narrativa del excepcionalismo humano. En esta época nació la confianza humana en la capacidad tecnológica, lo que presupone la imposición de las ideas humanas sobre materiales inertes y la transformación humana de la naturaleza independientemente de los factores ambientales (Ingold, 2000: 80).

20 |

El término “naturalismo” ha sido utilizado por el antropólogo Philippe Descola para indicar la idea misma de la existencia de la naturaleza como una esfera externa al actuar humano: el naturalismo consiste en “la creencia que la naturaleza efectivamente existe, que ciertas cosas deben su existencia y su desarrollo a un principio ajeno tanto a la suerte como a los efectos de la voluntad humana” (2001: 108). El naturalismo es parte de una corriente dominante del pensamiento occidental y sus ramificaciones son evidentes en distintos campos del conocimiento, como es el caso de ciertas tendencias de la semiótica, según las cuales el entorno físico es neutral y toma significado solo mediante la capacidad humana de inscribir significados en este (Casey, 2013). Al modelo del naturalismo podemos contrastar otro, el animismo, que desde hace tiempo ha generado el interés de los antropólogos y filósofos. Contrariamente al uso común del término, el animismo no plantea la creencia en una esencia espiritual subyace a las formas físicas no humanas sino que nos invita a considerar la sociedad como un ámbito abierto a otras especies en la cual existen personas no humanas, es decir, sujetos dotados de capacidades agenciales y sentientes (Viveiros de Castro, 1998; Anderson, 2000; Ingold, 2000; Descola, 2012). En este caso, el reconocimiento de subjetividades y agencias no humanas no puede ser reducido a una expresión metafórica, sino más bien implica una atención a los procesos constitutivos generados por relaciones inter-subjetivas entre humanos y no humanos (Viveiros de Castro, 2010). Bajo distintas perspectivas, el estudio de las sociedades animistas nos ha permitido reconocer la fragilidad de la división ontológica entre humanos y no humanos en contextos sumamente distintos, incluso las sociedades industrializadas. Las lecciones de las sociedades animistas han sido poderosas en generar una reflexión sobre los límites del pensamiento capitalista según el cual el cosmos es infinito. Los estudios de la ciencia y la tecnología nos han invitado a considerar los hechos

21 |

científicos como el resultado de procesos de construcción indisociables de los fenómenos sociales (Mol, 2002; Latour, 2007). Para Bruno Latour, la sociedad moderna plantea un ideal de separación entre lo natural y lo social, que en la práctica es negado por la existencia de híbridos, entidades que no son nunca enteramente naturales o sociales, sujetos u objetos (2007). En la ecología política, el concepto de medio ambiente nos entrega la posibilidad de reconsiderar los conflictos y las relaciones micro-políticas relativas al uso y conservación bajo una nueva mirada. Ya no se trata simplemente de oposiciones entre discursos distintos y significados colectivos sobre elementos y recursos naturales, sino más bien diferencias entre formas de vida y modos de relación entre seres humanos. En juego está una redefinición de lo político a partir de la existencia misma de distintas redes y conjuntos de entidades o, en las palabras de Isabelle Stengers, una “cosmopolítica” (2010). Los capítulos que componen este libro presentan distintas perspectivas sobre el concepto de medio ambiente. En algunos casos poniendo énfasis en la economía política de los significados, representaciones y símbolos asociados al concepto de medio ambiente, y en otros las redes y relaciones activadas por distintas formas humanas y no humanas de agenciamientos. Entre los capítulos de este libro, los tres escritos por Penny Harvey, Ben Campbell y Marama Muru-Lanning son los que examinan con más atención la complejidad de modos específicos de relación entre humanos y no humanos. Estos capítulos demuestran asimismo como cada modo se encuentra necesariamente en conexión con otros, una condición potencialmente generadora de colaboraciones como de conflictos. El capítulo de Harvey nos entrega una idea de medio ambiente caracterizada por las presencias de múltiples agencias, entre las cuales ocupan un rol fundamental las personas no humanas. La autora nos invita a reconocer la centralidad de la personeidad no humana en un contexto político, el de la construcción de

22 |

infraestructuras de transportes, carreteras en particular, donde confluyen distintas esperanzas y ansiedades sobre el control de la movilidad humana y, por ende, del medio ambiente. En los sectores amazónicos pre-cordilleranos de Perú, la construcción de nuevas carreteras es un proceso político altamente inestable y sujeto a negociaciones complejas entre poderes centrales, locales y posibles usuarios de estos sistemas de transporte. Detrás de los conflictos generados por la construcción de infraestructuras de transporte es posible notar distintas formas de agencia no humanas. Por ejemplo, los cerros y otros elementos topográficos que interactúan con la población andina local o de las carreteras mismas, cuya agencia para los ingenieros es dada por la vitalidad material del asfalto. El capítulo de Campbell fue concebido originalmente en los años 90, época en la cual se estaba dando un cambio en la conservación hacia modelos más socialmente inclusivos, en los cuales la protección ambiental no viniera solamente con un costo para las comunidades. En este capítulo aparece un escenario común a nivel global relacionado con la conservación. La creación de parques nacionales y áreas protegidas conlleva cambios tanto en la población de especies salvajes que habitan un lugar como en las prácticas locales relativas al control de dichas especies que se encuentra bajo nuevas restricciones y reglas. Este es el caso del Parque Nacional Langtang en el Himalaya nepalés, que fue diseñado en los años 70 siguiendo los principios de los primeros parques nacionales del siglo XIX, según los cuales las áreas de conservación son espacios puros sin presencia humana. Estas ideas plantean una exclusión de las perspectivas ambientales locales y en particular aquella sobre la interacción entre humanos y especies endemicas El capítulo de Marama Muru-Lanning examina los procesos mediante los cuales han surgido discursos científicos híbridos maoríes en el contexto de los debates contemporáneos sobre el agua dulce en Nueva Zelandia. Gracias a su experiencia personal como

23 |

académica maorí y su estudio etnográfico de los simposios sobre el manejo de recursos hídricos, Muru-Lanning nos muestra las complejas negociaciones lingüísticas atrás de las colaboraciones entre líderes tribales y científicos. Estas negociaciones se centran en la traducción del concepto de mātauranga, una palabra maorí que significa conocimiento y sabiduría; en el contexto científico, y que presupone una idea de medio ambiente caracterizada por un deber moral de custodia (kaitiakitanga) por parte de los seres humanos. Bienestar

El bienestar, como término analítico, tiene una presencia importante en los estudios recientes sobre desarrollo internacional (Boyden, 2006; Gough et al., 2007; Camfield, Streuli et al., 2008). Esta presencia se basa, en parte, en el interés por incorporar una perspectiva holística reconociendo la multi-dimensionalidad de los ámbitos de acción social y las diferencias en las formas de vida y los modos de relación entre seres humanos. En este sentido, un enfoque de bienestar asume la crítica bien establecida respecto a las limitaciones mostradas por mediciones de calidad de vida que priorizan variables universales y económicas. Por ejemplo, la presencia dominante de variables de ingreso o gasto por sobre otros factores más cuantitativos y subjetivos en entornos específicamente situados. La incorporación de estas otras variables no solo se asume como necesaria, sino que se invita a la exploración de distintas y complejas interacciones influidas por los contextos y ambientes donde se gestan. Es decir, el bienestar no solo es la suma de los recursos materiales o inmateriales que posee una persona o comunidad, sino que involucra las formas como estas configuran posibilidades, expectativas y oportunidades de agencia, y como dan sentido a experiencias de vida específicas (Gough y McGregor, 2007; Tov y Diener, 2007).

24 |

Por otra parte, el atractivo del término bienestar radica también en el énfasis que pone en una orientación positiva hacia una situación de carencia humana, es decir, se enfoca más en lo que un determinado sujeto o población posee, sus expectativas y esperanzas, que en lo que carece, sus impedimentos y limitaciones. Esto es parte de una nueva tendencia en los estudios de desarrollo que intenta capturar la multi-dimensionalidad en el análisis de dinámicas de pobreza. Estudios sobre pobreza y sus mediciones han sido cuestionados, por ejemplo, por asumir que la pobreza es el resultado de decisiones mal tomados y de limitaciones por parte de los individuos, ceñidos a las pocas opciones dispibles para salir de un estado de vida precario. Ello en lugar de enfocarse a la influencia decisiva de estructuras económicas y políticas dominantes que dan cuenta del poder de élites establecidas (Royce, 2009). De esta forma, el bienestar reconoce múltiples dimensiones en su composición; McGregor (2007) menciona tres dimensiones: la dimensión subjetiva, la objetiva y la relacional. En este sentido, el bienestar puede ser identificado en términos de la intersección entre los siguientes tres campos de acción: a) los recursos sobre los cuales un sujeto tiene control (dimensión objetiva), b) lo que se puede lograr o cuáles metas se pueden obtener al maximizar dichos recursos (dimensión relacional), y c) el sentido que esos objetivos y logros tiene para las personas (dimensión subjetiva), es decir, la percepción que juega su propia agencia en el bienestar del mismo. Las diferentes configuraciones de interacción entre las tres dimensiones nutren los estudios sobre pobreza e informan el diseño de políticas públicas basadas en un interés centrado en los sujetos y en el sentido dinámico de la vida de las personas. Asimismo, se contribuye a una mejor comprensión de la evaluación que los sujetos hacen de sus vidas. Sin embargo, el concepto de bienestar no se encuentra libre de retos y críticas en su concepción e implementación. Por

25 |

ejemplo, se cuestiona la validez metodológica de los estudios que comparan el nivel de bienestar en diversas sociedades. Esto es debido a que existe una tendencia liderada por un grupo de economistas, psicólogos, profesionales de la salud y diseñadores de política pública, que abordan el bienestar a través de índices agregados, comparándolos a nivel global. Índices como el Happy Planet Index, World Happiness Report, o Better Life Index hacen uso de una variedad de indicadores, incluyendo el ingreso per cápita, el consumo, la esperanza de vida, y la alfabetización, además de incorporar datos cualitativos y cuantitativos a fin de captar las dimensiones multidimensionales de bienestar. Estos estudios proporcionan una valiosa imagen de los diferenciales de bienestar a través de sociedades, y nutren decisiones de gobierno y políticas focalizadas; sin embargo, se cuestiona la validez de dichas comparaciones globales al entenderse el bienestar de una manera muy limitada reduciendo valores, esperanzas, recursos y estrategias complejas a una sola expresión numérica. De la misma manera dicha concepción de bienestar se entiende solo como consecuencia o producto de las políticas y acciones gubernamentales que se implementen, sin igualmente considerar al bienestar como un proceso. Es decir, sin considerar la constante configuración de prácticas políticas y coyunturas sociales existentes en cada individuo o colectivo humano, ni la pluralidad de ideas sobre bienestar en construcción. La multidimensionalidad en la concepción del bienestar, si bien permite una imagen más evocativa de la complejidad humana, en sí misma no garantiza una mejor comprensión de las especificidades culturales, históricas y sociales que constituyen los diferentes ambientes y experiencias humanas. Esto porque comúnmente, las concepciones multidimensionales de la vida de las personas siguen centrando su atención sobre lo que los pobres deben poseer o la capacidad de agencia que deben ostentar, en lugar de enfocarse en lo que las personas conciben y

26 |

sienten sobre lo que tienen y pueden hacer (McGregor, 2007; Camfield et al., 2009). Es decir, se sigue asumiendo en muchos estudios el bienestar enteramente como un estado de ser –óptimo y universalmente válido– sin considerar las influencias de procesos que localmente definen necesidades y aspiraciones (Mathew e Izquierdo, 2009). Por tanto, se requiere reconocer que las evaluaciones de vida están moldeadas por la percepción del ambiente y por la base cultural y socialmente compartida (Gudeman, 2004). Como señala Corsin Jiménez (2007), los valores y prácticas culturales contribuyen a la formación de las concepciones contextualizadas del bienestar en diferentes regiones y espacios. En dicho ejercicio de contextualización y práctica situada se concreta la aplicación de métodos cualitativos y etnográficos, y esto último cobra especial valor en los estudios sobre bienestar (Camfield et al., 2009). A pesar de que el mismo término “bienestar” ha sido poco explorado por la antropología1, existen estudios etnográficos que demuestran la utilidad de proporcionar marcos de referencias y particularidades en las formas como vive la gente y que es lo que se valora en contextos locales (Corsin Jiménez, 2007; Jackson, 2011; Matthews e Izquierdo, 2009; Calestani, 2011; Kavedžija, 2012). Es decir, demuestran una flexibilidad necesaria para conceptualizar el bienestar a la vez como un estado de ser y como un efecto de configuraciones

1  Thin (2009) argumenta que existen dos posibles razones de porqué la literatura antropológica tiende a excluir el uso del término “bienestar”. Primero, el bienestar es utilizado en referencia a un término analítico y no etnográfico. En otras palabras, antropólogos y etnógrafos tienden a analizar términos que los informantes usan de manera cotidiana con sus propias referencias culturales. Segundo, los antropólogos tienden a desechar cualquier supuesto de valores y significados universales referentes al bienestar sin una cuidadosa consideración de las particularidades de los procesos humanos.

27 |

históricamente determinadas y de poder político. En otras palabras, si lo entendemos como un concepto paraguas, el bienestar provee una oportunidad de combinar diversos enfoques teóricos y metodológicos aún frecuentes en la construcción de una imagen más completa de la vida de las personas. Para Camfield, Streuli y Woodhead (2009), el bienestar permite primeramente explorar cómo la vida se construye en un contexto concreto y mediado por procesos y estructuras sociales, políticas y culturales. De igual manera, localiza el foco de atención en lo relacional, permitiendo estudiar las negociaciones y contradicciones inevitables en la vida de los sujetos y comunidades. A lo largo del libro se presentan aproximaciones, ideas y nociones sobre bienestar en diferentes contextos y en referencia al medio ambiente, espacios vividos y prácticas de poder. La diversidad de coyunturas políticas, configuraciones ontológicas, actores involucrados y prácticas situadas revela la importancia de la cuestión del bienestar y su constitución múltiple. En las diversas ecologías de relaciones humanas aquí exploradas, el bienestar se entiende de múltiples y diversas maneras. Por ejemplo, Sarah White centra el capítulo 3 en las tensiones entre las políticas de la naturaleza y el bienestar humano. Tomando el caso de las políticas de desarrollo turístico, de conservación animal y de actividades productivas en Chiawa, Zambia, Sarah White argumenta como las diferentes posiciones en torno al conflicto humano-vida salvaje enmarcan y eclipsan desigualdades económicas y de poder a nivel local. Analiza, por ejemplo, el choque entre la narrativa sobre conservación de especies animales debido a la caza indiscriminada o el crecimiento poblacional humano, y la narrativa que posiciona la conservación animal por encima de los intereses de las comunidades locales. Su contribución resalta la importancia de considerar una multiplicidad de factores que contribuyen al bienestar de la población local. Entre ellos, los factores asociados al manejo y regulación de

28 |

recursos como tierra, agua, animales, así como las políticas que administran la vida de la población en zonas de turismo de safari y que juegan un papel preponderante en las implicaciones del bienestar a nivel local. La forma como Sarah White considera el bienestar de la población local se compone de varios ángulos, pero de manera preponderante explora la falta de control sobre la administración y gestión de recursos naturales en las implicaciones para la seguridad física, la producción alimenticia, y las oportunidades desiguales en la población de Chiawa. En el capítulo 6, Horacio Almanza, reflexiona sobre conflictos ambientales en el norte de México, cuyas dinámicas institucionales generan depredación ambiental y represión social. Centrándose en las afectaciones al bienestar de pueblos originarios, el capítulo explora el impacto de la construcción de obras hidráulicas de gran envergadura y los conflictos derivados de la invasión de territorios inmersos en un contexto marcado por corrupción gubernamental, persistente influencia de corporaciones privadas y estatales, y promoción de industrias extractivas. Se argumenta cómo la política ambiental del Estado mexicano opera bajo una lógica propiamente neoliberal. En este sentido, son evidentes las contradicciones sobre las políticas de conservación y manejo de recursos que marginaliza y llega a criminalizar proyectos políticos de grupos sociales opuestos al Estado. El capítulo termina proponiendo examinar categorías conceptuales y problematizar con nueva luz aquellos términos y supuestos que parecen escaparse de todo cuestionamiento, como el caso de la definición de crimen ambiental. Con ello se tendría mejor comprensión de los fenómenos sociales complejos que atañen al trinomio bienestar-medio ambiente-poder. En el capítulo 4, Dante Choque se ocupa igualmente de la relación de los pueblos originarios (en este caso el pueblo ­aymara) y la figura del Estado. El capítulo explora la resignificación del territorio aymara del norte de Chile a partir de políticas públicas

29 |

de conservación promovidas por el Estado chileno a través de tres casos: el Sistema de Áreas Silvestres y Protegidas del Estado, las Áreas de Desarrollo Indígena y el Programa de Infraestructura Rural para el Desarrollo Territorial. Estos programas reflejan la capacidad del Estado para crear espacios de legitimación administrando los recursos existentes en el territorio indígena de acuerdo a una idea de desarrollo específico. Sin embargo, dicha apropiación del territorio se contrapone con los patrones de apropiación y configuración de la población ­aymara. El capítulo argumenta que existen procesos de resiliencia en las comunidades aymara basados en la legislación nacional e internacional para salvaguardar sus espacios vividos y sistemas ­socio-ecológicos en el extremo norte de Chile. Poder

Las investigaciones de este volumen, apoyadas en su mayoría en experiencias de trabajo de campo, comparten una cierta manera de tratar el poder –ya sea implícita o explícitamente– no tanto como una sustancia que se “posee”, sino más bien como prácticas que se despliegan estructurando el campo de acciones eventuales de los otros. La noción de poder, así entendida, encuentra en lo que Foucault (1989) llama una “analítica del poder” un espacio para el examen situado de las maneras en que las relaciones de fuerza juegan un papel clave en la conformación de las actitudes, comportamientos y aspiraciones de las personas. Esta aproximación del poder –como multiplicidad de fenómenos en constante propagación– localiza su dinamismo en penetrantes y mutables sistemas de relaciones e interacciones entre los individuos. El foco de dicha analítica revela su dimensión performativa, puesto que, lejos de centrarse en la dimensión jurídica del poder, es decir el juego de prohibiciones y autorizaciones, enfatiza la descripción y el examen en los terrenos etnográficos de los efectos que los actores tienen sobre los pensamientos, acciones

30 |

y emociones de los demás. Desde esta perspectiva, las intersecciones entre medio ambiente, bienestar y poder evocadas en este volumen envuelven procesos de subjetivación que unen la “interioridad” y la “exterioridad” del sujeto. Es en este sentido que asistimos tanto a procesos subjetivos que participan en la “sujeción” del individuo mediante prácticas de control y dependencia, como también al despliegue de lazos que vinculan al sujeto con su propia formación a través de prácticas de conocimiento y cuidado de sí mismo (Bernauer y Mahon, 2006; Han, 2006). Las relaciones de poder vistas desde un punto de vista pragmático revelan su carácter espacialmente contextual e históricamente coyuntural. Como no existe, en la práctica, algo similar a un poder capaz de englobarlo todo, cada relación de poder conlleva potencialmente una estrategia de lucha (Foucault, 1991). Dados el dinamismo y la multiplicidad de las relaciones de fuerza, cuando una estrategia de ejercicio de poder se manifiesta en un terreno etnográfico, esta tiende generalmente a engendrar una contra-estrategia. De ahí que las interacciones entre las relaciones de poder produzcan un proceso constante de ajuste, negociación y conflicto (Ong, 2006). Aunque poder, resistencia y endurance aparecen ante el sentido común como órdenes distintos de cosas que tienden a oponerse (Widder, 2003), esta percepción está siendo abandonada dentro de las ciencias sociales contemporáneas. La principal razón de este cambio reside en el reconocimiento que no solamente las formas de resistencia y aguante son moldeadas por las relaciones de poder existentes, sino también que endurance y resistencia, paradójicamente, refuerzan y/o crean nuevas relaciones de poder. Resistencia, endurance y poder se despliegan a través de relaciones mutuamente constitutivas, lo que ha conducido a diversos investigadores a comprender estos conceptos como profundamente interconectados y enredados (Sharp et al. 2000; Stoler, 2010; Povinelli, 2011;).

31 |

La puesta en evidencia por los teóricos de los sistemas mundiales de la magnitud y efectos globales de ciertas relaciones de poder que afectan la vida social local (Wolf, 1992; Friedman, 2003) contribuyó a dar término al enfoque paradigmático de una práctica antropológica centrada en las comunidades locales como autónomas y, por lo tanto, comprensibles en y por sí mismas. No obstante, el excesivo acento en las fuerzas globales arrastró consigo el riesgo metodológico de localizar toda la agencia al nivel de los actores globales en desmedro de las colectividades locales (Solway y Lee, 1990). Un temprano esfuerzo orientado a restablecer el reconocimiento de la agencia local tuvo expresión mediante el uso del concepto de “resistencia” campesina al poder ejercido por el Estado (Scott, 1985). Sin embargo, los estudios de resistencia, al menos en algunas de sus dimensiones, han sido blancos de críticas tanto por ser “etnográficamente delgados” (Ortner, 1995), como por no captar en su densidad la actitud proactiva de los sujetos que, aunque emplazados en los “márgenes”, participan en enredos “colaborativos” con instancias regionales, estatales y globales (Murray Li, 2005; Tsing, 2012). El poder, en tanto fenómeno, no obedece a ningún plan maestro; parte de su vitalismo reside, precisamente, en que no posee un centro único, fijo y hegemónico. Hablar de poder es hablar de relaciones que se despliegan en campos de fuerzas caracterizados por el modo en que el poder se ejerce y, en consecuencia, por el modo en que este deviene una práctica. En la estela de Nietzsche, la genealogía del poder iniciada por Foucault (1994) permitió a Deleuze (1992) pensar, a su vez, el modo en que el poder se vuelve en las sociedades postindustriales una tecnología de control, produciendo la vigilancia generalizada y la modulación (en archivos digitales) de lo que sucede en la vida social. Esta modalidad de control ya no se limita a las clásicas instituciones totales de los regímenes disciplinarios (prisiones, hospitales, escuelas, cuarteles militares). En la “sociedad de

32 |

control” prima el almacenamiento y el control de diversas clases de flujos de información que dan origen a patrones estadísticos de comportamientos de riesgo. Es en este sentido que algunas modalidades de poder se construyen, hoy en día, realizando intervenciones preventivas, con la finalidad de eliminar los daños antes de que se produzcan (Newman, 2009). Los fenómenos transnacionales no se limitan a ser una característica del capitalismo contemporáneo; ellos impactan igualmente en las relaciones de poder y en los referentes culturales. El lugar ocupado por las fundaciones y ONGs, así como los debates en torno al desarrollo sustentable, el uso de semillas transgénicas y herbicidas, el cambio climático, entre otros, se inscriben en una representación del planeta crecientemente marcada por la amenaza y el riesgo, un mundo en el que aparecen frecuentemente acontecimientos trágicos mediatizados que recuerdan a los humanos su precariedad. Es en este sentido que los discursos de las ONGs y organizaciones humanitarias recurren cada vez más al imperativo de la urgencia en el marco de lo que Abélès (2009) llama la “economía de la sobrevivencia”, un horizonte social cuyo porvenir se vuelve incierto debido a las amenazas introducidas por la mercantilización del planeta (Comaroff y Comaroff, 2001). Sobre la base del impulso dado por la reflexión sobre la “gubernamentalidad” (Foucault 1991; 2004a; 2004b), las ciencias sociales, y especialmente la antropología, han desarrollado una comprensión mucho más sutil de las formas en que el poder opera en los terrenos de estudio (Ferguson, 1994; Murray Li, 2007). Lejos de reconocer el simple despliegue de “flujos” globales deslocalizados, los etnógrafos han comenzado a observar, describir y analizar “ensamblajes” (Ong y Collier, 2005) y “fricciones” (Tsing, 2005) mucho más complejos. Investigaciones conducidas sobre temáticas tan diversas como los proyectos de conservación (Campbell y White en este volumen; West,

33 |

2006), el desarrollo de infraestructura (Carse, 2014; Harvey en este volumen), la descolonización (Postero en este volumen; Morgensen, 2011), la agricultura industrial (Müller en este volumen, Stone, 2010), y el cambio climático global (Broad y Orlove, 2007; Lazrus, 2012), dan cuenta de una preocupación mayor por restituir la complejidad y los matices de las interacciones entre actores globales y colectividades locales. El capítulo de Birgit Müller, por ejemplo, analiza un género de prácticas emplazadas en el corazón del proyecto modernista; se trata del desarrollo conjunto de las explotaciones agrícolas de granos en las praderas canadienses y su cultivo comercial más importante, la canola, también llamada el “oro amarillo de las praderas”. Cuando las semillas industriales llevan una racionalidad instrumental y una forma de control a los campos de los agricultores, los seres humanos y las semillas son alienados del mundo natural. ¿Cómo los agricultores perciben las semillas industriales? ¿Cómo ellos interactúan con estas plantas que llevan consigo los derechos de propiedad intelectual a sus campos? Birgit Müller sostiene que la racionalidad instrumental de la agricultura moderna está creando relaciones íntimas, altamente emocionales entre plantas y seres humanos, las cuales oscurecen sus mecanismos asociados de destrucción y apropiación. El capítulo concluye examinando cómo un pequeño número de agricultores fue capaz de resistir a la lógica y al agarre tentacular de la agricultura industrial, extrayendo una inusitada fuerza de una suerte de materialidad viviente, descrita por Theodor ­Adorno como “la calidez de las cosas” (1978: 43). En el capítulo final de este volumen, Nancy Postero examina la forma histórica y geográficamente contingente del capitalismo “post-neoliberal” en Bolivia. Para llevar a cabo esta tarea, la antropóloga analiza cómo los debates y controversias en torno al desarrollo y a la naturaleza son al mismo tiempo impugnaciones sobre la raza. Esto se debe a que determinadas formas históricas

34 |

y geográficas de capitalismo se entrelazan con patrones localizados ya existentes en la vida cotidiana, los cuales inevitablemente provocan respuestas culturales o negociaciones, incluyendo el racismo. En este capítulo, Nancy Postero muestra dos aspectos entrelazados de racismo. En primer lugar, a pesar de la retórica del gobierno, el país sigue estando profundamente enredado en un modelo de desarrollo capitalista extractivista que afecta negativamente a las comunidades indígenas y al medio ambiente. El resultado es que los cuerpos y territorios de los pueblos indígenas continúan siendo el “sitio” de la violencia política y económica, mientras que el gobierno boliviano se esfuerza por negociar entre las exigencias a menudo contradictorias del capitalismo global y la justicia social, ambiental y económica. En segundo lugar, la élite blanco-mestiza de las tierras bajas, desafiada por el discurso y la política revolucionaria del gobierno, ha respondido con un racismo abierto contra los migrantes andinos y con una sorprendente nueva alianza con los manifestantes indígenas de tierras bajas. Mediante la reinvención de sí mismos como protectores de los “indios heridos” del TIPNIS, las elites reinscriben tropos racistas de los pueblos indígenas como necesitados y sin poder. De este modo, la raza, el desarrollo y la naturaleza siguen estando vinculados en este momento de peligro “post-neoliberal”. Palabras finales

Los distintos capítulos presentes en este volumen dan cuenta, en su heterogeneidad, de terrenos de estudio, de un desplazamiento teórico de las ciencias sociales en general y de la antropología en particular. La noción modernista de la antropología ecológica, popular en la década de los 80 y que tendía a separar el discurso humano de los sistemas observados, es reemplazada en este libro. Ello se logra –mediante distintas estrategias– a través de aproximaciones más abiertas del medio ambiente, orientadas

35 |

tanto a aprehender la unidad de seres humanos y no humanos en el planeta, como también a dar cuenta, en contextos concretos, de los procesos mediante los cuales ecologías y políticas están en activa y constante imbricación. ¿Cómo se componen las comunidades locales? ¿Qué es aquello que denominamos el globo? El entusiasmo en los mercados ha sustituido la esperanza en la planificación estatal, y los gobiernos de los países se postran ante las finanzas internacionales. ¿Cómo los científicos sociales pueden analizar estos cambios? Deberíamos, como sugiere Tsing (2000), dejar de hacer distinciones entre fuerzas “globales” y espacios “locales”. Aunque dichas distinciones son con frecuencia cómodamente incorporadas en los repertorios lingüísticos de los científicos sociales, ellas tienden a conducir, según la autora de Friction, a fantasías globalizadoras que oscurecen los procesos culturales –simultáneamente globales y locales– de producción de todo “lugar” y de toda “fuerza”; procesos que son culturalmente particulares y productores de interacciones de amplio espectro. El tiempo o intervalo geológico en que vivimos, denominado Antropoceno (del griego anthropos, “ser humano”, y cene, “nuevo”) alude a las influencias antropogénicas que, a una escala planetaria, han sido ejercidas en los últimos dos siglos sobre la composición y función de los ecosistemas de la Tierra y de todas las formas de vida (Crutzen y Stoermer, 2000; Steffen et al., 2011). Más allá del debate en torno a la datación del Antropoceno, lo que nos interesa extraer de dicho intervalo geológico es la manera en que perturba las dicotomías predominantes en las configuraciones occidentales del conocimiento. Las oposiciones clásicas del conocimiento occidental, tales como naturaleza/ cultura, orgánico/inorgánico, animado/inanimado, aparecen a la luz de las implicaciones del Antropoceno como paradójicamente desconectadas de su entorno (Sayre, 2012). El desafío es reconstruir nuestro andamiaje conceptual para reflejar estas

36 |

nuevas realidades. Es así que podemos asumir la comprensión del Antropoceno como una invitación a desmantelar las divisiones que separan a los seres humanos de otras formas de vida. Todas las entidades de la Tierra, tanto humanos como no humanos, entidades bióticas y abióticas, están inmersas en un complejo mundo de asociaciones e interacciones que las sustentan y las involucran con el proceso de la vida (Gibson y Venkateswar, 2015). Lejos de una aproximación estetizante de las relaciones humano-ambientales, las interrelaciones ecopolíticas crean nuevos desafíos para las ciencias sociales latinoamericanas en campos como el de la justicia medioambiental y sus intersecciones con procesos de desigualdad de clase, etnia y género. Consideramos que el carácter global de las ecopolíticas no solo reside en la necesidad de tomar en cuenta nuestro planeta como una dimensión analítica en juego, sino también en el esfuerzo por tender puentes sobre la brecha que separa la investigación académica, el activismo y la política pública. Es bajo este impulso que las problemáticas suscitadas por la justicia medioambiental son hoy en día tratadas mediante trabajos orientados a describir cómo los sistemas de privilegio y las relaciones de opresión impactan la forma en que las personas se enlazan con el medioambiente en el que viven. Junto con las contribuciones reunidas en este libro, investigaciones precedentes ofrecen valiosos ejemplos de ensamblajes ecopolíticos. Este es, por ejemplo, el caso de la etnografía de Checker (2005), la cual describe cómo los residentes negros de Augusta, Georgia, fueron sometidos a una serie de contaminantes, se movilizaron en respuesta a estos, y construyeron una compleja relación con organizaciones ambientalistas en los Estados Unidos. Bajo esta perspectiva, se han conducido investigaciones en terreno sobre las consecuencias de los ensayos nucleares en el Pacífico (Johnston y Barker, 2008), el impacto de la minería en Papúa Nueva Guinea (Kirsch, 2006),

37 |

la generación de nuevas formas de organización política después de la catástrofe de Bhopal en India (Fortun, 2001), y las villas tóxicas empobrecidas en Argentina (Auyero y Swistun, 2009). Los entrecruzamientos ecopolíticos, así como los desafíos de la justicia ambiental, impulsan a los científicos sociales a involucrarse activamente, desde sus particulares arenas, en el debate público y en la formulación de políticas sociales sensibles a las complejas interrelaciones que produce nuestro presente.

Agradecimientos Esta publicación fue realizada gracias al apoyo del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas CIIR (CONICYT/ FONDAP/15110006). Este libro fue inicialmente planificado en el marco del seminario internacional “Políticas de la naturaleza: saberes en disputas y espacios vividos” que tuvo lugar el 11 y 12 de diciembre de 2014 en el centro de extensión de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Agradecemos a los expositores que participaron en este evento, en particular a Ana Ancapi, Salvador Millaleo y Manuel Tironi. Expresamos nuestros agradecimientos a Daniela Jacob, Nicole Segura, Martin Fonck y Alejandra Silva, que nos apoyaron con distintas tareas en este largo proyecto. Agradecemos también a Marcela Pombo y Josefa Villagra por sus preciosas labores como traductoras. El capítulo de Ben Campbell es una versión reeditada y traducida del capítulo “Animals Behaving Badly: Indigenous Perceptions of Wildlife Protection in Nepal” que apareció en el libro Natural Enemies: People-Wildlife Conflicts in Anthropological Perspective, editado por John Knight y publicado en 2001 por Routledge. Agradecemos a Routledge por la reproducción de este trabajo. El capítulo de Birgit Müller apareció en inglés en el número

38 |

especial L’Anthropologie et le tournant ontologique (Frédéric Keck; Saskia Walentowitz y Ursula Rege editores), publicado por la revista Tsantsa en 2015 (volumen 20) con el título “Fools Gold on the Prairies. Ontology, Farmers and their Seeds”. Agradecemos al editor de esta revista David Bozzini por concedernos los derechos de reproducción de este trabajo. El capítulo de Marama Muru-Lanning fue publicado en inglés en 2012 en el volumen 22, número 2 de la revista Anthropological Forum: A Journal of ­Social Anthropology and Comparative Sociology con el título “Māori Research Collaborations, Mātauranga Māori Science and the Appropriation of Water in New Zealand”. Agradecemos a Greg Acciaioli, editor de Anthropological Forum: Journal of Social ­Anthropology and Comparative Sociology, y Taylor and Francis Group por permitirnos traducir este artículo. El capítulo de ­Nancy ­Postero es una versión editada y traducida del capítulo 6 de su libro Decolonizing Bolivia de próxima publicación. Agradecemos a los editores de la University of Georgia Press por permitir la reproducción de este último trabajo.

Referencias bibliográficas ABÉLÈS, M. (2009). The Politics of Survival. Durham: Duke University Press. ABRAMSON, A. (2000). “Mythical Land, Legal Boundaries: Wondering About Landscape and Other Tracts”. En: A. Abramson y D. Theodossopoulos, coords., Land, Law and Environment: Mythical Land, Legal Boundaries, 1a  ed. Londres: Pluto, pp. 1-30. ANDERSON, D. G. (2000). Identity and ecology in Arctic Siberia: the number one reindeer brigade. Oxford: Oxford University Press. ARGYROU, V. (2005). The Logic of Environmentalism: Anthropology, Ecology and Postcoloniality. Oxford: Berghahn Books. AUYERO, J. y SWISTUN, D. A. (2009). Flammable. Oxford: Oxford University Press.

39 |

BENNETT, J. (2010). Vibrant Matter: A Political Ecology of Things. Durham:

CRUTZEN P. J. y STOERMER, E. F. (2000). “The Anthropocene”. IGBP News,

Duke University Press.

41, pp. 17-18.

BOYDEN, J. (2006). “Young Lives Conceptual Framework”. Young Lives, [en

DELEUZE, G. (1992). Postscript on the Societies of Control”. October, 59, pp. 3-7.

línea]. Disponible en: www.younglives.org.uk/pdf/other-country-publications/ docu01-conceptual-framework.pdf. [Consultado el 14 de noviembre de 2014] BUSTOS, B., BARTON, J. y PRIETO, M., coords. (2015). Ecología política: naturaleza, propiedad, conocimiento y poder, 1ª ed. Santiago: Editorial Universitaria. CAMFIELD, L., STREULI, N. y WOODHEAD, M. (2008). “Children’s ­Well-Being in Contexts of Poverty: Approaches to Research, Monitoring and Participation”. Young Lives technical note no. 12. www.younglives.org.uk Dis-

DESCOLA, P. (2001). “Construyendo naturaleza. Ecología simbólica y práctica social”. En: P. Descola y G. Pálsson, coords., Naturaleza y sociedad: perspectivas antropológicas, 1ª ed. México D.F.: Siglo Veintiuno Editores. DESCOLA, P. (2012). Más allá de naturaleza y cultura. Madrid: Amorrortu. ESCOBAR, A. (1995). Encountering Development: The Making and Unmaking of the Third World. Princeton: Princeton University Press.

ponible en: http://www.younglives.org.uk/sites/www.younglives.org.uk/files/

ESCOBAR, A. (1999). “After Nature: Steps to an Antiessentialist Political

YL-TN12-Camfield-Child-WellBeing.pdf [Consultado en Abril 2010]

Ecology”. Current Anthropology, 40(1), pp. 1-30.

CAMFIELD, L., CRIVELLO, G. y WOODHEAD, M. (2009). “Wellbeing

FERGUSON, J. (1994). The Anti-Politics Machine: “Development,” Depoliticization,

­Research in Developing Countries: Reviewing the Role of Qualitative Me-

and Bureaucratic Power in Lesotho. Minneapolis: University of Minnesota Press.

thods”. Social Indicators Research, 90, pp. 5-31.

FRIEDMAN, J. (2003). “Globalizing Languages: Ideologies and Realities of

CALESTANI, M. (2011). An Anthropological Journey into Wellbeing. Insights

the Contemporary Global”. American Anthropologist, 105(4), pp. 744-752.

from Bolivia. Dordrecht, New York; Springer.

FORSYTH, T. (2004). Critical Political Ecology: The Politics of Environmental

CASEY, E. S. (2013). The Fate of Place: A Philosophical History. Berkeley:

Science. Londres: Routledge.

­University of California Press.

FORTUN, K. (2001). Advocacy after Bhopal. Chicago: University of Chicago Press.

CHECKER, M. (2005). Polluted Promises. Nueva York: New York University Press.

FOUCAULT, M. (1991). “Governmentality”. En: G. Burchell, C. Gordon y P.

COMAROFF, J. y COMAROFF, J. (2001). Millenial Capitalism and the Culture

Miller, coords., The Foucault Effect: Studies in Governmentality, 1a ed. Chicago:

of Neoliberalism. Durham: Duke University Press.

University of Chicago Press, pp. 87-104.

CORSIN-JIMENEZ, A. (2007). Culture and Well-Being: Anthropological

FOUCAULT, M. (1994). “Nietzsche, la généalogie, l’histoire”. Dits et écrits, T. II.

­Approaches to Freedom and Political Ethics. UK, London: Pluto Press.

París: Gallimard, pp. 136-156.

COSGROVE, D. E. (1998). Social Formation and Symbolic Landscape. Madison:

FOUCAULT, M. (2004a). Sécurité, territoire, population: cours au Collège de

University of Wisconsin Press.

France 1978. París: Hautes Études, Gallimard-Seuil.

CRONON, W. (1995). Uncommon Ground: Rethinking the Human Place in

FOUCAULT, M. (2004b). Naissance de la biopolitique: cours au Collège de

­Nature. NuevaYork: Norton.

­France 1979. París: Hautes Études, Gallimard-Seuil.

40 |

41 |

GIBSON, H. y VENKATESWAR, S., (2015). “Anthropological Engagement

BERNAUER, J.W. y MICHAEL MAHON, M. (2006). “Michel Foucault’s ­Ethical

with the Anthropocene. A Critical Review”. Environment and Society: ­Advances

Imagination”. En: G. Gutting, coord., The Cambridge Companion to Foucault,

in Research, 6, pp. 5-27.

1a ed. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 149-175.

GLACKEN, C. J. (1996). Huellas en la playa de Rodas: naturaleza y cultura en el

JOHNSTON, B. y BARKER, H. (2008). The Consequential Damages of Nuclear

pensamiento occidental desde la Antigüedad hasta finales del siglo XVIII. Barce-

War. Walnut Creek, CA: Left Coast Press.

lona: Editorial del Serbal.

KAVEDŽIJA, I. (2012). Meaning in Life: Tales from Aging Japan. Tesis de doctora-

GOUGH, I. y MCGREGOR, J. A., coords. (2007). Wellbeing in Developing Countries: New Approaches and Research Strategies. Cambridge: Cambridge University Press. GOUGH, I., MCGREGOR, J. A. y CAMFIELD, L. (2007). “Introduction: Conceiving Wellbeing in Development Contexts”. En: I. Gough y J. A. McGre-

do no publicada. University of Oxford, Reino Unido. KIRSCH, S. (2006). Reverse Anthropology. Stanford, CA: Stanford University Press. LATOUR, B. (2007). Nunca fuimos modernos: ensayo de antropología simétrica. Buenos Aires: Siglo XXI editores.

gor, coords., Wellbeing in Developing Countries: New Approaches and Research

LATOUR, B. (2012). Políticas de la naturaleza: por una democracia de las ciencias.

­Strategies, 1  ed. Cambridge: Cambridge University Press.

Barcelona: RBA

GROVE, R. H. (1996). Green Imperialism: Colonial Expansion, Tropical Island

LAZRUS, H. (2012). “Sea Change: Island Communities and Climate Change”.

Edens and the Origins of Environmentalism, 1600-1860. Cambridge: Cambridge

Annual Review of Anthropology, 41, pp. 285-301.

University Press.

MARCUS, G. E. (1995). “Ethnography in/of the World System: The E ­ mergence

GUDEMAN, S. (2004). Commentary on Sen and Appadurai. Manuscripto

of Multi-sited Ethnography”. Annual Review of Anthropology, 24, pp. 95-117.

presentado en World Bank Conference sobre Culture and Public Action, Ju-

MATHEWS, G. e IZQUIERDO C. (2008). Pursuits of Happiness: Well-Being in

a

nio 2002, Harvard University.

Anthropological Perspective. USA: Berghahn.

HAN, B. (2006). “The Analytic of Finitude and the History of ­Subjectivity”. En: G. Gutting, coord., The Cambridge Companion to Foucault, 1a ed, ­Cambridge: Cambridge University Press, pp. 176-209. HARAWAY, D. J. (2008). When Species Meet. Minneapolis: University of ­Minnesota Press.

MCGREGOR, J. A. (2007). “Researching Wellbeing: From Concepts to M ­ ethodology”. En. I. Gough y J. A. McGregor, coords., Wellbeing in ­Developing Countries: New ­Approaches and Research Strategies, 1a ed. Cambridge: Cambridge University Press. MILTON, K. (2003). Environmentalism: The View from Anthropology. Londres: Routledge.

INGOLD, T. (2000). The Perception of the Environment: Essays on Livelihood, Dwelling and Skill. Londres: Routledge. JACKSON, M. (2011). Life Within Limits, Wellbeing in a World of Want. Durham y Londres: Duke University Press.

MOL, A. (2002). The Body Multiple: Ontology in Medical Practice. Durham: Duke University Press. MORGENSEN, S. L. (2011). Spaces Between Us: Queer Settler Colonialism and Indigenous Decolonization. Minneapolis: University of Minnesota Press.

42 |

43 |

MURRAY LI, T. (2005). “Beyond ‘The State’ and Failed Schemes”. American

STOETT, P. J. (2012). Global Ecopolitics: Crisis, Governance, and Justice. Toron-

Anthropologist, 107(3), pp. 383-394.

to: University of Toronto Press.

MURRAY LI, T. (2007). The Will to Improve: Governmentality, Development,

STOLER, A. (2010). Carnal Knowledge and Imperial Power. Race and the Intimate

and the Practice of Politics. Durham: Duke University Press.

in Colonial Rule. Berkeley: University California Press.

NEWMAN, S. (2009). “Politics in the Age of Control”. En: M. Poster y D.

STONE, G. D. (2010). “The Anthropology of Genetically Modified Crops”.

Savat, coords., Deleuze and New Technology, 1a  ed. Edinburgh: Edinburgh

Annual Review of Anthropology, 39, pp. 381-400.

University Press, pp. 104-123.

SOLWAY J. y LEE, R. (1990). “Foragers, Genuine or Spurious? Situating the

ONG, A. (2006). Neoliberalism as Exception: Mutations in Citizenship and ­Sovereignty, Durham: Duke University Press.

Kalahari San in History”. Current Anthropology, 31(2), pp. 109-146. THIN, N. (2008). “Good Feelings and Good Lives: Why Anthropology Can Ill

ORTNER, S. (1995). “Resistance and the Problem of Ethnographic Refusal”,

Afford to Ignore Well-Being”. En: G. Mathews y C. Izquierdo, coords., Pursuits

Comparative Studies in Society and History, 37(1), pp. 173-93.

of Happiness: Well-Being in Anthropological Perspective, 1a ed. New York, USA:

PEET, R., ROBBINS, P. y WATTS, M., coords. (2010). Global Political Ecology. Londres: Routledge.

Berghahn Books, pp. 23-44. TOV, W. y DIENER, E. (2007). “Culture and Subjective Well-Being”. En: S.

ROBBINS, P. (2011). Political Ecology: A Critical Introduction. Nueva York: John Wiley & Sons. ROYCE, E. (2009). Poverty and Power. A Structural Perspective on American ­Inequality, Lanham, USA: Rowman & Littlefield Publishers. SAYRE, N. (2012). “The Politics of the Anthropogenic”. Annual Review of ­Anthropology, 41, pp. 57-70. SCOTT, J. (1985). Weapons of the Weak: Everyday Forms of Peasant Resistance. New Haven, USA: Yale University Press. SHARP, J. P. et al. (2000). Entanglements of Power: Geographies of Domination/ Resistance. Londres: Routledge.

Kitayama y D. Cohen, coords., Handbook of Cultural Psychology, 1a ed. NuevaYork: Guilford, pp. 691-713. TSING, A L. (2000). “The Global Situation”. Cultural Anthropology, 15(3), pp. 327-360. TSING, A L. (2005), Friction: An Ethnography of Global Connection. Princeton, NJ: Princeton University Press. TSING, A L. (2012). “Empire’s Salvage Heart: Why Diversity Matters in the Global Political Economy”. Focaal – Journal of Global and Historical ­Anthropology, 64, pp. 36-50. VIVEIROS DE CASTRO, E. (1998). “Cosmological Deixis and Amerindian Perspectivism”. Journal of the Royal Anthropological Institute, 4(3), pp. 469-488.

STEFFEN, W., GRINEVALD, J., CRUTZEN, P. y MCNEILL, J. (2011). “The Anthropocene: Conceptual and Historical Perspectives”, Philosophical ­Transactions of the Royal Society A: Mathematical, Physical and Engineering Sciences, 369(1938), pp. 842-867.

VIVEIROS DE CASTRO, E. (2010). Metafísicas caníbales: líneas de antropología postestructural. Buenos Aires: Katz Editores. WATTS, M. (2009). “Oil, Development, and the Politics of the Bottom

STENGERS, I. (2010). Cosmopolitics I. Traducido por Robert Bononno. Min-

­Billion”. Macalester International, 24(1), p. 11.

neapolis: University of Minnesota Press.

44 |

45 |

WIDDER, N. (2003). Foucault and Power Revisited. Exeter: Department of ­Politics, University of Exeter. WOLF, E. (1982). Europe and the People without History. Berkeley: University of California Press.
 ZAMORANO, M. (1996). “La ecología, sus alternativas y la concepción de

2. infraestructuras controversiales 2

Penny Harvey

Max Sorre”. Revista de Geografía Norte Grande, 23, pp. 69-73.

Este capítulo pretende explorar cómo un enfoque en la infraestructura puede afectar nuestras formas de comprender las políticas de la naturaleza. Las infraestructuras que me interesan son aquellos sistemas socio-materiales que facilitan las circulaciones en las cuales la vida cívica y social moderna se basan, tales como las comunicaciones (carreteras, puentes, aeropuertos, puertos, etc.), la energía, las represas, el tratamiento de agua potable y residual, los desechos, las inundaciones, la defensa costera, las tecnologías de la información (IT) y los sistemas de telecomunicaciones. En Perú, donde realicé el trabajo etnográfico en el cual me baso para este capítulo, tales sistemas son reveladores de la presencia estatal y representan grandes promesas de transformaciones económicas y sociales beneficiosas. El anhelo esperanzador y prometedor que envuelve a los proyectos infraestructurales no decae necesariamente bajo el interminable aplazamiento de dicha transformación. Es conocido que los futuros potenciales de muchos individuos se ven diariamente menospreciados por unos pocos que buscan acelerar su propio éxito personal a expensa de otros, mientras estos últimos continúan

2  Este artículo fue presentado inicialmente en el marco del “Seminario internacional políticas de la naturaleza: saberes en disputa y espacios vividos”, organizado por la Pontificia Universidad Católica de Chile en Santiago, entre el 11 y 12 diciembre de 2014. Agradezco a los organizadores y participantes de este evento, en especial a Piergiorgio Di Giminiani.

46 |

47 |

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.