Introducción a la filosofía... de la mano de G. W. F. Hegel

June 19, 2017 | Autor: Santiago Huvelle | Categoría: Philosophy, Hegel, Filosofía, Introduccion a La Filosofia De Hegel
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Descripción



La interpretación que hace Hegel del método socrático es muy conveniente para su propia filosofía; hace una interpretación dialéctica del método, y alaba en Sócrates su capacidad señalar y provocar contradicciones.

G. W. F. HEGEL, History of Philosophy, Princeton Edition.

"He tries to awaken shame, and the perception that what we consider as true is not the truth, from which the necessity for earns effort after knowledge must result" Ibíd. Pág. 405.

"Philosophy must, generally speaking, begin with beautiful a puzle in order to bring about reflection" Ibíd. Pág. 406.

G. W. F. HEGEl, Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio, para uso de sus clases. Traducción de Ramón Valls Plana, Alianza editorial, Madrid 2008, pág. 100.
Ibíd p. 101
Ibíd. Pág. 106-107
Ibíd. Pág 106
Introducción a la filosofía
en referencia a la Enciclopedia de las ciencias filosóficas de G. W. F. Hegel
Prof. Santiago Huvelle



La Introducción a la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas (ENC) ofrece, a mi modo de ver, una de las mejores introducciones a lo que supone el estudio filosófico. En 18 proposiciones Hegel ofrece una serie de problemas y condiciones del filosofar, separa la filosofía de otros saberes (religión, ciencias empíricas, creencias), y adelanta algunas tesis de su propio sistema. Antes de pasar a comentar algunas de estas proposiciones, quisiera volver sobre el papel pedagógico de la filosofía, cuestión que Hegel aborda tangencialmente al hablar del método socrático en sus Lecciones de Historia de la Filosofía;

Pedagogía de la filosofía

Hegel alaba, en el modo de filosofar de Sócrates, su maestría para acompañar a sus oyentes de lo concreto a lo abstracto (mayéutica) y viceversa. Filosofar consiste en la capacidad de moverse a través de las cosas en estas dos direcciones, descendente y ascendente, y en un sentido muy genérico, se identifica con el pensar. Pasar de lo concreto y particular a lo abstracto y universal, es elevarse de un conocimiento superficial y contingente a uno analítico y necesario. Es aquí, en el terreno de lo necesario donde el conocimiento se vuelve pensamiento; sólo desde aquí podemos hablar de conocimiento racional, que sabe ver más allá de la inmediatez fenoménica del mundo, que sabe ver el mecanismo interno de éste, su estructura racional, sus relaciones causales. Esto es lo que hace la mayéutica: partir de un conocimiento "pobre", inmediato, y ascender desde allí al conocimiento científico, tal como el ejemplo de Sócrates, qué, a base de preguntas dirigidas, lleva a un esclavo analfabeto a enunciar principios de geometría.

Pero lo más destacable de Sócrates es, según Hegel, la ironía. La ironía socrática es para Hegel pura negatividad, es crítica capaz de mostrar el contenido contradictorio de alguna pretendida verdad (formulada en términos de abstracción y necesidad). En todos los diálogos, Sócrates se presenta ante un interlocutor que reclama poseer un contenido positivo, es decir, pretende estar en posesión de una verdad: qué sea la piedad (Eutifrón), o la belleza (Lisias, Fedro), o la virtud (Menón), etc. Sócrates, que asegura ser un ignorante sobre dicha cuestión, acaba aplicando la definición dada por su interlocutor a diversos casos concretos, hasta concluir en una o varias contradicciones; lo que hace, mediante la ironía, es reducir a sus interlocutores a un estado de aporía. Lo que Sócrates pretende, en realidad, es introducir la reflexión crítica de un modo irónico: con la supuesta intención de ser instruido por el sofista de turno, Sócrates pregunta; más sus preguntas son tan incisivas y penetrantes que desarman por completo la argumentación del sofista. La ironía socrática es, en un cierto sentido, destructiva: destruye o deshace creencias asumidas e interiorizadas acríticamente. Sócrates busca "despertar la vergüenza y la percepción de que aquello que considerábamos verdadero no es verdad" de lo que se sigue que debemos esforzarnos más si queremos alcanzar el conocimiento. Obliga así, al interlocutor, al testigo o al discípulo, a buscar por sí mismo la verdad, de un modo reflexivo.

Dado el carácter erosionador de la ironía socrática (que pone en tela de juicio creencias asumidas por el individuo que aún no ha despertado a la conciencia crítica, a saber, las heredadas por tradiciones y costumbres, y amparadas por la religión o instituciones como el Estado) Hegel considera que la condena de Sócrates estuvo justificada: la enseñanza del filósofo, su ironía destructiva, ponen al joven discípulo en contra del orden establecido, en el sentido en que lo vuelve crítico. Y lo que es peor, después de derrumbar el mundo de creencias acríticas, Sócrates no las reemplaza por ningún contenido positivo, por ninguna filosofía… De ahí que hayan surgido de Sócrates tan diversas y variadas escuelas (cínicos, cirenaicos, la escuela de Platón…). Para un moderno ilustrado, la reflexión crítica es una conquista del espíritu; para un ciudadano griego que vive de las tradiciones y costumbres que sostienen la ciudad-Estado, esta crítica corrosiva es una verdadera amenaza.

Bien. Quedémonos de momento con uno de los resultados favorables del método socrático:

La ironía, sirve como dispositivo eficaz para despertar en los discípulos el interés por alcanzar la verdad por sí mismos.

Es en este contexto donde Hegel introduce su comprensión pedagógica de la filosofía:

"La filosofía debe, hablando en general, empezar con un rompecabezas (puzzle), en orden a provocar la reflexión"

De esta proposición me gustaría destacar dos cosas: la primera, es la idea de que la exposición filosófica debe despertar la reflexión, para lo cual debe comenzar mostrando un aspecto problemático. La otra, es que el mismo Hegel desarrolla su filosofía como un puzzle, y sus obras están escritas siguiendo este principio. Va mostrando diversas piezas (que a su vez arma uniendo piezas más pequeñas), y una vez que las tiene todas es posible construir el Sistema. Hace falta poner sobre la mesa todos los elementos que constituyen el Sistema y vincularlas entre sí, si queremos comprender el sentido de cada elemento aislado.

¿Qué implica filosofar?

Volviendo ahora a la Introducción de la ENC, nos preguntamos ¿qué es filosofar?

La Enciclopedia comienza con una situación problemática, que podríamos enunciar como la dificultad –aparente imposibilidad– de la filosofía: ésta carece de la ventaja que poseen las demás ciencias de suponer su objeto de estudio y su método. Es cierto, dice Hegel, que tiene una noción de su objeto, que comparte con la religión, esto es, la verdad. Más sólo la posee como representación, y en el momento en que comienza a pensar comprende

"la exigencia de mostrar la necesidad de su contenido y también demostrar tanto el ser como las determinaciones de sus objetos"

Es decir, en el momento en que filosofa, las suposiciones que habían constituido su punto de partida (lo inmediatamente dado por la representación), se muestran improcedentes. El comienzo, pues, no puede ser inmediato. ¿Luego dónde poner el comienzo de la filosofía? Veremos que el comienzo de la filosofía sólo es alcanzable, paradójicamente, al final del filosofar.

La Filosofía es un tipo de conocimiento que Hegel llama concipiente, es decir, por conceptos. Hay que tener cuidado aquí con confundir el término concepto, tal como lo entiende Hegel, con aquél que le atribuimos en el uso popular. Solemos utilizar el término concepto para designar la idea general que tenemos de realidades particulares. Para Hegel, estas ideas que nos hacemos de las cosas más que conceptos son "representaciones". Ya veremos cuál es el concepto del concepto, cuando exploremos la Lógica.

Es interesante hacer notar aquí cómo Hegel distingue entre filosofía y pensar reflexivo. Uno puede reflexionar sobre moral, religión o política y no estar todavía haciendo filosofía. En todo lo humano encontraremos pensamiento, dice Hegel, pero pensamiento puro, sólo en la filosofía. ¿Qué es esto de pensamiento puro? El pensamiento puro es el pensamiento bajo la forma del pensamiento; el hombre se distingue del animal en que piensa. Más este pensar adquiere a veces la forma del "sentimiento, la intuición o la representación"; la moral, la religión o el derecho, instalados en representaciones, pueden ser objeto de reflexión, siendo penetrados y determinados por el pensamiento. Más aquí estamos ante un pensamiento mezclado, y por ello no podemos decir que estemos pisando terreno filosófico. Lo propiamente filosófico será pensar bajo la forma de lo que Hegel llama concepto; es decir, se puede hablar de filosofía sólo en tanto en cuanto se piense partiendo de los conceptos extraídos de la Lógica (que en Hegel, como veremos, se identifica con la Metafísica). Hasta entonces, lo que tendremos será una moral, una religión o un derecho, razonado, estructurado, ordenado, etc. más no todavía, pensado filosóficamente o lo que es lo mismo, justificado racionalmente.

La relación entre pensamiento y representación es sumamente importante. Hegel comenta que el contenido de nuestra conciencia constituye la determinidad de las intuiciones, representaciones, sentimientos, fines, obligaciones y también pensamientos y conceptos. Aunque el contenido es el mismo, compite en él la forma en que dicho contenido aparece a la conciencia (es decir, se vuelve su objeto). En sentido general, todo lo que no sea concepto o pensamiento, podemos decir que conforma una representación. La representación, dice, puede considerarse "la metáfora del concepto". Es tarea de la filosofía aportar la comprensión del contenido de conciencia que no aporta de modo exacto y claro la representación. Eso sí, lo familiar es siempre la representación, y de ahí que resulte la filosofía un ejercicio difícil; su incomprensibilidad queda determinada por la dificultad de pensar en abstracto (y movernos entre abstracciones) por un lado; y por otro, de la impaciencia de querer asignar siempre al concepto, su equivalente en la representación (la conciencia se siente perdida, dice Hegel, cuando se le quita el suelo de la representación).

Hay un epígrafe en la introducción de la ENC que resulta muy significativo y con el que podemos destacar el genuino propósito que anima la filosofía de Hegel y por otro lado ayuda a deshacer un malentendido que se suele cometer al exponer la filosofía hegeliana. Se ha hecho popular esta supuesta proposición paradigmática de la filosofía de Hegel:

Todo lo real es racional. Todo lo racional es real.

Tal enunciado, formulado en el clímax de un desquiciamiento racionalista, implicaría una total correspondencia entre la realidad (que incluye también lo contingente) y la racionalidad (necesaria). Sin embargo, este enunciado y su interpretación, no son de Hegel. En la ENC (3ª Edición), formula el siguiente enunciado y lo explica:

"Lo que es racional, eso es efectivamente real,
y lo que es efectivamente real, eso es racional"

El mismo Hegel distingue lo efectivamente real de la existencia en general;

"es necesario saber, desde el punto de vista formal, que la existencia en general es en parte fenómeno y solamente en parte es realidad efectiva. En la vida común se denomina realidad a cualquier ocurrencia, al error y al mal y a todo lo que pertenece a este campo, así como a cualquier EXISTENCIA atrofiada y efímera se la llama precipitadamente realidad efectiva. Pero incluso para el sentir corriente, una EXISTENCIA contingente [o hecho casual] no merece el enfático nombre de realidad efectiva. Lo contingente es una existencia que no tiene más valor que el de una posibilidad, algo que tanto es como podría igualmente no ser. Pero cuando yo he hablado de realidad efectiva, se tendría que haber pensado en qué sentido he usado tal expresión, ya que he tratado de ella dentro de una lógica detallada, y no solamente la he distinguido cuidadosamente de lo contingente, lo cual ciertamente EXISTE, sino que la he distinguido [también], con más precisión todavía, del existir, de la EXISTENCIA y otras determinaciones"

No podemos perder de vista que Hegel está hablando aquí del fin de la filosofía: conciliar la razón subjetiva (mundo interno) con la razón objetiva (mundo externo), mediante el reconocimiento de que ambas comparten la misma estructura racional. El fin de la filosofía es llegar a una comprensión de la racionalidad que subyace a la realidad; hay una apuesta por el Logos: aquellas formas racionales que el hombre es capaz de alcanzar y hacerse presente por la ciencia, tienen un correlato en la naturaleza. La reconciliación se da, dice Hegel, "mediante el conocimiento de esa conformidad de la razón autoconsciente con la razón-que-está-siendo, es decir, con la realidad efectiva". La necesidad racional que descubre la autoconciencia se identifica con la necesidad racional que subyace a la naturaleza de la que ésta forma parte. Lo "más" real de la totalidad de lo real, es racional. Afirmar la racionalidad integradora del Ser, llena el universo de sentido y orienta la vida humana: el hombre puede captar la inteligencia de la realidad




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