Intrahistoria. La esencia de los ecomuseos (Intrahistory. The essence of ecomuseums)

July 22, 2017 | Autor: O. Navajas Corral | Categoría: Ecomuseums, New Museology, Social Museology and Local development
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Descripción

RdM.  Revista  de  Museología:  Publicación  cien8fica  al  servicio  de  la  comunidad  museológica,  ISSN  1134-­‐0576,  Nº.  40,  2007,  págs.  48-­‐53

INTRAHISTORIA La esencia de los ecomuseos Si se pudiera romper y tirar el pasado como el borrador de una carta o un libro. Pero ahí queda siempre, manchando la copia en limpio, y yo creo que eso es el verdadero futuro. (Julio Cortazar) Amar, sentir, degustar, disfrutar y conocer. La inmensa mayoría de los museos actuales aún no alcanzan estos principios. En ocasiones sueñan varios y, puntualmente, son capaces de palpar alguno. El ICOM promueve los museos como instituciones permanentes, sin fines lucrativos, al servicio de la sociedad que adquiere, conserva, comunica y presenta con fines de estudio, educación y deleite testimonios materiales del hombre y su medio. A esta definición cabe preguntarle, ¿dónde está la sociedad? Todas las funciones, principios y objetivos que enumera esta institución supraestatal están adjudicados ideológicamente para los profesionales del museo. Pero, si algo hemos aprendido de la Interpretación del Patrimonio es que no debemos pensar qué es lo que queremos para un museo sino qué es lo que la sociedad demanda de un museo (Tilden, 1957)1. Es decir, la profesionalización de los agentes activos del museo debe ir encaminada a participar más de la sociedad, con el único propósito de conocer qué es lo que ésta considera que es la razón de ser de un Museo. Uno de los factores de la crisis museística de finales del siglo XX ha sido dar a la población lo que nosotros creíamos que era lo adecuado. Don Miguel de Unamuno introdujo a principio del siglo XX un nuevo concepto en nuestro vocabulario: la Intrahistoria. Según la Real Academia Española de la Lengua la intrahistoria es una voz introducida por Miguel de Unamuno para referirse a la vida tradicional, que sirve de "decorado" a la historia más visible. Unamuno prosando sobre tierras cántabras en su obra Paisajes del alma nos dice: ¿Historia? Allí todo es prehistórico, o mejor, para decirlo con términos que puse en circulación, todo es intra-historia (…) Por este labrador que se curte al sol ha pasado la historia: sobre aquel pastor montañés a quien ciñe la bruma de las cimas se desliza la civilidad. Y como la cría de su vaca a la ubre materna, él se pega a sus montañas. Él se pega a sus montañas, él vive de sus montañas. Montañas que han vivido su historia, su intrahistoria, y la historia de sus gentes. Gentes que han recibido la historia de esas montañas, 1

Freeman Tilden escribió en 1957 Interpreting our Heritage. Tilden nos trasmitió que tan importante es el recurso como hacer que sea comprendido por el visitante. Comprender es proteger.

que llevan, como las montañas, la historia en sus almas. Las invasiones de otras civilizaciones, las batallas contra las incursiones de otras culturas, en definitiva, el paso del tiempo. Existe, en cada pueblo, un proyecto común, un ideal, una vocación que les une y que se configura como la razón de ser de la existencia de esa dimensión social en un determinado lugar. La historia es una herencia de sucesos, pero la intrahistoria es la que nos informa de la cultura que un pueblo deja impresa en esa sucesión de acontecimientos. El culto a la memoria obedece a una deseo humano de permanencia y de trascendencia de esa cultura intrahistórica. La historia es pasada mientras que la intrahistoria es latente. La industria que actualmente se dedica a rentabilizar el patrimonio cultural produce, con esta intrahistoria, memorias: un turismo de la memoria. Esta industria del patrimonio cultural selecciona memorias por temas educativos, artísticos, culturales o espirituales, produciendo lugares de recuerdo y ensoñación. La historia y la memoria se convierten, para bien y para mal, en un bien negociable. Un negocio envuelto en museo, un patrimonio hacinado en vitrinas, un territorio musealizado. La memoria intrahistórica es el posicionamiento que desea todo futuro recurso patrimonial. El museo, como institución social, es inseparable de las nuevas formas políticas predominantes en el siglo XIX2. Este museo es el lugar donde la memoria y los valores de una nación se conservan intactos a lo largo del tiempo. El tiempo histórico de los museos mantuvo esta memoria encasillada y, en la mayoría de los casos, politizada. Las “nuevas” corrientes museológicas pretende moverse desde un museo de objetos a un museo de ideas (Maggi, 2000). Corrientes como la nueva museología3 apelan a la participación social modificando las características fundamentales que sirvieron para construir la definición de museo del ICOM que hemos indicado con anterioridades edificio o contenedor es sustituido por un territorio, la colección de objetos se desplaza hacia un patrimonio integral cultural y natural, los visitantes potenciales son ampliados al concepto de comunidad activa, y en la gestión y administración del museos se incluye a la comunidad que lo habita (Boylan, 19924). En esta concepción museística los objetos se vuelven herramientas de desarrollo para la comunidad y para el 2 Los museos vieron la luz en la Grecia Clásica como instituciones dedicadas a las musas. Museion, como el de Alejandría, podríamos denominarlos en la actualidad como un Gran Complejo Cultural. Dedicado a albergar a todas las diosas de las artes, este “museo” se componía de bibliotecas, auditorios, templos, pinacotecas, es decir, el sueño museológico de cualquier capital cultural. El museion quedó dulcemente aletargado hasta que ser rescatado por el coleccionismo humanista del Renacimiento y, posteriormente, por los movimientos románticos y nacionalistas de finales del siglo XVIII y principios del XIX. La idea de museo de la Revolución, de un patrimonio nacional, de una Biblia para el pueblo es el que nos ha llegado. Somos herederos de un Museo dedicado a la memoria de una sociedad, dedicado a proteger y difundir la Identidad de un pueblo o, incluso, de toda la Humanidad. 3 Esta nueva museología ha enfocado sus esfuerzos en la educación para y por los museos. El Museo es el lugar predilecto para el desarrollo de la educación no-formal. Aunque, si bien es cierto, su paradigma utópico sería convertir las instituciones museísticas en un símbolo de emplazamiento para la educación informal. 4 Las ideas de Boylan parten de los escritos museológicos de De Varine donde ya postulaba, junto con Rivière, un nuevo museo para las sociedades del siglo XX y, con ello, la idea de cambiar la colección por un Patrimonio Cultural, el edificio por un territorio, y una audiencia por la comunidad.

territorio en el que se encuentra. Alejados de las vitrinas se convierten en elementos útiles para la comunidad. Si lo que hemos descrito hasta aquí sería la visión teórica de la nueva museología la parte practica como solución a los museos actuales viene con la creación de los Ecomuseos. Una palabra cada vez más de moda pero, también, cada vez más confusa y mal interpretada. Actualmente podemos acercarnos a dos definiciones. La primera de ellas proviene de los texto escritos de uno de los más importantes museólogos (o ecomuseólogos), Rivière5; la otra,

elegida no tanto por su importancia como por su actualidad es la que nos proporciona la Red Europea de Ecomuseos en el año 2002. Rivière nos define el ecomuseo como un instrumento que un poder público y una población conciben, fabrican y explotan conjuntamente. Más adelante continua refiriéndose al ecomuseo como un espejo en el que esa población se mira, para reconocerse en él, donde busca la explicación del territorio al que está unido, junto al de las poblaciones que le han precedido, en la discontinuidad y la continuidad de las generaciones. Un espejo que esa población presenta a sus huéspedes, para hacerse comprender mejor, en el respeto a su trabajo, sus comportamientos, su intimidad. (Rivière, 1989, 191). La Red Europea de Ecomuseos nos propone que un ecomuseo es un instrumento de identificación, selección, conservación y presentación ordenada de un conjunto de elementos patrimoniales, con el ánimo y el objeto de producir un cierto conocimiento que casi siempre es reconocimiento. Un museo, pero un museo de características particulares. Un museo que no es sólo ni principalmente un contenedor de objetos aunque lo sea y quizá deba serlo más en el futuro, sino también y sobre todo un objeto él mismo, un espacio y una sociedad. Y lo que tal vez sea más importante, un específico sistema de relaciones, no siempre amigables ni exentas de dureza entre uno y otra, a lo largo de una muy vieja historia, con sus continuidades y sus rupturas, sus tiempos lentos y sus aceleraciones súbitas. (Saja-Nansa, 2000) El ecomuseo se define, por tanto, como una expresión del hombre y de la naturaleza que le rodea en el tiempo. Un tiempo del ayer que se recupera en el presente mirando, eso sí, hacia el mañana.

5 Si por algo podemos caracterizar a Rivière es por habernos dejado uno de los escritos más importantes de la museología. En su Museología, nos plantea un recorrido sobre cuales pueden ser las alternativas para crear y discutir sobre un museo activo. Nos plantea las bases de la Nueva Museología y de puesta en escena: los ecomuseos.

El ecomuseo es un dinamizador de la intrahistoria, de la identidad individual y colectiva de una determinada región. Lo intrahistórico y lo eterno están unidos. Lo instrahistórico, el espíritu de un pueblo, acaba trascendiendo en la historia y, a consecuencia de ello, en el entorno que rodea esa población. El ecomuseos se estructura y posee la finalidad se ser la herramienta de transmisión entrópica de un espacio natural y de la cultura material de esa región. En un Futuro para la Memoria de Joaquín Leguina y Enrique Baquedano se hace referencia a esa identidad en los siguientes términos: Las políticas elitistas parten de una consideración monumentalista del Patrimonio Histórico, otorgando sólo a las grandes realizaciones del pasado (catedrales, castillos, palacios…). Por el contrario los espacios históricos, protagonistas del procesos de cambio social que han ido modificando el paisaje urbano, y cómo estos espacios vividos, memoria de la cotidianeidad urbana, se integran en el planteamiento urbano desde la perspectiva que la identidad de una comunidad es la suma de los elementos que conforman el pasado y el presente de los ciudadanos y que deben ser conservados y proyectados para el futuro. Utilizando estas palabras y saltando del plano urbano a un plano más abstracto como es el Entorno, los ecomuseos son entendidos como la materialización de la identidad territorial de quien los habita y de quienes desarrollan su socialización en ese territorio. Cualquier museo, no obstante, empieza por una carencia de identidad de una aldea globalizada. Lo único que tenemos es el pasado. Un museo no es el contenido de un edifico, ni el propio continente que alberga ese contenido. Si un museo nace con la intención de conservar, investigar y difundir una colección permanente, sin finalidad lucrativa, los ecomuseos como emblemas museísticos para el siglo XXI nacen con la intención de traspasar esas tres características hacia planteamientos más interdisciplinares que abarquen el patrimonio natural y cultural. Rivière planteaba que el ecomuseo es un laboratorio que contribuye al estudio histórico y contemporáneo de una población y de su medio. El ecomuseo es la institución que intenta perpetuar con un sentido pragmático la identidad de un lugar. No trata únicamente de conservar, estudiar y difundir una memoria que conserva, sino de utilizarla en beneficio de los creadores de esa misma memoria. El ecomuseo transforma la intrahistoria en desarrollo económico y social.

El ecomuseo, y su intrahistoria, deben ser capaces de dar respuesta a la crisis museística actual y a la sociedad globalizada; enfatizando sus esfuerzos en poblaciones rurales en vías de desarrollo. O referido ecomuseu (Ecomuseo du Fier-Monde en Montreal6), como se pode perceber, apresentase como um centro de interpretaçao da vida, da cultura e tecnología operárias: algo sem precedentes no contexto regional maranhense. Esse ecomuseu canadense passa a ser uma espécie de centro “motor”, que se quer “museologia comunitária” e que se propoe uma missao (Fernández Correa, 2006) Si bien es cierto, después de este desarrollo aún siguen vigentes cuestiones que no hallan respuesta clara como: ¿Cuál es el alcance histórico para la formación de un ecomuseo? O en términos más explícitos ¿Un ecomuseo tiene limitada su existencia al cumplir su función social de recuperar la intrahistoria de un lugar? ¿Es el ecomuseo, es el paso de una sociedad ruralmente atrasada a un sociedad ruralmente desarrollada? El ecomseo es una institución que gestiona, estudia y valora –con finalidades científicas, educativas y en general culturales- el parimonio de una comunidad específica, incluido el ambiente natural y cultural del medio. De este modo el ecomuseo es un vehículo para la participación cívica en la proyección y en el desarrollo colectivo. Con este fin, el ecomuseo se sirve de todos los instrumentos y los métodos a su disposición con el fin de permitir al público comprender, juzgar y gestionar –de forma responsable- los problemas con los que debe enfrentarse. En esencia, el ecomuseo utiliza el lenguaje del resto, la realidad de la vida cotidiana y de las situaciones concretas con el fin de alcanzar los cambios deseados (ICOM, Natural History Committee). En estas palabras queda asumido que un ecomuseo es ante todo un museo y, como tal, cumple las funciones de coleccionar, investigar, conservar e interpretar. Si anteriormente acotamos que un ecomuseo sustituye bien la colección por una combinación cambiante de Patrimonio Natural y Cultural, el contenedor museístico por la conciencia de un territorio, cambiante e ilimitado, y el público se define como comunidad; Peter Davis aporta cinco criterios que definen los ecomuseos. El área en el que se extiende supera los límites del museo tradicional, el territorio es fragmentado y la interpretación que se hace del mismo es in situ, cooperación social como oposición a prioridad de exhibir, participación la comunidad en la gestión y las actividades del museo y, una interpretación multidisciplinar e integral de los recursos culturales y naturales (Davis, 1999). El ecomuseo toma como principal objetivo la conservación de la identidad local y recuperar

6 El ecomuseo du Fier-Monde de Montreal, unto con el ecomuseo de Creusot les Mines, constituyen los grandes referentes para la ecomuseología. Nacidos en los años setenta del pasado siglo mantiene la filosofía de que las ideas de ecomuseólogos como De Varine, Riviére o Davis son un proyecto de futuro y no ideales para salvar a los museos de la crisis de finales del siglo XX

el sentido de pertenencia que tienen sus habitantes del lugar (Maggi, 2000). Ecomuseo, intrahistoria y desarrollo nos llevan a tomar conciencia de que estamos tratando con un Patrimonio mucho más abstracto, con un patrimonio inmaterial. Según la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial celebrada por la UNESCO en París en septiembre de 2003, se define el Patrimonio Cultural Inmaterial en su artículo 2, párrafo 1, como: los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales

que les son inherentes- que las

comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana. En este sentido podemos afirmar que la construcción de las sociedades a lo largo de la historia tiene sus pilares en el patrimonio inmaterial. La recuperación de la memoria inmaterial de una sociedad o de una comunidad es la base para trabajar con ella en el presente y poder mirar con garantías hacia el futuro. El punto de partida, por tanto, de un ecomuseo será recuperar será recuperar el patrimonio inmaterial intrahistórico de una comunidad. En éste se fundamentarán los pilares para la construcción del ecomuseo y, seguidamente, la decosntrucción de la comunidad y de su entorno. No debemos olvidar que este patrimonio cultural inmaterial, o cuerpo de la sabiduría que poseen los seres humanos, que continuamente construye y reconstruye el sentimiento de identidad de los pueblos mediante diversas interacciones sociales como lo denomina Kenji Yoshida7, está compuesto por tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del patrimonio cultural inmaterial, las artes del espectáculo, los usos sociales, rituales y actos festivos, los conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo, y las técnicas artesanales tradicionales. De aquí que el alcance histórico de un ecomuseos es ilimitado y cambiante. Su contenido, el entorno, y su población están en continua evolución. De un lado la Naturaleza, el actual cambio climático, transforma la fisionomía del paisaje y el medio ambiente de los que lo 7

YOSHIDA, Kenji. El Museo y el Patrimonio Cultural Inmaterial. Revista Museum Internacional, nº 221, 222 Kenji Yoshida es profesor en el Departamento de Antropología en el Museo Nacional de Etnología de Osaka, Japón

habitan. De otro lado, los participantes activos conservan y modifican las peculiaridades culturales que les dieron identidad. La Intrahistoria no es una estructura pasiva, ni pretérita, es maleable como el patrimonio inmaterial. Los ecomuseos son los encargados de utilizar un patrimonio inmaterial para preservar el patrimonio cultural y natural del entorno en el que está ubicado. Como entes poseen la dignidad de conocer y preservar la intrahistoria de una comunidad. Como Museos poseen la cualidad de ser motores para el desarrollo sostenible. Son, en definitiva, el mejor espejo del pretérito para presagiar el futuro.

Referencias bibliográficas BOYLAN, P. Ecomuseums and the new museology. Some definitions. Museum Journal. 1992 CORBERA, M; FROCHOSO, M; GONZÁLEZ y SIERRA, JOSÉ. Saja Nansa. Guía del ecomuseo. Editado por el Grupo de Acción Local Saja-Nansa. 1995. Dos volúmenes. DAVIS, P. Ecomuseums. A sense of place. Leicester University Press. 1999. FERNÁNDEZ CORREA, A. Patrimônios, Museus Subjetividades. En revista Pasos, volumen 4, nº 2, 2006 pg 135-142 LEGUINA, J y BAQUEDANO E. Futuro para la Memoria. Sobre la administración y el disfrute del Patrimonio Histórico Español. Editorial Visor, Madrid 2000. MAGGI, M y FALLETTI, V. Ecomuseums in Europe. What they are and what they can be. Working paper nº 137. Junio de 2000. RIVIÈRE, G. La Muséologie. Editorial Dunod. París, 1989.

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