Introducción al libro \"La Red es de todos. Cuando los movimientos sociales se apropian de la red\"

July 16, 2017 | Autor: V. MarÍ SÁez | Categoría: TIC, Comunicacion Social, Comunicación y movimientos sociales
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Descripción

La Red es de todos Cuando los movimientos sociales se apropian de la Red

Rompeolas

La Red es de todos Cuando los movimientos sociales se apropian de la Red Coordinador: Víctor Marí Sáez

Editorial

P opular

Índice Introducción

Cuando los movimientos sociales se apropian de la red | 7 VÍCTOR MANUEL MARÍ SÁEZ

Primera parte

Aproximación teórica a la comunicación y a los movimientos sociales I

Comunicación, redes y cambio social | 23 VÍCTOR MANUEL MARÍ SÁEZ

II

Sociedad civil mundial, movimientos sociales y propuestas para una globalización alternativa | 46 RAFAEL DÍAZ-SALAZAR

© Editorial Popular, S.A. C/ Doctor Esquerdo, 173. 6º Izqda. 28007 Madrid Tel: 91 409 35 73 Fax: 91 573 41 73 E-mail: [email protected] http://www.editorialpopular.com Diseño de portada: José Luis del Imprime: I.S.B.N.: D. L.: Printed in Spain - Impreso en España

III

Conocer para hacer: la tarea cultural de los movimientos sociales | 59 IMANOL ZUBERO

IV

Internet y organizaciones sociales: un estudio exploratorio | 76 OSWALDO LEÓN, SALLY BURCH, EDUARDO TAMAYO

V

Sociedad de la información y movimientos sociales | 91 Alternativas

al modelo de desarrollo social dominante

FRANCISCO SIERRA

VI Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del «copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento (comprendidos la y el tratamiento y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.

¿Comunicar en valores? | 116 Una propuesta educadora para las ONGD JAVIER ERRO SALA

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La red es de todos Segunda parte

La

comunicativa de los movimientos sociales VII

Mediacentro | 137 participativa La propuesta de para las ciudades y los barrios de la red EMA RTV MANUEL CHAPARRO ESCUDERO

Cuando los movimientos sociales se apropian de la red V

MANUEL M

S

VIII

Indymedia | 154 De la contra

a la

informacional

JEFF JURIS

IX

en Extremadura | 178 al servicio del desarrollo

Las JUAN JOSÉ SALADO

X

Nodo 50 | 195 Territorio virtual para los movimientos sociales y la IGOR SADABA Y GUSTAVO ROIG

XI

Comunicar desde las ONGs es construir redes. La pregunta es: ¿para | 235 CARLOS GUIMARAES

XII

Los movimientos sociales en la red | 257 W

para navegantes

SAMUEL MAR CARLOS PEL

Autores | 274

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¿Se puede pescar con un ordenador? Este es el título con el que Frei Betto iniciaba una crónica sobre las movilizaciones sociales y los debates que se estaban desarrollando en la ciudad italiana de Génova en el verano de 2001, como contestación a la Cumbre del G8. El periodista y teólogo de la liberación brasileño parafraseaba, de este modo, el cuento popular del pez y la caña: para salir de la pobreza, el mejor camino no es el de dar el pez sino, más bien, el de dar la caña para que el pobre pueda pescar por su cuenta. Pareciera que en los tiempos de globalización neoliberal que corren, el pez se hubiese trastocado por un ordenador. En el marco del discurso tecnocrático del capitalismo global, da la impresión de que la propuesta que ofrece el poder para erradicar los problemas de desigualdad social, se resuelve en nuestros días única y exclusivamente con la receta mágica de más internet y más ordenadores. Ante afirmaciones de este tipo, las preguntas que se suscitan son múltiples: ¿Cuál es el proyecto de sociedad que se legitima con esta visión de las tecnologías y de la comunicación? ¿Cuáles son los mitos y estereotipos sobre las nuevas tecnologías que el discurso dominante pone en circulación para legitimar el actual (des)orden social?. Para un importante sector de la ciudadanía mundial, ésta es la primera cuestión, si se quiere fomentar una mirada crítica y social hacia las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (NTIC). Además, los debates en materia de comunicación necesitan una contextualización más amplia por parte de los movimientos sociales: forman parte, como área temática y como eje transversal, de los procesos de resistencia y de transformación de la globalización capitalista que se vienen escenificando desde media-

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La red es de todos dos de la década de los 90, y que se han popularizado a partir de los sucesivos Foros Sociales que, a escala mundial, regional y local, se vienen celebrando desde comienzos del siglo XXI. Desde diversos puntos de vista, se viene observando que el proceso de globalización capitalista está sirviendo para profundizar las desigualdades sociales1. Tal y como reflejaba el Informe sobre Desarrollo Humano del año 1999, estas desigualdades habían ido aumentando en el transcurso del siglo XX: en un análisis de las tendencias a largo plazo de la distribución del ingreso mundial entre países indicaba que la distancia entre el país más rico y el más pobre era de 11 a 1 en 1913, de 35 a 1 en 1950, de 44 a 1 en 1973, de 72 a 1 en 1992, de 74 a 1 en 1997. El Informe del año anterior (1998) revelaba algunos datos igualmente sorprendentes, relativos a las diferencias de rentas entre ricos y pobres: las 225 personas más ricas del mundo disponen de unos ingresos equivalentes a los de 2.600 millones de personas del Sur; las 15 personas más ricas del mundo tienen activos financieros con un valor superior al del PIB (Producto Interior Bruto) de toda el Africa Subsahariana, donde habitan 550 millones de seres humanos; la cúpula directiva del grupo multimedia Walt Disney ganaba, en 1993, 203 millones de dólares, lo que supone 325.000 veces el salario de un obrero haitiano que trabaja para este mismo grupo… El proceso de globalización del sistema capitalista tiene la capacidad de fragmentar las realidades que toca. De este modo, reordena las diferencias y las desigualdades, pero no llega a suprimirlas (García Canclini, 1999:45)2. La exclusión y la pobreza no son el resultado de la escasez; son el fruto de un conjunto de prioridades impuestas por los ricos al resto del mundo. Como apunta el subcomandante Marcos: “para unos cuantos poderosos el planeta se abrió de par en par; para millones de personas el mundo no tiene lugar y vagan errantes de un lado a otro”. El capitalismo informacional (Castells), a la vez que genera oportunidades de desarrollo, crea unos “agujeros negros” de pobreza en los que se ven sumidas regiones enteras del planeta. De esta forma, el mapa mundial está muy alejado de las representaciones espectaculares que crean los 1 Esta cuestión la he desarrollado en profundidad en mi trabajo Globalización, nuevas tecnologías y comunicación. Ediciones de la Torre. Madrid. 1999. 2 García Canclini, Néstor (1999): La globalización imaginada. Paidós. Barcelona.

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Cuando los movimientos sociales se apropian de la red medios: nuestro mundo no es un lugar de abundancia con pequeñas islas de pobreza, guerras y catástrofes naturales, al contrario: vivimos, como sugiere Ramonet, en un mundo de pobreza y desigualdad en el que existen pequeñas islas de riqueza y bienestar. Según datos de la UNESCO de la década de los 90, 273 de los 300 principales medios de comunicación pertenecen a la Tríada (144 a los Estados Unidos, 80 a la Unión Europea y 49 a Japón). El proceso de concentración mediática se ha ido acelerando con el avance de la globalización. En la actualidad, unas pocas empresas (News Corps, Viacom, AOL Time Warner, General Electric, Microsoft, Bertelsmann, United Global Com, Disney, Telefónica, RTL Group, France Telecom, etc.) conforman grupos mediáticos de vocación mundial (Ramonet, 2003)3 con un poder económico superior al de muchos países del Sur. Una consecuencia inmediata de esta hiperconcentración multimedia es la uniformidad de los contenidos difundidos y de la visión del mundo que estos proyectan (Marí Sáez, 1997)4. Estos grupos mediáticos informan y entretienen a audiencias mundiales desde la visión del mundo del varón-blanco-de clase media. Por regla general, ni los países del Sur, ni los sectores populares, ni las poblaciones indígenas son quienes hablan de su realidad desde sus referentes socioculturales cuando acceden a los medios de comunicación masivos. Asistimos, por tanto, a una situación paradójica: en un contexto mundial que sufre constantes cambios, en el que se proclama que no son válidos los grandes relatos que en otros tiempos servían para dar sentido a la Historia, las representaciones que se ofrecen en sus medios de comunicación son cada vez más homogéneas y simplificadas. Parecen lejanos los tiempos en los que se abogaba por un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC). El Informe McBride5 supuso un hito en la UNESCO al denunciar el sometimiento de la información y la comunicación a la lógica del mercado, y al abogar por la proliferación de múltiples voces que nombrasen el mundo desde sus propios referentes. Como apunta Fernando Quirós, este informe señaló cómo hasta esa fecha se había ignorado un hecho fundamental a la hora de difundir masivamen3 Ignacio Ramonet, El quinto poder, en Le Monde Diplomatique. Edición Española. Octubre de 2003. 4 En Aparici, Roberto y Marí Sáez, Víctor Manuel (1997): Curso Medios de comunicación y manipulación. Guía Didáctica. UNED. Madrid. 5 McBride, Sean: Un solo mundo, voces múltiples. F.C.E. México. 1980.

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La red es de todos

Cuando los movimientos sociales se apropian de la red

te la tecnología: la particularidad de las estructuras propias de cada país y la vinculación que ese mismo país tiene con el sistema internacional6. ¿Acaso internet va a suponer la recuperación del espíritu McBride? Desde su popularización, internet ha vuelto a abrir la caja de Pandora de las utopías tecnológicas, como sucediera anteriormente con la extensión del ferrocarril, el telégrafo, la radio, la televisión… Se proclama la llegada inminente de un mundo igualitario si se abren todas las fronteras y restricciones que puedan limitar la extensión mundial de la red. Como lúcidamente indica Armand Mattelart: “la tecnoutopía de una modernidad carente de proyecto ha barrido el sueño emancipador de un proyecto de modernidad basado en el deseo de acabar con las desigualdades y las injusticias. El pensamiento gerencial, por otra parte, incita abiertamente a creer que este ideal está superado. El espacio que debiera ocupar un verdadero proyecto social lo usurpa el determinismo tecnomercantil, que instituye a la comunicación sin fin como heredera del progreso sin fin” (Mattelart, 2000, 14)7.

lización neoliberal, para orientar el potencial de desarrollo de la globalización hacia el beneficio de tod@s hacia un mundo más justo. Porto Alegre —la ciudad brasileña en la que se han celebrado los tres primeros Foros Sociales Mundiales— tiene una dimensión real y otra dimensión simbólica, ambas estrechamente unidas. La ciudad, gobernada desde hace 15 años por una coalición de izquierdas liderada por el PT (Partido de los Trabajadores), ha conocido en muchos dominios un desarrollo espectacular (hábitat, transporte colectivo, carreteras, recogida de basuras, escuelas, etc.). El secreto de este éxito es la gestión participativa (“o orçamento participativo”), es decir, la posibilidad para los habitantes de los diferentes barrios de definir concreta y democráticamente el destino de los fondos municipales8. El lema de Porto Alegre —Otro mundo es posible— se concreta y traduce en las esferas económicas, sociales, políticas y culturales. En el terreno de la comunicación se plantea que Otra Comunicación es Posible, desde unas claves alternativas a las que rigen en el seno de los principales grupos multimedia del planeta.

El Foro Social Mundial como lugar de encuentro de los movimientos de resistencia y de las redes de comunicación

La comunicación como un espacio de lucha social

El Foro Social Mundial (FSM)se viene desarrollando los últimos cuatro años de un modo simultáneo a la reunión que convoca a los principales protagonistas del proceso de globalización neoliberal, tradicionalmente reunidos en la ciudad suiza de Davos. El FSM se constituye como un punto de encuentro de buena parte de los movimientos sociales y ciudadanos del mundo que apuestan por la construcción de otra globalización alternativa a la neoliberal: Vía Campesina, Jubileo 2000, Movimiento de los Sin Tierra, ATTAC, Social Watch, etc. De este modo, Porto Alegre se erige como el símbolo de la participación de los ciudadanos del Sur en la construcción de otro mundo posible; representa la apuesta de l@s ciudadan@s y de los movimientos sociales de resistencia y transformación por la globa6 Recuperando el espíritu McBride , prólogo al libro de Sierra Caballero, Francisco (2002): Apuntes para una historia de la Comunicación Educativa. Comunicación Social Ediciones. Sevilla. 7 Mattelart, Armand (2000): Historia de la utopía planetaria. De la ciudad profética a la sociedad global. Paidós. Barcelona.

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En el marco de los FSM el debate de la comunicación y la información ha ido madurando y adquiriendo un alcance mundial. Hay un cierto paralelismo entre el proceso de maduración y de articulación progresiva de las redes mundiales y, a su vez, la profundidad del debate y de las políticas en materia de comunicación. En el II Foro (2002) se reconoce que “la comunicación es un factor clave en el proceso de globalización. Quien controle la información, el conocimiento y la infraestructura que los transmita, tiene una fuerte influencia sobre el desarrollo social, cultural y político en el mundo. Se trata, entonces, de un área fundamental para las luchas sociales”9. La contextualización de los debates de comunicación en un marco de “políticas de comunicación” es esencial. En primer lugar, porque permite superar un discurso instrumental en torno a la comunicación, promovido por las grandes empresas de comunicación y asimilado acríticamente por amplios sectores de la ciudada8 Ignacio Ramonet: Porto Alegre, Le Monde Diplomatique, Edición Española. Diciembre de 2000. 9 http://www.movimientos.org/foro_comunicacion

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La red es de todos nía y de la sociedad civil, que lleva a ver la comunicación como un asunto meramente tecnológico. Pero, sobre todo, porque el enfoque de la comunicación presentado en estos foros permite reconocer que en torno a la comunicación hay un conflicto social en juego. El discurso dominante ha conseguido presentar como asépticos y neutrales conceptos tan cargados de historia —y por lo tanto, de intereses y conflictos— como son los de globalización, sociedad de la información y comunicación. Por consiguiente, la verdadera identidad de estos términos sólo se revela en un marco ideológico determinado, en un contexto social. Desde estas claves, descubrimos que los verbos transitivos enunciados llevan a distintos lugares en función del sujeto que los conjuga: no significan lo mismo en boca de los grandes conglomerados multimedia que en boca de los movimientos de resistencia global. Por ello existe un conflicto latente que necesariamente hay que problematizar y hacer explícito para, en última instancia, colocarse a favor de los marcos teóricos y prácticos más coherentes con los procesos de transformación y de cambio social. Sobre la cuestión de la comunicación y la cultura como espacio de lucha social, Stuart Hall, impulsor de los Estudios Culturales, retoma unas incisivas reflexiones de Volosinov en torno al signo que nos pueden permitir seguir avanzando en la reflexión: “(…) Varias clases diferentes usarán un único y mismo lenguaje. A resultas de ello, acentos de orientación distinta se cruzan en cada signo ideológico. El signo se convierte en ruedo de la lucha de clases (…) En general, gracias a este cruzamiento de acentos un signo mantiene su vitalidad, su dinamismo y su capacidad para seguir desarrollándose. Un signo que hayamos retirado de la presión de la lucha social — que atraviese, por decirlo así, los límites de la lucha social— inevitablemente pierde fuerza, degenera en una alegoría y se convierte en el objeto no de viva inteligibilidad social, sino de comprensión filosófica (…) La clase gobernante se esfuerza por impartir un carácter eterno, supraclasista, al signo ideológico, para extinguir o empujar hacia adentro la lucha entre los juicios de valor social que se libra en su interior; para quitarle el acento. En realidad, cada signo ideológico vivo tiene dos caras, al igual que Jano. Cualquiera de las ´palabrotas´ en uso puede transformarse en palabras de elogio, cualquiera de las verdades en uso inevitablemente parecerá la mayor de las mentiras a muchas personas. Esta cualidad interna de dialecticidad que posee el signo sale plenamente al exterior sólo en épocas de crisis social o cambio revolucionario10.”

10 Volosinov. A. (1977): Marxism and the philosophy of language.Nueva York, en Hall, Stuart: “Notas sobre la desconstrucción de lo popular”, publicado en SAMUEL, R. (1984): Historia popular y teoría socialista.Crítica. Barcelona.

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Cuando los movimientos sociales se apropian de la red Varias cuestiones son las que surgen a raíz de estos planteamientos; los intereses de las élites del poder, en materia de comunicación, pretenden que se evapore la historia y permanezcan inmanentes los significados: una estrategia dirigida a transformar la historia en mito, que ya fue denunciada lúcidamente por Barthes.11 Por otra parte, los signos y la comunicación funcionan como el mito de Jano, con dos caras opuestas en conflicto. ¿Cuál es, entonces, la cara de la comunicación que escogen los movimientos sociales? Y, finalmente, se afirma que la dimensión conflictiva del signo y, por extensión, de la comunicación, es más visible en periodos de crisis y de transformaciones profundas, como sin duda son las que estamos viviendo en la actualidad. Es tan cierto afirmar que el poder de las élites se pone en movimiento para domesticar y controlar a los agentes de cambio, como, por otro lado, plantear que existen posibilidades de transformación social que permiten a los movimientos sociales confiar en la capacidad real de cambiar las cosas. Siguiendo a Girardi, la posibilidad de una alternativa supone que la dependencia intelectual y moral de los oprimidos y las oprimidas no sea total, sino que deje abierta en su conciencia un espacio de autonomía e iniciativa. Supone que, probablemente, exista en ellos la capacidad de conquistar esa autonomía intelectual y moral, que es el fundamento de una cultura liberadora. Supone, además, que la conciencia rebelde pueda convertirse en el principio motor de una fuerza popular, capaz, en perspectiva, de contraponerse al bloque dominante12. Si aplicamos estas reflexiones al campo de las NTIC, observamos que, por un lado, internet es una especie de panóptico electrónico13, 11 Barthes, R. (1980): Mitologías. Siglo XXI. México. 12 Girardi, Giulio: Cultura y globalización. En Tamayo-Acosta, J.J. (director) (2002): Diez pala-

bras clave sobre Globalización. Ediciones Verbo Divino. Estella (Navarra). 13 Posiblemente el nombre de Foucault, para muchos, aparezca asociado al panóptico, la estructura de vigilancia y de control que analiza a fondo en una de sus obras más conocidas, Vigilar y Castigar (Siglo XXI. México. 1976). El panóptico de Bentham es una figura arquitectónica organizada del siguiente modo: en la periferia se puede identificar como una construcción con forma de anillo; en el centro, una torre, ésta, con anchas ventanas que se abren en la cara anterior del anillo. La construcción periférica está dividida en celdas, cada una de las cuales atraviesa toda la anchura de la construcción. Tienen dos ventanas, una que da al interior (correspondiente a las ventanas de la torre) y otra que da al exterior y ambas permiten que la luz atraviese la celda de una parte a otra. Basta entonces con situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda a un loco, un enfermo, un condenado, un obrero o un escolar. El objetivo que persigue el modelo arquitectónico del panóptico es el de generar en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad, hacer que la vigilancia sea permanente en sus efectos, incluso si es discontinua en su acción. (Citado en Marí Sáez, Víctor Manuel, «El poder en movimiento.La dimensión comunicativa de los movimientos sociales en la era de la globalización». Cursos de Verano de la UNED. Avila. 2003).

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La red es de todos una construcción que busca una arquitectura transparente a la gestión del poder; de tal modo que la tecnología se adapta a las necesidades y a las funciones del poder. Bauman prefiere calificar a la sociedad emergente como la era postpanóptica. El poder hoy se puede mover a la velocidad de la señal electrónica, a través de las redes informacionales; gracias a esta cualidad, se puede evadir de sus aspectos más irritantes, que en otras épocas le obligaban a anclarse en los espacios de los lugares para el ejercicio de su dominio. Los nuevos señores del aire (Echeverría) emergen, desde esta perspectiva, como un poder neofeudal que se empieza a construir a partir de las actividades y de los grupos sociales que dominan los flujos que circulan por el aire. Además, si queremos superar una mirada tecnocéntrica hacia los mecanismos de control orquestados por los poderes globalizadores, haría falta incluir otras perspectivas, en la línea que sugiere Lessig14 cuando habla de las leyes del ciberespacio. Estos mecanismos, según él, comprenden la suma y combinación de cuatro tipos de restricciones: la ley —que regula mediante sanciones—, las normas sociales —comprensiones o expectativas de una comunidad que dirigen y determinan las conductas—, el mercado —que regula a través del precio— y la arquitectura, entendida como las restricciones que presenta el mundo tal y como está construido. Sin obviar esta dimensión de control, es importante descubrir la red también como un nuevo entornopara ser integrado en la larga lista de los espacios que los movimientos sociales y la sociedad civil tienen que liberar, ocupar y gobernar; además de crear zonas liberadas (Mardones), en las que sean capaces de anticipar el proyecto alternativo de sociedad que estas organizaciones defienden: construir la Telépolis ( Echeverría), la ciudad en la que estén presentes otras voces diferentes a las del pensamiento único y otros lugares en los que relacionarse además del mercado. Construir un mundo en el que quepan muchos mundos, como sugiere el subcomandante Marcos. En definitiva, resulta necesario, como sugiere Zubero, que en los movimientos sociales se planteen la politización del fenómeno tecnológico. Esto supone “considerar el hecho técnico como un hecho fundamentalmente político, que sólo puede ser comprendido si tenemos en cuenta que sobre el mismo, sobre su concepción, desa14 Lessig, Lawrence (1999): El código y otras leyes del ciberespacio. Taurus. Madrid.

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Cuando los movimientos sociales se apropian de la red rrollo y aplicación, actúan en cada momento un complejo de intereses, planteamientos, estrategias y opciones políticas”15. Reto que se traduce en la necesidad, por parte de estos movimientos, de diseñar políticas de comunicación a escala local, regional y global, que permitan situar los temas relacionados con la información y la comunicación como un asunto central de la agenda política y del proyecto alternativo de sociedad.

Apropiación de las NTIC por parte de los movimientos sociales

En este contexto es donde hay que situar los procesos de apropiación de las tecnologías de la información por parte de los movimientos sociales. ¿Por qué hablar de apropiación? La palabra apropiación apunta hacia la capacidad de hacerse propio, de incorporar aquello que no se tiene, a partir de lo que ya se sabe y se tiene. Los movimientos sociales se apropian de la red a partir de los objetivos de cambio social y de resistencia respecto a los procesos de globalización capitalista: su proyecto alternativo de sociedad marca, de alguna manera, los usos de estas herramientas. En segundo lugar, los movimientos sociales se apropian de la red desde unas estructuras organizativas que buscan la participación plena de sus miembros y la flexibilidad ante la realidad y, además, a partir de unas metodologías y unas claves culturales que se han ido gestando en su seno, como son, entre otras: la animación sociocultural, la educación de adultos, el aprendizaje colaborativo, la creación colectiva16, etc. Se puede hablar de diversos niveles de complejidad a la hora de contemplar el proceso de apropiación de las tecnologías por parte de los movimientos sociales. A partir del sugerente concepto de capital informacional17 se pueden identificar alguna de las etapas más significativas. En primer lugar estaría el acceso a las herramientas, es decir, la dotación de las infraestructuras necesarias (energía eléctrica, teléfo-

15 Zubero, Imanol, Participación y democracia ante las nuevas tecnologías. Retos políticos de la sociedad de la información. En www.uned.es/ntedu ( módulo Tecnología y Sociedad) 16 Un trabajo sumamente interesante en este sentido es el de David Casacuberta (2003): Creación Colectiva. En internet el creador es el público. Gedisa. Barcelona. En el que se trabaja en torno a las posibilidades que la nueva herramienta ofrece para la creación colectiva. 17 Expresión acuñada por Cees Hamelink (1999): “Language and the rigth to comunicate”. Media Development. Volumen XLVI nº 4/99. WACC. London.

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La red es de todos no, ordenadores, software...). En este apartado, no podemos obviar que, para millones de personas del planeta, aún no es una realidad cotidiana el acceso a la electricidad y al teléfono; mientras que para otros, la calidad de estos servicios dista mucho de ser la ideal. Un segundo nivel de apropiación remite a la formación necesaria para manejar los equipos y los programas informáticos. Sería el nivel instrumental de la alfabetización tecnológica, que nos asegura el manejo básico de los equipos. Muchos programas formativos (de gobiernos y de entidades no lucrativas) finalizan en este nivel sus procesos de formación; a todas vistas insuficiente. Como sugiere Alfonso Gutiérrez, la alfabetización tecnológica es algo más que ratones y teclas18. El ordenador es la parte visible de un proceso de formación en el que importantes dimensiones permanecen invisibles. Las nuevas tecnologías van acompañadas de unas visiones del mundo y de unos modelos de comunicación, de aprendizaje y de relación, que necesitan ser explicitados y debatidos para reflexionar en torno a su coherencia o incoherencia respecto a los objetivos, metodologías y estilos de los movimientos sociales. Por ello, es necesario dar el salto a un tercer nivel de apropiación de las nuevas tecnologías, que permita: — Contextualizar los debates sobre el acceso tecnológico y la sociedad de la información en el marco de los procesos de cambio social, verdadero eje vertebrador de las políticas de comunicación de los movimientos sociales. — Descubrir las posibilidades que ofrecen las tecnologías de la información para los movimientos sociales. Se trata de incorporar las redes tecnológicas a los procesos sociales de trabajo en red, un proceso en el que lo decisivo es captar la lógica de la red. — Construir herramientas e impulsar dinámicas de trabajo que se adapten a las necesidades y estilos de los movimientos sociales. Normalmente se produce el fenómeno inverso: la ciudadanía y las organizaciones orientadas al cambio social se adaptan a los parámetros predeterminados por el software propietario, cuyo objetivo principal es el de crear clientes cautivos y dinamizar el mercado tecnológico. 18 Gutiérrez Martín, Alfonso (2003): Alfabetización Digital. Algo más que ratones y teclas. Gedisa. Barcelona.2003.

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Cuando los movimientos sociales se apropian de la red — Articular mecanismos para el procesamiento y aprovechamiento de la información que fluye por la red, de tal modo que se pueda aplicar a las situaciones reales en las que se trabaja. En este sentido se orientan los trabajos que hemos recogido en este libro. A partir de los trabajos teóricos y prácticos de una serie de investigadores y de organizaciones sociales, se quieren ofrecer pistas para la apropiación de las tecnologías de la información por parte de aquellas personas y asociaciones que trabajan en el amplio mundo de lo social, en especial de aquellos movimientos sociales ilusionados y comprometidos con el cambio social.19 El libro se ha estructurado en dos partes claramente diferenciadas. En la primera, se recogen una serie de seis trabajos que ofrecen un marco teórico desde el que situar los debates que, en materia de comunicación, se vienen construyendo en los últimos tiempos. En el primer artículo —Comunicación, redes y cambio social—, de carácter introductorio, esbozo un diagnóstico de las dificultades y de las posibilidades ante las que se enfrentan los movimientos sociales a la hora de apropiarse de las tecnologías de la información. El trabajo de Rafael Díaz-Salazar: Sociedad civil, movimientos sociales y propuestas para una globalización alternativa, nos permite entroncar con el espíritu de Porto Alegre y de los procesos de resistencia a la globalización capitalista que han cristalizado en los Foros Sociales Mundiales que se vienen sucediendo en los últimos años. En el marco de esos procesos de cambio es donde mejor se pueden comprender las propuestas comunicativas de este libro. El tercer artículo —del sociólogo Imanol Zubero— es una aproximación al papel que en la actualidad pueden jugar los movimientos sociales; además, en su ensayo, Zubero sugiere pistas para traducir la información en acción, para procesar y aplicar la información y las tecnologías en los procesos sociales. 19 Este trabajo es la última etapa (hasta el momento) de un proceso personal en el que he ido desarrollando diversos trabajos sobre este campo de la comunicación educativa. Desde aquí agradezco, por todo lo que me han aportado, los proyectos y trabajos impulsados desde el ECOE (Equipo de Comunicación Educativa, Madrid); desde la UNED, junto al profesor Roberto Aparici; desde Andalucía, junto al equipo de la EMA Rtv y el Centro Iberoamericano de Comunicación Digital; y, de un modo más reciente, a las organizaciones sociales que han participado en el proyecto Aprendiendo a incorporar las nuevas tecnologías por parte de los movimientos sociales.

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La red es de todos A continuación se ofrece un texto de la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), organización que, desde el contexto latinoamericano, está a la vanguardia de la reflexión y de la práctica comunicativa gestada desde las redes sociales. Reproducimos un fragmento de su libro Movimientos sociales en la red, en el que se abordan los factores sociopolíticos que influyen en la existencia de lo que se conoce como la brecha digital —la distancia que hay entre los inforricos y los infopobres—. En quinto lugar, el artículo titulado Sociedad de la Información y Movimientos Sociales trabaja en una doble dimensión: por un lado, Francisco Sierra analiza críticamente el proyecto comunicativo que ha acompañado a la administración estadounidense desde finales de la Segunda Guerra Mundial, en especial a partir del proyecto de Al Gore en torno a la construcción de las autopistas de la información; por otra parte, establece las bases de una comunicación para el desarrollo, en la que se retoma el espíritu del Informe McBride para su reconstrucción en la coyuntura actual. Finalmente, se cierra el primer bloque con el trabajo de Javier Erro titulado Comunicación en valores. Una propuesta de comunicación educadora, en el que explora los modos de afrontar la comunicación por parte de las ONGD ( Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo). Su ensayo permite identificar los límites del “marketing”, tal y como generalmente se aplica en estas organizaciones. A su vez, Erro apunta unas líneas de trabajo para elaborar una comunicación en la cooperación para el desarrollo desde otros marcos más coherentes y productivos. En la segunda parte del libro se recogen una serie de trabajos en los que se ha sistematizado una serie de experiencias comunicativas que, pensamos, tienen mucho que sugerir a aquellas personas y organizaciones sociales que se inician en este campo. Algunas de ellas son de sobra conocidas y consultadas por miles de activistas. Abrimos este apartado con el artículo de Manuel Chaparro, Mediacentro: la propuesta de comunicación participativa para las ciudades y los barrios de la red EMA RTV. Esta organización, pionera en cuanto a la utilización de la radio y la comunicación en la cooperación para el desarrollo y en el desarrollo local, sistematiza su experiencia de más de veinte años en este campo para diseñar un proyecto comunicativo organizado en torno al mediacentro, un nuevo espacio de comunicación y de nuevas tecnologías de la información. En segundo lugar contamos con el trabajo de Jeff Juris, Indymedia: de la con-

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Cuando los movimientos sociales se apropian de la red trainformación a la Utopía Informacional. En su ensayo reconstruye la genealogía del popular sitio del movimiento de resistencia a la globalización capitalista —nacido al abrigo de las movilizaciones de Seattle (EEUU) en noviembre de 1999— así como la puesta en marcha de los primeros nodos de esta red en territorio español, unos pasos que el autor vivió directamente. Además de explicar las distintas secciones de la web de Indymedia, nos ofrece pistas para comprender la lógica de la red que impulsa este proyecto comunicativo. En tercer lugar podemos leer el trabajo de la red de Universidades Populares de Extremadura (AUPEX). Esta organización, experta en la educación de adultos y en la animación sociocultural, abandera la dimensión metodológica del proyecto de nuevas tecnologías del gobierno autonómico de Extremadura; una región líder en la apuesta por el software libre y en la consolidación de la dimensión metodológica y educativa de la alfabetización tecnológica. Pasamos, a continuación, al trabajo de Nodo 50, sin duda una de las organizaciones pioneras en la incorporación de las tecnologías al trabajo de los movimientos sociales en el contexto español. En su artículo recoge las claves teóricas que dan sentido a su proyecto; además, incorpora los resultados de uno de los escasos estudios en profundidad que hasta el momento existen sobre el impacto y uso de las NTIC por parte de las organizaciones sociales. Finalizamos este apartado con el ensayo de Carlos Guimaraes, miembro del colectivo andaluz Cic-Batá. A través de la descripción y el análisis de los proyectos de comunicación que vienen impulsando, su trabajo nos reenvía a las preguntas iniciales del libro: al sentido y lugar que ocupa la comunicación en los movimientos sociales, a las inercias y rutinas que limitan su aprovechamiento y, por otra parte, a las posibilidades que ofrecen para la construcción de redes de solidaridad. El libro finaliza con una sugerente y amplia webgrafía. El trabajo de Samuel Marí y de Carlos Peláez recoge alguno de los enlaces más significativos de esta materia, agrupándolos en siete campos temáticos: sitios de internet para el análisis de los procesos de globalización desde una perspectiva crítica (1); movimientos sociales de resistencia a la globalización capitalista (2); información alternativa y contrainformación (3); NTIC en la lucha contra la exclusión social (4); portales para la investigación social, el desarrollo comu-

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La red es de todos nitario y la educación popular (5); comunicación y educación popular (6) y software libre y propiedad colectiva del conocimiento (7). El mapa que se esboza en la webgrafía ofrece pistas y claves para que el lector reconstruya una primera impresión del conjunto de posibilidades que ofrece la red en materia de comunicación, de cara a la construcción, por parte de cada un@, de su propia guía de trabajo. Con el conjunto de trabajos que aquí se recogen se viene a llenar un vacío que hasta el momento existía en la bibliografía que, sobre esta materia, es accesible al lector hispano. Queremos agradecer muy sinceramente la apuesta y el apoyo que el equipo de la Editorial Popular ha demostrado hacia este proyecto: a través de las conversaciones mantenidas, hemos ido situando este trabajo en el marco de una línea editorial que viene a romper el pensamiento único hegemónico. En cualquier caso, este libro está concebido como un proyecto abierto, al que necesariamente hay que ir sumando otras voces y otras experiencias que surjan de los movimientos sociales.

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Primera parte

a la y a los movimientos sociales

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