IN PERTINENTE, IN ESPERADO en la Performance. ANA GESTO

July 4, 2017 | Autor: Ana Gesto | Categoría: Performing Arts, Performance Studies, Performance
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Descripción

IN PERTINENTE, IN ESPERADO Por. Ana Gesto Ante la pregunta que nos plantea Carlos Tejo cuando nos invita a escribir para el catálogo de los 10 años de Chámalle X ¿Por qué o por qué no es pertinente practicar/observar/reflexionar arte de acción hoy? Esta sería mi reflexión:

Para mí es pertinente y necesario practicar, observar y reflexionar la performance. Pero claro, yo soy artista de performance. Como respuesta a la pregunta voy a exponer los posibles parámetros en los cuales artistas, críticos y teóricos nos solemos mover cuando realizamos u observamos una performance. En toda performance es necesaria la acción del cuerpo. El cuerpo no es el protagonista, es un elemento más, un material sin el cual la acción no sería posible. Un cuerpo que funciona como engranaje, como soporte, como lienzo. Un elemento moldeable, que permita ser atravesado (Bartolomé Ferrando, 2009) y transformado. Pero que no representa ningún artificio, sino que se presenta real en el tiempo y en el espacio. El tiempo en la performance, es un tiempo real, como apunta Didi Huberman (2004), la obra se hace necesariamente en el tiempo. Este al igual que el cuerpo, es otro elemento que define y condiciona. Diferentes tiempos dentro de un mismo tiempo: el tiempo de los objetos, el tiempo del espacio, el tiempo del cuerpo, el tiempo del espectador, todos ellos se desarrollan dentro de un marco temporal, vivo, directo. El espacio es también un elemento más, no es neutro. Condiciona al tiempo y a la acción del cuerpo, posiciona los elementos, los moldea, los aglutina y también, como todo lo demás, los redefine. Los introduce en un contexto que los dota de nuevas significados. Es en este tema donde me voy a centrar, para intentar describir, el porqué de la posible pertinencia de la performance en la actualidad. Y voy a hablar, no sólo del espacio físico, sino del espacio social y cultural en el que se desarrolla la acción. Un espacio contextualizado y conceptualizado. El contexto social y cultural. El arte como herramienta de transformación social. El arte evoluciona con las nuevas formas de pensamiento. El artista libera su ideología y sus emociones para despertar algo en el espectador, y así tocar la parte sensible. Ya sea gustando o no, la idea es que la obra no pase desapercibida, remueva la entraña del que observa y lo invite a reflexionar en alguna medida, convirtiéndolo en observador activo y por lo tanto parte de la obra.

No es lo mismo realizar una performance en una galería que en una calle céntrica y transitada. No es lo mismo realizar una performance en una sala blanca de un museo, que en un desván, en el hall, en las escaleras o en la puerta. Cada espacio conlleva con él una carga social y cultural. Al igual que el cuerpo, el cual lleva inscrito la raza, el género... Por lo que ninguno de los elementos que conforman una acción es neutro. Cada espacio conlleva también un tipo de espectador. En el caso de museos, galerías o espacios dedicados a las prácticas artísticas se cuenta la mayoría de las veces a un público más especializado, que espera algo. En el espacio público, en las calles de un pueblo o una ciudad transita, en mayor medida, un espectador casual que se encuentra con lo inesperado, y las fronteras entre el arte y la vida se diluyen cada vez más.

Sobre lo inesperado. El arte es aquello que hace que la vida sea más interesante que el arte. Robert Filliou Personalmente, lo que más me interesa de la observación, la reflexión y la práctica de arte de performance, es la posibilidad de lo inesperado, pero no lo inesperado entendido como transgresor, sorprendente o espectacular. Sino, sobre lo inesperado que ofrece el tiempo real en la performance. El propio artista se enfrenta a lo desconocido en el transcurso de la acción. El hecho de que sea un medio que se desarrolla en tiempo real dota al acontecimiento, la posibilidad de lo inesperado. La presencia se moldea, se transforma. Porque la performance no está subyugada a un guión predeterminado, sino a una base cambiante a merced de todos los factores que la conforman. Por lo cual el accidente es inesperado para el artista y también para el espectador. La performance es el arte del acontecimiento. Periferia y antihéroe. Existen multitud de definiciones sobre el arte de acción que sitúan a la performance siempre en un espacio descentralizado, en un terreno intermedio, como el arte de la periferia, marginal, en los límites y que los artistas de la acción son desertores de la ortodoxia, insiders temporales (Gómez Peña, 2005). Y que entendemos la performance como el arte del espacio intermedio, como un elemento cuestionador de fronteras. Poniendo en duda el modo de ver asociado a la representación más tradicional y hegemónica. Pero no creo que toda práctica performática pretenda situarse en este limbo. Como toda práctica artística termina finalmente por normativizarse y ¿no es ese, quizás el objetivo real de toda ruptura? Guillermo Gómez Peña (2005) dice que los performers somos antihéroes y cuatreros de la cultura. En la actualidad en el adjetivo de antihéroe existe cierta

predisposición a marginalizarse y a convertir al antihéroe periférico en el verdadero héroe. Estamos en la era de la "prostitucionalidad". Ser un antihéroe es ir contra las normas, es transgredir en alguna forma lo establecido, es comportarse de forma inusual. Pero en realidad ¿no es esto lo que se espera de los héroes de nuestra sociedad actual? Los comportamientos inusuales del artista, la no representación, la periferia... resultan altamente molestos e incómodos para las personas de ideas más tradicionales y más acostumbrados al arte de la representación. Pienso que el artista es impertinente. Un impertinente a todos los niveles, y no solo el artista de performance, sino que a partir de los dadaístas el artista contemporáneo siempre ha buscado ser el impertinente de la sociedad, el molesto que se suma a múltiples causas y va contra ellas para desfuncionalizar, descontextualizar y resignificar.

Para concluir, el arte es una impertinencia funcional y a veces más efectiva en el resultado del discurso. Desconcierto que desestabiliza nuestras ideas más estables para hacer tambalear ciertos cimientos bajo nuestros pies. Impertinencia reflexiva, cargada de nuevas lecturas hacia lo cotidiano. Por eso pienso que el ser humano se ve atraído y siente deseo hacia lo impertinente, pues lo impertinente es liberador y aliviador. Actualmente están muy de moda los personajes bordes, sin pelos en la lengua, provocadores y también algo cabrones, y por ellos nos sentimos fuertemente atraídos a la vez que sentimos repulsa. En el comportamiento inusual de la acción, nuestra cotidianidad se ve interrumpida. En los últimos años del Chámalle X, Carlos ha decidido que los artistas accionen en el espacio público llegando a un público de tránsito, menos especializado, y por lo tanto más virgen y menos experimentado en lo que se refiere a la espera de lo inesperado. Por sus casi cien años de práctica, la performance se espera transgresora, pues en ella se espera la sorpresa. El público más especializado ya vive en espera de la sorpresa, lo que hace que de alguna manera ya ha entrado en el medio, como definía Glenda León (1999): un mecanismo regulador el cual suele normatizar gradualmente cada transgresión. Por eso considero muy interesante que la performance se vuelva, en cierta manera, impertinente hacia un público sorpresa; un espectador que no espera nada y que a la vez se ve atraído por la impertinencia del acontecimiento y del cual se obtiene una respuesta más orgánica. La impertinencia es lo que a mí me parece más pertinente de la performance actual. Es decir, cualquier discurso artístico, que como resultado, desestabilice, remueva o haga reflexionar en todas sus posibilidades, me parece pertinente, oportuno y necesario.

-DIDI-HUBERMAN, Georges: Lo que vemos, lo que nos mira. Buenos Aires, Manantial, 1997, p 99 -FERRANDO, Bartolomé: El arte de la performance. Elementos de creación. Valencia. Edicciones Mahali, 2009, p. 38

-GÓMEZ PEÑA, Guillermo: En defensa del arte del performance. EE.UU. Colectivo La Pocha Nostra. Año 2005, p.25, p.5 -LEÓN, Glenda: La condición performática. La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1999, p.6

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