Improntas de la globalización en la subjetividad de mujeres trabajadoras adultas

May 22, 2017 | Autor: Daniela Veronica Gil | Categoría: Globalización, Trabajo, Subjetividad, Desigualdad, Mujeres adultas
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IVº CONGRESO INTERNACIONAL DE PSICOLOGÍA DEL TUCUMÁN | 17, 18 y 19 /09 /2015

COMUNICACIONES LIBRES

“Improntas de la globalización en la subjetividad de mujeres trabajadoras adultas”

Autoras: Lic. Cora Alejandra Klement 1 - Daniela Verónica Gil 2

Institución: Facultad de Psicología (FaPsi) -Universidad Nacional de San Luis Contacto: E-mail: [email protected] ; [email protected]

Eje temático: Psicología del Desarrollo Subtema: Adultez

Eje temático: Psicología del Desarrollo

1

Lic. en Psicología- Docente de Facultad de Psicología de la UNSL en la asignatura Psicología del Desarrollo de la Lic. y Prof. en Ciencias de la Educación. Integrante del proyecto de Investigación: “La Subjetividad Adulta en el marco de las Coordenadas Socioculturales Actuales: Nuevas Narrativas”.Directora: Mgter.Silvia de la Cruz. SCyT- FAPSI-UNSL E-mail: [email protected] 2

Estudiante avanzada de la carrera de Psicología de la UNSL. Pasante del proyecto de investigación – SCyT-FAPSI-UNSL. E mail: [email protected] 1 “Cultura y Subjetividad: la Psicología Interpelada” | Fac.de Psicología, UNT, Tucumán, Argentina

IVº CONGRESO INTERNACIONAL DE PSICOLOGÍA DEL TUCUMÁN | 17, 18 y 19 /09 /2015

Título: “Improntas de la globalización en la subjetividad de mujeres trabajadoras adultas” Autoras: Lic. Cora Alejandra Klement(1) - Daniela Verónica Gil(2) Institución: Facultad de Psicología (FaPsi) -Universidad Nacional de San Luis Contacto: E-mail: [email protected] ; cel: 2664407406- [email protected] Resumen El objetivo de este escrito es acercarse a la temática de género en lo que atañe particularmente a las problemáticas que atraviesan las mujeres en el mundo laboral globalizado cuya impronta capitalista profundiza los efectos de la desigualdad y la exclusión. Las luchas de las mujeres por sus derechos continúa de manera pujante y multiforme habida cuenta de que se ha conseguido un grado de amparo en lo legal que no logra hacerse efectivo en las prácticas sociales. En el presente trabajo se aborda la temática con el soporte teórico que ofrecen el Psicoanálisis, los Estudios de Género y las Ciencias Sociales que potenciando sus tramas conceptuales, permiten una mejor comprensión de las lógicas que sostienen el problema. Se ha utilizado para indagar sobre la temática entrevistas realizadas a un grupo de mujeres adultas de la ciudad de San Luis que hacen parte de una muestra mayor de 18 varones y 18 mujeres adultos de entre 30 y 60 años pertenecientes al Proyecto de Investigación de la UNSL: “La Adultez en el marco de las condiciones socioculturales actuales: nuevas narrativas”. Las diferencias observadas en las condiciones laborales de varones y mujeres evidencian que los cien años de lucha por la igualdad han producido avances en lo formal pero no se logra

aún una “igualdad sustantiva” que haga lugar a las

diferencias que condicionan las posibilidades reales de la mujer. El estudio permite reconocer los efectos que dichos fenómenos tienen en el tejido social y simbólico particularmente en la subjetividad femenina. Palabras claves: Globalización- -desigualdad- trabajo- mujeres adultas-subjetivi Introducción

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El mundo se ha transformado notablemente a partir de la modernidad y exponencialmente desde la segunda mitad del siglo XX. El siglo XXI nos encuentra afrontando las consecuencias avasallantes de la globalización y del sistema neoliberal que desde lo político, lo económico y cultural hace estragos en el tejido social y simbólico, particularmente en las sociedades más vulnerables. Los desarrollos producidos en el conocimiento científico- tecnológico han modificado sustancialmente la vida en el planeta. Los avances en medicina, en genética y sus efectos otrora impensados, los nuevos dispositivos que modifican los modos de comunicación y alteran la relación que establecemos con el tiempo y el espacio, son apenas pinceladas del panorama variopinto que impacta fuertemente en los cuerpos, en la subjetividad y en las instituciones tradicionales. La globalización, resulta una expresión ampliada del capitalismo, moldea el mundo del trabajo acentuando los procesos de discriminación y exclusión que afectan particularmente a las mujeres, ya sea porque realizan actividades laborales no mercantilizadas que las condena a la absoluta invisibilidad o porque han perdido sus trabajos. El carácter deshumanizante del mercantilismo se cobra víctimas en todos los órdenes, siendo las mujeres en lo laboral quienes primero caen del sistema. Aún si con mejor suerte han logrado conseguir trabajo y/o mantenerlo, las condiciones laborales se vuelven cada vez más desfavorables. Las conquistas femeninas paradójicamente se traducen en sobrecargas de dobles y triples jornadas de trabajo que incluyen actividades en el ámbito público y privado sin que la tensión entre ambos se resuelva a favor de la calidad de vida de la mujer. Pensar desde la perspectiva de género a la mujer en el mundo laboral, nos conduce a revisar otros aspectos del grueso entramado construido a lo largo de la historia en torno a

la condición

femenina.

Para ello resulta oportuno el encuentro

de la

perspectiva psicoanalítica con los estudios de género que aún en tensión han sabido potenciar sus tramas conceptuales para facilitar la profundización y el esclarecimiento de la problemática atendiendo a la situación de la mujer, cuya condición de desigualdad en relación al varón a lo largo de la historia ha dejado huellas profundas en todos los órdenes, impregnando la subjetividad y ritmando los modos de ser y de hacer de unos y otros. En ese sentido

los avatares que debe atravesar la mujer en el ámbito laboral

parecieran ser el precipitado de otras problemáticas igualmente inquietantes. La

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lucha por la igualdad,

por

la no discriminación

se incrementa mientras siguen

operando los abusos de poder sostenidos por la violencia velada o explícita de un discurso patriarcal y machista que ha naturalizado la supremacía del hombre sobre la mujer. Fenómenos conocidos como el “techo de cristal”, “piso pegajoso”, cobran en los últimos años nuevos ribetes

en lo que se conoce

como “las fronteras de

cristal” (Burín). Como disparador de este escrito se ha utilizado el material surgido de entrevistas realizadas a un grupo de 18 mujeres adultas de entre 30 y 60 años en el marco de una investigación que se realiza en la ciudad de San Luis bajo el nombre de “La subjetividad adulta en el marco de las coordenadas socioculturales actuales: Nuevas narrativas” (PROIPRO: 12-0414 FaPsi- CyT-UNSL) Del mismo se desprende que las dificultades que atraviesan las mujeres en el mundo del trabajo en la actualidad van mutando conforme se modifican los contextos y los modos en que estos encarnan en cada

sujeto. Asimismo

las variaciones que se

producen no atañen a los aspectos troncales de la problemática que se asienta en un nudo ciego dificultando cualquier cambio desde la raíz. Conceptualizaciones sobre sexo y género Resulta necesario para avanzar en la temática distinguir conceptos claves como sexo y género. Mabel Burín (1996) sostiene que la idea general mediante la cual se distingue “sexo” de “género” consiste en que el primero se refiere al hecho biológico de que la especie humana es una de las que se reproduce a través de la diferenciación sexual, mientras que el segundo guarda relación con los significados que cada sociedad atribuye a esa diferenciación. Los estudios de género, afirma la autora, se interrogan acerca de cuáles son las condiciones de producción sociohistórica de la subjetividad y sugieren recursos de transformación para esas condiciones.(Burín 1996) Refiere que los sentidos atribuidos al hecho de ser varón o mujer

se apoyan en

características culturales y psicológicas asignadas de manera diferenciada a varones y mujeres que en el proceso de socialización temprana

se incorporan para

establecer la feminidad y la masculinidad. Las atribuciones sociales con las que se significa lo masculino o lo femenino en cada cultura convierten al “género” en una construcción hecha de ideales, normas, modelos, valores, conductas, rasgos de personalidad, sentimientos, que cada sociedad atribuye a esa diferencia. 4 “Cultura y Subjetividad: la Psicología Interpelada” | Fac.de Psicología, UNT, Tucumán, Argentina

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Así el sexo es lo que habla de la diferencia anatómica y culturalmente se usa para otorgar las primeras marcas de la identidad de un sujeto. Al nacer, incluso antes, hay un nombre, una marca que lo ubica perteneciendo al sexo masculino o femenino con el cual se lo inscribe civilmente. El sujeto en nuestra cultura al nacer obtiene su documento nacional de identidad, he aquí su primera huella, que actualmente puede ser modificada conforme se cumplan ciertas normas. Tema que suscita muchos debates en momentos en que la legalidad, en algunos aspectos, avanza sobre la posibilidad de lograr un consenso social. El Género es un concepto que la biología no puede abarcar. Tal como propone Burín (1996) la raza, la religión, la clase social, así como la historia familiar, personal entre otros factores van construyendo la subjetividad que se expresa en el “género”. Así ser hombre o ser mujer tiene que ver con atribuciones sociales y también con las formaciones psíquicas que derivan de las “identificaciones”. La subjetividad sexuada y las improntas culturales Desde el psicoanálisis la noción de identificación es fundamental para comprender la cuestión de género. El género está vehiculizado por la identificación a roles, lugares, posiciones, a modos de satisfacción prohibidos y permitidos que ubican al sujeto en categorías segregativas que se le imponen antes de que se resuelva su realidad sexuada. Es decir que la subjetividad sexuada como construcción posee dos dimensiones, una propia del campo del sujeto y otra que pertenece al campo sociocultural. En ese sentido tratamiento

singular

permitiría pensar cómo

la dimensión inconciente da un

a las representaciones y mandatos

socio -culturales y

familiares que encarnan de manera diversa en cada sujeto. Para poder hacer buen uso del concepto de género como categoría de análisis es importante abandonar toda pretensión totalizadora. Aunque la diferencia de sexos en femenino- masculino tenga un carácter universal y resulte de una lógica binaria, el tratamiento que se le da es particular en cada sociedad y encuentra modos diferentes de relacionar u oponer las categorías de sexo y género. En la Modernidad la ligazón de apariencia indisoluble entre sexo y género encontró en el pensamiento binario, propio del discurso patriarcal dominante, un ordenamiento de carácter excluyente que condenó a situaciones de sometimiento y opresión a las mujeres Lo femenino y lo masculino en las antípodas ubican al hombre en una

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posición de poder que se sostiene a condición de que el grupo excluido, las mujeres, le de soporte. Discriminación, exclusión y desigualdad. Quizá podríamos pensar hoy las problemáticas que abordan los estudios de género como la expresión sintomática de una época que comienza a mostrar las fisuras y la fragilidad de las identificaciones, como respuestas potentes a las pretensiones totalizadoras y normativizantes que impone la cultura capitalista. Los mandatos deshumanizantes y universalistas de la época que desconocen toda referencia a la singularidad, convierten la negociación del sujeto entre su mundo pulsional y las imposiciones de la cultura, en una empresa difícil de resolver a favor del sujeto, del mundo y de sus semejantes. Cuando la agresión es tramitada por vía de la exclusión del otro, revela lo paradojal de esta lógica universalista que al tiempo que impone un sujeto universal excluye un sector del mismo. La mujer históricamente ha tenido un lugar de subordinación que en cada época adopta las formas particulares de la cultura imperante. En las lógicas de la segregación para que un grupo cerrado mantenga su cohesión y detente el poder debe sostenerse en un universal, pero es condición necesaria que exista otro grupo que esté por fuera del “todos”, en nuestro caso “las mujeres” .Este otro grupo se supone opuesto al grupo de poder (lo binario). Esta lógica colectiva de la segregación sostuvo al nazismo, oprimió a los negros, discrimina a los bolivianos, peruanos, a los pueblos originarios y entre otros tantos, a las mujeres que sufren en el terreno laboral golpes certeros por su condición. Has recorrido un largo camino muchacha… La situación de exclusión y marginalidad de las mujeres ha recorrido un largo camino que el discurso religioso judeo-cristiano remonta al origen mismo de la humanidad. Los griegos, de la mano de Aristóteles, aplicaban la teoría hylmórfica, la mujer como el niño y el esclavo son seres inacabados, seres que no se han

desarrollado

completamente. El maltrato hacia la mujer podría entenderse en este sentido como síntoma del discurso patriarcal que invisibiliza a un 50 % de la humanidad. Se revela más claramente la discriminación

en

la Revolución Francesa a partir de la

Declaración de los Derechos del Hombre (1979), que excluye al colectivo mujeres. La desigualdad se convierte en el aparente destino de la mujer, en lo político, jurídico, en lo social, educativo y económico

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Los movimientos reivindicatorios del Mayo Francés del 68 destrabaron la lucha de las feministas que abogaban por la libertad sexual y las igualdades sociales, laborales y políticas.Intelectuales, artistas, científicos, pensadoras de la época pluralizaron sus producciones allanando un camino para la lucha por la igualdad de derechos, por la reivindicación de las mujeres. La palabra de la mujer pudo comenzar a ser escuchada no solo por mujeres sino también por hombres que han contribuido a hacer lugar a los cuestionamientos que abordan los estudios de género. El abanico que se abre no solo en un plano socio-político económico y laboral, sino al interior de los saberes académicos cuyos efectos se multiplican

produciendo

revisiones, nuevos estudios que permitan hacer más comprensible y saludable la vida de todos. Traspasar las barreras de la victimización para tomar las riendas de sus destinos no resulta fácil para las mujeres, sin embargo quienes han logrado dar un paso más pueden

allanar el camino de las más desprotegidas y vulnerables al

engranaje opresor; compromiso que incluye la convocatoria a los varones en una empresa que también los compromete. Pero ser parte de la sociedad globalizada, en lo que Bauman (1999) llama “la modernidad líquida” requiere de una cierta maleabilidad para sobrevivir sin identidad fija, por lo cual

el sostenimiento de

proyectos colectivos se reduce a la mínima expresión. La virtualidad construye identidades volubles, permeables y frágiles, siendo esta la forma que ha encontrado para afrontar los cambios constantes que atravesará en la vida. La subjetividad y los vínculos se tejen con las hebras del mercado que compulsan al sujeto al consumo indiscriminado. El sujeto es al mismo tiempo consumidor-consumido, objeto descartable en un sistema deshumanizado que lo expulsa cuando deja de ser funcional a sus apetencias. La entronización del individualismo como sello de época, atenta contra el poder de las alianzas para el logro del bienestar compartido. El Techo de Cristal y Piso Pegajoso El término Techo de Cristal o Glass ceilling es una figura metafórica que permite graficar la desigualdad existente en el campo laboral que experimentan las mujeres como producto de la naturalización de la desigualdad que existe entre el varón y la mujer.

Hasta no hace tanto tiempo la mujer estaba excluida del mundo laboral

asalariado, de la educación, de la política, no podía disponer de sus bienes, y fundamentalmente su rol en la sociedad estaba constreñido a las tareas domésticas y al cuidado de los niños y los viejos y por supuesto al servicio de sus maridos cuya

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felicidad era el termómetro que indicaba, para hombres y mujeres, si esa era o no una “buena mujer”. El techo de Cristal es un tope invisible que discrimina a las mujeres que a igual preparación, educación y experiencia que los hombres carecen de las mismas oportunidades para ocupar los puestos, percibir igual paga especialmente si son puestos jerárquicos. Las tareas laborales deben ligarse a los opuestos que hacen de lo afectivo, emocional una tema de mujeres que las subordina lejos de potenciarlas. Hay un cierto amparo en lo legal que no logra hacerse efectivo en las prácticas sociales por el peso de prejuicios que se ciernen sobre la mujeres. “Mi jefe nos decía: cuando todos nosotros hayamos desaparecido uds. van a ocuparse de organizar la empresa, mientras tanto calladitas y obedeciendo” (Muriel 38 años) Pensemos en las dobles jornadas, no serían más que una forma velada de explotación, la discriminación encarna en los cuerpos, los tiempos, la recreación, los intereses de la mujer que gana terreno en lo laboral y vuelve a su casa para seguir haciendo la tarea de doméstica y encargándose de sus hijos. La maternidad desconocida en su dimensión

compleja y necesaria para cualquier sociedad se

convierte en un factor más de discriminación para el acceso al trabajo remunerado: “Ya estaba canchera, decía en las entrevistas que no quería hijos, sino ni me consideraban para el puesto” (Eliana 37 años) Pero eso no es todo, si lograra acceder a un puesto que podría haber ocupado un hombre, puestos de alta jerarquía y decisión, deberá además dar cuenta con creces de su capacidad. Pensemos que aun un currículum debe llevar foto, talla, peso, condición civil, n° de hijos,etc. Esto es una práctica discriminatoria que las mujeres y varones

hemos aceptado como algo natural. Luego cabe pensar en la violencia

psicológica o física, que suele ejercerse en los trabajos. Comentarios sexistas, acoso, humillaciones se convierten en formas de espantar a las mujeres del mundo laboral, en modos de desvitalizar sus deseos de poder. La descalificación nos muestra que los cien años de lucha por la igualdad han producido avances pero la igualdad es formal no se logra aún una “igualdad sustantiva”, que haga lugar a las diferencias que condicionan las posibilidades reales de la mujer. Por ejemplo, solo se embarazan las mujeres, cómo entonces podría anularse esta evidencia a la hora de igualar las reglas de competitividad en el trabajo. La igualdad sustantiva debe ser tarea de

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reflexión, trabajo y educación para lograr palear las desventajas a las que son sometidas las mujeres en lo laboral bajo el principio de una igualdad formal. “Claro que hay desigualdad,me exigen que responda en el trabajo como un varón como si mi jornada de laburo terminara ahí y después me voy a meditar..”(Selva 52 años) Podemos añadir aquí mismo otro concepto, el de “Piso Pegajoso”, que hace referencia a lo que nos adhiere a una historia familiar deteniendo el procesos de emancipación y lucha por la igualdad que encuentra su techo en el mejor de los casos en ámbitos laborales rentados. Ambos conceptos articulados en la vida de la mujer dan cuenta de la posibilidad de que se conviertan en la mediana edad en factores depresógenos (Burín1990-1992) Es decir que habría elementos de la constitución

psíquica de la mujer que son facilitadores, funcionales a los factores

externos, barreras subjetivas invisibles, que se anudan a las barreras socioculturales. Burín (1996) al referirse a las pulsiones señala que tempranamente uno de los destinos posibles de la pulsión hostil es el deseo de poder En tanto que el deseo hostil es fundante de la subjetividad femenina atenta contra el vínculo fusional, favorece la distinción entre yo-no yo, ,recorta las diferencias, genera nuevos deseos y promueve nuevas búsquedas de objetos libidinales que conforman posibilitador en la construcción de la subjetividad femenina

un plafond

para cuestionar los

mandatos culturales y resquebrajar el Techo de Cristal . Conclusión Las lógicas de la segregación, la marginación y la desigualdad generan fenómenos en el colectivo femenino que deja a varones y mujeres en posiciones particulares que se sostienen en el tiempo y más allá de las coordenadas socioculturales. Solo se han mencionado

algunos fenómenos resultantes de estas

condiciones que

condensan sustratos sosioculturales y subjetivos complejos, no abordados en este trabajo. Ha resultado necesario realizar un pequeño recorrido

por la historia

intentando reconocer cuales habrían sido los dispositivos, los engranajes del sistema opresor que bajo una lógica voraz y excluyente ubica las coordenadas de nuestra existencia en términos binarios. La supremacía de unos sobre otros, la hegemonía de la cultura machista encuentra cierta porosidad en esta época en que las identidades están globalizadas y fragilizadas. Curiosamente pareciera el momento en que las mujeres debemos tomar la posta para lograr avanzar en la lucha por la igualdad de

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derechos, aguzando los modos, nutriendo las prácticas educativas, las de crianza, horadando el discurso machista desde estrategias que convoquen a la reflexión, que establezcan paréntesis donde podamos pensarnos hombres y mujeres juntos, a la par.

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Lic. en Psicología- Docente de Facultad de Psicología de la UNSL en la asignatura Psicología del Desarrollo de la Lic. y Prof.

en Ciencias de la Educación. Integrante del proyecto de Investigación: “La Subjetividad Adulta en el marco de las Coordenadas Socioculturales Actuales: Nuevas Narrativas”.Directora: Mgter.Silvia de la Cruz-PROIPRO.Res/Tr.-De 2014 a 2016-SCyTFAPSI-UNSL E-mail: [email protected] (2)

Estudiante avanzada de la carrera de Psicología de la UNSL. Pasante del proyecto de investigación PROIPRO.RES/Tr DE

2014 a 2016 – SCyT-FAPSI-UNSL. E mail: [email protected]

Bibliografía: Bauman, Z.(1999) Globalización(consecuencias humanas).Ed. Fondo de Cultura Económica Burin M., Bleichmar, E. (1996), Género, Pisocanálisis, Subjetividad, (1°ed.): Argentina: Ed Paidós Bs As Burín M: (2007) Trabajo y Parejas: Impacto del desempleo y de la globalización en las relaciones entre los géneros en Jimenez Guzmán Reflexiones sobre masculinidades y empleo. México. (2007) Cevasco, R.(2007) Lo irreductible del malestar y las lógicas de segregación. En Psicoanálisis y Prácticas Socio-Educativas. FLACSO Educación,Bs.As.Argentina

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