Integración de las Dimensiones Personal y Comunitaria de la Fe y su Efecto en la Identificación y las Crisis Religiosas de Jóvenes Universitarios

July 3, 2017 | Autor: G. Cedeño Izquierdo | Categoría: Religion, Social Psychology, Catholic Religious Education, Young peoples religious beliefs and values
Share Embed


Descripción

Integración de las Dimensiones Personales y Comunitarias de la Fe y su Efecto en la Identificación y las Crisis Religiosas de Jóvenes Universitarios Guillermo R. Cedeño y Lucas Silva Pontificia Universidad Católica de Chile

Abstract El presente artículo analiza la existencia de dos dimensiones de la fe: la dimensión personal, que incluye la relación individual con Dios, y la dimensión comunitaria, que hace referencia a la participación en grupos y comunidades en torno a la religión. A propósito de ello, se propone que existirían 4 grupos distintos según sus puntajes en estas dimensiones (Alto-Alto, Bajo-Alto, AltoBajo y Bajo-Bajo). Por último, se indagó la relación y predicción que esas dimensiones pudieran tener en la identificación religiosa y la presencia de crisis. Para realizar los análisis se utilizaron los datos del estudio longitudinal “Jóvenes, cultura y religión” efectuado entre 2007 y 2012. Los resultados indican que el grupo con puntajes altos en ambas dimensiones tiene una identificación más alta que los otros jóvenes, pero no por ello, son más estables en su identificación. Además, los jóvenes del grupo Alto-Alto reportan más crisis religiosas en comparación a los otros grupos. Finalmente, se encontró que el puntaje en las dimensiones tenía algún grado de predicción tanto sobre las crisis, como sobre la identificación religiosa. Keywords: dimensión personal de la fe, dimensión comunitaria de la fe, crisis religiosa, identificación religiosa. Introducción Dimensiones de la religión

En el contexto de nuestra época, se ha dado un proceso de individualización de la propia fe, principalmente en la juventud. Esto quiere decir que si bien muchos jóvenes son creyentes, lo hacen “a su manera” y no adhieren a ninguna religión en particular. Dentro de la Iglesia Católica, este fenómeno se da principalmente en católicos observantes y católicos nominales, y en mucha menor medida en católicos practicantes (Silva, 2007). Esto se ve respaldado en una serie de estudios que han hecho una clara distinción entre lo que es la creencia individual, por un lado, y

2

los comportamientos religiosos grupales en un marco institucional, por el otro (Uecker, Regenerus y Vaaler, 2007; Greenfield, Vaillant, & Marks, 2009; Stoppa y Lefkowitz, 2010). Así, se puede plantear que los sujetos viven su fe bajo dos modos: una dimensión personal de la religión que indica la relación del sujeto con el misterio divino o trascendente, que se expresaría por ejemplo en la oración personal con Dios; y una dimensión comunitaria que da cuenta de las formas histórico-sociales bajo las cuales se expresa y comparte la experiencia de fe junto a miembros del mismo grupo, que podría verse en la asistencia a ritos religiosos y participación en grupos religiosos. Para comprender la relación entre ambas dimensiones, se puede plantear la existencia de cuatro grupos dentro de los jóvenes creyentes. En primer lugar, quienes tienen una alta dimensión personal de creencia y fe, y además una alta dimensión comunitaria; en segundo lugar, quienes por un lado tienen alta dimensión personal de experiencia de fe, pero baja experiencia comunitaria; en tercer lugar, quienes tienen una baja dimensión de experiencia de fe individual, pero una alta cantidad de conductas religiosas comunitarias; y por último, quienes tienen bajas ambas dimensiones de la fe. En la Iglesia Católica ha habido múltiples llamados a reconocer cómo en la vida cristiana deben estar presentes ambas dimensiones. En primer lugar, en la Conferencia Episcopal de Aparecida (2007), por ejemplo, se hace el llamado a los laicos a ser discípulos y misioneros de Jesucristo para lo cual se requiere alcanzar a vivir en intimidad con Él, imitar su ejemplo y dar testimonio. De todos modos, la Conferencia también enuncia que esto puede conllevar el riesgo de refugiarse en el intimismo religioso. Por otro lado, la fe en Cristo nos da a una familia, la Iglesia Católica. La fe “lleva a la comunión: el encuentro con Dios es, en sí mismo y como tal,

3

encuentro con los hermanos” (p. 13). Así, la fe individual “se vive dentro de la comunidad de la Iglesia, se inscribe en un comunitario” (Francisco, Lumen Fidei, 2013, p. 59). En segundo lugar, en el Concilio Vaticano II, uno de los hitos más relevantes de la Iglesia en el último tiempo (Conferencia Episcopal de Chile, 2014), se plantea a través de Lumen Gentium (1964) la relevancia de compartir la fe junto a otros, afirmando que “fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo”. Por último, es Jesús quien afirma “si dos de ustedes se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mat. 18:19-20). Por otro lado, hay algunos datos en Chile que dan cuenta de cómo estas dimensiones actualmente se configuran. En la Encuesta Nacional Bicentenario de 2012 (Pontificia Universidad Católica [PUC] y Adimark), solo un 28% del grupo de jóvenes rezaba una vez al día o más, mientras que un 66% de los mayores de 55 rezaba una vez o más diariamente. Por otra parte, dentro del mismo estudio se encontró que un 7% de los jóvenes tenía una asistencia semanal a servicios religiosos o misa, lo cual incrementaba a un 19% en adultos sobre 55 años.

Identificación religiosa

Con respecto a la juventud y su relación con la fe, se podría decir que esta etapa vital está caracterizada por una alta disminución de las conductas y creencias religiosas. Uecker et al. (2007) demostraron que existen una serie de factores vitales que hacen que los jóvenes se alejen de la religión. Sin embargo, estos eventos tienen un efecto principalmente en la asistencia a servicios religiosos, mientras que la disminución no es tan prominente en la importancia otorgada a la religión ni en la desafiliación de ellas. Esto se respalda en el estudio de Stoppa y 4

Lefkowitz (2010), quienes también encontraron una alta tasa de disminución en la asistencia a servicios y ritos religiosos, aunque las creencias se mantenían relativamente estables. Esta tendencia a la baja podría ser un movimiento inherente de la etapa vital más que únicamente la presencia de eventos vitales, ya que otros estudios han encontrado aumentos en la espiritualidad en etapas más tardías de la adultez (Wink y Dillon, 2002). La participación de los individuos en grupos humanos como las religiones, los dota de una identidad social (Tajfel & Turner, 1986) que repercute en el autoconcepto y la autoestima, en el comportamiento, las actitudes y el bienestar (Hogg, Adelman, & Blagg, 2010; Van Vugt & Hart, 2004). De este modo, un cambio significativo en la identificación religiosa tendrá repercusiones importantes en su identidad social y, junto con ello, en su bienestar, normas, valores y creencias (Greenfield, Vaillant, & Marks, 2009). Así, uno de los conceptos que contribuyen a comprender cómo se ha reestructurado el modo de vivir la identidad religiosa es el de “Religiosidad Light” (Hadad & Schachter, 2011). Esta noción surge desde la religión judía para dar cuenta de las personas que no cumplen sus obligaciones religiosas y no practican los compromisos que les resultan más incómodos. En esta etapa vital, hay algunos jóvenes que no conciben la juventud como etapa transitoria de exploración hacia la definición de la identidad en la etapa adulta. Más bien, es una generación de jóvenes que considera a la identidad como una herramienta que debe ser flexible a las circunstancias y objetivos. Desde aquí se comprende que se alejen prontamente de aquellos grupos altamente estructurados donde fácilmente pueden ser rotulados de manera estable. Sin embargo, también la religiosidad light se debilita hasta que ocurre algún evento relevante en su ciclo vital, como el rol paterno y el matrimonio. En dichos acontecimientos se

5

requiere una mayor estructura que podría ser obtenida a través de la membresía a un grupo religioso. Los resultados de la Encuesta Nacional Bicentenario del 2014 (PUC y Adimark) demuestran que ha habido una baja importante en la identificación con el grupo de católicos en los últimos años, pasando de un 70% en 2006 hasta un 59% en 2014. En la misma encuesta, pero en el año 2013, la comparación intergeneracional muestra que el grupo con menor proporción de católicos eran los jóvenes -18 a 24 años- con un 54% del total de la muestra, mientras que el grupo con mayor proporción de católicos era el de 55 años o más con un 67%.

Crisis social y de la fe Desde la modernidad, las culturas y sociedades se han gestado partir de crisis que han cuestionado los paradigmas de cada época. Al parecer, hoy estamos en una etapa de “crisis de proporciones insospechadas” (Silva, 2007, p.5), donde “el hombre tiene especialmente necesidad de luz” (Francisco, Lumen Fidei, 2013a, p. 7). Sin embargo, estas crisis son también una crisis de la propia Iglesia Católica, que ha llevado “a la misma comunidad a preguntarse por su identidad, por su misión en el mundo, por sus posibilidades de ser una Buena Nueva para los hombres y mujeres de hoy” (Silva, 2007, p.5-6). Por otra parte, como lo que está en juego en toda crisis es la identidad, la juventud es una etapa crítica en este aspecto. En esta etapa vital, la pregunta por el propio ser, sentido y futuro está íntimamente integrado a su vida (Erikson, 1979; Arnett, 2000; Silva, 2007). Es por esto que en Lumen Fidei (2013a), Francisco I enfatiza en el acompañamiento de la comunidad eclesial y la familia hacia los jóvenes en su recorrido espiritual. A pesar de que existe evidencia sobre cómo se comporta la identificación religiosa a lo largo de la vida de las personas, hay escasa literatura acerca de las dudas o crisis religiosas de los 6

creyentes (Hunsberger, Pratt, & Pancer, 2002). Según los resultados del estudio DIPUC, el 45,5% de los jóvenes en primer año de universidad declara haber tenido crisis en sus creencias religiosas (González, Manzi & Silva, 2014). Se ha establecido una relación positiva entre las dudas religiosas y complejidad cognitiva, flexibilidad, bajo autoritarismo y fundamentalismo, participación en actividades sociales, entre otros. Por otra parte, las crisis religiosas tienen consecuencias negativas en las personas por distintos motivos. Su desarrollo acompañado con disminución de la identificación religiosa puede generar una disminución en la salud mental dado que se renuncia a beneficios propios del grupo como el soporte social y la oración. Al mismo tiempo, la exclusión del grupo religioso puede ir acompañado de vergüenza y culpa que socavan la autoestima. Por último, las dudas religiosas generan disonancia cognitiva que puede asociarse a distrés psicológico y afectos negativos (Hunsberger, Pratt, & Pancer, 2002). Un aspecto relevante en las crisis religiosas es a quién recurren las personas para vivirlas. Se ha visto que quienes tienen un alto grado de identificación religiosa y practican su religión en su faceta personal y comunitaria, tienden a consultar fuentes proreligiosas. Por su parte, quienes poseen menores grados de identificación religiosa y viven su fe con una baja práctica de una o ambas dimensiones, suelen recurrir a fuentes anti religiosas (Hunsberger, Pratt, & Pancer, 2002). Una fuente proreligiosa para la Iglesia Católica son las pastorales juveniles, las cuales han sufrido la embestida de los cambios sociales y la desacomodación generada en los jóvenes. “Los jóvenes, en las estructuras habituales, no suelen encontrar respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas” (Evangelii Gaudium, 2013b, p. 53). Del mismo modo, se reconoce la crisis del compromiso y de los lazos comunitarios, a pesar de que los jóvenes participan activamente desde distintas formas de militancia y voluntariado. A pesar de ello, como

7

se plantea en Lumen Fidei (2013a), las crisis pueden ser oportunidad de ver la fe “como luz en el sendero, que orienta nuestro camino en el tiempo” (p. 6). Si bien se ha encontrado que las crisis religiosas no generan una disminución de las creencias religiosas, sino únicamente una baja en la asistencia a ritos y servicios religiosos (Stoppa & Lefkowitz, 2010; Uecker, Regnerus, y Vaaler, 2007), hay otros que plantean lo contrario. Hunsberger, Pratt, y Pancer (2002), por ejemplo, afirman que la duda religiosa está consistentemente asociada a una disminución de la religiosidad personal y bienestar subjetivo a lo largo del tiempo, lo cual indica que el creyente se ve afectado en sus dimensiones afectivas y cognitivas por una crisis en una esfera central de su etapa vital. Dados los datos existentes en la literatura y en la Encuesta Nacional Bicentenario, se podrían desprender dos ideas: en primer lugar, que podría haber una relación subyacente entre la frecuencia de rezo individual y la identificación religiosa, de modo que quienes más rezan, tienen una identificación mayor con el grupo de católicos. En segundo lugar, podría estar indicando una relación positiva entre asistencia a servicios religiosos comunitarios, como la misa, y la identificación con el grupo de católicos. El propósito del presente artículo, es comprender la religiosidad y los cambios ocurridos en los jóvenes durante su período de estudios universitarios. Para esto, se analizarán los datos del estudio longitudinal “Jóvenes, cultura y religión”, con el objetivo de comprender la experiencia de fe, la estabilidad en la identificación religiosa y las crisis de los jóvenes encuestados. Se plantea como primera hipótesis del estudio que la dimensión personal y comunitaria de la fe pueden encontrarse en diferentes combinaciones -Alta-Alta, Baja-Alta, Alta-Baja y BajaBaja-. Luego, aquellos jóvenes católicos de la UC que presenten una integración alta de ambas

8

dimensiones de la experiencia de fe mostrarán una mayor estabilidad en la identificación religiosa -H2- y una disminución de crisis religiosas -H3.

Metodología Diseño investigación El presente estudio utiliza los datos recolectados por el estudio “Jóvenes, cultura y religión”, que posee un diseño longitudinal de panel con dos cohortes donde los mismos participantes fueron evaluados en tres tiempos: el tiempo uno fueron los estudiantes que estaban ingresando a la universidad en los años 2007 y 2008. Los datos del tiempo dos fueron recolectados los años 2009 y 2010, cuando los alumnos se encontraban en el tercer año académico. Por último, el tiempo tres se midió en los años 2011 y 2012, cuando los encuestados se encontraban en el quinto año de universidad. La presente metodología es la más idónea para realizar análisis estadísticos descriptivos de los modelos de cambio y un modelamiento estadístico longitudinal. El diseño longitudinal ha sido escogido dado que es el más indicado para analizar la estabilidad o cambio de la identificación religiosa, la presencia de crisis en los tres tiempos.

Participantes Los participantes fueron estudiantes de la Pontificia Universidad Católica de diversas áreas académicas, que aceptaron participar voluntariamente del estudio. En total, fueron 876 participantes que contestaron la encuesta en los tres tiempos de medición. De estos, 475 (32,6% hombres, 67,4% mujeres) eran católicos en tiempo uno, 410 (31% hombres, 69% mujeres) en tiempo dos y 376 (31,4% hombres, 68,6% mujeres) en tiempo tres. Se aplicó un cuestionario

9

cuando los estudiantes estaban en su primer, tercer y quinto año de universidad. Se utilizaron dos cohortes para minimizar la influencia de variables incontrolables que pudieran interferir. Fueron excluidos todos aquellos participantes que no contestaron en los tres tiempos del estudio (N=3681), y quienes informaron no ser católicos en la primera medición (N=388) con el objetivo de ver los cambios en la religiosidad de ese grupo particular. En total se analizaron los casos de 488 alumnos (32,6% hombres y 67,4% mujeres), con una media de edad de 18,52 años en tiempo uno (SD=1,1), 20,6 años en tiempo dos (SD=1,1), y 22,5 en tiempo tres (SD=1,2).

Muestreo Fueron invitados a participar voluntariamente todos los estudiantes de la UC que ingresaron el año 2007 y 2008. Materiales El cuestionario utilizado en el estudio fue construido a partir de diversas fuentes. Por una parte, se nutrió sustantivamente de los resultados obtenidos en un estudio cualitativo hecho en la misma población estudiantil que permitió identificar contenidos y temáticas relevantes a estudiar en el campo de las creencias religiosas, sociales y políticas. También se recopilaron preguntas provenientes de otras investigaciones chilenas y extranjeras que han abordado las temáticas del estudio. Finalmente, un conjunto sustantivo de las preguntas del cuestionario fueron elaboradas por el equipo de investigadores del estudio panel original. En su conjunto, el cuestionario evalúa con preguntas cerradas, utilizando diversas escalas de respuestas, las dimensiones: 1) Intereses y uso del tiempo libre, 2) Actitudes sociales y políticas, 3) Creencias y sentido, 4) Identidad religiosa y Prácticas religiosas, 5) Socialización religiosa, 6) Actitudes hacia grupos religiosos y no religiosos y 7) Formación universitaria.

10

El cuestionario tuvo algunas modificaciones a lo largo de las tres mediciones, lo que hace que algunas medidas sean distintas en cada tiempo. Desde la primera medición se llevó a cabo una evaluación exhaustiva de las propiedades métricas del instrumento. Los resultados permiten concluir que en su conjunto tuvo un buen funcionamiento en términos de confiabilidad y validez. La mayoría de las dimensiones evaluadas se sustentan conceptualmente y arrojan puntajes que pueden ser correctamente interpretados. A partir de estos resultados se procedió a construir el conjunto de escalas, fundamentalmente promediando los ítems que pertenecen a cada una de ellas. Con respecto a la dimensión personal de la fe, utilizada en este estudio, se construyó con los ítems “frecuencia de la oración personal”, “el principio que orienta mi vida es la creencia en Dios”, “mi modo de relación con Dios es preferentemente a través de la oración personal”, y “creer en Dios es una motivación que le da sentido a mi vida”. Esta escala tuvo un Alpha de Cronbach estandarizado de 0,696 en tiempo uno, 0,652 en tiempo dos y 0,765 en tiempo tres. Además, se realizaron análisis factoriales con el fin de confirmar la existencia de una variable latente que aunara los ítems descritos. Con respecto a la dimensión comunitaria de la fe, los ítems utilizados fueron la “frecuencia de asistencia a ritos”, “mi modo de relación con Dios es preferentemente a través de ritos religiosos”, “mi modo de relación con Dios es preferentemente en la comunidad de creyentes a la cual pertenece”, y “participa o ha participado en los últimos dos años en un grupo religioso”. El Alpha de Cronbach estandarizado de esta dimensión fue de 0,692 para tiempo uno, 0,730 para tiempo dos y 0,765 para tiempo tres. Los resultados de este análisis indican que los 4 ítems tienen cargas factoriales claras en un solo factor.

11

Se creó una variable categórica que combina la dimensión comunitaria y personal, basada en las puntuaciones factoriales de un análisis factorial exploratorio. Dados los puntajes factoriales estimados para cada participante, se definió como alto (A) aquellos que obtenían sobre cero en el puntaje factorial y bajo (B) aquellos que obtenían puntajes factoriales menor o igual a 0. Así, se determinó que aquellos participantes que calificaban como alto en ambas dimensiones, personal y comunitaria, pertenecían a la categoría AA, aquellos que calificaban como alto en la dimensión personal y bajo en la dimensión comunitaria se denominaron como AB y aquellos que calificaron como baja en ambas dimensiones se denominaron como BB. Para medir la identificación religiosa, por otra parte, se utilizaron los ítems “¿Cuánto te identificas con esa religión?”, “¿Cuán comprometido te sientes con esa religión?” y “¿Cuán importante es para ti esa religión?”, todos medidos en una escala de 1 a 7 donde 1 era poco y 7 era mucho. En tiempo 1, esa escala tuvo un Alpha de Cronbach de 0,92 para el grupo de católicos analizado. En tiempo dos y tiempo tres se modificó ligeramente la redacción de los ítems, que preguntaron por “¿Cuán comprometido te sientes con ese grupo?”, ¿Cuán importante es para ti ser parte de ese grupo?” y “¿Cuánto te identificas con ese grupo en general?”, que también fueron medidos en una escala de 1 a 7 donde 1 era poco y 7 era mucho. En estos tiempos, la escala de identificación religiosa tuvo un Alpha de Cronbach de 0,87 en tiempo dos y 0,89 en tiempo tres. Procedimiento de medición A los estudiantes se les presentó, antes de administrar la encuesta, una carta en la cual se especificaron los objetivos del estudio, su carácter longitudinal y las condiciones de participación. Conforme a lo que establecen los estándares éticos de investigación, a todos los

12

alumnos se les solicitó su consentimiento y se garantizó la confidencialidad y el resguardo de la información. Resultados Hipótesis uno Los análisis descriptivos permiten comprender la existencia de 4 grupos diversos en sus dimensiones de la experiencia de fe, tanto comunitaria como personal. En el tiempo uno, se observó un 47,2% de católicos tenía altas ambas dimensiones (AA), un 27,8% tenía las dos bajas (BB), un 25% tenía una alta dimensión personal, pero una baja comunitaria (AB). Dada la inexistencia de un sistema conceptual que permita explicar la existencia del grupo BA y el bajo tamaño muestral, se decidió eliminar de los análisis comparativos siguientes. En los otros tiempos medidos las frecuencias fueron: para tiempo dos un 32,5% BB, un 19,3% calificó como AB, y un 48,2% como AA. En tiempo 3, por su parte, un 38,9% fue encasillado en el grupo BB, un 24,1% en AB, y un 36,9% en AA (ver Figura 1). Hipótesis dos Para los análisis correspondientes a la segunda hipótesis, se utilizó la escala de identidad religiosa que incluyó tres ítems: uno que preguntaba por identificación con el grupo de católicos, otro por compromiso con el grupo, y un tercero por la importancia de ese grupo para la persona. Estos tres ítems fueron medidos en una escala de 1 a 7 donde 1 era poco y 7 mucho, y presentaron un buen nivel de fiabilidad como escala (α=.921). Además, el análisis factorial exploratorio con rotación Quartimax agrupa a los tres ítems de manera clara bajo un único factor (ver Tabla 1). A partir de esto, se procedió a analizar las diferencias en identificación religiosa que presentaba cada grupo (AA, BB y AB) y la estabilidad en esta medición. Como se planteó en un

13

comienzo, la hipótesis inicial era que el grupo de altas dimensiones personal y comunitaria, tendría mayor identificación religiosa y sería más estable. En primer lugar, se realizó un ANOVA de medidas repetidas usando los grupos de dimensión de la fe como variable independiente, y la escala de identificación como dependiente. Los resultados con corrección de Greenhouse-Geisser demuestran que hay diferencias significativas entre los grupos en esta dimensión F(2, 496)= 117,13, p=0,000. Análisis post-hoc usando el test de Bonferroni, mostraron que el grupo AA (M=6,33, 5,63 y 5,2, SD=0,71, 1,28 y 1,4) tiene una identificación significativamente mayor que el grupo AB en los tres tiempos de medición (M=5,46, 4,93, y 4,64, SD=1,08, 1,37 y 1,49). A su vez, ambos tienen una identificación significativamente mayor que el grupo BB, también en las tres mediciones (M=4,48, 4,21, y 3,79, SD=1,22, 1,36, y 1,44). Un análisis detallado, demuestra que existe una tendencia a la baja en la identificación religiosa de los tres grupos (ver Figura 2). En el análisis entre tiempos, se puede observar que existen diferencias significativas (p
Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.