Informe Final Proyecto Pasos: Modelo de Acompañamiento Post-Sanción para Jóvenes

June 15, 2017 | Autor: F. Gómez Baeza | Categoría: Desistance, Youth Justice, Desistance from Crime, Social Integration, Integración social, Justicia Juvenil
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Descripción

INVESTIGACIÓN / MODELO DE INTERVENCIÓN / MODELO DE EVALUACIÓN

Diseño de un Modelo Integral y Multidimensional de Acompañamiento Post-Sanción para Adolescentes Infractores de Ley a Nivel Local en la Comuna de Peñalolén.

Autores: Camila Arévalo Navarro; Francisca Gómez Baeza; Decio Mettifogo Guerrero; Sofía Montedónico Godoy; Luis Silva González

Co-autores: Karim Campusano Díaz; Jennifer Morgado Mancilla; Emilio Venegas Vergara.

Agosto 2013 i

Diseño de un Modelo Integral y Multidimensional de Acompañamiento PostSanción para Adolescentes Infractores de Ley a Nivel Local en la Comuna de Peñalolén. Productos: Resultados Investigación. Modelo de Intervención. Modelo de Evaluación.

Camila Arévalo Navarro Licenciada Psicología, Universidad de Chile. Francisca Gómez Baeza Licenciada Psicología, Universidad de Chile Decio Mettifogo Académico del Departamento de Psicología, Universidad de Chile Sofía Montedónico Godoy Licenciada Antropología, Universidad de Chile Luis Silva González Licenciado Antropología, Universidad de Chile

Con la Colaboración de: Karim Campusano Díaz; Jennifer Morgado Mancilla; Emilio Venegas Vergara

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Este proyecto fue financiado por el Fondo Nacional de Seguridad Pública 2012 y ejecutado desde el 1 de agosto del 2012 hasta el 31 de julio del 2013 A SENAME y sus centros privativos y no privativos de libertad por su ayuda institucional para ejecutar nuestra investigación. A la Red Vida Nueva de Peñalolén, por su disposición para establecer contactos, aconsejar y ayudar a la realización del proyecto A la Municipalidad de Peñalolén, en específico Seguridad Ciudadana y el Psicosocial porque hicieron posible el desarrollo de esta investigación, con su apoyo, los consejos a nivel de intervención con jóvenes infractores y el compañerismo en el trabajo. A los Académicos Víctor Martínez del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile y Andrés Aedo, Antropólogo y académico de la Universidad de Alberto Hurtado. Pero sobre todo queremos agradecer y destacar a los jóvenes quienes nos abrieron las puertas de sus casas, nos permitieron conocer a sus familias, sus historias y sus sueños. Es por ellos que hoy podemos entregar este aporte investigativo y práctico para aportar en la construcción de políticas públicas adecuadas a nivel de reinserción social. Creemos además que el trabajo acá expuesto es un grano de arena para apoyar esas vidas llenas de anhelos y metas que tienen los jóvenes que deben cumplir condenas y que ante las incertidumbres e injusticias de la sociedad, no pueden hacerse reales. Apuntamos por tanto al centro del problema: la voluntad de los sujetos y la generación de condiciones materiales y sociales adecuadas para que los jóvenes puedan desenvolverse integralmente en la construcción de su propio futuro.

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INDICE INTRODUCCIÓN

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ANTECEDENTES 1. Antecedentes 1.1. Marco Normativo 1.1.1. Normativa Institucional respecto de Reinserción y Acompañamiento Post-sanción 1.1.2. Normativa Internacional vinculada a políticas de infancia y Justicia penal 1.2. Sistema de Justicia Juvenil 1.2.1. Ley de Responsabilidad Penal Adolescente 1.2.2. Acompañamiento Postsanción en Chile 1.3. Característica de la Población

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INVESTIGACIÓN EMPIRICA 1. Problema de Estudio 1.1. Planteamiento del Problema 1.2. Hipótesis 1.3. Justificación 2. Marco Teórico 2.1. Paradigma Agencia-Estructura 2.2. Desistimiento 2.2.1. Definición Conceptual, Componentes y teorías Criminológicas Explicativas del proceso 2.2.2. Propuesta de análisis del Desistimiento del Delito 2.2.2.1. Trayectoria de Vida 2.2.2.2. Narrativa de Cambio 2.2.2.3. Proyecto de Vida 2.2.2.4. Factores transicionales 2.2.3. La Noción de Cambio en la Teoría del Desistimiento 2.3. Reincidencia 2.3.1. Definición conceptual y operacionalización 2.4. Reinserción 2.4.1. Definición conceptual 3. Marco Metodológico 3.1. Alcance de la investigación 3.2. Modelo Mixto de investigación 3.3. Unidad de Análisis 3.3.1. Población y Universo 3.3.2. Muestra 3.4. Metodología y Herramientas de Recolección de Datos 3.4.1. Fase Cuantitativa 3.4.2. Fase Cualitativa 3.5. Modelo de Análisis

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3.5.1. Análisis cuantitativo 3.5.2. Análisis cualitativo 4. Resultados y Análisis 4.1. Caracterización General 4.1.1. Nivel Educacional 4.1.2. Experiencia y relación con el mundo laboral 4.1.3. Salud y Vivienda 4.1.4. Trayectoria de Vida de los jóvenes infractores de ley 4.1.4.1. Deserción escolar 4.1.4.2. Cuidador y figura con la que se pasaba más tiempo 4.1.4.3. Consumo de drogas, violencia y presidio familiar 4.1.4.4. Trayectoria en el sistema de justicia 4.1.5. Apoyo y Participación en instancia comunitarias e institucionales 4.1.5.1. Organizaciones comunitarias 4.1.5.2. Ayuda Institucional 4.2. Índice de integración social de los Jóvenes Infractores de Ley 4.2.1. Definición del índice 4.2.2. Uso del índice 4.2.3. Análisis descriptivo del índice y los sub-índices 4.3. Narrativas y Proyectos de Vida 4.3.1. Causas del inicio de la actividad delictiva 4.3.2. Distinciones morales en torno al tipo de delito y el tipo de infractor 4.3.3. Narrativas 4.3.4. Identidad Convencional 4.3.4.1. Ruptura con el pasado delictivo 4.3.4.2. Convencionalidad de los objetivos futuros 4.3.4.3. Sentido de Agencia 4.3.5. Autoeficacia 4.3.5.1. Control 4.3.5.2. Percepción de obstáculos 4.3.5.3. Estrategias 4.3.6. Proyecto de vida 4.3.6.1. Convencionalidad del proyecto de vida 4.3.6.2. Metas 4.3.6.3. Estrategias 4.3.6.4. Creencias 4.3.7. Síntesis entre Narrativas y Proyecto de vida 4.4. Factores Transicionales 4.4.1. Percepciones sobre los factores que influyen en el cambio 4.4.2. Análisis de las categorías de los Factores Transicionales 4.4.2.1. Nuevos Aprendizajes 4.4.2.2. Vínculos Sociales 4.4.2.3. Apoyo Social 4.5. Percepciones y expectativas sobre la reinserción social y los postsanción 4.5.1. Áreas de trabajo prioritarias para los jóvenes

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4.5.2. Situaciones que potencian el desistimiento 4.5.3. Percepción de la Reinserción social desde lo cualitativo 4.6. Profesionales del sistema de justicia juvenil 4.6.1. Información Sociodemográfica 4.6.2. Percepción social sobre reinserción y desistimiento 4.6.3. Proceso de acompañamiento post-sanción 5. Conclusiones Empíricas

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INTERVENCIÓN DIAGNÓSTICA 1. Descripción General 1.1. Características del proceso en cada caso 1.1.1. Joven 1 1.1.2. Joven 2 1.1.3. Joven 3 1.1.4. Joven 4 1.2. Conclusiones

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MODELO DE INTERVENCIÓN 1. Problema a Resolver 2. Fines y Medios de la Intervención 3. Objetivos y Productos 3.1. Objetivos del Programa 3.2. Productos 3.3. Matriz de Marco Lógico 3.4. Definición de actividades 3.4.1. Operacionalización de Actividades 4. Modelo de Intervención 4.1. Antecedentes Teóricos 4.2. Estrategia de Gestión 4.2.1. Acompañamiento individualizado 4.2.1.1. Etapas del Proceso de Acompañamiento Individualizado. 4.2.2. Trabajo en Red 4.2.3. Dimensiones a Intervenir 4.2.4. Niveles de intervención 4.2.4.1. Nivel personal 4.2.4.2. Nivel social-personal 4.2.4.3. Nivel de red local comunitaria 4.2.4.4. Nivel de red institucional 4.2.5. Fase Pre-egreso 5. Modelo e Intervención Proyecto Pasos 5.1. Cobertura 5.1.1. Población beneficiaria 5.1.2. Criterios de selección de la población objetivo 5.1.3. Cobertura Espacial 5.1.4. Cobertura Temporal 5.2. Principios Rectores

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5.3. Estrategias de Intervención 5.3.1. Acompañamiento individualizado 5.3.2. Trabajo en Red 5.3.2.1. Agrupaciones Relevantes 5.3.2.2. Redes Participantes 5.3.3. Dimensiones para la intervención 5.3.4. Niveles de intervención 5.3.4.1. Niveles en términos de red 5.3.4.2. Intervención según niveles de complejidad 5.3.5. Fase Pre-egreso 5.3.6. Coordinación e información

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MODELO DE EVALUACIÓN 1. Antecedentes Modelo de Evaluación 1.1. Creando el modelo 1.2. La inclusión de los actores en el proceso de evaluación 2. Sistema de evaluación 2.1. Estrategias de Evaluación programa pasos 2.1.1. Alcance y foco de la evaluación 2.1.2. La evaluación ex ante 2.1.3. La evaluación ex dure 2.1.3.1. Eficacia del programa 2.1.3.2. Participación en el programa 2.1.3.3. Satisfacción de los usuarios del programa 2.1.4. La evaluación ex post 2.1.4.1. Impacto del programa 2.2. Definiciones del Sistema de Evaluación 2.2.1. Objetivos de la evaluación 2.2.2. Preguntas de la evaluación 2.2.3. Metodología 2.2.4. Actores involucrados 2.2.5. Contexto en el cual se desarrollará 2.2.6. Productos de la evaluación 2.3. Plan de trabajo y cronograma 2.3.1. Equipo de la evaluación 2.3.2. Presupuesto 2.3.3. Uso de la información 2.3.4. Cronograma de Trabajo

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CONCLUSIONES

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ANEXOS

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BIBLIOGRAFIA

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INTRODUCCIÓN La ley de Responsabilidad Penal Adolescente entró en vigencia en nuestro país hace ya más de seis años, el 8 de junio de 2007. Se crea, por primera vez, un sistema de responsabilidad penal especial que, tal como se indica en el artículo 20, pretende hacer efectiva la responsabilidad penal de adolescentes por los hechos delictivos que cometan, de una manera tal que las sanciones que se apliquen formen parte de una intervención socioeducativa amplia y orientada a la plena integración social. Ello constituye, por lo tanto, el parámetro con el cual ha de ser evaluado la implementación de esta propuesta. Un aspecto que no se ha desarrollado suficientemente hasta el momento, dice relación con lo que sucede una vez que los adolescentes finalizan su sanción penal; ello constituye un vacío relevante atendiendo a que ese período es particularmente crítico para consolidar las intervenciones realizadas durante la ejecución de la sanción penal y para apoyar el proceso de reinserción. Una cantidad significativa de las reincidencias se produce en los primeros meses luego del término de las sanciones penales (Espinoza, Piñol, Sánchez, & Martínez, 2012). En el marco del concurso del año 2012, del Fondo Nacional de Seguridad Pública, un equipo de investigadores de la Universidad de Chile, provenientes de la Psicología y la Antropología, se constituye para presentar un proyecto, en la línea de estudios, que se plantea como objetivo diseñar y aplicar un programa piloto, a nivel integral y multidimensional de acompañamiento post-sanción para adolescentes infractores de ley a nivel local en la comuna de Peñalolén. Para ello, se utilizó una metodología de investigación con enfoque mixto (cuantitativo, cualitativo y participativo); metodología que permitió un más acabado acercamiento al fenómeno de estudio, tanto en lo referente a la recolección y análisis de datos, como en el proceso de evaluación de resultados. Con el desarrollo de estudio se buscó aportar a la creación de políticas públicas dirigidas a la reinserción social, la disminución de la reincidencia y el fomento de la seguridad ciudadana. El proyecto fue presentado a través de la Asociación Ciudadana Cordillera, quién ha apoyado significativamente su realización y fue ejecutado a través de la Municipalidad de Peñalolén, la que de manera muy comprometida ha sido un soporte efectivo para alcanzar los objetivos propuestos. En este informe final se presenta una propuesta de modelo de implementación y un programa de intervención; se identifican un conjunto de factores críticos de implementación en el ámbito de estrategias de trabajo con adolescente, con sus familias y con la comunidad; se relevan las necesidades que los adolescentes requieren para el tema de la intervención y se establece el perfil de adolescentes para los cuales este programa podría ser más pertinente; junto con ello se mencionan algunos de los roles de instancias tanto públicas como privadas en el acompañamientos de los adolescentes en este proceso; asimismo, se levantan un conjunto de indicadores para realizar seguimientos y evaluación de este tipo de programa. El desarrollo del proyecto implicó en primer lugar sistematizar el estado del arte en materia de reinserción social y Acompañamiento Post-sanción (incorporando elementos teóricos e Identificación de prácticas exitosas a nivel nacional e internacional para adolescentes infractores de ley) como base para un Modelo de intervención. Gran importancia revistió la sistematización en torno a las teorías del desistimiento, que actualmente constituye una línea de investigación en la experiencia comparada que ha aportado significativamente a los procesos de cambio en personas que han sido condenados. En segundo lugar, se identificaron niveles y dimensiones de intervenciones para acompañamiento post-sanción con adolescentes y jóvenes que han cumplido sanción penal. Particularmente relevante fue el trabajo orientado a la identificación de necesidades y aspectos claves críticos que se

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constituyen como facilitadores u obstaculizadores para implementación de un programa de acompañamiento post-sanción. De manera específica, para lograr el propósito del estudio se llevó a cabo un proceso de reconocimiento y vinculación con distintas redes locales existentes que pudiesen ser incorporadas en un modelo como el que se presenta. En la estructura de este informe se presentan en primer término los antecedentes que dan cuenta de los marcos normativos existentes tanto a nivel internacional como nacional en relación a la reinserción y el acompañamiento post-sanción penal. En esta primera parte se caracteriza el sistema de justicia juvenil y el proceso de implementación hasta la fecha. Igualmente, se caracteriza desde un punto de vista descriptivo, en base a fuentes secundarias, la población atendida por los distintos actores del sistema. En una segunda parte se presenta el proceso y los resultados de la investigación empírica que se desarrolló orientada a conocer las necesidades que los jóvenes creen relevantes luego del término de la sanción. Este apartado del estudio permite contar con conocimiento acerca de los procesos de desistimiento y reinserción que sirva a la generación de modelos de intervención que los favorezcan. Se expone la pregunta y los objetivos de esta investigación; los fundamentos teóricos de la misma a través de una revisión sistemática y actualizada de la literatura sobre el tema a nivel internacional y nacional. Se detalla la metodología utilizada y se exponen los resultados y análisis obtenidos en extenso. Conceptos como narrativas de cambio, proyecto de vida, factores transicionales toman forma a partir de lo que los participantes del estudio refirieron tanto en instrumentos como encuestas como a través de entrevistas. Se destacan los elementos que los jóvenes perciben como factores que dificultan o favorecen los caminos de cambio, que algunos deciden emprender. Luego, en el informe, se da cuenta de la experiencia de intervención directa que se realizó con algunos adolescentes, la que permitió recabar nuevos insumos que enriquecieron el diagnóstico realizado y la propuesta de modelo de acompañamiento post-sanción que se desarrolla. En el siguiente apartado se presenta el modelo que incorpora elementos de gestión del mismo, su definición, sus componentes y los distintos niveles de articulación entre éstos. Se detallan los distintos procesos involucrados en el acompañamiento individualizado, en donde se identifican las necesidades de los adolescentes y se construye y ejecuta un plan de trabajo. El trabajo en red constituye junto con el acompañamiento individualizado un segundo eje clave en las estrategias que componen el programa. Como dimensiones que la intervención aborda, se señalan las de trabajo, educación, vivienda, salud, derechos civiles y recreación y desarrollo personal. Se articula la propuesta en distintas fases, desde la inicial que permite un primer contacto con los adolescentes hasta la de cierre del proceso de intervención. Se identifican los criterios de selección de los participantes. Se explicitan en este capítulo los principios rectores de esta intervención. Posteriormente, se desarrolló otro capítulo, en el que se presenta el modelo de evaluación de la propuesta desarrollada, en sus distintos componentes. El modelo evaluativo incluye la participación de los distintos actores involucrados y por cierto a los adolescentes, sus familias y la comunidad en la que se lleva a cabo el trabajo propuesto. Incluye asimismo, los distintos momentos del proyecto, su diseño, su implementación y la evaluación de impacto. Se identifican indicadores necesarios de considerar en las fases de evaluación. En el capítulo final del estudio, se exponen las principales recomendaciones del mismo, en lo que dice relación con el estudio propiamente tal, pero que se proyecta en la construcción de nuevas

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iniciativas de política pública en la materia. Es importante considerar que en la experiencia comparada existen diversas modalidades de acompañamiento post-sanción penal. Esta constituye, a juicio del equipo, una propuesta pertinente que responde a necesidades actualmente no cubiertas. Esperamos haber contribuido a una discusión en profundidad acerca del tema y que la ejecución de este proyecto dinamice iniciativas destinadas a contar con una oferta programática en este ámbito que sean efectivas, integradoras y orientadas plenamente a la integración social como se señala en el artículo 20 de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente.

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Sección ANTECEDENTES

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1. ANTECEDENTES 1.1.

Marco Normativo

A modo de contextualización del marco jurídico en que se sitúa el presente documento, a continuación se presenta una síntesis de la normativa internacional referente a reinserción y acompañamiento post-sanción, y de políticas de infancia en referencia a justicia penal. Ello en el entendido que la normativa descrita ha sido toda ratificada por Chile, y por ende el país debería estar en cumplimiento de aquello. 1.1.1. Normativa Internacional respecto de Reinserción y Acompañamiento Post-sanción. Las Naciones Unidas han promovido la normativa internacional de derechos humanos que establece los estándares mínimos en materia de tratamiento de reclusos, reinserción social – incluyendo la etapa de asistencia post-sanción-; estándares que los países miembros deben adecuar a su legislación interna (Villagra, 2008). Entre los tratados suscritos y ratificados por Chile se encuentra el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que prescribe en su artículo 10, entre otras cosas, que “3. El régimen penitenciario consistirá en un tratamiento cuya finalidad esencial será la reforma y la readaptación social de los penados” (Martínez, 2008: p. 33). A su vez, las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos1 (Naciones Unidas, 2007)también ratificadas por Chile y que tienen como objetivo instaurar principios que orienten la organización penitenciaria y el tratamiento de reclusos- señalan, en relación a la presente temática: “80. Se tendrá debidamente en cuenta, desde el principio del cumplimiento de la condena, el porvenir del recluso después de su liberación. Deberá alentarse al recluso para que mantenga o establezca relaciones con personas u organismos externos que puedan favorecer los intereses de su familia así como su propia readaptación social” (p.20). Complementando lo anterior, estas reglas hacen referencia particular a la etapa que prosigue a la privación de libertad, estableciendo las siguientes indicaciones: “64. El deber de la sociedad no termina con la liberación del recluso. Se deberá disponer, por consiguiente, de los servicios de organismos gubernamentales o privados capaces de prestar al recluso puesto en libertad una ayuda post-penitenciaria eficaz que tienda a disminuir los prejuicios hacia él y le permitan readaptarse a la comunidad” (p.18). “81. 1) Los servicios y organismos, oficiales o no, que ayudan a los reclusos puestos en libertad a reintegrarse en la sociedad, proporcionarán a los liberados, en la medida de lo posible, los documentos y papeles de identidad necesarios, alojamiento, trabajo, vestidos convenientes y apropiados para el clima y la estación, así como los medios necesarios para que lleguen a su destino y puedan subsistir durante el período que siga inmediatamente a su liberación. 2) Los representantes acreditados de esos organismos tendrán todo el acceso necesario a los establecimientos y podrán visitar a los reclusos. Se les consultará en materia 1

Adoptadas por el Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Ginebra en 1955, y aprobadas por el Consejo Económico y Social en sus resoluciones 663C (XXIV) de 31 de julio de 1957 y 2076 (LXII) de 13 de mayo de 1977. En Naciones Unidas, 2007.

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de proyectos de readaptación para cada recluso desde el momento en que este haya ingresado en el establecimiento. 3) Convendrá centralizar o coordinar todo lo posible la actividad de dichos organismos, a fin de asegurar la mejor utilización de sus actividades” (p.20). “83. Convendrá que se tomen disposiciones, de acuerdo con los organismos competentes, para que, en caso necesario, se continúe el tratamiento psiquiátrico después de la liberación y se asegure una asistencia social post-penitenciaria de carácter psiquiátrico” (p.21). A su vez, asumiendo que las Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos tienen gran valor e influencia en el desarrollo de la política y la práctica penitenciarias, la Asamblea General de las Naciones Unidas establece los Principios Básicos para el Tratamiento de Reclusos 2, con el objetivo de facilitar la aplicación de las reglas ya mencionadas. Entre tales principios se señala que: “8: Se crearán condiciones que permitan a los reclusos realizar actividades laborales remuneradas y útiles que faciliten su reinserción en el mercado laboral del país y les permitan contribuir al sustento económico de su familia y al suyo propio (…) 10. Con la participación y ayuda de la comunidad y de instituciones sociales, y con el debido respeto de los intereses de las víctimas, se crearán condiciones favorables para la reincorporación del ex recluso a la sociedad en las mejores condiciones posibles” (p.41). 1.1.2. Normativa internacional vinculada a políticas de infancia y justicia penal. Entre los tratados ratificados por Chile en la materia, se tiene la Convención de los Derechos del Niño3 y las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de Menores –Reglas de Beijing4-, los cuales apuntan a un tratamiento del menor acorde a los derechos humanos y las libertades fundamentales, teniendo en cuenta la reintegración social del niño, para que cumpla una función constructiva en la sociedad (Naciones Unidas, 2007). Así, establecen entre sus orientaciones fundamentales el proveer “asistencia en materia de alojamiento, enseñanza o capacitación profesional, empleo o cualquiera otra forma de asistencia, útil y práctica, para facilitar el proceso de rehabilitación” (Naciones Unidas, 2007:72), fomentando la rehabilitación en un ambiente comunitario y, en la medida que sea posible, en el seno de la unidad familiar (Naciones Unidas, 2007). Finalmente, “se procurará asimismo extender el alcance de los principios contenidos en las Reglas a los delincuentes adultos jóvenes” (Naciones Unidas, 2007:73). Este punto resulta particularmente relevante para el presente estudio, en tanto que, existe un porcentaje significativo (46,1%) de jóvenes que, aun habiendo sido condenados por la ley 20.084, al momento del término de su condena ya han cumplido la mayoría de edad (SENAME, 2012). Cabe destacar que la normativa que en materia de políticas de infancia y justicia juvenil ha venido a reemplazar las anteriores leyes tutelares de menores se basa en que los derechos del niño 2

Adoptados y proclamados por la Asamblea General de UN en su resolución 45/111, de 14 de diciembre de 1990.En Naciones Unidas, 2007. 3

Adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución 44/25, de 20 de Noviembre de1989, entró en vigor el 2 de septiembre de 1990.En Naciones Unidas, 2007. 4 Adoptadas por la Asamblea General en su Resolución 40/33, de 28 de noviembre de 1985. En Naciones Unidas, 2007.

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devienen de su condición de persona; derechos que, por tanto, son complementarios a las formas de protección de derechos que se les reconocen a todas las personas (Cillero, 1999). Ello tendría relevancia al momento de comprender el considerado principio rector-guía de la Convención: el “interés superior del niño” (Cillero, 1999). Si bien su definición a momento a resultado ambigua, es posible establecer que el interés superior del niño “es la plena satisfacción de sus derechos en todas las legislaciones nacionales que pretendan otorgarle efectividad y exigibilidad a los derechos consagrados a la Convención” (Cillero, 1999; s/p). Esta definición implica que el interés superior del niño tiene un carácter garantista –en tanto toda decisión que competa al niño debe considerar como prioridad sus derechos-, una función hermenéutica –dado que permite reconocer el carácter integral de los derechos del niño-, permite resolver "conflictos de derechos" -apelando a la ponderación de derechos en conflicto-, y es una directriz política para la creación de políticas públicas de infancia (Cillero, 1999). Este principio – incorporado en el artículo tercero de la Convención- tiene un carácter “estructurante” (Cillero, 1999), lo que implica que su cumplimiento es una exigencia de la justicia y tiene un carácter imperativo en el actuar de los órganos legislativos, las autoridades administrativas, los tribunales y las instituciones públicas o privadas (Cillero, 1999). 1.2.

Sistema de Justicia Juvenil

Luego de conocer el marco internacional en que debiera estar situado un programa de acompañamiento post-sanción, resulta fundamental describir de manera sintética el sistema de justicia juvenil que hay en Chile. Para ello, se realiza una descripción de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente (LRPA (ley 20.084)) y una evaluación del sistema de justicia juvenil en chile, tanto en lo que refiere a la implementación de la ley 20.084 como del acompañamiento post-sanción en Chile. 1.2.1. Ley de Responsabilidad Penal Adolescente (Ley 20.084) Acorde a un proceso de adecuación a estándares internacionales referente a justicia penal adolescente (Dionne y Zambrano, 2008), surge la Ley de Responsabilidad penal Adolescente, Ley Nº 20.084, que comienza a regular en Chile, a partir del 8 de junio de 2007, la forma de responder a nivel penal frente a los delitos cometidos por menores de edad de entre 14 y 17 años 11 meses de edad (Werth, 2008). Previo a estas transformaciones, la ley de menores se basaba en estructuras tutelares y se aplicaban medidas punitivas sin las garantías que otorga el debido proceso y los derechos internacionales (Werth, 2008:10). A partir de esta ley, se considera por primera vez en la legislación chilena, a los adolescentes como sujetos de derecho, responsables de sus actos; y se reconoce su condición de personas en desarrollo, que requieren por tanto de un tratamiento adaptado a las necesidades propias de su etapa evolutiva (Dionne y Zambrano, 2008). En este marco, y asumiendo la responsabilidad que implica adscribirse a los planteamientos de la Convención de los Derechos del Niño5, mediante la ley 20.084 se introduce un sistema de justicia 5

Entre otros, en los Arts. 37 y 40 de la Convención que se refiere a las garantías procesales y a su reintegración social postpenitenciaria.

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especializado en materia de responsabilidad penal adolescente, que considera al interés superior del niño6 en las garantías al debido proceso, los criterios para la determinación de las sanciones, y sus forma de ejecución7; enfocando los esfuerzos en lograr la reintegración social de los adolescentes (Martínez, 2008). Así, en contraste a las normas que rigen el sistema penitenciario adulto en Chile, la Ley 20.084 se refiere a la “finalidad de las sanciones y otras consecuencias”, indicando que ésta es “(…) hacer efectiva la responsabilidad de los adolescentes por los hechos delictivos que cometan, de tal manera que la sanción forme parte de la una intervención socioeducativa amplia y orientada a la plena integración social”8. De este modo, es posible observar que en esta ley habría una relación expresa entre el objetivo de la sanción y la reinserción social (Martínez, 2008). Otra característica que distingue al sistema juvenil del adulto dice relación con los antecedentes penales. Tomando en consideración el respeto por los derechos que la inspiran, esta ley modifica al Art. 2° del decreto ley N° 645 de 1925 que crea el Registro General de Condenas, al agregarle un inciso final que indica: “los antecedentes relativos a los procesos o condenas de menores de edad sólo podrán ser consignados en los certificados que se emitan para ingresar a las Fuerzas Armadas, Carabineros de Chile, Gendarmería de Chile y a la Policía de Investigaciones o para los fines establecidos en el inciso primero del presente artículo”9. Así, en beneficio de los adolescentes se omitirían sus anotaciones prontuarias en el certificado de antecedentes, salvo las excepciones señaladas, con el objetivo de poder tener información respecto de las reincidencias10.

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Ley 20.084, Art. 2° Inc. 1°. Ley 20.084, Art. 1°. 8 Ley 20.084 9 Ley 20.084, Art. 59. 10 DL 645, Art. 2° Inc. 1°: “…el Servicio de Registro Civil e Identificación comunicará al Ministerio Público, a los tribunales con competencia en lo criminal o a los juzgados de policía local, en su caso, los datos que soliciten para comprobar la reincidencia de los imputados”. 7

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Ejecución de la Sanción Cuadro 1: Circuito del Sistema de Justicia Penal Adolescente

Fuente: SENAME, 2007a.

Los tipos de sanciones establecidas en la LRPA son11: 1. Sanciones Privativas de Libertad: considera la internación en régimen cerrado (CRC) –obliga a los jóvenes a desarrollar todas las actividades dentro de los establecimientos y tiene la presencia de Gendarmería- y régimen semicerrado (CSC) –establece la residencia obligatoria del joven en un centro de privación de libertad, sujeto a un programa personalizado actividades, tanto al interior del recinto como en el medio libre, para fomentar la reinserción social2. Sanciones No Privativas de Libertad, que incluye la Libertad Asistida (PLA) y Libertad Asistida Especial (PLE) –en ambas el joven es acompañado por un delegado en un programa socioeducativo y de reinserción social-, la Reparación del daño causado –obligación del adolescente de subsanar a la víctima por el daño causado, que puede ser la restitución del objeto de la infracción, un servicio no remunerado en su favor, lo que requerirá la aceptación de la víctima y el condenado, entre otras-, el Servicio en Beneficio de la Comunidad (SBC) – realizar actividades no remuneradas a favor de la colectividad o en beneficio de personas en 11

Extraído de http://www.sename.cl/wsename/estructuras.php?name=Content&pa=showpage&pid=34 el 4 de septiembre de 2013

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situación de precariedad-, la Multa –el monto se establece considerando la condición económicas del joven-, Amonestación –es hecha por el juez de forma oral, clara y directa3. Sanciones Accesorias –consta de tratamientos de rehabilitación por adicciones a drogas y alcohol, lo cual también estará disponible para quienes lo soliciten, y la prohibición de conducir vehículos motorizados hasta cumplir 20 años-. Caracterización de las Sanciones Desde la ley 20.084, el carácter de la intervención con jóvenes infractores de ley es de tipo socioeducativa en la perspectiva de la reinserción social (Dionne y Zambrano, 2008). De tal modo, la intervención debe implicar un acompañamiento al adolescente considerando que es un sujeto en desarrollo, estableciendo una clara relación educativa adecuada a las necesidades del adolescente, sus recursos y las características del contexto en que se desenvuelve (Dionne y Zambrano, 2008). En esa línea, para la ejecución de las sanciones se proponen 8 criterios rectores de la acción especializada y focalizada del SENAME (Estrada, 2012). 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7) 8)

Niños, niñas y adolescentes sujetos de derecho, en el centro de las intervenciones. Construcción de autonomía progresiva para facilitar procesos de reinserción social. Intervención penal mínima y principio educativo El componente educativo como eje central del modelo} Integralidad Enfoque de calidad. Enfoque territorial. Reinserción social de los/as adolescentes infractores.

A su vez, desde el SENAME (2007) se propone un modelo socioeducativo con 4 focos de trabajo para promover la reinserción social: 1) la responsabilización del/la adolescente (orientada a que él o la adolescente integre el respeto a los derechos de otros y tome conciencia del impacto en la infracción, tanto en su propia vida, como en la de los otros); 2) la reparación y descriminalización del adolescente infractor/a (dirigida a contrarrestar procesos de criminalización, estigmatización y vulneración de derechos en general); 3) la habilitación (orientada al desarrollo de habilidades y competencias personales de utilidad para utilizar fructíferamente y eficazmente las oportunidades de integración social brindadas); 4) y la inclusión social (que implica que las oportunidades de integración social ofrecidas al/la adolescente deben ser sólidas y de calidad para lograr una inserción social apropiada y perdurable con apoyo de sus familias y la comunidad. Para llevar a cabo tales focos de trabajo, se interviene desde la dimensión individual, dimensión familiar y dimensión sociocomunitaria (SENAME, 2007). Finalmente, se plantean 7 “estrategias”, que constituyen “formas de articulación y planificación que permiten ejecutar los componentes y operacionalizar las dimensiones de la intervención (Estrada, 2012). a) Diagnóstico y acogida. b) Intersectorialidad y complementariedad de la intervención.

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c) d) e) f) g)

Complementariedad Interna de Sename Organización de la oferta Supervisión y seguimiento. Trabajo con la familia. Perspectiva de género.

Cabe destacar, que, si bien esta suma de requerimientos para la ejecución de las sanciones son teóricamente acabadas, existen importantes críticas respecto a la viabilidad de llevarlas cabo (Estrada, 2012). Evaluación del Sistema de Justicia en Chile: Implementación de la Ley 20.084 A partir de la evaluación realizada por los distintos actores que participan en el sistema de responsabilidad juvenil, y luego de tres años de la aplicación de la LRPA, en el año 2010 se concluye que desde su puesta en funcionamiento, dicha ley no se ha posicionado como un tema prioritario a nivel estatal (SENAME, 2010b). Como ejemplo de esto, se observa el reducido acercamiento y creación de políticas concretas al interior del Poder Judicial, y entre SENAME, MINEDUC, MINSAL y SENCE, para la entrega de una oferta pertinente a las necesidades de la población infractora; población que, en general forma parte de espacios de exclusión social donde las posibilidades de reinserción educativa, en instancias comunitarias, en atención de salud general y mental, y acceso a capacitación laboral, son limitadas (SENAME, 2010b). De este modo, si bien se demanda desde el aparato judicial que, al momento de terminar su sanción los adolescentes y jóvenes se encuentren insertos a las distintas redes ya mencionadas, existe una carencia de instancias que aseguren las condiciones para la habilitación y reinserción de estos mismos. En esta línea, se reconoce 6 focos problemáticos (SENAME, 2010b) en donde uno de ellos es la carencia en el trabajo con familias y comunidades. De este modo, se observa por ejemplo que en el ámbito educacional los programas presentan dificultades en el acceso a la educación pública o a programas especializados en el área local (Centro de Estudios de Seguridad Ciudadana, 2010), lo que los obliga a desarrollar intervenciones de apoyo educacional dentro de la institución (ya sea a través del mismo delegado o a través de contratar psicopedagogos y profesores). En la misma línea, la inserción laboral, se encuentra supeditada a la oferta de capacitación gratuita en las redes locales, la cual es muy escasa por lo que muchos programas realizan capacitaciones sin certificaciones o sin un estudio de demanda previo. Otros pagan por capacitaciones certificadas externamente pero por sus costos solo pueden ofrecerlas a un porcentaje mínimo de jóvenes (Centro de Estudios de Seguridad Ciudadana, 2010). Sobre el acceso a redes de salud mental ocurre que frente a la insuficiencia de tratamiento y derivación a adolescentes y jóvenes con problemas de carácter psiquiátrico (SENAME, 2010b), mucho profesionales manifiesten interés en generar atención especializada de este tipo dentro de los programas (Centro de Estudios de Seguridad Ciudadana, 2010). Lo complejo de esta situación que da cuenta del débil vínculo existente con la red social, es que se comienza a generar una red paralela a la ofrecida por los organismos públicos, asumiendo los programas funciones que deberían ser parte de la oferta de protección social comunal/local y no de la sanción penal; situación que entra directamente en conflicto con el objetivo de integración social a la base de la Ley 20.084 (Centro de Estudios de Seguridad Ciudadana, 2010).

11

A su vez, en la evaluación del primer año de implementación de la ley (Muñoz, 2008), los adolescentes condenados señalan que las actividades socioeducativas y talleres frecuentemente no son útiles ni se orientan a sus propios intereses para una futura reinserción social. Frente a esto, manifiestan que debiera haber mayor variedad de actividades, especialmente las vinculadas al área laboral y recreación. Respecto del trato de los profesionales, los adolescentes hicieron una evaluación positiva de quienes mostraron más compromiso en su laboral docente y los escuchaban y aconsejaban cuando recurrían a ellos; en contraste, evaluaron negativamente a quienes no mantenían un buen trato o hacían abandono de los espacios de trabajo frente a los conflictos. En síntesis, pese a que la nueva ley presenta diversas ventajas en relación al sistema anterior, en su implementación aún se encuentran numerosas falencias; algunas asociadas a las carencias de recursos, y otras a la escasez de compromiso de ciertos sectores. En este marco se postula que, un genuino programa de reinserción social de infractores de ley necesariamente requiere del compromiso y participación no solo del sector justicia, sino que deben incorporarse los sectores de educación, trabajo y salud; dejando de depender de la voluntad de ONG´s u organismos de beneficencia, que actualmente se hacen cargo de una labor que compete a todos (Muñoz, 2008). 1.2.2. Acompañamiento Post-sanción en Chile De acuerdo a lo señalado por el Ministerio de Justicia, Chile no tiene una ley que regule la ejecución de penas o un sistema de control administrativo y judicial de aplicación eficiente; contando únicamente con regulaciones dispersas que se expresarían básicamente en el Reglamento de Establecimientos Penitenciarios (Ministerio de Justicia, 2006). Ejemplo de esto es el nulo lugar que se le otorga a la asistencia post-penitenciaria como parte del proceso de reinserción social en la legislación chilena. El concepto de “post-sanción” (o “postpenitenciario”) no se encuentra definido en la legislación; es más, ni siquiera es mencionado, en tanto no hay norma que haga uso de éste. Sin embargo, esta expresión es bastante frecuente en el sistema carcelario adulto; lo que se evidencia, por ejemplo, en los informes sobre Programas de Mejoramiento de Gestión (PMG) de Gendarmería, que señalan que “la Misión del Servicio se cumple” a través de cuatro “Subsistemas Penitenciarios”, entre los cuales menciona el cerrado, semiabierto, abierto y, finalmente, el “Subsistema Postpenitenciario” (Martínez, 2008: 42). Este vacío legal también se hace patente en lo que refiere a la aplicación de la ley de responsabilidad penal adolescente. Así, es posible encontrar en las Orientaciones Técnicas para la ejecución de sanciones del SENAME (SENAME, 2010a) la indicación que las acciones a ejecutar durante la fase de termino de condena incluyen “aquellas orientadas a coordinar el acompañamiento post sanción ejecutado por programas diseñados para ese fin” (SENAME, 2010a; 45). Ello, al igual que en el sistema adulto, resulta una paradoja, dado que actualmente Chile no cuenta, ni con una legislación apropiada en materia post sanción, ni con programas especializados en materia de acompañamientos post sanción para adolescentes que han cumplido condena; ambas situaciones que dan cuenta del incumplimiento de los acuerdos internacionales adscritos por el país. Desde la evaluación realizada por distintos actores del área judicial (Martínez, 2008; Villagra, 2008), se indica que, aun cuando actualmente existen variadas iniciativas orientadas a reintegrar a

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personas en conflicto con la ley, no es posible postular que Chile tenga una política postsanción, dado que:   



Se observa que el tema postsanción se ha postergado sistemáticamente en función de otras prioridades, particularmente a lo que refiere al aumento del control social. Hay una falta solidez en la relación entre la intervención que se realiza durante la condena y las acciones que han de desplegarse con posterioridad al cumplimiento de ésta. Existe una escasez de programas de asistencia postsanción estatales, y a su vez, estos presentan una cobertura muy limitada. Los programas se concentran básicamente en el PANAR del Patronato de Reos, que tiene como único programa de acceso masivo el de eliminación de antecedentes; que, como se observó anteriormente, no es prioritario en el caso de los condenados por la LRPA, ya que en ese caso se omitirían las anotaciones prontuarias, salvo algunas excepciones. Pese a las carencias señaladas, dentro de la evaluación también se hace el diagnóstico que, en el escenario actual del país, es posible avanzar hacia una política penitenciaria con un fuerte componente postsanción. Ello porque el Estado de Chile contaría con la estabilidad económica para entregar recursos a la etapa postsanción del proceso de reinserción, sumado a la voluntad política para su desarrollo –que se hace patente al incorporar la reinserción como parte de los objetivos de la Estrategia Nacional de Seguridad Pública-y al aumento de sensibilización respecto del tema por parte de instituciones y personas cuya labor se vincula al trabajo con personas en situación de vulnerabilidad.

A partir de esto, expertos en la materia han realizado recomendaciones (Martínez, 2008; Villagra, 2008), entre las que se destacan:  Posicionar el tema postsanción en la agenda pública, entendiendo que, al colaborar en la integración de quien retorna a su comunidad, políticas en esta materia contribuyen al aumento de la seguridad ciudadana y al bienestar de la sociedad en su conjunto.  Modernizar la legislación penitenciaria, resguardando que sea coherente con los criterios de la reforma procesal penal –especialmente respecto al acceso a la justicia y el respeto por los derechos-, regulando de forma sistemática las distintas etapas de la ejecución penal –entre las cuales, se encuentra necesariamente la etapa postsanción-.  Elaborar una política pública que otorgue debido importancia a la etapa postsanción del proceso de reinserción social, y que tenga especial consideración con los sectores más vulnerables –en este marco, se indica que es fundamental el trabajo con quienes cumplen sanción en sistema cerrado e incorporar la perspectiva de género-.  En este marco, se debe reconocer a la etapa post-sanción como una esfera específica, con reglamentaciones y particularidad propias.  Aumentar aportes presupuestarios a organismos estatales que tengan responsabilidades en la fase post-sanción, para que estos cuenta con financiamiento y dotación de personal adecuado para obtener resultados de calidad.  Fomentar la formalización de redes entre organismos del sector público, y entre éstas e instituciones del sector privado.  Sistematizar experiencias de intervenciones –de Patronatos Locales y otros- para sustentar intervenciones futuras y desarrollar estudios de impacto.

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 Levantar espacios de discusión que contribuyan en la construcción social del concepto de seguridad ciudadana que se base en información actualizada y objetiva.Ello con el objetivo de legitimar las acciones orientadas a la reinserción social.  Aumentar la participación de la comunidad local en las estrategias de reinserción, en tanto por esta vía se pueden establecer redes de soporte a nivel territorial capaces de ofrecer información y apoyo, y gestionar protección social. En esta línea, se sugiere además incorporar a las autoridades locales, dado que pueden canalizar demandas sociales a niveles de gobierno superiores, otorgar oferta pública y desempeñar liderazgo social y político. 1.3.

Caracterización de la Población

A continuación, se presenta una breve caracterización de la población juvenil que ingresa al sistema penal por infracción de ley. Población Ingresada a Ministerio Público y SENAME Los datos presentados indican que los casos y delitos de jóvenes ingresados al Ministerio Público constituye una cifra significativamente menor en relación a la población adulta. A su vez, la cifra de ingresos presenta una leve disminución desde el 2008 al 2012, a diferencia de la población adulta que se ha mantenido estable. Tabla 2: Población Ingresada a Ministerio Público

Casos y Delitos Ingresados a Ministerio Público Años 2008-2012 2008

2009

Años 2010

2011

2012

Casos Adultos Ingresados Casos Jóvenes Ingresados Total

1.213.797 95,8%

1.276.296 96,0%

1.247.104 96,3%

1.378.873 96.3%

1.323.645 96,4%

53.120 4,2%

52.770 4,0%

47.894 3,7%

52.502 3,7%

49.211 3,6%

1.266.917

1329.066

1.294.998

1.431.375

1.372.856

Delitos Adultos Ingresados Delitos Jóvenes Ingresados Total

1.249.434 95,7%

1.313.362 95,9%

1.283.083 96,2%

1.418.718 96,3%

1.365.454 96,3%

55.629 4,3%

55.600 4,1%

50.410 3,8%

55.435 3,8%

51.862 3,7%

1.305.063

1.367.962

1.333.493

1.474.153

1.417.336

Fuente: "Balance de la Delincuencia 2012", Fundación Paz Ciudadana, 2013.

Respecto de la población ingresada a SENAME por infracción de ley, se observa que una mayoría significativa se concentra entre los 16 y 17 años con sobre un 61,6% para el año 2012, seguido por jóvenes de entre 14 y 15 con un 26,9% de ingresos en el año 2012. En todos los casos, excepto el grupo de 18 años o más han presentado una pequeña pero sostenida alza en los ingresos.

14

Es importante establecer que la disminución de ingresos del grupo de 18 años o más no necesariamente se debe a una disminución del porcentaje de condenas en este grupo, sino que muchos de ellos pudieran estar ingresando directamente a centros de condenas de adultos. Tabla 3: Población Infractora Ingresada a SENAME

Jóvenes Ingresados a SENAME 2010

2011

2012

14-15 Años

3.855

24,8%

3.570

25,6%

3.448

26,9%

16-17 Años

9.431

60,8%

8.573

61,5%

7.895

61,6%

18 Años o más

2.235

14,4%

1.794

12,9%

1.470

11.5%

Total Casos Ingresados

15,521

13.937

12.813

Fuente: "Balance de la Delincuencia 2012", Fundación Paz Ciudadana, 2013.

Delitos Ingresados por la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente al Ministerio Público Respecto al tipo de Delito, a partir de los datos se observa que la mayoría de los delitos ingresados corresponde a casos de baja lesividad, tales como en faltas, lesiones y hurtos. A ello le siguen delitos contra la libertad a intimidad de las personas y otros delitos contra la propiedad. Tabla 4: Delitos Ingresados por la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente al Ministerio Público

Materia de Ingreso por LRPA al Ministerio Público 2012 N°

%

Cuasidelitos

129

0,2

Delitos contra la Fe Pública Delitos contra la Libertad e Intimidad de las Personas Delitos de Leyes Especiales

126 5.155

0,2 9,9

755

1,5

Delitos Económicos

210

0,4

Delitos funcionarios

4

0,0

Delitos de Ley de Drogas

1.254

2,4

Delitos Ley de Tránsito

272

0,5

Delitos Sexuales

1.164

2,2

Faltas

10.487

20,2

Homicidios

173

0,3

15

Hurtos

7.349

14,2

Lesiones

7.586

14,6

Otros Delitos

4.954

9,6

Otros Delitos contra la Propiedad

4.983

9,6

Robos

3.310

6,4

Robos no Violentos

3.951

7,6

Total

51.862

100,0

Fuente: "Balance de la Delincuencia 2012", Fundación Paz Ciudadana, 2013.

Medidas Cautelares Respecto a los jóvenes ingresados a internación provisoria, la mayoría se concentra en el rango de edad de entre 16 y 17 años, con un 68,7% para el año 2012. A ello le siguen los jóvenes de entre 14 y 15 años con un 22.9% de los ingresos para el año 2012. A su vez, en ambos grupos etarios se ha presentado una leve alza en los ingresos a este sistema de medida cautelar. Cabe señalar que, al igual que para los ingresos al SENAME, la disminución de los ingresos del grupo de 18 años o más, no implica necesariamente una reducción de la privación de libertad durante los períodos de investigación, sino que podría asociarse a que este grupo etario también es procesado por el sistema adulto. Tabla 5: Jóvenes Ingresados a Internación Provisoria

Jóvenes Ingresados a Internación Provisoria 2011

2012

14-15 Años

414

21,9%

445

22,9%

16-17 Años

1.287

68,1%

1.333

68,7%

18 Años o más

189

10,0%

163

Total

1.890

100%

1.941

8,4% 100%

Fuente: "Balance de la Delincuencia 2012", Fundación Paz Ciudadana, 2013.

En cuanto a los jóvenes ingresados a Medidas Cautelares Ambulatorias, los datos indican que, al igual que para internación provisoria, el mayor porcentaje de ingresos se concentra entre los 16 y 17 años. En ese caso, el único grupo etario que ha presentado un aumento de ingresos entre el año 2011 y 2012 es el de 14 y 15 años, de un 30,4% a un 32,5% Tabla 6: Jóvenes Ingresados a Medidas Cautelares Ambulatorias

Jóvenes Ingresados a Medidas Cautelares Ambulatorias 2011-2012 2011

2012

16

14-15 Años

1.151

16-17 Años

2.450

18 Años o más

189

Total

3.790

30,4% 1.159 32,5% 64,6% 2.233 62,7% 5,0% 172 4,8% 100% 3.564

100%

Fuente: "Balance de la Delincuencia 2012", Fundación Paz Ciudadana, 2013.

Del total de medidas cautelares decretadas que deben ser ejecutadas por SENAME, el 35% corresponde a internaciones provisorias, que tienen una duración promedio de 90 días. Vale decir, en promedio, una cantidad importante de jóvenes debe esperar alrededor de tres meses antes de definirse si será condenado o no. Tabla 7: Promedio de Días en Internación Provisoria

Promedio de Días en Internación Provisoria 2011 2012 Duración (en días) 88,4 90,3 Fuente: "Balance de la Delincuencia 2012", Fundación Paz Ciudadana, 2013.

Tipos de Condena A partir de los datos se observa que la sanción no privativa de libertad más utilizada en el caso de los adolescentes es la libertad asistida especial, con más de 4.000 casos en el año 2011 y 2012. En el caso de las sanciones privativas de la libertad, la más utilizada es la sanción en régimen cerrado, con más de 500 casos en ambos años. Tabla 8: Adolescentes cumpliendo sanciones en SENAME. Población vigente promedio por año

Población Promedio Vigente Sanciones CRC 14-15 Años

Privativa de Libertad

2011

16 2,1% CRC 16-17 Años 246 32,8% CRC 18 Años o más 487 65,0% Total Centro de Régimen Cerrado 749 100,0% CSC 14-15 Años 17 3,3% CSC 16-17 Años 157 30,8% CSC 18 Años o más 335 65,8%

2012 15 2,2% 204 30,4% 452 67,4% 671 100,0% 17 2,9% 161 27,8% 401 69,3%

17

Total Centro de Régimen Semicerrado

509 100,0%

579 100,0%

PLA 14-15 Años

129 8,1% 686 43,0% 781 48,9% 1.596 100,0% 221 5,4% 1.362 33,2% 2.516 61,4% 4.099 100,0% 211 9,1% 1.113 48,2% 985 42,7% 2.309 100,0%

149 8,9% 693 41,6% 823 49,4% 1.665 100,0% 208 5,1% 1.288 31,5% 2.595 63,4% 4.091 100,0% 227 9,0% 1.185 46,9% 1.117 44,2% 2.529 100,0%

PLA 16-17 Años No Privativa PLA 18 Años o más de Libertad Total Libertad Asistida PLE 14-15 Años PLE 16-17 Años PLE 18 Años o más Total Libertad Asistida Especial SBC 14-15 Años SBC 16-17 Años SBC 18 Años o más Total Servicio en Beneficio de la Comunidad y Reparación del Daño

Fuente: "Balance de la Delincuencia 2012", Fundación Paz Ciudadana, 2013.

Por su parte, respecto del promedio de población vigente, se observa tanto en la tabla como en el gráfico, la utilización de las sanciones privativas de libertad en los jóvenes se ha mantenido relativamente estable, mientras que las no privativas -a excepción de la libertad asistida simple-, han presentado un incremento -en el caso de libertad asistida especial éste ha sido a tasas decrecientes, y en el casos de servicios en beneficios a la comunidad a tasas crecientes. Tabla 9: Promedio Población Vigente según Centro de Condena

Año

Centro de Centro en Régimen Régimen Libertad Cerrado Semicerrado Asistida

Libertad Asistida Especial

Servicio en Beneficio de la Comunidad y Reparación del Daño

Total

2008

329

297

1.158

2.084

971

4.839

2009

526

356

1.672

3.329

1.219

7.102

2010

726

473

1.581

3.834

1.683

8.297

18

2011

749

509

1.596

4.099

2.309

9.262

2012

671

579

1.665

4.091

2.529

9.535

Fuente: "Balance de la Delincuencia 2012", Fundación Paz Ciudadana, 2013.

Gráfico 1: Promedio Población Vigente según Centro de Condena

Fuente: "Balance de la Delincuencia 2012", Fundación Paz Ciudadana, 2013.

Tasa de Reincidencia General De acuerdo a los datos de la investigación de reincidencia realizada por el Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana (Espinoza, Piñol, Sánchez, & Martínez, 2012) en la cual se realizó un estudio de seguimiento de 24 meses, se observa que la tasa general para los primeros 12 meses de seguimiento -vale decir, la tasa de reincidencia anual- es de 29.5% respecto del grupo de cohorte 2008 y de un 44,9% para la tasa de reincidencia acumulada (24 meses). Por su parte, la tasa de reincidencia anual para el grupo de cohorte del año 2009 la cifra llega a un 26.9%. Sin embargo, el informe de dicha investigación señala que para este último grupo no se obtuvo información respecto de la reincidencia en sistema adulto, por lo cual, teniendo únicamente los datos del SENAME, no se puede realizar una comparación directa de las cifras.Cabe destacar que desde este estudio se midió reincidencia entendida como nueva condena. Tabla 10: Tasa de Reincidencia General, Anual y Acumulativa

Tasas de Reincidencia General Sistema SENAME Cohorte

Indicador

Frecuencia

2008

Tasa Reincidencia Anual

1.886

Población de 6.384 Referencia

Tasa 29,5

19

2009

Tasa Reincidencia Acumulada (24 meses) Tasa Reincidencia Anual

2.865

6.384

44,9

1.953

7.255

26,9

Fuente: "Estudio modelo y medición de la reincidencia de adolescentes y jóvenes infractores de la ley penal". Espinoza et al., 2012.

A partir de los datos del mismo estudio, se observa que los hombres presentan tasas de reincidencia más altas que las mujeres, tanto en la reincidencia anual como en la acumulada para ambos grupos de cohorte. En el caso de los hombres, las tasas anuales entre ambos cohortes varían entre un 30,1% y un 27,2%. En cambio, las tasas anuales de las mujeres presentan bastante similitud, con cifras de 22,9% para la cohorte del 2008 y 23,8% para la del 2009. Respecto a la reincidencia acumulada para la cohorte del año 2008, los hombres presentarían una tasa de reincidencia de un 45,7% y las mujeres un 35,3%. Tabla 11: Tasas de Reincidencia por Sexo

Sub-Tasas de Reincidencia por Sexo Cohorte

Mujer

Indicador

Frec.

Hombre

2008

Tasa Reincidencia Anual

119

Pob. de ref. 519

Tasa

Frec.

Tasa

1767

Pob. de ref. 5865

22,9

183

519

35,3

2682

5865

45,7

2009

Tasa Acumulada (24 meses) Tasa Reincidencia Anual

152

636

23,8

1801

6616

27,2

30,1

Fuente: "Estudio modelo y medición de la reincidencia de adolescentes y jóvenes infractores de la ley penal". Espinoza et al., 2012.

Ahora bien, respecto a las tasas de reincidencia según edad, el estudio realizado por el CESC indica que la mayor tasas de reincidencia se concentra en el grupo de entre 14 y 15 años, que presenta tasas anuales de 36.3% para la cohorte del 2008 y 39.1% para la cohorte del 2009. Ello es seguido por el grupo etario de entre 16 y 17 años con un 32.3% en la cohorte del 2008 y un 30.8% para la cohorte 2009. Respecto a las tasas de reincidencia acumulada, para la cohorte 2008 las tasas alcanzan un 55.8% en el tramo de 14-15 años, un 47.6% en el tramo de 16-17 años. En el caso del segmento de 18 años o más, la tasa alcanza un 21,2% de reincidencia anual y un 34,4% de reincidencia acumulada para el cohorte 2008. Si bien las cifras para el segmento de 18 años o más es considerablemente más baja en el cohorte 2009 (12%), desde la investigación señalada se enfatiza en la necesidad de considerar que para este grupo no se realizó seguimiento en el sistema adulto. Tabla 12: Reincidencia por Tramo Etario

Sub-Tasas de Reincidencia por Tramo Etario Cohorte Indicador

2008

Tasa Reincidencia Tasa Anual Acumulada (24 meses)

14-15 años

16-17 años

18 años y más

Pob. Pob. Pob. ref. Tasa Frec. ref. Tasa Frec. ref. Tasa 36,3 32,3 419 21,2 584 1046 55,8 1087 3363 47,6 679 1975 34,4 1046 1602 3363 1975

Frec. 380

20

Tasa 493 39,1 30,8 247 12,0 2009 "Estudio Reincidencia 3941 y jóvenes infractores 2052de la ley Fuente: modelo y medición de la1262 reincidencia de1213 adolescentes penal". Espinoza et al., 2012. Anual Respecto a reincidencia según tipo de condena, se observa que las tasas más altas se encuentran entre los jóvenes que cumplen condena en programas de Servicios en Beneficio de la Comunidad (SBC) y en los Centros Semicerrados (CSC). A ello le siguen los jóvenes que se encuentran cumpliendo condena en centros de Libertad Asistida (PLA) y de Libertad Asistida Especial (PLE). Tabla 13: Tasa de Reincidencia según Tipo de Condena

Sub-Tasas de Reincidencia por Modelo de Intervención según Cohorte 2008 Anual

Modelo

2009 Acumulada

Anual

Tasa Frec.

Tasa

42,8

435

Pob. ref. 1598

PLA

405

Pob. ref. 1461

PLE

619

2521

24,6 1003

2521

39,8

528

2569

20,6

SBC

685

1888

36,3

979

1888

51,9

860

2520

34,1

CSC

163

460

35,4

239

460

52,0

122

527

23,1

CRC

14

54

25,9

19

54

35,2

8

41

19,5

Frec.

Tasa Frec. 625

Pob. ref. 1461

27,7

27,2

Fuente: "Estudio modelo y medición de la reincidencia de adolescentes y jóvenes infractores de la ley penal". Espinoza et al., 2012.

Finalmente, al analizar los períodos en que se produce mayor reincidencia, tanto a partir del gráfico como la tabla a continuación, se observa que una mayoría se concentra entre los 0 y 90 días, para luego mantenerse estables los porcentajes dentro del primer años y presentar un disminución posterior a ello.

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Grafico 2: Rango de Primeros Días de Reincidencia

Fuente: Elaboración propia en base a datos "Estudio modelo y medición de la reincidencia de adolescentes y jóvenes infractores de la ley penal". Espinoza et al., 2012.

Tabla 14: Rango de primeros días de reincidencia

Rango de Días 0-90 días

Porcentaje Reincidencia 12,30%

91-120 días

5,90%

121-150 días

6,10%

151-180 días

6,20%

181-210 días

5,90%

211-240 días

5,90%

241-270 días

6,00%

271-300 días

4,90%

301-330 días

6,00%

331-360 días

5,60%

361-390 días

4,10%

22

391-420 días

3,80%

421-450 días

4,00%

451-480 días

3,00%

481-510 días

2,70%

511-540 días

3,00%

541-570 días

2,40%

571-600 días

2,10%

601-630 días

2,20%

631-660 días

2,50%

661-690 días

2,40%

691-720 días

2,30%

721-730 días

0,80%

Fuente: Elaboración propia en base a datos "Estudio modelo y medición de la reincidencia de adolescentes y jóvenes infractores de la ley penal". Espinoza et al., 2012.

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Sección

INVESTIGACIÓN EMPÍRICA

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1. PROBLEMA DE ESTUDIO 1.1.

Planteamiento del problema

Desde el punto de vista de la investigación criminológica, se ha tenido la intención de generar conocimiento que aporte a la construcción de políticas públicas en torno al problema de la delincuencia. En este contexto, se han desarrollado diversos estudios en cuanto a la trayectoria de vida de los sujetos que han cometido delitos, con el objetivo de vislumbrar los factores que lo llevaron a ello. No obstante, la presente investigación se ubica en la vereda opuesta a este problema, enfocándose en los factores que llevan a una persona –que ha cometido delito- a desistir de la actividad delictiva, o bien a reincidir en ella, explorando los elementos subjetivos que se despliegan en ese proceso, relevando el discurso de los mismos jóvenes que han recibido condena. La relevancia de abordar este problema está en la necesidad de generar conocimiento desde la perspectiva de los mismos jóvenes, con el objeto de comprender los procesos que vivencia una persona que se ha iniciado en el mundo delictual, que ha pasado por el circuito penal y que luego debe enfrentarse nuevamente a las redes sociales con las cuales se inició en un primer momento. Con esto, no se quiere menospreciar la perspectiva que otros actores envueltos en este problema tengan que decir, no obstante, para objeto de esta investigación se apunta al discurso de los jóvenes con el propósito de identificar los factores que consideran relevantes para iniciar un proceso de desistimiento y, al mismo tiempo, los elementos que llevan al sujeto a continuar en la actividad delictiva. No obstante, para hablar de desistimiento propiamente tal, es necesario elaborar estudios longitudinales capaces de determinar los factores que se encuentran presente y que tienen real influencia en el asunto. Por lo tanto, la presente investigación resulta un primer acercamiento hacia la materia, enfocándose en las necesidades que presentan los jóvenes que aun se encuentran cumpliendo condena, por lo tanto, están siendo intervenidos por los puntos que dicta la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente, esto es, en reinserción y responsabilización (Dionne y Zambrano, 2008). Entonces, el discurso elaborado por los jóvenes se centra en la vivencia que han tenido hasta el momento en el proceso de condena, la percepción sobre sus proyectos de vida y de las posibilidades y obstáculos que conciben para concretarlos. Además es importante para la presente investigación, que se propone como fin último ser un aporte en la generación de políticas públicas en esta temática, conocer las necesidades que lo jóvenes creen relevantes a la hora de terminar la sanción. Frente a ello, el alcance de la investigación está en generar conocimiento acerca del proceso de desistimiento y reinserción que sirva a la generación de modelos de intervención que los favorezcan. Abordar el tema del desistimiento en esta perspectiva se enmarca dentro de la problemática que enfrentan los jóvenes a la hora de terminar sus sanciones penales y, en muchos casos, dejar de recibir el apoyo de los centros, el cual se establece como un soporte importante. Al ser disímiles los tiempos de la sanción con los tiempos de la reinserción, muchos procesos quedan inconclusos o son abruptamente terminados (SENAME, 2010). Por lo tanto, el motivo de profundizar en las necesidades de los jóvenes al momento que finalicen su condena es contribuir al desarrollo de políticas públicas capaces de hacerse cargo de este problema. De esta manera entonces, se desprende la pregunta de investigación ¿Cuáles son los factores que caracterizan el proceso de desistimiento, desde los discursos de jóvenes

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condenados por la LRPA y profesionales interventores? Por ello, el objetivo general es describir y caracterizar los factores que caracterizan el proceso de desistimiento, desde los discursos de los jóvenes condenados por la LRPA y profesionales interventores. Del cual se desprenden tres objetivos específicos, a saber: a) describir las condiciones socio-criminógenas de jóvenes condenados por la LRPA; b) caracterizar los discursos de los jóvenes condenados por la LRPA en torno al desistimiento; c) describir la perspectiva de profesionales interventores respecto al proceso de desistimiento. 1.2.

Hipótesis

Un primer grupo de análisis refiere a los ámbitos subjetivos y estructurales, estableciendo ciertas relaciones entre los factores de cada uno y la configuración de narrativas de cambio. De esta manera, en cuanto al aspecto subjetivo se establece que, los discursos que presentan mayor apoyo social, vínculos sociales y nuevos aprendizajes obtenidos se relacionan a narrativas desistentes. Por otro lado, en el ámbito estructural se encontrará que el trabajo es el factor que tiene mayor presencia en las narrativas de los jóvenes. Ambas se esferas se relacionarán en las narrativas en tanto, las desistentes presentarán un mayor sentido de agencia, otorgándole a las decisiones personales un lugar central para explicar el cambio, por otro lado, en quienes esté una narrativa persistente se observará el peso de las estructuras en la configuración del estilo de vida de los sujetos. En cuanto a los proyectos de vida se tendrá que, quienes proyecten metas y estrategias más concretas presentarán narrativas desistentes, en contraposición a quienes tengan metas y estrategias más difusas, los cuales se relacionarán a narrativas persistentes. Por último, los discursos de los jóvenes se separarán en narrativas persistentes y desistentes según el nivel de integración social que presenten, entendido en las variables de apoyo social y acceso a recursos. 1.3.

Justificación

Una apropiada explicación respecto de por qué no se produce la reincidencia requiere –más que un chequeo empírico de qué es lo que ocurre y una enumeración de variables asociadas- de precisión analítica, donde se intente comprender no solo el qué de la no reincidencia, sino el cómo y el por qué (Elster, 1998). En esa línea, emerge el concepto de desistimiento para complementar la discusión respecto de reincidencia e integración social. Este concepto tiene un alto poderío analítico dado que permite acceder a la indagación de factores y mecanismos explicativos de la no reincidencia delictiva fuera del ámbito penal (Pucci, Rojido, Trajtenberg y Vigna, 2009). Al respecto, la evidencia indica que no existe una mayor incidencia de aspectos estructurales por sobre los subjetivos –o viceversa- en el proceso de desistimiento, sino que deriva de una íntima relación entre agencia y estructura (LeBel, Burnett, Maruna, y Bushway, 2008). En ese sentido, parece ser que pueden existir cambios objetivos en la vida de la persona que termina condena y cambios subjetivos, y el desistimiento ocurriría en su interfaz (Farrall y Stephen, 2002), lo cual da cuenta que, el desistimiento solo es posible en la medida que no solo exista la voluntad de cambio por parte de quien termina una condena, sino también oportunidades concretas de integración.

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Ahora bien, una definición de desistimiento implica dejar de hacer algo y, cuando se la vincula a la delincuencia, refiere al abandono de la comisión de delitos por parte del individuo (Laub y Sampson, 2001). El problema aparece cuando se busca medir esta dimensión, ya que, si la delincuencia tiene como inicio la comisión de un delito y la reincidencia se puede medir a partir de los hechos delictivos cometidos posteriormente, resulta difícil concretar cuándo una persona deja de delinquir. Se pueden producir nuevas situaciones de delincuencia después de largos períodos de inactividad, ya que no es una situación irreversible. A raíz de esto, autores proponen entender el desistimiento como un proceso gradual, y no un suceso, en el que el individuo va acumulando períodos de ausencia de delito o donde, pese a cometerlos, pueden observarse signos de desaceleración (disminución de la frecuencia delictiva) y/o de disminución de gravedad (incluso ocurrencia de cuasi-delitos, o comportamientos análogos) que marcan una creciente consciencia de riesgos o deseo por abandonar el mundo del delito (Farrall, 2002, Weitekamp y Kerner,1994). Loeber y LeBlanc (1990) especificaron tres componentes en el término: a) desaceleración en la frecuencia a la hora de delinquir, b) una reducción en la variedad de delitos por los que se ha delinquido y c) una reducción de la gravedad de los delitos cometidos. Si bien el desistimiento involucra una progresiva disminución o una ausencia efectiva de eventos delictivos, es relevante señalar que esto no debe ser producto de la ausencia de oportunidades ilícitas o del azar, sino depender de un cambio importante en la vida del individuo. De esta manera, Maruna (2001 en Cid y Martí, 2011) identifica tres amplias perspectivas teóricas presentes en la bibliografía sobre el desistimiento, que ayudan a comprender el cambio en el individuo: reforma maduracional, teoría de los vínculos sociales y teoría narrativa. Las teorías de la reforma maduracional (u “ontogénicas”) son las más antiguas y se basan en los lazos establecidos entre la edad y ciertos comportamientos delictivos, en particular delitos callejeros. Las teorías de los vínculos sociales (o “sociogénicas”) sugieren que los lazos con la familia, el empleo o los programas educativos en el adulto joven explican cambios en la conducta delictiva durante el curso de la vida. Cuando estos lazos existen, crean un interés en la conformidad, una razón para “ir derecho”. Cuando están ausentes, los delincuentes tienen menos que perder al continuar delinquiendo. Esto se relaciona con la teoría del control, que refiere a la presión que ejerce la sociedad con modelos de conformidad representados en vínculos sociales establecidos con otros, lo que frenaría la comisión de delitos (Vázquez, 2003). Por último, las teorías narrativas acentúan el significado de cambios subjetivos en el sentido de lo propio y la identidad de la persona, reflejados en cambios de motivaciones, mayor preocupación por los demás y más consideración por el futuro (Maruna, 2001 en Cid et al., 2011). A pesar de estas teorías de carácter más subjetivo, no se pude dejar de lado los acontecimientos concretos que debe acompañar el proceso de desistimiento. Así, al reunir estas perspectivas, Farrall (2002) destaca el significado de las relaciones entre cambios “objetivos” en la vida del delincuente y su evaluación “subjetiva” del valor o el significado de estos cambios En consecuencia, el desistimiento reside en algún lugar de las interfaces entre el desarrollo de la madurez personal, el cambio de los vínculos sociales asociados con ciertas transiciones de la vida, y las construcciones narrativas subjetivas individuales que los delincuentes construyen alrededor de estos eventos y cambios claves. No es que importen los eventos y cambios, es lo que estos eventos y cambios significan para las personas involucradas.

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En ese sentido, entre los principales teóricos del desistimiento el debate se ha planteado en torno a la relevancia de los factores objetivos o sociales por sobre subjetivos, o viceversa (Maruna, 2001; Laub y Sampson, 2003; Lebel et al., 2008). Desde ya se asume un punto de vista integrador, en la medida en que no se cree que sean posiciones contradictorias. Se entiende el término “social” como instituciones, eventos de desarrollo y procesos que puedan ser fiablemente medibles (por ejemplo: matrimonio, empleo, parentalidad), por otro lado, los elementos “subjetivos” apunta a dimensiones cognitivas, internas y de identidad, apuntando a los cambios en la forma en que los individuos experiencian, entienden, interpretan y dan sentido al mundo alrededor de ellos (Lebel et al., 2008). Interacción entre factores sociales y subjetivos La investigación empírica en torno al desistimiento de la actividad delictiva ha tratado a los individuos como personas que son libres de actuar como lo decidan y pueden influir directamente en el resultado de sus vidas mediante la toma de decisiones, concibiéndolos como “súper agentes”, o bien, como sujetos que reaccionan a las más amplias fuerzas sociales y situaciones, e incapaces de ayudar a crear estas situaciones a través de sus propias acciones, vale decir, como sujetos “incautos” (Farral y Bowling, 1999). De esta manera, se pueden caracterizar los modelos en función de la cercanía que tengan con una u otra perspectiva. En cuanto al modelo fuertemente subjetivo, se observa una predominancia de la idea que la propia mentalidad (fuerza de voluntad, motivación) es lo que importa: el sujeto solo necesita decidir cambiar y visualizar una nueva identidad para sí mismo en orden de tomar el camino convencional. Desde este punto de vista analítico, los eventos externos son o completamente desvinculados al éxito o completamente correlacionados con la mentalidad subjetiva (Lebel et al, 2008). Por otro lado, en el modelo fuertemente social las circunstancias sociales son las que realmente importan, más que si una persona se encuentra apta o no para desistir de la actividad delictiva. En este modelo, los puntos de inflexión en la curso de la vida son eventos exógenos que ocurren al menos parcialmente al azar. Aunque algunos eventos pueden ser producto de un esfuerzo consciente, lo que importa en términos de desistimiento es si las cosas buenas suceden (ej.: un trabajo de calidad, un matrimonio de calidad). Es el arribo de estos eventos, que están largamente fuera del control individual, los que mejor predicen los sucesos luego de la prisión en vez de la mentalidad del individuo. Sin embargo, existe un tercer modelo que concede relevancia tanto a la perspectiva subjetiva como a los eventos sociales que tienen impacto en los resultados de la vida. Éste se denomina Modelo Subjetivo-Social, y dice que la subjetividad puede tener un efecto indirecto en los resultados a través de los eventos sociales que sucedan posteriormente. Por ejemplo, la mentalidad individual de una persona promueve que sea un gran persistente en la búsqueda de empleo, obteniendo finalmente resultados positivos que refuerza la motivación anterior. Este resultado de mejor empleo luego deriva hacia una mejor probabilidad de no reincidir. En este marco, el impacto de los factores sociales depende del nivel de las características subjetivas. Con la apropiada mentalidad subjetiva, la persona puede ser capaz de tomar ventaja de los buenos eventos de la vida que surgen y/o no ser arrojado fuera de curso por decepciones sociales. En otras palabras, la mentalidad subjetiva es necesaria, pero no suficiente, como condición de éxito luego del término de condena. Los eventos sociales deben ocurrir para apoyar y promover el desistimiento.

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Este modelo subjetivo-social es el menos desarrollado de los tres, tanto conceptual como empíricamente, ya que apunta a comprender la relación entre cambios "objetivos" en la vida de los sujetos y la evaluación "subjetiva" que realizan de estos cambios. Al respecto, la evidencia indica que no existe una mayor incidencia de aspectos estructurales por sobre los subjetivos o viceversa, en el proceso de desistimiento, sino que deriva de una íntima relación entre agencia y estructura. Por ejemplo, que el empleo por sí mismo no apoya el desistimiento; en cambio, el “empleo aparejado con estabilidad laboral, compromiso con el trabajo y lazos mutuos entre trabajadores y empleadores” reducen la criminalidad (Laub y Sampson, 1993: 146). De forma similar, no es el matrimonio, sino la fuerza y calidad de los vínculos laborales los que predicen el desistimiento. Aun así, estos puntos de inflexión se han teorizado como “eventos de activación” (Laub et al, 1998, en Lebel et al, 2008) principalmente exógenos, por lo tanto ampliamente independientes de otros factores preexistentes.

2.

MARCO TEÓRICO

2.1.

Paradigma Agencia-Estructura

Cualquier trabajo en ciencias sociales establece un enfoque para el estudio de los temas que trata o desarrolla. Dicha mirada se liga al modo en que se establece el vínculo a la relación entre los conceptos de estructura y agencia. El primero designa, en palabras simples, al contexto societal donde se desenvuelve la vida humana, en tanto que el segundo remite a la persona humana y a sus acciones. Ello resulta fundamental de clarificar, dado que la relación específica entre estructura y agencia que asumida constituye el telón de fondo sobre el que se sostiene el estudio desarrollado. El trabajo de Margaret Archer (2009) da una solución a la relación entre estructura y agencia, resolviendo las anteriores teorizaciones sobre el tema. La idea, para Archer, es entender que la relación debe establecerse en base a una influencia mutua pero separando claramente los planos correspondientes a la agencia y a la estructura, desde los cuales emergen propiedades y poderes que no pueden diluirse entre sí, razón por la cual todo tipo de conflacionismo queda superado por esta propuesta teórica. La autora se basa en una ontología social de tipo emergentista, lo cual supone que las propiedades y los poderes de cada estrato (estructura y agencia) se desarrollan en el tiempo. La implicancia de esto es que las propiedades de un estrato ejercen influencia causal en la emergencia de las propiedades de otro estrato (en términos temporales), generando, sin embargo, planos distintos y diferenciados. Ello se condice con su propuesta metodológica, denominada dualismo analítico, ya que se diferencian los estratos, sus propiedades y las líneas de influencia causal que se desarrollan en el tiempo entre ellas. De esta manera, se logra diferenciar y especificar lo que corresponde a la agencia y a la estructura en la influencia causal, estableciéndose el juego mutuo entre ambos pero sin confundir los estratos que corresponden a cada cual. Ahora bien, los efectos de la estructura sobre la agencia no afectan de manera directa a las personas, si no que esto ocurre a través de una mediación: “Las influencias estructurales están invariablemente mediadas por las personas en la medida que dan forma a las situaciones en las que se encuentran” (Archer, 2009: 268). Esto da cuenta de que la mediación refiere a una influencia objetiva—porque proviene de la estructura— que condiciona patrones de acción, entregando a los agentes una especie de guía estratégica. Esta es una influencia parcial y no determinante en la medida en que las personas se caracterizan por poseer intencionalidad, que les permite tener proyectos y diseñar estrategias para llevarlos a cabo. De esta manera el término “mediación” nos permite entender que las propiedades emergentes estructurales no afectan de manera directa, si no

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que ejercen su efecto sobre los proyectos y estrategias que se conciben en un ambiente social dado. Esta conceptualización sobre las personas nos permite entenderlas como sujetos centrales en el estudio enmarcado en la teoría e investigación social, entendiendo sus subjetividades como un punto mediador entre los contextos generales y las situaciones particulares en las que están situados de manera involuntaria, entendiendo que “ellos mismos experimentan las tensiones entre los condicionamientos estructurales y los poderes agenciales” (Archer, 2009: 14). La importancia fenomenológica de la investigación social se hace relevante en la medida en que puede dar cuenta, junto con otros enfoques de la realidad socio-histórica y cultural en la que las personas orientan y generan sus acciones. Así, la teoría social realista de Archer permite un grado de reflexividad e intencionalidad al conceptualizar a las personas como agentes activos pero que no se encuentran libres del involucramiento involuntario en las estructuras y su condicionamiento situacional. 2.2.

Desistimiento

2.2.1. Definición Conceptual y Componentes y Teorías Criminológicas Explicativas del proceso. Como se señaló anteriormente, el concepto de desistimiento se comprende como un proceso en vez de un suceso- que implica una disminución de la actividad delictiva, que puede desembocar en la no delincuencia (Weitekamp y Kerner, 1994). En este proceso gradual pueden observarse signos de desacelaración de la actividad delictiva –a partir de los criterios mencionados anteriormente- asociado a un deseo por abandonar un estilo de vida asociado al delito (Farrall 2002, en McNeill, 2006). Esto implica que el desistimiento no debe producirse a partir de la ausencia de oportunidades de cometer ilícitos -por ejemplo, mediante el encarcelamiento- sino que debe asociarse directamente con un cambio importante el proyecto de vida del sujeto (Pucci, Rojido, Trajtenberg y Vigna, 2009). Desde un enfoque de desistimiento, el trabajo con condenados o ex-condenados debe estar estructurado sobre el conocimiento respecto de los elementos que contribuyen a la disminución de la actividad delictiva, indagando respecto de las vinculaciones entre agencia, estructura, reflexividad e identidad que otorgan insumos para la comprensión de cómo y por qué ex-condenado logran modificar sus conductas. Más aún, el conocimiento sobre los procesos en los cuales se aloja el desistimiento es un predecesor clave para el desarrollo de modelos prácticos (McNeill, 2006). Esto debido a que las intervenciones deben, precisamente, promover la capacidad de agencia y reflexividad, en base a relaciones comprensivas y respetuosas que centren la atención en las oportunidades del medio y del mismo sujeto -relevando sus motivaciones y capacidades-, de manera de aprovechar las fortalezas, resolver las necesidades y enfrentar los riesgos (McNeill, 2006). Por ello, resulta sustancial identificar los elementos que colaboración con la generación y mantención de un proceso estable de desistimiento. Al respecto, entre los aspectos más mencionados en la literatura se encuentran: a) relación de pareja de buena calidad con una persona que no esté vinculada a la actividad delictiva, b) vinculación con el mundo del trabajo –principalmente si interactúa con otros factores como la edad y condiciones laborales-, c) disminución de la relación con grupo de pares asociado a la actividad delictiva, d) la maternidad/paternidad y adquisición de responsabilidades de tipo social y económica, e) participación cívica e integración en organizaciones sociales o de la comunidad en general (Sampson y Laub 1993; Maruna, Immarigeon & LeBel, 2004; Uggen, Manza & Behrens, 2004).

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Considerando las teorías criminológicas –que si bien se articular con el objetivo de explicar el surgimiento de la actividad delictiva, también pueden contribuir en la comprensión del fenómeno del desistimiento (Cid y Martí, 2011)- se observa que Sampson y Laub (1993) toman como referencia la teoría del control social para postular que es más probable que ocurra el desistimiento en la juventud cuando el sujeto desarrolla nuevas relaciones sociales que entran en oposición con la actividad delictiva. Desde esta perspectiva renovada del control social de los autores, cuando las personas que terminan una condena construyen lazos con personas e instituciones significativas para ellos y que no se relacionan con el delito, crean nuevas formas de apego emocional y apoyo social, las cuales promueven responsabilidad que, de ser abandonadas, acarrearían costos significativos (Pucci, et al., 2009). Tales vínculos sociales a su vez tendrían impacto en la construcción de identidades alternativas de los agentes, promoviendo formas de visualizar nuevas opciones de vida (Pucci, et al., 2009). Esto último se asocia directamente con lo descrito por Maruna (2012), que señala que las teorías de los vínculos sociales asociada al desistimiento plantean que el vínculo con el empleo, la familia, o los programas de carácter educativo, explican los cambios en la conducta delictiva del adulto joven en el transcurso de la vida. Ello porque tales relaciones constituirían un fundamento importante para no reincidir (McNeill, 2006). Esto dice relación con la teoría del aprendizaje social, que postula que el comportamiento delictivo es aprendido básicamente a través del contacto con grupos o individuos que refuerzan sentimientos, pensamientos y actitudes que anteceden a la conducta delictiva (Akers y Sellers, 2009; Bernard, Snipes y Gerould, 2010, en Cid y Martí, 2011). En esta línea, es posible suponer que si las intervenciones se orientan a desarrollar formas relacionales alternativas y se incorpora a las figuras significativas en dichos cambios actitudinales, se puede avanzar en la disminución de la actividad delictiva. De hecho, autores como McGuire y Pristley (1995), McGuire (2002), Andrews y Bonta (2003) han señalado que este tipo de intervenciones tiene un impacto moderado pero positivo en la disminución de la tasa de reincidencia (Cid y Martí, 2011). A su vez, el autor refiere a las teorías narrativas, que relevan el significado de los cambios subjetivos en términos de la identidad de la personas, que a su vez se reflejan en el desarrolla de motivación para el cambio, aumento de la preocupación por su relación con otros y una mayor consideración del futuro (Maruna, 2001, en McNeill, 2006). Esta idea de cambio subjetivo establecido por Maruna podría relacionarse con la teoría del etiquetaje. De acuerdo a ella, la autodefinición del sujeto como delincuente sería el factor principal para comprender la construcción de trayectorias delictivas (Lemert, 1967, en Cid y Martí, 2011). Si bien, en la presente investigación se adhiere a la crítica desarrollada por Taylor, Walton y Young (1977) respecto a que esta teoría le otorga un lugar preponderante al etiquetaje y la reacción social anulando otras variables igualmente incidentes, se consideraría un error anularla por completo dado que, genera un aporte altamente significativo a la comprensión holística del fenómeno delictivo y el desistimiento. En esa línea, parece coherente plantear que el proceso de cambio debe incorporar un proceso de "desetiquetaje", en que la persona no se vea a sí mismo como delincuente y sea capaz de desarrollar identidades alternativas (Lebel, Burnett, Maruna, Bushway, 2008). De hecho, en un estudio desarrollado por Maruna (2001, en Cid y Martí, 2011), en que se compara el discurso de personas desistentes y persistentes de la actividad delictiva, se concluye que, en el caso de los persistentes la persona se identifica plenamente con la etiqueta de "delincuente", observándose a sí mismo como incapaz de evitar el delito y esclavo de las circunstancias. En cambio,

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el discurso de quienes desistieron presenta una evidente separación el "delincuente" –que constituye una identidad que sitúan en el pasado- y la identidad del presente, que la describen como la de una persona "normal" y con la capacidad de superar las circunstancias que lo llevaron a la actividad delictiva. Esto a su vez se relaciona con el concepto de autoeficacia, percepción que, como se presenta más adelante, constituye un factor altamente significativo en el desarrollo de un proceso de desistimiento exitoso. Otra de las teorías criminológicas que contribuye a la explicación del desistimiento es la teoría de la tensión. Siguiendo a esta teoría, la delincuencia se explicaría como el resultado de una frustración del acceso a las metas deseadas, constituyéndose el delito ya sea como vía para responder a este estado emocional, u como una vía alternativa –ilegal- para alcanzar la meta deseada (Agnew, 1992, en Cid y Martí, 2011). Cullen y Wright (1997, en Cid y Martí, 2011) –autores que han desarrollado esta teoría para explicar el desistimiento del delito- postulan que el apoyo que recibe quien cumple y/o termina una condena (en cuando a apoyo afectivo, económico, comprensivo, informativo y de vinculación a redes) es sustancial para que la persona pueda satisfacer sus necesidades, alcanzar sus metas por vías lícitas y promover el cambio. Esta idea es respaldada por diversas investigaciones (Zamble y Quinsey, 2001; Laub y Sampson, 2003; Bottoms y Shapland, 2010) que son plenamente coincidentes en sus resultados, indicando que las personas reincidentes vivieron, durante el cumplimiento de condena y/o luego de su salida de la cárcel, situaciones mucho más adversas que los que fueron desistentes. Evidentemente existen algunas diferencias entre las investigaciones indicadas, pero es coincidente que las personas reincidentes presentaron más problemas económicos, mayor dificultad para insertarse laboralmente, más conflictos relacionales –sobre todo con su familia y pareja- y mayor consumo problemático de drogas (Cid y Martí, 2011). Integrando las perspectivas señaladas, Farrall (2002, en LeBel et al., 2008) enfatiza en la necesidad de comprender la relación entre cambios "objetivos" en la vida de los sujetos y la evaluación "subjetiva" que realizan de estos cambios. Al respecto, la evidencia indica que no existe una mayor incidencia de aspectos estructurales por sobre los subjetivos o viceversa en el proceso de desistimiento, sino que deriva de una íntima relación entre agencia y estructura (LeBel et al., 2008). En ese sentido, parece ser que pueden existir cambios "objetivos" en la vida de la persona que termina condena y cambios "subjetivos", y el desistimiento ocurriría en su interfaz (Farrall, 2002, LeBel et al., 2008), lo cual da cuenta que, el desistimiento solo es posible en la medida que no solo exista la voluntad de cambio por parte de quien termina una condena, sino también oportunidades concretas de integración. 2.2.2. Propuesta de análisis del Desistimiento del Delito Entre los debates más relevantes entre los teóricos de las denominadas "carreras delictivas" refiere a si, para la comprensión de éstas cobra mayor relevancia el concepto de estabilidad –en el cual la predisposición inicial a la actividad delictiva tiene un rol central- o la idea de cambio, en la que los factores transicionales y el proyecto de vida tendrían el papel principal (Cid y Martí, 2011). Si bien en este estudio la idea de cambio ocupa un rol central –y que se hace evidente al indagar en los factores transicionales- se debe tomar en consideración el impacto de la trayectoria de vida de los jóvenes en las posibilidades de generar narrativas de cambio y proyectos de vida alejados

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de la actividad delictiva. Ello porque actualmente no existe consenso en la comunidad académica al respecto, encontrándose investigaciones donde no se observan grandes diferencias objetivas en las trayectorias vitales de los individuos reincidentes y desistentes (Pucci et al., 2009), y otras donde se les otorga un lugar sustancial en las posibilidades de desistimiento (Cid y Martí, 2011). El conocimiento respecto de la trayectoria vital de los sujetos que terminarán una condena nos permite contextualizar los procesos de transición, generando un marco histórico que colabora en la comprensión de la estructura de oportunidades y las referencias que visualiza el sujeto al salir en libertad. 2.2.2.1.

Trayectoria de Vida

Siguiendo a Perez-Luco, Lagos y Báez (2012) se pueden entender las trayectorias de vida delictivas como “el proceso por el cual un adolescente se desvincula de los espacios de socialización normales, desarrollando comportamientos de riesgo y viviendo experiencias gratificantes que contravienen lo socialmente esperado, lo que es justificado y validado por la propia experiencia, reforzando y especializando la conducta infractora y contribuyendo a la construcción de una identidad delictual” (Pérez Luco et al, 2012, p. 1211). De este modo, la actividad delictiva en la adolescencia estaría caracterizada, entre otras cosas, por un período vital particular, en el que entran en crisis algunos aspectos del sujeto y se caracteriza por llevar a cabo conductas exploratorias. Tales conductas se denominarían conductas delictivas y transformarían en un problema cuando las normas que se transgreden son normas legales (Blasco, 2012). En la actualidad es un consenso entre diversos autores (Mettifogo y Sepúlveda, 2005, Tsukame, 2008; Perez-Luco et al., 2012) la necesidad de articular los aspectos subjetivos y objetivos de los proceso y relaciones que están involucrados en el comportamiento delictivo de los jóvenes. Para ello se debe entender que no se trata de una trayectoria de vida impulsada por factores externos al individuo, ya que éste participa en la constitución de la misma al articular de forma específica tales factores, al optar por ciertas lógicas de acción. De esta manera, una cierta estructura social no supone una cierta trayectoria, sino solamente el que determinados factores pueden implicar una posibilidad más cercana de transitar a través de ciertos derroteros determinados (Mettifogo y Sepúlveda, 2005). Así, al analizar la trayectoria de vida no se debe considerar solo el nivel estructural, sino también tomar en cuenta los factores subjetivos del contexto vital, entendiendo la interacción en la relación entre la estructura y la agencia. En el cuadro a continuación se sintetiza la idea de lo señalado:

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Cuadro 2: Clasificación por Niveles de Elementos que inciden en las Trayectorias de Vida

Macrosistema  Valores culturales sobre utilización de violencia y resolución de conflictos  Concepto y valoración de la familia y la educación Exosistema Microsistema  Legitimación institucional de  Violencia intrafamiliar la violencia  Maltrato infantil  Inexistencia o insuficiencia de  Inicio temprano de consumo de drogas programas de tratamiento  Baja autoestima  Estigmatización  Mendicidad y trabajo infantil  Expulsión escolar  Pobreza  Carencias afectivas y de cuidados básicos  Intitucionalización  Asunción de identidad como delincuente  Fracaso escolar

Fuente: (Mettifogo y Sepúlveda, 2005, p. 59).

Siguiendo a Pérez Luco et al (2012), el actuar delictivo distintivo es el que se relaciona fundamentalmente con la conformación de una trayectoria de vida con predominancia de lo delictual. En términos temporales, la trayectoria delictiva se puede describir separándola en tres momentos: Inicio de la actividad delictiva, mantención de la actividad delictiva, abandono de la actividad delictiva. Inicio de la actividad delictiva: La conducta exploratoria en delitos menores, asociada a la imitación de ciertos grupos de pares, puede constituir el primer punto en una trayectoria de vida de tipo delictual, aunque se necesitan otros factores para darle estabilidad a tal situación (Mettifogo y Sepúlveda, 2005). En primer lugar resulta importante hacer referencia a los factores contextuales. Perez-Luco et al. (2012) señala que un “medio social desventajoso, que genera inseguridad, estrés, desesperanza y dificultades para resolver necesidades básicas materiales y psicológicas” (Pérez Luco et al, 2004, p. 128) constituye un contexto que aumenta la prevalencia para la recurrencia en la acción delictual en adolescentes. Conforme con ello, problemas estructurales y funcionales presentes en las familias también son esenciales, pues lo recurrente y compartido de tales representaciones da identidad al joven y a su familia (Pérez-Luco et al., 2012). La baja supervisión parental -que se traduce en largos períodos de soledad en la niñez y carente estructuración del tiempo, entre otros-, carencia afectiva (incluso abandono) y violencia intrafamiliar son habituales en los relatos de vida de los adolescentes entrevistados, siendo recurrentes las historias de vulneración en la niñez. El maltrato infantil o hacia la madre es un hecho generalizado y permanente. Se genera una figura paterna amenazante y a la cual se le tiene temor, ya que impone disciplina mediante la violencia. Esta figura pierde su forma cuando el joven se defiende, usando la violencia como medio de enfrentar o resolver el conflicto, o bien, al desaparecer el padre, diluyéndose su rol de imponer límites y disciplina. Mayor riesgo se genera cuando el joven huye de casa por situaciones como ésta (Mettifogo y Sepúlveda, 2005).

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Por su parte, respecto al consumo problemático de drogas, pese a que se considera un factor de riesgo dinámico en torno a la constitución de una trayectoria de vida delictual, no es sencillo entender la relación específica entre ambos fenómenos. Una hipótesis plausible al respecto establece que ambas conductas se vinculan a factores de base similares, por lo que se relacionan antes que causarse una a la otra (Mettifogo y Sepúlveda, 2005). En otro ámbito se encuentra el fracaso, expulsión o deserción respecto de espacios escolares. Lo más común es el fracaso, ya sea por problemas conductuales o de aprendizaje. La escolaridad aparece altamente valorada, lo cual no significa que se constituya en un espacio significativo o con figuras relevantes para los adolescentes. Normalmente se dan situaciones de estigmatización en vez que de apoyo, valoración o reforzamiento. La escuela como espacio de contención o de adquisición de habilidades sociales y socialización no resulta tal en la experiencia escolar de estos jóvenes. Si la escuela se valora positivamente como lugar de apoyo es gracias a una persona que se ha comprometido con el joven, brindando planos de acción alternativos y promoviendo conductas prosociales en él (Mettifogo y Sepúlveda, 2005). Otros factores de riesgo identificados como de mayor relevancia son –categorizados como estáticos- la temprana edad de inicio de actividad delictiva y socialización con personas involucradas en delitos; y –descritos como dinámicos- vinculación con pares que presenten comportamiento delictivo, vivir en situación de calle e inicio temprano en actividades laborales (Pérez Luco et al, 2012). Si bien este último factor puede causar extrañeza, lo cierto es que se ha observado que el inicio temprano en la actividad laboral permite la legitimación de los jóvenes en su medio, mediante una integración dada por el consumo. El ingreso dado por el trabajo infantil, además, pasa a ser un elemento consistente con el sistema familiar, en tanto que los padres no son capaces de ser proveedores, por lo que aceptan o esperan el ingreso adicional, legitimando la fuente laboral y negándose a captar cuando pasa a ser ilegitima (Mettifogo y Sepúlveda, 2005). Mantención de la actividad delictiva: Siguiendo a Mettifogo y Sepúlveda (2005) la violencia pasa a mantener la actividad delictual, en tanto que deja de ser un elemento de contexto para ser un elemento constante de las dinámicas relacionales de los adolescentes, tanto en los medios barriales (violencia como forma de resolver conflictos) como en los espacios institucionales, donde lógicas autoritarias imponen acciones violentas, las cuales se aprenden y legitiman en los jóvenes. Cuando el sistema familiar acepta el ingreso producido por los jóvenes de manera ilegal, la actividad delictual se mantiene en el tiempo, ya que los padres no fungen como proveedores ni son capaces de actuar consecuente con un discurso moralizador que, sin embargo, acepta los recursos traídos por el adolescente. El consumo de drogas, para los jóvenes, se complementa a la actividad delictual, por lo que pasa a atarse a ella y a mantenerla. Otro elemento que colabora sustancialmente con la mantención de la trayectoria delictiva es la institucionalización. Según se ha observado en algunas investigaciones (Mettifogo y Sepúlveda, 2005; Tsukame, 2008), la internación en centros del SENAME colabora con la denominada constitución de una identidad delictiva, ya que son vistas como cárceles y en virtud de los procesos internos que en ellos ocurren. Al respecto Tonkonoff (2007) propone que la sanción fija la ilegalidad. Los vuelve delincuentes, marcándolos frente a otros y a sí mismos. Les da una identidad que no poseían, sino que los hace entrar en una estructura delictiva a la que no pertenecen. Entonces, ya no podrán

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ejecutar otro comportamiento o mantener otra identidad fuera de la ilegalidad, por lo que más que de jóvenes se tratará de delincuentes, fabricando la internación un problema que no existía. Pero no solamente la cárcel o la internación constituyen factores que fijan y estructuran una identidad delictual. Por ejemplo, si los miembros de la familia del adolescente que infringe la ley también delinquen, entonces la actividad delictiva se mantiene, ya que se constituye como una manera de integración en el marco familiar (Mettifogo y Sepúlveda, 2005). El factor de identidad delictiva se identifica como un elemento vital y ampliamente relevado por investigaciones (Cid y Martí, 2011; LeBel et al., 2009, entre otros) en la constitución de una trayectoria de vida. Ello porque cuando los adolescentes asumen su identidad como delincuentes, entonces se ven sujetos a una fatalidad no planificada y se ven imposibilitados de cumplir ciertas expectativas. La identidad delictiva es el sentido de sí mismo, ante sí y el resto, construida en base a pautas de valoración que se alejan del orden social que se establece en la cultura global, pero arraigadas y compartidas con un grupo social de referencia que valida y promueve papeles, reglas, y representaciones dentro de una contra-cultura delictual (Pérez-Luco et al., 2004). Abandono de la actividad delictiva: Según Pérez-Luco et al., (2004), si no se cuestionan las representaciones que conforman la identidad delictiva, la actitud y la conducta se mantienen. El cambio exige que las personas generen otras representaciones a las configuradas en su vida. El sujeto, al interactuar en ámbitos diversos que amplían y enriquecen su experiencia, logran ese cuestionamiento. Entonces, si el repertorio conductual a disposición se amplia, se cuestiona la identidad delictual, incluso alejándose de la actividad que implica. De este modo, resulta importante que el sujeto adquiera habilidades que posibiliten el satisfacer las necesidades de modo legal, junto con efectivas oportunidades de hacerlo así. Si la identidad delictual no se establece ni se asume, el abandono de la actividad delictual es altamente posible. Por último, contar con figuras del entorno, en el ámbito educativo o comunitario, posibilita la contención y la resignificación identitaria (Pérez-Luco et al., 2004). En el marco de investigaciones sobre desistimiento, se ha encontrado –en términos generalesque las personas que reincidieron presentaban una trayectoria de vida bastante más problemática que quienes desistieron (Cid y Martí, 2011). Probablemente, entre los resultados más recurrentes de los estudios de desistimiento es que los reincidentes presentaban mayor consumo problemático de drogas que los desistentes y un historial delictivo con un número mayor de condenas previas (Zamble y Quinsey, 2001; Bottoms y Shapland, 2010), y que las personas que estuvieron más largos períodos en la cárcel presentaron más dificultades para desistir que los que estuvieron un período más corto (Shover, 1985; Laub y Sampson, 2003). 2.2.2.2.

Narrativa de Cambio12

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El presenta aparado se basa de forma importante en la investigación desarrollada por Cid, J., y Martí, J. (2011). El proceso de desistimiento de las personas encarceladas. Obstáculos y apoyos. Extraído el 15 de Diciembre de 2012 desdehttp://83.247.129.61/docs/Justicia/Documents/ARXIUS/SC_3_175_11_cast.pdf; y en El presente apartado se basa fuertemente en el artículo de LeBel, Th.; Burnett, R. Maruna, Sh. y Bushway, Sh. (2008) “The `Chicken and Egg’ of Subjective and Social Factors in Desistance from Crime” European Journal of Criminology.

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Una estrategia de bastante utilidad para conocer y describir como los sujetos vivencian y perspectivan –a sí mismos y sus circunstancias- "consiste en situar las narrativas de cambio como elemento que acompaña el proceso de desistimiento y tratar de entender las causas –condicionantes del cambio y factores contingentes– que pueden explicar tanto la existencia o inexistencia de estas narrativas como su consistencia" (Cid y Martí, 2011: 23). De acuerdo a los autores Cid y Martí (2011), las narrativas de cambio asociadas al desistimiento de la actividad delictiva se estructurarían en base dos elementos: Identidad y Autoeficacia. El primer término, Identidad, comprende una ruptura con el pasado, sostenida a partir de una autodefinición como personas que se han desvinculado de la actividad delictiva como estilo de vida; un sentido de agencia, que se evidencia en tanto son los propios sujetos los que han tomado la decisión de desistir, a partir de una ponderación de los costes y riesgos de la actividad delictiva; y la convencionalidad de sus objetivos de vida, materializado en la voluntad de terminar su vinculación con el sistema penal y consolidar proyectos familiares y laborales desligados del delito. Por otro lado, la dimensión de Autoeficacia es entendida por Bandura (1995:193) –uno de los autores que más desarrolla el concepto- como “la convicción de una persona de que puede llevar a cabo con éxito el comportamiento requerido para producir un resultado”. Maruna (2001, en Cid y Martí, 2011) le da una aplicación a este concepto en la teoría del desistimiento al observar cuando una persona es capaz de superar la percepción de que se encuentra a la deriva de las circunstancias y comienza observarse a sí mismo como un sujeto que puede vencer los obstáculos para abandonar la actividad delictiva (Cid y Martí, 2011). Se construye, entonces, a partir de la percepción de los obstáculos al desistimiento; el control, entendido como la percepción de la capacidad para el cambio; y las estrategias desplegadas para el esto. Desglosando cada uno de los elementos señalados, la investigación de los autores mencionados al respecto ha encontrado lo siguiente: a) Ruptura con la identidad delictiva Las personas que presentaron una ruptura con la identidad delictiva expresaban la idea que ya no se verían como la persona que solían ser. En algunos sujetos el discurso se relacionaba directamente con desligarse del título de delincuente; otros van más allá y generan otro tipo de identidad, por ejemplo, la de trabajador; otros, lo expresan en quiebres con comportamientos que asociaban a la actividad delictiva, como consumir drogas o "meterse en problemas" (Cid y Martí, 2011). Cabe señalar que la no presencia de un discurso de ruptura no necesariamente refiere a un discurso de persistencia de la actividad delictiva. En ocasiones, este elemento estuvo ausente en el discurso de sujetos que no habían desarrollado una trayectoria delictiva, siendo la condena un evento único y marginal dentro de sus vidas (Cid y Martí, 2011). b) Sentido de Agencia El sentido de agencia se puede observar en los discursos cuando su contenido alude a que los sujetos se ven a sí mismos como motores de cambio. Los sujetos consideran que por su esfuerzo y responsabilidad han generado cambios y alcanzado los objetivos propuestos. En la misma línea, entienden que para construir y mantener vínculos sociales deben asumir un papel proactivo en las relaciones (Cid y Martí, 2011).

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En un estudio con ex-condenados, Maruna (2001, en LeBel et al., 2008) observa que los sujetos que tienen una larga trayectoria delictiva y persisten en ella tienden a carecen de sentimientos de agencia, y entiende sus vidas como perentoriamente determinadas a la "desviación". En el mismo estudio, y como contraparte, se observó que quienes desistieron de la actividad delictiva mantuvieron un particular y optimista sentido de control de futuro, y fuerte convicción sobre su valor personal (LeBel et al., 2008). c) Convencionalidad de los objetivos Dice relación con la voluntad de cerrar un ciclo de vida asociado a la actividad delictiva y el paso por el sistema penal para desarrollar un proyecto de vida "convencional". En la investigación de Cid y Martí (2011), se observa que usualmente los proyectos de vida orientados al desistimiento se construyen en torno a vínculos presentes al momento de terminar su condena, como una pareja que los espera u oportunidades de trabajo. En otros casos, las personas también señalaron el deseo de recuperar relaciones que se perdieron como consecuencia de la vinculación al delito y las condenas. d) Percepción de obstáculos Este aspecto dice relación con que, si bien se reconoce que no se puede excluir absolutamente la posibilidad de volver a caer en la actividad delictiva, los sujetos presentan alta confianza en mantener la vida convencional. Ello suele verse inspirado en el apoyo de figuras significativas, en la integración laboral y en el acceso a bienes y servicios. De este modo, la confianza se observa cuando las personas ven más cerca la probabilidad de llevar a cabo proyecto de vida convencional que la probabilidad de reincidir. e) Control Se relaciona con la percepción de capacidades y recursos propios para el cambio, es decir, verse responsable de uno mismo, en contraposición a la dependencia de circunstancias externas al sujeto. Al vincular este elemento con las narrativas de cambio, Maruna (2001, en Cid y Martí, 2011) señala que esto se pueden visualizar en el discurso de los personas que han cumplido condena, cuando en el relato muestran que han podido superar el sentimiento de que son fruto de sus circunstancias y se observan como capaces de vencer los obstáculos que dificultan el desistimiento. f)

Estrategias

Se define como los mecanismos para orientar el cambio que, cuando hablamos de narrativas desistentes, están dirigidas hacia un proyecto de vida convencional a pesar de la conciencia de los obstáculos existentes. Cuando se presenta una definición difusa de las estrategias, que no evitan los factores que han de llevar a delinquir, se presume una narrativa más ligada a la persistencia en el delito Para efectos de la presente investigación, y por decisión de los investigadores, esta subcategoría será la variable que entrecruce Narrativas de Cambio con Proyecto de Vida, ya que como se comprende desde la literatura, las estrategias son los mecanismos con que los sujetos proyectan sus expectativas, lo cual es analizado de manera más profunda con el concepto que se explica a continuación

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2.2.2.3.

Proyecto de Vida

El concepto de proyecto de vida es fundamental para efectos de esta investigación, por ello es necesaria su conceptualización a nivel teórico y sus potencialidades metodológicas. A la vez, nos da cuenta de variados factores ya sean internos o externos que son producto del juego mutuo entre agencia y estructura. En el plano agencial, este juego mutuo postulado por la teoría no conflacionaria de Archer, se trabaja bajo el concepto de reflexividad (Archer, 2009). Debido al poder generativo de la estructura para producir escenarios a través de sus propiedades emergentes, las personas se ven enfrentadas a contextos situacionales que los condicionan, y frente a los cuales reflexionan (de ahí su capacidad agencial) y elaboran cursos de acción para llevar sus proyectos (Archer, 2009). El concepto alude fuertemente a la capacidad reflexiva de los agentes en diferentes niveles y cursos de acción, entendiendo que no existe una sociedad sin reflexividad. La correlación constante entre agencia y estructura va configurando la sociedad. En este punto, la reflexividad generaría la mediación como una capacidad personal que permite que las personas sean autores de sus propios proyectos. En este sentido, la inclusión de los proyectos de vida como un ítem de investigación, permite ahondar en cómo es que piensan las personas a la hora de generar proyectos a corto o largo plazo, de qué manera opera la reflexividad, tomando en cuenta los múltiples factores que inciden en ella. Así, los cursos de acción proceden de manera reflexiva, y dichos cursos de acción, en tanto prácticas, resultan objeto de investigación relevante para comprender los procesos de desistimiento. Los proyectos de vida muestran modos en que las personas resuelven sus situaciones, no es una actitud determinada completamente por la sociedad pero tampoco es una actitud de causas psicológicas. Asimismo, pueden variar su forma e incluso llegar a ser disímiles entre sí o en un mismo agente ya que responden a niveles de emergencia que van variando en las distintas posiciones y a través del tiempo. De esto resulta que muchas veces el proyecto de vida tome una forma instrumental en el trabajo, por ejemplo, y una de tipo valórico en la familia. De esta manera, el proyecto de vida se construye a partir de las expectativas que los sujetos elaboran sobre el futuro, para lo cual establecen una serie de estrategias –con mayor o menor nivel de concreción- que le permiten alcanzar la meta deseada o trazar un camino donde dirigir sus actos (NAE, 2012). La forma que toman estos cursos se elaboran sobre las creencias que los sujetos presentan, que definirán la eficacia o inutilidad de una estrategia, las cuales están construidas en concordancia con los paradigmas que tiene la sociedad general (NAE, 2012)13. Ciertos puntos que es necesario esclarecer respecto de los proyectos de vida para efectos prácticos y conceptuales es que, en primer lugar, existen cursos de acción tanto a nivel familiar, como personal. Dichos cursos de acción van a estar diferenciados dependiendo de las condiciones sociales y económicas en las que se encuentren las personas. Por ello, para dicho estudio es de relevancia explicitar la relación específica entre los dos ámbitos de acción. El segundo punto importante es la forma en que las personas ordenan el tiempo futuro, donde pueden ser actores activos o bien son sujetos a la espera de los sucesos, demarcando el grado de agencia de la que creen ser capaces. El 13

Para un mayor análisis de cómo se diferencian proyectos de vida según clases sociales revisar Núcleo de Antropología Económica (2012) Subjetividades de clase y proyectos laborales de jefes de hogar en Santiago: una expresión de las transformaciones del chile posdictatorial. Consultado el 3 de diciembre de 2013 en http://bit.ly/1ivS7y2

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tercer punto refiere a la relación de los padres con sus hijos, vista como modo de involucramiento más o menos estrecho, la cual puede ser una trasmisión de expectativas entre generaciones (cumplir con lo planteado por los padres) o presentar un quiebre en éstas. El cuarto punto es el vínculo entre expectativas, estrategias y metas en tanto ordenación temporal de acontecimientos que permitan indicar los medios para alcanzar fines (Aedo, 2010). 2.2.2.4 Factores Transicionales Los factores transicionales constituyen aquellos que se observan durante el período de condena –o que comienzan previo a la condena pero se consolidan en ese período- y que contribuyen al desarrollo de un proceso de desistimiento del delito. El interés por el estudio de estos factores se fundamenta en que gran parte de la literatura sobre desistimiento ha mostrado que, incluso con trayectorias de vida previas similares, la presencia de alguno/s de los factores transicionales ha generado diferencias significativas entre quienes desisten de la actividad delictiva y quienes persisten por más tiempo (Cid y Martí, 2011). Al respecto, se observa que al final de la adolescencia y principios de la juventud, las personas desistentes han presentado cambios importantes en tres áreas principalmente: el área laboral, las relaciones de pareja y el estilo de vida (Cid y Martí, 2011). En el estudio desarrollado por Cid y Martí (2011) se observó que todos los entrevistados con un discurso desistente se encontraban con trabajo estable al final de su adolescencia y durante su período de condena estuvieron trabajando. Cabe señalar que, aun cuando la ocupación laboral por sí sola no constituye un punto de inflexión para el desistimiento, sí lo es en tanto forma parte de un "paquete" de cambios en el sujeto –principalmente acompañado de los factores ya mencionados: relación de pareja y cambios en el estilo de vida-. Parece ser que la especie de "relación causal" entre trabajo y desistimiento estaría dada fundamentalmente en la dimensión de identidad, en tanto la persona asumiría que la fuente de ingresos ahora sería el trabajo y no la actividad delictiva (Cid y Martí, 2011). En segundo lugar, desde la literatura se indica que justamente la pareja, sumado a la familia de la pareja y la familia de origen constituirían la principal fuente de apoyo para el sujeto y su soporte para el proceso de desistimiento previo a su ingreso a una condena o desde el cumplimiento de ésta (Cid y Martí, 2011). De hecho, en la mencionada investigación, se observó que en todos los caso en que la persona contaba con dichas figuras de apoyo, en su discurso se manifestaba un interés por cuidar del vínculo y una intensión de no hacer daño a la familia; constituyéndose aquello como una motivación para iniciar o mantener el proceso de desistimiento (Cid y Martí, 2011). De todos modos es relevante mencionar en este aspecto, que en el mismo estudio se observó que la voluntad de no hacer sufrir a la familia se encontró en discursos de personas con narrativa desistente y personas con narrativa persistente. Entre ambos, la diferencia estaría dada en si este discurso es acompañado de otros factores transicionales, de lo contrario, no resultaría suficiente (Cid y Martí, 2011). En tercer lugar, en el estudio de Cid y Martí (2011) se observó que todos los entrevistados con un discurso desistente indicaron que incluso antes de empezar su condena ya habían desarrollado cambios en su estilo de vida, tales como: abandono o disminución del consumo de drogas, cambio de lugar de residencia, reducción de frecuentación a lugares donde había consideraba que era más probable involucrarse en conflictos, disminución de contacto con grupo de pares que realizaban actividades delictivas, e incluso cambios en la propia estética.

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Finalmente los autores Catalano y Hawkins (1996, en Blasco, 2012) señalan que el riesgo de la reincidencia se vería reducido cuando los jóvenes desarrollan vínculo con personas o instituciones que les muestras otras alternativas relacionales, por ejemplo, con profesionales de los centros de condena. 2.2.3. La Noción de Cambio en la Teoría del Desistimiento Como se esbozó en el presente apartado, la teoría del desistimiento lleva absolutamente amalgamada consigo la noción de cambio; en tanto el foco está puesto precisamente en comprender, ya no el origen de la conducta delictiva, sino los elementos que propician su abandono. Pero desde esta perspectiva, el abandono de la actividad delictiva no debe ser producto de la inhabilitación –por ejemplo, mediante el encierro-, sino que desde un cambio tanto en la identidad del sujeto, como en el proyecto de vida que construye. De este modo, la teoría del desistimiento, al incorporar la noción de cambio de manera profunda y multidimensional, invita a reconocer que la decisión y materialización del abandono de la actividad delictiva no se resuelve con el endurecimiento del sistema punitivo –como se entiende por ejemplo, desde la teoría económica del delito establecida por Becker (1986, en De la Fuente, Mejías y Castro, 2011), en la cual se asumiría que, en tanto las personas se comportan de forma racional, respondiendo a incentivos y castigos, como costos y beneficios de delinquir, el paso por una condena severa como es el encarcelamiento contribuiría al abandono de la actividad delictiva. Al contrario, reconoce que, al igual que los procesos de cambio de todas las personas (insertas en el sistema penal o fuera de él), requiere no de la motivación de evitación de castigo; sino de, por una parte, la motivación de querer transformar la propia vida, y por otra parte, de contar con las condiciones agenciales y estructurales que permitan hacerlo. Frente a ello, es posible dar cuenta que la reincidencia o no reincidencia delictiva ocupa un lugar secundario dentro del proceso de cambio. En otras palabras, se entendería que el camino al abandono de la actividad delictiva no sería lineal, sino que incorporaría altibajos propios de todo proceso de cambio. En ese sentido, la presencia de reincidencia no constituiría necesariamente un fracaso, aun cuando, evidentemente constituye un momento crítico necesario de atender en el proceso de acompañamiento orientado al abandono de la actividad delictiva. Se asume, de esta forma, que la no reincidencia no debe considerarse como un fin en sí mismo, lo cual, sin embargo, no niega la necesidad de medirla para comprender adecuadamente el proceso post-sanción. El punto es complejizar la medición y rendirla ante la noción teórica del desistimiento, que como se señaló, puede entenderse como un proceso gradual con ausencia de delitos en ciertas etapas, o donde a pesar de cometerlos, se ve disminución de la frecuencia y/o de la gravedad delictual, marcando una mayor consciencia de los riesgos o deseos de abandonar el mundo delictual. En ese sentido, si se es coherente con la noción de desistimiento, el alejamiento de la actividad delictiva es un proceso y no un evento, por lo que no debe suponerse que evitar la reincidencia en términos taxativos es una condición necesaria para favorecer la reinserción. Bastaría con intervenir para favorecer el desistimiento, proceso que involucra la medición de la reincidencia no como el factor clave, sino que como una medida secundaria y que debe considerar otros aspectos para ser útil14.

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Para una revisión conceptual y operacionalización del concepto de Reincidencia ver Informe completo. Solicitarlo vía mail al correo proyectopasos.penalolen @gmail.com

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Uno de los principales debates dados entre los teóricos del desistimiento dice relación con la primacía de los factores objetivos o los factores subjetivos (Maruna, 2001; Laub y Sampson, 2003; Lebel et al., 2008). Para efectos de este estudio, retomando lo expuesto en la Justificación del estudio, se asume una posición integradora, donde el desistimiento ocurriría en el encuentro de los elementos agenciales y los estructurales. De acuerdo a Farrall, Bottoms & Shapland (2010), los factores estructurales han sido escasamente estudiados las investigaciones relativas a desistimiento, las cuales se han enfocado principalmente en comprender los procesos de agencia e interacción social. Pese a esto, resulta ineludible asumir que dichos procesos necesariamente se enmarcan en contextos políticos y socioeconómicos, que, en definitiva, delimitan la configuración de la estructura de oportunidades en la que se sitúan los sujetos. En esa línea, los autores señalados indican tres amplias esferas sociales que tendrían incidencia en el desistimiento: la familia, el mercado del trabajo y la política criminal. En relación al mercado de trabajo, las últimas décadas han caracterizado al país por un crecimiento económico que ha ido acompañado de un aumento importante de la ocupación. Sin embargo, este se ha caracterizado por un alto nivel de precarización laboral, sobre todo en las esferas laborales a las que suele acceder la población que ha cumplido condena (Villagra, 2008). La precarización laboral implica que "la trayectoria laboral del trabajador no le permite consolidar un nivel de ingresos, una profesionalidad, una estabilidad en el empleo que posibiliten planificar el futuro e integrarse en la vida social de manera adecuada. Visto de otra forma, se trata de situaciones de vulnerabilidad, incertidumbre y dependencia de los trabajadores frente a la coyuntura del mercado y la política laboral de las empresas” (Cano, 2004: 67). En la actualidad gran parte del trabajo asalariado no garantiza niveles básicos de estatus social, seguridad, cohesión y satisfacción de necesidades para que las personas alcancen la plena integración socioeconómica, laboral y social (Antón, 2006, en Rubio, 2009). Lamentablemente, y pese a que la evidencia indica lo contrario, aún existe una percepción social que asocia al empleo con contrato indefinido como condición suficiente para obtener un cierto estatus y posibilidades de movilidad ascendente; percepción que contribuye a que se pasen por alto condiciones laborales degradantes y bajos salarios (Antón, 2006, en Rubio, 2009). Respecto a la familia, la evidencia especializada señala categóricamente que las consecuencias emocionales, sociales y económicas de la condena impactan no sólo en la persona sancionada, sino también en familia (Villagra, 2010). En contraste con otro tipo de problemáticas, tener un familiar condenado no suele provocar empatía o interés por apoyar, expandiéndose la estigmatización y marginación a todo el núcleo (Bórquez y Bustamante, 2008). Ello resulta particularmente complejo si se considera que, en Chile la salida en libertad se produce en el marco de un modelo de organización social en el que la familia asume – acompañando por un débil apoyo estatal– el papel protagónico de la entrega de apoyo social y cuidados en todas las etapas vitales; papel que resulta particularmente importante en el acompañamiento del proceso de desistimiento. Esto es concordante con la evidencia internacional, que ha establecido una importante relación entre el apoyo familiar y el éxito en la integración social y prevención de reincidencia luego del término de condena (Codd, 2006; Naser y Visher, 2006, en Villagra, 2010). Dicha idea es coherente

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con lo propuesto en las teorías criminológicas presentadas anteriormente, que relevan el lugar de los vínculos sociales en el proceso de desistimiento del delito, tanto para lidiar con situaciones complejas emocionalmente, como para acceder a recursos e integrarse a redes (Bales y Mears, 2008). Al respecto, un punto importante a señalar es lo enfatizado por Sampson y Laub (1993) sobre el carácter cualitativo de los vínculos sociales. Los autores indican que no sería el empleo en sí mismo el que contribuiría en el proceso de desistimiento, sino que, si el empleo es acompañado de estabilidad laboral, compromiso con el trabajo y lazos positivos entre trabajados y empleadores aportaría a la disminución de la actividad delictiva. En la misma línea, no sería el matrimonio propiamente tal el que aportaría al desistimiento, sino la fuerza y calidad del vínculo de pareja (Sampson y Laub, 1993). Respecto a las políticas criminales, como se mencionó en los antecedentes, cabe señalar que pese a que en Chile existen variadas iniciativas orientadas a reintegrar a personas en conflicto con la ley, en la actualidad, no existen programas de acompañamiento post-sanción para adolescentes, y menos aún programas post-sanción anclados en la comunidad. De hecho, a partir del estudio sobre la oferta de asistencia post-sanción existente en el país realizada por Martínez (2008), se observa que se le otorga un nulo lugar al acompañamiento post-sanción como parte del proceso de reinserción social en la legislación chilena; es más, este concepto no es siquiera mencionado, lo que constituye un incumplimiento a los acuerdos internacionales ratificados por Chile. Paradójicamente, es posible encontrar en las Orientaciones Técnicas para la Ejecución de Sanciones del SENAME la indicación que las acciones a ejecutar durante la fase de término de condena incluyen “aquellas orientadas a coordinar el acompañamiento post sanción ejecutado por programas diseñados para ese fin” (SENAME, 2010a:45). 2.3.

Reincidencia

Con lo recién revisado respecto del proceso de desistimiento, es posible dar cuenta que la reincidencia o no reincidencia delictiva ocupa un lugar secundario dentro del proceso de cambio. En otras palabras, se entendería que el camino al abandono de la actividad delictiva no sería lineal, sino que incorporaría altibajos propios de todo proceso de cambio. En ese sentido, la presencia de reincidencia no constituiría necesariamente un fracaso, aun cuando, evidentemente constituye un momento crítico necesario de atender en el proceso de acompañamiento orientado al abandono de la actividad delictiva. Se asume, de esta forma, que la no reincidencia no debe considerarse como un fin en sí mismo, lo cual, sin embargo, no niega la necesidad de medirla para comprender adecuadamente el proceso post-sanción. El punto es complejizar la medición y rendirla ante la noción teórica del desistimiento, que como se señaló, puede entenderse como un proceso gradual con ausencia de delitos en ciertas etapas, o donde a pesar de cometerlos, se ve disminución de la frecuencia y/o de la gravedad delictual, marcando una mayor consciencia de los riesgos o deseos de abandonar el mundo delictual. En ese sentido, si se es coherente con la noción de desistimiento, el alejamiento de la actividad delictiva es un proceso y no un evento, por lo que no debe suponerse que evitar la reincidencia en términos taxativos es una condición necesaria para favorecer la reinserción. Bastaría con intervenir para favorecer el desistimiento, proceso que involucra la medición de la reincidencia no como el factor clave, sino que como una medida secundaria y que debe considerar otros aspectos para ser útil.

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La potencialidad del concepto de desistimiento radica en trascender la idea de que el éxito en el proceso post-sanción dependa de la no reincidencia. Es vital, por ende, proponer una medida de la reincidencia que sea tributaria de la noción de desistimiento, para lo cual debe considerarse una operacionalización rigurosa que sea utilizada desde la perspectiva señalada. La validez de la medición debe estar anclada en argumentos metodológicos que trasciendan la pura necesidad de operacionalizar la reincidencia (Espinoza et al., 2012). 2.3.1. Definición conceptual y operacionalización En primer lugar, reincidencia debe distinguirse de reiteración. Por reiteración se entenderá la comisión de una pluralidad de delitos, más allá de si implican condena o no. Reincidencia, por otra parte, se asocia a la comisión de una pluralidad de delitos pero con referencia a una condena inicial o de base. En cuanto a la reincidencia propiamente tal, se diferencia la propia de la ficta, remitiendo la primera a la reiteración de una conducta delictiva pero habiendo cumplido una condena previa (terminado de cumplir la condena), en tanto que la segunda puede entenderse como la reiteración de la conducta delictiva pero sin haber cumplido la condena previa. En cuanto a la versatilidad de la actuación delictual, es importante distinguir entre la reincidencia específica y la genérica, ya sea que se trate de la reiteración de una conducta delictiva juzgada que sea de la misma especie o de una especie distinta (delito de igual o de distinta naturaleza), respectivamente (Espinoza et al., 2012). Distintos estudios han desarrollado mediciones determinadas respecto de la reincidencia, suponiendo diversas aproximaciones metodológicas y, de igual forma, asunciones posicionales propias (académicas o institucionales), con el objeto de responder ante intereses y objetivos específicos (Espinoza et al., 2012). Las distintas etapas de progresión en el sistema de justicia penal sirven como criterio operacional para la determinación de la ocurrencia de la reincidencia. Tales etapas se entienden como un continuo en el grado de interacción con el sistema judicial y permiten la delimitación de la reincidencia en términos genéricos. Ahora bien, para poder ser coherente con la diferenciación entre reincidencia y reiteración delictiva, es necesario medir la primera en base a una condena previa que sirva como eje referencial para la identificación de nuevos delitos. El problema, por ende, se encuentra en determinar el punto en el que la interacción con el sistema judicial podrá reconocerse como reincidencia. Siguiendo la propuesta metodológica sugerida por Centro de Estudios de Seguridad Ciudadana (Espinoza et al., 2012) de entender la reincidencia medida en base a una nueva condena. Desde dicho estudio se señalaría que esta medida poseería la mayor ventaja en términos metodológicos y prácticos. La razón de ello guarda relación con que la re-condena se sustenta en cifras oficiales, esto es, dadas por el sistema judicial, la policía y gendarmería. Por otra parte, la condena supone la responsabilización efectiva de quien cometió un delito, no estigmatizándose a quienes participando de un proceso judicial no hayan sido condenados. Por cierto, hay desventajas en adscribirse a este principio de medición, ya que las condenas dependen de los criterios usados por los tribunales para juzgar y condenar, y de las disposiciones para tratar a los infractores. Además, se da el que las denuncias a la policía no necesariamente acaben en procesamientos o arrestos, por lo que se subrepresenta a quienes han cometido delitos nuevamente. No obstante, es el mejor criterio en términos metodológicos, pues se consideran como reincidentes solamente a quienes hayan sido efectivamente responsabilizados de los delitos cometidos.

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Así, este criterio poseería ventajas en varios niveles: datos confiables, en tanto que se recurre a las cifras oficiales provenientes del sistema de justicia; calidad metodológica, ya que la re-condena es un criterio con bajo sesgo criminológico -considerando a todos los condenados más allá de si fueron encarcelados o no- y alta comparabilidad internacional, ya que los modelos de medición a nivel internacional usan tal criterio; y justificación judicial, en tanto que la comisión de un hecho delictivo se prueba y valida solo al haber una resolución judicial que haya terminado en condena (Espinoza et al., 2012). A su vez, continuando con las recomendaciones del estudio ya mencionado (Espinoza et al., 2012), se deben especificar al menos cuatro aspectos asociados a la medición. En primer lugar, está el universo donde se realizará la medición. Se recomienda, en base a la experiencia internacional, considerar a uno o más grupos de sujetos y no los hechos delictivos en sí. Se deben, por tanto, contabilizar las re-ofensas en un grupo de sujetos y no por si solas dado un corte temporal. Si se cuentan los delitos sin asociarlos a un grupo de sujetos, se cae en la imposibilidad clarificar el número de sujetos correspondientes a ciertas comisiones delictuales (ingresos y reingresos), ni estimar tasas de reincidencia. Además, al usar como marco de medición a los sujetos, se puede caracterizar la reincidencia en base a los hechos delictivos asociados a una misma causa judicial y los múltiples resultados de una misma causa o de “cada uno de los hechos por los que se aplica una imputación o condena” (Espinoza et al., 2012, p. 31). En segundo lugar, se discute si generar una medición prospectiva o retrospectiva (Espinoza et al., 2012) La primera supone medir la reincidencia desde que se ingresa a la medición, mientras que la segunda cuenta hacia atrás, determinando si la actual condena supone reincidencia. La lógica prospectiva posee notables ventajas, pues se logra que la medición de reincidencia posea cierto control del comportamiento del sistema judicial y la política criminal al contextualizar las mediciones, en tanto estas podrán explicarse por cambios en los delitos sancionados, los procesos judiciales o bien, por indicaciones del Estado sobre el enjuiciamiento de ciertas conductas. Además, las mediciones prospectivas generan un corte conocido por los operadores del sistema de enjuiciamiento y los administradores de las sanciones y medidas, dando transparencia a la medición y señalando el punto donde la medición puede ser considerada como referente para otras instituciones. En tercer lugar, da a la interpretación de los resultados un espacio para caracterizar programas de intervención, ya que establece líneas de base para la medición de la reincidencia en ellos, o para construir modelos de evaluación de impacto o resultados. Otra ventaja es que caracteriza el sistema de justicia juvenil en su estado actual y los resultados del mismo en el tiempo, dando importante información para políticas públicas, y las medidas para potenciarlas o modificarlas (Espinoza et al., 2012). Un tercer aspecto dice relación con los delitos que se van a considerar en la medición de la reincidencia. Los delitos menores se van a considerar siempre que supongan una condena. Las faltas no implican la agravación de la condición penal, por lo no se tendrán en cuenta en la medición, con lo cual se evitará sobreestimar la reincidencia juvenil y estigmatizar a los jóvenes (Espinoza et al., 2012). Los delitos sexuales serán considerados en la medición, ya que en Chile no hay evidencia que establezca que estos hechos delictivos o los infractores que los cometen posean características específicas que los separen del resto de quienes llevan a cabo delitos (Espinoza et al., 2012). La reincidencia en los delitos sexuales parece darse en un tiempo mayor al resto de los otros delitos, lo cual distorsionaría la medición de la reincidencia. Sin embargo, la evidencia en el país no es lo suficientemente contundente como para eliminarla de una eventual medición (Espinoza et al., 2012).

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Los cambios en las condiciones procesales y penales de los adolescentes infractores de ley no deben considerarse como reincidencia, en tanto no suponen la comisión de nuevos delitos. El quebrantamiento (incumplimiento de la sanción que supone agravación de la condición procesal/penal), la sustitución (cambio en la condición procesal/penal por modificación en la forma de condena) y la sanción mixta (condición procesal/penal mixta donde se cumple un período en medio libre y otro en cerrado) no deben contabilizarse como reincidencia, debiendo tenerse en vista la comisión de nuevos delitos y no los cambios en las situaciones de los condenados independientes de los mismos (Espinoza et al., 2012). Debe tenerse claridad de los delitos índices y reincidentes, con el objeto de establecer una medida precisa. El delito índice remite a la conducta delictiva que servirá de base para comenzar la medida. Debe tenerse en consideración que puede existir una causa que involucre varios delitos, o bien, delitos cometidos en una fecha muy cercana al mismo. En primer lugar, se tendrá en cuenta el delito de mayor gravedad. Respecto del segundo aspecto, se considerará a los delitos como concurrentes en tanto ocurran en un lapso no mayor a 30 días. Respecto de los delitos para medir la reincidencia propiamente tal, debe tenerse precaución de distinguir adecuadamente entre el delito, la condena y el ingreso a uno u otro sistema de justicia (Espinoza et al., 2012). Por último, debe señalarse a quienes se debiera incluir en la medición, de acuerdo al (Espinoza et al., 2012).Evidencia en Inglaterra y EE.UU sostiene que se deben incorporar a quienes ingresan al medio libre (o semi-cerrado) y quienes salen del medio cerrado. Lloyd (1995, en Espinoza et al., 2012) establece esto porque no se puede poner en un mismo nivel a quienes cometen un delito bajo control y supervisión directa del sistema, respecto de quienes están en libertad, y segundo, porque los sujetos se ven influidos tanto por el sistema de referencia del que vienen como por el sistema al que son destinados. Así, el seguimiento no debe iniciarse cuando se entra al medio cerrado, ya que las posibilidades de comisión de nuevos delitos y las formas de juzgarlos difieren de las dadas en el medio libre (faltas sencillas o delitos no detectados). Por otra parte, debe tenerse en cuenta el sistema de referencia del que vienen y el sistema al que llegan los jóvenes en el marco del sistema de justicia. De todas formas, se plantean dos tipos de mediciones, considerando en una a quienes hayan salido del medio cerrado y hayan entrado al libre o semi-cerrado (en base a las ventajas ya explicitadas), y en segundo lugar, a quienes hayan salido de ambos medios, en tanto se trata de un sistema de medición aplicado en varios países. En síntesis, tomando las consideraciones señaladas, para el presente estudio se considerarán los siguientes criterios de medición de Reincidencia: -

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Se considerará la reincidencia como Nueva Condena Se considerará un grupo específico como universo de medición, que estará compuesto por los jóvenes que acepten participar del programa de Acompañamiento Post-sanción, Proyecto Pasos. En ese sentido, el delito índice será aquel por el cual el joven cumplió la última condena antes de ingresar al programa. Se realizará una medición prospectiva, vale decir, la medición se hará desde que los jóvenes ingresan al programa. Sólo se considerarán como delito aquellos que conduzcan a una nueva condena. En se sentido, no se considerarán los delitos previos que conlleven procesos posteriores a la condena que se está cumpliendo, en tanto contradicen el criterio de prospección con el que se medirá la reincidencia.

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2.4.

Reinserción

Cuando se hace referencia al proceso de desistimiento, en reiteradas ocasiones se enfatiza en que la integración social forma parte fundamental de dicho proceso. Ello se reafirma con lo planteado por fundación Paz Ciudadana (2010), al señalar que el sistema de justicia juvenil en Chile establece la necesidad de la reinserción social del adolescente mediante el desistimiento de la conducta infractora a través del fortalecimiento de los procesos de integración comunitaria, familiar y la reinserción educativa y laboral. Este proceso debe conducirse en la comunidad, con el fin de evitar los efectos criminógenos no deseados. La reinserción es, por ende, un estado en el cual el joven ha recompuesto sus vínculos afectivos, sociales e institucionales, además del hecho de desarrollar conductas asociadas a las normas legales y convencionales (Paz Ciudadana, 2010). En esa línea, y en el entendido que el concepto de reinserción es ampliamente utilizado en ausencia de una definición única, se hace necesario precisar lo que desde este proyecto se entenderá como integración social. 2.4.1. Definición conceptual Desde la perspectiva propuesta, el concepto de reinserción es y refiere a una integración, pero una integración que no cargue en con todo el peso de una visión unidireccional del proceso, pues “los que vienen tienen que integrarse en lo nuestro, si quieren quedarse aquí con nosotros” (Marchioni, 2001:7). Por el contrario, un proceso de reinserción debe apuntar a una integración que parta de la premisa de que somos diferentes pero tenemos los mismos derechos (Marchioni, 2001), partiendo del supuesto que el infractor no es un agente pasivo que recibe un “tratamiento” y es resocializado (Villagra, 2008). Esta perspectiva propone ver un proceso de doble vía, que considere por un lado, que la persona aprende a integrarse a la sociedad y por otro, que la sociedad se hace responsable de sus deficiencias y exclusiones. Esta visión abarca tres perspectivas; en primer lugar el enfoque valórico, entendido como “la necesidad de insertar y aceptar en la sociedad libre, a una persona que ha infringido la ley” (Villagra, 2008:33), el práctico, que apunta a “las prestaciones de servicios que permiten a los ex reclusos acceder a facilidades sociales en su regreso a la comunidad” (Villagra, 2008:33), y por último el funcional, que refiere a “un proceso dinámico bidireccional en que la persona regresa a la vida en libertad, al mismo tiempo que la sociedad facilita dicho proceso” (Villagra, 2008:33). En esa línea, se considera relevante entender las nuevas formas de exclusión que generan los problemas de la sociedad actual. En primer lugar, la exclusión social enfatiza la multidimensionalidad de las desventajas sociales que sufre parte de la población, la que va quedando marginada en los procesos de desarrollo, entre las cuales se pueden enumerar la dificultad de acceso al trabajo, al crédito, a los servicios sociales, y a la educación; la pobreza, el aislamiento territorial, la discriminación por género o edad, la discriminación política, etc. (Robles, 2005). Si bien esto se piensa como un obstáculo al desarrollo, más bien significa una condición para asegurar el reclutamiento de prestaciones funcionales elementales; empleo precario, mano de obra siempre disponible, no organizada y barata (Robles, 2005). En sociedades de la periferia moderna la exclusión ha pasado a ser la resultante de una política legitimada, subentendiendo que para que algo esté incluido debe haber un otro excluido. Esta visión ha generado la ruptura de reciprocidades entre personas y fomenta un mecanismo asistencialista para enfrentarse a los excluidos, basado en la idea de “educarlos’, darles ‘cultura’ para que puedan

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‘progresar’ y así llegar a ser dignos de ser incluidos” (Robles, 2005:20). Este fenómeno se ha denominado el “apartheit moderno”, pues restringe lo incluido a cierto grupo particular, con características definidas, al cual los excluidos solo pueden ingresar cumpliendo sus reglas y patrones (Robles, 2005). Sin embargo, la población excluida (o marginal) no constituye en ninguno de sus aspectos un grupo de no-pertenencia a la sociedad ni tampoco en una falta de integración genérica; “la marginalidad social –en cuanto concepto genérico- consistiría en un modo limitado e inconsistentemente estructurado de pertenencia y de participación en la estructura general de la sociedad, sea respecto de ciertas áreas dentro de sus estructuras dominantes o básicas, sea respecto del conjunto de estas en todos o en parte de sus sectores institucionales” (Vekemans y Silva; 1976:29). De esta manera, Robles (2005) distingue entre lo que se puede denominar inclusión/exclusión primaria y secundaria. La primera consistiría en la posibilidad de acceder a los sistemas funcionales – y si no a todos ellos-, por lo menos a los que aseguran beneficios que otorgan alto grado de confianza y proyecto de futuro. Por otro lado, la inclusión secundaria significa el acceso a redes interaccionales de influencia y de favores, de las que se obtengan provecho (Robles, 2005). Así, se estructuran cuatro categorías: a) Inclusión en la inclusión, donde se puede acceder hipotéticamente a todo y el riesgo de incertidumbre es bajo, b) Exclusión en la inclusión, significa inclusión en instituciones y servicios pero no en las redes de favores, de influencias y reciprocidades (se ve amenazado por decisiones que él mismo no puede controlar), c) Inclusión en la exclusión, existe una imposibilidad de acceso a sistemas funcionales básicos (se puede tener trabajo pero éste es inestable), pero se cuenta con redes de interacción y autoayuda (las redes de apoyo circunscritas a espacios públicos que se dan por medio de la acción solidaria), y d) Exclusión en la exclusión, se presenta en situaciones límite de las instituciones totales; cárceles, hospitales psiquiátricos, situaciones de autoexclusión voluntaria. A partir de lo ya descrito el proceso de reinserción debe encaminarse a la “generación de un proyecto propio, autónomo y respetuoso de los derechos de las demás personas, acompañando la articulación de redes sociales y recursos personales” (Henríquez, 2008:18), ya que, una de las capacidades que diferencia a las personas es su intencionalidad, entendida como “su capacidad de tener proyectos y diseñar estrategias para llevarlos a cabo (las que puede ser exitosas o no)” (Archer, 2009:270). El término proyecto hace referencia a cualquier meta que un agente social tenga, viéndose apoyado o frustrado por las condiciones estructurales en que se encuentra (Archer, 2009), por lo tanto, en la medida en que este proyecto se ancle en la comunidad, utilizando los recursos que estén a disposición podrá sostenerse en el tiempo y darle viabilidad plausible (Henríquez, 2008).

3. MARCO METODOLÓGICO 3.1

Alcance de la Investigación

La meta del presente estudio fue la descripción y caracterización de determinados fenómenos, situaciones o contextos que se encuentran en el proceso de desistimiento, en específico de los factores subjetivos que influyen en éste y la influencia a su vez de las condiciones materiales objetivas que pueden constreñir o habilitar este proceso. De esta forma el alcance de la investigación fue fundamentalmente descriptivo, lo que permitiría mostrar con precisión las dimensiones que interactúan en el desistimiento de la actividad delictiva.

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Sin embargo, en el transcurso de la investigación, y como forma de alimentar los objetivos descriptivos, se buscó conocer la relación o grado de asociación entre determinadas categorías, como fue con factores transicionales y narrativas de cambio o narrativas de cambio y proyectos de vida. El alcance por tanto se amplió hacia elementos correlaciónales. Esto permitió establecer criterios de predicción en torno a los factores fundamentales que podrían influir en el desistimiento, resultados fundamentales para proponer una determinada práctica social basada en un modelo de intervención post-sanción. 3.2

Modelo Mixto de Investigación

El presente estudio tuvo un diseño mixto, es decir sintetizó en sus definiciones y en el desarrollo de la investigación el carácter interpretativo (búsqueda del sentido de los fenómenos en base al significado que le dan los sujetos), contextual y naturalista (tomando en cuenta los ‘ambientes’ o territorios ‘naturales’) de los modelos cualitativos y la capacidad de distribuir información, asociarla y establecerla de forma representativa (para establecer regularidades y predicciones) de los modelos cuantitativos. El Modelo Mixto es la estructura de investigación ideal cuando se quiere estudiar un fenómeno social de forma integral, sobre todo cuando esto va a significar que los resultados deriven en una práctica social concreta. Se sintetiza así la capacidad de leer y entender las realidades externas e internas de los fenómenos, y los sujetos que interactúan para darles vida, afirmarlos o transfórmalos. La posición asumida en torno a los métodos investigativos fundamentales (cualitativo y cuantitativo) es la que establecen Sampiere, Collao y Baptista: “son enfoques complementarios, es decir, cada uno se utiliza respecto a una función para conocer un fenómeno y conducirnos a la solución de los diversos problemas y cuestionamientos. El investigador debe ser metodológicamente plural y guiarse por el contexto, la situación, los recursos de que dispone, sus objetivos y el problema de estudio. En efecto, se trata de una postura pragmática” (2010:17) Este pragmatismo no es más que la búsqueda de soluciones prácticas ante los requerimientos contextuales que tuvo el proceso de investigación. En este caso se hacía necesario obtener información integral capaz de evitar los extremos o reduccionismos objetivistas y subjetivistas, a su vez se hacía necesario entender que los resultados tenían como objetivo enriquecer, desde un punto de vista científico, la temática de estudio, y a su vez utilizar los resultado para un fin práctico ulterior; por esto se hizo necesario darle mayor estructura a nuestras herramientas de recolección de información y acotar su rigidez (en el caso de las entrevistas) Ordenamiento del diseño Los dos métodos articulados (cualitativo y cuantitativo) permitieron abordar fenómenos distintos y desarrollar otros de forma más acabada, pero teniendo siempre una preponderancia en la fase cualitativa en la que se desarrollaron las categorías fundamentales del estudio (factores subjetivos en el proceso de desistimiento) y que se contrastaron, complementaron y profundizaron con los datos extraídos desde el análisis cuantitativo. La investigación se ejecutó de forma secuencial, es decir en una etapa se recolectaron y analizaron datos cuantitativos, en una segunda etapa se recabaron y analizaron datos cualitativos y se continuó profundizando algunos elementos cuantitativos, y en una tercera etapa se recabaron y

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analizaron los datos cuantitativos del otro sujeto de análisis que fueron los profesionales de Red Sename. El estudio se guio por un Diseño Mixto Secuencial y Complejo, con preponderancia de lo cualitativo. En base a la tipología creada por Hernández, Sampiere y Mendoza (en: Sampiere, Collao y Baptista, 2010) el diseño toma como forma específica los Diseños Transformativos Secuenciales (DITRAS), donde los resultados de las etapas cuantitativas y cualitativas son integradas durante la interpretación, pero diferenciándose de otros diseños secuenciales en que en este caso hubo una perspectiva teórica que guio el estudio, implicancias ideológicas que definieron un trasfondo y marco de referencia que fue externo al diseño mismo. El diseño tuvo las siguientes características: -

-

La Secuencia partió desde lo cuantitativo, mas dándole a lo cualitativo una importancia primordial al contextualizar, contrastar y profundizar la información anterior. Ambos tipos de datos proporcionaron distintas visiones del problema considerado. Los datos recolectados fueron comparados y/o mezclados en la fase de interpretación. Permitió una visión más completa del problema y del proceso, además de obtener fortaleza en el análisis. El paradigma del desistimiento fue lo que guio el estudio, en un formato que lo asume como un proceso dialéctico donde intervienen elementos estructurales y agenciales. Existió un trasfondo ideológico asociado al valor que tienen los sujetos para construir y proyectar su futuro, además de una opción ética por los derechos de los jóvenes y la justicia social. Por último, el marco de referencia estuvo asociado al objetivo último de la investigación que fue ser la base empírica para la construcción de un modelo de intervención post-sanción.

Cambios en el diseño y aplicación de la investigación Antes que se llegara al resultado definitivo del diseño de investigación se generó un proceso de re-ordenamiento constante de los objetivos y de las definiciones de la muestra. De esta forma un modelo mixto (flexible al estar constituido por una fase cualitativa), permite afrontar un conocimiento de mayor dificultad de acceso, tanto por el tipo de sujeto con el que se trabaja, como por las condiciones complejas para establecer contacto. Esto permitió que se pudiese redefinir la muestra inicial (y por tanto el objetivo investigativo), dado los problemas en acceder a los posibles sujetos seleccionados para que fuesen encuestado. A su vez también ayudó a re-considerar la configuración de la muestra en base a datos cuantitativos, en específico a la construcción de tipologías iniciales, debido a la homogeneidad de los sujetos encuestados. 3.3 Unidad de Análisis 3.3.1

Población y universo

Población de estudio estuvo compuesta por los jóvenes infractores condenados por la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente y los Profesionales de centros y programas de la red SENAME.

50

A su vez el universo específico estuvo compuesto por los jóvenes que estén cumpliendo condena y tengan residencia en la Zona Sur y Oriente de Santiago15, y profesionales de centros cerrados, semicerrados y de medio libre. Se debe recalcar que, en un primer momento se había definido un estudio a nivel local con jóvenes que tuviesen residencia en la comuna de Peñalolén, fundamentalmente porque la investigación se construía en base al apoyo de la Asociación Ciudadana Cordillera y la municipalidad de esta comuna. Sin embargo, debido a la dificultad para contactar a los jóvenes se decidió ampliar el universo a otras zonas, incluyendo en este caso la zona sur de Santiago con el fin de tener un mayor campo de acción y por tanto mayores probabilidades de que las encuestas y entrevistas se realizarán. 3.3.2

Muestra

En base al diseño, no existe un muestreo único que defina toda la fase de recolección de información, sino que se hace por niveles y momentos. En este caso se generan tres muestreos, uno para la fase cuantitativa de recolección de datos, otra para la fase cualitativa, agregando además una fase cuantitativa para los profesionales. En general y para los diversos momentos el muestro fue no probabilístico o dirigido, de participación voluntaria y por conveniencia en base a los casos disponibles sobre los que se pudo tener acceso, ante la dificultad de ejecutar la aplicación de los diversos instrumentos. En la muestra cuantitativa lo que se buscó no fue representatividad o generalización de los resultados sino más bien el establecimiento de los contextos personales y sociales de los jóvenes encuestados, con un fin ulterior asociado a la creación de un programa de intervención. Se seleccionaron 118 jóvenes de forma voluntaria. La muestra cualitativa tuvo un proceso más complejo de selección. Se aplicó una estrategia basada en un muestreo guiado por propósito en base a la información cuantitativa, lo que implicó segmentar la muestra cuantitativa (que en este caso operó como población para la muestra cualitativa) en estratos y luego seleccionar en cada subgrupo un número relativamente pequeño de casos que se deberían estudiar intensivamente. Para seleccionar se generó un índice, que se denominó de ‘Integración Social’16, que distribuía a la muestra en una curva normal y con el cual se establecieron cuatro grupos, siendo 1 el de menor grado de integración social y 4 el de mayor grado. Así, se realiza un total de 22 entrevistas repartidas en los siguientes grupos (respetando la distribución normal del índice): Grupo I: 4 entrevistas Grupo II: 7 entrevistas Grupo III: 7 entrevistas Grupo IV: 4 entrevistas

15

La zona sur concentra a las comunas de Puente Alto, La Pintana, Lo Espejo, Pedro Aguirre Cerda, El Bosque, San Bernardo, La Granja, La Florida, San Ramón, Macúl y San Joaquín. La zona oriente toma las comunas de Peñalolén, Ñuñoa, La Reina y Lo Barnechea. Cada una de estas zonas concentra al 50% de la muestra a nivel de jóvenes. 16 Ver anexo 1 en Informe Completo

51

Por último la muestra cuantitativa a los profesionales también tuvo un carácter no probabilístico y la selección se hizo en base a la voluntad de participación de los profesionales y tomando en cuenta un número adecuado para generar conclusiones. Se seleccionó 21 profesionales. 3.4

Metodología y Herramientas de Recolección de Datos

3.4.1

Fase Cuantitativa

Lo cuantitativo permitirá por tanto describir de forma inicial algunas percepciones y visiones de los jóvenes en torno a su contexto delictivo, como establecer los aspectos estructurales que delimitan su medio y que inciden en el proceso de dejar de delinquir. A nivel de los profesionales lo importante estará en describir las percepciones sobre la reinserción social y recoger opiniones sobre un proceso post-sanción penal. Para recoger estos datos se utilizó una encuesta, generando dos instrumentos, uno delimitado para los jóvenes y otro para los profesionales, aplicados en dos momentos distintos del proceso de recolección de información. Ésta se aplica a los jóvenes, es personal y la ejecutan encuestadores capacitados y en el lugar donde los jóvenes están cumpliendo sus condenas (Ver anexo 2). En este instrumento se miden las siguientes variables: -

Caracterización sociodemográfica. Situación familiar Trayectoria en el sistema de justicia. Contexto post-sanción. Organizaciones locales informales. Redes institucionales.

La encuesta a los profesionales se aplica de forma auto-administrada vía web, a través de la aplicación “Formulario” de “Google Drive”. (Ver anexo 4) En este instrumento se medirán las siguientes variables: -

3.4.2

Información sociodemográfica. Reinserción social y desistimiento. Proceso de Acompañamiento post-sanción.

Fase Cualitativa

La fase cualitativa tiene como función la profundización de determinadas categorías de análisis y la exploración –para describir, caracterizar y relacionar- de otros fenómenos que no se midieron en la fase cuantitativa. Para ello, se utiliza la entrevista como instrumento para recoger las percepciones y valoraciones de los jóvenes sobre su contexto, su condena y su futuro, indagando en el fenómeno con mayor profundidad. 3.5

Modelo de Análisis

3.5.1

Análisis cuantitativo

52

Un diseño de investigación mixto involucra también una fase de análisis del mismo tipo. En este caso no se transformaran los tipos de datos, sino que se trabajarán en bruto, procesando, en este caso, la información cuantitativa de los jóvenes a través del análisis estadístico por medio del software computacional SPSS 19. En base a este programa se generan las siguientes fases del proceso analítico cuantitativo. 1. Descripción de datos, valores o puntuaciones logrando una distribución de frecuencias de las variables que se usaron para la recolección de datos. 2. Las distribuciones de frecuencias se presentan en forma de histogramas y gráficas circulares 3. Se generan conclusiones, describiendo la distribución de frecuencias de categorías desglosadas de las variables de análisis y las preguntas de la encuesta: Tabla 10. Categorías cuantitativas de análisis

Variables generales Categorías de análisis Caracterización socio Caracterización general. Nivel educacional, propio, del padre, de la madre y del/la cuidador/a. demográfica Experiencia y relación con el mundo laboral. Ayuda para obtener trabajo. Salud Vivienda. Situación Familiar Deserción escolar. Cuidadores. Abandono del hogar. Cantidad de tiempo fuera del hogar. Consumo problemático de drogas, violencia familiar y familiar preso. Trayectoria en el Trayectoria en el sistema de justicia. Tipo de sanción de la primera condena y tipos de delito. sistema de justicia Contexto post- Situaciones que ayudarían a dejar de delinquir. Ayuda recibida por la familia. sanción Cantidad de personas que considera que ayudarían al terminar su condena. Etiquetamiento. Situaciones que más preocuparían a los jóvenes al terminar su condena. Áreas importantes para los jóvenes una vez terminada su condena. Grado en el que los jóvenes piensan que ciertas situaciones ayudarían a los jóvenes a dejar de delinquir Dimensiones: trabajo, salud, derechos civiles, educación, recreación y desarrollo personal, vivienda. Red de ayuda. Organizaciones Apoyo y participación en instancias comunitarias e institucionales. locales informales. Redes institucionales. Apoyo institucional. Conocimiento de mecanismos de ayuda institucional. Fuente: Elaboración propia

3.5.2

Análisis cualitativo

El modelo de análisis cualitativo tiene dos características fundamentales: 1) los datos tendrán distintos momentos de revisión para profundizar la información desde distintos puntos de vista o ejes de análisis; 2) y tendrá una lógica deductiva e inductiva, en específico una primer momento deductivo

53

en base a categorías determinadas previamente y un segundo momento inductivo donde se generan códigos y conclusiones desde los datos mismos. En segundo lugar, procederemos a ordenar toda la información recogida en categorías de análisis ya establecidas en base a las variables de la entrevista semi-estructurada. Tabla 11. Categorías deductivas de análisis cualitativo

Variable General

Categoría de Análisis

Factores Transicionales.

Aprendizajes derivados de la intervención penitenciaria Apoyos sociales

Vínculos sociales

Narrativas de Cambio.

Identidad Convencional

Proyect os de Vida (*Estrat egias)

Auto-eficacia

Proyecto personal Proyecto familiar Proyecto laboral

Sub-categorías. -

Formación educativa o profesional. Capacidad de controlar el consumo de drogas. Habilidades de resolución de problemas. Familia de origen Pareja Ocupadores Amigos Redes comunitarias Instituciones Ocupación Otras formas de relación interpersonal Redes de amistad Relación de pareja Objetivos convencionales. Ruptura con el pasado delictivo. Sentido de Agencia. Percepción de capacidades propias. Percepción de obstáculos. Estrategias (*Proyecto de Vida) Metas Estrategias Creencias

Fuente: Elaboración propia

Como propuesta de análisis de los autores, para entrecruzar las variables Narrativas de Cambio y Proyecto de Vida, se homologa este último concepto a la sub-categoría Estrategias dentro de la categoría de Autoeficacia. Esta decisión se basa en que, al entender la Estrategia como mecanismos para orientar el cambio, la manera en cómo esta intención toma forma es por a través del Proyecto de Vida, que permite analizar la proyección que tienen los jóvenes en cuanto al futuro

4 RESULTADOS Y ANÁLISIS 4.1

Caracterización General

A partir del universo total de población juvenil infractora de ley que se encuentra cumpliendo condena, de la zona oriente y sur de la comuna de Santiago, se tomó a una muestra de 118 jóvenes (105 hombres y 13 mujeres), que cumplen condena en los centros cerrados de San Bernardo, Santiago y TilTil, los centro semi-cerrado de La Cisterna y el Femenino de Santiago, y los centros de Libertad Asistida (Arrieta y La Florida) y Libertad Asistida Especial (Oriente, Puente Alto, Puente Alto Poniente, La Florida-Macul), ambos de la Corporación Promesi.

54

La muestra se reparte entre la zona Oriente de Santiago, agrupando las comunas de Peñalolén, Ñuñoa y La Reina, y la zona Sur, que considera Puente Alto, La Pintana, Lo Espejo, Pedro Aguirre Cerda, El Bosque, San Bernardo, La Granja, La Florida, San Ramón, Macul y San Joaquín. La muestra se compone por un 89% de hombres y un 11% de mujeres, y contó con jóvenes entre 14 y 24 años representados en los siguientes porcentajes: Gráfico 3: Edad de la muestra 45% 40% 35% 30% 25% 20% 15% 10% 5% 0%

42% 31% 20% 3%

4%

Entre 14 y Entre 16 y Entre 18 y Entre 20 y Entre 22 y 15 años 17 años 19 años 21 años 23 años Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

4.1.1

Nivel Educacional

En cuanto al nivel educacional de los jóvenes, el 35,6% se encuentra con educación media incompleta (considerando el 30,5% de científico humanista y el 5,1% de técnico profesional), un 13,6% cuenta con básica completa, un 28% presenta educación básica incompleta y un 0,8% se encuentra sin ningún estudio

55

Gráfico 4: Nivel educacional de jóvenes

Estudios Superiores incompletos

3,4%

media técnico profesional completa

2,5%

Media técnico profesional incompleta

5,1%

Media científico-humanista completa

16,1%

Media científico-humanista…

30,5%

Básica completa

13,6%

Básica incompleta

28,0%

Sin Estudios

0,8% 0%

10%

20%

30%

40%

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

No obstante, lo importante a considerar es el porcentaje de deserción escolar de los jóvenes, ya que el hecho de no presentar educación media completa puede implicar que aun se encuentran en el proceso. De esta manera, considerando a aquellos que no han terminado la educación media, que hace más de un año aprobaron su último curso y que actualmente no se encuentran estudiando, se tiene que el 32,2%se encuentra en una situación de deserción escolar (un total de 38 jóvenes). Este nivel de deserción tiene relación con la influencia del nivel educacional de los padres, presentando una continuidad generacional (Mella y Ortiz, 1999), en tanto el nivel educacional del padre presenta un grado de deserción escolar de un 64%, mientras que la madre un 66%. Gráfico 5: Nivel educacional del padre

Estudios superiores completos Estudios superiores incompletos

5,8% 1,4%

Media técnico profesional completa Media técnico profesional incompleta

7,2% 1,4%

Media científico-humanista completa

21,7%

Media científico-humanista incompleta Básica completa Básica incompleta

24,6% 14,5% 23,2%

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

Cabe señalar, que un 42% de los encuestados no responde o no conoce el nivel educacional del padre, mientras que el 27% desconoce el de la madre. Estos niveles de desconocimiento

56

presumen una ausencia de estas figuras, o bien, dice que el tema educacional no es parte de la conversación entre padres e hijos, por lo tanto, no se fomenta la práctica del estudio. Gráfico 6: Nivel educacional de la madre

Estudios superiores completos

Estudios superiores incompletos

2,3% 1,2%

Media técnico profesional completa Media técnico profesional incompleta

4,7% 3,5%

Media científico-humanista completa

25,6%

Media científico-humanista incompleta

30,2%

Básica completa

16,3%

Básica incompleta

16,3%

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

No obstante, se debe considerar como parámetro al sujeto que los jóvenes perciben como su cuidador en su infancia, la persona que se encargaba de ellos cuando eran niños, por lo tanto, la figura con la que existe una mayor cercanía. De esta manera, según la encuesta, la madre y la abuela son los sujetos que toman mayor importancia como figuras cercanas a los jóvenes durante sus primeros años de vida. Asimismo, surgen otras figuras tales como los tíos, hermanos, madrinas e incluso personas no familiares con las cuales generaron una relación cercana. Ahora bien, en relación a este sujeto, no existe una mayor diferencia en cuanto al nivel educacional, pues el 61% de estas figuras no cuenta con una escolaridad completa. Por lo tanto, existe una continuidad en relación al nivel educacional entre ambas generaciones, que solo disminuirá si aquellos jóvenes que se encuentren actualmente estudiando logran egresar de la educación media, reduciéndose en ese caso de un 78% a un 20% los jóvenes sin educación media completa, lo que implicaría un avance en relación con sus padres o cuidadores. Sin embargo, este tema presupone una serie de otros factores que escapan del presente informe pero que serían necesario abordarse en futuras investigaciones. Gráfico 7: Nivel educacional del Cuidador

Estudios superiores incompletos

3,0%

Media técnico profesional completa

1,5%

Media técnico profesional incompleta

1,5%

Media científico-humanista completa

26,9%

Media científico-humanista incompleta

20,9%

Básica completa

11,9%

Básica incompleta Sin estudios

19,4% 7,5%

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

57

4.1.2

Experiencia y relación con el mundo laboral

En relación a la experiencia y cercanía de los jóvenes con el mundo laboral, se encuentra que el 55% ha trabajado al menos una vez (65 jóvenes), no obstante, no se puede determinar el tipo de trabajo que se desarrolló. Lo que resalta en torno al tema laboral, es que, a partir del gráfico Nº7, se observa que el 39,1% le atribuye la obtención del trabajo a la ayuda de familiares, un 29,7% a Amigos o vecinos, mientras que las instituciones de empleo, la municipalidad y las instituciones donde estudian o se capacitan, no supera el 1,6% cada una. En otras palabras, hay una marcada influencia de las redes de personas cercanas en la obtención de empleo, por lo tanto, para adquirir experiencia y cercanía con el mundo laboral, estableciéndose como una fuente de apoyo para el proyecto de vida. Cabe señalar, que el 14,1% no le atribuya a nadie esta ayuda y el 7,8% responde que su experiencia laboral fue un Trabajo por cuenta propia. Gráfico 8: Fuente de ayuda para que los jóvenes hayan encontrado trabajo

45,0% 40,0% 35,0% 30,0% 25,0% 20,0% 15,0% 10,0% 5,0% 0,0%

39,1% 29,7% 1,6%

1,6%

1,6%

7,8%

4,7%

14,1%

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

Actualmente, del total de jóvenes encuestados, solo el 23% se encuentra trabajando, es decir, de los 65 jóvenes que han tenido al menos una experiencia laboral, 27 la presentan hoy en día. Ahora bien, considerando sólo a los jóvenes que han trabajado alguna vez pero que actualmente no se encuentran insertados en el mundo laboral, dentro las razones por las que han dejado su trabajo se tiene que el 43% alude a una renuncia voluntaria por embarazo, estudio, salud, etc., y el 34% indica “otro”, aludiendo diferentes razones, entre las que destacan; la situación de calle, comenzar a robar, consumo de drogas, problemas familiares y por la entrada al centro de condena. 4.1.3

Salud y Vivienda

Si bien la mayor parte de los jóvenes se encuentra inscrito en el sistema de salud (73%), es un poco más de una cuarta parte (27%) la que no lo está. Esto cobra relevancia en tanto las razones a las que adhieren para explicar tal situación; según el gráfico 11 se tiene que el 6,9% se atiende en el sistema privado (por lo tanto, se encuentra insertado en la red de salud), el 44,8% no está inscrito porque no tiene la información necesaria, mientras que el 17,2% no lo está porque no le interesa y el 31% va al hospital cuando tiene alguna urgencia.

58

Gráfico 9: Razones de los jóvenes para no inscribirse al sistema de salud

Otro; 3,40%

Cuando tengo una urgencia voy al hospital, 31%

No tengo la información necesaria; 44,80%

No me interesa; 17,20%

Me atiendo en el sistema privado; 6,90%

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

Todo esto implica que, del total de la muestra, el 23% de los jóvenes no se encuentra inserto en el sistema de salud, por lo tanto, no accede a redes institucionales de salud, cifra que baja respecto de quienes dicen no estar inscritos en el sistema de salud, puesto que se quitan quienes dicen atenderse en el sistema privado y quienes plantean que cuando tienen una urgencia van al hospital. Resulta relevante, en este punto, establecer un contraste respecto de los datos que ofrece la encuesta CASEN del año 2011. Si se asume que los jóvenes encuestados son, en su mayoría, del quintil 1 o 2, llama la atención que no se cumpla la misma cifra de inserción e incorporación de personas al sistema de salud pública, que está por sobre el 90% en tales grupos de ingreso. Ahora bien, la cifra no es ostensiblemente menor y puede estar matizada por el desconocimiento de los jóvenes respecto de su situación de salud. En cuanto al tema de vivienda, el 59.3% de los jóvenes perciben y responden que su casa es propia y se encuentra totalmente pagada, un 6,2% dice que es propia pero que aun no está terminada de pagar, mientras que el 19,5% arrienda, el 3,5% tiene una vivienda cedida por familiares y el 10,6% es allegado. Gráfico 10: Situación de la vivienda

Otro Allegado

0,90% 10,60%

Arrendada

19,50%

Cedida por familiares

3,50%

Propia pagándose

6,20%

Propia totalmente pagada 0,00%

59,30% 10,00% 20,00% 30,00% 40,00% 50,00% 60,00% 70,00%

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

59

4.1.4

Trayectoria de vida de los jóvenes infractores de ley

Para la caracterización de la trayectoria de vida de los jóvenes, se recurre a una serie de variables. Algunas son secundarias y otras principales, pues aluden directamente a las condiciones sobre las que se desarrolló la vida de los jóvenes. En términos específicos, los aspectos que configuran la trayectoria de vida de los jóvenes infractores son las siguientes: deserción escolar, cuidador durante la niñez, figura con la que se pasaba más tiempo durante la niñez, abandono del hogar, consumo problemático de drogas en el hogar, violencia en el hogar, haber tenido algún familiar preso, edad del primer delito, edad de la primera condena y trayectoria en el sistema penal. Como aspectos secundarios se toman en consideración todas aquellas variables que hacen un barrido de información más profundo. 4.1.4.1 Deserción escolar En referencia a la deserción escolar, se observa que actualmente 1 de cada 3 jóvenes aproximadamente son desertores del sistema de educación formal. Asimismo, esta situación se da de forma mucho más fuerte en los jóvenes condenados a medio libre antes que en aquellos en otro tipo de condenas. Sobre un 60% es desertor en los espacios de medio libre, mientras que en medio cerrado y semi-cerrado esa cifra baja radicalmente. Pareciera ser, que las razones tras ello se asocian a que el recurso educativo en centros cerrados es mucho más cercano a los jóvenes 17, y tanto en ellos como en aquellos que están en centros semi-cerrados, asistir al colegio funciona como mecanismo para acceder a beneficios, y para cumplir con sus propias metas. En el regímen libre no existe tal coacción, lo que explicaría la mayor deserción. No obstante, los datos escapan a los recogidos por la investigación, por lo tanto otros estudios deberán dar respuesta a ello. 4.1.4.2 Cuidador y figura con la que se pasaba más tiempo durante la niñez En cuanto a la caracterización de las familias de los jóvenes encuestados, se obtiene que el 69% responde que los padres se encuentran separados, ya sea por el término de la relación o por el fallecimiento de alguno de ellos. Por otro lado, frente a la pregunta sobre con quién pasaban la mayor parte del tiempo cuando niños, vuelve a tomar importancia la figura de la madre y la abuela, ya que al igual que la pregunta sobre el cuidador o responsable de ellos cuando niños, son las que tienen mayor porcentaje; 45,3% y 25,6% respectivamente. Esto da a suponer que la figura paterna se encuentra mayoritariamente ausente de la historia de vida de los jóvenes, o bien si se encuentra presente no se califica como la figura más cercana; el 3,4% responde que el padre es la persona con la que pasaban más tiempo cuando niños. De esta forma, solo un 48,7% de los jóvenes parecen haber accedido a una trayectoria de vida donde los roles más importantes los cumplen sus padres (45,3% madres, 3,4% padres), siendo relevante la presencia de la abuela en esta situación (25,6%). Cabe señalar, que el 6% responde “nadie” y el 3,4% dice que pasó la mayor tiempo con los “amigos, por lo tanto, existe un 9,4% que no percibe la figura de un adulto presente la mayor parte del tiempo en su infancia. Abandono del hogar 17

De manera informal, mucho jóvenes de centros cerrados contaban que asistir al colegio era un mecanismo de obtener beneficios (“hacer conducta”) o bien para mantenerse ocupados, lo que no quita que en algunos casos hayan adquirido el gusto de ir por querer aprender.

60

Ahora bien, al referirse a la situación de los jóvenes propiamente tal, se encuentra que el 52% ha abandonado su hogar al menos una vez, es decir, un poco más de la mitad de los jóvenes tienen este hecho como un hito en su trayectoria de vida. El promedio de edad en que abandonan por primera vez son los 13 años, no obstante, la moda es a los 15 (21,3%), en segundo lugar los 13 años (18%) y luego a los 12 (16,4%). Sin embargo, el rango de edad va desde los 5 años, con el 1,6% de los casos, hasta los 17, con el 6,6%. Gráfico 11: Edad de abandono de hogar de los jóvenes

17 años

6,6%

16 años

8,2%

15 años

21,3%

14 años

8,2%

13 años

18,0%

12 años

16,4%

11 años

4,9%

10 años

8,2%

8 años

3,3%

7 años

3,3%

5 años

1,6%

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

En estos casos, la mayor parte de los jóvenes recurrió a amigos y/o parejas para buscar alojamiento (60%), mientras que otros recurrieron a parientes de segundo grado (18,3%), y en menor medida a sujetos del núcleo familiar, como madre y hermanos, (6,7%). Cabe señalar, que hay un 11,7% que responde que no estuvo con nadie. 4.1.4.3 Consumo de drogas, violencia y presidio familiar Con respecto a las preguntas sobre consumo problemático de drogas, presencia de violencia intrafamiliar y algún familiar preso, destaca que las dos primeras variables no presenten un porcentaje tan alto como sí lo expone la pregunta por algún familiar que haya entrado en el circuito penal, lo cual caracteriza la trayectoria de vida de los jóvenes infractores de ley como una marcada por este último factor, perdiendo importancia los otros dos. El 48,7% de los jóvenes percibe que existe un consumo problemático de drogas (independiente de que pueda existir un porcentaje de consumo mayor, que no se perciba como problemático), el 33,9% de los jóvenes afirma que ha habido algún acto de violencia en su hogar y, por último, el 73,7% responde que tiene algún familiar o persona cercana que ha estado preso. Esto último, torna

61

relevancia por el hecho que, al menos casi tres cuartas partes de la muestra total de jóvenes, tiene un referente que le acerca al mundo delictual y penal18. Gráfico 12: Percepción por parte de los jóvenes en su hogar de Consumo Problemático de Drogas y Violencia Familiar. Existencia de algún familiar preso en la vida de los jóvenes

100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

51,3%

66,1%

26,3%

No Sí

Consumo problemático de drogas

Violencia familiar

Familiar preso

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

Con respecto a esto, los sujetos que figuran como el pariente preso, destaca el “Hermano” (33,7%), en segundo lugar el “Tío” (26,5%) y en tercer lugar el “Padre” (20,5%), en otras palabras, las figuras masculinas cercanas destacan por sobre las otras19. Estos sujetos fueron condenados en su gran mayoría (61,9%) como adultos, mientras que un 25% lo son como menores y un 13,1% con ambas. Gráfico 13: Familiar preso de los jóvenes

1,2% 1,2% 1,2% 12%

Padre 20,5%

Madre 3,6%

26,5%

Hermano Tío

33,7%

Primo Amigo Padrastro Sobrino

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013 18

Es importante destacar que las variables se midieron teniendo en consideración la subjetividad propia de los jóvenes, lo cual no alude al hecho objetivo de que haya o no existido violencia o consumo problemático de drogas en el hogar de los mismos. Es probable, por tanto, que el indicador sobre violencia y consumo este sub-representado. 19 Cabe destacar la relación de género que puede ser estudiada en futuras investigaciones, ya que, si las figuras masculinas son las que se asocian al mundo delictual y penal, son las figuras femeninas –como se analizó anteriormente- las que se relacionan con el cuidado en la infancia

62

4.1.4.4 Trayectoria en el sistema de justicia En cuanto a la trayectoria de los jóvenes dentro del sistema de justicia, se observa que el inicio de la actividad delictiva, independiente si fueron condenados o no, se concentra en los 12 años de edad (22%), con un rango de edad que va desde los 5 hasta los 17 años, sin embargo, concentrado en la primera mitad, pues el rango entre los 5 y 12 años concentra al 66,1% de los jóvenes. Gráfico 14: Edad de primer delito en los jóvenes

25,0% 22,0%

20,0% 15,0% 10,0%

11,0%

5,9%

5,0% 0,0%

14,4%

11,9%11,9%11,9%

5,1%

0,8% 1,7%

2,5% 0,8%

5 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 años años años años años años años años años años años años Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013 Gráfico 15: Edad de primera condena de los jóvenes

40,0% 30,0%

30,9% 25,5%

20,0%

25,5% 16,4%

10,0%

0,0% 14 años

15 años

16 años

17 años

0,9% 0,9% 18 años 19 años

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

Por otro lado, en cuanto a la primera condena, se observa una concentración entre los 14 y 17 años de edad, reuniendo al 98,2% de la muestra. El 30,9% de los jóvenes tiene su primera condena a los 16 años, el 25,5% a los 14 y a los 17 años, mientras que un 16,4% la tiene a los 15 años. Es de relevancia establecer que la trayectoria de vida de los jóvenes que constituyen la muestra está dada por una edad de iniciación en el delito baja, estando la mayoría ubicada antes de los 14 años (edad de inicio en la imputación legal de acuerdo a la ley de responsabilidad penal adolescente). Por otra parte, la edad de inicio de la condena entre los jóvenes se distribuye de forma equitativa en relación a los cuatros que considera la ley ya referida. El tipo de sanción que reciben por esta primera condena se concentra en los Centros Cerrados, ya que el 44% es enviado a CIP CRC San Bernardo, CIP CRC Santiago y la Sección Juvenil de la Cárcel de Puente Alto, sin embargo, un porcentaje similar (42%) es condenado en el medio libre; el 24% a Libertad Asistida Especial (PLE) y el 18% a Libertad Asistida (PLA). Luego, está la sanción en Centro Semi Cerrado (7%) y el Servicio en Beneficio a la Comunidad (1%). Cabe señalar que, a pesar de reafirmarle a los jóvenes que el Centro San Joaquín (ex Arrayán) no es un centro de condena, sino

63

un centro de medidas cautelares, el 6% percibe que éste fue su primera sanción debido a las características del centro y al tiempo que pasaron ahí. Es interesante que la mayor parte haya sido condenado por vez primera a centros cerrados, pues no es lo regular en el sistema penal juvenil a nivel general. Probablemente esto tenga que ver con la escasa percepción que los jóvenes tienen de las condenas en medio libre como tales, razón por la que consideran que su primera condena se da cuando caen a un centro cerrado o semi-cerrado. Gráfico 16: Tipo de centro en el que está condenado el joven

1%

Centro Cerrado

7%

Centro SemiCerrado 23% 45%

Libertad Asistida (PLA) Libertad Asistida Especial (PLE) Servicio en Beneficio a la Comunidad

18%

Centro de Medidas Cautelares

7%

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013 Gráfico 17: Tipo de delito por el que los jóvenes se encuentran condenados

Microtráfico Porte ilegal de armas de fuego Enfrentamiento a la policía Abuso Sexual Incendio Receptación Intento de Homicidio Robo con homicidio Homicidio Robo bienes nacionales o de uso público Robo con violencia en lugar habitado Violación de morada Asalto domicilio Robo a lugar no habitado Robo a lugar habitado o destinado a la… Robo con violencia o intimidación Robo por sorpresa Hurto

0,7% 2,0% 0,7% 0,7% 2,6% 2,0% 1,3% 0,7% 5,9% 0,7% 0,7% 0,7% 1,3% 1,3% 19,6% 54,2% 2,0% 3,3%

0,0% 10,0% 20,0% 30,0% 40,0% 50,0% 60,0% Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

64

Por último, se observa que los jóvenes presentan entre 1 a 4 materias de sanción, dentro de las cuales destaca el Robo con violencia o intimidación, que representa el 54,2% del total de delitos cometidos, estando presente en el 61% de los casos, y el Robo a lugar habitado o destinado a la habitación, que representa el 19,6% del total de delitos cometidos, estando presente en el 26% de los casos de los jóvenes. Ahora bien, si se agrupan los diferentes delitos cometidos por los jóvenes de esta muestra de la siguiente manera; a) Delito contra la propiedad; incluye Hurto, Robo por sorpresa, Robo con violencia o intimidación, Robo a lugar habitado o destinado a la habitación, Robo en lugar no habitado, Asalto a domicilio, Violencia de morada, Robo con violencia en lugar habitado, Robo de Bienes Nacionales o de uso público, b) Delito contra la persona, que contiene los delitos de Homicidio, Robo con Homicidio e Intento de Homicidio, y c) Otros, que reúne los delitos de Receptación, Incendio, Abuso Sexual, Enfrentamiento con la policía, Porte de armas de fuego, municiones y otras, y microtráfico. Se obtiene que, los crímenes se concentran en “Delitos contra la propiedad”, pues agrupa al 84% del total de delitos cometidos, superando notablemente al resto, que representa el 8% cada uno. Como bien se puede notar, en relación a la trayectoria de condena (cumplimiento de más de una condena en la vida del joven), un 33,1% ha pasado por al menos dos, mientras que un 65,3% ha pasado solamente por una. Así, la trayectoria de vida de los jóvenes se caracteriza por el hecho de que 1 de cada 3 ha pasado por más de una condena. Gráfico 18: Tipos de delitos cometidos por los jóvenes

Tipos de delitos Contra la propiedad

7,9% 8,7%

Delito de Homicidio y relacionados 83,4%

Otros

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

4.1.5

Apoyo y participación en instancias comunitarias e institucionales

4.1.5.1 Organizaciones comunitarias Los jóvenes reconocen fundamentalmente la presencia de Clubes Deportivos (87,3%) y Juntas de Vecinos (79,7%) en sus barrios, por lo que pueden ser instancias donde efectivamente se puede participar. El resto de las instancias cuentan con mucho menos reconocimiento, por lo que se merma

65

su posibilidad de ser planos de participación para los jóvenes. Ahora bien, los porcentajes bajan mucho más al considerar la participación efectiva de los jóvenes, dato que finalmente interesa para establecer el soporte que estos ámbitos entregan a los mismos. La mayor participación se da en los Clubes Deportivos (59,3%), bajando ostensiblemente en relación al resto de las Organizaciones vecinales: Agrupaciones de Salud (17,8%), Centros Juveniles (16,9%), Juntas de Vecinos (10,2%), Talleres Laborales (6,8%), Comité de Vivienda (4,2%), Partidos Políticos (2,5%), Centros de Adulto Mayor (0,8%) y Comité de Seguridad Ciudadana (2,5%). Cabe peguntar, dado lo anterior, si estas instancias ofrecen interés para los jóvenes, ya que la participación en las mismas es baja en términos absolutos. Sin embargo, si bien la participación aumenta cuando los jóvenes han reconocido la presencia de las Organizaciones vecinales en el barrio, tampoco se puede plantear que es alta. Destacan los Clubes Deportivos con un 68%, las Agrupaciones de Salud con un 53,8%, los Centros Juveniles con un 45,5% y los Talleres Laborales con un 38,1%. En base a los datos ya establecidos, se pueden colegir dos conclusiones: en primer lugar, aparentemente las Organizaciones Vecinales no se han hecho visibles para los jóvenes, lo cual merma la posibilidad de que éstos participen en ellas, y, en segundo lugar, aun cuando se hayan hecho visibles y sean reconocidas, parecen no poseer un interés preeminente para los jóvenes. Gráfico 19: Organizaciones comunitarias percibidas por los jóvenes

Partidos Políticos

10,3%

Talleres Laborales

16,9%

Comité de Seguridad Ciudadana

17,8%

Comité de Vivienda Agrupaciones de Salud Centros Juveniles

41,4% 33,1% 37,3%

Juntas de Vecinos Centros de Adulto Mayor

Club Deportivos

79,7% 34,5%

87,3%

0,0% 10,0%20,0%30,0%40,0%50,0%60,0%70,0%80,0%90,0%100,0% Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

En términos absolutos, la participación de Jóvenes en Organizaciones Comunitarias es alta, alcanzando valores cercanos al 70%. Aunque vale la pena reconocer que no necesariamente se trata de una participación sistemática, ya que la pregunta remite a si se ha participado al menos una vez. Ahora bien, esta situación no sólo caracteriza a los jóvenes condenados, sino que a los jóvenes en general, por lo que no resulta especialmente novedoso el encontrar un nivel de participación que se ancla en una reducida cantidad de organizaciones y que no es sistemática.

66

4.1.5.2 Ayuda institucional Los jóvenes únicamente perciben una ayuda notable (aunque no mayoritaria) de parte de las Municipalidades, para ellos o sus familias (49,5%). De los Colegios, el Gobierno, la Iglesia y las Juntas de Vecinos, la ayuda se percibe como muy baja (debajo el 20% en cada caso). Así, la ayuda institucional percibida es escasa. Es importante suponer que esta apreciación subjetiva de la ayuda recibida de manera pasiva por parte de los jóvenes o sus familiares es importante para la configuración de una participación activa en la adjudicación de ésta. Si no se sabe de la existencia de estos mecanismos de apoyo, no se conoce dónde buscarlos, no se puede acceder a ellos. Pero hoy en día, el medio por el cual se hacen presentes las redes institucionales en la vida de los jóvenes está siendo muy escaso. Gráfico 20: Fuentes de ayuda institucional que los jóvenes dicen haber percibido

Colegio

9,5%

Gobieno

90,5%

18,1%

81,9%

Iglesia

10,5%

89,5%

Junta de Vecinos

12,5%

87,5%

Municipalidad

49,5% 0%

20%

50,5% 40% Sí

60%

80%

100%

No

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

Los jóvenes plantean, mayoritariamente, no conocer las oficinas de empleo municipal, no haber postulado a subsidios, no conocer el procedimiento para postular a los mismos y no haber asistido a algún taller organizado por el consultorio de sus barrios (sobre el 80% en cada caso). Solo en relación al conocimiento de si el barrio hace talleres sobre sexualidad, prevención de drogas, etc., los jóvenes manifiestan saber de tales instancias, aunque no mayoritariamente (32%). Se tiene, de esta forma, un conocimiento muy escaso de los mecanismo de ayuda institucional, lo cual, en términos finales, supone una reducida ligazón con los ámbitos institucionales que podrían ayudar a los jóvenes

67

Gráfico 21: Conocimiento por parte de los jóvenes de instancias de ayuda institucional



No

¿Conoce las oficinas de empleo 11,0% (municipal)? ¿Ha postulado a un subsidio habitacional? 6,8%

93,2%

¿Conoce el procedimiento para postular a 12,7% un subsidio habitacional?

¿El consultorio de tu barrio hace talleres sobre sexualidad, prevención de drogas, etc.? ¿Has asistido a algún taller organizado por 6,8% el consultorio de tu barrio?

89,0%

87,3%

32,0%

68,0%

93,2%

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

4.2 Índice de Integración Social de los Jóvenes Infractores de Ley 4.2.1

Definición del índice20

El índice es una herramienta cuyo fin es medir una dimensión a través de la agregación de una serie indeterminada de indicadores. Dicha dimensión puede entenderse como un atributo, el cual puede ser asignado a los individuos que componen una muestra en términos de un continuo numérico. En este caso, la dimensión que se pretende medir es “Integración social de los jóvenes infractores de ley”. En miras del tal objetivo, se reúnen una serie de variables que puedan dar cuenta de ella, componiéndose de dos sub-dimensiones: “Apoyo social” y “Acceso a recursos”. Ambas sub-dimensiones se establecen en términos de sub-índices, los cuales en su agregación pasan a formar un índice general y global que informa sobre la “Integración social de los jóvenes infractores de ley”. La creación de estos sub-índices permitirá la complejización del análisis, ya que se dispondrá de información para entender cómo es caracterizada la muestra en términos de ambas sub-dimensiones (en tanto no suponen lo mismo teóricamente) y de determinar cuál es la que cumple un papel más preponderante en cuanto a su peso en la situación contextual global. 4.2.2

Uso del índice

El índice tiene por función establecer la posición de los jóvenes infractores de ley en relación al nivel de su “Integración Social”. Sin embargo, como ya se ha planteado, no es posible determinar ello de manera directa a través de un único indicador. En razón de ello se establece, en base a criterios 20

Para ver la Justificación del uso del índice revisar informe completo. Solicitarlo vía mail al correo proyectopasos.penalolen @gmail.com.

68

teóricos, la composición de tal concepto se da en relación a dos dimensiones: “Apoyo social” y “Acceso a recursos”. Ahora bien, tales dimensiones tampoco pueden medirse unívocamente, debiéndose usar una serie de indicadores que logren dar con la complejidad de las mismas21. Los datos que ofrece un índice se dan en relación a un continuo numérico. En este caso, la posición de cada joven estará en virtud del nivel de su “Integración social”: mientras mayor sea el valor obtenido mayor será la condición del joven en relación a lo que se mide. Por último, los indicadores contenidos en los sub-índices (de “Apoyo social” y de “Acceso a recursos”) se miden de manera dicotómica, es decir, si hay presencia o no de un atributo específico. 4.2.3

Análisis descriptivo del índice y los sub-índices y construcción de los grupos para definir el criterio muestral cualitativo Tabla 12: Estadísticos descriptivos de los sub-índices e índices

N

Válidos Perdidos Media Mediana Moda Desv. típ. Mínimo Máximo

Índice de Apoyo Social 115 3 22,8733 21,7391 21,74 10,09173 ,00 56,52

Índice de Acceso a Recursos 110 8 44,9351 42,8571 42,86 17,90218 14,29 92,86

Índice de Integración Social 108 10 34,1054 34,4720 32,30(a) 10,99164 9,32 61,02

*Existen varias modas. Se mostrará el menor de los valores. Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

De acuerdo a los estadísticos descriptivos del índice “Integración social de los infractores de ley” y de los sub-índices de “Apoyo social” y de “Acceso a recursos”, se pueden colegir las siguientes conclusiones. En primer lugar, los índices establecen valores que van de 0 a 100. Los jóvenes obtienen un promedio de 22,9 puntos en el de “Apoyo social”, de 44,9 puntos en el de “Acceso a recursos” y de 34,1 puntos en el de “Integración social de los infractores de ley”. Es notable el hecho de que los valores promedio de los índices se encuentren, en los tres casos, por debajo de la mitad del valor total que pueden alcanzar, aunque es riesgoso denominar la posición que ocupan los individuos en el índice con un calificativo del tipo “alto” o “bajo”, ya que no se dispone de otro índice de iguales características a nivel de los jóvenes en general, con lo que el contraste y cualquier denominación que no sea únicamente indicativa de la posición ocupada en el índice son, en la práctica, irrealizables. Ahora bien, el índice de “Acceso a recursos” presenta el valor más alto, luego el índice de integración social y, por último, el índice de “Apoyo social”. De 9,32 a 61,02 (caso con el valor mínimo y el máximo, respectivamente) hay poco más de 50 puntos (en un continuo que idealmente abarca 100 puntos), por lo que se puede esperar que las 21

Existe consenso sobre la imposibilidad de representar exactamente una dimensión en base a una serie dada de indicadores, aunque se asume tal riesgo con tal de medir la “Situación contextual de los jóvenes infractores de ley”.

69

diferenciaciones entre los casos según su posición en el índice no sean capaces de dar cuenta de tipo de perfiles claramente delimitados, en virtud del comportamiento homogéneo que parecen seguir los casos según las variables consideradas. En cuanto a los sub-índices, la homogeneidad es menor para el de “Apoyo social” que para el de “Acceso a recursos”, situación entendible en consideración del mayor rango de valores que recorre el segundo en relación al primero (de 14,29 a 92,86 contra de 0 a 56,52). Tabla 13: Correlaciones entre los sub-índices y el índice

Índice de Acceso a Recursos

Índice de Apoyo Social Índice de Apoyo Social

Índice Acceso Recursos

Índice de Integración Social

Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N Correlación de Pearson Sig. (bilateral) N

1

Índice de Integración Social

,167

,602(**)

,084

,000

115

108

108

,167

1

,888(**)

,084

,000

108

110

108

,602(**)

,888(**)

1

,000

,000

108

108

108

* La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral). Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

En base a las correlaciones recién establecidas, se puede notar que el sub-índice de apoyo social y el sub-índice de acceso a recursos se encuentran asociados significativamente con el índice de integración social. Sin embargo, el sub-índice de apoyo social se relaciona de forma menos fuerte con el índice de integración social que el sub-índice de acceso a recursos, lo cual es indicativo de que las diferenciaciones que expresa son más fuertes. Ello se debe a que el sub-índice de “Acceso a recursos” propone una diferenciación de mayor rango (entre 14,29 y 92,86) que el subíndice de “Apoyo social” (entre 0 y 56,52). Ahora bien, en virtud de tales valores, se formaron cuatro grupos (aun asumiendo el riesgo de la probablemente espuria diferenciación y delimitación entre los grupos). La idea de conformar cuatro grupos se asocia, en lo fundamental, con dar criterios para la realización de la entrevista cualitativa. Cada grupo supone una posición dada en el índice, en la cual se establece que el primer grupo la posición más baja en el índice, la cual aumenta con el segundo, tercer y cuarto grupo. En base a la media aritmética del índice de “Integración social de los infractores de ley”, se usó la desviación típica calculada para el mismo con el objeto de conformar los distintos grupos. Se

70

procedió a sumar y a restar la desviación típica a la media aritmética, con lo cual se generan de inmediato cuatro grupos22. En un marco ideal23, los grupos debieran dividirse de la siguiente manera: de 0 a 25 el primer grupo, de 25 a 50 el segundo grupo, de 50 a 75 el tercer grupo y de 75 a 100 el cuarto grupo. Cada grupo ocuparía un cuadrante respecto de los valores y podrían designarse con números en relación a su posición (1, 2, 3 y 4), con el objeto de no forzar la interpretación. Sin embargo, los grupos conformados gracias a la base de datos parten en 9 y terminan en 60, por lo que no se llega ni al valor mínimo ni al máximo, ni siquiera se llega al límite del tercer grupo ideal, que es 75. De esta forma, los grupos que se construyen son los siguientes: De 9,32 a 23,11376 se encuentra el grupo 1. De 23,11377 a 34,1054 se encuentra el grupo 2. De 34,1055 a 45,09704 se encuentra el grupo 3. De 45,09704 a 61,02 se encuentra el grupo 4. A continuación se presentan los porcentajes de la muestra que pasan a formar cada grupo. Tabla 14: Estadísticos descriptivos del índice de Integración social por grupos

Frecuencia Válidos

Perdidos Total

Grupo 1 Grupo 2 Grupo 3 Grupo4 Total

18 32 40 18 108 10 118

Porcentaje 15,3 27,1 33,9 15,3 91,5 8,5 100,0

Porcentaje Porcentaje válido acumulado 16,7 29,6 37,0 16,7 100,0

16,7 46,3 83,3 100,0

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

Los grupos 1 y 4 (valores inferiores y superiores) abarcan, cada uno, un 16,7% de la muestra. El grupo 2 está representado por un 29,6% y el grupo 3 por un 37%. Lo anterior supone que los valores extremos se encuentran menos representados que los medios, lo cual podría vincularse a un comportamiento normal en los datos construidos mediante el índice.

22

La media es 34,1054, al sumarle la desviación típica (10,991649), el valor obtenido es 45,09704. Al restarle la desviación típica, el valor obtenido es 23,11376. Ya con esto, tenemos dos grupos, uno que va desde la media a la media restada con la desviación típica, y otro que va desde la media a la media sumada con la desviación típica. Así, un grupo va de 23,11376 a 34,1054, mientras que otro va de 34,1054 a 45,09704. Los otros dos grupos se forman en relación a los valores máximos y mínimos. El valor mínimo observado del índice es 9,32, mientras que el máximo es 61,02. De esta manera, de 9,32 a 23,11376 hay un grupo, de 23,11376 a 34,1054 está el segundo, de 34,1054 a 45,09704 está el tercero y de 45,09704 a 61,02 está el último. 23 Si los valores observados en la muestra fuesen de 0 a 100 en el índice.

71

Tabla 15: Comportamiento “normal” del índice de integración social

N

Válidos Perdidos

Asimetría Error típ. de asimetría Curtosis Error típ. de curtosis

Índice de Apoyo Social 115 3

Índice de Acceso a Recursos 110 8

Índice de Integración Social 108 10

,542 ,226 ,401 ,447

,357 ,230 -,173 ,457

,061 ,233 -,265 ,461

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

Resulta interesante establecer que la distribución de los datos en relación al índice de “Integración social” y a los sub-índices de “Apoyo social” y de “Acceso a recursos”, se comportan muy cercanamente a lo que es una distribución normal. Con valores de + o – 0,5 (siempre menores a 0,5 y mayores a -0,5) en relación a la Asimetría y la Curtosis, se puede plantear un comportamiento normal de los datos. Tales datos se cumplen en el índice de “Integración social” y en el sub-índice de “Acceso a recursos”. Sólo el sub-índice de “Apoyo social” presenta una asimetría mayor a 0,5, aunque muy levemente. A continuación se presenta el gráfico de distribución de los datos del índice de “Integración social”, estableciéndose, a simple vista, que hay una distribución normal en el comportamiento de los datos. Histograma

Gráfico 22: Histograma 20

Frecuencia

15

10

5

Media =34,11 Desviación típica =10, 992 N =108

0 0,00

__

20,00

40,00

60,00

Indice General

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

72

4.3

Narrativas y Proyectos de Vida

La emergencia de determinadas narrativas de cambio y la construcción de proyectos de vida convencionales son las dimensiones fundamentales a nivel subjetivo y agencial que condicionan un proceso de desistimiento. Para analizar el proceso se requiere realizar estudios longitudinales que sean capaces de describir los factores que han ayudado a un joven a dejar de delinquir. No obstante, la presente investigación busca desarrollar un acercamiento a este fenómeno, utilizando el análisis de las narrativas de los jóvenes y sus proyectos de vida. En base a la literatura, se entiende las narrativas de cambio como discursos que dan cuenta del proceso de des-etiquetamiento y emergencia de una determinada voluntad de cambio (factores que potencian la disposición subjetiva a desistir). Estas narrativas se componen de dos dimensiones; la identidad de los sujetos y su percepción de autoeficacia. En cuanto a la primera variable, se analiza la imagen que proyectan los jóvenes sobre sí mismos, atendiendo a la presencia de una ruptura con el pasado delictivo, la existencia de metas convencionales y la percepción de su capacidad agencial, es decir, pensarse como personas que pueden generar cambios en sus vidas y no son meros frutos de las circunstancias. En cuanto a la dimensión de autoeficacia, se pone atención a la percepción de los obstáculos presentes en este proceso de cambio, frente a los cuales se tiene cierto control en tanto se analizan reflexivamente y se plantea un (incipiente) plan a seguir. De esta manera –la apuesta que realiza este estudio-, se agrega a esta dimensión el componente de proyecto de vida. Este concepto teórico y práctico se asocia a la planificación de una vida en base a los patrones convencionales de la sociedad, lo que indica un grado de voluntad en querer configurar una identidad distinta de la identidad delictiva. A su vez, permite analizar la manera en que las narrativas de cambio, que son discursos en torno a los procesos de desistimiento o de persistencia, decantan en la proyección a futuro que tienen sobre sí mismos. El proyecto de vida se analiza a partir de las metas que tienen los sujetos para su vida, las estrategias que elaboran para llegar a ellas y las creencias en que este plan se sostiene. De esta manera, se contrasta el discurso de los jóvenes con la forma en cómo piensan llevar a cabo lo que dicen, frente a lo cual, se parte de la idea que quienes tengan proyectos de vida convencionales con estrategias concretas para realizarlo tendrán una narrativa de desistimiento, que se presume se condice con iniciar o haber iniciado ya un proceso abandono de la actividad delictiva. Cabe señalar que, contrario a la hipótesis planteada, la presencia de estos discursos no se muestra en relación al índice elaborado con la encuesta, es decir, se reparten de manera casi equitativa los discursos desistentes y persistentes en los cuatro grupos. Esto da cuenta de la fuerte homogeneidad de la muestra, lo que explica que la diferencia en los tipos de narrativas tome distinciones sutiles, ya que ni las características del apoyo social o del acceso a recursos establecen claras diferencias discursivas. Ahora bien, para comprender cómo se fundan las narrativas y los proyectos de vida, es necesario comenzar con una descripción sobre los discursos de los jóvenes en torno al delito, tomando en cuenta las razones que apuntan al inicio en esta actividad, la imagen que construyen en torno a éste y frente a la persona que delinque.

73

4.3.1

Causas del inicio en la actividad delictiva

En torno a las causas del delito se puede encontrar dos tipos de argumentos, los cuales no necesariamente están en una relación dicotómica, sino más bien, en la mayoría de los casos se dan de manera conjunta pero con un mayor énfasis en uno que en otro. Estos argumentos se basan en las situaciones de carácter más Estructural y los que se generan a partir de Interacciones Socioculturales. En cuanto a los primeros, se observa un énfasis en las carencias materiales que presentan las familias y el robo se establece como un medio justificado para la supervivencia de los individuos. Estos casos generalmente presentan situaciones de abandono, en los cuales el joven en su infancia no contaba con una figura adulta capaz de hacerse responsables de su desarrollo. “Es que yo sé las cosas que hago. Si yo hago cosas malas sé que después van a venir cosas malas. En ese sentido yo igual lo hacía por mí. A mí me faltaba, si yo era solo. No llegaba nadie a darme un plato de comida. Ni en mi casa” (hombre, 19 años). Por otro lado, se encuentran aquellas situaciones donde se revela una tensión entre la estructura social y cultural, es decir, entre las metas culturales que impone la sociedad (frecuentemente reflejada en bienes materiales) y la posición social de los sujetos, que condicionará los medios que estos utilicen para acceder a ellas. De esta forma, el robo cobra sentido en la medida que permite acceder al consumo de bienes que la misma sociedad te ofrece, o bien, como medio para realizar actividades recreativas que todo joven de cualquier círculo social realiza. “Uno tampoco lo hace de mono, si a todos nos gusta que pase Messi y comprarse un par de zapatillas. Claro no falta la comida, pero igual es fome andar después con los bolsillos pato, no tener pa’ llamar ni siquiera a una polola, imagínate invitai a una polola y andai pato, nada po (…) cuando tu vei’ a cabros que andan así con ropa bonita e igual como que te entra en la mente ‘y si yo hago esto, andaría así po’, entonces esa es la cuestión” (hombre, 16 años). Otro punto de vista expuesto, que no necesariamente presenta una dicotomía con el anterior, dice relación con las interacciones socioculturales que el joven establece con sus personas significativas. Por un lado, tenemos el contexto familiar, ya sea porque ésta se encuentra inmersa en el mundo delictual, por lo tanto es un recurso que pasa a ser un elemento constituyente de las relaciones familiares y asumido con cierta normalidad, cuando gran parte de la familia se encuentra en esto. “Yo, suponte, yo no te niego que estoy metida en la delincuencia, porque tengo toda mi familia presa. De doce hermanos, dos se han muerto, ocho están presos, y dos están en la calle, que son las dos mujeres, todos los demás están presos” (mujer, 19 años) O bien por una falta de espacios de crianza, no solamente provocados por la prisión de los padres, sino porque la necesidad de salir a trabajar para generar el sustento del hogar no permite establecer lazos cercanos ni fomentar la transmisión de valores, lo que genera a su vez que el joven deje de lado los espacios de socialización fundamentales en nuestra sociedad –como la escuelapara ser reemplazado por el aprendizaje de “la calle”.

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“Porque mi papá cayó preso, tenía seis años, mi mamá tuvo que empezar a trabajar, y la calle me crío a mi po’, yo pasaba todo el día en la calle. Cuando veía la hora que mi mamá había llegado del trabajo me iba para la casa. No fui al colegio, y ahí fue que mi mamá vio que yo ya estaba perdio’, que no había vuelta atrás… y ahí después me volví un delincuente” (hombre, 18 años). Por otro lado, otra fuente de interacción social que acerca al joven al mundo delictual, proviene de la relación con grupos de pares que ya se han iniciado en esta actividad, desde la cual se aprende códigos y estrategias. “Yo creo que si igual, con la amistad igual yo creo que va porque, si yo me junto con puros amigos que andan delinquiendo, es como obvio que me pueden llevar a eso” (hombre, 20 años). De esta manera, los jóvenes destacan las razones por las cuales comenzaron, tanto ellos como otros, a cometer delitos. Este es un aspecto que se vislumbra como una tangente en las entrevistas, ya que a pesar que en el instrumento no se apunta a escudriñar en las causas del delito, es un tema que emerge en sus discursos, de manera natural. Asimismo, también de manera indirecta, emergen ciertas distinciones en torno a los tipos de delitos que se cometen y, por ende, al tipo de infractor que se es. 4.3.2

Distinciones morales en torno al tipo de delito y el tipo de infractor

El delito es el elemento central en torno al cual la mayoría de los sujetos va construyendo su discurso, llegando a establecer distinciones morales que caracterizan y configuran la identidad del infractor. Una primera distinción se establece entre quienes roban por necesidad y quienes lo hacen por moda, juzgado quien se introduce en este mundo por seguir una corriente sin presentar la carencia como razón principal para adjudicarse un bien que no le es propio. “Es que el delito, depende, porque hay cabros que roban por robar nomás, roban por querer robar nomás. Porque ellos todos los días se levantan tienen su desayuno, tienen su almuerzo, tienen su techo, tienen de todo. Pero ellos roban ¿por qué?, para tener respeto. Y hay otras personas que no. (…) Las otras personas que roban porque en la casa falta, hay que parar la olla. Y hay otros que roban para puro drogarse” (hombre, 19 años). Además de la diferencia de delito existe una diferencia del tipo de persona que delinque, donde se expone una distinción moral más tajante al señalar que existen buenos y malos delincuentes. En primer lugar, no es lo mismo un ladrón que provoca daño directo a la “gente que trabaja”, aludiendo a personas de clase media y baja que deben trabajar por su sustento, que un ladrón que roba en espacios donde no se genera un mayor daño a la persona, aludiendo a espacios de comercio o a personas de clases altas. “Si po, porque son domésticos los culiaos, son hueones, yo me considero vio por eso, porque se realmente respetar a la gente, hay hueones que van y cogotean a un cabro chico, a una mujer, a una vieja, a una señora de barrio, los hueones que andan robando adentro de las micro, van y les roban las hueas a las señora, puta la gente culiá que trabaja, yo que trabajo igual me pego en la cabeza y digo ‘shi, la media volá de estos hueones’. La señora está trabajando pa la caga e imagínate que es tu mamá y ta

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trabajando todo el año y viene un hueón y le quita la plata del bolsillo, entonces puta pégate en el palo, por qué no le robai a un hueón que no está, una tienda, róbale a un hueón de una tienda, métete en la noche y róbale la plata a una tienda culiá, si al final el hueón que tiene una tienda róbale 20 mil millones y al hueón no va a dolerle ni la guata, una wea así po” (hombre, 19 años) Dentro de este grupo, también se encuentra la distinción entre el ladrón que ataca a la persona y quien roba en lugares no habitados. Para este último, se espera que la sociedad le de una “segunda oportunidad”, porque no ha dañado directamente a nadie, mientras que quien menoscaba la integridad de otra persona le otorgan el calificativo de “malo”, y se separa de la población infractora general. Por último, se observa que el delito al cual hacen constantemente referencia es el delito contra la propiedad privada, a pesar que la razón por la que hayan sido condenados no responda a este tipo de sanción en particular. Aun así, como se menciona anteriormente, dentro de la población encuestada se tiene que el 84% está condenado por delitos contra la propiedad. No es baladí poner atención a este punto, ya que es un reflejo a la situación general del país, donde, la principal razón por el cual están condenadas las personas en las cárceles es por este tipo de delito. No obstante, este es un tema que escapa de la investigación pero que debería profundizarse en estudios futuros. 4.3.3

Narrativas

Al momento de establecer si ciertas narrativas son persistentes o desistentes, se debe recordar que el desistimiento no es un suceso específico, sino un proceso que involucra una tendencia o proximidad al abandono de la conducta delictiva, más que situaciones estables. Con la información entregada por lo jóvenes se puede observar que, si bien plantean una voluntad de cambio ésta está llena de inconsistencias, tanto por la incertidumbre de lograr objetivos distintos, por construir una perspectiva de vida diferenciadora y la angustia que genera un futuro inestable o de un medio libre que imposibilitara materializar su voluntad. Frente a ello, es necesario recalcar que el desistimiento no se puede entender simplemente como lo contrario a reincidencia delictiva, en tanto es posible que en el proceso de cambio existan nuevos delitos o nuevas condenas, pero esto no invalida la voluntad de desistir, ni los discursos a favor de una vida convencional, ni tampoco el trabajo que se pueda realizar a nivel de redes y apoyos sociales. Con las presentes salvedades, se han encontrado y caracterizado narrativas que se acercan al cambio y narrativas que mantienen una proximidad con la persistencia, las que se han ordenado en un continuum. Cabe señalar, que el establecimiento de la línea divisoria se construye sobre una decisión teórico-analítica de los autores, lo que se debe tomar en cuenta a la hora de comparar con otras investigaciones. 4.3.4

Identidad Convencional

Un primer eje en las narrativas de cambio es la emergencia de rasgos que caracterizan cierta identidad convencional, la cual sea capaz de romper con la conducta delictiva y más aún con la naturalización o normalización de ésta. Una identidad convencional se compone de la ruptura con el pasado delictivo, la convencionalidad de los objetivos futuros y un determinado sentido de agencia.

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4.3.4.1 Ruptura con el pasado delictivo La ruptura con el pasado delictivo presenta tres características principales. Primero, es vista como un cambio en el modo y estilo de vida, es decir, se plantea como un alejamiento con el pasado para construir una vida distinta, incluyendo determinados problemas en sus vidas que no están necesariamente asociados a las conductas delictivas. Lo que marca concretamente estas narrativas es el objetivo de “emprender una vida nueva”. “La verdad es que yo me he puesto muchas metas en mi vida, porque he querido cambiar hartas veces po´, si no es la única vez que he querido… he tenido metas de repente ‘ya voy a salir adelante voy a cambiar pa poder tener un buen futuro, tener más adelante una familia, poder tener mis cosas’, pero de repente me propongo cosas” (hombre, 20 años) Este discurso se encuentra directamente en los jóvenes que tienen hijos, donde la ruptura con el estilo de vida anterior se ve influenciada por el futuro de estos. “Mi hijito me cambió harto po’, el me cambio mucho a mí, en todo sentido, sentido del alcohol, de todo eso, de andar amaneciéndome, de todas esas cosas él me cambio” (hombre, 16 años) En segundo lugar, la ruptura se entiende directamente con la experiencia personal, con las trayectorias de vida (especialmente la delictiva), generándose en los casos donde el paso por los centros y el cumplimiento de condena marca la historias de los jóvenes. “Me aburrí de la cana, de tajos pa allá, de puñaladas pa acá. Me aburrí de eso. Me pegaron un balazo aquí, varias veces casi me matan robando, entonces no quiero más, no quiero que me maten, quiero estar con mi familia, con mi señora, quizás ganando un poquito de plata pero tranquilo, sin miedo de que un día me paren los pacos, los ratis, y me digan ‘vente negro, 6 meses pa acá’, pa poder vivir tranquilo mi vida, no molesto a nadie, nadie me molesta, hago lo que tengo que hacer, cumplo mis deberes, vengo pa acá y chao. Eso es lo que hago” (hombre, 23 años) Por último, está la maduración personal como forma de explicar su negativa a continuar con el estilo de vida que se tenía hasta antes de la condena o de pasar por determinados centros. Así, el estado de mayor maduración se caracteriza por “estar más tranquilo”, ya que, las cualidades más impulsivas y agresivas se relacionan con la actividad delictiva, y aquellas más calmadas y reflexivas con estados de madurez que permiten ver las consecuencias que conlleva el delito. “Porque he cambiado mi forma de ser, porque antes era un pendejo sabe que no hacía nada. O sea no entendía lo que hacía. Pero ahora cambiando el switch acá me encuentro más diferente, incluso estando allá en San Joaquín no habría tenido ni el Cuarto Medio tampoco ¿me entiende? Y aquí lo terminé gracias a Dios. Terminé el Cuarto Medio, di la PSU. Ya no me falta nada como le explique endenante. Me falta poco pa ir a estudiar, pero igual fue como un cambio radical ¿me entiende? Fue como un cambio totalmente de cero a 100. De cero a 100 hubo un cambio. Ni yo me lo podía creer tampoco el cambio que tuve. Ehh ¿qué más? Todo tranquilo hasta el momento” (hombre, 19 años). Es necesario agregar que este discurso se asocia también al peligro que significa ser condenado como adulto, lo que es asociado a mayores penas y peores condiciones de condena.

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“Caleta, es como lo más importante po, por el no sigo robando, porque tengo miedo que con todas las condenas que tengo, puta me piteo un dulce capaz que me vaya en cana, entonces cualquier robo, receptaciones tengo caleta, robo no habitado caleta, estoy justo, estoy en el tope, y yo tenía dos robos con intimidación y uno con violencia y con dos uno se va preso y se va pa adentro y como yo tenía buena conducta, con la firma me dieron la oportunidad de hacer la investigación aquí en la casa po, con arresto domiciliario completo. Entonces igual era fácil” (hombre, 19 años). Estas características, que apuntan a la ruptura con el pasado delictivo se asocian a narrativas de desistimiento, no obstante, también se presentan casos donde los jóvenes tienen ciertas percepciones y nociones del delito que hacen dificultoso que rompan con estas conductas y aspiren construir un futuro distinto al del delinquir. Si bien pocos manifiestan rasgos de una identidad delictiva cimentada, que naturalice el delinquir, existen apreciaciones que impiden la emergencia de una voluntad real de cambio, o al menos tienden a dificultar la autoeficacia de una identidad convencional. Se legitima el robo cuando las actividades convencionales no logran solucionar los problemas que lo aquejan a él o a sus cercanos. Esto se relaciona con la distinción moral entre los tipos de delitos, siendo la carencia material una justificación válida para delinquir. “Quedai en la misma, en la nada, no te siguen orientando, es que igual pa’ que te voy a mentirte, si a mí me falta algo, mi hijo está pasando hambre y en mi casa están pasando malas cuestiones, yo voy a hacer algo malo, pa´ tenerlos bien po´, no es que yo quiera pero lo voy a hacer po´” (hombre, 16 años) Existen discursos más radicales, muy lejanos a la desistencia que no muestran intención de ruptura, aceptando incluso las consecuencias que tiene la acción delictual. No, si así es la cosa si te gusta andar robando, tienes que aguantar (hombre, 17 años) 4.3.4.2 Convencionalidad de los objetivos futuros Todos los jóvenes manifiestan, en algún grado, objetivos convencionales para su futuro, asociados principalmente al trabajo, los estudios o la familia. La diferencia está dada por el carácter de estas metas, en tanto el grado de coherencia, de posibilidad concreta y de reflexión sobre su futuro, lo que define si es que emergen narrativas de desistimiento o discursos difusos, es decir anhelos que no logran romper con ciertos grados de identidad y etiquetaje delictivo existente en los jóvenes. Un primer grupo de objetivos está asociado al tema educacional, específicamente al término de los estudios primarios, secundarios, o a la aspiración de cursar una carrera a nivel superior. Estas narrativas están asociadas directamente al entendimiento de la educación como un medio para acceder a una mejor situación social, ya sea material o subjetiva, para ayudar a la familia o para tener un trabajo que permita sortear el futuro de mejor forma. En general la gran mayoría de los entrevistados plantea continuar y/o terminar sus estudios, pero sólo algunos entiende a los estudios como un medio que de un soporte material o que permita el ascenso social, en cualquiera de los dos casos esto tiende a reemplazar al delito como un medio legítimo para surgir. “Yo creo que lo principal sería, si en ese tiempo ya no estaría en lo mismo, ya estaría trabajando, pero primero que nada hay que estudiar porque yo llegué hasta octavo básico,

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y yo no terminé mis estudios, y lo principal es los estudios porque uno sin estudio nunca va poder buscar pega y uno siempre va a estar en la construcción, y no me gusta la construcción a mí, no me llama la atención andar con una carretilla, una pala. No me llaman la atención” (hombre, 20 años) “Me fui autoanalizando y ahí me di cuenta que yo no servía para estar acá po’ (…) tenía que ser algo más en la vida, y a mí siempre me gustó el tema de la enfermería y ahora poder lograr estudiar enfermería y todo eso acá (…) Mi meta a lograr en mi vida. Pucha, estudiar lo que yo quiero, que es enfermería, poder trabajar, tener mi casa, vivir tranquilos, con mi madre, sacar a mi madre del hoyo que está, estar con mis dos hermanos pequeños, mi hermana y mi familia” (mujer, 19 años) El trabajo es otro de los objetivos planteados. La mayoría de los jóvenes ya ha tenido experiencia laboral, ya que el 55% ha trabajado al menos una vez, aunque la mayoría de las veces ésta es esporádica o vinculada al ámbito informal. En general el trabajo se concibe de dos formas: 1. Como una forma legítima y honrada de tener un soporte para la vida, para mantener a la familia o para construir un futuro distinto. “Si po’, que les doy 30 a mi hijo y es plata honrada. Plata que yo me saco la chucha cualquier hora para… porque es mi plata nada más po’. Eso es bacán po’, no es plata sucia. Y me compro, no se po’, algo, pucha, igual es bacán tener su plata y trabajar po’. Levantarse a las ocho… a las siete y media, cosas así… yo nunca… no, si igual había trabajado así po’, pero no tan así po’, y estoy aprendiendo igual po’, o sea, ya aprendí ya po’, ya aprendí hasta a poner cerámica, todas esas cuestiones así po’, pintar, poner marcos así, todas esas cuestiones. Ahora ya tenemos casi terminado el departamento, su departamento y es bacán, porque el departamento así es terrible feo po’ y nosotros entonces, después de todo y tú que lo veai así, que con tus manos así, igual es un orgullo, es un orgullo, si po” (hombre, 16 años). 2. Como una forma también legitima de lograr lo que antes se lograba cometiendo delitos, es decir obtener dinero, en concreto una remuneración alta, que permita satisfacer necesidades de consumo sin perder el estilo de vida que permitía el “dinero fácil”. “Sí, si yo tengo cualquier gana de trabajar tengo que trabajar, tengo que trabajar, si quiero estar bien. Que me gusta su gustito, salir con mi polola para algún lado, estando así no puedo. O sea, nunca me falta la plata, siempre tengo moneas, si igual uno ahí salen sus moneditas pero quiero un sueldo, quiero comenzar a ganar moneditas, tener todos los meses. Juntar monedas quiero también. Pero así po” (hombre, 19 años) Queda claro que el primer aspecto se acerca a una convencionalidad de objetivos, en tanto las creencias o parámetros ideológicos que lo enmarcan se alejan del hedonismo que muchas veces caracteriza la conducta delictiva, que se refleja en el objetivo de obtener un trabajo para “ganar plata”. No obstante, por el bajo nivel educacional de los jóvenes, por las condiciones concretas del mercado de trabajo, estos se pueden ver frustrados al no encontrar puestos laborales que permitan satisfacer los estilos de vida que antes eran fácilmente satisfechos por el robo u otros delitos, dificultando el proceso de desistimiento debido a la frustración que se puede producir.

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La familia es otro objetivo recurrente aunque tiende a ser más difuso, más bien asociado a una valoración general de la familia como un soporte y apoyo social. Sólo en el caso en que los jóvenes tienen una pareja estable que les permite proyectarse o cuando tienen o van a tener un hijo, la familia pasa a ser el objetivo convencional de mayor importancia, con un grado más alto de concreción, pues los estudios y el trabajo se establecen como medios para lograr sostener a su familia presente o futura. “Me gustaría llegar, tener mi señora vivir con mi señora, vivir con mi hijo, puta, tener un trabajo yo, puta, si ella le gusta trabajar, que trabaje, que mi hijo no hable como yo, como los ‘hueones’ ordinarios, que le guste el estudio, puta a los cabros chicos no les gusta ir al colegio porque flojera en la mañana, hay que bañarse y esto” (hombre, 19 años). Otra referencia a la familia se observa en casos donde la infancia estuvo marcada por la carencia de este tipo de apoyo, por lo tanto, la aspiración a tener una familia propia que supla tal carencia, es un motor que promueve la voluntad de cambio. “A mí me gustaría tener mi familia. Hablo esos temas con un amigo mío. Me gustaría tener mi familia, mi hijo. Porque nunca he tenido, nunca he podido tener mi familia” (hombre, 19 años). Los elementos expuestos se asocian a una cierta convencionalidad en los objetivos futuros presente tanto en narrativas desistentes como persistentes (con ciertas diferencias de grado), sin embargo, otro tipo de narrativas describen determinados objetivos para la vida, pero de plano de manera poco clara, difusos y/o referidos a un futuro no determinado. Esto pone en entredicho la convencionalidad de los objetivos, ya sea por ciertos grados de incertidumbre, porque no quedan claros y se reducen a meros anhelos, o porque sitúan un cambio a futuro sin planteárselo como una meta actual. Lo que se percibe en estas situaciones es una dificultad para romper con las conductas delictivas o cierta incapacidad para verse en una situación distinta a la actual. “Poner de mi parte [lo que le ayudaría a cumplir sus metas], que por el momento no quiero todavía [por qué] Porque no. Quiero disfrutar por mientras la calle, estar todos los días en mi casa. Ya este otro año me pongo las pilas si po” (hombre, 20 años). “Y es fome, yo no puedo pensar en el momento en formar una familia o tener un hijo, porque voy a hacer puro daño, mejor no. Por el momento no, pero si yo llego a cambiar y a trabajar, yo creo que me van a dar ganas de estar con alguien, o sea ahora igual me dan ganas de estar con alguien pero no es lo mismo que cuando uno tiene otra vida, porque no a todas las personas les gusta esta vida, yo creo que a la mayoría no les gusta esta vida [risa] a la mayoría, pero es el camino que uno toma, de repente uno comete errores, se equivoca en la vida pero uno con los errores aprende. Se aprende en la vida con los porrazos como se dice” (hombre, 20 años). En estos casos, se observa la elaboración de argumentos que justifican la permanencia en la actividad delictual, es decir, sobre por qué deciden repetir nuevamente este hecho, pensando que cada vez que se resuelve cometer un delito y se tiene éxito, se reafirma la expectativa que construyen en torno a éste. A pesar que se asume la existencia de condiciones estructurales que constriñen o posibilitan ciertos caminos, es la agencia de los sujetos, su reflexividad, lo que los lleva a actuar de determinada manera, es decir, no somos arrojados al mundo y manipulados por fuerzas superiores y

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etéreas, sino que las condiciones sociales están en relación dialéctica con las preferencias de los sujetos En primer lugar, están los beneficios cortoplacistas que brinda el delito, los cuales se caracterizan por no dar cabida a la reflexión sobre los efectos a largo plazo que éste provoca. Dentro de estos beneficios se pone bastante énfasis en que delinquir permite acceder a “dinero fácil”, el cual resuelve las carencias que presenta el joven y al cual dicen se acostumbran a tener, sobre todo aquellos sujetos que se inician desde temprano en la actividad delictual. “Por necesidad, de chico empecé, vi mucha plata, harta plata vi, me acostumbré a la plata. Si era dinero fácil” (hombre, 18 años). Por otro lado, rescatan la adrenalina que experimentan en ese momento, y cómo eso vuelve atractivo el delinquir. “El delito es, el delito es como necesidad, y es rico igual a la vez, pero es malo (…) a uno le hiela la sangre, no sé, como que no sé” (mujer, 20 años). “La verdad es que es bacán [el delito] Es bacán, porque es re fácil, y más encima sentí adrenalina y todas esas cosas” (hombre, 16 años). Otra de las razones de la permanencia en el delito se establece por el límite del espectro de posibilidades que éste genera, ya que, cuando un joven se introduce en este mundo y lleva un tiempo considerable en esto, cierra y condiciona las expectativas de su proyecto de vida, lo cual permite desarrollar ciertas herramientas pero deja de lado otras (lo que no indica que se eliminen, solo que quedan latente). Esto se caracteriza en las entrevistas en la frase “uno hace lo que sabe hacer”. “Yo digo que es malo porque le hace daño a las demás personas, pero hay personas que no saben hacer otra cosa” (mujer, 19 años). Por último, y al igual que en las causas del inicio del delito, una tercera razón está en el acceso al consumo que éste permite, el cual, como vimos antes, abre una serie de posibilidades que por medios legítimos y legales no podrían acceder. Estos se concentran en aquellos de carácter más individualista, en el sentido de obtener bienes que brinden estatus o bien porque se cae en el problema circular de la droga. En contraposición, pero no por ello no se dan de manera conjunta, con aquellos que utilizan los recursos obtenidos para suplir las carencias del hogar o sus integrantes. 4.3.4.3 Sentido de Agencia. La mayoría de los jóvenes plantea una clara confianza hacia sí mismo, si bien se reconoce que muchas veces el medio impide lograr lo que ellos quieren, cuando se les pregunta por la posibilidad del cambio, el factor determinante pasa a ser la propia voluntad. El sentido de agencia en los jóvenes tiene expresiones diversas, aunque no es posible concluir que esta diversidad refleje las distintas formas de construir un soporte con recursos propios para el desistimiento, ya que muchas veces son el reflejo de otras situaciones personales o la consecuencia de una trayectoria de vida marcada por la falta de apoyo a nivel social y familiar. El abandono y la influencia de aspectos culturales individualistas pueden influir en los discursos y creencias de los jóvenes. Por tanto, el que exista una fuerte confianza hacia sí mismos, incluso un discurso fuertemente asentado en el reconocimiento de características y recursos propios, no se traduce directamente en la existencia de un sentido de agencia propiamente tal, ya que esto no sólo significa

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el reconocerse como sujetos de su transformación, sino que reconocerse también como sujetos que están insertos en determinadas condiciones materiales y relaciones sociales específicas. El sentido de la agencia en su gran mayoría se asume principalmente como seguridad y confianza en las capacidades propias para poder cambiar, traducido en el hecho que se dejará de delinquir cuando se decida hacerlo. “Querer es poder” es la frase recurrente. Este tipo de discurso es de carácter voluntarista, en tanto no se articula con un análisis de las circunstancias o una evaluación de capacidades propias reales o de las dificultades del medio o de los propios jóvenes. “Varias cosas me ayudan [a cumplir sus metas]. Yo mismo como soy, porque me gusta cumplir las cosas [lo que se necesita para no cometer delito] No sé, es que eso va en uno igual [qué hace que una persona cambie]Uno mismo te puede cambiar, si nadie te puede cambar”(hombre, 19 años). Por otro lado, el sentido de agencia sigue siendo el elemento fundamental, quizás el principal recurso para desistir, pero teniendo en cuenta que se es parte de un contexto, de un medio que influye y de personas cercanas que pueden oficiar de apoyo y acompañamiento. El cambio en última instancia depende del joven, es un acto de voluntad que enfrenta la adversidad que se puede presentar. El reconocer esto último le quita el carácter voluntarista que se analizaba anteriormente y lo sitúa en una posición más evaluativa de su entorno, lo que acondiciona subjetiva y psicológicamente al joven para enfrentar las dificultades del medio, que como se dijo anteriormente, se sustentan en condiciones de vínculos sociales inadecuados o una clara situación de exclusión social y material. “¿Lo que me ayuda pa tener una pega? no, yo creo que eso depende de uno realmente. Las cosas de lo de afuera obviamente a veces influye, pero yo creo que uno tiene que ser más fuerte de mente y realmente decir ‘no po, yo soy más fuerte que esta persona, porque chucha me dejo influir’, a veces dicen por la influencia tu hací tal cosas y realmente es así po, si yo tengo problemas no hago las hueas bien, no ando centrado, ando pa la cagá, no estoy ni ahí con estudiar, no estoy ni ahí con trabajar (…) a mí me influye, yo estando bien hago de todo, estudio, trabajo y más encima lo hago bien, yo creo que eso depende de mí, de mí mismo, porque a veces, por decirle, antes tenía problemas con mi mami, con mi hermano y me afectaban, ahora los tengo, o los pudiera tener y no me afectarían, entonces yo creo que eso es mental, el querer es poder” (hombre, 19 años). Ahora bien, la falta de sentido de agencia se manifiesta directamente en la inexistencia de una voluntad de cambio propia, sosteniendo la posibilidad de dejar de delinquir en apoyos externos, como la familia, Dios, programas, etc. “Si po’, me ayudaría harto igual po’ [un programa e acompañamiento postsanción] porque sin el apoyo de ellos andaría fumando cometiendo delitos. Fumando droga, robando pa’ la pura droga. Pero y si ellos me apoyan no lo haría po” (hombre, 19 años). Los casos más extremos, que son minoría, los envuelve una clara visión fatalista de su futuro, planteando la imposibilidad de que los sujetos puedan dejar de delinquir porque quieren: “cada uno elige su futuro” suele ser una frase representativa.

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“Eee… yo no sé, yo me veo de todas las formas. Primero tengo que estar afuera para eso, porque voy a decidir yo po… porque yo lo que quiero aquí es estudiar, y trabajar, porque trabajar no me gusta mucho tampoco [tipo de ayuda relevante para no volver a delinquir]Eee... no sé… yo creo que cada uno elige su destino, es que cuando uno se mete en esta cuestión del robo es difícil salirse (…) Porque uno se acostumbra a tener plata fácil, a tener dinero fácil… de repente estás en la casa, y no hay nada para comer, y uno se desespera po, cuando uno está metido lo primero que piensa es robar… y pesca la pistola y sale a robar po” (hombre, 18 años).

En síntesis, dentro de la dimensión de Identidad, el aspecto que permite generar una distinción más profunda es la ruptura con el pasado delictual, ya que se diferencia de manera más clara quienes presentan o no está ruptura, en contraposición a los otros dos elementos, que se expresan de manera generalizada en los discursos, ya que en muchos casos es la reproducción del discurso dominante en la sociedad, es decir, concebir la educación y el trabajo como los medios para sostener el fin último que es tener una familia, y la visión meritocrática de centrar la responsabilización de los actos en el individuo, lo que lleva a discursos voluntaristas que no se articulan con un análisis del contexto y circunstancias en que se encuentra. No obstante, cuando el sentido de agencia presenta una evaluación del entorno, de las posibilidades de cambio real, se asocia más a una ruptura con el pasado por lo tanto a un discurso desistente. 4.3.5 Autoeficacia El proceso de desistimiento no sólo se desarrollará por la transformación identitaria de los jóvenes, sino también debe ir acompañado de habilidades que permitan superar los obstáculos que se le presentan. El cambio no es sólo un acto de voluntarismo, que dependa sólo de una determinación al cambio y que en base a esto se pueda luchar contra las adversidades. La presión de las circunstancias, los contextos de exclusión, la falta de apoyo y soportes sociales, que no sólo generan imposibilidades estructurales, sino también incertidumbre, angustia y fatalismo ,lo que tiene consecuencias en sus expresiones subjetivas y que puede llegar a impedir la voluntad de cambio. Un elemento fundamental para superar esta situación es el sentido de autoeficacia que pueden desarrollar los jóvenes y que se transforma en un complemento de la generación de una identidad convencional. La autoeficacia es la convicción de sentirse capaz de realizar las actividades necesarias para alcanzar las metas que se quieren, en base al reconocimiento y utilización de los recursos propios. Por ello, se analiza a partir de la visión sobre la capacidad de control de los sujetos, la percepción sobre los obstáculos y, la apuesta que hace este estudio en particular, el proyecto de vida que desarrollan. De esta forma, la narrativa de desistimiento tiende a mostrar discursos que apuntan a superar el fatalismo de las condiciones de desigualdad y exclusión, argumentando que son capaces de vencer estos obstáculos, y elaboran un proyecto de vida convencional, con estrategias concretas para hacerlo.

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4.3.5.1 Control Los jóvenes tienen una alta confianza en sus capacidades, en general existe la creencia que las propias acciones son necesarias para el cambio. La diferencia está dada en cuanto esta creencia sitúa el factor decisivo, y excluyente, del cambio en las ganas de querer dejar de delinquir o bien involucra los factores externos que son difíciles de controlar, como el medio, los apoyos sociales, etc. En base a este marco, que se asocia directamente al sentido de agencia que plantean los jóvenes para soportar sus procesos de cambio, los elementos fundamentales que se consideran como recursos propios son i) la confianza en sí mismo, ii) cumplir las metas que se plantean, iii) la fuerza de voluntad y iv) el querer esforzarse. “Si, responsable igual [características personales que lo ayudan a conseguir sus metas] Porque por el momento no he fallado na yo, y en el trabajo de repente, no se po que a cualquiera en la mañana le molesta levantarse temprano y no, pero yo esfuerzo, esfuerzo” (hombre, 21 años). La falta de control está directamente asociada a la falta de sentido de agencia, la que se encuentra en los mismos sujetos que muestran esta característica en el apartado anterior. Este discurso se relaciona con una creencia en que el futuro depende de factores incontrolables por los sujetos: la incertidumbre de un medio social que los incentiva al delito y la incapacidad propia para salir adelante. 4.3.5.2 Percepción de obstáculos. El alto sentido de agencia de los jóvenes, sea este evaluativo o voluntarista, y el autoreconocimiento de recursos y capacidades propias, hace que los jóvenes perciban obstáculos pero que a su vez confíen en que podrán superarlos. Los elementos fundamentales para superar estos obstáculos son sus propias capacidades y su familia. No existe mucha confianza de las instituciones y redes comunitarias. De esta manera, destacan tres tipos de obstáculos que son reiterativos: En primer lugar, la incertidumbre de un medio social que los influencia a seguir delinquiendo, principalmente porque se pueden encontrar con condiciones materiales y apoyos insuficientes, teniendo a la delincuencia como una posible salida a sus problemas: Si mi familia está mal, yo voy a hacer plata rápida, y teniendo plata rápida es salir a delinquir po. Espero que no sea así po, y ojalá Dios me de la voluntad para no hacerlo más po” (mujer, 20 años) El siguiente obstáculo son las drogas. Si bien es cierto que no resaltan como un problema en la cotidianidad de los sujetos, estando incluso el consumo normalizado, cuando se les pregunta directamente por los obstáculos para sus metas o expectativas en muchos jóvenes surge como un claro problema. “Porque como yo fumo marihuana y la marihuana de repente no, yo al fumar marihuana de repente no me dan ganas de hacer nada, me quita todas las ganas de ir a firmar de repente, de no cumplir mis cosas. Yo creo que eso de repente, me pongo a pensar y puede ser lo que me perjudica a mi po´. Pero no se po, yo creo que hay que tratarlo, no

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sé. De repente ese es el problema que yo tengo, porque de repente yo prefiero ir a comprarme un poco de marihuana en vez de hacer lo que tengo que hacer, y me vuelo y ahí quedo todo el día. Y así van pasando los días, pero igual, estoy cumpliendo con todas mis cosas, no tengo nada pendiente” (hombre, 20 años). 4.3.5.3 Estrategias Como se señala en el apartado metodológico, la manera de entrecruzar las narrativas de cambio con los Proyectos de vida, es por medio de la categoría de Estrategias. Debido a esto, se describirá la interpretación de los datos en el siguiente punto. 4.3.6

Proyecto de vida

El proyecto de vida, a modo general, se entiende como cursos de acción que toman forma a través de metas, concretas o no, que son trascendentes en un tiempo, donde unos pueden ser medios de otros y donde se desarrollan estrategias en distintos grados para resolver los problemas que presentan los contextos situacionales. Por lo que las variables a considerar para la construcción de un proyecto de vida son: metas, estrategias y creencias. Esta operacionalización es útil para los 3 niveles de proyectos que se analizan: personal, laboral y familiar. Sin embargo, el proyecto personal se caracteriza por estar totalmente vinculado al trabajo y/o la familia, como sustento principal para la constitución de una vida convencional no ligada al delito. Esto quiere decir que no existe un proyecto personal como tal que no se cruce con el proyecto familiar y el proyecto laboral. Esto se asocia directamente a la condición de clase, ya que en estratos bajos no existe la liberación de la necesidad de trabajar constantemente para mantener a la familia, al mismo tiempo que, las condiciones de éste (jornada, salario, etc.) no dan paso a cimentar un proyecto de vida personal, por lo que las metas se caracterizan por ser una proyección hacia sus hijos, es decir, trabajar para que estos puedan surgir (NAE, 2013; Aedo, 2010). Por ello, que ambos elementos son el fundamento de sus proyectos. De esta manera, el análisis está guiado, en primer lugar, por la descripción de carácter fundamental de los proyectos de vida, el cual está fuertemente relacionado con la convencionalidad de los objetivos futuros que se describieron anteriormente. Seguido de una caracterización de las metas a nivel general, y específico—metas laborales y metas familiares—; para continuar con la caracterización de estrategias y luego de creencias. Con ello se busca describir en los diferentes niveles la manera en cómo los jóvenes estructuran su visión sobre el futuro 4.3.6.1 Convencionalidad del proyecto de vida Todos los casos manifiestan de alguna manera proyecciones convencionales, pero en algunos se nota una clara planificación con metas y estrategias estructuradas, mientras que en otros casos la respuesta se limita sólo a la mención de elementos como el trabajo, los estudios y la familia, sin mayor claridad en la planificación de estas metas. Esto hace suponer que pudiera estarse reproduciendo un discurso que viene de la institución, más que de ellos mismos, en el entendido de la situación de encierro y privación que viven los jóvenes y las maneras que tiene de mostrar una mejora en el comportamiento. Destaca la necesidad de desarrollar un proyecto de vida convencional cuando se les pregunta por las metas que quiere lograr en general:

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“Sí po, mi familia, mi hijo, mi señora, casarme no sé po. Las cosas que se hacen en la vida normal, en la vida cotidiana” (hombre, 18 años). También reconociendo el lugar de “las cosas que se hacen en la vida normal” como lejano o incluso opuesto a la vida ligada al delito. Junto con lo anterior, también aparece esta conciencia de “saber lo que hay que hacer”, del “sentido del deber”, reconociendo la dificultad para cumplir con estas metas por defectos personales como falta de madurez y de voluntad, pero también reconociendo obstaculizadores externos como los descritos en apartados anteriores. Por tanto, los proyectos de vida de los jóvenes entrevistados se pueden categorizar en dos grandes ejes en torno al tema del delito: a. Proyecto de vida persistente b. Proyecto de vida desistente

Metas y estrategias asociadas al delito

Planificación en base a patrones convencional es

Desistente

Persistente

El primero se asocia al despliegue de metas y estrategias asociadas a la actividad delictiva, por lo que no se evidencia en sus proyectos una ruptura total con la identidad delictual. El segundo se asocia a la planificación de una vida en base a los patrones convencionales de la sociedad, esto indica un grado de voluntad en querer configurar una identidad distinta de la identidad delictiva.

4.3.6.2 Metas Cuando se les pregunta por las metas que quiere lograr en su vida se alude a metas referidas a anhelos convencionales a largo plazo, más que a metas concretas en un corto plazo. Esto se expresa claramente cuando se les pregunta cómo se imaginan en diez años más, a la cual responden por lo general que no saben ya que es un periodo de tiempo muy largo que se asocia a la incertidumbre: [Cómo se imagina en 10 años más] No sé, ahí sí que no sé.[En dos años más] en dos años más no sé tampoco, si en dos años más los años van pasando, pasando y no sé qué” (hombre, 17 años). En algunos casos se presentan metas a largo plazo también, pero más vinculado a expectativas concretas, en cuanto sus estrategias son más estructuradas y claras, como estudiar y trabajar, llegar a ser profesional, trabajar en lo que le gusta para también así ahorrar y comprar una casa, etc. La educación, al igual que lo descrito en la convencionalidad de los objetivos, aparece como una meta recurrente en los jóvenes. El trabajo, se caracteriza por ser inmediato en la mayoría de los casos, aplazando el tiempo para estudiar. Esto se da por dos razones principales: a) porque tienen

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hijo(s) y deben sostener económicamente a una familia (hijo y/o pareja); b) para solventarse materialmente a sí mismos, ya sea para necesidades básicas o la satisfacción de intereses. Por ello, en los casos donde hay un interés mayor por estudiar, se plantean las metas de manera conjunta; estudiar y trabajar simultáneamente. Al preguntarles por cuál sería su trabajo ideal, las metas laborales están asociadas a empleos en el sector de la mecánica, construcción, gasfitería, entre otros. En algunos casos existe claridad acerca del trabajo que realizarán, que han conseguido con la ayuda de familiares, amigos o personas cercanas. En otros casos existe incertidumbre respecto de qué es y cómo es un trabajo, ya que no han trabajado nunca. Las metas en torno a la familia, suelen ser un poco más difusas, sobre todo si aún no son padres/madres. Al preguntarles por la proyección con una familia propia, algunos afirman esta proyección, mientras que otros niegan sentirse capaces para planificar este aspecto, o simplemente no desean tenerla y prefieren estar solteros(as) o sólo con pareja. Lo anterior aparece como meta generalizada en las mujeres, que se acercan más a un proyecto de vida independiente de una pareja/esposo. Los casos en que existe proyección familiar, esta se ve como una razón actual que los obliga a trabajar y ser sostén económico: “No sé, vivir así en una casa, con ella y mi hijo, y yo trabajar pa ellos” (hombre, 20 años) O en otros casos como proyección futura en el mediano o largo plazo: “Si, si me veo con familia [cómo le gustaría ser con su pareja] Serle, responsable con ella…cuidarla [cómo le gustaría ser como padre] Si po. Como papá, cariñoso y buen papá” (hombre, 17 años) 4.3.6.3 Estrategias A pesar que no se expresa una reflexión profunda sobre los medios y posibilidades reales de ejecución, los jóvenes plantean estrategias claras para lograr determinadas metas, ya que, cuando se les pregunta por la forma en cómo llevarán a cabos sus expectativas siempre existe una respuesta lógica, la que se sitúa mayoritariamente en acciones, formas o situaciones orientadas a objetivos convencionales. Es necesario recordar, que a pesar que hayan jóvenes que no tengan una narrativa de cambio clara, todos plantean metas convencionales, aunque para algunos estos sean más bien deseos o anhelos. Algo parecido pasa a nivel de estrategias. Las estrategias que desarrollan van desde estrategias concretas y secuenciales, más próximas al desistimiento; a difusas, las que están más cercanas a un proyecto de vida persistente. La estrategia fundamental de los jóvenes es la de terminar los estudios. La gran mayoría tiene un bajo nivel de escolaridad y han desertado del sistema escolar formal al comenzar su trayectoria delictiva – como ya se expuso en la caracterización de la muestra-, por lo tanto, son conscientes que este aspecto les dificultará poder lograr sus metas futuras. Así, el estudio se sitúa como el primer paso, que luego debería continuar con la búsqueda de un trabajo y, por último, con la construcción de una familia propia. También aparecen la capacitación y/o directamente el trabajo.

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Se generaron distintos modelos de estrategias a modo general (incluyendo proyecto personal, laboral y familiar): -

Estrategia secuencial: Se define en base a una sucesión de hechos que se mencionan como camino para cumplir las metas. Destacan de manera general estudiar y trabajar, ya sea como secuencia o de manera simultánea. Los jóvenes que sostienen esta estrategia secuencial y gradual muestran una alta capacidad de reflexión en su futuro, situándose claramente en el contexto de una narrativa desistente. “No sé, por mientras pa qué le voy a decirle que quiero trabajar en una empresa grande así, de ejecutivo ni una cosa, porque uno tiene que ser igual, tiene que ponerse, tocar tierra. Si uno, uno todavía no termino ni mi estudio. Sé que tengo que empezar de cero, yo nunca he trabajado, nunca jamás en mi vida he trabajado. Y son cosas nuevas po, que se tienen que ir dando no más. No sé, igual voy a tratar de buscar peguitas que me ayuden” (hombre, 18 años). “Primero que todo estudiar, estudiando, el estudio como que lleva a todo, uno estudiando escribe, lee, y al escribir y al leer mejora su vocabulario y al mejorar tu vocabulario, podí conversar con cualquier persona, por ser yo igual puedo tratar de hablar bien po y yo voy pa la calle y trato de hablar como los hueones giles que hablan como los hueones y no se entiende ni una huea y yo les entiendo, entonces eso me gustaría, eso es como un primer paso, el estudio como pa tener una buena pega” (hombre, 19 años).

Es necesario destacar que, encontrar un trabajo y que sea el soporte material para alcanzar las metas que se esbozan debe ser considerado una estrategia en sí mismo –aunque esté subordinada al hecho de estudiar y capacitarse completando los estudios-, o al menos un medio claro que se plantea a nivel convencional, tendiendo a reemplazar el ocio, los medios ilegales de obtención de recursos y estableciéndose como una aspecto fundamental del nuevo modo de vida que se pretende lograr, donde el trabajo ocuparía un lugar también a nivel valorativo. -

Estrategia concreta asociada al trabajo: éste aparece directamente como una estrategia para: a) el propósito de tener una familia, b) sustento personal “La verdad me gustaría, si se da la oportunidad tener una familia, tener mis cosas más adelante. Si es que, yo creo quepa tener una familia yo, yo tengo que trabajar” (hombre, 20 años).

-

Estrategia difusa: se nombran estrategias pero sin mayor reflexión, o sin claridad al respecto. Saben a grandes rasgos cómo tienen que operar, pero no existe una voluntad clara de realizar esto: [Sobre cómo llegar a ser empresario] “No. Por eso le digo que me falta harto enfocarme en eso, que quiero ser” (hombre, 18 años)

-

Estrategia institucional: se deposita la confianza en el apoyo institucional para lograr metas, y menor en la acción individual. Esta estrategia suele ser también difusa, que hace más cercano un proyecto más persistente.

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“Eeh, un apoyo [lo que le ayudaría a cumplir sus meta] Que alguien me apoyara, me ayudara (…) porque yo solo soy un plato (…) Un plato… No hago nada solo (hombre, 16 años). El apoyo externo, específicamente de programas de reinserción o de los recursos entregados en los procesos de condena, se consideran otra de las estrategias para poder lograr los objetivos o metas convencionales. Lo que destaca la dependencia de lo que pueda o no puedan hacer estos dispositivos o programas, sub-valorando la propia la agencia. “Si po, pero tengo que salir a hacerlo en la calle, y así lo recupero a él [su hijo], y él me da las fuerza, después voy donde ustedes, ustedes me buscan una pega, empiezo a trabajar, llego a la casa, estoy con él, voy a los juzgados, rescato a mi hijo, que le entreguen mi hijo a mi mamá, después cuando ya voy al juzgado muestro los papeles de pega, que estoy trabajando, que ustedes me están ayudando, que estoy en un programa de drogas, que no me estoy volando, rescato a mi hijo y soy feliz” (mujer, 20 años) 4.3.6.4 Creencias Las creencias presentes en los discursos toman la función de dar soporte y coherencia a las metas y estrategias que se plantean los individuos, es lo que permite entender por qué se toman unas elecciones y otras no. Estas creencias están en directa relación con el discurso general de la sociedad, ya que son las visiones que son socializadas y aprehendidas por los individuos que la componen. Estos discursos plantean delimitados cursos de acción, los cuales muchas veces no están en concordancia con la posición social que presentan las personas, razón por la cual en los discursos pueden presentarse contradicciones entre lo que se espera hacer y las posibilidades reales de lograrlo. Por ello es que, en oposición a estas ideas generales, surgen ciertas creencias que responden directamente a las condiciones sociales de los sujetos. En otras palabras, en los discursos de los jóvenes se encuentran visiones en torno al trabajo, la educación y la familia, que van en la misma dirección que el discurso social, no obstante, también se desarrolla creencias que aluden directamente a sus historias de vida. Entonces, en torno a las creencias sobre las metas laborales se observa que éstas deben cumplirse por una expectativa del deber social, valoración social importante que es “ser alguien en la vida”: Así, el trabajo aparece como una actividad legítima y honrada para conseguir sustento económico, en oposición al delito, que tiene un carácter ilegítimo y deshonesto. El primero, implica esforzarse en demasía para obtener un sustento suficiente y regular, mientras que en el segundo provee del mismo sustento pero de forma rápida y fácil. Por ello, en quienes apuestan por trabajar y no delinquir prima la frase “trabajar duro”: “Ahí se venden después llega la plata pa acá recibimos un poco de lucas cierto, pero hay que trabajar duro, duro o sea con el sudor de la frente cierto hay que trabajar e ir a buscar y aunque te quedis dormío ahí tenis que trabajar igual” (hombre, 19 años). [Cómo la situación económica obstaculiza las metas] “Pagar los estudios, pagar la universidad. El tener que explotar trabajándome para vivir estudiando” (hombre, 19 años).

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La visión en torno al delito es opuesta al trabajo, por lo tanto, aun pesa en los discursos que este último es la forma honrada de ganarse la vida y el sustento material. Cuestión que se logra principalmente por los estudios, que se presentan como un medio que permite el ascenso social y económico, pero que exige ya no solo terminar la escuela sino seguir capacitándose para diferenciarse del resto. “Estudiar, estudiar, que sin estudios no éramos nadie” (mujer, 19 años). “Igual capacitarme, tener un poco más. Es que ya con cuarto medio no haces nada, me he dado cuenta que con cuarto medio no haces nada si, si nada con cuarto medio, es como la primera cosa no más si casi todos tienen cuarto medio, me falta algo como para decir “no mira, si yo soy esto, maestro no sé qué” y que el hueón te contrate y te pague lo que… da lata porque así con cuarto medio ¿cuánto te van a pagar? No tienes ningún trabajo, doscientas y tantas lucas y nada más. Tener sueldo, si yo pedía más plata en menos de media hora se me iba más de un sueldo” (hombre, 19 años). El trabajo y la educación se vislumbran como una manera legítima de ascenso social, que tiene que ver con una necesidad de estabilidad económica o con una valoración positiva que ayuda alejarse de la actividad delictiva. Sin embargo, aunque se presenta de manera poco recurrente, existe la concepción de los estudios no como una oposición a la vida delictiva, si no como algo que puede existir de manera paralela, lo cual pone en entre dicho la visión general acerca de las estrategias para construir una identidad convencional. “El único provecho bueno que puedes sacar de aquí: la escuela, tener tus estudios, ser una persona culta. Si podis ser delincuente pero no tenis por qué ser ignorante” (hombre, 19 años). Por último, las creencias en torno a las metas familiares se asocian principalmente con la importancia que le atribuyen a la familia en general: “es sagrada” (hombre, 16 años). Esta concepción casi religiosa de la familia se asocia a la figura de la familia como sustento y apoyo afectivo. Muchas veces es una imagen idílica que representa todo lo que ellos no vivieron con sus familias nucleares: “Uno lo que siempre quiere es una familia feliz po (…) No sé po, una esposa que te ame mucho, que esté junto a ti siempre, en las buenas y en las malas, que sea buena mamá. Los hijos uno nunca espera yo cacho que salgan como uno quiere po, uno siempre quiere que los hijos sean felices po, que hagan lo que sea, que sean felices, que busquen su felicidad y yo tratar de ayudarlos no más” (hombre, 18 años). “Si po´, ojalá que durara pa´ toda la vida mi abuelita, pucha, sino mi pareja, yo me imagino tener mi casa honrada, sin nada de plata ilegal, pucha un auto así, no una casa gigante, una humilde así, mi hijo grande que no le falte nada y mi pareja, siempre como ese sueño, pero así bien vestido que no le falte nada, mi papá en su asado, mi abuelita y mi mamá; pero yo en vivienda aquí, yo, mi pareja y mi hijo. (…)Un ejemplo [para su hijo], claro, a pesar de todo lo que hice, a pesar de todo, pucha pobreza que yo vivo, pero

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igual así tirando pa´ arriba y por él más que nada y no dejarme influenciar por las personas, por lo cabros, por todo” (hombre, 16años). Dentro de esto, en el caso de los hombres la esposa se idealiza como un vínculo importante para dejar de delinquir, principalmente porque ella se representaría como una persona tranquila, alejada de “las fiestas”, las “malas juntas” , representando un apoyo y una figura relevante para llevar a cabo un proyecto de vida más convencional ligado a la familia. En síntesis, en cuanto a los proyectos de vida, se observa que existe una convergencia en torno a las metas y las creencias de los jóvenes, ya que en general se plantean expectativas similares que se sostienen en visiones cercanas a las que se observan en la sociedad en general. Por lo tanto, el punto de diferenciación se encuentra en las estrategias que se plantean para llevar a cabo sus planes. En los casos donde existe una narrativa desistente se presentan estrategias claras, que apuntan a la obtención de metas más concretas, acompañadas de una evaluación sobre las condiciones sociales y estructurales en las que se encuentran. Mientras que en las narrativas persistentes, las estrategias suelen ser difusas, desarraigadas del contexto de donde se formulan y, en algunos casos, depositando en otros la posibilidad de generar un cambio en sus vidas. 4.3.7

Síntesis entre Narrativa y Proyecto de vida: descripción de Narrativas Desistentes y Narrativas Persistentes

Lo expuesto hasta ahora es una disección de los discursos elaborando por los jóvenes, por lo que, es necesario dar cuenta de las narrativas desistentes y persistentes en su totalidad: Las narrativas desistentes se caracterizan por configurar una Identidad que presenta una clara ruptura con el pasado, la cual es gatillada por hechos que marcan la historia de vida, lo que lleva a una maduración personal y a un alejamiento con el estilo de vida anterior. A su vez, desarrollan objetivos a futuro reflexivos y en concordancia con las posibilidades concretas que tienen. Estos objetivos van en directa relación con las metas de sus proyectos de vida, donde se plantea al trabajo y a la educación como las vías legítimas para sostenerse económicamente en el tiempo. Que sean estos los objetivos que se establezcan se condice con el hecho que son los delitos contra la propiedad las materias de sanción más comunes, lo que lleva a pensar que es la esfera material la preocupación central de estos sujetos ya que es la que no está siendo cubierta. Por lo tanto, más que delitos producto de algún "trastorno antisocial" del joven –trastorno que, por lo demás, es irresponsablemente sobre diagnosticado es contextos de condena-, lo que podría estar primando en los jóvenes es una respuesta a la posición social donde se encuentran, la cual establece ciertas constricciones para sus proyectos y pone al delito como una camino que resuelve este problema. Ahora bien, continuando con la configuración de la identidad en una narrativa desistente, el sentido de agencia caracteriza sus discursos, pero en estos casos, va acompañado de una evaluación del entorno y el enfrentamiento a las dificultades que se plantean. En cuanto a la dimensión de Autoeficacia se presenta una sensación de control y alta confianza en las propias capacidades, de la mano de la fuerza de voluntad y el esfuerzo personal, lo que lleva a que se perciban los obstáculos pero que se tenga la confianza en poder superarlos. Por otro lado, el Proyecto de vida se asocia a los objetivos convencionales antes descritos, presentando expectativas concretas de trabajar y estudiar en el corto plazo –se plantean de manera simultánea porque no es posible una situación donde no esté la necesidad de trabajar, ya sea para sostenerse a sí mismos o a

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otros, y para no aplazar y diluir en el tiempo la meta de estudiar, esto se debe realizar en el corto plazo-. Para esto se plantean estrategias concretas, secuenciales (pasos que se deben realizar para cumplir la meta) y asociados al trabajo. Lo que se sustenta en las creencias de valoración del trabajo como el medio honrado y legítimo para sustentar en el tiempo el proyecto de vida (generalmente familiar), y para lo cual se hace necesario estudiar ya que es la única vía para surgir y ascender socialmente. En relación a las narrativas persistentes, se presenta una Identidad en concordancia con la vida delictual, ya que hay una continuidad con el pasado, y si bien son pocos los que manifiestan una identidad propiamente delictiva, emergen apreciaciones que impiden la voluntad de cambio, relacionadas a la legitimación del robo y la aceptación de las consecuencias. Esto lleva a la configuración de objetivos futuros poco concretos, que si bien son similares a los presentes en narrativas desistentes, acá se plantean con una baja coherencia, de manera difusa y referidos a un futuro indeterminado, acompañado de una justificación de la permanencia en el delito (por los beneficios cortoplacistas y por la falta de desarrollo de habilidades en otras áreas). Esto deja entrever la inexistencia de una voluntad de cambio real y un bajo sentido de agencia, no arraigado en el contexto, lo que lleva a depositar la posibilidad de desistir en apoyos externos al sujeto. De esta manera, la dimensión de Autoeficacia se configura a partir de un sentido de agencia voluntarista, junto a la visión que el futuro está sujeto a factores incontrolables. Al mismo tiempo, no se expone ningún tipo de obstáculos, por lo que se presume que, más que no existan, es que no se perciben ni evalúan. Por ello es que, si bien el Proyecto de vida se plantea bajo una mirada convencional, solo existe una mera alusión a los elementos como el trabajo, el estudio y la familia, pero no hay una mayor claridad en la planificación de las metas (éstas son anhelos lejanos). Frente a esto, las estrategias que caracterizan este tipo de proyecto son difusas y, en algunos casos, cargadas a los institucional traspasando la consecución de las metas al trabajo que hagan otros en él. Esto va en directa relación con la contradicción presente en las creencias de los sujetos; si bien se presentan las mismas descritas en las narrativas desistentes, hay mayor énfasis en la dicotomía entre trabajo y delito, es decir, entre el trabajo legítimo pero que requiere alto esfuerzo y el ilegítimo que trae grandes beneficios a corto plazo. Por todo esto, el discurso persistente muestra mayores contradicciones en cuanto a lo que se espera y la manera en cómo se dice llevar a cabo ese plan.

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Tabla 16. Resultado de Factores Subjetivos en el proceso de desistimiento

NARRATIVAS Identidad

Ruptura con el pasado

Convencionalidad de los objetivos futuros

DESISTIMIENTO - Alejamiento con el pasado para construir un estilo de vida diferente, emprender una nueva vida. - Discursos permeados por hechos que marcan la historia de vida (desde haber pasado por el centro de condena o haber tenido un hijo) - Hay una maduración del joven, que se asocia a la característica de estar más tranquilos

PERSISTENCIA - Aunque pocos manifiestan una identidad delictiva cimentada, hay apreciaciones que impiden la emergencia de una voluntad real de cambio - Legitimación del robo cuando hay necesidades no cubiertas. La carencia material es una justificación válida para delinquir - Se aceptan las consecuencias de la acción delictual - Todos manifiestan objetivos convencionales asociados al trabajo, estudio y/o familia - En cuanto a la educación se apunta a terminar o continuar estudios. Reemplazo del delito por la educación como medio legítimo para surgir - El Trabajo es la forma legítima de obtener el sustento que antes se tenía cometiendo delitos - En torno a la familia hay una valoración como soporte y apoyo social, y en algunos casos como forma de suplir la carencia afectiva de su infancia - Mayor grado de coherencia, posibilidades - Baja coherencia y poca concreción de concretas y reflexión sobre el futuro los objetivos futuros -Educación como medio para acceder a mejor - Poco claros, difusos y referidos a un situación social para ayudar a la familia o futuro no determinado, planteados como acceder a un mejor trabajo anhelos - Trabajo como forma legítima y honrada de - Dificultad para verse en una situación soporte para la vida, mantener a la familia o distinta a la actual. Se expone un límite construir un futuro distinto. Creencia que se del espectro de posibilidades (“hacer lo aleja del hedonismo característico de la que se sabe hacer”) conducta delictiva - Justificación del delito por los beneficios - En casos donde se tienen una pareja estable a corto plazo que ofrece y el acceso a o está la figura del hijo, permite una consumo que permite. proyección más concreta y relacionada a lo

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Sentido de agencia

Autoeficacia

Control

Percepción de obstáculos Proyecto de vida

Metas

convencional. -Confianza en sí mismos, seguridad en las capacidades propias para poder cambiar -Evaluación de su entorno, enfrentamiento a - Carácter voluntarista. No articulado con las dificultades del medio un análisis de las circunstancias o evaluación de capacidades - Inexistencia de la voluntad de cambio propia y real. Se sostiene la posibilidad de desistir en apoyos externos - Discurso fatalista - Alta confianza en las capacidades propias - Basado en un sentido de agencia - Confianza en sí mismos para cumplir metas voluntarista. que se plantean - El futuro depende de factores - Sentimiento de fuerza de voluntad y de incontrolables por los sujetos querer esforzarse -Percibir los obstáculos y tener la confianza de - No exponen obstáculos en sus poder superarlos discursos, por lo que se presume que no se perciben, más que no existan. -Proyección convencional con metas y - Proyecto convencional pero con la sola estrategias estructuradas mención de elementos como trabajo, estudio, familia, sin mayor claridad en la planificación de metas - Comparten la necesidad de comenzar a trabajar pronto, ya sea porque tienen que sostener económicamente a su familia (hijos, pareja) o bien para solventarse a sí mismos. - Este trabajo se asocia a los sectores de mecánica, construcción, gasfitería, etc., los cuales generalmente han sido conseguidos por medio de las personas cercanas - En los casos donde no tiene hijos las metas familiares tienden a ser más difusas, pues – indistintamente del grupo- se tiene un grupo que aspira a conformar una familia propia en el futuro, mientras que otros no lo ven como una opción real. - Se presentan como expectativas concretas: - Son anhelos convencionales para un estudiar y trabajar se plantean de manera futuro lejano. simultánea, ya que éste no se puede dejar de - Estudiar es una meta pero para el trabajar principalmente en los casos donde futuro hay una familia que sostener

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Estrategias - Estrategia secuencial: sucesión de hechos para cumplir la meta. Alta capacidad de reflexión del futuro - Estrategias asociadas al trabajo: para sostener a la familia o a sí mismos

Creencias

- Estrategia difusa: no hay una mayor reflexión o claridad en la estrategia. Se sabe a grandes rasgos cómo tienen que operar pero no hay una voluntad clara - Estrategia institucional: confianza depositada en el apoyo institucional para lograr las metas y menos en la acción individual - El trabajo tiene una valoración social importante, se relaciona a ser alguien en la vida. Esto se logra por medio de los estudios. Ambos son los medios legítimos para sustentarse - El trabajo en oposición al delito; el primero es honrado pero que amerita esfuerzos, mientras que el delito permite esforzarse menos pero tener el peso de ser ilegitimo - Familia son figuras de sustento y apoyo afectivo. - Algunos jóvenes sienten la necesidad de ser “el hombre de la casa”

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Entrevista de caracterización de narrativas y proyectos de vida de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013.

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4.4

Factores Transicionales

En el contexto social y temporal en el que se recoge la información –la condena-, se establecen una serie de situaciones e interacciones sociales que influyen en las percepciones, disposiciones y discursos que construyen los jóvenes referente a distintos aspectos de su vida, asociados de forma más fuerte –por la situación de privación de libertad- con su trayectoria vital, las relaciones que se establecieron, establecen o establecerán con el medio libre, y determinadas percepciones sobre el delito. Estos procesos de interacción social se estructuran en base a la relación con los agentes que soportan institucionalmente los centros de condena, sean estos delegados o profesionales de diverso tipo. A su vez influye el círculo más cercano del joven, aunque claramente en una disposición distinta a la que ocurriría en la situación que tenía el joven antes de ser condenado. Lo que ocurre en el medio social que se genera en las condenas es la posibilidad de reproducir las relaciones sociales que lo vincularon a la actividad delictiva, o la generación de nuevas relaciones sociales desde donde emergen determinados discursos y valoraciones que se pueden asociar al cambio. Es acá donde situamos la importancia de los factores transicionales que, con situaciones o relaciones contingentes que situaremos en el contexto de la condena, contribuyen en el proceso de desistimiento, los que pueden ser observados en las narrativas de los jóvenes y que estos atribuyen a su decisión de cambio. Para esto, el análisis consiste en analizar si las categorías que componen los factores transicionales –esto es, nuevos aprendizajes, vínculos sociales y apoyos sociales-, de qué forma aparecen y el significado que le atribuyen. Este nivel de análisis permite identificar la presencia de los factores transicionales (Cid y Martí, 2011). Al mismo, se relacionan tales elementos con las narrativas de cambio, considerando si estos vínculos son percibidos y destacados por los jóvenes entrevistados (Cid y Martí, 2011). Para esto, primero es relevante conocer las opiniones y percepciones sobre los factores que influyen en el cambio, que se expusieron dentro del desarrollo de la encuesta de caracterización realizada. 4.4.1

Percepciones sobre los factores que influyen en el cambio

Los jóvenes entrevistados sitúan una serie de expectativas que pueden asociarse a sus metas futuras o lo que se espera que suceda luego de terminar la condena. Para estos se ha contemplado como tributarios de esta situación los siguientes indicadores de la encuesta realizada a los jóvenes, tomando en cuenta las categorías de apoyos y vínculos sociales: -

-

Nivel de ayuda que el joven considera que las siguientes situaciones le ofrecen para dejar de delinquir: tener pareja estable, mejorar las relaciones familiares, mejorar las relaciones con los vecinos, ser padre/madre y pertenecer a alguna organización del barrio. Cantidad de personas que el joven considera que lo ayudarían al terminar su condena.

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Gráfico 23: Situaciones que ayudarían a dejar de delinquir

Mucho

Poco

Nada

Sin datos/No sabe

0 13,60% 15,30%

1,70% 14,40% 19,50%

56,80%

9,30%

71,20%

64,40%

22%

63,60%

0,80%

0,80%

0,80%

26,30% 63,60%

22%

20,30% Tener pareja estable

13,60%

Mejorar las Mejorar las relaciones familiares relaciones con los vecinos

Ser padre/madre Pertenecer a alguna organización del barrio

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013.

De las situaciones que los jóvenes creen que les ayudarían Mucho a dejar una trayectoria delictiva “Tener pareja estable” (71,2%), “Mejorar las relaciones familiares” (64,4%) y “Ser padre/madre” (63,6%) presentan porcentajes elevados, por lo que el peso de la red de personas más cercana al joven parece importante para ellos en términos de su incidencia para abandonar lógicas asociadas a la comisión de delitos. Al contrario, “Mejorar las relaciones con los vecinos” (56,8%) y “Pertenecer a alguna organización del barrio” (63,6%) presentan porcentajes elevados como situaciones que Nada ayudarían a los jóvenes a dejar de delinquir, por lo que las redes que se encuentran fuera del entorno personal, en el plano comunitario, parecen tener una escasa importancia para ellos en términos de ser un factor crucial en el alejamiento del delito. Gráfico 24: Personas que el joven considera le ayudarían al terminar su condena

35,00% 30,00% 25,00% 20,00% 15,00% 10,00% 5,00% 0,00%

30,50% 21,20% 16,10%

13,60%

11%

4,20% Cantidad de personas

0

1

2

3

4

5

1,70%

1,70%

6

Sin datos/No sabe

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013.

Los jóvenes señalan en un 30,5% que recibirán ayuda de 2 personas, siendo la mayoría. Desde ese punto, bajan los porcentajes que señalan que recibirán ayuda de menos o más personas. Es importante destacar que solo un 4,2% manifiestan que consideran que no recibirán ayuda de nadie. Lo anterior supone que los jóvenes, en su mayoría, consideran que hay personas dispuestas a ayudarlos una vez que terminen su condena, lo cual da cuenta de que los jóvenes reconocen la

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presencia de personas que fungirán como elementos de ayuda una vez que su condena haya terminado. 4.4.2

Análisis de las categorías de los Factores Transicionales y su relación con las narrativas de cambio.

El presente análisis se sitúa en lo que acontece dentro de la condena, específicamente al momento de entrevistar a los jóvenes, ya que el objetivo es conocer la situación actual que ellos viven. En base a ello y a los dos grupos generados tras el análisis de las narrativas (persistentes y desistentes) se desarrolla el primer nivel de análisis, que permite identificar la presencia de factores transicionales. 4.4.2.1 Nuevos Aprendizajes Son los aprendizajes que se dan al interior de las condenas en la formación educativa o profesional del joven, en sus habilidades de resolución de problemas, en su capacidad de controlar el consumo de drogas, que quizás puedan ayudarlo a construir el sentimiento de autoeficacia respeto el cambio (Cid y Martí, 2011). En el discurso de los jóvenes, esto se refleja en el proceso maduracional que están viviendo, lo que le permite comportarse, “pensar antes de actuar”. La toma de conciencia ligada al arrepentimiento es un hecho importante que ocurre dentro de la condena y se ubica como un factor de transición destacado. El descubrimiento del gusto por aprender, sumado a nuevas habilidades adquiridas también son destacadas por la narrativas desistentes. La asunción de responsabilidades hacia otros, el deseo de abandonar la droga porque es lo que impide cambiar, el querer vivir tranquilo, que confíen en ellos, ser un apoyo real para las familias son todos factores que se encuentran presentes en la narrativas desistentes y que potencian el proceso de cambio en los jóvenes. Así, los nuevos aprendizajes que ocurren dentro de la condena no muestran mayores diferencias entre los dos grupos, en tanto la participación en distintos talleres o actividades educativas son instancias obligatorias para el cumplimiento de las condenas. Sin embargo, la diferencia se encuentra a la hora de analizar la importancia que le atribuyen a esas instancias –no son diferencias entre grupos, sino entre entrevistados-, en donde ambos grupos presentan casos que señalan haber generado vínculos importantes con sus delegados que trajeron como consecuencia el cambio en algunos de sus patrones conductuales –como por ejemplo en el manejo de frustración y agresividad, asunción de responsabilidades, disminución del consumo de drogas, posibilidad de trabajar y aprender lo que esto significa, y ser respetuosos y adecuados en distintas instancias- y un cambio en la mentalidad, como ellos mismo lo refieren. Así mismo, es posible observar la percepción que tienen frente al desarrollo de nuevas habilidades y la adquisición de herramientas útiles para construir un proyecto de vida convencional/transformador. Finalmente, se señala por parte de los jóvenes el proceso maduracional que han vivido producto de la experiencia de estar condenados y los eventos asociados a ella: como el valor que se le otorga al estudio dentro de este proceso y los aprendizajes que en general han adquirido.

98

4.4.2.2 Vínculos Sociales Son posibles vínculos de los sujetos con roles convencionales como es la relación de pareja, la ocupación, las redes de amistades, etc., que podrían influir en el abandono de la actividad delictiva y que pueden reforzar la construcción de una nueva identidad (Cid y Martí, 2011). En el caso de los vínculos sociales presentes en términos del trabajo, ambos grupos presentan casos con antecedentes laborales previos y una visión positiva general de éste. Así mismo, presentan grandes deseos de trabajar ya que consideran a éste como un medio para el ascenso social. Respecto del grupo de pares, el primer grupo –narrativas de desistencia- presenta un vínculo analítico con sus amistades, en tanto es posible observar dentro de sus narrativas el cuestionamiento respecto de las características con las que debería contar un amigo para ser considerado como tal, versus cómo son realmente aquellos que ellos han considerado amigos. En este análisis se observa una tensión entre ambas ideas, la que en algunos casos se ha visto resuelta con el reemplazado del grupo de pares por uno “más tranquilo”. “Le dije que no po, porque le dije que no quería, que tenía ganas de cambiar, ‘no sé qué opinai tu pero yo no quiero seguir en lo mismo, no quiero conocer a más gente’ le decía, ‘a bacán’ me decía ‘te apoyo tu opinión, pero ahí veis tu po’ me dijo, yo encuentro que esa no es amiga, porque un amigo nunca va a querer que siga en lo mismo, que siga haciendo cosas malas, una persona siempre va a querer ayudarme a que yo salga adelante, a que salga de lo que estoy po´, esa es una persona que realmente quiera ayudarme no se po´. Porque una persona que te quiere llevar a lo mismo es porque no quiere ayudarte, eso no es ayudarte, que te lleven a lo mismo (…) y una que quiere ayudarte te va a decir cosas distintas para poder sacarte de la rutina en la que estay” (hombre, 20 años). Por otro lado, el segundo grupo –narrativas cercanas a la persistencia- presenta claridad respecto de la influencia que genera la amistad en el abandono del delito y las dificultades que supone tenerlos cerca para ese proceso de cambio, sin embargo, no existe intención clara de abandonar éstas, siendo solo una posibilidad supeditada a una decisión anterior: abandonar el delito. Sobre esto, es importante puntualizar que un hecho significativo para un modelo de acompañamiento como el que este estudio presenta, es aquel en que un joven es capaz de mantener sus relaciones de amistades mediante nuevas formas de relación –y no solo alejarse de ellas o cambiarlas por otras-, ya sea apoyándose en el alejamiento del delito, trabajando en algún oficio que hayan conseguido o respetando la decisión de querer desistir del delito o no. Esto fue posible observarlo en algunos de los casos con narrativa desistente, mas no en todos. “Tengo nuevos amigos, pero tampoco me olvido de donde salí, tampoco me olvido, no quiere decir que me junte con ellos, que viva con ellos, que esté con ellos, no. Los visito de vez en cuando, pa ver como están, para aconsejarlos ‘hermano ándate de aquí, esta población es un hoyo, una de dos, o te matan o te vay preso’ y me dicen ‘no, si se hermano, tu sabi como es esta cuestión’, si po. (…) Entonces igual voy a verlos de repente pero no me junto con ellos, prefiero evitar cosas pa ganar otras, prefiero evitar juntarme con ellos porque se que puede pasar algo y yo voy a estar entre medio, enredado” (hombre, 23 años).

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Otro aspecto importante son los puntos de inflexión, aquellos que la literatura resalta y que ocurren frente a determinados acontecimientos –como tener pareja, hijos/as, trabajo– ya que permiten que la persona se sienta vinculada a agentes con roles convencionales y le preocupe defraudarlos si sigue delinquiendo. Lo anterior, permite que sea posible que adquiera identidades convencionales (“trabajador”, “pareja”, “padre”) que globalmente expliquen que se abandone la delincuencia (Sampson y Laub, 1993; Laub y Sampson, 2003 en Cid y Martí, 2011). Así, uno de los aspectos que más relevan los jóvenes con narrativa desistente es la llegada de un hijo como punto de inflexión para iniciar un cambio, en tanto existen fuertes deseos por darle todo al hijo y ser un padre distinto al que ellos tuvieron. “No sé po, igual me gustaría pasar harto tiempo con él, porque yo no tuve la posibilidad. Mi papá nunca fue muy apegado así como, ‘ya hijo vamos a un parque, vamos a comer, vamos a jugar a la pelota’, cosas así. Nunca fue así mi padre. Me gustaría hacer las cosas que mi papá no fue, que no hizo conmigo, así hacerla con mi hijo” (hombre, 18 años). También se observa la intención de evitar estar ausente en su rol de padre o madre, y por esta razón se decide abandonar el delito para que esa posibilidad no se materialice. “Después yo cuando tuve a mi hijo, yo dije ya no puedo por plata arriesgar que mi hijo lo crie otro hueón, porque yo digo ya po, si mi mujer, mi pareja, la mamá de mi hijo, puta, nosotros terminamos, la cago o me caga o cualquier huea que me pase, ya la huea es destino, pero lo que no soportaría es ir pa la casa de mi hijo y que otro hueón esté dándole la leche a mi hijo o jugando con mi hijo siendo que yo podría estar haciendo eso, entonces por esa huea, eso es lo que realmente me hizo no robar más” (hombre, 19 años). “Si le he dicho, mi familia [me ayudaría a dejar de delinquir]. Tener mi familia, la única forma en que yo deje de tener delito. Porque no quiero que mi hijo quede solo como yo quedé” (hombre, 19 años). En el caso de las relaciones de pareja, el grupo con narrativas desistentes señala, en algunos casos, que ésta fue la razón para alejarse del delito en tanto se hizo necesario “no ir en su contra”. En las entrevistas realizadas, éste fue un aspecto presentado en los hombres únicamente, apuntando a que se trabaja para ella y se deja las drogas por ella. Esta pareja es una persona que apoya, es compañera y amiga. En el caso del grupo con narrativas persistentes la pareja se presenta como un deseo, se desea tener esta figura que los aleje del delito. Un aspecto fundamental de la pareja, en el caso de las narrativas desistentes, es que están fuera del ámbito delictivo. De hecho, en el caso de las narrativas persistentes es al revés, la pareja que participa de actividades delictiva constituye un fuerte obstáculo para el abandono de ésta. “Incluso igual yo he pensado hasta dejar de ver a mi pololo po, terminar con mi pololo, porque él anda en otra y yo ando en otra” (mujer, 19 años). Otro punto de inflexión que fue posible extraer de las narrativas desistentes, refiere al quiebre que se genera tras la muerte de un ser querido, y cómo ese hecho constituye la razón primordial para iniciar un proceso de cambio.

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“Me falleció mi abuela, la que me crio a mí, y yo me empecé a dar cuenta po’, que yo, pucha, tenía 19 años, estaba viendo la vida pasar delante de mis ojos y yo no era nada… y era una mierda de persona y ahí me empecé como a trabajar en mí, así como trabajar lo bueno y lo malo que tenía, me fui autoanalizando y ahí me di cuenta que yo no servía para estar acá po” (mujer, 19 años). En el caso de la familia, ambos grupos manifiestan la necesidad de no volver a hacerlos sufrir. En el grupo con narrativa persistente también es posible encontrar discursos asociados al deseo de querer alejarse de la familia una vez terminada la condena, en tanto ella es un foco que promueve la mantención del delito, es decir, es posible observar mayor presencia de familias vinculadas al delito dentro del grupo con narrativas persistentes que desistentes. Esto se ve asociado a la necesidad de querer alejarse de los barrios de origen, aunque no exclusivo de esta narrativa. Es relevante señalar que en la gran mayoría de las entrevistas realizadas existe un discurso que alude al redescubrimiento de la familia en contraposición a la decepción que generan las amistades al momento de iniciar sus condenas, en tanto son las familias quienes los visitan y generan un soporte emocional en los jóvenes en contraposición al abandono que viven por la desaparición de las amistades en este proceso, lo cual se asocia a la asunción de discursos que cuestionan el concepto amistad (vínculo analítico con ellas). Como se describe en el apartado nuevos aprendizajes, la educación tiene una visión positiva y se condice con la idea presente en la sociedad, en torno a considerarlo como un medio de ascenso social: mejores estudios conducen a un mejor trabajo y con ello un mejor sueldo. De esta manera, en ambos grupos se presenta la idea que, los estudios son vistos como algo importante y necesario en el proceso de cambio, y son vinculados al mundo laboral. En el plano personal, el grupo desistente señala asumir su responsabilidad y presenta empatía frente a las consecuencias que trae aparejado el delito a quienes lo viven. “Porque no es bien mirado, nunca va a ser bien mirado que uno ande robando, porque uno le hace daño a las personas estando en esa vida. Que quizás yo de repente me hago el tonto, pero yo sé que he hecho harto daño en la vida de las personas” (hombre, 20 años). “No, ya no ya, es malo eso. Porque a mi mamá no le gustaba, o sea a mí no me gustaría que entrarán a mi casa y me robarán todo, me sentiría mal po y yo sé, y ahora me pongo en el lugar de ellos, porque yo igual salía a robar pa arriba no más, y andaba de puras casas, de pura mano y la cuestión es que ahora me pongo en el lugar de ellos, de la gente que le robaba yo, y ahora miro mi casa así y que llegue y no esté la tele, el equipo, la plata de mi mamá, todo lo que tiene. Llegar así, que este todo desordenado igual me sentiría mal, y me pongo en el lugar de ellos y por eso ya no lo hago” (hombre, 20 años). Por otro lado presentan deseos de dejar sus logares de origen y alejarse de todo tras el término de sus condenas, si es que no lo habían hecho previo al ingreso a ésta. “[Estuve] En el CIP San Joaquín. Y de ahí me fui para la calle, me puse a trabajar en el campo, y cambié la vida. Y cómo se llama, estaba bien, trabajando y todo, y…eeeh, me

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llegó una citación, dos citaciones. Una por porte ilegal de armas de fuego y otra por robo con intimidación” (hombre, 16 años). “Pero empecé a juntarme con la población, yo quiero, no sé, si más adelante yo puedo irme de aquí, yo me voy de aquí, de esta población, me voy pa otro lado, porque esto es una perdición” (hombre, 20 años). “yo le dije a mi mamá po, nos vamos a ir de la comuna que somos, para que yo cambie mi mamá me dice… para que yo salga adelante” (hombre, 18 años). Respecto de la idea de cambio, en ambos casos hay una necesidad de apoyo para que éste ocurra, pero en los persistentes hay una postura pasiva frente a aquello. Por último, la integración entre una ruptura importante y el acercamiento a la religión genera un punto de inflexión, que además es potenciado y consolidado por la misma. “Primero me fui porque lo necesitaba… necesitaba paz, tranquilidad, yo no la tenía, como vivía yo con gente que andaba robando conmigo y esos mismos me andaban traicionando (…) mejor los corto, chao porque me está haciendo daño, entonces busco un lado donde hay paz, tranquilidad. Eso me llevo a mí a buscar de Dios, eso, que estaba afligido, quería paz, tranquilidad, estar tranquilo en algún lado, poder estirarme en mi cama y dormir tranquilo, sin pensar que de repente me iban a pescar unas cuchillas, me iban a pegarme. Así es… entonces eso me llevo a cambiar, el evangelio me ha ayudado caleta” (hombre, 23 años). 4.4.2.3 Apoyo Social Esta dimensión habla del apoyo entregado por parte de personas o instituciones, que pueden proveer recursos materiales y emocionales con los cuales superar los obstáculos que disminuyen el sentido de autoeficacia (Cid y Martí, 2011). Frente al apoyo social presente en las narrativas de los jóvenes entrevistados, es posible señalar que en el plano familiar ambos grupos presentan similitudes, en tantos es posible encontrar apoyo emocional basados en visitas y consejos por parte de las madres, hermanos y abuelas; y, en menor medida, apoyo material consistente en trabajo por parte de padres, padrastros y otros familiares. Lo anterior guarda relación con lo mostrado en la caracterización general, en tanto, la madre y la abuela son los sujetos que toman mayor importancia como figuras cercanas a los jóvenes durante sus primeros años de vida. Sumado a que, frente a la pregunta de la encuesta sobre con quién pasaban la mayor parte del tiempo cuando niños, vuelve a tomar importancia la figura de la madre y la abuela (45,3% y 25,6% respectivamente), observándose que la figura paterna se encuentra mayoritariamente ausente de la historia de vida de los jóvenes (3,4%), o bien si se encuentra presente no se califica como la figura más cercana. Una diferencia en las narrativas desistentes y persistentes, está en que en las segundas se observa que estos apoyos son más recientes y parciales, no constituyéndose en todos los casos como apoyos sólidos que brinden tranquilidad para vislumbrar un futuro firme y con certezas.

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En el plano de las amistades, en ambos grupos se encuentran casos de amigos que entregan un apoyo material (trabajo) y emocional (consejos). También, se observan casos donde los amigos dejan de existir en sus vidas, tanto por el olvido tras iniciar sus condenas, como por la decisión de alejarse en el caso de las narrativas desistentes. En el plano institucional no se distinguen grandes diferencias entre los grupos –salvo que existe mayor necesidad de éste en el grupo persistente al término de la condena-, en tanto en ambos se observa el acceso a servicios que antes –en sus lugares de origen- no se encontraban a su disposición, como son asistencia médica, acceso al mundo laboral, acceso a programas de tratamiento de drogas, acceso a estudios, etc. Sobre este punto, es importante destacar la paradoja que supone el apoyo burbuja que se vive dentro de los centros, que ya se expuso anteriormente. En el plano de contar con el apoyo de una pareja –salvo casos puntuales- el grupo con narrativas desistentes, cuando señala mantener esta relación, refiere contar con “una buena relación”, donde ella “es otra onda”, además es una persona “preocupada por mí”, “es sencilla” (hombre, 16 años). Sumado a ello, la relación es de respeto, en donde se “hablan los problemas” y donde la “polola ha sido una amiga, quien me escucha y acompaña” (hombre, 23 años). Además, algunos casos cuentan también con el apoyo de la familia de la pareja.

En síntesis, conocer los factores de transición permite observar cómo estos hacen posible construir una identidad convencional, en la medida en que los vínculos sociales convencionales presentan un mayor peso dentro de las narrativas de cambio, en tanto es la categoría que presenta diferencias sustanciales dentro de los grupos analizados. La identidad convencional en el plano de la ruptura con el pasado delictivo se relaciona con los factores transicionales en la medida en que en cada discurso de ruptura es posible observar cómo los vínculos sociales convencionales más importantes para la persona y que generan un compromiso por parte de ella, parecen una condición necesaria para desarrollar narrativas de cambio. La convencionalidad con los objetivos futuros en términos de la familia, específicamente pareja e hijos, también tiene como componente clave el compromiso que se asume para con ellos, en tanto los hijos por sobretodo son puntos de inflexión para iniciar narrativas de cambio. Es importante destacar que en muchos casos los vínculos identificados no son necesariamente puntos de inflexión producidos por nuevas relaciones (Cid y Martí, 2011), ya que, en los casos donde hay un redescubrimiento de las familias, los lazos ya estaban presentes y, al mantenerse durante el cumplimiento de las condenas, parecen decisivos como motivación de cambio. Cuando el sentido de agencia presenta un carácter voluntarista es posible establecer que, la falta de apoyo a nivel social y familiar con el que cuenta la persona impide establecer –en la mayoría de los casos- vínculos que generen un fuerte compromiso, haciendo poco posible el desarrollo de narrativas de cambio. Los factores de transición vinculado a la autoeficacia se hacen presentes a través de las herramientas desarrolladas y las habilidades descubiertas producto del acceso a bienes y servicios – antes inaccesibles- durante el proceso de condena, las cuales permiten la emergencia de la convicción, iniciativa y capacidad que requieren para lograr los cambios que deseen en sus vidas.

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Así, se observa una valoración positiva de la ayuda que proviene de la institucionalidad, apuntando principalmente a la posibilidad de desarrollar habilidades que no sabía que se tenía. Lo lamentable de esto, es que esa valoración deja en evidencia que existe una población juvenil que no cuenta con espacios de desarrollo personal e integral que sean capaces de potenciar sus habilidades, lo que conlleva a que sea necesaria una condena penal para desplegarlas. En este punto es necesario ser precisos, es importante dejar muy claro que no es la condena la que entrega la posibilidad desarrollar las herramientas y habilidades que permiten la generación de autoeficacia, sino que es el acceso a las distintas instancias que se encuentran dentro las que lo permiten, las cuales debieran estar fuera de ella por sobre todo. Una de las conclusiones que obtuvo el estudio realizado por Cid y Martí (2011b) sobre el desistimiento, señala que “el vínculo no solo es la base para construir narrativas de cambio, sino que da sentido a otros factores transicionales”, es decir, los procesos de reinserción no tienen por si solos un papel catalizador de las narrativas de cambio sino en la medida que existen vínculos es que el sujeto se ve motivado para el cambio. Así, en la presente investigación, debido a la visión voluntarista del cambio –uno se puede ayudar solo" (hombre, 19 años)- los jóvenes no han sido capaces de otorgarle la importancia que conllevan aquellos vínculos en la construcción de sus narrativas de cambio. Así, la importancia de conocer y trabajar sobre los factores transicionales, fuera de las condenas, permite generar un espacio que facilite y potencie aquellos elementos que los jóvenes describen como relevantes para iniciar e ir consolidando sus procesos de cambio, es decir, aquellos elementos que componen el proceso de transición de una vida vinculada a la actividad delictiva al abandono ésta. 4.5

Percepciones y expectativas sobre la reinserción social y lo post-sanción.

4.5.1

Áreas de trabajo prioritarias para los jóvenes

En base a la encuesta realizada, se observa que lo que más preocupa a los jóvenes al salir de su condena es “Continuar los estudios” y “Encontrar un trabajo”, estando representada la importancia de ambas en el hecho de ser la primera y la segunda opción más seleccionadas por la muestra. Luego está “Tener un lugar adecuado para vivir”, con una menor presencia, pero en lo absoluto despreciable (21,1% como primera opción y 19,4% como segunda opción). “Enfrentarse a su familia” posee un porcentaje significativo solo como segunda opción (12%). El resto de las situaciones cuentan con reducidos porcentajes, por lo que no parecen ser trascendentales para los jóvenes al terminar su condena. Quienes eligieron “Otro” en cuanto a lo que más les preocuparía al salir de su condena son el 1,8% de la muestra y remiten a variadas situaciones: borrar antecedentes, constituir una familia con hijos, el consumo de drogas, estar con el hijo, estar con la familia y luchar por el hijo.

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Gráfico 25:Situaciones que más preocuparían a los jovenes al terminar su condena

40,0% 35,0% 30,0% 25,0% 20,0% 15,0% 10,0% 5,0% 0,0%

36,8%

34,2% 34,3%

21,3% 21,1% 19,4%

12,0% 5,6% 0,9%

3,7% 2,6%

2,6%

3,7% 1,8%

1ª Opción 2ª Opción

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

Un modelo de acompañamiento post-sanción debiera, por ende, considerar el tema educacional, el laboral y el habitacional como elementos prioritarios si se tiene en cuenta la opinión de los encuestados y beneficiados en relación al tema. Gráfico 26: Áreas importantes para los jóvenes una vez terminada su condena

50,0% 45,0%

44,5%

40,0%

36,6%

35,0% 30,0% 25,0%

30,8% 26,0% 24,3%

21,7%

18,3% 15,0%

15,0% 8,6%

10,3%

9,8%

10,9%

5,0%

12,3%

6,4% 10,3% 9,8% 2,9%

21,8% 19,8%

1º 2º

24,4%

25,9%

20,0%

10,0%

30,8%

28,2%

3º 18,4%

22,3% 15,4%



14,8%

20,0% 12,2%

10,0%

3,9% 2,7%



18,5% 13,6%

7,3%



15,0%

0,0% Trabajo

Salud

Derechos Civiles Educación Recreación y desarrollo personal Vivienda

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

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La gráfica nº26 se construye a partir de una tabla que los encuestadores debían llenar bajo la guía de los jóvenes. En ella, éstos últimos ordenaban según su importancia (significado el número 1 la mayor importancia, y el 6 la menor importancia) que áreas les parecerían más significativas una vez que hayan terminado su condena24. En base a lo anterior, se puede proponer un ordenamiento respecto de las áreas que son más importantes para un joven al salir de su condena: “Trabajo”, “Educación”, “Salud”, “Vivienda”, “Recreación y desarrollo personal” y “Derechos civiles”. Teniendo como referencia esas prioridades debiera articularse el modelo de acompañamiento post-sanción en función de las opiniones y sugerencias de quienes serán los beneficiados del mismo. Ahora bien, es de relevancia establecer que la ordenación deriva de la apreciación subjetiva de los jóvenes, por lo que es necesario poner en contrastar su carácter objetivo. Ahora bien, al preguntarles a los jóvenes sobre las actividades que se debieran realizar dentro de cada área, se encontraron las siguientes prioridades Dimensión Trabajo En cuanto al área laboral, los jóvenes consideran que lo más importante al salir de su condena es la ayuda para encontrar trabajo y/o capacitación. En segundo lugar, aprender herramientas para escribir un currículum o para enfrentar entrevistas personales es lo que los jóvenes consideran más importante. Por último, los talleres sobre derechos laborales parecen tener menor pertinencia para ellos. Se asume, por ende, que lo más concreto posee mayor trascendencia para los jóvenes, mientras que lo más abstracto es menos valorado. Aun así, la distancia entre la preferencia por talleres sobre derechos laborales y aprender herramientas para escribir un currículum o enfrentar entrevistas personales, es reducida. Dimensión Salud En referencia específica al área de Salud, los jovenes asignan una importancia similar a las diferentes actividades restringidas a aquél ámbito. Sin embargo, si se quisiera establecer un ordenamiento, la atención psicológica parece recibir la mayor preferencia, seguida en igualdad porcentual por los talleres de salud (prevención de drogas, sexualidad, embarazo) y la orientación para inscribirse en el consultorio. Dimensión Derechos civiles El área de Derechos Civiles remite a tres actividades ordenadas por los jovenes en función de sus preferencias (de la más importante a la menos importante), de la siguiente manera: eliminar antecedentes, conocer los derechos humanos y ciudadanos, y talleres para afrontar la discriminación y la estigmatización. De todas formas, eliminar antecedentes posee una importancia notablemente superior (80% en la primera opción) en relación a las otras dos actividades, las cuales se encuentran con cierta cercanía en consideración de la importancia que los jovenes les asignan. Vuelve a mostrarse, en este caso, que aquellas situaciones con mayor incidencia concreta para la vida de los jovenes, son las que ellos prefieren.

24

Para una revisión completa de los gráficos revisar informe completo. Solicitarlo vía mail al correo proyectopasos.penalolen @gmail.com

106

Dimensión Educación Los jovenes ordenaron las actividades consideradas en el eje Educación asumiendo la misma lógica que se viene observando, esto es, el impacto concreto en la propia vida. La ayuda para terminar el cuarto medio o continuar los estudios fue la asistencia que los jovenes consideraron más importante, diferenciandose fuertemente su preferencia del resto de las actividades consideradas. El acompañamiento y apoyo para hacer tareas ocupó una segunda posición, en tanto que los talleres de tolerancia a la frustración y motivación educacional se posicionaron al final, aunque cabe decir que las distancias entre estas actividades no es demasiado elevada. Dimensión Recreación y desarrollo personal El módulo de Actividades recreativas y desarrollo personal se asocia a tres espacios sociales diferenciados: el espacio personal privado, las relaciones familiares y el entorno organizativo a nivel más comunitario. Los jovenes ordenaron los ámbitos dandole más importancia a la familia, luego a la instancia personal, y, por último, al entorno comunitario y organizativo. Mejorar las relaciones familiares fue la actividad prioritaria en este módulo, seguida por talleres de desarrollo personal en segundo lugar, y la incorporación en organizaciones juveniles. Dimensión Vivienda En el módulo de Vivienda, la orientación sobre los pasos para postular a subsidios fue la actividad mayormente preferida. La ayuda para encontrar una casa es concebida por los jóvenes como la segunda actividad prioritaria en cuanto a la dimensión habitacional. El último lugar lo ocupa la asistencia para vincularse con comités de vivienda. Aparentemente, los jóvenes reconocen la necesidad de un subsidio para la obtención de una casa, dejando en segundo lugar lo que sería la adquisición directa de un hogar. La menor preferencia de la vinculación con comités de vivienda puede leerse considerando la poca valoración de las instancias comunitarias por parte de los jóvenes.

107

4.5.2

Situaciones que potencian el desistimiento Gráfico 27: Grado en el que los jóvenes piensan que ciertas situaciones ayudarían a los jóvenes a dejar de delinquir

90,0% 84,7% 80,0% 71,2% 69,5% 65,5% 63,6% 63,6% 70,0% 56,8% 60,0% 49,2% 47,0% 50,0% 32,2% 40,0% 27,4% 26,3% 30,0% 22,0% 20,3% 19,8% 20,3% 18,6% 15,3% 24,8% 14,7% 13,6% 20,0% 10,2% 9,3% 7,6% 13,6% 10,0% 22,0% 7,6% 0,0%

Mucho Poco Nada

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de jóvenes infractores de ley”, Proyecto Pasos 2013

En cuanto a lo que más ayudaría a los jóvenes a dejar de delinquir, las preferencias son claras pues las alternativas se muestran de manera polar. “Encontrar un trabajo” (84,7%), “Tener una pareja estable” (71,2%), “Continuar los estudios” (69,5%), “Mejorar las relaciones familiares” (65,5%) y “Ser padre y madre” (63,6%) (Aun cuando uno de cada cuatro dice que ello no sirve de nada para abandonar una carrera delictiva) son las situaciones que los jóvenes consideran que les ayudaría para abandonar la actividad delictiva. Por otro lado, “Pertenecer a alguna organización del barrio” (63,6%), “Mejorar las relaciones con los vecinos” (56,8%) y “Realizar talleres con otros jóvenes donde se trabaje el tema del delito” (47%), son las situaciones que los jóvenes consideran que menos les aportan para abandonar la actividad delictiva. A partir de esto, se observa que las dimensiones prioritarias para establecer un modo de vida convencional, se condicen con las áreas trabajadas anteriormente; trabajo y educación. Además, se torna central el trabajo con la familia nuclear (tanto de la que provienen como la que ellos crean) para generar lazos que permitan fortalecer el proceso de desistimiento. Asimismo, en cuanto a las dimensiones que menos les brindan apoyo, los jóvenes señalan a su red comunitaria. Al construir ciertas hipótesis, se puede suponer que efectivamente la sociedad no ha sabido responder ante esta situación, por lo que los jóvenes asumen un discurso basado en ejes estructurales e impersonales, o bien, en torno a la familia (de origen o proyectada en el tiempo). Ahora bien, “Ocupar el tiempo en actividades recreativas”, si bien posee un mayor porcentaje como situación que ayudaría mucho a los jóvenes a dejar de delinquir (49%), también presenta un alto porcentaje como situación que les ayudaría poco (32,2%), lo cual matiza la preferencia y no establece con claridad su alta o baja relevancia para fomentar el proceso de desistimiento.

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Considerando lo dicho más arriba, el trabajo y la educación vuelven a situarse como instancias de elevada importancia para los jóvenes. En este caso, además, se agregan alternativas que se relacionan a vínculos con espacios sociales inmediatos –“Tener una pareja estable”, “Mejorar las relaciones familiares” y “Ser padre/madre”-, las cuales son consideradas por los jóvenes como facilitadoras del desistimiento de la actividad delictiva. Las relaciones con espacios sociales más globales (vecinos, organizaciones de barrio y talleres con otros jóvenes) no son consideradas como situaciones que faciliten el desistimiento de la actividad delictiva, restringiéndose la valoración de los jóvenes a las redes sociales cercanas y personales. “Ocupar el tiempo en actividades recreativas” parece ser también una situación que ayudaría a los jóvenes a abandonar el delito, aunque un porcentaje no despreciable considere que su ayuda es nula o escasa para conseguir tal objetivo. Teniendo en consideración lo anterior, el trabajo, la educación y los vínculos sociales más cercanos son concebidos por los jóvenes como ámbitos que si ayudarían a la constitución de carreras no delictivas. Los datos parecieran reflejar claramente las preferencias de los jóvenes, las cuales, sin embargo, no pueden asumirse de manera acrítica para la construcción de un proyecto post-sanción. Todas las ordenaciones que se establecen con anterioridad, la importancia que los jóvenes asignan a distintas áreas y situaciones, no deben tenerse en consideración como lo que debe hacerse con posterioridad en la intervención de forma obligada, ya que son apreciaciones subjetivas que pueden, y de hecho así es, depender de otras condicionantes estructurales y/o contextuales. Red de ayuda El soporte social que los jóvenes conciben como posible al terminar su condena se constituye de determinadas personas. La cantidad de personas que lo puedan componer sugiere la densidad del soporte y del apoyo social. Los jóvenes conciben, en una mayor parte (31%), la posibilidad de ser ayudados por tres personas. Los porcentajes bajan a partir de ese punto máximo, en relación a quienes conciben la posibilidad de que los ayuden menos personas (una persona, 4,3%; dos personas, 13,8%) o más personas (cuatro personas, 21,6%; cinco personas, 16,4%; seis personas, 11,2%; siete personas, 1,7%). 4.5.3

Percepción de la Reinserción social desde lo cualitativo

Como forma de triangular y profundizar la información cuantitativa en torno a las percepciones sobre reinserción y en base a un análisis del discurso de los jóvenes se generaron los siguientes resultados: El tema de la reinserción es expresada por los jóvenes como el desistimiento de la actividad delictiva, para lo cual, si bien se hace un énfasis en los elementos personales, de todas maneras se destacan también elementos sociales necesarios para fomentar este proceso. En cuanto a los elementos personales, el discurso se caracteriza por ser voluntarista y basarse en la capacidad agencial en tanto aluden al desistimiento del delito como una decisión netamente personal, donde cualquier persona externa no tiene cabida en ella. Esta decisión se basa en la opción de una “vida tranquila”, donde se prefiere tener una situación económicamente peor pero que conlleva una mayor estabilidad y tranquilidad, porque el delito implica una serie de consecuencias como las ya mencionadas. Queda claro que esta forma de concebir las posibilidades de dejar la

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actividad delictiva se basa en el carácter del sentido de la agencia destacado en el apartado de narrativas de cambio. “No pienso así que una sicóloga o una asistente pueda cambiar a un joven que vivió toda su vida en la calle… es decir va a cambiar porque él quiera, no porque le ofrezcan ayuda” (hombre, 18 años) Muchas cosas, el apoyo, el apoyo de tu familia, y el que tú no quieras po, porque pega hay po. Pero va en ti que no recaigas po´” (mujer, 19 años) Esta decisión, no obstante, va acompañada de ciertos actos y esfuerzos, descritos como; fuerza de voluntad, dejar los vicios, pues esto lleva a olvidar y dejar de lado las metas y expectativas, dejar de consumir, en los casos donde hay adicción, y aprovechar los espacios que se ofrecen en los diferentes espacios, ya sea de condena o de redes locales Así, el cambio personal es visto como un estado de mayor maduración, donde están más tranquilos que antes, ya que, como se mencionó previamente, las cualidades más impulsivas y agresivas se relacionan con la actividad delictiva, y aquellas más calmadas y reflexivas con estados de madurez que permiten ver las consecuencias que conlleva el delito. Sin embargo, estos cambios pueden percibirse o no por otras personas, lo que puede jugar un obstáculo en un proceso de desistimiento. “Yo no me demostraba como yo soy po, igual soy callada, soy pensativa, me gusta pensar, soy observadora y yo allá no po’, allá teniai que andar a la defensiva, te decían algo y discutir al tiro, pelear al tiro, cachai. Y no po, no puede ser así, si las cosas se solucionan conversando y yo ahora me doy cuenta, yo soy más callada, más piola, más tranquila” (mujer, 19 años) “Si po’, más encima llego cansado y nadie me entiende. ‘Entiéndanme a mi igual po’, el medio cambio que he tenido. Cómo es que es natural que alguien trabaje entonces, pero nadie entiende que es un cambio, es un cambio que tuve yo po” (hombre, 19 años). Por otro lado, en cuanto a los elementos sociales, está el ámbito de dejar de ser estigmatizado, pues diferentes discursos aluden a que el pasado delictual siempre va a estar presente porque existe una comunidad, tanto de redes locales como institucionales, que lo trae al presente continuamente. “Que crean en mí, porque de repente como que no está esa confianza que crean que yo voy a cambiar (…) yo sé que mi pasado siempre me va, me va a condenar a mí po, siempre ese… porque a mí me van a ver en la población y van a decir a ese de ahí va a seguir robando… yo pienso… y mi familia de repente piensa que yo voy a salir y voy a seguir en lo mismo… porque no sé… yo pienso eso de repente, y que de repente me dicen “hijo no vas a salir a robar de nuevo” y siempre le repito lo mismo, y yo ya le dije que no voy a robar… entonces como que… no me cree mucho” (hombre, 18 años) “Uno cuando roba de chico, y la policía te conoce, salías en la tele y todo, uno siempre va a estar afuera, vas a ir caminando y los pacos te ven y te llevan, te pegan, y uno les dice “no si yo ya no robo” y ellos te siguen pegando… entonces eso uno hace que se frustre y… siga en lo mismo” (hombre, 18 años).

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Entonces, para reforzar el proceso de desistimiento se requeriría de un apoyo de redes. Dentro del discurso de los jóvenes, las redes que más relevan son la social personal, reflejada en la familia y las personas significativas, y la red institucional. En cuanto a la primera, se observa que funciona como mecanismo de responsabilización porque, ya sea correspondiendo al sacrificio y al apoyo que ha brindado de la familia, se genera una necesidad de responder frente a estas personas significativas. En particular, la responsabilización se genera tanto con las personas que se han mantenido presentes a lo largo de su vida, como con las potenciales figuras de la familia nuclear que construirá, es decir, la pareja y el hijo. Por lo tanto, en tanto la familia esté bien, ya sea material como emocionalmente, esta red se transformará como un apoyo para el proceso de desistimiento. En cuanto a la red institucional, esto se basa en una gestión de redes, principalmente en torno al trabajo y el apoyo profesional que pueden brindar diferentes tipos de centro. No obstante, cabe señalar que existe una intención de volcar en los mismos profesionales la responsabilidad de motivar a los jóvenes a desistir, ya que, a visión de los jóvenes, estos cuentan con las herramientas necesarias para hacerlo, ya que han estudiado para eso, y porque las redes personales de ellos no son capaces de realizarlo. “Porque ustedes saben las leyes más que nadie. Entonces, yo no sé nada, las veces que caí en fiscalía no entendía nada, arararaartÍculoarararanada po’, pero yo a mi delegado lo entiendo, porque hablan bien, pero así no entendí a la fiscalía ni una cuestión, y las mamás, los papás, ellos no saben esas cuestiones. Entonces eso po´, es super importante” (hombre, 16 años) “Hay gente que se viene pa la calle, se queda atrapado en la calle y ¿qué hace?, sale a robar, queda ahí atrapado, no sabe qué hacer, entonces sería bueno, pero iniciativa no de nosotros sino de ellos, porque ellos son los profes, son los educadores, ellas son las personas que estudiaron, que están estudiando quizás, o que están estudiando, ellos son los encargados de motivarme a mí, de motivarlo a ellos, porque si ellos no nos motivan, nadie va a motivarnos, porque mi familia no pudo, mi papá no pudo, mi mamá menos” (hombre, 23 años) En síntesis, los factores más importantes a los que hace referencia los jóvenes para cuando salgan de su condena son el trabajo y los estudios. Ya sea en el sentido de estar en sus principales preocupaciones al volver al medio libre, siendo aspectos nodales para producir o evitar frustraciones, como también en el hecho de destacar como los elementos más importantes para desarrollar luego de la condena, reforzándose con la idea de que a su vez son fundamentales para impedir nuevas comisiones de delito. A nivel laboral lo más importante estaría puesto por tanto en la ayuda para encontrar trabajo o para capacitarse. A nivel educacional es la ayuda para continuar los estudios. Son objetivos concretos e inmediatos, lo que se puede ver corroborado a nivel de entrevista donde no se hace referencia a la calidad de los estudios o las dificultades que pueden ocurrir en los que tienen menor grado de escolaridad. Tampoco se hace referencia a las condiciones laborales o alguna evaluación sobre las posibilidades reales que emergen del mercado del trabajo. El principal vehículo o medio para lograr acceder a alguna de estas expectativas está dado por la agencia de los jóvenes, por la voluntad de continuar con alguna de estas actividades luego de salir de la condena. Cuando este elemento se hace manifiesto, es decir cuando converge la motivación

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personal y la necesidad de encontrar trabajo, continuar los estudios, o desarrollar alguna de las otras actividades descritas, se ve como un acto de maduración, que parte de la percepción de las necesidades y llega hasta la iniciativa propia para su materialización. Pero la presión del medio, ya sea por contexto favorables al delito, o la estigmatización que puedan vivir los jóvenes (reforzando su etiquetamiento como delincuente) hacen necesario la generación de redes de apoyo, que deberían ser levantadas desde las redes sociales e institucionales existentes a nivel comunal, elementos que la mayoría de las veces no ocurre, por desconocimiento o por baja calidad o inexistencia de los servicios. 4.6.

Profesionales del sistema de justicia juvenil

A continuación, se presentan los resultados que arroja la encuesta aplicada a actores del sistema de justicia juvenil que trabajan en los distintos centros de SENAME. El primer módulo es de información socio-demográfica, el segundo sobre la percepción de los actores en relación a la reinserción social y el desistimiento, y el tercero de opiniones y sugerencias sobre un modelo de acompañamiento post-sanción. Los dos últimos módulos presentan algunas preguntas abiertas, esto es, cuyas respuestas no fueron codificadas de antemano. El análisis de las respuestas se efectúo agrupando las distintas referencias en común que poseían. Ahora bien, en ningún caso, dos profesionales señalaron exactamente lo mismo, lo cual supone que la búsqueda de la generalidad no se hiciera teniendo como eje la respuesta entera del encuestado, sino que ciertos fragmentos de la misma. En este punto, se desliza una primera cuestión en referencia al análisis, ya que los criterios de respuesta parecen no depender de orientaciones técnicas precisas, sino de ciertos ámbitos que, subjetivamente, los actores del sistema de justicia juvenil consideran como relevantes. Se considera que más de dos referencias a un ámbito podían considerarse como una generalidad. El resto de las preguntas se analizan aludiendo a porcentajes, y líneas generales. 4.6.1. Información Socio demográfica Las edades de los actores van de 30 a 56 años, y las comunas donde los profesionales viven son: Providencia, Peñalolén, Calera de Tango, Malloco, La Reina, Conchalí, La Florida, Santiago, Lo Prado, Puente Alto, Quilicura, La Cisterna y Buin.

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Gráfico 40: Centro de condena donde trabaja el actor del sistema de justicia juvenil

CRC San Bernardo 5%

PLE Promesi La Florida - Macul 0% PLE Promesi Puente Alto Poniente 5% PLE Promesi Puente Alto Oriente 0%

SBC Corporación Opción Reparatorias Oriente 24%

CRC Santiago 14%

CRC Til Til 0%

CSC Calera de Tango 14% PLA Promesi Arrieta 10%

PLE Promesi PLA Promesi Puente Alto Oriente 0% 0%

CSC La Cisterna 23%

CSC Femenino Santiago 5%

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de actores del sistema de justicia juvenil”, Proyecto Pasos 2013

La mayor parte de los entrevistados trabajan en SBC Corporación Opción Reparatorias Oriente (24%). La segunda mayoría en el CSC La Cisterna (23%), viniendo luego los que trabajan en el CSC Calera de Tango y el CRC Santiago (con un 14% cada uno). PLA Promesi Arrieta cuenta con un 10% de los entrevistados, bajando en cuanto al CSC Femenino Santiago, PLE Puente Alto Poniente y el CRC San Bernardo (con 5% cada uno). PLE Promesi La Florida-Macul, PLE Promesi Oriente, PLE Promesi Puente Alto Oriente y PLA Promesi Puente Alto no cuentan con entrevistados. En cuanto al nivel educacional de los profesionales se conforma de un 42% de éstos con estudios superiores completos, un 38% con estudios de posgrado completos, un 10% con estudios de posgrado incompletos y un 10% con estudios medios técnicos profesionales completos. Tiempo que el actor lleva trabajando en el centro Los tiempos aludidos van de 2 meses a 20 años. Son los siguientes: 2 meses, 5 meses, 7 meses, 9 meses, 11 meses, 1 año ½, 2 años, 3 años, 5 años, 6 años, 16 años y 20 años. Tiempo que el actor lleva trabajando en el sistema de justicia juvenil Los tiempos aludidos van de 7 meses a la fecha desde que se implementó el sistema. Son los siguientes: 7 meses, 11 meses, 2 años, 4 años, 5 años, 6 años, 7 años, 8 años, 11 años, 13 años, 16 años y desde que el sistema se implementó. Profesión de los encuestados

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Las profesiones de los encuestados son: Asistente Social, Orientador/a Familiar con mención en relaciones humanas, Técnico/a Social, Administrativo/a, Psicólogo/a, Trabajador/a Social, Educador/a Social, Profesor/a y Actor/iz. 4.6.2. Percepción Social sobre Reinserción y Desistimiento A vista de los profesionales, los aspectos que se trabajan durante el cumplimiento de la sanción del joven son los siguientes: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Aspectos vinculados a lo personal o individual, por ejemplo, a la motivación de los jóvenes. Trabaja el ámbito familiar en el cumplimiento de condena del joven. Problemas asociados al consumo de drogas. Responsabilización de los jóvenes infractores de ley en relación a sus actos delictivos. Atención psicológica de los jóvenes, salud mental. La reparación de los jóvenes. Habilitación social y el desarrollo de conductas pro-sociales de parte de los jóvenes.

En cuanto a las problemáticas o temáticas que quedan pendientes luego de terminar condena, los profesionales del sistema de justicia juvenil consideran: 1. La educación, la continuidad de estudios, el tema educacional como eje de la reinserción social, en resumen. 2. Aspectos sobre la familia, los pares, la comunidad y el contexto social de los jóvenes, como ámbitos que pueden favorecer conductas delictivas o de riesgo. 3. El consumo de drogas en los jóvenes. 4. El tema laboral, el ámbito del trabajo. 5. La atención en salud mental que debieran recibir los jóvenes. Respecto a los elementos que los profesionales del sistema de justicia juvenil señalan que definen el proceso de reinserción social, se establecen los siguientes puntos: 1. Es evitar que los jóvenes sigan cometiendo delito, suponiendo esto el desistimiento de la actividad delictiva, por lo tanto a ello se debe enfocar el trabajo. 2. Es necesaria la promoción de proyectos, estilos de vida, habilidades, espacios y actividades pro-sociales. 3. Que se entronque con espacios laborales, educacionales y se desarrollen capacitaciones y herramientas en tales ámbitos. 4. La responsabilización del joven respecto de sus actos delictivos. 5. El trabajo con las familias de los jóvenes. 6. El reconocimiento de los jóvenes como personas, a respetarlos y validarlos como otro. 7. La vinculación con redes, instituciones y organizaciones que promuevan la reinserción. 8. Una opinión marginal respecto del resto de los ámbitos relevados por los profesionales, es que la reinserción amplíe el mundo de los jóvenes, permitiéndoles acceder a espacios que no remiten únicamente a la población. Falta la recreación y el auto-cuidado en lo personal. Otra opinión aislada pero vinculada a la recién aludida es la necesidad de que la reinserción genere un quiebre subjetivo en los jóvenes, que los haga entender que son sujetos de derechos y deberes.

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En torno a la manera en que se trabaja la reinserción social en los centros donde se desempeñan los profesionales, se alude a las siguientes dimensiones: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

Hay un fuerte énfasis en los temas educacionales y laborales. Se trabaja las habilidades sociales y proyectos o estilos de vida pro-sociales en los jóvenes. Busca sustentarse en el vínculo con el joven y validándolo como actor en el proceso. Trabaja la responsabilización respecto de la infracción cometida. La salud. Intenta ampararse en las redes existentes. Trabajo con la familia. La disminución de la reincidencia y hacer ver a los jóvenes los riesgos implicados en ella.

Cabe señalar, que una opinión absolutamente negativa al respecto remite a un profesional que plantea que en Sename no se trabaja la reinserción social, ya que el interés del mismo no remite a una reinserción efectiva. La intervención es “empresarial-capitalista respecto a la reinserción social, con importancia en los números sobre otros aspectos. La intervención se centra y evalúa en el trabajo administrativo (ingreso-egreso), metas de registro y organizacionales. El intercambio con el joven no tiene valor en la institución. El trabajo de redes es superfluo, puesto que se priorizan las “metas y objetivos” mensuales. Se exige formar ciertas habilidades cuando no han existido en el joven las condiciones para pensarse a sí mismos. No hay un discurso de un “yo”, llegan “proyectos de sujeto”. Se impone una mirada “muy positivista” El trabajo es puramente formal y no se centra en los jóvenes. Gráfico 41: Asuntos que preocupan a los jóvenes al terminar su condena, según los actores del sistema de justicia juvenil

Primer lugar

Segundo lugar

67%

33% 24%

19% 5%

19%

19%

10% 0%

0%

5%

0%

0% 0%

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de actores del sistema de justicia juvenil”, Proyecto Pasos 2013

En cuanto a las preocupaciones de los jóvenes al salir de condena, los profesionales del sistema de justicia consideran que “Encontrar un trabajo” es la preocupación más importante (con un 67% que indicó la alternativa en primer lugar y un 19% que la señaló en un segundo lugar). El segundo lugar es difícil de establecer. Sin embargo, parece estar en “Tener un lugar adecuado para vivir”, elección marcada con un 10% de las preferencias como primera opción y un 33% como

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segunda opción. Luego queda “Continuar los estudios”, con un 5% de elecciones como primer lugar y un 24% como segundo lugar. “Enfrentarse al grupo de amigos” aparece con un 19% como primer lugar, pero nadie la eligió como segundo lugar, con lo cual su importancia se relativiza bastante. Los últimos lugares son “Ser estigmatizado” y “Enfrentarse a su familia”, con 19% y 5% respectivamente, aunque solo como segundo lugar. Así, el orden propuesto es: “Encontrar un trabajo”, “Tener un lugar adecuado para vivir”, “Continuar los estudios”, “Enfrentarse al grupo de amigos”, “Ser estigmatizado” y “Enfrentarse a su familia”. En este caso, los elementos propiamente personales, asociados al desarrollo típico de las personas según patrones convencionales adquieren mayor relevancia (encontrar trabajo, continuar los estudios, tener un lugar adecuado para vivir), mientras que aquellos aspectos asociados al entorno social próximo –y no tan próximo en referencia a la estigmatización- al sujeto quedan en segundo plano (enfrentarse a su familia, enfrentarse al grupo de amigos, y ser estigmatizado). Gráfico 42: Grado de acuerdo con situaciones que aportan a los jóvenes para abandonar la actividad delictiva

Muy de acuerdo

57%

De acuerdo

0% Encontrar trabajo

Muy en desacuerdo

62% 52% 38%

33% 24% 19%

62%

57%

52%

En desacuerdo

43% 38%

38%

29%

14% 0% Continuar los estudios

19% 19%

14% 0%

0%

19%

0%0%

5%

5%

0%

Ocupar el Tener una Mejorar las Mejorar las Ser tiempo en pareja estable relaciones relaciones con padre/madre actividades familiares los vecinos recreativas

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de actores del sistema de justicia juvenil”, Proyecto Pasos 2013

Considerando los porcentajes de cada categoría, el orden del grado de acuerdo que tienen los profesionales respecto a las situaciones que aportan a los jóvenes para abandonar la actividad delictiva es: “Encontrar trabajo”, “Mejorar las relaciones familiares”, “Continuar los estudios”, “Ser padre/madre”, “Tener una pareja estable”, “Ocupar el tiempo en actividades recreativas” y “Mejorar las relaciones con los vecinos”. Si se suman las categorías “muy de acuerdo” y “de acuerdo”, “Encontrar trabajo” pasa a tercer lugar, estando primero “Mejorar las relaciones familiares” y luego “Continuar los estudios”, quedando el resto de las situaciones en las mismas posiciones ya mencionadas. De esta forma, se puede colegir que para los profesionales aquellas dimensiones asociadas a pautas convencionales en el cumplimiento de objetivos (encontrar trabajo y continuar estudios) y a aspectos sociales dados en el marco próximo de la vida del joven (mejorar las relaciones familiares, en presente, y ser padre/madre y tener pareja estable, ahora o a futuro),

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presentan un mayor apoyo, mientras que el aspecto comunitario (mejorar las relaciones con los vecinos) no parece contar con un gran respaldo. Grafico 43: Áreas importantes para el joven que ha terminado su condena, desde la percepción de los actores del sistema de justicia juvenil

80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

1

2

Trabajo

3

4

71%

Salud

19%

14%

5%

10%

10%

33%

10%

Derechos Civiles

14%

0%

10%

19%

Educación

10%

52%

24%

Recreación y desarrollo personal

10%

10%

Vivienda

5%

19%

5

6

7

0%

0%

0%

10%

19%

0%

19%

24%

14%

10%

5%

0%

0%

10%

14%

43%

14%

0%

24%

24%

10%

14%

5%

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de actores del sistema de justicia juvenil”, Proyecto Pasos 2013

La mayor parte de los profesionales considera que “Trabajo” es el área que más preocuparía a los jóvenes al terminar su condena (un 71% la marco como primera opción). Luego, se puede ubicar la dimensión “Educación”, la cual cuenta con un 52% de las preferencias como segunda opción y con un 10% como primera. Como tercer área de relevancia está “Salud”, con un 19% de las elecciones como primera opción, un 10% como segunda y un 33% como tercera. Después vendría “Vivienda”, cuyos porcentajes de preferencia son 5% como primera opción, 19% como segunda, 24% como tercera y 24% como cuarta. El quinto lugar queda para la dimensión “Recreación y desarrollo personal”, seleccionada por un 43% de los profesionales como quinta opción, mientras que un 10% de la misma la selecciono como primera, segunda y tercera, en tanto que un 14% como cuarta. En última posición esta “Derechos civiles”, contando con un 24% como sexta opción, un 19% como quinta y cuarta, un 10% como tercera, un 0% como segunda y 14% como primera. Así, el orden que se propone es: “Trabajo”, “Educación”, “Salud”, “Vivienda”, “Recreación y desarrollo personal” y “Derechos civiles”.

117

Gráfico 44: Actividades del área Trabajo

Ayudar a encontrar trabajo y/o capacitación Talleres sobre derechos laborales Aprender herramientas para escribir un currículum, entrevistas personales, etc. 86% 48% 24%

52%

1

24%

10%

5%

0%

52%

2

3

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de actores del sistema de justicia juvenil”, Proyecto Pasos 2013

En cuanto a la dimensión “Trabajo”, “Ayudar a encontrar trabajo y/o capacitación” cuenta con el mayor respaldo como primera opción (86%). Un 24% considera que “Aprender herramientas para escribir un currículum, etc.” es la actividad más importante, en tanto que un 52% la reconoce como segunda opción, posicionándose sobre “Talleres sobre derechos laborales”, con 0% como primera opción, 48% como segunda y 52% como tercera. El criterio para generar la preferencia parece estar dado por el grado de ayuda concreta que supone cada actividad. Gráfico 46: Actividades del área Salud

Orientación para inscribirse en el consultorio Talleres de salud, como prevención de drogas, sexualidad, embarazo, etc. Atención psicológica 48% 24%

33%

48% 29%

33%

48% 33% 5%

1

2

3

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de actores del sistema de justicia juvenil”, Proyecto Pasos 2013

En las actividades dentro de la dimensión “Salud”, la “Atención psicológica” se torna importante desde los profesionales del sistema de justicia, contando con un 48% como primera opción, un 48% como segunda y solo un 5% como tercera. “Talleres de salud” cuenta con un 33% como primera opción, como segunda y tercera. Se releva la importancia de la atención en salud mental que los profesionales reconocen como relevante para los jóvenes, en tanto que talleres y la orientación para inscribirse en el consultorio pasan a un segundo y tercer lugar, respectivamente.

118

Gráfico 45: Actividades del área Derechos Civiles

Eliminar Antecedentes Conocer los Derechos Humanos y Ciudadanos Talleres para afrontar la discriminación y estigmatización 81% 48% 24%

14%

48% 19%

29%

38%

0%

1

2

3

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de actores del sistema de justicia juvenil”, Proyecto Pasos 2013

En la dimensión “Derechos Civiles”, “Eliminar antecedentes” aparece como la actividad más importante seguida de “Conocer los Derechos Humanos y Ciudadanos” y “Talleres para afrontar la discriminación y estigmatización”. Los profesionales asumen que las actividades fundamentales para los jóvenes son aquellas que parecen tener mayor concreción, mientras que aquellas que parecen más abstractas encuentran menor asidero. Gráfico 47: Actividades del área Educación

Ayudar a terminar cuarto medio y/o continuar estudios Talleres de tolerancia a la frustración y motivación educacional Acompañamiento y apoyo para hacer tareas

62% 29%

1

24%

24%

33%

43%

38%

33%

14% 2

3

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de actores del sistema de justicia juvenil”, Proyecto Pasos 2013

En la dimensión “Educación”, la actividad “Ayuda a terminar cuarto medio y/o continuar estudios” es la primera opción develada, en tanto que “Acompañamiento y apoyo para hacer tareas” ocupa un segundo lugar, aunque no está en mucho mejor posición que “Talleres de tolerancia a la frustración y motivación educacional”. De esta manera, en tanto más concreta la actividad, mayor respaldo encuentre entre los profesionales.

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Gráfico 48: Actividades del área Recreación y Desarrollo Personal

Mejorar relaciones familiares Talleres de desarrollo personal: autoestima, empatía, comunicación, etc Incorporación a organizaciones juveniles (deportivas, culturales, etc.)

62% 33%

29%

33%

33%

33%

24%

48%

5% 1

2

3

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de actores del sistema de justicia juvenil”, Proyecto Pasos 2013

En cuanto a las actividades que se encuentran en la dimensión “Recreación y desarrollo personal”, “Mejorar las relaciones familiares” aparece como la actividad más relevante para los profesionales del sistema de justicia. “Talleres de desarrollo personal” ocupa una segunda posición, aunque no está mucho mejor posicionada que “Incorporación a organizaciones juveniles”. De esta forma, se releva el ámbito familiar por sobre el personal y el comunitarios en los profesionales. Gráfico 49: Actividades del área Vivienda

Ayudar a encontrar casa

Orientar sobre los pasos para postular a subsidios Vinculación con comités de vivienda. 76% 57% 19%

14%

24%

57% 29%

24% 0%

1

2

3

Fuente: Elaboración Propia, en base a los datos de la “Encuesta de caracterización de actores del sistema de justicia juvenil”, Proyecto Pasos 2013

En cuanto a la dimensión “Vivienda”, “Orientar sobre los pasos para postular a subsidios” cuenta con el mayor respaldo desde los profesionales en tanto que actividad que ayudaría a los jóvenes al terminar su condena. La “Vinculación con comités de vivienda” se presenta como segunda alternativa, mientras que la “Ayuda a encontrar casa” se ubica en última posición. Resulta interesante notar que la actividad más concreta parece menos relevante para los profesionales del sistema de justicia. Probablemente, se reconoce la importancia de instancias intermedias en la adquisición de viviendas por parte de los jóvenes, ya sea a través del subsidio o de comités de vivienda. 4.6.3. Proceso de acompañamiento post-sanción Los elementos señalados por los profesionales que debiesen estar presentes en un modelo de acompañamiento post-sanción son:

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1. Presencia de vínculos familiares y relaciones con figuras significativas. 2. Desarrollar una alianza con los jóvenes parte del programa. 3. Vinculación del programa de acompañamiento con el programa desarrollado en el centro de condena. 4. Trabajo inter-sectorial o multi-disciplinario dentro del equipo del programa. 5. Constitución de habilidades sociales en los jóvenes. 6. Consideración del elemento escolar y laboral, debiendo ser ejes de trabajo en un programa de acompañamiento post-sanción. Además, hay cuatro ámbitos que se mencionan, a pesar de no estar generalizados. Se trata de la necesidad de que el modelo de acompañamiento post-sanción considere el consumo de drogas, el tema de la salud mental, el ofrecimiento y entrega de información y alternativas claras (reales, efectivas) en los ámbitos propios de la reinserción social, y, por último, trabajo en la tolerancia a la frustración de los jóvenes. Respecto de los elementos que los jóvenes necesitarían para adherirse a un programa de acompañamiento post-sanción (considerando se ubica fuera de lo penal, por lo tanto, no tiene mecanismos coercitivos), los profesionales del sistema de justicia juvenil plantean que: 1. El programa debe considerar asuntos que sean del interés de los jóvenes, que respondan a sus necesidades. 2. Ofrezca apoyo en áreas asociadas al trabajo. 3. Muestre una oferta en los aspectos educacionales y desarrolle la motivación en los jóvenes para participar. 4. Trabajar con otras redes, instituciones u organizaciones en cuanto a lo que puede ofrecer. 5. Presencia de un vínculo entre el programa y el joven. 6. Realice actividades recreativas en el programa. 7. Actividades o espacios que impliquen ganancias monetarias para los jóvenes. 8. Una opinión aislada pero que rompe con la lógica de las respuestas del resto se asocia al hecho de que los jóvenes no estarían dispuestos a involucrarse en un programa de acompañamiento post-sanción como una manera de desligarse de lo judicial. La única manera en que eso podría ocurrir es que se quisiese continuar con lo trabajado en el programa, y siempre que no se haya derivado tal labor en una figura significativa. En síntesis, basados en la encuesta anteriormente revisada en términos de sus resultados, conviene anotar una serie de elementos, referidos a la calidad del dato producido y a líneas generales que se pueden trazar en relación a las respuestas que los actores del sistema de justicia dieron. Un primer elemento dice relación con la escasa uniformidad u homogeneidad en las respuestas ante las preguntas abiertas que dieron los actores del sistema de justicia. Ninguno, en ninguna pregunta abierta, da la misma respuesta, ni siquiera similar. Todos remiten a varios elementos que, desde su apreciación, parecen ser importante en la formulación de un modelo de acompañamiento post-sanción o en relación a la reinserción y al desistimiento de la conducta delictiva. En ese sentido, vale la pena plantear que no parecen seguir una norma en relación a lo que consideran más o menos importante. En ocasiones, se reconoce la importancia del trabajo individualizado con el joven, razón que puede ser relevante para constatar respuestas que no se chocan entre sí, aunque no se puede determinar con certeza tal idea. Por lo normal, señalan varios aspectos, encontrándose la generalidad

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en tanto se tocan aspectos similares desde varios actores, pero nunca esperando que dos o más actores den igual respuesta ante alguna temática preguntada. Por lo general, se otorga importancia al tema laboral, educacional, familiar, al trabajo vinculante con el joven y en relación a sus necesidades y prioridades, a la facilitación de conductas y estilos de vida pro-sociales, a la responsabilización del joven en relación a las acciones delictivas que han llevado a cabo, a problemas con el consumo de drogas y la salud mental, y al desistimiento de conductas delictivas. Hay cierta coincidencia en relación a lo que refieren en las preguntas cerradas y a lo que plantean ante las preguntas abiertas.

5. CONCLUSIONES EMPIRICAS A modo de conclusión, se vuelven a retomar las hipótesis planteadas en la investigación junto a otros puntos que cobran relevancia al momento de analizar la información. En primer lugar, a partir del Índice de Integración Social construido con los datos entregados por la encuesta, compuesto por las variables de Apoyo Social y Acceso a Recursos, se tiene que, dentro del rango total del índice, estos se ubican mayoritariamente en el intervalo inferior, es decir, de un total de 100 puntos, el puntaje de los jóvenes tiene un rango de 9 a 61, concentrando la media en los 34 puntos (aproximadamente en el tercio inferior del total). Asimismo, en cuanto al peso de cada variable en el índice total se obtiene que, para la muestra de jóvenes, el Acceso a Recursos tiene mayor relevancia para explicar la relación con la Integración Social, pues aporta más a la diferenciación de los grupos. No obstante, se está frente a una muestra que se distribuye de manera muy homogénea, distribuyéndose en una curva normal. A raíz de esto, se encuentra que la primera hipótesis en ponerse a prueba, sobre la distinción entre narrativas a partir del nivel de la integración social que presenten los sujetos, es falsa ya que los discursos persistentes y desistentes se distribuyen de manera similar entre los grupos, no pudiendo establecerse una tendencia en relación a estos. Esto sucede, probablemente, porque la muestra se distribuye de manera muy homogénea en cuanto al apoyo social que presentan y a la posibilidad de acceso a recursos que tienen, por lo tanto, no son estas variables las que explican la aparición de narrativas de cambio en los jóvenes, ya que la mayoría se encuentra en condiciones sociales similares. Por otro lado, en relación a la hipótesis sobre los proyectos de vida, la cual afirma que quienes proyecten metas y estrategias más concretas presentarán narrativas desistentes, a diferencia de quienes las expongan de manera más difusa, que tenderán a mostrar narrativas persistentes, se obtiene que, si bien las metas no son las que diferencian entre uno y otro discurso, las estrategias que plantean los jóvenes para la consecución de tales expectativas es el elemento diferenciador entre proyectos de vida. Las metas planteadas por los jóvenes tienden a compartir la necesidad de comenzar a trabajar pronto, ya sea porque tienen que sostener económicamente a su familia –enfocada en la pareja e hijo- o a sí mismos, pero la diferencia está en el carácter que toman tales expectativas. En las narrativas desistentes tiende a presentarse de manera más concreta, mientras que las persistentes se exponen en la forma de anhelo, ubicadas en un futuro lejano (principalmente con el hecho de estudiar). De la misma forma, y donde se genera la principal diferencia, las estrategias presentan

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distinciones cualitativas importantes. En el primer grupo, éstas se entienden de manera secuencial, es decir, se tiene claridad de los pasos que se deben seguir para conseguir las metas propuestas, donde el trabajo se constituye como el elemento central para lograrlo. En cambio, en quienes presentan narrativas persistentes las estrategias tienden a mostrarse de manera difusa, pues no hay una reflexión profunda sobre éstas y no se expone una voluntad clara para llevarlas a cabo, mientras que, en ciertos casos, la estrategia de plano se basa en el apoyo institucional, es decir, la acción propia del individuo queda relegada ya que deposita la confianza del cambio en la ayuda externa que pueda recibir. Ahora bien, dentro de los proyectos de vida se observa que la educación, en tanto metas y creencias, tiene una relevancia importante en los discursos de los jóvenes, ya que se considera como el medio para ascender socialmente. Sin embargo, los datos cuantitativos reflejan una relación sumamente débil entre estos y el mundo educacional, ya sea por el porcentaje de deserción como por la cifra de desconocimiento del nivel educacional de los padres. Con ambos datos, se presume que el tema educacional no es un aspecto relevante en los núcleos familiares de los jóvenes, ya que el alto porcentaje de desconocimiento da cuenta de la baja presencia en la historia de vida de estos (no es un tema conversado entre ambas generaciones), lo que se condice con la situación de escolaridad en que se encuentra. Esta situación, sumada a las condiciones de la oferta laboral a la que acceden, puede ver frustrados los intentos de encontrar trabajos que permitan satisfacer sus expectativas, que antes eran fácilmente cubiertas por el robo u otros delitos Continuando con las conclusiones, el medio social en que los jóvenes se encuentran se torna relevante sintetizar la relación de estos con su grupo de pares y familia. A partir de los datos, se observa que la relación con los amigos es una de las causas del inicio en la actividad delictual, y al mismos tiempo funcionan como una red de apoyo sumamente importante, ya que, de quienes han abandonado alguna vez el hogar, la mayoría menciona que acudió a redes de amistad para buscar ayuda (alojamiento). Por lo tanto, tales redes se configuran como un espacio constitutivo en los discursos de los jóvenes, no obstante, en el relato sobre la experiencia dentro de la condena, es frecuente que mencionen que estas amistades se perdieron (en algunos casos haciendo alusión a la decepción que esto les provocó) y resurgieron las figuras familiares nuevamente. Por lo tanto, hay una re-significación de las redes familiares, constituyéndose como fuentes de apoyo y vínculo, mientras que las redes de amistad están más lejanas pero aun se encuentran latentes, significando para algunos una prueba al momento de salir (ya que vuelven al contexto que los inició en el delito en primera instancia). A raíz de ello, es imperante trabajar la manera en que los jóvenes se vinculan con sus redes, de manera que éstas no se vuelvan factores en contra de su proceso de desistimiento. A partir de esta re-significación de los lazos familiares, se observa que son las figuras de la madre y la abuela, es decir quienes los cuidaban en su infancia y con quienes pasaban la mayor parte del tiempo, la que vuelven a aparecer en la condena y con las cuales se establecen relaciones vinculares importantes. Por lo tanto, en relación a la hipótesis donde más apoyo social, más vínculos sociales y los nuevos aprendizajes se condicen con narrativas desistentes, se observa que el elemento diferenciador entre los discursos es la presencia de vínculos sociales, y no tanto los otros dos elementos. Los vínculos con personas significativas hacen emerger el sentimiento de responsabilidad, ya sea para contrarrestar el acompañamiento que ha hecho la familia durante el proceso de condena o bien porque aparecen figuras que requieren de un cambio en él (ej: el hijo). Por lo tanto, fortalecer estos vínculos es necesario para potenciar el desistimiento en los jóvenes, ya que son estos lazos los que puede generar un apoyo social más estable.

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Es necesario destacar el nivel de parentalidad de los jóvenes, lo que los lleva a presentar un discurso cargado de responsabilidades en torno a ser padres y a tener un hogar propio. Lo que conlleva que un programa de reinserción y acompañamiento fije la atención en esto y vele por cubrir las necesidades básicas de su familia. Por otro lado, en torno a los factores estructurales que tienen mayor presencia en la narrativa de los jóvenes, efectivamente el trabajo es el elemento central. Éste se encuentra presente en todo tipo de discursos, persistentes y desistentes, con la diferencia que en el primer grupo se encuentra acompañado de una constante evaluación respecto a los costos y beneficios que conlleva en relación al delito, en cambio, en los desistentes la reflexión es más profunda y más consciente de los sacrificios que trae aparejado el ámbito laboral, los cuales son asumidos por los jóvenes. Los elementos que llevan a mirar negativamente esta esfera se originan, por un lado, por las pocas habilidades para el empleo formal que presentan los jóvenes y, por otro, por la dificultad para encontrar empleos relacionados con sus intereses personales. Ambos elementos se explican por la baja experiencia laboral que tienen, ya que a pesar que más de la mitad asegura haber trabajado al menos una vez no tenemos información sobre el tipo y la calidad del trabajo realizado. Por lo tanto, dadas las características de esta población, la evaluación que realizan en torno a los costos y beneficios tanto de trabajar como de delinquir es un momento crucial dentro del proceso de desistimiento. El trabajo es el elemento central porque es la vía para solventar su principal motor para delinquir, esto es, suplir la falta de recursos materiales. No es casualidad que el 84% de las materias de sanción de los jóvenes de la muestra sean los delitos contra la propiedad, ni que se legitime el robo cuando las actividades convencionales no logran solucionar los problemas que aquejan al sujeto o sus cercanos, pues esto hace ver que el tema económico es una preocupación central para sus proyectos de vida. Entonces, si bien se mostró que el trabajo por sí solo no es un factor que gatilla el desistimiento, sí tiene el potencial de reafirmarlo, por lo tanto, es de vital importancia ya no pensar la integración laboral en cuanto al indicador de empleo o no empleo, sino se debe tomar en cuenta los grados de precarización que estos presentan, ya que se están destinando un tipo particular de trabajos a cierta población en específico, asumiendo de antemano que los intereses personales no tienen cabida en sus elecciones. Por otro lado, en cuanto a la relación entre estructura y agencia, se planteó la hipótesis que las narrativas desistentes presentaría un sentido de agencia más desarrollado, en cambio las persistentes apuntaría a un discurso relacionado con la influencia de las estructuras. Frente a ello se descubre que la premisa es falsa, pues en ambos tipos de narrativas predomina el sentido de agencia, ya que hay una alta convicción que la responsabilidad de los actos está en las decisiones personales y un proceso de desistimiento solo pasará por una elección individual, presentando para ello una alta confianza en sí mismos, en sus capacidades para transformar su historia. Sin embargo, la distinción está en que, en las narrativas desistentes hay una evaluación y reflexión del entorno en que se encuentran, asumiendo y enfrentando las dificultades que éste trae aparejadas, en cambio, las narrativas persistentes se caracterizan por exponer a sujetos con un sentido de agencia voluntarista, es decir, una voluntad de cambio totalmente desarraigada del contexto en que se formula, pues no se presenta ningún tipo de análisis de las circunstancias por lo que se presume que frente a las dificultades del medio no se tendrá una respuesta efectiva que apoye el desistimiento. Esta visión individualista de transformación de las historias de vida, principalmente en las narrativas persistentes, se relaciona a la falta de vínculos reales que permitan sostener un proceso de

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desistimiento. De esta manera, la visión de que cada uno es responsable de sus decisiones y que para iniciar un proceso de cambio no se necesita a nadie más que a uno, es respuesta a una historia de vida marcada por la falta de lazos sociales que brinden un apoyo al desarrollo del joven. Por lo tanto, los discursos persistentes no atribuyen a la estructura social la explicación de la continuación en el mundo delictual, sino que se otorgan a sí mismos tal responsabilidad, lo cual probablemente trae profundas consecuencia en la configuración de la identidad de estos jóvenes, siendo más difícil el inicio de un proceso de desistimiento, no obstante, este estudio no puede dar respuesta cabal a ello, sino que da pie a futuras investigaciones para dar cuenta de este fenómeno. Como último punto, a partir de la información entregada tanto por jóvenes como por profesionales, se pueden establecer ciertos elementos fundamentales que un programa de acompañamiento post-sanción debe considerar. Un primer elemento que resalta en relación a este tema, es la crítica positiva que se observa en ciertos discursos en torno al trabajo que se realiza en el cumplimiento de condena. Algunos jóvenes afirman que en este espacio han podido conocer y desplegar habilidades que no conocían, adquiriendo en algunos casos motivación para aprender cosas nuevas. Por ello, amerita conocer la visión de los profesionales en torno a lo que es trabajado dentro de la sanción. Desde el punto de vista de los profesionales, la reinserción en entendida como el desistimiento de la actividad delictiva, el desarrollo de habilidades sociales (entendidas como proyectos y estilos de vida pro-sociales), la inserción en el mundo laboral y escolar, el desarrollo del apoyo familiar, la responsabilización y el acercamiento a las redes institucionales. Para lo cual, es sumamente importante la intervención basada en el vínculo que se establece con el joven. De esta manera, la sanción se configura como un espacio donde los jóvenes pueden ampliar sus habilidades, no obstante, llama la atención que sea el espacio penal el lugar donde una población juvenil en específico puede comenzar un desarrollo integral y no en espacios anteriores al cumplimiento de una condena. Desde el punto de vista de los jóvenes, la red comunitaria no es una esfera que les brinde ayuda, lo cual se condice con el nivel de participación de estos en espacios comunitarios. Por lo tanto, más que la incapacidad de esta red para servir a un proceso de desistimiento, lo que se tiene es una relación marcada por la indiferencia, pues la sociedad en general y la comunidad en particular no han sabido responder a la situación en que se encuentran estos jóvenes. A partir de esto, se comprende el énfasis en los ejes institucionales y familiares principalmente. Por último, con todo lo analizado se desprende que un programa de acompañamiento postsanción debe constituirse como un espacio que facilite y apoye la intención de cambio, por más incipiente que esta sea. Sin embargo, a pensar de los beneficios que trae el establecerse fuera del ámbito penal, presenta el gran problema de la adhesión de los jóvenes, ya que la voluntariedad es el elemento necesario para que un proyecto así funcione, tanto porque el desistimiento considera al sujeto como el ser activo y protagonista de este proceso, como la inexistencia de mecanismos coercitivos en este espacio. Frente a ello, es imperante rescatar los saberes de las personas que han trabajado con esta población, y no toparse con los mismos problemas que otros ya han solucionado. Entonces, a raíz de esto se establece que la motivación de los jóvenes debe partir considerando los elementos que son de su interés, que respondan a sus necesidades y proyectos de vida, en segundo lugar, debe haber un apoyo en lo laboral y educacional, para lo cual se hace necesario el trabajo en

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red con el objetivo de ampliar la oferta a la cual estos pueden acceder, por otro lado, se debe desarrollar el vínculo entre el profesional y el joven, generando una alianza efectiva entre ambos, y, para terminar, no solo se debe apuntar a esferas formales e institucionales, sino también al desarrollo personal y de actividades recreativas, ya que por el ciclo de vida en que se encuentran aun están en un proceso de formación, para lo cual es necesario contar con espacios donde puedan desplegar sus habilidades e intereses.

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Sección

INTERVENCIÓN DIAGNÓSTICA

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1. DESCRIPCIÓN GENERAL Durante el proceso de investigación se contempló una fase de intervención diagnóstica en la cual se trabajó con cuatro jóvenes a partir del modelo preliminar construido en base a la experiencia internacional. A partir de dicha experiencia de intervención se extrajeron aprendizajes que posteriormente se incorporaron en el modelo final de acompañamiento post-sanción. A continuación, se presentará una descripción del proceso y los aprendizajes extraídos. Luego de elaborar el modelo de intervención preliminar se procedió a contactar a los centros de condena para ofrecer ayuda a la integración de jóvenes que estuvieran prontos a terminar condena, que no tuvieran otras condenas pendientes y que pertenecieran a la comuna de Peñalolén. Por aspectos de coordinación (vale decir, presencia de jóvenes con esas características en el período solicitado –mes de enero de 2013), se realizó un trabajo conjunto con el Programa de Libertad Asistida Especial de Promesi Oriente. Como se mencionó anteriormente, el trabajo se llevó a cabo con cuatro jóvenes, de las siguientes características: o Tres eran hombres y una mujer o Todos eran mayores de edad (rango de edad entre 18 y 21 años. o Todos habían cumplido condena por delitos contra la propiedad. o Tres de ellos se contactaron justo luego de que terminaron su condena y uno de ellos se contactó antes de terminar su condena. Al realizar el contacto, a todos los jóvenes se les explicó las características del proyecto enfatizando en la voluntariedad de aquello y los pasos a seguir. Todos manifestaron interés en participar. 1.1.

Características del proceso en cada caso

A continuación, se realiza una breve descripción del proceso de intervención realizado con cada joven, enfatizando en los obstáculos encontrados, en tanto constituyen aprendizajes fundamentales a la hora de diseñar modelos de intervención. Para resguardar la identidad de cada uno, serán denominados como Joven 1, Joven 2, Joven 3 y Joven 4, respectivamente. 1.1.1. Joven 1 Se establece contacto con la joven luego del término de su condena. La joven señaló que le sería más cómodo reunirse en un lugar público y escogió una plaza. Asistió junto a su hijo y el padre de éste. En ese contexto se le presentó el proyecto y la joven se mostró muy entusiasta por participar del espacio, indicando interés por poder terminar sus estudios (en ese entonces había llegado hasta octavo básico). Para la sesión siguiente, se debieron hacer intentos recurrentes de coordinación, dado que la joven presentó dificultades para asistir en diversas ocasiones debido a problemas coyunturales vinculados a su trabajo y su hijo.

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Cuando finalmente se logró coordinar una sesión, se asistió al colegio Alicura25 -con el cual desde el proyecto se había establecido coordinación- para que la joven se matriculara. Dado que la joven trabajaba hasta muy tarde, se intentó buscar una alternativa compatible con su horario laboral. El director del colegio se mostró altamente comprometido, ofreciendo la posibilidad de hablar directamente con el jefe de la joven o enviarle una carta. La joven se mostró dispuesta, sin embargo presentaba algunas aprensiones asociadas a la dificultad que implica compatibilizar el empleo y la maternidad con los estudios. Para coordinar la siguiente sesión nuevamente la joven presentó dificultades para asistir, por lo cual se re-agendó la reunión en diversas ocasiones. En todo este proceso se mantuvo permanente contacto telefónico con la joven, quien señaló que no había podido asistir a la primera semana de clases por problemas en el trabajo. Sin embargo, luego de esa semana, su jefe le ofreció facilidades para asistir a clases. En ese marco, se acordó una próxima sesión para asistir al colegio a hablar con el director y explicarle la situación. La joven no asistió y no volvió a responder el teléfono. 1.1.2. Joven 2 Se generó el contacto con el joven previo al término de su condena. La delegada le informó del proyecto al joven, y al mostrarse interesado éste, se coordinó una reunión para presentarle el proyecto. Un representante de Pasos acudió al centro de condena para contarle las características del proyecto, enfatizando que el trabajo de intervención se construiría en base a sus intereses y necesidades. El joven se mostró interesado señalando que tenía interés en recibir ayuda para postular a un empleo en el área de la minería. Cabe señalar que el joven se encontraba trabajando en la construcción, pero esperaba desarrollarse en el área antes señalada. La sesión siguiente se realizó también en el centro de condena y tuvo por objeto presentarle el proyecto a la familia y firmar la carta de compromiso. La madre, la tía y una prima asistieron a la actividad, que además coincidía con el día de terminó de la sanción del joven. La familia se mostró interesada en el proyecto y se concretó su integración con la firma de la carta de compromiso. Cabe destacar que se pudo observar que el joven contaba con una fuerte red de apoyo que lo ha acompañado durante todo su proceso. Las actividades posteriores se llevaron a cabo fuera del centro de condena. Aquí se generó el primer obstáculo para la intervención. El joven no se sentía cómodo con que las sesiones se realizaran en su hogar por lo cual hubo que gestionar que se realizaran en otro espacio. Dado que el joven trabajaba en la construcción jornada completa, las actividades se debían realizar los sábados por la mañana. Desde el proyecto no se contaba con un espacio disponible en dicho horario, por lo cual se buscó gestionar la actividad en bibliotecas de la comuna de Peñalolén –principalmente porque las actividades relacionadas con apresto laboral requerían de un computador e internet. Sin embargo, tampoco se tuvo éxito en aquello dado que todas las bibliotecas visitadas se encontraban cerradas en ese horario. Por ello, se debió llevar a cabo la actividad en un parque, con un computador de uno de los miembros del proyecto. Pese a las inadecuadas condiciones se logró llevar a cabo las actividades. Se realizó el diagnóstico de intereses y necesidades (Ver Anexo. El joven contaba con bastantes recursos, presentando necesidades muy particulares. Presentaba escolaridad completa, señalaba 25

Cabe señalar que el proceso de coordinación e inserción a redes se debió realizar con premura -debiéndose saltar los pasos de diagnóstico de intereses y necesidades y construcción de plan de trabajo, en tanto los plazos de matrícula escolar se encontraban prontos a cerrar.

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tener buenas relaciones familiares, una relación de pareja estable, relaciones con grupo de pares no vinculados a la actividad delictiva y condiciones materiales satisfechas. En ese marco, se acordó que el trabajo estaría orientado a entregarle herramientas para que pueda postular a un empleo de las características que el manifestaba, vale decir, dentro del área de la minería. De este modo, se le ayudó a construir un currículum, se le entregó información para tener un manejo adecuado de las entrevistas y se le enseñó a utilizar páginas web para postular a empleo. Se esperaba poder acompañar al joven en todo el proceso de postulación e integración laboral, sin embargo, aun cuando se reiteró el intento de contactarlo en diversas ocasiones, su teléfono se encontraba apagado y la intervención se vio interrumpida. 1.1.3. Joven 3 Se realizó contacto telefónico con joven que había terminado su sanción y que, de acuerdo a lo señalado en el centro de condena, podría mostrarse interesado por participar del proyecto. Al contactar al joven, efectivamente este se mostró muy interesado en el proyecto y se agendó una reunión en su hogar. Sin embargo, cuando uno de los participantes del proyecto asistió al hogar nadie la abrió la puerta. Se intentó establecer un nuevo contacto, pero esta vez solo se pudo hablar con su pareja, quien señalaba que el joven se encontraba interesado en participar pero tenía dificultades horarias. A partir de ello, se intentó contactar al joven los horarios señalados por su pareja, pero no volvieron a contestar. 1.1.4. Joven 4 Al igual que en caso anterior, se realizó contacto telefónico con joven que había terminado su sanción, y que, por lo señalado desde el centro de condena, podría interesarse por el proyecto. Se estableció contacto con éste y efectivamente se mostró interesado, por lo cual se gestionó una reunión. El joven señaló que prefería reunirse en un lugar público, y eligió una estación de metro para el encuentro. Sin embargo el joven no asistió a la sesión. Se intentó sistemáticamente re-establecer contacto telefónico con el joven para re-agendar una reunión, pero no volvió a contestar. 1.2.

Conclusiones

Los aprendizajes extraídos de las intervenciones realizadas, y que fueron incorporados a la hora de diseñar la propuesta de modelo final fueron las siguientes: -

Incorporar Fase Pre-Egreso: El joven con el que se pudo realizar un trabajo de mayor extensión fue aquel con el que se pudo establecer contacto previo al término de su condena. Ello permitió que él y su familia conocieran el proyecto a cabalidad antes de terminar su sanción, lo que afianzó el compromiso con espacio y que conociera previamente a la personas del proyecto con quien trabajaría. Lo anterior confirma lo señalado por la evidencia internacional, respecto del aporte que constituye contemplar una Fase pre-egreso en un modelo de acompañamiento post-sanción.

-

Generar Niveles de Intervención según Complejidad: El breve trabajo realizado con los jóvenes permitió al equipo investigador observar un elemento que parece obvio pero que no siempre se considera en la práctica al diseñar una intervención y trabajo conjunto. Se trata

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precisamente del hecho que no todos los jóvenes presentan las mismas necesidades no solo en términos cuantitativos, sino también cuantitativos. Vale decir, si bien la evidencia recabada de otros proyectos desarrollados señala que la intervención debe ser de alrededor de 9 meses, la experiencia con los jóvenes recién descrita permite pensar que ello no debe ser rígido y aplicado a todos los jóvenes. Muchos de ellos pueden encontrarse en una situación en que muchas de sus necesidades se encuentran resueltas y solo necesitan asesoramiento en áreas específicas. O bien, en el otro extremo, hay jóvenes que pueden necesitar un nivel de apoyo significativamente más intenso. En ese marco, un modelo contextualizado y centrado en los sujetos debe considerar tales particularidades. No existe un período de intervención óptimo en general; el óptimo debe definirse en función de los objetivo que cada joven se establezca. En ese marco, se incorporó en la propuesta final de modelo de intervención una gradiente de niveles de complejidad que intenta reconocer la heterogeneidad de los jóvenes con los que se trabaja, a fin de evitar tanto la sobre intervención como la sub intervención de los jóvenes que deciden participar del proyecto. -

Disponer de un Espacio Físico para Desarrollar las Actividades: La dificultad que supuso tanto coordinar cada sesión de forma telefónica -ya sea porque cambiaban de teléfono de forma recurrente o porque pasaban largos períodos sin contestar- como definir un lugar para realizar las actividades, llevó al equipo investigador a concluir que se debe disponer de un espacio físico al que los jóvenes puedan acudir y donde se puedan realizar las actividades. El hecho que los jóvenes muchas veces no se sientan cómodos realizando las actividades en sus hogares, sumado al hecho que sus actividades personales obligan a que las actividades del proyecto deban realizarse en horarios en que muchos centros de reunión que pudieran ser apropiados no se encuentran disponibles, lleva a concluir que un proyecto de estas características debe contar con un espacio que se adapte al perfil de la población beneficiaria. A su vez, es importante que los jóvenes, aunque en algún momento abandonen el proceso, sepan que existe un espacio al cual pueden retornar si así lo quieren.

-

Tener Conocimiento de los Tiempos de Postulación a Servicios y Beneficios: La experiencia de intervención llevada a cabo con la joven otorgó un aprendizaje fundamental respecto de la importancia de conocer con antelación los plazos para acceder a servicios y beneficios de diversa índole. Ello permite construir un plan de trabajo ordenado, optimizar la capacidad de respuesta e integración por parte del proyecto y que él o la joven puedan prepararse para todo lo que implica un proceso de integración. Lo anterior permitiría que él o la participante pueda ir enfrentando los cambios y responsabilidades de forma paulatina. De lo contrario, podría verse abrumado y abandonar.

-

Generar un Proceso de Intervención que Permita Compatibilizar Actividades: Las breves intervenciones realizadas permitieron observar de forma patente cómo los jóvenes en muchas ocasiones deben compatibilizar diversas actividades y la complejidad que ello les supone. Así, deben compatibilizar trabajos de jornada completa con intenciones de retomar sus estudios e incluso en algunos casos, con la maternidad/paternidad. Esto constituye un aspecto no menor, en tanto la dificultad para compatibilizar actividades pudiera aumentar el riesgo de desertar de espacios que para ellos mismos son importantes para el desarrollo de su proyecto de vida. Un proyecto de estas características debe considerar este aspecto al momento de realizar la gestión de redes, de manera de poder ofrecer servicios que mejor se adapten a sus necesidades.

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Sección 3

MODELO DE INTERVENCION

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1. PROBLEMA A RESOLVER Cuadro 1: Árbol de problema

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2. FINES Y MEDIOS DE LA INTERVENCIÓN Cuadro 2: Fines y medios de la intervención

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3. OBJETIVOS Y PRODUCTOS 3.1. -

Objetivos del programa

Objetivo de desarrollo social26: “Ha disminuido la reincidencia delictiva de los jóvenes infractores de ley en la comuna de Peñalolén”

Este objetivo presenta el alcance que tendrá este programa en el contexto de la comuna de Peñalolén. El apoyar a los jóvenes que han cumplido sus condenas en Centros de SENAME no solo tiene un efecto en sus vidas y la de sus familias, sino que también en su comunidad, siendo una de ellas la disminución de los delitos que puedan cometer. Esta disminución obedece al proceso de desistimiento que se quiere propiciar a través del programa. -

Objetivo de fin “Los jóvenes de Peñalolén han desarrollado un proceso de desistimiento de la conducta delictiva”.

Este objetivo responde a la situación futura que se quiere alcanzar a través de la implementación del programa. Se asume que el proceso de desistimiento de la conducta delictiva es un proceso complejo y de largo plazo, en donde pueden intervenir variables de diversa índole, ya sean propias del joven, como la motivación que presente para el cambio, o de contexto. -

Objetivo de propósito: “Los jóvenes de Peñalolén, que finalizan sus condenas en centros de SENAME, cuentan con herramientas agenciales y estructurales que para desarrollar un proceso de desistimiento de la actividad delictiva”.

Refiere a los resultados inmediatos que tendrá el programa sobre la población beneficiaria. Para apoyar el proceso de desistimiento de la conducta delictiva se entregarán herramientas a partir de 6 dimensiones: trabajo, salud, educación, vivienda, derechos civiles y recreación. El desarrollo de cada una de éstas estará sujeto a los requerimientos individuales que presenten los jóvenes participantes, ya que se entiende que existen distintos tipos y niveles de necesidades en los jóvenes, por lo que este acompañamiento tendrá que enfrentarse a distintos escenarios de intervención, desde aquellos que sólo requiere asesoría hasta quienes presenten mayor dependencia hacia el programa27. 3.2.

Productos28:

El proyecto Pasos se plantea como un acompañamiento individualizado para aquellos jóvenes de la comuna de Peñalolén que han culminado su condena y que se enfrentan al escenario del medio libre. Como programa, es posible establecer productos macro de funcionamiento, los cuales serán orientadores para dar cabida a los objetivos planteados. No obstante, como este programa presenta una racionalidad usuaria de funcionamiento, las metas a cumplir a nivel micro, serán fijadas en el plan de trabajo individual de cada joven. En este plan de trabajo el joven, con apoyo del facilitador, planteará objetivos específicos respecto a las dimensiones de trabajo, niveles de intervención y niveles de complejidad en que se encuentre el joven.

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Este objetivo plantea el alcance mayor que tendrá el proyecto, es decir, el impacto inmediato en la comuna de Peñalolén. Los detalles en los niveles de complejidad de la intervención, se presentan en la Estrategia de Intervención. 28 “Los productos se definen como el fruto concreto, tangible y observable de las acciones del proyecto. Se trata de los resultados (bienes, acciones o servicios) que los responsables del proyecto se comprometen a obtener a través de las actividades planificadas” (Peroni, 2006). 27

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A partir de lo anterior, la eficacia del programa será entendida como el cumplimiento de los objetivos personales que puedan fijarse los jóvenes, así como los objetivos generales, los cuales se lograrán a través de los siguientes productos: -

Jóvenes identifican las herramientas necesarias que favorecen el desistimiento de la conducta delictiva

El primer producto que se espera del programa, es que los jóvenes que se encuentran ad portas de egresar de los centros de condena, inicien un trabajo de análisis sobre sus necesidades al momento de egreso. Este trabajo permitirá sentar las bases de lo que será el plan de trabajo del acompañamiento individualizado con el joven, según las dimensiones y las problemáticas que considere necesarias de abordar durante la intervención. Para lograrlo, la coordinación con los centros de condena será fundamental, ya que se espera realizar un trabajo en conjunto sin sobre intervenir en los jóvenes, considerando el periodo de pre egreso como una transición desde los procesos de reinserción iniciados al interior de los centros de condena y la situación con la que se encontrarán en el medio libre. -

Jóvenes participan en su comunidad, a través del acceso a redes comunitarias e institucionales de servicios.

El segundo producto que se intenta alcanzar mediante este programa es la participación de los jóvenes en las redes comunitarias e institucionales existentes en su comunidad. Esto ya que se ha identificado que gran parte del proceso de desistimiento de la conducta delictiva, pasa por procesos de inclusión social. El programa entonces, facilitará esta inclusión a redes en las que el joven pueda satisfacer necesidades inmediatas, además de re significar los vínculos con su comunidad y las organizaciones sociales que en ella pueda participar. Para alcanzar este producto, se necesita un trabajo colaborativo con las redes existentes. -

Jóvenes redefinen vínculos con sus familias, personas cercanas y figuras significativas

El tercer producto a alcanzar mediante el programa de acompañamiento es el que tiene relación con la autoeficacia personal de los jóvenes en su comunidad. Esta autoeficacia responde a una alta motivación para el cambio de parte de los jóvenes, lo que conllevará la configuración de una identidad no asociada al delito. Este cambio de identidad necesariamente tendrá un impacto en las personas más cercanas al joven, así como sus familias y figuras significativas; ya que lo que se busca es que el joven transforme los lazos existentes (pro delictuales y no delictuales) que posea, y así cambiar dinámicas de interacción que propicien el desistimiento de la conducta delictiva. -

Jóvenes son capaces de utilizar las herramientas entregadas en la creación de un proyecto de vida

Por último, se espera asegurar la permanencia de los impactos alcanzados en el programa por los jóvenes. Esto refiere a la capacidad que tendrán los jóvenes de proyectar los alcances a través del tiempo, apoyándolos en la creación de un proyecto de vida no asociado a la actividad delictiva. Para esto será necesario elaborar un plan de trabajo post finalización del programa, en donde el joven, sin la necesidad de un apoyo individualizado sea capaz de dirigir sus necesidades hacia las redes disponibles en su comunidad.

136

3.3.

Matriz de Marco Lógico

Tabla 17: Matriz de Marco lógico Nombre de la alternativa elegida: Acompañamiento post sanción para apoyar procesos de desistimiento de la actividad delictiva Resumen narrativo Fin: “Los jóvenes de Peñalolén han desarrollado un proceso de desistimiento de la conducta delictiva”

Propósito: “Los jóvenes de Peñalolén, que finalizan sus condenas en centros de SENAME, cuentan con herramientas agenciales y estructurales que para desarrollar un proceso de desistimiento de la actividad delictiva" Producto 1: “Jóvenes identifican las herramientas necesarias que favorecen el desistimiento de la conducta delictiva”

Meta Los jóvenes del programa encuentran en el proyecto PASOS un apoyo para desistir de la conducta delictiva Los jóvenes declaran satisfacción con las herramientas entregadas. Eficacia del programa (cumplimiento de objetivos).

Indicador Satisfacción de los jóvenes participantes con el proyecto

Fuente de verificación -Ficha del participante -Encuesta de satisfacción (ex dure y ex post)

Supuesto El proyecto PASO cuenta con los recursos económicos y humanos necesarios para poder facilitar el proceso de desistimiento de los jóvenes.

Satisfacción de los jóvenes participantes con el proyecto Porcentaje de cumplimiento de los objetivos del participante

-Encuesta de satisfacción (ex dure y ex post) -Ficha del participante

Se cuenta con los recursos materiales, institucionales y humanos suficientes para entregar herramientas a los jóvenes participantes. Los jóvenes encuentran en las herramientas entregadas por el proyecto un apoyo para desistir de la actividad delictiva.

Jóvenes generan su plan de trabajo según dimensiones en que necesite apoyo, y el tiempo en que pueda permanecer en el programa.

Porcentaje de jóvenes que desarrolla junto al monitor un plan de trabajo coherente con sus necesidades y oportunidades en el programa.

Ficha del Participante Evaluación monitor y participante

Los jóvenes pueden diferenciar sus necesidades según las dimensiones de trabajo del proyecto, y el tiempo en que puedan ser desarrolladas. Las dimensiones de trabajo del proyecto PASOS son las adecuadas para facilitar el proceso de desistimiento de la conducta delictiva.

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Producto 2: “Jóvenes participan en su comunidad, a través del acceso a redes comunitarias e institucionales de servicios”

Jóvenes acceden a la red comunitaria e institucional de servicios.

Porcentaje de jóvenes que participan de la red comunitaria e institucional de servicios, según sus objetivos.

Ficha del participante Evaluación monitor y participante

Las redes comunitarias e institucionales existentes realizan un trabajo colaborativo con el proyecto PASOS en la inclusión y reinserción de los jóvenes.

Producto 3: “Jóvenes redefinen vínculos delictuales con sus familias, personas cercanas y figuras significativas”

Jóvenes manifiestan cambio de relaciones con su familia, personas cercanas y figuras significativas

Entrevista en profundidad

Los jóvenes y sus vínculos cercanos están interesados en mantener relaciones saludables, facilitando el proceso de desistimiento del joven.

Producto 4: “Jóvenes son capaces de utilizar las herramientas entregadas en la creación de un proyecto de vida alejado de la actividad delictiva”

Jóvenes manifiestan sostenibilidad en los apoyos recibidos durante el proyecto.

Discurso de los jóvenes en cuanto a sus relaciones con su familia, personas cercanas y figuras significativas (ex ante y ex post) Porcentaje de jóvenes que tiene un plan de trabajo individual al finalizar el programa. Número de protocolos de colaboración firmados con organizaciones e instituciones participantes del programa. Percepción de los jóvenes y redes participantes de la sostenibilidad del proyecto Pasos.

Informe herramienta árbol de cambio Informe final proyecto Pasos (protocolos de colaboración). Grupo focal evaluación del programa con jóvenes. Grupo focal de evaluación del programa con representantes de las redes participantes

Al finalizar el programa, los jóvenes se encuentran motivados para proyectar el apoyo recibido sin la ayuda de un programa de acompañamiento individualizado. Las redes participantes del programa son capaces de asumir responsabilidades de colaboración con los jóvenes participantes del proyecto Pasos.

Fuente: Elaboración propia

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3.4.

Definición de actividades Tabla18: Definición de actividades

Producto “Jóvenes identifican las herramientas necesarias que favorecen el desistimiento de la conducta delictiva” “Jóvenes participan en su comunidad, a través del acceso a redes comunitarias e institucionales de servicios”

“Jóvenes redefinen vínculos con sus familias, personas cercanas y figuras significativas” “Jóvenes son capaces de utilizar las herramientas entregadas en la creación de un proyecto de vida alejado de la actividad delictiva”

Actividades 1. Actividades de difusión del proyecto en centros de condena y comunidad de Peñalolén 2. Realización de un diagnóstico de necesidades de los jóvenes según dimensiones de trabajo 3. Realización de un plan de trabajo según niveles de intervención que requieran los jóvenes 1. Evaluación de la red comunitaria e institucional disponible según dimensiones de trabajo. 2. Reuniones de coordinación con la red comunitaria e institucional disponible para la inclusión de los participantes. 3. Inclusión de los participantes en la red comunitaria e institucional, según dimensiones y necesidades presentes. 4. Monitoreo de la participación de los jóvenes en las redes. 1. Evaluación de red social personal del joven. 2. Creación de un plan de trabajo de fortalecimiento y reestructuración de esa red. 3. Tareas de apoyo a la red social personal del joven durante su participación durante el programa (información, inserción a redes, etc.) 1. Realización de jornada “herramienta árbol de cambio” con todos los jóvenes que estén por egresar del programa. 2. Elaboración de un listado de necesidades de los jóvenes a resolver antes de finalizar el programa. 3. Elaborar protocolos de trabajo con la red comunitaria e institucional para que, una vez que finalice el programa, los jóvenes puedan seguir participando de estas. 4. Elaboración de un plan de trabajo con los jóvenes post programa.

Fuente: Elaboración propia

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3.4.1. Operacionalización de Actividades Producto 1: “Jóvenes identifican las herramientas necesarias que favorecen el desistimiento de la conducta delictiva” Actividad 1.1 Actividades de difusión del proyecto en centros de condena y comunidad de Peñalolén. 1.2 Realización de un diagnóstico de necesidades de los jóvenes según dimensiones de trabajo.

1.3 Realización de un plan de trabajo según niveles de intervención que requieran los jóvenes.

Descripción Esta actividad es el primer paso de la implementación del programa. Consiste en dar a conocer los objetivos del programa, el equipo ejecutor y las dimensiones de trabajo que tendrá este. Esto con la finalidad de que los jóvenes que están por egresar de los centros de condena y la comunidad en general, sepan que cuentan con este programa de apoyo a los jóvenes. Una vez que jóvenes, de manera voluntaria, se interesan por el programa, es necesario evaluar el estado en que se encuentran sus necesidades al salir al medio libre. Para esto, se comenzará trabajando con la herramienta “Ficha del participante”, en la cual el joven con la ayuda del encargado del equipo ejecutor clasificará sus necesidades en las dimensiones de trabajo que ofrece el programa. Las necesidades clasificadas según las dimensiones de trabajo se encauzarán a través de un plan de trabajo realizado en conjunto con los jóvenes. Este plan de trabajo se definirá en función de las necesidades que estén presente y de las posibilidades de concreción en el período de implementación del programa.

Duración 1 mes. No obstante, es posible seguir realizándose en el resto del tiempo de la intervención.

Recursos humanos Equipo ejecutor

Recursos materiales Insumos para la creación de boletines (papel, impresión, etc.) Pago salarios equipo ejecutor Movilización del equipo

Equipo ejecutor

Ficha del Participante Movilización del equipo

Equipo ejecutor

Ficha del Participante Movilización del equipo

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Producto 2: “Jóvenes participan en su comunidad, a través del acceso a redes comunitarias e institucionales de servicios” Actividad

Descripción

2.1 Evaluación de la red comunitaria e institucional disponible según dimensiones de trabajo.

La actividad consiste en hacer un catastro y red de contacto con todas aquellas organizaciones e instituciones que puedan apoyar el proceso de inclusión de los jóvenes a su comunidad. Además, este catastro debe realizarse por dimensiones de trabajo y debe contener toda la información necesaria para que los jóvenes puedan acceder a ella. Estas reuniones con la red comunitaria e institucional catastrada, tienen una doble finalidad. Por una parte se espera contextualizar el proceso y las características particulares de los jóvenes que participan del programa; mientras que por otra parte se espera recabar información y formar alianzas sobre las contribuciones que puedan realizar estas redes en la implementación de PASOS. Además, y como otro elemento de coordinación. Se deberá trabajar y evaluar los casos de reincidencias con los centros de condena respectivos. La inclusión de los participantes en la red comunitaria e institucional es la actividad central de este producto. Para esto es necesario que el joven cree un lazo con la institución a la cual fue derivado según el plan de trabajo que se genere (salud, educación, etc.)

Encargado de redes (equipo ejecutor)

Teléfono

Encargado de redes Equipo ejecutor

Material de difusión (afiches, presentaciones) Insumos jornadas de socialización (té, café, galletas, etc.) Movilización equipo ejecutor y/o integrantes de la red comunitaria e institucional Movilización equipo ejecutor y redes Teléfono

Una vez que el joven se incluye a una organización o institución, es necesario velar porque la participación del joven no se vea interrumpida y logre alcanzar sus objetivos en dicha red. Para esto es necesario monitorear la situación de los jóvenes a través del auto reporte que ellos puedan entregar, y de ser posible, el reporte que puedan entregar los encargados de las redes involucradas.

Encargado de redes Joven participante Encargados de redes comunitarias e institucionales

2.2 Reuniones de coordinación con la red comunitaria e institucional disponible para la inclusión de los participantes.

2.3 Inclusión de los participantes en la red comunitaria e institucional.

2.4 Monitoreo de la participación de los jóvenes en las redes

Duración Recursos humanos Recursos materiales

Encargado de redes Joven participante Encargados de redes comunitarias e institucionales

Movilización equipo ejecutor Teléfono Ficha del participante

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Producto 3: Jóvenes redefinen vínculos no delictuales con sus familias, personas cercanas y figuras significativas Actividad 3.1 Evaluación de red social personal del joven.

Descripción Esta actividad consiste en una revisión de la red social personal del joven. En ella el participante irá definiendo cuál es el estado de sus vínculos con estas personas y cómo le gustaría que fueran esos vínculos en el proceso de desistimiento de la conducta delictiva.

3.2 Creación de un plan de trabajo de fortalecimiento y reestructuración de esa red

En base a los objetivos que se propone el joven en cuanto al estado ideal de sus vínculos se deberá realizar un listado de tareas para que el joven trabaje junto a esas personas. Para esto, será fundamental el acompañamiento y orientación del profesional que acompañe este proceso. Esto por lo delicadas y difíciles que puedan resultar algunas situaciones que puedan tener los jóvenes. Esta actividad viene a complementar el trabajo que se realiza con la red social personal de los jóvenes en pos del desistimiento de la conducta delictiva. En algunas ocasiones, dependiendo del diagnóstico de los casos, la red social personal de los jóvenes se puede encontrar en la misma situación de exclusión que los jóvenes, lo cual puede desmotivar el desistimiento ante la urgencia de algunas necesidades que se presenten en el núcleo. Ante esto, el monitor del participante también podrá otorgar información o favorecer la inclusión a redes de aquellas personas que se considere necesario.

3.3 Tareas de apoyo a la red social personal del joven durante su participación durante el programa (información, inserción a redes, etc.)

Duración

Recursos humanos Monitor Joven participante

Recursos materiales Ficha del participante

Monitor Joven participante Red social-personal de los jóvenes

Ficha del participante Movilización monitor en caso de visitas

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Producto 4: Jóvenes son capaces de utilizar las herramientas entregadas en la creación de un proyecto de vida alejado de la actividad delictiva Actividad

Descripción

4.1 Realización de jornada “herramienta árbol de cambio” con todos los jóvenes que estén por egresar del programa

Esta actividad consiste en un análisis de sostenibilidad de los logros alcanzados por los jóvenes durante su participación en el programa. A través de la herramienta árbol de cambio ellos podrán visualizar sus avances, riesgos, y contribuyentes en sus logros. Además, podrán visualizar cuáles son las necesidades que se les presentan una vez finalizado el programa. Puede realizar de manera individual o grupal, según se estime conveniente.

4.2 Elaboración de un listado de necesidades de los jóvenes a resolver antes de finalizar el programa

Ad portas de finalizar la intervención, es necesario hacer sostenibles los logros alcanzados por los jóvenes y visualizar su proyección en el tiempo. Para esto, es necesario hacer un listado de necesidades a resolver en el tiempo que queda del programa. A través de este listado, se pasará a un periodo de transición, en el cual el joven va a empezar a actuar de manera independiente, para hacer sostenible los avances que ha tenido en su tiempo de permanencia en la intervención.

4.3 Elaborar protocolos de trabajo con la red comunitaria e institucional para que, una vez que finalice el programa, los jóvenes puedan seguir participando de estas. 4.4 Elaboración de un plan de trabajo con los jóvenes post programa.

Duración

Recursos humanos

Recursos materiales

Equipo ejecutor Joven participante

Insumos jornada herramienta árbol de cambio (cartulinas, plumones, lápices, etc.)

2 meses antes de finalizar el programa

Equipo ejecutor

Ficha del participante

Esta actividad consiste en elaborar protocolos de compromiso de trabajo con la red comunitaria e institucional que ha participado del programa. Esto con la finalidad de que los jóvenes puedan seguir participando de esta sin la necesidad de contar con un programa de apoyo.

1 mes antes de finalizar el programa

Equipo ejecutor Encargados de redes participantes

Insumos para reuniones y protocolos (papel, té, café, etc.)

La actividad consiste en la elaboración de un plan de trabajo en conjunto con los jóvenes, que les permitirá a los jóvenes tener una ruta de trabajo propia una vez que finalice la intervención

1 mes antes de que finalice el programa

Equipo ejecutor

Insumos de oficina

Joven participante

Ficha del participante

Joven participante

143

4.

MODELO DE INTERVENCIÓN

4.1. Antecedentes Teóricos A fin de materializar en intervenciones concretas lo que la evidencia indica como relevante para facilitar un proceso de desistimiento, se debe utilizar un modelo que promueva tanto los factores agenciales como los estructurales, abordando el ámbito individual del adolescente y su relación con las redes presentes en su comunidad. Un modelo de estas características facilita un acercamiento a la experiencia concreta que escape de explicaciones muy universalizantes o abstractas, mediante la elaboración de teorías de pequeño alcance, con una orientación estratégica (Martínez, 2006). Así, un modelo constituye un instrumento para comprender, planificar y crear futuro mediante intervenciones que enfatizan en la exploración teórica conducente a la acción, proponiendo cómo es que debiera ser un proyecto y qué se debería hacer para que éste alcance sus objetivos; en definitiva, son "representaciones operatorias que sirven para hacer" (Martínez, 2006: 11). No se debe olvidar, sin embargo, que los modelos no deben utilizarse de modo lineal y rígido, sino que deben reconocerse como un punto de partida para explorar y crear (Martínez, 2006). En ese marco, el Modelo de Gestión de Casos parece ser idóneo para cumplir con dicho objetivo. Los autores del Programa Volver a Confiar identificaron al modelo de gestión de casos como el más apropiado para intervenciones post-sanción, en tanto se entiende como “una aproximación estratégica que se fundamenta en el potencial constructivo de la relación de confianza, cuyo objetivo es facilitar el proceso de reintegración de dicha persona, mediante estrategias especializadas” (Aguilar et al., 2010: 39). Este enfoque ha cobrado fuerza en programas recientes, donde se demuestra que los que cuentan con este tipo de modelo obtienen mejores resultados que los que no poseen esta figura de soporte individual. La cualidad de este modelo es que se considera al individuo como un sujeto activo, que es capaz tanto de generar un proyecto, de proponer cambios como de entregar valiosos aportes a su comunidad (Aguilar et al., 2010). Desde este modelo se propone que la intervención sea mediante una relación facilitadora entre el gestor de casos y el participante, orientada a mejorar el acceso a servicios y redes de este último, ya sea a nivel de servicio directo, tratando con personas y familias; a nivel de planificación de programa, trabajando con la estructura organizativa de apoyo, y a nivel de desarrollo de políticas, tratando con las implicaciones financieras y políticas de un programa comunitario más amplio (Viscarret, 2007). Se tiene, entonces, que el modelo de gestión de casos es un intervención metodológica multinivel, que permite gestionar el apoyo a un participante, impactando en dos niveles: a nivel del agente mismo, en tanto existe una participación activa en el programa, donde se considera que el participante es un sujeto que toma decisiones de acuerdo a sus necesidades e intereses; y a nivel más estructural, que involucra un impacto en la comunidad y en las distintas redes que son parte de ella (Austin, 2001; O’Connor, 1998; Rose, 1992, en Viscarret, 2007). Así, es importante entender que el modelo busca promover y respetar lo máximo posible la autodeterminación del participante. El gestor de casos es responsable de apoyarlo y ayudarlo a tomar decisiones fundamentales sobre el acceso a redes y servicios, involucrándose en la identificación de necesidades y estrategias para resolverlas, pero siempre desde el lugar de un facilitador de los objetivos que el sujeto se establece (Viscarret, 2007). El modelo tiene como característica el compartir responsabilidades, lo cual

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maximiza la implicación del participante en la toma de decisiones y en la solución de un problema, como también afianza la relación entre ambos -participante y profesional-. Lo anterior, en términos simples, implica que los gestores de casos deben entenderse no como "proveedores de tratamiento correccional"29 (McNeill, 2006: 46) - concepto que alude a un proceso que le pertenece a los "expertos"-, sino como un apoyo en el proceso de desistimiento -proceso que pertenecería al sujeto que desiste-. Este cambio de perspectiva implica otorgarle a la intervención profesional un lugar accesorio dentro de un proceso de mayor envergadura que pertenece a quien busca desistir de la actividad delictiva (McNeill, 2006). 4.2. Estrategias de Gestión Concordando con Peroni (2006), una de las características centrales de la intervención debe ser su sustentabilidad, vale decir, su capacidad de mantener sus efectos y objetivos alcanzados a través del tiempo, más allá de la duración del proyecto. En línea con lo anterior, en el presente proyecto se establecen dos estrategias a implementar, el trabajo en red, que refiere a los distintos tipos de vínculos que el sujeto puede construir, y el acompañamiento individualizado, que tiene como figura principal al facilitador y su relación de compromiso y confianza con el participante. Las intervenciones diseñadas y planificadas integrando ambas estrategias, en términos generales, conectan la vida privada del individuo con sus amigos, la familia, sus compañeros de trabajo, y con actores sociales pertenecientes a instituciones y organizaciones, configurando así un espacio amplio de circulación constructiva del apoyo social. Según McNeill (2006), desde el punto de vista vital, no es suficiente la “habilitación” o capacitación del sujeto para poder estimular el desistimiento, cuando el cambio depende también de las oportunidades de ejercer esas capacidades. 4.2.1. Acompañamiento individualizado En este contexto, el concepto de acompañamiento individualizado se entenderá como el proceso de facilitación a la integración social que un profesional hace de forma personalizada con una persona que ha terminado su condena; proceso en el cual el profesional se constituye como figura de soporte y lo acompaña en el proceso de adquirir herramientas para alcanzar sus objetivos en el medio libre. Según los autores del programa Volver a Confiar (Aguilar et al., 2010) las personas que cuentan con esta figura de soporte tienen mejores resultado en su proceso de desistimiento que quienes no la tienen. Esta estrategia se fundamenta, entonces, en la relación de confianza entre ambos actores y el potencial constructivo que tiene dicho compromiso, teniendo como principio básico y orientador que el individuo se considera un sujeto activo, capaz de promover cambios. Según este programa, un modelo de gestión de caso que incorpore una estrategia de acompañamiento individualizado es una herramienta necesaria para el desarrollo de lazos de confianza y de cooperación entre el profesional y el participante. Ello es reafirmado por McNeill (2006), quien agrega que este proceso, sobre todo si involucra a reincidentes, requiere de la construcción de una narrativa de la identidad, es decir de la posibilidad de comprenderse a sí mismos como algo distinto de delincuentes, o la identificación con otro modo de vida distinto al que involucra el delito como fundamento. 29

Traducción propia.

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Al explorar las dimensiones subjetivas del cambio comparando "guiones narrativos", Maruna (2001, en McNeill, 2006) observó que, en el caso de los desistentes era recurrente la referencia a una "fuerza externa, a una persona que creía en él, gracias a la cual pudo lograr lo que siempre quiso hacer” (Maruna, 2001, en McNeill, 2006: 48 [traducción propia]). En esa línea, pero más específicamente, Rex (1999) en su estudio sobre "desistimiento asistido" encontró que el nivel de participación de los sujetos con su proceso de desistimiento parecía verse fomentado por el compromiso profesional de los intervinientes, que generaban un sentido de responsabilidad personal y lealtad mediante un trato equitativo, razonable y alentador; trato que los sujetos interpretaron como interés de los profesionales por su bienestar. Ello es concordante con otras investigaciones que relevan el papel de soporte de las intervenciones, que deben, en el proceso de promover el desistimiento, facilitar el desarrollo de fortalezas en el sujeto –tanto a nivel individual como social- de manera que, el impulso de cambio que se construya, se sostenga a través del tiempo (Barry, 2000; Burnett, 2004; Burnett y McNeill, 2005; McNeill et al., 2005, en McNeill, 2006). Entre las virtudes que los desistentes han señalado como necesarias para los profesionales que realicen gestión de casos, se encuentran: buen manejo de habilidades interpersonales, esperanza, optimismo, persistencia, paciencia, respeto, equidad, lealtad, confiabilidad, discreción en las intervenciones, compasión, sabiduría, flexibilidad, tacto con las diferencias y conocimiento de los servicios disponibles que pueden mejorar la intervención (McNeill, 2004; Raynor, 2004, en McNeill, 2006). Cabe señalar que, desde un enfoque de desistimiento, no solo se debe apoyar a las personas en su proceso de "hacer el bien", sino que, recíprocamente, se debe resguardar que la sociedad "haga el bien" a quienes han sido condenados (McNeill, 2006). Como una responsabilidad moral, se debe aceptar el papel que juegan las desigualdades e injusticias social en muchos sujetos que delinquen (Bottoms & McWilliams, 1979, Raynor & Vanstone, 1994, en McNeill, 2006). De este modo, se debe generar un “intento genuino y visible de remediar las injusticias y la exclusión que han sufrido ellos [es decir, algunos delincuentes]” (Duff, 2003: 194, en McNeill, 2006: 54). Duff agrega que esto implica que: "El gestor de caso ahora deberá ayudar al delincuente a negociar su relación con la estructura política contra la cual delinquió, pero por la cual ha sido tratado en forma injusta e irrespetuosa: debe hablar por la estructura política al delincuente en términos reprobadores, pero también de disculpa; términos que busquen llevarlo a reconocer el mal que ha hecho y expresar un reconocimiento apologético de la injusticia que sufrió: y deberá hablar a la estructura política por el delincuente, y explicar lo que se le debe, además de lo que él debe". (2003: 54, en McNeill, 2006 [Traducción Propia]) De tal modo, y en síntesis, el compromiso requerido por este enfoque pone en un lugar prioritario la colaboración en el proceso de diseño conjunto de las intervenciones; intervenciones que no solo se concentrarían en evitar posteriores delitos, sino que, como devenir fundamental en lo moral y lo práctico, se involucraría con la misma intensidad en el proceso de permitirles a los sujetos la participación e inclusión social. Para un proceso adecuado de acompañamiento individualizado, resulta importante manejar, a lo menos, dos componentes claves: Motivación para el Cambio:

146

Miller (1985, en Redondo y Martínez, 2011) definió la motivación para el cambio del comportamiento como probabilidad que tiene una persona de iniciar, continuar y mantener un proceso de modificación de su conducta. Como se mencionó anteriormente, desde un enfoque de desistimiento se pone énfasis a los procesos de cambio más que los modos de intervención (McNeill, 2006). Dicho de otro modo, son los procesos experimentados por el propio sujeto los que van delineando la intervención y no al revés. Ello dice relación con lo que Uggen y Kruttschnitt (1998) refieren como “modelos motivacionales de desistimiento”, donde dinámicas del compromiso personal toman escenario central. Por ejemplo, al respecto Adams (1997: 334-5, en LeBel et al., 2008: 135), señala: "Pensar en la reforma criminal como una iniciativa personal de socialización ilumina un espacio de la ecuación frecuentemente ignorado por los investigadores. Los cambios sustanciales y duraderos en la conducta criminal raramente surgen solo como resultado de una experiencia pasiva, y esos cambios son mejor conceptualizados como el resultado de un proceso que involucra significativa participación del infractor, quien, en muchos sentidos, actúa como su propio agente de cambio" [Traducción propia]. Si bien existes diversos modelos para el cambio (coercitivo, argumentativo, persuasivo), a modo de exponer las características básicas del modelo motivacional, se presenta la siguiente tabla con las diferencias entre entrevista informativa clásica y entrevista motivacional centrada en el paciente (Freixa, 2000, en Lizarraga y Ayarra, 2009). Tabla 19: Modelos de Entrevista Informativa y Motivacional

Modelo Informativo Da consejos expertos

Modelo Motivacional Estimula la motivación para pasar a la acción

Intenta persuadir

Favorece el posicionamiento ayudando en la reflexión Resume los puntos de vista Actúa colaborando para ayudar a decidir por el cambio

Repite los consejos Actúa con autoridad Es rápido

Es de aplicación progresiva

Fuente: Elaboración propia a partir de “Entrevista motivacional. En Anales del sistema sanitario de Navarra” Lizarraga y Ayarra, 2009.

Para especificar aún más, un ejemplo de trabajo en motivación para el cambio que ha sido bastante efectivo con infractores de ley es el modelo transteórico de Prochaska y DiClemente, que se basa en el proceso de desistimiento y voluntariedad (Prochaska, Norcross, & DiClemente, 2010). Estudiando los procesos de cambio de las personas, dichos autores observaron que quienes logran mejoras en su estilo de vida pasan por estadios caracterizados por una actitud y tipos de motivación diferentes (Lizarraga y Ayarra, 2009). A partir de eso, elaboraron el modelo de estadios de cambio o "rueda de cambio" (Cuadro 3), que refleja que el proceso de cambio no sería de carácter lineal, sino que la persona transitaría varias veces por los estadios antes de alcanzar un cambio estable (Lizarraga y Ayarra, 2009). Los estadios son (DiClemente & Velasquez, 2002): -

Precontemplación. En esta fase la persona no se ha hecho consciente de tener un problema que deba resolver, y por ello no muestra intenciones de cambiar.

147

-

-

-

Contemplación. El individuo empieza a adquirir conciencia de las dificultades que tiene; empieza a evaluar los pros y los contras de mantener su conducta, pero aun no toma la decisión de realizar un cambio. Determinación. La persona decide intentar realizar un cambio e indica tener la confianza de poder hacerlo eficazmente. Cambios. La persona pone en práctica su decisión, comienza a dar pasos claramente dirigidos a solucionar sus dificultades, variando sus conductas u experiencias. Mantenimiento. La persona se concentra en mantener el cambio -en general se considera que este estadio se alcanza a los 6 meses como mínimo- y ya realiza estrategias concretas para evitar volver reincidir. Recaída. La persona vuelve a la conducta y estadios anteriores (ya sea precontemplación o contemplación). Cuadro 3: Modelo de Estadios de Cambio

SALIDA PREMATURA

Contemplación

INICIO

Precontemplación Recaída

Determinación

Cambio Activos Mantenimiento

CONSOLIDACIÓN

Fuente: Elaboración propia a partir de “Entrevista motivacional. En Anales del sistema sanitario de Navarra” Lizarraga y Ayarra, 2009

A nivel de intervención, la ayuda que el profesional puede ofrecer consiste en la facilitación de los avances de un estadio a otro, entendiendo las características de cada uno y las necesidades del sujeto, teniendo en cuenta su nivel de motivación basal y respetando siempre sus decisiones sin juzgarlo por ello (Lizarraga y Ayarra, 2009). De acuerdo con Cebriá y Bosch (2000 en Lizarraga y Ayarra, 2009), este modelo sería útil como herramienta de intervención por razones como: -

Facilita la realización de un trabajo viable y eficiente al permitir situarlo en un estadio motivacional particular. Propone una intervención entendida como proceso, donde se una ayuda continua que valora los pequeños avances, en vez de situarse en posiciones dicotómicas. Esto en tanto se

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-

propone que las intervenciones breves, pero acotadas y repetidas a lo largo del tiempo, resultan efectivas y gratificantes par el participante. A diferencia de otros modelos, la recaída no se considera un fracaso, sino como un aspecto que forma parte de los procesos de cambio. Más aún, se entiende que cada recaída no sería a la anterior y por tanto, en ocasiones más que un retroceso, sería un aprendizaje que acercaría a la persona a la consolidación del cambio.

Una de las técnicas que ha resultado más efectiva para evaluar estadio de motivación para el cambio es la Entrevista Motivacional. Este tipo de entrevista centrada en el sujeto, esencialmente le ayuda a explorarse a sí mismo y a reconocer y resolver ambivalencias que pudieran estar obstaculizando el proceso de cambio, mediante, por un lado, reconocer y ocuparse de los problemas presentes y futuros que ocasiona su conducta y por otra, potenciando su percepción de autoeficacia. Alianza: Además de destacar la relevancia del proceso de motivación para el cambio durante una intervención orientada al desistimiento de la actividad delictiva, resulta clave relevar el rol de la Alianza al implementar la estrategia de acompañamiento individualizado. Diversos estudios son enfáticos al señalar que la calidad de la alianza, como alianza terapéutica, es el predictor más sólido en psicoterapia (Safran y Muran, 2000). En este ámbito, se ha definido la “alianza terapéutica” como “El resultado del proceso de relación interpersonal psicoterapéutico entre paciente y terapeuta, que se constituye en una base de apego segura conformada por características técnicas y características personales de los sujetos involucrados” (Yañez, 2005: 168). Sin embargo, su fundamento y utilidad se puede extrapolar a otros espacios de relación uno a uno. Este fundamento recae en la importancia que tiene el desarrollo de la relación de confianza y compromiso entre el facilitador y el participante —en este caso, adolescente infractor de ley—, ya que, según Safrán y Muran (2000) la vivencia de una experiencia relacional constructiva con el facilitador se considera como un componente sustancial de cambio. Es más, se puede plantear que el proceso de desarrollo y la resolución de conflictos en la alianza no serían una precondición para el cambio, si no que constituirían la esencia misma del proceso de cambio (Safran y Muran, 2000). En esta relación entre facilitador y participante, existe, más allá de lo que implica el acompañamiento en términos de facilitación o entrega de herramientas, una coordinación de objetivos donde ambos entienden que los temas abordados parten de un interés y objetivo común. De esta manera, el facilitador se visibiliza como una figura que va actuando en conjunto con la disposición del participante, por lo que aquel se considera como una figura de soporte válida, no impuesta ni poco legítima que pueda ejercer algún tipo de presión o amenaza para el participante. Este proceso involucra una retroalimentación entre ambos agentes, el acompañamiento pasa a reafirmar al otro y su eficacia. En el camino de motivación de cambio, tener a otro que acompañe es sustancial. Investigaciones en la materia son concordantes con lo planteado. De hecho, autores como Bottoms y McWilliams (1979, en McNeill, 2006) ya hace décadas viene postulando que la alianza terapéutica –o alianza de trabajo para los efectos de intervenciones de este tipo- forma parte de las condiciones centrales para alcanzar resultado existosos –sumado a la empatía y el uso de abordajes colaborativos y centrado en la persona-.

149

4.2.1.1.

Etapas del Proceso de Acompañamiento Individualizado

Tomando como referencia a McNeill, Batchelor, Burnett & Knox (2005), es posible organizar el proceso de acompañamiento individualizado en las siguientes etapas: Etapa 1: Evaluación de Riesgos, Necesidades y Fortalezas Resulta fundamental comenzar todo proceso de intervención con una evaluación de la situación del participante. Sin embargo, desde la literatura del desistimiento, ello implica la necesidad de revisar los factores de riesgo a la luz de factores pro desistimiento –lo que incorpora las cualidades positivas de la persona y los recursos disponibles a nivel de redes sociales para apoyar el cambio. A modo general, entre los desafíos que esta etapa conlleva, los autores señalan la necesidad de desarrollar una práctica altamente reflexiva basada tanto en el ejercicio de las competencias prácticas esenciales como en la aplicación juiciosa de los resultados de la evaluación. Vale decir, aunque en esta etapa los instrumentos bien diseñados pueden ser de gran utilidad, desde la teoría del desistimiento se enfatiza el rol fundamental que juegan las cualidades y habilidades que el facilitador despliega durante la interacción –y la relación que va forjando- dentro de la cual la información es recopilada y analizada. Se sugiere además, que esta etapa de evaluación sea absolutamente particular para cada caso. Etapa 2: Construcción del Plan de Trabajo Si la evaluación requiere el desarrollo de un claro entendimiento tanto de los motivos de la actividad delictiva (necesidades criminogénicas) y de los recursos disponibles dentro y alrededor del sujeto para hacerle frente (factores de desistimiento), lo que sigue a continuación, es una planificación a partir del desarrollo de teorías basadas en la evidencia para potenciar el cambio. Dicho de otro modo, la pregunta que cabe hacerse en este punto es: considerando la evidencia científica disponible y los intereses y necesidades reportados por el participante, ¿qué podría promover de forma más adecuada el desistimiento de la actividad delictiva? Cabe señalar que, se suelen utilizar los aspectos centralizadores de "lo que funciona", imponiendo –a través de los procesos de acreditación- una teoría generalizada y homogénea de los cambios a nivel estratégico, en vez de fomentar el desarrollo de las teorías contextualizadas de cambio, que consideren las circunstancias concretas y materiales de los sujetos. La evidencia revisada por los autores sugiere que, aunque bien intencionados, el método de construcción de plan de trabajo basado únicamente en lo que la teoría señala que funciona, es incapaz de responder adecuadamente a las complejidades particulares que enfrentan los participantes. A ello se podría agregar la problemática inversa, vale decir, tampoco sería efectivo utilizar investigaciones que no consideren la literatura desarrollada en la materia y solo desplieguen estrategias espontaneístas. Lo que se propone aquí es una síntesis entre ambos, orientando el desarrollo del Plan de Trabajo desde una praxis transformadora. Etapa 3: Gestión del cambio: Ejecución del Plan de Trabajo Para esta etapa los autores señalan que, con el fin de promover y mantener el desistimiento, la ejecución del plan de trabajo –en términos de acompañamiento individualizado- no se debe entender

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con un carácter administrativo, sino que se debe concebir el papel del facilitador como "terapéutica". En concreto, desde la literatura se identifican cuatro características que debe contemplar el proceso de acompañamiento individualizado: a) consistencia, que permite al facilitador la promoción y el reforzamiento de un aprendizaje efectivo, a través de proporcionarles oportunidades al sujeto para ejercitar lo aprendido; b) continuidad, característica mediante la cual el facilitador promueve que el sujeto experimente el trabajo en conjunto como un proceso holístico integrado (entre otras cosas, a través de la construcción de una relación estable y de apoyo durante toda la duración del proceso de acompañamiento); c) consolidación, que le permite al participante mantener lo aprendido, conectando todos los aspectos del proceso; y d) compromiso, tanto del facilitador como del participante. Como se señaló anteriormente, al hablar de Alianza los autores recalcan que la intervención no sólo se inicia con el establecimiento de una relación, sino que probablemente la eficacia de todas las partes posteriores del proceso dependerá –en parte- de la calidad de la relación construida. El éxito del acompañamiento individualizado depende de la existencia de las asociaciones estratégicas locales y las vías que permitan al facilitador acceder y coordinar los servicios y recursos necesarios. Los autores enfatizan que, incluso el mejor proceso de acompañamiento individualizado y diseño de plan de trabajo fracasará si el facilitador no puede acceder a los servicios y recursos necesarios para implementarlo. Etapa 4: Cierre del Proceso Esta etapa tiene como objetivo fundamental preparar al participante para que pueda mantener los logros alcanzados durante la intervención luego del término de ésta. Es aquí donde se materializa lo desarrollado en términos de autonomía progresiva y donde, en términos de etapas del cambio, la etapa de mantención adquiere un lugar protagónico. 4.2.2. Trabajo en red La red social emerge como el correlato psicosocial de la modernidad y se convierte gradualmente en el principal soporte de integración social de las personas (Martínez, 2006). Concretamente, las redes sociales permiten acceder a un número relativamente amplio de personas, ya sean del mundo familiar, laboral o amistad., que generan el sentimiento de vinculación pues se debe poner un mayor esfuerzo que la mera participación (Martínez, 2006). Este nivel de apoyo social se refleja en el grado de involucramiento de la persona con la comunidad y sus organizaciones, una vinculación que genera “el sentimiento de pertenencia a una estructura social amplia y un sentido general de identidad social” (Gracia y Herrero, 2006, en Martínez, 2006: 53) En esta línea, estudios relacionados sugieren que en la situación de jóvenes infractores de ley, acceder a sus propios recursos y redes sociales es una ayuda tan o más significativa incluso que el apoyo del mismo personal profesional (Hill, 1999). Al respecto, Maruna (2004, en Pucci et al., 2009) señala que es posible observar en los desistidores una necesidad de testificar y reforzar en personas, organizaciones e instituciones que lo rodean el cambio identitario que experimentan. Vale decir, suelen precisar reforzamiento externo para poder confirmar que ya no son "criminales", en definitiva, para convencerse a sí mismos de su propia transformación. (Maruna, 2004, en Pucci et al., 2009). Quizás el problema más evidente que se puede enfrentar al momento de promover el desistimiento considerando lo recién señalado, es que las redes que pudieran colaborar con el éxito del proceso, pueden preferir mantenerse como comunidades castigadoras y carecer de los recursos

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para sostener un proceso de desistimiento (Worrall & Hoy, 2005). Sin embargo, ello en vez de constituir un argumento para abandonar esta estrategia de intervención, debe incitar a que los programas que trabajen con ex-condenados se comprometan con la participación y educación de la comunidad, para desafiar el "castigo populista" (Bottoms, 1995, en McNeill, 2006: 57), y ofrecer otras alternativas (McNeill, 2006). En términos de práctica con jóvenes, tal perspectiva implica un énfasis sobre el reconocimiento y explotación de su vinculación con las redes sociales personales, locales e institucionales, cuestión que también implica un nivel de reconocimiento de la agencia propia por parte del participante, quien se consideraría como un agente activo en dicha vinculación. Si bien no existe una estrategia de trabajo de red única, existe cierto consenso respecto que, una visión integrada de las redes sociales debe articular: "el nivel individual, el entorno social próximo y el entorno social más amplio, compuesto básicamente por instituciones y organizaciones. Las intervenciones planificadas diseñadas a partir de este enfoque, en términos generales, conectan la vida privada del individuo con sus amigos, la familia, sus compañeros de trabajo, y con actores sociales pertenecientes a instituciones y organizaciones, configurando así un espacio amplio de circulación constructiva del apoyo social" (Martínez, 2006: 61) Para definir y estructurar el trabajo en red del presente proyecto, se utilizó el modelo de redes de Víctor Martínez30 (2006). De acuerdo al autor, una red se entendería como un sistema de vínculos entre nodos que se orientarían al intercambio de apoyo social. De esta definición se desprenden cinco conceptos básicos necesarios de conceptualizar (Martínez, 2006): Nodos: Son los componentes entre los cuales se establecen los vínculos. Tales componentes pueden ser personas, grupos u organizaciones (institucionales y comunitarias). Vínculo: Un vínculo constituye un momento de la relación social; dicho de otro modo, es el lazo que se establece entre nodos. Sistema de vínculos: Constituye el conjunto de vínculos entre los nodos. Este sería el aspecto definitorio de la red. Ello da cuenta que el análisis de redes se centraría en la relación entre los actores y no en los actores individuales y sus atributos Intercambio: El intercambio sería el producto de una relación entre nodos. A su vez, tendría la característica de ser recíproco y de darse en planos diversos: afectivo/emocional, material, financiero, social, simbólico, entre otros. Apoyo social: Es el resultado del proceso de intercambio entre nodos. Las dimensiones del apoyo social incluyen: apoyo emocional o afectivo; ayuda material y financiera; asistencia física; información y contactos. Ahora bien, respecto al tipo de trabajo en red a realizar, desde este modelo se propone trabajar desde la Red Social Focal (RSF). Dicha red constituye "un sistema de conversación – acción que se 30

Psicólogo Comunitario de la Universidad de Chile. Educateur Specialisé, Ecole des Educateurs Specialisés, Francia. Magíster en Filosofía Universidad Alberto Hurtado. Actual docente del Magíster de Psicología Comunitaria de la Universidad de Chile.

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estructura en torno a un sujeto - foco que puede ser una persona, una pareja, una familia, un grupo pequeño, una institución u organización" (Martínez, 2006: 69). Aún que la red social focal tiene un sujeto-foco definido, las temáticas de trabajo no lo son, en tanto se articulan a partir de los intereses y necesidades del sujeto-foco. Lo que circula en esta red es el apoyo social (Martínez, 2006). Cuando se realiza este tipo de trabajo en red, en la intervención se involucran todas las acciones que implica un contacto directo con el sujeto-foco. El propósito de aquello es desarrollar la red de dicho sujeto de forma operativa en función de sus intereses y necesidades. Se espera reconstruirla o incluso construirla en caso que no existiera una red previa (Martínez, 2006). "La red social focal es la que integra las personas a sus matrices cotidianas de vida, construyendo el espacio social íntimo, privado y semiprivado (o semipúblico) fundamental para su economía afectiva e instrumental. La red incluye todas las personas con las que de alguna manera un individuo está en contacto, comprendiendo así el vasto dominio de sus relaciones sociales en su representación espacio-temporal" (Martínez, 2006: 71). 4.2.3. Dimensiones a Intervenir Como ya se ha mencionado, y de acuerdo a LeBel et al. (2008), los desafíos sociales que están involucrados en la transición desde la condena a la integración en la comunidad se encuentran ampliamente documentados y son conocidos por los actores que trabajan en el área31. De tal modo, por ejemplo, se observa que usualmente quienes terminan una condena, no solo provienen de niveles socioeconómicos muy bajos, sino que además salen de su sanción con aún menos y sin ahorros personales, presentando muchos problemas en términos financieros. A su vez, dado que no tienen los recursos para costearse un lugar donde vivir, si es que no cuentan con redes de apoyo que le brinden alojamiento, pueden salir de la sanción para encontrarse en situación de calle, lo que se puede ver agudizado cuando, debido al tiempo fuera del mundo del trabajo y el estigma de haber cumplido condena, presentan problemas para encontrar y mantenerse en un empleo significativo. Las personas que terminan condena también enfrentan desafíos en el restablecimiento de los lazos familiares (Lanier, 2003; Richie, 2001, en LeBel et al, 2009) y muchos luchan por no recaer en el consumo del alcohol y las drogas (Belenjo, 1998 en LeBel et al, 2009). Todos estos problemas tienden a aumentar la probabilidad de reincidencia y dificulta el proceso de integración (Austin and Irwin, 2000; Richards and Jones, 1997 en LeBel et al, 2009). Esto contribuye al proceso de “desventaja acumulativa” donde las consecuencias de la delincuencias suelen edificarse con el paso del tiempo (Krohn et al., 2001 en LeBel et al, 2009). Ahora bien, los tratamientos y las intervenciones no pueden conceptualizarse de manera abstracta, por lo que es necesario anclarlas en problemas específicos, ya que de esa forma se logran entender los puntos críticos existentes en la transición desde la cárcel hacia la sociedad. En esa línea, a continuación, se describen las dimensiones que la literatura en la materia (Petersilia, 2003) identifica como claves para la intervención en materia de reintegración y desistimiento de la actividad delictiva: Trabajo: En materia de empleo, hay un amplio consenso respecto que el empleo es la dimensión fundamental para una apropiada reinserción post-sanción, en tanto “ayuda al ex condenado a ser productivo, cuidar de sus familiares, desarrollar valiosas habilidades para la vida y 31

Al respecto ver, por ejemplo Petersilia, 2003.

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fortalecer su autoestima y conexiones sociales” (Petersilia, 2003:112). La estabilidad laboral facilita la reinserción, reduce la reincidencia y colabora con la desistencia de la carrera criminal (Villagra, 2008). Sin embargo, poder encontrar y mantener un empleo con un sueldo que le permita satisfacer sus necesidades y las de sus familias plenamente constituye una de las dificultades más complejas de superar luego de terminar una condena (Elliot-Marshall et al., 2005). Las razones de aquello son diversas. Por ejemplo, el tiempo fuera del mercado laboral interrumpe la experiencia individual de trabajo y previene la construcción de habilidades laborales. A su vez, la experiencia en prisión relaciona a los sujetos, por cierto, con una conducta delictual y con el mundo criminal en general. Luego, al terminar la condena, deben enfrentar el estigma del encarcelamiento, puesto que los empleadores no tienden a contratar a ex presos, en tanto les parecen poco confiables. Sumado a ello, los ex condenados suelen poseer débiles conexiones con oportunidades laborales, dificultades para ajustarse a las rutinas involucradas en el compromiso con un trabajo estable –esto último sobre todo en el caso de los más jóvenes (Solomon, Dedel, Travis & McBride, 2004). Además, pocos ex condenados parecen encontrar trabajo por su propia cuenta, debiendo recibir ayuda de la familia, empleadores iniciales y amigos (Solomon et al., 2004). Pese a ello, en condiciones propicias, el período de condena puede ser una oportunidad para construir habilidades y prepararse para un lugar en un empleo futuro. Recientes revisiones de proyectos de vocación en prisión y de programas de trabajo tienen una mirada más optimista (Solomon et al., 2004). Hay evidencia que establece que entrenamientos de trabajo y programas de colocaciones mejoran los niveles de empleabilidad y reducen la reincidencia (Solomon et al., 2004). En promedio, los participantes en programas vocacionales obtuvieron empleos luego de salir de la cárcel, además de reincidir menos; no obstante, no hay conclusiones taxativas al respecto (Solomon et al., 2004). Educación: A nivel de educación, si bien los jóvenes cuentan con un mayor nivel educativo que sus padres, éste viene acompañado de una mayor exigencia desde el mercado del trabajo, demandando para el mismo trabajo una mayor calificación (Mettifogo y Sepúlveda, 2005). A su vez, el aumento de la cobertura en educación no ha venido acompañada de una mejora de su calidad a nivel transversal, lo que se traduce en que una gran cantidad de jóvenes de nivel socioeconómico bajo tengan acceso a educación, pero a educación de mala calidad que genera una inclusión nominal más que garantizar la inclusión plena. Vivienda: De acuerdo con Bradley et al. la vivienda constituiría “el factor que cohesiona el proceso de reinserción en el tiempo y le confiere sentido” (2001,en Petersilia, 2003:121). Sin embargo, al igual que con el empleo, muchas personas cuando terminan su condena presentar serias dificultades para encontrar un lugar donde vivir, que van desde no contar con redes que los acojan, no contar con dinero para costar un lugar para vivir, hasta los datos que solicitan los arrendatarios: empleo, historia criminal, referencias de viviendas previas y datos financieros. Así, los ex reclusos se encuentran marginados del mercado privado de viviendas. Las viviendas públicas tampoco son una posibilidad para ellos, puesto que las historias asociadas al consumo de drogas, a actividades criminales violentas y a otras acciones delictivas que puedan suponer un riesgo para la seguridad y salud de otros residentes, fungen como factores que facilitan que se les niegue tal residencia. Sin embargo, en ciertos contextos, participar de tratamientos o programas puede ayudar para que se les considere como posibles beneficiarios de las viviendas públicas.

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En otro plano, muchas veces quienes terminan una condena pasan a vivir con familiares, lo cual es una solución de corto plazo, ya que muchas veces esto supone una situación de riesgo para la familia misma en términos de su posibilidad de residencia o de mantener una vivienda. Un último recurso puede estar dado por los albergues, aunque la limitación de espacio puede implicar que no se pueda acceder a ellos. Es de suponer, dicen los autores (Travis et al., 2001) que las opciones de residencia para los ex condenados que vuelven a su comunidad sea un factor que prevenga caer en actividades delictivas nuevamente. Villagra (2008) señala que contar con opciones de residencia al salir de la prisión puede evitar la reincidencia, por lo que sugiere que se les informe a los reclusos de las opciones que poseen en casas de acogida y viviendas transitorias, hasta poder encontrar un asentamiento permanente. Esto, dice la autora, debe suponer una coordinación entre los servicios públicos y privados y los sistemas penales/penitenciarios. Salud: Como señala Villagra (2008), la población penal es menos saludable que la población en general, dándose una presencia importante de enfermedades infecciosas, crónicas y de riesgo. Sin tratamiento, los reclusos representan un riesgo para la salud pública. Además, el consumo de drogas y el uso problemático de sustancias son problemas sobre-representados al interior de la cárcel, sin contar la elevada presencia de enfermedades mentales entre los reclusos, siendo todos factores fuertemente vinculados a la comisión de delitos. Se refrenda, por ende, lo planteado en relación a la necesidad de políticas públicas de salud dentro de los recintos de condena y de incorporar un sistema de seguimiento y cuidados en el medio libre o la comunidad. o

Salud Física y Mental: Villagra (2008) establece que hay prevalencia en los reclusos de enfermedades mentales e infecciosas (hepatitis b y c, sida, tuberculosis, etc.). Las altas tasas de infección poseen una buena oportunidad para el sistema público de salud. Los tratamientos deben comenzar durante el período de condena y continuar luego de salir de la misma, lo cual implicaría grandes beneficios y una reducción futura en los costos asociados a intervenciones y tratamientos en otros individuos (al tratarse de enfermedades contagiosas). De forma interesante, un período de encarcelamiento puede tener consecuencias positivas para la salud de un prisionero, en parte porque ésta se encuentra garantizada constitucionalmente, pero también porque la comida y el ambiente de vida en situación de encierro conducen hacia un nivel de salud mayor que el existente en la comunidad de donde suelen provenir las personas condenadas. Tal situación está relacionada con que éstos posean un acceso limitado a servicios de salud antes de que entren en instituciones correccionales. Una vez dentro, ellos poseen un acceso mejor a cuidado médico que personas de características sociodemográficas similares (Villagra, 2008). -

o

Lo crítico se asocia a la continuación de los tratamientos médicos una vez que se termina la condena, sobre todo en un país como Chile, que presenta un sistema de salud pública colapsado. Por ejemplo, la posibilidad de que aquellos ex condenados que poseen problemas mentales puedan continuar sus tratamientos se asocia a la disponibilidad de éstos en la comunidad de retorno, situación que usualmente ocurre luego de largos períodos en listas de espera.

Consumo de Sustancias: Un gran porcentaje de la población penal presenta problemas de consumo de drogas. El paso de la prisión a la libertad posee riesgos únicos para quienes tengan una historia asociada al abuso de sustancias. La recaída es elevada en ausencia de tratamientos para contravenir tal abuso. El tratamiento para el consumo de drogas, antes o después de la

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salida de prisión, posee una importante significación para los resultados que obtengan los reclusos que vuelven a la sociedad. -

Si bien el tratamiento de consumo problemático de drogas y alcohol realizado durante el período de condena puede resultar efectivo para la reducción del abuso de sustancias, los mejores resultados se dan cuando hay tratamientos tanto dentro de prisión como fuera de ella, en la comunidad, generando coordinación entre ambos espacios para darle continuidad a los procesos (Visher y Travis, 2003).

Derechos Civiles: Si bien con el cambio de la legislación en justicia juvenil se ha procurado proteger los derechos de los adolescentes, resguardando su identidad y omitiendo antecedentes penales en el registro civil, aún no se han podido generar soluciones integrales que eviten la criminalización, estigmatización y el daño que produce el paso por el sistema penal. Recreación y Desarrollo Personal: Cabe mencionar que la recreación es un aspecto fundamental en la reinserción de adolescentes. Aun cuando no es un aspecto muy desarrollado a nivel teórico, toma alta relevancia si se considera que la adolescencia se constituye como una etapa donde el grupo de pares, los espacios de reunión informales y el contexto en general tienen una relevancia preponderante (Alarcón y Peréz-Luco, 2010). Lo problemático de aquello en la actualidad es que, según análisis internacionales, pudieron establecer patrones recurrentes en las comunas que concentraban la mayor cantidad de jóvenes vigentes en el sistema de justicia juvenil, a saber: baja presencia de prácticas familiares de socialización, alta rotación de las personas que viven en estos barrios, alta proporción de jóvenes menores de 19 años, alta tasa de desempleo, bajo capital social (lazos comunitarios), fuertes desconfianzas entre vecinos, bajo nivel de participación en la comunidad e inexistencia de redes sociales de apoyo y protección (Fundación Paz Ciudadana, 2010). Ello implica que muchas veces los ambientes recreativos que se desenvuelven los jóvenes no tienen un carácter prosocial, viéndose permanentemente vinculados a espacios donde la participación en actividades delictivas son recurrentes, lo que aumenta las dificultades de desistimiento del delito. A esto hay que sumarle que, al salir de condena –sobre todo de centros cerrados- los jóvenes pasan de un ambiente muy controlado a otro con un bajo nivel de supervisión o de absoluta libertad, enfrentándose a situaciones de riesgo muchas veces con un escaso desarrollo de habilidades durante su encarcelamiento para enfrentarlas (Alarcón y Pérez-Luco, 2010). Resulta fundamental enfatizar que lo recién expuesto no implica que los jóvenes deban ser desarraigados de sus contextos para dejar de delinquir, sino que constituye un factor más que se debe tener en consideración al momento de pensar en políticas de reinserción. 4.2.4. Niveles de Intervención El trabajo en niveles de intervención que aquí se propone es de tipo integral ya que articula tanto la intervención individual y con redes sociales personales –abordadas desde el acompañamiento individualizado y la intervención en red con red social focal respectivamente-, como red local comunitaria y red institucional –con las que se trabajará desde el análisis de agrupaciones relevantes-. Tales aspectos no deben ser analizados de forma aislada, sino que se deben comprender en el marco de la vida de los sujetos, entendiendo el rol que juegan al ingresar a un centro de condena, durante su proceso de cumplimiento, y al salir; entendiendo sus cambios y la relación mutua que se desarrolla.

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Los niveles de intervención asociados a las estrategias señaladas son: 4.2.4.1. Nivel Personal: Este nivel refiere específicamente en a lo señalados respecto al Acompañamiento Individualizado. En énfasis esta puesto en facilitar la construcción y mantenimiento en torno a Proyectos de Vida alejados de la actividad delictiva por parte de los participantes. Asociado al acompañamiento individualizado. 4.2.4.2. Nivel Social-Personal: Refiere a la red que integra “aquellas personas con las cuales el individuo mantiene contacto y algún tipo de vínculo social” (Adams, 1967 en Martínez, 2006), vale decir, las personas de sus matrices cotidianas de vida, las que aparecen de suma importancia porque construyen el espacio social íntimo, privado y semiprivado fundamental para su economía afectiva e instrumental (Martínez, 2006). El trabajo de integración a este nivel resulta fundamental dado que el restablecimiento de los roles familiares luego de salir de prisión puede ser un factor crítico en el desarrollo de una identidad pro-social. Si bien la familia cumple un rol sustancial, no son los únicos agentes que forman parte de la red social-personal del joven. Es de relevancia, por tanto, entender que la socialización acoplada a ciertas instancias tradicionales (familia y escuela) debe incorporar nuevas referencias, como el grupo de pares, instituciones de ayuda social y otras alternativas, definiéndose claramente los contextos en los cuales se desenvuelven los sujetos, el tipo de competencias que adquiere, sus expectativas de desempeño, las metas o propósitos por los que optan. La influencia de los pares en el período posterior a la salida de la cárcel puede ser positiva, negativa, o un poco de ambas; pudiendo depender además de otras circunstancias que enfrenta la persona que acaba de salir de la cárcel, como son la existencia de otro soporte social, exposición a situaciones criminógenas, y autoeficacia (Visher y Travis, 2003). Las relaciones positivas respecto de los pares, y probablemente las nuevas relaciones, en el período de retorno, son indudablemente un componente importante en la transformación identitaria que puede evitar el estilo de vida llevado antes de ser condenado. Sin embargo, de no ser acompañado de una red de apoyo, esos cambios en la identidad social pueden verse acompañados de frustración y soledad (Visher y Travis, 2003). Además de considerar las interrelaciones entre el joven y los miembros de su red socialpersonal, se debe tomar en cuenta la relación de estos últimos entre sí (Martínez, 2006). Ello no necesariamente para intervenir en ellas, sino para entender cómo éstas pudieran estar colaborando u obstaculizando el proceso del joven; y así generar estrategias pertinentes con información más acabada. Acá se asocia el trabajo en red focal. Por otra parte, el modelo incluye el trabajo en red social abierta en sus dos niveles, red local comunitaria y red institucional, a las que se asocian determinadas agrupaciones relevantes. 4.2.4.3. Nivel de Red local Comunitaria: Está compuesta de actores locales comunitarios –vecinos, grupos comunitarios de esparcimiento, organizaciones sociales- por ello, se considera como una red “natural” que se

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conforma básicamente en los espacios de vida de la gente (Martínez, 2006). Los problemas surgen en base a cuestiones de tipo “económico-material, de relaciones intrafamiliares, del consumo de drogas, de la vulnerabilidad social de los niños y jóvenes, de situaciones de maltrato infantil, de violencia intrafamiliar, de la salud, de la crianza y cuidado de los niños y de situaciones de emergencia (muertes, accidentes, incendios, robos, desapariciones de personas, etc.)” (Martínez, 2006). Es de especial importancia la información que proporciona este tipo de red en cuanto al prediagnóstico de familias vulnerables, así como puentes necesarios de derivación hacia la red institucional. 4.2.4.4. Nivel de Red Institucional: Este nivel de intervención incorpora el trabajo con la institucionalidad comunitaria, institucionalidad pública local y nacional, institucionalidad privada y programas de intervención. Se basa en una gestión de redes y presenta dos formas de abordarla: a) a partir de la oferta oficial de instituciones y servicios sociales que se alojan local y nacionalmente; b) creación de una red local institucional, por medio de la coordinación y articulación de programas, servicios e información sobre su oferta. Si bien se hará uso de todas las redes institucionales que puedan colaborar con el cumplimiento de objetivos de los jóvenes, se priorizada la coordinación con la red institucional que se ubica y trabaja a nivel local. Ello porque, al estar insertas en el territorio las organizaciones que la componen, juegan un rol comunitario importante en la dinámica social, en aspectos relativos a la salud, educación, la seguridad, la recreación, etc. Además, hay que tener en cuenta que la localidad incide en gran medida el modo en como ellas funcionan, por lo que también es necesario e importante conocer dicha especificidad. 4.2.5. Fase Pre-Egreso Desde el programa de Acompañamiento Post-Carcelario Volver a Confiar se enfatiza respecto a que (Aguilar et al., 2010: 62): "Un programa de apoyo a la reinserción de quienes han cumplido penas privativas de libertad, debe comenzar antes de que el condenado(a) finalice la ejecución de la pena, a fin de que esta persona establezca vínculos con los profesionales que apoyarán su reintegración social en el medio libre y reflexione sobre algunos temas relacionados con la proximidad del término de su condena". Ello es concordante con lo señalado por la experiencia internacional, que señalan como aspecto fundamental que los programas de reinserción de personas que terminan condena comiencen a trabajar con ellos antes del término de la sanción, mediante una intervención integral y orientada al desistimiento y disminución de las probabilidades de reincidencia32(Aguilar et al., 2010). Además, en esta etapa las personas prontas a terminar su condena pueden pensar sobre los aspectos que les preocupan al momento de salir, las actividades que les interesaría llevar a cabo, y desarrollar estrategias que le permitan llevarlas a cabo (Villagra, 2008). 32

De acuerdo a lo señalado por el Centro Nacional de Rehabilitación (CNR) de Uruguay, la reincidencia de quienes han recibido una intervención en un centro de pre-egreso es de 7%, a diferencia de la media nacional que supera el 50% (Aguilar et al., 2010).

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Por su parte, desde el Modelo APIC33 (Osher, Steadman&Barr; 2003) APIC –orientado a la planificación de la transición del último período de condena a la puesta en libertad- se enfatiza que la preparación previo al término de la condena sería un elemento indispensable, y debería continuar luego que la persona salga (Aguilar, et al., 2010). Esta planificación se basa en cuatro pilares fundamentales, que se presentan en la siguiente tabla: Tabla 27: Modelo APIC

Modelo APIC Evaluar Planificar Identificar Coordinar

Evaluar las necesidades sociales y clínicas, y los riesgos de seguridad pública. Planificar el tratamiento y los servicios requeridos para direccionar las necesidades de los internos. Identificar los programas comunitarios responsables de los servicios post-sanción. Coordinar el plan de transición para asegurar la implementación y evitar lagunas en la atención de los servicios locales.

Tabla presentada en Osher, F. (2006). Short-Term Strategies to Improve Re-entry of Jail Populations: Expanding and Implementing the APIC Model. [Traducción Propia].

De acuerdo con Osher et al., (2003), el modelo APIC propone y desarrolla un plan de transición que direcciona tanto las necesidades a corto y largo plazo, con especial énfasis en el períodos inmediato luego de la liberación y su vuelta a la comunidad. Esta planificación va siendo guiada por el profesional a cargo del caso, que incluye escuchar al recluso, sobretodo fijándose en que cosas no se han trabajado anteriormente. En este proceso de gestión de casos, el modelo APIC propone que el trabajo del profesional no debe contener mecanismos de presión o de control, sino que, como máximo un mecanismo para monitorizar a los ex reclusos que no asisten a la primera reunión de seguimiento. El ex recluso se contacta, se determina la razón del fallo y se reagenda la reunión o incluso se renegocia el plan de seguimiento con el ex recluso (Osher et al., 2003). A ello se debe agregar la importancia de generar un espacio de contención y preparación en términos emocionales, ya que al estar cerca a salir en libertad condicional no hay espacios para elaborar y socializar el proceso implicado en el período de transición; tal paso es experimentado con ansiedad, incertidumbre, confusión e inhibición (Malek y Puche, 2012). La razón de ello se asocia a miedos, resistencias, fantasías respecto de la realidad del afuera y, por otra, la experiencia de condena en tanto que supone un estigma que marca la subjetividad y la hace temer su devenir fuera. El afuera aparece como amenazante o ideal, surgiendo recuerdos, modelos internos de aprendizaje, los cuales deben trabajarse nuevamente en este paso, para que se proyecten con nuevas herramientas. El retorno hacia la vida diaria supone una serie de aspectos asociados a la integración al ámbito social, familiar, laboral y a aspectos psicológicos específicos, como ansiedad, depresión y dificultades cognitivas, entre otros (Malek y Puche, 2012). De tal modo la fase pre-egreso supone un momento de planificación, pero también de intercambio de saberes y conocimientos que permitan el análisis de las situaciones problemáticas de la vida cotidiana de las mujeres y así construir maneras de resolución que orienten y signifiquen sus 33

Sigla en inglés para evaluar, planificar, identificar y coordinar.

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prácticas con el objeto de instaurar nuevos enlaces y compromisos (Tomasini, 2003/2004, citado en Malek y Puche, 2012). La intervención se ve como acompañamiento, esto es, “estar ahí”, “estimular, facilitar, provocar ahí” (Correa, 2002, citado en Malek y Puche, 2012).

5. MODELO DE INTERVENCIÓN PROYECTO PASOS De acuerdo con Peroni (2006), la estrategia de intervención constituye el modo mediante el que cual se intentará modificar la situación existente, orientándola hacia la que se espera que idealmente exista. De este modo, su objetivo es, basado en los antecedentes teóricos recogidos y la alternativa de trabajo seleccionada, estructurar de forma adecuada el modo de intervención que otorgue definiciones claras sobre el cumplimiento de los objetivos. En esta línea, lo que la autora señala se puede estructurar en base a los siguientes componentes -los cuales no están ordenados secuencialmente- (Peroni, 2006: 66): 5.1.

Cobertura

Al hablar de cobertura, se hace referencia tanto a la población que se espera sea beneficiaria del programa, el territorio donde se implementará el proyecto, y el período de tiempo de intervención (Peroni, 2006). 5.1.1. Población Beneficiaria Tabla 20: Población Beneficiaria

Producto Jóvenes que pueden integrarse de forma efectiva a las redes que facilitan el desistimiento de la actividad delictiva y pueden hacer uso de ellas para alcanzar los objetivos que se han propuesto.

Tipo de beneficiario Directo34: Jóvenes –hombres y mujeres- beneficiaros del proyecto.

Descripción Jóvenes –hombres y mujeres- con residencia en la comuna de donde se realizará el proyecto, que estén en los últimos tres meses de terminar su condena por la ley 20.084 y que manifiesten voluntariamente interés por participar. Familia y figuras cercanas a el/la joven.

Intermedio35: Familias de beneficiario directo del proyecto. Indirecto36: Miembros de la comuna de Peñalolén; en especial los Vecinos y Comunidad jóvenes. en general.

Fuente: Elaboración propia a partir de “Aumento de los índices de familias con ingresos superiores a la líneas de la indigencia en Curanilahue.” Coronado, M. Carrasco, J., Guevara, P., Navarro, V., Vega, A., 2005, en Peroni, 2006.

34

Hace referencia al subconjunto de la población objetivo, que se ve afectada por el problema a tratar y que recibirá los servicios establecidos por el proyecto (Peroni, 2006). 35 Refiere a la población que no tiene el problema a tratar pero que es usuaria del proyecto en tanto colabora activamente en la consecución de sus objetivos (Peroni, 2006). 36 Alude a la población que no tiene el problema a intervenir ni colabora con la consecución de los objetivos del proyecto, pero se ve beneficiado por éste (Peroni, 2006).

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5.1.2. Criterios de Selección de la Población Objetivo: A continuación se describe el perfil de los jóvenes puede participar como beneficiarios del proyecto: -

Haber sido condenado por la ley 20.084 Encontrarse en los últimos 3 meses de terminar su condena o que luego de terminar su condena espontáneamente se acerquen al programa. No tener otras condenas por la ley 20.084 pendientes. Vivir en la comuna de donde se esté ejecutando el proyecto. Manifestar interés voluntario de participar en el proyecto.

Proceso de Incorporación de Participantes37: 1. Presentar el proyecto a las redes institucionales y redes informales de la comuna. 2. Presentar el proyecto a los centros de condena a fin de evaluar la disponibilidad de un trabajo coordinado y la existencia de jóvenes de la comuna determinada que cumplan con el perfil definido para la intervención. Para esto, resulta fundamental que se hayan generado previamente acuerdos de trabajo con la comuna en cuestión38. 3. Establecer los centros de condena en que se llevará a cabo la fase pre-egreso39 del proyecto, generando un acuerdo de trabajo coordinado con los profesionales del centro. 4. Solicitar las fichas de los jóvenes de los centros de condena y revisarlas exhaustivamente tanto para conocer la fecha en que el posible participante debiera terminar su condena como para conocer sus características criminológicas y socio-demográficas. 5. Una vez que se cuenta con los antecedentes de los posibles participantes, se coordina una reunión(que corresponde a la primera sesión descrita más abajo) con los posibles participantes individualmente40, con los siguientes fines: - Entregar información sobre el proyecto y sus características. - Conocer la disposición del joven para participar del proyecto. 5.1.3. Cobertura Espacial Como se desprende del perfil de los beneficiarios, el proyecto se diseñó para ser ejecutado a nivel comunal. Ello porque tal cobertura espacial permite realizar un trabajo que, por una parte, mantenga un constante trabajo territorial, y por otra parte, pueda hacer uso de bienes y servicios a nivel institucional.

37

Para el diseño del proceso de selección se tomó como referencia la “Guía Metodológica: Manual de Preparación para el Egreso de la Cárcel” del Programa Volver a Confiar (Viano, 2010). Para más información visite: http://www.cesc.uchile.cl/docs/VAC_manual_pre.pdf 38 Para más información, ver apartado de Agrupaciones y Redes. 39 Cabe señalar que si bien la fase pre-egreso constituye una etapa altamente deseable como parte de la intervención, no constituirá un requisito excluyente para participar del proyecto. De tal modo, en casos en que no sea posible llevar a cabo esta fase, se deja abierta la posibilidad que se haga un proceso breve de derivación desde los centros o que los jóvenes ingresen una vez que terminan su condena por demanda espontánea. 40 Si se considera pertinente, en la reunión también puede participar la/el encargado de caso del participante, de manera que éste nos presente con el participante. Ello pudiera contribuir a la generación de un vínculo favorable, en tanto tiene como referencia la recomendación de una figura que lo ha acompañado durante su proceso de condena.

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5.1.4. Cobertura Temporal Como sugiera la normativa internacional -presentada en los antecedentes del presente estudio, un proyecto de estas características debe tener una extensión mayor al año; más aún, debe constituirse como un espacio permanente al cual las personas que terminan una condena puedan acudir cada vez que necesiten asesoría y soporte no solo para los procesos de integración, sino también para el mantenimiento en los espacios a los que se integran. Sin embargo, dada la forma de financiamiento de este tipo de iniciativas en el país, se debe acotar la intervención a ciclos anuales. 5.2.

Principios Rectores

Desde los inicios de su diseño, este programa asume el desafío de construir un modelo de reinserción efectivo, posible de ser replicado y evaluado. Así, la apuesta de intervención es asegurar la viabilidad de un modelo de intervención, añadiendo la planificación como componente transversal en el proceso de diseño e implementación de estrategias de reinserción, de manera que a) se garantice un sistema organizado de evaluación que permita medir logros, gestión y desempeño; b) promueva la colaboración multiagencial e intersectorial; e c) incorpore buenas prácticas que puedan ser replicadas; elementos que, según evidencia internacional, aumentan las probabilidades de éxito de un proyecto41. A su vez, este proyecto trabaja con énfasis en el protagonismo de los jóvenes. Ello implica entenderlos como sujetos activos en sus procesos de integración e inclusión, bajo el soporte de la comunidad, sus redes y sus pares, cuyo principal eje sea la creación de nuevos vínculos, relaciones y formas de ver y proyectar su vida, pero ocupando su mismo contexto comunitario. Tales elementos definen una opción ética que pone relevancia en la vinculación orgánica entre el programa, los jóvenes y su entorno, generando a su vez una red compleja de apoyo y acompañamiento, donde el rol de los interventores será de facilitadores y soportes del proceso de reinserción. En concreto, esto se traduce en los siguientes principios orientadores que delinean la ética del programa: Enfoque situado en la persona. El enfoque del proyecto se inspira en los derechos y la dignidad de las personas, sin discriminación alguna. Pone énfasis en las fortalezas y capacidades humanas, por lo que se constituye como un proyecto de carácter voluntario en que el sujeto ocupa un rol activo y protagónico en el proceso de transformación. A su vez, lo anterior implica que se consideran las necesidades específicas de los sujetos al momento de ejecutar la intervención, tanto de los jóvenes, como sus familias. Prioridad en la Integración. Si bien, se trabajará en elementos que contribuyen en la disminución de la reincidencia, el énfasis está puesto en fomentar la plena inclusión social y la mejora de la calidad de vida de los sujetos. En ese sentido, las acciones desplegadas por el proyecto no partirán de la base que los participantes deben ser rehabilitados o reformados. Al contrario, las acciones se entenderán como promotoras de los cambios decididos por los participantes. 41

Villagra, C. (2008). Hacia una Política Postpenitenciaria en Chile. Santiago: Ediciones RIL.

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Énfasis en la Comunidad. Por todo lo mencionado anteriormente, se entiende que la comunidad tiene un rol fundamental en la integración de personas que han cumplido condena, por lo cual se priorizará en su participación. Trabajo en Red. Todo el proceso de intervención se gesta de forma coordinada con las distintas instituciones y actores vinculados. En ese sentido los ejecutores de la intervención cumplen una labor de soporte y facilitación, derivando a la oferta de servicios existente. Transparencia y Confidencialidad. La información revelada por los participantes del proyecto es tratada de forma ética desde la lógica del secreto profesional. 5.3.

Estrategias de Intervención

5.3.1. Acompañamiento Individualizado Tomando como referencia lo señalado en el Marco Teórico, proceso de Acompañamiento Individualizado se estructura en cuatro etapas: Etapa 1: Evaluación de Riesgos, Necesidades y Fortalezas Confección de un diagnóstico de intereses y necesidades del participante, construido en colaboración con el facilitador. En ello, se consideran las necesidades establecidas en cada una de las dimensiones para la reinserción ya mencionadas y se estructuran de acuerdo a los intereses de los participantes. Con esto, se busca generar estrategias específicas y acorde a las necesidades y expectativas de cada sujeto que le permitan generar un plan de acción organizado, y que en ese proceso facilite la construcción de un proyecto de vida alejado de la actividad delictiva. Para ello se trabajará con la Entrevista Motivacional y una Ficha Diagnóstica. Etapa 2: Construcción del Plan de Trabajo En esta etapa de construcción de Plan de Trabajo –también elaborado colaborativamente entre el participante y el facilitador- se establece la carta de navegación del proceso de acompañamiento post-sanción para la reinserción social y el alejamiento de la actividad delictiva. En este plan de trabajo se definen (con posibilidad de modificación de acuerdo al curso que tome el proceso) las estrategias a seguir para alcanzar los objetivos ya establecidos y los plazos para lograrlo. En la definición de estrategias, se trabaja también sobre los obstáculos y fortalezas del participante y su entorno. El facilitador y el participante trabajan en base a la sistematización del diagnóstico realizado anteriormente, que incorpora el estadio motivacional del participante y la organización de los objetivos por dimensiones, y éstas según prioridades. Resulta fundamental que para esta etapa el facilitador tenga claridad respecto de las redes a las cuales acudir y los procedimientos a seguir para el cumplimiento de los objetivos, de manera que se pueda orientar al participante. Para ello, se utilizará como herramienta Planilla para construcción de Plan de Trabajo (Ver anexo 7). Etapa 3: Gestión del cambio: Ejecución del Plan de Trabajo

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Como bien señala el título, esta etapa refiere a la ejecución del Plan de Trabajo. En esta etapa es rol del facilitador constituirse como una figura de soporte sistemática del joven, que fomente la participación de las redes pertinentes y que colabore en la coordinación con las agrupaciones relevantes. Cabe indicar que esta etapa requiere de un alto nivel de flexibilidad y de evaluación constante, en el entendido de que los procesos que se ejecutan son altamente dinámicos, por lo que se deben hacer las modificaciones pertinentes en cuanto se vayan alcanzando los logros o aparezcan nuevas necesidades y/o restructuración de las prioridades por parte del joven. En ese sentido, el Plan de Trabajo inicial constituye una carta de navegación sujeta a modificaciones. Concordando con Holt (2000, en McNeill, et al., 2005), las características que deben estar presentes en la ejecución del plan de trabajo son las siguientes: -

-

-

-

Consistencia: La consistencia del acompañamiento –vale decir que no presente contradicciones lógicas, donde el facilitador se sitúe como una figura estable, presente y confiable- constituye un elemento esencial para el trabajo de casos a nivel individual. Esta característica permite al facilitador promover y reforzar el aprendizaje efectivo, otorgando oportunidades para poner en práctica, en un contexto seguro, nuevas habilidades. Continuidad: Refiere a una vinculación constante en todos los aspectos de la intervención y en el tiempo. Ello resulta fundamental para desarrollar un trabajo significativo y productivo en conjunto al joven. El papel del facilitador es promover que el participante experimente la intervención como un proceso integrado y holístico. Un componente clave para aquello sería la prestación de una relación estable y de apoyo durante toda la duración de la experiencia de supervisión. Consolidación: El proceso de acompañamiento debe orientarse a la consolidación del aprendizaje mediante la promoción de la reflexión sobre los aprendizajes logrados en los diferentes aspectos de la intervención. Se trata de permitir al participante hacer conexiones a través de todos los aspectos del proceso, de manera que pueda vincular los aprendizajes. Sin embargo, la consolidación del aprendizaje también requiere acceso a las oportunidades de reinserción en la comunidad, donde los puntos fuertes del participante pueden ser empleados y confirmados. Compromiso: Este aspecto resulta fundamental para la promoción del desistimiento. El compromiso por parte del facilitador en cada caso que aborda crea estabilidad en la entrega de la intervención y proporciona un contexto de sujeción para el cambio.

Etapa 4: Cierre del Proceso Esta etapa refiere el cierre del proceso de acompañamiento y participación en el proyecto. Ello contempla básicamente una revisión de los logros alcanzados por el joven, una evaluación del proceso conjunto y un análisis de la sostenibilidad en el tiempo de dichos logros, ello con el objetivo de otorgar herramientas para la mantención de los logros alcanzados luego del término del proyecto. Para esto, es necesario hacer un listado de necesidades a resolver en el tiempo que queda del programa. A través de este listado, se pasará a un periodo de transición, en el cual el joven va a empezar a actuar de manera independiente, para hacer sostenible los avances que ha tenido en su tiempo de permanencia en la intervención.

164

A su vez, se elaboran protocolos de compromiso de trabajo con la red comunitaria e institucional que ha participado del programa. Esto con la finalidad de que los jóvenes puedan seguir participando de esta sin la necesidad de contar con un programa de apoyo. Ello culmina con la elaboración de un plan de trabajo en conjunto con los jóvenes, que les permitirá a los jóvenes tener una ruta de trabajo propia una vez que finalice la intervención. 5.3.2

Trabajo en Red

Uno de los elementos claves de una estrategia de gestión efectiva es la incorporación del trabajo en conjunto con otras organizaciones. En concreto, se debe trabajar de forma coordinada con las Redes Sociales y las denominadas "Agrupaciones Relevantes" (Peroni, 2006: 89). Para el presente proyecto la aproximación se llevará a cabo desde ambas miradas, enfocándose el análisis de las agrupaciones relevantes hacia aquellas (formales o informales) que otorguen beneficios orientados a dar solución al problema planteado y mantenerla en el tiempo. El análisis de las redes se enfocará en las relaciones de vinculación afectiva que tenga el participante (familia, figuras significativas, personas cercanas). 5.3.2.1.

Agrupaciones Relevantes

Este concepto refiere a las organizaciones formales e informales, e instituciones públicas y privadas que llevan a cabo un quehacer relacionado al problema a intervenir (Peroni, 2006). El análisis de estas agrupaciones tiene como objetivo identificar los efectos de estas agrupaciones en "la generación, mantención, mitigación o solución (total o parcial) del problema diagnosticado" (Peroni, 2006: 89). A modo de ejemplo, se presenta un cuadro con algunas agrupaciones relevantes de la comuna de Peñalolén:

Tabla 21: Acuerdo de trabajo con las agrupaciones involucradas

Agrupación Involucrada

Tipo de Productos/s Agrupación vinculantes

SENAME

- Formal - Público

Municipalidad de Peñalolén

- Formal - Público

Registro Civil - Formal de Peñalolén - Público

Tipo de Tipo de aporte complementarie esperado dad Se realiza fase pre- Secuencia Facilitar la egreso y se realiza coordinación e derivación inicio del proceso coordinada a de trabajo con el programa postjoven sanción Otorga información Efectos - Insumos relevante para Múltiples - Información de acceso a diversos todas las bienes y servicios dimensiones Jóvenes pueden Especialización Solicitud de solicitar documentos Documentos que les permite acceder a bienes y

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servicios (ej: Cédula de Identidad). |Dirección de - Formal Desarrollo - Público Comunitario Centro Yunus

- Formal - Público

OMIL

- Formal - Público

CorMup

- Formal - Público

Chile Califica

- Formal - Público

Colegio Alicura

- Formal - Público

Consultorio - Formal Cardenal Silva - Público Henríquez

Consultorio Lo - Formal Hermida - Público

Jóvenes que lo requieren pueden obtener la ficha de protección social Jóvenes acceden a capacitación adquieren herramientas para postular a un empleo Jóvenes acceden a capacitación adquieren herramientas para postular a un empleo Jóvenes cuentan con la información necesaria y cupos disponibles para reintegrarse al sistema escolar Jóvenes cuentan con la información necesaria y cupos disponibles para nivelar sus estudios Jóvenes cuentan con cupos disponibles para matricularse Jóvenes del sector se encuentran inscritos en el consultorio y pueden acceder a servicios de salud en las instalaciones Jóvenes del sector se encuentran inscritos en el consultorio y pueden acceder a servicios de salud en las instalaciones

Especialización - Asesoría

Especialización - Capacitación - Empleo - Información

Especialización - Capacitación - Empleo - Información

Efectos Múltiples

- Asesoría para reintegración escolar - Asesoría para acceso a servicios de salud Especialización - Asesoría para nivelación de estudios

Especialización - Matriculas para reintegración escolar Especialización Atención de Salud

Especialización Atención Salud

de

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Consultorio Carol Úrzua

- Formal - Público

Consultorio San Luis

- Formal - Público

Consultorio La Faena

- Formal - Público

Consultorio - Formal Pedro Gerardo - Público Whelan

Centro de - Formal Tratamiento - Público Infanto-Juvenil

Previene

Ministerio Vivienda

- Formal - Público

de - Formal - Público

Jóvenes del sector se encuentran inscritos en el consultorio y pueden acceder a servicios de salud en las instalaciones Jóvenes del sector se encuentran inscritos en el consultorio y pueden acceder a servicios de salud en las instalaciones Jóvenes del sector se encuentran inscritos en el consultorio y pueden acceder a servicios de salud en las instalaciones Jóvenes del sector se encuentran inscritos en el consultorio y pueden acceder a servicios de salud en las instalaciones Jóvenes con consumo problemático de sustancias cuentan con cupos para realizar un tratamiento Jóvenes con consumo problemático de sustancias cuentan con cupos para realizar un tratamiento Jóvenes y sus familias reciben asesoría para llevar

Especialización Atención Salud

de

Especialización Atención Salud

de

Especialización Atención Salud

de

Especialización Atención Salud

de

Especialización Cupos para tratamiento de consumo problemático de sustancias

Especialización Cupos para tratamiento de consumo problemático de sustancias

Especialización - Información

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Junta Vecinos

de - Formal - Público

Patronato Local - Formal de Reos de - Público Santiago

al cabo el proceso de compra, arriendo o mejora de vivienda a través de postulación a subsidio habitacional Jóvenes cuentan con un espacios en su localidad para recibir apoyo y asesoramiento en el proceso. Jóvenes que tienen antecedentes cuentan con asesoría para iniciar el proceso de eliminación de estos y colocación laboral.

Efectos Múltiples

- Insumo - Información

Efectos Múltiples

- Eliminación de Antecedentes - Asesoría - Información

Fuente: Elaboración propia a partir de “Diseño de Proyectos Sociales. Bibliografía de Diploma de Postítulo Intervención con Familias de Extrema Pobreza” Peroni, 2006.

Para finalizar este apartado, cabe señalar como aspecto fundamental, que previo a la derivación a las redes señaladas (u otras) se debe confirmar que éstas se encuentran efectivamente disponibles para los jóvenes –idealmente de forma gratuita-. Ello porque resulta frustrante para los participantes cuando se contactan con las sólo para descubrir que el lugar está sobrecargado o no se puede prestar un servicio por alguna otra razón (Solomon, 2008). A su vez, resulta de mucha utilidad, al establecer la coordinación con las instituciones, indicarles que muchas personas tienen dificultades con la puntualidad después que terminan una sanción, y tienden a aparecer horas si no es uno o dos días de retraso. Ello permite que los miembros de las agrupaciones relevantes tengan consideración de estas limitantes propias de un proceso de transición (Solomon, 2008). 5.3.2.2.

Redes Participantes

Como se describió anteriormente, al hablar de redes se hace referencia al conjunto de personas entre los que existe vínculos y relaciones (Peroni, 2006). El análisis centrado en estas redes alude a que el trabajo con los sujetos debe considerar sus vínculos, comprendiendo las modalidades relacionales que establecen (Peroni, 2006). La planificación del trabajo con redes se realizará con el tipo de Red Social Focal, mediante la estrategia de Intervención en Red. Dicha estrategia incorpora todas las "acciones incluye todas aquellas acciones que implican un contacto directo del equipo que interviene con el sujeto/foco" (Peroni, 2006:72). Como su nombre lo señala, esta estrategia implica un trabajo con la red del beneficiario directo, con el objetivo de desarrollar un trabajo coordinado para facilitar el alcance de los objetivos de éste.

168

A continuación se presenta la planilla para el diseño del plan de acción, que tiene como objetivo incorporar actividades dirigidas a "fortalecer o generación "conversación/acción" necesaria para el funcionamiento de la red en tanto se vincula con el objetivo central de la intervención" (Peroni, 2006: 72). Cuadro 4: Planificación del Trabajo en Red

Objetivo de Propósito: Tipo de Estrategia: Intervención en Red Social Focal Instituciones Participantes: Componentes Fortalezas Debilidades

Acciones de Acciones de Mantenimiento Reorientación

Nodos Vínculo Sistema de Vínculo Intercambio Apoyo Social Fuente: Elaboración propia a partir de “Diseño de Proyectos Sociales. Bibliografía de Diploma de Postítulo Intervención con Familias de Extrema Pobreza” Peroni, 2006.

5.3.3. Dimensiones para la Intervención Tabla 22: Áreas de intervención

Trabajo

Educación

Vivienda

Salud

Capacitación Manejo de Computación Acompañamiento para sacar licencia de conducir Integración Laboral  Empleo Autónomo  Preparación para postulación a un trabajo - Construcción de Curriculum - Postulación a empleo - Preparación para entrevista de trabajo  Apoyo en la Mantención del Empleo Nivelación de Estudios Reintegración Escolar Orientación Vocacional Reforzamiento Asesoramiento respecto del procedimiento para la compra, arriendo o mejora de vivienda Inscripción en servicio de salud pública Orientación y/o acompañamiento para acceso a controles preventivos Orientación y/o acompañamiento para acceso a atención médica especializada

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Orientación y/o acompañamiento para acceso a tratamiento de salud mental Orientación y/o acompañamiento para acceso a tratamiento de consumo problemático de sustancias. Recreación y Apoyo en mejora de relaciones significativas. Desarrollo Apoyo en relación con personas cercanas (vecinos, grupo de pares). Integral Desarrollo personal Integración a actividades recreativas Apoyo para sacar Cédula de Identidad Derechos Apoyo para obtener Ficha de Protección Social Eliminación de Antecedentes para aquellos que cumplieron condena como adultos Fuente: Elaboración propia

5.3.4. Niveles de Intervención 5.3.4.1. -

Niveles en términos de red

Nivel Individual: Se desarrollará mediante la estrategia de Acompañamiento Individualizado señalado anteriormente. Nivel Social-Personal: Se desarrollará mediante la estrategia de trabajo en red señalada anteriormente. Nivel Comunitario: Se desarrollará mediante la estrategia de trabajo en red con Agrupaciones Relevantes mencionada anteriormente. Nivel Institucional: Se desarrollará mediante la estrategia de trabajo en red con Agrupaciones Relevantes mencionada anteriormente.

5.3.4.2.

Intervención según Niveles de Complejidad42

Los niveles de complejidad se establecerán en función del Diagnóstico de Intereses y Necesidades. Nivel 1: Población Objetivo: Bajas necesidades. Intervención: Información general sobre recursos y servicios. La población objetivo recibe un nivel mínimo de servicios de reintegración. Como mínimo, cada persona de este nivel al terminar su sanción penal recibe lista de servicios con información de contacto, tales como información sobre programas de nivelación de estudios, capacitación y empleo, centros de salud, servicios para postulación a vivienda, entre otros. Nivel 2: Población Objetivo: Necesidades media-baja. 42

Propuesta basada en Solomon, (2008).

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Intervención: Construcción de Plan de Trabajo para desarrollar de forma autónoma e información general de los recursos. A las personas categorizadas en el nivel 2 de intervención, además de hacerles entrega de información generar de recursos y servicios, se elaborará el Plan de Trabajo desarrollar algún nivel de orientación, pero no se le acompañará en el proceso de llevarlo a cabo. Las referencias a este nivel son mínimas, pues la responsabilidad recae en gran medida en el joven para hacer actividades. Nivel 3: Población Objetivo: Necesidades medias. Intervención: Vinculación con servicios, el Plan de Trabajo, e información general de los recursos. La población objetivo de este nivel presenta necesidad de apoyo para la integración en dimensiones específicas con necesidades focalizadas y posibles de resolver únicamente mediante gestión de redes con agrupaciones relevantes. De tal modo, la intervención estará orientada a otorgar información general sobre acceso a bienes y servicios, construcción de un Plan de Trabajo para desarrollar autónomamente, y vinculación a servicios en áreas donde presente necesidad de apoyo. Respecto a esto último, al hacer las vinculaciones se les entregará por escrito el nombre del proveedor de servicios, dirección, número telefónico, fecha y hora de la cita y las rutas de transporte público que muestran cómo llegar allí. Nivel 4: Población Objetivo: Necesidades Altas. Intervención: Coordinación y colaboración con servicios en la comunidad, acompañamiento en reuniones a servicios, construcción y ejecución conjunta de Plan de Trabajo, e información general de acceso a redes y servicios. La población objetivo de este nivel presenta necesidad de apoyo en integración a redes y servicios y acompañamiento como soporte emocional por parte del proyecto. Los jóvenes presentan carencias importantes en habilidades técnicas (por ejemplo, la alfabetización, el cálculo) y habilidades blandas (por ejemplo, las personalidades adecuadas al ambiente de trabajo, buena higiene y conductas de trabajo orientados a grupos), o algún otro componente que hace que requiera un apoyo extra en la integración. A este nivel, se trabaja intensamente con las familias y/o figuras significativas como aliados estratégicos. 5.3.5. Fase Pre-Egreso Esta fase de preparación para el egreso ha sido diseñada para llevarse a cabo en un período dentro de los últimos tres meses de condena43. Se inicia al momento en que los adolescentes condenados aceptan participar de proyecto y finaliza cuando el joven termina su condena y se da paso a la fase de acompañamiento post-sanción. Objetivos de la Fase de Pre Egreso:

43

Dependiendo de la situación de cada participante

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a) Vinculación: A fin de generar un lazo y desarrollo de motivación para el cambio que facilite la permanencia en el programa. b) Coordinación con los profesionales de los programas de sanción: Entendiendo que los programas de sanción de la LRPA incorporan como componente transversal el proceso de reinserción social, resulta fundamental generar una coordinación con los profesionales del área a fin nutrir los procesos y evitar la sobre-intervención. c) Conocer la motivación para desarrollar el proceso de integración y de desistimiento del delito. d) Identificación de intereses y necesidades en torno a su proyecto de vida: Generar un diagnóstico inicial para conocer necesidades, riesgos, fortalezas y expectativas para la vida de los participantes, teniendo como vector fundamental el trabajo sobre su proyecto de vida. e) Construcción de Plan de Trabajo: Establecer un plan de trabajo estructurado de acuerdo a las expectativas del participante indicando prioridades, objetivos de trabajo y plazos. f) Acompañamiento: Apoyar el proceso de término de sanción, generando un soporte emocional frente a temáticas sensibles. g) Entrega de Información: Otorgar información sobre sus derechos y el proceso de acceso a servicios (priorizando aquellos ubicados en su comuna y sector de residencia). h) Coordinación con Redes de Medio Libre: Coordinación con los servicios disponibles en la comunidad de acuerdo a los intereses establecidos por los participantes a fin de que éstos puedan hacer uso efectivo de las redes. 5.3.6. Coordinación e Información En términos de coordinación, se espera que el proyecto Pasos tenga información cabal de las redes locales disponibles y genere una coordinación con ellas, de manera de optimizar la respuesta de dichas redes al momento que el participante busque acceder a ella. Así, el Proyecto Pasos se configura como un espacio que de coordinación con instituciones públicas y privadas, y organizaciones formales e informales que cuenten con oferta programática susceptible de ser puesta a disposición de los/las jóvenes participantes y sus familias; ello con el objetivo de facilitar su integración. Respecto a las redes familiares, de figuras significativas y personas cercanas al participante, se espera generar una coordinación en términos de "alianza estratégica", donde dichas redes formen parte de los vínculos de apoyo y soporte para la integración. Ello implica, como se mencionó anteriormente, fortalecer a dichas redes -generando apoyo para la integración a ellas mismas si fuese necesario-, y trabajar el vínculo que mantienen con los participantes, de manera de promover relaciones saludables.

172

Sección

MODELO DE EVALUACIÓN

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1. ANTECEDENTES MODELO DE EVALUACIÓN En Chile la cultura de evaluar los programas sociales es reciente, datando de hace unos veinte años. Se reconoce que ha sido un proceso lento que partió en la década del ’90 con un diagnóstico sobre las necesidades de evaluación del sector público; mientras que recién hacia el año 2002 se instaló el tema como una necesidad, y como un tópico de formación académica y gubernamental (Serrano & Raczynski, 2002). Existen múltiples formas de evaluar, según los tipos de programas, los recursos, los objetivos evaluativos y otros criterios que van dando cuerpo a los modelos de evaluación. Lo importante a la hora de evaluar programas sociales es la reflexión en torno a por qué queremos evaluar un determinado programa y qué esperamos hacer con la información obtenida tras el juicio de valor que otorga la evaluación. Una vez teniendo estas reflexiones, es posible construir evaluaciones según los intereses investigativos de las instituciones u organizaciones a cargo de este proceso. Para el caso de este modelo evaluativo, lo importante es rescatar aquellas discusiones y experiencias en torno al desarrollo de programas se seguridad ciudadana, ver qué tipos de evaluación se han realizado, cuáles son los desafíos más importantes a la hora de evaluar programas de este tipo, qué indicadores han sido utilizados para realizar las mediciones, etc. El rescatar experiencias no necesariamente va a implicar usar los mismos métodos, ya que se entiende que cada programa se desarrolla en un contexto en particular, por lo que las experiencias exitosas en un determinado lugar, no necesariamente va tener el mismo resultado en un contexto diferente. Desde ahí, el ver qué tan replicables puedan ser los programas o los modelos de evaluación, va a depender de un análisis mayor tanto a nivel teórico como práctico, es decir, en el mismo proceso de implementación. En América Latina se encuentran algunas experiencias de programas de seguridad ciudadana, dentro de los cuales se encuentran los programas de reinserción social. El diagnóstico de estos programas en términos de evaluación es un tanto desalentador, ya que carecen de sistemas de rendición de cuentas y de modelos de gestión por resultados (Morales, 2011). En este sentido, se presentan varios desafíos; ya sea a nivel presupuestario, ya sea a nivel de coordinación entre agencias públicas y privadas; ya sea respecto a los aspectos propios de evaluar programas de seguridad ciudadana, en el cual no se puede dejar todo representado a estadísticas (Tocornal, 2011). No obstante, dentro de las experiencias de evaluaciones de programas de seguridad ciudadana en la región, es posible rescatar el Concurso de Buenas Prácticas en Prevención del Delito en América Latina y el Caribe, realizado el año 2010. En este concurso se trabajó con intervenciones basada en evidencia, y se evaluaron según un concepto de “buena práctica”. Las intervenciones basadas en evidencia son aquellas que trabajan con modelos experimentales o cuasi experimentales. Un punto importante es que las intervenciones basadas en evidencia dan cuenta de un contexto particular, por lo que sus conclusiones no necesariamente son replicables a otros contextos. (Tocornal, 2011). En cuanto al concepto de “Buena Práctica”, es necesario un patrón de comparación entre variables en los casos de estudio. Para esto se definieron las siguientes: -

Eficacia: “capacidad de una iniciativa de para producir cambios duraderos en el tiempo, medibles y observables que apuntan a solucionar un problema” (Tocornal, 2011:11).

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-

Eficiencia: beneficios /resultados versus costos (medidos en términos económicos).

-

Innovación: en el ámbito del delito es entendida “como la experimentación de formas diversas de enfrentar el problema, donde los actores principales no son las policías, ni los representantes del poder judicial, sino que se le da a la comunidad algún nivel de protagonismo y decisión tanto en el diseño como en la ejecución de las actividades” (Tocornal, 2011:11).

-

Asociatividad: fue entendida como la capacidad de inserción de la unidad ejecutora en una red más amplia tanto pública como privada, así como su capacidad de movilizar recursos.

En Chile, en el ámbito post sanción es posible rescatar la experiencia del programa “Hoy es mi Tiempo”, el cual ha sido evaluado en tres oportunidades, por distintas instituciones y contemplando distintos focos de evaluación. Éste, es un programa que tiene por finalidad enfrentar las condiciones de exclusión social, pobreza y marginalidad que viven las personas infractoras de ley en Chile. Durante su desarrollo ha sido evaluado en tres oportunidades. En el año 2002 por una consultora externa (FOCALIZA), el año 2003 por el departamento de Sociología de la Universidad de Chile y el año 2005 por la Dirección de Presupuestos del Ministerio de Hacienda( Ministerio de Justicia, s/f) En la primera evaluación se consideraron los siguientes indicadores: índice de reincidencia, índice de permanencia, cumplimiento de las metas del programa y acceso al empleo. También consideró indicadores cualitativos como la satisfacción de los usuarios con el programa. Dentro de sus resultados relevantes se encuentran: -

Bajo nivel de deserción del programa. Se baja de un 7% en el año 2001 a un 4% en el año 2002. Esto se produce por una mejor focalización del programa. Bajo porcentaje de reincidencia. Reincidió durante el periodo, sólo un 3,8%; siendo que el porcentaje nacional de reincidencia es de un 50%. El autoempleo ha sido la principal opción de reinserción laboral (75,1%) Satisfacción con la capacitación Valoración el vínculo entre usuario y monitor: resaltan buen trato, disponibilidad inmediata y profesionalismo. Pertinencia general del programa. Pertinencia sociocultural. Se consideraron aspectos simbólicos e identitarios de los usuarios del programa.

Tomando en cuenta estos resultados, se realizaron hacia el año 2002 algunos ajustes al programa: -

El Monitor es el agente más importante en el vínculo con los usuarios del programa. Incorporar un nuevo objetivo destinado a evaluar el autoestima de los usuarios (situaciones de dolor). El trabajo de problemáticas familiares (siendo el monitor un mediador) Incorporación de talleres grupales.

La segunda evaluación, se realizó el año 2003 por el Departamento de Sociología de la Universidad de Chile. El tipo de evaluación en esta oportunidad es de tipo participativa, en donde se

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traslada el enfoque de evaluación a los usuarios del programa. Dentro de los principales resultados, se destaca una percepción positiva hacia el programa en tres ámbitos principales: -

-

-

Apoyo psicosocial: el fortalecimiento de autoestima, la recuperación de la fe en sí mismos y el apoyo que sintieron de parte del profesional que los apoyó son los aspectos positivos en este ámbito. Construcción de un proyecto de vida: el programa ayudó a los usuarios a crear un proyecto de vida diferente, junto con la posibilidad de acceder a herramientas para la construcción de ese proyecto. Incorporación tempana al programa: los usuarios consideran que es positivo incorporarse tempranamente al programa, pudiendo confiar en personas que representan el sistema social.

La tercera evaluación se realiza en Junio del año 2005, en donde se evalúa este programa como un componente del programa de Patronato Nacional de Reos, siendo la DIPRES la institución encargada de realizar esta evaluación. Componente 4: Personas carenciadas, de 19 a 35 años, adscritas al Decreto Ley Nº 409 y/o con libertad condicional y/o condenados con salida controlada al medio libre, reciben intervenciones personalizadas de carácter integral a través de la línea de intervención denominada “Hoy es mi Tiempo”. Para este año, el programa “Hoy es mi Tiempo” poseía 4 sub componentes: a) entrega de apoyo sicosocial especializado, b) nivelación de estudios, c) mejoramiento de la empleabilidad a través de la capacitación en oficios y d) colocación laboral independiente o dependiente. La evaluación de este programa se realizó a partir de los 7 puntos que plantea DIPRES como focos evaluativos: 1) Diagnóstico de la situación inicial, 2) La estructura organizacional, 3) Eficacia y calidad del programa, 4) Eficiencia presupuestaria y aporte de terceros, 5) Sostenibilidad del programa, 6) Aspectos innovadores del programa y 7) Justificación de la continuidad del programa. Si bien este modelo evaluativo es estándar y permite comparar evaluaciones a distintos programas, no ha sido creado específicamente para este programa. Dentro de las recomendaciones que realizó el panel evaluador se encuentra la necesidad de crear indicadores que permitieran dar cuenta del impacto del programa; la medición anual del indicador de reincidencia y la aplicación de una encuesta que permita medir del nivel de satisfacción de los usuarios. Tabla 23: Resumen Evaluación Programa Hoy es Mi Tiempo Año de 2002 2003 Evaluación Institución FOCALIZA Departamento de Evaluadora Sociología Universidad de Chile Tipo Institución Tipo Evaluación Focos Evaluativos

2005 DIPRES (se evaluó como un componente del Patronato Nacional de Reos)

de

Consultora Privada

Académica

Gubernamental

de

Impacto

Participativa

Formato DIPRES

    

Reincidencia Permanencia en el programa Cumplimiento de metas del programa Acceso al empleo Satisfacción



Satisfacción de los usuarios con el programa

   

Diagnóstico Estructura Organizacional Eficacia y Calidad del programa Eficiencia presupuestaria y aportes de terceros

176

  

Sostenibilidad del programa Aspectos innovadores del programa Justificación de la continuidad del programa

Tipo de Cuantitativa/Cualitativa Cualitativa Cuantitativa/Cualitativa Información Recolectada Fuente: Elaboración propia a partir de “Sistematización Programa Hoy es mi Tiempo”, Ministerio de Justicia, s/f

Como es posible observar, este programa ha sido bastante evaluado, teniendo una mirada multi criterio y multi institucional en sus evaluaciones. Lo positivo de esto, es que da cuenta de que la evaluación de los programas es un proceso constante, en donde se pueden ir redefiniendo sus objetivos evaluativos, abriendo la posibilidad de cambiar de focos evaluativos durante el transcurso de su desarrollo. El punto negativo, es que, al no mantener algunos indicadores no es posible una comparación entre las distintas evaluaciones, por lo que la información proporcionada por cada contribuyen a aportar más datos, pero no dan cuenta de si los cambios realizados tras cada evaluación han sido positivos en pos de la mejora del programa. 1.1.

Creando el modelo: evaluación como un proceso constante

Como se planteó anteriormente, la cultura de evaluar los programas sociales en Chile es reciente. Pero, el término “evaluar” puede tener distintas acepciones; Briones, por ejemplo plantea que la evaluación es “un tipo de investigación que analiza la estructura, el funcionamiento y los resultados de un programa con el fin de proporcionar información de la cual se deriven criterios útiles para la toma de decisiones en relación con su administración y su desarrollo” (Briones, 1991, pág. 13). Otra definición de evaluación es la que proponen Niremberg, Brawerman y Ruiz, quienes plantean que la evaluación de programas sociales es “una actividad programada de reflexión sobre la acción, basada en procedimientos sistemáticos de recolección de información, con la finalidad de emitir juicios valorativos fundamentados y comunicables sobre las actividades, resultados e impactos de esos proyectos o programas, y formular recomendaciones para tomar decisiones que permitan ajustar la acción presente y mejorar la acción futura44” (Nirenberg, Brawerman, & Ruiz, 2007, pág. 32). Ambas definiciones, si bien se escribieron en décadas distintas, apuntan a una finalidad práctica de la evaluación, es decir, para mejorar la toma de decisiones y así realizar acciones en pos de perfeccionar los programas sociales. En ese sentido, la evaluación del proyecto PASOS también tiene esa finalidad, la de ir corrigiendo sus acciones, dando cuenta de las fortalezas y debilidades del programa durante su implementación.

44

Las cursivas son de las autoras.

177

Ahora bien, no hay una sola forma de evaluar los programas, sino que hay múltiples formas de evaluación45. Los focos o elementos a evaluar, el momento en que se realice la evaluación, los actores partícipes de esta evaluación (evaluadores e informantes claves) van a dar cuerpo al modelo evaluativo que se quiera seguir. Lo importante en ese sentido, es realizar acciones evaluativas pertinentes a los objetivos que se propongan, ¿el por qué vamos a evaluar?, debe ser una reflexión constante durante todo el transcurso de la evaluación. Como cada modelo evaluativo obedece a reflexiones, el proyecto PASOS fijó los siguientes parámetros para el presente modelo: 1. La evaluación debe ser una práctica constante, por lo que se llevará a cabo una evaluación ex dure, ex post y propondrá una evaluación de impacto del programa 2. Los focos evaluativos serán distintos en las diferentes etapas de evaluación. 3. Los actores partícipes del programa tienen que ser incluidos en el modelo evaluativo. Tanto quienes se han beneficiado del programa, como las redes participantes de éste 4. El modelo evaluativo puede sufrir ajustes durante el proceso de implementación del programa. Sobre todo en el entendido que es la primera vez que se pondrá en práctica, por lo que las experiencias que se puedan obtener serán enriquecedoras tanto para el mejoramiento de este modelo de evaluación, como para la replicabilidad del programa en otros contextos. Otro tema en cuestión es la medición de la reincidencia46 para las evaluaciones de programas de este tipo. Si bien este criterio es medible, hay que plantear que su medición debe estar sujeta a varios criterios, y su consideración dentro del mismo proceso de implementación como una vez finalizado el programa puede llevar a plantear ideas erróneas sobre los efectos que pueda tener este programa en el sujeto. Como se plantea en la intervención, el desistimiento de la conducta delictiva es un proceso, por lo que el joven que participe del programa puede reincidir mientras permanezca en éste, lo cual no significa que el programa en sí mismo haya sido un fracaso, sino que el indicador de la reincidencia en el corto plazo no da cuenta de los resultados del programa, los cuales tienen que ser medidos en un tiempo posterior. Ejemplos de mediciones de reincidencia se han realizado en Europa en un marco de dos años una vez que finaliza el programa. Además para evaluar la eficacia de los programas, no se debe considerar sólo la reincidencia, sino que más factores. La reincidencia es ocasionada por distintos factores entre los que están el desempleo, fracaso escolar, factores sicológico, entre otros. “Es evidente que, tras la aplicación de programas de tratamiento de la delincuencia, es necesario evaluar, de una u otra forma, si los sujetos tratados reinciden o no en el delito. La reincidencia necesariamente es el criterio último de la eficacia de la justicia criminal. La sociedad, la opinión pública y las autoridades esperan que los programas de tratamiento aplicados a los delincuentes sean capaces de reducir la frecuencia y la gravedad de su conducta delictiva futura” (Redondo, Sanchez, & Garrido, 1999, pág. 14). 1.2.

La inclusión de los actores en el proceso de evaluación

La participación de los usuarios en el proceso de evaluación de los programas sociales ha sido puesta como una necesidad y a la vez como un desafío, el de romper con los conocimientos técnicos

45

Algunos de ellos son: Logro por objetivo, Evaluación sin metas, CIPP, Evaluación Respondiente, Evaluación participativa, entre otros. 46

Para revisar la discusión conceptual y metodológica de Reincidencia, revisar Informe completo. Solicitarlo vía mail al correo proyectopasos.penalolen @gmail.com

178

del evaluador y la información que puedan proporcionar los usuarios de los programas. (Salamanca, 1994). Cohen, plantea que la evaluación de la política fiscal no debería enfocarse a la eficiencia del gasto, sino que también a aspectos como el análisis de impacto logrado en la población objetivo y su modelo de organización y gestión. Para él esta inclusión en los procesos de evaluación para la reforma del Estado son incluso una necesidad democrática ya que “Los procesos de evaluación suponen la interacción con los beneficiarios. Así, al incorporar su percepción sobre los programas, se potencia el perfeccionamiento de los mismos y se enriquece el debate social y político en la sociedad. Esto contribuye a viabilizar la participación y a democratizar las intervenciones sociales” (Cohen, 2001, pág. 20). Los actores en el proyecto PASOS son un eje fundamental, ya que el apoyar el proceso de desistimiento en el período post sanción de los jóvenes es un desafío actitudinal, tanto para quienes participen voluntariamente del proyecto, como los monitores, las familias de los jóvenes y la comunidad en general. Este desafío de “cambio” al que aspira el proyecto tiene un componente subjetivo potente, ya que en él se depositan los intereses, esperanzas, sueños y percepciones de todos quienes participen de él. En esa línea, no hay que conformarse con la sola visión de los beneficiarios, sino que hay que dar un cruce de miradas y ver cómo estas van dando forma a los resultados que va teniendo el proyecto. Además, quienes participan del proyecto son los únicos que observan in situ el proceso de implementación, conocen las prácticas y pueden aportar ideas de cómo mejorar aquellos aspectos que vayan siendo difíciles de sobrellevar.

2. EL SISTEMA DE EVALUACIÓN Para evaluar el programa de acompañamiento post sanción PASOS se presenta una propuesta de evaluación, la que está sujeta al programa. Tomando en consideración que el modelo de acompañamiento tendrá la virtud de ser replicable, es necesario acompañar las metodologías con las indicaciones respectivas de la manera de usar la información que se tiene disponible. Asimismo, la mirada de expertos en el tema también será de gran aporte durante el proceso de evaluación. Este programa es viable de ser evaluado porque el sistema de evaluación va incluido dentro del mismo diseño, con sus instrumentos y presupuesto. Sin embargo, el tema del desistimiento de la actividad delictiva, y la función que pueda tener un programa social de acompañamiento post sanción resultan difíciles de medir en el cortoplazo, es decir, cuando el programa culmine con el periodo de 9 meses de implementación. Así mismo, el tema de la reincidencia (objetivo final del programa) si bien puede ser medible como nueva condena y con algunas consideraciones como el tipo de delito sobre el cual reincide, su aumento o disminución van más allá de las posibilidades del programa, en el entendido que son variables que no se pueden controlar. Un estudio cuasi experimental o experimental sería el ideal al que apuntan las evaluaciones de impacto, pero para esto se requiere el control de variables de manera econométrica, lo que es dificultoso tratándose de trabajo con

179

personas. No obstante, en el largo plazo se pueden mejorar los instrumentos evaluativos y apuntar a realizar estudios longitudinales con los casos intervenidos. Además, tampoco es posible relacionar directamente el desistimiento de la actividad delictiva con un programa social, ya que el programa es meramente un apoyo a quienes se encuentran en este proceso, por lo que decir que participar en el programa necesariamente va implicar la no reincidencia o desistimiento es riesgoso, ya que existen otras variables que favorecerían el desistimiento de las personas.47 Por lo tanto, la evaluación dentro de este modelo de acompañamiento proporcionará la información necesaria para dar cuenta de los resultados en la población a la cual va dirigido, para posteriormente emitir juicios y tomar decisiones en función de sus resultados. 2.1.

Estrategia de Evaluación programa Pasos

2.1.1. Alcance y foco de la evaluación El proyecto Pasos considera que la labor evaluativa es recomendable durante todo el ciclo del programa, desde su diseño hasta sus resultados en el corto y largo plazo sobre la población beneficiaria. Tomando en cuenta que a nivel de modelo se considera relevante tener un multicriterio a la hora de evaluar, se presentará un sistema en donde converja tanto la eficacia del programa en sus distintos niveles, así como la visión que puedan presentar los participantes de la implementación. Es por eso, que a nivel general se presentará el siguiente modelo Tabla 24: Modelo general de evaluación

Momento en el que se Foco Evaluativo aplica Ex Ante Diseño Ex dure

Ex post

Enfoque Metodológico

Evaluación Integral del Diseño Matriz de Marco Lógico Monitoreo Interno (Ficha del participante) Beneficiarios Evaluación de la participación y satisfacción Beneficiarios Evaluación de la participación y satisfacción Productos-Resultados Evaluación de Resultados y Efectos Impacto Evaluación de Impacto

Fuente: Elaboración propia

2.1.2. La evaluación Ex ante Como su nombre lo indica, la evaluación ex ante es la que se realiza en el momento anterior a la puesta en marcha del programa a evaluar, teniendo como objetivo es dar cuenta si la propuesta realizada es la más apropiada para ayudar a resolver el problema planteado.

47

Ver Marco teórico apartado desistimiento

180

Como el programa Pasos es un programa que se desarrollará por primera vez, los esfuerzos evaluativos deben concentrarse de mejor manera en el desarrollo y resultados del programa. Por lo que en esta parte la evaluación puede remitirse a la Evaluación Integral del Diseño, lo cual permite otorgar juicios sobre los distintos componentes que conforman la intervención. A través de esta forma de evaluación ex ante, el evaluador tiene que tomar en consideración los componentes metodológicos e instrumentales (Ministerio de Desarrollo Social, 2000): -

El enfoque Marco Lógico que con su jerarquía de objetivos, conceptos y relaciones lógicas cruzan el conjunto del análisis evaluativo. El Marco Lógico como herramienta de gestión es considerado también como un instrumento de evaluación (ex ante y ex post). La evaluación ex ante debe considerar aspectos que escapan a esta matriz: diagnóstico (análisis del problema, población, locación, oferta/demanda, déficit), cobertura (poblacional, temporal y territorial), modelo de gestión, sistema de evaluación y requerimientos del presupuesto.

-

Los criterios de evaluación que definen el análisis a realizar y orientan al respecto los juicios de valor. No son exclusivos, sino que se pueden aplicar a un conjunto de evaluaciones. Para este caso, los criterios son: pertinencia, coherencia, complementariedad, idoneidad institucional y profesional (emiten juicios parciales de problemáticas específicas). Por su parte la consistencia emite un juicio integrado en base a los juicios parciales. a) Pertinencia: grado de adecuación de la propuesta de intervención a las necesidades y perfil de la población objetivo. Para analizar la pertinencia de un programa se debe:  Analizar en qué medida los objetivos de fin y de propósito y productos a lograr se ajustan al problema y sus causas identificadas en el diagnóstico. El diseño de un programa será pertinente si el programa se propone revertir las causas del problema y si finalmente el Fin expresa un cambio positivo en problema o necesidad de la población objetivo.  Establecer el grado en que las actividades y la metodología de intervención es adecuada al perfil de la población objetivo del programa. Características de tipo social, cultural o económica que presentan los potenciales beneficiarios de un programa pueden hacer más o menos coherente la metodología de entrega de un bien o servicio y las actividades necesarias para producirlo. b) La coherencia de un programa corresponde al carácter lógico de la relación entre los diferentes contenidos del diseño y entre éste y elementos externos como la política social y el resto de la oferta pública. De esta manera, el análisis de coherencia de un programa adquiere dos dimensiones, una interna y otra externa.  Coherencia externa: grado de coherencia lógica entre el diseño de la intervención y las políticas que orientan a la acción social de gobierno y la oferta pública existente, extra e interinstitucional.  Coherencia interna: Es el grado de coherencia lógica entre los distintos elementos que componen el diseño, tanto en su eje vertical (actividades, productos, propósito y fin) como horizontal (indicadores, metas, fuentes de verificación y supuestos). c) Eficiencia: cumplimiento de los productos del programa al menor costo posible y en el tiempo programado.

181

d) Eficacia: grado en que se podrán alcanzar las metas, objetivos y productos en un tiempo determinado. “Lo que interesa es conocer a priori el grado de certeza que otorga el diseño, especialmente en su modelo de gestión y antecedentes institucionales, respecto al logro de los productos y sus efectos en los beneficiarios”. e) Sostenibilidad: capacidad del programa de mantener en un periodo de tiempo prolongado el flujo de beneficios que forman parte de sus objetivos de intervención. f) Evaluabilidad: corresponde al grado en que el sistema evaluativo descrito en la evaluación del programa permitirá efectivamente realizar las evaluaciones ex dure y ex post adecuadas. Un programa será evaluable si en su diseño se establecen estándares con los cuales comparar los resultados obtenidos tras su ejecución.  Evaluación ex dure: Indicadores y metas de productos y actividades.  Evaluación ex post: Objetivos, indicadores y metas. g) Consistencia: Grado de solidez de la propuesta de intervención y por lo tanto entrega niveles adecuados de certidumbre respecto al logro de sus objetivos. El grado máximo de validez se entrega en la medida en que el programa sea: pertinente, coherente, eficiente, eficaz, sostenible y evaluable. -

Las pautas de evaluación que desagregan el análisis que corresponde realizar en torno a cada criterio y se constituyen en la guía del trabajo para los panelistas.

-

El panel de evaluación constituidos por expertos que enjuician el diseño de los programas sociales. (Ministerio de Desarrollo Social, 2000)Las experticias son difíciles de reunir en una sola persona, por lo que se requiere convocar a un conjunto de profesionales que con su conocimiento y experiencia puedan contribuir a la evaluación del programa. Estas son: a) Experticia en evaluación de programas y proyectos. b) Conocimientos y experiencias en el área de la intervención o problema que el programa deberá solucionar o mitigar. c) Conocimiento del sector público y experiencia del nivel político y administrativo en que se implementará al programa.

2.1.3. La Evaluación Ex dure: La evaluación ex dure se realiza durante el periodo de implementación del programa. Permite realizar un seguimiento a los avances de la ejecución, para dar cuenta tanto de los alcances como de los reajustes necesarios para dar término al programa. En el programa Pasos el foco evaluativo estará dado por los alcances programados versus los obtenidos, así como la visión que tengan los actores participantes del proceso. En la evaluación ex dure se considerarán 3 focos evaluativos 1. Eficacia del programa 2. Participación en el programa 3. Satisfacción de los usuarios del programa

182

2.1.3.1.

Eficacia del programa

La eficacia del programa será entendida como el cumplimiento de los objetivos alcanzados por el programa versus los objetivos propuestos. Como este programa intervendrá a nivel individual y grupal, a través de 6 dimensiones de acompañamiento post sanción. Y como el programa tiene distintos niveles de intervención, según el grado de complejidad de los casos, es posible establecer la eficacia en los siguientes niveles: -

-

Eficacia a nivel personal: entendida como el grado de cumplimiento de los objetivos propuestos por el joven participante en su plan de trabajo. El instrumento donde se recogerá la información de esta eficacia es la Ficha del Participante. La información proporcionada a nivel individual en torno a este indicador servirá para dar cuenta de si se están cumpliendo o no los objetivos fijados con el joven y rediseñar el plan de trabajo en función de los resultados de la evaluación. Eficacia de nivel de dimensión: entendida como el grado de cumplimiento de los objetivos por dimensión de trabajo48. Para evaluar el grado de cumplimiento por dimensión, será necesario que el evaluador desagregue la información proporcionada por el conjunto de las Fichas del participante, y así observar el funcionamiento que han tenido. Además, es posible incluir las actividades grupales que posee cada dimensión. Acá la reflexión estará dada en torno a los elementos que puedan favorecer o dificultar el desarrollo de las dimensiones de trabajo, por lo que se recomienda la socialización de los resultados al equipo ejecutor del programa.

2.1.3.2.

Participación en el programa

La participación en el programa será entendida como el grado de asistencia que tengan los jóvenes tanto a las jornadas individuales como colectivas que posee el programa. Al igual que la eficacia, el grado de participación también puede calcularse a nivel individual como grupal. Lo importante de señalar acá, es que, dependiendo de los resultados de la participación individual como grupal, es necesario establecer medidas que aumenten la convocatoria esperada, o readecuar el programa en función de las instancias que son más interesantes para los usuarios. Cuando las actividades son de libre convocatoria, es decir, abiertas a la comunidad y sin un límite esperable de participación, es recomendable medir la asistencia en cuanto a cantidad de personas asistentes y no como la proporción de un universo. 2.1.3.3.

Satisfacción de los usuarios del programa

La satisfacción usuaria es un modo de incluir a los actores en el proceso evaluativo. Puede medirse a través de índices de satisfacción así como de entrevistas cualitativas. Para crear un índice de satisfacción en torno a las dimensiones más apropiadas y su ponderación es necesario seguir un proceso investigativo propio, en el que se recabe información respecto a las dimensiones más importantes de evaluar, otorgándoles ponderación diferenciada a través de juicio de expertos.

48

Trabajo, educación, salud, vivienda, recreación y derechos.

183

Por lo pronto, y en pos de mejorar los instrumentos evaluativos, la satisfacción de los usuarios en el momento ex dure será evaluada a través de una jornada grupal con jóvenes que participen del programa y otra jornada de evaluación con integrantes de las redes participantes. La evaluación con los jóvenes participantes servirá de insumo para ver cuáles son los aspectos más fuertes que tiene el programa, así como los más débiles. Además, se recogerán las apreciaciones de los mismos jóvenes respecto a cómo debería seguir el curso del programa. Caso distinto serán las apreciaciones de los representantes de las redes. Su satisfacción no estará dada por ser beneficiarios del programa, sino por ser parte integrante de la intervención. En ese sentido, su mirada estará enfocada a dar cuenta a cómo ellos observan el funcionamiento de programa, la relación con los jóvenes y cómo visualizan el porvenir de la intervención. Todos los insumos elaborados durante la evaluación ex dure deberán ser presentados al equipo encargado de la intervención y al asesor experto. De esta manera, y a través de una jornada de trabajo con los equipos será posible emitir juicios acerca del funcionamiento del programa y de la viabilidad de los ajustes que amerite este. Con esta jornada de trabajo se dará por finalizada esta etapa de evaluación y se seguirá con el monitoreo interno a través de la ficha de los participantes y los programas de trabajo individuales. 2.1.4. La evaluación ex post Como su nombre lo indica, la evaluación ex post es la que se realiza una vez que culmina la intervención. “Se refiere fundamentalmente, al análisis y observación sobre la medida en que una intervención, en función de sus objetivos, transforma algún área de la realidad, lo que exige distinguir entre los efectos netos del programa y los cambios derivados del contexto, para determinar en qué medida la intervención ha alcanzado sus objetivos, qué cambios ha producido en la población beneficiaria y cuáles son sus efectos secundarios” (Peroni, 2006, pág. 108). Para el modelo, los focos evaluativos estarán dados por: -

Eficacia del programa Participación en el programa Satisfacción del programa

2.1.4.1.

Impacto del programa

La eficacia y participación del programa serán entendidas de la misma manera que la evaluación ex dure, con la distinción de que en esta etapa deberán ser consideradas la totalidad de las actividades realizadas durante el ciclo de intervención. La información proporcionada a través de estos indicadores también deberá ser presentada y contrastada con el equipo ejecutor del programa. La satisfacción del programa en la etapa ex post deberá tener un carácter conclusivo, es decir, no solamente deberá dar cuenta de aquellos aspectos positivos como negativos que posee la intervención, así como las formas de resolver las dificultades para rediseñar el programa y para futuras intervenciones similares. Acá también se espera la visualización de la sostenibilidad del programa, es decir, la mantención en el tiempo de los logros alcanzados por los jóvenes, así como su capacidad de orientar su vida alejada de la actividad delictiva.

184

En cuanto a las redes participantes, la mirada debe estar en función de la sostenibilidad y los compromisos que puedan asumir con los jóvenes y sus familias una vez terminada la intervención. La satisfacción del programa puede observarse a nivel de entrevistas a una muestra de participantes y a nivel de los planes de sostenibilidad creados por los jóvenes con ayuda del facilitador. Para el caso de los representantes de las redes participantes, se podrán realizar instancias grupales de evaluación, tal como el caso de la evaluación ex dure. Para el caso de la evaluación de impacto dentro del tiempo ex post es la situación es un tanto más compleja. La evaluación de impacto “puede identificar los efectos provocados por un conjunto de acciones programadas y emitir un juicio de valor que califique, en conjunto, si las actividades realizadas o los servicios brindados, han producido los resultados esperados. Adicionalmente, la evaluación de impacto es la única modalidad de evaluación que permite sugerir las modificaciones necesarias para enfrentar los problemas detectados y aprovechar las fortalezas del programa, contribuyendo con un mayor logro de sus objetivos49” (Vara, 2007, pág. 16) La necesidad de evaluar los impactos del programa es clara, pero la dificultad se presenta en la viabilidad de esta evaluación, ya que se deberá realizar en un tiempo posterior, fuera de la planificación del programa mismo. No obstante, existen 3 tipos de evaluaciones de impacto, a saber: -

-

Pseudo Evaluaciones: proceso evaluativo en donde una de las partes se compromete con el proyecto y presiona para que aparezcan los resultados. El evaluador no actúa neutralmente. Experimentales y cuasi experimentales: Son exclusivamente cuantitativas y se requiere de un grupo control. Se mide el impacto cuantitativamente en el beneficiario. Se mide el incremento del bienestar de los beneficiarios. Evaluaciones verdaderas mixtas (cuantitativas-cualitativas): o Permiten agregar elementos como cambios actitudinales, psicosociales, necesidad y satisfacción con el programa, autoestima, empleabilidad. o Puede medir el impacto sobre otros actores. Estudios de caso, observaciones, entrevistas en profundidad o El aporte mixto ayuda a entender por qué unos programas son exitosos y otros fracasan (Vara, 2007) (Tomado de Abdala 2001)

Si bien en términos ideales se debería apostar a una evaluación mixta (verdadera), existen una serie de variables que son incontrolables a los ejecutores y evaluadores del programa, las que tienen que ver con aspectos contextuales, así como los relacionados al proceso de desistimiento de la actividad delictiva. No obstante, y como recomendación a considerar para una pseudo evaluación de impacto se debería considerar: -

49 50

Medición de la reincidencia: entendiéndola como nueva condena50, se podrá medir cuánto han reincidido los jóvenes una vez que han cumplido la condena después de la cual ingresaron al programa. Se debe utilizar información oficial para evitar errores en su cálculo. No obstante, el problema acá estará dado por los patrones comparativos que se puedan realizar. Si bien existe un grupo beneficiarios, no es posible dar cuenta del grupo control, ya que se plantea que son diversos los motivos por los cuales los otros jóvenes que han cumplido condena no

Subrayado propio Para mayor información, ver la discusión en torno al concepto de reincidencia del informe completo.

185

-

-

-

2.2.

participan de este programa, pero eso no los pone exento a otro tipo de intervenciones similares. La medida entonces servirá para relacionar el programa a un nivel de reincidencia, pero no para atribuirle la responsabilidad sobre el estado de ésta. Como universo de estudio se considerarán a los jóvenes participantes del programa Pasos y se deberá medir de manera prospectiva, es decir, se tomará como delito índice aquel después del cual se incorpora el joven al programa. Sostenibilidad del programa: Los jóvenes que finalizan su participación en el programa Pasos terminan con un plan de trabajo individual, el cual les servirá de guía ante las necesidades que se aproximan una vez terminada la intervención. En un tiempo posterior se debería evaluar de qué manera se llevó a cabo este plan y si la intervención les ha servido en términos de planificación personal. Proyecto de vida: este ámbito es una de las líneas que trabaja el programa en su intervención con los jóvenes. En términos evaluativos, se podrá evaluar la manera en que el programa ha apoyado a los jóvenes a construir un proyecto de vida alejado de la actividad delictiva. Esto deberá hacerse de manera cualitativa y, dependiendo de las decisiones evaluativas que se tomen a posteriori, establecer parámetros comparativos entre los modelos de proyecto de vida encontrados.

Definiciones del Sistema de Evaluación.

2.2.1. Objetivos de la evaluación La evaluación social debe tener una utilidad práctica, en el entendido de que mediante el proceso evaluativo es posible dar cuenta de los efectos producidos en el programa; entregando aquellos insumos que permitirán mantener aquellos aspectos positivos y rediseñar o transformar aquellos ámbito que no han tenido los frutos esperados. Asimismo, la visión que tengan los participantes hacia el funcionamiento de programa permitirá dar cuenta desde la mirada de los protagonistas la acogida que tuvo este en los jóvenes, sus familias y las redes que estuvieron involucrados. Además, dependiendo del momento en que se realice el monitoreo o evaluación, tendrá objetivos distintos. El monitoreo durante la implementación permitirá dar cuenta de los alcances que ha tenido el programa a nivel de sus tareas y actividades, así como dar cuenta de los ajustes que son necesarios para readecuar el programa y así lograr los objetivos que se ha propuesto. Cosa distinta es la evaluación en el momento ex post. Acá en énfasis está dado en los resultados del programa y en la satisfacción generada en los usuarios de esta. Asimismo, una evaluación de impacto tiende a preocuparse de los efectos a largo plazo que generó el programa en la población beneficiaria. Tomando en cuenta lo anterior, y la necesidad de que la evaluación sea un proceso constante desde el inicio del programa Pasos, los objetivos de este modelo evaluativo son: Objetivo General: 1. Evaluar de manera integral el programa de acompañamiento post sanción, a través de la medición de la eficacia del programa y la visión de los distintos actores que lo integran en los distintos momentos de la intervención. 2. Generar información apropiada para mejorar futuras intervenciones similares, corrigiendo errores de implementación, perfeccionando metodologías y fortaleciendo los aspectos positivos de la experiencia.

186

Objetivos Específicos: Ex dure: -

Monitorear la realización de las actividades individuales y grupales que lleven a cabo los jóvenes participantes del programa Pasos. Evaluar la satisfacción de los jóvenes participantes del programa Pasos. Evaluar la necesidad de rediseño del programa y acciones para éste.

Ex post: -

Determinar el grado de cumplimiento de los objetivos del programa Pasos a nivel personal, por componente y total del proyecto. Evaluar la satisfacción de los participantes del programa Evaluar la percepción de las redes participantes hacia el programa Evaluar el impacto del programa51

2.2.2. Preguntas de la evaluación Las preguntas son la guía necesaria para tener presente en el proceso evaluativo. Sirven para orientar las tareas de evaluación, así como los énfasis que debe tener el informe evaluativo. En el caso del programa, las preguntas que se proponen son las siguientes: -

¿De qué manera el programa de acompañamiento post sanción es apropiado para ayudar a desistir a los jóvenes de la actividad delictiva? Pregunta a orientar la evaluación ex ante del diseño de intervención. ¿Se desarrollaron eficazmente las tareas que involucraba el programa a nivel personal y por dimensión de trabajo? Pregunta a ser desarrollada durante las evaluaciones ex dure y ex post en el momento de finalización de la intervención. ¿Cuál es la percepción de los jóvenes beneficiarios y las redes participantes del programa?, ¿Qué ajustes aspiran a realizar? Pregunta a ser desarrollada durante las evaluaciones ex dure y ex post en el momento de finalización de la intervención. El programa Pasos ¿ayudó a los jóvenes que participaron de éste a desistir de la actividad delictiva?, ¿en qué otros ámbitos los apoyó?, ¿cuáles fueron los otros factores que hicieron que el joven desistiera de infracciones a la ley? Pregunta a ser incorporada ex post a largo plazo, en el momento en que se pretenda realizar una evaluación de impacto.

2.2.3. Metodología La metodología de evaluación será mixta, ya que se espera realizar una triangulación de la información producida por las tareas evaluativas. Será cuantitativa en cuanto a la eficacia, participación y reincidencia; mientras que cualitativa en relación a la percepción de los actores sobre el programa de acompañamiento. Asimismo, para el momento ex ante se recomienda utilizar la guía de evaluación ex ante del Ministerio de Desarrollo Social (Ministerio de Desarrollo Social, 2000). Es así como en términos macros, la evaluación se llevará a cabo de la siguiente forma: 51

El impacto del programa debería medirse en función del desistimiento de la conducta delictiva y la reincidencia. Para esto el tiempo aproximado de medición deberían ser unos dos años aproximadamente.

187

Ex post Ex dure

Eficacia del programa

Eficacia del programa

Participación

Ex ante

Participación

Análisis integral del diseño

Satisfacción del programa

Satisfacción del programa Impacto del programa

Una vez que se tenga la información del proceso de evaluación, será necesario socializar esta con el equipo encargado de la intervención y el asesor experto. Los insumos deberán reflejar la situación en la que se encuentra el programa, y deberán realizarse los ajustes necesarios según las posibilidades de intervención que se tengan presentes. 2.2.4. Actores involucrados Los actores involucrados en el proceso de evaluación son aquellos que participaran de la evaluación, ya que estos deberán facilitar la información respecto al proceso de implementación junto con ser partícipes activos de las jornadas de evaluación. Es posible distinguir los siguientes: -

Equipo ejecutor; encargado de facilitar el proceso de evaluación. Asimismo, deberán apoyar el trabajo de análisis y estudiar la utilidad de la información evaluativa. Equipo evaluador; el cual deberá idealmente estar compuesto por un experto en temas vinculados al trabajo con jóvenes infractores de ley, además de un facilitador metodológico, encargado de llevar a cabo las jornadas de evaluación del programa. Jóvenes participantes del programa; encargados de participar en las jornadas de evaluación, proporcionando su visión acerca del funcionamiento del programa. Además, los jóvenes pueden aportar ideas acerca del mejoramiento y/o rediseño del programa. Redes participantes del programa; las que siendo observadoras de los procesos de reinserción de los jóvenes, entregarán información acerca de cómo se han llevado en la práctica la vinculación de los jóvenes con la red comunitaria e institucional.

2.2.5. Contexto en el cual se desarrollará Esta evaluación se desarrollará en el contexto del diseño del programa de acompañamiento post sanción, en la comuna de Peñalolén durante el año 2013-2014. Asimismo, cabe recordar que este modelo es sólo una propuesta de evaluación, por lo que el mismo programa, podrá ser evaluado por otras entidades y con otros criterios de evaluación. Es necesario destacar además que el programa de acompañamiento post sanción es innovación en el área de acompañamiento post penitenciario en jóvenes, por lo cual el modelo de intervención puede verse sujeto a varios cambios durante su implementación como en las evaluaciones que se realicen. Es ante esto, y para mejorar las herramientas que se entregan a los

188

jóvenes para desistir de la conducta delictiva, así como para mejorar los procesos evaluativos, es fundamental el reflexionar sobre las tareas realizadas así como los efectos producidos en los jóvenes a través del programa.

2.2.5. Productos de la evaluación La evaluación de programas sociales debe tener finalidades prácticas, por lo que sus productos deben ir en la dirección de facilitar la toma de decisiones en relación al programa. Para el caso de este modelo de evaluación, los productos que se entregarán son: -

Informe de comentarios diseño del programa Informe de evaluación de monitoreo del programa Informe de evaluación ex post del programa

2.3. Plan de trabajo y cronograma 2.3.1. Equipo de la evaluación El equipo de evaluación estará a cargo de: -

-

Evaluador externo: será el encargado de recabar la información necesaria para las jornadas de discusión e informes evaluativos que contempla el programa. Deberá ser un profesional de las ciencias sociales con experiencia en evaluaciones de programas sociales e investigaciones participativas. Asesor experto: será quien guíe el proceso evaluativo en tanto la problemática del desistimiento de la actividad delictiva. En la medida en que sea necesario, deberá aportar ideas para el mejoramiento del proceso de evaluación en tanto metodologías y análisis de la información producida.

2.3.2. Presupuesto El presupuesto para llevar a cabo la evaluación del programa es de $1.967.300. Ante esto, es posible llevar a cabo la evaluación ex dure y ex post del programa. La evaluación ex ante y la de impacto tendrán que verse sujetas a otras posibilidades de financiamiento. Con el presupuesto existente, se deberán considerar los siguientes gastos: -

Pago al equipo evaluador. Insumos necesarios para realizar las jornadas evaluativas.

2.3.3. Uso de la información La información que se recopile durante el proceso de evaluación del programa PASOS podrá ser usada para: -

Evaluar casos individuales que ameriten modificaciones en la intervención. Rediseño de los planes de trabajo con los participantes. Rediseño del programa en su fase de implementación. Tomar decisiones entorno a la organización del programa y la idoneidad de sus ejecutores. Aportar información a otros programas de acompañamiento post sanción o similares. Aportar información para la discusión sobre la política pública juvenil y post penitenciaria.

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2.3.4. Cronograma de Trabajo El programa Pasos se encuentra divido en dos fases: el pre egreso (3 meses) y post egreso (9) meses. Según los distintos niveles de intervención que incorpora el programa, y según los distintos requerimientos que presente cada joven, la tarea evaluativa deberá realizarse de manera permanente. Esto, principalmente con la ficha del participante, la que deberá proporcionar la información suficiente para tomar decisiones respecto a los casos con los que se está trabajando. Para la fase de evaluación ex dure, se recomienda llevarla a cabo una vez que hayan pasado algunos meses desde la puesta en marcha de la implementación52. Asimismo, la evaluación ex post, deberá hacerse en el último mes de intervención53. Esto porque, como los jóvenes y redes participantes serán necesarios para el proceso evaluativo, se deberá contemplar la evaluación dentro del tiempo en que permanezcan en el programa. Hacerlo posterior a esto, implicaría un mayor gasto de recursos económicos y humanos.

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Febrero-Marzo 2014 Julio 2014

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Sección

CONCLUSIONES

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A modo de conclusión, se quiere señalar que, quienes se someten al estudio de las ciencias sociales se ven insertos en la realización de investigaciones e intervenciones, en donde se invierte una importante cantidad de tiempo en la preparación teórica y metodológica de lo que será la producción de información y la ejecución de programas. Sin embargo, las cosas no ocurren tal cual como se desea, el andamiaje construido se ve cojo en razón de que no se cumple a cabalidad, las propuestas asentadas fuertemente en principios y criterios metodológicos se ven mermadas por la imposibilidad de su cumplimiento y la mayoría de las veces se termina re-diseñando gran parte de lo presupuestado cuando se llega al momento de realizar la intervenciones e investigaciones. La razón de ello es la naturaleza de la realidad social, nada la puede sujetar y subsumir de forma completa, motivo por el que los investigadores y ejecutores de programas de intervención social deben estar preparados para funcionar a medida que recorren el camino de la propia realidad que les toca. Señalarlo permite incorporar el momento práctico –la experiencia misma- como eje de la planificación de investigaciones e intervenciones; e incluso, darle rango epistemológico. Si se tiene una conciencia real sobre lo que está delante, si se incorpora ello a las planificaciones metodológicas y se dejan de asumir los criterios técnicos como absolutos, se estará en posición de tender un puente hacia la realidad con mayor certidumbre, incluso cuando no se pueda dar luz absoluta sobre el fenómeno estudiado o intervenido. Para esto, la reflexión teórica es tan importante como la producción de datos, pues es en la teoría donde se sistematizan los datos que se producen en torno a la realidad. Sólo teniéndola como base del trabajo investigativo o interventor, es que se puede dar sustento al proceder, ordenarlo y depurarlo en virtud de lo que interesa. Sin embargo, ser estrictos con la teoría no supone que se sea capaz de captar la realidad de antemano. La teoría ilumina aquello sobre lo que se investiga o se interviene de un modo parcial, porque siempre hay elementos que se escapan, variables que no es posible controlar, factores que emergen y otros que desaparecen. Es allí, en la simplificación más potente hecha en el trasvasije metodológico, cuando la realidad que se presenta ante la mirada del investigador o el ejecutor de un programa de intervención, se pierde y cuando se debe apelar a la experiencia, a la realidad misma. De esta forma, cabe destacar la importancia que supone no presentar los resultados de las intervenciones y de las investigaciones como si no hubiese pasado nada en el camino, como si no se hubiesen presentado problemas, pues ello niega al objeto mismo de las disciplinas sociales. Asumirlo llevará a todo científico social a una epistemología realista. Ahora bien, la manera de incorporar la experiencia antes de estudiarla o intervenirla a través de los conceptos y las metodologías disponibles, supone un esfuerzo adicional y es ahí donde el diálogo entre experiencias es fundamental, es una oportunidad de captar la realidad no solo a través de los resultados, sino que en base a lo que supuso el proceso mismo de obtenerlos, permitiendo al resto de la investigación o intervención sobre el tema asumir el objeto que trata de manera realista. Todo lo anterior adquiere enorme relevancia referido a lo post-sanción, en tanto es un tema que en Chile ha sido escasamente tratado, pero por sobre todo, por ser un ámbito cuyo estudio práctico y teórico involucra una cantidad indeterminada de variantes, vicisitudes y problemas. El presente proyecto –Proyecto Pasos- tuvo importantes dificultades en cuanto a su labor investigativa, las cuales se centraron fundamentalmente en la producción de datos, ya que no fue posible acceder a la muestra que se tenía presupuestada, siendo necesaria su modificación sucesiva

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a medida que el proyecto avanzó. La razón principal: el obstáculo para encontrar y contactar a los jóvenes. Por otro lado, hubo problemas en relación a los datos producidos mediante la encuesta, pues los jóvenes muchas veces no disponían de la información objetiva que definía su trayectoria de vida o presentaban dificultades para expresar su opinión en relación a temáticas específicas. La encuesta, el muestreo, todo el aparato técnico, quedó en suspenso, cuestionado por estos aspectos prácticos que no se previeron. Y dificultades como éstas hay muchas, cada una menos franqueable que la anterior. De esta forma, si la voluntad de alcanzar los mejores resultados posibles en materia de reinserción de quienes terminan condena es compartida tanto por los actores del sistema de justicia como quienes realizan investigación en el área, no basta con estudiar lo post-sanción simplemente, sino que es importante saber qué es lo que involucra la experiencia de producir o intervenir en este ámbito. Los desafíos y las experiencias involucradas en los distintos programas que trabajan esta temática, permitirán al menos delinear los procesos de investigación e intervención en su carácter práctico, situado, permitiendo la compartición de experiencias y el enriquecimiento mutuo. En ese marco, la presente investigación busca colaborar con dicho objetivo, intentando delinear –desde lo señalado por la literatura, lo relatado por los propios jóvenes y actores del sistema, y la epistemología realista que asume la investigación- algunos de los elementos que se ponen en juego durante la transición de la sanción penal a la vida en libertad, y cómo operan dichos elementos en el proceso de desistimiento de la actividad delictiva. Cuando se trabaja con personas que han cumplido condena en este contexto hay dos desafíos en el paso entre los centros de condena y la libertad: la protección de la seguridad pública y lograr la transición entre una vida asociada al delito a otra desvinculada de éste. De esta manera, un desafío especialmente crítico consiste en entender las vías de la reintegración, lo cual constituye un medio que colabora con el abandono de la actividad delictiva y es una meta a la vez. Una apropiada explicación respecto de por qué se produce este proceso requiere no sólo de conocer qué es lo que ocurre, sino además el cómo y el por qué (Elster,1998) del abandono de la actividad delictiva. En esa línea, emerge el concepto de desistimiento para complementar la discusión respecto de reincidencia e integración social. Este concepto tiene un alto poderío analítico dado que permite acceder a la indagación de factores y mecanismos explicativos de la no reincidencia delictiva fuera del ámbito penal (Pucci, Rojido, Trajtenberg y Vigna, 2009). Al respecto, la evidencia indica que no existe una mayor incidencia de aspectos estructurales por sobre los subjetivos o viceversa en el proceso de desistimiento, sino que deriva de una íntima relación entre agencia y estructura (LeBel, Burnett, Maruna y Bushway, 2008). En ese sentido, parece ser que pueden existir cambios "objetivos" en la vida de la persona que termina condena y cambios "subjetivos", y el desistimiento ocurriría en su interfaz (Farrall, 2002), lo cual da cuenta que, el desistimiento solo es posible en la medida que no solo exista la voluntad de cambio por parte de quien termina una condena, sino también oportunidades concretas de integración. Ello implicó, al momento de pensar el modelo de intervención, tomar muy en serio la crítica que hace McNeill (2006:70) a lo que denomina Instrumentalización del Proceso de Reinserción:

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“la persona que ha cumplido condena no es respetada como fin en sí mismo, se ha transformado en el medio para otro fin. En cierto sentido, no es el sujeto de la orden del tribunal, sino su objeto. En esta versión, la rehabilitación no es un objetivo primordial, sino un medio subordinado. Se centra en el delito en lugar de en el delincuente; se orienta a la necesidad criminogénica en lugar de a la necesidad social". Tomar en serio esta crítica supone, al menos dos desafíos en cuanto al modelo: (1) que el proyecto de acompañamiento post-sanción no se transforme en una libertad vigilada, en tanto se está fuera de la sanción penal y, (2) que la prioridad sea el proyecto de vida de los jóvenes –en donde la no reincidencia ocurra como añadidura a esto- porque es a través de estos proyectos que las personas pueden intencionar sus cursos de acción para hacer frente a la situaciones que enfrentan y construir condiciones nuevas. De este modo, la articulación del proyecto de vida se configura como elemento sustancial que, incorporando una construcción identitaria de los jóvenes fuera del rótulo de "delincuentes", les permite nuevas formas de vida transformadoras. Así, conocer los proyectos de vida de los jóvenes que están cumpliendo condena, cómo visualizan su propia capacidad de agencia para llevarlos a cabo y cómo observan las condiciones materiales disponibles para concretarlo, parece ser una condición sustancial para colaborar en la construcción de procesos de desistimiento que puedan sostenerse en el largo plazo y que contribuyan a la integración y mejora de la calidad de vida de los sujetos. En ese sentido, se presenta un proyecto de acompañamiento que tiene un objetivo más ambicioso que la no reincidencia delictiva y que no intenta generar prácticas disciplinantes o moralizantes que no aporten al sujeto herramientas para una inserción autónoma y crítica en lo social. De este modo, el Proyecto Pasos implica un compromiso sobre todo por la vida digna de los jóvenes, por la satisfacción de sus necesidades, derechos y deseos al máximo de las posibilidades y para esto se sabe que no se puede estar solos, que se necesita el compromiso de todos los sectores y actores, más allá del sistema de justicia, porque ya no se trata de jóvenes condenados, se trata de jóvenes con expectativas en términos educativos, laborales, con deseos de formar familias con relaciones satisfactorias, con casa propia, con una vida sana. Ello, en términos de la intervención implica una capacidad de respuesta efectiva que propicie la inclusión real, para lo cual se requiere del apoyo de todos los actores y espacios presentes en la red del joven. Pero también implica un proceso educativo, donde los jóvenes puedan apropiarse y reconstruir contenidos que le otorguen mayores y mejores herramientas –conocimientos, habilidades, destrezas y valores- primero, para que no vuelvan a entrar al sistema penal y, segundo, para construir y materializar los proyectos de vida que se establezcan. En ese sentido, esta práctica educativa es histórica en primera instancia, en tanto reconoce la vida previa de los sujetos como un aprendizaje valioso, que no se debe censurar porque, en última instancia, son sus pasos previos los que los trajeron hasta aquí. Pero eso se entronca directamente con la reflexión y acción transformadora que ofrece oportunidades para torcer este “destino predefinido”. La acción educativa llevada adelante junto a jóvenes excluidos y criminalizados se torna una lucha contra la exclusión, la búsqueda de trayectorias en pos de una inclusión crítica en la sociedad. Deviene fundamental aportar a los y las jóvenes experiencias educativas liberadoras que les permitan una verdadera inclusión social.

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Este proceso es parte de una propuesta que se les hace a los jóvenes, la cual sólo puede ser llevada a cabo con la voluntad de estos, pero también requiere de los profesionales que prestan apoyo en el proceso de desistimiento. En la medida que hay una aceptación por parte del joven de establecer esta relación de cooperación, esto deviene en una suerte de proyecto educativo que podrá fomentar el desarrollo de las potencialidades, realizando un proceso de reflexión y de aprendizaje. Ahí es donde el desafío de la motivación para el cambio tiene lugar, y más aún, el desafío de forjar la esperanza. Snyder et al. (1991, en LeBel et al., 2008:136) define esperanza como “la percepción de una agencia exitosa relacionada con metas” y “la percibida viabilidad de vías exitosas relacionadas con las metas”. De este modo, tener esperanza sería diferente de solo desear que algo ocurra; requerirá tanto del deseo de un resultado particular como de la percepción de tener la capacidad y los medios para alcanzarlo (Burnett and Maruna, 2004). Con eso presente, el modelo de intervención propuesto viene a facilitar los aspectos que resultaron relevantes para los jóvenes luego del análisis de sus discursos. Se destacada –a pesar que no son los puntos nodales para el desistimiento- la importancia del apoyo social y la posibilidad de acceso a recursos en tanto las redes de los jóvenes son el sostén de toda intervención que se realice, sobre todo en relación a la re-significación de la familia como apoyo central en los momento difíciles y de las amistades en relación a vinculaciones alejadas del delito. Que los jóvenes generen metas y estrategias claras y concretas para sus proyectos de vida debe ser otro aspecto relevante y para ello el trabajo y la educación son los motores que permiten visualizar dichos proyectos con mayores certidumbres del futuro. Así, destacar las identidades convencionales, promover un sentido de agencia que sea más que un mero voluntarismo, trabajar con la sociedad y la comunidad para que sepa responder a la situación en que se encuentran estos jóvenes, enraizar vínculos sociales convencionales importantes para la persona y que generan un compromiso por parte de ella; permite entregar el sostén para el surgimiento y mantención de un proceso de desistimiento que un proyecto de estas características debiese generar. Pero aún más importante que lo anterior, lo fundamental es el convencimiento de los facilitadores acerca de las posibilidades reales de promover cambios. Esperanza de cambio sostenida en la confianza en los sujetos, y en su capacidad de habilitar caminos, de generar espacios para una praxis que lleve a modificar las condiciones en las que se encuentran, propiciar que puedan pensarse en el mundo y saber que ellos son agentes transformadores de la realidad, que sus saberes importan; que puedan "salir de la inercia fatalista, a tomar conciencia de las realidades y a asumir la responsabilidad activa de su circunstancia personal y social” (Câmara, 1981:238). De tal modo, desde el modelo propuesto por este proyecto se espera trabajar con énfasis en el protagonismo de los jóvenes. Ello implica entenderlos como sujetos activos en sus procesos de integración e inclusión, bajo el soporte de la comunidad, sus redes y sus pares, cuyo principal eje sea la creación de nuevos vínculos, relaciones y formas de ver y proyectar su vida, pero ocupando su mismo contexto comunitario. Tales elementos definen una opción ética que pone relevancia en la vinculación orgánica entre el programa, los jóvenes y su entorno, generando a su vez una red compleja de apoyo y acompañamiento, donde el rol de los interventores será de facilitadores y soportes del proceso de reinserción.

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En síntesis, desde un enfoque de desistimiento, el trabajo con infractores de ley o que ya terminaron sus condenas debe estar estructurado sobre el conocimiento respecto de los elementos que contribuyen a la disminución de la actividad delictiva, indagando respecto de las vinculaciones entre agencia, estructura, reflexividad e identidad que otorgan insumos para la comprensión de cómo y por qué ex-infractores logran modificar sus conductas. Más aún, el conocimiento sobre los procesos en los cuales se aloja el desistimiento es un predecesor clave para el desarrollo de modelos prácticos (McNeill, 2006). Esto debido a que las intervenciones deben, precisamente, promover la capacidad de agencia y reflexividad, en base a relaciones comprensivas y respetuosas que centren la atención en las oportunidades del medio y del mismo sujeto –acentuando sus motivaciones y capacidades-, de manera de aprovechar las fortalezas, resolver las necesidades y enfrentar los riesgos (McNeill, 2006). En ese sentido, se espera haber contribuido al generar una investigación novedosa que permite conocer los discursos y expectativas de cambio al momento de finalizar una condena, y que por ende, acompañan el proceso de desistimiento, porque usualmente –a excepción de la investigación realizada por Cid y Martí (2011) en España y que fue un gran aporte para la presente investigación- la literatura en materia de desistimiento se centra en investigaciones de personas que llevan mucho tiempo de abandono de la actividad delictiva para comprender sus expectativas y el camino que recorrieron posteriormente. Si esto pudiera materializarse luego en intervenciones de más largo aliento –por ejemplo, estudios longitudinales- sería un aporte sustancial. Ello porque se sabe que muchos jóvenes dejan de delinquir en los últimos años de la adolescencia y con la entrada en la adultez (Stouthamer-Loeber et al., 2004), pero poco se sabe de las diferencias individuales referentes al desistimiento y los factores que promueven o inhiben este proceso (Blasco, 2012). La experiencia de trabajo directo con niños, jóvenes o adultos ofrece al colectivo de educadores un saber que se debe reconstruir, proponiendo alternativas de acción y análisis teórico que fundamenten y expliquen estrategias de intervención educativa cada día más respetuosas de los derechos de las personas con quienes se trabaja. Se debe ser productores y no solamente consumidores de conocimiento, por lo que uno de los desafíos del presente proyecto fue volcarse a la investigación en las distintas áreas de la acción y esto debe hacerse, a juicio de los investigadores, reconociendo los saberes de los jóvenes, sus familias y de todos los actores del sistema de justicia. Ello porque subestimar la sabiduría basada en la experiencia, del tipo que sea, no solo sería un error ético –en términos de sesgo elitista- sino incluso científico (Freire, 1997).

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Sección ANEXOS

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ANEXO 1: CONSTRUCCIÓN DEL ÍNDICE El índice “Integración social de los jóvenes infractores de ley” se compone de dos sub-índices: “Apoyo Social” y “Acceso a recursos”. Se transfiere la correspondencia con las dimensiones y las subdimensiones reconocidas con anterioridad. Para construir el mismo solo se unifican ambos subíndices. A continuación se señala la composición de los sub-índices en base a los indicadores específicos que se encuentran en la encuesta aplicada a los jóvenes infractores de ley. Subíndice de “Apoyo social”. Agrupa tres sub-dimensiones. -

Ayuda institucional y comunitaria pasiva. Por esta sub-dimensión se comprende la ayuda institucional y comunitaria que reciben las familias o los jóvenes infractores de ley sin una participación activa por parte de los mismos. Las variables que componen esta sub-dimensión son: 1) Presencia de ayuda recepcionada desde la municipalidad, 2) la junta de vecinos, 3) la iglesia, 4) el gobierno y 5) el colegio. 6) Conocimiento de oficinas de la municipalidad que ofrecen empleo y 7) de procedimientos para postular a un subsidio. En todas estas variables, las alternativas de respuesta son Sí y No, las cuales se recodifican como 0 para No y 1 para Sí.

-

Ayuda institucional y comunitaria activa. Por esta sub-dimensión se comprende la ayuda institucional y comunitaria que los sujetos reciben pero en virtud de su participación activa en ciertas instancias dadas. Las variables que componen esta sub-dimensión son: 1) Participación en clubes deportivos, 2) juntas de vecinos, 3) centros juveniles, 4) agrupaciones de salud, 5) comités de vivienda, 6) comités de seguridad ciudadana, 7) talleres laborales y 8) partidos políticos. 9) Asistencia a talleres en el consultorio y 10) postulación a subsidios. En todas estas variables, las alternativas de respuesta son Sí y No, las cuales se recodifican como 0 para No y 1 para Sí.

-

Contexto familiar. Por esta dimensión se reconoce la situación familiar que rodea al infractor de ley. Las variables que componen esta dimensión son: 1) Convivencia de padres, 2) abandono del hogar, 3) consumo problemático de drogas en alguien que vive en el hogar, 4) percepción de violencia en el hogar, 5) haber tenido algún familiar preso y 6) existencia de una red de ayuda una vez terminada la condena. Para convivencia de padres, las alternativas de respuesta son juntos o separados, a las cuales se les asignan los valores 1 y 0, respectivamente. Para construir “Red de ayuda”, se recodifica la variable “cuando termines tu condena, ¿qué personas crees te ayudarán?”, estableciendo que menos de 3 personas pasará a ser el valor 0, mientras que 3 o más pasará a ser el valor 1. En el resto de las variables, las alternativas de respuesta son Si y No, las cuales se recodifican como 0 para No y 1 para Sí.

Subíndice de “Acceso a recursos”

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Solo contiene la dimensión acceso a recursos, la cual se compone de las siguientes variables: 1) si el joven estudia actualmente, 2) si trabaja actualmente, 3) si ha trabajado alguna vez, 4) si está inscrito en el consultorio, 5) el nivel educacional del joven y 6) la situación de la vivienda del joven. En cuanto a nivel educacional del joven, la recodificación es la siguiente: sin estudios, básica incompleta, básica completa y media incompleta (técnica y científico-humanista) pasan a ser el valor 0, a media completa (técnica y científico-humanista) se le asigna el valor 1, y a superior incompleta se le asigna el valor 354. Respecto de situación de la vivienda del joven, allegado se recodifica como 0, arrendada como 1, y propia pagándose, propia pagada y cedida por familiares como 2. En el resto de las variables, las alternativas de respuesta son Sí y No, las cuales se recodifican como 0 para No y 1 para Sí. Cálculo matemático de los sub-índices de “Apoyo social” y de “Accesos a recursos” y del índice de “Integración social” Cada indicador ha sido recodificado en dos valores: 0 y 1, significando 0 ausencia del atributo y 1 presencia del atributo. Solo dos indicadores, “Nivel educacional” y “Situación de la vivienda” del joven infractor de ley, presentan valores que van de 0 a 2, significando 0 nivel educacional bajo y baja calidad de la situación de vivienda, lo cual aumenta a medio con el valor 1, y a alto con el valor 2 (ambos forman parte del sub-índice de “Acceso a recursos”). Como se estableció con anterioridad, el sub-índice de “Acceso a recursos” se compone de 6 indicadores. El primer procedimiento consiste en sumar el valor de cada uno de los indicadores (excepto en el caso de los indicadores “Nivel educacional” y “Situación de vivienda”, cuyos valores se dividen por 2, con el fin de no sobre-representarlos). El segundo paso es dividir por la cantidad de indicadores que componen al indicador. Finalmente, se multiplica por 100, con el objeto de que los valores del índice vayan de 0 a 100, y así sea más intuitiva su interpretación. Por otra parte, el subíndice de “Apoyo social” se compone de 23 indicadores. El primer procedimiento consiste en sumar el valor de cada uno de los indicadores. El segundo paso es dividir por la cantidad de indicadores que componen al indicador. Finalmente, se multiplica por 100, con el objeto de que los valores del índice vayan de 0 a 100, y así sea más intuitiva su interpretación. En cuanto al índice de “integración social de los jóvenes infractores de ley”, se suman los valores de ambos sub-índices, dividiéndose luego por 2.

∑ SAS: Sub-índice de apoyo social Vi: Sumatoria del valor de los indicadores Ci: Cantidad total de indicadores (∑



)

54

No hay valores para superior completa en la base de datos, por lo que no tiene sentido recodificar en ese caso.

199

SAR: Sub-índice de acceso a recursos V5-6: Variables nivel educacional (5) y situación de vivienda (6) (

)

Ii: Índice de integración social SAS: Sub-índice de apoyo social SAR: Sub-índice de acceso a recursos

200

ANEXO 2: ENCUESTA DE CARACTERIZACIÓN DE JÓVENES FOLIO: _________________________ Hora de Inicio:___________ Esta encuesta contiene una serie de preguntas que buscan conocer tus características, tu opinión y tus sugerencias sobre las necesidades que tienen los jóvenes cuando terminan de cumplir su condena Recuerda que no es una evaluación, por lo que NO hay respuestas buenas o malas. MÓDULO I: CARACTERIZACIÓN SOCIODEMOGRÁFICA

P1. Edad: ________

P2. Sexo

P4. ¿Cuál es el nivel P5. ¿Cuál es el nivel educacional educacional de tu padre? de tu madre? (último año aprobado) a) Sin estudios b) Básica incompleta a) Sin estudios c) Básica completa b) Básica incompleta d) Media científico-humanista c) Básica completa incompleta d) Media científicoe) Media científico-humanista humanista incompleta completa e) Media científicof) Media técnico profesional humanista completa incompleta f) Media técnico g) Media técnico profesional profesional incompleta completa g) Media técnico h) Estudios superiores profesional completa incompletos h) Estudios superiores i) Estudios superiores incompletos completos i) Estudios superiores j) No sabe/no responde completos j) No sabe/no responde

P3. Sector de residencia: a) Lo Hermida b) La Faena c) San Luis de Macul d) Peñalolén Alto e) Nuevo Peñalolén Alto

P6. ¿Quién te cuidaba cuando eras chico? ______________________________ P7. ¿Cuál es el nivel educacional de esa persona? a) b) c) d)

Sin estudios Básica incompleta Básica completa Media científico-humanista incompleta e) Media científico-humanista completa f) Media técnico profesional incompleta g) Media técnico profesional completa h) Estudios superiores incompletos i) Estudios superiores completos j) No sabe/no responde

201

P8. ¿Cuál es tu nivel educacional? a) b) c) d) e) f) g) h) i) j)

Sin estudios Básica incompleta Básica completa Media científico-humanista incompleta Media científico-humanista completa Media técnico profesional incompleta Media técnico profesional completa Estudios superiores incompletos Estudios superiores completos No sabe/no responde

P11. ¿Te encuentras estudiando actualmente? a) Sí b) No P14. Además de tu propio esfuerzo, ¿gracias a quién o quienes conseguiste ese empleo? a) b) c) d) e)

Familiares Amigos o vecinos Ex compañeros de trabajo Ex empleadores Municipio o su oficinas de intermediación laboral (OMIL) f) Programa PUENTE o su Apoyo familiar g) Agencias privadas de empleo h) A la institución en qué estudiaste o capacitaste i) Decidiste trabajar por tu cuenta (independiente) j) Bolsa de empleo en internet k) Otro:________________________________ l) Nadie

P9. ¿En qué año aprobaste el último curso? _______________ P10. ¿A qué tipo de colegio asististe la mayor parte del tiempo? a) b) c) d) e)

Municipal Particular subvencionada Privada Instituciones de Sename No asistió

P12. ¿Eres Padre/Madre? a) Sí b) No P13. ¿Has trabajado alguna vez de manera remunerada? a) Sí b) NoPASAR A PREGUNTA N°18 P15. ¿Te encuentras trabajando actualmente? a) SíPASAR A PREGUNTA N°18 b) No P16. ¿Cuál fue la fecha de término de tu último trabajo? (mes y año): ___________________________

P18. ¿Te encuentras inscrito en algún consultorio? P17. ¿Por qué razón dejaste ese último trabajo? a) SíPASAR A PREGUNTA Nº20 Por despido b) No Cambio de giro o quiebra P19. ¿Por qué razón NO estás inscrito? Disminución de las ventas Término de faena o de la obra a) No tengo la información necesaria Renuncia voluntaria para cuidar a un b) Me atiendo en el sistema privado enfermo c) No me interesa f) Renuncia voluntaria para buscar un mejor d) No tengo tiempo porque debo priorizar otras empleo cosas g) Renuncia voluntaria (embarazo, estudio, e) Cuando tengo una urgencia voy al hospital salud, etc.) Otro: ________________________________ h) Otra razón:______________________________ a) b) c) d) e)

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P20. Tu casa es… a) b) c) d) e) f) g)

Propia totalmente pagada Propia pagándose Cedida por familiares o por servicios Arrendada Allegado Otro:_________________________________ No sabe/No responde

MÓDULO II: SITUACIÓN FAMILIAR P21. ¿Tus padres viven juntos o separados? a) Juntos b) Separados

P23. ¿Alguna vez te has ido de tu hogar?

P22. Cuando eras chico, ¿con quién pasabas la mayor parte del tiempo? __________________________________________

P24. ¿Cuántos años tenías la primera vez?

a) Sí b) NoPASAR PREGUNTA N°26 P25. ¿Cuánto tiempo estuviste fuera de tu hogar? (si ha sido más de una vez preguntar por la más larga)

P25.1. ¿Con quién estuviste esa vez?

P26. ¿Algún miembro de tu hogar ha tenido consumo problemático de drogas?

P27. En tu hogar, ¿has presenciado algún acto de violencia?

a) Sí b) No P28. ¿Tienes algún familiar o persona cercana que haya estado preso? a) Sí b) NoPASAR PREGUNTA N°32 P30. ¿Fue condenado como menor o como adulto?

__________________________________________

a) Sí b) No P29. ¿Quién? (SI FUE MÁS DE UNO PONER EL MÁS CERCANO) __________________________________

P31. ¿Cuánto tiempo estuvo o está cumpliendo condena?______________________

a) Como menor de edad b) Como adulto c) Ambas

203

MÓDULO III: TRAYECTORIA EN SISTEMA DE JUSTICIA P32. ¿Cuántos años tenías la primera vez que cometiste un delito, independiente si fuiste condenado?

P33. ¿Cuántos años tenías la primera vez que fuiste condenado?_________ ¿dónde cumpliste la condena? a) b) c) d) e) f) g) h) i)

P34. La condena actual o la última que cumpliste, ¿qué tipo de sanción es/fue? a) b) c) d) e)

Centro Cerrado Centro Semi Cerrado Libertad Asistida (PLA) Libertad Asistida Especial (PLE) Servicio en beneficio a la comunidad

P36. Vía de ingreso a la última sanción a) Condenado b) Sustitución c) Quebrantamiento P.36.1. (Si es Sustitución o Quebrantamiento) ¿de dónde vienes?:____________________________ _

CRC San Bernardo CRC Santiago CSC Calera de Tango CSC Santiago CSC La Cisterna PLA Ñuñoa PLE Ñuñoa SBC Oriente Otros:________________________________ _

P35. ¿En qué centro cumpliste la condena? (NO REPETIR LA PREGUNTA SI HA SIDO CONDENADO SOLO UNA VEZ)

P37¿Por qué delito estás condenado ahora (o la última vez? (ORDENAR DE MÁS A MENOS GRAVOSA) 1º_________________________________________ 2º_________________________________________ 3º_________________________________________

MÓDULO IV: APORTES PARA EL PROCESO POSTSANCIÓN P38. Al momento que termines tu condena, ¿qué asuntos te preocuparían más? Escoge la primera y la segunda más importante. ANOTE LAS LETRAS EN LOS CUADROS. EN CASO DE ENCUESTAR A JÓVENES QUE YA TERMINARON LA CONDENA, ORIENTAR LA PREGUNTA A LO QUE LES PREOCUPA MÁS AHORA.





a) Encontrar un trabajo. b) Continuar los estudios.

204

c) d) e) f) g)

Tener un lugar adecuado para vivir. Ser estigmatizado. Enfrentarse a su familia Enfrentarse al grupo de amigos Otro:__________________________________________

P39. De las siguientes situaciones, ¿cuánto te ayudarían a dejar de delinquir? Mucho

Poco

Nada

Frase Encontrar trabajo Continuar los estudios Ocupar el tiempo libre en actividades recreativas Tener una pareja estable Mejorar las relaciones familiares Mejorar las relaciones con los vecinos Ser padre/madre Pertenecer a alguna organización del barrio Realizar talleres con otros jóvenes donde se trabaje el tema del delito P40.De las siguientes áreas, ¿cuáles son importantes para un joven que ha terminado su condena? Ordénalas de la más a la menos importante N°

Área

P41. SOLO EN LAS ÁREAS QUE EL JOVEN MARCÓ. Ordena las actividades de cada área (1 la más importante y 3 la menos importante). Ayudar a encontrar trabajo y/o capacitación

Trabajo Talleres sobre derechos laborales Aprender herramientas para escribir un currículum, entrevistas personales, etc. Orientación para inscribirse en el consultorio Salud

Talleres de salud, como prevención de drogas, sexualidad, embarazo, etc. Atención psicológica Eliminar Antecedentes

Derechos Civiles

Conocer los Derechos Humanos y Ciudadanos Talleres para afrontar la discriminación y estigmatización Ayudar a terminar cuarto medio y/o continuar estudios

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Educación

Talleres de tolerancia a la frustración y motivación educacional

Acompañamiento y apoyo para hacer tareas

Mejorar relaciones familiares Recreación y Desarrollo personal Talleres de desarrollo comunicación, etc.

personal:

autoestima,

empatía,

Incorporación a organizaciones juveniles (deportivas, culturales, etc.) Ayudar a encontrar casa Vivienda Orientar sobre los pasos para postular a subsidios Vinculación con comités de vivienda. SI NO ENTIENDEN DESCRIBIR QUE SON “VECINOS QUE SE ORGANIZAN PARA TENER UNA CASA” Otros: ________________

P42. Qué tipo de actividades crees que a los jóvenes de tu comunidad les podría gustar realizar en su tiempo libre Actividades

206

P43. Cuando termines la condena, ¿qué personas crees que te ayudarán? SI NO ENTIENDE EXPLICAR QUE REFIERE A QUIÉN LE DARÁ APOYO Y OPORTUNIDADES.ESCRIBIR EN ORDEN COMO LO DIGA EL ENCUESTADO Nº Relación con el encuestado 1º 2º 3º 4º 5º 6º 7º 8º 9º 10º

P44. Al terminar la condena ¿Cómo te gustaría que te ayudaran… Redes Sugerencias

Tu familia y personas significativas

Tu pareja

Tus amigos

Las organizaciones vecinales

Los servicios Institucionales Otros

207

MÓDULO V: ORGANIZACIONES LOCALES INFORMALES Y REDES INSTITUCIONALES P45. ¿Qué tipo de organizaciones se encuentran tu barrio? Tipo de Organización

Marcar con ¿Has X solo las participado? que hay (Sí/No)

De 1 a 7, ¿qué nota le pondrías? SOLO PARA LAS ORGANIZACIONES QUE TENGAN PRESENCIA

Club Deportivos

1 2 3 4 5

6

7

Centros de Adulto Mayor

1 2 3 4 5 6

7

Juntas de Vecinos

1 2 3 4 5 6

7

Centros Juveniles

1 2 3 4 5 6 7

Agrupaciones de Salud

1 2 3 4 5 6

7

Comité de Vivienda

1 2 3 4 5 6

7

Comité de Ciudadana

1 2 3 4 5 6 7

Seguridad

Talleres Laborales

1 2 3 4 5 6 7

Partidos Políticos

1 2 3 4 5 6 7

Otro:_______________

1 2 3 4 5 6 7

P46. Tú o tu familia ¿ha recibido ayuda de alguna de estas instituciones? Institución que la entregó

Marcar con una X las que ha recibido

P46.1. Tipo de Ayuda (ej: canasta familiar, subsidios o bonos)

P46.2. ¿Qué pondrías?

nota

le

Municipalidad

1

2

3

4

5

6

7

Junta de Vecinos

1

2

3

4

5

6

7

Iglesia

1

2

3

4

5

6

7

Gobierno

1

2

3

4

5

6

7

Colegio

1

2

3

4

5

6

7

Otro:…………………................

1

2

3

4

5

6

7

208

P47. ¿Conoces las oficinas de la municipalidad donde te ayudan a buscar empleo? a) Si b) No

P48. ¿El consultorio de tu barrio hace talleres sobre sexualidad, prevención de drogas, etc.? a) Sí b) No

P49. ¿Has ido a alguno de ellos?

P50. ¿Has postulado o estás postulando a un subsidio habitacional?

a) Sí b) No

a) Sí b) No

P51. ¿Conoces el procedimiento para postular? a) Sí b) No P52. ¿Cuán de acuerdo estás con las siguientes frases? Muy de De En Muy en Acuerdo acuerdo Desacuerdo Desacuerdo Frase La gente que vive en mi barrio trata de no relacionarse con los jóvenes que han cumplido condena Los que cometen delitos tienen mala fama entre los vecinos El entorno donde me crie influyó en que yo cometiera delitos La gente de mi barrio debería participar en programas que apoyen a jóvenes que han cumplido condena La gente de mi barrio asistiría a talleres sobre distintos temas como bienestar, delincuencia, manejo de estrés, drogas, etc. Egresar de la educación municipal permite acceder a buenas oportunidades laborales. Quienes cometen delitos lo hacen porque lo escogieron Hora de Término: ___________

209

Llenar la siguiente planilla de SISTEMATIZACIÓN DE RESULTADOS: IDENTIFICACIÓN CRITERIOS DE TESTEO

RESPUESTAS

Encuestador (a)

Duración promedio de la encuesta (minutos) Nombre o Seudónimo N° de contacto (solo en caso de medio libre)

A partir de la aplicación de las encuestas complete a continuación si hubo problemas con ella (identificando el número de pregunta), o bien si el encuestado dio información relevante para la investigación _________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________

210

ANEXO 3: CARTA DE CONSENTIMIENTO Somos un Proyecto de Acompañamiento para Jóvenes que han terminado o están por terminar una sanción penal y que voluntariamente quieran recibir ayuda para: encontrar un trabajo y/o capacitarse, terminar sus estudios, acceder a servicios de salud y tratamiento de drogas, acceder a una vivienda, eliminar antecedentes, participar de actividades recreativas, mejorar sus relaciones familiares, entre otros. Para mejorar este proyecto se está realizando una investigación y en esa línea, nos interesa saber tus opiniones, sugerencias e ideas sobre lo que debiera contener un programa, tomando en cuenta tu experiencia o la experiencia que has visto en otros. Tu participación es voluntaria y no remunerada. Si decides participar tendrás la libertad de responder lo que quieras y dejar de participar en cualquier momento. Te aseguramos total confidencialidad en tus respuestas, ya que tu participación será anónima, por lo tanto, tu nombre y otros datos personales no aparecerán cuando los resultados del estudio sean publicados o utilizados en investigaciones futuras. En caso de tener alguna consulta sobre esta etapa de la investigación, podrás contactarte con la investigadora responsable Sofía Montedónico al número: 09 85773108 o al correo electrónico: [email protected] Si estás dispuesto a participar de esta encuesta, por favor firma donde corresponda.

Firma Participante: _________________________________

Firma Investigador(a) Responsable: ______________________________

Fecha: ____________________________________

211

ANEXO 4: ENCUESTA DE CARACTERIZACIÓN DE ACTORES DEL SISTEMA DE JUSTICIA FOLIO: ___________________ La encuesta que tienes en tus manos contiene una serie de preguntas que buscan conocer tu opinión y tus sugerencias sobre las necesidades que tienen los jóvenes cuando terminan de cumplir su sanción penal. Esperamos la puedas responder de la forma más completa posible

MÓDULO I: INFORMACIÓN SOCIODEMOGRÁFICA P1. Edad:

P2.Sexo:

P3. Comuna de residencia:

P4. Centro de Condena donde trabaja: _____________ a) b) c) d) e) f) g) h) i)

CRC San Bernardo CRC Santiago CEC TilTil CSC Caleta de Tango CSC Santiago CSC La Cisterna PLA Ñuñoa PLE Ñuñoa PONER LOS DE PUENTE ALTO

P7. ¿Cuál es el nivel educacional? (MÁRQUELA CON “NEGRITA” k) l) m) n) o) p) q) r) s)

P5. ¿Hace cuánto trabaja en ese centro?:

P6. ¿y en el sistema de justicia juvenil?:

P8. ¿Cuál es su profesión?: ________________________________________

Media científico-humanista incompleta Media científico-humanista completa Media técnico profesional incompleta Media técnico profesional completa Estudios superiores incompletos Estudios superiores completos Estudios de posgrados incompletos Estudios de posgrado completos No sabe/no responde

MÓDULO II: PERCEPCIÓN SOBRE REINSERCIÓN SOCIAL Y DESISTIMIENTO P1. En tu experiencia ¿qué aspectos son los que generalmente se trabajan durante la sanción de un joven?

212

P2. Qué problemáticas generalmente quedan pendientes luego que el joven termina su sanción, es decir, qué temas no alcanzan a ser completamente trabajados pues el tiempo de la condena no son siempre los tiempos de la reinserción. Nombre las tres principales. 1º 2º 3º

P3. El trabajo con jóvenes que cumplen condena implica el fomento de la reinserción social. Sin embargo, éste concepto puede definirse y trabajarse de diferentes maneras. P3.1 ¿Qué elementos crees que definen la reinserción social?

P3.2 ¿De qué manera se ha trabajado la reinserción en los centros de condena?

P4. En el momento en que un joven termina su sanción penal, ¿qué asuntos le generarían mayor preocupación? ESCOJA LA PRIMERA Y LA SEGUNDA MÁS IMPORTANTE Y ANOTE LAS LETRAS EN LOS CUADROS. h) i) j) k) l) m) n) 1ª

Encontrar un trabajo. Continuar los estudios. Tener un lugar adecuado para vivir. Ser estigmatizado. Enfrentarse a su familia Enfrentarse al grupo de amigos Otro:_______________________________ 2ª

213

P5. De las siguientes situaciones, ¿cuán de acuerdo estás con que ayuden a que un joven deje de delinquir? MARCA CON UNA X EL CUADRO QUE CORRESPONDA Muy de De En Muy en acuerdo acuerdo desacuerdo desacuerdo

Frase Encontrar trabajo Continuar los estudios Ocupar el tiempo libre en actividades recreativas Tener una pareja estable Mejorar las relaciones familiares Mejorar las relaciones con los vecinos Ser padre/madre

P6. De las siguientes áreas, ¿cuáles son importantes para un joven que ha terminado su condena? Ordénalas de la más a la menos importante. MARQUE TODAS LAS ALTERNATIVAS QUE QUIERA PERO ORDENANDO SEGÚN IMPORTANCIA (“1” ES LA MÁS IMPORTANTE “7” ES LA MENOS IMPORTANTE) N°

Área

P41. SOLO EN LAS ÁREAS QUE EL MARCÓ Ordena las actividades de cada área (1 la más importante y 3 la menos importante). Ayudar a encontrar trabajo y/o capacitación

Trabajo Talleres sobre derechos laborales Aprender herramientas para escribir un currículum, entrevistas personales, etc. Orientación para inscribirse en el consultorio Salud

Talleres de salud, como prevención de drogas, sexualidad, embarazo, etc. Atención psicológica Eliminar Antecedentes

Derechos Civiles

Conocer los Derechos Humanos y Ciudadanos Talleres para afrontar la discriminación y estigmatización Ayudar a terminar cuarto medio y/o continuar estudios

214

Educación

Talleres de tolerancia a la frustración y motivación educacional

Acompañamiento y apoyo para hacer tareas

Mejorar relaciones familiares Recreación y Desarrollo personal Talleres de desarrollo comunicación, etc.

personal:

autoestima,

empatía,

Incorporación a organizaciones juveniles (deportivas, culturales, etc.) Ayudar a encontrar casa Vivienda Orientar sobre los pasos para postular a subsidios Vinculación con comités de vivienda. SI NO ENTIENDEN DESCRIBIR QUE SON “VECINOS QUE SE ORGANIZAN PARA TENER UNA CASA” Otros: ________________

MÓDULO III: PROCESO DE ACOMPAÑAMIENTO POSTSANCIÓN P7. ¿Qué elementos crees que debe considerar un Programa de Acompañamiento Postsanción?

P8. ¿Qué elementos crees que motivarían al joven a adherirse a un Programa de Acompañamiento Postsanción, considerando que, al estar fuera de la sanción no existe ningún mecanismo de coacción y todo programa debe partir de la voluntariedad del sujeto?

215

ANEXO 5: ENTREVISTA DE CARACTERIZACIÓN DE NARRATIVAS YPROYECTOS DE VIDA DE JÓVENES INFRACTORES DE LEY.

216

217

ANEXO 6: CUADRO RESUMEN NARRATIVAS DE CAMBIO

Jóvenes

Convención

Ruptura

Agencia

Control

Obstáculos

Estrategia

Narrativa

IHCA059

Trabajo familia difuso.

Falta de ruptura por incertidumbre del medio.

Voluntarismo, aunque plantea a su vez que su mamá ayudará a cumplir sus metas.

Confianza en sí mismo.

Consumo de drogas y Entorno y contexto proclive al delito.

No existe claramente.

La convencionalidad es difusa y la ruptura no existe claramente, además su autoeficacia no es muy alta en tanto no se percibe una estrategia clara.

y pero

Narrativa Persistente IHCA096

Darle un buen futuro a su hijo, trabajo.

Plantea ruptura con las drogas, pero valoración positiva del delito.

Voluntarismo.

Compromiso esfuerzo.

y

Falta de estudios.

Terminar los estudios como primer paso.

Puede que exista dificultad para construir una identidad convencional en tanto se valora en cierta medida el delito sobre todo por el tema de la falta de ruptura, situada sólo en el tema de las drogas. Narrativa Persistente

IHKC011

Trabajar y estudiar, como medio para salir adelante.

Ruptura como cambio de vida.

Voluntad evaluativa.

No se percibe claramente.

Fumar marihuana, Entorno y contexto proclive al delito, falta de motivación.

Terminar los estudios como primer paso.

Es posible percibir una identidad convencional, aunque a nivel de autoeficacia existe una dificultad para ver como a través de recursos propios puede superar sus obstáculos.

218

Narrativa Desistente

IIHJM080

Familia, pero difuso.

Ruptura como superación del pasado, aunque el delito genera tensión.

Voluntarismo.

Cumplidor.

Frustración.

Trabajar con el tío que ofrece trabajo.

La identidad convencional no es clara, existe una intención de convencionalidad, pero es inconsistente.

Narrativa Persistente. IIHJM082

Estudios y tener una familia y ser un buen padre.

Ruptura como maduración.

Voluntad evaluativa.

Confianza en sí mismos.

Entorno y contexto proclive al delito.

Terminar los estudios como primer paso y luego trabajar.

Existe una identidad convencional y un desarrollo de autoeficacia.

Narrativa Desistente. IIHLS045

Dejar la droga, otras metas para un futuro indeterminado .

Ruptura como cambio de vida. Y ruptura con las drogas.

Voluntad evaluativa.

Fuerza voluntad.

de

Entorno y contexto proclive al delito.

Trabajar y luego estudiar.

Existe una identidad convencional, aunque las metas se plantean muy lejanas. Existe la autoeficacia lo que permitiría guiar de buena forma la desistencia.

Narrativa Desistente. IIHSM079

Estudios y tener una familia, pero difuso.

Intenciones de ruptura, pero plantea que volvería a robar.

Voluntarismo y fatalismo de las circunstancias (cada uno elige su destino)

No tener lo que se lograba delinquiendo.

Terminar primero los estudios y luego trabajar.

Existe una identidad más cercana al delito y la percepción de la presión del medio que jalonaría a delinquir dificulta la desistencia.

219

Narrativa Persistente. IIHSM081

Tener familia.

una

Ruptura con la forma de ser anterior (violencia, agresividad), pero plantea que el delito es una fuente de sobrevivencia.

Voluntarismo.

Confianza en sí mismo

Frustración.

Terminar estudios trabajar.

los y

El problema está en lo difuso de la ruptura, más asociado a su forma de ser personal. Su autoeficacia podría ser un elemento importante, pero el delito es persistente en el joven. A esto se suma el tema de la poca evaluación en su sentido de agencia.

Narrativa Persistente. IIIHCA038

Trabajo obtener dinero.

para

Ruptura por la experiencia de esta preso

Voluntarismo

Esfuerzo.

Frustración.

Capacitación.

Su identidad es convencional y expresa una clara autoeficacia, el único elemento crítico es que plantea un acostumbramiento al tema de tener dinero, lo que al no ocurrir puede generar una situación riesgosa.

Narrativa Desistente. IIIHEV014

Estudios

Ruptura como cambio de vida por su hijo. Aunque si le falta algo a su hijo volvería a

Voluntad evaluativa.

Aprende rápido.

No le gusta que lo manden. Entorno y contexto proclive al delito.

Terminar estudios.

los

La presión de las circunstancias y del medio, sobre todo para satisfacer las necesidades de su hijo dificulta la identidad convencional, pero a pesar de esto se percibe una

220

robar.

voluntad concreta.

de

cambio

Narrativa Desistente. IIIHEV028

Trabajar para independizars e.

Ruptura como forma de maduración.

Voluntarismo.

Esfuerzo.

Drogas

Trabajar tener una distinta.

para vida

A pesar de que existe una debilidad en el sentido de agencia, hay un discurso favorable a la convencionalidad y existe autoeficacia.

Narrativa Desistente. IIIHFG025

Familia y hogar propio.

Ruptura por experiencia de estar preso y consecuencias negativas de delinquir.

Voluntad evaluativa.

Paciencia, empatía tolerancia. Valores cristianismo.

y

Actitudes que aún quedan de su pasado delictivo.

Terminar estudios.

los

del

Hay una clara identidad convencional, soportada a su vez por una evaluación de los costos del delinquir. El soporte ideológico y emocional de la religión a su vez fortaleza su autoeficacia.

Narrativa Desistente. IIIHFG087

Trabajar y tener su casa.

Ruptura como forma de maduración.

Falta de agencia.

Pensar reflexionar de actuar.

y antes

Siempre necesita apoyo para realizar sus acciones.

No existe claramente.

Fuerte debilidad en su sentido y agencia y la elaboración de estrategia. A pesar de esto es posible establecer una clara ruptura con la actividad delictiva expresada a su vez porque en los hechos

221

ya había desistido cuando sale su condena. Narrativa Desistente IIHJM083

Convencionali dad difusa.

Ruptura con las drogas.

Falta de agencia.

Amabilidad.

Drogas.

Ir al colegio.

Debilidad en la generación de una identidad convencional.

Narrativa Persistente. IIIHSM07 4

Trabajar, tener una pega estable.

Ruptura como forma de maduración.

Voluntad evaluativa.

Gusto por aprendizaje.

el

Falta de control.

Terminar los estudios como primer paso.

Si bien es cierto no existe una discurso absolutamente convencional, hay una clara emergencia de identidad convencional y existencia de autoeficacia.

Narrativa Desistente. IIIMCA06 8

Trabajar y dejar la droga.

Delito como salida a los problemas.

Falta de agencia.

Ganas de cumplir las metas.

Droga.

Apoyo de un programa o apoyo social.

La falta de agencia y el mantenimiento del delito como medio imposibilitan una voluntad de cambio real.

Narrativa Persistente. IIMCA069

Estudios

Expresa voluntad cambiar entiende

de pero al

Voluntad evaluativa.

Motivación y tratar de ser como su hermana.

Entorno y contexto proclive al delito.

No existe claramente

Existe una identidad convencional, aunque hay dificultad para percibir una

222

Delito como una posibilidad de salida a los problemas. IIME071

IMEV070

Tener un negocio para obtener dinero rápidamente.

Estudios universitarios.

estrategia clara.

Narrativa Desistente.

Ruptura como forma de maduración. Aunque plantea a su vez el delito como salida a los problemas.

Voluntad evaluativa.

Ruptura como cambio de vida.

Voluntad evaluativa.

Evaluar las cosas.

Plantea que su capacidad es robar y eso le impide pensar otros medios.

Juntar mucha plata, quizás robando, y luego con eso mantenerse y comenzar una vida nueva.

La valoración del robo, y la dificultad para percibir capacidades propias hace que el delito se mantenga presente en su discurso.

Narrativa Persistente. Nuevas habilidades.

Entorno y contexto proclive al delito.

Trabajar.

Existe una clara identidad convencional y autoeficacia.

Narrativa Desistente. IVHFG06 0

Convencionali dad difusa.

Ruptura como forma de maduración.

Voluntarismo.

Querer aprender

No percibe directamente.

No existe claramente.

Debilidad en la identidad convencional y prácticamente no existe una autoeficacia clara.

Narrativa Persistente. IVHFG07 5

Convencionali dad difusa e infantil.

Ruptura como arrepentimiento.

Voluntarismo.

No se percibe claramente.

Entorno y contexto proclive al delito.

No existe claramente.

La debilidad en la identidad convencional y la nula autoeficacia dificultan un cambio subjetivo.

223

Narrativa Persistente. IBHJM044

Darle un buen futuro a su hijo y familia.

Ruptura como forma de maduración y por su hijo.

Voluntad evaluativa.

Esfuerzo.

Entorno y contexto proclive al delito.

Terminar los estudios como primer paso.

La importancia de su hijo y la insistencia en la ruptura para comenzar una vida distinta plantean una voluntad alejamiento del delito.

Narrativa Desistente.

224

ANEXO 6: FICHA PARA DIAGNÓSTICO DE INTERESES Y NECESIDADES La presente ficha diagnóstica constituye la base para la construcción de un plan de trabajo de acompañamiento post-sanción en conjunto con el/la participante basado en los intereses y necesidades de éste/a. Como tal, y en tanto se encuentra fuera del marco de la sanción, no es una lista de obligaciones para el/la participante, sino que constituye una carta de navegación que permite generar un proceso organizado y que puede someterse a modificaciones de acuerdo a los procesos que la persona viva durante su participación en el proyecto. 1. Priorización de Intereses y Necesidades El participante debe llenar el recuadro que se presenta a continuación, ordenandolas dimensiones que desee trabajar con números desde el 1 al 9 (siendo 1 la principal y el 9 la menos importante) y las razones de ello. Posteriormente, el participante relata al facilitador lo escrito55.

DIMENSIÓN

OBJETIVOS Y RAZONES



EMPLEO

EDUCACIÓN

SALUD

VIVIENDA

FAMILIA

DESARROLLO PERSONAL

55

Este apartado de la ficha se basa en la actividad de diagnóstico sugerida por la “Guía Metodológica: Manual de Preparación para el Egreso de la Cárcel” del Programa Volver a Confiar (Viano, 2010). Para más información visite: http://www.cesc.uchile.cl/docs/VAC_manual_pre.pdf

225

RECREACIÓN

ELIMINACIÓN DE ANTECENDENTES (en caso de haber cumplido condena adulta)

OTROS

2. Especificaciones por temáticas Luego de la actividad de priorizaciones, se debe llenar la siguiente ficha con lo mencionado y preguntando respecto de temáticas que no fueron abordadas. Esta ficha solo constituye una herramienta complementaria que asegura que el/la beneficiario/a conozca todas las temáticas que puede trabajar durante su participación en el proyecto y pueda agregar las que le interesen a su lista de prioridades. El/la beneficiario/a es libre de responder las preguntas que quiera. Empleo 1. ¿Te encuentras trabajando actualmente? (si es así, especifica en qué, si es que cumple o no con sus expectativas y por qué) ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………. 2. ¿Te gustaría recibir apoyo para encontrar trabajo? (si es así, especifica las características del empleo. Para ello indica área de trabajo, cargo, pretensiones de sueldo, lugares de preferencia (comuna y ciudad) y jornada laboral) ……………………………………………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………………………………………………

226

……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… 3. ¿Te gustaría recibir asesoramiento para postular a un trabajo? (Búsqueda de empleo, manejo de entrevista de trabajo, construcción de curriculum vitae) ……………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………. 4. ¿Te gustaría recibir apoyo para mantener tu trabajo? (Acompañamiento en el proceso) ………………………………………………………………………………………………………… 5. ¿Te gustaría recibir asesoramiento en computación? (Si es así, especifique intereses particulares) ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………….... 6. Si no tienes licencia de conducir, ¿quieres apoyo en adquirir una? ………………………………………………………………………………………………………… 7. ¿Te gustaría recibir algún tipo de capacitación? (Si es así, especifica) ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………

Educación 1. ¿Te gustaría recibir ayuda para tener algún tipo de calificación, acceso a educación superior o mantenerte en el sistema escolar? (Especifica) ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………… 2. ¿Te gustaría tener reforzamiento de algún área? (Si es así, especifica) ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………

227

3. Tiene algún problema para: SI

NO

No Sé

Leer Comprender lo que leer Escribir Usar Números

4. ¿Le gustaría recibir orientación vocacional? …………………………………………………………………………………………………………

Salud 1. ¿Te encuentras afiliado a FONASA o alguna Isapre? (Si es así, indica cual) ………………………………………………………………………………………………… 2. De lo contrario, ¿Te gustaría recibir asesoramiento para afiliarte? ………………………………………………………………………………………………… 3. ¿Te encuentras inscrito en algún consultorio? (si es así, indica cual) …………………………………………………………………………………………………. 4. De lo contrario, ¿Te gustaría recibir asesoramiento para inscribirte? …………………………………………………………………………………………………... 5. ¿Presentas alguna enfermedad crónica o malestar que te gustaría tratarte? Si es así, especifica. ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………… 6. ¿Te gustaría realizarte un chequeo completo o de algún área en particular? (Ej: Dental, ocular, ginecológico, etc.). Si es así, especifica. ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………

228

7. Si consumes drogas ¿has pensado en recibir apoyo para dejar de consumir? ……………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………… 8. ¿Te interesa mejorar ciertos hábitos alimenticios o deportivos? Si es así especifica. (Ej: Integrarte a una actividad deportiva, conocer recetas de comida saludable, etc). ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………… 9. ¿Te gustaría recibir información respecto de temas relacionados con una sexualidad sana? (enfermedades, anticonceptivos, mitos y verdades). ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………

Vivienda 1. ¿Te gustaría recibir asesoramiento respecto del procedimiento para la compra, arriendo o mejora de vivienda? (Información cabal respecto de postulación a vivienda (subsidio para comprar, construir o mejorar), vía MINVU o Municipalidad de Peñalolén). Si es así, especifica. ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………… 2. ¿Te gustaría recibir asesoramiento para vincularte con comités de vivienda para el proceso de adquirir una vivienda? ………………………………………………………………………………………………………..

Recreación 1. ¿Cómo es tu relación con tu familia? (Describir) ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………………………………………………

229

2. ¿Existen temas que te gustaría abordar/solucionar? Si es así, ¿Cuáles son? ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………… 3. ¿Te gustaría recibir apoyo para abordar/solucionar estas temáticas? ………………………………………………………………………………………………………. 4. ¿Hay algo de ti mismo o de tu relación con otros (amigos, compañeros, vecinos, etc.) que te gustaría trabajar? ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………… 5. ¿Hay alguna actividad recreativa a la que te gustaría integrarte? Sí es así, especifica. ……………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………… 3. Re-diseño de Cuadro de Intereses y Necesidades Luego de la actividad de profundización por temáticas, el participante deberá escribir nuevamente en el cuadro, indicando sus prioridades por dimensiones y los objetivos a alcanzar en cada una de las temáticas numerando según orden de prioridad y argumentando sus razones para ello. Ello con el objetivo de identificar los cambios y plasmar los objetivos que el participante quisiera agregar al cuadro inicial de acuerdo a sus intereses.

DIMENSIÓN

OBJETIVOS Y RAZONES



EMPLEO

EDUCACIÓN

SALUD

230

VIVIENDA

FAMILIA

DESARROLLO PERSONAL

RECREACIÓN

ELIMINACIÓN DE ANTECENDENTES (en caso de haber cumplido condena adulta)

OTROS

4. Observaciones del Facilitador Un vez que termine la actividad, el facilitador deberá escribir en el siguiente cuadro sus observaciones respecto del participante que permitan complementar el diagnóstico.

231

ANEXO 7: PLANILLA PARA CONSTRUCCIÓN DE PLAN DE TRABAJO DIMENSION OBJETIV ES OS (ordenadas según las prioridades establecida s en el diagnóstico) .

DIFICULTAD FORTALEZ ES AS

ESTRATEGI PLAZO INDICADOR EVALUACI AS (Pasos S ES DE ÓN (de 1 a para LOGRO 7) Lograrlo)

232

ANEXO 8: CARTA DE COMPROMISO PARTICIPACIÓN PROYECTO PASOS

Santiago,…..………………….

Carta de Compromiso Participante Yo,………………………………………………………………………………………………… acepto participar en el Proyecto Pasos: Programa de Acompañamiento Post-Sanción.

Declaro que asistiré voluntariamente a las actividades coordinadas con el programa en la comuna de…………………………………………………………………………………….

Me comprometo a que me esforzaré por alcanzar los objetivos que me he propuesto en el marco del Proyecto Pasos. También informo que las personas que me gustaría que me acompañen en este proceso son: 1. …………………………………………………………………………………………………………… 2. …………………………………………………………………………………………………………… 3. …………………………………………………………………………………………………………… Facilitador Yo,………………………………………………………………………………………………….., me comprometo a colaborar en todo lo que sea posible para ayudar al participante en el alcance de los objetivos establecidos por éste en el marco del Proyecto Pasos. …………………………………………

…………………………………………

Firma Participante

Firma Facilitador

Proyecto Pasos Ictinos 1626, Peñalolén Teléfono: 02-2-2792000 /02-2-2928712 (Anexo 211) Correo Electrónico: [email protected]

233

ANEXO 9: GUÍA DE EVALUACIÓN EX ANTE56 Criterios evaluativos: 1. Pertinencia 1.1 ¿El árbol de problemas del programa Pasos reúne efectivamente las principales o más relevantes causas del problema post sanción? 1.2 ¿La información que se aporta en el diagnóstico permita explicar las relaciones de causa-efecto? (tomar en consideración que la complejidad del fenómeno delictual y lo post sanción) 1.3 ¿La intervención que supone el programa se hace a nivel de las causas del problema señaladas en el diagnóstico? 1.4 ¿El Fin del programa da cuenta de una solución o mitigación del problema o necesidad detectada en el diagnóstico?, ¿en qué medida el programa de acompañamiento puede entregar herramientas que permitan desistir de la actividad delictiva? 1.5 ¿Las actividades del programa son adecuadas al perfil de los beneficiarios y la localidad en que habitan? 2. Coherencia 3.1.

Coherencia interna

2.1.1 ¿Las actividades junto con los supuestos a nivel de actividades crean lascondiciones necesarias y suficientes para lograr los productos propuestos por el programa? 2.1.2 ¿Los productos junto con los supuestos a nivel de producto crean las condiciones necesarias y suficientes para lograr el propósito buscado? 2.1.3 ¿El propósito junto con los supuestos a nivel de propósito crean las condiciones necesarias y suficientes para alcanzar el fin propuesto? 2.1.4 ¿En relación al Fin, ¿corresponde lógicamente la operacionalización horizontal (indicadores, metas, fuentes de verificación)? 2.1.5 En relación al propósito, ¿corresponde lógicamente la operacionalización horizontal (indicadores, metas, fuentes de verificación)? 2.1.6 En relación a los productos, ¿corresponde lógicamente la operacionalización horizontal (indicadores, metas, fuentes de verificación)? 2.1.7 En relación a las actividades, ¿corresponde lógicamente la operacionalización horizontal (indicadores, metas, fuentes de verificación)?

56

Adaptación en base a (Ministerio de Desarrollo Social, 2000)

234

3.2.

Coherencia externa

2.2.1 ¿La propuesta programática es coherente con políticas sociales específicas y generales que orienta la acción pública en el ámbito de reinserción social y post sanción? .2.2 ¿El programa se inserta adecuadamente en el conjunto de la oferta pública, extra e intrainstitucional?, ¿de qué manera es coordinable el programa de acompañamiento con otros programas de la oferta existente? 4. Eficiencia 3.1 ¿El costo estimado del programa por beneficiario o producto son razonables o existen formas alternativas de menor costo para lograr los mismos productos? 4.1. ¿Los productos propuestos al costo estimado se pueden lograr en los plazos programados? 4.2. ¿En qué medida el modelo de gestión favorecen el uso eficiente de los recursos? 3.4 ¿La evaluación ex dure propuesta entregará señales oportunas para el buen funcionamiento del programa y el logro de los productos en los plazos programados? 4. Eficacia 4.1 ¿En qué medida el modelo de gestión permite alcanzar adecuadamente el propósito? 4.2 ¿Se garantiza el logro de los productos, a través del modelo de gestión propuesto? 4.3 ¿En qué medida las actividades programadas garantizan el logro de los productos en el plazo estimado? 4.4 ¿En qué medida los recursos humanos requeridos, que implementarán el programa da garantías de cumplimiento de los productos? 4.5.

¿La evaluación ex dure propuesta entregará insumos para observar el logro de los productos y sus efectos en los beneficiarios?

5. Sostenibilidad 5.1 ¿Las características del producto o servicio que el programa pretende otorgar junto con las condiciones externas (supuestos) permiten prever una duración prolongada del Propósito y Fin del programa? 5.2 ¿El nivel de participación de los beneficiarios le da sostenibilidad al programa? 5.3 ¿La institucionalidad pública en que se inserta el programa favorece la mantención de beneficios en aquellas personas o familias que egresan del programa? 6. Evaluabilidad 6.1 ¿La claridad con que han sido expuestos los objetivos facilitará la evaluación futura del programa?

235

6.2 ¿La operacionalización de los productos y actividades facilitará el monitoreo del programa? (calidad de los indicadores y validez de las metas). 6.3 ¿La operacionalización de los objetivos facilitará la evaluación ex post del programa? 6.4 ¿El sistema de evaluación ex post propuesto es adecuado a los objetivos del programa y perfil de los beneficiarios?

236

237

ANEXTO 10: INSTRUMENTO DE EVALUACIÓN EX DURE Cabe recordar que la evaluación ex dure se realizará en función de los siguientes ejes: eficacia, participación y satisfacción del programa. Las fórmulas para calcular la eficacia y participación:

Eficacia

Objetivos alcanzados

*100

Objetivos propuestos

Asistencia Alcanzada Participació n

*100 Asistencia Propuesta

El analista en base a la información que entregue el equipo ejecutor del programa deberá realizar una sistematización de los datos y posteriormente realizar una jornada de discusión en base a: 1. Evaluación de la Eficacia: Preguntas orientadoras para la discusión: 1.1 La eficacia alcanzada a nivel personal por los jóvenes, ¿es la esperada en este momento de la intervención? 1.2 La eficacia alcanzada por dimensiones de trabajo es la esperada en este momento de la intervención? 1.3 ¿Cuáles son los aspectos más críticos de la eficacia de la intervención? 1.4 ¿Qué camino (acciones, tareas), es posible seguir para alcanzar los objetivos propuestos? 1.5 ¿Qué recursos necesitamos para alcanzar los objetivos propuestos? 1.6 ¿Con qué redes debemos trabajar para alcanzar los objetivos propuestos? 1.7 ¿Cuáles son las principales fortalezas del programa en torno al cumplimiento de sus objetivos? 1.8 ¿Qué readecuaciones debemos realizar en el programa? Incluir actividades y plazos. 2. Evaluación de la participación Preguntas orientadoras para la discusión 2.1 ¿Es apropiado el nivel de participación de los jóvenes en el programa? 2.2 ¿Cómo es posible aumentar la participación de los jóvenes en las instancias del programa?, ¿qué técnicas se han utilizado?, ¿cuáles son las más exitosas. 2.3 ¿Cómo se observa la participación de los jóvenes?, ¿esta es activa en el proceso de implementación del programa?

238

3. Evaluación de la satisfacción de los jóvenes En el momento ex dure se podrá realizar jornadas de evaluación con los jóvenes a través de grupos focales. Según la cobertura del programa se podrá determinar la cantidad de grupos focales a realizar. Asimismo, se pueden fijar algunos criterios para estas actividades, como puede ser la evaluación según el nivel de complejidad de la intervención u otros que aparezcan en el camino. 3.1. satisfacción jóvenes

Preguntas

orientadoras

3.1.1. ¿Cuáles son los aspectos del programa de acompañamiento post sanción que más le gustan?, ¿por qué? 3.1.2. Estos aspectos que han mencionado, ¿son los que ustedes necesitan en este momento de sus vidas?, ¿por qué? 3.1.3. ¿Cuáles son los aspectos del programa que menos le gustan?, ¿por qué? 3.1.4. ¿Cómo creen que puede mejorarse el programa de aquí a que termine? (acciones que deban incluirse, readecuar objetivos, etc.) 3.1.5. ¿Creen que este programa les ha servido para no delinquir?, ¿en qué sentido? 3.1.6. ¿Han accedido a las redes que esperaban según sus planes de trabajo?, ¿cómo ha sido ese acceso?, ¿les ha gustado participar de ellas?, ¿por qué? 3.1.7. El participar de este programa, ¿les ha servido para mejorar sus relaciones con su familia, figuras cercanas o significativas?, ¿por qué? 3.1.8. ¿Cómo evalúan el trabajo de sus monitores? 3.1.9. ¿Cómo evalúan las instancias grupales (talleres, capacitaciones) que ofrece el programa?, ¿les ha servido conocer a sus compañeros de programa y compartir su experiencia?, ¿en qué sentido? 3.1.10.

¿Qué recomendaciones harían para que finalizara de mejor manera el programa?

3.2 Preguntas orientadoras satisfacción redes participantes 3.2.1 ¿En qué áreas han apoyado a los jóvenes en el marco de este programa? 3.2.2 ¿Cómo ha sido al acceso a estas áreas?, ¿cuáles son las principales oportunidades u dificultades que ha tenido este acceso?, ¿qué implicancias ha traído para su trabajo? 3.2.3 ¿Cómo observan la participación de los jóvenes en las redes?, ¿de qué manera podría mejorarse esta inclusión?

239

3.2.4 ¿Creen que mediante la participación en estas redes los jóvenes podrían favorecer su proceso de desistimiento de la actividad delictiva?, ¿en qué sentido? 3.2.5 ¿Consideran que una vez finalizada la intervención los jóvenes podrán seguir participando de estas instancias?, ¿qué rol pueden asumir ustedes en la sostenibilidad de esta participación? 3.2.6 ¿Cómo evalúan el trabajo del gestor de redes del programa?, ¿cuáles son las oportunidades y dificultades que han tenido en este tiempo? ¿cómo podría mejorarse su labor? 3.2.7 ¿Cómo es la comunicación entre ustedes y la gente encargada del proyecto?, ¿es la apropiada?, ¿cómo es posible de mejorar? 3.2.8 ¿Cómo ven la comunicación y coordinación entre ustedes como redes participantes del proyecto?, ¿cómo es posible mejorarla en función de entregar más apoyo a los jóvenes en el proceso post sanción? Cabe destacar que las preguntas anteriores son orientadoras de la discusión, por lo que el facilitador de la evaluación junto al asesor experto deberán revisar la pertinencia de incluir otras preguntas evaluativas que puedan surgir desde la implementación misma del programa.

240

ANEXO 11: EVALUACIÓN EX POST Para la evaluación ex post recordemos que los focos evaluativos son:    

Eficacia del programa Participación Satisfacción Impacto del programa

Las fórmulas de eficacia y participación son las mencionadas anteriormente, pero con la salvedad de que el cálculo debe realizarse bajo la totalidad de las actividades propuesta y habiendo considerado los elementos de la evaluación ex dure. De ahí que las preguntas orientadoras de la evaluación presenten un matiz distinto, ya que no será posible incorporar nuevos cambios en este programa, por lo que todas las recomendaciones deberán dar cuenta de la posibilidad de rediseño y replicabilidad de este. 1. Evaluación de la Eficacia: Preguntas orientadoras para la discusión: 1.1 La eficacia alcanzada a nivel personal por los jóvenes, ¿fue la esperada al finalizar la intervención? 1.2 La eficiencia alcanzada por dimensiones de trabajo ¿fue la esperada al finalizar la intervención? 1.3 ¿Cuáles son los aspectos más críticos de la eficacia de la intervención? 1.4 ¿Qué camino (acciones, tareas), es posible seguir para alcanzar incluirlos en un rediseño o réplica del programa? 1.5 ¿Cuáles son las principales fortalezas del programa en torno al cumplimiento de sus objetivos? 1.6 ¿Qué readecuaciones debemos realizar en el programa? Incluir actividades y plazos. 1.7 ¿Qué elementos contextuales fueron los más influyentes en función de los resultados de la eficacia del programa?, ¿por qué?, ¿qué consideraciones contextuales y de las características de los participantes deberían considerar futuras intervenciones similares? 1.8 ¿Cómo fueron incorporadas las conclusiones ex dure en torno a la eficacia del programa?, ¿fueron suficientes para el mejoramiento de la intervención?, ¿en qué sentido? 1.9 ¿Qué nuevos aspectos debería contemplar una intervención de acompañamiento pos sanción para jóvenes? 2. Evaluación de la participación Preguntas orientadoras para la discusión: 2.2 ¿Fue apropiado el nivel de participación de los jóvenes en el programa? 2.3 ¿Las técnicas utilizadas para el fomento de la participación de los jóvenes fueron exitosas?, ¿qué recomendaciones podrían realizarse para futuras intervenciones?

241

2.4 ¿Cuáles son los aspectos contextuales que más influyeron en la participación de los jóvenes durante el programa?, ¿cómo pueden controlarse esos aspectos? 2.5 ¿Cuál es la percepción que les deja la participación de los jóvenes en el programa?, ¿qué elementos incluirían en futuras intervenciones? 3. Evaluación de la satisfacción de los jóvenes En el momento ex post se podrá realizar jornadas de evaluación con los jóvenes a través de grupos focales. Según la cobertura del programa se podrá determinar la cantidad de grupos focales a realizar. Asimismo, se pueden fijar algunos criterios para estas actividades, como puede ser la evaluación según el nivel de complejidad de la intervención u otros que aparezcan en el camino. Asimismo, y según las posibilidades que tenga el programa, se recomienda realizar jornadas de cierre del programa, las cuales pueden servir como rito de finalización y despedida, así como para sistematizar algunas experiencias personales, alcances y proyecciones de los participantes. Además de esas jornadas, se recomienda realizar instancias exclusivas de evaluación para que los jóvenes puedan entregar sus aportes respecto los logros alcanzados y recomendaciones para futuras evaluaciones. 3.1. Preguntas orientadoras satisfacción jóvenes: 3.1.1 ¿Cuáles son los aspectos del programa de acompañamiento post sanción que más les gustaron?, ¿por qué? 3.1.2 Estos aspectos que han mencionado, ¿son los que ustedes necesitaban en ese momento de sus vidas?, ¿por qué? 3.1.3

¿Cuáles son los aspectos del programa que menos le gustaron?, ¿por qué?

3.1.4

¿Sienten que fueron incorporadas sus observaciones (evaluación ex dure) en el programa?, ¿en qué aspectos lo vieron?, ¿en cuáles no?, ¿por qué creen que fueron incorporadas?

3.1.5

¿Creen que este programa les ha servido para no delinquir?, ¿en qué sentido?

3.1.6

¿Han accedido a las redes que esperaban según sus planes de trabajo?, ¿cómo ha sido ese acceso?, ¿les ha gustado participar de ellas?, ¿por qué?, ¿creen que seguirán participando ahora que finalizó el programa?

3.1.7

El participar de este programa, ¿les ha servido para mejorar sus relaciones con su familia, figuras cercanas o significativas?, ¿por qué?

3.1.8

¿Cómo evalúan el trabajo de sus monitores?

3.1.9

¿Cómo evalúan las instancias grupales (talleres, capacitaciones) que ofreció el programa?, ¿les ha servido conocer a sus compañeros de programa y compartir su experiencia?, ¿en qué sentido?

3.1.10 ¿Qué dimensiones de trabajo creen que son necesarias de incluir en el programa?, ¿por qué?

242

3.1.11 ¿Creen que el plan de sostenibilidad les será útil ahora que finalizó el programa?, ¿cuáles son las principales oportunidades y dificultades que observan ahora que finalizó el programa? 3.1.12 ¿Qué recomendaciones harían para que finalizara de mejor manera el programa? 3.2 Preguntas orientadoras satisfacción redes participantes: 3.2.1 ¿En qué áreas han apoyado a los jóvenes en el marco de este programa? 3.2.2 ¿Cómo ha sido al acceso a estas áreas?, ¿cuáles son las principales oportunidades u dificultades que ha tenido este acceso?, ¿qué implicancias ha traído para su trabajo? 3.2.3 ¿Cómo observaron la participación de los jóvenes en las redes?, ¿de qué manera podría mejorarse esta inclusión? 3.2.4 ¿Creen que mediante la participación en estas redes los jóvenes favorecieron su proceso de desistimiento de la actividad delictiva?, ¿en qué sentido? 3.2.5 ¿Consideran que los jóvenes podrán seguir participando de estas instancias?, ¿qué rol pueden asumir ustedes en la sostenibilidad de esta participación? 3.2.6 ¿Cómo evalúan el trabajo del gestor de redes del programa?, ¿cuáles son las oportunidades y dificultades que han tenido en este tiempo? ¿Fue apropiado el perfil para este programa?, ¿qué consejos incorporarían para futuras intervenciones similares? 3.2.7 ¿Cómo fue la comunicación entre ustedes y la gente encargada del proyecto?, ¿fue la apropiada?, ¿cómo es posible de mejorar? 3.2.8 ¿Cómo ven la comunicación y coordinación entre ustedes como redes participantes del proyecto?, ¿cómo es posible mejorarla en función de entregar más apoyo a los jóvenes en el proceso post sanción ahora que finaliza el programa Pasos? 3.2.9

¿Qué aspectos debería incluir la una intervención similar a la de Pasos?

4. Evaluación de Impacto La evaluación de impacto debería hacerse en un tiempo posterior a la intervención. Lo recomendable para le medición de la reincidencia son dos o más años. Se puede realizar un análisis de esta variable a partir de la información que provea el Ministerio de Justicia, en base al siguiente cálculo: N° de nuevas condenas que ha tenido el joven después del delito índice tras el cual ingresa al programa.

Universo de Estudio: La totalidad de jóvenes que participaron de la implementación del programa PASOS. Tipo de Medición: Prospectiva, es decir, no se considerará el historial delictual anterior del participante.

243

Asimismo, se podrán realizar entrevistas en profundidad a algunos participantes que puedan ser contactados a partir de las cuales sea posible observar:  

Sostenibilidad que tuvo el programa Proyecto de Vida

244

Sección BIBLIOGRAFÍA

245

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