Implicaciones políticas del pluralismo de los valores en Max Weber e Isaiah Berlin, en: Pablo Badillo O\'Farrell (Ed.), Filosofía de la razón plural. Isaiah Berlin entre dos siglos

June 13, 2017 | Autor: Joaquín Abellán | Categoría: Isaiah Berlin, Pluralism, Max Weber
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ABELLÁN, Joaquín: "Implicaciones políticas del pluralismo de los valores en Max Weber e Isaiah Berlin". En: BADILLO O'FARRELL, Pablo (Ed.) Filosofía de la razón plural. Isaiah Berlin entre dos siglos. Madrid, Biblioteca Nueva, 2011, pp. 13-39.

Implicaciones políticas del pluralismo de los valores en Max Weber e Isaiah Berlín JOAQUÍN ABELLÁN

Universidad Complutense. Madrid El pluralismo de los valores es un fenómeno típico del mundo moderno, cuyo reconocimiento y análisis va asociado, especialmente en el mundo anglosajón, a Isaiah Berlin. Pero también Max Weber lo había incorporado con anterioridad como la parte central de su diagnóstico sobre la modernidad l . Sin entrar ahora en la cuestión de la recepción e influencia de Max Weber en Isaiah Berlin, se puede afirmar que hay elementos comunes en la percepción del pluralismo por parte de ambos autores, así como algunas diferencias significativas entre ellos. En la primera parte del capítulo se analiza la caracterización del «politeísmo» de los valores en Max Weber y su relación con la naturaleza de lo político 0, 2) yen la segunda se recoge la visión del pluralismo de los valores-en Isaiah Berlin con sus consecuencias para la fundamentación del liberalismo (3,4). Cierra estas páginas una breve comparación entre ambos autores desde la pre-. gunta de si la decisión política puede contar con algún apoyo racional y de qué índole sea éste (5). 1 Dag Einar Thorsen (2004) llama la atención sobre el filósofo norteamericano Sterling Lamprecht, que escribió, a comienzos del siglo xx, sobre el pluralismo de los valores con un planteamiento similar al que posteriormente adoptaría Isaiah Berlin. Véase Thorsen (2004), págs. 9 y sigs.

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1. MAXWEBER: EL PLURALISMO DE VALORES COMO DIAGNÓSTICO DEL MUNDO MODERNO a) El fenómeno del pluralismo de los valores constituye el núcleo central del, diagnóstico que Max Weber establece sobre el mundo moderno. El lo ve como el resultado final al que ha llegado el largo proceso de racionalización del mundo occidental, sucediendo al «grandioso racionalismo de base cristiana», el cual, a su vez, había desplazado al «politeísmo» antiguo: «esto es, hoy de nuevo nuestro mundo: los numerosos dioses antiguos salen de sus tumbas, desmagificados y, así, bajo la forma de poderes impersonales, pretenden tener poder sobre nuestras vidas y comienzan de nuevo su eterna lucha entre ellos»2. El pluralismo de los valores forma parte de nuestra experiencia cotidiana, pues «si hay algo que hoy sepamos bien es que algo puede ser bueno no sólo aunque no sea bello, sino porque no lo es y en cuanto que no lo es»3. Cualquiera, dice, puede comprobar en su propia experiencia que una acción buena no siempre es recompensada, e incluso que la bondad o la verdad generan efectos negativos para quienes las practican4• El diagnóstico de Max Weber pone de manifiesto el carácter paradójico de la racionalización occidental, pues precisamente el abandono de la interpretación religiosa del mundo por el racionalismo occidental ha desembocado en el reconocimiento de la existencia de valores/dioses múltiples en lucha unos con otros: «la vida, en la medida en que descansa en sí misma y se entiende desde sí misma, sólo conoce esta eterna lucha entre aquellos dioses»5. Este proceso de racionalización del mundo occidental lo entiende Max Weber como un proceso de diferenciación social. En la sociedad occidental moderna se han ido diferenciando distintos ámbitos de la vida, en cada uno de los cuales se han desarrollado valores e instituciones diferentes6 . La religión, antes dominante como poder institucional Weber, La ciencia como profesión, Madrid, Biblioteca Nueva, 2009, pág. 93. Ibíd., pág. 90. 4 La historia universal muestra la presencia del problema de la existencia del mal aun afirmándose la existencia de un dios todopoderoso y bueno, que es el problema del que parten las religiones (Weber, La política como profesión, pág. 140). 5 Weber, La ciencia como profesión, pág. 98 6 Véase: Max Weber, "Consideración intermedia. Teoría de los estadios y direcciones del rechazo religioso del mundo», en Ensayos sobre sociología de la religión, Madrid, Taurus, 1998, vol. 1 págs. 527-562; ]. Abellán, "La ambivalencia de la modernidad: Isaiah Berlin en la estela de Max Webw" Revista de Occidente, núms. 338-339, julio-agosto de 2009, 45-67. 2 3

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y como poder configurador del modo de vida de los hombres, ha visto recortadas sus pretensiones y ha sido desplazada al mundo de lo irracional, pues los otros ámbitos -la ciencia, la economía, el arte, la política- se han afirmado como esferas propias sin basarse en la religión y en competencia directa con ella. Cada esfera tiene su propia lógica, sus propios valores-guía, lo cual conduce a una lucha inevitable entre los múltiples y distintos valores. Desde cada esfera se plantean de manera diferente las posiciones básicas que los in&:· viduos adoptan ante el mundo y ante su propia vida individual. El científico, el empresario, el artista, el líder político tienen, cada uno de ellos, su propia «legalidad». Cada uno de ellos está animado por su propio «espíritu» (DiimonJ, que está en conflicto con el de las otras esferas. b) El reconocimiento del fenómeno del pluralismo de valores no es para Max Weber sinónimo de relativismo, pues dice él que sólo cabría hablar coherentemente de relativismo desde una posición religiosa o metafísica que se considerara por encima de cualquier otra posición y con capacidad para armonizar y jerarquizar los múltiples y diferentes valores. Por eso considera un malentendido muy burdo calificar de relativismo «a quienes sostienen esta colisión entre los valores>? c) El conflicto entre los valores es inevitable porque éstos logran su carácter de «guías» para la acción humana precisamente por pretender tener una validez absoluta. Al decidirse por un valor y no por otro, el individuo está poniendo el valor elegido como un valor absoluto, está manifestando quién es para él un «dios» y quién un «demonio»8. y, al decidirse por uno, ofende al otro: optar por un dios es ofender al otr09 • y recuerda Weber además que «los ideales supremos que más nos conmueven siempre actúan en lucha con ottos ideales, que son tan sagrados como los nuestros»lO. La naturaleza de este conflicto entre valores implica la imposibilidad de establecer compromisos entre ellos: «Entre los valores no se trata sólo de que haya que elegir eñtre ellos, sino que se trata de una 7 Weber, Por qué no se deben hacer
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