Incorporando las Apps como herramientas metodológicas en el trabajo de campo en jóvenes

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Descripción

INCORPORANDO LAS APPS COMO HERRAMIENTAS METODOLÓGICAS EN EL TRABAJO DE CAMPO EN JÓVENES. Natàlia Carceller-Maicas Universitat Rovira i Virgili [email protected]

1 Introducción La proliferación de los medios y la cultura digital en nuestra sociedad es cada día mayor e impregna nuestro contexto de un modo cada vez más intenso y variado. La llegada de internet y su establecimiento como herramienta cotidiana de comunicación ha introducido cambios en los modos en los que la gente se comunica. El desarrollo y abaratamiento de las tecnologías digitales en conjunción con la extensión de internet, así como la simplificación que se ha dado en su uso permite que actualmente mucha gente se anime a producir y compartir sus propias creaciones a través de internet de formas muy diversas (ARDÉVOL et al., 2010). Dentro de este “nuevo” entorno encontramos un amplio abanico de herramientas que se van configurando como nuevos medios de comunicación social, de producción, distribución y consumo que están al alcance de un gran volumen de gente. Aun así la aceptación y acogida de dichos medios por parte de los diferentes sectores y grupos de nuestra sociedad es diversa, y varía en función de factores socioculturales. El grupo de edad que mejor se ha adaptado a este avance tecnológico y más rápidamente lo ha incorporado como parte de su modo de entender la vida y de estar en el mundo es el colectivo de jóvenes y adolescentes. La curiosidad por este medio, unida a la multiplicidad de facilidades de comunicación, practicidad y ocio ilimitado que ofrece es tremendamente atractiva, y congenia a la perfección con el modo de ser y sentir el mundo en esta etapa vital, en la cual la comunicación y la sociabilidad devienen básicas y cruciales, para poder entender y compartir sus propios mundos vitales y realidades. Escasos son los jóvenes que no cuentan en nuestra sociedad occidental con un teléfono móvil de última generación, con el que comunicarse, acceder a redes sociales y compartir sus vivencias de modo instantáneo con sus     4815

amigos. El teléfono móvil ocupa un papel central en nuestra vida cotidiana en lo que a herramientas tecnológicas se refiere; y participa de manera continuada y casi omnipresente en la gestión de nuestras relaciones. Desde la aparición en el mercado del primer teléfono móvil con cámara incorporada en octubre de 2000 (ITO, 2006)1 la presencia e importancia de estos dispositivos ha ido en aumento, modificando nuestro modo de comunicarnos, relacionarnos, e incluso de percibirnos a nosotros mismos, a los demás y al mundo que nos rodea. La particularidad de los teléfonos móviles de ser pequeños y portátiles ha popularizado su uso por todo el mundo, y tal como comenta Coleman no hay indicios de que esta tendencia vaya a disminuir (COLEMAN, 2010), sino más bien lo contrario. Los empleamos para comunicarnos tanto de forma oral, escrita como visual, puesto que disponen de herramientas y aplicaciones multimodales que nos permiten ampliar nuestra sociabilidad, reforzar nuestra amistad y transformar los patrones sociales de relación, estatus e incluso de visibilidad (ITO et al., 2005; HORST y MILLER, 2006; CARON y CARONIA, 2007; KATZ, 2008; WALLIS, 2008; LING y DONNER, 2009; MCINTOSH, 2010) proveyéndonos en última instancia de nuevas formas de intimidad. Como científicos sociales no podemos obviar el papel que este tipo de dispositivos, y sus usos y desusos, está jugando en nuestra forma de ser y estar en el mundo. Es por esto por lo que en los últimos años han proliferado los trabajos centrados en este tipo de dispositivos, y en las implicaciones que éstos tienen para nuestra sociedad. Trabajos como el de Van House et al. (2004) sobre categorías basadas en los “motivos de primera importancia” para intercambiar fotos personales; el de Kindberg et al. (2004) sobre categorías teóricas respecto al uso de la cámara del móvil; y el de Ling y Julsrud (2005) sobre el análisis de género en los mensajes multimedia; evidencian el surgimiento de nuevos marcos de comunicación culturalmente reconocibles. Dichos marcos de comunicación se van reconfigurando y modificando de forma continuada, gracias en parte a la incesante actualización e innovación tecnológica, la cual nos provee cada vez de formas más variadas y diversas de comunicarnos. De hecho la incorporación de la cámara digital a los teléfonos móviles, tal y como muestran los estudios anteriormente citados, transforma cualquier momento de nuestra vida, configurándolo, tal y como defiende Ardévol (ARDÉVOL et al., 2010) en un contexto de producción que además genera nuevos estilos visuales, del mismo modo que permite la aparición de nuevas prácticas                                                              1

En el mes de octubre del año 2000, la compañía J-Phone (ahora conocida como Vodafone) lanzó al mercado el primer móvil con cámara incorporada, el J-SH04. Concretamente, tal y como afirma Miziku Ito, la introducción de un terminal con función “Sha-mail”(photo mail) por J-Phone en noviembre del año 2000 cambió la práctica de los teléfonos móviles, haciendo posible el intercambio de fotografías vía teléfono móvil.

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culturales con los media. Así pues el móvil y la incorporación a éste de la cámara digital está posibilitando formas de comunicación y accesos a información que están íntimamente ligados con las visiones cotidianas y personales de sus usuarios (ITO, 2006), favoreciendo la emergencia de continuas innovaciones.

1.1 Contextualizando el campo de aplicación: mi objeto de estudio. Estas innovaciones plantean para los antropólogos nuevos retos a tener en cuenta. El trabajo de campo y la investigación antropológica han de saber adaptarse y aprovechar las nuevas posibilidades que este tipo de tecnologías nos ofertan para llevar a cabo nuestra labor antropológica. Siendo esencialmente interesante si trabajamos con jóvenes y adolescentes, como es mi caso. Mi tesis se enmarca en el ámbito de la antropología médica, concretamente dentro del área de la salud mental. El fenómeno que abordo como objeto de estudio es el proceso de auto-atención de los malestares emocionales (depresivos/ansiosos) en los jóvenes. Empleo para ello un abordaje de tipo relacional, el cual me permite tener presentes los diferentes

factores

y

variables

que

se

articulan

en

torno

al

proceso

de

salud/enfermedad/atención que sigue la juventud. El proceso salud/enfermedad/atención considerado en términos estructurales “supone la existencia, en toda la sociedad, de representaciones y prácticas para entender, enfrentar y de ser posible solucionar la incidencia y consecuencia generada por los daños a la salud” (MENÉNDEZ, 1994:72). Es dentro de este proceso de salud/enfermedad/atención dentro del cual se hallan las actividades relacionadas con la auto-atención. El concepto de auto-atención es entendido, siguiendo al mismo autor (referente clave dentro de la antropología médica), como el desarrollo de actividades de participación social referidas al proceso de salud/enfermedad/atención a nivel micro-grupal (MENÉNDEZ, 1997). La auto-atención constituye no sólo la forma de atención más constante, sino también el principal núcleo de articulación práctica de las diferentes formas de atención. La auto-atención incluye: representaciones y prácticas que la población utiliza a nivel de sujeto y grupo social para diagnosticar, explicar, atender, controlar, aliviar, aguantar, curar, solucionar o prevenir los procesos que afectan a la salud en términos reales o imaginarios, sin la intervención central, directa o intencional de curadores profesionales (MENÉNDEZ, 2003); “de tal manera que la auto-atención implica decidir la autoprescripción y el uso de un tratamiento de forma autónoma o relativamente autónoma; refiriéndose pues la auto-atención en último término a las representaciones y prácticas que manejan los sujetos y grupos respecto de sus malestares y padeceres, incluyendo aquellos

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inducidos, prescriptos o propuestos por curadores de las diferentes formas de atención, pero que en función de cada proceso especifico, de las condiciones sociales o de la situación de los sujetos conduce a que una parte de dicho proceso de descripción y uso se autonomice” (MENÉNDEZ, 2009:52). Así pues los diferentes modelos de atención que se pueden llevar a cabo hacen referencia no solamente a las actividades de tipo biomédico, sino a todas aquellas que tienen que ver con la atención de los sufrimientos en términos intencionales. Existiendo pues una gran diversidad de formas de atención a la enfermedad, la cual adquiere una dinámica y una diferenciación específica dentro de cada contexto. Desde un punto de vista metodológico la decisión de iniciar la identificación y el análisis de las formas de auto-atención de los jóvenes a través de la descripción de lo que hacen, usan y dicen los propios sujetos para atender sus padecimientos y malestares, se basa en que es a partir de ellos, y especialmente a través de la “carrera del enfermo” que podemos identificar la mayoría de las formas de atención que intervienen en un contexto determinado; posibilitándosenos además a través de ellos observar el uso articulado de los saberes y formas que utilizan. Tal como defiende Menéndez “los sujetos y grupos sociales constituyen el agente que no sólo usa los diferentes saberes y formas de atención, que los sintetiza, articula, mezcla o yuxtapone, sino que además es el agente que reconstituye y organiza estas formas y saberes en términos de auto-atención, dado que esta constituye no sólo la forma de atención más constante y frecuente sino el principal núcleo de articulación práctica de los diferentes saberes y formas de atención, la mayoría de los cuales no puede funcionar completamente si no se articulan con el proceso de auto-atención” (MENÉNDEZ, 2009:35). Dentro de las diferentes y variadas formas de auto-atención que me propongo investigar y analizar en mi tesis considero pertinente destacar en este texto una de ellas, puesto que tanto la literatura académica y científica existente, como las investigaciones previas realizadas dentro del proyecto en el que se enmarca esta tesis (CARCELLER-MAICAS et al., 2014), han coincidido en otorgarle un papel destacado como modo frecuente y relevante de autoatención en jóvenes; se trata de la auto-medicación. Considero que la auto-medicación, tal y como defiende Menéndez “no refiere sólo a la decisión de utilizar determinados tipos de fármacos desarrollados por la industria químico/farmacéutica, sino a todas las sustancias (infusiones de hierbas, alcohol, marihuana, etc.) así como otras actividades de muy diferente tipo (cataplasmas, ventosas, masajes, etc.) que son elegidas y usadas por los sujetos y

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microgrupos con autonomía relativa para actuar respecto de sus padeceres o para estimular determinados comportamientos” (MENÉNDEZ, 2009:54). La auto-atención es un proceso estructural constante aunque en continuo proceso de modificación. Es necesario remarcar que existen toda una serie de padeceres que el sujeto va experimentando y auto-atendiendo de algún modo en su día

a día. Respecto de estos

padeceres puede no hacer nada, o sólo hablarlo con alguien, dejando que el trascurso del tiempo lo solucione, lo cual también es parte de las acciones de auto-atención (MENÉNDEZ, 2009:58). Es por esto por lo que considero que abordar este fenómeno mediante herramientas metodológicas que permitan un contacto y un flujo de información continua resulta de interés y pertinencia para mi investigación. El uso de herramientas que posibiliten una recogida de datos profunda y puntual, tales como las entrevistas en profundidad y grupos focales y de discusión, me permitirán extraer gran cantidad de información e ir descubriendo nuevas categorías analíticas, así como crear un buen vínculo con mis informantes. Pero el uso de una App como Instagram aportará información que no sería posible obtener empleando los sistemas de recogida de datos clásicos y estáticos. Instagram al ser una herramienta interactiva de contacto e intercambio continuado las 24 horas del día posibilitará observar y analizar los flujos de comunicación, los cambios y variaciones en los estados de ánimo de mis informantes de modo instantáneo, y evidenciará en última instancia cuáles son y cómo se van modificando con el tiempo los modos de auto-atención empleados por los jóvenes. Abordaré con mayor detalle las ventajas del uso de Instagram como herramienta de campo en apartados posteriores.

2 Incorporando las App a la metodología clásica. Los informantes con los que trabajo son jóvenes pertenecientes a todo el territorio catalán con edades comprendidas entre 18 y 21 años, los cuales provienen de una muestra más amplia extraída del Panel de Famílies i Infància (PIF). Mis informantes han participado en investigaciones previas (en las cuales yo he trabajado como investigadora) en torno a los malestares emocionales en la adolescencia2. Parte de los datos cuantitativos con los que trabajo han sido recopilados desde 2004 (pertenecientes al Panel de Families i Infància),                                                              2

El proyecto: “Los malestares de los adolescentes. Estilos de vida, salud mental y estrategias profanas para afrontar la adversidad” (CSO2009-08432) financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, y el proyecto: “The emotional distress of adolescents: lifestyles, mental health and lay strategies used in managing adversity” (090730) por la Fundació La Marató de TV3.

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siendo pues tanto ambos proyectos como mi proyecto de tesis de tipo longitudinal. La metodología empleada es de tipo mixto (cuantitativa/cualitativa). Contando pues a raíz de todo este trabajo previo con una gran cantidad de datos organizados en dos amplias bases de datos, una cualitativa usando el software Atlas.ti, y otra cuantitativa mediante el software SPSS. Durante la primera fase de investigación las herramientas de recogida de datos fueron cuestionarios y tests psicológicos (screening de ansiedad y depresión Goldberg Health Questionnarie y el Beck Depression Inventory–II), un cuestionario sobre consumo de drogas creado expresamente para estos proyectos, una entrevista sobre apoyo social auto-percibido (Manheimn Interview on Social Support), y una entrevista en profundidad en la que se abordaban las diferentes temáticas de interés. La segunda fase consistió en tres grupos focales con jóvenes, un grupo focal con profesionales de la salud mental, y un grupo de discusión mixto compuesto por profesionales y jóvenes, centrados en la infrautilización de los recursos profesionales por parte de los adolescentes3. Tras analizar la infrautilización de los servicios profesionales surgió la necesidad de averiguar cuáles son los “itinerarios” y estrategias de atención que los jóvenes emplean como alternativa a los recursos profesionales; centrándose pues mi investigación en este nuevo objetivo. A nivel metodológico mi idea inicial fue seguir empleando las herramientas anteriormente citadas, y centrar las entrevistas en los modos de auto-atención de los jóvenes, pudiendo así detectar la multiplicidad de articulaciones que se generan mediante las acciones que los sujetos y grupos realizan para poder reducir o solucionar sus malestares. Pero en el transcurso de un periodo en el que decidí tomar cierta distancia de mi investigación a nivel analítico y hacer una profunda inmersión en el mundo adolescente lejos de la academia fue donde vislumbré el insight que me llevó a pensar las Apps (aplicaciones para móviles) como nuevas herramientas metodológicas a incorporar en mi trabajado de campo. A pesar del debate mantenido en los últimos años dentro del plano académico entorno al binomio online/offline, en el cual se consideraba que se trataba de dos campos separados, han surgido críticas influyentes frente a esta afirmación, las cuales defienden que lo online y lo                                                              3

A raíz del trabajo realizado durante los últimos años han surgido diversos materiales y publicaciones: publicaciones en ámbito académico, comunicaciones y ponencias en congresos nacionales e internacionales, y materiales de índole más práctica y aplicada de tipo escrito (Orientaciones para las buenas prácticas en la atención psicosocial de jóvenes y adolescentes. Resultados de un proyecto participativo con jóvenes y profesionales. Natàlia Carceller-Maicas, Carmina Puig i Cruells, Carme Vega y Àngel Martínez-Hernáez. Colección de Antropología Médica. Publicacions Universitat Rovira i Virgili. ISBN: 978-84-695-9171-0 ) y audiovisual (documental: “Adolescències. Crisi, Malestar i Creixement”. Depósito legal: T-325-2013. DAFITS, Universitat Rovira i Virgili). Las referencias y los links a todo el material publicado están disponibles en http://antropologia.urv.es/adolescentes/. 

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offline no están para nada desligados, sino que forman parte de nuestra realidad cotidiana estando

inmersos

en

nuestro

día

a

día

(LEANDER

y

MCKIM,

2003;

HAYTHORNTHWAITE y WELLMAN, 2002; CARTER, 2005; MILLER y SLATER, 2000). Frente a este debate yo me posiciono como partidaria de estas últimas aportaciones y críticas, y considero que las relaciones online y offline están imbricadas formando parte de una misma realidad. Y así fue como lo observé en mi inmersión en el mundo adolescente el pasado verano. Al trabajar como monitora en un campo de trabajo con adolescentes y jóvenes observé el papel central que ocupaba el teléfono móvil en la vida de los jóvenes, y descubrí los diferentes modos que tenían de relacionarse entre ellos en el plano físico y en el plano virtual. A partir del uso del móvil y más concretamente de Instagram vi cómo se configuraban subgrupos diferenciados en los cuales se creaban relaciones y diálogos diferentes a los que paralelamente se producían en el plano físico cotidiano. Compartían cosas más íntimas online que offline, debido en gran medida a la discreción que este último ofrece. Aproveché esta situación privilegiada de inmersión en el campo para indagar sobre el uso de las distintas aplicaciones de este tipo que más frecuentemente empleaban los jóvenes, y averigüé que ésta era, sin lugar a dudas, la que mejor consideraban y más utilizaban. Y fue en ese momento en el que pensé que sería interesante incorporar esta aplicación como herramienta de recogida de datos en mi tesis, puesto que era una herramienta completamente integrada en su día a día que además parecía poseer un gran potencial.

2.1 Instagram como herramienta en el trabajo de campo. Instagram es una aplicación4gratuita para iPhone o para Android que permite tomar fotografías y modificarlas con efectos especiales, para luego compartirlas en redes sociales como Facebook, Twitter, Flickr o la propia Instagram. Cuenta con once filtros digitales que permiten transformar las fotografías que se toman, mejorando la calidad del producto final, posibilita además modificar los colores, el ambiente, los bordes y los tonos5. Todo este cúmulo de herramientas de edición contribuye a fomentar nuestra creatividad despertando al artista que todos llevamos dentro. Poder captar los instantes cotidianos o imprevistos que aparecen en nuestras vidas, junto con la posibilidad de añadir comentarios a dichas imágenes hace de esta aplicación una herramienta práctica, útil y versátil de comunicación, la cual nos oferta como investigadores sociales un nuevo abanico de posibilidades para acercarnos a la                                                              4

Entiendo el concepto “aplicación” o más exactamente en este ámbito “App” siguiendo la definición de Gaspar Maza (2014), es decir, como “un tipo de programa diseñado como herramienta para el control de un trabajo o actividad”. 5 http://www.elconfidencialdigital.com/opinion/tribuna_libre/Instagram-sirve_0_2076992284.html

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realidad que investigamos. Al tratarse de una herramienta interactiva ampliamente extendida entre el colectivo de jóvenes, y ser además gratuita, nos facilita en gran medida incorporarla como herramienta complementaria en nuestro trabajo de campo6. Uno de los aspectos que echaba en falta en mi investigación era el no poder complementar las narrativas de mis informantes con material visual que permitiera mostrar el modo en que los jóvenes sienten, piensan y viven su malestar emocional y las estrategias y recursos que emplean para auto-gestionarlos. Consideraba que repartir cámaras entre mis informantes y pedirles que tomaran fotografías de momentos tan personales, íntimos y delicados presentaba muchos inconvenientes, y quizás existirían bastantes reticencias a compartir conmigo y con el resto de informantes dicho material visual. La idea de contar en mi investigación con material visual me entusiasmaba, puesto que la cantidad de información que éste transmite en conjunción con las narrativas recopiladas en las entrevistas y grupos focales me posibilitarían aproximarme de un modo más completo a los modos de sentir y afrontar el malestar emocional. Me gustaba la idea de Cárdenas de utilizar “la imagen entendida como una herramienta, como una fuente, como un proceso (de representación, reflexión, investigación, sistematización) donde existe la opción de que los documentos visuales sean abiertos, detonadores, reciclables” (CÁRDENAS, 2006:6). Trabajar con la imagen empleando una metodología participativa en la que los propios jóvenes fueran parte proactiva del proceso de investigación. La imagen nos “permite construir una representación del mundo basándose en la imitación verosímil de la realidad, en tanto que ordena implícitamente un discurso en torno a sí misma” (SELVA y SOLÀ, 2004), narrativizando de este modo la realidad. Y nos posibilita como investigadores sociales disponer de una “documentación visual de registros culturales, componiendo un elenco de datos cualitativos” (PEREIRA y PIRES, 2008:42). Así pues, si el objetivo de mi tesis era trabajar sobre la auto-gestión del malestar emocional en los jóvenes a partir de sus narrativas, dejar de lado el uso de la narrativa visual suponía una gran pérdida de información. Gracias a las nuevas tecnologías y a su rápida expansión e inmersión en nuestro día a día esta pérdida de información no ha sido necesaria. El empleo de Instagram como herramienta de recogida de datos no resulta tan violento, ajeno e intrusivo como el uso de una cámara digital. Los jóvenes están acostumbrados a emplearlo para compartir emocionales visuales cargados de afectividad y emocionalidad, configurándose el uso de esta herramienta como una nueva práctica de sociabilidad y de construcción de identidad, motivos                                                              6

Al ser una herramienta que ya poseen y dominan los propios informantes, no es necesario que realicemos una inversión económica en comprar las herramientas, ni una inversión temporal en impartir la formación necesaria para su correcta utilización.

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por los cuales su introducción como herramienta de recogida de datos en el trabajo de campo se facilita en gran medida. Es necesario remarcar que las imágenes son participes también de nuestro proceso de configuración como individuos, de nuestro mundo emocional, sensorial y creativo. Tal y como defienden Ardèvol y Muntañola “forman parte del proceso cultural, constituyen nuestro universo simbólico, y en este sentido, forman parte también de nuestra realidad interna, forman nuestra subjetividad” (ARDÉVOL y MUNTAÑOLA, 2004:13). Si además estamos hablando de imágenes creadas y elaboradas por nosotros mismos, en este caso por los jóvenes, éstas serán no solo un reflejo de nuestro mundo, sino que configuraran además nuestro mundo simbólico, y por lo tanto en última instancia “nuestra realidad más vital: lo que pensamos y sentimos que somos” (ARDÉVOL Y MUNTAÑOLA, 2004:13-14). Configurándose así como una herramienta y una vía de expresión idónea para indagar sobre el malestar emocional entre los jóvenes al permitirnos complementar con narrativas visuales las narrativas orales recopiladas mediante las entrevistas en profundidad y los grupos focales y de discusión.

2.2 Realizando “e‐research”: Instagram como un nuevo modo de hacer auto‐fotografía. El empleo de la auto-fotografía como herramienta de recogida de datos es una práctica cuyos inicios se remontan a mediados del siglo XX. Worth en 1964 ya señalaba entre las ventajas de esta técnica la capacidad de mostrar lo que el propio informante siente acerca de sí mismo y de su mundo, captando además sus sentimientos, valores, actitudes y preocupaciones, los cuales están mucho más allá de su control consciente; revelando de este modo información extra que no nos sería posible recopilar mediante otras herramientas (LISÓN, 1999). Gracias a los avances de la tecnología las dificultades que se encontraron los pioneros en el uso de esta técnica ya no son un problema para nosotros. La dificultad de hacerse con las cámaras fotográficas, el coste económico que estas implicaban, el tiempo invertido en formar a los informantes para que pudieran emplearlas satisfactoriamente, así como el coste del revelado para acceder al material creado, ya no son factores a tener presente en nuestro día a día, y mucho menos trabajando con jóvenes. La cámara, en este caso la cámara del móvil, se convierte así en un objeto para la indagación, a través del cual el sujeto construye su relación con el campo (MONNET, 2008). Favorece la búsqueda de reflexividad (HINE, 2005) y de la elaboración de un discurso por parte de los     4823

involucrados, participa en la producción de un material empírico que no depende del discurso verbal de los informantes, y complementa y enriquece de este modo el material recopilado. Contribuye al mismo tiempo a crear una relación mucho más cercana y horizontal con nuestros informantes, y nos posibilita de este modo emplear una metodología de trabajo de índole participativa en la que los informantes son a la vez partícipes y parte proactiva en el mismo proceso de producción del conocimiento. Mediante la introducción de los medios digitales, en este caso la cámara del móvil e Instagram, en el trabajo de campo etnográfico entramos en lo que Wouters y Beaulieu han llamado “e-research”. La noción de “e-research” surge en 2004 como una crítica al término “e-science” (WOUTERS, 2004). En “e-science” la “e” hace referencia a “electrónico”, en cambio en la noción de Wouters y Beaulieu la “e” significa “enhanced”, es decir, mejorada. Este nuevo concepto de investigación mejorada, fue aprobado y reconocido como más pertinente en el campo de las ciencias sociales durante la tercera conferencia internacional de e-Social Sciences en 2007 (HEY, 2007) debido a que se trata de un término más inclusivo que reconoce formas de investigación que no están confinadas en la informática de alto rendimiento, así como otras vías o modos de uso de los nuevos media y redes digitales. El cual aboga además por una dinámica diferente entre herramientas y usuarios, donde la formación mutua y la adaptación tienen lugar (WOUTERS y BEAULIEU, 2008). El uso de nuevos media y aplicaciones configura por tanto una investigación mejorada, aumentada o intensificada gracias a las tecnologías, contribuyendo a crear nuevas formas de producción de material empírico y a la búsqueda de formas de representación no-textuales.

2.3 Ventajas de incorporar esta técnica y su complementariedad con técnicas clásicas. Nos hallamos pues en un nuevo contexto mediático en el que los viejos y nuevos media se interrelacionan continuamente y surgen intersecciones entre éstos y los diferentes actores sociales. Llevar a cabo una investigación mejorada en este nuevo contexto mediático pasa por articular las metodologías clásicas con las nuevas aportaciones tecnológicas para de este modo proveernos de las ventajas que ambas metodologías nos ofrecen. Como etnógrafos deberíamos explorar las nuevas potencialidades que nos ofertan los nuevos media, experimentar diferentes combinaciones y conjunciones entre lo clásico y lo nuevo, ser creativos, innovadores, y no limitarnos a la dimensión lineal y unidimensional del registro gráfico, predominante en el mundo académico actual.

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Resulta evidente que las TIC modifican continuamente nuestra realidad, y como investigadores sociales no podemos permanecer ciegos a dichos cambios. Esta nueva circunstancia nos planeta, tal y como afirma Pichardo, un nuevo desafío, el de incorporar en nuestra práctica profesional nuevas formas de acercamiento y observación a esta realidad social (PICHARDO, 2008). Si bien es cierto que mediante el uso de herramientas clásicas ya era posible que los informantes crearan materiales destinados a auto-representarse a sí mismos, con la llegada del móvil con cámara y las aplicaciones como Instagram la posibilidad de crear material de autorepresentación aumenta de modo exorbitado; puesto que la incorporación de Internet junto con los dispositivos y aplicaciones que este engloba ofrece un marco excepcional para aproximarnos a estas miradas (ARDÉVOL Y SAN CORNELIO, 2007). La autorepresentación permite explorar los géneros reflexivos y auto-biográficos, y se configura como una vía de acceso a la subjetividad de los informantes y a elaborar un contenido más pleno de significados para el sujeto (así como de significados compartidos) elegidos por él mismo entre una amplia gama de alternativas. La creación de material visual de autorepresentación por medio de Instagram enriquece el producto final, puesto que además de permitir tomar una fotografía esta aplicación incorpora herramientas de edición con la cuales poder retocar la imagen cómo deseemos, de modo fácil y rápido; potenciando así la creatividad de los medios de expresión. Además de enriquecer el tipo de datos recopilados, el uso de estas técnicas favorece la participación de los informantes en el proceso de investigación. Permite que los jóvenes pasen de ser sujetos pasivos de los que simplemente extraemos datos, a ser sujetos empoderados y propositivos que construyen sus propias formas de representación; siendo ést una de las verdaderas potencialidades de aplicación integral de las herramientas comunicativas (CARDENAS, 2006). Una ventaja ligada a la participación es la horizontalidad. Posibilitar que los propios informantes formen parte activa del proceso de investigación favorece romper la jerarquía entre entrevistador y entrevistado y trabajar en un mismo plano cooperativo y colaborativo en el que etnógrafo e informante se comunican horizontalmente. El uso de una herramienta como Instagram posibilita de un modo óptimo este tipo de comunicación. No es el investigador el que posee la herramienta (grabadora) y recoge y se lleva la información, sino que ambas partes, investigador e informante, se comunican utilizando un mismo medio en el que no hay jerarquías, y en el que todas las partes disponen en todo momento de la información recopilada y compartida. La horizontalidad posibilita así la creación de mejores     4825

vínculos y mayor confianza, logrando que el informante se sienta más cómodo, más valorado y más motivado en la investigación al verse como parte integrante de la misma de un modo más activo. Otras ventajas relevantes son el flujo de información continuada y la interactividad. Hasta la llegada de internet ninguna herramienta empleada en el trabajo de campo permitía mantener un flujo de información permanente con los informantes. Ahora en cambio ya sea por medio de un blog, de una red social, o de una aplicación en un teléfono móvil el hilo comunicativo entre investigador e investigado se mantiene siempre conectado y actualizado. La cantidad de información que podemos recopilar se torna de este modo mucho mayor, enriqueciéndose al mismo tiempo la calidad de la comunicación, e incrementándose la proximidad con los informantes, puesto que nos es posible interactuar durante las 24 horas del día. No cabe duda de que las ventajas expuestas hasta el momento son de gran relevancia e interés para nuestra práctica profesional, pero Instagram aún posee otra virtud que comparativamente a las técnicas clásicas de investigación resulta entre las más destacadas: la superación de las limitaciones espaciales. La posibilidad de realizar un grupo focal virtual continuado por medio de esta herramienta digital presenta una potencialidad que puede favorecer en gran manera el trabajo de campo de muchos etnógrafos, evitándonos así el realizar largos, costosos y continuados desplazamientos tanto a nosotros como a nuestros informantes. El teléfono móvil es uno de esos objetos “móviles inmutables” (LATOUR, 1992) que pueden transportarse de un lado a otro mientras su información permanece, siendo por tanto de gran utilidad para actuar a distancia. Se convierte de este modo en un espacializador “al acentuar y posibilitar la coexistencia entre espacios y grupos distintos y distantes” (LASEN, 2006:158). Configurándose de este modo como una herramienta de gran practicidad en nuestro contexto continuamente mutable y movible, mediante la cual poder recopilar gran cantidad de información sin tener que desplazarnos. Mediante el empleo de las técnicas clásicas la recogida de datos se daba mayoritariamente en los momentos en que el etnógrafo se hallaba en el campo, observando, entrevistando, pero no era posible recibir información valiosa sentado en el sofá de su casa. El único modo en que recopilaba información sin estar presente era mediante la auto-fotografía al repartir cámaras entre los informantes y recoger posteriormente el material que estos habían creado. Esta práctica presentaba la ventaja de permitir al investigado alejarse del plano formal de investigación y cambiar así la situación desde la que el informante reflexiona sobre su propio entorno cultural, contando con más tiempo para elegir sus respuestas y sin la presencia del entrevistador (LISÓN, 1999). Las     4826

críticas al uso de esta técnica se basaban en la incomodidad que produce en el informante emplear un medio de expresión y un aparato con los que no está acostumbrado a expresarse, pero con el uso de Intagram estas críticas ya no tienen cabida. Los jóvenes “están más acostumbrados a los medios audiovisuales que a los textos escritos o discursos verbales abstractos y sin imágenes” (LISÓN, 1999), habiendo llegado a ser expertos tanto en el uso de la cámara del móvil como en el de esta App. Así pues al contar con unos informantes expertos en el uso de la técnica de recogida de datos, podemos llegar a obtener una gran cantidad y calidad de material sin necesidad de estar físicamente en el campo para recopilarlo; puesto que por medio de las Apps podemos interactuar con los informantes mientras desempeñamos nuestros quehaceres cotidianos.   No cabe duda, en base a lo argumentado hasta el momento, de que las particularidades y características de las TIC’s y más concretamente de las Apps como Instagram son herramientas novedosas, útiles y polivalentes que resultan de gran utilidad para nuestra labor investigadora; y aun lo pueden resultar más puesto que a día de hoy todavía no hemos sabido aprovechar todo el potencial que poseen. No obstante como bien sabemos “no es oro todo lo que reluce”, y en el caso de Instagram no es diferente. A pesar de proveernos de múltiples ventajas también es necesario reflexionar sobre las limitaciones e inconvenientes del uso de esta App. Ser conocedores y conscientes de los pros y contras de las herramientas que empleemos es parte crucial de nuestro trabajo (previo a la inmersión en el campo); puesto que de este modo evitaremos imprevistos, y elegiremos la metodología más idónea para nuestro objeto de estudio y nuestros intereses teóricos, prácticos y metodológicos. Entre las limitaciones destaca en primer lugar la imposibilidad de estas Apps de ser flexibles y adaptables a nuestras necesidades. Instagram presenta una configuración y unas características determinadas que no podemos modificar a nuestra conveniencia, obligándonos a “pasar por el aro” y emplearla sólo como su programador diseñó. En mi tesis al querer emplearla para crear grupos focales virtuales me obliga a tener que crear cada uno de mis informantes (así como yo misma) un perfil de Instagram exclusivo para este fin, puesto que la información que compartimos en esta App es de dominio público y es accesible para los followers de todos los informantes. En diciembre de 2013 surgió una nueva herramienta dentro de Instagram que creí subsanaría esta limitación: Instagram Direct7. Esta modificación posibilita compartir imágenes en grupos reducidos (máximo 15 personas), asemejando a primera vista ideal para lograr el fin que me propongo. Pero tras entrevistar al coordinador de la asociación de                                                              7

http://appleweblog.com/2013/12/instagram-direct

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instagramers de Tarragona me topé una vez más con sus limitaciones y falta de adaptabilidad: para cada imagen que queramos compartir en “petit comité” debemos crear un grupo nuevo, suponiendo pues más desventajas que ventajas al implicar una gran inversión y pérdida de tiempo. Otra limitación clave a considerar es la referente a las implicaciones éticas que supone compartir este tipo de información en un medio como internet abierto a todo el mundo. La solución la hallé creando un consentimiento informado en el que los informantes se comprometen a no añadir a ningún amigo al perfil creado para el grupo de investigación, para salvaguardar así la integridad y privacidad del grupo y de la información compartida. Pero en cuanto a la propiedad intelectual y los derechos de imagen existe un vacío: ¿A quién pertenecen las imágenes una vez colgadas en Instagram? ¿A los usuarios o a la compañía? ¿Qué tipo de licencia utilizan (copyright, copyleft)? Frente a esta incertidumbre mi solución es solicitar directamente a mis informantes las imágenes que ellos mismos crean, configurando para cada una de ellas una licencia copyleft mediante creative commons. Tener presentes estas limitaciones nos ayuda a repensar los usos de nuestras herramientas y el modo en el que podemos lograr nuestros objetivos, empleando nuevas estrategias de uso que nos posibiliten no caer en perjuicios y problemas que podrían paralizar o perjudicar nuestra investigación.

2.4 Aportaciones al análisis y a la interpretación de los resultados. Tal y como hemos visto las virtudes que este tipo de herramientas conllevan para la investigación social y más concretamente para el campo de la antropología no son escasas. Se abre ante nosotros un amplio abanico de posibilidades metodológicas que hemos de saber aprovechar del modo que nos resulte más conveniente, adaptando las potencialidades que las Apps nos ofrecen a las particularidades y características concretas de nuestro objeto de estudio. Concretamente en lo que a mi tesis se refiere las ventajas e innovaciones que el uso de la “e-research” me aporta se plasman tanto en el desarrollo del trabajo de campo como en el proceso de análisis e interpretación de los resultados. Durante el trabajo de campo el uso de Instagram, como herramienta comunicativa y dialógica que es, me permite recoger las vivencias de los jóvenes entorno a dos ejes centrales en mi trabajo: los malestares emocionales de tipo depresivo y el consumo de drogas, ambos inmersos dentro del fenómeno de la auto-tención. Me posibilita trabajar de modo cooperativo,     4828

participativo e interactivo con todo el grupo de informantes. Mi propósito es crear un grupo focal virtual dentro de Instagram mediante la creación de perfiles específicos para cada informante, de modo que la aceptación de amistades sea restringida, salvaguardando de este modo la intimidad y la confidencialidad del grupo. En este grupo focal los jóvenes colgarán y comentarán imágenes referentes a momentos de malestar emocional, vías y estrategias para afrontarlo, y momentos de consumo de sustancias psicoactivas con fines de auto-medicación. Entre las principales ventajas del grupo focal virtual destacan: 1) poder mantener una interacción continuada: la dispersión geográfica de los informantes, así como las obligaciones diarias, dificultan hallar espacios de encuentro en los que poder realizar los grupos focales físicos; al no contar con el plano espacio-temporal la facilidad de comunicación se incrementa exponencialmente, pudiendo realizar contactos más prolongados y continuados; 2) mayor cantidad de información: el volumen de fotos tomadas y compartidas, así como los comentarios surgidos a partir de éstas son mayores puesto que al contar con más tiempo y con una herramienta que llevan consigo durante todo el día las ocasiones de crear y compartir sus propias imágenes aumentan; 3) mayor calidad de información: disponer de la cámara en todo momento, en espacios cotidianos, facilita poder tomar imágenes significativamente importantes para el informante sin realizar ningún esfuerzo extra, y contar con las herramientas de edición incluidas dentro de la misma aplicación favorece que el proceso creativo e imaginativo de composición de la fotografía sea más rico, mejorando así la calidad del material compartido; 4) análisis longitudinal de la información: el intercambio continuo de imágenes y comentarios permite analizar las variaciones en los estados emocionales de los informantes tanto a nivel individual como a nivel grupal que se dan longitudinalmente. En lo que respecta al proceso de análisis e interpretación de los resultados, éste se torna más complejo, puesto que aparte de analizar las narrativas y comentarios de texto que los informantes hagan de las imágenes propias y de las de los compañeros, se deberá realizar también un análisis de contenido de las imágenes compartidas. Al análisis del encuadre, del lugar y de los símbolos elegidos se incorporan un par de factores que gracias al uso de esta aplicación nos serán reportados de modo instantáneo en cada fotografía: la hora y el lugar en que cada imagen fue tomada. Otros aspectos que permite también observar y analizar son cuáles son las imágenes más comentadas, las que más han gustado y con las que más se han sentido identificados; cuáles son las emociones y pensamientos que han evocado en cada uno de los informantes; las franjas horarias en las que están más activos colgando fotos y comentarios; las relaciones que se establecen entre ellos a partir de esta aplicación; y cuáles     4829

son las semejanzas y diferencias en las imágenes tomadas y retocadas para expresar una misma emoción o malestar. Pero el uso de esta herramienta virtual e interactiva no queda solo en el plano online, sino que puede ser de utilidad para trabajar también en el plano offline junto con los informantes. En cuanto al modo de trabajar en el plano offline con este material quiero utilizar dos vías distintas: 1) trabajar a nivel individual con cada informante, haciendo una devolución de todas las fotos que éste ha compartido con el grupo, y ver cuáles son las explicaciones que da de cada una de ellas, indagando sobre qué era lo que deseaba expresar, si cree que lo ha conseguido o no, la elección de los elementos de su composición y el modo en que éstos han sido empleados y situados; 2) trabajar a nivel grupal con todos los informantes realizando un grupo de discusión en el que poner en común todo lo que ha salido en el grupo de Instagram. Este grupo de discusión físico será de utilidad para contrastar opiniones, ver en qué modo los discursos y las interpretaciones que los informantes hacen de las imágenes se mantienen estáticos o se tornan móviles y se reconfiguran con el tiempo, y poder crear conjuntamente a partir de las fotografías categorías que muestren cuáles son los distintos modos de autogestión del malestar que están empleando, y agruparlos en categorías mayores que den cuenta de los estilos de afrontamiento de los jóvenes. Por medio de este trabajo en el plano offline con los informantes se podrá realizar un análisis cultural de la imagen que dotará de mayor riqueza de información a los resultados. No debemos olvidar que “la imagen es un producto social (y) su interpretación depende de convenciones arbitrarias y no sólo perceptivas, y que hemos aprendido a atribuirle sentido y significado a partir de patrones cultuales muy elaborados” (ARDÉVOL y MUNTAÑOLA, 2004). A partir del análisis de las fotografías realizadas podemos indagar sobre el imaginario de la juventud entorno a los malestares emocionales que padecen, y las mejores vías que encuentran para gestionarlos y afrontarlos. Realizar el análisis de la imagen contando con el concepto de imaginario, entendido este como un “producto intersubjetivo, creador de mundos personales y de mundos sociales que se retroalimentan mutuamente” (ARDÉVOL y MUNTAÑOLA, 2004), resulta de gran interés analítico. Puesto que a partir de él podemos introducirnos en los procesos de creación y de formación de la subjetividad entorno al malestar emocional vivido, permitiéndonos además vislumbrar el imaginario colectivo que los jóvenes de hoy en día comparten sobre los malestares emocionales y su auto-atención.

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3 Conclusiones: la importancia de promover la innovación en la metodología antropológica. El continuo surgimiento de nuevas tecnologías, aplicaciones y herramientas digitales es un fenómeno en incesante incremento en nuestra sociedad que no tiene que pasarnos inadvertido, y no podemos considerarlo ajeno a nosotros. Como científicos sociales debemos estar en contacto y ser capaces de adaptarnos al flujo de cambios tecnológicos que permean de modo inevitable en nuestra cultura y en nuestra sociedad, configurando nuevas formas de relacionarlos, comunicarnos, posicionarnos e identificarnos como sujetos y grupos. La asunción y asimilación de esta realidad abre ante nosotros todo un abanico de posibilidades en el mundo de la investigación, y posibilita nuevos objetos y fenómenos de estudio, así como nuevas herramientas y vías de entrar en contacto y de aproximarnos a la realidad que queremos estudiar. La tecnología, lo queramos o no, está presente cada vez más en nuestra vida cotidiana, y su uso aplicado al campo de la investigación presenta una amplia gama de posibilidades y potencialidades que debemos saber aprovechar. Aunque el mundo digital no sea nuestro objeto de estudio, igualmente podemos servirnos de él para enriquecer nuestra práctica antropológica e incorporar el uso de nuevas tecnologías como estrategia metodológica y como instrumento para la producción de material empírico de investigación. Esto no significa en ningún caso que debamos dejar de lado las herramientas y metodologías clásicas, las cuales siguen siendo útiles pese al paso del tiempo. La propuesta que se plantea en este texto radica en la integración, en la articulación de las técnicas y metodologías clásicas con las nuevas tecnologías y medios de comunicación. Internet (junto con todo el cúmulo de dispositivos y aplicaciones relacionados) se ha convertido en un agente co-partícipe en el proceso de construcción y elaboración de conocimiento y de relaciones, el cual debemos tener presente. Los cambios que este “nuevo” medio de comunicación implica favorecen la reflexividad sobre nuestra práctica profesional. Invita a explorar las múltiples y diversas posibilidades que la combinación de lo “clásico” y lo “nuevo” ofrecen a la investigación social actual. Posibilitándonos incluso trasladar técnicas clásicas, como la entrevista, la autofotografía y el grupo focal, al mundo virtual. La incorporación de las TIC’s y las Apps a nuestra “caja de herramientas” posibilita por tanto la creación de nuevos diseños y la realización de nuevas aproximaciones; las cuales contribuyen a enriquecer tanto nuestro propio estudio como el saber antropológico. Estas herramientas metodológicas nos ofrecen pues interesantes y múltiples ventajas como: integrar más fácilmente la antropología visual a nuestra investigación, ampliar la variedad de     4831

vías de expresión nutriéndonos de su riqueza, variedad y creatividad, y salvar las limitaciones impuestas por categorías básicas de pensamiento como el tiempo, el espacio y la materialidad al permitirnos realizar “grupos de discusión virtuales continuados” que nos ofertan una cantidad y cualidad de información que no sería posible recopilar mediante herramientas metodológicas clásicas. Actualizarnos como investigadores por medio de la incorporación a nuestra práctica de la “eresearch” supone, tal y como se ha expuesto aquí, considerables e interesantes ventajas. A pesar de que este texto se centra en la incorporación de Instagram como herramienta de trabajo de campo, las ventajas aquí referidas sobre el uso de esta aplicación pueden extrapolarse a otras Apps y dispositivos de similares características. La participación, colaboración y cooperación de los informantes; la promoción de la horizontalidad en las relaciones y en la comunicación investigador/investigado; el aumento y enriquecimiento del flujo de información; la posibilidad de mantener una interacción continuada y permanente tanto entre los informantes como entre informante y etnógrafo; y la superación de las limitaciones espaciales en el trabajo de campo, se configuran como las potencialidades más destacadas que el uso de esta aplicación nos ofrece. A lo largo del amplio y arduo proceso de investigación encontramos diversas etapas en las que el uso de esta herramienta, Instagram, resulta de especial utilidad. La primera fase en la que la investigación se ve mejorada es en el trabajo de campo, y más concretamente en el momento de recogida de datos. La interacción continuada, el aumento en la cantidad y calidad de información, y la posibilidad de realizar un análisis longitudinal del fenómeno estudiado, se dibujan como las principales virtudes en este periodo. Pero no quedan aquí, puesto que sus potencialidades también transforman y enriquecen la fase de análisis de la información. Las ventajas en este punto, tal y como se ha argumentado, no recaen tan solo dentro del plano online, sino que resulta también de utilidad en el plano offline. El análisis online nos posibilita realizar además del análisis de texto, un análisis de contenido de las imágenes, ver cuáles son las fotografías más comentadas, las que mejor expresan sus vivencias y estrategias de auto-atención, las relaciones que se crean entre los informantes, así como las semejanzas y diferencias que se observan en el material visual creado y compartido para expresar una misma emoción o malestar, entre otros. El análisis offline en cambio es una perfecta muestra de la articulación entre las herramientas clásicas y las nuevas tecnologías. Partiendo de los datos recopilados virtualmente podemos trabajar con ellos empleando     4832

técnicas clásicas, tanto a nivel individual (al hacer una “entrevista de devolución” sobre las imágenes realizadas por cada uno de los informantes), como a nivel grupal (mediante un grupo de discusión en el que todos los integrantes de la investigación analicen de forma conjunta el material creado, posibilitándonos así en última instancia contrastar los datos y triangular la información). Las posibilidades que la combinación de las “nuevas” y “viejas” herramientas metodológicas nos ofrecen son amplias y variadas, tanto si decidimos utilizarlas online, offline como en la conjunción de ambos espacios. Mostrándose la simbiosis de ambas como potencialmente beneficiosa para el campo de la investigación, y más concretamente para el campo de la investigación social. No debemos pues limitarnos en nuestra creatividad y en nuestras posibilidades de análisis. Tornándose pues clave la reflexión por parte de los profesionales en torno a estas cuestiones, en pro de futuras producciones etnográficas que contribuyan a enriquecer el conocimiento antropológico.

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