Inseguridad en las escuelas paraguayas: ¿repetiremos el caso Ykua Bolaños?

Inseguridad en las escuelas paraguayas: ¿repetiremos el caso Ykua Bolaños?1 Utilizar tiempo y dinero para mejorar la seguridad constituye una necesaria y urgente “inversión racional” para las escuelas e instituciones educativas de todo el país. Ya tuvimos suficientes ejemplos de las consecuencias que acarrean la falta de prevención, la corrupción o la irresponsabilidad (Supermercado Ykua Bolaños, Discoteca Cromagnon, Mercados, etc.). Si a todo esto le sumamos el que en las instituciones educativas se debería “enseñar con el ejemplo”, no es posible encontrar una explicación lógica acerca de por qué la mayoría de nuestras escuelas y colegios no practican mínimas medidas de seguridad, especialmente las públicas. Tal vez, inconscientemente pensamos que como el gran siniestro del 2004 ocurrió en un supermercado, solamente debemos prepararnos para que no vuelva a suceder en otros supermercados. Este hecho puede constatarse en cualquier comunidad del país, es un problema que la mayoría ni se ha planteado siquiera. Lastimosamente, no se cuenta con por lo menos un extintor en harta cantidad de edificios públicos o privados, no se han designado equipos humanos ni encargados de seguridad, y lo que es peor: los docentes, directivos y estudiantes no están -en su mayoríacapacitados sobre cómo actuar en caso de emergencias o siniestros. Lo más llamativo es que no hablamos de medidas costosas (aunque necesarias) como contar con detectores de humo o escaleras para incendios, sino de otras mucho más básicas, urgentes y fáciles de hacer, entre las cuales están que se coloquen carteles informativos para prevenir y recomendar, que estén marcados puntos seguros de encuentro, que se habiliten salidas de emergencia, y que se hagan periódicamente simulacros de evacuaciones. De hecho, hoy los simulacros -a pesar de lo importante que son-, no son la norma sino la excepción. Estamos hablando de la capacitación para prevenir, y de pequeñas inversiones que pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte. Es importante que se discuta al respecto y se actúe; pueden hacerlo los profesores de cualquier área, los centros de estudiantes, los directivos y las ACES. Un buen inicio sería convocar a los bomberos de la zona a realizar una inspección o a ayudar en la capacitación, realizar un proyecto sobre cómo actuar en casos de desastres, o simplemente encargarse de que hayan extintores. El M.E.C. tiene mucho por hacer al respecto, recomiendo: • • • • •

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Solicitar una partida presupuestaria tendiente a mejorar la seguridad de nuestros colegios y escuelas, para proveer al menos extintores (sobre todo, en las cantinas escolares) y alarmas. Reglamentar las mínimas medidas de seguridad que se deben tomar, y la información con que se debe contar en cada institución. Incluir en los programas de estudio de la primaria y secundaria, competencias básicas y nacionales relacionadas a la seguridad edilicia, y a la prevención de accidentes y siniestros. Estimular y potenciar las construcciones ignífugas. Obligar a que de aquí en adelante todas las nuevas aulas sean construidas con puertas que se abran hacia afuera. Se ha comprobado que en caso de siniestros son fáciles de destrabar desde adentro y pueden evitar las consecuencias propias de las avalanchas de personas. Organizar concursos entre las instituciones, a fin de premiar a las mejor preparadas. Contratar a equipos de control de seguridad que trabajen para el M.E.C. y se encarguen de recorrer las instituciones para inspeccionar, recomendar y sancionar inclusive (cuando fuera necesario y tras un tiempo prudencial de adaptación).2 Colocar bocas de riego (agua para camiones de bomberos) frente a los edificios educativos, al menos junto a los más grandes y concurridos, por mientras.

Hemos tenido suerte (por ahora), pero la misma no dura para siempre. Ningún miembro de las comunidades educativas debe desatender esta cuestión, todos (incluyendo a nuestros hijos), seguimos expuestos a diversos peligros. Con una mínima inversión de tiempo y recursos podríamos prevenir hechos lamentables, sentirnos más seguros para estudiar o enseñar, y salvar vidas. Daniel Oviedo Sotelo (Docente C.N.L. / U.P.)

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Publicado en agosto de 2009 en el Semanario El Universitario, con el título de “Comienzan las clases, y el peligro en las escuelas”. La imagen se tomó de: http://www.eleveescaleras.com.ar/fotos/escaleras-de-incendio/escaleras-de-incendio-4.jpg Estos equipos deben trabajar en conjunto con bomberos, sociedad civil y padres.