Intercambios y relaciones comerciales en el Asia Menor Aqueménida / Exchange and trade relations in Achaemenid Asia Minor

August 3, 2017 | Autor: H. Domínguez del ... | Categoría: Ancient Near East, Achaemenid History, Asia Minor, Phrygian Archaeology, Lydian Archaeology
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Descripción

Pedido 29957 Laminado Brillo

Economías, comercio y relaciones internacionales en el Mundo Antiguo

Portada: Reconstrucción de la Puerta de Tabira en Aššur en W. Andrae (1977) Contraportada: Bastión Norte del Palacio de Cnoso Fotografía de Anna Mysłowska

TÍTULO: ECONOMÍAS, COMERCIO Y RELACIONES INTERNACIONALES EN EL MUNDO ANTIGUO EDITA: FULLCOLOR PRINTCOLOR, S.L. Depósito Legal: B 22668-2014 ISBN: 978-84-16184-35-4 Imprime FULLCOLOR PRINTCOLOR, S.L. C/ Numancia 187, planta 1 08034 Barcelona [email protected]

ÍNDICE

Prólogo...…………………...……………………………………………………. 1

RUTAS Y SISTEMAS DE COMUNICACIÓN Viajeros, exploradores y expediciones reales en el antiguo Egipto Nerea Tarancón Huarte…………………………………………….………. 5 «Lo colocaron todo en la cóncava nave». Pequeñas embarcaciones mercantes en el occidente mediterráneo durante el I milenio a.C. Jorge García Cardiel………………………………….…………………… 21 Un sistema económico heredado: ¿El Guadiana como espejo de Tartesos? Esther Rodríguez González……………………………………………….. 47

ASPECTOS ECONÓMICOS DEL MUNDO MILITAR Aspectos económicos de la guerra: el mercenariado en Grecia en el periodo helenístico Anna Mysłowska…………………………………………………….……. 71 Economía y mercenariado. Su impacto en el declive del Mundo Púnico Antonio Pedro Marín Martínez…………………………………………… 89

ESTRUCTURAS ECONÓMICAS Y SOCIALES Redistribución y economía palacial en el Egeo Mª Soledad Milán Quiñones de León…………...…………….…….…… 107 Centros comerciales en la Protohistoria peninsular Irene M. Muñoz Fernández……………………………………………… 129 Tráfico de hombres, tráfico de dioses: Intercambios comerciales entre el Mediterráneo oriental y el puerto de Carthago Noua Pedro David Conesa Navarro…………………………………….……… 147 El método prosopográfico como indicador del cambio: la promoción del culto de Khonsu durante el Tercer Período Intermedio Alba Mª Villar Gómez……………………………………………..….…. 167 Los contactos entre las Cícladas y Anatolia durante el Bronce Antiguo y la construcción historiográfica del ‘Grupo Kastri’ Oihane González Herrero…………………………………...…………… 181 El santuario de Dodona en el Epiro: economía, comercio y peregrinos en un espacio cultual Diego Chapinal Heras…………………………………………..……….. 201

Textiles sasánidas: la manufactura y exportación de la seda irania Zahara Gharehkhani………………………………………………...…… 219 Historia de un desequilibrio: fraude y exención fiscal en el Reino de Pilo Claudia V. Alonso Moreno………………………………………...……. 231 Comercio en el Mediterráneo de piezas egipcias y su aparición en la Península Ibérica Mª Engracia Muñoz Santos…………………………………………….... 257

DIPLOMACIA Y RELACIONES INTERNACIONALES “Diplomacia y relaciones internacionales” en la épica mesopotámica: ¿cuestión de hombres o de dioses? Inanna, Enmerkar y la tierra de Aratta Carmen del Cerro Linares……………………………………………….. 269 El impacto de la expansión Uruk en el sureste de Anatolia y norte de al Yazira: interacción e intercambio Fernando Espejel Arroyo……………………………...…….…………… 295 Diplomacia y relaciones internacionales en la Edad de Oro Medioasiria Mª Dolores Casero Chamorro…………………………………………… 319 El protocolo de la recepción del extranjero en época Neoasiria (911-609 a.C.) Román Moret…………………………………………….………………. 337 Intercambios y relaciones comerciales en el Asia Menor aqueménida Helena Domínguez del Triunfo………………………..………………… 351 Atando lazos: mujer y políticas dinásticas en Hispania (ss. III-II a.C.) Rosalía Hernández García……………………………………..………… 375

Las embajadas celtibéricas de 152 a.C.: un estudio de caso Laura Per Gimeno……………………………………….………………. 395

HISTORIOGRAFÍA DE LA ECONOMÍA DE LA ANTIGÜEDAD Homéricos revolucionarios. La Iberia prerromana desde el prisma socialista Tomás Aguilera Durán………………………………………...………… 417 Hispania e Indias. Dos visiones comparadas de la actividad minera: Plinio y el jesuita José de Acosta Carolina Andrea Valenzuela Matus………………………...…………… 443 La importancia de las relaciones internacionales para la formación de las colecciones de antigüedades de los monarcas españoles Víctor Úbeda Martínez…………………………………..………………. 461 Listado de autores y correos electrónicos………………………...…….……… 473

INTERCAMBIOS Y RELACIONES COMERCIALES EN EL ASIA MENOR AQUEMÉNIDA

Helena Domínguez del Triunfo Universidad Complutense de Madrid

RESUMEN: Las relaciones económicas en el Imperio Persa Aqueménida se basaron en la tributación, que se confunde con el intercambio de regalos y el comercio. Este último se detecta principalmente a través de la Arqueología, que nos muestra la existencia de un complejo sistema de caminos y el intercambio de gran cantidad de objetos e ideas que se ven modificados por la influencia persa. La franja occidental de Asia Menor es un lugar idóneo para estudiar la producción y los intercambios en esta época, al converger elementos tanto de Oriente como de Occidente, dando lugar a un rico repertorio artístico, fruto de un dinamismo económico que se intensifica durante los años del Imperio. PALABRAS CLAVE: moneda, glíptica, toréutica, phiale aqueménida, cerámica ática.

ABSTRACT: Economic relations in the Achaemenid Persian Empire were based in taxation, which confuses with gift exchange and trade. This last is basically detected through Archaeology, which show us the existence of a complicated system of roads and the exchange of a huge quantity of objects and ideas that are modified by the Persian influence. The western area of Asia Minor is a suitable place to study production and exchange in this period, as elements both of East and West converge here, providing a rich artistic repertory, due to an intense economic dynamism that intensifies in the years of the Empire. KEYWORDS: Coinage, Glyptic, Toreutics, Achaemenid phiale, Attic pottery.

La economía en el Imperio Persa El Imperio Persa Aqueménida fue una superestructura con regiones de gran diversidad. A excepción de las inscripciones de sus grandes reyes, comenzando con Darío I en el siglo VI a.C., a la hora de estudiar la vida en las satrapías las fuentes directas disponibles son escasas, incluyendo el ámbito de las interacciones económicas. Junto con el nuevo sistema provincial de satrapías que creó Darío 1, dejando subsistir estructuras políticas previas, la política expansionista aqueménida se

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Hdt. 3.89-97. Sin embargo, no menciona todos los territorios que menciona Darío en sus inscripciones. 351

articuló en torno a la sujeción político-militar para asegurar el control y evitar las revueltas y un sistema de tributos regularizado hacia el 519 a.C.2. La economía estatal del Imperio Persa se movió entre el tributo y el don, en el marco de la xenia. El rey persa era un rey tesaurizador, ya que acumulaba en los tesoros reales de las capitales del Imperio grandes cantidades de bienes suntuarios 3. También otro tipo de recursos e, incluso, demandaba artesanos, como los jonios y los sardios, que llegaban de todo el Imperio para la construcción del palacio de Darío en Susa4. Por ello, en los textos de Persépolis no hay una información directa sobre el comercio y textos como los de Heródoto y Estrabón mencionan que los persas no tenían lugares de mercado donde intercambiar productos5, debido a que los griegos entendían el comercio de una manera distinta. Un ejemplo de esta visión se da con el rey Creso de Lidia, a quien los persas destronaron a su llegada a Anatolia. Heródoto describe a Creso como un acumulador de riquezas, un comerciante, contrario a los valores griegos 6. Según Heródoto, “los persas dicen que Darío fue un mercader, Cambises un déspota y Ciro un padre; el uno porque comerciaba con todo tipo de cosas…” 7. Por tanto, aunque el tributo, el intercambio, los regalos y el comercio se confundan en los imperios orientales, parece que la economía se desarrolló a una escala desconocida anteriormente con el Imperio, tanto dentro como fuera de él 8. La limitación de espacio no permite extenderse aquí sobre este sistema tributario. Tampoco se conoce bien el sistema de impuestos y administración de los recursos a nivel regional9. Sí sabemos que el sátrapa se encargaba de recaudarlo, explotando los recursos de cada región, incluyendo los minerales 10, para facilitar su llegada a la corte aqueménida. El sistema tributario se basaba en los recursos agrarios de cada satrapía 11, pero había toda una serie de demandas de productos típicos propios de cada zona, muchos de ellos de lujo, así como de mano de obra y una serie de impuestos que tasaban todo tipo de transacción. Nosotros 2

Heródoto habla del φόρος (Hdt. 3.89) y del δασμοφόρος (Hdt. 3.97), “la parte del rey”. La inscripción de Darío en Behistun § 6-7 se refiere también al tributo. 3 Plu. Alex. 36.1-2. Plutarco habla de muebles, textiles delicados, obras de artes, metales preciosos. 4 Documento fundacional del palacio de Darío en Susa §7-13, recogido por Kuhrt, 2007: 492. 5 Hdt. 1.153; Str. 15.319. 6 Hdt. 1.32. 7 Hdt. 3.89. 8 Dandamayev, 2011: passim. 9 Existe un texto que habla de los diferentes niveles de la administración persa a finales del Imperio (Ps. Arist. Oec. 2.1.1-4). 10 Hdt. 6.119.2-3, describe la extracción y procesamiento de asfalto, sal y aceite en la región de Cisia. 11 Briant, 2002: 394. 352

podemos analizar estos movimientos económicos desde la perspectiva de un comercio internacional. Sí hay algunos ejemplos de este sistema en otras zonas del Imperio, como el de la tasación aqueménida sobre el comercio que se encuentra en un papiro de Elefantina. Aquí se recoge la llegada y partida de Egipto de barcos del Levante y de Asia Menor, junto con sus cargamentos (aceite, oro, plata, jarras) y las tasas aplicadas a los transportes, que se pagaban a la “casa del rey” 12. O la actividad de la familia de Murašū en Nippur, versada en agricultura, préstamo y comercio, en relación tanto como con la administración real como con el intercambio de forma privada13. Todo este sistema de movimiento de mercancías y tropas fue posible gracias a la amplísima red de caminos vertebrada por el Camino Real 14. Este camino fue resultado de las mejoras de los persas de una red natural de comunicaciones ya existente que llegaba desde Susa hasta la costa de Asia Menor (Éfeso), pasando por Sardes15. Además, la protección que brindó el Imperio a las redes viarias, comerciantes y mercancías hizo posible el transporte de productos entre los dos extremos del Imperio. Hace algunos años, H. Sansici-Weerdenburg describió al Imperio Persa como un “imperio elusivo”, debido a la dificultad de detectar su presencia en los territorios conquistados 16. El intercambio a nivel estatal, muy difícil de rastrear, se muestra a través de elementos como los sellos y la moneda en las satrapías. Pero esta actividad convivió con otro tipo de comercio que podríamos llamar “privado”. Ante la ausencia de datos textuales hay que recurrir a la arqueología para intentar mostrar que sí existió el comercio bajo la gran estructura imperial, y que éste continuó y prosperó pese al cambio que supuso la centralización aqueménida. Los intercambios en Asia Menor Asia Menor es un sitio idóneo para estudiar el contacto e intercambio debido a su situación estratégica, donde convergen todo tipo de tradiciones indígenas y foráneas17. Desde el II milenio existía una ruta de comercio que conectaba Kanish, en Anatolia, con Mesopotamia 18, red que conservaron los persas, de modo que

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Lo recoge y comenta Kuhrt, 2002: 670, 681. Dandamayev, 2011: passim. 14 Hdt. 5.52-53. 15 Hdt. 5.54; X. HD 3.2.11. 16 Sansici-Weerdenburg, 1990: 263-273. 17 Mellink, 1988: 217. 18 Young, 1963: 350. 13

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todos los centros importantes estaban conectados, como Hattusas, Gordion y Sardes, antiguos centros de poder19 y el Egeo, la Transcaucasia y el Mar Negro. Una de las cuatro satrapías20 más importantes de Asia Menor fue Lidia, o Sparda para los persas, con capital en Sardes. Lidia, en su posición estratégica, había tenido mucha importancia previamente, floreciendo en época de la dinastía Mérmnada. A partir del siglo VII a.C. el reino lidio acaparó el poder de la mitad occidental de la península anatolia, englobando bajo su reino otros centros administrativos importantes como Dascilio o Gordion, ambos en Frigia, y en algún momento también Caria, lo que facilitaría el comercio. Además, conquistaría o se aliaría con las ciudades griegas y carias para beneficiarse de su comercio marítimo y su fuerza militar21. También otros reinos como Frigia o Licia mantuvieron contactos intensos entre ellas y con otros pueblos. Si bien el contacto entre el occidente de Asia Menor y el interior se remonta a épocas prehistóricas, tanto las rutas terrestres como las marítimas que iban desde el norte de Siria a Grecia cobraron importancia a finales del siglo VIII a.C. y comienzos del VII a.C., en parte gracias a la pacificación asiria de la zona. Los intercambios entre las ciudades jonias y las islas griegas con los frigios crecieron y, además, el comercio de los pueblos anatolios occidentales llegó a más larga distancia, al este de Turquía y, en la otra dirección, de este a oeste, se detectan incluso objetos iranios en el centro de Anatolia, que habrían llegado a través de Urartu22. Por tanto, Lidia puede ser considerada como el centro neurálgico fundamental del Asia Menor occidental desde el siglo VII a.C., al estar cerca de las ciudades griegas de la costa anatolia y de la Grecia continental, con quienes tenía un rico pasado de contactos. Cuando Ciro conquistó Asia Menor hacia el 547-6 a.C., los persas percibieron esta importancia y convirtieron a esta satrapía en la provincia principal del occidente del Imperio. Por ello y, a excepción de Capadocia, parece que en esta satrapía anatolia hubo mucha más presencia irania que en otras23, donde los funcionarios, escribas, oficiales y militares dejaron mucha huella24. El posterior dominio de los Aqueménidas sobre la zona añade a la mezcla cultural existente el ingrediente persa. Sin embargo, los estudios sobre las interacciones en esta zona no han sido demasiados por la dificultad de reconstruir, 19

Debord, 1995: 89; Mellink, 1988: 216. Hdt. 3.89-97. Sin embargo, no menciona todos los territorios que nombra Darío en sus inscripciones. 21 Mellink, 1988: 211. 22 Birmingham, 1961: passim. 23 Sekunda, 1985: 8. 24 Como atestigua la Revuelta Jonia (Hdt. 5.101), la inscripción de Droafernes o el templo de Artemis Anaïtis. 20

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al igual que en el resto del Imperio, cómo la presencia persa afectó a las tradiciones y estructuras previas. - La huella del Imperio: monedas y sellos Según Heródoto, los lidios fueron los primeros en dedicarse al comercio al por menor25, aunque hay algunos ejemplos en Egipto y Babilonia pero, en todo caso, el historiador se hizo eco de ese carácter comercial de los lidios. El dinamismo económico creciente y la necesidad de agilizar los pagos, junto con la riqueza metalífera de Lidia fueron seguramente los factores que llevaron a la dinastía Mérmnada a acuñar por primera vez moneda en la segunda mitad del siglo VII a.C.26. La primera acuñación fue en electro, que derivó con las modificaciones de Creso en la “creseida” y tuvo fracciones con una división mínima de 1/96 partes de estátera, con valores fijos27. Ciro adoptó el sistema bimetálico lidio y, posteriormente, Darío creó su propia moneda, el “dárico”, siguiendo el patrón de la estátera (creseida) lidia y, para finales del siglo VI, sustituyó también las medias estáteras por los “siclos” de plata persa, con el mismo peso 28. Esta moneda, de la que deriva la acuñada por los sátrapas con sus propias imágenes (siguiendo los modelos anatolio y griego) se utilizó en las satrapías de Asia Menor casi exclusivamente para los pagos de la administración real (a las guarniciones militares, a los mercenarios) y en las relaciones con las ciudades griegas, además de para el pago del tributo 29, favoreciendo una recaudación más efectiva. A su vez, los sátrapas de Asia Menor comenzaron a emitir su propia moneda derivada de la persa. Hay noticia de que, hacia el 430 a.C., la moneda de Cilicia comienza a tener actividad en relación a un aumento de comercio y para facilitar el intercambio 30. Normalmente, en los depósitos se encuentran las monedas más valiosas, lo que ha llevado a que muchos autores sostengan que las subdivisiones monetarias no estaban extendidas. O que, incluso, su principal propósito, sobre todo en el caso de los dáricos, fuera el de extender la imagen del “héroe real” más que pagar el tributo31 debido a que, más que los dáricos, se utilizó preferentemente moneda con imagen de los sátrapas, dinastas locales, ciudades y moneda griega para las transacciones con el extranjero.

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Hdt. 1.94. Hdt. 1.94. 27 Kim, 2001: 18. 28 Kim/Kroll, 2008: 55. 29 Th. 8.5; Hdt. 3.89-97. 30 Davesne, 1989: 1-2, 167. 31 Wiesehöfer, 2009: 84. 26

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Sin embargo, la aparición de depósitos de monedas mucho más pequeñas, de cambio, subdivisiones que no se utilizarían en las grandes transacciones comerciales internacionales, cambia el panorama. Uno de estos depósitos es el hallado en la ciudad jonia de Colofón, con 906 pequeñas monedas de plata con subdivisiones de 1/12, 1/24 1/48 partes del estándar de la estátera (o su mitad, el siclo) de plata lidio-persa32. Aparecieron en este depósito también 77 piezas de plata sin acuñar33, similares a otras halladas en depósitos en otros lugares de Asia Menor (Caria), Levante, Mesopotamia, Egipto y en la Península Ibérica, que parecen haber funcionado también como medio de pago 34. En Lidia también se conocen estas piezas con subdivisiones muy pequeñas de la creseida y estáteras en oro y plata del siglo VI a.C.35. Cabe pensar que estas pequeñas monedas se usarían en pagos a un nivel mucho más inferior, para cubrir las necesidades locales, pero principalmente en el intercambio de otros materiales preciosos como metales o derivados de plantas y animales, más que para otros más comunes como el grano, la madera o la piedra 36. Estos hallazgos coinciden con la gran producción de bienes que continuó en Lidia bajo el dominio persa y, además, puede estar hablando de un comercio en el cual no solo participaba la élite, sino también gente humilde para los pagos diarios, por debajo del intercambio a nivel imperial y la tributación. Como apunta Kim para el caso de las poleis griegas, el origen de estas subdivisiones puede estar, así, unido al crecimiento en los bienes de lujo y en la interdependencia regional a la hora de suministrarlos junto con los bienes básicos 37. Al igual que en Asia Menor, en época aqueménida la moneda se utilizaba ya de forma normal en las ciudades griegas de Anatolia, Fenicia y Chipre, que practicaban el comercio de manufacturas, metales o esclavos, muchos de los cuales venían de Anatolia 38. Cuando los mercaderes griegos se encargaron del comercio en el Egeo, sustituyendo a los fenicios, la acuñación de moneda por parte de los persas se habría hecho necesaria 39. Por tanto, el dárico (y sus derivados satrapales), como continuación de la moneda lidia, facilitaría el comercio no solo entre las satrapías, sino también entre las satrapías y el mundo griego (en el cual aparece moneda persa), donde la moneda se había generalizado y diversificado completamente.

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Kim, 2001: 12. Kim, 2001: 12-13; Kim/Kroll, 2008: 55. 34 Kim/Kroll, 2008: 61-62. 35 Cahill/Kroll, 2005: 598-600. 36 Kim, 2001: 18. 37 Kim, 2001: 20. 38 La toponimia apunta al origen minorasiático de muchos esclavos de Ática (Miller, 2004: 8184). 39 Dandamayev, 2011: passim. 33

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En cuanto a los sellos, estos constituyen, quizá, la evidencia más clara de la presencia imperial en las satrapías 40. Los sellos y las bullae, muchos hallados en tumbas de las élites y fabricados con una gran diversidad de materiales y formas sugieren que la presencia aqueménida propició la movilidad de objetos, patrones y artistas41. Esto daría lugar a una mezcla de estilos frigios, egipcios, aqueménidas y helenizantes, símbolo del intercambio cultural y la aceptación de los mismos, ya que muchos de ellos fueron exportados a lugares lejanos después. En la época tardoarcaica los griegos del este habían aprendido el arte de tallar gemas. Puesto que en Lidia y Frigia no había una tradición fuerte en glíptica, la glíptica anatolia es producto de una mezcla entre las prácticas griegas y las nuevas formas que introdujeron los persas al tomar Sardes, como el cilindro piramidal, ya utilizado en los imperios mesopotámicos. Estos sellos apuntan a la presencia de una administración aqueménida y un gusto por su imaginería, ya que una gran cantidad de los sellos, como en el caso de los de Sardes, presentan una iconografía aqueménida, con el tema del león alado, el león-grifo o el “héroe real” que les conecta con los sellos de Persépolis 42, por lo que se ha hablado de un “estilo de corte” aqueménida. Pero, principalmente, el estilo predominante es el llamado estilo “greco-persa”, aunque también hay otros de estilo orientalizante 43 (Fig. 1). Por otra parte, la iconografía y algunas marcas que aparecen en las monedas persas, acuñadas en su mayoría en Anatolia (y con grandes posibilidades de haberlo sido en Sardes), aparecen también en muchos de estos sellos provinciales44. La variedad de combinaciones, extensamente estudiada desde el punto de vista iconográfico, sugiere la existencia de talleres en las diferentes ciudades con artesanos trabajando de acuerdo a los paradigmas iconográficos aqueménidas45. Estos sellos pueden ser prueba de la cohesión de la élite aqueménida y la élite local, que puede describirse como “persianizante”, a través de una adopción en las capitales satrapales como Sardes de, si no la ideología aqueménida, sí el gusto por su imaginería. La gran variedad de combinaciones, tanto de imágenes mixtas entre lo oriental y lo occidental como de leyendas en varias lenguas ha sugerido que estos no tuvieron por qué representar una correspondencia entre las satrapías y la administración real oficial, sino que podían ser también de uso personal46. Esto queda atestiguado si atendemos a las inscripciones que presentan 40

Miller, 2007: 45. Y Heródoto, que atribuye a los persas el uso común del sello (1.195). Dusinberre, 2010: 328-329. 42 Dusinberre, 2010: 323, 326. 43 Boardman, 1970: 26. 44 Boardman, 1970: 24. 45 Kaptan, 2001: 62-63. 46 Dusinberre, 2010: 323, 330. 41

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algunos sellos aqueménidas con nombres propios inscritos, ya sea en lidio o lidioarameo47, aunque hay otros también cuya iconografía e inscripciones no es ni anatolia, ni aqueménida ni griega. Hay que destacar la glíptica de Gordion, que asiste a una explosión en época persa, en conexión con las relaciones que establece entonces esta ciudad con pueblos lejanos. Los materiales utilizados que al principio eran locales ahora son de prestigio y muy diversos: vidrio, hueso, marfil, ágata, lapislázuli, calcedonia, fayenza, cristal de roca, sepiolita, y además vienen de lejos; concretamente, de Afganistán, Egipto o del corazón del Imperio Aqueménida. También entre estos sellos de vidrio y pasta encontramos principalmente formas piramidales mesopotámicas y escaraboides talladas de cristal, algunos con imaginería helenizante, mezclando las dos tradiciones 48. En cuanto a las bullae, unas 400 de ellas, completas y fragmentadas, aparecieron en Dascilio, en la capital de la satrapía de Frigia helespontina 49, con inscripciones en ellas en babilonio, arameo, antiguo persa y, en un caso, en griego, mostrando la mezcla de artesanos e ideas. En cuanto a la iconografía, ésta es la típica del arte real: las dos esfinges simétricas, el héroe luchando con un león-grifo (“héroe real”) y la audiencia con el rey y, en algunas leyendas, aparece “Yo soy Jerjes, el rey” (parece ser que Jerjes I50), al igual que en las bullae halladas en el Tesoro de Persépolis. Estas bullae pueden apuntar a la existencia de un archivo y a una correspondencia intensa entre el palacio satrapal y el Gran rey 51 o, también como se ha sugerido más recientemente, a una actividad administrativa, probablemente económica, asociada a la correspondencia sobre transacciones entre los oficiales de mayor estatus, como los sátrapas 52 y no necesariamente al más alto nivel de la administración aqueménida 53. Esta hipótesis cobraría fuerza si tenemos en cuenta que en el cercano y rico puerto de Cícico se han hallado acuñaciones monetarias variadas de electro, produciéndose desde el siglo VI a.C., de gran variedad iconográfica 54.

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Boardman, 1970: 20-21. Dusinberre, 2010: 328. 49 Un primer estudio lo llevó a cabo Kaptan, 2001. 50 Balkan, 1959: 127. 51 Hipótesis que ha contestado Kaptan, 2001: 57-61, que no ve pruebas en esta correspondencia de que en Dascilio hubiera ya un centro satrapal, por lo que la zona seguiría siendo por entonces subyugada a Sardes, al menos en la administración. 52 Desde época de Ciro se utilizó el arameo como la legua oficial escrita de la cancillería y en la correspondencia entre los oficiales persas, sobre todo en las satrapías occidentales. Para Balkan, el descubrimiento de las bullae de Dascilio sugiere la existencia de un archivo conteniendo documentos en arameo (Balkan, 1959: 128). 53 Garrison, 2001: 73. 54 Kaptan, 2001: 62-63. 48

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- Los intercambios de cerámica con el mundo griego Uno de los productos de comercio que más se detecta en Asia Menor, tanto en época lidia como en época persa es la cerámica, principalmente la griega 55 y la local con influencias externas56. Los jonios actuaron de intermediarios entre el mundo griego y el anatolio. A excepción de Mileto y las islas de Samos y Quíos, las ciudades jonias sucumbieron ante el poder lidio y, posteriormente, el persa. Los jonios encontraron en Lidia productos interesantes para ellos y para distribuirlos a través del comercio, sobre todo el electro para la fabricación de joyas y moneda. Por su parte, los lidios aprovecharon el dominio sobre los jonios para beneficiarse de los productos que llegaban a sus puertos, creándose una red de comercio que continuó con los Aqueménidas57. A otro nivel, Heródoto constata que el transporte de grano no cesó entre el Mar Negro y el Egeo bajo el control persa 58, ya que parece ser que el dominio persa supuso, en el ámbito del comercio, un mero cambio de patronazgo para los jonios con respecto a los reyes lidios. Por tanto, si la expansión persa afectó negativamente al mercado de las ciudades griegas continentales, que habían dominado el comercio en esta zona, la conquista supuso para las ciudades jonias una ventaja económica, cuyo florecimiento estaría evidenciado por las nuevas acuñaciones monetarias a partir del 546 a.C., año de la conquista de Ciro. En este momento los líderes del comercio griego parecen haber sido Corinto, Quíos, Samos, Mileto, Rodas y Atenas, aunque el transporte de los productos de esta última parece haber estado en otras manos59. El descubrimiento en Dascilio y Gordion (capital del antiguo reino frigio antes que Dascilio de la satrapía frigia), de ánforas provenientes de los puertos de Anatolia occidental, Clazómenes, Mileto, Samos y Lesbos hablan de un comercio de productos griegos (vino, aceite) en ánforas que perduró hasta la segunda mitad del siglo VI a.C., es decir, ya en época aqueménida, e incluso en algunos casos hasta comienzos del V a.C. Desde una época anterior, Dascilio había exportado fuera del continente a través de comerciantes y caravanas, que llevaban sus productos a los puertos de la Propóntide, donde había colonias griegas, que servían también de entrada de bienes jonios. Esta cercanía a los puertos del norte de Anatolia y a la ruta frigio-helespontina le había dado a Dascilio, además, una impronta multicultural. Antes de la llegada de Ciro, Dascilio había sido una guarnición lidia sin mucha tradición local, por lo que había mirado a occidente, a 55

Sams, 1979: 8-12. Ver Kerschner, 2010: 247-265, sobre la relación y el intercambio entre lidios y jonios. 57 Roebuck, 1988: 452. 58 Hdt. 7.147. 59 Roebuck, 1988: 454. 56

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Grecia60, entonces muy activa, más que a su propia cultura y a Oriente, lo cual explica estas relaciones. En Dascilio se han encontrado grandes cantidades de cerámica ática de figuras negras, rojas y producciones locales jonias, productos que se empezaron a importar en Asia Menor también entre comienzos del siglo VI a.C. y hasta el último tercio del siglo IV a.C. (Fig. 2). Algunas de ellas presentan gran calidad y mucha variedad, aunque las copas y los lécitos de figuras negras son las más apreciadas 61 y se hallan en mayor cantidad aquí que en Sardes, pese a ser esta última la capital satrapal más importante de la zona 62. La presencia de lécitos puede deberse, quizás, a la demanda de perfume y sus contenedores por parte de los persas (amantes del perfume) que controlaban Asia Menor y a sus imitadores locales63. Por otra parte, en Gordion, primero capital del reino frigio y posteriormente bajo influencia lidia 64, lleva apareciendo también desde hace décadas una importante variedad de cerámica griega fina, que muestra la receptividad del mercado local65 y, en época aqueménida, una comunidad mixta de élites locales y persas que compraba estos productos. Desde el siglo VIII a.C. Gordion había sido, como capital del reino frigio y, posteriormente, bajo influencia lidia, un importante centro con un comercio muy activo. Se puede constatar por las grandes cantidades de productos extranjeros de vidrio, marfil, vasos de bronce, provenientes tanto de Grecia como de Oriente, como ya vimos con los sellos. Igualmente se encuentran, entre otros objetos, bronces frigios en la costa griega de Anatolia, en las islas y en Grecia 66. Los hallazgos arqueológicos parecen confirmar que estas relaciones comerciales se mantuvieron tras la irrupción persa, aunque pueden haber disminuido un poco. Entre la cerámica fina griega hallada, la de figuras negras y figuras rojas es la más abundante, con mucha mayor incidencia que la cerámica local; concretamente, los lécitos y los rhyta parecen haber gustado mucho a los persas también en Gordion. Esta cerámica es, por tanto, más lujosa que otros modelos ya que, incluso, aparece una copa ática firmada por Clitias 67 y, además, parece coincidir con una importación estable de vino griego que comienza en el

60

Para Frigia, la costa egea era accesible por los largos valles de los ríos Hermo y Meandro (Young, 1962: 350). 61 Tuna-Nörling, 2001: 110. 62 Tuna-Nörling, 2001: 114. 63 Jones, 2005: 103. 64 Hdt. 1.28. 65 DeVries, 2005: 36. 66 Young, 1963: 357. 67 DeVries, 2005: 46-47. 360

siglo VI a.C.68. El hecho de que en el siglo IV a.C. siga llegando esta cerámica hace pensar en un gusto especial de los gobernantes persas y las élites por los productos de los ceramistas atenienses 69. Ahora bien, solo se puede especular sobre si estos bienes llegaron a través de mercaderes lidios (recordemos la anotación de Heródoto sobre su carácter eminentemente comercial) o por intercambio de regalos entre oficiales en Sardes y Gordion que pertenecían a la élite gobernante. Mucha de la cerámica griega de Gordion llegó vía Lidia debido a la relación de dependencia de Gordion, por lo que Sardes parece haber sido un lugar importante de intercambio70. Este panorama hace que, en el siglo VI a.C., las distinciones entre la cerámica griega, lidia y de otras zonas anatolias sean a veces complicadas, puesto que la creciente influencia griega llevó a imitar sus formas y su decoración, incluso la geométrica anterior71, al igual que luego imitarían las formas aqueménidas. En todo caso, las formas lidias también siguieron circulando por Anatolia (la forma más destacada fue el lydion, un tipo de ungüentario) junto con la cerámica griega (Fig. 3). Además, las gentes se movían y, junto con el intercambio, podía haber artesanos griegos en Lidia y Frigia, lo cual contribuyó a la creación de una especie de koiné greco-anatolia que aunó tradiciones indígenas, griegas y, posteriormente, persas, como se verá más adelante. Sardes y Gordion, en las vías principales de comunicación, favorecieron un acceso rápido de estas influencias. A Dascilio llegó cerámica pintada desde Grecia continental pero también desde Lidia, de otras zonas de Frigia y de Jonia desde mucho antes de convertirse en capital satrapal. En época aqueménida se fueron sustituyendo las importaciones de cerámica anatolia por la ática, que crecen en número y variedad 72. Aun así, hasta comienzos del periodo aqueménida se siguió produciendo cerámica pintada en Sardes y en el sur de Jonia (Mileto), cuyas importaciones se detectan en Dascilio. Y viceversa, en Sardes se detectan importaciones de cerámica frigia, en este caso de Gordion, e imitaciones de la misma antes de la llegada aqueménida73. En Dascilio se conoce un amplio repertorio de la llamada “cerámica lidia”, que incluía cerámica que imita el aspecto del mármol, así como grandes cantidades de lydia, escifos y ánforas 74. Este hecho estaría evidenciando un gusto refinado de los persas, como se refleja quizá también en la iconografía de la cerámica, que representa carreras de 68

DeVries, 2005: 53. Sams, 1979: 9-10. 70 Sams, 1979: 9. 71 DeVries, 2005: 50. 72 Tuna-Nörling, 2001: 111. 73 Miller, 2007: 46-47. 74 Gürtekin-Demir, 2003: 203-204, 206. 69

361

carros y symposia75 cercanos a sus prácticas, al igual que en otros ámbitos, como las escenas de las estelas “greco-persas” de las tumbas de las élites en Lidia. En otras zonas como el sur de Anatolia, en las satrapías de Caria, Licia y Panfilia se detectan también las importaciones de cerámica griega. Estas regiones se habían orientado hacia el Mediterráneo y no cambiaron mucho bajo el dominio persa, cuyo gobierno tampoco supuso una gran modificación con respecto al dominio cultural que sobre ellos habían tenido anteriormente los lidios y, previamente, los frigios76. - Las influencia de las formas aqueménidas: cerámica y toréutica El estudio de la cerámica producida localmente, principalmente en Sardes, ejemplifica también la intensidad del intercambio en época persa. Los cambios en la cerámica alcanzaron a las cráteras y a los recipientes para la preparación y consumo de comida. Pero, concretamente, la información proviene sobre todo de un tipo de recipiente particular utilizado para beber, el llamado “cuenco o phiale aqueménida” (Fig. 4), que en Lidia solo se conoce a partir de la época persa, en el siglo V a.C.77. Estas copas sin asa eran de origen asirio y se extendieron por todo el imperio (incluyendo Irán), dando origen en la zona occidental a distintas versiones, tanto en Asia Menor como en Grecia y el norte de Grecia. Estos cuencos se produjeron en cerámica, vidrio y metal, siendo los últimos más abundantes en Lidia y la actual Georgia 78. Parece ser que los que llegarían originariamente serían de metal, mientras que los de cerámica serían una imitación de estos en la zona occidental del Imperio. Este tipo de phiale aparece también en los relieves de los tributarios de Persépolis, concretamente en la delegación lidia (Fig. 5), aunque hay otros similares en las delegaciones babilonia, asiria, jonia y, posiblemente, aracosia, donde no se constata tampoco esta forma antes del siglo V a.C. Pero, según qué zona, presenta características diferentes que, sin embargo, muestra la receptividad regional de los productos lujosos orientales 79. Puede que, al representarlos en sus relieves, el rey mostrara su gusto por estos productos que se le llevaban como “regalo”80. En Sardes, donde hay depósitos bastante completos, la mayoría de estos cuencos son copias en cerámica producidas localmente 81. Las de cerámica 75

Tuna-Nörling, 2001: 109-110. Mellink, 1988: 223. 77 Dusinberre, 2003: 185. 78 Sideris, 2008: 342-343. 79 Miller, 2007: 46-47. 80 Sideris, 2008: 347. 81 Dusinberre, 2003: 178. 76

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presentan una decoración más simple que los cuencos de metal pero una técnica similar. Según ha propuesto Dusinberre, irían reemplazando en parte al escifo griego de la época anterior para beber vino y, sobre todo, a la copa de beber lidia 82 (Fig. 6). Puede que los hallazgos en cerámica estén apuntando incluso hacia una permeabilidad social de nuevas ideas y producciones, que llegaría a los escalones más bajos de la sociedad que no formaba parte de la élite, llevándoles a imitar y hacer variaciones en cerámica a partir de los modelos en metal, aunque la cuestión de su uso más allá de las importaciones y exportaciones es un tema más controvertido83. Dusinberre llega incluso a apuntar que, a través de este intercambio de ideas y tradiciones entre la élite persa y la indígena, podríamos detectar una repercusión en las costumbres. De esta forma la élite indígena, previamente helenizada, abrazaría las nuevas costumbres, pasando de un modelo basado en el simposio griego, que requiere el uso de cráteras a otro, el que los griegos atribuían a los “bárbaros” que no mezclaban el vino y utilizaban directamente las copas en vez de las cráteras de mezcla de vino84. Pero, aun así, en Lidia siguen apareciendo cráteras durante todo el periodo aqueménida, como muestra la iconografía de Dascilio. Merecen también mención los recipientes de vidrio hallados en Gordion, unos 500 fragmentos que suponen la mayor concentración y variedad de recipientes de este material en Asia Menor, a excepción del mausoleo de Halicarnaso. Entre estos recipientes está también la típica phiale de Próximo Oriente y los kalykes en versión frigia del siglo VIII a.C. y, después, piezas ya del siglo IV a.C., muy influenciadas por el estilo aqueménida. La decoración presenta combinaciones de rayas, pétalos, almendras y acanaladuras, propias del llamado “estilo internacional” surgido con los Aqueménidas 85, que indica una oleada de vasos de estos tipos acompañando a los gobernadores persas a partir del siglo VI a. C. La proliferación de talleres locales queda ejemplificada con casos como este para el vidrio, o las versiones de cerámica de Sardes comentadas anteriormente. En territorios griegos como Rodas, Macedonia o Halicarnaso se produjeron, junto con Asia Menor, también estas formas en vidrio. De hecho, algunos objetos de vidrio de Gordion son similares en fabricación y estilo a los de estos otros dos centros, lo que hace pensar en una red de centros de producción y exportación en la que estaría inmersa Gordion, transportándose estos objetos en una dirección esteoeste por las rutas de Asia Menor y por el Mediterráneo oriental, en función de las demandas de la élite local de estos productos de lujo86.

82

Dusinberre, 2003: 185. Miller, 2007: 49. 84 Dusinberre, 2003: 173. 85 Jones, 2006: 22. 86 Jones, 2005: 112, 116. 83

363

En lo referente a la toréutica, los minuciosos estudios sobre diferentes piezas son tan amplísimos que es complicado extraer conclusiones generales. La importancia de esta técnica se manifiesta en la etiqueta de “estilo de corte” relacionado con la corte real, pero no ha habido un interés conjunto por estudiar los procesos de producción, circulación e influencia de estos productos, aunque son similares en el área que incluye Siria, Chipre, Anatolia, Tracia, la región póntica y el Cáucaso. Si bien no es fácil detectar los objetos puramente persas y englobarlos en ese estilo de corte sí se puede, en todo caso, detectar el estilo “persianizante” o “aquemenidizante” que se difunde en estos territorios entre los siglos VI y IV a.C.87 como marcadores de riqueza y estatus88. Treister recoge los análisis de una serie de objetos entre los que se encuentran phiales y rytha del área póntica y tracia 89. Como se ha mencionado anteriormente, se puede hablar de una forma base aqueménida sobre la cual se producen variaciones. Este estilo “aquemenidizante”, de imitación, no es único, ya que también se encuentran objetos de estilo puramente aqueménida que pueden estar conectados a los talleres de las cortes satrapales. En ocasiones han dado lugar a objetos verdaderamente sorprendentes, como algunos vasos del llamado “tesoro de Lidia”, un conjunto de toréutica del occidente de Asia Menor. Se trata de vasos que incorporan iconografía propiamente aqueménida, como el disco solar o la guardia real, pero combinados de una forma que no aparece en el corazón del arte persa, según entendemos por los sistemas decorativos y los sellos, que muestran incluso influencia griega en la forma. Sin embargo, tiene más paralelos con vasos de otras procedencias, como el “tesoro de Oxus” (trabajo bactriano), el norte de Turquía y la zona póntica, aunque la iconografía aparece también en Susa y Persépolis 90. El panorama es aún confuso, ya que con ese estilo “aquemenidizante” se mezclan en el occidente del Imperio tradiciones anatolias, pero también escitas y tracias por contacto. Los hallazgos en época pre-aqueménida de esta zona, también con influencias variadas, han llevado a considerar que en la época de los reyes escitas, objetos con influencias muy diferentes (de Urartu, Irán, Lidia o Jonia) provendrían de un taller común del área póntica, donde trabajarían juntos artesanos de todas esas áreas91. Lo mismo se ha dicho para los recipientes de época aqueménida de Asia Menor con rasgos “persianizantes”. En las satrapías persas de esta zona póntica (Capadocia, Comagene, Armenia) la penetración persa se refleja también a nivel popular en la decoración bícroma de la cerámica 92. 87

Sideris, 2008: 339-340. Miller, 2007: 45. 89 Treister, 2010: 223-279. 90 Miller, 2007: 50-51, 55. 91 Treister, 2010: 233. 92 Mellink, 1988: 231. 88

364

Las minas de donde se pudieron extraer los metales se localizaban en los extremos del Imperio. Junto con otros lugares como Chipre, Siria o Irán y Afganistán, Asia Menor proporcionaba cobre, plata y oro 93. Aunque la evidencia de la explotación de estos recursos minerales es muy poca, las fuentes citan una gran variedad de ellos 94, como en Armenia, Bactria o Lidia, que debieron de ser explotados. En Grecia, Macedonia y Tracia se han hallado también variaciones de los cuencos o phiales aqueménidas, que se cree que pudieron ser importaciones anatolias. Pero es en Sardes donde se halla gran parte de la toréutica que, además de la famosa phiale incluye quemadores de incienso, oinocoes o alabastrones fabricados por gente local, no solo copiando sino también superando en complejidad al estilo de “corte real” e incorporando elementos de su propio repertorio artístico. Estos talleres se nutrían tanto de artesanos extranjeros como locales que trabajaban para la corte aqueménida y que incorporaban diferentes formas, decoraciones y patrones de influencia aqueménida. De hecho, se piensa que en Sardes pudo haber un taller aqueménida y, en Jonia, uno regional, donde se realizaban parte de estas variaciones. Por tanto, conocemos la producción de estos objetos en las satrapías y en los talleres de la corte real, pero no los patrones que seguían, qué valor tenían o si, incluso, se usaron como moneda equivalente a los estándares de las acuñaciones 95, transportándose por el Imperio. En todo caso, las complejas relaciones culturales y económicas entre Persia, Grecia y el mundo de la periferia, donde se incluye Asia Menor, por el que ambas lucharon durante más de dos siglos, convergen en esta zona en el aspecto económico. Conclusiones El comercio en el Imperio Persa Aqueménida no es un tema fácil de estudiar, debido a la casi total falta de archivos acerca de cualquier tipo de transacción. A la hora de detectarlo en la zona occidental de Asia Menor es, si cabe, más difícil, por lo que hay que recurrir a los hallazgos arqueológicos. Como se ha podido ver a lo largo de este breve estudio, las rutas de comercio continuaron activas en esta parte del Imperio, donde se produjeron, importaron y exportaron gran cantidad de bienes. En las capitales satrapales de Asia Menor occidental se puede detectar la presencia del Imperio a través de dos elementos básicos. Por una parte, la moneda creada por Darío I, que supone una innovación en los imperios orientales y que tiene varios propósitos: el primero y más claro es el de participar en el comercio que ya de por sí esta zona realizaba y, por otra parte, el de servir como vehículo de 93

Sideris, 2008: 340. Hdt. 3.89-97; Str. 15.2.14 (cita el oro aluvial de Carmania). 95 Sideris, 2008: 341. 94

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propaganda imperial, un elemento común entre los reyes Aqueménidas reflejado, principalmente, en sus inscripciones e iconografía real y en ciudades como Persépolis. Por otra parte, los sellos muestran la existencia de una administración, aunque no necesariamente imperial. Pero, también, una forma de representación personal utilizada por aquellas élites persas y persianizadas, acorde con la variada y mixta iconografía. En época arcaica, las ciudades de Asia Menor se caracterizaron por el intenso intercambio económico, de ideas y el movimiento de individuos, tendencia que parece haber sido continuada (o tolerada) por los Aqueménidas, si dejamos de lado sus propias exigencias tributarias. Tras la incorporación del territorio al aparato imperial, los gobernadores persas presentaron una actitud positiva hacia este tipo de comercio entre, por así decirlo, “particulares” que, sin duda, les beneficiaría también a ellos mismos. Así, en los centros más importantes de Anatolia siguieron funcionando los mecanismos de extracción, procesamiento y comercio de recursos, que encontraron ahora la seguridad que aportaba a los caminos la organización aqueménida, ampliando más las posibilidades de intercambio entre el Egeo y Oriente. Por otra parte, el elemento aqueménida se añade entonces a otros influjos artísticos que ya estaban presentes en Anatolia. Las cerámicas finas y los recipientes lujosos de metal y vidrio continúan llegando a las capitales satrapales, en ocasiones con formas novedosas que sirven de base para una rica creación artística. Y, además, el influjo bidireccional asociado con esta nueva población mixta se expresa en los recipientes de uso diario y en los suntuosos, en la joyería, continuando con un proceso de mezcla artística muy variado, en el que surge y se generaliza el estilo “greco-persa”. Eso sí, hay que tener en cuenta que este comercio, que se detecta con más facilidad, es principalmente el que se produce entre las élites, tanto locales como persas. Entre la población persa que se estableció en la Anatolia occidental muchos debieron de formar parte de la élite de oficiales y funcionarios que establecieron relaciones con las élites locales. Ya Jenofonte habla de los bienes de lujo y las riquezas de los sátrapas, que intercambian sus productos entre ellos basándose en relaciones de xenia, una hospitalidad que en los textos podemos encontrar, por ejemplo, entre dos nobles persas de Asia Menor, Asidates e Itamenes 96. Pero, más allá de este estrato social, los cambios llegarían sin duda también a los estratos más bajos, como apunta Dusinberre en cuanto a la utilización de cerámica. Más allá de la moneda, como en el resto del mundo oriental (y también en el mundo griego) las transacciones económicas continuaron dándose en las formas tradicionales, a través del intercambio en especie y el trueque, que incluía metales sin acuñar.

96

X. An. 7.8.9-23. 366

Las pinceladas que aquí se han esbozado, si bien breves y muy sintéticas, sirven para describir el panorama general, que podemos detectar más fácilmente a través de la toréutica aqueménida y la derivada de la aqueménida, tanto en formas como en decoraciones, produciéndose e intercambiándose por todo el Imperio y sobrepasándolo por Occidente. Lidia concentra gran parte de esta producción, lo cual hace pensar que, a diferencia de cualquier otro lugar del Imperio, la economía y variedad previas en la zona la predispusieron para la función que alcanzó en época aqueménida. Otras evidencias, como la cerámica, la moneda, el vidrio o los sellos, pero también la arquitectura e, incluso, el mobiliario, constituyen un corpus arqueológico variado, numeroso y rico que contribuye a conocer y constatar el crisol multicultural y la prosperidad económica que a primera vista parecían difuminados por la superestructura imperial. Los rasgos híbridos entre lo iranio, lo local y lo griego (estos últimos se habían extendido ya durante el reino lidio), que llevan consigo fenómenos de sincretismo tales como la helenización o la iranización, son una forma de constatar la presencia persa en la península, que se mezcla asimismo con gente muy variada de las diversas zonas de Anatolia, de Grecia y del extranjero, dando lugar a implicaciones sociales y religiosas. Al igual que hemos visto que ocurre en el ámbito económico, si bien la superestructura imperial hubo de cambiar la forma de distribución de los productos, el Imperio Persa se adaptó a las tradiciones de los territorios conquistados. Esta adaptación es uno de los puntos clave de su éxito ya que, en beneficio de la paz política decidió tolerar ciertas prácticas y adaptarse a situaciones concretas, siempre y cuando no contradijeran sus propios intereses. A esta idea responden, entre otros elementos, los cambios religiosos que se pueden detectar a través de la epigrafía, donde las divinidades persas y locales se sincretizan, como ocurre con Artemis-Anahita. También la tradición mixta se detecta en las estelas funerarias, como las halladas en Dascilio, de estilo grecopersa, donde aparecen escenas típicas de banquete, caza o de sacrificios con oficiantes vestidos a la moda persa. Otro ejemplo clarísimo es la tumba de Tas Kule, a las afueras de la ciudad jonia de Focea, una construcción asombrosamente parecida a la tumba de Ciro en Pasargada, construida con una técnica que es mezcla de la labor de artesanos persas, lidios y jonios. Si bien no se conoce la etnia del individuo enterrado, desde luego formaría parte de la élite, bien parte de la administración persa, bien de la nobleza local “persianizada”. Este rico panorama económico y cultural creó un estilo refinado y una sofisticación que se mantuvo durante todo el Imperio y, aunque las satrapías occidentales estuvieran sujetas al tributo, algunos centros como Sardes fueron capaces de aprovechar la estructura imperial para florecer económicamente como nunca antes en su Historia. Los intercambios económicos que se detectan responden, además, a un nuevo modelo de comercio, más “moderno” si queremos, que se estaba generalizando ya en el mundo griego con la extensión de la moneda y 367

que, aplicado en Asia Menor, ofrece un panorama de diversidad, sincretismo y prosperidad.

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Figura 1. Arriba: sello aqueménida de calcedonia blanca e impresión actual con un héroe o rey luchando contra un grifo, Turquía (cortesía de los Trustees of the British Museum). Abajo: sellos de estilo greco-persa. Izquierda: dos esfinges enfrentadas e inscripción en lidio: “manelim”. Derecha: guerrero persa (según Dusinberre, 2002: 163).

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Figura 2. Evolución de las importaciones de cerámica ática en Dascilio (600-325 a.C.) (según Tuna-Nörling, 2001: 113).

Figura 3. Lydion de Gordion, segunda mitad del siglo VI a. C. (según Sams, 1979: 14).

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Figura 4. Phiales de estilo aqueménida de Sardes (izquierda, según Dusinberre, 2003: 186) y Atenas (Encyclopaedia Iranica, www.iranicaonline.org).

Figura 5. Detalle de la delegación VI (Lidia) en los relieves de la escalera de la Apadana, Persépolis (extraído de Wikicommons).

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Figura 6. Variación del número de cuencos aqueménidas y escifos en Sardes (según Dusinberre, 2003: 190).

Figura 7. Tumba de Tas Kule (izquierda) y tumba de Ciro en Pasargada (derecha) (extraído de Wikicommons).

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