Internet y los historiadores. Algunas reflexiones a partir de la situación en Francia, Red-Historia, Recursos digitales para la historia, août 2014, n°5.

July 10, 2017 | Autor: Poirrier Philippe | Categoría: Digital Humanities, Historiography, Digital History, 20th century France, History of Historiography
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© Philippe Poirrier, « Internet y los historiadores. Algunas reflexiones a partir de la situación en Francia », Red-Historia, Recursos digitales para la historia, août 2014, n°5.

Internet y los historiadores. Algunas reflexiones a partir de la situación en Francia. Philippe Poirrier (Université de Bourgogne -Centre Georges Chevrier).

Fuente : Philippe Poirrier, «Internet et les historiens» dans DELACROIX Christian, DOSSE François, GARCIA Patrick et OFFENSTADT Nicolas (Dir.), Historiographies. Concepts et débats , Paris, Gallimard, 2010, p. 468-475. Disponible en ligne: http://www.culturahistorica.es/poirrier/internet_et_historiens.pdf Traducción: María de las Nieves Agesta para Red-Historia A principios del siglo XXI, la generalización de Internet, favorecida por la banda ancha, constituye una mutación técnica de gran importancia que entraña nuevas prácticas en el seno de la comunidad de los historiadores. La comunicación, la conexión en red de los equipos, las modalidades de acceso a la información, los procedimiento de edición y las formas de la escritura histórica han sido más o menos transformadas por este medio. Una comunicación sin límites Internet ofrece a los historiadores, al igual a que otras comunidades de conocimiento, nuevas formas de comunicación que conjugan diversas características: la simplicidad e la inmediatez de la comunicación escrita por intermedio de correos a escala mundial, nacional y local; la posibilidad de intercambiar documentos de distinta naturaleza a una velocidad hasta ahora inigualable. Más allá de esta utilización individual, Internet supone, a distintas escalas, la creación de listas de discusión internationales (como la red H-Net ) que refuerzan las lógicas las “comunidades” disciplinarias, cronológicas y temáticas. La rigidez académica y jerárquica del mundo universitario francés y el tedio de los debates historiográficos han frenado, en un primer momento, el uso de estas listas por parte de los historiadores franceses. Espacio de debate, ellas son también medios eficaces de difusión de la información con periodicidad variable. La facilidad de utilización y el bajo costo de su puesta en funcionamiento – los moderadores son generalmente “militantes” ad-honorem o desempeñan esta función como una más de las tareas diversas que llevan adelante en tanto docentes investigadores -, hacen que estas listas sean herramientas de una gran eficacia. La creación de sitios específicos por parte de universidades y centros de investigación ha afianzado estas prácticas comunicacionales. La calidad es estos sitios institucionales, que siguen o no las normativas gráficas postuladas por la CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique), se encuentra a un paso de convertirse en un elemento no despreciable de los protocolos de evaluación de investigación, más allá de la búsqueda de una mayor visibilidad que pretenden dichas instituciones. Internet, asociada al conjunto de los dispositivos digitales, constituye en efecto una herramienta que permite un 1

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acceso más amplio a la información. Una democratización del acceso a la información Internet es, por lo tanto, para los historiadores una instrumento que permite acceder a múltiples informaciones. Bases de datos, enciclopedias en línea, documentos digitales y archivos diversos – desde el material escrito a la imagen sin olvidar el sonido – , los documentos de trabajo son a partir de ahora accesibles, ya sea para la lectura o para la descarga, de forma gratuita o mediante el pago en línea. Así, los fondos de (Gallica, biblioteca digital perteneciente a la Biblioteca Nacional de Francia, brinda acceso gratuito a 90000 obras digitalizadas (incluyendo fascículos de prensa), además de a 80000 imágenes y a varias decenas de horas de recursos sonoros. Esta biblioteca patrimonial y enciclopédica otorga un lugar importante a la historia. Asimismo, se han constituido redes. (Ménestrel desarrolla, desde 1997, una red documental de “estudios medievales” en Internet. Este grupo se formó a partir del equipo El Medievalista y la Computadora al cual se unieron investigadores y profesionales de la documentación pertenecientes a distintas instituciones. Comintern online , resultado de un proyecto internacional de gestión, de apertura y de digitalización de fondos de la Tercera Internacional, ofrece documentos conservados en los Archivos nacionales de historia política y social de la Federación Rusa. Las instituciones culturales o científicas, en general, públicas, que guardan estos recursos han puesto también en funcionamiento procedimientos de abono. La cultura del servicio público, que es aún dominante entre los historiadores franceses, confiere un importante lugar al libre acceso. Estas nuevas posibilidades comenzaron a revolucionar el trabajo de la investigación y suscitaron, además, nuevas prácticas entre los estudiantes. Las bibliotecas universitarias han registrado, incluso en los sectores de las ciencias sociales y las humanidades, una baja sensible de la utilización del libro en favor de los recursos digitales. La posibilidad de acceder en línea a los artículos de las revistas de historia, francesas y extranjeras, reforzó el lugar de Internet en las prácticas de los historiadores. Sobre la edición digital La cuestión de la edición electrónica ha suscitado numerosos debates. Las órdenes repetidas de las instancias de financiamiento y de evaluación de la investigación – particularmente, el CNRS – condujeron a las revistas a involucrarse en la producción de soportes digitales. Experiencias pioneras como la de Revues.org, desarrollada desde 1999 a partir de las revistas Ruralia y Cahiers dʼHistoire, han permitido superar las reservas iniciales, e incluso las resistencias, de una comunidad científica que permanece con frecuencia apegada visceralmente al soporte papel. Esta federación, que tiende a favorecer la difusión de la literatura científica, aloja además una centena de publicaciones y ofrece otros servicios: un calendario de eventos ( Calenda) , un anuario de sitios en el Album de las Ciencias Sociales, un motor de búsqueda por las Ciencias Humanas y Sociales (In-Extenso). Otros portales, públicos como Persée (Ministerio de la Investigación y de la Enseñanza Superior) o privados como Cairn (portal creado por un grupo de editores de obras en SHS –

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Belin, De Boeck, La Découverte, Erès et BNF – que presenta más de 23 revistas en línea), permiten completar una oferta que permanece, a pesar de esto, considerablemente inferior a la que existe en los países anglosajones. Además, la versión electrónica de las revistas constituye, con frecuencia, una simple transferencia de soporte respecto del ejemplar impreso. La difusión ha mejorado de manera considerable, pero el salto cualitativo que implica la utilización de la hipertextualidad, no se ha producido. Sin embargo, la creación reciente de revistas que no existen más que bajo formato electrónico, como Belphegor (2001), Histoire@politique (2007) et Genre & Histoire (2007), traduce un cambio de actitud, facilitado por la renovación generacional del mundo de los historiadores. El debate sobre la edición digital gira en torno a la cuestión del libre acceso a la documentación científica (el Open Access). El proyecto HAL-SHS del CNRS (hiperartículos en línea) se hace eco de esta filosofía. El Open Access no plantea únicamente el problema de la protección de los derechos intelectuales, sino que atañe más ampliamente a la cuestión del estatuto del investigador, en particular de las Ciencias Humanas y Sociales, donde los ingresos de las publicaciones no son despreciables teniendo en cuenta las bajas remuneraciones en el sector de la investigación pública en Francia. Por el contrario, la edición de obras históricas en versión digital permanece aún balbuciente. Algunos editores ( LʼHarmattan, Manuscrit , Publibook) ofrecen la opción de la versión papel o la electrónica. Esta última es en ocasiones evocada como una manera de resistir a la crisis de la edición en las Ciencias Sociales y Humanas. El libro conserva numerosas ventajas, tanto referidas a la manipulación como a las modalidades de su conservación. La presencia sostenida de los principales editores (Gallimard, Seuil, PUF, Perrin…) en el segmento de los libros de historia de calidad universitaria ha frenado también esta evolución. A la larga, la economía de la edición de obras y de revistas de historia debería registrar profundas modificaciones. La cuestión del establecimiento de una estrecha complementariedad entre la edición en papel y la electrónica, entre editores privados y públicos, es una apuesta esencial para la continuidad de la valorización de la investigación en historia. Internet ha favorecido también la puesta en línea de sitios para “historiadores amateurs” y asociaciones. El sitio del Comité de Vigilancia sobre el Uso Público de la Historia ( CVUH) es una de las formas de mediación privilegiada por la asociación. Esta efervescencia da lugar a resultados diversos, a veces notables (por ejemplo, el sitio www.1851.fr), que traducen a la vez el éxito y los riesgos de la instrumentalización de la disciplina. Esta presencia creciente plantea la pregunta sobre la validación científica de la información en línea. Este interrogante surge también al respecto de las enciclopedias on-line redactadas por los internautas, como Wikipedia, cuya calidad editorial suscita debates en el seno de la comunidad de historiadores. En 2006, el historiador estadounidense Roy Rosenzweig proponía una implicación directa de los historiadores profesionales en la escritura de dicho material a fin de mejorar los artículos disponibles en Internet. Las formas de la escritura histórica La convergencia entre las posibilidades ofrecidas por los enlaces hipertextuales y los 3

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recursos multimedia pueden potencialmente revolucionar las formas de la escritura de la historia. En 2000, el historiador estadounidense Robert Darnton publica conjuntamente un artículo ( “Pressidential Address. An Early Information Society: News and the Media in Eighteenth-Century Paris”) en el American Historical Review y en el sitio de la asociación (AHR web page). Aquí, él demuestra, al permitir la comparación entre las versiones impresa y electrónica, los vínculos posibles entre la verificación histórica y los recursos documentales en línea. La validez de un análisis es modificada desde el momento en que el historiador puede desarrollar su argumentación según una lógica, ya no lineal y deductiva, sino abierta, dispersa y relacional, y en que el lector tiene acceso a las fuentes. En este sentido, “la revolución de las modalidades de producción y de transmisión de los textos es también una mutación epistemológica fundamental” (Roger Chartier). La brecha así abierta es, sin embargo, poco frecuentada. Las nuevas revistas electrónicas y las páginas web sobre historia son las únicas en impulsar esta revolución de las prácticas de escritura y de transferencia de saberes históricos. El peso de los hábitos, la necesidad de poseer competencias técnicas específicas, frena estas mutaciones. Por añadidura, la timidez de las instancias de evaluación de la investigación en Francia no favorece la generalización de una nueva escritura que ponga en cuestión las formas antiguas consolidadas desde hace varios cientos de años. “El entorno digital de trabajo” se ha convertido en una realidad cotidiana de la práctica histórica. Internet se ha impuesto como una herramienta indispensable. Sus innovaciones a nivel documental, comunicacional e informativo, han revolucionado estos aspectos de la tarea del investigador. Por el contrario, Internet ha afectado bastante poco las formas de la escritura histórica y sus inmensas potencialidades constituyen un horizonte hacia el cual se dirigen sólo unos pocos pioneros. La formación de futuros historiadores en las tecnologías digitales es un desafío considerable, todavía poco presente en los cursos de los departamentos de historia de las universidades francesas. Del mismo modo, Internet suscita cambios, demasiado escasamente evaluados, en el funcionamiento de los laboratorios de investigación: las relaciones entre trabajo colectivo y trabajo individual, entre el trabajo “presencial” y en el trabajo en entornos digitales fuera de los muros de los centros de investigación se encuentran modificadas. La toma de conciencia de las instituciones públicas que gobiernan la investigación se ha acelerado durante los últimos años. El proyecto ATHIS (Atelier International Histoire et Informatique), financiado por la Agencia Nacional para la Investigación, está destinado a permitir que los historiadores midan los progresos alcanzados por la informática desde hace varios años así como la manera en que estos avances transforman profundamente el ejercicio de la profesión. El CNRS desarrolla igualmente un portal único para acceder al conjunto de datos, documentos y revistas científicas de Ciencias Humanas y Sociales. Este “gran equipo”, llamado Adonis y lanzado en marzo de 2007, debe ser integrado al proyecto “Digital Research Infrastructure for the Arts and Humanities” ( Dariah), que reúne a Gran Bretaña, Francia, los Países Bajos y Alemania y se inscribe en el programa europeo “European Strategy Forum on Research Infrastructures” ( ESFRI).

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BIBLIOGRAFÍA DACOS, M., «Les lendemains électroniques de lʼédition historique. Pour un nouveau modèle économique de publication périodique», Revue dʼhistoire du XIXe siècle , 2000, n° 20/21. DARNTON R., «Le nouvel âge du livre», Le Débat, mayo-agosto 1999, n° 105. MINUTI R., Internet et le métier dʼhistorien , París, Puf, 2002. ROSENZWEIG R., Can History be Open Source ? Wikipedia and the Future of the Past », Journal of American History, vol. 93, nº 1, junio 2006, p. 117-146. RYGIEL P. & NOIRET S. (dir.), Les historiens, leurs revues et Internet (France, Espagne, Italie) , París, Publibook, 2005. Lien vers historiadores/

Red

Historia :

http://historiapolitica.com/redhistoria/2014/08/internet-e-

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