Informe preliminar de la campaña de excavaciones arqueológicas de urgencia en La Mesa (Chiclana de la Frontera, Cádiz). Contribución al estudio de formaciones sociales en transición

July 11, 2017 | Autor: José Ramos Muñoz | Categoría: Prehistoric Archaeology, Neolithic Archaeology, Bronce Age (Archaeology)
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Descripción

III ACTIVIDADES DE URGENCIA Volumen 1

ANUARIO ARQUEOLÓGICO DE ANDALUCÍA / 1998 Consejería de Cultura

ANUARIO ARQUEOLÓGICO DE ANDALUCÍA 1998

ACTIVIDADES DE URGENCIA INFORMES Y MEMORIAS Volumen 1

Dirección General de Bienes Culturales

ANUARIO ARQUEOLÓGICO DE ANDALUCÍA 98. III-1 Abreviatura: AAA’98.III-1 Edita: Junta de Andalucía. Consejería de Cultura. Coordinación de la edición: Dirección General de Bienes Culturales Servicio de Investigación y Difusión del Patrimonio Histórico C/. Levies, 17. Sevilla Telf. 955036600. Fax: 955036621. Impresión: R.C. Impresores © de la presente edición: Junta de Andalucía. Consejería de Cultura. E.P.C. ISBN: 84-8266-241-4 (Obra completa) ISBN: 84-8266-240-6 (Tomo III-1). Depósito Legal: SE-2171-2001-III-1

INDICE ALMERÍA PROSPECCIONES ARQUEOLÓGICAS SUBACUÁTICAS EN LA COSTA ALMERIENSE: ISLETA DEL MORO Y VILLARICOS ....................... Mercedes Gómez, Ana Miñano.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL SOLAR DE LA C/ SAN FRANCISCO Nº 19 Y C/ GUZMÁN Nº 1 DE MEDINA SIDONIA (CÁDIZ) ............................................................................................ Salvador Montañés Caballero, Luis Aguilera Rodríguez.

CÁDIZ INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA LLEVADA A CABO EN EL SOLAR SITUADO EN LA CALLE LIBERTAD, Nº 2 Y 3 (CÁDIZ). ............................................................................................................... Nuria Herrero Lapaz. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA NECRÓPOLIS ROMANA DE CÁDIZ. LOS CUARTELES DE VARELA. ..................................... Mª Eugenia García Pantoja, Manuel Montañés Caballero. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL SECTOR SUR DE LA VILLA VIEJA DE ALGECIRAS: APORTACIONES AL TRAZADO DEL RECINTO FORTIFICADO MEDIEVAL. ..................................................... Jorge Maier Allende, José Martínez Peñarroya. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LA CIUDAD ROMANA DE “SIERRA DE AZNAR”, ARCOS DE LA FRONTERA (CÁDIZ) ................................................................................................................ Luis Javier Guerrero Misa. INFORME PRELIMINAR DE LA CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DE URGENCIA EN LA MESA (CHICLANA DE LA FRONTERA). CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE FORMACIONES SOCIALES EN TRANSICIÓN. ............................................................. José Ramos Muñoz, Manuel Montañés Caballero, Manuela Pérez Rodríguez, Salvador Domínguez-Bella, Vicente Castañeda Fernández, María Eugenia García Pantoja, Nuria Herrero Lapaz, Luis Iglesias García, Javier Gracia Prieto, Isabel Cáceres Sánchez, Gemma Jurado Fresnadill, Carmen Baños Pozo, Diego Bejarano Gueimúndez.

ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN SOLAR DE LA C/ ÁLAMO Nº 7-9 DE MEDINA SIDONIA (CÁDIZ) ............................ Salvador Montañés Caballero, Luis Aguilera Rodríguez.

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EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DE URGENCIA REALIZADAS EN PUERTO SERRANO (CÁDIZ): LAS NECRÓPOLIS DE “FUENTE DE RAMOS” Y DE “EL ALMENDRAL” ...................................................... Paloma Bueno Serrano. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LOS ENTORNOS DE LOS HORNOS TARDOPÚNICOS DE TORRE ALTA (SAN FERNANDO, CÁDIZ). SONDEOS ARQUEOLÓGICOS EN LA UNIDAD DE EJECUCIÓN Nº 16. ................................................................ Vicente Castañeda Fernández, Nuria Herrero Lapaz. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA DE CONTROL DE LOS TRABAJOS DE DRAGADO PARA LA INSTALACIÓN DE UN DIQUE FLOTANTE EN CAMPAMENTO, SAN ROQUE, CÁDIZ. Rocío Castillo Belichón. PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA REALIZADA EN EL ARROYO DE LA CULEBRA, LOMA DE LOS MOSQUITOS Y EL CORTIJO DE IRUELA (TARIFA, CÁDIZ). .................................................. Francisca Piñatel Vera. RECUPERACIÓN Y PUESTA EN VALOR DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO VILLA MEDIEVAL DE ZAHARA DE LA SIERRA (CÁDIZ) ................................................................................................................ Luis María Cobos Rodríguez.

55

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN CALLE SANTO DOMINGO nº 9, EL PUERTO DE SANTA MARIA, CÁDIZ. ........................................ Francisco Giles Pacheco, Esperanza Mata Almonte.

58

CÓRDOBA

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA FLORIDA, EL PUERTO DE SANTA MARÍA, CÁDIZ. .......................................................................... Esperanza Mata Almonte.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LA AVDA. DE MEDINA AZAHARA Nº 43 DE CÓRDOBA. LOCALIZACIÓN DE UNA NECRÓPOLIS DE CRONOLOGÍA TARDOANTIGUA. ....... Laura Aparicio Sánchez.

CAUTELA ARQUEOLÓGICA DEL DRAGADO DE RESTITUCIÓN DE CALADOS DEL PUERTO DE LA ATUNARA. LA LINEA DE LA CONCEPCIÓN. CÁDIZ. ................................................................................. José M. HIigueras-Milena Castellano. PUESTA EN VALOR DEL YACIMIENTO DE CARISSA AURELIA. LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL MAUSOLEO-1. ..............

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INFORME DE EVALUACIÓN DE IMPACTO SOBRE EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO CON MOTIVO DE LAS OBRAS DE CONSTRUCCIÓN DE LOS TRAMOS V Y VI DE LA AUTOVÍA A-381 (JEREZ DE LA FRONTERA-LOS BARRIOS, CÁDIZ). ... Manuel Mesa Romero, Jacinto Sánchez Gil de Montes.

INFORME SOBRE LA ACTIVIDAD ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN UN SOLAR SITO EN LA PLAZA ZAHARA (ZAHARA DE LA SIERRA, CÁDIZ). ........................................................................................ María José Richarte García.

MEMORIA DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA REALIZADA EN EL SOLAR Nº 15 DE LA C/ SAN EULOGIO ESQUINA C/ EL PORTILLO DE CÓRDOBA ........................................... José Antonio Morena López.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN C/ ALFONSO XIII, 22 EN CÓRDOBA ............................................................................ Cristina Camacho Cruz.

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SEGUIMIENTO ARQUEOLÓGICO EN LA VILLA ROMANA DE “EL RUEDO” (ALMEDINILLA-CÓRDOBA) I: LA NECRÓPOLIS. .............. Ignacio Muñiz Jaén.

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SEGUIMIENTO ARQUEOLÓGICO EN LA VILLA ROMANA DE EL RUEDO (ALMEDINILLA-CÓRDOBA) II: ALFARES, SILOS Y ALMAZARAS. .................................................................................................................. Ignacio Muñiz Jaén.

215

María José Lozano Ramírez. EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN C/ SAN CRISTÓBAL 1-3, JEREZ DE LA FRONTERA (CÁDIZ). .................................... Laureano Aguilar Moya, Francisco J. Barrionuevo Contreras.

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15

CAUTELA ARQUEOLÓGICA DEL DRAGADO DE RESTITUCIÓN DE CALADOS DEL PUERTO DE CHIPIONA. CÁDIZ. ........................ José M. Higueras-Milena Castellano.

EXCAVACIONES EN POCITO CHICO (EL PUERTO DE SANTA MARÍA). CAMPAÑA DE 1998. ...................................................................... José Antonio Ruiz Gil, Juan José López Amador.

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RESULTADOS DE LA PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA SUPERFICIAL DE URGENCIA DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE LA CARLOTA (CÓRDOBA). ................................................................................................ Antonio Martínez Castro.

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110 PROSPECCIONES SUPERFICIALES DE URGENCIA EN EL TÉRMINO MUNICIPAL DE OBEJO (CÓRDOBA). .............................................. Óscar García Vuelta, Ana Isabel Moyano Cerrato.

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CASTILLO DE PRIEGO: PANORÁMICA GENERAL DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA DE 1998 ...................... Rafael Carmona Ávila, Antonio Moreno Rosa, Dolores Luna Osuna. PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA DEL TRAZADO DEL GASODUCTO PUENTE GENIL-MÁLAGA, PROVINCIAS DE CÓRDOBA, SEVILLA Y MÁLAGA. ............................................................................................... Pilar Arias Cabezudo, Nuria Gil Guzmán.

244

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LA BARRIADA DE LA ORDEN (HUELVA). ..................................................................... Juan A. Pérez Macías, Nuria de la O Vidal Teruel, Jesús de Haro Ordóñez.

377

254

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL YACIMIENTO DE “EL CERQUILLO” (MONTES DE SAN BENITO, CERRO DE ANDÉVALO, HUELVA). ................................................................. Olga Guerrero Chamero, Francisco Gómez Toscano, Juan M. Campos Carrasco, Diego González Batanero.

381

GRANADA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN PLAZA DE SANTA ISABEL LA REAL (GRANADA). INFORME PRELIMINAR. .... Manuel López López, José Manuel Peña Rodríguez, Mª Luisa GámezLeyva Hernández, José Antonio Riquelme Cantal. EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LA CALLE HORNO DEL VIDRIO, 16 (GRANADA). .................................................... Antonio López Marcos, Alejandro Caballero Cobos, Carmen López Pertíñez.

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287

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA CALLE HUERTO DE SAN CECILIO Nº10 (GRANADA). ............................................................... Inmaculada Rodríguez García, Mª Reyes Ávila Morales.

291

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA REALIZADA EN EL CONVENTO DE SANTA CATALINA DE ZAFRA. ..................................................... Dolores Puerta Torralbo, Francisca Quero Endrino.

294

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA REALIZADA EN LA C/ PAGÉS Nº 7 (ALBAICÍN, GRANADA). ........................................... Dolores Puerta Torralbo, Susana Cevidanes Pedrajas. ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA REALIZADA EN LA CALLE CONCEPCIÓN DE GUADIX, GRANADA. .......................... Dolores Puerta Torralbo, Antonio Burgos Juárez, Rafael Lizcano Prestel, Cristóbal Pérez Bareas.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA EN SOLAR Nº 7 DE LA CALLE ÁLVAREZ DE CASTRO (SAN MATÍAS, GRANADA). ............................. Reyes Ávila Morales, Inmaculada Rodríguez García.

332

ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA MEDIANTE SONDEO EN EL PASEO DE LA BOMBA Nº7 (GRANADA). ........................ Reyes Ávila Morales, Inmaculada Rodríguez García.

337

EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA REALIZADA EN LA C/ HUERTO DE SAN CECILIO, 6 Y 8 (GRANADA). ...................... Manuel Ángel Castillo Rueda.

342

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA MEDIANTE SEGUIMIENTO EN LA UNIDAD DE EJECUCIÓN Nº11 DE ARMILLA, GRANADA. ....... Jorge Padial Pérez, Sonia Ruiz Torres.

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HUELVA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LA AVENIDA DE ANDALUCÍA (HUELVA). ................................................................. Miguel A. López Domínguez, Francisco Gómez Toscano, Juan M. Campos Carrasco, Nuria de la O Vidal Teruel, Águeda Gómez Rodríguez.

ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA REALIZADA EN LA PISCINA COMUNITARIA DE LOS BLOQUES A1, A2, A3, A6, A7 Y A8 DEL SECTOR UA-23 DE MARROQUÍES BAJOS DE JAÉN. ................................... Antonio Burgos Juárez, Cristóbal Pérez Bareas, Rafael Lizcano Prestel. ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA REALIZADA EN EL BLOQUE A DE LA UA-25 DE MARROQUÍES BAJOS DE JAÉN. ...................................... Antonio Burgos Juárez, Rafael Lizcano Prestel, Cristóbal Pérez Bareas. ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA REALIZADA EN EL ESPACIO DESTINADO A LA INSTALACIÓN DEL OVOIDE DEL VIAL 4 DE LA UA-23. MARROQUÍES BAJOS. JAÉN .......................................................... Antonio Burgos Juárez, Rafael Lizcano Prestel, Cristóbal Pérez Bareas.

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MÁLAGA

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EXCAVACIÓN DE URGENCIA EN EL CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE LOS BAÑOS (LA MALAHÁ, GRANADA). .................................. Mª Oliva Rodríguez-Ariza.

ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA URGENCIA EN EL SOLAR Nº 11 DE LA CALLE OLID DE JAÉN. .................................................................... Julio Tomás Gámez Pérez, Sebastián R. Moya García.

302

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LA CALLE DE LA COLCHA Nº 5 Y 7 (GRANADA). .................................................. Reyes Ávila Morales, Inmaculada Rodríguez García.

ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA REALIZADA EN EL CINE ACCI DE GUADIX, GRANADA. ............................................... Antonio Burgos Juárez, Cristóbal Pérez Bareas, Rafael Lizcano Prestel, Pablo Casado Millán.

388

JAÉN 275

ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL SOLAR DE LA CALLE BUENSUCESO Nº 5 Y 7 (GRANADA). ....................................................... Inmaculada Rodríguez García, Reyes Ávila Morales.

ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA REALIZADA EN LA CASA DE LA BIZCOCHA (SAN MATÍAS, GRANADA). .................................................. Dolores Puerta Torralbo, Alberto García Porras.

NECRÓPOLIS HISPANO-MUSULMANA DE “EL CAMINO DEL CHORRITO”, PATERNA DEL CAMPO, HUELVA. ............................................ Laura Mercado Hervás, Carmen Caravaca Rodríguez de Liévana, Manuel Jesús Paz Jorva, Rosario Gasent Ramírez.

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INFORME DE LA VIGILANCIA ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN UN SOLAR SITUADO EN LA PLAZA DE ARRIOLA-PASILLO DE ATOCHA (MÁLAGA). ...................................................................................... María Isabel Cisneros García, Ana Arancibia Román, Mª del Mar Escalante Aguilar, Luis Efrén Fernández Rodríguez, José Mayorga Mayorga, Ildefonso Navarro Luengo, Antonio Rambla Torralvo, Juan Bautista Salado Escaño, José Suárez Padilla. INFORME PRELIMINAR DE LA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DEL SOLAR DE C/ HUERTO DEL CONDE ESQUINA A C/ PEDRO MOLINA. FASE II. MÁLAGA. ....................................................................... Luis-Efrén Fernández Rodríguez, José Suárez Padilla, José Mayorga Mayorga, Antonio Rambla Torralvo, Mª del Mar Escalante Aguilar, Ana Arancibia Román, Ildefonso Navarro Luengo, Juan Bautista Salado Escaño, María Isabel Cisneros García. INFORME DE LA VIGILANCIA ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN UN SOLAR DE LA CALLE LOS NEGROS ESQUINA A CALLE CRUZ VERDE, NECRÓPOLIS DE YABAL FARUH, MÁLAGA. ........... Luis-Efrén Fernández Rodríguez, María Isabel Cisneros García, Ildefonso Navarro Luengo, José Suárez Padilla, Juan Bautista Salado Escaño. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN C/ CERROJO ESQUINA C/ JIMÉNEZ (MÁLAGA). ..................................................... Juan Bautista Salado Escaño, José Suárez Padilla, Luis-Efrén Fernández Rodríguez, José Mayorga Mayorga, Ildefonso Navarro Luengo, José Antonio Rambla Torralvo, Ana Arancibia Román, M. del Mar Escalante Aguilar, María Isabel Cisneros García. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN C/ ALMANSA ESQ. C/ CERROJO (MÁLAGA). ARRABAL DE TABBANIN. José Suárez Padilla, Luis-Efrén Fernández Rodríguez, José Mayorga Mayorga, Ildefonso Navarro Luengo, José Antonio Rambla Torralvo, Juan Bautista Salado Escaño. RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN EFECTUADA EN LA PLAZA DE SAN PABLO. MÁLAGA, BARRIO DE LA TRINIDAD. .................... Luis-Efrén Fernández Rodríguez, José Suárez Padilla, María Isabel Cisneros García, Ana Arancibia Román, Ildefonso Navarro Luengo, José Mayorga Mayorga. INFORME DEL SONDEO ARQUEOLÓGICO DE UN SOLAR EN CALLE MÉNDEZ NUÑEZ, ESQUINA A JUAN DE PADILLA. MÁLAGA. .........................................................................................................................

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Mª del Mar Escalante Aguilar, Luis Efrén Fernández Rodríguez, Ana Arancibia Román, José Mayorga Mayorga, Ildefonso Navarro Luengo, Antonio Rambla Torralvo, José Suárez Padilla. INFORME DEL CONTROL ARQUEÓLOGICO DE URGENCIA EN UN SOLAR DE LA CALLE LOS CRISTOS ESQUINA A CALLE ERMITAÑO, MÁLAGA. CASCO HISTÓRICO. ................................................. Mª Isabel Cisneros García, Luis-Efrén Fernández Rodríguez, Juan Bautista Salado Escaño, José Suárez Padilla, José Mayorga Mayorga, Antonio Rambla Torralvo, Mª del Mar Escalante Aguilar, Ana Arancibia Román, Ildefonso Navarro Luengo.

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RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN EFECTUADA EN EL SOLAR Nº 7 DE CALLE ALCAZABILLA. MÁLAGA, CASCO HISTÓRICO. 1998. ....................................................................................................................... Luis-Efrén Fernández Rodríguez, Juan Bautista Salado Escaño, María Isabel Cisneros García, José Suárez Padilla, Ildefonso Navarro Luengo.

494

RESTOS DE UN EDIFIO TERMAL EN LA ABADÍA DE SANTA ANA DEL CISTER. ÚLTIMA APORTACIÓN AL CONOCIMIENTO DE LA MALACA ALTOIMPERIAL. ............................................................................ Luis-Efrén Fernández Rodríguez, José Suárez Padilla, María Isabel Cisneros García, Juan Bautista Salado Escaño, Ildefonso Navarro Luengo.

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MEMORIA DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA REALIZADA EN VARIOS SOLARES DE LA PLAZA MARÍA GUERRERO (MÁLAGA). Mª Inés Fernández Guirado, Mª Carmen Íñiguez Sánchez.

512

EL ABRIGO 4 DEL COMPLEJO DEL HUMO (LA ARAÑA, MÁLAGA): MATERIALES RECUPERADOS DE LOS DERRUMBES DE 1983 Y 1997. ................................................................................................................... Julián Ramos Fernández, Mª del Mar Bañares España, Raúl Aguilera López, Bárbara López Tito, Beatriz Bartolomé Arquillo.

526

INFORME DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL CERRO DEL ALMENDRO (LOMO DEL ESPARTAL). AUTOPISTA DE LA COSTA DEL SOL. MARBELLA (MÁLAGA). 1997. Luis-Efrén Fernández Rodríguez, Ildefonso Navarro Luengo, José Suárez Padilla, Mª Isabel Cisneros García, Juan Bautista Salado Escaño.

613

INFORME PRELIMINAR DE LOS RESULTADOS DE LA INTERVENCION DE URGENCIA EN EL ASENTAMIENTO FENICIO DE ROZA DE AGUADO (MIJAS, MÁLAGA) ................................................................. José Suárez Padilla, Luis-Efrén Fernández Rodríguez, Ildefonso Navarro Luengo, Antonio Rambla Torralvo, Mª Isabel Cisneros García.

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RESULTADOS PRELIMINARES DE LA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL POBLADO PREHISTÓRICO DEL ESPOLÓN DE TRAGALAMOCHA. NERJA, 1998. AUTOVÍA DEL MEDITERRÁNEO TRAMO FRIGILIANA-MARO. .......................................... Luis-Efrén Fernández Rodríguez, José Suárez Padilla, Ana Arancibia Román, Mª Isabel Cisneros. INFORME DE LA PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA SUPERFICIAL EN LA AUTOVÍA DEL MEDITERRÁNEO (MÁLAGA-ADRA), TRAMO RINCÓN DE LA VICTORIA-ALGARROBO. MÁLAGA. ................ Luis Efrén Fernández Rodríguez, Antonio Soto Iborra, Ildefonso Navarro Luengo, José Suárez Padilla, José Manuel Sánchez Herrera, José Antonio Santamaría García. INFORME DE LA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL YACIMIENTO DE LA CAMPIÑUELA Y CONTROL DE TRAZA, AUTOVÍA DEL MEDITERRÁNEO, TRAMO RINCÓN DE LA VICTORIA-ALGARROBO (VÉLEZ-MÁLAGA, MÁLAGA). ...................... Carlos von Thode Mayoral, Luis Efrén Fernández Rodríguez, José Suárez Padilla, Ildefonso Navarro Luengo.

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SEVILLA MATERIALES ARQUEOLÓGICOS DE LA CUEVA DEL HUMO (LA ARAÑA, MÁLAGA) ........................................................................................... Julián Ramos Fernández, Raúl Aguilera López, M.ª del Mar Bañares España. INFORME DE LA PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA SUPERFICIAL DE URGENCIA EN EL ENTORNO DE CERRO CABELLO. MÁLAGA, ÁREA METROPOLITANA. ..................................................................... Mª del Mar Escalante Aguilar, José Suárez Padilla, Luis-Efrén Fernández Rodríguez, Ana Arancibia Román, Antonio Rambla Torralvo, José Mayorga Mayorga, Ildefonso Navarro Luengo. INFORME DE LA EXCAVACIÓN DE URGENCIA EN UNA NECRÓPOLIS ROMANA SITUADA EN EL YACIMIENTO DE TORRE ALQUERIA, ALHAURIN DE LA TORRE, MALAGA. ................................... José Antonio Rambla Torralvo, Manuel Romero Pérez. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL CERRO DE LAS CADENAS, ALHAURIN DE LA TORRE. MÁLAGA. 1998. .... José Antonio Santamaría García. EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LA NECRÓPOLIS COLECTIVA DEL «PEÑÓN DEL NEGRO» (ÁLORA, MÁLAGA) Y MICROPROSPECCIÓN DEL ENTORNO. .................................... José Manuel Martín Ruiz, Pedro Jesús Sánchez Bandera. EL CERRO DEL ALJIBE, COÍN (MÁLAGA). RESULTADOS DE LA ACTUACIÓN AUTORIZADA EN 1998 ....................................................... Juan Fernández Ruiz. ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL YACIMIENTO ROMANO DE LA FINCA EL SECRETARIO (1a FASE): DELIMITACIÓN DEL EDIFICIO TERMAL .............................................................. Ramón F. Hiraldo Aguilera, Fernando Villaseca Díaz. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL YACIMIENTO DE RÍO REAL (MARBELLA, MÁLAGA). ................................. Pedro Sánchez Bandera, Alberto Cumpián Rodríguez, Antonio Soto Iborra. INFORME PRELIMINAR INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL CASTILLO DE MARBELLA (MÁLAGA) I FASE. 1998 ........................................................................................................................ Sebastián Fernández López, Antonio Soto Iborra, Pedro Jesús Sánchez Bandera, Alberto Cumpián Rodríguez.

540

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL EDIFICIO SIETE PUERTAS DE SEVILLA (CALLE PUENTE Y PELLÓN 11/11 a, ALONSO EL SABIO 3 Y 5 Y CEDACEROS 4). ................................................................... Álvaro Fernández Flores, Araceli Rodríguez Azogue. INFORME DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LUMBRERAS Nº 18 (SEVILLA). ................................................... Gregorio Mosulén Fernández, Daniel Jiménez Maqueda. INFORME DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN ALMANSA Nº 5 (SEVILLA). ........................................................... Daniel Jiménez Maqueda, Gregorio Mosulén Fernández, Olga Sánchez Liranzo, Rosario Rodríguez Cordones.

554

INFORME DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN REYES CATÓLICOS Nº3/ALMANSA Nº6 (SEVILLA). ............ Daniel Jiménez Maqueda, Gregorio Mosulén Fernández, Olga Sánchez Liranzo, Rosario Rodríguez Cordones.

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563 INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL SOLAR SITO EN CALLE LERENA NÚMERO 12 DE SEVILLA .......................... Elena Vera Cruz, Elisabet Conlin Hayes, Juan Manuel Guijo Mauri. 572

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN UN INMUEBLE SITO EN CALLE JULIO CÉSAR NÚMERO 14 ESQUINA A CALLE CANALEJAS DE SEVILLA. ..................................................................... Inmaculada Carrasco Gómez, Elena Vera Cruz.

689

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576 INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN UN SOLAR SITO EN CALLE INFANTES NÚMERO 13 DE SEVILLA ...................... Elena Vera Cruz, Elisabet Conlin Hayes. 582

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN UN INMUEBLE SITO EN CALLE ARCHEROS NÚMERO 2 ESQUINA A CALLE VERDE DE SEVILLA ......................................................................................... Elena Vera Cruz, Elisabet Conlin Hayes.

706

709

589 SEGUIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LA ANTIGUA ESTACIÓN DE FERROCARRIL CONOCIDA COMO “PLAZA DE ARMAS”, SEVILLA. Laura Mercado Hervás, Manuel Jesús Paz Jorva, Juan Carlos Mejías García. 599

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL SOLAR Nº45 DE LA C/ SAN PABLO DE SEVILLA. ............................................... Laura V. Mercado Hervás, Mª del Rosario Gasent Ramírez.

715

722

SEGUIMIENTO ARQUEOLOGICO DE OBRAS EN SOLAR DE C/ TORNEO 47 (SEVILLA) ................................................................................... Florentino Pozo Blázquez.

729

EXCAVACIONES DE URGENCIA EN EL COLEGIO DE SAN BLAS, CARMONA (SEVILLA). ................................................................................... Rocío Anglada Curado, Juan Manuel Román Rodríguez.

916

SEGUIMIENTO ARQUEOLOGICO DE OBRAS EN SOLAR DE C/ TORNEO 48-49 (SEVILLA) .............................................................................. Florentino Pozo Blázquez.

734

EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL ALCÁZAR DE ARRIBA DE CARMONA (SEVILLA) ............................................................................. Rocío Anglada Curado, Juan Manuel Román Rodríguez.

929

EXCAVACIONES EN EL SECTOR NORTE DE LA CIUDAD DE SEVILLA. INTERVENCION ARQUEOLÓGICA EN CALLE MACARENA. Manuel Vera Reina, Araceli Rodríguez Azogue.

739

EL HOSPITAL DE LAS CINCO LLAGAS DE SEVILLA. PRIMERA FASE DE ESTUDIOS ARQUEOLÓGICOS, 1998. ................................................ Miguel Ángel Tabales Rodríguez.

751

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL SOLAR Nº 24 DE LA CALLE MURO DE LOS NAVARROS (SEVILLA) ............ Juan Carlos Mejías García, Mª Angeles González Cano, Laura V. Mercado Hervás. NUEVAS INVESTIGACIONES EN LA GIRALDA. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CARA SUR. .................................................... Miguel Ángel Tabales Rodríguez. ACTUACIÓN DE VIGILANCIA ARQUEOLÓGICA EN EL SOLAR DE LAS CALLES AMADOR DE LOS RIOS, GONZALO BILBAO Y ARROYO DE SEVILLA. .................................................................................... Patricia Bachiller Burgos. INTERVENCION ARQUEOLOGICA DE URGENCIA EN EL INMUEBLE Nª 35- 41 DE LA CALLE BUSTOS TAVERA (SEVILLA) ................. Mª Angeles González Cano, José Antonio Valiente de Santis. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN UN INMUEBLE SITO EN CALLE SAN VICENTE NÚMEROS 63-65 DE SEVILLA. Patricia Bachiller Burgos, Inmaculada Carrasco Gómez. INFORME DE LA ACTUACIÓN DE URGENCIA EN CALLE JOAQUÍN GUICHOT, 8-10 DE SEVILLA ........................................................... Alicia León Gómez, Enrique Pradas Reina.

PROYECTO DE REHABILITACIÓN DE LA CALZADA Y PUENTE DE LOS CINCO OJOS DE CARMONA. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL PUENTE DE LOS CINCO OJOS. ................................. José María Juárez Martín.

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778 PROYECTO DE REHABILITACIÓN DE LA CALZADA Y PUENTE DE LOS CINCO OJOS DE CARMONA. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA CALZADA. .......................................................................... José María Juárez Martín.

961

788 INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL COLEGIO PÚBLICO «CERRO DE SAN JUAN» DE CORIA DEL RÍO (SEVILLA). .. José Luis Escacena Carrasco, Rocío Izquierdo de Montes.

971

792

800

DE LAS TERMAS A LA MACKBARA. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA PLAZA DE ESPAÑA DE ÉCIJA (SEVILLA). ............... Ana Romo Salas, Juan Manuel Vargas Jiménez, Enrique Domínguez Berengeno, Mercedes Ortega Gordillo.

808

EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL RECINTO AMURALLADO DE ESTEPA (SEVILLA). .................................................... Pilar Cáceres Misa, Eusebio Moreno Alonso.

811

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN C/ SANTO REY, 38, ESQUINA A MARQUÉS DE ESTELLA, 16. SEVILLA. ......................................... Juan Manuel Vargas Jiménez, Ana Romo Salas.

824

EL LIENZO DE MURALLA DE LA C/ TORNEO, 39 ESQUINA A C/ NARCISO BONAPLATA. SEVILLA. ............................................................. Juan Manuel Vargas Jiménez, Ana S. Romo Salas.

832

SEGUIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE OBRAS EN TORRES 1 Y 8 DEL CASTILLO DE ALCALÁ DE GUADAIRA (SEVILLA) .................... Florentino Pozo Blázquez.

841

PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL CAMPUS UNIVERSITARIO DE BORMUJOS (SEVILLA). LAS VILLAS ROMANAS DE EL TEJAR, EL PERRUÑO, LOS CÁRABOS Y EL ROSAL. .................................. Ana Romo Salas, Juan Manuel Vargas Jiménez.

VIGILANCIA ARQUEOLÓGICA DURANTE LA REMODELACIÓN DEL PASEO DEL ESTATUTO DE CARMONA (SEVILLA): LA FUENTE ROMANA ...................................................................................................... Rocío Anglada Curado, Elisabet Conlin Hayes.

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EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DEL CASTILLO DE SAN JORGE (TRIANA, SEVILLA) .......................................................................................... Marcos A. Hunt Ortiz.

SEGUIMIENTO ARQUEOLOGICO DE OBRAS EN PROYECTO DE AUDITORIO AL AIRE LIBRE EN EL PATIO DE LA SIMA DEL CASTILLO DE ALCALÁ DE GUADAIRA (SEVILLA) ...................................... Florentino Pozo Blázquez.

EXCAVACIONES DE URGENCIA EN LA CALLE REAL 39 DE CARMONA: EL BAPTISTERIO Y EL CEMENTERIO DE ÉPOCA VISIGODA. .......................................................................................................... Rocío Anglada Curado, Elisabet Conlin Hayes.

848

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EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE SAN JUAN GRANDE Nº2 DE CARMONA (SEVILLA). ................................................ María Trinidad Gómez Saucedo.

871

EXCAVACIONES DE URGENCIA EN CARMONA: EL SOLAR DE LA CALLE FERMÍN MOLPECERES Nº 23. ...................................................... Rocío Anglada Curado.

883

EXCAVACIONES DE URGENCIA EN EL SOLAR Nº 2 DE LA CALLE SAN ILDEFONSO, CARMONA (SEVILLA). .............................................. Juan Manuel Román Rodríguez, Jacobo Vázquez Paz.

896

EXCAVACIÓN Y SEGUIMIENTO ARQUEOLÓGICOS EN EL “CERRO MARIANA”, EN EL CASCO URBANO DE LAS CABEZAS DE SAN JUAN (SEVILLA). ..................................................................................... José Beltrán Fortes, José Luis Escacena Carrasco.

979

997

1014

EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL CERRO DEL CASTILLO (LEBRIJA, SEVILLA). ......................................................................................... Cruz Agustina Quirós Esteban, José María Rodrigo Cámara.

1022

INFORME DE LA PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA SUPERFICIAL DE URGENCIA DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE MARCHENA (SEVILLA) ................................................................................................................... Eduardo Ferrer Albelda, Mercedes Oria Segura, Enrique García Vargas, Mª Luisa de la Bandera Romero, Francisca Chaves Tristán.

1032

YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS DE OSUNA (SEVILLA). ACTUALIZACIÓN Y DIAGNOSIS. ............................................................................. Juan Manuel Vargas Jiménez, Ana Romo Salas.

1047

SEGUIMIENTO ARQUEOLÓGICO EN CUESTA DE LOS CIPRESES, OSUNA (SEVILLA), 1998/99 ........................................................................... José Ildefonso Ruiz Cecilia.

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ANÁLISIS DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL YACIMIENTO DE PUERTO DE LA PALMERA (LA PUEBLA DE LOS INFANTES, SEVILLA). ........................................................................................... Eduardo Romero Bomba. INTERVENCION ARQUEOLÓGICA EN EL ANFITEATRO DE ITÁLICA. CAMPAÑA DE 1998. ............................................................................ Enrique Larrey Hoyuelos, Francisco J. Ramón Girón, Javier Verdugo Santos. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL SOLAR DEL Nº 12 DE LA CALLE SILIO DE SANTIPONCE INCLUIDO EN LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE ITÁLICA. ............................................. Enrique Larrey Hoyuelos, Francisco J. Ramón Girón, Javier Verdugo Santos.

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ACTUACIONES ARQUEOLÓGICAS DE URGENCIA Volumen 1

PROSPECCIONES ARQUEOLÓGICAS SUBACUÁTICAS EN LA COSTA ALMERIENSE: ISLETA DEL MORO Y VILLARICOS MERCEDES GÓMEZ ANA MIÑANO

Resumen: El presente artículo recoge los resultados de las campañas de prospección arqueológica subacuática llevadas a cabo en la Isleta del Moro (Níjar, Almería) y en Villaricos (Almería) con motivo de la remodelación de sus puertos. En la Isleta del Moro se localizaron escasos fragmentos de cerámica, mientras que en Villaricos aparecieron una veintena de fragmentos, correspondientes en su mayoría a época romana. Abstract: This article come across the results of two underwater archaelogy campaigns made in Isleta del Moro (Níjar, Almería) and Villaricos (Almería) because of the remodelling of their ports. We found a few ceramic fragments in the first place aforementioned; in Villaricos, however, were discovered around twenty ceramic fragments, the most of them corresponding to the roman period. Durante el año 1998 se llevaron a cabo dos prospecciones submarinas de urgencia en el litoral de Almería. La primera de ellas tuvo lugar en la localidad de Isleta del Moro (Níjar) y fue debida al proyecto de construcción de un refugio de abrigo para embarcaciones de pesca. La ubicación de este refugio aprovechaba el antiguo muelle de levante, ampliando el mismo hasta 180 mts. hacia el mar y se cerraba con un nuevo dique construído hacia el oeste del actual varadero. La prospección subacuática realizada ha comprendido el reconocimiento exhaustivo de todo el área -18.000m2- que comprende ambos diques y todo el espacio existente entre ambos y que formará parte de la ensenada del refugio. La otra intervención se llevó a cabo en el refugio de la Balsa en Villaricos (Cuevas del Almanzora) y suponía la remodelación y ampliación de las dos escolleras existentes, así como una reordenación de la dársena interior, con el fin de dotar de unos servicios básicos al mismo.

de pequeño tamaño y difícil identificación y un rezón cuyas características apuntan a una cronología contemporánea (lám. 1). Todos ellos se encontraron en un área próxima a costa, muy rodados y con muchas concreciones marinas, síntomas evidentes de haber permanecido mucho tiempo sobre el lecho marino. A pesar de las posibilidades físicas que ofrece el lugar, la escasa significación de los restos, unido a la dispersión que presentan, parece indicar la inexistencia de un yacimiento en esta cala, pensando mas bien que el fondeadero se encontraría en una de las ensenadas adyacentes que sí han ofrecido algún dato arqueológico mas relevante. VILLARICOS

La zona donde se hizo necesario realizar las prospecciones ha sido desde antiguo objeto de numerosas investigaciones, ya que nos encontramos frente a la antigua Baria romana, junto a los restos de las piletas de salazón y bajo la torre de vigilancia costera del siglo XVIII. La importancia de los restos dió lugar a que en diferentes ocasiones estos fondos marinos fueran objeto de estudio dentro del campo de la arqueología subacuática. En los años 70, cuando se crea el primer Centro de Investigaciones Arqueológicas Submarinas D. Julio Mas, director del mismo, realiza una campaña de prospección en todo el norte de la provincia de Almería. Durante esta campaña se realizaron trabajos arqueológicos submarinos en la desembocadura del rio Almanzora, hallando restos ánforicos de cronología romano republicana e imperial (Dressel 1, 2/4, 20; Beltrán I, II, III, IV y V). Junto a ello se localizaron algunos tipos de formas íbero-púnicas que fueron recuperados con redes de arrastre en torno a los 50 mts. de profundidad, que se relacionan también con los restos arqueológicos de Baria. A. Pérez Casas, a finales de esa misma década, también recoge el hallazgo de material arqueológico aislado en la zona de Villaricos. Se trata de tipos anfóricos romanos: Almago 51, 56, 68 y Dressel 26.

ISLETA DEL MORO

Las condiciones naturales de la cala como fondeadero natural, ya que ofrece refugio ante los vientos de levante, hacen pensar en un uso continuado del mismo a lo largo del tiempo. Así cabe mencionar la existencia de un yacimiento de tipo Millares en el acantilado cercano a la Isleta, sin excavar, pero evidenciado por el elevado número de fragmentos cerámicos que aparecen en su superficie. En cuanto a los restos sumergidos, y a pesar de que cabría pensar en la existencia de algún yacimiento, no se conocen hasta la fecha restos arqueológicos que confirmen esta posibilidad. Solamente aparecen mencionados hallazgos aislados de cronología romana en la zona de Los Escullos, donde además se excavó un galeón de época moderna hace una década. Los trabajos arqueológicos se centraron en una prospección superficial del terreno. Los resultados de los mismos fueron desalentadores, ya que solamente se localizaron escasos fragmentos cerámicos

En los años 80 J. Blánquez y L. Roldán realizan la carta arqueológica submarina de Almería. Sus trabajos en las costas de Villaricos se centraron en el estudio de los fondos depositados en el Museo de Almería fruto de antiguos hallazgos, requisaciones o donaciones. RESULTADOS DE LA CAMPAÑA

Los trabajos desarrollados en esta ocasión consistieron en una prospección visual superficial, dado que la construcción del abrigo marítimo proyectado únicamente iba a afectar a la superficie del fondo marino. A lo largo de los trabajos se localizó mayoritariamente material cerámico que, en general, se encuentra en un estado bastante informe y con abundantes concreciones, lo que en ocasiones dificultó su identificación (Lám. 2). Un alto porcentaje corresponde a frag11

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FIG. 1. Isleta del Moro: Situación de restos arqueológicos.

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FIG. 2. Villaricos: Situación de restos arqueológicos.

mentos de ánforas romanas; de entre ellas se pueden identificar ánforas hispánicas de salazón tipo Dressel 7-11, envase fabricado en el sur y sureste peninsular y cuya aparición en la zona parece estar directamente relacionada con la fabricación de salazones de pescado en las piletas que se encuentran en las proximidades. Otros fragmentos corresponden a pastas itálicas que, junto a un posible fragmento de ánfora ebusitana, nos hacen pensar en un intercambio de productos, posiblemente por vía marítima. En menor proporción se localizó cerámica vidriada, cuya presencia en la zona podría estar asociada con la torre de vigilancia costera, que data del siglo XVIII. Es importante resaltar que no se ha localizado ninguna concentración significativa de material, puesto que los restos citados se encontraban dispersos por todo el área, a excepción de la zona de arena, donde no se halló ningún material en superficie. Unicamente se hallaron juntos algunos fragmentos encajados en las rocas, consecuencia sin duda de las corrientes marinas y el oleaje -recordemos la escasa profundidad-, que van moviendo los materiales

hasta que éstos encuentran el obstáculo de las rocas, donde se encajan. El aspecto externo de las piezas recuperadas -bordes muy desgastados, concreciones marinas en todas las superficies- permiten asegurar que se trata de material largamente expuesto a los movimientos marinos y que, por tanto, no se encuentra in situ. Por tanto, solo podemos hablar con seguridad de restos de distinta procedencia localizados juntos en esta zona debido a la dinámica litoral. Además del material cerámico, se localizaron otros dos restos, consistentes en un fragmento de galena y una pieza de hierro de forma similar a un tridente. De la galena podemos decir que se trata de uno de los abundantes restos que quedan como consecuencia de la explotación minera de la zona, y de la que es imposible ofrecer una cronología, ya que no apareció asociada a ningún material arqueológico y la actividad minera se ha desarrollado desde la antigüedad hasta época actual; en cuanto a la otra pieza, parece corresponder a algún tipo de fondeo moderno que con el tiempo se ha concrecionado con las rocas del fondo.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA LLEVADA A CABO EN EL SOLAR SITUADO EN LA CALLE LIBERTAD, Nº 2 Y 3 (CÁDIZ). NURIA HERRERO LAPAZ1

Resumen: Este trabajo tiene por objetivo exponer los resultados obtenidos en la actuación arqueológica de urgencia llevada a cabo en un solar situado en la calle Libertad dentro del casco histórico de Cádiz. Tras estudiar detenidamente los antecedentes de la zona y ante la cercanía de importantes asentamientos localizados en las inmediaciones, llevamos a cabo una serie de sondeos arqueológicos con el fin de constatar la presencia o ausencia de restos arqueológicos. Abstract: This work has for objective to expose the results obtained in the archaeological action of urgency, carried out in a lot located in the Freedom St., into the old town of Cadiz. After studying attentively the antecedents of the area and due to the proximity of important establishments located in the surroundings, we carried out a series of archaeological polls with the purpose of verifying the presence or absence of archaeological remains.

INTRODUCCIÓN

En el mes de Abril de 1998 fuimos avisados de la inminente reurbanización de un solar en la calle Libertad, nº 2 y 3 de Cádiz, lo que suponía la necesidad de llevar a cabo una actividad arqueológica de urgencia como queda expuesto en el Artículo 5. C., del Reglamento de Actividades Arqueológicas desarrollado en la Ley 1/1991, de 3 de Julio, de Patrimonio Histórico de Andalucía. Se procedió entonces a solicitar, con fecha de 30 de Abril de 1998, a la Dirección General de Bienes Culturales a través de un escrito dirigido a la Delegada Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en Cádiz, la autorización para la realización de dichas actividades arqueológicas, en virtud de lo que establecen los artículos 5.35 del Reglamento de Organización Administrativa del Patrimonio Histórico, aprobado mediante Decreto 4/1993 de 26 de Enero y 9,22 y 24.4 del reglamento de Actividades Arqueológicas, aprobado mediante Decreto 32/1993 de 16 de marzo. Una vez dicha solicitud fue resuelta de forma favorable, con fecha de 19 de Mayo de 1998, dieron comienzo los trabajos arqueológicos que a continuación expondremos. SITUACIÓN GEOGRÁFICA Y ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS DE LA ZONA.

La ciudad de Cádiz está situada en el Suroeste de la Península Ibérica, tiene una extensión de 10,6 Km2 (fig. 1: 1). El solar donde se han realizado los sondeos arqueológicos se ubica en el casco histórico de la ciudad, concretamente en la calle Libertad nº 2 y 3, frente a una de las puertas principales del Mercado Municipal y hace esquina con la calle Santa Lucía (fig. 2). Aunque esta es la ubicación actual del solar, éste se halla en donde posiblemente se localizaban los rebordes del antiguo «Canal Bahía-Caleta» que según las fuentes dividía a la actual ciudad de Cádiz en dos islas, Erítheya y Kotinoussa.

FIG. 1. 1: Situación de la ciudad de Cádiz en el mapa de la Península Ibérica; 2: Plano del casco histórico de Cádiz con la localización numerada de los yacimientos arqueológicos citados en el texto.

El posible trazado del “Canal Bahía-Caleta” plantea controversia entre dos recorridos idénticos en su primera parte pero divergentes en el tramo final: - el primero presentado por F. Ponce que habla de un canal que partiría desde “la puerta monumental del muelle, la plaza de San Juan de Dios y la calle de Alonso El Sabio (junto a los muros de la villa medieval) y posiblemente continuaría por la plaza de la Catedral y la calle San Juan hasta llegar al llamado Puerto Chico, junto a la muralla del Campo del Sur” (Ponce, 1985: 103). - el segundo publicado por J. R. Ramírez2 defendía el siguiente recorrido: “desde el muelle y la plaza de San Juan de Dios, por la plaza de la Catedral, plaza de la Libertad y barrio de la Viña, hasta el canal central de la playa de La Caleta” (Ramírez, 1982: 73). 15

FIG. 2. Plano del solar indicando las calles y los sondeos arqueológicos realizados.

Según J. R. Ramírez la hipótesis de la desembocadura del Canal en la zona de Puerto Chico es poco factible debido a que es una ensenada o caleta producida por la erosión marina y no esta confirmado que existiese en época tan antigua (Ramírez, 1982: 91). El Canal Bahía-Caleta esta arqueológicamente documentado (Muñoz, 1995-1996) y sus restos hallados son de Este a Oeste los siguientes (fig. 1:2): 1.- El muelle de la Ciudad (fig. 1: 2) donde entre los años 19501952 se realizó una draga con el fin de llegar a tierra firme, encontrándose ésta a una profundidad de 25m. (Ponce, 1976:10) 2.- El edificio de la compañía de seguros “La Unión y el Fénix” (fig. 1: 2) donde se halló el firme del terreno, según los arquitectos municipales, a mas de 20m. de profundidad (Ponce, 1976:10). 3.- En las inmediaciones del Arco de Pópulo (fig. 1: 2) en 1928 y 1929 se hicieron obras para construir el alcantarillado pudiéndose observar que el subsuelo de esta zona era fangoso y que a metro y medio aparecía agua (Ponce, 1976: 10). 4.- En la Plaza de la Catedral en la construcción de la Catedral Nueva (fig. 1: 2), según queda recogido en las Actas del Archivo Catedralicio: “dicho terreno es desigual, la menor parte de Peña bien dura e insondable, y el resto para dicha Fachada y Torres, tierra mobida, y cascaxo , con desigualdad..... assegurar dicho terreno, e igualarle en firmeza, para sentar con seguridad los Cimientos, que han se sufrir el mayor grave” (cit. en Ramírez, 1982: 74). Según el arquitecto Acero, ésta no podía ser construida allí por motivos referentes a la naturaleza poco consistente del terreno. En las obras que se llevaron a cabo se hallaron restos de «tejas así como despojos de cántaros bastantes rodados», interpretándose 16

esto como consecuencia directa de la cercanía de las aguas del canal (Ramírez, 1982: 76). 5.- En la calle Doctor Dacarrete (fig. 1: 2) en el año 1993, se hallaron «capas de gravas que podrían ser materiales de depósito fluvial» a partir de los nueve metros (Muñoz, 1995-1996: 79). 6.- Las excavaciones que se han llevado a cabo desde el año 1995 en el solar del antiguo Teatro Andalucía (fig. 1: 2), han demostrado «un estrechamiento de este canal, en su parte central, debido a la colmatación que entre los siglos V-II a.C. se acentua más. En el siglo I a.C. se construye la factoría de salazones en terrenos que estaban cubiertos por el mar algunos siglos antes (Muñoz, 19951996: 75). La estratigrafía de dicho solar nos lleva desde el siglo VIII a. C. que correspondería a la orilla septentrional del Canal Bahía-Caleta, hasta la demolición del Teatro Andalucía en el año 1994, pasando por un registro compuesto de fogatas púnicas, la factoría de salazones, necrópolis romana, y la construcción y destrucción de un convento de Franciscanos Descalzos (Cobos, Muñoz y Perdigones, 1995-1996: 122). 7.- En la plaza de la Libertad, en la cimentación de un edificio comercial (antiguo Simago hoy Carrefour) (fig. 1: 2), contiguo a nuestro solar no llegaron a alcanzar el firme rocoso, se documentó además una potente capa de grava con apariencia de depósito fluvial y en ella se hallaron restos de cerámica rojiza que presentaba los bordes muy desgastados debido al contacto con las aguas (Ramírez, 1982: 76, 77). 8.- En 1987 también se realizó otra excavación de urgencia en una zona muy cercana al solar donde nosotros hemos trabajado. Concretamente estas actuaciones tuvieron lugar en un solar ubi-

cado entre las calles Cruz, Regimiento de Infantería y Abreu (fig. 1: 2), discurriendo practicamente desde el Campo del Sur, hasta el Mercado Municipal. El resultado de este trabajo fue el hallazgo de material revuelto y relleno artificial en un primer nivel y un segundo nivel de arenas limosas con piedras ostioneras. Concluyendo además que las cotas son mayores hasta alcanzar el suelo natural en la zona más próxima al Campo del Sur y al contrario conforme baja hacía la zona del mercado (Perdigones y Muñoz, 1986: 46). «Por lo tanto la plataforma rocosa desciende en suave talud hacía la zona del antiguo Canal, que alcanza en el punto sondeado una profundidad de casi diez metros» (Perdigones y Muñoz, 1986 citado en Muñoz, 1995-1996. 79). 9.- En 1985, con motivo de la construcción de un parking en el Campo del Sur (fig. 1: 2), se realizaron excavaciones arqueológicas de urgencias. En dichas obras aparecieron cinco aljibes de formas diversas, un tramo de muralla realizada a base de sillares de piedra ostionera de forma rectangular y un Torreón del antiguo Puerto Chico (Perdigones, Muñoz y Gordillo, 1987: 80). 10.- En la calle Paraguay, (fig. 1: 2) en el actual Barrio de La Viña, se efectuó una excavación en el año 1982, hallándose un vertedero moderno, con una estratigrafía invertida ya que en los niveles superiores se hallaban restos de cerámicas fenicias y púnicas y en los niveles inferiores se encontraban los restos romanos. Esta calle esta situada en la zona meridional del Canal Bahía-Caleta y los materiales son los que rellenaron los niveles por donde pasaría en tiempos dicho canal (Muñoz, 1995-1996: 80). Si bien como hemos podido comprobar las primeras noticias que disponemos del antiguo canal eran procedentes de hallazgos esporádicos, casi casuales y recogidos por aficionados locales, desde el año 1984 con el traspaso de las competencias en materia de Cultura a la Junta de Andalucía las actuaciones arqueológicas están debidamente controladas. P. Cordones identificó el trazado del Canal (Ponce, 1976: 10-12) pero fue J.R. Ramírez quien por primera vez lo trató como paleocauce del río Guadalete (Ramírez, 1982: 81). En los últimos años se están publicando varios trabajos fruto de la colaboración de un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias del Mar y el Centro de Arqueología Subacuática3. En el marco de estos trabajos se tratan entre otros temas el Canal BahíaCaleta. En sus trabajos confirman “la presencia de un antiguo cauce correspondiente a un curso fluvial que atravesaría la ciudad de Cádiz. Éste se encuentra estratigráficamente encajado sobre varias unidades aluviales más antiguas y bajo depósitos litorales más recientes” (Llave y otros, 1997: 169). En sus trabajos comentan “la importancia de las excavaciones y posteriores investigaciones en el casco antiguo de Cádiz permitirán, en algunas ocasiones, constatar la existencia y el trazado del paleocauce y también aclarar como se desarrolló el proceso de colmatación” (Llave y otros, 1997: 170). A lo largo de todo el trabajo, a partir de ahora, se hará referencia por tanto al Canal nombrándolo también como Paleocauce (del río Guadalete). Dicho Paleocauce se fue colmatando con el paso del tiempo, quedándonos con La Caleta como única referencia actual. Creemos que con las publicaciones de las diferentes actuaciones arqueológicas y los necesarios estudios geoarqueológicos quedará en un futuro corroborado todo lo expuesto anteriormente. DESARROLLO DEL TRABAJO DE CAMPO.

El solar presentaba una superficie de 381,68 m2. Geometricamente tenía forma rectangular, con sus lados iguales dos a dos. Los lados mayores corresponden al que linda con la calle Libertad y el contiguo al piso de la calle San Francisco Javier que miden 20,80 m2,

mientras que los lados que corresponden a la calle Santa Lucía y su lado paralelo, pared común al edificio comercial (antes Simago ahora Carrefour) miden ambos 18,80 m2 (fig. 2). La Empresa Constructora nos informó que como máximo bajarían 2,50 y 2,60 m. de profundidad. En general hemos profundizado alrededor de –2,80 a –3 m, aunque en algún punto concreto (sondeo 25; fig. 2) y con la intención localizar bien la secuencia estratigráfica hemos alcanzado los –4 m. En dicho solar llevamos a cabo 26 sondeos estratigráficos previos a los inicios de las obras (fig. 2) y estando posteriormente presentes en el vaciado del mismo con el fin de controlar la posible presencia de alguna estructura o resto que no se hubiera localizado en la primera intervención de los sondeos arqueológicos. La primera Unidad Estratigráfica alcanza aproximadamente 1 m. y esta formado por un nivel de tierras marrones. En ella se hallan materiales correspondientes a épocas contemporáneas, así como restos de solería y de las cimentaciones de edificios existentes en el solar. En la segunda Unidad Estratigráfica, no localizada en todo el solar, aparecen tierras de color marrón oscuro, alcanzando en algunos lugares concretos tonalidades grises oscuras o negras, coincidiendo en la zona Sureste con filtraciones de una fosa séptica hallada en los sondeos 10 y 24 (fig. 2) y en la zona Sur en el sondeo 20 en donde encontramos filtraciones de un sanitario contemporáneo (fig. 2). La tercera Unidad Estratigráfica, se encontraba en la zona Este de la parcela, (correspondiendo a los sondeos numerados del 1 al 8) (fig. 2) donde aparecen a partir de los 2 m. de profundidad aproximadamente, un nivel de arcillas de color rojizo. En él nos encontramos con material cerámico de adscripción romana poco rodado. La cuarta Unidad Estratigráfica sólo ha sido constatada en la parte Oeste del solar en los sondeos que comprenden del 16 al 23 y el 25 (fig. 2). Este nivel esta compuesto por arenas y se ha caracterizado como un depósito típico de playa. En general aparecía asociado a cerámicas romanas con un alto grado de rodamiento. En el sondeo 25 comprobamos al profundizar hasta los 4 m. como las arenas venían acompañadas de cantos rodados de diferentes materiales como la cuarcita, filitas, sílex y cuarzo. Por último comentaremos que en ninguna zona del solar se alcanzó el firme del terreno, ni siquiera en la zona Oeste donde se profundizó hasta los 4 m. LOS PRODUCTOS ARQUEOLÓGICOS DOCUMENTADOS.

Siguiendo los niveles estratigráficos anteriormente comentados nos encontramos con restos de solería y de las construcciones contemporáneas, así como gran cantidad de desechos arrojados allí con la intención también de rellenar y equilibrar el firme del terreno. La mayoría del material cerámico moderno y contemporáneo recogido pertenece a productos de carácter doméstico, cuencos vidriados, platos decorados en verde y en tonos azules tipo talaverano, cazuelas, fuentes, etc. En la zona central del solar concretamente en los sondeos 9, 11, 15 y 26 (fig. 2) documentamos un aljibe de época contemporánea Éste tiene forma rectangular, presentando en perfil 3,50 m. de altura por 2,60 m. de anchura y en planta 4,00 m. de largo por 2,50 m. de ancho. La parte superior se hallaba destruida y el interior lo encontramos totalmente colmatado por escombros de época contemporánea. Las paredes estaban estucadas en rojo y muy bien conservadas. A partir de los -3m. encontramos agua como consecuencia de filtraciones. La presencia en los solares del casco histórico de Cádiz de aljibes es muy común, ya que en ellos se recogía y se almacenaba el agua de lluvia para poder disponer de ella cuando fuera oportuno.

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En el perfil Sureste de la parcela coincidente con los sondeos 10 y 24 (fig. 2) nos encontramos con la presencia de un pozo ciego o una fosa séptica (fig. 3). Éste presentaba unas paredes formadas por una alineación de ladrillos y tenía forma de cubeta “U”. Sus medidas eran en la parte superior aproximadamente de 2,20 m de anchura y presentaba una profundidad de 1,40 m. aproximadamente. En el perfil dibujado podemos comprobar (fig. 3 ) un primer nivel de 20cm. de espesor en donde no aparece ningún tipo de material y se corresponde con el suelo de la construcción contemporánea, tras este nivel otro de 25 cm. aproximadamente donde apreciamos restos de materiales constructivos que pueden pertenecer al cerramiento del pozo y bajo éste la boca del pozo o de la fosa séptica. La fosa se hallaba colmatada en su totalidad, dentro de ella hallamos un primer nivel colmatado por materiales cerámicos y por un gran paquete de huesos de animales y tras este estrato siguen apareciendo restos cerámicos pero ya de manera muy dispersa, como se puede apreciar en el perfil (fig. 3). En cuanto al nivel estratigráfico compuesto por arenas arcillosas de color naranja oscuro debemos de comentar que aparece en algunos casos en conexión a materiales de adscripción romana y que presentan muy buen grado de conservación. En el último nivel estratigráfico aparecen los depósitos de arenas presentes en todo el solar, en él es donde hemos documentado la mayoría de los fragmentos cerámicos romanos, éstos aparecen en su mayoría con alto grado de rodamiento debido a su cercanía con el reborde septentrional del Canal Bahía-Caleta. Los materiales cerámicos romanos documentados son fundamentalmente de carácter doméstico. Como ejemplo de ello nos encontramos ollitas (fig. 4: 2 y 3), tapaderas (fig. 4: 6). Hemos hallado también restos de ánforas del siglo I d. C (fig. 4: 1 y 5), y de la misma cronología presentamos un borde de cerámica sigilata (fig. 4: 4). Para terminar debemos de comentar que en la zona mas cercana al antiguo edificio comercial (antiguo Simago ahora Carrefour) tras el nivel de tierras nos encontramos con un nivel ya comentado de aspecto arcilloso, mientras que tanto en la zona Noroeste como en la Suroeste, es decir la mas cercana a la Calle Santa Lucía, ha sido documentado el estrato de arenas de playa asociado a materiales rodados y a cantos o guijarros. Dicho estrato alcanza una gran consistencia apareciendo a -2,80 y continuándose sin interrupción hasta los –4 m. alcanzado en una de las catas. Concluyendo podemos decir que sólo hemos documentado en este trabajo la presencia de parte de la orilla del Canal-Bahía Caleta colmatado con el paso del tiempo. Si hubiéramos tenido la oportunidad, obtenida en otros solares, de hacer unos sondeos geofísicos previos podríamos haber documentado a que profundidad se halla el nivel correspondiente con el paleocauce, ya que lo que nosotros hemos podido profundizar, -4m., sólo nos ha servido para corroborar la idea del paso del Canal por esta zona pero no como fue su proceso de colmatación a través de una columna de sedimentos.

FIG. 3. Perfil estratigráfico Sureste del pozo cegado aparecido en la cata nº 6.

Agradecimientos.

Quiero dar las gracias a José Ramos Muñoz por su lectura y comentarios realizados sobre el manuscrito original. A Juan Ramón Ramírez, Director del Museo Histórico Municipal de Cádiz, quien se leyó amablemente este trabajo y me aporto tanto bibliografía como comentarios personales que quedan reflejados en este trabajo. A Antonio Díaz Fernández por la elaboración, una vez mas, del “Abstract”. A Salvador Domínguez-Bella por su recogida de muestras en el lugar de los trabajos y por los comentarios realizados sobre las mismas. A D. Vicente Castañeda Fernández, quien sigue siendo mi apoyo constante en lo profesional y en lo personal. Y por último a Dña. Josefa Lopez Zamorano, a quien le doy las gracias por haberme dejado compartir sus conocimientos y su vida, a ella le dedico este trabajo. 18

FIG. 4. Lámina con los materiales cerámicos romanos. 1y 5: Ánforas; 2 y 3: Ollitas; 4: Borde de sigilata; 6: Tapadera.

Notas (1) Nuria Herrero Lapaz. Arqueóloga doctoranda del Área de Prehistoria de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Cádiz. Correo electrónico: [email protected]. (2) Dicha idea fue defendida por D. Juan Ramón Ramírez en su Memoria de Licenciatura que presentó en la Universidad Autónoma de Madrid obteniendo la calificación de “sobresaliente por unanimidad”, siendo después publicada por el Excmo. Ayuntamiento de Cádiz bajo el título: Los primitivos núcleos de asentamiento de la ciudad de Cádiz. (3) Trabajos realizados en colaboración entre un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias del Mar dentro del Proyecto CICYT AMB940501 y del Proyecto IGCP 396 con el nombre de “Plataformas Continentales en el Cuaternario” y el Centro de Arqueología Subacuática. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.

Bibliografía BERNÁLDEZ, Eloisa y BERNÁLDEZ, M. «Muladares y Basureros de ayer, historia de hoy». Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Año VI. Nº 22. Marzo de 1998. Sevilla. 1998, pp.29-43. COBOS, Luis, MUÑOZ, Ángel y PERDIGONES, Lorenzo. «Intervención arqueológica en el solar del antiguo Teatro Andalucía de Cádiz: La factoría de salazones y la representación gráfica del faro de Gades». Boletín del Museo de Cádiz, VII. Conserjería de Cultura. Delegación Provincial. Junta de Andalucía. Sevilla. 1995-1996, pp. 135-132. LLAVE, Estefanía, HERNÁNDEZ, Francisco Javier, ALONSO-VILLALOBOS, Carlos, GALLARDO, Mercedes, MARTÍ, Josefa, LÓPEZ, Francisco. «El cauce del río Guadalete en la Bahía de Cádiz durante el Cuaternario Terminal», en HERNÁNDEZ, Francisco Javier, y otros. (Eds). 2º Simposio sobre el margen continental ibérico atlántico Cádiz 17-20 de septiembre de 1997. Facultad de Ciencias del Mar. Universidad de Cádiz. Cádiz. 1997, pp. 169-170. MUÑOZ, Ángel. «Secuencia histórica del asentamiento fenicio-púnico de Cádiz: Un análisis crono-espacial tras quince años de investigación arqueológica». Boletín del Museo de Cádiz. VII. Conserjería de Cultura. Delegación Provincial. Junta de Andalucía. Sevilla. 1995-1996, pp. 77105. PERDIGONES, Lorenzo y MUÑOZ, Ángel. «Excavaciones de urgencia en un solar de la calle Regimiento de Infantería esquina Abreu. (Cádiz)». Anuario Arqueológico de Andalucía. Actividades de Urgencias. Junta de Andalucía. Sevilla. 1986, pp. 45-46. PERDIGONES, Lorenzo, MUÑOZ, Ángel y GORDILLO, Ana María. «Excavaciones Arqueológicas de Urgencia en el Campo del Sur, Cádiz». Anuario Arqueológico de Andalucía. Actividades de Urgencias. Junta de Andalucía. Sevilla. 1987, pp. 80-85. PONCE, Francisco. «Consideraciones en torno a la ubicación del Cádiz fenicio». Diario de Cádiz. (Suplemento Dominical). Cádiz. 1976, pp. 1012. PONCE, Francisco. “Consideraciones en torno a la ubicación del Cádiz fenicio”. Anales de la Universidad de Cádiz. II. Cádiz. 1985, pp. 99-121. RAMÍREZ, Juan Ramón. Los primitivos núcleos de asentamiento en la ciudad de Cádiz. Delegación de Información y Publicaciones. Ayuntamiento de Cádiz. 1982, pp. 240.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA NECRÓPOLIS ROMANA DE CÁDIZ. LOS CUARTELES DE VARELA. Mª EUGENIA GARCÍA PANTOJA MANUEL MONTAÑÉS CABALLERO

Resumen: La arqueología urbana desarrollada en Cádiz ha proporcionado la mayor fuente de información sobre Historia Antigua. De sobra son conocidos los hallazgos en la zona de Extramuros, primitiva necrópolis fenopúnica y romana, por eso el solar conocido como Cuarteles de Varela se presentaba como un lugar preferente en el que realizar intervenciones arqueológicas. La excavación arqueológica de urgencia realizada durante el verano de 1998 supone un hito más en las excavaciones realizadas en la zona. El matiz diferencial vendría representado por la gran homogeneidad del conjunto funerario, con una cronología de segunda mitad del siglo I d.n.e. Las estructuras funerarias se corresponden con el tipo enterramientos de cremación en posición primaria, en fosa simple, excavado en la duna, con ajuares caracterizados principalmente por la presencia de cerámica de mesa, productos de tocador y elementos metálicos. Abstract: Urban archaeology developed in Cádiz has given the biggest resource of information about Ancient History of the city. Amply known are the finds from outside the city, old Phoenician Punic and Roman necropolis; due to that the plot known as Cuarteles de Varela was considered as a preferential place where to carry out archaeological works. The urgent archaeological excavation made in summer 1998 implies a milestone between the excavations realized in this zone. The distinctive shade is represented by the great homogeneity of the funeral ensemble, that dates back to the second half of the first century A.D. The funeral structures correspond to the burial type of cremation in primary position, in simple grave, dug in the dune, with dowries mainly characterized by the presence of service pottery, toilet products and metal objects.

Los resultados que aquí presentamos se localizan en lo que denominamos Ramal Avenida, que con una longitud de 150 metros por dos metros de ancho, corre paralelo a la Avenida Andalucía (Fig.1) 2. METODOLOGÍA.

La zanja (con forma de trinchera) practicada en el Ramal Avenida se estructura en tres sectores: • Sector 1, de 45 m. • Sector 2, con 45 m. • Sector 3, con 60 m. En el Sector 1, aproximadamente a los 20 m. del inicio de los trabajos, aparece un cambio en la coloración de las tierras que nos indican niveles arqueológicos no revueltos. En la zona Sur se ubica una mancha de 1,50 m. de largo por 0,50 m. de ancho, alcanzando una potencia de 1,35 m., que se introduce en el perfil, de un color negro intenso, que nos indica

1. INTRODUCCIÓN

Dentro de la práctica de la arqueología urbana, asistimos a un intenso debate sobre la necesidad de hacer posible la viabilidad en el ámbito urbano de un proyecto de construcción y la salvaguarda del Patrimonio Cultural. Las excavaciones arqueológicas de urgencia en los Cuarteles de Varela se presentan como un buen exponente en este sentido, tanto por sus características geográficas como por la densidad urbana. Al encontrarnos en un área relativamente extensa hallamos una gran variabilidad, por un lado, en las metodologías de excavación debido a la compartimentación de los solares y, por otro, a las tipologías de los enterramientos y la cronología relativa de los mismos. Si profundizamos en la problemática que plantea la subdivisión operativa del solar de los Cuarteles, concluimos en la ausencia de un proyecto que englobara de forma unitaria todo el espacio que ocupa y nos permitiera inferir, a partir de una metodología común, los modos de vida que reflejan los usos de la muerte. 20

Avenida A n da lu c í a

Pl a z a A s dr ú ba l

FIG. 1. Localización de los Cuarteles de Varela.

un proceso de combustión in situ. Denominamos a esta estructura Tumba 1. Entre los productos arqueológicos asociados destacan fragmentos de sigillata y de paredes finas, una lucerna decorada, un punzón de metal, cerámica de tocador y dos ungüentarios de vidrio (Fig. 3). Respecto a la lucerna (Fig.2), se trata de un fragmento de grandes dimensiones, con perfil casi completo y restos de decoración figurada que representa una escena pastoril, en la que aparece en primer término un pastor con túnica corta (exomis), apoyando su brazo en un bastón o vara, en una posición de descanso sobre la pierna izquierda, vigilando el rebaño, que intuimos por la presencia de la parte trasera de un animal. Conserva una parte importante del margo, estrecho y plano, con inclinación hacia el interior y separado del disco por una moldura. El disco es cóncavo, con un orificio de alimentación situado en la parte inferior izquierda del disco, que no afecta a la decoración. Observamos el arranque de la voluta inferior del lado izquierdo, que en este modelo son dobles y pequeñas y carece de asa. El perfil es el número 5 y de tipo VA de J. Deneauve (1974), con una cronología de época Claudio-Flavia, segunda mitad del siglo I d.n.e. Encontramos motivos relacionados en el Museo Von Trier (nº 403, lám. 57, motivo 144, pág. 241) (Goethert-Polascek, 1985), además de la cita a Bailey, Brit. Mus. Cat. II 45 Abb. 48, Q. 923 taf. 16 (IV), y en la Colección Casa Condesa de Lebrija (nº 68, lám. VII, pág.19) (López Rodríguez, 1981), las referencias a Walters, 661; Heres, 184 y 203; Bailey BM/2, Q. 869 y Q. 923. Así mismo, existen otras variantes en el tema de las escenas bucólicas y pastoriles, que no se reducen a las lucernas, sino que encontramos en otras formas cerámicas, murales, mosaicos, glíptica... siendo un tema de gran acogida en tiempos de Vespasiano, por sus reminiscencias campestres. Este tipo de lucernas son abundantes en todo el Imperio, siendo un soporte rentable y barato para el desarrollo de la plástica en época romana. Estos motivos tienen una gran perduración, aunque en época tardorromana las formas se abotargan y simplifican. Nos encontramos ante un enterramiento de cremación en posición primaria en fosa simple, excavado en la duna. Tanto el tamaño y potencia de la estructura, como la relevancia del ajuar nos conduce a pensar en que nos hallamos ante a un enterramiento colectivo. A 1,60 m. de la Tumba 1, localizamos la Tumba 2 (Lám. I), con 1 m. de largo, 0,50 m. de ancho y 0,40 m. de potencia, que como el resto de los enterramientos localizados, responde a la misma tipología. Los materiales arqueológicos se caracterizan por un plato de borde bífido, cerámica común y dos ungüentarios de vidrio (Fig. 4). Anexo al perfil Sur, localizamos otra estructura funeraria (Tumba 3), de menores dimensiones (0,70 m. Por 0,25 m., con una potencia de 0,35 m.) e iguales características. En el ajuar que aparece destaca un fragmento de copa de imitación terra sigillata ática.

LAM. I. Tumba 2.

FIG. 2. Fragmento de lucerna de la tumba 1 y disco con motivo relacionado de (GOETHERTPOLASCHEK, 1985:241).

FIG. 3. Ajuar de la tumba 1.

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LAM. II. Moneda de la tumba 4.

máximo es de 3 mm. El anverso presenta un busto ladeado con perfil a la derecha, muy gastado. La leyenda es: [C] [A] [E] [S] AR – VESPASIAN [V] [S] – [A] [V] [G]

FIG. 4. Ajuar de la tumba 2.

La Tumba 4 mide 1, 60 de largo por 0,50 m. De ancho, con una potencia de 0,70 m. Los productos adscritos a este enterramiento son escasos, sobresale un gran fragmento de ánfora, sin clasificar tipológicamente, y una moneda de cobre, perteneciente al reinado de Vespasiano (69-79 d.n.e.) (Lám. II). Respecto al valor del objeto, decir que se trata de un as, con un módulo que oscila entre 25 y 27 mm. Su peso actual es de 8,08688 gr. y su peso teórico, 9 gr. El grosor de la pieza en el relieve

FIG. 5. Planta de VA-98-RA-1

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El reverso suele presentar una frustra, en la que se observa una leve silueta quizás aludiendo a una alegoría o personificación. Sin embargo, su identificación es muy difícil. La leyenda es totalmente ilegible. Por otro lado, la ceca no se ha podido determinar. La posición del cuño es: Anv. ↑; Rev. ↓(?) Por último, el estado de conservación es muy deficiente, ya que presenta pérdida de pátina, casi en su totalidad y concreciones muy profundas en su reverso, que afectan una parte importante de su decoración (Alvarez, 1982; Castán, 1985; Cayon, 1984; Asins et alii, 1998). La Tumba 5 se localiza junto al perfil Norte y tiene las siguientes dimensiones: 0,60 m. de largo por 0,40 m., con una potencia de 0,60 m. El ajuar que presenta se compone de un ungüentario de vidrio y una boca, cuello y asa de ánfora (Beltrán, IIb), ambos característicos del siglo I d.n.e. Las Tumbas 6 y 7 presentan una cota más elevada que la del resto de los enterramientos, aunque esto no supone un cambio en la tipología, ya que no presentan ningún producto asociado. Del conjunto de productos del Ramal 1, destaca una lápida funeraria hallada en posición secundaria. El soporte material es de mármol veteado, con unas dimensiones de 17 cms de lado y 2,5 cms de espesor. El estado de conservación es bueno. Los caracteres epigráficos son del siglo I d.n.e., con los signos de interpunción propios de este período.

La lápida presenta la siguiente leyenda:

BAEBIA RVSTICA C·[S]·AN·XXXV H·S·[E]·[S]·T·T·L BAEBIA · RUSTICA · C[ARA] · [SUIS] · AN[NORUM] · H[IC] · S[ITA] · E[ST] · [SIT] · T[IBI] · T[ERRA] · L[EVIS] Aquí yace Baebia Rustica, querida por los suyos, de 35 años de edad. Que la tierra te sea leve. Formando parte del ajuar funerario encontramos una buena representación de ungüentarios de vidrio, pertenecientes tipológicamente al siglo I, de este modo queda patente una vez más la homogeneidad cronólogica del conjunto. Así mismo, cabe destacar una vaso de cerámica , clasificado como de tocador (Vegas, 1973:153), localizado en la tumba 1, y dos agujas de cobre. En sentido amplio, la estratigrafía de VA-98-RA-1 (Fig, 6) responde a la disposición general de niveles antrópicos y naturales en Cádiz:

• Nivel I. Pavimento. • Nivel II. Relleno moderno. • Nivel II.a. Relleno con componentes orgánicos. • Nivel III. Duna. • Nivel IV. Relleno de las fosas romanas • Nivel V. Transición a arcillas. • Nivel VI. Enterramientos. • Nivel VI.a. Sellado de la fosa de cremación. • Nivel VI.b. Fosa de cremación. • Nivel VII. Arcillas. El Sector 2 tiene 45 m. de largo y el ancho de la zanja se reduce a 1 m. Los productos localizados son muy escasos y de adscripción contemporánea. En el Sector 3 localizamos, aproximadamente a 110 m. Del inicio de la zanja, con una cota bajo la rasante de –2,50 m., una tumba de cremación en posición primaria en fosa simple (que denominamos Tumba 8). Este enterramiento descansaba sobre dos muros de 0,40 m., enlucidos en su cara interior, formando un ángulo recto y otro de menores dimensiones (0,26 m.), anexo al de la zona Noroeste. Esta estructura corresponde a una pileta de salazón. La Tumba 8 tiene un ajuar integrado por dos copas de base plana y cerámica común (Fig.7).

FIG. 6. Perfiles de VA-98-RA-1.

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FIG. 7. Sínteseis tipológica de la cerámica.

FIG. 8. Sínteseis tipológica de la cerámica.

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Para el análisis de los productos cerámicos hallados, hemos optado por la clasificación de Mercedes Vegas, ya que el criterio funcional que plantea en La cerámica común romana del Mediterráneo Occidental (1973), nos resulta más válido que otros meramente descriptivos. Los objetos de uso doméstico, que son utilizados también en enterramientos y ceremoniales, podemos clasificarlos en cuatro grandes grupos: A. Vasijas de cocina:

1. Ollas con borde vuelto hacia fuera, son el tipo más corriente en el Imperio, se caracterizan por su forma globular y borde vuelto hacia fuera. 3. Ollas con borde vuelto hacia dentro, con una forma similar a los dolios, el cuerpo es globular, sin cuello y el borde se inclina hacia el interior. 4. Cuencos con borde horizontal, ejercían la misma función que las ollas, pero son algo más anchos. Su origen es antiguo, pero perduran hasta el siglo I d.n.e. 5. Cuencos con borde aplicado, estas vasijas presentan el borde engrosado en forma de bastoncillo. Es la vasija más empleada para la cocción de alimentos en época imperial. 11. Cuenco con pitorro, contamos únicamente con el pitorro/ colador. 14. Platos con borde bífido, caracterizados por una estría en la parte superior, tipo muy común en época tardorromana y agustea, lo que nos indica, a juzgar por la homogeneidad de este conjunto, la perduración de estas formas. 14.A. Plato con borde escalonado, forma propia de la Bética, son una derivación de los platos de borde bífido. Son propios del siglo I d.n.e. 17. Tapaderas, no ofrecen un criterio de datación, los bordes son lisos o engrosados, con paredes oblicuas. B. Vasijas de mesa:

21. Imitaciones de vajilla de mesa, se trata de imitaciones de las copas de terra sigillata, con una gran perduración. 22. Copitas planas de base plana, son pequeños recipientes para los ingredientes de la comida, sucedáneos de las copas de terra sigillata; se adscriben al siglo I d.n.e. Vasitos de paredes finas, con decoración de perlitas y de hojas de agua, sin embargo, las muestras con contamos están muy fragmentadas para poder definir tipos concretos, son abundantes de época republicana a época flavia, desapareciendo a finales del siglo I d.n.e (Fig.10). 34. Copitas hemiesféricas con asas, comienzan a fabricarse desde época de Augusto, predominando durante todo el siglo I d.n.e. Jarras, resulta muy dificil una datación, provienen de los tipos helenísticos y continúan sin variaciones hasta el siglo I d.n.e. e incluso en época tardo-imperial. 38. Jarra de un asa y cuello largo, el cuello está netamente diferenciado del cuerpo panzudo. C. Vasijas para guardar y transportar provisiones:

FIG. 9. Cerámica de paredes finas.

Dressell 20. Es una forma propia de la Bética, destinada a la contención de aceite. D. Vasija de Tocador: La pieza con que contamos no podemos clasificarla propiamente con un ungüentario, pero por tipología y ubicación lo asociamos a este tipo de productos relacionados con la cosmética y los rituales funerarios. Del mismo modo, contamos varios ejemplos de lucernas, nuevamente características del siglo I d.n.e., uno con el disco decorado y otras dos con el disco liso, los cuales están fragmentados e incompletos.

RESULTADOS

A pesar de su reducida extensión, el Ramal Avenida nos ha aportado interesante información acerca de la necrópolis gaditana, aunque no debemos olvidar que son sólo una reducida muestra que hay que poner en relación con el resto de enterramientos localizados en zonas anexas (los propios Cuarteles de Varela, Plaza de Asdrúbal, Calle Ciudad de Santander...) Observamos dos tipos de estructuras: funerarias (Sectores 1 y 3) y de producción (Sector 3). Tanto la tipología de estas estructuras (enterramiento de cremación en posición primaria, en fosa simple y excavado en la duna) como de los productos nos indican un conjunto muy homogéneo, con una cronología de la segunda mitad del siglo I d.n.e., entre los que destacamos el ánfora Beltrán II.b, una moneda de Vespasiano, los ungüentarios, una lápida y otros productos cerámicos como las cerámicas de paredes finas. Como se señala en las figuras 8 y 9, un importante porcentaje de los productos cerámicos vinculados a la cosmética (vasijas de tocador, ungüentarios), de almacenaje con un uso funerario (ánforas) y de mesa (copitas de base plana, jarras, paredes finas) se localizan en las tumbas, sin embargo, las vasijas de cocina se adscriben a los niveles de colmatación de los asentamientos. La estructura de producción consiste en una pileta, posiblemente, de una factoría de manufactura de pescado y derivados, cuya cronología resulta arriesgada precisar, aún así, podemos precisar, gracias a su posición estratigráfica, que es anterior a la Tumba 8.

48. Ollas para guardar provisiones. Ánforas

53. Beltrán II.b. Como señala Beltrán (1990:223) estas piezas tienen como uno de los centros de producción el Pinar de Villanueva (Puerto Real, Cádiz), el lugar, por otro lado, más próximo al área de excavación, además de El Olivar (Chipiona, Cádiz) o El Rinconcillo. Su cronología es coherente con la del resto de los materiales: se utilizó desde la época de Claudio hasta comienzos del siglo II d.n.e.

AGRADECIMIENTOS

A Ángel Muñoz, por sus indicaciones durante el proceso de excavación. A Alicia Arévalo y Darío Bernal, por sus comentarios en la fase de estudio de materiales. A José Ramos, por su constante apoyo en nuestras investigaciones. A Andrés Ciruela, por su inestimable colaboración en el estudio del numerario y de los productos cerámicos. A Laura C. Cabeza, por la traducción al inglés del resumen. 25

Bibliografía Mª.Teresa Amaré Tafalla. Las lucernas romanas en Aragón. Zaragoza. Instituto Fernando El Católico (C.S.I.C.). 1988. Miguel Beltrán Lloris. Guía de la cerámica romana. Zaragoza. Libros Pórtico. 1990. G. Bergés. Les lampesde Montans (Tarn). Une production céramique des 1er et IIe s. ap. J.C.: modes de fabrication, typologic et cronologie. Documents d’Archéologie Française. 21. 1989. J. Deneauve. Lampes de Cartage. Paris, Éditions du Centre National de la Recherche Scientifique.1974. Antonio García y Bellido. Arte Romano. Madrid. Enciclopedia Clásica. 1 (reimpresión de la 2ª edición). C.S.I.C. 1979. K. Goethert-Polascek. Römische Lampen: Katalog der römischen lampen des Rheinischen. Landesmuseums Trier. Bildlampen und Sonderformen. 1985. Mª.Dolores López de la Orden. La glíptica de la Antigüedad en Andalucía. Cádiz. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz. 1990. Juan Ramón López Rodríguez. “La colección de la Casa de la Condesa de Lebrija. II. Lucernas”. Estudia Archaeologica. 67. Valladolid. 1981. Antonio Morillo Cerdán. “En torno a la tipología de las lucernas romanas, problemas de nomenclatura”. Cuadernos de PA de la Universidad Autónoma de Madrid. 17. 1990. pp. 143-167. Antonio Morillo Cerdán. Cerámica romana de Herrera de Pisuerga (Palencia, España). Las lucernas. Santiago de Chile. Ediciones de la Universidad Internacional Sek. 1992. Mercedes Vegas. La cerámica común romana del Mediterráneo Occidental. Barcelona. 1973.

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EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL SECTOR SUR DE LA VILLA VIEJA DE ALGECIRAS: APORTACIONES AL TRAZADO DEL RECINTO FORTIFICADO MEDIEVAL. JORGE MAIER ALLENDE. JOSÉ MARTÍNEZ PEÑARROYA.

Resumen: Se exponen los resultados de la intervención arqueológica de urgencia realizada en el sector sur de la Villa Vieja de Algeciras. En dichas labores apareció parte del antemuro o barbacana del recinto fortificado del que quedan restos visibles de tres torreones de planta cuadrada y aparejo de mampostería. Los restos documentados del antemuro o barbacana tienen una longitud de cinco metros y una altura menor de los dos metros y está realizada en mampostería de aparejo de buena calidad y cimentada sobre el terreno natural. La novedad de nuestro texto estriba en que es la primera vez que se tiene ocasión de documentar arqueológicamente, además de las torrres, parte de las estructuras de los sistemas de defensa y fortificación de este importante y desconocido recinto de la Villa Vieja de Algeciras. Villa Vieja de Algeciras, Edad Media, Recinto Fortificado, Barbacana

oeste y que ya se halla construido, es el que afecta al BIC y como consecuencia realizamos el estudio que ahora exponemos (Lám. I). El edificio levantado tiene una longitud de 100 m. y dos plantas de sótano dedicadas a garaje. En la parte trasera del edificio se situará un jardín, en el que se prevee mantener e incluso integrar los restos arqueológicos mencionados (1). En el mes de marzo de 1998 realizamos la primera fase de esta intervención arqueológica de urgencia consistente en el seguimiento arqueológico de las labores de movimiento de tierras (Lám. II) y cimentación del edificio de nueva planta. En dicha actuación tuvo lugar la aparición de dos restos de estructuras - una cimentación de muro y un paramento de dos metros de altura - que presumiblemente se correspondían con las antiguas obras de fortificación que se situaban en el entorno del recinto murado y los torreones hoy visibles. El primero de los restos, cimentación de muro (Lám. III), fue documentado y retirado, al hallarse dentro de la caja de cimentación del edificio. La segunda estructura, afectada sólo al excavar el talud de seguridad para realizar el movimiento de

Abstract: We offer in this paper some aspects about the archaeological works made at the south of the Ancient Village of Algeciras (Cádiz, Spain). We discovered a fragment of the wall or “barbacana” in the city ramparts, who had five meters along and two high meters. In these site we can observed the remains of three squared towers made in a regular stone, and similar technical architecture is observed in our wall. Is the first archaeological season at the remains of Ancient Village of Algeciras. Ancient Village of Algeciras, Middle Age, Fortifications, Wall

El área denominada Huerta del Carmen se halla situada al sur del lugar en el que estuvo emplazada la Villa Vieja de Algeciras. De este recinto, primero de los dos amurallados con que contó la ciudad, quedan hoy día restos visibles de tres torreones que se hallarían adosados a una muralla. En los dos últimos años se ha levantado un edificio de nueva planta que se sitúa al sur de estos restos visibles, sobre la vía pública denominada Paseo de la Conferencia. Este proyecto de edificación ha propiciado los trabajos que exponemos en las líneas siguientes. El antiguo recinto de la Villa Vieja se halla totalmente urbanizado. Además de un parque público y las instalaciones del hotel Reina Cristina, separados de nuestro inmueble por el mencionado paseo, se emplazan otras vías públicas, edificios unifamiliares, así como edificios de viviendas de nueva planta. El conjunto de la Villa Vieja constituye una unidad topográfica, destacada del entorno, delimitada primitivamente por el norte por el río de la Miel, principal curso de agua de ciudad de Algeciras, al este por el mar, al sur (área objeto de este proyecto) por una pequeña dársena o ensenada y por el oeste, con un menor diferencia de curvas de nivel y por tanto con un índice de defensibilidad menor. El solar se halla situado al sur del Bien de Interés Cultural declarado sobre los restos de la fortificación de la Villa Vieja (Recinto de la Villa Vieja, Sector SS-1 BIC). Del total de dos edificios proyectados para construir en el solar, sólo uno, el situado más al

LAM. I. Vista general del inmueble desde el extremo Este. A la derecha del espectador el Paseo de la Conferencia y el talud bajo el que presumiblemente se hallan los restos del recinto amurallado de la Villa Vieja de Algeciras.

LAM. II. Vista general del seguimiento arqueológico del movimiento de tierras.

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LAM. III. Vista cenital del muro núm. 1.

tierras, permanece “in situ”, cubierta y en el interior del área ajardinada que circunda el edificio. AREAS DE INTERVENCIÓN Y REGISTRO ARQUEOLÓGICO.

Para una mejor comprensión de nuestras labores hemos diferenciado cada una de la áreas sobre la que hemos intervenido, además de señalar en plano la situación de las estructuras arqueológicas aparecidas (Fíg. 1). Las áreas sobre las que se desarrolla la intervención son las siguientes:

FIG. 1. Plano del área de intervención a escala 1.1.000.

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- Seguimiento del movimiento de tierra, aparición del muro 1 y como consecuencia del desplazamiento de las tierras del talud norte se descubre la barbacana. - Limpieza del área superior sobre el talud norte, en las inmediaciones de la torre 2. - Limpieza del área inferior del talud norte y retirada de las tierras acumuladas sobre la caja de cimentación del edificio y aparición de los fragmentos de muros 1 y 2. En la primera de las áreas, en la caja de cimentación del edificio aparecieron los restos de una estructura industrial contemporánea evidenciada sobre todo por los restos de un depósito de líquidos, que fue retirado mediante el empleo de un martillo mecánico. Tras la retirada de estas estructuras pudo apreciarse la existencia de los restos de un muro y que había sido en parte alterado por las instalaciones mencionadas. No obstante aún perduraba parte que pudo ser documentada y consistía en un resto de cimentación realizado mediante nódulos de cuarcita de mediano y gran tamaño, con la presencia de fragmentos de ladrillo y yeso. Este cimiento estaba asentado directamente sobre un lecho arcilloso de color ocre claro en el que se hallaron algunos restos cerámicos muy rodados de origen tardorromano (Lám. IV). Los nódulos se hallaban trabados con barro y su fábrica denotaba una evidente tosquedad, por lo que nuestra primera interpretación es que se trata de un resto de cimentación, posiblemente posterior a las obras de fortificación existentes en el lugar. En las inmediaciones, pero en cota superior sobre la estructura, alterados también en parte por las estructuras industriales y por potentes capas de hormigón y cemento, se pudieron recuperar varias bolsas de cerámica, de aspecto medieval tardío, moderno e incluso contemporánea (Fíg. 2). Estas cerámicas no se hallaban directamente situadas sobre la estructura, pero si lo suficientemente cerca como para ser quizás depósitos contemporáneos a aquella. En la limpieza del talud sur llegamos a distinguir hasta tres depósitos distintos, con escaso material aunque significativo, como son fragmentos de arcilla sin elaborar y restos de desechos de alfar, fechables en el siglo XIX. No obstante en este lugar no apareció ningún resto de paramento in situ ni ninguna otra estructura que pudiera evidenciar el trazado primitivo de otros restos edilicios En el movimiento de tierras realizado sobre el talud norte, en su área oeste, y con motivo de descargar su peso por motivos de seguridad, se produjo el hallazgo de los restos de una estructura de mayor entidad y mejor estado de conservación, que la anteriormente descrita y denominada “muro1” (Fíg. 3). La fábrica del lienzo descubierto estaba realizada en mampostería de buena calidad, de piedras calizas - algunas con apariencia de sillarejo – trabadas con argamasa de cal y arena de color amarillento (Lám. V y VI). La parte inferior de la estructura presentaba un leve recubrimiento a modo de enlucido realizado con el mismo tipo de argamasa. Se hallaba cimentada directamente sobre el terreno natural, con el

LAM. IV. Fragmentos cerámicos asociados al muro núm. 1.

FIG. 3. Alzado planimétrico del antemuro.

FIG. 2. Fragmentos cerámicos asociados a los alfares contemporáneos.

refuerzo de algunos sillares escuadrados en su base. No se apreciaban en sus inmediaciones restos de derrumbes, por lo que la estructura debió ser desmontada de antiguo y cubierta posteriormente por tierras sin restos de escombros ni materiales arqueológicos. Mientras se procedía a la conclusión de la caja de cimentación del edificio y como la estructura iba a quedar al aire libre, se apuntaló para evitar desprendimientos (Lám. VII). El área en el que apareció esta estructura no iba a ser afectada por los movimientos de tierra de la caja de cimentación del edificio y según indicaciones de la Unidad de Arqueología de la Delegación provincial de la DGBC de Cádiz no ampliamos la excavación de la misma hacia sus laterales. Por ello nos limitamos a retirar las tierras que se habían desprendido por gravedad, al retirar el apoyo de las mismas en su parte sur, y limpiar la totalidad de la estructura aparecida. De esta manera no podemos avanzar la continuidad o no de la misma hacia el oeste. En el oeste presumimos que no continúa por el hecho que exponemos a continuación. En el transcurso de los trabajos de cimentación y cuando pensábamos que el talud se hallaba consolidado, se desprendió parte de éste por acción de la lluvia (Lám. VIII). Por ello fue necesaria la limpieza de todas las tierras caídas y la posterior consolidación del nuevo talud. Fue en este momento cuando pudo detectarse la presencia de dos restos de paramento, de fábrica similar a la de la estructura anterior y que se hallaban desplazados desde antiguo. Los fragmentos eran de reducido tamaño (Lám. IX), pero suficiente para constatar las destrucción de los paramentos originales en ese área. De esta forma la estructura anterior, posible antemuro o barbacana, puede girar en ángulo de noventa grados en dirección norte, ya que presumiblemente hubiera aparecido en este sector. La evidencia de los fragmentos desprendidos no denotan una destrucción masiva de una estructura anterior, ya que no aparecían otros restos de derrumbe, sino que los dos restos de muro apareci-

LAM. V. Vista general del talud, con el antemuro situado a la izquierda del espectador.

LAM. VI. El antemuro tras su limpieza.

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LAM. VII. La estructura tras su consolidadición preventiva.

dos con los desechos de alfar documentados en torno al muro 1. Los hornos tenían la planta redonda acostumbrada y estaban realizados con ladrillo y cubiertos en parte por tierra. Los restos cerámicos aludidos y recuperados en la zona norte del área de intervención se corresponden con desechos de alfar de cerámicas tradicionales, sobre todo de cántaros y vasos de mediano tamaño. A estos fragmentos cerámicos, ciertamente abundantes, acompañaban otros restos, como los de unas tenazas de hierro que se encontraban bastante afectados por el paso del tiempo. No vamos a abundar aquí en este tipo de cerámicas, ya que prácticamente han perdurado hasta nuestros días. Nótese sin embargo las marcas que aparecen en la parte superior de las asas y que posiblemente hagan referencia a la procedencia de las piezas (Fíg. 2). En otros fragmentos no aparece ningún tipo de marca. En el resto del inmueble no aparecían ni otras estructuras ni materiales arqueológicos que pudieran hacernos pensar en la implantación anterior de cualquier elemento constructivo con anterioridad al desarrollo de las fortificaciones medievales. Los escasos restos cerámicos aludidos y pertenecientes a los inicios de nuestra Era proceden de las áreas de sedimento de lechos acuosos y que inevitablemente permanecían en el sitio. EL RECINTO DE LA VILLA VIEJA DE ALGECIRAS. ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN.

LAM. VIII. Area este del talud tras su desprendimiento.

LAM. IX. Detalle de un resto de muro aparecido en el área este del talud.

dos pudieron muy bien desprenderse de la parte superior de la estructura orientada norte – sur, frente a la orientada oeste - este descrita con anterioridad. En las áreas superiores del talud y tendente a descargar el mismo de peso que pudiera afectar a la barbacana o produjera nuevos desprendimientos en el transcurso de las tareas de edificación, se realizó una limpieza superficial, concretamente al sur de la torre núm. 2 ((Fíg. 4). Esta limpieza fue interrumpida al detectarse los restos de al menos dos hornos cerámicos y que estarían relaciona-

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Existen varias referencias a esta Villa Vieja (2), núcleo originario de la ciudad, durante el dilatado tiempo que permaneció bajo gobierno hispanomusulmán. Así desde la Crónica de Al-Rasi, las referencias de Al-Qalqasandi, los escasos pero interesantes fragmentos de la descripción anónima de Al-Andalus, la completísima y en alguno de sus párrafos contradictoria de Al-Himyare y la clásica de Al-Idrisi. No obstante la investigación contemporánea apenas si se ha iniciado respecto a la historia de la ciudad de Algeciras y en textos recientes sobre el periodo medieval de la villa (3) se propone parte del trazado posible del recinto murado de la Villa Vieja. Hemos mencionado que en el área inmediata al paseo de la Conferencia aparecen los restos de dos de las torres de la muralla, completamente cubiertas por sedimentos. Más hacia el este y fruto de una intervención de urgencia aparecen los restos de otra que fue sometida a una excavación de urgencia hace unos años (4), que documentó parte de los paramentos de uno de los torreones que permanece “in situ”. La fábrica de este torreón presenta características similares a la estructura denominada antemuro o barbacana. No obstante este torreón tiene una pequeña moldura o “alambroz” en la parte baja, similar a otros que aparecen en las fábricas de los torreones del recinto amurallado de la cercana villa de Tarifa. En esta prospección no fueron documentados restos de las murallas u otras estructuras asociadas a esta torre. La disposición de las torres y la presumible muralla que las une, bordeando el actual Paseo de la Conferencia, y la situación del principal resto estructural aparecido en nuestra intervención, nos hace pensar en la posible existencia de un antemuro o quizás en una barbacana. Esto último supondría la existencia de una puerta situada en las inmediaciones de esta zona. Así parece desprenderse de la lectura de las fuentes y como tal ha sido señalado en alguna ocasión, pero sin la evidencia de esta posible puerta nos es aventurado denominar como barbacana a un fragmento de muro, que si bien se halla relacionado con la muralla torreada situada unos metros al sur, no nos queda constancia de estar relacionada con un acceso del primitivo recinto. En esta línea nos parece más acertada la denominación de antemuro, que por su fábrica y análisis tipológico podría ser similar a otros que se conservan en otros recintos tardíos de AlAndalus, como el de la ciudad de Sevilla. Del recinto fortificado situado más al norte y presumiblemente de fecha posterior a este recinto de la Villa Vieja de la ciudad de

Algeciras se conoce parte de su estructura. Recientemente se han realizado excavaciones arqueológicas de urgencia documentándose parte de los restos de las murallas, así como uno de sus ingresos salvado con un puente fijo. Este recinto se fecha en época meriní, de gran significación para este extremo sur de la Península Ibérica. Aún no se ha realizado la publicación de estos trabajos, por lo que no podemos referirnos a los mismos. El estudio de las fortificaciones de muchos de los lugares del sur de nuestra geografía está por iniciarse. Ciudades como Tarifa, de un pasado amplio y con restos de fortificaciones de importancia, adolecen prácticamente de síntesis que valoren el rico patrimonio que atesora. En Algeciras ocurre prácticamente lo mismo e intervenciones como la presente y otras recientes contribuirán a definir un panorama, que no por desconocido, deja de ser sugestivo. Así nuestra intervención se inscribe en una serie de excavaciones arqueológicas de urgencia en los límites de las ciudades históricas, en los que suelen aparecer los restos de las fortificaciones que delimitaban estas urbes. Bien es sabido la evolución de estos conjuntos urbanos las nuestras ciudades a partir de mediados del siglo XIX, lo que propició en la mayoría de las ocasiones la destrucción

completa de estos elementos defensivos, aunque en otros sin embargo han subsistido prácticamente hasta la actualidad. Estos serían los casos paradigmáticos de Tarifa y Algeciras. En la primera se mantiene prácticamente casi todo el recinto, en bastante buen estado de conservación y con el valor añadido de ser una de las primeras ciudades establecidos tras el inicio de los gobiernos hispanomusulmanes en la Península. En esta segunda población, Algeciras, no quedaba nada de sus recintos y muy escasos otros testimonios del pasado de sus edificios más señeros. A restos de algunos de los arcos de ingreso al edificio de las atarazanas, también de época islámica, se unían, aunque de época muy posterior, aparecen los paramentos de los edificios que albergaron un acuartelamiento militar fechados a principios del siglo XIX. Situados en los jardines del actual hotel Reina Cristina lindarían con los alfares que hemos descrito líneas más arriba. Concluimos en este punto la descripción y significado de los restos de las fortificaciones del sur de la villa de Algeciras. Intervenciones como esta propician el conocimiento de los restos materiales de nuestro pasado y por ende la compresión fehaciente de los conjuntos urbanos de las actuales ciudades del sur de la Península Ibérica.

Notas (1) Queremos agradecer desde estas líneas a D. Antonio Martínez y D. José Ros, de la promotora inmobiliaria “Huerta del Carmen”, así como a la dirección facultativa en la persona de D. Jaime Montaner, las facilidades prestadas para la realización de nuestras labores. (2) ABELLAN PEREZ, J. (1996): El Cádiz islámico a través de sus textos. Cádiz. 201 p. (3) TORREMOCHA SILVA, A. (1983): El ordenamiento de Algeciras (1345): datos sobre la conquista, repoblación y organización de la ciudad en el siglo XIV. Algeciras. 113 p. TORREMOCHA SILVA, A. (1994): Algeciras entre la Cristiandad y el Islam: estudio sobre el cerco y la conquista de Algeciras por el rey Alfonso XI de Casilla, así como de la ciudad y sus términos hasta el final de la Edad Media. Algeciras. 452 p. (4) LIZ GUIRAL, J. (1987): “Prospección arqueológica con sondeo estatigráfico en la zona S-E de las murallas medievales de Algeciras (Cádiz), 1985. Anuario Arqueológico de Andalucía 1985, II. P. 184.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LA CIUDAD ROMANA DE “SIERRA DE AZNAR”, ARCOS DE LA FRONTERA (CÁDIZ) LUIS JAVIER GUERRERO MISA

Resumen: La ciudad romana situada en “Sierra de Aznar”, de la que aún desconocemos su nombre latino, es un importante yacimiento arqueológico aún no suficientemente investigado. Su inclusión en la “Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos” ha posibilitado la recuperación y puesta en valor de una de sus áreas más importantes, el “Castellum Aquae”. Este impresionante monumento conforma un complicado sistema de ingienería hidraúlica, muy logrado, que no tiene parangón en Andalucía. Abstract: The roman city situated in the “sierra de Aznar”, whose latin name is still unknown, is an important archaeological site not investigated yet. The “Ruta Arqueologica de los Pueblos Blancos“ (Archaelogical Route of White Villages) makes possible the recuperation of main areas of the site and his guide visit for the general people. The “Castellum Aquae”, his capital monument, is a very complicated hidraulic system with very succesful results and not comparation in Andalusia.

1. INTRODUCCIÓN Y ENMARQUE DE LA INTERVENCIÓN: LA “RUTA ARQUEOLÓGICA DE LOS PUEBLOS BLANCOS”

La ciudad romana de Sierra Aznar se localiza en la serranía del mismo nombre, en el término municipal de Arcos de la Frontera, en terrenos de la llamada Antigua Venta de Aznar. Si bien aún no están del todo definidos sus límites exactos, la ciudad, de la que desconocemos aún su correcta denominación latina o ibérica, ocupa la cima y las laderas Norte, Sur y Oeste del Cerro del Moro, de 400 metros de altura sobre el nivel del mar. A sus pies, muy cercano, el actual embalse de Guadalcacín y la vega del río Majaceite. Tradicionalmente, aunque sin base epigráfica que lo haya confirmado, se le ha adjudicado el nombre de Calduba, ciudad citada por Ptolomeo dentro del Conventus iuridicus gaditanus. Esta adjudicación la instituyó, en los años veinte, el erudito arcense M. Mancheño (1), debido a los restos que se apreciaban y a la aparición de diverso material arqueológico. No obstante, tambien dentro de este mismo conventus y cercanas a la zona, Plinio cita otras dos ciudades aún no identificadas con seguridad, Regina y Laepia Regia, que Thouvenot (2) ubica en el curso inferior del Guadalete. Otras ciudades de la zona, de las que conocemos sus nombres como Saguntia y Lacca, han sido recientemente adscritas a yacimientos arqueológicos situados en Gigonza y cortijo de Casablanca. Geomorfológicamente, la zona que se inscribe en el marco de las estribaciones de las sierras calizas jurásicas del norte de la provincia, en una especie de transición entre la campiña y la serranía y presenta formaciones pertenecientes a las terrazas del Guadalete, conformadas durante el Cuaternario, con especial incidencia de arenas rojas, ricas en cuarzo y muy lavadas. Sobre éstas aparecen cerros poco elevados como motas, aunque con pendientes pronunciadas, como es el caso de Sierra de Aznar. Su paisaje actual es del tipo Campiña Alta y sus fértiles tierras son utilizadas fundamentalmente para el cultivo de cereales (tri32

go y cebada) y olivo. Es muy importante la cabaña vacuna y la bovina. Su clima, benigno para la sierra, tiene temperaturas medias de unos 11º en invierno y de 25º en verano. Su pluviosidad anual está en torno a los 800 mm anuales. Arqueológicamente, el yacimiento no había sido investigado aún, si bien consta que en la colección de Mancheño donada al Museo de Cádiz tras su muerte, había una cabeza de guerrero sobre pórfido rojo (3) hallada en Sierra de Aznar. Lorenzo Perdigones prospectó el yacimiento en 1986 y lo incluyó en su Carta Arqueológica de Arcos de la Frontera (4). En 1993, el yacimiento fue objeto de un expediente de catalogación como Zona Arqueológica (5) y, finalmente, en 1997 se incluyó en el proyecto de “Recuperación y Puesta en Valor de Yacimientos Arqueológicos de la Sierra de Cádiz”, impulsado por la Mancomunidad de Municipios “Sierra de Cádiz”. Dicho proyecto desembocó en 1998 en uno más ambicioso y genérico que englobaba primero a cinco y luego a trece yacimientos arqueológicos de la sierra bajo la denominación de “Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos”. Esta nueva iniciativa de Turismo Cultural es pionera en el ámbito de la Comunidad Autónoma Andaluza y ha contado con el respaldo de la Comunidad Europea dentro de una política activa de búsqueda de nuevos yacimientos de empleo, del Ministerio de Trabajo a través del I.N.E.M., en sus vertientes de fondos AEPSA y en el Programa de Escuelas-Taller y Casas de Oficios, de la Diputación de Cádiz y de la Junta de Andalucía a través de las Consejerías de Gobernación y Cultura. La Ruta concibe la gestión del Patrimonio Arqueológico como un concepto integral que incluye el interés científico del yacimiento, su proyección educativa y su dimensión turística. Todo ello teniendo en cuenta la integración entre el Patrimonio Natural y el legado de nuestros antepasados en un nexo íntimo e incuestionable. La realización y puesta en funcionamiento de una Ruta Arqueológica, de carácter temático, dirigida a un público respetuoso con el patrimonio por un lado y ávido de conocimientos por otro, es un útil instrumento que auna intereses económicos, sociales, culturales y patrimoniales. Los objetivos no sólo son crear una ruta arqueológica con una finalidad de mero uso turístico, sino que sirva como elemento de gestión, defensa y salvaguarda de este rico patrimonio a su vez. La “Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos” comprende actualmente (año 2000) tres proyectos financiados por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, través del INEM. Por un lado se ha utilizado el programa de Escuelas-Taller y Casas de Oficio, mediante la Escuela Taller “Foro Arqueológico” y el Taller de Empleo “Arte Antiqua”, y por otro, dentro del convenio Colaboración INEM-Entidades Locales, el proyecto “Arqueosierra”, mediante el convenio AEPSA. Entre los tres proyectos suman casi 700 millones los invertidos en la comarca. El objetivo común de todos ellos, y por tanto de la Ruta, es la recuperación y puesta en valor de trece yacimientos arqueológicos con el fin de rentabilizarlos social y económicamente, al mismo tiempo que se les proteje y conserva. La forma se ha materializado en la creación de tres subrutas temáticas, la prime-

FIG. 1. Plano general de situación de Sierra de Aznar y Cerro del Moro (Arcos de la Frontera, Cádiz).

ra denominada “Ruta Prehistórica”, está compuesta por el dolmen de Alberite (Villamartín), el dolmen de El Charcón (El Gastor), los dólmenes de Tomillo (Alcalá del Valle) y la necrópolis de cuevas artificiales de “Fuente de Ramos” en Puerto Serrano. La segunda es la “Ruta de las Ciudades Romanas”, en la que se incluyen la ciudad objeto de este informe (Sierra de Aznar), la ciudad de Ocuri en Ubrique, Carissa Aurelia en Espera, Iptuci en Prado del Rey y el Cerro de la Botinera (posiblemente la antigua ciudad ibérico-romana de Saepo) en término de Algodonales. Por último, la tercera de las subrutas es la denominada como de la “Frontera castellano-nazarí”, en la que se podrán visitar los castillos de Olvera, Setenil, y Zahara, así como el antiguo barrio de origen nazarí de Benaocaz (6). En todos ellos se están construyendo actualmente las infraestructuras necesarias (caminos, centros de recepción, aparcamientos, señalizaciones, vallados, etc) para su gestión, destacando el Centro de Interpretación de Zahara de la Sierra, situado sobre los restos de la antigua iglesia Santa María de la Mesa (ver el artículo de nuestro compañero Luis Cobos en este mismo anuario). El 14 de Julio de 2000 se han inaugurado los tres primeros Centros de Recepción de visitantes, siendo el de Sierra de Aznar, precisamente, uno de ellos junto a los de las ciudades romanas de “Ocuri” en Ubrique y “Carissa Aurelia” en Espera, por lo que desde entonces pueden ser visitados.

2. LA INTERVENCIÓN DE 1997 Y LA ZONIFICACIÓN DEL YACIMIENTO.

Como hemos mencionado arriba, en 1997 se llevó a cabo una Primera Fase de intervención arqueológica en el yacimiento de Sierra de Aznar para su Puesta en Valor con la intención de incluirlo en la Ruta Arqueológica. Dicha actuación, ejecutada por el arqueólogo José María Gener Basallote, se centró fundamentalmente en la zona más monumental y mejor conservada de la antigua ciudad, en el “Castellum Aquae”. Este impresionante conjunto monumental conserva sus tres sectores más importantes, captación, decantación y distribución del agua. Gener realizó tareas de excavación, limpieza y consolidación de las cisternas, aljibes y muros perimetrales (7) y, asimismo, realizó tareas de deforestación de maleza que, en muchos casos, estaba alterando y destruyendo estructuras murarias, Por último, se hicieron tratamientos con herbicida, se diseñaron itinerarios y se inició la señalización de los mismos. Todas las estructuras excavadas y consolidadas se vallaron para su delimitación y protección. Se inició, igualmente, la sistematización de la investigación del yacimiento mediante una zonificación por áreas y sectores del mismo. Cronológica y culturalmente se pueden distinguir tres periodos de ocupación en Sierra de Aznar y Cerro del Moro; el primero se remonta al periodo protohistórico, en el que destaca un bastión 33

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FIG. 2. Plano de detalle del “Castellum Aquae” de Sierra de Aznar y situación del Centro de recepción, itinerarios y estructuras arqueológicas.

defensivo, situado en la cima del Cerro del Moro, de forma troncocónica y ahuecado en su interior. Se han documentado diversas cerámicas adscribibles al Bronce Final. El segundo periodo corresponde a la época ibero-romana, en el que el asentamiento toma envergadura e importancia y en el que destacan varias zonas: necrópolis, murallas, “Castellum Aquae”, posibles edificios públicos y ciudad. Aparte de la cabeza antes citada es frecuente la aparición de cerámicas ibéricas, romano republicanas e imperiales. Por último, parece que la ciudad estuvo ocupada en los siglos XII y XIII por una comunidad islámica, de menor importancia y que debió ser destruida al comienzo de la conquista castellana de la campiña tras la caida de Sevilla y Jerez. El yacimiento se ha dividido así en seis áreas principales, la primera correspondería a las necrópolis extramuros de la ciudad, situadas al norte y noroeste del cerro, una de ellas conserva los restos, no excavados, de al menos cinco pequeños mausoleos. La segunda área corresponde al bastión protohistórico, reutilizado luego en época romana, situado en la cima del cerro. La tercera la constituye una zona situada en la ladera oeste que conserva restos evidentes de ser un área pública, con el posible podium, de sillares, de un templo. La cuarta estaría compuesta por los distintos lienzos de muralla que rodea las laderas norte y oeste del cerro fundamentalmente y en las que se conservan restos de al menos dos puertas de acceso y un torreón cuadrangular. La quinta sería el denominado “Castellum Aquae” que describiremos a continuación y la sexta la zona comprendida intramuros que correspondería con la ciudad y en la que se aprecian innumerables restos de construcciones, alineaciones de muros y se recogen abundantes materiales arqueológicos constructivos en superficie. En el “Castellum Aquae”, situado entre la cima y la ladera intermedia del cerro, se distinguen a su vez cuatro grupos estructurales bien definidos. El llamado Grupo Estructural D lo conforma la popularmente conocida como “Pileta de la Reina”, una gran cisterna de almacenamiento de aguas que procedía de una sima situada en la zona superior del cerro. Sus dimensiones son espectaculares (del tamaño de una cancha de baloncesto), así como su excelente conservación, con muros de hasta 3 metros de altura recubiertos de opus signinum. A pesar de que se encuentra colmatada hasta más de la mitad, se ha calculado que podría embalsar entre 2,5 y 2,7 millones de litros de agua. Conformaría el caput aquae o cabecera del sistema de captación del agua. El Grupo Estructural C lo componen una serie de nueve piletas abovedadas e intercomunicadas entre sí que se localizan a media ladera del cerro y cuya función debió ser la de frenado, depuración y decantación del agua. Posiblemente esta red de cisternas dobles actuó como auténtico sistema de “ruptura de presión”, tal y como se realiza en la actualidad en los sistemas hidraúlicos parecidos con la captación del agua en zona superior a la de su distribución. Si no existiera este sistema de frenado, la presión del agua, debido a la diferencia tan notable de altitud, hubiera terminado por reventar las cañerias. Asimismo, el sistema actuaría como un impresionante filtro de decantación y limpieza del agua virgen. En el extremo de este sistema se sitúan varios aljibes rectangulares de almacenaje provisional del agua despresionizada y decantada que incluso conservan el arranque de las tuberías de plomo que se dirigen ladera abajo. El Grupo Estructural B lo compone una gran cisterna, recubierta de opus signinum y de forma trapezoide que se utilizaría para la distribución final del agua, y que conserva los canales y la salida hacia un posible acueducto. Parte del aljibe, en su zona sur, esta circundado con restos de lienzos de la muralla que defenderían este “Castellum Aquae”. Por último, para completar toda esta inmensa área del yacimiento encontramos el Grupo Estructural A, que corresponde a otro lienzo de muralla, situado un poco más abajo de éste, consolidado en 1993 por la Delegación de Cultura de Cádiz, por el peligro de derrumbe que corría al estar muy desplomado

LÁM. I. Estado inicial de la cisterna de distribución (Grupo Estructural B) con la maleza afectando al conjunto.

LÁM. II. Otra vista de la cisterna de distribución al comienzo de la limpieza.

3. LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE 1998

En la Segunda Fase de esta intervención de Puesta en Valor, se ha dado prioridad a la construcción del Centro de Recepción Turística que gestionará las visitas guiadas al yacimiento. Para ello, había que realizar un amplio movimiento de tierras en la zona situada justo al borde de la carretera de acceso al yacimiento desde la barriada de La Perdiz, junto a una nave agrícola. Asimismo se proyectó la realización de nuevas tareas de limpieza de matorrales debido al crecimiento incontrolado del mismo debido a las intensas y prolongadas lluvias, la conclusión de los itinerarios para incluir todas las zonas ya consolidadas y la limpieza de la pileta del Grupo Estructural B del castellum aquae. Igualmente se proyectó la terminación de la señalización interpretativa de todo el yacimiento. Una vez solicitado el permiso correspondiente a través de la Delegación Provincial, la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura nos lo otorgó mediante resolución de fecha 30 de Enero de 1998. El presupuesto total de la obra ascendió a 8.371.000 pts. La intervención se realizó entre Febrero y Junio de 1998. La ejecución de los proyectos de edificación de los Centros de Recepción Turística de la “Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos” se ha realizado a través del convenio de colaboración INEMCorporaciones Locales (Orden Ministerial de 2 de Marzo de 1994) y mediante el Real Decreto 939/1997 de 20 de junio, por el que se regula la afectación al programa de fomento de empleo agrario de créditos para inversiones de las Administraciones públicas en zonas rurales deprimidas.

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El proyecto del Centro de Recepción del yacimiento de Sierra de Aznar ha sido redactado y ejecutado por el arquitecto ubriqueño Julio Barreno Gutiérrez. En el último reformado del proyecto de construcción de dicho Centro de Recepción y a iniciativas del Excmo. Ayuntamiento de Arcos de la Frontera, se estableció la ubicación definitiva del mismo junto a la nave agrícola del cortijo de la antigua “Venta de Aznar”. Debido a que dicha zona era un área clara de influencia del yacimiento era probable la aparición de restos arqueológicos, por lo que se realizó la pertinente tarea de vigilancia y control de la cimentación. Se realizó una explanación de unos 70 por 30 metros (2.100 m2) en las inmediaciones de la carretera de La Perdiz y enmarcada en su extremo norte por la nave agrícola existente, con el objeto de crear una plataforma nivelada (la zona tenía una pendiente de unos 8 grados) sobre la que construir el centro. En superficie se recogieron algunos fragmentos de tégulas y ladrillos, así como fragmentos de cerámica común atípicos y un único fragmento de campaniense. La tierra superficial era muy húmica, de tono negruzco, muy abonada y lavada, en claro contraste con la pardorojiza procedente de la disgregación de las terrazas del Majaceite, que es la dominante en el resto del yacimiento. Este extremo confirmaba que la zona ha servido de huerto del cortijo durante los últimos años, lo que explica su notable humificación. Esta tierra de labor tiene un espesor de aproximadamente un metro y bajo ella aparece directamente la arenisca que da base al firme del terreno, no habiendo ningún otro estrato en esta área, que, por consiguiente, era estéril arqueológicamente. En el talud aterrazado sólo se apreciaban algunas bolsadas que pertenecen a plantaciones recientes. La excavación de los cimientos del centro se realizó, por tanto, sobre esta arenisca de base, no afectando a ningún estrato o estructura arqueológica. Sólo merece la pena reseñar la aparición de un silo de sección acampanada y boca estrecha en la zona inmediatamente aneja a la explanada, excavado en esta arenisca. En su interior, a medio llenar, sólo aparecen fragmentos atípicos de cerámica común de aspecto medieval y/o moderno. Su profundidad era de 1,40 metros. Por otra lado, si bien, finalmente, no se pudo excavar el interior de la pileta del Grupo Estructural B, sí se efectuó la limpieza de todas las estructuras exhumadas y valladas, ya que en tan sólo un año la vegetación había saturado e inundado el interior de estas estructuras excavadas. Esta limpieza se realizó mediante medios manuales previa utilización de un herbicida para evitar daños “colaterales”. Se reavivaron los perfiles de la zona sureste que limitan el Grupo Estructural C (piscinas limarias) para limpiarlos de maleza, aplicándosele posteriormente un potente herbicida. En el Grupo Estructural D (“Pileta de la Reina”) la vegetación había cubierto de nuevo todo el interior, así como en el aljibe de distribución del Grupo Estructural B, por lo que se limpiaron de nuevo, eliminando las raíces de varios acebuches que estaban afectando particularmente al aljibe de distribución final de este último grupo. Se descubrió la esquina sureste de este gran aljibe que había quedado oculto por una pequeña cubierta de apenas 10 cms de tierra y matojos, apareciendo una serie de sillares rectangulares que forman parte del basamento de la estructura. Asimismo, se realizaron labores de reparación y rectificación del sendero realizado el año anterior, afectado por la maleza y el continuo paso de ganado, dándole unidad al itinerario entre los grupos estructurales excavados y vallados. En el Grupo Estructural C (las piscinas limarias), la vegetación estaba más controlada que en el resto de las zonas valladas, por lo que efectuamos tareas de desescombro en el muro perimetral noroeste de las piscinas que no había sido totalmente excavado y delimitado el año anterior. De esta forma apareció un cierre de sillarejo de configuración curva que enlaza con los sillares

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LÁM. III. La misma cisterna una vez concluida la limpieza y rociada de herbicida.

LÁM. IV. Vista de detalle de las tres últimas piletas de las “Piscinas Limariae” (Grupo Estructural C) una vez limpiadas y consolidadas.

escuadrados de la esquina de la primera de las cisternas abovedadas. Se recogieron cerámicas comunes de aspecto medieval, posiblemente procedentes de la reutilización de las piscinas como encerradero de ganado, uso que había continuado hasta 1997. Asimismo, realizamos tareas de limpieza y excavación en la zona Sur, donde quedaron al descubierto unos arranques de muros sin excavar el año anterior. La excavación apenas si profundizó unos 30 cms en esta área, ya que decidimos su no-continuación una vez que quedó clara la configuración de una pequeña estructura cuadrangular con muros de 50-60 cms de anchura y fabricada con sillarejo. Este “Recinto Sur”, a modo de habitación con vano de apertura hacia los aljibes, se superpone a un muro de más de un metro de espesor que cierra los aljibes finales del Grupo Estructural C, por lo que debió formar parte de esta edificación. Dado que a sus espaldas queda una amplia zona sin excavar, decidimos que este recinto debería excavarse cuando se acometa una intervención más sistemática en toda esta área. De lo excavado recuperamos diversos fragmentos de cerámica común, fragmentos de terra sigillata clara “D”, abundantes fragmentos de plaquetas de mármoles de diversos colores y tres monedas bajoimperiales. De estas monedas, dos están prácticamente frustras y la tercera pertenece al tipo de reverso “Reparatio Reipub” del emperador Graciano (367-383 d.C). Por último, se prospectó la zona de la necrópolis ya que nos llegaron rumores de la expoliación de una tumba con rico ajuar. No obstante, el área, situada en una zona que no ha sido cedida aún al ayuntamiento y que, por consiguiente, sigue en labor, había sido arada, por lo que nos limitamos a recoger en superficie restos de cerámicas (sigillatas altoimperiales y comunes) y constructivos

4. CONCLUSIÓN.

LÁM. V. Vista general de la gran cisterna de almacenamiento en la cabecera del sistema hidraúlico una vez eliminada la maleza (Grupo Estructural D).

LÁM. VI. Restos de la muralla perimetral que defendía el “Castellum Aquae” con cartel de señalización dentro del itinerario de visita.

(tégulas, ladrillos, sillares y restos de una cornisa de marmol blanco) que podrían haber pertenecido a la tumba supuestamente expoliada.

La intervención de 1998 en el yacimiento de Sierra de Aznar ha completado puntualmente aspectos que en la Primera Fase de 1997 no se pudieron terminar. No obstante, por motivos presupuestarios no se ha podido acometer aún el vacie, con metodología arqueológica, de los grandes aljibes, por lo que pensamos que la Estructura Hidráulica descubierta, que ya consideramos sin ningún genero de dudas como un auténtico “Castellum Aquae”, queda sin una interpretación y comprensión global en conjunto. No podemos vislumbrar aún si estas impresionantes construcciones tuvieron una función exclusivamente local o si, como algunos autores afirman, es el origen del acueducto que suministraba agua hasta la bahía gaditana a través de su conexión con el de El Tempul, distante unos kilómetros en línea recta desde Sierra de Aznar. Igualmente, a pesar de que en 1997 aparecío en las “piscinas limarias” un fragmento de inscripción, seguimos sin poder adscribir este yacimiento a alguna de las importantes ciudades citadas por Ptolomeo o Plinio en esta comarca. Igualmente, deberíamos seguir investigando, de forma ya sistemática, todo el yacimiento una vez zonificado pues seguimos sin saber prácticamente nada del mismo. El auténtico significado, función y objeto de la enorme construcción del “Castellum Aquae”, monumento sin parangón en toda Andalucía nos queda en tinieblas y la ciudad en sí aún no ha sido intervenida en ningún punto, quedando sus restos, dispersos, bajo los olivos, los acebuches y los alcornoques. La importancia científica del yacimiento ha quedado más que patente en ambas intervenciones, pero también ha quedado claro las indudables características medio-ambientales de este lugar, en un bello entorno natural en el que están inmerso todos los restos arqueológicos. El denso bosque de acebuches y algarrobos, enriquecido por las hermosas panorámicas que desde el yacimiento se divisan, junto con la abundancia de agua en toda la sierra, hacen de la zona un lugar privilegiado. Todo ello justifica, sobradamente, su inclusión en un proyecto pionero como es el de la creación de una Ruta Arqueológica que, por un lado, contribuya a la defensa, salvaguarda y custodia del patrimonio arqueológico y, por otro, sirva de aliciente o motor de desarrollo en nuevos yacimientos de empleo en la sierra de Cádiz, dentro de una auténtica política de desarrollo sostenible de áreas rurales.

Notas (1) Miguel Mancheño y Olivares. Historia de Arcos de la Frontera I. Arcos. 1922. (2) R. Thouvenot. Essai sur la province romaine de Betique. Paris, 1973. p.200. (3) J.M. Santero y L. Perdigones. Vestigios romanos en Arcos de la Frontera (Cádiz). Habis nº 6, Sevilla, 1975. pp 331-348. (4) Lorenzo Perdigones Moreno. Carta Arqueológica del término municipal de Arcos de la Frontera (Cádiz). Memoria de Licenciatura inédita leida en 1987 en la Universidad de Sevilla. (5) Nieves Chivert. Expediente de catalogación de Zona Arqueológica de Sierra Aznar. Arcos de la Frontera (Cádiz). Cádiz, 1993. Original inédito conservado en la Delegación Provincial de Cultura. (6) Existe ya una amplia bibliografía sobre la “Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos”, entre ella puede verse: - L.J. Guerrero Misa, L.M. Cobos Rodríguez, J.M. Gutiérrez López y J.M. Gener Basallote. La Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos de la Sierra de Cádiz. Revista de Arqueología nº 204. Madrid, Abril de 1998. pp. 6-11 - Maribel Molina Carrión. Arqueosierra: Ruta Arqueológica de los pueblos Blancos de Cádiz. Revista de Arqueología nº 226. Madrid, 1999. pp 58-60. - Luis Javier Guerrero y Luis María Cobos. “La rentabilidad socio-económica de la Arqueología: La Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos de la Sierra de Cádiz”. En Revista de Feria de Dos Hermanas. Dos Hermanas, Sevilla, Mayo-Junio de 1998. - Luis Javier Guerrero y Luis María Cobos. La gestión turístico-cultural de los yacimientos arqueológicos: una nueva forma de entender la Arqueología. En Revista de Feria de Dos Hermanas. Dos Hermanas, Sevilla, Junio de 2000. - Luis Javier Guerrero Misa. La Arqueología y la Historia Local: una visión desde la sierra de Cádiz. En Papeles de Historia nº 4. Edita Asociación Papeles de Historia. Ubrique, 1999. pp. 9-13. (7) José María Gener Basallote. Limpieza, consolidación y puesta en valor del yacimiento arqueológico de Sierra Aznar. En Papeles de Historia nº 4. Edita Asociación Papeles de Historia. Ubrique, 1999. pp. 127-142

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INFORME PRELIMINAR DE LA CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DE URGENCIA EN LA MESA (CHICLANA DE LA FRONTERA). CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE FORMACIONES SOCIALES EN TRANSICIÓN. JOSÉ RAMOS MUÑOZ MANUEL MONTAÑÉS CABALLERO MANUELA PÉREZ RODRIGUEZ SALVADOR DOMÍNGUEZ-BELLA VICENTE CASTAÑEDA FERNÁNDEZ MARIA EUGENIA GARCÍA PANTOJA NURIA HERRERO LAPAZ LUIS IGLESIAS GARCÍA JAVIER GRACIA PRIETO ISABEL CÁCERES SÁNCHEZ GEMMA JURADO FRESNADILLO CARMEN BAÑOS POZO DIEGO BEJARANO GUEIMÚNDEZ

Resumen: Exponemos un balance de los resultados de la campaña de excavaciones de urgencia en La Mesa (Chiclana de la Frontera) en 1998. Hemos documentado un asentamiento islámico de tipo rural, existiendo evidencias de ocupaciones romanas y prehistóricas. Exponemos la metodología de trabajo, resultados de la excavación y un planteamiento de las ocupaciones por diversas formaciones sociales. Abstract: We make a summary of the results of the emergency excavations in “La Mesa” (Chiclana de la Frontera) in 1998. A rural Islamic settlement, as well as, Roman and Prehistoric samples have been found. Thus we explain the method of work, the results of the excavations and an exposition of the different social occupations.

GESTIÓN Y COLABORACIÓN INSTITUCIONAL.

La excavación arqueológica desarrollada en La Mesa (Chiclana de la Frontera) durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de 1998 se enmarca en la propia justificación de la misma. Labores agrícolas importantes han ocasionado durante los últimos años la destrucción de estructuras arquitectónicas. Además la cercanía de una cantera que afecta a parte del sitio abunda en su justificación. Estos hechos nos llevaron en junio de 1998 a solicitar el correspondiente permiso de «excavación arqueológica de urgencia», con la responsabilidad de José Ramos Muñoz, Manuel Montañés Caballero y Manuela Pérez Rodríguez. Estos trabajos se enmarcan en un proyecto de investigación de prospección arqueológica superficial titulado «La ocupación prehistórica de la campiña litoral y banda atlántica de Cádiz», que venimos desarrollando desde 1992, con autorizaciones y subvenciones de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Además han cristalizado en la conformación del Grupo P.A.I. HUM: «Formaciones sociales prehistóricas de la banda atlántica de Cádiz», desde 19951. La financiación de esta excavación ha sido posible gracias a un convenio de colaboración entre el Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera y la Universidad de Cádiz2. 38

Esta campaña ha sido una labor de equipo y esfuerzo colectivo. Hemos participado 12 arqueólogos y arqueólogas y unos50 estudiantes, invirtiendo unas 5800 horas de trabajo durante 56 días de excavación3. Agradecemos sinceramente la colaboración, interés y ayuda de los propietarios de La Mesa, D. Esteban Fernández Moreno y Da. María Dolores Fernández Moreno. Agradecemos a la Junta de Andalucía la concesión del permiso y la supervisión técnica de los trabajos en la persona del arqueólogo provincial D. Lorenzo Perdigones. Hemos excavado una superficie de más de 442 m2 en diversas zonas de la finca. Esto nos confirma la extensión considerable de la ocupación y habla de las tremendas perspectivas que ofrece el yacimiento, pues contiene asentamientos de diversas etapas históricas con sucesivas ocupaciones, susceptible de ser puesto en valor con fines socioculturales, en el marco de una política cultural de acercamiento del Patrimonio Histórico a los ciudadanos, bajo el auspicio de organismos públicos (Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera, Junta de Andalucía), con el asesoramiento y estudio técnico del equipo investigador de la Universidad de Cádiz.

POSICIÓN TEÓRICA EN EL MARCO DEL ANÁLISIS DE FORMACIONES SOCIALES EN TRANSICIÓN.

Entendemos la producción arqueológica como una herramienta y estrategia para la comprensión de los procesos históricos. La Arqueología puede ayudar a dar forma y contenido a diversas formaciones sociales llamadas prehistóricas, por el carácter ágrafo de sus manifestaciones comunicativas, pero también a formaciones sociales que tuvieron peso sustancial en la Historia, y que razones ideológicas, de colonialismo y de dominación ensombrecieron su presencia. Asistimos también a una utilización generalizada de la Arqueología por una Historia que hace uso y abuso de concepciones «historicistas-institucionalistas», reduciendo a las sociedades a mera categoría de cultura, que se adscribe a una fecha concreta. Se sigue usando la adscripción de pueblo como cultura material y sucesión historicista de periodos. La propuesta conlleva un evolucionismo unilineal simple, que pretende el rigor en la simple exposición de los datos (Ramos, 1998a, 1998b).

Por supuesto que los datos son necesarios, pero deben vincularse con una propuesta histórica de contenido, basada en proposiciones metodológicas, en el marco de una teoría social. Nosotros asumimos en el marco de este proyecto de excavación en La Mesa la posición teórica de la denominada Arqueología Social, que parte desde la concepción de la sociedad y la Historia, de las categorías de análisis del Materialismo Histórico (Lumbreras,1974; Sanoja,1984; Nocete,1989; Vargas,1990; Arteaga,1992; Gándara, 1993; Bate,1998). En el análisis histórico de sociedades en transición, en un medio natural concreto, se debe incidir en la fijación de categorías de análisis básicas como: formación económico social, relaciones sociales de producción y de reproducción, formas de distribución de la propiedad, del trabajo, de los productos, modos de vida y modos de trabajo. Este método tiene la ventaja respecto a otros, que ofrece una visión muy completa de cualquier sociedad concreta y genera un modelo conceptual de análisis. La Arqueología y los datos históricos de los registros empíricos contribuyen a ir dando forma y contenido a la reconstrucción histórica. Inicialmente pretendemos aplicar como marco de nuestro proyecto general de investigación dichas categorías al estudio de los procesos de cambio de las formaciones sociales cazadorasrecolectoras, tribales y clasistas iniciales (Castañeda, 1997; Montañés, 1998; Pérez, 1998a, 1998b; Pérez et alii., 1998; Ramos, et alii, 1993-1994, 1994, 1995-1996, 1996,1997a,1997b;1998, 1999a, 1999b, en prensa). El estudio de La Mesa nos enfrenta a la continuidad y proceso histórico de las formaciones sociales clasistas iniciales, su afianzamiento y variados procesos de desarrollo . Así permite incidir en aspectos históricos vinculados con la formación social esclavista y desde ésta a los diversos tránsitos al feudalismo. Esto nos aproxima a los problemas históricos de la transición desde el mundo tardorromano (con la desintegración del modo de producción esclavista clásico) y a la fijación del modo de producción feudal. Y conlleva con la implantación del Islam en el Sur peninsular, por un lado al mantenimiento de estructuras protofeudales y a la instauración de un nuevo modelo de estado. Al trabajar en un medio rural, como son las campiñas de los actuales términos de Chiclana de la Frontera y Medina Sidonia se deberá incidir en el ámbito de Al-Andalus en la Andalucía Occidental (Toledo,1998) en los conceptos de «formación social islámica» y de «modo de producción tributario», con los problemas que en sí plantean (Barceló et al., 1988; Acién,1997). Por un lado con la continuidad, perduración y formación de estructuras feudales (Barbero, y Vigil,1978); por otro con los problemas antropológicos y tribales que tiene la sociedad islámica, dado el mantenimiento de sus estructuras tribales (Guichard,1976) y con la perduración de estructuras feudales (Valdeón, 1992; Acién, 1997). La primera campaña de excavaciones arqueológicas en La Mesa, desarrollada durante el otoño de 1998, ha confirmado plenamente las perspectivas que se tenían del asentamiento, a raíz de los estudios desarrollados en trabajos de superficie. Y plantea la posibilidad de ser un modelo de análisis de diferentes formaciones sociales, y del uso del espacio por éstas en relación a la propia estructura de cada formación social. Queremos incidir en la novedad de esta propuesta en el ámbito de Cádiz, y formular nuestro convencimiento de trabajar en perspectivas amplias de estudio de procesos históricos en territorios definidos. Por otro lado comprendemos la importancia de trabajar en un entorno que aúna «centro» y «periferia» en distintas etapas históricas, que cuenta con significativos recursos naturales para explicar los modos de producción y abordar así la problemática de la propiedad, trabajo y productos en el marco de las relaciones sociales de producción y de reproducción (Marx, 1859)4.

MEDIO NATURAL GEOMORFOLOGÍA GENERAL, SITUACIÓN GEOGRÁFICA Y RECURSOS.

Los planteamientos teórico-metodológicos y de explicación histórica deben formularse desde la relación que las formaciones sociales que habitaron La Mesa han tenido con el medio natural de su emplazamiento en la campiña gaditana y con su transformación. La Mesa está situada en plena campiña litoral en la provincia de Cádiz, a 7 kms. al E. del casco urbano de la ciudad de Chiclana de la Frontera. Geomorfológicamente constituye una plataforma elevada sobre el entorno inmediato, con cotas que oscilan de 44 a 45 m.s.n.m., con dimensiones de 1200 m. (E.-O.) y 700 m. (N.-S.). Se encuentra cerca de los cauces del Arroyo Salado, afluente del río Iro, por el N. y del Arroyo de la Cueva por el S. (fig. 1). Por sus características topográficas domina visualmente un amplio espacio, desde terrenos de las campiñas interiores de Medina Sidonia, Conil de la Frontera y Chiclana de la Frontera, hasta la Bahía de Cádiz. Su emplazamiento, está al lado de un paso natural como es la Cañada de los Marchantes (paso de comunicación E.-O.), que transcurre entre la campiña de Puerto Real y Benalup de Sidonia, atravesando la cortijada de Naveros. Todo lo anterior hace que sea un sitio idóneo para estrategias de control del territorio a partir de las primeras sociedades clasistas iniciales. Además se comunicaría con la costa a través de los arroyos de la Cueva y Salado, desde la paleoensenada del río Iro. Todo ello le confiere un carácter de campiña, con usos básicamente agropecuarios, pero su cercanía a la costa, mayor en la antigüedad, debido a las colmataciones del río Iro, le otorgarían un acceso al aprovechamiento de recursos de pesca y marisqueo, propios de lugares de la Bahía de Cádiz. Geológicamente (A.A.V.V., 1991; Gutierrez, et alii., 1991) está emplazada sobre un cerro formado por materiales detríticos de arenas amarillas arcillosas con niveles carbonatados, fragmentos de macrofauna y biocalcarenitas del Plioceno Inferior que destacan por encima de los 40 m., en su topografía, sobre las arcillas terciarias del Mioceno Inferior. Sobre los materiales del Plioceno Inferior se encuentran conglomerados del Pleistoceno Medio, que conforman una terraza del Arroyo de la Cueva a + 30/+35 m.,

FIG. 1. Esquema geológico del entorno de La Mesa y Arroyos Salado y de la Cueva (basado en la cartografía de García de Domingo et alii, 1990).

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conteniendo industrias líticas paleolíticas en soportes de areniscas de buena calidad (fig. 1). Sus rasgos más destacados son desde un punto de vista geomorfológico, de dominio continental. El río Iro conlleva un glacis de cobertera que contiene industria lítica. Este río tiene un importante sistema de terrazas con al menos cinco niveles, que arrojan importantes datos para el estudio del Paleolítico Inferior y Medio en la campiña litoral de Cádiz. La evolución del relieve en este sector con posterioridad al depósito de la terraza ha consistido en la incisión fluvial y la excavación de los arroyos Salado y de la Cueva, hasta su configuración actual, con el desarrollo de amplias llanuras de inundación que rodean al cerro por el N.O. y por el S.. No obstante, durante el Cuaternario reciente, las oscilaciones eustáticas han podido afectar a dichas llanuras, dada su gran proximidad a la Bahía de Cádiz. En este sentido, Lario (1996), en su estudio de síntesis de la evolución eustática reciente del Sur de España, señala que el último máximo transgresivo (flandriense) se alcanzó hace unos 5000 años, con un nivel del mar que pudo situarse hasta 3,8 m. por encima del nivel actual. Con posterioridad se ha registrado un descenso eustático, caracterizado por diversas oscilaciones que han quedado registradas en la Bahía de Cádiz en forma de cordones litorales colgados (Zazo y Ovejero, 1976; García de Domingo et alii, 1990) o niveles de marisma antiguos (Gracia, 1999; Gracia et alii, 1995). Una subida del nivel del mar de más de 3 m. habría supuesto la práctica inundación mareal del río Iro y de los tramos más bajos de sus dos arroyos tributarios, afectando, probablemente, a la mayor parte de la llanura de inundación actual (fig. 1). Dicha llanura está representada en la actualidad por un depósito limoarcilloso, cuyo origen ha podido ser mixto, fluvio-marino. Durante la época Romana, el nivel del mar alcanzó en la Bahía de Cádiz cotas de hasta casi 1 m. por encima del actual nivel de pleamar viva (Gracia et alii, 1995), lo cual significa que para estas fechas muy probablemente los tramos bajos de los dos arroyos citados pudieran ser navegables, al menos por embarcaciones de pequeño calado. El descenso eustático posterior habría llevado a un proceso de colmatación sedimentaria fluvial del antiguo estuario del río Iro, paralelamente al desarrollo del sistema de marismas de la Bahía de Cádiz. Entre los recursos naturales más importantes, con los que cuenta La Mesa, están los líticos. Se observa abundancia de areniscas procedentes de las formaciones próximas (areniscas del Aljibe) y cantos y bolos de doleritas (ofitas), procedentes de los afloramientos próximos, que se encuentran entre los materiales arcilloso yesíferos del Trías Subbético, muy abundantes en la zona (Morata, 1993). Estas últimas también se documentan en depósitos secundarios inmediatos, que serían el principal lugar de aprovisionamiento de las comunidades prehistóricas, para su posterior transformación en instrumentos pulimentados. Además son abundantes y mayoritariamente utilizados, los cantos de cuarcita y sílex, que podrían haber sido aprovisionados en las terrazas de los arroyos de la Cueva, Salado y río Iro (Pérez et alii,1998; Ramos, et alii, 1998). Los suelos de La Mesa, y de sus inmediaciones fueron objeto de explotación agrícola por comunidades agropecuarias de diversas formaciones sociales prehistóricas, romanas e islámicas, debido a su gran potencialidad productiva. Se denominan campiñas de bujeos, secanos y regadíos, y están insertos en las campiñas y vegas del S.O. peninsular, en el ámbito climático mediterráneo (A.A.V.V., 1963; A.A.V.V., 1991). En la zona de campiña se documenta una gran diversidad edáfica: suelos de vega aluvial y terrazas diluviales, suelos calizos rendsiniformes, tierras negras andaluzas, suelos salinos, suelos margosos del Trías, suelos rojos mediterráneos y suelos de lehm margosos. Éstos además de constituir una extensa gama, aumentan las posibilidades de explotación agrícolas.

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Así pues, el enclave de La Mesa presentaría una potencialidad de recursos idóneos de ser explotados por todas las sociedades que la ocuparon y permiten explicar los diversos modos de producción, modos de vida y modos de trabajo de las mismas. Su territorio inmediato al asentamiento cuenta con suelos aptos para el cultivo de cereales, y leguminosas, dominando hacia el O. la tierra parda forestal (actualmente lugar de monte bajo) que posibilitaría las actividades productivas vinculadas con la ganadería.

LA OCUPACIÓN DE LA MESA POR FORMACIONES SOCIALES CAZADORAS-RECOLECTORAS, TRIBALES Y CLASISTAS INICIALES. DATOS DE LAS PROSPECCIONES ARQUEOLÓGICAS.

En La Mesa y las inmediaciones del río Iro y Arroyo de la Cueva hemos constatado la presencia en depósitos de terrazas y en formaciones lacustres cuaternarias, de testimonios tecnológicos que demuestran ocupaciones por bandas de cazadores-recolectores. Se trata fundamentalmente de bifaces, hendedores, raederas, y numerosos productos y restos de talla, como tecnología de las últimas comunidades descendientes de los Homo antecessor y de los Homo sapiens neanderthalensis. Constituyen conjuntos tecnológicos de los denominados tecnocomplejos Achelense y Musteriense. En un panorama regional y territorial son evidencias del tecnocomplejo Achelense Pleno Ibérico (Vallespí,1994) o Achelense Superior Avanzado (Santonja, y Villa, 1990). Son comunidades móviles de cazadores-recolectores que vivieron en momentos del Pleistoceno Medio y Superior en las cuencas depresionarias del S. de la Península Ibérica. Utilizaban materias primas locales y tenían un modo de producción cazador-recolector. Se ha documentado fauna, posiblemente cazada, compuesta por bóvidos, caballos y perros, en depósitos de la actual Playa de la Barrosa, allí con tecnología característica Musteriense. En este texto sólo pretendemos dejar constancia de la ocupación por esta formación social de este medio natural, con indicios tecnológicos de continuidad entre diversos grupos antropológicos. Es significativo pues, la continuidad de la presencia en estos territorios atlánticos, de dicha formación social en momentos más recientes del Pleistoceno Superior. Así se evidencia también en depósitos cercanos, caso de Cabo Roche (Ramos, et alii., en prensa) o La Fontanilla (Ramos, Castañeda, y Gracia, 1995). Todo ello apoya la continuidad significativa del sustrato poblacional de la economía de producción y del testimonio de diversos grupos históricos de cazadores-recolectores (Ramos et alii, 1995-1996). Centrándonos en la superficie del asentamiento de La Mesa, desde las primeras prospecciones habíamos comprobado la presencia de productos cerámicos y líticos que en sentido tipológico abarcan el Neolítico y las llamadas Edades del Cobre y Bronce (Ramos, et alii., 1993-1994). Se comprobó la presencia de testimonios materiales de la formación social tribal del Vº al IVº milenios a.n.e., con formas cerámicas de consumo y de almacenaje. Algunas de ellas con decoraciones a la almagra, con cordones, con líneas incisas, asas con decoración acanalada e incisa, vasos con líneas incisas, acanaladas e impresiones. La industria lítica refleja la perduración de las actividades productivas de caza, con laminillas de borde abatido, así como actividades domésticas representadas por raspadores, buriles y perforadores. Se comprobó además la presencia de hojas con retoques continuos y de uso con lustre, como evidencias de las primeras hoces para la producción agrícola. Se relaciona con otros asentamientos de la Bahía de Cádiz, en los que se manifiestan testimonios de los inicios de la economía de producción por sociedades tribales agropecuarias, que mantienen modos de trabajo muy diversificados, con signif icativa pervivencia de pesca y marisqueo en los medios costeros. La continuidad y asentamiento de la formación social tribal se manifiesta con testimonios arqueológicos de cerámicas en forma

de cazuelas carenadas, así como otras con decoraciones y elementos de prehensión. Las tecnologías líticas siguen manifestando una perduración de las actividades de caza y se comprueba la aparición de los elementos de hoz. Los testimonios de artefactos pulimentados son muy significativos, para diversas actividades, funciones y trabajos (Pérez, 1998a, 1998b; Pérez, et alii, 1998). Además hay elementos cerámicos y líticos característicos del III milenio a.n.e. que tenemos muy definidos en una zona N. de La Mesa, junto a una linde de eucaliptos, próximos al corte de la cantera. Son formas cerámicas típicas de fuentes y platos de bordes engrosados y bordes vueltos, así como formas de almacenaje en base a grandes ollas y orzas. En un ámbito regional, La Mesa deberá ordenarse en la organización del territorio, en relación a los procesos de jerarquización social que muestran la concentración de la producción en aldeas, en las que se puede ejercer un gran control de la fuerza de trabajo de la comunidad. La redistribución se aprecia por la presencia de productos pulimentados (Pérez, 1998a, 1998b) y objetos de cierto prestigio (Montañés, 1998). Son elementos que hablan ya de las contradicciones sociales desde la propiedad, trabajo y relaciones sociales, que han sido vinculadas en el territorio del Guadalquivir, como vinculadas a un estado prístino (Nocete, 1989). Hay también evidencias de un asentamiento de la llamada Edad del Bronce del IIº milenio a.n.e., en un espacio muy concreto (aún no excavado). Se trata de testimonios de formas cerámicas carenadas, de bordes entrantes, ollas con bordes exvasados, orzas y cerámica campaniforme de tipo geométrico e incisas. Van asociadas con elementos de hoz. Significan la continuidad histórica de la ocupación en La Mesa, así como de un modo de producción basado en la agricultura y la ganadería, documentado por numerosos testimonios tecnológicos. El interés radica en la continuidad histórica, económica y social. Todas estas manifestaciones materiales se completaban con testimonios escasos pero claros de cerámicas del Bronce Final y en diversos lugares de la superficie, de restos romanos e islámicos. Toda esta información que proporcionaba el registro en superficie, auguraba gran interés en la excavación de este asentamiento. Sabíamos de su extensión y evidencias de estratigrafías horizontales en diversos puntos de la superficie. Las circunstancias indicadas facilitaron la posibilidad real de abordar una excavación de urgencia. Además, La Mesa ofrece características singulares para un análisis del tipo histórico que permita analizar la ocupación de un territorio por diversas formaciones sociales, que tienen en su proceso histórico diversos modos de producción y de reproducción social. Así las excavaciones de urgencia se vinculan con proyectos de investigación y se relacionan con la proyección social del Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera, para su futura conservación, restauración y puesta en valor. La Mesa reúne así condiciones de interés para profundizar en el proceso histórico, como enclave de prácticas para los estudiantes de Historia de la Universidad de Cádiz y como lugar desde donde poder materializar la deseada función social del Patrimonio Histórico. De hecho el Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera ha propiciado la divulgación de los resultados en una monografía (Ramos et alii ,1999)5.

LÁM. I. Estructuras de silos. Ocupación Almohade. Corte 4.

Los cortes y la organización interna de la excavación se adecuan a una distribución microespacial en complejos, que se vincula a la situación en el eje de coordenadas y en la profundidad. Pretendemos así integrar en espacios definidos los diversos productos, para asociarlos a estructuras y áreas de actividad (Ruíz, et alii, 1986) y así poder tener una aproximación funcional de las áreas de trabajo en relación a las áreas de producción, consumo, almacenaje y producción para el consumo. Excavación del corte 1.

El corte 1, se plantea inicialmente con una extensión de 10 x 10 m. y, se sitúa junto a la torre con un doble objetivo, averiguar la fase de construcción de la misma y comprobar si ésta presenta algún tipo de estructura asociada (fig. 2). Ante la extensión del corte se procede a la excavación, por niveles artificiales, de un área de 5 x 5 m. El primer complejo pertenece a tierra marrón oscura suelta (10YR4/4) afectada por las labores agrícolas. Los restos arqueológicos asociados a este primer nivel arqueológico están compuestos por material revuelto procedente de diferentes ocupaciones (romana, islámica, moderna), destacando principalmente cerámicas de cocina. Dentro de este primer nivel arqueológico (-2,10 a -2,40m.), se documenta en la esquina E. (con las coordenadas, x = 0,00 y = 5,00) una acumulación intencionada de piedras y productos arqueológicos (fundamentalmente cerámica islámica) que podría pertenecer a un derrumbe de una estructura constructiva. Con el objetivo de documentar la fase de construcción de la torre y comprobar los cimientos , se procedió a la excavación de un pequeño sondeo de 2 x 1m. Esta intervención, nos permitió comprobar que la fase de construcción de la torre se corresponde con un nivel arqueológico (-3,00 a -3,20), de tierra marrón clara compacta (10YR4/1), asociada a cerámica medieval islámica del S. XIII. El sondeo junto a la torre también nos ha permitido comprobar como la pared de la misma estaba compuesta por sillares bien labrados y enlucidos. Este hecho, y la falta de fosa de cimentación, nos confirma que la torre fue construida directamente sobre el terreno natural, tras un acondicionamiento previo. Excavación del corte 2.

BALANCE SUSCINTO DE LA CAMPAÑA DE EXCAVACIÓN DE 1998. 2

Hemos excavado cuatro cortes con un total de más de 442 m . (fig. 2) (lám. I, II). Trabajamos respecto a un eje de coordenadas general estructurado en torno a una torre. Se ha excavado en la zona central que se encontraba muy afectada por grandes remociones agrícolas. El punto “0” de las cotas está en la esquina S.E. de la torre.

La situación del corte II respecto al eje de coordenadas es la siguiente: (x = 20,00 a 30,00; y = 90,00 a 100,00). Por razones operativas dividimos el área de excavación en sectores de 5 x 5 m.. En principio, se plantearon 4 sectores, pero con las sucesivas ampliaciones llegaron a ser 10, de los que se excavaron seis (sectores 1,4,5,6,9 y 10). Por tanto, la superficie excavada ha sido de 150 m2. (fig.3, 4) (lám. II). 41

FIG. 2. Plano topográfico de La Mesa con indicación de los cortes de la excavación de 1998.

El corte 2 nos permite hablar de la ocupación Almohade en los siglos XII y XIII, en la que se documentan unas estructuras que definen tanto espacios públicos (calle, gran estructura de contención: silo, canalización) como privados. Desde el punto de vista estratigráfico, se distinguen ocho estratos o niveles (fig. 4): El estrato I (10YR3/3) corresponde con la capa húmica, superficial. Los estratos II (7.5YR3/2) y IIa (7.5YR3/1) presentan abundantes productos de derrumbe. Los estratos III (5YR6/1) y IIIa (5YR6/2), estratigráficamente corresponden a fosas y arenas grises. El estrato IV (7.5YR3/3) es un paquete de arenas limoarcillosas marrón amarillentas con nódulos carbonatados, que aunque su composición geológica sea natural, por su posición estratigráfica nos inclinamos a pensar que fueron utilizadas para la cimentación de las estructuras. El estrato V (2.5Y7/7) corresponde a arenas amarillas. . El estrato VI (5YR5/8) se asocia a una estructura de adobe y el VII (10YR8/2) a un paquete de arenas rojas cementadas, ambos forman parte de una estructura de almacenamiento de tres metros de diámetro y con unos cuatro metros conservados de profundidad (fig. 4). En la base de esta estructura se encuentran las arenas amarillas pliocenas, consideradas como estrato VIII (2.5Y7/8). Al analizar las estructuras y las áreas de actividad del corte 2 las valoraremos en relación a los sectores. 42

En el sector 1 se observan dos áreas muy significativas, que definen un espacio público y otro privado (fig. 3). El espacio público, externo, se define como un pavimento, que identificamos como una calle, con orientación E.-O., construido con piedras regularizadas, de mediano tamaño, y de aproximadamente 1 m. de ancho y con cuya longitud cruza los 5 m. excavados del sector 1 y otros 5 m., en peor estado de conservación, del sector 5,

LÁM. II. Pavimento y muros islámicos. Corte 2.

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FIG. 3. Planta del corte 2. Estructuras de la ocupación islámica.

FIG. 4. Perfil estratigráfico del corte 2. Croquis de los sectores de excavación del corte 2.

aunque es muy probable su continuidad. El espacio interno, se caracteriza por la documentación de un muro de piedras más o menos irregulares, de 60 cm. de ancho y una longitud de poco más de 5 m., formando esquina con otro muro en dirección norte, de igual espesor, y que queda interrumpido a 1,30 m. de su desarrollo. El sector 2 no ha sido excavado, por tanto no se conoce el extremo E. del muro ni su estado de conservación. Forma parte de este espacio interno un pavimento de tierra apisonada con cal, de aproximadamente 1,30 m. por algo más de 5 m. de longitud. El sector 4 ha documentado una fosa de material de desecho. La calle del sector 1 continúa en el sector 5, aunque aquí está muy deteriorada por las tareas agrícolas. Los sectores 9 y 10 ocupan el espacio de una gran estructura de unos 4 m. de profundidad por 3 m. de diámetro, parcialmente excavado en la marga terciaria y con alzado de adobe de 40 cm. de espesor, cuyo cierre tenía forma de cúpula. Los productos cerámicos del corte 2 tuvieron un carácter homogéneo, correspondiendo todo el registro material con la ocupación islámica Almohade (siglos XII-XIII). La cerámica se clasifica en diferentes categorías funcionales: de servicio y consumo (ataifores 44

y jofainas), para la cocción y preparación de alimentos (ollas y redomas) de transporte y contención (botellas, jarritas, cántaros) iluminación (candiles) y de varios usos (alcadafes). Hay que destacar una importante cantidad de restos óseos, que nos indican tanto actividad ganadera (bóvidos y cápridos) como de caza (ciervo) y agricultura (semillas), sobre todo en las fosas. Excavación del corte 3.

La excavación del corte 3 se planteó en el S. de La Mesa, donde abundan los productos medievales y prehistóricos. Aquí se planteó un corte de 10 x 10 m.. Se integra en las coordenadas: x = 133,40 a 143,40; y = -111,00 a –121,00. Se excavó por niveles artificiales de 30 cm.. El estrato 1 corresponde a un nivel de tierra vegetal. El estrato 2, con tierras grises (2.5Y 4/0), se comprueba que es un área de tipo basurero o escombrera, que corresponde a un espacio amplio, segregado del resto del asentamiento, utilizado para arrojar desechos de tipo doméstico. Se han documentado abundantes fragmentos de cerámica islámica del s. XIII , destacando ataifores, marmitas, cazuelas, alcadafes, cerámica de cocina y cerámicas pintadas.

La estrategia de la excavación ha sido documentar en planta la escombrera, en dimensión y extensión. En el transcurso de la misma se ha ampliado el corte 4 x 5 m., para definirla mejor en planta y comprender pautas deposicionales. El basurero tiene en planta unas dimensiones de 10 x 130 m.. Se ha excavado cortado en sección de 2 x 8 m. En profundidad es irregular pero tiene forma de cubeta, en torno a – 1,70 m.. Para comprobar esta estratigrafía se realiza un sondeo en otra parte de la fosa, de 2 x 2 m. que prácticamente confirma los estratos. Tras su excavación comprobamos la hipótesis de partida de su función como vertedero, documentando abundante y uniforme cerámica del S. XIII. Se han evidenciado así redomas, asas, jarros, jarritas, ollas, ataifores, alcadafes, jofainas, tapaderas y candiles. Las decoraciones suelen ser vidriadas, pintadas a la almagra, meladas y pintadas con manganeso. La estratigrafía del corte 3 es la siguiente: - Nivel de tierra vegetal (10 YR 4/3), uniforme en toda la extensión excavada con un espesor de 25-30 cm., con cerámica islámica y alguna industria lítica. - El “basurero” o “área de desecho”, excavada en las margas terciarias, y colmatadas por varios niveles con cerámica muy uniforme del siglo XIII, que presentaría los siguientes niveles: - Nivel de tierras grises (2.5 Y 4/0), uniforme en toda el área, con espesor entre 20-60 cm, con abundante cerámica y fauna. - Nivel de tierras negras (10 YR 3/1), discontinuo, con abundante fauna y cerámica quemada. Por su disposición ocupa un tramo en la trinchera, hacia el perfil sur y en los perfiles este, norte y sur del sondeo. - Nivel de tierras marrones (2.5 Y 6/0), homogéneo, entre 25-45 cm. de espesor, con abundante fauna y cerámica. - Nivel de tierras amarillas (10.5 Y 8/3), con muy poco material, documentándose tan sólo en el sondeo en los perfiles este y sur. Posiblemente fuera un nivel de sellado sobre la fosa que forma el siguiente nivel que tiene abundante fauna. - Nivel de tierras pardas (10 YR 6/2), uniforme con abundante fauna y malacofauna, y que en el sondeo presenta junto al perfil sur una fosa de unos 60 cm. de profundidad con abundante fauna. - Nivel neolítico (10 YR 5/3). Se encuentra en el área no afectada por la actividad de deposición de época islámica. Posiblemente la ocupación prehistórica encontrara su suelo natural sobre las arenas pliocenas. Este nivel se encuentra muy alterado por los arados utilizados en las tareas agrícolas y por las distintas ocupaciones históricas del sitio. Tiene una mayor potencia hacia el sur. Hay que destacar que el basurero contiene una gran uniformidad en la cerámica, con abundante fauna (bóvidos, ovejas y ciervos), malacofauna y algunos restos de carbón. Todo apunta a una acumulación en una fosa excavada en la marga. Se trata de un conjunto muy homogéneo de cerámicas variadas de época islámicaalmohade, del S. XIII, aunque algunas cuenten con tradiciones previas de tipo emiral y califal. Hemos de indicar que en el extremo N.O y S.O del corte 3, bajo la fosa medieval y sobre la marga terciaria, se documenta un nivel con tierras rojas (10YR5/3), con cerámicas e industrias líticas neolíticas (IV-V milenios a.n.e.). Este nivel llega a alcanzar unos 30 cm. en el extremo S.O.. Se trata de la ocupación de una aldea neolítica. Cuenta con abundante material cerámico a la almagra, con decoraciones de incisiones y acanaladuras. La industria lítica es muy característica, con núcleos para hojas, lascas, láminas con retoques de uso, raspadores y muescas. Hemos de señalar que el nivel de la ocupación neolítica está muy alterado en parte por las tareas agrícolas y por la propia fosa medieval. El interés radica en su localización en la zona S. del asentamiento, que nos viene a confirmar un emplazamiento al aire libre de una aldea neolítica, evidenciando la presencia de comunidades con base económica agropecuaria.

Excavación del corte 4.

El corte 4 se plantea tomando como referencia los ejes de la torre, situándose éste en las inmediaciones de la misma, con el objetivo de documentar posibles estructuras asociadas a la ocupación contemporánea a la torre. Este corte, en un primer momento, se plantea con una extensión de 10 x 5 m. Ante el tamaño del mismo se procede a la excavación en x = -25,00 y = 5,00, de un sondeo de 2 x 4 m. ampliándose finalmente, en esta primera campaña a un área de 4 x 8 m. (fig. 5). La excavación se llevó a cabo en un primer momento por niveles artificiales, pasándose con posterioridad y en base a los descubrimientos arqueológicos, a excavar por niveles naturales, vinculados a los estratos (fig. 6). El primer nivel arqueológico (-2,80 a -3,10m.) que viene asociado a tierra marrón oscura suelta (10YR4/4) presenta material revuelto como consecuencia de las labores agrícolas. Éstos están compuestos principalmente por cerámica romana, y medieval islámica. El segundo nivel (-3,10 a -3,50m.) está compuesto por tierra marrón clara compacta (10YR4/1) y cuenta con material cerámico árabe del siglo XIII. En este nivel arqueológico se documenta una estructura de habitación formada por una hilera de muro de 40cm. donde aparece un vano de entrada y perpendicularmente al mismo se halló otro muro de menores dimensiones (20cm.). En la base del estrato se definió un pavimento, que aparece de forma discontinua, realizado éste a base de cal y de algunos pequeños fragmentos cerámicos (apareciendo cerámica común de cocina). Asociado a esta estructura de habitación hallamos abundante material cerámico constituido principalmente por formas de consumo, restos faunísticos y metálicos. En cuanto a la cerámica podemos comentar que han aparecido restos de diversos tipos relacionados con la preparación de alimentos (redomas, vasitos, lebrillos...), cocción de alimentos (ollas, ollitas, cazuelas, marmitas...), servicio y consumo (ataifores y jarras). Debajo del nivel de pavimento (10YR8/1) y excavado en las margas aparece una concentración significativa de silos (concretamente siete), que se utilizarían posiblemente para el almacenamiento de productos vegetales. De este modo, en uno de ellos hemos podido documentar una estructura de molienda «in situ». Estos silos, que aparecen en la estratigrafía desde -3,50 hasta 5,00 m., conforme se iban deteriorando se fueron construyendo unos sobre otros. En algunos casos determinados presentaban en sus paredes una especie de revestimiento para el aislamiento de los productos alimenticios. Sobre el conjunto de dichos silos, y con el objetivo de evitar el desnivel que presentarían los mismos, se documenta en la zona superior, un nivel de tierra gris (10YR4/2), con muy escaso material arqueológico. Este nivel ha sido interpretado como un suelo de habitación, realizado en material perecedero (madera), el cual se encontraría por encima de los silos. Una vez que estos silos fueron abandonados, se colmataron con tierra marrón clara compacta (10YR4/1) y con restos arqueológicos (cerámica, fauna y metales). La cerámica que aparece es fundamentalmente de cocina muy similar a la documentada en el estrato II, apareciendo también elementos de construcción (tejas decoradas y ladrillos). Todo apunta a su uso final como escombrera. Estos silos, que han sido excavados por niveles artificiales, han podido ser fechados en el siglo XIII, al igual que el estrato II. (fig 5) (lam. I). APORTACIONES AL ESTUDIO DE LA GANADERÍA Y LA CAZA EN ÉPOCA ISLÁMICA EN LA MESA.

La distribución de los restos de fauna en los cortes excavados presenta una cierta variedad diferencial. Ha sido estudiada por Isabel Cáceres (1999), indicando la presencia de Bos, Equus caballus, 45

FIG. 5. Planta del corte 4. Estructuras de habitación y silos de la ocupación islámica.

Cervus elaphus, Capra hircus/ovis, Oristulagus cuniculus y aves de corral. De un modo general los animales han sido matados y descuartizados, presentando marcas de carnicería en astrágalo, fémur, tibia, radio y húmero. Dichas marcas nos indican que han sido cortadas las articulaciones y los paquetes musculares dejando evidencias de fracturación al ser divididos en porciones más pequeñas para luego ser cocinados y consumidos. En el asentamiento de La Mesa podemos indicar que la ganadería se componía principalmente de bóvidos y ovicápridos. Los bóvidos pudieron ser utilizados tanto por su carne como animales de tiro para las labores agrícolas y transporte de mercancías. Los más jóvenes fueron utilizados para el consumo de carne. La explotación de ovicápridos tuvo un aprovechamiento variado, de consumo, pero también para el uso de la lana, carne, leche y estiércol. Por sus características de reproducción y crecimiento, constituyeron la base importante del pastoreo. Esta documentación arqueológica confirma así el papel de la ganadería recogido por las fuentes en estos territorios en época islámica, que señalaron la presencia de cabras, ovejas, caballos y ganado vacuno (Chalmeta, 1989; Toledo, 1998). Como complemento de sus actividades se ha documentado la práctica de la caza menor, debido a la presencia de ciervo y conejo. Hay que vincular este hecho con la existencia de alcornocales en los alrededores, como lugares característicos de estas especies. Recordamos a este respecto la mención en el repartimiento de Vejer del alcornocal de Gelín, inmediato al enclave de Banafoçin (Ladero y González, 1977:299). 46

Completaban su dieta con la pesca tanto fluvial como marítima, con especies como cañadilla (Murex brandaris), vieira (Pecten maximus) y almejas (Spisula salida). En el asentamiento de La Mesa, los restos faunísticos han jugado un importante papel, dada su alta representatividad. Ha sido destacado su aprovechamiento cárnico, la abundancia de las especies, la explotación de los animales para tareas y usos agrícolas. Además la aplicación de estudios de fauna para el conocimiento de la época islámica aportará información sobre ocupaciones estacionales, áreas de actividad, conocimiento de zonas de producción para el consumo, criterios diferenciales de uso y estudio del espacio doméstico en los emplazamientos rurales. En dicho sentido puede aportar información en contraste con otros registros arqueológicos para la identificación de fosas, basureros, respecto a los lugares de producción. Tras la experiencia que hemos tenido en esta campaña estamos convencidos de la evidente potencialidad y futuro que tienen los estudios arqueozoológicos (Torres, 1988; Cáceres, 1999) para una mejor comprensión del modo de producción y en suma de la sociedad islámica. ESTUDIO ARQUEOMÉTRICO DE LOS PRODUCTOS LÍTICOS CERÁMICOS ISLÁMICOS EN LA MESA. Caracterización macroscópica y microscópica de los tipos cerámicos musulmanes.

Dentro de los estudios geoarqueológicos y arqueométricos que estamos llevando a cabo sobre los materiales arqueológicos obte-

FIG. 6. Perfil estratigráfico del corte 4.

nidos hasta el momento en el yacimiento de La Mesa, se ha realizado un estudio tipológico, petrográfico y mineralógico, de los materiales cerámicos encontrados, tanto en las prospecciones superficiales llevadas a cabo desde 1994, como en la campaña de excavaciones de 1998. Dentro del estudio arqueométrico general realizado sobre los materiales litológicos, cerámicos, metálicos, etc., se ha realizado una determinación tipológica, petrográfica y mineralógica de los materiales cerámicos obtenidos, tanto en las prospecciones superficiales llevadas a cabo desde 1994 en el poblado de La Mesa, como en la campaña de excavaciones realizada en 1998. La observación mediante estereomicroscopía de los componentes macroscópicos y las texturas, unida a su clasificación tipológica, nos ha permitido seleccionar un grupo de muestras que consideramos representativas de las posibles tipologías cerámicas presentes en el yacimiento medieval de La Mesa. Técnicas analíticas utilizadas

Las cerámicas seleccionadas, aparecen descritas en la Tabla 1. Son descritas en primer lugar, las tipologías y el tipo de decoración o tratamiento de la superficie, de las distintas muestras.

Las técnicas analíticas utilizadas en este estudio arqueométrico han sido, a parte del reconocimiento macroscópico de las muestras y de las determinaciones de color, el estudio mineralógico mediante microscopía óptica (estereomicroscopía y microscopía de luz transmitida (entre X25 y X200 aumentos) con un microscopio de luz polarizada y sobre láminas delgadas del material cerámico, previamente cortadas y pegadas a portaobjetos de vidrio. Esta técnica ha permitido determinar características texturales de las cerámicas, tamaños medios de granos en los minerales usados como desgrasantes, morfología de los granos, componentes minerales, etc. Se han determinado mediante las cartas Munsell“ de color de suelos, los colores que presentan la cara externa, la interna y la sección de los fragmentos cerámicos analizados. Son descritas además, las características de los desgrasantes observables tras el estudio de lámina delgada mediante microscopía óptica de luz transmitida. Finalmente, se realiza la caracterización mineralógica de las fases presentes en las cerámicas, mediante Difracción de Rayos X (método de polvo policristalino, método de agregado orientado y A.O. + Ethilenglycol).

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Tabla 1 Caracterización mineralógica de las pastas cerámicas y aspectos tecnológicos MUESTRA Nº

TIPO DE DECORACION

TRATAMIENTO DE LAS SUPERFICIES

COLOR (Sección de cerámica) (Munsell‚ Soil Color Charts)

COLOR del Objeto (Pared Exterior e Interior)

CLM-8 LM-98-III-8-670

Lisa, pintada

Pardo claro con engobes rojizos y/o pardos.

HUE 7.5YR 7/4 Rosa. HUE 7.5 YR 5/4 Marrón (Engobe)

HUE 5Y 8/2 Amarillo pálido. HUE 7.5 YR 7/4 Rosa.

CLM-9 LM-98-III-8-703

Lisa

HUE 10 YR 8/4 Marrón muy pálido

HUE 10 YR 8/4 Marrón muy pálido

CLM-10 LM-98-III-8-671

Cordones en altorrelieve

HUE 7.5 YR 7/4 Rosa

HUE 5Y 7/2 Gris claro

CLM-11 LM-98-III-8-659

Lisa

HUE 10 YR 7/2 Gris claro

HUE 2.5 Y 7/3 Amarillo pálido

CLM-12 LM-98-III-8-682

Cordones ondulados

HUE 5 Y 7/1 Gris claro

HUE 5 Y 4/2 Verde oliva grisaceo

CLM-13 LM-98-III-8-599

Lisa

HUE 2.5 Y 6/2 Gris parduzco claro

HUE 10 YR 4/1 Gris oscuro. HUE 7.5 YR 6/4 Marrón claro

CLM-14 LM-98-III-8-650

Lisa. Trazos pintados en color negro.

Vidriada.

HUE 2.5 YR 5/8 Rojo

HUE 5 YR 5/8 Rojo amarillento

CLM-15 LM-98-III-8-681

Cordones incisos

Alisada

GLEY 1 5/N Gris

HUE 2.5 Y 4/1 Gris oscuro HUE 7.5 YR 5/4 Pardo

CLM-16 LM-98-III-8-649

Cordones incisos

Vidriado

HUE 10 R 5/8 Rojo

HUE 7.5 YR 5/8 Pardo intenso

CLM-17 LM-98-III-8-603

Lisa

Alisada

HUE 7.5 YR 4/1 Gris oscuro

HUE 7.5 YR 4/2 Pardo HUE 7.5 YR 4/3 Pardo

Vidriado verde oliva.

Cerámicas medievales.

Las cerámicas medievales (Tabla 1), son asignables a una cronología del siglo XII (época Almohade). Presentan por lo general texturas muy homogéneas, con granos angulosos de cuarzo como principal desgrasante y tamaño medio en torno a 60 mm y algunos poros de mayor tamaño. La matriz es generalmente compacta y casi opaca, enriquecida en óxidos. Hay una gran variedad de tipologías, que van desde los grandes alcadafes, hasta jarritas y ataifores vidriados, pasando por ollas y cuencos a mano. En cuanto a los acabados de las superficies y las coloraciones, tanto de la cerámica como de los recubrimientos exteriores de los objetos, también existe una gran variedad tipológica, con acabados superficiales groseros, vidriados verdes, esmaltados transparentes, pintura con engobes rojos, pardos y negros, etc. 48

DESGRASANTE

Los colores internos y externos de las cerámicas varían desde los tonos crema amarillentos; hasta los rojos intensos, pasando por tonos grises o gris-verdosos, incluso pardos. Estas variaciones pueden ser debidas más a los procesos de cocción a los que ha estado sometida la cerámica (mayor o menor temperatura, atmósfera oxidante o reductora, etc.), que a cambios en la coloración de la materia prima con que fueron elaboradas, por lo que obviamente no constituyen por sí mismos, un criterio fiable para una posible clasificación de los tipos cerámicos, al menos en relación a su procedencia. A partir de la caracterización mineralógica mediante Difracción de Rayos X, es posible obtener la composición de las fases minerales presentes en las cerámicas. Se trituraron en un molino de ágata, fragmentos de cada tipo cerámico para obtener aproximadamente 2 grs. de muestra que fueron utilizados, tras su trituración y tami-

zado por debajo de 20 mm, para la obtención del difractograma de muestra total, así como de los correspondientes a los agregados orientados (normal y tratado con Ethilenglycol), usados para el estudio del componente arcilloso de las muestras. Todo lo anterior nos ha permitido definir los tipos de asociaciones mineralógicas presentes en cada uno de los grupos de cerámicas estudiados. Estas cerámicas presentan diferentes asociaciones minerales, que suelen corresponder en general, con diferencias tipológicas. En general los minerales presentes son: Cuarzo, Calcita, Plagioclasas y Feldespatos, Gehlenita, Feldespatos y Hematites, con Ilita, como principal componente micáceo. En algunos casos han aparecido otros componentes: Diópsido, Cloritas y fragmentos de conchas.

tipos menos elaborados de cerámica de cocina, a mano, que pudieran tener una procedencia local, se trata en general, de materiales de importación. APROXIMACIÓN A LA PROBLEMÁTICA HISTÓRICA EN EL MARCO DEL ANÁLISIS DE FORMACIONES SOCIALES EN TRANSICIÓN.

Desglosamos la sucesión de ocupaciones de las más recientes a las más antiguas, bajo las tierras y acondicionamientos del cortijo, como estructura rural que organiza el espacio. Hay que recordar que las labores agrícolas y una cercana cantera han afectado considerablemente las diversas ocupaciones históricas.

Aspectos tecnológicos de las cerámicas. Ocupación Islámica Almohade (S. XII-XIII)

De los datos mineralógicos y texturales, obtenidos tanto mediante el estudio a visu de los caracteres externos (color, texturas, etc.), como por Microscopía óptica y Difracción de Rayos X, es posible obtener interesante información acerca de ciertos aspectos tecnológicos en el proceso de elaboración de las cerámicas. Como conclusión general de las observaciones realizadas hasta este momento, sobre las muestras de que se dispone, se puede decir que las muestras de cerámicas de época medieval presentan una gran heterogeneidad, lo que hace que los procesos productivos posiblemente hayan sido muy variados. Las dos muestras de tono más rojo, presentan curiosamente los mayores contenidos en hematites, lo que indicaría una intencionalidad en la elaboración de la composición mineralógica de la pasta. Hay varias muestras en las que aparece la gehlenita, lo que indicaría temperaturas de cocción superiores a 800 ºC. En algunos casos la gehlenita coexiste con calcita, localizada fundamentalmente en restos de foraminíferos (F), que aparecen parcialmente descompuestos. Las muestras con presencia de calcita y la no existencia de fases de alta temperatura indican que las temperaturas de cocción no superaron los 700-800 ºC. Finalmente, en la muestra CLM-14, se han identificado esmectitas, que suelen desaparecer entre 700 y 1000 ºC, por lo que la temperatura de cocción debe estar por debajo de estos valores. Contexto Geológico de la zona y aproximación a las materias primas utilizadas en la fabricación cerámica y posibles áreas fuente.

La provincia de Cádiz está situada en el extremo más occidental de las Cordilleras Béticas y constituye el límite SSO de la Depresión del Guadalquivir, situada al noroeste de la misma. Las características geológicas de la zona en la que se asienta La Mesa (fig. 1), se basan fundamentalmente en la existencia de materiales sedimentarios, con edades comprendidas entre el Triásico (facies Keuper) y el Cuaternario. En relación con las posibles fuentes de materias primas dedicadas a la elaboración local de cerámicas a lo largo de la historia de La Mesa, vamos a ver cuales de los materiales del entorno, que presentan diferentes edades y litologías, puede haber constituido materia prima para esta producción. Igualmente, una vez obtenidas las composiciones mineralógicas de los distintos tipos cerámicos, discutiremos si a la vista de dichas composiciones, resultaría factible o no, atribuir las cerámicas a producciones locales. Las cerámicas medievales, de origen musulmán, presentan una mineralogía claramente diferenciada de los otros grupos cerámicos de diferente cronología, con una gran abundancia de microforaminíferos y restos de conchas en las pastas y en general mayores contenidos en minerales carbonatados. Los registros documentales sobre la producción cerámica musulmana en la época, nos llevan a pensar que su producción se centralizó en diferentes núcleos alfareros, situados en su mayor parte en el Levante peninsular y la alta Campiña del Guadalquivir , por lo que salvo algunos

Se ha documentado una amplia estructura rural, de una alquería, con torre. En sus inmediaciones hay estructuras urbanizadas con evidencias domésticas, muros, pavimentos y restos de fosas que cortan dichos estratos. En las proximidades de la torre, bajo unas estructuras de habitaciones rectangulares, hay un campo de silos para el almacenaje del cereal, habiendo documentado molinos y testimonios de actividades productivas de molienda. Hacia el E de la torre hay un destacado complejo urbanizado con una habitación pavimentada y evidencias de una zona pública pavimentada con losas planas. Un interesante complejo de drenaje bajo el pavimento conduce a una destacada fosa. Se ha documentado aquí una gran estructura circular, de un gran silo o estructura de almacenaje, excavado en las arenas amarillas pliocenas, y con techumbre abovedada de adobe. En la zona S. del asentamiento hay evidencias de una fosa excavada en la marga a modo de basurero-vertedero, que recoge numerosas evidencias materiales de vida cotidiana. Corresponde a un área especializada segregada del resto para el vertido de desechos domésticos. El mapa topográfico y la distribución de cerámicas indica la envergadura del asentamiento del que realmente hemos excavado más de 442 m2, con evidencias de ocupación islámica. Todo apunta a que estamos ante una aldea rural con torre, con gran diversidad de espacios domésticos y estructuras de almacenaje para el control de excedentes de la producción. Los productos cerámicos de época Almohade en La Mesa son muy significativos, reflejando formas de usos y funciones de tipos de carácter doméstico y vida cotidiana (Roselló Bordoy, 1978a, 1978b; Castillo y Martínez, 1993; Domínguez Bédmar, et alii., 1993; Cressier et alii, 1992; Malpica, 1993), que confirman el carácter doméstico del asentamiento. Señalamos la presencia homogénea de tipos cerámicos en las diversas zonas excavadas de: - Formas de preparación de alimentos: orcitas, y lebrillos. - Formas de cocción de alimentos: anafes, ollas-marmitas- (fig. 7), cazuelas (fig. 8). - Formas de servicio y consumo: ataifores (fig. 9), escudillas, jarras, jarros, redomas. - Formas de transporte y contención: tinajas, jarrones, cántaros, jarros con pico vertedero. - Formas de varios usos: alcadafes, tapaderas, diversos tipos de candiles. Aparte de los productos cerámicos documentados en los sectores correspondientes a las estructuras de habitación y de almacenamiento (cortes 2 y 4), destacan las características tipométricas de los productos del corte 3. En general es uniforme su adscripción cronológica al siglo XIII. Pero hay redomas enmarcables en los tipos I y II de Roselló-Bordoy (1978b), datables entre finales del siglo XI y comienzos del XIII. Queremos destacar el conjunto cerámico procedente del corte 3, como área de deposición de desechos domésticos, segregada del 49

FIG. 7. Cerámica islámica. Marmitas. FIG. 9. Cerámica islámica. Ataifores.

FIG. 8. Cerámica islámica. Cazuelas.

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resto de las estructuras que nos ha proporcionado un enorme volumen de información sobre el momento de abandono del poblado. Esta escombrera o basurero no responde a las características típicas de estos espacios especializados ya que, tanto su corta utilización, en relación al volumen de desechos, como la presencia de elementos completos, apunta más hacia una limpieza o vaciado sistemático del poblado que hacia pautas de deposición normales, que abarcarían un periodo más amplio y en la que el desecho de elementos se realizaría, al menos, una vez amortizados durante su vida útil. La hipótesis de un arrasamiento de este asentamiento, probablemente relacionado con la “Conquista cristiana” o con la expulsión de los moriscos, no es descartable y vendría apoyada, además, por el escaso desarrollo vertical de las estructuras murarias y por la destrucción y rápida colmatación de los sistemas de almacenamiento definidos en los cortes 2 y 4. Junto a ello la numismática es muy significativa. Ha sido estudiada reciente por Alberto Canto, indicando la presencia de feluses correspondientes a emisiones del siglo VIII, del Califato un dirhem de Hisam II, monedas de época taifa, dirhemes almohades. Entre la numismática islámica predominan estas últimas en sintonía con la ocupación constatada en el asentamiento. Hay también monedas medievales cristianas (Canto, 1999:286)7 .. Se confirma así por el estudio numismático la secuencia histórica islámica, así como relaciones comerciales entre las sociedades cristiana e islámica. Además indica para el ámbito islámico la importancia de la tributación en el territorio de la cora de Siduna (Abellán, 1996; Toledo, 1998). El estudio de la fauna, realizado por Isabel Cáceres (1999) confirma numerosas evidencias de los modos de vida y hábitos de consumo. Así se ha comprobado un registro de la fauna consumida (especies domesticadas: bóvidos, cápridos y especies salvajes cazadas: ciervos). Se documentan numerosas evidencias de malacofauna y de semillas (leguminosas y olivas).

Debemos relacionar la ocupación de los S. XII-XIII del tipo hisn-alquería y podría tratarse de alguna de las alquerías conocidas por las fuentes, fundamentalmente de los repartimientos cristianos del S. XIII en la zona de Medina Sidonia. En los repartimientos de Vejer de la Frontera de 1288 y 1293 (Ladero y González, 1977) se indican 34 poblados cuyas tierras salen a reparto. Joaquín Bustamante ha realizado recientemente su análisis indicando como estos núcleos reciben nombres como aldea, heredad y alcaria. Los repartimientos indican para cada aldea el número de yugadas repartidas y de aranzadas de tierra que constituyen su ejido. En dicho trabajo considera que “parece claro que el poblado que se ha encontrado en el Cortijo de La Mesa es con toda probabilidad la aldea de Benafoçin” (Bustamante, 1999:281). Se sitúa lindante a las aldeas de Gelin, Palmatin y Finogera8. Sin duda un replanteamiento de prospecciones orientadas al estudio de esta época abre sugerentes perspectivas de análisis del poblamiento islámico en la cora de Siduna, dada la gran información y límites que ofrecen las fuentes de los repartimientos. En dicho sentido es evidente que los datos aportados por los libros de repartimientos informan “no solo la conquista y su explotación sino también la organización social destruida, el espacio social, que violentamente, será desintegrado” (Barceló, et alii 1988:42). La envergadura de la ocupación, estructura urbanizada, posibles edificios públicos, importantes sistemas de drenajes y de fosas-basureros, campo de silos, lo atestiguarían. Junto a ello la importancia del registro cerámico y la numismática avalarían el modelo de la tributación. Todo ello confirma con creces el carácter de unidad autónoma de cualquier alquería rural. Pero debe vincularse en la explicación de la formación social en relación al desarrollo y poblamiento rural con el urbano (Guichard, 1976). La base económica de este asentamiento es eminentemente agropecuaria, con agricultura de secano y ganadería (bóvidos y cápridos), contando con el aprovechamiento de recursos marítimos-marisqueo- y con evidencias de caza del ciervo (Cáceres, 1999). La estructura central de torre y recinto nos habla de evidencias coercitivas sobre el territorio, reforzando la idea de alqueria fortificada. Es preciso vincular en este territorio, en relación a los problemas de la islamización, respecto a las torres de alquería, las inferencias de implantación bereber (Bazzana, 1982). Y más ampliamente, con lo que Acién indica de «la implantación de la formación social islámica a partir de otras formaciones sociales, fundamentalmente tribales y feudalizantes» (Acién, 1993). Ocupación Islámica Emiral y Califal (S. X-XI)

Los niveles más bajos del sistema de fosas-basureros evidencian formas de honda raigambre islámica previa a los Almohades, que recuerdan a las características del Emirato y Califato. Son necesarias nuevas excavaciones para documentar estructuras de estas fases históricas, pero los testimonios numismáticos y sobre todo la variada tipología cerámica indican que las primeras ocupaciones islámicas son de estas fechas. Evidencias de la ocupación Romana (S.III a.n.e- IV d.n.e.).

En la estratificación de La Mesa en 1998 se han documentado diversos niveles con materiales romanos de los S. III-IV d.n.e.. Entre el material de superficie cerámico y numismático estudiado por Alicia Arévalo y Darío Bernal, han analizado productos de época bárquida, republicana y altoimperial, prolongándose hasta al menos el siglo VI d.n.e. Hay numerosas evidencias de material de la República, con cerámicas campanienses, e incluso monedas tardopúnicas de los S. II-III a.n.e. . Se evidencia una destacada destrucción de parte del asentamiento romano bajo las potentes estructuras medievales, pero tenemos

constancia en otras partes de La Mesa de ocupaciones romanas no afectadas por sobreposiciones medievales islámicas, con necrópolis y estructuras urbanas. Todo ello apunta a la presencia junto a numismática, de diversa tipología cerámica, testimonios epigráficos, restos de esculturas, numeroso material metálico, que avalan la presencia de una villa rustica, con necrópolis de vinculación territorial a Asido, que documenta parte de la Historia de la ocupación romana en el Conventus Gaditanus, pues desde época de la Républica hay estructuras domésticas agropecuarias. Por otro lado es a considerar la vinculación económica y comercial con Gades (Arévalo et alii, 1999). La continuidad de las excavaciones abre importantes temas de investigación como la «llamada, localizada en diversas ciudades de la Bética, desde el S. I d.n.e. . crisis de las ciudades del S. III» La ocupación romana de La Mesa confirma la ubicación y asentamiento de familias patricias en grandes asentamientos rurales, rodeados de lujo y confort, como se deduce del uso de materiales nobles, mármoles, cerámicas de lujo y prestigio -sigillatas, vidriados, objetos metálicos, estatuaria, posibilidades de mosaicos...-. Se trataría de estructuras esclavistas basadas en la producción agrícola con una gran división social entre zonas nobles y zonas domésticas y de producción. La ocupación romana de La Mesa puede ser un contraste significativo con el registro arqueológico de las dos ciudades importantes de la Bahía de Cádiz como son Gades y Asido. Así como incidir en el lugar que ocupa en la ordenación del territorio. Las posibilidades del registro epigráfico, escultórico, numismático abre importantes vías de estudio y conocimiento de un núcleo rural importante, donde viven sectores de la clase patricia, reflejándonos la vida cotidiana de una «villa rural», con zonas de prestigio. La Mesa ofrece la posibilidad de profundizar en el estudio de los modelos de villae, desde la República al Imperio y los problemas históricos con ellos relacionados: capacidad de explotación autónoma, de independencia, y de residencia. Además de vincular la ocupación romana con la explotación de la tierra de tipo latifundista, que precisaba grandes inversiones económicas y sociales de explotación de esclavos y de libres (Marín y Prieto, 1985). Con ello se incidiría en la articulación campo-ciudad y en la asociación de los modelos de producción con los de consumo en el marco de la formación social esclavista. Dada la presencia significativa de material tardorromano puede aportar datos a los complejos fenómenos de la transición del esclavismo al feudalismo y su proyección en los modelos de ocupación del territorio y de la propiedad de la tierra9. Evidencias de las formaciones sociales clasistas iniciales y tribales.

Se ha documentado en uno de los cortes, bajo el nivel de la fosa medieval y sobre la marga miocena, un nivel de una aldea neolítica agropecuaria. Se trata de un asentamiento de la formación económico social tribal del IVº milenio a.n.e.. No hay aún testimonios de estructuras de cabañas, pero la constatación de industrias líticas, cerámicas y fauna testimonia su cercanía. Como ya hemos indicado conocemos por los estudios de superficie la presencia de formaciones sociales clasistas iniciales, con registros arqueológicos del IIIº-IIº milenios a.n.e. La continuidad de las excavaciones en otras campañas debe aclarar su registro estratigráfico y ahondar en la estructura y superestructura de estas comunidades agropecuarias que también tuvieron a La Mesa como aldea estable y permanente, base de sus actividades sociales, económicas y productivas. Los testimonios de ocupación históricos en La Mesa son en estos momentos significativamente interesantes en el Suroeste peninsular pues recogen evidencias de formaciones sociales: cazado-

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ras-recolectoras, tribales, clasistas iniciales, tartesias, esclavistas, islámicas (con el problema que conlleva de la vinculación con formaciones sociales tribales y la transición a modelos feudales). Todo ello como testimonio de diferentes modos de producción y

de modos de vida, cazadores, recolectores y agropecuarios. Cubren prácticamente amplias etapas de la Historia y mantienen las perspectivas iniciales de investigación de este singular yacimiento10.

Notas (1) Estos proyectos se desarrollan en el Área de Prehistoria de la Universidad de Cádiz, con la coordinación de José Ramos Muñoz. Participan además de manera regular en ellos los arqueólogos y arqueólogas Vicente Castañeda Fernández, Manuela Pérez Rodríguez, Manuel Montañés Caballero, Nuria Herrero Lapaz y María Eugenia García Pantoja. Los análisis faunísticos están bajo la responsabilidad de Isabel Cáceres Sánchez. Los estudios de Geomorfología cuentan con la contribución de Javier Gracia Prieto. Salvador Domínguez-Bella desarrolla estudios de Cristalografía, Mineralogía, Petrología. La especificidad de estos últimos ha generado la conformación del proyecto de la DGICYT titulado «Las industrias líticas en la Prehistoria de la Banda Atlántica de Cádiz. Caracterización mineralógica y petrológica, áreas fuentes de las materias primas y tecnología de uso», siendo Salvador Domínguez-Bella investigador responsable del mismo. (2) El Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera ha subvencionado la campaña de 1998. Agradecemos la colaboración, interés y ayuda a D. Manuel Jiménez Barrios (Alcalde de Chiclana de la Frontera), a D. José María Román Guerrero (concejal de Hacienda), a D. Dionisio Montero (concejal de Cultura). Han colaborado de manera eficaz en diversas facetas del trabajo D. Domingo Bohorquez Jimenez, Da. María Dolores Belizón, D Bernardo Moreno Benítez y D. Juan Rodríguez Ramirez. Agradecemos al Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera su apoyo institucional y la confianza puesta en nuestro equipo. (3) De manera regular han participado en la excavación, junto a los autores del presente informe, los licenciados en Historia Angela López y Francisco García. Han colaborado en estas excavaciones los estudiantes de Historia de la Universidad de Cádiz: Raquel Utrera, Nuria Reyes, Antonio Castañeda, Iván García, Eduardo Vijander, Ramón Fernández, Francisco José Moncayo, Manuel Guerrero, Cristina Pérez, Anabel Montero, Antonio Corbacho, Manuel Rivas, José M. Rodríguez, Juan Rueda, Manuel Ramírez, Manuel Corbacho, José Hernández, José Ruiz, Ernesto Toboso, Roberto Montero Jorge Nicolás, Jorge Leiva, Pablo Bocalandro, Antonio Montero, Carlos Puertas, Antonio Sáez, Javier Fernández, Juan Díaz, Juan José Ciscar, Carmelo Tey , David Bohórquez, Armando Corbacho, Virgina Pinto, David Azogue, Yolanda Bernal, Ángeles Sicilia, José M. Romero, Raúl Pérez, Santos Carvajal, Isabel González, Luis Romero, Darío del Moral, Germán Carballar, Mónica Ballén, Álvaro Bellido, Cristina de la Cruz, Sandra Ramos. Agradecemos la colaboración durante años de Francisco García y Andrés Ciruela por su ayuda e informaciones sobre La Mesa y otros asentamientos de la banda atlántica. (4) Queremos agradecer a los Drs. Oswaldo Arteaga (Universidad de Sevilla) y Anna María Roos la inestimable colaboración y rigor en la aclaración y exposición de muchos de estos problemas, en su definición teórica y aplicación a casos arqueológicos. (5) Los editores de dicha monografía agradecen la colaboración y esfuerzo de los investigadores que participaron en dicho trabajo, que se estructuró en 17 capítulos. La relación alfabética de autores, participantes es la siguiente: Alicia Arévalo González, Carmen Baños Pozo, Diego Bejarano Gueimúndez, Darío Bernal Casasola, Joaquín Bustamante Costa, Isabel Cáceres Sánchez, Alberto Canto García, Vicente Castañeda Fernández, Salvador Domínguez-Bella, María Eugenia García Pantoja, Javier Gracia Prieto, Javier Guzmán Armario, Nuria Herrero Lapaz, Luis Iglesias García, Gemma Jurado Fresnadillo, Francisco José Moncayo Montero, Manuel Montañés Caballero, Manuela Pérez Rodríguez y José Ramos Muñoz. (6) Parte de las analíticas cuyos resultados son aquí expuestos, han sido realizadas dentro del marco del Proyecto de Investigación PB 96/1520, de la CICYT. La mayoría de las analíticas realizadas se han llevado a cabo en los Servicios Centrales de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Cádiz. (7) Queremos agradecer al profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Dr. Alberto Canto, su estudio de la numismática islámica y medieval cristiana de La Mesa (Canto, 1999). (8) Agradecemos al profesor de Filología Arabe de la Universidad de Cádiz, Joaquín Bustamante, las indicaciones sobre la toponia árabe de la zona y su gran interés por nuestras excavaciones. Un balance de su contribución en (Bustamante, 1999). (9) Agradecemos a los profesores de Arqueología de la Universidad de Cádiz, Alicia Arévalo González y Darío Bernal Casasola la colaboración en el estudio del material arqueológico procedente de recogidas superficiales en La Mesa. Un balance de dicho estudio en (ARÉVALO et alii, 1999). (10) Agradecemos a Purificación García Díaz la traducción al inglés del Resumen de este trabajo.

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CAUTELA ARQUEOLÓGICA DEL DRAGADO DE RESTITUCIÓN DE CALADOS DEL PUERTO DE CHIPIONA. CÁDIZ. JOSE M. HIGUERAS-MILENA CASTELLANO

Resumen: Esta intervención se ha realizado durante los trabajos de dragado realizados en el puerto de la Chipiona, Cádiz. La actividad ha consistido en el control y seguimiento del material extraído para su revisión y estudio. Durante el mes y medio que duró la intervención, no se ha localizado material de otras épocas Queremos destacar en este artículo, la importancia de los controles arqueológicos en toda la zona de la Bahía de Cádiz y la necesidad de realizar prospecciones previas submarinas a este tipo de obras de dragado. Abstract: This intervention has been accomplished during the projects of dredged In the Port Chipiona, Cádiz. The activity it has consisted of the control and follow-up of the material extracted for his review and study. During the month and middle that lasted the intervention, it has been not located material We want to emphasize in this article, the importance of the controls in all the zone of the Cadiz and the need of accomplishing previous submarine explorations to this type of works of dredged.

Distintos controles arqueológicos se han llevado a cabo en la zona de la Bahía de Algeciras en los últimos años con motivo de la extracción de arena o sedimentos en distintas obras de dragado, así como el control y prospección arqueológica previa a la construcción de un emisario submarino en la Linea de la Concepción. En cuanto a la zona propiamente dicha, el antecedente más inmediato son una serie de obras realizadas en este mismo Puerto de Chipiona en el año 1991, con el objetivo de mejorarlo y acondicionarlo, para lo cual se construyeron un muelle pesquero, otro de recepción y avituallamiento, contradique y dragados del canal de entrada. Con profundidades que variaban de los –2,5 a los 4 metros. Empleándose para ello una revolucionaria técnica de dragado en seco, se estimó necesario un control por parte de la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía de Cádiz.

INTRODUCCIÓN

Los trabajos de control arqueológico durante las obras de dragado de restitución de calados del Puerto de Chipiona Cádiz. que tuvo lugar entre los días 13 de julio y 30 de Septiembre de 1998 y se enmarcan dentro de la necesidad de controlar y registrar cualquier dragado efectuado en zonas de especial interés arqueológico como es la Bahía de Cádiz y sus alrededores, como en este caso el área próxima a la desembocadura del Guadalquivir. El objetivo de la obra realizada por la Empresa Pública de Puertos de Andalucía es conseguir el dragado del material que no pudo ser extraído el año anterior por tratarse de material compacto, piedra arenisca y escollera. El volumen de dragado ha sido de 30.000 m3 y la situación exacta de la superficie a dragar de unos 20.000 m2. ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS

Podemos considerar de la desembocadura del Guadalquivir y su entorno, desde una perspectiva arqueológica, como un gran yacimiento de materiales de distintas épocas. Debido a esto, en numerosas ocasiones en las que se va a extraer arena o sedimento del fondo del mar, ha sido necesario la existencia de un control arqueológico de dicho movimiento. Y sin embargo no ha sido hasta 1982, cuando tenemos referencias de estos controles. Anteriormente, existen notas acerca del dragado del río Guadalete en 1933 y la existencia de auténticos “buscadores de tesoros” en los fangos, debido a la aparición de numerosas monedas, lingotes, etc... 1 LAM I.

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Por otra parte en 1992, al finalizar las obras de regeneración de la playa de Regla, en las que no se consideró conveniente una supervisión técnica, se entregaron por parte de la empresa S.A.T.O. un total de 18 discos de cobre y cuatro lingotes de plomo con diversas marcas e inscripciones procedentes de extracciones realizadas frente al Coto de Doñana y que pertenecerían probablemente a un barco romano de época imperial. JUSTIFICACIÓN DE LA INTERVENCIÓN.

La Delegación de Cultura de acuerdo con la legislación vigente, y por la importancia que estos fondos marinos poseen desde el punto de vista arqueológico establece un control durante el tiempo que duren los vertidos (realizados en la playa cercana, así como mientras dure la revisión del material expulsado por la draga. Durante varios días se realizarán controles a bordo por parte de un arqueólogo con la titulación o acreditación profesional determinada. La ley 1/1991 de 3 de Julio de Patrimonio Histórico de Andalucía que regula todo tipo de actividades arqueológicas y entre ellas las prospecciones arqueológicas terrestres o subacuáticas. Como proyecto de actuación portuaria según recoge la ley 27/1992 de 24 de Noviembre de incluir la asistencia de arqueólogos que determinen la localización de posibles restos. METEODOLOGÍA.

Los trabajos de control arqueológico del dragado del interior y entorno del Puerto Chipiona (Cádiz), comienzan el día 13 de Julio de 1998, finalizando el día 5 de Octubre de 1998. Periodo de tiempo en el que se trabajó 24 horas diarias, deteniéndose los trabajos en ocasiones puntuales por reparaciones (cambio de la

LAM. II. Zona de dragado y vertido.

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cuchara, etc.), y una entrada en el astillero de Cádiz para reparación de una de las compuertas, la de proa, que no cerraba adecuadamente no así por malas condiciones climáticas, ya que debido a las características propias de la draga y de la zona, ningún temporal ha impedido el desarrollo de los trabajos El horario de trabajo arqueológico, se correspondía con la carga del material de arena embarcando en la draga para realizar normalmente un viaje diario, con el ciclo completo de carga y descarga, durante aproximadamente cinco o seis horas diarias. Estos controles resultaron infructuosos, debido a que no disponía de ninguna rejilla o superficie de contención, en la que pudieran quedar alojados materiales de consideración. La secuencia completa de carga, descarga e inspección durante los trabajos de dragado era la siguiente: Un tiempo medio de carga que iba de tres a cuatro horas de carga, tras lo cual se recorría la distancia que separaba el área de carga de la de descarga (aproximadamente una hora) Los productos procedentes del dragado serán transportados y vertidos en el mar, fuera del puerto, siguiendo las instrucciones que, de acuerdo con la Autoridad competente, ha dictado el ingeniero Director de las obras. El vertido del material dragado se ha efectuado en la zona delimitada por los siguientes vértices y que pueden verse reflejados en el plano número 3. Durante el periodo de control a bordo de la draga se realizaba una inspección visual continua de la cuchara de carga, así como del material depositado en la cántara; al terminar el periodo de carga y durante el trayecto a la zona de vertido anteriormente mencionada se inspecciona la acumulación superior de los materiales, aunque no aparece aquí ningún material digno de mención.

CONCLUSIONES:

Comenzaremos diciendo que el tipo de material extraído ha podido influir enormemente en el escaso material recuperado, dada la consistencia fangosa y rocosa de gran parte de lo extraído de la bocana del puerto de Chipiona. El modo de carga y descarga también ha podido afectar a ello, debido a la imposibilidad material de controlar todas y cada una de las extracciones que la cuchara realizaba. Así como el vertido realizado por un sistema de compuertas que se abrían desde el fondo de la draga.

No obstante para concluir reiterar la importancia de los controles arqueológicos de los dragados y obras submarinas, ya que consideramos de vital importancia para conseguir evitar la destrucción posibles pecios, así como una oportunidad única de recuperar y analizar una parte del numeroso material que permanece sumergido junto a nuestras costas y sin posibilidad de ser localizado, por la falta de medios materiales, dada la amplitud de ésta y la complejidad del trabajo de prospección submarino.

Bibliografía J. Marti Solano Los dragados de la Bahía de Cádiz. Métodos de control. Murcia. Aula de arqueología subacuática, Universidad de Murcia. 1994.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN CALLE SANTO DOMINGO nº 9, EL PUERTO DE SANTA MARIA, CÁDIZ. FRANCISCO GILES PACHECO ESPERANZA MATA ALMONTE

Resumen: En el enclave urbano de El Puerto de Santa María, identificado en su origen con la estación aduanera de Portus Gaditanus construido por Balbo el Menor en el s.I a.C., se está documentando una fase de ocupación tardorromana que se desarrolla entre los siglos IV-VI d.C., extendiéndose por la ribera del río Guadalete. Perteneciente a este poblamiento se aporta con esta intervención arqueológica nueva información sobre el área de necrópolis con el hallazgo de siete enterramientos. El desarrollo de un nivel de duna de 75 cms de espesor separa la siguiente fase de ocupación documentada, correspondiente a viviendas de época almohade, continuándose posteriormente el poblamiento hasta época actual. Abstract: In the urban enclave of El Puerto de Santa María, originally identified as Portus Gaditanus, built by Balbo el Menor in the first century b.C., it is providing evidence of a late Roman settlement phase, extended alongside the Guadalete river dating from the fourth and the fifth centuries a.C. Belonging to this settlement this archaeological intervention provides us with new data about a necropolis area with the discoveries of seven tombs. The development of a dune level of 75 cm. thick separates the following settlement which corresponds to a housing of Almohade age and other subsequent different settlement phases until the present time.

INTRODUCCIÓN

La intervención arqueológica en el solar de la calle Santo Domingo nº 9, en el centro urbano de El Puerto de Santa María, estuvo motivada por el proyecto de construcción de un bloque de viviendas de nueva planta con sotano a cargo de la Empresa Construcciones Terrán S.L, realizándose en cumplimiento de la normativa vigente sobre Patrimonio Histórico de Andalucía, Ley 1/91 y siguiendo las disposiciones del P.G.O.U. de la ciudad, teniendo lugar en agosto y septiembre de 1998. El solar se situa en la zona oriental del casco urbano y próximo a la ribera del río Guadalete. Su cercanía al Castillo de San Marcos, construido en el lugar antes ocupado por la mezquita de al-Qanatir, le confiere especial importancia al situarse en el núcleo del asentamiento de época árabe, perteneciente a los siglos XII y XIII de dominio almohade, e incorporado al reino castellano con la conquista de Alfonso X. A partir de este núcleo el espacio urbano se desarrollará en los siglos modernos y contemporáneos. Estratigráficamente esta ocupación medieval que se reparte por la ribera del Guadalete, se situa en las fases altas de las dunas litorales de la desembocadura del río. El solar, antes ocupado por una casa de fines del s. XVIII, tiene una superficie aproximada de 650 metros cuadrados. El proyecto de ejecución plantea la construcción de 8 viviendas y sótano para aparcamiento que supondrá una excavación hasta los 3 metros de profundidad en un área de 480 metros cuadrados.

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ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS DE LA ZONA

Desde la creación del Museo Municipal de El Puerto de Santa María en 1982, se han sucedido numerosas e importantes intervenciones arqueológicas dentro de su casco urbano. Intervenciones que se intensificaron cuando la ciudad fue declarada Conjunto Histórico-Artístico y especialmente con la aprobación del P.G.O.U. Las actuaciones arqueológicas en los solares de las calles Alquiladores 4, Durango 50, Ganado 28 y 21, Javier de Burgos, Nevería 2, Santo Domingo 12, San Bartolomé 45, Luja 2, Santa María o Plaza de Isaac Peral, han permitido tener un mayor conocimiento de la evolución histórica de la ciudad. Hoy es posible determinar las diferentes fases de ocupación de este espacio, desde los niveles tardorromanos de los siglos IV al VI d.n.e., la configuración urbanística intramuros de los siglos XII al XIV y el intenso desarrollo de los siglos modernos hasta la fisonomía actual de la ciudad. Por su cercanía con el solar objeto del proyecto destacamos la intervención arqueológica realizada en 1994 en la calle Santo Domingo nº 12, dirigida por F.Giles Pacheco. En dicha intervención se detectaron unos primeros niveles correspondientes a las cimentaciones de edificios de los siglos XVII y XVIII que, como es habitual en las construcciones del casco urbano de la ciudad, han sido reutilizadas en edificaciones posteriores. Por debajo de estos niveles se desarrolla un potente estrato geológico de arenas dunares muy desarrolladas, que en diferentes horizontes han sido transformadas por ocupaciones históricas, más o menos intensas, pero que no llegan a «despersonalizar» el caracter físico de la formación dunar. Se localizó la existencia de una zona de habitat de los siglos XII y XIII, con restos pertenecientes a época almohade, con algunos elementos constructivos desmantelados y un conjunto cerámico característico de estos momentos. También en niveles inferiores de este estrato dunar que se desarrolla ampliamente en profundidad, se hallaron restos de inhumaciones de época romano-tardía de forma discontinua. En la base de esta duna se detectaron vestigios de parte de un muro correspondiente a época romano-republicana, de los siglos II y I a.n.e. Los restos de opus signinum asociaba esta construcción a una posible pileta aunque su estado de destrucción no permitió precisar datos sobre su funcionalidad y morfología. DESARROLLO DE LA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA

La intervención arqueológica de urgencia en un solar del casco histórico de una ciudad queda limitada en espacio a la propia extensión del solar objeto de estudio, pero además otros factores, como los márgenes de seguridad con los edificios colindantes o la adecuación con los trabajos del nuevo proyecto constructivo, reducen a su vez el área de la excavación arqueológica. En el solar de la calle Santo Domingo nº 9, nos centramos principalmente en el espacio que ocuparía el sotano, donde se iba a realizar el mayor rebaje de terreno, hasta los 3 metros de profundidad, afectando a una extensión de 480 metros cuadrados. En el lateral este se respe-

taría una franja de dos metros de separación con el edificio anexo, siendo mayor en los laterales oeste y sur porque las casas vecinas, muy antiguas, presentaban en sus muros serios problemas de falta de solidez. El punto cero de la excavación arqueológica se situa en la solería de la antigua vivienda, que se conserva en la zona más alta del solar, en la esquina sureste. El nivel de la acera de la calle Santo Domingo está a -0’91 m. de este punto cero. Se inician los trabajos arqueológicos con unos primeros sondeos por medios mecánicos en el extremo sur del solar. Estos sondeos proporcionaron información sobre la potencia de los estratos superiores, correspondientes a la fase de construcción de la antigua vivienda. Por otro lado, este registro permitió realizar un primer rebaje del terreno hasta un metro de profundidad con ayuda de una máquina, agilizando de esta manera el proceso de excavación. Se han identificado las distintas unidades estratigráficas (UE), y las relaciones existentes entre ellas, describiendo su localización, composición del estrato, cotas, materiales presentes y su período cronológico. Se ha realizado documentación fotográfica, en formato de diapositivas, y documentación gráfica de plantas y perfiles estratigráficos a E., 1:20. Se han distinguido la siguientes Unidades Estratigráficas: UE 1.- suelo de la antigua casa con losas blancas y negras de 20x20 cms. Cota de 0 a -2 cms. UE 2.- base del suelo, relleno heterogéneo con materiales de desecho, tierra y cal. Cota de -2 a -45 cms. La excavación manual se inició en la UE 3 y en la UE 4. UE 3.- cimentaciones de muros interiores de la casa antigua que profundizan hasta -135 cms. y -156 cms. en algunos sectores. UE 4.- estrato de arena dunar que llega como cota máxima a los -200 cms. Está cubierta por UE 2 y cortada por UE 3. Se plantean en principio las Cuadrículas 1 y 2, con medidas iniciales de 5x5 metros. La Cuadrícula 1 situada en el sector suroeste del solar y la Cuadrícula 2 en el lateral sureste. Cuadrícula 1.La excavación manual se inicia a cota de -1’10 mts. Posteriormente esta cuadrícula se ampliaría en planta 2’50 metros hacia el norte. Se distinguen las siguientes unidades estratigráficas: UE 3.- en el lateral sur una franja de cimientos de un muro de la antigua casa, con un ancho de 1’10 metros y con cota final a - 1’46 mts. UE 4.- depósito dunar. UE 5.- fosa circular situada en la mitad suroeste de la cuadrícula. Está excavada en la arena (UE 4). El relleno de tierra era arcilloso, poco compacto, de color marrón muy oscuro. Corresponde a una fosa de desechos, dada la naturaleza y estado de los materiales que contenía: vasijas fragmentadas, principalmente de uso de mesa y cocina, junto a restos de fauna, algunos quemados, como residuos de productos alimenticios. La fosa tenía un diámetro máximo de 3 mts. y alcanzaba una profundidad hasta -2’26 mts. UE 6.- en la mitad noreste de la cuadrícula se descubrió un tramo de muro con dirección norte-sur. Está construido a base de piedras de pequeño y mediano tamaño, la mayoría son bloques irregulares de areniscas, aunque también hay lajas de esquisto, sin trabazón alguna. En los laterales aparecen acumulaciones de piedras como derrumbe del mismo muro. La cota superior se situa a -1’74 mts., alcanzando en altura 60 cms. La anchura de este muro es de 50 cms y la longitud conservada de 1’20 mts. Al tratarse de un pequeño tramo de pared sin continuidad, no se han podido obtener datos sobre la morfología y extensión de la habitación que delimitaría. A esta construcción aparece asociado un estrato de tierra arenosa, poco compacta, de color marrón oscuro, de unos 18 cms. de potencia. Contiene abundantes restos cerámicos, producciones muy características que han permitido relacionar este nivel con un momento de ocupación de época almohade.

UE 7.- debajo de la unidad 6 aparece un estrato de duna, sin materiales arqueológicos. Tiene un espesor de 76 cms. (desde cota -2’18 a -2’94 mts.). UE 8.- a cota de -2’94 mts. se distingue esta unidad estratigráfica correspondiente a un estrato de tierra areno-arcillosa, de color marrón rojiza, con una potencia de 12 cms. Contiene escasos fragmentos cerámicos junto a huesos de cápridos y malacofauna. No aparece ningun tipo de estructura asociada a este nivel. La factura y tipología de las vasijas nos señalan un contexto de época tardorromana. UE 9.- estrato de arcilla roja debajo de la UE 8. Esta UE llega hasta -3’42 mts. de profundidad y cubre la unidad inferior de arena beige dunar, UE 11. En este nivel se localizan muy pocos materiales cerámicos, no identificables en su morfología pero por su factura, con presencia de terra sigillata, se adscribirían a época romana imperial. A partir de la cota de -4’30 mts. aflora el nivel freático y se finaliza la excavación de la cuadrícula. Cuadrícula 2.- (Fig. 1 A) UE 4.- nivel de duna, iniciándose la excavación a -1’20 mts. En este nivel aparecen algunos restos cerámicos, dispersos y de facturas diversas, al mezclarse fragmentos de superficies vidriadas verdes con otros de terra sigillata clara. UE 6.- al alcanzar la cota de -2’10 mts. se diferencia un relleno de tierra marrón oscura, arenosa, que por sus características y materiales que contiene identificamos con la UE 6. Este nivel ocupa toda la cuadrícula sin observarse diferencias de composición del relleno y sin aparecer ningún elemento constructivo. La potencia del nivel es de 10 - 12 cms. El registro arqueológico no es abundante, apareciendo los restos cerámicos y óseos muy fragmentados y dispersos. UE 7.- nivel de duna, desarrollada debajo de la unidad 6, de arena muy fina de color claro y con un espesor de 73 cms. Este estrato cubre a la UE 8, correspondiente a la fase de ocupación tardorromana. Este nivel se inicia en la cota de -2’94 mts., teniendo una potencia de 16 cms. La tierra es arcillosa, de color marrón oscura. Junto al perfil norte de la cuadrícula se distingue una mancha circular, denominada UE 8.1, de unos 70 cms de diámetro, de color negro por la presencia de restos quemados, principalmente de malacofauna, ostreas y muergos. En el conjunto cerámico de este nivel destacan por cantidad los fragmentos de ánforas junto a vasijas destinadas a mesa y cocina como jarras, cuencos y ollas. La arcilla roja de la UE 9 sólo se detecta en la esquina sureste de la cuadrícula 2, siendo la arena beige, UE 11, la que cubre el espacio restante. Es en este sector sureste y junto al perfil de la cuadrícula, donde se diferencia una estructura de fuego, de una fosa con tierra negra, que se denomina UE 10. Está cubierta por la UE 8. Aparece entre la cota de -3’10 y -3’26 mts. Hay pequeños bloques de piedras areniscas, con tamaño entre 10 - 16 cms., delimitando la fosa, que mide unos 90 cms.; en su interior tan sólo se conservan tres pequeños fragmentos quemados de cerámica y nódulos de arcillas endurecidas por el fuego. Se realizó un sondeo de 1x1 metro en la esquina suroeste de la cuadrícula en el nivel de arena beige, humedeciéndose el terreno a partir de la cota de -3’80 mts. Cuadrícula 3.- (Fig. 1 B) Se planteó esta cuadrícula en el sector más septentrional del solar, transversal a la cuadrícula 2, con el objetivo de registrar la extensión y desarrollo de los distintos niveles arqueológicos detectados. Sus medidas son de 2’50 x 9 metros. Se inicia la excavación en el nivel de duna de la unidad estratigráfica 4, a una cota de -2 mts. En la esquina sureste de la cuadrícula, la UE 4 está cortada por una fosa de canalización moderna, del siglo XVIII, con relleno

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-2’90 mts. se diferencia un estrato de tierra areno-arcillosa, marrón oscura con vetas grises, que se extiende en planta de forma irregular, ocupando la mitad oriental de la cuadrícula. Este estrato se corresponde con la UE 8. El registro arqueológico es muy escaso. En este espacio la unidad estratigráfica 8 cubre a la unidad 11. En la mitad occidental de la cuadrícula no existe la UE 8, desarrollándose aquí el potente estrato de arena de la UE 7 sin diferenciarse de la UE 11. Es en este sector donde inicialmente se descubre un registro arqueológico, no documentado en las dos primeras cuadrículas, y que se corresponde con un nivel de enterramiento de época tardorromana. Finalmente en la esquina sur de la cuadrícula se realizó un sondeo de 1x1 metro, desde la cota de -3’70 mts., profundizándose en la arena hasta que afloró el nivel freático a cota de -3’90 mts. Se hallaron algunos restos cerámicos de época romana. ANÁLISIS DE LAS FASES DE OCUPACIÓN

FIG. 1.

A. Perfil Este de la Cuadrícula 2. B. Perfil Sur de la Cuadrícula 3.

muy arcilloso, de color verduzco, conteniendo abundantes fragmentos de vidrio. Se denomina UE 12. Su cota inicial es -2’10 mts. y la final es -2’50 mts. No se ha detectado en planta el nivel de ocupación de época almohade, UE 6, solamente una estrecha franja se distingue en el perfil sur, cercano a la cuadrícula 2. Sin embargo, relacionado con esta fase de ocupación, se descubrió, en una posterior ampliación realizada en el lateral suroeste de la cuadrícula, una fosa circular denominada UE 13. La cota inicial es de 2’90 mts. y su diámetro de 220 cms. Corresponde a un relleno de tierra arcillosa marrón que contenía abundantes vasijas, muy fragmentadas. Su facturas y tipologías permiten ascribirlas a producciones almohades. Esta fosa cubre a una estructura de pozo, UE 14, que aparece en la zona central. El brocal está delimitado con bloques medianos de piedras areniscas y tiene un diámetro interior de 70 cms. y cota superior de -3’35 mts. El cuerpo de piedras llegaba a una profundidad de 80 cms, y a partir de la cota de -4’15 mts. afloraba el nivel freático. El interior del pozo contenía una tierra muy arcillosa y escasos materiales cerámicos, de factura similar a los hallados en la fosa. En la cuadrícula 3 los niveles de arena cubren todo el espacio, apareciendo solamente algunas cerámicas dispersas. En la cota de 60

La intervención arqueológica en el solar de la calle Santo Domingo nº 9, contribuye con sus resultados a desvelar nuevos datos sobre las fases de poblamiento y desarrollo de la ciudad de El Puerto de Santa María. Al tratarse de una intervención en un pequeño enclave del espacio urbano, la interpretación de estos datos necesariamente se han de integrar en las hipótesis ya planteadas en un amplio proyecto de investigación sobre el origen y evolución de la ciudad, iniciado hace unos años y en el que colaboran diversos especialistas (Giles et al., 1997). Los estudios de las sucesivas etapas históricas se articulan en un proyecto conjunto con el objetivo de conocer y comprender lo que fue y es el proceso de formación y evolución de este enclave urbano. De las fases de poblamiento más antiguas de El Puerto de Santa María, referentes a época romana, republicana e imperial, no se puede aportar mayor información a la ya conocida anteriormente. La cercanía del Castillo de San Marcos, donde se documenta en su subsuelo sólidos restos constructivos romanos, y los restos materiales y posible pileta aparecidos en el solar de la calle Santo Domingo nº 12, situado enfrente del nº 9, nos permiten deducir que este sector de la ciudad fue ocupado en los siglos iniciales de nuestra era, relacionándose con el enclave aduanero de Portus Gaditanus. Los datos que se pueden ofrecer de la intervención en el solar nº 9 hacen referencia principalmente a los cambios en los niveles freáticos, en la medida que la subida de cota ha inundado los estratos inferiores de arena, que sí contenían, aunque escasos, fragmentos cerámicos romanos de este período inicial. En la excavación arqueológica en el Castillo de San Marcos, también se documentó que parte del muro descubierto quedaba actualmente debajo del agua. De la fase de ocupación posterior, ya en época tardorromana, durante los siglos IV al VI d.n.e., se va teniendo un mayor información a raíz de las últimas intervenciones arqueológicas realizadas, como en calle Ganado, Plaza del Castillo, calle Juan de la Cosa, Plaza de Isaac Peral y calle Luna. Hoy se conoce de este poblamiento su amplia extensión a lo largo de la margen derecha del río Guadalete. La información que aporta estos datos significa un gran avance para el estudio de una de las épocas históricas menos conocidas en el ámbito de la Bahía gaditana, de tan alto interés para conocer unos siglos de transición tan decisivos hacia la fase medieval. De esta etapa tardorromana se conocen principalmente áreas de viviendas y actividades domésticas, así también se documenta en la calle Santo Domingo nº 9. En este nivel, diferenciado en la unidad estratigráfica 8, se evidencia un ámbito doméstico, caracterizado por un depósito de residuos de fuegos y restos alimenticios, junto a fragmentos de cerámica de mesa y cocina. El depósito no se encuentra asociado a ninguna estructura constructiva.

Los materiales cerámicos no son abundantes y debido a su fragmentación es difícil precisar su descripción morfológica. Destacan las vasijas de cocina como ollas, cazuelas, cuencos, jarras y morteros, junto algunos fragmentos de ánforas (Lám. V). Llama la atención con respecto al registro material de otras solares excavados, la escasez de las cerámicas finas de terra sigillata, apenas unos fragmentos de sigillata africana (African Red Slip Ware), de la forma Hayes 61 A, y ausencia de las producciones orientales (Late Roman C). Los fragmentos óseos, identificados como restos alimenticios, se corresponden con cápridos, suidos y malacofauna, principalmente muergos. El registro material, tan escaso, procedente mayoritariamente de la Cuadrícula 2, no permite un encuadre cronológico preciso que se situaría en torno a los siglos V-VI d.C. Se ha documentado una fase de ocupación anterior donde se ha constatado un uso diferente de este espacio, no ya como espacio doméstico sino como espacio funerario. Información sobre un área de necrópolis en este sector de la ciudad fue ya ofrecida en las excavaciones arqueológicas en la calle Santo Domingo nº 12 y en la cercana calle Juan de la Cosa, aunque no se conoce con precisión las características de estos hallazgos, tan sólo en la primera se da noticia de un enterramiento infantil en el interior de un ánfora. En Santo Domingo nº 9 se ha descubierto un interesante conjunto de enterramientos, localizados en la Cuadrícula 3. Se encuentran las sepulturas en el sector más septentrional del solar, sin aparecer otros vestigios en las demás cuadrículas. Se hallaron siete enterramientos donde los restos humanos habían sido depositados en sepulturas de muy diversa morfología: en sim-

ples fosas excavadas en la arena sin ningún tipo de protección; bajo una estructura de tégulas o en el interior de una vasija. (Fig. 2). La Estructura Funeraria 1 es un enterramiento en urna de cerámica, sin protección exterior alguna, depositada en la arena, y que presentaba un fragmento amorfo de ánfora como tapadera. La urna tiene el borde exvasado, de 16 cms. de diámetro, cuerpo globular y base rehundida (Lám. VI). En su interior, relleno de arena, se depositó en el fondo los restos óseos de un niño. Los huesos estaban muy fragmentados y sólo se identificaron las extremidades. No contenía ningún objeto de ajuar. La Estructura Funeraria 2 pertenecía también a un enterramiento infantil en interior de una vasija, en este caso de una ánfora. El ánfora estaba fragmentada por el fondo, no conservado, por donde se había seccionado la vasija transversalmente para introducir los restos óseos. Su tipología corresponde a la forma Keay XXV. La vasija aparecía apoyada horizontalmente sobre la arena, y la boca se orientaba hacia el este. Los restos óseos conservados eran escasos. En el interior, junto a la boca del ánfora apareció una moneda pero no pudo ser identificada debido a su mal estado de conservación. La Estructura Funeraria 3 está formada por un cuerpo de tégulas que cubre la inhumación. Su longitud es de 1’20 metros y se orientaba de NW a SE. Presenta en cada lateral dos tégulas que se apoyan formando una cubierta a dos aguas, limitadas en cada extremo por una tégula transversal y dispuesta en vertical, de 42 cms. de anchura. En el extremo Este se habían colocado fragmentos de cerámicas y pequeñas piedras areniscas al exterior e interior que actuaron como calzos. Esta estructura protegía un enterramiento

EF 7

EF 5

EF 6

EF 3

EF 2 EF 1

FIG. 2. Cuadrícula 3. Nivel de enterramiento.

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LÁM. I. UE 5: nº 1, Cazuela con vedrío melado interior; nº 2, Orza; nº 3, Cuenco con vedrío melado interior y exterior; nº 4, Jarra con vedrío verde exterior; nº 5, Escudilla de loza dorada.

LÁM. III. UE 13: nº 1 y 3, Jarra bizcochada; nº 2, 4 y 5, Jarra con pintura negra; nº 6, Jarra con pintura roja.

LÁM. II. UE 13: nº 1, Tapadera con vedrío verde; nº 2, Cuenco con vedrío verde; nº 3, Tinaja bizcochada; nº 4, Olla con vedrío melado intrior y en el borde exterior.

LÁM. IV. UE 6: nº 1, Ataifor con vedrío melado y trazos en manganeso; nº 2, Jarro con pitorro; nº 3, olla; nº 4, Jarra.

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LÁM. VII. Anfora del enterramiento 2

LÁM. V. UE 8: nº 1, Plato; nº 2, Olla; nº 3, Cuenco; nº 4, Fragmento de ánfora con marca incisa; nº 5, Botella.

LÁM. VI. Urna del enterramiento 1.

infantil; el cadáver se disponía en decubito supino, depositado sobre la arena, con la cabeza levemente inclinada hacia la derecha, y con los brazos y piernas extendidos. No contenía ajuar en su interior. Al exterior de la tégula del lateral sur, se encontró un bloque de arenisca de unos 20 cms. de altura, que tallado toscamente representaba una cabeza humana con los rasgos de ojos y nariz levemente distinguibles así como el cuello. La presencia de betilos antropomorfos asociados a enterramientos está documentada en la necrópolis de Baelo (Remesal, 1979), fechada en época de Claudio a los Flavios. Siguiendo la interpretación de Bonsor, estas piezas estarían vinculadas con divinidades de ultratumba, como genios protectores, es decir, tendrían un caracter apotropaico. En el caso de Baelo se ponen en relación a cultos prerromanos, con tradiciones de tipo púnico y cuyos paralelos más inmediatos se encontraron en el Norte de Africa. También se menciona un hallazgo similar en la necrópolis de Cádiz en las excavaciones de P. Quintero Atauri. Aunque no hemos encontrado referencias a betilos antropomorfos en necrópolis tardías, su existencia junto a la sepultura 3 refleja la perduración de estas tradiciones y ritos para proteger al difunto. La Estructura Funeraria 4 corresponde a un enterramiento depositado en la arena pero cuyos restos no aparecieron en conexión anatómica excepto una de las extremidades superiores. Los fragmentos del cráneo así como las vértebras y costillas aparecían entremezclados. Junto a ellos se hallaron fragmentos de un ánfora utilizados posiblemente como delimitación de la estructura. Entre los restos óseos aparecieron tres clavos de hierro que se relacionarían con un ataud de madera que contuvieron inicialmente dichos restos. La Estructura Funeraria 5 es una inhumación en fosa simple excavada en la arena, sin protección alguna, aunque la cabeza se situaba junto a la tégula lateral de la Estructura Funeraria 7. El enterramiento se orienta de N a S y pertenece a un individuo joven. Está depositado en posición decúbito supino, la cabeza se inclina levemente hacia el lado derecho y las extremidades extendi63

das aunque el brazo izquierdo se curva hacia la cadera. No contenía ningún elemento de ajuar. La cota donde apoyan los restos es de - 3’62 mts. La Estructura Funeraria 6 corresponde también a una inhumación en fosa simple. Se situa a la derecha de la inhumación 5. Pertenece a un individuo adulto, en posición decúbito supino con los brazos extendidos y las manos cruzadas en la pelvis. No tenía tampoco ajuar. Su orientación es tambien N-S. La Estructura Funeraria 7 es del mismo tipo que la Estructura 3, formada con tégulas a dos aguas pero en este caso con tres en cada lateral, midiendo de longitud 1’97 metros, y otra tégula trnasversal en cada extremo. Se orienta de N a S. Es un enterramiento de un individuo adulto, también en posición decúbito supino y con las manos unidas sobre la pelvis. No contiene ajuar. De las tégulas que formaban la cubierta, una presenta en la cara externa motivos de circulos concéntricos y otra tiene una inscripción FIR, como marca del alfarero. Los enterramientos descubiertos en la calle Santo Domingo representan el conjunto más numeroso de la necrópolis tardorromana de El Puerto de Santa María. Los hallazgos cercanos de la calle Santo Domingo nº 12, de un enterramiento infantil en el interior de un ánfora, y de la calle Juan de la Cosa (resultados sin publicar), nos sitúan el área de necrópolis al sur de lo que hoy conforma el centro histórico de la ciudad, cercano a la ribera del río Guadalete. Debido a que la zona excavada es reducida, no podemos precisar la distribución y dispersión de los enterramientos dentro del espacio que ocupara la necrópolis, cuya extensión aún es desconocida. Se puede observar cierto agrupamiento de los enterramientos en fosa simple y cercanos a la Estructura Funeraria 7. El principal rito de enterramiento es la inhumación. La morfología de algunas sepulturas reflejan tradiciones anteriores como el tipo en fosa simple o con estructura de tégulas. Estas se documentan en Andalucía en época tardorromana como en la necrópolis de la Huertas, en Pedrera (Sevilla), (Fernández et al., 1984) y la necrópolis paleocristiana de Gerena (Sevilla), (Fernández et al., 1987). El tipo de enterramientos en ánforas es común también en necrópolis tardías, sobre todo de inhumaciones infantiles. En Cádiz, en la necrópolis de Chipiona (Alcazar et al., 1994), se descubrieron 20 enterramientos exclusivamente infantiles en ánforas, mayoritariamente del tipo Almagro 51. También aparecen en las necrópolis ampuritanas de El Castellet, Estruch y Martí, alternando inhumaciones de niños y adultos; o en las necrópolis de Tarragona de Romano Cristina y San Fructuoso, con dataciones de inicios a mediados del s. IV. El ánfora utilizada en el enterramiento infantil corresponde al tipo Keay XXV, (Lám. VII), producción africana de fines del s. III d. C. y principios del IV, intensificándose a finales del IV y principios del V. Este mismo envase aparece en contextos funerarios de Tarragona: en la necrópolis de San Fructuoso (Del Amo, 1979), en la de Pere Martell (Del Amo, 1972) y en los enterramientos del Parc de la Ciutat (TED’A, 1989), fechados entre mediados del siglo IV y mediados del siglo V. Sobre la cronología de la necrópolis de San Bartolomé, existen varios elementos que nos situaría en torno al siglo IV d. C. No sólo la producción anfórica nos enmarca en este período. Sobre todo se trata de una etapa compleja marcada por el avance del Cristianismo cuya presencia quedará reflejada en todos los costumbres sociales y, como no, en los modos de enterramientos. Tanto la regularidad de la orientación de las sepulturas de E-W como su disposición indicarán nuevas normas en las deposiciones funerarias. En la necrópolis de San Bartolomé se observa que aún no se ha fijado esta orientación que se generalizará a partir del siglo IV y se mantiene, por otro lado, tradiciones anteriores. Las inhumaciones en fosa simple y la Estructura 7 siguen dirección NS y la Estructura 3, NW-SE. Otro rasgo característico es la ausencia de ajuares, a excepción de la moneda en el interior del ánfora.

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Estos dos rasgos, referentes a la orientación y ausencia de ajuar, están presentes en otras necrópolis como la de la Vega de Santa Lucía en Córdoba, fechada en el siglo IV (Murillo, 1995). Esta necrópolis se vincula con la ocupación tardorromana de El Puerto de Santa María que ha sido ya documentada en diversas intervenciones arqueológicas (Giles et al., 1997), ref lejando un poblamiento extenso a lo largo de la ribera del río Guadalete, y que se desarrolla entre los siglos IV al VI d.C. L. Lagóstena plantea como hipótesis la relación de este poblamiento con la existencia de un portus, una estación portuaria con infraestructura mercantil, con un papel destacado en el marco de la Bahía de Cádiz, quizás heredera del antiguo Portus Gaditanus. Se abren muchos interrogantes sobre el desarrollo de la ciudad a partir del siglo VI. Arqueológicamente es una etapa muy desconocida y aún difícil de caracterizar a partir de la cultura material. Existe un vacío informativo sobre la posterior evolución de la ciudad hasta llegar a la formación de una alquería musulmana conocida como al-Qanatir, identificada con El Puerto de Santa María y fundada en el siglo X. También es escasa la documentación de este período medieval, del que se conoce principalmente un poblamiento almohade. Será a partir de la conquista en 1264 por Alfonso X, cuando se consolide el asentamiento urbano y su continuidad en el tiempo. En el solar de la calle Santo Domingo se observa en la secuencia estratigráfica un nivel de duna, con una potencia de casi 75 cms. que separa la fase de ocupación tardorromana de la siguiente fase de época almohade. En calle Santo Domingo, los hallazgos pertenecientes a época almohade inciden sobre el conocimiento de un poblamiento en torno al núcleo formado por el Castillo de San Marcos. Esta fase de ocupación se situa en las zonas altas de las dunas litorales de la desembocadura del río Guadalete. En la intervención arqueológica ha sido identificada en la unidad estratigráfica 6, alterada por fosas de desechos y cimentaciones de edificios de los siglos XVI-XVIII. El nivel formado por una tierra arenosa, de color marrón, se diferenció principalmente en las Cuadrículas 1 y 2. De restos constructivos solamente se ha descubierto parte de un muro que conservaba 1 metro de longitud, con una anchura de 60 cms., en la Cuadrícula 1. Como materiales se habían utilizado bloques medianos de piedras areniscas y algunos esquistos, sin argamasa de unión entre ellos. En ambos laterales se acumulaban piedras de derrumbe. El conjunto de materiales cerámicos y óseos evidencian un área de actividad doméstica con viviendas. Las cerámicas son características de las producciones almohades (Lám. II y IV): vasijas de cocina, ollas, algunas con cubierta vítrea al interior y a veces en el borde externo, normalmente ennegrecidas por la acción del fuego; cazuelas, con o sin vedrío; alcadafes o lebrillo, en algunos fragmentos con almagra al interior; junto a ataifores con vidriados melados y decoración de costillas y jarras con pintura roja o negra (Lám. III). Los restos óseos, algunos quemados, corresponden mayoritariamente a cápridos. En la ampliación de la Cuadrícula 3 se localizó una fosa de desecho que contenía gran cantidad de fragmentos cerámicos. Esta fosa cubría un pozo de agua, construido con bloques regulares de areniscas, y tenía un diámetro de 1’10 metros. Posiblemente la fluctuaciones en el nivel de aguas saladas, obligarían al abandono del pozo y su posterior utilización como vertedero de desechos. El conjunto cerámico contenido en la fosa es similar al de los niveles antes descritos de la UE 6. La variedad tipológica se reparte entre jarritas, ollas, orzas, cazuelas, lebrillos, cuencos y ataifores. Entre las técnicas decorativas predomina el vidriado, ya sea melado o verde, a veces con trazos en manganeso, junto a la pintura, en el borde o cuerpo de la vasija, de color negro o rojo principalmente aunque también hay un fragmento con superficie vidriada y dos líneas verticales de pintura blanca. Hay una

tapadera con vidriado verde y decoración impresa con motivo en zigzag, así como un fragmento de tinaja con motivos estampillados. La evolución urbanística de El Puerto de Santa María cobra un nuevo ritmo a partir de los siglos XVI y XVII cuando impulsa su caracter marítimo y mercantil como puerto importante en el ámbito de la Bahía gaditana. Toda la actividad constructiva de estos momentos y de los siglos posteriores se entrecruzan en el espacio urbano, compartiendo en ocasiones un nivel en el suelo habitado y alterando los niveles de las fases más antiguas a través de construcciones subterráneas como pueden ser las cimentaciones de los muros, pozos o fosas de desechos. Así en la calle Santo Domingo se detecta en la Cuadrícula 1 una destrucción de los niveles almohades por la excavación de una fosa de vertidos, UE 5, que a su vez, en la cota superior fue afectada por el edificio posterior del siglo XVIII. La fosa excavada en la arena tiene un diámetro de casi 3 metros. Destacaba claramente por su relleno de tierra marrón oscura y contenía abundantes fragmentos cerámicos junto a restos óseos y malacofauna, de residuos alimenticios. Nos basamos en el análisis de la producción cerámica para precisar su contexto cronológico. Agradecemos a J. A. Ruiz Gil su ayuda en el estudio de estos materiales.

Aunque en este contenido aparecen escasos fragmentos de época almohade como ataifores con decoración de costilla o borde de tinaja con decoración estampillada, las producciones más tardías fechan este conjunto a fines del siglo XV-principios del siglo XVI, (Lám. I). Las vasijas más características corresponden a lozas esmaltadas, blanca en platos con perfil en W; tartera con motivo de hojas de brionia en azul sobre blanco, producción de Manises; fragmentos con decoración verde sobre blanco de talleres sevillanos; serie verde y manganeso de Paterna. Hay platos con vedrío melado y manganeso; escudillas de orejeta, jarras con vedrío verde. Es interesante la serie de loza dorada, con el color cobrizo característico de las producciones tardías, con motivos decorativos muy variados como puntos o combinado con azul, de Manises o de estilo malagueño. La escudilla de loza dorada de la Lámina 1 parece una producción más antigua de talleres malagueños o granadinos. La secuencia estratigráfica del espacio excavado se inicia, como fase de ocupación más reciente, con las estructuras constructivas pertenecientes al edificio del siglo XVIII. Se corresponden con cimentaciones de muros interiores de la vivienda, un pozo localizado en lateral sureste y sistemas de canalizaciones, a la que pertenece la unidad identificada como 12 que contenía fragmentos de vidrio y una taza con vedrío melado de producción tardía del s. XVIII.

Bibliografía ALCAZAR GODOY, José; SUÁREZ LOPEZ, Ana.; ALARCÓN CASTELLANO, Francisco .J. «Enterramientos infantiles en ánforas de época romana». Revista de Arqueología, nº 164. Madrid, 1994. pp. 36-47. BERROCAL CAPARROS, Mª. Carmen y LAIZ REVERTE, Mª. Dolores. «Tipología de enterramientos en la necrópolis de San Antón en Cartagena». IV Reunió D’Arqueología Cristiana Hispánica. 1995. DEL AMO, M.D. «Estudio crítico de la Necrópolis Paleocristiana de Tarragona». Institut d’Estudis Tarraconenses Ramón Berenguer IV, Tarragona. 1979. DEL AMO, M.D. «La necrópolis de Pere Martell». B.A. 113-129. 1972. pp. 103-171. FERNANDEZ GOMEZ, Fernando.; OLIVO ALONSO, Diego.; GARCIA DE LEANIZ, P. «La necrópolis tardorromana-visigoda de las Huertas, en Pedrera (Sevilla)». N.A.H., 19. 1984. pp. 274-387. GILES PACHECO, Francisco et alii. Aportaciones al proceso histórico de la ciudad de El Puerto de Santa María. La intervención arqueológica en la Plaza de Isaac Peral. El Puerto de Santa María. J.J. López Amador (ed.). 1997. MURILLO REDONDO, Juan F. «La necrópolis tardoantigua de El Ochavillo (Hornachuelos, Córdoba)». Ariadna, 15. Museo Municipal de Palma del Río. 1995. REMESAL RODRIGUEZ, José. «La necrópolis SE de Baelo». E.A.E. Ministerio de Cultura, Madrid, 1979. 69 p. TALLER ESCOLA D’ARQUEOLOGIA. «Un abocador del segle V d.C. en el forum principal de Tarraco». Memóries d’excavació, 2. Tarragona. 1989.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA FLORIDA, EL PUERTO DE SANTA MARÍA, CÁDIZ. ESPERANZA MATA ALMONTE

Resumen: La excavación arqueológica en el yacimiento de La Florida ha permitido documentar la existencia de un pequeño asentamiento con una fase de ocupación que se desarrolla desde fines del siglo II a.C. a finales del siglo I d.C. Caracteriza a este enclave su situación próxima a importantes vías de comunicación y en zona de variados recursos agrícolas y pesqueros, describiendo un extenso poblamiento que se desarrolla en el ámbito de la Bahía de Cádiz en la época de auge económico de los primeros siglos de la presencia romana. Abstract: The archaeological excavation of the site of La Floridahas permitted the documentation of a small settlement that was occupied between the end of the second century BC and the end of the first century AD. Proximity to important commuication routes and location in a zone notable for its varied agricultural and fishing resources are characteristics of this enclave wich is futhermore located within the large population concentration around the Bay of Cádiz at a time of economic development associated with the first centuries of Roman presence. INTRODUCCIÓN

El Proyecto de Intervención Arqueológica en la finca de La Florida forma parte de una segunda fase de actuación en este yacimiento. Anteriormente en septiembre de 1997 se realizó en esta zona una Prospección Arqueológica Superficial incluida en el Informe de Impacto Medioambiental sobre la reapertura de una cantera de aridos promovida por la empresa Suralmaq, S.L. La Prospección Arqueológica dirigida por los arqueólogos F.Giles Pacheco y E. Mata Almonte abarcó toda la zona por donde se iba a extender la cantera en años sucesivos. En la Memoria de esta intervención, entregada en la Delegación Provincial de Cultura, se expusieron los resultados sobre los distintos hallazgos superficiales, destacando la localización de un yacimiento de época romana. Por la dispersión de los restos materiales en superficie se estableció una primera delimitación del yacimiento dentro de una zona de protección. Como medida cautelar se propuso la reserva de esta zona a toda actividad extractiva o cualquier tipo de movimiento de tierra hasta que no se realizase una excavación arqueológica que permitiera evaluar el estado de conservación y el estudio del yacimiento. Esta excavación arqueológica se realizó del 7 de noviembre de 1998 al 15 de enero de 1999. DESCRIPCIÓN DE LA ZONA DE INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA

La finca de La Florida se localiza en el sector septentrional del Término Municipal de El Puerto de Santa María, Cádiz. Se accede a ella a partir de la vía de servicio de la margen derecha de la variante CA-603, El Puerto de Santa María - Rota. La zona objeto de la intervención arqueológica se sitúa entre las coordenadas UTM 748.500 / 4.056.100., en la Hoja 1061 (4-2), E., 1:10.000, del Mapa Topográfico de Andalucía. 66

Los caracteres geomorfológicos de este entorno se relacionan con la evolución sedimentaria de la paleoensenada del río Guadalete. Su desembocadura presenta dos grandes unidades geomorfológicas (Borja y Díaz del Olmo, 1994): a) rebordes terciarios acolinados, las elevaciones del N y NW, entre las que destaca la alineación de la Sierra de San Cristobal (130 m.), constituidas de materiales neógenos de las series Béticas: “albarizas” y calcarenitas. A partir de estos materiales se reconocen morfologías de aplanamiento asociadas al glacis de cobertera del Pleistoceno Medio y a episodios marinos también pleistocenos. b) Llanura litoral, donde se distinguen tres ámbitos sedimentarios, la llanura aluvial, constituida por acumulaciones fluviales limo-arcillosas, la llanura mareal y el sistema eólico-costero. La actual desembocadura del río Guadalete, antigua ensenada post-flandriense, mantiene los caracteres mareales hasta el primer milenio a.C., acelerándose desde entonces su transformación en marisma y los tramos internos en llanura aluvial. La continentalización del estuario se acentúa con la entrada de la edad Moderna. El topónimo de La Florida da nombre a una extensa zona como antigua propiedad agrícola luego subdivida a lo largo de estos últimos años. Una de estas subdivisiones se corresponde con el área que fue prospectada, extendiéndose entre los caminos rurales de El Tejar y de los Romanos al norte, los cortes de una antigua cantera de aridos por el sur y el camino de servicio de la autovía al este. El cortijo ya demolido, se situaba en la ladera sur de un pequeño cerro de 40 metros de altura, el relieve más destacado del entorno más próximo. La mitad occidental del cerro había desaparecido por la actividad extractiva de la cantera. Los terrenos de La Florida, situados en el ámbito de la campiña portuense, habían sido explotados para uso agrícola, con cultivos de secano, aunque actualmente no eran tierras de alta productividad. El abandono de esta explotación a partir del arrendamiento del terreno para la cantera en 1997, ha dado lugar al crecimiento de un manto herbáceo que cubre toda su superficie. De los recursos explotados en las actividades extractivas, destaca junto a las arenas, el aprovechamiento de las arcillas. En el sector norte de la finca ha existido hasta fechas recientes un barrero con extracciones de margas para materiales constructivos. Los precedentes de esta actividad se pueden remontar a época romana, como así se ha documentado en el cercano yacimiento de El Palomar, un asentamiento con producción alfarera durante el siglo I d.C. De la situación geográfica del yacimiento de La Florida interesa destacar varios aspectos, principalmente aquellos que favorecieron la ubicación del asentamiento en época romana. En primer lugar, la proximidad a importantes vías de comunicación: fluviales, como el río Guadalete, y terrestres, el hoy conocido como Camino del Tejar o de los Romanos que se ha identificado con un tramo de la Via Augusta. La cercanía a estas vías ofrece importantes ventajas para aquellos enclaves rústicos estrechamente vinculados con actividades de intercambio y comercio. El asentamiento de La Florida se encontraba a una distancia de apenas 1'5 kilómetros de la antigua desembocadura del río Guadalete. Esta arteria f luvial tuvo gran importancia económica en tiempos prerromanos y romanos. A través de ella llegaban los productos de comercio desde las cam-

piñas del interior hacia los puertos de la Bahía gaditana pasando por enclaves que ejercían los controles fiscales como el cercano de Ad Portum, que se situaría cerca del actual enclave de El Portal. De especial relevancia estratégica y económica fue la construcción de un nuevo puerto por Balbo el Menor en el s. I a.C, el Portus Gaditanus, identificado con la actual ciudad de El Puerto de Santa María. La posición topográfica del asentamiento, sobre un pequeño cerro de 40 metros de altura, en un entorno de tierras llanas en este sector de la campiña, le permitía una amplia visibilidad hacia otros enclaves coetáneos, como el Cerro de las Cabezas, el Palomar o San Ignacio. El relieve más destacado de esta zona corresponde a la Sierra de San Cristobal, situada al norte, que también constituyó un importante núcleo de poblamiento y área fuente de variados recursos económicos. En este medio físico se ofrecen amplias posibilidades para la explotación agrícola y, sobre todo, pesquera, vinculadas a un activo desarrollo industrial y comercial, con el que se relacionan también las producciones alfareras que aprovechan los cercanos afloramientos de arcillas. ANTECEDENTES EN LA DOCUMENTACIÓN HISTÓRICA Y ARQUEOLÓGICA

En el Catálogo de yacimientos arqueológicos del Témino Municipal de El Puerto de Santa María, elaborado por el Museo Municipal, aparecen inventariados dos yacimientos situados en la Finca de La Florida. Con nº de inventario 2, se identif ica un yacimiento paleontológico, descubierto en la antigua cantera abierta en el sector oriental de la finca. En los cortes estratigráficos se definieron una sucesión de depósitos de ambiente sublitoral con aportación de sedimentos fluviales del río Guadalete. La edad de los depósitos la ha ofrecido los datos aportados por la macrofauna (Anancus sp.) que ha sugerido el tránsito Plio-Pleistoceno (Monclova, 1987). El nº de inventario 3 se corresponde con un asentamiento de época romana, detectado por materiales de superficie y restos de estructuras que se observaban en los perfiles de la antigua cantera. Del estudio de estos materiales, realizado por L. Lagóstena (1996), se destaca la presencia de fragmentos de campaniense, terra sigillata hispánica y abundante sigillata clara A y D, la mayoría sin decoración y algunos que presentan motivos decorativos de palmetas y rosetones. En relación con este yacimiento se encuentra la zona de nuestra intervención arqueológica. Existen referencias bibliográficas (González, 1982) sobre el hallazgo de un miliario, hoy desaparecido, que fue descubierto en 1744 en el camino del Arrecife o de los Romanos, cerca de la finca de La Florida. El miliario está fechado en el 57 d.C., con la indicación de 222 m.p., distancia computada desde el Templo de Jano, límite de la provincia Bética, situado en las cercanías de la estación Uciense hacia la desembocadura del Jándula, afluente del Guadalquivir. La data del miliario plantea la posibilidad de que la vía Augusta en la zona tuviera algún tipo de reforma en la época de Nerón (Pérez Fernández et al., 1989). La relación directa de estos hallazgos con el asentamiento romano de La Florida no se podría establecer con total seguridad ya que podrían vincularse con otro asentamiento coetáneo situado en el sector occidental de la finca, conocido como El Palomar o Puerto Nuevo. El yacimiento de El Palomar se localiza a tan sólo 700 metros del yacimiento de La Florida, y ambos se sitúan dentro de los límites de la antigua propiedad de la finca de La Florida. En 1994, con motivo de la construcción de la nueva variante CA - 603, fue excavada la zona del yacimiento de El Palomar que sería afectada por las obras, (Mata, 1994). La excavación arqueológica puso al

descubierto el área del asentamiento destinada a la actividad alfarera, con el hallazgo de seis hornos de producción cerámica. La actividad del asentamiento se desarrolló entre los siglo I a.C. y siglo II d.C. Los dos hornos de mayores dimensiones, dedicados a la cocción de ánforas, pudo conservarse tras la construcción de la nueva carretera. En septiembre de 1997 se realizaron Prospecciones Arqueológicas Superficiales en la finca de La Florida, enmarcada dentro del Estudio de Impacto Medioambiental del Proyecto de apertura de una nueva cantera, que ampliaría la zona de la antigua explotación. (Giles y Mata, 1997). De los resultados de las prospecciones destacan los hallazgos arqueológicos localizados en dos áreas distintas: 1.- en las laderas bajas del sector nororiental de la finca, en los depósitos de glacis vinculados a la dinámica fluvial del antiguo estuario del río Guadalete, con presencia abundante de cantos pequeños de cuarcita y sílex, se descubren restos de talla lítica, que caracteriza a esta zona como área de aprovisionamiento y trasformación de estas materias primas por las comunidades humanas durante el Paleolítico y la Prehistoria Reciente. 2.- en el cerro situado en el límite occidental de la antigua explotación se descubrieron en superficie restos materiales de época romana. La zona de protección del yacimiento que fue delimitada tras realizarse la Prospección Arqueológica Superficial, abarcaba un amplio espacio en torno a este cerro, entre las coordenadas UTM 748.200 - 748.330 / 4.056.440 - 4.056.720. PLANTEAMIENTO Y DESARROLLO DE LA EXCAVACION ARQUEOLOGICA

El planteamiento de la intervención arqueológica estuvo limitado por las condiciones de conservación del yacimiento. En primer lugar, la desaparición de toda la vertiente oriental del área de estudio fue causada por las actividades extractivas de la cantera, creándose un corte del perfil hasta el nivel inferior donde trabajaban actualmente las máquinas de unos 40 metros de potencia. Por lo tanto, la extensión del yacimiento por todo este sector no podría ser conocida. En segundo lugar, las labores agrícolas por un lado y la demolición reciente de la casa y construcciones anexas del cortijo por otro, provocaron unas remociones y nivelaciones artificiales del terreno que, sin duda, afectaron a los estratos arqueológicos. De hecho, la plataforma de la torre eléctrica que se tomó como punto cero de la excavación, se asentaba en una franja-testigo del nivel anterior del terreno con una diferencia de 56 cms. sobre el nivel actual de la superficie. La observación de los cortes estratigráficos en el perfil de cantera permitió conocer la escasa potencia del nivel de humus superficial aflorando a los 10-15 cms. el sustrato natural de margas terciarias. La excavación arqueológica se planteó en principio con la apertura de cuadrículas de 6 x 6 metros comenzando por la parte inferior de la ladera meridional para ir ascendiendo el cerro hacia el norte (Fig. 1). Tras la detección de niveles arqueológicos se ampliaron las dimensiones de las cuadrículas para excavar en extensión. Se identificaron unidades sedimentarias y unidades constructivas como unidades estratigráficas estableciendo las relaciones entre ellas y describiendo su localización, cotas, composición del estrato y hallazgos materiales. El punto 0 de la excavación se estableció en el punto topográfico más alto correspondiente a la parte superior de la base de hormigón de la torre eléctrica situada en la cima del cerro. Como dato complementario se ha de tener en cuenta que esta base tiene una altura de 14 cms., y está asentada sobre una elevación-testigo del anterior nivel del terreno, situada a + 56 cms. del nivel superficial actual.

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FIG. 1. Situación de las cuadrículas de la excavación arqueológica.

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Las Cuadrículas 1 y 2 se situaron en el límite meridional del área de estudio, en la parte baja de la ladera del cerro, separadas por 7 metros de distancia. El perfil actual de la cantera estaba a 5 metros hacia el este. La Cuadrícula 1 se sitúa a 8 metros de desnivel respecto al punto 0 y la Cuadrícula 2 a 7'05 mts. En ambas cuadrículas se excavó el primer nivel correspondiente al humus superficial, arcilloso de color marrón oscuro, con 10 cms. de potencia. El registro material correspondía a objetos metálicos y cerámicos de época actual. En la capa inferior afloraba la marga amarillenta del sustrato. Este primer nivel superficial fue denominado en todas las cuadrículas como Unidad Estratigráfica (UE) 1 y la marga terciaria como Unidad Estratigráfica 2. La Cuadrícula 3 distaba 30 metros de la Cuadrícula 2 hacia el norte. El desnivel respecto al punto 0 es de - 5'76 metros y se separa del perfil de cantera 5 metros. La UE 1, con las mismas características ya descritas, aunque con mayor espesor de 15 cms, contenía fragmentos cerámicos romanos. En la UE 2 se distinguió en la zona central de la cuadrícula una pequeña fosa ovalada conteniendo una tierra arcillosa marrón poco compacta, denominada UE 3. La fosa medía en la planta inicial 120 cms. de E-W y 90 cms. de N-S. Su paredes eran ligeramente cóncavas reduciéndose su diámetro en la base a 70 cms, siendo el fondo plano y su profundidad de 55 cms. Los restos cerámicos correspondían mayoritariamente a pequeños fragmentos de ánforas y de material constructivo, ladrillos y tégulas. Se interpreta esta estructura como fosa de desecho. La Cuadrícula 4 se planteó a 7 metros de distancia de la Cuadrícula 3 y a 5 metros del perfil de cantera. Su desnivel respecto al punto 0 era de -4'50 metros. La UE 1 tiene 10 cms. de potencia, en ella se localizaron cerámicas de diversas épocas, junto a fragmentos con decoración de vedrío melado había algunos restos romanos pero muy escasos. Debajo aparece la marga natural (UE 2). La Cuadrícula 5 se separaba de la anterior 7 metros, hallándose a 10 metros del perfil de cantera. Su desnivel respecto al punto 0 era de -2'50 metros. La descripción de los niveles estratigráficos es similar a la cuadrícula 4, siendo la cantidad de fragmentos cerámicos más reducida y poco significativos. La Cuadrícula 6 distaba 7 metros de la cuadrícula 5 hacia el norte y 12 metros del perfil de cantera hacia el este. Su cota inicial en el punto norte es de -1'46 metros. La UE 1 presenta la misma composición ya descrita, con un espesor de 10 cms., aunque contiene mayor cantidad de materiales correspondiendo todos a producciones romanas. A cota de - 1'75 mts. aflora la UE 2 en la mayor parte de la cuadrícula, salvo en su mitad noroccidental donde se detecta un relleno marrón oscuro semicircular, con continuidad en el espacio exterior de la cuadrícula. Antes de continuar la excavación se planteó la ampliación de 6 x 6 metros de este sector denominándose Cuadrícula 7. Una vez levantado el nivel de la UE 1 quedó delimitada en la marga amarillenta una gran fosa circular, denominada UE 4. (Fig. 2). El diámetro inicial de la UE 4 es de 5'50 mts. Se encontraba totalmente rellena con una tierra arcillosa marrón oscura, que denominamos UE 5. Una vez excavada, la fosa presenta unas paredes irregulares, ligeramente cóncavas o rectas, igualmente su fondo es irregular. Su profundidad máxima alcanzaba 1'15 metros., reduciéndose en el fondo su diámetro a 4'40 mts. La UE 5 denomina al relleno que colmataba la fosa. Su contenido era heterogéneo en materiales aunque mayoritariamente correspondían a fragmentos cerámicos y en mucha menor cantidad a piezas metálicas y restos óseos.. Por el estado de fragmentación y dispersión de estos objetos, se interpreta como un relleno de desechos, en vertidos sucesivos, aunque no se hayan diferenciado cambios en la composición de la tierra. La interpretación de esta última funcionalidad de la fosa como fosa de desechos no descarta la posibilidad de que inicialmente fuera excavada para cumplir una finalidad distinta, que hoy desconocemos.

Las Cuadrículas 8 y 9 se plantearon como ampliaciones hacia el norte y este de la Cuadrícula 7 para realizar la excavación en extensión de este sector, que se corresponde con la parte más elevada del cerro y donde la dispersión de los materiales en superficie era más evidente. La Cuadrícula 8 tenía una cota inicial en el punto norte de -92 cms, distando 8 metros del perfil de cantera. La Cuadrícula 9 , que ampliaba hacia el este la Cuadrícula 7, tenía cota inicial de -68 cms, situándose a 4 metros del corte de la cantera, por lo que se redujo sus dimensiones a 6x4 mts. Una vez levantada la alzada de la UE 1 en ambas cuadrículas se distinguieron las siguientes unidades estratigráficas: UE 6.- Tierra marrón rojiza, arcillosa, inicialmente identificada en el sector este, en la cuadrícula 9, en la cota de -1'25 metros. Estaba cubierta parcialmente por la UE7 y ambas cubren el espacio ocupado por la UE 13, correspondiente a una construcción de un depósito de agua o cisterna. Tanto la UE 6 como la UE 7 se interpretan pues como rellenos de abandono e inutilización del depósito de agua. Esta unidad alcanza hasta el fondo del depósito a cota de -2'38 mts. La UE 6 contenía mayoritariamente fragmentos de materiales de construcción, tégulas, ladrillos, tejas curvas y opus signinum. UE 7.- Tierra negra, arcillosa, ocupando la zona central-oeste del espacio interno de la cisterna, hasta alcanzar una cota de -1'90 mts. Contiene concentraciones de nódulos de cal de pequeño tamaño. El material cerámico es abundante. UE 8.- Tierra marrón clara que se extiende por el sector oeste de la Cuadrícula 8, en el espacio exterior de la fosa UE 4 y la cisterna. Esta unidad está limitada al este por la UE 6, 7 y 13, y al sur y norte por la marga amarillenta del sustrato. Se identifica desde cota inicial de -1'50 mts. hasta -2'10 mts. Contiene abundante material cerámico, destacando la concentración de fragmentos de envases anfóricos en la zona suroeste, junto a un derrumbe de un muro, de piedras pequeñas y medianas areniscas, con orientación suroeste-noreste. UE 9.- Tierra arcillosa, marrón rojiza que ocupa el espacio entre la pared norte de la cisterna y un muro situado en extremo norte de la Cuadrícula 9, identificado como UE 11. La unidad 9 se adosa a la unidad 6 y parcialmente cubre a la unidad 13. Tiene una potencia entre -1'20 mts. y -2'20 mts. Se interpreta como un depósito de ánforas por los hallazgos abundantes encontrados y está relacionado con la UE 11 que la delimita. Destaca la localización de tres envases anfóricos completos, situados junto al muro, dispuestos horizontalmente y siguiendo su misma orientación esteoeste. Las dos ánforas superiores se disponen una junto a otra, con los bordes hacia el este y adosados a una tégula dispuesta en vertical que les sirve de sujeción. El ánfora 1 tiene su panza a cota superior de -1'30 mts, y se apoya parcialmente sobre el ánfora 2, situada a su derecha, con cota de superior - 1'56 mts. Debajo de ellas apareció una tercera ánfora dispuesta en sentido contrario, apoyándose en cota de - 1'80 mts. Las tres ánforas corresponde a la misma tipología, Dressel 7. UE 10.- Corresponde a una tierra marrón rojiza que ocupa un pequeño espacio al norte del muro UE 11. Contiene abundantes cantos rodados de cuarcita así como fragmentos cerámicos. Su cota inicial es de 1'30 mts. hasta alcanzar -1'80 mts. Se interpreta como fosa abierta para la construcción del muro UE 11. UE 11.- Muro construido con bloques medianos y pequeños, irregulares de piedras areniscas, algunas ostioneras, trabadas con pequeños cantos rodados de cuarcita y tierra rojiza. En altura se conserva desde cota de -1'20 mts, adosándose en sus extremos a la marga y adecuándose en su parte inferior a la inclinación del terreno natural. Tiene una longitud conservada de 1'20 mts y una altura de 90 cms, su anchura es de 55 cms. Se orienta de este a oeste. Se interpreta como parte de la habitación donde se depositaron las ánforas localizadas en UE 9.

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FIG. 2. Cuadrículas 7, 8 y 9.

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UE 12.- Tierra marrón amarillenta que contiene restos de opus signinum, correspondientes al derrumbe de las paredes de la cisterna hacia el interior de ésta, apareciendo en una franja de 40-60 cms junto a las paredes. Estaba cubierta por UE 6. UE 13 .- Construcción de planta rectangular, con medidas interiores de 5'36 mts. de este a oeste y 4'30 mts. de norte a sur. Corresponde a un depósito de agua o cisterna. Las paredes tienen un ancho que oscila entre 38 y 45 cms. Los muros se construyen a base de piedras areniscas, algunas ostioneras, de bloques heterométricos, oscilando entre los 6 cms. del más pequeño a los 68 cms. del mayor, con algunos fragmentos pequeños cerámicos y marga amarillenta en los intersticios. Destaca el refuerzo de las esquinas externas con bloques de mayor tamaño. Las piedras se disponen irregularmente salvo las que forman la pared del interior que presentan caras planas para su cubrición con opus signinum. En algunos tramos se observa el trabajo de sucesivas reformas con la superposición de hasta tres capas de opus signinum. Esta capa tiene un espesor medio de 2 cms. y está cubierta con un enlucido de cal de 1'5 cms. Las paredes no se han conservado por igual en altura, sus derrumbes cayeron hacia el interior: la esquina noroeste se encuentra a -1'69 mts., la esquina suroeste a -1'67 mts. la esquina noreste a -1'93 mts, aunque en la esquina sureste se mantenía su nivel superior a cota de -1'30 mts. El fondo de esta construcción estaba también cubierto de opus signinum y enlucido de cal. Tenía una leve inclinación desde las esquinas hacia el centro de unos 4 cms. En la unión de las paredes con el fondo había un pequeño chaflán de 4-7 cms de ancho, en todo el perímetro de la planta. En la esquina sureste de la cisterna se disponía adosada al muro, una escalinata de acceso, compuesta por cinco escalones. Cada uno de ellos medía 50 cms. de anchura, 24 cms. de profundidad y 22 cms. de altura. Estaban construidos con dos bloques regulares de areniscas y cubiertos por una capa de opus signinum y enlucido de cal. El primer escalón se ampliaba hacia el exterior con una plataforma compuesta por dos bloques de arenisca de tamaño de 50x44x20 cms, cubierta por capa de opus de 4 cms de grosor. Este nivel superior de la cisterna se encontraba a -1'30 mts respecto al punto cero de la excavación. Este depósito estaba colmatado por la UE 12, del derrumbe de sus paredes, y cubierto por UE 6 y UE 7. Cuando se finalizó la excavación de estas cuadrículas, ampliamos el espacio de trabajo planteando cinco cuadrículas (nº 10-15) sin que se localizaran en ellas restos arqueológicos. Evaluados estos resultados, se decidió realizar una serie de sondeos mecánicos por todo el área restante integrada en la zona de protección delimitada del yacimiento. El objetivo era confirmar si los restos que se habían conservado del asentamiento romano se limitaban a la zona más alta del cerro. Estos sondeos se realizaron por toda la ladera norte y ladera suroeste, principalmente en torno al lugar que ocupara el cortijo de la finca, por si se asentara dicha construcción sobre otras precedentes romanas. Los resultados de estos sondeos fueron negativos. Finalizado el trabajo de campo, los materiales fueron lavados, inventariados y una selección de ellos fue dibujada. Posteriormente fueron trasladados para su depósito al Museo Municipal de El Puerto de Santa María. ESTUDIO E INTERPRETACIÓN DE LOS HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS.

Al iniciar la excavación se observa que los niveles arqueológicos se encontraban muy próximos al nivel superficial actual del terreno, apareciendo a 15 ó 20 cms. la marga terciaria del sustrato. Estos datos hacían suponer que difícilmente pudieran haberse conservado estructuras constructivas emergentes, ya que las labores agrícolas removieron y nivelaron todo este espacio, desapareciendo así cualquier evidencia de edificios antiguos. Sin embargo, sí se

podían localizar cualquier tipo de estructura subterránea que se hubiera excavado en el terreno natural, como así se confirmó. Tras la excavación arqueológica se ha podido documentar tan sólo un pequeño espacio del que ocupara inicialmente este asentamiento romano que probablemente se extendiera por el sector oriental, hoy desaparecido por las actividades de la cantera. Los hallazgos descubiertos se registran principalmente en los niveles de depósito con abundantes materiales cerámicos procedentes de los rellenos de la fosa y los que colmataban la cisterna, construcción destacable dentro del espacio excavado. Destacan en el conjunto de materiales cerámicos por su cantidad y variedad, las ánforas. Producciones muy significativas en el ámbito de los asentamientos romanos como reflejos de su actividad económica y relaciones comerciales. En el yacimiento de la Florida no se han documentado vestigios de actividad alfarera, que sí se ha atestiguado en distintos asentamientos coetáneos próximos, situados en la campiña litoral portuense, siendo el más cercano El Palomar. El conjunto anfórico hallado en el yacimiento de la Florida, a excepción de los tres envases completos localizados junto al muro UE 11, aparece muy fragmentado, lo que dificultan la descripción y adscripción de los envases a una tipología determinada. A partir del análisis de los bordes se ha intentado una aproximación a la tipología de estas ánforas. Predominan los envases destinados a contener aquellos productos de gran peso en la economía de la Bahía gaditana, principalmente las salazones de pescado. La estrecha vinculación con la tradición de las factorías de salazones fenicio-púnica se manifiesta a través de la presencia y perduración de formas anfóricas fabricadas en el área gaditana. De la UE 9 proceden dos fragmentos de bordes de ánforas que siguiendo la clasificación tipológica de J. Ramón (1995), uno corresponde al Tipo 9.1.1.1. (Lám. VII, nº 2), de cara externa lisa y engrosamiento del labio al interior. Es una forma típica de la segunda mitad del siglo II a.C, cuya fabricación fue documentada en San Fernando y en la ciudad de Cádiz. Otro fragmento corresponde al Tipo 12.1.1.2., el labio presenta una incisión de poca profundidad en la cara externa y un engrosamiento al interior, las asas, de sección redondeada, arrancan debajo de una suave carena superior, (Lám. VII, nº 1). Esta forma se centra cronológicamente a fines del siglo III a.C. hasta un momento indeterminado de la primera mitad del siglo II a.C. y su lugar de fabricación se localiza en el área del “Circulo del Estrecho de Gibraltar”: Kouass, Cádiz, etc. Una serie bien representada por el abundante número de fragmentos recuperados es la Serie 7 de la tipología de J. Ramón, agrupadas y conocidas también en la tipología como Mañá C-2. Bordes de estas ánforas aparecieron en los distintos depósitos excavados, tanto en los que rellenaban la fosa como en los del interior de la cisterna. Se ha clasificado como T-7.2.1.1. un ejemplar con cuello corto y labio ligeramente exvasado respecto a áquel, con cara externa ligeramente cóncava y cara interior convexa. Su cronología se ha situado en el último tercio del siglo III a.C. para su momento álgido, hasta la primera mitad del siglo II a.C.. Su área de producción se sitúa principalmente en el área púnica del Sahel tunecino, (Ramón, 1995). Dentro de esta Serie destaca el Grupo 7.4. presentando una interesante variedad de tipos, como reflejo de la evolución de estos envases desde sus talleres originales de Túnez a las versiones producidas en el área del Estrecho de Gibraltar. Hay ejemplares que se identifican como T-7.4.2.1, (Lám. V, nº 1) y junto con las ánforas T-7.4.3.1, son características del área central del norte de Africa, especialmente Cartago, durante la primera mitad del siglo II. a.C. Se trata de un tipo que reúne y exagera algunos de los rasgos del T7.2.1.1., sobre todo, en el alargamiento del cuello y exvasamiento del borde. El labio presenta distintos tipos de molduras, que en el caso del T-7.4.3.1. se hace más compleja. (Lám. I, nº 1)

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LAM. I. UE 5. Anforas Mañá C-2 (nº 1, 2, 3) y ánfora Sala I (nº 4).

LAM. III. UE 5. Cerámica común.

LAM. II. UE 5. Anforas Dressel 1 (nº 1, 2, 3), ánfora Dressel 20 (nº 5) y marca de alfarero (nº 4).

LAM. IV. UE 5. Barniz rojo (nº 1), barniz negro (nº 2), terra sigillata (nº 3-6), paredes finas (nº 7-9).

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LAM. V. UE 7. Anfora T-7.4.2.1. (nº 1), paredes finas (nº 3), jarra (nº 4), aguja en hueso (nº 5), ungüentario (nº 6). UE 12, africana de cocina (nº 2). UE 6, lucerna de barniz rojo (nº 7), terra sigillata (nº 8). LAM. VII. UE 9. Anfora T-12.1.1.2. (nº 1), ánfora T-9.1.1.1. (nº 2), ánfora T-7.4.3.3. (nº 3), ánfora Beltrán II A (nº 4).

LAM. VI. UE 8. Barniz negro (nº 1), barniz rojo (nº 2), pesa circular (nº 3), botella (nº 4), terra sigillata (nº 5-6).

LAM. VIII. UE 9. Anfora Dressel 2-4.

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Según J. Ramón, el T-7.4.3.2., también presente en el yacimiento de La Florida, posiblemente constituya una de las primeras versiones que se fabricó del ánfora cartaginesa T-7.4.3.1. en los talleres fenicio-púnicos del área del Estrecho, siendo a su vez precedente del T-7.4.3.3. En estos ejemplares, los labios constituyen una prolongación del cuello, con proyección horizontal. Cara superior ligeramente convexa, a veces un tanto angulada, cara exterior con escalonamiento quebrado y cara inferior convexa. Se producen en la segunda mitad del siglo II a.C. (Lám. VII, nº 3), Seguramente el T-7.4.3.3. sea el producto de una evolución interna en los talleres del área del Estrecho de Gibraltar, fabricados masivamente durante al menos los dos primeros tercios del siglo I a.C. y exportados hacia el E y NE del Mediterráneo en cantidades importantes. El borde presenta en su cara externa diferentes molduras a modo de anillos de diferentes diámetros, superpuestos y separados por acanalaciones, aunque en otros casos los perfiles son más sencillos. Una característica diferenciadora es la cara externa muchas veces vertical y acentuadamente colgante. (Lám. I, nº 2 y 3; Lám. VII, nº 3). Se establece su cronología desde el 100/110 a.C. hasta el 50/30 a.C. aunque podría ampliarse, perdurando hasta la época de Augusto. Su producción está constatada en talleres de la Bahía de Cádiz: Torrealta en San Fernando, C/ Javier de Burgos y Los Sauces en El Puerto de Santa María (Lagóstena, 1996). El grupo anfórico más numeroso documentado en el yacimiento de La Florida, lo constituyen sin duda las formas agrupadas por Dressel en los tipos 7-11. El estado fragmentario de los materiales impiden una clasificación precisa de estos ejemplares. Merece especial atención el conjunto anfórico localizado junto al muro norte, en la UE 9, formado por los tres únicos ejemplares completos del yacimiento, tratándose de un depósito conservado in situ. Las ánforas se dispusieron horizontalmente, apoyadas unas en otras, estando la inferior orientada en sentido contrario a las dos superiores. Se habían sujetado en los extremos con piedras y una tégula. El interior de cada una de ellas aparecía en parte relleno de tierra. La producción de estas formas anfóricas, destinadas a contener salazones de pescado, está ampliamente documentada en alfares de la Bahía de Cádiz, durante los ss. I y II d.C. . En El Puerto de Santa María se conoce su fabricación en Hijuela del Tío Prieto, Molino Platero, Cantarranas, Los Sauces, La China, Las Manoteras, Casa de la Vicuña, Cerro de las Cabezas, Los Tercios, Buenavista y en el alfar cercano de El Palomar, (Lagóstena, 1996). De gran interés fue el hallazgo de restos de resina conservados en el interior de dos pivotes, de formas alargadas y punta redondeada, que pudieran pertenecer a ánforas del grupo Dressel 7-11. El recubrimiento de las caras interiores de la pared de las ánforas con materia resinosa es un hecho suficientemente comprobado en los envases destinados al transporte de vino o salazones de pescado. Los mismos autores clásicos aluden a esta práctica común, Columela (De re rust. XX, 18) habla del revestimiento de resina que había que dar a los vasos 40 días antes de la vendimia. La aplicación de esta sustancia, cuya denominación más adecuada es la de “pez”, se realizaba haciendo rodar el ánfora para que la pez, en estado líquido, cubriera de forma homogénea su pared interna. Posteriormente, se colocaba el contenedor en posición vertical, lo que facilitaba la acumulación de un remanente del producto en la base del mismo, como así se observa en los pivotes encontrados en la UE 8. A continuación se dejaba enfriar, adquiriendo esta sustancia las condiciones de consistencia y vitrificación que la caracterizan. Entre las distintas hipótesis apuntadas sobre la finalidad de la aplicación de la resina a los envases anfóricos, se plantea una explicación funcional basada en el deseo de proteger las paredes del ánfora, ya que la fuerte naturaleza del producto transportado, rica en ácidos orgánicos, podría atacar la estructura cerámica del recipiente, degradando las partículas que cementan la pasta. Precisamente, en prevención, se impregnan la paredes interiores con la pez líquida, garantizando asimismo el total aislamiento del conte-

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nido. Esta explicación resulta más verosímil en el caso de las salazones, ya que este contenido podría atacar la pared del ánfora, con la consiguiente alteración (rancidez, enmohecido, putrefacción...), del sabor o calidad del producto envasado (Martínez y Petit, 1998). El análisis de estas muestras, que se está actualmente realizando, precisará información sobre el origen y naturaleza de dicha sustancia así como del proceso de envasado de estos productos. Junto a estos tipos anfóricos destinados a las salazones, aparecen también, aunque en menor número, las formas Beltrán II A, (Lám. VII, nº 4) y Beltrán II B, (Lám. IX, nº 1), formas que se fabrican junto a las Dres. 7-11 en los mismos alfares citados en El Puerto de Santa María. La forma Beltrán II A se conoce en la producción de Cantarranas, La China, El Palomar, Los Tercios y Laguna Salada, mientras que el tipo II B aparece en El Palomar, Casa de la Vicuña y San Ignacio (Lagóstena, 1996). En La Florida la diversidad de ánforas se amplia con varios ejemplares destinados a contener otros productos, como el vino. Estos envases tipológicamente se corresponden con las formas Dressel 1 (Lám. II, nº 1, 2 y 3). Se han encontrado producciones foráneas, del tipo 1A, que transportaban vino de la Campania. La pasta cerámica presenta un color rojo ladrillo, porosa, escamosa, con desgrasantes medios de color negro, característicos de estas producciones de la costa tirrénica. Junto a ellas aparecen imitaciones y producciones locales con el tipo 1C, más tardíos, fechables entre los siglos I a.C y I d.C. Estos envases se fabrican en los alfares de C/ Javier de Burgos, La China, Las Manoteras y Casa de la Vicuña, por citar los localizados en el término de El Puerto de Santa María (Lagóstena, 1996). En el yacimiento apareció un tercio completo de ánfora perteneciente al tipo Dres. 2/4, (Lám. VIII). Esta producción, partiendo de modelos grecoitálicos como la Dres.1 A, surgirá inicialmente en Italia a finales del siglo I a.C. , para las exportaciones de vino, convirtiéndose en prototipos de innumerables imitaciones provinciales. También con el envasado de vino se ha relacionado la forma Haltern 70, identificada en fragmentos de bordes localizados en la UE 9 del asentamiento de La Florida (Lám. IX, nº 2 y 3) En el centro alfarero de la Venta del Carmen, en el término municipal de Los Barrios, Cádiz, se ha documentado por primera vez la producción de estos envases en el ámbito del “Circulo del Estrecho”, durante el siglo I d.C. (Bernal y Lorenzo, 1998). La presencia de ánforas olearias está atestiguada a través de las formas Dressel 20, (Lám. II, nº 5) y Sala I o Lomba do Canho. (Lám. I, nº 4). La única marca de alfarero que ha aparecido en el asentamiento de La Florida, en el relleno UE 5 de la fosa, se muestra en un fragmento del cuerpo de un ánfora que lleva impreso las letras GVR, con un trazo horizontal en la unión de las dos últimas letras que permitiría la lectura de GVAR. (Lám.II, nº 4). No hemos encontrado ningún paralelo de dicha inscripción en envases anfóricos. Quizás pudiera tener relación con el gentilicio Valerius, ampliamente extendido en la Península y documentado en inscripciones funerarias de Cádiz. Sin embargo, se plantea como hipótesis su identificación con el nombre de Vinicius que aparece en tres pesas halladas en el yacimiento y su vinculación con un epígrafe funerario con la inscripción de Gayo Vinicius Rusticus. En el grupo de cerámicas de almacenaje y transporte se incluyen los dolia, como contenedores de vino o aceite normalmente, aunque se hayan usado también como depósito de granos. Los hallazgos del yacimiento corresponden a fragmentos de bordes con labio horizontal, característicos en la etapa republicana y manteniéndose en época de Augusto. Las vasijas de cocina y despensa forman un amplio y variado conjunto por tratarse de utensilios de uso frecuente en la vida cotidiana del asentamiento (Lám. III). Son abundantes las ollas, de

LAM. IX. UE 9. Anfora Beltrán II B (nº 1), ánfora Haltern 70 (nº 2-3).

LAM. X. UE 9. Barniz negro (nº 1-3), barniz rojo (nº 4), pintura roja (nº 5), cuenco (nº 6).

gran diversidad tipológica: con el borde vuelto (Forma Vegas 1), con ranura en el borde para ajustar la tapadera (Vegas 1A) o de borde almendrado (Vegas 2). Entre las marmitas destacan las formas típicas de labio horizontal (Vegas 4). Los platos presentan los bordes engrosados (Vegas 13) o borde bífido para asentar la tapadera, (Vegas 14). Las tapaderas más frecuentes son aquellas que tienen un pequeño apéndice externo. Aunque los morteros son escasos dentro del conjunto de cerámica común de este yacimiento, se ha destacado su singularidad en los estudios sobre cerámica romana al identificarse como indicadores precisos de la adopción de nuevos usos culinarios introducidos por los romanos. Como forma local de la Bética se describe el mortero de borde engrosado y con acanaladura en la parte superior del mismo. El recipiente de la lámina V presenta una decoración de línea ondulada y dos trazos verticales en el mismo labio. También aparecen fragmentos de fondos con estrías pronunciadas en el interior. Estos morteros se relacionan con el proceso de elaboración del garum. Si bien muchas de estas vasijas de uso cotidiano procederían de producciones de talleres locales, es interesante señalar el hallazgo de un ejemplar originario del norte de Africa, que enfatiza la realidad de los continuos intercambios y relaciones del área del Estrecho. Corresponde a una cazuela de borde no diferenciado, constituyendo una prolongación de las paredes que son ligeramente convexas y marcadamente exvasadas. Su fondo es convexo y estriado en el exterior y posee una carena de forma aquillada, pronunciada en la unión entre la pared y el fondo exterior que se ve reflejada en el interior el recipiente por una estría. Esta forma fue fabricada en el área de Tunez septentrional y Cártago, a partir del siglo I d.C, perdurando hasta la 1ª mitad del siglo III. Se corresponde en la tipología de Lamboglia con la forma 10 B, (Lám. V, nº 2).

Como ejemplo de las perduraciones de cerámicas de tradición ibérica, encontramos fragmentos relacionados con el tipo kalathos. Se definen por bordes con labio vuelto e inclinado al exterior y engrosamiento interno con pequeña moldura, presentando decoración pintada al exterior, en trazos verticales, a veces ligeramente ondulados, de color rojo, situados sobre el labio y debajo del borde. Cronológicamente se documentan hasta el siglo I d.C. También enraizadas en la tradición ibérica se encuentran las vasijas decoradas con bandas horizontales de pintura roja, (Lám X, nº 5) El conjunto de vasijas englobado bajo el término impreciso de cerámica común de mesa, incluye una variada tipología de producciones aún no bien conocidas a nivel regional. De nuevo nos encontramos, como en los demás grupos de cerámicas anteriormente descritos, que la fragmentación de los ejemplares recuperados en el yacimiento impiden definir con precisión la morfología de las piezas, (Lám. III). Junto a algunos bordes de platos, se encuentran las jarras, destinadas a contener líquidos (vino, agua) o fluidos (papillas, harinas, etc.). El borde ligeramente engrosado al exterior y una pequeña moldura en la base inferior del cuello. También hay fragmentos de botellas, con bordes que presentan una leve concavidad al interior o varias molduras al exterior (Lám. VI, nº 4). Los productos finos de mesa están representados a través de las cerámicas de barniz negro y de terra sigillata. Si bien en el primer grupo destacan las cerámicas campanienses, cuya sistematización se debe principalmente a N. Lamboglia y las aportaciones posteriores de J.P. Morel, existen muchas producciones englobadas en este término no originarias de la región de Campania. Las imitaciones locales son numerosas y aún no bien identificadas, sobre todo en la Península. Estas imitaciones son reflejo del grado de aceptación y penetración social de este tipo de vajilla. En el yacimiento de La Florida son escasos los fragmentos de barniz negro. Algunos con pastas de color rojizo, fractura regular 75

y barniz brillante, corresponderían a la Campaniense A ; las arcillas claras con barniz oscuro a la Campaniense B y las arcillas grises y el barniz muy negro, facilmente escamable caracterizan a la Campaniense C. Los tipos documentados, según la clasificación de Morel, corresponden al grupo 1, vasos sin asas, no profundos, con borde exvasado y al grupo 2, vasos sin asa, no profundos, sin borde exvasado. Son páteras de las formas M 1443 i, (Lám. X, nº 1), M 1536 a 1 , M 2255 a 1, (Lám VI, nº 1) y M 2851 a 1. La falta de estudios precisos sobre las producciones de talleres locales que imitan a las cerámicas campanienses, dificulta identificar el origen de algunas vasijas que presentan unas pastas claras y un barniz negro muy fino, ya casi perdido, (Lám. IV, nº 2; Lám X, nº 2). Algunas de estas cerámicas pueden proceder del taller de Kouass, en el N de Africa, que llegan al sur de la Península a fines del s.III y s. II a.C. Se copian formas como la M.2646c 1, (Lám. X, nº 3). En el conjunto de las cerámicas de terra sigillata encontramos en el yacimiento productos itálicos, de Arrezo, de pastas finas y depuradas, de color rojo salmón, con fracturas muy netas y barniz brillante. Son vasijas sin decoración, con formas como Goudineau 32, (Lám. V, nº 8), Goud. 37 y Dragendorf 36. Más numerosas son las producciones de talleres sudgálicos, que se difunden especialmente entre los años 20 y 40 d.C. Entre las fomas lisas destacan los tipos Goud. 6, Pucci XIII, Pucci XIX, y Drag. 27. Las vasijas decoradas presentan motivos vegetales y de animales; hay un fragmento con una cabeza humana. El ejemplar más completo corresponde a la forma Drag. 37 presentando ovas y leng¸etas, con hiladas de pequeñas bifoliáceas entre dos finos baquetones, (Lám. VI, nº 5). La única marca de alfarero identificada, hallada en UE 5, dentro de una cartela cuadrada, pertenece al taller de AVCTVS VMBRI. Se relaciona con el nombre de VMBRICIVS, documentado en un taller de Lyon. (Lám VI, nº 6). La rápida expansión de estas vasijas en Hispania a partir del s. I d.C., trae como consecuencia la creación de diversos centros de fabricación, imitando las producciones itálicas y gálicas. Las cerámicas de terra sigillata hispánica son escasas en el yacimiento y aparecen muy fragmentadas. Las pastas de color pardo rojizo, porosa, con barnices rojo marrón mate las caracterizan como productos del taller de Andújar. En la superficie exterior de algunas vasijas ha quedado inscrito con grafitos los nombres de sus poseedores, aunque no son legibles al estar fragmentados. Anotamos la presencia de producciones que imitan a la terra sigillata, con unas pastas claras y un barniz rojo, más parecido a un engobe, (Lám. IV, nº 1, Lám. VI, nº 2). En la serie de cerámicas finas de mesa se agrupan también las cerámicas de paredes finas. Definidas por Mayet (1975) como vasos de pequeñas dimensiones, cuencos o cubiletes, con paredes relativamente finas, recubiertos o no de un engobe más o menos brillante y llevando con frecuencia decoración externa. El momento álgido de estas producciones se centra entre finales del siglo II a.C y mediados del siglo I d.C. Se atribuye a la Bética la procedencia de cerámicas de paredes finas con engobe naranja brillante, con reflejos metálicos, aunque aún se desconocen en detalle sus centros productores. En el yacimiento de La Florida se han documentado las formas Mayet II/III, con decoración de incisiones, (Lám. IV, nº 7); Mayet XXIV, con líneas de haces, Mayet XXV, Mayet XXXVI y Mayet XXXVIII, con decoración de rombos, (Lám. V, nº 3). También hay fragmentos con decoración arenosa (Lám. IV, nº 8). Otras producciones cerámicas de gran interés para conocer el marco cronológico de la actividad del asentamiento, son las lucernas. Los ejemplares más antiguos hallados en el yacimiento, son de barniz negro. Corresponden a dos fragmentos con discos decorados: uno con motivos vegetales de la forma Dres. 1, fechable en el siglo II a.C. y otro con decoración radial . Este tipo podría proceder del área de la Magna Grecia, producida entre los años 125 y 30 a.C. 76

La pieza más completa, hallada en la UE 6, corresponde a una lucerna de barniz rojo, mal conservado, a la que le falta el pico, (Lám. V, nº 7). No tiene asa, presentando dos pequeños apéndices o aletas a uno y otro lado del disco, sin decoración. Se asemeja morfológicamente al tipo Dressel 3. Estas lucernas, fabricadas entre los años 80/90-10 a.C., marcan el tránsito de las producciones de barniz negro al rojo. Se han encontrado varios fragmentos de picos de forma apuntada, perteneciente a lucernas del tipo Dres. 9, con volutas, así como otros fragmentos de lucernas tipo Dres. 10. Estas lucernas se difunden a partir de Augusto (15-10 a. C). Entre las piezas cerámicas también son destacables el conjunto de pondera hallados en el yacimiento, sobre todo tres pesas circulares que presentan la misma inscripción con el nombre de VINICIVS. Dos pesas se localizaron en el interior de la fosa UE 4 y otra en el relleno de UE 8. En una de las inscripciones falta la última letra , S. (Lám. VI, nº 3). El nomen de Vinicius aparece en epígrafes funerarios de Cádiz, como nombres de libertos. El nombre femenino de Vinicia está documentado en dos inscripciones como Vinicia Chelido y Vinicia Thallusa (CIL, 1914 y 1915). El nombre de Vinicius, como Gayo Vinicio Rustico, aparece en otra inscripción funeraria, fechable en el siglo I d.C, (ILER, 2792), (Abascal, 1994; Gónzalez, 1982). Junto a estas piezas, identificadas como pesas de telar, se encontraron otros fragmentos también de forma circular y una completa de forma trapezoidal (Lám. III, nº 9). En la unidad estratigráfica 7 apareció una fusaiola bitroncocónica. Por último, entre las fabricaciones cerámicas, se incluyen diversos materiales constructivos como las tégulas, ladrillos y tejas. Al estar fragmentado este material, no se conocen sus medidas completas, sólo el grosor que oscila entre los 2 y 3 cms, en las tégulas y ladrillos, y de 1'5 cms en las tejas, que son planas o curvas con superficie exterior acanalada. Todos ellos, junto con los bloques de opus signinum y de piedras areniscas pertenecen a los derrumbes de las construcciones de viviendas o almacenes del asentamiento, no conservados, así como a la caída de la cubierta del depósito de agua. Los hallazgos de otros objetos no cerámicos son mucho menos abundantes dentro del registro material del yacimiento.Entre las piezas metálicas cabe destacar el descubrimiento de un anzuelo de bronce en el interior de la fosa UE 4 y una argolla en UE 7. Entre los objetos de hierro se distingue un pequeño martillo, procedente de UE 9, junto a varios fragmentos de clavos. Se han recuperado pequeños trozos de vidrio, identificándose solamente una pequeña asa y un fondo en vidrio de color azul. Como utensilio en hueso, sólo se ha encontrado el fragmento de una aguja, (Lám. V, nº 5). Llama la atención la escasez de restos óseos, sobre todo su parquedad en depósitos como en UE 5, porque al tratarse de vertidos de materiales ya inservibles en el interior de una fosa, cabría esperar que también se entremezclaran desechos de restos alimenticios. De los restos óseos identificados, destaca la presencia de dientes de cápridos. Esta ausencia podría explicarse si consideramos que la zona excavada correspondiera a la pars fructuaria de la villa. Respecto a los elementos constructivos conservados de este asentamiento romano destaca en primer lugar la estructura del depósito de agua y junto a ella, los restos de un muro de algún tipo de estancia donde se almacenaron ánforas así como la gran fosa que finalmente fue rellenada con diversos fragmentos de vasijas. La desaparición de gran parte del espacio que originariamente ocupara dicho asentamiento y la insuficiente información aportada por los restos descubiertos, impiden una valoración más detallada sobre la naturaleza, tamaño y organización interna de la ocupación. Tomando como referencias las cotas superiores del depósito de agua y del muro de piedras, las construcciones se han conservado a partir de los 60 cms. de profundidad, lo que significa que el resto

de las edificaciones serían visibles sobre el nivel actual del terreno y difícilmente conservables. Sobre la pequeña fosa UE 3, en la parte baja de la ladera meridional, es difícil su interpretación y dudosa su relación con la ocupación romana, debido a su lejanía del núcleo de los hallazgos y, por el contrario, su ubicación cercana a los restos demolidos del cortijo de la finca. En relación a la fosa UE 4, destaca su gran tamaño y se plantea la cuestión sobre su funcionalidad inicial, excavada como depósito o contenedor o relacionada con el sistema del depósito de aguas, si fue distinta a su uso f inal como vertedero de desechos mayoritariamente cerámicos. Para el depósito de agua inicialmente se había excavado una gran fosa en la marga, construyéndose los muros con piedras areniscas de tamaños variables aunque mayores en las esquinas para reforzarlas, con una anchura que oscila entre los 38 y 45 cms. Su planta es rectangular , midiendo en su interior los lados 5'36 mts. x 4'30 mts. Su profundidad alcanza 1'20 mts. El revestimiento interior de las paredes y el fondo con capas de opus signinum, empleado para la impermeabilización, indican la funcionalidad de la estructura como depósito de agua. La superposición de sucesivas capas de opus en algunos tramos de las paredes, demuestran las diversas reformas realizadas. En el asentamiento rural de La Florida se almacenaría principalmente el agua recogida de las lluvias, bien para uso doméstico o industrial. Si el depósito estaba descubierto se trataría de una piscina, que serviría para abrevadero de animales o sedimentación de arrastres. Si el agua se destinaba al consumo humano, el depósito debía estar cubierto, convirtiéndose en una cisterna. La estructura hallada en el yacimiento no ha conservado vestigio alguno de su cubrición, que pudo ser abovedada y visible al exterior. Se mantiene sólo parte del depósito subterráneo y las paredes no se han conservado por igual en altura. Sí se ha preservado la zona de la entrada con la prolongación de la escalera de cinco peldaños que bajaba, adosada al muro oeste, hasta la solera del fondo. La abundancia de tégulas y ladrillos, así como de fragmentos de bloques de areniscas contenidos en los rellenos que cubrían a la estructura, podrían pertenecer al sistema de cubierta. La recogida del agua de lluvia que caía sobre los tejados de las viviendas se completaba en las villas rurales con la afluencia del agua de las laderas próximas y, en ocasiones, se organizaba un abastecimiento mediante conducciones hacia el depósito terminal. La entrada del agua (inmisarium) podía hacerse por un solo punto desembocando en él directamente la tubería o canal que se adosaba a uno de los costados. La salida (emisarium) se disponía en el punto más alejado de la entrada. El pequeño tramo de muro de piedras areniscas, situado al norte de la cisterna, formaría parte de una habitación donde se almacenaron envases anfóricos. La desaparición de los otros muros que delimitaran esta dependencia impiden precisar su tamaño y morfología. La lectura de la sucesión de las unidades estratigráficas y su relación con el derrumbe y colmatación del depósito de agua, señalan que la construcción de esta estancia es posterior, correspondiendo posiblemente a los últimos momentos de ocupación del asentamiento. En relación a la localización de los restos arqueológicos, destacamos su concentración en torno a un espacio reducido, que abarca aproximadamente 135 metros cuadrados. La ausencia de hallazgos en todo el terreno sondeado posteriormente debe explicarse como desaparición de vestigios relacionados con el asentamiento más que como un espacio no ocupado por éste. VALORACION

La excavación arqueológica en la finca de La Florida ha permitido documentar la existencia de un asentamiento de época romana

con una ocupación posiblemente desde fines del siglo II a.C. a finales del siglo I d.C. Este asentamiento aprovecharía las ventajas de su ubicación geográfica, en un entorno de gran vitalidad económica por la cercanía a la desembocadura del río Guadalete y su proximidad al enclave aduanero del Portus Gaditanus. El espacio que hoy podemos conocer de este asentamiento es realmente muy limitado, basándonos en los escasos restos constructivos conservados, que nos impiden valorar su extensión primitiva así como su propia organización interna. Las características de los hallazgos nos inducen a pensar que esta zona del asentamiento estaría destinada a dependencias anexas, con almacén de ánforas y depósito de agua, de una villa rústica. A partir de los objetos materiales se pueden deducir ciertas actividades que se desarrollaron en esta ocupación rural. El hallazgo de un anzuelo de bronce y, sobre todo, la abundancia de restos anfóricos destinados a contener productos relacionados con las salazones de pescado, atestiguan un peso importante de las actividades pesqueras en la base económica de esta villa. Esta explotación de los recursos marinos y sus circuitos comerciales se vinculan con la tradición fenicia y púnica, con un fuerte impulso posterior en época romana. Su evolución se observa en los mismos envases ánforicos, con la presencia de tipos fabricados en el siglo II a.C. hasta la generalización de las formas Dressel 7-11. No se han detectado estructuras relacionadas con una producción alfarera pero no se puede descartar que se hubiera desarrollado, a semejanza de otros asentamientos próximos. El estudio de la actividad alfarera desarrollada en la Bahía de Cádiz en época romana, ha aportado un mayor conocimiento sobre la evolución del poblamiento y sobre las características de sus asentamientos (Lagóstena, 1996). El impulso del comercio de productos marinos con la entrada en la órbita romana provocó también el impulso de una industria auxiliar: la industria alfarera, que vinculó a sectores amplios de la sociedad de la región. La dedicación a estas actividades caracterizará a distintos tipos de asentamientos. En la evolución del poblamiento se observa una paulatina ocupación del territorio en torno a la Bahía gaditana, surgiendo villas rústicas desde el siglo I a.C., con mayor ampliación entre los siglos I y II d.C y conociendo un abandono casi completo en el siglo III d.C. El asentamiento de La Florida no presenta un poblamiento anterior a época romana. Su cronología fundacional correspondería a principios del siglo I a.C., aunque algunas producciones anfóricas entroncan con momentos anteriores de finales del siglo II. El surgimiento de nuevos enclaves y ampliación del espacio ocupado de la costa y campiña es reflejo del rápido proceso de romanización que implica nuevos desarrollos socio-económicos y culturales. La atracción de la riqueza de los recursos agrícolas y pesqueros motivó la llegada paulatina de población civil romana que, junto a miembros del ejército, se asentarán en este territorio. La perduración de tradiciones indígenas en las actividades productivas y comerciales se atestigua en la explotación de los recursos marinos y el mantenimiento de circuitos de intercambio con el norte de Africa, que se potencian rápidamente aprovechando las ventajas ofrecidas por el nuevo estado implantado por Roma, que significa también la apertura de nuevos mercados. A la llegada de cerámicas foráneas, ánforas, campanienses o terra sigillata, se une la producción de talleres locales que pronto imitarán a estas series, predominando la elaboración de aquellos envases más directamente vinculados con las actividades económicas desarrolladas en estos asentamientos, destacando las formas ánforicas correspondiente a los tipos Dressel 7-11 junto a todo el conjunto de vasijas de uso doméstico, de cocina y mesa. La distribución de los asentamientos y las relaciones entre ellos se vincula estrechamente con el proceso de organización del paisaje agrario, un proceso iniciado desde la época republicana. La división y limitación del ager se realizaba a partir de ejes ortogonales, sistema que evoluciona y se difunde por todo el área del Imperio por medio de la centuriación. La medida general de la centuriación 77

era de 20 actus cada lado, equivalente a 710 mts. Si la distribución de los asentamientos en la campiña portuense obedecían a estas pautas de organización, aún lo desconocemos por la falta de estudios sobre este tema. Sólo señalar ahora que esa distancia de 700 metros es la que separa el yacimiento de La Florida con el más próximo de El Palomar. Desconocemos el peso que las explotaciones agrarias tenían dentro de las actividades económicas desarrolladas en esta propiedad rústica, sobre todo su dedicación a los productos más valorados de la Bética como el vino, aceite y cereales. Su consumo sí se atestigua a través de los envases anfóricos. Igualmente ocurre con el tema de la ganadería, no se podría confirmar su importancia a partir de los escasos restos óseos encontrados, identificados con cápridos, e interpretados como residuos alimenticios. Otra actividad realizada en el asentamiento se relaciona con el trabajo textil, confirmado a partir de los hallazgos de pesas de telar. Destacar que los tejidos de la Bética fueron también materiales exportados, junto a los productos agrícolas y pesqueros. La

aparición del nombre de Vinicius, inscrito en tres piezas, nos acerca a un aspecto social interesante, como es la situación de los libertos al frente de ciertas actividades económicas realizadas en la misma finca rústica. Actividades que centradas en la pujante industria de salazones eran controladas por personas de la élite social gaditana, poseedoras de propiedades rústicas. El abandono del asentamiento de La Florida debió producirse en la segunda mitad del siglo I d.C., como así ocurre en otros yacimientos de El Puerto de Santa María, como Hijuela del Tío Prieto, La China o Buenavista. En el área de la Bahía de Cádiz se ha observado en el estudio de los centros alfareros que a partir del siglo I se produce una concentración industrial surgiendo enclaves exclusivamente dedicados a la producción cerámica, sin vinculación con hábitats de cierta categoría. Se sugiere un fuerte incremento en la actividad salazonera que provocaría la intensificación de la industria alfarera. Desaparecerán entonces aquellos asentamientos vinculados a una villa o a pequeñas empresas familiares de salazones, (Lagóstena, 1996).

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EXCAVACIONES EN POCITO CHICO (EL PUERTO DE SANTA MARÍA). CAMPAÑA DE 1998. JOSÉ ANTONIO RUIZ GIL JUAN JOSÉ LÓPEZ AMADOR

Resumen: El transcurso de nuestra investigación en Pocito Chico nos ha deparado la identificación de materiales y estructuras arqueológicas de época medieval islámica y de las edades Moderna y Contemporánea. De modo similar a lo que se encuentra en otros lugares, como por ejemplo en Marroquíes Bajos, Jaén, la ocupación está orientada a la explotación de los recursos agrícolas e hidrológicos a lo largo de la Historia (Hornos, Zafra y Castro 1998). Estos hallazgos han sido agrupados a tenor de la estratigrafía en varias fases. De especial interés resulta el hallazgo de dos dirhams de Abderramán III y un felús posiblemente de época taifa. Por último, se excavó una herrería medieval, asociada a cerámica andalusí, citada en documentos cristianos del siglo XIII. Se trata de un asentamiento rural, tipo alquería, perteneciente al alfoz de Jerez de la Frontera. Abstract: The investigation on the Pocito Chico site showed the identification of archaeological objects and buildings from Medieval Islamic times and the Modern and Contemporanean ages. In the same way, other settlements, for instance Marroquíes Bajos, province of Jaén in Spain, the human occupation is orientated to the exploitation of the field and water resources a long the History (Hornos, Zafra y Castro 1998). This finds are to gather in groups in order to stratigraphy in several phases. Most interest show two dirhams of Abd al-Rahman III and one felús of taifa times. Finally, was excavated a Islamic medieval iron blacksmith, in association with andalusian pottery, named in a Christian documents of XIII century. Is a rural settlement, or alquería, of the Jerez city hinterland.

1. ARQUEOLOGÍA ROMANA, ANDALUSÍ (FASES V Y VI DE POCITO CHICO).. Fase V.

Los trabajos arqueológicos desarrollados en el asentamiento de Pocito Chico en 1998, nos han proporcionado un pequeño conjunto de materiales cerámicos que datan de época romana. Estos vestigios no han sido hallados en asociación con estructuras o niveles de ocupación coetáneos sino que se relacionan con los niveles altomedievales del yacimiento y su ubicación puede deberse tanto a las alteraciones antrópicas del lugar en el citado período como a una posible deposición secundaria, fruto de la localización en ladera del sector afectado por las tareas de excavación. En cualquier caso estos vestigios indican la existencia en las inmediaciones de un establecimiento rústico cuya exacta localización podrá ser establecida en los futuros trabajos a realizar en el lugar. La muestra anfórica procedente de Pocito Chico es reducida y fragmentaria y no nos permite la definición precisa de la morfología de los envases, aunque sí una propuesta de identificación y unos hitos cronológicos aproximados. Contamos con una selección de bordes de ánforas entre las cuales podemos identificar ejemplares de Mañá C2 (y un fragmento de una posible Dressel 1A,como representantes de las formas más antiguas del conjunto,

cuyas cronologías se remontarían al menos al siglo I a.n.e. La serie mejor representada corresponde a la familia Dressel 7/11, cuyas dataciones se extienden desde época augústea a momentos flavios, con ejemplares de perfil variado, desde los de labios rectos de banda estrecha hasta aquellos exvasados que parecen corresponder con las Dressel 9-10 . Otro ejemplar podría pertenecer a un envase Haltern 70 , mientras dos muestras más parecen relacionarse con las Dressel 14. Cabe resaltar en este conjunto el predominio de ánforas que remiten a las producciones locales, la escasez de envases de importación y la ausencia de la serie Beltrán II, forma característica de las producciones anfóricas de la Bahía de Cádiz desde tiempos avanzados de la dinastía Julio-Claudia hasta mediados de la II centuria d.n.e. Significativa es la muestra de bordes de dolia que se ha recuperado, aunque algún ejemplar puede corresponder con formas de almacenaje de época medieval . Entre la vajilla fina de mesa documentamos barniz negro y sigillatas itálicas, sudgálicas y norteafricanas, algún fragmento de cerámicas de paredes finas y una lucerna, con un conjunto que confirma en líneas generales el arco cronológico definido por los envases anfóricos. Las formas en barniz negro son principalmente páteras y cuencos y ofrecen dificultades para su identificación dada su fragmentación y escasez. Las primeras corresponden a formas 2258b1 y 2762d2 de Morel , que se enmarcan en nuestro caso en producciones de Campanienses B e imitaciones locales y cuyas dataciones se situarían a partir del último tercio del siglo II a.n.e. La representación de sigillatas itálicas y sudgálicas se limita a las formas Drag. 15/17, 18/31 y 27 . Las formas más tempranas inician su producción en los últimos años del siglo I a.n.e. y las de mayor pervivencia son difundidas hasta principios del siglo II d.n.e. Se ha documentado además un fragmento de sigillata clara A de la forma Hayes 9A , cuyas cronologías se sitúan en la primera mitad del siglo II d.n.e. Una lucerna del tipo Dressel 9, con un delfínido como motivo decorativo en el disco, remite a cronologías julioclaudias y flavias . Entre las cerámicas comunes de mesa y cocina se han hallado morteros y ollas globulares. Del estudio de este conjunto cerámico se puede deducir la existencia de un asentamiento cuyo origen podría remontarse a los años finales de la II o principios de la I centuria a.n.e., como indicarían la vajilla en barniz negro y, quizás, alguno de los tipos anfóricos detectados. Más firmes son los elementos que se datan desde época Augustea hasta momentos Flavios y una pequeña parte del conjunto indica que el lugar aún permanecía ocupado en los primeros decenios del siglo II d.n.e. Nada sugiere por el momento una continuidad mas allá de mediados de la segunda centuria. La muestra apunta la existencia cercana de un establecimiento con carácter habitacional y productivo, tanto por la presencia de la vajilla de uso cotidiano como por la relativa abundancia de restos de grandes envases de almacenaje. Una posible instalación para la producción de envases anfóricos asociada al mismo no debe ser desestimada, dada la existencia de alfarerías coetáneas documentadas en yacimientos cercanos a Pocito Chico y el predominio en el conjunto de ánforas de producción local propias de

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FIG. 1.

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época Julio-Claudia, y la aparición de restos de desechos de cocción. La Fase V se define como depósitos de ladera, localizados no sólo en la Estructura 1 del área 6 sino en el perfil del Área 2. Como consecuencia de las lluvias de otoño de 1999, hemos comprobado que estos depósitos se extienden por la Loma de Grañina, colmatando una infinidad de estructuras excavadas en las margas, actualmente al aire al ser seccionadas por la cárcava formada en 1998. Fase VI.

En el informe de la campaña de 1997 nos referíamos a la fase VI como Medieval. Gracias a esta intervención de 1998 podemos distinguir en ella un período más antiguo, datado hacia el siglo XI, o algo antes, por las monedas aparecidas en la estructura 1 del Área 5; de otro más reciente, representado en el Área 6, y fechado por la cerámica en época almohade. Lo interesante desde el punto de vista histórico es que la aldea de Grañina-Grañinilla estaría en funcionamiento bajo dependencia de las medinas de Mesas de Asta, primero, y de Jerez, después. En el caso de la estructura 6.1, los depósitos han sido cortados con la finalidad de conformar un silo. Así pues, estos depósitos han de ser anteriores al silo, datado ante quem por la cerámica en la primera mitad del siglo XIII. Como ya adelantamos en el informe de la campaña de 1997 estos depósitos pueden ser de época romana o, más concretamente. tardorromana. Asociados a estos depósitos aparecen una gran cantidad de restos humanos. En la campaña de 1998 han sido localizados a techo de las arcillas hidromorfas (Unidad Estratigráfica 6), dos agrupaciones inconexas de huesos humanos largos. Queda claro que estos huesos proceden de una necrópolis de inhumación que, en principio, nada tenía que ver con el asentamiento andalusí, y cuya destrucción hay que poner en relación con la formación de los depósitos de ladera y con los procesos de colmatación de la Laguna. El poblamiento medieval de esta zona dependería en época califal de la medina situada en Mesas de Asta (Jerez de la Frontera). El despoblado de las Mesas de Asta se encuentra ubicado en las marismas del Guadalquivir (el antiguo Lacus Ligustinus), a pocos kilómetros al noroeste de Jerez. Se situaba junto a la Vía Augusta romana, posteriormente arrecife o camino musulmán. La calzada romana pasa a un kilómetro escaso de Pocito Chico. Aunque el yacimiento era conocido de antaño, la investigación arqueológica en Asta no comenzó hasta 1945. Las excavaciones arqueológicas depararon el hallazgo de un establecimiento de envergadura desde la Edad del Bronce hasta época andalusí. Esteve Guerrero consideró inicialmente que los restos islámicos correspondían a una alquería. No fue hasta la campaña de 1957-58 cuando se constató la existencia de caracteres urbanos, un núcleo de habitaciones de planta cuadrada y rectangular alrededor de un patio, fábrica de muros con revestimiento de argamasa y sistema de conducción de agua que desembocaba en un pozo (Esteve 1962). El momento de abandono de Mesas de Asta ha sido relacionado con la «fitna», en cuyo caso, la aparición de las monedas en el silo 5.1 de Pocito Chico se explicaría por este fenómeno. Asta se abandonaría progresivamente, entre los siglos IX y XII (Pavón 1981), o hasta el siglo XII (Olmo 1986), en cualquier caso los habitantes se trasladarían a la nueva fundación de Jerez, no antes del siglo XII (Torres 1946). El alfoz de Mesas de Asta se completaba con otros establecimientos como el del Castillo de Doña Blanca (El Puerto de Santa María), el propio Puerto de Santa María, o Cádiz. La presencia andalusí en Doña Blanca se registra a través del material contenido en una serie de pozos o silos excavados en el subsuelo, fines del siglo XI y la primera mitad del XII (Mira 1987). Sabemos que también hay silos de época emiral y califal (Aguilar 1999,208). Recientemente, la localización de un capitel de estilo califal en el

Teatro Romano permite datar el asentamiento andalusí de Cádiz algo antes de lo se había supuesto (Cavilla 1993-4). El período más tardío del medioevo andalusí en Pocito Chico se fija en las estructuras 1 y 2 del Área 6 y en el Área 2, contrastables con los datos históricos referentes al reparto de tierra en Grañinilla, que mencionan la existencia de dos torres, con casas, corrales, pozo y fogón. Es justamente en el siglo XIII cuando se cita la existencia de salinas. Los restos arqueológicos correspondientes al período medieval en Pocito Chico comprenden estructuras edificadas, como una de ladrillo que el agua ha dejado vista en las proximidades del Castillo de las Ánimas; otras excavadas en el suelo, como el Silo 1, o semisubterráneas como la «herrería» del Área 6. Estas edificaciones, tan pobres desde un punto de vista arquitectónico, muestran la existencia de un mundo rural muy tradicional no valorado hasta la actualidad. Así, en ‘La Indiana’, Pinto, Madrid, encontramos otra ocupación similar con cabañas semiexcavadas, silos, y pozos-algibes (Vigil-Escalera 1999). En cualquier caso se sitúan oblicuamente en la Loma de Grañina, desde la parte más baja de la ladera, ocupando las arcillas hidromorfas del borde de la Laguna, hasta las proximidades del Castillo de la Ánimas, siguiendo el trazado de un camino. La estructura 2 del Área 6 presenta dos momentos constructivos, visibles por el cambio de orientación del espacio. Nuestra interpretación se fundamenta no sólo en la existencia de esponjas férricas (Rovira 1993), sino de un agujero de aireación, apto para la colocación de un fuelle, relacionado con sendas estructuras circular y cuadrada, que servirían para producir calor e introducir el hierro. En esta fragua se trabajaría el hierro dulce. El vaso cerámico contendría agua y se utilizaría para enfriar pequeños objetos (en concreto, hemos encontrado clavos). En la intervención arqueológica de 1993 en la Puerta de San Cristóbal de la Catedral de Sevilla, se localizaron varias pilas. Estas pilas se interpretaron como de herrero al aparecer rellenas de «restos de cenizas y herrumbre», de data postmedieval (Rodríguez y Ramírez 1997). Otra estructura en forma de pileta, de época musulmana y relacionada con la metalurgia se cita en el Paseo de la Victoria de Córdoba (Murillo, Carrillo y Ruiz 1999). Durante la Edad del Hierro se utilizaron en Europa unos fosos cuadrangulares excavados someramente en el suelo para el trabajo de los metales (Buschenschutz 1984,193). Con posterioridad, se cambia la orientación de esta estructura al Sureste, buscando el sentido de la pendiente. Parece ser que se trataba de un problema de estabilidad del edificio, así que suponemos que entre ambas reconstrucciones debió mediar poco tiempo. No hemos encontrado ladrillos, el muro mayor tenía un zócalo de sillarejo, los demás estaban fabricados con argamasa anaranjada, grava y cerámica de tamaño pequeño, sin zapatas (Tabales 1997,184). Este último tipo de muros se data entre la segunda mitad del XI y fines del XII en San Clemente de Sevilla (Tabales 1997). De cualquier modo, durante la excavación no pudimos distinguir los depósitos identificadores de cada construcción. Hacia el 1100 se fecha la revolución agrícola medieval basada en el uso de la herradura de clavos, los arneses, el balancín y la grada de puntas de hierro (White 1979,162). Sabemos que avanza de norte a sur y de este a oeste de Europa, ¿era ya una realidad a principios del siglo XIII en el suroeste de Europa? ¿Qué relación existe entre la agricultura de regadío andalusí y ésta de secano? Hay que seguir excavando esta estructura, hay que continuar la investigación porque su presencia tiene hondas repercusiones históricas. En el perfil del Área 2 se observan los restos de tres muros de tapial que delimitan un espacio, desgraciadamente el muro transversal de cierre ya ha desparecido por la erosión, y un nivel formado por una sucesión de tejas. Este nivel de tejas curvas lo hemos interpretado como pavimento, dada su superficie y alineamiento. Teniendo en cuenta lo poco excavado y que sólo lo conocemos en sección, queremos ayudarnos con el edificio rural de ‘La Caserona’ en el Cortijo de San Eugenio (Teba, Málaga), donde encontramos

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FIG. 2.

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FIG. 3.

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FIG. 4. Cerámica de Época Romana.

FIG. 5. Cerámica de Época Romana.

un depósito de tejas similar, consecuencia del derrumbe de la techumbre según sus excavadores (Juárez y otros 2000,fig.8). En este lugar, las tejas se encuentran decoradas con representaciones cosmológicas de “intención protectora o propiciatoria” (Juárez y otros 2000,436), tal y como sucede en Pocito Chico. La documentación escrita de época medieval se refiere a cinco alquerías o aldeas en el contorno de la laguna del Gallo: Campix, Fontanina, Grañina, Grañinilla y Finojera. De la contrastación de los datos históricos y de los restos andalusíes, que se encuentran en el Museo Municipal de El Puerto de Santa María, obtenemos que Campix se sitúa en Campín, Fontanina en Campín Bajo, Grañina en los cortijos de las Ánimas y de Medina, Grañinilla en Pocito Chico y Finojera en Venta Alta. Estas alquerías completaban el alfoz de Jerez junto a puntos ya mencionados como El Puerto de Santa María y Cádiz, a los que se unen otros como San Fernando, Rota, Vejer, Beca o Mesas de Algar. La Bahía de Cádiz es uno de los primeros lugares citados como partícipes del movimiento almohade en la Península (Ladero 1995,193). Entre 1145 y 1146, el almirante cAli b. Isà b. Maymun alLamtuni (Azuar 1995,67) se adhiere a la causa en Cádiz (Toledo 1986). Con la llegada de los almohades se inicia un período de crecimiento poblacional en la Bahía de Cádiz y su alfoz, que durará hasta la llegada de los primeros cristianos a la Bahía a comienzos del siglo XIII (Molina López 1995,108), en la algara que el Conde Nuño de Lara realizó en época de los reyes Alfonso VIII de Castilla y Fernando II de León (Toledo 1986). Entre 1235, primera entrada cristiana en la Bahía, y 1264, toma definitiva de la población de al-Qanatir, hay un largo período de

inestabilidad política, acrecentada por las algaradas meriníes de 1275 y 1285. Como ya hemos visto, también en Sevilla se observa un hiatus poblacional, mucho más corto, entre 1275-1280 (Ojeda 1995). En el Teatro Romano de Cádiz se localizó en la campaña de 1993-94 una vivienda, no excavada completamente, de época almohade. Las cerámicas publicadas se datan entre el siglo XI y la primera mitad XIII (Blanco a; Aranda 1994). Las estructuras excavadas en la Calle Santo Domingo 12 de El Puerto de Santa María se datan con anterioridad a la conquista castellana (Ruiz 1999). De esta población es de destacar en hallazgo de una mqabriya (Ruiz y Valdés 1986-7) El asentamiento de San Fernando se trataría de un ribat islámico (Torres 1946) reconquistado por Alfonso X (Hurtado 1983), si bien algún autor lo cree anterior (Fierro 1991). En nuestra opinión, sólo es demostrable una data almohade (Ruiz 1995). Otro ribat parece que existió en Rota (Santiago y Molina 1997). Las cerámicas corresponden al período almohade y se relacionan con cimientos de mampuestos, fosas y restos de combustión. Hasta fechas muy recientes no hemos contado con un análisis arqueológico del subsuelo de Vejer. Concretamente, nos referimos a la intervención de apoyo a la restauración efectuada en la Iglesia de las Monjas Concepcionistas (Molina Carrión 1995). Esta actuación ha proporcionado una lectura estratigráfica de la población desde la Edad del Hierro hasta la actualidad. No lejos de Vejer se localiza Beca (Caños de Meca, Barbate), yacimiento excavado en 1985, datado entre la segunda mitad del XII a la primera mitad del XIII (Cavilla 1992b). En este sentido, cabe citar los estrechos paralelos con las cerámicas almohades de Cádiz (Aranda 1994). La

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FIG. 6. Cerámica de Época Andalusí.

cronología aportada por Abellán y Cavilla para Balsana (Calatrava) y Mesas de Algar, ambos en Medina Sidonia, es de los siglos XIXIII (Abellán y Cavilla 1993), muy parecida a la otorgada a Barbésula (San Roque), que abarca los siglos XII-XIII (Cavilla 1992a). Pocito Chico, Grañinilla, dependía de Jerez, ciudad amurallada con mezquita aljama, actual catedral, y alcázar. Éste poseía mezquita, luego capilla de Santa María la Mayor (Vallejo 1988). Para Menéndez y Reyes (1987a), la mezquita del alcázar de Jerez reproduce un trazado anterior, quizá almorávide. El palacio se sitúa en la mitad del lienzo noroeste del alcázar, conformando un área trapezoidal alargada. El palacio almohade se encontraba rodeado de patios y jardines (Menéndez y Reyes 1986). Para surtir de agua a los jardines existía una alberca o algibe. El recinto murado que los castellano-leoneses encontraron, y que aún persiste en gran parte, tiene forma irregular, de rectángulo adaptado al terreno, y ocupa una superficie de 46 hectáreas. La cronología de la cerca es básicamente del siglo XII (Pavón 1981), aunque es posible que quede algún resto más antiguo delator de una fundación almorávide del asentamiento. El recinto era accesible mediante cuatro puertas: del Real, de Sevilla, del Olivillo y de Rota. La muralla se encontraba rodeada por un foso y un antemuro. Hasta la intervención urbana en Lancería 3-7, sólo se contaba con la medida del foso del alcázar, de seis por tres metros (Menéndez y Reyes 1987a). En la excavación efectuada con motivo de la edificación en el solar 21-25 de la calle Larga, se documentó por vez primera la cimentación del muro y antemuro islámicos, así como el foso. En Diciembre de 1991 se derribaron los edificios adosados a la cerca en la calle Muro, al sudoeste del recinto. Formando ángulo entre las calles Ronda del Caracol y Muro se encontraba una torre-

bastión, con unas medidas de 15 x 8 x 4 metros (González b). Se considera la primera evidencia pre-almohade, fechable en un momento avanzado del siglo XI (Aguilar 1996). En las excavaciones efectuadas en la calle Larga 23-25 se documentaron unas estructuras con forma de cubetas, rellenas con fragmentos cerámicos del siglo XIII. Estas cubetas fueron interpretadas como de tenerías o de curtidurías de pieles (Montes y González 1991). Así mismo, se registraron muros construidos con piedras calizas de mediano tamaño, y silos repletos de cerámicas almohades, que denotaban la existencia de un lugar de hábitat. Tradicionalmente se ha considerado que en aquel espacio estuvo la antigua judería. Ya en 1953 se había descubierto en Plaza Domecq, 2-3 y calle Cruces 6, una artesa decorada de vedrío blanco y, en 1960, un tesorillo de dirhames almohades (Esteve 1974). Este lugar se localiza en la zona del Arroyo de los Curtidores. En 1987 se practicó una intervención de urgencia en el solar número 10 de la calle Barranco, en la collación de San Lucas, perpendicular a la calle curtidores, donde se excavaron 16 pozos de 1,20 metros de profundidad, con cerámica y huesos. Un pozo similar a éstos se excavó en 1983 en la Plaza de la Encarnación, cuyos materiales más adelante describiremos. Justamente, las estructuras 1 del área 5 y 1 del área 6 corresponden a sendos silos, el último parangonable al citado de la Plaza de la Encarnación de Jerez. Los silos, en árabe «hafara», suponían una reserva para los años de carestía, un margen de seguridad para la economía de subsistencia que se practicaba en una aldea campesina (Bolens 1979). Se almacenaba principalmente trigo, pero también legumbres panificables. En el caso de ‘La Indiana’, en Pinto, Madrid, lo hallado corresponde a cereal carbonizado (Vigil-Escalera 1999). En esta fase VI, pero de manera hipotética, incluimos un conjunto de al menos dos silos localizados en la cima de la ladera situada a espaldas del Cortijo. Estos silos se encontraron vacíos, como consecuencia de la rotura de la tapadera de los mismos por el peso de la maquinaria agrícola. El denominado Silo 1 fue «excavado», documentándose la zona inferior en el sustrato rocoso y el resto superior fabricado con piedras que cierran a modo de «falsa cúpula» y generan un pequeño cuello para colocar una tapadera. Ambos silos han sido destinados a almacenar los fragmentos cerámicos desechados en nuestras intervenciones arqueológicas. El conjunto se completa con otro silo vacío situado unos 200 metros al Oeste de los citados. Alineado con los anteriores, pero hacia el este, en una cárcava que lo ha dejado al descubierto, hemos visto en noviembre de 1999, un nuevo silo no colmatado totalmente, cubierto por un molino de piedra, fragmentado por el peso de la maquinaria. Silos similares se han encontrado muy cerca, en la necrópolis calcolítica de la Base Naval de Rota (Gener 1962,188) y , en la provincia de Cádiz, en el despoblado andalusí de Casinas, Junta de los Ríos, (Jiménez y Aguilera 2000,fig.4). Según los autores andalusíes para absorber humedad del suelo se usaba una capa de ceniza tamizada, de la que en nuestro caso no hemos encontrado resto alguno (Bolens 1979,107); y en el fondo un puñado de sal con carácter benéfico (Lours 1979). Para aislar el grano se disponía arcilla, alpechín, alquitrán o resina, juncos, hojas secas de altramuz y mirto, paja de trigo o cebada, y hojas de palmera. Estos datos deberán ser contrastados en campañas futuras. Contra las alimañas que acechaban los silos se colocaban talismanes del tipo agua de aladierno, pepino del diablo, coloquíntida, vinagre, y posiblemente jugo de calabaza. Para evitar el nacimiento de gusanos, se disponía en la parte superior del silo hojas de menta, corteza de cedro, yeso o acelgas. 2. LAS CERÁMICAS ANDALUSÍES.

Las cerámicas exhumadas en Pocito Chico han sido agrupadas para su estudio en base a los materiales inventariados en la campa-

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FIG. 7. Cerámica de Época Andalusí.

ña de 1998, en la que se excavaron tres estructuras constructivas. La relación de estas tres estructuras con los materiales que contenían nos dará una base cronoestratigráfica sobre la que poder trabajar con seguridad. Recordemos que la estructura 5.1 corresponde a la parte inferior de un silo con monedas, la 6.1 a un silo cortado lateralmente, y la 6.2 a la que hemos bautizado como «herrería de Abdala». En cuanto a los fragmentos, he aquí la situación de los mismos: ESTRUCTURAS Bordes galbos asas cuellos fondos pies Total

5.1 13 7 4 3 27

6.1 113 200 39 5 13 12 382

6.2 390 435 218 1 143 15 1202

Un total de 1611 fragmentos, muchos de ellos reconstruibles, cuya distribución corresponde al área excavada y al estado de conservación. Las formas son muy variadas, destacando la aparición de cerámicas a mano, y de una diferenciación técnica entre las estructuras 6.1 y 6.2. La primera contiene materiales de uso doméstico donde predominan los ataifores-jofainas, seguidos de cántaros y cantimploras, difíciles de distinguir entre ellos, y mayor cantidad de redomas y cazuelas, si bien en este último caso las cazuelas de costillas las encontramos en la herrería. En la 6.2 predomina una vajilla de formas más relacionadas con el almacenaje y manipulación de sólidos y líquidos como alcadafes, cántaros, y jarras. Si bien también existen cacharros de cocina (ollas) y de mesa (jarritas). 86

ESTRUCTURAS alcadafes-lebrillos ataifores-jofainas bacines candiles cántaros cantimploras cazuelas cuencos jarras jarras trilobuladas jarritas jarro pitorro morteros ollas orzas redomas tapaderas tinajas trípodes (fichas) cerámica a mano no determinados Total

5.1 6 11 1 2 7 27

6.1 18 70 1 87 51 11 22 1 22 1 18 1 10 2 1 65 382

6.2 152 57 2 48 229 11 9 8 222 168 10 166 4 9 4 4 4 89 1202

Las formas publicadas de Jerez son muy variadas, cuencos de costillas, ataifores, cazuelas, lebrillos, jarras, redomas, anafes, candiles, arcaduces, atifles y fichas (Montes y González 1991). Fernández Gabaldón ha publicado una tipología de la cerámica almohade de la Plaza de la Encarnación, compuesta de 20 tipos y 63 variantes (Fernández 1987). Los materiales arqueológicos analizados en El

FIG. 8. Cerámica de Época Andalusí.

Puerto de Santa María son los correspondientes a una población andalusí: ataifores y jofainas, jarritas, cántaros, cazuelas (especialmente las de costillas), vasos trípodes, candiles de piquera, etc. Las ollas, o marmitas, descritas por Vallejo Triano, se encuentran en los niveles almohades. Tienen cubierta plúmbea por el interior. Las primeras presentan tres variantes de bordes: uno con inflexión externa, sin resalte y cuello poco diferenciado; otro de cuello muy diferenciado con inflexión aguda al exterior; los terceros presentan la boca apenas diferenciada exceptuando un ligero reborde. En el nivel E del Alcázar, encontramos las de borde vuelto al exterior; otra de cuello curvo y muy bajo, tipo Ec de Rosselló (Vallejo 1988; y Fernández 1987, Tipo V). Los jarros y jarritas suponen 12 variedades dentro del Tipo I, y cinco en el Tipo II de las formas abiertas. Los jarros y jarritas pueden estar decorados con vedrío (verde o amarillo y melado), engalba blanca, y pintura de trazos rojos, negros y blancos (Fernández 1987). El jarrito de cuello alto, labios rectos, borde ligeramente exvasado y base con repie anular, también con solero plano, se registra en los niveles almohades del Alcázar (Vallejo 1988,lám. 11.2). Junto a este tipo encontramos el jarrito de cuello cónico y labios rectos abiertos (Vallejo 1988). El jarro con pitorro constituye un característico elemento de la vajilla cerámica del sudoeste de la península. Se trata de un recipiente de base plana o convexa, cuerpo con acanaladuras cuello cilíndrico, poco diferenciado de las paredes del cuerpo, escotadura o moldura, boca amplia, asa y pico vertedor en el lado externo opuesto al asa, en la parte superior del cuerpo. La decoración se efectúa con óxido de manganeso. Se utilizaba para para salazones de pescado (Cavilla 1993), o leche (Bazzana, Bedia y Meulemeester 1994, fig.14, nº8835). Las cazuelas pueden ser de solero convexo, paredes rectas y reborde triangular, bien diferenciado, con resalte; y estar fabricadas en pasta rojiza y vedrío melado (Fernández 1987,Tipo VI). El solero convexo se asocia a paredes curvas y borde recto triangular, con cobertura vítrea monócroma melada o verde oscuro, y decoraciones de costillas (Vallejo 1988). Los ataifores pueden estar carenados con bordes rectos engrosados al exterior en triángulo, decorados con vedríos melados y trazos negros, tipo II de Rosselló-Bordoy (Vallejo 1988,lám.6 1 y 2); pueden tener los perfiles curvos y labios finos rectos de perfil triangular, semejantes al tipo IV de Rosselló-Bordoy, y vidriados monócromos melados o blancos (Vallejo 1988,lám.14,fig. 1,7,8); o paredes rectilíneas, repié anular y borde con inflexión hacia el exterior, vedrío interior verde. El Tipo II de las formas abiertas de Fernández Gabaldón se subdivide en 5 variedades, bizcochadas o decoradas en vedrío blanco, melado, verde o manganeso (Fernández 1986). Las jofainas ostentan una cubierta vítrea coloreada en verde o blanco. Se documentan en el estrato E de la campaña de Vallejo Triano en el alcázar (Vallejo 1988,lám. 14.2,3,4,5 y 6).

FIG. 9. Cerámica de Época Andalusí.

También procedentes del estrato E cita Vallejo las redomas. El cuerpo es piriforme, con solero no diferenciado, y el vidriado de color melado, semejantes al tipo II de Rosselló (Vallejo 1988, lám.15,1; Fernández 1987,Tipo IV). Hay tres tipos de tapaderas, la primera de barro amarillento, pomo central, base plana y amplio reborde; la segunda rojiza, sección abombada o semiesférica, con reborde y base anular, decoradas con estrías paralelas en el exterior; por último, la tapadera cónica, decorada en blanco al interior y verde exterior, de época almohade (Vallejo 1988; Fernández 1987). Los alcadafes o lebrillos pueden estar decorados por el interior con engalba o pintura a la almagra, posteriormente bruñida. También hay decoraciones de costillas. Hasta el Nivel C del Alcázar no se encuentran los de vedrío verde al interior e impronta de cuerda por el exterior del borde (Vallejo 1988). Una de las variantes del Tipo VII de Fernández Gabaldón se decora con engalba blanca (Fernández 1987). Las formas abiertas de Fernández Gabaldón implican además de las citadas, formas como fuentes bizcochadas (Tipo I), cuencos melados o blancos (Tipo III), cuencos-trípodes con cubierta verde o blanca (Tipo IV) y tazas bizcochadas o verdes (Tipo V). Entre las formas cerradas, las tinajas (Tipo III) (Fernández 1987). Por último, entre otras formas, hay que citar los candiles de pie alto, que aparecen tanto en niveles almohades como cristianos (Vallejo 1988), el candil de pellizco y piquera, los bacines, arcaduces de noria y cantimploras (Fernández 1987). Los desgrasantes son mayoritariamente finos o muy finos, con frecuentes vacuolas, e inclusiones de tamaño grueso (más de un milímetro de grosor) de cuarzo, mica y calizos. En la estructura 5.1 es característica la 87

aparición de mica dorada. Los colores son mayoritariamente naranjas, anaranjados y rojizos. Esto indica la cocción oxidante en que fueron elaboradas. Entre las cocciones reductoras cabe mencionar las cerámicas a mano. Se localizan pastas de colores y desgrasantes asociados directamente a determinadas formas, como las pastas rojas con desgrasantes de cuarzo a ollas vidriadas, la amarilla y naranja con ataifores, o la amarillenta o «pajiza» a las jarritas y formas cerradas de paredes finas. ESTRUCTURAS Pastas negra negra ext.pardo negra int. castaño negra int. naranja gris-grisáceas gris sup. roja/naranja/anaranjada gris sup. marrón gris ext. naranja verdosas amarillentas anaranjadas naranjas naranja-amarilla naranja sup. amarilla anaranjada-negras/gris anaranjada/naranja ext. verdoso marrón roja roja/gris roja sup. gris Desgrasantes finos medios grueso Total

5.1

6.1

6.2

1 5 9 3 5 3 1 -

1 1 3 42 12 12 34 99 90 2 4 3 78 1

10 112 38 6 2 166 49 327 233 11 3 6 20 214 5 -

10 7 10 27

320 26 36 382

987 26 10 1202

Las pastas jerezanas han sido clasificadas como claras u oscuras, según el método de cocción aplicado (Menéndez y Reyes 1986; y Montes y González 1991). Si la cocción es oxidante las pastas son claras (verdosas y amarillo anaranjado o hueso), y rojas o rojizas. Estas últimas pueden ser más o menos oscuras. Las pastas rojizas claras son finas y se completan con una engalba clara o con vedrío; la tipología es doméstica. Las pastas groseras conforman la vajilla de cocina. Las pastas oscuras son fundamentalmente grises, como consecuencia de una cocción reductora, y pardas (Menéndez y Reyes 1986). La mayoría de los tipos bizcochados se modelan en pastas claras y los de cocina y vedrío melado en pasta roja (Montes y González 1991). En El Puerto de Santa María las pastas son mayoritariamente anaranjadas, naranjas, naranja oscuro o gris anaranjada. Muy por detrás sigue el grupo ya comentado de las cerámicas rojas. El resto es gris o grisáceo y verdoso. En Sevilla (Lafuente 1995), la pasta roja se utiliza en la vajilla de uso común, de conseravación y de cocina. Las pastas claras conforman el servicio de mesa y para beber. Por último, las pastas rosáceas y anaranjadas vedrían cacharros de lujo. Como ocurre en Sevilla, los desgrasantes gruesos se usan en cazuelas, anafes y lebrillos (Lafuente 1995). Acabados y decoración.

La estructura 5.1 se define por la aparición abundante de peinados hechos normalmente con 7 púas, alguno con 5, y sólo con cuatro el peinado ondulado que decora una olla. Los peinados son frecuentes en las cerámicas altomedievales (Trelis y Molina 1999,223) y ocasionales en el mundo rural islámico (Guillermo 1999,lám.3,4-6).

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Las lozas de la estructura 6.5 muestran craquelados. Los vedríos de plomo se localizan al interior de las ollas, y pueden mostrar tonalidades verdosas. Los bruñidos se localizan al interior de los alcadafes/lebrillos, sobre engalbas amarillas o rojas, y mostrando ocasionalmente diseños en retícula. Los lebrillos muestran al exterior del borde engrosado la impronta de una cuerda, como elemento técnico de fabricación. Las cerámicas bizcochadas muestran frecuentes enjuagueteados de color amarillo o amarillento. Los melados y verdes pueden aparecer sólo en una de las caras del vaso. En la estructura 6.2 las lozas muestran tonos verdosos, melados, transparentan el fondo amarillento o crema de la engalba. Los cantiles se decoran con diseños lineales con pintura roja y negra más melado y verde en forma de goterones.En un caso del bruñido interior decorado con pintura blanca formando una guirnalda. Los alcadafes/lebrillos muestran agujeros de lañas. ESTRUCTURAS 5.1 bizcochadas 16 peinadas 5 pintadas con trazos rojos pintadas con trazos negros 2 pintadas con diseños blancos pint. trazos negros y peinadas 2 pint. trazos rojos y peinadas 1 pint. roja y negra sobre engalba bruñida bruñidos vedríos: blancos 2 melados 1 melados con trazo negro melado trazo verde melado ext./blanco-verde-negro int. 1 melado ext./línea negra sobre blanco 1 melado ext./blanco int. transparentes transparentes con trazo negro verdes verde y reticulada a molde ext. verde y transparente verde int./blanco-verde-negro ext. verde, int. piña en negro red-puntos verde int./negro sobre blanco int. verde ext./melado int verde ext./blanco int. verdes y melados+pint.roja y negra negro Cuerda Seca -

6.1 105 84 54 19 5 29 1 1 66 8 7 1 2 1 1 1 1

6.2 405 7 285 208 6 1 2 100 35 7 2

73 18 14 2 2 19 1 5

Las decoraciones de las cerámicas jerezanas pueden estar vidriadas o aplicadas sobre bizcocho. La cerámica sin vidriar constituye el grupo más representado, se trata de pastas claras en recipientes destinados al servicio de mesa, almacenamiento y vajilla de cocina. La decoración puede ser pintada (en rojo, negro de manganeso y blanco en jarras y jarritas), impresa floral, incisa, esgrafiada, peinada, estampillada, bruñida, a la almagra, a molde o con decoración de cordones aplicados (Menéndez y Reyes 1986; Fernández 1987; y Montes y González 1991). Los motivos incisos componen diseños geométricos formando retículas, zig-zags, triángulos y composiciones vegetales en jarritas vidriadas en verde y amarillo, cuencos trípodes y tapaderas cóncavas. Las tinajas se decoran con motivos peinados y estampillados, técnica que se desarrolla también en brocales de pozo. Las jarras y los jarros se decoran con trazos pintados en rojo o negro manganeso. Las ollas o marmitas se pintan con dibujos en blanco (Fernández 1987). El predominio de las cerámicas no decoradas en Santo Domingo 12 de El Puerto de Santa María es total. Entre las decoradas se

FIG. 10. Cerámica de Época Andalusí.

encuentran los alcadafes con engalba bruñida al interior, totalmente o en líneas, en rojo y castaño. También encontramos engalbas amarillentas o amarillas, motivos de bandas geométricas y manchas de pintura en óxido de hierro y en manganeso, y la espiral en pintura blanca sobre engalba roja oscura al exterior (Ruiz Gil 1999). Se documenta un fragmento a mano, con mamelón geminado bajo el borde. En Sevilla, la cerámica a mano comprende cazuelas no vidriadas y vasos grandes (Lafuente 1995,286). En la vidriada, la vajilla de cocina se protege con una útil cubierta plúmbea, que puede tomar coloraciones verdosas, meladas y rojizas (transparentan la pasta). La vajilla de mesa se decora con vidriado melado y la de lujo con vedrío verde y con esmalte estañífero blanco (Menéndez y Reyes 1986; y Montes y González 1991).Las cerámicas bajo cubierta se imponen a las lozas, sólo representadas por un fragmento, suponen, además de las transparentes, las meladas, una con trazo negro, y verdes. Se registra un fragmento de cuerda seca parcial en negro y verde. Los fragmentos vidriados son mínimos frente a los bizcochados. Estos últimos decorados suponen la aplicación de un cordón digitado al exterior, engalbas amarillas -asociadas a pastas anaranjadas-, bruñidos interiores anaranjados, pintadas en óxido de hierro y manganeso sobre engalba, pintura rojiza, y pintura blanca al exterior. Las bizcochadas decoradas suponen las engalbas bruñidas, los exteriores pintados blanco-anaranjado, y en óxido de hierro y manganeso, a base de manchas, y trazos gruesos horizontales. También la pintura negra longitudinal al asa, la pintura de óxido de hierro y el cordón digitado vertical por el exterior y borde, y las pintadas con manchas blancas.

La mayoría de las vidriadas son meladas, algunas de trazo negro, y verdosas -quemadas-. El melado puede ir sólo por una de las caras. La cuerda seca se encuentra en formas abiertas, en melado, blanco y verde, por el interior, mientras que el exterior está melado. Las ollas de vedrío transparente tienen tizne y el exterior está quemado. Las cerámicas «verde y manganeso» de Jerez tienen un origen califal, pero su técnica es diferente. La decoración en ambos casos es vegetal o geométrica, pero no está aplicada sobre una engalba blanca bajo cubierta transparente, como es habitual entre la producciones califales de verde y manganeso, sino sobre otra de vedrío blanco opaco y brillante, bien adherida a la superficie interior. El exterior está melado y la pasta es amarilla o roja (Fernández 1987). En cuanto a la aparición en Jerez de la Frontera de cerámicas de cubierta blanca opaca (Fernández 1986), por el interior y el borde, en cuencos con repié, hay que indicar que la utilización y producción de esta técnica entre mediados del siglo XII y primera mitad del XIII parece implicar su fabricación en Jerez de la Frontera (Fernández 1986). Las pastas de estos cuencos es de color ocre o amarillento al interior, y blancuzco en la superficie, muy depurado con desgrasantes muy finos; hay un grupo formalmente igual con cubierta transparente sobre bizcocho. Este tercer grupo se localiza en el interior del Alcázar, y se fecha a mediados siglo XIII (Menéndez y Reyes 1987). Ya Juan Zozaya ha destacado la posibilidad de la existencia de dos o tres alfares almohades de loza dorada (Zozaya 1995,102). Las cerámicas a molde, de pastas ocre-rosáceo y amarillento, desgrasantes finos, vedrío transparente interior y blanco opaco al exterior sobre el relieve, se relacionan con las primeras lozas doradas malagueñas (Fernández 1986). La vajilla decorada con estampillas se encuentra moldeada en barros de génesis terciaria, margas calcáreas de color verdoso. Los desgrasantes son medios y gruesos, fundamentalmente arena. La cocción es oxidante, con tonos que van del gris al anaranjado, amarillento o verdoso. Los vidriados son verdes, aplicados sobre engalba con el barro algo endurecido, ya estampillado. La decoración se dispone en varias alturas, formando bandas horizontales de distintos tamaños, con líneas onduladas incisas con un punzón, en zonas rehundidas, y cordones sobre las molduras. Los motivos vegetales son los más abundantes. Aparecen aislados o enmarcados por arquerías o formas geométricas como palmetas digitadas, hojas digitadas, flores octopétalas, lirios en medallones cuatrilobulados, vástago terminado en forma almendrada de contorno dentado, rodeado de estilizaciones vegetales; arco trilobulado con flores tripétalas y motivo vegetal que se completa en la estampilla siguiente. Los motivos geométricos comprenden la red de rombos concéntricos; hexágonos irregulares concéntricos; y la estrella de ocho puntas. Entre los epigráficos, las letras cúficas o cursivas. Finalmente, citamos los motivos arquitectónicos (arco polilobulado) y apotropaicos (Mano de Fátima bajo arco apuntado) (Montes 1987-1988). La cerámica estampillada y a molde se fecha entre la segunda mitad del siglo XII y la conquista cristiana a lo largo del siglo XIII (Montes 1988). La cronología de los materiales publicados de Jerez de la Frontera es básicamente medieval (andalusí y bajomedieval cristiana), aunque hay estratos de la Edad Moderna sin publicar. El nivel E excavado en el alcázar por Vallejo Triano pertenece al siglo XII, pudiéndose retrotraer a fines del XI. Pocos elementos se relacionan con esta última fecha, cabe citar las tapaderas, de fines del X o principios del XI (Vallejo 1988), o un candil y una botella de cuerda seca atribuidas a una posible ocupación por los almorávides aparecidas en una bolsada del foso (Menéndez y Reyes 1986). Los dos únicos fragmentos con cobertura plúmbea del nivel E presentan un barniz oscuro por contraposición al claro del nivel superior (Vallejo 1988).Los paralelismos formales y no decorativos de la cerámica bizcochada jerezana con la publicada por Rosselló-Bordoy de Mallorca son considerables. En la vidriada, algunos tipos de la

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cerámica almohade siguen vigentes, los ataifores carenados, decorados con vedríos melados y trazos negros se fechan entre los siglos XI y XIII (Vallejo 1988). En el nivel C, situado sobre la alberca del palacio almohade del alcázar, encontramos un tipo de ataifor decorado con un vedrío verde esmeralda que no aparece en los niveles inferiores y que resulta una novedad incluso entre las tipologías andalusíes (Vallejo 1988,lám.6, 3,4,5,6,7). Debajo de la alberca no aparece ningún fragmento vidriado en verde claro, mientras que fragmentos coloreados con este vedrío son muy abundantes en el nivel superior (Vallejo 1988). Santo Domingo 12 en El Puerto de Santa María muestra loza similar a la de la Plaza de la Encarnación de Jerez, datada en el siglo XIII. Hay elementos de carácter nazarí, como un fondo de jarra decorado con cuerda seca parcial o las carenas salientes en ollas y ataifores. Las ollas con escotadura no se encuentran en Pocito Chico. La pintura blanca sobre fondo rojo oscuro también se documenta, en fechas anteriores a la reconquista, en Vejer y Jerez, además del fragmento del Castillo de San Romualdo en San Fernando (Ruiz Gil 1994). Dos rasgos son destacables, por un lado la aparición de rasgos tipológicos nazaríes y, por otro, los paralelismos con centros «cristianos» conocidos, caso de Toledo. Respecto a las características nazaríes, hay que decir que las datamos ante quem, con la fecha tope de 1262, año de incorporación definitiva de toda la zona occidental gaditana a la Corona de Castilla. Estos estigmas «nazaríes» aparecen junto a un estilo perfectamente homologable en Sevilla o en Jerez. Por tanto, debemos concluir en que estaban en formación en época almohade. Con respecto a la ciudad castellana de Toledo, los materiales de nuestra investigación muestran significativas concomitancias y disparidades. Teniendo en cuenta que el material toledano sólo puede ser comparado con los materiales más antiguos de la Bahía de Cádiz, ya que las cerámicas de San Pedro Martir sólo se fechan hasta los siglos XIVXV, podemos ver como son frecuentes las formas andalusíes. 3. ARQUEOLOGÍA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA (FASES VII Y VIII)

Esta fase se encuentra representada por varias estructuras: la estructura 7 de la cárcava 1, datada a fines del XV-principios del XVI; el silo 1, sito a la espalda del cortijo; las estructuras excavadas en el área 4; y las construcciones hoy día existentes, como el pozo y pilón, o el propio Cortijo de Pocito Chico. Pero vayamos por partes. En cuanto a la que describimos como estructura 7, definida por la existencia de lozas lisas de Sevilla, con una cronología relativa de fines del XV y principios del XVI, los textos históricos indican que en esta zona existió en 1510 el llamado «Caserío del alcaide», un lugar del que no se conoce aún con seguridad su ubicación. Sobre esto daremos más información en el capítulo siguiente. En 1525 existía un pilón público y un descansadero. Hoy día encontramos una zona pública junto a Pocito Chico. El pilón lo identificamos con el pozo que está al pie de la cárcava. El descansadero es todavía utilizado por los rebaños de cabras. El Cortijo del Gallo, situado al pie de la laguna junto a la zona pública, nos deparó el hallazgo de una moneda de mediados del siglo XVII inserta en uno de sus muros, recogida durante nuestras prospecciones. El Área 4 nos ha permitido identificar una estructura de cantera relacionada con la extracción de calizas para la fabricación de cal. Esta actividad no consta históricamente, aunque nosotros teníamos referencia oral de la misma. La existencia de un plato de cerámica de Níjar, paralelizable a otro publicado por nosotros de

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San Fernando (Ruiz 1995) fecha esta fase en el primer tercio del siglo XX. El plato, muy hondo, se describe fabricado en pasta rojoladrillo compacta, desgrasantes finos, blancos, decorada con líneas moradas curvas cruzadas entre sí, y gotas verdes en los intersticios que forman los diseños, todo sobre engalba blanca y bajo cubierta de vedrío de plomo. Paralelamente, el Cortijo de Pocito Chico era conocido en esa época como lugar de acogida de romanceros de tradición oral. Así se ve en una foto de 1910. Estos eventos delimitan nuestra fase VIII. 4. POCITO CHICO EN LA HISTORIA.

En Pocito Chico asistimos al origen y formación de esta sociedad campesina durante el Calcolítico y Bronce. Su pleno desarrollo ocurrirá desde el momento en que se funde la ciudad de Doña Blanca, momento a partir del que todo el hinterland de la Bahía quedará atado a los núcleos urbanos. El campesinado que vivió en la campiña y, muy especialmente, en Pocito Chico será estudiado desde la antigüedad clásica hasta nuestro siglo, en el que desaparecerá siendo sustituido por la sociedad de servicios. Lo interesante es que tenemos un lugar donde la sociedad que genera el cultivo de la tierra y su régimen de propiedad puede ser estudiado a lo largo del tiempo. De nuevo, hemos de indicar que no somos pretenciosos, la configuración del “paisaje tradicional rural gallego” desde el alto medievo ha sido explicado por las características del medio y por la perduración de prácticas y modos de vida (Criado y otros 1991,231). Para el período Andalusí el análisis polínico muestra un máximo de antropización, con gran presencia forestal incluyendo al tilo, que marcaría una mayor humedad ambiental. Destacar que la cantidad de cereal aparecida es insuficiente. Para este período contamos con mayores dif icultades, no tenemos un estudio arqueozoológico y la columna polínica fue obtenida en el Área 3, que corresponde a un relleno, y en la base de la estructura 7, localizada en 1996 y no excavada. En la Indiana-Barrio del Prado (Pinto, Madrid) el campo de silos andalusí sufrió un cambio de uso como consecuencia de la conquista cristiana. Este dato nos interesa. Se ha propuesto una concentración del cereal en almacenes colectivos, o una incapacidad por parte de las unidades familiares de producción de mantener el nivel de excedente almacenado con anterioridad. En este segundo caso, según Fernández Ugalde (citado por Marín de Pablos y otros 1999), estaría detrás la implantación del modo de producción feudal. Nos interesa que se preste atención a la solución que dan estos autores: el cambio de los silos por grandes tinajas (Marín de Pablos y otros 1999). Es algo que ya apuntan en época romana y que nosotros registramos, como explicamos con anterioridad, en las numerosas dolia romanas exhumadas en Pocito Chico. En un enfoque atemporal, en la Indiana-Barrio del Prado, se definen las ocupaciones de Cogotas, visigoda y andalusí como enclave ganadero local, de jornada o de ribera, en relación con la existencia de sal (Marín de Pablos 1999,70-1). Circunstancias ya explicadas suficientemente en la Laguna del Gallo. En esta misma estructura 7 se confirmó en el período siguiente (datable a inicios de la Edad Moderna por el hallazgo de loza lisa o Columbia Plane), la continuidad de una ripisilva reforzada con tilo, olmo y fresno. El aumento de la vegetación de marisma salada ha de ponerse en relación con las salinas mencionadas en la documentación de Archivo. En este sentido podemos mencionar las salinas medievales (Libro del Repartimiento del Rey Alfonso X). Y la baja antropización, sin alcornoque y con poco encinar-coscojar, con el proceso de abandono de las alquerías andalusíes posterior a la Reconquista y anterior a la expansión atlántica.

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CAUTELA ARQUEOLÓGICA DEL DRAGADO DE RESTITUCIÓN DE CALADOS DEL PUERTO DE LA ATUNARA. LA LINEA DE LA CONCEPCIÓN. CÁDIZ. JOSE M. HIGUERAS-MILENA CASTELLANO

Resumen: Esta intervención se ha realizado durante los trabajos de dragado realizados en el puerto de la Atunara, La Linea de la Concepción, Cádiz. La actividad ha consistido en el control y seguimiento del material extraído para su revisión y estudio. Durante el mes y medio que duró la intervención, no se ha localizado material de otras épocas. Queremos destacar en este artículo, la importancia de los controles arqueológicos en toda la zona de la Bahía de Algeciras y la necesidad de realizar prospecciones previas submarinas a este tipo de obras de dragado. Abstract: This intervention has been accomplished during the projects of dredged In the Port of Atunara, La Linea de la Concepción , Cádiz. The activity it has consisted of the control and followup of the material extracted for his review and study. During the month and middle that lasted the intervention, it has been not located material We want to emphasize in this article, the importance of the controls in all the zone of the Bay of Algeciras and the need of accomplishing previous submarine explorations to this type of works of dredged.

INTRODUCCIÓN

Los trabajos de control arqueológico durante las obras de dragado de restitución de calados del puerto de La Atunara, La Línea de la Concepción. Cádiz. Tuvo lugar entre los días 5 de Marzo y 4 de Mayo de 1998 y se enmarcan dentro de la necesidad de controlar y registrar cualquier dragado efectuado en zonas de especial interés arqueológico como es la Bahía de Algeciras especial este área tan cercana al peñón de Gibraltar El objetivo de la obra realizada por la Empresa Pública de Puertos de Andalucía es conseguir mediante el dragado de la bocana del puerto y parte de sus alrededores una total restitución de calados aproximadamente al de la fecha de su construcción, debido a la acumulación de sedimentos u arena que habían ido colmatando la entrada del mismo.

ANTECEDENTES ARQUEOLOGICOS

En la Bahía de Algeciras a la que por su ubicación e historia se la puede considerar desde una perspectiva arqueológica como un yacimiento de materiales de distintas épocas, se han realizado distintos controles arqueológicos se han llevado a cabo en la zona de la Bahía de Algeciras en los últimos años con motivo de la extracción de arena o sedimentos en distintas obras de dragado, así como el control y prospección arqueológica previa a la construcción de un emisario submarino en la Linea de la Concepción. En cuanto a la zona propiamente dicha, hay que destacar la aparición, durante las obras de dragado previas a la construcción del puerto de la Atunara, de diverso material anfórico, (pivotes y bocas de ánfora), etc.. así como una pieza de artillería, que hoy se encuentra colocada a la entrada de dicho puerto. JUSTIFICACIÓN DE LA INTERVENCIÓN.

La Delegación de Cultura de acuerdo con la legislación vigente, y por la importancia que estos fondos marinos poseen desde el punto de vista arqueológico establece un control durante el tiempo que duren los vertidos (realizados en la playa cercana, así como mientras dure la revisión del material expulsado por la draga. Durante varios días se realizarán controles a bordo por parte de un arqueólogo con la titulación o acreditación profesional determinada. La ley 1/1991 de 3 de Julio de Patrimonio Histórico de Andalucía que regula todo tipo de actividades arqueológicas y entre ellas las prospecciones arqueológicas terrestres o subacuáticas. Como proyecto de actuación portuaria según recoge la ley 27/1992 de 24 de Noviembre de incluir la asistencia de arqueólogos que determinen la localización de posibles restos. METEODOLOGÍA.

Los puntos de control eran dos: la playa en la que se realizaban los vertidos y que también se pretendía regenerar en parte en la

LAM I. Zona de dragado. Puerto de la Atunara.

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que se realizaron numerosas pasadas con el detector de metales y la propia draga en la que se inspeccionaba el material una vez que quedaba al descubierto al desalojar el agua, durante el trayecto desde el área de carga a la de descarga. El punto principal de control como decimos ha sido la playa en la que las características de la draga, facilitaban el trabajo, dado que disponía de un sistema de rebombeo del material que era expulsado a tierra por un cañón situado en la proa, por lo que desde la playa, era posible una visión total de cualquier elemento destacable. MATERIAL RECUPERADO.

La mayoría de los restos cerámicos se han encontrado en el momento mismo de la descarga, en el poco tiempo que quedaban al descubierto antes de ser tapados con el resto del material arenoso. En cuanto a la moneda (único material destacable que ha aparecido) lo ha hecho en una de las pasadas del detector de metales.

LAM. II. Draga de Succión en marcha “Los Olivillos”

Como ya hemos dicho, la única moneda (nº inventario) aparecida es una pieza de cobre acuñada en Italia en 1863 y que se corresponde al reinado de Víctor Manuel II (1820-1878), rey de Cerdeña (1849-1861) y rey de Italia (1861-1878). Se trata de una pieza de 10 céntimos de lira en cuyo anverso encontramos la leyenda: VICTOR MANUELE II RE DíTALIA junto al rostro del rey. Y en el anverso, entre una corona de laureles y una estrella de 5 puntas: CONCLUSIONES:

Pero dejando a un lado estas cuestiones de tipo funcional, tendría que comenzar analizando la poca cantidad de material recuperado, especificando que no parece que esto sea debido a la peculiar forma de descargar la arena, mediante el rebombeo y la lanza directamente a tierra, ya que esto lo que hacía era repartir el material uniformemente en la orilla y no dejar que sobre posibles objetos de interés se acumulase nuevos vertidos de arena, Ya que la presencia durante dichos vertidos era constante, con lo que si hubiera aparecido algún objeto digno de mención, creo que fácilmente hubiera sido detectado. Y si éste fuera metálico, las continuas pasadas posteriores del detector de metales, lo habrían localizado. Es posible que la cota alcanzada en esta obra no haya llegado a un nivel de sedimentos en los que pudieran aparecer materiales de otras épocas, como si ocurrió en el dragado previo a la construcción de dicho Puerto de la Atunara. En cuanto a las posibilidades de obtener algún resultado en los controles a bordo de la draga , señalar que la pipa de succión, debido al tiempo que se tardaba en levantarla del todo, y al hecho de que no era un impedimento para la navegación con tiempo estable llevarla a nivel del agua, sólo era levantada en momentos puntuales de atasco o cuando alguna red o cables se enganchaban.

LAM. III. Moneda recuperada.

Por lo que no era muy posible que en ella apareciera ningún material. Y en lo referente a la propia cántara (ya que no disponía de ninguna rejilla de filtración de posibles materiales más gruesos que la propia arena que sacaba, sólo era posible una inspección visual intensiva, en el trayecto hacía la zona de descarga, en la que se podía caminar por encima y durante el periodo de descarga, en la que la arena depositada en dicha cántara era dividida con unas lanzas de agua que posibilitaban su rebombeo y vertido en la orilla. Si bien durante esta última etapa, era materialmente imposible poder recoger nada que se pudiera haber visto, debido a la altura considerable a la que quedaba el fondo de la embarcación y la no existencia de ninguna escalera con la que acceder a dicho fondo. No obstante para concluir reiterar la importancia de los controles arqueológicos de los dragados y obras submarinas, ya que consideramos de vital importancia para conseguir evitar la destrucción posibles pecios, así como una oportunidad única de recuperar y analizar una parte del numeroso material que permanece sumergido junto a nuestras costas y sin posibilidad de ser localizado, por la falta de medios materiales, dada la amplitud de ésta y la complejidad del trabajo de prospección submarino.

Bibliografía Bruno Amitrano, Restauración y arqueología Subacuática, Cartagena, CAM I, 1992, pp 35-46 J. Marti Solano Los dragados de la Bahía de Cádiz. Métodos de control. Murcia. Aula de arqueología subacuática, Universidad de Murcia. 1994.

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PUESTA EN VALOR DEL YACIMIENTO DE CARISSA AURELIA. LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL MAUSOLEO-1. MARÍA JOSÉ LOZANO RAMÍREZ

Resumen: El yacimiento de Carissa Aurelia, situado al norte de la provincia de Cádiz, conserva importantes restos de época romana, relacionados fundamentalmente con el mundo funerario. Con el objetivo final de su puesta en valor se han llevado a cabo actuaciones que van desde la limpieza de la vegetación, la señalización del yacimiento y su reforestación, hasta la excavación de un mausoleo situado en la zona norte. Además se analizan los resultados derivados de la excavación. Abstract: The site of Carissa Aurelia, into the north side of Cadiz, keeps significant archaeological remains from the roman time, specially those related with the funerary world. In order that the site can be visited, several works have been performed: vegetation has been pruned, the site signposted and reforestation done. A great mausoleum, on the north side of the site, has been excavated; the results of this excavation are analysed in depth. 1. EL YACIMIENTO: SITUACIÓN, ENTORNO GEOGRÁFICO Y GEOLOGÍA.

mejor conservados y estudiados, está documentado en Carissa un poblamiento continuado que abarca una secuencia temporal bastante amplia. Los restos más antiguos se remontan a la época de transición del Neolítico Final al Cobre; se trata de unos silos existentes en la zona NW del yacimiento, y de una zona de taller de industria lítica situada en los alrededores de la entrada al yacimiento. Por otra parte, en la ladera Oeste de lo que se conoce como Necrópolis Norte está documentada la aparición de un vertedero de época orientalizante (siglos VII y VI a.C.) que contenía cerámica a mano de esta época. Los restos hallados del mundo Ibérico, sobre todo cerámica y leones de piedra, demuestran que existió un importante centro de población. Los restos romanos son los más abundantes y llamativos; es la ocupación más conocida. La ciudad romana se compone de dos amplias necrópolis y de un núcleo urbano amurallado. La zona de necrópolis, aunque no se conoce por completo, ha sido el sector del yacimiento donde se han centrado la mayoría de las campañas arqueológicas llevadas a cabo en Carissa (debido, sobre todo, al peligro de expolio). La «Necrópolis Norte»

La ciudad romana de Carissa Aurelia se encuentra ubicada en el término municipal de Espera (Cádiz), a unos siete kilómetros del pueblo de Bornos. Sus coordenadas geográficas son 36º 52' 49'’ Lat. N. 5º 43' 20'’ Long. W., ocupando la Hoja 13-43 (1035) del mapa del Servicio Geográfico del Ejército, E: 1:50.000. Se sitúa en una zona de suaves colinas y cerros (200 a 274 m. snm.) que forman las estribaciones de las Sierras de Calvario y Gamaza. El yacimiento limita al Norte con una carretera local que va a Utrera; al Sur con la Sierra de Calvario; al Este con el rancho de Borniches y la rica zona del Coto de Bornos y al Oeste con el Cortijo de los Llanos y río Salado (Fig. 1). Los terrenos geológicos que le sirven de base a este yacimiento están constituidos por depósitos miocénicos pertenecientes a la transgresión marina del Tortoniense, tratándose de margas arenosas con contenido variable de arena, aunque los depósitos más visibles que destacan en la Sierra de Bornos están formados por biocalcarenitas bioclásticas (arenisca) con una gran potencia que llega a alcanzar los 100 metros. El yacimiento se halla enclavado en una zona de pequeñas elevaciones calcáreas muy erosionadas de edad miocénica, en contacto con arcillas del Cretáceo Superior. La región tiene caracteres similares a los de la campiña gaditana, donde los depósitos del Eoceno, Oligoceno y Mioceno forman lomas redondeadas de escasa elevación. Los sedimentos más recientes pertenecen al Cuaternario, que ocupan grandes áreas de la campiña: conglomerados, sedimentos arenolimosos, travertinos y sedimentos fluviales recientes. 2. LA SECUENCIA CULTURAL DEL YACIMIENTO. DESCRIPCIÓN DEL YACIMIENTO

Aunque los restos mejor conocidos del yacimiento de Carissa Aurelia son de época romana, restos que, por otra parte, son los

En la llamada «Necrópolis Norte», ubicada, como se deduce del nombre por el que es conocida, en el Norte de la ciudad, conviven los ritos de inhumación e incineración. La tipología de enterramientos es muy variada, tanto si hablamos de incineraciones (fosa simple, doble fosa, en urna dentro de fosa e incineraciones múltiples) como si lo hacemos de inhumaciones (fosa simple, fosa con cubierta a dos aguas, tumba de sillares). En el NW del yacimiento está excavada la denominada «Necrópolis del Trigal», con 27 tumbas de inhumación. La cronología de la Necrópolis Norte para los enterramientos de ambos ritos es de ss. I-II d. C. y a medida que nos desplazamos hacia el NW del yacimiento el rito de incineración desaparece y la cronología se hace más tardía (ss. II-IV d. C.). La «Necrópolis Sur»

La segunda gran zona de enterramientos es la llamada «Necrópolis Sur». Se trata de una necrópolis de gran extensión con la peculiaridad de que en ella sólo encontramos el rito de incineración. Es la más antigua de la ciudad (ss. I a. C.-III d. C.) y en ella se observa una clara huella púnica. Son, en su mayoría, hipogeos excavados en la arenisca, tanto en las laderas de las zonas elevadas del yacimiento como en el suelo siendo, en su mayoría, enterramientos colectivos. La tipología de las tumbas de esta necrópolis es muy variada: tumbas de planta de «cruz griega», de doble fosa, de planta rectangular con cubierta a dos aguas, de planta cuadrada construidas en mampostería, de planta cuadrada o troncocónica, incineraciones simples en urnas, cámaras hipogeicas y un columbario hipogeico monumental. Esta diversidad tipológica de enterramientos evidencia el complejo mundo funerario romano y pone claramente de manifiesto su importancia en el yacimiento que nos ocupa.

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FIG. 1.

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El recinto de la ciudad

En el núcleo urbano amurallado son visibles restos que, al no haberse excavado, no se sabe a qué tipo de edificios pertenecen, aunque por sus dimensiones es muy probable que correspondan a edificios públicos. En la zona más alta de la ciudad hay dos grandes aljibes colmatados de tierra de 3,80 m. y 3,40 m. de diámetro, respectivamente, y varios cortados en la roca relacionados con contenedores de agua a distintos niveles. Todo este recinto, relacionado con el sistema hidráulico de captación y distribución de agua a la ciudad, está amurallado por el Sur y Este, debido a que era ésta una zona de gran importancia para la supervivencia de la ciudad. Además se pueden observar en la acrópolis doce pilares dispuestos consecutivamente en dirección Norte-Sur, situados en un desnivel de terreno y que conservan la misma altura. Junto al último pilar ubicado más al Sur se excavó una pileta construida en parte sobre la roca que forma el sustrato. Su planta es rectangular y tiene una profundidad de 4,85 m. hasta que comienza la roca, a la que se le ha practicado un vaciado de aproximadamente 3,30 m. para darle mayor profundidad. Los muros construidos son de «opus caementicium» enlucidos en su interior con mortero de cal y arena. De época Paleocristiana y Visigoda también existen evidencias en las cercanías de Carissa, como lo demuestran la aparición de ladrillos con crismones y de una lápida funeraria visigoda. La última ocupación de la ciudad data de época Medieval, con multitud de enterramientos de inhumación concentrados en un mismo cerro. Toda esta presencia continuada de poblamiento viene determinada por las favorables condiciones de este área y las características del emplazamiento: zona fértil susceptible de ser utilizada para la explotación agrícola y ganadera, y una climatología suave. 3. ENMARQUE DE LA ACTUACIÓN.

El 3 de Diciembre de 1997 se comenzaron a realizar una serie de intervenciones arqueológicas en distintos yacimientos de la Sierra de Cádiz. Estas intervenciones están enmarcadas dentro de la 2ª Fase de actuación del proyecto de «Puesta en valor de los yacimientos arqueológicos de la Sierra de Cádiz» (Convenio colaboración INEM-Corporaciones locales -O.M. de 2 de Marzo de 1994y Real Decreto 939/1997 de 20 de Junio), que tenía por objeto la creación de una ruta turístico-cultural que incluye la visita de diversos yacimientos arqueológicos de la Sierra de Cádiz: Sierra Aznar en Arcos de la Frontera, Carissa Aurelia en Espera, el Dolmen de Alberite en Villamartín, la Villa Medieval de Zahara de la Sierra y Ocuri en Ubrique. Este proyecto que ha sido emprendido por la Mancomunidad de Municipios de la Sierra de Cádiz en colaboración con los Ayuntamientos de cada localidad, el INEM, la Diputación de Cádiz, la Junta de Andalucía y la Unión Europea, ha dado sus primeros resultados en Julio de 2000, al quedar inaugurados y abiertos al público, los centros de recepción de Carissa Aurelia (Espera), Sierra Aznar (Arcos de la Frontera) y Ocuri (Ubrique) La II Fase de intervención para la Puesta en Valor del yacimiento de Carissa Aurelia ha tenido los siguientes objetivos: 1) Acondicionamiento de los caminos de acceso al yacimiento que como consecuencia de la lluvia han sufrido grandes desperfectos, así como de la cañada real que lo atraviesa para facilitar el itinerario de la visita. 2) Limpieza de los hipogeos situados en la necrópolis sur, que presenta una abundante vegetación intrusiva. 3) Limpieza de los aljibes situados en la parte más alta, así como de los restos de las estructuras de alrededor.

4) Reforestación del entorno del yacimiento. Se plantea la realización y ejecución de un plan de reforestación con la plantación de especies arbóreas autóctonas sobre todo a lo largo de la calzada que recorre el yacimiento, así como la zona del Centro de Recepción. 5) Excavación, consolidación y vallado del Mausoleo situado en mitad de la cañada real junto a la necrópolis norte. 6) Señalización con cartelería de los distintos lugares a visitar del yacimiento, así como a la entrada del mismo. 7) Continuación de las obras del centro de recepción. El proyecto ha contado con el siguiente personal: • un Técnico Superior (Arqueóloga), • un Técnico Medio (Ingeniera Técnico Forestal), • un Oficial de Obras, • once peones ordinarios. El presupuesto para la ejecución de todos los objetivos de esta 2ª Fase ha sido de 11.102.104 ptas para personal y 4.201.068 ptas para materiales (de los cuales 2.788.230 ptas han sido para el centro de recepción y 1.660.988 ptas para el acondicionamiento del yacimiento). La duración de esta actuación ha sido de tres meses (3-12-97 hasta 2-3-98). Por su parte el Excmo. Ayuntamiento de Espera amplió el plazo de ejecución de las obras, ante la total imposibilidad de acabarlas en el plazo previsto, durante 23 dias, terminando el 23 de abril de 1998. 4. ACTUACIONES EN CARISSA AURELIA. Limpieza de las estructuras del yacimiento.

La zona que primero se limpió fue la Necrópolis Norte del yacimiento que ocupa aproximadamente 2.500 m2 . El estado de conservación de dicha necrópolis en general es bastante precario. Todas las tumbas estaban llenas de barro y agua debido a las lluvias y todo estaba lleno de vegetación (hinojos, cebolletas y malas hierbas en general). Una vez retirado el agua de las tumbas se procedió al fumigado de toda la necrópolis con un potente herbicida no dañino para la fauna (RONDOUP); cuando la vegetación existente se secó por el efecto del herbicida, se procedió a eliminar toda la vegetación. Los tallos de los hinojos, al ser un vegetal bastante duro, se cortaron uno a uno con tijeras de podar Esta tarea de desbroce de vegetación se hizo muy despacio y de manera muy cuidadosa, pues así lo exije el avanzado estado de erosión en que se encuentran las tumbas. La segunda zona donde se actuó fue en la llamada Necrópolis del Trigal. El sistema empleado para su limpieza fue igual al comentado anteriormente: Retirada del lodo y agua que había en el interior de las estructuras siliformes y de las tumbas, fumigado de toda la extensión (aproximadamente 1.250 m2) y limpieza, una vez seca la vegetación. Una vez concluidas las tareas de limpieza de la zona norte del yacimiento, se limpiaron las estructuras del recinto urbano de la ciudad. Es ésta una de las partes más desconocidas de la ciudad, debido a las pocas actuaciones arqueológicas de caracter riguroso que ha habido. La zona más alta de la ciudad (alrededor del vertice geodésico del ejercito) fue la que se limpió primero: los aljibes, las estructuras excavadas en la roca y la especie de muralla que rodea a todo este recinto, que parece destinado a la captación de agua. Dicha muralla se encuentra en un estado de conservación muy deficiente, debido a que le falta, en algunos tramos, la parte de abajo, por lo que presenta una importante inclinación que puede acabar en derrumbe. Otro problema que presenta esta muralla es la de la vegetación intrusiva que ha crecido, concretamente una higuera cuyas raíces han roto la roca sobre la que se asienta.

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También se limpiaron las estructuras murarias que hay diseminadas por toda la acrópolis y que no se sabe a que tipo de edificios pertenecen. Por último se limpiaron los restos visibles de un grupo de 12 grandes pilares y una pileta que tampoco se sabe a que tipo de construcción pertenece. Aquí además de cebolletas, esparragueras y otras hierbas, encontramos gran cantidad de palmitos, cuyas raíces se encuentran introducidas en los pilares. Desde el primer momento se vio que arrancarlos no era posible debido a que si se hacía, los pilares sufrirían un proceso de destrucción completo. Se debe hacer todo lo posible por evitar el crecimiento de especies vegetales tan intrusivas como ésta, pero una vez que se instala en cualquier tipo de estructura muraria o roca no podemos proceder a su arranque por que en cierto modo ya forman parte de la estructura y la consolidan. Las tareas de limpieza se realizaron con sumo cuidado. Repetimos la operación de fumigar, limpiar y fumigar de nuevo a medida que se veía que hacía falta. El estado de conservación de todos los restos visibles del recinto de la ciudad es también lamentable, debido a varios factores: • presencia de ganado vacuno por toda la finca, que pisa constantemente las estructuras murarias, provocando un progresivo deterioro de los muros. • presencia de vegetación intrusiva, sobre todo higueras y palmitos, que rompen todas las estructuras en las que se introducen. • el grupo de los 12 pilares, al encontrarse ubicados en una pendiente y al no contar con una sólida base corren peligro de desprendimiento. La zona de la Necrópolis Sur fue también objeto de las tareas de limpieza. Comenzamos por un conjunto de cuatro grupos de hipogeos excavados en la roca a lo largo de la ladera oeste de un cerro. El tipo de vegetación existente aquí era fundamentalmente lentiscos y palmitos y malas hierbas. Las raíces de los lentiscos y de los palmitos se encuentran insertas en la roca en la que se están tallados los hipogeos y aunque han provocado que la roca se fisure, se decidió no tocarlos siguiendo el mismo criterio anterior. Además no se le tocó a la vegetación existente en la zona superior de estos hipogeos porque consideramos que los protege de la erosión pluvial, que en la época del año en que nos encontramos era muy abundante. El núcleo siguiente donde se actuó fue en la ladera opuesta a la anteriormente mencionada. Aquí se ubican un grupo de 16 nichos, algunos de ellos de muy grandes dimensiones y es donde ha rebrotado la vegetación con más fuerza. Se limpia todo menos la gran cantidad de acebuches que han crecido por la zona superior del conjunto que evita la erosión de los nichos. La roca en la que están tallados los hipogeos se conserva muy mal. Los cambios de temperatura hace que se produzcan procesos de descompresión de la roca por la dilatación y contracción que hacen que hace que la roca se fisure y se desprenda; a esto hay que unir los efectos de la erosión eólica y pluvial que hacen que se de un proceso de arenización de la roca que hace que las tumbas se desgasten de forma acelerada y pierdan su forma original. Una vez limpio este núcleo, nos desplazamos unos metros más al norte y repetimos la operación que venimos repitiendo en el, denominado en actuaciones anteriores, «hipogeo del lentisco», en los nichos que hay alrededor de la caseta del guarda, en la llamada en campañas anteriores, «Zanja X», y en una zona que parece que ha sido destinada a la extracción de sillares. En todas estas zonas de la necrópolis se han realizado trabajos de fumigado y limpieza de vegetación y se han observado los procesos de erosión y bioturbación mencionados anteriormente. Tras esta actuación nos dirigimos al Mausoleo más grande de la necrópolis. Se observa como parte de la cubierta de uno de los hipogeos integrantes de este conjunto (el situado más a la dere-

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cha), se ha desprendido, debido sobre todo a los efectos de las raíces de las especies vegetales intrusivas que abundan por todo el yacimiento, y a la erosión eólica y pluvial. Se observa como por diversos puntos del conjunto central y por el interior del pozo ritual existente en el mausoleo, asoman brotes de higuera. Para impedir que siga creciendo y por lo tanto provocando el deterioro del monumento, se ha inyectado gasoil en cada uno de los sitios por los que aparece la higuera. Además se vació el pozo de lodo, y se fumigó y limpió de vegetación (tomillo, cebolletas, esparragueras, hinojos etc) todo el mausoleo. La Necrópolis Este del yacimiento también fue objeto de las tareas de limpieza. Se eliminó toda la vegetación existente en el interior y el exterior de los hipogeos. Se dio así por concluido el proceso limpieza y desbroce de la vegetación existente en las estructuras visibles de la ciudad. Arreglo y acondicionamiento de la cañada.

El yacimiento de Carissa Aurelia se encuentra atravesado por una Cañada Real, que va a ser aprovechada como camino a la hora de visitar el yacimiento, Uno de los objetivos del proyecto era el acondicionamiento de dicha cañada que para facilitar el itinerario de la visita. El estado en que se encontraba esta era lamentable: el alambrado que la delimita se encontraba en algunos tramos en muy mal estado; además la cañada estaba desviada de su trazado original por el dueño de la finca. Las tareas que se han llevado a cabo han sido la del arreglo del alambrado, instalación de cancelas a ambos lados de la cañada y volver a vallar el recorrido de la cañada por donde iba originalmente y por donde no existía ningún tipo de alambrado. Reforestación del yacimiento.

La zona del yacimiento que va desde la entrada del yacimiento hasta el mausoleo que se ha excavado ha sido objeto de otro de los objetivos del proyecto de actuación en Carissa Aurelia: la reforestación del yacimiento con especies arbóreas autóctonas. Se han plantado Ceratonia Siliqua, Pinus Halepensis, Fraxinus Angustifolia, Rosmarinus Off icinalis, Cistus, Cupressus Sempervirens, Retama Monosperma y Tamarix Gallica. Se han escogido fundamentalmente especies autóctonas de crecimiento mas o menos rápido y se han evitado las que tuvieran raices o muy expansivas o muy destructivas e intrusivas (LAM. Nº 1) Señalización del yacimiento.

Al igual que en el resto de yacimientos que forman la Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos, se ha dotado a Carissa Aurelia de una serie de carteles indicativos de las zonas de más interés del

LAM. I.

yacimiento. Son tres atriles que se han ubicado en el mausoleo que está en la Cañada Real, en el recinto de la ciudad y en el columbario de la Necrópolis Sur. Completa la señalización del yacimiento un cartel que se ha situado en la entrada del yacimiento y que indica el nombre del yacimiento (LAM. 2). Arreglo de la zona de entrada y del pozo.

El aspecto que presentaba la entrada del yacimiento a la altura del pozo era lamentable, debido a que no existía un canal junto a él que drenara el agua que se acumulaba en la época de lluvia en ese punto, que es la zona más baja del yacimiento y donde confluyen las escorrentías de esa parte del yacimiento. Se decidió crear un canal, por debajo de la Cañada Real hasta el exterior del yacimiento, de forma que en época de lluvias el agua salga fuera del yacimiento y no se estanque a la entrada. Se abrió una zanja y se echó una solera de hormigón en el fondo de la misma. A continuación se colocaron tubos de hormigón de 40 cm. de diámetro y se tapó todo con sub-base compactada. La última acción llevada a cabo, y ya fuera de los objetivos del proyecto fue la de sustituir la cancela de palos y alambre de espinos de la entrada al yacimiento por otra de hierro. Se construyeron dos pilares de ladrillo y se engarzaron en ellos las dos puertas de que consta la cancela. 5. EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA.

La excavación arqueológica del mausoleo situado en la entrada del yacimiento se inició el 10 de Febrero de 1998, cuando llegó el permiso pertinente de excavación de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. 5.1. Metodología.

La metodología que desde el principio pareció más adecuada fue la alternante; es éste un método combinado por el cual se excavan niveles artificiales de 20 o 30 cm. cuando no se definan evidencias de deposiciones horizontales. Cuando aparecen estructuras, niveles de habitación claros, las capas artificiales deben ser sustituidas por la excavación por capas naturales, que reflejen claros horizontes de ocupación. En esta metodología tiene prioridad el «horizonte» observado que se limpia en toda la extensión posible, en función de la amplitud del corte. Los depósitos arqueológicos se han exhumado respetando sus propias formas y contornos, siguiendo la secuencia inversa a la que fueron depuestos. La documentación gráfica ha resgistrado el proceso de excavación y sus fases a través de la planimetría (plantas y secciones) y fotografía (diapositivas y películas para copias en color ISO 100/21º). El material arqueológico ha sido tratado directamente en la excavación realizandose las tareas de clasificación y etiquetado por estratos y el lavado, siglado e inventariado. Se han restaurado y reconstruido algunas piezas cuyas características y condiciones asi lo permitían. 5.2. Excavación.

El Mausoleo que se iba a excavar está situado en la Cañada Real a unos 170 m. de la entrada del yacimiento (Fig. 1). Los restos visibles que de él se veían antes de comenzar la excavación eran dos muros de opus de grandes dimensiones: 2,60 m. de ancho x 2,00 m. de alto, el situado al Sur de la estructura, y de 2,85 m. de ancho y de 2,40 m. de alto, el situado al Este del Mausoleo. Lo primero que se hizo fue una limpieza superficial del área a excavar y se dibujó una primera planta y alzado de los ya citados restos (LAM. Nº3).

LAM. II.

LAM. III.

5.2.1. Exterior de la estructura

Se planteó una cuadrícula de 10 x 12 m. alrededor de la estructura a excavar. Se inicia la excavación por el exterior de la estructura abriendo un sondeo (SONDEO Nº1) de 1,70 x 1,70 pegado al muro este del mausoleo con el objetivo de encontrar y observar el sistema constructivo y cimentación de los muros. Se detectaron dos tumbas de inhumación con cubierta de tégulas a dos aguas, lo que nos abligó a ampliar el sondeo nº1 para poder excavar las dos tumbas en su totalidad. Estas tumbas se encontraban en un estado pésimo de conservación debido a la poca profundidad en que se hallaban y al reiterado paso por la zona de tractores con arados que remueven la tierra. 99

La inhumación nº1 (INHUMACION Nº1 DEL EXTERIOR DE LA ESTRUCTURA) es la que mejor estado presenta. La posición de los restos óseos es «decúbito supino» y la máxima longitud conservada es de 1,76 de largo y de 0,33 de ancho. La cubierta constaba de seis tégulas (tres a cada lado) rodeadas y calzadas con piedras. Ninguna de las tégulas estaba entera; además todas se encontraban desplazadas de su sitio original. La fosa que contenía los restos óseos está excavada en la roca arenisca que forma el sustrato. Los restos que se han hallado son fémur derecho e izquierdo, tibia y peroné derecho e izquierdo, caderas, húmero derecho e izquierdo, el cráneo tenía la parte frontal destrozada y el resto de los huesos se encontraban literalmente pulverizados. En cuanto al ajuar no hay evidencias de él. La INHUMACION Nº2 DEL EXTERIOR se encontraba totalmente arrasada: de la cubierta quedaban solamente dos tégulas fragmentadas y los restos óseos estaban desplazados fuera de la fosa. Se conserva un fémur, una cadera y restos óseos no identificados. Tampoco hay indicios de la existencia de ajuar. Se llega al sustrato del terreno y se comprueba que los cimientos del muro de opus lo conforman dos grandes sillares de arenisca rectangulares y regulares. La cuadrícula trazada inicialmente de 10 x12 se reduce a 9 x 9,5 m. para evitar la aparición de tumbas que posiblemente existan alrededor de la estructura, y que en esta fase, por falta de tiempo, no se podrían excavar. Se abre otro sondeo en el exterior del mausoleo (SONDEO Nº2) de 0,60 x 2,50 adosado al muro sur, con el mismo ojetivo del sondeo nº1, documentar el sistema de cimentación de los muros. El resultado es el mismo: el muro de opus sostenido por sillares de arenisca. En este caso se documenta en la esquina SW del mausoleo la fosa de cimentación de los muros, en la que se encuentra inserta un sillar calzado con piedras. Esta esquina SW está reforzada por otro sillar de grandes dimensiones (1,04 m. x 0.60 m.) que está en lo alto del mencionado anteriormente. Se sigue excavando el exterior de la estructura a lo largo de los muros este y sur y se van delimitando éstos en su totalidad. En el muro sur se observa un desplazamiento del muro hacia el interior de la estructura. Esto es debido a que el mausoleo se encuentra ubicado en una pendiente que ha producido un empuje en el muro y lo ha desplazado considerablemente de su posición original. Una vez delimitados los muros por el exterior, se empieza la excavación del interior del monumento funerario, que está atravesado por el centro por la Cañada Real que recorre el yacimiento y que hasta ahora era paso habitual de ganado y maquinaria agrícola. Se comienzan a bajar niveles artificiales de 20 cm. Las primeras cavas pertenecen a un nivel de nódulos de piedra apisonados que forman el firme de la cañada. Estas piedras son de arenisca y vienen asociadas a una tierra marrón clara. Este paquete es de unos 25 cm. El segundo nivel que tenemos viene con una tierra marrón oscura con algunas piedras de arenisca; esta tierra está muy suelta y sale cerámica común y muy poca sigilata. Este nivel tiene una potencia de 30 cm. y a medida que va bajando va disminuyendo la cantidad de piedras. El último nivel que se registra es un nivel de tierra marrón oscura suelta que trae material óseo, cerámico, vítreo etc. todo revuelto. Así pues la estratigrafía del interior del monumento funerario es muy simple. Se simultanea la excavación del interior y del exterior del mausoleo. En el exterior aparecen adosados a los muros a los muros cuatro inhumaciones infantiles. El primer enterramiento (INHUMACIÓN EXTERIOR Nº3) estaba pegado al muro este con las coordenadas X=0,45 m. Y=1,70 m. y a una profundidad de -0,95 m. con respecto al punto 0 de la excavación; se trata de un enterramiento en una vasija de cerámica en el interior de la cual son depositados los restos óseos, haciendo de urna de enterramiento. El recipiente no estaba completo y no se conserva todo el esqueleto.

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La segunda inhumación infantil (INHUMACION EXTERIOR Nº4) también aparece junto al muro este con unas coordenadas de X=0,50 m, Y=2,60 m. y a una profundidad de -1,10 m. con respecto al punto 0 de la excavación; en este caso se trata de una vasija de cerámica en forma de fuente (Fig. 2) que cubría los restos óseos del individuo; La vasija se conserva entera y el esqueleto se conserva bastante bien; no se han detectado restos de la fosa que pudiera haber albergado al cuerpo, es decir, los restos se depositaron directamente sobre la tierra y fueron cubiertos con la citada vasija. La tercera inhumación (INHUMACION EXTERIOR Nº5) se encontraba situada junto al muro sur del mausoleo con la siguientes coordenadas: X=2,80 m. Y=0,28 m. y a una profundidad de 1,01 m. con respecto al punto cero; es una urna muy incompleta que contenía en su interior los restos óseos. El cuarto enterramiento (INHUMACION EXTERIOR Nº6) está igualmente pegado al muro sur con unas coordenadas de X=3,75 m. Y=0,31 m. y a una profundidad de -0.81 m.; es una vasija de cerámica (que se ha podido reconstruir) (Fig. 3) que, al igual que en los enterramientos nº 3 y 5, hace de urna albergando los restos óseos de un individuo de corta edad. En ninguno de los cuatro casos aparece ningún elemento de ajuar. Los restos óseos mejor conservados son los de la inhumación nº4, el resto se encuentra en peores condiciones. Por las reducidas dimensiones de dichos restos óseos y de los contenedores de los cuerpos podemos decir que se tratan de individuos de muy corta edad incluso neonatos. No se ha podido ver la posición de los restos en el interior de las vasijas, debido a que éstas estaban rotas porque la tierra había penetrado en el interior de las mismas reventándolas y desplazando los restos óseos del interior. No es posible precisar la cronología de los enterramientos infantiles, pero las inhumaciones infantiles de este tipo con comunes en época tardía romana. Son frecuentes los enterramientos infantiles en ánforas y en otro tipo de vasijas que se utilizan como urnas funerarias, es por esto por lo que podemos decir, con las debidas

FIG. 2.

FIG. 3. FIG. 4.

LAM. IV.

LAM. V.

FIG. 5.

101

reservas, que estas cuatro inhumaciones corresponden a época tardorromana. En Carmona (Sevilla) se llevaron a cabo inhumaciones infantiles en recipientes en forma de lebrillo, parecidos al que cubría a una de las inhumaciones infantiles de Carissa. En Chipiona se halló una necróplis exclusivamente infantil, con todos los individuos enterrados en el interior de ánforas; su cronología es también tardorromana (2ª mitad siglo III d. C.-1ª mitad siglo IV d. C.). 5.2.2.Interior de la estructura

En el interior del mausoleo se fueron bajando niveles artificiales y fueron apareciendo fosas pertenecientes a enterramientos de incineración e inhumación (FIG. Nº5, LAM. VI) A) Incineraciones. LAM. VI.

Son cuatro las incineraciones existentes en el interior del mausoleo: La primera que aparece es una tumba de incineración de doble fosa (INCINERACION Nº1) ; en su interior había ladrillos, probablemente correspondientes a la cubierta y un pequeño vasito (FIG. Nº2). Sus dimensiones son de 0,98 mts. de largo y 0,60 m. de ancho la fosa más pequeña y 2,45 m. de largo y 1,50 m. de ancho el rectángulo más grande. La segunda incineración es de sólo una fosa rectangular de 0,83 de largo y 0,70 de ancho (INCINERACION Nº2); aparecen «in situ» una hilera de ladrillos que formaban parte de la cubierta (LAM. IV). El color que presentaba el interior de la fosa es negro y se observan abundantes restos de carbón pero apenas sale material. La tercera incineración es de doble fosa de grandes dimensiones: 3,00 m. de largo y 1,50 m. de ancho el rectángulo mayor y 0,94 m de largo y 0,52 m. de ancho en su rectángulo más pequeño (INCINERACION Nº3). Esta tumba además tiene la peculiaridad de ser la excavada con mayor profundidad dentro de la estructura y conserva una serie de ladrillos que serían parte de la cubierta de la fosa. Sólo había evidencias de la incineración por los restos de carbón que había en el interior de la tumba; no había restos del ajuar. Por último la cuarta tumba de incineración (INCINERACION Nº 4) es de doble fosa y sus medidas son 0.70 m. de largo y 0,41 m. de ancho en su rectángulo menor. La fosa mayor no está bien delimitada. Así pues de las cuatro incineraciones, tres son de doble fosa y una cuarta en fosa simple rectángular con cubierta de ladrillos. Tipológicamente se corresponden con las tumbas de la Necrópolis Norte del yacimiento. B) Inhumaciones.

La primera de las tumbas de inhumación (INHUMACION Nº1) tiene unas medidas de 1,57 de máxima longitud conservada y 0,50 de anchura máxima; está orientada en sentido W-E, al igual que las inhumaciones nº1 y 2 del exterior y conserva el arranque de dos tégulas que conformarían la cubierta de la tumba a dos aguas. La siguiente fosa tiene forma de «L» y muy poca profundidad (17 cm.); mide 1,05 m. de largo y 0,40 m. de ancho en el brazo de más longitud y 0,80 por 0,40 en el brazo más corto. En este caso aparecieron algunos restos óseos por lo que podemos decir que se trata de una tumba de inhumación, aunque la forma no se ajuste a la tipología de tumbas del yacimiento (INHUMACION Nº 2). Aparece de forma paralela al anterior enterramiento (inhumación nº2) una fosa correspondiente a un enterramiento de inhumación (INHUMACION Nº3); sus dimensiones son 1,05 m. de largo por 0,30 m. de ancho y aparece cortada por la incineración nº4..

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LAM. VII.

El último enterramiento que aparece es la inhumación nº4 (LAMINA Nº 6) de grandes dimensiones 2,00 m. de largo por 0,42 m. de ancho y está orientada en sentido W-E. Hay en el interior de la estructura una fosa de medidas muy reducidas 0,65 X 0,23 m. y al no tener restos en su interior de ningún tipo y ser de dimensiones tan reducidas no podemos precisar si se trata de una tumba o no. Una peculiaridad de las tumbas halladas en el interior del mausoleo es que no están orientadas con respecto a la configuración general del edificio, es decir su orientación no se corresponde con la alineación de los muros de la estructura. 5.2.3. Muros.

En cuanto a la construccIón del mausoleo tenemos dos muros, sur y este, de idéntica fábrica, y otro, el norte, totalmente distinto a los dos anteriores. Los muros sur y este son de opus caementicium asentado sobre sillares más o menos regulares. El muro este (FIG. Nº 4, LAM. V) mide 7,30 m. de longitud: el opus está sustentado por 8 sillares de arenisca de los que el más pequeño mide 0,72 m. x 0,35 m. , y el mayor 1,20 m., tres miden 0,90 m. x 0,40 m., 0,48 m. y 0,51 m., y los otros 0,82 m. x 0,62 m., 1,10 m. x 0,50 m. y 0,73 m. x 0,60 m. Estos sillares estaban recubiertos de opus caementicium en el interior del mausoleo, por lo que éstos no estaban a la vista; de resultas de ello, el interior del edificio se presentaba, en apariencia, como un muro uniforme de opus, debajo del cual, en la parte inferior, quedaban ocultos los sillares (LAM. VII). Estos sillares, que forman los cimientos del muro, están calzados con piedras. La esquina SE está reforzada por un segundo sillar, apoyado en los dos últimos sillares del muro este.

El muro sur (FIG. Nº3) mide 7,13 m de longitud e igualmente está apoyado en 9 sillares de arenisca, de los cuales 5 de ellos miden 0,90 m. x 0,55m., 0,58., 0,50 m., 0,60 m., 0,59 m. en su zona más ancha, otro mide 0,75 m. x 0,55 m. en su parte más ancha, otro 0,40 x 0,90 m. (éste tiene la peculiaridad de encontrarse de forma transversal, de forma que sobresale del muro), otro mide 0,83 x 0,58 m y se encuentra en la esquina SW, y el más pequeño, situado en la esquina SE, mide 0,40 x 0,44 m. Estos dos últimos que conforman, como acabamos de señalar, las esquinas SE y SW, están reforzados por otros dos sillares situados encima de ellos. En la esquina SE, se trata de un sillar de reducidas dimensiones (0,45 x 0,48 m.), y en la esquina SW el sillar tiene unas medidas más respetables ( 1,04 x 0,60 m.). El muro norte es diferente ; mide en total 5,90 m. y de él quedan ocho sillares de arenisca de los que conformaban el muro original, sin que aparezcan restos del opus conservados en los otros muros. Los sillares miden: 1,08 x 0,60, 0,90 x 0,60, 0,90 x 0,60, 0,60 x 0,70, 0,70 x 0,50, 0,30 x 0,50 (en éste no se aprecia bien la anchura por estar recubierto de piedras en su interior, por lo que la medida que se da es aproximada), 0,80 x 0,60 y 0,60 x 0,90 m.; éste último y el tercer sillar citado están dispuestos transversalmente, de modo que sobresalen por el interior del edificio. Este muro ha sido rehabilitado en época posterior para una posible reutilización del mausoleo ya que se puede observar cómo aprovechando los cimientos del muro original se ha reconstruido el muro con piedras ofreciendo el muro un aspecto totalmente diferente al de los otros dos. En el lateral oeste del mausoleo no aparece ningún resto ni huellas de sillares, opus o cualquier elemento integrante de muro. 6. CONCLUSIONES.

Ya se ha apuntado que el interior del monumento funerario estaba totalmente arrasado dando materiales revueltos que probablemente procedan del exterior y que han ido rellenando la estructura. Encontramos restos óseos dispersos, fragmentos de mármol, de metal y de vidrio, tégulas e ímbrices y también derrumbes del opus de los muros. En cuanto a la cerámica, tenemos fragmentos pertenecientes a bronce final, a época ibérica, a época romana (campaniense, sigilata hispánica, aretina, sudgálica, clara, lucente, cerámica común, fragmentos de ánfora) y a época medieval. Esta variedad de material cerámico, en cuanto a cronología se refiere, da idea de los aportes que ha recibido el interior de la estructura de materiales rodados del exterior. La estratigrafía del interior del mausoleo, una vez concluida la excavación, es la siguiente: A- Nivel de derrubio del mausoleo; este nivel no existe propiamente en cuanto a estratigrafía, aunque sí son visibles algunos fragmentos de derrumbe de opus tanto por los alrededores del mausoleo como en el interior. Probablemente los materiales pertenecientes a este nivel se usaron para la construcción o rehabilitación de otras construcciones de época más tardía. B- Nivel de arrasamiento o saqueo; este nivel es poco visible, pero existe en diversas zonas del espacio excavado, como el revuelto de materiales de las tumbas. C- Nivel de relleno; este nivel contiene materiales de rodamiento del exterior al interior. Éste sería un período de abandono y olvido del edificio. D- Nivel de relleno y nivelación intencionado para montar el nivel E. E- Nivel de nódulos de arenisca que actualmente hacía de camino. Nos encontramos ante un mausoleo que en su interior alberga tumbas tanto de incineración como de inhumación. La escasa información que nos facilita el material hallado en él tan sólo permite dar una cronología relativa tomando como referencia la crono-

logía de la necrópolis más cercana, la Necrópolis Norte, donde también se pueden observar los dos ritos de enterramiento. Las tumbas pueden ser de época imperial (s.I-1ª mitad s. II d C.) y el mausoleo pudo ser también construido en esa etapa; esto queda dicho con toda las reservas que nos imponen la escasez de datos fiables que ha dado la excavación; el muro Norte del mausoleo puede corresponder a una época más tardía en la cual se repararía para una reutilización del edificio, sin que sea posible saber con qué fin. El trabajo de construcción del mausoleo es, en general, poco esmerado apartándose de las estructuras geométricas ideales. Parece obra de unos constructores poco exigentes con su obra; se observa la escasa pulcritud con que están colocadas las piedras que calzan los sillares que sustentan el opus y las esquinas también están realizadas con despreocupación, no siendo ninguna de las que se conservan de igual factura. Otra muestra del poco esmero de los constructores es el uso de sillares de distintas dimensiones, aunque ya hemos dicho que los sillares o cimientos del muro estaban recubiertos de opus por lo que no quedaban a la vista. No es posible saber cómo era la fachada del mausoleo, ni el aspecto que tendría el muro Oeste, del que no quedan indicios. Tampoco sabemos nada de cómo sería el interior del mausoleo ni el tipo de cubierta que techaría el edificio. El Mausoleo está ubicado en una de las vías de entrada a la ciudad de Carissa Aurelia como era costumbre en el mundo romano. En cuanto a los paralelos que podemos encontrar de mausoleos en la Península, el que parece tener más parecido con el de Carissa Aurelia es el Mausoleo de La Capuchina, en Mollina (Málaga). Se conservan dos muros de los que conformaban el edificio. La totalidad de los muros se construyó con cantos de tamaño más o menos homogéneos unidos con argamasa dando una apariencia muy similar a los muros del mausoleo que nos ocupa; pero se diferencia de él en que en su construcción no se emplearon cimientos de sillares de piedra. Este mausoleo de La Capuchina tenía un podio, una cripta subterránea cubierta por un arco de medio punto y deducen una cubierta a doble vertiente En cuanto a la cronología que se da para el mausoleo malagueño es de la 2ª mitad del s. II d. C. Otros mausoleos de la Bética son la Ermita de San Sebastián en Abla (Almería), de planta también cuadrada y con remate piramidal. En Baelo Claudia a lo largo de la playa había monumentos funerarios en forma de torre cuadrada. Hoy día están casi destruidos pero se conservan alguno de sus basamentos que estaban hechos de opus caementicium asentados sobre sillares de calcarenita, al igual que los muros del mausoleo que nos ocupa. En la Torre del Monje en Almuñecar (Granada) tenemos otro ejemplo de sepulcro en forma de torre, con cubierta a cuatro aguas; en el interior hay una cámara abovedada con nichos y una cripta bajo el suelo. En la localidad de Puerto Serrano (Cádiz) en la zona denominada “El Chaparral” se ha documentado un mausoleo romano situado en una Cañada Real. Los restos visibles son muros de opus caementicium, formando una planta cuadrada. Este monumento se encuentra aun sin excavar. Otro muy parecido se puede observar en Munigua, en Villanueva del Río y Minas (Sevilla). Por otra parte existen otros mausoleos romanos de planta cuadrangular de mucha mas calidad constructiva que los citados anteriormente; los ejemplos más conocidos son: la Torre Ciega de Cartagena (Murcia), la Torre de Villajoyosa (Alicante), Torre de los Escipines (Tarragona), la Torre de Baebia Quieta (Valencia) etc. El Mausoleo-1 de Carissa Aurelia es un monumento sencillo, sin la majestuosidad de los mausoleos turriformes arriba citados; de hecho, no se le debe clasificar dentro de este tipo de mausoleos. Es mas bien, junto a otros mausoleos similares, producto de un arte provicial de Hispania de apariencia mas humilde.

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Está documentada la existencia de más enterramientos (en concreto, tres inhumaciones) en los alrededores del mausoleo, lo que indica que la zona de necrópolis del Norte de la ciudad se extiende como mínimo hasta los alrededores del mausoleo pudiendo haber una continuidad espacial de la necrópolis desde la llamada Necrópolis Norte hasta más allá del mausoleo. De todas formas con los datos que tenemos no podemos dar conclusiones definitivas; habría que seguir excavando para poder concretar la extensión que abarca la necrópolis situada al norte de Carissa Aurelia, su distribución espacial y su estructura interior, y poder precisar con exactitud la cronología de ésta del mausoleo.

7. AGRADECIMIENTOS.

Quiero hacer constar mi agradecimiento a las numerosas personas que durante el período de la intervención colaboraron de alguna manera en la ejecución de la misma y que pusieron a mi disposición sus conocimientos y su valioso tiempo: Ester Pérez Rosendo, Luis Aguilera Rodríguez, Aurora Higueras-Milena, Juan José López Amador y Javier de Lucas Almeida. También debo destacar la colaboración desinteresada y constante que en todo momento prestó el guarda del yacimiento Francisco Castillo Faustero, en todas las tareas realizadas y agradecerle su disponibilidad e interés.

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EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN C/ SAN CRISTÓBAL 1-3, JEREZ DE LA FRONTERA (CÁDIZ). LAUREANO AGUILAR MOYA FRANCISCO J. BARRIONUEVO CONTRERAS

Resumen: Presentamos en este informe los resultados obtenidos en una intervención de urgencia llevada a cabo en Jerez de la Frontera en el año 1998. La excavación, realizada en un pequeño solar intramuros del recinto medieval de la ciudad de Jerez, ha aportado una secuencia ininterrumpida desde momentos prealmohades hasta nuestros días. Dentro de los resultados obtenidos cabe destacar la aparición de la planta parcial de dos viviendas de época almohade. Abstract: This report shows the results of an archeological excavation carried out in Jerez de la Frontera in 1998. The excavation, made in a little lot inside medieval´s walls of Jerez, have allows an uninterrupted sequence since prealmohade´s times to ours days. Into the results obteins its can stand out the appearance of parcial ground plan of two almohade´s houses.

Los trabajos de excavación autorizados por la Dirección General de Bienes Culturales con fecha 21 de Julio de 1998 se han desarrollado, entre el 5-8-98 y el 25- 9-98. Se ha realizado una única cata de 60 metros cuadrados, lo que supone el 50 % del área disponible para investigar, teniendo en cuenta las características del solar y el peligro de trabajar junto a las medianeras de los edificios colindantes, que poseen cuatro plantas de altura. SITUACIÓN E HISTORIA DEL SOLAR

El solar objeto de estudio se encuentra en el interior del recinto amurallado de época islámica, en el barrio de la etapa medieval cristiana de San Dionisio. Esta zona fue durante el periodo medieval, tanto musulmán como cristiano, el centro neurálgico de la ciudad (figura 1). Durante la etapa islámica se localizaba en esta zona la mayor concentración de tiendas, alhóndigas y mezquitas, además de hallarse muy próxima la antigua alcaicería de la ciudad situada en la plazoleta de Belén (junto a San Dionisio). Se encuentra justo a la espalda de la actual iglesia de San Dionisio, que por tradición y por lógica parece situarse sobre una de las antiguas mezquitas de la ciudad. Sólo existe un dato documental claro con respecto a la conversión de una mezquita en iglesia. Es el caso de la Catedral, antigua colegial del Divino Salvador. En el documento de cesión por Alfonso X al cabildo colegial se hace mención expresa de que fue entregada para ello la antigua mezquita mayor de los musulmanes. Quizá este dato sirva para extrapolarlo a las demás parroquias fundadas por Alfonso X en la ciudad, para las cuales y al ser un número reducido (sólo 5 parroquias además de la del Salvador), pudieron ser elegidas las mezquitas de barrio más grandes y mejor situadas. Con respecto a que la actual iglesia de San Dionisio pudo haber sido la primitiva mezquita mayor de la ciudad no vamos a abundar, y remitimos directamente al trabajo que sobre el tema existe (Aguilar, 1999). Sólo mencionamos que las alcaicerías y principales

zonas comerciales de las ciudades islámicas se situaban siempre en las proximidades de la mezquita mayor, y en el caso de Jerez, esta área comercial la encontramos alrededor de San Dionisio y no en torno a la actual Catedral. Durante la etapa medieval cristiana este espacio urbano se hace más importante si cabe. El primitivo Cabildo de la ciudad que, a partir del siglo XVI, pasó a la actual plaza de la Asunción (antigua de Escribanos), estuvo situado junto a la actual iglesia de San Dionisio frente al solar objeto de estudio. Muy próxima también se encontraba la Aduana, que quizá fuera heredera de una institución islámica anterior de similares características. En el solar de este edificio, derribado en el siglo XVI, se trazo la actual plaza de la Asunción. De igual manera las denominadas “tiendas de escribanos” se diseminaban en las proximidades del Cabildo y de la iglesia de San Dionisio. Esta calle de San Cristobal, denominada así por dar acceso al convento de San Cristobal, situado en la actual plazoleta del Banco, fue conocida al menos desde el siglo XV como calle de Tundidores, por habitar en ella las personas dedicadas a este oficio textil (Muñoz, 1903). Señala el mismo autor que en esta misma calle desde el ingreso desde plaza Plateros hasta la esquina con la calle Huevar, existió una casa-hospedería de Nuestra Señora de Monserrat, que estuvo en funcionamiento con seguridad hasta 1660. Durante las épocas moderna y contemporánea la plaza Plateros ha sido uno de los principales centros comerciales de la ciudad. Esta plaza también ha sido denominada como plaza de Mercaderes, de las Vendedoras y del Pan, siendo todas estos nombres referencias a actividades comerciales. El último uso al que fue destinado el edificio que se levantaba en el solar objeto de la intervención fue el de papelería. RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN

Los primeros niveles históricos documentados se encuentran, en general, muy afectados por las canalizaciones y cimentaciones modernos del siglo XX y del siglo XIX, momento en que se construyó el edificio que se encontraba en la actualidad en estado ruinoso y que ha sido derribado para realizar la nueva construcción. Los cimientos de esta última fase del solar descansan directamente sobre muros anteriores. La unidad estratigráfica 2, por ejemplo, es un muro de tapial de época islámica y servía de cimiento para uno de los muros maestros del edifico del siglo XIX. De época moderna (siglos XVI-XVIII), son escasa las estructuras documentadas (fig. 2 y lam. I). Han sido puestos al descubierto los restos de una cimentación mínima (U.E.-36), cuya función ha sido imposible reconocer y diversas estructuras subterráneas (UU.EE.-3, 11 y 42). Las unidades estratigráficas 3 y 42 son pozos de agua, realizados en ladrillo. La presencia en esta zona de pozos parece estar indicando la utilización como patio de este espacio. El pozo de agua U.E. 42 es el más interesante de ambos. Se encuentra colmatado por un relleno de tierra muy suelto en el que se locali-

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FIG. 1. Reconstrucción del trazado del sistema defensivo islámico de la ciudad de Jerez. Situación de la intervención arqueológica de urgencia en C/San Cristobal, 1-3. (En plano, nº 1).

zaron algunos resellados del siglo XVII y un fragmento de un pendiente de oro, en forma de argolla. El hallazgo de este pendiente en un pozo puede estar indicando el nivel económico de los habitantes de esta vivienda durante el siglo XVII, etapa que fue para Jerez de decadencia en líneas generales. La U.E. 11 es un pozo de forma cuadrada rematado en su extremo Este por un espacio absidal. No conocemos su funcionalidad original, aunque sabiendo que en esta zona existieron tundidores de textil, quizá haya que poner esta construcción en relación con alguna de las operaciones del tundido de tejidos. Esta estructura se encuentra colmatada por un relleno de tierra oscura y suelta. Destaca la gran cantidad de escamas y de espinas de pescado. La creación de este relleno se fecha por la aparición de una moneda de 1743, por lo que los podemos considerar los materiales arqueológi106

cos encontrados, como de fines del siglo XVII y primera mitad del siglo XVIII. Se ha recuperado un gran número de piezas cerámicas, jarras y platos sobre todo. En algunos de ellos aparecieron los restos quemados de algunos elementos químicos, entre los que hemos podido reconocer el azufre. Destacamos dentro de las piezas cerámicas, la aparición de un albarelo de loza azul sobre blanco representado un escudo de España (lam. II). Bajo este escudo aparece pintado en negro sobre rojo el fragmento de inscripción ASAFE... es decir asafétida, utilizada en medicina moderna como antiespasmódico (Moliner, 1984, T. 1 pag. 268). También se ha recuperado una importante colección de recipientes de vidrio como jarritas, redomas, vasos y botellas, algunas de las cuales llevan inscripciones o elementos decorativos pintados, destacando una botella con el motivo de una flor de lis. Por

FIG. 2. Dibujo de planta de la excavación arqueológica.

LÁM. I. Vista aérea de la excavación arqueológica.

la forma y la decoración algunos de estos elementos, especialmente ciertos vasos (lam. III) y un pequeño jarrón parecen relacionarse con tipos fabricados en las reales fábricas madrileñas, lo que nos llevaría a una cronología más del siglo XVIII que de fines del siglo XVII. Entre estos elementos de vidrio cabe señalar la presencia de unas pequeñas coronitas dentadas cuyo uso desconocemos. Junto a ellos se encontraron los restos de una balanza romana realizada en hierro, aunque se conserva en un estado muy avanzado de deterioro. La tipología y funcionalidad de estos materiales vienen a indicar que en este solar existió durante al menos la primera mitad del siglo XVIII una farmacia. Sobre esta farmacia existe una referencia bibliográfica (Muñoz, 1903), en la que se menciona el Padrón de

LÁM. II. Albarelo de la primera mitad del siglo XVIII.

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LÁM. III. Vaso de vidrio con decoración grabada.

Moneda Forera de 1608, en el que se recoge la existencia en la plaza de Plateros de un boticario. Con estos datos podemos comenzar a reconstruir el aspecto de esta zona urbana a comienzos del siglo XVIII, momento en el que la ciudad empieza a recuperar el nivel económico tras el declive del siglo XVII. De época medieval cristiana se han detectado algunos muros (UU.EE. 30, 33, 45), que parece vienen a sustituir en su alineación a muros anteriores o incluso son reparaciones de los paramentos de la casa islámica de la que hablaremos a continuación. En general los niveles pertenecientes a este periodo son escasos, debido posiblemente a la utilización de las mismas estructuras durante la época moderna. La imagen que podemos obtener de esta parte de la ciudad durante la época medieval islámica, procede del análisis del libro del Repartimiento de la ciudad (1266) (González y González, 1980). En el barrio de San Dionisio existía gran cantidad de alhóndigas, tiendas y establecimientos comerciales que hacían de esta zona el espacio comercial por excelencia de la ciudad. También destaca la gran cantidad de casas medianas y pequeñas, denominadas a veces en el Libro del Repartimiento como “moriscas”. Observando el tamaño y disposición de casas excavadas en distintos puntos de la Península Ibérica, se aprecia que estas viviendas podían ser verdaderamente pequeñas. Frecuentemente esta falta de espacio se solventaba con la creación de una planta alta o algorfa. También tenemos que hacer mención del tamaño de las tiendas (como ya se ha mencionado, frecuentes en este barrio), que eran muy pequeñas, oscuras y en las que, como tónica general, la venta se realizaba a través de ventanas o mostradores, muretes de mediana altura que separaban la calle del espacio ínfimo del interior de la tienda. 108

Los restos de la vivienda islámica documentada se reducen a un muro de 60 centímetros de ancho y que conserva una potencia de 90 centímetros de media. Este muro realiza un quiebro, quizá adaptándose a un parcelario prefijado. Hacia el norte podemos observar como unos muros paralelos a este último y realizados con el mismo material y las mismas dimensiones cierran varios espacios. Se han registrado entre estos dos muros extremos, dos muros menores que delimitan el umbral de dos puertas. Sólo de la que se encuentra en el extremo oeste se han podido reconocer sus dimensiones que arrojan una medida de 160 centímetros. Es posible que sea el acceso a algún salón de la vivienda, ya que la habitación a la que da paso tiene una anchura de 240 centímetros. Los anchos de las crujías de los salones de otras casas excavadas en la Península, nos ofrecen una gran variedad de tamaños. En el barrio de la alcazaba de Málaga el ancho de los salones oscila entre los 220 centímetros y los 320 centímetros (Torres Balbás, 1945); En Siyasa (Cieza, Murcia), su anchura oscila entre 240 y 260 centímetros (Navarro y Jiménez, 1995); en el barrio almohade de la alcazaba de Mértola sus dimensiones giran en torno a algo más de 200 centímetros (Macias y Torres, 1995). Por lo que no podemos descartar que este espacio localizado sea uno de los salones de esta vivienda. En el extremo este se ha localizado de igual manera otro espacio delimitado por un resalte o pilastra de 30 centímetros de ancho (U. E. 68). El ancho total de este espacio sólo es de 195 centímetros. Está bien pavimentado con ladrillos de 28x 14 centímetros, dispuestos a la palma (U. E. 75). El pavimento apareció colmatado con materiales cerámicos que se pueden fechar en la primera mitad del siglo XIII, por lo que no cabe duda que nos encontramos ante los restos de una casa habitada probablemente hasta los últimos momentos del dominio islámico en Jerez. En el lado Sur del muro (U.E. 2), se localizaron los restos de un pavimento de cal apisonada muy deteriorado y afectado por numerosas remociones modernas. Sobre él se encontraron piezas de una vajilla de la primera mitad del XIII (lam. IV), entre las que destacan una cazuela de costillas, una jarrita y un lebrillo. Todos estos elementos se encontraban caídos boca abajo sobre el pavimento, por lo que no descartamos que cayeran desde algún tipo de alacena o poyete sobre el que estuvieran situados. A pesar de tratarse de piezas preferentemente usadas en cocina, no podemos determinar si este espacio fue usado como tal o si, por el contrario, se trataba de un patio, de los que sabemos eran utilizados durante el buen tiempo para la realización de los alimentos y como cocinas eventuales, transportando los anafes. No hemos podido reconocer ningún muro de cierre de este espacio salvo el muro ya mencionado, quedando una amplia superficie por donde se extiende el pavimento hasta este muro de cierre, demasiado amplia para tratarse de una cocina como tal. Si este abandono lo podemos relacionar con la toma de la ciudad por las tropas castellanas,

LÁM. IV. Detalle de la acumulación de material del siglo XIII sobre el pavimento U.E.46.

a principios de Octubre de 1264, es posible que aún se estuviese cocinando a cielo abierto, ya que en nuestra zona entre fines de Septiembre y principios de Octubre, sigue haciendo calor intenso (el conocido como veranillo de San Miguel). Parece que este muro (U.E. 2) sirvió de medianera entre dos casas, ya que no hemos localizado ningún acceso entre los dos espacios antes mencionados, ni se observa entre ellos una relación espacial. De esta forma, aunque algo modificado el parcelario, el actual solar vendría a estar compuesto por dos viviendas de dimensiones medias- pequeñas. La orientación de los muros de este periodo es, en líneas generales, el mismo que encontramos en la calle San Cristobal y plaza Plateros. A través de estos datos podemos llegar a la conclusión que el viario actual dentro del recinto amurallado viene a coincidir de forma muy aproximada (con las lógicas modificaciones provocadas por el paso del tiempo y por el cambio en las concepciones urbanísticas), con el trazado de las calles durante época almohade (Aguilar 1999). Bajo este nivel de construcciones se han reconocido potentes rellenos de época islámica. Al norte del muro u.e.2, a una cota sensiblemente inferior se ha puesto al descubierto restos de un muro realizado con tapial de mala calidad, adobe, realizado con tongadas sucesivas de tapial de diferentes colores, predominando las tonalidades amarillo-verdosas y rojizas. El muro se encuentra asociado a un pavimento de cal pintado de almagra. Este paramento se hallaba muy mal conservado y bastante deteriorado por los rellenos de época almohade. Se encontraba pintado en rojo, decorado con un pequeño zócalo de dos líneas paralelas blancas que

formaban lazos, aunque debido a la poca potencia conservada no se puede definir si este zócalo desarrollaba en altura algún otro motivo. En principio parece ser que si, ya que se pueden apreciar un pequeño resto de otro motivo en blanco unos 4 centímetros por encima de las líneas antes mencionadas. Dentro de la propia ciudad aparecen muros con esta misma técnica constructiva, en las excavaciones realizadas en la calle Francos nº 36 y en el control urbano efectuado en la calle Paz, lugar muy próximo a la iglesia de San Marcos. No se ha podido conceder lamentablemente una cronología clara a estos restos, al encontrarse construidos de forma habitual sobre el terreno natural sin ningún tipo de zanja o preparación para la realización de cimientos. De igual manera no hemos podido reconocer la cronología del muro que nos ocupa, debido a su proximidad con la medianera de la casa colindante, que hacía peligrosa la continuación de la excavación en este sector. Todos los paramentos realizados con esta técnica han sido localizados, hasta el momento, en el área de la ciudad, que últimas investigaciones han señalado como el núcleo amurallado primitivo durante el siglo XI y la primera mitad del siglo XII, sin que se pueda descartar incluso su origen a fines del siglo X (Aguilar, 2000). Por el contrario si se han detectado algunos niveles de relleno con materiales que, aunque no son excesivamente significativos, parecen tener una cronología islámica prealmohade. Estos rellenos se encuentran, a una profundidad media de 200 centímetros, cercanos a las cotas del terreno natural que aparece a – 220 centímetros con respecto a la cota actual del terreno.

Bibliografía LAUREANO AGUILAR MOYA, “Jerez islámico” historia de Jerez de la Frontera, T. 1 desde los orígenes a la Edad Media. Diputación Provincial de Cádiz 1999. LAUREANO AGUILAR MOYA, “Nuevos datos sobre las murallas islámicas de Jerez de la Frontera (Cádiz)” Revista de Historia de Jerez. Jerez 2000. MANUEL GONZÁLEZ JIMÉNEZ Y ANTONIO GONZÁLEZ GÓMEZ, El libro del Repartimiento de Jerez de la Frontera, estudio y edición. Instituto de estudios gaditano. Diputación Provincial de Cádiz. 1980 SANTIAGO MACIAS Y C LAUDIO TORRES, “El barrio almohade de la alcazaba de Mértola: el espacio cocina”. Casas y palacios de Al-Andalus: siglos XII y XIII. El legado andalusí, 1995. MARIA MOLINER, Diccionario de uso del español. Madrid, 1984. AGUSTÍN MUÑOZ Y GÓMEZ. Noticia histórica de las calles y plazas de Jerez de la Frontera. 1903. Ed. Fasc. Biblioteca de Urbanismo y Cultura 1, Jerez de la Frontera s. f. JULIO NAVARRO PALAZÓN Y PEDRO JIMÉNEZ CASTILLO, “La decoración almohade en la arquitectura doméstica: la casa nº 10 de Siyasa. Casas y palacios de Al-Andalus: siglos XII y XIII. El legado andalusí, 1995. LEOPOLDO TORRES BALBÁS, “El barrio de casas de la alcazaba malagueña”. Crónica Arqueológica de la España musulmana, XVII, 1945.

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INFORME DE EVALUACIÓN DE IMPACTO SOBRE EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO CON MOTIVO DE LAS OBRAS DE CONSTRUCCIÓN DE LOS TRAMOS V Y VI DE LA AUTOVÍA A-381 (JEREZ DE LA FRONTERA-LOS BARRIOS, CÁDIZ). MANUEL MESA ROMERO JACINTO SÁNCHEZ GIL DE MONTES

Resumen: Este artículo pretende presentar una actividad arqueológica de urgencia realizada dentro de los trabajos de Evaluación de Impacto Ambiental efectuados con motivo de la construcción de los tramos V y VI de la Autovía A-381 (Jerez de la FronteraLos Barrios, Cádiz), a su paso por los términos municipales gaditanos de Alcalá de los Gazules y Los Barrios. Abstract: The intention of this article is to present an urgent archaeological activity realised in the works of the Environmental Impact Assesment carried away due to the construction of the tracts V and VI of the A-381 Highway (Jerez de la Frontera-Los Barrios, Cádiz), in its way through the municipal territories of Alcalá de los Gazules and Los Barrios.

Con la presentación de este artículo, se intenta, por un lado, dar a conocer una actividad arqueológica de urgencia realizada en el mes de Octubre de 1998 y, por otro lado, exponer una serie de orientaciones encaminadas a la realización de Informes de Evaluación de Impacto Arqueológico y Etnológico.

na... Así mismo comprenderá la estimación de los efectos sobre los bienes materiales, el patrimonio cultural...”. El patrimonio arqueológico y etnológico se englobarían dentro de dicho patrimonio cultural. Por lo tanto, el reglamento tiene una visión global e integrada del territorio a la hora de evaluar los efectos que se generarían en él debido a ciertas actuaciones constructivas. Dichos efectos pueden ser irreversibles y permanentes tanto en el patrimonio arqueológico como en el etnológico por la misma naturaleza de éstos, ya que se trata de bienes no recuperables ante la destrucción del mismo. Por otro lado, la ley 1/1991, de 3 de julio, Ley del Patrimonio Histórico de Andalucía, dice en su artículo 14.3: “En la tramitación de evaluaciones del impacto ambiental de actuaciones que puedan afectar directa o indirectamente a bienes integrantes del Patrimonio Histórico Andaluz la Agencia de Medio Ambiente recabará informe de la Dirección General de Bienes Culturales e incluirá en la declaración de impacto ambiental las consideraciones o condiciones resultantes de dicho informe.”. Por todo ello y debido a las exigencias de la empresa constructora, la realización de este actividad consistió en la elaboración de un Informe de Evaluación de Impacto Arqueológico y Etnológico para los tramos VI y V de la Autovía, respectivamente. Dichos informes completarían la parte de impacto cultural dentro del Informe de Evaluación de Impacto Ambiental.

I. INTRODUCCIÓN

Antes de la ejecución de las obras de construcción del trazado de los tramos V y VI de la Autovía A-381 (Jerez de la Frontera-Los Barrios), a su paso por los municipios de Alcalá de los Gazules y Los Barrios (Cádiz) por la empresa GIASA, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía comunicó a dicha sociedad la obligación de efectuar un Informe de Evaluación de Impacto Ambiental del área afectada. La construcción de esta vía provocaría un grave deterioro tanto en el patrimonio arqueológico como etnológico. Esta afección se produciría dentro de una franja de terreno de anchura variable de construcción y uso de dicha carretera. Debido al riesgo potencial tanto para los yacimientos arqueológicos como para los bienes inmuebles rurales de esta zona, se planteó la necesidad de realizar una serie de estudios encaminados a evaluar el impacto sobre el patrimonio cultural (arqueológico y etnológico) con motivo de las obras de construcción de la Autovía A-381. Los estudios de Evaluación de Impacto Arqueológico y Etnológico englobados en el más general de evaluación de impacto ambiental viene recogido tanto en el Reglamento de Evaluación de Impacto Ambiental como en la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía. Según el Reglamento de Evaluación de Impacto Ambiental, artículo 8.1 (BOJA nº166 de 28-XII-95), “La Evaluación de Impacto Ambiental valorará los efectos directos e indirectos de cada propuesta de actuación sobre la población humana, la fau110

II.OBJETIVOS

El objetivo primordial de este estudio es evitar, minimizar y corregir el impacto de las obras de construcción de los tramos V y VI de la Autovía A-381 (Jerez de la Frontera-Los Barrios), a su paso por los términos municipales de Alcalá de los Gazules y Los Barrios (Cádiz), sobre el Patrimonio Arqueológico y Etnológico de la zona. Los objetivos generales de nuestro análisis para salvaguardar tanto los yacimientos arqueológicos como los bienes inmuebles rurales afectados por el trazado de los citados tramos fueron los siguientes: 1. Realizar un Catálogo para la localización, delimitación, definición y valoración de todos los yacimientos y bienes inmuebles rurales existentes en el área, próximos al trazado de la Autovía A381. 2. Analizar el estado de conservación y su importancia arqueológica y etnológica de todos ellos. 3. Proponer las mejores medidas de corrección, protección y conservación de éstos, para preservarlos y salvaguardarlos de posibles afecciones que se podrían producir durante la construcción de la Autovía A-381.

III. METODOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD III.1. METODOLOGÍA ARQUEOLÓGICA

La realización de esta actividad en su sección arqueológica se centró en la catalogación, revisión y evaluación de todos los yacimientos arqueológicos conocidos cercanos a la construcción de la nueva autovía, lo cual dió lugar a las siguientes fases de trabajo: 1. Estudio previo o recopilación de datos: Consistió en la recogida de información sobre los yacimientos arqueológicos de la zona procedente de la Delegación Provincial de Cultura de Cádiz, del Instituto de Patrimonio Histórico de Andalucía, del Plan Especial de Protección del Medio Físico de la Provincia de Cádiz y de la bibliografía más reciente. 2. Trabajo de campo: Se realizó una inspección de la zona, donde supuestamente se encontraban los yacimientos conocidos que, por su cercanía al trazado de la vía, pudieran ser afectados por las obras de construcción de la carretera. Con esta visita se comprobó el estado de conservación de los lugares y se valoró la entidad de los restos. A continuación, mediante el plano se localizaron, delimitaron, valoraron y catalogaron los yacimientos arqueológicos que se encuentraban más cercanos a la futura construcción de la Autovía. La delimitación de éstos se hizo mediante un polígono irregular, cuyos vértices, comenzando por el más septentrional, se enumeraron en el sentido de las agujas del reloj y se situaron mediante coordenadas UTM en un mapa a escala 1:10000. Además, se efectuó un reportaje fotográfico, con el cual se ilustró aspectos tanto de la situación general del yacimiento como otros aspectos de detalle. Tras ello, el siguiente paso fue rellenar una ficha homologada de catalogación de los yacimientos arqueológicos de Andalucía, en la que se pone de manifiesto lo anteriormente dicho. 3. Trabajo de gabinete o análisis y tratamiento de la información: Elaboración de un Informe de Evaluación de Impacto Arqueológico, en el cual se recogieron los datos de nuestro análisis, la valoración individualizada de cada yacimiento inventariado y las medidas de corrección, protección y conservación necesarias para mitigar el impacto sobre el patrimonio arqueológico conocido y favorecer la salvaguarda y preservación de éste, el cual posee una gran importancia para el conocimiento histórico de nuestra cultura para futuras generaciones. III.2. METODOLOGÍA ETNOLÓGICA

La realización de esta actividad en su sección etnológica se centró en la catalogación, revisión y evaluación de todos los bienes inmuebles rurales próximos a la construcción de la nueva vía, lo cual dió lugar a las siguientes fases de trabajo: 1. Estudio previo: Recopilación de todos los datos bibliográficos, documentales y gráficos de los bienes inmuebles rurales existentes en el área. A través de la consulta de las Normas Subsidiarias de Alcalá de los Gazules (Cádiz) y del Plan General de Ordenación Urbana de Los Barrios (Cádiz), se recogieron los datos referentes a la situación legal y administrativa de dichos bienes. Por otro lado, se recopiló la planimetría a escala 1:10000 y 1:5000 de la zona, esta última cedida por la empresa contratante, para la localización de los bienes inmuebles dentro del área y el conocimiento del trazado del tramo V de la Autovía A-381. Además, a través de la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, se obtuvo la Ficha de Catalogación de los Bienes Inmuebles Rurales

para la realización del Inventario de las propiedades afectadas por las obras de construcción de la Autovía. A partir de ella, se ha diseñado una nueva f icha de catalogación adaptada a las caracteristicas y necesidades de este trabajo. En esta nueva ficha, se ha intentado realizar un análisis pormenorizado e individualizado de cada bien inmueble rural y de sus unidades integrantes, lo cual ha pretendido dar una imagen más completa y exacta de los mismos. 2. Trabajo de campo: Se efectuó una visita a la zona para la realización de una encuesta y la recogida directa de datos para la localización, delimitación, definición y valoración de todos los bienes inmuebles rurales existente en la zona. En estas visitas se realizaban las siguientes tareas complementarias: - Encuesta a los propietarios o encargados de las casas rurales con el objetivo de recoger los datos administrativos, económicos, cronológicos y funcionales de las mismas. - Análisis de los bienes inmuebles rurales para la recogida de datos estructurales y de estado de conservación. - Reportaje fotográfico de dichos bienes para su documentación gráfica. 3. Trabajo de gabinete: Se elaboró un informe de Evaluación de Impacto Etnológico, partiendo de los datos obtenidos en el trabajo de campo. En primer lugar, se completaron las fichas de datos, en las cuales se realizaban el análisis etnológico de los bienes inmuebles rurales existentes. A continuación, se delimitaron dichos bienes en la planimetría a escala 1:10000 mediante un polígono irregular, cuyos vértices quedaban situados mediante coordenadas U.T.M. y el orden de éstos seguía el sentido de las agujas del reloj, comenzando por el vértice más septentrional. Y, por último, se elaboró un Informe de Evaluación de Impacto Etnológico, en el cual se recogieron los datos de nuestro análisis, la valoración individualizada de cada inmueble inventariado y las medidas de corrección, protección y conservación necesarias para la salvaguarda y preservación de los bienes inmuebles rurales más importantes para el conocimiento en futuras generaciones de andaluces de unos modos de vida ya extinguidos. IV. METODOLOGÍA DE LA EVALUACIÓN DE IMPACTO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO.

Para alcanzar los objetivos de esta intervención, en principio, se planteó el significado de esta actividad, lo cual nos llevó a la conclusión de que un Informe de Evaluación de Impacto Arqueológico o Etnológico es aquella actuación por la cual se localiza, delimita, identifica, valora, previene y evalua el impacto de un proyecto de construcción en el caso de que se ejecute sobre los yacimientos arqueológicos y los bienes inmuebles de interés etnológico (Amado et alii 1998). Por ello, las estrategias seguidas para la realización de este Informe de Evaluación de Impacto Arqueológico y Etnológico fueron las siguientes: IV.1. ANÁLISIS DEL PROYECTO

En esta primera actividad, se englobaría, por un lado, el estudio de los Elementos Integrantes de la construcción de la Autovía, por los cuales se entienden todos aquellos procesos de la obra que podrían afectar de forma perjudicial a un yacimiento arqueológico o inmueble de importante carácter etnológico, y, por otro lado, la definición de los distintos Ámbitos de Afección, que comprenden todas aquellas áreas sometidas a la ejecución de actividades constructivas de repercusión negativa sobre el Medio Ambiente y

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sus componentes integrantes, entre los que se encuentran el Patrimonio Arqueológico y Etnológico. Por ello, los elementos integrantes de la obra de construcción de una Autovía son los siguientes: - Eje de la Autovía: Se entendería la franja de explanación (taludes, terraplenes y plataforma) de la Autovía. En esta franja, se producirá la mayor afección de la construcción sobre los bienes a proteger. - Caminos y Áreas de Servicio de la Obra: Son aquellos caminos habilitados para el tránsito de camiones y otras maquinarias. Éstos al construirse podrían dañar algún elemento componente del patrimonio arqueológico o etnológico existente. - Extracción de Áridos: Son las canteras de extracción de tierra para crear los terraplenes por donde pasaría la carretera. El impacto sobre el patrimonio arqueológico y etnológico podría ser de muy graves consecuencias. Una vez analizados los elementos integrantes de la construcción de la Autovía que actuarían de manera perjudicial sobre estos bienes culturales, se planteó la existencia de dos áreas pacientes de las actividades de repercusión negativa sobre los mismos definidas según la proximidad o lejanía a dichos elementos. Es decir, debe definirse el ámbito de afección de las obras, según su incidencia en el patrimonio arqueológico y etnológico, distinguiéndose dos bandas delimitadas en torno a la construcción: - Área de Afección: Franja de terreno definida por la plataforma de la Autovía más una banda a ambos lados de ésta de 20 m. Además, pertenecerían a este grupo los lugares de extracción de áridos, a no ser que ya estuvieran aquellos localizados y con su Declaración de Impacto Ambiental. Sería el área de máxima afección. - Área de Incidencia: Perímetro de seguridad de 100 m. establecido a partir del Área de Afección de la Autovía. Esta franja se delimita por la incidencia que pudieran causar caminos y áreas de servicio de la obra sobre aquellos elementos pertenecientes al patrimonio arqueológico y etnológico. Sería el área de afección moderada. IV.2. VALORACIÓN DEL INVENTARIO

Esta tarea consistió en la localización, delimitación, definición, valoración y catalogación de los yacimientos arqueológicos y bienes inmuebles rurales existentes más próximos a la futura obra de construcción de la Autovía. Para ello, se realizó una inspección superficial de la zona, donde se ubicaban los yacimientos y los bienes inmuebles para obtener una mayor exactitud y precisión en la localización y delimitación de éstos. A continuación, se efectuó una recopilación de datos, entre los cuales pueden destacarse todos aquellos detalles descriptivos relativos a la localización, delimitación, accesos, estructuración, estado de conservación y valoración de los mismos. La valoración se hizo en base a los siguientes criterios: su significatividad, representatividad, excepcionalidad, diversidad y estado de conservación de dichos bienes. Antes de introducirnos en el siguiente apartado, es necesario comentar una serie de cuestiones de gran interés para la comprensión de la actividad. Las distancias mediadoras entre los bienes tanto arqueológicos como etnológicos y la franja de explanación, el tipo de impacto y las características de éste están tomadas del plano a escala 1:5000 de la Alternativa 0 de los tramos V y VI de la Autovía A-381, por lo cual todas nuestras valoraciones están basada en esta documentación gráfica, cedida por la empresa contratante. Toda valoración de yacimiento o inmueble inventariado para que sea totalmente entendida en todos sus aspectos debe ser completada con la lectura de su ficha correspondiente.

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IV.3. EVALUACIÓN DEL IMPACTO

Para la realización de esta evaluación, se consideró conveniente la explicación del concepto de Impacto Arqueológico o Etnológico, el cual vendría definido por la relación existente entre la acción modificadora (en este caso la construcción de la autovía) y las entidades arqueológicas (yacimientos arqueológicos) o etnológicas (bienes inmuebles rurales de interés etnológico). Es decir, analizar cómo el tipo concreto de actividad que se realiza para la construcción de la autovía afecta y de qué manera a un yacimiento o un inmueble según su valoración. Según lo expuesto anteriormente y en base a un criterio de distancia (proximidad/lejanía) entre dichos bienes y los diferentes elementos de afección, se establecieron distintos tipos de impacto: - Impacto Crítico: Asignado a los yacimientos arqueológicos o bienes inmuebles rurales que se encuentren en la franja de explanación o de remoción de tierras hasta los 20 m. medidos desde el límite exterior de esa franja. Estos bienes podrían sufrir un grave deterioro o la destrucción total por las obras de construcción de la Autovía. - Impacto Severo: Asignado a los yacimientos arqueológicos o bienes inmuebles rurales que se encuentren entre 20 m. y 50 m. siempre medidos desde la línea exterior de explanación. En este caso, se podrían producir incidencias por la acción de diversos agentes y acciones de la obra (paso de maquinaria, construcciones auxiliares, escombreras, pistas de acceso,...) sobre el patrimonio arqueológico y etnológico. - Impacto Moderado: Asignado a los yacimientos arqueológicos o bienes inmuebles rurales que se encuentren entre 50 m. y 120 m. siempre medidos desde la línea exterior de explanación. Aquí, se podrían producir incidencias por imprevistos técnicos del desarrollo de la obra, que podrían afectar de forma extraordinaria a los bienes culturales de interés arqueológico y etnológico. - Impacto Compatible: Asignado a los yacimientos arqueológicos o bienes inmuebles rurales que se encuentren a más de 120 m. siempre medidos desde la línea exterior de explanación, según lo cual éstos no resultarían perjudicados, salvo en caso de una modificación del proyecto original, por lo que sería necesario otra nueva y rápida evaluación puntual de este cambio de las obras. IV.4. PROPUESTAS DE MEDIDAS CORRECTORAS

Finalmente, en esta cuarta y última actividad de nuestro trabajo, se intenta presentar las mejores propuestas de medidas correctoras para obtener el menor Impacto Arqueológico y Etnológico posible sobre los yacimientos y los bienes inmuebles rurales existentes en esta zona. Con dichas propuestas de medidas correctoras, se pretende prever y mitigar los diferentes tipos de impactos que puedan ser producidos por la construcción de la Autovía sobre el Patrimonio Arqueológico y Etnológico del área afectada, lo cual está encaminado a la protección, preservación y conservación de estos bienes de gran interés. Debido a las diferentes características, estados de conservación y niveles de protección entre los elementos componentes de estos dos patrimonios culturales, se planteó la necesidad de distinguir entre las propuestas de medidas correctoras dirigidas hacia los yacimientos arqueológicos y las relativas a los bienes de interés etnológico. IV.4.1. PROPUESTAS DE MEDIDAS CORRECTORAS DEL IMPACTO ARQUEOLÓGICO

Con la propuesta de medidas correctoras, se pretende prever y mitigar los impactos, que pueden producirse con motivo de la construcción de la carretera sobre el patrimonio arqueológico. Por todo ello, se distinguió dos tipos de medidas según fuesen antes (Fase de proyecto) o durante la construcción de la carretera (Fase de construcción):

- Medidas durante la fase de proyecto: El primer paso sería la prospección arqueológica para un mejor conocimiento de los yacimientos existentes en los tramos, donde la información sobre aquellos sea nula. Por ello, se trataría de prospectar, superficialmente y dando una cobertura total, el trazado de la autovía, en lo que sería la banda de afección. Por otro lado en el lugar de la extracción de áridos se prospectaría de forma intensiva la zona al ser afectada al 100%. En el supuesto de que el trazado de la carretera afectara a un yacimiento se realizaría un sondeo previo para valorarlo y definirlo con el objetivo de plantear las medidas pertinentes para compensar la destrucción o alteración ocasionadas por las obras. Dichas medidas se concretarían en una modificación del trazado o, si no es posible dicha opción, se recurría a la excavación arqueológica en área del yacimiento afectado. - Medidas durante la fase de construcción: Seguimiento de obra de la remoción de tierras en la banda de afección. En los tramos de carretera, donde la presencia de un yacimiento esté próxima, es decir, donde el área de protección del yacimiento (banda de incidencia) recogida en la normativa urbanística se viera afectada, se actuaría de la misma forma, anteriormente expuesta. En el supuesto de que la carretera afectara a un yacimiento se realizaría un sondeo previo para valorarlo y definirlo con el objetivo de plantear las medidas pertinentes para compensar la destrucción o alteración ocasionadas por las obras. Dichas medidas se concretarían en una modificación del trazado o, si no es posible dicha opción, se recurría a la excavación arqueológica en área del yacimiento afectado.

- CUEVA DEL MEDIANO: Yacimiento catalogado con la máxima protección, es decir, está considerado BIC (Bien de Interés Cultural) según la Ley 16/85 del Patrimonio Histórico Español en su artículo 40.2: “Quedan declarados Bienes de Interés Cultural por ministerio de esta ley las cuevas, abrigos y lugares que contengan manifestaciones de arte rupestre”. Este yacimiento se sitúa a más de 400 m. del nuevo trazado por lo que queda totalmente exento de cualquier afección o impacto por la construcción de la autovía A-381. En la visita que se realizó al abrigo, no se detectaron las figuras pintadas que aparecían en las fuentes bibliográficas, posiblemente debido a su mal estado de conservación. Dicho estado es producto tanto de los agentes geomorfológicos que actúan siempre como del uso habitacional que tuvo el lugar a mediados del siglo XX.

IV.4.2. PROPUESTAS DE MEDIDAS CORRECTORAS DEL IMPACTO ETNOLÓGICO

- CASA DE LA PORQUERIZA: Yacimiento que sólo se recoge en el Inventario de Yacimientos Arqueológicos de la Provincia de Cádiz. La poca entidad de los restos conservados en superficie hace que la valoración que se pueda hacer desde este trabajo es parcial ante la ausencia de datos fiables que puedan contrastar cualquier interpretación o valoración. Este yacimiento se encuentra a más de 800 m. del nuevo trazado de la Autovía A-381, por lo que no va a sufrir ningún tipo de impacto por parte de dicha construcción.

Con la propuesta de medidas correctoras, se pretende prever y mitigar los impactos, que pueden producirse con motivo de la construcción de la carretera sobre el patrimonio etnológico. Para todo ello, en principio, dependiendo de la valoración del bien inmueble rural catalogado y el tipo de impacto que le afecte, se ha propuesto dos tipos de actuaciones diferentes: - Estudio Documental Exhaustivo del Bien Afectado: En los casos indispensables, en los que la valoración etnológica lo indique, es decir, en aquellos inmuebles, cuyas características intrínsecas hagan del mismo una construcción significativa, pero que no sean extraordinarios para su protección y conservación, sería necesario la realización de una documentación exhaustiva del inmueble, consistente en un levantamiento planimétrico de la construcción, una encuesta más profunda al propietario para conocer las transformaciones realizadas en la edificación y la consulta de la documentación catastral existente sobre el mismo. - Desvios del Trazado: Esta opción sólo se daría en aquellos casos, en los que los bienes afectados estén protegidos y catalogados o en aquellos bienes que por su signif icatividad, representatividad, excepcionalidad, diversidad y estado de conservación se propongan para su protección, conservación y puesta en valor. V. EVALUACIÓN DE IMPACTO ARQUEOLÓGICO (TRAMO VI) V.1. VALORACIÓN DE LOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS Y EVALUACIÓN DE IMPACTO ARQUEOLÓGICO

En este apartado, se expone de manera concreta los resultados del trabajo de Evaluación de Impacto Arqueológico en el tramo VI de esta autovía. Dicho tramo, de 11 kilómetros de longitud, se encuentra a 4 Km. al norte del actual casco urbano de Los Barrios en pleno Parque Natural de los Alcornocales. Su exposición se articula según los yacimientos arqueológicos estudiados:

- CUEVA DE LAS BAILADORAS: Yacimiento catalogado con la máxima protección, es decir, está considerado BIC (Bien de Interés Cultural) según la Ley 16/85 del Patrimonio Histórico Español en su artículo 40.2: “Quedan declarados Bienes de Interés Cultural por ministerio de esta ley las cuevas, abrigos y lugares que contengan manifestaciones de arte rupestre”. Este yacimiento se sitúa a más de 400 m. del nuevo trazado por lo que queda totalmente exento de cualquier afección o impacto por la construcción de esta carretera. El estado de conservación de las pinturas del abrigo es lamentable. En primer lugar, las paredes aparecen con desprendimientos de su superficie causada por los agentes geomorfológicos que actúan de forma permanente y, en segundo lugar, por las pintadas causadas por los visitantes del área recreativa del Parque que se encuentra a escasos 400 m.

V.2. PROPUESTAS DE MEDIDAS CORRECTORAS

Ante la ausencia de investigación arqueológica sistemática en esta zona y por el impacto que genera la construcción de este tipo de obras sobre el patrimonio arqueológico, se propone como medida previa de corrección de dicho impacto la prospección arqueológica superficial de cobertura total antes del inicio de las obras de construcción de dicha autovía ante el posible daño que causaría dicha construcción sobre el patrimonio arqueológico. Los objetivos a la hora de realizar dicha prospección sería, por un lado, conocer el patrimonio arqueológico que pudiera ser afectado por la construcción de la A-381; por otro lado, ahorrar costos mediante la prevención que supone esta intervención; y, en último lugar, valorar dicho patrimonio para compatibilizar la conservación y protección del patrimonio histórico de una comarca con su progreso y desarrollo, ambos potenciados por la construcción de una vía de comunicación tan importante como ésta. La franja a prospectar coincidiría con la Banda de afección antes descrita, es decir, la banda de explanación de la autovía más 50 m. a cada lado desde el límite de la anterior. VI. EVALUACIÓN DE IMPACTO ETNOLÓGICO (TRAMO V) VI.1. VALORACIÓN DE LOS BIENES INMUEBLES RURALES Y EVALUACIÓN DE IMPACTO ETNOLÓGICO

En el siguiente epígrafe, se expone de manera concreta los resultados del trabajo de Evaluación de Impacto Etnológico en el tramo V de esta autovía. 113

Por otra parte, debe destacarse que ninguna de estas edificaciones rurales inventariadas ha sido recogida tanto en el catálogo de bienes inmuebles de las Normas Subsidiarias de Alcalá de los Gazules (Cádiz) como en el del Plan General de Ordenación Urbana de Los Barrios (Cádiz), lo cual hace que estos bienes no posean ninguna figura de protección en dichos documentos. Los bienes inmuebles valorados etnológicamente del Tramo V de la Autovía A-381 (Jerez de la Frontera-Los Barrios) son los siguientes: - VENTA LA POLVORILLA: Venta de carretera, situada al Oeste de la actual carretera C-440. Se conserva en muy buenas condiciones por sus recientes reformas. Estructura de ningún valor etnológico. Al encontrarse bajo el trazado de la explanación de la autovía, la construcción de ésta generará un impacto crítico sobre este edificio. Desde el punto de vista etnológico, su conservación no sería necesaria. - VENTA LA CURVA: Venta de carretera, que se conserva en muy buenas condiciones por su reciente construcción. Estructura de ningún valor etnológico. Al encontrarse a 60 m. de la explanación de la autovía, la construcción de ésta generará un impacto moderado sobre este edificio. Desde el punto de vista etnológico, su conservación no sería necesaria. - HUERTA DE JOSÉ ALBA: Vivienda rural aislada situada a 120 m. de la explanación de la autovía por lo que ésta generaría un impacto compatible. Se conserva en buenas condiciones debido a recientes reformas. Estructura de escaso valor etnológico, por lo que su conservación no sería necesaria. - MOLINO DE SAN MIGUEL: Molino harinero formado por dos edificios. El edificio 1, el molino en sí, conserva tanto los elementos componentes de la captación (alberca), conducción (cao y cubo) y evacuación del agua (cao) como los restos de los elementos de la maquinaria del mismo que se encuentran a la entrada del inmueble fuera de su lugar originario (piedras de moler). El edificio 2 es una antigua vivienda de pequeñas dimensiones con uso actual. Ambas construcciones se encuentran en buenas condiciones de habitabilidad y se sitúan a 180 m. de la franja de explanación de la autovía por lo que la construcción de la Autovía generaría un impacto compatible. Conjunto de gran interés etnológico por conservar gran parte de sus elementos definitorios y por ser un ejemplo típico y escaso en la Sierra del Aljibe de molino harinero. Su conservación sería necesaria. - VIVIENDA PARTICULAR: Edificación destinada a vivienda particular. Se conserva en muy buen estado de habitabilidad, poseyendo luz y agua. Desde el punto de vista etnológico, el edificio presentan escaso interés. Se encuentran a 70 m. de la franja de explanación de la Autovía, por lo cual se daría un impacto moderado. Su conservación no sería necesaria. - VENTA EL PINO: Venta de carretera y vivienda particular, situada al Este de la actual carretera C-440. La venta aprovecha un edificio antiguo. Se conserva en buenas condiciones por sus recientes reformas. Estructura de relativo valor etnológico, ya que es un claro ejemplo de edificio que a lo largo del tiempo ha sufrido varios cambios de funcionalidad. Al encontrarse a 150 m. del trazado de la explanación de la autovía, la construcción de ésta generará un impacto compatible sobre este edificio. Desde el punto de vista etnológico, su conservación no sería necesaria. - VENTORRILLO EL PINO: Conjunto de dos edificaciones, destinadas a vivienda del propietario de la finca Las Hermanillas Bajas. Ambas construcciones se conservan en muy buen estado de

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habitabilidad, poseyendo luz y agua. Desde el punto de vista etnológico, ambos edificios presentan escaso interés. Se encuentran a 180 m. de la franja de explanación de la Autovía, por lo cual se daría un impacto compatible. Su conservación no sería necesaria. - CORTIJO DEL ESCRIBANO (LAS HERMANILLAS BAJAS): Construcción muy reciente dedicada a oficina y almacén del actual propietrario. Se conserva en buenas condiciones y se encuentra a 110 m. de la explanación de la autovía, lo cual hace que sufra un impacto moderado. Estructura de ningún valor etnológico, por lo que no sería necesaria su conservación. - PUENTE ANTIGUO: Obra pública actualmente en desuso y muy reformada en su parte Este. La construcción se conserva en buenas condiciones. Se sitúa a 50 m. de la franja de explanación de la Autovía, por lo que ésta generaría un impacto severo sobre el puente. Desde el punto de vista patrimonial y etnológico, este bien es de relativo interés, es decir, su conservación sería necesaria. - CORTIJO EL CASTAÑO: Conjunto de inmuebles formado por el edificio 1 dedicado a vivienda del encargado y a segunda residencia del propietario, y el edificio 2 destinado a almacén y museo taurino. Toda la entidad se conserva en muy buenas condiciones debido a su reciente reforma. La importancia del conjunto vendría dada por su transformación de Cuartel de la Guardia Civil en cortijo de gran propietario, como demuestra la existencia de una antigua garita en el muro exterior occidental del edificio 1, perteneciente a los restos conservados de la construcción primitiva. Tanto el edificio 1 como el edificio 2 situados a 60 m. de la explanación de la autovía sufrirán con la construcción de ésta un impacto moderado. Conjunto de gran valor etnológico por ser un claro ejemplo de cortijo de gran propietario y por el hecho de ser producto de un cambio de funcionalidad de cuartel de la Guardia Civil a Cortijo privado, así como por el interés de los bienes muebles integrados en el edificio 2 (museo). Su conservación sería necesaria. - HOYOS DE LAS VEREDAS: Conjunto de inmuebles situado a ambos lados de la carretera actual. Tanto el edificio 1 como el edificio 2, destinados a vivienda del actual encargado de la finca, se conservan en buenas condiciones de habitabilidad. Edificios de gran valor etnológico por ser un claro ejemplo de vivienda rural aislada que por sus características constructivas y su distribución interna pueden haber sido en origen chozas, construcciones de gran interés para el estudio etnológico de nuestra tierra debido a su rápida desaparición en el momento actual. Tanto el edificio 1 que se encuentra a 2 m. de la franja de explanación de la autovía como el edificio 2 que se sitúa bajo el trazado de la misma, sufren un impacto crítico. Su conservación no sería necesaria. - CORTIJO LA BOVEDILLA: Vivienda rural aislada, cuya mayor parte está en desuso, a excepción de su parte norte que se utiliza en la actualidad como pajar. Se encuentra en malas condiciones de habitabilidad. Debido a su estado de conservación, sus recientes reformas en la distribución y a su escasa significatividad se puede decir que es un edificio de relativo valor etnológico. Se encuentra a 10 m. de la franja de explanación de la autovía, lo cual generará un impacto crítico sobre el edificio. Su conservación no sería necesaria. - POBLADO DE CARBONEROS (LOS CHORRILLOS): Conjunto de restos de un antiguo poblado de carboneros en desuso, formado por cinco viviendas rurales, tres almacenes/corrales y 2 hornos de pan. Aunque la totalidad de las edificaciones se encuen-

tran en ruinas, a excepción del edificio 1 consistente en un horno de pan, el conjunto es de gran interés etnológico por ser un claro ejemplo de modo de vida, ya extinguida, en nuestra cultura andaluza. La mayoría de los inmuebles se sitúan en una banda entre 0 y 20 m. de la franja de explanación de la Autovía, por lo que sufrirían un impacto crítico. Su conservación no sería necesaria. - CORTIJO EL JAUTOR: Conjunto de bienes inmuebles formado por edificios de vivienda (edificio 1 y 2), cuadra (edificio 3) y almacén/pajar (edificio 4). El edificio 1 destinado actualmente a vivienda permanente del encargado de la finca se conserva en muy buenas condiciones como se puede comprobar tanto en su equipamiento (instalación de una antena parabólica de televisión, luz y agua) como en el buen estado de su estructura. El edificio 2, construcción principal de grandes dimensiones, dedicado a vivienda del propietario, se conserva en excelentes condiciones. Presenta una planta cuadrangular en la que el elemento principal es el patio central, al cual se abren las diferentes estancias. Además a esta construcción se le adosa una capilla con espadaña. En cuanto a su equipamiento decir que es muy completo gozando de todo tipo de comodidades como se puede comprobar por la instalación de antenas parabólicas de televisión, piscina, luz, agua, etc... El conjunto se encuentra situado a 140 m. de la franja de explanación de la autovía, lo cual hace que su impacto sea compatible. Debido a todas las características expuestas anteriormente y al ser un clarísimo ejemplo de cortijo de gran propietario, este bien inmueble es gran interés etnológico, por lo que su conservación sería necesaria. - RUINAS SUELTAS (VENTORILLO CARRASCO): Conjunto de ruinas de una antigua venta de carretera de ningún valor etnológico de la que no se conserva nada en pie. La construcción de la autovía generará un impacto moderado sobre los restos del edificio 1 que se encuentran a 65 m. de la explanación de la autovía, mientras que los restos del edificio 2 se encuentran sobre la franja de explanación de la misma. Por ello, ambas edificaciones sufrirán un impacto crítico. Su conservación no sería necesaria. - VENTORILLO EL SORIANO: Conjunto de ruinas de una antigua venta de carretera de ningún valor etnológico de la que no se conserva nada en pie. La construcción de la autovía generará un impacto crítico sobre los restos del edificio que se encuentran a 15 m. de la explanación de la autovía. Su conservación no sería necesaria. - CASA ABANDONADA: Edificación para estabulación de ganado no catalogado de escaso interés etnológico por ser de construcción reciente y un edificio no significativo debido a su abundante presencia en la zona. El uso ganadero lo ha perdido en favor del aprovechamiento forestal (corcho). Este edificio se encuentra situado a 130 m. del trazado de la Autovía, por lo cual no debería ser afectado por ningún elemento modificador de la obra, es decir, su impacto sería compatible y su conservación innecesaria. - CORTIJO DE MALVERDE: Conjunto de inmuebles rurales formado por tres edificios distantes 60 m. de la franja de explanación de la autovía, la cual generaría un impacto moderado sobre las edificaciones. Los edificios 1 y 2 que funcionaron como viviendas se encuentran en muy mal estado de conservación, mientras que el edificio 3, destinado a almacén/pajar es una construcción muy reciente. El conjunto es de escaso valor etnológico debido a sus malas condiciones, por lo que su conservación no sería necesaria. - CORTIJO EL PESO: Cortijo de mediano propietario, dedicado actualmente a vivienda del encargado y a actos sociales de la sociedad propietaria del inmueble. Su estado de conservación es excelente, como lo atestigua su equipamiento (luz solar y agua) y

el buen estado de la estructura. El cortijo es de relativo interés etnológico, por ser un ejemplo de inmueble rural de mediano propietario. Se sitúa a 210 m. de la franja de explanación de la Autovía, por lo que sufriría un impacto compatible. Su conservación sería necesaria. - RANCHO DE TIA JUANA (DEHESA LA MATA): Cortijo de mediano propietario, dedicado actualmente a vivienda del encargado y a residencia secundaria del propietario. La finca en la que se encuentra el cortijo posee 200 fanegas de tierra dedicadas a la ganadería. El estado de conservación del inmueble es excelente, como lo atestigua su equipamiento (luz solar y agua) y el buen estado de la estructura. El cortijo es de gran interés etnológico, debido a que es un ejemplo de inmueble rural de mediano propietario y por conservar en buenas condiciones el pavimento del patio central construido con cantos rodados, elemento y técnica de construcción en vías de desaparición. Se sitúa a 170 m. de la franja de explanación de la Autovía, por lo que sufriría un impacto compatible. Su conservación sería necesaria. VI.2. PROPUESTAS DE MEDIDAS CORRECTORAS

Tras realizar la valoración de todos los bienes inmuebles situados en las proximidades del trazado del tramo V de la autovía A381, en este nuevo apartado, se presentan las mejores propuestas de medidas correctoras del impacto ocasionadas por la construcción de esta carretera sobre el patrimonio etnológico de esta zona. Además, se puede señalar que debido a las característica y trazado de la Autovía y a la distancia existente entre dicho trazado y los bienes inmuebles en ninguno de los casos se puede advertir un impacto crítico de enormes dimensiones relacionado con una estructura de gran interés etnológico que provocaría una medida correctora de desvio del trazado, por lo que no existe ningún caso de este tipo. Por otro lado, se puede observar que algunos de los casos existentes en este tramo V son ejemplos claros de una medida correctora de Documentación Exhaustiva, consistente en un levantamiento planimétrico de la construcción, una encuesta más profunda al propietario para conocer las transformaciones realizadas en la edificación y la consulta de la documentación catastral existente sobre el mismo, ya que son bienes de cierto interés etnológico que pueden ser afectados durante la ejecución de las obras de construcción por algún tipo de elemento de impacto. Las propuestas de medidas correctoras de los bienes inmuebles del Tramo V de la Autovía A-381 (Jerez de la Frontera-Los Barrios) son las siguientes: - VENTA LA POLVORILLA: Debido a su escaso interés etnológico y al impacto crítico que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, no sería necesario ninguna propuesta de medidas correctoras. - VENTA LA CURVA: Debido a su escaso interés etnológico y al impacto moderado que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, no sería necesario ninguna propuesta de medidas correctoras. - HUERTA DE JOSÉ ALBA: Debido a su escaso interés etnológico y al impacto compatible que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, no sería necesario ninguna propuesta de medidas correctoras. - MOLINO DE SAN MIGUEL: Debido a su gran interés etnológico y al impacto compatible que podría afectarle según la Alternativa 0 del trazado de esta Autovía, sería necesario solo como medida correctora en caso de afección la realización de una docu-

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mentación exhaustiva del conjunto inmueble, ya que actualmente se posee gran número de ejemplos de este tipo de bienes dentro de nuestra Comunidad Autónoma. - VIVIENDA PARTICULAR: Debido a su escaso interés etnológico y al impacto moderado que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, no sería necesario ninguna propuesta de medidas correctoras. - VENTA EL PINO: Debido a su relativo interés etnológico y al impacto compatible que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, no sería necesario ninguna propuesta de medidas correctoras. - VENTORRILLO EL PINO: Debido a su escaso interés etnológico y al impacto compatible que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, no sería necesario ninguna propuesta de medidas correctoras. - CORTIJO DEL ESCRIBANO (LAS HERMANILLAS BAJAS): Debido a su escaso interés etnológico y al impacto moderado que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, no sería necesario ninguna propuesta de medidas correctoras.

correctora en caso de afección la realización de una documentación exhaustiva del conjunto inmueble, ya que actualmente se posee gran número de ejemplos de este tipo de bienes dentro de nuestra Comunidad Autónoma. - RUINAS SUELTAS (VENTORILLO CARRASCO): Debido a su escaso interés etnológico y al impacto moderado y crítico que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, no sería necesario ninguna propuesta de medidas correctoras. - VENTORILLO EL SORIANO: Debido a su escaso interés etnológico y al impacto crítico que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, no sería necesario ninguna propuesta de medidas correctoras. - CASA ABANDONADA: Debido a su escaso interés etnológico y al impacto compatible que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, no sería necesario ninguna propuesta de medidas correctoras. - CORTIJO DE MALVERDE: Debido a su escaso interés etnológico y al impacto moderado que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, no sería necesario ninguna propuesta de medidas correctoras.

- PUENTE ANTIGUO: Debido a su relativo interés etnológico y al impacto severo que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, no sería necesario ninguna propuesta de medidas correctoras, ya que por sus características y estructura no debe ser afectado totalmente de forma perjudicial.

- CORTIJO EL PESO: Debido a su relativo interés etnológico y al impacto compatible que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, no sería necesario ninguna propuesta de medidas correctoras.

- CORTIJO EL CASTAÑO: Debido a su gran interés etnológico y al impacto moderado que podría afectarle según la Alternativa 0 del trazado de esta Autovía, sería necesario solo como medida correctora en caso de afección la realización de una documentación exhaustiva del conjunto inmueble, ya que actualmente se posee gran número de ejemplos de este tipo de bienes dentro de nuestra Comunidad Autónoma.

- RANCHO DE TIA JUANA (DEHESA LA MATA): Debido a su gran interés etnológico y al impacto compatible que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, sería necesario solo como medida correctora en caso de afección la realización de una documentación exhaustiva del conjunto inmueble, ya que actualmente se posee gran número de ejemplos de este tipo de bienes dentro de nuestra Comunidad Autónoma.

- HOYOS DE LAS VEREDAS: Debido a su gran interés etnológico y al impacto crítico que podría afectarle según la Alternativa 0 del trazado de esta Autovía, sería necesario solo como medida correctora en caso de afección la realización de una documentación exhaustiva del conjunto inmueble, ya que actualmente se posee gran número de ejemplos de este tipo de bienes dentro de nuestra Comunidad Autónoma. - CORTIJO LA BOVEDILLA: Debido a su relativo interés etnológico y al impacto crítico que podría afectarle según la Alternativa 0 del trazado de esta Autovía, sería necesario solo como medida correctora en caso de afección la realización de una documentación exhaustiva del conjunto inmueble, ya que actualmente se posee gran número de ejemplos de este tipo de bienes dentro de nuestra Comunidad Autónoma. - POBLADO DE CARBONEROS (LOS CHORRILLOS): Debido a su gran interés etnológico y al impacto crítico que podría afectarle según la Alternativa 0 del trazado de esta Autovía, sería necesario solo como medida correctora en caso de afección la realización de una documentación exhaustiva del conjunto inmueble, ya que actualmente se posee gran número de ejemplos de este tipo de bienes dentro de nuestra Comunidad Autónoma. - CORTIJO EL JAUTOR: Debido a su gran interés etnológico y al impacto compatible que podría afectarle según la alternativa 0 del trazado de esta Autovía, sería necesario solo como medida

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VII. CONSIDERACIONES FINALES

Tras la exposición de los resultados obtenidos en la Evaluación de Impacto Arqueológico y Etnológico, debemos indicar que la realización de esta actividad ha supuesto para nosotros la confirmación de nuestras ideas sobre la necesidad de llevar a cabo este tipo de estudios, ya que así se podrá entender mejor la agresiva actuación del hombre sobre el Medio Ambiente y sus elementos integrantes, las dimensiones de las afecciones y el deterioro, en el cual se encuentran tanto el Patrimonio Cultural como el Patrimonio Natural. Por otra parte y a raiz de esta actuación, también, tenemos que añadir una llamada de atención sobre el deber de efectuar de forma obligatoria y permanente una Evaluación de Impacto tanto Arqueológico como Etnológico dentro del Informe de Evaluación de Impacto Ambiental, ya que éste se convertirá en un importantísimo elemento preventivo para analizar, evaluar y corregir el impacto de las diversas actividades intrusivas humanas sobre el patrimonio arqueológico y etnológico de nuestra Comunidad Autónoma. Además, para alcanzar unos resultados globales e integradores como aspira el propio Reglamento de Evaluación de Impacto Ambiental, consideramos conveniente la necesidad indispensable de trabajar de forma interdisciplinar entre los distintos profesionales que intervengan en este tipo de estudios. Por último, debemos destacar la importancia y obligación de incluir siempre, que se dé el caso, la Evaluación de Impacto Etnológico,

ya que a partir de este trabajo hemos observado su necesidad, ya que es un conocimiento de vital transcendencia a la hora de comprender y entender unos modos de vida ya extinguidos o en vías de extinción por parte de futuras generaciones de andaluces. AGRADECIMIENTOS

Debemos hacer constar, de forma explícita, nuestra mayor gratitud a la Dra. Dª María del Pilar Acosta Martínez, catedrática del

Departamento de Prehistoria y Arqueología, y al Dr. D. Juan Agudo, profesor del Departamento de Antropología, ambos de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla, por sus asesoramientos y colaboraciones desinteresadas en este proyecto. Igualmente, agradecer su colaboración a la Licenciada en Filología Anglo-germánica Dª Rosa Domingo Giménez, así como la ayuda inestimable de los dos arqueólogos provinciales, D. Ángel Muñoz y D. Lorenzo Perdigones, de la Delegación Provincial de Cultura de Cádiz.

Bibliografía ACOSTA, P. (1968): La pintura rupestre esquemática de España. Memorias del Seminario de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Salamanca. Salamanca. AMADO, J., BARREIRO, D. y MARTÍNEZ, M.C. (1998): «Evaluación y corrección de impacto arqueológico en obras públicas. Propuestas desde la Arqueología del Paisaje». Arqueología Espacial 19-20. Teruel. AMADO REINO, J., MARTÍNEZ LÓPEZ, M.C. y CHAO ÁLVAREZ, J. (1998): La Arqueología en la Gasificación de Galicia 2: Evaluación de Impacto Arqueológico en la Red Vigo-Porriño. Revista TAPA, 4. Universidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela. BARREIRO MARTÍNEZ, D. y VILLOCH VÁZQUEZ, V. (1997): Un modelo de Evaluación de Impacto Arqueológico: El Parque Eólico de Careón. Revista CAPA, 1. Universidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela. BREUIL, H. y BURKITT, M.C. (1929): Rock painting of Southern Andalusia: a description of a Neolithic and Copper Age art group. Oxford. LEY 1/1991, de 3 de julio, DEL PATRIMONIO HISTÓRICO DE ANDALUCÍA. LEY 16/1985, de 25 de junio, DEL PATRIMONIO HISTÓRICO ESPAÑOL. Biblioteca de Legislación. Serie Menor. Editorial Civitas. PARCERO OUBIÑA, C. (1997): Documentación de un Entorno Castreño: Trabajos Arqueológicos en el Área de Cameixa. Revista TAPA, 1. Universidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela. PARCERO OUBIÑA, C. (1998): La Arqueología en la Gasificación de Galicia 3: Excavación del Túmulo nº 3 del Alto de San Cosme. Revista TAPA, 5. Universidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela. PLAN ESPECIAL DE PROTECCIÓN DEL MEDIO FÍSICO DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ. Dirección General de Urbanismo. Consejería de Obras Públicas y Transportes. REGLAMENTO DE EVALUACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL. BOJA, nº 166, de 28 de diciembre de 1995. TOPPER, U. y U. (1988): Arte rupestre en la Provincia de Cádiz: documentación y valoración. Libros de la Diputación de Cádiz, Historia, Nº 8. Diputación Provincial de Cádiz. Cádiz.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN SOLAR DE LA C/ ÁLAMO Nº 7-9 DE MEDINA SIDONIA (CÁDIZ) SALVADOR MONTAÑÉS CABALLERO (1) LUIS AGUILERA RODRÍGUEZ (2)

Resumen: Los resultados de intervenciones arqueológicas como los obtenidos en la parcela de la C/ Álamo nº 7-9 de Medina Sidonia, son los que hacen avanzar de forma cualitativa y cuantitativa el conocimiento que podamos llegar a tener sobre la urbe romana que se asentó en este cerro del interior de la provincia de Cádiz; a la vez que servir de ejemplo práctico de compatibilidad entre la conservación y disfrute de nuestro patrimonio históricoarqueológico y la natural evolución del tejido urbano de una ciudad viva como ésta. Y ello, porque se ha producido el hallazgo de un tramo de una vía principal de la Asido Caesarina romana -cardo máximo-, en un óptimo estado de conservación, que pone de manifiesto claramente una vez más que la ciudad antigua era de unas dimensiones, un trazado urbanístico, infraestructuras y construcciones públicas y privadas excepcionales -a pesar de que se haya perdido toda referencia documental coetánea-; y también, porque la solución para su puesta en valor ha resultado audaz y sin elevados costos para la hacienda pública, respetuosa con los intereses de los vecinos y aportando a la población un potencial recurso generador de empleo y riqueza.

una de las portadas de acceso de la misma, la llamada Puerta de la Salada o Arco de la Pastora (ver Fig. 1). Igualmente está circundada por una serie de vestigios de cronología romana, que han sido objeto de diferentes campañas de investigación. En concreto, el Conjunto Arqueológico Romano de la C/ Espíritu Santo nº 3 (ramales de cloacas cuyas dimensiones las hacen visitables, lugares de habitación y criptopórticos) (3), y los restos de la misma época localizados en la excavación de urgencia del solar de la C/ Sacramento nº 18 (estructuras murarias, pavimentos de opus signinum y pequeña pileta del mismo material), por citar los más próximos (4). Por último, en el documento tantas veces citado por nosotros que recoge noticias de la Medina Sidonia de mediados del siglo XVI, del cronista Barrantes Maldonado, se describen los espacios situados fuera de las murallas, y por tanto el que nos ocupa, como un campo de ruinas donde “se veen hoy grandisimos edificios debaxo de tierra... grandes piedras de canteria é de muchas piedras de jaspe é de marmol escritas de romanos...” (5). ASPECTOS METODOLÓGICOS

Abstract: The results from archaeological works as the one achieved in the plot at Álamo Street, number 7 - 9 in Medina Sidonia, are the ones that make progress in a quality way the knowledge we could achieve about the Roman city located in this inland hill from the Province of Cádiz; at the same time it serves as a practical example of compatibility between conservation and use of our artistic historical patrimony and the natural town development of an alive village like this one. That is because of the find of a section of a main road corresponding to Asido Caesarina in the Roman period -cardo maximus- in optimum preservation conditions, that discloses clearly once again that the old city dimensions, the city layout, infrastructure and public and private building are exceptional -despite of all contemporary documentary reference had been lost-; as well as because the solution to put it into operation has been bold and not very expensive for the public finance, respectful with the neighbours‘ interests and bringing to population a potential resource generating of richness and employment.

INTRODUCCIÓN

Las actuaciones aquí descritas vienen motivadas por la presentación del proyecto de urbanización del solar de la C/ Álamo nº 79 de Medina Sidonia (Cádiz), ubicado dentro del perímetro del Conjunto Histórico-Artístico de la ciudad, en el cual se pretende por la iniciativa privada la construcción de viviendas y planta de garajes. En razón de lo cual, la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico resuelve que son necesarios sondeos arqueológicos previos a los trabajos de construcción. La finca se localiza en una de las arterias principales del núcleo urbano actual, extramuros de lo que fuera la villa medieval y moderna, aunque frontera a uno de los lienzos de muralla y cercana a 118

Como detallaremos a lo largo del presente informe, la intervención arqueológica de esta parcela ha resultado bastante compleja, a causa de los importantes vestigios localizados y los diferentes intereses que ha habido que conjugar para su conservación, siendo preciso por ello dividir los trabajos en varias fases, que han ocupado los meses finales del año 1997 y todo 1998, preveyédose la puesta en valor final para el 2000. En esencia, y siguiendo el tratamiento metodológico que venimos aplicando a toda actuación de investigación de la potencialidad arqueológica de los solares de la ciudad, en este caso los trabajos han consistido en: 1/ Prospección con sondeos estratigráficos: En el solar se han realizado dos sondeos, tomando como puntos de referencia para su trazado las dos calles con las que limita, la C/ Sacramento por el Oeste y la C/ Álamo por el Este. La profundidad ha venido determinada por la detección de vestigios arqueológicos de cierta entidad en el sondeo Este (elementos constructivos y fragmentos cerámicos). En función de estos hallazgos, se propone la excavación parcial de la superficie de la parcela. También se sondea en la C/ Álamo, frente a la fachada del solar, con el objeto de conocer la anchura total de la vía romana descubierta y su estado de conservación. 2/ Excavación parcial de la parcela: La metodología aplicada ha sido la de excavación en área abierta de toda la superficie delimitada para su estudio, procediéndose al rebaje del terreno estrato por estrato, sin realizar el desmonte de las diferentes estructuras constructivas exhumadas. Para conocer los primeros momentos de ocupación, se realizan sondeos puntuales en la zona central de la edificación romana descubierta. 3/ Recuperación, selección, tratamiento y estudio de materiales muebles: se ha atendido a la clasificación de los elementos de cultura material, en función de su posición estratigráfica, como

FIG. 1. Situación del solar.

medio para obtener una secuencia de la ocupación histórica del terreno y poder así mismo fechar las estructuras asociadas a ellos. 4/ Documentación gráfica: se han elaborado planos de situación general del solar en la ciudad; de detalle de la parcela; dibujos de planta de las estructuras descubiertas y perfiles estratigráficos; y fotografías de la parcela y del proceso de la intervención arqueológica, ayudándonos de fichas descriptivas. 5/ Participación en la conservación-protección de los hallazgos: hemos colaborado con el equipo de arquitectos, Ayuntamiento y Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en Cádiz, a la hora de determinar las zonas a conservar y en el diseño del proyecto que servirá en un futuro cercano para la puesta en valor del tramo de calle romana descubierto. ACTUACIONES 1ª Fase. Prospección con sondeos estratigráficos:

Se trazan dos cuadros de 1,5 x 1,5 metros, cuando ya se ha realizado el derribo de la edificación preexistente (casas de los siglos XVIII-XIX) y nivelado el terreno con la C/ Sacramento (cota 0, a 250 metros sobre el nivel del mar), exceptuando algunos elementos de la construcción anterior en el perímetro de la parcela, que se conservan como soportes de las fachadas medianeras de las viviendas situadas al Norte y al Sur, que presentan algunas grietas y estabilidad relativa. Los resultados aportados por estos primeros estudios son los siguientes: SONDEO 1: El lugar elegido para éste es la vertical con la C/ Álamo, retirado 2 metros de la línea de fachada y en la zona central de ésta.

Con una potencia de ±0,50 metros, la primera capa está compuesta por rellenos contemporáneos, consistentes en restos de materiales de construcción (tejas, ladrillos y morteros de cal). Inmediatamente por debajo de aquel se localizan piedras sueltas de grandes dimensiones: sillares bien escuadrados, unos son cubos de 0,6 metros de lado y otros tienen medidas de 0,6 x 0,3 x 1 metro. Continuando la prospección en profundidad, a los 1,5 metros se detecta la presencia de un muro de sillares y materiales de cronología romana asociados a él (fragmentos de tégulas, de cerámicas comunes y trozos de opus signinum). Ampliado el cuadro en dirección Norte, se haya una gran pieza de piedra blanca de 2 metros de largo por 0,5 metros de ancho; posiblemente un dintel de la edificación romana detectada. Presenta sus caras menores alisadas, así como una de sus caras mayores; otra tiene un rebaje hecho por repiqueteado en sentido longitudinal a lo largo de la mitad de la pieza, la otra parte está alisada y con perforaciones en los extremos; en otra presenta también un rebaje central en sentido longitudinal, dejando un reborde estrecho alisado en tres de sus lados; la cuarta cara está sólo trabajada con repiqueteado para obtener la forma rectangular de la pieza. En esta ampliación también se detecta la continuación del muro de sillares, con asociación de materiales cerámicos. SONDEO 2: Se realiza en el ángulo Noroeste de la parcela, cercano a la C/ Sacramento. Se alcanzan los 4,5 metros de profundidad sin localizar estructuras constructivas, aunque sí aparecen algunos sillares sueltos, dos tambores de columna (todos en piedra arenisca) y escasos fragmentos cerámicos romanos. Tras estos resultados, principalmente por los obtenidos en el Sondeo 1, se propone la excavación parcial del solar (mitad Sur), 119

en principio hasta los -1,15 metros, cota a la que en el proyecto de obra se pretende llegar con el rebaje del terreno para la zona de garajes, estimando que el subsuelo conserva los restos de una gran edificación romana. 2ª Fase. Excavación de calle y fachadas de edificio romano:

Se comienza esta fase estableciendo un pasillo perimetral o zonas libres de excavación de la parcela, con una doble funcionalidad: en primer lugar, para evitar acercarnos a las líneas de fachada existentes por el Norte y el Sur y al gran desnivel entre el solar y la C/ Álamo, con el fin de no debilitar las cimentaciones de éstos, que presentan sus muros muy agrietados; en segundo lugar, para poder contar con unas zonas de servicio en el proceso de excavación. Así, por el Este esta franja es de 1 metro, por el Sur de 2 metros y por el Norte de 6 metros (espacio que en el proyecto de obra ocupará la rampa de acceso a la planta de garajes, por lo que no se prevé su rebaje). El lateral Oeste está a la misma cota que la C/ Sacramento, por lo que es inncesario un pasillo de seguridad o servicio. El primer objetivo de la excavación es el de delimitar en el espacio de la parcela el perímetro exterior de la gran edificación detectada en los sondeos. Localizadas las líneas de fechada de ésta, tanto por el Este como por el Norte (muros cuya base está compuesta por sillares cuadrangulares de grandes proporciones, sobre los que asientan piezas más pequeñas y de tratamiento menos cuidado), centramos los trabajos en la franja Este, hallando a -1,30 metro de profundidad un pavimento realizado con grandes losas de piedra. Liberado todo este frente a la cota señalada, se descubre un tramo de vía urbana en un relativo buen estado de conservación (ver Lám. I y II), compuesto por una acera con una anchura de 1,20 metros y parte de calzada de 1,60 metros (el resto de la anchura de

LAM. I. Vista del tramo de calle romana.

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esta calle discurre bajo la actual C/ Álamo), separadas ambas por un bordillo o losa vertical de 0,10 metros de grosor; la longitud descubierta es de 8 metros, siendo la orientación aproximada NorteSur, con trazado que se advierte idéntico al de la calle actual, aunque con una diferencia de cotas de 4 metros. Por debajo de la calzada parece discurrir lo que puede identificarse con un ramal de cloaca, con una anchura de 1 metro, sirviéndole de cubierta las mismas losas de la calle. La envergadura del tramo de vial romano descubierto, su fábrica, la localización espacial en el entramado urbano actual y su orientación, unido a lo que vamos conociendo de la Asido Caesarina romana, a través de excavaciones en otros sectores de la población, nos llevan a concluir que nos encontramos ante el CARDO MAXIMUS de la ciudad Alto Imperial. Esta fase se concluye por la falta de medios económicos, pero ante los importantes hallazgos éstos se subsanan por el acuerdo de colaboración establecido entre la promotora de las obras, la Delegación Provincial de Cultura, el Ayuntamiento y los arqueólogos. Se establece la continuación de las excavaciones arqueológicas del resto del solar; y una vez que finalicen los trabajos arqueológicos, se evaluará qué hacer con los elementos inmuebles que se exhumen, quedando claro que el tramo de calle romana ya descubierto deberá conservarse in situ e integrarse en la nueva construcción. 3ª Fase. Excavación del interior de la edificación romana (ver Lám. III y IV):

Las actuaciones se centran ahora en la excavación del interior del edificio romano, una vez descubiertas la fachada Este, abierta a la calle romana, con una longitud de 8 metros y con vano de entrada en el ángulo Noreste; y la fachada Norte, con 9 metros de longitud conservada, habiéndose perdido su ángulo Noroeste por excavación de una fosa en momentos moderno-contemporáneos.

LAM. II. Detalle del acerado y parte de calzada de la calle romana.

LAM. III. Aspecto general de la excavación del edificio romano.

LAM. IV. Muro de sillares de la fachada Norte de la edificación romana.

Las inclemencias del tiempo y el mal aspecto de las fincas medianeras (desprotegidas por el derribo de la edificación moderna que ocupaba este solar), obligaron a plantearnos una intervención lo más ágil posible, siendo no obstante los objetivos los de definir el proceso evolutivo del lugar, conservando todos los elementos estructurales que fuesen apareciendo (muros y pavimentos). Para completar los datos sobre la ocupación de la zona recurrimos, antes de finalizar la intervención arqueológica, a sondear en puntos concretos del interior de la edificación romana. De este modo, hemos determinado que este espacio deja de formar parte del entramado urbano de la ciudad en el Bajo Imperio, si bien no descartamos el hábitat ocasional con posterioridad a este momento, pero ya no con una categoría urbana propiamen-

te dicha. Ello concuerda con lo detectado en otros puntos de la ciudad, la población bajoimperial se restringiría a la zona más alta del cerro (actual Barrio de Santa María y Cerro del Castillo), manteniéndose ese área urbana a grandes rasgos a lo largo de toda la Edad Media y los inicios de la Época Moderna. De esta última ocupación serían unas alineaciones de piedra hacia la parte central del edificio romano, cuya interpretación como restos de muros puede ser discutida. Con éstas y aprovechando parte de estructuras constructivas anteriores, el espacio se destinó a almacén de granos, produciéndose un gran incendio que hace que se abandone definitivamente el lugar, probablemente en el siglo IV-V.

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Otro momento lo tenemos en torno al final del siglo II y mediados del siglo III de nuestra era. Supone una redistribución interior del espacio del edificio, con muros bien elaborados, pero que ya difieren de los más antiguos, creándose nuevas estancias; y elevándose los pavimentos 0,60 metros, resueltos como un empedrado, si bien en las habitaciones cercanas a la calle fueron de opus signinum, de los que sólo se conservan algunos vestigios, asociados a un escalón con surcos y agujeros tallados en la piedra para el cierre “tipo persiana”, como los que suelen localizarse en los puestos del Macelum de Baelo Claudia (Bolonia-Tarifa), como ejemplo cercano. No hemos podido llegar a conocer a qué se destinaron estos nuevos espacios. Fuera del edificio, por el lado Oeste, hemos localizado una serie de estructuras muy mal conservadas que también se corresponden con este momento. Consisten en un pavimento de opus signinum con cordón hidráulico perimetral del mismo material, canalización de agua con cubierta de piedra y canal a base de tégulas y parte de un pavimento empedrado. La primera ocupación del lugar detectada, se corresponde con el trazado de la calle y la construcción del edificio con muros de grandes sillares. Su cronología, por lo que conocemos hasta ahora, sería la de mediados del siglo I de nuestra era. Según lo excavado, tenemos una estructura cuadrangular de 8 metros de fachada principal, vano de entrada en el ángulo Noreste y 9 metros de fachada lateral. Desconocemos su distribución interior, a excepción de un muro que parte perpendicular de la línea de fachada, con una longitud de 2 metros, si bien sabemos que los suelos eran de opus signinum, tal vez recubiertos de materiales nobles, como mármoles en forma de losas u opus sectile y, tal vez, mosaicos, a juzgar por el hallazgo abundante de estos elementos en el proceso de excavación de este nivel. Al menos el zócalo interior de los muros se cubrió de tégulas dispuestas verticalmente, como medida preventiva contra la humedad del suelo (capa freática muy cercana a la superficie). El repertorio decorativo de este edificio pudo completarse con dintel monolítico de piedra blanca en el acceso principal y cornisas de mármol ricamente talladas. Por la grandiosidad que se adivina de los restos conservados de este edificio y su ubicación en una calle principal de la ciudad romana, podíamos aventurar su función pública, no pudiendo concretarse su uso. En general, el regular estado de conservación de las estructuras descubiertas, es fruto de la utilización del lugar como cantera de extracción de materiales para la construcción de otras edificaciones en diversos momentos y el daño producido en los estratos antiguos por las cimentaciones y remociones moderno-contemporáneas (muros de la vivienda recientemente derruida, pozo y fosa). ELEMENTOS MUEBLES DE CULTURA MATERIAL: Hasta ahora sólo podemos aportar unos datos preliminares a falta de un estudio en profundidad. Se trata fundamentalmente de materiales cerámicos, abundando las cerámicas comunes, y entre la vajilla de mesa la terra sigillata clara es la que más aparece. Como elemento metálico, contamos con una moneda de bronce localizada en el estrato 3, que corresponde al emperador Claudio II (268-270). Aunque es importante a la hora de acercarnos a la fecha de abandono del lugar en época romana, creemos que los materiales cerámicos pueden aportar una cronología algo más moderna para este hecho. Junto a la fábrica de la calle y la de la construcción original, otros fragmentos materiales hallados (losas de distintos mármoles, piezas de opus sectile,...) abundan en la idea de catalogar a la Asido Caesarina clásica como una ciudad de una categoría urbana, estatus de preeminencia en relación con su entorno y poder económico muy importantes, basado principalmente en el evergetismo y calidad de vida de muchos de sus ciudadanos, cuya economía se fundamentaba en las explotaciones agropecuarias de las ricas tierras de alrededor y las relaciones comerciales, con base en las zonas portuarias cercanas.

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ESTRATIGRAFÍA:

/1/ Estrato Moderno-Contemporáneo (siglos XVIII-XX). Restos de cimentación y pavimentos de la edificación que ocupaba el solar, fragmentos cerámicos vidriados, mayoritariamente de factura local y restos de materiales constructivos. Potencia ±0,40 metros. /1.A/ - Pozo de abastecimiento de agua de la edificación derruida. Paredes de piedra sin mortero de cohesión. Interior colmatado de escombros, procedentes de alguna reforma de la casa realizada en las últimas décadas. Estrato situado en la línea de fachada de la parcela por la C/ Sacramento Igual a /1/. Potencia: ±0,90 metros. /2/ Nivel de colmatación del espacio ocupado por la vía romana, de época Moderna. /3/ Estrato de abandono del lugar en época romana tardía. Fragmentos de tégulas, terra sigillata clara, cerámicas comunes, derrubios de muros,... Aparece en el interior de la estructura constructiva romana. Potencia: entre 0,20 y 0,40 metros. /4/ Nivel de incendio. Último momento de ocupación del lugar, ya prácticamente en ruinas, aprovechándose algunas estructuras anteriores y construyéndose otras de fábrica de muy inferior calidad. Almacén de granos, con gran cantidad de pequeñas semillas de habas calcinadas, a las que se asocian fragmentos de vasijas de almacenamiento de proporciones medias. Potencia: entre 0,10 y 0,25 metros. /5/ Pavimento de tierra compactada (piso de almacén de granos). /6/ Pavimento empedrado. Piedras informes de tamaño mediano y puntualmente grandes. Segundo momento de ocupación romano. Fuera de la edificación continúa este suelo, asociado a conducción de agua con canal de tégulas y junto a él un pavimento de opus signinum. /7/ Estrato de abandono del primer momento de ocupación y/ o nivelación para las reformas del segundo momento (elevación del pavimento). Potencia: ±0,50 metros. /8/ Comprende una serie de estratos sobre la calle romana, formados por el arrastre sucesivo de materiales, entendemos que por escorrentía del agua de lluvia principalmente, una vez que se abandona la zona como hábitat y deja de formar parte del entramado urbano bajo imperial. Los materiales identif icados son mayoritariamente de cronología romana tardía. Potencia: entre 0,90 y 1,20 metros. /9/ Pavimentos de opus signinum asociados a la gran edificación de sillares (primer momento de ocupación romano constatado). Cronología en torno a mediados del siglo I. Muros conservados de las líneas de fachada de la edificación romana (fachada principal Este, laterales Norte y Sur y trasera al Oeste -la menos conservada-), construidos con grandes sillares cuadrangulares en la base. Alzado: entre 0,35 y 1,40 metros. Pavimento del tramo de calle romana. /10/ Terreno geológico. 4ª Fase. Protección-conservación y puesta en valor (ver Fig. 2 y 3):

Finalizada la excavación del solar, y tras barajar una serie de posibilidades, en las que intervienen nuevamente la promotora de las obras, el Ayuntamiento de Medina Sidonia y la Delegación Provincial de Cultura, se acuerda como más conveniente para todas las partes lo siguiente: 1º.- Desestimar la conservación in situ de los restos de la edificación romana, procediéndose a su desmonte, quedando la parcela libre para la construcción de la planta de garajes y las viviendas, a excepción del tramo completo de calle romana. 2º.- Adquisición por parte del Ayuntamiento del espacio de la parcela ocupado por el tramo de calle romana.

FIG. 2. Alzado mostrando la solución arquitectónica para la puesta en valor de la calle romana.

FIG. 3. Planta con el acceso a la calle romana, integrado dentro del nuevo edificio de viviendas.

3º.- Realizar las excavaciones necesarias bajo la C/ Álamo hasta localizar la anchura completa de la calle romana, en una longitud coincidente con la línea de fachada Este del solar. Para ello se realizó un sondeo previo para localizar el extremo opuesto a la calzada, comprobándose que su anchura total es de 7, 50 metros, rebajándose posteriormente el trozo de la vía actual que alberga el tramo de calle romana hasta ahora no visible, pero dejando un nivel de tierra de +-1 metro antes de llegar al enlosado para proceder a su excavación en un futuro. 4º.- La redacción del proyecto de construcción de la estructura de hormigón que albergaría a la calle romana y que permitirá la visita del público, lo realiza el arquitecto Guillermo Mijanco con la participación del arquitecto técnico Enrique de Rojas (que lo son también del edificio de viviendas a construir en el solar), quedando así la mitad de la vía romana bajo la nueva edificación (a un nivel similar al de la planta de garajes y la C/ Sacramento) y otra parte bajo la C/ Álamo, 4 metros por debajo de ésta (que tras la construcción de la caja de hormigón, vuelve a recuperar el tráfico rodado). El acceso a la calle romana se realiza a través de un pasillo situado en el lado Sur de la parcela, con entrada por la C/ Sacramento. 5º.- Ejecutado el continente que alberga la calle romana y construidos los garajes y viviendas previstos, en lo que ha resultado un modelo a seguir de compatibilización del binomio urbanismo actual-patrimonio arqueológico, resta aún la ejecución de los trabajos que acaben por poner en valor esta nueva zona arqueológica de Medina Sidonia, adecuando el espacio para que el público pueda disfrutar de un testimonio recuperado de lo que fue la ciudad romana (el proyecto está ya elaborado por nosotros y pendiente de encontrar financiación para su desarrollo).

Notas (1) Arqueólogo-director de las actuaciones arqueológica. (2) Documentalista arqueológico. Colaborador en los trabajos de excavación y autor de dibujos y fotografías. (3) Salvador Montañés Caballero, “Excavaciones arqueológicas y actuaciones de rehabilitación y protección en estructuras romanas de Medina Sidonia”, en Anuario Arqueológico de Andalucía 1994. Actividades de urgencia. Informes y Memorias, 3 (1999), Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Sevilla, pp. 21-31. (4) Salvador Montañés Caballero, Informe de la actuación arqueológica de urgencia en solar de la C/ Sacramento nº 18 de Medina Sidonia (Cádiz), inédito, 1993. (5) Pedro Barrantes Maldonado, Ilustraciones de la Casa de Niebla, Cádiz, Universidad de Cádiz, edición de Federico Devis Márquez, 1998, p. 330.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL SOLAR DE LA C/ SAN FRANCISCO Nº 19 Y C/ GUZMÁN Nº 1 DE MEDINA SIDONIA (CÁDIZ) SALVADOR MONTAÑÉS CABALLERO (1) LUIS AGUILERA RODRÍGUEZ (2)

Resumen: Las actuaciones arqueológicas descritas en el presente informe, se enmarcan dentro de la dinámica seguida desde hace una década en la ciudad de Medina Sidonia, por la cual todo el parcelario urbano inscrito en la delimitación del Conjunto Histórico-Artístico está sujeto a cautela arqueológica. La potencialidad del terreno se verifica con anterioridad al inicio de las obras urbanísticas previstas en el solar en cuestión. En el caso que nos ocupa, vuelve a confirmarse la riqueza arqueológica del subsuelo de la Ciudad, sobre todo del Barrio de Santiago, donde se vienen localizando los vestigios más significativos hasta la fecha, correspondientes a la urbe romana que se enclavó en este cerro, Asido Caesarina.

ta mediados del siglo XIX), conocido con el nombre de «La Calzada», que se interpreta como antigua vía romana de acceso desde la Bahía de Cádiz. A comienzos de los años noventa, se localizó en una urbanización de la C/ Porvenir, limítrofe con esta parcela, lo que se interpretó como “basurero” romano, utilizado también como necrópolis tardorromana. En 1995, a unas decenas de metros (C/ San Isidro), se localizó una cisterna romana en un estado de conservación excelente, procediéndose a la excavación del interior de la misma (4). OBJETIVOS

Abstract: The archaeological activities described in the actual statement are fitted within the framework of the dynamic followed during the last decade in the village of Medina Sidonia, due to that the whole village plots from inside the artistic historical ensemble are subjected to archaeological cautiousness. The potentiality of the ground is verified before beginning the urban works planned in the building site at issue. In the case that concern us, it confirms again the archaeological richness of the village subsoil, mainly in the district of Santiago, where had been located the most significant vestiges to date, corresponding to the Roman city set on this hill, Asido Caesarina.

INTRODUCCIÓN

Las actuaciones realizadas vienen motivadas por la voluntad de la propiedad de construcción de viviendas y garajes en el solar ocupado por las fincas nº 19 de la C/ San Francisco y nº 1 de la C/ Guzmán de Medina Sidonia (Cádiz), ubicadas dentro del perímetro del Conjunto Histórico-Artístico de la Ciudad. La promotora solicita la intervención arqueológica para evaluar la potencialidad del solar antes incluso de que haya redactado el proyecto técnico de construcción y de que le sea requerido por la Delegación Provincial de Cultura para, en función de los resultados, diseñar la futura edificación teniendo en cuenta la naturaleza de los vestigios que previsiblemente se localizarán en el lugar. Las fincas se hallan en el Barrio de Santiago, en el cual se constata la riqueza arqueológica de su subsuelo. Damos a continuación algunos antecedentes: Pedro Barrantes Maldonado, en el año 1541, hacía la siguiente descripción del entorno que nos ocupa: “...Ansimismo en esta cibdad de Medina se veen hoy grandisimos edificios debaxo de tierra, muchos alcaçares, de murallas de casa, de argamasa é de grandes piedras de canteria é de muchas piedras de jaspe é de marmol escritas de romanos, de muchas medallas, ydolos, monedas é otras diversidades de cosas, ansi en sus arrabales como en todo el canpo que está á la redonda de la plaça nueva é de Santisidro, Santiago é San Sebastian...” (el subrayado es nuestro) (3). Al Oeste de la parcela, a corta distancia, existe un camino de entrada a la población (el único existente con cierta categoría has124

Los fines que se han perseguido con esta intervención de urgencia, han sido los de comprobar la existencia de vestigios arqueológicos en el solar señalado, tanto de estructuras constructivas (bienes inmuebles), como elementos muebles de cultura material. En función de los resultados, y si éstos son positivos, se propone la adopción de alguna de las posibilidades que se relacionan a continuación: a/ Excavación total o parcial de solar; b/ Presencia de arqueólogo en inicio de obra, para realizar el seguimiento de los movimientos de tierra (si la prospección inicial no ha dado resultados lo suficientemente claros); c/ Delimitar la cota del terreno que se puede alcanzar en los trabajos de cimentación, sin llegar a alterar niveles arqueológicos localizados a determinada profundidad, descartando así la excavación de los restos localizados en la prospección, pero salvaguardando éstos del peligro de deterioro o destrucción por los trabajos de urbanización del lugar. ASPECTOS METODOLÓGICOS

Para la consecución de los objetivos propuestos seguimos la siguiente metodología que, con ligeras variaciones de adaptación a las características de cada parcela, es la que venimos aplicando en todos los trabajos arqueológicos que desarrollamos en el espacio urbano de Medina Sidonia: 1/ Prospección con sondeos estratigráficos: Se han realizado sondeos estratigráficos en los espacios actualmente libres (patios), pues aún no se ha efectuado la demolición de los inmuebles existentes. La profundidad de éstos ha venido determinada por la potencia de los depósitos de colmatación del terreno y estructuras localizadas, no alcanzándose en ninguno de ellos el terreno geológico. Tras la detección de estructuras constructivas, se ha procedido a su estudio en detalle, posible significación funcional, acercamiento a su cronología y ubicación estratigráfica, continuando después con el sondeo en profundidad. 2/ Recuperación, selección, tratamiento y estudio de materiales muebles: Se ha atendido a la clasificación de los elementos de cultura material en función de su posición estratigráfica, para obtener una secuencia cultural de la ocupación histórica del terreno.

La recuperación ha sido selectiva, recogiéndose aquellos fragmentos o piezas significativos y que eran susceptibles de aportar información funcional y cronológica de cada estrato. Todo el material ha sido estudiado in situ, no creyéndose imprescindible su almacenamiento, al no localizarse piezas de un interés distinto al de registrar puntualmente la información que de ellos hemos recogido. 3/ Documentación gráfica: Se han elaborado planos de situación general del solar en la ciudad y de detalle de la parcela con los sondeos practicados; dibujos de perfiles estratigráficos; y fotografías de la parcela y el proceso de la intervención arqueológica, ayudándonos de fichas descriptivas con datos técnicos y objeto de cada toma fotográfica. 4/ Informe: Además de los aspectos reseñados anteriormente, la memoria preliminar que se realiza tras la prospección de los terrenos recoge, en el capítulo de Conclusiones, la valoración sobre el potencial arqueológico del lugar y nuestra propuesta de intervención futura, en base a los objetivos planteados.

LAM. I. Sondeo 1. Muro de sillares romano.

ESTUDIO

En la intervención arqueológica realizada, se ha contado con la total colaboración de la empresa responsable de la urbanización de las fincas, Arquitectura y Gestión, quien ha financiado estos trabajos y aportado la información primaria necesaria para que pudiéramos diseñar la intervención. Tras tener toda esta información, además del conocimiento exacto de la parcela y los espacios susceptibles de prospectar, optamos por realizar dos sondeos estratigráficos, pues el solar se asienta, a grandes rasgos, sobre dos plataformas o terrazas, con una diferencia de nivel de ±1,60 metros. Así, con la excavación de un cuadro de 1,50 metros x 1,50 metros en cada una de estas terrazas, obtendríamos una lectura estratigráfica y potencial arqueológico extensible a todo el espacio objeto de estudio, cumpliendo así con los objetivos propuestos. El “Punto 0” de referencia de todas las medidas aquí reflejadas, lo situamos en la C/ San Francisco, a 241 metros sobre el nivel del mar, coincidente también con la superficie del área donde realizamos el Sondeo 2. Tras estas indicaciones preliminares, pasamos a detallar los resultados de ambos sondeos: SONDEO 1 (ver Fig. 1): El cuadro se sitúa en el patio de la vivienda de la C/ Guzmán nº 1, frente a la entrada de acceso a la casa, a la cota -1,60 metros. La lectura estratigráfica que obtenemos del terreno es la siguiente: ESTRATO 1: -1,60/-1,68 metros. Nivel de pavimento de la vivienda actual, compuesto por losas calizas (piedra de Tarifa) de 0,28 x 0,28 metros. ESTRATO 1.A: -1,68/-1,72 metros. Estrato de nivelación y sujeción de solería; arcilla roja con presencia de cal. ESTRATO 2: -1,72/-1,80 metros. Pavimento empedrado, a base de cantos rodados y ladrillos toscos macizos dispuestos de forma vertical. Suelo de patio anterior a la solería o Estrato 1. ESTRATO 3: -1,80/-2,10 metros. Estrato de nivelación en relación con la construcción del inmueble actual. Tierra marrón oscuro, con algunas piedras de mediano/pequeño tamaño, fragmentos cerámicos contemporáneos, restos de materiales de construcción y huesos de animales (jabalí). Presencia de raíces de vegetación del entorno. ESTRATO 4: -2,10/-3,30 metros. Similar a Estrato 3. Tierra oscura muy compacta, con escasas piedras y pocos fragmentos cerámicos: loza blanco y azul (taza), plato melado con manganeso, plato azul sobre azul, cerámicas comunes de cocina.

FIG. 1. Perfil estratigráfico del Sondeo 1.

ESTRATO 5: -3,30/-3,60 metros. Rellenos formados por piedras y trozos de tejas y cerámicas comunes. ESTRATO 6: -3,60/-4 metros. Similar textura a Estrato 4; estéril (hasta aquí los niveles de cronología Moderno-Contemporánea). 125

ESTRATO 7: -4/-4,56 metros. Tierra muy oscura, con fragmentos cerámicos que pueden adscribirse a época romana (comunes y tégulas). Piedras sueltas de mediano/pequeño tamaño. ESTRATO 8: -4,56/-5,08 metros. Formado por relleno de piedras (derrumbe de muro), algunas bien escuadradas. Cerámicas romanas: fragmentos de tégulas, de vasijas de cocina y de contenedores (ánforas y dolias). A -4,69 metros se localiza en el lado Sur del cuadro la parte superior de un muro de sillares, con orientación Noroeste/Sureste, de ±0,40 metros de altura conservada, asentado sobre tierra de los estratos 9 y 10. ESTRATO 9: -5,08/-5,56 metros. Tierra de color amarillento/ verdoso, apelmazado. Algunos restos cerámicos. Estrato con suave inclinación. ESTRATO 10: -5,56 metros: Nivel formado casi exclusivamente por piedras, en su mayoría informes. Estrato en talud inverso al 9. Se interrumpe la excavación, dada la gran profundidad alcanzada, y porque la composición del estrato dificulta el rebaje del terreno. SONDEO 2 (ver Fig. 2): Éste lo practicamos en el jardín de la casa de la C/ San Francisco nº 19. Como hemos apuntado ya, la superficie está nivel de la cota 0. El perfil estratigráfico que obtenemos es el siguiente: ESTRATO 1: 0,00/-0,30 metros. Nivel de relleno con tierra marrón clara, poco compacta, formado por basuras actuales y escombros. ESTRATO 2: -0,30/-0,74 metros. Rellenos de margas de color amarillento. Estrato de nivelación del espacio ajardinado. ESTRATO 3: -0,74/-0,84 metros. Pavimento empedrado, posible suelo anterior al jardín. ESTRATO 3.A: -0,84/-1,20 metros. Paquete de tierra marrón. No aporta materiales. ESTRATO 4: -1,20/-1,25 metros. Pequeño nivel de mortero blanco. ESTRATO 5: -1,25/-1,50 metros. Igual a Estrato 3.A. ESTRATO 6: -1,50/-1,90 metros. Tierra marrón claro. Algunos restos cerámicos Modernos/Contemporáneos. ESTRATO 7: -1,90/-2,40/-2,60 metros. Paquete de piedras informes, con fragmentos cerámicos Moderno/Contemporáneos y, mezclados con éstos, trozos de tégulas romanas. ESTRATO 7.A: -2,60/-2,80 metros. Nivel de tierra poco compacta, con restos de carbón. Fragmentos cerámicos comunes, huesos de animales y trozos de tégulas. Cronología romana a partir de esta cota. ESTRATO 8: -2,80/-3,40 metros. Estrato conformado por fragmentos de tégulas, trozos de ladrillos, dispuestos en tres líneas horizontales, situándose entre ellos niveles de arcilla roja. Destaca también una capa de cal gruesa muy consistente, en la parte intermedia, junto a un paquete de tierra marrón. Se localizan algunos fragmentos cerámicos comunes de cocina, uno de terra sigillata y otro de vidrio azul oscuro. Algún ladrillo completo de medidas: 29 x 23 x 5 centímetros. ESTRATO 9: -3,40/-4 metros. Tierra marrón, con restos de nódulos pequeños de cal; compacto. ESTRATO 10: -4/-4,60 metros. Tierra clara, restos de mortero. Muy compacto. Fragmentos cerámicos comunes. ESTRATO 11: -4,60 metros. Nivel de piedras y gran sillar. Fragmentos cerámicos comunes. Se finaliza la excavación por la profundidad alcanzada, el nivel de piedras localizado y porque se cuenta con datos suficientes para evaluar la potencialidad arqueológica del solar (no obstante, los estratos romanos no se han agotado, continuando éstos hasta una profundidad no determinada). CONCLUSIONES

De los datos recogidos en los trabajos de prospección con sondeos estratigráficos, podemos inferir lo siguiente: 126

FIG. 2. Perfil estratigráfico del Sondeo 2.

1º.- Se confirma una vez más lo referido por los textos escritos y lo observado en otros solares cercanos, al respecto de la extensión de la urbe romana por este sector de la ciudad actual. 2º.- En síntesis, la lectura estratigráfica que hacemos de ambos sondeos es la de varios niveles superiores de cronología Moderno/ Contemporánea (alrededor de 2,50 metros de potencia); y, a continuación, diversos estratos romanos bajoimperiales (±2 metros de potencia). En ningún caso se alcanza el terreno geológico, al no

agotarse con la excavación realizada los niveles de ocupación/ colmatación. 3º.- Esta lectura avala también nuestra tésis, recogida en otros estudios arqueológicos, defendiéndose que la ciudad romana asentada en este cerro se extendió por el espacio que, a grandes rasgos, ocupa la delimitación del Conjunto Histórico-Artístico de Medina Sidonia, y algo más; hasta mediados del siglo III o principios del siglo IV, en que se abandonan progresivamente las zonas coincidentes con los actuales barrios del Centro, Santiago y Santa Catalina, restringiéndose el urbanismo tardorromano y medieval a las cotas más altas del Cerro (Barrio de Santa María y Cerro del Castillo); no volviéndose a “urbanizar” los espacios abandonados hasta el siglo XV o XVI (ello explicaría en parte la gran potencia de las colmataciones y la inexistencia hasta la fecha de hallazgos de estructuras medievales). 4º.- En lo que respecta a la próxima construcción de viviendas y garajes en estas parcelas, estimamos que, si no se desea alcanzar niveles arqueológicos de interés en las remociones de tierras y rebajes del terreno, no se debería profundizar más allá de la cota ñ2,50 metros; de otra manera, habría que optar por una excavación arqueológica en extensión, al ser segura la existencia de estructuras constructivas romanas, con vestigios muebles asociados, por debajo de dicha cota. 5º.- Aún cumpliéndose con lo anterior (rebaje máximo del terreno a -2,50 metros), se aconseja la presencia de arqueólogo para el

seguimiento de todos los movimientos de tierra, como medida cautelar para que no se alteren niveles arqueológicos de interés, o en previsión de hallazgos a cotas superiores. ACCIONES POSTERIORES

A la vista del presente informe, la promotora de las obras determina la adecuación del proyecto técnico de construcción a las medidas de protección arqueológica propuestas, no rebajando el terreno más allá de la cota -2,50 metros, por encima de la cual realizará una losa de hormigón flotante sobre la que descansará la cimentación del edifico de viviendas y la planta de garajes. No obstante, el arqueólogo-director de la intervención realiza el control de los rebajes del terreno hasta la cota determinada, comprobando la no alteración de niveles arqueológicos antiguos detectados en los sondeos. Con ello, de una forma ágil se compatibiliza la dinámica urbana de una ciudad viva y en constante transformación, con la simple conservación en unos casos, a la que se une su puesta en valor en otros, de la riqueza arqueológica de una ciudad milenaria como lo es Medina Sidonia; y, en todos los casos, contribuyendo a un conocimiento más exacto de la evolución histórica de este lugar de la provincia de Cádiz.

Notas (1) Arqueólogo-director de la intervención arqueológica. (2) Documentalista arqueológico. Colaborador en los trabajos de excavación y autor de dibujos y fotografías. (3) Pedro Barrantes Maldonado, Ilustraciones de la Casa de Niebla, Cádiz, Universidad de Cádiz, edición de Federico Devis Márquez, 1998, p. 330. (4) Salvador Montañés Caballero, Informe. Investigación arqueológica de emergencia: cisterna romana de C/ San Isidro en Medina Sidonia (Cádiz), inédito, 1995. (5) Salvador Montañés Caballero, “Excavaciones arqueológicas y actuaciones de rehabilitación y protección en estructuras romanas de Medina Sidonia”, en Anuario Arqueológico de Andalucía 1994. Actividades de urgencia. Informes y Memorias, 3 (1999), Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Sevilla, p. 30.

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EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DE URGENCIA REALIZADAS EN PUERTO SERRANO (CÁDIZ): LAS NECRÓPOLIS DE “FUENTE DE RAMOS” Y DE “EL ALMENDRAL” PALOMA BUENO SERRANO

Resumen: A continuación se exponen los resultados de las primeras excavaciones arqueológicas realizadas en Puerto Serrano. Los trabajos de investigación han permitido conocer la existencia de tres necrópolis, diferentes entre sí en cuanto a cronología, pero ubicadas en un mismo lugar: necrópolis prehistórica de Fuente de R amos y Er mita del Almendral, necrópolis tardorromana de la Ermita del Almendral y necrópolis islámica de Fuente de Ramos. Abstract: As a result of the initial excavations done in Puerto Serrano we can now establish the presence of three different necropolis, as far as chronology is concerned althougth situated in the same location: prehistorical necropolis of Fuente de Ramos, and Ermita del Almendral, late-roman necropolis of Ermita del Almendral and hispanomuslim necropolis of Fuente de Ramos. LAM. I. Vista aérea del yacimiento de la necrópolis del Almendral, después de proceder a su excavación.

1. INTRODUCCIÓN

Las primeras intervenciones arqueológicas de urgencia realizadas en Puerto Serrano, tuvieron lugar entre los días 3 de Agosto y 30 de Octubre de 1998, y fueron subvencionadas a través de A.E.P.S.A. El proyecto de excavaciones arqueológicas de urgencia tenía como objeto realizar una serie de actuaciones en la necrópolis romana de la Ermita del Almendral, con la finalidad de acometer la limpieza y excavación de una serie de estructuras funerarias, algunas de las cuales se conocían desde antiguo, que una vez excavadas e investigadas pasarían a formar parte del Patrimonio Histórico de Puerto Serrano. Una vez que comenzaron los trabajos, el proyecto tuvo que ser modificado al comprobar que la extensión de la necrópolis rebasaba los límites estimados en un primer momento. En los primeros reconocimientos sobre el terreno se detectaron otros enterramientos y algunos de diferentes características que fueron analizados y valorados por la Delegación Provincial de Cultura, y quedaron definitivamente incluidos en el proyecto general de actuación. Este hecho motivó que los trabajos de excavación se simultanearan en tres necrópolis diferentes entre sí, en cuanto a cronología, pero ubicadas en un mismo lugar: en la necrópolis protohistórica de la Ermita del Almendral y Fuente de Ramos, en la necrópolis tardorromana de la Ermita del Almendral, y en la necrópolis islámica de Fuente de Ramos. 2. UBICACIÓN DE LOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS

El yacimiento arqueológico de la Ermita del Almendral (Lám. I) se encuentra situado a 3 Kms. al Este del núcleo urbano de Puerto Serrano, en un lugar amesetado a unos 300 m. s.n.m., en la parte alta de la ladera del Cerro de los Castillejos. Se accede a él atravesando la localidad hasta llegar a la Plaza del Arriero, desde allí se continúa por la C./ Blas Infante siguiendo por un camino cuesta arriba muy sinuoso, hasta alcanzar la Ermita. 128

Se encuentra emplazado en una zona privilegiada por las características estratégicas que reúne, pues desde allí se domina toda la campiña gaditana y el valle del Guadalete, de ahí que su ocupación se haya sucedido ininterrumpidamente por diferentes culturas. El Cerro de los Castillejos corresponde a una formación caliza de travertino, presentando, como es característico de este tipo de formaciones, un peculiar modelado, con multitud de oquedades, abrigos y simas. El yacimiento recibe el topónimo de la ermita allí existente, consagrada a Santa Mª. Magdalena, construida en 1975 en la cueva donde según la tradición, un pastor encontró la imagen de la santa. La cueva fue transformada para su ampliación excavándosele paredes y suelo, y fue entonces cuando, según los lugareños, se extrajeron gran cantidad de huesos humanos, acompañados de vasijas, puntas de flechas y cuentas de collar; restos que actualmente están en paraderos desconocidos. Esta información oral ha hecho suponer una vez finalizadas las investigaciones, que la cueva fue un enterramiento colectivo y que posiblemente formó parte de la necrópolis de enterramientos hipogeos que hemos excavado en Fuente de Ramos. El yacimiento de Fuente de Ramos se sitúa a unos 500 m. al Sur de la Ermita del Almendral descendiendo la ladera del cerro de los Castillejos a unos 260 m de altitud (Lám. II). El lugar se caracteriza por la abundancia de acuíferos y manantiales, de ahí la denominación del sitio. Probablemente el emplazamiento de los enterramientos se eligió por la existencia de un farallón vertical que sobresale del resto del cerro y que permite la fabricación de una cámara a la que se accede atravesando una fachada vertical. Se encuentra actualmente sembrado de olivos, que en ocasiones han aprovechado las oquedades de estas estructuras para introducir sus raíces. Geológicamente corresponde a una roca de origen calizo-arenisco que constituye un substrato blando muy fácil de horadar.

LAM. II. Enterramientos de inhumación excavados en el cerro de la Ermita del Almendral de época tardorromana.

Los dos yacimientos se sitúan en la vertiente montañosa orientada hacia el valle del Guadalete. 3. METODOLOGÍA DE EXCAVACIÓN

El procedimiento de excavación seguido ha sido distinto en los dos yacimientos, variando en función de las características propias de estos. En líneas generales se puede decir que las estrategias de excavación diseñadas seguían el método Harris en cuanto a estudio y análisis estratigráf ico, delimitando las distintas unidades estratigráficas, tanto depósitos como interfacies, para establecer correlaciones y periodizaciones (Harris, 1991; Carandini, 1997).

En la Ermita del Almendral se planteó una gran cuadrícula de 30 x 20 m. de lado (Fig. 2), quedando las estructuras de inhumación visibles en la parte superior de la cuadrícula. A continuación se establecieron otras cuadrículas más pequeñas de 10 x 10 m. cada una y se numeraron del 1 al 6, comenzando por la primera superior y siguiendo por el número 2, situada inmediatamente más abajo. En total la superficie de excavación fue de unos 600 m2. Los trabajos comenzaron por la cuadrícula número 1 (Figura 2: C.1) y desde el primer momento observamos que la potencia de tierra a excavar sería relativamente escasa (30-40 cms.). Se trataba de una pequeña capa de tierra removida y transportada desde la ladera superior con alto contenido en cerámicas modernas e islámicas y depositada sobre la ladera donde están tallados los enterramientos. La retirada de esta se realizó de manera uniforme hasta encontrar la piedra que forma la base del cerro, donde se encuentra excavados los enterramientos. Una vez retirada la tierra del perímetro de cada uno de los enterramientos se comenzaron a excavar meticulosamente. Así se desenterraron un total de 7 estructuras de enterramiento (Lám. II) y observamos entonces que cada una de las estructuras habían sido rellenadas por tierra de la misma característica que la retirada anteriormente desde nivel de suelo a la piedra. Esta tierra contenía cerámicas modernas, restos constructivos (medievales y romanos), cerámica medieval, etc. En el interior de los enterramientos apenas se encontraron restos óseos y los que se recuperaron se consiguieron gracias al cribado de toda la tierra extraída de las tumbas. estas. Tampoco se halló nada de ajuar, por lo que dedujimos que habían sufrido un saqueo continuo desde época antigua. Se trataba por tanto de un depósito de ladera moderno que había rellenado cada una de las tumbas. Tan sólo fue en la estructura nº 1 se pudieron recuperar restos óseos humanos in situ. El hallazgo de esta estructura nos hizo ampliar el área de excavación ya que nuestro límite superior de excavación sólo comprendía la mitad inferior del enterramiento.

FIG. 1. Situación de Puerto Serrano en Andalucía y en la provincia de Cádiz. Localización del Cerro de los Castillejos donde se encuentran los dos yacimientos excavados.

129

FIG. 2. Dibujo en planta de las estructuras de origen antrópico halladas en la excavación de la Ermita del Almendral.

Se planteó entonces una cuadrícula pequeña anexa a la C.3 desde los 6,50 m. hasta los 8,50 m. Las medidas de la nueva cuadrícula eran 1,90 m. de largo por 2,00 m. de ancho. El resto de las cuadrículas se excavaron con la misma metodología, con la salvedad de que en las que se extendían por la ladera más baja hubo que retirar mayor cantidad de tierra (40-60 cms.). Cada una de las estructuras de origen antrópico halladas fue identificada con un número y descrita por separado. En total fueron excavadas 9 estructuras, de las cuáles 7 correspondían a enterramientos. En el yacimiento de Fuente de Ramos (Lám. III) la metodología de excavación seguida varió según se tratara de la actuación directa en el interior de las estructuras artificiales excavadas en la piedra o de las fosas de inhumación excavadas en el exterior. Las estructuras artificiales excavadas en la roca utilizadas como enterramientos, fueron denominadas hipogeas, por el carácter subterráneo que presentan, y con un número según el orden de actuación en ellas. 130

LAM. III. Vista aérea de la necrópolis de cuevas artificiales correspondiente al Bronce Antiguo de “Fuente de Ramos”.

Del Hipogeo nº 1 sólo se pudo excavar el interior por imposición del propietario de los terrenos, de manera que, el corredor quedó sin excavar. En el interior, la metodología de excavación seguida consistió en retirar un primer nivel de tierra artificial de unos 20 cms. en todo el perímetro de la estructura, porque se apreciaba con claridad que estaba removido y, a partir de ahí, establecer un eje longitudinal que dividía el relleno de la estructura en dos partes iguales. El objetivo era experimentar con una de las partes, subdividiendo niveles y conocer la potencia del relleno. Pero una vez que se inició la excavación intentando separar niveles observamos que todo correspondía a un mismo relleno y que se trataba de un nivel de tierra removido. Toda la tierra extraída fue cribada, lo que permitió recuperar mayor cantidad de material arqueológico. Similar metodología se siguió en la excavación del resto de los hipogeos y de los resultados hablaremos en el próximo apartado. Posteriormente, algunos vecinos de la localidad comentaron que cuando se descubrió el enterramiento casualmente, roturando el terreno, unos niños extrajeron gran parte del contenido, entre el que se encontraba gran cantidad de restos óseos humanos, cerámicas y útiles líticos. En el Hipogeo nº 2 (Lám. IV), planteamos una gran cuadrícula en cuyo centro quedaban el corredor y la entrada a este. Las medidas de la cuadrícula eran 13 m. x 14 m. En total una superficie de 182 m2. El objetivo por el que planteamos esta cuadrícula era el de contar con un área amplia que nos permitiera observar la topografía de la roca y a la misma vez observar otras estructuras que pudieran formar parte del enterramiento. El procedimiento de excavación en el interior de la estructura fue el mismo que en el Hipogeo nº 1 y, en el exterior, al igual que se había hecho en la Ermita, el trabajo consistió en la retirada de tierra superficial hasta llegar a la roca base del substrato. La sorpresa fue encontrar en todo el entorno del Hipogeo nº 2, hasta un total de 38 inhumaciones excavadas en la roca, 14 de ellas dispuestas perpendicularmente al corredor del hipogeo y el resto de manera aleatoria aprovechando el desnivel del terreno. De ellas 13 contenían restos humanos. Por el tamaño de las estructuras podemos decir que 15 corresponden a enterramientos infantiles y 23 a adultos. Determinadas características de estos enterramientos de inhumación, de las que hablaremos más adelante, permitieron conocer que correspondían a otro momento cronológico distinto al de los hipogeos. Cada una de las inhumaciones fue individualizada y registrada con un número (del 1 al 23), dibujada y fotografiada. En toda la extensión de la cuadrícula se pudo observar la superposición de dos unidades estratigráficas, que correspondían, la superior al humus o tierra revuelta rica en nutrientes, muy suelta y de color marrón oscuro; y la inferior, aunque del mismo color que la superior, pero mucho más compacta donde se encontraban los restos óseos humanos. Primero se retiró el nivel superior y luego lentamente la tierra del segundo nivel, despegándola de los huesos y procurando que estos no se movieran de sitio. A continuación se dibujaban los restos óseos, se rellenaba una ficha tipo con la posición de éstos y se fotografiaban. Después se engasaban y se consolidaban los huesos, y posteriormente se procedía a su extracción, señalando a que parte correspondía y si era del lado derecho o del izquierdo. La metodología utilizada en el Hipogeo nº 3 fue totalmente distinta en lo que se refiere al interior de la estructura debido al uso como pesebre y redil de animales que se había hecho de éste. El primer trabajo consistió en desmontar el pesebre y el suelo de cemento que ocultaba el suelo real de la estructura. Tan sólo contenía un pequeño nivel de tierra revuelto, entre el suelo de roca y el de cemento, de ahí se extrajeron restos cerámicos pertenecientes a la Edad del Bronce y a época romana.

LAM. IV. Vista de la entrada del Hipogeo nº 2 de la necrópolis de “Fuente de Ramos”, rodeada de los enterramientos de época islámica.

En el exterior, como se había actuado anteriormente, se procedió a la retirada de tierra buscando la piedra base del substrato, para dejar limpio el corredor y los aledaños de la estructura. En el mismo corredor se halló una estructura de inhumación (nº 25) excavada en la roca de las mismas características que las excavadas en el Hipogeo nº 2 y otras tres en el lado izquierdo del corredor (nºs 23, 26 y 27). Con los restos encontrados en el interior de ellas procedimos de la misma manera que con las anteriores. Todas las estructuras fueron dibujadas en planta y en sección. 4. BREVE EXPOSICIÓN DE LOS RESULTADOS OBTENIDOS

Las excavaciones arqueológicas realizadas en la Ermita del Almendral han permitido conocer la existencia de un conjunto de 9 estructuras de origen antrópico, de las cuales 7 corresponden a enterramientos que fueron practicados en oquedades rectangulares labradas en la base del cerro. Corresponden al tipo de enterramiento romano denominado “de doble fosa”, en cuyo interior, en la parte más profunda, se introducía el cadáver del difunto. La mayoría de estos enterramientos fueron saqueados en época antigua, posiblemente en época islámica, de manera que, han sido escasos los materiales arqueológicos recuperados. En la estructura nº1 fueron recuperados los restos óseos de un individuo de edad comprendida entre 7 y 9 años, según los análisis realizados de la dentición. Estos huesos aparecieron in situ, a excepción del cráneo que se encontró desplazado y totalmente fragmentado, consecuencia posiblemente de la profanación de la tumba en el momento en que fue saqueada. El cadáver se encontraba de cubito supino. Estas estructuras funerarias de inhumación se encontraban agrupadas en un mismo lugar y posiblemente correspondan a individuos unidos por lazos de consanguineidad. Tres de ellas se sitúan en posición NE-S, con una separación entre ellas de 30-40 cms. y, el resto, algo más separadas, sigue una disposición W-E y NE-S. Las demás estructuras de origen antrópico excavadas en el cerro de la Ermita corresponden, al comienzo de fabricación de otro enterramiento, en el que todavía se observan las huellas del cincel con que se estaba fabricando y, a la zona de extracción de bloques de piedra o zona de cantera, en la que se observa un bloque perfectamente cortado aún sin extraer. La excavación en extensión ha permitido observar la existencia de algunas canalizaciones labradas en la piedra del cerro con la funcionalidad de drenar el agua de lluvia impidiendo la entrada de esta en las tumbas. La carencia de materiales arqueológicos que permitan datar con exactitud los enterramientos nos hacen recurrir a paralelos tipológicos existentes en la campiña interior y serranía gaditana, que son de época tardorromana. 131

El reconocimiento del territorio inmediato, en la planicie que se extiende sobre la ermita, permitió observar la existencia en superficie de gran cantidad de fragmentos cerámicos pertenecientes a ánforas fenicias y turdetanas, cuya cronología oscilaría entre mediados del siglo VIII y VII a.C. El hallazgo de este tipo de recipientes para el transporte de mercancías no es de extrañar, pues este lugar se encuentra en las proximidades del río Guadalete, una de las principales vías de comunicación durante la Prehistoria Reciente (Gutiérrez López y otros, e.p), hacia la campiña sevillana, continuando los cursos del río Guadaira que nace en Morón de la Frontera y algo más al Este, el del río Corbones. En el mismo lugar se detectó también la existencia de un asentamiento de época hispanomusulmana, a tenor de la cerámica existente y de la localización de un conjunto de silos para almacenar grano tallados en la roca, con forma de botella, planta circular y base plana para. Posiblemente corresponda a un asentamiento rural, de tipo alquería perteneciente a la chora moronense. Entre la cerámica documentada aparecen lebrillos, cántaros decorados con motivos pintados, vidriados en ocre y manganeso, verdes y melados, y algún estampillado. También han sido hallados en el lugar numerosos dirham de época almohade. Posiblemente la necrópolis islámica de Fuente de Ramos corresponda a este asentamiento. En el yacimiento de Fuente de Ramos han sido excavados tres enterramientos colectivos en cuevas artificiales correspondientes al Bronce Antiguo. Hasta el momento han sido siete las estructuras localizadas aunque tan sólo se hayan excavado tres de ellas. Todas presentan estructuras similares: corredor o pasillo, cámara central y nichos laterales. Además presentan idénticas características: plantas circulares cuyos diámetros oscilan entre 2-3 m., paredes verticales que se estrechan hacia la parte superior formando una cubierta abovedada, en la que a determinada altura se labra un techo plano y circular, y suelo desigual con distintos niveles. El número de hornacinas o nichos laterales varía de unas a otras (1-3). En algunos casos estas estructuras presentan en el techo una abertura o tragaluz, que pudo servir para mantener el contacto entre el interior y exterior sin necesidad de abrir la puerta o trampilla que daba acceso a la cámara sepulcral, quizás con la intención de realizar algún ritual post mortem. De la cultura material depositada en estos enterramientos muy poco se ha podido recuperar, ya que como se pudo apreciar en el proceso de excavación, habían sido anteriormente expoliados. A pesar de todo, se han hallado gran cantidad de restos óseos humanos, fragmentos cerámicos con formas claramente adscribibles al Bronce Antiguo y utensilios tallados en hueso. El expolio ha sido la principal causa de que no se haya podido conocer cómo fue el ritual de enterramientos practicado. Lo único seguro es que en cada uno ellos fueron inhumados varios individuos. El Hipogeo nº 3, después de un estudio detallado de todas sus partes, pensamos que fue reutilizado en época romana a manera

LAM. V. Detalle de la posición de cubito lateral derecho del enterramiento nº 16 de la

de columbario. Esto se deduce de una entrada mucho más grande que las observadas en los demás hipogeos y de una hornacina, perfectamente labrada, con forma abovedada, a mayor altura que las del Bronce. En el interior se recuperaron fragmentos de tégulas y sigillatas romanas. Necrópolis similares existen dos en la provincia de Cádiz, una en la Base Naval de Rota (Berdichewsky, 1964: 77-85) y otra en Tarifa, la de los Algarbes (Mata Almonte, 1991: 83-93); y en la provincia de Málaga, la del Cerro de Las Aguilillas (Espejo y otros, 1994: 14-23). Próximo a los enterramientos, en la cota más alta del cerro contiguo, hemos localizado el asentamiento correspondiente a este momento. El resto de las estructuras de inhumación excavadas en Fuente de Ramos, como ya hemos señalado, posiblemente correspondan a la necrópolis islámica del poblado o alquería localizado en la meseta de la Ermita del Almendral. Se trata de enterramientos en fosa simple de reducidas dimensiones que han sido talladas en la roca. De las 27 fosas excavadas tan sólo 13 conservaban restos humanos, cuyo análisis detallado permiten adscribirlos a este periodo ya que todos estaban enterrados de cubito lateral derecho (a excepción de uno que se encontraba con el cuerpo hacia arriba) y con la cabeza orientada hacia el Este (Lám. V). Resulta especialmente curiosa la disposición perpendicular de las fosas respecto al corredor del Hipogeo nº 2. La reutilización de lugares que en épocas anteriores han sido empleados como necrópolis, parece ser una tónica general de los hispanomusulmanes que ocuparon la Sierra Norte de Cádiz (dolmen de Alberite, Carissa Aurelia (Perdigones y otros, 1986)). Ninguno de estos enterramientos contenía ajuar y no creemos que fuera consecuencia del expolio porque la mayoría de los restos óseos estaban en conexión anatómica.

Bibliografía BERDICHEWSKY, B.: Los enterramientos en cuevas artificiales del Bronce I Hispánico. Biblioteca Praehistórica Hispana VI, págs: 77-85. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 1964. BUENO SERRANO, P.: Excavaciones arqueológicas en Puerto Serrano (Cádiz): Las necrópolis de la “Ermita del Almendral” y de “Fuente de Ramos”. Revista Mauror nº 8.Morón de la Frontera. 1999. BUENO SERRANO, P. y otros: Puerto Serrano (Cádiz): Primera aproximación a secuencia histórica del poblamiento en su término municipal. Revista de Arqueología, nº 28, págs: 48-56. Madrid, Zugarto ediciones, S.A. 1999. CAÑAL, C: Sevilla Prehistórica. Yacimientos Prehistóricos de la Provincia de Sevilla. Sevilla. 1894. CARANDINI, A.: Historias en la tierra: Manual de excavación arqueológica. Ed. Crítica. 1997. ESPEJO, M. y otros: Cerro de las Aguilillas. Necrópolis colectiva de cuevas artificiales. Revista de Arqueología nº 161, págs: 14-23. Madrid, Zugarto ediciones, S.A. 1994. GUTIÉRREZ, J.Mª. y RUIZ, J.A: Territorio y poblamiento protohistórico en la Sierra de Pozo Amargo (Puerto Serrano, Cádiz). Mauror, 4, págs. 3-13. Morón de la Frontera. 1997.

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GUTIÉRREZ, J.Mª., RUIZ, J.A., GILES, F., LÓPEZ, J.J., BUENO, P. y AGUILERA, L. (e.p): El río Guadalete como vía de comunicación en época fenicia y púnica. IV Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos. Cádiz. HARRIS, M: Principios de Estratigrafía Arqueológica. Ed. Crítica. 1991. MATA ALMONTE, E. Informe sobre la intervención arqueológica en el yacimiento de los Algarbes, Tarifa (Cádiz). Campaña 1990. Anuario Arqueológico de Andalucía 1991. Actividades de Urgencia: 83-93. Sevilla, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. PERDIGONES, L., MOLINA, M.I., ROJO, A.: Excavaciones de urgencia en “Carissa Aurelia” 1986. Segunda Campaña. Anuario de Actividades Arqueológicas, Vol. 3. Actividades de Urgencia, págs: 67-74. Sevilla. 1986.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LOS ENTORNOS DE LOS HORNOS TARDOPÚNICOS DE TORRE ALTA (SAN FERNANDO, CÁDIZ). SONDEOS ARQUEOLÓGICOS EN LA UNIDAD DE EJECUCIÓN Nº 16. VICENTE CASTAÑEDA FERNÁNDEZ1 NURIA HERRERO LAPAZ2

Resumen: Este trabajo muestra los resultados obtenidos en la actuación arqueológica de urgencia llevada a cabo en las inmediaciones de los denominados “Hornos Púnicos de Torre Alta” (San Fernando, Cádiz). Esta intervención arqueológica ha permitido delimitar este sitio arqueológico por la zona Sur. Abstract: This work presents the archaeological performance of urgency carried out in the proximity of the establishment denominated “Punics Ovens of Torre Alta” (San Fernando, Cadiz). This intervention has for objective to delimit this establishment by its Southern border.

SITUACIÓN GEOGRÁFICA

La ciudad de San Fernando (Cádiz) se encuentra situada en el centro de la margen occidental de la provincia de Cádiz, en el fondo de la actual Bahía de Cádiz y a 14 Km al Sureste de la capital de la provincia (fig. 1). La Unidad de Ejecución nº 16 está localizada en uno de los viales de salida de la Rotonda de los Hornos Púnicos, al principio de la Avda. Al-Andalus. Ésta, se encuentra en una pequeña elevación al Noroeste de la actual San Fernando (fig. 2). HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN EN LAS INMEDIACIONES DE TORRE ALTA (SAN FERNANDO, CÁDIZ).

La reciente urbanización de las Avdas. Rafael Alberti, Benjamín López y Al-Andalus, ha provocado la realización de varias intervenciones arqueológicas de urgencia, procedentes tanto de excavaciones como de sondeos arqueológicos (fig. 2). La primera excavación fue llevada a cabo por D. Ángel Muñoz Vicente (Arqueólogo. Delegación de Cultura de Cádiz) en 1987 (Perdigones y Muñoz, 1990). Esta intervención inicial cumplía un doble objetivo, por un lado aproximarse a la naturaleza del sitio arqueológico, ya que éste tan sólo se conocía por medio de una prospección superficial; mientras que por otro, se intentaba delimitar el sitio por el Sector Norte, única zona disponible por aquel entonces (fig. 2: E1). Esta campaña de excavación permitió documentar dos estructuras de hornos con características muy parecidas aunque de tamaños distintos. Éstos, que fueron adscritos cronológicamente a época púnica desde finales del siglo IV a.C. hasta la mitad del II a.C., presentaban unas plantas en forma de “U” con los extremos un poco cerrados. El corredor de acceso y la cámara de combustión estaban excavadas en el terreno natural, los cuales estaban revestidos con un muro de tapial. Junto a ello, ambas estructuras presentaban una columna central y las parrillas desplomadas en el interior de las cámaras inferiores (Perdigones y Muñoz, 1990; Frutos y Muñoz, 1994). 134

Estos hornos estaban dedicados fundamentalmente a la fabricación de envases anfóricos, entre los que destacaban los siguientes tipos: la Forma Torre Alta 1 (= Maña Pascual A4 derivada), la Forma Torre Alta 2 (= Cádiz A4f), la Forma Torre Alta 3 (=Cádiz E), la Forma Torre Alta 4 (=Cádiz E2), la Forma Torre Alta 5 (=Cádiz F1) y la Forma Torre Alta 6 (=Grecoitálica). Junto a éstas, también se realizaron en menor medida formas de consumo, donde destacaba la presencia de pequeñas jarras, tapaderas, cuencos y cerámicas de barniz negro imitando formas de Campaniense A (Perdigones y Muñoz, 1990). Esta excavación puso de manifiesto la importancia de este sitio arqueológico, lo que provocó una segunda intervención arqueológica de urgencia como consecuencia de la construcción de una rotonda entre las Avdas. Rafael Alberti y Benjamín López en 1995, que posteriormente recibiría el nombre de Rotonda de los Hornos Púnicos. Esta actuación fue dirigida por Vicente Castañeda Fernández (Área de Prehistoria. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Cádiz) (fig. 2: E2), contando con el asesoramiento científico de los Drs. Oswaldo Arteaga Matute (Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Sevilla) y José Ramos Muñoz (Área de Prehistoria. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Cádiz). Dicha intervención arqueológica se centró en tres escombreras vinculadas a las actividades productivas de hornos de producción cerámica. La primera de las escombreras, situada en el Sector I, presentaba unas dimensiones bastantes importantes y estaba excavada en las margas terciarias. Ésta, estaba colmatada fundamentalmente con cerámicas de consumo (platos, lebrillos, cuencos, tazas, vasos, jarras, algunas pesas,...). Entre ellas, nos parece interesante destacar la presencia de imitaciones “en barniz rojo”, en cuanto a forma y decoración (caracterizada por las palmetas, las rosetas y los círculos de trazos a ruedecillas), de algunos tipos de cerámicas romanas y griegas. Al mismo tiempo, también se pudo documentar algunos fragmentos de ánforas y un elevado número de restos de fauna (principalmente marina). La segunda y la tercera escombrera, incluidas dentro del Sector II, presentaban unas dimensiones muy reducidas y una localización próxima a las dos estructuras de hornos excavados en 1987, circunstancia ésta que nos permite relacionarlas con las mismas. Ambas escombreras habían sido colmatadas por un elevado número de restos anfóricos. En 1997, Vicente Castañeda Fernández (Área de Prehistoria. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Cádiz) dirige una nueva intervención arqueológica sobre dos estructuras de hornos situados en la Avda. Al-Andalus, contando también en este caso con el asesoramiento científico de los Drs. Oswaldo Arteaga Matute (Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Sevilla) y José Ramos Muñoz (Área de Prehistoria. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Cádiz).. Éstas fueron descubiertas en 1995 como consecuencia de las obras de enlace de la Rotonda de los Hornos Púnicos con la Avda.

FIG. 1. Localización geográfica del sitio arqueológico de Torre Alta (San Fernando, Cádiz).

Al-Andalus (fig. 2: E3), viéndose afectadas ambas estructuras como consecuencia de los trabajos de acondicionamiento realizados por la retroexcavadora3. Aquí, pudimos documentar dos estructuras, denominadas horno I y horno II (Arteaga y otros, e.p.), de características muy parecidas a las documentadas en 1987 en las inmediaciones (Perdigones y Muñoz, 1990). Éstas han proporcionado cerámicas vinculadas a procesos normalizadores de circulación (contenedores) y consumo (vasos utilitarios de mesa). El horno I presenta una forma de “U” algo cerrada por su entrada. Éste conserva el corredor de acceso, la cámara de combustión y la columna central algo desplazada, no documentándose ningún resto de la parrilla. Las paredes del horno, recubiertas con adobes, sufrieron repetidas reparaciones. Esta estructura ha proporcionado fundamentalmente formas de consumo, entre las que cabrían destacar distintas variantes de

vasijas bicónicas de tradición local, diferentes formas de cuencos y fuentes, relacionándose algunas con la imitación de la Campaniense A (Lamb. 27-30/32) (Arteaga y otros, e.p.). El horno II, con un tamaño mayor al anterior, presenta también una forma de “U” algo cerrada por su entrada. Esta estructura conserva el corredor de acceso, la cámara de combustión, la columna central, no permitiendo su estado conservar su cámara de cocción. Las paredes se encuentran algo desplazadas hacia el interior y bastante parcheadas, este hecho nos permite inferir un uso intensivo del mismo. Este horno ha proporcionado principalmente abundantes formas de ánforas, entre las que cabría destacar las denominadas en Cádiz E-E1 y E2. Junto a ello, en menor medida, también se han podido documentar algunas formas de consumo, entre las que cabría destacar las imitaciones de las páteras de la forma Lamb. 5/ 7 de la Campaniense A Tardía (Arteaga y otros, e.p.). 135

FIG. 2. Localización de las intervenciones arqueológicas de urgencia realizadas en el sitio arqueológico de Torre Alta (San Fernando, Cádiz).

Estas producciones han permitido plantear una cronología aproximada para los últimos momentos de utilización de estos hornos alrededor del año 100 a.C., y como máximo a principios del siglo I a.C. (Arteaga y otros, e.p.). Junto a estas excavaciones arqueológicas de urgencia, se han realizado en las inmediaciones del sitio de Torre Alta una serie de sondeos arqueológicos, los cuales han proporcionado unos resultados negativos. A pesar de ello, éstos nos han servido para delimitar la factoría de producción de cerámica, la cual como es lógico estaría unida al principal recurso económico de la zona como serían las industrias pesqueras y conserveras. Los sondeos arqueológicos llevados a cabo son los siguientes: • Los primeros fueron realizados por Vicente Castañeda Fernández en 1996, dentro de la Unidad de Ejecución nº 15 (fig. 2: S1). • Un año después, Manuela Pérez Rodríguez efectuó unos sondeos en la Unidad de Ejecución nº 19, documentándose material arqueológico erosivo del asentamiento púnico cercano, no encontrándose relacionado con ninguna estructura arqueológica. Estos trabajos fueron completados en una segunda fase durante 1998 (fig. 2: S2). • También en 1997, Nuria Herrero Lapaz realizó una serie de sondeos arqueológicos en una de las parcelas dentro de la Unidad de Ejecución nº. 16, donde tan sólo se documentaron restos de materiales constructivos de época contemporánea (fig. 2: S3). Dentro de esta Unidad de Ejecución, estos trabajos fueron continuados en 1998, siendo éstos los que presentamos en el presente trabajo (fig. 2: S4). SONDEOS REALIZADOS EN LA UNIDAD DE EJECUCIÓN Nº 16

La intervención arqueológica de urgencia ha tenido lugar en una parcela situada en la Avda. Al-Andalus de San Fernando (Cádiz), la cual tiene una extensión de 1.211,68 m2 (figs. 2 y 3). 136

El objetivo de esta actuación ha sido comprobar si el sitio arqueológico denominado “Hornos Púnicos de Torre Alta” se extendía hasta la zona que se pretendía urbanizar. Los trabajos arqueológicos han sido realizados en una parcela situada en la Unidad de Ejecución nº 16, junto a la cual en 1997 llevamos a cabo otra actuación4. Esta división fue la consecuencia de los intereses mostrados por la empresa constructora, la cual desempeñó en dos fases sus obras de edificación. La empresa constructora nos informó que la profundidad que iba a alcanzar la obra para realizar la edificación era de 3 m. A pesar de ello, aunque en la mayoría de los sondeos hemos rebajado hasta esta cota, en algunos casos, concretamente en la zona Norte de la parcela no hemos llegado hasta dicha profundidad debido a que las margas terciarias se encontraban a una profundidad menor. Los sondeos arqueológicos llevados a cabo en esta segunda fase, y que son objeto de este trabajo, se realizaron alternando entre zanjas abiertas (1 a 13) y catas (14 a 18)(fig. 3). Se tomó la resolución de realizar zanjas en lugar de catas porque al principio el terreno nos pareció que ofrecía una gran homogeneidad, hecho que después no resultó cierto. Dentro de estas zanjas tomamos la determinación de ir numerándolas con el fin de documentar mejor la posible existencia de un hallazgo. La primera zanja comprende 10 particiones mientras que en la segunda zanja solo se han llevado a cabo 3 (fig. 3). Esto se debe a dos hechos fundamentalmente: • En esta zona se hallaba una gran hondonada que fue colmatada en los años 50, circunstancia ésta que hemos podido documentar en los sondeos. A veces, este material de relleno no nos han permitido continuar con los sondeos, ya que las paredes de los mismos se derrumban con gran facilidad. • Precisamente, en la segunda zanja, se documentó un pozo contemporáneo con su canalización. Ésta, como explicaremos mas adelante, esta realizada sobre las margas terciarias, por lo que no tuvimos necesidad de profundizar mas. Dicho pozo tenía una profundidad de 1,80 m. y una boca de 1,50 m. de diámetro. Éste coincidió con el sondeo numero 12, de ahí que decidiéramos desviarnos de nuestra orientación NorteOeste a una dirección Norte-Sur, con la cual seguir los restos del pozo para documentarlo mejor (fig. 3). Hallamos también la canalización de aguas que vertía hasta dicho pozo y que tenía su base en la marga terciaría. Esta canalización esta construida en ladrillo rojo y tenía una altura de 0,60 m. Todo esto fue hallado cuando llevamos a cabo el sondeo 13 (fig. 3). En esta parte final de la segunda zanja tuvimos que dejar de trabajar ya que la canalización se extendía dirección Oeste y las paredes de la misma se deshacían. En el solar nos encontramos además de estos hechos con otro problema añadido, como fue la presencia de una grúa que ocupaba un importante espacio en la zona central (fig. 3), siendo por lo tanto imposible realizar ningún sondeo en dicha zona. Los números 14 al 17 corresponden a catas arqueológicas y están situadas en la zona Sur del solar. Todos comparten la misma estratigrafía formada por 0,50 m. de tierra vegetal, hasta -1,80m. de arenas marrones y colmatadas con materiales constructivos, apareciendo las margas terciarias a dicha profundidad. En la última cata (la nº 18), tras la tierra vegetal, encontramos un relleno de escombros, nuevamente y las margas a –2,00 m., siendo en esta zona Este en donde a mas profundas se hallan. La estratigrafía general de la parcela esta compuesta por tres niveles. Así, tenemos: 1. En el primer nivel estratigráfico nos encontramos ante tierra vegetal con restos constructivos contemporáneos. 2. El segundo nivel estratigráfico esta compuesto por tierra marrón revuelta en muchas ocasiones con restos de cerámicas y de construcción modernas. Esta tierra marrón se vuelve en algunos

FIG. 3. Sondeos arqueológicos realizados en la Unidad de Ejecución nº 16 durante 1998.

casos de color muy oscura y aparece junto a ladrillos quemados como por ejemplo sucedió en los sondeos 8 y 9 (dentro de la zanja 1)(fig. 3). 3. El tercer nivel estratigráfico esta formado por las margas terciarias. Éstas en la zona Noroeste no aparecen debido a que es la parte mas cercana al relleno, en la parte Norte se encuentra a 1,5 m. escaso mientras que en la zona Este se hallan a -3,00 m.

A pesar de que los resultados de los sondeos arqueológicos realizados en la Unidad de Ejecución 16 han proporcionado unos resultados negativos, nos parece interesante su publicación. Así, intervenciones como éstas nos están permitiendo delimitar la factoría de producción de cerámica de Torre Alta como sector industrializado de Gadir, que como ya hemos tenido ocasión de comentar estaría unido al principal recurso económico de la zona como serían las industrias pesqueras y conserveras (Arteaga, 1994).

Notas 1: Área de Prehistoria. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Cádiz. Correo electrónico: [email protected] 2: Arqueóloga Doctoranda. Área de Prehistoria. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Cádiz. Correo electrónico: [email protected] 3: El seguimiento de la obra de enlace de la rotonda Avda. Rafael Alberti/Benjamín López (actualmente denominada Rotonda de los Hornos Púnicos) con la Avda. Al-Andalus fue realizado por D. Antonio Sáez Espligares en 1995. 4: La directora de dicha actuación de urgencia fue Nuria Herrero Lapaz y fue autorizada por la Dirección General de Bienes Culturales con fecha agosto de 1997.

Bibliografía ARTEAGA. Oswaldo. «La Liga Púnica Gaditana. Aproximación a una visión histórica occidental, para su contrastación con el desarrollo de la hegemonía cartaginesa. en el mundo mediterráneo», Cartago. Gadir. Ebusus y la influencia Púnica territorios hispanos. VIII Jornadas de Arqueología FenicioPúnica (Ibiza, 1993), Museo de Ibiza, Ibiza, 1994, pp. 2357. ARTEAGA, Oswaldo, CASTAÑEDA, Vicente, HERRERO, Nuria y PÉREZ, Manuela. (e.p) “Los hornos tardopúnicos de Torre Alta (San Fernando, Cádiz). Excavación de urgencia de 1997”. Anuario Arqueológico de Andalucía. III Intervenciones Arqueológicas de Urgencias. Sevilla. s.f. FRUTOS, Gregorio, y MUÑOZ, Ángel. «Hornos púnicos de Torre Alta (San Fernando, Cádiz)», Arqueología en el Entorno del Bajo Guadiana, Huelva, 1994, pp. 393414. PERDIGONES, Lorenzo, y, MUÑOZ, Ángel. «Excavaciones arqueológicas de urgencias en los hornos púnicos de Torre Alta (San Fernando, Cádiz)», Anuario Arqueológico de Andalucía. Actividades de Urgencias. 1988. T. III, Sevilla, 1990, pp. 106112. RAMÓN, Juan. Ibiza y la circulación de ánforas Fenicias y Púnicas en el Mediterráneo Occidental, Ibiza, 1981.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA DE CONTROL DE LOS TRABAJOS DE DRAGADO PARA LA INSTALACIÓN DE UN DIQUE FLOTANTE EN CAMPAMENTO, SAN ROQUE, CÁDIZ. ROCÍO CASTILLO BELINCHÓN

Resumen: La zona objeto de esta actuación presentaba potencialmente un rico e interesante patrimonio arqueológico sumergido, según la documentación recogida y los antecedentes arqueológicos estudiados. Sin embargo, las expectativas planteadas fueron mejor constatadas con el material arqueológico observado en los alrededores que con el recuperado durante el control arqueológico de los trabajos de dragado. Abstract: Archaeological urgency work on the dredging for the building of a floating dock in Campamento (San Roque, Cádiz). This area showed potentially a rich and interesting submerged archaeological heritage, according to the documentation collected and the antecedent studied. However, the inicial expectations were better proved with the archaeological remains found outside the sea rather than with the material recovered through the archaeological research carried out during the dredging. INTRODUCCIÓN

La intervención de urgencia que aquí se presenta tiene su origen en la necesidad de controlar una obra marítima que se estaba desa-

rrollando en un área de bastante interés arqueológico. Se trata del control arqueológico realizado, entre el 5 de mayo y el 30 de junio de 1997, durante las labores de dragado previas a la instalación de un dique flotante en la zona portuaria de Crinavis, en Campamento (San Roque, Cádiz). El objetivo de los trabajos era dotar a ese espacio de la infraestructura básica necesaria: un espigón, el espacio del propio dique y un canal de acceso al mismo. Teniendo en cuenta el área dragada (de 277 por 73 metros aproximadamente) y la cota alcanzada (menos 12 metros en el espacio del dique y del canal, y menos 7‘5 en el espigón) se calculó un movimiento aproximado de unos 75-90.000 metros cúbicos de material extráidos de la zona de dragado (Fig. 1.1.). Se utilizó la embarcación rusa denominada “PODVODNIC-1”, una draga del tipo de carga por empuje1 que vertía directamente en un gánguil auxiliar2, el encargado de trasladar el material a la zona de vertido situada en la misma dársena interior de Crinavis (Fig. 1.7). Respecto a esas instalaciones portuarias señalar que, aunque se localizan en la barriada de Campamento dentro del término municipal de San Roque (Cádiz), son una zona marítimo-terrestre que administrativamente depende de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras, es decir un área de competencia estatal.

FIG. 1. PLANO DE SITUACIÓN DE LA OBRA: zona de dragado (1), solar de la C/ Aurora con restos de un alfar romano (2); área de la playa donde se localizaron materiales aislados (3); emisario submarino (4), diques “Duques de Alba” (5); astilleros de Crinavis (6), antes arrecifes de “Punta Mala”; y área de vertido del material dragado (7).

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Todo ello explica que en este proyecto confluyeran tanto la normativa de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en materia de arqueología como la legislación estatal relativa a puertos. Por una parte el Reglamento de Actividades Arqueológicas de Andalucía entiende esta actuación como una intervención arqueológica de urgencia3; por otra la Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante especifica que los proyectos de dragados portuarios4 tienen que incluir, dentro del estudio de evaluación ambiental, una valoración de sus efectos sobre la posible localización de restos arqueológicos. Con el fin de documentar parte de ese patrimonio arqueológico sumergido que previsiblemente podría verse afectado o incluso destruido por la obra marítima citada, y en aplicación de la legislación mencionada, surgió el control arqueológico cuyos resultados se presentan en esta comunicación.

fondos de la bahía, dónde los buceadores locales han recogido bastantes restos anfóricos romanos. Ese gran volumen de materiales está en concordancia con la riqueza de asentamientos romanos documentados arqueológicamente en todo el término municipal de San Roque: dos ciudades -Carteia y Barbessula-, cinco yacimientos agrícolas, una villa de recreo y un par de testacceos o restos de alfares romanos, el de Campamento y otro más.

MARCO GEOGRÁFICO Y ANTECEDENTES HISTÓRICOARQUEOLÓGICOS

Edad Moderna. Es el momento en el que la zona cobra mayor protagonismo histórico en relación al comercio con América y sobre todo por los Asedios a Gibraltar. - Sobre el año 1600, según cuenta un dato anónimo, una “Flotilla de Galeras”, que iba a escoltar a los galeones que desde Sevilla partirían para América, quedó completamente destruida por una terrible tempestad cuando esperaba fondeada al socaire de los Arrecifes de Punta Mala. Testimonio doblemente interesante porque documenta la utilización como lugar de fondeo del área marítimocostera de esta barriada, así como el peligro que constituía el accidente geográfico citado. - A partir de 1704, año en que los ingleses ocupan la plaza de Gibraltar, y durante todo el siglo XVIII esta zona se convierte en un acantonamiento de las tropas que intervinieron en los sucesivos sitios y asedios a Gibraltar. De ahí el origen etimológico de la denominación actual de esta barriada que deriva de la función que cumplió como campamento de dichas tropas. Entre las instalaciones militares destacó el “Fuerte de Punta Mala”, que fue derribado en 1810 y que estaría ubicado cerca de los arrecifes del mismo nombre, aproximadamente en el área actual de Crinavis. - A partir de 1784, una vez abandonado el campamento militar, comienza la fundación de la barriada civil de Campamento.

La Barriada de Campamento se asienta sobre una antigua plataforma litoral constituida por materiales detríticos arenosos que pueden tener su origen en los restos del sistema de playas del Pleistoceno Superior, en la actualidad a algunos metros sobre el nivel del mar. Así se originó la superficie actual, muy plana, que se extiende tierra adentro hasta su intersección con la linea de lomas y colinas, de naturaleza calco-areniscosa, que presentan una suave pendiente. En la misma costa destaca un punto geográfico problemático, cuya denominación hace gala de su dificultad: “Punta Mala”, unos arrecifes peligrosos para la navegación que aparecían frecuentemente en la cartografía moderna5 de Gibraltar y de la Bahía de Algeciras y que se localizaban6 más o menos en la zona portuaria de Crinavis, en Campamento. Todo el área marítima de la barriada queda incluida dentro del “Surgidero de Puente Mayorga”7, el más cómodo y espacioso de toda la Bahía de Algeciras según las fuentes históricas8 y la información oral recogida9. Además fue el único fondeadero de la zona que ofrecía protección de todos los vientos, mientras que la bahía de Gibraltar quedaba abrigada sólo de los vientos del este-noroeste y la zona de Algeciras estaba resguardada del oeste. Todo ello antes de la construcción del macropuerto actual. En general la posición geográfica de este sector noroeste de la Bahía de Algeciras es privilegiada y estrátegica a nivel de comunicaciones, tanto terrestres como marítimas. Cuenta con dos vías de penetración hacia el interior -los ríos Guadarranque y Palmones-, que son a la vez una vía de salida hacia el mar a través del Surgidero de Puente Mayorga. Ello en pleno Estrecho de Gibraltar, zona de confluencia de dos mares y dos continentes, punto vital en las comunicaciones y en el comercio marítimo desde la antigüedad hasta la actualidad. El devenir histórico de este área está marcado por dos hitos: Carteia en época antigua e incluso medieval y Gibraltar en la etapa moderna y contemporánea; ambas ciudades prácticamente delimitan Campamento como se puede observar gráficamente (Fig. 1). Aunque la barriada tiene su origen como tal en el siglo XVIII, en una llanura conocida como “Vega de Benalife”, existen algunos testimonios arqueológicos e históricos anteriores como se verá a continuación: De época romana destaca un testaccio o área de desecho de un alfar romano localizado en la C/ Aurora, así como los numerosos fragmentos cerámicos y de material de construcción localizados cerca de la costa, en la playa o incluso enfrente en los mismos

Periodo medieval. Aunque no existe ninguna evidencia material del poblamiento medieval en el área de Campamento si hay un par de referencias puntuales pero significativas: una de índole toponímica y otra histórica. Por una parte Benalife es una palabra etimológicamente árabe y es en la Vega de Benalife dónde se origina la barriada. Por otra se tiene noticia de que en la zona de Campamento, en 1349, se asentó el primer acampamiento de tropas cristianas con el objetivo de reconquistar Gibraltar a lo árabes.

Época Contemporánea. Todo este área siguió teniendo una gran importancia militar en el siglo XIX, aunque la relación con la vecina localidad inglesa de Gibraltar se fue relajando y suavizando con el devenir del siglo. De ello son testimonio las prácticas deportivas que, a finales del s. XIX y principios del XX, compartían las gentes del lugar y los habitantes del propio Gibraltar en los Llanos de Campamento: Carreras de Caballos y Juego de Polo. Actividades aristocráticas de carácter lúdico de las que podría quedar algún vestigio material: se sabe que el público gibraltareño llegaba al hipódromo por mar, accediendo por un “pequeño muelle de madera improvisado en la cercana playa, entre los arrecifes de Punta Mala”. Sin embargo, pronto la actividad militar volvió a cobrar protagonismo en las confrontaciones bélicas de la primera mitad del siglo XX, tanto en las dos guerras mundiales como en la guerra civil nacional, debido al importantísimo valor estratégico de la bahía en el control del estrecho de Gibraltar. Más tarde en los años sesenta-setenta llegó el boom desarrollista e industrial del espacio litoral de la bahía, que sufrió más alteraciones económicas, medioambientales, sociales y culturales en veinte años, entre 1965 y 1985, que en el resto de su historia. Se instalaron muchas industrias -petroquímica, térmica, etc.- y se ampliaron enormemente las instalaciones portuarias. Fue en ese momento cuando se crearon los Astilleros de Crinavis, que se acaban de ampliar con el dique flotante, cuya pre-instalación originó la actuación arqueológica de urgencia aquí presentada.

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A modo de resumen, se puede observar como la zona dragada (Fig. 1.1.) queda enmarcada físicamente por tres áreas con antecedentes arqueológicos definidos: - al norte, en tierra, está el solar de la C/ Aurora (Fig. 1.2) dónde se localizó en 1984 un testaccio o zona de desecho de un alfar romano. - al oeste se encuentra el lugar (Fig. 1.3.) desde el que parte el emisario submarino (Fig. 1.4.), que supuestamente dio con un par de pecios, y que llega hasta los diques “Duques de Alba” (Fig. 1.5.); - y al este, en el sector ganado al mar y ocupado por el astillero de Crinavis (Fig. 1.6.), debieron estar los arrecifes de “Punta Mala” dónde naufragó la Flotilla de Galeras citada y dónde estaba el pequeño muelle de madera que daba acceso al Hipódromo de los Llanos de Campamento.

tres momentos: primero, mientras se realizaba la carga, se veía como la cuchara de la draga vertía cada palada en el gánguil (Lam. II); luego cuando la cántara estaba llena se hacía la última revisión durante el viaje a la zona de vertido; y despues se seguía el propio proceso de descarga.

METODOLOGÍA

La intervención se estructuró en varias etapas, que en ocasiones se realizaron de forma paralela o intercaladamente en función del ritmo de paradas de la draga, a causa de las averías. 1) Se efectuó una exhaustiva documentación previa analizando diversas vías de información: por una parte se revisaron el inventario de yacimientos arqueológicos del termino de San Roque10 realizado para el P.G.O.U. del municipio, las fichas de yacimientos subacuáticos de la Bahía de Algeciras elaboradas para el I.A.P.H.11 y los anteriores controles arqueológicos de obras marítimas12; por otro lado se recogió bastante documentación bibliográfica, archivística y cartográfica, principalmente en el Arhivo Municipal de San Roque, y además se contó con dos fuentes de información oral muy valiosas, se charló tanto con los vecinos de la Barriada de Campamento como con algunos buzos que habían hecho obras subacuáticas en la zona. 2) El trabajo de campo propiamente dicho consistió en el control arqueológico de las labores de dragado durante doce horas diarias, de acuerdo con la pauta establecida por la Delegación Provincial de Cultura de Cádiz de seguimiento parcial de la obra. Inicialmente se planteó alternar el control en la draga, durante la carga, con la revisión en el gánguil antes y durante el vertido de materiales; como ambas embarcaciones estaban abarloadas bastante tiempo (Lam. I) era fácil pasar de una a otra. Sin embargo, como la cuchara de la draga vertía directamente en el gánguil se optó por controlar siempre desde dicha embarcación auxiliar.

LÁM. II. Cuchara de la draga vertiendo el material dragado en la cántara del gánguil.

Por otra parte se realizaron varias visitas a la Barriada de Campamento en las que se pudo observar el solar de la calle Aurora, muy próximo al área de dragado (Lam. III) y bastante material arqueológico, la mayoría de colecciones particulares y algo procedente de la playa.

LÁM. I. Embarcaciones trabajando abarloadas: draga “PODVODNIC-1” y gánguil “OMVAC TRES”.

El control arqueológico se realizó siempre desde el gánguil y consistió en la observación visual directa del material dragado en 140

LÁM. III. Panorámica del área de dragado y de la draga desde la azotea del solar citado de la calle Aurora.

3) Por último se acometieron las labores de laboratorio y gabinete: conservación y estudio de los materiales, análisis del resto de la documentación, interrelación de resultados, etc.. para poder elaborar el informe y la memoria final. RESULTADOS HIPOTÉTICOS

Todo control arqueológico en un dragado puede tener dos tipos de resultados positivos: a) La recuperación de materiales sueltos, muy heterogéneos y de variada cronología, que serían testigo del tránsito de navegación por la zona o bien testimonio de estar en áreas reutilizadas históricamente como lugares de fondeo. Serían materiales caídos por descuido o bien arrojados por la borda intencionadamente en las rutas de navegación o en los fondeaderos. b) El contacto con un grupo numeroso de materiales más o menos homogéneos y de cronología aproximada, con o sin restos de madera, de arquitectura naval. Lo que supondría, casi con toda seguridad, que se trata de un pecio: de su cargamento o/y de la misma embarcación. El primer caso no tiene ningún tipo de repercusión en el desarrollo de las labores de dragado. Mientras que el segundo supuesto implicaría una paralización temporal de la obra en esa zona hasta que los arqueólogos subacuáticos hicieran las inmersiones oportunas para valorar los trabajos necesarios para la documentación y estudio del hipotético pecio. En el caso del área marítima de Campamento, según la documentación estudiada, se puede establecer también una doble hipótesis de trabajo: por una parte la existencia de un fondeadero y por otra la presencia de uno o más pecios asociados a él o a los arrecifes de Punta Mala. El uso del área como fondeadero es indudable ya que el sector marítimo de la barriada de Campamento queda incluido en el Surgidero de Puente Mayorga, que ya describimos como el más cómodo, espacioso e importante de toda la Bahía de Algeciras hasta la construcción del actual macropuerto. El que ofrezca protección de todos los vientos explica la perduración del uso de este fondeadero y su continua reutilización a lo largo de la historia. Por ello sería muy probable encontrar materiales arqueológicos de los momentos históricos en los que debió estar más frecuentado : en época romana dada la proximidad del alfar de la C/ Aurora y de Carteia; en el siglo XVIII en relación a los Asedios a Gibraltar que tenían su centro de operaciones en la propia Barriada de Campamento; a lo largo de todo el siglo XIX por la gran actividad mercantil del propio surgidero; a principios del siglo XX por la gran actividad deportivo-lúdica del área de Punta Mala y después por la importancia estratégica de la zona durante las dos guerras mundiales. Todos esos acontecimientos históricos de carácter comercial, deportivo o militar debieron dejar distintos testimonios subacuáticos definidos cronológicamente, pero además no sería extraño encontrar otros restos atemporales. Es decir, elementos típicos de cualquier fondeadero y de cualquier época que constituyen testimonios etnológicos de tradiciones que han perdurado desde tiempos inmemorables -anclas de piedra, aparejos de pesca,...Por otra parte en una zona como esta, próxima a los arrecifes de “Punta Mala” y con gran actividad marítima, tanto comercial como militar, no debía ser extraño localizar algún pecio. A lo largo de la historia debió haber varios hundimientos vinculados o no a ese antiguo accidente geográfico, que constituía un escollo para la navegación, y provocados por el mal tiempo o por alguna avería. Según las fuentes consultadas se tiene noticia de al menos dos naufragios. Por una parte la documentación moderna señala que,

en 1600, una Flotilla de Galeras quedó destruida por una tempestad al socaire de los arrecifes de Punta Mala; aunque, seguramente, esos hipotéticos restos de un naufragio múltiple debieron quedar sepultados cuando se crearon las actuales instalaciones portuarias de Crinavis. Por otro lado, según la información oral recogida, durante la construcción del emisario submarino13 de los “Duques de Alba”, en 1996, se localizaron restos de madera con clavos remachados y también ánforas y cerámica, que podrían pertenecer a uno o dos pecios, supuestamente destruidos en el transcurso de la obra que no tuvo ningún tipo de control arqueológico. RESULTADOS ARQUEOLÓGICOS

Esta intervención arqueológica no tuvo unos resultados demasiado fructíferos cuantitativamente hablando, aunque si bastante significativos. En primer lugar se va a explicar la procedencia de los materiales recogidos u observados y su estado de conservación, luego se hará una valoración cronológica y tipológica de los mismos. Se van a analizar tres grupos de materiales arqueológicos: los recuperados en el control de los trabajos de dragado, los recogidos en una prospección superficial en tierra y los observados en casas particulares durante la fase de documentación oral. Las piezas de los dos primeros grupos fueron inventariadas, sigladas, dibujadas y entregadas en el Museo Provincial de Cádiz, el resto simplemente fue observado. a) Material arqueológico de procedencia subacuática. Sólo se recuperaron dos pequeñas piezas cerámicas, aunque seguramente salieron algunos pequeños fragmentos más que ni siquiera se pudieron ver. Sin embargo se puede asegurar que no apareció ningún material arqueológico de medio o gran tamaño, como cañones, maderas o ánforas. Las dos piezas - un fragmento de pavimento decorado digitalmente y una pesa de red- (Fig. 2.A) aparecieron en un contexto de arenas limpias formadas por coralinas y cascajo muy fino con numerosas conchas de gran tamaño, que salía bajo la capa más superficial de fango gris con muchas conchas bibalvas. Una vez extraídas se mantuvieron en agua que se fue cambiando hasta concluir el proceso de desalación, garantizando así su adecuada conservación. Había que evitar un cambio brusco y traumático del medio acuoso, en el que habían permanecido cientos de años, al medio seco donde estarían en el futuro14.

FIG. 2. MATERIAL ARQUEOLÓGICO DOCUMENTADO: de origen subacuático (A) y de procedencia terrestre (B).

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b) Material arqueológico de procedencia terrestre. Se realizó una visita en el límite costero entre las barriadas de Campamento y Puente Mayorga, justo en el área (Fig. 1.3) donde el emisario de los Duques de Alba deja de ser submarino y pasa a estar enterrado bajo la playa y la parcela colindante, en una zona relativamente próxima al alfar de la C/ Aurora. Según las indicaciones de diferentes personas allí habría restos arqueológicos, que vinculaban con la construcción del emisario. Fruto de esa inspección visual se seleccionaron siete piezas cerámicas: un fragmento de caneco, tres restos anfóricos romanos bordes y asas-, dos bordes de cerámica común y fragmento de tégula como testimonio del abundante material de construcción antiguo que había; luego se dibujaron las más significativas (Fig. 2.B). c) Material de Colecciones Particulares. Durante la fase de recogida de información oral se visitaron algunas casas de la barriada de Campamento y se pudieron observar bastantes piezas arqueológicas de procedencia subacuática, que según sus propietarios habían sido extraídas del entorno próximo al área de nuestra intervención. Había bastante material anfórico romano e incluso un fragmento púnico; también cerámica moderna y contemporánea, principalmente canecos y porcelana. Además se vieron bastantes elementos etnológicos: muchas pesas de red, varias anclas de piedra de un sólo orificio -tanto triangulares como cuadrangulares- y un contrapeso lítico circular, similar a una pequeña rueda de molino. Por último se documentaron un par de piezas metálicas de munición, de pequeño y gran tamaño: media bala y una mina. Respecto a la cronología y tipología de los materiales arqueológicos documentados hay que distinguir entre las piezas vinculadas a los periodos históricos más significativos -el romano y el moderno- y las relacionadas con el uso del fondeadero en todas las épocas -elementos etnológicos-. De época romana se observó bastante material anfórico y de construcción -ladrillos y tejas-, sobre todo en las proximidades del alfar de la C/ Aurora, en la playa y en las colecciones particulares. Ese volumen de piezas se puede explicar perfectamente en relación con la gran actividad comercial de la vecina ciudad de Carteia, muy próxima a Campamento. En la playa se recogieron varios fragmentos de ánforas romanas entre los que destacan 2 bordes, posiblemente una Dressel 7-11 y una Almagro 50-; mientras que en el dragado sólo se recuperó un fragmento decorado de pavimento, muy similar a los vistos en el alfar citado. Del periodo moderno se vieron, en las colecciones particulares, numerosos canecos de fabricación inglesa u holandesa de los siglos XVII, XVIII o incluso del XIX, porcelana inglesa del s. XIX, así como algún un par de ejemplos de material bélico: la mitad de una de bala incendiaria de las utilizadas en el Asedio a Gibraltar desde esta zona de Campamento e incluso una mina desactivada de la Segunda Guerra Mundial. Los elementos cerámicos son testimonio de una importante actividad comercial vinculada a Gibraltar y los restos metálicos de munición constatan la gran importancia estratégica y militar de la barriada de Campamento. Otro grupo importante son los elementos etnológicos recuperados u observados, fundamentalmente pesas de red y anclas líticas. La pesa de red localizada en el dragado constituye un testimonio actual de una tradición pesquera-marinera con muchos siglos de perduración: empleadas ya en la antigüedad clásica su utilización llega hasta el presente siglo, ya que en esta zona fondeaban muchas de las embarcaciones de pesca de la bahía antes de la cons-

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trucción del puerto actual de Algeciras. En las visitas para recoger información oral se pudieron ver decenas de ellas que conservaban varias personas en sus casas, así como numerosas anclas de piedra. Ambos elementos alcanzaron tal grado de efectividad y utilidad que su uso se ha prolongado y perdurado durante siglos sin cambios morfológicos-tipológicos que pudieran facilitar su datación; por ello su cronología relativa es muy amplia. CONCLUSIONES

La zona objeto de esta intervención presentaba potencialmente un rico e interesante patrimonio arqueológico sumergido, según la documentación recogida y la hipótesis de trabajo argumentada. Sin embargo, las expectativas planteadas fueron mejor constatadas con el material observado en las colecciones particulares, mucho más abundante y variado tipológica y cronológicamente, que con el recuperado en el dragado. Si se analiza el conjunto de todos los materiales documentados, independientemente de su procedencia, se cumple perfectamente la doble hipótesis sugerida. Por un lado hay bastantes piezas de cronología definida, vinculadas a los periodos históricos de mayor desarrollo de la zona -el romano y el moderno-; junto con muchos elementos etnológicos -pesas de red y anclas líticas- que demuestran la reiterada reutilización de esa zona como fondeadero. Por otro se ha constatado indirectamente un probable pecio, el que supuestamente se destruyó durante el transcurso de una obra marítima sin control arqueológico. Igualmente las dos únicas piezas recuperadas en el transcurso de los trabajos de dragado tampoco desentonan con el planteamiento explicado: una es un resto constructivo, muy similar a los del alfar romano próximo y la otra una pesa de red vinculada al uso reiterado del área como fondeadero. Sin embargo cuantitativamente se esperaban mejores resultados. Esta escasez de hallazgos durante el propio control arqueológico se puede deber a varios factores: - Las condicionantes del control arqueológico: el ritmo de trabajo de la draga (que vertía cuatro metros cúbicos de material, cada dos o tres minutos, directamente en la cántara del gánguil) y el lugar de descarga que no era terrestre. Si hubiese existido alguna rejilla de paso durante la carga o bien la zona de vertido se hubiese podido revisar, los resultados hubieran sido mejores. Eso sí, siempre dentro de las limitaciones de este tipo de actuaciones en las que se inspecciona, en muy poco tiempo, un gran volumen de material -miles de metros cúbicos-. - La tardanza en el inicio del control arqueológico en la obra: sólo se pudieron revisar, a tiempo parcial, las cargas comprendidas entre los viajes nº 256 y 346, que en volumen total supusieron unos 30.000 metros cúbicos de los 75-90.000 que se movieron en la obra. Además existió un agravante más: cuando se llegó ya se había dragado casi toda la capa superficial, justo la que resultó ser la más interesante arqueológicamente hablando porque fue donde apareció el poco material recuperado. - Y por último existía la posibilidad de que la zona hubiese sido parcialmente tocada y transformada durante la construcción de las instalaciones de Crinavis, décadas atrás. Para finalizar hacer algunas recomendaciones: la obligatoriedad de intervenir en todas las obras marítimas de este tipo que se desarrollen en zonas de interés arqueológico y, por supuesto, el hacerlo desde el principio de los trabajos; además la necesidad de realizar inmersiones de reconocimiento tanto previas al dragado como posteriores. De esa forma, durante los trabajos de dragado, se podría documentar adecuadamente e intentar preservar al máximo el patrimonio arqueológico sumergido que a todos nos pertenece.

Notas 1 Una draga del tipo de carga por empuje es aquella que al introducir la cuchara en el agua recoge el material empujando de atrás hacia delante, funcionando al modo de la pala de una máquina retroexcavadora de tierra.. 2 En la primera fase del trabajo se contó con el gánguil OMVAC TRES, de 340 metros cúbicos de capacidad de cántara; mientras que en la segunda se trabajó con una embarcación auxiliar mayor, de 550 metros cúbicos. 3 Véase el artículo 23 del Decreto 32/1993, de 16 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de Actividades Arqueológicas de Andalucía (B.O.J.A. nº 46, de 4 de mayo de 1993). 4 Véase en la Ley 27/1992 de 24 de noviembre, de Puertos del Estado y de la Marina Mercante (B.O.E. nº 283, 25 de noviembre de 1992) el art. 62.2: “Los proyectos de dragados portuarios, incluso los realizados por la Autoridad Portuaria, incluirán un estudio de evaluación de sus efectos sobre la dinámica litoral y la biosfera marina, así como, cuando proceda, sobre la posible localización de restos arqueológicos. Se solicitará informe de las Administraciones competentes en materia de pesca y de arqueología”. 5 Baste citar como ejemplos el Mapa de los contornos de Gibraltar de 1722, del Servicio Geográfico del Ejército, y el Plano de la bahía, monte y ciudad de Gibraltar, publicado por Francisco María Montero en Historia de Gibraltar y de su campo, 1860, Cádiz. 6 Parécese que los arrecifes de “Punta Mala” se localizaban en la zona que actualmente ocupan las instalaciones portuarias de Crinavis, en Campamento, justo en el área de nuestra intervención arqueológica. 7 El Surgidero de Mayorga aparece cartografiado ya en 1627 en el Mapa de El Estrecho de Gibraltar de Luis Bravo, publicado también por Francisco María Montero en 1860. 8 Francisco María Montero señala esa importancia (pp. 45-46). También Los Libros de Actas Capitulares de San Roque, desde 1811 a 1886, reflejan en sus crónicas la frenética actividad marítima del Surgidero de Puente Mayorga, que protoganizó la vida económica de la zona: fue un punto clave en el comercio y la navegación de cabotaje, donde se embarcaba y desembarcaba todo tipo de mercancías y tropas; ofrecía un buen lugar de fondeo a naves de todas las naciones en cualquier época del año; e incluso tuvo su propia Ayudantía de Marina hasta 1848. 9 Distintas fuentes orales insisten en la importancia del Surgidero de Puente Mayorga: desde el cronista oficial de La Línea -Francisco Tornay- que recordaba que esta zona fue, desde siempre, refugio de la navegación del Estrecho, a los pescadores de la localidad de Algeciras que fondeaban allí sus embarcaciones con ocasión de los grandes temporales, antes de que se construyeran las actuales instalaciones portuarias de su ciudad. 10 Carlos Gómez de Avellaneda y Carlos Fernández Llebrez-Butler, Memoria-Inventario de yacimientos arqueológicos y edificaciones de interés histórico-artístico y etnológico del término municipal de San Roque - Catálogo de Campo-, 1985, San Roque, Cádiz. 11 Josefa Martí Solano, La Carta de Riesgo Antrópico. Aplicación a la realidad del Patrimonio Arqueológico Subacuático de Andalucía. Provincia de Cádiz (inédito), 1997, Centro de Arqueología Subacuática, Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. 12 Regeneración de la Playa del Rinconcillo en 1995, Proyecto de nueva alineación del dique de abrigo y ampliación del Muelle del Navío en 1997 y Estudio del impacto arqueológico de la construcción de un emisario submarino en La Línea en 1997. 13 En 1996, la Confederación Hidrográfica del Sur realizó el citado emisario submarino con el fin de transportar agua dulce desde una zona de la playa, limítrofe entre Campamento y Puente Mayorga, hasta los denominados “Duques de Alba”. La entidad no comunicó la ejecución de la obra a la Consejería de Cultura y por eso no hubo control arqueológico. Según distintas informaciones orales durante el transcurso de la obra, al excavar las dos zanjas necesarias, se encontraron numerosos restos arqueológicos. Algunos buzos que trabajaron allí o inspeccionaron el trabajo dieron cuenta del material encontrado: ánforas completas, platos, cuencos de sigillata, restos de pavimento “como baldosas rectangulares con rombos intercalados en las esquinas”, así como restos de la tablazón de un barco a tan sólo tres metros de profundidad “...sería de grandes dimensiones por el tamaño y el grosor de las maderas, que estaban recubiertas de planchas de cobre y que tenían numerosos clavos como remachados, que serían de bronce”. Sin embargo no se pudo llegar a ver ninguno de los materiales de procedencia subacuática, aunque se recogió mucha información sobre estos hallazgos: Unos hablaban del barco romano que destruyó el emisario de Puente Mayorga o de los Duques de Alba; otros dicen que eran dos barcos diferentes, uno romano por las ánforas y otro moderno por las dimensiones de las “vigas”, aunque no se ponen de acuerdo en si estaban separados o incluso superpuestos. 14 Carmen Pérez de Andrés “Materiales arqueológicos sumergidos: primeros auxilios y bibliografía básica” en Aula de del Mar de Arqueología Subacuática Y, Universidad de Murcia, 1994, pp. 109-116.

Bibliografía ALONSO VILLALOBOS, Carlos, “Producción anfórica y comercio gaditano de salazones en el Imperio Romano”, en RAMALLO ASENSIO, Sebastián (Coord.): Aula del Mar de Arqueología Subacuática II, Universidad de Murcia, 1996, pp. 87-104. GÓMEZ de AVELLANEDA, Carlos y FERNÁNDEZ-LLEBREZ BUTLER, Carlos, Memoria - Inventario de yacimientos arqueológicos y edificaciones de interés histórico-artístico y etnológico del término municipal de San Roque -Catálogo de Campo-, San Roque, 1985. MARÍA MONTERO, Francisco, Historia de Gibraltar y de su campo, Cádiz, 1860. MARTÍ SOLANO, Josefa, “Los dragados en la Bahía de Cádiz. Métodos de control y análisis de materiales”, en RAMALLO ASENSIO, Sebastián (Coord.): Aula del Mar de Arqueología Subacuática I, Universidad de Murcia, 1994, pp. 117-132. MARTÍ SOLANO, Josefa, La Carta de Riesgo Antrópico. Aplicación a la realidad del Patrimonio Aqueológico Subacuático de Andalucía. Provincia de Cádiz, Centro de Arqueología Subacuática, Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, 1997 (inédito). MARTÍNEZ MAGANTO, Julio, “Las técnicas de pesca en la antigüedad y su implicación económica en el abastecimiento de las industrias de salazón”, Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la U.A.M., Universidad Autónoma de Madrid, 1992, 219-244. PÉREZ de ANDRÉS, Carmen “Materiales arqueológicos sumergidos: primeros auxilios y bibliografía básica” en Aula del Mar de Arqueología Subacuática I, Universidad de Murcia, 1994, pp. 109-116. PRESEDO, F.J. “et allí”, Carteia Y, Excavaciones Arqueológicas en España nº 120. ROLDÁN GÓMEZ, Lourdes, “El Proyecto de Investigación “Estudio Histórico-Arqueológico de la ciudad hispano-romana de Carteia. Desarrollo arquitectónico y urbanístico de la ciudad”, III Jornadas de Historia del Campo de Gibraltar, Almoraima: Revista de Estudios Campogibraltareños nº13. TORNAY de COZAR, Francisco “El origen militar de la Barriada en Campamento”, Revista Alameda, febrero 1992, 7-8; y “El Hipódromo de los Llanos de Campamento: sobre la Sociedad Andaluza de Carreras de Caballos”, Revista Alameda, octubre 1992, 19-21. V.V.A.A., Actas Capitulares del Cabildo de San Roque, Libros de Actas entre 1811 y 1886, depositados e informatizados en el Archivo Municipal de San Roque.

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PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA REALIZADA EN EL ARROYO DE LA CULEBRA, LOMA DE LOS MOSQUITOS Y EL CORTIJO DE IRUELA (TARIFA, CÁDIZ). FRANCISCA PIÑATEL VERA

Resumen: Estas prospecciones superficiales se llevaron a cabo en la localidad de Tahivilla, perteneciente al municipio de Tarifa, como resultado de las mismas se localizaron vestigios de una villa romana encuadrables cronológicamente en el siglo I de nuestra era. Abstract: This archaelogical activity was made in the village of Tahivilla, belonging Tarifa, the results were the localization of a roman site from I century a. C.

I. INTRODUCCIÓN 1. SITUACIÓN. DESCRIPCIÓN DEL ÁREA AFECTADA

El área de actuación se sitúa en el término municipal de Tarifa provincia de Cádiz, concretamente entre los núcleos poblacionales de Facinas y Tahivilla, abarcando los lugares denominados: Arroyo de la Culebra, Loma de los Mosquitos y Cortijo de Iruela situándose los mismos entre las lineas coordenadas 36º 9´04" de latitud norte y los 5º 45´30" de longitud oeste. El lugar prospectado, se caracteriza por una topografía de llanuras y pequeñas ondulaciones como puedan ser, la zona del Arroyo de la Culebra y el Cortijo de Iruela, presentándose sin embargo, La Loma de Los Mosquitos con un perfil algo más elevado, con una altura máxima de 124 m. s.n.m. El total de hectáreas prospectadas se sitúa en torno a las 338. (LÁM. 1) En cuanto al acceso a la zona de trabajo, encontramos una serie de pistas rurales que comunican los terrenos con la Ctra. Nal. 340 siendo la principal la que conduce al Cortijo de Iruela. Para acceder al Arroyo de la Culebra, utilizamos la carretera de entrada a la población de Tahivilla, la cual se une con una pista que bordea las fincas afectadas por nuestro trabajo en su parte norte. En cuanto a los núcleos de población más cercanos, tanto Facinas como Tahivilla, son lugares de ocupación predominantemente agrícola y ganadera, cuya explotación afecta en su mayor parte a estos terrenos. 2. ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS

Las primeras investigaciones sobre el Cuaternario y el Paleolítico de los alrededores de la antigua laguna de La Janda, se iniciaron en 1913 por Eduardo Hernández Pacheco, Juán Cabré y poco después por el Abate Breuil, desde entonces y hasta prácticamente los años sesenta, se produce un vacío en las investigaciones de esta zona. En esa década, serían J.R. Ramirez Delgado y Fco. Giles Pacheco quienes retomarían el estudio de yacimientos clásicos como el de la Loma del Machorro, (que se sitúa en las cercanías de una de las zonas a prospectar, concretamente la del Arroyo de la Culebra) o la Dehesa de los Derramaderos, realizando el último de ellos, una descripción de los materiales líticos de los mencionados yacimientos. 144

LÁM. I. Vista General del área prospectada.

En el año 1985, bajo la coordinación del Prof. Vallespí, Rámirez Delgado, Fernández Llébrez y Mateos Alonso acometen el Proyecto “ Paleolítico de la Laguna de la Janda, orientado al estudio de los modos de vida de los primeros habitantes del lugar y su interacción en el medio, con el objetivo de reconstruir la paleoecología integral de la zona. Como resultado del citado Proyecto, se documentaron diversos yacimientos, situados en una serie de graveras, localizadas en varias lomas próximas a las márgenes del área antiguamente inundada. Dichas graveras, la constituían cantos subangulosos de arenisca y protocuarcita, procedentes de los relieves de las formaciones de Areniscas del Aljibe que rodean la zona, estos materiales se aportarían, por una serie de abanicos aluviales y constituyen la materia prima fundamental de las industrias paleolíticas, lo que indica, la utilización por el hombre prehistórico de estos lugares, como área de recursos para la morfoestructuración de sus herramientas líticas. En el año 1990, Martí Más y Sanchidrián Torti, realizan una serie de prospecciones en Sierra Momia en las cercanías del abrigo de Levante y en la Cubeta de la Paja, hallando una serie de artefactos líticos no muy numerosos, que con las lógicas reservas debido a su número, encuadran en un momento del Solutrense Superior Evolucionado. En el año 1992, el Área de Prehistoria de la Universidad de Cádiz, bajo la dirección del Prof. José Ramos, inicia el Proyecto “ La ocupación prehistórica de la campiña litoral y banda atlántica de Cádiz “. En las prospecciones realizadas por el equipo y ateniéndonos a nuestra zona de trabajo, se localizaron yacimientos como el poblado neolítico de los Charcones, que se vincula al núcleo de arte esquemático situado en los rebordes de la Laguna, además de, con las necrópolis dolménicas dadas a conocer por Breuil en 1917, ampliadas más tarde por Mergelina en 1924. A saber, los grupos dolménicos del Aciscar, Cerro del Machorro y Lomas de Sierra Momia (no localizados actualmente). Son dólmenes de galería pequeños, con indicación de cúpulas y alineamientos de piedras en los alrededores, con pequeños túmulos bién indicados, otros, lo constituyen cámaras rectangulares o poligonales a modo de

grandes cistas. Existen al parecer, algunos inéditos, descubiertos recientemente por el Prof. Ramos. A pesar de que las investigaciones no han concluido, el director del Proyecto apunta, que los elementos de cultura material bien definidos, líticos y cerámicos, en su interpretación como productos funcionales, ofrecen bases sustanciales sobre aspectos relacionados con la delimitación territorial, modelos de asentamientos y una organización social definida en el seno de las relaciones sociales enmarcadas en una valoración reconstrucción histórica de tipo centro-periferia siguiendo las teorías del Prof. Nocete (1989). Según el Prof. Ramos, se obseva una distribución definida de enclaves costeros, en cierto modo dependientes de poblados de mayor envergadura que se situan en buenas tierras de campiña interior, presentando patrones de localización bien diferenciados y cuadros arqueológicos diferentes. Recientemente realizamos unas prospecciones superficiales en terrenos que circundan la Laguna y pudimos descubrir una serie de materiales líticos, adscribibles al Paleolítico, en el lugar denominado Loma de los Aviadores que en estos momentos están pendientes de un futuro trabajo, encaminado a documentar con mayor profundidad las posibilidades de este yacimiento. 3. JUSTIFICACIÓN PARA LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA

El Proyecto previsto para la instalación de un parque eólico en estos lugares, se encuentra incluido en el anexo 1.4 de la Ley 7/94 de Protección Ambiental, de la Comunidad Autónoma de Andalucía, por lo que es de aplicación el Trámite de Evaluación de Impacto Ambiental. Dicha evaluación debía contener los resultados de la Prospección Arqueológica Superficial del área afectada, según propuesta recogida en el Informe Técnico de Diciembre de 1996, enviado por la empresa Ecotecnia, S.C.C.L. a la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura. La Prospección Arqueológica superficial tiene como objetivo básico descubrir la posible existencia de yacimientos arqueológicos, además de una aproximación a su delimitación espacial. Partiendo de los antecedentes conocidos, estudiamos la posibilidad de encontrar algún monumento megalítico o alguna tumba antropomorfa excavada en la roca o bién, la existencia de algún abrigo o pared rocosa con representaciones pictóricas. Se investigan aquellos artefactos líticos subceptibles de modificación antrópica así como los fragmentos cerámicos que nos informen acerca de la existencia en el lugar de algún grupo humano anterior. Buscamos restos óseos o metálicos dignos de interés, además de informar acerca de las estructuras emergentes que aparezcan en estos lugares, dando una aproximación a sus características morfológicas y técnicas. Los resultados obtenidos tras esta labor, permitirán disponer de la información necesaria para adecuar las obras de infraestructura del Parque al lugar, sin menoscabo de los hallazgos que pudieran darse.

II. DESARROLLO DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA.

Por razones metodológicas distinguimos tres sectores: Sector A. Lugar denominado topográficamente Arroyo de la Culebra, B. Loma de los Mosquitos, y C. Cortijo de Iruela. SECTOR A. ARROYO DE LA CULEBRA

Este sector lo componían diez fincas de similares dimensiones debido a la procedencia colonizadora y de reparto parcelario de los años sesenta. Son por tanto fincas que se dedican al cultivo de remolacha y de trigo sobre todo, aunque alguna de ellas aparece

sembrada de girasol, no existen masas arbóreas de ningún tipo y la cría de ganado vacuno sólo afecta a dos de las fincas prospectadas. Para un mejor control del terreno donde se desarrollaron las labores arqueológicas, se tomaron como referencias las lindes de las parcelas, siendo el Arroyo de la Culebra el límite natural por el que nos guiaríamos. (FIG. 1) Comenzando nuestro trabajo desde la parte norte de las fincas coincidente con la pista rural a la que accedimos desde el pueblo de Tahivilla. La coincidencia en cuanto a las características del terreno es total, lo componen tierras pardonegruzcas muy hidromorfas al parecer de excelentes resultados para los cultivos. Debido a la época del año, en la mayoría de los terrenos se encontraban casi a punto de recoger las cosechas, era un poco complicado realizar una prospección exhaustiva del terreno, fueron por consiguiente aquellas zonas libres de vegetación como surcos y caminos las que se prospectarían con más detenimiento y fiabilidad, recorrimos las fincas en zig zag de modo que no existan lugares donde la prospección no sea realizada. En cuanto a la morfología del paisaje, anotaremos que la mayor parte del mismo lo constituyen tierras muy llanas sin apenas accidentes, salvo casos aislados de pequeñas ondulaciones o lomas sobre todo en las fincas más alejadas del pueblo cercana a lugares como la Loma de los Mosquitos. En cuanto a masas rocosas, hemos de decir que son prácticamente nulas, aunque señalaremos algunas afloraciones silíceas en la finca nº 2. No suelen tener estas parcelas, casas para hábitat de los agricultores, ya que éstos, establecen su residencia en Tahivilla desde donde se trasladan a las zonas de cultivo, cada finca suele tener un pozo en la zona más alejada de la pista rural, es decir, en el sur, cerca del río, que en esta época del año aparece completamente seco y cuyo curso recorrimos en el transcurso de las prospecciones, detectándose en él gran cantidad de gravillas y piedras de pequeño porte, lo que nos da idea de ser un arroyo de poca energía, por esta zona algunos campesinos han limpiado sus fincas de piedras, por lo que aparecen dispuestas en montones alejadas de los cultivos, o bién, en los límites de las fincas junto a la pista. Durante la prospección, estudiamos los cortes producidos por algunas de de las torrenteras que surcan las fincas, en estas arroyadas se inspeccionan los pedregales que este proceso erosivo provoca, pudiéndose distinguir en ellos: calizas angulosas, algunas de ellas cristalizadas, areniscas en muy pequeña proporción, sílex muy fragmentado y deshidratados a veces, así como algunas protocuarcitas. Se recogieron muestras de todas ellas, haciendose especial hincapié en el estudio de las cuarcitas y los fragmentos de sílex, sin embargo, ninguna de las muestras recogidas y lavadas dieron resultado positivo, entendiendose por ello, modificación antrópica de los mismos. En cuanto a los materiales cerámicos, hemos de decir que su ausencia fue casi absoluta en casi todas las fincas prospectadas, a excepción de los hallazgos efectuados en los terrenos pertenecientes a D. Manuel Camacho (finca nº 9), donde en lo alto de una loma, a unos 800 metros de la pista anteriormente descrita, localizamos una serie de materiales muy rodados de época romana, que concretamente podríamos encuadrarlos dentro del siglo I d. C. Ante la aparición de estos materiales se realizaría una detenida prospección en búsqueda de algunas estructuras que pudieran asociarse a los restos encontrados, analizada toda la zona y alrededores no pudimos localizar elemento alguno que pudiese informarnos acerca de la procedencia de estos hallazgos, llegando a la conclusión de que podrían pertenecer a alguna villa romana cuyos restos en superficie habrían desaparecido ante las repetidas roturaciones sufridas por estas tierras, asímismo se localizaba en la zona en su punto más elevado un gran montón de piedras procedentes de la limpieza de las áreas de cultivo y que serían analizadas detenidamente, ya que pretendíamos averiguar si entre ellas existía algún sillar o resto de estructura que arrojara mayor información acerca de los materiales recogidos, pero nuestra búsqueda resultaría totalmente infructuosa.

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FIG. 1. Situación geográfica de los diferentes parajes prospectados.

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SECTOR B. LOMA DE LOS MOSQUITOS

Para acceder al nuevo lugar de prospección, recorrimos parte de los caminos construidos por otra empresa que explota el parque eólico que en la actualidad se encuentra en fase de montaje al oeste de la zona anteriormente prospecctada. Las características morfológicas de estos terrenos difieren subceptiblemente de las señaladas para las fincas prospectadas en el Arroyo de la Culebra, nos encontramos al sur del lugar prospectado con anterioridad, en una zona de monte bajo, donde abundan las plantas espinosas y el matorral mediterráneo, estos terrenos se dedican al igual que en parte del Cortijo de Iruela a la cría de reses bravas. Localizamos en estas lomas algunas afloraciones rocosas naturales en su mayoría calizas, en ellas no se observa nada que pueda ser digno de atención siendo su morfología claramente natural. Los suelos siguen la tónica general presentando un aspecto pardo negruzco aunque con un menor grado de hidromorfía de la que poseían las fincas del Arroyo de la Culebra. En cuanto a los materiales líticos, se localizarían sobre todo calizas, areniscas, algunas cuarcitas y sílex, en ninguno de los artefactos inspeccionados encontraríamos alguna huella de talla apareciendo todos ellos sin modificar, es total la ausencia de materiales cerámicos o de otro tipo digno de mención. SECTOR C. CORTIJO DE IRUELA

Es este el último de los lugares prospectados, los terrenos se localizan en los alrededores de lo que es el Cortijo del mismo nombre, lugar dedicado sobre todo a la cría de reses bravas, posee sólo algunas parcelas dedicadas al cultivo que sin embargo en estos días aparecían llenas de rastrojos y hierbas altas al parecer por la falta de cultivo en la última temporada. Se procedió a la prospección sistemática del lugar. Los terrrenos situados al sur-este del Cortijo, estaba constituído por una pequeña loma con abundantes hierbas altas semisecas, estando el resto formado por una discontinua cubierta vegetal, en lo más alto de este pequeño cerro, se inspeccionaron algunas formaciones arbustivas, así como algunas rocas calizas que se mostraban in situ sin alteración evidente, en algunos momentos de la prospección del mencionado cerro, debimos buscar alguna vereda porque el paso debido a lo tupida de la vegetación, no nos era posible, no obstante señalaremos, que a excepción de esta zona, el resto del área se prospectaría sin dificultad. De los materiales que se recogieron tanto calizos como cuarcíticos o de sílex no obtendríamos ninguna pieza digna de mención, frente a este lugar, en dirección noreste, se localiza la Loma de los mosquitos. En cuanto al resto de la zona de actuación, lo constituyeron lugares llanos con cercados de ganado bravo en las proximidades del Cortijo. En cuanto a los terrenos situados en dirección norte, llegaríamos hasta el Arroyo de la Culebra por la margen contraria a la de las fincas prospectadas con anterioridad, tampoco en estos lugares localizaríamos ningún tipo de hallazgo arqueológicamente destacable, tanto los suelos como las rocas pertenecen a los tipos descritos para el Arroyo de la Culebra, algunas de las fincas situadas en esta zona, aparecen cultivadas de trigo, pero la mayoría están incultas, éstas últimas resultaron muy complicadas de prospectar, porque incluso carecíamos de caminos o veredas que pudieran facilitar nuestra labor, ya que las plantas y la maleza muy crecidas nos lo impedían.

análisis del material propondremos una cronología provisional del conjunto a partir del material hallado. (FIG. 2) 1. Cerámica Campaniense A. Es el tipo cerámico más antiguo de todo el conjunto. Al ser un fragmento informe, no podemos precisar la cronología, que abarca desde finales del siglo III hasta mediados del I a. C. 2. Sigillata Sudgálica. 2. 1. Formas lisas:- Tres de los fragmentos hallados (un borde, una base y un frag. informe) parecen corresponder a un bol tipo Drag. 27. Esta forma la tenemos desde Tiberio a Domiciano (I a. C- I d. C). - Borde de un bol troncocónico asimilable a la forma tardía Drag. 33, datable entre Tiberio y el comienzo del reinado de Antonino (I a. C- II d. C), siendo difícil precisar su cronología. 2.2. Formas decoradas: - Fragmento informe decorado perteneciente probablemente a una forma Drag. 37(s. I d. C). Decoración en aspa y motivos vegetales. 3. Paredes Finas. Se han hallado dos fragmentos: uno de base, muy gastado en la superficie exterior, que parece corresponder a un cubilete de época republicana o augustea, y otro pequeño fragmento con un engobe avellana, característico de las producciones béticas, que podríamos datar en época de Claudio. 4. Ánforas. Se ha identificado un fragmento de ánfora indeterminada, forma Dr. 1A, datable entre el primer tercio del siglo II y el primer tercio del I a.C.

III. ESTUDIO DE MATERIALES

Este estudio se basa en el material cerámico recogido durante la prospección arqueológica desarrollada en el Arroyo de la Culebra. A continuación se enumerarán los distintos tipos cerámicos identificados con su datación correspondiente, y al final, en base al

FIG. 2. Material cerámico romano.

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5. Cerámica común. La mayoria de los fragmentos recogidos en la prospección pertenecen a esta categoría. Aunque la mayoría de los fragmentos son informes y muy gastados, son clasificables por su forma y características técnicas dentro de la cerámica romana común oxidada a torno de época imperial. 5. 1.Formas identificadas: - jarras para contener líquidos (hallazgo de asas y alguna base). - ollas con borde horizontal (2 bordes). Serían vasijas altas de cuerpo ovoide o globular y borde horizontal. - cuencos con borde horizontal : forma Vegas 4 (2 bordes). Esta vasija para la cocción de los alimentos es muy común en el siglo I d. C. - plato con borde escalonado (un borde). Esta forma que aparece sobre todo en la Bética, debe considerarse como una derivación de los platos con borde bífido y pertenece también a la vajilla de cocina, siendo su datación del siglo I d. C. Después de examinar todo el material, podemos encuadrar el conjunto dentro del siglo I d. C. a partir de la información proporcionada por la sigillata sudgálica, el fragmento de paredes finas y la cerámica común, que son coherentes en el tiempo. Los elementos más antiguos, sobre todo en lo referente al fragmento de Campaniense, pueden corresponder a elementos residuales, aunque no hay que descartar que la acción antrópica haya alterado los distintos niveles arqueológicos.

serie de problemas que dificultaron nuestra labor en algunos momentos de la prospección. Por un lado, la presencia de ganado bravo en estas fincas, lo que hizo que en ocasiones abandonáramos el lugar no tardando demasiado, añadiremos además, la gran cantidad de zonas cultivadas y de hierbas altas cuyo porte impedía la prospección e incluso el paso y por último el calor sofocante que limitaba las horas de trabajo en la inspección del terreno. No obstante, diremos que después de realizada nuestra prospección, no creemos exista peligro acerca de pérdida de yacimiento arqueológico alguno, ya que estos terrenos y siempre a falta del seguimiento de las máquinas una vez comiencen las tareas de desmonte de tierras, carecen al menos en lo que es posible ver, de ningún tipo de interés patrimonial. Sin embargo, y en lo referente a los hallazgos de cerámica romana que documentábamos anteriormente en el artículo, pensamos que sería suficiente hacer un seguimiento más sistemático, una vez que comiencen los trabajos de modo que ante la eventual aparición de algunos restos estructurales en la zona donde éstos se localizaron, se curse la oportuna información a la Delegación Provincial de modo que ante la magnitud de los hallazgos se pueda actuar en consecuencia tomándose como es lógico, las medidas cautelares necesarias. Agradecimientos:

Por su ayuda y colaboración desinteresadas a: Francisca Piñatel Martín, Juan Carlos Pecino Gil y Mª Isabel Gómez Arroquia.

CONCLUSIONES

Durante la prospección realizada en el Arroyo de la Culebra, Loma de los mosquitos y el Cortijo de Iruela, encontraríamos una

Bibliografía BREUIL H., “Decouverte de deux centres dolmeniques sur le bords de la Laguna de la Janda”. Bulletín Hispanique Tome XIX Nº3. París. 1917. CABRÉ, J. y HDEZ. PACHECO, E.,. “Avance al estudio de pinturas prehistóricas del Extremo Sur de España (Laguna de la Janda)”. Trabajos de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas Nº3. Madrid. 1914. COLÓN, M. Y DÍAZ DEL OLMO, F., Las Campiñas. Guías Naturalistas de la provincia de Cádiz IV. Diputación de Cádiz. 1990. DÍAZ DEL OLMO, F. Y RECIO ESPEJO, J.M.. “Lagunas y áreas lacustres continentales de Andalucía Occidental (Geomorfología, Suelos y Evolución Cuaternaria)”; Cuadernos de Investigación Geográfica. XXVII, pp.25-36. U. de La Rioja. 1991. GUTIERREZ MAS, J.M., MARTÍN A., DOMINGUEZ, S. Y MORAL, J.P.,Introducción a la Geología de la provincia de Cádiz. Servicio de Publicaciones. U. de Cádiz. 1991. HDEZ. PACHECO, E Y CABRÉ, J., “La depresión del Barbate y sus estaciones prehistóricas”. Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural XIII, pp.349-359. Madrid. 1913. MARTÍN DE LA CRUZ, J.C., “El Calcolítico y la Edad del Bronce en Andalucía”. Boletín de la Asociación Española de amigos de la Arqueología. Nº30-31,pp.55-74. Madrid. 1991. MAS, M., “Las manifestaciones rupestres postpaleolíticas de Sierra Momia (Cádiz). Algunos apuntes”. Ars Praehistórica T. VII-VIII, pp.195-199. Editorial Ausa. Barcelona. 1988-1989. MERGELINA, C., “Los focos dolménicos de la Laguna de la Janda”.Sociedad Española de Antropología, Etnología y Prehistoria. Año III, T. III, pp.97-126. Madrid. 1924. NOCETE, F., y otros “Odiel. Un año después (1991-1992). 3000-1000 a.n.e. Formaciones sociales en transición: Un modelo de análisis histórico para la contrastación del proceso de jerarquización social”. Investigaciones Arqueológicas de Andalucía. 1985-1992. Proyectos., pp382-400. Junta de Andalucía. Sevilla. 1993. RAMOS, J., Las Industrias líticas del Neolítico en Andalucía, sus implicaciones espaciales y económicas. Zephirus XLI-XLII, pp.113-148. U. de Salamanca. 1988-1989. RAMOS, J., y otros. “Las ocupaciones humanas de la Prehistoria reciente en la campiña litoral y banda atlántica de Cádiz. Ensayo de Síntesis”. Gibraltar During The Quaternary. Monografías AEQUA.2 1994. RUÍZ, A., y otros. “El concepto de producto en Arqueología”. Arqueología Espacial 9, pp.63-80. Teruel. 1993.

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RECUPERACIÓN Y PUESTA EN VALOR DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO VILLA MEDIEVAL DE ZAHARA DE LA SIERRA (CÁDIZ) LUIS MARÍA COBOS RODRÍGUEZ

Resumen: Las intervenciones arqueológicas realizadas en el yacimiento arqueológico Villa Medieval de Zahara de la Sierra han ido encaminadas a la puesta en valor de sus restos arqueológicos. Las actuaciones han consistido en la excavación y consolidación de la antigua Iglesia de Santa María de la Mesa, la adecuación de infraestructuras para posibilitar la visita y la documentación arqueológica de los restos más relevantes del yacimiento. De este modo y a través del registro arqueológico se han establecido secuencias cronológicas desde época ibérica hasta finales del s. XVII. Abstract: The archaeological interventions done in the archaeological site Villa Medieval de Zahara de la Sierra have been made for the value of the archaeological remains. The actions has consisted of the excavation and the consolidation of the Church of Santa María de la Mesa, the adaptation of infrastructure to make possible the visit and the archaeological documentation of the remains more outstanding of the site. Therefore and across of the archaeological recording, it has done chronological sequences from Iberian time to the end of 17th century.

1. INTRODUCCIÓN.

El presente informe recoge los resultados de las intervenciones realizadas en el yacimiento arqueológico de la Villa Medieval de Zahara de la Sierra en varias actuaciones de urgencias enmarcadas en un proyecto de recuperación y puesta en valor. En el mes de Julio de 1993 se iniciaron las excavaciones arqueológicas en la conocida entonces como la Torre Hexagonal de la Villa Nazarí de Zahara de la Sierra, perteneciente a la antigua Iglesia de Santa María de la Mesa. Dicha intervención estaba englobada en un Proyecto General denominado Intervenciones en áreas de interés turístico-cultural de la Sierra de Cádiz, promovido por el INEM, Diputación de Cádiz y la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Ese mismo año se ejecutó una segunda fase, y en 1994 se realizó una tercera y última fase de este proyecto. No es hasta Enero de 1997 cuando se reinician las intervenciones, ésta vez incluidas en el proyecto denominado Recuperación y Puesta en valor de yacimientos arqueológicos de la Sierra de Cádiz, mediante la inclusión de diversas actuaciones en el convenio INEM-Corporaciones Locales (obras PER-SIPE y AEPSASIPE), bajo el nombre genérico de la Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos. Junto a la Villa Medieval se incluyeron en el proyecto otros yacimientos de la Sierra: la ciudad romana de Sierra Aznar en Arcos de la Frontera, la ciudad romana de Carissa Aurelia en Espera, el dolmen de Alberite en Villamartín y la ciudad romana de Ocuri en Ubrique. Ya en 1997 se ejecutó una nueva fase de excavación arqueológica en la antigua Iglesia de Santa María de la Mesa. En esta fase se

contó con la colaboración de los alumnos-as de un programa para desempleados mayores de 40 años que se ejecuta en virtud de la Acción Piloto a favor de los desempleados de larga duración en Cádiz, aprobado por la Comisión Europea en virtud del artículo 10 del FEDER e incluido en la línea de financiación B2605.Esta fase consistió en la realización de unos cursos de formación encaminados a la creación de empresas y divulgación del patrimonio, a través de la financiación económica de la Consejería de Trabajo e Industria, Diputación Provincial, Ayuntamientos implicados y FEDER, con una inversión de 42.887.997. Con todo ello se pretendió no sólo incrementar el nivel profesional de los desempleados, sino la creación de la ruta arqueológica de los pueblos blancos de la Sierra de Cádiz, con diez puestos de trabajo para su gestión.En 1998 se realizó una fase de consolidación de las estructuras descubiertas, a través del Convenio INEMCorporaciones Locales. En definitiva, todo un proceso de investigación científica con unos resultados de gran relevancia e importancia dentro del contexto histórico de la Sierra de Cádiz desde época ibérica hasta el s. XIX. Así mismo, una apuesta por la conservación de yacimientos arqueológicos dentro de una política de puesta en valor que tiene como objetivo rentabilizar social y económicamente el patrimonio arqueológico. 2. INTERVENCIONES ARQUEOLÓGICAS PRECEDENTES

En cuanto a las investigaciones y actuaciones arqueológicas realizadas en Zahara, comienzan en 1957 cuando se realizaron por primera vez unos trabajos de consolidación de la Torre del Homenaje, aunque no es hasta 1989 cuando se restauró definitivamente por la Consejería de Cultura. Posteriormente se facilitó el acceso a dicha torre a través de un camino empedrado que cruzaba toda la antigua villa. En 1967 Juan de Mata Carriazo y Arroquia, de la Universidad de Sevilla, recogió los restos fragmentados de una cista de piedra aparecidos durante las obras de construcción de un depósito de agua, situado al sur de la población actual. Con posterioridad, en 1972 se realizaron unas excavaciones arqueológicas en el mismo lugar dirigidas por Rosario Cabrero, localizando una necrópolis musulmana datada entre el s. XII y principios del s.XV. En 1998, bajo la dirección de María José Richarte García se actuó arqueológicamente a través de una excavación de urgencia en la Plaza de Zahara con motivo de la ejecución de un edificio multiusos promovido por la Diputación de Cádiz a través de los Planes Provinciales de esta institución, cofinanciada por el Exmo. Ayuntamiento de Zahara de la Sierra y ejecutada por la empresa Heiopol S.L. El solar citado se encuentra en el casco antiguo del conjunto histórico artístico. Se constataron niveles arqueológicos con materiales neolíticos, ibéricos, romanos, musulmanes y cristianos.

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3. SITUACIÓN

Todo el yacimiento arqueológico está incluido en la declaración de Conjunto Histórico Artístico realizado mediante decreto 2.857/ 83 del 7 de septiembre de 1983. Por tanto la zona está declarada B.I.C. por la Disposición Adicional 2ª de la Ley. El yacimiento arqueológico de la Villa Medieval está ubicado en la antigua villa de Zahara, poblado y fortaleza nazarí y posteriormente villa cristiana hasta su progresivo abandono. La población actual se sitúa a espaldas de ésta ya desde el s. XVI, conociéndose actualmente como Zahara de la Sierra, al Noreste de la provincia de Cádiz. Sus coordenadas geográficas son 36º 50´ 25´´ Lat. N y 5º 23´ 21´´ Long.W según la hoja 1036, escala 1:50.000 del Mapa del Instituto Geográfico Catastral, 1972. Código Geográfico Nacional 11.410. (lám. I)

LÁM. I. Vista general de Zahara de la Sierra

La constitución geomorfológica de su relieve pertenece al Trías Subbético indiferenciado. Son afloramientos calcáreos dolomíticos de color negro en corte fresco, típicos del Muschelkalk. Se presentan en forma de grandes losas poco deformadas sobre las arcillas de facies Keuper y acomodándose perfectamente a la téctonica que ha sufrido todo el conjunto de los materiales triásicos. También se presentan en algunos puntos intercalados entre los materiales arcillosos. Estas calizas de las facies Muschelkalk se depositaron en una etapa transgresiva que permitió el depósito de materiales carbonatados en un medio marino de aguas someras. A pie de monte se localizan coluviones del Cuaternario. 4. ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y ARQUEOLÓGICOS

El yacimiento se sitúa en la peña de roca caliza que se eleva a espaldas de la población actual y que se extiende tanto en su parte más alta, ladera Este y Norte, como en el tajo que recorta dicha peña. Un yacimiento en el que destaca la Torre de Homenaje, junto con restos arqueológicos y arquitectónicos de variada tipología: La Puerta de la Villa, la antigua Iglesia de Santa María de la Mesa, murallas y torres, viviendas,...(fig. 1). La Villa Medieval está situada sobre una elevación calcárea en la falda de la sierra del Jaral, al Este de la actual población. Su situación geográfica es una de las causas de su poblamiento en la antigüedad. Por un lado, ubicada en un lugar de paso y cruce de caminos hacia la serranía de Ronda, la Sierra de Grazalema, y hacia Sevilla, por otro, su cercanía a un curso de un río tan importante como el Guadalete, referencia de la antigua cañada de Los puertos a Ronda; y por último su emplazamiento en una peña a cota de más de 600 metros sobre el nivel del mar, que la sitúa en un lugar estratégico predominante. Domina todo el valle del río, al que fluyen los arroyos de Bocaleones y Arroyomolinos, hoy pantano de Zahara-El Gastor. El yacimiento arqueológico se extiende sobre toda la peña, delimitado por dos líneas de fortificaciones defensivas de origen islámico, y por la orografía del terreno. Arqueológicamente los restos más antiguos documentados tanto en el yacimiento como en su área de influencia se reducen a útiles de piedra pulimentada y fragmentos de cerámica a mano. Rosario Cabrero publica dos hachas pulimentadas, una de granito y otra de basalto encontradas en la Cueva de las Covatillas y en el olivar denominado de los Tardíos respectivamente. La misma autora hace referencia a la Cueva de la Arena, situada a espaldas de la Torre del Homenaje, donde según los habitantes de Zahara han aparecido otros restos de idénticas características. Margarita Toscano en el Inventario de yacimientos arqueológicos de la serranía de Grazalema hace mención de útiles de piedra pulimentada en la Cueva de la Garganta y en la confluencia de Arroyomolinos con el 150

FIG. 1. Plano de situación de la Villa Medieval de Zahara de la Sierra.

río Guadalete. En la ladera norte de la peña, durante las obras de construcción del hotel aparecieron al menos dos piezas más, de las cuales hemos podido documentar un fragmento de hacha pulimentada de basalto. También en el arroyo de Bocaleones se han recogido piezas de este tipo por los habitantes de la población. Todos estos artefactos, por lo que conocemos, se han recogido en superficie. Del registro de estos artefactos, junto con las características antes citadas del emplazamiento privilegiado – estrategia, vía de comunicación, cultivos, el río Guadalete- inferimos un primer asentamiento en la zona adscrito al Neolítico-Calcolítico con tipo de sociedad vinculada a un modo de vida agropecuario.

Del asentamiento ibérico en Zahara desconocemos su nombre. Como ocurre con la mayoría de las poblaciones ibéricas conservaría su nombre en época romana. En el actual estado de la investigación no tenemos datos suficientes para relacionar este asentamiento con ninguno de los citados por los clásicos, aunque en la historiografía local se le identifica con Lastigi. La realidad es otra. En 1788, Juan López, de la Academia de Buenas Letras de Sevilla publica un mapa de situación de las ciudades más importantes de la Bética romana basándose en los textos latinos de Estrabón, Pomponio Mela, Plinio, Ptolomeo, en las descripciones de Rodrigo Caro en 1634, y en las apreciaciones del Padre Flórez en su obra “España Sagrada” publicada en 1760. En el citado mapa sitúa a Lastigi como Zahara, basándose en Flórez y éste en Plinio. Al situar éste último a Lastigi junto a ciudades como Acinipo y Arunda se le identificó con Zahara. Es también posible que Plinio se equivocara, ya que repite el nombre de la ciudad dos veces en distintos lugares, junto al Maenuba (Guadiamar según García y Bellido) y en la Céltica –una de las comarcas de la Baeturia que linda con la Lusitania y que pertenece al Conventus Hispalensis- junto a Acinipo, Arunda, Arunci, Turóbriga, Salpesa, Saepone y Serippo (los célticos de la sierra de Ronda). Además se han documentado monedas de Lastigi en la provincia de Sevilla junto al Guadiamar. Otros autores la han identificado con Laepia Regia, de la que Plinio la cita con anterioridad a Carissa y en el Conventus Gaditanus. Tras la conquista romana la administración territorial cambia. La prospección arqueológica nos ofrece una documentación amplia de restos arqueológicos pertenecientes a tégulas y artefactos

cerámicos que por su ubicación podrían pertenecer a villas romanas distribuidas por la zona: El Tesorillo (Arroyomolinos), El Parralejo (entre Bocaleones y arroyo del Parralejo), Cabeza Real, Molino El Vínculo y Playa artificial (Arroyomolinos). Es de factura romana el puente de los Palominos (hacia la salida de la Garganta Verde). En la Viña del Moro, en el Pinsapar se conoce una necrópolis romana con tumbas de lajas de piedra y cubierta de tégulas. En la población actual es posible que se ubicara la necrópolis. Rosario Cabrero cita en su artículo sobre la necrópolis musulmana otros hallazgos entre los que se encuentra el referente a unas tégulas y un espejo de adscripción romana encontrados al realizar obras de acometida de agua, en 1967. En esa misma calle por referencias de los trabajadores de la obra se descubrió “una mancha negra de ceniza con huesos y una botellita de cristal” que pudieran pertenecer a una incineración y a un ungüentario de vidrio. En las obras de la Caja de Ahorros de Jerez en la Plaza de S. Juan aparecieron varias tégulas y restos óseos humanos. En el camino al cementerio apareció durante la ejecución de unas obras un león ibero-romano, una columna y fragmentos de una jamba de piedra arenisca. Un capitel corintio de mármol de hojas de acanto nervado se recogío en las zonas de ladera junto al Guadalete. Y una base de columna de roca caliza apareció en una obra de la población sin determinar. En el yacimiento se ha podido documentar una serie de cisternas de abastecimiento que configurarían un sistema de recogida de agua (fig.2-Lám.VII), que fueron reutilizadas en época musulmana y también tras la conquista en 1483. Este sistema fue reformado

FIG. 2. Planta de la cisterna nº1. e: 1/50

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FIG. 3. Planta de la Iglesia de Santa María de la Mesa

con la construcción de tres aljibes de grandes proporciones situados en la parte alta de la fortaleza. De época visigoda se hallaron en 1906 en el Cerro de Argamazón dieciocho tumbas de piedra “sencillamente labrados en una sola pieza con sus correspondientes tapas” como nos describe Romero de Torres en su Catálogo Monumental. En el mismo lugar aparecieron dos lápidas funerarias con tres inscripciones datadas en los siglos VI y VII d.c. Igualmente en la Dehesa del Chorreadero se descubrió un fragmento de un ara de un altar clasificado como visigodo. Estos dos yacimientos están situados al sur de la carretera que se dirige hacia Prado del Rey. La falta de datos sobre su descubrimiento y la desaparición de algunos de sus hallazgos nos impide realizar una valoración científica, al menos por el momento. En cuanto al período de domino musulmán, el registro arqueológico se nos presenta de la siguiente manera. Por un lado la fortificación, y por otro el material arqueológico de adscripción musulmana. En cuanto a los textos, la historiografía nos relata un entrevista de Alfonso X con el rey de Marruecos Aben Yucef en 1282 en el castillo. Un texto benimerín del s. XIII el Rawd al-Qirtás cita a una Sajra Abbad (peña de Abbad) que Martínez Ruiz identifica con Zahara aunque con dudas. De una manera confusa José y Jesús de las Cuevas lo identifican también con este nombre pero basándose en El-Idrisi. La crónica de El Musnad de Ibn Marzuq 152

cita Al Sajra junto a la fortaleza de Olvera. Sajra se castellanizó en Zahara. Los textos cristianos son más numerosos y a partir del s. XV nos ofrecen datos sobre la villa y su relación con la Guerra de Granada. En 1972 Cabrero y Valor excavaron tres tumbas de cistas de piedra pertenecientes a la necrópolis musulmana localizada en la Loma del Calvario fuera del recinto fortificado. Están datadas estas tumbas, según sus excavadoras, en el s. XIV. Las líneas de murallas deben pertenecer al período nazarí o meriní. Éstos últimos controlaban la serranía de Ronda desde 1309. Configuraban una región en la que Zahara pertenecía a una franja territorial jalonada por guarniciones militares meriníes encargadas de custodiar las plazas de entrada a la serranía de Ronda, apoyadas por el relieve montañoso circundante, es decir la frontera sudoeste del reino de Granada. Los períodos de ocupación meriníes se intercalaban con períodos de control nazarí sin interrupción desde mediados del s. XIV. Por ello, debemos englobar a Zahara dentro de una unidad cultural formada por el Magreb y Al-Andalus y relacionar tanto sus estructuras edilicias (viviendas, fortificaciones, torres,...) como su material arqueológico con referentes no sólo en Ronda, sino en Algeciras y norte de África. La Torre del Homenaje en cambio no es de construcción nazarí sino cristiana, posiblemente del s. XV. Terrasse la cita como nazarí

pero con imitaciones cristianas: torre como donjon, chimenea, ángulos redondeados. Estas características definirían más bien una Torre del Homenaje plenamente cristiana y no una imitación. Luis de Mora la identifica (junto a la Torre del Homenaje de Olvera) como tardocristiana, concretamente obra de Rodrigo Ponce de León hacia 1490, y Manuel Rojas deja en duda su origen pero reconociendo la aportación cristiana. Este mismo autor destaca algunos paralelismos espaciales como la Torre de Pinto (Madrid) del s. XV y la del Castillo de Jumilla (Murcia), a los hay que unir la Torre de Arroyomolinos (Madrid) del s. XIV-XV que aunque construida en ladrillo presenta una semejanza volumétrica y posee los ángulos redondeados y su acceso se realiza por la segunda planta, y el Castillo de Feria (Badajoz). Tras las últimas restauraciones en la Torre se hace más difícil realizar un estudio edilicio. Durante la ocupación cristiana de la villa entre las dos conquistas, 73 años, se realizarían al menos obras de reparación que modificarían su aspectos exterior e incluso construirla de nueva planta.

FIG. 4. Alzado de los restos de la portada de la Iglesia

A partir del s. XIII, en Castilla se va adoptando por razones simbólicas, constructivas y defensivas el modelo centroeuropeo de Torre del Homenaje por parte de la nobleza, aunque con influencias musulmanas. Es posible que a partir del s. XIV-XV esa confluencia se produzca en la frontera castellano-nazarí dando como resultado Torres Tardocristiana como las de Olvera y Zahara. Sería necesaria una intervención arqueológica, tanto de excavación como de estudio de estratigrafía vertical de las estructuras murarias, bajo el suelo de la primera planta que aportara datos sobre el origen de la Torre y de posibles antecesoras. La fortificación que actualmente podemos contemplar sufrió grandes desper fectos durante sus diferentes asedios. Arqueológicamente falta un estudio de las distintas fábricas, aparejos, argamasas, disposición muraria, superposición de muros y análisis estratigráficos verticales de las líneas de fortificación de la que se pueda extraer su cronología, ya que desde época ibérica, al menos existe una presencia poblacional. Las reformas efectuadas durante el s. XV modificarían de algún modo las líneas defensivas musulmanas. Interesantísimos son los trabajos realizados por Sánchez Saus y Manuel Rojas sobre el pleito entre Saavedras y Ponces en 1492 por la posesión de la Villa de Zahara que plasma a través de testigos de los dos bandos el estado de la fortificación. Estos son algunos ejemplos tomados de los testigos: “Y en la fortaleza, la torre del homenaje estava muy vieja y toda destroçada y maltratada; y a la parte del aljibe, donde solían estar las armas, la cual pared era el mismo muro de la fortaleza...”

LÁM. II. Material ibérico.

LÁM. III. Ánfora Oberadem 83 en proceso de excavación.

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Este aljibe está localizado en la última línea defensiva junto a la torre del Homenaje y utiliza su pared como muro exterior de la fortificación junto a los restos de una torre cuadrada. “... que el dicho comendador hizo un aposentamiento, donde había una caballeriza, e encima una sala, y una torre muy fuerte e necesaria que disen El Caracol, e una casa muy buena para el bastimiento de los vecinos de la dicha villa, e unos aljibes. Y el mariscal Ferrand Arias su hijo, hiso un lienzo de adearve do dize el Barranco, y las torres de Las Mantas le hizo pretil y almenas, y una sobrepuerta a la puerta de la villa, y una baluarte de parte de fuera”. Al menos una de las torres se construye en época cristiana y otras son modificadas y por tanto cambia su aspecto exterior. Durante el s. XVI Zahara se configura como villa cristiana en el mismo emplazamiento que su antecesora. Pero a partir de finales del s. XVII, incluso antes, la población va descendiendo a una zona más llana. En 1755 se construye la nueva Iglesia Mayor Santa María de la Mesa, ya en la actual villa configurándose como centro del nuevo emplazamiento. Ya a principios del s. XIX las tropas francesas ocupan el castillo y otras torres como centro del control militar de la zona. Otro de los elementos arquitectónicos de relevancia en el yacimiento es la Puerta de la Villa. Está ubicada en la entrada de la Villa Medieval, al final de la calle El Fuerte. No se conserva en su totalidad, pero sus restos conservados hacen posible un proyecto serio de restauración.(fig.5). Desconocemos la cronología exacta de su construcción, aunque las crónicas y otros textos del s. XV nos revelan la existencia de una puerta con torre de entrada a la fortaleza. Así pues, no es sólo un elemento monumental, sino defensivo, y ya con posterioridad a la Guerra de Granada representa la entrada a la villa con un carácter jurídico. Su fábrica está formada por piedras calizas utilizando un mortero blanquecino de cal y arena. Tendría una portada de ladrillos que actualmente desconocemos su tipología, pero en posteriores estudios y muestreos edilicios del frontal sur pondrán de relieve su configuración. La bóveda del arco desaparecido es de tipo carpanel apaneilado deprimido, e igualmente que la portada sería de ladrillos den los que se conserva el inicio de dicha bóveda. Los dos paramentos laterales aguantarían un cuerpo superior sobre el

arco, del que se desconoce su fábrica y altura, aunque es posible que la primera fuera idéntica a la de los paramentos. Un documento fechado en 1811 describe un episodio local de la Guerra de la Independencia al que acompaña un grabado de la planta y otro de una perspectiva frontal de la villa, en la que aparece la ubicación de tres elementos arquitectónicos de interés: el Castillo (Torre del Homenaje), la torre-ábside de la antigua iglesia y la torre puerta de entrada. Ésta, la Puerta de la Villa, se compone de una base trapeizodal sobre la que se asienta un primer cuerpo cúbico en el que podemos apreciar una entrada en su pared frontal que debe ser el arco de entrada. También se observan cuatro ventanas, dos en la pared frontal y otras dos en el lateral norte. Sobre este cuerpo existe otro de menores dimensiones pero de igual configuración. Por último, un tercer cuerpo, cónico, más estrecho que los anteriores, con cubierta abovedada culminando con lo que parece una veleta. Por tanto, nos encontramos ante una torre de tres cuerpos con entrada en el primero de ellos y que su situación espacial nos revela que es, sin duda, la actual Puerta de la Villa. 5. METODOLOGÍA

Las excavaciones arqueológicas realizadas tuvieron en cuenta en primer lugar dos aspectos: • Estrategia de área abierta: Excavación de área abierta sin interrupción de testigos intermedios. • Proceso: Proceso estratigráfico en el que los depósitos arqueológicos se exhuman respetando sus propias formas y contornos, siguiendo la secuencia inversa a la que fueron depositados. El método de registro utilizado fue el denominado Matrix Harris, consistente en representar una secuencia estratigráfica de un yacimiento que E.C. Harris define como el orden de la deposición de los estratos y la creación de elementos interfaciales a través del paso del tiempo en un yacimiento arqueológico. Esta secuencia la creamos interpretando la estratificación del yacimiento, formada por la individualidad de las unidades estratigráficas que pueden ser depósitos o unidades interfaciales de estratificación, los cuales no son propiamente estratos, sino estratos abstractos que mantienen relaciones de superposición con los estratos que las cubren o con los estratos a los que se cortan o se superponen. A cada unidad estratigráfica se le dio un número diferente en la excavación situándolos en la Matrix en orden secuencial relativo. Las formas adoptadas para el registro arqueológico fueron los dibujos de sección y de planta. Las unidades estratigráficas se registraron a través de una fichas en las que se describe tal unidad y su correlación con las demás. Se diferenciaron tres tipos de fichas de registro: 1 Ficha de Unidad Estratigráfica de depósito 2 Ficha de Unidad Estratigráfica muraria 3 Ficha de Estructura Funeraria.

FIG. 5. Sección de la Puerta de la Villa.

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Esta forma de registro arqueológico nos sirvió para realizar la secuencia estratigráfica y cronológica del área excavada, a través de la individualización de unidades estratigráficas y sus correlaciones. Al documentarse en la excavación un gran número de estructuras murarias de diferentes épocas que se adosaban, unían, cortaban, superponían y trababan entre sí, se registraron estos depósitos verticales a través de una lectura estratigráfica de la arquitectura, es decir de un análisis estratigráfico de las construcciones históricas existentes, individualizando esas unidades estratigráficas murarias. Para ello se siguió un método operativo que tuviera en cuenta aspectos primordiales del tejido arquitectónico como el cuerpo de fábrica, los materiales de construcción, las técnicas constructivas,

las relaciones estratigráficas, los revestimientos, etc... Este análisis se realizó mediante la documentación gráfica y el registro por fichas analíticas. Todo este proceso se culminó con la fase de interpretación, reconstruyendo episodios temporales del edificio excavado, determinando distintas fases del desarrollo constructivo de la iglesia. En definitiva, lo que se ha denominado la Microhistoria del complejo edificado, y por tanto la aplicación práctica de una nueva disciplina como es la Arqueología de la Arquitectura, cuyo objetivo es la lectura estratigráfica del edificio histórico. La documentación gráfica registró el proceso de excavación y sus fases a través de la planimetría y fotografía (diapositiva y película para copias en color ISO 100/21º). El material arqueológico fue tratado con posterioridad a la excavación, realizándose las tareas de etiquetado por unidades estratigráficas, lavado,signado e inventariado.

LÁM. IV. Iglesia de Santa María de la Mesa.

Para el desbroce de la vegetación existente en las estructuras murarias y de otro tipo se utilizó el talado en aquellos casos que incidiera directamente sobre la estructura, dañándola e impidiendo su total visualización. Además, para que esta vegetación no vuelva a nacer en un tiempo determinado se empleó un herbicida denominado Arsenal, no dañino a la fauna y con una duración de 2 a 3 años. Los criterios de consolidación de las estructuras fueron los de diferenciación clara de la intervención, reversibilidad del tratamiento, permanencia de los materiales empleados y documentación de la actuación. El criterio de diferenciación en la consolidación fue el mismo mortero, que aunque se asemeja al existente dejaba claro su diferencia. Al emplear el mismo tipo de piedra conseguimos una mejor visualización y comprensión de los elementos arquitectónicos. Los elementos ajenos al contexto natural y arqueológico empleados siguen el criterio de clara diferenciación en la utilización de los materiales para evitar confusiones cronológicas con las estructuras antiguas (barandillas de seguridad, caminos de acceso,...). 6. ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA ANTIGUA IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LA MESA

Tras el proceso de excavación arqueológica se han establecido cuatro fases de ocupación en el lugar que ocupa hoy la antigua Iglesia de Santa María de la Mesa: A.- Fase ibérica

El momento de conexión entre el mundo ibérico-turdetano y la cultura romana que se produce a finales del s. III a. C. ha sido registrado arqueológicamente en el yacimiento. Concretamente en una cisterna de almacenamiento de agua, de planta rectangular ovalada con pocera circular en el centro del suelo levemente inclinado de Este a Oeste y excavada en la roca, orientada de sur a norte y situada en el interior de la nave central de la iglesia bajo el nivel de suelo.

LÁM. V. Torre-ábside de la iglesia.

En su lado N.N.E. se documentó un muro de cierre realizado en mampostería con piedras de roca caliza de tendencia rectangular unidas sin ningún tipo de mortero. En su pared Oeste se han detectado restos de un mortero de cal y arena de tonalidad rosácea que sirvió como revestimiento.

pintada a bandas correspondientes a platos, urnas vasos, etc (lám II). También bordes de ánforas ibéricas tardías, fragmentos de un tonel ibérico, fragmentos de platos y cuencos de cerámica campaniense e incluso imitaciones ibéricas, un ánfora romana tipo Oberadem 83 para aceite de fabricación bética y un semis de bronce de la ciudad de Acinipo, correspondiente a la época de Augusto.

Se ha documentado en su interior cuatro niveles estratigráficos (unidades estratigráficas 92, 95, 96 y 97). Los dos últimos corresponden a ese momento de conexión, en el que abundan la cerámica

El momento de abandono del aljibe lo situamos entre el s. I. a.C. y el s. I d.C. Aún cuando el abandono de la cisterna se produce en época de Augusto, varios de los materiales en estudio po155

drían adscribirse a una cronología más temprana (urna, ánforas Mañá B-3), llegando incluso al s. IV-III a.C., ya con influencias púnicas. En cuanto a la construcción de la cisterna, por sus características irregulares y la inexistencia de opus signinum, podemos adscribirlo a un momento ibérico sin determinar. En Fuente Álamo (Cuevas de Almanzora, Almería), se ha documentado una cisterna excavada en la roca de planta ovalada que según los arqueólogos que la excavaron fue abierta en época argárica, y reutilizada en época iberorromana cuando ya estaba aterrada en parte. En el Cerro de la Cruz en Almedinilla (Córdoba) poblado ibérico abandonado en el s. II a.C., se hallaron dos cisternas, una de ellas se excavó en la roca, de planta oval, revistió de un mortero de cal y arena. No sólo contamos con esta documentación para apoyar la hipótesis de asentamiento ibérico en Zahara. En primer lugar contamos con dos esculturas zoomorfas de dos leones. Uno de ellos, ya publicado, fue encontrado en el camino del cementerio dentro del yacimiento, a causa de una obras de pavimentación realizadas en el año 1972. El segundo fue hallado en el cortijo de Cabeza Real, cercano al yacimiento junto al cauce del Guadalete. Es de piedra arenisca y conserva parte del tronco con la cabellera rizada y el arranque de las patas. Por su tipología se adscribe a un período iberorromano (s.III-I a.C.). Hay que añadir a estos elementos un semis de bronce de Cástulo encontrado en los alrededores de Cabeza Real con una cronología del s. II a.C.

LÁM. VI. Enterramientos en el subsuelo de la Iglesia

Con estos elementos podemos deducir un asentamiento prerromano, tanto en la ladera norte de la peña como en la zona del cortijo de Cabeza Real. Desconocemos su extensión y su estructura como hábitat, pero el registro arqueológico nos conduce a aspectos de gran relevancia como la religiosidad, el arte, el comercio, la simbiología,...etc, pertenecientes a una cultura suficientemente conocida por lo que podemos afirmar la existencia de una población ibérica.

De esta fase se han registrado arqueológicamente una serie de estructuras murarias, inconexas la mayoría de ellas, que conformarían un complejo estructural que desconocemos.

cerámico y numismático. En la unidad 92 la cerámica romana aparece junto a la musulmana. Suele ser cerámica común, terra sigillata hispánica (forma Drag 29/37- s. I.d.c.), campaniense, bordes de ánforas, cerámicas de paredes finas (s. I. d.c.),...En la unidad 95, 96 y 97 aparecen mezclados con material ibérico, de menor a mayor cantidad, destacando el tipo de ánfora Oberadem 83 (lám. III) junto con las tardoibéricas tipo D de Cerro Macareno. C.- Fase islámica.

De esta fase se ha documentado una cisterna del tipo a bagnarola que fue reutilizada con seguridad a partir del s. XV, aunque existe la posibilidad que también lo fuera en época islámica. Sobre la superficie de sus muros se construyeron las estructuras murarias correspondientes en un primer momento al primer edificio cristiano, y con posterioridad los muros correspondientes a la torre ábside, quedando parte de la cisterna cubierta por el relleno que se realizó en el interior de dicha torre. El resto de la cisterna, que quedó fuera del ábside, se le construyó en su interior un muro de mampostería enlucido para poder reutilizarla. Una vez abandonada la iglesia, se utilizó como lugar de enterramiento de una inhumación individual.

Destaca entre aquellas, en el interior de la torre ábside, una pilastra de mampostería revestida de un enlucido de yeso en la que se ha conservado el arranque de un arco de herradura. Este arco daría entrada a una estancia de planta rectangular. En su interior se conserva en su lado norte una atarjea de ladrillos, y en su pared sur un banco de mampostería de piedras y ladrillos. La pared Este está realizada sobre la roca natural, y también de mampostería. El interior de la dependencia estaría enlucida ya que se han conservado restos en algunas de las paredes. El suelo tiene un pavimento de yeso, excepto en el centro que se pavimentó con varios ladrillos de una manera irregular. Desconocemos la tipología de la cubierta, aunque es posible que fuera plana con una vertiente ya que se han documentado en los niveles de derrumbe de la dependencia restos de yesería con huellas de cañas que irían situadas entre las vigas de madera y las tejas. Además en el suelo de la dependencia aparecieron los restos de una viga de madera carbonizada. Al encontrarse esta dependencia en el lugar del ábside, construido posteriormente, es posible que nos encontremos ante los restos de alguna estancia de una mezquita.

La cisterna conserva en el interior un revestimiento de opus signinum, y en algunas zonas y sobre el signinum una capa de cal y arena muy fina como enlucido posiblemente realizada a partir del s. XV. En el suelo se puede apreciar la típica pocera para la limpieza. La cubierta debió ser de bóveda de ladrillos, ya que se ha conservado parcialmente su arranque. El agua llega por un conducto de cerámica en el borde superior y no se le conoce sistema de vaciado.

También se han conservado una serie de muros inconexos, aunque algunos de ellos se reutilizaron en la construcción del primer edificio cristiano. Estos muros están realizados en un aparejo de mampostería irregular con verdugada de ripios. Las hiladas, algunas regulares, separadas por ripios y piedras en forma de lajas en algunos casos. Este aparejo es típico del mundo nazarí, y su modelo constructivo se extiende por todo el Reino de Granada y se ha venido fechando a mediados del s. XIV.

Además de la estructura hidráulica se documentó material de cronología romana en los distintos niveles estratigráficos detectados en la cisterna ibérica. Los materiales arqueológicos hallados en las unidades estratigráficas 92, 95, 96 y 97 se reducen a material

A través del material recogido en la zanja de cimentación de uno de los muros de diferente fábrica y aparejo, hemos podido registrar un edificio anterior a la construcción de la iglesia, datado a partir del s. XIII.

B.- Fase romana.

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A finales del s.XV o principios del s.XVI, cuando finaliza la Guerra de Granada, se decide construir la iglesia, bajo el nombre de Santa María de la Mesa, rellenando el edificio anteriormente descrito, añadiéndole un cuerpo mayor con dirección N.N.E.- S.S.W. y construyendo una torre ábside como cabecera poligonal. Además se inicia la edificación de la torre-campanario que no se culminaría nunca, y la construcción de una dependencia adosada a la torre ábside. El interior del ábside se rellena tras su construcción con el fin de homogeneizar el nivel de suelo con el existente en el cuerpo mayor. La construcción del ábside como torre cegada, es por tanto, el producto de una solución técnica a un problema de desnivel del terreno.

LÁM. VII. Cisterna romana

En cuanto al material arqueológico contamos por una parte con el registrado en la unidad estratigráfica 92 de la cisterna ibérica y que correspondería con un momento anterior a la construcción del primer edificio cristiano. Destacamos entre los materiales varios fragmentos de cuerda seca datados a partir del s. XIII, un fragmento de borde de ataifor de la misma cronología, y un fragmento de tinaja con decoración estampillada de ruedas y palmetas con referentes en Algeciras y Granada datadas entre el s XII y s. XIV. Por otra parte, contamos con la cerámica obtenida en el relleno de la zanja de cimentación de uno de los muros pertenecientes a un grupo de estructuras islámicas, conservadas parcialmente y caracterizadas por su mampostería irregular con encintado de lajas rectangulares. Estos materiales se adscriben a un período comprendido entre el s.XIII y XIV (destaca un fragmento con decoración de cuerda seca y un fragmento de fondo de ataifor con vedrío melado con decoración en óxido de manganeso). Deducimos por tanto una cronología idéntica o posterior al s.XIII-XIV para estas estructuras murarias islámicas y constituyen un conjunto de dependencias inconexas que podrían formar parte de la supuesta mezquita y que fueron reutilizadas parcialmente en el primer edificio cristiano. Por tanto, según el registro arqueológico la presencia musulmana- en el estado actual de la investigación- se constata a partir del s. XIII como fortificación nazarí-meriní. D.- Fase Cristiana

Del registro arqueológico deducimos un primer edificio de planta rectangular con una dirección N.W.- S. Está dividido en tres dependencias principales. Una central, la más amplia, y dos laterales, divididas a la vez en dos compartimentos cada una. Uno de ellos, de la dependencia lateral S.E. es ocupado por una de las cisternas romanas reutilizada en este período. Los muros son de mampostería irregular excepto el muro S.W. de la dependencia central que pertenece a una estructura islámica anterior y es aquí reaprovechada. Según el material arqueológico documentado (cerámicas de Loza azul y morada sobre blanco, maravedíes de los Reyes Católicos, loza dorada, ataifores de base cóncava,...etc) el edificio se rellena parcial e intencionadamente entre finales del s. XV y principios del s. XVI. Así pues, se apunta una cronología del s.XV para el edificio rectangular ya que el muro islámico al que se adosa el resto del edificio se ha datado entre el s.XIII y s.XIV, según los materiales registrados en sus cimientos. Al construirse sobre la supuesta mezquita es posible que nos encontremos ante la primera iglesia , posteriormente ampliada.

De los restos de la antigua iglesia de Santa María de la Mesa podemos deducir que fue de planta rectangular , de dos naves, con cubierta a dos aguas de estilo mudéjar y cabecera poligonal gótica con contrafuertes exteriores en cada esquina (lám. IV-V, fig.3) Conserva parcialmente la portada de estilo mudéjar con pilares de ladrillos moldeados (fig. 4) y solería de ladrillos en espina de pez que debió ocupar todo el cuerpo mayor y el altar. Los muros exteriores y el ábside muestran un aparejo de mampostería irregular con encintado doble de ladrillos. A mediados del s.XVI se decoran los zócalos de las dos naves y del ábside con azulejos de arista sevillanos idénticos a los del Patio Chico del convento sevillano de Santa Paula y a los del convento de Santa Clara, fechados en 1503. Restos cerámicos de estos azulejos fueron registrados en los primeros niveles de excavación de la iglesia. Durante el s. XVI y XVII se utiliza una de las dependencias laterales como osario, siendo el lugar habitual de enterramiento bajo la solería de ladrillos de la nave central. Sobre el nivel de suelo fueron documentados una serie de enterramientos, con restos de cal y depositados unos sobre otros que probablemente corresponden a algunas de las epidemias de peste bubónicas que asoló Andalucía a finales del s. XVII, una vez abandonada la iglesia (Lám.VI). A partir de finales del s. XVII se produce el abandono del edificio, reutilizando sus materiales (solería, azulejos, ladrillos, vigas,...) en construcciones de la nueva ubicación de Zahara. Documentación archivística estudiada por Francisco Siles Guerrero nos ofrece datos muy interesantes sobre su fundación y otros asuntos como enterramientos, arreglos y modificaciones durante los s. XVI y XVII. En la Crónica de Juan II de Castilla de Alvar García de Santa María se describe como el Infante don Fernando de Antequera fundó la iglesia tras la conquista de la villa en 1407 sobre la mezquita: “ e la cruz lleuáronla e pusiéronla en la mezquita. E yba con ellos el obispo de Palencia, e bendixo la iglesia, e púsole nombre Santa María de la Conçeción...”. Fue ésta la primera advocación de la iglesia hasta que los Saavedra recibieron el señorío de la villa en 1464 y posiblemente importaron el nombre de Santa María de la Mesa de la villa de Utrera. También, en un documento de 1535 se menciona a Pedro de Medina que toma posesión de un beneficio simple servidero en la iglesia parroquial de Zahara que le había concedido el papa Julio III por bula de 6 de Octubre de 1508, recogido en el Archivo General de Andalucía, Bienes de la casa de Malagón en Sevilla. En una visita del arzobispado del año de 1685 se recoge la descripción de la estructura de la iglesia: “... lo material desta yglesia parrochial es antiguo, no es de bóveda, y armada de madera, es de dos cuadras y media no muy grandes, con su capilla de media naranja; y en medio della el altar mayor con su sagrario del Santísimo Sacramento, con su retablo antiguo; y fuera de la capilla, en el cuerpo

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de la yglesia ay tres altares; en el uno está dicho sagrario para la comunión cotidiana...”

que comprende, y como recurso para su rentabilización cultural, social, económica y turística.

En 1655 se arregló parte del tejado de la capilla mayor por el albañil Juan González, y otros arreglos como el cambio de situación de las campanas, arreglo del coro, solado de sepulturas,... A principios del s. XVIII, se solicita la construcción de una nueva iglesia: “...que se hiciese nueva iglesia, respecto de haver quedado desamparada y sola la antigua que sé hallava contigua al castillo...” (mandato de visita de 1731). En una mandato de 1743 leemos: “procurando no se derribe la antigua, sino con los reparos precisos se vaya manteniendo para su perpetuidad”. Y en 1769: “... expresando así mismo se ha de demoler la iglesia antigua, dexándole la capilla mayor para que sirva de ermita,... aprovecandose en la iglesia nueva todos los materiales y maderas que son de muy buena calidad.”

Desde el inicio de estas intervenciones en 1993, el Ayuntamiento de Zahara ha visto el yacimiento arqueológico como un recurso turístico, valorando su patrimonio e intentando rentabilizar sus posibilidades. Ha sido de vital importancia la voluntad política ofrecida por la corporación y que en muchos casos han primado las obras en el yacimiento frente a otras necesidades de la población.

7. CONCLUSIÓN Y PERSPECTIVAS DE FUTURO.

Este impulso viene dado por la gestión realizada por la Mancomunidad de Municipios de la Sierra de Cádiz que ha defendido el proyecto global desde sus inicios. Así, dentro de las políticas llevadas a cabo en esta entidad, la Ruta Arqueológica es una de las apuestas más fuertes y que está dando sus primeros frutos. Ayuntamientos que no estaban incluidos en la Ruta han mostrado su interés por incorporarse a ella, y añadir a sus políticas de empleo y desarrollo local sus recursos patrimoniales.

En el presente informe se han descrito las intervenciones realizadas en la Villa Medieval cuyo último objetivo es su recuperación y puesta en valor, entendidas como una vía para su investigación histórica, protección y salvaguarda del patrimonio arqueológico

Pretendemos continuar en esta labor de puesta en valor y musealización del patrimonio arqueológico con el objetivo final de crear un “museo” al aire libre, convertir un yacimiento arqueológico en un conjunto interpretativo y en un producto cultural.

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INFORME SOBRE LA ACTIVIDAD ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN UN SOLAR SITO EN LA PLAZA ZAHARA (ZAHARA DE LA SIERRA, CÁDIZ). MARÍA JOSÉ RICHARTE GARCÍA

Resumen: El presente artículo recoge los resultados de la Actividad Arqueológica de Urgencia llevada a cabo en el solar sito en la Plaza Zahara, centro histórico-artístico de esta población, debido a la construcción de un edificio de utilidad pública. La intervención nos ayudó a conocer el proceso de transformación urbanística de un pueblo condicionado por la orografía del terreno, y las actuaciones que se llevaron a cabo para ganar espacio. Abstract: This article summerises the results of the Urgent Archeological Activities carried out in the site situated in the Plaza Zahara, the artistic and historic centre of this town, allocated for the construction of a building for public use. The intervention has helped us to know process of urban development of the town dictated by the profile of the terrain and the preceedind developments which have been made to make space.

INTRODUCCIÓN

El control arqueológico en el solar de referencia viene motivado por la construcción de un edificio promovido por la Diputación de Cádiz a través de sus Planes Provinciales, cofinanciada por el Excmo. Ayuntamiento de Zahara de la Sierra, y ejecutada por la empresa Heliopol S.L. La finalidad de la construcción de este edificio, que constaría de tres plantas a partir de la cota de superficie de la propia plaza, es dotar de una infraestructura multifuncional a la zona del Pinar, situada en la ladera cercana a la plaza (FIG. 4). El citado solar se encuentra en el casco antiguo de un conjunto histórico-artístico y según las normas subsidiarias de esta localidad debía tener por parte de la Consejería de Cultura un informe favorable de intervención urbanística para el control del vaciado del solar, según lo dispuesto en el decreto 32/93 del 16 de Marzo (BOJA nº 16), por el que se aprueba el Reglamento de Actividades Arqueológicas. Para la realización de los trabajos de planimetría se contó con el Técnico D. Luis Aguilera Rodríguez, así mismo para las labores de excavación el Excmo. Ayuntamiento de Zahara facilitó tanto el personal necesario (un total de 9 obreros) como las herramientas. ANTECEDENTES HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICOS

El municipio de Zahara de la Sierra dado su importante posición estratégica dentro de la Sierra de Grazalema y su proximidad al río Guadalete ha sido ocupada desde la Prehistoria, localizándose en su término municipal varios yacimientos pertenecientes a diferentes etapas prehistóricas: Las Covatillas, Cueva de la Arena, Cueva de la Garganta, etc... La ocupación romana queda constatada por los yacimientos de El Tesorillo y El Parralejo, donde se han localizado abundantes restos cerámicos y arquitectónicos de la época, así como los restos aún conservados de una antigua calzada romana localizada en el Cortijo de Cabeza Real, al este de la población. Dentro del casco

urbano conocemos datos que nos indican la ocupación romana (1), así en la calle de Las Peñas, en la realización de obras para la acometida de aguas y alcantarillado, aparecieron varias tégulas y un espejo de bronce, además de recibir noticias de lo que puede ser un enterramiento romano de incineración con un ungüentario de vidrio. Así mismo entre las calles San Juan y Ronda aparecieron restos de una posible inhumación con cubierta de tégulas. De época visigoda (2) se tiene constancia de que apareció en el rancho Majá de los Bueyes, situado en el cerro de Argamazón, una necrópolis formada por 18 sepulcros labrados en una sola piedra, además de documentarse dos lápidas de mármol blanco con inscripciones. No muy lejos de este lugar, en la dehesa del Chorradero apareció un fragmento de un ara de altar con las reliquias de los santos Baudilio, Fructuoso, Augurio, etc... Con respecto a la llegada en el S. VIII de los musulmanes no tenemos constancia, siendo evidente la ocupación musulmana a partir del siglo XIII cuando se construye la fortaleza, formando parte de la frontera del Reino de Granada junto con otras poblaciones. La ocupación de en este siglo viene cotejado por la existencia de una necrópolis (3) al sur de la población, en la Loma del Calvario que se puso al descubierto y fue excavada en 1.972. A lo largo de sucesivos siglos Zahara fue plaza tanto cristiana como musulmana, así en los inicios del S. XV pasó a ser cristiana gracias a Fernando de Antequera, aunque pasará a ser musulmana otra vez en 1481 hasta que fue tomada definitivamente en 1.483 por Rodrigo Ponce de León, iniciando así la guerra de Granada que finalizó en 1.492 con la expulsión definitiva de los musulmanes. Durante toda esta etapa la población se localizaba en la parte más elevada de la población sobre una elevación calcárea en la falda de la Sierra del Jaral donde destaca la Torre del Homenaje, de discutido origen y desde donde se contemplan las diversas líneas defensivas de la antigua villa, donde se localizan abundantes vestigios arqueológicos que muestran el urbanismo de esta época: casas dispuestas en terrazas y excavadas la mayoría en la roca. Unida a una de estas líneas defensivas destaca una torre hexagonal que formó parte de la Iglesia Santa María de la Mesa, posiblemente del S. XV. En el S. XVI aún se ocupa este emplazamiento, sin embargo a partir del S. XVII la población va descendiendo hacia una zona más llana, donde se localiza el solar que debemos controlar. En esta zona se construye en 1.755 la nueva Iglesia Mayor Santa María de Mesa sobre la Ermita de San Francisco del S. XVI. A partir de este momento esta zona se convierte en el centro de la población. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA Metodología:

La metodología llevada a cabo ha consistido en el control arqueológico con una vigilancia continua del vaciado del solar a una profundidad de entre –5 y –9 metros a partir de la cota de nivel cero en la propia plaza. Para que nuestro trabajo recogiera el máximo posible de información que nos permitiera llegar a unas sólidas conclusiones se han tenido en cuenta varios aspectos: 159

FIG. 1. Estratigrafía de los niveles de relleno constatados entre el límite actual de la plaza y el muro del S. XIX-XX.

FIG. 2. Estratigrafía correspondiente a los niveles de relleno que se constatan desde el muro del S. XIX-XX hacia el interior de la plaza.

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FIG. 3. Sección del Corte II.

FIG. 4. Situación del solar con respecto a la plaza.

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FIG. 5. Trazado urbano de Zahara. Recogido de JM. Suárez Japón (1982), pp. 360.

- Excavación de área abierta sin interrupción de testigos intermedios. - Exhumación de los depósitos arqueológicos respetando sus propias formas y contornos. - Documentación del proceso de excavación a través de la planimetría y fotografía de todas las fases, además del dibujo de plantas, secciones y estratigrafías correspondientes. - Estudio del material arqueológico recogido y depositado en el Museo Provincial de Cádiz.

CORTE I

Dimensiones 2 x 1’50 metros. En el primer nivel que localizamos (nivel VI), aparecieron gran cantidad de restos óseos revueltos con desechos de material de construcción modernos (tuberías de agua). Sobre una profundidad de 1´20 metros con respecto a la cota de la superficie de la plaza, se localizó una fosa de unos 30 cms. de profundidad tallada en calizas negras (Nivel VIII) con un solo nivel de relleno compuesto por fragmentos de cerámicas de diferentes horizontes culturales (Nivel VII).

Desarrollo de los trabajos: CORTE II

Esta intervención se llevó a cabo en dos fases, una vez terminadas las labores de vaciado, el solar se amplió en 7 metros, siendo esta última fase donde se acometieron las labores de excavación. 1ª Fase: el vaciado del solar constató la existencia de un muro realizado en piedra y mortero de cal y arena que tenía la misma longitud del solar y que fue límite de la plaza en las últimas décadas del S. XIX y principios del S. XX, para a partir de esta fecha ampliarse el solar en 8 metros, mostrándose tal y como está en nuestros días y donde se han podido documentar cinco niveles de relleno (FIG. 1) compuestos por tierra, piedras y desechos de construcción, valorándose por lo tanto, desde el punto de vista arqueológico como estériles. 2ª Fase: se continúa con el vaciado del solar a partir del muro que detectamos del S. XIX. En el proceso de rotura del asfaltado moderno (20-30 cms.) de la plaza aparecen restos cerámicos ante lo cual se inicia una excavación y se plantean cuatro cortes: 162

Dimensiones 6 x 3 metros. En este corte (FIG.3) se localizaron otras dos estructuras excavadas en tierra y que al igual que la anterior rompía el nivel VII, constituyendo su base el estrato geológico (nivel VIII). La fosa 1 presentaba una forma circular con un diámetro aproximado de 2 metros y una profundidad que oscilaba entre los 70-80 cms. Se contempló un solo nivel de relleno con abundantes fragmentos de cerámicas pertenecientes a una secuencia diacrónica. La fosa 2 se localizó al límite del corte lo que nos obligó a ampliarlo para constatar su forma completa, siendo esta oval con unas dimensiones exteriores de 2’30 de largo por 1’40 metros de ancho. Sus paredes estaban recubiertas primero con una fina capa de arcilla y luego ésta se cubrió con otra de mortero de cal y arena. En su interior se localizó un nivel (30 cms de potencia.) superior compuesto de tierra y abundantes fragmentos de tejas, y un segundo nivel (40 cms de potencia) de cenizas y tierra que solo contenía varios fragmentos de cerámicas.

CORTE III

CONCLUSIONES

Dimensiones 3 x 4 metros. No ofreció datos de interés, aunque confirmaba la estratigrafía.

El proceso de una transformación rápida del paisaje urbano es característico en muchas de las poblaciones que conforman la serranía gaditana y que tienen un emplazamiento que se denomina en ladera (4), su trazado urbanístico (en el caso de Zahara conformado a partir de los siglos XVI – XVII, y que continua hasta nuestros días), viene condicionado por la pendiente de la pared montañosa en la que se asienta. Por este motivo Zahara (FIG. 5) se desarrolla con un sentido marcadamente lineal, especialmente en el sector más elevado donde se dibuja una larga calle que sigue aproximadamente la curva de nivel de los 520 metros. Teniendo en cuenta todo esto, el aumento poblacional junto con la falta de espacio y el factor pendiente van a condicionar el paisaje urbano de la villa. Como puede constatarse en las estratigrafías, los niveles detectados corresponden a los diferentes vertidos que se han venido realizando desde siglos anteriores para ganar espacio a la nueva plaza, ya que como puede comprobarse el estrato geológico muestra una marcada pendiente que es necesario salvar para llevar a cabo el proceso de expansión urbanística. Para el relleno de este espacio vertical (barranco) se han empleado los deshechos de otras construcciones, así como de tierra extraídas de algunos solares cercanos, que han sido vaciados para poder llevar a cabo las tareas de nivelación de terreno, de ahí que nos aparezcan numerosos fragmentos de cerámicas de distintas épocas que confirman a priori la existencia en el casco urbano de una ocupación ininterrumpida desde momentos muy antiguos.

CORTE IV

Dimensiones 2 x 3 metros. A 1’60 metros de profundidad se localizó otra fosa que presentaba un solo nivel de relleno de iguales características que las anteriores. La realización de estos cortes nos permitió conocer la estratigrafía siguiente (FIG.2): • Nivel VI: relleno de tierras grises revuelta con desechos de construcción (tejas, restos de mezclas, etc.). Aparecen restos cerámicos con una cronología que va desde el siglo XVI a época actual, perteneciendo todo esto a una secuencia diacrónica. Su potencia oscilaba entre los 0’70 metros y los 2’65 metros. • Nivel VII: en éste se observan dos subniveles: - Nivel VII a: relleno de tierra negra donde aparece material cerámico, lítico y restos de tégulas, pero todo ello revuelto conformando una secuencia diacrónica. - Nivel VII b: relleno de tierra negra con abundantes piedras de mediano y pequeño tamaño. No ofrece ningún tipo de material arqueológico. • Nivel VIII: estrato geológico (Calizas Negras).

Notas (1) Rosario Cabrera y Magdalena Valor, “La necrópolis medieval de Zahara de la Sierra (Cádiz) y otros hallazgos arqueológicos en su término municipal”, Boletín del Museo de Cádiz, IV, (1983-1984), pp. 89-100. (2) José y Jesús de Las Cuevas, Zahara, Monografía “Pueblos de la Provincia de Cádiz”, Cádiz, Diputación Provincial de Cádiz, 1.961, pp. 29. (3) C. Cabrera y M. Valor, pp. 95. (4) Juan Manuel Suárez Japón, El hábitat rural en la Sierra de Cádiz, Diputación Provincial de Cádiz, 1982, 2ª Edición, pp.355-361.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LA AVDA. DE MEDINA AZAHARA Nº 43 DE CÓRDOBA. LOCALIZACIÓN DE UNA NECRÓPOLIS DE CRONOLOGÍA TARDOANTIGUA. LAURA APARICIO SÁNCHEZ

Resumen: Los enterramientos de inhumación descubiertos en esta intervención han de asociarse a la Necrópolis del Camino Viejo de Almodóvar, situada extramuros al Oeste de la ciudad. Esta extensa necrópolis se remonta a la Edad de Hierro y está en uso hasta época musulmana, siendo los enterramientos aquí hallados de cronología tardoantigua (siglos IV-VI). Abstract: The burials of bury discovered in this arquaelogical action have to associate to the Necropolis of the Almodovar old Road located in the west outside of the city. This extensive necropolis goes back as far as the Age of Iron and it was used until Moslem period. The burials finded here car be dated in the late antiquity.

I. INTRODUCCIÓN

La Intervención Arqueológica de Urgencia en el solar de la Avenida de Medina Azahara nº43 de Córdoba (fig. 1), tuvo lugar a raíz de un hallazgo casual de tipo arqueológico, acaecido durante el inicio de las obras de construcción de un edificio de nueva planta en este emplazamiento, hecho que supuso la cautela del solar por parte de la Delegación de Cultura, según regula el Art. 50.1 de la Ley de 1/91 de Patrimonio Histórico Andaluz. En cuanto al interés arqueológico de la zona, aunque fuera del casco histórico, nos encontramos dentro de un vasto espacio al Oeste de Córdoba, reconocido por la Historiografía, así como por hallazgos arqueológicos recientes, como la necrópolis más antigua y amplia de la ciudad, desde la Edad del Hierro hasta época Medieval Islámica. A ello hay que unir las investigaciones que sitúan en estos terrenos uno de los edificios públicos destinados a espectáculos de la Córdoba romana. De aquí la importancia de la recuperación de nuevos datos arqueológicos. II. PLANTEAMIENTO Y METODOLOGÍA

El solar es de planta rectangular, de 15 m. de ancho por 30 m. de largo, con una superficie de 450 m2., de los cuales: 150 m2. quedaron libres de intervención, por corresponder a un semisótano que alcanza sólo la cota de -1,80 m., cota de ocupación del subsuelo exenta de control arqueológico al no detectar los técnicos de la Delegación de Cultura niveles arqueológicos. PLANTEAMIENTO. Las catas planteadas en un principio medían 7 X 7 m. para la Cata A y 3 X 7 m. para la Cata B, medidas que se ampliaron después a 7 X 8 m. y 3 X 8 m. respectivamente, ante la necesidad de completar algunos datos. En cuanto a las cotas de excavación a alcanzar, para el Corte A la cota era de -3,15 m. y para el B: -4,15 m., atendiendo a las cotas de ocupación del subsuelo previstas en el Proyecto de nueva edificación, en el que se distinguían varias zonas diferenciadas según sus usos. Como cota 0 establecimos el acerado sur de la Avda. de Medina Azahara. 164

METODOLOGíA. Los cortes se han excavado por estratos naturales y teniendo en cuenta las diferentes «unidades estratigráficas», empleándose el sistema de alzadas artificiales en dos de los estratos, al ser éstos de gran espesor. Este sistema de «unidades estratigráficas» se ha acompañado con el registro de los materiales recuperados en cada «unidad» que, una vez lavados e inventariados, hemos depositado en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba. III. DESARROLLO DE LOS TRABAJOS

La Intervención Arqueológica de Urgencia, autorizada por la Dirección General de Bienes Culturales el 8 Enero de 1998, se desarrolló entre los días 26 de Enero y 20 de Febrero de 1998 y fué sufragada en su totalidad por la empresa promotora del solar VALMI, S.L., REFORMAS, a quien desde aquí reiteramos nuestro agradecimiento por todos los medios puestos a nuestra disposición. IV. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA: CATA B

A partir de la cota -1,80 m. iniciamos la excavación del primer estrato arqueológico, la Unidad Estratigráfica 1, compuesto por tierra rojiza algo arcillosa con otros componentes como arena, gravas sueltas y pequeñas láminas de pizarra negra, estrato de gran espesor que se ha excavado en tres alzadas. A partir de la 2ª alzada, la tierra es algo más compacta y la cerámica más escasa en relación con la 1ª. Para la 3ª alzada ocurre igual. Se trata de un nivel de relleno sin presencia de estructuras y de cronología Medieval Islámica, según las tejas árabes y los fragmentos cerámicos hallados: • formas en cerámica común de cocina: ollas, marmitas, lebrillos, tapaderas, tinajas • formas en cerámica común de mesa: jarros/as, algunos con pico vertedero • candiles de piquera, algunos decorados con goterones de vidrio verde • formas vidriadas: jarros/as, tacitas, ataifores melados al exterior y «verde y manganeso» al interior, ataifores vidriados en marrón con decoración en manganeso al interior, botellitas en diversos tonos • un borde de ataifor decorado al interior en «cuerda seca» parcial • orcita tipo «Kálatos» con engalba al exterior y vidriado melado al interior • jarros/as con engobe ocre o rojo • jarritos decorados con pintura negra o blanca, bien con trazos negros verticales, bien con círculos blancos Los fragmentos de las formas aludidas son de cronología claramente Califal, apareciendo excepcionalmente algunos fragmentos de vajillas de época contemporánea como consecuencia de la proximidad de un muro de tapial, U.E. 2 (fig. 2), que ha alterado la U.E. 1. También como excepción se encuentran 6 frs. de Terra Sigillata

FIG. 1. Situación del solar.

FIG. 2. Planta I de las Catas A y B.

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de escasa calidad, 2 de ellos de T.S. Clara. Otros restos materiales aparecidos son: • óseos animales y almejas • 2 fragmentos de revestimiento parietal, uno decorado con pintura roja y otro a la almagra • metal: clavos de hierro, punzones, 1 cucharilla de farmacia, de 11 cm. de longitud • 3 monedas, una de ellas un felus • 1 placa o lámina de mármol de tonos malvas con vetas grisáceas, alisada en sus dos caras y presentando un bisel en uno de los lados menores Bajo esta U.E. 1, en el sector Este de la Cata, aparece un sillar de piedra caliza y a su alrededor 2 sillarejos, algunos ripios y abundantes tejas árabes, evidenciando un nivel de derrumbe en ese sector, U.E. 3, que se extiende desde el sillar hacia el Oeste. Este nivel se registra también junto al Perfil Oeste de la Cata. Alineado al Perfil Norte de la Cata se sitúa un tapial, U.E. 2 (fig. 2), es de época contemporánea, perteneciente a la casa que con anterioridad ocupaba el solar y en el centro del Perfil Sur un pozo negro de encañado circular y cubierta abovedada con ladrillo, también de la casa pero algo más reciente. Al desmontar el tapial se ha podido comprobar, por los fragmentos de vajillas en loza blanca, loza decorada, así como de vasos de vidrio y otros que su cronología es de las primeras décadas de nuestro siglo XX. La U.E. 1 concluye aproximadamente a la cota -3,10 m. y la U.E. 3, donde aparece, a una cota algo inferior, localizándose por debajo de ambas un nuevo estrato o U.E. 4, formado por tierra arcillosa roja con motas o fragmentos diminutos de hierro. Este nivel es más compacto y llama la atención la gran cantidad de estos pequeños fragmentos de hierro, que aparecen formando concentraciones muy desiguales. Por contra, sólo han aparecido una tapadera

FIG. 3. Planta II de las Catas A y B.

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de cerámica común de pequeño pomo y varios fragmentos amorfos que no permiten fijar su cronología. En esta U.E. 4 hay que señalar dos alteraciones en el sector Este de la Cata: lo que hemos denominado U.E. 5 que podría corresponder a una fosa de inhumación, detectada ya en el Seguimiento llevado a cabo por la Delegación de Cultura y una serie de cantos de río y tejas, U.E. 6, situados a 1,5 m. al Norte de la anterior, de los que desconocemos su funcionalidad (fig. 2). Al continuar la excavación del estrato U.E. 4, se han exhumado los restos óseos de tres enterramientos de inhumación (fig. 3), dos de los cuales se encuentran en el extremo Este de la cata y el otro, algo distanciado de los anteriores, en el Noroeste. En los tres casos el tipo de enterramiento consiste en una simple y estrecha fosa practicada directamente en el suelo. El primer enterramiento apareció bajo el espacio de terreno que, denominado U.E. 5, e identificado como posible fosa del mismo, se había delimitado dentro del estrato U.E. 4 por presentar una tonalidad diferente, a pesar de tratarse del mismo tipo de tierra con picaduras de hierro. Así, hemos podido confirmar que el cambio de color, la alteración aludida, respondía a la excavación de una fosa como enterramiento. Los restos óseos tienen orientación Oeste-Este, con la cabeza, algo levantada, orientada hacia el Oeste y los pies hacia el Este (lám. I) El cuerpo se depositó en una estrecha fosa practicada en el terreno en posición decúbito supino, con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo, quedando las manos sobre los miembros inferiores. El estado de conservación es relativamente bueno y aparece seccionado a la mitad de los fémures, como consecuencia de las obras de nueva construcción ya practicadas en este lado del solar (fig. 5, BT 0: Batache 0). La longitud conservada es de 1,10 m y correspondería a un individuo adulto.

LAM. I. Enterramiento de inhumación, U.E. 5.

LAM. II. Enterramiento de inhumación, U.E. 6.

En cuanto a la segunda inhumación, no coincide exactamente con la alteración identificada como U.E. 6, pero al no disponer de más datos en ese momento (correspondencia entre las plantas II y III de la Cata B) conservamos la denominación de U.E. 6 tanto para los cantos de río como para la inhumación. Los restos óseos pertenecen a un individuo pequeño y se encuentran en pésimo estado de conservación. La orientación es Oeste-Este con la cabeza hacia el Oeste y los pies hacia el Este (lám. II). La posición es decúbito supino con los miembros superiores extendidos a lo largo del cuerpo y los inferiores también extendidos pero algo separados. La longitud desde el cráneo hasta el final del fémur es de 0,70 m.. La anchura de la fosa practicada mide 0,28 m.. La tercera inhumación, U.E. 7, corresponde de nuevo a un adulto (lám. III). Sus óseos siguen la misma orientación Oeste-Este que los dos anteriores. La posición es decúbito supino con los brazos a lo largo del cuerpo y las manos sobre las cadera. La longitud desde el cráneo hasta los pies es 1,60 m., la anchura de la fosa es de 0,38 m.. El estado de conservación de los escasos miembros que nos han llegado es lamentable, influyendo no sólo el tipo del terreno (U.E. 4, con alto grado de oxidación) sino también la proximidad del pozo negro de época contemporánea situado en el perfil Sur de la cata. Además de estos enterramientos, en el centro de la cata aparecen un pequeño pozo ciego, U.E. 8, y una serie de cantos de río U.E. 9 (fig. 3). El pozo es de encañado circular, a base de ripios y sillarejos de piedra caliza para el primer anillo y cantos de río y ripios para el resto. Al interior se encontraba colmatado con abundantes fragmentos de tejas y ladrillos, desechos cerámicos y pequeños cantos de río. Del encañado e interior del pozo se han

recuperado fragmentos cerámicos de cronología Califal, entre ellos: 1 fg. de gran recipiente con forma de bacín con engobe ocre al interior, 1 borde de tinaja decorado con meandros, otros fgs. de jarritos, tapaderas, 1 fondo de botellita vidriada en verde, 1 fondo de ataifor melado al exterior y «verde y manganeso» al interior y 1 f. amorfo de Terra Sigillata. También han aparecido óseos animales. En cuanto a los cantos de río, U.E. 9, desconocemos su funcionalidad. Desmontados los restos óseos proseguimos la excavación de la U.E. 4 hasta la cota final -4,15 m.. En el sector noroeste de la cata aparece un echadizo de grandes cantos de río, U.E. 10. Arranca desde el centro del Perfil Norte de la cata y continúa hacia el Perfil Oeste. En su lado sur parece estar algo delimitado, no se observa así en el norte al perderse bajo este Perfil. Esta especie de empedrado se compone de grandes cantos como base y, como relleno, otros de mediano y pequeño tamaño, detritus de calizas y pequeñas toscas, así como gravillas; relleno que se compacta ofreciendo una superficie más nivelada. Si bien hacia la mitad de la cata esta Unidad 10 se interrumpe, en el ángulo noreste reaparecen los cantos de río y parte de su relleno, por ello los cantos U.E. 6 relacionados en principio con el enterramiento U.E. 6 hemos pasado a denominarlos U.E. 10 B. No obstante, los más superficiales (cota -3,20 m. reflejada en la fig. 2) atienden a una alteración de U.E. 10 en este sector de la cata, para realizar un pozo ciego similar a U.E. 8, sólo que no se emplea en este segundo caso la piedra caliza como veíamos en el primer anillo de U.E. 8. El pozo aparece colmatado como el anterior y con restos óseos animales y cerámicos, como son: frs. de marmitas y ollas, tinajas, algunas decoradas con cordón en la panza, jarritos decorados con trazos verticales en 167

LAM. III. Enterramiento de inhumación, U.E. 7.

pintura blanca, jarros con decoración en pintura blanca o negra, algunos con pico vertedero, jarritos con engobe rojo y 1 f. amorfo decorado en «verde y manganeso». La cronología es Califal. Finalizamos esta cata con la figura 4 relativa a los Perfiles Sur y Norte de la Cata, en los que se aprecia claramente la estratigrafía. Destacar sólo la U.E. 4 donde son significativas las concentraciones de picaduras de hierro que a medida que baja el estrato se hacen menos intensas. V. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA: CATA A

Las primeras estructuras excavadas corresponden a tapiales de época contemporánea, relacionados con el tapial de la Cata B (fig. 2). De ellos hemos recuperado no sólo fragmentos de vajillas y vidrios de la época sino también varios óseos humanos por lo que estos muros de tapial debieron alterar algún enterramiento. En cuanto a los estratos, el primero registrado en estas cotas más altas es la U.E. 1, de tierra arcillosa algo rojiza con arena y gravas y que, al igual que para la cata anterior, consideramos corresponde a un nivel de relleno de cronología Califal, pues la cerámica recogida así lo fecha. Se trata de formas de cocina como ollas, tinajas, anafes, tapaderas, jarros; de mesa como: jarritos con engobe rojo o negro, con picos vertederos, jarritos decorados con pintura blanca, ataifores de los tipos ya comentados y candiles de piquera. De época romana destacan 6 frs. de Terra Sigillata, Claras y Africanas de cocina fundamentalmente. Respecto a los otros dos estratos, las U.E. 3 y 4 (nivel de derrumbe con tejas árabes y tierra arcillosa con elementos de hierro, res-

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pectivamente) también aparecen aquí. La U.E. 3 sólo se ha documentado junto al Perfil Norte de la cata (fig. 4) lo que aporta poco y la U.E. 4 aunque sí se documenta en toda la cata no aparece de una forma tan uniforme. En cambio, frente a la Cata B, se dan nuevos estratos mezclados con los anteriores. Así la U.E. 11 compuesta por limos, que aparece en forma de bolsadas en la franja de terreno más proxima al Perfil Sur aunque siempre en medio de las U.E. 1 y 4; o la U.E. 12, de arena muy fina roja, sólo registrada en el ángulo noroeste de la cata, con forma de cuña y que arranca bajo la U.E. 1 del perfil Oeste con dirección hacia el Norte donde acaba bajo la U.E. 3 ( Simbología en la fig. 4). Otro estrato nuevo es la U.E. 13, documentada en la mayor parte de la cata . Está compuesta por tierra de tonalidad pardo oscura y se distribuye de forma algo más regular en cuanto a su extensión. Siempre la encontramos bajo la U.E. 1 y se ve alterada en varias ocasiones por las U.E. 11, 14 y 15, además de por un tapial. De las unidades 14 y 15 poco podemos decir. La primera la forma tierra rojiza y sólo aparece en los ángulos SE y NO, en forma de cuña y en la zona este del norte de la cata en forma de bolsada. La U.E. 15 denomina a una especie de pozo ciego fabricado con cantos de río y ubicado junto al Perfil Oeste que nos recuerda a los dos hallados en la Cata B. De los nuevos estratos sólo la U.E. 13 ha aportado fragmentos cerámicos, o de otro tipo, que arrojan de nuevo una cronología Califal, a excepción de algunas formas muy similares a las de época visigoda, lo que diferencia a este estrato, además de la composición del terreno, de la U.E. 1. Sí se repiten fragmentos de cuencos y otros vasos de época romana, especialmente de Terra Sigillata Clara o Africana. En lo que se refiere a estructuras los resultados son tan escasos como en la Cata B. Por un lado nos encontramos con una concentración de cantos de río, U.E. 16, sin aparente orden pero no por ello fruto de estratos geológicos (fig. 2). No los podemos relacionar con los aparecidos en la otra Cata, U.E. 10, pues entre ambos existe una diferencia de cota de casi 0,60 m. y además no van asociados al relleno de gravas que aglutinan a los anteriores, pero tampoco su disposición dentro de la cata nos acerca a la funcionalidad que pudieron tener. La otra estructura, U.E. 20, arranca del centro del Perfil Oeste (lám. IV). Se compone de cinco grandes piedras irregulares de caliza orientadas de Oeste a Este y dispuestas en ligera pendiente hacia el Este. Por la cota a la que aparecieron y la disposición descrita presumimos que se trataba de la cubierta de un enterramiento, lo que pudimos confirmar una vez desmontadas las piedras y excavada la tierra inmediata a las mismas. Antes de pasar a este enterramiento hemos de añadir que la tierra que cubría las piedras forma parte de la U.E. 13 y en ella han aparecido: frs. de cerámicas pertenecientes a tapaderas, ánforas, jarritos, jarros de pico vertedero y otros decorados con trazos de pintura negra sobre engobe ocre. También: 1 punzón de cobre, 1 teselita verde, 1 tesela de tono pórfido y un fr. de mármol tallado. Sí hay que señalar que no hemos reconocido tipologías claramente califales como ya habíamos apuntado para este estrato con anterioridad. Pasamos ahora a describir los cuatro enterramientos de inhumación hallados en esta Cata A (fig. 3). A excepción del enterramiento designado como U.E. 20, ninguno de los otros tres enterramientos poseía cubierta. La tipología de los mismos ha consistido en la excavación de una estrecha fosa en el terreno donde se depositaba el cuerpo. Para los cuatro casos las fosas se excavan en la U.E. 4 y las cotas son muy similares, siendo la más alta la de U.E. 17 (-2,88 m.) y la más baja la de U.E. 20 (-3,45), características que junto a otras ponen en relación estas inhumaciones con las de la Cata B. Los restos óseos U.E. 17 pertenecerían a un pequeño y sólo se ha conservado parte del cráneo (fig. 3). Hacia el Norte y algo

FIG. 4. Perfiles Sur y Norte de las Catas A y B. Simbología.

separados del anterior se hallan los enterramientos U.E 18 y 19 que corresponderían a dos adultos. Enterramiento U.E. 18 (lám. V). El cuerpo sigue orientación Oeste-Este con la cabeza orientada hacia el Oste y algo girada hacia el hombro izquierdo. La posición es decúbito supino, con el brazo derecho extendido a lo largo del cuerpo y la mano sobre la extremidad inferior derecha y el brazo izquierdo cruzado sobre la pelvis. Las manos parecen estar casi juntas. Los miembros inferiores se encuentran seccionados a la mitad de los fémures, quizás debido al tapial que se cimenta junto a él. La longitud conservada es de 0,94 m.. Junto a los húmeros se alinean unos pequeños cantos de río que delimitan la fosa, de 0,40 m. de anchura. El estado de conservación es deficiente.

LAM. IV. Cubierta de losas de piedra caliza de enterramiento de inhumación, U.E. 20.

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LAM. V. Enterramiento de inhumación, U.E. 18

LAM. VI. Enterramiento de inhumación, U.E. 19

Enterramiento U.E. 19 (lám. VI). La orientación no varía pero en este caso la cabeza mira hacia el frente. La posición es decúbito supino, presentando los miembros superiores una disposición inversa al anterior. Sí varía la colocación del brazo cruzado que descansa sobre el vientre y no la pelvis. De nuevo al cruzar uno de los brazos, el derecho, y acercar un poco el izquierdo, las manos se aproximan. Los miembros inferiores aparecen extendidos. Mide 1,56 m.. El estado de conservación es deficiente. Enterramiento U.E. 20 (lám. VII). Sus óseos apenas han podido ser excavados debido a su pésimo estado de conservación. El cuerpo se orienta de Oeste a Este con la cabeza hacia el Oeste, algo levantada, mirando hacia el Este. La posición es decúbitosupino, con el brazo derecho que cruza sobre la pelvis y el izquierdo completamente extendido a lo largo del cuerpo. Los miembros inferiores aparecen extendidos. Mide 1,60 m. de longitud. Finalizamos la cata exponiendo los materiales recuperados junto a los anteriores enterramientos. De la U.E. 18 destacar 2 frs. de bordes de cuencos en T.S. Africana, 1 amorfo de Clara y 2 fs. de T.S. de mala calidad. En cuanto a la U.E. 19: 1 fondo de T.S. Clara y otro de T.S. indeterminada, también un clavo de hierro. El último enterramiento, U.E. 20, ha proporcionado formas que recuerdan a las vasijas visigodas así como otros frs. de T.S.Clara, Africanas y 1 f. amorfo de campaniense. Junto a ellos resaltan: 19 teselas verdes, 1 turquesa, 4 azul marino, 3 en otros tonos azules, 1 de tono similar al pórfido, y 3 en tonos amarillos. Teselas que son diminutas, semejantes a las empleadas en los mosaicos para rasgos muy finos como los del rostro, algún adorno, etc. En general este material parece ofrecer una cronología tardoantigua, ss. IV al VI.

VI. SEGUIMIENTO DEL LEVANTAMIENTO DE LOS MUROS PERIMETRALES DE LOS LADOS NORTE Y ESTE DEL SOLAR

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LADO NORTE (fig. 6). Se abre un solo batache corrido de 3 m. de anchura, el BT. 6. No se registran estructuras pero en la cimentación de la fachada de la antigua casa se observan sillares pequeños así como tejas árabes embutidos en el muro. En el Perfil Sur se aprecia bajo la U.E. 1 la U.E. 14 y bajo ésta un bolsón de cenizas. LADO ESTE. De Norte a Sur los bataches practicados son los que siguen: • BT. 5. Aparece un muro de orientación NS, compuesto por una hilada de pequeños sillares de piedra caliza, a la cota -1,50 m.. Bajo él queda el nivel de derrumbe de tejas árabes, U.E. 3, a -2,05 m.. • BT. 1. Algunos de los sillares del muro anterior se observan en el Perfil Este y bajo ellos el nivel de tejas U.E. 3 a la cota -3,10 m. Le sigue el estrato rojizo U.E. 14 en el que se mezcla un manchón limoso o U.E. 11. En cambio en el Perfil Sur la tierra es parda, U.E. 13. • BT. 3. De nuevo el nivel de derrumbe de tejas árabes en el Perfil Este y bajo él la U.E. 14 de tierra arcillosa con arena. • BT. 2. No se aprecia el nivel de derrumbe ni la presencia de sillares sólo la U.E. 13 que va en pendiente hacia el Sur. • BT. 4. La tierra vuelve a ser rojiza, U.E. 14. VII. RESULTADOS. FASES DE OCUPACIÓN.

De los resultados obtenidos tras la Intervención Arqueológica y el Seguimiento podemos establecer las siguientes FASES DE OCUPACIÓN:

LAM. VII. Enterramiento de inhumación, U.E. 20

1ª. Período Califal: s. X y principios del s. XI. Corresponde a esta fase el muro de sillares de los bataches 5 y 1. Aunque sabemos que en esta parte de la ciudad y para este período de época medieval islámica, se ubica uno de los arrabales creados extramuros, con sólo este muro documentado es aventurado afirmar que se trate de un muro de habitación perteneciente a dicho arrabal. 2ª. Período Califal ss: IX y X. Sin presencia de estructuras de importancia y con dos niveles, la U.E. 1 o estrato de colmatación y la U.E. 3 relativa a un derrumbe de tejas árabes registrada en varios puntos del solar. El nivel de tejas evidencia el momento de abandono de una ocupación inmediatamente anterior pero, al no ir asociado a estructuras es imposible determinar el tipo de hábitat al que pertenecieron, bien urbano o rural. 3ª. Época tardoantigua y visigoda. ss. IV al VIII. La unidad estratigráfica 13 plantea el problema de formas cerámicas que nos recuerdan a las visigodas asociadas a algunas califales y/o emirales. De igual forma en este estrato se acentúa la presencia de cerámicas tardoantiguas, T.S. Claras y Africanas principalmente. A esta Fase creemos que pueden pertenecer los 7 enterramientos de inhumación hallados, no sólo por la estratigrafía sino por el rito empleado, muy distinto al seguido en otros cementerios musulmanes documentados en Córdoba. VIII. CONCLUSIONES.

Tras el análisis de los restos documentados hemos llegado a dos conclusiones para el solar en cuestión. La primera entiende que los siete enterramientos de inhumación pertenecen a una necrópolis

de cronología tardoantigua. Y la segunda establece una ocupación posterior en época medieval islámica, entre los siglos IX y XI, sin que podamos determinar si tuvo carácter rural o urbana. NECRÓPOLIS TARDOANTIGUA. Se han excavado 7 enterramientos de inhumación. Todas las tumbas tienen orientación Este-Oeste, con la cabecera hacia el Oeste y los pies hacia el Este y consisten en una simple fosa, estrecha y poco profunda, excavada en la tierra. Ninguna presenta revestimiento en otro material al interior y sólo la U.E. 20 conserva la cubierta. Ésta es a base de 5 losas de piedra caliza, dispuestas en seco, irregulares y cuyas anchuras van disminuyendo progresivamente de Oeste a Este, coincidiendo la más ancha con la ubicación de la cabeza y la más estrecha con la de los pies. Las juntas se completan con piedras pequeñas. Otra excepción, en este caso en relación a la fosa, puede ser el enterramiento UE.18, en el que se disponen en la fosa algunos cantos de río pequeños junto al cuerpo del difunto. Al ser escasos los enterramientos hallados no podemos establecer si se atenían a algún tipo de disposición concreta dentro de la necrópolis. Tampoco si las tumbas estaban o no acompañadas de señalización externa que indicaran su ubicación, pues si bien no se han registrado lápidas, estelas u otros, pudieron ser poco elaboradas (estacas, agrupaciones de piedras), lo que ha podido influir en su conservación. Sí es destacable que los enterramientos se encuentran algo espaciados en general. En cuanto al rito funerario es la inhumación individual. El cuerpo se disponía directamente en la fosa y, por las dimensiones reducidas de las mismas, podemos imaginar que el cadáver se envolvía en un sudario. Sólo en el enterramiento U.E. 19 ha aparecido un clavo de hierro, lo que es insuficiente para determinar si empleaban cajas de madera, lo más probable es que no (1). En todos los casos la posición es decúbito supino, bien con los brazos a lo largo del cuerpo, bien en diferentes variables de los mismos sobre el vientre o la pelvis. La cabeza mira hacia el Este salvo un caso que lo hace hacía el Norte y en dos casos aparece levemente levantada. Ningún enterramiento poseía ajuar y la aparición en uno de ellos de varias teselitas de diferentes colores no confirma la existencia de algún tipo de adorno personal. Se trata de enterramientos muy sencillos y pobres, con seguridad reflejo del status social de los difuntos aquí enterrados. Por último, en relación a la cronología de estos enterramientos, los restos cerámicos asociados a ellos los sitúan en época tardoantigua aunque no es descartable una cronología visigoda. No obstante nos inclinamos hacia lo primero y para ello nos basamos en las similitudes con otras necrópolis de este período y cuyos aspectos definitorios son, por un lado enterramientos individuales con carencia o escasez de ajuar y con cubiertas de losas que se fechan hacia el siglo V y, por otro, el ritual de la inhumación con posición decúbito supino con los brazos extendidos o variables específicas como las combinaciones de los brazos, de filiación hispanorromana y no visigoda, de los siglos IV al VI. Definitorio es también la ausencia de ajuar o adorno personal que si bien nos impiden una adscripción religiosa o cultural, nos alejan de la cultura visigoda, muy propensa a la inclusión de elementos relacionados con el adorno personal (2). Está constatada la existencia de una extensa necrópolis de cronología amplia en la zona en la que se ubica el solar (IBAÑEZ CASTRO: 1993, 374-379). Santos Gener (1955, 9-11), que la denomina Necrópolis del Camino Viejo de Almodóvar, la remonta a la Edad del Hierro aunque señala que los hallazgos más numerosos pertenecen al período republicano y altoimperial, no escaseando los visigodos y árabes a niveles más superficiales. Tambien, en época romana, la asocia a cementerio de la plebe, no sólo por su vasta extensión así como por la escasez de grandes monumentos, sino también poque en ella tenían cabida extranjeros y gladiadores (MARCOS POUS, 1976: 48 y s.). Las referencias más próximas al solar son algunos sepulcros de inhumación en tumbas espaciadas

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FIG. 5. Ubicación de la Catas en el solar. Seguimiento arqueológico.

de sillarejos aparecidos en las calles Palma Carpio y Diego Serrano (SANTOS GENER: 1955, 108-111, fig. 44). OCUPACIÓN MEDIEVAL ISLÁMICA

Si bien los limitados restos estructurales puestos al descubierto durante la intervención son insuficientes a la hora de determinar el

tipo de hábitat, no cabe duda de la ocupación en el solar durante este período. Quizás estos restos se deban relacionar con los excavados por D. Eduardo Ruíz el nº 37 de la misma Avda. de Medina Azahara en 1994 y que fueron interpretados como pertenecientes a una vivienda califal de uno de los nueve arrabales occidentales creados en la ciudad como consecuencia de la expansión demográf ica que sufre la urbe en el siglo X (ESCOBAR CAMACHO: 1989, 33).

Notas (1) Las tumbas se excavan en la U.E.4 lo que ha facilitado la enorme oxidación de los óseos, acarreando un pésimo estado de conservación; no obstante todos los óseos recuperados han sido depositados en el Museo Arqueológico junto a los demás materiales. (2) Sobre los aspectos definitorios de las necrópolis de cronología tardoantigua hemos tenido muy en cuenta el reciente trabajo de S. Carmona Berenguer: Mundo funerario rural en la Andalucía Tardoantigua y de época Visigoda, en el que aborda el estado actual de la investigación sobre necrópolis rurales andaluzas en este período.

Bibliografía CARMONA BERENGUER, S.(1998): Mundo funerario rural en la Andalucía Tardoantigua y de época Visigoda. Córdoba. ESCOBAR CAMACHO, J. M. (1989): Córdoba en la Baja Edad Media. Córdoba. IBAÑEZ CASTRO, A. (1993): Córdoba hispanoromana. Córdoba. MARCOS POUS, A. 1976: «Aportación al estudio de las inscripciones funerarias gladiatorias de Córdoba». Corduba, nº 1, vol. I. Córdoba SANTOS GENER, S. DE LOS (1955): Memoria de las excavaciones del plan nacional, realizadas en Córdoba (1948-1950). Informes y Memorias, nº31. Madrid.

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MEMORIA DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA REALIZADA EN EL SOLAR Nº 15 DE LA C/ SAN EULOGIO ESQUINA C/ EL PORTILLO DE CÓRDOBA JOSÉ ANTONIO MORENA LÓPEZ

Resumen: Los trabajos arqueológicos realizados en el nº 15 de la calle San Eulogio, esquina calle El Portillo de Córdoba han proporcionado datos novedosos referentes, sobre todo, a la época romana. La documentación obtenida es importante desde el punto de vista urbanístico. Se ha detectado una cloaca que pone de manifiesto la existencia de una nueva calle (kardo) y otros restos pertenecientes a una domus de cronología altoimperial, ubicada junto al lienzo amurallado oriental de la ciudad. Abstract: The archaeological works made in the 15 of San Eulogio street corner with El Portillo street from Cordova have gave new data about Roman age. The obtained documentation is important in the urban point of view. A sewer that discloses the existence of a new street (kardo) and other remains concerning to a domus from the high imperial age, situated in the eastern wall of the town, have been detected.

El material quedó lavado y guardado convenientemente en bolsas y éstas a su vez en cajas depositadas en el Museo Arqueológico de Córdoba sobre la base de lo dispuesto en el punto VI de la resolución del Director General de Bienes Culturales que autorizaba la presente I.A.U. La signatura que otorgada fue: EUL-15/98. Los restos cerámicos, base de las cronologías y adscripciones culturales propuestas para las diferentes estructuras documentadas, sólo se estudiaron y clasificaron someramente. Las fechas deben entenderse como provisionales. Se presenta una breve descripción de los distintos hallazgos realizados, por cortes y períodos y a continuación el listado de unidades estratigráficas donde quedan reflejadas las relaciones existentes entre dichas unidades, así como otros datos, tales como dimensiones, cota, orientación, cronología, etc., para su correcta interpretación arqueológica (informe preliminar). 2. DESCRIPCIÓN DE LOS HALLAZGOS DEL CORTE 1

Entre los días 8 de enero y 12 de febrero de 1998 se llevaron a cabo los trabajos referentes a la Intervención Arqueológica de Urgencia en el solar ubicado en C/ San Eulogio nº 15 esquina C/ El Portillo de Córdoba. El solar en cuestión es propiedad de la empresa promotora SALINAS y TOSCANO, S.L., que sufragó todos los gastos derivados de la intervención. Está ubicado en pleno casco histórico de la ciudad de Córdoba (zona de la antigua Medina musulmana o Villa cristiana), junto al lienzo amurallado oriental y próximo a uno de los accesos que comunicaban la Medina con la Ajerquía, denominado El Portillo (Fig. 1). El solar sobre el que se efectuó la intervención arqueológica es de morfología irregular en planta, con una longitud de fachada a la C/ San Eulogio de 18.45 m. y 4.22 m. a la C/ El Portillo. La superficie total del solar es de 644.83 m2, aunque la correspondiente al sótano comprende tan sólo 243.78 m2 que ha sido la afectada por la intervención. El futuro edificio se compondrá de una planta bajo rasante que ocupa, como hemos visto, parcialmente el solar (para usos de garajes), planta baja (para uso de viviendas y comercial) y planta primera (para uso de viviendas). El programa consta en su totalidad de plazas de garaje en el sótano, local comercial en planta baja y 8 viviendas en planta baja, primera y castillete. En lo que se refiere al planteamiento técnico y metodología empleada, hay que decir que se abrieron dos cortes, localizados en puntos distintos del solar, tal y como se preveía en el proyecto de excavación que fue aprobado, según resolución de 17 de noviembre de 1997, del Director General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía. La superficie total excavada ha sido de 50 m2 lo que supone un 20 % del área destinada a sótano y las dimensiones de cada corte fueron: Corte 1: 6x3 m. Corte 2: 8x4 m. El proceso de excavación se basó en la documentación de las distintas unidades estratigráficas (UU.EE.), según los principios científicos establecidos por el conocido “método Harris”. Las referencias altimétricas de la excavación están referidas a la cota actual del pavimento de la C/ San Eulogio esquina C/ El Portillo (104.6) obtenida del mapa parcelario de Córdoba, a escala 1/1.000, cotas absolutas en metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.). 174

2.1. Síntesis del Registro Arqueológico (Fig. 2, Lám. I)

Este corte se localizó en el sector occidental del solar, lo más próximo posible al límite O. de la zona afectada por la construcción del sótano y sus dimensiones fueron de 6x3 m. Las fases culturales documentadas fueron cuatro. Las estructuras de época reciente, contemporáneas, pertenecían a la vivienda demolida y correspondían a cimientos, pavimentos, pozos negros y una arqueta de aguas residuales (UU.EE. 1, 4, 7, 9 y 13). Después tenemos la fase moderna a la que correspondía la estructura representada por la U.E. 16 que no se pudo excavar en su totalidad aunque pensamos que debe corresponder a un pozo de agua medianero con otra vivienda. A continuación tenemos la fase medieval islámica califal a la que se asignaron las UU.EE. 14, 18, 22 y 27. Estas dos últimas correspondían a sendos pozos negros (el último algo más dudoso ante la carencia de material cerámico), habiéndose recogido diversos elementos cerámicos de tipo común, con vedrío melado, con decoración de pintura digitada y en verde y manganeso. A época romana se asignaron dos estratos (UU.EE. 24 y 32), así como diversas estructuras, perteneciente una de ellas a un muro realizado con sillares de pequeño tamaño, con una técnica edilicia semejante a la que presenta el muro U.E. 18 del Corte 2. El resto correspondían a cimentaciones (UU.EE. 33, 35, 37, 39, 42 y 44), de planta ortogonal, que sustentarían muros de sillares similares al de la U.E. 31. El material cerámico recogido en la U.E. 24 que cubría dichas cimentaciones (fragmentos de terra sigillata africana A y D, así como de terra sigillata hispánica tardía meridional, africanas de cocina, trozos de estuco pintado en rojo y placas de mármol para revestimiento) permitió datarlas en torno a los siglos IV-V d.C. Se recogió además una pieza numismática de época bajoimperial. No se documentó ningún tipo de pavimento que pudiera asociarse a estas cimentaciones, siendo probable que el fragmento de opus tessellatum (teselas de mármol blanco) recogido en la U.E. 32 perteneciera a un momento cronológico más antiguo. La excavación del corte prosiguió hasta llegar a la cota de obra prevista en el proyecto del nuevo edificio, sin agotar la poten-

FIG. 1. Situación del solar en el Mapa Topográfico de Andalucía. Hoja 923 (1-3) 10-9. Esc. 1/1.000.

cialidad arqueológica del mismo ignorándose, así mismo, la cota a la que se hallaba el terreno virgen. 3. DESCRIPCIÓN DE LOS HALLAZGOS DEL CORTE 2 3.1. Síntesis del Registro Arqueológico (Figs. 3, 4 y 5, Láms. II, III y IV)

Las dimensiones de éste corte, que se efectuó en el sector más oriental del solar, fueron de 8x4 m., tal y como se preveía en el proyecto de excavación. Aunque estaba prevista la posibilidad de ampliación del corte, en caso necesario, no se llevó a cabo dicha posibilidad al no aparecer restos de especial interés que así lo aconsejaran. Lo más significativo fue, sin duda, la documentación de un potente muro de sillares, de época romana altoimperial, en el ángulo NE. del corte, que continuaba hacia el N. penetrando en el perfil correspondiente. Sin embargo, como el corte se localizaba justo en el límite de la zona afectada por el movimiento de tierras para la construcción del sótano, no se pudo efectuar ningún tipo de ampliación para documentar de una forma más completa dicho muro. Las fases documentadas en este Corte 2 fueron cinco. A la época contemporánea correspondía una estructura perteneciente a un horno de pan (actividad a la que estaba destinado el edificio pre-

existente) (U.E. 3) y una cimentación basada en tierra mezclada con cal (U.E. 5), incluida la U.E. 1. De época moderna son varios pozos negros (UU.EE. 10, 22 y 26), un canal de aguas sucias (U.E. 34) y gran estrato (U.E. 7), destacando un muro localizado junto al perfil E. fabricado con pequeños sillarejos de arenisca y piedras apenas escuadradas, trabados con tierra, y en el que se emplearon trozos de ladrillo, teja y ripios para encajar los diferentes elementos constructivos de la estructura. Es muy probable que pudiera corresponder a la cimentación de una de las paredes de la vivienda derribada. A época medieval islámica correspondían igualmente una serie de pozos negros (UU.EE. 30, 39, 41, 44, 47, 51, 64 y 66) la mayoría de ellos con sus respectivos encañados, aunque los representados por las UU.EE. 44 y 64 no lo tenían. Las estructuras más significativas se encuadraban dentro de la época romana, en los períodos altoimperial y tardorromano. De este último son las UU.EE. 18 y 38 (Lám. IV), la primera constituida un gran muro construido con sillarejos y sillares bien escuadrados (opus quadratum típico de los siglos IV-V d.C.), de arenisca miocena, trabados con tierra, y con fragmentos de ladrillos actuando como cuñas (Fig. 5), mientras que la U.E. 38 se interpretó como una posible escalera de la que se conservaban hasta tres peldaños. En los dos peldaños inferiores se utilizaron grandes sillares de arenisca y en el peldaño superior piedras de arenisca más pequeñas y sin escuadrar, así como parte de una quicialera de puerta, en piedra de 175

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FIG. 2. Corte 1. Planta 2ª.

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FIG. 3. Corte 2. Planta 2ª.

LÁM. I. Corte 1. Panorámica de las estructuras exhumadas.

mina, que conservaba dos perforaciones cuadradas. Los bloques de piedra estaban trabados con tierra, habiéndose empleado en el peldaño superior trozos de ladrillos como cuñas. A través de esta escalera se accedería a un espacio que podría haber estado pavimentado en opus signinum (U.E. 54), aunque éste se encontraba completamente destruido por la construcción de diversos pozos negros en época moderna. Algunos de los trozos de este mortero presentaban una media caña de sección semicircular, característica de las obras hidráulicas, y entre la cerámica triturada que contenía se apreciaron algunos fragmentos de terra sigillata. La cerámica romana responde a los tipos de paredes finas, terra sigillata hispánica y africana, así como trozos de ánforas, habiéndose hallado además diversas piezas numismáticas muy deterioradas, pero fácilmente adscribibles al período bajoimperial. La U.E. 13 asociada a este momento contiene abundante material romano de construcción (ladrillos, trozos de mármol y tégulas), así como diversos tipos de cerámica: comunes, terra sigillata hispánica, terra sigillata africana A y D (con estampilla en forma de cruz con doble trazado), trozos de estuco pintado, ánforas, etc. Estas estructuras tardorromanas pueden considerarse como el resultado una refectio efectuada a una vivienda construida varios siglos atrás (época augustea); en dichas estructuras se advierten además otras modificaciones posteriores (U.E. 58). Al período altoimperial se adscribieron una serie de estructuras pertenecientes a una domus, caso del muro representado por la U.E. 33, detectado en el ángulo NE. del corte y fabricado en opus quadratum con grandes sillares de arenisca miocena asenta178

LÁM. II. Corte 2. Panorámica de las estructuras exhumadas.

dos en seco. Lo excavado mostraba en altura un total de 5 hiladas de sillares en altura y al llegar a la cota de obra no fue posible continuar la excavación de este sector, de tal modo que se desconocía el tipo de pavimento asociado a dicho muro. Algunos de los sillares presentabann restos de enlucido a base de mortero de cal y arena, con un grosor de unos 2 cm. En el sillar más inferior este mortero se conservaba mejor y presentaba restos de pintura de color azul oscuro (Fig. 4, Lám. III). Lo excavado constituía el extremo meridional del muro, pero se observaba cómo éste continuaba hacia el N., si bien, no fue posible proceder a su documentación completa ya que el corte estaba localizado justo en el límite de la zona afectada por el sótano. Este muro U.E. 33 debía constituir el límite oriental de una estancia, siendo muy posible que el muro meridional estuviese situado sobre la cimentación U.E. 61 con la que formaba un ángulo recto. Otras estructuras de este mismo período eran las cimentaciones UU.EE. 57 y 62 y el pavimento de opus signinum (U.E. 65) localizado en el sector NE. del corte entre el perfil E., la U.E. 38 y la U.E. 18, cuya cota (102.43 m.s.n.m.) indicaba el nivel de ocupación en época romana altoimperial. La cronología asignada a estas estructuras altoimperiales es aproximada ya que no se pudieron excavar, al llegarse a la cota de obra, las correspondientes cimentaciones en su totalidad. El material recogido en las UU.EE. 55 y 59 que las cubrían muestran unas cerámicas de paredes finas, diversos tipos de terra sigillata itálica, gálica e hispánica que nos puede situar en el período augusteo. Por otro lado, en esas mismas unidades estratigráficas se hallaron otras

FIG. 4. Corte 2, Perfil E.

cerámicas que nos remiten a un momento anterior (campanienses, ánforas, cerámicas pintadas de tradición ibérica), aunque no llegó a excavarse ninguna estructura datable en época republicana. Las fases de ocupación documentadas fueron sido cinco: romana altoimperial, tardorromana, medieval islámica, moderna y contemporánea. No debemos olvidar que las fases podrían ser más, pues no se agotó la potencialidad arqueológica de la zona, debido a que la excavación quedó interrumpida al alcanzarse la cota prevista en el proyecto de obra (-2.30 m. respecto del pavimento del acerado de la C/ San Eulogio). En consecuencia, las fases documentadas durante la excavación fueron las siguientes: A la Fase I (romana altoimperial) habría que asignar una serie de estructuras documentadas sólo en el Corte 2, que correspondían a varias cimentaciones, un muro de opus quadratum con restos de revestimiento decorado con pintura y un pavimento de opus signinum, estructuras que interpretamos como pertenecientes a una misma vivienda. La cronología altoimperial asignada a estas estructuras es aproximada ya que no se pudieron excavar, al llegarse a la cota de obra, las correspondientes cimentaciones en su totalidad. El material recogido en las UU.EE. 55 y 59 que las cubrían (cerámicas de paredes finas, diversos tipos de terra sigillata itálica, gálica e hispánica) nos podía situar en el período augusteo, momento en el que se produce la ampliación de la ciudad hacia el S., construyéndose ex novo una amplia red de calles que delimitaban las correspondientes manzanas o insulae. Aunque la presencia de un ambiente doméstico cercano a la muralla podría resultar chocante ya se conocen otros ejemplos similares en Colonia Patricia, tanto en los lienzos N. y O., como en el E. en el que destaca la domus ubicada algunas decenas de metros al S., en el Palacio de los Herruzo.

LÁM. III. Corte 2. Detalle del muro de opus quadratum (U.E. 33) con restos del enlucido pintado en la parte inferior. A la derecha, el muro U.E. 18 tardorromano que se le adosa.

Durante la Fase II (tardorromana) esta domus sufrió una serie de modificaciones sustanciales, como se aprecia en el Corte 2, quedando amortizado el pavimento de opus signinum. En los

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nuevos muros y cimentaciones que se construyen se reutilizan materiales arquitectónicos anteriores (fragmentos de mármol, parte de una quicialera de puerta), aunque en líneas generales la orientación de estas nuevas estructuras se mantiene. Esta es una característica que define bastante bien la actividad edilicia a partir del s. V d.C., momento en el que la ciudad se transforma sustancialmente. No se han documentado estructuras significativas asignables a la Fase III (medieval islámica), tan sólo diversos pozos negros excavados en ambos cortes y un posible muro en el Corte 1. A la Fase IV (moderna) correspondían varias cimentaciones y pozos (uno de agua y el resto negros) y a la Fase V (contemporánea) diversas estructuras pertenecientes a la vivienda demolida, destacando la cimentación de un horno para la elaboración de pan. De los resultados de la intervención se deduce, por tanto, que la zona estuvo ocupada por primera vez en época romana augustea, pues la presencia de cerámicas adscribibles al período republicano (barniz negro A y B, ánforas itálicas o cerámicas pintadas de tradición ibérica) está asociada a otras cerámicas cuya cronología debe establecerse en torno al cambio de Era. Debe recordarse, en cualquier caso, que no llegó a documentarse el terreno geológico, y que, en consecuencia, no es descartable que pudieran existir algunas estructuras de habitación correspondientes a los momentos fundacionales de la colonia, esto es, de mediados del s. II a.C. * * * * * Posteriormente, se desarrollaron los trabajos del seguimiento arqueológico que, pese de la dificultad que entraña el empleo de gran maquinaria para el vaciado del sótano, aportaron nuevos datos que, sin duda, completan la información histórica y la evolu-

FIG. 5. Corte 2. Alzado S. del muro U.E. 18.

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LÁM. IV. Panorámica de las estructuras tardorromanas (U.E. 18) y escalera (U.E. 38), así como el pozo moderno (U.E. 26).

ción del depósito arqueológico del solar intervenido. Uno de los aspectos que durante la fase de excavación no quedó resuelto fue el de la posible existencia de otras estructuras más antiguas (probablemente de época republicana) que no pudieron detectarse al alcanzarse la cota prevista en el proyecto de obras. La respuesta, en este sentido, es negativa, es decir, no se documentaron otras estructuras o estratos anteriores a la época augustea y el terreno geológico, consistente en lima, se encontró muy próximo a la cota final de excavación. En cualquier caso, se recogieron varios fragmentos de cerámicas de tradición indígena pintadas en rojo vinoso con motivos geométricos.

LÁM. V. Parte inferior de un capitel romano de pilastra en mármol con decoración vegetal.

FIG. 6.

Ello reafirma la hipótesis ya emitida por diversos investigadores de que la urbanización de este sector de la ciudad se produjo con motivo de la ampliación de la ciudad hacia el S., a partir del principado de Augusto, y que la ciudad fundacional de mediados del s. II a.C. sólo abarcaba la parte alta y llana sobre la terraza cuaternaria del río. La ampliación de la zona que nos ocupa, que adoptó una forma triangular, se dedicó al barrio de espectáculos de la ciudad, instalándose en él teatro y anfiteatro. Otro aspecto de especial interés, relacionado directamente con esta cuestión y que conviene resaltar, ha sido la documentación de una cloaca que, en nuestra opinión, indicaría la presencia de un kardo, cuya presencia se intuía, pero del que hasta la fecha no se tenía constancia alguna. A pesar de que el estado de conservación de esta estructura de saneamiento era pésimo pudimos documentar su tipología, técnica edilicia y orientación. Estaba construida con grandes losas de calcarenita en la base (1.20x0.90x0.30 m.), directamente asentadas sobre el terreno geológico, mientras que la cubierta se resolvía a dos aguas (Fig. 6) con otras losas del mismo material (0.90x0.70x0.20 m.). En el tramo conservado se advertía una acusada pendiente en sentido NO-SE., desnivel que a lo largo del solar podría cifrarse en unos 2.5 m., algo lógico si tenemos en cuenta que la urbanización de esta zona y, en consecuencia, su correspondiente red de alcantarillado debía adaptarse a la topografía natural del terreno. Esta vía sería el kardo primus al interior de la muralla oriental y constituiría, en este sector del barrio de espectáculos de la ciudad, la ampliación natural efectuada en época augustea del kardo excavado en la C/ María Cristina, a espaldas del templo romano de la C/ Claudio Marcelo. De esta calle no se documentó el correspondiente pavimento que suele estar formado por grandes losas irregulares de un conglomerado tipo pudinga (tan sólo advertimos una de estas losas en posición secundaria y alejada de la zona por la que discurría la cloaca). Por los datos obtenidos en la excavación y en el seguimiento pensamos que esta vía debió quedar amortizada ya en época tardorromana, momento en el que se tiene constancia para otras zonas de la ciudad de la ocupación de plazas y red viaria por parte de pequeñas unida-

LÁM. VI. Parte superior de un ánfora olearia bética tipo Dr. 20.

LÁM. VII. Parte superior de un ánfora tipo Dr. 7-11, para el transporte de salazones de pescado.

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des de habitación. Tampoco ha sido posible conocer la anchura de esta calle, aunque lo más significativo quizás sea su ubicación y orientación, paralela al resto de estructuras murarias altoimperiales exhumadas en el solar. Esta orientación, tanto de los muros de la domus altoimperial como de la calle, no va, como podía pensarse, paralela al lienzo amurallado oriental. En este sector de la ciudad la forma y dimensiones de las insulae y el entramado viario adopta una disposición diferente debido precisamente a la existencia y disposición de estas grandes edificaciones lúdicas. Respecto de la domus altoimperial, tan sólo pudimos detectar algunos muros más, que presentan un entramado ortogonal y parte del pavimento de opus signinum descubierto en el Corte 2 (U.E. 65) que penetraba en la medianera S. del inmueble. De esta casa ya apuntamos en el informe preliminar de la excavación que debía ser ciertamente lujosa, lo cual se ratifica por algunos restos hallados en el seguimiento. Destacan varios elementos ornamentales realizados en mármol, caso de un fragmento de cornisita con varias molduras lisas, otra placa de mármol y un fragmento correspondiente a un capitel de pilastra. Estos elementos de pequeño tamaño suelen adornar una múltiple variedad de monumentos tanto coronando cornisas y zócalos como flanqueando vanos abiertos y nichos en los muros. Sin duda, la ornamental era su principal función. En cuanto al fragmento de capitel de pilastra, que pertenece a la parte inferior del mismo (Lám. V) donde se aprecian diversos motivos vegetales (medias palmetas, hojas, etc), cabe decir que debió salir de un taller local por las características de la labra, debiendo fecharse hacia los s. I-II d.C.

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Otros materiales relacionados con esta vivienda nos ponen en relación con la zona no residencial. Se trata un mortero realizado en caliza micrítica y diversos fragmentos pertenecientes a dos tipos de ánforas bien conocidos en la Baetica. En primer lugar, tenemos la parte superior de un ánfora olearia del tipo Dr. 20 destinada al transporte de aceite de oliva (Lám. VI). El otro tipo de ánfora documentado en el seguimiento, responde al tipo Dr. 7-11 (Lám. VII). Se trata de un ánfora de aspecto ovoide y cuello bastante corto, con el labio exvasado y asas estriadas. Es originaria de la Bética y estaba destinada a otro de los productos más famosos de la antigüedad producidos en esta zona del S. peninsular, las salazones de pescado y comienzan a aparecer bajo Augusto inundando todos los mercados. Otro dato interesante detectado durante los trabajos de seguimiento, encuadrable en la época romana es la presencia de parte de una construcción localizada en la parte N. del solar, quedando embutida en la medianera contigua. Se conservaban el muro S. completo, de unos 2 m. de longitud, parte del muro O. (0. 80 m.) y parte del E. (0.55 m.). La altura visible al exterior era de, aproximadamente, 1 m. ignorándose la profundidad interna de la obra. La construcción está realizada con fábrica de opus caementicium de gran dureza, presentando al interior un doble enlucido basado en opus signinum, la primera de unos 4 cm. de espesor y la segunda de 1 cm. con signinum más fino. Creemos que debe tratarse de una obra de carácter hidráulico, en concreto una cisterna para almacenar agua.

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN C/ ALFONSO XIII, 22 EN CÓRDOBA CRISTINA CAMACHO CRUZ

Resumen: Desde las cotas vírgenes hasta el nivel actual, se ha podido documentar la secuencia completa que se viene constatando en Córdoba: fase romana republicana, fase romana imperial, fase medieval y fase moderna-contemporánea. Destaca la fase romana imperial para la que las construcciones aparecidas no han sido lo suficientemente definitorias de una edificación determinada, por estar enormemente desmontadas y reutilizadas, selladas o rotas por edificaciones posteriores. La disyuntiva planteada es la presencia de un edificio público o privado, una domus. Nos decidimos hasta el momento por el segundo supuesto, identificando diferentes habitaciones y un muro de fachada hacia el exterior. La perfección de los sillares, algunos moldurados, sitúan la técnica edilicia entre las más cuidadas y elaboradas. Si tenemos en cuenta la larga duración de parte de las estructuras, debemos pensar en una continuada remodelación de éstas. La existencia de restos de mármol blanco y cubrimientos parietales hacen pensar en un embellecimiento de las construcciones de esta fase, acorde con los presupuestos imperiales en Colonia Patricia. Abstract: We have documented the completed secuence of Córdoba’s history: roman republican phase, roman imperial phase, medieval phase and moder-contemporary phase. We emphasize the roman imperial phase with the documentation of a domus characterized by the embellishement in accordance with the imperial form in Colonia Patricia.

Patricia Corduba en torno al que se situaron los edificios públicos más importantes de la ciudad como la Basílica, el Senado, las termas y los templos dedicados a la triada capitolina, así como del decumanus maximus, que la historiografía sitúa en la misma calle1. En el entorno inmediato se han documentado recientemente restos arqueológicos de época republicana, perpendiculares al decumanus, que pueden ser identificables con un edifico público del siglo II a.C., que pervive hasta mediados del siglo I a.C. en que sufre una serie de transformaciones que se traducen en la incorporación de elementos suntuarios como el mármol, además de la colocación de nuevos elementos musivarios y revestimientos parietales. En los inicios del siglo II d.C. estas construcciones sufren nuevas modificaciones que pervivirán hasta el Bajo Imperio, convirtiéndose el edificio público primitivo en una domus2. Para la época medieval musulmana esta zona perteneció a la Medina, el centro de la ciudad, estando probablemente vinculada a la mezquita ubicada donde luego se levantaría la iglesia fernandina de San Miguel. Se han documentado igualmente construcciones de uso residencial de dos fases, del siglo X al siglo XII, con edificaciones que usan materiales muy pobres. La ocupación fue continuada al encontrarse en una zona preferente y muy cerca de la muralla oriental que la separaba de la axerquía, lo que hizo que este lugar se encontrase más urbanizado en el momento de la conquista, que los barrios adyacentes, alzándose con posterioridad a ella edificios importantes como el Hospital de San Salvador3.

INTRODUCCIÓN METODOLOGÍA Y PLAN DE TRABAJO

La I.A.U. fue motivada por el proyecto de construcción de pisos y cocheras que subsolarán el solar hasta una cota de –3,40 metros. La parcela intervenida, sita en C/ Alfonso XIII, número 22, se encuentra limitada al norte por un edificio de reciente construcción y al oeste por un solar limpio de edificaciones, no planteando pues problemas estas medianerías; al sur y este por sendos viales, C/ Alfonso XIII y Plaza de Capuchinos, por causa de los cuales se tuvo en cuenta un límite de seguridad. La superficie de ocupación del subsuelo es de 402.60 m2. La Intervención Arqueológica de Urgencia se desarrolló entre los días 26 de enero y 13 de marzo de 1998 contando con 4 obreros y con la colaboración en topografía, planimetría y dibujo de Dª Inmaculada Trenas Jaén. ENTORNO ARQUEOLÓGICO E HISTÓRICO

El solar cuyo estudio arqueológico se aborda se considera de interés, fundamentalmente para la época romana, pues se encuentra situado intramuros de la ciudad. Destacan en sus inmediaciones construcciones de la categoría del Foro Colonial de la Colonia

Tal como se planteó en el Proyecto de Intervención, en su día aprobado, se procedió al replanteo de dos catas -I y II-, de 8 x 5 m.. En la primera cata, una vez documentadas las fases moderna y medieval se comenzaron a entrever edificaciones pertenecientes a fases más antiguas. Para poder definir con mayor precisión el entramado de muros de dichas fases, correspondientes a época romana, hubo que desmontar algunas estructuras de fases anteriores: pozos, cimentaciones y bolsadas de relleno. Llegados a la cota 3,34 m. se documenta una tierra roja de arcilla arqueológicamente estéril, por lo que se dió por finalizada la profundización. Una vez terminada la primera cata se abrió la segunda con la misma metodología aplicada en la anterior, paralizándose las tareas de profundización al llegar a la cota -3,42 m., donde se documenta el nivel estéril. Dada la entidad de las estructuras documentadas en ambas catas, se procedió a la conexión de las mismas, con lo que la configuración del área excavada resultó finalmente un espacio poligonal. En total se ha controlado una superficie de 100 m2 sobre un plano absoluto de 402,60 m2.. Las cotas están referidas al punto 0 situado en el acerado de la calle. 183

RESULTADOS

ESTRATIGRAFÍA. CARACTERÍSTICAS DE LOS NIVELES.

- Se constata una secuencia ininterrumpida de ocupación del solar, que abarca desde la Antigüedad hasta el momento actual. En dicha secuencia ocupacional pueden distinguirse cinco fases históricas correspondientes a época romana, período medieval islámico y época moderna, definidas estratigráfica y estructuralmente, resultando más problemático ofrecer cronologías concretas para las distintas estructuras pertenecientes a las fases mencionadas.

La estratificación apreciable en el subsuelo de este solar evidencia una secuencia de actuaciones de construcción y reutilización a lo largo de sus posibles etapas de ocupación. Se distinguieron los siguientes niveles (Fig. 1: Cata I. Perfil a).

- Localización de la tierra estéril donde ha sido posible. - Con respecto a la recogida de los materiales exhumados, hemos de hacer constar que no se ha seguido ningún criterio selectivo a priori, recogiéndose todo tipo de materiales que fueran apareciendo. Posteriormente, tras el correspondiente lavado, se procedió al análisis y catalogación de dichos materiales, centrándonos principalmente en aquellos más significativos como fósiles guía, que nos permitiesen una adecuada contextualización cronológica y cultural de los mismos, así como de las estructuras con las que pudieran correlacionarse.

FIG. 1. Cata I. Perfil a.

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Nivel 0. Rellenos de escombros modernos con los restos de habitación de la antigua vivienda que ocupara el solar, así como atarjeas -que atraviesan los cortes-, solera de carbonilla bajo diferentes pavimentos y restos de cimentaciones de los muros del edificio que allí existía, algunos de los cuales levantan sobre muros de anterior construcción que por los empujes han sido modificados. Su potencia en la primera cata oscila entre los 0,30 y los 1,10 m.; en la segunda cata este nivel presenta las mismas características y similar potencia, aunque con mayor mezcla de materiales cerámicos pertenecientes a las distintas fases de ocupación. Las estructuras correspondientes a este nivel son los muros A y B, en la Cata I y los muros D, E y F y el pozo c en la Cata II, adscribibles a época moderna-contemporánea.

El registro material de este nivel lo componen: elementos de construcción, cerámica común, vidriada y sin vidriar, de época contemporánea y moderna.

Nivel 6. Arcillas rojas compactas arqueológicamente estériles (-3,30 m.)

Nivel 1. Este nivel lo define un relleno con abundante material de construcción -abundantes tegulae, ladrillos, tejas-, huesos, guijarros, cerámica común sin vidriar, y abundante vidriado de época medieval y moderna. En la primera Cata aparecen en este nivel diversas estructuras murarias (Muro C) y no murarias (Pozos a y b) adscribibles a época medieval, su potencia oscila entre 60 y 80 cm. (de - 0,40 a 1,60 m.). Bajo este relleno, al que se asocia la principal estructura muraria aparecida -C- encontramos un estrato de tapial de 0,30 m. de potencia incluido en la misma fase. En la Cata II las cimentaciones modernas rompen por completo los estratos pertenecientes a esta fase. Este nivel, con una potencia que llega a alcanzar los 1,60 m. (desde -0,80 hasta -2,40 m.), se localiza en el sector sur de la cata y ofrece un material muy mezclado, con elementos datables en todas las fases de ocupación. A éste nivel se asocian la estructura muraria G y los pozos d y e.

DESCRIPCIÓN DE LAS ESTRUCTURAS

Nivel 2. Este tercer nivel, situado bajo las estructuras murarias antes mencionadas, se compone de diversos estratos de relleno con bastante material para nivelar el terreno: - estrato de relleno de entre 35 y 45 cm. de potencia compuesto de tierra marrón con abundante material de construcción - estrato de unos 20 cm. de potencia compuesto de tierra arcillosa con restos de cal, localizado en los sectores NE y NW de la Cata I - estrato de unos 50 cm. de potencia compuesto de tierra amarilla con ausencia casi total de materiales, muy uniforme en la Cata II (de -1,10 a -1,60 m.). Nivel 3. El cuarto nivel lo define un estrato de relleno sobre los sillares de época romana. Su potencia oscila en la primera cata entre los 30 y los 70 cm. (hasta -1,20 a -2,25 m.). Este nivel no se documenta en la segunda cata, pues las estructuras modernas asientan directamente sobre las estructuras romanas. Se trata de una tierra de color marrón oscuro con elementos de construcción ladrillos, tejas y tégulas- y algunos restos de mármol. Se encuentra muy alterado por las bolsadas de relleno posteriores. Nivel 4. De estratigrafía igual o incluso más alterada que las anteriores por intromisiones posteriores, este nivel, al que asociamos los muros de sillería aparecidos, lo definen diferentes estratos: - estrato con una potencia en la primera cata que oscila entre los 15 cm. y 1 m., llegando ésta última hasta la caja de cimentación del muro de sillares, compuesto de tierra de color gris oscuro con abundante materia orgánica y restos de animales (principalmente mandíbulas de cérvidos) - estrato de potencia de entre 10 y 20 cm. observable en el sector NW asociado al muro de sillería existente, sobre y anejo a éste, compuesto de tierra rojiza Nivel 5. La composición de los estratos correspondientes a este nivel aparece uniforme en todo el espacio controlado, salvo pequeñas alteraciones en los lugares donde se ubicaron los pozos documentados: - matriz arcillosa compacta anaranjada con restos de carbones. Su potencia varía según la zona, con una oscilación que va desde 1,60 en algunos sectores de la Cata I a 0,40 m. en el resto de la excavación (-1,90 a -3,10 m.). Este terreno, muy compacto, es idóneo para favorecer la consistencia de la cimentación de los muros de sillería antes mencionados - líneas de grava de unos 10 cm. de potencia en cotas -2,50 y -3,10 m. en la Cata I - arcillas rojizas compactas asociadas a muros de piedra amorfa y guijarros (-2,60 a -3,30 m.)

La descripción de las estructuras seguirá el orden observado en el desarrollo de la Intervención. Las correspondientes a fases históricas de época contemporánea y moderna, y período medieval islámico, se describen con referencia a su aparición en las Catas I y II proyectadas (Fig. 2. Zonas excavadas inscritas en el plano del solar). Por su parte, las estructuras de época romana, a cuya definición se ha llegado tras desmontar algunas de las estructuras previamente documentadas (pozos), así como gracias a la conexión de las catas, se describen atendiendo a su presencia en el conjunto de la superficie intervenida (Fig. 3. Estructuras romanas), con el fin de ofrecer una más adecuada interpretación de las mismas. Asimismo, ofrecemos para cada una de las estructuras -descritas en bloques referidos a las distintas fases de ocupación observadas-, el registro material que, asociado a ellas, nos ha permitido su adscripción cronológica. Fase contemporánea y moderna

Cata I Son dos las estructuras murarias adscribibles a estas fases, nominadas con las letras A y B, además de estructuras de gran consistencia, básicamente cimentaciones y atarjeas responsables de la degradación de los niveles inferiores. Muro A. De orientación este-oeste, parte del perfil d hasta interceptar en su extremo este con el muro C. Su longitud documentada es de 2,30 m., su anchura de 1,00 m. y su altura documentada es de 0,40 m. (de -0,07 a -0,47 m.). Está compuesto base de hiladas de sillarejo y piedras conformando dos o tres paramentos paralelos. Monta sobre una estructura muraria inferior, muro C, de época medieval que arrasa en parte. Muro B. De orientación este-oeste, parte del perfil d y se desarrolla adosado al perfil c hasta terminar en su extremo este uniéndose al muro C; su longitud es de 1,80 m., su anchura es de 1,00 m. y la altura documetada de 1,00 m. (de -0,29 a -1,29 m.). Está compuesto por dos paramentos paralelos a base de hiladas de sillares de pequeño tamaño (50x50x35 cm.), sillarejo y piedras. Cata II Son varias las estructuras murarias y no murarias adscribibles a estas fases, muros D, E y F, y pozo c. El grado de arrasamiento es mayor en este caso, encontrándose igualmente cimentaciones y atarjeas responsables de la degradación y desaparición de los niveles inferiores. La reutilización de materiales en esta Cata es manifiesta: sillares y un fuste de columna forman parte del paramento de los muros, incluso un muro de época romana sirve de pared lateral de uno de los pozos, y varios sillares componen su brocal. Muro D. Parte del perfil a’ con una orientación este-oeste. Su paramento está conformado a base de hiladas de sillarejo y piedras alternando con hiladas de ladrillos de 30x15x5 cm.. Su alzado y relleno es de tapial. Su longitud documentada es de 4,50 m., su anchura de 0,80 m. y su altura documentada es de 1,30 m. (de -0,12 a -0,92 m.). En su cara norte presenta un enlucido de cal, siendo en este caso su altura de alzado documentada de 0,40 m., hasta el pavimento de ladrillos sobre la escalera que baja al sótano de la vivienda. A -2,75 m. de su trazado el paramento varía dándose una menor alternancia de ladrillos en el mismo, evidenciándose a su vez el arranque de un muro arrasado de 0,80 m. de ancho que partiría en dirección norte-sur.

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FIG. 2. Zonas excavadas inscritas en el plano del solar.

Muro E. Parte del perfil c con orientación norte-sur, y atraviesa casi totalmente la cata en esta dirección. Está conformado por sillarejo, piedras y sillares reutilizados de 70x50x30 cm., se encontraba muy alterado por la situación de atarjeas sobre él. Su longitud documentada es de 4,10 m., su anchura de 0,70 m., y su altura documentada de 0,30 m. descendiendo su trazado de -0,10 m. a 0,22 m.. Muro F. De orientación este-oeste, describe una ligera curva en su trazado. Está conformado por una hilera de ladrillos dispuestos a soga y tizón (30x15x5 cm.) y otra de sillarejo y piedras a doble hilada. Su longitud documentada es de 1,56 m., su anchura de 0,40 m., y su altura documentada de 0,21 m. (de -0,83 m. a -1,03 m.). 186

Pozo c. Se trata de un pozo de agua, situado anejo al perfil d’. Su boca aparecía sellada con una cubierta de ladrillos y cal (-0,07 m.). Una vez retirada ésta pudimos comprobar su composición a base de hiladas de piedras informes, además de algunos elementos de construcción (ladrillos). Su diámetro es de 1,23 m., su altura documentada es de 2,60 m. (de -0,52 a -3,12 m.) hacia el exterior y de unos 12 m. hasta el agua hacia el interior. El contrapozo lo compone un potente estrato de grava. Registro material asociado Muy fragmentado y variado, básicamente cerámico, entre el que distinguimos:

FIG. 3. Estructuras romanas.

Cerámica común no vidriada. Este tipo de cerámica alcanza el mayor porcentaje del material cerámico exhumado, englobando gran variedad de formas. Aunque por lo general es difícil darles una adscripción cronológica clara, este tipo de cerámica aporta, por otro lado, datos funcionales posibles de establecer en base al tratamiento de sus pastas y superficies. Así las superficies más cuidadas parecen corresponder a cerámicas de mesa y almacenamiento de líquidos; las superficies con restos de hollín a elementos utilizados en la cocina

para cocción de alimentos; y las pastas más groseras a elementos para la preparación de alimentos. Distinguimos dos clases de arcillas en su elaboración: las de coloración clara -beige verdoso, grisáceo y anaranjado claro- y las de coloración más oscura -anaranjado y marrón oscuros-, propias de los recipientes de cocina. En cuanto a la decoración, se limita a incisiones lineales o zig-zag en borde y galbo, y acanaladuras en el galbo y las asas.

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De entre los fragmentos identificados formalmente encontramos: vajilla de cocina (ollas/itas, orzas/citas y cazuelas con diversas formas y tamaños), vajilla de almacenamiento (jarras y tinajas, un ejemplar con decoración vegetal incisa), vajilla de mesa (cuencos), objetos de uso complementario (tapaderas altas de pedúnculo de diferentes tamaños) y objetos de uso múltiple (lebrillos-alcadafes de varios tipos). Cerámica común vidriada. El vidriado aparece tanto de forma monócroma, igual el interior que el exterior, como bícroma, diferentes tonalidades para cada parte. Aparecen habitualmente asociadas a dos tipos de pastas: de color anaranjado, oscuro y claro, y de color beige verdoso o amarillento. La decoración consiste en dibujos geométricos o vegetales en diferentes colores, incisiones lineales y florales. La cerámica vidriada con óxido de hierro (melados) alcanza el mayor porcentaje dentro de las vidriadas presentando diferentes tonalidades. Las formas cerámicas constatadas son variadas. Por un lado, ataifores y jofainas, con fondos de repie anular, algunos carenados, con bordes redondeados; ollas y orzas, de cuerpo globular, borde redondeado vuelto hacia fuera o con acanaladura para la tapaderas; cazuelas, de borde engrosado, algunas carenadas, con asas horizontales. Por otro, en menor proporción tinajas y jarros/as de las mismas características que los no vidriados. Encontramos también muestras de vidrio blanco en platos y jarras, decorados con motivos geométricos o vegetales en varios colores. La pasta en estos últimos suele ser de color claro, amarillento. Otros materiales: elementos de construcción -tejas, ladrillos-, restos óseos, y algunos restos de vidrio. Material diacrónico: un fragmento de cangilón con marcadas escotaduras; fragmentos de ataifores de gran tamaño, de paredes curvas rematadas en un borde redondeado y repie anular, con vedrío melado y decoración geométrica «verde y manganeso» en el interior; fragmento de una jarra de cuello cilíndrico con borde diagonal al interior decorada con trazos de pintura roja ejecutados con los dedos; un fragmento de terra sigillata hispánica de Tritium Magallum, forma Drag.46, fechable entre los reinados de Claudio y Nerón, y una T.S.G. de La Graufeusenque, tipo marmorata, forma Drag. 24-25, fechable entre los años 40-70 d.C. y tegulae.

LÁM. I. Cata I. Espacios definidos por muro C.

Fase medieval

Cata I Son tres las estructuras de esta fase: una estructura muraria de cierta entidad y dos pozos negros colmatados con sedimento grisverdoso orgánico. Muro C. La tercera estructura muraria, C, orientada norestesuroeste, delimita cuatro espacios. Partiendo del perfil c, atraviesa casi totalmente la cata en esta dirección. Su longitud documentada es de 6,54 m., su anchura de 0,61 m., y su altura documentada de 0,80 m. (de -0,25 m. a -1,15 m.). Está compuesto por hileras de sillarejo y piedras que alternan en ocasiones con pequeños sillares de arenisca amarilla (60x50x35 cm.), formando dos paramentos paralelos. Del derrumbe observable en su lado oeste, puede deducirse que el recrecimiento de este muro se realizó mediante paramentos de tapial. A 3,46 m. de su trazado en su lado este se encuentra interceptado por un pequeño muro de las mismas características estructurales arrasado en su mayor parte por la presencia de una cimentación de la fase anterior. Su longitud conservada es de 0,90 m., su anchura de 0,53 y su altura documentada de 0,80 m. (de -0,25 a -1,15 m.). A la misma distancia y hacia el lado oeste se encontraría también interceptado por un muro de similares características arrasado casi totalmente por la superposición del muro A antes descrito.

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LÁM. II. Alzado muro C. Intersecciones este y oeste.

Esta estructura define pues, al menos cuatro espacios diferentes. Dos de ellos, el espacio NE y el NW, contienen sendos pozos negros, a y b, construídos a base de hiladas de sillarejo. El pozo a, situado en el ángulo que forman los muros A y C, tiene un diámetro de 1,20 m.. Su altura documentada es de 0,95 m. (de -0,38 a -1,33 m.). El pozo b, situado en la prolongación hacia el este del muro C, tiene un diámetro de 1,07 m. y una altura documentada de 0,52 (de - 0,35 a -0,87 m.) (Lámina I. Cata I. Espacios definidos por muro C; lámina II. Alzado muro C. Intersecciones este y oeste).

Cata II: Muro G. De orientación noroeste-sureste, parte del perfil d’. Está compuesto por dos paramentos paralelos a base de hiladas de sillarejo y piedras y materiales reutilizados: un sillar de 98x62x40 cm. y un fuste de columna de 26x26x17 cm.. Su longitud es de 1,68 m., su anchura es de 0,70 m. y la altura documetada de 0,40 m. (de -0,84 a -1,24 m.). El sillar presenta una hendidura en el centro resultado del uso de una clavija para su suspensión4. Pozo d. Situado en la esquina que forman el muro D y el corte d’, se trata de un pozo colmatado con sedimento gris verdoso. Construido a base de hiladas de sillarejo, piedras y un sillar reutilizado de ?x62x50 cm.. Tiene un diámetro de 2 m.. Su altura documentada es de 0,62 m. (de -0,54 a -1,18 m.). Pozo e. Se trata de un pozo de agua seco situado en la zona noroeste de la Cata II. Sobre él descansaban dos atarjeas, y se encontraba sellado por una losa de hormigón. Levantada ésta observamos la composición del mismo. Está compuesto a base de hiladas de piedras, sillarejo y sillares reutilizados, fragmentados o no. Su brocal ha sido realizado en su mayor parte por sillares, uno de ellos fragmentado en dos y dispuestas las mitades en diagonal, se sitúa sobre un muro de fase romana, que posteriormente describiremos, que constituye su cerramiento oeste. Su diámetro es de 2,50 m., su altura documentada es de 2,02 m. (de -1,10 a -3,12 m.) hacia el exterior y de 1,05 m. hacia el interior. El contrapozo lo compone igualmente un potente estrato de grava que perfora la cimentación del muro romano mencionado (Lámina III. Pozo e). Registro material asociado Bastante discordante respecto a su cronología dada la larga perduración admitida, principalmente en la Cata II donde desde un primer momento se recogieron fragmentos de cerámicas pintadas musulmanas y romanas (terra sigillata y campaniense), junto a materiales modernos. Cerámica común no vidriada. Las formas identificadas son, como en el registro anterior, variadas. La decoración consiste en este caso en incisiones lineales o zig-zag en borde y galbo, impresiones digitales a bandas, decoración «a peine», acanaladuras en el galbo y las asas, alguna decoración de ataurique o composición vegetal geométrica y algunos caracteres cúficos. De entre los fragmentos identificados formalmente encontramos: vajilla de cocina (ollas/itas, orzas/citas y cazuelas), vajilla de almacenamiento (jarras, jarros/itos, tinajas, algunas con asas de pellizco al interior para soporte de la tapadera y tres de cuello algo troncocónico en el que aparece excisaincisa una decoración cúfica, fechables en torno al siglo XIII), vajilla de mesa (cuencos y platos), contenedores de fuego (dos candiles de piquera en forma de huso fechables en el siglo XII y un brasero, identificado por el apéndice de apoyo de su base), objetos de uso complementario (tapaderas planas, de borde redondeado y perfil convexo con o sin acanaladura o de borde exvasado ligeramente engrosado; y altas con borde vertical y asidero de pedúnculo), objetos de uso múltiple (alcadafes de labio horizontal engrosado, redondeado o cuadrado, en ocasiones tienen un resalte dejando una hendidura para la tapadera, algunos con decoración incisa punteada en el borde, «de dediles» en zig-zag en el borde y de bandas incisas «a peine» en el cuerpo; y cangilones con marcadas escotaduras). Cerámica pintada en trazos negruzcos o rojizos y blancos, del período de los reinos de taifas y los imperios mogebrinos. Pintada en negro. Encontramos un número importante de esta cerámica, el soporte por excelencia en el que aparece dicha decoración es la jarra de tamaño mediano y grande de pasta grisácea, beige y anaranjada clara, globular, de cuello ancho y borde redondeado o diagonal al interior. La pintura se aplica a trazos ejecutados con los dedos o con un pincel (siglos XI-XII), o motivos lineales simples (siglos XIII-XIV) sobre las partes visibles: borde, cuello, asas y zona superior del cuerpo.

LÁM. III. Pozo e.

Con decoración a la almagra. Aparece igualmente en jarras globulares de cuello ancho en trazos ejecutados con los dedos (siglos XI-XIII) pero también generalizado en jarritos y jarritas globulares, de bases realzadas y con acanaladuras y estrías en el galbo. Pintada en blanco. Se aplica sobre pastas anaranjadas y grises, de ollas/marmitas y jarros/jarras. Se trata también de trazos ejecutados con los dedos o con un pincel (siglos X-XI) y motivos monócromos muy sencillos: líneas, bandas verticales, puntos y en algunos fragmentos trazos finos formando imbricaciones a modo de piña. Cerámica común vidriada. La decoración se limita a incisiones lineales en el cuerpo y circulares en la base, acanaladuras en galbo y asas y en el interior trazos sinuosos de manganeso, sin definir o definiendo un motivo decorativo concreto. Dentro de los vidriados melados destacamos los ataifores y jofainas, cuyo fondo suele ser de repie anular, algunos carenados o con el cuerpo ondulado y con bordes redondeados, diagonal al interior u horizontal al exterior y con acanaladura para la tapadera; platos y cuencos de borde redondeado o engrosado, de base resaltada; ollas y orzas, de cuerpo globular, borde redondeado vuelto hacia fuera o con acanaladura para la tapadera; y cazuelas, de borde redondeado u horizontal, algunas carenadas, con restos de quemado; cuencos, de borde redondeado, algunos carenados, de borde horizontal o con acanaladura para la tapadera. Por otro, en menor proporción tapaderas, jarros/as, jarritos/itas y lebrillos de las mismas características que los no vidriados. Finalmente encontramos candiles de cazoleta abierta, piquera de pellizco y asita (siglos XIII-XIV). Entre los ataifores de mayor tamaño, de paredes curvas rematadas en un borde redondeado y con repie anular, hay numerosos

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ejemplos con decoración epigráfica, pseudoepigráfica, y franjas de palmetas y acantos, de decoración geométrica «verde y manganeso» en el interior, que pudieran fecharse en torno al siglo XI. Encontramos asímismo algunos vedríos blancos y un grupo considerable de vedríos en diferentes tonos de azul cobalto, generalizado en los siglos XIII y XIV en platos, cuencos, jarras y tapaderas. Finalmente encontramos cinco ejemplares decorados con cuerda seca parcial (siglo XII) generalmente en jarras globulares. Otros materiales: Destacamos por un lado los elementos de construcción: tejas y ladrillos. Por otro lado, encontramos restos óseos, ostras; algunos restos de vidrio y metal -clavos, agujas y otros no identificables- y atanores de pequeño tamaño. Material diacrónico - Varios fragmentos de campaniense A, uno de forma Lamboglia 8; B, forma Lamboglia 6 y C, forma Lamboglia 1. - Cerámica común romana: ollas con borde almendrado, de inspiración itálica, tipo Vegas 25; un cuenco carenado, tipo Vegas 8; un cuenco con visera saliendo un poco por debajo del borde, tipo Vegas 10, fechable en el Bajo Imperio y dos morteros de origen itálico, tipo Vegas 7, cuencos poco profundos, de paredes oblicuas muy abiertas, cuyo fondo interior presenta unas estrías muy marcadas para formar la superficie de frotación. - En el material anforario encontramos sobre todo ánforas vinarias con borde de sección cuadrada, algunos fragmentos no identificables (cuerpos y puntas) y un tapón tipo Vegas 62.3. - Dos fragmentos de paredes finas, una posible forma II de Mayet, fechada en la última mitad del siglo II o principios del I a.C.. - Terra sigillata: en primer lugar un fragmento de T.S.I. forma Drag. 27, fechable a inicios del siglo I d.C.; en segundo lugar diez fragmentos de T.S.H. de Tritium Magallum, con algunas formas reconocidas -Drag. 37, Drag.15/17 y Mezq. 16-, otros muchos de T.S.H. de muy dudosa tipología, aunque parecen corresponder al taller de Andújar, y uno de T.S.H. decorada con círculos y palmetas, fechables todos ellos entre inicios del siglo I al II d.C.; finalmente, dos fragmentos de T.S.A. A, uno de ellos de forma Lamboglia 21, forma abierta presente sobre todo en el segundo cuarto del siglo II d.C.; cinco de T.S.A. C, una forma Hayes 76; y cuatro T.S.A. D, dos de forma Hayes 103, presentes desde el siglo IV d.C.. - Material de construcción: imbrices, tegulae, restos de estuco blanco y rojo-, y restos de mármol blanco de muy buena calidad, en ocasiones moldurado, y veteado en negro.

LÁM. IV. Estructura H, prolongación a nivel de cimentación.

Fase romana imperial

Las estructuras murarias se localizan en dos zonas concretas de la excavación, zona NE y SW. Algunas se alinean en sentido nortesur y otras este-oeste, y se sitúan en una cota entre -0,96 y -2,42 m.. La técnica edilicia consiste en la realización de cimientos de mortero, aproximándose al opus caementicium, de 0,80 m. de potencia y 0,75 m. de anchura, excavados en las arcillas, sobre los que se sitúan muros de sillería. Junto a estos muros, encontramos evidencias de derrumbe de otros de las mismas características y cronología, elementos de construcción -sillares, fuste de columnareutilizados en niveles superiores, así como otras estructuras de difícil definición. Estructura H. Esta estructura muraria parte del corte d, orientada este-oeste; su longitud documentada es de 5,35 m. (7,40 m. si contamos la cimentación sobre la que se prolongaría); su anchura de 0,62 m. y su altura documentada de 0,98 m. (de -1,42 a -2,40 m.), dos hiladas de sillares en alzado. Los sillares están hechos de una arenisca miocena que se degrada con facilidad. Se trata de un aparejo isódomo de perpiaños, esto es, sillares dispuestos a soga6, cuyas dimensiones oscilan entre 0,90 y 1,13 m. de largo, por 62 cm. de ancho y por 45 o 48 cm. de alto. La mayoría de ellos

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LÁM. V. Estructura H-I.

presentan marcas circulares producto del uso de garras para su suspensión7 (Lámina IV. Estructura H, prolongación a nivel de cimentación; lámina V. Estructura H-I). Estructura I. Parte de la anterior, a 3,05 m. de la esquina que ésta describe con la estructura J. Se orienta en sentido norte-sur, es decir, perpendicular a la H y paralela a la J. Salvo un sillar, dispuesto a soga, se conserva a nivel de cimentación. Su longitud es de 1,02 m. (3,72 m. si contamos la cimentación sobre la que se prolongaría); su anchura de 0,62 m. y su altura documentada de 0,45 m. (de -1,95 a -2,40 m.). El sillar conservado presenta en una de sus caras una moldura afiletada. Estructura J. Se trata igualmente de una estructura muraria de sillares de arenisca dispuestos a soga. Forma esquina perpendicularmente con el muro H y se orienta en sentido norte-sur, su lon-

gitud documentada es de 4,48 m.; su anchura de 0,45 m. y su altura documentada de 1,44 m., tres hiladas de sillares en alzado (de -1,06 a -2,40 m.). Las dimensiones de estos oscilan entre 1 y 1,30 m. de largo, por 45 cm. de ancho y por 45 o 47 cm. de alto. Presentan también marcas circulares producto del uso de garras para su suspensión, y uno de ellos una posible marca de cantero en forma de cruz (Lámina VI. Estructura J). Estructura K. Se trata de una estructura muraria de orientación norte-sur, sobre la que se sitúa un pozo de época medieval. Su longitud documentada es de 4,50 m. (7 m. si contamos la cimentación sobre la que se prolongaría); su anchura de 1,25 y su altura documentada de 1,46 m., tres hiladas de sillares en alzado (de 0,96 a -2,42 m.). Se trata de un aparejo de sillares ligeramente almohadillados dispuestos a soga y tizón. Sus dimensiones oscilan entre 0,90 y 1,25 m. de largo, por 56 o 62 de ancho, por 42 o 52 cm. de alto. La mayoría de ellos presentan las marcas circulares producto del uso de garras para su suspensión. Uno de ellos presenta una posible marca de cantero en forma de Z. En su lado este encontramos tres sillares derrumbados posiblemente pertenecientes a este muro. Estructura L. Se trata de una posible estructura muraria de orientación este-oeste, que, partiendo del muro H, pudiera conectar con el muro K. De las mismas características que las anteriormente descritas, su longitud documentada es de 0,54 m.; su anchura de 0,62 y su altura documentada de 0,98 m. (de -1,42 a -2,40 m.), dos hiladas de sillares en alzado, uno de los cuales se encuentra seccionado. En lo que pudiera ser la continuación de su trazado documentamos un grupo de sillares derrumbados de lo que pudiera ser su alzado, uno de los cuales (1,10x0,73x0,48 m.) presenta su frente este estriado. Las estructuras descritas permiten establecer la delimitación de diversos espacios, más o menos definidos, como puede apreciarse en el plano; sin embargo, no se han documentados pavimentaciones. Hasta donde es posible matizar, distinguimos los siguientes: - Espacio 1. El delimitado por las estructuras H e I. - Espacio 2. El delimitado por las estructuras H, I y J. - Espacio 3. El que probablemente delimitarían las estructuras J, K y L. - Espacio 4. El que delimitarían las estructuras H-L y K, sin que podamos precisar más sobre su conexión con el resto de las estructuras murarias exhumadas. Como ya hemos apuntado, correspondientes a fase romana imperial, junto a las estructuras descritas, hemos documentado otros vestigios constructivos, que por su alto grado de alteración impiden una adecuada contextualización de los mismos en el conjunto estructural romano-imperial. Así, en el extremo sur de la estructura J, se documenta un conjunto de sillares de menor tamaño a los antes descritos (80x60x45 cm.), algunos de ellos rotos, y posiblemente desplazados de su ubicación original, entre cotas -0,88 y -2,38 m.. Entendemos que estos sillares, del mismo tipo de piedra arenisca que los de mayor tamaño, pueden pertenecer a la fase romana imperial, pero probablemente han sido reutilizados en fase medieval para la construcción de un posible pozo formado por un círculo de piedras informes, de 1,06 m. de diámetro, a -3,05 m., que aparecía colmatado con sedimento gris verdoso. Por otra parte, han aparecido fragmentos de canalizaciones en cotas que oscilan entre -1,72 y -1,95 m.. La primera de ellas se encuentra situada en perpendicular al muro H, en su frente norte, a -1,78 m.. Sus dimensiones son 100x50x40 cm., siendo su specus de 100x24x15 cm.. De idénticas dimensiones a ésta encontramos una volcada en la intersección entre los muros H y J. La segunda, fragmentada, se encuentra en el perfil bajo el muro E, a -1,72 m.; sus dimensiones documentadas son 51x46 cm., teniendo su specus una altura de 3 cm.. La última de las canalizaciones se encuentra situada bajo el derrumbe de la posible estructura muraria L, a -1,95

LÁM. VI. Estructura J.

m. sus dimensiones documentadas son de 44x35 cm., teniendo su specus una altura de 3 cm.. Finalmente, correspondientes a fase romana imperial encontramos un número importante de sillares descontextualizados. Algunos han sido descritos anteriormente, ya que, fragmentados o no, han sido reutilizados en los niveles superiores. Aparecen en el muro E y pozos d y e. Bajo el pozo d se sitúan tres hiladas de sillares, adosados al perfil del muro D, de 27, 40 y 40 cm. de altura respectivamente (de -1,09 a -2,16 m.), así como un sillar volcado de 1,09x0,62x0,42 m. con marca del uso de clavija para su suspensión. Otros se encuentran derrumbados anejos a muros documentados: L y K. Uno de ellos, de 65x50x45m., posiblemente perteneciente al muro L, presenta su cara norte estucada en blanco. Registro material asociado - Aunque seguimos contando con fragmentos de cerámica pintada en negro, rojo y blanco, y cerámica vidriada procedente de las bolsadas de relleno constatadas, a este nivel se adscribe cerámica común sin vidriar, constatándose formas romanas que pasamos a enumerar (Tabla 5: Registro material nivel 4): ollas tipo Vegas 1 y de borde almendrado de inspiración itálica, tipo Vegas 2; cazuelas; jarras y jarros, tipo Vegas 37, 40, 43, 44 y 46; cuencos carenados, tipo Vegas 8; tapaderas, tipo Vegas 16 y morteros, tipo Vegas 17. - Respecto al material anforario contamos con ánforas vinarias con borde de sección cuadrada, tipo Dressel 1. - Campaniense: numerosos fragmentos de campaniense A, entre los que identificamos las siguientes formas: Lamboglia 1, 6, 17, 26,27, 28, 29, 34; y uno de Campaniense C, forma Lamboglia 29.

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- Terra sigillata: en primer lugar dos fragmentos de T.S.H. de Tritium Magallum, formas Drag.15/17 y Drag.27; otros muchos de T.S.H. de muy dudosa tipología, probablemente del taller de Andújar, uno de forma Drag.27, y otro decorado con palmetas, fechables todos ellos entre inicios del siglo I al II d.C.; varios fragmentos de T.S.A. A, formas Lamboglia 17 y 21, y Hayes 103; y, finalmente un fragmento de T.S.A. C., que amplian la cronología hasta inicios del siglo IV d.C. - Material de construcción: imbrices, tegulae, mármol de diferentes tonos, blanco y veteado, alguno moldurado; fragmentos de fr iso; tégula decorada en verde; resto de pavimento dexcontextualizado y estuco rojo, blanco y negro. Fase romana republicana

Los elementos arquitectónicos adscribibles a este período son escasos. Estructura M. Situada en el sector NW de la Cata I. Se trata de un muro compuesto de piedra amorfa y guijarros cuyo trazado describe una esquina de orientación este-oeste y norte-sur. Su longitud documentada es de 3,90 m.; su anchura de 0,45 m. y su altura documentada de 0,62 m. (-2,60 a -3,22 m.) (Lámina VII. Estructura M). Estructura N. Situada en el sector SE de la Cata I. Se trata de un muro de las mismas características formales que el anterior. De orientación norte-sur, su longitud documentada es de 1,40 m.; su anchura de 0,73 m. y su altura documentada de 0,30 m. (-2,68 a 2,98 m.). A dicho muro pude asociarse un pavimento de guijarros del que solamente se conserva un espacio de 1x0,80 m. (-2,90 m.). Registro material asociado Muy escaso, aunque de carácter selecto, y muy fragmentado. Predominan claramente las campanienses sobre las comunes (Tabla 6 y 7: Registro material nivel 5 y 6).

LÁM. VII. Estructura M.

terpretación de los restos exhumados, que vaya más allá de las consideraciones ya planteadas en el anterior apartado descriptivo de las mismas. Por lo que a la cronología se refiere, y según hemos ido avanzando, hay que reseñar que, desde las cotas vírgenes hasta el nivel actual, se ha podido documentar la secuencia completa que se viene constatando en Córdoba. No obstante, esa presencia ininterrumpida del urbanismo provoca una degradación permanente. El reaprovechamiento milenario de los materiales de edificaciones precedentes y del propio espacio urbano determinan una intromisión constante en los niveles de ocupación anteriores. Podemos definir las siguientes fases: Fase romana republicana

- Entre la cerámica común sin vidriar aparecida encontramos formas romanas claras -ollas tipo Vegas 1 y de borde almendrado de inspiración itálica, tipo Vegas 2; cazuelas; jarras y jarros, tipo Vegas 37 y 44; cuencos carenados, tipo Vegas 8; tapaderas, tipo Vegas 16 y morteros, tipo Vegas 17- aunque predominan fragmentos que, aunque de formas no identificable, parecen corresponder a grandes recipientes, vajilla de almacenamiento. - Por lo que respecta al material anforario contamos también con ánforas vinarias con borde de sección cuadrada, tipo Dressel 1. - Campaniense: este material, asociado a los muros y al pavimento definido, representa un porcentaje considerable. Se constatan ejemplares, sobre todo de Campaniense A, formas Lamboglia 1, 17, 26, 28 y 29, pero también Campaniense B, formas Lamboglia 1 y 29; y Campaniense C, forma Lamboglia 19. - De tradición ibérica: algunos fragmentos con decoración a banda y restos de platos. - Terra sigillata: dos fragmentos de T.S.H. de Tritium Magallum, formas Drag.15/17 y Drag.27 y algunos, aunque escasos de T.S.H. del taller de Andújar. - Lucerna. - Cuatro pesas de telar. - Material de construcción: imbrices, tegulae, mármol, blanco o veteado en negro, alguno moldurado. - Vidrio CONCLUSIONES. FASES DE OCUPACIÓN

A tenor de lo expuesto en los puntos anteriores, resulta evidente que el solar se halla muy alterado por sucesivas modificaciones edificativas, por lo que resulta problemático ofrecer una clara in-

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Su adscripción cronológica la encuadramos en el siglo II a.C.. El hallazgo de fragmentos de Campaniense A en los estratos inmediatamente anteriores a la roca estéril marcan una cronología post quem en el primer tercio del siglo II a.C.. Con los escasos restos que poseemos es difícil definir una edificación determinada, aun cuando a esta fase pertenece el único pavimento documentado. La manera de construir no difiere de la existente a la llegada de los romanos. El trazado urbanístico cambia, en dirección norte-sur, es decir, perpendiculares al decumanus. Fase romana imperial

Con el estudio de la terra sigillata aparecida podemos establecer las fechas que delimitan esta etapa. Asociadas a las estructuras murarias se observa un claro predominio de T.S.H. y T.S.A.. Entre la T.S.H. encontramos fragmentos del taller de Andújar, uno de forma Drag.27 decorada; y entre la T.S.A. A encontramos formas Lamboglia 17, Lamboglia 21 y Hayes 103. No obstante, para definir una fecha post quem, poseemos un fragmento de paredes finas. La cronología ante quem se puede fijar por la T.S.A., con lo cuál estaríamos ante una ocupación que empieza en época cesariana, hacia mediados del siglo I a.C., con una larga perduración hasta el siglo IV d.C.. La campaniense aparecida a nivel de cimentación se relaciona con la matriz arcillosa compacta anaranjada en la que se sitúa la cimentación de los muros de sillería. Las construcciones aparecidas no han sido lo suficientemente definitorias de una edificación determinada, por estar enormemente desmontadas y reutilizadas, selladas o rotas por edificaciones posteriores. La disyuntiva planteada es la presencia de un edificio público o privado, una domus. Nos decidimos hasta el mo-

mento por el segundo supuesto, identificando quizás los espacios definidos con diferentes habitaciones, y el muro K con un muro de fachada hacia el exterior. La perfección de los sillares, algunos moldurados, sitúan la técnica edilicia entre las más cuidadas y elaboradas. Si tenemos en cuenta la larga duración de parte de las estructuras, debemos pensar en una continuada remodelación de éstas. La existencia de restos de mármol blanco y cubrimientos parietales hacen pensar en un embellecimiento de las construcciones de esta fase, acorde con los presupuestos imperiales.

que pertenece a los siglos X-XI, tal vez XII (Muro G; pozo d y e); otra que adquiere mayor consistencia a partir de la Baja Edad Media (Muro C; pozos a y b) (Niveles 1 y 2). Bajo ella aparecen diversos estratos de relleno para nivelar el terreno (Nivel 3). Nos encontramos pues ante edificaciones de escasa entidad constructiva, de lo que podría deducirse que esta zona no debió ser una zona nuclear urbana en esta fase. Hipotéticamente, estas estructuras pueden considerarse como pertenecientes a viviendas privadas. Fases moderna y contemporánea

Fase medieval

La ocupación abarcaría prácticamente toda la Edad Media. Podríamos distinguir dos etapas: una, con estructuras muy pobres

La ocupación del solar ha sido permanente. Las estructuras de estas fases han sido en gran medida las responsables de la degradación de los estratos inferiores.

Notas 1

Ibáñez Castro, A., Córdoba hispano-romana, Córdoba, 1983; Ventura, A. et alii, «Análisis arqueológico de la Córdoba romana: resultados e hipótesis de la investigación», Colonia Patricia Corduba: Una reflexión arqueológica, Córdoba, 1993, pp. 87-119. 2 López Rey, N., «Informe de la I.A.U. realizada en el solar nº14-16 de la calle Alfonso XIII de Córdoba», A.A.A.’92, 1995, III; Morena, J.A., «Intervención Arqueológica de Urgencia realizada en el solar nº23 de la c/ Alfonso XIII (Córdoba)», A.A.A.’89 III, 1991, III. 3 Escobar Camacho, J.M., Córdoba en la Baja Edad Media, Córdoba, 1989; Idem, «Córdoba en la época califal», Abderraman III y su época, Córdoba, 1991; Nieto Cumplido, M., Córdoba en el siglo XV, Córdoba, 1973; Torres Balbás, L., Ciudades Hispanomusulmanas, Madrid, 1985. 4 Adam, J.P., La construcción romana. Materiales y técnicas, León, 1996, p.50. 5 Vegas, M., Cerámica común romana del Mediterráneo Occidental, Barcelona, 1973, p.15. 6 Adam, J.P., La construcción..., p.121. 7 Adam, J.P., La construcción..., p.50.

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SEGUIMIENTO ARQUEOLÓGICO EN LA VILLA ROMANA DE “EL RUEDO” (ALMEDINILLA-CÓRDOBA) I: LA NECRÓPOLIS. IGNACIO MUÑIZ JAÉN

Resumen: Se presenta en este artículo una síntesis de los resultados del Seguimiento Arqueológico llevado a cabo en El Ruedo, Almedinilla – Córdoba durante 1997-98 publicados por I. Muñiz, A. Bravo y M. J. Casas (1). Los resultados corresponden a 194 tumbas tardorromanas y de época visigoda que complementan las ya documentadas por S. Carmona en 1989 (2). Se han podido documentar diferentes zonas funerarias, y en función de ello se ha llevado a cabo una revisión de la relación villa-necrópolis. Abstract: The article presents the study carried out on 194 tombs from the final stage of Hispanic-Roman and Visigothic periods. Tombs were found during Archaeological works achieved at “El Ruedo” (Almedinilla-Córdoba). These discoveries, which are analysed by I. Muñiz A. Bravo y M.J. Casas (1) completed those performed in 1989 by Carmona Berenguer (2) and showed up some dressing items as well as graffiti and different burial zones.

1. CIRCUNSTANCIAS DE LA INTERVENCIÓN

En 1997, ocho años después de las primeras intervenciones arqueológicas de urgencia en el paraje conocido como El Ruedo, se llevaba a cabo el Seguimiento Arqueológico del nuevo trazado de la carretera A 340 (Estepa-Guadix) que a su paso por la localidad de Almedinilla quedó paralizada tras el descubrimiento de una espectacular villa romana y una necrópolis asociada a la misma que han aportado a la comunidad científica una voluminosa documentación (3). El nuevo trazado de la carretera, a escasos 20 mts. al Norte de las estructuras de la villa exhumada, fue autorizado por la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía (el 2202 de 1991) tras los sondeos arqueológicos que llevó a cabo la Delegación de Cultura de Córdoba en Junio de 1990 (expediente 1915/B), cuyo informe concluyó positivamente en relación con el nuevo trazado, proponiendo no obstante que los movimientos de tierra se realizaran en presencia de un arqueólogo. En Enero de 1996 la empresa adjudicataria de la obra: AUXINI, se pone en contacto con el Museo Histórico de Almedinilla (que por aquel entonces iniciaba su andadura) para llevar a cabo los trabajos arqueológicos, trabajos que fueron solicitados por nuestra parte como Intervención Arqueológica de Urgencia (el 17-02-1997) ya que intuíamos, por la cercanía del yacimiento arqueológico, los restos documentados en superficie y las informaciones de vecinos referidas a hallazgos arqueológicos dentro del nuevo trazado de la carretera, que la extensión del yacimiento, sobre todo la necrópolis, era mayor. De hecho los sondeos practicados por la Delegación de Cultura en 1990 se centraron en el eje de la futura carretera (coincidentes con un barranco que drenaba las elevaciones situadas al Norte y que había erosionado en gran medida la zona sondeada) pero no

194

los 30 mts. que abarcaba la anchura total de la zanja de la carretera, al incluir unos taludes muy anchos que evitaban la pronunciada pared creada por la topografía del terreno. Fue precisamente en la superficie afectada por los taludes (sectores AA, AO, ABS, AOB, AT), en los bordes de las elevaciones travertínicas que caían hacia el barranco, donde documentamos los hallazgos por nuestra parte, así como en el sector AB (correspondiente con el propio barranco) sobre todo debajo de la antigua carretera Almedinilla-Fuente Tójar que había servido para proteger las estructuras, sellándolas, (al igual que ocurriera con el lateral Oeste de la pars urbana de la villa romana ). El Seguimiento Arqueológico se desarrolló a lo largo de 2.600 mts y afectó a 17.550 mts2., pero la concentración de hallazgos se dio en una superficie de 12.000 mts2: desde el punto kilométrico 8.660 al 8.940., prolongándose los trabajos hasta principios de 1998. Para esta amplia extensión se optó por dividir la superficie en sectores de actuación siguiendo criterios topográficos: AA, AB, ABS, AO, AOB, AT. (que hemos mantenido en la catalogación e inventario finales), comenzando en cada uno de ellos con rebajes en el terreno de 35 en 35 cmts. (con máquina Retro MH6 y cazo de limpieza de 2 mts., que cortaba el terreno de manera homogénea sin horadarlo) con objeto de delimitar las posibles zonas arqueológicas de cada uno de los sectores y proceder a continuación a la excavación manual en extensión si hubiera lugar. Al poco tiempo, habiendo rebajando el terreno 45 cmts. con pala excavadora, se localizan las primeras losas de cubierta de tumbas , arrasadas total o parcialmente por las máquinas. A partir de aquí se rebaja el terreno con máquina sólo hasta los 35 cmts. delimitando una superficie de 36 X 14 mts., que tras la limpieza y la humidificación del terreno nos permite señalar aproximadamente 70 tumbas. Inmediatamente, dada la envergadura del registro, nos pusimos en contacto con la Delegación de Cultura de Córdoba volviendo a solicitar una I.A.U (el 06-03-97) con los medios necesarios y precisos, y gracias a las gestiones del arqueólogo provincial de la Delegación de Cultura Alejandro Ibáñez y a las propias del Ayuntamiento de Almedinilla, la empresa adjudicataria de las obras contrató a tres trabajadores, poniendo a disposición de los trabajos arqueológicos al topógrafo Rubén Gentile (con quien se desarrolló la planimetría y los trabajos de topografía precisos). El ayuntamiento de Almedinilla por su parte proporcionó alojamiento y manutención a los voluntarios que se sumaron desinteresadamente a prestar su colaboración, ofreció el equipamiento e infraestructura del propio Museo Histórico, financió gran parte del material fotográfico (fruto de la documentación fotogramétrica), el estudio antropológico, las diferentes analíticas, y corrió con los gastos de cubrición de uno de los hornos cerámicos exhumados que se trasladó al recinto protegido del yacimiento... sin embargo estos trabajos siguieron inscritos dentro del Seguimiento Arqueológico.

Previamente nos pusimos en contacto con D. Vaquerizo y S. Carmona, anteriores directores de excavación, para llegar a un acuerdo de coparticipación en los trabajos arqueológicos que se iban a llevar a cabo, aunque finalmente declinaron el ofrecimiento. Los medios con que contamos fueron bastante limitados y una vez más nos vimos obligados a recurrir a una sobredosis de esfuerzo personal y al apoyo estimable de voluntarios, que en ningún caso deberían sustituir los medios dignos que cualquier investigación científica debe tener. No obstante, a pesar de las circunstancias y de las carencias expuestas, podemos decir que el trabajo emprendido permitió una correcta documentación arqueológica (salvo para el caso de los silos) que se expresa en 6 hornos de cerámica, 77 silos, y 194 tumbas que, sumadas a las 139 exhumadas en 1989 (4), convierte a esta necrópolis tardoantigua y de época visigoda en una de las más extensas de las documentadas en la Península Ibérica.

Como decimos, todos los restos arqueológicos fueron documentados por fotogrametría e introducidos sus datos topográficos y planimétricos en soporte informático (Autocad 12 para Windows). Los estudios antropológicos a pie de excavación no se pudieron realizar (hoy por hoy algo “imposible” en actuaciones de urgencia), y sólo a posteriori se estudiaron los restos óseos de 18 tumbas (5), que fueron seleccionadas teniendo en cuenta consideraciones topográficas, cronológicas, de conservación, asociación con ajuares, o por cuestiones de patologías que pudieron ser vislumbradas durante la documentación arqueológica. Las tumbas documentadas fueron 194 de las cuales 18 quedaron afectadas en mayor o menor medida por las máquinas. Tabla 1. TUMBAS AFECTADAS POR LA MAQUINARIA Arrasada totalmente

Arrasada parcialmente

Arrasada la cubierta totalmente

Arrasada la cubierta parcialmente

7 AA D2 ABS I ABS K ABS N ABS X ABS

3´´ AA 11b AA A ABS 1 ABS J ABS

11 AA 7 AA 18a AA 25c AA W2 AA

11b AA 15b AA J ABS M ABS Ñ ABS

2. PROCEDIMIENTO DE TRABAJO

Como hemos expresado los trabajos comenzaron marcando sectores que se ajustaban a las características topográficas del terreno (o a las características propias de los trabajos de la carretera: como la ampliación del talud en el sector AT). Una vez rebajado el terreno 35 cmts. con pala excavadora se procedía a la excavación manual en extensión del sedimento de 1015 cmts. (a veces menos) que quedaba sobre las tumbas, optando por exhumar una cantidad fija de tumbas al día (una media de 5) por varios motivos: 1. Dado el mal estado de conservación de los restos óseos se prefirió no dejarlos expuestos a la intemperie de los meses lluviosos de Invierno y Primavera para evitar su deterioro definitivo.

Para finalizar este apartado queremos expresar que los resultados que se presentan aquí son provisionales, ya que somos conscientes de la aún mayor amplitud de la necrópolis, y de la necesidad de finalizar los diferentes análisis que ayuden a una interpretación más cercana de la realidad del devenir histórico de este lugar. 3. LA CONSERVACIÓN Y EL EXPOLIO ANTIGUO

2. Para obstaculizar cualquier acto de vandalismo sobre los restos, al no existir un vallado o protección de los distintos sectores arqueológicos. Una vez excavado manualmente el sedimento de 10-15 cmts. que cubría las losas de las tumbas se procede a documentar la cubrición con fotogrametría, cumplimentando las fichas individuales realizadas expresamente para este yacimiento por nosotros: coordenadas, descripción de la cubierta (tipo, tamaño, material, nº losas, marcas), orientación. A continuación se prosigue con la excavación manual de la fosa hasta la exhumación de los restos que vuelven a ser documentados con fotogrametría, recogiéndose en la ficha las coordenadas (del centro de la cabecera y pies, con la altura respecto a la superficie, a través de una estación Pentax PCS IS), medidas (anchura , longitud y profundidad de la misma), posición y orientación del enterramiento (nº individuos, estado de conservación, edad aproximada), consideraciones antropométricas (cuando la buena conservación lo permite), descripción de los ajuares personal y/o ritual (número, descripción, posición, estado de conservación), descripción de tipos de sedimento (interior/exterior fosa), dibujo y fotografía general de cubierta y enterramiento, y tratamientos preventivos a que hubiera dado lugar. Recogido el material óseo (sólo aquel bien conservado se protege y consolida con solución de pegamento o Paraloid al 10%), se procede al cribado del sedimento con criba de 0,3 mm, y a la recogida de muestras de tierra (del interior de la fosa y del interior de las jarras funerarias).

Muchas tumbas fueron dañadas por la erosión y las labores agrícolas (en algunos casos este deterioro llega hasta el punto de conservarse sólo la huella del fondo de la fosa), otras muchas están deterioradas por expolios antiguos, y todas , en mayor o menor medida, por la acción de las raíces de olivos y almendros. Las raíces de almendros y olivos son los principales causantes de la pésima conservación ósea de las inhumaciones, ya que al carecer de un suelo profundo (1 a 0,20 mts. como máximo) las raíces han buscado la tierra y la humedad refugiada en las fosas horadadas en el travertino, introduciéndose de manera muy agresiva y alterando los restos arqueológicos de manera profunda. Todas las tumbas han sido afectadas en sus fosas por esta circunstancia, cuyo caso más acentuado lo constituyen las tumbas 6 A y 6B en donde las gruesas raíces han atravesado de punta a punta la fosa creando unas alteraciones postdeposicionales significativas. Este hecho ha provocado una conservación diferencial de los restos óseos, ya estuvieran en el interior de la fosa o en la superficie (junto o encima de las losas de cubierta), que explica la mejor conservación ósea para este último caso. Los huesos del cráneo, tórax, vértebras y coxal han sido los más dañados y peor conservados, impidiendo acceder a gran parte de la información antropológica (sexo, patologías...), siendo menor el

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deterioro en los huesos largos: húmero, radio y cúbito, fémur, tibia y peroné.

Tabla 4. RELACIÓN ENTRE TUMBAS EXPOLIADAS/FALTA DE CUBIERTA

El deterioro llega a provocar incluso la desaparición completa de los restos óseos (o sólo la presencia de esquirlas y algún diente), si bien este hecho corresponde posiblemente con enterramientos infantiles (más frágiles en su conservación).

Tumbas con Cubierta

Tumbas sin Cubierta

Tumbas sin cubierta y expoliadas de antiguo

93

101

34

Esta circunstancia se ha documentado en diferentes necrópolis, de las que pueden ser buen ejemplo la tumba 33 de Gerena-Sevilla (6), o las tumbas 22 y 27 de la necrópolis de Las Huertas en La Roda de Andalucía-Sevilla, interpretado no obstante por sus excavadores como posibles tumbas conmemorativas (7).

Tumbas con cubierta (parcial) y expoliadas de antiguo

Tabla 2. ESTADO DE CONSERVACIÓN DE LOS RESTOS ÓSEOS Sin restos óseos Sin restos óseos (último último inhumado inhumado) y acumulación ósea en los pies fosa/lateral/ superficie Fosas + 1,5 mts.

8

5

Fosas - 1,5mts (posiblemente niños)

13

0

Por su parte las labores agrícolas y la erosión han afectando en el total de los sectores a 13 tumbas, haciendo particularmente mella en el sector ABS (en la conexión con AT y AA). Tabla 3. TUMBAS AFECTADAS POR LA EROSIÓN Y LAS LABORES AGRÍCOLAS Arrasadas totalmente

Arrasadas parcialmente

4, 5, 6, 11, A1, C, F ABS 3 AB

3, A ABS 2 AB Y7, 13 AA

Posiblemente muchas de las tumbas que aparecen sin cubierta, que suman un total de 101, debieron ser afectadas también por las labores agrícolas, ya que sabemos y hemos constatado que parte de la c/ El Barrio de la localidad fue pavimentada en su acerado primitivo (principios del siglo XX) con losas extraídas de la necrópolis (también aparecen algunas en el antiguo acerado del Paseo Moreras). No obstante algunas de las tumbas no debieron tener cubrición en origen al hallarse restos de jarras rituales sobre la superficie de la fosa colmatada ( 17 AT) o por la profundidad a la que se encontraron ( 22, 24 AT), aunque sólo podemos tener cierta seguridad del uso de losas para el acerado moderno en aquellas tumbas que presentan huellas de expolio antiguo y que no tienen cubierta. Las huellas de expolio antiguo lo asociamos claramente con la actuación de un vecino de Almedinilla: Frasquito “el zorro”, que desde principio a mediados del siglo XX se dedicó a abrir tumbas como comentan vecinos de la localidad y descendientes del referido Frasquito.

196

3 Son 37 las tumbas con huellas claras de expolio, 34 sin cubierta y 3 con cubierta salvo la losa de cabecera, porque es precisamente la cabecera el lugar escogido por Frasquito para el expolio en busca de la jarra funeraria, expolio definido por una tierra gris oscura suelta (con el material arqueológico profundamente removido) y delimitada claramente del resto del sedimento de la fosa que posee el característico sedimento gris claro más compacto. De las 34 tumbas con huellas de expolio, 19 fueron expoliadas en su totalidad, con el sedimento gris claro esparcido de forma homogénea por toda la fosa y mezclado con el gris oscuro, y algunas de ellas (tumba 2 , 9 AA) cubiertas de piedras (a manera de “majano” o acumulación de piedras para facilitar la labor agrícola de la finca). A este respecto no nos cabe duda que, en nuestro caso, la cubrición de la fosa con piedras no responde a un tipo de cubierta de tumbas, como se ha documentado para otros casos (8). Las huellas de expolio en los sectores AT, ABS, y sobretodo en AA, se explica en contraste con el sector AO ( donde no aparecen estas huellas), al margen de cualquier consideración de orden más específico (propiedad de la finca, preferencias...) , por existir en aquellos una menor potencia de sedimento cubriendo las tumbas (por regla general oscila entre los 20-45 cmts. frente al metro en el sector AO), y porque el sector AO quedó protegido en gran medida por la antigua carretera. Existen 67 tumbas sin cubierta que tampoco presentan huellas de expolio, y una vez restadas las arrasadas totalmente por máquinas y por los arados-erosión (que pudieron tener cubierta en origen) nos quedan 54 tumbas sin cubierta. 4. DELIMITACIONES, SEÑALIZACIONES Y ORIENTACIÓN DE LAS TUMBAS

Las tumbas de El Ruedo se organizan en hileras, más o menos paralelas, como resulta muy frecuente en las necrópolis de estos periodos. Las hileras van creando alienaciones más o menos densas con espacios libres intercalados, en una distribución que no sólo serviría para facilitar el acceso a la tumba sino para dar continuidad en el tiempo a la misma, al ir extendiéndose paulatinamente, y con cierto orden progresivo, hacia el Este (donde encontramos los materiales más tardíos: broches liriformes, broche de placa rígida...), creando zonas funerarias diferentes. Estas zonas funerarias nos hablan de una concepción global del espacio funerario que respeta en el tiempo las zonas anteriores, con probables intercalaciones de tumbas que se debieron suceder en las zonas funerarias inmediatamente anteriores a la que estuviera en uso en un momento determinado.

197

FIG. 1.

1

2

4

3

Estas intercalaciones pueden explicar ciertas agrupaciones o desviaciones en la composición “en hileras” del espacio funerario, explicables de diferente manera: distintos grupos de población, desinterés por seguir este orden (en periodos por ejemplo de gran mortandad o desatención por parte del ostiario)... pero que nosotros a falta de un estudio más pormenorizado sobre estas cuestiones lo vinculamos más con estas dos hipótesis que pudieron funcionar en combinación: a) Reagrupaciones de carácter familiar a lo largo del tiempo (y no necesariamente en la más estricta sincronicidad), en donde determinados individuos optarían por no enterrarse en la nueva zona funeraria “abierta”, sino continuar vinculados con sus ancestros más inmediatos. b) Densidad de ocupación del espacio funerario, bien en los momentos previos a la “apertura” de la nueva zona funeraria, bien por haberse agotado precisamente todas las zonas posibles (debido a la presión sobre cultivos o propiedades). Siguiendo las prospecciones realizadas por nosotros en 1998, y a falta de los necesarios sondeos arqueológicos que permitan delimitar con claridad la necrópolis, podemos intuir una extensión cercana a las 5 hectáreas (que se desarrolla hacia el Norte y el Este de la villa romana), extensión similar a la calculada para la necrópolis de El Lomo de Bollullos Par del Condado –Huelva- (9), aunque seguramente esta superficie funeraria, al menos la de El Ruedo, se vea interrumpida en diferentes sectores o zonas sin ocupar en densidad toda ella. Estas interrupciones en el espacio funerario se documentan entre las tumbas exhumadas de El Ruedo, y sin entrar ahora en consideraciones de orden topocronológico, social, tipológico o de ritual que pudieran explicarlas, advertimos una primera diferenciación topográfica que lleva a concentrar las tumbas en zonas distintas. ZONA FUNERARIA 1: corresponde con el sector AO, continuación de las tumbas excavadas en 1989, algunas de ellas quedaron en el perfil Norte y fueron documentadas por nosotros: M, N, Ñ AO correspondiendo respectivamente a las tumbas 114, 113 y 112 de Carmona (10), afectadas por la erosión y el expolio reciente de las losas de cubierta. Otras se extienden por el Sur (A, B, C, D, E, F, G, H, I, J AO), y es muy posible que continúen hasta la inmediatez de la zona de hábitat (a la altura del Ninphaeum de la pars urbana de la villa). Dos tumbas (K, L - AO), algo separadas del grupo y hacia el Oeste, pudieron estar relacionadas con las tumbas arrasadas y no documentadas en 1989 (11) que se extendían al Oeste, ocupando una superficie que pudo acercarse a los 400 mts2 si tenemos ahora como referencia la tumba L –AO. Este sector queda delimitado claramente por un camino o acceso muy perdido (realizado a partir de cantos rodados, tegulae, ladrillos y fragmentos de cerámica) no documentándose más tumbas por encima del mismo. El camino ha conservado tramos, no conectados entre sí, situados a 2mts. al Norte de las últimas tumbas documentadas en 1989 ; de 4 mts. de anchura en su parte mejor conservada, y con tres tramos de 12 mts., 2 mts., y 5 mts. de longitud respectivamente. Se encuentra sobreelevado con respecto al suelo original de margas, unos 40 cmts., sostenido y delimitado en sus laterales por losas de piedra (dos en el tramo 1º por el lado Sur), y por pequeños muros de piedra trabada con barro (se documentan dos en

198

lado Norte), tal vez semejantes al que se observó durante la intervención arqueológica de 1989. El camino-acceso parece haber girado en dirección a las tumbas del sector ABS, pero no podemos precisar si se trataba de un acceso a las tumbas o una calzada en torno a la cual se extienden las inhumaciones, calzada que sería en cualquier caso secundaria, y conectada con vías de comunicación más importantes: la más cercana Corduba-Iliberris que discurría cercana al Cerro de las Cabezas (Iliturgicola) yacimiento que fue el municipia más próximo a la villa de El Ruedo, con quien debió vincularse de algún modo la villa de Almedinilla. ZONA FUNERARIA 2: Corresponde con el sector ABS (sin las tumbas 10,11,12,13) y queda claramente separado del anterior por 40 mts. de distancia y por el hundimiento del terreno que generaba un pequeño barranco que drenaba las elevaciones situadas al Norte de la villa romana en dirección O-E. En este sector se conservan los restos de una construcción, muy perdida, consistente en un muro de mampostería y un pavimento de opus signinum, orientada NO-SE (asociado a un vaso cilíndrico de vidrio, con decoraciones vegetales) con la que parece haber tenido relación directa la tumba A1. Las reducidas dimensiones de nuestra estructura estaría posiblemente en relación con un mausoleo como los documentados en El Daimuz (El Ejido-Almería) (12); Punta del Moral (AyamonteHuelva) (13); Cerro del Cernícalo, Itálica (14); o el más cercano de Los Molinillos (Baena-Córdoba), estructura cuadrangular de 5,40 mts. X 4,80 mts. orientado O-E hecho de mampostería y suelo de opus signinum perforado por tumbas que su excavador interpreta como “monumento funerario de tipo colectivo y de carácter familiar”, fechado entre los siglos IV-VI (15). ZONA FUNERARIA 3: Corresponde con el sector AA y AT (incluídas las tumbas 10, 11, 12, 13 ABS) situado en la misma zona alta y llana que el sector ABS. Creemos que esta zona se diferencia topográficamente de la anterior por una separación de 10 mts. existente entre las tumbas 9 y 10 (sin considerar la separación entre las tumbas 4 –7, al ser ésta una zona muy arrasada por las labores agrícolas). Hacia el Sureste del sector AA se documentó la existencia de una era moderna de 10 mts. de diámetro y un “majano” de 4 mts de reciente uso que no parece haber afectado al espacio funerario, delimitado por el Sureste por cuatro orificios redondos practicados en la roca, junto a las tumbas X , W1, W, de 30 cmts. de profundidad , y con 90, 60 y 50 cmts. de diámetro respectivamente, que contenían una tierra negra con abundante ceniza, huesos de animales y fragmentos cerámicos ( cerámica común y un fragmento de lucerna en el orificio 1), que tal vez esté relacionado con las prácticas de los banquetes funerarios. Estos posibles espacios fueron también documentados entre las tumbas exhumadas en 1989, en concreto fragmentos de lucernas entre las tumbas 91-93, y cerámicas “a mano”, silex, carbones y conchas entre la 59-71 (16). Como decimos estos sectores debieron quedar separados del anterior, aunque será necesario definir con claridad la extensión última de la necrópolis para poder verificar esta cuestión, y mucho nos tememos que para este menester no vamos a tener la ayuda de la buena conservación de las tumbas, muy afectadas por la erosión, las labores agrícolas, el expolio antiguo y el deterioro producido por la vegetación como ya hemos visto.

FIG. 2.

199

200

FIG. 3.

ZONA FUNERARIA 4: Corresponde con el sector AB, o zona del barranco. La documentación de una tumba en la base del mismo barranco (1-AB), y dos en la ladera que cae hacia éste desde la zona amesetada (2, 3 – AB), realizadas todas con ladrillo y tegulae sobre tierra, parece contradecir la lógica de haber huido de este lugar por los problemas de escorrentía y erosión que soportaría. Según se desprende de los resultados de la prospección del entorno (restos óseos, tegulae), es posible que estas tumbas, dispersas y separadas entre sí, continúen barranco abajo hasta la c/El Barrio de la localidad.

Las variables que hemos considerado no explican por sí solas ninguna de las zonas funerarias, pero en conjunto sí iluminan algo la problemática. Estas variables son las siguientes: Tabla 6. RELACIÓN ENTRE VARIABLES EN LAS DISTINTAS ZONAS FUNERARIAS ZONA TOPOGRÁFICA

1

2

3

4

TIPO TUMBA

15 F (1989): 133F Total: 148F 6T

27F 4T

144 F (+1 sarcof.)

3T

AJUAR PERSONAL

7 (1989): 30 Total: 37

3

20

0

AJUAR RITUAL

4 (1989): 41 Total: 44

1

55

0

AJUAR MIXTO

2 (1989) 20 Total: 22

1

16

0

ELEMENTOS DEL VESTIDO (hebillas, broches, fíbulas)

1 (1989): 4 Total: 5

0

8

0

REUTILIZACIONES *

2 (1989): 4 Total: 6

2

32

0

Restos óseos sobre la tumba

0 (1989):1 Total: 1

0

24

0

AMORTIZACIONES

Horno 2, 3, 4 (estructuras de la villa )

Algún silo zona N

Horno 1

Horno 1

CRONOLOGÍA

IV-VIII

IV-V

V-VIII

III-IV

Máxima ocupación

V

IV

VI-VII

III

FASES DE LA VILLA

3ª 4ª

3ª 4ª



2ª 3ª

Tabla 5. NÚMERO DE TUMBAS POR ZONAS FUNERARIAS ZONA 1

ZONA 2

ZONA 3

ZONA 4

15 (1989):139 TOTAL: 154

31

145

3

Nada apunta en el sentido de considerar las distintas zonas funerarias fruto de la existencia de poblaciones diferentes que eligieran espacios exclusivos para sus muertos, ni en la sincronía ni en la diacronía de la ocupación funeraria de la necrópolis. La intercalación de tumbas de diferentes cronologías en el mismo espacio funerario (17), las reutilizaciones familiares de muchas tumbas (incluidas las que poseen restos óseos en la superficie de la misma), la progresiva extensión hacia el Este manteniendo gran parte del ritual (orientación, jarra funeraria de igual o similar tipología, disposición del cuerpo...), y el propio respeto por cada una de las zonas funerarias y por el espacio funerario global, nos llevan a esta conclusión. Por otro lado no pensamos que las distintas zonas funerarias respondan a agrupaciones por status social o económico diferente dentro de la misma comunidad (inferido del tipo de ajuar personal), ya que existen ajuares personales que pueden hablar (y de hecho para nosotros así lo hacen) de diferencias sociales en todas las zonas. Esta misma consideración se puede trasladar en relación a los aspectos religiosos ya que no existen diferencias significativas en los rituales que nos pueda estar hablando de comunidades religiosas distintas dentro de una misma población, enterradas coetáneamente en diferentes zonas funerarias. Así los elementos de ritual más claros: las jarritas funerarias y la orientación de las tumbas, se reparte por todas las zonas. De existir en algún periodo una mezcolanza de credos paganos y cristianos (como es probable que ocurriera) se hubieran dado en una misma zona funeraria como expresión de una comunidad cultural hispanorromana homogénea que incorpora rituales en un sentido u otro. Para nosotros las diferencias en cada una de las zonas funerarias, se deben básicamente a una cuestión cronológica, difícil de concretar bien es cierto, pero vislumbradas por el “estiramiento” hacia el Este del espacio funerario. Sólo la presencia/ausencia de determinados elementos de ajuar personal (elementos de vestido más o menos fechables: hebillas y broches), y la proporción entre las variables que se expresan en la tabla 6 nos indican un marco cronológico general de cada una de las zonas funerarias, que en general se enmarcan entre el siglo IV al VIII. Esta consideración no anula, como decíamos más arriba, que diferentes zonas funerarias fueran ocupadas sincrónicamente intercalando algunas tumbas en el espacio funerario previo.

T: tegulae F: fosa * (más de dos individuos, en conexión, lateral y/o pies fosa) Los índices en la zona 2 y sobre todo 3 (en lo referente principalmente al ajuar ritual) se debería considerar más altos teniendo en cuenta el expolio/conservación (ver supra). No hemos documentado túmulos sobre las tumbas a modo de señalización, pero por el contrario sí hemos constatado algunas marcas sobre las tumbas como el calzo cúbico de arenisca con un graffitti en cruz (de brazos horizontales más largos) sobre la tumba 4 AA, que en nuestro caso lo relacionamos directamente con el

201

culto cristiano. En los pies de esta tumba también se pudo comprobar cómo la losa de cubierta, de arenisca, se encontraba levantada verticalmente a modo de señalización. La orientación de las tumbas es de O-E, con la cabecera en el Oeste y los pies en el Este, siendo la variación más generalizada la que se dispone de NO-SE. La orientación N-S, anterior al siglo IV, se documenta en El Ruedo sólo en la tumba 21 excavada en 1989 (18), y en diferentes necrópolis vemos como esta orientación se combina con la O-E, como ocurre en Valderrubio-Granada (19). Por el número de sepulturas exhumadas en El Ruedo y la superficie funeraria abarcada, la orientación E-O quedaría vinculada a nuestro juicio ya no en relación con algún edificio religioso, posibilidad planteada en otras ocasiones, sino con la intencionalidad de vincular las tumbas con el Sol Naciente, orientación que reforzaría la vinculación del difunto con su sepulcro y con “ las vicisitudes de la luz y las tinieblas” (20), aunque pensamos que la vinculación estrecha entre la orientación E-O de las tumbas y el culto cristiano debe ser matizado, ya que, como es bien sabido, la relación entre la muerte y el astro solar Helios arranca ya del paganismo, y concretamente de los cultos orientales, donde el Sol es el dios psicopompo que acompaña y protege al difunto (21), y como Sol Naciente signo de resurrección que anuncia el renacer del dios Attis. La variación en la inclinación O-NO, E-SE que poseen las tumbas de El Ruedo puede responder a cuestiones de adaptación topográfica (como puede darnos a entender las tumbas situadas más hacia el Este y en concreto las tumbas 28´ , 30, 31, 32, 33, 34 AT, o Vg, Vf, Ve, Va, W4, W3 AA.), o deberse a la estación del año en la que se realiza la primera inhumación, que explicaría la orientación O-E en aquellas tumbas que se distribuyen de forma dispersa por el espacio funerario dominado por la orientación NO-SE (por ejemplo las tumbas C, 12, 13 AT, 1, 11, 27 , K1, K2, K, V3, Y4 AA, 2, 3 AB). Nosotros pensamos como más probable la última hipótesis, al igual que Murillo cuando sostiene para la necrópolis de El Ochavillo que “podría estar en relación con el momento del año en que se produjera la muerte y con la mayor o menor intensidad de los trabajos cotidianos” (22). En definitiva pensamos que la orientación O-E y NO-SE responde al hecho intencionado de dirigir las miradas del difunto hacia el amanecer del nuevo día, como símbolo de resurrección, dentro una tradición pagana que es adoptada sin solución de continuidad por la comunidad cristiana, sobre todo a partir del siglo IV. 5. CUBIERTAS Y FOSAS

En las tumbas exhumadas por nosotros se reproducen los mismos tipos de cubierta y fosas que las documentadas en 1989 (23), aunque encontramos variantes significativas a tener en cuenta. Las fosas adquieren las mismas formas que en las exhumadas en 1989: básicamente en forma de bañera, tendiendo a la forma rectangular o trapezoidal, con unas dimensiones que oscilan entre 1,30 mts. a 2 mts., una anchura entre 30-60 cmts., y una profundidad entre 30-60 cmts, excavadas en su mayor parte en la roca natural de travertino, y en algún caso sobre tierra. No hemos encontrado ninguna relación entre la forma de la fosa, el contenido de la inhumación, la zona funeraria, o el tipo de

202

cubrición (sobre fosa se entiende), y pensamos que la realización de la misma sigue variantes no significativas que provoca que los lados se redondeen más o menos según la tumba y las características del sedimento. No obstante el tipo de fosa más documentado es el trapezoidal con ligera curvatura en los laterales. La protección lateral de la fosa para evitar su desplome lo documentamos en las tumbas 33 a AA (en el lateral) y 39 AA (en la cabecera). La fosa puede presentar un escalón previo horadado en la roca, para acoplar las losas de la cubierta: tumbas 15, 16, 17 D , 24, Va AA, y algunas fosas poseen un rebaje en los pies o una separación a partir de una pequeña laja para situar los huesos acumulados en esta zona (este es el caso de las tumba K AO, para el primer caso., o de las 27 AT, 28 AT 24 AA, para el segundo). No hemos hallado dentro de la fosa enlucidos o restos de cal, como parece intuirse en las tumbas nº 25, 28, 36 y 71 excavadas sobre tierra y documentadas en 1989 (24). Las cubiertas siguen los esquemas siguientes: 1. Cubierta irregular de losas de piedra sobre fosa.: En 1989 fueron la mayor parte de las tumbas documentadas con un 61,5 % sobre el total (25). Entre las documentadas por nosotros también constituyen el tipo más generalizado con 10 tumbas en el sector AO, 6 en ABS, 6 en AT y 31 en el sector AA. Están formadas por losas de piedra caliza brechífera y travertino, asociadas frecuentemente a lajas (que suelen ubicarse en los pies de la tumba, salvo las tumbas 42 AA y Y3 AA que la ubican en la cabecera) , originando un subtipo mixto (losas-lajas) con tres tumbas en el sector AO, 4 en AT, y 12 en AA. El número total de losas oscila entre 2 y 5 (aunque la tumba E1 ABS sólo posee una), suelen ser rectangulares (algunas cuadradas), más o menos regulares, y con dimensiones variables entre 30-70 cmts. de longitud, 50-98 cmts. de anchura, y 15-30 cmts de grosor, situadas de mayor a menor tamaño desde la cabecera a los pies, y algunas con forma que hemos venido en llamar “cruciforme”, al tener la losa central más anchura que las restantes (este es el caso de las tumbas M, E AO y 16 AA). Todas las tumbas de este tipo poseen calzos de piedras, cerámica (generalmente de almacenamiento), y fragmentos de material constructivo (ladrillos y tegulae), bordeando las losas o entre ellas, pudiendo estar las losas completamente rodeadas de calzos (Tumba F AO). La cubierta puede estar apoyada en un rebaje, en forma de escalón perimetral a la fosa, que se practica en la roca, encajando de esta manera las losas de forma más eficaz. Las losas están colocadas normalmente “en seco” pero también hemos documentado tumbas cuyas losas se presentan trabadas con arcilla, entre las juntas y por debajo de las mismas, como ocurre con las tumbas 9, 12, 14, 15, 16, 20 en el sector AT y 41, 45, V en el sector AA. 2. Losas de opus signinum y arenisca: Aquí incluimos las tumbas con losas realizadas de opus signinum (B ABS, V1 AA y 17 AA, esta última con todas las losas de esta factura), y en algún caso de arenisca (K AO, 4 AA, ambas con una losa situada en los pies). 3. Cubierta de lajas sobre fosa: Corresponde con las tumbas que Carmona define como cubiertas de “losas de pizarra” (26). Sin embargo estas losas (lajas, losetas o lastras) son en realidad lajas de caliza con granulometría fina, muy compactada (areniscas calcáreas bioclásticas).

Este tipo se encuentra en las tumbas 28 AT, 17E, 45A AA y la única diferencia respecto al tipo 1 anterior estriba en el menor grosor de las lajas (entre 5-10 cmts.) que cubren toda la fosa sin acompañarse de losas (al contrario de lo que ocurre con el tipo mixto). 4. Cubierta de losas bien trabajadas sobre fosa: Son muy pocas las tumbas que se clasifican en este tipo, tres en el sector AA y una en ABS. Responden a losas de piedra caliza o arenisca bien trabajadas y de aspecto regular. 5. Cubierta con grandes ladrillos sobre fosa: Sólo se documenta el caso de la tumba Ñ ABS, cubierta por tres grandes ladrillos (el de la cabecera muy perdido por efectos de la maquinaria) con calzos de ladrillo sobre la cubierta. 6. Cubierta con ladrillos sin fosa: Pueden incluirse en este tipo las tumbas 2, 3 AB, muy arrasadas por la erosión y las labores agrícolas. 7. Cubierta con tegulae a “dos aguas” sin fosa: Reponden a este tipo las tumbas 1 AB, y C, E ABS. 8. Cubierta mixta con tegulae “a dos aguas” y losa sin fosa: Estas son las características de la tumba M ABS, afectada por las máquinas de la carretera, pero que nos muestra su disposición a partir de dos tegulae ”a dos aguas” en uno de los laterales, que se apoyan en el otro lateral en dos losas calizas y un conjunto de pequeñas piedras. 9. Sarcófago de piedra: Documentamos un solo caso en la tumba 36 AA, consistente en un pequeño sarcófago irregular y tosco sobre piedra caliza (para acoger un cuerpo infantil), de tendencia rectangular, con 1,10 mts. de longitud, 28 cmts. de altura y un grosor de 10 cmts. Ha perdido la parte de los pies y no posee cubierta. 10. Fosa sin cubierta: Ya apuntamos con anterioridad que existen 101 tumbas sin cubierta, y que en muchos casos pudieron haber sido reutilizadas en parte del acerado de las calles El Barrio y Paseo de las Moreras de Almedinilla a principio de siglo, o simplemente sustraídas de su lugar original. Creemos que la erosión y las labores agrícolas sucesivas debieron afectar a las cubiertas de las tumbas, como defiende Carmona para las exhumadas en 1989, pero pensamos que también debieron de existir tumbas sin cubierta en un origen (como nos advierte la tumba 17 AT), sin posibilidad no obstante de discernir cuántas de las 54 tumbas sin cubierta (y sin afectar por las máquinas, el expolio, la erosión o el deterioro por labores agrícolas) se encontraban en un origen sin cubrición. Se debe tener en cuenta que la fosa sin cubierta es un tipo de tumba documentada para estos momentos con relativa frecuencia y que responde a un modelo “más simple y económico” (27) . 11. Fosas cubierta de piedras: En nuestro caso las tumbas con fosa cubierta de pequeñas piedras, 2 y 9 AA, no responde al tipo V B de la clasificación de Ripoll como “fosa excavada con cubrición de cantos” (28), sino que se trata de dos tumbas con huellas de haber sido expoliadas y que terminan por cubrirse de pequeñas piedras (entre las cuales aparecen cerámicas modernas) a manera de “majano” o acumulación de piedras para facilitar las labores agrícolas. 6. LOS RITUALES FUNERARIOS

Las tumbas documentadas en El Ruedo poseen como ritual funerario la inhumación, práctica funeraria que, como nos refiere

Turcan, se extiende por el Imperio Romano desde el siglo I sustituyendo de forma paulatina a la incineración (de manera definitiva en el siglo IV), como consecuencia de una variedad de contenidos filosóficos, tradiciones locales y orientales que arrancan del propio contexto pagano y terminan extendiéndose con el cristianismo (29) . Una vez lavado el cuerpo con agua y algún ungüento, se debió realizar el amortajamiento con prendas de tela blanca, que en algún caso ha quedado impresa sobre los objetos de adorno personal. Así lo comprueba Carmona para el 6,45 % de las tumbas documentadas por ella, en donde aparecen fragmentos de tejido sobre pulseras de hierro (30). Sin embargo no tenemos la seguridad de si estos tejidos proceden del sudario o por el contrario de la vestimenta. En el caso de los restos de tejido encontrados en las pulseras supondría que los difuntos desnudos portarían elementos de adorno. Nosotros hemos documentado en la tumba W1 AA, en la aguja de la hebilla del broche liriforme asociado al individuo 1, restos de tejido realizado con la técnica 1X1, que parece más acertado vincular con la vestimenta. Por otro lado creemos que los alfileres encontrados en la tumba B ABS por nosotros (y por extensión todos los demás), parecen haber estado en relación más con el peinado femenino o con la sujeción de algún pañuelo que con la existencia del sudario (ya que se suelen documentar en torno al cráneo). La presencia de alfileres en las tumbas es reducida (en los sectores AT, AA y AB inexistente ), mientras parece que la práctica de amortajar debió darse en gran parte de los casos si observamos las reducidas dimensiones que la anchura de las fosas poseen, y que haría más cómoda la labor de introducir el cuerpo del difunto adulto si se presentaba encogido por el sudario. A este respecto constatamos con claridad cómo algunos restos óseos poseían las clavículas giradas de modo que los extremos distales, próximos a los hombros, se han acercado al plano sagital, evidenciando el forzamiento del cuerpo que estuvo y se mantuvo encogido lateralmente en la fosa, hecho documentado claramente en las tumbas 6c, 14, 21 y 17b del sector AA debido a la mejor conservación ósea (ninguna de ellas con presencia de alfileres). Esta complexión del cuerpo permite incluso utilizar fosas de reducida longitud para el enterramiento de un adulto, forzando el tronco al hundirlo respecto del cráneo y las piernas (como ocurre con la tumba 14 AA). Si bien el cuerpo pudo ser forzado sin necesidad del sudario, creemos que el rigor mortis dificultaría este procedimiento. Los objetos que evidencian el uso claro de vestimenta han sido documentados en 9 casos correspondientes con las tumbas 19, 24, 29, 37, 39, W1 del sector AA, 20, 34 del sector AT, y la tumba A del sector AO, a los que se debe sumar la hebilla de “doble lengüeta” documentada en la tumba 125 por Carmona en 1989, así como los restos de hebijones de hierro de las tumbas 65, 66 y 69 (31). Para sacar conclusiones de la oposición entre inhumaciones vestidas/inhumaciones no vestidas se debe tener en cuenta por un lado, la posible existencia de vestido en muchos de los inhumados (sin que se halla conservado evidencia alguna); y por otro, la existencia de inhumaciones en la misma tumba que combinan individuos con elementos de vestido y otros que carecen de ellos (al menos aparentemente).

203

204

FIG. 4. Diferentes tipos de enterramientos en el Ruedo (Campaña de 1997).

Tabla 7. OBJETOS DE VESTIDO EXHUMADOS EN 1997-98 Zona 1

Sector AO

A

Hebilla oval de bronce

Zona 3

Sector AA

19

Hebilla de bronce con hebijón escutiforme

Zona 3

Sector AA

24

Hebilla de bronce sin hebijón

Zona 3

Sector AA

29

Hebilla de hierro

Zona 3

Sector AA

37

Broche liriforme sin hebilla/Hebilla de hierro

Zona 3

Sector AA

39

Hebijón escutiforme

Zona 3

Sector AA

W1

Broche liriforme

Zona 3

Sector AT

20

Fíbula

Zona 3

Sector AT

34

Broche de placa rígida con hebijón escutiforme/Hebilla de hierro/Hebilla ovalada con inscripción y dos apliques de cinturón

El ajuar personal: Está documentado en 30 tumbas, y se diferencia del ajuar ritual (jarritas, ungüentario, recipientes) por su significado como elementos de adorno y del vestido principalmente.

4.- Cuentas de collar: se han documentado cuentas de collar en 5 tumbas, asociadas en tres casos con aretes ( de estos una además con alfileres y anillos), en dos con hebillas y en tres casos con jarritas funerarias.

1.- Alfileres: considerados por nosotros como elementos del peinado o tocado, seguramente femenino , hemos documentado alfileres sólo en tres tumbas: la tumba B ABS tiene 6 alfileres del tipo 2 Carmona y 1 del tipo 4 Carmona; y las tumbas K y L AO un alfiler cada una del tipo 1 Carmona.

Las cuentas de collar están asociadas a collares y se realizan con pasta vítrea, ámbar, y en algún caso con cornalina.

Los alfileres de la tumba B ABS se asocian a cuentas de collar, 3 anillos y un Arete. Ninguna de estas tumbas se asocian con jarritas funerarias. Tabla 8. RELACIÓN ENTRE ZONAS FUNERARIAS / AJUAR PERSONAL /AJUAR RITUAL ZONAS

AJUAR PERSONAL

JARRITAS FUNERARIAS

AJUAR MIXTO (jarrita-personal)

1

7

4

2

2

3

1

1

3

20

55

16

4

0

0

0

2.- Aretes o pendientes de aro de bronce: en nuestro caso los hallamos en 4 tumbas. En 2 casos se documentan como ajuar único sin acompañar de otros objetos, y en los otros tres casos asociado a cuentas de collar . Dos se asocian a jarrita y otros dos no. Los aretes compuestos y los aretes de cestilla no se documentan. 3.- Anillos: hemos documentado 9 anillos en 5 tumbas, asociados a jarritas funeraria en tres casos (zona 3); asociado a alfileres, cuentas de collar, arete y pulsera en la tumba B ABS; y en relación con una hebilla en la tumba A AO. Los anillos son de bronce realizados con una lámina plana y ancha en dos casos , con un pequeño ensanche en otro, del tipo 1.3B y 1.2 Carmona .

Las cuentas de collar siguen la misma tipología realizada por Carmona para las documentadas en las tumbas exhumadas en 1989, destacando en nuestro caso la tumba 6 AO con 68 cuentas de collar variadas, y la B ABS con 30. 5.- Pulseras o brazaletes: de hierro o bronce. -Hierro: fragmentos en las tumbas 17b AA, 17C AA, 26 AT, I AO, Ñ ABS, B ABS. -Bronce: la tumba 1 ABS contenía 6 pulseras de bronce con decoraciones situada en la cabecera de la tumba junto a los escasos restos de cráneo conservados (acompañando como ajuar a una cajita de bronce –posible bulla o limosnero). Ambos tipos de pulseras fueron documentadas en las tumbas excavadas en 1989 en 20 tumbas, asociados en su mayor parte con aretes. 6.- Cuchillos: documentamos un cuchillo de hierro en la tumba 18 AA, de hoja triangular, doble filo, y con los restos de la funda y arranque de la espiga central, y tal vez un fragmento en las 26 y 19 AT. La primera asociada a una jarrita funeraria en el interior de la fosa; la segunda a otra jarrita y un anillo; y la tercera a una jarrita, ahora situada en la superficie. 7.- Ungüentario de vidrio: Documentamos un ungüentario de vidrio en la tumba 24 AA asociado a 2 jarritas funerarias (una en la cabecera y otra en los pies). El ungüentario se hallaba en la cabecera de la fosa junto a una jarrita funeraria y asociada a una hebilla rectangular, 3 cuentas de collar de pasta vítrea (de forma estrellada), y en relación con una inhumación infantil de 3 años aproximadamente (según informe antropológico). A los pies se acumularon los restos de dos adultos con su jarrita funeraria.

205

El ungüentario conserva un cuello largo y una base circular con un pie que se abre en forma abombada insinuando una panza que se ha se ha perdido. Tal vez los fragmentos de vidrio encontrados en otras tumbas : 20 AA, 42 A AA, y en la C AO reflejen la existencia en un principio de estos objetos, muy sensibles a los procesos de deterioro postdeposicionales. Entre los objetos de vidrio cabe señalar el vaso encontrado dentro del pavimento de opus signinum de la estructura de la zona 2, que ha conservado la base y parte de las paredes decoradas con motivos vegetales. 7.-Cajita de bronce: Este es un objeto original que se halló en la tumba 1 ABS en asociación con un depósito de 6 brazaletes de bronce a la altura de la cabeza del difunto, que puede interpretarse como bulla o limosnera.

LAM. I. Ajuares de la tumba 34 AT 1) Hebilla con decoración incisa 2) Broche de cinturón de placa rígida 3y4) Apliques de cinturón 5) Hebilla de hierro

8.-Hebillas y broches de cinturón: -BROCHE LIRIFORME (tumba W1 AA): Pieza de bronce encontrada en buen estado de conservación, manteniendo la pátina y sus elementos constitutivos (placa, soportes y eje de charnela, hebilla y hebijón, además de su detallado programa decorativo). En cuanto a la forma, se nos dibuja un modelo característico del período hispanovisigodo, de placa rectangular, extremo distal semicircular rematado en un apéndice. Se destacan asimismo dos botones adosados al extremo proximal de la pieza. A la placa se añade una hebilla con leve arriñonamiento. Sería muy prolijo exponer los paralelos para esta pieza, frecuentes en la Bética (32), remiténdonos a un tipo muy característico de la toréutica hispano-visigoda del siglo VII, de tradición bizantina, enmarcable en nivel V de Ripoll (610-40 - 711), y en su subtipo G2, uno de los más comunes y extendidos. -BROCHE LIRIFORME CON GRAFÍA (tumba 37 AA): El ejemplar presenta un buen estado de conservación, aunque ha perdido la hebilla y el hebijón, quizás por ser estos de hierro. La placa de bronce presenta una morfología muy característica en las necrópolis tardoantiguas de la Bética, con un extremo distal circular rematado con un botón de perfil levemente triangular. La parte proximal incurva ambos lados, diferenciándose de la distal por discretas escotaduras. Siguiendo siempre la tipocronología de Ripoll, podemos fechar esta pieza de tradición bizantina. en el s. VII, perteneciente al nivel V (610-711). -BROCHE DE PLACA RÍGIDA (tumba 34 AT): La forma responde a una placa rígida de lengüeta, en donde la hebilla se funde en una sola pieza con una placa de perfil estrangulado y extremo distal triangular. Este pieza corresponde al nivel IV de Ripoll con una cronología entre el 560-640, coincidiendo con el periodo de unificación religiosa del reino visigodo.Pieza de tradición latino-mediterránea, parece ser una evolución de tipos tardorromanos (33). Está asociada con el individuo 1 (último inhumado de los tres enterramientos superpuestos documentados en esta tumba), y en asociación con los dos apliques de cinturón y una pequeña hebilla circular de hierro.

206

LAM. II. Broche liriforme de la tumba W1AA

-HEBILLA CON INSCRIPCIÓN EN LA BASE DEL HEBIJÓN (tumba 34 AT): Pieza de bronce que presenta una hebilla de aspecto macizo y forma ovalada, con su sección suavemente triangular, careciendo al tiempo del rebaje para el encaje de la aguja. La mayor complejidad compositiva se aprecia en el hebijón. Así, la base semicircular desarrolla un perfil con pronunciadas escotaduras semicirculares (un total de 3 para cada lado). En su interior se aprecian, ya aflorando a la superficie del hebijón, los huecos redondeados para el posible encaje de algún objeto decorativo (pasta vítrea o piedras semipreciosas). En el centro, una sucesión de tres iniciales en forma de “S” flanqueadas por líneas rectas con leves engrosamientos triangulares en sus extremos, a modo de columnas, sumando un total de cuatro. No poseemos claros paralelos para esta pieza de raíz hispanorromana, como todas las hebillas simples (arriñonadas u ovales, con base escutiforme) que evolucionan desde tipos tardorromanos. La nuestra quizás se pueda encuadrar dentro del nivel III de Ripoll (525/580). Al hallarse en la misma tumba que la pieza anterior, y pertenecer al individuo 2 (segundo inhumado), puede tener una cronología algo anterior a este nivel IV, dentro de la tradición de las hebillas hispanorromanas, algo que puede ir en consonancia con los dos apliques de cinturón con los que se asocia esta pieza. -APLIQUE DE CINTURÓN RECTANGULAR (tumba 34 AT): Excepcional ejemplar en el contexto funerario tardoantiguo de la

Bética. Se estructura a partir de la unión entre una lámina cuadrangular de soporte en bronce y una placa del mosaico de celdillas, gracias a la acción de cuatro clavos (34). La morfología, así como la técnica de elaboración, nos remiten a un momento temprano de producción (niveles II - III entre el 480 y el 580) y a un horizonte tecnotipológico concreto (el visigodo arriano), lo que lo convierte, como decíamos, en un ejemplo atípico en necrópolis rurales de este tipo, máxime si tenemos en cuenta su aparición en contexto arqueológico. Sin embargo aunque la técnica puede estar relacionada con estos niveles, el tamaño de la pieza, los apliques que posee en el reverso y la ausencia de marcas que indique su acople en un broche, separa esta pieza de los broches de cinturón con placas en mosaico de celdillas (propiamente visigodos), vinculándose más con un aplique de cinturón. Este aplique se relaciona con otro aplique discoidal y con la hebilla decorada en el hebijón anterior, asociado al individuo 2 de la tumba 37 AT. Todo ello nos lleva a proponer una cronología dentro del siglo VI. -APLIQUE DE CINTURÓN DISCOIDAL (tumba 34 AT): Volvemos a encontrarnos con un planteamiento análogo, esta vez sobre un soporte circular de bronce que de idéntica manera se articula a través de cuatro clavos con el desarrollo circular donde se plasman las celdillas. Destacamos la conservación íntegra de un clavo de amplio desarrollo y remate curvo, lo que nos inclina a interpretar este ejemplar como un aplique y no como una fíbula. La decoración se estructura en ocho compartimentos rellenos de pasta vítrea color granate, ubicadas circularmente en torno a una oquedad circular central, probablemente portadora de un mosaico central de pasta ya desaparecido.

pladas a los broches de placa fijos del nivel IV de Ripoll. Dentro de una tradición hispanorromana esta pieza se presenta formando conjunto con las placas de broches. Podemos por tanto retrotraer este tipo de piezas al nivel III de Ripoll, dentro del siglo VI. -HEBILLA OVALADA (tumba A AO): Ejemplar en bronce, de forma oval, conservándose adecuadamente tanto la hebilla como el hebijón. Esta pieza se vincula con la tradición hispanorromana. Cronológicamente la vinculamos con la hebilla documentada por Carmona en la tumba 125 de El Ruedo denominada de “doble lengüeta” (35), fechadas en el siglo V y VI . Nosotros las incluimos en el nivel III de Ripoll, pero con una fecha dentro del siglo V. En un principio pensamos en una pieza semejante a la documentada en la Cueva de los Murciélagos en Zuheros, fechada en el siglo V, e interpretada como elemento de un cingulum milita (36), porque al igual que esta pieza la nuestra parece esquematizar la cabeza de un felino en cada uno de los extremos distales. Sin embargo este tipo de cinturones se caracteriza por el juego de placas y contraplacas, no encontradas en El Ruedo dentro del “depósito cerrado” de la tumba, hecho que incide en las diferencias formales de por sí con nuestra pieza. Por el contrario encontramos una pieza prácticamente igual en la colección del Museo de Maguncia: nº 3 (Fig. 5.2, lam.I,2), también de bronce (37).

Cronológicamente se repite la situación del aplique rectangular, encontrándonos con una cronología relativa del 510-580, adscrita al nivel III de Ripoll, contemporáneo del reino visigodo en su fase arriana, en un momento de fuerte contestación política de las aristocracias béticas al nuevo poder toledano.

Dejamos no obstante abierta la posibilidad que esta pieza sea una evolución esquemátizada de los atributos felinos, y que por tanto siguiera de algún modo las formas de los cingula militae hispánicos de principios del siglo IV, relacionado con el personal, tanto civil como militar “ vinculado con la administración del Estado y su círculo cercano, en los que entraría buena parte de la clase dirigente que ostentaba el poder económico, entre los dueños de las villae y sus familiares” (38).

-HEBIJÓN ESCUTIFORME (tumba 39 AA): Esquema muy característico de hebijón.Se define como un ejemplar de bronce con base escutiforme y un clavo de sujeción (del que se conserva la cabeza). Una maciza aguja curva completa el conjunto.

-OTRAS HEBILLAS: Existen otras tres hebillas de hierro documentadas por nosotros en la tumba 29 AA, en la 37 AA y en la 34 AA, circulares y muy mal conservadas, que vinculamos también con la tradición hispanorromana.

El tipo es encuadrable en el nivel III de Ripoll (525-560/80).

La presencia de estos materiales en El Ruedo, a parte de darnos un marco cronológico general que refuerza nuestra opinión sobre la extensión paulatina de la necrópolis hacia el Este, abunda en la diferencia entre tumbas con enterramientos vestidos/no vestidos, y sobre la existencia de diferenciaciones sociales en función de ello que parecen acentuarse (polarizándose) en el siglo VI, y aumentar en el VII-VIII.

-HEBILLA RECTANGULAR CON HEBIJÓN ESCUTIFORME (tumba 19 AA): Hebilla de bronce de forma rectangular, muy bien conservada, con hebijón escutiforme. Este tipo parece una evolución de las hebillas ovaladas con hebijón escutiforme del nivel III de Ripoll (525-560/80) que se presenta muy acompañando o aco-

Tabla 9. OBJETOS DE VESTIDO Y RELACIÓN CON OTROS AJUARES Zona 1

125 Carmona

Hebilla de “doble lengüeta” de hierro

-

Zona 1

69 Carmona

Posible fragmento de hebilla de hierro

Arete de plata y arete de bronce

Zona 1

66 Carmona

Posible fragmento de hebilla de hierro

-

Zona 1

65 Carmona

Posible fragmento de hebilla de hierro

Alfiler

Zona 1

A - AO

Hebilla oval de bronce

2 anillos silex

Zona 3

19 -AA

Hebilla de bronce con hebijón escutiforme rectangular

Jarra funeraria

207

Zona 3

24 -AA

Hebilla de bronce sin hebijón rectangular

2 Jarras funerarias 3 cuentas de collar Unguent. vidrio

Zona 3

29 -AA

Hebilla de hierro

-

Zona 3

37 -AA

Broche liriforme sin hebilla/Hebilla de hierro

Jarra funeraria

Zona 3

39- AA

Hebijón escutiforme

Jarra funeraria 1 cuenta de collar

Zona 3

W1-AA

Broche liriforme

Jarra funeraria

Zona 3

20 -AT

Fíbula

Jarra funeraria

Zona 3

34 -AT

Broche de placa rígida con hebijón escutiforme/Hebilla de hierro/Hebilla ovalada con inscrip. y 2 apliques de cinturón

Jarra funeraria

9. Otros Ajuares: Aquí cabe destacar los siguiente objetos -Una concha perforada asociada a cuentas de collar (5 AA) -Piedra para engarzar en anillo (15 AT) -Lámina de bronce (B AO) -Silex (A AO, L AO) -Fragmento de cazo de bronce: en la superficie de la tumba L AO

FIG. 5. Algunos tipos de jarras funerarias exhumadas en 1997 en El Ruedo.

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-Posible instrumento para la higiene personal (o médico) en la tumba B ABS, realizado en bronce e igual a la pieza encontrada por Carmona en la tumba 23. -Fibula de bronce: tumba 20 AT , hallada a la altura del hombro. Ajuar funerario: Las jarritas funerarias son el elemento más característico del ritual funerario, situadas a derecha e izquierda de

las cabezas del último inhumado (las que se sitúan en el centro de la fosa se relacionan con un enterramiento infantil en donde no se ha llevado el cuerpo hasta la cabecera), bien tumbadas o bien de pie, pero siempre en relación (incluso tocando) con el cráneo. Analizando la asociación con otros Items, sexo y edad aproximada de los individuos inhumados, llegamos a la conclusión que la situación de la jarrita a derecha o izquierda de la cabeza del inhumado no nos parece indicar ninguna intencionalidad relacionada con el ritual, el sexo o la edad. Considerando las posibles herencias paganas de esta práctica de las jarritas, creemos no obstante, al igual que Carmona (39), que la aparición de las mismas en las tumbas nos habla ya de comunidades cristianas, aunque sólo sea por su presencia en ambientes de cronología tardía. De esta manera hemos documentado en todas las tumbas de la zona funeraria 3 que poseen broches y hebillas (salvo en la tumba 29 que tiene precisamente huellas de expolio en la cabecera) la presencia también de jarras funerarias. A este respecto la única tumba con un graffitti con simbología cristiana sobre la losa: la cruz del calzo de la tumba 12 AA, también posee una jarrita funeraria en su interior. Siguiendo nuestra propuesta de zonas funerarias, al menos la zona 3 estaría ya plenamente vinculada con la nueva religión, y si esto es así las jarritas son empleadas por los cristianos pero no todos los cristianos tendrían jarrita en las tumbas. En el mundo cristiano la jarrita funeraria puede ser referente del jarro de bronce litúrgico con significado sacramental –bautismoque indicaría , como nos refiere Saxer, la práctica antigua de muchos catecúmenos que por la exigencias de la fe retrasaban su bautismo hasta el momento de la muerte (40). El líquido de las jarritas pudo haber contenido otra substancia más preciada: ¿tal vez aceite?. Esto podría explicar además que no todo el mundo pudiera acceder a este tipo de ritual, necesitado de un “derroche” de un producto preciado que necesitaba de un contenedor especial (las jarritas), y posiblemente de un pago especial al oficiante de la ceremonia (en la zona 3 la presencia de ajuar personal se asocia mayoritariamente con la presencia de la jarrita funeraria). En este sentido, como también nos recuerda Saxer, el exorcismo con la unción de aceite por todo el cuerpo, en la frente o la cabeza parece haber sido también un ritual cristiano de rito postbautismal con intención apotropaica. Lo que sí parece cierto es la carga simbólica que debió poseer esta jarrita funeraria, ya que, independientemente de posibles reutilizaciones, cuando existe alguna en la inhumación anterior se retira junto con los huesos hacia los pies de la fosa, o se extrae de la fosa y se coloca junto a los restos óseos en la superficie de la tumba.

Tabla 10. SITUACIÓN DE LAS JARRITAS FUNERARIAS EN LAS TUMBAS TUMBAS Jarritas funerarias en superficie

17 A AT, 19 AT,42 AA, V AA, 43 AA, 45a AA, 47 AA

Jarritas funerarias en la superficie y dentro de la fosa

43 AA, 45a AA, 47 AA

Jarritas funerarias en la cabecera y pies de la fosa: (asociado a restos del último inhumado y acumulación en los pies )

24 AA, 45b AA

Jarritas funerarias en superficie asociadas a restos óseos en superficie y a restos del último inhumado

V AA, 45 AA, 47 AA

En cuanto a las características de estas cerámicas se tratan de las típicas formas cerradas en forma de jarras de un solo asa, con pastas claras y decoración sobria. Las formas que hemos documentado responden fundamentalmente a los tipos 1, 2, 3 de Carmona, si bien existen en cada una de ellas variables, al tiempo que formas que cabrían en tipos nuevos. El estudio tipológico de estas jarras, con la incorporación de las distintas analíticas que estamos realizando en ellas (análisis de pastas, cromatografía de gases –para dilucidar el contenido-, huellas de alfarero) se incorporarán en una próxima publicación. El cuerpo se introduce en la fosa decúbito supino (en todos los casos), con la cabeza en el Este y los pies en el Oeste, y en la mayor parte de los casos con los brazos pegados al cuerpo y los pies juntos, como también ocurre con las exhumadas en 1989. Se adoptan posturas diferentes en la colocación de los brazos, que pueden situarse sobre la pelvis o el vientre. Los brazos cruzados sobre el pecho no ha sido documentado por nosotros, aunque Carmona en 1989 lo constata en la tumba 62, caso no obstante dudoso para nosotros que lo entendemos más cercano a la postura sobre el vientre. En 138 tumbas (la mayoría de las tumbas exhumadas), dado su pésimo estado de conservación, no ha sido posible apreciar la posición original de los brazos. Donde sí ha sido posible existe una cifra mayoritaria para la posición que tiene los brazos pegados al cuerpo: 32 tumbas, seguido de la postura que tiene los brazos sobre el vientre :17, y sobre la pelvis : 4. Tabla 11. POSICIÓN DE BRAZOS POR ZONAS FUNERARIAS

No creemos que todas las jarritas funerarias se hallan desarrollado simultáneamente en un mismo periodo de tiempo. Al menos para la zona 3 de la necrópolis de El Ruedo la cronología no es una buena explicación, más bien diríamos que el ritual funerario expresado en las jarritas se mantiene a lo largo del tiempo de manera muy estable, sin que la tipología de las mismas, muy conservadora a pesar de las pequeñas variaciones en cada una de ellas, nos indique una evolución clara. Tal vez alguna de estas jarritas se reutilizarían en una misma tumba, aprovechada por sucesivas inhumaciones, aunque a veces se encuentran dos en la misma fosa e incluso dos en la cabecera.

Zona

Pegado cuerpo Sobre vientre

Sobre pelvis

Indeter

1

7

2

0

6

2

1

3

3

28

3

24

14

0

103

4

0

0

1

2

209

No se han documentado clavos para ataudes, presentes en la tumba 1 de Carmona, y tampoco se ha documentado evidencias de restos de cal sobre los cuerpos. 7. REUTILIZACIONES DE TUMBAS

El cuerpo se introdujo en la fosa retirando las inhumaciones anteriores, bien hacia la superficie de la tumba (sobre todo en la zona 3) bien hacia los pies y los laterales de la fosa, si éstas han perdido sus conexiones anatómicas, dejando con frecuencia el cráneo junto al del último inhumado. Cuando los enterramientos son coetáneos, o se suceden en un corto espacio de tiempo, el cuerpo del inhumado anterior se retira a un lateral (juntando el cráneo con el del último inhumado), o se superponen uno encima del otro. En algún caso hemos constatado: tumba 47 AA, 4 AA, que el cuerpo se debió descomponer sin sedimento que lo cubriera, y una vez introducida la tierra por filtración se produjo la caída de parte de los miembros (mandíbula y clavícula) en diferentes cotas debida a la presión sobre el cuerpo descompuesto. Lo contrario parece haber ocurrido en otros casos : tumba 19 AA, 34 AT, donde la descomposición del cuerpo se debió dar en un espacio colmatado de tierra. Tabla 12. Nº DE ENTERRAMIENTOS MÚLTIPLES MÚLTIPLES

Zona 1

Zona 2

Zona 3

Zona 4

TOTAL Tumbas

Dos Individuos

5

2

25

0

32

Más de Dos individuos

2

2

32

0

36

Se han documentado 24 casos de “vaciado de restos óseos” del interior de la fosa para situarlos en la superficie, sobre las losas de cubierta de las tumbas, concentrados todos en la zona funeraria nº 3. De estas tumbas 6 poseen restos a la vez en los pies de la fosa y en la superficie de la tumba, que puede interpretarse en relación con la densidad de restos en la tumba , y por tanto con la necesidad de realizar limpiezas periódicas. Sin embargo existe una mayoría de tumbas: 18 , con restos óseos en superficie que no presentan acumulaciones óseas en el interior de la fosas. Estos datos que en principio pudieran parecer contradictorios no lo son tanto si los interpretamos en relación no tanto con la necesidad de sanear la tumba periódicamente debido a la densidad de restos óseos (que también), cuanto por el hecho de haber perdido esos restos el lazo de unión sentimental cercano que le unía al último difunto, manteniendo no obstante el nexo con los ascendentes y su tumba. Efectivamente, creemos que las reutilizaciones de una misma tumba refleja el carácter familiar de la tumba, y en ese sentido los huesos documentados en la superficie de las tumbas no responderían a un “trato poco respetuoso”, como se ha interpretado en alguna ocasión en relación con la ocupación de la tumba por una

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población diferente a la que estaba sepultada en un origen (población que retira los restos óseos del interior de la fosa para ocuparla con sus nuevos muertos). El colocar los restos óseos sobre la cubierta de la tumba creemos que expresa por el contrario un respeto por esos restos óseos que en lugar de ser retirados y dispersados siguen manteniendo su relación con la tumba, colocándolos sobre las losas de cubierta o flanqueando los laterales de la misma. Creemos más lógico pensar en el uso de la tumba por un mismo grupo familiar y para expresar lo contrario se debe contar con más información. Esta preocupación por conservar los huesos quedaba expresamente defendida además por la Iglesia que prohibía destruir sepulcros y restos, como se indica en IV Concilio de Toledo en el canon XLVI. En este sentido tenemos para nuestra necrópolis el dato proporcionado por los estudios antropológicos de Casas que para la tumba 37 AA advierte en los restos óseos encontrados en superficie una sutura metópica en el frontal, sin obliterarse, igual a la del inhumado del interior de la fosa (ambos adultos), que la antropóloga interpreta posiblemente como fruto de un determinismo genético heredable. Tumbas familiares por tanto en donde, probablemente, al perderse el recuerdo del primer familiar enterrado, y ante la necesidad de nuevas inhumaciones, se retiran los restos y acaban sobre la tumba en un intento por no desprenderse completamente de la memoria familiar que une a los descendientes con sus tumbas y sus ancestros. Y todo ello sin eliminar la posibilidad que diferentes tumbas pertenecieran al mismo grupo familiar, sin que tengamos por ahora datos antropológicos que verifiquen esta posibilidad. Otra interpretación que explicaría la presencia de restos óseos en la superficie podría estar en relación con un cambio en las creencias y en los rituales funerarios: entre paganos-cristianos , en donde las nuevas creencias cristianas hicieran retirar los restos de paganos del interior de las fosas, como se ha propuesto para las necrópolis de Las Delicias y El Almendral en Alhama de Granada, cambio que los autores no entienden dentro de un mismo grupo familiar (41), al contrario de nuestra propuesta. El reflejo en el registro arqueológico del cambio en las creencias, desde las paganas a las cristianas (que ciertamente se debieron de dar en un mismo espacio funerario), en un periodo donde los rituales son tan variados, la implantación del cristianismo lenta y con pervivencias paganas profundas, en tumbas además de carácter familiar, se nos presenta con muy poca claridad ya que “romanos paganos y romanos cristianos no forman dos sociedades ni dos culturas adecuadamente diferentes” (42).

8. CONCLUSIONES: NECRÓPOLIS Y VILLA, HACIA UNA HISTORIA DE DEPENDENCIAS DEL CAMPESINADO.

Tanto la villa romana de El Ruedo como su necrópolis asociada se enmarcan en el conflicto latente y prolongado en el tiempo entre municipia/oligarquía esclavista - villae/terratenientes protofeudales – vici/campesinos libres, dentro de las modificaciones que se están operando en la tardoantigüedad con la sustitución de una economía esclavista por otra feudal. La villa romana de El Ruedo posee 4 fases constructivas que han sido sistematizadas por J.R. Carrillo Díaz-Pines a partir del estudio de las técnicas edilicias y su contrastación con el material exhumado

(principalmente cerámico) (43), ya que no existen estratigrafías precisas del proceso de excavación llevado a cabo en 1989. A una primera fase constructiva de El Ruedo, fechada del siglo I d.C. al siglo II (que parece corresponder con una villa rural sensu estricto, quizás fruto de las primeras colonizaciones tras la plena romanización de este territorio), sucede una segunda fase (s.II-III) que supone una importante reestructuración, inaugurándose la pars urbana en torno a un peristilo sobre el que giran las distintas estancias (posiblemente ya presente en la fase anterior), y apareciendo los elementos decorativos propios de la vivienda residencial y señorial : mosaicos, pinturas y parte de la colección escultórica de una casa señorial (44) que inicia su andadura hacia la autarquía económica. En los momentos finales de esta fase, y con los hornos cerámicos en desuso (45), se comienza a ocupar la zona funeraria 4 que parece extenderse barranco a bajo si seguimos algunos indicios fruto de la prospección: tegulae y huesos humanos (la necrópolis para el periodo anterior parece haberse localizado a unos 200 mts. del lugar de hábitat tras las prospecciones llevada a cabo por el Museo Histórico de Almedinilla). Este proceso coincide con un nuevo modelo en el poblamiento de esta comarca, expresado en una menor efervescencia de muchos municipia, poblados y villae, en beneficio de otros, en una dinámica que parece marcar una mayor focalización del poblamiento con una articulación del territorio más dilatada. La fase III de la villa romana (s. IV-V) se traduce en unas modificaciones importantes en cuanto a los aspectos de representación y prestigio de la vivienda residencial: triclinium/ninphaeum, hypocaustum..., con una extensión de la villa de El Ruedo cercana a las 8 hectáreas según nuestras prospecciones, con la presencia del campo de silos del Oeste, posiblemente la gran alberquilla de decantación, y el horno de cerámica nº 5. Todo ello nos habla de la existencia de una gran propiedad trabajada posiblemente aún por esclavos, aunque con la incorporación paulatina de coloni, que muy posiblemente (si consideramos la extensión del yacimiento) constituyeran ya en torno a la vivienda residencial un vicus campesino. La necrópolis de El Ruedo pudo haberse situado en el margen del camino-acceso documentado por nosotros, con tendencia a concentrarse al oeste de la zona 1 (desaparecida por las obras de la carretera en 1989, salvo la tumba 21 ); y sobre todo en la zona 2 (que ocupa ahora parte de la zona de silos Norte anterior). En esta última zona es donde creemos ver con mayor claridad la necrópolis del siglo IV: tumbas orientadas ya en dirección NO-SE; realizadas en ladrillo, tegulae, o sin cubierta (salvo D y E que tienen losas de piedra); sin jarrita funeraria (salvo la tumba N); con enterramientos individuales (salvo la tumba C y M que son adultos asociados a niños); sin ajuar personal (salvo la tumba E y la 1); dispuestas de forma más desordenada sobre el plano ( las hileras no son tan nítidas como en las otras zonas funerarias); y en relación posiblemente con la estructura de mampostería y opus signinum que pudo haber sido un mausoleo. En definitiva, las tumbas que corresponderían con esta fase son todas aquellas sin cubrición de losas de piedra caliza, y sin ajuar personal ni funerario, ocupando la transición a la siguiente fase las tumbas D, E, Ñ, 1. El carácter individual de las tumbas, incluida la asociación adulto-niño (seguramente madre-hijo), ¿quizás nos esté ref lejando una población campesina no organizada en núcleos familiares: escla-

va?. En cualquier caso esta interpretación podría vincularse con aquellas tumbas con fosa excavada en la tierra que permitiendo la incorporación de nuevos cuerpos no los tuviera, porque en el caso de las tumbas cerradas con tegulae la imposibilidad de albergar más de un individuo (salvo niños) impediría mantener esta suposición en función de este criterio. De hecho parecen existir agrupaciones de tumbas (tumba B-B´-D2-M; o F-E-E´-H), aunque a falta de otros datos (ADN, enfermedades hereditarias...) no podemos avanzar en relación a su carácter familiar. Las modificaciones de la pars urbana de la villa de El Ruedo indica la existencia de unos propietarios muy inmersos en la cultura helenística y pagana, (manteniendo e incrementando el conjunto escultórico, los mosaicos de las dependencias VIII, XXXVII, LXI, LIX, la mayor parte de las pinturas murales...) que posiblemente estaban instalados, o pasaban largas temporadas en este lugar. Las diferencias socioeconómicas parecen quedar reflejadas en la población enterrada en la necrópolis de El Ruedo, de manera muy tenue, quizás a partir de la estructura de opus signinum, el ajuar personal de la tumba 1, y la posible mensae de libaciones de la J, que puede llevarnos a pensar que los señores o sus delegados se entierran junto a la población campesina. La presencia del cristianismo es aún prácticamente inexistente en esta zona funeraria de la necrópolis de El Ruedo (si vinculamos la presencia de esta religión con la presencia de la jarrita funeraria, y si aceptamos el uso como mensae para libaciones de la losa labrada de la tumba J ). Egabrum (Cabra) ya tiene en estos momentos sede episcopal, participando con el presbítero Victorino en el Concilio de Elvira y , después de un lapso, incorporándose al III Concilio de Toledo y sucesivos (46). Pero las características del Concilio de Elvira y las de la implantación del cristianismo en el ambiente rural (47), unido a la no presencia de culto cristiano en la pars urbana de la villa de El Ruedo y al ambiente profundamente pagano que se trasluce de la decoración de esta residencia, nos subraya esta visión. En el poblamiento de la comarca de Priego se refuerza la tendencia iniciada en el periodo anterior con “una profunda crisis del municipium de Iliturgicola al que debió vincularse la villa de El Ruedo a partir de un momento impreciso del siglo IV, hasta alcanzar una magnitud que pudo desembocar en el total abandono del mismo, posibilidad a la que apunta la ausencia de documentación relativa al s. V” (48). La cuarta fase de El Ruedo (finales s.V-VII) se refleja a través de una serie de instalaciones industriales superpuestas a la pars urbana: batanes, piletas, horno pan, hogar, actividades metalúrgicas y un conjunto de muros. La vivienda residencial se abandona a mediados o final del S. V sin existir pruebas de destrucción violenta, continuando la ocupación a partir de la colmatación de mosaicos y pavimentos, y en construcciones que se levantan sobre derrumbes anteriores, en un ambiente que claramente refleja el cambio de uso de este espacio residencial. Estos cambios no deben ponerse en relación con las invasiones centroeuropeas, más aún si tenemos en cuenta que esta nueva realidad no parece haber afectado a la poderosa aristocracia senatorial, siendo frecuentes las amortizaciones de zonas residenciales de villae tardoantiguas sin que existan signos de violencia o destrucción.

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La posible población visigoda o centroeuropea que pudiera haber existido en la comarca no se refleja por tanto en el ajuar personal de la necrópolis de El Ruedo, típicamente hispanorromano, presencia centroeuropea que en cualquier caso se debió concentrar en las ciudades y en un periodo posterior a la conversión de Recaredo en el 589 . Revueltas sociales, sustitución de los focos de poder, traslado de estos a otros enclaves, epidemias, plagas y sequías que se sucedieron en el año 410 , o probablemente un conjunto de todas estas variables, pueden ser la explicación del abandono de la zona residencial de la villa de El Ruedo. Sólo la destrucción de las esculturas de la villa presenta signos de violencia de difícil vinculación con las nuevas creencias cristianas, aunque estos hechos sean frecuentes desde finales del siglo IV hasta mediados del siglo V. La destrucción intencionada de estas esculturas no obstante está para nosotros claramente relacionada con esta fase de abandono de El Ruedo y modificación del uso residencial por el rústico, en un momento en el que los señores ya no disfrutan de su residencia, y de este modo las esculturas quedan abandonadas bajo los escombros y ocultas bajo las nuevas dependencias campesinas. Es posible que los nuevos señores trasladaran su residencia bien a la ciudad bien a otro enclave, dejando en sus tierras a un conjunto de campesinos, posiblemente ya colonos, que amplían la superficie del yacimiento hacia el Sur: por las actuales calles de El Barrio, Encina del Caño, Calle Vado, Costanilla de San Juan (aprovechando las zonas de huerta), si contemplamos los hallazgos localizados en algunos solares del casco urbano, ocupando en total una extensión de 10 hectáreas. Los señores mantendrían el control indirecto en sus tierras a través de impuestos y arriendos, y sobre todo acaparando la producción de aceite, ya que el cultivo del olivar se presenta como cultivo “de lujo” necesitado de un tiempo hasta lograr una producción estable, y por tanto más relacionado con latifundios o propiedades que pudieran acometer esta “espera”. Las piletas de decantación de aceite que se sitúan dentro de la antigua pars urbana pueden estar reflejando esta dinámica. Para estos momentos deberíamos hablar de la consolidación de un vicus en El Ruedo: aglomeración campesina que cultiva en régimen de colonato las tierras de un latifundista, que mantiene el control sobre la población desde otro lugar, con tumbas concentradas ahora en la zona 1 y 3 (muchas de ellas de claro carácter familiar y por tanto muy reutilizadas). Los campesinos ocuparían la antigua pars urbana de la villa como hábitat (en conjunción con las dependencias destinadas al trabajo), estructuras de la pars rustica , y posiblemente viviendas con un carácter muy perecedero, como nos recuerda San Isidoro al hablar de las moradas de campesinos casae. Durante todo el siglo V se va consolidando la presencia del cristianismo en los ambientes rurales, y en El Ruedo, a falta de datos claros, suponemos ya instalado a principios del VI. En la necrópolis existe un respeto por las anteriores zonas funerarias que se continúan ocupando con tumbas que quizás expresen esa transición (como son la N, D y E en la zona 2) . Esta continuidad en el hábitat funerario parece hablarnos de un proceso de cambio no violento que no implica la sustitución de una población por otra, o la implantación de una religión nueva por encima de la memoria debida a unos antepasados que, aunque paganos, no dejan de ser de la misma comunidad. Creemos que a lo largo del siglo V en la necrópolis de El Ruedo comienza la ocupación intensa de la zona funeraria 1, delimitada

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por el camino-acceso. En una fecha indeterminada se trasladan a la zona funeraria 3, posiblemente ya en el siglo VI, indicado por algunas diferencias con respecto a la zona 1: mayor nº de tumbas múltiples (56 en la zona 3 frente a 42 en la zona 1); mayor número de tumbas con tres o más individuos (33 frente a 6); de éstas con una presencia más elevada de restos óseos en la superficie de la fosa (24 frente a 1); mayor número de ajuares relacionados con la vestimenta (9 frente a 4); mayor número de ajuares rituales (49 tumbas en la zona 3 frente a 21 en la zona 1); menor nº de ajuares personales (12 frente a 38); y menor asociación ajuar personalajuar ritual (16 frente a 22).Todo ello con un número de tumbas similar en cada zona funeraria: 144 en la zona 3, y 154 en la zona 1 (sumadas las exhumadas en 1989), y en lo relativo a la presencia de jarritas funerarias (no tanto el ajuar personal) con el sesgo que se produce en la zona 3 al existir numerosas tumbas expoliadas y arrasadas por las labores agrícolas. Las diferencias constatadas en las dos zonas funerarias nos lleva a plantear que la zona 1, independientemente de la ocupación parcial que pudo haber sufrido en el siglo VI, pertenece en su mayoría al siglo V, y la zona 3 al siglo VI, momento de mayor ocupación de la necrópolis y por extensión de la aldea asociada. A partir del siglo VI la extensión de la necrópolis de El Ruedo hacia el Este: zona 3, ocupando un espacio funerario continuado y la ocupación funeraria a partir del intercalado de tumbas en espacios funerarios anteriores: zona 1, vuelve a reforzar la hipótesis de una comunidad campesina estable que continua presente de manera ininterrumpida en El Ruedo. A principios del siglo VI es posible que se abandone el uso del camino-acceso, con tumbas que rompen el camino (K,L AO), retirándose de la zona 1 y de la 2 definitivamente según nuestra opinión a mediados o finales del siglo VI. Egabrum, con sede episcopal, sería el principal foco cristiano para el momento y es muy posible que ya a mediados del siglo V se extendiera por el territorio de la Subbética un número importante de iglesias rurales vinculadas a antiguas villae, algo que para el territorio de la antigua Acci se sugiere durante siglo VI y VII (49). El poblamiento para estos momentos en la comarca de Priego se expresa a partir de nueve yacimientos: Caños Corrientes, Sierra Leones, Cortijo Alcantarilla, El Tarajal, Las Lomillas, Vichira, El Villar de Zagrilla (ocupados con anterioridad), con otros dos que o bien inician su andadura ahora (caso del Arrimadizo), o retoman una ocupación interrumpida durante los siglos IV-V (caso de Torre Alta), si bien la proporción de cultura material “es en ocasiones insignificante o meramente testimonial, si la comparamos con los periodos hispanorromanos anteriores” (50). Todo ello parece hablarnos de un poblamiento rural poco intenso a través de pequeños núcleos aldeanos, vici, o aedifiquia dispersos por el territorio. La presencia ajuares de filiación hispanorromana y bizantina, fundamentalmente en la zona 3 de la necrópolis de El Ruedo, nos remite tanto a un ritual que entierra a los difuntos vestidos, como a una diferenciación social entre los campesinos, tal vez no muy profunda (si el ritual no oculta demasiado estas diferencias), pero sí lo suficiente como para intuir a los intermediarios entre campesinos-señores, administradores y jefes de las posibles pequeñas guarniciones privadas compuestas de campesinos (¿esta es la explicación de la presencia del cuchillo como ajuar de la tumba 18 AA, tal vez también en la 26 y 19 AT?), que se entierran con el resto de la población mostrando así cómo las contradicciones socioeconómicas se amortiguan por las socioculturales.

Desde el punto de vista cultural, con el paso del tiempo (posiblemente en nuestro caso durante el siglo VII-VIII), el individuo que posee un mayor estatus en función de estos ítems del vestido iría eliminando el ajuar personal más frecuente en otros periodos para definir ese estatus. En conclusión, es posible vislumbrar desde la villa romana de El Ruedo, su necrópolis y su inserción en las pautas de poblamiento del territorio más inmediato (actualmente el que corresponde con la comarca de Priego y la Subbética Cordobesa), cómo en los latifundia se va sustituyendo paulatinamente, desde el siglo III, el sistema esclavista por el de colonato, acabando con el obstáculo que supone para el señor tener que hacerse cargo de la prole del servuli rustici, y con aquellos derivados de la dirección y supervisión de la finca.

pos” (53) dando uniformidad y favoreciendo la consolidación del latifundista al permitir finalmente, si se quería consolidar la nueva religión en el mundo rural, la fundación de iglesias propias en las villae señoriales y contribuir a forjar unos vínculos que expresan las obligaciones de una clientela hacia su patrón, con presbíteros y diáconos manumitidos que quedaban sometidos al patrocinio del aristócrata. En El Ruedo es posible que el cristianismo se fuera asentando a mediados o finales del siglo V, coincidendo con el abandono de la zona residencial y con la destrucción intencionada de las esculturas, la consolidación de la sede episcopal de Egabrum (Cabra) y la proliferación de iglesias propias en el ámbito rural, asentándose ya plenamente en el siglo VI (expresándose con mayor claridad en la zona funeraria 3 de la necrópolis de El Ruedo).

Este proceso no fue rápido ni carente de conflictos, ya que el grupo de los esclavistas “pugna por hacerse con el poder político en un proceso de cada vez mayor autonomía económica, política y militar de los latifundios, auténticos estados dentro del estado” (51). Pero esta evolución se irá consolidando con el resurgir de los terratenientes en el siglo IV , y la extensión del colonato, que anuncia ya la sociedad feudal que se avecina.

La dependencia del campesinado, aunque difícil de entrever en El Ruedo, parece consolidarse y reflejarse en la parte central y Este de la zona funeraria 3, asimilable al siglo VII- incluso principios del VIII- (a partir de la documentación de los broches liriformes), en un sector que reduce la presencia de ajuares personales progresivamente desde la zona funeraria 1, marcando una polarización en la presencia/ausencia de los mismos.

En una sociedad donde lo importante era el crecimiento económico por adición de trabajo, el colono libre quedaría paulatinamente sujeto al patrocinium del señor en una creciente dependencia del campesinado que es favorecida por la presión fiscal, la inestabilidad política y el poder protofeudal. De esta manera el campesino entrega sus tierras al señor y éste las cede al campesino en tenencia temporal a cambio de una “seguridad” y mínima estabilidad.

Por otro lado, la difícil situación de una población campesina sometida y sujeta a presiones económicas, sociales y políticas, se vería incrementada en los periodos funestos de pestes, epidemias, plagas y sequías, que vuelven a suceder desde mediados del siglo VI hasta principios del VIII, carencias que se expresan en la necrópolis de El Ruedo (a veces de forma dramática) en astropatías, periostitis, traumatismos, cribra orbitalia, sarro, periodontitis, caries, que nos habla de esfuerzos físicos importantes, infecciones, anemias, carencias nutricionales, falta de higiene, y una vida media en torno a los 20-40 (54).

Así en el siglo VII el término coloni desaparece para ser asimilado por el de servi (52): el estatus y nivel de vida del esclavo y del campesino se equipara en una nueva forma de explotación. El cristianismo “puso las bases teóricas que dieron cohesión y orden a la conflictividad y a las transformaciones de aquellos tiem-

Estos procesos de dependencia campesina es uno de los objetivos que nos hemos propuesto analizar desde el Museo Histórico de Almedinilla en sucesivos estudios (55), que sólo avanzamos en esta ocasión.

Notas (1) I. Muñiz Jaén. “Nuevos datos sobre la necrópolis tardoantigua y de época visigoda de El Ruedo, Almedinilla–Córdoba (avance): ¿Haciendo hablar a los muertos?”. Antiquitas 11-12. (2000). pp 111-175; I. Muñiz Jaén y A. Bravo Carrasco. “La necrópolis tardorromana y de época visigoda de El Ruedo (Almedinilla-Córdoba): Una reflexión crítica” Antiquitas 11-12. (2000). pp 175-189; I. Muñiz Jaén y A. Bravo Carrasco. “La toréutica en la necrópolis tardorromana y de época visigoda de El Ruedo (Almedinilla-Córdoba)” Antiquitas 11-12. (2000). pp 189-199; M.J. Casas Flores. “Estudio antropológico de 18 tumbas de la necrópolis de El Ruedo” .Antiquitas .11-12. (2000). pp 207-233. (2) S. Carmona Berenguer. El mundo funerario rural en la Andalucía tardoantigua y de época visigoda. La necrópolis de El Ruedo. (Almedinilla, Córdoba).Córdoba. (1998) (3) D. Vaquerizo, F. Quesada, J.F. Murillo, J.R. Carrillo, y S. Carmona. Arqueología Cordobesa. Almedinilla. Ayuntamiento de Almedinilla (1994). (4) S.Carmona. p. 127. (5) M.J. Casas (6) F. Fernández Gómez, J.Y. Alonso de la Sierra Fernández, y M.G. Lasso de la Vega. “La Basílica y necrópolis paleocristiana de Gerena (Sevilla)” N.A.H., 29 (1987). pp 105-199. (7) L.J. Guerrero Misa y J.J. Ventura Martínez J.J. “Excavaciones arqueológicas de urgencia en la necrópolis de Las Huertas (La Roda de AndalucíaSevilla)”. A.A.A., 3. (1985). pp 330-336 (8) G. Ripoll López. “La arquitectura funeraria de Hispania entre los siglos V y VIII: aproximación tipológica” en SPANIA.Estudis d´Antiguitat Tardana oferts en homenatge al professor Pere de Palol i Salellas. Barcelona. Publicacions de L´Abadia de Montserrat. (1996). pp 215-224 (9) F.M. García González. “Intervención Arqueológica de Urgencia en la necrópolis de El Lomo.Bollullos Par del Condado (Huelva)”. A.A.A.,3. (1993). pp 290-296 (10) S. Carmona. p. 361 (11) S. Carmona. p. 127 (12) J.L. García López y L. Cara Barrionuevo. “Excavación arqueológica efectuada en el mausoleo tardorromano de El Daimuz (El Ejido-Almería)”. A.A.A.,3 (1987). pp 29-35 (13) J.A. Teba Martínez J.A. “Mausoleo de la Punta del Moral (Ayamonte-Huelva)” A.A.A.,3 (1987). pp. 317-322 (14) I. Santana Falcón. “Cerro del Cernícalo, La necrópolis paleocristiana de Itálica, Sevilla”. A.A.A.,3. (1993). pp 741-745

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(15) J.A. Morena López. “El poblado y la necrópolis norte del cerro de los Molinillos (Baena-Córdoba).estado actual de la investigación”. B.R.A.C., 126 (1994). pp 159-191. (16) S. Carmona (17) S. Carmona. p. 191 (18) S. Carmona (19) A. Mendoza, M. Roca, F. Carrión, F. Contreras, E. Jabaloy, V. Salvatierra, y I. Toro. “Necrópolis tardorromana en Valderrubio (Granada)”.Cuadernos de Prehistoria, 6. (1981). pp 431-452. (20) Sotomayor M. “ Las actas del Concilio de Elvira. Estado de la cuestión” en Spania.Estudis d´Antiguitat Tardana.oferts en homenatge al professor Pere Palol i Salellas. Publicacions de l´Abadia de Montserrat. (1996). pp 251-266 (21) J. Prieur. La mort dans l´antiquité romaine. Paris. Ouest France. (1986). (22) J.F. Murillo Redondo. “La necrópolis tardoantigua de “El Ochavillo” (Hornachuelos-Córdoba)” Ariadna, 15. (1995). pp 65-88. (23) S. Carmona. p 133-138 (24) S. Carmona. p 132 (25) S. Carmona. p 134 (26) S. Carmona. p 136 (27) G. Ripoll López. “La arquitectura funeraria ...pp 215-224 (28) G. Ripoll López.“La arquitectura funeraria... pp 223. (29) R. Turcan. “Origine et sens de L´inhumation a l´epoque imperiale” Revue des Etudes Anciennes. (1958). pp 322-347 (30) S. Carmona. p 42. (31) S. Carmona. p 158. (32) G. Ripoll López. Toréutica de la Bética. Barcelona. Reial Acadèmia de Bones Lletres. (1998). (33) C. Gutiérrez Méndez. “Broches y placas de cinturón de época bizantina e hispano-visigoda hallados en la provincia de Málaga”. A.A.A., 2. (1990). pp 318-325 (34) R. Carmona Ávila. “Trabajos de conservación y restauración en ajuares funerarios metálicos de la necrópolis de El Ruedo (AlmedinillaCórdoba)”. Antiquitas 11-12. pp 199-207. (35) S. Carmona. p 186. (36) J.C. Vera Rodriguez. “Un nuevo testimonio arqueológico sobre la presencia efectiva de contingentes militares centroeuropeos en la hispania bajomedieval: una hebilla de cingulum militia procedente del sur de Córdoba”. Antiquitas, 5. (1994). 69-72 .(37) G. Ripoll López. Toréutica ...p.276 (38) J. Aurrecoechea Fernández. “Origen, difusión y tipología de los broches de cinturón de la Hispania tardorromana” Archivo Español de Arqueología, 72. (1999). pp 167-197 (39) S. Carmona. p. 203 (40) V. Saxer. “ L´initation chrétienne du II au VI siécle: esquisse historique des rites et de leur signification” XXXIII Settimane di Studio del C.I.S.A.M. I. (1987). pp 173-205. (41) M. Ramos Lizana, I. Toro Moyano y C. Pérez Torres. “Excavación de urgencia en la Necrópolis de las Delicias de Venta de Zafarraya (Alhama de Granada) 2ª Campaña”. Anuario Arqueológico de Andalucía, III. (1987). pp 258-261 (42) M. Sotomayor. “Romanos pero cristianos, a propósito de algunos cánones del Concilio de Elvira” Antigüedad y Cristianismo,VII. (1990). pp 11-17 (43) Las distintas fases constructivas de la villa de El Ruedo fueron abordadas desde la Tesis Doctoral de J.R. Carrillo Díaz Pínes (inédita). También en J.R. Carrillo Díaz-Pinés. “Técnicas constructivas en la villa romana de El Ruedo (Almedinilla-Córdoba)”.Anales de Arqueología Cordobesa, 1. (1990). pp 81-109 (44) D. Vaquerizo y J. M. Noguera. La villa de El Ruedo (Almedinilla-Córdoba).Decoración escultórica e interpretación. Universidad de Murcia. (1997). (45) I. Muñiz Jaén, J. M. Lara Fuillerat, C. Camacho Cruz. “Sobre alfares, silos y almazaras en la villa romana de El Ruedo (Almedinilla-Córdoba)”. Antiquitas 11-12. (2000). pp 233-267. (46) L. Segura Arista. La ciudad iberorromana de Igabrum. Diputación de Córdoba (1988). (47) M. Sotomayor. “Penetración de la Iglesia en los medios rurales de la España visigoda” Settimane di Studio del Centro Italiano di Studi sull´Alto Medievo, XXVIII.2º tomo. (1982). pp 639-670 (48) D. Vaquerizo, J.F. Murillo, y F. Quesada. Arqueología Cordobesa. Fuente Tójar. Diputación de Córdoba. (1994). (49) F. Salvador Ventura. “El poblamiento en la provincia de Granada durante los siglos VI y VII” Antigüedad y Cristianismo, V. (1998). pp 339351 (50) R. Carmona Ávila. “Epoca romana y visigoda” en Priego de Córdoba: Guía multidisciplinar de la ciudad y su territorio . Museo Histórico de Priego de Córdoba (coord.). (1997). pp. 107-118 (51) F. Novoa Portella, y E. Pérez Cañamares. “La aculturación como modelo de transición social: los mecanismos de la cristanización”. Antigüedad y Cristianismo. VII. (1990). pp. 19-37 (52) L.A. García Moreno. Historia de la España Visigoda. Cátedra. (1989). (53) J. Fernández Ubiña. La crisis del siglo III y el fin del mundo antiguo. Akal/Universitaria. (1982). (54) J.L. Gómez Pérez. “Estudio Antropológico de la Necrópolis de “El Ruedo” en S. Carmona La necrópolis tardorromana y de época visigoda de El Ruedo . (1998). pp 383-390; también ver M.J. Casas. (55) Estos estudios se desarrollan dentro del proyecto de investigación municipal OIKOS del museo de Almedinilla, proyecto en el que intervienen diferentes universidades y que sirve de soporte científico al Ecomuseo del Río Caicena, proyecto genérico de desarrollo municipal, a partir del patrimonio histórico y natural, donde se integra el propio Museo Histórico de Almedinilla. I. Muñiz Jaén. Guía del Museo Histórico de Almedinilla. Diputación de Córdoba y Ayuntamiento de Almedinilla (2000) 111 pp. I. Muñiz Jaén. “Museo y Sociedad: el Museo Histórico y el Ecomuseo del Río Caicena en Almedinilla (Córdoba), un proyecto de desarrollo desde el patrimonio histórico y natural”, Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, I (2000), pp 47-32.

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SEGUIMIENTO ARQUEOLÓGICO EN LA VILLA ROMANA DE EL RUEDO (ALMEDINILLA-CÓRDOBA) II: ALFARES, SILOS Y ALMAZARAS. IGNACIO MUÑIZ JAÉN

Resumen: Este trabajo es un extracto del publicado por I. Muñiz Jaén, J.M. Ruíz Lara y C. Camacho (1), y en él se presentan los resultados de la excavación arqueológica llevada a cabo durante el Seguimiento Arqueológico en El Ruedo, donde pudimos documentar 6 hornos cerámicos un campo de 70 silos, y una alberquilla de decantación de aceite, perteneciente todo a la pars rustica de la villa romana. Abstract: The report shows a detailed study carried our by I. Muñiz Jaén, J.M. Ruíz Lara y C. Camacho Cruz (1) during Archaeological works at El Ruedo (Almedinilla-Córdoba). It presents the study performed on 6 pottery kilns, 70 silos field and a decanting tank for oil found during the excavation. En el Seguimiento Arqueológico que llevamos a cabo durante los meses de Marzo de 1997 a principios de 1998 en El Ruedo (Almedinilla-Córdoba) pudimos documentar la existencia de un campo de silos, restos de una alberquilla de decantación de aceite, y una instalación alfarera. 1. ALFARES

Los alfares de El Ruedo constaban de seis hornos, unas estructuras arquitectónicas posiblemente interpretables como dependencias anexas, una pileta de decantación de arcillas y varios vertederos asociados. Su descubrimiento ha puesto de manifiesto nuevamente la trascendencia que debió tener este subsector económico dentro de la esfera geográfica de las Sierras Subbéticas de la provincia de Córdoba. Se han ido revelando la presencia de establecimientos alfareros vinculados a núcleos urbanos de primera importancia en esta área: “Tejar de Genilla” Priego de Córdoba, “Todosaires” Fuente Tójar; “La Alcantarilla” Carcabuey; así como relacionados con asentamientos rurales en “Fuente Barea” Priego; “Argamasón-El Chato” Moriles; “El Tejar” Lucena. Sus dimensiones en general son pequeñas, siendo corriente la presencia de uno u dos hornos, salvo el caso del alfar de «El Tejar», con diversas estructuras de fabricación cerámica y un gran almacén, en uno de los centros alfareros más importantes hasta ahora de Andalucía. Estos datos han permitido recalcar la fuerte concentración de este tipo de establecimientos artesanales en el Sureste de la provincia cordobesa, cuyos caracteres son totalmente diferentes a los de las numerosas alfarerías ubicadas en las riberas de los ríos Guadalquivir y Genil que tenían por principal función la fabricación de ánforas para el transporte y exportación del aceite bético a los distintos dominios romanos, sobre todo el Imperio Occidental, además de satisfacer la demanda interna del mercado inmediato de otros productos más cotidianos.

LAM. I. Alberquilla de decantación de aceite.

En el momento de la intervención arqueológica en El Ruedo dos de los hornos (II y V) se conservaban aceptablemente presentando praefurnium, cámara de combustión y parrilla. Algo menos de un tercio del horno I fue cortado por la pala excavadora; los hornos III y IV mantenían cada uno únicamente el praefurnium y restos, muy arrasados de antiguo, de la cámara de combustión; el horno VI debió ser seccionado por la maquinaria que trabajó en la carretera en 1989 presentando únicamente también el pasillo de la cámara de combustión. Las obras de la carretera supusieron la destrucción de estos hornos aunque conseguimos desmontar, antes de su pérdida, el horno II y el V y así poder reconstruir uno de los hornos con los adobes recuperados (el horno V), trasladando la nueva estructura dentro del recinto protegido del yacimiento. Los hornos parecen agruparse en dos zonas diferenciadas. Por un lado, los hornos I, II, III y IV se sitúan al Norte de las estructuras de hábitat de la villa de El Ruedo, a escasos 30 m. de la misma y aledaños a la necrópolis que se extiende junto a ellos. En relación con estas cuatro estructuras documentamos una posible pileta de decantación de arcillas, dos habitaciones y un basurero. Por otro lado, los hornos V y VI se encontraban algo más distanciados de la villa de El Ruedo, a unos 200 m., al Noroeste, junto al campo de silos y asociados a otros basureros.

A) HORNO I:

Se situaba en el sector AB, al pie del pequeño barranco que se extendía de Noroeste a Sureste al Norte de las estructuras de hábitat de la villa romana, y a escasos 15 cm. de la superficie. Además, se encontraba en las proximidades de la necrópolis (sector AA, AT, AB y ABS), junto a las tumbas 2 y 3 (sector AB). El horno quedó afectado por los movimientos de la pala excavadora que le seccionó

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FIG. 1. Ubicación de los silos, almazara y hornos de el Ruedo.

en algo menos de un tercio, quedando su perfil vertical en el corte del terreno. A este horno debe asociársele un pequeño basurero que se extendía a sus pies, e incluso el gran basurero que se hallaba en la base del barranco, junto a la tumba 1 AB. El basurero último presentaba forma circular, contando con cerámicas, tegulae con defectos de cocción, adobes vitrificados, “rebabas” de cocción y cenizas. El horno cerámico era de pequeñas dimensiones, con una altura de 1,5 m., una anchura de 1 m., y una longitud de 1,65 m., desde la entrada hasta el fondo. Conservaba el praefurnium, orientado hacia el sureste, que medía 50 cm. de longitud por 37 cm. de anchura. La cámara de combustión era de forma cuadrangular, pero sus ángulos estaban revocados; presentaba en su interior muretes laterales, que servirían para sustentar la parrilla mediante un arco que se ha perdido, formado por dos hileras de ladrillos de adobe en cada lado (con 5 ladrillos en cada hilera). La parrilla también se apoyaba en una pequeña entalladura practicada en las paredes, a una altura de un metro. Se conservaba parte del arranque de la bóveda que cubría la cámara de cocción. B) HORNO II

Se situaba en el sector ABS, en la parte alta del barranco, y a escasos 25 m. de la necrópolis del sector AO, excavada en su mayor parte en 1989 . El horno se encontraba a 90 cm. de la superficie y quedó protegido por la antigua carretera que, aun sin taparle, le defendió de la erosión del barranco y de las labores agrícolas. El horno se construyó horadando las margas del terreno natural y está orientado también hacia el Sureste. 216

Tenía tendencia circular, aproximadamente oval, con una anchura máxima de 3,80 m. y una longitud desde la entrada al fondo de 6 m.. La altura era de dos metros desde el suelo a la parte alta de la parrilla. Esta estructura conservaba el pasillo de acceso, la cámara de combustión y parte de la parrilla. El praefurnium tenía una longitud de 1,5 m. y una anchura de 52 cm., creando un pasillo de 65 cm. en la base y 1 m. a la altura de los arcos. En la pared de la entrada se practicaron tres orificios para facilitar el acceso. La cámara de combustión estaba compuesta de corredor central, del que surgían 4 galerías laterales a ambos lados separados por muretes laterales que se unían entre sí por arcos de medio punto, que coronaban el mencionado corredor. La altura desde el suelo de la cámara de combustión al arco era de 1,75 m.. Los arcos , que se levantaban sobre un banco con una altura de 1 m. respecto al suelo del pasillo central, estaban realizados con adobes, de unas dimensiones de 36 x 42 y 6 cm. de grosor, trabados muchas veces con fragmentos de tegulae. En muchas ocasiones los adobes conservan marcas de animales y de pies humanos de infantes. El resto de los adobes de estos muretes alcanzaban un tamaño de 50 x 20 y 10 cm. de grosor. A efectos de evitar su resquebrajamiento por el excesivo calor se aplicó diferentes capas de arcilla a las paredes de la cámara de combustión. En la parte del fondo del horno tres adobes situados entre la pared del horno y perpendiculares al tercer arco reforzaban la parrilla. No conservaba cámara de cocción, ni siquiera en su arranque. Esta estructura fue desmontada y sus piezas se utilizaron para la reconstrucción del horno V en la zona protegida del yacimiento. Se conservaba la cimentación de dos habitaciones rectangulares de 2 x 6 m., a escasos 40 cm. de la superficie, que pueden identificarse probablemente con almacenes o dependencias del alfar. Sus

tonos rojizos y anaranjados pero también en tonos grisáceos y pardos, algunas pasadas de cocción y distintos grados de depuración. La superficie suele estar poco cuidada, rugosa, aunque hay ejemplares con engobes de tonos más claros. Como decoración sólo observamos en ocasiones acanaladuras en el galbo y un caso de incisión en la línea de intersección del cuello y el cuerpo de la vasija. Las orzas muestran por lo general cocción oxidante con pasta rojiza anaranjada y exterior pardo anaranjado. Sus diámetros oscilan entre los 12,4 y 16,7 cm. y suelen presentar igualmente restos de engobe y acanaladuras de torno en el galbo, y dos fragmentos con restos de pintura negra en la parte inferior del borde, caso único hasta el estado actual de nuestros conocimientos dentro de la comarca. Generalmente aparecen piezas de distintos tamaños, siendo el borde el elemento donde aparecen las mayores diferencias. Dividimos estos ejemplares en dos grupos: 1.1. Ollas sin cuello: -Ollas con borde exvasado -Ollas con borde plegado -Ollas de borde almendrado 1.2. Ollas con cuello: con la inflexión exterior del cuello que puede tener o no su correspondencia en el interior, relacionándose con la posibilidad de disponer o no de tapadera. Presentan el borde exvasado, redondeado, engrosado o moldurado.

LAM. II. Horno nº 2.

dimensiones son más modestas que la de otras estructuras similares conocidas en el alfar de Lucena y en le Huerta del Rincón (Torremolinos, Málaga), así como su planta. También se halló el resto de lo que pudo ser una pileta de manipulación y decantación de arcilla que tenía tendencia circular con 1 m. de radio, ligera inclinación del suelo ( realizado con tegulae y ladrillo). Por debajo de la base de tegulae había una hilera de ladrillos de adobe y, bajo estos, una capa de arcilla rojiza como cimentación y capa impermeable. Algunas de estas tegulae se disponen verticalmente para compartimentar el espacio interior. Su altura era de 30 cm. Por último, este horno también debe asociarse al gran basurero situado en la base del barranco y junto a la tumba 1 AB. Dada la homogeneidad presentada por los materiales cerámicos extraídos en el proceso de excavación de estos hornos, hemos agrupado su estudio. Cerámica común: representa el 85,80% de las cerámicas de estos dos hornos, con los siguientes grupos: 1 Ollas y Orzas (Vegas 1, 2, 47 y 48). Representan el 28,4% del conjunto global. Las ollas son piezas para cocer alimentos, por lo general de forma globular, con o sin asas, y base ancha y plana para facilitar su exposición al fuego. Los diámetros oscilan entre 9,2 y 16,1 cm.. con pastas ferruginosas de

2. Cuencos/ Lebrillos/ Cazuelas. Este es el segundo grupo de materiales comunes desde el punto de vista cuantitativo, con un 25,69% . Distinguimos por el tamaño de su base entre grandes cuencos o lebrillos, que pudieron servir para contener o servir alimentos, como lo indica su base pequeña y la presencia en ocasiones de asas para el transporte; y cazuelas o cuencos utilizados para cocinar, de base más ancha, y también algunas con asas. 2.1. Lebrillos (Vegas 4): -Grandes cuencos con labio horizontal. -Cuencos con labio saliente y engrosado. -Grandes cuencos carenados. 2.2. Cuencos y Cazuelas (Vegas 5, 6 y 8). 3. Platos y Fuentes (Vegas 13, 14, 15 y 16). Representa el 9,17 % de las cerámicas comunes. Utilizados para servir y en ocasiones como vajilla de mesa hay que diferenciarlos de la cerámica de importación itálica y africana de la que toma sus formas. Según los diámetros -que oscilan entre 14 y 26,4 cm.- podría hablarse de platos o fuentes. Ambos tienen un barro compacto y fino, y una superficie cuidada con tonalidades que van desde el rojizo anaranjado al gris, muchos de ellos con engobes más claros. Dividimos este tipo cerámico en varios grupos: 3.1. Platos de borde ahumado o ligeramente redondeado al interior. 3.2. Platos de borde engrosado ligeramente exvasado. 3.3. Platos de borde bífido o escalonado. 4. Tapaderas (Vegas 15, 16 y 17). Debieron fabricarse en todos los talleres que conocemos y su forma no debió evolucionar mucho a lo largo del tiempo. De diferentes tamaños, parecen corresponder a ollas/orzas y cuencos/ platos. En «El Ruedo» alcanza un porcentaje del 4,59% del total de

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cerámica común. Sus diámetros oscilan entre los 16,1 y 23 cm.. Presentan generalmente pastas anaranjadas algunas con superficies más toscas y otras más cuidadas. Las dividimos en dos grandes grupos: 4.1. De borde redondeado y perfil convexo con o sin acanaladura. 4.2. De borde ligeramente exvasado, generalmente de perfil convexo y más bajas que las primeras. 5. Bocales (Vegas 40, 43 y 44). Se trata de recipientes de boca ancha con una o dos asas y borde inclinado hacia el exterior, liso o engrosado, y alguno con concavidad interna. Los diámetros de las bocas oscilan entre los 10,4 y 16,2 cm.; el cuello es corto, poco diferenciado del resto de la vasija. Tuvieron gran difusión y se están fabricando desde el siglo II a. C. hasta finales del II d. C. sin grandes cambios. El barro es de tonalidades anaranjadas, pero también grisáceas. La superficie suele ser tosca. Están representados con un 6,42% del total. 6. Jarras (Vegas 37). Se trata también de recipientes de boca ancha con bordes variados. Era el 9,17% de la cerámica común de los hornos I y II. El diámetro de estas piezas se encuentra entre los 6,4 y 16,2 cm.. La mala conservación de las mismas nos impide precisar particularidades con relación a su parte inferior que pudiera ser globular, ovoidal o cilíndrica. Algunas presentan como decoración incisiones en el galbo. 6.1. Borde vertical engrosado algunas con ranura para la tapadera. 6.2. Con visera o cuello largo moldurado. 6.3. Cuello largo, borde exvasado, engrosado, redondeado o cuadrado. 7. Jarros. Esta forma está representada con un 16’5% del grupo de materiales comunes de estos hornos. Se trata de recipientes de boca estrecha con asas que pueden salir del borde o del cuello. El diámetro se halla entre los 4,1 y 13,9 cm.. Algunos presentan acanaladuras en galbo y asas. Presentan también distintas variantes: 7.1. Borde exvasado, redondeado, con acanaladura o sin ella. 7.2. Borde estriado por fuera, cuello más o menos largo, ligeramente cónico y con asas que salen de éste. Cerámica fina.: La cerámica fina examinada es el 9,09% y representa una escasa proporción respecto a la cerámica común de uso doméstico. Aparecen distintas variantes dentro de las sigillatas hispánicas: 1. Entre estos materiales se hallan manufacturas de buena calidad, pasta de color rojo inglés claro) y barniz rojo inglés brillante y muy adherente, procedentes con probabilidad de los talleres riojanos, pero su número es testimonial. En una de estas piezas se documenta un sigillum fragmentado, donde sólo se puede leer IV(...). De ser correcta esta lectura podría adscribirse a un tal IV(nius)/VL(ius) MA(), que tuvo su centro de fabricación en Tricio y Bezares; en este caso todavía no se habría encontrado en la Bética, ya que esta marca tiene especial distribución en Mauritania y la Hispania Tarraconense (2). Tal vez también pudiera atribuirse a un IVNIUS RI(), el cual Mayet adscribe a los talleres de Tritium Magallum, con ciertas dudas, habiéndose documentado en Mauritania y Valencia.

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2. Igualmente, se han encontrado cerámicas de sigillata hispánica fabricada en el alfar jiennense de Andújar, cuantitativamente las más numerosas. Generalmente son fragmentos de muy mala calidad, pasta de tonalidades tierra verde tostada y tierra siena clara tostada, muy porosa y semifina. Mientras su barniz es de colores diversos entre el rojo inglés, tierra siena o rojo venecia; apenas muestra ninguna clase de brillo y resulta poco adherente. Por estos rasgos podrían tratarse de piezas de la etapa de producción masiva y estandarizada, datable en el siglo II d. C., principalmente en la primera mitad de la centuria. 3. Un fragmento de parecidas características técnicas a las sigillatas de Andújar, pero con barniz y pasta de tono homogéneo (tierra siena), parece diferenciarse del conjunto y quizá sea adscribible a un taller distinto, tal como también se ha manifestado en otros estudios (3). Quizá pueda tratarse de una producción de alguna sucursal malagueña o quizá granadina. 4. Finalmente, determinados fragmentos pueden ser adscritos a cerámicas africanas de cocina. Presentan barnices de tonalidades rojizas o naranjas, generalmente brillante en el interior, mientras que en el exterior, en ocasiones, aparecen bandas de distintas tonalidades. La pasta por norma general es de buena calidad, fina, y de tonalidades parecidas al barniz. Material de construcción: Entre los restos no cerámicos se registran elementos de construcción: tegulae e imbrices, algunas de los cuales están pasados de cocción. Las tonalidades de pasta y superficie oscilan entre el beige, marrón rojizo o marrón claro. Suele presentar una capa a modo de engobe, muy deteriorado por el trascurso del tiempo. No podemos concretar la preferencia de un tipo sobre otro por lo reducido de la muestra. C) HORNOS III, IV

Se encontraban junto al horno II, pero lo suficientemente alejados de la protección de la carretera como para haber sido afectados grandemente por la erosión del barranco y las labores agrícolas. Aparecieron a unos 30 cm. de la superficie. Sólo se conservaban los pasillos del praefurnium-cámara de combustión de 1,60 m. de longitud y 60 cm. de anchura, con una altura conservada de 54 cm. para el horno III; y 1,20 m. de longitud por 50 cm. de ancho y 10 cm. de profundidad para el IV. Sólo se conservaba el pasillo del praefurnium con gran cantidad de huesos de aceituna quemados. Su cercanía al horno II y la imposibilidad que sus cámaras llegaran a superponerse -cuando estuviesen activos-, nos hace pensar en la reutilización de este espacio sucesivamente por los tres hornos. Así, una vez abandonados y desmantelados sucesivamente los hornos III y IV se construyó el II. D) EL HORNO V

El horno V, el de mayores dimensiones del conjunto aquí estudiado, se ubicaba en el sector AO, algo más distanciado de las estructuras de hábitat de la villa y la necrópolis que los anteriores, aproximadamente a unos 200 m. hacia el Noroeste . Se encontraba a 40 cmts. de la superficie, muy cerca del campo de silos y en conexión con un basurero. Este vertedero, localizado a unos tres metros del horno, adopta forma circular, contando con un diámetro de 3,5 m. y presentado en su interior restos de “rebabas” de cocción, materiales vitrificados y defectuosos por defectos técnicos en su cocción, mezclados con tierra cenicienta.

La estructura del horno es de forma oval, con una longitud de 7,35 m. desde la entrada al fondo y una anchura de 5,50 m. en la parte mayor. También estaba embutido en las margas del terreno natural. Se ha conservado el praefurnium, la cámara de combustión, parte de la parrilla y del arranque de la bóveda que cerraría la cámara de combustión. El praefurnium tenía una longitud de 2,6 m. y una anchura de 50 cm.. A este corredor de entrada se accedía mediante la ayuda de tres orificios prácticados en la pared. La cámara de combustión contaba con un corredor central de 80 cm. de anchura, del que partían por seis muretes y siete galerías a cada uno de sus lados. Los muretes estaban unidos por arcos de medio punto hechos de adobes trabados con tegulae. La altura interior de la cámara de combustión, desde el suelo a la parte alta de la parrilla, era de 1,80 m.; y desde el suelo al arco, de 1,35 m.. La altura desde el suelo a la base de los arcos era de 30 cm., creando un escalón muy suave. La estructura interior estaba realizada con adobes, recubiertos por distintas capas de arcilla, practicada para la reparación de la cámara después de la cocción. Estos adobes tenían unas dimensiones de 66 x 33 y 7 cm. de grosor en la parrilla. Los que formaban las arcadas interiores eran de 30 x 10 cm. y 5 cm. de grosor. En su parte oeste conservaba también el arranque de la bóveda con una altura de 35 cm. sobre la parrilla y realizada en las mismas margas. Al igual que el número II, el horno fue desmontado y sus ladrillos de adobe (muchos de ellos con marcas de animales) sirvieron para su reconstrucción en el recinto protegido del yacimiento. Los materiales cerámicos son escasos y fueron hallados tanto en el interior del corredor central como del basurero adyacente. Se trata, en su mayoría, de cerámica común de uso doméstico, sin ninguna forma tipológica reconocible, así como fragmentos de un imbrex, fallo de cocción de tegulae, restos de adobes y masas de arcilla vitrificada de color verdoso. Entre las piezas de cerámica común, predominan las pastas de tonalidades claras, aunque un fragmento presenta pasta rojiza clara, con superficie externa negruzca, al haberse empleado la cocción reductora, lo que le da un aspecto bastante grosero. La datación de estos depósitos ha podido ser establecida por la aparición de un fragmento de terra sigillata hispánica tardía meridional, adscribible a la forma 9 de Orfila (4). Correspondería con un plato de base ancha y borde ligeramente curvado hacia el interior, con un perfil triangular, más o menos apuntado. Tiene pasta anaranjada, depurada, de aspecto granuloso, y superficie con una banda anaranjada en el borde interior y marrón claro en el exterior, contando con decoración burilada o a ruedecilla en la parte superior. Esta cerámica ya había sido detectada en la excavación de la villa con varios ejemplares lisos o decorados también ruedecilla (5). En resumidas cuentas, la cronología de este fragmento debe situarse con probabilidad a finales de los siglos IV y primera mitad del V d. C.

E) EL HORNO VI

Se encuentra en el espacio que fuera explanado por las obras de la carretera en 1989, cerca del Horno V y a unos 50 cm. de la superficie. Al limpiar esta zona vimos claramente la huella del pasillo de la cámara de combustión de un horno. A juzgar por la cantidad de adobes que existen a su alrededor pensamos que fue

arrasado por las máquinas en las obras de la carretera de 1989. Queda sin excavar y en reserva para una posterior intervención. CONCLUSIONES

En el estado actual de nuestros conocimientos, creemos posible establecer una hipótesis aproximada respecto al desarrollo cronológico de las instalaciones alfareras del yacimiento de «El Ruedo». El establecimiento alfarero pudo responder a distintos momentos, de acuerdo con una serie de criterios: a) Los primeros hornos pudieron ser los números III y IV. Aunque han sido documentados muy arrasados, pudiéndose conjeturar la probabilidad de que hayan precedido a los hornos I y II. No es posible asignarles datación alguna por carecer de vestigios materiales adscribibles a estas estructuras. No debiera estar muy alejada de la aportada por los depósitos cerámicos de los hornos I y II. b) En un segundo momento se situarían los hornos I y II. Su cronología, atendiendo a los materiales cerámicos finos de mesa, podría situarse en un momento del siglo II d. C., si bien determinadas piezas de sigillata hispánica de procedencia riojana, por su buena calidad, parece que pudiesen fecharse en la segunda mitad del siglo I d. C., no parece improbable asociarlo a unos materiales residuales en un contexto arqueológico más moderno. Varios de los tipos de cerámica común aquí estudiados, en general, vienen datándose desde mediados del siglo I d. C.. pero la mayor parte de la sigillata hispánica de Andújar muestra unos caracteres formales y técnicos que se vinculan al momento de estandarización y degradación de estos productos, lo que motiva una datación más propia de la primera mitad del siglo II d. C. En este sentido, también están ausentes las cerámicas de paredes finas en estos hornos de El Ruedo, encuadrables generalmente en momentos de la primera centuria de nuestra Era. Según la intervención arqueológica practicada a finales de los ochenta, la fase I de desarrollo de la villa ha sido fechada, en términos genéricos, en época flavia finalizando a inicios del siglo II d. C.- (6). A esta etapa se atribuye un carácter de establecimiento agrícola stricto sensu, que pudiese estar dispuesto en torno a un patio, pero nos parece mucho más verosímil que estas instalaciones alfareras pudiesen haber surgido en fechas posteriores, en las que sí se ha comprobado una reestructuración importante de los espacios de la villa, al menos de su zona residencial. Esta hipótesis puede estar fundamentada también en la datación final de los depósitos de estos dos hornos. En este conjunto debemos reseñar la ausencia de materiales de sigillata africana, lo que descarta la datación de los depósitos cerámicos más allá del siglo III d. C.. Esto no quiere decir que esta clase de cerámicas no hubiera llegado a este sitio. Estas piezas, entre las que debieron incluirse las cerámicas africanas de cocina, según Alonso de la Sierra , llegaron a partir de mediados del siglo II d. C. -en unos porcentajes muy reducidos, pero normales- hasta las primera décadas del siglo III (7). Con estos presupuestos, y el hallazgo de diversos fragmentos de cerámica africana de cocina en el interior de estos hornos, podemos pensar que estos dos depósitos tuvieron su origen en un momento del siglo II d. C., quizá inicios del siglo III, y en conse-

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cuencia, pudieron corresponder al primer momento de esplendor de la villa, situado en la llamada Fase II, datada por sus excavadores en la primera mitad del siglo II d. C.. Este esquema teórico tendría su apoyo en la demanda suscitada en el momento de expansión de la estructura arquitectónica de la villa, en la que se emplearían materiales de construcción fabricados en ellos. Al mismo tiempo, cumplimentaría las necesidades de cerámicas comunes de uso doméstico. Esta hipótesis revalidaría nuevamente el vínculo establecido en la misma Depresión Priego-Alcaudete entre municipalización y colonización agraria, fechables a partir de la segunda mitad del siglo I d. C., principalmente con la dinastía flavia, y el establecimiento de estr ucturas ar tesanales que contr ibuyen al autoabastecimiento de las nuevas unidades de hábitat, tanto urbanas como rurales . c) En relación con el horno 5, los datos son escasos, si bien se ha podido confirmar la presencia de materiales constructivos, pasados de cocción, que podrían confirmar su fabricación en esta estructura. Por los conocimientos que contamos sobre el tipo de estructura deberíamos situarnos en tiempos altoimperiales. Sin embargo, el contexto arqueológico de los escasos materiales correspondía a finales del siglo IV d. C. y primera mitad del V., si nos atenemos a un único fragmento correspondiéndose con otro de los momentos de esplendor de la villa -el mejor conocido-, en la denominada fase III fechada desde finales del siglo III d. C. a mediados del V d. C. La ligazón del alfar con la villa está fuera de toda duda. Resulta ser el primer caso de asentamiento rural que presenta un complejo de unidades de producción oleícola y cerámica, junto a un amplio conjunto de almacenes de grano anexas al núcleo residencial principal, conocido en la provincia de Córdoba. Los testimonios arqueológicos proporcionados por la excavación de su área residencial nos permiten entrever la riqueza de su dueño, símbolo de su posición en la escala social. Ello puede denotar que este lugar ocuparía un lugar destacado entre los asentamientos rurales de su entorno geográfico, con los que estaría vinculado de alguna forma, quizá estableciendo una jerarquización con ellos. La villa de «El Ruedo» sobresaldría, pues, por su superior capacidad inversora, por una organización integrada y completa del proceso productivo y una mejor relación con el mercado. A la vez esta organización aseguraba al fundus una posición especial que resulta de su propia autonomía para proveerse de instrumental al tiempo que abastece al área circundante. En «El Ruedo» se produjo un muestrario de formas y variantes cerámicas bastante representativo, aspecto bien observado en el análisis de los materiales cerámicos comunes de los hornos I y II. No alcanza la riqueza y la diversidad de otros alfares cercanos, como el de «El Tejar» de Lucena, catalogable mucho más cerca de un taller con rasgos «industriales» que estaba destinado a la rentabilización económica de su actividad. La producción mayoritaria es, como resulta obvio, la de ollas/ orzas y cuencos/cazuelas, elementos de uso doméstico más común, tanto en la cocina como en la mesa. En menor proporción, encontramos jarros, jarras y bocales, platos y tapaderas, pudiéndose establecer una especilización en la producción de los hornos I y II, si aceptamos que los restos materiales cerámicos por ellos contenidos y rescatados en el proceso de excavación corresponden a parte de sus manufacturas. El porcentaje de ollas/orzas es similar en ambas estructuras, así como el de bocales y jarras. No obstante,

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podríamos hablar de un mayor porcentaje de elementos de cocina en el Horno II: 23,44% ollas/orzas de y 43,75% de cuencos/cazuelas; y de piezas de mesa en el horno I: 25,53% de jarros, 19,15% de platos, 8,51% de tapaderas. Por otro, y al margen de estos datos estadísticos, en la utilidad práctica de los recipientes predominan las formas de cuerpo abultado, fondo estrecho que se ensancha hacia la mitad y vuelto a ensancharse para dar lugar al cuello o borde. Estas características las encontramos en orzas/ollas, cuencos carenados, bocales, jarras y jarros, lo que confirmaría, en cierta forma, la opinión aportada por Encarnación Serrano al diferenciar las producciones cerámicas comunes localizadas en el interior bético (por ejemplo, en la depresión antequerana en los estudios efectuados por esta autora, o la de Priego-Alcaudete en nuestro caso) frente a la de los alfares costeros (8). Las estructuras ligadas a este alfar han permitido confirmar de nuevo la utilización de una tipología de hornos típicamente romana. Estos hornos fueron construidos horadando las margas amarillas del terreno natural (margas con yesos y sales), quedando embutidas en parte para protegerlas de las inclemencias atmosféricas. Se situaban cerca de un afloramiento de arcillas rojas que delimitaba a ambos lados el antiguo cauce de un barranco, que venía a coincidir en parte con el que existía antes de la construcción de la carretera. Estos hornos adoptan formas ovales o cuadrangulares, de acuerdo con la forma en que se presenta su cámara de combustión. En esta cámara interior subterránea se establece un sistema de sustentación de la parrilla, mediante arcadas y muretes laterales, junto a galerías también laterales, elemento que serviría para extender la superficie de la parrilla por la que se filtraría el aire caliente destinado en la cámara superior a provocar la cocción de la cerámica. Tenían la entrada del praefurnium orientada hacia el Sureste, lo que les resguardaba de los vientos dominantes de esta Comarca que corren desde el Suroeste. En todos los casos, se trataba de hornos de tiro vertical a llama libre, de funcionamiento discontinuo, corredor central y posiblemente doble cámara separada por una parrilla perforada y se corresponderían con el tipo básico de horno cerámico empleado en Hispania (9). Se diferencian de los hornos utilizados en el Valle del Guadalquivir y en la zona costera andaluza, donde predominan los hornos de planta circular con o sin pilar o columna central, asociados a la elaboración de ánforas. Quizás debamos plantearnos nuevas justificaciones de carácter histórico para explicar la diferenciación en la tipología de los hornos según las zonas geográficas: el establecimiento de las primeras alfarerías en el Valle del Guadalquivir y las zonas costeras se hizo contando más con las técnicas autóctonas -y de ahí la elección del tipo de horno circular con o sin pilar central-, mientras que la Subbética tuvo una reorganización política y territorial mucho más tardía, cuando los impulsos romanizadores eran más homogéneos y la tradición indígena estaba ya más tamizada. 2. SOBRE ALMAZARAS

Documentamos también una pileta de decantación de aceite, que se situa a escasos 20 mts. del recinto protegido de la villa romana de El Ruedo, en lo que fueron parte de las dependencias incluidas en la pars rustica de este asentamiento. Unas obras privadas, y sin control, llevadas a cabo en 1995 en este sector no protegido del yacimiento (pero que forma parte del

mismo), había sacado a la superficie, destruyéndolas en gran medida, unas estructuras romanas que pudimos salvar en el último momento (aunque ya muy afectadas), y que tras su limpieza nos remitían a unas instalaciones con la funcionalidad de decantar algún líquido. La construcción se realiza excavando la roca natural de travertino y adopta una forma cuadrada recortada por uno de sus ángulos: en forma de “L” con brazos anchos. Posee unas dimensiones de 5 x 5 mts. y 71 cmts. de profundidad máxima, reflejando por tanto un volumen de contenido apreciable. Para la realización de esta pileta se excavó como decimos la roca natural de travertino reforzando los laterales con ladrillo, y en algún caso mampostería, y recubriéndolo todo con sucesivas capas de opus signinum que sirvieron para impermeabilizar la construcción. La parte superior de estas piletas está redondeada con este mismo opus.El suelo está realizado con un pavimento de ladrillo cubierto también con capas sucesivas de opus signinum, esta vez de mayor grosor, y una ligera pendiente en dirección Sureste, posiblemente para facilitar los procesos de limpieza. En el ángulo Suroeste del suelo aparece un rehundimiento circular sobre el opus de 70 cmts. de diámetro y 30 cmts. de profundidad, cubierto por un sedimento oscuro y graso, con mucha materia orgánica: su función debió servir para facilitar la recogida de residuos y su forma es semejante a los existentes en el interior de las piletas ubicadas dentro de la pars urbana de la villa romana. Toda esta estructura se debió situar en el interior de un edificio de cuyos muros se ha documentado el que cierra la pileta por el Este (conservándose sólo en el ángulo Sureste) que monta sobre el opus de la pileta en su parte superior, quedando sólo a 10 cmts. de la superficie.Este muro está realizado de mampostería trabada con barro y eleva la altura de la construcción un metro más. Junto a esta estructura, a 4 mts escasos hacia el Oeste, se recogieron en superficie un gran número de fragmentos de dolia, fracturados recientemente por la acción de la maquinaria agrícola. De igual modo, junto a esta pileta pudimos recuperar una piedra de travertino de 60 x 30 cmts. y 35 cmts de grosor, con un entalle central de 15 x 20 cmts. y otros 25 cmts, de profundidad, que hemos interpretado como “pie de arbor”. Estos restos se limpiaron , fotografiaron, se realizó la planimetría y se limpió y dibujó la estratigrafía, recogiendo los materiales asociados a la misma, pero está pendiente una intervención arqueológica programada por el Museo Histórico de Almedinilla que permita documentar y estudiar debidamente estas interesantes estructuras que vinculamos en un principio con la producción de aceite o vino (reciendemente se han protegido y se han integrado en el paseo que une la localidad con el yacimiento). De hecho nuestra pileta tiene paralelos muy documentados en Volubilis (10) ; Font del Vilar, Villa Vilauba (Gerona) (11), Villa Can Feu (Barcelona) (12); o la villa de Torre Aguila (Badajoz) (13); y ya en Andalucía en la villa romana de las Viñas (14); la villa de Manguarra y San José; El Gallumbar (15) ; en Loma de Ceres (16), o Castillo de Doña Mencía (17) si bien en muchos de ellos no se tiene la seguridad del uso de estas piletas en relación con el aceite y/o vino, para lo cual disponemos de distintos procedimientos analíticos que nos prestan una ayuda inestimable. En nuestro caso, a través del Museo Histórico de Almedinilla y con financiación del Ayuntamiento de la localidad, se realizaron los análisis que nos permitieron definir el uso de esta estructura como

pileta de decantación de aceite. Para este cometido se optó por practicar una Cromatografía de Gases a una serie de muestras de opus signinum de la construcción, así como a los restos de materia orgánica acumulada en el fondo de la estructura (sobre todo en la oquedad circular), con el ánimo de dilucidar la materia orgánica con la que pudo haber estado en relación esta estructura, y que debieron dejar su huella sobre el sedimento y el pavimento (18). La Cromatografía de Gases se llevó a cabo entre Enero-Febrero de 1996 en la Unidad de Espectometría de Masas del Servicio de Determinación de Estructuras del C.S.I.C. en Granada, a través de un Cromatógrafo de Gases GC 8000 de Fions Instruments y un Espectómetro de Masas Platform II de Fisons Instruments, a cargo de D. Juan Moliz Medina y D. José M. Ramos López (responsables de esta Unidad). De las muestras del opus de la pared, suelo y sedimento se llevaron a cabo un primer ensayo cuyos resultados fueron poco significativos. En este primer ensayo se procedió a extraer la muestra en sistema Soxhlet, empleando como disolvente CH2CL2, durante 24 horas., tras concentrar el disolvente hasta un volumen de 1 ml.. Para el segundo ensayo se empleó un disolvente más polar, AcOEt, cuyos resultados en el cromatógrafo (y en comparación con los correspondientes espectros de masas) se identificaron como: OPUS PARED -Ácido palmítico (r.t. 21.02 min) -Oleamida (r.t. 24.81 min) OPUS SUELO -Ácido palmítico (r.t. 20.96 min) -Ácido oléico (r.t. 22.80 min) -Ácido esteárico (r.t. 22.99 min) Tras estos resultados los técnicos concluyen en el informe que “la presencia de restos orgánicos, en concreto de ácidos grasos en el Opus Suelo, y amidas en el Opus Pared, en las muestras analizadas, parece indicar que el material de partida haya podido estar en contacto con algún tipo de sustancia de naturaleza orgánica de tipo oleaginoso”. Estos resultados, sumados a la tipología de la estructura, los restos de dolia y el “pie de arbor” encontrados, nos hace vincular la función de la estructura con la producción de aceite de oliva, en concreto con las piletas de decantación: los lacus. No sabemos si la estructura que nos ocupa formó parte de los primeros procesos de decantación o de la recepción final del aceite ya decantado. En este sentido el orificio circular que se introduce en el opus pudo servir, o bien para recoger todo el aceite, o más probablemente para retirar los posos del mismo almacenados en el fondo. Nos encontramos por tanto con una instalación romana destinada a la producción de aceite de oliva en cuyos restos podemos ver el reflejo del proceso de prensado (pie de arbor), decantación (pileta), y almacenaje (cella olearia), faltándonos las huellas del primer paso en el proceso: la molienda o molturación. En el caso de la villa romana de El Ruedo esta producción puede también entreverse en las piletas existentes dentro de la pars urbana de la villa, rompiendo las estructuras y pavimentos correspondientes con la fase de esplendor de la misma., en una fase algo posterior a la que nos ocupa que, a falta de una excavación arqueológica detallada, vinculamos con la fase inmediata-

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mente anterior: III (s. IV-V), ya que los pocos materiales recogidos en la base de la estructura, y en los niveles de colmatación relacionados con la fase de uso de la pileta (fragmentos de T.S.A c y d), así parece indicarlo. 3. SILOS

Por último queremos hacer una breve mención de los silos que pudimos exhumar en el transcurrso de los trabajos de 1997, y que tenemos pediente de publicación en exclusividad incorporando los datos fruto de los análisis carpológicos y polínicos. Se localizaron 77 silos de los que sólo pudimos excavar 10 debido a las circunstancias de la intervención. El resto se incorporó a la planimetría con las coordenadas centrales en la superficie de colmatación de los mismos, y el anexo de su diámetro. Los silos estaban excavados en la roca natural (travertino), con dimensiones que oscilaban entre 1,60 mts. (silo nº 10W) y 1,25 mts. (silo nº 13W) para el diámetro, y entre 1,12 mts. (silo nº 8W) mts. y 50 cmts. (silo nº 1W) para la profundidad Los silos que se pudieron excavar adoptaban formas cilíndricas, acampanadas o abombadas, algunos de ellos conservaban restos de un enlucido de arcilla de 0,5 cmts. de grosor cubriendo las paredes interiores (silo nº1W), alguno con un revestimiento fino de opus signinum (silo 1T), otros con un fondo ceniciento de 10 cmts. en la base del mismo (silo nº 5W), todos con muy poco material: fragmentos de ladrillos, tegulae, dolia, silex, alguna sigillata (un fragmento de T.S.H. tardía en el silo nº5W), o restos de vidrio. En ninguno de los silos excavados se pudo apreciar una estratigrafía definida ya que el sedimento se presentaba homogéneo, con la incorporación de alguna piedra en todo caso (silo nº1W).

LAM. III. Campo de Silos.

Se recogieron muestras de tierra para realizar sobre ellas estudios polínicos, y en 6 silos se retiró gran parte del sedimento para su flotación (quedando aún pendiente llevarla a cabo en tres de ellos). En los otros tres donde se practicó la flotación se encontraron sólo algunos granos de avena y lo que parecen restos de cortezas, aún no determinadas (silo nº 6W), y en el nº 9W un par de huesos de aceituna. Se pudo comprobar la existencia de dos zonas diferenciadas: -Zona Norte: con 16 silos distribuídos de manera desorganizada, muy cerca del espacio funerario 2. Estos silos los vinculamos con la I o II fase de la villa romana (s- I-III). -Zona Oeste: con 61 silos dispuestos en hileras, cerca del horno nº 5, que vinculamos con la fase III (s.IV-V), momento de esplendor de la villa romana.

Notas (1) I. Muñiz Jaén, J.M. Lara Fuillerat, C. Camacho Cruz. “Sobre alfares, silos y almazaras en la villa romana de El Ruedo (Almedinilla-Córdoba”. Antiquitas 11-12. (2000). pp 233-267. (2) F. Mayet. Les céramiques sigillées hispaniques. Contribution à l’histoire économique de la Pénisule Ibérique sous l’ Empire romain.I. París. (1984). p. 140, nos. 246-247. (3) En el sur de la provincia de Córdoba han sido identificados macroscópicamente fragmentos de sigillata de Alameda y quizá también del taller granadino de La Cartuja, lo que hace probable la existencia de materiales de procedencias distintas a los grandes alfares peninsulares de sigillata. C. Márquez Moreno. “Terra sigillata hispánica del Museo Local de Doña Mencía (Córdoba)”. Archivo Español de Arqueología 61 (1988). pp. 257259. (4) M. Orfila. “Terra sigillata hispánica tardía meridional”. Archivo Español de Arqueología. 66. pp. 125-147; esta cronología viene establecida por la semejanza de la forma Orfila 9 con la TSA D, Hayes 61B. (5) J. Alonso de la Sierra Fernández. “Sigillatas africanas y otras cerámicas de mesa tardías de la villa romana de El Ruedo”. Anales de Arqueología Cordobesa 5 (1994), fig. 9, nos. 63 y 64. (6) D. Vaquerizo, J.R. Carrillo. “The Roman villa of El Ruedo (Almedinilla-Córdoba)”. Journal Roman of Archaeology 8. (1995). pp 127. (7) J. Alonso de la Sierra Fernández (8) E. Serrano Ramos. “Producciones de cerámicas comunes locales de la Bética”. En Ceràmica comuna romana d´època alto-imperial a la Península Ibérica. Estat de la qüestió. Ampurias. (1995). pp. 224. (9) L.C Juan Tovar. “Alfares y hornos de la Antigüedad en la Península Ibérica: algunas observaciones en torno a su estudio”, en Tecnología de la cocción cerámica desde la Antigüedad a nuestros días. (1990). p. 74. (10) A. Akerraz y M. Lenoir. “Les huileries de Volubilis” B.A.Maroc.,14 (1982): 121-133 (11) VVAA: “Recent work on villas around Ampurias, Gerona, Iluro, and Barcelona (NE Spain)” Journal of Roman Archaeology., 8 (1995). pp 272317 (12) F.G. Rodriguez Martín. “La villa romana de Torre Aguila (Barbaño, Montijo-Badajoz” Journal of Roman Archaeology., 8 (1995). Pp 313-317 (13) P. Aguayo et allii. “Excavación arqueológica de urgencia en el yacimiento del pueblo de Cuevas del Becerro (Málaga), 1990” A.A.A, 3 (1990). pp 343-348 (14) E. Serrano. ”La villa de Manguarra y San José” en Cártama en su historia, V centenario de su incorporación a la corona de Castilla (1485-1985) Málaga. pp 71-88 (15) M. Romero. “El Gallumbar: una villa romana dedicada a la producción de aceite” A.A.A, 3 (1987). pp 500-508 (16) N. Marín, J.M. Hita, P. Marfil. ”Informe de la excavación de emergencia en Loma de Ceres (Molvízar-Granada)” A.A.A., 3 (1989). Pp 220-227

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(17) En las excavaciones que llevamos a cabo en Doña Mencía (en la Subbética Cordobesa), junto a Gloria Galeano y Lidia Sánchez, documentamos unas alberquillas realizadas de opus caementicium revestidas de opus signinum, con el rehundimiento característico en el suelo y con la presencia también del sedimento oscuro graso en su interior, que nosotros interpretamos como piletas de decantación de aceite (a falta de análisis), única zona no revuelta, hasta ahora, con materiales romanos (sigillatas, tegulae...) sellados por niveles ya medievales. (18) En otras ocasiones, como en la villa romana de Las Viñas en Cuevas del Becerro-Málaga se ha optado por la espectometría de infrarrojos. M. Carrillero, O. Garrido, B. Nieto, y B. Padial. “La villa romana de Las Viñas (Cuevas del Becerro, Málaga) y el poblamiento rural romano en la depresión de Ronda” Florentia Iliberritana,6 (1995). Pp 89-108.

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RESULTADOS DE LA PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA SUPERFICIAL DE URGENCIA DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE LA CARLOTA (CÓRDOBA). ANTONIO MARTÍNEZ CASTRO

Resumen: La prospección arqueológica superficial de urgencia realizada por nosotros en el término municipal de La Carlota (Córdoba) nos ha proporcionado importantes datos para el conocimiento de la evolución de este territorio en épocas pasadas. El número de yacimientos arqueológicos documentados se ha duplicado, y ello nos lleva a cuestionar la tradicionalmente defendida escasa ocupación del territorio en las etapas más antiguas de la historia. Abstract: The archaeological prospection carried on by us in La Carlota (province of Córdoba, Spain) has supplied important facts for the knowledge of the evolution of the territory in remote periods. The number of archaeological sites recorded has been duplicated, and this fact allows us to refute the traditionally supposed poor occupation of the territory in the remote stages of the History. I. INTRODUCCIÓN: METODOLOGÍA, DESARROLLO DEL TRABAJO Y RESULTADOS.

Con fecha de 25 de marzo de 1998 nos fue autorizada por la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía una prospección arqueológica superficial en el noroeste de la Campiña cordobesa. La zona escogida fue, más exactamente, el término municipal de La Carlota (fig. 1), dado que se trataba hasta el momento de un territorio escasamente investigado y conocido desde el punto de vista no sólo arqueológico sino también histórico. Asimismo determinaron la elección de esta zona ciertos motivos personales, en concreto nuestro buen conocimiento de su territorio, de sus características físicas y de su evolución histórica en épocas recientes, aspectos que consideramos clave para una mejor investigación. Desde el punto de vista de la metodología de la prospección, hemos de indicar que, debido a la falta de equipo, dicha prospección no se ha podido realizar de forma sistemática, por lo que nuestra investigación se apoyó sobre dos puntos principales: la información oral y la búsqueda de yacimientos en lugares donde hasta entonces existían grandes vacíos de conocimiento arqueológico. Respecto al primer punto, la información oral, ésta ha sido de gran ayuda en la localización de nuevos yacimientos, y ha provenido principalmente de personas muy ligadas al medio rural que conocían bien la existencia de restos antiguos en determinados puntos de la superficie a estudiar. Por lo que al segundo punto se refiere, nuestra investigación ha incidido especialmente en la zona del término municipal de La Carlota situada al sur de la carretera Nacional IV, pues resultaba obvio que dicha zona no fue explorada por los investigadores que nos precedieron, concretamente M. Ponsich y J. Bernier. El resultado de nuestro trabajo creemos que ha sido más que aceptable: de un total de 36 yacimientos localizados con anterioridad a nuestra prospección hemos pasado a 81, con lo que la cifra ha aumentado en más del doble. Desde el punto de vista histórico 224

FIG. 1. Situación en la provincia de Córdoba del territorio prospectado.

ello viene a cuestionar un tópico bien asentado respecto de esta zona: que, por tratarse de tierras de baja calidad edáfica, poco aptas para el cultivo, no había existido en ellas poblamiento antiguo, o éste había sido prácticamente insignificante. Los resultados de esta prospección arrojan luz que viene, por tanto, a refutar esa creencia y, además, evidencian la importancia de este tipo de actividades arqueológicas para el mejor conocimiento de la realidad histórica de nuestro pasado más antiguo. Pero nuestra labor no ha consistido sólo en la localización de nuevos yacimientos, sino que también se ha centrado en la revisión, siempre que ha sido posible, de la información aportada por los anteriores trabajos, descubriéndose en bastantes casos errores e imprecisiones importantes, especialmente en lo que se refiere a la adscripción cultural y tipología de los yacimientos arqueológicos(1). Esta revisión creemos que resulta labor obligada del investigador y tarea fundamental para avanzar en el conocimiento de esta zona de la provincia de Córdoba en épocas pasadas. De este modo, el catálogo que a continuación ofrecemos recoge tanto los nuevos yacimientos localizados en nuestra prospección como los que anteriormente fueron identificados por otros autores(2), incluyendo éstos las ampliaciones o modificaciones que hemos creído oportunas. El catálogo se estructura en una serie de campos que consideramos fundamentales para una primera aproximación científica al conocimiento de la implantación pasada en el término de La Carlota. Así, en primer lugar, su localización, expre-

sada en coordenadas numéricas –tanto sexagesimales como UTMpero también mediante su emplazamiento real de acuerdo con referencias empíricas. En segundo lugar, la descripción del yacimiento, donde se recogen sus características arqueológicas y su adscripción cultural. En tercer lugar, un campo relativo a la bibliografía recoge las obras que hacen referencia al yacimiento en cuestión (si es la primera vez que se publica se indica con el término “inédito”). Por último, también pueden incluirse, en algunos casos, un campo sobre otras denominaciones que pueda tener el yacimiento y otro sobre observaciones relativas a aspectos que hemos creído conveniente aclarar sobre los yacimientos. II. YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE LA CARLOTA. 1. FUENCUBIERTA OESTE.

Otras denominaciones. Cruce de Fuente Palmera. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 33’’ N; 4º 59’ 45’’ W UTM: 41 75430 N; 30 324074 E -Emplazamiento: en un llano situado al oeste de la carretera de La Carlota a Posadas. Descripción. Testimonios de hallazgo de sepulturas romanas en el lugar. Posible ajuar funerario compuesto por un plato de cerámica común y un cuenco de Terra Sigillata Hispánica decorada (producción de Andújar). Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 2. LA FUENCUBIERTA SUR.

Otras denominaciones. Cerro de La Fuencubierta, Los Poyatos, Paco el Gordo (Ponsich). Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42' 39'’ N; 4º 59' 03'’ W UTM: 41 75591 N; 30 325118 E -Emplazamiento: sobre un cerro ubicado al este de la carretera de La Carlota a Posadas. Descripción. Extensión mediana de restos orientalizantes, ibéricos, romanos y árabes. Entre éstos se cuentan: fragmentos de cerámica bruñida, pintada, gris, de barniz rojo y ánforas ibéricas; fragmentos de cerámicas romanas desde campanienses hasta sigillatas claras pasando por sigillatas itálicas, gálicas e hispánicas. Restos constructivos ibéricos (adobes) y romanos (tegulae, lateres, imbrices, laterculi, etc.). Cerámicas musulmanas. Testimonios de hallazgos de monedas desde época ibérica hasta tiempos islámicos. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la

Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 3. CANTERA DE FUENCUBIERTA.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 41’’ N; 4º 59’ 06’’ W UTM: 41 75626 N; 30 325030 E -Emplazamiento: sobre un cerro situado al este de la carretera de La Carlota a Posadas y al norte de la fuente de Fuencubierta. Descripción. Importante zona donde hoy existe una cantera e inmediatamente al sur de ésta, área de ladrillos, tejas y otras cerámicas musulmanas –vidriadas, pintadas, comunes, etc.- de adscripción tardía. Ejemplar de brazalete de bronce fragmentado de los escasos documentados en Al-Andalus. Restos de época bajomedieval cristiana y hallazgo de monedas de esta etapa. Bibliografía. Inédito 4. CORTIJO DE RAFAEL MARÍN.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 43’ 05’’ N; 4º 58’ 08’’ W UTM: 41 76389 N; 30 326464 E -Emplazamiento: en un cerro junto al camino de Las Pinedas a Almodóvar (“Vereda del Cortijillo”). Descripción. Gran extensión de restos de cerámicas comunes y vidriadas (época romana e islámica). Posiblemente estemos ante la denominada por las fuentes modernas como Venta de las Viñas, pues la ubicación del yacimiento coincide con la dada por los itinerarios sobre esa venta. Bibliografía. Inédito. 5. LA DEHESILLA.

Otras denominaciones. Majada Vieja. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 43’ 34’’ N; 4º 57’ 21’’ W UTM: 41 77216 N; 30 327630 E -Emplazamiento: en una llanura de dehesa sobre el camino de Las Pinedas a Almodóvar (“Vereda del Cortijillo”). Descripción. Extensión mediana de fragmentos de ladrillos, tégulas y otras cerámicas romanas (sigillatas aretinas, sudgálicas, hispánicas y claras). Escorias de galena. Hallazgos de monedas íbero-romanas y romanas desde la República hasta el Bajo Imperio. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979. 6. EL CORTIJILLO I.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 48’’ N; 4º 57’ 18’’ W 225

UTM: 41 75809 N; 30 327679 E -Emplazamiento: en un llano junto al camino de Las Pinedas a Almodóvar o “Vereda del Cortijillo” (margen izquierda).

Bibliografía. Inédito. 10. LAS PINEDAS SUR.

Descripción. Muy reducida extensión de fragmentos de cerámicas modernas. Hallazgo de monedas de la Edad Moderna (siglo XVII). Bibliografía. Inédito. 7. EL CORTIJILLO II.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 44’’ N; 4º 57’ 19’’ W UTM: 41 75682 N; 30 327660 E -Emplazamiento: en un llano junto al camino de Las Pinedas a Almodóvar (“Vereda del Cortijillo). Descripción. Reducida extensión de cerámicas ibéricas comunes y pintadas a bandas; molinos barquiformes y hallazgos de monedas romanorepublicanas. Bibliografía. Inédito. 8. EL CORTIJILLO III.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 37’’ N; 4º 57’ 20’’ W UTM: 41 75460 N; 30 327612 E -Emplazamiento: en un cerro junto al camino de Las Pinedas a Almodóvar (“Vereda del Cortijillo”). Descripción. Gran extensión de fragmentos de cerámicas y otros restos romanos: terra sigillata, lateres, tegulae, ánforas, catillus de molino, etc. Testimonios de hallazgos de monedas correspondientes desde el siglo I al IV d. C. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983.

Otras denominaciones. Las Momias (Ponsich). Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 28’’ N; 4º 56’ 38’’ W UTM: 41 75155 N; 30 328662 E -Emplazamiento: en un llano junto al antiguo camino que va desde Las Pinedas a El Arrecife y junto al camino desde Las Pinedas a El Hecho. Descripción. Pequeña extensión de fragmentos de cerámicas orientalizantes comunes y pintadas a bandas. Molinos barquiformes y fragmentos de bronce fundido. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 11. CHICA CARLOTA SURESTE.

Otras denominaciones. Suerte de la Cabezona. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 42’’ N; 4º 56’ 17’’ W UTM: 41 73738 N; 30 329150 E -Emplazamiento: en un llano junto al Camino de los Naranjeros desde El Arrecife a Chica Carlota. Descripción. Zona reducida de fragmentos de ladrillos y tejas romanos. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983.

9. LAS PINEDAS NORTE. 12. CHICA CARLOTA SUROESTE.

Otras denominaciones. Fuente de Las Pinedas. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 36’’N; 4º 57’ 00’’ W UTM: 41 75431 N; 30 328113 E -Emplazamiento: en un cerro saliendo desde Las Pinedas hacia su fuente, antes de llegar a ésta. Descripción. Gran extensión de ladrillos, tégulas y sigillatas romanas desde el Alto al Bajo Imperio. Testimonios de época visigoda (hebilla y pinzas). Cerámicas y monedas medievales y modernas (siglos XVXVII). Posiblemente se trata del antiguo Cortijo de los Pinedas, que da nombre a la actual aldea de Las Pinedas. 226

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 47’’ N; 4º 56’ 52’’ W UTM: 41 73880 N; 30 328286 E -Emplazamiento: en un llano junto al Camino de los Naranjeros de El Arrecife a Chica Carlota. Descripción. Muy reducida zona de fragmentos de ladrillos y tejas romanos mezclados con restos contemporáneos. Hallazgos de monedas romanas altoimperiales. Bibliografía. Inédito.

13. LAS VIÑAS.

Otras denominaciones. Punto Kilométrico 2’300 de la carretera de La Carlota a Posadas. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 19’’ N; 4º 56’ 43’’ W UTM: 41 73030 N; 30 328370 E -Emplazamiento: en una llano situado junto a la carretera de La Carlota a Posadas. Descripción. A un lado y otro de la mencionada carretera, zona pequeña de fragmentos no muy numerosos de ladrillos y tejas romanos. Testimonio de hallazgo de monedas romanas altoimperiales. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba , II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 14. PUNTO KILOMÉTRICO 2’800 (CARRETERA DE LA CARLOTA A POSADAS).

Otras denominaciones. Casilla de la Huerta. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 26’’ N; 4º 57’ 01’’ W UTM: 41 73253 N; 30 328020 E -Emplazamiento: en un llano junto a la Carretera de La Carlota a Posadas, km. 2.800. Descripción. Pequeña extensión de fragmentos de ladrillos y tejas romanos. Hallazgos de monedas romanas del Alto Imperio. Bibliografía: Inédito. 15. CHICA CARLOTA ESTE.

Otras denominaciones. Cerro Corriente (Ponsich). Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 45’’ N; 4º 56’ 24’’ W UTM: 41 73845 N; 30 328975 E -Emplazamiento: al oeste del Camino de los Naranjeros de El Arrecife a Chica Carlota. Descripción. Mediana extensión de fragmentos de ladrillos, tégulas y otras cerámicas romanas (Campaniense tipo B, Terra Sigillata Hispánica). Hallazgos de monedas íbero-romanas y altoimperiales.

16. CERRO CORRIENTES I.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 42’’ N; 4º 56’ 17’’ W UTM: 41 73738; 30 329150 E -Emplazamiento: en un llano junto al Camino de los Naranjeros de El Arrecife a Chica Carlota. Descripción. Zona reducida de fragmentos de ladrillos y tejas romanos. Según testimonios orales, afloramiento durante las labores agrícolas de una solería formada por laterculi. Hallazgos de monedas augusteas. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 17. LA PICADA.

Otras denominaciones. La Pica. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 37’’ N; 4º 58’ 11’’ W UTM: 41 73628 N; 30 326341 E -Emplazamiento: en un cerro situado junto al antiguo Camino de La Carlota a Fuencubierta y al oeste de la carretera que une La Carlota con Posadas. Descripción. Sobre un cerro, vasta extensión de fragmentos de ladrillos y tejas romanos, sigillatas alto y bajoimperiales, etc. y restos de cerámicas musulmanas. Bibliografía. ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 18. EL GARABATO NORTE.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 05’’ N; 4º 58’ 50’’ W UTM: 41 72680 N; 30 325381 E -Emplazamiento: en un cerro ubicado al oeste del camino que sale a la entrada de El Garabato en dirección norte. Descripción. Mediana extensión de fragmentos de cerámicas musulmanas (tejas, vasijas, etc.) y, en menor cantidad, romanas (tégulas y ladrillos). Bibliografía. Inédito. 19. EL GARABATO.

Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40’ 57’’ N; 4º 58’ 33’’ W UTM: 41 72422 N; 30 325794 E -Emplazamiento: actual aldea de El Garabato. 227

Descripción. Los autores del Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba señalan simplemente la existencia de “restos” en esta aldea, sin especificar características ni adscripción cronológica o cultural alguna. Bibliografía. ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 20. EL GARABATO SUR.

Otras denominaciones. La Rueja, Casilla de Rohajo. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40’ 36’’ N; 4º 58’ 35’’ W UTM: 41 72152 N; 30 325805 E -Emplazamiento: sobre un cerro situado al sur de la población. Descripción. Amplia zona de fragmentos de tejas, ladrillos, ánforas, mármol de revestimiento, ladrillos de columna, opus caementicium, sillares y cerámicas diversas. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 21. CASILLA DE LA HUERTA.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40’ 28’’ N; 4º 58’ 18’’ W UTM: 41 71805 N; 30 326210 E -Emplazamiento: al sur de la población. Descripción. Zona poco precisa de fragmentos de ladrillos y tejas romanos esparcidos. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 22. EL GARABATO ESTE I.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40’ 54’’ N; 4º 58’ 03’’ W UTM: 41 72334 N; 30 326523 E -Emplazamiento: en un llano al este del Camino Felicito de La Carlota. Descripción. Pequeña extensión de restos romanos, entre ellos fragmentos de tégulas, ladrillos y Terra Sigillata Aretina. Monedas romanas de la República y el Alto Imperio. Bibliografía. Inédito. 228

23. EL GARABATO ESTE II.

Otras denominaciones. Parcela del Abogado. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40’ 50’’ N; 4º 57’ 48’’ W UTM: 41 72181 N; 30 326890 E -Emplazamiento: al este del Camino Felicito, en un llano. Descripción. Zona reducida de fragmentos de ladrillos y tejas romanos. Laterculi de solería y fragmentos de ánforas y otras cerámicas comunes romanas. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 24. LAS LOMAS DEL REY SUR.

Otras denominaciones. Cortijo de Guerrero Norte. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 01’’ N; 4º 56’ 09’’ W UTM: 41 72400 N; 30 329295 E -Emplazamiento: en una ladera junto a la carretera de La Carlota a Posadas, al oeste de ésta. Descripción. Extensión de tégulas y otras cerámicas romanas dispersas. Hallazgos de monedas íbero-romanas y altoimperiales. Testimonios de hallazgo de tumbas al realizar labores agrícolas. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 25. LA CARLOTA NORTE.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 41 71910 N; 30 329028 E UTM: 37º 40’ 41’’ N; 4º 56’ 20’’ W -Emplazamiento: en un cerro al este del camino de La Carlota a Fuencubierta. Descripción. Sobre un cerro de cumbre plana, al norte de la Autovía de Andalucía y frente al Cementerio, importante zona de restos romanos y modernos. Testimonios de hallazgos de monedas altoimperiales y modernas (siglo XVII). Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la

Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983.

los testimonios que refieren la aparición de restos, especialmente monedas, al realizar obras privadas en solares del casco antiguo.

26. EL MONTE.

Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983.

Otras denominaciones. Monte Rabisón. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40’ 20’’ N; 4º 56’ 40’’ W UTM: 41 71739 N; 30 328902 E -Emplazamiento: en una ladera al oeste del antiguo camino de La Carlota a Fuencubierta. Descripción. Por las laderas orientales del Monte Rabisón, restos de cerámicas romanas y testimonios de hallazgos de monedas romanas altoimperiales. Bibliografía. Inédito. 27. LA CARLOTA OESTE.

Otras denominaciones. Casilla de El Planetas. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40’ 18’’ N; 4º 56’ 12’’ W UTM: 41 71139 N; 30 329192 E -Emplazamiento: en un pequeño cerro frente al Instituto de Enseñanza Secundaria y Piscina Pública. Descripción. Pequeña extensión de fragmentos de materiales romanos de construcción (tegulae y lateres). Testimonios orales de la aparición de monedas fechables en época augustea. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983.

29. LA CARLOTA NORESTE.

Otras denominaciones. El Cerro. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40' 49'’ N; 4º 55' 58'’ W UTM: 41 72099 N; 30 329551 E -Emplazamiento: en un gran cerro situado al oeste de la carretera de La Carlota a Posadas. Descripción. En la parte más alta del cerro, pequeña extensión de restos de la Edad del Bronce (concretamente de la etapa orientalizante) y de época ibérica: cerámicas bruñidas, comunes, grises, pintadas, sílex tallado, etc. Restos dispersos de la Edad Moderna y Contemporánea (cerámicas vidriadas, azul cobalto, etc.). Bibliografía. Inédito. 30. EL CORTIJILLO.

Otras denominaciones. Cortijo de Guerrero, Casilla de la Huerta. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40’ 55’’ N; 4º 56’ 17’’ W UTM: 41 72510 N; 30 329110 E -Emplazamiento: en un cerro al oeste de la carretera de La Carlota a Posadas. Descripción. Gran extensión de restos de cerámicas romanas y, sobre todo, musulmanas.

28. LA CARLOTA.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40’ 26’’ N; 4º 55’ 59’’ W UTM: 41 71403 N; 30 329521 E -Emplazamiento: actual población de La Carlota. Descripción. Restos romanos, sobre todo de carácter funerario, han aparecido profusamente al efectuar obras en el subsuelo de la zona comprendida entre el Cementerio y la Nacional IV, en sentido norte-sur, y desde el Ayuntamiento hasta el Colegio Público Carlos III, en sentido este-oeste, por lo que cabe presumirse la existencia de un asentamiento de gran envergadura, superior a otros del entorno. En una ladera ubicada al norte del pueblo, contigua al cementerio, aún se pueden observar restos cerámicos de época romana, como tégulas, ladrillos, Terra Sigillata, etc., correspondientes sin duda a las construcciones que debieron existir bajo los edificios actuales del casco urbano, sobre todo en su sector antiguo. Son también numerosos

Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979. 31. ANTIGUA FUENTE MUNICIPAL.

Otras denominaciones. Fuente de Lejos. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40’ 54’’ N; 4º 56’ 02’’ W UTM: 41 73888 N; 30 328986 E -Emplazamiento: en un llano al este de la carretera de La Carlota a Posadas. Descripción. Restos romanos, árabes y, sobre todo, modernos. Testimonios de hallazgos de monedas del siglo XVII. 229

Bibliografía. ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 32. CASA DEL COCINERO.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 08’’ N; 4º 55’ 46’’ W UTM: 41 72657 N; 30 329835 E -Emplazamiento: en un llano al este del arroyo Guadalmazán. Descripción. Fragmentos de cerámicas modernas y testimonios de hallazgos de monedas adscribibles al siglo XVII (Felipe III y Felipe IV). Utensilios del Paleolítico sobre núcleo y sobre lasca. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 33. PUENTE DE LA CARLOTA.

Otras denominaciones. Puente del Arroyo Guadalmazán. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40’ 35’’ N; 4º 55’ 37’’ W UTM: 41 71649 N; 30 330075 E -Emplazamiento: junto a la carretera Nacional IV, sobre el arroyo Guadalmazán. Descripción. En los terrenos aledaños del puente, hallazgos de utensilios líticos del Paleolítico: bifaces, raederas y lascas. Bibliografía. MARTÍNEZ AGUILAR, J., “La Carlota y el hombre de Neandertal”, CÓRDOBA, 30-I-1995. 34. POZO CORRIENTES.

Otras denominaciones. Pozo Guerrero. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 42’’ N; 4º 55’ 41’’ W UTM: 41 73713 N; 30 330025 E -Emplazamiento: en una suave ladera junto al Camino de los Naranjeros, de El Arrecife a Chica Carlota. Descripción. Mediana extensión de fragmentos de tejas y ladrillos de época musulmana y, en menor cantidad, restos de tégulas y ladrillos romanos. Hallazgos de monedas de Augusto y musulmanas. Al este, hallazgo de sepulturas en cajón y provistas de grandes losas rectangulares de caliza muy bien cortadas. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ 230

JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 35. CERRO CORRIENTES II.

Otras denominaciones. Casa de Zancas. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 47’’ N; 4º 55’ 19’’ W UTM: 41 73849 N; 30 330560 E -Emplazamiento: en un llano al oeste de la carretera de El Arrecife a Chica Carlota. Descripción. Pequeña extensión de fragmentos de ladrillos y tégulas romanos. Hallazgo de monedas bajoimperiales. Bibliografía. Inédito. 36. EL CAMPING (NOROESTE).

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 12’’ N; 4º 55’ 19’’ W UTM: 41 72773 N; 30 330557 E -Emplazamiento: sobre un cerro al noreste del Camping Carlos III. Descripción. Zona reducida de fragmentos de cerámicas modernas. Hallazgo de utensilios achelenses. Bibliografía. Inédito. 37. LA CARLOTA ESTE.

Otras denominaciones. Punto Kilométrico 430 de la Nacional IV. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41' 03'’ N; 4º 55' 00'’ W UTM: 41 72500 N; 30 331009 E -Emplazamiento: en una llanura junto a la Nacional IV, al norte de ésta. Descripción. Muy reducida zona de fragmentos de materiales de construcción romanos (tegulae y lateres). Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 38. EL MILLONARIO I.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 52’’ N; 4º 54’ 58’’ W UTM: 41 73962 N; 30 331065 E

-Emplazamiento: en un llano situado al este del Camino de los Naranjeros, de El Arrecife a Chica Carlota. Descripción. Pequeña extensión de fragmentos de cerámicas romanas y musulmanas. Hallazgo de monedas altoimperiales romanas y musulmanas del Califato. Bibliografía. Inédito.

Bibliografía. Inédito. 42. EL LENTISCOSO I.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 22’’ N; 4º 53’ 45’’ W UTM: 41 74880 N; 30 332890 E -Emplazamiento: sobre un llano al norte del Camino o calle de La Plata, en El Arrecife.

39. EL MILLONARIO II.

Otras denominaciones. Camino de los Naranjeros. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 50’’ N; 4º 54’ 44’’ W UTM: 41 73955 N; 30 331400 E -Emplazamiento: en un llano al este del Camino de los Naranjeros, de El Arrecife a Chica Carlota. Descripción. Hallazgo de bifaces del Paleolítico. Bibliografía. Inédito. 40. CERRO DEL LENTISCOSO.

Descripción. En un terreno de abundante canto rodado, hallazgo de utensilios del Paleolítico fabricados en cuarcita. Bibliografía. Inédito. 43. EL LENTISCOSO II.

Otras denominaciones. Rancho Isual. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 30’’ N; 4º 53’ 28’’ W UTM: 41 75161 N; 30 333313 E -Emplazamiento: en un llano al norte del Camino de La Plata, en El Arrecife.

Otras denominaciones. Casa de Nieto. Casa de Arenas.

Descripción. Hallazgo de utensilios del Paleolítico.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 06’’ N; 4º 54’ 39’’ W UTM: 41 74412 N; 30 331 560 E -Emplazamiento: sobre un cerro al sur de Autovía de Andalucía.

Bibliografía. Inédito.

Descripción. Mediana extensión, sobre un cerro, de fragmentos de cerámicas y restos constructivos romanos: terra sigillata, lateres, tegulae, mármol de revestimiento, ánforas, dolia, etc. Hallazgos de monedas desde Augusto hasta el siglo IV d. C. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 41. CERRO DE LOS PINOS.

Otras denominaciones. “Los Chalets”. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 08’’N; 4º 54’ 26’’ W UTM: 41 74495 N; 30 331855 E -Emplazamiento: en un cerro al norte de los denominados “Chalets” de El Arrecife. Descripción. Hallazgo de materiales paleolíticos en la cara oeste del cerro, surcada por una arroyada con abundancia de cantos rodados en su seno.

44. LA LAGUNA GRANDE.

Otras denominaciones. La Laguna. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 24’’ N; 4º 53’ 21’’ W UTM: 41 74950 N; 30 333430 E -Emplazamiento: al sur del Camino de La Plata, en El Arrecife. Descripción. En la misma laguna y sus alrededores, hallazgos de utensilios (bifaces, triedros, etc.) correspondientes al Achelense. Bibliografía. Inédito. 45. ALDEA QUINTANA OESTE.

Otras denominaciones. Las Banderas, Camino a Las Pinedas. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 29’’ N; 4º 52’ 03’’ W UTM: 41 75340 N; 30 35015 E -Emplazamiento: sobre una suave ladera situada al norte de la carretera Nacional IV.

231

Descripción. Mediana extensión de fragmentos de ladrillos y tégulas romanos. Testimonios de hallazgos de monedas republicanas, augusteas y altoimperiales. Bibliografía. ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 46. ALDEA QUINTANA.

Otras denominaciones. Cruce de La Victoria. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 48’’ N; 4º 51’ 58’’ W UTM: 41 75645 N; 30 335507 E -Emplazamiento: bajo la actual población de Aldea Quintana.

Bibliografía. Inédito. 49. LA TORRONTERA BLANCA I.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 16’’ N; 4º 53’ 14’’ W UTM: 41 73087 N; 30 333506 E -Emplazamiento: sobre un cerro situado al sur de la Nacional IV. Descripción. Mediana extensión de restos cerámicos romanos. Testimonios de hallazgos de monedas de Augusto. Hallazgo de utensilios paleolíticos (microlitos). Bibliografía. Inédito. 50. LA TORRONTERA BLANCA II.

Descripción. Testimonios orales de aparición de tégulas y otros restos romanos al realizar obras en el cruce que une la Nacional IV con La Victoria. Bibliografía. Inédito. 47. ALDEA QUINTANA NORESTE.

Otras denominaciones. Gasolinera de Aldea Quintana. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 56’’ N; 4º 51’ 46’’ W UTM: 41 75884 N; 30 3335803 E -Emplazamiento: en un llano situado al sur de la Nacional IV y prolongación al norte de ésta, sobre una ladera.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41' 13'’ N; 4º 53' 16'’ W UTM: 41 72742 N; 30 333548 E -Emplazamiento: sobre un cerro al sur de la carretera Nacional IV. Descripción. Zona reducida de restos de la Edad del Bronce (período orientalizante): cerámicas incisas, bruñidas, grises y pintadas a bandas. Zona más importante de restos romanos (Terra Sigillata Aretina, Gálica e Hispánica, cerámicas variadas, tegulae, lateres, etc.). Testimonios de hallazgos de monedas romanas desde la República hasta el siglo II d. C. Bibliografía. Inédito. 51. FUENTE DEL MEMBRILLAR ESTE.

Descripción. A un lado y otro de la Nacional IV, gran extensión de fragmentos de cerámicas romanas. Terra Sigillata Aretina, Sudgálica, Hispánica y Clara. Hallazgos de monedas desde el Alto al Bajo Imperio. Dos monedas musulmanas juntas. Bibliografía. Inédito. 48. EL ARRECIFE SURESTE.

Otras denominaciones. Cortijo de Baneguillas oeste. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 49’’ N; 4º 52’ 42’’ W UTM: 41 73826 N; 30 334400 E -Emplazamiento: en una ladera situada al este del camino que va de El Arrecife a La Victoria pasando por el Cortijo de Baneguillas y la Torre de Don Lucas. Descripción. Gran extensión de utensilios líticos sobre lasca. Pequeña extensión de cerámicas orientalizantes. Aparición de fragmentos de bronce fundido. 232

Otras denominaciones. Las Yegüerizas. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40’ 56’’ N; 4º 53’ 29’’ W UTM: 41 72252 N; 30 333223 E -Emplazamiento: sobre un cerro situado al sur de la Nacional IV. Descripción. Gran extensión de cerámicas romanas, medievales comunes y vidriadas. Hallazgos de monedas íbero-romanas, alto y bajoimperiales, musulmanas y bajomedievales cristianas. Una hebilla y una espátula de bronce de época visigoda. Podría tratarse del poblado bajomedieval de Fuentes de La Parrilla, citado por la documentación de la época. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir , II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983.

52. FUENTE DEL MEMBRILLAR SUR.

Otras denominaciones. Cerro de la Fuente del Membrillar. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40' 42'’ N; 4º 53' 44'’ W UTM: 41 71938 N; 30 332832 E -Emplazamiento: sobre un cerro situado al este de la carretera que saliendo de la Nacional IV une las aldeas de El Arrecife y El Rincón. Descripción. Sobre el cerro ubicado al sur de la denominada Fuente del Membrillar, gran extensión de fragmentos de cerámicas y restos constructivos romanos: cerámicas comunes, terra sigillata (Aretina, Sudgálica, Hispánica y Clara), lateres, tegulae, laterculi, imbrices, mármoles de revestimiento, etc. También se localizan, con mucha abundancia, escorias de fundición de bronce. Igualmente, aunque escasas, aparecen cerámicas modernas. Hallazgos de monedas desde Augusto hasta el siglo IV d. C y del siglo XVII. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 53. FUENTE DEL MEMBRILLAR OESTE.

Otras denominaciones. Loma de los Muertos. Loma de los Moros. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40' 44'’ N; 4º 53' 54'’ W UTM: 41 71893 N; 30 332550 E -Emplazamiento: al este de la carretera que une las aldeas de El Arrecife y El Rincón, al noroeste del yacimiento anterior. Descripción. Sobre la loma situada al oeste de la Fuente del Membrillar, restos dispersos de tejas romanas, que podrían corresponderse con cubiertas de sepulturas, ya que al realizar labores agrícolas han aflorado varias en el lugar, según ciertas fuentes orales. Utensilios del Paleolítico y testimonios de hallazgos de monedas bajomedievales cristianas en su sector norte. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 54. EL RINCONCILLO NOROESTE.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40' 45'’ N; 4º 53' 25'’ W UTM: 41 71898 N; 30 333338 E -Emplazamiento: al este de la carretera que une las aldeas de El Arrecife y El Rincón, en una ladera.

Descripción. Sobre una loma al sur de la Fuente del Membrillar, pequeña extensión de restos muy concentrados de tejas y ladrillos posiblemente musulmanes. Bibliografía. Inédito. 55. EL RINCONCILLO SUROESTE.

Otras denominaciones. El Garrotal, Casa de Estrada. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 39’ 50’’ N; 4º 53’ 11’’ W UTM: 41 70198 N; 30 333699 E -Emplazamiento: sobre una ladera al norte de la carretera que une las aldeas de El Rincón y Monte Alto. Descripción. Pequeña extensión de restos cerámicos de la época romana (tegulae, lateres, laterculi romboidales). Testimonios de hallazgos de monedas íbero-romanas y augusteas. Bibliografía. Inédito. 56. LOMA DE MATEO.

Otras denominaciones. Arroyo del Madroño. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 39’ 40’’ N; 4º 53’ 32’’ W UTM: 41 69893 N; 30 333091 E -Emplazamiento: sobre una ladera situada junto al camino de La Rambla, de la Nacional IV a El Rinconcillo. Descripción. Mediana extensión de fragmentos de cerámicas romanas (tégulas, ladrillos y Terra Sigillata Hispánica). Hallazgos de monedas altoimperiales. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 57. MONTE ALTO I.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 39’ 17’’ N; 4º 54’ 00’’ W UTM: 41 69197 N; 30 332400 E -Emplazamiento: en una llanura en las inmediaciones de la población. Descripción. Importante extensión de utensilios del Paleolítico: bifaces, triedros, raederas, cantos, lascas, etc. Bibliografía. Inédito. 233

58. MONTE ALTO II.

Otras denominaciones. Cuatro Caminos. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 39' 14'’ N; 4º 54' 23'’ W UTM: 41 69167 N; 30 331832 E -Emplazamiento: sobre una ladera al sur del llamado “cruce de Cuatro Caminos”. Descripción. Pequeña extensión de fragmentos de materiales constructivos romanos (tegulae y lateres principalmente). Pesa de telar de cerámica con doble perforación y sección cuadrangular. Bibliografía. Inédito. 59. LAS CALERAS.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40' 07'’ N; 4º 55' 17'’ W UTM: 41 70768 N; 30 330548 E -Emplazamiento: en una pequeña meseta al este del llamado Camino del Cirolar, de La Carlota a Monte Alto. Descripción. Extensión reducida y concentrada de fragmentos de cerámica ibérica y campaniense. Restos muy dispersos de materiales romanos (tegulae y lateres principalmente). Una azuela de piedra pulimentada. Hallazgo de una sepultura romana por J. Bernier Luque. Cerámicas y monedas modernas. Bibliografía. ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 60. LOS ALGARBES ESTE.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 37’ 56’’ N; 4º 56’ 11’’ W UTM: 41 66649 N; 30 329248 E -Emplazamiento: en un llano al sur de la carretera que une las aldeas de Los Algarbes y La Paz. Descripción. Fragmentos de ladrillos y tejas romanas. Bibliografía. Inédito.

Descripción. Importante concentración de fragmentos de cerámica romana alto y bajoimperial (tégulas, ladrillos, laterculi, pesas de telar, Terra Sigillata Aretina, Sudgálica, Hispánica y Clara). Cerámica árabe en proporciones más escasas. Testimonios de hallazgos de monedas desde íbero-romanas a bajoimperiales. Bibliografía. Inédito. 62. LOS ALGARBES SUR.

Otras denominaciones. Camino Guiral. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 37' 11'’ N; 4º 57' 02'’ W UTM: 41 65417 N; 30 327871 E -Emplazamiento: en un llano situado cerca del actual Colegio Público de Los Algarbes. Descripción. Zona muy reducida de restos de cerámicas del Bronce Final Orientalizante (bruñida, comunes, pintadas a bandas). Molinos barquiformes. Bibliografía. Inédito. 63. LOS ALGARBES NOROESTE.

Otras denominaciones. Molino de Rojas. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 38' 32'’ N; 4º 57' 18'’ W UTM: 41 67935 N; 30 327514 E -Emplazamiento: en un llano, al sur de la Autovía de Andalucía. Descripción. Vasta extensión de fragmentos de cerámica y restos constructivos romanos al sur del antiguo Molino del Vicioso, hoy en ruinas. Terra Sigillata Aretina, Sudgálica, Hispánica y Clara. Bibliografía. DURÁN, V.; PADILLA, A., Evolución del poblamiento antiguo en el término municipal de Écija, Écija, 1990, p. 101. Observaciones. La mayor parte de los restos de este yacimiento se localizan en el lado derecho o norte de la Autovía de Andalucía, en tierras del término municipal de Écija. Sin embargo, al otro lado, el izquierdo, se pueden apreciar algunos restos y se ha hallado un dirham almohade y un aplique romano en forma de cabeza humana.

61. LOS ALGARBES SURESTE. 64. CORTIJO DE GUIREY.

Otras denominaciones. Campo de Tiro. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 37' 24'’ N; 4º 56' 11'’ W UTM: 41 65793 N; 30 329123 E -Emplazamiento: sobre un cerro, al sur de la carretera que une la aldea de La Paz con la de Los Algarbes. 234

Otras denominaciones. Cortijo de El Guiral. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 39' 00'’ N; 4º 56' 38'’ W UTM: 41 68741 N; 30 328489 E

-Emplazamiento: al sur de la Nacional IV, sobre un cerro anexo al cortijo, a poniente de éste. Descripción. Pequeña extensión de fragmentos de restos constructivos romanos y musulmanes. Hallazgos de monedas romanas altoimperiales y musulmanas. Bibliografía. Inédito.

67. SUR DEL CAMINO FELICITO.

Otras denominaciones. Casa de Raúl. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 39' 49'’ N; 4º 57' 28'’ W UTM: 41 70305 N; 30 327344 E -Emplazamiento: al norte de la Autovía de Andalucía, sobre un llano.

65. JUNTA DE LOS ARROYOS DEL GARABATO Y DE LA CABRA.

Otras denominaciones. Puente del Arroyo Garabato. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 39' 07'’ N; 4º 57' 18'’ W UTM: 41 68985 N; 30 327529 E -Emplazamiento: sobre un cerro cortado por la Autovía de Andalucía. Descripción. En la margen derecha de la Autovía de Andalucía, mediana extensión de restos de cerámicas romanas. Hallazgos de monedas alto y bajoimperiales. Al sur de la Autovía, restos de materiales modernos y testimonios de aparición de monedas del siglo XVII. Bibliografía. COLLANTES DE TERÁN, F., Catálogo Arqueológico y Artístico de la Provincia de Sevilla, III, Sevilla, 1939, p. 97; SILLIÈRES, P., “Prospections le long de la Via Augusta”, Habis, 8 (1977), p. 334; ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983, pp. 230 y 232 y MELCHOR GIL, E., Vías romanas de la provincia de Córdoba, Córdoba, Cajasur, 1995, p. 95 y MARTÍNEZ CASTRO, A., “La mansio romana de Ad Aras”, Almazán, 2 (1999), pp. 12-20. Observaciones. Ciertos investigadores sitúan aquí la mansio romana de Ad Aras. 66. ANTIGUA VENTA DE LA PARRILLA.

Otras denominaciones. Antigua Venta Azul, Pozo de Guirey.

Descripción. Pequeña extensión de fragmentos de restos constructivos romanos (tegulae y lateres principalmente). Testimonios de hallazgos de monedas íbero-romanas y romanas altoimperiales. Bibliografía. Inédito. 68. EL PILAR.

Otras denominaciones. Casa de Juan Rufo, Jardines Taurinos. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41' 10'’ N; 4º 54' 42'’ W UTM: 41 72777 N; 30 331471 E -Emplazamiento: al sur de la Nacional IV, sobre un llano. Descripción. Numerosos restos cerámicos romanos. Testimonios de hallazgos de monedas prerromanas y romanas desde la República hasta el Bajo Imperio. Monedas musulmanas. Bibliografía. PONSICH, M., Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. 69. EL SOLAR.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 09’’ N; 4º 54’ 21’ W UTM: 41 72668 N; 30 331925 E -Emplazamiento: al sur de la Nacional IV, sobre un llano.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 39' 35'’ N; 4º 56' 58'’ W UTM: 41 69832 N; 30 328024 E -Emplazamiento: en un llano junto a la Nacional IV, al norte de ésta.

Descripción. Pequeña extensión de fragmentos de cerámicas modernas. Hallazgos de monedas modernas.

Descripción. Mediana extensión de restos cerámicos de la Edad Moderna, entre ellos cerámicas comunes y vidriadas. Hallazgos de monedas del siglo XV al XVIII.

70. ANTIGUA VENTA DEL ARRECIFE.

Bibliografía. ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983.

Bibliografía. Inédito.

Otras denominaciones. Cuesta de las Piedras. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 33’’ N; 4º 54’ 10’’ W UTM: 41 73350 N; 30 332270 E

235

-Emplazamiento: en un llano junto a la Nacional IV, al sur de ésta. Descripción. Pequeña extensión de fragmentos de cerámicas comunes y vidriadas de la Edad Moderna en la margen izquierda de la Nacional IV, aunque la venta se situó, según fuentes orales, en el lado opuesto, justo enfrente.

Descripción. Gran extensión de restos romanos, musulmanes, modernos y contemporáneos. Testimonios de hallazgos de monedas musulmanas, de los siglos XVI y XVII. Bibliografía. Inédito. 74. EL CIROLAR II.

Bibliografía. ORTIZ JUÁREZ, D. ET ALII, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba , II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983. Observaciones. Los autores del Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba señalan en el lugar restos de cerámica industrial romana, que, sin embargo, nosotros no hemos podido constatar. 71. CHARCO BERMEJO I.

Otras denominaciones. Haza de Chispas. Casa del Pincho. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 29’’ N; 4º 53’ 50’’ W UTM: 41 73263 N; 30 332754 E -Emplazamiento: al sur de la carretera Nacional IV, sobre un llano. Descripción. Pequeña extensión de fragmentos de cerámica romana, principalmente tegulae, lateres y Terra Sigillata Hispánica. Testimonios de aparición de monedas de comienzos del Imperio. Bibliografía. Inédito. 72. EL CHARCO BERMEJO II.

Otras denominaciones. Casa de Juan Serrano. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41' 30'’ N; 4º 53' 33' W UTM: 41 73290 N; 30 333161 E -Emplazamiento: en un cerro al sur de la Nacional IV y del arroyo Guadalmazán. Descripción. Pequeña extensión de fragmentos de cerámica romana. Testimonios de hallazgos de monedas prerromanas y de época augustea. Bibliografía. Inédito.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 39' 40'’ N; 4º 54' 57'’ W UTM: 41 70017 N; 30 331018 E -Emplazamiento: en una pequeña meseta, al oeste del llamado Camino del Cirolar, de La Carlota a Monte Alto. Descripción. Mediana extensión de restos romanos, musulmanes, modernos y contemporáneos. Testimonios de hallazgos de monedas romanas altoimperiales y musulmanas. Bibliografía. Inédito. 75. LOS MANCHONES.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 38’ 38’’ N; 4º 54’ 50’’ W UTM: 41 68085 N; 30 331152 E -Emplazamiento: en un llano al sur de la carretera que une las aldeas de Los Algarbes y La Paz. Descripción. Mediana extensión de restos romanos y del siglo XVI. Testimonios de hallazgos de monedas romanas y de los Reyes Católicos. Bibliografía. Inédito. 76. LOS ALGARBES.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 37’ 54’’ N; 4º 56’ 07’’ W UTM: 41 66729 N; 30 328826 E -Emplazamiento: en una suave loma al norte de la carretera que une las aldeas de Los Algarbes y La Paz. Descripción. Mediana extensión de restos del Bronce Final Orientalizante (cerámicas bruñidas, grises, pintadas, dientes de hoz en sílex, molinos barquiformes). Bibliografía. Inédito.

73. EL CIROLAR I.

77. POZO DE LA ADELFA.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 40' 01'’ N; 4º 55' 17'’ W UTM: 41 70868 N; 30 330718 E -Emplazamiento: en una pequeña meseta, a ambos lados del llamado Camino del Cirolar, de La Carlota a Monte Alto.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 39’ 52’’ N; 4º 54’ 10’’ W UTM: 41 70353 N; 30 332174 E -Emplazamiento: en un llano/ladera al oeste del Camino de la Tarabita (antiguo Camino de la Rambla), que une la aldea de El Rinconcillo con la carretera Nacional IV.

236

Descripción. Mediana extensión de restos de época romana, como fragmentos de tegulae, lateres, ánforas, Terra Sigillata Hispánica y Terra Sigillata Clara. Testimonios de hallazgos de monedas alto y bajoimperiales. Bibliografía. Inédito. 78. EL CHUMBERAL.

Otras denominaciones. La Picada sureste. Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 41’ 31’’ N; 4º 57’ 52’’ W UTM: 41 73517 N; 30 326645 E -Emplazamiento: en un cerro situado junto al antiguo Camino de La Carlota a Fuencubierta y al oeste de la carretera que une La Carlota con Posadas. Descripción. Reducida extensión de restos posiblemente romanos. Testimonio de hallazgo de plomos monetiformes. Bibliografía. Inédito. 79. CUATRO CAMINOS.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 39’ 33’’ N; 4º 54’ 44’’ W UTM: 41 69798 N; 30 331324 E -Emplazamiento: en un llano al oeste del Camino del Cirolar.

Descripción. Pequeña extensión de restos de época romana y de la Edad Moderna. Bibliografía. Inédito. 80. CORTIJO DE LA MARINERA.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 42’ 16’’ N; 4º 57’ 31’’ W UTM: 41 74903 N; 30 327337 E -Emplazamiento: en un cerro al noroeste de la población de Chica Carlota. Descripción. Reducida extensión de restos de época romana (lateres y tegulae principalmente). Hallazgo de utensilios paleolíticos. Bibliografía. Inédito. 81. CASA DE ESTRADA.

Localización. -Coordenadas: Sexagesimales: 37º 39’ 50’’ N; 4º 53’ 25’’ W UTM: 41 70283 N; 30 333281 E -Emplazamiento: en una ladera al norte del arroyo del Madroño. Descripción. Mediana extensión de restos de la Edad Moderna y testimonios orales acerca de la existencia de un antiguo pozo de noria, hoy desaparecido. Bibliografía. Inédito.

Notas 1

Así sucede con la información aportada por M. Ponsich, quien considera como villae yacimientos que hoy nadie calificaría como tales, especialmente por su escasa entidad. También, y lo que resulta más grave, este investigador adscribe casi todos los yacimientos romanos de La Carlota al siglo IV d. C., cuando, según hemos podido comprobar, la mayoría son de época altoimperial. Los autores del Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba siguieron fielmente la información aportada por Ponsich. 2 Dichos yacimientos pueden encontrarse en estas obras: M. Ponsich, Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979 y D. Ortiz Juárez et alii, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983.

Bibliografía COLLANTES DE TERÁN, Francisco, Catálogo Arqueológico y Artístico de la Provincia de Sevilla, III, Sevilla, 1939. DURÁN, V.; PADILLA, A., Evolución del poblamiento antiguo en el término municipal de Écija, Écija, Editorial Gráficas Sol, 1990. MARTÍNEZ AGUILAR, Joaquín, “La Carlota y el hombre de Neandertal”, Córdoba, 30-I-1995. MARTÍNEZ CASTRO, Antonio, “La mansio romana de Ad Aras”, Almazán, 2 (1999), pp. 12-20. MELCHOR GIL, Enrique, Vías romanas de la provincia de Córdoba, Córdoba, Cajasur, 1995. PONSICH, Michel, Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir, II, Paris, Publications de la Casa de Velázquez, 1979. SILLIÈRES, Pierre, “Prospections le long de la Via Augusta”, Habis, 8 (1977), pp. 331-343. ORTIZ JUÁREZ, Dionisio et alii, Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba, II, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1983.

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PROSPECCIONES SUPERFICIALES DE URGENCIA EN EL TÉRMINO MUNICIPAL DE OBEJO (CÓRDOBA). ÓSCAR GARCÍA VUELTA ANA ISABEL MOYANO CERRATO

Resumen: Estas páginas dan una breve noticia del resultado de las actuaciones de prospección arqueológica superficial de urgencia en Obejo (Córdoba), autorizadas por la J.A. en el mes de Julio de 1998. Estas actividades se desarrollaron entre los meses de agosto de 1998 y abril de 1999. Abstract: This paper presents the results of the rescue archaeological survey at Obejo (Córdoba), with the authorization of the Junta de Andalucía in July 1998. These works were developped between August 1998 and April 1999.

El término de Obejo se sitúa a una altitud media de 702 m en la zona central de Sierra Morena, en las estribaciones próximas a la Depresión del Guadalquivir. La superficie de este término municipal es de 214, 65 Km2. Sus límites administrativos son, al Norte y Noreste, el término de Pozoblanco, al Oeste los de Espiel y Villaviciosa de Córdoba, al Este los términos de Villanueva de Córdoba y Adamuz. Por el Sur, limita con el término municipal de Córdoba. Morfológica y económicamente, el territorio de Obejo se divide en dos áreas geográficas bien definidas: la primera, más próxima a La Campiña y caracterizada por un suave relieve, concentra la mayor parte de la riqueza económica de la región; la segunda, integrada propiamente en La Sierra, presenta un relieve mucho más accidentado y agreste, ocupando la mayor parte del territorio del término. Esta región presenta un notable aislamiento geográfico y económico. Desde el punto de vista de la investigación arqueológica, la zona cercana a La Campiña cuenta con un mayor número de estudios y trabajos de campo, centrados principalmente en la importancia de la minería del cobre en la región durante el período romano (Márquez, 1984; Domergue, 1989). Este tema ha sido también el objeto de recientes trabajos (Criado, 1995; Storch de Gracia, 1997; Penco, 1999). A pesar de esto, carecemos de una secuencia completa de datos para el estudio de la evolución cultural de esta región. Esta carencia es más significativa en el área de La Sierra, donde las investigaciones han sido muy escasas (Vaquerizo et al, 1994; Vicent, 1982-1983), a pesar de que diversos hallazgos y noticias señalan la potencial importancia de esta región para el conocimiento arqueológico de las estribaciones meridionales de Sierra Morena.

FIG. 1. Panorámica del cauce del río Guadalbarbo desde la atalaya de Lara.

de infraestructura que en todo momento han acompañado nuestro estudio2. Básicamente, la actividad se organizó en dos fases, cuyos objetivos fueron el conocimiento e inclusión en la carta arqueológica andaluza de nuevos yacimientos y la revisión de otros ya conocidos, aunque insuficientemente investigados. -Fase Documental: su objetivo básico fue recopilar un repertorio de información previo al desarrollo del trabajo de campo, esta fase se complementó con la recopilación de diversas noticias orales y salidas de reconocimiento del terreno en algunas áreas geográficas del término3. -Fase de Prospección: articulada en torno a la definición y realización de muestreos de baja densidad en ámbitos geográficos bien definidos. En el transcurso de los trabajos de campo, tomamos como objetivo prioritario la documentación de aquellos lugares con un mayor riesgo de deterioro, así como la comprobación de noticias y hallazgos casuales, de otra forma perdidos para la investigación. Los datos resultantes de nuestro estudio no pretenden en ningún caso constituir una carta arqueológica completa de la región, sino un primer paso para un adecuado planteamiento de la misma. Los materiales recogidos en el desarrollo de la actividad se depositaron en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba. BREVE RESUMEN DE RESULTADOS.

METODOLOGÍA DE LA ACTUACIÓN

Los resultados que exponemos parten de una labor de prospección superficial dirigida de baja densidad, que se centra especialmente en el ámbito de La Sierra. La metodología de trabajo empleada se ha visto condicionada por las limitaciones económicas y

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Los trabajos de P.S.U afectaron a diversas zonas de La Sierra, prestando una atención especial al curso del río Guadalbarbo, fundamental en la economía y las comunicaciones de la región a lo largo de los siglos, como atestiguan diversas fuentes escritas o yacimientos como las atalayas de Lara y Peñaflor (Moyano y García, 1999). Las áreas básicas de prospección son:

• 1. Nucleo Urbano y Vega de Obejo. • 2. Curso del río Guadalbarbo. • 3. Desembocadura del río Cuzna. Según los datos obtenidos en la fase documental, se realizaron también estudios selectivos en otras zonas ante la destrucción o riesgo de deterioro de otros lugares de interés arqueológico. 1. ACTUACIONES EN EL ENTORNO URBANO Y LA VEGA DE OBEJO

En el núcleo urbano de Obejo, los trabajos se centraron principalmente en torno a la prospección del área de su Castillo, fechado en el siglo X y la comprobación de algunas noticias y lugares de interés arqueológico en diversos puntos dentro y en las proximidades del pueblo de Obejo. Se realizó también una prospección selectiva de los amplios territorios dedicados a la explotación agropecuaria que conforman el paisaje de la Vega de Obejo, así como de algunas de sus zonas adyacentes. -El Castillo de Obejo: se emplaza a una altura de 727 m, en la zona más alta del núcleo urbano del municipio. Se encuentra prácticamente destruido en la actualidad, debido principalmente al crecimiento urbanístico en la zona, estando la mayor parte de las estructuras conservadas muy afectadas por el actual uso económico o doméstico de los terrenos en las que se asientan.

FASE PREHISTÓRICA.

A) CERRO DE LA CALERA. Tipo: Lugar de Habitación / poblado. Cronología: Calcolítico / Neolítico Situación: el yacimiento, que ofrece un excepcional control sobre el cauce y la Vega del río Guadalbarbo se sitúa a 452 m de altura, en el cerro del mismo nombre junto a la carretera comarcal que desde la nacional 432 parte en dirección a Obejo, aproximadamente a 1 Km al Este del antiguo puente sobre el río Guadalbarbo. Se emplaza sobre una serie de puntales calizos bien marcados en el paisaje. Estado de conservación: parcialmente destruido. Diversas voladuras realizadas en los trabajos de construcción de la carretera y posteriormente otras destinadas a la extracción de roca han afectado gravemente al yacimiento. Actividad: prospección de baja intensidad del área. Se recupera abundante material cerámico, aunque no se constatan restos claros de estructuras arquitectónicas en superficie. Como complemento al trabajo de campo, pudimos comprobar varios hallazgos casuales de hachas líticas pulimentadas procedentes del yacimiento y zonas adyacentes. Bibliografía: García-Vuelta y Moyano, 2000.

Se prospectó el área del castillo y sus laderas circundantes, ocupadas parcialmente por caserío contemporáneo. Los materiales detectados pertenecen en su totalidad a fases medievales islámicas y cristianas, no permitiendo confirmar la teoría de una ocupación en el área en momentos anteriores, a falta de un estudio exhaustivo de la totalidad de su aparejo constructivo. -Vega de Obejo: esta entidad geográfica, próxima al núcleo urbano de Obejo, integra una amplia extensión de territorio de suaves relieves dedicados a la explotación agropecuaria. Este área, sin embargo, presenta notables dificultades de acceso, al estar fuertemente parcelada en fincas de propiedad particular. Realizamos una prospección selectiva de baja intensidad de la zona, que permitió documentar diversos vestigios de época medieval islámica y cristiana en sus sectores Sur y Norte, así como verificar la presencia de materiales de cronología romana republicana e imperial procedentes de su sector Norte, zona que por las dificultades ya mencionadas no pudo ser prospectada con la intensidad deseada. 2. ACTUACIONES EN EL CURSO DE RÍO GUADALBARBO.

El río Guadalbarbo discurre a través del término en sentido NESO, desde su límite territorial con Pozoblanco hasta su desembocadura junto al río Cuzna, zona que actualmente se encuentra bajo las aguas del embalse de Guadalmellato. En su mayor parte, este río discurre por estrechos valles, cuyo accidentado relieve se ve atenuado por la presencia de llanuras fértiles de suave ondulación. El área de nuestro estudio quedó delimitada por la carretera Villaharta-Obejo al Noreste de la formación geológica de Las Umbrias de La Candeleda, hasta la desembocadura de este río, al Sur. Se realizó en esta zona una prospección selectiva de baja intensidad, que permitió la inclusión de nuevos yacimientos en el catálogo arqueológico de la región, así como una revisión de las atalayas de Lara y Peñaflor.

FIG. 2. Vista general del yacimiento del Cerro de la Calera

B) DOLMEN DE LA CAMORRILLA. Tipo: estructura funeraria - dolmen Cronología: Calcolítico. Situación: se emplaza a 281 m de altura en terrenos de la finca de explotación ganadera “La Camorrilla”, situada en las inmediaciones del arroyo de La Parrilla. La estructura se sitúa en un paisaje adehesado con abundantes afloramientos cuarcíticos, que proporcionaron la materia prima para su construcción. Estado de conservación: fue parcialmente destruido tras su descubrimiento, sufriendo nuevas alteraciones por movimiento de tierras en fechas recientes. Actividad: prospección intensiva del área y documentación gráfica. No se recupera ningún material arqueológico directamente relacionado con esta estructura. Descripción: el dolmen responde al tipo con corredor y cabecera en forma de ábside, se constatan restos del túmulo de tierra que cubría la estructura, de aproximadamente 12 m de diámetro. Dicha estructura, cuyas lastras cobertoras se encuentran dispersas en las proximidades del túmulo, se orienta en dirección Noreste. La anchura de la cámara es de 1,70 m. Esta medida es de 1,15 cm aproximadamente en la zona próxima al corredor, siendo la longitud interior de 7m. Bibliografía: García y Moyano, 2000. 239

tal que parte de la carretera Obejo-Villaharta en dirección al embalse de Guadalmellato, continuando el acercamiento a través de la finca ganadera “Becerra” siguiendo una nueva pista forestal que discurre por terrenos de propiedad particular (García y Moyano,2000).

FIG. 4. Vista general de la atalaya y dehesa de Peñaflor

FIG. 3. Detalle del interior del Dolmen de La Camorrilla

Este yacimiento, formado por los restos de una atalaya de cronología califal, está situado a 365 m de altitud, en la cima de un alto crestón rocoso sobre un cerro a orillas del cauce del río Guadalbarbo. Se trata de una zona de importante caudal, que domina una amplia extensión de dehesa. El emplazamiento de la atalaya, sobre un acantilado de unos 10 m de altura donde se construyó una torre, está provisto de unas excelentes defensas naturales, que fueron reforzadas en los puntos más vulnerables con sillares sin aparejo. El lugar ofrece un buen punto de control visual y estratégico sobre el Guadalbarbo y el paso de comunicación que éste supone hacia el interior de La Sierra.

Aparte de los ya mencionados, se realizaron otros trabajos de prospección de baja densidad en diversos puntos de la zona de desembocadura del río. El área donde se centraron estos trabajos fue la constituida por la formación geológica del Cerro Calderín, (561m), que separa los cauces del Cuzna y el Guadalbarbo y donde se han producido un buen número de hallazgos causales (hachas líticas pulimentadas) de cronología prehistórica, 6 de los cuales pudimos documentar. La prospección en esta zona afectó a las zonas central y Norte de esta formación, donde se localizó un hallazgo de cronología prehistórica sin contexto arqueológico definido en el paraje conocido como el Cerro de los Cuchillares (365 m). El área Sur del Cerro, debido a las condiciones del terreno y a las limitaciones de infraestructura de nuestro equipo, no fue prospectada en su totalidad (García y Moyano, 2000). La extensión de las labores de prospección en el Cerro Calderín a la ladera Oeste de dicha formación dio como resultado la localización de nuevo yacimiento de cronología prehistórica (Ver área desembocadura Cuzna). EPOCA MEDIEVAL

A. Revisión Atalaya y Dehesa de Peñaflor: La atalaya o Castillejo de Peñaflor , fue citada por P. Madoz, aunque con una situación imprecisa, en su Diccionario Geográfico y Estadístico (1845-1850). Este yacimiento, identificado por este autor con el “Cáliz de flores”, se sitúa en la finca ganadera de Peñaflor. El acceso a la finca se realiza a través de una pista fores240

FIG. 5. Materiales cerámicos califales de la atalaya de Peñaflor

Se realiza prospección intensiva de la zona superior del cerro, arrasada en su práctica totalidad. Esta labor aportó interesantes materiales cerámicos de cronología califal, así como restos de elementos constructivos de similar datación, que se extienden por sus laderas circundantes, muy afectadas en fechas recientes por labores de aterrazamiento forestal. No se ha detectado la presencia de materiales de cronología prehistórica, aunque algunos autores han defendido la existencia de un asentamiento de esta cronología en el cerro (Valverde y Toledo,1987:273). Como complemento de esta actividad, se realizó la prospección parcial de los terrenos de dehesa circundantes a la atalaya, que aportaron restos de caserío medieval y moderno en su zona Este.

es la de menor altura y presentando un arrasamiento casi total por la acción del agua, la loma superior, de mayor extensión, presenta una espesa vegetación que dificulta la observación del suelo. Realizamos prospección intensiva de las zonas con mayor visibilidad, detectando material cerámico en muy mal estado de conservación, así como material lítico (moledera). Como complemento a la prospección de campo, se comprobaron diversas noticias de hallazgos casuales producidos en las proximidades de este yacimiento. Bibliografía: García y Moyano, 2000.

B. Revisión Atalaya de Lara: emplazada en las proximidades de la desembocadura del río Guadalbarbo, ofrece un excelente control visual sobre la junta de los tres ríos más importantes de la localidad. El acceso a este yacimiento, con cronología medieval islámica y cristiana, se realiza desde una pista forestal que parte de la carretera Obejo-Villaharta en dirección al río Guadalbarbo y el Cerro Calderín, bordeando el monte denominado “El Castillo”, donde se sitúa el yacimiento. La prospección superficial de la zona permite constatar la existencia de dos sectores diferenciados de edificaciones, enclavándose el primero en un escarpe de cuarcitas reforzado con sillares sin aparejo, constituyendo la atalaya propiamente dicha. Un segundo sector, a unos 200 m de éste, corresponde a un recinto fortificado de mayor envergadura, identificado por algunos autores como el “Castil Terrizo” (Valverde y Toledo, 1987:273-274), esta zona presenta, así mismo, numerosos restos de poblamiento medieval de cronología cristiana en sus laderas Este y Noreste. En la zona comprendida entre el castillo y la atalaya pueden observarse restos de un aljibe con enlucido interior, así como diversos restos de estructuras arquitectónicas. El expolio superficial, la erosión y las labores agrícolas han afectado gravemente a esta parte del yacimiento, en grave riesgo de destrucción.

FIG. 6. Vista general del yacimiento Cuzna1-Cuesta Teranes.

C) ACTUACIONES EN LA DESEMBOCADURA DEL RÍO CUZNA. Los trabajos en este área incluyen la prospección parcial de la ladera Oeste del Cerro Calderín en la zona de desembocadura de este río, así como la constatación de diversas noticias sobre hallazgos casuales de cronología prehistórica en la zona (García y Moyano, 2000). a) CUZNA1-CUESTA TERANES. Tipo: lugar de habitación o actividad económica. Cronología: prehistórico indeterminado Situación: a orillas del río Cuzna, frente al lugar conocido como “La Cuesta de Los Teranes”, en término de Adamuz, el yacimiento se extiende sobre dos lomas situadas prácticamente al nivel de las aguas del pantano, a una cota de altitud de 250m. El acceso a dicho lugar se realiza desde la pista de explotación agrícola que parte del cortijo Calderín Bajo hasta la orilla del río Cuzna, en dirección al embalse de Guadalmellato. Estado de conservación: parcialmente destruido, muy afectado por la erosión de las aguas del embalse. Descripción y Actividades realizadas: no es posible determinar la estructura original del yacimiento, dado el nivel de destrucción de la zona y su mala visibilidad. Los materiales detectados se extienden sobre las dos pequeñas lomas descritas, en una zona que queda parcialmente inundada en época invernal por las crecidas del pantano. La loma situada al Este, con un área de unos 400 m2

FIG. 7. Materiales líticos del área de la desembocadura de los ríos Cuzna y Guadalbarbo. 1. Moledera del yacimiento Cuzna1-Teranes, 2, 3 y 4 hachas de piedra pulimentada fruto de hallazgos casuales en el área; 5. Moledera en piedra descontextualizada en el paraje del Cerro de los Cuchillares.

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d) TRABAJOS EN OTRAS ZONAS DEL TÉRMINO. El interés de la corporación municipal de Obejo, así como la colaboración de diferentes vecinos de la localidad, nos permitieron conocer algunas interesantes informaciones que permitieron la localización de varios yacimientos total o parcialmente destruidos, en otras zonas del término municipal: 1. Necropolis medieval de La Caleruela: necrópolis de inhumación de cronología medieval no musulmana en las cercanías del Arroyo de los Amapolares, en la finca agrícola de La Caleruela, el acceso a este yacimiento se realiza a través de la pista forestal que desde la carretera Obejo-Villaharta conduce a esta explotación, atravesando el paraje conocido como “Las Casas de la Caleruela”. La existencia de varios enterramientos en la finca, dedicada al cultivo de olivar, se advirtió tras la realización de una pista forestal, que puso al descubierto varias tumbas. Tras el hallazgo, la necrópolis ha sufrido un expolio continuado hasta nuestros días, encontrándose prácticamente destruida. Los restos de saqueo, aún observables, indican una destrucción reciente de al menos a 15 enterramientos. Según las informaciones que hemos podido recoger, las sepulturas estaban formadas por fosas revestidas con lajas de piedra de unas dimensiones medias de 1m x 0,5 m, que formaban las paredes, cubiertas y suelo de las tumbas, que incluían ajuar cerámico. Queremos agradecer la colaboración de los diferentes vecinos de la localidad que pusieron en nuestro conocimiento la noticia de este expolio. 2. Necrópolis medieval de La Fresnedilla: necrópolis de inhumación situada en la finca del mismo nombre dedicada a la explotación olivarera. El acceso al lugar se realiza tomando la ca-

rretera Obejo- Villaharta, tomando una pista forestal que parte de esta carretera a la altura del Km 35.5. Las noticias recogidas refieren la destrucción por remoción de tierras y posterior expolio de varios enterramientos en esta finca, aparentemente de características formales bastante similares a los de la necrópolis de La Caleruela, aunque sin ajuar cerámico. Las labores agrícolas y de remoción de tierras, que pusieron al descubierto al menos tres enterramientos en fecha no determinada, alteraron gravemente la superficie del terreno, destruyendo este yacimiento. En la actualidad no se observan restos en superficie, aparte de unas pocas lajas de piedra que habrían formado parte de las tumbas, siendo el resto reutilizado en la construcción de muros de delimitación. Nuestro agradecimiento a los diferentes vecinos de la localidad que nos facilitaron esta interesante información y el acceso a este lugar. CONCLUSIÓN

Dados los medios con los que hemos podido contar en nuestro estudio, podemos aportar sólo algunos indicios de la evolución cultural de esta región, que se muestran aún insuficientes para el esbozo de una secuencia completa de la secuencia de su poblamiento. A este respecto, creemos necesaria la realización de una prospección arqueológica sistemática que abarque la totalidad de la región para la mejor protección y catalogación de sus valores patrimoniales. Esta labor contribuirá a elaborar nuevos estudios que ayudarán completar los datos obtenidos en regiones próximas y a integrar definitivamente a esta zona de Sierra Morena en el debate arqueológico.

FIG. 8. Mapa parcial de situación de algunos de los yacimientos estudiados. 1. Cerro de La Calera; 2. Necrópolis de La Caleruela; 3. Dolmen de La Camorrilla; 4. Atalaya y dehesa de Peñaflor; 5. Atalaya de Lara. Escala 1:50.000.

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Notas 1

Proyecto autorizado por Resolución 15.07.98 del Director General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía, con el número 147 de Expediente. 2 Las expectativas de financiación inicialmente previstas no se vieron cumplidas, lo que obligó a una reconsideración de los objetivos y cobertura del proyecto inicial. 3 En esta fase, fueron especialmente valiosas las colaboraciones del Dpto. de CC. De los Materiales de la U.C.M, el Instituto Cartográfico Andaluz y el Excmo. Ayuntamiento de Obejo, así como las de numerosos vecinos de la localidad, a todos ellos queremos expresar nuestra gratitud.

Bibliografía CRIADO PORTAL, A.J. (1995): “Estudio metalográfico de la calidad del cobre producido en las fundiciones de Cerro Muriano (Córdoba) durante el período romano altoimperial”. Revista de metalurgia, 31 (5): 298-306. DOMERGUE, C. Catalogue des mines et des fonderies antiques de la Péninsule Ibérique. Vol 1. Madrid. 1987 GARCÍA VUELTA, O; MOYANO CERRATO, A.I. (2000).”Algunos datos para el estudio de la evolución del paisaje cultural en las estribaciones meridionales de Sierra Morena. El término municipal de Obejo (Córdoba). Antiquitas 11: 1-17. MÁRQUEZ TRIGUERO, E. (1984): “Minería romana de Sierra Morena”. Boletín de la Real Academia de Córdoba. Año LV. 107: 173-200. MOYANO CERRATO,A.I.;GARCÍA VUELTA,O. (1999). “El término municipal de Obejo (Córdoba) en las fuentes escritas”. Antiquitas 10: 205210. PENCO, F. (1999). “Una propuesta de Proyecto de Intervención Arqueológica de Urgencia y Prospección superficial en el entorno minero de Cerro Muriano. Antiquitas 10: 195-205. STORCH DE GRACIA, J. (1997). “Proyecto de investigación y arqueometalurgia en Cerro Muriano”. Ikalesken 2: 8-23. VALVERDE, M;TOLEDO,F.( 1987). Los castillos de Córdoba. Córdoba. VAQUERIZO,D.;RUÍZ,D.;CARRILLO,J.R.;MURILLO, J.F. (1994). “Obejo. Arqueología”. En VV.AA, Los Pueblos de Córdoba. IV : 1116. VICENT ZARAGOZA, A.M. (1982-1983): “Sepultura de época visigoda en el cortijo Majago Bajo (Obejo, Córdoba). Corduba Archaeológica 13: 63-76.

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CASTILLO DE PRIEGO: PANORÁMICA GENERAL DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA DE 1998 RAFAEL CARMONA AVILA ANTONIO MORENO ROSA DOLORES LUNA OSUNA

Resumen: Presentamos en este artículo una breve panorámica general sobre los resultados sucintos de la segunda campaña de excavaciones arqueológicas realizadas en el castillo de Priego de Córdoba, con motivo de la donación de la fortificación al Ayuntamiento de la ciudad en 1996. A partir de ese momento, el conocimiento exhaustivo del monumento se vuelve requisito indispensable para afrontar con rigor histórico los trabajos previstos de consolidación, restauración y puesta en valor. La excavación arqueológica realizada en 1998 ha permitido, junto con la de 1997, replantear totalmente la planta de la fortificación medieval, así como aportar diversos elementos de enorme interés sobre las características de la alcazaba andalusí, antecedente del castillo bajomedieval cristiano.

cimiento integral del Monumento, tanto en el aspecto descriptivo de las estructuras actuales emergentes, como del conocimiento histórico derivado del análisis de las Unidades Estratigráficas soterradas. La simbiosis integral de ambos baremos nos acercarán a la percepción real de la evolución diacrónica del castillo, posibilitará su lectura histórico-arqueológica y permitirá acometer la intervención más adecuada en la fortificación.

Abstract: This article presents a general and brief survey about the basic results from the second part of the excavations carried out into the castle after its donation to the Priego’s Local Council in 1996. Ever since that year, the total comprehension of the monument has became essential for the future works of its consolidation and restoration. The excavation completed in 1998, together with the one carried out in 1997, has allowed us to remake completely the medieval fortress’s map. Moreover has helped us to bring out different and interesting aspects of the andalusí alcazaba which appears as an ancestor of the late medieval christian castle.

Este informe es eminentemente descriptivo, por lo que hemos prescindido de anotaciones y aparato bibliográfico. Igualmente, no se realiza estudio alguno de los resultados. Esta labor, en curso de realización, verá la luz de manera parcial en función de las necesidades y, de modo global, como monografía, cuando finalicen los trabajos arqueológicos iniciados en 1997.

INTRODUCCIÓN

Los resultados sucintos que presentamos en este artículo hacen referencia a la excavación arqueológica, con carácter de Intervención Arqueológica de Urgencia (I.A.U.), desarrollada en el castillo de Priego de Córdoba, durante los meses de Julio, Agosto y Septiembre de 1998. Dicha excavación1, realizada por el Servicio Municipal de Arqueología -Museo Histórico Municipal- fue autorizada por la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía por resolución del día 29 de Abril del mismo año y ha de entenderse como continuación de la campaña de excavación arqueológica desarrollada en esta fortificación, también por vía de urgencia, durante el verano de 1997, y que no agotó las necesidades de documentación arqueológica del actual patio del castillo, dada la gran potencialidad arqueológica del mismo. La presente Intervención Arqueológica en el castillo de Priego es una fase conexionada con el proceso futuro de conservación, restauración y puesta en valor de esta fortificación urbana, planteamientos todos derivados del hecho de la donación de la parte fundamental del inmueble efectuada por la familia Rubio Sánchez al Ayuntamiento de Priego de Córdoba en 1996. El proyecto que habrá de desarrollar los planteamientos expuestos (conservar, restaurar y puesta en valor) necesita partir del cono244

Es por esto que la fase de intervención arqueológica se ha considerado como fundamental y previa a cualquier propuesta de modificación del status actual del castillo. La arqueología se pone al servicio de la Interpretación Monumental, y ella condicionará, o mejor aún, contextualizará, las propuestas que se realicen.

Una exposición mucho más pormenorizada de los resultados puede obtenerse en el artículo titulado «Excavaciones arqueológicas en el castillo de Priego. Informe de la Intervención Arqueológica de Urgencia de 1998» publicado en el número 10 de Antiqvitas (1999), pp. 167-194, de donde se ha extraído la información vertida aquí. De manera coherente con los resultados acumulados de las campañas arqueológicas de 1997 y 1998, insistiremos en que nos encontramos en un momento idóneo para diseñar todas aquellas propuestas que se orientarán a la puesta en valor del castillo, a través de su conservación, restauración y musealización de espacios. Todo ello destinado a posibilitar la comunión de nuestro Patrimonio Histórico y Arqueológico con la rentabilidad social y el disfrute cultural. La intervención arqueológica deberá continuarse en sucesivas campañas a fin de disponer de todos los datos necesarios para llevar a buen término estos planteamientos, asegurando el rigor científico de las propuestas que se realicen. EL CASTILLO DE PRIEGO: DESCRIPCIÓN

El castillo de Priego se ubica dentro del actual casco urbano de la ciudad, incluido en los límites del Conjunto Histórico del barrio de la Villa. Su disposición topográfica, que mantiene la misma cota que su entorno urbano más próximo, hace de la fortificación un edificio conexionado a la población, integrado en ella, como digna heredera de sus orígenes como alcazaba islámica de la madina del Priego hispanomusulmán. Por el lado SE, orientado a la Villa, no muestra desnivel alguno, mientras que junto al lado NW el Tajo del Adarve, mediando el corredor de la calle Santiago, garantiza su inexpugnabilidad por este sector, con un desnivel que ronda los 30 m. Geológicamente el substrato está compuesto por una gran placa de travertino o piedra tosca, base pétrea sobre la que se asienta el casco urbano prieguense.

sentido NE/SW o bien NW/SE, orientación que vamos a mantener en las referencias de las mismas. Las dos técnicas edilicias que predominan son la sillería (con despiece de sillarejos de travertino) y la mampostería, principalmente de piedra caliza (margocalizas), aunque también se emplee el travertino con esta técnica, con diferencias a su vez dentro de cada una de las fábricas. La alcazaba, en cuanto arquitectura defensiva, está representada por los lienzos L10 y L11 y en la torre T8, todos en la alineación NW, con fábrica claramente adjudicable a época omeya en el caso de L10. Por el momento no se han identificado otras alineaciones correspondientes a este periodo.

LÁM. I. Panorámica del castillo de Priego visto desde el sector occidental, bajo el señorío de su imponente torre del Homenaje, obra de la orden militar de Calatrava (1246-1327).

Desde el punto de vista descriptivo, tras la incorporación de las novedades más significativas aportadas por las campañas arqueológicas de 1997 y 1998, el castillo está formado por un perímetro amurallado torreado que delimita un espacio interior ocupado por una torre del Homenaje con patín de acceso, dos aljibes, una edificación de dos plantas, actualmente usada como vivienda y almacén, y que no ha sido objeto de donación, y una estructura de planta rectangular y uso indeterminado. Además de estas estructuras de cronología fundamentalmente bajomedieval, se conservan numerosos restos arqueológicos contemporáneos o bien pertenecientes a episodios anteriores o posteriores de la fortificación (por ejemplo, los baños y necrópolis andalusíes documentados en las campañas de 1998 y 1997 respectivamente, amén de otros espacios o dependencias). El perímetro amurallado es de tendencia pentagonal, tras las modificaciones incorporadas a la planimetría original en época moderna (L5), y se encuentra flanqueado por un mínimo de ocho torres, todas cuadrangulares, a excepción de dos cubos (T4 y T8). La distribución de éstas es la siguiente: tres torres en el lado SE (T1, T2 y T3), una en el NE (T4), otra en el NW (T8), y tres en el SW (T5, T6 y T7), las dos primeras protegiendo una poterna actualmente inutilizada. Investigaciones recientes parecen indicar, no obstante, que durante la Edad Media la torre T5 no era tal, sino el saliente resultante de la realineación del paño de muralla L6, a modo de diente de cremallera. La orientación de las estructuras, tanto alineaciones de murallas como torres, mantiene un marcado

No será hasta la construcción de la torre del Homenaje (TH) y de los lienzos L4 y torre T4, pertenecientes al periodo de ocupación de la orden de Calatrava (1246-1327), cuando de nuevo reconozcamos, en el estado actual de conocimiento, las siguientes aportaciones al sistema defensivo. La torre del Homenaje, o Torre Gorda, se ubica, descentrada, en el patio. Realizada con mampostería de piedra caliza, con esquinas reforzadas con sillares, su altura es considerable, acercándose a los 30 metros (para una planta de unos 187 m2), parte de los cuales son semisubterráneos en la actualidad. Consta de tres plantas cubiertas con bóvedas de cañón con rosca de ladrillo o lajas de piedra: una inferior, sin acceso original desde el exterior; otra media, que se emplearía como almacén y que recibía una pobre luz natural desde unas grandes aspilleras, hoy sensiblemente aumentadas; y una superior, identificable como residencia y adornada en sus vanos con cuatro ventanas o ajimeces con doble arco de herradura y columna central con capitel de mocárabes. La comunicación original entre plantas no es la actual (escalera de caracol de tipo mallorquín) aunque hay evidencias de su ubicación por los pasos de entresuelo, abovedados en ladrillo, conservados. El acceso original de la torre, mediante vano dovelado de medio punto y pasillo abovedado, se situaba a la altura de la planta mediana, varios metros sobre el nivel del suelo primitivo, para facilitar la defensa de la construcción. Todo apunta a que ya en estos momentos (1246-1327) se configura la antepuerta del sector NW, sin bien se completaría su disposición actual con posterioridad (finales siglo XIV). El único acceso documentado en este punto es el correspondiente al lienzo interior (L10) mientras que aún no se ha localizado el perteneciente al exterior (en L4 o L9, sindo más probable en éste). La altura de las torres perimetrales llega a alcanzar los 20 m., siendo su estado de conservación excelente en los casos de dos de las situadas en el lado SE (T2 y T3), orientadas hacia El Llano. Éstas son macizas hasta la altura de los adarves, cuando se abren sendas estancias abovedadas con rosca de medio punto, dotadas de cámaras de tiro y aspilleras, y desde ellas se accede a una segunda planta o azotea, actualmente sin parapeto ni merlatura. Una de estas dos torres (T2) cuenta, además, con una espécula, situada en su coronamiento, dispuesta para las labores propias del control del espacio geográfico entorno del castillo, y que aprovecha la salida de la escalera a modo de garitón. Cronológicamente podríamos situar la edificación o remodelación de estas torres, al igual que la fábrica de sillarejos con marcas de cantería, en la segunda mitad del siglo XIV, tras la conquista alfonsina de 1341, después de que la villa de Priego fuera dada en señorío a Gonzalo Fernández de Córdoba, en 1370, por el rey Enrique II. Las tres torres del lado SW (T5, T6 y T7) son de más difícil ubicación cronológica al no contar aún con registro arqueológico asociado. Por su interés destacamos la torre central (T6), con cáma-

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FIG. 1. Planimetría general del castillo tras las campañas de excavación de 1997 y 1998. Denominación de Lienzos y Torres. En negro, estructuras murarias incorporadas tras las excavaciones.

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ra con rosca de cañón abierta al adarve y azotea, ya que es la única que conserva restos del parapeto y merlatura originales, con aspilleras en el primero coincidiendo con la protección de cada merlón. La entrada principal actual al castillo se ubica en el lado SE, bajo la protección de una ladronera con faldones abierta a la altura del adarve. El corredor de acceso consta de dos arcos de herradura apuntados, uno de ellos doble, enmarcados en un alfiz, con portón al exterior y ranura para el deslizamiento de un rastrillo. Hasta hace escasas décadas, sobre esta entrada, venía campeando el escudo del Marquesado de Priego. Además de este acceso, se conserva una poterna en el lado SW y otro acceso más, documentado durante las excavaciones arqueológicas, en el NW. Además de los elementos referidos, dentro de la cerca del castillo, se localizan otros elementos de interés: dos aljibes, uno situado frente a la entrada actual de la torre del Homenaje, y que presenta planta rectangular con dos bóvedas vaídas de ladrillo, arco de descarga central y paramentos enlucidos con mortero hidráulico de cal pintado a la almagra; uno segundo próximo al anterior, también de planta rectangular, y con fábrica de mampostería y bóveda de cañón de ladrillo; y una gran estancia rectangular, de dos plantas, adosada al lado SW, sin definir funcionalmente por el momento. Por lo tanto y como síntesis previa, el castillo de Priego es, ante todo, un castillo bajomedieval cristiano, que ocupa, aproximadamente, el mismo lugar de una alcazaba musulmana anterior de la que no quedaban, antes de la excavación arqueológica, restos emergentes definidos. Esta alcazaba, con abundante registro arqueológico, ha sido destruida, amortizada o parasitada hasta hacerla irreconocible (forrando los paños de muralla, por ejemplo), entre los siglos XIII al XV, sin contar con alteraciones sustanciales anteriores y posteriores a estas fechas, y que han tenido su documentación arqueológica. METODOLOGÍA. OBJETIVOS PREVIOS Y RESULTADOS GENERALES

La excavación se ha basado en la apertura de cinco sondeos, de los que cuatro (S-6, S-8, S-9 y S-11) coinciden con los propuestos en el proyecto previo de I.A.U., mientras que el sondeo diez (S1O) no se ha llevado a efecto. En su lugar se procedió a abrir el sondeo S-12, entendido como ampliación del S-2 de 1997, en función de las necesidades marcadas por la dinámica de la excavación, y que se detallan en el lugar oportuno. Desde el punto de vista metodológico, la excavación arqueológica se ha documentado según el método estratigráfico conocido en la bibliografía especializada como Método Harris, que distingue de manera específica cada una de las Unidades Estratigráficas resultantes de la evolución artificial y natural de los estratos arqueológicos anotados. El registro de dicho proceso se fundamenta en el cumplimiento de una serie de fichas, donde se delimitan las características espaciales y estratigráficas de cada una de las Unidades documentadas, en cualquiera de sus tipologías (sedimentos, estructuras, interfacies...). El proceso documental se acompaña de los oportunos levantamientos planimétricos y registro gráfico, a pequeña, mediana y gran escala. Para facilitar las referencias generales a los distintos lienzos y torres del castillo, tanto emergentes como los documentados en el transcurso de las excavaciones arqueológicas, durante esta campaña se han individualizado las mismas (véase planimetría) mediante una nomenclatura sencilla que diferencia entre Lienzos y Torres,

numerados consecutivamente (de L1 a L12 y de T1 a T8), a excepción de la torre del Homenaje que se podrá referir como TH. Del mismo modo se fija la orientación general de la fortificación aprovechando su disposición en función de los cuadrantes NE, NW, SE y SW, que vienen a coincidir con las alineaciones principales del perímetro cuadrangular del castillo. Una vez finalizados los trabajos, podemos asegurar que la mayor parte de los objetivos se han cubierto, con nuevas aportaciones que vienen a enriquecer sustancialmente nuestro conocimiento de la evolución diacrónica y uso histórico del castillo. No obstante, no ha sido posible agotar la estratigrafía en varios de ellos, si bien esto no ha impedido dar luz a numerosas incertidumbres existentes con anterioridad al comienzo de la campaña de este año. En este sentido, reseñamos, por su interés, el registro exhaustivo de la puerta interior de la antepuerta del sector NW, en el lienzo L10; la documentación de la única torre islámica conocida, por el momento, en la fortificación (T8) y sus lienzos asociados; la documentación de parte de unos baños árabes de la alcazaba andalusí; la localización de un nuevo aljibe; o la aportación de nuevos datos sobre el gran edificio rectangular del lado NE. Además, también durante esta campaña se han podido realizar de manera paralela las siguientes actividades, que no afectaban a registro arqueológico de interés: - Apertura de la puerta original de acceso a la torre del Homenaje, que se encontraba tapiada. - Localización de algunos de los escalones originales del patín de acceso a la torre del Homenaje, tras labores de limpieza y desescombro. - Apertura de un tragaluz tapiado en la planta inferior de la torre del Homenaje. - Localización, tras desescombro, de dos zanjas colmatadas (posteriores al siglo XVIII) pertenecientes a sendas cámaras de aire dispuestas junto a la torre del Homenaje y que tendrían como finalizad evitar la humedad por filtración al interior, a fin de preservar el silo de grano de su interior, actividad ésta a la que se destinó la torre hasta el presente siglo. SONDEO 6 (S-6)

El Sondeo se sitúa en el espacio comprendido entre la torre del Homenaje y la muralla exterior del castillo por el lado SW (L6), que presentaba una colmatación estratigráfica que aparentaba no haber estado sometida a las labores y usos practicados en el resto de la explanada interior del castillo. De igual modo, la muralla mostraba un grosor en el parapeto excesivamente frágil y fábrica moderna, por lo que no permitía acometer su correcta interpretación. La torre del Homenaje presenta también un vano amortizado por este lado. Tras la limpieza de la zona consistente en la retirada de una serie de materiales constructivos depositados para su almacenamiento y la abundante vegetación existente, así como la retirada de rellenos de escombros modernos, se procedió al trazado del sondeo, situándose a partir de 2 m. de la torre del Homenaje con objeto de evitar la zanja y estructura realizada en su día, similar a la documentada en el lado NW, para aislar de humedades los muros de la torre, creándose una cámara de aire, espacios éstos actualmente colmatados. De este modo se trazó un sondeo de 4 m. de longitud por 3.60 m. de anchura máxima, hasta conseguir alcanzar la tapia

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FIG. 2. Sondeo 6. Planta final, con bolaños sobre pavimento (U.E. 20) y rampa de acceso (U.E. 24) a la planta superior del edificio rectangular adosado al lienzo L8.

que limita y separa el castillo por el SW de las casas adosadas al exterior del recinto. Como resultados más importantes, tras la excavación de unos 3 m. de profundidad alcanzados a partir de la cota 654.25 msnm. con la que contábamos, hay que destacar la presencia de potentes niveles de relleno y amortización de este espacio sobre las fases de ocupación medievales, así como la constatación de la destrucción del alzado de la muralla medieval que habría sido recrecida, en un momento postmedieval, con fábrica precaria de mampuesto cuya alineación fosiliza la original. Los niveles medievales están representados en un pavimento de cal, sobre el que se dispuso un conjunto de bolaños, y los sedimentos de época almohade amortizados por éste. SONDEO 8 (S-8)

Este sondeo se localiza en el lado NE del patio del castillo, concretamente junto al lienzo L3, a una distancia intermedia entre los sondeos S-3 y S-7. Esta situación obedece al objetivo previo de obtener información sobre el importante muro de mampostería que parecía ir paralelo al citado lienzo L3, y que fue localizado en los sondeos anteriores (U.E. 10 y U.E. 48, respectivamente); de igual forma, con las dimensiones de este sondeo, 7 x 7 metros, se intentaría confirmar la existencia de un muro paralelo al interior, u otras compartimentaciones, que nos explicase su significado.

LÁM. II. Sondeo 6. Bolaños dispuestos sobre pavimento de cal que amortiza estratigrafía sedimentaria de época almohade.

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Aparte de la posibilidad de la extensión de la necrópolis andalusí que fuera localizada el año anterior, el principal interés de este sondeo ha sido la confirmación de la existencia de un gran edificio de planta cuadrangular que se sitúa cronológicamente en el período en el que la fortificación estuvo en poder de la Orden de Calatrava. Se trata de una construcción de gran entidad, con una longitud interior de casi 25 metros, y que probablemente tuviese una cubierta sostenida por arcos fajones; ocuparía una buena par-

FIG. 3. Sondeo 8. Sección con la disposición del gran muro U.E. 10 perteneciente a un edificio calatravo de planta rectangular y una de sus divisiones internas (U.E. 33), posiblemente correspondiente a los estribos de un arco fajón.

SONDEO 9 (S-9)

Este sondeo se localiza en el lienzo SE (L2), a pocos metros de los sondeos 3 y 4, en concreto, junto a la torre central (T2) de este tramo de muralla y ha sido trazado con objeto de documentar la secuencia estratigráfica en esta zona del castillo. Cuenta con unas dimensiones de 5 x 5 m., viéndose pronto ampliado 1 m. más hacia el SW ante la constancia de un aljibe próximo, de manera que las dimensiones quedaron en 6 x 5 m. Hasta alcanzar la cota de la roca natural, es decir, el travertino característico de Priego, a más de 2 m. de profundidad en relación a la superficie actual, en este sondeo pudieron documentarse diferentes fases constructivas correspondientes a las sucesivas etapas de la historia de la fortificación. Los restos de un hamman (baños) perteneciente a la ocupación del periodo medieval islámico, consLÁM. III. Sondeo 8. Panorámica general, con muro longitudinal perteneciente a un gran edificio rectangular correspondiente a la fase de ocupación calatrava (1246-1327).

te del castillo pues se le estima una superficie interior de unos 209 m2. Entre los siglos XV y XVI, cuando parte de este edificio es derruido, su espacio interior es ocupado por una importante plataforma pavimentaria de la que destaca su gran potencia, que llega a cimentar directamente en el travertino; actualmente se nos escapa la función de este pasillo, de al menos 7 m. de longitud, y parece que 2.12 m. de anchura, aunque, sin duda, podría aguantar enormes pesos. Posteriormente, en este mismo espacio encontramos dos cimentaciones circulares, que parecen corresponder a dos pilares o columnas de algún edificio que, aunque alejado en el tiempo de la estructura primitiva, mantendría todavía sus alineaciones.

LÁM. IV. Sondeo 9. Panorámica general, con hamman (hipocausto de la sala caliente) de la alcazaba andalusí, cuyo último uso está fechado en época almohade (siglos XII-XIII). A la izquierda, esquina del aljibe calatravo.

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FIG. 4. Sondeo 9. Planta general del hamman andalusí, y esquina del aljibe calatravo.

tituyen la fase más antigua detectada. A la ocupación medieval cristiana corresponde un aljibe, a cuyo interior se pudo acceder por una rotura de la bóveda, quedando constancia estratigráfica al exterior del mismo en este sondeo, cuando apareció una de las esquinas y parte del muro NE. La cimentación del lienzo L2 pudo ser documentada, algo diferente a como aparecía en el Sondeo 3. Finalmente, a los últimos tiempos del siglo XV y, sobre todo, al periodo postmedieval, hay que adscribir las tres fases constructivas de unas estructuras de habitación que aparecían nada más comenzar los trabajos de excavación, adosadas a la muralla y al aljibe antes mencionados. SONDEO 11 (S-11)

Planificado para confirmar el trazado supuesto, a raiz de los resultados de 1997, de la muralla perteneciente a la alcazaba islámica (L10), así como su relación con la planimetría actual del castillo. Este sondeo se ubica en la esquina oeste del actual patio del castillo, que estaba configurada por dos muros de mampostería de escasa entidad. Una de las tapias, correspondientes al lienzo L5, sigue la alineación, y se apoya en el lienzo de una de las ampliaciones modernas del recinto, cuyo paramento exterior difiere por el módulo de sus sillares de travertino del resto de la cerca de la fortificación. Por su parte, el otro muro (L6) es una estrecha pared que se apoya en uno de sus extremos en la mitad del paramento de una torre (T5) y que presentaba un curioso engrosamiento cuadrangular cerca de la esquina; las edificaciones adosadas al exterior de este sector del castillo impiden realizar cualquier otra observación. 250

LÁM. V. Sondeo 11. Cubo y muralla parcialmente descostrada. Alcazaba andalusí.

Toda esta zona estaba cubierta de vegetación, entre montones de escombros y basura actuales; antes de comenzar a excavar fue imprescindible realizar una limpieza que si bien se comenzó con la ayuda de medios mecánicos se concluyó de forma manual. Una vez terminada la limpieza pudimos comprobar, además de que la tapia se levantaba sobre la muralla (L5), que el extraño engrosamiento que presentaba la otra pared correspondía en realidad al alzado, muy alterado, de una torre de planta circular que ocupaba buena parte de la esquina. Este hallazgo dejó en un segundo término el primer objetivo por el que se eligió este lugar para efectuar un sondeo, poder confirmar, a raíz de los resultados de la campaña de 1997, el trazado de la muralla perteneciente a la alcazaba islámica (localizada en S-1 y S-2) y su relación con la actual planimetría del castillo. Teniendo en cuenta las limitaciones del espacio, y que había que dejar un acceso para poder realizar el sondeo 6, se trazó un corte de 3.74 x 4.05 m., dos de cuyos límites serían la muralla y la torre circular. Como ya hemos apuntado, la principal aportación de la excavación de este sondeo ha sido la localización de una esquina de la fortificación andalusí, con una cronología que es anterior a la etapa almohade (ss. XII-XIII); se trata de una imponente torre circular maciza y de una nueva alineación de muralla. Para comprobar la relación de estos nuevos elementos defensivos con la muralla de época califal aparecida en los sondeos del año anterior habrá que esperar a próximas campañas de excavación, pues, por el momento, no coincide ni la fábrica ni la alineación, aunque sí la orientación general. En la segunda mitad del siglo XVII se levanta una muralla más al exterior, que incorpora dentro del recinto del castillo los anteriores elementos; se produce una adecuación del terreno existente entre las murallas, enterrándose una gran tinaja al nivel del suelo probablemente para contener agua. En un momento inmediatamente posterior, finales del siglo XVII, se produce un expolio en la muralla andalusí, descostrándose un número indeterminado de hiladas de sillarejos del paramento exterior de la muralla y demoliendo su parte superior de tapial. En la siguiente centuria se produce un importante derrumbe que afecta a la práctica totalidad de la muralla moderna (L5), que se desploma hacia la actual calle Santiago; el espacio existente entre ambas murallas, la andalusí y la moderna, se había seguido colmatando, provocando un mayor empuje. La reparación requirió levantar al exterior un nuevo muro de sillarejos de travertino, cuyo módulo difiere claramente de los anteriores por su mayor tamaño.

SONDEO 12 (S-12)

Este sondeo se ubica en el sector perteneciente a la antepuerta del lado NW. Sustituye al Sondeo 10 previsto inicialmente y que se desestima en el momento de comenzar la excavación debido a los problemas que se plantearon sobre el mismo, fundamentalmente la dificultad de la futura extracción de tierras del paquete sin excavar que se quedaría situado entre el Sondeo 2 de 1997 y el Sondeo 10. Es por esto que se diseñó un nuevo sondeo (S-12) que fuera ampliación del Sondeo 2 de 1997, lo que evitaba dejar ningún testigo que dificultara el desarrollo futuro de la intervención arqueológica en este sector del castillo.

LÁM. VI. Sondeo 12. Panorámica general en proceso de excavación. Al fondo, paso interior de la antepuerta (siglos XIII al XV sobre fábrica del siglo X) y, en primer término, habitáculo postmedieval (Espacio A).

La planta del sondeo se solapa parcialmente a la del Sondeo 2 debido a que la excavación arqueológica de éste no quedó agotada en la campaña de 1997. Tomando como referencia la muralla de mampostería (L4) que sirvió de límite al Sondeo 2, se trazó un corte de 850 cm. de ancho, de los que serían practicables tan sólo unos 485 cm. debido a la presencia de la muralla U.E. 79 de S-2 y a la necesidad de dejar una franja de 200 cm. de ancho para facilitar el tránsito por la zona de excavación una vez rebajada su cota, posibilitar la evacuación de tierras, etc. Por lo tanto, la superficiel real del sondeo es de 13,50 metros de longitud por 4,85 metros de ancho medio aproximado, dando una superficie total de unos 65 m2. Como resultados generales, este sondeo ha permitido corroborar la evolución diacrónica de la muralla (L10) y la puerta asociada en este sector desde el siglo X en adelante. A destacar, la documentación de la planta original del sistema defensivo, del que se modifican en diferentes remodelaciones tanto la muralla en sí, restaurándola y engrosándola, como la puerta, con distintas reestructuraciones. De especial interés ha sido la constatación de estos procesos evolutivos en el piso interno del paso de la puerta, con sucesivos reacondicionamientos y usos coyunturales (realización de hogueras, por ejemplo). La severas agresiones realizadas al conjunto en fechas posteriores al siglo XV, cuando se incorpora un habitáculo (Espacio A), terminaron inutilizando sus valores de arquitectura militar defensiva de manera absoluta, de la que no quedaba rastro alguno en el momento de comenzar la intervención arqueológica de urgencia.

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FIG. 5. Sondeo 12. Puerta en el lienzo L10, correspondiente a la parte interior de la antepuerta defensiva del acceso al castillo por el NW. Siglos X (U.E. 80) al XV.

Notas (1) El equipo de excavación estuvo integrado por las siguientes personas: Rafael Carmona Avila (dirección), Dolores Luna Osuna y Antonio Moreno Rosa (subdirección), Encarnación Cano Montoro, Mª Angeles Jiménez Higueras, Pilar Pérez Barrientos, Mª Dolores Ruiz Arrebola, Antonio Gómez Sánchez, Hilario D. Burgos Mesa, Beatriz Aguilera García, José Aguilera Mengibar, Antonio J. Baena Jiménez, Miguel A. Martínez Chumillas, Simón Muñiz Jaén y Rafael Pérez Pérez. A este grupo se sumaron los becarios procedentes de la Universidad de Córdoba: Rafael Ángel Barranco Hidalgo, Elena Calero Mata, Carlos Lisbona Manuel de Céspedes, Inés Paredes Ureña, Rafael Jesús Salmoral del Rey, Verónica Serrano Serrano.

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PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA DEL TRAZADO DEL GASODUCTO PUENTE GENIL-MÁLAGA, PROVINCIAS DE CÓRDOBA, SEVILLA Y MÁLAGA. PILAR ARIAS CABEZUDO NURIA GIL GUZMÁN

Resumen: Este artículo expone los trabajos llevados a cabo para la prospección arqueológica superficial e intensiva del trazado del gasoducto Puente Genil-Málaga a su paso por las provincias de Córdoba, Sevilla y Málaga. El objetivo de esta prospección consistió en determinar las posibles afecciones que el trazado del gasoducto pudiera producir sobre el Patrimonio Arqueológico de la zona, y de esta manera elaborar un plan de medidas dirigido a evitar esa incidencia. Abstract: This article exposes the works carried out for the superficial and intensive archaeological survey on the land tracing of the Puente Genil-Málaga pipeline in the municipal counties of Córdoba, Sevilla and Málaga. The objective of this survey consisted in determining the possible affections that the tracing of the pipeline could produce on the Archaeological Patrimony of the zone, and there after to elaborate a planning directed to avoid that incidence.

I. INTRODUCCIÓN

En el mes de noviembre de 1998 se llevó a cabo la prospección arqueológica, superficial e intensiva del trazado del gasoducto Puente Genil-Málaga, que la empresa ENAGAS tiene previsto construir en las provincias de Córdoba, Sevilla y Málaga. El gasoducto se conecta a la red gasística española en la Posición K-29 del gasoducto Tarifa-Córdoba, en el término municipal de Santaella (Córdoba), y finaliza en el término municipal de Málaga, alcanzando una longitud total de 119.426 metros. Intervenciones similares se han venido desarrollando en nuestro país, siendo en la actualidad muchos los kilómetros que han sido objeto de prospección desde que en 1985 se iniciara el plan de desarrollo del sistema de distribución de gas natural. Estos trabajos se enmarcan dentro de los estudios necesarios para la realización de este tipo de obras de infraestructuras, ajustándose la presente actuación a los planteamientos que se vienen desarrollando por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Nuestra intervención ha tenido como finalidad, la realización de la prospección arqueológica superficial e intensiva del trazado del gasoducto, a su paso por las provincias de Córdoba, Sevilla y Málaga, con objeto de verificar sobre el terreno la posible afección sobre los yacimientos ya inventariados, así como documentar la existencia o no de nuevos yacimientos arqueológicos que pudieran verse afectados, directa o indirectamente, por dicho trazado. La documentación previa indicaba la presencia de yacimientos arqueológicos documentados e incluidos en Inventario que podían ser objeto de afección, sin perjuicio de que, dada la importancia que tuvieron estas zonas desde época prehistórica, existieran otros desconocidos hasta el momento. Para constatar la presencia de enclaves adicionales se ha realizado una prospección intensiva de la superficie, tanto de la traza en sí, como de una franja de protección a ambos lados del eje. El principal objetivo de nuestro trabajo contempla, no sólo la prospección del terreno como instrumento para la localización de los

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yacimientos arqueológicos existentes, y facilitar la documentación y protección de todos ellos permitiendo un mayor acercamiento a la realidad arqueológica, sino que propone la valoración de los yacimientos encontrados de acuerdo con unos grados de protección que surgen del estudio de cada uno de ellos. La prospección pretendía, como uno de sus objetivos fundamentales, acercarse a la realidad patrimonial arqueológica del espacio de afección del gasoducto, considerando las ubicaciones, densidades, características culturales y consecuente valor patrimonial de los yacimientos, a partir de la información proporcionada por los organismos competentes, así como de los resultados de la prospección llevada a cabo. Mediante la evaluación de dichas características se posibilita la articulación de un Plan de Medidas Correctoras y Protectoras tendentes, mediante la ejecución de un plan estructurado y secuencial de actuaciones, a evitar o minimizar la incidencia que la construcción del gasoducto pudiera causar sobre elementos patrimoniales singulares y la totalidad del Patrimonio Histórico y Arqueológico. El proceso de ejecución de un gasoducto puede dividirse a efectos de su incidencia en el Patrimonio Arqueológico en tres fases claramente diferenciadas: apertura de pista, excavación de la zanja y servicio y explotación. Dentro del proceso de construcción, las labores que a priori podrían causar daños sobre registros arqueológicos son las correspondientes a la apertura y desbroce de la pista de trabajo, así como la excavación de la zanja necesaria para la instalación de la tubería de conducción, ya que estas actividades requieren movimientos de tierra. II. GEOLOGÍA GENERAL

El trazado de la conducción se encuadra, desde el punto de vista geológico, en la Cordillera Bética, dentro de la cual se distinguen tres unidades principales como son la Zona Prebética, la Zona Súbbetica y la Zona Bética. Asimismo, estas unidades quedan agrupadas en dos grandes conjuntos: las Zonas Externas que corresponderían a la Prébetica y Súbbetica y las Zonas Internas correspondientes a la Zona Bética. Además de estas unidades, la Cordillera Bética comprende otros elementos estructurales más o menos autónomos con respecto a los anteriores que serían el Complejo del Campo de Gibraltar, la Depresión del Guadalquivir y las Depresiones Interiores. La conducción que nos ocupa discurre tanto por las Zonas Externas como por las Internas, afectando, concretamente, al Subbético medio y externo y a la Zona Bética. Dentro de las Zonas Internas y en la Zona Bética se suelen distinguir tres complejos diferentes: Complejo Nevado-Filábride, Complejo Alpujárride y Complejo Maláguide. De todos ellos, el único afectado por la conducción es el Complejo Maláguide que se encuentra bien representado en la parte occidental de la Zona Bética. Dentro de las Zonas Externas, la conducción afecta desde prácticamente el inicio de la Zona Súbbetica hasta algo pasada la localidad de Antequera.

El Surco Estructural Intrabético, es decir, la línea de contacto entre las unidades internas y externas de la Cordillera, se ve también afectado ya que el gasoducto discurre por la depresión o fosa de Antequera. Desde el punto de vista geotécnico, la conducción afecta a génesis lagunares y continentales principalmente y a litologías pertenecientes tanto al Terciario como al Cuaternario. III. METODOLOGÍA ARQUEOLÓGICA

Los trabajos sobre los recursos arqueológicos de la zona por la que discurría el trazado del gasoducto Puente Genil-Málaga se estructuraron en dos fases. En una primera, se realizaron los estudios preliminares al trabajo de campo consistentes en una búsqueda bibliográfica en la que, a partir de los datos más generales de la historia del territorio en estudio y mediante referencias bibliográficas y citas, se fuese recuperando e identificando toda la información necesaria previa que facilitara la posterior inspección sobre el terreno. Con objeto de determinar las posibles afecciones y/o restos arqueológicos de interés histórico en la zona de influencia del trazado del gasoducto, se revisaron los fondos bibliográficos del Museo Arqueológico Nacional y del Instituto de Patrimonio Andaluz, así como la documentación existente en las Delegaciones Provinciales y Departamentos Técnicos de los ayuntamientos afectados. A partir de las publicaciones monográficas, tanto sobre temas históricos como arqueológicos, publicaciones generales, etc., se procedió a la selección de las noticias referentes a los restos histórico-arqueológicos de los municipios afectados por esta obra. Como complemento a los trabajos previos a la prospección, se analizó la cartografía existente en los Planes de Ordenación Urbana y Normas Subsidiarias de los distintos municipios, con el fin de no pasar por alto zonas de respeto que circundan a yacimientos inventariados y que pudieran verse afectados por el trazado del gasoducto. Asimismo, se procedió al vaciado de todos los topónimos presentes en la cartografía que sugiriesen algún tipo de modificación antrópica del espacio y en función de la misma, pudiesen indicar la presencia de registros materiales de cualquier índole. Este estudio se ha realizado sobre los Planos del Servicio Geográfico del Ejército y del Instituto Geográfico Nacional a escala 1:50.000. Junto al estudio de la cartografía mencionada, se examinó la fotografía aérea, realizada sobre el trazado del gasoducto en el mes de agosto de 1998 a escalas 1:5000 y 1:20.000. Su estudio permite valorar aquellos puntos potencialmente aptos para la disposición de enclaves arqueológicos. Teniendo como base de trabajo los datos procedentes del Inventario Arqueológico de la Junta de Andalucía, se procedió a seleccionar la información que hace referencia al entorno que será modificado por la construcción del gasoducto. El planteamiento metodológico de la prospección del trazado del gasoducto Puente Genil-Málaga, responde al objetivo previo planteado de verificar la posible afección sobre los yacimientos ya inventariados, así como documentar la existencia o no de nuevos yacimientos a lo largo del mismo. Estos trabajos comenzaron una vez que la Consejería de Cultura a través de sus correspondientes Delegaciones concediera los permisos oportunos. El método de trabajo planteado, por considerar que se obtiene un registro más completo de los asentamientos en esta zona, ha sido la prospección intensiva de la superficie del terreno afectado por las obras. Ésta se ha llevado a cabo mediante la inspección directa y exhaustiva por prospectores colocados a una distancia media entre ellos de 10-15 metros hasta abarcar una banda de 50 metros de ancho, a lo largo de los 119.426 kilómetros de longitud que presentaba el gasoducto.

La intensidad de la prospección, es decir “la cantidad de esfuerzo dedicado a la inspección del área de estudio o el grado de detalle con el que se analiza la superficie” (Ruiz y Fernández, 1993:90), consideramos resulta óptima para la consecución del objetivo propuesto. Su recorrido estaba marcado, tanto en los planos como en el terreno, mediante la colocación de un estaquillaje repartido en vértices y localizados éstos a distancias variables según la topografía de la zona. A lo largo de la prospección arqueológica se ha realizado una toma de datos y se ha documentado fotográficamente el recorrido. Con esta metodología toda la traza quedaría perfectamente controlada documentándose la práctica totalidad de los vestigios que pudieran existir en la superficie. Lógicamente, los resultados no pueden alcanzar el 100% ya que existen causas que pueden enmascarar la presencia de restos arqueológicos en superficie. No obstante, consideramos que la distancia entre prospectores planteada y en general la metodología aplicada nos acerca a la realidad arqueológica del trazado reflejando todos aquellos enclaves de una mínima entidad. IV. RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN

La prospección arqueológica efectuada de acuerdo con la metodología planteada, ha permitido clarificar la situación arqueológica del recorrido objeto de estudio, confirmando la importancia arqueológica que a priori habíamos considerado cuando al valorar el área especulábamos a la vista de los buenos indicadores geográficos y socioeconómicos de la zona. Los datos previamente recopilados ponían de manifiesto lo apto del territorio para el asentamiento de grupos humanos, tanto prehistóricos como históricos, observándose una continuidad en algunos de los puntos, como es el caso de la Depresión de Antequera y la Depresión del río Guadalhorce. La prospección realizada ha resultado satisfactoria ya que se ha podido catalogar un total de 12 enclaves inéditos que junto con los 13 ya catalogados en Inventario hacen un total de 25 enclaves. La localización de enclaves mediante prospección supone porcentualmente un 48% sobre el total, lo que demuestra un alto índice de acierto en el trabajo de campo planteado. De todos los lugares reconocidos, tres casos han recibido la consideración de material disperso, ya que son escasos los elementos de cultura material localizados en la zona donde se asientan estos puntos. Asimismo, se ha denominado como hallazgo aislado a dos enclaves ya que únicamente han proporcionado un fragmento de cultura material. Los restantes han aportado gran número de piezas así como restos significativos, es decir, los datos suficientes como para poder definirlos como yacimientos. Debemos indicar, además, que a lo largo del trazado del gasoducto se ha podido constatar la presencia de restos cerámicos que no han sido considerados, tanto por su cronología contemporánea, como por su proximidad a núcleos urbanos. Cronológicamente los yacimientos presentan una variedad ocupacional. Del total de 14 atribuciones culturales, 7 casos se corresponden con Romano (50%), 1 con Medieval (7,14%), 3 Modernos (21,42%) y 3 Indeterminados (21,42%). La prospección ha permitido constatar restos atribuibles a un marco cronológico que va desde el siglo II d. C. hasta la edad Moderna Contemporánea. Hay que tener en cuenta que hemos considerado cada atribución de manera individual, aunque en algún caso se localiza en el mismo yacimiento. El momento de ocupación con mayor representación es el correspondiente al mundo Romano. Las zonas en las que se localizan los restos se encuentran en media y baja ladera de lomas y cerros (Lám. I), a excepción de los yacimientos El Truco y Arroyo de Santillán II que se asientan en llano. (Láms. II y III) Todos ellos

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hay que destacar la abundancia de estos restos en los yacimientos de Dehesa del Rincón (Jurisdicción de Estepa), El Truco (La Roda de Andalucía) (Lám.VI) y Arroyo de Santillán II (Humilladero), lo que indicaría la importancia de estos asentamientos.

LAM. I. Vista del yacimiento Dehesa del Rincón (Jurisdición de Estepa).

LAM. IV. Materiales recogidos en el yacimiento Dehesa del Rincón.

LAM. II. Vista del yacimiento El Truco (La Roda de Andalucía).

LAM. V. Materiales recogidos en el yacimiento Arroyo de Santillán II.

LAM. III. Vista del yacimiento Arroyo de Santillán II (Humilladero).

poseen un amplio control visual de todo el entorno, resultando unas zonas propicias para el asentamiento humano dada la proximidad de estos enclaves a zonas de vegas de ríos y arroyos que proporcionan recursos hídricos para el desarrollo de actividades de carácter agrícola y ganadero. Los yacimientos pertenecientes a época romana han proporcionado abundante material cerámico formado por T.S.H. y Gálica, cerámica común a torno y a molde, así como material constructivo formado por tégulas, ladrillos, etc…(Láms. IV y V). Aunque no se ha detectado la presencia de estructuras visibles en superficie, 256

LAM. VI. Fragmento de mármol con decoración procedente del yacimiento El Truco.

Cronológicamente, los materiales recogidos en estos yacimientos irían desde los siglos II y III d.C., presentes en la Dehesa del Rincón, El Truco, Vega Baja, Singilia Barba, Gandigüela, hasta época tardía, siglos IV-V d.C. como en Arroyo de Santillán II, evidenciando un fuerte arraigo del mundo romano en este territorio. Esta idea está avalada por la existencia de numerosos asentamientos de época romana documentados a través, tanto de prospecciones sistemáticas llevadas a cabo en época reciente (El Ingeniero I, La Salada Vieja, Salada la Nueva, Villa romana de la Roda de Andalucía, Casilla del Legionario, Santillán), como de las excavaciones en yacimientos de gran interés científico (Santa Bárbara, Las Huertas, Cortijo de Santillán, y Singilia Barba). Asimismo disponemos de dos enclaves, el Cortijo del Empujón y Los Álamos II, en los que se ha recogido cerámica común de época romana, que al no ir acompañada de otros elementos cerámicos (sigillatas) no ha permitido establecer su adscripción cronológica. La tipología que apreciamos se circunscribe a piezas relacionadas con el uso al que están dedicadas. Así encontramos ollas, recipientes de almacenamiento, jarras, cuencos, platos, dolia, todos ellos utilizados, bien al almacenamiento de líquidos o alimentos o a su utilización en la cocina. El período Altomedieval árabe está documentado en el enclave denominado Cortijo del Empujón, estando el grupo de cerámicas representado por fragmentos de loza de barro cocido y esmaltado posteriormente mediante un vidriado en ambas superficies, destacando los colores verdosos y marrones-melados. Los restos materiales adscribibles a Época Moderna se aprecian en el yacimiento de Las Monjas y en dos enclaves que dada la escasez de restos se han catalogado como Material Disperso. El grupo de cerámicas más numeroso se corresponde con fragmentos de loza de barro cocido y esmaltado posteriormente mediante un vidriado estannífero que hace impermeable las piezas gracias a la capa blanca que ocupa por completo su base de arcilla. Sobre este vidriado suele aplicarse una decoración pictórica de óxidos metálicos vitrificantes. Se elaborarían a torno y posteriormente se sumergirían en una mezcla integrada por sulfuros de estaño y plomo, y arena u otro fundente. El estaño aporta el recubrimiento blanco que oculta completamente el barro. Tras esto se procedía a la aplicación de la decoración pictórica realizada con óxidos disueltos en agua. Los de hierro aportaban tonalidades ocres y/o anaranjadas; los de antimonio amarillas; los de cobalto azules; los de cobre verdes y los de manganeso tonos negruzcos. Las piezas localizadas de este tipo son fundamentalmente platos, aunque también se aprecian algunos fragmentos de recipientes para el almacenamiento y de alcadafes. Estos últimos representan una forma bien documentada como receptáculo para lavar la vajilla o para el aseo personal que se extiende desde época medieval hasta el mundo contemporáneo. Como ya se indicó en el apartado relativo a los objetivos y criterios de protección es necesario contar con un baremo que establezca unos niveles de protección en cada uno de los enclaves localizados con el fin de poder aportar una actuación que proteja los yacimientos convenientemente. Las medidas protectoras aplicadas sobre el conjunto de registros arqueológicos localizados sobre el trazado que se evalúa, deben entenderse como actuaciones balanceadas en lo técnico y en lo económico que han permitido, ante la presencia de un problema concreto, en este caso, la clara necesidad social y económica de realizar la obra proyectada frente a la presencia de elementos de interés histórico-patrimonial localizados sobre la zona del trazado, desarrollar acciones viables tendentes a su reconocimiento y salvamento o eventual conservación. Reconocidas en detalle la composición y características del registro arqueológico localizado, se procedió a la evaluación y elabora-

ción de un plan específico y particular de medidas protectoras que permitiera, bien la definición de un cambio de trazado para proteger el yacimiento, bien la articulación de un conjunto de actuaciones que posibilitara tanto su documentación como el salvamento de estructuras y materiales de interés arqueológico. El conjunto de medidas a adoptar para los registros arqueológicos se estructuró en las siguientes categorías: 1. ALTERACIÓN DEL TRAZADO: creación de variantes con objeto de evitar la afección directa sobre los espacios de interés arqueológico. Por ello se realizaron variantes sobre el trazado original en los yacimientos Dehesa del Rincón (Jurisdicción de Estepa), Las Monjas (Herrera), Cortijo del Empujón y El Puntal (Estepa) y El Truco, (La Roda de Andalucía), todos ellos en la provincia de Sevilla y en los yacimientos Arroyo de Santillán, (Humilladero), Vega Baja, Cortijo de los Pontones, Ciudad Romana de Singilia Barba, Gandigüela y Los Álamos II (Antequera) y la Villa romana de Manguarra y San José (Cártama), en la provincia de Málaga. 2. SONDEOS ARQUEOLÓGICOS: realización de una serie de catas excavadas por medios mecánicos con control manual, con objeto documentar estratigráficamente los restos que pudiera haber en el subsuelo Debido a la dificultad de corregir el trazado, se llevaron a cabo sondeos en la zona de influencia de la Ciudad Romana de Singilia Barba (Antequera) y en los yacimientos arqueológicos inventariados de Cortijo Guerrero, Zona Norte Soto Moro y Valbuena (Cártama) 3. VIGILANCIA: control arqueológico, realizado por un técnico competente que abarque el conjunto de movimientos de tierra necesarios para la instalación de la tubería, así como el desbroce de la pista y la apertura de la zanja. En este apartado se incluyen los yacimientos inventariados de Leiva y Camino de la Molinilla, (Humilladero), el Rozalejo y Cerro Camello (Valle de Abdalajís), los enclaves catalogados como material disperso, así como los hallazgos aislados. No obstante, y dentro de este plan de medidas protectoras, se recomendó un seguimiento de todo el proceso de construcción del gasoducto con el fin de completar el estudio técnico, ya que una prospección visual como la realizada, presenta unas limitaciones que hacen el registro arqueológico no sea completo, y por consiguiente los datos no sean definitivos. V. CONSIDERACIONES FINALES

La prospección efectuada en el trazado del gasoducto Puente Genil-Málaga a su paso por las provincias de Córdoba, Sevilla y Málaga, ha supuesto un considerable aumento en la información arqueológica sobre las tres provincias afectadas. Los datos previos con los que contábamos indicaban la importancia de este área, aspecto que se ha visto corroborado con nuestra intervención. Si bien este aumento en la investigación científica resulta importante, no lo es menos la posibilidad que se abre tras la prospección sobre la protección de los yacimientos localizados, que de otro modo quedarían completamente enmascarados y/o destruidos totalmente por el proceso de las obras. En este sentido debemos hacer mención a los diversos índices de protección aplicados que posibilitaron plantear posteriores actuaciones puntuales en aquellos enclaves que se verían gravemente alterados por el trazado. Consideramos, por tanto, imprescindible en planteamiento de este tipo de intervenciones en aquellas obras de infraestructuras que, por sus propias características, conllevan una alteración o una completa destrucción en ocasiones de los yacimientos, ya que posibilitan actuaciones mediante las que se genera una información que de otro modo quedaría perdida.

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EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN PLAZA DE SANTA ISABEL LA REAL (GRANADA). INFORME PRELIMINAR. MANUEL LÓPEZ LÓPEZ. JOSÉ MANUEL PEÑA RODRÍGUEZ. MªLUISA GÁMEZ-LEYVA HERNÁNDEZ JOSE ANTONIO RIQUELME CANTAL.

Resumen: En este artículo se exponen los resultados arqueológicos obtenidos de los sondeos estratigráficos realizados en Santa Isabel la Real, Albaicín (Granada, España) así como la secuencia diacrónica del área excavada y de las estructuras documentadas. En general, los resultados indican que este área de la ciudad estuvo ocupada ininterrumpidamente desde el siglo IV a.C. hasta la actualidad. Palabras clave: Arqueología urbana, Ciudad de Granada, Prehistoria Reciente, Hábitat. Abstract: In this article we present the obtained archaeological results of the twelve archaeologycal soundings obtanined in Santa Isabel the Real, Albaicín (Granada, Spain) and the sequence diacronica of this area and describe the different structures found. In general, the results indicate that this area of the city was occupied uninterruptedly from the century IV a.C. until the present time. Key words: Spacial urban Archaeology, City of Granada, Recent Prehistory, Habitat.

INTRODUCCIÓN.

La excavación se plantea como paso previo para la construcción de un aparcamiento subterráneo en la Plaza de Santa Isabel la Real. Este aparcamiento trata de aliviar tanto las necesidades vecinales como de ordenar la accesibilidad de la demanda turística del Albaicín. Esta intervención es una de las múltiples aprobadas por la Comisión Europea en el marco del Proyecto Piloto Urbano que gestiona la Fundación Patrimonio del Albaicín. Junto a esta actuación está asimismo previsto que se ubique la muestra arqueológica que pueda resultar de las excavaciones que se realizan. La originalidad de este programa, cofinanciado por la Unión Europea, reside en compatibilizar acciones de naturalezas muy distintas y habitualmente contradictorias: la dotación de infraestructuras de estacionamiento y el afloramiento y puesta en valor del patrimonio arqueológico como punto de atracción turística. La confluencia de ambas intervenciones y su compatibilización pueden crear un precedente muy importante en la definición y puesta en marcha de inversiones, de indudable interés público, de las distintas Administraciones competentes. La Fundación Patrimonio Albaicín, organismo gestor del proyecto, está integrada por varios organismos como el Ministerio de Educación y Cultura, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la Excma. Diputación Provincial de Granada, el Excmo. Ayuntamiento, la Universidad de Granada y la Junta Municipal de Distrito del Albaicín. PERSONAL.

El equipo de trabajo multidisciplinar ha estado integrado por 18 personas, 15 de ellas a pie de obra. La Dirección Facultativa ha sido realizada por Manuel López López, Doctor en Geografía e Historia y arqueólogo. Los técnicos arqueólogos integrantes del

equipo han sido José Manuel Peña Rodríguez y Mª Luisa GámezLeyva Hernández. Los 12 obreros especializados han sido contratados por la empresa Enrique López González S.L., concesionaria de tales obras. El Arquitecto Técnico responsable en materia de Seguridad y Salud en el Trabajo ha sido Manuel Martín Herrero, Colegiado nº 1.370. Aun cuando en la actualidad se presentan los datos preliminares, hay otros profesionales implicados en labores de estudio y análisis de restos faunísticos y de reconstrucción medioambiental. El estudio completo será presentado en la correspondiente Memoria de excavación. RESULTADOS.

Los sondeos arqueológicos se iniciaron el día 29 de Junio y han finalizado el 11 de diciembre de 1998. Los sondeos se han adaptado a los espacios libres o no ocupados por los árboles del parque y en clara correspondencia con los sondeos geológicos previos realizados en el solar (Figura 1). Asimismo, el vallado de la Plaza no es completo sino que se ha dejado un pasillo peatonal perimetral de 4 metros dentro de la zona ajardinada, por lo que los ejes y ubicación de los sondeos se ha visto ligeramente modificada respecto de su emplazamiento original. A continuación se describen los resultados de los sondeos. SONDEO 1. ÁREA 23-23-82.

El sondeo 1 tiene unas dimensiones de 6 x 4 mts. Está ubicado en el Área 23-23-82, siguiendo las coordenadas de proyección UTM, y su emplazamiento se corresponde con la esquina SE de la Plaza (Figura 1). La secuencia estratigráfica general presenta una primera capa superficial compuesta por arena y arcillas blanquecinas formando parte del pavimento del parque actual, asentado sobre cascajo (ladrillos, tejas, piedras y algún material cerámico). A partir de los -1,20 m., variable según la zona, se documenta un relleno de época moderna (siglos XVI-XIX) compuesto fundamentalmente por ladrillos, tejas y abundante material cerámico, entramado con tierra limo - arenosa, de color gris, y vinculado con las fases constructivas del Convento, puesto que son vertidos o restos desechados (ecofactos). De los mismos siglos queda en el perfil oeste una pequeña parte de muro de ladrillos, con una longitud de 2 m. y dos hiladas de altura. Contemporáneo a este y articulado perpendicularmente se dispone un muro de piedras rodadas de río, de tamaño mediano, en la esquina sudoeste del corte. Ambos muros están cimentados sobre una pequeña capa de tierra blanquecina. Un tercer nivel a destacar, en el perfil oeste a partir de los 750 m.s.n.m. (-2,10 m. del nivel del suelo actual); dicho nivel está formado por la destrucción de una vivienda del siglo XII. Los restos conservados de la vivienda se localizan a -3,10 m. Los muros presentan 90 cm. máxima de altura conservada y 70 cm. de anchura. Los restos materiales asociados con esta destrucción de la edificación presentan una evidencia clara de datación de época almohade. Los dos muros están articulados y forman ángulo y están realiza259

FIG. 1. Planteamiento de Áreas y sondeos.

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dos con mortero de tapial (rico en cal y arena) y mampuestos. El muro oriental (registrado en el perfil Norte), se orienta en sentido N-S, en tanto que el muro occidental (registrado en el perfil Oeste) se orienta en sentido W-E. Estos muros están superpuestos sobre una estructura muraria de tabiya, de idéntica factura y orientación que el superior (Figura 2). Presenta una altura máxima conservada de 76 cm. y una anchura de 70 cm. Se trata de una construcción típica de la primera época musulmana, que emplea el refuerzo en las esquinas de lajas escuadradas de piedra arenisca. La parte interna de los muros esta enlucida con un estucado de color rojizo (posiblemente de óxido férrico). El muro descansa sobre una zarpa de cimentación formada por dos hiladas de cantos de río. Los materiales cerámicos asociados indican que la datación de esta estructura cabría situarla dentro del siglo XI, coincidente con el período zirí. A una profundidad de 746,09 m.s.n.m., en este mismo sector, aflora un suelo de tierra arcillosa muy colmatada y con abundante material de época ibérica (siglos V-IV a.C.). La abundancia del material, además de la posición, distribución, profundidad y su asociación con un muro de mampostería ligada con arcilla de tonalidad rojiza, de 70 cm. de altura conservada, nos permite hablar sin ningún género de dudas de la existencia de una pequeña vivienda del periodo ibérico pleno, de la que solo podemos observar un pequeño sector excavado (Lám. I). El suelo de la habitación está realizado con arcilla y limos compactados (Figura 2). A esta cota de profundidad (-5,50 m.) se detecta el nivel estéril y el sondeo se da por finalizado.

LÁM. I. Corte 1. Vista en detalle de la vivienda ibérica.

SONDEO 2. ÁREA 23-23-73

Las dimensiones de este sondeo son de 4 x 6 m con un eje direccional en sentido N/SE, al tener que adaptarse al espacio libre entre el arbolado existente (Figura 1). El nivel de relleno y cascajo actual, alcanza una cota máxima de profundidad de 1,20 m bastante regularizado en todo el sondeo. Bajo estos rellenos se localizan los niveles relacionados con la huerta conventual, alcanzando una cota máxima de profundidad de 1 m, y sellando los estratos de época medieval. Las primeras estructuras murarias excavadas corresponden a los niveles nazaríes, relacionadas con una estratigrafía de 1,20 m de máxima potencia. Se trata de dos pilares (E1 y E2) con aparejo de ladrillo localizados junto al perfil N siguiendo un eje direccional en sentido Oeste/Este (lám.II). La proximidad del perfil Oeste, nos impide localizar un posible tercer pilar. Estos pilares poseen 70 cm de ancho x 50 cm de fondo y 70 cm de altura conservada. La separación entre uno y otro es de 2,30 m y se encuentran conectados por un relleno de tapial y material constructivo, principalmente fragmentos de mortero de cal y canto, procedentes del desmonte de estructuras de fases anteriores (E3). En clara relación con estas estructuras y con el mismo eje direccional, se encuentra junto al perfil S un muro mixto (E4) que alterna hiladas con aparejo de ladrillo, piedras de arenisca y pequeños cantos de río, combinando las hiladas de forma bastante irregular. Este muro posee una altura conservada de 60 cm y una longitud no concretada al adentrarse en los perfiles Este y Oeste, no obstante delimita una estancia respecto a los pilares anteriormente mencionados de 3 m de ancho. A nivel funcional, consideramos que estas estructuras delimitan un espacio abierto o patio interior de casa, cuyo acceso se realizaría a través de los espacios libres entre pilares. Bajo este complejo estructural, destaca la presencia de una conducción de atanores (E5) con cubierta de tejas. Posee una suave pendiente con un eje direccional en sentido Nordeste -Suroeste, introduciéndose bajo el muro del perfil Sur (E4). A su vez, esta conducción de atanores, secciona en su parte media una atarjea con el mismo eje direccional y realizada con cal

LÁM. II. Corte 2. Vista en detalle de los atanores.

grasa y arena (E6). Posee 17 cm. de profundidad y 20 cm. de ancho en su canal interior y 60 cm. de ancho x otros 60 cm. de profundidad, en sus dimensiones externas. El pilar de ladrillos (E2), apoya directamente sobre la cubierta de ladrillo de esta atarjea respetándola, por lo que consideramos que ésta sigue en funcionamiento con el complejo estructural durante algún tiempo, en una fase inicial de época nazarí. La buena factura y criterio constructivo de impermeabilidad, nos hace relacionar esta acequia con la evacuación y drenaje de aguas residuales. Una fase anterior, adscrita en torno a los siglos XII-XIII, está documentada por la presencia de un gran muro realizado a cal y canto con un eje Norte/Sur (E7). Posee unos 70 cm de ancho x 120 de altura conservada. Se encuentra seccionado en su extremo N por la zarpa de cimentación con tapial (E3), y en su extremo S por el trazado de la atarjea descrita (E6). Este muro asienta sobre una hilada de grandes piedras a modo de zarpa de cimentación en clara relación estratigráfica con una tierra gris oscura compactada. Asociado a este muro, destacamos la presencia de una conducción de grandes atanores, vidriados tanto interna como externamente (E8) (lám. 2). Estos siguen el eje N/S y tienen unas dimensiones de 15 cm de ancho y 42 de longitud, con estrechamiento en la embocadura para su acoplamiento. El hecho del vidriado en toda su superficie, nos relaciona funcionalmente con la conducción de aguas para consumo, reforzado por la presencia de limos muy finos en su interior. La siguiente fase, en torno al siglo XI, está documentada por un gran muro de cal grasa y arena en alternancia con pilares de grandes losas de piedra arenisca (E9). Tal sistema constructivo se documentó en el sondeo 1 a pocos metros de éste. El muro sigue un eje

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FIG. 2. Planta general del corte 1.

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direccional en sentido E/O, con un alzado de 160 cm conservados, ya que se encuentra desmontado en su parte alta por la conducción de atanores vidriada, y en su extremo E, por el trazado del muro E7. La base de este muro la constituye una zarpa de cimentación realizada con grandes y medianas piedras que asientan sobre la roca madre. La fase de época romana, está documentada por la existencia de un muro de piedras bastante pobre de factura con mortero de tierra (E10). Sigue un trazado N/S y posee la particularidad de tener una piedra de grandes dimensiones un tanto circular en su extremo N, calzada con otras piedras de menor tamaño. Esta se interpreta como la base de un pilar desmontado posteriormente en época Medieval. En contexto de desmonte y relleno, localizamos el fragmento de una basa de columna, realizada en piedra caliza gris de Sierra Elvira, que seguramente fue reutilizada en este momento ya que la buena factura de esta, no corresponde con la pobreza del sistema constructivo empleado para esta fase. Este muro tiene 50 cm de ancho x 60 de potencia, y se asocia a nivel estratigráfico con una tierra marrón grisácea con abundantes carbones, materiales constructivos, gravas y arenas, así como diversos elementos cerámicos como sigillatas hispánicas bastante tardías, que podrían situar el momento cronológico en torno a los siglos IV-V d.c. Entre los materiales, destaca un fragmento de cerámica gris con estampillado (sigillata paleocristiana gris), cuyas correspondencias con otros yacimientos, nos hace llevar la cronología hasta el siglo V- VI. La presencia de materiales anteriores, como algún fragmento de sigillata marmorata, así como algunos fragmentos de sigillata itálica, nos hace relacionarlos con contextos de arrastre. Por último, excavamos una capa de tierra rojiza muy arcillosa, con limos gravas y arenas muy compactadas que preceden al terreno base. Estratigráficamente, se relacionaría con el período de ocupación ibérica documentada en otros sondeos, pero en este caso, no hemos podido documentar estructuras asociadas, considerando que esta zona se encuentra bastante arrasada por procesos fluviales, erosivos y antrópicos, ya que topográficamente el terreno natural posee una pendiente en sentido E/O y una caída en sentido N/S. SONDEO 3. ÁREA 23-23-60.

El sondeo se ubica en paralelo a la calle meridional que bordea la plaza, en el interior de una de las jardineras. Sus dimensiones son de 5 x 7 mts (Figura 1). El corte presenta, bajo una capa de tierra vegetal de apenas 40 cm. de potencia (UEN1), dos unidades sedimentarias constituidas por rellenos y cascajo propio de la nivelación del parque (UEN2 y 3). Este alcanza 1,30 m. de espesor. En el perfil norte se localiza, por su ubicación tangencial al trazado del corte, uno de los pozos de cimentación realizados durante la década de los años 70 (E1). El estrato vinculado al convento alcanza aquí 1 m.(UEN 5) y se superpone de forma generalizada. En la cota 749,52 se localiza un estrato de tierra parda con un gran contenido en restos cerámicos fragmentados y abundantes ecofactos (UEN8). Se trata de un vertedero con materiales que cabrían datarse, por otros paralelos peninsulares, en torno a mediados del siglo XIV. Por la amplitud tipológica y la cantidad registrada cabe situarlo como el depósito material de época nazarí mas homogéneo conocido de esta época musulmana hasta el presente. Desde el punto de vista estructural, entre las cotas de 749,10 y 748,49 se localizan restos murarios de dos viviendas, separadas entre si por una calle que discurre en sentido N-S (lám. III). La vivienda A parece mostrar tres estancias ordenadas en derredor del pasillo o corredor de acceso. Por la renta de habices (1) conocemos la estructura de la vivienda musulmana por lo que, estable-

LÁM. III. Corte 3. Vista en planta de la vivienda musulmana.

ciendo un paralelismo con ésta, cabría situar sendas habitaciones a ambos lados del corredor (E4 y E5), el cual accedería directamente al patio central. Los muros presentan 50 cm. aproximadamente de grosor y aprovechan ladrillos fragmentados y cantos de río o de piedra arenisca ligados con mortero de tierra. De la vivienda B, occidental, solo se observa un muro orientado N-S, de 50 cm. de espesor, realizado con cajas de mortero de tapial entre machones (E2). Por los restos cerámicos cabe datarlas en torno al siglo XII, si bien en época nazarí temprana fueron demolidas. Sobre la cota de 748,36 el corte de detiene por la imposibilidad física para continuar la excavación sin desmontar algunas de las estructuras. SONDEO 4. ÁREA 23-23-42.

El sondeo 4 se encuentra incluido dentro del área 23/23/42, ajustándose su trazado a los ejes de las coordenadas UTM. Sus dimensiones son de 4 x 7 m., y su planteamiento se articula en función del espacio libre disponible entre la zona de arboleda en esta área interna del parque (Figura 1). Los trabajos de excavación han alcanzado una potencia máxima estratigráfica de 7,5 m. de profundidad, hasta detectar el terreno base (estéril arqueológicamente) (Figura 3). Para conseguir esta profundidad ha sido necesario la entibación paulatina del sondeo, así como la subdivisión del mismo en sectores y subsectores que ejercieran de un lado la labor de tirantas a modo de contrafuertes, y de otro, aportaran una lectura interpretativa coherente de las distintas fases culturales y estratigráficas. El primer nivel documentado se corresponde con varios estratos superpuestos de colmatación, realizados para la nivelación del parque actual, a base de cascajo y material constructivo diverso (adoquines, tejas, fragmentos de hormigón, grandes piedras etc.). Su potencia oscila entre 1,5 m. y 2,5 m. de profundidad en la mitad del sondeo. La escasa estabilidad del estrato obligó a la entibación, una vez rebajada esta zona. Un segundo nivel, se correspondería con un estrato de tierra gris muy limosa con algunas partículas de cal y algunos fragmentos cerámicos y escasos materiales constructivos. El estrato en cuestión, posee una potencia máxima de 2 m. y 1.5 m. junto al perfil Norte. La ausencia de estructuras asociadas a este nivel, así como las características de la tierra con abundantes limos, configuran un paquete de deposición y colmatación continua a lo largo de numerosos años. Cronológicamente, este nivel se correspondería con una zona de huerta adyacente al convento de Santa Isabel la Real, cuyo funcionamiento comenzaría en el siglo XVI, y perduraría a lo

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FIG. 3. Sección estratigráfica oeste del corte 4.

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largo de los siglos XVII, XVIII y XIX, como así lo atestigua el material cerámico asociado. Un tercer nivel se correspondería con una serie de unidades estructurales asociadas a una sala de grandes dimensiones con un pavimento cerámico (lám. V). Los muros de este nivel de habitación, localizados a -2,70 m., tienen 1.20 m. de altura máxima conservada visible en los perfiles Norte y Oeste, realizados con aparejo de ladrillo alternando con hiladas de piedra arenisca de buena factura. Estos muros se encontrarían a su vez enlucidos con mortero fino de cal grasa, conservado junto al muro del perfil Norte. Los perfiles y la planta de estas estructuras indican que se tratan de dos posibles pilares, separados entre sí por una distancia de 4 m., conectados por una tabicación de ladrillos con relleno de tapial hacia el interior, observable en el perfil N, y que fue desmontada posteriormente para la colmatación y funcionamiento de la huerta. Estos muros poseen una cimentación realizada con dos hiladas de lajas escuadradas de piedra arenisca dispuestas horizontalmente. Bajo este nivel se desarrolla un muro, formado por mampuestos ligados con tierra, orientado N-S, de 1 m. aprox. de altura conservada y 60 cm. de anchura. Descansa sobre varias hiladas ataludadas de cantos de río a modo de zarpa de cimentación (lám. IV). Por su asociación con un material cerámico específico cabe datarlo como del siglo X, de época califal. Este material cerámico es destacable por cuanto representa un lote amplio de vasijas decoradas con motivos de verde-manganeso, aunque de factura deficiente. El muro califal está protegido con grandes cantos que muestran una alineación orientada en sentido NE-SW. Por su factura intencionada de protección del citado muro, así como por las arenas y limos detectados, consideramos que pueda tratarse de un muro de encauzamiento de la margen izquierda de una pequeña rambla. Este cauce, previsiblemente de funcionalidad estacional, fue colmatado con los restos constructivos del desmonte de la vivienda califal. A -7,15 se localiza un muro de mampuestos ligados con tierra arcillosa, orientado W-E y de dos hiladas de altura conservadas. Por el material cerámico y la disposición se trata de una vivienda de época ibérica plena (siglos V-IV a-C.). Este muro se eleva a 35 cm. del pavimento de la vivienda de época ibérica, realizado con pequeños cantos de río y fragmentos de piedra caliza. A esta cota de -7,50 mts., detectado ya el nivel estéril, se detuvo el sondeo.

LÁM. IV. Corte 4. Vista general sobre el muro califal.

SONDEO 5. ÁREA 23-23-40.

Se ubica en la esquina SW de la Plaza, con unas dimensiones de 5,30 x 3,50 m. (Figura 1). Presenta unos 70 cm. de relleno con desechos de material de construcción, ocasionado durante el ajardinamiento de la Plaza. Entre -0,70 m. y -3,10 m. se localizan varios estratos superpuestos que cabe datarlos entre el siglo XVI y el siglo XIX. Estos están asociados con los períodos constructivos del Convento de Santa Isabel la Real y con el uso de este espacio actual de plaza como huertas vinculadas a la explotación del mismo. De este modo, en los estratos inferiores se registran abundantes fragmentos de tégulas que cabría poner en relación con las obras iniciales de construcción del Convento y de las dependencias anexas. A 748,18 m.s.n.m. existen varias estructuras murarias antiguas desmontadas a principios del siglo XVI, puesto que se desmontaron para rehacer un suelo de baldosas cerámicas de 30 x 30 cm. sin mortero de preparación. La dependencia o estancia aquí definida debió formar parte del Convento en su época inicial aunque con posterioridad debió inutilizarse dada la precariedad del sistema constructivo empleado y de las alteraciones del mismo pavimento

LÁM. V. Corte 4. Vista en detalle del pavimento de baldosas cerámicas.

ocasionadas y registradas en los estratos inmediatamente superpuestos. Bajo el pavimento del período cristiano se documentan dos muros articulados perpendicularmente. El muro septentrional, orientado W-E, de 60 cm. de anchura, está construido con pilares de ladrillo (27,5 x 14 x 4 cm.) y paños de tapial de tierra y mampuestos. El pilar documentado presenta 10 hiladas de altura conservada, de 70,5 cm de anchura y 75 cm. de altura. El muro meridional, orientado N-S, presenta una anchura de 46 cm. y está rea-

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lizado con mortero de tapial rico en cal grasa y arena y mampuestos. Bajo estas estructuras murarias se localizan dos muros de mampuestos ligados con tierra y articulados formando ángulo. El material cerámico asociado cabe datarlo en torno al siglo XI. Junto a uno de los muros anteriormente descritos se alinea otro, realizado con mampuestos ligados con tierra, orientado W-E, de varias hiladas de altura conservada y con revestimiento de mortero estucado, de tonalidad rojiza. Los materiales asociados presentan una identificación clara de época califal (candiles con verdugones, fragmentos de ataifores vidriados en verde-manganeso, etc.). A 745,45 m.s.n.m. se localiza un muro orientado N-S de 60 cm. de anchura y realizado con ladrillos y mortero de cal grasa, posiblemente de época romana. Presenta 30 cm. de altura máxima conservada. Se asocia con un suelo de tierra limosa de tonalidad grisácea, muy compactado. A esta profundidad (-6,75 m.), el sondeo se ha detenido al cerrarse físicamente el espacio para continuar documentando la secuencia diacrónica. SONDEO 6. ÁREA 23-23-54 .

Se ubica en el interior de una de las jardineras del parque y sus bordes son coincidentes con el trazado de ésta (Figura 1). Desde el borde y hasta la cota de 751,80 se desarrolla la secuencia ya documentada en la Plaza. De este modo, a las unidades sedimentarias propias del parque (cubierta vegetal y arcilla) le suceden las unidades compuestas por el relleno con materiales de derribo, ocasionado por el ajardinamiento, y el nivel conventual. Entre 751,80 y 750,85, con una profundidad variable, se registran restos murarios de una vivienda nazarí. Los restos arquitectónicos están determinados por restos de una zapata de cimentación de un pilar o columna y un muro, realizado con tierra, cantos de río y fragmentos de ladrillo, de 80 cm de grosor, orientado Este-Oeste. Bajo la cota de 751,60 se localiza, junto al perfil Oeste un pozo ciego con una conducción de atanores que parece verter en su interior. En una cota mas inferior, entre 751,54 y 750,40 se registran dos salas pertenecientes una vivienda almorávide. La vivienda, pese a que no se ha podido excavar en extensión muestra dos estancias siguiendo un eje Este-Oeste, diferenciadas en altura y enlazadas mediante dos peldaños. En el acceso entre ambas estancias se distinguen las jambas, formadas por varias piedras areniscas agrupadas, sentadas de canto y verticales. El umbral también está resaltado pues se realiza con dos hiladas de ladrillos planos. Este hecho pudiera indicar que fuera el soporte para la colocación de algún tipo de arco decorativo realizado en yeso o escayola, hecho común documentado en otras casas de época musulmana (p. e. en la casa árabe del Convento de Santa Paula, Granada). Los muros están realizados con tabiya y muestran un grosor de 52 cm. En ambas estancias de la vivienda, el pavimento está realizado con lajas rectangulares (estancia A) o escuadradas (estancia B u oriental) de piedra arenisca. CORTE 7. ÁREA 23-23-74.

Se localiza en paralelo a la calle Pilar Seco. Sus dimensiones son de 5,90 m. (lado Norte), 7 m (lado Sur) y 5,10 m. de anchura (Figura 1). Las primeras estructuras que se documentan, bajo los niveles de relleno de la plaza son las cimentaciones y atarjeas de una casa que, por el tipo de aparejo constructivo empleado, parece poder datarse como correspondiente al siglo XVII. Los restos se localizan en la zona oriental y septentrional del corte.

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En la cota 751,50 se localizan restos faunísticos de un herbívoro de gran tamaño que parecen corresponder a un équido. Sus restos se entremezclan con restos fragmentados de material constructivo. En época nazarí existe una densidad en el poblamiento pues el espacio es aprovechado para la construcción de varias viviendas casi adosadas. Así en la cota 751,70 se registra un muro, orientado Este-Oeste, compuesto por tierra, piedras y mortero de cal de poca consistencia. Presenta 45 cm. de potencia. Está muy deteriorado por el peso de los estratos superiores y por la humedad constante provocada por una conducción de agua que apoya directamente en él. Los materiales asociados lo datan de época nazarí. Este muro se articula perpendicularmente con otro trazado en sentido nortesur (751,66) compuesto por cantos de río de tamaño mediano y grande, trabados con tierra con cascajo (tejas y ladrillo) en las juntas. El sistema constructivo es de poca calidad y consistencia. Otro muro de parecidas características técnicas se localiza en la misma cota en el perfil Oeste. Por el espacio existente entre ambos, cabe definir la presencia de dos viviendas separadas entre sí por un estrecho callejón. Entre 752,10 y 750,70 se localiza un muro de tabiya situado en el perfil sur, con un refuerzo central, realizado con lajas de piedra arenisca y ladrillos ligados con mortero de cal, a modo de pilar. Por el sistema constructivo y los materiales asociados se le data como correspondiente al siglo XI. Las dimensiones exactas no se pueden averiguar ya que está encajado en el perfil y sólo advertimos una parte. Si se observa claramente que continúa en sentido Sureste y con bastante probabilidad está asociado a una vivienda residencial del tipo de las aparecidas en otros cortes. Los restos tardorromanos conservados son escasos. A 750,60 se localiza un muro orientado Sureste-Noroeste formado por restos de piedra caliza ocre, fragmentos de ladrillo y de piedra arenisca. A 749,45 y 749,76 se localizan los restos de varios muretes ibéricos realizados con cantos y arcilla. El pésimo estado de conservación (2 hiladas como máximo) no permite confirmar un trazado en concreto si bien parece evidenciarse que siguen los ejes de trazado N-S o E-W. El suelo de la vivienda se localiza a 749,72. Se trata de un pavimento de arcilla limosa muy compactado de 1,5 a 3 cm. de grosor sobre el cual se registraron algunos fragmentos de cerámica ibérica común. Bajo esta cota aparecen las arcillas estériles de la formación Alhambra. SONDEO 8. ÁREA 23-23-66.

Las dimensiones de este sondeo son 6 x 4 m, adaptandose el perfil Oeste al trazado de la jardinera, un tanto semicircular (Figura 1). Tras las primeras alzadas, se registra en superficie el muro que sirvió de perímetro para la alberca moderna, y que estuvo en funcionamiento hasta los años 50 aproximadamente, perteneciente a una de la viviendas del denominado “Huerto del Carlos”. Este se encuentra realizado con piedras y cal grasa en su interior y enlucido con cemento en su exterior, al igual que la base de la alberca, para reforzar su impermeabilidad. La alberca en cuestión ocupa el sector Oeste del sondeo, con una profundidad de 1,60 m.. El muro que la delimita tiene un espesor de 50 cm. Junto al perfil Sur documentamos una zarpa de cimentación, a modo de contrafuerte, para una mayor contención de la presión del agua. Asimismo en el perfil Sur, se observa un muro realizado con hormigón en sentido Este/Oeste correspondiente a una de las casas modernas que delimitaban el citado huerto en esta zona junto a la actual calle. La gran consistencia de la alberca excavada, obligó a centrarse en la excavación del sector Oeste del sondeo, donde se documentaron estructuras pertenecientes a los siglos XVI-XVII, recogidas en

la Plataforma de Vico. En ellas destaca la presencia de un muro de mampostería de piedras y cal grasa en sentido N/S, paralelo al trazado de la alberca. Este muro tiene una anchura de 70 cm x 120 de profundidad conservada, ya que ha sido desmontado en su parte alta por el establecimiento de las casas modernas. Asociado a este muro, y discurriendo junto a la pared Oeste, se registró una atarjea realizada con aparejo de ladrillo y mortero de tierra. Las paredes poseen 5 hiladas de ladrillos fragmentados y la cubierta está realizada con ladrillos completos dispuestos transversalmente al eje de la acequia. Las dimensiones de la atarjea son 20 cm de ancho en su interior x 20 cm de altura. La base de la acequia, la constituye un empedrado bastante basto sobre el que se plantea dicha conducción. El extremo N de la atarjea, lo ocupan un muro de cal y canto en sentido Este/Oeste correspondiente al mismo período. Al encontrarse en la esquina del sondeo y estar bastante alterado por las casas modernas, no se pueden establecer consideraciones de tipo funcional y espacial mas concretas. SONDEO 9. ÁREA 23-23-57.

Las dimensiones del sondeo 9, son un tanto irregulares, al adaptarse al espacio libre de la jardinera principalmente en su perfil Norte. Estas son: 6,60 m. para el perfil N.; 6,40 m para el perfil S.; 5,10 m. para el perfil Oeste y Este (Figura 1). En este sondeo, se procedió al desmonte de una casa moderna que estuvo en funcionamiento hasta mediados de este siglo, en clara relación con el llamado “Huerto del Carlos”, y que fue desmontada en época actual por la construcción y nivelación del parque, en la que incluimos como unidades estructurales la jardinera (UEC 1), y la cimentación de ésta (UEC 2). En el nivel inferior se documenta una casa articulada en función de varios espacios y suelos, donde cabe inferir la existencia de dos fases de ocupación: La primera de ellas, está formada por dos muros de mampostería y cal grasa, enlucidos con revoque de yeso (E2 y E3) visibles en el perfil N, en clara conexión con un suelo de ladrillo (E5) con una preparación de mortero de cal grasa (UEC 9) y una nivelación anterior de piedras y cantos de río (UEN 6). Este complejo estructural define un nivel de habitación o vivienda interior de 3 m. de ancho, cuyo cierre de la estancia se encontraría en el centro del sondeo, alterado por remociones posteriores. Al exterior de la dependencia, observamos un pavimento de piedras (E6) unos 40 cm por encima del nivel del suelo de ladrillos que apoya directamente sobre el muro de cierre de la habitación descrita (E3). Este suelo nos define un patio de la casa moderna que se extiende a lo largo de los perfiles E y S, apoyando claramente sobre el muro de mampostería (E4) visible en ángulo SE del sondeo. Sobre el empedrado, observamos potente nivel de derrumbe de ladrillos, tejas y material constructivo (UEN 3) procedente de la caída de otras dependencias anexas al patio. Un momento anterior de esta fase moderna, lo constituye una acequia o atarjea (E9) que discurre en sentido SE/W. La acequia se encuentra unos 60 cm. Por debajo del patio descrito anteriormente en perfecto estado de conservación, siendo reutilizada en la fase posterior por la casa moderna. Esta atarjea posee una cubierta mixta de grandes piedras planas de arenisca y pizarra (UEC 15) apoyando directamente sobre dos muretes de 6 hiladas con aparejo de ladrillo y mortero de tierra (UEC 16 y17). Las paredes de la acequia, apoyan directamente sobre un suelo de ladrillo (UEC 18) dispuesto transversalmente al eje de la acequia y en perfecto estado de conservación y estanqueidad. El interior limoso, con abundantes gravas, carbones , fauna etc... permite indicar un uso de aguas residuales para esta canalización. En clara conexión con esta acequia, se observa un murete mixto de piedras con mortero de cal grasa (UEC 13, E8), que discurre en

sentido E/W respetando el trazado de la acequia descrita. Se trata de un muro de contención en el mismo sentido que una canalización de atanores (UEC 24, E13) con cubierta de tejas conservadas parcialmente. Esta canalización de atanores, parte de lo que parece ser una arqueta (E15) con cubierta de dos piedras planas de arenisca, laterales de mortero de cal grasa (UEC 27 y 28), cierre frontal de ladrillo (UEC 30) y base de ladrillos dispuestos perpendicularmente al eje de la arqueta (UEC 29). En clara conexión con esta canalización, se observa un murete en el perfil Sur de dos hiladas de ladrillos (UEC 31) dispuestos en sardinel, que cabe interpretar como contención de las conducciones descritas anteriormente. El momento de ocupación Nazarí lo constituyen cuatro dependencias estructuradas en torno a un eje E/W y otro en sentido N/ S. Los ejes se corresponden con zarpas de cimentación realizadas con medianos cantos de río y mortero de tierra. Esta posee una potencia máxima de dos hiladas de piedra conservada, a partir de la cual se desarrolla un alzado de mampostería con cal grasa visible en la mitad del eje N/S. En el perfil Norte documentamos una atura máxima de 60 cm (UEC 32). La mayor parte del muro de cal y canto ha sido desmontado por las distintas canalizaciones de atanores y la atarjea, así como por el vaciado para la nivelación de la construcción moderna. El eje N/S de este complejo estructural, está constituido por la zarpa de cimentación UEC 33, que junto al alzado de cal grasa (UEC 32) configura la E16. Sin embargo, el eje E/W, no se encuentra alineado como el anterior, sino que existe un retranqueamiento de unos 60 cm de la UEC 34 (E17) respecto de la UEC 19 (E10), discurriendo en el mismo sentido que ésta. El desmonte de la fase de ocupación Nazarí, está representada por la UEN 8. Para la documentación de posibles fases anteriores, procedimos al rebaje de la dependencia Sur occidental del sondeo (Sector 1), mediante sucesivas alzadas con objeto de llegar a la roca madre. Esta la localizamos a 2.20 m de este nivel, es decir a la cota de 750,18 m. En este subsector, localizamos un nivel de arrastre en clara conexión con un estrato de tierra marrón oscura con abundantes cenizas y material constructivo, así como grandes y medianas piedras en la base en posición secundaria (UEN 16). Este nivel se asocia a unos materiales cerámicos que provisionalmente situamos adscribimos a una fase Bajo imperial, como parecen indicar la presencia de sigillatas hispánicas tardías o algunas formas de almacenamiento características de esta época. Este estrato de 40 cm de máximo espesor, se encuentra sellado por un estrato (UEN 15) de tierra marrón clara con abundantes gravas y arenas muy compactadas con lentejones de limos verdosos y algunas cenizas, y un nivel de cenizas (UEN 14) con abundantes limos de unos 20 cm de máximo espesor, que indican un momento de abandono progresivo y de colmatación lenta en el tiempo. La fase más antigua del sondeo se encuentra documentada por un nivel de tierra arcillosa muy compactada (UEN 17) de unos 20 cm de máxima profundidad, que sirve como paso previo al af loramiento del terreno base. No obstante no encontramos elementos estructurales y cerámicos relacionables, suponiendo existe un vaciado estratigráfico de los niveles ibéricos en esta zona en época romana. SONDEO 10. ÁREA 23-23-33.

Este sondeo se localiza en la margen inferior del actual campo de futbol. Sus dimensiones reales son de 5 m en sus perfiles Este y Oeste, y 6 m en las secciones Norte y Sur, manteniendo sus ejes una orientación paralela al trazado de la tapia conventual (Figura 1). A nivel estratigráfico, se estandariza la secuencia del relleno de cascajo actual (UEN 2) de unos 2.20 m de profundidad bajo una capa de 30 cm de arena (UEN 1) para la nivelación del campo. Este sondeo presenta la particularidad de una gran fosa (UEN 3)

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en su sector Occidental realizada alrededor de los años setenta, al intentar realizar estudios y sondeos de cimentaciones para la construcción de escuelas y centro de salud. Dicha fosa altera los niveles medievales debido a la profundidad alcanzada (-3,60 m). Los rellenos actuales socavan los niveles de colmatación de la huerta cristiana (UEN 4). Estos alcanzan 1.50 m de máxima potencia con una gran regularidad a lo largo de la superficie del sondeo. Asociado a esta primera fase de ocupación cristiana, se encuentran dos conducciones de atanores. La primera de ellas (E1) discurre paralela al perfil W con una pendiente en sentido N/S. Posee cubierta de tejas así como diversos fragmentos de ladrillo en los laterales y base para la contención de la misma. Las embocaduras se encuentran acopladas con mortero de cal grasa para su mayor impermeabilidad. La segunda (E6), discurre en sentido NE/S con similares características constructivas que la anterior. Ambas canalizaciones, se encuentran en la base de la UEN 4, cota a la que se ha practicado el desmonte de las estructuras nazaríes. El nivel nazarí mas reciente se localiza a la altura de 750,10 m sobre el nivel del mar. Se trata de un complejo estructural formado por varias o habitaciones correspondientes a una casa medieval. Sobre la planta 1 se pueden distinguir seis dependencias articuladas por diversos muros de mampostería. La primera sala, se encuentra en el sector N/W del sondeo, con unas dimensiones parcialmente excavadas de 2 m de acho x 3,50 m de longitud, adentrandose en el perfil W. Esta dependencia se encuentra estructurada en torno a un muro de mampostería (E2) realizado con material mixto de pequeños cantos de río y ladrillo, con una disposición solapada en la zarpa de cimentación, y grandes losas de piedra arenisca, seguramente reutilizadas, indicando el nivel de alzado del muro. Este posee unos 4 m de longitud excavada x 50 cm de ancho y recorre la mitad del sondeo en sentido E/W. Paralelo a este muro y junto al perfil N, se registra un muro paralelo con cimentación de mampostería y alzado de tapial. Al final de este muro se localiza un pilar de ladrillos y mortero de tierra que define un posible espacio de acceso con esta sala a modo de pasillo hacia el perfil N. El muro de cierre de esta dependencia (E4) está realizado igualmente con mampostería, y se encuentra alterado junto con la E2 por la fosa de relleno actual descrita anteriormente. El suelo de este recinto, está realizado con una capa de cal grasa, gravas y arenas de unos 10 cm de espesor, nivel en el que se encuentran desmontadas las estructuras correspondientes a este período por los niveles cristianos. Sobre este suelo de arenas y gravas se ubican algunas losas cerámicas muy alteradas que indicarían un pavimento de este material, seguramente desmontado en la fase posterior. La segunda dependencia, se encuentra localizada en el sector S/W del sondeo. Está delimitada por la E2, descrita anteriormente, y la E3, que actúa como muro de cierre en sentido N/S. En el interior se localiza un pilar (E8), realizado con similares materiales (cantos de río y ladrillos en la zarpa de cimentación, y losas de arenisca a la altura del suelo) que serviría para la contención de la techumbre. Esta habitación se prolongaría hacia el perfil W y el Perfil S. El nivel del suelo de esta dependencia, se encuentra alterado por la UEN 6, correspondiente al desmonte de las estructuras medievales. La tercera dependencia se encuentra en el sector SE del sondeo, delimitada de un lado por la E3, y de otro, por un muro paralelo en el mismo sentido (E7) junto al perfil S. Se trata de una habitación estrecha, a penas posee 1,60 m de anchura. Las dimensiones en longitud, no han podido ser documentadas ya que la fosa UEN 3 altera gran parte de este espacio, imposibilitando la conexión con su correspondiente muro de cierre así como por su prolongación dentro del perfil S. Otro espacio de habitación se documentó junto a los perfiles N y E. Se trata de un ángulo formado por los muros E4, en sentido N/ S y la E 5, en sentido W/E a modo de esquina. El criterio de anchura para ambos sigue siendo entre 55 y 60 cm, y la longitud excavada en

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torno a 1,30 m. De este complejo estructural se conserva tan sólo la zarpa de cimentación de pequeños y medianos cantos de río con mortero de tierra y cal. Las reducidas dimensiones excavadas en extensión impiden precisar mayores datos sobre dicha dependencia ya que esta tiene su desarrollo hacia los perfiles N y E. Cabe destacar el enlucido con una fina capa de mortero de cal grasa hacia el exterior de la E5, en su cara S, y una base o posible arranque de suelo realizado a cal y canto desmontado en su practica totalidad por la fosa UEN 3. Este vaciado unido a la proximidad con el perfil E, impiden tener una visión clara de su funcionalidad, y de su articulación con el resto de las dependencias. Tras el desmonte de suelo relacionado con la primera sala, se procedió a un rebaje parcial para el realce de las zarpas de cimentación y estructuras documentadas hasta el momento. En estas alzadas pudo comprobarse la existencia de una fase constructiva anterior mediante la documentación parcial de unidades estructurales alteradas o desmontadas por el conjunto de las dependencias de la fase nazarí. En esta fase, destaca la presencia en el sector NO, de dos muros mampuestos con mortero de cal grasa y un desarrollo hacia el perfil N (E13) y el perfil O (E14). Estas unidades estructurales, definen un ángulo perpendicular, en clara conexión con una conducción de atanores (E 12) alterada por las remodelaciones posteriores de la primera sala. Al Este de esta estructura, se documentó un pavimento estucado y pintado a la almagra (E15), realizado sobre grandes losas de piedra arenisca dispuestas horizontalmente, indicando el nivel de ocupación para esta fase, seguramente correspondiente al siglo XIII o XIV, sin que por el momento sea posible precisar mayores datos hasta que no se realice un estudio pormenorizado de los materiales cerámicos asociados, y una actuación arqueológica de mayor amplitud espacial. El complejo estructural de mayor interés para esta fase, lo constituye la presencia de un praefurnium y un hipocausto, correspondientes a un baño musulmán, de carácter privado por sus reducidas dimensiones. Éste se ubica en el SE del sondeo y ha sido parcialmente excavado al adentrarse parte de él en el perfil Este. El praefurnium, o cámara de fuego, está formado por dos muretes con aparejo de ladrillo (un máximo de once hiladas) con mortero de tierra, configurando un estrecho pasillo en sentido E/W, de 50 cm de ancho y 1,40 m de longitud conservada. La entrada de la cámara, se encuentra desmontada por la E3. El interior del hipocausto así como su extremo N, está parcialmente destruido por la E7 y la fosa UEN 3, no obstante conserva tres pilares de ladrillos junto al perfil E (E19-20-21), que sirven como soportes para la sujeción de la parrilla destruida. En el perfil Este se registra la sección de estos pilares, con un alzado máximo conservado de 56 cm y un ancho de 20 cm en la base y 24 cm en su parte alta, indicando un estrechamiento progresivo para la configuración de las arcadas que soportan la parrilla del hipocausto. El perímetro Sur de este núcleo, es la E23 que discurre junto al perfil citado en sentido E/O. Se trata de un muro mixto de mampostería de piedras y ladrillos con mortero de tierra y partículas de cal. Sobre este muro, apoya uno de los pilares mencionados (E21), así como la E18. Esta última, es el lateral Oeste del hipocausto, realizado con aparejo de ladrillo y trabado con uno de los muros de la cámara de fuego (E17). En el ángulo Suroeste del espacio se localiza un pilar de ladrillos (E 22), que serviría para el refuerzo constructivo en la articulación de la E18 con la E23. La estratigrafía interior del complejo estructural descrito, está compuesta por un nivel de relleno de tierra gris oscura limosa, con abundante material de construcción (ladrillos y tejas), así como numerosos fragmentos de estuco pintado y mortero de cal grasa. Esta unidad sedimentaria tiene su origen en el desmonte y desplome de parte de las estructuras sobre el hipocausto de manera inmediata. La base de esta colmatación, está formada por una capa

(de unos 10 cm de espesor) de abundantes cenizas y carbones, generalizada en toda la base de la cámara de fuego y el hipocausto. El suelo sobre el que asientan las cenizas, es una fina capa de tierra gris oscura muy limosa y algo apelmazada. No sabemos con certeza si el muro de piedras en sentido O/E, junto al lateral izquierdo de la cámara de fuego (E16), correspondería a la misma fase constructiva del baño actuando como lateral N del mismo, al encontrarse desmontado por la UEN 3, y por la última fase nazarí. De ser así, nos encontraríamos con una planta asimétrica para la superficie del baño. En caso contrario, como así lo parece indicar la sección E, estaríamos hablando de una estructura anterior, desmontada por la construcción del baño cuya interpretación nos es desconocida al no poder relacionarla a nivel espacial. Bajo la (E24) y en la base de la fosa (UEN3), se ha documentado una cisterna romana orientada en sentido N/S, realizada con opus signinum y revoco de media caña en los ángulos (laterales y base). El interior posee algo más de 1 m de ancho y se desconoce la longitud al adentrarse en el perfil N (bajo la E5). Los muros poseen 30 cm de espesor y 70 cm de altura máxima conservada junto al perfil E. Esta pileta se interpreta como una cisterna para almacenamiento de agua por los criterios constructivos utilizados de impermeabilidad. El uso de la media caña en los ángulos se utilizaba con frecuencia, con objeto de facilitar la limpieza periódica del depósito, similar a la encontrada por las mismas fechas en la cercana excavación del Callejón del Gallo. SONDEO 11. ÁREA 23-23-35.

Los rellenos vinculados con la época de huertas del convento y el posterior relleno de nivelación con material de construcción durante el ajardinamiento para uso público del espacio como plaza, alcanzan en esta zona del campo de fútbol su máxima expresión (Figura 1). En este corte alcanzan estas unidades sedimentarias una potencia de 3,20 m. sobre el nivel del firme actual. En una zona casi central se ubica una de las fosas de cimentación realizada durante el proyecto de creación del grupo escolar y del centro de salud. A 750,53 se desarrollan las primeras estructuras arquitectónicas pertenecientes a época musulmana. Son tres estancias, dos de las cuales parecen corresponder a la misma vivienda, la oriental, orientada siguiendo un eje Norte-Sur. En el cuadrante noroccidental se localiza un pavimento realizado con grandes cantos de río que parecen indicar la existencia de un patio interior(749,71) (lám. VI). La razón que justifica tal interpretación se desprende de que bajo éste se sitúa un empedrado anterior (749,47). A tenor de los restos cerámicos asociados cabe datar estas estructuras como pertenecientes al período nazarí. La morfología constructiva es similar en la vivienda occidental, pues bajo una cimentación de grandes cantos y tierra se emplean lajas semi escuadradas de piedra arenisca y ladrillos. El pavimento de las estancias parece ser de ladrillos (750,23) dispuestos en espiga. En la estancia A (Nordeste) de la vivienda oriental parece distinguirse una fase de remodelación que se superpone sobre una base de mortero de cal y canto. El muro se realiza con fragmentos de piedra arenisca y cantos de río. Bajo el pavimento de la vivienda occidental se registran nuevos restos murarios (749,92) y materiales del siglo XII-XIII. Pese al estado de conservación deficiente de las estructuras, se observa un muro orientado N-S de 50 cm de grosor, realizado con grandes cantos de río trabados con mortero de tierra, de dos hiladas de altura conservada.

LÁM. VI. Corte 11. Vista en detalle de la calle y las viviendas musulmanas.

La fase de relleno de cascajo actual, alcanza una profundidad de 2,20 m en este sondeo, desmontando parcialmente las estructuras de la fase moderna. Esta última, se documenta por la presencia de dos muros paralelos con eje N/S, de los cuales se ha conservado la zarpa de cimentación, realizada con mampostería de grandes piedras y mortero de tierra y gravas (E1 - E2). Asociamos el nivel constructivo a las distintas casas que delimitaban el denominado huerto del Carlos, documentado a lo largo del perímetro del solar de la excavación. En clara relación con los niveles de época nazarí se asocian dos grandes muros de piedras con mortero de tierra. Ambos siguen el mismo eje direccional N/S bajo un potente nivel de relleno de cascajo y sedimentación moderna. El primero de ellos (E-3) se localiza junto al perfil Este siguiendo su trazado. Tiene una longitud máxima conservada de 4 m prolongándose en el perfil Sur. La anchura no ha podido ser documentada al adentrarse en el perfil Este. La segunda unidad estructural (E-4), tiene similares características constructivas al anterior. Posee 4 m de longitud y 0,80 m. de ancho y 0,50 m. de alzado conservado. La irregularidad constructiva de tales estructuras parecen definirlas como zarpas de cimentación sobre las que apoyarían el alzado de los muros del nivel de ocupación, y que por su gran anchura, tendrían un importante desarrollo en altura. Estratigráficamente esta fase nazarí está sumamente alterada por fuertes remociones realizadas durante los siglos XVI-XVII, a tenor del abundante material cerámico asociado entre los que destacan las escudillas vidriadas en blanco y diversa cerámica pintada similar a la encontrada en la fosa cristiana del Hospital Real. De este modo y de forma generalizada en esta área del solar, estos niveles cristianos socavan la practica totalidad del sondeo, alterando y vaciando la mayor parte de los niveles anteriores de época medieval. Las estructuras E3 y E4 se articulan perpendicularmente con un muro de tabiya, E7, probablemente reutilizándolo. Pero este forma parte también y de forma original, del grupo de estructuras correspondientes a los períodos almorávide y almohade, es decir de las E5, E6, E8, E9 y E10. En conjunto se articulan e indican las trazas de una vivienda de grandes proporciones realizada durante el siglo XII y de factura impecable dada la cuidada factura y conservación del aparejo. En relación con este aspecto cabe indicar que el muro E7 conserva 2,04 m. de altura. El pavimento está realizado con mortero de cal grasa rico en arena, baldosas cerámicas y presumiblemente losas de mármol de las que solo se conserva la impronta.

SONDEO 12. ÁREA 23-23-37. RECONSTRUCCIÓN DE LA SECUENCIA CULTURAL.

Este sondeo se localiza en el actual campo de futbol, junto al Callejón de las Monjas. Sus dimensiones son de 6 x 6 m y su trazado se realiza paralelamente a la tapia conventual (Figura 1).

En síntesis, los datos aportados por la excavación hasta el presente van corroborando las noticias históricas sobre la antigüedad 269

e importancia del poblamiento en la colina del Albaicín. A continuación se esbozan las fases y los registros arqueológicos asociados. FASE 1. PERÍODO IBÉRICO PLENO.

El nivel de ocupación de época ibérica está constatado en casi todos los cortes por lo que se ha demostrado que es homogéneo, si bien el nivel de conservación de las viviendas difiere según las áreas. Así en los sondeos del área oriental (Sondeos 1 y 2) las viviendas presentan mayor envergadura en la construcción y un mejor estado de conservación que las del área occidental (hasta 60 cm. de altura y 100 cm. de anchura). Este proceso también afecta a la estratigrafía asociada al nivel de ocupación (mas rica en materiales y ecofactos deposicionados). En relación con la cronología del poblamiento, pese a que se han documentado algunos fragmentos de cerámicas del período protoibérico (siglo VI a.C.), a tenor de los restos cerámicos parece que el poblamiento ibérico es generalizado entre los siglos V-IV a.C., durante lo que se denomina el período Pleno de la cultura ibérica. Aun cuando hacia principios del siglo VII a. C. se inicia en la Alta Andalucía el desarrollo de la cultura ibérica sobre poblaciones ancladas en unas tradiciones culturales prehistóricas, lo cierto es que la investigación en el caso de la ciudad de Granada avanza lentamente y aun se posee escasa información. Se supone que la Iliberri ibérica se asienta sobre el actual barrio del Albaicín, y que la extensión de la ciudad podría ser coincidente con el perímetro de la Alcazaba Qadima de época musulmana, aunque ligeramente mas alargada hacia el Sur y Oeste. Estas suposiciones están basadas en los datos aportados por las excavaciones realizadas en el Carmen de la Muralla, en el solar de ubicación de la actual Mezquita del Albaicín (junto Mirador de S. Nicolás), en la excavación realizada en la Placeta de S. José (2) y en otros hallazgos aislados. También de las necrópolis ibéricas relacionadas con la ciudad están localizadas dos y se ubican en sendas colinas justo al Norte y Sur de la ciudad: la necrópolis del Mirador de Rolando (3) y la del Mauror, respectivamente. FASE 2. P. ROMANO TARDÍO.

El nivel de ocupación romano hasta el presente solo se ha constatado en los Sondeos 2, 7, 9 y 10. En relación con el Corte 2, el registro y la disposición de los ecofactos parecen indicar que se trata de una zona de escombrera, relacionada con una vivienda de época bajo imperial que se desarrolla en la zona occidental del corte. Los restos cerámicos son importantes pues muestran la asociación de cerámica sigillata africana D, Hispánica Tardía y Sigillata gris estampillada (también llamada paleocristiana (4) en un contexto propio que oscila entre la mitad del siglo IV y la primera mitad del siglo V d.C. según otros paralelos peninsulares (5). En los casos de los cortes 7 y 9, el registro cerámico es pobre y se caracteriza por ser cerámica común bastante fragmentada. Idéntico caso sucede en la cisterna romana del corte 10, cuya función la establecemos como de aprovisionamiento de agua potable. Faltan aun elementos cerámicos que permitan una datación mas precisa, si bien por el contexto general cabe interpretarlos como elementos estructurales de época romana tardía. Otros paralelos se localizan en la misma zona. Así, de época ibérica, la excavación realizada en la Plaza de S. José permitió documentar dos fases (6). Fase I: sin estructuras asociadas, el material es datado en torno al siglo VI a.C. en base a la aparición de cerámica de barniz negro y a una copa jónica tipo B2. Fase II: el material cerámico característico (cerámica pintada, cerámica gris..) Se asocia con varios restos murarios y con un pavimento realizado con cantos rodados. Se data en torno a los siglos II-I a.C. 270

También se documentaron restos cerámicos de época romana y sin asociar con estructuras que comprenden un amplio período, desde el siglo I-II de nuestra era hasta época romana tardía (cerámicas sigillatas africanas y tardías meridionales). Según Sotomayor, la actual calle de María la Miel, continuación de la Placeta de las minas hacia el Sur, podría ser uno de los principales ejes viarios de la Iliberri romana(7). Asimismo existen fuentes y materiales que indican la existencia de dos necrópolis romanas en torno a las parroquias de S. Juan de los Reyes y S. José. M. Sotomayor indica que, en ésta última iglesia, a finales del siglo pasado se registraron varias sepulturas, adscribibles al período romano por su morfología constructiva (8). Esta descripción, relatada por D. Manuel Gómez Moreno en varios documentos, indica que en abril de 1888, al abrir una zanja en la Placeta de S. José ”...se sacaron pedazos de tejas planas en gran cantidad, como acontece siempre en este barrio, y al mismo tiempo haciendo el desagüe de la fuente, entre pedazos de aquella se halló un fragmento de losa con parte de inscripción sepulcral”...”El edificio a que estos vestigios pertenecieron, debió ocupar, a lo que se colige por lo que de él se descubrió, la extensión de la actual placeta del Almirante, dirigiéndose hacia la casa asilo, iglesia de S. José y la inmediata casa de D. José Ortega en cuyo jardín, según manifestación de este señor, se hicieron algunas excavaciones hace 18 años, descubriéndose restos arquitectónicos, discos de piedra, grandes ladrillos, cimientos, y entre los escombros una lucerna de barro...lo descubierto últimamente debió ser el límite de la parte edificada pro el lado de Septentrión...pues al continuar el desmonte en este sentido no se hallaron más cimientos, pero sí muchos sillarejos, restos de tejas...gran cantidad de piedras de río...y dos fragmentos de capiteles corintios de piedra ripia, en que la forma, clase de piedra y factura son idénticas a las de un gran capitel mutiladísimo encontrado...en la Calle Muladar de doña Sancha, y que debió pertenecer al mismo edificio” (9). Aun cuando son restos aislados no se puede olvidar el contexto evolutivo de la ciudad a tenor de las diversas fuentes históricas, arqueológicas, numismáticas, etc. Iliberri, en su fase ibérica tardía, acuña desde la primera mitad del siglo II a. C. Moneda propia, si bien atendiendo al sistema uncial romano aunque con el nombre de la ciudad en caracteres propios del alfabeto ibérico. Esta ceca continua en actividad si bien en la primera mitad el siglo I a.C. son sustituidos los caracteres indígenas por el alfabeto latino. Se sabe que Iliberri recibe con César, posiblemente a mediados del siglo I a.C., el privilegio de ciudad de derecho latino, con un nuevo nombre: municipium Florentinum Iliberritanum. Durante el Alto Imperio, la ciudad se desarrolla libremente en un contexto histórico favorable, dado su carácter de ciudad integrada en la Baetica y adscrita al conventus iuridicus de Astigi (Écija), es decir, como una comunidad provincial del Imperio de pleno derecho. El trazado o extensión de la ciudad iberorromana de época republicana ya ha sido caracterizado y en todos las descripciones se repite un esquema (10) en el cual la ciudad se adapta a la topografía de la colina para satisfacer los requisitos estratégicos y defensivos. Así pues, el perímetro estaría indicado por los bordes amesetados de la colina: la ciudad tendría probablemente su centro en la plaza de S. Nicolás, y se extendería hacia el Oeste hasta el Callejón del Gallo, hacia el Este hasta la placeta de S. Salvador, hasta el Callejón de las minas por el Norte y el Aljibe de Trillo al Sur. No obstante el trazado del territorio urbano es mas difícil de conocer por cuanto faltan muchos datos para su reconstrucción pese a que se conocen varios emplazamientos de necrópolis y algunas villae diseminadas en el cinturón de la actual ciudad. La gran crisis del siglo III d.C. supone un cambio en la dinámica de crecimiento de la ciudad pues afecta a todos los ámbitos sociales, y se impone el autoritarismo y la centralización (auspiciada por Diocleciano). También frente a la economía básica urbana

cobra un mayor auge la ruralización, hechos que provocan que el tejido social, y su estructura se vuelvan mas rígidas. En este contexto cuando tiene lugar, a principios del siglo IV d.C., el concilio celebrado en Granada y que es el mas antiguo históricamente documentado (11). En él se esbozan no solo la estructura de clases urbana sino sus relaciones con otro grupo: el judío. A este período de decadencia urbana, le sigue un papel ligeramente mas destacado durante el siglo V, con la monarquía gótica pues Granada es centro estratégico integrada en el limes o frontera que Leovigildo y sus sucesores establecen. Este sistema, imitando el modelo bizantino, se apoya en líneas de fortificación sucesivas, con ciudades bien amuralladas y comunicadas entre sí. Pese a que a nivel histórico, tal y como se han esbozado a grandes rasgos la evolución de la ciudad, las fuentes son mas precisas, aun la información arqueológica está sesgada y pese a que confirma períodos cronológicos de ocupación, abundan poco los hallazgos de construcciones arquitectónicas que permitan estudiar y analizar la evolución urbana de la ciudad para el período romano.

FASE 6. P. NAZARÍ.

Las estructuras asociadas con los niveles de ocupación de época musulmana demuestran que en la zona se ubicaron inicialmente viviendas aunque en apariencia aisladas entre sí. En época zirí los restos murarios presentan una mala conservación, aunque las cimentaciones son de cierta entidad, es decir, posiblemente se correspondan con viviendas de cierta entidad, con amplias habitaciones y paredes decoradas con estucado blanco y zócalo rojizo a la almagra. De este período destacan los niveles documentados principalmente en el Corte 4, donde sobresalen los restos fragmentados de un lote de cerámica con decoración verde-manganeso. Principalmente son cuencos y ataifores asociados a los restos de una construcción. No obstante, como elemento singular sobresale la conducción de atanores vidriados en tonos melados del corte 2. Cabe pensar que por la orientación y su pendiente puedan estar en relación con el Aljibe del Rey, construcción presumiblemente zirí (12) y el mayor aljibe de la Alcazaba, del cual distan unos 30 m.

Las últimas construcciones vinculadas al período nazarí son de factura mas tosca y reutilizan abundantes materiales (fragmentos de arenisca, ladrillos, tabiya escuadrada, etc.). Los restos constructivos están en esta ocasión mejor conservados en los Sondeos 1, 2, 3, 6, 7, 9, 10, 11 y 12. La casi ausencia de estructuras relacionadas con esta fase de ocupación parece indicar que las viviendas presentan un patrón de localización mas disperso. Entre algunos materiales registrados en los niveles cristianos vinculados con la época de construcción conventual destacan algunos restos humanos aislados y un fragmento de base de una mqabriyya o señalamiento funerario, realizada en mármol. Estos restos proceden de la Maqbarat Socaster citada por Ibn al-Jatib. Según Gómez Moreno se situó intramuros, junto a la muralla de la Alcazaba Qadima, próximo a la Puerta Nueva o Arco de los Pesos. Para este autor, este cementerio dataría de una época anterior a la formación del arrabal del Albaicín. Años más tarde, en 1538 es denominado como «macaber de San Nicolás». Seco de Lucena encontró un documento donde se menciona el cementerio y que estaba ubicado «a mediodía de la placeta del Santo Cristo de las Azucenas», y lindaba con la denominada huerta alta, donde existió el Palacio de Badis sobre cuyos muros se edificará en el siglo XV Daralhorra. En el recinto de este alcázar hubo una pequeña mezquita donde según Ibn al-Jatib fueron enterrados el Rey Badis (m. 465/1073) y el caudillo Yayà ibn Ganiya (m. 543/1148). En las transcripciones realizadas por Amador Díaz y Jorge A. Lirola de estas citas del polígrafo granadino, se indica que estas dos personas fueron inhumados en este espacio: el primero en «la mezquita del alcázar», y el segundo «en el interior de la alcazaba, en la pequeña mezquita contigua al palacio de Badis ben Habbus, junto a la tumba de éste». Otros autores también citan la existencia de esta mezquita y la ubican en el solar que ocupa actualmente la Iglesia de S. Miguel Bajo. En el Callejón de las Monjas se pueden observar grandes paredes de argamasa que parecen corresponder al Alcázar de Badis. Asimismo, al Oeste se extiende la huerta de Sta. Isabel, donde Gómez Moreno sitúa una extensa alberca relacionada con una casa árabe perteneciente a Abul Hachach.

FASE 4. P. ALMORÁVIDE.

FASE 7. P. CONVENTUAL (siglos XVI-XIX).

Durante el período almorávide y almohade tiene lugar la construcción de numerosas viviendas, también de cierta envergadura (según se desprende de la gran anchura de las cimentaciones), algunas de las cuales se levantan superpuestas sobre otros restos anteriores. El estucado de las paredes continúa en uso. Los restos constructivos están mejor conservados en los Sondeos 4, 5, 6 y 12. Son construcciones de cuidada factura pese a la diversidad de materiales empleados pero que indican que los habitantes de esta zona presentaban un nivel socioeconómico elevado. En esta excavación se ha puesto de manifiesto que, al menos en lo que que respecta a esta zona de la ciudad islámica, si existió una remodelación espacial y urbana en este período (primera mitad del siglo XII). Este dato contrasta con la opinión extendida en la bibliografía clásica en la que varios autores han menoscabado la influencia que estos beréberes norteafricanos tuvieron sobre la trama urbana de la ciudad.

Los estratos relacionados con las fases constructivas del Convento y con el uso del espacio actual como huertas vinculadas al mismo, supone la mayor potencia de la secuencia diacrónica. Así alcanzan en ocasiones de 2,00 a 2,60 mts. El solar apenas sufre modificaciones posteriores, según se desprende de la visión de las Plataformas de Ambrosio de Vico y de F. Dalmau, conservando su fisonomía urbana hasta la actualidad, solo alterada por algunas construcciones perimetrales en la esquina NE de la Plaza durante el siglo XVII-XVIII. No obstante el uso y la propiedad si sufren modificaciones pues de ser propiedad del Convento y como espacio de huertas, pasa a ser ocupada parcialmente por una área de viviendas. Estas viviendas, conocidas por los habitantes del barrio como parte de la llamada “Huerta del Carlos”, en referencia al nombre de uno de sus habitantes mas popular, fueron demolidas apenas hace unas décadas.

FASE 3. P. CALIFAL-ZIRÍ.

FASE 8. P. ACTUAL (1971). FASE 5. P. ALMOHADE.

En relación con esta fase, el registro indica que las viviendas construidas durante el siglo XII permanecen ocupadas durante el período almohade. Los principales testimonios son cerámicos y son los ya clásicos ataifores vidriados en verde con motivos estampillados vegetales en el interior.

En este período contemporáneo cabe distinguir dos actuaciones: la primera de ellas acontece durante la apertura de zanjas de cimentación en el solar para la construcción de un grupo escolar y de un consultorio médico. Las zanjas se realizaron pero debido a la profundidad excesiva (hasta 5 mts.) del terreno asentado, ambos proyectos fueron rechazados.

271

La secuencia diacrónica se completa con los estratos de relleno relacionados con el proceso de ajardinamiento de la plaza. Previo a la intervención, se conoce por los diversos testimonios de los habitantes próximos que hubo un período de abandono y ruina consiguiente de las viviendas ubicadas en la esquina noreste. Durante este período, el solar fue zona de escombreras de las numerosas obras que se desarrollaron en el Albaicín. CONCLUSIONES.

Las excavaciones han permitido documentar la secuencia evolutiva diacrónica de la Plaza de Santa Isabel la Real (Albaicín, Granada). Los datos aportados indican que el poblamiento en esta zona del Albaicín fue ininterrumpido desde el siglo V-IV a.C. hasta la actualidad, aunque con diferente intensidad y patrones de asentamiento. Son numerosos los datos registrados, si bien la secuencia estratigráfica presenta un modelo similar para toda la Plaza. El buen nivel de conservación de los restos arqueológicos ha sido posible por los rellenos practicados desde el siglo XVI por la huerta conventual, acción antrópica que ha continuado hasta el presente. Por todo lo expresado, consideramos que la construcción del aparcamiento es viable siempre y cuando se circunscriba topográficamente a los niveles de relleno practicados desde época conventual hasta la actualidad, de escaso valor, que alcanzan una potencia variable entre 2,40 a 3,10 mts. No obstante, dado el buen nivel de conservación de las estructuras de época musulmana y por ende de las inmediatamente inferiores (romanas e ibéricas), consideramos que tales restos arquitectónicos deben protegerse y conservarse. INFORME PRELIMINAR SOBRE RESTOS FAUNÍSTICOS .

Los estudios han sido realizados por el DR. J.A. RIQUELME CANTAL. En este trabajo se presentan los resultados preliminares del estudio arqueozoológico parcial llevado a cabo sobre los restos óseos

NR

%

NMI

% PESO

Vaca

55

43.65

6

22.23

3082

77.55

Oveja

4

3.18

2

7.41

12

40

31.75

8

29.63

Cabra

4

3.18

2

Cerdo

18

14.28

Perro

1

Gato

recuperados en la intervención arqueológica de efectuada en Santa Isabel la Real (Albaicin, Granada), correspondientes a la campaña de 1998. Los restos óseos analizados suman un total de 1698, de los que 1156 (68.08 %) han podido ser identif icados anatómica y zoológicamente conformando el número de restos determinados (NR). Además de los restos pertenecientes a mamíferos se ha determinado un resto de pez (pez sp.) y otro de molusco (ostra, ostrea edulis). Los restantes 542 fragmentos (31.92 %) forman el grupo de los no identificados debido, principalmente, a su pequeño tamaño. Sin embargo, pertenecerían a animales de talla mediana (mesomamíferos). La identificación y clasificación taxonómica de la muestra ósea se ha realizado con nuestra propia colección comparativa. La bibliografía complementaria empleada ha sido la siguiente: Pales y Lambert (1971), Morales, (1976) y Barone (1976). Los restos sin identificar son aquellos en los que las características específicas no eran demasiado claras o no existían por tratarse fundamentalmente de esquirlas y restos muy fragmentados. Dentro de la categoría de ovicaprino se han incluido los restos en los que no ha sido posible diferenciar la oveja y la cabra, por tratarse de fragmentos que carecían de zonas diagnósticas para su clasificación o éstas eran poco claras. De ahí que, en general, pueda observarse cierta complementariedad entre las piezas asignadas a ovicaprino y las de oveja. En los casos en que sí ha sido posible su diferenciación, se han seguido los criterios de Boessneck et al., (1964). La estimación del número mínimo de individuos (NMI) se ha calculado siguiendo el criterio de escoger entre los huesos pares aquellos que contaran con mayor número de piezas de uno de los lados. El NMI obtenido de esta forma se ha modificado cuando la determinación de edades y sexos no concordaba con la primera estimación. Lista de especies animales identificadas: Asno (Equus asinus), Vaca (Bos taurus), Ovicaprino (Ovis aries/ Capra hircus), Cerdo (Sus scrofa domesticus), Perro (Canis familiaris), Gato (Felis catus), Ciervo (Cervus elaphus), Conejo (Oryctolagus cuniculus), Gallina (Gallus gallus) y Perdiz (Alectoris rufa).

%

NR

%

NMI

Asno

2

0.19

1

1.41

60

1.09

0.30

Vaca

164

15.95

6

8.45

2929

53.12

381

9.59

Oveja

22

2.14

4

5.63

200

3.63

7.41

100

2.52

Ovicaprino

687

66.83

26

36.62

2168

39.32

5

18.52

337

8.48

Cerdo

1

0.10

1

1.41

1

0.01

0.79

1

3.70

6

0.15

Ciervo

1

0.10

1

0.79

1

3.70

2

0.05

Conejo

8

0.78

3

4.22

5

0.10

Ciervo

2

1.59

1

3.70

53

1.33

Gallina

142

13.81

29

40.85

150

2.72

Conejo

1

0.79

1

3.70

1

0.03

Perdiz

1

0.10

1

1.41

1

0.01

TOTAL

206

100

27

100

3974

100

TOTAL

1028

100

71

100

5514

100

Ovicaprino

Tabla II. Número de restos, número mínimo de individuos y peso con sus porcentajes respectivos de las especies animales determinadas en los niveles iberorromanos. 272

% PESO

%

Tabla IV. Número de restos, número mínimo de individuos y peso con sus porcentajes respectivos del material identificado en la Fosa Nazarí.

Notas (1) Mª Carmen Villanueva, Casas, mezquitas y teindas de los Habices de las iglesias de Granada. Ed. Instituto Hispano-Árabe de Cultura. Madrid, 1966. (2) Antonio Burgos Suárez et alii: “Excavación de urgencia en el solar n1 2 de la Placeta de San José del Albaycín, Granada“. Anuario Arqueológico de Andalucía 1993, Tomo III. Sevilla, 1997, pp. 228-234. (3) Antonio Arribas, “La necrópolis bastitana del Mirador de Rolando (Granada)“. Pyrenae 3. Barcelona, 1967, pp. 67-105. (4) J. RIGOIR: “Les sigillées paléochrétiennes grises et orangées“. Gallia, XXVI. París, 1968, pp. 177-244. Y vid. También Luis CABALLERO ZOREDA y José Luis ARGENTE: “Cerámica paleocristiana, gris y anaranjada, producida en España. Cerámicas tardorromanas de la villa de Baños de Valdearados (Burgos) “. Trabajos de Prehistoria, 32. Madrid, 1975, pp. 113-150. (5) Joan Francesc CLARIANA ROIG, y Ramón JARREGA DOMINGUEZ: “Estudi de la fase baix imperial de la vil.la romana de Torre Llauder(Mataró, El Maresme). Les ceràmiques“. Laietania 9, Mataró. 1994, pp. 253-289. (6) A. Burgos et alii, p. 232. (7) Manuel Sotomayor: “La Granada romana“. En Nuevos paseos por Granada y sus contornos. Granada, 1992, p. 62. (8) M. Sotomayor, p. 61. (9) Manuel GÓMEZ-MORENO MARTÍNEZ: Monumentos romanos y visigóticos de Granada. Granada, 1889. Ed. Facsímil, Universidad de Granada, 1988. Prólogo de J.M. Roldán Hervás. (10) J. Manuel ROLDÁN HERVÁS: Juan de Flores y las excavaciones del Albayzín. Arqueología y fraude en la Granada del siglo XVIII. Los papeles del Carro de San Pedro, nº 11-12. Granada, 1985, p. Xv; y vid. También Mercedes Roca Roumens, Mª Auxiliadora Moreno Onorato y Rafael Lizcano Prestel: El Albaicín y los orígenes de la ciudad de Granada. Granada, 1988. (11) Manuel SOTOMAYOR MURO: La Iglesia en la España romana y visigoda. En Historia de la Iglesia en España. Madrid, 1979. (12) Antonio ORIHUELA UZAL y Carlos VÍLCHEZ VÍLCHEZ: Aljibes públicos de la Granada islámica. Granada, 1991, p. 62.

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273

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EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LA CALLE HORNO DEL VIDRIO, 16 (GRANADA). ANTONIO LÓPEZ MARCOS ALEJANDRO CABALLERO COBOS CARMEN LÓPEZ PERTÍÑEZ

Resumen: Durante la presente excavación se rastreó la evolución de una casa árabe desde una fecha indeterminada del s. XII hasta finales del XIV? A partir de mediados del siglo XVI, estuvo funcionando en esta área un horno de vidrio donde se documentan las primeras producciones de vidrios tipo Castril. Abstract: The present excavation seeks the evolution of an arabian house since an indeterminate date in the 12th Century until the end of the 14th Century. In the second half of the 16th Century there was a glass kiln in this area. The first productions of Castril-type glass are documented here. INTRODUCCIÓN

Con motivo de la rehabilitación del inmueble nº 16 de la calle Horno del Vidrio por parte de Promociones CINBAILA S.L., y la construcción de un garaje en la zona tradicional de huertos de la casa, se tuvo la necesidad de realizar la preceptiva excavación arqueológica de urgencia, precisamente donde sería construido el pequeño parking que llevaría implícito el destierre de toda el área hasta casi cuatro metros de profundidad. Al mantener en el resto del edificio la composición original no se hacía obligatorio intervenir ya que el patrimonio arqueológico no se vería afectado. Los trabajos de campo se llevaron a cabo entre los días 12 de agosto y 14 de septiembre. Durante la primera quincena se extrajeron los dos primeros metros de forma mecánica. Se trataba de un relleno de tierra vegetal que evidenciaba el uso de este espacio como jardín/huerto. A partir del 24 se continuó de forma manual para lo cual contamos con un equipo de cuatro obreros pertenecientes a la empresa La Encarnación de Montefrío (Granada). La dirección técnica corrió a cargo de D. Antonio López Marcos auxiliado por D. Alejandro Caballero Cobos (licenciado en Geografía e Historia) y Dña. Carmen López Pertíñez (licenciada en Historia del Arte) y el asesoramiento técnico de D. Andrés Mª Adroher Auroux (profesor del Dpto. Prehistoria y Arqueología de la Univ. de Granada). Desde aquí, debemos expresar nuestro agradecimiento a la sociedad promotora por la completa disponibilidad y el interés mostrado durante el desarrollo del estudio arqueológico. 1. UN POCO DE HISTORIA PARA COMPRENDER MEJOR LA ESTRATIGRAFÍA.

Toda esta zona estaba inmersa hasta el siglo XI en una zona de ribera en la margen izquierda del río Darro. El Darro, en este tramo de valle de escasa pendiente, se va encajando muy lentamente, depositando toda una serie de paquetes sedimentarios en sucesivas terrazas, en los que alternan indiscriminadamente capas de gravas y arenas y limos. En estas capas a veces aparecen materiales de carácter antrópico, pero en deposición secundaria, procedentes de la alteración de zonas más elevadas.

La situación anterior se mantendría hasta el siglo XI. Es en este siglo cuando se traza sobre esta zona un arrabal fuera de la línea de muralla que cerca la colina del Albaicín y que luego se verá englobado por una nueva cerca. Este arrabal tendría, según algunos autores, más de cuatrocientas casas. Parte de la investigación denomina Alcazaba Gidida o Nueva al conjunto englobado por la nueva cerca, aunque posteriormente parece demostrado que tal diferenciación en la nominación de las alcazabas (Alcazaba Vieja y Nueva) no existió, conociéndose todo el sector de la colina del Albaicín como al-qasabat Garnata. Dentro de este arrabal el solar que nos ocupa se hallaba en el barrio llamado de Haxaris1. Los elementos más importantes del barrio con testimonios en las fuentes escritas son: la llamada mezquita Atteibin o de los Conversos de la que apenas quedan restos2 y cuyo solar ocupa hoy la iglesia de San Juan de los Reyes; la acequia que aún recorre la mencionada calle de San Juan de los Reyes y que abastecía al barrio de agua (Acequia de los Ejidos); un hamman o baño (El bañuelo o Baño del Nogal); un maristán u hospital, y una mahdara o escuela de primaria. También se documenta la presencia de cármenes con frondosos huertos. Por otro lado el hecho de que algunas calles comiencen por la palabra «horno» o tengan nombres posiblemente relacionados con cuestiones de producción (Horno de Vidrio, Horno de Oro, Candil) hace pensar en la representación importante en el barrio del artesanado, pero no se conocen ni restos materiales que evidencien estas actividades artesanales ni su localización exacta. Los conjuntos estructurales datados entre finales del XI-mediados del XIII en diversas excavaciones próximas (Calle San Juan de los Reyes, Tejidos Casares, Calle Espino nº 5,...), presentaban unas condiciones de conservación excelentes al haberse producido un abandono y derrumbe precipitado de las casas. Esta destrucción pudiera ser fruto de los conflictos religiosos y sociales que en torno a mediados del siglo XII tienen lugar en Granada; recogidas por las fuentes escritas, son de las que más repercusiones tienen sobre los edificios del barrio del Albaicín: destrucción, despoblación de zonas, etc. Parece ser que después de esta destrucción quedan amplios espacios vacíos de construcciones, funcionan como áreas abiertas que perdurarán desde el siglo XIII hasta finales del XIX. Son zonas de jardín o huertas testimoniadas en aquellas excavaciones por las tierras de cultivo presentes en la secuencia, por el fuerte deterioro y elevada fragmentación que presenta la cerámica y por conjuntos estructurales de tipo hidráulico asociados a estas tierras. Fundamentalmente estos jardines o huertas del Albaicín como parte de los cármenes, se extendieron con profusión debido a la expulsión de los moriscos en 1569-703, que supuso fuertes cambios en las propiedades. 2. SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA. FASE 1.

La construcción de la casa actual, datable entorno al s. XVII, llevó implícito la reordenación parcial del entorno a raíz de la cual 275

se arrasaron las estructuras preexistentes. No obstante, todo parece indicar que la casa anterior (Siglo XVI) ya se encontraba muy deteriorada, o al menos así lo indica su muro de contención (vid. fig. 7; en negro en todas las plantas). En otro orden de cosas, el conjunto de las estructuras localizadas muestran un marcado proceso erosivo en sentido NW-SE, lo que llevó a trazar un segundo muro de contención, mucho más consistente. El muro anterior se arrasó hasta una altura de 60 cms. sobre el nivel de circulación de la recién construida casa (la del XVII) pasando a convertirse en delimitador del espacio de jardín. El espacio entre ambos fue rellenado después de haberse instalado una serie de atarjeas que drenaban el interior del patio y convertido en zona de circulación y acceso al espacio ajardinado o de huerta. FASE 2.

Entre otros muchos elementos, la casa del XVII destruyó totalmente las estructuras modernas preexistentes. Unicamente nos ha quedado la interfacie de arrasamiento (UE 1109) de la anterior edificación en la que se veía una serie de manchas circulares con fuerte concentración de escorias de vidrio. Si a ello sumamos la masiva presencia de fragmentos de vidrio en el sedimento en contacto con esta interfacie, no es descabellado suponer la existencia de una producción artesanal de vidrio, sino en este justo punto, sí en áreas próximas (no hay que olvidar el nombre de la calle: Horno del Vidrio). Lo que resulta estratigráficamente imposible, es precisar la cronología de esta producción; sólo podemos decir que estaría entre el siglo XV (amortización de las casas árabes localizadas) y la construcción de la casa vigente (véase el estudio de los vidrios anexo). FASE 3 (fig. 1).

A esta fase adscribimos las primeras construcciones árabes localizadas. Nos referimos a un muro (MR105) y suelo (SL103) de cal grasa que aunque no tienen conexión entre sí muestran idénticas características constructivas (lám. I, a). Están muy arrasados por rellenos posteriores (UEs 1009 y 1010) que nos han permitido fijar el periodo de amortización de dichas estructuras hacia el S. XV, únicas fechables en este momento. El resto de estructuras contemporáneas fueron arrasadas en la fase 2. En este punto debemos hablar de un muro de cal grasa bien cementada (MR112) que se encuentra junto al primer muro de aterrazamiento. Totalmente desconectado, nos ha resultado imposible precisar la cronología. Como particularidad presenta acabado en los dos extremos, por lo que debemos considerarlo como una estructura central en la que se apoyaría algún elemento de cubierta plana o abovedada. En el ángulo NE tiene una oquedad que bien pudiera tratarse del gozne de una puerta. FASE 4 (fig. 2).

El sedimento que cubre los suelos de las dependencias localizadas precisa el momento de amortización de todo el conjunto hacia el S. XIV. La estancias están construidas en, al menos, dos niveles, lo que ha hecho que las estructuras pertenecientes a una casa califal sólo se hayan conservado en la terraza superior (sector 1). Un muro transversal (MR108) construido con grandes losas de arenisca de La Malá sirve de contención. El nivel del suelo de la habitación al norte del mismo estaría a una cota superior al resto de los suelos, hecho que provocó la desaparición total del mismo, arrasado por las estructuras de la fase 3.

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LÁM. I. a) Fase 3. Suelo y muro de cal grasa; b) superposición del muro de cal grasa MR105, perteneciente a la Estancia 101 (Fase 3), sobre el MR109 construido con piedra arenisca de La Malá; c) Fase 4. Vista general desde el oeste de la Estancia 102.

FIG. 1. Fase 3.

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FIG. 2. Fase 4.

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El sector 2 es una habitación cuadrangular que funciona como distribuidor (lám. I, c). En el nivel de abandono del sector y/o relleno de reinstalación posterior (UE 1014) debemos destacar la aparición de la mitad de una taqa de mármol de Macael. Hacia el este, se comunicaría con la estancia 105, de la que poco sabemos. Únicamente podemos precisar que en esta última fase la puerta se encontraba tapiada (lám. II, foto c) siendo rellenado el interior del sector 5 con cantos rodados de mediano tamaño –UE1058- (lám. II, b). La existencia y funcionamiento en fases anteriores de una pequeña estructura hidráulica explica la razón de este curioso relleno: evitar posteriores rehundimientos ante la aparición de humedad. Por el sur se llegaba a la habitación 103 de la cual, mutilada por la construcción del primer muro de contención no podemos decir nada (lám. II, a).

Pero de entre todas las habitaciones, la principal debió ser la estancia 104. Tanto el revoco de sus muros como su suelo se encontraban pintados con almagra. Lamentablemente, la inexistencia de mobiliario alguno en el nivel de abandono nos impide conocer algo más de que pudiera habernos aportado alguna información sobre su TAQ (lám. III, a y b). FASE 4b (fig. 3).

En este momento la puerta que comunicaba el sector 2 con el 5 no se encontraba tapiada (lám. II, c). Sólo tenemos constancia de la presencia de una estructura hidráulica en el interior de esta última habitación.

LÁM. II. a) Fases 4-6. Suelo pintado de almagra de la estancia 104 visto desde el oeste; b) Otra vista del suelo pintado, desde el sur; c) Fase 5. PR114 que comunicaba las estancias 102 y 105.

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FIG. 3. Fase 4b.

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Tanto esta fase como la anterior deberían definirse más bien como subfase pues están señalando la reestructuración que sufren algunas dependencias de la casa tardoalmohade. En ésta, el suelo del sector 6 se reforma y sube de nivel a la vez que se construye una estructura de ladrillo visible, que si bien en un primer momento pudimos relacionar con una letrina, actualmente descartamos. FASE 5 (fig. 4).

Nos encontraríamos ante la estructura original de la casa, fechada en el siglo S. XII. La casa se organiza, al menos, en dos planos de terraza, con una habitación principal (sector 4) que, al menos, en la última fase tenía pintado el suelo y revocados los muros con pintura de almagra. La fuerte erosión sufrida por la casa en épocas posteriores no nos permiten hacer mayores precisiones en cuanto a distribución y funcionamiento de las distintas dependencias. FASE 6 (fig. 5).

El hecho de que la casa tardoalmohade se edificara en dos niveles ha permitido conservar, en la terraza superior, restos de un muro construido con cantos rodados (MR123), al cual se asociaba una especie de pseudoempedrado (lám. IV, a). La fuerte alteración sufrida nos impide precisar más. Unicamente podemos dar la fecha del relleno sobre el cual se edifican estas estructuras, el S. X. FASE 7.

En este momento toda esta parte del Albaicín se encuentra despoblada y continuos factores atmosféricos erosionan la parte superior de la colina. Conjuntamente con los limos arrastrados encontramos fragmentos de cerámica clásica muy rodada, preferentemente ibérica. Como material de importación señalar la presencia de un borde de ánfora grecoitálica. Sobre este sustrato se implantará posteriormente la ciudad árabe (lám. IV, c). 3. CONCLUSIONES.

Como se ha podido ver las construcciones sucesivas siempre han alterado notoriamente las estructuras preexistentes. Las habitaciones mejor conservadas son las pertenecientes a las fases 4, 4b y 5 (S. XII-XIV) y aún así se encuentran muy deterioradas. Las primeras edificaciones cristianas (S. XVI) arrasaron la última fase nazarí. Sintetizando la secuencia estratigráfica, diríamos que nos encontramos ante un espacio construido entre los ss. XI y XVII/XVIII, momento en que pasó a convertirse en zona de jardín/huerto. El resultado son restos de habitaciones domésticas carentes de todo mobiliario y cuya importancia radica en su mero valor histórico.

LÁM. III. a) Fases 4-6. Vista general de la estancia 103 y puerta PR121 que la comunica con la 102; b) Fase 4. Muro de areniscas de La Malá que separa los sectores 2 y 5. Así mismo se puede apreciar el relleno de piedras con el que se colmató la Estancia 105, posiblemente en el momento en que se tapió la puerta que comunicaba ambas habitaciones; c) PR114 tapiada.

Anexo : Algunos datos acerca de los vidrios vinculados al arrasamiento de las estructuras del S. XVI (base de la UE 1001 e interfacie 1109), en supuesta relación al funcionamiento de un horno de vidrio. Isabel Cambil Campaña Por los restos aparecidos en los niveles superficiales de esta intervención, que hemos datado entre los siglos XV-XVI, podemos asegurar que existió en el solar, o en lugares colindantes a éste, un horno de vidrio. 281

FIG. 4. Fase 5.

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FIG. 5. Fase 6.

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Se han encontrado dos tipos de restos vítreos: escorias y fragmentos de piezas. Deben existir relación entre unas y otros, aunque no en todos los casos sean muy claras, ya que han quedado fragmentos de piezas de características vítreas diferentes a las de las escorias encontradas, lo que indicaría la exclusión de algunas producciones en este lugar, aunque se hallaran presentes y fuesen conocidas, como constatan los restos de esas piezas. 1. LAS ESCORIAS

Se pueden distinguir hasta cuatro tipos de escorias diferentes, que corresponden a cuatro momentos del proceso de producción del vidrio. Las dos primeras que pasamos a enumerar, dejan patente que existió fabricación: a) Los residuos de mayor tamaño corresponden a vertidos de pasta vítrea sobre una superficie que puede ser parte de algún mortero de gruesa granulometría que, aunque poco probable, podría tratarse de algún revestimiento del propio horno (pared o suelo). Puede tratarse también de algún tipo de piedra muy porosa, en unos casos gris oscuro y en otros ocre claro, con fragmentos de mármol e inclusiones de cal. En estos casos la pasta vítrea aparece totalmente fundida y es de color azul verdoso. b) Los fragmentos de variado tamaño que corresponden a chorreados que parecen no haber terminado de fundir y por ello presentan gran cantidad de inclusiones gaseosas y diferencias de color y brillo. c) El fragmento de pasta azul corresponde a otro momento en el proceso de fabricación, dónde aún se puede distinguir la granulometría de los distintos componentes de la pasta. d) También encontramos pequeñas escorias con forma de estalactita. 2. LOS CRISOLES.

Hemos encontrado además tres fragmentos de cerámica con un grosor que oscila entre los 7 y 8 cm., que corresponden al galvo de una misma pieza, y otros amorfos cerámicos, incluidos o semicubiertos de pasta vítrea transparente y verdosa, con las mismas características vítreas que la mayoría de las escorias. Es una cerámica de tono rosáceo o violáceo, que parece haber sufrido sucesivos recalentamientos, (en algunos casos pueden observarse tanto la cara interna como externa de la pieza quemada) y de pequeños desgrasantes. El color de la pasta cerámica coincide con el de los crisoles que se utilizan para la fabricación del vidrio que suele ser de tono violáceo o rojo anaranjado.

LÁM. IV. a) Fase 7. Muro de piedra seca en relación con un empedrado; b) secuencia estratigráfica en la que se puede apreciar la superposición de los dos niveles de ocupación del sector 6. En el último suelo funcionaría una letrina. Este es el nivel contemporáneo al suelo pintado de almagra. Se puede apreciar como el muro de contención (izda.) rompió todos los niveles; c) vista general de la excavación una vez desmontadas todas las estructuras árabes. Estas se disponían directamente sobre un sedimento de arrastre de la parte alta del Albaicín con presencia de material ibérico muy rodado.

Se sabe que era corriente reutilizar recipientes de cerámica doméstica como crisoles. Sólo tenemos datos de que se realizaban estas reutilizaciones, hasta el siglo XI. Teniendo en cuenta que las características de estas pastas cerámicas no son las correspondientes a las pastas refractarias, podemos suponer que la reutilización de piezas de cerámica, especialmente de cocina, como crisoles fuese algo habitual hasta la Baja Edad Media. Aunque su rendimiento fuese menor (no soportarían más de tres o cuatro calentamientos), serían mucho más asequibles y accesibles; evitarían así, los encargos de fabricación de crisoles al alfarero. 3. OTROS INDICIOS ACERCA DE LA FABRICACIÓN DE VIDRIO EN LA ZONA.

Encontramos también entre los restos vítreos, grumos de vidrio con la impronta de una de las extremidades del puntel. Se trata de 284

FIG. 6. Perfil norte.

FIG. 7. Perfil oeste.

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una huella en forma de anillo, a veces con mucho relieve y bastante irregular que se podría confundir con un borde por su forma, pero que se distingue de éstos por no presentar fracturas en las zonas por donde tendría que unirse con el resto de la pieza. El diámetro interno de estas improntas es igual al que se encuentra en el fondo de alguna de las piezas de vidrio de gran tamaño halladas en la intervención. A su vez las características de las pastas vítreas de estas piezas son las mismas que las de la mayoría de las escorias (transparentes verdosas). Han sido también frecuentes los restos de piezas mal formadas en las que se observan las marcas de las diferentes herramientas utilizadas; destacan las asas formadas por hilos gruesos o finos (como las varillas); aparecen también gran cantidad de hilos de sección cilíndrica y cintas planas, cuyo uso solía ser el servir de aplicaciones que se incluían al final del proceso o de agitadores. Entre las cintas planas predominan las de color azul cerúleo. Otras son de color verde oliva y otras de colores oscuros indeterminados por culpa de las alteraciones. 4. PASTAS VÍTREAS Y PIEZAS.

Las características generales de las pastas vítreas encontradas son su transparencia y la riqueza cromática. Por suerte en muy pocos casos las alteraciones han llegado a oscurecer la pasta. La riqueza cromática es una característica del vidrio andaluz aunque no se puede concretar si era consecuencia de un gusto o un desconocimiento de las técnicas de decoloración. En los vidrios que hemos encontrado los colores más frecuentes y más fáciles de definir son el azul verdoso, verde mar, verde oliva y violeta. Estos colores son a su vez los que podemos encontrar en las escorias. La correlación entre las pastas vítreas de las piezas y las escorias, y la presencia de estos colores, nos hace establecer en la zona dos producciones bien definidas: una morisca y otra relacionada con la fábrica de Castril. La producción de piezas moriscas, de tradición nazarí, puede en algún momento ser paralela cronológicamente (s. XVI) a la de piezas de Castril que perduraría más tiempo.

Las piezas de tradición nazarí (moriscas), son de vidrio muy fino y aspecto delicado. El tratamiento del color (violeta, negro, rojo y distintos tonos de azules), así como la transparencia, nos indican un buen conocimiento de los materiales y de las técnicas de fabricación. Tanto los colores, como las técnicas o las formas encontradas, se pueden relacionar con algunos de los fragmentos vítreos y piezas nazaríes conservados en el Museo de la Alhambra; por ejemplo los casos de las copas de cuerpo cónico y pasta transparente, las botellitas de colores variados y las mezclas de colores que llegan a presentarse en una misma pieza. Son muy pocas las escorias encontradas relacionadas con este tipo de piezas lo que puede reflejar que esta producción fue escasa y seguramente correspondería a los primeros momentos de funcionamiento del horno. La mayor parte de las escorias y restos de piezas encontrados corresponderían a la fabricación de vidrio del tipo de “Castril”. En líneas generales se caracterizan por tener un tono verde residual provocado por las impurezas de hierro que contienen las pastas vítreas. También aparecen otros colores habituales en la producción de Castril. Las formas, colores y grosor de las pastas corresponden a las piezas utilitarias de carácter popular. Para terminar, detectamos restos de piezas de técnica veneciana que pueden ser de importación. Está constatada que la importación de vidrio veneciano comenzó a ser frecuente en España a partir del siglo XVI. Estas piezas eran especialmente apreciadas y comenzaron a fabricarse en nuestro país, siendo Cataluña la principal zona de captación de las nuevas tendencias, y posteriormente de producción de vidrio veneciano, llegando a tener un estilo propio. Entre las piezas de este tipo encontradas en la intervención destacaremos el fragmento de un vaso o jarro, que llevaría como adorno en el galvo un mascarón. La pasta es transparente con dos líneas de lattimo (pasta blanca). Encuadrados también en este grupo aparecen un fragmento de vidrio helado entre otros de difícil definición por sufrir graves alteraciones de la pasta vítrea. Las piezas de este grupo, de las que no se han encontrado escorias de características asociables, no podemos considerarlas dentro de la producción de este horno.

Notas 1

Este barrio tenía como límites al norte la calle de San Juan de los Reyes, al sur la Carrera del Darro, al este la cuesta de la Victoria y la calle del Bañuelo (Baño del Nogal) al O. 2 Tan sólo se conserva el alminar (M. Gómez-Moreno, «Granada en el siglo XIII», Cuadernos de la Alhambra, 2, Granada, 1966, pp. 3-41) que data del siglo XII de época almohade y que hoy es el campanario de dicho templo. 3 A. CORTES PEÑA y B. VINCENT, Historia de Granada III. La Epoca Moderna. Siglos XVI, XVII y XVIII, Granada, 1986, pág. 97.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL SOLAR DE LA CALLE BUENSUCESO Nº 5 Y 7 (GRANADA). INMACULADA RODRÍGUEZ GARCÍA REYES ÁVILA MORALES

Resumen: En el presente informe se recogen los resultados obtenidos en la intervención arqueológica en la calle Buensuceso nº 5 y 7. Aparecen restos cerámicos de época medieval, sin embargo no aparece una fase constructiva anterior a la época contemporánea, momento en el que la zona sufre una profunda transformación a nivel funcional.

que se expedían en doce tablas descubiertas”3. Éstas dieron el nombre de Puerta de las Tablas a la calle que desde allí bajaba hasta la vega y que hoy coincide con la calle de las Tablas. En la misma dirección se trazarán a cordel las manzanas definidas por la calle Buensuceso y de Sta Teresa, que atraviesan perpendicularmente la de Puentezuelas (que desemboca en la zona de Puerta Real).

Résumé: Dans le présent informe on a recueilli les résultats obtenus dans l´intervention archéologique de la rue Buensuceso nº 5 et 7.Les restes ceramiques sont inscrits au Moyen Âge, mais la phase constructive appartient à l´époque contemporaine, quand la zone souffre une profonde transformation à l´échelon fonctionnel.

El entorno urbanístico de la actual Plaza de la Trinidad se encuentra más configurado en el siglo XVII. El conjunto monumental del referido Convento de Trinitarios se mantuvo en pie hasta 1889 en que se procedió a su demolición, naciendo en su lugar la plaza. El crecimiento de la ciudad ocasionó la creación de nuevos barrios como el limítrofe de La Magdalena, el más poblado de la ciudad, que tenía por centro las cercanas calles de Gracia y Jardines.

Durante la intervención se contó con un grupo de arqueólogos formados por un director y un técnico arqueólogo. Los trabajos de campo se iniciaron una vez demolido el edificio anterior dedicado a almacén de aceite. Dicho edificio se construyó a mediados del siglo XIX. SITUACIÓN DEL SOLAR Y CONTEXTO HISTÓRICO

El solar se localiza en la zona centro de la ciudad de Granada, muy cercana a la Plaza de la Trinidad. Los edificios más cercanos con carácter histórico son la Catedral, la Madraza, el Palacio Arzobispal y la Iglesia de la Magdalena. Al edificio se accede desde el norte por la calle Buensuceso, al sur por la calle Paz (que las delimita); al este y oeste linda con dos viviendas. La cota superficial media del solar se sitúa en 676’45 s.n.m. En esta área se posee información sobre varias excavaciones arqueológicas (como la realizada en las calles Alhóndiga nº 5 y Párraga nº 6 y en las calles Gracia y Jardines nº 41 y 44) que nos ofrecen una secuencia de ocupación establecida desde época medieval y moderna hasta momentos contemporáneos. La zona en torno a la actual Plaza de la Trinidad, en la que se ubica el solar objeto de estudio arqueológico, fue en tiempos de la ocupación musulmana zona de huertas, concretamente la llamada Gedida del Tintin y que como señalaba Henríquez de Jorquera1 se extendía desde la Puerta de Bib-al-Mazda (Puerta del Corro o de la Reunión) hasta las actuales calles de la Paz y Puentezuelas. En la parte noroeste de este área, se comenzó a edificar en 1517 en la huerta que los Reyes Católicos habían dado como dotación al Hospital de los Locos, un convento de padres trinitarios Calzados, que no llegó a concluirse hasta finales del siglo XVIII2. Frente al convento y en la parte exterior de la muralla, se estableció en 1615 una carnicería que abastecía a la gente pobre y a los trabajadores del campo. En ella se pesaban “cabritos y corderos

PLANTEAMIENTOS Y OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN

El proyecto de nueva obra en el solar que nos ocupa recoge la excavación del subsuelo en diferentes puntos de la parcela para la ubicación de sótanos dedicados a garajes por lo que se ha planteado la necesidad de realizar los sondeos abarcando la zona más amplia del solar, manteniendo los límites de seguridad entre las medianerías de las viviendas colindantes y los sectores de intervención. La propuesta de actuación se basa en tres sondeos de 7 x 5’5 m., sin embargo en un reconocimiento visual del terreno una vez demolido el edificio localizamos un aljibe o depósito en la zona central del solar con unas dimensiones de 3’5 x 7 m. y 2’80 m. de potencia. Considerando esto se procedió a la reestructuración del número, ubicación y dimensiones de los sectores de intervención quedando ordenados en dos con unas dimensiones de 7 x 5’5 m. y 8 x 8 m.. Una vez finalizada la fase de campo de la excavación arqueológica se procedió al seguimiento y control de movimiento de tierra una vez iniciadas las obras, con el fin de completar la documentación obtenida en este solar. Teniendo en cuenta la problemática específica de la zona en la que se ubica el solar y en base a la documentación histórica disponible, el planteamiento de la intervención se hizo con unos objetivos determinados: 1.- Documentar estratigráfica y planimétricamente la mayor extensión posible del solar. 2.- Realizar el estudio geomorfológico en base al substrato natural así como las posibles alteraciones antrópicas que se han ido sucediendo sobre éste. 3.- Determinar, dentro de lo posible, la evolución de la zona en cada uno de los períodos históricos registrados, así como los cam287

bios del parcelario urbano con el fin de descubrir si la organización espacial actual corresponde al de las transformaciones llevadas a cabo a lo largo de la época moderna. 4.- Estudio de los conjuntos artefactuales que nos puedan marcar la evolución y/o transformación en la funcionalidad de los diferentes complejos estructurales. SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA Y CULTURAL

En líneas generales y atendiendo a la estratigrafía y los complejos estructurales documentados a lo largo de la intervención se obtiene la siguiente secuencia estructurada en fases y períodos: Fase I: Período Contemporáneo.

Las estructuras relacionadas con esta fase constructiva se documentan en un número inferior con respecto a la Fase II que, a su vez, afecta a estos niveles, por lo que su estado de conservación es malo. La mayor parte de las estancias se dedican a zonas de almacenamiento, en concordancia con el uso que se le viene dando a este edificio desde su construcción4. La primera de estas estancias (se trata del Complejo Estructural 01, que en la fase II será compartimentado en dos habitaciones), localizada en el sector 1, vendría limitada por dos muros de guijarros y mortero (E-001, área 12.67.61 y E-008, área 12.67.51) y un tabique con fábrica de ladrillo (E-001, área 12.67.51) ocupando una superficie rectangular de 6 x 4’70 m. En el sector 2 aparece una zona de patio de la que únicamente conocemos el nivel de suelo representado por la E-003 (área 12.67.70); la planta de esta unidad estructural se realizada con guijarros de pequeño tamaño aglutinados con mortero de tierra creando una superficie plana. Esta estructura se conserva parcialmente y muy alterada debido, sobre todo, a la superposición de canalizaciones de la fase posterior. La red de saneamiento de esta fase se localiza únicamente en el sector 1, donde discurren dos canalizaciones realizadas con atanores cerámicos; la E-008 (área 12.67.61) posee una cubierta de tejas y una hilada de guijarros a cada lado del tramo para evitar el desplazamiento de la estructura. La E-015 (área 12.67.51) está cubierta con ladrillos a dos aguas e igualmente la recorre una hilada de guijarros en los laterales5. Las estructuras localizadas se apoyan sobre estratos (UEN-0028 y 0029, área 12.67.51, sector 1 y UEN-0003, área 12.67.70, sector 2) que, aún siendo diferentes en su coloración o textura poseen la característica común de contener piezas cerámicas con una cronología que oscilaría entre los siglos XIV al XIX. Los estratos a los que nos hemos referido se superponen a su vez a otros (UEN0030, área 12.67.51, sector 1 y UEN-0005, área12.67.70, sector 2) considerados como estériles desde el punto de vista de la ocupación antrópica. Fase II: Período Contemporáneo.

A esta fase corresponde la mayor complejidad estructural registrada durante la intervención ya que la planta de la vivienda se encuentra totalmente definida. En el sector 1 se localizan tres habitaciones rectangulares, dos de ellas, Complejos Estructurales nº 02 y 03, son el resultado de la división de una habitación mayor ya localizada en la fase I. En el

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C.E. nº 02 no se ha recuperado el nivel de suelo al contrario que en los C.E. nº 03 y 04 donde la pavimentación corresponde a un empedrado realizado con guijarros de mediano tamaño que alterna con dos losas de gran tamaño (0’90 x 0’40 m.) en el C.E. nº 04; en este mismo complejo se ubica, embutida en la planta, una vasija cerámica de paredes rectas y con un diámetro de 54 cm. Dando continuidad funcional, en el sector 2 se ubica una zona de patio, ocupando un área central a partir del cual se organizarían las diferentes dependencias del Grupo estructural. Este patio conecta igualmente con una entrada o acceso desde la calle Paz. Ambas estancias presentan similares características en cuanto a los materiales usados en su pavimentación como son los guijarros y adoquines, que configuran una planta sólida capaz de sostener un tráfico intenso. El suelo del patio (E-001, área 12.67.60) posee una serie de «nervios» realizados con líneas de adoquines que dividen la solería en diferentes paños; en el caso de la entrada los adoquines conforman dos líneas paralelas rellenándose el espacio entre ellas con guijarros (fig. nº5). Haciendo referencia a esta nueva fase de ocupación se acometen una serie de reformas en la red de saneamiento y desagües de la vivienda por lo que se localizan bajo la E-001 gran cantidad de canalizaciones de diferentes tipologías: desde atarjeas con base, laterales y cubierta de ladrillo (E-002,área 12.67.70) o lajas de piedra (E-002, área 12.67.60), a tuberías de hormigón (E-004, área 12.67.70), pasando por otras a base de uniones de atanores cerámicos (E-004, área 12.67.60); la mayor parte de ellas convergen hacia un registro (E-007, área 12.67.60). La ubicación de todas estas estructuras alteran visiblemente el suelo de la fase anterior. La cerámica asociada a estos niveles (UEN-0002 y 0003, área 12.67.51, sector 1 y UEN-0002, área 12.67.70, sector 2) nos ofrece una cronología que va desde el siglo XIV al XIX. CONCLUSIONES Y APORTACIONES HISTÓRICAS DE LA INTERVENCIÓN.

A nivel microespacial, la información que se ha obtenido del solar es muy completa ya que se ha definido con claridad un grupo de compartimentaciones de una vivienda del siglo XIX así como una posterior remodelación. La información obtenida en el solar es, en parte, extrapolable a las que se han registrado tanto en intervenciones como en seguimientos realizados en la zona. Sobre el substrato geológico documentado en los estratos inferiores se asientan directamente los niveles asociados a materiales cerámicos medievales sin restos estructurales; sin embargo la cerámica adscrita a una cronología que abarca los siglos XVIII-XIX son muy abundantes. Todo hace pensar que nos encontramos en una zona abierta durante el período medieval, zona que sufre modificaciones importantes a finales del XVII en las cuales se va a ir configurando como periferia urbana. A partir del siglo XVIII la sucesiva concentración de las parcelaciones supuso la desaparición de las zonas abiertas en detrimento de la urbanización completa. No obstante las zonas de jardín y las grandes construcciones anejas no desaparecen (tal y como demuestra la estratigrafía y las estructuras documentadas tanto en la intervención que nos ocupa sino en cuanto a otras que se han investigado en los alrededores) sino que mantienen su carácter y función hasta la mitad de nuestro siglo donde han sido sustituidas de forma paulatina por los bloques de pisos de los que somos testigos.

FIG. 1. Planta sector 2. Fase I.

LAM. I. Vista general del sector 2.

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FIG. 2. Sección sector 1.

Notas (1) Francisco Henríquez de Jorquera, Anales de Granada, Granada, 1934, p. 423. (2) Mª José Martínez Justicia, Granada, 1996, p. 172. (3) Francisco Henríquez de Jorquera, Anales de Granada, Granada, 1934, p. 14. (4) Según fuentes orales la edificación tenía como uso la de almacén de aceite. (5) Ambas estructuras se encuentran cortadas e inutilizadas por la E-005 (área 12.67.61) y la E-014 (área 12.67.51).

Bibliografía BOSQUE MAUREL, Joaquín, Geografía urbana de Granada, Granada,Universidad de Granada, 1988. DALMAU, Francisco, Mapa topográfico de la ciudad de Granada, s.l., 1976. GALLEGO Y BURÍN, Antonio, Guía de Granada, Madrid, 1961. GÓMEZ MORENO MARTÍNEZ, Manuel, Guía de Granada, Granada, Ed. facs., Universidad de Granada y Fundación Rodríguez-Acosta, 1982. HENRÍQUEZ DE JORQUERA, Francisco, Anales de Granada, Granada, 1934. MALPICA CUELLO, Antonio, «Las murallas de Granada», Nuevos paseos por Granada y sus contornos, Granada, 1992. MALPICA CUELLO, Antonio,»Granada, ciudad islámica: centro histórico y periferia urbana», Arqueología y territorio medieval, Jaén, 1994. SECO DE LUCENA ESCALADA, Luís, Plano de Granada árabe, Granada, Reed. 1982. SECO DE LUCENA PAREDES, Luís, La Granada nazarí del siglo XV, Granada, Patronato de la Alhambra, 1975.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA CALLE HUERTO DE SAN CECILIO Nº10 (GRANADA). INMACULADA RODRÍGUEZ GARCÍA Mª REYES ÁVILA MORALES

Resumen: En este informe se exponen los resultados arqueológicos obtenidos en la intervención arqueológica mediante sondeo realizada en el nº10 de la calle Huerto de San Cecilio. Durante la intervención se han localizado varias fases de ocupación, todas ellas de época contemporánea que han arrasado los restos de parte de la necrópolis musulmana que se extiende por esta zona. Résumé: Dans ce informe on expose les résultats archéologiques obtenus dans l´intervention réalisée dans la rue Huerto de San Cecilio. Pendant l´intervention on a pu registrer plusieurs phases d´occupation, inscrites á l´époque contemporaine et causantes de la destruction d´une partie de la nécropole musulmane qui s´étend dans cette zone. CONTEXTO HISTÓRICO DE LA ZONA INVESTIGADA.

El solar se encuentra situado en el barrio medieval de la Antequeruela, que se formó al Este de la Garnata Alyahud o de los judíos, al Sur de la Loma de Abahul y al Oeste de Albunest, hoy Campo del Príncipe. Durante los siglos XII-XIII el poblamiento de la ciudad de Granada irá aumentando progresivamente de tal forma que en época nazarí se llevará a cabo una política de expansión en algunas zonas concretas de la ciudad, debido sobre todo a la llegada de una nueva población que huye de los territorios conquistados por los cristianos. Este hecho puede verse reflejado en la ampliación de la muralla zirí ya que a partir de este momento se crearán nuevas cercas alrededor de zonas que antes no estaban incluidas dentro de la Madinat Garnata. Para proteger este barrio de la Antequeruela y el de Alfajjarín se construyó la cerca Sur de la Muralla, que arrancando de la del poniente en el punto en el que la cuesta Aixa afluye a la Placeta de los Campos, descendía por aquella y, subiendo paralelamente a la calle del Cuarto Real de Santo Domingo hasta la Placeta de la Puerta del Pescado, continuaba por el Callejón de Solares y Vistillas de Los Angeles al extremo superior de la Cuesta de los Molinos, donde se abríala Puerta de la Loma, y doblando el muro hacía el Norte, concluía después de subir por el Cerro de Ahabul (de Los Mártires), en la Torre de Medina Alhamrá 1.

junto a los caminos que conducían a las principales puertas de las cercas. Al estar la ciudad densamente poblada y ya que lo permitía su entorno físico, eran varios los cementerios que se localizaban fuera de la ciudad. Estos estaban situados siempre próximos a los distintos arrabales que existían dentro del recinto amurallado. Pero el progresivo crecimiento de la ciudad provocó la formación de arrabales exteriores y en consecuencia la integración de los cementerios a intramuros de la ciudad3. En esta zona Seco de Lucena comenta la existencia de tres cementerios árabes, recogidos de textos históricos y documentos árabes. Ubicados, uno de ellos en el Arrabal de los Alfareros muy cerca del Nayd, Ibn al-Jatib menciona en su obra Ihata la Yabbanat el cementerio de Bab al-Fajjarin (cementerio de la Puerta de los Alfareros), indicando que estaba situado junto a los Alcazares gubernamentales. Una Maqbarat al-Gurabat o cementerio de los Extranjeros que situa en el mismo arrabal, enfrente del Nayd y finalmente aparece otra Maqbarat al-Assal identificada como el cementerio del Melero colindante con los dos arrabales4. La toma de Granada inauguró un nuevo período en la evolución histórica de la ciudad. Dentro de la política cristianizadora fue destruida la Judería, tras la expulsión de sus habitantes, en su lugar el Rey Fernando mandó construir calles y mercados en los lugares libres y en el lugar donde vivían miles de judíos ordenó derribar algunas casas para nuevas construcciones5. A consecuencia de esta nueva ordenación se fundó la iglesia de San Cecilio en 1501, donde debió asentarse la Mezquita de la Antequeruela que se encontraba más arriba y que fue derribada en 1540, poco después de terminar el nuevo templo en 15346. En el siglo XVI la expulsión de los moriscos supuso un abandono importante del caserío y perdidas irreparables en ciertos sectores comerciales y artesanales, como fueron los sederos en este zona de Granada7. Este suceso lo recoge Henríquez de Jorquera, F. diciendo «En la misma Ladera se levantaba el viejo barrio de la Antequeruela, ya Parroquia de San Cecilio, cuyos feligreses, tejedores por lo general, pertenecían sobre todo al arte mayor de la seda, cuyas oficinas se encontraban en torno al Campo del Príncipe, grande y anchurosa plaza...»8. DISEÑO DE LA INTERVENCIÓN: PLANTEAMIENTO Y OBJETIVOS

Seco de Lucena ubica Hawr Mu’ammal (Alameda de Mu’ammal) en los terrenos que hoy ocupa el Campo del Príncipe, al Sur del arrabal de los Alfareros y lindando con el del Nayd. En la parte más alta del arrabal hubo una Mezquita cuyo nombre árabe se ignora, que ocupa el solar en el que hoy se asienta la Iglesia de San Cecilio, que fue derribada en 1540 para construir el templo cristiano. Ibn al-Jatib y J. Münzer2, citan en sus obras la existencia de hasta seis cementerios musulmanes (maqbara), que siguiendo la costumbre del urbanismo romano, se situaban a extramuros de la ciudad,

La destrucción de posibles depósitos arqueológicos que implica el proyecto de construcción de la planta de sótano justificaba la necesidad de la intervención arqueológica con carácter de urgencia. Teniendo en cuenta la problemática específica de la zona en la que se ubica el solar y en base a la documentación histórica disponible, el planteamiento de la intervención se hizo con unos objetivos determinados:

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FIG. 1. Sección sector 2.

LAM. I. Vista genral del solar.

1.- Documentar las transformaciones urbanísticas producidas en esta zona de San Cecilio- Realejo. 2.-.Constatar la existencia y la extensión de alguno de los tres cementerios musulmanes ubicados en la zona. 3.- Realizar el estudio geomorfológico (en base al substrato natural con el fin de conocer la topografía original del terreno) y las diferentes alteraciones (antrópicas o no) a que se ha visto sometido a lo largo del tiempo. 4.- Estudio de los conjuntos artefactuales que nos puedan marcar la evolución y/o transformación en la funcionalidad de los diferentes complejos estructurales. LAM. II. Sector 2. E-022. Fase I.

El inmueble que ocupaba este espacio ha sido demolido en su totalidad por lo que el solar, de 228 m2, se encuentra libre de restos emergentes y a nivel de calle (706’00 s.n.m.). El terreno se encuentra colindante a una vivienda cuya medianería presentan un estado de conservación medio por lo que habrán de ser adoptadas medidas de seguridad al respecto. Al este limita con un solar libre de restos emergentes y sobre el que se han efectuado trabajos arqueológicos paralelos.

SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA Y CULTURAL

En líneas generales y atendiendo a la estratigrafía y los complejos estructurales documentados a lo largo de la intervención se obtiene la siguiente secuencia estructurada en fases y periodos: FASE I. Período Contemporáneo (ss.XIX-XX).

Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, se ha planificado la intervención en dos sectores de excavación, con unas dimensiones de 7 x 6 m. y 7 x 4 m. respectivamente. 292

Las estructuras relacionadas con esta fase constructiva se documentan tan solo en el sector 2.

Fase Ia:

Se trata de una estancia de la que no poseemos límites; la única estructura de la que podemos hablar para este complejo es un suelo empedradro (E-022) que posee unas dimensiones excavadas de 7 x 2’80 m. La planta de esta unidad estructural se realizada con guijarros de mediano tamaño aglutinados con mortero de tierra creando una superficie horizontal. Esta estructura se conserva parcialmente y muy alterada (sobre todo en el sector 2b) debido, sobre todo, a la superposición de otras estructuras de la fase posterior. Este suelo se apoya sobre las unidades estratigráficas 0031 y 0038 que, aún siendo diferentes en su coloración o textura poseen la característica común de contener piezas cerámicas con una cronología de época moderna contemporánea. Los estratos a los que nos hemos referido se superponen al terreno natural (UEN-0030) considerados como estériles desde el punto de vista de la ocupación antrópica.

de suelo, formado por una capa de cemento bajo el que discurren varias canalizaciones de diferente tipología (tuberías de atanores cerámicos y atarjeas en forma de «U» con cubierta plana). Relacionada con la planta de esta misma vivienda, en el sector 2, se ubican tres estancias, compartimentadas por dos tabiques de ladrillos en los que se observan las huellas de dos entradas. De esta forma interpretamos el espacio central como un pasillo o distribuidor desde el que se accede a las estancias situadas a cada lado. El Complejo Estructural 01, situado en el sector 2a, usa en su pavimentación losas de barro de 20 x 20 cm. En el Complejo Estructural 03 (Sector 2c) se ubica además una tinaja cuya función no ha podido ser determinada. Fase IIb:

Haciendo referencia a esta remodelación solo podemos detectar la superposición de un suelo de losas al ya existente en el sector 2a.

Fase Ib:

CONCLUSIONES

En el sector 2c al suelo empedrado se le superpone otro de diferentes características ya que en este caso se trata de un suelo de ladrillo, dispuestos de forma plana y regular.

No se han documentado restos que nos permita hablar de un asentamiento estable anterior a la ocupación de época contemporánea. Los datos recogidos durante el proceso de excavación arqueológica nos ofrecen la evolución y reestructuración del espacio en una vivienda.

FASE II: Período Contemporáneo (ss.XIX-XX).

A esta fase corresponde la mayor complejidad estructural registrada durante la intervención ya que la planta de la vivienda se encuentra totalmente definida. Fase IIa:

En el sector 1 se localiza una habitación (patio) de forma rectangular, con unas dimensiones de 5’20 x 2’50 m. Además de localizarse su perímetro delimitado por tres muros de ladrillos de los que apenas se conserva su alzado, ha podido recuperarse el nivel

Según los datos aportados por la intervención el primer momento de ocupación del solar correspondería al período cronocultural contemporáneo del que existen restos estructurales y cerámicos que se asientan sobre niveles naturales por lo que no ha podido ser documentado ninguna estructura o restos óseos procedentes de los posibles cementerios musulmanes que ocuparían la zona. Ello puede ser debido a que la zona, que poseía una fuerte pendiente original, haya sido aterrazada en época moderna asentándose el inmueble del que hemos hablado destruyendo de esta forma cualquier evidencia de las necrópolis.

Notas (1) Luís Seco de Lucena, La Granada nazarí del siglo XV, Granada, Patronato de la Alhambra, 1975. (2) Jerónimo Münzer, Viaje por España y Portugal (1494-1495), Madrid, 1991. (3) Leopoldo Torres Balbás, “Cementerios Hispanomusulmanes”, Al-Andalus, 1957, p. 182. (4) Luís Seco de Lucena, La Granada nazarí del siglo XV, Granada, Patronato de la Alhambra, 1975, p.158 (5) Jerónimo Münzer, Viaje por España y Portugal (1494-1495), Madrid, 1991, p. 48. (6) Antonio Gallego y Burín, Guía de Granada, Madrid, 1961, p.168. (7) Antonio Luís Cortés Peña, Historia de Granada. III. La época moderna. Siglos XVI, XVII y XVIII, Granada,1986. (8) Luís Seco de Lucena, La Granada nazarí del siglo XV, Granada, Patronato de la Alhambra, 1975.

Bibliografía BOSQUE MAUREL, Joaquín, Geografía urbana de Granada, Granada,Universidad de Granada, 1988. DALMAU, Francisco, Mapa topográfico de la ciudad de Granada, s.l., 1976. GALLEGO Y BURÍN, Antonio, Guía de Granada, Madrid, 1961. GÓMEZ MORENO MARTÍNEZ, Manuel, Guía de Granada, Granada, Ed. facs., Universidad de Granada y Fundación Rodríguez-Acosta, 1982. HENRÍQUEZ DE JORQUERA, Francisco, Anales de Granada, Granada, 1934. MALPICA CUELLO, Antonio, «Las murallas de Granada», Nuevos paseos por Granada y sus contornos, Granada, 1992. MALPICA CUELLO, Antonio,»Granada, ciudad islámica: centro histórico y periferia urbana», Arqueología y territorio medieval, Jaén, 1994. SECO DE LUCENA ESCALADA, Luís, Plano de Granada árabe, Granada, Reed. 1982. SECO DE LUCENA PAREDES, Luís, La Granada nazarí del siglo XV, Granada, Patronato de la Alhambra, 1975.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA REALIZADA EN EL CONVENTO DE SANTA CATALINA DE ZAFRA. DOLORES PUERTA TORRALBO. FRANCISCA QUERO ENDRINO.

Resumen: La intervención arqueológica se localiza en el barrio del Albaicín, Granada, en su ladera sur junto al río Darro, en el actual Convento de Zafra y más concretamente en el patio de su Claustro. Bajo el enlosado moderno se han documentado los restos de una serie de estructuras pertenecientes a construcciones de época Medieval que por las características y funcionalidad de la zona, prácticamente se han conservado intactas desde el momento de edificación del propio convento. Estos restos constructivos irían desde el siglo XI, con una fase en la que se documenta una vivienda de tipo residencial; otra fase zirí y almohade, donde el patio adopta una funcionalidad que se continúa hasta la actualidad; y por último, una fase nazarí con dos momentos constructivos, un primer momento donde el patio se recrea con la construcción de una alberca de grandes proporciones y un segundo momento donde se edif ica una fuente de planta octogonal. Abstract: The archaeological excavation is located in the old Arab quarter of the Albayzín in Granada, on the southern slope that goes down to the river Darro, in the cloister of the Zafra Convent. Below the modern flooring remains have been found of a series of structures corresponding to constructions from the Mediaeval Age. Due to the characteristics and functionality of the area, they have remained virtually intact from the very moment the convent was built. The building remains date from the 11th century on, with one phase consisting of a house, another Ziri and Almohad phase, where the courtyard takes on a functionality that exists to this day, and, finally, a Nasrite phase with two separate building periods: one, in which a large water tank is built in the courtyard and another in which an octagonal fountain is added.

INTRODUCCIÓN Y LOCALIZACIÓN

La intervención arqueológica de emergencia se ha realizado en el lugar conocido como Convento de Santa Catalina de Zafra, en la calle Carrera del Darro nº 39. Previamente se realizó un seguimiento en el patio y galería del claustro. La intervención ha contado con la presencia de dos técnicos arqueólogos del Proyecto de Arqueología Urbana de Granada, un director, Dolores Puerta Torralbo, y un técnico colaborador, Francisca Quero Endrino, así como cuatro operarios de la empresa constructora TREVASA. Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento por todas las facilidades prestadas a las hermanas Dominicas del Convento de Clausura de Santa Catalina de Zafra, por todo el cariño con el que nos han apoyado; a la empresa constructora Trevasa, por su trabajo; a Marcelino Martín y a Federico Salmerón, arquitectos ambos que han intervenido en el exhaustivo control del proceso de la excavación y a la Delegación de Cultura de Granada, por el seguimiento realizado en esta intervención.

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El Convento de Santa Catalina de Zafra (fig. 1) se localiza en el barrio del Albaicín, en la zona más baja de la ladera sur, junto al cauce del río Darro y frente a la ladera norte del Palacio de la Alhambra. Se accede al mismo, desde el oeste, a través de Plaza Nueva y Carrera del Darro; y desde el este, por la Cuesta del Chapiz y Paseo del Padre Manjón. Los edificios históricos más relevantes que se encuentran próximos al Convento son La Alhambra, la Casa de Castril, el Bañuelo, el Puente del Cadí, la Casa de Zafra, el alminar de San Juan de los Reyes y los restos de la muralla árabe en la calle San Juan de los Reyes. El Convento de Zafra queda delimitado por las siguientes calles: al norte por la calle Portería de la Concepción, al sur por la Carrera del Darro, al este por la calle Zafra y al oeste por la calle Concepción de Zafra. El patio del Claustro se sitúa en el ángulo sureste de la manzana, al cual se accede a través de otro patio, dentro del cual se organizan el refectorio, la cocina principal y la cocina de repostería (fig. 2). Previamente a la intervención arqueológica se realizó un seguimiento en el patio del Claustro, rebajándose una capa artificial de 0’50 m. aproximadamente por debajo de la solería, donde se documentó un muro que por sus características podría relacionarse con una de las viviendas nazaríes reutilizadas para la edificación del convento. Asimismo se localizó una fuente, de planta octogonal, que al igual que el muro anterior, pertenecería a un patio de las viviendas antes mencionada. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA

La Carrera del Darro constituye en su conjunto una amalgama de restos arqueológicos y arquitectónicos en los cuales confluyen testimonios per tenecientes a épocas árabe y cr istiana. Arqueológicamente es importante señalar el hecho de la riqueza de restos monumentales en esta zona baja del Albaicín: el Maristán o Casa de la Moneda; el Bañuelo; la iglesia de San Juan de los Reyes, que fuera antigua Mezquita; el tramo de muralla en San Juan de los Reyes; el puente del Cadí; restos documentados en las excavaciones llevadas a cabo hasta la actualidad en esta ladera del Albaicín: Casa de Castril, calle Santísimo de San Pedro, calle Espino, Tejidos Casares, calle San Juan de los Reyes y plaza de San José, así como los hallazgos aislados y diseminados por toda la ladera. Historiográficamente hasta el siglo XI no se conocen referencias al poblamiento en esta zona del Albaicín. A partir de esta fecha, y con la implantación de la dinastía zirí de Zawi Ibn Ziri, van surgiendo diversos barrios como el de Axares (Ajsaris) (HERNÁNDEZ BENITO, 1992), donde se sitúa el Bañuelo, las casas palaciegas que formaron el convento de Zafra, el Maristán, etc. Se le conocía como el barrio de la salud y hasta la fase nazarí inclusive, sigue creciendo y multiplicándose, como demuestran los diferentes edificios que actualmente siguen en pie.

FIG. 1. Localización de la intervención.

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FIG. 2. Demarcación del Convento con las áreas UTM. Sectores iniciales de intervención.

Como se observa, el Albaicín sigue estando ocupado en siglos posteriores al XVI, lo cual queda reflejado en el abundante número de casas moriscas, de época nazarí, que quedan documentadas en esta zona, algunas de las cuales sirvieron posteriormente para la construcción de otros edificios cristianos como es el caso del Convento de Santa Catalina de Zafra (WILHELM HOENERBACH, 1987). El Convento de Santa Catalina de Zafra se funda a principios del siglo XVI por Don Hernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos, quien recibió, tras la conquista de Granada, unas casas en el barrio del Albaicín (GALLEGO BURÍN, 1993) en las que quiso fundar un convento, pero la reina se las quitó para crear el de Santa Isabel, dándole a cambio otras casas palaciegas sobre las que se levantó finalmente el convento de monjas dominicas y que no pudo terminar el propio señor de Castril por morir en 1507, pero que dejó encomendado a su viuda doña Leonor de Torres que llevó a cabo la fundación en 1520 (GALLEGO ROCA, 1992); aunque la construcción terminó de realizarse en 1540, como figura en una inscripción existente en el entablamento de la Iglesia, en la que dice que «Este monesterio mandaron hazer Hernando de Çafra, secretario de los Reyes Católicos, y donna Leonor de Torres su muier; acabose anno MDXL» (GALLEGO BURÍN, 1993; GÓMEZ MORENO, 1994).

perimetrales del Claustro, con unas dimensiones iniciales de 5’5 x 1’2 m. que finalmente acortamos por razones de seguridad a 3’4 x 1’2 m. En el área 23/50/67 se planteó el sondeo junto a la E 1, en su cara norte, pasando de los 6’00 x 2’00 m. iniciales a tener 3’00 x 2’00 m.. Posteriormente y en vista de la documentación obtenida fue necesario ampliar este subsector hacia el norte y bordeando la fuente actual. SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA Y ESTRUCTURAL

Se han podido diferenciar tres períodos históricos, medieval, moderno y contemporáneo, los cuales se subdividen en varias fases. Es muy importante tener en cuenta que por las características de la zona, al ser un lugar donde se ha mantenido el patio intacto desde la construcción del convento (a excepción de algunas canalizaciones relacionadas con la actual fuente), no se han visto alterados los niveles arqueológicos de época medieval, que constituyen los más antiguos vestigios documentados en el ámbito de la excavación. El período medieval se articula en torno a tres fases: fase Ia (zirí), fase Ib (almohade) y fase Ic (nazarí). A. Período I (Medieval)

PLANTEAMIENTO Y OBJETIVOS

* Fase Ia (Zirí).

La metodología empleada en esta excavación ha sido la misma que desarrolla el P.A.U.G., mediante una serie de fichas de recuperación del registro arqueológico denominadas S.I.A.A. (Sistema de Informatización Arqueológica de Andalucía).

Es la fase más interesante debido no sólo a su valor histórico sino al estado de conservación de los hallazgos, ya que las construcciones posteriores no han afectado de ninguna manera a los elementos tanto muebles como inmuebles que pertenecen a este momento. Se han documentado estructuras de época zirí (Lám. 3) en las dos áreas del patio, referidas a una zona de habitación, en el área 23-50-67, y zona de jardín, en el área 23-50-68.

En un principio, antes del comienzo de la intervención, se tenía la intención de documentar la fuente octogonal descubierta en el seguimiento arqueológico que se había realizado previamente, y ver cómo se relacionaba con el resto del patio, y por supuesto documentar todas las posibles estructuras que pudiesen aparecer. Al termino de la intervención habían aparecido más elementos inmuebles de los que se esperaban, con lo cual se pudo ampliar las fases históricas. El procedimiento seguido para la realización y documentación de la excavación arqueológica se ha efectuado en base a un entramado de áreas de coordenadas U.T.M. El proceso de excavación se ha realizado tanto por alzadas artificiales de 15 cm., como por alzadas naturales, siempre respetando las dimensiones de los estratos, así como los niveles de actividad antrópica y en base a los objetivos previstos. La zona donde se ha realizado la intervención, uno de los cuatro patios del Convento, queda enmarcada (Fig. 2) dentro de dos de las áreas proyectadas según el sistema de coordenadas U.T.M.: 23/50/68 y 23/50/67, claramente diferenciadas por un muro y por una atarjea. Tanto en la primera de las áreas como en la segunda se ha mantenido una separación de un metro a lo largo de todo el perímetro del patio, excepto en la zona oeste del área 23/50/67, en la cual debido a la aparición de un pequeño horno y con el fin de documentarlo al completo, nos retranqueamos 30 cm. hacia la galería oeste tomada como eje estratigráfico durante los trabajos de campo. La cota de altitud que tomamos como referencia la situamos en el suelo de la cocina de repostería, a 697’00 m. con respecto al nivel del mar. En el área 23/50/68 se planteó un primer sondeo (subsector 1a) en la única zona libre de edificación, al interior de las crujías

En el área 23/50/67 aparecen los restos considerados como los más antiguos, que se integran en el complejo estructural nº 4 y que se han definido como zona de viviendas dispuestas en diferentes alturas. Su conservación excepcional se debe a que las estructuras almohades y nazaríes posteriores apenas si las alteran, ya que se sitúan inmediatamente por encima de la zona de estructuras conservadas, antes de su cubrición final como zona de patio. De entre todos los elementos estructurales recuperados destacan aquellos que por su conservación pueden ayudar a la comprensión del uso del suelo en esta zona concreta. Se trata de la fachada externa de una estancia o vivienda, que presenta un gran vano realizado con piedra de calco-arenita o de la Malahá, con doble losa plana trabajada por todas sus caras para dar forma a lo que posiblemente fuese un arco de herradura (Lam. 3); igualmente, un canto interno presenta una acanaladura para encajar la puerta y se observa que existe en el interior de la estancia un suelo de cal grasa. El interior desgraciadamente no ha podido ser excavado al quedar bajo una de las estructuras de época nazarí. El resto de la fachada, a ambos lados de las jambas, está igualmente realizada con bloques de piedras de la Malahá. Por las condiciones espaciales a las que nos hemos visto restringidos, no se puede por ahora asegurar que se trate de un único momento de ocupación. Parece más probable afirmar que debajo del suelo descrito hubiese otro anterior por dos motivos: primero porque debajo del documentado de cal existe un paquete de derrumbe con cascajos, y segundo porque el nivel de construcción de la estancia arranca desde la base de éste, por lo que casi con toda seguridad debería de existir un suelo. El conjunto de la estancia se cimienta directamente sobre el nivel de arenas y gravas, estrato general que se localiza en toda la extensión del patio. 297

evidenciando que la trama urbana desciende desde la Alcazaba Cadima hacia la zona llana a través de la ladera que mira al Darro, estando delimitado este avance por el mismo río. El tipo de cerámica documentada corresponde básicamente a vajilla de mesa, destacando los ataifores de paredes cóncavas y con repie escasamente desarrollado, típicos de este período, y a vajilla de cocina, la cual se caracteriza por tener cuerpo globular, cuello troncocónico y pasta sin vidriar. *Fase Ib (Almohade).

LÁM. I. Área 23-50-68. Vista general estructuras fases Ic1 y Ic2 (nazaríes). Alberca y fuente.

LÁM. II. Área 23-50 67. Vista del horno y estructuras medievales.

El complejo estructural nº 3 se sitúa en el sector 1 del área 23/ 50/67 y queda integrado por las estructuras correspondientes a una o varias viviendas, en las cuales se destacan estructuras relacionadas con unas escaleras para ascender a un cuerpo superior del edificio, muros de mampostería encintada que se componen de ladrillos y cantos de mediano tamaño, un suelo de cal grasa, así como una entrada a una de las viviendas, que se compone de una losa de mármol que presenta seis perforaciones paralelas en la zona que limita con el perfil W y otras dos circulares correspondientes a dos goznes en la zona junto a los perfiles N y S. El análisis del material cerámico confirma que tras la fase zirí se sucede una fase almohade, la cual se encuentra relacionada con las estructuras anteriormente descritas. La cerámica, aunque muy fragmentada, muestra con claridad este período destacando la vajilla de mesa con ataifores vidriados en color verde, jarritas con decoración en cuerda seca parcial y/o vidriadas en verde, algunas con base resaltada y decoración moldurada. También aparece una tapadera de base plana, cuerpo troncocónico invertido y borde redondeado. Igualmente se han documentado decoraciones poco frecuentes como escudillas con decoración a peine en su cara interna. Entre la vajilla de almacenaje y transporte destacan fragmentos de tinajas estampilladas en donde la decoración se concentra en la parte superior de ella a base de motivos estampillados principalmente vegetales; así como las orzas con base plana resaltada. Por último la vajilla de cocina evidencia formas nuevas como son las cazuelas de asa de herradura. * Fase Ic (Nazarí).

LÁM. III. Área 23-50-67. Vista general de las estructuras medievales fase Ia (zirí).

Esta fase se desarrolla inmediatamente por debajo de las construcciones que definen el actual patio del Convento, e inmediatamente por encima de la fase almohade con lo cual existe una continuidad espacial y temporal. En el área 23/50/68 a nivel estructural se han podido diferenciar dos momentos pertenecientes ambos a época nazarí, que suponen en términos generales reutilización y/o nueva construcción de elementos que vienen a confirmar dos usos diferentes dentro de un espacio funcionalmente único: alberca y fuente dentro de un espacio abierto de patio. En el área 23/50/67 se localiza un muro que, junto con el que actualmente se ubica en la zona norte de la galería del patio, constituye la crujía sur, es decir, el cierre del antiguo patio nazarí. * Fase Ic1.

En el sector 1 del área 23/50/68 aparece el complejo estructural nº 5, zona de jardín que queda estructurada mediante andenes orientados en sentido norte-sur, realizados a base de cal grasa y arena, alineados por ladrillos verticales que delimitan el suelo y un espacio interior del jardín en el cual se documentan cuatro cepellones de especies vegetales. Sellando ambas estructuras existe un estrato de tierra de color marrón oscuro en el cual se documenta un derrumbe compuesto por fragmentos de ladrillos y bloques de piedra de la Malahá. El estudio del material cerámico constata cómo en esta zona baja del Albaicín se encuentra ocupada en fechas tan tempranas, 298

En esta fase se documenta una estructura que se ha definido como alberca (Lám. 1), localizada en el centro del antiguo patio nazarí y que posee su misma orientación. Se encuentra situada en la zona centro-norte del patio actual (sector 1 del área 23-50-68) y constituye el complejo estructural nº 2, formado por las estructuras nº 10, 11, 16, 19, 22, 23, 24 y 25. Es un alberca de planta rectangular de la cual se conserva visible sólo 3 de sus lados, ya que el cuarto se mete por debajo de la crujía W del patio, así como el suelo y varias canalizaciones. La E. 10, muro norte de la alberca, es un muro de ladrillos trabados con mortero de cal grasa muy endurecida y cimentada con sólido tapial, de 60 cm. de potencia, y con dirección W-E. La E. 11, muro sur de la alberca, y al igual

que el anterior, se fabrica de ladrillos trabados con mortero de cal grasa muy endurecida y con cimentación de tapial, con dirección W-E y se encuentra muy alterado por la edificación de la actual fuente. Las E. 16-23-24, suelo de la alberca, se realiza de ladrillos dispuestos de N a S formando filas alternas de ladrillos en las cuales se coloca una a lo ancho y otra a lo largo. La E. 19, canalización de la alberca, en la cual se combinan atanores con tubería de plomo y cubierta por mortero de cal grasa y arena junto con ladrillos fragmentados; posee una dirección noreste-suroeste. La E. 22, canal relacionado con la alberca, con forma de U realizado con ladrillos y se encuentra adosado a la E. 11, con lo cual posee su misma dirección W-E. La E. 25, conducción de la alberca, con cubierta de ladrillos pero de la cual desconocemos el resto al no haber sido excavada; su dirección es N-S y se sitúa bajo la E. 24. En el área 23/50/67 se encuentra lo que se ha definido como complejo estructural nº 2, que está integrado por las estructuras 1, 2, 3, 9 y 25. La E. 1 y 9 constituyen la crujía sur del patio nazarí; la E. 1 es un muro de tapial, un grosor de 64 cm. en la parte más ancha, se compone de mechinales, tres pilares de ladrillos y una alineación de piedras de la Malahá en la zona de contacto con las estructuras 2 y 3; la E. 9 es la zarpa o cimentación de la E. 1, y se compone de una capa de unos 10-15 cm. de grosor realizada a base de cal y arena y sobre ella aparecen cantos de mediano tamaño, fragmentos de ladrillo y tejas sin ningún tipo de agrupación y que constituirían el reforzamiento del conjunto. La E. 2 y 3 son muros tabique asociados y adosados a la E. 1 y que formarían una de las entradas de dicho patio nazarí; su aparejo no es muy común, alternándose tres ladrillos horizontales a tizón y uno a soga dispuesto verticalmente; el elemento de unión es barro rojizo y aparece en la cara externa del murete mientras que en la cara interna no existe. La E. 25 es el equivalente de la E. 11 del área 23-50-68, muro de ladrillos y cimentación realizada a base de cal y arena muy endurecida por la constante humedad a la que se ha visto sometida el patio. * Fase Ic2.

Sobre la estructura de alberca y zona de patio, caracterizadas en la fase Ic1, se produce un nuevo replanteamiento del espacio, esta vez definido por una fuente de planta octogonal enmarcada en los muros de la alberca y que se ha definido como complejo estructural nº 1 del área 23-50-68 y se compone de las estructuras nº 7, 8, 9, 10, 11, 13, 14 y 15. Tanto la alberca como la fuente presidirían el espacio central del antiguo edificio. Es a partir de la última reestructuración, ya en el siglo XVI, cuando se amplía una de las crujías del Claustro, ampliándose por tanto el patio, momento en el que se construye, como veremos en la fase siguiente, otra nueva fuente, la actual, centrada con respecto a las nuevas medidas del mismo. Es por ello por lo que en planta, tal y como se aprecia en la foto nº 1 y 2, las estructuras de las dos fases nazaríes quedan ligeramente desplazadas hacia el norte, con respecto a las del último replanteamiento. Evidentemente en el momento de uso de la fuente, en la fase Ic2, la alberca al igual que las conducciones de agua de la anterior, quedarían ocultas por la tierra que cubriría el patio, ya que el tipo de relleno que ofrece toda la zona, pudo haberse utilizado como jardín previo a su enlosado. La fuente posee una planta octogonal (E. 7, 8, 9, 10 y 11) realizada a base de ladrillos trabados por un mortero de cal grasa de color rosáceo. La disposición de los ladrillos es predominantemente a soga e incluso se utilizan pequeños fragmentos de ladrillos para rellenar los huecos. La estructura de fuente octogonal se construye reaprovechando dos de los lados que componían la alberca de la fase anterior, E. 10 y 11. En el perímetro de fuente es donde aparece como revestimiento unas lajas de ladrillo verticales trabadas con mortero de cal grasa. Sobre uno de estos lados se localiza un sistema de entrada de agua formada por atanores. Por el momento desconocemos la altura que pudo presentar. El suelo de este complejo es-

tructural se realiza a base de losas de barro y en el centro se coloca una piedra caliza como colector, sellada con un tapón hecho con cerámica recortada, y que suponemos que conecta con la atarjea (E. 13), la cual se dispone rompiendo el suelo de la alberca. La E. 7 es el cuerpo lateral de la zona W de la fuente, se compone de ladrillos dispuestos a soga, unidos con mortero de cal y arena de color rosáceo; interiormente el muro forma tres de los ocho lados del octógono. La E. 8 es el cuerpo lateral de la zona E de la fuente y posee la mismas características que el anteriormente descrito. La E. 9 es el suelo del interior de la fuente realizado a base de ladrillos trabados con mortero de cal y arena; en el centro existe una piedra caliza con forma redondeada con una perforación en el centro que servía de desagüe y aparece sellado con un fragmento cerámico recortado. Por lo que respecta al sistema de abastecimiento de agua a la fuente, se documenta la presencia de tres atarjeas: la primera (E. 14), situada al norte del subsector, presenta una dirección norte-sur, se compone exclusivamente por atanores que se encuentran engarzados unos dentro de otros y unidos con mortero de cal grasa; rompe uno de los muros de la alberca (E. 10) y es una atarjea que funcionaría como entrada de agua. La segunda (E. 15), también se sitúa al norte de la fuente y se compone de atanores engarzados y trabados con cal grasa. Y la tercera (E. 13), localizada en la zona E y con una dirección E-W, funcionaría como salida de aguas aunque desconocemos su conexión con la estructura principal puesto que las canalizaciones actuales, (E. 5, 6), la rompen; se compone de atanores engarzados y como calzo se utilizan ladrillos dispuestos longitudinalmente. La otra estructura fundamental para la reconstrucción del patio nazarí (E. 1, sector nº 1, área 23/50/67), que sigue funcionando en estos momentos como crujía sur en esta segunda fase nazarí. El estudio del material cerámico manifiesta que nos encontramos ante una fase histórica típicamente nazarí. Con respecto a la vajilla de cocina se han documentado dos formas predominantes como son cazuela y marmita. En cuanto a la primera destacan la de borde en ala y las cazuelas con borde bífido, que perdurarán durante la época cristiana; y en cuanto a la marmita, la de borde entrante y engrosado al exterior con cuerpo globular. Ambas formas aparecen siempre vidriadas. También se han documentado otras formas como son las jarritas de pasta blanca con decoración bien esgrafiada, bien acanalada, o bien las destinadas especialmente al servicio de mesa. Una forma poco abundante son los reposaderos de tinajas, con decoraciones que a veces intentan imitar modelos arquitectónicos. En lo que respecta a la vajilla de mesa, los ataifores presentan ya un pie más desarrollado. Además de las tapaderas comunes se ha documentado un tipo de tapadera de cuerpo de casquete esférico invertido y borde de pestaña que bien podría servir para cubrir escudillas u otro tipo de vajilla. Igualmente aparecen otros elementos de la vajilla de mesa ricamente decorada en azul cobalto sobre fondo blanco. B. Período II (Moderno).

Se corresponde con el momento de fundación del Convento, tal y como queda reflejado en la inscripción que aparece en el entablamento de la portada de la iglesia. Es en este período cuando se consolida el espacio de patio que conocemos hoy en día. Esta afirmación se realiza en base a todos los elementos hidráulicos que aún hoy perduran y que están relacionados con la fuente, y que son los únicos elementos en los que se basa nuestra teoría para explicar la evolución del patio en este período. A ella se adscriben toda una serie de canalizaciones situadas en la zona E del patio, relacionadas con la actual fuente y que se ha denominado como complejo estructural nº 4 del área 23-50-68.

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Rompiendo parte de las estructuras ya vistas en la fase Ib, se localiza una estructura de fundición (E. 6) que por las características que presenta, serviría para la fundición de campanas del propio Convento. Esta estructura se encuentra situada en el sector 1 del área 23-50-67, posee forma circular y está construida con ladrillos fragmentados y superpuestos en forma abovedada, y exteriormente recubiertos por barro quemado, lo cual indica su contacto con fuego. Interiormente presenta manchas de metal a lo largo de esta plataforma de barro quemado que rodea a la corona de ladrillos. El revestimiento interior lo forman ladrillos inclinados e introducidos a modo de cuña. Asimismo aparecen en el suelo interior fragmentos de carbón y cal, que forman una masa compacta. En lo que se refiere al estudio cerámico, este período se manifiesta como una ruptura clara tanto a nivel estructural como a nivel cerámico. Destaca principalmente la vajilla de cocina. Las ollas aparecen siempre vidriadas en tonos marrones oscuros, cuerpo globular y sus cuellos suelen ser cilíndricos, normalmente acanalados, aunque también existen cuellos troncocónicos invertidos, colocándose en este caso la acanaladura en la parte superior del cuerpo. Por último, las cazuelas también se vidrian en tonos marrones oscuros. Sus cuerpos son troncocónicos invertidos y los bordes engrosados al exterior. C. Período III (Contemporáneo).

El patio sigue conservando la misma fisonomía que en momentos anteriores. La fuente sigue siendo el eje central del Claustro. Los elementos que aparecen en este período, al igual que el anterior, lo constituyen una nueva red hidráulica, perteneciente al conjunto del Convento y que recorre el patio de norte a sur, con dos canalizaciones asociadas al abastecimiento de aguas de la fuente así como otra que sirve actualmente como saneamiento del Convento, en funcionamiento desde el siglo XIX y que van a alterar en gran medida la estratigrafía y estructuras investigadas. No se ha recogido material cerámico de este período, ya que el patio se enlosa en el momento de edificación de la fuente que hoy en día se conserva, que por las noticias referidas al estilo decorativo de la fuente, se encuadra en época cristiana. Asimismo hay que incluir dentro de este período el estrato de colmatación localizado en el sector 2 del área 23/50/67, zona que hemos calificado como despensa o bodega, la cual pierde su identidad en estos momentos y pasa a convertirse en una zona de vertedero del Convento. CONCLUSIONES Y APORTACIONES HISTÓRICAS

Los resultados obtenidos en esta intervención arqueológica se pueden calificar como muy satisfactorios. Ello en parte ha sido posible por el estado de conservación de los hallazgos, debido a que el patio se ha mantenido enlosado desde el momento de fundación del Convento de Santa Catalina de Zafra, desde finales del siglo XVI, y solamente se ha visto alterado por la continua remodelación de la red de saneamiento. Las limitaciones espaciales a las que nos hemos visto forzados a realizar la intervención (zona interior del patio del Claustro), junto con la estructura de fuente actual, han impedido obtener a nivel planimétrico una visión de conjunto de todas aquellas construcciones, sobre todo de época islámica, que hubiesen sido de enorme interés para su reconstrucción espacial, hecho que no ha impedido, por otra parte, obtener la secuencia estratigráfica completa de la zona objeto de estudio.

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El momento histórico más antiguo que toman de referencia los medievalistas para esta zona del Albaicín es el siglo XI, en base a edificios de carácter público, como son el Maristán, el Puente del Cadí o el Bañuelo, inmediatos a la zona objeto de nuestro estudio y que implican que nos encontramos ante una zona de tipo residencial. Estos datos cronológicos se han podido corroborar con los resultados de nuestra intervención, con viviendas de grandes dimensiones que constatan esta teoría, así como elementos arquitectónicos propios de edificios señoriales. El patio del Claustro sufre una serie de modificaciones desde la fase zirí. La más importante se realiza en esta misma época, la medieval. Se observa que existe una concepción diferente del espacio, al superponerse sobre un área de habitación en época zirí y almohade, por uno de recreo o jardín ya en la fase nazarí. Igualmente las fases zirí y almohade también aparecen reflejada como antes hacíamos referencia en el entorno del barrio de Axares, ya que en base a las muestras antracológicas, palinológicas, sedimentológicas etc., es posible reconstruir tanto la zona destinada a patio como a jardín, con lo que en un momento determinado se puede restituir la flora y cultivos que existieron. Después de la conquista cristiana, Hernando de Zafra agrupa una serie de viviendas de tipo palatino, modificando y ampliando los espacios originarios. Este hecho se puede apreciar en la reestructuración que sufre el patio. Se observa que la fuente actual mantiene la misma planta octogonal que la fuente de época nazarí, con lo cual pensamos que se encontraba a la vista en el momento de la reestructuración del edificio y creación del patio cristiano. El patio nazarí tendría como eje central primero la alberca y luego a la fuente octogonal. Creemos que la pared norte del patio, junto a las paredes este y oeste, y el muro que forma la estructura nº 1 del sector 1 del área 23/50/67 componen la planta del antiguo patio nazarí, así como que dicha estructura constituye la crujía sur del mismo patio. Con respecto a la estructura de alberca, de la que conocemos su longitud total gracias al seguimiento previo a la intervención realizado en la galería oeste del patio, sabemos que por sus características estaría asociada a una casa de tipo señorial de la que es posible todavía encontrar elementos constructivos claros en la disposición actual del conjunto. En este sentido, el eje principal que comunica dos de las puertas principales del patio (puerta de entrada al refectorio y puerta de la cocina de repostería, que comunica el patio del Claustro con el patio utilizado como huerto) dibujaría una línea maestra que pondría íntimamente en relación la estructura de alberca con las puertas antes mencionadas. En la portada de la Iglesia del Convento de Zafra aparece el año de su edificación, a principios del siglo XVI. Sin embargo también se tienen noticias de que a fines del mismo siglo se derrumba el edificio, no sabemos si total o parcialmente. En esos momentos (finales del siglo XVI) es cuando se realizaría la actual fuente del patio del Claustro (fuentes bibliográficas indican que el estilo decorativo de la escultura que corona la fuente se enmarca en esta fase), al igual que el enlosado de mármol del suelo, puesto que la fuente se soporta sobre él. Esto indica que desde este momento, no existen estratos más modernos en el interior del patio y solamente existen posibles infiltraciones de las fosas de fundación de las canalizaciones asociadas a la entrada y salida de agua de la fuente así como del conducto principal de salida de aguas fecales del Convento. Por tanto no se han recogido restos cerámicos referentes a esta época, tan sólo se documentan las canalizaciones antes mencionadas.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA REALIZADA EN LA CASA DE LA BIZCOCHA (SAN MATÍAS, GRANADA). DOLORES PUERTA TORRALBO. ALBERTO GARCÍA PORRAS.

Resumen: El solar objeto de estudio se sitúa en el bario de San Matías de Granada, en el inmueble conocido como “casa de la Bizcocha”. Se han documentado restos que van desde época romana hasta nuestros días. De época romana únicamente se han documentado restos cerámicos y de materiales de construcción sin estar asociados a estructuras. Las primeras estructuras documentadas se remontan a la época medieval, al siglo XI y continúan hasta nuestros días con lo que se produce una superposición de fases constructivas que han alterado en gran medida los restos arqueológicos más antiguos. Estos resultados con estructuras medievales ( ziríes y nazaríes), modernas y contemporáneas nos ayudan a conocer y comprender en mayor medida el desarrollo y evolución del entramado urbano de este popular barrio de Granada. Abstract: The plot under study is located in the San Matías district of the city of Granada, in the building known as the ‘Casa de la Bizcocha’. Remains have been recorded dating from Roman times up until the present day. From the Roman age, only pottery and building material remains have been found, though no actual structures. The first recorded structures correspond to the Mediaeval period (11th century) and continue on up until the present day, which means there is an overlaying of building phases that have greatly altered the oldest archaeological remains. These results, including mediaeval structures (‘Ziri’ and ‘Nasrite’), along with modern and contemporary constructions, help us discover and better understand the development and evolution of the urban layout in this well-known district of the city of Granada. INTRODUCCIÓN

Se incluyen aquí los primeros resultados aportados sobre la excavación arqueológica de urgencia realizada en la calle Horno de San Matías nº 8 y que inciden de forma evidente en las transformaciones sufridas en este barrio desde época romana hasta las últimas viviendas de época moderna y que están en íntima relación con la evolución de la trama urbana de Granada. El Proyecto de Arqueología Urbana de Granada (P.A.U.G.) realizó esta intervención arqueológica de urgencia bajo la supervisión de un equipo técnico integrado por dos directores, Dolores Puerta Torralbo y Alberto García Porras, y un técnico ayudante, Reyes Avila Morales. Esta actuación fue aprobada por la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Con respecto a la financiación de la intervención arqueológica, entendiéndose honorarios del equipo de arqueólogos y obreros de la empresa constructora Almijara S.A., ha sido costeada por la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo Sociedad Anónima (EMUVYSSA). Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a Emuvyssa, empresa propietaria del solar, por todas las facilidades

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prestadas; a la Empresa Constructora Almijara, que ha intervenido en las labores de campo; a Marcelino Martín, arquitecto del P.A.U.G.; a nuestros inestimables colaboradores Manuel Moreno y Fátima Pérez, integrantes del P.A.U.G.; y a la Sección de Arqueología de la Delegación de Cultura de Granada. SITUACIÓN DEL SOLAR. CONSIDERACIONES PREVIAS

La casa de la Bizcocha se localiza en la zona centro de la ciudad de Granada (Fig. 1), en el corazón del barrio de San Matías. Se accede al mismo, hacia el norte por la Plaza de Isabel la Católica, calle Sierpe Alta, calle Molinillo Corteza del Carmen y Plaza de Gamboa; hacia el sur, desde la calle Ángel Ganivet, calle Cuadro San Antonio, calle Piedra Santa y calle Horno de San Matías; y por el este, calle San Matías y calle Horno de San Matías. Los edificios más cercanos con carácter histórico son La Catedral, la Madraza, el Corral del Carbón, el Convento de las Carmelitas Descalzas. El edificio queda delimitado al norte por la Plaza de Gamboa y calle Escudo del Carmen, al este por la calle Alvarez de Castro y al sur y oeste por la calle Horno de San Matías. El solar posee una extensión aproximada de 185 m2, de los cuales se ha excavado una superficie estimada del 21%. Según el proyecto de rehabilitación (salvo modificaciones posteriores), se tiene previsto la construcción de dos viviendas en cada una de las plantas, manteniéndose la antigua disposición del inmueble así como su altura originaria. El solar presentaba unas características poco usuales, que han sido las que han condicionado la actuación. La casa de la Bizcocha se encuentra catalogada como edificio del siglo XVI, hecho que imposibilita la demolición total del mismo; con lo cual sólo se ha podido excavar en las zonas que quedaban libres de construcción, patio interior de la vivienda y espacios medianeros que colindaban al norte y al este. En esta zona será donde se realizará un aparcamiento de tres plantas, junto con el espacio que constituye la actual manzana delimitada por las calles Álvarez de Castro y Horno de San Matías y Plaza de Gamboa, lugar donde se ubicarán los hoteles Gamboa. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA.

Los primeros resultados que se aportan sobre esta excavación confirman, y en ocasiones complementan, los datos que hasta el momento conocíamos de la zona, obtenidos en su mayor parte por las fuentes bibliográficas (especialmente los hábices) y en menor medida debido a su número por las propias intervenciones arqueológicas realizadas hasta el momento. La presencia romana en la ciudad de Granada está atestiguada por los innumerables restos arqueológicos, tanto muebles como inmuebles, que desde el siglo XVI comienzan a aparecer y que, gracias a la arqueología, proliferan a partir de la década de los sesenta y sobre todo en la actualidad, momento en el cual podemos contar con un mayor

FIG. 1. Situación del solar.

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número de datos, debido principalmente a que se realizan un mayor número de intervenciones.

modifica la trama urbana islámica con el fin de cambiar modos y costumbres anteriores tales como la utilización de baños públicos.

Cercanas a nuestro solar, se tiene información sobre dos excavaciones arqueológicas, en las cuales se corrobora la presencia de una fase romana en esta zona de la ciudad: en primer lugar, la intervención realizada en la calle Ángel Ganivet y en segundo lugar, el llevado a cabo recientemente en la Plaza Mariana Pineda, enmarcada dentro del Proyecto Arqueológico Urbano. En el primero de ellos aparece un estrato compuesto por cerámicas de época romana, muy arrasado tanto por las alteraciones y transformaciones sufridas en épocas medieval, moderna y contemporánea. En el caso concreto del solar en la calle Ángel Ganivet las máquinas excavadoras arrasaron los estratos arqueológicos quedando tan solo relleno arqueológico en parte de los laterales del solar. En el segundo, se pudo documentar la presencia de un muro fechado en época romana, asociado a material cerámico.

Por otra parte, la expulsión de moriscos y judíos supuso un importante descenso de la población granadina y la decadencia económica de la ciudad. Este descenso al parecer fue desigual en relación a las distintas zonas de la ciudad, así ocurriría en barrios de gran importancia en la ciudad islámica como el Albaicín.

Esta presencia romana también se ha documentado en nuestra intervención en un estrato en deposición secundaria que se utilizó como base de regularización del terreno en época medieval para así poder habitar esta zona del barrio de San Matías. Tenemos más datos, aún cuando podemos calificarlos de insuficientes, de la traza urbana de la Granada musulmana. En un principio la ciudad parece limitarse a la colina del Albaicín, al menos en las primeras décadas del siglo XI, aunque no debió trascurrir excesivo tiempo hasta que alcanzara las zonas llanas de la ciudad. A mediados del siglo XI y durante la centuria siguiente, se construye la mezquita mayor, en el lugar que actualmente ocupa la Iglesia del Sagrario, y tiene lugar el desarrollo urbano de toda esta zona, tal y como se documenta en algunas de las excavaciones realizadas en los últimos años, mercado de San Agustín, manzana de Villamena, Casa de Zayas, Conjunto Catedralicio, etc. De las intervenciones realizadas en el área próxima a la que nos ocupa merece destacarse el alfar de la Casa de los Tiros, que pone de manifiesto el carácter periurbano de esta zona, donde se localizan actividades «molestas» como las alfareras. El abandono de este alfar (siglo XII) así como la aparición de edificios públicos, baños (Colegio de las Mercedarias) y mezquitas (__mic Ibn Gimara) puede estar relacionado con el asentamiento de la población norteafricana en la ciudad durante época almorávide y almohade.

PLANTEAMIENTO Y OBJETIVOS

La metodología empleada en esta excavación ha sido la misma que desarrolla el P.A.U.G., mediante una serie de fichas de recuperación del registro arqueológico denominadas S.I.A.A. (Sistema de Informatización Arqueológica de Andalucía). El edificio en cuestión se incluye dentro de la zonificación arqueológica del Plan Especial de San Matías, en la subzona III (San Matías I), con un nivel A2 de protección arqueológica, lo que supone un volumen de excavación de entre un 50% y un 75% del total de la superficie, quedando el resto pendiente del control de los movimientos de tierra, lo cual se realizaría con un seguimiento. Desde el inicio de la intervención se plantó un sector amplio que prácticamente ocupaba todo el espacio antes indicado (comprendido entre el patio y las medianerías). Se tomaron todas las medidas cautelares y de seguridad con objeto de no afectar la parte de vivienda conservada y sobre la que se intervendría desde un proyecto de rehabilitación. El sector planteado en principio con unas dimensiones de 4 x 6 m., fue posteriormente ampliado en función de la dinámica de la excavación. El proceso de excavación se ha realizado tanto por alzadas artificiales como por alzadas naturales, siempre respetando las dimensiones de los estratos. La zona excavada se sitúa dentro de cuatro de las áreas proyectadas según el sistema de coordenadas U.T.M. (Fig. 2) establecidas para todo el perímetro de la ciudad. Los objetivos alcanzados en esta intervención, así como en el resto de las llevadas a cabo en los distintos ámbitos de la ciudad de

Sin embargo, tenemos mayor conocimiento de la ciudad en época nazarí, sobre todo a mediados del siglo XIV cuando asistimos a una serie de transformaciones urbanas, que pueden incluirse dentro de una nueva planificación urbanística auspiciada por los monarcas nazaríes, que se refleja no sólo en la construcción de los grandes palacios en la Alhambra sino también en la consolidación de la zona llana como centro de la madina, en el que se concentrarían distintas actividades: religiosas (mezquita), culturales (madraza), económicas (alcaicería, corral del Carbón y alhóndiga de los Genoveses). La vida bulliciosa de un centro urbano de estas características estaría en contraposición con los barrios cercanos, dedicados al desarrollo de la vida privada. En este lugar deberíamos incluir las dos áreas que se documentan en el actual barrio de San Matías (al-Gor__ y parcialmente el de al-aww_b_nl-Tawwabin). Estos estarían entre el centro de la mad_na y el barrio cercano de al-Fajjarin. Tras la conquista cristiana, la ciudad se va a ver nuevamente afectada por los importantes esfuerzos para ser cristianizada sustituyendo elementos importantes de la ciudad islámica con un claro sentido ideológico. Esto se observa por ejemplo en la aparición de nuevos edificios de carácter religioso, parroquias y conventos, en muchos casos. Por otro lado, se levantan nuevas construcciones civiles como la Chancillería o el Hospital Real a la vez que se

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FIG. 2. Ubicación planimétrica del solar con indicación de las áreas U.T.M.

Granada, se corresponden con los generales establecidos en cada una de las intervenciones realizadas por el Proyecto. Con ello se pretende completar la información sobre los procesos urbanos que se han ido desarrollando en la ciudad en los diferentes momentos históricos y que han generado el actual entramado urbano. Al darse las condiciones oportunas, se ha documentado la secuencia estratigráfica completa del solar, así como una lectura secuencial de la zona, alcanzándose la roca. Igualmente se ha podido poner en relación dicha intervención con las realizadas hasta el momento. SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA Y ESTRUCTURAL

La secuencia estratigráfica se articula en torno a cuatro períodos históricos: romano (hasta siglo VIII), medieval (siglos VIII-XV), moderno (siglos XVI- XVIII) y contemporáneo (siglos XIX-XX). El período moderno se subdivide en IIIa (siglos XVI-XVII) y IIIb (siglo XVIII). El período contemporáneo en IVa ( siglo XIX) y IVb (siglo XX). Período I (romano).

Es la fase más incompleta desde un punto de vista estructural, ya que no aparecen estructuras o complejos estructurales que se puedan asociar a ella, pero sí elementos que indican la existencia de un hábitat permanente. Se documenta un nivel estratigráfico muy homogéneo (UEN 6 del área 22-05-44, UEN 12 del área 2205-45, UEN 10 del área 22-05-54 y UEN 27 del área 22-05-55), asociado a las cimentaciones de Época Medieval y que apoya directamente sobre la roca. Esta unidad estratigráfica no construida se caracteriza por una coloración de tipo marrón rojizo (similar a los paquetes estratigráficos asociados a Época Romana que se documentan en el «Carmen de la Muralla»), e igualmente por la aparición de materiales constructivos tan característicos como son los ladrillos y las tégulas. Asimismo aparecen fragmentos cerámicos que no presentan ningún tipo de mezclas. Se ha observado una doble lectura para la génesis de este paquete estratigráfico cuya formación es de tipo antrópico. La primera se refiere a la reutilización de cimentaciones romanas para erigir viviendas en época medieval, regularizando el terreno interior de las estancias con los escombros existentes en el terreno. Y la segunda, es que de una zona próxima donde existen depósitos formados por derrumbes de edificaciones romanas, en época medieval se suministran de dichos vertidos para regularizar el terreno, a la vez que se crean terrazas para la ocupación de dicha zona. Período II (medieval).

Son escasos los restos pertenecientes al período medieval, no obstante, parecen ser lo suficientemente importantes como para extraer algunas conclusiones acerca de la red urbana de la Granada islámica en esta zona del barrio de San Matías. A nivel estructural el hallazgo más antiguo, perteneciente a esta época, se ha definido como complejo estructural nº 6 del área 22-05- 54 y se compone de las estructuras nº 7 y 14. Asímimo a dichas estructuras hay que sumarles otras del resto de áreas que al aparecer en diferentes áreas, no se integran dentro de ningún complejo estructural pero que realmente componen el mismo, que serían la E. 9 del área 22-05-44 que es la continuación de la E. 14 del área 22-05-54, la E. 10 del área 22-05-45 y la E. 2 del área 22-05-55 que es la continuación de la E. 7 del área 22-05-54.. La E. 7 del área 22-05-54 y E. 2 del área 22-05-55 es un muro orientado en sentido N-S, fabricado principalmente con ladrillos dispuestos a soga pero que contiene algunos tramos en la zona

más inferior, que se realiza de mampostería en su cara W que es la que pertenece a este período cronológico, mientras que en su cara E se distinguen dos fases distintas de construcción y de las cuales nos interesa la primera y más antigua, que separa estratigráficamente en dos espacios el sondeo: la primera fase está levantada con fábrica de sillares de piedra de la Malahá, sobre la que se apoya la segunda, de ladrillo dispuesto a soga-tizón alterno. La E. 14 del área 22-05-54 y E. 9 del área 22-05-44 es un muro de mampostería de forma longitudinal y orientado en sentido E-W del cual sólo aparece una hilada de cantos de mediano tamaño alineados y trabados con tierra; entre los cantos aparecen restos de cal grasa que quizás podría corresponderse con los restos de un suelo. Y por último, la E. 10 del área 22-05-45 es un muro de mampostería de forma longitudinal, orientado en sentido N-S, documentándose una sola hilada de cantos de mediano tamaño trabados con tierra. Del mismo modo, señalaremos la existencia de un pequeño muro de ladrillos (E. 27 del área 22-05-55) de 30-35 cm. de grosor aproximadamente, en sentido E-W, que apoya directamente sobre la roca, muy arrasado que servía de base a un muro superior de ladrillo a soga-tizón del que tan sólo se conserva la primera hilada de ladrillos sobre una anterior de tejas, y junto a él se encuentra una fábrica de tapial. Parece tratarse de un muro de tabicación interna de una vivienda. Todas la estructuras anteriormente descritas pertenecen, al parecer, a una misma vivienda, que por sus características creemos se insertaría en un trazado urbano más complejo, a pesar de no estar recogida en los documentos. Período III (moderno). * Fase IIIa (siglos XVI-XVII).

En un momento posterior pero que estratigráficamente no supone ningún tipo de ruptura ya que se siguen empleando los mismos elementos constructivos reparados y con técnicas constructivas diferentes. Se conserva en su totalidad la zona central de la vivienda, con un pavimento de cal muy bien cuidado, y una zona de espacio público, calle, con dos momentos diferentes documentados con dos pavimentos superpuestos. Se localizan una serie de estructuras que constituyen el complejo estructural nº 6 del área 22-05-55, referidas al interior de la vivienda; el complejo estructural nº 1 y 2 del área 22-05-55, referidas a la calle. El complejo estructural nº 6 del área 22-05-55 se compone de las estructuras 2, 3 y 22. La E. 2 ( igual a E. 7 del área 22-05-54) es un muro de ladrillos aunque la técnica y materiales constructivos varía; la UEC 5, la más antigua, es de ladrillo con aparejo de soga y tizón, mientras que la UEC 4 es de ladrillo con cajones de mampostería, con abundante argamasa que le permite tener el frente W enlucido. La E. 3 es un muro compuesto por tres unidades estratgráficas: la UEC 6, 7 y 8, todas ellas tienen fábrica de ladrillo con distintos aparejos -soga, tizón/ soga, tizón alterno-, a excepción de la UEC 8 que aún teniendo fábrica de ladrillo a sogatizón alterna también en su base un cajón de mampuestos de mediano tamaño. Y la E. 22 es un suelo de cal grasa, de forma rectangular y orientado en sentido N-S. En el exterior de la vivienda, aparece un espacio público que en el norte queda perfectamente claro por la existencia de dos pavimentos (E. 16 y 28 del área 22-05-55 y delimitados por las E. 2 y 3 del área 22-05-55) de inclinación E-W, para la liberación de aguas, que fueron utilizados y abandonados, a tenor de las cerámicas encontradas en los estratos asociados a los mismos, entre los siglos XVI-XVII. El primero de ellos (E. 16), el más moderno, presentaba una excelente organización en bandas de sentido N-S en las que se alternan piedras con ladrillos. Bajo éste y asociado a un nivel con

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LÁM. I. Panorámica final de la intervención con las cuatro áreas U.T.M. excavadas.

LÁM. II. Estructuras modernas fase IVa.

cerámicas de mayor antigüedad, aunque sin sobrepasar la etapa moderna, se localiza un pavimento (E. 28) en el que se combinan las piedras y el ladrillo fruto de diversas reparaciones. Por su parte, a oriente del muro perimetral E (E. 2 del área 2205-55), excavado en el substrato original, hallamos una fosa excavada en el mismo, con toda posibilidad un pozo ciego, de planta trapezoidal de aproximadamente 1 m. de largo por 0,60 m. de ancho, conectada con la zona interna de la vivienda y en la que encontramos una importante cantidad de material cerámico que inicialmente fechamos entre los siglos XVI-XVII. * Fase IIIb (siglo XVIII).

En esta fase se incluyen las estructuras pertenecientes a un empedrado, dos habitaciones de la casa y un basurero asociado. El espacio interior de la vivienda se ha integrado dentro del complejo estructural nº 2 y 3 del área 22-05-54. Con respecto a las dos habitaciones (complejos estructurales nº 2 y 3 del área 22-05-54), hay que decir que también se encuentran alteradas por las fosas de las canalizaciones y tinajas de las fases IVa y IVb. Los suelos de las habitaciones están realizados con ladrillos. Es interesante resaltar el hecho de que esta zona de la casa ha funcionado como medianería en las fases IVa y IVb, pero no así en la fase que nos encontramos ya que aparecen dos pilares de piedra que servirían de dinteles de entrada; lo cual nos podría indicar que la entrada de la casa se sitúa aquí en esta fase. Dicha entrada se caracteriza por poseer un suelo de ladrillos que se presenta muy alterado por las canalizaciones de la anterior posterior. Período IV (contemporáneo).

El barrio de San Matías sigue conservando el encanto de épocas pasadas. La permanencia de hábitat se refleja al ocuparse los mismos lugares que en períodos anteriores, donde se reutilizan muros de cimentación, estancias e incluso edificios íntegros, y con modificaciones escasas que no afectan al conjunto de edificaciones pero sí al entorno urbano, ya que se produce un aumento de la zona urbanizada. Este hecho queda confirmado al realizarse la intervención en un edificio catalogado de época medieval del cual las paredes de la planta baja conservan hoy en día elementos constructivos típicos de época medieval.

LÁM. III. Detalle estructuras modernas.

* Fase IVa (siglo XIX).

Muchos de los tramos de las conducciones han sido alterados por las reestructuraciones de la fase posterior. Se observa que las tuberías rompen parte de la pared de uno de los muros de la vivienda, lo cual nos indica que esta zona dejó de funcionar como habitación interior de la casa para constituir una zona abierta donde se ubica el patio.

Está constituida por todo un complejo sistema de canalizaciones que a veces se van superponiendo o destruyendo unas a otras.

También se ha documentado la presencia de tres vasijas de cerámica que funcionan como desagües; la superposición de dos de

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ellas, las cuales se insertan en uno de los muros llegando incluso a romperlo. Este hecho confirmaría la hipótesis de que dicho espacio formase parte del patio desde al menos el siglo XIX, como ya se explicará más adelante. Se pueden diferenciar varios modelos constructivos dentro del conjunto de canalizaciones que aparecen en esta fase: - atanores engarzados unos con otros, lateralmente se colocan cantos de piedra para reforzar el conjunto. - atanores engarzados unos con otros, recubiertos con mortero de cal y arena, revestidos por ladrillos dispuestos a dos aguas y con refuerzos laterales de cantos de piedra. - canal en forma de U fabricado con ladrillos en las zonas laterales y en la base. No se conserva la cubierta, pero seguramente estaba hecha con el mismo material que el resto del conjunto. - canal en forma de U realizado con baldosas decoradas. En el área 22/05/54 aparece un sistema de canalizaciones denominado como complejo estructural 4, compuesto por tres atarjeas (estructuras 3, 4, y 12) y un canal (estructura 5). La estructura 3 es una atarjea con forma longitudinal y dirección SE-NW-SW; ha sufrido varias remodelaciones con lo cual los elementos de fabricación se compone de variados elementos: originariamente se fabrica de atanores, como queda reflejado junto al perfil E, posteriormente se realizan reparaciones con ladrillos, convirtiéndose en una canalización con forma de U, e igualmente con baldosas decoradas en la base y ladrillos lateralmente en la zona de contacto con el área 22/05/44. La estructura 4, atarjea de forma longitudinal, con orientación NE-SW, se compone de atanores engarzados, cubierta de ladrillos a dos aguas y lateralmente se calza con cantos de mediano tamaño. La estructura 12, atarjea con forma longitudinal y orientación W-E; se compone de atanores engarzados y cubierta de ladrillos. La estructura 5, canal que corre paralelo a la estructura 4, con forma longitudinal y orientación NE-SW; se trata de cantos de mediano tamaño y del cual sólo queda el lecho, ya que han desaparecido las paredes laterales y la cubierta. En el área 22/05/55 se localiza otro sistema hidráulico denominado complejo estructural 4, con dirección NE-SW y forma longitudinal, que se compone de tres atarjeas (estructuras 7, 15 y 19) y dos registros (estructuras 4 y 6). Se trata de una canalización asociada a la vivienda, que conecta atanores con registros y que se encuentra rota por reformas posteriores. La estructura 7, atarjea de forma longitudinal que conecta las estructuras 4 y 6; posee una orientación N-S y se compone por atanores con cubierta de ladrillos a dos aguas y con calzo de fragmentos de ladrillos y mortero de cal grasa. La estructura 15 (igual a estructura 3 del área 22/05/ 54). La estructura 19, conducción de agua de forma rectangular y orientación NE-SW; se compone de atanor que conecta la estructura 6 con la estructura 15. La estructura 4, registro de agua de forma circular compuesto por una vasija de cerámica, un ladrillo inclinado en su interior que sirve de bajante del agua y se encuentra rodeado por dos hiladas de fragmentos de ladrillos. La estructura 6, registro de agua de forma redondeada compuesto por una vasija de cerámica de paredes abiertas y con borde; la vasija se encuentra rodeada por una hilada de fragmentos de ladrillos y en su interior aparecen dos perforaciones, una que conecta con la estructura 7 y otra con la estructura 19. En el área 22/05/55 se documenta el complejo estructural nº 5, otro sistema de canalizaciones compuesto por tres atarjeas (estructuras 13, 14 y 20), dos registros (estructuras 17 y 21) y un canal (estructura 8). La estructura 13, canalización de agua de forma longitudinal y con orientación W-E; se compone de cubierta de ladrillos a dos aguas, atanores engarzados, ladrillos y cantos que sirven de calzo y todo ello recubierto con un mortero de cemento.

La estructura 14, atarjea de forma longitudinal, orientación NS y SE y compuesta por atanores con calzo de ladrillos y cubierta realizada a base de fragmentos de ladrillos y tejas. La estructura 20, atarjea de forma longitudinal, orientación NE-SW, realizada con atanores engarzados, lateralmente fijados con ladrillos, con cubierta de ladrillos a dos aguas y todo el conjunto recubierto con mortero de cal grasa. La estructura 17, sumidero con orientación N-S y encajado en el perfil E, realizado con vasija de cerámica y posee una entrada de agua relacionada con la estructura 14. La estructura 21, vasija de cerámica, se sitúa bajo la estructura 4 e insertados ambos en el interior del muro denominado como estructura 3; tiene forma circular, orientación N-S, y exteriormente se ajusta al muro por medio de un mortero de cal grasa muy compactado. La estructura 8, es una canalización con forma longitudinal y orientada en sentido NE-SW; se compone de dos cuerpos, uno realizado con ladrillos y otro con baldosas, ambos con estructura en forma de U; conecta con la estructura 20. En el área 22/05/44 se ubica otro sistema de canalizaciones denominado complejo estructural nº 2, que se compone de tres atanores (estructuras 2, 6 y 10) que se encuentran recubiertos por un suelo de cal (estructura 14). La estructura 2, de forma longitudinal, orientación E-W, se compone de atanores engarzados y unidos por cal y arena y exteriormente se calza con mortero de cemento y fragmentos de ladrillos y cantos de pequeño tamaño. La estructura 6 atarjea de forma longitudinal, orientada en sentido W-E, compuesta por tubos de atanores engarzados y unidos con cal grasa; se encuentra insertada en el perfil sur. La estructura 10, de forma longitudinal, con sentido NW-SE con atanores engarzados con cubierta de tejas y calzo compuesto por ladrillos fragmentados. La estructura 14 suelo de cal de forma rectangular, se encuentra roto por las fosas de fundación de las estructuras 4, 5 y 13 y la U.E.N- nº 13. * Fase IVb (siglo XX).

Es la más reciente y en ella incluimos las últimas reestructuraciones del sistema hidráulico referente a la edificación que hoy se conserva de la Casa de la Bizcocha, con todo el sistema de canalizaciones y de desagües asociados a la última remodelación de la vivienda. Estratigráficamente es una fase muy alterada por la red de saneamiento ya que al ser elementos de mayor volumen necesitan de la realización de una gran fosa de cimentación que forzosamente afecta a estratos de fases anteriores. En el área 22/05/44 aparece el complejo estructural 1 bajo el suelo enlosado del último patio (estructura 1), donde se ha documentado la presencia de dos tubos de fibrocemento (estructuras 3 y 5) de 20 cm. de diámetro conectados a través de un desagüe poco común realizado con un fragmento de un tubo del mismo material (estructura 4). El suelo del patio está fabricado de hormigón, presenta orientación en sentido N-S y el fragmento que se conserva tiene forma triangular. Las estructuras 3 y 5 se caracterizan por su forma longitudinal, con tubos circulares de 90 cm. de longitud y 30 cm. de grosor; la primera con dirección NE-SW y la segunda NW-SE. Se observa que estas conducciones son las utilizadas en los últimos momentos de ocupación, aunque la zona que serviría de registro o desagüe (estructura 4, de forma cilíndrica y compuesta de tubo de fibrocemento segmentado) se encontraba cegada. Asimismo también se puede apreciar que estos tubos conectan con el actual desagüe del patio. Esta construcción se sitúa justo debajo del enlosado del patio y suponemos que constituía la salida de las aguas fecales de la casa y que ha estado en funcionamiento hasta el abandono del edificio. Dichas estructuras se corresponden en el área 22/05/45 con el complejo estructural 3, el darro es la estruc-

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tura 4, y además aparecen una bajante de atanores (estructura 9, atarjea dispuesta verticalmente, que se utilizaba como salida de aguas de un piso superior y que conectaba dicho piso con el darro) y un murete (estructura 6) que constituye el refuerzo de la bajante denominada como estructura 9. Asimismo, en el ángulo noreste del sector se ha documentado y excavado un retrete, denominado complejo estructural 3 del área 22/05/55 y que se compone de las estructuras 1 (letrina), 2 (muro), 25 (pavimento) y 27 (muro); igualmente posee una conducción de fibrocemento que presenta las mismas características de las anteriormente descritas, así como una tubería de hierro, bajante de un piso superior, con un canal en forma de U que da salida a las aguas fecales del sanitario. La estructura 1 es una letrina o retrete del cual queda la huella rectangular impresa en el suelo de baldosas; se sitúa en la esquina NE del sector 1b y se compone de varias unidades estructurales construidas (1, suelo de cemento; 2, taza del W.C.; 3, suelo de baldosas; 17, base de preparación de la U.E.C. 1; 18, bajante de la taza). La estructura 2, es un muro compuesto por dos unidades estructurales construidas que tienen en común la fábrica de ladrillo aunque la técnica y materiales constructivos varía; la U.E.C. 5 es la más antigua y se compone de ladrillos con aparejo de soga-tizón, mientras que la U.E.C. 4 se compone de ladrillos con cajones de mampostería no concertada con abundante argamasa que le permite tener el frente oeste enlucido. La estructura 25, pavimento empedrado de forma irregular y del cual sólo se conserva la parte que existe en el ángulo NE del sector; se compone de piedras de pequeño tamaño en posición vertical, con restos de piedra de la Malahá posiblemente reutilizadas, y se disponen en bandas que van en sentido E-W separadas por hiladas de piedras de mayor tamaño en el mismo sentido. La estructura 27, muro de ladrillos con orientación E-W localizado en el extremo NE; se trata de un muro esencialmente de ladrillo con varias unidades estructurales construidas, del cual se observa que apoyando directamente sobre la roca existe una primera hilada de tejas que separa el suelo de la fabrica de ladrillos a soga y tizón; al norte del mismo aparecen ladrillos dispuestos a sardinel junto con una construcción de tapial. Por último, se documenta en el área 22/05/45 el complejo estructural 3, se trata de otro sistema de canalizaciones perteneciente al mismo momento y que se compone de un darro (estructura 4), una bajante (estructura 9) y la base de la bajante (estructura 6). La estructura 4, darro con forma longitudinal y orientación NW-SE; tubo circular de fibrocemento, de color gris, que se compone de diferentes cuerpos unidos con cemento; exteriormente la estructura se calza con fragmentos de ladrillos unidos con mortero de cemento. La estructura 9, tubería de atanores dispuestos verticalmente que conecta con la estructura 4 y sirve de bajante y salida de aguas fecales. La estructura 6, muro situado bajo la estructura 9; se compone de ladrillos fragmentados y piedras de la Malahá unidos con tierra; tiene forma cuadrangular, orientación NE-SW y se adosa a la estructura 1 por su cara sur.

este espacio formaba parte del núcleo urbano de la ciudad de Ilíberis o si formaba parte de la periferia urbana. En el período medieval, la etapa de los ziríes supone la consolidación de un nuevo poder. La ciudad se desarrolló con rapidez alcanzando pronto las zonas llanas, en el siglo XII y ya a finales del siglo XI aparecen estructuras en esta zona. A esta época (siglo XII) podemos adscribir los primeros niveles de ocupación documentados en la excavación (muro de tapial y primera fase del muro dirección N-S levantado con sillares de piedra de la Malahá), la cerámica parece confirmar este extremo. Los fragmentos, en muchos casos bastante completos de ataifores de cuerpo cóncavo con melado sobre manganeso, así como las marmitas y cazuelas meladas son abundantes. Esta primera etapa de ocupación musulmana la podemos trasladar por los restos materiales hasta el siglo XIII. Sin embargo, tanto cerámicas (encontradas en un estrato de relleno), como estructuras (arrasadas por construcciones posteriores), aunque con toda posibilidad pertenezcan a un asentamiento que podemos considerar estable, no nos permiten señalar su naturaleza, sus dimensiones ni tampoco su relación con la red urbana de la ciudad medieval en esta época. De época nazarí los restos son abundantes y nos ayudan a comprender la información que las fuentes históricas nos aportan de esta zona de la madina islámica. En primer lugar señalaremos la continuidad de la estructuración espacial, que supone la reutilización de las estructuras existentes de la etapa anterior. Esto se hace patente en el muro de orientación N-S que cruza todo el sector. La técnica constructiva se presenta en este punto de gran interés: la unidad estructural de sillares de piedra de la Malahá es sustituida por otra de ladrillos a soga-tizón bien trabada con argamasa rica en cal. Igualmente, la cerámica que aparece en los estratos asociados es claramente nazarí (cazuelas con borde en ala, marmitas de cuello cilíndrico, etc..), todas ellas bajo el pavimento de cal. En este caso, creemos posible afirmar que nos encontramos ante una estructura urbana bien consolidada, quedando bien diferenciado el espacio público del privado. Quizá el hecho de que nos encontremos en una zona de carácter esencialmente privado (barrio) pueda explicar su ausencia en las fuentes musulmanas de la época, a no ser de las que posteriormente se extraen de los hábices.

CONCLUSIONES

Aún más sorprendente resulta la continuidad espacial en el período cristiano, donde el citado muro transversal se completa con otra fase constructiva de ladrillo de mayores dimensiones y mortero de cal blancuzco, asociado a un pavimento de cal de construcción medieval, a tenor de la cerámica que encontramos en el estrato inmediatamente inferior, aunque el material recuperado sobre él nos indica una clara ocupación cristiana de primera época. El abandono temporal de las estructuras existentes y su reutilización en época cristiana nos pueden sugerir la hipótesis de su adscripción cultural, es decir, la posibilidad de que nos encontremos ante la judería de la ciudad de Granada, abandonada en el momento de la expulsión de los judíos, aunque sin signos evidentes de violencia (acaso la capa de cenizas halladas bajo el primer pavimento en el exterior de la vivienda), con una posterior ocupación de las viviendas que habían caido en desuso.

Lo más novedoso de la intervención consiste en la aparición de un estrato de época romana que permite ir localizando y ampliando los límites en esta zona de Granada (que comenzó con los restos aparecidos en la excavación de la calle Ángel Ganivet y que continuó con la de la Plaza Mariana Pineda), a pesar de lo cual todavía no se tienen elementos suficientes para poder afirmar que

Por último, en el período contemporáneo, se observa que existe una continuidad en el espacio urbanizado, con la reutilización de los muros de cimentación e incluso de los mismos lugares de habitación. El barrio de San Matías sigue constituyendo un espacio de viviendas y calles que conforma un entramado urbano característico de la zona.

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Bibliografía CASADO, P. J. et alii: «Excavación de urgencia realizada en los solares nº 17 y 19 de la calle Ángel Ganivet y nº 3 de la calle de San Matías (Barrio de San Matías, Granada)». Anuario Arqueológico de Andalucía 1992/ III. Actividades de Urgencia. Cádiz, 1995, pp 310-318. GÓMEZ MORENO, M.: Guía de Granada. Granada, 1892 (Ed. Facsímil 1982). SECO DE LUCENA, L.: “De toponimia Granadina”. Rev. Al-Andalus XVI, 1951. SECO DE LUCENA, L.: “Notas de Arqueología Granadina”. Cuadernos de la Alhambra, nº 6, 1970. TORRES BALBÁS, L.: “Crónica Arqueológica de la España Musulmana”. Rev. Al- Andalus. Vol Xxi, Madrid-Granada, 1976.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA REALIZADA EN LA C/ PAGÉS Nº 7 (ALBAICÍN, GRANADA). DOLORES PUERTA TORRALBO. SUSANA CEVIDANES PEDRAJAS.

Resumen: Dentro del barrio del Albaicín de Granada, en la colina de San Miguel, en la calle Pagés se sitúa el solar objeto del presente estudio. Los restos recuperados van desde época medieval hasta nuestros días. Se ha podido documentar parte del cementerio musulmán conocido como Maqbarat Socaster, asociado a la Puerta de Hernán Román. Se trata de dos enterramientos realizados directamente en la tierra, los restos se encuentran en posición de cúbito supino con la cabeza hacia el sureste y sin ningún tipo de ajuar. De época nazarí aparecen los restos constructivos referidos a un área de habitación, lo cual evidenciaría la existencia de una compleja estructuración espacial en el arrabal del Albaicín. Dicha trama urbanística se va haciendo más compleja en época moderna y parece ser constante hasta época contemporánea. Abstract: In the old Arab quarter of the Albayzín in Granada, on San Miguel hill, there is a lot on Pagés Street that is the subject of this study. The remains unearthed date from the Mediaeval Age up until the present day. Part of the Muslim cemetery, known as Maqbarat Socaster, has been recorded, next to the Hernán Román Gate, and corresponds to two graves dug directly in the earth. The human remains are lying on their side, the heads facing southeast and with no personal belongings in the graves. There are also building remains, from the Nasrite period, corresponding to a living area, leading us to assume the existence of a complex spatial structure in the Albayzín quarter. This urban layout became increasingly more complex in Modern times and, from then on until Contemporary times, remained constant.

INTRODUCCIÓN

La importancia de realizar la intervención arqueológica en el solar situado en el nº 7 de la Calle Pagés queda justificada desde su mismo emplazamiento en un área de la que se tiene constancia, por anteriores intervenciones, de un fuerte potencial arqueológico, así como por las transformaciones sufridas fruto de la evolución urbanística del barrio del Albaicín. La excavación, de la que nos ocuparemos más ampliamente en los siguientes apartados, nos ha aportado datos importantes sobre la trama urbana de esta zona del Albaicín, en particular, y de Granada en general, esencialmente en época medieval y moderna, por lo que podemos calificar los resultados como satisfactorios.

facilidades prestadas; al constructor, Miguel Sola, y a la Sección de Arqueología de la Delegación de Cultura de Granada por el seguimiento que ha realizado en nuestra labor arqueológica y el apoyo prestado a nivel de la institución que representa. SITUACIÓN DEL SOLAR. CONSIDERACIONES PREVIAS

El solar objeto de actuación (Fig. 1) se localiza al E de la ciudad de Granada y al E del barrio del Albaicín. Los accesos principales son: desde el S, la Cuesta del Chapiz, y hacia el N, desde la carretera de Murcia y calle Pagés. Igualmente se encuentra próximo a la Colegiata de San Salvador (antigua Mezquita), los baños árabes de la calle del Agua, el cementerio Tardorromano y Medieval aparecido en la calle Panaderos nº 21-23 y 25-27, así como a la casa morisca de la calle Sanbuenaventura nº12. De esta forma, el solar queda delimitado al N por la confluencia de las calles Pagés y de las Minas; al E por la calle Polo; y al S y W por las medianerías de casas colindantes a las cuales se accede por calle Panaderos. Las dimensiones totales son aproximadamente de 209.05 m2, de los cuales se ha excavado un 23%, es decir, se ha trabajado en 48.1 metros de la superficie. Asimismo dentro del sistema general de coordenadas U.T.M. establecido para la ciudad de Granada, el solar (Fig. 2) ocupaba parte de las áreas 23-55-62, 23-55-72, 23-55-61, 23-55-71, 23-55-60 y 23-55-70. Se ha derribado una construcción perteneciente a principios de siglo y en los planos de nueva construcción se proyecta la edificación de una vivienda particular con cochera. Antes del comienzo de la intervención arqueológica, el solar se encontraba libre de construcción, tan sólo quedaban a la vista parte del alzado y cimentación de la casa contemporánea, que se situaban al fondo del mismo, precedida por un patio, así como los restos de un pasillo lateral realizado a base de un empedrado típicamente granadino, que conectaba la calle Pagés con la zona trasera del solar. Indicar que ya se había efectuado un rebaje en la entrada del mismo, en la zona donde se tenía planificado la ubicación de una plaza de aparcamiento, que si bien supuso el movimiento de un importante volumen de tierra, no afectó de forma sustancial al substrato arqueológico. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA

Esta actuación fue aprobada por la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, así como por la Comisión de Seguimiento del Plan Especial Albaicín. Con respecto a la financiación, el Proyecto Arqueológico Urbano asume los honorarios de los técnicos arqueólogos y del material fungible, siendo responsabilidad de la propiedad asumir los gastos del personal no cualificado. Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a la propietaria del solar, Doña Blancaflor Díaz González, por todas las

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Las fuentes historiográficas anteriores a los años 80 permiten señalar una ocupación del subsuelo de Granada desde época ibérica. Núcleo que a través de la documentación sabemos pertenecía al territorio de los bastetanos bajo la dominación de Ilíberri, pasando a obtener la categoría de municipio en época romana. Los resultados de diversas excavaciones sistemáticas y de urgencia en la ciudad de Granada, han permitido ampliar la secuencia cronocultural llevándola hasta momentos finales de la Prehistoria -Edad del Bronce- como evidenciaría la aparición de una serie de frag-

FIG. 1. Ubicación del solar

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desde la primera mitad del siglo II a. de C. hasta el siglo I a. de C. (MOLINA GONZÁLEZ, 1983). El padre Don Manuel Sotomayor Muro en su discurso de entrada en la Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias de Granada dice que «en la Alcazaba Cadima han ido apareciendo, a lo largo de cinco siglos, numerosos restos arqueológicos de época romana; y la presencia de estos restos en tal lugar, difícilmente puede explicarse sin la existencia allí de una ciudad romana de importancia, a juzgar por la importancia de los mismos restos hallados. Entre éstos, además de notables estructuras arquitectónicas, destacan numerosas inscripciones, en varias de las cuales se hace expresa mención del Municipium Florentinum Illiberitanum» (SOTOMAYOR MURO, 1988). Serían las Guerras Civiles las que marcaron el momento de plena romanización. El apoyo dado por los Iliberritanos a César hace que éste les conceda una serie de privilegios, materializados posiblemente en época de Augusto. El escaso conocimiento que poseemos de la ciudad en época Imperial y durante la Antigüedad Tardía se justifica por la escasez de datos a nivel arqueológico, los únicos datos con que contamos vienen referidos en su mayor parte por las actuaciones antiguas.

FIG. 2. Planimetría del solar con las áreas U.T.M.

mentos de cerámica prehistórica perteneciente al Bronce Final. Dichos materiales se localizarían sobre el substrato natural identificado en esta zona de la colina del Albaicín como Formación Alhambra. Un segundo momento de ocupación, entre mediados del siglo VI al siglo V a. de C., con un núcleo ibérico poco documentado a nivel urbanístico y localizado en la mayoría de los casos en depósitos de relleno bastante alterados. Tan sólo queda constancia de dos de sus necrópolis, una en la colina del Mauror y la otra en el Mirador de Rolando; restos estructurales puntuales en los solares del Carmen de la Muralla, calle María la Miel y Centro de Salud; así como indicios artefactuales en Plaza Larga y Puerta Monaita. Es por lo que cobra una especial importancia el hallazgo de los restos de un gran lienzo de muralla ibérica, localizada en el solar de la futura mezquita cercano al Mirador de San Nicolás. Como consecuencia de la conquista militar, por parte de los romanos, de los territorios bajo el dominio cartaginés en la Península Ibérica durante la II Guerra Púnica, Ilíberri pasó a pertenecer a Roma entre los años 180-179. Fue incluida en la provincia ulterior, dentro de la Regio Bastetania, hasta la creación de la Bética por parte de Augusto. Arqueológicamente, este proceso de romanización en Ilíberri sobre la población autóctona se ha podido identificar dos niveles. A nivel estructural, los datos extraídos de la excavación en el Carmen de la Muralla informan de una serie de restos de estructuras defensivas, así como de un edificio, que si bien por sus características pueden ser de carácter público, no se cuenta por el momento con datos suficientes para mantener tal afirmación. Parte de este recinto amurallado, que configuraría la ciudad, sería reutilizado con la misma función defensiva tanto en época romana como en época medieval hasta la construcción de la muralla zirí. A nivel de los restos muebles, destacamos la aparición de una serie de materiales ibéricos y de importación -cerámica campaniense y aretina de barniz negro- que permiten abarcar una cronología que iría 312

En el siglo XVIII Juan de Flores realizó una serie de «trabajos arqueológicos» que dieron como resultado la localización de un espacio abierto público, en el que aparecieron toda una serie de inscripciones de tipo honorífico y monumental, que aún hoy nos permiten interpretar como pertenecientes al foro de la ciudad, citándose incluso en algunas de ellas explícitamente al foro y a la curia (C.I.L. II 2084=5508 y C.I.L. II 2083=5507). Por otro lado, fruto de la investigación actual son los restos de un espacio de alfar, en el que podemos distinguir dos hornos, uno de sigillata y otro de material de construcción, así como de una serie de dependencias asociadas al alfar, aunque de funcionalidad desconocida por el momento. Junto a estas estructuras, se localizó parte del lienzo de la muralla de época romana, de difícil datación dadas las remodelaciones posteriores, y que delimitaba la ciudad por el lado norte (MORENO ONORATO, 1995). La localización de la ciudad romana, el paso de la ciudad romana a la árabe y la ubicación originaria del núcleo urbano medieval son cuestiones muy debatidas desde antiguo y que aún hoy en día no se tienen argumentos suficientes para elaborar una teoría que convenza a todos los estudiosos del tema. La realización de intervenciones arqueológicas desde la década de los ochenta ha puesto de manifiesto que cada vez se poseen más datos para aproximarnos al conocimiento de la Granada romana y medieval a través del análisis de las fuentes historiográficas y del estudio arqueológico. Sin embargo parece existir un hiatus entre el final del mundo romano tardío y el inicio de la ocupación islámica, según opina el equipo de trabajo del Proyecto Albaicín (MORENO ONORATO, 1995). Existen dos elementos muy próximos al solar en cuestión, como son la puerta de Hernán Román y el cementerio asociado a la misma, Maqbarat Socáster. Con relación a la época medieval y referente al contexto del Carmen de la Muralla, D. Juan A. García Granados habla de dos opciones planteadas por la historiografía: «a) existencia de un primer recinto medieval apoyado en el perímetro de la ciudad romana; que algunos atribuyen al siglo VIII, sustituido en el siglo XI por otro más avanzado (SECO DE LUCENA, 1974); b) construcción de un recinto a comienzos del siglo XI sustituido en época almorávide por otro con dos puertas en sus extremos Monaita y de las Pesas que definen un nuevo tipo. En ninguno de los casos habría poblamiento anterior y los depósitos

Es muy posible que en un principio los nuevos habitantes de la ciudad de Granada se instalaran en la orilla derecha del río Darro, en la colina del Albaicín. El extraordinario desarrollo de la ciudad durante el siglo XI parece evidenciarlo una intensa actividad constructiva efectuada por los primeros monarcas ziríes (Habus b. Maksan y su hijo Badis), entre la que podemos destacar la construcción en un momento anterior al 1055 de la Mezquita Mayor en la zona llana de la ciudad, ocupando seguramente un lugar excéntrico de la madina (MALPICA CUELLO, 1994).

A diferencia de lo que sucedía en las ciudades cristianas, pero siguiendo la costumbre del urbanismo romano, los cementerios musulmanes (maqbara, pl. maqabir), por lo general no vallados, se extendían fuera de los muros que delimitaban el recinto de la ciudad y junto a los caminos que conducían a las puertas principales de la cerca. Al ser la ciudad populosa y permitirlo su topografía, eran varios los cementerios fuera de muros, en que recibían sepultura los vecinos de los barrios inmediatos a cada una de las puertas de la muralla. Esa situación de los cementerios era un obstáculo para el desarrollo de la ciudad lo que provocaba la formación de arrabales exteriores inmediatos, y la integración de los cementerios a intramuros de la ciudad.

No obstante, será a lo largo de los siglos XII y XIII cuando el poblamiento de la ciudad islámica se intensifique. Los primeros soberanos nazaríes fueron los encargados de reforzar las defensas de la aglomeración urbana heredada de épocas anteriores y a donde no tardan en acudir refugiados musulmanes de origen diverso. Una muestra de este crecimiento sostenido de la población lo evidenciaría la ampliación de la antigua muralla zirí, con objeto de albergar el arrabal de Nayd, al sur, incluyendo el arrabal de los alfareros o rabad al-fajjarin y el Albaicín o rabad al-bayyazin, al norte. La cerca del primero sería levantada durante el reinado de Muhammad II en tanto que la del Albaicín se debe a la iniciativa del hâyib Ridwan (PEINADO SANTAELLA, 1987).

A parte de los cementerios generales, existían varios pequeños, tanto intramuros como alejados del núcleo urbano. Asimismo, todo alcázar regio solía tener también su rawda, un panteón casi siempre con jardín; en la Alhambra de Granada tenemos constancia de su existencia entre los siglos XIV y XV (TORRES BALBÁS, 1929).Tanto en el interior de las ciudades como en sus alrededores, o en pleno campo, abundaban las qubbas, pequeñas capillas de planta cuadrada, a las que cubría una cúpula o una armadura de madera. Albergaban el sepulcro de algún venerado santón o asceta, en torno al cual solían sepultarse las gentes, atraídas por la santidad del lugar. Con el mismo objeto enterrábanse en las ermitas o rawabit, en las que se conservaban los restos de ermitaños o murabit.

La ciudad baja, emplazada en el llano y atravesada por el río Darro que la definía visualmente, se estructuraba en diversos barrios o arrabales que mantenían un carácter étnico y profesional propio que ha perdurado, al menos toponímicamente, en algunas de sus calles: el sector de la Medina que acogía los principales edificios públicos (Mezquita mayor, Madraza, baños...) y en la que se desarrollaban importantes actividades comerciales vinculadas al comercio de la seda (Alcaicería, Alhóndigas, etc...); el arrabal del arenal (rabad al-Rambla), el de los alfareros (rabad al-Fajjarín), situado junto a la judería (Garnata Alyahud) al otro margen del Darro y dedicado a la producción de la cerámica; el de la Loma (Rabad El Neched) considerado una expansión del anterior y al que ponía límite la Bib-Neched o Puerta de los Molinos, que permitía la comunicación de la población con la vega circundante. Este barrio se amplió hacia el norte en 1410 en la colina conocida actualmente como Antequeruela, para alojar a los musulmanes refugiados de la conquista de Antequera.

En contraste con los cementerios romanos y de acuerdo con la austeridad religiosa y el sentido igualitario del Islam, en las necrópolis de al-Andalus no había grandes monumentos funerarios ni mausoleos ostentosos. Como norma general, los cadáveres se enterraban de costado, lo que permitía hacer fosas muy estrechas, con la cabeza a mediodía y el rostro hacia la Meca.

cerámicos siempre darán fechas post quem» (GARCÍA GRANADOS, 1996).

Si se trataba de personas de algún relieve social o económico, las tumbas se señalaban de varias formas: por dos estelas rectangulares o discoidales (de cerámica vidriada) hincadas verticalmente, una a la cabecera y otra más pequeña a los pies; por un cipo o fuste cilíndrico hincado en la cabecera de la tumba; o bien por una mqabriya o estela prismática. Estas dos últimas formas pueden presentar inscripciones anepigráficas.

En el otro extremo de la ciudad, la Puerta de Elvira, el más monumental de sus accesos, daba paso a una de las calles principales, la zanaqat Ilbira, importante arteria de comunicación entre los extremos norte y sur de la ciudad, al tiempo que divisoria entre los barrios que integran el Albaicín con la Medina.

Simón de Argote, hacia 1800, describía así las tumbas de la Granada islámica: «Las personas de mediana esfera levantaban unos paredones bajos, y formaban como un corral, que servía de panteón a toda la familia; y los pobres se enterraban sin más distinción que la de levantarse dos almenas pequeñas que indicasen el sitio que ocupaban los pies y la cabeza» (SIMÓN DE ARGOTE, 1805), o bien señalaban sus sepulturas con una piedra tosca, sin labrar, hincada en la cabecera.

La ciudad aparece ya plenamente conformada a mediados del siglo XIV durante los reinados de Yusuf I y Muhammad V. Lo que se ha denominado «marroquinización del reino» (ACIÉN ALMANSA, 1984), ante la influencia norteafricana en los monarcas andalusíes, quedó plasmado a niveles de organización espacial, e incluso en la misma estructura urbana. De esta forma, toma especial significación, la coexistencia de núcleos urbanos perfectamente estructurados en barrios dentro del conjunto de la ciudad, como era el arrabal del Albaicín, junto con un espacio periurbano constituido por almunias, huertas, palacetes y casas de recreo, que abundaban en el espacio exterior a la muralla. Es, pues evidente que las diferencias físicas entre la ciudad y el campo quedan diluidas, sin que sean claros los límites entre una y otro. Esta fluida relación queda plasmada en las actividades económicas por medio de una intensa vida comercial, tal y como ejemplifican la existencia de zocos a extramuros de la ciudad.

El gran número de cementerios musulmanes que existieron en la ciudad de Granada, así como las dimensiones que alcanzaron algunos de ellos, fueron fiel reflejo de la importancia y el desarrollo que alcanzó esta urbe en su última época islámica. Ibn al-Jatib y el viajero alemán del sigo XV, Jerónimo Münzer, citan la existencia de seis maqabir (TORRES BALBÁS, 1957). Si bien, el más importante fue el del faquí Sa’d inb Malik, fundado en el siglo XIII, en las afueras de la Puerta de Elvira y que funcionaría hasta el emplazamiento del Hospital Real; también conocemos el Qabrat al-Rawda min alBayyazin que ocupaba la parte oriental, a intramuros del Albaicín, justo en la falda del Cerro de San Miguel; el Maqbarat al-Sabika que ocupaba la ladera de al-Sabika entre el actual Carmen de los Mártires y la actual puerta de las Granadas; el Maqbarat al-Guraba según Ibn al-Jatib era el cementerio de los extranjeros y se ubicaba enfrente del arrabal de Nayd; el Maqbarat bab al-Fajjarín, este cementerio quedaba a extramuros de la madina de Granada, justo a la entrada

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de la puerta de los Alfareros, pero dentro de la cerca de los arrabales meridionales situados entre la colina de la Alhambra y el río Genil; el Maqbarat al- Assal; y finalmente, hemos podido documentar durante el proceso de excavación del solar, el también citado por Ibn al-Jatib, Maqbarat Socaster, situado junto a la muralla de la Alcazaba Qadima, próximo a la Puerta Nueva o Arco de las Pesas, Seco de Lucena Paredes lo situaba « a mediodía de la placeta del Santo Cristo de las Azucenas» (SECO DE LUCENA, 1970). Sería resto de un viejo fonsario, anterior a la formación y amurallamiento en el siglo XIV del arrabal del Albaicín, que pudo documentarse en las excavaciones realizadas en la cercana calle Panaderos nº 21-23 (BURGOS JUÁREZ, 1989) y 25-27 (BURGOS JUÁREZ, 1991) y en la calle San Buenaventura nº 12. En ambos casos los restos de necrópolis, tanto de época tardorromana como medieval, quedaban situados a extramuros de la ciudad, en un espacio de arrabal definido por la antigua fortificación romana de Ilíberis reaprovechada bajo la cimentación de otra medieval, de la que hoy se conoce buena parte de su trazado y en la que estuvo ubicada la que fuera Puerta de Hernán Román, en la actual Ermita de San Cecilio por donde discurre el callejón de San Nicolás. Tras la conquista cristiana, los cementerios musulmanes perdieron su funcionalidad y fueron desapareciendo; se convirtieron en cantera para construir los edificios que en aquel momento necesitaban los nuevos conquistadores, fundamentalmente iglesias. Así, en el 1500 los Reyes Católicos concedieron todo el ladrillo y la piedra del osario situado en la puerta de Elvira para la obra del monasterio de San Jerónimo (TORRES BALBÁS, 1957). Posteriormente, se sucedieron otras ordenanzas que clausuraban los cementerios musulmanes de la ciudad y se cedían para ejidos de la ciudad. De este modo las lápidas se convirtieron en un abundante y económico medio para construir las iglesias del primer tercio del siglo XVI, entre las que se encontraban las de San Jerónimo, San Cristóbal, Santo Domingo, así como el Convento de la Santa Cruz. Esta nueva actividad constructiva evidenciaría no sólo importantes modificaciones en la trama urbana en la ciudad de Granada, sino además la necesidad de una intensa transformación externa para ser cristianizada, de esa forma, aparecen nuevos edificios de carácter religioso como parroquias y conventos, en muchos casos sustituyendo elementos importantes de la ciudad islámica, evidenciando un claro sentido ideológico. Dentro de este ámbito debemos interpretar las transformaciones de la Mezquita Mayor del Albaicín en la Iglesia del Salvador, la Iglesia de San Luis que ocupaba el lugar de la gima Açaba, o la Iglesia de San Bartolomé en una de las antiguas mezquitas, que tal vez fuese la gima Alburriana. Este hecho hizo que la evolución urbanística del Albaicín se intensificara después de la Reconquista. Hemos de distinguir dos espacios perfectamente diferenciados y divididos por la calle San Juan de los Reyes. La zona baja, hasta la línea del Darro, correspondiente al barrio musulmán de los Axares, se instituyen en lugar de asentamientos nobiliarios con módulos de construcción y significaciones distintas a la parte alta de la colina, donde se produce ese aislamiento morisco, convirtiéndolo casi en un ghetto en sentido medieval. No podemos sin embargo mantener la rigidez de esta división espacial de carácter social, ante la presencia de habitantes de un mayor poder adquisitivo que prefirieron seguir viviendo en esta especie de ghetto, como evidencian la construcción de espaciosas casas moriscas que presentan una reestructuración más compleja, así como una mayor riqueza ornamental y decorativa. Hoy día aún se conservan algunas de ellas, por citar las mejores conservadas, las de las calles San Buenaventura, Yanguas, San Martín, Panaderos, Ceniceros y Plaza de los Ortegas (GÓMEZ MORENO, 1952).

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La distribución de la población morisca en el Albaicín concentrada en torno a las parroquias de San Ildefonso, San Cristóbal y San Juan de los Reyes, es reveladora de la existencia de un reducto musulmán que domina un barrio de fácil defensa, por lo intrincado de su traza, en el centro mismo de la ciudad. Esta situación hará que la política urbana, durante el siglo XVI, tienda hacia un mayor control y clarificación del entramado callejero, como muestra una ordenanza de 1530 donde se mandaba que al labrar las casas las fachadas se retrasaran para enderezar y ensanchar los razados. La ratificación de esta misma ordenanza en 1622, demuestra la poca efectividad del planteamiento urbano que, pese a todo, dió algunos resultados en la parte baja, caso de las intervenciones en las plazas de Bibarrambla o de Hataubín, o la alineación de la calle Elvira; pero con respecto al Albaicín, las ordenanzas fueron prácticamente nulas, encontrándonos, incluso hoy día, rasgos del entramado musulmán (GUZMÁN LÓPEZ, 1987). Sin embargo sería la expulsión de moriscos y judíos la que a principios del siglo XVII provocaría un importante descenso de la población urbana granadina y la decadencia económica de la ciudad, que en barrios islámicos, como era el del Albaicín, condujo a su despoblamiento y abandono. Esta disminución de la densidad de población va a posibilitar la aparición de los cármenes, unión de casa y jardín, que nada tiene que ver con la vivienda doméstica morisca. PLANTEAMIENTO Y OBJETIVOS

La metodología empleada en esta excavación ha sido la que se viene desarrollando por el propio P.A.U.G., mediante una serie de fichas de recuperación del registro arqueológico denominadas S.I.A.A. (Sistema de Informatización Arqueológica de Andalucía). Los objetivos iniciales en dicha intervención pretendían completar la información sobre los procesos urbanos que se han ido desarrollando en la ciudad durante los diferentes momentos históricos y que han generado el actual entramado urbano. Los objetivos prioritarios planteados eran tanto documentar en lo posible las transformaciones urbanísticas producidas en el barrio del Albaicín, como obtener información sobre las fases más antiguas de ocupación que pudiéramos obtener del subsuelo, con un gran potencial arqueológico; y finalmente, confirmar la extensión de la necrópolis documentada en excavaciones cercanas. Según los anteriores presupuestos, se planteó la intervención arqueológica basada en la excavación de un único sector de 5 x 5 m. al fondo del solar, en sentido NE-SW que ocupaba las áreas de proyección U.T.M. 23-55-71 y 23-55-61. La propia dinámica de la excavación, así como la necesidad de documentar la extensión de las estructuras aparecidas, un muro con restos de revoco en su cara interior, hizo que ampliáramos el sector inicial hacia el E, circunscribiéndonos a un sector de 7 x 3’30 m. que ocupaba el área de proyección de coordenadas U.T.M. 23-55-71. Con el fin de agilizar el proceso de excavación, y conociendo ya la estratigrafía completa del solar, se emplearon medios mecánicos para eliminar el paquete de tierra de huerta (UEN 1), continuando la excavación en niveles arqueológicamente más interesantes. SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA Y ESTRUCTURAL

Se han documentado varias fases históricas en la intervención arqueológica realizada en la calle Pagés. Si bien el grado de alteración del solar, no ha afectado significativamente el registro arqueo-

lógico, sí ha distorsionado la lectura de las fases más modernas; siendo la zona sur del solar, en la que se conservaba una mayor potencia estratigráfica, la que nos ha permitido documentar fases de ocupación más recientes. Indicar, sin embargo, que el hecho de encontrar el substrato geológico base -Formación Alhambra- a escasa profundidad, restringía el registro arqueológico, ya que las construcciones de época moderna apoyaban directamente sobre la roca o sobre niveles geológicos resultantes de la descomposición de ésta. Período I. Época Medieval (siglos XI-XV). * Fase Ia (siglos XI-XIII).

Como ya mencionábamos anteriormente, cercanos al solar se encuentran dos elementos fundamentales para el desarrollo histórico de la zona, que son la Puerta de Hernán Román y el cementerio asociado a la misma. Igualmente se documentan en el solar del Carmen de la Muralla elementos arquitectónicos que implican el mantenimiento de un recinto fortificado que podría funcionar desde antes del siglo XI. Sería a partir del siglo XI cuando se inicia una reurbanización de la ciudad con grandes obras militares y expansión urbanística, lo que motivaría una posterior ampliación del recinto fortificado zirí. Dicha fase estaría representada en esta intervención como la más antigua, al documentarse un cementerio, presumiblemente de época almohade localizado a extramuros de la ciudad; exactamente al exterior de la puerta conocida como de Hernán Román. Asociable a este período cultural no se ha documentado ningún resto estructural. Tan sólo destacar dos enterramientos, caracterizados por la ausencia de delimitación tanto espacial como estructural. Del primero de los enterramientos se conservan las extremidades superiores e inferiores, en posición de cúbito lateral, y encontrándose algunos restos óseos muy disgregados, ya que sobre éste se había montado el lienzo de cimentación de un muro perimetral perteneciente a una vivienda de época nazarí. El segundo individuo (Lám. 1) se encontraba en perfecto estado de conservación; el esqueleto completo, perteneciente a un individuo joven, presentaba posición de cúbito supino y el cráneo vuelto al SE, hecho muy característico de los enterramientos medievales y que se encuentra asociado a la religión, ya que exhumaban a los muertos con la cabeza siempre mirando hacia la Meca. Ambos enterramientos, se hallaban en posición primaria y no iban acompañados de ningún tipo de ajuar, tan sólo señalar que bajo ambos enterramientos se documentó una delgada capa de tierra anaranjada de matriz arenosa que apoyaba directamente sobre la roca. Por último decir que no aparece ningún tipo de material arqueológico asociado a dichas sepulturas. * Fase Ib (siglos XIII-XV).

Como consecuencia de un importante aumento de la población se produciría la expansión de los límites de la ciudad de Granada, en concreto hacia la zona norte del barrio del Albaicín; lo que llevaría no sólo a la ampliación del recinto fortificado zirí con la construcción de la muralla exterior conocida como Cerca de Don Gonzalo, sino también a la urbanización de nuevas zonas, como el Cerro de San Miguel Alto (VÍLCHEZ VÍLCHEZ, 1988). Los restos pertenecientes a la etapa nazarí no podemos calificarlos como concluyentes para el conocimiento de la red urbana en esta época. Tan sólo podemos adscribir a este período dos estructuras bien diferenciadas: la cimentación de un muro en sentido NE-S, al que se asocia un pequeño tabique. Nos encontramos ante

LAM. I. Sepultura medieval. Fase Ia

un ámbito de tipo doméstico muy alterado por las construcciones precedentes. La primera de éstas, aunque considerada como una única estructura tanto por su dirección como por la morfología de su aparejo, se encuentra fragmentada, por lo que preferimos diferenciar un gran lienzo de cimentación, la estructura 6, que pertenece al complejo estructural 3 y 4 del área 23-55-71 y la estructura 8, que pertenece al complejo estructural 3 y 4 del área 23-55-71. La E 6 es un muro de cimentación perimetral de la vivienda, de unos 4’45 m. de longitud x 1 m. a 0’40 m. de anchura, de dirección NW a SE, y compuesto de tres hiladas de cantos de pequeño y mediano tamaño. Y por otro lado, la E 8 un tramo de muro, 1’08 m. de longitud x 0’54 m. de anchura, de dirección SE a NW, que presenta una cimentación similar al anterior y conservaba una primera hilada de sillares muy deteriorados de piedra de la Malahá. Asociado al gran paño de cimentación se encuentra un pequeño murete de cantos de mediano tamaño (E 7, que pertenece al complejo estructural 3 y 4 del área 23-55-71), de iguales características de unos 0’80 m. de longitud por 0’42 m. de anchura, a modo de tabicación interior, que diferencia dos áreas de habitación pertenecientes a una casa nazarí (complejo estructural 3 y 4, que dada la imposibilidad física de ampliar tanto al N como al E, no podemos completar su planimetría, ni conocer sus límites totales. Al realizar la construcción de la cimentación de esta vivienda, levantan y destrozan parte del cementerio medieval. Es muy interesante reseñar la existencia de un nivel de tierra amarillenta, a modo de bolsada, caracterizado por la mezcla sin concordancia de clastos de tamaños irregulares, material de construcción y una abundancia de material nazarí del que destacamos un fragmento de braserillo de arenisca con decoración incisa. Estas características y su ubicación al exterior del gran paño de cimentación y del muro con sillares de piedra de la Malahá nos llevaría a hablar de una zona de basurero. El braserillo de arenisca se encuentra muy fragmentado, y se caracteriza por poseer forma octogonal y perfil troncocónico. Se sostiene sobre patas triangulares de las que tan sólo se conserva una de ellas. Todas las caras presentan idéntica decoración compuesta por dos franjas de dientes de sierra separadas por dos líneas incisas paralelas entre sí. El hogar es circular y lo recorre un reborde entrante, posiblemente para una tapadera lo que indicaría su uso como quemaperfumes. Estos braseros, pertenecen al reducido ajuar de la casa hispano musulmana, era un método común de calefacción de todas las clases sociales, pero de mayor o menor lujo decorativo según el destinatario. Los de grandes proporciones se utilizarían 315

para caldear habitaciones y los de pequeñas dimensiones, tal como el que nos ocupa, se usarían para calentar o mantener la temperatura en los platos con la comida y quemar perfumes. Período II. Época Moderna (siglos XVI-XIX).

Como indicábamos en un principio la evolución urbana del Albaicín queda ligada, en el siglo XVI, al contencioso morisco. Cuando se produce la entrega de Granada, la estructura urbana responde a los conceptos propios de una ciudad musulmana. Arquitectura de interior con muros de separación, más que fachadas, conformando un verdadero laberinto callejero, con alineaciones sinuosas, callejones sin salida que, en ocasiones, se invaden por cobertizos, ajimeces o saledizos. Todo ésto, en el arrabal del Albaicín, se potencia por los desniveles orográficos de las laderas de la colina. Durante esta fase documentamos dos áreas de habitación independientes (complejos estructuras 1 y 2 del área 23-55-71), que han llegado a nosotros en desigual grado de conservación cortando sus estructuras los niveles nazaríes -paquete de tierra amarilla-. No existe una continuación en el uso de muros y cimentaciones, aunque sí siguen desarrollándose los espacios como lugares de ámbito doméstico. De la primera (complejo estructural 1) conservamos un gran muro de cimentación (E 3) de unos 5’30 m. de longitud (aprox.) x 0’60 m. de anchura, apoya en algunos de sus tramos directamente sobre la roca o sobre niveles de descomposición de ésta, y está compuesto por clastos de perfil redondeado, que definen un sencillo aparejo a base de grandes clastos (entre 30 y 50 cm.) dispuestos longitudinalmente al perímetro del muro y rellenado en su interior por clastos de menor tamaño (entre 10 y 20 cm.), a su vez presenta una cimentación reforzada por una hilera de piedras hincadas longitudinalmente en su base a modo de zarpa. Aunque no se conserva ninguna hilada del muro, sí se documentan restos parciales de revoco a base de cal grasa en el interior de lo que se ha definido como vivienda o área de habitación (complejo estructural 1). Asociado a dicho revoco aparece un fragmento de suelo de cal (E 5) muy deteriorado, de unos 1’36 m. de longitud máxima y tan sólo 4 cm. de grosor, compuesto de tierra muy compacta y cal. Igualmente se localiza un suelo de ladrillos (E 12) que presenta unas dimensiones de 0’90 m. de longitud (el resto de las dimensiones no nos es posible facilitarlas al aparecer únicamente una línea del mismo en la ampliación del perfil E). De la segunda estancia (complejo estructural 2), tan sólo se ha podido documentar un pequeño murete (E 8 y 9) o tabique de ladrillos y dos canalizaciones (E 10 y 11). La E 9, de 0’65 m. de longitud x 0’45 m. de anchura y dirección NE a SW, se compone de ladrillos trabados con tierra, que presenta dos hiladas dispuestos a soga y tizón y con cantos de río en el interior. La E 10, canalización de ladrillos, de 0’32 m. de longitud x 0’20 m. de anchura, dispuestos verticalmente sobre su lateral más largo conformando las paredes de la canalización y como base un ladrillo horizontal, sobre un lecho de gravas trabadas con cal. La E 11 es una canalización de 0’75 m. de longitud x 0’58 m. de anchura, que rompe el muro nazarí, formada por dos líneas paralelas de cal grasa que constituyen la pared, y como base se utilizan ladrillos dispuestos longitudinalmente. Dada la escasez de restos estructurales y artefactuales y por la ubicación, en una zona imposible de ampliar, no podemos determinar su posible funcionalidad.

LAM. II. Vista general de la intervención. Estructuras modernas

direccionales. A este momento corresponde la construcción de la casa derrivada y los elementos que aparecen están asociada a la misma, como son la cimentación y el sistema hidráulico. De esta forma, pertenecientes a esta fase, se asocia la cimentación de hormigón (E 2 del área 23-55-71 y E 3 del área 23-55-61) de la casa actual, que cruza el solar de E a W, y posiblemente constituyese la cimentación de un muro de ladrillos del que no se conservan restos. Relacionados con esta cimentación se indica, tanto la presencia de un pozo ciego (UEC 17 y UEN 10 del área 23-55-61) de 1’10 m. de profundidad que va cortando progresivamente los estratos hasta llegar a la roca, como una canalización de ladrillos (E 1 del área 23-55-61 y E 1 del área 23-55-71) de unos 3’60 m. de longitud x 0’30 m. de anchura, compuesta por ladrillos de 22 x 11 x 4 cm., que apoya directamente sobre la cimentación de la casa y embutida en una fosa de cimentación de tierra casi arenosa muy compacta y mezclada con pequeños clastos. Esta canalización conecta con los restos de un tubo de fibrocemento (E 4 del área 2355-61), de forma cilíndrica, de 2’65 m. de longitud x 20 cm. de diámetro y 3 cm. de grosor, los cuales van engarzados en un lecho de gravas y dentro de una fosa, que supone la salida de las aguas fecales de la vivienda; así como una arqueta para saneamiento y limpieza de conducciones (E 5 del área 23-55-61), de 0’65 m. de longitud (la forma y orientación no es posible de precisar al quedar embutida en el perfil) y se compone de dos hiladas de ladrillos de 20’5 x 13 x 4 cm. trabados con cemento. Dichas estructuras conformaban la red de saneamiento más compleja de la vivienda derribada. CONCLUSIONES

Basándonos en los restos tanto inmuebles (cerámicos, principalmente) como muebles (estructurales), los resultados obtenidos en esta intervención nos aportan información sobre los procesos históricos desde época medieval, en este solar del Albaicín, ya que no aparecen indicios anteriores a este momento. Entre los objetivos previos a la intervención se encontraba el de documentar las transformaciones urbanísticas producidas en el barrio del Albaicín; dicho objetivo se ha cumplido plenamente al sumarse al conocimiento de la trama urbana, añadiéndolo a todas las actuaciones arqueológicas realizadas hasta el momento, ya que individualmente los complejos estructurales localizados no aportarían ningún tipo de resultado.

Período III. Época Contemporánea (siglo XIX-XX).

Durante este período el solar es fruto de una intensa reestructuración espacial, aunque se siguen manteniendo los mismos ejes

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En la ciudad de Granada se levantan tres colinas que han concentrado desde la antigüedad la mayor parte de la población, por su natural carácter defensivo. En una de ellas, la de San Miguel, de

formación pleistocénica (BOSQUE MAUREL, 1988), se sustentan los actuales habitantes del Albaicín, y se define como Formación Alhambra. En esta intervención arqueológica se documenta la presencia de dicha formación, que presenta dos variantes. En las zonas donde se conserva mayor altura aparece en estado compacto, y en las zonas bajas, la tierra se halla descompuesta como resultado del proceso erosivo al que se ha visto sometida por el paso del tiempo, hasta que fue cubierta por la acción antrópica. Anterior al comienzo de la excavación se tenía conocimiento de la existencia de un cementerio musulmán muy próximo, el Maqbarat Socaster, asociado a la Puerta medieval de Hernán Román (GÓMEZ MORENO, 1907), tanto por la historiografía como por los restos arqueológicos aparecidos en la excavación de la próxima calle Panaderos (BURGOS JUÁREZ, 1991). Por tanto, con la aparición de restos óseos exhumados en el solar de la calle Pagés nº 7, que pertenecen al mismo ámbito funerario, se ha podido ampliar el límite y la extensión de dicho cementerio medieval. Lo que ratifica la trascendencia ideológica y ocupacional de esta zona de Granada desde época Alto-medieval. Es muy importante resaltar la existencia de diferencias y similitudes entre las excavaciones de calle Panaderos y la de calle Pagés, pertenecientes al mismo espacio funerario. Los restos óseos se caracterizan por ausencia de delimitación tanto espacial como estructural, se excava una fosa en la tierra y se entierra el cadáver envuelto en un lienzo o paño. Igualmente la disposición del esqueleto se realiza de varias formas, aunque en la calle Pagés aparecen dos, de cúbito lateral y de cúbito supino con el cráneo vuelto, en

ambas posiciones el individuo se enterraba con la cabeza mirando hacia la Meca. La inexistencia de ajuar en todo el ámbito del cementerio podría indicar el índice de pobreza en esta fase histórica. En ambos casos los esqueletos se hallan en posición primaria. Hasta ahora se han comentado las similitudes entre ambas excavaciones, pero existe una diferencia muy importante y es que en el solar de calle Panaderos aparecen enterramientos correspondientes a una fase Tardorromana (hecho que confirma la continuidad del espacio como lugar de cementerio y podría significar que el hiatos poblacional del que comentábamos antes no existe), y que no se localiza en el solar de la calle Pagés. Este hecho indica que en dicha fase histórica, era menor la extensión del cementerio, así como la existencia de un menor número de habitantes. Los escasos restos constructivos de época nazarí, si bien evidencian la existencia de una casa con diferentes áreas de habitación, por sí mismos no nos permiten aventurarnos a definir con claridad una red urbana en la zona alta de la ciudad, aunque sí se relacionan con los resultados obtenidos en otras intervenciones urbanas que evidencian la existencia de una compleja estructuración espacial ya desde época antigua en el arrabal del Albaicín. Si bien la trama urbanística que hemos podido documentar perteneciente a época moderna se va haciendo más compleja, ésta no varía su orientación respecto a época nazarí, aunque sin reutilizar y aprovechar las estructuras anteriores. Dicha estructuración espacial de las áreas de habitación parece ser constante hasta época contemporánea.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA REALIZADA EN LA CALLE CONCEPCIÓN DE GUADIX, GRANADA. DOLORES PUERTA TORRALBO ANTONIO BURGOS JUÁREZ RAFAEL LIZCANO PRESTEL CRISTÓBAL PÉREZ BAREAS

Resumen: La actuación arqueológica ha puesto de manifiesto la importancia de la ciudad de Guadix desde los últimos momentos de la Prehistoria Reciente de la Península (Bronce Final), hasta nuestros días, con lo que tenemos junto con otras intervenciones un punto esencial para conocer el proceso histórico de la zona. Si bien se han documentado restos pertenecientes a la Edad del Bronce, Época Ibérica, Romana, Medieval, Moderna y Contemporánea, es el periodo romano el que ha dado una mayor información con la documentación de varios edificios en los que se puede apreciar las distintas reestructuraciones que han sufrido a lo largo de su vida. Del Bronce Final se han recuperado los restos de varias cabañas con zócalos de piedra, muy deteriorados. Del mundo ibérico igualmente se han recuperado restos de varios muros de piedra. De las épocas más recientes los restos se encuentran muy deteriorados o arrasados .

LOCALIZACIÓN DE LA INTERVENCIÓN

Abstract: Archaeological work has highlighted the importance of the city of Guadix, right from the dying days of the Recent Prehistoric age in the Iberian Peninsula (Late Bronze Age) up until the present, and gives us an essential element, along with other interventions, to discover the historical process in the region. Although remains belonging to the Bronze Age, the Iberian, Roman, Mediaeval, Modern and Contemporary periods have been recorded, it is the Roman period which provides the most relevant information, with the documenting of various buildings where we can see the different reconstructions they have undergone throughout the years. From the Late Bronze Age, remains of various huts with stone socles, in a bad state of repair, have been unearthed. The Iberian world is represented by the remains of various stone walls. The remains of more recent periods are in a very bad state of repair or have been totally demolished.

El subsuelo de la comarca también presenta numerosos yacimientos mineros explotados tradicionalmente, fundamentalmente de hierro, entre los que destacan los de la zona de Alquife.

INTRODUCCIÓN

Con motivo de la próxima construcción de un nuevo edificio, se han llevado a cabo los trabajos arqueológicos de campo de la excavación de urgencia localizada en la calle Concepción de Guadix, Granada, propiedad del Excelentísimo Ayuntamiento. Esta intervención arqueológica ha contado con la debida autorización de la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Antes de entrar en los planteamientos de la excavación y en sus resultados preliminares, queremos expresar nuestro agradecimiento al Servicio de Arqueología de la Delegación de Cultura de Granada, en especial a D. Eduardo Fresneda por las facilidades prestadas y seguimiento realizado, al Excelentísimo Ayuntamiento de Guadix propietario del solar, el cual ha corrido con todos los gastos ocasionados por la intervención arqueológica, y en general a todos los obreros y personas participantes en la excavación. 318

Guadix y su comarca quedan situados en la Alta Andalucía ocupando la zona central de la provincia de Granada en lo que se denomina geomorfológicamente Surco Penibético. La Hoya de Guadix se extiende entre los límites de las provincias de Almería y Jaén, concretamente en una latitud norte de 37 grados, 18 minutos y una longitud de 0 grados, 33 minutos, siendo su altitud de 915 metros s.n.m. Los suelos cuaternarios de las vegas contrastan con el predominio de terrenos arcillosos de origen sedimentario aprovechados para la realización de cuevas ocupadas actualmente por un contingente importante de población y que definen el típico poblamiento troglodítico de la zona.

La ciudad, que en la actualidad se prolonga en dirección sureste hasta el cauce del río Guadix, se sitúa sobre una topografía accidentada y dominada por el «casco antiguo» ubicado en la zona más elevada de Guadix sobre un cerro con las pendientes bastantes pronunciadas. Es en esta zona, conocida como el Barrio Latino, donde se encuentran las edificaciones históricas más importantes de la ciudad. El trazado urbanístico se ha ido adaptando a la morfología del terreno mediante la disposición de las calles en el sentido de las curvas de nivel. Las laderas de este promontorio han determinado que la red de drenaje se articule en una serie de ramblas excavadas por los arroyos que finalmente se orientan en sentido noroeste-sureste, en dirección hacia el curso fluvial. Hasta hoy han sido muy pocas las intervenciones arqueológicas que han tenido lugar en el casco urbano, baste con referir que sólo aparecen publicados los resultados de tres intervenciones arqueológicas realizadas en la ciudad. La primera de ellas se realizó en 1986 con motivo de la restauración y consolidación de la Muralla de la Alcazaba (RAYA, 1987), las otras dos se realizaron en el corazón del casco antiguo, en la calle San Miguel en 1991 y 1992 (GONZÁLEZ y OTROS, 1994-1995). Otras intervenciones arqueológicas, hoy sin publicar, se han realizado en la calle Concepción en 1993, realizada por D. Andrés Adroher y D. Antonio López, en la Puerta de San Torcuato, en 1996 y en el cine Acci, en 1997, realizadas estas dos últimas por parte de los autores de este informe. Estas intervenciones, sobre todo las de la calle San Miguel, han permitido constatar la importancia de los depósitos arqueológicos de la ciudad, como apuntaban los numerosos hallazgos (ASENJO, 1983), en algunos casos conseguidos mediante el expolio, aparecidos en el casco urbano y de los que pueden ser buen exponente las inscripciones que aparecen embutidas en las

edificaciones. Si la intervención arqueológica en la Alcazaba se vio bastante limitada -al tratarse de una excavación de apoyo a la restauración- y sólo permitió registrar el estado de los depósitos arqueológicos en una zona puntual y la recogida de productos, sobre todo cerámicos, de época medieval fundamentalmente (RAYA, 1987) -la importancia de la ocupación musulmana es evidente como podemos apreciar por la Alcazaba y el sistema de fortificación en su conjunto-, la intervención arqueológica en la calle de San Miguel permitió documentar la existencia de una ocupación desde la Edad del Bronce hasta la actualidad, si bien algunas de las fases de ocupación únicamente han podido constatarse por el momento mediante la presencia de materiales aparecidos en fosas y rellenos posteriores a la fase histórica en cuestión (GONZÁLEZ y OTROS, 1994), destacando sus autores las construcciones romanas monumentales de época Alto Imperial (sistema de canalizaciones, los restos anexos a posible puerta y la presencia de un posible templo ante el hallazgo en niveles de relleno de un capitel corintio y de una escultura de la cabeza de Trajano) y el buen estado de conservación de las estructuras y en

general de todos los depósitos arqueológicos medievales, sobre todo de época califal, almorávide-almohade y nazarí. Los restos documentados en la Puerta de San Torcuato se adscriben a las épocas contemporánea, moderna, medieval con abundantes restos tanto de estructuras como restos muebles, y faunísticos, y a época romana, en este último caso solamente con materiales cerámicos de arrastre no asociados a ningún tipo de estructuras. En el cine Acci se han documentado importantes restos de época romana, ibérica y de la Edad del Bronce. De época romana e ibérica asociados a importantes restos constructivos y cerámicos y de la Edad del Bronce únicamente restos muebles no asociados a estructuras. El solar en el que se ha realizado la intervención arqueológica ocupa un espacio de tendencia triangular localizado en la zona conocida como «Barrio Latino» dentro del casco antiguo de la ciudad (Fig. 1). Está delimitado por la calle Concepción al este,

FIG. 1. Localización de la intervención.

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por el callejón de Cotarro al oeste y norte y por las edificaciones de la calle Concepción al sur. Se trata de un solar, que ocupa los terrenos de dos antiguas casas, en el que se pretende construir un nuevo conservatorio de música. En un principio este solar contaba con unas dimensiones de 380,90 m2. que tras el replanteo de la nueva alineación de las calles se queda con una superficie algo menor, unos 362,09 m2. pasando estos metros sobrantes a formar parte de la calle Concepción y del callejón de Cotarro (Fig. 2). La construcción de este conservatorio con su sótano determinará, debido a los movimientos de tierra que han de realizarse, la perdida de los posibles depósitos arqueológicos existentes (que van desde la Edad del Bronce, con restos de época ibérica, romana y medieval, hasta las últimas edificaciones actuales), ya documentados en los sondeos realizados en 1993 por D. Cristóbal González Román, por lo que se ha hecho necesaria la intervención arqueológica. PLANTEAMIENTO DE LA INTERVENCIÓN

El planteamiento de la intervención arqueológica se ha ajustado, en la medida de lo posible, a las propuestas recogidas por la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, en materia de intervenciones arqueológicas. El proceso de intervención, ha consistido en:

FIG. 2. Ubicación de los sondeos.

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- Seguimiento de los destierros superficiales hasta alcanzar los niveles arqueológicos, entendiendo estos destierros superficiales, la retirada de los depósitos correspondientes a los restos de las edificaciones contemporáneas, los rellenos o niveles deposicionales actuales y las malezas de hierbas acumuladas durante su etapa de abandono. Los depósitos retirados se han correspondido fundamentalmente con las malezas, los escombros y basuras depositadas en el solar, así como una rampa artificial, situada en la zona sur realizada para el paso de vehículos entre la calle Concepción y el callejón de Cotarro, desde el momento que se produce la demolición del solar y tras el abandono y posterior relleno de los tres sondeos arqueológicos realizados en 1993. - Sondeos arqueológicos hasta alcanzar los niveles estériles arqueológicamente hablando. Esto sondeos presentan una potencia que va desde aproximadamente un metro en la zona sureste (sondeo 3) a más de tres metros de profundidad en la zona norte (sondeo 1). Se han planteado tres sondeos estratigráficos, de forma trapezoidal, en función de las características físicas del inmueble que abarcan prácticamente toda la superficie del solar, dejando únicamente sin excavar lo justamente necesario por motivos de seguridad y posibilidad de trabajo. La superficie excavada ha sido de más de 220 m2 (Fig. 2). - Documentación planimétrica de las estructuras. La ubicación y la distribución de las estructuras localizadas se ha realizado a escala 1/20, para su posterior implantación sobre la topografía. La misma escala ha sido empleada para la documentación estratigráfica de las secciones resultantes de los sondeos y de las estructuras definidas.

CRITERIOS METODOLÓGICOS Y SISTEMA DE REGISTRO

La metodología seguida ha estado en función de los factores y características que directa o indirectamente han influido en la formación de los depósitos arqueológicos. Las diferencias morfológicas, estratigráficas y funcionales que han presentado las distintas estructuras localizadas han requerido una metodología de excavación destinada a obtener criterios de diferenciación entre sus rellenos arqueológicos a fin de poder correlacionarlas posteriormente para poder obtener la secuencia diacrónica del yacimiento. Con este objetivo, la excavación de los complejos estructurales ha estado planteada bajo criterios metodológicos que nos aseguran un mayor grado de precisión en la obtención de los datos que contiene el registro arqueológico. Aunque la metodología pueda ser similar al tener por objeto la obtención de secuencias estratigráficas, lógicamente la excavación ha diferido atendiendo no sólo a las características especificas de cada estructura o de cada complejo estructural, sino en función de sus características contextuales por lo que se han obtenido las secuencias estratigráficas de los complejos y estructuras excavadas a través de secciones acumulativas, para lo cual se han dividido al menos en dos sectores para obtener el registro y la lectura estratigráfica de sus depósitos. Para el control durante el proceso de excavación del primer sector se ha utilizado como norma básica el concepto de unidad mínima de excavación (UME). Estas unidades se han establecido normalmente por criterios que dependen de las características físicas de los depósitos. En lo relativo al grosor las UME se han fijado en grosores variables, no superiores a los 10-15 cm. El proceso de excavación ha dependido en líneas generales de las siguientes pautas de registro y excavación: • La ubicación de artefactos y ecofactos en aquellas US que constituyan suelos de ocupación o contextos en los que se constate una deposición intencionada del registro arqueológico. • Recogida sistemática previamente programada de muestras sedimentológicas y antracológicas tanto por unidades sedimentarias como por unidades mínimas de excavación, si así lo requiera el registro. DESCRIPCIÓN DE LOS SONDEOS.

Se han realizado tres sondeos de forma trapezoidal, adaptándose a la forma del solar con el fin de poder excavar en extensión la máxima superficie posible, dejando un margen de seguridad entre éstos la calles y edificios, y separados uno de otro por un testigo que nos permitiera obtener secciones para su lectura arqueológica y nos facilitara el trabajo de extracción de tierras (Fig 2). Sondeo 1 (Lam. I)

Situado en la zona más estrecha y al norte del solar. Con el fin de adaptarse a la forma del solar presenta unas dimensiones de 5,40 m. en su lado norte, 8,40 m. en el este y 8,00 m. en sus lados sur y oeste. Ocupando una superficie de 53,60 m2. Los resultados obtenidos han sido los siguientes: En primer lugar tenemos que anotar que este sondeo, al igual que el resto de los sondeos, se ha visto afectado, en su zona sur, por uno de los sondeos de 4,00 x 4,00 m. realizados en 1993.

LAM. I. Vista general sondeo 1

En este sondeo se han documentado restos que van desde época contemporánea a época de la Edad del Bronce. A nivel de estructuras hay restos de las épocas contemporánea, moderna, romana y de la Edad del Bronce, así como restos cerámicos de época medieval e ibérica. Los restos de época contemporánea se corresponden con tres muros, el mejor conservado de 3,00 m. de largo por unos 60 cm. de ancho y una potencia media de 25 cm. situados en la zona norte del sondeo, dos de ellos presentan una dirección norte-sur y el tercero este-oeste, están realizados a base de piedras, ladrillos y restos de hormigón, todo ello trabado con cemento y arena. También corresponde a esta época los restos de una atarjea de ladrillos, de dirección sur-norte y que se encuentra entre los muros anteriores. La profundidad media de estas estructuras es de -1,50 m. respecto a nuestro punto de referencia (0,00) que lo situamos en el centro de la calle Concepción en la parte más alta del solar. De época moderna hemos documentado dos pozos, el primero de ellos, situado junto al perfil sur, excavado directamente en la tierra sin ningún tipo de estructura que lo recubra y del que se ha recuperado abundante material cerámico. El segundo de los pozos, situado en la zona norte del sondeo, presenta una estructura a base de ladrillos y fragmentos de éstos, tiene un diámetro en la parte superior de unos 40 cm. en el interior y unos 90 cm. en el exterior, siendo su diámetro exterior inferior de algo más de 1,20 m. Este pozo al igual que el anterior se encuentra relleno de tierra, pero en este caso no se han recuperado materiales cerámicos que nos permitan precisar su cronología. De época medieval no se ha documentado estructura alguna, si bien si se han podido recuperar algunos materiales cerámicos adscribibles a esta época, fundamentalmente de los siglos XI-XII. En el ángulo noroeste del corte ha sido la única zona donde se han documentado restos pertenecientes a la época romana. Se trata de dos muros formando escuadra, con dirección norte-sur y este-oeste (varían con respecto al norte 5º al oeste). Están construidos a base de piedras de mediano tamaño, trabadas con tierra. El muro de dirección norte-sur mide unos 2,20 m. de largo por unos 60 cm. de ancho. El otro muro mide 1,20 m. de largo, no pudiendo precisar su anchura ya que su cara sur está completamente derrumbada. Estos dos muros formarían parte de la habitación de otra estructura mayor que se mete hacia la calle Concepción y edificios contiguos. Por los restos cerámicos recuperados esta estructura sería de época romana tardía.

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Al igual que ocurre con los restos de época medieval, de época ibérica únicamente se han recuperado algunos restos cerámicos no relacionados con estructuras y que no nos permiten precisar su cronología. Por último se han documentado en la zona central del corte un estrato perteneciente a la Edad del Bronce con restos cerámicos y lo que podrían ser los restos del zócalo de piedra de una cabaña. Se sitúa inmediatamente sobre el sustrato estéril, a -3,70 m. Sondeo 2 (Lam. II)

Situado en la zona central del solar. Al igual que el anterior presenta una forma trapezoidal con el fin de adaptarse a la forma del solar, presenta unas dimensiones de 9,00 m. en su lado norte, 8,50 m. en el este 12,30 m. en su lado sur y 8,00 m. en su lados oeste. Ocupando una superficie de 85,20 m2. Este sondeo se ha visto afectado en su zona norte y zona central-noreste por los sondeos realizados en 1993. Los restos documentados en este sondeo, ya sean tanto restos de estructuras como restos cerámicos, van, como en el sondeo anterior, desde la época contemporánea a la Edad del Bronce. Los restos documentados de época contemporánea se refieren básicamente a un pozo de ladrillos de aproximadamente un metro de diámetro, situado en el ángulo noreste, así como una conducción de atanores y cemento con dirección este-oeste que coincide en parte con el perfil sur.

De época moderna y medieval no se han documentado restos constructivos, únicamente restos cerámicos, fundamentalmente en niveles revueltos. Los restos de estas épocas se encuentran muy alterados en todo el solar tanto por las construcciones modernas como por los antiguos sondeos. Los principales restos constructivos documentados se encuadran dentro de la época romana. Se localizan sobre todo en la zona norte del sondeo y presentan una dirección norte-sur (unos 5º hacia el oeste). En la zona central y sur se documentan otra serie de muros, de dirección este-oeste, muy alterados y muchos de ellos sin una de sus caras. Estos últimos son muy difíciles de relacionar unos con otros. Por el contrario los de la zona norte, junto con los muros localizados en el sondeo 3 forman parte de un gran edificio de época romana que presenta varias reestructuraciones y fases constructivas. En su construcción se utiliza la piedra, así como materiales de construcción reutilizados como son restos de tégulas y ladrillos, todo ello trabado con tierra. (Lam. IV) Destacar una puerta, localizada en el muro situado más hacia el oeste, que presenta dos sillares de piedra, probablemente reutilizadas de otro edificio, que serían de jambas, así como otra gran piedra que haría la función de escalón. (Lam. III) De época ibérica hemos documentado al menos dos fases, una de ellas tardía, con una serie de muros localizados en la zona suroeste del corte, bajo los muros romanos y con la misma dirección de éstos, están realizados a base de piedras de pequeño y mediano tamaño trabadas con tierra. La otra fase ibérica no está asociada a estructuras murarias, únicamente a materiales cerámicos correspondientes a una etapa muy temprana del mundo ibérico.

LAM. III. Detalle puerta del edificio romano

LAM. II. Vista general sondeo 2

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LAM. IV. Detalle muro romano

Por último y bajo esta fase ibérica se localizan los restos arqueológicos más antiguos que se corresponden con una serie de estratos pertenecientes a la Edad del Bronce (Bronce Final), donde aparecen abundantes restos cerámicos no asociados a estructuras. Esta fase se apoya directamente sobre los estratos estériles arqueológicamente hablando. Sondeo 3 (Lam. V)

Situado en la zona sur del solar, más cercana a los edificios de los que tenemos que alejarnos y dejar un margen de seguridad. Al igual que los sondeos anteriores presenta una forma trapezoidal con unas dimensiones de 12,00 m. al norte, 5,60 m. al este, 14,00 m. al sur y 7,40 m. al oeste, con una superficie de unos 82,5 m2. Este sondeo se ha visto afectado en su zona sur por uno de los sondeos realizados en 1993. Los restos documentados, como en los sondeos anteriores, van desde la época contemporánea y moderna hasta la Edad del Bronce, destacando los restos romanos. Los resultados obtenidos han sido los siguientes: De época contemporánea y moderna, únicamente, salvo algunos restos cerámicos, se ha documentado los restos de un muro de cal grasa con restos de ladrillos y cantos rodados de mediano tamaño. Se localiza en el ángulo suroeste del sondeo y presenta una dirección este-oeste. Los restos de época medieval se corresponden con restos cerámicos, en ningún caso relacionados con estructuras. Tanto los niveles contemporáneos y modernos como los medievales son estratos revueltos y se encuentran muy afectados por las distintas transformaciones que ha sufrido la zona. Como es el caso de un pozo localizado junto al perfil oeste, que se encuentra relleno de piedras y del que no hemos podido precisar su cronología. Como ocurría en el sondeo anterior los restos constructivos más importantes y de mayor entidad documentados pertenecen a la época romana, algunos de ellos son la continuación de los muros del sondeo 2, que junto con el resto de muros forman parte de un edificio de época romana. Este edificio debió de sufrir varias remodelaciones y transformaciones de los espacios, en distintas fases dentro siempre de la época romana, lo que explicaría la gran cantidad de muros pertenecientes a esta época. En la construcción se emplean materiales reutilizados de otros edificios, como pueden ser los grandes sillares de piedra documentados en los muros (la mayoría de éstos se derrumbaron con las fuertes lluvias caídas). Hay que señalar que estos muros o parte de ellos debieron de estar estucados como así lo atestiguan la gran cantidad de restos de estuco que han aparecido en algunas de las zonas excavadas. De época ibérica, igualmente se documentan dos fases, una tardía relacionada con una serie de muros situados bajo los romanos y con la misma dirección que éstos. Y otra fase temprana no relacionada con estructuras, únicamente con restos de materiales cerámicos. Los últimos restos documentados se corresponden con la Edad del Bronce. Se trata de una posible cabaña de tendencia circular, formada por un zócalo de piedras clavadas en la tierra. Esta cabaña se localiza en la zona este del corte y son los únicos restos de estructuras que se han podido documentar. Por el contrario sí se ha recuperado abundante material cerámico en otras zonas del corte. Estos restos se sitúan sobre el sustrato estéril, e incluso lo excavan en algunas zonas como puede ser el caso de la cabaña.

LAM. V. Vista general sondeo 3

CONCLUSIONES

Como conclusiones previas podemos afirmar que esta zona de Guadix, ha estado habitada desde la Edad del Bronce, e incluso urbanizada ya desde época ibérica, alcanzando un gran desarrollo en el mundo romano, hasta llegar a su configuración actual ya en época medieval y moderna. La continua ocupación de la zona, con sus sucesivas reestructuraciones, ha hecho que parte de los vestigios antiguos, en especial de época medieval y moderna, se encuentren muy deteriorados e incluso muchos de ellos hayan desaparecido. De abajo hacia arriba la estratigrafía documentada nos ofrece el registro de los siguientes períodos y fases constructivas: Período I. Bronce Final.

Se ha podido documentar en los tres sondeos realizados, si bien en el sondeo dos no se ha podido documentar que esté asociado a estructuras. Su potencia es muy irregular, debido a la topográfica del terreno. Se han recuperado abundantes restos cerámicos realizados a mano, típicos de esta época. Las estructuras documentadas se localizan en los sondeos 1 y 3 y se trata básicamente de los restos de zócalos de cabañas en los que se utilizan piedras de mediano tamaño clavadas en la tierra, algunas de estas piedras son restos de molinos reutilizados. Este estrato se asienta directamente sobre el sustrato estéril.

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Período II. Época Ibérica.

Se han podido documentar dos fases de esta época, que irían desde el siglo VII hasta el siglo II a.C., la primera no está asociada a estructuras y la segunda asociada a estructuras. Fase II-1.- Se trata de una fase no asociada a estructuras murarias y se documenta esencialmente en el corte 2. Los materiales cerámicos recuperados se mezclan los que están realizados a mano con los realizados a torno. Estos materiales se encuadrarían dentro de los siglos VII-VI.

Fase III-2.- Documentado únicamente en los sondeos 2 y 3. se trata de la reestructuración de los muros de este edificio con la anulación de algunos y la realización de otros nuevos, con lo que debió de cambiar la utilización tanto de los espacios del edificio como el edificio en sí mismo. Estas dos fases serían posteriores, en todo caso, al siglo II d. C., habiéndose recuperado materiales cerámicos romanos anteriores a este siglo, pero no asociados a estructura y en niveles revueltos. Período IV. Época Medieval.

Fase II-2.- Se documenta en los sondeos 2 y 3. Presenta una serie de muros realizados con piedras de pequeño y mediano tamaño trabadas con tierra. Se pueden corresponder con los restos de casas de planta rectangular. Su cronología estaría entorno a los siglos III-II a. C.

No se han documentado restos constructivos de esta época, únicamente restos cerámicos y en niveles muy alterados. La cerámica recuperada se sitúa esencialmente entre los siglo X a XII. Período V. Época Moderna.

Hay que señalar que en los tres sondeos realizados se han recuperado restos cerámicos encuadrados dentro del Mundo Ibérico Pleno, pero siempre en estratos revueltos y de relleno muy alterados. Período III. Época Romana.

Los restos romanos son los más importantes documentados pudiéndose distinguir un mínimo dos fases constructivas diferentes. Estos restos se localizan en los tres sondeos realizados: Fase III-1.- Se documenta en los tres sondeos, pudiéndose distinguir los restos de dos edificios, uno de ellos en el sondeo 1 y el otro en los sondeos 2 y 3. Se trata de edificios de planta rectangular con muros de piedra y restos de tégulas y ladrillos, así como restos constructivos (sillares de piedra) de otros edificios romanos más antiguos. Estos muros debieron de estar estucados como lo atestiguan los abundantes restos de estuco recuperados.

A esta época se adscriben una serie de pozos documentados, de los que destacan uno realizado a base de ladrillos sin ningún tipo de material cerámico en su interior y otro excavado en la tierra directamente y con abundante material cerámico de los siglos XVI a XVIII. Así como un muro de cal grasa localizado en el sondeo 3. Período VI. Época Contemporánea.

Los restos documentados de esta época se corresponden básicamente con los restos de la última edificación, muros y atarjeas. Un estudio más pormenorizado de los restos documentados tanto a nivel de estructuras como a nivel de artefactos y ecofactos, nos permitirá una mayor precisión en las fases y cronologías de la zona.

Bibliografía ASENJO, C.: Guadix. La ciudad musulmana del siglo XV y su transformación en la ciudad neocristiana del siglo XVI. Excelentísima Diputación Provincial de Granada. Granada, 1883. ASENJO, C.: Guadix: Guía histórica y artística. BEAS, J.; PERÉZ, S.: Geografía de Guadix. Aspectos Físicos y Humanos. Granada 1994. GONZÁLEZ, C.; ADROHER, A.; LÓPEZ, A.: “Excavación de urgencia en la Calle San Miguel de Guadix (Granada)” Campaña de 1991. Anuario Arqueológico de Andalucía, Tomo III, Actividades de Urgencia. Sevilla 1994. Pp. 190-198. GONZÁLEZ, C.; ADROHER, A.; LÓPEZ, A.; GARCÍA, F.: “Excavación arqueológica en la calle San Miguel (Guadix, Granada)”. Campaña de 1992. Anuario Arqueológico de Andalucía, Tomo III, Actividades de Urgencia. Puerto Real (Cádiz) 1995. Pp. 335-343. RAYA, Mª.: “Excavación arqueológica en la Alcazaba de Guadix. (Granada)”. Anuario Arqueológico de Andalucía, Tomo III, Actividades de Urgencia. Sevilla 1987. Pp. 134-138.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LA CALLE DE LA COLCHA Nº 5 Y 7 (GRANADA). REYES ÁVILA MORALES INMACULADA RODRÍGUEZ GARCÍA

Resumen: En esta intervención se han documentado varios momentos de ocupación desde época romana (s. III-IV d.c) hasta nuestros días. Las estructuras se corresponden con una necrópolis romana tardía a la que se superponen varios muros que pertenecen a una vivienda de época medieval; la secuencia cultural se completa con un espacio dedicado a labores artesanales del período moderno y la posterior construcción de una vivienda en tiempos recientes. Résumé: Dans cette intervention on a registré plusieurs momments d´occupation depuis l´époque romaine (III-IV s. après J.C) jusquá nos jours. Les structures correspondent à une nécropole tardo romaine sur laquelle il y a une superposition de plusieurs murs qui appartienent a une maison du Moyen Âge; la séquence culturelle est complétée avec un espace dédie aux travaux artisanaux du période moderne et la contruction postérieur d´une maison de nos temps.

La evidente alteración del subsuelo y de los posibles depósitos arqueológicos provocados por la ejecución de 3 viviendas,1 oficina y 1 local a realizar en el nº5 de la calle de la Colcha y de 2 apartamentos, bajo y sótano en el nº7 de la misma calle, motivaron la intervención arqueológica con carácter de urgencia en este solar. Esta actuación ha sido llevada a cabo por Reyes Ávila Morales e Inmaculada Rodríguez García durante los días 28 de marzo al 24 de julio de 1998. La propiedad de los actuales inmuebles ha financiado tanto al equipo técnico en la fase de campo como a los operarios necesarios para acometer dicha intervención. LOCALIZACIÓN Y CONTEXTO HISTÓRICO.

La intervención arqueológica en este solar próximo a Plaza Nueva y a la Casa de los Tiros, presenta un gran interés debido al elevado riesgo de aparición de restos arqueológicos. Varias son las características en cuanto a la ubicación del solar que nos permiten hacer tal afirmación. La ciudad de Iliberri, construida en un emplazamiento alto a unos 70 metros sobre el curso del río Darro, era una posición idónea para controlar la vega y sus alrededores. La zona que nos ocupa se encuentra situada a la izquierda del río Darro; esta área se situaría fuera de la ciudad romana, cercana al curso del río y un poco sobre elevada con respecto a éste. Todos estos elementos contribuyen sin duda a un posible asentamiento. En época medieval el margen izquierdo del río estaba unida por un puente al Zacatín y la Alcaiceria. En el Zacatín, en una de las dos calles principales se hallaban establecidos toda clase de mercaderes de tejidos desde la parte alta hasta Plaza Nueva y además plateros, tinteros, sastres y zapateros extendidos a lo largo

del río. De igual manera entre este río y la Alhambra existían varios barrios como los del Cadí, de Almanzora y de Gomeres (zona cuartel de los soldados nazaríes), algunos de estos de origen zirí. La calle que bordeaba el Darro por su derecha, aguas arriba del puente de la Paja o del Rastro, se llamaba «la Riberilla» y componía con sus puentes, callejuelas y placetas entre Plaza Nueva y el Puente de San Francisco, frente a la actual calle de Sierpe, se denominaba «Riberilla de los Tintes» y hasta Puerta Real, coincidiendo en líneas generales con la calle Reyes Católicos, «la Riberilla de los Curtidores» por las industrias allí establecidas1. Según Valladar la calle de los Tintes y la Tornería (márgenes del río Darro) se situaría desde la esquina de la calle de La Colcha hasta la entrada de Plaza Nueva. La evolución y el desarrollo del poblamiento urbano de esta zona se verían sin duda afectadas tras la conquista de los Reyes Católicos ya que pusieron en marcha su plan de cristianización de la ciudad para modificar su aspecto árabe, un ejemplo notable sería el nuevo trazado de Plaza Nueva con el objetivo de transformarla en una plaza mayor. Esta zona de la ciudad perdería su aspecto medieval y árabe a partir del siglo XVI, con la construcción de edificios de este período, aunque no conocemos en que grado afectó el trazado urbano de esta parte de la ciudad. Próximos a este solar se encuentran edificaciones de época moderna como el Convento de las Carmelitas Calzadas, llamadas vulgarmente de las Calabaceras “y que fue de beatas hasta 1508" 2. Siguiendo cerca se encuentra el Palacio de la Capitanía General situado entre la calle Pavaneras y San Matías. En su parte meridional los Reyes Católicos hicieron edificar la iglesia Mayor con título de nuestra señora de Santa María, en la cual se estableció la Catedral y junto a ella parece que existió una rábita que se llamaba de la Mate, pero en 1507 el edificio fue cedido a los franciscanos3. Igualmente se encuentra próximo al solar la Casa de los Tiros fechada en el siglo XVI, su nombre se lo debe a los mosquetones que asoman en la parte alta de su fachada, en cuyo interior se realizó una intervención arqueológica en la que se localizaron los restos de un alfar medieval del siglo XI. El palacio de los Marqueses de Casablanca se sitúa también en la calle Pavaneras; su construcción es de comienzos del quinientos sobre casas árabes ya existentes4, destruido en parte por un incendio y restaurado en 1910. PLANTEAMIENTOS Y OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN

El proyecto de nueva obra en el solar que nos ocupa recoge la excavación del subsuelo en diferentes puntos de la parcela para la ubicación de la planta de cimentación (con la realización de varias zapatas y de un sótano desde la cota de nivel de calle) y la ubicación de la red de saneamiento por lo que se ha planteado la necesidad de realizar los sondeos abarcando la zona más amplia del 325

solar, manteniendo los límites de seguridad entre las medianerías de las viviendas colindantes y los sectores de intervención. Con el fin de obtener una visión espacial y secuencial lo más amplia posible de las diferentes fases de ocupación del solar se presentó una propuesta de actuación basada en dos sondeos de 6 x 4 m., sin embargo una vez demolido el edificio esta propuesta tuvo que ser modificada por la peligrosidad que entrañaba el solar colindante, ya que este no estaba rebajado a nivel de calle, y amenazaba derrumbe. Considerando esto se procedió a la reestructuración de las dimensiones de uno sectores de intervención quedando ordenados en dos con unas dimensiones de 6 x 4 m. y 6 x 3.5 m. y que distaban dos metros entre sí. Este testigo inicial debió ser parcialmente excavado (2 x 2’5 m.) más tarde para documentar de forma exhaustiva la primera de las fases de ocupación encontradas en el solar. Una vez finalizada la fase de campo de la excavación arqueológica se procedió al seguimiento y control de movimiento de tierra que se produjo en el solar una vez iniciadas las obras, con el fin de completar la documentación obtenida en este solar. Teniendo en cuenta la problemática específica de la zona en la que se ubica el solar y en base a la documentación histórica disponible, el planteamiento de la intervención se hizo con unos objetivos determinados: 1.- Documentar estratigráfica y planimétricamente la mayor extensión posible del solar. 2.- Realizar el estudio geomorfológico en base al substrato natural así como las posibles alteraciones antrópicas que se han ido sucediendo sobre éste. 3.- Determinar, dentro de lo posible, la evolución de la zona en cada uno de los períodos históricos registrados, así como los cambios del parcelario urbano con el fin de descubrir si la organización espacial actual corresponde al de las transformaciones llevadas a cabo a lo largo de la época moderna. 4.- Estudio de los conjuntos artefactuales que nos puedan marcar la evolución y/o transformación en la funcionalidad de los diferentes complejos estructurales. SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA Y CULTURAL

Las fases de ocupación que aquí se muestran han sido establecidas en base a las superposiciones sedimentarias y los cambios estructurales localizados en el solar; teniendo en cuenta estos criterios la secuencia quedaría estructurada de la siguiente forma: Fase I. Período Romano (ss. III-IV d.C.).

Los restos pertenecientes a época romana corresponden a una necrópolis asentada sobre las gravas del río Darro. Ocupa un espacio importante dentro de los dos sectores, aunque el registro de enterramiento se situaba en la parte norte del solar mientras que en la parte próxima a la calle la Colcha no se documenta ninguna tumba, unido a esto debemos añadir la distancia de los sepulcros entre sí que es, al menos, de un metro de diferencia; por otra parte siete fueron el número de enterramientos documentados en un estado de conservación más que aceptable. En los dos sectores se documentaron tumbas con unas características comunes: todas ellas tienen como peculiaridad la orienta-

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ción W-E de los cuerpos, con la cabeza siempre al W; el resto del esqueleto se encuentra en decúbito supino con los brazos a lo largo del cuerpo y flexionados sobre las caderas o sobre la pelvis. Todos los enterramientos tienen una construcción realizada con «tegulae»; aunque todas las tumbas adoptan el mismo patrón de deposición del cuerpo no presentan los mismos patrones constructivos existiendo divergencias entre ellas. La diferencia de tipos constructivos y el hecho de que tengan dimensiones distintas sin duda puede tener algún carácter de tipo socioeconómico yo religioso, etc... C.E.F.-001: Tumba con cubierta a dos aguas, formada por 10 tégulas imbricadas y calzadas con cantos de mediano tamaño y con dos ladrillos (62 x 40 cm) uno en la cabecera y otra a los pies. Contenía un esqueleto perteneciente a un varón adulto. Esta tumba estaba rota seguramente por la acción y crecidas del río, el cuerpo no se ve afectado ya que ese momento la tumba estaba colmatada de tierra hacia la mitad. CEF-002: Tumba con cubierta a dos aguas, formada por 8 tégulas imbricadas y calzadas con cantos de mediano tamaño y con ladrillos (62 x 40 cm) uno en la cabecera y otro en los pies. Contenía un esqueleto perteneciente a un varón adulto. CEF-003: Tumba con cubierta a dos aguas formada por 4 tégulas no imbricadas, calzadas con cantos de mediano tamaño y con tégulas, una a la cabeza y otra a los pies. Contenía restos de un esqueleto incompleto de un individuo infantil. La tumba estaba rota por una fosa que deterioró la osamenta, de ahí que lo único que se conserve sea el cráneo y parte de omóplato que reposan sobre una losa de cerámica. CEF-004: Tumba con cubierta de tégulas a dos aguas, fragmentadas y dobles alineadas, con una tégula a los pies y un ladrillo a la cabeza ambos fragmentados; en la parte superior dos fragmentos de tégulas que son utilizadas como remates. Contenía restos de un nato de unos 9 a 10 meses de edad con una dentición compuesta por 2 incisivos y por 2 incisivos y un canino caducos a punto de nacer, el resto del esqueleto se encontraba perfectamente conservado incluido el cráneo donde se puede ver la frontela anterior y posterior completamente abierta, elemento que ayuda a establecer su edad. CEF-005 : Tumba con cubierta a dos aguas formada por 8 tégulas imbricadas, calzada con cantos de mediano tamaño y con losas tanto a los pies como en la cabecera. Contenía el esqueleto de una mujer anciana, con dentición incompleta y en muy mal estado al igual que ocurre con la columna vertebral. CEF-006 : Tumba con cubierta plana con 4 tégulas, una laja de arenisca y laterales con fábrica de ladrillos trabados con cantos de mediano tamaño y por otro lado lateral realizado con tres tégulas, cerrada en cabecera y pies por 2 tégulas. Contenía el esqueleto de un anciano, varón, con dentición incompleta. Un elemento a señalar es que el cuerpo reposaba sobre una capa de limos de 20 cm, por lo que no se puede obviar que se trate de una tumba preparada para una inhumación doble. Adosado a esta se encontró un murete de ladrillos con 6 hiladas idetificado como un posible altar funerario. CEF-007 : Tumba con cubierta plana con una tégula plana sobre el tórax y un lateral fabricado con tres tégulas, y cerrada en cabecera y pies por dos tégulas. Contenía un esqueleto incompleto de individuo adulto varón. La sepultura estaba rota por la construcción de una zapata (E-026) de época moderna. Este Complejo Estructural Funerario se apoyaba sobre el CEF-006.

Atendiendo a la secuencia estratigráfica relacionada con esta fase I se puede afirmar que la totalidad de los enterramientos se asientan en gravas de orígen aluvial, sin duda provenientes del río Darro, igualmente se vieron afectados por crecidas con aportes de limos que llegaron a cubrir parte de la necrópolis. Estos aportes

contribuyeron a la excepcional conservación de la osamenta; según Brothwell la preservación del hueso en las gravas fluviales o aportes aluviales depende de su acidez y permeabilidad, cuando estas están descalcificadas y con una acidez menor producen una buena conservación del hueso5.

FIG. 1. Planta general de la necrópolis. Fase I.

FIG. 2. Cerámica romana.

LÁM. I. Vista general CEF-001 y CEF-002.

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LÁM. II. Vista general CEF-006 y CEF-007.

LÁM. III. Detalle CEF-006.

Fase II: Período Medieval. Almohade (ss.XII-XIII).

- El C.E. 09 se localiza en el sector 1 y en el testigo ubicado entre ambos sectores7. Se trata de una estancia delimitada por la E-030 y E-041 (área 22.17.52) y que posee una amplitud de 4 x 3’30 m..

Cubriendo las unidades sedimentarias de la Fase I pero sin alterar el nivel de uso del cementerio, se han localizado numerosas estructuras adscritas al período cultural almohade. Se trata de varios muros de guijarros, que definen hasta tres complejos estructurales o estancias de un edificio que, a falta de más datos, podemos considerar como residencial. Estos muros se encuentran muy alterados en todo el sector 1 debido, posiblemente, a la gran potencia de las estructuras pertenecientes a la Fase III6. En el sector 2, a pesar de encontrarse igualmente afectados estas estructuras por las tinajas de la misma fase constructiva, el estado de conservación es muy superior, alcanzando una potencia que oscila entre los 0’70 y 1’20 m..Todos estos muros presentan similares características constructivas: están realizados con guijarros o cantos de río de mediano tamaño (10-20 cm. aprox.) y algunas piedras de arenisca, dispuestas de forma regular y en hiladas. La anchura conocida de varios de ellos oscila entre los 0’60 y 1 m., lo que supone la pertenencia a un edificio con una envergadura considerable. Asociados a ellos no se localizan niveles de suelo, aunque por su disposición podemos llegar a distinguir tres estancias: - La primera de ellas (C.E. 08), ubicada en el sector 1, queda delimitada por las E-030, 031 y 032 (área 22.17.52), conformando un espacio interno de forma rectangular, con unas dimensiones de 2’80 x 1’20 m.. 328

- La última habitación (C.E.10) presenta un estado de conservación muy superior a los anteriores8. La E-041 (área 22.17.52), E-005 (área 22.17.51) y E-010 (área 22.17.61), delimitan un espacio de 3’70 x 3’50 m. Una de las esquinas de este complejo se encuentra alterada por la fosa de una de las tinajas (E-001, área 22.17.61) de la Fase III. Estos espacios se encuentran colmatados por varias unidades sedimentarias (UEN-0004, 0005 y 0006, área 22.17.51) que presentan la característica común de poseer inclusiones de cerámicas datables todas ellas en época medieval. Fase III: período Medieval. Almohade (ss.XII-XIII).

Sobre los niveles de colmatación de los complejos descritos, y respetando la organización espacial marcada a priori por estas estructuras pertenecientes al momento constructivo anterior, se localizan dos estancias9. El C.E.11 reutiliza dos estructuras de la Fase II (E-005, área 22.17.51 y E-010, área 22.17.61) a las que se les superpone un alzado de tapial; la estancia quedaría delimitada, además, por un tabique (E-008, área 22.17.51) con alzado de ladrillo y cimentación de piedra arenisca de 3’92 m. de largo x 0’15 m. de ancho y una potencia de 0’40 m.. La habitación conforma un espacio rectangular de 1’20 x 3’5 m.. Asociado a estas estructuras se localizan restos de un suelo de losas de barro (E-006, área 22.17.51).

Otra estancia (C.E.12) está formada por la E-008 (área 22.17.51) y la E-038 (área 22.17.52); ésta última es un tabique que ha quedado arrasado, al igual que la posible solería, por una canalización (E-028, área 22.17.52) perteneciente a la Fase I. Fase IV. Período Moderno-Contemporáneo (ss. XVIII-XIX). *Subfase IV a:

A nivel constructivo esta fase, localizada únicamente en el sector 1, queda representada por un suelo empedrado (E-021,área 22.17.52) que posee una serie de guías o nerviaciones alrededor de las cuales se disponen guijarros de pequeño tamaño (6-8 cm. aprox.). Asociado a esta estructura y perteneciente al mismo momento constructivo se localizan los restos de un hogar (E-036, área 22.17.52) de forma semicircular, con una base de ladrillo dispuestos de forma plana y un pequeño tabique de ladrillo, que conserva dos hiladas; esta estructura se encuentra colmatada por una capa de cenizas y restos de carbón sin que aparezcan en esta colmatación restos de cerámica ni ningún otro indicador artefactual. La habitación definida por estas estructuras (C.E.13) no conserva ningún límite ni característica estructural que nos aporten datos concluyentes acerca de su funcionalidad por lo que debemos admitir que ésta es dudosa si bien podemos pensar, por el tipo de suelo localizado, que se tratase de un patio de la vivienda, o bien una zona dedicada a taller o almacenamiento de productos como ocurrirá en la fase de ocupación posterior. *Subfase IV b:

En un momento posterior la E-036 cae en dususo y sobre ella se construye otra de idénticas características en técnica y uso de materiales constructivos, con unas medidas de 0’94 x 0’64 m.; igualLÁM. IV. Vista general del sector 1. Fase II.

FIG. 3. Sección sector 2.

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mente se encuentra colmatada por una capa de cenizas y restos de carbón. Fase V. Período Moderno-Contemporáneo (ss. XVIII-XIX). *Subfase Va:

A nivel planimétrico esta fase se corresponde con dos estancias de una vivienda o taller, su red de aguas residuales y un complejo entramado de canalizaciones conectadas entre sí y que, a su vez, enlazan con varias tinajas. Los sectores excavados evidencian la existencia de dos estancias, ambas localizadas en el sector 1, parcialmente delimitadas por muros (E-006, 011 y 014, área 22.17.52) con alzado y cimentación de ladrillo aunque en alguno de ellos participan algunas piedras de arenisca, posiblemente provenientes de momentos anteriores; estos materiales se encuentran aglomerados con mortero de cal grasa. La primera de las habitaciones (C.E.14) ocupa un espacio excavado de 4 x 2´60 m.; la mayor parte de este área está ocupada por un suelo empedrado (E-003, área 22.17.52) realizado con pequeños guijarros (6-8 cm. aprox.) dispuestos de forma irregular. El siguiente Complejo Estructural (nº 15) es también una estancia de la vivienda, ocupando un área excavada algo mayor que la anterior: 4 x 3’80 m. En la habitación quedan restos de un suelo empedrado de similares características al descrito en el complejo estructural anterior (aunque en este caso se encuentra bastante alterado por la superposición de estructuras pertenecientes a la siguiente fase constructiva) y un pilar realizado con dos bases de pilastras unidas entre sí y dispuestas en sentido invertido (E-004, área 22.17.52). Bajo estos suelos se localizan superpuestas dos atarjeas en forma de «U», con base, laterales y cubierta de ladrillo, que conformarían la red de saneamiento (C.E.17: E-019 y 025, área 22.17.52). Pero lo más interesante, desde el punto de vista estructural, es la trama compuesta por gran cantidad de conducciones formadas por atanores de cerámica unidos entre sí con mortero de arena y cal. Estas canalizaciones presentan la particularidad de estar conectadas a varias tinajas y vasijas cerámicas que aparecen en número de cuatro en el sector 1 y de cinco en el sector 2. Además asociado a este complejo (C.E.18), se localiza una pileta de 1’15 x 0’90 x 0’20 m. que emplea como material constructivo el ladrillo y el mortero de cal grasa aunque posee por base un guijarro de gran tamaño. El posible uso de las habitaciones descritas es difícil de señalar aunque podría tratarse de zona destinadas al almacenamiento de productos manufacturados, o bien zonas dedicadas a taller; ambas opciones son válidas si tenemos en cuenta el carácter artesanal que debía poseer la red de distribución de líquidos que hemos descrito. *Subfase Vb:

En un momento posterior parece existir una pequeña remodelación del espacio ya que el C.E. nº15 queda compartimentado en dos estancias (C.E.15 y C.E.16) por un muro de ladrillo (E-007, área 22.17.52) que carece de cimentación ya que apoya directamente sobre el suelo empedrado, que continua vigente en este momento.

FIG. 4. Planta sector 1. Fase V.

tos anteriores; los datos proporcionados en la intervención apenas nos permiten la reconstrucción de la planta original de la casa derruida pocos meses antes. En el sector 1 se localiza el suelo de una habitación (C.E.19), de la que no tenemos más indicios que un muro ubicado en el extremo opuesto del sector (E-015, área 22.17,52). Tres pilares (E-034, área 22.17.52; E-003 y E-006, área 22.17.61) y varias canalizaciones de diferentes tipologías -tubos atanores o piezas cerámicas engarzadas entre sí (, atarjea de ladrillo (E-010, área 22.17.52) y canalización en forma de «U» realizada con cemento y cubierta con lajas de piedra (E-028, área 22.17.52)- completan este momento de ocupación que datamos como de época contemporánea muy reciente teniendo en cuenta la naturaleza de los restos que colmataban algunas de estas estructuras (chapas, plásticos,...). CONCLUSIONES

La intervención realizada en esta zona de Granada atendiendo a los resultados obtenidos aporta datos sobre la ocupación de este área ya desde época romana hasta nuestros días.

Fase VI. Período Contemporáneo (ss. XIX-XX).

Pertenecientes a esta fase se conservan escasos restos tratándose de la última de las reformas acometidas en la vivienda de momen330

La ocupación en época romana tardía se traduce por el establecimiento de una necrópolis compuesta por siete enterramientos que por sus características podrían datarse entorno al siglo III -IV d.C.

A partir del período medieval y concretamente entre los siglos XII al XIII esta zona estaría ya ocupada. En el área de intervención se ha documentado la existencia de una vivienda (desarrollada en dos fases) de dimensiones considerables, compuesta por tres habitaciones pero seguramente más amplia aunque no ha podido ser documentada al verse afectada, sin duda, por construcciones posteriores. Los muros de la vivienda están situados perpendiculares y paralelos a la calle de La Colcha, tanto en el sector I como en el II, por lo que resulta factible pensar que el entramado urbano establecido en época medieval perviviera hasta nuestros días, y esta calle ya pudiera existir en la Granada musulmana. Sin duda en época nazarí esta zona seguiría estando ocupada pero las evidencias no han podido ser documentadas debido a la

fuerte reestructuración del solar en época cristiana ya que se han reutilizado gran cantidad de materiales de construcción. En época moderna este lugar estuvo dedicado a labores artesanales como fueron las dedicadas a los tintes o a la curtición de pieles, para el desarrollo de ambas era necesario abundante agua y una infraestructura de contenedores como la registrada en el solar que nos ocupa. No podemos olvidar que al menos en el siglo XVIII tanto la industria textil como la del tratamiento de pieles eran las actividades más importantes de la ciudad10. Concluyendo, en este solar se ha podido documentar una secuencia estratigráfica y una superposición constructiva que abarcaría desde el siglo III-IV, siglos XII-XIII, hasta nuestros días, existiendo un vacío cronológico entre los siglos IV al XII.

Notas 1-VALLADAR,Francisco, “El río Darro en la ciudad. El «revés» del Zacatín”, La Alhambra, III, nº56, 1900, pp. 182-184. 2-GÓMEZ MORENO, Manuel, Guía de Granada. Tomo I.Archivum, Servicio de publicaciones de la Universidad de Granada ed. 1994. 3-GÓMEZ MORENO, Manuel..Idem 4-Actas de la Comisión de Monumentos (Museo Arqueológico Provincial) 5-BROTHWELL, D.R, Desenterrando huesos. La excavación, tratamiento y estudio de restos del esqueleto humano, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1987. 6-se trata de fosas para la posterior ubicación de grandes tinajas 7-Esta área, al ser excavada, fue denominada sector 2C. 8-La E-010 (área 22.17.61), sólo se encuentra reflejada en sección por lo que para determinar su anchura tendremos que esperar a los nuevos datos que nos proporcionará el posterior seguimiento y control de movimiento de tierras en el solar. 9-Esta fase se detecta únicamente en el sector 2. 10-BOSQUE MAUREL, Joaquín, Geografía Urbana de Granada, Universidad de Granada, 1988, pp.97-98.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA EN SOLAR Nº 7 DE LA CALLE ÁLVAREZ DE CASTRO (SAN MATÍAS, GRANADA). REYES ÁVILA MORALES INMACULADA RODRÍGUEZ GARCÍA

Resumen: En esta intervención se documentan dos fases estructurales que nos indican la ocupación de esta zona en época medieval, como se ha podido verificar en excavaciones arqueológicas cercanas. Predominan los materiales cerámicos del período medieval, adscritos a una fase almohade. Sobre estos restos estructurales y cerámicos se localiza una nueva fase de ocupación modernacontemporánea. Résumé: Dans cette intervention on a documenté deux phases structureues qui nous indiquent l´occupation de cette zone dans le Moyen Âge, comme ça a été déjà verifier dans d´autres fouilles prochaines. Les materiaux céramiques medievaux sont prédominans et attribués au période almohade.Sur ces restes structurels et céramiques on a trouvé une nouvelle phase d´occupation modernecontemporaine. La evidente alteración del subsuelo y de posibles depósitos arqueológicos provocados por la ejecución de 3 viviendas a realizar en el nº7 de la calle Álvarez de Castro, en el barrio de San Matías de Granada, motivaron la intervención arqueológica con carácter de urgencia en este solar. Esta actuación ha sido llevada a cabo por la arqueóloga Reyes Ávila Morales y el técnico superior Inmaculada Rodríguez García durante los días 16 de febrero a 26 de febrero de 1998. CONTEXTO HISTÓRICO.

El área de ubicación del solar que nos ocupa, se sitúa en el barrio de San Matías. En esta zona y sus alrededores se han llevado a cabo varias intervenciones arqueológicas de urgencia desde el año 1992 hasta la fecha, lo que a permitido tener abundante información sobre la ocupación y desarrollo del entramado urbano de esta parte de la ciudad sobre todo durante los siglos XI hasta época contemporánea, aunque no se descartan ocupaciones anteriores, sobre todo de época romana, de la cual también se tiene información. Cercanas a nuestro solar, se poseen datos sobre dos excavaciones arqueológicas en las cuales se corrobora la presencia romana en esta zona de la ciudad: en primer lugar, la intervención realizada en la calle Ángel Ganivet1 y en segundo lugar, en la Plaza Mariana Pineda2. En la primera de ellos apareceun estrato compuesto por cerámicas de época romana, muy arrasado por las alteraciones y transformaciones sufridas en épocas medieval, moderna y contemporánea. En el caso concreto del solar en la calle Ángel Ganivet, las máquinas excavadoras arrasaron los estratos arqueológicos quedando tan solo relleno arqueológico en parte de los laterales del solar. En el segundo caso, se pudo documentar la presencia de un muro fechado en época romana, asociado a material cerámico. Esta presencia romana también se ha documentado en la intervención realizada el la Casa de la Bizcocha en un estrato en depo-

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sición secundaria que se utilizó como base de regularización del terreno en época medieval para así poder habitar esta zona del barrio de San Matías. En cuanto a la presencia medieval en este barrio de la ciudad podemos destacar las intervenciones realizadas en Casa de la Bizcocha (1995)3, Santa Escolástica esquina Plaza de los Girones (1995), y Horno de San Matías (1996), estas intervenciones demuestran la ocupación de esta zona en períodos que van desde época Almohade hasta época Moderna-Contemporánea. En un principio la ciudad parece limitarse a la colina del Albaicín, al menos en las primeras décadas del siglo XI, aunque no debió trascurrir excesivo tiempo hasta que alcanzara las zonas llanas de la ciudad. A mediados del XI y durante la centuria siguiente, se construye la mezquita mayor, en el lugar que actualmente ocupa la Iglesia del Sagrario, y tiene lugar el desarrollo urbano de toda esta zona, tal y como se documenta en algunas de las excavaciones realizadas en los últimos años, mercado de San Agustín, manzana de Villamena, Casa de Zayas, Conjunto Catedralicio, etc. De las intervenciones realizadas en el área próxima a la que nos ocupa merece destacarse el alfar de la Casa de los Tiros, que pone de manifiesto el carácter periurbano de esta zona, donde se localizan actividades «molestas» como las alfareras como ocurre igualmente con la información recogida en la intervención de Santa Escolástica esquina Plaza de los Girones. No obstante, el siglo XII y comienzos del siglo XIII toda esta zona estaría más poblada y comenzaría a presentar una trama urbana definida, de tal forma que a mediados del siglo XIII y comienzos del XIV, se levantarían las cercas exteriores4. Este área puede estar relacionada con el asentamiento de la población norteafricana en la ciudad durante época almohade y nazarí. Sin embargo, tenemos mayor conocimiento de la ciudad en época nazarí, sobre todo a mediados del siglo XIV cuando asistimos a una serie de transformaciones urbanas, que pueden incluirse dentro de una nueva planificación urbanística auspiciada por los monarcas nazaríes, que se refleja no sólo en la construcción de los grandes palacios en la Alhambra sino también en la consolidación de la zona llana como centro de la madina, en el que se concentrarían distintas actividades: religiosas (mezquita), culturales (madraza), económicas (alcaicería, corral del Carbón y alhóndiga de los Genoveses). La vida bulliciosa de un centro urbano de estas características estaría en contraposición con los barrios cercanos, dedicados al desarrollo de la vida privada. En este lugar deberíamos incluir las dos áreas que se documentan en el actual barrio de San Matías (el barrio de al-Goryi y, parcialmente, el de al-awwabinlTawwabin). Estos estarían entre el centro de la madina y el barrio cercano de al-Fajjarin. Parece que en esta zona, según algunos autores, se situaría la judería asentada al pie y en el sector occidental de Torres Bermejas, extendiéndose hasta la placeta de las Descalzas5. Por otra parte

parece que en la madina hubo varios núcleos de población judía en el Albaicín y en los restantes arrabales, pero no consta que, como en otras ciudades musulmanas ( como fue el caso de Córdoba), la judería constituyese un sector urbano que estuviese totalmente aislado de los demás barrios6. Por otra parte si parece que los Reyes Católicos mandaron demoler la parte occidental de la Judería asentada al pie de la colina del Mawrur para construir en sus solares un hospital y la iglesia mayor de Granada que consagraron a Santa María, donde más tarde se fundaría el convento de San Francisco el Grande. En este momento fue abierta la calle Pavaneras quedando dividido en dos un amplío núcleo urbano que comprendería el comienzo de la cuesta de Rodrigo de Ocampo, la parte norte de la plaza de los Tiros y las calles de Capitanía General, San Matías y Monjas del Carmen7. Tras la conquista cristiana, la ciudad se ve afectada por los importantes esfuerzos para ser cristianizada sustituyendo elementos importantes de la ciudad islámica con un claro sentido ideológico. Esto se observa por ejemplo en la aparición de nuevos edificios de carácter religioso, parroquias y conventos, en muchos casos. Por otro lado, se levantan nuevas construcciones civiles como la Chancillería o el Hospital Real a la vez que se modifica la trama urbana islámica con el fin de cambiar modos y costumbres anteriores tales como la utilización de baños públicos. Por otra parte, la expulsión de moriscos y judíos supuso un importante descenso de la población granadina y la decadencia económica de la ciudad. Este descenso al parecer fue desigual en relación a las distintas zonas de la ciudad, así ocurriría en barrios de gran importancia en la ciudad islámica como el Albaicín. DISEÑO DE LA INTERVENCIÓN: PLANTEAMIENTOS Y OBJETIVOS

El proyecto de ampliación de vivienda unifamiliar en el solar que nos ocupa recoge la excavación del subsuelo en diferentes puntos de la parcela para la ubicación de los pilares y las zapatas de cimentación así como la realización de un sótano por lo que se ha planteado la necesidad de realizar un sondeo en la zona central del solar. Se ha tenido en cuenta, en el planteamiento de la zona de excavación, la articulación en áreas (determinadas por las coordenadas U.T.M.) para la ciudad de Granada, entendida ésta como un único yacimiento. El solar ocupa una extensión aproximada de 99,38 m_ de los cuales se han excavado 30 m_, manteniéndose un perímetro de seguridad dictado por el arquitecto del proyecto de nueva obra. Con el fin de obtener una visión espacial y secuencial lo más amplia posible de las diferentes fases de ocupación del solar optamos por una excavación en extensión de la zona susceptible de intervención arqueológica. De esta forma se trabajaría en un único sector de 6 x 5 m., viéndose afectadas las áreas de coordenadas U.T.M. 22.05.75, 22.05.76, 22.05.65 y 22.05.66.

dentro del sector de excavación indicando las fases y períodos de la secuencia. Otro tipo de fichas presta atención a la clasificación y cuantificación de los distintos tipos de materiales (artefactos y ecofactos) recuperados en la intervención. Los objetivos previstos en esta intervención, teniendo en cuenta la localización y resultados de otras intervenciones arqueológicas cercanas son los siguientes: - Documentar, a nivel estratigráfico y planimétrico, la mayor parte del solar. - Estudiar los cambios del parcelario urbano a lo largo de los diferentes momentos de ocupación con el fin de aportar datos para el conocimiento de la evolución del entramado urbano en la zona y su articulación espacial. - Alcanzar el sustrato geológico natural en la mayor extensión posible del solar, con el fin de conocer el potencial arqueológico de la zona. - Analizar los conjuntos artefactuales que nos ofrezcan información acerca de la cronología de las diferentes fases y la funcionalidad de los espacios. SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA Y CULTURAL

En líneas generales y atendiendo a la estratigrafía y los complejos estructurales documentados a lo largo de la intervención se obtiene la siguiente secuencia estructurada en fases y períodos: Fase I. Período Medieval (Almohade-siglo XIII y Nazarí siglo XIV).

Sobre el terreno natural (UEN-0005 del área 22-05-75), cuatro estructuras pertenecientes a esta fase: cuatro muros de guijarros (E-002, E-003, E-006, E-007 del área 22-05-75) dispuestos de forma irregular y que posee restos de mortero de tierra. Con unas dimensiones para la E-002 de 2.20 m de largo x 0.25 m de ancho x 0.16 m de potencia, E-003 de 1.95 m de largo x 0.50 m de ancho x 0.20 m de potencia, E-006 de 2.40 m de largo x 0.50 m de ancho x 0.20 m de potencia, y la E-007 de 1.90 m de largo x 0.50 m de ancho x 0.14 m de potencia, y que conserva tan solo dos hiladas de alzado. Asociado a este nivel aparece un estrato (UEN-0003 del área 2205-75) de coloración marrón-negra, de textura limo-arcillosa, muy compactada y húmeda con guijarros de pequeño tamaño. Posee inclusiones de material cerámico de época medieval y algún resto de material de construcción, las piezas recuperadas parecen adscribirse al período cronocultural almohade y nazarí. La cerámica recuperada pertenece en su gran totalidad a una cerámica dedicada, desde el punto de vista funcional, a vajilla de mesa y como recipientes de almacenaje, como jarras y tinajas, algunas de éstas últimas estampilladas y que cronológicamente se adscriben al siglo XIII y XIV. De esta forma se configura un espacio que puede quedar definido como restos de estancias pertenecientes a una casa pero cuya funcionalidad es imposible aclarar debido a la recortada visión ofrecida por la escaso número de estructuras pertenecientes a este momento. Fase II. Período Moderno-Contemporáneo (siglos XVIII- XX).

En cuanto a la metodología de excavación el sistema de registro y documentación que ha sido puesto en práctica durante los trabajos de campo se complementa con una serie de fichas en las que quedan registradas cada una de las unidades estratigráficas, estructuras y complejos estructurales; todas ellas quedan recogidas en un diagrama secuencial que relacionará todas las unidades estratigráficas

Sobre el terreno natural (UEN-0005) se asientan igualmente estructuras modernas que en algunos casos aprovechan el trazado de algunas estructuras medievales, llegando por lo tanto a reutilizarlas como ocurre con la E-005 y la E-008 que se apoya en la E-006 (cimentación de un muro medieval).

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FIG. 1. Planta sector 1. Fase I.

LAM. I.

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FIG. 2. Sección. Sector 1.

FIG. 3. Cerámica. (1-5) Vajilla de mesa medieval.

FIG. 4. Cerámica (1-3) Tinajas estampilladas. (4-5) Candiles.

A este período moderno pertenece una tinaja (E-001, del área 22-05-66) que ha quedado embutida en el terreno natural aprovechando sin duda alguna variante natural del terreno y a la vez apoyada sobre un muro moderno realizado con guijarrros y mortero de cal grasa (E-003 del área 22-05-65).

CONCLUSIONES

El material cerámico asociado a estos niveles presenta una mayor amplitud cronológica que va desde el siglo XVIII al XIX, pero escasa. Morfológicamente es una cerámica en su mayoría relacionadas con el menaje de mesa y algunos fragmentos de jarras y tinajas dedicadas al almacenamiento.

El mayor volumen de información que nos aporta la intervención en el solar situado en la calle Álvarez de Castro nº7 es el referido a la etapa medieval. La fundación de la ciudad de Granada coincide con la consolidación de un nuevo poder, el de los ziríes. La ciudad se desarrolló con rapidez alcanzando pronto las zonas llanas, en el siglo XII y ya a finales del siglo XI aparecen estructuras en esta zona. Esta primera etapa de ocupación musulmana la podemos trasladar por los restos materiales hasta el XIII- XIV (período almohade-nazarí). Sin embargo, tanto la cerámica, como las 335

estructuras, aunque con toda posibilidad pertenezcan a un asentamiento que podemos considerar estable, no nos permiten señalar su naturaleza, sus dimensiones ni tampoco su relación con la red urbana de la ciudad medieval en esta época. La continuidad espacial en el periodo moderno-contemporáneo es patente. El abandono temporal de las estructuras existentes y su

reutilización en época cristiana nos pueden sugerir la hipótesis de su adscripción cultural, es decir, la posibilidad de que nos encontremos ante la judería de la ciudad de Granada, abandonada en el momento de la expulsión de los judíos, aunque sin signos evidentes de violencia (ya que no existen indicios de derrumbes o demoliciones), con una posterior ocupación de las viviendas que habían caido en desuso.

Notas 1

Pablo Casado, “Excavación de urgencia realizada en los solares nº 27 y 29 de la calle Ángel Ganivet y nº1 de la calle de San Matías (Barrio de San Matías, Granada)”, A.A.A, 1992. 2 Encarnación Arroyo, “Intervención de urgencia en la Plaza Mariana Pineda nº9 (Granada)”, A.A.A, 1994. 3 3Alberto García, “Intervención arqueológica de urgencia en La Casa de la Bizcocha (Granada), A.A.A, 1995. 4 4Antonio Malpica, “Granada, ciudad islámica:centro histórico y periferia urbana”, Arqueología y territorio medieval nº1, 1994, p.202. 5 5Jerónimo Münzer, Viajes por España y Portugal (1494-1495), Madrid, 1991, p.110. 6 6Luís Seco de Lucena, La Granada nazarí del siglo XV, Granada, 1975, p.90. 7 7Luís Seco de Lucena, La Granada nazarí del siglo XV, Granada, 1975, pp.100-101.

Bibliografía BOSQUE MAUREL, Joaquín, Geografía urbana de Granada, Universidad de Granada, 1988. DALMAU, Francisco, Mapa topográfico de la ciudad de Granada, s.l., 1976. GALLEGO Y BURÍN, Antonio, Guía de Granada, Madrid, 1961. GÓMEZ MORENO MARTÍNEZ, Manuel, Guía de Granada, Granada, Ed. facs., Universidad de Granada y Fundación Rodríguez-Acosta, 1982. HENRÍQUEZ DE JORQUERA, Francisco, Anales de Granada, Granada, 1934. MALPICA CUELLO, Antonio,» Granada, ciudad islámica:centro histórico y perifería urbana», Arqueología y territorio medieval, Jaén, 1994. MARMOL, Luis, Historia de la rebelión y castigo de los moríscos, tomo I-II, Málaga, 1600. SECO DE LUCENA ESCALADA, Luís, Plano de Granada árabe, Granada, Reed. 1982. SECO DE LUCENA PAREDES, Luís, La Granada nazarí del siglo XV, Granada, Patronato de la Alhambra, 1975.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA MEDIANTE SONDEO EN EL PASEO DE LA BOMBA Nº7 (GRANADA). REYES ÁVILA MORALES INMACULADA RODRÍGUEZ GARCÍA

Resumen: En esta intervención se ha documentado un torreón perteneciente a la cerca nazarí. La aparición de esta estructura ha sido un hallazgo de importancia ya que aporta información novedosa de este tramo de muralla del siglo XIV, que se construyó para proteger la Antequeruela y el arrabal de Al- Fajjarin. Résumé: Dans cette intervention on a registré une tour qui appartenant à l´enceinte nasri. L´apparition de cette structure est d´une grande importance car elle apporte de l´information nouvelle sur cette travée de la muraille du XIV siècle, qui se construit pour protéger les faubourgs de l´Antequeruela et Al-Fajjarin.

La justificación de la intervención arqueológica mediante sondeo en el solar situado en el Paseo de la Bomba nº 7 de Granada viene dada por las remodelaciones que sufrirá el terreno con respecto al proyecto de construcción centrada en la ampliación de la vivienda existente catalogada del siglo XIX .

Para proteger el barrio de la Antequeruela y el de Al-fajjarín se construyó la cerca sur de la Muralla, que arrancando de la del poniente en el punto en el que la cuesta Aixa afluye a la Placeta de los Campos, descendía por aquella y, subiendo paralelamente a la calle del Cuarto Real de Santo Domingo hasta la Placeta de la Puerta del Pescado, continuaba por el Callejón de Solares y Vistillas de Los Ángeles al extremo superior de la Cuesta de los Molinos, donde se abrían la Puerta de la Loma, y doblando el muro hacía el Norte,concluía después de subir por el Cerro de Ahabul (de Los Mártires), en la Torre de Medina Alhamrá. Según Seco de Lucena la construcción de esta cerca data de finales del siglo XIII y a principios del siglo XIV durante el reinado de Muhammad II fue amurallado el arrabal de Al-Fajjarín por el que se podía acceder a través de la puerta de Bab-al-Hayar (situada en la actual cuesta del Pescado), igualmente quedó protegido por esta construcción, que describe como endebles tapiales destruidos a principios del siglo XIX, el arrabal del Nayd. Esta cronología viene apoyada por una inscripción hallada en esta puerta de la cerca exterior .

La intervención se ha llevado a cabo desde el 16 de diciembre de 1.998 al 26 de febrero de 1.999. El equipo técnico ha estado formado por una directora (Reyes Ávila Morales) y un técnico (Inmaculada Rodríguez García).

Igualmente según este mismo autor no consta que, desde el exterior diera acceso más que una sola puerta, conocida por el mismo nombre del arrabal y que se abría en el extremo meridional de la cerca, al final de la Cuesta de Las Vistillas de Los Ángeles, junto al pilar de la Parilla.

CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA DE LA ZONA.

El paño de muralla de esta cerca arrancaba de una de las dos torres albarranadas que protegián la puerta Bab-al-Hayar la cual daba acceso al arrabal de Al-Fajjarín.

Durante los siglos XII-XIII el poblamiento de la ciudad de Granada irá aumentando progresivamente de tal forma que en época nazarí se llevará a cabo una política de expansión en algunas zonas concretas de la ciudad, debido sobre todo a la llegada de una nueva población que huye de los territorios conquistados por los cristianos. Este hecho se puede ver reflejado en la ampliación de la muralla zirí ya que a partir de este momento se crearán nuevas cercas alrededor de zonas que antes no estaban incluidas dentro de la Madinat Garnata. En el siglo XII y comienzos del XIII toda esta zona estaba más densamente poblada y comienza a presentar una trama urbana, de tal forma que entre mediados del siglo XIII y principios del siglo XIV se levantarán las cercas exteriores que rodearán los arrabales de Al-Fajjarín al oeste y del Nayd al este. Ya en época nazarí se creó el arrabal de la Antequeruela, formado en realidad por dos barrios el de los Alfareros y el de la Loma, al este de la Garnata Alyahud o de los judíos, al sur de la Loma de Abahul y al oeste de Albunest, hoy Campo del Príncipe. Echevarría dice que «lo que comprende , y en tiempo antiguo la Antequeruela es el Campo del Príncipe, calle de los Molinos, de Santiago, Solares y toda la Parroquia de San Cecilio».

La parte más baja del arrabal de Al-Fajjarín estaba ocupada por huertas y cármenes que pertenecían a la familia real nazarí, al igual que algunos palacios como el Cuarto Real de Santo Domingo. Algunos de estos cármenes se pueden ubicar con exactitud como el de Yannat Rabat Bad al-Fajjarín (Huerta del arrabal de la Puerta de los Alfareros ), Yannat al-Mayara al-Kubrá, y el de Habús. Todos estos datos indican que esta área del Genil estaba controlada por la ciudad nazarí aunque no se puede olvidar otro factor que apoya esta idea como son la red de acequias que recorrían la ciudad. En esta zona se encontraba un ramal de la acequia Gorda establecida desde el siglo XI que recorría un espacio que basculaba entre el margen izquierda del río Darro y la margen derecha del Genil. Sirviendo la parte extrema de la ciudad, fuera del recinto urbano antes que se creara la cerca exterior entre finales del siglo XIII y principios del XIV, suministraba agua al área de San Cecilio, parte baja del Barranco del Abogado y de la Antequeruela ( al igual que la acequia Real de la Alhambra). Parece por la ordenación de las aguas del Genil que se hace a comienzos del siglo XIII que la acequia Gorda organizaba toda la

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Vega. Dos grandes ramales salían de ella entorno al actual Puente Verde (Arabuleila y Tarramonte). Estos ramales regaban la periferia urbana del área del Genil hasta la Alquería del oeste. A finales del siglo XV con la Reconquista de Granada por los Reyes Católicos se inició un período de transformaciones urbanísticas que tendría su apogeo en el siglo XVI.

exteriores, igualmente en 1883 se derribó la puerta de los Molinos y en 1840 la puerta del Pescado con lo que desapareció, en su parte inferior, todo el antiguo lienzo de murallas, salvo algunas porciones enmascaradas entre las construcciones urbanas. DISEÑO DE LA INTERVENCIÓN: PLANTEAMIENTO Y OBJETIVOS

La actividad urbanística no se limitó a la primitiva ciudad nazarí sino que rebasó en diversas partes la cerca musulmana. Esta nueva ciudad crecería ligada a la ciudad musulmana.

La destrucción de posibles depósitos arqueológicos que implica el proyecto de construcción de la planta de ampliación, de una piscina y de un garaje justifica la necesidad de la intervención arqueológica con carácter de urgencia.

En este momento cerca del actual Paseo de la Bomba se organizó entre el siglo XVI y XVII el llamado «barrio nuevo de los frailes de Santa Cruz». Fue construido por debajo de la muralla nasrí, entre las puertas de Bib-ataubín y la del Pescado, estando ceñido a la acequia Gorda.

Teniendo en cuenta la problemática específica de la zona en la que se ubica el solar y en base a la documentación histórica disponible, el planteamiento de la intervención se hizo con unos objetivos determinados:

En el siglo XVIII se urbanizó los alrededores del río Genil, como fueron la cristalización de los paseos la Bomba y del Salón, alineados en la margen derecha del río. Se convirtieron en 1715 en un solo paseo con seis fuentes y delimitado por el cauce del río por un lado y por el otro por la cerca de la ciudad nazarita, que enlazaba con la puerta del Pescado y de los Molinos. Con la ocupación napoleónica y con el General Sebastiani estos paseos se ensancharon a expensas del río Genil y dividiéndolos en sus dos partes actuales. Dentro de la política destructiva iniciada por los franceses hay que situar el derribo parcial de las murallas

1.- Documentar las transformaciones urbanísticas producidas en la zona. 2.- Realizar el estudio geomorfológico (en base al substrato natural con el fin de conocer la topografía original del terreno) y las diferentes alteraciones (antrópicas o no) a que se ha visto sometido a lo largo del tiempo. 3.- Estudio de los conjuntos artefactuales que nos puedan marcar la evolución y/o transformación en la funcionalidad de los diferentes complejos estructurales. El proyecto de intervención arqueológica se plantearon dos sectores de excavación con unas dimensiones de 4 x 4 m y de 4 x 3 m, distribuidos en el solar . Estos dos sectores no se llegaron a realizar ya que después de una limpieza del solar advertimos la existencia, en uno de los muros de contención que sirve de muro perimetral con el solar colindante, de restos de lo que podía ser un cajón de tapial de época medieval. Ante esto procedimos a la limpieza de todo el muro descubriendo, tras una capa de cemento, un tramo de la cerca exterior de Granada de época nazarí (s.XIII-XIV). Posteriormente se realizó una cata para comprobar el estado de conservación de la muralla y proceder según los resultados a descubrirla en su totalidad. Después de una limpieza de todo el muro quedó al descubierto y como estructura emergente un lienzo de muralla (E-001) con unas dimensiones de 3 m de altura por 6 m de largo y que continuaba ya que presentaba un quiebro en ángulo recto; en este otro

LÁM. I. Esquina del torreón y contrafuerte de época moderna.

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LÁM. II. Detalle de la muralla en su lado este.

LÁM. III. Vista general del torreón.

LÁM. IV. Muralla zona sur.

FIG. 1. Sección muralla.

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SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA Y CULTURAL

En líneas generales y atendiendo a la estratigrafía y los complejos estructurales documentados a lo largo de la intervención se obtiene la siguiente secuencia estructurada en fases y períodos: FASE I: Período Medieval.

Se localiza restos de una estructura emergente de grandes dimensiones reutilizada como muro perimetral y muro de contención, identificada como un tramo de la muralla ( o torreón) cerca exterior de Granada de época nazarí. Construida durante el reinado de Muhammad II (1273-1302). Esta estructura de realiza mediante cajones de tapial de cal grasa con unas dimensiones de 0.80 m de ancho por unos 2 m de largo. Quedan como testigos de la técnica constructiva empleada los mechinales. La estructura emergente localizada es un lienzo de muralla con unas dimensiones de 3 m de altura por 6 m de largo y que continuaba ya que presentaba un quiebro en ángulo recto; en este otro lado su conservación era muy precaria ya que estaba reforzada con reparaciones modernas realizadas con ladrillo y cemento, pero con unas dimensiones de 3 m de altura por 3 m de ancho en su vertiente original. La conservación en su lado mayor era impecable ya que se documentó su revoco original realizado con almagra, así como los mechinales. Esta estructura puede sin duda identificarse como los restos de un torreón perteneciente a la cerca. Adosada a ésta se documenta una estructura identificada con un pequeño muro realizado con cantos de mediano tamaño y trabados con mortero de tierra (E-006) FIG. 2. Sección. Sector 1.

FASE II: Período Moderno-Contemporáneo. ( S.S.XVIII-XIX)

lado su conservación era muy precaria ya que estaba reforzada con reparaciones modernas realizadas con ladrillo y cemento, pero con unas dimensiones de 3 m de altura por 3m de ancho en su vertiente original. La conservación en su lado mayor era impecable ya que se documentó el revoco original realizado con almagra y los mechinales con huellas de las agujas de anclaje. Ante estos resultados se planteó la realización de una cata de 1 m_ para ver las dimensiones del alzado, se rebajó 1.90 m y el alzado se presentaba con una conservación de inmejorables condiciones. Todo esto llevó a la necesidad de ampliar la cata situada en una zona de menor riesgo ante un posible corrimiento del muro de contención y de la muralla en su caso. La ampliación presentaba unas dimensiones de 3 m de largo con respecto la muralla y un ancho de 2’30 m. ( reducido posteriormente a 1’50 m. por motivos de seguridad). Al finalizar la cata se realizó la documentación estratigráfica de los niveles existentes con la aparición de la cimentación (a 4.40m de profundidad) y, ante el buen estado que presentaba y para poder documentar mejor la cimentación, se planteó de nuevo una ampliación consistente en desterrar la ladera en los mismos 3 m de ancho iniciales hasta los niveles de cimentación. Tras la realización de los planteamientos se documentó un tramo de muralla con un alzado de 7.20m de altura y con 6 m de achura en este lado. Igualmente se documenta en toda la superficie restos del revoco original realizado posiblemente con almagra. 340

Perteneciente a este período se documentó un muro de parata (E-002) realizado con ladrillos y mortero de cal grasa con una técnica constructiva realizada a base de cajones, en total tres, de cantos y cal grasa . Se localiza justo en la esquina de la muralla, lo que apunta a su utilidad como muro de refuerzo. FASE III: Período Contemporáneo ( S.S.XIX-XX).

De este período se documenta un ramal de acequia, seguramente perteneciente a la acequia Gorda. Este ramal tiene dos momentos, se documenta como una canalización (E-005) realizada con cantos medianos en los laterales y con base de madera. Posteriormente esta canalización se selló y se encauzó la acequia con un tubo de hormigón (E-007). Este ramal de acequia se sitúa paralela a la cerca, según parece alimentaba una fábrica de papel, próxima al solar que nos ocupa. CONCLUSIONES.

La intervención realizada en esta zona de Granada, atendiendo a los resultados obtenidos, aporta datos sobre el recorrido de la cerca exterior de época nazarí, sobre su técnica constructiva y su conservación. La aparición de la cerca nazarí en esta zona de Granada ha sido un hallazgo de importancia a tener en cuenta ya que aporta información novedosa sobre el recorrido de este tramo de muralla del

siglo XIV que se construyó para proteger la Antequeruela y el arrabal de Al-Fajjarin. Se puede afirmar que es el único testimonio actual sobre la existencia de esta cerca sur de la ciudad en época islámica en esta zona y por lo tanto merece especial atención sólo por ese hecho, lo que sin duda viene reforzado por la inmejorable conservación que presenta.

Por otro lado no se puede descartar que según el recorrido que presenta en ángulo recto no se trate de un torreón existente en esta zona, elemento que Seco de Lucena apunta diciendo: «El paño de muralla de esta cerca arrancaba de una de las dos torres albarranadas que protegián la puerta Bab-al- Hayar la cual daba acceso al arrabal de Al-Fajjarín..»

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EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA REALIZADA EN LA C/ HUERTO DE SAN CECILIO, 6 Y 8 (GRANADA). MANUEL ÁNGEL CASTILLO RUEDA.

INTRODUCCIÓN.

En el presente trabajo se exponen los resultados obtenidos en la intervención arqueológica de urgencia realizada entre los días 10 de agosto al 9 de septiembre de 1998, en el solar situado en la calle Huerto de San Cecilio, 6 y 8 de Granada. Esta intervención ha sido autorizada por la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía, y ha estado motivada por la previsible destrucción de niveles arqueológicos ante la ejecución de un proyecto de obra de nueva planta. En dicho proyecto se contemplaba la construcción de tres viviendas unifamiliares. El equipo técnico ha estado formado por Manuel Angel Castillo Rueda y Reyes Avila Morales, director y técnico de la intervención respectivamente, junto con 2 operarios. Tanto los gastos derivados de los honorarios del equipo técnico como de los operarios han sido sufragados por los promotores de la obra, a quienes queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento por todas las facilidades e interés demostrado por el desarrollo de los trabajos1. Situación del solar. El solar de la intervención se localiza en el extremo NE de la ciudad de Granada (Fig. 1), en el barrio del Realejo, muy próximo al Campo del Príncipe. En este entorno de la ciudad, al pie de la ladera del Campo de los Mártires, destacan edificios y monumentos tan insignes como la Iglesia de San Cecilio, el Convento de los Angeles del siglo XVI junto con el propio Campo del Príncipe. Además en época medieval este lugar fue ocupado por el barrio de la Antequeruela y por varias necrópolis musulmanas. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA.

Por la situación actual del solar, éste se puede encuadrar en la zona de la ciudad musulmana que debía corresponder con el barrio de la Antequeruela y el lugar conocido como Albunest (actual Campo del Príncipe). Este barrio se hallaba al E. de la Garnata Alyahud o “de los judíos”, al S. de la Loma de Abahul (Campo de los Mártires) y al O. del barrio musulmán del Nayd. Echevarría2 dice que «lo que comprende en tiempo antiguo la Antequeruela es el Campo del Príncipe, calle de los Molinos, de Santiago, Solares y toda la Parroquia de San Cecilio». Además de este barrio, también se localizaban en este entorno varios de los cementerios musulmanes o maqbara que circundaban la ciudad. Testimonios de las necrópolis musulmanas de la zona suroriental de la medina quedaron recogidos, no sólo en las obras de autores como Ibn al-Jatib y J. Münzer, sino también en las escrituras notariales y libros de bienes y habices3. A estas fuentes, recientemente se ha de sumar la información de primera mano que han ofrecido distintas excavaciones arqueológicas realizadas en la zona4. En un primer momento, los cementerios musulmanes se situaban a extramuros de la ciudad, aunque próximos a las principales puertas y arrabales periféricos. Esta ubicación a extramuros seguía la tradición romana y en ello difería de la tradición cristiana, que situaba los cementerios junto a las iglesias hasta el inicio del siglo 342

XVIII5. El progresivo crecimiento de la ciudad hasta el siglo XV provocó la formación de nuevos arrabales que transcendían más allá de las antiguas murallas. Como consecuencia de ello algunos de los cementerios, antes a extramuros, iban siendo integrados dentro de la nueva zona de expansión de la ciudad6. Así, durante los siglos XII-XIII el poblamiento de la ciudad de Granada irá aumentando progresivamente de tal forma que en época nazarí se llevará a cabo una política de expansión en algunas zonas concretas de la ciudad, debido sobre todo a la llegada de población que huye de los territorios conquistados por los cristianos. Este sería el caso del barrio de la Antequeruela. Este hecho se puede ver reflejado en la ampliación de la muralla, creándose nuevas cercas alrededor de zonas que antes no estaban incluidas dentro de la Madinat Garnata. En el caso que nos ocupa, para proteger el barrio de la Antequeruela y el de al-Fajjarin se construyó la cerca Sur de la Muralla7. Varios son los cementerios que las fuentes señalan en esta zona para época medieval. No obstante, interesa destacar el mencionado en las fuentes como maqbarat Bab al-Fajjarin o cementerio de la Puerta de los Alfareros, y que se extendía por las inmediaciones del Campo del Príncipe, al pie de la colina (de al-Sabika). Este cementerio quedó intramuros cuando el arrabal al que pertenecía, el de los Alfareros, fue protegido por una cerca8. Es en esta zona de la geografía urbana granadina donde podemos ubicar el solar de la intervención. El otro cementerio es el de maqbarat al-Sabika, al que se refiere Münzer en uno de sus paseos por Granada9. Como su nombre indica, se situaba en la ladera de la Sabika y el barranco entre las mazmorras (los Mártires) y la actual puerta de las Granadas10 (antigua Puerta del Barranco o Bab al-Fandaq). Un tercer cementerio es ubicado en esta zona, concretamente “en el arrabal que hay junto al río, en frente de Nayd”, gracias a las noticias que ofrece Ibn al-Jatib y al que menciona como maqbarat al-Guraba o de los Extranjeros. Este cementerio, en opinión de Seco de Lucena, se extendería cerca de la Puerta de los Ladrilleros11. Por último, hay que señalar otro cementerio, el de maqbarat al-Assal (cementerio del Melero). Este cementerio aparece mencionado en varios documentos de compraventa estudiados por Seco de Lucena, pero su ubicación no está muy clara. Este autor dice que “... se hallaba colindando con los arrabales de al-Fajjarin y Nayd, al pie del moderno barranco del Abogado, algo más arriba del Campo del Príncipe, cementerio que se utilizaría para la inhumación de los vecinos de ambos arrabales”12. En cambio, Ibn al-Jatib se refiere a éste como cercano a la Puerta de Elvira13. También en esta zona, al norte del Campo del Príncipe, se alzaba una mezquita, la cual fue derribada en 1540 tras construir el templo cristiano de San Cecilio. Ya en época moderna, y con la toma de Granada, se inaugura un nuevo período en la evolución histórica de la ciudad. Dentro de la política cristianizadora se destruye la Judería. Como anteriormente se ha señalado, se fundó la iglesia de San Cecilio. Y en cuanto al cementerio que se extendía por la zona de Albunest (Campo del Príncipe), éste también sufrió reformas ya que se mandó allanar el terreno en 1497 con

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FIG. 1. Localización del solar de la excavación en su contexto urbano.

motivo de la boda del Príncipe Juan, convirtiéndose hacia 1513 en la plaza pública más importante de la zona. Además estos terrenos fueron destinados para residencia de familias aristocráticas, como fue el caso del Almirante de Castilla, cuyo palacio se convirtió en Hospital en 177714. PLANTEAMIENTO DE LA INTERVENCIÓN.

El solar propiamente dicho limita al N. con la C/ Plegadero Bajo, al S. con la C/ Huerto de San Cecilio, al E. con la finca nº. 4 y al O. con el solar nº. 10 de la calle anteriormente mencionada. Se ubica en el extremo septentrional del Campo del Príncipe. Cuenta con una extensión total de 240 m2, aunque la pendiente se encuentra aterrazada, llegando a alcanzar un desnivel de 2.5 m. de altura. Del total de la superficie se han excavado 63 m2. Las áreas que abarca, según el sistema de división de la ciudad respecto a las coordenadas U.T.M. son: 22-55-90; 22-55-91; 22-55-80; 22-55-81 y 22-65-01. Se plantearon dos sectores de excavación. El primero de ellos de 7 m. x 5 m. y el segundo de 7 m. x 4 m. (Fig. 2). En cuanto al sistema metodológico que se ha aplicado para la recuperación del registro arqueológico, éste se basa en una serie de fichas que prestan especial atención a las unidades estratigráficas

FIG. 2. Localización del solar respecto a las coordenadas U.T.M. Áreas. Plano Catastral de Granada E. 1:500.

343

tanto construidas como no construidas. En estas fichas se recoge información acerca de su identificación, localización, relaciones físicas y estratigráficas con otras unidades, descripción de los depósitos (composición, color, textura, conservación,...), interpretación y datación de estas unidades. A este grupo se añade una ficha específica dedicada al diagrama secuencial que relaciona todas las unidades estratigráficas dentro de un sector de excavación indicando las fases y períodos de la secuencia. Un segundo grupo se ocupa del inventario, clasificación, descripción, etc., de los materiales recuperados a través de la excavación. La documentación gráfica (plantas simples y de fase y secciones) y fotográfica poseen igualmente una serie de fichas específicas. SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA Y ESTRUCTURAL.

Como se ha señalado, el solar se encuentra en una zona donde el terreno presenta una acusada pendiente. Este hecho provocó el aterrazamiento del lugar a comienzos de la Edad Moderna. Ello ha determinado en gran medida que la práctica totalidad de los rellenos arqueológicos anteriores a esta época se hallan perdido. A raíz del mencionado aterrazamiento no se ha podido documentar el nivel estratigráfico de arrastre y derrubio de ladera procedente de las zonas superiores. Por tanto, el primer nivel que se documenta corresponde con los niveles geológicos. El substrato geológico se caracteriza por estar conformado por bolos de mediano y pequeño tamaño, envueltos por una matriz de tierra arcillosa de color rojizo y, en otras ocasiones, por una matriz arenosa sin ningún tipo de cementación, de similares características a la “Formación Geológica Alhambra”. SECTOR 1. LÁM. 1. Panorámica de la excavación. Sector 1 y Sector 2.

1. Periodo Medieval. Debido al enclave topográfico del solar no era de extrañar que se hubiera documentado parte de la necrópolis musulmana ubicada en esta zona. Pero debido a los distintos procesos que han alterado en gran medida el registro arqueológico, al menos desde época Moderna, no ha sido posible constatar la necrópolis. Los únicos indicios con los que se cuentan han quedado reducidos a la presencia en el registro de algunos restos humanos. Estos restos se han documentado inmediatamente encima del nivel geológico, en posición secundaria y descontextualizados. De hecho, la tónica observada en anteriores intervenciones arqueológicas de la zona era excavar la tumba directamente sobre el substrato geológico. Por tanto, en este caso, aunque hay suficientes indicios para decir que la necrópolis también se extendía por esta zona, no se ha puesto al descubierto ninguna tumba que así lo confirme categóricamente. Y ello se debe al sistema de aterrazamiento llevado a cabo a partir de la época mencionada, que es cuando se empieza a ocupar como zona de habitación. 2. Periodo Moderno. Esta fase se corresponde con el primer momento de aterrazamiento de la ladera y estuvo motivado por la construcción de una vivienda (Fig. 3). De esta vivienda sólo se ha excavado parte de los restos constructivos correspondientes a un espacio abierto, concretamente el patio, junto con el sistema de paratas y sistema hidráulico, en los que se pueden distinguir distintas fases constructivas y de uso. Dicho nivel de ocupación se asienta directamente sobre el substrato geológico. Fase 2a. Se corresponde con los restos, bastante alterados, de un empedrado (E-016) que se asienta directamente sobre el substrato geológico.

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LÁM. 2. Sector 1 excavación C/ Huerto de San Cecilio, 6-8, (Granada).

Fase 2b. Los restos constructivos que conforman esta fase se componen de un muro de cantos de piedra trabados con tierra (E006) correspondiente al sistema de aterrazamiento. A su vez este muro también hacía las funciones de muro de carga de la construcción que aquí se alzaba. Asociado a éste se encuentra un muro (E-004) que forma parte de un aljibe cuyo brocal es de cerámica (E005). Ambos muros están revestidos con un mortero de cal y arena fina, y delimitan un patio o espacio abierto pavimentado con un empedrado (E-014). Otra de las estructuras documentadas, que

Excavación arqueológica de urgencia C/ Huerto de San Cecilio, 6-8. Granada.

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FIG. 3. Planta de la excavación. Sector 1 y Sector 2.

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posiblemente esté relacionada con el sistema de desagüe de la vivienda, es una conducción de ladrillos muy alterada, de la que apenas han quedado indicios, que concluye en una fosa excavada en el substrato geológico (E-018), la cual hubo de servir de fosa séptica. Fase 2c. A continuación del empedrado anterior se superpone un nivel estratigráfico (UEN-0032) que lo cubre por completo. Encima de éste se vuelve a instalar otro empedrado. Y de igual forma, debajo de este empedrado también se documentan los restos de una atarjea de ladrillo, cuya fosa altera sensiblemente el pavimento de la fase constructiva anterior. Fase 2d. Siguiendo la norma anteriormente observada, el pavimento empedrado se cubre con un nivel estratigráfico para nivelar la superficie donde se instala un nuevo sistema de desagüe (E-015) y un nuevo pavimento. En este caso el sistema de evacuación de aguas se compone de una conducción de atanores que tiene su inicio en un registro o sumidero que recoge el agua procedente del aljibe anteriormente indicado. Esta conducción de atanores se entrega a otra de similares características que a su vez vierte en dirección a la C/ Huerto de San Cecilio. En cuanto al nuevo pavimento del patio, éste es de losas de barro cocido, de 30 x 30 cms. (E-010), en su extremo más suroriental, y empedrado en el resto (E-008 del área 22.55.91). Estos niveles estratigráficos están caracterizados por la total ausencia de restos de cerámica medieval, predominando con total hegemonía la cerámica de época moderna, tanto de cocina (ollas y cazuelas) como de mesa (escudillas, platos o jarras), usos múltiples (bacines y lebrillos), almacenaje y transporte (tinajas y orzas), junto a algún complemento de alfar como los atifles y rodillos. 3. Periodo Contemporáneo. Sobre los restos anteriormente descritos se vuelve a edificar una nueva vivienda, también con un patio. El nivel estratigráfico de abandono y destrucción de la vivienda de época moderna viene definido y se corresponde con un nivel de colmatación del interior del patio y arrasamiento de estructuras. De los restos pertenecientes a la fase contemporánea sólo se han documentado los restos de un pilar de ladrillo, dos pavimentos de distinta factura, uno de ladrillos dispuestos a sardinel y otro empedrado correspondiente a un patio con sumidero y sistema de conducciones asociadas. La escasez de restos de la última vivienda existente en el solar se debe a su demolición y posterior nivelación del terreno. La cerámica contemporánea está representada principalmente por cerámica de mesa y almacenaje.

LÁM. 3. Sector 2 excavación C/ Huerto de San Cecilio, 6-8, (Granada).

SECTOR 2.

1. Periodo Contemporáneo. Estructuralmente esta fase está caracterizada por los restos de la vivienda que también se han documentado en el sector 1. Estos restos son un pavimento de ladrillo, un pilar de ladrillo, junto con un muro de ladrillos y piedras (E005) muy arrasado por las labores del reciente desmonte del solar. También aparecen distintas conducciones de saneamiento de aguas residuales, con una dirección en sentido NE-SW, hacia la C/ Huerto de San Cecilio. CONCLUSIONES.

Finalizada la excavación y comprobadas las hipótesis iniciales de trabajo se pueden apuntar las siguientes conclusiones: En primer lugar se ha documentado el proceso de aterrazamiento llevado a cabo en esta zona de la ladera para la edificación de la primera vivienda a partir de época Moderna. Es por ello que la zona estudiada se encontraba desprovista de restos de ocupación, al menos, hasta bien entrado el siglo XVI. Aunque también hay que tener en cuenta que esta zona no estaría urbanizada a pesar de tener constancia del proceso de urbanización de los arrabales llevado a cabo en las inmediaciones del Campo del Príncipe. Ello se debió a la existencia de una necrópolis musulmana en el lugar conocido como Albunest, por lo que este área, restringida a camposanto, no se ocuparía hasta el siglo XVI. En este sentido, los únicos indicios que se han podido obtener sobre la posible existencia del mencionado cementerio musulmán, han sido la documentación de distintos restos humanos diseminados y en posición secundaria.

Notas 1

Los promotores de la obra son D. Felipe Bueno Maqueda, Dña. Cármen Ruiz Román, D. Marcos Corzo Fernández, Dña. Teresa Moreno Galdó y D. José María Manzano Jurado. 2 J. Velázquez, Paseos por .....Vol. I y II. Granada, 1764. 3 A. Díaz y J.A. Lirola , p. 106. 4 Reyes Avila Morales et alii, “Excavación de urgencia realizada en la C/ Cocheras de San Cecilio“A.A.A. Sevilla (en prensa). ); Susana Cevidanes Pedrajas y Fátima Pérez de Baldomero, “ Intervencion arqueológica realizada en la calle Carril de San Cecilio nº5 (Granada) “, A.A.A. Sevilla (en prensa); Susana Cevidanes Pedrajas y Josefa Alcalá Galiano, “Excavación de urgencia realizada en el Campo del Príncipe“, A.A.A. Sevilla (en prensa). 5 A. Díaz y J.A. Lirola, p. 104. 6 L. Torres, “Cementerios ...”, p. 182. 7 Este tramo arrancaba de la muralla de poniente en el punto en el que la cuesta Aixa afluye a la Placeta de los Campos, descendía por aquella y, subiendo paralelamente a la calle del Cuarto Real de Santo Domingo hasta la Placeta de la Puerta del Pescado, continuaba por el Callejón de Solares y Vistillas de Los Angeles al extremo superior de la Cuesta de los Molinos, donde se abría la Puerta de la Loma, y doblando el muro hacia el Norte, concluía después de subir por el Cerro de Abahul (de Los Mártires), en la Torre de Medina Alhamra. En Luis Seco de Lucena, Plano de Granada Arabe. Edc. Facsímil, 1910. Granada, 1982.

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8

L. Seco, “Notas...”, p. 60.; L. Seco, “De toponimia..”, p.62-63. J. Münzer, p.36 y 40. 10 L. Torres, “Cementerios...” p.185. 11 L.Seco, Granada Nazarí..., p.30. 12 L.Seco, Granada Nazarí..., p. 30. 13 Ibn al-Jatib, Ihata, III, p.273. 14 A. Gallego, Granada. Guía artística...., p. 168. 9

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA MEDIANTE SEGUIMIENTO EN LA UNIDAD DE EJECUCIÓN Nº11 DE ARMILLA, GRANADA. JORGE PADIAL PÉREZ SONIA RUIZ TORRES

Resumen: Este trabajo amplía el conocimiento del poblamiento romano en la Vega de Granada a través del hallazgo casual de los restos pertenecientes a una villae y una necrópolis asociada a la misma. Abstract: This report extended the knowledge in the fertile plain of Granada in roman shanty town thought casual find arqueological remains of the one villae and asociated necropolis to this. RESULTADO DE LA INTERVENCIÓN

La intervención arqueológica en la Unidad de Ejecución 11 de Armilla, Granada, junto a la N-323, propiedad de la inmobiliaria Urbis, está motivada por la aparición casual de restos de tegulae durante las obras llevadas a cabo para la realización de la cimentación de una urbanización de nueva planta en el solar de referencia. Dichos hallazgos fueron comunicados por la propiedad al arqueólogo provincial, quién determinó la necesidad de realizar una vigilancia arqueológica ante la importancia de los restos aparecidos, los cuales a primera vista parecían corresponderse con los de una necrópolis asociada a una villae romana situada en la Vega y que estaría en relación con la ciudad de Ilíberis.

LÁM. I. Vista global

Se cubrió una superficie de 6 m de longitud por 5 m de anchura, y aunque parte de dicha extensión pertenecía a la propiedad colindante, fue preciso incluirla en dicho estudio por motivos metodológicos. Los trabajos de movimientos de tierras han sido realizados por una máquina excavadora de brazo giratorio que, por indicación del técnico, ha ido retirando los niveles de tierra vegetal, de unos 45 cm de potencia y con restos de inclusiones orgánicas propias de dicha actividad agrícola, hasta alcanzar los niveles de uso del yacimiento. El primer nivel UEN-1, abarca la superficie del solar y su génesis se debe a los restos de materiales de construcción utilizados para 348

la construcción de la urbanización que se está realizando, así como los restos de desecho agrícola datables de este siglo, con una potencia máxima de 15 cm. En este estrato no aparecen restos cerámicos. El segundo nivel, UEN-2, se trata de un estrato de tierra vegetal muy compacto, y su génesis está en relación con la formación de la amplia vega que conforma esta llanura alrededor de la ciudad de Granada, con una potencia de 45 cms sólo contiene restos de inclusiones orgánicas propias de dicha actividad agrícola, y su datación se corresponde con las modificaciones realizadas en la vega desde época medieval. El tercer estrato, UEN-3, de matriz compacta con escasos clastos e inclusiones vegetales, y que igual que los anteriores, ocupaba toda la zona a excavar. Se corresponde con el nivel de relleno de las estructuras, que una vez retirado deja vistas un total de cuatro estructuras muy definibles, sincrónicas y pertenecientes a un grupo estructural que conformaría los espacios de habitación de la vivienda romana. Su potencia es de casi 1m. y su génesis se corresponde con la colmatación de las mismas una vez producido el abandono. El cuarto nivel, UEN-4, ocupaba el ángulo SE, se trata de un estrato de derrumbe de la vivienda, compuesto por una matriz suelta, soportada por los clastos y con restos de calgrasa, sus dimensiones son de 307cm de longitud y 200cm de anchura y una potencia máxima de 33cm. Los restos hallados se corresponden con los de una villae rústica, arrasados a nivel de cimentación, de los cuales se conservan un muro perimetral, con dirección SE-NW, de mampostería no concertada de hiladas irregulares de piedra, ladrillo y mortero de cal, rematado con sillares de piedra de arenisca en las esquinas. Sus dimensiones son de 395 cm de longitud por 73 cm de anchura y una potencia de 29 cm, conservando restos de enfoscado en su cara exterior. Adosado a la cara NE de este y con una dirección W-E, se documenta un pavimento de cal con una preparación a base de gravas de pequeño tamaño, con unas dimensiones de 240 cm de longitud por 230cm de anchura y una potencia de 12 cm. Este presenta una rotura colmatada de ladrillos. Un segundo pavimento también de cal y ladrillo machacado, se localiza junto al anterior, con unas dimensiones de 230 cm de longitud por 62 cm de anchura y 6 cm de potencia, conservando en su superficie las huellas de unas ralladuras. Los restos pertenecientes a la vivienda se completan con los de un tercer pavimento de empedrado, que con unas dimensiones de 395 cm de longitud por 62 cm de anchura y 6,5cm de potencia, que con una dirección SE-NW se adosa al muro perimetral en su cara NW. Asociados a los restos de la villae aparecen dos sepulturas muy alteradas por el rebaje realizado por las máquinas excavadoras. Una de ellas consiste en un enterramiento con cubierta de tegulae (CEF-2) a doble vertiente y una orientación NW-SE. Dos tegulae incadas en el terreno constituyen la cabecera así como los pies de la sepultura. Los restos óseos se disponen sobre losas de barro de 64 cm de longitud por 58 cm de ancho y 3,5 cm de grosor.

FIG 1. Planta general

LÁM. 2. Enterramiento tardorromano

El informe antropológico de esta indica que los restos pertenecen a un individuo femenino, con una edad comprendida entre los 16 y 24 años. De esta se conservan solamente los restos de las piernas (faltan ambos fémures), parte de la caja toráxica, y restos muy fragmentados del cráneo, lo que ha dificultado dicho estudio. Con respecto a las paleopatologías se detectan inicios de descalcificación ósea, periodos de anemia, muy abundantes para su corta edad, e indicios de enfermedades infecciosas detectables en las orbitas craneales, es decir el individuo no gozaba de buena salud.

Su deposición es decúbito supino, con las extremidades superiores apoyadas sobre la pelvis, y no tienen ajuar. El segundo enterramiento (CEF-1), con una orientación NWSE, difiere del anterior en su conformación estructural. Este consiste en una sepultura con cubierta plana a base de losas de barro, y fábrica de ladrillos dispuestos a soga y tizón unidos con mortero de cal. Sus dimensiones son de 230 cm de longitud por 86 cm de anchura y 96 cm de potencia. Los restos óseos descansan también sobre losas de barro y no presentan restos de ajuar. Del informe antropológico se deduce que los restos óseos pertenecen a un individuo adulto, de unos 37 a 45 años. Se conserva casi en su totalidad, aunque muy alterado desde la pelvis hasta el cráneo por el derrumbe de la cubierta de la sepultura, así como por las obras de cimentación. Con respecto a las paleopatologías se detectan a primera vista una descalcificación ósea, periodos de anemia, detectables en las franjas de la dentadura inferior, e indicios de un comienzo de artrosis. Todas estas patologías no graves, indican un nivel de vida considerable en un individuo adulto. Su deposición es decúbito supino sin ningún grado de flexión, y con las extremidades superiores ligeramente retraídas sobre las caderas. Ambas estructuras funerarias estaban colmatadas por un estrato de limos, cuya génesis está en relación con los continuos aportes de aluviones procedentes de los ríos de Dílar y Monachil.

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FIG. 2. Planta de las sepulturas

CONCLUSIONES

La localización geográfica de dicha parcela en el sector oriental de la Vega de Granada es un factor clave para la comprensión de dichos asentamientos rurales, relacionada con el potencial agrícola y económico de la zona. Los restos documentados permiten afirmar que pertenecen a la pars rústica de una villae romana, destinada a la explotación y

producción de la zona donde se enclava, con su propia necópolis, adscribible cronoculturalmente desde el siglo II-III d.C. en adelante y que perdurarón hasta los siglos IV-V d.C. En líneas generales, las recientes intervenciones en distintos puntos de la Vega proporcionan cada vez mayor información acerca de la localización y funcionamiento de estas villae articulada en torno a los principales núcleos urbanos, en este caso a Ilíberis, y ubicadas en zonas fértiles y cercanas a ríos de agua y vías de comunicación.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA REALIZADA EN EL CINE ACCI DE GUADIX, GRANADA. ANTONIO BURGOS JUÁREZ CRISTÓBAL PÉREZ BAREAS RAFAEL LIZCANO PRESTEL PABLO CASADO MILLÁN

Resumen: Los restos arqueológicos recuperados durante las excavaciones realizadas en el solar del antiguo Liceo y cine Acci de Guadix, han puesto de manifiesto la importancia del entramado urbano de la ciudad ya desde época ibérica. Por las característica de la zona (fuerte pendiente) y por la superposición del hábitat hasta nuestros días, con construcciones en terrazas, han hecho que las fases constructivas más recientes se encuentren prácticamente destruidas. Destacar las estructuras ibéricas antiguas con habitaciones de planta rectangular, con muros de piedra y adobes y hogares de pequeñas piedras. Igualmente de época ibérica pero en este caso más moderna hay que reseñar la presencia de dos hornos de ámbito doméstico. De época romana los restos documentados se encuentran muy deteriorados destacando una tubería de plomo de casi dos metros de largo. Abstract: The archaeological remains recovered during the excavations carried out on the plot on which the old Opera House and ‘Acci’ cinema in Guadix stood point to the importance of the urban layout of the city even in the Iberian age. Due to the nature of the area (a steep slope) and the overlaying of the habitat up until present day, with terraced constructions, the most recent building phases have been practically destroyed. We can highlight the ancient Iberian structures with rectangular-shaped rooms, adobe and stone walls and fireplaces built using small stones. Likewise, from Iberian times, but at a later stage, we should mention two household ovens. The remains recorded from Roman times are in a particularly bad state of repair, though we can mention a twometre-long section of lead piping.

INTRODUCCIÓN

La excavación de urgencia realizada se localizada en el cine Acci de Guadix, Granada, propiedad del Excelentísimo Ayuntamiento. La intervención ha contado con el permiso de la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Los trabajos han estado dirigidos por D. Antonio Burgos Juárez, contando con el apoyo técnico de D. Cristóbal Pérez Bareas, D. Rafael Lizcano Prestel y D. Pablo Casado Millán.

denomina geomorfológicamente Surco Penibético. La Hoya de Guadix se extiende entre los límites de las provincias de Almería y Jaén, con una altitud de 915 metros s.n.m. Guadix forma parte de la España seca con precipitaciones por debajo de los 600 litros. Las lluvias se producen en otoño y primavera. Presenta una gran amplitud térmica, desde algunos grados bajo cero en invierno a más de 40 grados en verano. Típico clima continental con veranos secos y calurosos, aunque por la influencia de los vientos del norte hace que el invierno sea más largo y frío que lo considerado normal para estas latitudes. La vegetación es escasa y abunda la estepa constituida por matorral aislado y de escasa altura llegando a desaparecer en verano. Lo que más abunda es la retama, el romero y el tomillo, habiendo zonas muy áridas casi sin vegetación. Excepto en las vegas de los cursos fluviales donde la explotación agrícola es más intensiva y destinada fundamentalmente a la producción de productos hortofrutícolas, en el resto de las tierras cultivables, más alejadas de las fuentes de agua, los cultivos más generalizados son el cereal, el olivo y el almendro. Los suelos cuaternarios de las vegas contrastan con el predominio de terrenos arcillosos de origen sedimentario aprovechados para la realización de cuevas ocupadas actualmente por un contingente importante de población y que definen el típico poblamiento troglodítico de la zona. La hidrografía es escasa a nivel superficial, más abundante en las sierras, aunque el subsuelo ha permitido la configuración de algunos acuíferos explotados mediante la construcción de pozos que permiten paliar de forma relativa las deficiencias de agua. El principal río es el Fardes que nace en Sierra Nevada al que afluyen los ríos de Guadix -que discurre cerca de La Ciudad-, Gor, Lugros y sobre todo diversas ramblas. En verano estos ríos se secan casi por completo produciendo problemas de escasez de agua para cultivos de regadío lo que ha originado una amplia red de acequias. El subsuelo de la comarca también presenta numerosos yacimientos mineros explotados tradicionalmente, fundamentalmente de hierro, entre los que destacan los de la zona de Alquife.

LOCALIZACIÓN DE LA INTERVENCIÓN.

La ciudad, que en la actualidad se prolonga en dirección sureste hasta el cauce del río Guadix, se sitúa sobre una topografía accidentada y dominada por el «casco antiguo» ubicado en la zona más elevada de Guadix sobre un cerro con las pendientes bastantes pronunciadas. Es en esta zona, conocida como el Barrio Latino, donde se encuentran las edificaciones históricas más importantes de la ciudad. El trazado urbanístico se ha ido adaptando a la morfología del terreno mediante la disposición de las calles en el sentido de las curvas de nivel. Las laderas de este promontorio han determinado que la red de drenaje se articule en una serie de ramblas excavadas por los arroyos que finalmente se orientan en sentido noroeste-sureste, en dirección hacia el curso fluvial.

Guadix y su comarca quedan situados en la Alta Andalucía ocupando la zona central de la provincia de Granada en lo que se

Hasta hoy han sido muy pocas las intervenciones arqueológicas que han tenido lugar en el casco urbano, baste con referir que sólo

Antes de entrar en los planteamientos de la excavación y en sus resultados preliminares, queremos expresar nuestro agradecimiento al Servicio de Arqueología de la Delegación de Cultura de Granada, por las facilidades prestadas y seguimiento realizado, al Excelentísimo Ayuntamiento de Guadix propietario del solar el cual ha corrido con todos los gastos ocasionados por la intervención arqueológica, y a todos los obreros y personas participantes en la excavación.

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aparecen publicados los resultados de tres intervenciones arqueológicas realizadas en La Ciudad. La primera de ellas se realizó en 1986 con motivo de la restauración y consolidación de la Muralla de la Alcazaba (RAYA, 1987), las otras dos se realizaron en el corazón del casco antiguo, en la calle San Miguel en 1991 y 1992 (GONZÁLEZ y OTROS, 1994-1995). Otras intervenciones arqueológicas, hoy sin publicar, se han realizado en la calle Concepción en 1993, realizada por D. Andrés Adroher y D. Antonio López, y en la Puerta de San Torcuato, en 1996, realizada por parte de los autores de este informe. Estas intervenciones, sobre todo las de la calle San Miguel, han permitido constatar la importancia de los depósitos arqueológicos de la ciudad, como apuntaban los numerosos hallazgos (ASENJO, 1983), en algunos casos conseguidos mediante el expolio, aparecidos en el casco urbano y de los que pueden ser buen exponente las inscripciones que aparecen embutidas en las edificaciones. Si la intervención arqueológica en la Alcazaba se vio bastante limitada -al tratarse de una excavación de apoyo a la restauración- y sólo permitió registrar el estado de los depósitos arqueológicos en una zona puntual y la recogida de productos, sobre todo cerámicos, de época medieval fundamentalmente (RAYA, 1987) -la importancia de la ocupación musulmana es evidente como podemos apreciar por la Alcazaba y el sistema de fortificación en su conjunto-, la

FIG. 1. Localización de la intervención.

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intervención arqueológica en la calle de San Miguel permitió documentar la existencia de una ocupación desde la Edad del Bronce hasta la actualidad; si bien algunas de las fases de ocupación únicamente han podido constatarse por el momento mediante la presencia de materiales aparecidos en fosas y rellenos posteriores a la fase histórica en cuestión (GONZÁLEZ y OTROS, 1994), destacando sus autores las construcciones romanas monumentales de época Alto Imperial (sistema de canalizaciones, los restos anexos a posible puerta y la presencia de un posible templo ante el hallazgo en niveles de relleno de un capitel corintio y de una escultura de la cabeza de Trajano) y el buen estado de conservación de las estructuras y en general de todos los depósitos arqueológicos medievales, sobre todo de época califal, almorávide-almohade y nazarí. Los restos documentados en la Puerta de San Torcuato se adscriben fundamentalmente a las épocas contemporánea, moderna, medieval y a época romana, en este último caso sólamente con materiales de arrastre. El solar en el que se ha realizado la intervención arqueológica se sitúa dentro del casco antiguo de la ciudad, entre la Plaza de Las Palomas y la calle Abentofail (Fig. 1). En concreto se trata del solar del actual, aunque hoy en desuso, cine Acci y del antiguo Liceo,

construido a finales del siglo pasado y destruido durante la Guerra Civil. El solar linda por el noroeste con la calle Abentofail, por el sureste y suroeste, con los edificios colindantes y por el noreste con la Plaza de las Palomas.

de los complejos y estructuras excavadas a través de secciones acumulativas, para lo cual se han dividido al menos en dos sectores para obtener el registro y la lectura estratigráfica de sus depósitos.

Se trata de un solar en el que se va a construir un teatro con una superficie de unos 654m2. La construcción de este teatro determinará, debido a los movimientos de tierra que han de realizarse, la pérdida de los posibles depósitos arqueológicos existentes por lo que se han hecho necesarias dos fases de intervención arqueológica, que nos han permitido documentar los restos arqueológicos aparecidos.

Para el control durante el proceso de excavación del primer sector se ha utilizado como norma básica el concepto de unidad mínima de excavación (U.M.E.). Estas unidades se han establecido normalmente por criterios que dependen de las características físicas de los depósitos. En lo relativo al grosor las U.M.E. se han fijado en grosores variables, no superiores a los 10-15 centímetros. El proceso de excavación ha dependido en líneas generales de las siguientes pautas de registro y excavación:

PLANTEAMIENTO DE LA INTERVENCIÓN El planteamiento de la intervención arqueológica se ha ajustado, en la medida de lo posible, a las propuestas recogidas por la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, en materia de intervenciones arqueológicas. El proceso de intervención ha consistido en: - Seguimiento de los destierros superficiales hasta alcanzar los niveles arqueológicos, entendiendo estos destierros superficiales, la retirada de los depósitos correspondientes a los restos de edificaciones contemporáneas y los rellenos o niveles deposicionales actuales. Los depósitos retirados se han correspondido con las solerías de los pavimentos actuales y con los escombros del antiguo Liceo. - Sondeos arqueológicos hasta alcanzar los niveles estériles. Ésto no ha sido posible por la aparición del nivel freático (a unos siete metros de profundidad) en los niveles arqueológicos. La finalidad de estos sondeos ha sido obtener una mayor información acerca de la secuencia y seriación estratigráfica del solar. Se han planteado una serie de sondeos superando los 100 m2. - Documentación planimétrica de las estructuras. La ubicación y la distribución de las estructuras localizadas se ha realizado a escala 1/20, para su posterior implantación sobre la topografía. La misma escala ha sido empleada para la documentación estratigráfica de las secciones resultantes de los sondeos y de las estructuras definidas. CRITERIOS METODOLÓGICOS Y SISTEMA DE REGISTRO

La metodología seguida ha estado en función de los factores y características que directa o indirectamente han influido en la formación de los depósitos arqueológicos. Las diferencias morfológicas, estratigráficas y funcionales que han presentado las distintas estructuras localizadas han requerido una metodología de excavación destinada a obtener criterios de diferenciación entre sus rellenos arqueológicos a fin de poder correlacionarlas posteriormente para poder obtener la secuencia diacrónica del yacimiento. Con este objetivo, la excavación de los complejos estructurales ha estado planteada bajo criterios metodológicos que nos aseguran un mayor grado de precisión en la obtención de los datos que contiene el registro arqueológico. Aunque la metodología pueda ser similar al tener por objeto la obtención de secuencias estratigráficas, lógicamente la excavación ha diferido atendiendo no sólo a las características específicas de cada estructura o de cada complejo estructural, sino en función de sus características contextuales por lo que se han obtenido las secuencias estratigráficas

- La ubicación de artefactos y ecofactos en aquellas US que constituyan suelos de ocupación o contextos en los que se constate una deposición intencionada del registro arqueológico. - Recogida sistemática previamente programada de muestras sedimentológicas y antracológicas tanto por unidades sedimentarias como por unidades mínimas de excavación, en aquellos casos que se ha creído conveniente. DESCRIPCIÓN DE LOS SONDEOS.

Como hemos dicho anteriormente se han realizado dos fases de excavación, en la primera fase se realizaron los sondeos 1, 2 y 3, y en la segunda fase se amplio el sondeo 3 y se realizó el sondeo 4 (Fig. 2). Sondeo 1.

Se encuentra situado en la zona más baja del solar, en la entrada del cine desde la Plaza de Las Palomas. Presenta unas dimensiones de 5,60 x 2,40 m. en total 13,44 m2. Los resultados obtenidos han sido los siguientes: Bajo la solería de terrazo y la preparación para la colocación de ésta, nos encontramos con los primeros niveles arqueológicos que se corresponden con depósitos de época ibérica, alterados por las cimentaciones de los edificios anteriores a la construcción del cine (Lam. I); ésto hizo que el área sondeada se redujera en gran medida. Estas cimentaciones se caracterizan por presentar grandes zapatas, de hasta una anchura de 1,20 m., estas zapatas llegan a seccionar todos los niveles arqueológicos hasta alcanzar el nivel freático. Respecto a los niveles ibéricos, en primer lugar nos encontramos con una serie de estratos muy horizontalizados con abundante material cerámico, a éstos se le asocian una serie de muros formados por pequeñas piedras trabadas con tierra y un pavimento de arcilla roja del que únicamente hemos podido documentar alrededor de un metro cuadrado. Este suelo nos aparece a una profundidad de -6,89 m. respecto de nuestro punto cero situado en la zona más alta del cine. Bajo esta primera fase constructiva ibérica, se desarrollan diversos estratos, al igual que los anteriores muy horizontalizados y con materiales ibéricos, hasta llegar a una altura de -7,30 m. en el que se documenta otra serie de muros, en este caso formados por piedras y adobes, con una potencia de unos 40 cm. Bajo estos muros y a una altura de -7,90 m., lo que parece ser otra fase de ocupación ibérica con un suelo rojizo, compuesto por numerosos restos cerámicos situados en posición horizontal.

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FIG. 2. Ubicación de los sondeos.

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habitaciones. Estos muros están formados por zócalos de pequeñas piedras trabadas con tierra y alzados de adobes, la potencia máxima conservada es de 30 centímetros de zócalo de piedras y otros 30 centímetros de alzado de adobe (Lam. III). Los pavimentos de estas habitaciones se sitúan a una altura de -3,85 m., están perfectamente conservados y realizados con arcilla de color rojo. En una de las habitaciones hemos podido documentar los restos de dos hogares en las esquinas y otra pequeña estructura en el centro excavada bajo el pavimento. Una tercera fase constructiva, también ibérica, se documenta a una profundidad de -4,12 m., se trata de un suelo de tierra apisona-

LAM. I. Estructuras ibéricas entre zapatas actuales. Sondeo 1.

La última fase constructiva ibérica se corresponde con una estructura que forma parte de un hogar, realizada a base de lajas de pizarra que aparece a una profundidad de -8,12 m. Debido a la poca extensión del sondeo a esta altura no sabemos a qué tipo de unidad espacial puede estar asociada esta estructura. Bajo este hogar, se documenta otro estrato en el que solamente hemos podido bajar unos 30 cm. al encontrarnos a esta altura con el nivel freático. Los restos adscritos a este nivel se corresponden con los de época del Bronce Final. No descartamos que en esta zona se puedan documentar fases más antiguas, así como los complejos estructurales a los que se asociarían estos depósitos.

LAM. II. Vista general sondeo 2. Estructuras ibéricas.

Sondeo 2.

El sondeo 2 se sitúa junto al escenario y pantalla del cine, en la zona más alta del solar. Las dimensiones que presenta son de 7,00 x 4,00 m. Al iniciar este sondeo nos encontramos con parte de los restos de sótanos del anterior edificio, sin su techumbre y rellenos de escombros, con lo cual tuvimos que buscar sus paredes por motivos de seguridad, al producirse constantes derrumbes de estos escombros. En este sondeo los resultados obtenidos han sido los siguientes: Bajo el pavimento del actual cine aparecen los restos de unos sótanos de los que se conservan sus paredes y suelos, las paredes construidas de ladrillo y revocadas con cal y arena se conservan hasta una altura de 1,60 m. aproximadamente; el suelo de este sótano está realizado de cemento. Esta estancia se encuentra rellena con los escombros procedentes de la demolición del antiguo Liceo y teatro. Una vez limpio el suelo, se procedió a la rotura del mismo, bajo el que nos aparecen los primeros restos arqueológicos, que como ocurre en el sondeo 1, se corresponden con los restos de los primeros momentos del mundo ibérico. Así a una altura de -3,00 m. documentamos las primeras estructuras ibéricas, se trata de dos muros que poseen una disposición en escuadra, y cuya construcción se caracteriza por muros de mampostería que presentan grandes piedras en la esquina y medianas en el resto del muro; se encuentran cortados por una fosa que se sitúa en el límite del sondeo. Estos muros están asociados a un pavimento de tierra apisonada que aparece a una altura de -3,10 m. Una segunda fase constructiva ibérica, en este caso muy bien conservada y relacionada con las habitaciones de una casa, se sitúa a una profundidad de -3,30 m. (Lam. II). Se trata de varios muros de mampostería, cinco en total, que dividen el espacio en cuatro

LAM. III. Detalle muro ibérico de piedras y adobes sondeo 2.

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da con abundantes fragmentos de cerámica en posición horizontalizada. Otra fase constructiva, el cuarto momento ibérico, está representado por un muro de adobes que aparece a una profundidad de -4,38 m. y un pavimento de tierra apisonada a -4,62 m. Relacionadas con estas estructuras aparecen una serie de piedras, en uno de los ángulos del sondeo, que no hemos podido precisar su posible funcionalidad. Una quinta fase constructiva, igualmente ibérica, puede estar relacionada con una masa de barro apisonado que nos parece a una profundidad de -4,80 m., ocupa toda la superficie del sondeo y presenta una potencia de unos 8 cm. Bajo esta última fase ibérica se encuentra un estrato del que hemos podido bajar unos 35 centímetros y en el que únicamente hemos documentado fragmentos de cerámica a mano adscritos al Bronce Final. Como nos sucedía en el sondeo 1, a esta profundidad la presencia de agua nos impide realizar los trabajos con un mínimo de seguridad.

Como ocurría en la primera fase los primeros estratos se encuentran muy alterados por diversas canalizaciones y fosas modernas, si bien, hemos podido documentar una serie de muros de época romana. Uno de ellos se corresponde con el derrumbe localizado en la primera fase, este muro presenta cara únicamente en su lado sur, estando su cara norte totalmente derrumbada. El muro está formado por piedras unidas con tierra. Estos muros se asocian a un pavimento de arcilla de color rojo, muy bien conservado. En la zona norte del sondeo se ha documentado una única fase ibérica, representada por un muro de dirección este-oeste, estando muy alterado por fosas de épocas más modernas. A una profundidad de -5,65 m. aparecen las primeras cerámicas realizadas a mano, de la Edad del Bronce. No se han documentado estructuras de esta época, salvo una serie de lajas de pizarra clavadas en la tierra, a una profundidad de -6,00 m., sin que por el momento podamos darle una interpretación. Como ocurre en los sondeos anteriores, a una profundidad de 6,80 m., tenemos que abandonar el sondeo por la gran humedad y la aparición de agua.

Sondeo 3. Sondeo 4.

Al igual que el sondeo 2, se sitúa en el patio de butacas, y ubicado en la zona más alejada del escenario. Como ocurre en el sondeo 2, en esta zona nos encontramos con los sótanos del cine, pero al contrario de lo que ocurría en el caso anterior, aquí este sótano se encuentra en uso. Se trata de una sala abovedada que presenta unas dimensiones de 10,00 x 4,50 m. Con estas premisas físicas, se plantea el sondeo con unas medidas de 4,00 x 3,00 m.

Situado en la zona superior del cine, en el patio de butacas, entre el sondeo dos y tres, separado de estos por los muros de división de las bóvedas del antiguo edificio. Una vez retirado el pavimento actual y los escombros de relleno, el sondeo queda con unas dimensiones de 6,00 x 5,40 m., 32,40 m2, a una profundidad de -2,60 m. desde la superficie nos aparecen los primeros estratos arqueológicos.

Los resultados obtenidos han sido los siguientes: En este sondeo los resultados obtenidos han sido los siguientes: En primer lugar y bajo el suelo de cemento actual y la preparación de éste, nos aparece un estrato de relleno compuesto por materiales de construcción y fragmentos cerámicos correspondientes a distintas épocas, como son moderna, medieval, romana, ibérica. Este estrato se encuentra seccionado por una atarjea realizada a base de ladrillos y cemento, que servía de desagüe a los saneamientos del cine. El resto de la estratigrafía, salvo en el lado más alejado a la calle Abentofail, se compone de una serie de estratos de relleno compuesto por materiales mezclados de diversas épocas, que a su vez son cortados por una zanja de unos 80 cm. de anchura y una potencia de unos 90 cm., que desemboca en un pozo de 1,50 m. de diámetro. Al otro lado del pozo, hemos podido registrar la presencia de un derrumbe de piedras, asociado a un estrato romano que, debido a la escasa extensión excavada, no se ha podido precisar su cronología. Este sondeo lo iniciamos a una profundidad de -3,25 m. y lo finalizamos a -4,05 m., sin alcanzar el sustrato estéril ni el nivel freático, como sucede en los sondeos anteriores. Este abandono de continuar excavando es debido a la imposibilidad de ampliación del sondeo por el peligro que entraña la bóveda. Ante los resultados dados en la primera fase de excavación, decidimos ampliar este sondeo con la intención de poder precisar un nivel de época romana, que por la poca extensión y por el peligro que entrañaba la zona hubo que abandonarla. El sondeo se amplia dos metros hacia el oeste y dos metros y medio hacia el sur, hasta el muro de delimitación del sótano. Con esta ampliación la superficie excavada es de 27,00 m2.

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Bajo el pavimento del actual cine aparecen los restos de una serie de dependencias de las que se conservan sus paredes y cimientos, que alteraron en gran medida los estratos arqueológicos. Las paredes están construidas con ladrillos y revocadas con cal y arena y las cimentaciones a base de cal y arena con ladrillos y piedras, se conservan hasta una altura de más de un metro. El suelo de estas dependencias estaba realizado de cemento. Estas estancias se encontraban rellenas con los escombros procedentes de la demolición del antiguo Liceo y teatro. Bajo el suelo aparece el primer estrato muy alterado por las cimentaciones del edificio, así como por la construcción de un pozo actual y en uso hasta el abandono del cine. Los primeros restos arqueológicos de interés se documentan a una altura de -2,60 m. desde nuestro punto de referencia. Se trata de una serie de muros romanos, no documentados en la fase anterior, al haber desaparecido estas estructuras por los distintos aterrazamientos que ha sufrido la zona. El muro principal, de dirección norte-sur, tiene una longitud aproximada de unos 4,60 m. por una anchura de unos 0,50 m. y una potencia de 0,40 m., se encuentra destruido en parte por las cimentaciones de los sótanos del antiguo edificio. De este muro, de su lado este, parten otra serie de muros que forman distintas estancias. De su parte norte sale otro muro con dirección este-oeste y unas dimensiones de 2,10 m. de largo por 0,60 m. de ancho y una potencia de unos 0,30 m.. En la zona sur documentamos otro muro en este caso de época más moderna, sin que podamos precisar su cronología por ser parte de una fosa en el que el material aparece revuelto, este muro únicamente da cara en su lado norte. Entre ambos muros apareció un pequeño tabique de piedras bajo el cual pasa una conducción de atanores que atraviesa el muro principal y conti-

núan al oeste en una conducción realizada a base de piedras. Al oeste del muro principal, junto a la conducción descrita anteriormente, documentamos un pavimento de tierra apisonada y lajas de pizarra junto al muro. Bajo este pavimento se localizó una tubería de plomo de unos dos metros de largo y ocho centímetros de diámetro (Lam. IV). Estas estructuras aparecen asociadas a materiales cerámicos del siglo primero. Una segunda fase romana, en este caso no asociada a restos constructivos salvo diversos hogares, se documentó bajo la primera fase, con materiales cerámicos fechables en torno al siglo primero y segundo antes de nuestra era. Bajo estas fases romanas aparecen los niveles ibéricos donde hemos podido distinguir hasta cinco fases constructivas bien diferenciadas (Lam. V). La primera fase se corresponde con los restos de varios muros realizados a base de piedras unidas con tierra, aparecen a una profundidad media de -3,30 m. y presentan una dirección norte-sur y este-oeste, se conservan muy deteriorados y pueden estar en relación con los muros de la primera fase del sondeo dos. Una segunda fase documentada en este sondeo se relaciona con un muro de dirección noreste-suroeste, de más de tres metros de largo por 0,50 m. de ancho y una potencia de más de medio metro. Está construido a base de medianas y pequeñas piedras trabadas con tierra. De su lado noreste parte otro muro, en este caso roto por la cimentación de los sótanos. De su lado suroeste arranca una estructura circular de las mismas características constructivas. El muro de esta estructura circular tiene unos cincuenta centímetros de ancho por unos treinta centímetros de potencia. El diámetro exterior es de 2,30 m.. Presenta una capa de tierra roja quemada y la interpretación que por el momento podemos darle es que se trata de un pequeño horno de ámbito doméstico (Lam. V). Al sur de esta estructura aparece otra de parecidas características pero que está afectada por una fosa moderna. La profundidad media para estas estructuras es de -3,70 m. para los muros y de 3,40 m. para el horno.

LAM. IV. Muro romano con tubería de plomo. Sondeo 4.

LAM. V. Vista general sondeo 4. Estructuras ibéricas.

La tercera fase constructiva ibérica, presenta varios muros de dirección norte-sur y de dirección este-oeste. Estos muros están muy bien conservados, construidos al igual que los anteriores a base de piedras y tierra, los suelos son de tierra apisonada. Estos muros forman estancias de planta rectangular (Lam. VI). La profundidad media a la que aparecen es de -4,10 m. y 4,50 m. debido a que las construcciones se realizaban en terrazas. Una cuarta fase se relaciona con un muro de dirección noreste-suroeste, con tendencia curva, pero de idénticas características constructivas que los anteriores. Aparece a una profundidad de -4,55 m.. La quinta fase constructiva ibérica documentada en este sondeo se corresponde con lo que podría ser una especie de banco de piedras y un hogar, aparecen a una profundidad de -5,20 m. (Lam. VI).

LAM. VI. Detalle muro y hogar ibéricos.

Bajo los estratos ibéricos se documenta un potente estrato, de más de un metro de potencia, con material cerámico realizado a mano y no asociados a estructuras, salvo restos de posibles hogares. Estos materiales se adscriben a la Edad del Bronce.

Como conclusiones previas podemos afirmar que esta zona del cerro donde se desarrolla la ciudad de Guadix, ha sufrido una serie de transformaciones a lo largo de su historia, que en época moderna y contemporánea han dado lugar al aterrazamiento artificial del cerro, para la construcción de sótanos de los edificios. Esto ha ocasionado la destrucción de los posibles vestigios arqueológicos, fundamentalmente de las últimas épocas, moderna, medieval, así como la alteración de otras épocas como puede ser la romana.

A la profundidad de -6,60 m., tenemos que abandonar el sondeo por la gran humedad y aparición de agua.

CONCLUSIONES.

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De abajo hacia arriba la estratigrafía nos ofrece el registro de los siguientes períodos y fases constructivas: Período I. Bronce Final.

Documentado en los sondeos 1, 2 y 3. Se trata de un estrato del que se ha obtenido una potencia de más de un metro en algunos puntos. No está asociado a estructuras salvo restos de posibles hogares y únicamente se han obtenido fragmentos cerámicos realizados a mano típicos de esta época. La aparición del nivel freático nos ha hecho abandonar los sondeos sin alcanzar los niveles estériles arqueológicamente hablando. Período II. Época Ibérica.

Hemos podido documentar hasta cinco fases constructivas bien diferenciadas. Fase II-1.- No se asocia a estructuras murarias, únicamente a un hogar de pizarra en el sondeo 1, un suelo de barro apisonado en el sondeo 2 y restos de hogares en el sondeo 4. Los materiales cerámicos se mezclan los realizados a mano con los realizados a torno. Fase II-2.- Relacionada con muros de adobe y suelos de tierra apisonada. Continúan conviviendo la cerámica realizada a torno y la realizada a mano. Fase II-3.- Se trata de la fase mejor conservada. En ella hemos podido documentar los restos de varias habitaciones. Los muros están formados por un zócalo de piedras de pequeño tamaño sobre los que se alzan muros de adobes. Los suelos que en algunos casos se encuentran en perfecto estado de conservación están realizados con arcilla de color rojo. En una de las habitaciones aparecen hasta dos hogares. Respecto a los restos cerámicos continúan las cerámicas a mano, en menor número, y las realizadas a torno.

Fase II-5.- Muy alterada por las remociones de tierra de los períodos posteriores. Hemos podido documentar una estructura formada por dos muros de mampostería dispuestos en escuadra, cuya técnica constructiva se realiza con grandes piedras en la esquinas y medianas en el resto. Igualmente hemos documentado un suelo de tierra apisonada. Un estudio detallado de estas cerámicas, tanto las indígenas como las importaciones, nos permitirán precisar en la cronología de cada una de estas fases constructivas. Período III. Época Romana.

Únicamente documentada en el sondeo tres y cuatro. Hemos documentado tres fases correspondientes a este período: Fase III-1.- No se encuentra asociada a estructuras salvo los restos de algún hogar. Los materiales recuperados se corresponden con cerámicas romanas republicanas. Fase III-2.- Se corresponde con la época romana imperial, entorno al siglo primero y siglo segundo de nuestra era. Hemos documentado los restos de varias estructuras que se corresponden con los muros y pavimentos de un edificio, así como los restos de conducciones tanto de plomo como de obra. Fase III-3.- Se trata de una fase en la que únicamente se han documentado fragmentos de cerámica romana de época tardía, revueltos con los de otras épocas y no asociados a estructuras. Período IV. Época Contemporánea.

De esta época solamente encontramos los restos de los sótanos de los edificios anteriores al cine, algunos de ellos en desuso y rellenos de escombros, y otros en uso. Igualmente se han documentado las cimentaciones del antiguo Liceo.

Fase II-4.- Se correspondería con las construcciones relacionadas con el horno y la cerámica recuperada está realizada toda ella a torno.

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EXCAVACIÓN DE URGENCIA EN EL CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE LOS BAÑOS (LA MALAHÁ, GRANADA). Mª OLIVA RODRÍGUEZ-ARIZA

Resumen: La investigación arqueológica realizada en el Conjunto de Los Baños de La Malahá ha proporcionado un importante registro arqueológico que confirman que el lugar ha sido habitado desde comienzos del I milenio a.n.e. hasta la actualidad casi sin interrupción. No obstante, por materiales de superficie la ocupación del lugar se puede remontar al III a.n.e. El condicionante o aglutinante del poblamiento lo desempeñan las fuentes de aguas termales que existían en el lugar. Actualmente se conserva sólo una, cuya construcción a base de grandes sillares puede estar relacionada con la villa romana, asentada sobre niveles ibéricos, documentada en esta actuación arqueológica. Abstract: The archaeological research conducted in the Conjunto de Los Baños de Malahá (Thermal Baths of Malahá) have provided an important archaeological record confirming that this site has been inhabited since the beginning of the first millennium BP until the present almost without interruption. Nevertheless, based on the materials of the surface, occupation of the site may reach the third millennium BP. The thermal waters have been the determining or binding force for settlement. Today only one thermal bath is preserved, the construction of which, based on large ashlars appears to be related to the Roman villa, built over Iberian levels now documented in this archaelogical activity. I. INTRODUCCIÓN.

La excavación arqueológica de urgencia en el yacimiento arqueológico de Los Baños de La Malahá (Granada) se desarrolló entre el 13 de abril y el 17 de junio de 1998. Los trabajos se plantearon ante el proyecto de construcción de un Balneario y una zona recreativa en el lugar, promovidos por el Ayuntamiento de La Malahá1. La actuación arqueológica contó con la participación de Victoria Ruiz y la arriba firmante, así como con varios obreros2. El yacimiento de arqueológico de Los Baños fué detectado en 1977 y publicado posteriormente (Fresneda y Rodríguez-Ariza,1982). En esta publicación realizábamos una delimitación espacial de los distintos momentos culturales existentes en el yacimiento en base a una prospección arqueológica superficial. Delimitación que se confirmaba posteriormente al realizar los desmontes de una variante de la carretera. Estos desmontes dejarón a la luz un corte estratigráfico de más de 3 m. de potencia en el que se distinguían principalmente 2 fases cronológicas y culturales: la inferior, perteneciente a niveles del Bronce Final y, otra superior, adjudicada al período protohistórico fechado en torno al S. VII a. C. El conjunto arqueológico de Los Baños fué incoado Bien de Interés Cultural en 1994, en el que se remite toda la documentación y se realiza una delimitación muy extensa de todo el área arqueológica. II. SITUACIÓN, DESCRIPCIÓN Y EXTENSIÓN DEL YACIMIENTO.

El yacimiento arqueológico de Los Baños está situado en el término municipal de La Malahá, a unos 15 Km al sur de Granada.

Sus coordenadas geográficas son 37º06’30'’ latitud norte y 3º43’30'’ longitud oeste de Greenwich. Está localizado en el sector oriental de la comarca de Alhama, en los denominados secanos del Temple, en contacto con el borde meridional de la Vega de Granada, con una altitud media de 700 m.s.m., y la máxima de 880 m., que corresponde al Cerro de la Atalaya, desde donde se avistan la Vega de Granada y las tierras del Temple, comarcas que se conectan a través del arroyo del Salado, que forma un pasillo entre las elevaciones del glacis del borde meridional de la Vega de Granada, siendo una zona natural de paso que une la Vega de Granada con las tierras de Alhama. La salinidad de las Aguas de este arroyo da lugar a unas salinas explotadas desde antiguo (Trillo, 1992). Los distintos hábitats se centran en torno a una serie de fuentes termales, a unos 400 m. del actual pueblo de La Malahá y al este del Cerro de la Atalaya (Fig. 1). Estas aguas, por sus propiedades medicinales, fueron aprovechadas para la construcción de un balneario en el siglo XIX, que fué reconstruido entre 1943-45 y actualmente desaparecido. La destrucción de los restos del balneario puso al descubierto la estructura de los Baños, aunque hace unos años se realizó una estructura de hormigón a su alrededor, por parte de técnicos de la Diputación de Granada, con objeto de protegerlos. Esta estructura, realizada sin investigación arqueológica previa, ha destruido parte de las estructuras anexas a los baños. Además, al dejarla inconclusa, ha provocado que el lugar se convierta en una zona utilizada por los vecinos como estercolero. Los Baños consisten en una gran fosa, sobre el mismo nacimiento del agua, con las paredes formadas por grandes sillares y dividida en dos departamentos. La cubierta está formada por una gran bóveda de mampostería con dos aberturas superiores. La bóveda se asienta, en uno de sus lados, en un arco de piedra de época anterior a la construcción de esta. Al exterior de la fosa, y en el lado opuesto a la entrada, existen conducciones de agua actualmente en desuso y restos de muros de antiguas construcciones adosadas. En su origen Los Baños parecen ser de época romana tanto, por los grandes sillares utilizados en su construcción, como por los restos de termas que existen delante de estos, descubiertas recientemente al derribar el balneario. En estas termas se puede observar una primera fosa, formada por grandes sillares de piedra, inmersa en una fosa más amplia y probablemente de época posterior, con reutilización de elementos constructivos anteriores. III. EXCAVACIÓN: PLANTEAMIENTO Y METODOLOGÍA.

Por la extensión del yacimiento y sus características se han distinguido tres zonas diferenciadas en base a la topografía, restos constructivos y arqueológicos existentes en cada una de ellas: La zona A comprende los terrenos al Norte de los baños y la alberca (Fig.1) definida por un cerrete, que se eleva bruscamente a partir de los baños, y las zonas aledañas. Dentro de esta zona se han distinguido dos subzonas: -la A1 que corresponde propiamente al Cerro y que por los materiales de superficie parecía corresponder a un hábitat romano, junto con los restos de los antiguos balnearios, 359

FIG. 1. Delimitación de la zona arqueológica de Los Baños (La Malahá, Granada).

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- la A2 ubicada en una finca de topografía prácticamente horizontal, donde irá ubicada la zona recreativa. En superficie no aparecían restos arqueológicos. En esta zona A es donde se han centrado principalmente los trabajos de excavación. La zona B comprende la estructura de los baños y la explanada delantera, junto con la alberca. En esta zona no se actuó. La zona C comprende una amplia extensión al Oeste de Los Baños ( Fig.1), que se ubica en una suave lona que baja desde el Cerro de la Atalaya. El área está cruzada por una carretera en construcción desde hace varios años. Aquí se ha planteado la realización de un pequeño recorte del talud de la carretera para documentar los niveles arqueológicos puestos al descubierto por los desmontes de la carretera y que correspondían a momentos del Bronce Final y Protoibérico. El hecho de esta diferenciación espacial nos llevó, desde un principio, al planteamiento de tres objetivos básicos: 1. Delimitación espacial de los restos arqueológicos en la Zona A, dentro de los espacios afectados por el Proyecto de construcción. 2. Análisis estratigráfico y posible articulación espacial de cada uno de estos núcleos. 3. Análisis estratigráfico de la zona C. De acuerdo con esos objetivos se procedió a un planteamiento de excavación en la Zona A que suponía la realización de un eje planimétrico con dirección aproximada N-S, tomando como referencia la estructura de hormigón de los baños. A partir de ese eje se trazaron un total de 12 cortes, con un planteamiento inicial de sondeos arqueológicos, aunque el desarrollo posterior de la investigación hizo que se realizaran ampliaciones en los Cortes 5, 9 y 11. En esta zona se han realizado dos áreas de prospecciones magnéticas, en base a las cuales se planteo la ubicación de los cortes 11 y 12. En la Figura 2 se presenta el plano general de la zona, con la ubicación de los edificios proyectados, y los cortes arqueológicos realizados, así como las áreas de prospección magnética. El planteamiento y desarrollo de los Cortes arqueológicos fué el siguiente:

En la Zona A2 se han plantearon un total de 3 sondeos arqueológicos, con unas dimensiones de 5 x 1 m. La inexistencia de niveles arqueológicos en ellos nos confirmó la idea inicial de que el yacimiento no se extendía por esta zona. En la Zona A1 se planteó la realización de dos ejes transversales que cortan el Cerrete (Fig. 2). El primero está formado por los cortes 9, 4, 7, 12, 10 y 5 y, el segundo, por los Corte 8 y 6. El Corte 11, en la zona del restaurante proyectado, se ubicó atendiendo a los resultados de la prospección magnética que daban una fuerte anomalía en este punto. Todos los cortes, salvo el 12, se plantearon con unas medidas iniciales de 3 x 4 m., aunque parte de ellos han sido posteriormente ampliados. En la Zona C se planteó una limpieza de perfil de 3 m. de largo y sólo unos centímetros en su parte más alta, llegando en la base a los casi dos metros (Fig. 8; Lam. IV). IV. RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN. IV.1. Análisis de los Cortes. ZONA A: CORTES 5 Y 10

El Corte 5 con unas medidas iniciales de 3 x 4 m. (sectores A y B de la Fig. 3) se ha ampliado sucesivamente en el transcurso de la excavación en función de la necesaria definición de las estructuras descubiertas, de 9 x 3 m. más los 4 x 1 m. del sector F (31 m2). El Corte 10 se planteó un metro al sur del Corte 5 con unas dimensiones de 2,5 x 3 m. (7,5 m2), quedando posteriormente unido al mismo, resultando una superficie final de excavación de 38,5 m2. La excavación ha puesto al descubierto una secuencia estratigráfica de 1,80 m. de potencia (Fig. 4) en el que se han documentado dos fases culturales: la primera ibérica sobre la que se superpone una romana. La fase ibérica viene definida por un un estrato de color gris claro de textura compacta que presenta abundantes restos de car-

FIG. 2. Planimetría general de Los Baños de La Malahá (Zonas A y B).

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FIG. 3. Los Baños (La Malahá, Granada). Planta esquemática Cortes 5 y 10.

FIG. 4. Los Baños (La Malahá, Granada). Perfil Este de los Sectores A y C del Corte 5.

bones, cal y yeso, con un espesor entre 30-35 cm. de potencia que se asienta directamente sobre la roca, en este caso margas (Fig. 4). Dado lo reducido del área excavada en profundidad (Sectores B y C) no se han documentado estructuras asociadas a este nivel que nos definan la naturaleza de la ocupación en este momento, aunque por el material cerámico recuperado (platos y pequeñas vasijas) podemos pensar que nos encontramos en un espacio doméstico. La fase romana se asienta directamente sobre el nivel ibérico, construyendose en este momento un complejo estructural (Figs.3 362

y 4; Lam.II) en el que destaca la presencia de un gran muro de unos 9 m. de largo, dirección Norte-Sur, y 70 cm de ancho (Estructura 1), del que parten dos muros perpendiculares, uno de ellos de 2,40 m. de largo documentados por 70 cm. de ancho (Estructura 2), asentado directamente sobre los niveles ibéricos (Fig. 4), mientras que para la construcción del otro (Estructura 3) se realiza una fosa que corta los niveles ibéricos. Se forma un vano o habitación de 2,30 m. de ancho, distancia que parece ser la misma que media entre la Estructura 3 y la Estructura 5 o zanja de cimentación (Fig. 3) que forma parte de un muro desmontado en

época medieval, paralelo a los anteriores y con una dirección EsteOeste. Este complejo estructural romano sufre varias remodelaciones internas, no siendo uniformes a nivel espacial. Es en el sector A donde mejor se definen (Fig. 4): tras el primer momento de ocupación definido por un suelo de tierra batida (UEC8) sobre los niveles ibéricos existe un gran nivel de derrumbe (UEN12), que en la zona norte del Sector A ha sido aprovechado para la nivelación de la superficie y la construcción de un muro de tierra (UEC3) y un pavimento de cal grasa (UEC7), sobre el que existía un nivel de huesos de aceituna (UEN7), pudiendo pensar que está habitación tendría alguna función de almacenaje en relación con la explotación del olivar y la producción de aceite. Sobre este nivel existe en una pequeña zona en el este del Sector A restos de dos posibles muros de adobe (UEC5 Y UEC6), realizados con margas y arcillas, lo que hace que se alternen ejemplares de tonalidad verdosa y marrón. Sobre estos muros existe un nivel de derrumbe en el que predominan los fragmentos de adobes (UEN6). Sobre este nivel se ha documentado parte de un muro caído (UEC2) que coincide en altura con la remodelación o recrecido del gran muro longitudinal (UEC1), que se realiza con mortero de cal grasa. A este momento parece corresponder un derrumbe de tegulas documentado en la esquina del Sector F. Una primera valoración de los materiales recuperados3, entre los que destaca una gran cantidad de cerámica común junto a un conjunto de sigillatas, nos da una cronología de la segunda mitad del S. I a.n.e hasta el S.II a.n.e En el Corte 10, como ya se ha apuntado, la Estructura 1 aparece cortada, terminando justo en la zanja de cimentación realizada en la greda y que presentaba un gran relleno de piedras de río de gran tamaño en la base y mediano en la parte superior. Sobre esta cimentación se asentaba un muro del que quedan algunas piedras en el perfil Este. Posiblemente, parte de las piedras de este muro desmontado se reutilizaron en época almohade para la construcción de una alquería, al haberse documentado en la parte Sur del Corte un nivel cenizas y carbones con abundantes restos cerámicos, delimitado por una acumulación de grandes piedras pero sin definir ninguna estructura. CORTE 4

El Corte 4, con unas dimensiones de 3x5 mts se plantea en la zona meridional de la terraza superior y zona septentrional de la terraza inferior a ella, separadas ambas por una estructura de piedras con revoco exterior de cal grasa, estructura que sirve para la delimitación de los Sectores 1 (norte) y 2 (sur) (Fig. 5). Este área se ve afectada por la construcción del edificio del balneario según el proyecto actual (Fig. 2). El sector 1 aparece marcado por la construcción de la Estructura 1, realizada con piedras, yeso viejo y revoco de cal grasa en la cara externa. Dicho muro se construyó a modo de lindero entre dos propiedades a mitad de este siglo, al mismo tiempo o algo más tarde que el balneario del siglo XX, construido entre los años 19431945. El muro se asienta sobre estructuras medievales, conservando una altura de 120-110 cm. Presenta dos hileras de piedras dispuestas horizontalmente y unidas por yeso antiguo. La cara interna tiene un revoco de yeso antiguo en los primeros 20-30 cm mientras que la externa o meridional está completamente recubierta de cal grasa.Los dos muros que recorren el sector en dirección suroeste-noreste (Estructuras 2 y 3) son de época medieval (Fig. 5). La estructura 2 está constituida por piedras de tamaño mediano unidas con tierra y dispuestas en dos hileras, aunque en parte del muro se dispone una hilera intermedia de piedras de menor tamaño, conservándose una altura de 50-60 cm. en cuatro hiladas de piedras. El muro sirve en la zona meridional como base de la estructura 1, no pudiéndose apreciar si ha sido cortado o no. Asociado a este muro se encuentra un derrumbe de tejas amarillentas

LÁM. I. Los Baños (La Malahá, Granada). Vista general de los Sectores A y C del Corte 5.

y rojizas en posiciones casi horizontales, junto a cerámicas vidriadas almohades, algunas nazaríes y alguna sigillata hispánica. Este nivel de tejas descansa directamente sobre la roca de filitas y en la zona meridional servirá como base para la construcción de la estructura 1. La estructura 3, posible muro constituido por una sola hilada de piedras de gran tamaño, en la zona norte reposa sobre la roca y en la zona meridional sirve como base a la estructura 1. La unidad sedimentaria asociada, de color marrón-verdoso, presenta carboncillos y algunas manchas de cal y en ella se ha recuperado cerámica vidriada almohade y de cocina medieval. En el sector 2 se desarrolla una nivelación del terreno para la construcción del balneario del siglo XX a base de cantos, tejas, tegulas, ladrillos y piedras dispuestas sobre la roca base de filitas. Junto al muro medianero o tapia, Estructura 1, encontramos trazos de un pavimento de cantos (Estructura 4) que pertenecía a una calle de unos dos metros de anchura que discurría a lo largo del muro septentrional del balneario del S. XX (Fig. 5); muro que se define en la zona meridional del sector (Estructura 5) y que está constituido por hormigón, presenta una anchura de unos 60 cm. y una profundidad de unos 36 cm. En la zona meridional parece que se realizó un reborde de hormigón, sobre el cual se echaron tejas y algunas piedras hasta una altura similar al muro, disponiéndose entonces unas lajas de pizarra de unos 20 x 25 cm. en posición horizontal. Conformarían la base para el suelo del interior del ala norte del balneario. El suelo era de losetas de cemento coloreado, grises y azules claras.

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En el sector A la nivelación se realiza con diferentes lechadas de tierra, yeso y ladrillos. El sector B presenta la misma dinámica de nivelación, aunque en este caso se ha aprovechado el derribo de parte del muro del balneario de 1850, como se comprueba en los grandes trozos de yeso viejo pintado correspondientes al revoco de la pared. De este modo se ha podido conservar el suelo del balneario de 1850 realizado con argamasa rojiza y chinarro, muy compacto y duro, el cual aparece cortado en la zona sur. Este suelo se deposita sobre la roca. El relleno del siglo XX continúa con una serie de niveles ligeramente inclinados que están relacionados con las diferentes hiladas de piedras que se disponen para salvar el desnivel de la roca y apoyar el muro de hormigón macizo que constituye el muro meridional del ala norte del balneario del siglo XX. Estas piedras se disponen de manera horizontal y se rellenan de guijarros de río. El muro de hormigón (Estructura 4) está constituido por piezas de hormigón macizo de 30 x 14 cm. y parece ser que cada tres hiladas de estas piezas se disponían dos de ladrillos macizos de barro de 26x12 cm. El ancho del muro es de 44 cm., presentando un revoco fino de yeso viejo en la cara meridional. La estructura 3 corresponde a un muro de orientación este-oeste realizado de piedras unidas con yeso y dispuestas en dos hileras, en su cara septentrional sólo se conserva una hilada de piedras, mientras que en la meridional deben de conservarse al menos dos hiladas teniendo en cuenta los 34 cm. de profundidad que muestra el revoco de yeso antiguo que se conserva en esta cara. Este muro debe corresponder al muro meridional del balneario del siglo XIX (1850). El material cerámico asociado a este corte está mezclado, hay romano, medieval y abundantes fragmentos de cerámica vidriada blanca pertenecientes al ajuar del balneario de 1850. CORTE 7

FIG. 5. Los Baños (La Malahá, Granada). Planta esquemática Cortes 4 y 9.

CORTE 9

El corte 9 se plantea en la primera terraza a un metro hacia el sur del corte 4. Sus dimensiones son de 3x 7,40 m. (Fig. 2). A nivel superficial se aprecian dos muros: uno hacia mitad del corte (Estructura 3) y el otro es el que delimita el propio corte (Estructura 4). La Estructura 3 se toma como referencia para la división del corte en dos sectores, el A o sector norte y el sector B o meridional. Retirada la fina capa de tierra vegetal, se divide a su vez el corte en sentido norte-sur por la mitad, excavándose sólo al área oriental. Posteriormente se ampliará el sector A un metro hacia el este, denominándose sector C (Fig. 5). El corte se ubica en el interior del ala norte del balneario del siglo XX, ala que está conformada por la Estructura 5 del corte 4 o muro de hormigón y la Estructura 4 de este corte (Fig. 5). A la hora de allanar el terreno para su construcción se utilizan en su mayor parte los materiales del balneario del siglo XIX, como ladrillos, tejas y piedras, e incluso uno de sus muros. En el sector C se practica una nivelación a base de un murete de piedras rematado por cal grasa mezclada con fragmentos de ladrillos (Estructura 1) que presenta una anchura de unos 50 cm. y una altura de entre 50 a 15 cm. Junto a él disponen una nivelación de piedras de mediano y pequeño tamaño trabadas con hormigón (Estructura 2).

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El corte 7 se plantea de 3x4 m. en la zona suroccidental de la terraza superior continuando en dirección norte el corte 4. Este área, según el proyecto, se ve afectada por la construcción del edificio del balneario (Fig. 2). A nivel arqueológico los primeros 30-40 cm. están caracterizados por una tierra removida por el arado (U.S.1) con presencia de materiales cerámicos de diversas fases culturales (romanos, medievales y modernos) revueltos, y por la aparición de la roca base constituida por filitas, en la que se definen tres silos. El Silo 2 presenta una planta casi circular, 114 x 120 cm. En su parte norte presenta una bocana de unos 20 cm. de profundidad y que se delimita con piedras pegadas a la roca, al par que va asociada a una tierra blanquecina y masiva. El silo se ha dividido en dos sectores en sentido norte-sur y se ha excavado el sector occidental hasta la roca, dando una profundidad de 1 m. y un perfil acampanado en la zona septentrional y recto en la meridional. El silo se selló en época medieval con un potente paquete de piedras pequeñas, ladrillos, tejas, alguna tégula, cerámica y tierra marrón suelta, bien dispuestos desde su base hasta los 80 cm., tapándose los restantes 20-25 cm. superficiales con piedras de mayor tamaño bien imbricadas y asociadas a una tierra marrón, algo compacta y con abundantes manchas de cal. El material arqueológico asociado está compuesto por cerámicas de cocina, tipo ollas, de pasta marrón y abundante desgrasante de factura medieval. El Silo 1 parece ser de planta circular. Si proyectamos su cierre en planta sus medidas son de 158 (138 en planta actual) x 150 cm. Al igual que en el silo 2, presenta en su zona meridional un corte en la roca que actúa como boquera, aunque en este caso no aparece delimitado con piedras, pero sí asociado al mismo tipo de tierra blanquecina y masiva. El silo se ha dividido en dos sectores en sentido oeste-este, excavándose tan sólo 30 cm. de profundidad del sector meridional. Los materiales arqueológicos asociados son

cerámicos y faunísticos. La cerámica es medieval vidriada en su mayoría, destacando un alcadafe completo con decoración de trazos circulares en color rojo (7.034). El conjunto de la cerámica vidriada amarillo-verdosa y el alcadafe permiten datar el conjunto en época almohade (XI-XIII d.n.e.), aunque el perfil del alcadafe plantea un momento temprano, menos en consonancia con el tipo de vidriado que predomina en el resto de la cerámica. CORTE 6

El corte 6 , con unas dimensiones de 3x4 m., se ha planteado en la zona oriental de la terraza en un espacio que será ocupado por el ala del balneario según el proyecto actual (Fig. 2). A nivel arqueológico la roca compuesta de greda aparece desde los 15-20 cm. de profundidad, definiéndose en la zona septentrional una fosa en principio de planta circular, ya que se introduce en el perfil septentrional. Las dimensiones son 210 cm. de este a oeste y 160 de sur al perfil norte, con una profundidad de 80 cm., un perfil vertical en su cara oeste y ligeramente cóncavo en su cara este y una base horizontal. La fosa presenta dos momentos de uso. El primero viene definido por su construcción y una nivelación o grueso suelo compuesto de una tierra algo marrón con alta presencia de arenas y manchas de yesos, la cual va asociada a una gran piedra dispuesta en la zona central, aunque algo desplazada hacia el norte. Por encima discurre un nivelillo de tierra gris asociado a carbones y pequeños fragmentos de cerámica, junto a algún vidrio. El segundo momento se superpone directamente sobre el nivel gris. Se realiza una estructura que ocupará la zona oriental y la meridional. En la zona oriental se construye un grueso muro con greda cuya cara occidental se levanta con 3 piedras verticales unidas con cal grasa, de las cuales, la más oriental se desprendió, quedando volcada hacia el este. Los materiales recuperados son principalmente romanos. Aunque la funcionalidad de esta estructura ha quedado por definir, la aparición de varios fragmentos de dolia podría hacernos pensar en una zona de almacenamiento.

LÁM. II. Los Baños (La Malahá, Granada).Vista del horno y niveles de cenizas del Corte 11.

CORTE 11

El corte 11 se ubica sobre una fuerte anomalía detectada en la prospección geomagnética realizada en la zona de ubicación del restaurante (Fig. 2). Se plantea con unas dimensiones iniciales de 3 x 4 m., ampliandose posteriormente 1 m. hacia el sur. El relleno arqueológico de este corte está condicionado por la presencia de una estructura de combustión u horno y la sedimentación que se ha derivado de su limpieza (Lam. II). El horno presenta una cubierta redondeada de barro rojo, la cual es bastante deleznable en gran parte de su superficie. En su interior hay niveles de tierras grises oscuras amarronadas con estiércol, grises claras (cenizas) y grisáceas amarronadas con abundancia de carbones y de semillas, principalmente de cebada. Bajo estos niveles hay un fuerte paquete de greda que ocupa toda la parte central del horno echado en forma de una “bola”. Por los laterales y por debajo de él hay un nivelillo de cenizas y posteriormente de tierra marrón grisácea entremezclada con una lechada de barro de unos centímetros, continuándose con niveles de greda. La estructura del horno descansa en sus laterales en dos estructuras realizadas con greda. Parte del lateral occidental reposa sobre un muro de greda de unos 50 cm. de anchura, 34 cm de altura y de planta semicircular que viene a terminar en el horno, conformando parte de su cara interna (Estructura 2). Esta estructura y el horno se realizaron de forma simultánea ya que ambas se construyen sobre una misma unidad sedimentaria. Por otro lado parte de la pared interna oriental parece estar conformada por una estructura en talud realizada asimismo con greda (Estructura 3). Esta estructura se define en la zona occidental del sector C, donde tiene una altura de 60 cm, se introduce por

debajo de la zona sur del horno y sale por su lateral este para continuar en el perfil. La zona septentrional a partir del horno presenta una dinámica totalmente diferente. Podemos ver una serie de niveles inclinados alternantes de barros, cenizas y tierras marrones grisáceas que responden a las 4 ó 5 limpiezas realizadas de los hornos. Las primeras limpiezas se depositan sobre un nivel de greda horizontal, lo cual hace pensar en que allanaran un poco el terreno. La potencia que presentan estos niveles y su distribución en superficie hacen pensar en una zona dedicada a hornos. La cerámica asociada es romana de cocina, como cuencos, ollas y jarras. ZONA C: CORTE 1

Se plantea este sondeo con el fin de documentar la estratigrafía arqueológica, puesta al descubierto por las obras realizadas para la construcción de una carretera (Fig.1, nº 3). El amplio perfil dejado por las obras (de unos 100 m. de largo y unos 3 m. de alto) ha sufrido con el paso del tiempo los deterioros debidos a la erosión y, en algunos casos, a la realización de pequeños agujeros por parte de clandestinos. Para su ubicación se busco una zona no afectada por estos fenómenos. Así se planteó un sector de 3 m. de ancho por unos 2 m. de largo. Indudablemente, en la parte superior el sector de la excavación estaba restringido a una pequeña zona de unos 30 cm de largo, sector que se fué ampliando conforme fuimos excavando, llegando en la base a los 1,70 m. (Lam. III).

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LÁM. III. Los Baños (La Malahá, Granada). Vista general del Corte 1 de la Zona C.

Se ha documentado una estratigrafía de unos 2,70 m. de potencia (Fig. 6), en la que bajo los niveles más superficiales, provenientes de la erosión y arrastre de la loma, encontramos un nivel ocre de tierra compactada, posible descomposición de adobes, que cubre parte del arco de una cabaña de planta circular u oval. El arco de la cabaña está realizado con piedras de distintos tamaño, con una disposición no uniforme, trabadas con tierra. En su interior se suceden varios niveles de cenizas y carbones con posibles suelos realizados con gredas descompuestas. En un momento de su desarrollo junto a la realización de un nuevo suelo también parece que el muro de piedra se recubre con el mismo barro. Al exterior de la cabaña, en su parte sur, y, posiblemente, en relación con ésta encontramos una fosa rellena con un sedimento de tonalidad más oscura y compuesta por restos de carbones, fauna, chinos, cerámica, etc., indicando la posible función de vertedero. El escaso material cerámico asociado (Fig. 7b) nos da una cronología de un período protohistórico que podríamos fecharlo entre los Siglos VIIVI a.n.e. Bajo estos niveles encontramos una sedimentación muy uniforme de color grisáceo y textura bastante compacta (Fig. 6; Lam. III). Dentro de este paquete de más de 1 m. de potencia encontramos dos posibles suelos: el primero (UEC6), compuesto de arenilla y chinos; el segundo (UEC7), formado por adobes muy compactos de color ocre. En el espacio excavado no se nos han definido estructuras asociadas, aunque por los materiales recuperados: cerámica a mano, sílex, entre los que destacan dientes de hoz, restos de fauna y hachas de piedra, podemos pensar en un contexto doméstico de interior de habitación. Estos materiales nos sitúan en un momento pleno del Bronce Final, sin que podamos concretar una cronología más ajustada. Esta secuencia nos hablaría de un hiatus en la ocupación del lugar de un par de siglos, hecho que no creemos que se produzca, debiéndose más a las remodelaciones interiores del poblado que a una desocupación de la zona. En una zona tan amplía como la que ocupan los restos del Bronce Final y Protohistóricos, las remodelaciones urbanísticas o de disposición de las viviendas serían continuas, por lo que a veces quedarían zonas no ocupadas dentro del área general del poblado. IV.2. Los materiales.

Los materiales recuperados en los distintos sondeos o cortes arqueológicos realizados en las Zonas A y C han sido numerosos. No sólo, se han recogido todos los materiales arqueológicos aparecidos en el proceso de excavación, sino que también se ha realizado un importante muestreo de sedimentos en todos los sectores que ha sido procesado por flotación, con el objetivo fundamental

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FIG. 6. Los Baños (La Malahá, Granada). Perfil Oeste del Corte 1 de la Zona C.

de recuperar los ecofactos existentes. En este sentido, ha sido de gran efectividad la utilización de la flotación en la recuperación de abundantes restos de huesos de aceituna del Corte 5, y de semillas de cebada y trigo de los niveles de cenizas del Corte 11. Igualmente, la utilización de la flotación nos ha permitido la recuperación de un lote de carbones, dentro de las limitaciones del espacio excavado, de época ibérica y del Bronce Final, que nos permitirán una aproximación al medioambiente de estos períodos, de los que existen contados estudios paleoambientales. También, con el fin de ir cubriendo este vacío de la investigación paleoambiental se han recogido sedimentos de cuatro columnas polínicas, dos en el Corte 5, cubriendo la época ibérica y romana, una en el Corte 10 en niveles romanos y medievales y otra en el Corte 1 de la Zona C, para cubrir los niveles del Bronce Final y Protohistóricos. Analizamos brevemente los restos cerámicos recuperados de cada una de las fases cronológico-culturales definidas. -Cerámica del Bronce Final.

La cerámica de este momento proviene de los niveles inferiores del Corte 1 de la Zona C. Todo el conjunto está modelado a mano. Las pastas son groseras, de tonalidad gris oscura. Existen dos conjuntos en cuanto al tratamiento de las superficies: uno, de superficies cuidadas a base de espatulado y bruñido, se presenta principalmente en vasos de carena alta, borde corto y labios redondeados (Fig. 7, nº 1077-1 y 1070-1) y vasos carenados (Fig. 7, nº 1070-4) dos, superficies alisadas, textura escamosa, y ricas en desgrasantes medios de cuarzo y mica. Las formas en las que aparecen, general-

FIG. 7. Los Baños (La Malahá, Granada). Cerámica del Bronce Final y protohistórica del Corte 1 - Zona C.

mente, son ollas globulares de bordes rectos o curvos (a veces con incisiones en el labio) aunque entrantes, con fondos planos (Fig 7, nº 1070-2, 1070-5, 1085-1) y en cuencos. Aparecen con mamelones ovales o circulares. El conjunto cerámico recuperado es importante en relación a la escasa superficie excavada, aunque la mayoría de los fragmentos son amorfos, no existiendo ningún elemento tipológico que nos defina una cronología más ajustada dentro del Bronce Final, por lo que el conjunto cerámico lo podemos clasificar como Bronce Final Pleno4 fechado en el S. IX a.n.e. -Cerámica Protohistórica.

El conjunto cerámico protohistórico es escaso, en relación con la escasa superficie excavada del Corte 1. En él se distinguen claramente dos conjuntos: cerámicas grises a torno, poseen una pasta regular de textura compacta con desgrasante de grano fino, superficie bien trabajada con las estrías del torno bastante marcadas y color que oscila desde un gris oscuro a un gris medio. Mantiene formas abiertas, unas veces reproduciendo formas como los platos (Fig. 7, nº 1036-7, 1039-1) heredadas de la tradición del Bronce Final, y otras desarrollando nuevas. Cerámica de pasta clara, de color marrón o amarillento. Dentro de este conjunto existen tanto cerámicas sin decoración como con decoración policroma, que muestran un clásico esquema de combinación de bandas anchas y estrechas de policromía primaria (rojo, negro, castaño, marrón, etc.) (Fig. 7, nº 1036-4). Las formas predominantes son las ánforas de borde corto y hombro marcado (Fig. 7, nº 1029-1).

Al igual que en el conjunto anterior, no existen elementos que nos definan con exactitud el momento cronológico, aunque por la existencia del conjunto de cerámicas grises, posiblemente nos encontremos entre los siglos VII-VI a.n.e. -Cerámica ibérica.

Dentro del conjunto cerámico recuperado en el asentamiento de Los Baños destacan dos grupos en cuanto a las pastas utilizadas para su fabricación: el primero, de pasta ocre clara con desgrasantes muy pequeños, especialmente abundantes los de mica y cuarzo, y que presentan, en general, unas superficies muy cuidadas; el segundo, lo forman pastas de color gris con abundantes desgrasantes de tamaño medio, especialmente de cuarzo y mica, lo que confiere a las superficies un aspecto un tanto grosero, siendo estas de color grisáceo o pardo con zonas negras, posiblemente, por la acción del fuego. -La cerámica clara.

Dentro de este grupo cerámico destaca especialmente el grupo formado por fragmentos que presentan el borde vuelto hacia el exterior (Fig. 8, nº 5147-3, 5147-4, 5147-2). Estos suelen corresponder a ollas de cuerpo ovoide, semicircular o troncocónico, con fondos planos, ligeramente rehundidos u ónfalos. Dentro de este grupo existen una serie de pequeñas vasijas (Fig. 8, 5141-24, 5147-5, 5147-6). Las superficies están cuidadas, existiendo abundantes fragmentos con decoración policroma, generalmente con una decoración a base de bandas paralelas de color rojo, marrón y negro, de las que penden semicírculos (Fig. 8, nº 5147-7). El conjunto de platos, muy numeroso en el asentamiento, presenta una gran uniformidad tipológica, dominando los platos con 367

FIG. 8. Los Baños (La Malahá, Granada). Cerámica ibérica del Corte 5.

borde ligeramente recto, labio redondeado, pie indicado y diámetro comprendido entre 200 y 220 mm. En varios fragmentos encontramos decoración policroma a base bandas estrechas de color rojo, junto con otras más anchas de color rojo-vinoso (Fig. 18, nº 5147-1, 5147-7). Es significativa la escasa presencia de las ánforas, lo que confirmaría que nos encontramos en un ambiente doméstico. Entre los escasos fragmentos recuperados destaca un ánfora de borde más o menos recto por el exterior y labio aplanado (Fig. 8, nº 5141-14). Igualmente, en esta primera revisión del material cerámico son escasos los fragmentos de grandes urnas o tinajas -La cerámica grosera.

El conjunto de cerámicas groseras de es muy escaso y presenta una gran homogeneidad en las formas, perteneciendo todos ellos 368

a vasijas de tendencia cerrada (Fig. 8, nº 5082-4, 5141-4), que, como anteriormente se ha señalado, tienen señales de haber estado expuestas al fuego, lo que unido al hecho de aparecer en, prácticamente, todos los sectores de la excavación, las asocia a funciones de cocina. A nivel cronológico las ollas de borde vuelto son elementos muy característicos y abundantes, aunque sin contexto cronológico específico, ya que no parecen sufrir grandes cambios a lo largo de su desarrollo en el ámbito del mundo ibérico desde el siglo VII en adelante. Sin embargo, sí puede hacerse mención a la inexistencia de bordes vueltos complejos (denominados en la historiografía como pico de pato), que podrían asociarse, en el Sureste peninsular, a contextos posteriores al Ibérico Antiguo (a partir de finales del siglo V-inicios del IV, caso de la necrópolis de Baza, son muy poco frecuentes).

Otro capítulo interesante lo forman los platos de borde vertical, que parece ser que pudieron evolucionar desde los platos de borde engrosado al interior característicos de los siglos VII al V a.n.e., sobre todo en cerámica gris. Respecto a las ausencias, son notorias las de los cuenquecillos de borde entrante, característicos de los yacimientos del siglo IV y que perduran, como se demuestra en el Albaicín, Granada (Roca, Moreno y Lizcano, 1988), hasta bien entrado el siglo II a.n.e. El conjunto de cerámica común, así como el del material anfórico, hacen pensar en los siglos III y II a.n.e. y, procediendo el de un mismo nivel arqueológico, es decir, de la misma fase ocupacional, hay que pensar en un momento tardío dentro de esta banda cronológica, concretamente nos atreveríamos a cerrarlo en un momento entre finales del siglo III y finales del siglo II a.n.e. -Cerámica romana.

De época romana se ha recuperado un conjunto importante de fragmentos cerámicos, provenientes, principalmente de los Cortes 5 y 11, aunque en el resto de sondeos también aparecen, a veces, por efectos de la erosión o la remoción posterior de los niveles arqueológicos. El mayor número de fragmentos corresponde a la denominada cerámica común. Dentro de este grupo podemos distinguir, en cuento a sus pastas, dos conjuntos: -pastas claras, predominan los colores rojizos junto a los amarronados y amarillentos, presentan desgrasantes, en general, finos de mica. Las superficies están poco cuidadas y, en general, tienen una factura algo tosca. -pastas grises, tienen abundantes desgrasantes de tamaño medio de cuarzo y un poco más finos de mica. Las superficies, en muchas ocasiones, son de color rojo por el interior y están quemadas por el exterior.

En cuanto a las formas encontramos todo el repertorio de fuentes, cazuelas, ollas, jarras, etc. repertorio que habrá de ser definido en el estudio en detalle del material. Existe una gran cantidad de fragmentos que podemos clasificar como cerámica de mesa o de lujo, entre la que destacan las sigillatas. Dentro de estas el repertorio de formas cerámicas se puede denominar como tradicional al estar compuesto: en las cerámicas lisas por las formas 15/17, 18, 24/25 y 27, y en las decoradas por la forma 37. Todo el conjunto cerámico presenta paralelos con los talleres granadinos y algunos fragmentos con el burilado de Andújar (Fig. 9a). Al existir una importante cantidad de fragmentos quemados y con fallos de cocción no podemos deshechar la idea de la existencia de un centro de producción en el mismo yacimiento o en un lugar cercano, pues son cerámicas que difícilmente servirían para el comercio. En el conjunto de las sigillatas examinadas (Corte 5) hay un predominio casi absoluto de las hispánicas, salvo dos casos de Africanas A, con lo cual a nivel diacrónico todo el conjunto se nos sitúa entre los siglos I al II d. C. -Cerámica medieval.

La cerámica medieval proviene de los niveles asociados a los muros transversales del Corte 4, de los Silos del Corte 7 y del nivel medieval del Corte 10. Aunque no es un conjunto muy numeroso en el encontramos elementos cerámicos que nos definen el momento cronológico-cultural. Destaca un conjunto de fragmentos vidriados entre los que encontramos cerámica amarillenta-verdosa típica del período almohade (XI-XIII d.n.e.), junto con fragmentos de color verde, en algunos casos con dibujos en manganeso o con decoración estampillada (Fig. 9, nº 4031). También son abundantes los fragmentos de color melado que, también en ocasiones, presentan decoración con manganeso. En la Figura 9b hemos di-

FIG. 9. Los Baños (La Malahá, Granada). Cerámica romana del Corte 5 y cerámica medieval de los Cortes 4 y 7.

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bujado un Ataifor completo que presenta toda la superficie melada (nº 4044). También destacan un fragmento, posiblemente de jarrita, con decoración de cuerda seca (Fig.9, nº 7038) y un lebrillo o alcadafe con decoración pintada en el interior a base de semicírculos (Fig.9, nº 7034). Junto a las cerámicas decoradas a parecen un conjunto de fragmentos pertenecientes a ollas con las asas enfrentadas que parten de la boca. Este conjunto cerámico podemos clasificarlo como almohade5, encuadrado entre los siglos XII-XIII d.n.e., apareciendo escasos fragmentos de cerámica vidriada marrón propia del período nazarí. V. CONCLUSIONES

La investigación arqueológica realizada en el Conjunto de Los Baños de La Malahá ha proporcionado un importante registro arqueológico que confirman que el lugar ha sido habitado desde el I milenio a.n.e. hasta la actualidad casi sin interrupción. No obstante, por materiales de superficie la ocupación del lugar se puede remontar al III a.n.e. (Fresneda y Rodríguez-Ariza, 1982). Según este registro existirían momentos de despoblamiento o hiatus en la ocupación del lugar, hecho que no creemos que se produzca. En una zona tan amplía como la que ocupan los restos, las remodelaciones urbanísticas o de disposición de las viviendas serían continuas, por lo que a veces quedarían zonas no ocupadas dentro del área general de la zona. El condicionante o aglutinante del poblamiento del lugar parece que lo desempeñan las fuentes de aguas termales que existían, de la que actualmente se conservan sólo una (Fig.2). Estas aguas son dulces, a diferencia de las que existen en el cercano arroyo del salado, aunque por ser termales necesitan de albercas para su enfriamiento y poder ser utilizadas para el riego. Los períodos cronológicos y culturales sobre los que se ha obtenido documentación son los siguientes: Bronce Final

Los restos pertenecientes a este período se ubican en una suave loma al Oeste de los actuales baños. Por la estratigrafía obtenida, de más de un metro de potencia, donde se superponen varios niveles de suelo parece que existe un importante poblado, reiteradamente ocupado fechado entre el 900-800 a.n.e.. Los restos arqueológicos obtenidos, aún pendientes de un estudio pormenorizado, nos dan algunos datos sobre la posible economía de estas poblaciones. Junto a un conjunto de cerámicas modeladas a mano han aparecido algunos elementos de hoz en sílex y gran cantidad de restos de fauna. Estas poblaciones basan su economía en un fuerte componente pastoril, y aunque no podemos determinar el grado de importancia que jugaría la agricultura, ésta se realizaría aprovechando las aguas de los manantiales cercanos. La potencia de los niveles junto a la gran extensión del poblado, situado controlando el paso natural entre las tierras del Temple y la Vega de Granada, que se realiza a través del arroyo del Salado, señalan la importancia de este asentamiento que junto a poblados cercanos como el de La Cuesta de los Chinos (Gabia, Granada), por citar el más cercano (Fresneda y Rodríguez-Ariza, 1985) controlan las rutas ganaderas que conectan los pastizales de Sierra Nevada con las tierras bajas, al mismo tiempo que ponen en evidencia una vía de comunicación, que a través del Valle de Lecrín pone en contacto la Costa granadina con la Vega de Granada.

secuencias en la Vega de Granada como son la del Cerro de la Mora (Carrasco et al., 1980) y Cerro de los Infantes (Mendoza et al., 1981; Molina et al., 1982), donde podemos observar la transformación a lo largo de los siglos VIII y VII a.n.e. del registro arqueológico, como consecuencia de los cambios sociales y económicos que están produciendo los contactos entre las factorías fenicias de la costa y las poblaciones indígenas del interior (Molina, 1983). La adopción de nuevas tecnologías como el torno del alfarero y la metalurgia del hierro, junto a la comercialización creciente de los productos agrícolas y metalúrgicos del interior con las factorías costeras irán creando las condiciones para el surgimiento de una nueva sociedad, cuya articulación culmina con la existencia de los estados ibéricos. A este momento, pertenece la cabaña documentada en el Corte 1 de la Zona C. Por lo reducido del área excavada son pocas las notas socioeconómicas que podemos aportar, sólo señalar que se sigue ocupando el mismo área lo que señalaría la continuidad poblacional a pesar de existir unos dos siglos de diferencia entre el momento anterior y este. Ibérico

En las prospecciones realizadas en el lugar los materiales ibéricos se habían recuperado en las zonas señaladas con los nº 4 y 5 de la figura 2, sin que tuviéramos constancia en la Zona A, por lo que la aparición de un nivel ibérico debajo de las estructuras romanas ha significado ampliar el área de ocupación en este momento. El estudio del mundo ibérico en la provincia de Granada, o más concretamente en la Vega de Granada, tropieza con el escollo de la falta de proyectos sistemáticos de investigación, que intenten conocer la dinámica histórica de esta sociedad. Es por eso, que la última década son pocas las actividades arqueológicas que nos aporten nuevos datos referentes a este período cronológico, todas ellas enmarcadas en actividades de urgencia, que por su propio carácter de salvaguardia del patrimonio, quedan, en la mayoría de los casos, sin estudiar y publicar. En el caso que nos ocupa, la excavación y los resultados del yacimiento de Los Baños, no están exentos de esta problemática general de las excavaciones de urgencia. Aunque, los resultados obtenidos nos parecen interesantes, pues suponen conocer un pequeño asentamiento de época ibérica, asentado en una suave loma, sin posibilidades defensivas y sin, en apariencia, fortificación. Este tipo de asentamientos, muy desconocidos en Granada, se ha sugerido que son la evolución de los pequeños poblados fortificados ibéricos, y que estos, a su vez, darían lugar a poblados ibero-romanos, en un proceso que podría considerarse de paso desde una agricultura más o menos extensiva, en plena época ibérica, a una intensiva, ya dentro del período romano (Aguayo y Salvatierra, 1987:237). Igualmente, en otras áreas, como el valle del Guadalquivir, se ha señalado que estos poblados de pequeñas dimensiones desaparecieron en el paso del Ibérico Antiguo al Ibérico Pleno (o del Ibérico II al III), en un proceso de consolidación del oppidum (Ruiz y Molinos, 1993:120). Esta primera aproximación a la cronología de los niveles ibéricos parece que nos sitúa entre los siglos III-II a.n.e., momento del que conocemos un asentamiento con la misma tipología cerámica y una parecida localización, es el caso del yacimiento ibérico de Loma Linda (Los Ogijares, Granada) (Rodríguez-Ariza, 1991-92), sin continuidad en época romana. Hasta una revisión a fondo de los materiales no podemos saber si se produce un abandono del lugar para ser posteriormente ocupado en el S. I d.n.e. Romano

Período protohistórico

Para las fases anteriores al mundo ibérico, o lo que se ha venido llamando la formación del iberismo, contamos con importantes 370

En esta campana de excavación son los restos romanos los más numerosos, a la par que presentan una mayor envergadura. Creemos que nos encontramos ante los restos de una importante villa

romana que fundada a mediados del Siglo I d.n.e. explota los terrenos circundantes basando su economía en la explotación agrícola. La aparición de restos de aceituna sobre un suelo de cal nos plantea, al igual que se documentó en la Villa Romana de Gabia La Grande, la importancia de la explotación del olivar con fines comerciales. Asimismo la aparición de importantes restos de cereales, principalmente de cebada, nos señalan la extensión e importancia de la agricultura cerealística. Esta villa puede que repita el esquema de organización espacial que existe en muchas de ellas, en las que se puede distinguir: - La pars rustica, zona donde se pueden identificar los lugares de hábitat de los trabajadores, en su mayoría esclavos, y las dependencias relacionadas con su trabajo. A esta zona podría pertenecer el complejo estructural documentado en los Cortes 5 y 10. - La pars fructuaria, zona dedicada a la transformación de los productos de la tierra. A esta zona podría pertenecer el horno detectado en el Corte 11, horno que por sus características parece servir para la torrefacción de los cereales. Asimismo la fuerte acumulación de cenizas plantea la existencia de más hornos. Estas dos zonas, la rustica y la fructuaria, puede que en algún momento se confundan o sirvan para la misma función. Así en la remodelación que sufre el complejo estructural del Corte 5 aparece un suelo de cal con una acumulación de aceitunas, indicando una posible zona de almacenamiento en relación con algún molino cercano. - La pars urbana, zona residencial en donde habitaban los propietarios y sus propios sirvientes. Parte a la que creemos que pertenecen los restos de los Baños y que en futuras intervenciones habrá de ser investigada para resolver problemas de interpretación y articulación espacial con el resto de esta zona y del conjunto de la villa. También hay que señalar que en la revisión preliminar de los materiales cerámicos sorprende la tosca factura de muchos de los fragmentos y la existencia de una importante cantidad de fragmentos quemados y con fallos de cocción, hecho que nos plantea la hipótesis de la existencia de un centro de producción cerámica en el mismo yacimiento o en un lugar cercano, pues son cerámicas que difícilmente servirían para el comercio. Medieval

De este momento se han documentado restos en el Corte 4, Corte 7 y Corte 10, lo cual, junto a un silo excavado en la roca en la zona oriental de la parte más alta del cerrete, nos delimita una superficie amplia que ocuparía toda la parte alta de la Zona A1, donde está proyectada la construcción del Balneario y los aparcamientos. Esta zona ha estado sujeta a una fuerte erosión y remoción de los niveles más superficiales, por lo que sólo nos

quedan los restos más profundos, como son silos excavados en la roca y muros que ocupan las zonas de desnivel. El carácter de la ocupación no podemos definirla, aunque por los restos recuperados parece que se podría tratar de una pequeña alquería que se dedicaría a la explotación agrícola de las tierras irrigadas por las aguas de los baños (Trillo, 1995). Los restos recuperados parecen definir una cronología de ocupación de época almohade entre los siglos XI-XII, aunque la aparición de algunos fragmentos de cerámica nazarí podría indicar que se ocupa hasta la conquista cristiana en el siglo XV, período del que se conocen abundantes referencias de La Malahá y de la explotación de las salinas cercanas (Trillo, 1992) Contemporáneo

De época contemporánea se han detectado los restos de los Balnearios construidos en el siglo XIX y XX, constituyendo un interesante caso de Arqueología de “Servicios”. Según una tarjeta postal del siglo XIX el balneario contaba con un edificio de dos pisos de planta cuadrangular dividido por dos patios internos, quedando los baños integrados en esta zona, y un ala oriental de dos pisos. En este ala las casas eran de tamaño pequeño y contaban con un patio en la parte trasera o septentrional que llegaría hasta el lindero con la otra propiedad. En estas casas se alojaban los empleados del balneario. Este balneario está en activo hasta el año 1943, donde D. Diego, el dueño (según el relato de los lugareños) quiso restaurar el balneario y ponerlo de nuevo en uso.Una vez tirado el edificio se levantó de nuevo siguiendo la misma planta anterior, salvo la construcción de las casas del ala norte que no se levantaron de nuevo. Al edificio de planta cuadrangular se le adosaron unas escaleras exteriores de ladrillos macizos en fachada oriental a fin de salvar el desnivel de la terraza. Estas escaleras conectaban con la calle empedrada de dos metros de ancho (estructura 4 del corte 4) que bordeaba el ala norte del balneario y a la que abrían las ventanas de esta zona habitada por la familia de D. Diego. En la zona sureste de la alberca se levantaron también en esta época una serie de casas de planta pequeña para dar cabida a los empleados del balneario. Este edificio ha existido hasta hace unos años, en los que el Ayuntamiento de La Malahá compró la finca y decidió tirar el edificio, realizando posteriormente con la ayuda de la Diputación, una estructura de hormigón que cubriera Los Baños. Estructura que continua sin terminar, con lo cual el deterioro de Los Baños es notorio, a la par que ha destrozado parte de las estructuras romanas existentes.

Notas 1

Queremos agradecer las facilidades dadas por el Ayuntamiento de La Malahá, tanto en la persona de su alcalde, D. Antonio Martín, como del personal de administración (Conchi, Antonia y Eduardo) y de los encargados del paro. 2 Queremos expresar nuestro agradecimiento a Rafael González, José López, Guillermo Henares y José Luis Torres por el entusiasmo y el trabajo realizado durante los dos meses en que trabajamos juntos. A Jesús Navarro por las facilidades técnicas y humanas puestas a nuestra disposición durante el proceso de excavación. Así como a los/as obreros/as del paro de La malahá que han trabajado en los últimos días de la excavación. 3 Agradecemos a Dª Isabel Fernández la clasificación preliminar realizada del material cerámico de los Sectores A y C del Corte 5. 4 Agradecemos a D. Fernando Molina la revisión realizada del material del Bronce Final y Protohistórico. 5 Agradecemos a D. Manuel López las indicaciones realizadas sobre la cerámica medieval de los cortes 4, 7 y 10.

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372

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LA AVENIDA DE ANDALUCÍA (HUELVA). MIGUEL A. LÓPEZ DOMÍNGUEZ FRANCISCO GÓMEZ TOSCANO JUAN M. CAMPOS CARRASCO NURIA DE LA O VIDAL TERUEL ÁGUEDA GÓMEZ RODRÍGUEZ

Resumen: En este trabajo se detallan los resultados obtenidos en las prospecciones llevadas a cabo en el yacimiento arqueológico sito en la Avenida de Andalucía de Huelva, durante las cuales se documentó un asentamiento rural tardorromano. Abstract : This paper presents archaeological data of survey carried out at Avenida de Andalucía (Huelva), in which a rural settlement of Late Roman Period was located. La periferia de la ciudad de Huelva está sometida a un proceso de rápido crecimiento motivado por la presión urbanística. En este proceso no se ha respetado el patrimonio arqueológico localizado en el área de expansión de la ciudad. La aparición de un yacimiento en estas zonas indica que en las futuras actuaciones urbanísticas se debe contemplar la documentación del patrimonio arqueológico existente.

LÁM. 1. Vista del yacimiento.

FIG. 1. Situación del área prospectada.

373

En Noviembre de 1997 se comunicó a la Delegación Provincial de Cultura la existencia de un yacimiento en la prolongación de la Avenida Andalucía, que estaba afectado por la construcción vial y la actividad de clandestinos con detectores de metales. Se trata de un cerro de escasa altura, que ya había sido afectado en parte por la construcción del viario y que se encuentra enclavado en la zona de expansión del campus universitario. Al ser un área de pronta urbanización según el Plan General de Ordenación Urbana de Huelva, la Delegación Provincial de Cultura encargó al Área de Arqueología de la Universidad de Huelva la elaboración de un proyecto de actuación arqueológica de urgencia en la zona afectada. Por este motivo se redactó un proyecto de actuación arqueológica de urgencia conforme a lo contemplado en el Decreto 32/ 1993 de 16 de Marzo, por el que se aprueba el Reglamento de Actividades Arqueológicas de la Comunidad Autónoma Andaluza. Los objetivos planteados en esta intervención estaban encaminados a la protección del Patrimonio Arqueológico existente, centrándose en la localización y delimitación del nuevo yacimiento para su posterior inclusión en el catálogo de Yacimientos de la Provincia de Huelva y en el estudio de una zona de pronta urbanización, área de expansión del campus universitario, con vista a preservar los posibles yacimientos existentes.

ello se dividió el cerro en tres zonas, cantil que da a la carretera, superficie del cerro, y laderas posteriores, que a su vez fueron subdivididas en una rejilla de cuadros. Los restos muebles localizados se concentraban en las laderas y en el cantil ya que la parte superior se encontraba ocupada hasta hace algunos años por una casa de la que se conserva restos de muros y un pozo cegado. El material recogido, fundamentalmente cerámico, aunque también escorias y abundantes restos de malacofauna, permite fecharlo en época tardorromana según la terra sigillata y la cerámica común africana. Figura 2: AA/98/C/13: Borde de porcelana. AA/98/C/14: Borde de porcelana. AA/98/C/15: Borde de porcelana con decoración en relieve. AA/98/C/37: Borde de lebrillo. Pasta siena. Decoración digitada en el borde.

Considerando los objetivos propuestos se realizaron las siguientes actividades: 1.- Prospección Arqueológica Superficial de toda la zona, para la delimitación del yacimiento. 2.- Prospección Arqueológica Microespacial del yacimiento. 3.- Delimitación Cartográfica del área de dispersión de los restos arqueológicos. Siguiendo la metodología propuesta la actuación de prospección se dividió en dos fases: 1. PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA SUPERFICIAL DE TODA LA ZONA.

Se prospectó el área siguiendo una serie de trancsets sobre el terreno y colocando a los prospectores en paralelo a una distancia de dos metros entre sí. El resultado de esta actividad fue estéril, apareciendo tan sólo algunos fragmentos de cerámicas contemporáneas (siglos XVIII-XIX) como consecuencia del estercolado de la zona. AA/98/LL/1: Borde de lebrillo. Pasta beige. Interior vidriado policromo, exterior azul sobre blanco. AA/98/LL/2: Borde. Pasta crema. Vidriado policromo en el interior y cubierta estannífera al exterior. AA/98/LL/4: Borde de porcelana. AA/98/G/9: Borde. Pasta roja. Cubierta vítrea transparente. AA/98/G/10: Fondo plano. Pasta naranja. Cubierta vítrea transparente al exterior. AA/98/G/8: Borde. Pasta amarilla. Decoración azul sobre blanco con motivos florales. AA/98/G/11: Galbo. Pasta amarilla. Cubierta estañífera con decoración floral en marrón. 2. PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA MICROESPACIAL DEL YACIMIENTO (FIGURA 2-5).

Se realizó una prospección arqueológica microespacial del cerro en el que se asienta el yacimiento motivo de la intervención. Para 374

FIG. 2. Cerámicas contemporáneas.

Figura 3: AA/98/C/39: Borde de Terra Sigillata Clara. Hayes 50. Mediados siglo III-siglo IV d. C. AA/98/C/38: Borde de Terra Sigillata Clara. Hayes 50. Mediados siglo III-siglo IV d. C.. AA/98/C/64: Galbo de Terra Sigillata Clara estampillado con motivo de palmeta.

AA/98/C/41: Fondo de Terra Sigillata Sudgálica. AA/98/C/40: Fondo de Terra Sigillata Clara estampillado con triángulos y peltas. 440-500 d. C.

Figura 4: AA/98/C/27: Borde de plato. Pasta siena. Sin tratamiento. Imitación a la forma Hayes 61. AA/98/C/68: Borde de plato/tapadera. Pasta roja. Común Africana. AA/98/C/22: Borde plato. Pasta naranja. Sin tratamiento. AA/98/C/23: Olla de borde vuelto al exterior. Pasta marrón oscura. Borde exterior ahumado. AA/98/C/16: Borde de ánfora. Posible Keay IV-Beltrán 56. Fines siglo III-siglo IV d C.

FIG. 3. Sigillatas.

FIG. 4. Cerámica común.

Figura 5: AA/98/C/30: Borde de jarro. Pasta siena. Sin tratamiento. AA/98/C/32: Borde. Pasta siena. Sin tratamiento. AA/98/C/69: Borde. Pasta verdosa. Sin tratamiento. AA/98/C/33: Borde de lebrillo. Pasta crema. Sin tratamiento. AA/98/C/36: Borde de cuenco. Pasta naranja. Sin tratamiento. 3. CONCLUSIONES.

LÁM. 2. Dispersión de materiales.

La evolución cronológica del yacimiento se iniciaría en época altoimperial como lo demuestra la aparición de un fragmento de fondo de Terra Sigillata Sudgálica. Pero el grueso de las cerámicas finas de mesa lo compone la Terra Sigillata Clara, entre los que destaca la aparición de dos fragmentos decorados. La cronología que nos proporcionan estas piezas abarcan desde fines del siglo III 375

FIG. 5. Cerámica común.

(Hayes 50) hasta finales del siglo V d C., fecha proporcionada por la decoración estampillada de uno de los fragmentos, con una serie de triángulos flanqueados por peltas que se incluye dentro del estilo D de Hayes (1.972), con cronología entre los años 440 al 500. El yacimiento tendría una dedicación básicamente agrícola, demostrada por su ubicación en un área que aún en la actualidad presenta zonas de cultivo y la aparición de ánforas para el almacenamiento de aceite, como la pieza recobrada, encuadrable dentro de la forma Keay IV (KEAY, 1984), y fechable entre fines del siglo III y el siglo IV d. C. El resto de las piezas encontradas se engloban dentro de las cerámicas comunes, destacando el fragmento 68, perteneciente a un plato/tapadera de borde ahumado, que pertenece al grupo cerámico de importación denominado Común Africana. Este asentamiento romano pertenecería al cordón de villas y pequeños poblados con dedicación agrícola y/o pesquera que rodearían a la ciudad de Onuba, formando una periferia dedicada al abastecimiento agropecuario de la ciudad. Otros puntos detectados de estos asentamientos los tenemos en La Orden, donde M. del Amo (1976) excavó dos necrópolis de época tardorromana y documentó en sus cercanías restos de hábitat y unos hornos, y en el yacimiento de El Rincón, en el polígono industrial del mismo nombre, cercano a la ría del Tinto, con una dedicación agropecuaria y pesquera (CAMPOS, PÉREZ y VIDAL, 1999). La cronología de este asentamiento se inicia en un momento indeterminado de la época altoimperial (fondo de terra sigillata Sudgálica) viviendo su apogeo entre fines del siglo III y fines del siglo V d. C (terra sigillata clara, ánforas). Con estos resultados se estimó conveniente proponer a la Delegación Provincial de Cultura la protección de la zona marcada en el plano adjunto (Figura 1), así como de un área preventiva de dos metros en torno al yacimiento y su inclusión en el Catálogo General de Yacimientos de la Provincia de Huelva. Posteriormente y con motivo de la incoación del expediente de Declaración de la Zona Arqueológica de Huelva (BOJA, 11-11-99) se procedió su inclusión dentro de dicha Zona Arqueológica como Zona B-4 (CAMPOS, GÓMEZ y LÓPEZ, 2000).

Bibliografía AMO Y DE LA HERA, M. del (1976): “Restos materiales de la población romana de Onuba”. Huelva Arqueológica II. Huelva. BELTRÁN LLORIS, M. (1990): Guía de la cerámica romana. Zaragoza. CAMPOS CARRASCO, J. M.; GÓMEZ TOSCANO, F. y LÓPEZ DOMÍNGUEZ, M. A. (2000): Expediente de inclusión con carácter específico en el catálogo general del patrimonio histórico andaluz de la zona arqueológica de Huelva. Delegación Provincial de Cultura. Inédito. CAMPOS CARRASCO, J. M., PÉREZ MACÍAS, J. A. y VIDAL TERUEL, N. (1999): Las cetariae del litoral onubense en época romana. Huelva. KEAY, S. J. (1984): Late Roman amphorae in the western mediterranean. A tipology and economic study: the Catalan evidence. B.A.R. Int. S. 196. Oxford. HAYES, J. W. (1972): Late Roman Pottery. Londres. VEGAS, M. (1973): Cerámica común romana del Mediterráneo Occidental. Barcelona.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN LA BARRIADA DE LA ORDEN (HUELVA). JUAN A. PÉREZ MACÍAS NURIA DE LA O VIDAL TERUEL JESÚS DE HARO ORDÓÑEZ

Resumen: En este trabajo detallamos los resultados obtenidos en las actividades arqueológicas realizadas en la barriada de La Orden (Huelva), durante las cuales se procedió a la documentación de un silo de época islámica. Abstract: In this paper the results obtained in the archaeological activities carried out in La Orden (Huelva) are related with an Islamic silo. En Noviembre de 1997, la Delegación Provincial de Cultura encarga al Área de Arqueología de la Universidad de Huelva la elaboración de un proyecto de actuación arqueológica de urgencia en la barriada de La Orden (Huelva). Según denuncia presentada en esa Delegación Provincial existían estructuras funerarias y de almacenamiento en peligro de desaparición, que quedaron exhumadas al realizar el trazado de la autovía de circunvalación. Ante el peligro de destrucción total del yacimiento, se redactó el proyecto de actuación arqueológica de urgencia conforme a lo contemplado en el Decreto 32/1993 de 16 de Marzo, por el que se aprueba el Reglamento de Actividades Arqueológicas de la Comunidad Autónoma Andaluza. Con fecha de 16 de Enero de 1.998 recibimos la Resolución de la Dirección General de Bienes Culturales por la que se autorizaba la realización de la Actividad Arqueológica de Urgencia en la barriada de La Orden (Huelva), comenzándose la actuación más tarde por motivos climáticos. Los objetivos planteados en esta intervención van encaminados a la localización y delimitación de un nuevo yacimiento para su posterior inclusión en el Catálogo de Yacimientos de la Provincia de Huelva, así como al estudio y documentación de los restos arqueológicos en trance de desaparición. Considerando los objetivos propuestos se realizaron las siguientes actividades: - Prospección Arqueológica Superficial de toda la zona. - Excavación de la estructura siliforme detectada. - Delimitación espacial del yacimiento en soporte cartográfico 1:10.000 Siguiendo la metodología propuesta, la prospección se dividió en tres zonas teniendo en cuenta la topografía del lugar (Figura 1), realizándose trancsets de 1 m de separación con el fin de cubrir toda la zona. La zona 1 comprendía el camino del cantil de la carretera. Se prospectó el área siguiendo todo el cantil donde se localizó una estructura siliforme. El resultado de la actividad dio algunos fragmentos de cerámicas de época moderna/contemporánea. LO/98/P/1/1. Borde de Loza blanca y pasta amarilla. Sin tratamiento. LO/98/P/1/2. Borde de pasta amarilla. Decoración azul lineal sobre blanco en el interior. LO/98/P/1/3. Borde de pasta castaña. Cubierta vítrea transparente.

LO/98/P/1/5. Borde de pasta siena. Decoración digitada exterior. La zona 2 comprendía el camino que conducía hasta la casa situada sobre el cantil de la carretera. El resultado de esta actividad fue estéril, apareciendo tan sólo un fragmento de cerámica moderna. LO/98/P/2/10. Borde de pasta siena. Decoración incisa exterior formando ondas. La zona 3 se corresponde con la zona arada. Durante la prospección se localizaron fragmentos de cerámica de época moderna. LO/98/P/3/13. Borde y fondo anular de pasta amarillenta. Vidriado policromo. LO/98/P/3/14. Borde de plato pasta amarillenta. Decoración azul lineal sobre blanco. LO/98/P/3/15. Borde de pasta amarillenta. Vidriado azul claro. LO/98/P/3/16. Borde de pasta amarillenta. Cubierta vítrea de estaño con decoración lineal en marrón. LO/98/P/3/17. Borde de pasta anaranjada. Cubierta vítrea transparente interior. LO/98/P/3/18. Borde de pasta crema. Sin tratamiento. LO/98/P/3/19. Borde de pasta crema. Sin tratamiento. LO/98/P/3/21. Galbo de pasta amarillenta. Decoración azul sobre blanco. Una vez prospectada la zona y en vistas del único hallazgo encontrado, se realizó la excavación de la estructura siliforme parcialmente destruida por el mismo cantil. Para ello se efectuó el vaciado manual del silo utilizando el método Harris. Se localizaron tres unidades estratigráficas (Figura 2): U.E. 1. Unidad deposicional. Estrato natural que formaba el cantil. U.E. 2. Unidad deposicional. Estrato de color marrón oscuro con gran aglomeración de materiales arqueológicos, consistía en el relleno de la estructura (Lámina 1) U.E. 3. Unidad interfacial. Fosa del silo (Lámina 2). Los artefactos exhumados son datables en época islámica. Se trata de cerámica común y de cocina con alguna intrusión de elementos romanos. Abundan los fragmentos de tejas con decoración lineal digitada (Figuras 3 y 4): LO/98/S/2/1. Borde de pasta siena. Sin tratamiento. LO/98/S/2/2. Borde de pasta roja. Sin tratamiento. LO/98/S/2/3. Borde y dos asas de jarra, pasta siena. Sin tratamiento. LO/98/S/2/4. Borde y dos asas de marmita, pasta castaña. Sin tratamiento. LO/98/S/2/5. Borde de dolio, pasta naranja. LO/98/S/2/6. Fondo plano de Jarra, pasta crema. Sin tratamiento. LO/98/S/2/7. Cuello de Jarra, pasta roja. Decoración pintura blanca. LO/98/S/2/10. Fondo plano de cocina, pasta gris. Sin tratamiento.

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FIG. 1. Situación del área prospectada.

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FIG. 2. Perfil y planta del silo. FIG. 3. Cerámicas del silo.

LÁM. 1. Relleno del silo.

LÁM. 2. Estructura del silo.

FIG. 4. Cerámicas del silo.

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LO/98/S/2/14. Galbo y asa de Jarra, pasta roja. Sin tratamiento. LO/98/S/2/15. Galbo y asa de Jarra, pasta crema. Sin tratamiento. Los resultados de la excavación nos permiten afirmar la existencia de una estructura de almacenamiento adscribible por los materiales asociados a él a época islámica, perteneciendo a una de las numerosas alquerías que rodearían a la madina de Huelva, que en esta época se circunscribiría a los cabezos de San Pedro y del Molino del Viento, como zonas más altas, y al espacio llano delimitado por los anteriores y los cabezos de La Esperanza y Padre Julián, así como por la línea intermareal por el sur, aproximada-

mente por la calle Tres de Agosto, donde hay noticias de la existencia de una necrópolis árabe, dos de cuyas lápidas se conservan en el Museo Provincial. Visto lo documentado en esta intervención, las noticias de la existencia de un enterramiento, y teniendo en cuenta las actividades de Mariano del Amo en los años 70, en las se excavaron dos necrópolis y un poblado de época tardorromana (AMO, 1976), se procedió, con motivo de la incoación del expediente de Declaración de la Zona Arqueológica de Huelva (BOJA, 11-11-99) a incluirla dentro de dicha Zona Arqueológica como Zona B-3 (CAMPOS, GÓMEZ y LÓPEZ, 2000).

Bibliografía AMO Y DE LA HERA, M. del (1976): ”Restos materiales de la población romana de Onuba (Huelva)”. Huelva Arqueológica, II. Huelva. CAMPOS CARRASCO, J. M.; GÓMEZ TOSCANO, F. y LÓPEZ DOMÍNGUEZ, M. A. (2000): Expediente de inclusión con carácter específico en el catálogo general del patrimonio histórico andaluz de la zona arqueológica de Huelva. Delegación Provincial de Cultura. Inédito. NAVARRO PALAZÓN, J. (1991): Una casa islámica en Murcia: Estudio de su ajuar (siglo XIII). Murcia. ROSELLÓ BORDOY, G. (1978): Ensayo de sistematización de la cerámica árabe de Mallorca. Palma de Mallorca.

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA EN EL YACIMIENTO DE “EL CERQUILLO” (MONTES DE SAN BENITO, CERRO DE ANDÉVALO, HUELVA). OLGA GUERRERO CHAMERO FRANCISCO GÓMEZ TOSCANO JUAN M. CAMPOS CARRASCO DIEGO GONZÁLEZ BATANERO

Resumen: Este artículo describe la actuación llevada a cabo durante la campaña de 1998 en un poblado descubierto en el Andévalo occidental. El yacimiento cuenta con dos fases de ocupación y, aunque sólo en la última se rodea con una muralla, ambas fases se fechan en el siglo IV a.C., con materiales que se asocian al período turdetano. Abstract: This paper relates excavations carried out in an archaeological site located in the Andévalo occidental (Huelva) in which two historical phases in the occupation were defined. Although both are related to fourth century BC, only in the last one a city wall was built. 1. INTRODUCCIÓN

La presente Actuación corresponde a la Intervención Arqueológica de Urgencia realizada en el yacimiento arqueológico de El Cerquillo, sito en la Aldea de los Montes de San Benito, pedanía del término municipal de El Cerro de Andévalo (Huelva). En el punto central del cerro sobre el cual se encuentra enclavado el yacimiento son sus coordenadas UTM 417241/66979, según la Hoja

937-III del Mapa Topográfico Nacional de España, escala 1:25.000, editado por la Dirección General del Instituto Geográfico Nacional (Figura 1). La intervención fue aprobada según resolución del Director General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía de 8/6/1998 y llevada a cabo por el Grupo de Investigación HUM 0132 del Plan Andaluz de Investigación. Aunque desde un punto de vista histórico la comarca del Andévalo es arqueológicamente la gran desconocida de la provincia de Huelva, el descubrimiento de cerámicas y restos de muros debido a fuertes lluvias pusieron de manifiesto la existencia en el cerro de un asentamiento protohistórico de cierta importancia. Ello motivó el interés de la corporación municipal que, debido a que en la aldea de Montes de San Benito se estaba produciendo un auge en la construcción por su cercanía a la ermita, solicitó la realización de un diagnóstico para incorporar el posible monumento a las Normas Subsidiarias que se encontraban en realización. 2. METODOLOGÍA

Debido a las características del cerro, para alcanzar una primera aproximación a yacimiento, se planteó inicialmente la prospección selectiva en aquellas zonas donde eran visibles restos de apariencia antigua, procediendo a la recogida de los materiales que se encontraban superficie. Tanto la concentración de materiales como los restos de muros que afloraban en superficie permitieron observar que una posible cerca perimetral adquiría en la zona NE del cerro una planta casi circular, la cual podía interpretarse como un bastión de amplio radio. Por otro lado, como junto al depósito del agua en la ladera Sur del cerro se había comprobado que afloraban restos constructivos deteriorados por la acción del agua, se procedió a la limpieza del perfil allí donde se distinguían estructuras de ocupación (Fig. 2). Para relacionar entre sí los cortes estratigráficos planteados, dada la gran distancia existente entre ellos y la diferencia de cotas, se ubicaron dos puntos cero separados; uno para los cortes situados en la zona baja del cerro en la base de un poste roto del tendido eléctrico, que sirvió para cotejar las profundidades de los Cortes I al III así como para la excavación en área; el otro punto cero, que pasó a denominarse Estación 1, se localizó en la esquina N del depósito de aguas, que sirvió para tomar las cotas del Corte IV. La actuación se comenzó en la zona NE del yacimiento, allí donde se había observado el posible bastión de planta circular, realizándose una serie de sondeos estratigráficos transversales y otros perimetrales. Se trazaron dos ejes perpendiculares que atravesaban la parte más ancha de la posible estructura circular, uno con dirección NO-SE de 22 m de largo y 2,5 m de ancho, y otra similar con dirección SE de 11 m de largo. El denominado Corte I (Fig. 3) siguió una orientación NO-SE ocupando la mitad de uno de los ejes definidos, y se prolongó hacia el SE para poder integrar en el mismo ambas caras de la cerca, aprovechándose una rotura existente en el supuesto bastión

FIG. 1. Localización de El Cerquillo

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El siguiente Corte IV se situó en el lado opuesto del cerro (Figura 2), en su ladera Este, allí donde la circulación pluvial invernal había erosionado parte de la muralla y las estructuras intramuros. En esta zona se realizó una primera limpieza del perfil en un área longitudinal de 6’30 m para delimitar la dimensión de las estancias visibles y su cronología. Dadas las características específicas de la actuación, se utilizó el método de registro Harris. De esa forma, la individualización de cada una de las Unidades Estratigráficas posibilitaría alcanzar su interpretación geoarqueológica, basada en la interrelación de los procesos deposicionales y postdeposicionales de las formaciones correlativas. Las Unidades que iban siendo definidas en el proceso de excavación fueron registradas en un cuaderno de fichas que facilitaría su tratamiento informático posterior. El registro gráfico se realizó mediante el levantamiento planimétrico de los distintos cortes, con dibujo de plantas, perfiles y estructuras definidas durante el proceso de excavación a escala adecuada, a los que se incorporaba su altitud con relación a la cota planimétrica inicial, obtenida mediante teodolito topográfico para, posteriormente, relacionarlas con su altitud real respecto a las curvas de nivel. El registro gráfico se completó con la realización de un reportaje fotográfico y vídeo de todo el proceso de excavación. De forma paralela a los trabajos de campo, en la fase de laboratorio se procedió al tratamiento de todos los elementos arqueológicos recuperados, siendo éstos diferenciados por sus unidades de estratificación, lavados, siglados e inventariados, clasificados, analizados y dibujados. Una vez finalizada la actuación, se procedió al tapado de los distintos cortes con tierra estéril mediante medios mecánicos y manuales, para evitar la destrucción de las estructuras exhumadas. 3. VALORACIÓN CRONOESTRATIGRÁFICA

FIG. 2. Plano de situación de los cortes

en su unión con la muralla para orientarlo. De unas medidas de 17x2’5 m de ancho, con este corte se pretendía estudiar tanto el espacio intramuros para comprobar la secuencia estratigráfica como la del exterior de la muralla, con la intención de observar los procesos postdeposicionales que hubiesen afectado a la secuencia arqueológica. Durante el proceso de excavación del Corte I, se vio la necesidad de ampliar parte del mismo hacia el Este. La primera Ampliación 1- se ubicó en la zona pegada a la cerca, con una superficie de 6x2 metros. La Ampliación 2, con unas dimensiones de 2’5x3 m y en dirección NE-SO, su fin era delimitar la estancia localizada en el Corte I. El Corte II se orientó en sentido transversal al Corte I (Fig. 3), siguiendo el eje delimitado al principio, con lo que se localizaba en la zona central del supuesto bastión. Con una orientación NESO y una superficie de 5,50x2,50 m de ancho, su finalidad era corroborar la secuencia estratigráfica del anterior. Con posterioridad, en vista de los escasos resultados obtenidos en la secuencia del exterior de la cerca, debido al alto grado de erosión y arrasamiento de las estrucrturas, se decidió abrir un tercer corte entre ambos para comprobar si el muro exterior aparecido sobre el sustrato en los dos cortes anteriores era de época turdetana y, al mismo tiempo, continuar su delimitación en planta. Ese Corte III, convertido en una pequeña cata de 2’5x1’5 m siguió una orientación Este a lo largo de la zona exterior de la cerca, situada a 5’80 m del Corte I y a 7’20 del Corte II (Figura 3). Una vez comprobada la existencia de una cerca antigua, se decidió excavar la zona comprendida entre los Cortes II y III y el área situada al Norte del Corte II, para comprobar su trazado.

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En total se abrieron durante el proceso de excavación cuatro cortes y dos áreas excavadas en extensión, las cuales proporcionaron un total de 105 Unidades Estratigráficas, de las cuales 31 son constructivas y 74 deposicionales. Los elementos arqueológicos detectados proporcionaron una sucesión ocupacional, en la que se han podido distinguir cuatro fases: Fase I: Corresponde al momento de ocupación previo a la construcción de la cerca perimetral. La existencia de una primera fase está comprobada por materiales en el relleno de la construcción de la muralla que sirve de base a las construcciones de la Fase II. Este primer nivel se apoya directamente sobre el sustrato y nivela la pendiente previa existente hasta el siguiente nivel de ocupación. En el Corte I ese relleno está formado por las Unidades Estratigráficas 39 y 30-35, las cuales pueden identificarse con la Unidades Estratigráficas 29, 10, 6 y 4 del exterior de la cerca. En el Corte II, esta primera fase aparece ref lejada en las Unidades Estratigráficas 6 y 11, pero aquí su potencia es menor pues la muralla está muy destruida conservando apenas la hilada de base. Algo parecido ocurre con el Corte III y la ampliación III-II, donde las Unidades Estratigráficas 6 y 5 rellenan el espacio existente entre los restos de la muralla antigua (UE 4). Al otro lado del cerro, en el Corte IV (Fig. 4), esta primera fase parece comportarse de la misma manera; sobre el sustrato estéril se apoya la muralla (UE 72 y 73), que es colmatada hasta el nivel de habitación por las Unidades Estratigráficas 65 y 71 en la denominada Habitación 1 y por las Unidades 70 y 69 en la Habitación 2. Esta fase I, como ya hemos comentado, aparece en todos los cortes realizados en la campaña de 1998. Los materiales que se encuentran en los niveles de relleno correspondientes, tanto por su localización como por su cronología y tipología deben separarse de la fase II siguiente, aunque basándonos en apreciaciones

FIG. 3. Planta general de los Cortes I-III

383

FIG. 4. Perfil del Corte IV

sutiles, que no indican estar demasiado alejados en el tiempo. La gran mayoría de los materiales asociados a esta primera fase pueden fecharse en el siglo IV a.C. aunque existe un abundante número de ellos que se datarían más específicamente a finales del siglo V a.C. o en los inicios del siglo IV a.C. (Figuras 5-6). Fase II: Se corresponde con los materiales asociados a la muralla perimetral, que incluye las viviendas que se le adosan. Desde un punto de vista estratigráfico, las unidades que la definen se apoyan bien sobre el relleno de la fase anterior, bien sobre el sustrato. En el Corte I se documenta por primera vez un nivel de habitación, compuesto por la Unidad Estratigráfica 27, que corresponde a un suelo de barro amarillo apisonado. Esta estancia parece estar cerrada por la muralla (UE 16) y al Oeste por el muro 14 que hace esquina con otro que quedaba reflejado en el perfil Suroeste (UE 41) y otro aparecido en la ampliación 2 (UE 40). A esta unidad de Habitación se le asocia un hogar (UE 18), dos vasares (UE 21 y 34), y un posible agujero de poste (UE 36). Las Unidades Estratigráficas 26 y 20 parecen corresponder también al nivel de ocupación de esta fase; en ellas aparece gran cantidad de cerámica, restos óseos de consumo, manchas de carbón y adobes de color amarillo y naranja insertados en una matriz de color pardo oscuro. En los Corte II y III, así como en las ampliaciones al exterior de la cerca actual, esta fase se identifica con una serie de estratos de color pardo con abundante material cerámico, restos óseos y diversas manchas de carbón y adobes. En el Corte II se corresponde con las Unidades Estratigráficas 3 y 10; en el Corte III y en la ampliación III-II por las Unidades 3 y 5. En el Corte IV, este primer nivel de habitación se apoya sobre la nivelación realizada en la primera fase (Figura 4), aunque parecen existir una serie de muros maestros (UE 78 y 82) que apoyan directamente sobre el pie de amigo de la cerca perimetral. La muralla, hoy en día desaparecida en esta zona, parece servir de pared posterior a las casas, semejante a lo que parece ocurrir en el Corte I. En la Habitación 384

FIG. 5. Ánforas y materiales de El Cerquillo

FIG. 6. Materiales Turdetanos del siglo IV a.C.

FIG. 7. Materiales de importación betúricos (1-3) y áticos (4-5).

1, esta fase se corresponde con los dos muros UE 78 y UE 64, que delimitan un suelo de barro apisonado de color amarillo (UE 64); su nivel de ocupación (UE 63), de color gris pardo, contiene cerámicas, restos óseos y manchas de carbón. En la Habitación 2, sobre la capa de nivelación (UE 69), esta fase está constituida por los muros UE 81 y UE 82, y al suelo UE 67, también de barro apisonado de color amarillo, se le asocia un hogar (UE 66) y su orla (UE 68). Los materiales de esta fase parecen indicar un pequeño salto en el tiempo respecto a los encontrados en la fase I (Figuras 5-7). El elenco cerámico aparecido en la totalidad de los cortes arroja para esta fase una cronología del siglo IV a.C. La abundancia de fragmentos aparecidos, segunda en proporción después de la Fase I, su deposición en horizontal, y la fragmentación de los artefactos en grandes piezas mezcladas con restos de carbones y adobes, son un indicio claro de nivel de habitación. En los Cortes II y III, así como en las ampliaciones, debido a su cercanía a la superficie de estos estratos, los restos aparecen deteriorados por la erosión.

su correspondencia en la Habitación 1, aunque los materiales no indican que deba considerarse una fase diferente. Sobre este nivel, se levanta la última fase de ocupación constatada en la ladera Sur del Cerro del Cerquillo (Figura 4). En la Habitación 1 del Corte IV, esta fase queda conformada por los muros UE 79 y 76, que se construyen sobre el relleno UE 61, el cual pudiera corresponder a los restos de adobe con que se levantaban los muros de la fase anterior, los cuales han sido destruídos y nivelados para que sirvan de suelo. La Unidad Estratigráfica 56 parece corresponder a un momento de ocupación de la Habitación 1, aunque presenta signos de haber estado expuesta al exterior. En la Habitación 2, una segunda fase está constituida por los muros UE 79 y 78 y por el relleno 56, que por su coloración anaranjada con muchas manchas de carbón y la abundancia de cerámica aparecida parece indicar claramente la existencia de un suelo. Los materiales asociados a esta fase III, son más escasos que en las otras dos anteriores, aunque hay que tener en cuenta que el espacio excavado es menor. A pesar de ellos hay una serie de formas que nos ayudan a fecharla en el siglo IV a.C.

Fase III: Esta tercera fase sólo fue constatada en la ladera sur del Cerro, pues en la zona NE, la erosión de ladera debe haber provocado la desaparición de la misma. En el Corte IV se precian dos niveles más de ocupación que se superponen al de la Fase II en la denominada Habitación 2, y uno solo en la Habitación 1, que es previa al nivel de arrasamiento. En la Habitación 2, sobre el relleno y nivelación que constituye la Unidad Estratigráfica 58, se documenta un nuevo nivel de habitación conformado por los muros UE 80 y 78. Este nivel parece haber sido arrasado y apisonado para construir encima otras estructuras, que no parecen tener

Fase IV: En esta última fase se agrupan los materiales correspondientes a las Unidades Estratigráficas que colmatan la cerca tras el abandono y destrucción del poblado, así como a las unidades deposicionales modernas. En el Corte I, esta última fase presenta varias etapas; la Unidad Estratigráfica 19 parece representar el nivel de abandono de las estructuras, pues el elenco cerámico recogido es fundamentalmente de época turdetana, aunque aparece muy degradado. El momento de destrucción lo constituyen las UE 15 y 5, que corresponden al derrumbe de las estructuras y la Unidad Estratigráfica 385

13, en el que la cerámica aparece muy rodada y en pequeños fragmentos. Entre este momento y el siguiente parece existir un hiato, pues la fase conformada por la UE 31, 23, 22, 12, 11, 9, 7, y 2 corresponde a un momento de colmatación antrópica reciente. Todas estas Unidades Estratigráficas aparece cubiertas por la UE 1, que se identifica con la superficie actual del cerro. La Unidad Estratigráfica 9 representa en el Corte II el nivel de arrasamiento del momento de ocupación del Cerro en la Zona NE. El resto de las Unidades Estratigráficas 1, 2, 5 y 8 corresponden a estratos de colmatación no antrópicos y representan la fase de creación de ladera que modela la topografía actual del cerro; este supuesto está constatado por la diferencia en la cronología de la cerámica entre la UE 9, que es turdetana fundamentalmente, y la UE 8 moderna y actual. En el Corte III, sobre el nivel de habitación UE 3, aparece la Unidad Estratigráfica 2 que tiene insertadas en su matriz abundantes restos de lajas de pizarra, que pudieron corresponder a restos de estructuras. De todas formas, existen signos que indican que la UE 3 estuvo expuesta mucho tiempo a la intemperie, sobre todo por el grado de erosión que presentan sus cerámicas. El elenco cerámico de ambas unidades es de época turdetana, por lo que asignamos a ambas a la fase de destrucción y arrasamiento del poblado. Esta fase aparece colmatada por la Unidades Estratigráficas 2 y 1 que corresponden a estratos de colmatación y de creación de ladera no antrópicos. En el Corte IV esta fase está representada por las Unidades Estratigráficas 55 y 56, en las que se han encontrado los restos del derrumbe de estructuras, y parecen corresponder al nivel de arrasamiento de la última fase de ocupación de la ladera sur del Cerro, pues la cerámica es mayoritariamente turdetana. La Unidad Estratigráfica 54 es la que colmata a ambas, correspondiendo ya a un nivel de creación de ladera más actual. 4. CONCLUSIONES

La campaña de 1998 en el Cerquillo, a la vista de los materiales recuperados y su contexto arqueológico, permiten una primera reconstrucción histórica de su evolución en el tiempo y en el espacio. El Cerquillo es un asentamiento ex novo pues, como se ha observado durante el proceso de excavación, no existen restos anteriores al Período Turdetano, ni tampoco de momentos posteriores a no ser muy recientes. Los primeros elementos arquitectónicos se apoyan directamente en el sustrato, que es usado como cimentación incluso en la muralla perimetral allá donde se ha localizado. Se han constatado dos fases constructivas fácilmente diferenciables, pues ambas se superponen conformando el pequeño tell observable en la actualidad. La primera de ellas parece corresponder a un poblado situado en la zona más alta del cerro, que no sabemos si pudo ocupar también las laderas medias. Esta primera fase, destruida al ser levantada la segunda, sólo ha sido constatada con los materiales aparecidos en el relleno de la muralla, los cuales puede fecharse con anterioridad a los últimos momentos del siglo V a.C. Debido al alto grado de arrasamiento de la cota más alta del cerro, y dado que su excavación no se contemplaba entre los objetivos de esta actuación, no ha sido posible averiguar la dimensión espacial de este primer asentamiento, los restos de su disposición urbanística, o si pudo estar o no amurallado. Este primer asentamiento, que hemos hecho corresponder con la denominada Fase I, tuvo que tener cierta relevancia económica; la calidad del material cerámico y la presencia de importaciones, tanto mediterráneas como betúricas de peor calidad, indican su inserción en un entramado comercial que pudo relacionar la Costa con la Sierra. La segunda fase se construye en parte sobre el derrumbe de la primera, ampliándose el área de ocupación a toda la superficie del

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El Cerquillo. En el momento en que se construye la cerca perimetral para alcanzar una extensión de 2’5 Ha, con unidades de habitación integradas en la muralla, aunque no se ha podido constatar la ocupación de las laderas medias, este poblado amurallado puede fecharse en pleno siglo IV a.C., puesto que los materiales aparecidos en las Fases II y III, dentro de las estructuras de habitación, no encuentran paralelos en formas que alcancen el siglo III a.C. (Figuras 5-7). Por el elenco de material asociado a la Fase IV, sabemos que el poblado de El Cerquillo experimenta un rápido abandono. Como no existen datos que puedan hacernos pensar en un incendio o una destrucción violenta, sí podemos aventurarnos a plantear que el abandono fue progresivo y por causas pacíficas. La denominada Fase IV agrupa todas aquellas Unidades Estratigráficas en las que se ha documentado la fase de arrasamiento del poblado, observándose una reducción del porcentaje del material recogido, un empeoramiento de su conservación, y una degradación de las estructuras por su exposición a la intemperie. En cuanto a las técnicas constructivas empleadas en El Cerquillo, la muralla se construye con un zócalo de piedras, paramentos superiores de adobe y, supuestamente, empalizada de madera en su coronación. Rodea completamente el cerro adaptándose a la morfología del terreno, delimitando y definiendo el área interior del asentamiento, y sirve de pared posterior de las casas, las cuales se adosan unas a otras conformando una estructura urbana de tendencia circular, dejando tal vez así áreas vacías al interior, donde posiblemente guardar el ganado. En las casas, de planta rectangular con zócalos de pizarra dispuestas de manera horizontal y trabadas bien a hueso, bien con argamasa, también las paredes más altas serían de adobe o tapial; los suelos están realizados con tierra apisonada de color amarillo, y dado que algunas huellas han aparecido durante el proceso de excavación posiblemente las cubiertas serían de materia vegetal soportadas por postes de madera, como en otros yacimientos turdetanos (FERNÁNDEZ, 1989). En cada unidad ocupacional aparecen cercanos a los muros el hogar y un vasar cercano al mismo o, como en el caso de la ampliación1 del Corte I, otro vasar cercano al agujero de poste. Por el conjunto de los materiales puede inferirse que las características socioculturales de el Cerquillo responden a los rasgos que definen el área cultural denominada Turdetania. Las cerámicas de mesa decoradas con bandas de pintura roja y negra (ESCACENA, 1986), las ánforas iberopúnicas (PELLICER, 1978; RAMÓN, 1995), y la cerámica griega (SPARKES y TALCOTT, 1970), hacen pensar que el poblado pertenece al circuito comercial que interrelacionaba el Suroeste peninsular con todo el Mediterráneo a través de la bahía gaditana. En estos momentos de la Edad del Hierro, algunos poblados se desarrollaron hasta convertirse en auténticas ciudades rodeadas por murallas (BENDALA, 2000), encerrando en su interior una gran extensión de terreno en el que se guardaba el ganado (RUIZ y MOLINOS, 1993). Esta descripción se adapta muy bien a las características de El Cerquillo aunque la escasez de estudios realizados en el conjunto de la provincia de Huelva impide inferir si las 2’5 Ha que ocupa pueden corresponder a un gran oppidum o a un poblado de medianas dimensiones. Debido al escaso número de escorias documentadas no parece lógico pensar que el fundamento económico fuese la explotación minero-metalurgia, sino que la base principal de su economía debió de ser agropecuaria. La aparición de un importante porcentaje de huesos de ganado ovino y caprino parecen confirmarlo y el excedente, si es que éste existía, se pudo comercializar en forma de productos secundarios, tales como tejido de lana en general, dado que se recogido pesas de telar de piedra y fusayolas.

Bibliografía BENDALA GALÁN, M. (2000): Tartessios, Iberos y Celtas. Madrid. BERROCAL RANGEL, L. (1995): “La Beturia: definición y caracterización de un territorio prerromano”. Cuadernos Emeritenses 9. pp 153-204. CAMPOS, J.M.; PÉREZ, J.A. y GUERRERO, O. (1999): “La ocupación turdetana de la Tierra Llana de Huelva”. II Congreso de Arqueología Peninsular, T-II. Madrid, pp. 459-466. ESCACENA CARRASCO, J.L. (1986): Cerámicas a torno pintadas andaluzas de la Segunda Edad del Hierro. Tes. Doct. Universidad de Sevilla. FERNÁNDEZ JURADO, J. (1989): “Tejada la Vieja: una ciudad protohistórica”. Huelva Arqueológica IX. Huelva. PELLICER CATALÁN, M. (1978): “Tipología de la ánforas prerromanas del Guadalquivir según el Cerro Macareno”. Habis 9. Sevilla. RAMÓN TORRES, J. (1995): Las ánforas fenicio.púnicas del Mediterráneo central y occidental. Barcelona. RUIZ, A. y MOLINOS, M. (1993): Los iberos. Análisis arqueológico de un proceso histórico. Barcelona. SPARKES, B.A. y TALCOTT, L. (1970): “Black and plain pottery of the 6th, 5th, and 4th centuries B.C.” The Athenian Agora XII. New Jersey.

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NECRÓPOLIS HISPANO-MUSULMANA DE “El CAMINO DEL CHORRITO”, PATERNA DEL CAMPO, HUELVA. LAURA MERCADO HERVÁS CARMEN CARAVACA RODRÍGUEZ DE LIÉVANA MANUEL JESÚS PAZ JORVA ROSARIO GASENT RAMÍREZ

Resumen: Esta Intervención se realizó en el citado “Camino del Chorrito”, junto al Castillo del Alpízar en el término municipal de Paterna del Campo (Huelva).Gracias a dicha Intervención, se documentaron un total de 22 enterramientos de inhumación de época hispano-musulmana, posiblemente correspondientes al s.XI. Además, se realizó una prospección superficial pedestre, tras la cual se identificó y catalogó un complejo que abarcaba todo su entorno; por un lado el Castillo del Alpízar, por el poblado, separados de la necrópolis por una pequeña vaguada donde nace el manantial de agua que en época romana, suministraba mediante un acueducto, el agua a la ciudad de Itálica. Abstract: This Intervention was accomplished in the cited «Camino del Chorrito», together to the Castle of the Alpízar in the municipal term of Paterna del Campo (Huelva).Thanks this Intervention, were documented a total of 22 burials of Hispanic Musulman era, possibly corresponding to the s.XI. Furthermore, it was accomplished a pedestrian superficial exploration, after the one which was identified and catalogued a complex that was encompassing his environment; first on the one hand the Castle del Alpízar, a litle town, separate of the necropolis by a small water-course where born the water spring that in Roman era, was supplying through an aqueduct, the water to the city of Itálica. La Intervención Arqueológica de Urgencia comenzó el día 19 de Marzo de 1997 y concluyó el día 14 de Abril del mismo año, con la cubrición y restauración del camino por parte del Excmo. Ayuntamiento de Paterna del Campo. Tras la cubrición, se salpicó la zona con clavos metálicos con la intención de evitar los futuros expolios por medio de detectores de metales. LOCALIZACIÓN Y DELIMITACIÓN DEL YACIMIENTO

El yacimiento donde se ha realizado la intervención arqueológica ha sido denominado «Camino del Chorrito», denominación coloquial del camino del Berrocal, que conduce a un manantial del mismo nombre. La Necrópolis se encuentra a pocos metros de la encrucijada de caminos que une el citado camino del Berrocal con el camino de las Atalayuelas. Se accede a él saliendo de Paterna del Campo por la carretera del Berrocal, girando al W por la Vereda de Niebla, y volviendo a girar hacia el N por el camino del Alpízar, que conduce a la confluencia de caminos antes mencionada. Este cruce se encuentra a los pies de un cerro donde se encuentra el Castillo del Alpízar y donde encontramos un pantano donde nace otro manantial de agua ( Fig.1). En cuanto a la planimetría del ejército, escala 1:10.000, lo encontramos en el plano 983, localizándose la necrópolis en las siguientes coordenadas U.T.M: 726.50 - 4.149.185, 726.65- 4.149.260, 726.63- 4.148.960, 726.79- 4.149.000 METODOLOGÍA APLICADA

La metodología que se aplicó estuvo sujeta al carácter de urgencia de la intervención. Por un lado, la erosión producida por el 388

FIG. 1. Localización del Yacimiento. Distribución de los restos tras la prospección pedestre: A. Castillo del Alpízar. B. Necrópolis Hispano-musulmana. C. Posible zona de poblado.

agua y el expolio humano, dejaron al aire restos humanos y constructivos que nos condicionaron la delimitación de la zona a excavar. Así, se decidió acotar una zanja de 20 mts de largo por 3 mts. de ancho, abarcando toda la zona afectada. En la esquina N de este polígono, se situó el punto 0, creando un sistema de nivelación relativo a este punto aleatorio(1). Por tanto, todas las profundidades señaladas en la planimetría, está en relación a éste punto. Una vez la zanja estuvo limpia del cubrimiento vegetal, se delimitaron todas las estructuras funerarias que eran visibles, resultando un total de 22 tumbas a lo largo de los 20 mts en los que trabajábamos. Comenzando con las tumbas que habían sido expoliadas (T.1 y T.3), se excavaron sistemáticamente un total de nueve estructuras funerarias de época hispano-musulmanas, documentándolas mediante dibujo de las plantas y secciones, así como fotografías no sólo de las excavadas, sino de las 13 tumbas restantes.

Además de la excavación y recuperación de los restos arqueológicos, se realizó una prospección superficial de la zona, advirtiéndose la amplitud del yacimiento, que continuaría hacia el NW unos 60 mts. más y hacia el SE otros 20 mts. Por otra parte, en la elevación que se encuentra al N del Castillo, al otro lado de la vaguada donde nace el manantial de agua, hemos detectado gran cantidad de material constructivo y cerámico tanto de época musulmana como romana, lo que podría situarnos en esa zona el poblado (Fig. 1). ESTUDIO TOPOLÓGICO DE LAS TUMBAS

La excavación ha permitido registrar unas características comunes tanto en la construcción como en la orientación de las tumbas. En cuanto a la construcción de las tumbas, se han podido diferenciar dos tipos: Según su estructura, a.- Enterramientos en fosa sin cubierta artificial, tan sólo con una capa de tierra, como la T.9 y la T.1, que ha aprovechado como fondo la roca que aflora en ese lugar (Lám.I). b.- Enterramientos en fosa y con cubierta. Este tipo es común al resto de las tumbas, aunque difiere tanto en el tipo de cubrición, como por la delimitación de las paredes laterales. b.1- En cuanto al tipo de cubrición, se distingue entre aquellas tumbas cubiertas con grandes fragmentos de cerámica y tégulas como en la T.6 y T.7, las dos infantiles; o cubiertas con tejas, como el resto de las tumbas (Lám.II). b.2- En cuanto a la delimitación de las tumbas mediante paredes laterales, podemos diferenciar entre las que están delimitadas por

LÁM. II. Sistema de cubrición de las sepulturas mediante tejas intercaladas.

tejas colocadas verticalmente, como las T.3 y T.8 , y las que no tienen delimitación alguna, en este tipo quedarían enmarcadas el resto de las tumbas. Las sepulturas estarían indicadas en superficie, quizás con un murete o una acumulación de cantos de río o un pequeño túmulo de tierra que no ha dejado restos. Tan sólo encontramos en la cabecera de las T.3 y T.7 restos de hiladas de piedra, ladrillos y cerámica que quizás realizarían esta función (Fig.2) . ESTUDIO ANTROPOLÓGICO

LÁM. I. Tumba nº 1, única sin sistema de cubrición.

El estudio paleantropológico, que se detalla a continuación, ha permitido obtener una serie de conclusiones antropológicas y sociales sobre la necrópolis hispano-musulmana excavada en la presente intervención: La demografía del yacimiento nos indica una alta mortalidad infantil, pues de las 9 tumbas excavadas 4 corresponden a niños de muy corta edad, indicando la precariedad sanitaria de la infancia. Además nos permite deducir que el ritual para la infancia, e incluso los no nacidos, no es específico, careciendo de una área individualizada de enterramiento y adoptando un ritual similar a los adultos. No se ha podido deducir si las muertes son coetáneas o espaciadas en el tiempo, variable que pudiese indicarnos una causa epidémica de muerte. Existen indicios que parecen adscribirlos a una clase social baja, patologías como el meningioma se asocian frecuentemente a esta situación social, mientras que la miositis es resultado de un 389

FIG. 2. Sistema de cubrición de las tumbas.

sobreesfuerzo y falta de reposo, que puediese ser causado por una situación de esfuerzo laboral. La musculatura nos indica diferenciación sexual en el trabajo pues las de sexo femenino tienden a ser muy gráciles. Destacable es la mala situación higiénico-bucal, tanto en adultos como en los individuos infantiles.

FIG. 3. Ubicación y orientación de los restos humanos.

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PALEODEMOGRAFÍA

La excavación nos ha permitido documentar 22 tumbas, aunque sólo se han excavado 9 de ellas. Son 9 inhumaciones individuales en posición primaria. Es necesario reseñar que se encuentran afectadas las tumbas 1, 3, 4, 7 y 9, en uno u otro grado, por la arroyada que ha hecho desaparecer parte de los restos antropológicos, seccionándolos, aunque no alterando la ubicación y conservación de las partes no directamente arrasadas por la misma (Fig.3 y 4).

FIG. 4. Posición de las tumbas nº 7 y 9.

Los restos corresponden a individuos de ambos sexos y de edades muy diversas. De los 9 enterramientos, 4 son infantiles, el resto corresponde a adultos, dos varones (T.1 y T.9) y tres mujeres (T.3, T.4 y T.8). Los grupos de edad de los adultos son también diversos, dos adultos jóvenes de entre 25-35 años en la T.1 y 20-26 años en la T.8, dos adultos maduros de más de 40 años en la T.3, de 40-50 años en la T.4 y uno senil T.9, de más de 55-60 años. Los restos infantiles corresponden a un feto de unos 7 meses de vida intrauterina en la T.6, un individuo neonato de 5-7 días de vida en la T.2, y dos niños, de 2 años en la T.7 y de 3 años en la T.5. RITUAL

La característica que más se repite, no sólo en esta necrópolis (2), es la extrema austeridad de las sepulturas, como precepto religio-

so, más que como reflejo económico. Todas son pobres, de acuerdo con la austeridad religiosa y el sentido igualitario del islam, en las necrópolis de al-Andalus no había grandes monumentos funerarios ni mausoleos(3), enterrándose sin ajuar y, normalmente sin adornos personales. Todos los enterramientos siguen el ritual coránico, de decubito lateral derecho, con orientación axial SW-NE y mirando hacia el SSE (Fig.3 y 4). De este posicionamiento básico se escapa la T.1, cuyo individuo se encuentra en posición de decubito supino, si bien vuelve la cara hacia el S-SE y en parte apoyado sobre su lado derecho, por lo que conserva la posición general; la T.6, cuyos restos son escasísimos, no permite una clara identificación de su posición y orientación (Fig.3) y (Lám. I y III) Los cuerpos adoptan una posición de los miembros superiores generalmente simétricos y extendidos delante del cuerpo, manos sobre la zona púbica y dedos extendidos, únicamente la T.8 y T.9

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semiflexionan el brazo izquierdo. Las extremidades inferiores tienen una mayor variabilidad de posiciones, la pierna derecha está extendida, salvo la T.9, y la izquierda, o está simétrica con ella, o bien semiflexionada cruzándose sobre la derecha. Los pies aparecen juntos y en posición muy extendida . A esta posición básica se escapan las tumbas infantiles 2 y 5, cuyas piernas son simétricas (Lám.III) y semiflexionadas y la T.9 con piernas en la misma posición. Los enterramientos se han depositado en sudarios como evidencian diversos elementos antropológicos y arqueológicos. Los cuerpos fueron depositados en oquedades o fosas excavadas irregularmente, adaptándose los cuerpos al terreno, como se observa en las tumbas 1, 4 y 9. En general, la posición de decubito lateral, no muy estable «per se», provoca que el cuerpo se desplome y desplace hacia la pronación o la supinación, así tanto en las cinturas escapulares y pelviana. De este modo, el hombro izquierdo, el más superficial y en un espacio vacío, tiende a la posición prona en la T.2, T.4 de forma muy marcada, T.7 y T.8 de forma muy acusada, y a posición supina en la T.1, T.5 y T.9; mientras la pelvis toma una posición prona en la T.3 de forma muy marcada y posición supina en T.4, manteniendo el resto la posición original. En general, los enterramientos se cubrieron de tejas entrelazadas, a muy escasa distancia del cadáver, no rellenándose la fosa de tierra, por lo que tuvieron una colmatación progresiva que no hubo de ser muy dilatada en el tiempo debido tanto a la fragilidad y permeabilidad del sistema de cubrición, como a la proximidad del cuerpo a la cubierta. Por ello en la descomposición de los restos se observa desarticulaciones de huesos, y alteraciones causadas por la rotura y caída de la cubierta de tejas (Fig.5). INTERPRETACIÓN DEL YACIMIENTO: CONCLUSIONES

La importancia de este lugar a través del tiempo se debe a varios motivos. Por un lado la riqueza agrícola del Campo de Tejada, acrecentado por la abundancia de manantiales de agua en la zona, como el manantial del Chorrito y el que se encuentra junto al Alpízar. Por otro lado, hay que destacar su posición estratégica como punto intermedio entre las minas del Andévalo oriental y la Sierra, situadas al Norte, y las distintas vías de evacuación por tierra hasta su salida al mar. En este sentido, ya desde época tartésica, se conoce el emplazamiento llamado Tejada la Vieja, situado a escasos kilómetros del Alpízar, siendo un asentamiento metalúrgico dentro del itinerario del metal antes de salir a San Bartolomé de Almonte desde donde se le daba salida al mar. En época romana, encontramos el poblado de Tejada la Nueva, llamada Iptucci o Tucci, a cuya altura corría la calzada que unía la desembocadura del Guadiana con Itálica (Santiponce), siendo Tucci una de sus mansio. Según José

FIG. 5. Sección de los primeros cinco metros excavados.

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LÁM. III. Posición y orientación de la tumba infantil nº 2.

Mª Luzón (4), además de las vías principales, existían vías de segundo orden que unían pequeños recorridos que facilitaban el transporte de los metales que salían de las abundantes minas abiertas por el imperio romano. En este mismo artículo, Luzón propone un plano de la actual provincia de Huelva con las vías romanas conocidas, entre las que se documenta una vía de carácter secundario que uniría Río Tinto con Iptucci. El asentamiento romano del Alpízar tendría su poblado en el lugar ocupado por el actual castillo, siendo el material encontrado del Alto Imperio, del s.I d.C., existiendo una serie de piezas datadas específicamente en época del Emperador Claudio. Todo el mate-

rial es de muy buena calidad, lo que nos hace pensar que sus pobladores serían un reducido número de nivel económico alto. Seguramente, la función de este asentamiento fuera el control del manantial de agua que abastecía el acueducto de Itálica(5) y que hemos documentado junto al castillo del Alpízar. La siguiente ocupación del lugar es de época hispano-musulmana, siendo muy difícil su adscripción cronológica. Tras una prospección del entorno de la necrópolis, hemos documentado varias zonas (Fig.1): A.- Cerro donde se encuentra el Castillo convertido actualmente en vivienda. Además, en su ladera se encuentra el pantano que recoge el agua que sería conducida a Itálica mediante un acueducto. Este edificio estaría habitado por una población con alto nivel económico y social.

B.- Necrópolis hispano-musulmana, única zona objeto de intervención arqueológica. El ritual y el ajuar de los enterramientos musulmanes no facilita ni su cronología ni su adscripción socioeconómica, si bien es cierto que no reflejan signos de riqueza y que se ajustan a las más estrictas normas coránicas de austeridad en los enterramientos. La cronología del material arqueológico, si bien no es concluyente, como ya se ha expuesto en el apartado de estudio de materiales, nos evidencian un momento prealmohade fechable en el s.XI. El estudio antropológico indica que existen diversas patologías asociadas con condiciones de vida humildes, con carencias alimenticias y sobreesfuerzo físico. Así como una alta mortalidad infantil. C.- Zona de poblado, seguramente el correspondiente a la población humilde que hemos excavado en la necrópolis.

Notas 1 La toma de cotas se realizó mediante la nivelación de un sistema de cuerdas fijas. Este sistema impidió situar el punto 0, por estar a gran distancia, en un lugar predominante y fijo. El empleo de este sistema relativo se debió a la imposibilidad, por parte de la Delegación de Cultura de Huelva, de proporcionar el de Nivel de precisión, que hubiera facilitado el trabajo. 2 Toro Moyano,I. y otros (1990): «Excavación de emergencia. Necrópolis musulmana de Sahl Ben Malic. Avda. de La Constitución-Triunfo (Granada)». En A.A.A. 3 Torres Balbás, L.: Opus Cit. 4 Luzón, J.M.(1975),»Antigüedades romanas en la Provincia de Huelva» HUELVA; PREHISTORIA Y ANTIGÜEDAD, Madrid, pg. 271-320. 5 El acueducto nuevo de Itálica se data en el s.II d.C., pero existía uno anterior para abastecer a la Vetus Urbs.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA URGENCIA EN EL SOLAR Nº 11 DE LA CALLE OLID DE JAÉN. JULIO TOMÁS GÁMEZ PÉREZ SEBASTIÁN R. MOYA GARCÍA.

Resumen: La actuación arqueológica en el nº 11 de la calle Olid de Jaén, ha permitido registrar restos de tres ocupaciones en una zona del casco urbano de esta capital en la que hasta el momento apenas se habían producido actuaciones arqueológicas con resultados significativos. De este modo, se ha documentado restos de una vivienda fechada en un momento posterior al siglo XVII; un alfar y diversos pozos ciegos con una datación entre los siglos XI y XIII; y un hábitat romano con una utilización entre finales del siglo I a.C. hasta el III-V d.C.

miento de Jaén (P.E.P.P.R.I.). La finalidad de la actuación arqueológica era el conocimiento del estrato subyacente y de la arquitectura preexistente, para poder valorar la concesión de la licencia municipal de obras de construcción de tres viviendas, dos apartamentos y aparcamientos semisótano, cimentada por medio de pozos/zapatas y unidas entre sí con vigas a nivel de suelo.

Abstract: The archeological intervention in the number 11 of street Olid of Jaén has been permited to register ruins of three ocupations in this city. Until now the archeological excavations in this area haven´t importants results. There are documented ruins of a dwelling date of before S. XVII; a pottery factory and wells date between S. XI and XIII; and a roman village before S.I b.C. until S.III-V a.C.

1º Caracterización de la secuencia cronológico-cultural del sustrato arqueológico existente en el área de la intervención. 2º Documentación de los indicios constructivos y del registro material arqueológico que pueda conservarse. 3º Determinación de la funcionalidad y articulación de las posibles estructuras subyacentes. 4º Análisis y estudio, y en su caso recuperación, de nuevas áreas arqueológicas que se sumen a las existentes para el mejor y mayor conocimiento del casco histórico antiguo de Jaén. Avances en los estudios que revertirán en una mayor protección, conservación y difusión del Patrimonio de Jaén.

DEFINICIÓN Y DELIMITACIÓN DEL SOLAR.

La actuación arqueológica de urgencia en el solar nº 11 de la calle Olid de Jaén. El solar es parte del casco urbano de Jaén, localizado en su zona sureste, aunque muy cerca del centro urbano de la ciudad, en el conocido barrio de la Alcantarilla. Se sitúa a unos 10 metros de la esquina entre las calles Fuente Don Diego y Olid, siendo el nº 11 de la segunda calle citada.(Figura 1) (1). La calle Olid es un callejón peatonal de fuerte pendiente, aunque el solar se encuentra donde ésta comienza a suavizarse, que comunica las calles Fuente Don Diego y Josefa Segovia, situada a mayor altura, Es una de las dos calles laterales que rodean al Colegio Padre Poveda, conocido popularmente como “Las Teresianas”. Concretamente la situada en la fachada norte del citado colegio. La parcela nº 11de la calle Olid es un solar de 148 m2. La altitud absoluta aproximada sobre el nivel del mar para el punto “0” establecido en la excavación arqueológica es de 548 m.(2),a la que habrá que sumar las profundidades relativas recogidas en al actuación arqueológica de urgencia. DESCRIPCIÓN Y JUSTIFICACIÓN DE LA INTERVENCIÓN.

En la actuación arqueológica en el nª 11 de la calle Olid han participado, aparte del equipo técnico, cuatro peones. Además, hay que agradecer la colaboración y aportaciones realizadas por D. Pablo Casado Millán y D. Juan Carlos Castillo Armenteros sobre los materiales y estructuras registradas. La realización del estudio arqueológico en este solar se justifica en su situación dentro de los límites del Conjunto Histórico de Jaén, en su Zona B, en la que hay obligación de sondear entre un 50% y un 75% de la superficie total del solar, según el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Excmo. Ayunta-

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Además con esta actuación arqueológica de urgencia, intentamos esencialmente la consecución de los siguientes objetivos:

El planteamiento que se ha realizado en la intervención arqueológica en el nº 11 de la calle Olid, es la excavación de un 50% del solar, actuando en 76,30 m2. De los 148 m2. que tiene la parcela. Para ello se realizaron dos sondeos o áreas arqueológicas, la numerada como 1 de 42 m2.(6x7 m.) y la 2 de 32.50 m2., llegando hasta el nivel geológico, que se situaron aprovechando los pozos/zapata de la cimentación (Figura 2). El tipo de planteamiento que se adoptó difiere del que se estableció en el proyecto, en el que se establecían dos áreas de excavación de 42 m2. Se ha reducido el área de excavación 2 y su situación, debido al estado en que se encontraba la medianería del solar con la parcela contigua, la nº 9, y porque el solar no tenía las dimensiones que se establecieron en el proyecto, pasando de 167,77 m2. a 148 m2. Los dos sondeos se han dispuesto en base a dos ejes de coordenadas cartesianas y se recogieron profundidades relativas en base aun punto “0”, para facilitar la rapidez del registro arqueológico en el solar. La metodología de excavación se adaptó al planteamiento de la intervención arqueológica, anteriormente comentado, fundamentándose en los siguientes puntos: • La organización física de la excavación de mayor a menor fue en áreas, sectores y subsectores. • La organización secuencial de la excavación se realizó en unidades estratigráficas, fases estratigráficas y períodos estratigráficos. • La excavación se realizó en alzadas de 20 cm., clasificando el material por estratos naturales. • Se llevó un diario de excavación en el que se anotaron las incidencias del proceso de excavación. • El registro de material arqueológico se realizó en las fichas de registro diseñadas por el GEPRAN (Grupo de Estudios de la Prehistoria Reciente en Andalucía).

FIG. 1. Plano de situación del solar en l casco urbano de Jaén. Escala 1.1000.

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lida. Aunque entre estas estructuras se pueden realizar precisiones más concretas, no parece necesario por su modernidad, pues las estructuras de menor entidad son ya de ladrillo doble. Los muros principales, que ordenaban la estructura de la vivienda, en algunos casos, volvieron a ser reutilizados en la vivienda que actualmente se ha derribado. La fechación más antigua que se puede otorgar a estos lienzos principales no va más allá del siglo XVII-XVIII, por los materiales recogidos, pero es difícil precisar más en su cronología. PERÍODO MEDIEVAL.

La ocupación de este período también se ref leja en las dos áreas de excavación realizadas. Todos los niveles documentados de este período se fechan entre los siglos XI y XIII, destacando el material sin vidriar y pintado en rojo, como las ollitas y grandes ánforas de cuello estrecho, los candiles de piquera larga y los materiales relacionados con el horno de cerámica excavado, como los rollos de horno y los atifles o trípodes de separación de piezas. En la ocupación de estos siglos se puede precisar que existen dos momentos: el más antiguo, relacionado con el horno de cerámica (complejo estructural 2), el complejo estructural 3 del área 2 y la estructura 3 del área 1, y el más reciente asociado a los tres pozos ciegos caracterizados en la excavación, los complejos estructurales 1 y 4 del área arqueológica 2 y el 7 del área 1, que rompen la estratigrafía más antigua e incluso la romana en el área 1. Pero los dos momentos definidos se fechan entre los siglos XI y XIII. PERÍODO ROMANO.

FIG. 2. Dimensiones del solar. Escala 1:100.

• Se documentaron fotográfica y/o gráficamente en planta todas las estructuras y niveles de suelos aparecidos en el área de excavación. El dibujo de las plantas se realizó en papel milimetrado a escala 1:20. • Se documentaron fotográfica y/o gráficamente las secciones o perfiles del área de excavación. • Los materiales que se han recogido en la excavación se han inventariado atendiendo al tipo de material y unidad estratigráfica, especificando en su almacenamiento el solar, campaña de excavación, área, n º de registro y tipo de material. DEFINICIÓN Y JUSTIFICACIÓN DE LAS FASES.

La actuación arqueológica en la calle Olid se ha caracterizado por la documentación de estructuras y niveles arqueológicos de diferentes períodos, desde época moderna a romana. La potencia de los rellenos arqueológicos ha tenido una media entre los 2 m. y los 2,50 m. hasta el nivel geológico, que consiste en esta zona en arcillas margo-calizas. En la actuación se han definido tres períodos de ocupación: período moderno, período medieval y período romano, éste último dividido en dos fases. Estos períodos y fases son, desde los más recientes a los más antiguos, como siguen. PERÍODO MODERNO.

En las dos áreas arqueológicas excavadas se han documentado estructuras que pertenecían a la vivienda anterior a la ahora demo-

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Este período sólo se ve reflejado estructural y estratigráficamente en el área arqueológica 1, pues en el área 2 todos los niveles arqueológicos son medievales y modernos. Los complejos estructurales definidos tienen una fechación que va desde los últimos momentos del siglo I a.C. hasta el siglo III-V d.C., según los materiales recogidos, los cuales han sido bastante escasos. Este largo período de ocupación lo hemos dividido en dos fases estructurales y cronológicas. Fase I.

La fase I se correspondo con el momento de fundación de los espacios estructurales romanos , en estos momentos se fechan las estructuras 4 y 5. La fecha de fundación, como se indicó anteriormente, se sitúa alrededor de finales del siglo I a.C. según se desprende de los materiales recuperados. Entre los materiales más signif icativos, asociados a los niveles estratigráficos de fundación, destacan una orza gris de época augustea, precedente de la dolia del siglo I d.C., y las formas de tradición ibérica sin pintar. Fase II.

En la fase II se organizan los diferentes complejos estructurales definidos para época romana. La podemos datarla entre los siglos I-II d.C. y los siglos III-IV d.C. En esta fase se levantan las estructuras numeradas como 6,7,8,9,10,11. Los materiales que nos ayudan a establecer estas fechaciones son algunos fragmentos de siglllata hispánica, un fragmento de sigillata gala, aunque éste descontextualizado, un importante nivel de dolias, asociado al momento del abandono del complejo estructural 3, un recipiente de cocina tardío de importación y varios fragmentos de terra sigillata hispánica tardía meridional.

LAM. I. Planta final del área arqueológica 2.

FIG. 3. Planta final de las estructuras del solar. Escala 1:100.

LAM. II. Planta final del área arqueológica 1.

DESCRIPCIÓN DE LOS CONJUNTO ESTRUCTURALES.

ras 1 y 5 del área2), que estructuran la vivienda anterior a la ahora demolida, de sillarejo de mediano y pequeño tamaño con mortero de cal y arena rubia (láminas I y II). En estos grandes lienzos podemos diferenciar dos sistemas diferentes de construcción en las estructuras 1 y 5 del área 2; el primigenio, sin argamasa, y el más tardío, con mortero.

En esta actuación arqueológica de urgencia se han diferenciado once complejos estructurales fechados en época medieval y romana, que más adelante describiremos por períodos. A excepción de los complejos 5,6 y 7 del área 1 y 3 del área 2, en todos ellos se ha llegado hasta el nivel geológico. Estas excepciones tienen su explicación o en la estrechez del espacio, en los desprendimientos de los perfiles por su gran profundidad o en la aparición de agua. Por otro lado el sector C del área 2 fue abandonado en su excavación al estar relleno de zahorras desde hace unos cuarenta años, que se desprendían abundantemente de los perfiles. Este espacio era parte del antiguo establo de la vivienda anterior a la ahora demolida. PERÍODO MODERNO.

En este período no se ha definido ningún complejo estructural, pues el único espacio definido es el sector B del área 2, que, como hemos dicho, es parte de un establo reciente. Las estructuras documentadas de estos momentos se pueden clasificar en dos tipos: suelos y muros y tabiques. Sólo se ha registrado un nivel de suelo de guijarro mediano ordenado en bandas longitudinales por líneas maestras. En cuanto al capítulo de muros y tabiques destacan tres tipos: los tabiques de ladrillos dobles (estructura 4) documentados en el sector B y en el perfil norte del área arqueológica 2; un tabique de un sola cara, compuesto por sillarejo irregular de pequeño tamaño y mortero de cal y arena rubia (lámina I); y los grandes lienzos (estructura 2 del área arqueológica 1 y las estructu-

PERÍODO MEDIEVAL.

Hemos diferenciado cinco complejos estructurales fechados entre los siglos XI-XIII y una estructura aislada (estructura 3 del área1), de la misma datación. De los cinco complejos, tres son pozos ciegos, los numerados como 7 en el área 1 y 4 del área 2 (Lámina I, figuras 4 y 5). Los tres pozos ciegos se caracterizan por tener un escaso porcentaje de su alzado excavado en el nivel geológico y no estar delimitado por ninguna estructura. Se diferencia el complejo estructural 4 porque fue sellado por varias capas de tierra y barro de color amarillo, verde y naranja. Las estructuras o muros de este período (estructura 3 del área 1 y 3 y 6 del área 2) se caracterizan por ser de sillarejo pequeño e irregular y no contar con ningún tipo de argamasa, dando una imagen de menor entidad. Las estructuras 3 y 6 conforman el complejo estructural 3, que contiene en su interior la estructura 7, de la que sólo podemos ver 1/3 de su planta, pero que merece un comentario aparte. Se trata de una pieza de un molino romano que se encuentra en un contexto secundario medieval y que debemos relacionar con los complejos estructurales romanos de la zona. 397

Tiene una dimensiones aproximadas de 0,80 m. de alto por 1,10 de diámetro y está realizado en una pedra arenisca. Esta pieza está metida en el perfil norte y sirve de cimentación a un tabique de ladrillos (Figura 4, láminas I y III). Por último hay que comentar el complejo estructural 2. Se trata de la última hilada conservada de un horno de cerámica (Figura 4, láminas I y IV), como se desprende por el abundante material recogido en sus alrededores relacionado con su funcionalidad, como los fallos de alfarero, los atifles o trípodes de separación de piezas para su cocción y los rollos de horno para realizar diferentes estantes o alturas para la cocción. Está realizado en pequeñas piedras, cortadas en lajas, y tiene un diámetro de 1,40 m. por su exterior. PERÍODO ROMANO.

De este período se han diferenciado seis complejos estructurales delimitados por ocho estructuras. Todos los complejos se caracterizan por ser de planta rectangular o cuadrangular y las ocho estructuras diferenciadas se pueden agrupar en dos. Por un lado los muros de sillarejo medianos y grandes y sin ningún tipo de mortero, que son las estructuras 4,5,6,8,9,10, y 11 (Lámina II y figura 5). Todos estos muros se caracterizan por conservarse sólo en su estructura de cimentación o primera hilera de alzado y tener una anchura de unos 0,60-0,70 m. Por otro lado la estructura 7 consiste en un pavimento de medianas y grandes losas que cubren el pasillo formado por las estructuras 4 y 9 (lámina II y figura 5).

LAM. III. Planta de pieza de molino y de las estructuras 3 y 5 (Área arqueológica 2).

PROCESOS DEPOSICIONALES Y POSTDEPOSICIONALES.

La interpretación que se puede realizar sobre los procesos deposicionales y postdeposicionales, tiene sus bases en la observación durante el trabajo de campo, la lectura de la composición y textura de las unidades estratigáficas y la distribución y caracterización del registro material excavado. La generalidad de los niveles arqueológicos se caracteriza por su horizontalidad y por los tipos de cubetas que lo contienen. Tan sólo varían en su disposición los niveles que rellenan fosas, ya sea de cimentación o pozos ciegos, que se disponen de manera arqueada. Los procesos de deposición de los registros del período romano se pueden diferenciar en dos tipos: la casi totalidad del registro romano responde a una acumulación continuada y lenta durante los cuatro o cinco siglos de ocupación que se producen en la zona, en la que se abandona o pierde escaso material; y la unidad estratigráfica 8 en el área 1, que se asocia al momento del abandono lento, que produce una acumulación continuada y también una escasez del mater ial arqueológico. Los procesos postdeposicionales que afectan a la estratigrafía romana se producen con la ocupación entre los siglos XI y XIII, rompiendo la continuidad de los niveles en el complejo estructural 1 y en el 3 mediante dos fosas, una de ellas utilizada como pozo ciego (complejo estructural 7). Los procesos de deposición que dan forma a la estratigrafía medieval se caracterizan por la acumulación continuada por el uso de los espacios y la vida cotidiana, cuyo ejemplo más claro se encuentra en el horno de cerámica y los pozos ciegos, donde se producen una colmatación por el rechazo y el desecho. Los pozos ciegos son sitios que se construyen para el abandono de material inservible y de desechos orgánicos de la actividad humana. Los principales procesos postdeposicionales son las mismas fosas de los pozos ciegos, que afectan y rompen la estratigrafía medieval poco más antigua, y las fosas para los lienzos de la vivienda ante-

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LAM. IV. Planta de horno de cerámica (Área arquelógica 2).

rior a la ahora demolida, que también cortan los momentos anteriores y seguramente afectaron al horno de cerámica y al complejo estructural 1 (pozo ciego). Por último los procesos deposiconales que dieron forma a los niveles modernos fueron en su mayor parte producto de la acumulación continuada y principalmente del relleno intencionado para nivelar desde la cimentación de sus estructuras hasta el nivel de los suelos. La mayor parte de los registros de este período no existen por la continua limpieza de sus ocupantes y los procesos postdeposicionales, que en este caso consisten en las zanjas para las conducciones de agua corriente y la evacuación de las aguas fecales. INTERPRETACIÓN HISTÓRICA.

En esta actuación arqueológica hemos registrado los restos de tres ocupaciones, representadas en la vivienda posterior al siglo XVII, un alfar y diversos pozos ciegos fechados entre los siglos XI y XIII y un hábitat romano de finales del siglo I a.C. al III-V d.C. La vivienda posterior al siglo XVII sufre varias remociones a lo largo de su ocupación, siendo las últimas de mediados del presente siglo. La vivienda se adaptaba al trazado viario actual y sirvió su estructura de base para la que actualmente se ha demolido. Diferenciamos una estructura más antigua, con muros de piedra sin

FIG. 4. Planta final del área arqueológica 2. Escala 1:30.

399

FIG. 5. Planta final del área arqueológica 1. Escala 1:30.

argamasa, una posterior, con muros de piedra y mortero, y una tercera, en la que se usan ladrillos dobles para tabicar. De época medieval destacan el uso de tres pozos ciegos y especialmente un pequeño horno circular de cerámica. Este horno demuestra la costumbre habitual en estos momentos de situar los alfares en los adarves de la ciudad islámica. Es posible que con este pequeño 400

horno estuviera relacionada la pieza de molino romano y el complejo estructural 3, que tuvieron uso en el mismo momento, pero no podemos asegurar esta hipótesis por no haber podido concluir la excavación de este complejo por los motivos ya indicados. Por último, consideramos que las estructuras romanas registradas en la excavación, ateniéndonos al registro material documen-

tado, deben relacionarse con un hábitat rural y posiblemente con espacios dedicados a la producción de aceite. Nos apoyamos para expresar esta hipótesis en el nivel de dolias documentadas en el complejo estructural 3 del área arqueológica 1, que debió ser un espacio dedicado al almacenaje en estos grandes recipientes, y en la pieza de molino romano, documentada en el área 2.

Esta pieza parece ser el contrapeso del brazo de un molino de aceite (3). Una vez concluida la excavación, y a instancias de la Delegación Provincial de Cultura de Jaén, se ha procedido a la extracción de la citada pieza para su traslado e integración en el Museo del Aceite “Hacienda La Laguna” de la localidad de Puente del Obispo (Jaén).

Notas 1 Plano de la Red Viaria y Alturas de la Edificación, nº 2.20, para el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Casco Histórico del Excmo. Ayuntamiento de Jaén (escala 1:1.000). 2 El punto “0” de la excavación concuerda con el punto denominado “B” en la figura 2 3 Este tipo de contrapeso aparece recogido en el artículo de J.R. Carrillo D 4 Díaz-Pinés “Testimonios sobre la producción de aceite en época romana en la Subbética Cordobesa”, en la revista “Antiquitas”, año V, nº6. pp. 53-91.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA REALIZADA EN LA PISCINA COMUNITARIA DE LOS BLOQUES A1, A2, A3, A6, A7 Y A8 DEL SECTOR UA-23 DE MARROQUÍES BAJOS DE JAÉN. ANTONIO BURGOS JUÁREZ CRISTÓBAL PÉREZ BAREAS RAFAEL LIZCANO PRESTEL

Resumen: A pesar de las transformaciones que ha sufrido esta zona del yacimiento de Marroquíes Bajos y en especial por la construcción en épocas recientes de una fábrica de aceite, hemos podido diferenciar hasta sietes fases constructivas pertenecientes a la época prehistórica que vienen determinadas por la superposición de estructuras. Destacan las estructuras excavadas en el sustrato de margas, de trazo circular y sección acampanada. Las cabañas circulares definidas por zanjas de cimentación. Y las que presentan zócalo de adobes y piedras. Dentro de la primera fase, en la estructura VIIB, se pueden apreciar los restos de animales que se pueden corresponder con un enterramiento ritual. Abstract: In spite of the transformations the area of the Marroquíes Bajos archaeological site has undergone, particularly due to the recent construction of an olive-oil plant, we were able to differentiate seven building phases within the prehistoric age, determined by the structures lying one on top of the other. We should highlight the structures excavated in loam substrates, circular in shape and with a bell-shaped section; the circular huts defined by their foundations, along with those that have adobe and stone socles. In structure VIIB, within the first phase, animal remains have been found that could correspond to a ritual burial.

LAM. I. Vista general de la intervención.

PLANTEAMIENTO DE LA EXCAVACIÓN

INTRODUCCIÓN. LOCALIZACIÓN DE LA INTERVENCIÓN

En el planteamiento de la excavación arqueológica hemos tratado en lo posible de que se ajustara a los propuestas recogidas en el “Proyecto Global de Intervención Arqueológica para la UA-23 de Jaén”, consistiendo el proceso de intervención en:

Antes de entrar en los planteamientos de la excavación y en sus resultados, queremos expresar nuestro agradecimiento al servicio de arqueología de la Delegación Provincial de Cultura de Jaén por las facilidades prestadas y seguimiento realizado, a PROLOGA propietaria del solar que ha corrido con todos los gastos ocasionados por la intervención arqueológica, a la empresa COVALMON, que ha sido la encargada de realizar los trabajos de campo, y a todas las personas que han participado en dicha actuación.

- Seguimiento de los destierros superficiales hasta alcanzar los niveles arqueológicos, entendiendose estos destierros, por un lado la retirada de los depósitos correspondientes a los restos de edificaciones contemporáneas, en este caso la intervención se sitúa sobre la zona que ocupaba parte de la antigua factoría de aceites de Carbonell, y por otro lado, los rellenos o niveles deposicionales actuales, en este caso escombros procedentes de las edificaciones a la que se asocia la piscina.

El yacimiento de Marroquíes Bajos de Jaén se localiza al norte de la ciudad (Fig. 1), zona en la que se está realizando una gran ampliación urbanística. Esta zona se sitúa en el límite entre las últimas estribaciones de la Sierras Sub-béticas y el inicio de las Campiñas Jienenses, conocidas como Campiña Superior. El yacimiento se sitúa sobre una ladera ondulada que describe una suave pendiente hacia el norte.

- Sondeos arqueológicos hasta el substrato estéril. La finalidad de estos sondeos era obtener la máxima información posible acerca de la secuencia y seriación estratigráfica de esta zona del yacimiento. En este caso únicamente se ha dejado por excavar las zonas alteradas por las antiguas edificaciones y las zonas en la que la piscina no altera los niveles arqueológicos. En este sentido la superficie total excavada ha sido de unos 250 m2 divididos en cuatro cortes (A, B, C y D. Fig. 2 y 3).

La zona en concreto de esta intervención, se sitúa en los patios comunitarios de los bloques de viviendas A1, A2, A3, A6, A7 y A8, del sector UA-23, donde se pretende realizar una piscina comunitaria de unos trescientos metros cuadrados. Esta piscina consta de tres lóbulos (sectores 1, 2 y 3), que presentan cada uno de ellos distinta profundidad, por lo que en algunos casos los niveles arqueológicos no se verán afectados. 402

Posteriormente realizamos la documentación planimétrica de las estructuras que se encuentran horadando el substrato sedimentológico estéril, que una vez localizadas sobre la planimetría realizada, pasamos a su excavación, en la mayoría de los casos ésta ha sido completa, aunque en algunos de los casos ha sido parcial, bien por quedar fuera del área de excavación o estar alteradas por

FIG. 1. Localización del yacimiento y de la intervención.

403

FIG. 2. Situación de los cortes y de las secciones.

los restos constructivos contemporáneos, o bien por no presentar indicios que hicieran necesaria su excavación completa. En todo caso cada estructura ha sido excavada al menos en un 50%, superando la superficie total excavada de las estructuras el 60%. METODOLOGÍA Y OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA

La metodología seguida ha estado en función de los factores y características que directa o indirectamente han influido y afectado a la formación de los depósitos arqueológicos (construcciones modernas, remociones de tierras...). En todo caso la metodología de la excavación a estado dirigida a obtener criterios de diferenciación entre los rellenos arqueológicos a fin de poder correlacionar las distintas estructuras documentadas, para poder obtener la secuencia diacrónica del yacimiento en general, de la zona en particular, en las que se recojan las pautas que a nivel socioeconómico estructuran su formación, desarrollo, abandono y destrucción. Con estas premisas, la excavación, una vez alcanzados los complejos estructurales ha estado planteada bajo criterios metodológicos microespaciales, que nos han asegurado un mayor grado de 404

precisión en la obtención de los datos que contiene el registro arqueológico. Aunque la metodología ha sido similar, al tener por objeto la obtención de secuencias estratigráficas, lógicamente la excavación ha diferido atendiendo no sólo a las características específicas de cada zona y cada estructura o complejo estructural, sino en función de las características contextuales por lo que se han obtenido las secuencias estratigráficas de la excavación a través de secciones acumulativas, para lo cual se han dividido al menos en dos sectores tanto las zonas como las estructuras excavadas, para obtener el registro y la lectura estratigráfica de los depósitos. Para el control durante el proceso de excavación del primer sector se ha utilizado como norma básica el concepto de Unidad Mínima de Excavación. Estas unidades se han establecido por criterios que han dependido de las características físicas de los depósitos. El grosor de estas Unidades Mínimas de Excavación se han fijado por grosores variables dependiendo de la entidad de los depósitos, en todo caso por niveles artificiales dentro de estratos naturales. En el segundo sector, una vez que hemos obtenido la secuencia estratigráfica de la zona excavada o estructura, e identificadas las distintas Unidades Sedimentarias, el proceso de excavación ha sido similar, en este caso condicionando la unidades mínimas a las características de las unidades sedimentarias, ésto nos ha permitido, además de poder

FIG. 3. Planimetría general de la intervención.

aislar y correlacionar en contextos cerrados el registro arqueológico de cada unidad sedimentaria, una mayor comodidad a la hora de asociar las distintas plantas de los sectores excavados.

unidades sedimentarias como por unidades mínimas de excavación, cuando éstas lo han requerido.

El proceso de excavación ha dependido en líneas generales de las siguientes pautas de registro y excavación. Por un lado la ubicación tridimensional de los artefactos y ecofactos en aquellas unidades sedimentarias que lo han requerido por tratarse de suelos de ocupación o contextos en los que se ha constatado una deposición intencionada. Y por otro lado la recogida sistemática y programada de muestras sedimentológicas y antracológicas tanto por

DESCRIPCIÓN DE LOS GRUPOS ESTRUCTURALES CORTE A.

El corte A queda situado al suroeste del sector 3, en el lugar donde se proyectaba la ubicación de la depuradora. Este espacio ocupa unas dimensiones de 6,50 x 4,00 m. (Fig. 3). 405

La secuencia obtenida en este sondeo muestra la existencia de una ocupación prehistórica continuada en esta zona del yacimiento, que desde el punto de vista estratigráfico queda reflejada en la superposición estructural de las distintas unidades de habitación y/o almacenaje, cuya característica común es la de utilizar la base sedimentológica estéril, fundamentalmente constituida por margas y arcillas expansivas, como soporte para su construcción. El primer grupo estructural constatado, con el que deben de relacionarse los primeros momentos de ocupación de la zona, lo conforman tres estructuras subterráneas excavadas en su totalidad en las margas y que en líneas generales mantienen similares pautas de sedimentación y relleno. Estas tres estructuras (I, II y III), se encuentran colmatadas por depósitos esencialmente de desechos, aunque formados tanto por aportes erosivos como por los restos de actividades que originariamente fueron realizadas en sus interiores y que principalmente han aportado productos cerámicos y abundantes restos óseos de especies animales domésticas. Aunque resulta difícil establecer criterios de correlación temporal y funcional entre los rellenos arqueológicos de estas estructuras, debido fundamentalmente a la desconexión estratigráfica que se plantea en este tipo de hábitats, así como a la inexistencia de contextos arqueológicos cerrados que no hayan sufrido alteraciones postdeposicionales, resulta evidente la presencia de diferentes momentos de uso que demuestran que las estructuras debieron de

FIG. 4. Corte A. Secciones.

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estar destinadas a diversas funciones antes de ser amortizadas y de rellenarse en su totalidad. Estas estructuras, como las localizadas y excavadas en el sector 2 (cortes B y C), marcan una primera fase de ocupación con un patrón esencialmente subterráneo. Sin embargo no podemos olvidar que estas estructuras pueden estar relacionadas con construcciones de habitación al aire libre, caracterizándose por una articulación en torno a grandes cabañas circulares cuyos perímetros aparecen definidos por zócalos de piedra y/o adobes, así como en otros casos, por las obras de cimentación previas a los alzados (zanjas y hoyos de poste excavados en el sustrato). Desde esta perspectiva es interesante señalar la pervivencia, durante el tercer y segundo milenio, de estructuras subterráneas en muchos casos destinadas a diversas actividades (almacanaje, funerarias, consumo, desecho, etc.). La estructura I (Fig. 4. SA1), es la que presenta menores dimensiones con un diámetro máximo en su base de 1,70 m. y una altura de 0.50 m. El relleno arqueológico de estas estructura está formado por dos niveles constituidos básicamente por desechos de fauna, siendo muy escasos otros restos materiales, incluidos los cerámicos. Los restos de fauna, más abundantes en el nivel superior, pertenecen a animales domésticos de gran tamaño entre los que destacan las vertebras y mandíbulas inferiores de bóvidos. La escasez de otros productos en el estrato inferior frente a su mayor presencia en el

superior podría apuntar a que esta estructura estuviese destinada, al menos en segundo momento, al almacenaje de carne. La estructura II (Fig. 4. SA2), presenta un perfil siliforme con un diámetro máximo en su base de 3,00 m., 0,80 m. en la boca y 1,50 m. de altura. Al igual que la anterior destaca su relleno estratigráfico formado por tres niveles. Los dos primeros son mucho más delgados presentando en su composición un mayor aporte de materia orgánica que implica tonalidades pardas y texturas finas y poco compactadas junto con la presencia de pequeñas piedras. El estrato superior marca una importante diferencia tanto por su grosor como por su composición, con una textura granulosa más compacta que los niveles inferiores y con numerosos restos de adobe que determinan su tonalidad marrón rojiza. La deposición de este nivel parece haberse realizado de forma rápida y supondría el relleno completo de esta estructura. En cuanto a los materiales arqueológicos contenidos en los diversos estratos podemos indicar que no se observan diferencias significativas, aunque destacan por su número los productos cerámicos desechados así como los restos de fauna que se concentran sobre todo en el segundo nivel y entre los que cabe resaltar los huesos de suidos, fundamentalmente mandíbulas inferiores.

pequeño tamaño que quizás sirviesen como zócalos para la sujeción de los postes para soportar el peso de las paredes de las cabañas realizadas con materiales vegetales, como se constata en el tramo norte de la zanja. Por su parte la estructura IVA, además de los calzos presenta hoyos de poste alineados en su exterior. La secuencia estratigráfica del corte 2 continúa con un grueso nivel de origen erosivo en el que se constata la presencia de restos cerámicos prehistóricos y sobre el que se excavan dos estructuras siliformes. La primera de ellas (VA) de dimensiones más reducidas se encuentra rellena por depósitos de desechos entre los que destaca la presencia de cerámicas a torno de época musulmana. La mitad superior de esta estructura se rellena por aportes de tierra con abundante materia orgánica que forman sucesivas capas de carbones y cenizas separadas por finos niveles de margas. Esta estructura se encuentra cortada en su parte superior por una fosa contemporánea (estructura VC) rellena de escombros entre los que predominan los restos de materiales constructivos (ladrillos, yesos, baldosas, etc.). La estructura VB de dimensiones y morfología parecidas está rellena con materiales actuales predominando los elementos constructivos (tejas y ladrillos). CORTES B y C.

La sección oeste de la estructura III (Fig. 4 SA1), como la anterior, presenta una tendencia siliforme con un diámetro inferior de 2,80 m. y un diámetro en la boca de 2,10 m. Su estratigrafía guarda semejanzas con la de la estructura II. En su base se colmata un primer nivel de textura arenosa ligeramente compactada en el que son escasos los materiales arqueológicos. La presencia de niveles sedimentarios similares en composición en la mayor parte de estas estructuras puede deberse a que se trate de un nivel de preparación del fondo por el que se lograría eliminar las irregularidades de la base de estas construcciones, al tiempo que permitirían un mejor aislamiento. La posibilidad de acondicionamientos anteriores al uso de estas estructuras se constata en otras zonas de Marroquíes Bajos y en otros yacimientos de la provincia. El límite superior de este nivel de acondicionamiento, muy horizontal, puede relacionarse así con el primer suelo de ocupación sobre el que se depositan un alto número de pequeñas piedras y restos de adobes y sobre el cual se colmata el siguiente depósito con una mayor cantidad de materia orgánica y de restos cerámicos. Este segundo nivel queda sellado por una fina capa de barro blanco compactado que constituye un segundo suelo a partir del cual se produce un cambio en la estratigrafía depositándose un nivel mucho más grueso y compacto que los precedentes y con una tonalidad más oscura. Este estrato contiene mayor cantidad de restos arqueológicos entre los que destacan productos cerámicos y desechos de animales, sobre todo de suídos. El último depósito que sella esta estructura presenta una alta concentración de materia orgánica con mayor cantidad de carbones y cenizas que le confieren una tonalidad negra y una textura fina y suave. Este último estrato se deposita cuando la estructura está prácticamente sellada formando un cúmulo sobre la roca, lo que podría relacionarse a nivel secuencial con el segundo momento constructivo documentado en el corte A. Las evidencias estructurales de este segundo momento están representadas por dos nuevas estructuras que corresponden a sendos arcos excavados en las margas (estructuras IVA y IVB; que constituyen las cimentaciones de dos grandes cabañas cuya continuidad se ha podido registrar en el sector 3, dentro del corte B (Fig. 3). Estas zanjas, que en parte de su trazado se excavan sobre los depósitos anteriores y que colmatan a las estructuras I y III, se presentan paralelas hasta que llegan a unirse en su zona más oriental. En el interior de la estructura IVB se conservan algunas piedras de

Estas dos zonas de la excavación se encuentran separadas por un testigo de 1 metro de ancho y se localizan en la zona noroeste del área de intervención. Sus límites han sido adaptados por una parte a uno de los lóbulos de la piscina (sector 2) y por otra han sido definidos por la situación de las construcciones y fosas contemporáneas de la antigua fábrica de aceite existente en este mismo lugar que han cortado los depósitos prehistóricos registrados (Fig. 2). Estas construcciones consisten en potentes muros de piedra y cal que delimitan espacios rectangulares utilizados como “atrojes” de aceituna y un aljibe circular con pared de ladrillo (Fig.3). Como evidencia la planimetría general (Fig. 3), en esta zona se realizaron un gran número de construcciones cuya superposición se relacionaría con los distintos momentos de ocupación registrados. La mayor parte de las estructuras fueron excavadas en el sustrato sidementológico estéril. Para facilitar la descripción de estas estructuras procederemos a su agrupamiento en base a su tipología, teniendo en cuenta que la proliferación de pequeños hoyos y la superposición estratigráfica no nos permite en muchos casos su correlación con las estructuras que delimitan los espacios de habitación. En un grupo incluiremos las estructuras circulares excavadas en las margas que presentan secciones piriformes y diámetros superiores 1,40 m. A este grupo se adscriben las estructuras VIIB y XI localizadas en el corte B y las estructuras XIVC, XV, XVI y XVII, en el corte C. La mitad oriental de la estructura VIIB, desapareció al ser seccionada cuando se realizó la construcción de uno de los muros de la antigua fábrica (Fig. 3), Esta fosa contenía varios depósitos superpuestos entre los que cabe destacar un primer nivel de uso que coincide con la deposición de los restos completos de un perro, mandíbulas de otros cánidos y los restos deteriorados de bóvidos, cuernos y vértebras fundamentalmente. Sin duda el contexto responde a un enterramiento ritual del que sólo hemos obtenido una parte del registro, por lo que quizás los restos de mandíbulas de perro podrían formar parte de otros enterramientos completos desaparecidos con la destrucción de la mitad oriental de la estructura. Los estratos que se superponen a este nivel de enterramiento podrían corresponder a distintos niveles de relleno de la estructura circular.

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LAM. II. Corte C Estructuras XV y XVI.

LAM. IV. Corte B Estructura XIX.

tando y alterando los estratos superiores de la estructura XV. La estructura XV sólo parece presentar un nivel de suelo que coincide con la base de la estructura y sobre el que se superponen los sucesivos niveles de relleno. En cambio, la estructura XVI presenta dos suelos sobre los que los materiales cerámicos aparecen horizontalizados. Un último nivel de relleno se sedimenta sobre ambas construcciones (Fig.5). La estructura XVII presenta dos grandes niveles de relleno y tanto los estratos como los restos de cultura material mueble aparecen horizontalizados sobre todo en la base de la estructura (Fig. 5). En el corte B se han documentado otras estructuras circulares menores, como en el caso de las estructuras VIII, IX y XIII, también excavadas en el sustrato estéril y que presentan unas dimensiones y unos alzados en sus secciones superiores a las de los pequeños hoyos que podríamos relacionar con los postes de cabañas o de otros tipos de construcciones de producción y/o consumo, aunque por el momento no podemos apuntar las características funcionales de estas fosas (Fig. 3). Otro de los grupos estructurales representados en esta zona son los espacios circulares delimitados por pequeños zócalos de piedra o por estrechas zanjas excavadas en las margas o en los estratos precedentes y que podrían constituir las cimentaciones y los restos de los alzados de “cabañas” (Fig. 3). A este grupo se adscriben las estructuras XIV y XIVB localizadas en el corte C y las dos zanjas que se documentaron en la zona meriodional del corte B que se prolongan en el corte A (estructuras IVA y IVB). En el corte B también se han documentado pequeños tramos de zanjas que podríamos incluir en este mismo grupo. En el corte C, la zanja de la estructura XIV y el zócalo de piedras de la estructura XIVB, han sido cortadas por el aljibe circular que forma parte de las construcciones de la antigua fábrica de aceite. LAM. III. Corte B Estructura VIIB.

Las demás estructuras que se adscriben a este grupo, presentan unas características estratigráficas similares puesto que sus suelos o niveles de uso presentan restos de cultura material mueble (cerámicas, instrumentos líticos y desechos de fauna y conchas sobre todo) en posición horizontal, sobre lo que se depositan varios estratos que constituyen los sucesivos niveles de relleno de estas construcciones. En algún caso se aprecia la superposición entre algunas de éstas como sucede con las estructuras XV y XVI que pueden relacionarse estratigráficamente. Cuando se construyó la estructura XVI, la estructura XV ya se encontraba colmatada por niveles de relleno ya que la fosa de construcción de aquella se presenta cor408

La intensa superposición estructural de estas cabañas ha determinado que las sucesivas construcciones hayan ido arrasando a las precedentes, por lo que éstas no han podido ser delimitadas en su totalidad, lo que conlleva que muchos de los hoyos de poste registrados no puedan correlacionarse con las distintas fases de construcción de estas cabañas. Es posible que muchos de estos hoyos, sobretodo los que presentan los diámetros más pequeños estén relacionados con determinadas actividades domésticas que no han podido ser definidas. En otros casos estos hoyos se presentan alineados o paralelos a las zanjas de cimentación de las paredes de las cabañas y en el caso de una de las grandes cabañas documentadas también en el corte A, estos hoyos se encuentran excavados en el interior de la propia zanja que la delimita.

FIG. 5. Corte C. Secciones.

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Otra de las características de este grupo de estructural es la discontinuidad de las zanjas. Estas interrupciones podrían estar relacionadas con los accesos a los interiores de estas estructuras, aunque en otras ocasiones a partir de estas interrupciones se inician alineaciones de postes que parecen continuar la delimitación de las cabañas como sucede en el caso de la estructura XIV (Fig. 3). El estrato que se superpone a estas construcciones está bastante generalizado por toda la zona y parece haberse depositado de forma lenta hasta cubrirlas por lo que puede tratarse de rellenos erosivos que han alterado sus suelos hasta su práctica desaparición. Sobre estos relllenos se construyeron nuevos espacios de habitación representados por la estructura XIX (Fig. 6, SB1). En el corte B se registran las estructuras X y VIIA, excavadas en el sustrato estéril y que definen espacios ovalados y que no presentan zócalos o zanjas de delimitación sino que sus límites están representados por los propios cortes del sustrato (Fig. 3). La estructura XIX responde a otro tipo de construcción registrado en la zona norte del corte B y consiste en un zócalo formado por dos líneas de adobes paralelas y un relleno, entre estas dos alineaciones, de piedra de pequeño tamaño. Con este zócalo ligeramente curvo estaría relacionado un hogar circular que no presenta ninguna construcción que lo delimite, por lo que estaría definido por la propia zona de combustión (Fig. 3). Este zócalo y el hogar se relacionan con un delgado pavimento de barro apisonado que aparece reflejado en las secciones B1 y B3 (Fig. 6) y que constituiría el suelo de la estructura. Es conveniente apuntar que este suelo se superpone a algunos de los hoyos de postes relacionados con estructuras delimitadas por pequeñas zanjas de momentos anteriores, así como el estrato que rellena a la estructura VIIA, por lo que su construcción tuvo lugar una vez que esta estructura se había colmatado (Fig. 6, SB3). En el mismo corte, en su zona noreste y seccionada por uno de los muros de la antigua fábrica de aceite, se ha documentado la estructura VI, que consiste en una plataforma de barro sobre la que se practica una zanja que sirve de cimentación para un zócalo de piedras dispuestas de forma vertical. Esta posible cabaña se superpone a los depósitos que rellenan la estructura VIIA y llega a cortar el pavimento asociado al zócalo de adobes de la estructura XIX por lo que su construcción tuvo lugar en un momento posterior. La estructura VI podría incluirse en el mismo grupo que la estructura XIVA localizada en la zona norte del corte C. En este último caso la construcción consiste en un paquete de barro cuyo límite exterior adquiere una forma ovalada mientras que su cara interna no se define con claridad, posiblemente debido al derrumbe o erosión del propio barro. Esta construcción delimita un espacio en cuyo suelo se sitúa un hogar central definido por la propia zona de combustión. En el mismo suelo y entre el estrato de ceniza, se han registrado algunos elementos cerámicos posiblemente relacionados con las actividades de producción y consumo realizadas entorno a la zona de combustión. Los límites de la zona de excavación y la existencia de una fosa contemporánea localizada en el ángulo noroeste del corte, han impedido definir la planta completa de esta estructura. La estructura XX es un pequeño zócalo de piedras localizado junto a la sección oeste del corte B (Fig. 6, SB1) y que posiblemente defina un pequeño banco que se prolongaría tras el testigo. Esta construcción sería contemporánea al zócalo de adobes de la estructura XIX, aunque el pavimento ha desaparecido en esta zona.

410

CORTE D.

El corte D se sitúa dentro del sector 1 de la piscina que presenta una importente alteración del relleno arqueológico como resultado de las instalaciones industriales contemporáneas que ocupan más del 80% de la superficie de este sector, así como por una serie de zanjas y fosas destinadas, muchas de ellas, a albergar canalizaciones de la almazara. Debido a estas circunstancias el corte D, cuya finalidad era la de contrastar la secuencia estratigráfica obtenida en el resto de los cortes y de comprobar la intensidad de la ocupación prehistórica en la zona, debió de plantearse en el extremo noreste, junto al muro norte de uno de los atrojes de la almazara (Fig. 3), que seccionó los rellenos arqueológicos prehistóricos. Las dimensiones originales de este corte eran de 7,60 por 4,00 m. aunque debido a la existencia de fosas recientes en la zona occidental, la superficie excavada fue algo menor. Los resultados estratigráficos obtenidos indican en líneas generales una secuencia similar a la obtenida en los cortes B y C del segundo sector. Esta secuencia se agrupa en cuatro grandes momentos constructivos determinados por la superposición de estructuras de habitación y las unidades sedimentarias a fines a ellas. El primer momento, al igual que en el resto de las zonas de excavación, está definido por la existencia de estructuras excavadas en las margas. En este caso, sólo quedan representadas por una pequeña estructura (estructura XXI) colmatada por un paquete de textura granulosa y coloración marrón-rojiza que contiene escasos restos materiales (Fig. 7, SD3). Sobre esta primera construcción se superponen tres niveles que alcanzan una altura máxima de 0,50 m. Estos niveles no se presentan directamente relacionados con ninguna estructura por lo que resulta difícil establecer una valoración sobre su génesis y procesos de sedimentación, aunque su reducido grosor, así como la presencia de carbones, cenizas y materiales de construcción (restos de adobes, barro con improntas, etc.) Indican que éstos se formaron tras un uso continuado de esta zona y no por procesos erosivos de sedimentación lenta. Tras la colmatación de estos depósitos se constata en la secuencia un segundo momento constructivo al superponerse los restos de una cabaña circular con zócalo de piedras y adobes de la que sólo se ha conservado un arco de 2,50 m. aproximadamente, situada en el extremo oriental del corte, el suelo de ocupación y un hogar adosado al zócalo (estructura XVIIIB). El sistema constructivo de esta cabaña es similar al de la estructura XIX en el corte C, mostrando no obstante un mayor grado de complejidad en su construcción. Sobre el estrato precedente se dispone un nivel de grosor variable con el que se consigue preparar la superficie del terreno. Este nivel de acondicionamiento está formado por chinarros y pequeñas piedras, trozos de cerámicas y restos de fauna muy fragmentados que constituyen un conglomerado muy consistente. Sobre este nivel de compactación se sitúa el zócalo de la cabaña para la que se excava una pequeña zanja en la base de chinarros. A ambos lados de esta zanja se levanta un zócalo de 0,70 m. de anchura con piedras de mediano tamaño dando cara a ambos lados. El relleno interior de este zócalo, así como el de la zanja, se realiza con pequeñas piedras posiblemente utilizadas como calzos y posteriormente queda recubierto con barro (Fig. 7, SB3). Por último, al interior de la cabaña, el suelo de chinarros aparece cubierto por una delgada capa de barro muy compactado del que sólo se conservan algunas partes en la zona central y junto al zócalo donde se emplaza un hogar sobreelevado. Este hogar presenta una forma cuadrada que enmarca un espacio circular donde se realizaba la combustión. Sobre los restos de esta cabaña se depositaron dos niveles formados por los desechos de la ocupación de este momento y en los que abundan los restos cerámicos, de fauna y elementos constructivos como adobes y barro con improntas vegetales.

FIG. 6. Corte B. Secciones.

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FIG. 7. Corte D. Secciones.

El tercer momento se registra sobre estos depósitos y consiste en una segunda cabaña (estructura XVIIIA) de la que sólo se ha conservado el cuadrante noroeste. Esta estructura de tendencia circular muestra, como ocurría en los cortes B y C con las estructuras XIVA y VI, un cambio en los sistemas de construcción de las estructuras de habitación que tiene como resultado una simplificación de las construcciones de cimentación, desapareciendo los zócalos a dos caras construidos en piedra y en su lugar se construyen plataformas de barro sobre las que se realizan las zanjas en las que se sitúan lajas de piedra en posición vertical. El nivel deposicional del interior de esta estructura responde a un contex412

to de uso al aparecer sellado por la caída de las paredes como atestiguan los restos de barro con improntas vegetales y la presencia bajo estos niveles de derrumbe de grandes fragmentos de vasijas. Tanto el estrato que cubre el interior de la cabaña como hacia el exterior aparecen evidencias de incendio (Fig. 7, SD1, SD2). Sobre estos depósitos se colmatan dos nuevos niveles que parecen haberse depositado de forma lenta por procesos erosivos. En un momento posterior se construye una nueva cabaña (estructura XVIII) que presenta un zócalo con cara a los dos lados construido con piedras de mediano tamaño y con un relleno inte-

rior de cascajo y barro. Este nuevo arco de cabaña se sitúa en el extremo suroeste del corte (Fig. 3 y Fig. 7, SD1). Desgraciadamente nada podemos decir acerca del interior de este espacio ya que la construcción de la almazara supuso la destrucción del resto de la estructura. Su cimentación se realiza sobre los depósitos precedentes que rellenan una gran fosa abierta en el extremo suroeste y que fue rellenándose por diferentes paquetes de carácter erosivo. LA SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA DE LA ZONA.

La secuencia obtenida en esta zona del yacimiento plantea la existencia de al menos siete grandes momentos constructivos que fundamentalmente vienen determinados por la superposición de estructuras. En muchos casos dicha superposición ha podido correlacionarse no sólo por su posición estratigráfica sino además por sus similares características constructivas. La primera fase registrada se corresponde con la construcción de estructuras excavadas en el sustrato de margas que presentan como características comunes sus trazados circulares, sus secciones acampanadas y su carácter subterráneo. En este grupo se incluirían las estructuras I, II y III del corte A, las estructuras VIIB y XI del corte B, las estructuras XIVC, XV, XVI y XVII del corte C y las estructura XXI del corte D (Fig. 3). A un segundo momento constructivo corresponden las grandes cabañas circulares definidas por zanjas de cimentación, dentro de las cuales aparecen pequeñas piedras dispuestas de forma vertical que servirían para sustentar las paredes de materia vegetal revocadas con barro y alineaciones de hoyos de postes excavadas en las margas. Dentro de este momento se incluirían las estructuras IVA y IVB del corte A y la estructura XIV del corte C (Fig. 3). Los suelos de estas cabañas apenas sí se han conservado debido a la intensa ocupación que se produce en esta zona del asentamiento. Esta intensidad constructiva provoca que sea difícil correlacionar algunas de las estructuras circulares subterráneas de menor tamaño con alguna de estas dos primeras fases como sucede con las estructuras VIII, IX y XIII situadas en el corte B. Como se observa en las secciones de los corte B y C, sobre estas construcciones y sobre las margas se sedimenta un estrato generalizado a toda la zona excavada (Fig. 6 y 5 secciones SB1, SB3, SC1 y SC2). La tercera fase constructiva se relaciona con la construcción de la estructura XIVB, que es una nueva cabaña circular (Fig. 3) que presenta un sistema constructivo similar al de la fase anterior, si bien en este caso la zanja de cimentación se encuentra excavada sobre el estrato anterior (Fig. 6, SB1 y Fig. 5, SC2). Inmediatamente después se construye la estructura XIX que marca un cuarto momento. Se trata de los restos de una gran cabaña

delimitada por un zócalo de adobes y piedras de pequeño y mediano tamaño de tendencia circular que se sitúa en la zona norte del corte B y que supuso la alteración de la estructura XIVB (Fig. 6, SB1 y Fig. 5, SC2). El suelo de la cabaña está realizado mediante un pavimento de barro rojo sobre el que se dispone un hogar circular. Este suelo va desapareciendo progresivamente hacia el sur del corte. A este momento también se adscribe la estructura XX que podría corresponder a un pequeño banco (Fig. 6, SB1). A este mismo momento corresponde la construcción de la estructura XVIIIB localizada en el corte D, que al igual que la XIX se asocia a un delgado pavimento si bien, en este caso, su zócalo se construye con piedras de mediano tamaño (Fig. 3), sobre un acondicionamiento previo del terreno mediante un nivel de chinarros (Fig. 7, SD3). Podemos apuntar la existencia de un quinto momento constructivo que es el que presenta un peor estado de conservación y con el que hay que relacionar pequeños tramos de zanjas que han cortado a las cabañas anteriores como es el caso de la estructura XXII localizada en el corte C. La sexta fase constructiva está determinada por la construcción de nuevas estructuras de habitación (estructuras VI, XIVA y XVIIIA) localizadas en los cortes B, C y D (Fig. 3). En los tres casos se trata de espacios delimitados por plataformas de barro de tendencia circular. Están construidas sobre los depósitos precedentes (Fig. 5, SC2 y Fig. 6, SB3) y todas se han visto afectadas por construcciones y fosas contemporáneas. Podemos establecer algunas diferencias entre ellas a nivel constructivo: mientras que en las estructuras VI y XVIIIA se constata la realización de pequeñas zanjas abiertas sobre la plataforma de barro, con pequeñas piedras dispuestas de forma vertical en su interior para la sujeción de las paredes, en al estructura XIVA no aparece este sistema de cimentación. El último momento prehistórico constatado a nivel estructural, muy destruido por las construcciones industriales y por procesos erosivos recientes, tan sólo viene definido por el tramo de zócalo de piedra correspondiente posiblemente a una gran cabaña circular (estructura XVIII) localizada en el corte D (Fig. 3). Este zócalo se construyó sobre estratos erosivos que rellenan una gran fosa abierta sobre los niveles que colmatan la anterior fase (Fig 7, SD1). La continuidad de la secuencia estratigráfica en esta zona del yacimiento está representada por un último nivel erosivo que contiene fundamentalmente cerámicas a torno y elementos de construcción de época medieval y moderna que posiblemente sea coetáneo a las estructuras más recientes documentadas en el corte A (Fig. 6, SB2). Estos niveles fueron alterados por las construcciones industriales que en esta zona se superponían y que fueron retiradas por los trabajos de explanación del solar anteriores a esta excavación.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA REALIZADA EN EL BLOQUE A DE LA UA-25 DE MARROQUÍES BAJOS DE JAÉN. ANTONIO BURGOS JUÁREZ RAFAEL LIZCANO PRESTEL CRISTÓBAL PÉREZ BAREAS

Resumen: Dentro del yacimiento de Marroquíes Bajos, en esta zona durante el proceso de intervención se han documentado varios tipos de estructuras destacando las estructuras de enterramiento (T.1 a T.18), pertenecientes a una necrópolis de época medieval, realizadas mediante la construcción de fosas excavadas en el sustrato estéril de margas. Se encuentran alineadas en dos hiladas paralelas. Una gran estructura que interpretamos como un foso (E. VI) relacionada con una estructura perpendicular que parece constituir un sistema de acceso en rampa (E. III), de época prehistórica. Y una estructura, también prehistórica, localizada en la zona sureste del solar que presenta una forma ovalada, al igual que el foso excavada en el sustrato estéril y que presenta restos oseos de varios individuos (E. IV). Abstract: The excavations carried out in the Marroquíes Bajos archaeological remains have uncovered various types of structure; in particular, the burial structures (T.1 to T.18) belonging to a Mediaeval-age necropolis, carried out by excavating pits in the sterile loam substrates. They are situated in two parallel rows. A large structure, interpreted as being a trench (E.VI), related to a perpendicular structure, seems to make up a ramped access (E.III) from Prehistoric times. There is another structure, also Prehistoric, located in the southeastern part of the lot, of a semi-circular shape, as is the trench excavated in the sterile substrate, which contains the bone remains of various individuals (E.IV). INTRODUCCIÓN

Los trabajos arqueológicos de campo se han desarrollado en el espacio destinado a la construcción del bloque de viviendas A de la UA-25 de Marroquíes Bajos de Jaén, propiedad de URBAIN S.A., PROVISA Y C.B. URBAIN S.A. *HOGARJI S.L.. Dichos trabajos han estado dirigidos por D. Antonio Burgos Juárez, contando con el apoyo técnico de D. Rafael Lizcano Prestel y D. Cristóbal Pérez Bareas, arqueólogos, licenciados en Geografía e Historia, sección Antigüedad, por la Universidad de Granada, y miembros del Grupo de Investigación GEPRAN. Antes de entrar en los planteamientos de la excavación y en sus resultados preliminares, queremos expresar nuestro agradecimiento al Servicio de Arqueología de la Delegación de Cultura de Jaén, por las facilidades prestadas y seguimiento realizado, a URBAIN S.A., PROVISA Y C.B. URBAIN S.A. *HOGARJI S.L., propietarias del solar que han corrido con todos los gastos ocasionados por la intervención arqueológica, y a la empresa COVALMON, que ha sido la encargada de realizar los trabajos de campo. LOCALIZACIÓN DEL YACIMIENTO Y SITUACIÓN DE LA INTERVENCIÓN

El yacimiento de Marroquíes Bajos de Jaén se localiza al norte de la ciudad, zona en la que se está realizando una gran ampliación 414

urbanística, al quedar descongestionada por el traslado la antigua estación de R.E.N.F.E.(Fig.1). Esta zona se sitúa en el límite entre las últimas estribaciones de las Sierras Subbéticas y el inicio de las Campiñas de Jaén, conocidas como Campiña Superior, que se diferencia de la Campiña Baja, por presentar un paisaje más quebrado y una mayor altitud. Sobre los materiales sedimentarios de margas miocénicas, que en algunas zonas presentan su superficie petrificada, se fueron colmatando los aportes de la vertiente norte de las sierras cercanas, dando lugar a un glacis de erosión de ricos suelos que tradicionalmente han sido explotados por sus posibilidades agrícolas. Ésto se complementa con la abundancia de agua que procede del acuífero subterráneo de Jabalcuz, que fluye a la superficie a través de varios manantiales, lo que se aprovecha actualmente para el riego de huertas y olivares de la zona. El yacimiento se sitúa sobre una ladera ondulada que describe una suave pendiente hacia el norte, seccionada por algunos arroyos, entre los que cabe destacar el de La Magdalena. La localización de asentamientos prehistóricos en este tipo de emplazamientos es bastante frecuente en el ámbito del Alto Guadalquivir. La zona en concreto de esta intervención, se sitúa en el sector urbanístico denominado Unidad de Actuación 25 (UA 25) de Marroquíes Bajos, donde están proyectadas realizar una serie de bloques de viviendas. Este informe en concreto, se refiere a los trabajos arqueológicos realizados en un sector del bloque A. Si bien ya han sido presentados en la Delegación de Cultura los informes arqueológicos de los bloques C y B. El bloque A se sitúa en el extremo más occidental de la UA-25, al norte de la nueva estación de R.E.N.F.E. Presenta una planta en forma de «L» y ocupa una superficie de 761’13 m2 (Fig. 1). Este limita al norte con el vial 7 que lo separa de la RP-5, al sur con el vial 3, que lo separa de los arcenes de la estación de R.E.N.F.E., al oeste con el vial 6 y al este con el vial 5, que lo separa del bloque B. El espacio que ocupa este bloque se localiza al oeste del bloque B, con un suave desnivel hacia el noreste en dirección al Arroyo de la Magdalena. Sobre el solar pasaba un camino que enlazaba con la carretera de Fuerte del Rey, éste ha sido desviado con la urbanización de la zona, pasando ahora al sur del solar. En los últimos años con el arranque de olivos, parte del solar se ha utilizado como vertedero. PLANTEAMIENTO DE LA EXCAVACIÓN

En el planteamiento de la excavación arqueológica hemos seguido las prescripciones indicadas por la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, de acuerdo con las Instrucciones Particulares de la Zona Arqueológica de Marroquíes Bajos de Jaén, consistiendo el proceso de intervención en:

FIG. 1. Localización del yacimiento y situación de la Intervención en la UA-25.

- Seguimiento de los destierros superficiales hasta alcanzar los niveles arqueológicos, entendiéndose estos destierros, por un lado, la retirada de los depósitos correspondientes a los restos de edificaciones contemporáneas y por otro, los rellenos o niveles deposicionales actuales, que aquí se trato fundamentalmente de la retirada de escombros procedentes de las edificaciones cercanas y de los vertidos de desechos urbanos recientes. - Sondeos arqueológicos hasta el sustrato estéril. La finalidad de estos sondeos era obtener la máxima información posible acerca de la secuencia y seriación estratigráfica de esta zona del yacimiento.

do a la formación de los depósitos arqueológicos (construcciones modernas, remociones de tierras...). En todo caso, la metodología de la excavación a estado dirigida a obtener criterios de diferenciación entre los rellenos arqueológicos a fin de poder correlacionar las distintas estructuras documentadas, para poder obtener la secuencia diacrónica del yacimiento en general, de la zona en particular, en las que se recojan tanto el origen de la formación secuencial de los niveles deposicionales, como las pautas que a nivel socioeconómico estructuran su formación, desarrollo, abandono y destrucción.

METODOLOGÍA Y OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA

Con estas premisas, la excavación, una vez alcanzados los complejos estructurales, ha estado planteada bajo criterios metodológicos microespaciales, que nos han asegurado un mayor grado de precisión en la obtención de los datos que contiene el registro arqueológico. Aunque la metodología ha sido similar, al tener por objeto la obtención de secuencias estratigráficas, lógicamente la excavación ha diferido atendiendo no sólo a las características específicas de cada zona y cada estructura o complejo estructural, sino en función de las características contextuales por lo que se han obtenido las secuencias estratigráficas de la excavación a través de secciones acumulativas, para lo cual se han dividido al menos en dos sectores tanto las zonas como las estructuras excavadas, con la fiabilidad del registro y la lectura estratigráfica de los depósitos.

La metodología seguida ha estado en función de los factores y características que directa e indirectamente han influido y afecta-

Para el control durante el proceso de excavación del primer sector se ha utilizado como norma básica el concepto de Unidad

- Posteriormente realizamos la documentación planimétrica de las estructuras que se encuentran horadando el sustrato geológico, que una vez localizadas sobre la topografía realizada, pasamos a su excavación, en la mayoría de las veces ésta ha sido completa, (sepulturas y cabañas), aunque en algunos de los casos ha sido parcial, (foso). En todo caso, esta estructura ha sido excavada en varios puntos, contando con una sección trasversal y completa de esta estructura.

415

FIG. 2. Planimetría general de la intervención Arqueológica.

Mínima de Excavación (UME). Estas unidades se han establecido por criterios que han dependido de las características físicas de los depósitos. Los grosores de estas Unidades Mínimas de Excavación han sido variadas dependiendo de las características y de la entidad de los depósitos, en todo caso por niveles artificiales dentro de estratos naturales. En el segundo sector, una vez que hemos obtenido la secuencia estratigráfica de la zona excavada o estructura, e identificadas las distintas Unidades Sedimentarias, el proceso de excavación ha sido similar, en este caso condicionando las unidades mínimas a las características de las unidades sedimentarias, esto nos ha permitido, además de poder aislar y correlacionar en contextos cerrados el registro arqueológico de cada unidad sedimentaria, una mayor comodidad a la hora de asociar las distintas plantas de los sectores excavados. El proceso de excavación ha dependido en líneas generales de las siguientes pautas de registro y excavación. Por un lado, la ubicación tridimensional de los artefactos y ecofactos en aquellas unidades sedimentarias que lo han requerido por tratarse de suelos de ocupación o contextos en los que se ha constatado una deposición intencionada. Y por otro lado, la recogida sistemática y programada de muestras sedimentológicas y antracológicas tanto por unidades sedimentarias como por unidades mínimas de excavación, cuando éstas lo han requerido. DESCRIPCIÓN DE LAS ESTRUCTURAS DOCUMENTADAS.

Durante el proceso de intervención se han excavado la totalidad de los distintos tipos estructurales aparecidos, que han consistido en 18 estructuras de enterramiento (T.1 a T.18), realizadas mediante la construcción de fosas excavadas en el sustrato estéril de margas, con excepción de las tumbas 16, 17 y 18 que se excavan sobre niveles deposicionales arqueológicos anteriores; junto al límite este 416

LAM. 1. Vista general de las estructuras antes de su excavación.

del solar se ha registrado una fosa de pequeñas dimensiones, que ha sido excavada parcialmente (E. I); una fosa rellena por un único estrato que contiene escasos materiales cerámicos realizados a torno, localizada junto a la sección oeste del solar (E. II); una gran estructura que interpretamos como un foso (E. VI) relacionada con una estructura perpendicular que parece constituir un sistema de acceso en rampa (E. III); una estructura localizada en la zona sureste del solar que presenta una forma ovalada, al igual que el foso excavada en el sustrato estéril (E. IV); en la sección oeste del solar, una pequeña fosa excavada también en las margas que no contiene materiales cerámicos en el estrato que la rellena (E. V) y una fosa alargada localizada en el corte 2 que presenta un número reducido de fragmentos cerámicos realizados a mano y a torno muy rodados (E. VII).

zados a torno entre los que destacan restos de tégulas, cerámica común y de cocina. Estructura III

Se trata de una estructura excavada en el sustrato de margas cuya planta describe un arco perpendicular a la estructura VI y que presenta un piso en rampa descendente hacia el oeste que finaliza en un escalón hasta conectar con la parte superior de la estructura VI (Foso) por lo que estas dos estructuras formarían parte del mismo Complejo Estructural. Presenta una anchura de 1’20 m., y una longitud de 5´00 m. En su interior se han depositado varios estratos superpuestos que contienen escasos fragmentos de cerámica realizada a mano, muy rodados. Estructura IV

Localizada en la zona sureste del solar, consiste en una estructura de planta oval construida horadando el sustrato de margas y que presenta una anchura de 2’60 m. por 4’20 m. de longitud. En su sección se registra la superposición de varios estratos que presentan una potencia aproximada de 0’50 m.. Está colmatada por tres estratos prehistóricos, el último de los cuales (estrato 3) registra en su base la deposición intencionada de los restos de varios individuos humanos (Fig. 3). Estructura V

Consiste en una pequeña fosa excavada en el sustrato de margas que ha sido documentada en el perfil oeste. Al prolongarse tras el

LAM. 2. Vvista general de estructuras y foso.

Seguidamente realizamos una descripción individualizada de las características de estas estructuras tanto constructivas y deposicionales como de las alteraciones o procesos que han tenido lugar una vez que han perdido su funcionalidad, con excepción de las estructuras de enterramiento en fosa de las que realizaremos una descripción en base a la diferenciación de su sistema constructivo. Estructura I

Localizada junto a la sección Este del solar, consiste en una pequeña fosa de tendencia circular, excavada en el sustrato estéril de margas, que presenta una potencia máxima de 0’50 m., por una anchura máxima de 0’60 m. Esta estructura se encuentra rellena por un único estrato que contiene restos de cultura material de época prehistórica. La funcionalidad de esta estructura podría estar relacionada con la existencia de una vasija de grandes dimensiones en su interior. Estructura II

Documentada en el sector occidental del solar, parte de ella se prolonga tras el limite oeste por lo que sólo ha sido excavada parcialmente, quedando reflejada su sección en el perfil oeste. Presenta una potencia máxima de 0’50 m. y una longitud máxima de 6’50 m, aunque no ha podido definirse la totalidad de su planta por lo que desconocemos sus dimensiones reales. Está colmatada por dos estratos (4A y 5) que contienen materiales cerámicos reali-

LAM. 3. Tumba 2.

417

FIG. 3. Estructura IV. Planta general y sección oeste.

límite oeste del solar no ha sido definida su planta completa pero su sección ha permitido constatar la presencia de un único estrato con una potencia de 0’35 m. por 0’50 m. de anchura máxima que no contiene elementos cerámicos. Estructura VI

Se trata de una gran construcción excavada en el sustrato sedimentológico de margas estériles y que atraviesa la zona de excavación en sentido sur-norte y de la que solamente hemos podido documentar su anchura ya que no hemos podido definir su longitud al prolongarse tras los límites del solar. Presenta una sección en forma de «artesa» con una altura de unos 2´00 m.. Su anchura aproximada en la superficie es de unos 14´00 m. y en su base alcanza los 10´00 m.. En su mayor parte se encuentra rellena por depósitos erosivos de arrastre que contienen materiales prehistóricos muy rodados con excepción del que cubre los bordes superiores de las paredes que contiene escasos fragmentos de cerámica a torno. Estas paredes laterales presentan un perfil escalonado hasta la base plana de la estructura. 418

Estructura VII

Se trata de una fosa alargada que describe un arco, excavada sobre los depósitos anteriores y que corta en diagonal a los rellenos de la estructura VI. Con una potencia de 1’20 m., sus dimensiones son de unos 2 metros de anchura por unos 7´00 m. de longitud, aunque su planta excede de los limites del solar. Esta estructura se encuentra afectada por algunas de las estructuras de enterramiento documentadas y los escasos materiales contenidos en el estrato que la rellena están realizados a torno. Estructuras funerarias

Aunque la zona de enterramientos excede los límites del solar hacia el oeste y el este, en su interior se han podido documentar hasta un total de 18 sepulturas alineadas que forman dos hiladas paralelas, separadas por una distancia aproximada de unos 4 metros (Fig. 2 y 4). La mayoría de ellas son fosas excavadas en el sustrato de margas con excepción de las tumbas 16, 17 y 18 que se realizaron horadando los últimos depósitos que rellenan el foso.

FIG. 4. Estructuras Funerarias.

419

Tanto las estructuras como los individuos que contienen están dispuestos orientados hacia el Este. Con la excepción de la tumba 9 en la que no se han conservado los restos humanos y que podría tratarse de un enterramiento doble al presentar dos nichos, uno de ellos más pequeño situado a los pies del mayor, el resto son tumbas que presentan enterramientos individuales. El sistema constructivo de las tumbas excavadas en el sustrato de margas se realiza mediante una fosa rectangular en cuya base se practica una nueva fosa antropomorfa en la que se disponía el difunto en posición de cúbito supino y con la cabeza orientada hacia el Este. En las sepulturas 3, 6 y 13 se registra la presencia de piedras planas sobre la cabecera y los pies. Las sepulturas 16, 17 y 18 están construidas de forma diferente mediante la construcción de un sola fosa oval, posiblemente en relación con la coincidencia de su localización con el foso (estructura 6), excavada en los depósitos arqueológicos precedentes. Quizás a la misma circunstancia responda el caso de la sepultura 16 en la que han aparecido varios clavos como únicos restos de un ataúd de madera. Los restos humanos documentados se encuentran en un estado de conservación muy deficiente como consecuencia de la composición caliza y ácida del terreno, de tal manera, que los restos humanos de la tumba 9 han desparecido en su totalidad y en muchas de ellas sólo se hayan conservado algunos fragmentos de los huesos largos. Una característica común a todas las sepulturas es la ausencia completa de ajuar. LA SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA DEL SOLAR.

La estratigrafía registrada en el solar se ha establecido en base a las secciones generales realizadas en los límites del solar y a las secciones obtenidas en las diversas estructuras excavadas. En los casos en los que ha sido posible, las secciones de las estructuras han sido planteadas en aquellas zonas que permitían integrarlas en las secciones generales con la finalidad de obtener la secuencia estratigráfica de todos los depósitos del solar. La superposición de los niveles arqueológicos, sus características físicas y deposicionales, su asociación con las distintas estructuras excavadas y la cultura material mueble contenida en los diversos estratos, han constituido el punto de partida para la diferenciación de los depósitos arqueológicos del solar y para el establecimiento de 5 grandes fases estratigráficas. La Fase I se corresponde con las construcciones prehistóricas y sus rellenos. Dentro de esta fase se integran las Estructuras I, III, IV y VI con los diferentes estratos que contienen y los estratos 9 y 10 que se identifican con el nivel de relleno erosivo que se superpone directamente sobre el sustrato estéril en diversas zonas del solar, con excepción de aquellas en las que los arrastres erosivos han dado lugar a su desaparición y en las que aparecen rellenos erosivos posteriores, o bien aquellas otras en las que las construcciones de fases posteriores han alcanzado las margas. También corresponde a esta Fase el Foso (estructura VI) y sus rellenos que contienen de manera exclusiva escasos materiales cerámicos prehistóricos bastante rodados indicadores del arrastre erosivo que han sufrido. Esta gran construcción presenta un primer nivel horizontalizado depositado directamente sobre la base (estrato 9) que presenta una potencia máxima de 0,6 metros y que posiblemente se sedimentó de manera lenta mientras la estructura permanecía en uso. Sobre este nivel aparecen un conjunto de estratos superpuestos arrastrados hacia el foso, que en algunos casos no aparecen generalizados sino localizados junto a las paredes late-

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LAM. 4. Tumbas 15 y 16.

rales siguiendo su misma inclinación (estrato 8). Los estratos 7 y 7B sí se presentan generalizados sobre los niveles anteriores y al igual que aquellos, tendrían su origen en el arrastre erosivo de las superficies contiguas al foso. El estrato 7A tiene su origen en el desprendimiento de una parte de la pared de la construcción. Sobre estos niveles se encuentra el estrato 6 que se corresponde con un estrecho nivel compuesto por gravas y arenas y que denotaría un origen relacionado con arroyadas. La misma lectura podemos hacer de la estructura III que en su zona oeste conecta con la pared oriental del foso y que contiene 5 estratos superpuestos. El primero de ellos (estrato 14), que se superpone directamente sobre el piso de margas, se aprecia en la sección oeste de la estructura y posiblemente se fue sedimentando al mismo tiempo que lo hacía el estrato 9 del interior del foso cuando el complejo estructural estaba en uso. Este nivel no aparece en la sección este de la estructura III debido a la presencia de un escalón que habría determinado el arrastre del estrato hacia la base del escalón y hacia el oeste, arrastrado hacia el interior del foso. Sobre este estrato se superpone el estrato 13 que al igual que los estratos posteriores (estratos 12 y 11) continuaron rellenando la estructura. Sobre el estrato 11 se sedimentó el estrato 7, que al igual que en el foso, es el último nivel que colmata todo el complejo estructural. Posiblemente todos estos niveles que colmatan el Complejo Estructural (Estructura III y Estructura VI) se sedimentaron cuando éste había perdido su funcionalidad. Al igual que en el caso de la estructura VI, los materiales cerámicos contenidos son muy escasos y aparecen muy rodados.

Aunque no podemos precisar si estuvo en uso al mismo tiempo que el foso, la estructura IV se adscribe también a esta primera fase prehistórica. Contiene tres niveles superpuestos, el primero de los cuales se sedimentó directamente sobre el piso de margas (estrato 1) y la disposición de restos cerámicos y de fauna horizontalizados parecen apuntar a la existencia de un suelo bastante alterado por la superposición del depósito posterior (estrato 2) que presenta una potencia superior. Sobre este nivel se superpone el estrato 3 que se relaciona con la utilización de la estructura como lugar de enterramiento ya que en su base aparecen los restos de varios individuos, restos de fauna y fragmentos cerámicos de diversos recipientes. El piso sobre el que se disponen los restos, compuesto por piedras de pequeño tamaño, es bastante irregular y posiblemente la ausencia de determinados huesos humanos y la presencia de piedras sobre los restos oseos esté en relación con el ritual de enterramiento y con la deposición secundaria de los difuntos. La Estructura I adscrita a la misma fase, de reducidas dimensiones y excavada en el sustrato esteril, presenta un único estrato y junto a su base aparecen los restos de un recipiente de tamaño considerable lo que posiblemente se relacionaría con la función de contenedor de la estructura. A un segundo momento (Fase II) podemos adscribir los depósitos que se superponen a los niveles prehistóricos y que se sedimentan antes de la construcción o de la utilización de la zona como lugar de enterramiento en la fase posterior. Con esta fase relacionamos la Estructura VII que consiste en una fosa rellena por un único estrato formado por una matriz de tierra poco compactada y que contiene escasos fragmentos cerámicos a mano y a torno muy rodados, depositados con anterioridad a la construcción de las estructuras de enterramiento individual. Esta fosa está construida sobre los estratos precedentes llegando a alcanzar los niveles deposicionales prehistóricos y a su vez ha sido cortada por las fosas de las tumbas de la fase posterior. Aunque la Estructura VII se realiza una vez que el estrato 5 se ha sedimentado, hemos optado por integrarla en la misma fase en base a que ambos estratos han sido cortados al realizar la construcción de las estructuras de enterramiento de la fase inmediatamente

posterior. El estrato 5B constituye el primer nivel deposicional que se superpone a los estratos prehistóricos y que contiene cerámicas realizadas a torno, sobre el que se sedimenta el estrato 5A posiblemente relacionado con el arrastre de depósitos producto de arroyadas. Ambos estratos sólo han podido ser definidos en el corte 2, mientras que en el corte 1 es el estrato 5 el que se superpone directamente sobre los niveles prehistóricos. En esta misma fase debieron de colmatarse las estructuras II y V. La primera de ellas contiene cerámicas a torno, entre las que cabe destacar la presencia de fragmentos de tégulas e ímbrices mientras que la segunda no ha aportado restos cerámicos. La construcción de los enterramientos en fosa define la tercera fase estratigráfica constatada. La realización de estas tumbas se produce, en la mayoría de los casos, horadando el sustrato estéril de margas y sólo en los casos de las sepulturas 16, 17 y 18, localizadas sobre el foso (E. VI), cortando los depósitos arqueológicos precedentes. Al menos parte de los niveles que rellenan las estructuras de enterramiento parecen tener su origen en la utilización de las mismas margas extraídas al realizar las fosas. La Fase IV está definida por los niveles situados inmediatamente sobre las estructuras de enterramiento y que contienen varios estratos que presentan predominantemente materiales cerámicos realizados a torno entre los que cabe destacar la presencia de algunos vidriados. La sedimentación de estos niveles tuvieron lugar antes de la construcción de los muros de piedra de la antigua estación de R.E.N.F.E. Los niveles de esta fase se corresponden con los estratos 4A, 4B, 4C y 4. Podemos establecer una quinta fase estratigráfica en la que integramos las construcciones murarias de la antigua estación ferroviaria, un nivel de zahorra que formaría parte de un camino actual (estrato 2) y los depósitos recientes de residuos sólidos urbanos vertidos en la zona formados por los estratos 1A y 1B, que contienen sobre todo escombros, entre los que proliferan los fragmentos de tejas, ladrillos y yesos procedentes de derribos de construcciones actuales y en los que también están presentes otros tipos de desechos como plásticos, restos de madera, etc.

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ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA REALIZADA EN EL ESPACIO DESTINADO A LA INSTALACIÓN DEL OVOIDE DEL VIAL 4 DE LA UA-23. MARROQUÍES BAJOS. JAÉN ANTONIO BURGOS JUÁREZ RAFAEL LIZCANO PRESTEL CRISTÓBAL PÉREZ BAREAS

Resumen: A pesar de la precariedad con la que se han realizado los trabajos, se han podido distinguir tres grandes fases estratigráficas. Una primera fase que se corresponde con los depósitos prehistóricos, con estructuras construidas horadando el sustrato estéril de margas. Se han documentado grandes cabañas subterráneas junto con otras de menores dimensiones relacionadas con el almacenaje y contextos de enterramientos rituales de animales. Los materiales recuperados permiten adscribir estas estructuras prehistóricas a la edad del Cobre. Una segunda fase con un potente nivel erosivo con restos de cerámica tanto realizada a mano como a torno y en ningún caso asociadas a estructuras. Y una tercera fase que se corresponde con los depósitos contemporáneos. Abstract: In spite of the lack of means with which this work has been carried out, three main stratigraphic phases have been distinguished. One initial phase that corresponds to the prehistoric remains, with structures built into the sterile loam substrate. Large underground huts have been recorded, together with other smaller ones used for storage and the settings for ritual animal burials. The materials recovered allow us to date these prehistoric structures in the Copper Age. Then, there is a second phase, which has been strongly eroded, in which hand- and wheel-made pottery remains have been found, but unassociated with any structures. Finally, a third phase corresponds to contemporary deposits.

FIG. 1. Plano de situación del Vial-4 dentro del sector UA-23.

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INTRODUCCIÓN. LOCALIZACIÓN DE LA INTERVENCIÓN

Los trabajos arqueológicos se han realizado en el espacio destinado a la construcción de la zanja para la instalación del Ovoide del Vial 4, situado en el sector UA-23 de Marroquíes Bajos de Jaén, propiedad de la Junta de Compensación de la UA-23 (Fig. 1). Antes de entrar en los planteamientos de la excavación y en sus resultados preliminares, queremos expresar nuestro agradecimiento al Servicio de Arqueología de la Delegación de Cultura de Jaén, por las facilidades prestadas y seguimiento realizado, a la Junta de Compensación de la UA-23, que ha corrido con todos los gastos ocasionados por la intervención arqueológica. El yacimiento de Marroquíes Bajos de Jaén se localiza al norte de la ciudad, zona en la que se está produciendo una gran ampliación urbanística. Esta zona se sitúa en el límite entre las últimas estribaciones de las Sierras Subbéticas y el inicio de la Campiña Superior de Jaén. El yacimiento se sitúa sobre una ladera ondulada que describe una suave pendiente hacia el norte. Emplazamientos de este tipo son bastantes característicos de los asentamientos del III y II milenio en el Alto Guadalquivir y del resto de Andalucía.

La zona en concreto de esta intervención, se sitúa en el Vial 4, del sector UA-23, donde se instalará un colector de la red principal de saneamiento. La zanja para su instalación tiene unas dimensiones, en la zona que nos ocupa, de unos 120 metros de largo por unos 3 metros de ancho y 3 metros de profundidad, por lo que se ven afectados todos los niveles arqueológicos de la zona (Fig. 2). PLANTEAMIENTO DE LA EXCAVACIÓN

En el planteamiento de la excavación arqueológica hemos tratado en lo posible de que se ajustara a las propuestas recogidas en el «Proyecto Global de Intervención Arqueológica para la UA-23 de Jaén». La planificación de la intervención ha consistido en: - Seguimiento de los destierros superficiales hasta alcanzar los niveles arqueológicos, entendiéndose estos destierros por un lado, los rellenos y deposiciones actuales, que aquí se trató fundamentalmente de la retirada de los depósitos correspondientes a los vertidos de escombros y tierras relacionados con la intensa actividad constructiva que se está produciendo en esta zona. Y por otro lado la retirada de los depósitos correspondientes a los restos de construcciones edificaciones contemporáneas, en este caso la intervención se sitúa sobre la zona que ocupaba parte de un antiguo colector. - Sondeos arqueológicos hasta el sustrato estéril. La finalidad de estos sondeos era obtener la máxima información posible acerca de la secuencia y seriación estratigráfica de esta zona del yacimiento. A pesar de haber tenido que modificar la ubicación inicial de

los sondeos a causa de los derrumbes provocados al coincidir la disposición del nuevo colector con la situación del antiguo. La superficie total sondeada ha sido de unos 53 metros cuadrados (Fig. 2). - Posteriormente realizamos la documentación planimétrica de las estructuras documentadas, tanto las que se encuentran horadando el sustrato geológico, como las que se sitúan sobre éste. Igualmente documentamos los dos perfiles generales de las dos paredes laterales de la zanja en la que se instalará el nuevo colector. METODOLOGÍA Y OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA

La metodología seguida ha estado en función de los factores y características que directa e indirectamente han influido y afectado a la formación de los depósitos arqueológicos (construcciones modernas, remociones de tierras...). En todo caso la metodología de la excavación ha estado dirigida a obtener criterios de diferenciación entre los rellenos arqueológicos a fin de poder correlacionar las distintas estructuras documentadas, para poder obtener la secuencia diacrónica de la ocupación en esta zona del yacimiento. Con estas premisas, la excavación, una vez alcanzados los complejos estructurales ha estado planteada bajo criterios metodológicos, que nos han asegurado un mayor grado de precisión en la obtención de los datos que contiene el registro arqueológico. Aunque la metodología ha sido similar, al tener por objeto la obtención del registro de la secuencia estratigráfica, lógicamente la exca-

FIG. 2. Coordenadas U.T.M. y planimetría general.

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vación ha diferido atendiendo no sólo a las características especiíficas de cada zona (nivel de alteración de los depósitos, superposiciones estructurales...) sino también de las características físicas y contextuales de los distintos estratos que forman los niveles deposicionales que han colmatado estas estructuras. Para el control durante el proceso de excavación se ha utilizado como norma básica el concepto de Unidad Mínima de Excavación. Estas unidades también se han establecido por criterios que han dependido de las características físicas y contextuales de los depósitos. El grosor de estas Unidades Mínimas de Excavación se han fijado por grosores variables dependiendo de la entidad de los depósitos, en todo caso por niveles artificiales dentro de estratos naturales. El proceso de excavación ha dependido en líneas generales de las siguientes pautas de registro y excavación. Por un lado la ubicación de los artefactos y ecofactos en aquellas unidades sedimentarias que lo han requerido por tratarse de suelos de ocupación o contextos en los que se ha constatado una deposición intencionada (enterramiento de un cánido), y por otro lado la recogida sistemática y programada de muestras sedimentológicas y antracológicas tanto por unidades sedimentarias como por unidades mínimas de excavación, cuando estas lo han requerido. EL PROCESO DE EXCAVACIÓN. CONDICIONAMIENTOS INICIALES.

El proyecto inicial de la inter vención contemplaba el planeamiento de 9 sondeos equidistantes, de 3 x 3 metros, con el objeto de obtener sucesivas secciones a lo largo del espacio afectado por la construcción de la fosa del nuevo colector. Los resultados del seguimiento de los destierros superficiales y de los niveles contemporáneos determinaron la variación de la planificación inicial de la intervención. Estos destierros permitieron constatar que el trazado del nuevo colector, coincidía con el de un colector anterior todavía en uso. Las filtraciones de aguas fecales de esta antigua red de saneamiento determinó que los niveles arqueológicos inferiores y los de la zanja de construcción del nuevo colector presentaran un grave peligro de desprendimiento, como así aconteció durante el desarrollo de los trabajos de excavación. Por otro lado los destierros permitieron comprobar que la zanja practicada para el antiguo colector, seccionó las estructuras IV y V. En esta zona se delimitó un espacio de 12 x 3 metros que denominamos sondeo 3, con la finalidad de registrar estas estructuras. El desprendimiento de los depósitos como consecuencia de las filtraciones de aguas fecales sólo nos permitió obtener las secciones de las mismas (Fig. 5).

blecer el área de excavación se han realizado en base a la localización de los complejos estructurales y sus características físicas y contextuales, así como a los límites físicos impuestos por la superficie destinada a la instalación del ovoide del nuevo colector. Por otro lado, han sido excavadas la totalidad de las estructuras existentes con excepción de las estructuras IV y V, afectadas por la zanja de construcción y por las filtraciones y derrumbes del antiguo colector. Estas estructuras han sido documentadas en sección. LA SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA.

La sucesión de los estratos documentados en las secciones generales, permiten establecer la diferenciación de tres grandes fases estratigráficas: 1.- Fase I. Correspondiente a los depósitos prehistóricos. A este momento adscribimos todos los complejos estructurales construidos horadando el sustrato estéril de margas,(estructuras I, II, III, IV y V), así como la Unidad Estratigráfica 7 (UEN 7), que se extiende de manera generalizada sobre estas estructuras, excepto en el tramo norte del ovoide donde sobre la estructura III se registra la presencia de un potente nivel de sedimentos de origen erosivo que contiene cerámicas a torno y que constituye la fase inmediatamente posterior. El nivel erosivo prehistórico presenta una potencia máxima de un metro. 2.- Fase II. Este segundo momento estratigráfico se correspondería con la unidad estratigráfica 6, que se superpone a los niveles erosivos prehistóricos (UEN 7) en la zona meridional y sobre la

LAM. I. Vista general estructuras 1 y 2.

En el resto del espacio destinado a la construcción del ovoide se plantearon dos nuevos sondeos, uno de ellos (sondeo 1) se situó en la zona central, con unas dimensiones de 5,30 x 1,40 metros y el otro (sondeo 2) localizado en la zona norte, con unas dimensiones de 3,30 x 3,00 metros. La situación de estos sondeos responde a la localización de las estructuras excavadas sobre la base geológica. La ubicación del sondeo 1, coincide con la localización de las estructuras I y II (UEC I y II) y el sondeo 2 con la localización de la estructura III (UEC III). La totalidad del área sondeada supera el 15% de la extensión de la zona destinada a la instalación del ovoide, porcentaje que supera al planteamiento inicial de la superficie a sondear que se establecía entre un 5% y un 10% de la superficie total. De igual forma y de acuerdo con el proyecto de intervención, los criterios para esta-

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LAM. II. Sección estructura V

estructura III en la zona norte. Esta unidad estratigráfica se define como un potente nivel erosivo que mediante una deposición relativamente lenta se fue acolmatando sobre los niveles prehistóricos. Los materiales contenidos en este estrato presentan como característica principal la presencia de fragmentos cerámicos realizados a torno y a mano, que en ningún caso han podido registrarse asociados a algún tipo de estructuras. 3.- Fase III. Un tercer momento se corresponde con los depósitos contemporáneos que comprenden cinco niveles (UEN 1, 2, 3, 4 y 5). El origen de estos depósitos viene a relacionarse con la disposición de un antiguo colector de la red de alcantarillado de la ciudad. Para su instalación hubo de practicarse una gran fosa en sentido norte-sur (UEC VIIa) que fue acondicionada con un nivel de arenas (UEN 5) que sirvió de base al colector de fibro-cemento (UEC VIIb), que presentaba un diámetro de 0,50 metros. Sobre este colector se dispuso un nivel de zahorra apisonada (UEN 3) que va aumentando de grosor en sentido sur-norte hasta alcanzar una potencia cercana a los 0,80 metros. En esta misma fase y en un momento posterior a la disposición del nivel de zahorra, se realiza una fosa (UEC VI) que secciona todos los depósitos anteriores hasta alcanzar la base geológica de margas. Esta fosa está rellena por un estrato uniforme que contiene materiales constructivos y cerámicas contemporáneas (ladrillos, tejas, tubos de P.V.C., etc.). Sobre el nivel de zahorra y sobre esta última estructura se acolmata un nuevo nivel erosivo (UEN 2) que contiene materiales actuales y sobre el que se superponen los niveles de escombros que conforman la UEN 1, que deben su formación al vertido intencionado en relación con la intensa actividad de la urbanización actual de la zona. DESCRIPCIÓN DE LAS ESTRUCTURAS.

El registro arqueológico de la intervención ha permitido documentar 7 estructuras en fosa, las cuales, a excepción de las estructuras contemporáneas VI y VII se adscriben a época prehistórica. Las estructuras prehistóricas.

Si bien estas constr ucciones en fosa se presentan morfológicamente diferenciadas en cuanto a sus secciones y dimensiones, todas ellas comparten característica común, el haber sido excavadas sobre el sustrato geológico de margas. Como consecuencia de las limitaciones impuestas por el área de excavación, que se ajustaba a la longitud y anchura de la zanja para la instalación del ovoide, ninguna de estas estructuras ha podido ser definida en su planta completa al prolongarse tras las paredes de la zanja. Por el contrario su secuencia estratigráfica y su alzado se han podido registrar a partir de sus secciones y con excepción de las estructuras IV y V a través de su excavación. En cuanto a su alzado, las estructuras IV y V presentan una sección acampanada con los fondos planos, mientras que las estructuras I y II, presentan paredes y fondos cóncavos. La estructura III se corresponde con el sondeo 2. Las secciones obtenidas en ésta, no nos han permitido definir su morfología, ni sus dimensiones, aunque los estratos registrados podrían constituir los niveles que rellenan un posible foso de fortificación y delimitación de características similares a los fosos registrados en otras zonas del yacimiento. Por otro lado, hemos de señalar que su primer nivel de relleno se superpone a la base de margas. Las secciones han permitido registrar diferencias de tamaño apreciables entre estas estructuras: mientras que la estructura IV pre-

senta unas dimensiones de 5,60 metros en su base y 2,60 metros en su parte superior, las demás estructuras presentan tamaños inferiores. La más pequeña de ellas es la estructura II, con un diámetro máximo registrado de 1,40 metros por 1,20 metros de alzado. Las estructuras I y V presentan 1 metro de potencia en su alzado y una longitud máxima de 3,50 metros y 2,80 metros respectivamente. Estas diferencias junto a las características de los rellenos contenidos en estas estructuras podrían relacionarse con los aspectos funcionales de estas constr ucciones. A falta de análisis sedimentológicos y químicos que nos aproximen al origen y formación de estos depósitos, los criterios de diferenciación entre los distintos estratos los hemos de establecer en base a su disposición, a determinadas características físicas (potencia, textura, color, etc.) y al nivel de horizontalidad de determinados productos como los restos cerámicos o los distintos niveles de materia orgánica (restos de fauna y carbón fundamentalmente). Por lo que atañe a la seriación estratigráfica de las estructuras prehistóricas excavadas, hemos de destacar que el registro arqueológico ha permitido constatar la existencia de una superposición estructural que nos permite definir dos fases constructivas. Hacia la zona central de la zanja del ovoide, las estructuras I y II responden a esta superposición. La estructura II presenta la superposición de seis unidades sedimentarias. Sobre el suelo de margas se sitúa el estrato 2/6, que podría estar relacionado con el derrumbe de la pared lateral de la fosa, tras un primer momento de uso de la misma (Fig. 4). Sobre este nivel, compuesto en gran medida por margas amarillentas, debió de acolmatarse de manera relativamente lenta la UEN 2/5, posiblemente en relación con aportes erosivos. Ambos estratos se caracterizan por la ausencia de materiales, tanto cerámicos como óseos o materia orgánica. La regularización de la UEN 2/5 y la superposición de la UEN 2/4, parecen constituir un segundo momento de uso de la estructura. Este nivel, que en la zona occidental se superpone al piso de la estructura, presenta los materiales cerámicos y los restos de fauna en una disposición horizontal. Tras la colmatación de dos nuevos niveles erosivos de relleno, que se corresponden con las unidades estratigráficas 2/3 y 2/2, la construcción de una pequeña estructura de piedra que podría interpretarse como un posible banco que sirvió de apoyo para un recipiente de almacenaje (Fig. 3 y 4), nos define un tercer momento de uso de la UEC en relación con la UEN 2/1. A partir de estos niveles, el desarrollo secuencial de la estructura se interrumpe debido a la construcción de la estructura I. La estructura I presenta un relleno muy homogéneo representado por la unidad estratigráfica 1/1, caracterizada por la escasez de materiales. La construcción de esta estructura ha seccionado los últimos niveles de uso de la estructura II, mientras que en su zona meridional secciona la base geológica de margas. Resulta prematuro, en base a la unidad estratigráfica que rellena la parte inferior de la estructura, establecer apreciaciones funcionales con respecto a la misma, a no ser por la presencia de un cánido sobre el suelo de la misma (Fig. 3), que cabría relacionar con las prácticas rituales de enterramientos de animales registradas en otras zonas del yacimiento y en numerosos asentamientos prehistóricos de Andalucía. La unidad estructural no construida 7, generalizada en toda la extensión de la zanja del ovoide, constituye el nivel erosivo de época prehistórica que termina de colmatar esta estructura (Fig. 4). La estructura III no ha podido ser definida en toda su extensión, aunque podríamos destacar que la sucesión de los ocho estratos que la rellenan se presentan muy horizontalizados. La primera unidad estratigráfica registrada UEN 3/7 se dispone directamente

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FIG. 3. Sondeo 1: Planta final estructuras 1 y 2.

FIG. 4. Secciones orientales de las estructuras 1 y 2.

sobre la base geológica. La superposición de la unidad estratigráfica 3/6 se diferencia de la inmediatamente posterior en que la primera presenta inclusiones de pequeñas piedras y algunos restos cerámicos frente a la homogeneidad y la ausencia de materiales cerámicos y desechos de fauna de la UEN 3/5. Sobre la UEN 3/5, la unidad estratigráfica 3/4, presenta nuevamente inclusiones de pequeñas piedras y sobre todo fragmentos cerámicos muy horizontalizados. Una estrecha capa de cenizas sirve para establecer el límite de esta 426

unidad estratigráfica con la inmediatamente posterior. La UEN 3/ 3 presenta una matriz de materia orgánica vegetal que queda en relación con un nivel de incendio, que buza ligeramente hacia el sur. Sobre este nivel de incendio se superponen las unidades estratigráficas 3/2 y 3/1, separadas por un nivel de pequeñas piedras. La UEN 3/1 podría corresponderse con la UEN 7, generalizada por toda la extensión de la zanja.

Resulta difícil en base a estos depósitos determinar el tipo de estructura que los contiene. La horizontalidad de los estratos podría estar en relación con un tipo de cabaña subterránea de grandes dimensiones y de sección acampanada, semejante a la estructura V y que ha sido documentado en zonas próximas del yacimiento. Por otro lado, la relativa escasez de materiales cerámicos, generalmente muy abundantes en este tipo de cabañas, y la profusión de restos de fauna en estos depósitos, junto con un potente nivel de incendio, podría ponerla en relación con los fosos defensivos y de delimitación, utilizados circunstancialmente para el vertido de desechos y que podrían presentarse asociados a empalizadas. Frente a esta interpretación podría admitirse que los rellenos de los fosos presentan una disposición mucho más inclinada hacia el centro de la «zanja», aunque también podría darse la circunstancia de encontrarnos con un foso de sección en artesa, y en este caso la horizontalidad de los depósitos podría deberse a su localización en el centro de la estructura. Las estructuras IV y V se encontraban seccionadas y muy alteradas al coincidir su localización con el trazado de un antiguo colector (Fig. 2), que muy deteriorado había dado origen a numerosas filtraciones. Estas circunstancias determinaron que la intervención en estas estructuras se viese reducida a la documentación de sus secciones. En las secciones de ambas estructuras se registran sendas superposiciones que al igual que en el caso de las estructuras I y II permiten documentar dos momentos constructivos (Fig. 5). En la estructura IV la fase constructiva más antigua (estructura IVa), parece presentar cinco niveles diferenciados de uso en relación con sendos suelos de ocupación. El primero de ellos estaría relacionado con la utilización de la base de margas y con la colmatación de la UEN 4/13. Un pequeño nivel de cenizas permite diferenciarlo del estrato 4/12 que podría responder al acondicionamiento para la disposición de un nuevo suelo de ocupación construido con barro apisonado UEN 4/11. Sobre el nivel de relleno de este suelo UEN 4/10, los restos de un nuevo nivel de barro apisonado nos definen la existencia de un tercer nivel de uso de la estructura, aunque en este último caso su estado de conservación es bastante deficiente. Sobre el nivel de relleno de este suelo UEN 4/9, se construye un nuevo pavimento mucho mejor definido realizado también mediante la disposición de un estrecho nivel de

barro apisonado UEN 4/8. El último momento de uso de la cabaña está representado por un nuevo pavimento de características similares al anterior. Este pavimento se superpone directamente al anterior en la zona meridional de la estructura, mientras que en la zona norte la UEN 4/7 permite registrar más claramente la diferenciación entre estos dos momentos de ocupación. Sobre este suelo la UEN 4/5 supone el último nivel de relleno de esta estructura, que ha sido seccionada por una nueva cabaña que hemos definido como estructura IVb. Esta nueva construcción que ha roto los últimos depósitos de la estructura IVa, también conlleva la reutilización parcial de una de las paredes laterales. En la estructura IVb se registra la superposición de tres nuevas unidades estratigráficas con al menos dos momentos de utilización: el primero de estos momentos supone la utilización de la base de margas como suelo de ocupación UEN 4/4. Sobre este estrato se registra un nivel de relleno, posiblemente erosivo UEN 4/3 sobre el que se documenta un segundo nivel de uso UEN 4/2, aunque, como en el momento de ocupación anterior, se ha visto afectado por un nivel erosivo UEN 4/1 que terminó de colmatar a las dos estructuras. La estructura V permite también el registro de dos fases constructivas diferenciadas (Va y Vb). En la más antigua Va, se diferencian dos niveles de ocupación: el primero de ellos, al igual que en el caso de la estructura IVa, supone la utilización de la base geológica como suelo UEN 5/7. Mientras que el segundo nivel coincide con la construcción de un posible banco UEN 5/5, una vez que se ha colmatado la UEN 5/6. Tras la colmatación completa de la estructura mediante la deposición de la UEN 5/4, se produce la construcción de la estructura Vb. Esta nueva construcción se ve afectada por una fosa con las paredes revestidas de piedras UEN 5/1 en un momento posterior a la colmatación de las unidades estratigráficas 5/3 y 5/2. Estructuras contemporáneas.

En esta fase se incluyen las estructuras VI y VII, que al contrario de lo que ocurre con las prehistóricas, no están excavadas en las margas, aunque en ocasiones seccionan estratos erosivos prehistóricos.

FIG. 5. Secciones orientales de las estructuras 4 y 5.

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La estructura VI se corresponde con una fosa de forma oval, con unas dimensiones de 3,50 metros de anchura máxima por 1,20 metros de potencia. Esta fosa se encuentra rellena con depósitos actuales de materiales de construcción, tejas, ladrillos, bolsas de plástico, latas. Estos depósitos se corresponden con los vertidos que vienen aportando el intenso proceso constructivo actual en la zona. La estructura VII se compone de dos unidades estratigráficas construidas, la UEC VIIa que se corresponde con la zanja de un antiguo colector y la UEC VIIb el propio colector de fibro-cemento. La UEC VIIa se trata de una zanja de unos 90,00 metros de longitud, por 1,50 metros de anchura y 0,90 metros de potencia. La UEC VIIb se corresponde con el antiguo colector, de forma circular del que hemos podido documentar unos 90,00 metros de largo. Los tubos de este colector tienen unas dimensiones de 6,00 metros de largo por 0,50 metros de diámetro. El nuevo colector nos coincide en gran parte con esta estructura. El antiguo colector ha afectado en gran medida a todo el proceso de excavación en dos sentidos: por un lado ha cortado los niveles anteriores y por otro lado su mal estado de conservación ha dado lugar a filtraciones de aguas fecales que han alterado los depósitos precedentes, favoreciendo la poca consistencia de los mismos y su desprendimiento, sobre todo las estructuras IV y V. CONCLUSIONES

Los condicionamientos impuestos por la superficie del área de excavación y el estado de los depósitos han originado que las aportaciones del registro para la contribución al conocimiento del

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proceso de formación y desarrollo del yacimiento de Marroquíes Bajos se vean limitados a explicaciones generales en relación con otras áreas del yacimiento. La intervención en la zanja del nuevo colector ha permitido constatar entre los depósitos prehistóricos la presencia en esta zona de grandes cabañas subterráneas similares a las documentadas en el informe «Proyecto Global de Intervención Arqueológica para la UA-23 de Marroquíes Bajos» realizado en 1995. También se han registrado otro tipo de estructuras relacionadas con el almacenaje (Estructura II), que presentan dimensiones más reducidas y contextos relacionados con los enterramientos rituales de animales documentados en otras zonas del yacimiento. Las limitaciones del registro deberán de superarse mediante la excavación de las parcelas colindantes que permitirán determinar la intensidad de la ocupación en esta zona y de la posible existencia de otras fases estratigráficas asociadas a construcciones y relacionadas con las mismas fases prehistóricas o períodos posteriores. Los materiales arqueológicos recuperados, sí permiten adscribir las estructuras prehistóricas a la Edad del Cobre. Entre estos materiales destacan fundamentalmente los productos cerámicos y de desecho representados por restos de fauna. Entre las formas cerámicas están representadas los tipos más comunes característicos de la Edad del Cobre, destacando por su frecuencia las fuentes de labio engrosado y biselado, las grandes ollas de borde entrante y cuencos hemisféricos siendo necesario referir la presencia de una gran orza para almacenaje de la que hay que reseñar su forma cerrada.

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