Impactos en la estructura agraria por la ampliación de la frontera agrícola en Entre Rios

May 22, 2017 | Autor: German Orsini | Categoría: Agronomy, Rural Development, Soja, AGRONOMIA, Entre Ríos
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Descripción

Impactos en la estructura agraria por la ampliación de la frontera agrícola en base a la expansión del cultivo de soja en la Región Pampeana: la historia reciente de Entre Ríos

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Néstor Dominguez Germán Orsini

Impactos en la estructura agraria por la ampliación de la frontera agrícola en base a la expansión del cultivo de soja en la Región Pampeana: la historia reciente de Entre Ríos

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Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, mecánico, óptico de grabación o de fotocopia sin permiso previo del Editor. Su infracción está penada por las leyes 11723 y 25446.

Domínguez, Néstor Alfredo. Impactos en la estructura agraria por la ampliación de la frontera agrícola en base a la expansión del cultivo de soja en la región pampeana: la historia reciente de Entre Ríos / Néstor Alfredo Domínguez y Germán Orsini. - 1a ed. - Buenos Aires: Ediciones Cooperativas, 2009. 112 p.; 21x14 cm. ISBN 978-987-652-036-2 1. Agricultura. 2. Cultivo de Soja. I. Orsini, Germán CDD 633.34  2009 Domínguez, Néstor Alfredo - Orsini, Germán Derechos exclusivos  2009 Ediciones Cooperativas

1º edición, Mayo 2009

Tucumán 3227 (1189) Buenos Aires – Argentina (54 011) 3528 0466 / (15) 4937 6915  http://www.edicionescoop.org.ar  [email protected]

Hecho el depósito que establece la ley 11.723

Impreso y encuadernado por: Imprenta Dorrego. Dorrego 1102, C.A.B.A. 1ª. ed. Tirada: 400 ejemplares. Se terminó de imprimir en Mayo 2009. Edi tori al a: IMPRESO EN ARGENTINA – PRINTED IN ARGENTINA

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asoci ada

ÍNDICE Presentación ......................................................... 7 1. Introducción ..................................................... 11 2. El mercado internacional: tendencias de los precios internacionales y factores determinantes ....... 14 3. Cambio Tecnológico agropecuario: modelo hegemónico e impactos ....................................... 22 4. La ampliación de la frontera agrícola, especialización, y sus efectos ................................ 32 4.1. El Contexto Nacional: La expansión de la soja en la argentina .......................................... 32 4.2. La ampliación de la frontera agrícola, especialización, y sus efectos en Entre Ríos ........ 35 4.2.1. Régimen de tenencia del suelo ................... 44 4.2.2. Concentración en el uso del suelo y en el capital ....................................... 58 4.2.3. Migraciones, e impactos en las explotaciones familiares...............................69 4.2.4. Sustentabilidad, montes nativos, sustitución de otras actividades productivas ... 78 5. El conflicto rural, causas y futuro inmediato .............. 91 6. Reflexiones Finales ............................................ 100 7. Bibliografía ...................................................... 109

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PRESENTACIÓN El libro Impactos en la estructura agraria por la ampliación de la frontera agrícola en base a la expansión del cultivo de soja en la Región Pampeana: la historia reciente de Entre Ríos es la síntesis y cristalización en un documento de los trabajos que sobre el tema se vienen desarrollando en el PICT Red 2169, FONCYT – SECYT, “Impactos territoriales de las transformaciones en el sector agroindustrial en la Región Central Argentina. Pasado reciente y escenarios futuros”, en la Cátedra Economía Regional e Integración Económica, de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNER desde el año 2008. Dichos trabajos se enfocan en la caracterización y explicación de los múltiples cambios socioeconómicos en la estructura agraria generados por la tendencia a la especialización agrícola en la matriz agropecuaria de la Provincia de Entre Ríos. El tema polémico abordado en el libro sobre las debilidades del modelo hegemónico agrícola es objeto de múltiples y contradictorias interpretaciones, en oportunidades inconciliables, tanto en el plano teórico como político. El abordaje de los profundos cambios planteados en la estructura agraria lleva implícitos posturas teóricas desde perspectivas ideológicas antitéticas. Por un lado, encontramos una postura justificadora y defensora a ultranza de la especialización productiva, generalmente provenientes de grupos empresariales y economistas ligados a la actividad y con enfoques de sesgo económico, y por otro, se plantea el rechazo y la crítica al mencionado proceso económico con posiciones que en oportunidades poco tienen que ver con el conocimiento científico. El recurrir al enfoque sistémico para el estudio de la explotación agropecuaria, nos permite entender el funcionamiento de la misma y su diversidad, e interpretar las diferentes estrategias productivas, es decir, como han sido las decisiones técnicas y económicas de los productores. Esto nos llevo a la necesidad de repensar el abordaje de estos procesos a partir de una perspectiva metodológica interdisciplinaria que trata de enlazar los distintos planos del análisis. 7

En este sentido, una de las vertientes del pensamiento con orientación microeconómica analiza los cambios productivos del agro argentino generalmente para productos y/ o zonas rurales en particular, sus aspectos económicos, competitividad de ciertas actividades, la incorporación de innovaciones agropecuarias, eficiencia y productividad, entre otras cuestiones, soslayando o abordando en oportunidades en un segundo plano el impacto sobre el suelo, los efectos sociales, políticos, del surgimiento de nuevas formas de organización de la producción, la exclusión de la explotaciones familiares, las migraciones y el despoblamiento rural, además de no abordar generalmente la problemática regional desde una perspectiva integral. El libro está compuesto de cinco partes. En primer lugar, como introducción, se plantea el objetivo del libro y la ausencia de estudios integrales que aborden el análisis de los cambios y transformaciones del sector agrícola-ganadero de las economías regionales, que impide realizar un diagnóstico integral del impacto de las mismas y del diseño y aplicación de políticas regionales sustantivas con capacidad para incidir en el proceso. En segundo lugar se analiza el mercado internacional, las tendencias de precios internacionales de las commodities agrícolas, así como los factores determinantes del lado de la oferta y demanda. En tercer lugar; se aborda al cambio tecnológico agropecuario, algunos aspectos teóricos-conceptuales, y la caracterización del paquete tecnológico del modelo hegemónico sojero, sus impactos sobre la productividad del suelo y la generación de excedente económico. En cuarto lugar se aborda la ampliación de la frontera agrícola en base a la expansión de la soja a nivel nacional, y sus efectos desde los ’90 en la totalidad de la Provincia de Entre Ríos y particularmente en la zona de mayor aptitud agrícola (que tiene similitudes a la zona núcleo pampeana) sobre el régimen de tenencia del suelo, la concentración en el uso del suelo (propiedad y alquiler) y en el capital, el proceso de migraciones y su correla8

to sobre el impacto en las explotaciones familiares, en la sustentabilidad, en los montes nativos, y en la sustitución de otras actividades productivas como la ganadería. En el quinto capítulo se analiza las causas y el futuro inmediato del conflicto rural que estalló en marzo de 2008 en nuestro país entre las entidades gremiales del sector agropecuario y el gobierno, y se esbozan algunas de sus múltiples causas (políticas, sociales, económicas), relacionadas con las características de un modelo productivo que profundizo heterogeneidades pero qué, aunque parezca contradictorio, homogeneizó los intereses económicos de los agentes sociales agrarios. En la parte final se efectúan reflexiones sobre las características actuales de los agentes sociales agrarios en Entre Ríos, los distintos tipos ( pequeños productores, medianos y grandes productores, y los pequeños rentistas) , sus perspectivas planteándose el panorama complejo de las pequeñas explotaciones familiares, sus debilidades y fortalezas que permitan resistir el avance de formas capitalistas de producción agropecuaria, y por lo tanto la necesidad de democratización del uso y propiedad de la tierra. Este libro fue posible por el apoyo institucional y académico de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNER, sus autoridades y el Consejo Directivo, particularmente agradecemos el permanente apoyo del Cr. Eduardo Muani, y el Cr. Andrés Sabela, que autorizaron el financiamiento y aval académico de los trabajos sobre el tema, su presentación en jornadas académicas nacionales e internacionales, la incorporación de becarios, y de personal auxiliar de cátedra. Asimismo agradecemos la valiosa colaboración del personal de la Dirección de Estadística de la Provincia de Entre Ríos que nos permitió el acceso y procesamiento de la información de los censos nacionales agropecuarios y de las encuestas nacionales agropecuarias, así como de otro tipo de información agropecuaria.

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1. INTRODUCCIÓN El crecimiento de las exportaciones de oleaginosas y sus derivados argentinos en los últimos años estuvo ligado al aumento de los precios internacionales y de la demanda de commodities, con lo cual parecería que tiende a instalarse una especialización fuertemente rentista, basada en la producción de oleaginosas, asociada además a una creciente reprimarización de la estructura productiva nacional y regional. Las economías regionales y la provincia de Entre Ríos no han estado ajenas a estas tendencias, por lo tanto se observan cambios profundos, los cuales han impactado, especialmente, en la estructura productiva agropecuaria. Todos estos cambios provocaron, como efecto más visible, una reducción en el número de explotaciones agropecuarias familiares (EAP´s1) y el aprovechamiento de economías de escala, lo cual generó un marcado proceso migratorio, especialmente de los jóvenes; mientras que en otros planos formó una economía y cultura rentista, además de mutaciones socioeconómicas territoriales notables, con cambios en la forma de vida de esas comunidades, con la aparición de agentes productivos nómadas de tipo enclave por su escasa inserción regional, como los pool de siembra (formales o no) a escala regional e internacional. Si bien las EAP´s de tipo familiar son las predominantes, de profundizarse este modelo productivo de especialización en base al uso intensivo de capital fijo (maquinarias agrícolas), la sobrevivencia de este tipo de explotaciones, particularmente las pequeñas, está en peligro. Estos hechos han tenido un fuerte impacto en las economías regionales han tenido un fuerte impacto. A modo de ejemplo, en Entre Ríos, que cuenta con suelos con una aptitud agroecológica ganadera, en las últimas dos décadas – desde mediados de los años ´90- se observa un sostenido avance de la frontera sojera en base al uso del paquete tecnológico inte1

Explotaciones Agropecuarias.

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gral, desplazando a la mencionada actividad, afectando además los montes nativos, en base a un proceso de especialización sin la adecuada rotación en el uso del suelo y su degradación. Vale aclarar que la superficie sembrada de soja entre los dos últimos censos agropecuarios (1988/2002) en Entre Ríos creció el 2251%, mientras que en el total país sólo aumentó el 150,3% en similar periodo. Asimismo, el número de EAP´s y el total de personas que residen en las EAP´s de la provincia de Entre Ríos se contrajo, aumentando alrededor de un 29% el tamaño medio total de las mismas, además, la mitad de la superficie implantada (2001) con soja se siembra en tierra alquilada, con contratos escritos o no, de corto plazo. También se observa el avance de nuevas formas organizativas como los pool de siembra, que además de ser un negocio productivo, lo es de tipo financiero e impositivo, estos procesos están transformando de manera relevante la estructura agraria, especialmente las pequeñas y medianas EAP´s familiares, cuyos productores se transforman en rentistas. La falta de un conocimiento adecuado de los cambios y transformaciones del sector agrícola-ganadero de las economías regionales, impide realizar un diagnóstico integral del impacto de las mismas y del diseño y aplicación de políticas regionales sustantivas con capacidad para incidir en el proceso, por lo antedicho este trabajo consiste en describir y explicar el comportamiento de un conjunto de variables socioeconómicas a los efectos de analizar el impacto del proceso de expansión del cultivo de soja en las economías extra-pampeanas, tratando de mostrar las modificaciones sufridas en la estructura agropecuaria, así como en las características de las explotaciones agropecuarias. Algunas variables serán analizadas para la totalidad del territorio de la provincia, sin embargo se hará foco en la región de mayor aptitud agrícola de Entre Ríos, la denominada Zona Agro-económica Homogénea I (ZAH1), clasificación que surge de un trabajo originado en el INTA-EEA, Paraná en el año 2004. Esta zona corresponde a la Región Sudoeste (Agrícola12

Ganadera) y ocupa el 17% de la superficie provincial, con ambientes agro-ecológicos con cierta similitud al de la región núcleo pampeana, y comprende a los departamentos Paraná, Diamante, Victoria y Nogoyá, sobre la costa y el centro de la provincia. Indagar sobre estas cuestiones que se han señalado, posibilitará contar no sólo con un análisis científico de este sector productivo regional relevante, sino que permitirá construir diversos escenarios que conlleven al planteo de lineamientos generales y/ o medidas de políticas públicas, regionales y nacionales, que mitiguen los impactos no deseados o procuren mayores y más equitativos niveles de desarrollo territorial. Se abordó la problemática planteada a partir de la producción teórica existente, la obtención, procesamiento y posterior análisis de datos secundarios, así como aportes de informantes claves dentro del esquema productivo. En cuanto al uso de los datos se emplea información secundaria procedente de los Censos Nacionales Agropecuarios (CNA 1988 y 2002), además de datos de la Encuesta Nacional Agropecuaria y series históricas de datos aportadas por la Dirección de Estadística de Entre Ríos y la Secretaria de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación. En el caso de los informantes claves se eligieron personalidades destacadas por el desarrollo de su actividad agropecuaria y personas del ámbito académico ligadas a instituciones que trabajan con el sector, tales como el INTA. Estos informantes cumplen un rol muy importante, dado que son personas que están involucradas dentro del sector y forman parte del contexto social donde se desarrollan las diferentes actividades agropecuarias cuyos testimonios contribuyeron a enriquecer y esclarecer la información proporcionada a nivel general. 2. EL MERCADO INTERNACIONAL: TENDENCIAS DE PRECIOS INTERNACIONALES Y FACTORES DETERMINANTES El entorno internacional favorable hizo que en Latinoamérica, en su conjunto, registrara el año pasado una suba del 8% en su volumen de exportaciones y un alza en los precios de los princi13

pales productos de exportación, lo cual se tradujo en una mejora de los términos de intercambio equivalente a más del 7%2. Estos aumentos se explican, principalmente, por tres factores: el primero consiste en los desequilibrios entre la oferta y la demanda de alimentos, relacionados con problemas estructurales de largo plazo; el segundo se trata de la especulación financiera a escala global; y el tercero es el aumento creciente del precio del petróleo. Entre las principales causas de estos desequilibrios entre la oferta y demanda de alimentos, se encuentran el aumento de la demanda por alimentos de los países asiáticos (China e India), el uso de materias primas agrícolas para la fabricación de biocombustibles, la merma de los rendimientos y la producción de alimentos en el mundo, relacionado esto último con problemas ambientales, y los cambios en las pautas alimentarias de los países en vías de desarrollo. Por ejemplo, en los mercados de los cultivos oleaginosos, el aumento extraordinario de los precios se ha visto afectado directamente por lo que sucede en el mercado de cereales forrajeros afines. Dado que el maíz y la soja se encuentran ante una creciente demanda del mercado de piensos3, así como del mercado de la energía y, por consiguiente, ante una creciente competencia por la tierra, el aumento sin precedentes del precio internacional del maíz ha repercutido en el mercado de las semillas, de harinas oleaginosas y, en particular, de la soja. Además, las necesidades en constante crecimiento de biocombustible hicieron aumentar la demanda de aceites vegetales, principalmente aceites de soja, colza y palma. Esta ten2

KOSACOFF, Bernardo. “La revalorización de las materias primas y sus efectos en América Latina”. Documento de proyecto- CEPAL; Naciones Unidas. Santiago de Chile, mayo de 2007. 3 Es un alimento elaborado para animales que, según la normativa legal, consiste en "las mezclas de productos de origen vegetal o animal en su estado natural, frescos o conservados, o de sustancias orgánicas o inorgánicas, contengan o no aditivos, que estén destinados a la alimentación animal por vía oral en forma de piensos completos o de piensos complementarios”.

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dencia, combinada con un aumento constante en el consumo humano de aceites vegetales y un crecimiento débil de la producción total de aceites en 2006/07, ha provocado gradualmente una escasez de suministros mundiales, lo que explica el reciente aumento en los precios de los aceites vegetales. Si bien las fuentes más importantes de presión, de corto plazo sobre el precio de los alimentos, son por el lado de la demanda, también encontramos factores de presión por el lado de la oferta. En primer lugar, se sitúa la falta de elasticidad de la función de oferta agrícola, es decir que oferta responde lentamente a incrementos de la demanda. Según cálculos realizados por el Instituto Internacional de Investigación de Política Alimentaria (IFPRI), la oferta agrícola aumenta 1% o 2% cuando los precios aumentan 10%, y responde aún menos en escenarios de volatilidad de precios. Entre los años 2000 y 2006, la demanda de cereales aumentó 8% mientras los precios aumentaron 50%.4 En lo que respecta a las materias primas agropecuarias, las perspectivas parecen menos claras. Por lo general, el consumo de alimentos en los países en vías de desarrollo vira hacia productos con mayor valor proteico, como las carnes y aceites. De la misma manera que ha aumentado la ingesta medias de calorías en el mundo, también han cambiado las dietas de las personas. Las modalidades de consumo de alimentos se están haciendo cada vez más similares en todo el mundo, incorporando alimentos más caros y de mayor calidad, como carne y productos lácteos5; esta tendencia se debe parcialmente a simples preferencias. En parte, también se debe a un mayor comercio internacional de alimentos, a la difusión mundial de las cadenas de comidas rápidas y a la difusión de los hábitos alimentarios americanos y europeos, “…el patrón de consumo de la economía evoluciona históricamente de forma relevante imi4

Organización de las Naciones Unidas. “El alza del precio de los alimentos”. Febrero del 2008. 5 Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO). “Perspectivas a largo plazo”. World Agriculture: towards 2015/2030. 1995.

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tativa de lo que sucede con el patrón de consumo de las economías centrales. Si bien la estructura de la demanda de bienes de consumo está afectada por factores endógenos, la misma evoluciona dentro de un contexto fijado por otras economías”6. La comodidad desempeña también un papel importante, la globalización de los medios de comunicación y el llamado “efecto demostración” hacen que las personas converjan en sus preferencias. En el caso de la soja, China se volvió un importador neto en 1996. Parte de esa demanda es para consumo de alimentos de la población, y otra para engordar animales. Según el Deutsche Bank, este segundo destino perderá fuerza en tanto el país aumente directamente sus importaciones de carne. “Por eso, la demanda china de soja crecerá menos que otros commodities de acá al 2020” 7, especulan los analistas de la entidad financiera. Proyecciones de la demanda de importaciones de China Demanda Anual Variación (2006-2020) Commodity Unidad 2006 2020 Mineral de Hierro Mill. toneladas 148 710 380% Aceite Mill. toneladas 91 1860 1940% Soja Mill. toneladas 26 50 80% Carbón Mill. toneladas 11 810 7400% Cobre Mill. toneladas 3 20 600% Manganeso Mill. toneladas 3 13 360% Carne Mill. toneladas 0,3 4 1260% Madera Mill. Metros Cúbicos 34 150 330% Fuente: China`s Commodity Hunger, Implications for Africa and Latin America, Deutsche Bank Research, Junio de 2006

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MONZA, Alfredo. “La teoría del Cambio Tecnológico y las economías dependientes”. Desarrollo Económico; Vol 12 Nº 46. 1972. 7 DEUTSCHE BANK Research. “China`s Commodity Hunger, Implications for Africa and Latin America”. Junio de 2006.

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Para el año 2020, la demanda pronosticada de China8 nos indica que el consumo de carbón, junto con los aceites y la carne, serán los productos elite de la próxima década; para el caso de la soja se estima un aumento de 80% en los próximos doce (12) años. Es por tal motivo que las políticas estatales de los gobiernos del América del Sur deberían orientarse al fomento de la producción de carne, en todas sus variedades (bovinos, porcinos y aves), y a la mayor industrialización y diversificación de las oleaginosas. Otro factor relacionado con la demanda es la producción de biocombustibles y las políticas gubernamentales aplicadas al respecto, así como los precios de los combustibles fósiles. El aumento vertiginoso de los precios del petróleo ha contribuido a la suba de los precios de la mayor parte de los cultivos agrícolas, por un lado, mediante el aumento de los costos de los insumos, y por otro, impulsando la demanda de cultivos agrícolas como materia prima para la producción de fuentes de energía alternativa. Es además probable que aumente, ulteriormente en 2007/08, la utilización de aceites vegetales como materia prima para biocombustibles, así como para generar electricidad y calefacción. Otro factor preocupante son las fluctuaciones de los tipos de cambio, que desempeñan una función decisiva en todos los mercados, y los agrícolas no constituyen una excepción. Pero pocas veces, como en los últimos meses, ha sido tan importante la evolución de las monedas en la configuración de los precios agrícolas. El descenso gradual del dólar estadounidense, en relación con la mayoría de las monedas desde 2005, ha abaratado las importaciones procedentes de los Estados Unidos, impulsando la demanda de los productos exportados por ese país, aunque en este proceso parece detenerse a medida que va mejorando el saldo comercial estadounidense y ya se ha empezado a vislumbrar una apreciación de esta moneda.

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Los pronósticos fueron estimados con modelos de tendencia lineal y suponiendo modelos de crecimientos para China, según su estado actual.

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Por otra parte, la crisis financiera de Estados Unidos (crisis, pago de las hipotecas inmobiliarias con quiebra de grandes bancos) afecta la liquidez internacional y contrae la demanda de este país, lo que podría afectar el consumo de productos asiáticos. Esto traería aparejado una merma en el espectacular crecimiento de China, lo que provocaría una disminución de la renta en este último país, contrayendo su demanda de commodities y provocando una baja de los precios internacionales. Estas últimas tendencias, no confirmadas aún, dependerán de la magnitud de la crisis de Estados Unidos. ¿Hacia dónde vamos? ¿Cómo se moverán los Precios Reales de las commodities? Sin dudas esta pregunta está motivando arduos debates entre los principales economistas y centros de investigación económica; las respuestas a la misma tienen versiones contrapuestas. Por un lado, están los economistas que piensan que esta situación es coyuntural y que los precios volverán a su tendencia histórica. Un ejemplo relevante es Bernardo Kosacoff, referente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en la actualidad, quien pronostica, en uno de sus documentos, que los precios reales de las commodities no tendrán un aumento marcado hacia 2015, sino que su tendencia será a la baja. Como se observa en la gráfica, a partir del año 2000 han aumentado marcadamente los precios reales de las principales commodities, iniciando una tendencia positiva desde entonces, pero muy lejos de los valores registrados en la década del 70.

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Precios reales de commodities 1970 - 2006 y Proyecciones hacia el año 2015* Dólares a Precios Constantes, base 1990=100

500

1200

450 1000

400 350

800 Petróleo

300 250

600

Soja Trigo

200 400

150

Carne Vacuna Sorgo

100

200

50

Aceite de Soja Maíz

0

0 1970 1980 1990 2000 2005 2006 2007 2008 2010 2015 Períodos

Fuente: Bernardo Kosacoff en "La estructura productiva Argentina: su inserción internacional" conferencia en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación, Bs As 9 de abril de 2007

Esta visión es compartida por los economistas del Banco Mundial quienes, por su parte, sostienen que los precios de commodities no energéticas declinarán luego de los picos de la actual fase alcista, aunque la trayectoria no será suave; habrá movimientos en serrucho, con precios volátiles. De todas maneras, no se espera que retornen valores tan bajos como los de los años 90, debido al aumento de los costos. También el equipo de investigación del Banco Societe Generale sostiene que los precios, tarde o temprano, declinarán gradualmente en términos reales, como ha venido sucediendo en la mayor parte del siglo XX9. Volviendo a los datos recientes, y reforzando algunas de las últimas afirmaciones, vemos que en general, los aumentos de 9

KOSACOFF, Bernardo. Op. Cit.

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precios de estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI), se dan principalmente por subas en los valores de los metales: 179.70% en términos reales entre el año 2002 y julio de 2006, y en menor medida de los alimentos y las bebidas en un 19.9% y 21.5%, respectivamente. En contraste los precios de las materias primas aumentaron, en igual período, solo un 4.30% en términos reales. Descomposición del Índice del FMI de las Commodities excepto el Petróleo( 2002- Julio de 2006) Precios en Dólares* Ítems Incremento Todos los Commodities no combustibles 60,10% Contribución al Incremento Metales 179,70% 87,50% Alimentos 19,90% 7,70% Bebidas 21,50% 1,80% Meterías Primas 4,30% 3,10% Fuente: FMI, Commodity Price System database *Precios Deflactados por índice de precios de consumidor de USA En la postura contraria hay economistas con una visión más optimista, que argumentan que la irrupción de China e India produjo un cambio estructural para la tendencia de largo plazo del precio de las commodities. Entre otros motivos, se menciona: el bajo ingreso per cápita de estos países deja mucho espacio para el catch up10 con las naciones más desarro-

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Catch up: Significa tratar de alcanzar valores económicos similares a los de los países Desarrollados.

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lladas; la existencia de una alta tasa de ahorro (mayor al 50% del PBI); que han generado importantes ganancias en productividad; y que aún disponen de un enorme ejército de trabajadores rurales11. De todas maneras, en el transcurso de las últimas cinco décadas, el precio de las commodities cayó en relación a los precios de bienes de consumo a una tasa de 1,6% anual. Este fenómeno ha sido analizado en detalle por reconocidos economistas, como Raúl Prebisch, sin embargo entre 2001 y 2006, los términos de intercambio de América Latina vienen acumulando una mejora de 21.1%. ¿Cuáles son las consecuencias de estos movimientos de precios? El principal temor que existe es que el esquema actual de incentivos termine provocando una especialización en la explotación de recursos naturales y un proceso de desindustrialización. Relacionado con lo anterior, un riesgo recurrentemente mencionado por los analistas que han estudiado el tema, es el de la “enfermedad holandesa” (Dutch desease) que versa sobre el peligro que puede inducir la entrada masiva de divisas, provocada por el aumento del precio de las commodities exportadas, y que derive en una apreciación del tipo de cambio, que a su vez desaliente la actividad industrial. Si se analiza más profundamente el tema, deberíamos preocuparnos por el modelo de crecimiento y desarrollo que se delineará a partir de estos cambios en la coyuntura mundial, donde se registran altos ingresos de los países latinoamericanos, producto de la exportación de commodities, sobre todo agropecuarias. Para el caso de Argentina, pareciera que el modelo tiende a basarse en la exportación de agroalimentos con una tendencia a la reprimariazación de la estructura productiva, con agentes económicos rentistas y el Estado aprovechando esta situación para recaudar impuestos a través de los

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KOSACOFF, Bernardo. Op. Cit.

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derechos de exportación, aunque esta hipótesis no puede demostrarse tan tempranamente. Si se opta por seguir este camino, el modelo económico llevaría a la Argentina a crisis recurrentes provocadas por las volatilidades de los precios de las commodities agropecuarias, y por las volatilidades de los tipos de cambio, con apreciaciones y depreciaciones de la moneda por factores exógenos. Dada la actual dinámica del comercio mundial, que subraya la importancia decisiva más allá de las dotaciones factoriales, de las capacidades de innovación tecnológica y organizacional, en un marco de creciente fragmentación de la cadena de valor12, los países deberían esforzarse dadas las desventajas comparativas que poseen en la producción industrial y de servicios en la diversificación, aprovechando los excedentes provenientes del sector agropecuario ya que en un marco de débil diversificación productiva, el empleo y la distribución del ingreso no se verían favorecidos.

3. CAMBIO TECNOLÓGICO AGROPECUARIO: MODELO HEGEMÓNICO E IMPACTOS

En las últimas décadas y particularmente desde mediado de los años 90, se observa en el sector agropecuario argentino, específicamente en la producción de soja, una sostenida modernización de la producción a través de incorporación de innovaciones tecnológicas. Asimismo, se ha dado un uso más intensivo del suelo en cuanto a las inversiones en activos fijos, que generaron efectos múltiples, entre ellos, el notable crecimiento de la productividad de los factores y de la producción, además de cambios en la estructura agraria.

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BOYER Robert, NEFFA Julio "¿Se abre una nueva era para la economía Argentina? Un análisis de las transformaciones estructurales después de la crisis de la convertibilidad". Boyer, Robert, comp., Neffa, Julio C., comp., “Salida de crisis y estrategias alternativas de desarrollo. La experiencia argentina”. MIÑO Y DAVILA, CDC, CEIL PIETTE, TRABAJO Y SOCIEDAD. pp. 713 - 767. Buenos Aires 2007

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El productor agropecuario es un incorporador pasivo de tecnología, generada fuera del propio sector, esto nos lleva a plantear algunas cuestiones relacionadas con el cambio tecnológico y su naturaleza, así como la “densidad” tecnológica del sector. Se define como innovación a la transformación de una idea en un producto nuevo o mejorado que se introduce en el mercado, y comprende el proceso de modernización13. Puede visualizarse como una sucesión de etapas definidas, con períodos en los cuales se da una configuración estructural de la economía agropecuaria caracterizada por la difusión masiva de una tecnología dominante y resultado de una innovación (o grupo homogéneo de innovaciones) tecnológica. Cada innovación significativa genera la necesidad de modificación en los demás elementos del conjunto, con los consiguientes fenómenos de transición; posteriores innovaciones determinan el surgimiento de estructuras, sucesivamente más complejas y cualitativamente diferentes. La incorporación de nuevas tecnologías produce, desde la óptica económica, el aumento de la productividad del suelo, de la renta del mismo y rentabilidad del negocio agropecuario, dinamiza el crecimiento económico de la actividad y de otras relacionadas a la red de actividades que componen el modelo productivo, pero además ocasiona un conjunto de impactos en otras variables. La generación de un excedente económico, a partir del progreso tecnológico, trae aparejada diferencias en la capacidad de los distintos agentes sociales de captar los mismos. Estas disparidades en la capacidad de apropiación del excedente (de la renta del suelo), el uso del mismo en la inversión y, por lo tanto, la capacidad de acumulación y formación de capital depende, entre otras cuestiones, de los sesgos en el uso de factores que generan las innovaciones incorporadas en la producción. 13

CAP y OBSCHATKO; “Perfil tecnológico de la producción agropecuaria Argentina”. INTA. Buenos Aires, 1993.

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En cuanto a la naturaleza de las innovaciones agropecuarias, podemos distinguirlas según los tipos principales de tecnologías: las que crean insumos o mejoran los existentes, las de procesos y las que crean productos o mejoran los existentes. Por lo tanto, la investigación aplicada está dirigida a mejorar los insumos, los procesos o los productos14. En la actividad productiva industrial, la base de la competitividad suele estar basada en el desarrollo de nuevos productos y la investigación se concentra en mejorar los atributos o características del producto; en cambio, en el sector agropecuario la innovación está basada, fundamentalmente, en el mejoramiento de los insumos y bienes de capital (como las semillas, genética animal, maquinarias, agroquímicos, equipos -innovaciones mecánicas, genéticas, químicas- y en los procesos productivos), y las mejoras en el manejo, la administración y gerenciamiento de las empresas agropecuarias . Las tecnologías agropecuarias que crean insumos o mejoran los existentes son “bienes privados” (principio de la exclusión), ya que son desarrolladas por las empresas que producen y comercializan los productos resultantes (fertilizantes, herbecías, semillas, maquinarias agrícolas, equipos agrícolas, etc.), y se apropian de parte del aumento de la productividad. En cambio, las tecnología las agronómicas son, en general, “bienes públicos”15 y, consecuentemente, son producto de la I-D de instituciones públicas como el INTA, ya que está relacionada con la posibilidad de no apropiación del aumento de la productividad y del excedente que ésta genera. La consecuencia organizativa de la propiedad de estos tipos de tecnologías es que la mayor parte de la misma está desarrollada 14

PIÑEIRO, M. “Reflexiones sobre la Política Tecnológica para el Sector Agropecuario”, Taller de Políticas Hemisférica de Ciencia y Tecnología e Innovación para mejorar la competitividad del sector productivo, SECYT-OEA. Buenos Aires, 17 –19 de noviembre de 2003. 15 Según P. SAMUELSON los bienes públicos son aquellos que son compartidos por un grupo sin rivalidades directas y cuyo usufructo no puede ser negado a los miembros que reciben los beneficios de su disponibilidad en desproporción a su contribución a la provisión del bien.

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fuera de la empresa agropecuaria, contrariamente a lo que ocurre con la empresa industrial. Adicionalmente, las innovaciones agropecuarias se clasifican en: las de manejo o agronómicas, las mecánicas, las genéticas, las químicas y las innovaciones en el management. Las innovaciones agronómicas o innovaciones de manejo, están relacionadas con los métodos de cultivo y las técnicas de manejo de la producción agropecuaria, por cuyo uso nadie puede percibir derechos de invención o perfeccionamiento, y consecuentemente el Estado juega un rol relevante en su financiamiento, como por ejemplo las técnicas de manejo en la siembra directa (SD) de granos, el sistemas de labranza cero asociados a sembradoras especializadas para siembra directa, que permiten reducir el número de labores en el lote y llegar a la siembra reduciendo problemas de erosión16. Como se indicara, la siembra directa a través de la labranza cero, utilizando el rastrojo sin mover el suelo, pero como se mencionara es un paquete tecnológico integral compuesto que además de la SD, comprende el empleo de maquinarias de elevado costo, semillas transgénicas y de la aplicación de glifosato. Las innovaciones mecánicas están compuestas, como se mencionó anteriormente, por maquinarias como las sembradoras convencionales o para siembra directa, tractores, cosechadoras, maquinarias más precisas (la agricultura de precisión) y sofisticadas, con mayor confort, con precisión en sus comandos y con un eficiente uso de los recursos productivos que permiten ahorrar tiempo. Todas estas maquinarias requieren la inmovilización de elevadas sumas de capital (en maquinarias) de importante rotación y permiten el aprovechamiento de economías de escala. La compra de las maquinarias modernas, que se emplean en la siembra directa, requiere la disposición de sumas importantes de capital, que en los años ‘90 se adquirieron general16

ARIAS, S., MOYA M., CASADINHO, C., SOUZA, J. “Estructura agraria y cultivos transgénicos” en Revista Enlace. Nº 73. Julio 2006.

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mente a través del financiamiento; y en los últimos años, empleando excedentes económicos propios, producidos por el aumento de la renta del suelo. Asimismo, las innovaciones genéticas, que se aplican crecientemente en la producción de granos, son fruto de la “biotecnología agrícola, y ésta comprende a toda técnica que emplea organismos vivos o substancias derivadas de esos organismos, para crear o modificar un producto, mejorar plantas, animales o desarrollar microorganismos para usos específicos”17; y, entre otros fines, consisten en la adopción de organismos genéticamente mejorados (OMG). Los organismos transgénicos (animales o vegetales) son aquellos cuya dotación genética ha sido modificada para contener un gen adicional y sus descendientes heredan este gen del mismo modo que los propios. Estos cambios han permitido importantes aumentos en la productividad, aunque podrían producir impactos medioambientales, alterar la evolución de las especies y el equilibrio ecológico, ocasionando la invasión, por parte de estas especies, de hábitats que no les son propios y cuyo equilibrio se vería amenazado al desplazar otras especies o favorecer su extinción, así como también la biodiversidad. Las innovaciones químicas agropecuarias consisten en el uso de agroquímicos relacionados con la ingeniería química, como nuevos herbicidas (glifosato) y fertilizantes para la agricultura. Su mayor empleo está relacionado al uso de semillas transgénica, la realización de agricultura permanente con escasa rotación y la intensificación del uso de fertilizantes, así como la adopción de la siembra directa18, ligada al uso de productos fitosanitarios específicos en remplazo de las labores mecánicas. Del mismo modo, la modernización de la gestión de las explotaciones agropecuarias implicó la incorporación de importantes innovaciones en el management, con el empleo de me17

TRIGO, E., CHUDNOVSKY, D., CAP, E., LÓPEZ A. “Los Transgénicos en la Agricultura Argentina. Una historia con final abierto”, IICA. Libros del Zorzal. Argentina, 2002. 18 SONNET, RECALDE Y VÁLQUEZ. “Technological Changes in Agriculture: The Argentine Experience” en Ulrich Peter Ritter Ed. Structural Problems of the 21st.Century. (1996). Frankfurt am Main. Germany.

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joras en la administración y en el gerenciamiento de las explotaciones agropecuarias, el uso de nuevas formas de comercialización (mercado a término), planificación agropecuaria y cálculo de presupuestos, así como la incorporación del análisis costo-beneficio en explotaciones agropecuarias de características empresariales. En Argentina, estos cambios tecnológicos se aprecian fuertemente en la actividad sojera que adquirió, a mediados de la década del 90, una nueva dinámica impulsada principalmente por la difusión de nuevos conocimientos técnicos, basado en dos pilares fundamentales: el uso de semillas transgénicas junto a la aplicación de glifosato y el cultivo bajo el método de siembra directa (tecnología ahorradora de costos), lo que conforma un nuevo paquete tecnológico que afecta la manera en que se utiliza y gestiona el suelo; y la separación de la propiedad de la tierra de la persona que desarrolla las actividades, lo que se tradujo en una fuerte contratación de servicios agropecuarios. De la tabla siguiente se observa que, la siembra directa se introduce en nuestro país en la campaña 1992/93, representado 15% de la superficie total implantada con soja. Este método productivo fue impulsado a principios de los años 60 en Estados Unidos y, su difusión en Latinoamérica, se argumentó como un instrumento para detener y atenuar los procesos crecientes de degradación de los suelos y una forma de reducción de los costos productivos19. Esta nueva técnica se expandió y difundió rápidamente, y diez campañas después representó 78% del área sembrada total con soja. Al igual que lo acontecido con la siembra directa, el consumo de glifosato se difundió velozmente. Sin embargo, el gran despegue ocurrió en la campaña 1996/97, cuando se liberó la comercialización de la semilla transgénica resistente a dicho producto y del total implantado con soja en Argentina, el 1% fue realizado 19

BISANG R. Y SZTULWARK S. “Tramas Productivas de Alta Tecnología y Ocupación”. Serie de Estudios 4, Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación. Abril de 2006.

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con semillas RR20. Luego de seis campañas, el uso de esta variedad se hizo masivo, representando en la campaña del año 2002/03 el 95% del total de las semillas utilizadas. Es interesante mencionar que la configuración de este nuevo paquete productivo vino acompañado de la oferta de paquetes integrados de servicios, expandiendo el rol de los proveedores de insumos, que ahora pasaron a realizar más tareas, como el asesoramiento y comercialización. Por otro lado, esta oferta de tecnología, según la mayoría de los analistas del sector, estaría muy concentrada en manos de grandes empresas cuyos principales jugadores son Monsanto, Sygenta, Dow Agroscience y Bayer CropScience. Evolución de la Producción de Soja en Argentina. Principales Variables. (1992/2007) Porcen- Porcentaje de taje de RendiHectá- hectámiento reas con reas Litros conpromeCamHectáreas Siembra con Producción sumidos de dio por paña implantadas Directa Soja RR en toneladas Glifosato Hectárea del del en kilototal total gramos implan- implantado tado 92/93 5.319.660 100.000 15% 0% 2.159 11.045.400 93/94

5.817.490

250.000

23%

0%

2.039

11.719.900

94/95

6.011.240

500.000

28%

0%

2.045

12.133.000

95/96

6.002.155

762.000

36%

0%

2.105

12.448.200

96/97

6.669.500

1.263.000

43%

1%

1.721

11.004.890

97/98

7.162.250

2.852.000

45%

2%

2.694

18.732.172

98/99

8.400.000

4.543.000

45%

57%

2.445

20.000.000

99/00

8.790.500

6.097.000

57%

76%

2.331

20.206.600

00/01 10.665.000

82.350.000

62%

87%

2.585

26.882.912

01/02 11.639.240

81.499.870

77%

93%

2.630

30.000.000

20

RR: simbología que hace referencia a la semilla transgénica.

28

02/03

12.606.845 82.212.131*

78%

95%

2.803

34.818.552

03/04

14.526.606 83.032.855*

-

-

2.207

31.576.752

04/05

14.400.000 83.846.426*

-

-

2.728

38.400.000

05/06

15.393.474 84.716.126*

-

-

2.679

40.537.364

06/07

16.141.337 85.628.079* 2.971 47.482.784 * Cifras Estimadas Fuente: Elaboración propia en base a Bisang R. y Sztulwark S. “Tramas Productivas de Alta Tecnología y Ocupación”. Serie de Estudios 4, Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación. Abril de 2006.

Otra característica saliente es que se fueron necesitando, a medida que aumentaba la producción de soja, nuevas maquinarias con una mayor potencia en los tractores, nuevas sembradoras relacionadas éstas con labores de siembra directa y nuevos equipos de fumigación vinculados con la aplicación de glifosato. Como se observa en el gráfico a continuación, la producción de sembradoras para siembra convencional y directa despega luego de la crisis económica argentina de fines de 2001, cuando se libera el tipo de cambio; lo que provocó en el año 2002 un aumento en la producción de 1.500 unidades. De esta manera se inicia una tendencia que hasta hoy perdura, con una producción anual de 5.300 unidades en el año 2007.

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La adopción de estas nuevas maquinarias implica una mayor escala económica, a la vez que coloca a los contratistas como demandantes dinámicos que amortizan a corto plazo los equipos e introducen una mayor rotación del capital21. Asimismo, es de destacar que en la producción agropecuaria predomina el empleo de tecnologías privadas, y los proveedores de los insumos agropecuarios se encuentran en condiciones favorables de apropiarse de los beneficios de las innovaciones incorporadas. El paquete tecnológico empleado en la producción de granos en la República Argentina, y particularmente en la dinámica producción de soja, ha significado que en las explotaciones exista -por un lado- la lógica agropecuaria dada por el rol del suelo y la dependencia del clima, entre otras cuestiones en el proceso productivo y - por el otro- la lógica industrial 21

BISANG R. Y SZTULWARK S. “Tramas Productivas de Alta Tecnología y Ocupación”. Serie de Estudios 4, Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación. Abril de 2006.

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relacionada con el empleo de activos fijos de elevado costos y rotación. Estas características han generado la sostenida tendencia a la concentración de la tierra, la producción y el capital, conformando una nueva estructura productiva compuesta por: tenedores de la tierra, propietarios-arrendatarios del suelo, proveedores de insumos coordinadores de la producción (algunos de ellos fuertemente concentrados), arrendatarios puros (pequeños o grandes, formales o no, y entre ellos los pools de siembra), transportistas, grandes agroindustrias y empresas exportadores, entre otros. Estos sesgos que tienden a la concentración, son una característica propia de la tecnología en sí misma, como por ejemplo cuando se da la sustitución de la mano de obra por maquinarias que genera el paquete tecnológico de la siembra directa en la agricultura. Por lo tanto, cada tipo de técnica trae aparejado un sesgo en el uso de los factores y afectará diferencialmente la apropiación del excedente económico generado, además de la participación de cada grupo también será función de la naturaleza de su inserción en el proceso productivo y de la capacidad de negociación que le otorgue el marco institucional existente. Como consecuencia de estos avances tecnológicos se consolida un patrón de especialización que tiene sus fisuras: estimula la concentración de la propiedad y el uso del suelo en busca de economías de escala. Esto conlleva a la redistribución de la renta diferencial del suelo, además de la restricción en el uso del suelo por las diferentes actividades productivas, la disminución de rotación del mismo y las nuevas modalidades de gestión agropecuaria, que -como se mostrará- significaron una disminución en el número de explotaciones agropecuarias familiares de reducido tamaño (menores de 200 hectáreas), el aumento del tamaño medio de cada explotación y la aparición de nuevos agentes arrendatarios de la tierra ( arrendatarios puros) y prestadores de servicios agropecuarios, además de efectos ambientales como la pérdidas de diversidad productiva dada la competencia por los recursos, ampliación de la 31

frontera agrícola a zonas menos productivas, erosión de los suelos y posible contaminación de napas subterráneas por el uso intensivo de agroquímicos y fertilizantes.

4. LA AMPLIACIÓN DE LA FRONTERA AGRÍCOLA, LA ESPECIALIZACIÓN Y SUS EFECTOS

4.1. El Contexto Nacional: La expansión de la soja en la Argentina La política macroeconómica de los años 90, de apertura de los mercados, desregulación, reforma del Estado y la ausencia de políticas sectoriales, posibilitaron la profundización del modelo de especialización basado en la soja, que se transformó en hegemónico. Jugaron un rol relevante, en su consolidación, el aumento del precio internacional de la soja y de la rentabilidad, así como la creciente oferta de innovaciones agropecuarias a nivel nacional e internacional, que reforzaron el aumento de la renta diferencial del suelo y de la productividad de los factores. A partir de la década del 90, el crecimiento de la producción de soja en Argentina se dio, principalmente, por el aumento de la demanda internacional de aceite de esta oleaginosa; esto originó que el área sembrada en este país, en el período comprendido entre la campaña 1992/93 y 2006/07, pasara de 5,3 millones de hectáreas a 16,1 millones de hectáreas sembradas (166% tomando promedios de tres campañas). Asimismo, la producción pasó de 11 millones de toneladas en 1992/93 a 42,1 millones en la campaña 2006/07, con un aumento promedio del 262 % en tan solo 15 años. En este sentido, como se ha mencionado a nivel nacional, en la década pasada, la actividad sojera ha adquirido una nueva dinámica, impulsada principalmente por la difusión de nuevos conocimientos técnicos, basado en dos pilares principales: el uso de semillas transgénicas junto a la aplicación de Glifosato y el cultivo bajo el método de siembra directa (tecnología ahorradora de costos). Esto conforma un nuevo paquete tec32

nológico, que afecta la manera en que se utiliza y gestiona el suelo y la separación de la propiedad de la tierra de quien desarrolla las actividades, todo lo cual se tradujo en una fuerte contratación de servicios agropecuarios.

Dólares por Tonelada

Evolución de los Precios Externos de la Soja, 19902007, en dólares por tonelada 320 270 220 170 120

Fuente: SAGPyA

Años

Expansión de la superficie Sembrada Con Soja, 19902005 Variación en Provincias Hectáreas Porcentajes Buenos Aires 2396800 182,50% Córdoba 3093718 248% Chaco 592309 1185% Entre Ríos 1247900 2277% La Pampa 164700 549% Salta 381500 399% Santa Fe 1566290 79% Santiago del Estero 647080 893% Tucumán 200518 242% Fuente: Elaboración Propia en base a SAGPyA 33

En el plano nacional la mayor expansión de la superficie sembrada desde mediados de los ´90 se produce con énfasis en las economías regionales como las provincias de Santiago del Estero, Salta, Chaco, y en menor medida las provincias tradicionales agrícolas de la zona pampeana (Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires) con la excepción de Entre Ríos que tiene zonas productivas agrícolas con ciertas similitudes a la núcleo pampeana. Sin embargo, deben incorporase al análisis modelo-hegemónico las variables sociales además de las medioambientales, así como las socio-laborales entre otras, a los efectos de superar el enfoque simplificador economicista-productivista, defensor a ultranza de este modelo, que ignora las fisuras que tratamos de exponer. El aumento de la renta diferencial del suelo se explica por la valorización de la tierra en las zona de mayor aptitud agrícola del país, y en este sentido su precio por hectárea es el valor actual a una tasa de descuento de los flujos futuros de renta del suelo y, por lo tanto, del canon de arrendamiento en dólares por hectáreas, entre las campañas 2001/2002 y 2008/2009. Según información de la Compañía Argentina de Tierras creció el 259%, y en quintales de soja por hectáreas pasó de 11,5 quintales en el 2001/2002 a 20,5 q/Has, en la última campaña.

34

Por lo tanto el modelo, que tiene sus grietas, significó la presencia de empresarios innovadores, de fuertes inversiones (del propio sector y extra-sector), además de la presencia de una red de actores sociales que participan en la actividad primaria (pequeños y medianos productores, pequeños y medianos productores rentistas, aparceros, pool de siembra, grandes propietarios, y/ o arrendatarios) y la producción, así como el abastecimiento de insumos tales como transporte, fertilizantes, herbicidas, etc. El fuerte aumento de la renta del suelo generó una puja distributiva entre los distintos actores mencionados y el Estado; y en este sentido, los acontecimientos que se iniciaron en marzo de 2008 en Argentina, son consecuencia de entre otras cuestiones, del modelo productivo predominante, concentración de la gestión, expulsión de la mano de obra de la zona rural, productores convertidos en meros rentistas, (que cobran alrededor de 8 a 10 QQ/Has de alquiler de la tierra para suelos con rendimientos de 20 a 25 QQ/Has, y no la trabajan) y el auge de nuevos actores sociales que son verdaderos enclaves en las regiones donde siembran, ya que no sólo traen sus máquinas, sino que se convierten en verdaderas unidades nómadas de administración, entre otras cuestiones. 35

4.2. La ampliación de la frontera agrícola, especialización, y sus efectos en Entre Ríos La provincia de Entre Ríos, en la década del 90, no fue ajena a esta realidad nacional, ya que el modelo sojero se replicó con una notable dinámica, a pesar de las características de sus suelos, que poseen una mayor aptitud ganadera que agrícola (INTA22). En este sentido, durante los años mencionados y con posterioridad a la crisis de la convertibilidad y devaluación del tipo de cambio, se produjo un notable y sostenido avance de la frontera sojera, en base al uso del paquete tecnológico integral, con sus efectos deseados y con sus grietas, que desplazó a la ganadería vacuna a tierras marginales, que generó el desmonte de especies nativas y que marcó una tendencia sostenida de especialización granaría sin la adecuada rotación en el uso del suelo y la consecuente degradación, poniendo en peligro la sustentabilidad del modelo, además de modificar la estructura agraria. En el contexto rural de Entre Ríos, las diferentes políticas y planes nacionales no han pasado desapercibidos, han generado cambios profundos en su matriz agroindustrial y productiva, como así también en sus perspectivas, surgiendo la especialización productiva, usos alternativos en la alimentación humana y animal de los cereales, cuyos efectos no son ajenos a los precios, tanto por el encarecimiento de la materia prima como por la problemática energética La consolidación del patrón de especialización significó la concentración de la propiedad y uso del suelo, la apropiación del excedente económico, la restricción en el uso del suelo por las diferentes actividades productivas, la falta de rotación del mismo y el surgimiento de nuevas modalidades de gestión agropecuaria, que se vieron traducidas en la reducción en el número de explotaciones agropecuarias (EAP´s) familiares,

22

Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.

36

migraciones, despoblamiento de las zonas rurales y a la exclusión de las pequeñas EAP´s. Asimismo, el proceso estuvo acompañado por cambios en las modalidades de gestión de las EAP´s y la necesidad de aprovechar economías de escala, que permitan mejorar la relación de los precios insumo-producto. Como se mencionó, una de las consecuencias de tal proceso en Entre Ríos fue la tendencia creciente a la concentración de la propiedad y gestión de la tierra, que se aprecia si se comparan los datos de los dos últimos censos nacionales agropecuarios (1988 y 2002). De ellos se desprende que desaparecen 5.555 EAP´s en 14 años; por otro lado, se observa un aumento del tamaño medio del 29% de la superficie en hectáreas por EAP.

37

En Entre Ríos, la soja representa el 50% de la producción de granos, si se consideran los siete principales cultivos: arroz, sorgo, trigo, maíz, lino, girasol. En cuanto a la distribución geográfica, el departamento que más soja produce es Paraná, seguido por Gualeguaychú, Victoria y Uruguay, perteneciendo los mismos al área agrícola tradicional sudoeste y sudeste de la provincia; aunque se observa una fuerte presencia del cultivo en áreas ganaderas tradicionales, alguna de ellas con zona de montes (Villaguay, Gualeguay y Gualeguaychú). Asimismo, los mayores rendimientos se presentan en la zona de mayor aptitud agrícola (Victoria, Paraná, Nogoyá, entre otros). En este sentido, la superficie sembrada de soja, entre los dos últimos censos agropecuarios (1988/2002) en Entre Ríos, se multiplico más que veintitrés veces, mientras que en el total país solo creció 2,5 veces en similar período. En los últimos 25 años se observa en la producción de soja en la provincia, dos períodos claramente diferenciados: uno de ellos que abarca desde 1980 a 1994, y otro que va desde mediado del 90 (1995) en adelante, continuando en la actualidad, donde se acelera casi exponencialmente el proceso de avance de este cultivo. En la totalidad del período mencionado (1980-2005), la superficie sembrada con este cultivo presenta una tendencia creciente de tipo exponencial, habiendo aumentado el 4680,3% en promedio entre las tres campañas entre los años 1980/1982 y las tres últimas campañas entre los años 2003/2005; mientras que en similar período, la superficie sembrada de sorgo se contrajo el 45%, el maíz solo creció el 18,8%, y por otra parte, el arroz, trigo y girasol aumentaron su superficie sembrada el 132,2%, 175,3%, y 144,7%, respectivamente.

38

En cuanto a la soja, en el primero de los mencionados períodos, durante la década del 80, que es cuando se produce el Evolución Historica de las Hectáreas Sembradas. Principales cultivos. Provincia de Entre Ríos Arroz Hec Sem

Maíz Hec Sem

Sorgo Hec Sem

Trigo Hec Sem

Soja Hec Sem

Girasol Hec Sem

19 8 19 0 8 19 1 82 19 8 19 3 8 19 4 8 19 5 8 19 6 8 19 7 88 19 8 19 9 9 19 0 91 19 9 19 2 9 19 3 94 19 9 19 5 9 19 6 9 19 7 9 19 8 9 20 9 00 20 0 20 1 0 20 2 03 20 0 20 4 05

Ha

1.300.000 1.250.000 1.200.000 1.150.000 1.100.000 1.050.000 1.000.000 950.000 900.000 850.000 800.000 750.000 700.000 650.000 600.000 550.000 500.000 450.000 400.000 350.000 300.000 250.000 200.000 150.000 100.000 50.000 0

años

boom de la misma en las provincias de la pampa húmeda (Santa Fe, y Córdoba y norte de Buenos Aires), la producción y área sembrada de soja en Entre Ríos crece moderadamente, entre otras cuestiones por problemas de tipo sanitario y del suelo. El área sembrada durante este primer período no superó las 100.000 hectáreas, pero pasó de 24.067 hectáreas sembradas en las campañas 1980/1982, a 82.500 hectáreas en las campañas del período 1992/1994, con un aumento del 242,6% del área sembrada con soja. A partir del año 1995, es donde crece sostenidamente el área sembrada y la producción de soja exponencialmente, pasando de un promedio por campaña de 230.250 hectáreas sembradas en los años 1995/1997 a 1.150.467 hectáreas en el periodo 2003/2005, mostrando un crecimiento del 400,0% en tan solo 11 años. Esta evolución se explica por los cambios en la política macroeconómica, el aumento del precio internacional de la soja, el consecuente mejoramiento económico de la relación insumo-produc39

to y de la aplicación del paquete tecnológico de la siembra directa, compuesta por el empleo de insumos provenientes de la biotecnología, como la semilla RR, que va acompañado de la incorporación intensiva de bienes de capital (maquinarias agrícolas), fertilizantes y plaguicidas a través de la importación. Evolución de la Superficie Implantada con Soja en hectáreas. Participación relativa del cultivo de soja en la producción agropecuaria de Zona CNA Soja E. R. dentro del grupo de las oleaginosas – en porcentajes TOTAL PAIS

ENTRE RIOS

1988

4.328.847

62,41%

2002

10.835.300

83,74%

1988

36.993

13,26%

2002

870.767

96,76%

Fuente: Elaboración Propia en base a datos publicados por la Dirección de Estadísticas y Censos de Entre Ríos.

A partir del año 2001, la implantación de esta oleaginosa se expande de manera más abrupta, desplazando tierras utilizadas por otros cultivos (sorgo y maíz) y particularmente a la ganadería en zona de monte, expandiendo la frontera agrícola a través del desmonte de bosques nativos. PRODUCCIÓN DE SOJA EN ENTRE RIOS.

Años

1991 1992 1993 40

Margen Precio PromeQuintales Neto dio Cámara ArHectáreas Por dólares bitral Rosarios Sembradas Hectárea por en Pesos por Hectárea Toneladas 22,8 257,7 69.750 168 31,2 186,4 75.400 193 19,1 241,3 86.097 219

1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

17,0 21,8 20,1 14,4 27,6 16,9 15,4 25,6 24,3 26,8 19,5 23,8

156,9 400,4 249,3 287,6 118,5 128,6 137,0 164,4 381,9 343,3 277,2 220,2

85.847 160.851 162.900 367.000 272.000 444.500 401.804 575.000 814.900 1.055.000 1.192.700 1.203.700

226 219 272 291 212 167 180 169 499 521 575 495

2006

25,9

257,7

1.302.700

545

Fuente: Dirección de Estadística y Censos de Entre Ríos En el cuadro anterior, se observa que la superficie sembrada de soja en la provincia de Entre Ríos, posee una fuerte correlación con la serie de precios promedio anual de la tonelada de soja, coherente con la teoría microeconómica de la oferta. Se observa, además, una fuerte correlación con la serie de la variable valor agregado por la soja, tanto a precio constante como corriente, y esto se explica porque componen este ítem el precio unitario de la soja, y la cantidades físicas de producción que además comprende a los rendimientos por hectárea de la soja y el valor de los insumos. Si se analiza la evolución del uso del suelo a través de los datos proporcionados por los dos últimos Censos Nacionales Agropecuarios, se observa que la especialización agrícola creció, ya que la participación de este cultivo, dentro del grupo de las oleaginosas, pasa de ser de 62.4% en el año 1988 a 83.7% para el año 2002 a nivel nacional. En Entre Ríos por otro lado, se registró una participación en el año 1988 del 13.2% dentro del grupo de las oleaginosas a un 96.7% en el año 2002.

41

Quintales/ has.

Evolución del Rendimiento (QQ/ HAS) de la soja, periodo 1980/ 2005, ENTRE RIOS 35,00 30,00 25,00 20,00 15,00 10,00 1978

1983

1988

1993 AñosRinde

1998

2003

Lineal (Rinde )

En cuanto a los rendimientos del cultivo de soja en Entre Ríos, estos presentan, en los últimos 25 años, una tendencia creciente, consecuencia del mejoramiento en las innovaciones agropecuarias. La media del rendimiento se ubica en 18,80 Quintales por hectárea y, producto de su volatilidad (factores climáticos principalmente) se observa un desvío estándar de 4,84 quintales. En la campaña 2006/2007, el rendimiento promedio de la provincia fue de 26 QQ/Has. Uno de los factores claves que ha influido en el proceso de sojización en Entre Ríos, ha sido la utilización de la Siembra Directa (SD), desplazando de este modo al Sistema Convencional (SC), fundamentado en los mejores resultados producidos en los cultivos, dado por la maximización del uso de agua de lluvia por parte de estos cultivos, manteniendo una adecuada disponibilidad hídrica durante el mayor tiempo posible. La tecnología de siembra directa fue impulsada a inicios de los años 60, en los Estados Unidos de Norteamérica. Su desarrollo en las economías latinoamericanas, en particular en Brasil, la Argentina y Paraguay, se produce a lo largo de los años 80 como: a) una vía para detener y paliar los procesos crecientes de degradación de los suelos y b) una forma de reducción de costos. En la década del 80, predominaba la siembra convencional de la soja sobre la directa, pero en los años 90 este proceso se revierte. La experiencia fue mostrando que la siembra directa 42

se adecuaba a los suelos de Entre Ríos, donde ha tenido una de las tasas más altas de adopción y en las siembras de soja tiene una fuerte presencia (CNA 2002), con una superficie implantada bajo el sistema de siembra directa en soja de 728.502 hectárea, que representa el 84% de la superficie sembrada de soja en mencionado año, porcentaje superior al del total país que asciende al 79% de la misma. Respecto a este cultivo, podemos identificar la soja de primera y la de segunda, que hacen referencia a la oportunidad de siembra y la consecuente duración del período de floración que determina diferentes rendimientos. En Entre Ríos, se realiza siembra directa con una participación más importante de la soja de primera y en un porcentaje menor la soja de segunda, pero ambos tipos no presentan grandes diferencias en la distribución de la totalidad de dicha siembra directa.

Comparación de la Superficie Implantada con Soja bajo el Sistema de Siembra Directa en los distintos CNA. Sup. Implantada en Siembra Directa Soja-CNA 2002- % - en Ha.

Región

Sup. Implantada en Siembra Directa SojaCNA 2002 - en Ha.

TOTAL PAIS

8.528.915,00

78,71%

ENTRE RIOS

728.501,00

83,66%

Fuente: Elaboración propia en base a información de INDEC

43

En cuanto a la incorporación de innovaciones para el mejoramiento de los insumos (semillas, herbicidas, fertilizantes) y de bienes de capital, compuesto por equipos y maquinarias agrícolas tales como los tractores, cosechadoras, sembradoras y equipos al proceso productivo, etc., se ha observado un fuerte crecimiento. Las inversiones en maquinarias en la producción agropecuaria, con la incorporación del paquete tecnológico de la siembra directa, han crecido de manera relevante, observándose la reducción de la antigüedad de las maquinarias, tal como se observa de la comparación entre los últimos censos agropecuarios (1988 y 2002). En Entre Ríos, el 76% del total de cosechadoras en 1988 poseía una elevada obsolescencia, con una antigüedad de 15 años o más, mientras que en el 2002, se observó que solo el 50,5% del stock de las mismas tenía una antigüedad elevada. Asimismo, a consecuencia de las inversiones realizadas en la producción en los años 90, en el 2002 el 35,0% de las cosechadoras tienen una antigüedad menor a los 9 años. Además, se incorporaron nuevas cosechadoras durante la década del 90, ya que el 18% del parque de cosechadoras que se poseía en 2002, tenía menos de 5 años de antigüedad, contra solamente el 3.6% registrado en 1988. Una de las características del gran crecimiento de la soja en Entre Ríos, se observa, además, en el hecho de que en la región en análisis las sembradoras convencionales representan el 29% del total, en cambio las de siembra directa son el restante 71%, mostrando el nivel de especialización agrícola de la región y de la provincia, nivel que seguramente avanzó aún más, en los últimos 5 años, con posterioridad al CNA-2002. 4.2.1. Régimen de tenencia del suelo En este apartado se analizan los cambios en las formas de tenencia del suelo en Entre Ríos, utilizando distintas fuentes de información. En primer término, se emplean los datos de los Censos Nacional Agropecuarios de los años 1988 y 2002; luego se actualiza el análisis empleando información de la 44

Encuesta Nacional Agropecuaria en Entre Ríos (ENA-2.005) y, finalmente, en base al Censo Nacional Agropecuario 2002 se analizan, exclusivamente, las explotaciones agropecuarias que producen soja. La especialización agrícola con énfasis en la producción de soja, en las últimas dos décadas, ha producido importantes cambios en las formas de tenencia de la tierra, lo que provocó la irrupción de nuevos actores sociales, así como nuevos conflictos; y por lo tanto, modificaciones en la estructura agraria en la zona pampeana y, especialmente, en la provincia de Entre Ríos. En este sentido, no es casual la virulencia del conflicto rural en la provincia de Entre Ríos, ya que además de otras cuestiones, las movilizaciones rurales, su profundidad y prolongación en el tiempo, tienen su correlato en el modelo productivo agropecuario que profundizó las diferencias entre las dos caras de una misma moneda: por un lado, la concentración del uso del suelo y el capital y, en el otro, la existencia de pequeñas explotaciones familiares descapitalizadas y con escasez de recursos. Entre los dos últimos Censos Nacionales Agropecuarios (1988/2002), en Entre Ríos el régimen de tenencia del suelo experimentó modificaciones que se observan con claridad. Dado el avance de la agricultura, la tenencia bajo propiedad (personas físicas y/o jurídicas, en propiedad personal o familiar), pasó de 84% del total de EAP´s en el año 1988, a 77% en el año 2002, mostrando una reducción de 7%. En cambio, las distintas formas de alquiler del suelo crecieron, pasando aproximadamente de 10% del total de las EAP´s, censadas en 1988, a 17%, en el año 2002.

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En cuanto a las formas que asumió el alquiler en el sector agropecuario/agrario de Entre Ríos y -según datos censales de 2002- 16,5% lo estaba bajo la forma de arrendamientos (contratos de alquiler a monto fijo y no menor a tres años), 4,6% bajo forma de alquiler en contrato accidental (se alquila por un período no mayor a dos años y puede renovarse) y 1,6% en aparcería (se alquila el campo por un período no menor a tres años y se paga el canon como porcentaje de la producción). Esta última forma de tenencia ha ido perdiendo relevancia, por lo complicado y costoso que le resulta al propietario del suelo controlar la producción y la comercialización del grano, con la excepción de que exista una relación de conocimientoconfianza entre las partes.

46

Los cambios, como se mencionó, se presentan con intensidad cuando analizamos los datos censales del año 2002, especialmente si se analizan las formas de tenencia según la superficie de las explotaciones en hectáreas. Es por ello que, en primer término abordaremos al análisis para el sector agropecuario, en general, en la provincia de Entre Ríos; y en segundo lugar, sólo consideraremos aquellas explotaciones que producen soja como única actividad o combinada con otras actividades productivas, tanto para el total provincial como para la región con suelos de mayor aptitud agrícola que comprende los departamentos Diamante, Nogoyá, Paraná y Victoria (ZAH1). En Entre Ríos, cuya superficie total agropecuaria censada ascendió a 6.351.512 has., (año 2002), 56,1% de la superficie total (3.562.920 hectáreas) está en propiedad, constituyendo estos los propietarios puros que solamente emplean su tierra en la producción. Por otro lado, 30,7% de la superficie total (1.951.858 hectáreas) está usada por propietarios-arrendatarios, productores propietarios que además alquilan tierras dentro de la provincia. Por lo tanto, 86,8% del total de la superficie productiva de Entre Ríos está empleada por propietarios puros y por propietarios-arrendatarios, mostrando que la propiedad de la tierra 47

sigue teniendo fuerte importancia en la estructura agraria provincial. Superficie productiva según régimen de tenencia de la tierra, Entre Ríos, CNA-2002. Superficie Porcentaje Régimen de tenencia del en hectáredel total suelo as Superficie total 6.351.512 100% En propiedad pura 3.562.920 56,1 % En alquiler y propiedad 1.951.858 30,7 % de forma conjunta Alquiler puro 836.735 13,2 % Fuente: Elaboración Propia en base a CNA- 2002. Los mencionados propietarios-arrendatarios toman tierras en alquiler, ya sea buscando economías de escala, optimización del uso de la maquinaria y/o en busca de inversiones productivas-financieras rentables. Los productores que combinan propiedad con alquiler, usan productivamente 1.951.858 Has, de las cuales 50,4% (984.378 has.) son de su propiedad, resta 49,6% que corresponde a tierra alquilada (967.480 Has). Por lo tanto, revelan la importancia del terrateniente, ya que si bien se observa la irrupción de nuevos agentes sociales en la producción, como los arrendatarios puros (contratistas, productores de insumos agropecuarios, inversores urbanos, fideicomisos, entre otros), se confirma la hipótesis que postula la relevancia de la presencia de los propietarios del suelo, que entre la tierra de su propiedad y la alquilada usan alrededor de 87% de la superficie total en la provincia de Entre Ríos, siempre tomando como referencia el año 2002.

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El alquiler puro de tierra es el realizado por agentes nopropietarios de tierra en la provincia en Entre Ríos23, que en sus distintas modalidades comprende 13,2% de la superficie total, por lo que predomina en el uso del suelo los productores propietarios puros y los propietarios-arrendatarios.

En síntesis, para el año 2002 se registró que 70,6% del total de la superficie productiva agropecuaria de Entre Ríos estaba en propiedad, 22,7% alquilada (donde predomina, claramente, el arrendamiento con 16,5% de la superficie total) y 6,7% son ocupaciones de hecho y sociedades indivisas.

Superficie productiva según régimen de tenencia de la tierra,

23

Seguramente pueden ser medianos o grandes productores-inversores de otras provincias (Santa Fe, Buenos Aires, etc). Alguno de ellos también participan en el comercio de granos, que captan fondos en el mercado formal o informal de capitales, constituyendo fideicomisos para alquilar y sembrar. Por ejemplo, el caso de Grobocopatel o de El Tejar, de la provincia de Buenos Aires.

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CNA-2002. Según Clasificación de INDEC. Entre Ríos. Régimen de Superficie en Porcentaje tenencia hectáreas Total 6.351.512,6 100% En propiedad 4.485.225,4 70,6% En arrendamien1.048.185,1 16,5% to Contrato acci293.928,5 4,6 % dental Aparcería 99.904,8 1,6% Otras formas 424.268,8 6,7% tenencia Fuente: Dirección de Estadística y Censo de Entre Ríos. Datos más actualizados sobre el sector agropecuario a nivel provincial y nacional, posteriores al Censo Nacional Agropecuario del año 2002, son los provistos por la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA)24, de las campañas 2004/2005, que solamente fueron procesados en algunas jurisdicciones. En Entre Ríos, para las campañas 2004/2005, la ENA encuestó a 1.320 explotaciones que, luego de una depuración por falta de algunos datos o por sus inconsistencias, se utilizó solamente información correspondiente a 1.131 EAP´s que comprenden una superficie de 1.989.255 hectáreas, con un tamaño medio de 1.759 hectáreas por explotación, valor elevado consecuencia de estar compuesta por explotaciones de mayor tamaño. Estas explotaciones son en algunos casos de inclusión forzosa en la ENA, por ser representativas por su elevada participación en la producción de granos (superficie de la explotación), son siempre parte de la muestra. En cam-

24

La Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) es un programa de relevamientos estadísticos regulares, de periodicidad anual y cobertura nacional, iniciado en el año 1993. Está basado en un diseño muestral específico para cada provincia. En la provincia de Entre Ríos, la muestra se compone de 1.320 explotaciones.

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bio, de las medianas y las pequeñas explotaciones, se eligen sólo algunas. En este sentido, las EAP´s de más de 5.000 hectáreas (las medianas-grandes y las grandes) representan 7,6% del total de las explotaciones encuestadas y poseen 39,6% de la superficie productiva relevada. Encuesta Nacional Agropecuaria, Entre Ríos, 2004/2005. Superficie total en Estratos Nº de EAP´s hectáreas 0-200 258 24.015,40 201-1000 344 201.136,20 1001-5000 443 976.615,60 5001-10000 66 429.473,00 10001 20 359.279,00 Totales 1131 1.990.519,80 Fuente: Elaboración Propia en base a Dirección de Estadística y Censos de Entre Ríos.

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Si bien la muestra de la ENA es posible que no sea representativa a nivel provincial, se observa una cuestión relevante. La superficie total de las explotaciones encuestadas (alrededor de 2,0 millones de hectáreas) representa alrededor de 30% de la superficie registrada en el año 2002. En cuanto a las formas de tenencia del suelo, nuevamente analizamos distintos tipos de combinaciones tales como los propietarios puros, los propietarios–arrendatarios y los arrendatarios puros, que como se mencionó pueden o no ser productores en otras provincias, productores nuevos, etc. El 51% de la superficie productiva total encuestada es usada por los productores propietarios-arrendatarios, siguiendo en orden de importancia el productor puro, con 39% de la superficie. La superficie alquilada del suelo representaba 31,3% del total encuestado, porcentaje superior al del censo de 2002.

Cuando tomamos en consideración el tamaño de las explotaciones, se observa que la combinación de propiedad y alquiler se da en las EAP´s de los cinco estratos, pero hay un predominio de la tierra propia (80% del total) sobre la alquilada (restante quinta parte) en las pequeñas explotaciones meno-

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res de 200 hectáreas, que se explica por el menor nivel de rentabilidad y capitalización de la mismas. Asimismo, en el otro extremo, en las explotaciones medianas grandes (de 5.000,1 a 10.000 Has) y en las grandes (más de 10.000 Has) encuestadas predomina también la tierra propia sobre la alquilada, y esto tiene que ver con el tamaño de las mismas y debido a que pueden aprovechar economías de escala. Superficie productiva de las EAP´s según régimen de tenencia del suelo, ENA 2004/2005, Entre Ríos Estratos Propia Alquilada Total de superficie En Has. % En Has. % En Has. Hasta 200 has. 19.157,90 80,10 4.758,00 19,40 24.015,40 200,1 a 1.000 has. 116.301,50 57,90 84.734,70 42,10 201.136,20 1.000,1 a 375.635,2 5.000 has 600.918,90 61,5 0 38,5 976.615,60 5.000,1 a 10.000 359.607,70 83,7 69.866 16,3 429.473,7 Más de 10.000,1 271.501,00 75,60 87.777,90 24,40 359.278,90 TOTALES 1.367.487,00 68,70 622.771,80 31,30 1.990.519,80 Fuente: Elaboración Propia en base a Dirección de Estadística y Censos de Entre Ríos.

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En las EAP´s medianas chicas (de 200,1 a 1.000 Has), si bien predomina la tierra en propiedad, son estas explotaciones la que mayor porción relativa de tierra alquilada emplean, superior al promedio provincial (42% del total del estrato). Este punto también está relacionado con la rentabilidad y capacidad de captación de renta, de acumulación; lo que permite, a este tipo de explotaciones, implementar estrategias para aprovechar economías de escala. Las explotaciones medianas de mayor dimensión (de 1.000 a 5.000 Has) le siguen en importancia, con 38,5% del total del estrato, en la participación de la tierra alquilada.

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Debemos aclarar que el empleo de la información de la ENA es de mayor utilidad para analizar las formas de tenencia del suelo del sector agropecuario de Entre Ríos, según el tamaño de las explotaciones dentro de cada uno de los estratos, ya que de su análisis es posible inferir que no es una muestra estratificada representativa. En el estrato de las pequeñas explotaciones encuestada en la ENA, el arrendatario puro o sea el que no poseen tierra propia, representa 11,2% del total de las EAP´s. Generalmente, este tipo de alquiler lo realizan pequeños arrendatarios-capitalistas que invierten en la actividad agropecuaria y, en este sentido, la superficie alquilada por este tipo de agente sin tierra representa la pequeña fracción de 1,2% de la superficie total de la muestra, para este tipo de tenencia. Las EAP´s medianas y medianas-grandes capitalizadas, de 200 a 1.000 Has, con un tamaño medio de 584 hectáreas por explotación, alquilan (arrendamiento puro y propietario arrendatarios) 42% de la superficie utilizada por las mismas, y las de 1.001 a 5.000 Has, 38,5% de la superficie del estrato. 55

Régimen de tenencia en EAP´s productoras de soja en Entre Ríos Para la totalidad de la provincia se observa el predominio de la superficie sembrada de soja en EAP´s en propiedad en relación al alquiler, en sus distintas modalidades. Porcentaje de superficie según de tenencia de las EAP´s. Productoras de soja, Entre Ríos y la región ZAH1, CNA2002. Régimen de tenencia del Entre Ríos Región ZHA1 suelo En propiedad 61 % 51,4 % En alquiler 39 % 48,6% Total 100% 100% Fuente: Elaboración propia en base a CNA-2002, INDEC En la región en análisis (ZAH1), con aptitud agrícola similar a la de la pampa húmeda, la superficie sembrada de soja (827.593 hectáreas) está distribuida de manera similar al resto del país, 50% por propietarios y el restante 50% en alquiler. (CNA-2002). De las 402.000 hectáreas alquiladas, el 58% están en arrendamiento, contrato escrito o no que establece el pago en concepto de canon de una cantidad fija de dinero por un plazo no menor a tres años; 14,1% son aparcerías, y 28% de la superficie sembrada está alquilada bajo la forma de contratos accidentales de uno y dos años de plazo. En cuanto el régimen de tenencia del suelo según la cantidad de superficie sembrada de soja (ZAH1) por EAP´s, analizada ésta por estratos, se observa que en las extensiones sembradas (menores de 200 hectáreas) predomina la propiedad como forma de tenencia. En este sentido, en las EAP´s menores de 50 Has el que siembra soja es el propio productor, dueño del campo y, en los casos de 50 a 200 Has, alrededor de 60% de la soja la siembra también el dueño del campo. A medida que aumenta la superficie sembrada y, consecuentemente, el tamaño medio de las EAP´s se observa el crecimiento relativo del alquiler del suelo (arrendamiento, contratos accidentales). 56

También se observa que los cambios más importantes en la participación relativa de la propiedad, frente al alquiler del suelo en la producción de soja en la región (ZAH1), se dan en mayor medida en los estratos medios de superficie cultivada (de 200 a 500 hectáreas), observándose una asociación directa entre el alquiler del suelo como forma de tenencia y el tamaño sembrado. Es por ello que, esencialmente, se alquilan campos de grandes dimensiones que permiten aprovechar economías de escala ya que, además, 93% de la superficie alquilada en la región para el cultivo de la soja es mayor a las 200 hectáreas, y en el 77% del suelo alquilado se siembran superficies de aproximadamente 500 Has por EAP´s. El importante avance del alquiler del suelo para el cultivo de granos ha sido estudiado en la teoría económica, analizándose tanto las razones económicas como los efectos sobre el suelo, en cuanto al empleo o no de modelos productivos sustentables con la preservación del medio ambiente y las distintas modalidades de alquiler del suelo (contratos a monto fijo o contratos a porcentaje de la producción). En este sentido, Stiglitz25 analiza estas cuestiones desde el punto vista del riesgo y de las asimetrías de las partes en el acceso a la información. Dentro de las modalidades de alquiler del suelo, la que consiste en el pago de un canon fijo de arrendamiento permite diversificar y reducir el riesgo entre las partes; es el propietario quien cede el uso y goce de la tierra y el arrendatario quien produce, permitiendo además la minimización de los costos de transacción, entendiendo como tales a los costos asociados al efectivo ejercicio del derecho de propiedad. Siguiendo este enfoque teórico de sesgo económico, el contrato a renta fija permite evitar los costos de transacción pero con el efecto negativo de la sobreexplotación del suelo26. En cambio, el contrato de alquiler porcentual tiene como benefi-

25

STIGLITZ, JOSEPH. “Information and the change in the paradigm in economics”, Nobel Prize Lecture, December 8, 2001. 26 LEMA, D. “El papel de los contratos de arrendamiento”, Investigador del Instituto de Economía y Sociología, INTA, 2006.

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cio no promover la sobreutilización del suelo, contrariamente incentiva la subutilización del mismo y de los insumos, ya que tiene costos de control de la producción. Según LEMA “no existe razón (económica) por la cual el dueño de la tierra que la alquila pueda renunciar o disminuir ex-antes los incentivos para mantener sus recursos naturales y al mismo tiempo maximizar su renta”27. Por otro lado, documentos del INTA plantean la preocupación por la sustentabilidad de largo plazo de la producción agropecuaria manifestando que, al cabo de un período indeterminado, los recursos naturales sufrirán una degradación irreversible. Asimismo, alegan que existen planteos productivos sustentables y rentables, pero que entre otras cuestiones los contratos accidentales de alquiler a corto plazo (por uno o dos años), que representan el 50% de la superficie sembrada de soja en el país, son una restricción para la generalización de la adopción de estos modelos productivos sustentables. En este sentido, para la región en análisis (ZAH1), compuesta por los mencionados departamentos más agrícola de Entre Ríos (CNA 2002), 50% de los contratos accidentales son por una cosecha y el restante 50% por dos cosechas. Además, predomina el pago de un canon de arrendamiento como porcentaje de la producción para ambos tipo de contrato, 71% para contratos accidentales de una cosecha y similar porcentaje para contratos de dos cosechas; a priori, siguiendo el análisis económico neo-institucionalista, se podría afirmar que no existen problemas en cuanto a la sobreexplotación del suelo, hecho que en la ámbito académico y sectorial se pone en tela de juicio. En síntesis, la no sustentabilidad en general de la producción de soja está íntimamente relacionada con el paquete tecnológico empleado, la duración del contrato de alquiler y el riesgo, paquete que estimula el aprovechamiento de las economías de escala, la especialización y la ausencia de la rotación (soja-trigo, sin sembrar maíz), independientemente 27

(Lema 2006) Op. Cit.

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del régimen de tenencia prevaleciente. Es decir, si el contrato de alquiler es a monto fijo o a porcentaje de la producción, los productores preocupados por los riesgos y volatilidades, tanto económicas endógenas como exógenas, así como la ausencia de políticas sectoriales y de ordenamiento territorial, poseen una visión cortoplacista dentro de la cual el cultivo de la soja, bajo la practica del monocultivo, junto al nuevo paquete tecnológico constituye una practica en la que se sienten resguardos, reduciendo los riesgos inherente al sector. En cuanto al tipo jurídico de las explotaciones sojera, se observa el predominio de aquellas que están bajo el régimen de personas físicas (77%), sólo 19% bajo el régimen de sociedades de hecho, mientras que el resto son algún tipo de sociedades (36 EAP´s son sociedades anónimas). Es posible que, en general, el proceso de concentración del uso del suelo y los cambios en las formas de tenencia hayan sido influenciados por la baja rentabilidad y el endeudamiento de los pequeños productores agropecuarios en la década del 90. Tal como se mencionó, esta situación generó la desaparición de este tipo explotaciones que se anexaron a otro tipo de explotaciones capitalizadas permitiendo el aumento de los tamaños medios para aumentar el margen de rentabilidad y por la adquisición de extensas superficies de tierras por parte de grupos extranjeros. 4.2.2. Concentración en el uso del suelo y en el capital La evolución histórica, muestra en la segunda parte del siglo XX la concentración en el uso de la tierra, en el país y en Entre Ríos, a la vista de los datos arrojados por los censos agropecuarios. Como se observa, la evolución del número de explotaciones agropecuarias (EAP´s) a través de los censos agropecuarios muestra dos períodos claramente diferenciados. Desde principios del siglo pasado hasta mediados de la década del 50, se produce un aumento en el número de EAP´s y disminución del tamaño medio de las mismas, como consecuencia de la política de tierra y arrendamientos aplicada con poste59

rioridad a las movilizaciones rurales del “Grito del Alcorta” (Santa Fe, 1912).

Cantidad de EAPs. Censos Agropecuarios (1914-1947-1952-19601969-1988-2002). Entre Ríos

Cantidad de EAPs.

45.000 40.000 35.000 30.000 25.000 20.000 1914 1947 1952 1960 1969 1988 2002 Fuente: D.E.C. de Entre Ríos

También se produjo un fenómeno similar en el período 1946-1950 donde se modificó la política agropecuaria. A partir de 1969 se evidencia una marcada disminución de las EAP´s así como un notorio aumento de la superficie por unidad de producción. Este particular proceso se relaciona con la creciente incorporación de innovaciones agropecuarias (vinculada en forma directa con la reducción de los costo directos medios) y con la necesidad de aumentar la rentabilidad de las explotaciones debido a las tendencias decrecientes de los precios de los productos agropecuarios en el mercado mundial.

60

Hectareas Promedio Por EAPs. Censos (1914-1947-1952-1960-1969-1988-2002). Provicnia de Entre Ríos.

Has.promedio por EAP

290 270 250 230 210 190 170 1914

1947

1952

1960

1969

1988

2002

Fuente: ElaboraciónPorpia en base a INDEC

En la estructura agraria de Entre Ríos coexisten las dos caras de la misma moneda, por un lado una fuerte subdivisión, por el otro la concentración en el uso del suelo, esto fue reflejado en los censos agropecuarios de los años 1988 y 2002. El peso relativo del número de pequeñas explotaciones es todavía importante y, en este sentido, en el año 2002 existían en Entre Ríos alrededor de 12.572 explotaciones menores a 100 hectáreas, que ocupaban sólo el 8,3% de la superficie productiva censada. En el otro extremo, hay explotaciones medianas y grandes de más de 1.000 hectáreas, que representan el 6,1% de la superficie total censada y utilizan el 55% de la misma.

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Estratificación de las EAP´s según tamaño. Entre Ríos, CNA (2002). Estratos NúmeParticipaSuperficie Participa(en hectáro de ción relativa (en hectáción en la reas) EAP´s reas) superficie total censada Menores 12.572 58,3 % 525.845 8,3 % de 100 100,1 a 6.338 29,4 % 1.413.218 22,2 % 500 500,1 a 1.333 6,2 % 936.672 14,7 % 1000 1000,1 a 1.207 5,6 % 2.395.411 37,7 % 5000 5000,1 a 102 0,4 % 668.494 10,5 % 10000 Más de 25 0,1 % 411.837 6,6 % 10000,1 Totales 21.577 100,0 % 6.351.477 100,0 % Fuente: Elaboración propia en base al Censo Nacional Agropecuario 2002. El proceso de concentración del uso del suelo (tierra propia y/o alquilada) en Entre Ríos se dinamiza en las últimas tres décadas, entre otras razones por la modernización y especialización de la agricultura. Pero es en los años 90 cuando este proceso se hace importante, con un aumento de alrededor del 30% del tamaño medio de las EAP´s y, fundamentalmente, en la zona agrícola (ZAH128) de mayor producción sojera, creció el 52% el tamaño medio de la explotación (de 161 a 245 hectáreas por EAP´s) En los años 90 se produce una notable reducción de 5.245 EAP´s (CNA 1988/2002) pequeñas (menores de 200 hectáreas), 28

ZAH1, Zona Agroecológica Homogénea, Comprende los departamentos de Paraná, Nogoyá, Diamante y Victoria de la Provincia de Entre Ríos.

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y de 522 de las medianas explotaciones de 200,1 a 500 hectáreas. Por lo tanto, en el período 1988/2002 la contracción total de las pequeñas y medianas explotaciones ascendió a 5.767 EAP´s. En el otro extremo de la estructura agraria, las EAP´s grandes (de más de 5.000 hectáreas) que comprende los estratos de 5000,1 a 10000 y de más de 10000,1 hectáreas, aumentaron a 27 explotaciones, pasando de 100 explotaciones en 1988 a 127 en el 2002.

El proceso de concentración es todavía más claro si analizamos, adicionalmente, la variación de la superficie (propia y alquilada) de las EAP´s según su tamaño. En ese sentido, si bien el número de las explotaciones de 5.000,1 a 10.000 hectáreas crecieron el 26%, la superficie de las explotaciones del estrato creció el 30,3%. Asimismo, las más grandes explotaciones crecieron el 31,6%, en cambio en superficie aumentaron alrededor del 50%.

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En particular, la región agrícola de Entre Ríos, tiene una fuerte especialización en la producción de soja (56% de las EAP´s lo hacen). Según se desprende del CNA-2002, existe cierta concentración de la tierra, ya que la superficie media sembrada por EAP´s en la región (ZAH1) es de 240 hectáreas y, en más de la mitad de las mismas, se siembran en promedio más de 200 hectáreas por EAP´s. Concentración de la Tierra. Entre Ríos. Según CNA 2002. Deciles Porcentajes de superficie productiva 1 0,23% 2 0,67% 3 1,09% 4 1,59% 5 2,20% 6 3,12% 7 4,57% 8 7,30% 9 14,24% 10 64,98% Fuente: Elaboración propia en base a CNA-2002. 64

Asimismo, si dividimos la cantidad de EAP´s censadas en 2002 en diez intervalos iguales de los valores observados (deciles: valores de un conjunto ordenado de datos que dividen el total de observaciones en diez partes, cada una de las cuales contiene el 10%) según su tamaños (en hectáreas), ordenados de menor a mayor, se observa que las explotaciones de mayor tamaño (deciles 9 y 10) que son 20% del total, concentran el 79,2% de la superficie cultivable. El 80% restantes de las EAP´s (17.400) sólo utiliza 20% de la superficie productiva. En el otro extremo, en cuanto al tamaño, el 30% de las EAP´s más pequeñas usan solamente alrededor del 2% de la superficie total productiva de Entre Ríos. Asimismo, en los Índices de Concentración29 calculados se observa que: • Las 100 EAP´s de mayor tamaño emplean 14,86% de la superficie del total cultivable. • Las 200 EAP´s de mayor tamaño emplean 22,14% de la superficie del total cultivable. • Las 500 EAP´s de mayor tamaño emplean 35,73% de la superficie del total cultivable. • Las 1.000 EAP´s de mayor tamaño emplean 48,75% de la superficie del total cultivable. • La mitad de las EAP´s (10.875) usan 94,22% de la superficie del total cultivable.

29

Para medir el grado de concentración económica se pueden utilizar distintos índices. Uno de ellos, que suele denominarse Índice Estándar (Casanova, 2002) considera el porcentaje de la superficie (y por lo tanto de la producción agropecuaria) que controla un número reducido de las explotaciones agropecuarias más grandes.

65

Concentración de la superficie productiva, Entre Ríos, CNA 2002 4

49%

3

38%

2

22%

1

15% 0

1000 eaps 500 eaps 200 eaps

100 eaps 200

400

600

800

1000

1200

Indice de Concentracion( %) de la supeficie productiva, Entre Ríos, 2002. Número de EAPs de Mayor Tamaño

Como se observa en el gráfico anterior, 0,5% (100) de las explotaciones agropecuarias de mayor tamaño ocupan 15% de la superficie cultivable total; y si además tomamos las 1.000 EAP´s de mayor tamaño de Entre Ríos, éstas usan alrededor de la mitad de la tierra cultivable total de la provincia. Si solamente tomamos en consideración las EAP´s que sembraron soja (de primera y segunda, CNA-2002), que son alrededor de 10.500 y que representan 48,3% del total, se observa que 80% de las mismas (8.400) implantaron 40% del total de la soja sembrada; en el otro extremo, 20% del total (2.100), constituido por las de mayor extensión, sembraron 60% del total. En este sentido, en el plano nacional, en la actualidad 10% de las EAP´s produce 70% de la soja30; en cambio, en Entre Ríos, hace seis años atrás (2002), ese porcentaje era algo menor ya que alrededor de 1.050 EAP´s. sembraban el 50% del total de soja provincial. Por lo tanto, y sólo a nivel

30

AZCUY AMEGHINO, Eduardo. “La evolución del capitalismo agrario y la desaparición de explotaciones agropecuarias: evidencias estadísticas en países seleccionados y problemas de teoría e historia. En: Actas IV Jornadas Interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agro - industriales. CIEA - FCE -. UBA. Buenos Aires. 2005

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de hipótesis, podemos plantear que mencionada concentración se haya profundizado. Según los datos de la Encuesta Nacional Agropecuaria31, en el año 2004 la superficie productiva agropecuaria estaba también concentrada, ya que 23% de las explotaciones pequeñas menores de 200 hectáreas utilizaba 1,2% de la superficie agropecuaria, 53,2% de las explotaciones pequeñas y medianas empleaba sólo 11,3% de la superficie y, en el otro extremo de la estructura agraria, las medianas-grandes y grandes explotaciones (47,8% del total) utilizaban 87,5% de la superficie productiva. Sobre la concentración en la tenencia de las maquinarias agrícolas El modelo de producción de la soja se compone de una fuerte incorporación de innovaciones para el mejoramiento de los insumos (semillas, herbicidas, fertilizantes) y de bienes de capital, compuesto por equipos y maquinarias agrícolas costosas, tales como los tractores, cosechadoras, sembradoras y equipos al proceso productivo, etc. Las innovaciones mecánicas incorporadas tuvieron una marcada dinámica, y por lo tanto las inversiones en maquinarias, con la incorporación del paquete tecnológico de la siembra directa han crecido de manera relevante, observándose la reducción de la antigüedad de las maquinarias en Entre Ríos. En el transcurso de los últimos Censos Nacional Agropecuarios (1988 y 2002) se observan ciertas características en la provincia de Entre Ríos. En 1988, 76% del total de cosechadoras poseía una elevada obsolescencia, con una antigüedad de 15 años o más; mientras que en 2002, éste grupo comprendía el 50,5% del stock de las mismas. Asimismo, como consecuencia de las políticas tomadas en los años 90 y de las inversiones realizadas en la producción en el 2002, el 35% de las cosechadoras tenían una antigüedad 31

Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA), 2005, INDEC.

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menor a los 9 años. Además, se incorporaron nuevas maquinarias cosechadoras durante los ´90, ya que 18% del parque de cosechadoras que se poseía en 2002, tenía menos de 5 años de antigüedad, contra solamente el 3,6% registrado en 1988. Total de Cosechadoras por años de antigüedad. CNA de 1988–2002.Total Cosechadoras CENSO AGROPECUARIO

Antigüedad (años) TO- < de De 5 De 10 TAL 5 a9 a 14 en % en % en % en %

TOTAL 100 12,1 14,5 23,4 PAIS Entre 1988 100 3,6 4,2 16,4 Ríos Resto 100 12,8 15,4 24,0 País TOTAL 100 13,8 15,6 13,9 PAIS Entre 2002 100 18 16,8 14,7 Ríos Resto 100 13,8 15,8 14,0 País Fuente: En base a datos brindados por la Dirección tadísticas y Censos de Entre Ríos.

De 15 y más en % 50,0 75,9 47,7 56,4 50,5 56,1 de Es-

Una de las características del gran crecimiento de la soja en Entre Ríos, se observa además en el hecho de que en la región en análisis las sembradoras convencionales representan 29% del total; en cambio, las de siembra directa son el restante 71%, mostrando el nivel de especialización agrícola de la 68

región y de la provincia, el que seguramente ha avanzado aún más en los últimos 5 años, con posterioridad al CNA-2002. Porcentaje de maquinarias por estrato de superficie sembrada en la EAP´s productoras de soja de Entre Ríos. (CNA 2002).

Estrato de Superficie

Sembradoras Siembra Directa Tenencia relativa

Tractores Tenencia relativa

0,5 %

1,5 %

0,7 %

19,6 %

12,6 %

19,8 %

79,9 %

85,9 %

79,5 %

Cosechadoras. Tenencia relativa

Menor a 25 has. 25,1 a 200 has. Mayor a 200,1 has. TOTAL Fuente: En base a 2002, INDEC.

100 % 100% 100% datos del Censo Nacional Agropecuario

Estos datos son similares para el resto de país, mostrando una fuerte incorporación de capital en la maquinaria utilizada, tema que fue propulsado desde las pautas sostenidas por la política económica. Para el tipo de maquinarias analizadas, en la provincia de Entre Ríos se observa que alrededor de 80% de las mismas se concentra en las EAP´s sojeras, con una extensión mayor a las 200 hectáreas, debido a problemas de escala y acceso al financiamiento, entre otras cuestiones. Asimismo, las explotaciones medianas y grandes, dedicadas a la soja, poseen el 59% del parque de sembradoras directas de la provincia. Contrariamente, las pequeñas EAP´s sojeras, con una extensión menor a 50 hectáreas, sólo poseen 1,8% del total de las sembradoras directas. En la región (ZAH1) de análisis, este porcentaje es de 1,5% del total, lo que muestra la escasa capacidad de capitalización de las mismas y que, posiblemente en los últimos 5 años (2.002/2.007), se haya producido un 69

avance del arrendamiento en porcentaje de producción en la provincia y en la región. Maquinarias agrícolas de la región (ZAH1), Entre Ríos. (CNA 2002). Estratos Sembradoras Siembra de SuperTractores directa ficie Cantidad Participación Cantidad % Menor 50 23 1,8 % 160 5,4% Has 50,1 a 226 17,4 % 770 26,1% 200 has. Más de 1.049 80,8 % 2.025 68,5% 200 has. Totales 1.298 100% 2.955 100% Fuente: En base a tabulados elaborados por la Dirección de Estadísticas y Censos de Entre Ríos. Del mismo modo, las EAP´s de más de 200 hectáreas, que producen soja de la región en análisis (ZHA1), concentran alrededor del 40% de las cosechadoras, y éstas son las de menor antigüedad (el 92% tiene menos de 10 años). Por lo tanto, las EAP´s de mayor tamaño concentran el parque de maquinarias que, además, son las de menor antigüedad. 4.2.3. Migraciones e impactos en las explotaciones familiares El crecimiento industrial, basado en el modelo de sustitución de importaciones de la economía Argentina (1930-1990), generó un fuerte proceso migratorio de las zonas rurales con problemas estructurales de desarrollo, trasladándose a los grandes centros urbanos del país donde se dio un fuerte crecimiento de la actividad industrial. Las migraciones rurales-urbanas se orientaron entonces hacia la ciudad de Buenos Aires, su área metropolitana, así como a Rosario y Córdoba. 70

En cambio, la política económica de la década del 90, particularmente la aplicación de medidas neoliberales, así como la especialización agrícola y el cambio tecnológico en la producción de soja, generaron cambios en el proceso migratorio rural-urbano que se registraba anteriormente. La dinámica de las migraciones, descripta antes de los años 90, se desaceleró por el proceso de desindustrialización de los grandes centros urbanos del país; por lo tanto, dejaron de atraer a la población rural y los movimientos migratorios se empezaron a producir hacia las zonas rurales, compuestas por pequeños y medianos centros urbanos del interior del país. Evolución de la composición de la población rural sobre la población total en Latinoamérica (1970-1980-1990-20002005) Años/Países 1970 1980 1990 2000 2005 Argentina 20,2% 17,1% 14,2% 10,4% 8,2% Brasil 47,3% 32,9% 25,3% 18,8% 16,6% Chile 27% 21% 17,2% 14,7% 13,4% Paraguay 62,9% 58,3% 51,3% 44,7% 41,6% Perú 41,9% 35,8% 31,3% 28,1% 27,4% Uruguay 18% 14,9% 11,1% 8,7% 8,1% Fuente: CEPAL

71

La provincia de Entre Ríos, en la que la superficie sembrada con soja creció exponencialmente, no ha estado ajena a este tipo de movimientos poblacionales. En este sentido, se aceleró el proceso de despoblamiento rural, exclusión generacional y de reducción de las explotaciones familiares de las zonas rurales. El paquete tecnológico integral de la siembra directa de la soja, basado en el empleo intensivo de bienes de capital como las maquina y la consecuente sustitución de la mano de obra, ha producido una disminución tanto de la población residente en las explotaciones, de los productores, de los familiares que conviven y ayudan en las labores agropecuarias, como de los asalariados afectados al proceso productivo. Residentes Totales en las EAP´s, según relación con el productor. Entre Ríos CNA

Residentes Productor y Totales Familiares 1988 85.672 68.264 2002 68.550 46.480 Variación -20 % -32 % Fuente: CNA: 1914, 1988,2002. INDEC 72

No familiares productor 17.408 8.201 -53 %

La población residente en las zonas rurales de la provincia de Entre Ríos se contrajo 53% en el transcurso de un siglo (1914/ 2002); y tan solo entre los dos últimos censos agropecuarios (1988/2002) la reducción fue del 20%, con una fuerte disminución en el grupo de los residentes no familiares del productor, que fue alrededor de la mitad (53%), producto de la desaparición de una gran porción de las pequeñas explotaciones familiares. Para la categoría productor y familiares, la reducción de residentes fue de 32%, por lo tanto desapareció una tercera parte de los mismos, aunque según sexo y edades la reducción fue de alrededor del 28% y de 31% para los hombres y las mujeres respectivamente, en cambio, para los niños la contracción fue de 40,4%. La reducción del número de residentes por hectáreas censadas pasó de 0,0138% (en 1988) a 0,011% (en el 2002); el empleo del trabajo del productor, sus familiares y no familiares, por cada 1.000 hectáreas censadas, pasó de 13,8 personas en promedio (en 1988) a 11 personas (en el año 2002). Estas dimensiones de análisis, permiten observar que el aceleramiento del proceso de concentración de la tierra, conjuntamente con la disminución de la mano de obra utilizada en el proceso de producción, fue posible por el crecimiento de la productividad y de los rendimientos observados. Por otro lado, 31% de los trabajadores que residen permanentemente en la EAP´s sojeras de Entre Ríos son familiares, y alrededor del 70% de éstos no perciben ningún tipo de remuneración. Esto tiene su correlato en la importancia de las EAP´s de tipo familiar. Tipo de trabajadores Entre Ríos en EAP´s que producen Cantidad Participación Relativa soja Familiares 1.793 30,5 % No familiares 4.082 69,5 % Totales 5.875 100% Fuente: Elaboración propia en base a CNA-2002 INDEC 73

En la región (ZAH1) de mayor aptitud agrícola de Entre Ríos, las EAP´s son en su gran mayoría de tipo familiar; es en este sentido que del total (3.280 personas) que residen en las explotaciones censadas, el 86% (2.814 personas) son productores o socios y sus familiares. Como se observa en la provincia y en la región en estudio, las EAP´s de tipo familiar continúan siendo la organización predominante. Es necesario explicitar que cuando se plantean la existencia de distintos tipos sociales, no se tiene en cuenta solamente para su diferenciación en cuanto a la cantidad y calidad de los recursos naturales poseídos, sino que además se considera la modalidad de organización de la explotación y la racionalidad, entre otras cuestiones. En las explotaciones agropecuarias familiares se produce el cumplimiento de las funciones en forma simultánea: de producción, consumo y acumulación. Esto ha conferido hasta ahora una lógica de producción-reproducción, que le ha permitido a este tipo de explotaciones preservar el patrimonio familiar y acumular medios de producción (recursos naturales y/o maquinarias) en generaciones sucesivas, asegurando así un nivel de vida aceptable para el grupo familiar y manteniéndose en la actividad productiva. El equilibrio interno entre estas tres funciones, es decir la posibilidad de mantenerse como explotación productiva, depende de factores endógenos tales como el tamaño del grupo doméstico y la fase del ciclo de vida familiar (expansión, madurez, regresión), lo que define las necesidades de consumo, la disponibilidad de mano de obra, la dotación de recursos naturales (tierra) y de maquinaria, así como de las estrategia de la explotación agropecuaria. Pero además la posibilidad de mantenerse depende de factores exógenos a las explotaciones, como la oferta de tecnología disponible, el costo directo de siembra (precio de los insumos) y el precio de los granos. Estas dos cuestiones, particularmente las relacionadas con el modelo productivo basado en la soja, pusieron en peligro a este tipo de explotaciones y afectaron la permanencia de aproximadamente 5.245 EAP´s pequeñas menores de 74

200 hectáreas, en el período 1988/2002. Estas tierras fueron adquiridas por productores medianos y grandes. Las perspectivas de sucesión, es decir la existencia de una nueva generación dispuesta a continuar con la actividad agropecuaria, permite identificar la naturaleza del proyecto de la familia sobre la explotación, su dinámica y su perennidad. A su vez, cuando decimos que hay concentración de tierra, son las pequeñas EAP´s familiares las más afectadas ya que no pueden continuar con este ciclo de reproducción social. A los fines del trabajo y desde el punto de vista metodológico, se enfatizará en la caracterización de las explotaciones según la forma de organización del trabajo y de la dotación de capital, reduciéndose este último al stock de maquinarias (sembradoras, cosechadoras y tractores). Por lo tanto, según estas características definimos a las explotaciones familiares capitalizada como aquellas unidades cuya gestión cotidiana las realiza el productor, que emplea mano de obra familiar no remunerada y que, accesoriamente, para algunas actividades emplea mano de obra asalariada y, además, poseen maquinaria y equipos o contratos de servicios. Otro tipo de explotaciones son las empresariales, éstas emplean mano de obra asalariada en mayor proporción que la familiar y poseen un stock de maquinarias diversificada y actualizada, así como también la capacidad para generar excedente acumulables, empleando tierra de su propiedad además de la alquilada. En cuanto a la organización del trabajo, se analizará cuantificando (CNA-2002) por estrato de superficie sembrada de soja, considerando la relación entre la mano de obra familiar (productor y sus familiares) respecto de la mano de obra asalariada, ambas residentes en la explotación. En este sentido, se calcula el cociente entre la mano de obra familiar (productor y su familia) y la mano de obra total residente en las EAP´s por estrato de superficie sembrada. La mano de obra familiar es fuertemente predominante en las pequeñas explotaciones menores a 200 hectáreas, con valores del cociente mencionado muy cercanos a 1 para las ex75

plotaciones menores a 50 hectáreas, y las de 50 a 200 hectáreas. Recién para las explotaciones mayores a 1.000 hectáreas se hace más relevante la presencia de la mano de obra asalariada residente en la explotación, llegando en algunos casos como máximo a ser alrededor del 50%. Asimismo, si tenemos en cuenta la capitalización de las explotaciones sojera de la región (ZAH1), las EAP´s de más de 200 hectáreas concentran aproximadamente el 80% del parque de maquinarias, particularmente el 86% de las sembradoras que además son las de menor antigüedad.

Para reforzar esta hipótesis de la relevancia de las explotaciones familiares que producen soja en la región en análisis (ZAH1), en un 97% de las mismas, el productor es quien realiza las actividades cotidianas de su gestión; por lo tanto, en el

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restante 3% de las explotaciones sojera de la región, la gestión es realizada por el administrador u otro tipo de formas. Consecuentemente, a pesar de los importantes cambios económicos y tecnológicos que se han producido en las explotaciones de la zona pampeana, de Entre Ríos y la región en cuestión, no se ha modificado el hecho que la organización de la unidad productiva siga en manos del productor32, al menos según los datos del CNA-2002. Otro rasgo importante de las explotaciones sojeras es que, si bien la mano de obra familiar tiene un rol relevante en la organización de las mismas, en Entre Ríos alrededor de la mitad de los productores o socios, que efectúan la gestión cotidiana, viven en la misma explotación. Para el caso de la región en cuestión, viven el 58,3% de los mismos en las EAP´s, observándose una fuerte presencia de productores que residen fuera de las mismas, y esto está relacionado con la modalidad de organización de la producción, la tecnología empleada, las escasas actividades de laboreo y el control del cultivo. De manera preliminar y sujeto a profundizar en futuros estudios, la estructura agraria de Entre Ríos, en las últimas décadas y particularmente con posterioridad a la devaluación del año 2001, fue afectada por el modelo productivo sojero, habiéndose profundizado la heterogeneidad de sus agentes sociales. El crecimiento de la heterogeneidad se ha dado en las propias explotaciones familiares y, en ese sentido, una fracción importante de las explotaciones familiares pequeñas con problemas de capitalización, menores de 200 hectáreas, esencialmente con mano de obra familiar, y con poca maquinaria agrícola, desaparecieron, vendieron su tierra y abandonaron la actividad en el período de la convertibilidad, afectadas por su endeudamiento, apreciación del tipo de cambio, aumento del precio de los insumos, y por su problema de capitalización, lo

32

CLOQUELL, S. & otros (2003). “Las unidades familiares del área agrícola del sur de Santa Fe en la década del noventa”. En: Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrario. N º 19.

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que ocasionó que no pudieran aumentar sus escala de producción para aprovechar la reducción de los costos medios. Como se mencionó, en el 2002 fueron censadas alrededor de 12.000 pequeñas explotaciones pequeñas menores de 200 hectáreas que sobrevivieron a los años 90; y es posible pensar que en actualidad, con la dinamización del modelo de especialización agrícola, funcionen un número menor de EAP´s, aunque no se cuenta con información actualizada censal. Sin embargo, las explotaciones que han sobrevivido empleando estrategias de tipo empresarial, alquilando tierra para aumentar su escala de producción, y en ese sentido según la ENA 2005 de Entre Ríos, el 20% de la tierra empleada por este tipo de unidades es arrendada, con el predominio del empleo de la tierra propia (80%) por la reducida capacidad de generación de excedente económico y por lo tanto de disponibilidad de capital. Igualmente, una parte importante de las pequeñas EAP´s de Entre Ríos (como lo mencionan estudios realizados en otras áreas de la zona pampeana, además de la opinión de informantes calificado y de agentes del sector) se han transformados en propietarios-rentistas, especialmente en las zonas agrícolas de Entre Ríos. Estos pequeños propietarios-rentistas que alquilaron sus tierra, se han trasladados a zonas urbanas y, por lo tanto, la organización de la familia se ha hecho más urbana,33 abandonando en algunos casos definitivamente la actividad y percibiendo una renta para dedicarse a otra actividad. En otros casos no se dedican a ninguna actividad, constituyéndose sólo en rentistas, o han mantenido su condición de productor alquilando sólo una parte de su tierra34. 33

MANILDO, Luciana y KLAPPENBACH, José. “Nuevos modelos tecnológicos, gestión de la explotación y sentidos asignados a la tierra en la agricultura familiar pampeana”. V Jornadas Interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales, PIEA-UBA. Buenos Aires, 7 al 9 de noviembre de 2007. 34 MASELLO, Diego y ROSATI, Germán. “Acercamiento a la caracterización de los pequeños propietarios rentistas del sur de Santa Fe”. Centro de Investigaciones en Estadística Aplicada (CINEA)-Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF).

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En las EAP´s familiares medianas (de 200,1 a 1.000 hectáreas), con capacidad de apropiación de excedentes y de acumulación, la estrategia ha sido alquilar tierras para poder en algunos casos optimizar el uso de la maquinaria agrícola. En este sentido, según la ENA-2005, en las explotaciones medianas encuestadas, el 42,10% de la superficie productiva usada es alquilada, porcentaje superior al resto de los estratos y al del total de la muestra (31,3%). Asimismo, en las EAP´s medianas grandes (de 1000,1 a 5000 hectáreas) según la ENA-2005, también el alquiler es importante, con el 38,5% de la superficie total empleada. Este tipo de explotaciones son de gran relevancia en el sector agropecuario de Entre Ríos, ya que en el año 2002 representaban el 5,6% de las mismas y poseían el 38% de la superficie censada. Las grandes EAP´s constituidas por un número reducido de más de 5.000 hectáreas de extensión, emplean productivamente tierras de su propiedad y alquilan solamente el 20% del total (2005). Este tipo de explotación, en el año 2002, representaba el 0,5% del total y empleaban el 17,1% de la superficie censada. 4.2.4. Sustentabilidad, montes nativos, sustitución de otras actividades productivas En esta parte del trabajo se analiza, en primer término, la problemática del uso sustentable del suelo relacionada con especialización agrícola, en base a datos secundarios de organismos provinciales, del INTA, y del la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). Asimismo, la falta de rotación de los cultivos relacionada con la duración de los contratos de alquiler del suelo y los costos directos del cultivo del maíz. En segundo término, se analizará la relocalización de la ganadería vacuna en el territorio provincial que generó la expansión de la frontera sojera en Entre Ríos, además del proceso de eliminación de los montes naturales.

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El uso sustentable del Suelo Como se ha mencionado, en nuestro país, en el período 1992/93–2006, la superficie sembrada con soja pasó de tener alrededor de 11 millones de hectáreas a 48 millones de hectáreas, multiplicándose más de cuatro veces la superficie implantada con este cultivo. La situación en la provincia de Entre Ríos no ha estado ajena a esta realidad nacional, produciéndose una expansión de la superficie implantada con esta oleaginosa del 2.227%, en el período que abarca los años 1990/200535, mostrando de esta manera el mayor crecimiento de todo el país. Desde mediado de los años 90, la expansión de la frontera sojera, basada en la siembra directa, se dio tanto en la zona pampeana como en las economías regionales, ya que la tecnología empleada permitió su cultivo en áreas marginales y en suelos con limitaciones para la agricultura convencional36. La producción de granos, en esta década, se realizó efectuando la adecuada rotación de los cultivos de la soja, trigo y maíz, y por lo tanto, el modelo productivo fue sustentable (disminución de la erosión y aumento de la materia orgánica y fertilidad) con un mejoramiento de la calidad y salud de los suelos pampéanos que producían bajo este esquema u otro similar. Sin embargo, la tendencia al monocultivo de la soja, en los últimos años, ha deteriorado la calidad de los suelos y la sustentabilidad del sistema; entre otras cuestiones, porque los aumentos en la producción y productividad del suelo fueron acompañados por un menor crecimiento en el consumo de fertilizantes, por el elevado costo del mismo y la falta de rotaciones, dada la visión cortoplacista predominante en las decisiones de inversión en el sector agropecuario, que tuvo como consecuencia la perdida de nutrientes del suelo. En el caso de Entre Ríos, esta notable expansión de la producción en un período muy corto, se ha dado con cambios en

35

Según datos de SAGPyA. CASAS ROBERTO R. “Preservar la calidad y salud de los suelos: una oportunidad para la Argentina”. Instituto de Suelos – CIRN Cautelar. 2005.

36

80

el uso de suelos. Desde el punto de vista agro-ecológico, poseen una mayor aptitud ganadera que agrícola37, ya que son suelos vertisoles, negros, con un elevado contenido de arcilla. Estos suelos son conocidos como "tierra greda" y como la labranza convencional (que se empleaba previo a la siembra directa) es complicada, porque no se desgranan con facilidad, en algunos casos eran considerados poco aptos para la agricultura. Pero la siembra directa, junto al uso de glifosato, permitió que muchas parcelas con vertisoles, tradicionalmente ganaderas, fueran ocupadas con soja y otros cultivos.

37

El Ingeniero Agrónomo Roberto Casas- INTA, Castelar, afirma que las estadísticas oficiales señalan que mientras en los últimos 50 años la superficie cultivada pasó de 18 a 28 millones de hectáreas, la producción de granos se incrementó de 20 a 74 millones de toneladas Ello significa un importante aumento de los rendimientos por unidad de superficie, pero aún dista de ser el ideal, subsistiendo una importante brecha productiva. En ese mismo período, el consumo de fertilizantes pasó de 50 mil toneladas a 2,5 millones de toneladas, incremento que pese a ser importante, solamente cubre alrededor de 30 por ciento de los nutrientes extraídos por los cultivos.

81

En la zona de suelos vertisoles de la provincia, la principal actividad agropecuaria ha sido la ganadera-agrícola y ganadera, predominando en una vasta región la cría bajo bosque nativo. En los últimos años, favorecida por su rentabilidad, se han incorporado importantes superficies a la agricultura, especialmente al cultivo de soja, registrándose de esta forma importantes cambios en el uso de la tierra. Estos cambios se produjeron a expensas de la ganadería, y en parte, a los desmontes. En este sentido, INTA-2003 plantea, preocupado por la sustentabilidad a largo plazo de la producción agropecuaria, entre los efectos no deseados de las actividades productivas agropecuarias, que la siembra directa reduce la oxidación de la materia orgánica del suelo, contaminando las napas subterráneas, ocasionando pérdida de biodiversidad, entre otros daños. Además de los mencionados efectos no deseados, existe el riesgo alimentario y el riesgo al movimiento horizontal de genes, además de las posibles dificultades comerciales que podrían surgir por restricciones que podrían imponer los países importadores38. Por los tanto, INTA menciona que al cabo de un período indeterminado, los recursos naturales sufrirán una degradación irreversible y manifiesta que existen planteos productivos sustentables y rentables, pero que entre otras cuestiones, los contratos accidentales de alquiler a corto plazo (por uno o dos años), que representan el 50% de la superficie sembrada de soja en el país, son una restricción para la generalización de la adopción de estos modelos productivos sustentables. Con respecto a las rotaciones, el éxito de la siembra directa se basa en que el suelo tenga una cobertura con rastrojos de cultivos que se mantenga a los largo del año, y esto es posible si, además de soja, se siembra trigo, maíz o sorgo que dejan residuos39 de elevada relación carbono/ nitrógeno, bas38

PIÑEIRO M. “Situación y perspectivas del desarrollo agropecuario en Argentina”, Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. Santiago de Chile, 27 al 29 de agosto de 2003. 39 CASAS R. “Preservar la calidad y salud de los suelos: una oportunidad para la Argentina” Instituto de Suelos – CIRN, Castelar, 2006.

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tantes superiores a la soja. Los residuos de los cultivos mencionados, de lenta descomposición, permanecen. En síntesis, la no sustentabilidad, en general de la producción de soja, está íntimamente relacionada con el paquete tecnológico empleado, la duración del contrato de alquiler y el riesgo, paquete que estimula el aprovechamiento de las economías de escala, la especialización y la ausencia de la rotación (soja-trigo sin sembrar maíz), independientemente del régimen de tenencia prevaleciente. Es decir, el problema no radica en si el contrato de alquiler es a monto fijo o a porcentaje de la producción, si no, que los productores preocupados por los riesgos y volatilidades, tanto económicas endógenas como exógenas, así como la ausencia de políticas sectoriales y de ordenamiento territorial, poseen una visión cortoplacista dentro de la cual el cultivo de la soja junto al nuevo paquete tecnológico constituye una práctica en la que se sienten resguardos, reduciendo los riesgos inherente al sector. La relocalización de la actividad ganadera Esta expansión del cultivo de soja significó el desplazamiento ganadero a tierras marginales, como por ejemplo la zona de Islas (Áreas Deltaicas), y la destrucción de montes nativos, marcando una tendencia sostenida de especialización granaría, sin la adecuada rotación en el uso del suelo y la consecuente degradación. El sostenido aumento del precio de la soja y de su margen bruto y neto (ingresos brutos deducidos los costos directos tanto fijos como variables) en los últimos años, particularmente con posterioridad a la devaluación de 2001, produjo en Entre Ríos la expansión de la frontera de la soja y la reducción de la superficie utilizada en la cría y el engorde del ganado vacuno.

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Como se aprecia, en la zona V, que comprende los departamentos de: Victoria, Gualeguay e Islas del Ibicuy; con suelos de poca aptitud agrícola, compuesto en su gran mayoría por islotes o islas (a excepción de Gualeguay), se produce el aumento de las cabezas de ganado en concordancia con el aumento de precio de la soja, lo que hace suponer que se estuvieron liberando tierras para cultivar que antes estaban siendo utilizadas para el engorde de animales. Para corroborar este fenómeno tendríamos que ver la evolución de la ganadería en su conjunto, y así aislar otras fuentes de crecimiento que distorsionan las variaciones producto de que la ganadería también creció y del aumento del precio internacional de la carne.

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Departamentos

Año 2001

Año 2006

AumenVariato de ción % Stocks

Colón 173.660 205.744 18,5% 32.084 Concordia 179.076 185.387 3,5% 6.311 Diamante 116.004 170.620 47,1% 54.616 Federación 239.822 253.178 5,6% 13.356 Federal 378.431 430.744 13,8% 52.313 Feliciano 232.044 259.585 11,9% 27.541 Gualeguay 293.440 358.981 22,3% 65.541 Gualeguaychú 451.545 488.970 8,3% 37.425 Islas Ibicuy 220.630 322.899 46,4% 102.269 La Paz 399.550 492.315 23,2% 92.765 Nogoyá 268.265 299.007 11,5% 30.742 Paraná 260.128 298.526 14,8% 38.398 San salvador 86.849 87.153 0,4% 304 Tala 177.001 179.955 1,7% 2.954 Uruguay 297.157 315.975 6,3% 18.818 Victoria 116.383 249.818 114,7% 133.435 Villaguay 441.465 463.742 5,0% 22.277 Totales 4.331.450 5.062.599 16,9% 731.149 Fuente: Elaboración Propia en base a FUCOFA

Participación Relativa sobre el aumento de Stocks 4,4% 0,9% 7,5% 1,8% 7,2% 3,8% 9,0% 5,1% 14,0% 12,7% 4,2% 5,3% 0,0% 0,4% 2,6% 18,3% 3,0% 100,0%

Como se observa, el stock ganadero en Entre Ríos ha aumentado, entre los años 2001 y 2006, un 16,9%. Los departamentos que poseen islas o islotes, son los que muestran un gran crecimiento. En conjunto, los departamentos de Gualeguay, Islas del Ibicuy y Victoria, aportaron al aumento del stock ganadero un 41,3%, confirmando la hipótesis antes planteada que postulaba que la ganadería se desplazó a zonas menos aptas, como las islas o tierras menos fértiles típicamente ganaderas, hecho que se verifica si observamos que el departamento La Paz en el período mencionado, haya aportado el 18,3% del crecimiento observado en el stock bovino. 85

En el gráfico que compara el stock de ganado vacuno por departamentos se observa que, en los 13 años comprendidos entre 1993 y 2006, la actividad ganadera se traslada a los departamentos del norte de la provincia, zona típicamente ganadera como Federal, La Paz, y Feliciano, así como en el sur a los departamento Islas del Ibicuy, Victoria, y Gualeguaychú.

En cuanto a la faena, Entre Ríos, desde el año 1999, participa en promedio el 3,83% de la faena nacional, mostrando una evolución dispar, con un fuerte crecimiento de la actividad frigorífica en el año 2004. De todas formas, se desprende de los datos, que la faena de animales se mantuvo estable en el período de ocho años.

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Datos Faenas Bovina Total Variación Nacional porcentual

Total Entre Ríos

Variación Participación porcentual

1999 4.048.343 7,79% 147.665 10,87% 2000 4.133.412 2,10% 156.394 5,91% 2001 3.862.244 -6,56% 155.937 -0,29% 2002 3.833.278 -0,75% 132.153 -15,25% 2003 4.177.211 8,97% 150.685 14,02% 2004 4.776.164 14,34% 200.987 33,38% 2005 4.750.570 -0,54% 191.046 -4,95% 2006 4.472.941 -5,84% 169.304 -11,38% 2007 4.914.043 9,86% 192.406 13,65% Fuente: Instituto Sociedad y Economía UADER.

3,65% 3,78% 4,04% 3,45% 3,61% 4,21% 4,02% 3,79% 3,92%

Concluyendo, se observa, en dicho período en Entre Ríos, una disminución del stock ganadero en las regiones de mayor aptitud agrícola, que comprende a los departamentos Paraná, Nogoyá, Diamante, Villaguay, Tala, entre otros, donde crece el cultivo de la soja, esencialmente, avanzando la agricultura permanente sin rotación,. En cambio, en las zonas ganaderas, que abarca a los departamentos Islas del Ibicuy, Victoria y Gualeguaychú (Delta y Pre-Delta de Entre Ríos), crece la actividad ganadera, generando problemas ambientales en la zona, entre otras cuestiones, con la quema de pastizales como manejo de pasturas, generando problemas ecológicos en los denominados humedales, además de los permanentes incendios de los pastizales que acarrean serios problemas a importante núcleos urbanos de la región.

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Comparación de la Superficie implantada con Soja entre las campañas 1998/99 y 2006/07 a nivel departamental. Entre Ríos. Participación Variación Por- Variación de del Aumento de centual de la la Superficie la Superficie Superficie en Hectáreas sembrada de Departamentos Sembrada en- entre las co- Cada Departatre las cosesechas mento entre las chas 1998/99 y 1998/99 y cosechas 2006/07 2006/07 1998/99 y 2006/07 Colón 2521% 25.900 2,8% Concordia 1020% 27.100 3,0% Diamante 66% 27.400 3,0% Federación 7400% 8.600 0,9% Federal 3886% 25.600 2,8% Feliciano 553% 5.600 0,6% Gualeguay 307% 73.100 8,0% Gualeguaychú 221% 95.500 10,4% La Paz 472% 68.900 7,5% Nogoyá 184% 88.800 9,7% Paraná 178% 96.500 10,5% San Salvador 1268% 23.900 2,6% Tala 591% 57.300 6,3% Uruguay 1816% 119.300 13,0% Victoria 147% 65.400 7,1% Villaguay 1287% 106.300 11,6% Total Entre Ríos 296% 915.200 100,0% Fuente: Elaboración Propia en base a Bolsa de Cereales de Entre Ríos En este sentido, el director del Instituto de Física de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y miembro del Conicet, Rubén Piacentini aseguró que, a raíz de las quemas en las is-

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las, "Rosario está soportando una lluvia de contaminación"40. El científico apoyó su afirmación en datos concretos: la medición del índice ultravioleta (IUV) que se tomó en el observatorio del parque Urquiza dio menos de 0,5, cuando lo normal para esta época del año es que se ubique en 6 ó 7. "Esto demuestra la gravedad de lo que está sucediendo. Las radiaciones que llegan son menores por la cantidad de partículas que hay suspendidas en el aire", explicó. Si bien el dato de la disminución del índice ultravioleta podría considerarse como auspicioso, Piacentini puso el acento en otro aspecto; "lo malo es que las partículas también causan un daño importante a la salud de la población". Además, dejó en claro que lo del término "partículas" es sólo anecdótico. Los científicos del observatorio local recogieron algunas muestras que llegaban a tener "más de 20 centímetros". El desmonte de los bosques nativos En primer término se debe aclarar que las estimaciones sobre la superficie desmontada varían según sea la fuente de la información; y en el presente capítulo se emplean datos de la Dirección de Recursos Naturales de la Provincia, un estudio de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNER y del INTA. En cuanto al desmonte, informes oficiales del INTA y de la Dirección de Recursos Naturales de Entre Ríos plantean que en los años 2004/2005 esa práctica se efectuó, en la mayoría de los casos, sin una planificación previa del uso y manejo que se le daría al suelo, además de mencionar que se otorgaron autorizaciones de desmonte y de entresaca de 14.100 hectáreas. La participación predominante de las praderas de rotación propuestas fue del 40%, ocupando una superficie mayor a las 1.500 hectáreas y destinadas en un 75% a la producción de soja. Si bien hay datos que difieren en la superficie, se debe más a los métodos empleados en cada caso que a la realidad. 40

“Esto es una lluvia de contaminación”. Nota del Diario “La Capital” de Rosario, Santa Fe, con fecha 19-09-2008.

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No obstante, es una superficie importante, si bien corresponde no sólo al monte típico sino también a la selva en galería, ubicada en las orillas de los ríos y arroyos”41. En este sentido, desde la Dirección de Recursos Naturales se informó que la superficie desmontada “ha disminuido considerablemente”. La superficie autorizada de desmonte, entre 1993 y 2003, fue entre 60.000 y 75.000 hectáreas anuales, y ahora ha disminuido a 4.500 hectáreas anuales.

Desmonte anual en la Provincia de Entre Ríos, en has., 1993/ 2005 80.000 70.000 60.000 50.000 40.000 30.000 20.000 10.000

1993/2003, hectáreas, 70.000 2005, hectáreas, 4.500

0 hectáreas

En concordancia con esto, se han producido cambios reglamentarios importantes, tendientes a frenar la tala indiscriminada de bosque por medio de la ley de bosques (Ley 26331) a la cual adhirió Entre Ríos. La misma ha causado serias controversias al momento de su reglamentación y ha ocasionado la suspensión de todo trámite de desmonte desde el 23 de enero de 2008 hasta que se reglamente la mencionada ley. Anteriormente, la normativa provincial exigía un trabajo técnico 41

CONRADO GONZÁLEZ, Titular de la Dirección General de Recursos Naturales de Entre Ríos. 2006.

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que incluía la caracterización del monte, rotación de cultivos, sistematización de suelos, preservación de líneas de escurrimiento y conectividad con otras masas boscosas, para todas aquellas solicitudes de entre 20 y 100 hectáreas. Uno de los mayores impactos que produce la tala de los montes nativos es la ineludible pérdida de biodiversidad y, estudios de la facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos estiman que la tala irracional de los últimos años provocó el desmonte de cerca de 1,2 millones de hectáreas y que sólo quedan, en toda la provincia, entre 1.000.000 y 800.000 hectáreas de monte considerado virgen. Se afirma que "con cada árbol que cae, se acaba con las especies que lo rodean y viven de él. Siempre hubo tala, pero en estos años ya no existe frontera agrícola y hemos comprobado una acción desmedida que destruirá inexorablemente los recursos vegetales y animales, y degradará el suelo". En concordancia con esto, el conocido biólogo y catedrático de la UNER Juan de Dios Muñoz afirmaba que “además de bosques y selvas, la provincia sufre la pérdida de los pastizales y la consiguiente reducción de su fauna y se demostrará por medio de imágenes satelitales que tenemos menos bosques de lo que se cree". Por su parte, Sergio Vinacur, ex funcionario y Síndico de la Federación Entrerriana de Cooperativas (FEDECO), expresó que “los departamentos La Paz, Villaguay, Feliciano y Federal, donde se recluyó el espinal después de un siglo de desmontes, fueron los más presionados por las topadoras en este lustro. La práctica consiste en arrancar de cuajo ejemplares centenarios, amontonarlos y quemarlos, para dar lugar a la agricultura". El 30% de la gente que cultiva, pertenece a pools (grupos rotativos) de siembra foráneos, y cuando esos campos se erosionen, se van a ir a otra parte y nos van a dejar un desierto”. Entre los animales con mayor riesgo de extinción en la provincia se cuentan el lobito de río, los hurones, el aguará guazú, el gato del pajonal, la comadreja colorada, las mulitas, el osito lavador, el cardenal amarillo y el yacaré ñato, por mencionar algunos de los que perdieron su hábitat debido a la desaparición de los montes. 91

5. EL CONFLICTO RURAL, CAUSAS Y FUTURO INMEDIATO El conflicto entre las entidades gremiales del sector agropecuario y el gobierno tiene múltiples causas; pero una de las más importantes lo constituye la fuerte heterogeneidad de los actores sociales que participan en la cuestión agropecuaria sobre los que recayó la política de retenciones. Esta heterogeneidad de los agentes sociales del agro, fue ignorada o subestimada, así como también lo fue cierta coincidencia de intereses entre las entidades empresariales y sus afiliados, generada por el modelo. El análisis de los efectos del modelo hegemónico-sojero, sus virtudes y sus fisuras, ha generado en las últimas décadas un fuerte debate con posturas inconciliables, tanto en los ámbitos académicos, empresariales como políticos. Este debate que no es nuevo se viene observando particularmente en la pampa húmeda, aún antes de producirse el importante conflicto Agro-Gobierno en marzo de 2008, por la aplicación del los aranceles a la exportación (retenciones) homogéneos y móviles. Durante el prolongado conflicto tanto en la opinión pública, como en los principales referentes gremiales del sector agropecuario y la dirigencia política en general, predominaron interpretaciones simplificadoras sobre sus causas, sin sustentos teóricos y en oportunidades con un desconocimiento de la complejidad y diversidad de la cuestión agropecuaria. En el imaginario colectivo se instaló (y lo continúa en la actualidad) la problemática como una falsa dicotomía, -Campo o Gobierno-, y esto no aporta racionalidad e impide un debate más profundo de las partes en disputa en la búsqueda de soluciones, particularmente de la problemática de los pequeños productores, y rentistas. Por detrás de esta falsa dicotomía, se encuentra subyacente una visión ideológica reduccionista-productivistas promovida por sectores empresariales, institutos de investigación pri-

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vados y públicos como AAPRECID42, y en el otro extremo del arco ideológico, grupos ecologistas, entre otros. En este sentido, el modelo hegemónico ha ocasionado cambios muy profundos en la estructura productiva, además del aumento en la producción, de la productividad del suelo, y la expansión de la frontera agrícola, aunque con la presencia de empresarios innovadores, que efectúan fuertes inversiones. Emergió en el territorio rural una red de actores sociales dinámicos compuesta por productores de insumos (de fertilizantes, herbicidas), fabricantes de maquinarias e implementos agrícolas, grandes comercializadores de granos y agroindustrias integradas; y todos ellos participan en los distintos eslabones de la trama oleaginosa, con heterogénea capacidad de negociación, y pujan por una parte de la renta diferencial del suelo. Estas importantes transformaciones económicas han repercutido en la estructura social y agraria, con el surgimiento de nuevos roles y actores, como es el caso de los pool de siembra arrendando grandes superficies, los contratistas de maquinarias (arrendando tierras) y los proveedores de insumos (financiado las siembras), entre otros. Asimismo, ha generado impactos no deseados como el despoblamiento rural, las migraciones rurales a pequeños y medianos centros urbanos, el avance de la cultura de la renta e impactos en el suelo (degradación por falta de rotación). Como se ha tratado de demostrar, el modelo agropecuario actual presenta importantes grietas que han profundizado la concentración de la propiedad de la tierra y de la gestión, de la producción y del capital y, consecuentemente, del ingreso. En este sentido, como se menciono en los años 90 en Entre Ríos desaparecen 5.245 EAPs (CNA 1988/2002) menores de 200 hectáreas, y de 522 de las medianas explotaciones de 200,1 a 42

Es una Organización No Gubernamental que tienen como misión ser “agro innovadores en red, líder en el desarrollo agropecuario basado en siembra directa, con proyección global, dentro de una dinámica superadora acorde a los conocimientos científicos, y comprometidos en el proceso de mejora continua”. Para mayor información: www.aapresid.org.ar.

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500 hectáreas, así mismo en la Argentina el 10% de las explotaciones agropecuarias produce 70% de soja43. En Entre Ríos, en el año 2002, alrededor del 15% de los productores (propietarios o no) utilizaba 65% de la superficie cultivada. Del mismo modo, las 100 EAP´s más grandes de nuestra provincia (2002) son propietarias del 15% de la superficie total, y el 60% de la superficie sembrada de soja es arrendada a través de contratos de corto plazo. En este marco estructural es en el que se aplicó el aumento de las retenciones, y por lo tanto era inexorable que iba a perjudicar en mayor medida la rentabilidad y perdurabilidad de los pequeños productores y no de los medianos y grandes, que por su tamaño poseen economías de escala, capacidad de acumulación, acceso al crédito y tecnología, para afrontar este arancel. Estas características históricas de la estructura agraria de Entre Ríos, con la presencia de una fuerte subdivisión del suelo, (el 30 % de las pequeñas EAPs utilizan alrededor del 2% de la superficie productiva censada -CNA 2002-), posiblemente gran cantidad de ellos devenidos a rentistas, explica la virulencia de las movilizaciones agrarias en la provincia. El Gobierno subestimó también los cambios en el interior de las propias entidades empresariales rurales que genero el modelo sojero, el proceso de acumulación y capitalización del mismo. Del mismo modo, y con las medidas político-económicas adoptadas, acercó los intereses entre lo pequeños productores (menores de 200 hectáreas), los medianos productores (capitalizados, agremiados o en consonancia con el ideario de la Federación Agraria Argentina44) y los medianos-grandes y grandes productores innovadores (integrantes de la Sociedad

43

AZCUY AMEGHINO, E. Y FERNANDEZ, D. (2008): “Causas, mecanismos, problemas y debates entorno a los procesos de concentración del capital agrario en la región pampeana: 1988-2007”. Jornadas Trabajo, propiedad y tecnología en la Argentina. UNQ. 44 Federación Agraria Argentina (FAA).

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Rural Argentina45 y de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Exportación46), al lo menos en lo que respecta a la defensa de la rentabilidad y oponiéndose al sistema de retenciones móviles. La coincidencia de intereses entre estas instituciones, que promovió el auge del modelo sojero, sólo acercó posiciones de distintos tipos de productores, confrontando con el Gobierno por una reivindicación razonable; aunque es importante aclarar que persisten ciertas contradicciones entre ellos, que podrían mostrar la relatividad de los supuestos intereses comunes entre los distintos actores sociales del agro. Es importante tener en cuenta que hay una gran cantidad de productores, medianos y grandes, que además de explotar la tierra de su propiedad alquilan importantes cantidades de hectáreas, transformándose en productores-arrendatarios que aprovechan economías de escala, con una fuerte capacidad de acumulación, dotación de maquinaria de elevado valor y, por lo tanto, con capacidad de generación y apropiación de la renta del suelo. Seguramente, proseguirán aumentando sus escalas de producción a través del alquiler y/o compra de tierra de pequeños productores de menor rentabilidad. Ante esta situación señalada se presentará en el futuro la confrontación de intereses entre las instituciones y este será el escenario que deberán enfrentar, en un futuro muy próximo, los pequeños productores. El conflicto entre las entidades agropecuarias y el Gobierno, tuvo importantes consecuencias políticas como socioeconómicas. Las movilizaciones rurales produjeron la desaceleración del comercio internacional de granos y derivados, el desabastecimiento de alimentos del mercado doméstico y, por lo tanto, el encarecimiento del precio de los bienes-salarios así como la caída de los salarios nominales, además de la disminución del turismo y caída de las ventas comerciales en las

45 46

Sociedad Rural Argentina (SRA). Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Exportación (AACREA)

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pequeñas y medianas localidades del país, producto de la falta de comunicación por cortes de rutas y caminos. El aumento de los precios de los bienes-salario, se debió a que en una fracción relevante de los mercados alimentarios en la Argentina (lácteos, aceites, vinos, galletitas, etc.) existe una formación de precios de tipo oligopólicos, inflexible a la baja, y por lo tanto la suba del costo de la canasta alimentaría fue permanente, agravando la situación del sector asalariado. Las consecuencias fueron la irritación social, que ocasionó una profundización de la fragmentación y la desintegración de la sociedad Argentina, durante y con posterioridad al conflicto. En síntesis, hay una cuestión que es ideológica, tanto en el diseño de la política económica y/o sectorial, y es que se soslayan aspectos teóricos provenientes de enfoques heterodoxos de la economía, y de la sociología económica y rural, categorías conceptuales, y conocimientos científicos. En este sentido, no se tomó en consideración las características particulares de los distintos agentes sociales de la estructura agraria, sus comportamientos, problemáticas de acumulación y estrategias de sobrevivencia, entre otras cuestiones. Como también hay un planteo ideológico de defensa de intereses en las entidades gremiales del sector, que nuclean a los medianos y grande productores. Sobre las retenciones a las exportaciones en Argentina El conflicto, que tiene como su causa fundamental la mala aplicación de medidas político-económicas, generó un fuerte desprestigio de las retenciones como instrumento de política económica frente a la opinión pública47 y, obviamente, en los sectores empresariales, situación aprovechada por los sectores neoliberales. En este sentido, es necesario analizar dos cuestiones: una, que es la referida a la relevancia de las retenciones en el cos47

A pesar que la eliminación y / o reducción de las retenciones puede perjudicaría a parte de los sectores medios urbanos.

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to de la canasta de alimentos de la población, y la otra es la legitimidad del Estado de apropiarse de una fracción de la renta diferencial del suelo. Sobre las retenciones y sus funciones, este instrumento está relacionado más con la política indirecta de precios y el costo de la canasta familiar, que con la política fiscal, ya que tiene como objetivo fundamental establecer una brecha entre el nivel de los precios internos de los alimentos y los internacionales. Dado que Argentina sustenta su modelo económico en base a salarios en dólares muy bajos (de los convenios firmados en el 2008, varios de los salarios iníciales rondan entre los 500 y 700 dólares) y está integrada al mercado mundial (tratando de aprovechar sus ventajas comparativas -la tierra y su fertilidad- y, en algunas tramas agroalimentarias, su competitividad sistémica exportando commodities), fue importante la política de retenciones para el mantenimiento del precio de estos bienes que conforman la canasta básica de alimentos. Sin embargo, es cierto que constituye un importante recurso fiscal del gobierno central, luego del IVA y del Impuesto a las Ganancias. El rechazo a la aplicación de retenciones a las exportaciones, argumentándose que distorsiona la asignación microeconómica de los recursos productivos, debe tenerse en cuenta por dos cuestiones. En primer lugar, en general todos los impuestos son distorsivos, por lo tanto no resulta ser un argumento sólido para su eliminación; en segundo lugar, su eliminación y/ o reducción drástica, como plantean algunos economistas y dirigentes políticos, implicaría que con salarios nominales muy bajos se pagarían montos cercanos a los precios internacionales de los alimentos, teniendo en cuenta que según FAO, en los últimos tres años aumentaron 80% (2005 /2007). Sin embargo, las retenciones elevadas, homogéneas y sin otras medidas complementarias perjudican a los pequeños productores al reducir su rentabilidad y las del canon de los pequeños rentistas, entre otras cuestiones y que puede potenciarse la tendencia a la concentración de la producción aún más.

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El conflicto Agro-Gobierno, es esencialmente una puja por la apropiación de la creciente renta diferencial del suelo, y en esta disputa participan, además del Estado, una importante cantidad de actores sociales. En este sentido, es legítimo y es competencia del Estado, a través del sistema impositivo, apropiarse de una parte de la renta diferencial generada por la productividad natural del suelo. Esto mismo ocurre con otros recursos naturales, a nivel nacional e internacional, entre otras razones porque es esencialmente una ganancia extraordinaria generada por la fertilidad el suelo y no fruto del trabajo humano.48 Esta es una diferencia central en la economía política, ya que la ganancia extraordinaria o sobreprovecho según Kauztsky (1988)49 “en la agricultura depende de leyes particularísimas que constituyen una categoría económica particular: la renta del suelo”, y los recursos naturales como la tierra “no puede aumentarse su cuantía a discreción, ni las calidades son las mismas en todas partes, y no son transmisibles a voluntad de los hombres”. Por lo tanto, la tierra no es reproducible por el trabajo humano. La renta del suelo, como mencionaban D. Ricardo y C. Marx, es la retribución superior a la ganancia media (ganancia extraordinaria) que es apropiada por los terratenientes y generada por la fertilidad del natural del mismo. En el caso de nuestro país, la renta diferencial es de tipo internacional50, es decir es la ganancia extraordinaria que la obtienen los agentes por la elevada fertilidad de nuestro suelo de uso agrícola; esto hace que el costo medio de producir un quintal de grano (como por ejemplo de soja) sea inferior al precio internacional de los mismos, ya que los valores internacionales de los granos están determinados por las condiciones

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Como ocurre con el capital, que es un bien reproducible por sí mismo, cuestión que determina una clara diferencia entre los mencionados factores de la producción. 49 KAUTSKY K., “La cuestión Agraria”, Ruedo Ibérico, Francia, 1979. 50 FLICHMAN G.: “La renta del suelo y el desarrollo agrario Argentino”, Editorial Siglo XXI, Ediciones SA, segunda Edición 1982, República Argentina

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de producción de la peor tierra (sus costos medios de producción), las de menor fertilidad o las tierras marginales51. Del mismo modo, el Estado debería mediar o regular la apropiación de la renta diferencial, que se produce entre los heterogéneos actores de la vasta red que conforma el modelo sojero, ya que de su concentración deviene el mecanismo de apropiación de la renta. Es clara la responsabilidad del Estado, por acción o inacción en este proceso de especialización productiva, concentración de propiedad y apropiación de la renta del suelo, debido que en los años 90, entre otras cuestiones, se desmanteló toda intervención del mismo, como por ejemplo en la comercialización de productos agropecuarios, y esta responsabilidad política continuó aún hasta la actualidad, con posterioridad a la devaluación del año 2001. El Estado permitió que prosiguiera la inercia del modelo hegemónico de los años noventa, o las medidas que tomo con algunos planes fueron inocuas para los pequeños productores, y campesinos o unidades de subsistencia del agro y de Entre Ríos. En la actualidad, las consecuencias de esta inacción o deficiente gestión son fuertes, y en ese sentido se han acelerado las tendencias así como se observa una elevada concentración de la producción, de los capitales y de los ingresos, al menos en las zonas donde la producción de granos es relevante por el tipo de suelo. En síntesis. ¿Quiénes se benefician y/o quiénes se perjudican con el elevado nivel de retenciones? ¿Desapareció el conflicto? ¿Cuál será el futuro inmediato? Los datos recientes (2008) sobre estimación del área sembrada y producción para la última campaña indican que la soja continuará participando con la mitad de la producción de granos en la Argentina, dado que es más rentable. 51

RICARDO, D. “Principios de Economía Política y Tributación”, 1817.

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La caída de la rentabilidad del pequeño productor agrícola, por disminución del precio y las retenciones homogéneas, puede llevarlo a que venda, o si aún no lo ha hecho que alquile su tierra, transformándose en un rentista ya que no posee el capital fijo y circulante suficiente ni la escala óptima para sembrar. Por lo tanto, el pequeño productor o se transforma en rentista o continúa como tal, aunque es posible que cobre un menor canon, que en el caso de Entre Ríos hasta la campaña anterior oscilaba, en las zonas de mayor aptitud agrícola, entre 8 y 10 quintales por hectárea. Por otro lado, las explotaciones medianas y grandes, dada la capacidad financiera y el nivel de activos fijos que poseen, son las que han aumentado (y lo harán aún más), sus escalas tomando nuevos arrendamientos y/o comprando aún más tierra -como ya pasó en la década del 90- a los pequeños productores. En este sentido, el pequeño productor de la zona agrícola de Entre Ríos, según cálculos del INTA-EEA de Paraná52, la inversión que debe realizar en costos directos (labores, semillas, fertilizantes, otros agroquímicos, intereses del capital circulante, cosecha, comercialización) para sembrar soja de primera en tierra propia, asciende a $1.548 por hectárea en la campaña 200853, para un precio de $90/QQ. A modo de ejemplo, un productor pequeño que siembra 100 hectáreas de soja, tiene que invertir la suma elevada de $154.800, y si además se siembra trigo, (combinación de la cosecha de trigo/soja) la inversión por hectárea en costo directo u operativo, sembrando en tierra propia, asciende a $1.700/Has., es decir $170.000. Esto significa que la inversión total anual en costos directos para sembrar trigo/ soja según cálculos del INTA, asciende a la elevada suma de alrededor de $324.800 para una explota52

INTA-EEA de Paraná. Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria Estación Experimental Paraná. 53 RODRÍGUEZ Y CANCIO; “Análisis económico de la cosecha gruesa en el sudoeste de Entre Ríos”. Sistemas de Producción Campaña 2008/09; Grupo y Economía, INTA EEA Paraná.

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ción pequeña de cien hectáreas54, con riesgos económicos y climáticos. En cambio, si el pequeño productor alquila la tierra obtiene anualmente alrededor de 10 quintales por hectárea de soja de canon, es decir $900/Has., y por lo tanto recibe anualmente un canon de $90.000 en efectivo y por adelantado en concepto de alquiler por 100 hectáreas; esto significa una mensualidad de $7.500 sin riesgos económicos, sin intervenir en la comercialización y sin invertir, aunque con el riesgo de deterioro del suelo si no realiza los contratos con cláusulas adecuadas sobre el uso sustentable del suelo, monitoreando su uso y/ o alquilando a productores de su confianza. Por lo tanto, la reducción del precio actual y de la rentabilidad, seguramente, hará que el pequeño productor continúe como rentista o venda la tierra a medianos y grandes productores, por lo que aumentará la concentración de la producción y de la renta. Asimismo, otra consecuencia, ya no desde el punto de vista del sector agropecuario sino desde el punto fiscal, lo constituye la volatilidad de los ingresos por retenciones, dado que se fijan en torno a los precios internacionales de los commodities, hace inestable su trayectoria temporal dada la especulación financiera y las recurrentes crisis financieras en estos tiempos, por lo que su afectación a un determinado gasto público sería un hecho fortuito, con altas posibilidades de que no se recaude lo pronosticado, como ocurrirá en el año 2009.

6. REFLEXIONES FINALES En los últimos años, el aumento del precio internacional de la soja y de los granos en general (maíz, trigo, etc.) ha producido un importante aumento de la renta diferencial de suelo en el sector agropecuario argentino, al menos hasta el año 2008.

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RODRÍGUEZ Y CANCIO; it supra.

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Estos incrementos en los precios internacionales de las commodities fue impulsado entre múltiples factores por la demanda creciente de alimentos en los países asiáticos (China e India), el empleo de materias primas agrícolas para la fabricación de biocombustibles, el crecimiento veloz de los mercados de capitales de productos básicos, constituyéndose estos en un activo financiero más, además de la baja de la tasa de interés y depreciación del dólar, ya que en esta moneda se cotizan los mencionados productos. En la post-convertibilidad, por el efecto combinado de la devaluación y aumento de precios, se duplicó la masa de renta diferencial; por ejemplo, en la campaña 2003/2004 fue superior a la del período de cinco años en los años ´90 (1992/ 1996). Sin embargo, a pesar del fuerte aumento de los precios internacionales de los granos y de otros productos básicos, en los últimos años, estos no han logrado superar los niveles de las décadas del 60 y 70, hablando siempre en términos de precios reales. Desde la perspectiva teórica, la renta diferencial constituye una ganancia extraordinaria superior a la ganancia media del capital invertido en el proceso productivo agrario, cuya apropiación es legitimada por la propiedad del recurso suelo. Además, el factor que genera esta ganancia extraordinaria es un fenómeno de tipo natural, tal como la fertilidad natural del suelo obviamente no generado por trabajo humano. En el contexto rural de las economías regionales, las diferentes políticas (o ausencia de las mismas) han generando cambios profundos en la estructura agraria de las zonas de mayor aptitud agrícola, así como en las perspectivas de los productores, profundizándose el modelo hegemónico productivo sojero de agricultura permanente. También ha provocado transformaciones en el avance de la concentración del uso del suelo y del capital (maquinaria), la expulsión de mano de obra, la emergencia de nuevos agentes, el aumento del alquiler del suelo, el rentismo, además de efectos económicos tales como el aumento de la producción y productividad del suelo. 102

Desde mediados de la década del 90, se produce en Entre Ríos, en todo su territorio y con mayor énfasis en la zona sudoeste (mayor aptitud agrícola), un sostenido crecimiento de la superficie sembrada y producción de soja. Está expansión de la frontera sojera compite y desplaza a la ganadería vacuna, al tambo y afecta a los montes nativos, marcando una tendencia sostenida en cuanto al uso del suelo hacia un patrón de especialización, con reducción de la rotación y posible degradación del suelo, acelerando además el despoblamiento de las zonas rurales, provocando la exclusión generacional y de las explotaciones familiares. Uno de los efectos indirectos del crecimiento de la producción de soja, en la provincia de Entre Ríos, fue la aceleración del proceso de concentración de la propiedad y de la gestión. En ese sentido, el tamaño medio de las explotaciones agropecuarias de la región más sojera de Entre Ríos (ZAH1) creció el 52%, pasando de 161 hectáreas en 1988 a 245 hectáreas por explotación en el 2002; mientras que para la totalidad de la provincia, el tamaño medio aumentó el 29%. La siembra directa implica fuertes inversiones en maquinarias, escaso laboreo del suelo y la sustitución de mano de obra, todo lo cual impulsó la realización en activos fijos de fuerte rotación, proceso que además fue efectuado por las medianas y grandes explotaciones. En ese sentido, en el año 2002, más del 80% de las maquinarias agrícolas, particularmente las sembradoras de siembra directa (86% del total provincial y el 80% para la región ZAH1), es propiedad de explotaciones de más de 200 hectáreas. Las migraciones rural-urbanas se dinamizaron, y en tan solo 14 años, entre los dos últimos censos agropecuarios, la población residente en las explotaciones de la provincia se contrajo el 20%, y la mitad de los productores, encargados de las tareas cotidianas de gestión de las explotaciones, vive fuera de la misma. En la región de mayor aptitud agrícola de la provincia (ZAH1) el porcentaje de productores ausentitas es de alrededor del 45%. Sin embargo, el 50% de los residentes en las EAP´s son familiares. 103

A pesar de estos profundos cambios cualitativos y cuantitativos que produjo la soja, y la irrupción de nuevos actores, siguen predominando las explotaciones familiares (independientemente del tamaño) en las que el trabajo es realizado por el productor y sus familiares, y que ocasionalmente emplea mano de obra asalariada; aunque se observa el avance de nuevas modalidades de organización, a través del alquiler de la tierra y penetración de formas capitalistas de producción. En este sentido, la propiedad como forma de tenencia del suelo predomina en el cultivo de la soja en las explotaciones pequeñas menores de 200 hectáreas y, contrariamente, a medida que aumenta el tamaño de las mismas, crece la importancia relativa del alquiler sobre la propiedad, lo que afirmar la hipótesis de que se concentró la propiedad y la gestión del suelo en alquiler. La incorporación de cambios tecnológicos produjo múltiples impactos socioeconómicos en una estructura agraria que presentaba una fuerte subdivisión del suelo, producto del proceso histórico de colonización y, en este sentido, del peso relativo del número de pequeñas explotaciones que es todavía importante. En Entre Ríos, según el CNA 2002 alrededor de 10.000 explotaciones son de 100 hectáreas o menos y ocupaban solo el 8,4% de la superficie productiva censada. Es central la responsabilidad del Estado ya sea por su acción o inacción política que posibilito la profundización de este modelo productivo basado en la especialización productiva, concentración de propiedad, de la gestión y de la apropiación de la renta del suelo. En este sentido, se ha desmantelado en los años 90 con la Reforma del Estado y la Desregulación, toda intervención del mismo, que en la actualidad continúa en menor medida (a pesar de intentos de creación de la ONCCA por ejemplo) una de política agropecuaria que tiendan a un modelo económico más equitativo y equilibrado, y un desarrollo sustentable. Surge, de lo concluido, la necesidad de profundizar aún más el abordaje del análisis de los impactos desde una visión multidisciplinaria y no exclusivamente economicista, la cons104

trucción de base de datos primarios y la reconstrucción y actualización de la información secundaria; así como también de realizar estudios de campo tomando aéreas piloto representativas sobre el rentismo, el perfil y posibilidades de persistencia de los productores familiares antes el avance de formas capitalistas de la producción, además del uso de los suelos en la provincia, el nivel de deforestación, los tipos de contratos de alquiler empleado, el análisis de los efectos sobre el suelo del régimen de tenencia, entre otras cuestiones. ¿Cuál es la situación actual?, ¿continuará la especialización en la producción de la soja?, ¿cuáles son las perspectivas futuras de los pequeños productores de Entre Ríos y del resto del país, si no se producen cambios profundos en la política de retenciones, de alquiler del suelo, de la política macroeconómica y sectorial? El modelo hegemónico productivo, basado en la soja, generó tendencias de difícil reversión que han, por un lado, homogeneizado los interés económicos entre los pequeños, medianos y grandes productores, sean estos propietarios puros, propietarios arrendatarios o arrendatarios puros. En este sentido, en la etapa más dura del conflicto con el gobierno, hubo un pleno acuerdo entre las entidades gremiales agropecuarias FAA (Federación Agraria Argentina), CONINAGRO (Confederación Intercooperativa Agropecuaria Cooperativa Limitada), SRA (Sociedad Rural Argentina), CRA (Confederaciones Rurales Argentina) de solicitar la derogación de la Resolución 125, que establecía retenciones móviles crecientes si aumentaba el precio internacional de la soja. Pero además, el mencionado modelo hegemónico, profundizó las tendencias a la heterogeneidad entre los distintos agentes sociales agrarios, en cuanto a propiedad del suelo y del capital. En este sentido, en el período 1988/2002, entre los dos censos agropecuarios fueron expulsadas 5.245 EAP´s pequeñas, menores de 200 hectáreas. En el otro extremo, las explotaciones grandes, de 5.000,1 a 10.000 hectáreas, crecieron en número el 26%; en cambio, la superficie del estrato creció el 30,3%, Asimismo, las más grandes 105

explotaciones, mayores a 10.000 hectáreas, crecieron el 31,6%, mostrando un aumento en su superficie de alrededor del 50%. En síntesis, en la actualidad, la estructura agraria de Entre Ríos, desde el punto de vista cualitativo (ENA-2005) presenta las siguientes características: la importante presencia de pequeñas explotaciones agropecuarias familiares, menores de 200 hectáreas, que han empleado distintas estrategias de supervivencia y crecimiento, y es posible que sus propietarios hayan cedido en alquiler sus tierras (aunque no se cuentan datos actualizados sobre su número), la totalidad o una parte de la misma, y se dedican o no a la actividad agropecuaria u otra (como cuentapropista o asalariado), ya que por razones de escala les conviene alquilar y no producir directamente por la escases de capital, a los cuales en el futuro les resultará muy dificultoso su reinserción en la producción agropecuaria. El crecimiento de los rentistas puros, que no realizan otra actividad productiva, se desarrolló en toda la pampa húmeda y posiblemente en Entre Ríos debido al aumento del precio de la soja, al menos hasta la actual campaña (2008/2009). Pero es probable que con la caída de la rentabilidad de la actividad, el canon de arrendamiento disminuya y, por lo tanto, afecte los niveles de ingreso y de vida de este tipo de agente social, por lo que cabe plantearse como un interrogante acerca de ¿Cuál será la estrategia futura de estos agentes que cobraban entre 8 y 10 quintales de soja, anualmente, como canon? Los pequeños productores de la provincia que han podido capitalizarse, producen en tierras de su propiedad (80% del total del estrato) y además alquilan tierras (20 % del total) para lograr escalas de producción que mejoren su rentabilidad (ENA2005). Esta estrategia fue posible por alguna de las siguientes razones: no estar endeudados en los ‘90, la devaluación del año 2001 y la pesificación asimétrica, o por el ciclo de vida de sus componentes (edad del productor, número de componentes de la explotación, etc.), entre otras cuestiones. En cambio, las medianas explotaciones familiares, de 200,1 a 1.000 hectáreas, con capacidad de capitalización, 106

como estrategia de supervivencia en los años 90 y con posterioridad a la crisis del 2001, optaron por la incorporación de tecnología y el mejoramiento de las escalas con el alquiler de tierra. En este sentido, en Entre Ríos (ENA-2005) el 42,10% de la superficie productiva, usada por estas explotaciones, es alquilada. Similar situación se observa en las explotaciones de 1.000,1 a 5.000 hectáreas, que alquilan el 38,5% de la superficie total empleada por las mismas. En el año 2002, representaban el 5,6% de las mismas y poseían el 38% de la superficie censada. Las EAP´s grandes, de más de 5.000 hectáreas, que en 2002 representaba el 0,5% del total y empleaban el 17,1% de la superficie productiva censada, aumentó la superficie usada por las mismas (entre el 30 y 50% en el período 1988/2002). Por lo tanto, la estrategia de las mismas ha sido la compra de tierras y, en menor medida, el alquiler; que en el año 2005 representaba el 20% del total del estrato. Las tendencias mencionadas en la estructura agraria, probablemente se profundizarán, como ya está ocurriendo en la última campaña ( 2008/ 2009), por lo tanto, la especialización continuará, ya que la soja sigue representando la mitad de la producción de granos así como la concentración del uso del suelo, de la producción y de la apropiación de la renta en la estructura agraria; y en otros eslabones de la red de la soja que se apropian de una parte importante de la renta, como los productores de los insumos (semilla, glifosato, fertilizantes, maquinarias, transporte), exportadores y de la agroindustria elaboradora de aceite. Como algunos autores lo mencionan ( BALSA, 2007), el modelo productivo hegemónico ¿ pone en peligro la persistencia de las unidades familiares de producción que no emplean mano de obra asalariada, tal como el modelo teórico planteado por Carlos Marx- 1894- sobre explotación capitalista del agro lo conceptualiza? ¿Seguirá persistiendo esta rareza del capitalismo agrario argentino, en el que la explotación familiar es el obstáculo al crecimiento de la producción capitalista, en la que participan el terrateniente (dueño de la tierra), el arren107

datario (que aportaba el capital) y el campesino-asalariado rural (que aporta el trabajo)? ¿Cuáles son los factores que las han debilitado? Estos interrogantes son de gran importancia, a tal punto que se sigue afirmando que en países capitalistas avanzados aún persisten y coexiste la pequeña producción mercantil rural al lado del modo de producción capitalista dominante. Sin embargo, en la pampa húmeda y en cierta parte del territorio de la provincia de Entre Ríos, ya se observan rasgos disolventes de la empresa familiar, entre los factores más importantes, “la urbanización” ha desvinculado el proceso productivo y las labores rurales quedaron a cargo de asalariados o fueron tercerizadas, por otro lado, el deseo de un mejor porvenir de los hijos a hecho que se acceda a crecientes niveles de escolarización, lo que también ha debilitado el equipo de trabajo familiar y fija otras prioridades por encima del mantenimiento del patrimonio familiar, por último, el aumento de la expectativas de vida de los productores hace que el traspaso generacional de las tierras sea cada vez más dificultoso. Sin embargo, aún persisten fortalezas y están dadas por: • La mayoría de las innovaciones puede ser alcanzada aún por las EAP´s más pequeñas y descapitalizadas, gracias a que su difusión en la mayoría de los casos es gratuita. • Aún con poca tierra la explotación familiar puede lidiar con los costos y obtener una renta suficiente para sobrevivir, gracias al trabajo familiar, autoconsumo y comportamientos conservadores. • Las grandes explotaciones son difíciles de monitorear y coordinar, sumado a la incertidumbre, cada vez mayor, y a las altas volatilidades de los precios; es impensado su aumento de tamaño más allá de cierto límite. Si bien las nuevas tecnologías satelitales facilitan estas tareas. 108

• El costo de oportunidad del productor es muy bajo, por lo que para dejar de producir debe realmente estar en una condición extrema, a diferencia de la explotación capitalista que ante malas ganancias, seguramente, abandonará la producción. • La producción agropecuaria se ha facilitado. Sin embargo, son necesarios conocimiento específicos y personal capacitado para el desarrollo de la actividad, y no siempre los capitales se encuentran cerca donde se realiza la siembra o cosecha. La desaparición de las explotaciones agropecuarias familiares parece lejana, sobre todo en territorios con una gran subdivisión del suelo. Sin embargo, ya se observan datos que confirman un aumento de tamaño de las explotaciones y una creciente concentración en el uso del suelo. Las autoridades tienen elementos para frenar este proceso que parece acelerarse; sin embargo, predomina una apatía al respecto y parecería que el mercado será el que actuará como juez, para bien o para mal, decidiendo si el sector agropecuario escapará a la lógica capitalista o permanecerá con rasgos actuales. Concluimos en que el panorama rural y de los pequeños productores en nuestro país y en Entre Ríos es sombrío, y es una necesidad la “democratización de la tierra”. “El país posee una de las praderas más fértiles del planeta que desde que se configuró el territorio permanece en pocas manos tanto en lo referente a la propiedad como al control sobre la producción. Nunca se discutió la posibilidad de una reforma agraria, ni siquiera cuando esta política pública estaba en la agenda de los organismos internacionales. El destino que se deparó al país es el de la gran extensión agrícola para beneficio terrateniente primero y para los nuevos sujetos del agronegocio luego”. Norma Giarracca (2008).

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