Inmaterialidad de la semejanza: ¿Heterosexualidad: cuerpo y disidencia?

Share Embed


Descripción

UNIVERSIDAD DE CHILE. FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES. PROGRAMA DE DOCTORADO EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS

Inmaterialidad de la semejanza: ¿Heterosexualidad: cuerpo y disidencia? Devanir da Silva Concha 19/12/2014

Este trabajo tiene por finalidad hacer una reflexión desde la experiencia de participación de un colectivo de hombres por la igualdad de género (Kolectivo Poroto) y su relación con la configuración subjetiva entorno a lo masculino, el discurso de la diferencia y el despliegue en el mundo a partir de la materialidad de un cuerpo masculino. Y llegar a concluir con un concepto que delate el proceso de semejanza y diferencia con el problema planteado. Preguntas como: ¿Es posible pensarse disidente desde el marco de lo masculino hegemónico siendo un sujeto masculino? ¿La experiencia contiene y restringe las posibilidades de subjetivación a no ser de lo masculino? serán parte de esta reflexión.

“El hombre se cree ser más de lo que es y se estima menos de lo que vale” Oscar Guasch 1. Primera problematización La cultura, incluyendo tanto la dimensión académica, política y cotidiana, ha devenido en el diablo hacia al cual todas las miradas han puesto su atención. Félix Guattarí plantea, en el capítulo introductorio de “Micro-políticas. Cartografía del deseo”, que el concepto de cultura es altamente reaccionario; que “escindida de sus realidades políticas”. Y esto tiene su antecedente en el debate contracultural de los 70 en donde emerge no solo para problematizar la comprensión de nuestro lugar en el mundo sino también en denotar la cultura como un mecanismo restrictivo/represivo del sujeto y, además, de incluir al observador/a en las tramas de la subjetividad que quita cualquier legitimidad del autor, en sus términos tradicionales. Entonces, transita desde ser un fetiche del iluminismo hasta, a finales siglo XIX, a constituirse - con el debate de post-colonialidad, estudios culturales y feminismo - en un leproso nadie hoy nadie quiere tocar porque está pensado como un sistema arbitrario que niega al sujeto en su totipotencialidad. Un punto central que quiero contraponer a estas corrientes es que la diferencia no necesariamente constituye en desigualdad sino el poder asociado al ejercicio de la diferencia, y sabemos cultura no es poder sino solo una parte de ella. Poder es sino una coerción ilegitima, basándose en el miedo, para imponer una voluntad sobre Otro/s, y en esa definición no veo solamente sexo sino también hay voluntades/deseos. La vivencia en el mundo está en la experiencia (la empíria) y constituye la base de la configuración del pensamiento y también un hacer en relación con ese mundo vivido. ¿Cómo constituimos nuestra visión de mundo en la cultura hoy en el contexto de mundialización; esa “la gran masa”? Creo que se hace exacerbando la diferencia1 porque la masa causa la indiferenciación, tanto en sentido común como en lo académico. Esto porque se plantea que hay una indiferenciación máxima entre todxs. La constitución del Yo - tanto político (público) como locus de enunciación (privado) - en la actualidad está a base desde la indiferenciación (contexto) y emerge entonces que 1

Sin necesariamente un juicio de valor que eso es malo sino por tema de repetición y noción cuantitativa de la diferencia como eje de constitución del YO-enunciación. Esto para plantear la configuración de la identidad, mediante el Yo-enunciación, desde lo masculino que identifica con “lo masculino”.

el vacío existencial sería el punto de partida para constituir la diferencia – en el discurso y en el hacer - como modo de singularización. En este contexto me pregunto: ¿Y qué pasa con la semejanza? Universalismo lo llaman algunos o, al fin y al cabo, la indistinción que hace perder, creo, la unicidad del sujeto o individualidad. Entonces, tomando en cuenta “mi objeto” de estudio y el lugar desde donde me sitúo para pensarlo (como integrante de un colectivo de hombres por la igualdad de género), me propongo pensar desde la experiencia desde la semejanza al modelo masculino hegemónico, específicamente desde la vivencia de semejanza con el cuerpo (físico y normas) masculino. Esta pregunta se hace más compleja a medida que mi objeto de estudio, pensando en la configuración de objeto de estudio para una potencial tesis doctoral, es la emergencia - en América latina - de grupos de hombres por la igualdad y que convergen con las feministas en lo fundamental siendo que estas organizaciones, auto-convocadas y no institucionalizadas, que proponen un abordaje desde lo masculino y del cuerpo como punto de partida de su trabajo2. Este trabajo reflejará, entonces, un abordaje desde mi propia experiencia en un colectivo, desde 2009, en Santiago de Chile y desde las lecturas de dos textos: Deluze y su libro “Diferencia y Repetición3” y Mircea Eliade “El andrógeno”. Partiremos definiendo contextualizando la reflexión, posteriormente configuraremos la dimensión de Género y Masculinidades, tercero los procesos particulares, cuarto por la noción de diferencia y repetición de Deleuze y trabajo de Mircea Eliade y, finalmente, quinto en donde hacemos una síntesis de la reflexión antecedente para tratar de configurar una respuesta situada en torno a la preocupación de la semejanza como modo de construcción identitaria de sujetos masculinos en la actualidad latinoamericana. 2. Contexto y contemporaneidad Un elemento de nuestra perspectiva, y que nos permite situarnos en el debate de género y masculinidades aquí, es el concepto de modernidad liquida de Zigmund Bauman. Lo tomaremos como un concepto que muestra la condición del escenario social que configura las identidad/es

2 3

De ahí se despliega temas de sexualidad, trabajo, sociabilidad etc. Primera parte.

social/es, incluyendo al sujeto masculino, y que se materializa en la llamada crisis subjetiva4. Bauman plantea la modernidad liquida como una no-materialidad (no sólido) que no ofrecen una resistencia a objetos y sujetos. Esta es una metáfora que plantea la forma de la contemporaneidad; algo leve, se moldea a lo que sea, lo no se resiste, gotea, se escurre, etc. Y es en su forma no-sólida en donde reside su fortaleza. Es una paradoja que se permea a como entendemos lo social hoy. La rigidez de la estructura social tradicional, moderna (si es que asumimos esa premisa que algunos no necesariamente comparten, especialmente desde los estudios cultuales) es donde la agencia del sujeto está situada, en términos históricos. Hoy la acción o agencia del sujeto es solidificarse (establecer la legitimidad de la subjetividad en un estado de permanente licuefacción; o si se quiere indiferenciación del sujeto en la sociedad de masa. Individualmente puede hacerse ciertos cambios pero es cuando transita hacia lo colectivo en donde tomar un sentido muy distinto. Esta idea de sustancias en diferentes estados (sólido, liquida y gaseosa) reflejan la forma en que las estructuras sociales, instituciones y relaciones sociales, están cambiando de molde. Lo viejo y lo nuevo coexiste y funcionan simultáneamente en esos tres estados distintos. Esto – contexto y nuevo sujeto - ha re-configurado la noción de sujeto. El sujeto es ahora un sujeto en permanente construcción, si es por voluntarismo o determinismo estructural resta por ver o debatir. Y esto, en términos de género, se manifiesta también en cómo las viejas concepciones de género que ya no son tan válidas como antes. Emergen otras formas de vinculaciones posibles para los sujetos masculinos, con un entorno social tradicional, que plantean una nueva relación con el modelo y el mandato social (tradicional) de género. Este cuestionamiento es reciente y hoy está tomando forma. Y estas formas son, finalmente, propuestas de cómo construir y materializar esas diferencias, y que no constituyan desigualdades. Y esto no solamente con la movilización de un sujeto masculino, bio-hombre actual sino desde, en mi opinión, también el movimiento homosexual que, en Chile, se ha movilizado desde su condición particular.

4

Esto se refiere a que la modernidad actual se configura como una nueva etapa histórica en donde las subjetividades sociales están buscando nuevas formas de configurar el sujeto social a propósito de una sensación de pérdida de los referentes antiguos y de la necesidad de politizar la vida cotidiana y salirse del paternalismo vital de la convivencia de una sociedad (trans)moderna. Primero puesto por Rosa María Rodríguez Magda (http://transmodernitat.blogspot.com/) y en su posible segunda lectura para América latina con el mexicano Enrique Dussel.

Ahora bien, hay dos mecanismos de la contemporaneidad que podemos ver en todas las partes, y dentro del contexto de incertidumbre, tal como lo plantea Ulrich Beck en su libro “Sociedad del Riesgo”, que se instalan no solo en relación a las estructuras económicas y política sino como el principio la incertidumbre se instala como una variable en la vida subjetiva: la repetición y la copia. Los malls son mecanismos de repetición - de conductas y del espacio físico - de un tipo de sociabilidad por sobre otra/s. Los actos y los objetos se ven instalados desde esta noción de incertidumbre a medida que los sujetos repetimos acciones y adquirimos objetos, fabricados en serie, que repercute en nuestra subjetividad por el modo de uso. Y en el caso de lo masculino se reinstala, creo, una visión que señala la necesidad de enfrentar la disolución (sustancia blanda) mediante una reactualización de los modos de masculinidad tradicional, en tanto intentos de solidificar certezas5. Por eso la religión (ortodoxa) resulta particularmente atractiva en la medida que otorga una certidumbre, un punto arquimédico para explicar el mundo y que, por tanto, permite – justificadamente - actuar sobre el mundo. El contexto de incertidumbre resulta interesante pensarlo en relación a las masculinidades por cuanto que convergen ciertos elementos dispersos y crean una sinergia simbólico-práctica en función de configurar una comunidad o sentido de comunidad de lo masculino, y que hoy vuelven – gracias a los medios de comunicación – a ser puestas en tensión. En los últimos años, específicamente la primera mitad de 2000, en América Latina han emergido iniciativas6 en torno la masculinidad como una agitación sociopolítica del género. Esto no solo en términos de las identidades de género propiamente tal sino que delatan una reflexividad y accionabilidad generalizada, dentro del contexto globalizado, que se ha producido a partir de la instalación de un modelo económico neoliberal que configura la vida cotidiana, homologando las vidas y achatando subjetividades. Se pierde, en la sociedad de masas y sociedad de información, la 5

Ahí la idea desarrollada por mí en otro texto sobre la noción identitario masculino del exoesqueleto es importante a medida que ese constituye en un modo de vinculación con la realidad social y subjetiva. 6 Que han tenido una visibilidad en una primera instancia blog de varones cuestionando su paternidad u otros elementos, segundo, varones agrupados en colectivos se hacía las primeras preguntas, y tercero agrupaciones de varones haciendo intervenciones y alianzas con otrxs colectivos políticos. Esto último ya hacia la segunda mitad del 2000. Kolectivo Poroto y Colectivo Varones en Santiago y Valparaíso respectivamente, Varones Antipatriarcales y Varones Floreciendo en Argentina, en Perú la Red Peruana de Masculinidades , en Ecuador Hombres por la Igualdad y en México Gendes y Círculo abierto. Además en Centroamérica están colectividades mixtas funcionando, así como en México en torno a temas como paz, género y salud comunitaria.

noción de unicidad en los sujetos y el llamado un malestar en la cultura tiene que ver con una propuesta de actualización del contrato social. Los movimientos sociales reflejarían este malestar y necesidad de nuevo contrato social. Y en un rinconcito de estos movimientos es en donde podemos visualizar a los varones que están inquietándose por un aspecto “blando”, como es/son la/s identidad/es masculina/s7.

3. Breve aproximación conceptual a Género y Masculinidades La noción de masculinidad/es siempre lo entenderemos dentro del marco de los estudios y concepto de género(s) y de cómo la sociedad (re)configura sus esquemas y prácticas a partir de la condición e identidad de género. Fundamentar esto es central, aún más en reflexiones breves como estas, porque actualmente el concepto y las prácticas de género están sufriendo cambios sustanciales los cuales son necesarios reflexionar y comprender. El concepto de género se ha entendido, en su primera acepción, como la definición que entrega Gayle Rubin en 1975 cuando dice que el sistema sexo/género es aquel subsistema cultural que clasifica la percepción y prácticas sociales en dos esferas: lo masculino y femenino. Esta primera acepción se asoció, históricamente, a de las mujeres porque ellas están efectivamente subordinadas en muchos, sino en todos los espacios sociales, y son también mayoría en el campo académico por mucho tiempo dado esa misma condición histórica8. Pero en 1979 Joseph Pleck esta aproximación empieza a abrirse a una mayor conceptualización, junto a los estudios de la psicología médica de John Money, en torno a la noción de género. Paralelamente muchas feministas también resaltaban la necesidad de configurar una mirada sobre lo masculino9 y esto se ha logrado, mayoritariamente, primero con el debate preliminar durante los

7

¿Porque pongo esto? Porque en las sociedades en transición (OCDE) comienzan abordar aspectos no vitales de sobrevivencia, y se refieren a aspectos cualitativos dentro de un marco de calidad de vida determinado. (PIB anual y per cápita) 8 Gran parte de los Estudios de la Mujer han reiterado la noción de la posición sometida de la mujer en todas las culturas y que no existe un Matriarcado y estando de acuerdo con aquello no resulta menos importante, ni menos problemático, plantear – tal como lo menciona Oscar Guasch – que normas sociales afectan los varones también y problematizar aquellos aspecto que conllevan a violencia, antes que sean tales. 9 Aquí el planteamiento de Elizabeth Badinter en su Libro “Hombres y Mujeres: Como salirse del camino equivocado” plantea la necesidad de desmitificar y eliminar los estereotipos masculinos porque no son tan solo una certeza sino también una acción (semática) totalizante que esconde otros procesos y problemáticas

´80 en el mundo anglo (Seidler y Pease) y, segundo, no tanto en el debate post-estructuralista de los ´90 sino lo que vimos surgir la tercera ola del feminismo – de la llamada diversidad sexual – y, posterior al año 2000, se centró en un debate en tema de la conciliación público-privado y entre la mirada psicologizada de la terapia y la perspectiva profeminista. Desde la emergencia del feminismo de la diversidad sexual ha también tensionado el debate desde la teoría Queer, criticando el binarismo de género y el sustento biológico del género planteado en los ´60. Autores como Jeffrey Weeks, Thomas Laquer, Claudia Bonder y muchos otros plantean que también la sexualidad ha sido socialmente construida y repasan los modos en cómo esto ha ocurrido. Esto último hace que el concepto o perspectiva de género sufra cambios en su conceptualización y no se perciba de la misma manera (binarismo) que señalo en su momento inicial Gayle Rubin. Uno de los elementos de esta crítica que nos interesa aquí es que la noción de género se pluraliza. Ya no se habla de lo masculino en singular sino se comienza hablar de la masculinidad/es; de feminidades masculinas etc., que delatan toda una pluralidad de modos, específicamente la condición masculina, de vivir el hecho de ser, sentirse o definirse como sujeto masculino10. Y aunque este proceso no es necesariamente nuevo (cita a trabajo historiográfico del tema de los hombres femeninos y mujeres masculinas) resulta ser en un contexto contexto social que van interrelacionando, co-accionado y construyendo una noción de lo masculino como un producto de una época11, podemos ver que la noción de género tiene una amplitud mayor tanto en términos académicos como socioculturales. 4. Nudo Ahora bien, una de las preguntas fundamentales que quiero desarrollar en este texto, y que me ha estado dando vuelta, es: Si (feministas, diversidad sexual etc) se habla desde la ontología de la diferencia para constituir un yo-enunciación, que permite configurar el yo-político, entonces ¿cómo los varones (heterosexuales, bi u homosexuales) configuran el yo-enunciación desde un lugar que creo más bien tiene que ver con la semejanza que con la ontología de la diferencia? ¿Cómo se

que no obedecen a esa dinámica y que además esconden procesos que está sucediendo con los varones en materias asociadas a la violencia, como la salud sexual y reproductiva, crianza, etc. 10 Mujeres transexuales, hombres en labores femeninas, etc. 11 Estoy pensando en la influencia de los Medios de comunicación y procesos de subjetivación muy diferentes a épocas anteriores.

desarrolla la configuración de la semejanza desde la noción/vivencia de género cuando esta, creo, implica la disolución y dificulta una disociación del MMH? Esta pregunta está considerando un hito particular importante dentro de la vida del colectivo en que participo12. Y es que al colectivo ingresaron, el año 2014, varios varones homo-bisexuales y eso me ha llevado a reflexionar sobre ese hecho. Ellos señalaban la “insuficiencia” del discurso feminista (en su pluralidad13) en torno a la posibilidad de constituir una voz, no autoritaria ni ortodoxa, de un yo-enunciación masculino y, por tanto también, el yo-político. Se planteó como una limitante, en colectivos de diversidad sexual y/o feminista, que fueran tanto o más normativos como “los otros”: los heteros. También lo planteo en relación a un hito externo al colectivo en que participo pero que muestra mi punto aquí. Algunos integrantes del CUDS plantearon, en el 2011, que quería asistir a un congreso feminista en Valparaíso. Ellos mandaron una carta en donde solicitaron, como “hombres feministas”, participar en el congreso y fueron rechazados en su petición. Este elemento pone de manifiesto una discusión – probablemente tuvieron las feministas que organizaron ese evento- que tiene que ver con la posibilidad de vincular la vivencia con la postura política. Ver estos hitos, interno y externo, me abrió la puerta a la pregunta que se está configurando aquí. Esto es reflejo y nos visibilizó – dentro del colectivo – a los varones heterosexuales cómo estábamos configurando la relación y desde donde con lo masculino. Es actualmente más común ver o toparse con hombres y/o varones interesados en una movida feminista pero sin necesariamente participar en colectivos. Se configura primero la adherencia personal o individual y posteriormente, al parecer, se estarían elaborando o motivando hacia formas colectivas de dialogar entorno a la vivencia y ser sujetos masculinos en una sociedad. La ontología de la diferencia se hace a partir de la noción de género y en relación al cuerpo distinto, disidente y plural. Sin embargo, poco se ha pensado en torno a cómo se configura la movilización de un sujeto privilegiado pero que empatiza con una experiencia vital subordinada. Podemos ver que la batería teórica de los estudios de masculinidad/es, tales como Badinter, Fuller, Kaufman, Connell, Kimmel y también los estudios feministas, aportan en comprender las distintas

12 13

Kolectivo Porotos, hombres por otros vínculos. www.kolectivoporoto.blogspot.com Post-,trans-,porno-,

aproximaciones conceptuales a los fenómenos sociales que está en pleno proceso y que es necesario revisar, en su nivel micro, los mecanismos que están en funcionamiento. Queer y estudios culturales plantean, y se ha debatido largamente sobre su forma, la cuestión sobre cómo se configura la identidad masculina que nos permite decir que lo masculino, así como lo femenino, se constituye por contraste o por diferencia. Es bien conocido el planteamiento de Simone de Beauvoir: “mujer no se nace sino se hace” y que los estudios de masculinidades recogieron esto y lo replantearon como premisa también en lo concerniente a lo masculino. Es más, Elizabeth Badinter plantea en su libro “XY: la identidad masculina” que esto, en el caso masculino, constituye por la afirmación antagónica triple: no ser mujer, no ser homosexual y no ser niñ@. Entonces, la matriz androcéntrica, o patriarcal, se constituye a medida que lo femenino se constituye como el terreno de lo abyecto (Julia Kristeva) y está como referencia negativa para los varones. Y así se establece una lectura de la identidad por medio de la diferencia. Mi pregunta tiene que ver cómo los varones justamente se constituyen para pensarse desde la semejanza (cuerpo y deseo heterosexual) con lo masculino. Este último concepto es bastante usado en el campo de género – asociado históricamente a lo femenino - y raya en la obviedad a estas alturas y quisiera plantear otro camino que tiene que ver justamente con un nudo que pudiera, creo, estar dándose, dada mi experiencia y participación en un colectivo de varones en Chile. Y que también hacerse esta pregunta pasa por la revisión de cómo está funcionando una construcción colectiva de género alternativa como propuesta política, transformando la homosociabilidad, y no solo en varones heterosexuales sino también en bi o en homosexuales, o bio-hombres. Este nudo tiene que ver con que las mujeres heterosexuales, hombres y mujeres gays, históricamente, también han constituido su configuración identitaria desde la diferencia con el cuerpo14 de la alteridad, desde su constitución de deseo, placer y lo táctil. Y en tanto diferir de ese cuerpo masculino, desde el contraste, resignifican para sí el lugar de lo abyecto, desde la diferencia con lo masculino. O en términos más de slogan: transformar el estigma (cuerpo abyecto, a la norma, para Otros) en emblema (cuerpo para la mí, decisión autónoma etc).

14

Cuerpo pensando tanto como la unidad física como la unidad de normas que sustentan un campo ideológico europeizante.

Mi planteamiento aquí plantea un nudo o problemática asociada con el pensar cómo un sujeto masculino que estaría construyendo(se) desde la semejanza con el cuerpo (físico y norma) masculino. Enfocar la construcción identitaria desde la semejanza –y no desde la noción de contraste - podría permitir explorar otros itinerarios epistemológicos en el abordaje de la temática de masculinidades más allá de los marcos asociadas a la diferencia como constitución identitaria. Un tema es comprender la teoría como un modo de aproximación a la realidad social particular y, otro, es el uso que se le da a ese capital epistemológico para construir una identidad en la práctica. Dentro del paradigma constructivista me parece que la idea de proyecto de género proveniente de Reawyn W. Connell, con quién además tuve el privilegio de trabajar, resulta muy dinámica a la hora de conceptualizar porque permite situar el proceso en un contexto particular, desde un sujeto. Este nos permite entender el proceso identitario no solo se produce en relación a la configuración de la diferencia sino también en la identificación o semejanza. “Soy esto/aquello” sería igualmente importante que: “No soy esto/aquello”. Esto tiene a la base una elaboración de un marco comprensivo de la teoría de género que, por un lado, son lentes para entender (se) el mundo pero también son modos de ser y actuar en el mundo. Se asume, creo, en el debate de la ontología de la diferencia es necesaria en una época en donde justamente la identidad se disuelve y la unicidad e individualidad (lo indivisible) es necesario reponerla como un derecho básico. Por tanto, la semejanza resulta, en este marco, como un nolugar pero resulta también ser un puente, para sujetos masculinos, de inteligibilidad entorno a una figura15 con la cual el sujeto podría identificarse. La premisa que la diversidad sexual plantea es la no determinación del sexo, lo biológico, al género y que permite a los estudios de género y masculinidades no solo apoyarse como disciplina académica sino también como fuente para la acción política y/o subjetiva. Y bajo esa premisa la orientación sexual y/o cuerpo no determina nada sino posibilita todo. En cierta medida, creo que hoy se vislumbra un discurso más positivo entorno lo masculino a medida que lo masculino y/o lo patriarcal deja de ser la excusa para todos los males. Esto, sin embargo, no necesariamente hace que nos hagamos la pregunta: ¿Puedo identificarme, 15

Y ahí depende de que objeto tienen el sujeto como referencia, y de ahí podríamos argumentar la importancia de deslegitimar por ejemplo el modelo adulto-centrico de esta sociedad chilena.

vivencialmente con lo masculino, y ser igualitario desde la práctica, la vida cotidiana o acción política? ¿Los discursos en este tono, en la actualidad globalizada, no plantean más bien límites en donde muchas veces se esconden – sin importar su contenido – estatutos impositivos? Me refiero a que muchas mujeres esperan que varones que están en un colectivo, que sean (como proceso terminado) feministas y que actúen de acuerdo a ciertos preceptos y ¿sin darse cuenta que es un proceso continuo? O sea que se les exija cierta conducta aprobada por sobre otra. Y en eso me pregunto por la singularidad de la vivencia y experiencia, en tanto varón heterosexual privilegiado y con educación formal, puede empatizar, acercarse y “ponerse en los zapatos” desde el sujeto subalterno y sometido. Sin esa experiencia vital es difícil, por no decir imposible, que se pueda establecer un yo-enunciación, ni menos político. Y ahí, creo, se establece una diferencia de clase. Y esto es en términos vitales que no se subsana mediante hablar (diagnostica o clarificar) de que hoy vivimos en una sociedad de clase sino de cómo se construye una base política emocional para una configuración no tóxica16de lo masculino, siguiendo la definición de Sergio Sinay. Y aquí viene una premisa central, pero todavía como idea vaga dada mi actual reflexión en el tema. El (creciente) movimiento de varones – también en el mundo anglo en los años 70 y 80 del siglo pasado – por la igualdad de género, primero, no podría ser movimiento porque lejos está de lo que entendemos por movimiento feminista (por años de movilización, efectividad porque no existe en la conciencia, ni sentir –creo-, colectivo en tanto género y, segundo, porque es, si fuera movimiento, más bien sería a base de la noción clase más que de género. Entro a explicar esto, especialmente esto último. Primero, ¿Por qué no movimiento?17 Podría ser movilidad por el hecho de que los varones han, desde una perspectiva histórica, iniciado una reflexión desde un lugar; desde un lugar que posibilita ese pensar pero no necesariamente ha ido más allá. No es movimiento a medida que no cumple con ciertos aspectos claves para ser considerados como tal18. A pesar que los varones están en situaciones apremiantes y luchan por derechos básicos (o los llamados temas duros) - como 16

En lo político, social y cultural. Aquí me sustento en debates y conversaciones realizadas en el seno del Kolectivo Porotos, específicamente con Claudio Duarte, Francisco Farías y Juan Carlos Olave. 18 Vea análisis de Katia Araujo sobre movimientos sociales en Chile, paginas 18-30. Y también María da Gloria Gohn, Segunda y tercera parte (paginas 121-320) 17

vivienda, salud y educación - no han estado presentes en ese movimiento en tanto sujeto de género, sino sujetos des-privilegiados de clase. No hemos sufrido un “shock19 de género” colectivo20 que nos haya llevado a movilizarse en una revolución blanda y en tanto sujeto de género en el campo socio-político específico. Lo que hay son registros21 de varones que están por la igualdad22 y denuncian pero no hay una “confabulación” colectiva al respecto. Por ejemplo, en España Fuenlabrada “El silencio roto”23 es una experiencia, en el contexto histórico de la crisis económica española reciente, de un grupo de varones, al amparo del ProCC24, que re-significan el desempleo, como estigma, del varón vencido, en un emblema. Ellos reclaman la mantención del espacio de terapia, más allá del mero hecho de conseguir trabajo, porque necesitan el espacio vincular distinto y de acompañamiento continuo25. Los moviliza mantener un espacio íntimo, de autocuidado, acompañamiento y de sociabilidad masculina alternativa. Este ejemplo no constituye en EL medio para el varón alternativo sino visibilizar tránsitos hacia otras formas de constituir lo masculino. Este sería un fenómeno para ejemplificar lo anterior pero que no necesariamente sería es proactivo (a la igualdad de género) sino amortiguador de los costos de la masculinidad. El nudo actual, en este tema, creo está en el cómo caminar. La senda del movimiento social actual se configura en su visibilidad formado para la acción sin necesariamente mostrarse como un trabajo

19

Pensado desde la conceptualización de Walter Benjamin. Esto sin desmedro de la cantidad de colectivos de varones y masculinidades que han emergido en el contexto latinoamericano desde 2005, en términos de visibilidad pero hay colectivos, también con otros enfoques e incluye masculinidades que son incluso de trabajo de base desde la década de los ´90. Centro Bartolomé de Las Casas en Centro América y el colectivo de masculinidades de Colombia. 21 Esto puede visualizarse simplemente via Internet en donde la pregunta es sobre la real magnitud de la misma. 22 Un caso sería John Stuart Mill con su ensayo La sujeción de la mujer, pero también hay otros mencionados en este articulo http://www.hombresigualitarios.ahige.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1832:ipor-queun-estudio-de-los-hombres-feministas-desde-perspectiva-historica&catid=36:articulos&Itemid=56 en donde aparece Men's League for Women's Suffrage 23 http://vimeo.com/72541395 Video del Silencios Rotos 24 http://www.procc.org/inicio.html Siglas de Procesos Correctores Comunitarios. 25 Esto pone en papel el espacio de rehabilitación o socioeducativo como un lugar para “arreglar” sujetos, masculinos en este caso, y dejarlos fuera en la sociedad para funcionar “normalmente”. Tenga en cuenta el mismo nombre de donde ellos se encuentran (nota anterior). Y que argumentan contra el “pastilleo” y afuera al mundo nuevamente. 20

reflexivo entorno cómo se configura lo/s masculino/s. Todo pareciera estar pensado y dicho, dejando solo la acción como locus de enunciación.26 5. Intermedio: ¿repetir o diferenciarse del modelo masculino hegemónico? Ciertamente, no estamos por repetir el modelo masculino hegemónico pero también me interesa preguntarme por cuanto o desde donde me asemejo con el mismo modelo. Y eso pasa por plantear nudos y repensar las condiciones (físico materiales) en que nos pensamos en la identidad/es masculina/s en distintos espacios sociales – no solo desde los colectivos de varones sino como sujetos masculinos en general -, tales como lo doméstico-privado, político-público, Intimo-colectivo y, segundo, comprender la configuración emergente de una movilidad – resistencia, acomodación u otra - de los varones, estructuralmente distinta a la forma tradicional o hegemónica. El ejercicio de diferenciarse y distinguirse ocurre tanto en el plano colectivo como subjetivo y para dilucidar esto iremos viendo que aporta por ejemplo Gilles Deluze a esto. Él plantea, inicialmente, que hay una diferencia - sustancial - entre la repetición y semejanza porque la primera contiene un orden cuantitativa y la segunda un orden cualitativa. La repetición, con la intencionalidad del sujeto sometido a la norma, está condenada a cambiarla, aunque quisiera seguir la ley. Sin embargo, aún siendo evidente que el hecho es complejo, considerando la sensación de no cambio de la ley patriarcal como modo de funcionamiento de la cultura, es la lógica androcéntrica en pleno funcionamiento. Porque los sujet@s la consideran como mecanismo operativo porque ahorra trabajo para no tener que (re)inventar otro sistema cultural ni quedar incomunicado con otros sino porque ese sistema hace que la realidad tenga inteligibilidad. Sin embargo, hoy la repetición ha quizás llegado al momento de la ironía y parodia que es donde, por conciencia de los sujetos que la viven en la sociedad, se invierte el orden cualitativo de la semejanza, en este caso de lo patriarcal27. Un ejemplo histórico en que mi planteamiento de la ontología de la semejanza es el caso de los santos varones, expuesto por Gabriel Salazar. Ellos deben diferenciarse tanto en su humanidad 26

Lo pensado y lo dicho parecen ser dimensiones, a veces, tomadas por obvio y que la acción (p. ej. Marchas) la acción para movilizar a otros sin considerar que para “conquistar” y generar adherencia es mediante la reflexión de y en la vida cotidiana, el particular de los sujetos que pueden sobre esa particularidad configurar un quehacer específico que converge, en la acción, con otro vivir particular a partir de lo pensado y sentido. 27 Hay un sinfín de películas que ironizan la norma masculina, poniéndola en jaque mediante repeticiones absurdas de los mandatos masculinos. Johny English o Austin Powers.

(seres que trascienden lo humano, espíritus sacros) y a la vez se vinculan con una figura masculina con la cual debiera diferenciarse pero también asemejarse. Por tanto, las repeticiones los sujetos singulares (como en lo religioso católico de la vinculación padre espiritual e hijo virtuoso) la norma del amor transciende la norma de la acogida validada dentro de esos sujetos singulares, tratando de cumplir con la generalidad. Establecer la diferencia como relación con el Otro parece establecer también una interdependencia entre la existencia del Yo-enunciador, que posibilita el Yo-político (también visto como héroe y antihéroe), y un Yo-mientras la semejanza podría plantear una vinculación con aspectos positivos La configuración de lo masculino también se inicia con/desde la identificación, y no solo de la diferencia, como podría ser el caso de los Drag King o transgénero 28. Tratando de huir de lo “malo” podemos terminar haciendo lo malo, tal como se plantea en Fausto. Entonces, plantear la huida de la violencia, patriarcado etc. como masculino plantea una ortodoxia epistemológica que finalmente incurriría en los mismos errores que los emisores, que con la legitima y justificada noción argumentan la huída pero que, en este caso, los bio - varones y bio-mujeres que se siente parte del universo masculino se construyen también con la semejanza como mecanismo subjetivo. Yo en este caso sería un empirista histórico. La experiencia condiciona el modo del discurso y vivencia en lo masculino además contiene un proceso de cambio, tanto individual como colectivo, particular como general. La re-configuración del orden cultural sin embargo es gradual, y eso no tiene que ver con que haya una perspectiva conservadora sino considerando elementos y mecanismos de la historia. Uno de los nudos actuales, tanto en la militancia y ámbitos academicistas - o en el cruce de estas -, tiene que ver con la re-conceptualización del concepto de género. Elizabeth Batinder en su libro “Hombres y Mujeres: como salirse del camino equivocado” apunta a una reconsideración de la idea de mujer/es en los estudios de género, a partir de una des-patologización de los varones. A continuación frases extraídas del libro que apuntan a este nudo: "Toda militancia choca contra una dificultad tomar en cuenta lo diverso de la realidad"… "Dar elementos para pensar que solo los hombres pueden ser celosos, tiránicos y maleducados es un absurdo que con urgencia debe acabar"…"sigue 28

Casos en donde la dimensión sexual no “concuerda” con el cuerpo o el género a que siente que pertenece.

siendo impensable e impensado todo lo que disminuya el concepto de dominación y la imagen de las mujeres víctimas”…“la imagen de la mujer violenta pone en peligro la imagen que la mujer tiene de sí misma". Si bien se puede acusar estas frases de estar des-contectualizadas pero recogen el espíritu del libro a medida que señalan y critican la producción de conocimiento desde el/los feminismo/s. Ella puede ser vista como una traidora a la causa feminista, y de paso se desestima el peso de las preguntas que ella plantea pero no es para santificar a los varones ni enlodar la causa feminista, sino considerar una conceptualización de género fuera del determinismo sexual29. Gloria Bonder explicita las líneas de debate en tensión, que se manifiesta su afirmación precedente, manteniéndose esto - en mi opinión - bastante incólume hasta el día de hoy. Inicia con que el primera línea es la crítica al binarismo de género, critica al sustancialismo de ciertas tendencias del feminismo, el rechazo a la conceptualización “victimista” de la mujer30, problematización de la visión teológica, perspectiva de género como únicos lentes de análisis de todo proceso y fenómeno social y finalmente, que exista una noción de sujeto anterior al género. (Bonder, Gloria 1999, páginas 33-35). Estas re-planteamientos, ya hechas antes del 2000, abren – indirectamente entonces el campo de debate y una posibilidad de también rehacer la noción de masculinidad/es y su relación con la acción social desde el lugar de ser “masculino”. Antesala del cierre La pregunta que inicia esta reflexión es: ¿Cómo se configura una masculinidad disidente desde la semejanza vivencial con lo masculino? Los cuerpos, deseos y placeres que se constituyen en los mecanismo para el establecimiento de la diferencia como modo institución de ese cuerpo, moral, físico, en fin totalizante que deja fuera la semejanza, en tanto imagen proyectada y eyectada desde un sujeto masculino, como mecanismo de la identidad del sujeto masculino con imagen de lo masculino. ¿Cómo la semejanza s hace parte del proceso se singularización y cómo se lleva eso a la práctica? Esto lo pienso en relación de ser varón, con cuerpo masculino y que he vivido mi vida

29

Aquí el contrargumento es o suele ser que lo numérico se sobre-pone a cualquier consideración ética. Jeffry Weeks señala que es la dictadura del promedio. (profundizar!) 30 Coincidiendo o antecediendo a Elizabeth Batinder con la hipótesis del libro Hombres y Mujeres Cómo salirse del camino equivocado.

como sujeto masculino pero que, sin embargo, encuentra ciertas inconsistencias del modo, no solo personal, de vivir en/con el mundo del modelo masculino tradicional encarnado en el cuerpo social. O en palabras de Oscar Ñuñez Noriega: "Estimulado por la filósofa feminista Rae Langton y por hombres y mujeres críticos de lo que llaman “la epistemología de la ciencia moderna”, el presente ensayo se plantea las preguntas: ¿cuáles son las con-secuencias epistemológicas para el estudio de los varones, de las reflexiones que refieren al carácter “masculino” de la ciencia y de su vinculación con el mantenimiento de un orden patriarcal? ¿Podemos conocer a los varones como sujetos genéricos desde un marco epistemológico que ha sido denunciado por el feminismo por su incapacidad para dar cuenta de la situación de las mujeres?"31 Ciertamente, pedir la receta también es una trampa autoimpuesta pero la pregunta es, creo, necesaria a medida que permitiría germinar un nuevo bestiario del sujeto masculino, no solo como una categoría léxica, cognitiva, simbólica, nefasta, tóxica y, finalmente, enemiga sino como una forma de una posible vinculación positiva y vivir ser sujeto masculino no neutro incorporando también la semejanza, sin idealismo ni ingenuidad. La canción Man In the mirror de Michael Jackson – elemento cultural de nuestra época - tiene sentido o aquí le doy el significado diciendo que es una metáfora de la época pero también de lo subjetivo. Hoy, como época, podemos ver e interpelar mediante muchos medios a los varones: “Mira al hombre en el espejo y pregúntale sobre cómo hace las cosas y que el cambio del mundo empieza por él”.

Eso considerando además que hay un debate contemporáneo sobre la

posibilidad, o no, de constituir un sujeto masculino heterosexual disidente de la norma masculina hegemónica y dado que creo no haber base, por lo menos preliminarmente, una experiencia ni vivencia que permite situar al varón en un lugar, de poder, distinto a la norma masculina hegemónica. Hace poco surgió este32 texto declarando la imposibilidad de que hombre sean

31

Núñez Noriega, Guillermo Los hombres y el conocimiento. Reflexiones epistemológicas para el estudio de los hombres como sujetos genéricos Desacatos, núm. 16, otoño-invierno, 2004 , pp. 13-32 Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social Distrito Federal, México 32

http://vrdelafuente.wordpress.com/2013/12/22/no-insistan-ser-hombre-es-incompatible-con-serfeminista/

feministas versus este33 otro que declara que sí, los varones somos parte de un nuevo feminismo. Más que sean definitivos o concluyentes alguno de estos texto pone el acento en un nudo epistemológico actual dentro de los estudios de género que pasan más allá de género como tema de mujeres, y los incluye por cierto, pero que también es necesario dialogar sobre las relaciones sociales dinámicas, de género u otra, que apunta a una diversidad que es urgente ir comprendiendo y entendiendo. Aquí estamos en un marco de un cambio de tiempos y espacios en donde se produce y reflexiona las cosas por lo cual Internet justamente se ha devenido en no solo un locus de guardar información o difundir sino es un espacio en si en donde se vive y respira los cambios sociales no en su totalidad pero si permite un acercamiento y un sondeo muy instantáneo sobre los mecanismos y contenidos que están en juego en fenómenos sociales de diversa índole. Resulta interesante por muchos motivos pensar esta posibilidad y disyuntiva actual entorno al modo de pensar la movida de los hombres en género. Primero, el determinismo biológico es el punto de inflexión del debate que ciertamente apunta a como pensar, en tanto bio-hombres, poder participar en una acción, a estas alturas global, a favor de la igualdad de género en el sentido que lo plantea Rosa Luxemburgo: "Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres" En la actualidad, y como militante de un colectivo de varones por otros vínculos, llamado Kolectivo Poroto, he presenciado debates - tanto en Internet como vis-á-vis - que se manifestarían en posturas o los ejes: autocomplacientes y autoflagelantes. Estas posturas frente a la anterior disyuntiva son las que plantean que la igualdad ya se alcanzó y, por otro, la postura que los varones debemos “bañarnos” en culpa por no hacer nada. En ambos casos, creo, se llega a una inercia que justamente pone en tensión el modo del quehacer y desdibuja un escenario compartido desde el cual se puede posibilitar una acción convergente y conjunta. Hay ejemplos de la cultura popular que me gusta usar desde mi lectura de lo/s masculino/s: Hulk y Dr Jekyl/Mr Hyde. Ambos son vivos ejemplos cómo el sujeto masculino – en una suerte 2X1 vivencial – constituyen un caso paradojal (Yo-Tu-Otro) entre el civilizado y el salvaje, tal como

33

http://www.publico.es/actualidad/525470/ellos-tambien-son-feministas

plantea también la obra de José Enrique Rodó, con Ariel y Calibán. En el caso de Hulk opera el binomio violento/no violento, mientras que en Dr Jekyl/Mr Hyde, es el tramposo que se esconde detrás del sujeto respetable. Se podría usar la metáfora de la máscara para pensar lo masculino y la propia alteridad. El alter ego es una copia no reconocida del Otro-Yo masculino respetable. La repetición es un mecanismo contemporáneo (sociedad globalizada con sus medios físicos) para producir efectos – en el uso y desplazamiento del cuerpo - en el inconsciente. En términos de comunicación el pensamiento civilizado simplifica el mensaje (haciendo alusión a planteamiento de Leví-Strauss y Macluhan con el medio es el mensaje) que llega a reiterar imaginarios pero que, finalmente, no logra atender a la necesidad de constitución de la unicidad de cada sujeto. La repetividad, o la replicabilidad según Walter Benjamín, trastocan la semejanza como modo de comprensión y la diferencia se instala, paradojalmente, como casi único medio posible de establecer identidad. 6. Conclusiones En un mundo patriarcal el varón se piensa, como en cualquier proceso cultural, desde la diferencia pero no desde la semejanza34 y eso a pesar que lo católico plantea somos “a imagen y semejanza de Dios”. Y de ahí que me pregunto sobre el proceso que configura el Yo en donde la semejanza, más que el contraste, opera como modalidad de constitución y que posibilita, o no, la constitución de un sujeto masculino. La diferencia es un mecanismo que opera hacia afuera, hacia el mundo social circundante mientras que la semejanza opera hacia el Si mismo. Si bien se plantea muchas veces que el feminismo es un antecedente histórico e epistemológico ineludible, y más que necesario para la movilización de los varones en temas de género, no debería constreñirse la construcción desde la ontología de la diferencia a medida que no permite acercarnos al pensar, sentir y hacer un “nuevo” sujeto masculino. También hay una diversidad de modos de vivencia diferenciada basado en una vivencia condicionada desde ese cuerpo distinto.35 ¿Cómo podemos desde esa vivencia comprender al Otro/a si operamos desde la semejanza con “lo masculino”.

34

La afirmación planteada por Badinter: no ser mujer, no ser niña y no ser homosexual. Estoy pensando en el embarazo, el sometimiento físico por parte de la pareja hombre, la vivencia particular como bio-mujer. Y la “solución” es en definitiva la configuración y tránsito hacia un cuerpo distinto y que la conciencia colectiva de una sociedad incorpore en la visión de género este elemento. 35

Esto plantea desafíos en lo epistemológico a medida que este ejercicio de la diferenciación es más complejo porque creo que incluye el recorrido de la semejanza aun cuando no se habla desde esa inclusión sino se constituye exclusivamente desde la ontología de la diferencia. No hay un modo claro ni un manual, aunque también sería insuficiente, que permitiera constituir una materialidad de una diferencia con Otro masculino (la norma) porque hay una inmaterialidad en la relación que dificulta tal labor. Un concepto que engloba toda la reflexión precedente, y que me hace mucho sentido, es el concepto de re-singularización de Felix Guattarí. Ciertamente el concepto está aplicado en otro sentido36 pero sin descuidar la intención, creo, este concepto plantea un proceso que implica un desdoblamiento, en este caso más colectivo que individual, de la/s (inter)subjetividad/es masculina/s. Se debe armar al sujeto masculino dejando atrás un modelo o referente identitario tóxico y configurar otro referente pero que hoy todavía no está visible - en la práctica - más allá del idealismo. Esto se da también en un contexto37 en donde la subjetividad está sedienta de configurar un nuevo Yo, intentando solidificar un nuevo referente identitario válido como paradigma para el para el nuevo vinculo social. Entonces, no habría, para los bio-hombres, necesariamente materialidad ni diferencia sobre la cual sustentar o posar su discurso de diferencia con lo masculino tradicional o hegemónico. Si bien hay instancias académicas y formativas que permiten elaborar un discurso y una práctica que vaya rompiendo con esto no ocurre transversalmente en la vida cotidiana ni con los hombres en general. Creo que hay espacios de privilegios para pensar(se) en tanto sujeto de género, en esta caso hombre heterosexual, que no tienen los demás y de ahí la importancia de la categoría de clase y su influencia en el proceso de conocimiento no solo en términos formales, sino para cambiar y transformar la vida social y personal. Porque la teoría no es solo para pensarlo en términos conceptuales, detrás de un escritorio, sino pensarlo en relación a la praxis social y vida cotidiana. En muchos sentidos creo - si es que soy creyente en algo - en la heterogeneidad y heterodoxa permanente y en paralelo. No podemos todos vivir en la misma norma ni con las mismas reglas

36

Se refiere al trabajo psiquiátrico en donde el sujeto se vuelve, o por lo menos esa es la intención, a no solo insertarse sino volver a armarse como sujeto. 37 Modernidad liquida de Z. Bauman.

aunque quisiéramos sino se vive en distintas normas y que una se impone sobre otra también es una cuestión relevante. La demanda actual de la revolución social, global y comunitaria también habla de la necesidad de la revolución interior del sujeto. Creo que esa es la paradoja de la ceguera del ser humano respecto a si mismo, entrampado en una reflexividad particular respecto a una necesidad de cambiar el contexto general. Establecer sistemas de clasificación de lo humanos es lo humano, y hoy – entre otras cosas – se está elaborando otro sistema de clasificación porque el anterior ya está dejando de tener sustento, sentido y pertinencia por el dolor y toxicidad que produce el patriarcado.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.