Influencia del Fundamentalismo Bíblico en la cultura del siglo XXI

September 2, 2017 | Autor: Peter Pinyol | Categoría: History of Christianity
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LA INFLUENCIA DEL FUNDAMENTALISMO BIBLICO EN LA SOCIEDAD Y CULTURA DEL SIGLO XXI Dr. Pedro Pinyol

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LA INFLUENCIA DEL FUNDAMENTALISMO BIBLICO EN LA SOCIEDAD Y CULTURA DEL SIGLO XXI. Dr. Pedro Pinyol, (Th. D.) Pastor Iglesia Bíblica Bautista de Castellbisbal

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hilip Maure, abogado, Rev. David James Burrell, doctor en divinidades y literatura, Rev. A W. Pitzer, D, D. Ll. D., Rev. Herny H. Beach, profesor George Frederick Wright, D. D. LL.D. Profesor Charles R. Erdman, DDl. profesor de Princeton Theological Seminary, William G. Moorehead, D. D. United Presbyterian Theoloical Seminary, Rev. McNiecce, D. D. Rev. Mauice E. Wilson, D. D. Rev. Daniel E. J. Stobo, B. A. Rev. Daniel Hoffman, D. D. Arthur T. Pierson, D. D. Rev, A. C. Dixon Pastor de la Metropolitan Tabernacle Church de Londres, Rev. George F. Pentecost, D. D. Rev. John McNicol, B. D. E. Y. Mullins, D. D. LL. D. Howard A. Lelly, M. D. Rev. H. W. Webb Peploe, Charles, T. Studd, Rev. Thomas Whitelaw, D. D. Profesor Charles B. Williams, Ph. D., del Southerwestern Baptist Theological Seminary, Sir Robert Anderson, LL. D, Rev. William C. Proctor F. P. Ph. Profesor Franklin Johnson, D.D. Ll. D Dyson Hague, C. I . Scofield, D. D. editor de la “Biblia anotada de Scofield”, Rev. Thomas Spurgeon, Rev. Thomas Boston, Rev. George W. Lsher, D. D. LL. D., H. C. G. Moule, Evangelista W. Munhall, Rev. John Timothy Stone, D. D., Rev. Charles Gallaudet Trumbull, Rev. R. A. Torrey, D. D. Robert E. Speer, secretario de Foreign Missions de la Iglesia presbiteriana, Rev. Charles A. Bowen, Ph. D., Rev. Henry W. Frost, director de la North America of the China Inland Mission (fundadad por el Dr. Hutson Tylor missionero en China), T. W. Foster, Bishop Ryle, Rev. G. Campbell Morgan, D. D. Rev. James M Gray, D. D., L. W. Munhall, D. D., Rev. William Morehead, D. D. presidente del seminario teológico de Xenia, Rev. George S. Bishop, D. D., Arno C. Gaebelein, Prof. Benjamin B. Warfield, D. D., LL. D, Prof. James Orr, D. D., John Stock, Bishop Nuelsen, D. D., Rev. R. A. Torrey, D. D., Lord Lyttelton… ¿Qué tienen en común todos estos nombres para aparecer en una lista como la presente? En el año 1909 sus escritos fueron publicados bajo la supervisión de un comité dirigido primero por el Doctor A. C. Dixon y más tarde por el Rev. Dr. Louis Myer. Esta publicación resultó en 12 volúmenes que fueron enviados gratuitamente a más de 300.000 pastores y misioneros de habla inglesa alrededor del mundo. La publicación en cuatro volúmenes fue editada por R. A. Torrey en 1917. Este conjunto de escritos recibió el nombre de “The Fundamentals”. Estos no eran hombres comunes, muchos de ellos habían obtenido más de un doctorado y eran catedráticos en las universidades más influyentes del momento. Pero no estaban solos ni eran los únicos. Nos faltarían páginas para poder hablar de los más de cien hombres que al principio del siglo veinte estuvieron involucrados en el nacimiento del Movimiento Fundamental, o que influenciaron en él de alguna manera. Algunos de estos nombres conocidos,

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provenientes de diferentes contextos teológicos, pero con la misma unidad y amor hacia la Palabra de Dios; algunos de estos hombres fueron: Andrew A. Bonar, John A. Broadus, John Brown, B. H. Carroll, Lewis S. Chafer, J. Wilbur Chapman, William Evans, Arnol Gabelein, A. J. Gordon, James M. Gray, Mordecai Ham, H. A. Ironside, Bob Jones, Sr., Sam Jones, Robert T. Ketcham, Clarence Larkin, Robert G. Lee, Clarence McCartney, Robert C. McQuilkin, J. Gresham Machen, Dwight L. Moody, William G. Moorehead, G. Campbell Morgan, Henry C. Morrison, Robert E. Neighbour, William R. Newell, J. Frank Norris, William Pettingill, Arthur T. Pierson, Paul Rader, W. B. Riley, Ha- rry Rimmer, A. T. Robertson, Bud Robinson, Homer A. Rodeheaven, Ira Sankey, C. I. Scofield, T. T. Shields, Bob Shuler, A. B. Simpson, Oswald J. Smith, Gypsy Smith, C. H. Spurgeon, Billy Sunday, Louis Talbot, T. Dewitt Talmadge, Hudson Taylor, R. A. Torrey, Melvin Trotter, George Truett, Charles Trumbull, Robert Dick Wilson, Walter Wilson, Ian Paisley, Rodney Bell, O. T. Spence, Monroe Parker y muchos otros más. La lista no es completa y muchos de los mencionados no fueron fundamentalistas activos; aun el propio J. Gresham Machen hubiera preferido no usar el nombre de Fundamentalista. Sin embargo, creo que estos hombres tienen que ser incluidos para que podamos entender la influencia y el trasfondo del nacimiento de lo que pasó a llamarse Fundamentalismo y que confrontó las enseñanzas de la Neo-ortodoxia también conocida como liberalismo o Modernismo teológico. Estos hombres forjaron el pensamiento no sólo de la iglesia y el Cristianismo moderno sino también llegaron a tener una influencia directa sobre la sociedad de su tiempo. Todos estos hombres tenían en común haberse unido bajo una misma bandera y un mismo estandarte, el estandarte del fundamentalismo. Sentían el latir de un solo corazón, la defensa de la Biblia como la infalible e inerrante palabra de Dios. Hoy algunos siguen admirándoles pero prefieren olvidar que eran “Fundamentalistas.” Pero no reconocer su identificación teológica es como admirar las hazañas bélicas de la división 101 aerotransportada de los Estados Unidos en su lucha contra el nacismo y olvidar de que bando estaba o a que país pertenecía. Son muchos los pastores que hoy usan los libros, escritos o hacen referencia a estos hombres alimentándose de su legado espiritual, pero prefieren olvidar que estos hombres eran Fundamentalistas. Su credo, al igual que lo hicieron las confesiones de fe históricas, sería la proclamación de aquellas enseñanzas que hacen del cristianismo lo que realmente es. En la 1 Conferencia fundamentalista de Barcelona, el 30 al 31 de octubre y los días 1 y 2 de noviembre de 1984 como portada del programa usado se podía leer su declaración de fe; “creo en la inspiración de la Biblia tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento: la creación del hombre por el acto directo de Dios: la encarnación y el nacimiento virginal de nuestro Señor y Salvador Jesucristo: su identificación como el hijo de Dios: su expiación vicaria por los pecados del hombre por el derramamiento de su sangre en la cruz; la resurrección de su cuerpo del sepulcro: su poder para salvar al hombre del

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pecado: el nuevo nacimiento a través de la regeneración por el Espíritu Santo y el don de la vida eterna por la gracia de Dios.” Este creo expresado en otros lugares con un total de 15 puntos diferentes fue resumido a cinco doctrinas fundamentales las cuales era necesario creer para ser “salvo”, es decir un Cristiano verdadero no sólo cultural o socialmente sino teológicamente. Son muchos hoy que intentan resumir el legado de estos hombres a la defensa de cinco doctrinas ofreciendo una definición simplista del fundamentalismo como la creencia en esos cinco “fundamentos de la fe cristiana” como si el resto del cuerpo doctrinal del Cristianismo histórico careciera de importancia. Olvidan que de hecho esos cinco puntos representan la creencia básica del Cristianismo:     

La Biblia es literalmente la verdad e inerrante. La concepción virginal y la deidad de Cristo, en su doble naturaleza divina y humana. La expiación sustitutiva de Jesucristo en la cruz. La resurrección corporal de Jesús. La autenticidad de los milagros de Jesús tal y como se registran en las Escrituras, y la literal segunda venida de Cristo.

Estas enseñanzas han sido abrazadas y siguen siendo abrazadas por la mayoría de iglesias Evangélicas, Católicas, Presbiterianas, Luteranas, Wesleyanas, Calvinistas, Ortodoxas Griegas, e incluso grupos tan diferentes como los Menonitas, Amish, o Judíos Mesiánicos. Y no por eso se identificarían con el movimiento fundamentalista o querrían usar ese nombre para definirse. Entonces, como definir el movimiento histórico que apareció en Europa y América pero que afecto al mundo entero. Esa definición reduccionista y simplista del término ignora en realidad lo que es el fundamentalismo y lo que representó en el pasado. Ignora el factor clave de aquellos que se unieron en un frente común para luchar contra la apostasía neo-ortodoxa (también llamada liberalismo teológico) que estaba emanando de los seminarios en Alemania. La característica del movimiento no era sólo esas quince doctrinas fundamentales, con la aceptación de los distintivos de cada denominación (el resto de las doctrinas) sino también el consenso común en creer en una separación personal y eclesiástica del pecado y de la desobediencia a la Palabra de Dios. Como veremos, no era una reacción o rechazo contra lo moderno o contemporáneo sino contra lo que se llamó el “modernismo” posición teológica popularizada por el teólogo Schleiermacher que rechazaba las doctrinas de la revelación divina y la inspiración. Según el modernismo la Biblia había perdido su credibilidad siendo desaprobada por las investigaciones científicas modernas. De esta manera el abandono de las Escrituras produjo la idea de que el hombre creía en Dios mediante la conciencia humana (a esto se le llamó Teología de la Conciencia), resultando esto en la negación de las doctrinas de la revelación divina (por ejemplo, la Trinidad, la deidad de Cristo, su nacimiento

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virginal, su muerte expiatoria, su resurrección corporal, las enseñanzas bíblicas sobre el pecado, sobre la Gracia y por consiguiente las enseñanzas de una condenación del hombre y una división entre los salvos y los no salvos, con una vida eterna para aquellos que creen y condenación para los que no creen. En lugar del evangelio de la gracia el modernismo (liberalismo) predicó un evangelio social, la premisa teológica que ponderaba sobre la “paternidad de Dios y la hermandad de los hombres.” A lo largo de los años el modernismo perdería muchos de sus seguidores pero resurgiría en otras formas como la teología dialectal de la neo-ortodoxia predicada por Cornelius Van Till que acuñó el término “neo-modernismo”. Otros modernistas se convirtieron en socialistas religiosos adoptando las teorías de Paul Tillich que finalmente se transformarían en la posición de la thanotología, “la teología del Dios muerto.” El Fundamentalismo histórico se levantó en contra de estas enseñanzas del “modernismo” no de la “modernidad” concepto muy diferente al anterior. En Junio de 1976, justamente un siglo después de las conferencias en Swanpscott, otro grupo de Fundamentalistas fieles, tuvieron un Congreso, al cual asistieron personas de muchas partes del mundo. Estuvieron reunidos por una semana en Edimburgo, Escocia, y tuvieron el privilegio de recibir instrucción y refrigerio espiritual a través de la predicación del Dr. Bob Jones Jr., Dr Ian Paisley y otros hombres de Dios. Guardo celosamente los libritos que transcribían sus predicaciones editados después del congreso. En estas reuniones se definió el término “Fundamentalista” de la siguiente manera:

Un fundamentalista es uno que: 1. Mantiene una alianza inmutable a la inerrante, infalible y verbalmente inspirada Palabra de Dios. 2. Cree que lo que la Biblia dice es así. 3. Juzga todas las cosas por la Biblia y es juzgado sólo por la biblia. 4. Afirma las verdades Fundamentales que la Fe cristiana Histórica ha definido… (ya mencionadas) 5. Practica fidelidad a la Fe, y trata de predicarla a toda criatura. 6. Expone y se separa de toda organización eclesial que niega la Fe, se compromete con el error y apostata de la verdad, y 7. Contiende ardientemente por la Fe una vez dada a los santos. Esa definición dada en el congreso nos acerca mucho más al concepto y propósitos del movimiento. Destacamos que a diferencia de la definición simplista, el fundamentalismo incluye no sólo un listado de doctrinas fundamentales más amplias, sino también una filosofía de ministerio que involucra la separación eclesiástica y personal de todo error, y la militancia en contra de la apostasía. Esa “militancia” no es una militancia de armas y terrorismo, sino de pugna dialéctica, de confrontación con la Palabra de Dios para convencer con la autoridad de la Biblia aquellos que intentan desautorizarla.

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Las bases bíblicas para la comunión son las que la misma autoritativa Palabra de Dios prescribe: Una fe genuina y obediencia consistente a Jesucristo y Su Palabra. Los fundamentalistas consideramos la doctrina bíblica de la SEPARACIÓN, del pecado, de las falsas religiones –incluyendo el Romanismo, y de toda desobediencia a la Palabra de Dios, como doctrina fundamental. Esta es parte inherente de la doctrina bíblica de la absoluta santidad de Dios. Con una afirmación positiva y clara de la Fe Cristianaa través de toda la historia, el Fundamentalismo está militantemente opuesto a toda forma de apostasía religiosa, así como a todo compromiso evangélico con dicha apostasía.1 La santidad de la vida cristiana, apartándose de la “mundanalidad” mediante convicciones personales y la metodología de evangelización marcarán también profundamente al fundamentalismo distinguiéndolo del neo-evangelismo. Así leemos las afirmaciones del Dr. O. Talmage Spence en el congreso de Manila:

“Debemos hacer avanzar las grandes verdades de la Palabra en nuestra generación, dándonos nosotros mismos a la oración y al estudio de los grandes principios de la verdad. Cuando nosotros enseñemos y prediquemos los principios de la biblia hemos de requerir de nosotros mismos que también practiquemos y vivamos esos mismos principios. Hemos de seguir la línea del pasado y menospreciar la hipocresía del presente. No hay ningún substituto para la consistencia del carácter cristiano. El hombre, el mensajero, la misión la forma y los métodos deben ser todos santificados. NO HAY LUGAR PARA UNA DOBLE POSTURA. Para el creyente en la biblia, la separación y la consagración siguen siendo los motivos para la evangelización, porque sin la espiritualidad, no hay testimonio verdadero en el esfuerzo de ganar almas.” Sin duda alguna fue justamente esta característica del movimiento de separación y militancia lo que le daría su toque de identidad diferenciándolo de cualquier otro movimiento cristiano y lo que constituiría la razón distintiva entre aquellos que se identificaban con el movimiento y aquellos que no lo hacían. Sería también esa “hipocresía” a la que Dr. Spence se refería la que produciría una crisis de identidad que llevaría por un lado al legalismo y por otro a un abandono del legado teológico. Asi desde sus inicios hasta nuestros días la palabra “fundamentalista” ha perdido su sello de identidad convirtiéndose en algo retrogrado, radical. Es un término peyorativo. Hoy decir el nombre de “Fundamentalismo” casi que asusta. Es preferible ni mencionar este sustantivo que ha pasado a ser sinónimo de terrorismo islámico, de irracionalismo, intolerancia o esperpento. Es por eso que muchos “fundamentalistas” bíblicos han dejado de usar este epíteto para no identificarse con la barbarie. Pero ¿fue siempre así? ¿Cuál es la etimología de este nombre y como paso de ser un término usado por muchas iglesias evangélicas a convertirse en un título que nadie quiere? 1

“Faith for the Family,” Octubre del 1982.

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Por complejo que nos parezca no podemos olvidar de dónde venimos, cual ha sido nuestro legado teológico o espiritual, hacerlo nos haría perder el rumbo, nuestra propia identidad de hoy es el resultado de lo que fueron aquellos que nos precedieron. Por eso es necesario entender nuestra historia y la transformación acontecida a lo largo de estos años.

EL FUNDAMENTALISMO LA HISTORIA DE UN REMANENTE

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o es mi intención alargarme en este punto para aquellas personas que deseen una ampliación de los detalles de los inicios del fundamentalismo pueden leer mi trabajo “El Fundamentalismo la historia de un Remanente.” (http://edicions.ecbministeris.org/informaci%c3%b3n-y-denuncia.html) Aunque se ha escrito poco sobre el tema en castellano los lectores ingleses encuentran una gran abundancia de textos. Una lectura obligatoria para cualquiera que quiera opinar sobre el Fundamentalismo debe ser el libro del Dr. Baele, “In Quest for Purity” y los dos libros del Dr. Dollar “History of Fundamentalism,” y “History of American Funtamentalism.” También aconsejo leer los libros escritos por Dr. Ashbrook, “Axioms of Separation”, “Neutralism” y “New-neutralism”. Por supuesto deben leerse los cinco volúmenes titulados “The Fundamentals”. No podemos opinar sobre el Fundamentalismo sin haber ido a las fuentes originales, las predicaciones, artículos o libros que escribieron los que dieron forma al movimiento. El error de opinar sobre el fundamentalismo en base solo a leer artículos o referencias que se hacen de forma indirecta de este tema es comparable a un estudiante de literatura clásica que quiera opinar sobre la Ilíada sin ni haberla leído sino solo referenciándose a artículos u opiniones de la misma. Este es un error típico en la investigación moderna de personas que no se preocupan en ir a las fuentes originales sino que opinan en base a la opinión de otros, por supuesto tarea ésta mucho más fácil y llevadera que indagar por uno mismo. La lectura del material citado, la lectura de los miles de artículos escritos por estos hombres, y el estudio serio sobre este tema llevaran al lector a una conclusión inevitable: aunque el término “Fundamentalismo” fue acuñado después de la publicación de la obra editada por Torrey y que no había un movimiento con este nombre antes del siglo XIX, podemos decir sin temor a equivocarnos que el cuerpo doctrinal, las enseñanzas y posturas del fundamentalismo son anteriores al surgimiento del liberalismo teológico, anteriores al dispensacionalismo, o incluso anteriores a los avivamientos de Inglaterra, Escocia o Estados Unidos. Podemos decir que el Fundamentalismo en su más básica definición es la supervivencia de la teología que fue universalmente aceptada y defendida por los cristianos desde el apóstol Pablo. Fue Ernest Sandeen el primer historiador que vio al fundamentalismo como un movimiento distintivo con identidad propia y que mantenía características doctrinales distintivas de otros movimientos. Sandeen escribiendo en 1970 presentaba la

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interpretación teológica del inicio del movimiento y defendía la premisa que el fundamentalismo se originó en el siglo XIX especialmente con el surgimiento de la escatología milenial presentada especialmente por Darby y los dispensacionalistas. George Dollar en sus libros escritos en 1973 básicamente muestra estar de acuerdo con Sandeen enfatizando que el fundamentalismo nació como una reacción al liberalismo y se centró en la profecía. En 1980 el historiador George Marsden dio una interpretación diferente. Para él el inicio del movimiento podía encontrarse en la interpretación revivalista. Es decir el fundamentalismo apareció como resultado de los avivamientos en los países de Inglaterra, Escocia y Estados Unidos durante los siglos XVIII y XIX. En su libro “Fundamentalismo” Marsden menciona que el “Fundamentalismo se entiende mejor como una sub-especie del reavivamiento americano.” Al igual que sus precedentes mantiene que las raíces del movimiento y sus inicios se encuentran en el siglo XIX. Dr. David Beale en 1986 combinó ambas posturas, tanto el énfasis milenial como el la visión de los avivamientos, para explicar el inicio del Fundamentalismo. De hecho él creía identificar el nacimiento de la postura Fundamentalista en las reuniones de oración por un avivamiento que se realizaron en estos países en el año 1857. Estas reuniones trajeron como fruto las conferencias de profecía realizadas durante la última parte del siglo XIX. Estos datos nos verifican que es un error afirmar que el Fundamentalismo no aparece hasta el siglo XX tal como hacen algunos escritores. Pero al mismo tiempo el problema básico de estas interpretaciones presentadas es pensar que no fue hasta el siglo XVIII o XIX cuando se inicia por motivos diferentes lo que se ha llamado Fundamentalismo. Kirksopp Lake, un teólogo liberal entendió claramente la antigüedad de esta postura teológica cuando en 1925 escribió:

“es un error, a menudo cometido por personas educadas que resultan tener poco conocimiento de la teología histórica, suponer que el Fundamentalismo es una forma de pensamiento nueva y extraña. No es nada de eso: es la subsistencia de una teología que fue sostenida una vez universalmente por todos los cristianos.... El Fundamentalista puede estar equivocado, personalmente creo que lo está, pero somos nosotros los que nos hemos alejado de la tradición, no él, y lo siento mucho por la desgracia que sufrirá cualquiera que intente discutir con un fundamentalista en base a la autoridad. La Biblia y el Corpus Theologicum de la Iglesia está en el mismo bando que el Fundamentalista.” Así que podemos concluir que el Fundamentalismo no es un movimiento nuevo. Aunque no podemos negar que sus inicios como movimiento se desarrollaron en un momento muy específico y en determinados lugares de habla inglesa, sobre todo en los Estados Unidos, el Fundamentalismo es la continuación de las enseñanzas NuevoTestamentarias y de las verdades bíblicas defendidas, tal y como hemos visto, por diferentes remanentes a lo largo de la historia. Todos estos remanentes tuvieron en

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común el deseo de preservar la pureza de la doctrina y de la práctica ante los ataques de los incrédulos y las herejías internas. Tanto los defensores del fundamentalismo como sus propios enemigos han hablado de éste como la proyección de las enseñanzas de Moisés y los profetas, de Cristo y de sus apóstoles, de Agustín y de Calvino, de los Separatistas ingleses y de los Puritanos, de Wesley y de Whitefield, de los pietistas alemanes y de los Hermanos Moravos, de Spurgeon en Londres y de Warfield en Princeton. Las cinco doctrinas fundamentales defendidas por el movimiento no son un asunto de interpretación, sino de aceptación, de creencia o descreencia, pero no de opinión. No es un asunto de a mí me parece, o yo creo que, sino “así dice el Señor”. Por eso el fundamentalista cree que la Biblia es Palabra de Dios, no hace distinción entre Escrituras y Palabra de Dios como hacen los liberales afirmando que la Biblia “contiene” la Palabra de Dios, (dejando al interprete la opción de determinar que es y que no es la palabra de Dios) sino que el fundamentalista afirma que las Escrituras en su totalidad, verbal y plenariamente, son la Palabra de Dios. El fundamentalista a diferencia del liberal no intenta “desmitificar” la Biblia intentando separar la verdad de la ficción y diferenciar el mito de lo histórico. Para el fundamentalismo, como lo ha sido a lo largo de la historia para el Cristianismo, la Biblia es una revelación inspirada, libre de error. Esto no puede ser aceptado por la mente del liberal que reacciona enfurecido antes esta afirmación, pero a diferencia de él el fundamentalista no tiene por qué explicar lo inexplicable. Lo cree, lo predica y lo defiende porque cree que Dios no puede mentir. Esto hace que los que procesan esta creencia de la autoridad de la Biblia en toda materia de fe y práctica sean tachados de dementes, ridiculizados como ilógicos o sectarios, pertenecientes a un grupo de personas irracionales sin materia gris en el Cerebro, que rechazan lo moderno y se aferran a la era pasada. Esta visión del fundamentalista fue el resultado del juicio en 1925 conocido como “The Scopes Monkey Trial” En este juicio se debatió la enseñanza de la Evolución y el rechazo que el fundamentalismo daba al darwinismo. La mala prensa y la caricatura del fundamentalista dada por los periodistas H. L. Mencken y Joseph Wood Kruthc dejó huella en la sociedad del momento. Para ellos el fundamentalista era un primate que rechazaba el cocimiento y aún se sentía orgulloso de su propia ignorancia. Fue en ese momento cuando el nombre de Fundamentalista se asoció a la idea de alguien intolerante, anti-intelectual, sectario, pendenciero que se oponía contra todo aquello que era progresivo y moderno, científico o cultural. El Fundamentalista era el campesino sureño que tenía en su mesita de noche la Biblia y su revolver. El teólogo neo-ortodoxo H. Richar Niebuhr hizo un gran esfuerzo en popularizar esta imagen producida como resultado del Juicio de Scopes. Niebuhr que escribiría poco después de la celebración del juicio veía el fundamentalismo básicamente como una reacción social a la lucha de clases urbanas contra las clases rurales. Para él el juicio era solo la manera que la clase rural sureña de los Estados Unidos quería mantener su poder e influencia en los grupos políticos que ahora se veían influenciados por las fuerzas industrializadas de los estados del Norte. Las leyes en contra de la enseñanza del

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darwinismo promulgas en los estados de Tennesse eran de hecho una expresión del fundamentalismo político según refleja Niebuhr. Así el llamado cinturón Bíblico (conjunto de estados donde la postura del fundamentalismo era popularmente aceptada) era en realidad un loby de influencias evangélicas en la política americana. Niebuhr influyo a una generación entera de historiadores y les hizo pensar que el fundamentalismo nació en 1920 como resultado de una reacción contra el urbanismo, la industrialización, la evolución y el liberalismo. La tesis de Niehburh ha sido llamada “la interpretación social del origen del fundamentalismo.” Antes que Niebuhr la idea de la influencia en la sociedad por el protestantismo (en ese momento defensor de las mismos postulados doctrinales que más tarde defendería también el fundamentalismo) ya había sido expresada por Max Weber. En su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1903). Weber desde agosto a diciembre de 1904 viajó a los Estados Unidos (St. Louis) para participar en un congreso científico internacional, donde Weber habla sobre "Problemas agrícolas de Alemania. Pasado y presente". En este viaje Weber quedó muy impresionado por el papel de las sectas protestantes en la sociedad norteamericana y por el creciente proceso de burocratización de los Estados Unidos, así como por su organización política. trabajando sobre los tipos ideales del «burgués», la «ética protestante» y el «capitalismo industrial», estudió la moral que proponían los disidentes calvinistas de los siglos XVI y XVII para mostrar que la reforma protestante habría creado en algunos países occidentales una cultura social más favorable al desarrollo económico capitalista que la predominante en los países católicos. Al final Weber se convertiría en todo un referente en el estudio de la Sociología moderna Me es interesante notar las similitudes entre los postulados de Weber y los de Niebuhr exponiendo la creencia que los fundamentalistas sería los representantes de la clase rural en contra de la burguesía y el “capitalismo industrial” de la ciudad estereotipo este de la modernidad y el desarrollo social. El fundamentalismo, al igual que el Cristianismo histórico y, (como representación vital) el protestantismo, fruto de la reforma, nunca ha estado en contra de la modernidad, del desarrollo social, o científico. ¿Es necesario recordar que los mejores avances científicos han sido fruto de investigadores altamente comprometidos con la fe Bíblica? Podríamos citar estudios que demuestran como aún la ilustración fue el resultado directo de los pensamientos protestantes que invadieron las universidades fruto de la reforma y del humanismo de Erasmo que sacaron a Europa del oscurantismo medieval. Mientras que Europa era libre de las ligaduras del Catolicismo España se hundiría aún más en ese oscurantismo como resultado de la contrarreforma. Ese catolicismo recalcitrante que por años ha llenado a España de la más profunda incultura. No fue en contra de la modernidad que se escribieron “The Fundamentals” sino en contra del “Modernismo Teológico” sinónimo de Neo-ortodoxia. No fue en contra de ser libres que se defendió la supremacía de la Biblia sino que se atacó el liberalismo teológico propagado por Karl Barth, Bultman, o Tillich y las escuelas de teología

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Alemana. Fueron estos quienes estaban en el lado neo ortodoxo, estos fueron los que recibieron el nombre de apostatas por enseñar falsa doctrina, por redefinir las doctrinas históricas del cristianismo y atacar los fundamentos de la fe. ¿Podemos concluir que por eso el fundamentalismo se convirtió en excluyente? ¿Acaso Jesu Cristo no fue excluyente? Su afirmación en Juan 14:6 suena de lo más excluyente que jamás he escuchado, “Yo soy el camino, la Verdad y la Vida, nadie llega al padre sino por mí”. No hay otro camino, no hay otra verdad, no hay otro que de vida, NADIE puede llegar al padre sino a través de Cristo. Esta afirmación es sumamente excluyente, nada tolerante con los que siguen a otros dioses o creencias. ¿Debemos nosotros como cristianos negar lo que el maestro afirmó? La neo-ortodoxia respondería que sí. Que hay que redefinir los términos, reinterpretar la palabras, contextualizar lo dicho, desmitificar la Biblia, asegurarnos que eso fue lo que realmente se dijo y no otra cosa lo que pretendía decir, utilizar la alta crítica para encontrar el texto verídico de los escritos santos etc…. Es en contra de este hilo de pensamiento que el Fundamentalista, el Evangélico, que cree en lo que la Biblia dice y como lo dice, que declaró su clara oposición. No podemos creer en Cristo y en buda, en Cristo y en el Zen, en Cristo y en Darwin, en Cristo y en… es Cristo y sólo Cristo. Y si es cierto, esta manera de pensar se convierte en exclusivista, en una mente cerrada, en un sistema de creencias no abierto apoyado por más de dos mil años de historia que han hecho del Cristianismo Bíblico lo que hoy es perdurando a lo largo de todo este tiempo, de todos los ataques y envestidas del cinismo y la incredulidad. La división entre el fundamentalismo y el liberalismo estaba bien establecida, no había ni matices, ni diferentes tonos, o uno era fundamentalista (creía en los fundamentos de la fe cristiana) o uno era neo ortodoxo, negaba aquellas doctrinas que constituían el corazón, alma y cuerpo teológico del cristianismo histórico. Decir que el Fundamentalismo histórico estaba en contra del conocimiento es ignorar la realidad histórica de la creación de las grandes universidades y cátedras del conocimiento tanto en Europa como en Estados Unidos. Oxford y Cambridge son el resultado de “institutos cristianos” para el estudio no sólo de las Escrituras, sino de las ciencias en general. También son fruto de este florecimiento de universidades Cristianas lugares como Yale, Princeton, Dallas, Bob Jones, Moody, etc. Etc. Etc. La idea de crear universidades, colegios, o institutos “Cristianos” dio lugar no sólo a una excelencia en los niveles educativos sino también a un despertar del estudio de las humanidades, el estudio de los clásicos, las lenguas antiguos, las artes y sí, también las ciencias. Cualquiera que haya tomado cursos de educación en se verá obligado a tomar las clases de “Fundamentos de la Educación” donde se hace un buen estudio de la historia e inicios de las universidades europeas y lo que se llama el principio Oxforiano de la educación. Así que menospreciar la obra y los resultados de la educación “Cristiana” es mostrar una gran ignorancia de estos factores. La influencia social del Fundamentalismo es innegable. No podemos dividir lo que cree un movimiento, su hoja de ruta, separándolo de como esto afectará a la sociedad donde el movimiento se arraiga, crece o transforma. No podemos crear un fundamentalismo

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teológico y otro social porque el segundo es el resultado del primero. Tampoco podemos criminalizar a un movimiento con la pregunta ¿es peligroso para la sociedad? Por qué formular la pregunta ya implica que hay algo en ese movimiento o manera de pensar que es sospechosamente posible causa de mal social. El impacto social de cualquier movimiento cultural, político o religioso es medido por su aceptación dentro de esa sociedad. Un movimiento cultural, político o religioso es peligroso en la medida no solo que excluye sino que persigue y criminaliza a cualquier otro movimiento ajeno a él mismo. Es entonces cuando se convierte en sectario. La tolerancia es vital para la convivencia de ideas contrastadas. El problema revierte cuando se pide al fundamentalista que sea tolerante, pero debe sufrir la intolerancia y el menosprecio de aquellos que no creen en sus postulados. Tal vez deberíamos hacernos la pregunta ¿es peligroso el comunismo? ¿Es peligroso el Capitalismo? ¿Es peligroso el humanismo? ¿Es peligroso el catolicismo? ¿Son peligrosos los partidos políticos, las instituciones culturales, los grupos de bien estar social, etc. etc. etc.? ¿No es cierto que de sus postulados teóricos se ha pasado a una transformación partidista de la sociedad donde cada uno de estos movimientos se ha desarrollado? ¿Por qué pues hacemos un doble rasero acusando al fundamentalismo cristiano de lo que en definitiva han hecho muchos otros grupos a lo largo de la historia? Yo no estoy de acuerdo en forzar las enseñanzas del Cristianismo en una sociedad que puede estar secularizada. Ese fue el error de Calvino en su experimento en Ginebra. Una teocracia no es la respuesta bíblica al mal estar social. La Inquisición Católica fue el resultado de una “fundamentalismo papal” intolerante con la disidencia. Lo que si digo es que es totalmente injusto, sino inmoral, que se me exija a mí como cristiano que sea tolerante con los demás cuando los demás son totalmente intolerantes con lo que yo creo como cristiano. Puede que el mundo no crea en la divinidad de Cristo, o en la creación en seis días por un Dios todopoderoso, pero ¿por qué yo he de ser tolerante con aquellos que creen que los extraterrestres vinieron a poblar el planeta tierra inoculándolo de vida, o los que creen que las piedras tienen un poder de energías positivas o negativas?… (Por citar algunos ejemplos de lo que en mi opinión son sandeces). Sin embargo a estas personas se les aplaude, se les invita a programas televisivos, se popularizan por nuestro amigo Iker, se llenan las revistas de sus artículos y entrevistas. ¿Es esta la “modernidad” que se me pide que acepte rechazando lo “tradicional” del cristianismo? ¿No es esto más “peligroso” para nuestra sociedad que el respeto hacia el prójimo y hacia la vida que enseña el fundamentalismo? Esto es lo que se me indigesta cuando me piden que acepte lo vano y rechace lo sano. Ahora bien, a los que creemos en las enseñanzas del Cristianismo bíblico se nos tacha de indoctos, anti-sociales y anti-científicos. Se nos insulta como si tuviéramos una diarrea mental, o lo que es peor se nos empieza a criminalizar como si nuestro problema fuera algún tipo de enfermedad psicológica como la bipolarización, la esquizofrenia, algún tipo de síndrome o problema cognitivo. Mientras se nos crítica a nosotros por

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crear centros de enseñanza donde bajo la libertad religiosa que hoy tenemos podemos expresar nuestras creencias en la palabras de Cristo que “Dios creó al mundo en seis días”, mientras se nos insulta por levantar instituciones de conocimiento claramente definidas como “cristianas” otros grupos esconden sus verdaderos colores y levantan templos hacia el ateísmo, la incredulidad, o el paganismo. El post-modernismo ha intentado crear una sociedad sin valores, sin vallas de protección. Al fin y al cabo somos el resultado del azar y de los cambios producidos por una evolución que nos ha llevado de las especies inferiores al homo sapiens sapiens. ¿Por qué no llevar los postulados evolucionistas a sus conclusiones finales? Si es la supervivencia del más fuerte y la adaptación natural, entonces por qué no eliminar a los “fallos” evolutivos dentro de nuestra sociedad (enfermos mentales, malformados, fetos no deseados, etc)…. Por qué no buscar las parejas más proclives a una buena inseminación entre los machos y las hembras más favorecidos indistintamente de sus ataduras dentro de la manada? ¿Por qué no dar a los simios inferiores, pero al fin y al cabo parientes nuestros como primates, los mismos derechos y privilegios legales que los sapiens? ¿Debo continuar poniendo ejemplos o dando ideas? Este tipo de pensamiento es lo que produjo la Alemania de Hitler, la destrucción de los desfavorecidos en los campos de exterminación por tratarse de rezas inferiores según un nazismo infectado de las enseñanzas de Darwin. Esto es lo que se me ha indigestado de la modernidad que con tanta pompa se defiende. Y hablar de un “fundamentalismo cultural” no es nada nuevo, ya lo denunciaba el Dr. Frank Bumpus en la revista Frontline donde advertía que mucho atacan el fundamentalismo por haberse quedado atascado en el pasado. El decía

“¿Es verdad que muchas de nuestras convicciones son el resultado de una época pasada? Lo que es verdad es que en cualquier sociedad donde Cristo es predicado y la Biblia ha sido creída la cultura ha terminado siendo afectada. Mucho del triunfo pasado de América y de sus bendiciones ha sido consecuencia de sus profundas raíces en la fe JudeoCristiana. La inmoralidad prevaleciente y la maldad en este país hoy en día es el resultado de habernos alejado de esa fe. El hecho es que el fundamentalismo centrado en la Biblia no fue el producto de una sociedad; en vez de eso, nuestra sociedad fue afectada por las verdades fundamentales de la Biblia.” 2 Su presentación da un giro a la razón que acusa al fundamnetalista de haberse quedado estancado en el pasado, más bien ¿no será que la sociedad actual ha abandonado la ética y moralidad del Cristianismo que fue en el pasado aceptada por la mayoría de individuos, para abrazar los conceptos de une neo-paganismo que a lo malo llama bueno y a lo bueno malo? El cristianismo histórico no ataca la ciencia la defiende, la usa. El problema es definir “ciencia”. Sólo hace falta ver el último debate entre Kent Ham y Bill Nye para darnos 2

“Cultural Fundamentalism” Frontline Magazine, March/April 1994

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cuenta que ni aún en la definición de ciencia nos ponemos de acuerdo. Mientras que a uno se le acusa de tener un parque temático a favor del creacionismo, el otro me parece que mantiene un circo a favor del evolucionismo. Por qué no hablar con liberalidad de la cantidad de científicos que han dejado la “evolución” (llámese neo-darwinismo) por la falta de pruebas científicas y los problemas que plantea. No sólo son los creacionistas (los cuales creen en lo que la Biblia dice) sino una gran cantidad de eruditos que han abrazado las posturas del diseño inteligente, o que al no querer identificarse con ningún grupo se han limitado a decir “todo cuanto se del evolucionismo son teorías”. El Cristianismo histórico no sufre de una disonancia cognitiva por varios motivos, el primero es que no tiene por qué intentar armonizar en su mente contradicciones. Para él no hay contradicciones. La Biblia dice, “sea Dios veraz y todo hombre mentiroso”. Para el fundamentalista lo que Dios dice es verdad. No tiene por qué esperar recibir más luz, o conocimiento, o información. Ya tiene todo lo que necesita, por eso le es fácil concluir que cuando hay un problema entre lo que el hombre dice y lo que Dios dice, siempre el hombre está equivocado. Esta presuposición sin duda alguna hace que el nocreyente vea al cristiano como alguien intransigente. Por otro lado el cristiano define la ciencia como el conocimiento empírico demostrable a través del grupo de leyes resultado de la experimentación, creación de hipótesis y teorías. Pero es imposible repetir en un laboratorio algunas de las cosas que la “ciencia evolucionista” propaga, así que no podemos hablar de leyes naturales cuando tan siquiera las hipótesis han sido demostradas. A diferencia de ello la investigación histórica se realiza con otros parámetros totalmente diferentes. La presentación de pruebas, testimonios, documentos, etc. nos hace ver sin un evento es verdad o no. El cristiano verdadero no tiene ningún problema en la metodología de la investigación. La verdad (científica o histórica) nunca ha estado en confrontación con la verdad bíblica. Al contrario, el cristiano ve a Dios en la historia, su providencia moviéndose en los eventos del pasado. No hay aquí una disputa cognitiva, ni un rechazo de lo evidente. No se intenta armonizar contradicciones para llegar a resolver un conflicto mental. No se busca armonizar sino que desde la perspectiva bíblica se acepta o rechaza la verdad y el error. Los axiomas matemáticos me son un buen ejemplo de ello. Aceptamos dichos axiomas dentro del mundo de las ideas porque no es necesario creer que dichos axiomas son reales y existen aunque en realidad nadie los haya podido demostrar. Creemos que existe una recta, o un cuadrado perfecto, o un triangula perfecto, cuando en realidad nada de ello ha sido probado por la ciencia moderna. Sin embargo negar esos axiomas nos hace entrar en un verdadero conflicto. Eso es un ejemplo de lo que conozco y lo que ignoro. El fundamentalista reconoce lo que es ciencia y lo que es especulación. No intenta desacreditar al científico sino desenmascarar lo que en nombre de la ciencia se pregona cuando en realidad es un neo-paganismo que busca la negación de los absolutos. El humanismo, el Ateísmo son religiones reconocidas, el problema es que se intenta negar

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que lo son. Su agenda es la destrucción de la creencia en el Dios de la Biblia y su infiltración en las aulas universitarias forma parte de la agenda en esta guerra contra Dios. Cuando desenmascaramos la verdadera intención de algunos ateos de usar las teorías evolucionistas para negar la existencia de Dios entonces se nos acusa de ser anticientíficos o de no reconocer lo evidente teniendo una dislexia del conocimiento, o mejor una disonancia cognitiva. Esta es la postura que defiende, Hans-Peter Van den Broek, en su artículo La disonancia cognitiva y los creacionistas estadounidenses. 3 A los creacionistas nos hace un verdadero favor este escritor al explicar detalladamente las posturas creacionistas y reconocer en su artículo que un 67% de la población americana está a favor de que se enseñe el creacionismo en las escuelas. Yo pensé que los que creían en el creacionismo eran un puñado de fundamentalistas minoritarios reaccionarios contra la modernidad y la ciencia. ¿Tal vez sea que un 67% de la población americana son fundamentalistas? Por otro lado la misma teoría de Festinger plantea que al producirse esa incongruencia o disonancia de manera muy apreciable, la persona se ve automáticamente motivada para esforzarse en generar ideas y creencias nuevas para reducir la tensión hasta conseguir que el conjunto de sus ideas y actitudes encajen entre sí, constituyendo una cierta coherencia interna. La manera en que se produce la reducción de la disonancia puede tomar distintos caminos o formas. Una muy notable es un cambio de actitud o de ideas ante la realidad4. Comparemos esto con lo que dice Van de Broek:

“Los propios evolucionistas reconocen que la teoría que defienden todavía contiene numerosas lagunas y contradicciones. Como con cualquier teoría, los nuevos descubrimientos pueden ampliar y enriquecerla, pero también pueden modificarla sustancialmente. Por lo tanto, la teoría de la evolución constituye todo menos un sistema explicativo cerrado y ‘eterno’.”5 ¿Quién es pues el que sufre de una disonancia cognitiva? El creacionista ya tiene su sistema Cerrado. No necesita más información para amoldar su creencia, es el evolucionista quien todavía lucha con las evidencias de la verdad y tiene que continuamente transformarlas, establecer nuevas hipótesis, buscar pruebas aleatorias o esperar por nuevos descubrimientos que le den “paz interior” y la “seguridad emotiva” que necesita para asegurarse que lo que él cree es cierto. Van continúa diciendo: “El Creacionismo, en cambio, presenta un relato de los orígenes de la Tierra y los seres vivos atractivo, con fuerza explicativa (dentro de los parámetros del cristianismo) y una evidente lógica interna (y por lo tanto, perfectamente ‘creíble’ 3

(2008) E. Bericat Alastuey (coord.): El fenómeno religioso: presencia de la religión y de religiosidad en las sociedades avanzadas. Sevilla Centro de Estudios Andaluces. 4 5

(http://es.wikipedia.org/wiki/Disonancia_cognitiva). Ídem.

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para los creyentes – una afirmación que parece tautológica, pero no lo es –). El relato creacionista ofrece además el aliciente de envolver y absorber los hallazgos científicos a la vez que ‘ilumina’ determinados pasajes de la Biblia hasta ahora considerados un tanto ambiguos (como los que tratan del ‘behemot’ y del ‘leviatán’ en el libro de Job).” A propósito de las teorías sociales de la disonancia cognitiva dejo aquí una entrada de la Wikipedia que en mi opinión desvirtúa su uso para explicar el razonamiento fundamentalista:

“La teoría de la disonancia cognitiva de Leon Festiger fue un campo de la psicología con infinidad de estudios y aplicaciones tanto en el terreno de la psicología intrapersonal (el individuo en sí) como de numerosos intentos de extrapolación a lo interpersonal (psicosociología). Sin embargo, los avances de la psicología hacia el terreno social evidenciaron problemas inherentes en este enfoque. Principalmente, comprender la disonancia como un procedimiento interno, mental, es un proceso de abstracción y operación alización que no puede permitir tal caracterización "no ambigua" de los sucesos cognitivos. La psicología contemporánea ha desarrollado que los significados o las creencias son procesos sociales, por lo que la contradicción en esos significados no puede reducirse a un proceso individual interno. Una persona se encontraría en una situación disonante si su comportamiento le resulta injustificable o incomprensible. Pero para comprender el significado no hay que mirar dentro del sujeto. Festiger sabía esta dependencia de lo social pero no ofreció una alternativa, por lo que terminó cayendo en un subjetivismo y en una circularidad explicativa. Entre los principales sobreentendidos de la disonancia cognitiva como teoría sobre los procesos mentales, está la consideración de que la coherencia o la consonancia son características esenciales del pensamiento humano. Sin embargo, la lógica de racionalización humana ha avanzado hacia postulados retóricos que no buscan estas fórmulas tan esencialistas en la ciencia psicológica. La teoría de la disonancia no ha sido superada o rechazada por la existencia de una evidencia empírica que la descalifique o falsee, sino que más bien ha ido perdiendo el favor de los científicos, que han encontrado otros paradigmas más atractivos de legitimación académica.”6 A diferencia de las teorías científicas, o psicológicas, incluso de las socioculturales, la posición bíblica no cambia. Sus preceptos continúan de generación en generación. A diferencia de esta “inmovilidad” de los axiomas bíblicos el hombre llega al punto de desesperación en todas las facetas de sus logros. El buen apologeta cristiano Francis A. Schaeffer habló de esta línea de desesperación en la cual el hombre ha ido cayendo al dejar los absolutos de la Palabra de Dios para abrazar la huecas filosofías de los 6

idem

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hombres. Sin embargo se acusa al fundamentalismo de querer abrazar la “seguridad emocional” con su creencia. ¿No es esta acusación casi cómica? ¿Qué se pretende pues, que abandonemos lo seguro por la incertidumbre? Lo cierto es que hoy no sé qué descubrirá la ciencia mañana y que eso que descubra mañana muy probablemente niegue las ultimas evidencias de lo que se dijo ayer sobre la biogénesis, el universo, o la misma especie humana. Tal vez sea por esta “seguridad eterna” que algunas personas deciden hacerse cristianas abrazando los fundamentos de una fe que ha probado durar y perdurar por más de dos mil años. A pesar de todos los ataques, a pesar de todos los insultos y persecuciones el Cristianismo y sus doctrinas fundamentales continúan presentes. Dijo Max Weber que “el hombre es un animal que está suspendido en redes de significación que él mismo ha tejido” pero a veces esas redes de significación no son telas de araña que le quitan la vida a uno, sino redes de protección que evitan al hombre caer en la desesperación de un vacío oscuro. Esa seguridad es lo que el hombre incesantemente busca, algo que le dé respuestas a las preguntas existenciales. ¿Puede acaso el naturalismo, el racionalismo ateo, el darwinismo dar respuesta a esas preguntas? Yo creo que no. Es por eso que hay personas que deciden hacerse cristianas abrazando los fundamentos firmes de esa fe. Les da seguridad, por supuesto que sí. Y en esa seguridad radica el triunfo de las creencias del fundamentalismo cuyos alegatos no descansan en tierras movedizas cambiantes, o en vientos caprichosos, sino en promesas de un ser superior, de un Dios todopoderoso. El Cristianismo en mi opinión es el pensamiento filosófico o la cosmovisión más firme e inmovible que un hombre pueda tener. El cristianismo histórico busca el bien estar de la persona, del individuo, por eso es que termina afectando la cultura y la sociedad en la que crece y se desarrolla. Es el “derecho a la búsqueda de la felicidad” lo que el cristianismo ofrece a diferencia de lo que ofrece la filosofía evolucionista que es “la supervivencia del más fuerte o mejor adaptado.” El Cristianismo da esperanza al borracho levantándolo de su miseria, cambiando al delincuente y rescatando del oyó al más mísero pecador, es por eso que miles han encontrado en el “fundamentalismo cristiano” (léase en la creencia de las doctrinas fundamentales del Cristianismo”) una esperanza que no habían encontrado en ningún otro conjunto de pensamientos. Por qué el Cristianismo es vida, mucho más que patrones de filosofías, el Cristianismo transforma la vida y por eso salva al individuo, le da un propósito una razón de ser y existir. El Cristianismo seca las lágrimas de aquellos que lloran, no así las ideas de otras cosmovisiones que no ofrecen sino palabras huecas y altisonantes. ¿Es pues el fundamentalismo un sistema perfecto de creencias? Una vez más debemos definir a que nos referimos como “fundamentalismo”. Si estamos hablando como el conjunto de las doctrinas del cristianismo aceptadas históricamente desde el inicio del cristianismo mi respuesta será positiva. Pero si hablamos del “fundamentalismo” como un movimiento social o cultural que se ha ido transformando hasta convertirse en el caos actual yo diría que no. Y por eso la “disidencia” dentro del movimiento no sólo es aceptada, sino animada.

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EL DESENCANTO DEL FUNDAMENTALISMO

Y

o tuve la oportunidad de ser un joven estudiante de teología en los años que el fundamentalismo bíblico había llegado a su madurez como movimiento histórico. Mi primer contacto fue en Barcelona en el año 86 en las conferencias fundamentalistas organizadas con la dirección del Dr. Bob Jones sr. Puedo decir hoy que quedé impresionado por aquellos hombres y sus enseñanzas. La profundidad en el conocimiento de la Biblia, la defensa de los principios bíblicos, la búsqueda de la santidad, las doctrinas y la separación Bíblica (personal y eclesiástica) el alto nivel de erudición de aquellos predicadores era parte del trade mark del movimiento que ya había alcanzado su etapa de madurez. Era en mi opinión el último remanente Bíblico que se había visto en la historia de la iglesia moderna. El paso de los años me ha enseñado a ser crítico con ese movimiento y ver no sólo sus problemas sino su transformación en lo que ha terminado siendo. Puedo entender por qué muchos dejamos de identificarnos con el nombre “fundamentalista” huyendo de sus connotaciones denigrantes. Incluso algunos dejaron de identificarse con ese nombre para escapar del legalismo, de la frivolidad, de la superficialidad teológica. El rechazo de la intelectualidad y del estudio se produjo en algunas facciones del movimiento que llevaron al fundamentalismo a no saber dar respuestas a la generación en la que estaba viviendo. El fundamentalismo se convirtió en sinónimo de “snake handelers” “kjv only” de la América profunda vacía de todo entendimiento de la generación presente. Es cierto que ha habido u n “desencanto” del fundamentalismo, yo mismo lo he vivido. Y creo que las nuevas generaciones si hicieron una verdadera “autocrítica” no sólo del movimiento en su historia sino las nuevas posturas y direcciones que se estaban tomando. La “disidencia” del movimiento o los intentos de cambio dieron lugar a la acuñación de términos como el “neo-fundamentalismo” o el “pseudo-fundamentalismo” Esa disidencia también fue manifestada en grupo que se aferraban a las doctrinas históricas de la fe Cristiana (esas 15 doctrinas a las cuales nos hemos referido con anterioridad) pero que buscaban un “dialogo” con la generación presente, una conversación con las posturas teológicas contrarias, o un dialogo con la erudición científica y el intelectualismo de los grandes foros del conocimiento. Esto dio lugar al “neo.evangelicalismo” bien definido por O´cangae. En su video-presentación sobre la historia del fundamentalismo el presidente de la convención de los Bautistas del Sur hizo un extraordinario trabajo y creo profundamente que acertó en su conclusión sobre el “fracaso” del fundamentalismo en dos aspectos; su falta de involucración en la generación en la que le tocó vivir y su autodestrucción al convertir asuntos prácticos no vitales ni fundamentales en doctrinas fundamentales (ejemplo; los pantalones en la mujer cristiana).

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Esa disidencia también dio origen a movimientos políticos como Jerry Fowler y su mayoría Moral extrañamente llamado “fundamentalista” por el escritor del libro “Els altres Fundamentalismes.” Nunca Jerry hubiera sido aceptado dentro de los círculos más conservadores del movimiento fundamentalista, y aun así su Mayoría Moral implicó que se le considerara por la prensa europea como “Fundamentalista.” También han sido llamados fundamentalistas Bill Gother (tristemente involucrado en escándalos de inmoralidad), Ken Ham (director de Creation research y el museo de Creacionismo), Francis A. Schaeffer, Lee Strobel, y otros muchos que posiblemente ni ellos mismos se identificarían con el nombre de “fundamentalistas” pero que si creen en los Fundamentos de la fe Cristiana (las doctrinas que forman el cuerpo de creencias del cristianismo histórico). Hoy fundamentalismo es usado por grupos disidentes de la corriente principal histórica que defienden la versión Inglesa como la única Biblia inspirada de la cual deben ser traducidas todas las demás (los llamados “King James Only”), los Snake Handlers, que juegan con serpientes en base a la promesa dada a los apóstoles, los menonitas de Sud América que no envían a sus hijos a escuela alguna ni tampoco los educan en casa parecidos en su comportamiento a sus parientes cercanos, los Amish. El término también se aplica a grupos sectarios que ven en todo movimiento del gobierno americano teorías conspiratorias, y por último los medios de comunicación manipulados por periodistas que desconocen gran parte de lo referido hasta ahora han aplicado el nombre como seudónimo y sinónimo de terrorista, de “hardcore” de cualquier posición religiosa. Así el Islam tiene un Fundamentalismo, también el Budismo en India, y por qué no, el Catolicismo con su Opus Dei, sus Legionarios de Dios, etc. Con esa confusión en el firmamento religioso-social, ¿Quién quiere usar el nombre de Fundamentalista para identificarse con él? De hecho, no deberíamos preguntarnos ¿a qué o a quienes realmente identifica el movimiento fundamentalista hoy? La auto-crítica y la disidencia no sólo formaron parte del movimiento desde sus inicios sino que puedo incluso decir que fue parte de la razón de su propio fallecimiento. El fin del movimiento no vino por causas externas sino por la radicalización de las posiciones críticas en una dirección u en otra. Unos fueron hacia un legalismo cuyo caballo de batalla era como debían vestir las mujeres y en base a esa decisión eras aceptado en el círculo de fundamentalistas, o rechazado como permisivo y liberal… otros dejaron su legado teológico y espiritual para irse siguiendo la ley del péndulo hacia la mundanalidad y la aceptación del “todo vale.” Muchos se aferraron casi sectariamente a sus clichés doctrinales como vara de medir y otros abandonaron toda separación personal o eclesiástica teniendo comunión y predicando en iglesias que nunca hubiéramos imaginado. Muchos de esos disidentes han vuelto a un equilibrio en sus posturas. Lo cierto es que esos “disidentes” no habían abandonado las doctrinas del cristianismo histórico que habían dado lugar al mismo nombre del movimiento, lo que abandonaron fue el hecho

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de identificarse con un nombre que ya no les representaba ni les definía por el cambio y la transformación que había sufrido. Las nuevas generaciones de pastores y misioneros bautistas independientes, o presbiterianos Independientes, o Wesleyanos o Evangélicos conservadores cuyos padres formaron parte del movimiento se han visto en una disyuntiva importante y en una difícil necesidad de tomar una decisión que les desvinculara del movimiento, pero a la vez les mantuviera en la continuidad doctrinal y postura de santidad personal y practica de lo que es el cristianismo histórico. Es una generación sin nombre, pertenece a un nuevo movimiento que en mi opinión mantiene el espíritu de lo que a menudo llamo “El remanente Bíblico”. Cree en la Biblia como única autoridad en toda materia de Fe y práctica, se aferra a las doctrinas históricas del Cristianismo, defiende una vida de humildad, de buen testimonio, de amor fraternal, de pureza, de santidad, pero no cae en el error del legalismo, del fariseísmo o de la hipocresía espiritual. Esta nueva generación está extraordinariamente bien preparada, tiene respuestas para la generación actual y se mantiene en pugna contra el error y la barbarie. Muchos de ellos son graduados de las universidades europeas y americanas, con licenciaturas y doctorados que los han preparado para el siglo XXI. Conocen los movimientos religiosos actuales dentro del mundo evangélico y también sus protagonistas. Han sido grandemente influenciados por los apologetas cristianos del momento (Josh McDowel, J Strobel, Ravi Zakarias) han leído los bestsellers de John Piper, John McArthur, Warren W. Wiersbe, etc., pero no han dejado que sus ideas forjen sus mentes. Han leído críticamente y han llegado a sus propias conclusiones. Se sienten cansados de las pugnas irracionales de las “convicciones personales” que terminan siendo o conveniencias o motivo de disputas innecesarias. Se sienten cansados de la superficialidad de ministerios que utilizan la evangelización como si se tratara de la venta de un producto religioso que soluciona todos tus problemas. Se sienten cansados del ambiente enrarecido resultado de la ignorancia cultural y el rechazo al academicismo, se sienten frustrados por una generación de líderes que quedaron estancados en la manera de vivir de los años 60 o 70 (incluida la manera de vestir y los entretenimientos o espectáculos permitidos o no permitidos para los creyentes –TV, cine, teatro, etc), pero que no han sabido dar respuesta a las nuevas tecnologías, a la influencia de Internet en los hogares, a una generación cibernética. Esta es una generación que ha reaccionado, y no siempre bien, a una autoridad espiritual impuesta, pero que no ha sabido responder a sus preguntas teológicas, sociales o espirituales. Son jóvenes que se sienten vergüenza ajena cuando escuchan sermones mal preparados, opiniones basadas en lo que otros han opinado, o estructuras idealistas carentes del más básico pensamiento lógico. Son jóvenes que se aferran a la seguridad de las doctrinas bíblicas enseñadas por los apóstoles, que siguen al Maestro Jesu Cristo de cerca, pero que rechazan las incongruencias del cristianismo moderno. Son jóvenes que se han sentado en las plazas de las principales ciudades de Europa porque estaban indignados, y el único lugar donde su indignación ha tenido respuesta es en el libro Eterno, el mismo libro que había dado esperanza a sus padres y a sus abuelos antes que a ellos y que terminó identificándoles con ese movimiento que cambió las Iglesias en Europa y América.

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Es un generación cuyos padres vencieron la neo-ortodoxia y el liberalismo teológico, aunque de tanto en tanto el mal olor de sus doctrinas muertas vuelve a levantarse. Es una generación cuyos abuelos levantaron las grandes instituciones de conocimiento Cristiano, Universidades, centros de educación, editoriales, etc. Pero es una generación que lleva la mochila de los errores que sus padres cometieron, tiene la necesidad de identificarse con un estandarte claro, pues el enemigo sigue presentándoles batalla ahora en forma de la Iglesia Emergente, de la teología de la prosperidad, del hipercalvinismo y el legalismo religioso, de un neo-cristianismo que está intentando ser aceptado por todos, ser tolerante con todo incluso con el pecado y con aquello que Dios aborrece, pero que habla políticamente correcto y religiosamente correcto para no ser tildado de “excluyente” y demente. Esta es una generación que quiere seguir andando en los senderos antiguos, pero que sabe que cada paso abre ese sendero con retos nunca antes vividos. Es una generación que no se avergüenza de seguir llamándose “cristiano” con todo lo que eso implica, con todo lo que eso significa. Es una generación que sigue identificándose con las doctrinas fundamentales del cristianismo histórico.

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