Introducción a la Numerología Hermética

June 29, 2017 | Autor: Fernando Trejos | Categoría: Hermetismo, Simbologia, Numerología
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Descripción

Introducción
Esta obra no es un estudio complicado de matemáticas. No encontrará el lector en ella difíciles fórmulas o ecuaciones, ni mucho menos eruditos comentarios que sólo podrían ser comprendidos por especialistas; por el contrario, de lo que trata es del aspecto más simple de esta ciencia, aquél que ha sido olvidado por los matemáticos modernos y que sin embargo era para la antigüedad el más esencial y trascendente: su sentido simbólico y esotérico que otorga a los números su razón de ser. Se considera aquí más importante tratar de descubrir el profundo significado de las más sencillas operaciones, como que 1+2=3, ó 1+2+3+4=10, que realizar complicados cálculos. Por lo tanto, este libro no está dirigido especialmente a los matemáticos, sino más bien a las personas que se interesen por los principios de las cosas, por desentrañar el significado de los símbolos en general y en particular de los números.
Aunque hoy día se acostumbra enseñar y estudiar la matemática exclusivamente desde un punto de vista cuantitativo y las notaciones numéricas sólo expresan para el hombre moderno meras cantidades, cuando no únicamente cifras, esto no ha sido siempre así. Los hombres de conocimiento han concebido los números como símbolos de una realidad sobrenatural y metafísica ya que ellos expresan la inteligencia divina y el orden cósmico. Para muchos pueblos los números son deidades y sus sabios reciben por su intermedio, por revelación, ideas, fuerzas y energías espirituales y ordenadoras que los propios símbolos matemáticos contienen en su interior. Su presencia en casi todos los oráculos de las distintas culturas es muestra de que eran utilizados como vehículos de comunicación entre los hombres y los dioses o lo que es lo mismo, que los dioses se expresan a los hombres también en un lenguaje numérico. En la aritmética antigua lo cuantitativo es secundario y exterior y lo fundamental es lo cualitativo, es decir, su aspecto esotérico y simbólico.
Se podría afirmar, sin temor a equivocarse, que la matemática es un lenguaje universal ya que todos los pueblos de la tierra, desde los arcaicos y primitivos hasta las grandes civilizaciones, han conocido los números a los que concedieron una enorme importancia no sólo práctica sino fundamentalmente simbólica y espiritual.
Se enfoca aquí este tema desde el punto de vista de la Tradición Hermética, que es la escuela de pensamiento a que el autor pertenece, pero se harán también, cuando el tema lo justifique, referencias a otras tradiciones, en primer lugar porque el hermetismo ha estado siempre abierto a todas ellas, por su carácter universal, y también porque sabemos que la comprensión de los símbolos se enriquece cuando se comparan distintos puntos de vista de diversas culturas. Por eso no habrá ningún reparo en expresar conceptos que sobre los números han transmitido hindúes, chinos, africanos o precolombinos, etc., pues sabemos que estas comparaciones más bien ayudan a comprender mejor el tema. Se pretende rescatar el significado profundo de la aritmética, aquél que le atribuía la escuela de Pitágoras y que esencialmente no difiere en nada del de los sabios vedas o taoístas, indígenas precolombinos u hombres de conocimiento de cualquier tradición verdadera.
Para el pensamiento tradicional el hecho de que los números expresen cantidades es secundario; su aspecto cuantitativo –el único que parecen conservar la mentalidad y la enseñanza modernas– es la parte más exterior o exotérica de estos signos que, más allá de las formas con que se manifiestan o de las cantidades que expresan, contienen en su interior energías e ideas ordenadoras y trascendentes –su aspecto cualitativo y esotérico– que pueden servir de vehículo para el Conocimiento. Si hoy en día se utilizan los números exclusivamente para medir distancias y superficies o identificar objetos y personas, o contar, sumar, restar, multiplicar y dividir cantidades, no debemos olvidar que para el pensamiento tradicional el número contiene también una cualidad mágico teúrgica pues es la representación de una deidad o numen. Que el número está impreso en la trama misma del cosmos y la numerología es un lenguaje universal que puede servir para desentrañarla, para establecer relaciones precisas entre los distintos estados del ser y órdenes de la existencia y para conocernos a nosotros mismos que, en cuanto microcosmos, participamos de esa misma estructura cósmica y hemos sido creados conforme al número. Si el hombre tiene dos ojos, dos orejas, dos fosas nasales, dos brazos y dos piernas; si tiene cinco orificios en su rostro (siete si agregamos los oídos); cinco dedos en cada una de sus extremidades y cinco sentidos con los que se relaciona con la realidad sensible; si el cuerpo humano puede inscribirse de modo armónico en el interior de una estrella de cinco puntas conforme a las proporciones del número áureo, etc., etc., es porque posee, en su propio cuerpo, una estructura numérica y geométrica, que es proporcional a la del universo entero y que también es el símbolo de otros cuerpos sutiles que en distintos planos participan de los mismos arquetipos. El hombre no inventa al número –como creen los modernos– ni las operaciones aritméticas; muy al contrario, el ser humano ha sido creado de conformidad con esas proporciones y más bien lo reconoce –ya que es anterior a él– desentrañando los planos de un dios creador, geómetra y arquitecto que utiliza los números y las figuras geométricas para realizar su obra y revelar a la inteligencia humana las leyes con las que diseña su creación.
La Tradición Hermética acoge este conocimiento de la escuela de Pitágoras, el cual lo recibió a su vez de otros sabios presocráticos así como de los antiguos persas y egipcios. Tanto Sócrates y Platón, como los filósofos alejandrinos –muchos de los cuales han sido llamados neopitagóricos y neoplatónicos–, recibieron esta herencia relacionada con el simbolismo numérico que se transmitió después a los esoteristas medievales y renacentistas quienes desarrollaron lo que se dio en llamar las Artes Liberales, conjunto de ciencias tradicionales entre las que la Matemática juega un papel preponderante y central.
Este estudio, que no pretende en lo más mínimo agotar el tema sino más bien expresar ciertos elementos generales, intenta atenerse estrictamente a un punto de vista esotérico, iniciático y tradicional, en el sentido que otorgan a estos términos autores a los que se harán constantes referencias. Ellos enseñan que la cosmogonía y la cosmología –referidas a los misterios menores– son un soporte casi imprescindible para acceder al plano metafísico –el de los misterios mayores–, que es la meta última del Conocimiento y la razón de ser del simbolismo.
El número es un instrumento especialmente adecuado para establecer vínculos entre las distintas ciencias cosmogónicas. Por eso se harán constantes relaciones con otras disciplinas íntimamente vinculadas con las matemáticas, pues se sabe que en la antigüedad las artes y las ciencias no estaban divididas, ni mucho menos "especializadas", ya que todas ellas se concebían como un todo armónico al que se ha de conocer de modo simultáneo.
Intentaremos en esta obra recordar el sentido mágico de los números y mostraremos algunos ejemplos de oráculos y códigos simbólicos de base numérica que se han utilizado como vehículos de conocimiento desde la más remota antigüedad. En los capítulos dedicados al estudio de los números naturales, se tratará de describir cómo la unidad inmanifestada, que emana misteriosamente del cero, progrede gradualmente en los siguientes números hasta producir toda la manifestación. Un conocimiento de esta naturaleza podrá ayudar a que el pensamiento se eleve, partiendo de la realidad sensible, hacia otras regiones cada vez más sutiles y misteriosas y al mismo tiempo más reales y permanentes que el mundo material. A través del estudio de estos signos es posible obtener un verdadero "mapa de ruta" capaz de reconducir a la unidad, origen y fin de todos los seres y las cosas, alfa y omega, y de llevar aun más allá, a la región metafísica que el cero simboliza.
Estas ideas han sido patrimonio de la cultura universal y en Occidente se han expresado, a través del hermetismo, por hombres y mujeres que constituyendo una cadena áurea, de generación en generación, las han encarnado y vivificado, posibilitando así que lleguen intactas hasta nuestros días. Cada uno de los sabios herméticos ha sabido recordarlas y enriquecerlas con sus estudios, meditaciones y pensamientos y ellas constituyen la más valiosa herencia que se ofrece a todo aquél que esté dispuesto a recibirlas con el corazón.
Recordemos, para terminar esta introducción, las palabras de Marcilio Ficino, alma y motor intelectual del Renacimiento:
"…Entonces, peldaño a peldaño por la escala de la matemática, el alma realiza el sublime ascenso a los más elevados orbes del Cielo. Y finalmente, cosa más maravillosa que lo que pueden expresar las palabras, en alas de la metafísica se remonta más allá de la bóveda celeste hasta el Creador Mismo de los cielos y la tierra. Allí, gracias al don de la Filosofía, no sólo el alma se colma de felicidad, sino que, como en cierto sentido se convierte en Dios, también llega a ser esa felicidad misma."



"Para una sociedad tradicional el concepto de número difiere diametralmente del que acerca de él pudiera tener una sociedad profana como la nuestra. Esto debe subrayarse puesto que fueron las sociedades tradicionales las que crearon los números como conceptos de relación que sus sabios e inspirados obtuvieron por revelación, mientras que la sociedad moderna sólo se ha aprovechado de ellos, tergiversando su sentido y utilizándolos exclusivamente para sus fines materiales, ignorando su auténtico significado, su verdadera esencia. En otras palabras, que los ha denigrado teniendo en cuenta sólo sus valores cuantitativos, negando las cualidades de los números, las ideas y los conceptos que ellos expresan." Federico González, Los Símbolos Precolombinos, Ed. Obelisco, 1989, p. 158.
"… en la medida en que la Aritmética es la ciencia que se corresponde con el Sol, ocupa el rango que pertenece normalmente a este astro en el orden astrológico de los planetas, es decir el cuarto, medio del septenario, mientras que los cátaros la ubicaban en el más alto peldaño de la propia Escala mística…" René Guénon, El Esoterismo de Dante, Ed. Dédalo, Buenos Aires, 1989, p. 19.
"Los números revelan el despliegue desde la unidad inmanifestada a la multiplicidad de la manifestación. Son verdaderos dioses intermediarios que ordenan e iluminan el cosmos y lo hacen inteligible al mostrar esa jerarquía escalonada que permite al hombre de conocimiento ordenar su inteligencia y ascender por esos peldaños misteriosos hasta alcanzar el punto que conecta con lo supracósmico y metafísico." Ester Llecha, "René Guénon y las matemáticas", Revista Symbolos 23-24.
Marsilio Ficino, "Alabanza oratoria, moral, dialéctica y teológica de la Filosofía", publicado en Antología de Textos Herméticos:
www.geocities.com/antologia_hermes/041alabanza.htm.


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