Imaginar: pensar (la Performance) con imágenes en tiempos de registros

Share Embed


Descripción

Imaginar: Pensar (la Performance) con imágenes en tiempos de registros1 Por Santiago Cao

Un agradecido reconocimiento a Mariana Picart Motuzas por sus miradas sobre este ensayo. Con ellas he tenido el placer de poder migrar hacia otros modos de comprender algunas de las propuestas que en el caminar vengo construyendo. Gracias querida amiga por pensar juntos.

Si nada tuviera comienzo ni fin, si todo el tiempo estuviéramos en el medio, en el en-tre de una contigüidad2 de afectos y de producciones de subjetividades, ¿tendría sentido referirnos a la realidad como algo continuo, lineal y dado de antemano, como algo único y común a todas las personas? Quizá sea más adecuado referirnos a una multiplicidad de realidades minúsculas, singulares y discontinuas de los seres vivientes que las imaginamos y las producimos. O en todo caso -si imaginar fuera pensar con imágenes- una multiplicidad de realidades singulares, imaginadas colectivamente. ¿Y si esto fuera así, al pensar, desde cual imaginario lo estaremos haciendo? Lo Imaginario, si lo pensamos desde la teoría del Estadio del Espejo planteada por Lacan (2005), se fundaría en el pensar con imágenes y es a su vez uno de los factores fundantes del Yo. Será durante este Estadio que el sujeto comenzará a identificar su imagen diferenciándose del Otro. Pero paradójicamente, para poder diferenciarse tenderá primero a enajenarse ya que lo designado como Yo es formado a través de lo que es el Otro, es decir, mediante la imagen que -como en un espejo- le da el otro. Nos construimos una imagen de nosotros mismos basada en cómo nos ven los demás. Es decir, (nos) vemos a través de los otros; nos (en-tre)vemos. La cuestión aquí, entonces, no sólo será el “cómo” nos ven los demás sino también “desde donde” nos

1

Ensayo publicado originalmente en la edición n° IV de la revista argentina “De Poéticas Corporales”, Agosto de 2014. Disponible en: http://goo.gl/XEH4ag 2

Somos construcción discontinua en tanto transitamos por líneas de producción de subjetividades conformadas por fragmentos contiguos de afectos. Contigüidad, si pensamos que la línea, según lo propuesto por Kandinsky (2003), está conformada por sucesiones de puntos en movimiento; y entre punto y punto hay espacios en-tre que abren a la posibilidad de realizar saltos hacia otras líneas. Será desde la distancia donde estos puntos podrán ser vistos únicamente como línea continua, pero si nos aproximamos un poco, no sólo comenzaremos a ver estos puntos sino también los espacios en-tre ellos. Y acercándonos aún más, veremos los espacios (d)en-tro de los puntos mismos. El espacio está presente como medida de diferenciación de lo uno y lo otro, pero también como diferenciación de lo que se pretende idéntico a sí mismo.

1

(en-tre)ven. O quizá sea más conveniente preguntarnos: “Si yo soy vos, ¿vos quién soy?”. Pero no sólo somos vistos; también vemos, y al ver, creamos. Es decir, además de captar los estímulos visuales, hemos de significarlos. Les damos forma conocida basándonos en los saberes pre-vios que nos (in)formaron. Y esta capacidad de significar, de ver, de querer encontrar los signos que nos remitan a lo que creemos que aquello es, será un carácter netamente creativo que operará “sobre” la cosa. No “en” la cosa sino por sobre; como una capa de saberes que le cubrirá. ¿O sería más adecuado nombrarla como una capa de saVeres? Pero estos saberes no son moldes fijos sino que los actualizaremos el tiempo todo, pudiendo adaptarlos a nuevas formas más eficaces según las exigencias de cada momento. Actualización que será posible gracias a la capacidad de afectar y ser afectados (SPINOZA) que poseemos al relacionarnos con el mundo. Y este juego mediado entre lo que sé –la capacidad de adaptar el mundo a los conceptos- y lo que este mundo en su capacidad de afectación me exige como modo de adaptarme al mismo, tendrá como función el dar forma conocida a lo que se nos presente. Una forma en contigua transformación. Y es esta capacidad -la capacidad de (sa)Ver- la que entiendo como producción de realidad. Y si así fuera, ¿cómo operarían en nuestras producciones de realidad las imágenes que a diario nos llegan y que a diario también emitimos? Si la realidad es cosa de todos y por todos producida, ¿tendría sentido pensarla –imagéticamente- como cosa de pocos y –mediáticamente- siendo construida por pocos? Si pensamos que los sujetos –según lo propuesto por Agamben (2009)- son el fruto del encuentro entre los dispositivos3 y los seres vivientes, produciéndose subjetivaciones como resultados de estos encuentros, los espacios públicos serán algunos de los lugares donde estas subjetivaciones se evidenciarán en los límites conferidos por los permisos y las denegaciones de los dispositivos a los vivientes. De esta manera, podríamos pensar algunos modos de Performances e intervenciones urbanas como herramientas para alterar estas subjetivaciones, es decir, como dispositivos de producción de realidad, cuyo campo de acción será precisamente el entre unos y otros. Si imaginar es pensar con imágenes, ¿cómo entonces poder –utilizando nuestros Cuerpos como soporte- potenciar en los espacios públicos el encuentro de producciones de subjetividades otras, a fin de propiciar (trans)versiones de la realidad diferentes a la promulgada por los medios masivos de comunicación, sin que se tornen estas versiones 3

Llamaremos de dispositivo, según lo propuesto por Agamben, a “todo aquello que tiene, de una manera u otra, la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos, las conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivientes. No solamente las prisiones, sino (…) también el bolígrafo, la escritura, la literatura, la filosofía, la agricultura, el cigarro, la navegación, las computadoras, los teléfonos celulares y -por qué no- el lenguaje mismo, que tal vez sea el dispositivo más antiguo” (AGAMBEN, 2009, pp. 40-41. Traducción mía)

2

en una nueva y única Realidad a instaurar? ¿Cómo hacer para que lo que se instale sea la pregunta, en una sociedad cada vez más atravesada por las respuestas? O dicho de otro modo, cómo promover el hábito de preguntar(nos) para que después sea cada quién el propio productor de respuestas móviles. ¿Cómo, desde el Cuerpo en acción, podemos construir(nos) y propiciar un pensamiento migrante en una sociedad que procura continuamente estableser(se)? En este sentido podríamos pensar, (con)versando con algunos conceptos propuestos por Deleuze y Guattari (2004), en una (des)organización rizomática del conocimiento como método para ejercer resistencias a un modelo social estructuralmente jerárquico y opresivo para con las diferentes formas de vida. Utilizando la Performance y las intervenciones urbanas como herramientas para este fin (y no con la finalidad de producir obras de artes en los espacios públicos), podremos generar en estos espacios situaciones que causen im-previstos, acontecimientos que disloquen a los sujetos de su cotidiano transitar. Situaciones estas que no puedan ser explicadas fácilmente, y que ante la falta de respuestas claras por parte de quién acciona, generen un vacío de explicaciones en quién observa. Y si denominar es fijar, asegurar las cosas dentro de los límites de la Realidad, generar un desplazamiento por fuera de lo sabido podría ser una táctica (CERTEAU) para expandir las cosas por fuera de estos límites, hacia el campo de lo posible. «Denominar» es una palabra-verbo, pero d(en)ominar es una acción. Y si d(en)ominar es dominar en, ¿cuál es el espacio en-tre la Palabra y la Acción? Cuando denomino una cosa, por ejemplo una silla, la domino en su forma pre-conociendo de “silla” pero al d(en)ominarla también me d(en)omino. Si esta silla está allí para que me siente, ¿quién soy yo? Soy quien se sienta en la silla. La domino y me domino en una función de roles acotados. No podrá ser -entre otras posibilidades- alimento, y por ende no seré yo quien la coma. Al menos no dentro de los modos y permisos consensuados socialmente por el conjunto de normas y códigos de la sociedad en la cual me muevo. Pero basta que realice un movimiento cualitativo para modificar su potencia y expandirla a otros modos de (en-tre)verla. (CAO, 2013, pp. 21-22)

Si imaginar fuera pensar con imágenes, entonces será necesario pensar -al menos un poco- con imágenes no tan conocidas. Y desde la Performance en espacios públicos podemos potenciar un pensamiento de este tipo. Para ello, tenemos que generar propuestas que observadas rápidamente posean una forma lo suficientemente parecida con los saberes-sabidos a fin de activarlos, pero al mismo tiempo, lo suficientemente diferenciadas de aquellos con la intención de generar un extrañamiento en los sujetos. Propongo entonces que pensemos la Performance como un Cuerpo sin Rosto (CsR) que tenga como posibilidad el ser depositario de múltiples rostros en contiguo desplazamiento frente a los saVeres de las personas que la observan. La Performance, 3

entendida como una herramienta para desorganizar el Cuerpo social a partir de sus propios saberes. (…) “mis ojos ya no sirven para nada, pues sólo me remiten la imagen de lo conocido. La totalidad de mi cuerpo debe devenir rayo perpetuo de luz, moviéndose a una velocidad cada vez mayor, sin respiro, sin retorno, sin debilidad (...). Sello, pues, mis oídos, mis ojos, mis labios”. CsO. Sí, el rostro tiene un gran futuro, a condición de que sea destruido, deshecho. (DELEUZE & GUATTARI, 2004, p. 177)

Pero dado que la tendencia cada vez mayor a trabajar con Performance en soporte video o fotográfico (como así también el registrarla en estos formatos) implicaría un desplazamiento de lo corporal hacia lo bidimensional, y siendo que en sus orígenes la Performance se presentó como una alternativa no objetual, efímera y no mercantilista, ¿aplicaría el pensar en la posibilidad de un CsR cuando lo que falta allí es precisamente el Cuerpo? ¿Es posible que lo que se presente, en tanto registro de la Performance, sea justamente aquel Rostro que desplazó al Cuerpo? Aquel muro blanco del cual hablaban Deleuze y Guattari. El soporte fotográfico, entendido como soporte, sí, pero de las significaciones que los observadores proyectarán sobre él, basadas en sus saVeres. La fotografía como un rostro, o mejor dicho, como la rostridad de la Performance ya ausente de Cuerpo. ¿Y si ya no hay Cuerpo, podríamos -siendo que la Performance es presentada como un arte corporal- continuar pretendiendo que aquel registro sea “lo que está en lugar de”? Quizá sea necesario dejar de pensarlo como re-presentación o cita de lo acontecido para comenzar a entenderlo como un desplazamiento que se tornó presencia en sí mismo, ocupando –en tanto rostro- el lugar de lo ya ausente. El registro, entonces, como aquello que refiere a sí mismo y no a lo acontecido. Siglos y siglos fueron necesarios para que podamos hoy en día reconocer un rostro entre las manchas impresas sobre un soporte bidimensional. La Mona Lisa, por ejemplo, antes que la representación de un rostro, es un territorio fundado que se actualiza en milésimas de segundo en el ojo de un espectador educado en ese territorio. Es un territorio fundado en y sobre ese ojo. No hay autor, entendiéndolo como hacedor. Autor es tanto quién hace, crea conceptos o transforma la materia, pero también autor es todo el dispositivo que sustenta esto creado como arte. Pero el observador es también co-creador de esa obra. Gracias a su capacidad de afectar y ser afectado, él también funda desde sus saberes-sabidos su propio territorio sobre aquel objeto. Y entre ambos, Autor y Observador, hay un vacío aterrador, un espacio en contigua transformación y refundación, como también hay un espacio vacío entre dos imanes de un mismo polo cuando se intenta unirlos por la fuerza. Ese espacio en-tre es la “obra de arte”, el resultando nunca acabado de ese encuentro entre el Autor y el Observador (y no entre el artista y el público).

4

Actualidad de la Performance y lugar del Cuerpo en un Arte del Registro Pensar la Performance hoy en día implica adentrarnos en una otra complejidad, diferente -quizá mayor- de lo que fuera en sus inicios. En general, el arte acción o la Performance surgieron en la procura de una desmaterialización de la obra de arte, donde el Cuerpo era utilizado como soporte de una obra no-objetual y cuya temporalidad efímera desplazaba a la visión como sentido privilegiado, expandiéndose a los otros sentidos que durante siglos fueron negados en la Pintura Occidental. Hoy en día, la tendencia internacional en materia de Performance o Arte Acción (de la cual Latinoamérica no está exenta) pareciera indicar nuevos caminos y modos de hacer. Cada vez son más los Festivales de Performance que trabajan en espacios de Galería o Museos con propuestas de no más de 15 minutos de duración y donde el registro tiene un papel, sino fundamental, al menos prioritario. Las llamadas Redes Sociales como Facebook, cumplen un rol no sólo de divulgación sino también de visibilidad y legitimación de dichos registros. Es mayor la cantidad de personas que observan las fotos y videos allí publicados, que las que observan de Cuerpo presente las Performances accionadas. Dentro de este contexto actual -desplazado por los distintos tipos de registros y por los medios de divulgación de los mismos- ya no es posible pensar al Cuerpo en tanto obra y aún menos como soporte de la misma. En nuestra contemporaneidad es la imagen -resultante de un complejo entramado que incluye tanto al performer como al fotógrafo o videasta- quién ocuparía el status de obra. Si la intervención colectiva “El Siluetazo” ponía en evidencia una doble ausencia4 (la de la persona secuestrada y desaparecida por la dictadura militar en Argentina -a la cual hace alusión la silueta-, y la de la persona que “prestó” su cuerpo para que dicha silueta sea trazada a través de su contorno), la actualidad de la mayoría de las propuestas de Performance pone también en evidencia una otra doble ausencia: la del Cuerpo en presencia –desplazado por el Cuerpo en registro-, y la del acontecimiento, ahora desplazado por el instante diferido en el cual cada espectador observa estos registros. Si imaginar fuera pensar con imágenes, ¿Cuál estaría siendo el papel del registro en un arte que se piensa como corporal pero se divulga como visual? ¿Qué funciones estaría cumpliendo el registro en relación a la capacidad de imaginar que poseemos, cuando nuestro campo de visión está mediado por el mismo? Y desde allí, ¿qué funciones está cumpliendo el registro en tanto formador condicionante de pensamientos en un público que cada vez más tiende a relacionarse con la obra registrada y no con la 4

“Doble Ausencia”, entendida como lo proponen Longoni y Bruzzone al definir la silueta como “la huella de dos cuerpos ausentes, el de quien prestó su cuerpo para delinearla y –por transferencia– el cuerpo de un desaparecido” (Longoni; Bruzzone, 2008, p.32).

5

obra in-situ? ¿O será que estaremos hablando de distintos tipos de obras y no sólo de distintas temporalidades? Y si así fuera, ¿cuál estaría siendo el papel de la Performance en un arte que se teoriza como corporal pero se divulga como visual?

Referencias AGAMBEN, Giorgio. O que é contemporâneo? e outros ensaios. Chapecó: Ed. Argos, 2009. CAO, Santiago. D(en)ominar. (Des)cubrir. Olvidar. (2013). En Peixoto, Zm, Boaretto, R y Felix Carvalho, D (Org), Catálogo Festival MOLA (pp. 21-26). Salvador, 2014. CERTEAU, Michel de. A invenção do cotidiano: 1. Artes do Fazer. Petrópolis, Rio de Janeiro: Ed. Vozes, 1998. DELEUZE, Gilles y GUATTARI, Félix. Mil Mesetas – capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Ed. Pre-Textos, 2004. ______. O que é filosofia? Rio de Janeiro: Ed. 34, 1996. FERNÁNDEZ ALBORNOZ, Katherine. Metáforas de Carne para saVer. La Performance en Santiago Cao. En Revista Lindes nº7. Buenos Aires, noviembre 2013. Disponible: www.revistalindes.org.ar/dialogos/Entrevista%20Santiago%20Cao.pdf (último acceso 31 de mayo 2014) FOUCAULT, Michel. Las palabras y las cosas: Una arqueología de las ciencias humanas. Buenos Aires: Ed. Siglo XXI, 2008. KANDINSKY, Vasili. Punto y línea sobre el plano. Buenos Aires: Paidós, 2003. LACAN, Jacques. Escritos I. Buenos Aires: Ed. Siglo XXI, 2005. LONGONI, Ana y BRUZZONE, Gustavo (Compiladores). El Siluetazo. Buenos Aires: Ed. Adriana Hidalgo, 2008. SPINOZA, Baruch. Ética. São Paulo: Brasiliense, 2008.

Es posible compartir, copiar, distribuir, exhibir y representar esta obra siempre y cuando se reconozca y cite la obra y el autor de la misma, y su fin sea No Comercial.

6

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.