Imágenes de género y conductas sexual y reproductiva

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Descripción

Imágenes de género y conducta sexual y reproductiva

ARTÍCULO ORIGINAL

Imágenes de género y conductas sexual y reproductiva Ariel Miño-Worobiej, Soc, Master en Investigación.(1)

Miño-Worobiej A. Imágenes de género y conductas sexual y reproductiva. Salud Publica Mex 2008;50:17-31.

Miño-Worobiej A. Gender images and sexual and reproductive conduct. Salud Publica Mex 2008;50:17-31.

Resumen Objetivos. Analizar algunos factores como la construcción de las ideas y representaciones de género, asociados a las condiciones materiales de vida y los proyectos de vida de las adolescentes, relacionados con la conducta sexual y reproductiva. Material y métodos. La investigación fue desarrollada en Asunción, Paraguay, en 2000. Se utilizaron técnicas cualitativas de recogida de datos (entrevistas en profundidad) y de análisis interpretativo. Fueron entrevistadas 40 jóvenes de entre 15 y 20 años, agrupadas en “escolarizadas” y “no escolarizadas”. Resultados. Existen construcciones de género que son denominadas en este estudio como “modernas” y “tradicionales”, que enmarcan las percepciones acerca de los roles de género de las mujeres y las posiciones frente a los varones, además de las relaciones de pareja y al ejercicio del poder en el marco de ellas. En este ámbito se inscriben también las ideas y representaciones acerca de la maternidad. Conclusiones. Los distintos “tipos” imágenes de género asociados a los proyectos de vida de las adolescentes condicionan ciertas percepciones acerca de los roles de género y al mismo tiempo la conducta reproductiva.

Abstract Objective. To analyze some of the factors associated with material living conditions of adolescents and their means for earning a living, such as idea construction and gender representations, related to sexual and reproductive conduct. Material and Methods. The investigation was conducted in Asuncion, Paraguay, in 2000. Qualitative data collection techniques (in-depth interviews) and interpretive analysis were used.A total of 40 interviews were conducted of young people between the ages of 15 and 20, grouped as “schooled” and “not schooled.” Results. Gender constructions exist, denominated in this study as “modern” and “traditional,” that classify perceptions about gender roles for women and their position in relation to males, as well as for partner relationships and the exercise of power in such contexts. ,GHDVDQGUHSUHVHQWDWLRQVDERXWPDWHUQLW\DUHDOVRGHÀQHG Conclusions. The distinct gender image “types” associated with the adolescents’ means for earning a living simultaneously condition certain perceptions about gender roles and reproductive conduct.

Palabras clave: sexualidad; salud sexual; salud reproductiva; género; adolescentes; Paraguay

Key words: sexuality; sexual health; reproductive health; gender; adolescents; Paraguay

A

estimaciones, pertenecientes al período 2001-2004, la  ȱ œŽȱ ŠŒŽ›ŒŠȱ Šȱ •˜œȱ Řǯşȱ ‘ħ˜œȱ ™˜›ȱ –ž“Ž›ȱ ǻŒžŠ›˜ȱ Ǽǰȱ •˜ȱ ŒžŠ•ȱ›Ž™›ŽœŽ—Šȱœ’—’ęŒŠ’Ÿ˜ȱŽœŒŽ—œ˜ȱŽœŽȱŽ•ȱ™Ž›’˜˜ȱ 1995-1998. En comparación con algunos países de la

unque Paraguay ha experimentado en las últimas décadas un importante descenso de su tasa global de fecundidad (TGF), continúa presentando una de las más elevadas de América Latina. Según las últimas

(1)

Consultor independiente. Fecha de recibido: GHHQHURGH‡Fecha de aceptado: 4 de octubre de 2007 Solicitud de sobretiros: Mtro. Ariel Miño Worobiej. Calle Tte. 1º Cayetano Rivarola 7.262 casi Tte. López, Asunción, Paraguay. Correo electrónico: [email protected]

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Cuadro I

de edad dos importantes factores diferenciales: el nivel Žȱ’—œ›žŒŒ’à—ȱ¢ȱŽ•ȱǗ’ŒŽȱœ˜Œ’˜ŽŒ˜—à–’Œ˜ȱǻŒžŠȱ›˜ȱ Ǽǯ Como se puede apreciar, existen notables diferencias entre las categorías extremas tanto del nivel de instrucción como del índice socioeconómico: en el primer ŒŠœ˜ǰȱœŽȱŠ™›ŽŒ’Šȱž—ŠȱŠœŠȱŽœ™ŽŒÇꌊȱŽȱŽŒž—’ŠȱŽȱŗřŜȱ ‘ħ˜œȱ™˜›ȱŒŠŠȱŗȱŖŖŖȱ–ž“Ž›Žœȱ™Š›Šȱ•ŠȱŒŠŽ˜›ÇŠȱŖȬśȱŠÛ˜œȱ¢ȱ de 26 para la categoría de 12 y más años aprobados de estudio. La diferencia es también importante respecto Žȱ•ŠœȱŒŠŽ˜›ÇŠœȱŽ•ȱǗ’ŒŽȱœ˜Œ’˜ŽŒ˜—à–’Œ˜DZȱŗŝŚȱ‘ħ˜œȱ ™˜›ȱŗȱŖŖŖȱ–ž“Ž›Žœȱ™Š›ŠȱŽ•ȱǗ’ŒŽȱœ˜Œ’˜ŽŒ˜—à–’Œ˜ȱ‹Š“˜ȱ¢ȱ 50 para el alto. En resumen, aunque la TGF de Paraguay haya experimentado un importante descenso, fundamentalmente en los últimos años, continúa siendo elevada en relación con otros países de la región. Pese a que este descenso haya afectado a todos los grupos de edad, la fecundidad de las adolescentes ha mantenido su participación en la estructura de la fecundidad total. En este grupo, como en todos los demás, la alta fecundidad está estrecha–Ž—Žȱ›Ž•ŠŒ’˜—ŠŠȱŒ˜—ȱ•˜œȱ‹Š“˜œȱ—’ŸŽ•ŽœȱŽȱ’—œ›žŒŒ’à—ȱ ¢ȱŒ˜—’Œ’˜—Žœȱœ˜Œ’˜ŽŒ˜—à–’ŒŠœȱŽęŒ’Š›’Šœǯ

EVOLUCIÓN DE LA FECUNDIDAD EN PARAGUAY. 1950-2004 Periodo

Hijos por mujer

1950-1955 1955-1965 1970-1975

6.8 6.8 5.7

1975-1980 1980-1985

5.1 4.8

1985-1990 1990-1995

4.6 4.3

1995-1998* 2001-2004‡

2.9

4.3

* ENSMI-98 ENDSSR-2004



)XHQWH&(/$'(%ROHWtQGHPRJUiÀFR6DQWLDJR

región, la TGF del Paraguay supera la de Brasil (2.5), Colombia (2.6) y Perú (2.8) y, a su vez, sólo es inferior a la presentada por Ecuador (3.3) y Bolivia (4.2).1 La evolución de las tasas de fecundidad por edad ǻŠœŠȱ Žœ™ŽŒÇꌊȱ Žȱ ŽŒž—’Šȱ Ȭȱ Ǽȱ —˜œȱ ’—’ŒŠȱ šžŽȱ desde 1979 a 1995, a excepción del grupo de 15 a 19 años de edad que aumentó sus niveles, todos los demás grupos experimentaron una importante disminución. Sin embargo, a 1995-1998 que este grupo también ha experimentado un importante descenso, aunque el aporte del grupo de 15-19 años sobre la fecundidad total se ha mantenido prácticamente constante. Es relevante señalar además que una de cada cuatro adolescentes (27.9%), declaró haber tenido al menos un embarazo. La TEF según características seleccionadas nos revela que el grupo 15-19 comparte con los demás grupos

El embarazo en la adolescencia La adolescencia es comúnmente caracterizada como una etapa de transición en la que son reemplazados ciertos roles y pautas de conducta propios de la infancia por otras asociados con la edad adulta. A los cambios sociológicos se suman los de orden psicológico y orgánico. ȱ —ȱŽ•ȱ¤–‹’˜ȱŽœ™ŽŒÇꌘȱŽȱ•Šȱ›Ž™›˜žŒŒ’à—ǰȱ•˜œȱ›’Žœgos de sufrir complicaciones durante el embarazo son mayores en las madres adolescentes.2 Son considerados embarazos de alto riesgo principalmente aquellos que se producen antes de los 18 años de edad, hecho relacionado no sólo con el desarrollo psicosocial sino también Œ˜—ȱŽ•ȱ˜›¤—’Œ˜ȱ¢ȱž—Œ’˜—Š•ȱŽȱ•Šȱ–ž“Ž›ǯȱŽȱŠŒŽ™ŠȱšžŽȱ•˜œȱ

Cuadro II

EVOLUCIÓN DE TASAS DE FECUNDIDAD POR EDAD (POR 1 000 MUJERES) EN PARAGUAY Grupos de edad

ENF-79

ENDS-90 1987-1990

ENDSR-95/96 1990-1995

ENSMI-98 1995-1998

ENDSSR-2004 2001-2004

15-19

80

97

107

87

65

20-24

226

208

212

216

150

25-29 30-34 35-39

232 205 149

214 196 142

215 158 116

214 167 132

142 122 69

40-44

75

70

61

37

36

Fuente: CEPEC. Encuesta Nacional de Demografía y Salud Sexual y Reproductiva 2004. Asunción, 2005

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Cuadro III

En la misma línea, algunos autores señalan que el embarazo de adolescentes no es de por sí de alto riesgo, salvo a edades límites (12 a 14 años), o cuando a la edad se le suman los siguientes factores de riesgo relacionados con la edad, estatura, estado civil, peso inicial, aumento de peso, educación, comportamiento, aspectos socioeconómicos, atención a la salud y condiciones patológicas.6

ȱ ŠȱŽę—’Œ’à—ȱœ˜‹›Žȱ•˜œȱŠœ™ŽŒ˜œȱ–·’Œ˜œȱ›Ž•Š’Ÿ˜œȱ al riesgo del embarazo en la adolescencia no es materia de este estudio. Sin embargo, hay que notar que varios de los factores de riesgo señalados en el cuadro anterior están ligados directa o indirectamente al nivel socioeco—à–’Œ˜ȱŽȱ•Šȱ–ž“Ž›ǰȱŽȱ–Š—Ž›ŠȱšžŽȱ•ŠȱŠŒŽ—žŠŒ’à—ȱŽ•ȱ riesgo para la salud de la madre adolescente y del niño/a está asociada a condiciones socioeconómicas precarias y, según las estimaciones, es precisamente en el estrato de la pobreza donde se presenta la mayor proporción de estos embarazos. Además de las posibles consecuencias en la salud de la madre adolescente y del/a niño/a, pueden ™›ŽœŽ—Š›œŽȱ’ęŒž•ŠŽœȱ›Ž•Š’ŸŠœȱŠȱ•Šȱ’—œŽ›Œ’à—ȱœ˜Œ’Š•ȱ ¢ȱŽœŠ››˜••˜ȱ™Ž›œ˜—Š•ȱŽȱ•Šȱ–ž“Ž›ǰȱ™›’—Œ’™Š•–Ž—ŽȱŽ—ȱ los campos educativo4,* y/o laboral. La probabilidad de ser pobre de las madres adolescentes es siete veces más que aquella de las madres de más edad y su ingreso promedio es la mitad del nivel de pobreza, de manera que las madres pueden verse atrapadas en el círculo de pobreza.7 Gran parte de las investigaciones sobre fecundidad, tanto la general como la del adolescente en particular, pueden ser consideradas como estudios sobre los determinantes próximos (uso de anticonceptivos, edad de entrada y duración de las uniones, frecuencia del celibato, incidencia del aborto voluntario o espontáneo, incidencia de la esterilidad voluntaria e involuntaria, etc.8 En latinoamérica, los primeros estudios sobre la conducta reproductiva en la adolescencia datan de la década de los ochenta, contándose actualmente varios estudios que abordan fundamentalmente la fecundidad adolescente, centrados en la medición de los determinantes próximos.8 Estudios realizados en los 90 han sido volcados hacia otro tipo de variables consideradas como determinantes de la fecundidad en adolescentes. Así, en el estudio Maternidad, roles sexuales y conducta reproductiva de mujeres adolescentesȱ Žȱ —ŽœŠȬ˜–Ç—žŽ£ǰ9 se demuestra que las imágenes de género, analizadas desde el concepto de proyecto de vida, guardan estrecha relación con las representaciones de las responsabilidades de ambos géneros frente a la anticoncepción y las actitudes

* Entre las complicaciones más comunes se encuentran el Sx. hipertensivo (preclampsia y eclampsia), problemas nutricionales y sobre todo anemia y parasitosis, infecciones preferentemente del tracto ž›’—Š›’˜ȱ¢ȱŽ—’Š•Žœȱ¢ȱŽ•ȱ¡ǯȱŽȱŠ–Ž—Š£ŠȱŽȱ™Š›˜ȱ™›Ž–Šž›˜ǯȱŽȱ˜›˜ȱ lado, entre las más comunes patologías del parto se encuentran: la Žœ™›˜™˜›Œ’à—ȱ™·•Ÿ’Œ˜ȬŽŠ•ǰȱŽ•ȱ›Š‹Š“˜ȱŽȱ™Š›˜ȱ™›˜•˜—Š˜ǰȱ•Žœ’˜—Žœȱ de partes blandas como desgarros perineales, vaginales y cervicales, además de las hemorragias del posparto.

* Acerca de la deserción escolar de adolescentes embarazadas: en Š–Š’ŒŠǰȱŽ—ȱŽ•ȱ›ž™˜ȱŽȱŗřȱŠȱŗśȱŠÛ˜œȱŞŖƖȱŽȱ•Šœȱ“àŸŽ—ŽœȱšžŽȱšžŽŠron embarazadas no asistían a la escuela y sólo 26% de ese grupo retomó los estudios. [...] En la Ciudad de México, [...] 49% de las adolescentes embarazadas había abandonado la escuela a raíz de œžȱŽ–‹Š›Š£˜ǰȱŚŘƖȱ‘Š‹ÇŠȱŽ“Š˜ȱŽȱŽœž’Š›ȱŠ—ŽœȱŽȱŽ–‹Š›Š£Š›œŽǰȱ y sólo 9% había seguido estudiando.

TASAS ESPECÍFICAS DE FECUNDIDAD (POR 1 000 MUJERES) DEL GRUPO DE EDAD 15-19 AÑOS, SEGÚN LAS MÁS RELEVANTES CARACTERÍSTICAS SELECCIONADAS

a) Nivel de instrucción* (años aprobados de estudio)

b) Índice socioeconómico‡

0-5 años 6 años

136 153

Bajo Medio

7-11 años 12 y más

54 26

Alto

174 113 50

* ENDSSR 2004 ‡ ENDSR 95/96 Fuentes: ENDSSR 2004 y ENDSR 95/96

adolescentes presentan patologías propias del embarazo en 50%.*,3 En cambio, otros autores4 señalan que el embarazo en la adolescencia no acarrea mayores riesgos que los Žȱ–ž“Ž›Žœȱ–Š¢˜›Žœǯ En condiciones adecuadas de nutrición, de salud, de atención prenatal, y en un contexto social y familiar favorables, un embarazo y/o parto a los 16, 17, 18 o 19 años de edad no conlleva mayores riesgos de salud materna y neonatal que un embarazo y parto entre los 20 y 25 años. Es sólo a edades muy tempranas –menores a dos años posmenarca, o sea más o menos a los 14 años de edad– cuando se constituye en un riesgo en términos biológicos.5

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en la negociación del uso de métodos anticonceptivos. Este estudio cualitativo efectuado con adolescentes de Ž—›Žȱŗśȱ¢ȱŗşȱŠÛ˜œȱŽȱŽœ›Š˜œȱœ˜Œ’˜ŽŒ˜—à–’Œ˜œȱ‹Š“˜ȱ¢ȱ medio/alto señala que la mayoría de las adolescentes aspira a la maternidad, aunque para las del estrato medio/alto constituya un proyecto a largo plazo, mientras šžŽȱ ™Š›Šȱ •Šœȱ Š˜•ŽœŒŽ—Žœȱ Ž•ȱ Žœ›Š˜ȱ ‹Š“˜ȱ Œ˜—œ’ž¢Žȱ prácticamente el único proyecto, a corto plazo, por lo que tienden a mantener –a diferencia de sus pares del estrato medio/alto– relaciones sexuales desprotegidas. œÇǰȱ•ŠœȱŠ˜•ŽœŒŽ—ŽœȱŽ•ȱŽœ›Š˜ȱ‹Š“˜ȱ’Ž—Ž—ȱŠȱ™˜œŽŽ›ȱ imágenes tradicionales sobre los roles sexuales, lo que œŽȱ›ŠžŒŽȱŽ—ȱ›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱŠœ’–·›’ŒŠœȱŽȱ™Š›Ž“Šǯ ȱ •ȱ›Š‹Š“˜ȱEstilo de vida, imágenes de género y proyecto de vida en adolescentes embarazadas,10 realizado a través de una encuesta psicosocial aplicada a 250 adolescentes de hasta 18 años de edad de sectores populares urbanos que realizaron consulta médica por embarazo, nos muestra que para un considerable número de las –’œ–Šœȱ•Šȱ–ŠŽ›—’Šȱ¢ȱ•ŠȱŒ˜—˜›–ŠŒ’à—ȱŽȱž—Šȱ™Š›Ž“Šȱ ŽœŠ‹•Žȱœ˜—ȱ•˜œȱ™›˜¢ŽŒ˜œȱŽȱŸ’Šȱ–¤œȱœ’—’ęŒŠ’Ÿ˜œǯȱŠȱ socialización “tradicional” de estas adolescentes incluye •Šȱ›ŽŠ•’£ŠŒ’à—ȱ™Ž›œ˜—Š•ȱŠȱ™Š›’›ȱŽ•ȱ›Š‹Š“˜ȱ¢ȱŽ•ȱŽœž’˜ȱ como necesidades de segundo orden, supeditadas a la asunción del rol materno y conyugal. Esta investigación sigue la línea de recientes estudios acerca de la conducta reproductiva en adolescentes que incorporan el concepto de imágenes de género para explicar las condiciones de desigualdad de género que producen conductas de riesgo.8-11ȱ’Œ‘˜ȱŒ˜—ŒŽ™˜ȱ permite explorar campos relacionados con la conducta sexual como la autoestima, la orientación al logro, la percepción de oportunidades alternativas y la autopercepción.8 El concepto de imágenes de género se refiere a un Œ˜—“ž—˜ȱŽȱ›Ž™›ŽœŽ—ŠŒ’˜—ŽœȱšžŽȱŠ—˜ȱ‘˜–‹›ŽœȱŒ˜–˜ȱ –ž“Ž›Žœȱ’Ž—Ž—ȱŽDZȱŠǼȱœžœȱ™›˜™’Šœȱ™˜œ’Œ’˜—Žœȱ›Ž•Š’ŸŠœȱ¢ȱ ›˜•ŽœȱŽ—ȱŒžŠ—˜ȱŸŠ›˜—Žœȱ¢ȱ–ž“Ž›ŽœDzȱ‹ǼȱŠœȱ™˜œ’Œ’˜—Žœȱ¢ȱ roles del sexo opuesto, y c) el valor social relativo de ser ŸŠ›à—ȱ˜ȱ–ž“Ž›ǯȱŠœȱ’–¤Ž—ŽœȱŽȱ·—Ž›˜ȱœŽȱ˜›–Š—ȱ™˜›ȱ la internalización de dichos valores sociales. Ellos son una parte integrante de la desigualdad social a la que, circularmente, ayudan a reproducir a través del proceso de socialización.8

En un estudio en el área metropolitana de Buenos Aires, Argentina, se encontró que las imágenes de g闎›˜ȱ’ꎛŽ—ȱŽȱž—ȱŽœ›Š˜ȱœ˜Œ’Š•ȱŠȱ˜›˜ȱ¢ȱœŽȱŽ—ŒžŽ—›Š—ǰȱ además, relacionadas con los niveles de instrucción. Así, a diferencia de las adolescentes de estratos medio y alto, •ŠœȱŠ˜•ŽœŒŽ—ŽœȱŒ˜—ȱǗ’ŒŽȱœ˜Œ’˜ŽŒ˜—à–’Œ˜ȱ‹Š“˜ȱ’Ž—Ž—ȱ ’–¤Ž—ŽœȱŽȱ·—Ž›˜ȱšžŽȱ›ŽĚŽ“Š—ȱŽœ’žŠ•Šǰȱ™˜›ȱ•˜ȱšžŽȱ 20

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se sienten con menos control sobre sus vidas y tienden a mantener relaciones sexuales desprotegidas.11 En nuestro caso las imágenes de género son abordadas desde dos dimensiones de análisis: la percepción y naturaleza de las relaciones de pareja y los proyectos de vida de las adolescentes, puesto que ambos aspectos se encuentran estrechamente vinculados a la ideología de géneros, fundamento de los roles de género. ȱ ˜›ȱ ȃ›Ž•ŠŒ’˜—Žœȱ Žȱ ™Š›Ž“ŠȄȱ Ž—Ž—Ž–˜œȱ Ž—ȱ ŽœŠȱ ocasión, en sentido amplio, a aquellas asociaciones más o menos formales (desde relaciones consideradas “noviazgo” hasta aquellas relaciones casuales u ocasionales) que pueden o no comprender interacción sexual, independientemente de su duración, pero que impliquen mediación afectiva y/o interés en la satisfacción del deseo sexual. Se exploran indicadores tales como: a) •Šȱ—Šž›Š•Ž£Šȱ¢ȱž›ŠŒ’à—ȱŽȱ•Šœȱ›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱŽȱ™Š›Ž“ŠDzȱ‹Ǽȱ las expectativas hacia esas relaciones, y c) la percepción de la responsabilidad sexual al interior de las relaciones Žȱ™Š›Ž“ŠǰȱŽœȱŽŒ’›ǰȱŒà–˜ȱ•ŠœȱŽ¡™ŽŒŠ’ŸŠœȱŠŒŽ›ŒŠȱŽȱž—Šȱ ›Ž•ŠŒ’à—ȱ’—Ěž¢Ž—ȱœ˜‹›Žȱ•ŠœȱŽŒ’œ’˜—Žœȱ™Š›ŠȱžœŠ›ȱ–·˜˜œȱ contraceptivos. Por proyecto de vida entendemos aquellas ideas que las adolescentes se representan acerca de su futuro. El proyecto de vida nace de la realidad, se desarrolla y estructura en el plano simbólico o de la fantasía y después ŸžŽ•ŸŽȱŠȱŒ˜‹›Š›ȱ›ŽŠ•’œ–˜ȱŽ—ȱ•ŠȱŠœŽȱŽȱŽ“ŽŒžŒ’à—ǰȱŒžŠ—˜ȱ el hombre trata de dar forma al mundo y a sí mismo, según el modelo anticipatorio del proyecto.11 El concepto de proyecto de vida alude a las expectativas que las adolescentes poseen acerca de su realización como ’—’Ÿ’ž˜ǰȱ¢ȱ–ž¢ȱŽœ™ŽŒ’Š•–Ž—ŽȱŠȱ•˜œȱꗎœȱŽȱ—žŽœ›Šȱ investigación, al lugar que ocupa la maternidad en sus proyectos. La exploración de los proyectos de vida permite percibir la importancia atribuida por las adolescentes al –Š›’–˜—’˜ȱ˜ȱ•ŠȱŸ’ŠȱŽ—ȱ™Š›Ž“Šǰȱ¢ǰȱ™›’—Œ’™Š•–Ž—ŽǰȱŠȱ•Šȱ maternidad en sus vidas, en qué condiciones y en qué momento están dispuestas a realizarla. Podría aducirse •Šȱ ’ęŒž•Šȱ šžŽȱ ›ŽŸ’œŽȱ •Šȱ Žę—’Œ’à—ȱ Žȱ ž—ȱ ™›˜¢ŽŒ˜ȱ de vida en colectivos en los que la dinámica social y sobre todo económica se halla signada por la creación de estrategias de supervivencia cotidianas que limitan •ŠȱŒŠ™ŠŒ’ŠȱŽȱ™•Š—’ęŒŠŒ’à—ǯȱ—ȱŽœ˜œȱŒŠœ˜œȱ—˜ȱ™˜›ÇŠmos hablar propiamente de “proyectos de vida”. Así, las construcciones de proyectos de vida pueden oscilar desde su predeterminación (en tal caso, no hablamos de “proyecto” sino de su ausencia), hasta aquéllas que œŽȱŽę—Ž—ȱ™˜›ȱ•Šȱ™˜œ’‹’•’Šȱ¢ȱ•Šȱ•’‹Ž›Šǯ11 Consideramos que, en gran medida, la construcción de proyectos de vida se halla condicionada por las perspectivas de movilidad social provistas por el acceso a niveles medios y superiores de educación formal. En salud pública de méxico / vol. 50, no. 1, enero-febrero de 2008

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esa medida, se asume que los proyectos de vida pueden brindar un acercamiento a la percepción del valor social Šž˜Œ˜—Ž›’˜ȱŽȱœŽ›ȱ–ž“Ž›ǯ Finalmente, se analiza la conducta reproductiva concreta de las adolescentes, es decir, aspectos como las condiciones relativas a la iniciación sexual y las medidas de protección contra embarazos no deseados. Postulamos además que existe una vinculación entre contexto social, en función de las estructuras de oportunidades, proyectos de vida y conducta sexual y reproductiva. El comportamiento sexual de los adolescentes está condicionado no sólo por características individuales, sino también por las características del contexto social que les rodea [...]. Las características de la comunidad (propiedaŽœȱŽœ›žŒž›Š•ŽœǼȱ’—Ěž¢Ž—ȱŽ—ȱŽ•ȱŒ˜–™˜›Š–’Ž—˜ȱœŽ¡žŠ•ȱ a través de dos mecanismos: a) creando una estructura de oportunidades que afecta los costos que los adolescentes asocian con su envolvimiento o no en actividad sexual, y b) al dar sustentación a un ambiente normativo que prevalece y que establece los límites de los comportamientos aceptables de los adolescentes [...]. Lo primero está relacionado con la naturaleza y disponibilidad de vías ™Š›Šȱ–˜Ÿ’•’Šȱœ˜Œ’Š•ȱžž›ŠǰȱšžŽȱ’—Ěž¢Žȱ•Šȱ™Ž›ŒŽ™Œ’à—ȱ de los costos de la actividad sexual prematrimonial. Por Ž“Ž–™•˜ǰȱ •Šœȱ Œ˜—’Œ’˜—Žœȱ ŽŒ˜—à–’ŒŠœȱ ™˜‹›Žœȱ ™žŽŽ—ȱ sugerir a los adolescentes que las posibilidades legítimas Žȱ–˜Ÿ’•’Šȱœ˜Œ’Š•ȱŽœ¤—ȱŒŽ››ŠŠœȱ™Š›ŠȱŽ••˜œǰȱ‹Š“Š—˜ȱ los costos asociados a las consecuencias potenciales de ŠŒ’Ÿ’ŠŽœȱœŽ¡žŠ•Žœȱ›Ž•Š’ŸŠœȱŽ—ȱ›Ž•ŠŒ’à—ȱŠȱœžœȱ‹Ž—ŽęŒ’˜œȱ inmediatos [...]. El status socioeconómico de la comuniŠȱŠ•ȱŒ˜–˜ȱŽœȱŽę—’˜ȱ™˜›ȱ—’ŸŽ•ŽœȱŽȱ’—›Žœ˜ȱ¢ȱ™˜‹›Ž£Šǰȱ valores medios de las viviendas y niveles obtenidos de ŽžŒŠŒ’à—ǰȱ™žŽŽ—ȱ’—Ěž’›ȱŽ•ȱŒ˜–™˜›Š–’Ž—˜ȱœŽ¡žŠ•ȱŽȱ adolescentes a través de los mecanismos normativos y de la estructura de oportunidades.13

ȱ Šȱ ’—ĚžŽ—Œ’Šȱ Žȱ •Šœȱ ŒŠ›ŠŒŽ›Çœ’ŒŠœȱ Ž•ȱ Œ˜—Ž¡˜ȱ social y familiar en el proyecto de vida se analizan a través de la estructura de oportunidades. La estructura de oportunidades, es decir, las vías de movilidad social futura, es explorada en su relación con los proyectos de vida, atendiendo a la emergencia de proyectos alternativos a la maternidad o aquellos que retrasan su inicio, provistos principalmente por el acceso a niveles relativamente superiores de educación formal. Otro tanto puede decirse de los mecanismos normativos, ›ŽĚŽ“Š˜œȱŽ—ȱ•Šȱȃ—Šž›Š•Ž£Šȱ¢ȱ™Ž›ŒŽ™Œ’à—ȱŽȱ•Šœȱ›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱŽȱ™Š›Ž“ŠȄǰȱ™›’—Œ’™Š•–Ž—ŽȱŽ—ȱ•Šȱ™Ž›ŒŽ™Œ’à—ȱŽȱ•Šȱ ŠŒ’žȱŽȱ•˜œȱ™Š›Žœȱ›Ž—ŽȱŠȱ•Šœȱ›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱŽȱ™Š›Ž“ŠȱŽȱ œžœȱ‘ħŠœǰȱŒ˜–˜ȱ•˜œȱ™›’—Œ’™Š•Žœȱ¢ȱ–¤œȱŒŽ›ŒŠ—˜œȱ›ŽŽ›Ž—Žœȱ normativos del contexto social. salud pública de méxico / vol. 50, no. 1, enero-febrero de 2008

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ȱ —ȱ›Žœž–Ž—ǰȱ—žŽœ›Šȱ‘’™àŽœ’œȱŽȱ›Š‹Š“˜ȱ™•Š—ŽŠȱ que el status socioeconómico asociado a la escolaridad condicionan las imágenes de género: las adolescentes ŽȱŽœ›Š˜œȱœ˜Œ’˜ŽŒ˜—à–’Œ˜œȱ‹Š“˜œȱšžŽȱœŽȱ‘Š••Š—ȱžŽ›Šȱ del sistema de educación formal (no escolarizadas) tienden a reproducir imágenes de género tradicionales, fundamento de las conductas reproductivas de riesgo de producir embarazos no deseados. En este caso entendemos por “imágenes de género tradicionales” a aquellas šžŽȱŠ›’‹ž¢Ž—ȱŠ•ȱŸŠ›à—ȱŽ•ȱŽ“Ž›Œ’Œ’˜ȱŽȱž—ȱŒŠœ’ȱŒ˜–™•Ž˜ȱ Œ˜—›˜•ȱœ˜‹›Žȱ•Šȱ›Ž•ŠŒ’à—ȱŽȱ™Š›Ž“Šȱ¢ȱ•Šȱ–ž“Ž›ȱ›ŽŒ˜—˜ŒŽȱ en la maternidad su única o más importante función social. Objetivo del estudio •ȱ˜‹“Ž’Ÿ˜ȱŽ—Ž›Š•ȱŽȱŽœŽȱŽœž’˜ȱŽœȱ•ŠȱŽ¡™•˜›ŠŒ’à—ȱ de algunos factores relacionados con la relativamente alta fecundidad de las adolescentes con índice socioeco—à–’Œ˜ȱ‹Š“˜ȱŽȱ£˜—Šœȱ–Š›’—Š•Žœȱž›‹Š—ŠœȱŽȱœž—Œ’à—ǯȱ En particular, buscamos describir las relaciones existentes entre el contexto social, las imágenes de género de las adolescentes y su conducta reproductiva. La discusión sobre estos y otros conceptos relacionados es desarrollada a continuación.

Material y métodos Esta investigación fue realizada con adolescentes mu“Ž›ŽœȱŽȱŽ—›Žȱŗśȱ¢ȱŗşȱŠÛ˜œȱŽ•ȱ‹Š››’˜ȱŽ‹Š••˜œȱž·ȱŽ—ȱ Asunción, Paraguay, durante el año 2000. La elección del barrio se realizó de acuerdo con la categorización propuesta por el estudio “Paraguay - Atlas Necesidades ¤œ’ŒŠœȱ —œŠ’œŽŒ‘ŠœȄȱǻ ǼǯȘ ȱ •ȱ Žœ›Š˜ȱ Œ˜—ȱ –Š¢˜›ȱ ™˜›ŒŽ—Š“Žȱ Žȱ  ȱ ™Š›Šȱ •Šȱ ciudad de Asunción está compuesto por nueve barrios: Ž‹Š••˜œȱž·ǰȱ˜¤—’Œ˜ǰȱŠ—ȱ•Šœǰȱ’ŒŠ›˜ȱ›žŠŠǰȱŠ‹•ŠŠȱžŽŸŠǰȱŠÛŠ˜ȱŠŒž–‹øǰȱŠ—ȱŠŠŽ•ǰȱŠ—ȱŽ•’™Žȱ¢ȱ Bañado. En estos barrios, entre 57 y 81% de los hogares y entre 66 y 86% de los habitantes están afectados por Š•ȱ–Ž—˜œȱž—Šȱ ǯȱ—ȱŽœŠȱŒŠŽ˜›ÇŠȱœŽȱŽ—ŒžŽ—›Š—ȱ•˜œȱ barrios marginales de Asunción que presentan características de descomposición social. ȱ •ȱ‹Š››’˜ȱŽ•Ž’˜ȱ™Š›ŠȱŽœŽȱŽœž’˜ȱ‘Šȱœ’˜ǰȱꗊ•–Ž—ŽǰȱŽ•ȱŽȱŽ‹Š••˜œȱž·ǯȱ˜—œ’Ž›Š–˜œȱšžŽȱȃŒžŠ•šž’Ž›ȱ lugar que cuente con personas de las características establecidas para cada tipo de grupo puede ser po-

Șȱ ŠœȱŒžŠ›˜ȱŸŠ›’Š‹•Žœȱž’•’£ŠŠœȱ™Š›Šȱ–Ž’›ȱ•Šœȱ ȱŽ—ȱŽ•ȱŒ’Š˜ȱŽœždio fueron: a) la calidad de la vivienda, b) la infraestructura sanitaria, c) el acceso a educación y d) la capacidad de subsistencia. 21

Miño-Worobiej A

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tencialmente incluido en un estudio cualitativo y no es necesario hacer una selección aleatoria, como en un estudio cuantitativo”14ǯȱ Žȱ ŠŒžŽ›˜ȱ Œ˜—ȱ Žœ˜ǰȱ ‘Ž–˜œȱ ’Ž—’ęŒŠ˜ȱ™›ŽŸ’Š–Ž—ŽȱȃŒ˜—ŠŒ˜œȄȱ˜ȱȃŽ—›ŠŠœȄȱŽȱ dicho barrio que mantienen relaciones con grupos que reunen los requisitos considerados. Estos contactos fueron líderes comunitarios, docentes y personal de servicios de salud. ȱ ŠœȱŠ˜•ŽœŒŽ—ŽœȱŽ—›ŽŸ’œŠŠœȱ›ŽĚŽ“Š—ȱ•˜œȱ›Šœ˜œȱ estructurales típicos en relación al status socioeconómico, de modo a que el conocimiento adquirido a través ŽȱŽ••Šœȱ™žŽŽȱœŽ›ȱ›ŽŽ›’˜ȱŠȱ˜›˜œȱœž“Ž˜œȱ¢ȱŠ•ȱ›ž™˜ȱ œ˜Œ’Š•ȱ Žę—’˜ǯȱȱ œžȱ ŸŽ£ǰȱ —˜ȱ œŽȱ ’—Œ•ž¢Ž›˜—ȱ ŠšžŽ••Šœȱ adolescentes que aunque residan en barrios del estrato œ˜Œ’˜ŽŒ˜—à–’Œ˜ȱ ‹Š“˜ǰȱ ŽŸ’Ž—Œ’Š—ȱ ŠŒŒŽœ˜ȱ Šȱ —’ŸŽ•Žœȱ Žȱ vida superiores a la generalidad. La cantidad de entrevistas se delimitó en función del concepto de “saturación teórica” de Glasser y Strauss.15 ’Œ‘Šȱ œŠž›ŠŒ’à—ȱ œŽȱ •˜›àȱ Š•ȱ ŒŠ‹˜ȱ Žȱ ŚŖȱ Ž—›ŽŸ’œŠœǰȱ divididas en cuatro categorías según escolarización y grupo etáreo, de acuerdo a la siguiente distribución: Edad

Escolarizadas

No escolarizadas

15-17 años 18-19 años

10 10

10 10

Por un lado, se ha establecido la división en grupos de análisis de las adolescentes escolarizadas y no escolarizadas (que puede ser considerada, aunque no estrictamente, como una de las variables independientes del estudio), esto es, entre aquellas que en el momento de las entrevistas se encontraban cursando estudios en el sistema educativo formal y las que habían abando—Š˜ȱœžœȱŽœž’˜œȱŽę—’’ŸŠ–Ž—Žȱ™˜›ȱ—˜ȱŽ—Ž›ȱ’—Ž›·œȱ o posibilidades de reanudarlos. Se ha optado además por dividir grupos por rangos de edad teniendo en cuenta que los 18 años implica el acceso a la mayoría de edad, y normalmente coincide Œ˜—ȱŽ•ȱę—ȱŽȱ•ŠȱŽ—œŽÛŠ—£ŠȱœŽŒž—Š›’Šȱ˜›–Š•ȱ¢ȱŽ•ȱ’—’Œ’˜ȱ de la carrera universitaria o la inserción al mercado laboral, todo lo cual implica un cambio en el status social Žȱ•ŠȱŠ˜•ŽœŒŽ—ŽȱšžŽȱ’ꎛŽȱŽ—ȱ‹žŽ—Šȱ–Ž’ŠȱŽȱ•Šœȱ adolescentes menores. Con la división en dos categorías etáreas, se pretendió controlar el acceso a un status tanto social como familiar diferenciado de las adolescentes de menor edad. Para llevar a cabo las entrevistas, las adolescentes žŽ›˜—ȱ ’—˜›–ŠŠœȱ Žȱ •˜œȱ ˜‹“Ž’Ÿ˜œȱ ¢ȱ ™›˜ŒŽ’–’Ž—˜œȱ del estudio, y el acuerdo para la participación en el –’œ–˜ȱžŽȱŽ¡™•’Œ’ŠŠȱŒ˜—ȱ•ŠȱꛖŠȱŽ•ȱȃŒ˜—œŽ—’–’Ž—˜ȱ

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informado”, de acuerdo con los principios éticos para las investigaciones médicas en seres humanos de la declaración de Helsinski.

Resultados Imágenes de género: posiciones, roles, representaciones •ȱŽ“ŽȱŒŽ—›Š•ȱŽ—ȱ•ŠȱŽę—’Œ’à—ȱŽȱ•Šœȱ’–¤Ž—ŽœȱŽȱ·—Ž›˜ȱ está constituido por la percepción de las diferencias Ž—›Žȱ •˜œȱ ŸŠ›˜—Žœȱ ¢ȱ •Šœȱ –ž“Ž›Žœǯȱ —ȱ Š—˜ȱ ŽœŠœȱ ’Žrencias sean atribuidas “primordialmente” a factores “extrínsecos” (sociales y culturales) o “intrínsecos” (características de orden biológico y psicológico), las incluiremos en las categorías “modernas” y “tradicionales”, respectivamente. Las imágenes de género “modernas” son aquellas šžŽȱ›ŽĚŽ“Š—ȱ’žŠ•Šǰȱ˜ŠȱŸŽ£ȱšžŽȱ•Šœȱ’Ž›Ž—Œ’ŠœȱœŽȱ atribuyen a factores culturales reproducidos a través de la socialización, esencialmente en el núcleo familiar. En este sentido, puede hablarse de una “racionalización”, es decir, una “desnaturalización” de las diferencias, Ž—ȱ ŒžŠ—˜ȱ œžȱ ˜›’Ž—ȱ œŽȱ Š“ž’ŒŠȱ Šȱ ŽŽ›–’—Š˜œȱ –Žcanismos sociales concretos. Asimismo, esta categoría comporta la “denuncia” “explícita en ciertas ocasiones, implícita en otras” de esas desigualdades, en tanto que œ˜—ȱ™Ž›Œ’‹’ŠœȱŒ˜–˜ȱ’—“žœŠœǯ En cambio, son imágenes “tradicionales” aquellas en las que las diferencias de género son atribuidas a características esenciales e innatas, normalmente de orden biológico y psicológico: la fuerza física y las ŒŠ›ŠŒŽ›Çœ’ŒŠœȱ Žȱ ™Ž›œ˜—Š•’Šȱ Ž•ȱ ŸŠ›à—ȱ ¢ȱ •Šȱ –ž“Ž›ǯȱ œÇǰȱ ŽœŠœȱ ’Ž›Ž—Œ’Šœȱ œŽȱ Žę—Ž—ȱ ȃ—Šž›Š•–Ž—ŽȄǰȱ œ’—ȱ considerar (o hacerlo marginalmente) los efectos del entorno sociocultural. ȱ Ž‹ŽȱŒ˜—œ’Ž›Š›œŽǰȱ—˜ȱ˜‹œŠ—ŽǰȱšžŽȱŽœŠœȱŒŠŽ˜rías sólo deben ser tenidas como “tipos ideales”, en la medida en que no se presentan normalmente en “estado puro” en las entrevistas, sino frecuentemente sometidas a matices. Así, en presencia de ambigüedad discursiva Ž—ȱŠ•ž—˜œȱŒŠœ˜œǰȱ•ŠȱŒ•Šœ’ęŒŠŒ’à—ȱœŽȱ›ŽŠ•’£àȱŽȱŠŒžŽ›˜ȱ al acento puesto en unos u otros factores. En torno a las imágenes de género modernas, las diferencias de género son percibidas como generadas en el hogar, resultado del modelo familiar impuesto, trans–’’˜ȱ™˜›ȱ•˜œȱ™Š›ŽœǯȱŽœŠŒŠ—ȱŠę›–ŠŒ’˜—ŽœȱŸ’—Œž•ŠŠœȱ con la sobreprotección de los padres, en especial de las madres hacia los varones, y la promoción de relaciones Žœ’žŠ•Žœȱ Œ˜—ȱ ›Žœ™ŽŒ˜ȱ Žȱ •Šœȱ –ž“Ž›Žœȱ Ž—ȱ Ž•ȱ Ž—˜›—˜ȱ familiar.

salud pública de méxico / vol. 50, no. 1, enero-febrero de 2008

Imágenes de género y conducta sexual y reproductiva

P: [...] ¿A vos te parece que los hombres son diferentes Žȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœǵ DZȱ˜ȱŠ—˜ǯȱ˜ǰȱ™˜›šžŽȱ¢˜ȱŒ˜—˜£Œ˜ȱ™Ž›œ˜—ŠœȱšžŽȱ‘ŠŒŽ—ȱ ˜˜ȱ•˜ȱšžŽȱž—Šȱ–ž“Ž›ȱ‘ŠŒŽȱšžŽȱ—˜ȱ’Ž—Žȱ™›˜‹•Ž–Šǰȱ™Ž›˜ȱ hay distintos hombres que no te van a pasar ni un vaso de agua. [...] Eso depende de qué tipo de hombre sea ›ŽŠ•–Ž—Žǯȱ ˜›šžŽǰȱ ¢˜ȱ ’˜ǰȱ ŒžŠ—˜ȱ Ž—·œȱ ǽž—Ǿȱ ‘ħ˜ǰȱ •Šȱ ˜›–ŠȱŽ—ȱšžŽȱ•ŽȱŽžŒ¤œǰȱ•Žȱ‘ŠŒ·œȱ‘ŠŒŽ›ȱ•Šœȱ–’œ–ŠœȱŒ˜œŠœDzȱ en cambio, si vos luego no... no vayas hacer a fulano porque vos sos hombre, no tenés que hacer eso, eso ya va evolucionando como se dice y ya se vuelve machista. DZȱǶȱŒà–˜ȱŽœȱž—ȱ‘˜–‹›Žȱ–ŠŒ‘’œŠǵ DZȱ˜ȱšž’Ž›Žȱ‘ŠŒŽ›ȱ—ŠŠȱŽȱ•˜ȱšžŽȱž—Šȱ–ž“Ž›ȱ‘ŠŒŽǯ (E1, 18 años, no escolarizada)

ȱ ŽȱŽœ˜ȱœŽȱŽžŒŽȱšžŽȱ•Šȱ™˜œ’Œ’à—ȱŽȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ en la distribución familiar del poder y de las responsabilidades en el hogar es de una doble subordinación respecto de los padres y de los hermanos varones. Así, desde temprana edad se asumen responsabilidades que en otros sectores sociales son recibidos normalmente en la edad adulta, como el cuidado de los hermanos menores y las tareas del hogar. Así, la posición y el rol Žȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱœ˜—ȱŽę—’˜œȱŽȱ’—Ž›—Š•’£Š˜œȱŽ–™›Š—Šmente en la vida, a través de estas relaciones y prácticas cotidianas. ȱ ŠœȱŽ—›ŽŸ’œŠŠœȱ‘ŠŒŽ—ȱ‘’—ŒŠ™’·ȱŽ—ȱŽœŽȱŽ“Ž›Œ’Œ’˜ȱŽȱ roles cotidianos, sobre todo aquellos desarrollados en el ¤–‹’˜ȱ˜–·œ’Œ˜ȱ¢ȱŽę—’˜œȱ™˜›ȱ•ŠȱŽœ’žŠ•ȱŠ›’‹žŒ’à—ȱ de las tareas de la casa. En este entorno, la desigualdad ¢ŠȱŽœȱ™Ž›Œ’‹’Šȱ¢ȱŠȱ˜›’Ž—ȱŠȱ•ŠȱŒ˜—ꐞ›ŠŒ’à—ȱŒž•ž›Š•ȱ de los géneros. DZȱ˜ȱ’˜ȱšžŽȱ–ŠŒ‘’œ–˜ȱ—˜–¤œȱŽœǰȱ™˜›šžŽȱ•Šœȱ–Š–¤œȱ ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ǰȱŠȱ–’ȱ‘Ž›–Š—˜ȱ•Žȱ’ŒŽǰȱ—˜ȱ·•ȱ—˜ȱ’Ž—ŽȱšžŽȱ barrer porque él es hombre, él no tiene que hacer tal cosa porque es hombre, para mí que está mal, a todos por igual. (E32, 18 años, escolarizada)

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DZȱ›Š‹Š“Š›ȱŠžŽ›Šȱ¢ȱ›ŠŽ›ǯǯǯ DZȱÇȱ›Š‹Š“Š›ǯ P: ...la plata. ¿Y quién es responsable de la crianza de •˜œȱ‘ħ˜œǵ DZȱŠȱ–Š–¤ǯ (E8, 16 años, no escolarizada) DZȱ˜œȱ‘˜–‹›Žœȱ’Ž—Ž—ȱšžŽȱ›Š‹Š“Š›ȱ™Š›Šȱ–Š—Ž—Ž›ȱŠȱ•Šœȱ –ž“Ž›Žœǰȱ¢ȱ•Šœȱ–ž“Ž›ŽœȱœŽȱ’Ž—Ž—ȱšžŽȱšžŽŠ›ȱ™Š›Šȱ–Š—Žner la casa, lavar la ropa, limpiar, cuidar si es que tiene ‘ħ˜œǰȱŒž’Š›•ŽȱŠȱœžœȱ‘ħ˜œǰȱ¢ȱŒžŠ—˜ȱŸ’Ž—Ž—ȱŽ•ȱ›Š‹Š“˜ȱ darle de comer a ellos, a mí me parece así, no sé. (E25, 18 años, no escolarizada)

Estos discursos, a diferencia de los anteriores, Žę—Ž—ȱ¢ȱŠœž–Ž—ȱ•˜œȱ›˜•ŽœȱŽȱ·—Ž›˜ȱ›Š’Œ’˜—Š•Žœȱœ’—ȱ ŒžŽœ’˜—Š›•˜œǯȱŠȱ’Ž—’ęŒŠŒ’à—ȱŒ˜—ȱŽœ˜œȱ›˜•Žœȱ¢ȱŸŠ•˜res da lugar a un sentido de naturalidad o de sentido común, las referencias a la tradición o a las prácticas ancestrales es la fuente de tipo ideológico de la que bebe este discurso: las cosas siempre han sido así. En este sentido, se podría añadir que buena parte de los barrios marginales de Asunción están habitados por familias de origen rural, espacio en el que la subordinación femenina es aún más notable por efecto de valores de género extremadamente conservadores. Esto implica una alta probabilidad de reproducir características tradicionales de la construcción de género, y particularmente en la atribución de roles sociales. DZȱǶ Š¢ȱŠŒ’Ÿ’ŠŽœȱšžŽȱœ˜—ȱ™›˜™’ŠœȱŽȱ•Šȱ–ž“Ž›ǵ DZȱȱœÇǯȱ DZȱǶž¤•Žœȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ǵȱ DZȱȱ•Šȱ–ž“Ž›ȱ™žŽŽȱœŽ›ȱŠ–ŠȱŽȱŒŠœŠǰȱœŽ›ȱ‹žŽ—ŠȱŽœ™˜œŠǰȱ œŽ›ȱ‹žŽ—Šȱ–Š›Žǰȱ¢ȱŠ™Š›Žȱ™žŽŽȱ›Š‹Š“Š›ǰȱŽ‘ǯǯǯȱŽ—’Ž—˜ȱ œžȱ–Š›’˜ȱ™žŽŽȱ›Š‹Š“Š›ǰȱ¢ȱŠ—˜ǰȱŽ•ȱ‘˜–‹›Žȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ȱ œžȱŽ‹Ž›ȱŽ—ȱž—ȱ–Š›’–˜—’˜ȱŽœȱ›Š‹Š“Š›ȱ¢ȱŠ›•Žȱ˜˜œȱ•˜œȱ ‹Ž—ŽęŒ’˜œȱ¢ȱ•˜œȱžœ˜œȱŠȱœžȱ–ž“Ž›ǯ (E11, 19 años, no escolarizada)

Así, en respuesta a la pregunta ¿para qué tipo de ŠŒ’Ÿ’ŠŽœȱœ˜—ȱ–¤œȱ‘¤‹’•Žœȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ¢ȱ™Š›ŠȱŒž¤•Žœȱ •˜œȱŸŠ›˜—ŽœǵǰȱŠšžŽ••Šœȱ Ž—›ŽŸ’œŠŠœȱŒ˜—ȱ ’–¤Ž—Žœȱ Žȱ ·—Ž›˜ȱ ›Š’Œ’˜—Š•Žœȱ ›Žœ™˜—’Ž›˜—ȱ Œ˜—ȱ ž—Šȱ Š“Š—Žȱ ’Ÿ’œ’à—ȱ œŽ¡žŠ•ȱ Ž•ȱ ›Š‹Š“˜ǰȱ œŽø—ȱ •Šȱ ŒžŠ•ȱ •Šœȱ –ž“Ž›Žœȱ deben dedicarse exclusivamente a las tareas del hogar ¢ȱ •˜œȱ ŸŠ›˜—Žœȱ Š•ȱ ›Š‹Š“˜ȱ Ž¡›ŠȬ˜–·œ’Œ˜ǰȱ ȃŠȱ ›ŠŽ›ȱ Ž•ȱ dinero a casa”. En estos casos se sostiene claramente el rol proveedor del varón:

El campo de acción del varón es el espacio público, Ž•ȱŽȱ•Šȱ–ž“Ž›ȱŽ•ȱ¤–‹’˜ȱ˜–·œ’Œ˜Dzȱ•ŠœȱŠŒ’Ÿ’ŠŽœȱŽ•ȱ hogar, o al menos algunas de ellas, no son propias del varón:

DZȱ––ǯǯǯȱǽŽ•ȱŸŠ›à—Ǿȱ’Ž—ŽȱšžŽȱ›ŠŽ›ȱ™•ŠŠȱǽ’—Ž›˜Ǿ DZȱǶ’Ž—ŽȱšžŽȱ›ŠŽ›ȱ•Šȱ™•ŠŠǵ DZȱÇǯ

En su momento, todos estos conceptos y prácticas se reproducen en la experiencia concreta, incluidas las ›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱŽȱ™Š›Ž“ŠȱŽȱ•ŠœȱŠ˜•ŽœŒŽ—Žœǯȱ—ȱŽœŽȱ¤–‹’˜ȱ

salud pública de méxico / vol. 50, no. 1, enero-febrero de 2008

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DZȱŠ›Šȱ–ÇȱŒ˜Œ’—Š›ȱ—˜ȱŒŠŽȱ™˜›ȱŽ•ȱ‘˜–‹›Žǯ DZȱǶ˜ǵ DZȱŽ›˜ȱ™˜›ȱ•Šœȱ–ž“Ž›ŽœȱœÇǯ (E4, 16 años, escolarizada)

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•Šȱ˜–’—ŠŒ’à—ȱŽœȱ›ŽŒž››Ž—ŽȱŠ˜ȱŽ•ȱŒ˜—›˜•ȱšžŽȱŽ“Ž›ŒŽȱ el varón en estas relaciones, que puede darse como una especie de “negociación” aunque en desigualdad de condiciones: se asume la pérdida de autonomía a cambio de eventuales seguridad y bienestar económicos. DZȱȱ·•ȱǽœžȱ™Š›Ž“ŠǾȱ’ŒŽȱšžŽȱ–’Ž—›Šœȱ—˜ȱŽ—Š–˜œȱ‘ħ˜œȱ¢˜ȱ ™˜›ÇŠȱ›Š‹Š“Š›ȱ™Ž›˜ȱž—ŠȱŸŽ£ȱšžŽȱŽ—Šȱ‘ħ˜œȱ¢Šȱ—˜ǯ P: El quiere que estés ahí. DZȱ žŽȱ ž—Šȱ –ž“Ž›ȱ ’Ž—Žȱ šžŽȱ ŽœŠ›ȱ Ž—ȱ œžȱ ŒŠœŠǰȱ Œ˜—ȱ œžœȱ ‘ħ˜œǯ DZȱǶȱšž·ȱŽȱ™Š›ŽŒŽȱŠȱŸ˜œȱŽœŠȱ’ŽŠǵ DZȱ Žȱ ™Š›ŽŒŽȱ ‹’Ž—ǯȱ Žȱ žœŠȱ •Šȱ ’ŽŠǰȱ šžŽȱ ™Š›Šȱ Žœ˜ȱ ·•ȱ Žœ¤ǰȱšžŽȱ–Žȱ’Ž—ŽȱšžŽȱŠ›ȱŠ—˜ȱŠȱ–Çȱ¢ȱŠȱœžȱ‘ħ˜ȱ˜˜œȱ •˜œȱžœ˜œǰȱ™˜›šžŽȱž—Šȱ–ž“Ž›ȱ’Ž—ŽȱšžŽȱŽœŠ›ȱŽ—ȱœžȱŒŠœŠȱ y con su familia. (E31, 19 años, no escolarizada)

Por otro lado, las adolescentes con imágenes de género modernas, aunque ciertamente reconocen la Ž¡’œŽ—Œ’ŠȱŽȱ’Ž›Ž—Žœȱ›˜•ŽœȱŽ—›ŽȱŸŠ›˜—Žœȱ¢ȱ–ž“Ž›Žœǰȱ no son proclives a considerar esta situación como natural o deseable. Contrariamente, la misma es tenida por ’—“žœŠǰȱ Šȱ –Ž—ž˜ȱ œ˜œŽ—’Šȱ Šȱ ›ŠŸ·œȱ Žȱ –ŽŒŠ—’œ–˜œȱ normativos desarrollados no sólo por el entorno familiar sino también por los grupos de referencia del varón, en este caso los amigos, que contribuyen en el control y la censura sobre ciertas prácticas: DZȱÇǰȱ™˜›šžŽȱœ’ȱ•ŽȱŽ—·œȱŽ—ȱŒŠœŠȱ¢Šȱ’ŒŽ—DZȱȃŽœŠȱ–Žȱ–Š—Šȱ a hacer tal cosa”, y los hombres... sus amigos ya hablan de él. P: Ah... está mal visto. DZȱÇǯ DZȱǶ—ȱŸŠ›à—ȱ—˜ȱ™žŽŽȱ‘ŠŒŽ›ȱ•ŠœȱŒ˜œŠœȱŽȱ•ŠȱŒŠœŠǵ DZȱ˜ǯ P: Ah... o sea que si un amigo le pilla pues que está haciendo las cosas de la casa es... DZȱÇǰȱ–––ǯǯǯȱǶ™˜›ȱšž·ȱ•˜ȱšžŽȱ·•ȱ›Š‹Š“ŠȱŠœÇǵȱǶ™˜›ȱšž·ȱ•Žȱ ’Ž—ŽȱŠœÇȱœžȱ–ž“Ž›ǵ (E8, 16 años, no escolarizada)

En este sentido, a la asunción por parte de las adolescentes de la igualdad de género –una igualdad, œ’ȱœŽȱšž’Ž›ŽǰȱŽœŽ—Œ’Š•ǰȱŠž—šžŽȱ—˜ȱ›ŽĚŽ“ŠŠȱŽ—ȱ•˜œȱ‘ŽŒ‘˜œȱ cotidianos– se contrapone la desigualdad de oportunidades brindadas por la sociedad, esto es, una notable Ž—œ’à—ȱŽ—›Žȱ•˜œȱ“ž’Œ’˜œȱŽȱŸŠ•˜›ȱ¢ȱ•˜œȱ™›Ž“ž’Œ’˜œȱœ˜Œ’Š•Žœȱ ¢ȱ•Šœȱ’–™˜œ’Œ’˜—ŽœȱŽœ›žŒž›Š•Žœǯȱœ˜ȱœŽȱ›ŽĚŽ“ŠȱŽ—ȱ•Šœȱ siguientes líneas: DZȱ˜ȱ’ŽŠ•ȱœŽ›ÇŠȱšžŽȱ˜˜œȱ‘ŠŠ–˜œȱ•ŠœȱŒ˜œŠœȱ™˜›ȱ’žŠ•ȱ pero no son así. 24

Miño-Worobiej A

DZȱǶà–˜ȱœ˜—ȱ•ŠœȱŒ˜œŠœǵ DZȱ ˜›ȱ Ž“Ž–™•˜ǰȱ Ž‘ǯǯǯȱ Ž—ȱ ž—ǯǯǯȱ ˜ȱ œŽŠȱ šžŽȱ Ž—ȱ •˜ȱ Œž•ž›Š•ȱ luego el varón siempre es más, que esto y aquello y las –ž“Ž›Žœȱœ˜–˜œȱ–Ž—˜œǰȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱœ˜–˜œȱ–¤œȱŠŒ‘ŠŒŠŠœǰȱ en cuanto a los varones. DZȱǶ—ȱšž·ȱœŽ—’˜ȱŠŒ‘ŠŒŠŠœǵ DZȱ––ǯǯǯȱšžŽȱŽ••˜œȱ’Ž—Ž—ȱŠȱŸŽŒŽœȱ˜ȱœŽŠȱ¢˜ȱ’˜ȱ™Ž›˜ȱ la sociedad misma es que le da más oportunidades a los varones. DZȱǶÇǰȱ™˜›ȱšž·ǵȱǶ—ȱšž·ȱœŽ—’˜ȱŽȱ™Š›ŽŒŽȱšžŽȱ•ŽȱŠ—ȱ–¤œȱ ˜™˜›ž—’ŠŽœȱŠȱ•˜œȱŸŠ›˜—Žœǵ DZȱ˜ȱœ·ǰȱšžŽȱ‘ŠœŠȱŠ‘˜›Šȱœ’žŽȱŽœŠȱŠ—’ûŽŠȱŽȱšžŽȱ desde antes viene a ser que los varones son los machos y •Šœȱ–ž“Ž›Žœȱœ˜–˜œȱ™Š›Šȱ•ŠȱŒ˜Œ’—Šȱ¢ȱŽœ˜ȱŠȱ–Çȱ—˜ȱ–ŽȱžœŠǰȱ por eso es que quiero seguir derecho porque quiero ŽŽ—Ž›ȱ¢ŠȱœŽŠȱŽ•ȱŽ›ŽŒ‘˜ȱŽȱ•Šȱ–ž“Ž›ȱŒ˜–˜ȱŽ•ȱŽ›ŽŒ‘˜ȱ de, de todos. (E17, 15 años, escolarizada)

Este tipo de razonamiento da lugar a la percepción de que los varones poseen, en los hechos, ciertas “venŠ“ŠœȄȱœ˜‹›Žȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœǯȱ˜ȱ˜‹œŠ—ŽǰȱŽ—ȱŽ•ȱŒŠœ˜ȱŽȱ•Šœȱ adolescentes con imágenes de género modernas, estas ŸŽ—Š“Šœȱœ˜—ȱŸ’œŠœȱŒ˜–˜ȱŽŽ›–’—ŠŠœȱ™˜›ȱŽ•ȱŽ—˜›—˜ȱ social y no por las características propias del ser varón. ȱ œÇǰȱ•ŠœȱŸŽ—Š“ŠœȱŽȱ•˜œȱŸŠ›˜—Žœȱœ˜‹›Žȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ no se circunscriben a los ámbitos doméstico y laboral, también se reconoce en diversas actividades o conductas sociales (incluida la conducta sexual signada por la doble moral), percibidas de manera distinta según quien las practique: DZȱǶ˜œȱ‘˜–‹›Žœȱ’Ž—Ž—ȱ–¤œȱŸŽ—Š“ŠœȱšžŽȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœǰȱ˜ȱ •Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ’Ž—Ž—ȱ–¤œȱŸŽ—Š“ŠœȱšžŽȱ•˜œȱ‘˜–‹›Žœǵ DZȱ˜œȱ‘˜–‹›Žœǯȱ’Ž—Ž—ȱ–¤œȱŸŽ—Š“Šœȱ•˜œȱ‘˜–‹›Žœȱ™˜›šžŽȱ no, no sabría explicar. DZȱǶ—ȱšž·ȱœŽ—’˜ȱ’Ž—Ž—ȱ–¤œȱŸŽ—Š“Šǵ DZȱ—ȱŽ•ȱœŽ—’˜ȱŽǯǯǯǰȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ǰȱŽ••˜œǯǯǯȱ—˜ǰȱ—˜ȱœŠ‹›ÇŠȱ ŽŒ’›Žǯȱ˜–˜ȱŽȱħŽȱ™˜›šžŽȱŽ••˜œȱ–¤œȱ›¤™’˜ȱŒ˜—œ’žŽ—ȱ ›Š‹Š“˜ǰȱŽ••˜œȱŠ™Ž—Šœȱ’Ž—Ž—ȱž—ŠȱŒ’Ž›ŠȱŽŠȱ¢ȱ¢ŠȱŒ˜—œ’žŽ—ȱŽȱ˜˜ǰȱŒ˜—œ’žŽ—ȱ‹žŽ—˜œȱ›Š‹Š“˜œǰȱ˜ȱœŽŠǰȱ¢ŠȱœŠ•Ž—ǰȱ salen más, se les da más se les apoya más a los varones šžŽȱŠȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœǯ DZǶȱ—ȱ•ŠȱŒŠœŠǵ DZȱ—ȱ•ŠȱŒŠœŠȱŠ–‹’·—ǰȱŽ—ȱ•ŠȱŒŠœŠȱŠ–‹’·—ȱœŽȱ•ŽœȱŠȱ–¤œȱ privilegios a los hombres, porque ellos son hombres, šžŽȱœ˜—ȱŸŠ›˜—ŽœDzȱ•˜œȱŸŠ›˜—Žœȱ’Ž—Ž—ȱ–¤œȱŸŽ—Š“ŠœȱšžŽȱ•Šœȱ –ž“Ž›Žœǰȱ™˜›šžŽȱ—˜ȱšžŽȱȃŸ˜œȱ—˜ȱ‘ŠŠœȱŽœ˜Ȅǰȱȃ—˜ȱ‘ŠŠœȱ tal cosa porque no sirve”, no que “no hagas nada porque te puede hacer mal”, porque dicen que tienen más agallas para conseguir las cosas... tienen más posibilidades. (E2, 18 años, escolarizada)

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Imágenes de género y conducta sexual y reproductiva

P: ¿En qué se expresa ese machismo, de los hombres, qué ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ǰȱŒž¤•ȱŽœȱž—ȱ›Šœ˜ȱŽ•ȱ–ŠŒ‘’œ–˜ȱšžŽȱŸ˜œȱŸŽœȱ Ž—ȱ•˜œȱ‘˜–‹›ŽœǵǰȱŸ˜œȱŽŒÇœȱŽ••˜œȱœ˜—ȱ–ŠŒ‘’œŠœȱ¢ȱ—˜œ˜›Šœȱ más sentimentales. DZȱȱ™˜›šžŽǰȱ™˜›šžŽȱŠŒ¤ȱŽ—ȱŠ›ŠžŠ¢ǰȱ•ŽȱŠ—ȱ–žŒ‘˜ȱ•Šȱ posibilidad a los hombres, de que, un hombre que tiene –¤œȱ–ž“Ž›Žœǰȱ˜ȱœŽŠȱšžŽȱ’Ž—Žȱ–žŒ‘Šœȱ–ž“Ž›ŽœǰȱœŽȱ™’Ž—œŠȱ šžŽȱŽœȱ‘˜–‹›Žǰȱ™Ž›˜ȱ—˜ȱŽœȱŠœÇDzȱŽ—ȱŒŠ–‹’˜ȱ•Šȱ–ž“Ž›ȱšžŽȱ tiene, dos o tres hombres... es una cualquiera. (E5, 16 años, no escolarizada)

Esta entrevistada denuncia la doble moral sexual que atribuye una mayor permisividad sexual a los varones, en tanto que la promiscuidad sexual femenina es œ˜Œ’Š•–Ž—ŽȱŒŽ—œž›ŠŠDZȱȃ•Šȱ–ž“Ž›ȱšžŽȱ’Ž—Žǰȱ˜œȱ˜ȱ›Žœȱ hombres [...] es una cualquiera”. La descrita situación de subordinación de la adolescente en el entorno doméstico es reproducida ya no sólo en el ámbito privado, incluidas las relaciones de ™Š›Ž“Šǰȱœ’—˜ȱŠ–‹’·—ȱŽ—ȱŽ•ȱŽœ™ŠŒ’˜ȱ™ø‹•’Œ˜ǰȱŽ—ȱŽ•ȱšžŽȱ•Šȱ –ž“Ž›ȱŽœȱŸ’œŠȱŒ˜–˜ȱ™˜Œ˜ȱ–Ž—˜œȱšžŽȱž—ŠȱŽ¡›ŠÛŠǯȱœÇǰȱ la discriminación se traslada a la postre a la faz pública y se traduce en la escasa participación política de las –ž“Ž›Žœǯ DZȱ˜ȱŒ›Ž˜ȱšžŽȱœÇǰȱ™˜›šžŽȱŽ—ȱ™›’–Ž›ȱ•žŠ›ǰȱŸŽ›ŠǰȱœŽȱ•Žȱ Šȱ–¤œȱŸŽ—Š“ŠœȱŠȱ•ŠǰȱŠȱ•˜œȱ‘˜–‹›Žœǰȱ™˜›šžŽǰȱ‘ŠœŠȱŠ‘˜›Šȱ desde que nací, hasta ahora no escuche que había una presidenta, una presidente, no sé cómo se dice, pero... ni tampoco que hay más ministros que ministras, verdad [ministras que ministros]. (E21, 16 años, no escolarizada) DZȱŠǯȱǶȱŽ—ȱŒžŠ—˜ȱŠȱŸŽ—Š“Šœȱ¢ȱŽœŸŽ—Š“ŠœǵȱǶŽȱ™Š›ŽŒŽȱ šžŽȱœŽȱ˜›ŽŒŽ—ȱ–¤œȱŸŽ—Š“Šœȱ™Š›ŠȱŠ•ž—˜ȱŽȱ•˜œȱ˜œȱ·—Ž›˜œǵǰȱ˜ȱœŽŠȱšžŽȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ’Ž—Ž—ȱ–¤œȱŸŽ—Š“Šœȱ™Š›Šȱ ciertas cosas, y los hombres tienen más para ciertas otras, Ƕ˜ȱŽȱ™Š›ŽŒŽȱšžŽȱ—˜ǵ DZȱ›Ž˜ȱšžŽȱŠȱ•˜œȱ‘˜–‹›ŽœȱœŽȱ•ŽœȱŠȱ–¤œȱŸŽ—Š“Šœȱ™Š›Šȱ hacer las cosas. DZȱǶÇǵ DZȱÇǰȱ™˜›šžŽȱŠȱ•Šœȱ–ž“Ž›ŽœȱœŽȱ•Žœǰȱ˜ȱœŽŠȱœŽȱ•Žœȱ™˜—ŽȱŽ—ȱž—ȱ •žŠ›ȱŒ˜—ȱž—ǰȱŒ˜—ǯǯǯȱǶŒà–˜ȱŽȱ’˜ǵǰȱŒ˜–˜ȱŽȱŽ—Ž›ȱž—ȱ œŽ¡˜ȱ·‹’•ȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ǰȱœŽȱ•Žȱ™˜—Žǰȱ¢ȱŠȱ•˜œȱ‘˜–‹›ŽœȱœŽȱ•Žœȱ Šȱ–¤œȱŸŽ—Š“Šœȱ™žŽœȱ™Š›Šȱ‘ŠŒŽ›ȱ•ŠœȱŒ˜œŠœǰȱŠȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ se les discrimina más. P: Se les discrimina te parece. DZȱÇǯ DZȱȱŽœŠȱ’œŒ›’–’—ŠŒ’à—ȱǶà—ŽȱŠ™Š›ŽŒŽǵ DZȱ—ȱŠœž—˜œȱŽȱ™˜•Ç’ŒŠǰȱ™˜›šžŽȱ¢˜ȱ—˜ȱŸ’ȱ–žŒ‘Šœǰȱ–žŒ‘Šœȱ–ž“Ž›ŽœǰȱŽ—ȱ•ŠǯǯǯȱŽ—ȱ•Šȱ™˜•Ç’ŒŠǯ (E13, 19 años, escolarizada)

salud pública de méxico / vol. 50, no. 1, enero-febrero de 2008

ARTÍCULO ORIGINAL

ȱ ’—ȱŽ–‹Š›˜ǰȱŽ—ȱŽ•ȱ¤–‹’˜ȱŽ•ȱ›Š‹Š“˜ȱ—˜ȱ˜Šœȱœ˜—ȱ ŸŽ—Š“Šœȱ™Š›Šȱ•˜œȱŸŠ›˜—Žœǯȱ•ȱ‘ŽŒ‘˜ȱŽȱ™˜œŽŽ›ȱŽ¡™Ž›’Ž—Œ’Šȱ Ž—ȱŽ•ȱ›Š‹Š“˜ȱ˜–·œ’Œ˜ȱ™žŽŽȱŒ˜—œ’ž’›œŽȱŽ—ȱž—ŠȱŸŽ—Š“Šȱ™Š›Šȱ•Šœȱ–ž“Ž›ŽœǰȱŽœ˜ȱŽœǰȱŽ—ȱ–Š¢˜›Žœȱ˜™˜›ž—’ŠŽœȱ laborales, en función de la oferta laboral más frecuente: Ž•ȱ›Š‹Š“˜ȱŠœŠ•Š›’Š˜ȱŒ˜–˜ȱŽ–™•ŽŠŠœȱ˜–·œ’ŒŠœǯ DZȱ’ȱœŽ›ȱ‘˜–‹›Žȱ˜ȱœŽ›ȱ–ž“Ž›ȱŽœȱ–¤œȱ¤Œ’•ȱ’Š–˜œǰȱ˜ȱœŽŠȱ Ƕ’Ž—Ž—ȱ–¤œȱŸŽ—Š“Šœǵ DZȱ˜ȱœ·ǰȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ’Ž—Ž—ȱ–¤œȱŸŽ—Š“Šœȱ–Žȱ™Š›ŽŒŽǯ DZȱǶ˜›ȱšž·ǵ DZȱ˜›šžŽȱ•Šœȱ–ž“Ž›ŽœȱŽ—ȱŒžŠ•šž’Ž›ȱ™Š›ŽȱŒ˜—œ’žŽ—ȱ›Š‹Š“˜ȱ¢ȱ•˜œȱŸŠ›˜—Žœȱ—˜ȱŒ˜—œ’žŽ—ȱŽ—ȱŒžŠ•šž’Ž›ȱ™Š›Žǯ DZȱǶž·ȱ’™˜ȱŽȱ›Š‹Š“˜ȱŒ˜—œ’žŽ—ȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœǵ DZȱŠœȱ–ž“Ž›Žœȱ™žŽŽ—ȱ•ŠŸŠ›ȱ•Šȱ›˜™ŠȱŠ“Ž—Šȱ™žŽŽȱŽ‘ǯǯǯȱ’›ȱŠȱ limpiar la casa así, planchar, limpiar, lavar, barrer. DZȱǶ˜œȱ‘˜–‹›Žœȱ—˜ȱ™žŽŽ—ȱ‘ŠŒŽ›ȱŽœŽȱ’™˜ȱŽȱŒ˜œŠœǵ DZȱ˜ǯ (E15, 18 años, no escolarizada)

ȱ

Š¢ȱšžŽȱŠÛŠ’›ǰȱ—˜ȱ˜‹œŠ—ŽǰȱšžŽȱŽœŠȱŸŽ—Š“Šȱœà•˜ȱ Žœȱ Ÿ¤•’Šȱ ™Š›Šȱ Œ’Ž›˜ȱ ’™˜ȱ Žȱ ›Š‹Š“˜ǯȱ Šȱ œ’žŠŒ’à—ȱ Žœȱ ’œ’—ŠȱŒžŠ—˜ȱœŽȱ›ŠŠȱŽȱ›Š‹Š“˜ȱŒŠ•’ęŒŠ˜ǰȱŒ˜–˜ȱ•˜ȱ hemos señalado. Otro aspecto a tener en cuenta es la relevancia atribuida repetidamente en los discursos al tópico según Ž•ȱ ŒžŠ•ȱ •Šœȱ “àŸŽ—Žœȱ œ˜—ȱ –¤œȱ ȃ–Šž›ŠœȄȱ Ȯ–¤œȱ œŽž›Šœȱ de sí mismas y capaces de desempeñar roles de “adultos”– que los varones de la misma edad. Esta supuesta madurez relativa, también originada en el seno familiar, es traducida en mayores habilidades sociales. P: Ya, quiero hablar un poquito ahora de la diferencia Ž—›ŽȱŸŠ›˜—Žœȱ¢ȱ–ž“Ž›ŽœǰȱǶŽȱ™Š›ŽŒŽȱšžŽȱ‘Š¢ȱ’Ž›Ž—Œ’Šȱ Ž—›ŽȱŸŠ›˜—Žœȱ¢ȱ–ž“Ž›Žœǵȱ DZȱȱŽ—ȱŠ•ž—˜œȱŒŠœ˜œȱ‘Š¢ǰȱ¢ȱŽ—ȱŠ•ž—˜œȱŒŠœ˜œȱ—˜ȱ‘Š¢ǰȱ porque depende mucho del carácter de las personas, de cómo se criaron, cosas así. DZȱǶž·ȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ǵ DZȱ Š¢ȱŠ•ž—˜œȱ‘˜–‹›ŽœȱšžŽȱŽœ¤—ȱ–ž¢ȱŽ‹Š“˜ȱŽȱ•Šœȱ faldas de su mamá, como se dice, y esos son... o sea que es diferente. DZȱǶà–˜ȱœŽȱŒ˜–™˜›Šȱž—ȱ‘˜–‹›ŽȱšžŽȱŽœ¤ȱŽ‹Š“˜ȱŽȱ•Šœȱ Š•ŠœȱŽȱœžȱ–Š–¤ǵȱǶšž·ȱ‘ŠŒŽȱ˜ȱšž·ȱ—˜ȱ‘ŠŒŽǵ DZȱȱ—˜ȱœ·ǰȱŽœȱÇ–’˜ǰȱŒ˜œŠœȱŠœÇǰȱ˜ȱœŽŠȱšžŽȱ—˜ȱœŽȱŽœŽ—ŸžŽ•ve mucho, no es desenvuelto, y los que son así...no sé... los que no son muy sobreprotegidos, se desenvuelven más, hablan más. (E6, 15 años, escolarizada) DZȱ ’Ž—œ˜ȱ šžŽȱ •Šœȱ Œ‘’ŒŠœȱ ’Ž—Ž—ȱ –¤œȱ ŸŽ—Š“Šœȱ šžŽȱ •˜œȱ varones.

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ARTÍCULO ORIGINAL

DZȱǶ—ȱšž·ȱœŽ—’˜ǵ DZȱǯǯȱ˜ȱœŽŠȱšžŽȱœŽȱŽœŽ—ŸžŽ•ŸŽ—ȱ–¤œȱ•ŠœȱŒ‘’ŒŠœǯȱȱœŽŠȱœ˜—ȱ más desenvueltas, que... porque dicen que las chicas son más maduras que los hombres [...] en edades iguales. (E36, 15 años, escolarizada) DZȱŽŒÇ–Žȱž—ȱ™˜Œ˜ȱž—ŠȱŒ˜œŠǰȱǶŽȱ™Š›ŽŒŽȱšžŽȱ•˜œȱŸŠ›˜—Žœȱ ¢ȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱœ˜—ȱ’Ž›Ž—Žœǵ DZȱÇǰȱ–ž¢ȱ’Ž›Ž—Žœǯ DZȱǶ—ȱšž·ȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ǵ DZȱ˜ȱ™›’–Ž›˜ȱšžŽȱ•Šȱ–ž“Ž›ȱŽœȱž—Šȱ–ž“Ž›ȱ¢ȱŽ•ȱ‘˜–‹›Žȱ Žœȱž—ȱ‘˜–‹›Žǰȱ¢ȱŠȱŸŽŒŽœȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ’Ž—Ž—ȱ–žŒ‘Çœ’–Šœȱ más posibilidades que los varones, a veces los hombres œ˜—ǰȱ ˜ȱ œŽŠȱ šžŽȱ •Šœȱ –ž“Ž›Žœȱ œ’Ž–™›Žǰȱ Ž‘ǯǯǯȱ Ž—›Ž—Š–˜œȱ más los problemas, todas esas cosas, y los varones a veces huyen. (E17, 15 años, escolarizada)

Posiciones cercanas a las imágenes de género –˜Ž›—Šœȱ›ŽęŽ›Ž—ȱšžŽȱ•ŠœȱŒŠ™ŠŒ’ŠŽœȱŽȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ œ˜—ȱ’·—’ŒŠœȱŠȱ•ŠœȱŽ•ȱŸŠ›à—ȱ¢ȱ—˜ȱœŽȱ›ŽŒ˜—˜ŒŽ—ȱŸŽ—Š“Šœȱ propias del ser varón, incluso en el terreno laboral: ambos poseen las mismas capacidades. DZȱ ǶŽȱ ™Š›ŽŒŽȱ šžŽȱ •˜œȱ ŸŠ›˜—Žœȱ ¢ȱ •Šœȱ –ž“Ž›Žœȱ œ˜—ȱ ’Ž›Ž—Žœǵ DZȱŽ¡žŠ•–Ž—ŽȱœÇǯ DZȱǶȱŽ—ȱŒžŠ—˜ȱŠȱŒŠ™ŠŒ’Šǵ DZȱŠ›Šȱ–ÇȱšžŽȱ—˜ǯȱǽǯǯǯǾȱ˜–˜ȱ’ŒŽ—ȱšžŽȱ•Šȱ–ž“Ž›ȱŽœȱŽ•ȱ œŽ¡˜ȱ·‹’•ǰȱ™Š›Šȱ–ÇȱšžŽȱ—˜ȱŽœȱŒ’Ž›˜ǰȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ™˜Ž–˜œȱ llegar más que los hombres. DZȱǶ—ȱšž·ȱœŽ—’˜ǵ DZȱǯǯǯȱ‹žŽ—˜ȱŽ••˜œǰȱǶŒà–˜ȱŽȱŸ˜¢ȱŠȱŽŒ’›ǵǰȱ™’Ž—œŠ—ȱšžŽȱ ellos nomás pueden ser..., o sea son machistas, ellos —˜–¤œȱšž’Ž›Ž—ȱŽœŠ›ȱŽ—ȱ•Šȱ˜ęŒ’—ŠǰȱŽ••˜œȱ—˜–¤œȱŽœ˜ǰȱ™Ž›˜ȱ •Šœȱ–ž“Ž›ŽœȱŠ–‹’·—ȱ™žŽŽ—ȱœŽ›ȱŒ˜–˜ȱŽ••˜œǯ (E22, 15 años, no escolarizada)

Miño-Worobiej A

a las características físicas de ambos sexos o, en todo caso, sólo en tanto es una limitación en el varón. DZȱŠǰȱ¢ǯǯǯȱǶŽȱ™Š›ŽŒŽȱšžŽȱ•˜œȱ‘˜–‹›Žœȱ¢ȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱœ˜—ȱ ’Ž›Ž—Žœǵ DZȱ˜ǯȱŠ›Šȱ–ÇȱšžŽȱœ˜—ȱ•Šȱ–’œ–ŠȱŒ˜œŠǯȱ˜ȱø—’Œ˜ȱšžŽȱ—˜ȱ ™žŽŽ—ȱ‘ŠŒŽ›ȱ•˜œȱŸŠ›˜—ŽœȱŽœȱŽ—Ž›ȱ‘ħ˜œǯ (E19, 15 años, escolarizada)

ȱ —ȱŒŠ–‹’˜ǰȱ‘Š¢ȱ’œŒž›œ˜œȱšžŽȱ›ŽĚŽ“Š—ȱ•Šœȱ™Ž›ŒŽ™ciones tradicionales, como las que atribuyen una mayor Ž‹’•’ŠȱÇœ’ŒŠȱ¢ȱ–Ž—Š•ȱŠȱ•Šœȱ–ž“Ž›ŽœȱŽ¡™›ŽœŠŠȱŒ˜–˜ȱ sentimentalismo, al que se le atribuye un valor negativo por oposición a la fortaleza física y mental de los varones. DZȱŠœȱ–ž“Ž›ŽœȱǽǯǯǯǾȱŽ—Ž–˜œȱž—ȱŒ˜›Š£à—ȱ–¤œȱ‹•Š—˜ǰȱŠœÇȱ cualquier cosa así y ya lloramos ya, yo me doy cuenta porque tengo muchas amigas así que se le muere su perro y ya lloran ya así por cualquier cosa, yo también. (E33, 14 años, escolarizada)

ȱ •ȱ–’œ–˜ȱ·—Šœ’œȱŽ—ȱ•ŠȱœŽ—œ’‹’•’ŠȱŽȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ es expresado por otra entrevistada, aunque no desencarnado del contexto cultural. DZȱ˜ǰȱŽ‘ȱ‹žŽ—˜ǰȱŠȱ–Çȱ–Žȱ™Š›ŽŒŽȱšžŽǰȱ•˜œȱ‘˜–‹›Žœǰȱ—˜ȱ œ·ǰȱŠŒ¤ȱŽ—ȱŽ•ȱŠ›ŠžŠ¢ȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ȱœ˜—ȱ–ž¢ȱ–ŠŒ‘’œŠœȱ ¢ȱ•ŠȱŸŽ›ŠȱŽœȱšžŽȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ’Ž—Ž—ȱ–¤œȱœŽ—’–’Ž—˜œȱ que los hombres. (E5, 16 años, no escolarizada)

Con base en la experiencia próxima de esta entrevistada, una de las diferencias más notables entre ambos géneros consiste en la desigualdad en la fuerza física y el Ž“Ž›Œ’Œ’˜ȱŽȱ•ŠȱŸ’˜•Ž—Œ’ŠȱŽȱ·—Ž›˜DZȱ•Šȱœž™Ž›’˜›ȱ˜›Š•Ž£Šȱ Çœ’ŒŠȱŽœȱž’•’£ŠŠȱ™˜›ȱŽ•ȱŸŠ›à—ȱŽ—ȱ•Šœȱ›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱŽȱ™Š›Ž“Šȱ Š•ȱŽ“Ž›ŒŽ›ȱ•ŠȱŸ’˜•Ž—Œ’Šȱœ˜‹›Žȱ•Šȱ–ž“Ž›ǯ

Esta entrevistada hace notar la distinción entre las características biológicas de ambos géneros, aunque ™˜›ȱ ˜›Šȱ ™Š›Žȱ œŽȱ Ž—ž—Œ’Š—ȱ œ’žŠŒ’˜—Žœȱ ’—“žœŠœȱ Žȱ discriminación (el “machismo”), en este caso referidas Šȱ•Šȱ’Ÿ’œ’à—ȱœŽ¡žŠ•ȱŽ•ȱ›Š‹Š“˜ǯȱ—ȱŠ•ȱœŽ—’˜ǰȱŽ•ȱŠ—¤•’sis recae en las escasas oportunidades laborales que la œ˜Œ’ŽŠȱ‹›’—ŠȱŠȱ•Šœȱ–ž“Ž›ŽœȱŽǰȱ’—Œ•žœ˜ǰȱœŽȱ›ŽŠ•’£Šȱž—Šȱ œžŽ›ŽȱŽȱŽ—ž—Œ’ŠȱŽ•ȱȃ‹˜’Œ˜ȄȱŽ“Ž›Œ’˜ȱ™˜›ȱ•˜œȱŸŠ›˜—Žœȱ en el ambiente laboral. ȱ ꛖŠŒ’˜—ŽœȱŽ•ȱ’™˜ȱȃǽǯǯǯǾȱ¢˜ȱŒ›Ž˜ȱšžŽȱŽ•ȱ‘˜–‹›Žȱ¢ȱ •Šȱ–ž“Ž›ȱœ˜—ȱ’žŠ•Žœǰȱ—˜ȱ‘Š¢ȱ—’—ž—Šȱ’Ž›Ž—Œ’ŠȄȱǻŗřǰȱŗşȱ años, escolarizada) dan cuenta de imágenes de género šžŽȱŽ—˜Š—ȱ’žŠ•Šǯȱ —Œ•žœ˜ǰȱ—˜ȱœŽȱŠ™›ŽŒ’Šȱa priori la atención en las diferencias más fundamentales en torno

DZȱ ǶŽȱ ™Š›ŽŒŽȱ šžŽȱ •Šœǯǯǯȱ •Šœȱ –ž“Ž›Žœȱ ¢ȱ •˜œȱ ŸŠ›˜—Žœȱ œ˜—ȱ ’Ž›Ž—Žœǵ DZȱÇǰȱ•˜œȱŸŠ›˜—Žœǰȱœ˜—ȱ’Ž›Ž—ŽœȱŽǯǯǯȱŽȱ•Šȱ–ž“Ž›ǯ DZȱǶ—ȱšž·ǰȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ǵ DZȱ˜›šžŽȱ‘Š¢ȱ–žŒ‘˜œȱ‘˜–‹›ŽœȱŸŽ›ŠǰȱšžŽȱ˜–Š—ǰȱšžŽȱ Žœ™ž·œȱ•Žȱ˜ŒŠȱŠȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœǰȱ¢ȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ—˜ȱŽœȱŠœÇǰȱ—˜ȱ le pega a los hombres. DZȱǶ˜œȱ‘˜–‹›Žœȱ–Š•›ŠŠ—ȱŠȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœǵ DZȱÇǯȱǽǯǯǯǾ DZȱǶȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœǵ DZȱŠœȱ–ž“Ž›Žœȱ—˜ǯ DZȱǶŠœȱ–ž“Ž›Žœȱ—˜ȱœ˜—ȱŸ’˜•Ž—ŠœȱŒ˜—ȱ•˜œȱ‘˜–‹›Žœǵ DZȱ˜ǯ

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salud pública de méxico / vol. 50, no. 1, enero-febrero de 2008

Imágenes de género y conducta sexual y reproductiva

P: ¿Y te parece que... por qué te parece que es esa diferencia, por qué te parece que los hombres son violentos, por šž·ȱ•Šœȱ–ž“Ž›ŽœȱŽ“Š—ȱšžŽȱœŽŠ—ȱŸ’˜•Ž—˜œȱ•˜œȱ‘˜–‹›Žœǵ DZȱ ˜ȱ œ·ǯȱ ǽǯǯǯǾȱ ˜›šžŽȱ •Šȱ –ž“Ž›ȱ Žœȱ ·‹’•ȱ ¢ȱ •˜œȱ ‘˜–‹›Žœȱ –¤œȱžŽ›ŽœǯǯǯȱǽǯǯǯǾȱǽŠȱ–ž“Ž›Ǿȱ—˜ȱ™žŽŽȱ™Ž•ŽŠ›œŽȱŒ˜—ȱŽ•ȱ hombre. (E15, 18 años, no escolarizada)

Es probable que las adolescentes que hayan experimentado violencia física en sus hogares o en su entorno próximo, atribuyan excesiva importancia a las ’Ž›Ž—Œ’ŠœȱŽ—›ŽȱŸŠ›˜—Žœȱ¢ȱ–ž“Ž›ŽœȱŠȱ•ŠȱžŽ›£ŠȱÇœ’ŒŠǯȱ En esa medida, también es posible que esas situaciones generen sentimientos de inferioridad ante el varón que œŽȱ›Šœ•ŠŽ—ȱŠȱœžœȱ™›˜™’Šœȱ›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱŽȱ™Š›Ž“Šǯ A modo de resumen de todo lo expuesto en este capítulo, presentamos el siguiente cuadro de sistematización de las distintas posiciones discursivas:

Imágenes de género Modernas

Diferencias entre varones y mujeres (énfasis puesto en:) Roles de la mujer No existen diferencias esenciales entre varones y –ž“Ž›Žœǯ Salvo aquellas de tipo físico, las diferencias son resultado del contexto cultural.

Tradicionales

Ventajas de ser varón o mujer

Šȱ –ž“Ž›ȱ ™žŽŽȱ ǻ¢ȱ Šœȱ –ž“Ž›Žœȱ ™˜œŽŽ—ȱ debe) realizar las  Ž œ ŸŽ —  Š “ Š œ ȱ ™ ˜ ›ȱ mismas actividades efecto de la discrique los hombres. minación, pese a lo cual están dispuesSi bien tradicional- tas a competir en –Ž—Žȱ •Šœȱ –ž“Ž›Žœȱ el mundo laboral y œŽȱŽ’ŒŠ—ȱŠ•ȱ›Š‹Š“˜ȱ profesional. doméstico exclusivamente, esta si- Eventualmente, las tuación es percibida adolescentes tienen Œ˜–˜ȱ’—“žœŠǯ ŸŽ—Š“Šœȱ œ˜‹›Žœȱ •˜œȱ varones debido a su mayor madurez.

Šœȱ –ž“Ž›Žœȱ Ž‹Ž—ȱ Los varones poseen Los hombres son dedicarse a las ta- ŸŽ—Š“Šœȱ ™˜›ȱ ŽŽŒ˜ȱ más fuertes que las reas del hogar y el del entorno social. cuidado y crianza –ž“Ž›Žœǯ de los niños. Šœȱ –ž“Ž›Žœȱ œ˜—ȱ más sentimentales. El hombre debe ›Š‹Š“Š›ȱ žŽ›Šȱ Žȱ casa y mantener a la familia.

•ȱ’œŒž›œ˜ȱÇ™’Œ˜ȱšžŽȱ›ŽĚŽ“Š—ȱ’–¤Ž—ŽœȱŽȱ·—Ž›˜ȱ modernas puede ser presentado de la siguiente manera: ante la inexistencia de diferencias esenciales se asume que la situación deseable sea de igualdad entre varones ¢ȱ–ž“Ž›Žœǯ Las familias y el entorno cultural reproducen œ’žŠŒ’˜—Žœȱ’—“žœŠœȱŽ—ȱ•ŠȱšžŽȱ•Šȱ–ž“Ž›ȱŽœȱœž‹˜›’—ŠŠǰȱ ’œŒ›’–’—ŠŠȱ Žȱ ’—›ŠŸŠ•˜›ŠŠȱ ™˜›ȱ ™›Ž“ž’Œ’˜œȱ œ˜Œ’Š•Žœǯȱ Esta discriminación se produce en el ámbito doméstico y se traslada a la vida pública. Aun en este contexto, las –ž“Ž›ŽœȱŽœ¤—ȱŽ—ȱŒ˜—’Œ’˜—Žœȱ¢ȱ’œ™žŽœŠœȱŠȱŒ˜–™Ž’›ȱ profesionalmente con los varones, aunque se les presenten mayores obstáculos por la situación antes descrita. salud pública de méxico / vol. 50, no. 1, enero-febrero de 2008

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Las imágenes de género tradicionales refieren šžŽȱ•Šȱ’Ž›Ž—Œ’Šȱž—Š–Ž—Š•ȱŽ—›ŽȱŸŠ›˜—Žœȱ¢ȱ–ž“Ž›Žœȱ consiste en la debilidad física y psicológica de éstas, lo que se traduce en un sentimiento de inferioridad. Las tareas del hogar no son propias del varón, quien debe dedicarse exclusivamente al mantenimiento económico Žȱ•Šȱ–ž“Ž›ȱ¢ȱœžœȱ‘ħ˜œǯ 3UR\HFWRVGHYLGD\VLJQLÀFDGRVGHOD maternidad Los proyectos de vida constatan “en los hechos” las ’ŽŠœȱŠŒŽ›ŒŠȱŽȱ•˜œȱ›˜•ŽœȱšžŽȱž—Šȱ–ž“Ž›ȱ™žŽŽȱ˜ȱŽ‹Žȱ ŽœŽ–™ŽÛŠ›ȱŽ—ȱ•Šȱœ˜Œ’ŽŠǰȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ǰȱ•˜œȱ™›˜¢ŽŒ˜œȱ ŽȱŸ’Šȱ•’–’Š˜œȱŠ•ȱŽ“Ž›Œ’Œ’˜ȱŽȱ•Šȱ–ŠŽ›—’ŠȱŽœŠ›¤—ȱ normalmente basados en concepciones de género tradicionales. Además, estos proyectos hacen referencia tanto a las condiciones efectivas (acceso a recursos para seguir •˜œȱŽœž’˜œǰȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜Ǽȱ™Š›Šȱ•˜›Š›ȱŒ’Ž›˜œȱ˜‹“Ž’Ÿ˜œǰȱ como a las las posibilidades que el contexto social brinŠȱŠȱ•Šœȱ–ž“Ž›ŽœǰȱŽœ˜ȱŽœǰȱ•ŠœȱŒŠ›ŠŒŽ›Çœ’ŒŠœȱŽȱ•ŠȱŸ’œ’à—ȱ que de su propio futuro tengan las adolescentes están condicionada por la estructura de oportunidades que la sociedad les brinda. Es de destacar, primeramente, que los proyectos de vida de las adolescentes en el grupo social estudiado están orientados, en el corto y mediano plazos, a la movilidad social, a la superación de las situaciones de privación económica: la prioridad consiste en superar la pobreza. La estrategia comúnmente establecida o percibida Œ˜–˜ȱŽęŒŠ£ȱ™Š›Šȱ•˜›Š›ȱŽœŽȱę—ȱŒ˜—œ’œŽȱŽ—ȱŽ•ȱŠŒŒŽœ˜ȱŠȱ niveles educativos superiores, aunque esto esté normalmente supeditado a las posibilidades económicas de la familia. En los casos en que ésta no se encuentra en condiciones de solventar los gastos educativos, las adolescentes se inclinan por llevar adelante, paralelamente, actividades laborales. Cuando aún así los recursos son ’—œžęŒ’Ž—Žœȱ™Š›Šȱ•Šȱ›Ž™›˜žŒŒ’à—ȱŽȱ•Šȱž—’ŠȱŠ–’•’Š›ǰȱ las adolescentes se ven obligadas a la deserción escolar. Los proyectos de vida de las adolescentes no se limitan al desarrollo individual sino que, además, se incluyen dentro de las estrategias de reproducción de la unidad familiar: en los proyectos de estas adolescentes también se percibe normalmente el interés por el mantenimiento económico de los padres. La autonomía económica es vista, además, como un obstáculo a la dominación del varón, toda vez que dicha dominación reconoce su fuente en el control de los recursos materiales. Ž›˜ȱ –’ȱ –Š–¤ȱ œ’Ž–™›Žǰȱ ŽœŽȱ Œ‘’šž’’Šǰȱ –Žȱ ħ˜ȱ šžŽȱ tengo que estudiar para no depender de los hombres 27

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como ella depende de mi papá, porque dice que sufrimos mucho [...] y que los hombres por un mil guaraní ya te quieren hacer todo lo que quieren, o sea antes en su época mil ya valía mucho, y ella sufría mucho y no quiere que yo vuelva a sufrir como ella y yo le entiendo a mi mamá, ǽǯǯǯǾǰȱ¢ȱ™˜›ȱŽœ˜ȱ–Ž“˜›ȱŽ—·œȱšžŽȱŽœž’Š›ǰȱŽ—Ž›ȱžȱ™›˜Žœ’à—ǰȱ ganar tu plata, tenés lo que querés, y que ningún hombre te ande manipulando ni dominando ni tampoco que vos le andes pidiendo [...] (E3, 15 años, esolarizada)

En las adolescentes escolarizadas existe una continuidad entre sus actividades actuales (estudios o estu’˜œȱ¢ȱ›Š‹Š“˜Ǽȱ¢ȱ•ŠȱŒ˜—ŒŽ™Œ’à—ȱŠŒŽ›ŒŠȱŽȱ•Šȱ›ŽŠ•’£ŠŒ’à—ȱ personal, concebida como el acceso a niveles educativos superiores y, como consecuencia, el bienestar económiŒ˜ǯȱœŠœȱŠ˜•ŽœŒŽ—Žœȱ—˜ȱœŽȱ›ŽęŽ›Ž—ȱŠȱ•ŠȱŒ˜—˜›–ŠŒ’à—ȱ Žȱž—Šȱ™Š›Ž“Šȱ¢Ȧ˜ȱ•Šȱ–ŠŽ›—’ŠȱŒ˜–˜ȱ™›’˜›’ŠŽœȱŽ—ȱ sus vidas, sino como algo a alcanzar a largo plazo. DZȱŽ—›˜ȱŽȱŒ’—Œ˜ȱŠÛ˜œǰȱœŽž’›ȱŽœž’Š—˜ȱ¢ŠȱŽȱ™Šœ˜ȱ ›Š‹Š“Š—˜ǰȱ ŽœŠ›ȱ Ž—ȱ ŠŒž•Šȱ Ƕ—˜ǵǰȱ Œ’—Œ˜ȱ ŠÛ˜œǰȱ šž’—˜ȱ curso voy a estar, estar estudiando en el colegio, tener muchas amigas, compañeras, mucha gente a quien co—˜ŒŽ›•Žȱ¢ȱŽȱ™Šœ˜ȱœ’ȱŽœȱšžŽȱ™žŽ˜ȱŸ˜¢ȱŠȱ›Š‹Š“Š›ȱ¢Šǰȱ™Š›Šȱ poder comprarme para mis cosas. (E3, 14 años, escolarizada) P: Bueno ahora te quiero hacer unas preguntas sobre, œ˜‹›Žȱžœȱ™•Š—Žœȱžž›˜œǯȱž’Ž›˜ȱšžŽȱŽȱ’–Š’—ŽœȱŠȱŸ˜œȱ dentro de cinco años y me describas qué pensás que vas ŠȱŽœŠ›ȱ‘ŠŒ’Ž—˜ǰȱǶšž·ȱŸŠȱŠȱœŽ›ȱŽȱžȱŸ’ŠǵǰȱǶšž·ȱŸŠœȱŠȱ œŽ›ȱŽ—ȱŒ’—Œ˜ȱŠÛ˜œǵ DZȱŽ—›˜ȱŽȱŒ’—Œ˜ȱŠÛ˜œǯ P: Mmm. DZȱȱ¢˜ȱŽœ˜¢ȱœ’ž’Ž—˜ȱž—ȱŽœž’˜ȱŽȱœŽŒ›ŽŠ›’Š˜ȱŽ“ŽŒž’Ÿ˜ǰȱŠȱ•˜ȱ–Ž“˜›ȱœ’ȱ˜˜ȱ–ŽȱœŠ•Žȱ‹’Ž—ǰȱŸ˜¢ȱŠȱ›ŽŒ’‹’›–ŽȱŽ—ȱŽœ˜ȱ ¢ȱ›ŠŠ›ȱŽȱ›Š‹Š“Š›ȱǶŸŽ›Šǵǰȱ™Ž›˜ȱ–ŽȱžœŠ›ÇŠȱŠ–‹’·—ȱ estudiar eh... periodismo, y en eso me imagino. DZȱǶȱŽ—›˜ȱŽȱ’Ž£ȱŠÛ˜œǵ DZȱ˜›–Š›ȱž—ŠȱŠ–’•’ŠȱǶŸŽ›Šǵǰȱ¢ǯǯǯȱ—˜ȱœ·ǰȱž—ŠȱŠ–’•’Šǯ (E29, 18 años, escolarizada)

Las adolescentes no escolarizadas atribuyen una mayor importancia a la conformación de una familia y •Šȱ–ŠŽ›—’ŠȱŒ˜–˜ȱœ’žŠŒ’˜—ŽœȱšžŽȱŽę—Ž—ȱ•Šȱœ’žŠŒ’à—ȱ ™›ŽŽ›’‹•Žȱ™Š›Šȱž—Šȱ–ž“Ž›ǯ ȱ •ȱ –Š›’–˜—’˜ȱ Žœȱ ™Ž›Œ’‹’˜ȱ Œ˜–˜ȱ ž—ȱ ˜‹“Ž’Ÿ˜ȱ incluso a corto plazo (cinco años). Estas adolescentes, normalmente adscritas a imágenes de género de tipo tradicional, reconocen en el matrimonio la estrategia adecuada para el bienestar, o en otras palabras, ante la

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noción de que es imposible el ascenso social de manera autónoma, el matrimonio es percibido como la estrategia adecuada. Esta opción normalmente excluye otras ŠŒ’Ÿ’ŠŽœȱŒ˜–˜ȱ•Šȱ˜›–ŠŒ’à—ȱ¢ȱŽ•ȱ›Š‹Š“˜ǯ DZȱžŽ—˜ǯȱž’Ž›˜ȱ‘ŠŒŽ›Žȱž—Šȱ™›Žž—ŠȱŠ‘˜›Šȱœ˜‹›Žȱžȱ futuro: ¿cómo vos te ves a vos misma en... dentro de cinco ŠÛ˜œǵȱǶšž·ȱŽȱ’–Š’—¤œȱšžŽȱŸŠœȱŠȱŽœŠ›ȱ‘ŠŒ’Ž—˜ǵȱǶŒà–˜ȱ ŸŠœȱŠȱœŽ›ȱŸ˜œȱŽ—›˜ȱŽȱŒ’—Œ˜ȱŠÛ˜œǵ DZȱȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ǰȱœ’ȱ—˜ȱ–ŽȱŒŠœ˜ȱšž’Ž›˜ȱœŽž’›ȱ›Š‹Š“Š—˜ȱ y estudiar si puedo. (E28, 16 años, no escolarizada)

En los proyectos de vida de las adolescentes la maternidad es percibida como un deber, como algo ™›ŽŽŽ›–’—Š˜ȱŽȱ’—Ž•ž’‹•ŽȱŽ—ȱ•ŠȱŸ’ŠȱŽȱž—Šȱ–ž“Ž›ǯȱ Existe además una concepción trascendental, ligada al œŠŒ›’ęŒ’˜ǰȱŽ—ȱŽ•ȱ‘ŽŒ‘˜ȱŽȱœŽ›ȱ–Š›ŽǰȱŒ˜–˜ȱž—ŠȱŽ¡™Ž›’Ž—Œ’Šȱ˜•˜›˜œŠȱšžŽȱ˜Šȱ–ž“Ž›ȱŽ‹Žȱ™ŠœŠ›DZ DZȱ›Ž˜ȱšžŽȱŽ—Ž›ȱ‘ħ˜œȱŽœȱŠ•˜ȱšžŽȱ’˜œȱŽȱŽ—ŸÇŠǰȱ˜ȱœŽŠȱ šžŽȱž—Šȱ–ž“Ž›ȱœÇȱ’Ž—ŽȱšžŽȱŽ—Ž›ȱ‘ħ˜œǯ DZȱǶ’Ž—ŽȱšžŽȱŽ—Ž›ȱ‘ħ˜œǵ DZȱÇǯ DZȱǶ˜›ȱšž·ǵ DZȱȱ™Š›ŠȱœŠ‹Ž›ȱ•˜ȱšžŽȱœž›’àȱ•Šȱ–Š–¤ȱŒ˜—’˜ǰȱ™Š›ŠȱšžŽȱ vos puedas sufrir, otra vez con la criatura o para salir ŠŽ•Š—Žǰȱ™Š›ŠȱœŠ‹Ž›ȱŽ•ȱœŠŒ›’ęŒ’˜ȱšžŽȱžȱ–Š–¤ȱžŸ˜ȱŒ˜—ȱ vos cuando eras chica. (E11, 19 años, no escolarizada)

Las adolescentes reconocen en el matrimonio (legal y religioso) el espacio en el que debe producirse la maternidad. Visto de otro modo, la reproducción es consiŽ›ŠŠȱŒ˜–˜ȱ•Šȱø—’ŒŠȱ“žœ’ęŒŠŒ’à—ȱŽ•ȱ–Š›’–˜—’˜ǯ DZȱǽǯǯǯǾȱ™˜›šžŽȱ‘Š¢ȱ–ž“Ž›Žœȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ȱœŽÛ˜›ŠœȱšžŽȱ—˜ȱ žŸ’Ž›˜—ȱ‘ħ˜œȱ¢ǰȱŽœŠ—˜ȱŒŠœŠŠœǰȱ¢ȱǶ™˜›ȱšž·ǰȱ™Š›Šȱšž·ȱ œŽȱŒŠœŠ›˜—ȱŽ—˜—ŒŽœǵ (E2, 18 años, escolarizada)

Comúnmente las adolescentes insisten en que la maternidad debe realizarse “en el momento oportuno”: en el contexto del matrimonio y cuando las necesidades materiales estén cubiertas. En otras palabras, en un contexto de contención emocional y económica. DZȱŠǰȱǶ¢ȱŸ˜œȱŒ›Ž·œǵȱǶšž·ȱ™Ž—œ¤œȱŽȱŽ—Ž›ȱ‘ħ˜œȱŸ˜œǵȱǶŽȱ ™Š›ŽŒŽȱšžŽȱ˜Šœȱ•Šœȱ–ž“Ž›Žœȱ’Ž—Ž—ȱšžŽȱŽ—Ž›ȱ‘ħ˜œǵ DZȱŽ—Ž›ȱ‘ħ˜œȱ™Š›Šȱ–ÇȱŽœȱ—˜›–Š•ǰȱ™Ž›˜ȱ’Ž—ŽȱšžŽȱœŽ›ȱŽ—ȱ el debido tiempo. (E4, 16 años, escolarizada)

salud pública de méxico / vol. 50, no. 1, enero-febrero de 2008

Imágenes de género y conducta sexual y reproductiva

DZȱ ›’–Ž›˜ǯǯǯȱ –Žȱ žœŠȱ •Šȱ ’ŽŠȱ Ž•ȱ –Š›’–˜—’˜ǰȱ œŠ•’›ȱ casada de mi casa, ése es mi propósito salir casada de mi casa no salir así embarazada, ni mucho menos salir concubinada, porque no me gusta nada el concubinato, ·œŽȱŽœȱ–’ȱ˜‹“Ž’Ÿ˜ȱœŠ•’›ȱŒŠœŠŠȱŽȱ–’ȱŒŠœŠǯ (E1, 18 años, no escolarizada)

ȱ ’—ȱŽ–‹Š›˜ǰȱŽ—ȱŽ•ȱ–Š›Œ˜ȱŽȱž—Šȱ›Ž•ŠŒ’à—ȱŽȱ™Š›Ž“Šǰȱ la reproducción puede estar determinada por la decisión Ž•ȱŸŠ›à—ǰȱŽœ˜ȱŽœǰȱŽ•ȱ–˜–Ž—˜ȱŽȱŒ˜—ŒŽ‹’›ȱž—ȱ‘ħ˜ȱ™žŽŽȱ ser decidido en función de los deseos del varón, llegando ocasionalmente a ser impuesta como una condición para cotinuar con la relación. DZȱ’ȱǽž—Šȱ–ž“Ž›Ǿȱ—˜ȱ’Ž—Žȱ‘ħ˜œǰȱǶšž·ȱ™ŠœŠǵ DZȱ ˜ȱ œ·ǰȱ ™˜›šžŽǯǯǯȱ •Šȱ –Š¢˜›ÇŠȱ Žȱ •˜œȱ ‘˜–‹›Žœȱ šž’Ž›Žȱ Ž—Ž›ȱ‘ħ˜œǰȱšž’Ž›Ž—ǯǯǯ DZȱǶ˜—ȱ•˜œȱ‘˜–‹›Žœȱ•˜œȱšžŽȱšž’Ž›Ž—ȱŽ—Ž›ȱ‘ħ˜œǵ DZȱÇǰȱ™˜›šžŽȱ·•ȱžŽȱŽ•ȱšžŽȱšž’œ˜ȱŽ—Ž›ȱž—ȱ‘ħ˜ǯ ǻŗŘǰȱŗśȱŠÛ˜œǰȱ—˜ȱŽœŒ˜•Š›’£ŠŠǰȱŗȱ‘ħ˜Ǽ DZȱǽǯǯǯǾȱǽ•ž—Šœȱ–ž“Ž›ŽœǾȱ’ŒŽ—DZȱ‹žŽ—˜ȱœ’ȱ–ŽȱšžŽ˜ȱŽ–barazada seguramente que voy a, le voy a tener, me va a šžŽ›Ž›ȱǽǯǯǯǾǯȱ’ȱŽœȱšžŽȱ–ŽȱšžŽ˜ȱŽ–‹Š›Š£ŠŠȱŠȱ•˜ȱ–Ž“˜›ȱœŽȱ šžŽŠȱŒ˜—–’˜ȱ¢ȱ•ŽȱŽ“ŠȱŠȱ•Šȱ˜›ŠȱǶŸŽ›Šǵȱ™Ž›˜ȱŠ•ȱŽœŠ›ȱ embarazada ven que no es eso entonces. (E10, 18 años, escolarizada)

En este contexto, la maternidad es percibida evenžŠ•–Ž—ŽȱŒ˜–˜ȱž—Œ’˜—Š•ȱ™Š›Šȱ•Šȱ›Ž•ŠŒ’à—ȱŽȱ™Š›Ž“ŠȱŽǰȱ incluso, es utilizada como argumento para mantener una relación: DZȱǶ˜›ȱšž·ȱŽȱ™Š›ŽŒŽǵȱ–Žȱħ’œŽȱ›ŽŒ’·—ǯǯǯȱȃžŸŽȱž—ȱ‘ħ˜ȱ ™˜›ȱŒž•™Šȱž¢ŠȄǰȱǶŠȱšž·ȱŽȱ›ŽŽ›ÇœȱŒ˜—ȱŽœ˜ǵ DZȱŠȱ–Š¢˜›ȱ™Š›ŽȱŽȱ•Šœȱ™Š›Ž“ŠœȱœŽȱ™Ž•ŽŠ—ȱ¢ȱœŽȱŽ“Š—ȱ¢ȱ •Šȱ–ž“Ž›ȱ•Žȱ’ŒŽȱŠ•ȱ‘˜–‹›Žǰȱ’œŒžŽ—ȱ¢ȱ’ŒŽDZȱȃ¢˜ȱžŸŽȱž—ȱ ‘ħ˜ȱ™Š›Šȱ›ŽŽ—Ž›ŽȱŠȱŸ˜œȄȱ (E30, 19 años, no escolarizada)

Las diferencias más notables entre las adolescentes escolarizadas y no escolarizadas se aprecian en los ™›˜¢ŽŒ˜œȱ¢ȱ˜‹“Ž’Ÿ˜œȱ›Š£Š˜œȱ™˜›ȱ•ŠœȱŠ˜•ŽœŒŽ—ŽœȱŽ—ȱ el corto plazo, en el que las últimas estás dispuestas a formar una familia. No obstante, en el largo plazo, los ˜‹“Ž’Ÿ˜œȱŠȱœŽ›ȱ™Ž›œŽž’˜œȱ¢ȱšžŽȱŽę—Ž—ȱ•Šȱœ’žŠŒ’à—ȱ ’ŽŠ•ȱ Žȱ ž—Šȱ –ž“Ž›ȱ œ˜—ȱ ™›¤Œ’ŒŠ–Ž—Žȱ ’·—’Œ˜œDZȱ Ž•ȱ matrimonio y la maternidad, en un marco de bienestar económico. DZȱŠǯȱǶž·ȱ’Ž—ŽȱšžŽȱ™ŠœŠ›ȱŽ—ȱ•ŠȱŸ’ŠȱŽȱž—Šȱ–ž“Ž›ȱ™Š›Šȱ šžŽȱœŽŠȱŽ•’£ǵ DZȱǯǯǯȱž—Šȱ™Š›Ž“Šǯ (E8, 16 años, no escolarizada) salud pública de méxico / vol. 50, no. 1, enero-febrero de 2008

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DZȱžŽ—˜ǰȱǶšž·ȱœŽȱ¢˜ǵǰȱŒŠœŠ›–ŽȱŽ—ȱŽ•ȱžž›˜ǰȱŽœ™Ž›˜ȱšžŽȱ —˜ȱ œŽŠȱ ž—Šȱ œ˜•Ž›˜—Šȱ ˜Šȱ –’ȱ Ÿ’Šǰȱ šž’Ž›˜ȱ Ž—Ž›ȱ ‘ħ˜œǰȱ Ƕšž·ȱœŽȱ¢˜ǵ (E1, 18 años, no escolarizada) DZȱȱœŽŠǯǯǯȱǶšž·ȱœŽ›ÇŠȱ™Š›Šȱ–ÇȱœŽ›ȱŽ•’£ǰȱ¢ȱŽ—Ž›ȱž—ŠȱŠ–’•’Šǰȱ ™Ž›˜ȱ™›’–Ž›˜ȱŽ—Ž›ȱž—ȱ‹žŽ—ȱŽœž’˜ȱ¢ȱž—ȱ‹žŽ—ȱ›Š‹Š“˜ǰȱ tener una familia y poder mantenerla bien a esa familia y a esa familia tenerle bien. (E40, 15 años, escolarizada)

Relaciones de pareja: naturaleza y percepciones —Šȱ’™˜•˜ÇŠȱœ˜‹›Žȱ•Šœȱ›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱŽȱ™Š›Ž“ŠȱŽ—ȱ•ŠȱšžŽȱ œŽȱŽ—ŸžŽ•ŸŽ—ȱ•˜œȱ“àŸŽ—ŽœȱŽœ¤ȱŽę—’Šȱ™˜›ȱŽ•ȱ’œ’—˜ȱ grado de compromiso socialmente reconocido. Por un lado, se inscriben aquellas relaciones más formales y normativizadas, consideradas noviazgos una vez que son reconocidas por los padres de la adolescente: expresiones como “que el chico llegue en la casa” (E3) o “llegue por ella” (E17) dan cuenta de este tipo de ›Ž•ŠŒ’à—ǰȱŠ–‹’·—ȱŽ—˜–’—ŠŠȱȃŽœŽ“˜Ȅǯ Un tipo de relación menos formal, en la medida que no es reconocida socialmente –salvo por el grupo de pares, eventualmente– es el que se da en llamar “macaneo”, también conocido como “andar”. Esta práctica, Œ˜–ø—ȱŽ—ȱ•Šœȱ™›’–Ž›ŠœȱŽ¡™Ž›’Ž—Œ’ŠœȱŽȱ™Š›Ž“Šǰȱ’–™•’ŒŠȱ el establecimiento de una relación de complicidad desarrollada casi en el secretismo, y además no envuelve ™›ŽŒ’œŠ–Ž—Žȱž—ȱŒ˜–™›˜–’œ˜ȱŽȱꍎ•’Šǰȱ•˜ȱšžŽȱŒ˜—lleva la posibilidad de mantener relaciones paralelas. Otra característica de estas relaciones tiene que ver con su corta duración. Esta entrevistada desarrolla una clara descripción de lo que estamos exponiendo: DZȱŽœ™ž·œȱ—˜œȱŸ˜•Ÿ’–˜œȱŠȱŽ—Œ˜—›Š›ȱ˜›ŠȱŸŽ£ȱ¢ȱŽ–™Žzamos a andar. DZȱǶȱŠ—Š›ȱ˜ȱ¢ŠȱŠȱŽœŽ“Š›ǵȱǶž¤•ȱŽœȱ•Šȱ’Ž›Ž—Œ’ŠȱŽ—›Žȱ Š—Š›ȱ¢ȱŽœŽ“Š›ǵ DZȱ—Š›ȱŽœȱŠ—Š›ȱ—˜–¤œǰȱœ’—ȱšžŽȱžȱ™Š™¤ȱ—’ȱžȱ–Š–¤ȱ—’ȱ nadie sepa, ni de ellos [los padres de los chicos] tampoco ǶŸŽ›Šǵ DZȱǶŽ›˜ȱ¢Šȱ™ŠœŠȱŽȱ˜˜ǵ DZȱ ˜ǰȱ ™›’–Ž›˜ȱ ·•ȱ ’Ž—Žȱ šžŽȱ ••ŽŠ›ȱ Šȱ žȱ ŒŠœŠȱ ™Š›Šȱ šžŽȱ pase algo. DZȱ’œŠœǯ DZȱ˜ǰȱŽ—ȱœŽ›’˜ǯ P: Ya. Andar es andar por ahí en la oscuridad. DZȱŠŒŠ—ŽŠ›ȱ—˜–¤œǰȱ™Ž›˜ȱ—˜ȱ••ŽŠ›ȱŠȱ—ŠŠȱœŽ›’˜ȱ˜ŠŸÇŠǯ DZȱǶžŽȱŽœȱ–ŠŒŠ—ŽŠ›ǵ DZȱŠŒŠ—ŽŠ›ȱŽœǯǯǯȱŽ‘ǯǯǯȱ–ŠŒŠ—ŽŠ›ȱŽœǯǯǯȱ‹žŽ—˜ǰȱ–Žȱžœ˜ȱŽȱ vos, y un ratito te beso, te atraco, te toco todo, y después 29

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vos no vas a saber que yo estoy hinchando con otra y se va, y le hincha, y le besa, y se atraca y le hace todo. DZȱȱœŽŠȱŠ‘Çȱ˜ŠŸÇŠȱ‘Š¢ȱž—Šȱ›Š—“ŠȱŽȱ•’‹Ž›Šȱ’Š–˜œǯ DZȱ¡ŠŒŠ–Ž—Žǰȱ˜ȱœŽŠȱ—˜ȱ‘Š¢ȱ˜ŠŸÇŠȱž—’à—ǯǯǯ P: No hay compromiso digamos DZȱ‘ȱǽŠę›–ŠŒ’à—Ǿǯ DZȱȱŒžŠ—˜ȱŽœŽ“Šȱ¢Šȱ‘Š¢ǰȱ˜ȱœŽŠȱœŽȱ’–™•’ŒŠȱ¢ŠȱšžŽǰȱ‹žŽ—˜ȱ sos la única... DZȱÇǯ (E10, 18 años, escolarizada)

Este es el tipo de relaciones más usual entre las ado•ŽœŒŽ—Žœȱ–¤œȱ“àŸŽ—ŽœȱǻŽȱŽ—›Žȱŗřȱ¢ȱŗśȱŠÛ˜œǼǰȱŽ—ȱŠ—˜ȱ que la tendencia en los años posteriores está dada por relaciones tenidas por las más “serias” y duraderas. ȱ Žø—ȱœŽŠȱŽ•ȱ’™˜ȱŽȱ›Ž•ŠŒ’à—ȱŽȱ™Š›Ž“ŠȱŽ—ȱ•ŠȱšžŽȱ las chicas se involucren, serán tenidas por “resbalosas” (chicas con una conducta percibida como “inmoral”) o “buenas chicas”. DZȱǶž·ȱŽœȱž—Šȱ›Žœ‹Š•˜œŠǵȱǶà–˜ȱŽę—ÇœȱŠȱž—Šȱ›Žœ‹Š•˜œŠǵ DZȱ Ƕž·ȱ œŽȱ ¢˜ǵȱ šžŽǯǯǯȱ ™žŽŽȱ œŽ›ȱ ž—Šȱ Š–’Šǰȱ Ÿ’œŽȱ Œ˜—ȱ mi novio, viene y te habla y al darte la vuelta ya le está ‘ŠŒ’Ž—˜ȱ˜“’˜ȱŠȱžȱ—˜Ÿ’˜ǯǯǯȱ¢ŠȱŽœ¤ǯǯǯȱ¢ŠȱŽœ¤ȱȱŽ••ŠȱŠ‘ÇȱŽȱ Žœ¤ȱ™ŽŒ‘ŽŠ—˜ȱǶšž·ȱœŽȱ¢˜ǵȱ˜ȱ˜›Šœȱ™Ž›œ˜—ŠœȱšžŽȱœ’Ž—˜ȱ o no novios, que venga y vos le hables a fulano, que el fulano apenas te hable y vos ya estás ahí apretando, y tampoco demasiado, que vos el primer día que le conocés y ya estés íntimamente con él, ya es mucho ya. (E1, 18 años, no escolarizada)

Estas etiquetas no son atribuidas a los varones, con quienes la valoración es diametralmente opuesta y el “éxito” de los mismos se mide por el número de las relaciones. DZȱ Ž™Ž—Žȱ Žȱ •Šȱ ˜›–Šȱ Žȱ ™Ž—œŠ›ȱ Žȱ ŒŠŠȱ ž—˜ǰȱ Š‘Çȱ ™˜—Ž•ŽȱšžŽȱŽ•ȱŒ‘’Œ˜ȱœŽŠȱž—dzȱœŽŠȱ–ž¢ȱ“˜ŸŽ—ȱǶŸŽ›Šǵǰȱ tenga catorce años y le gusta, o sea ponele que está empezando recién y le gusta experimentar, le gusta probar de todo, y ponele que está con una chica y está con dos o tres chicas a la vez. (E6, 15 años, escolarizada)

ȱ Šœȱ“àŸŽ—Žœȱ›ŽęŽ›Ž—ȱŠŽ–¤œȱšžŽȱ•ŠȱŸŠ•˜›ŠŒ’à—ȱšžŽȱ •˜œȱŸŠ›˜—Žœȱ‘ŠŒŽ—ȱŽȱ•Šœȱ›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱŽȱ™Š›Ž“Šȱœ˜—ȱ’œ’—ŠœȱŽȱ•Šœȱ‘ŽŒ‘Šœȱ™˜›ȱ•Šœȱ–ž“Ž›ŽœǰȱŽ—ȱ•Šȱ–Ž’ŠȱŽ—ȱšžŽȱ aquellos no se comprometen emocionalmente y sólo buscan satisfacer los impulsos sexuales. DZȱȱ™˜›šžŽǰȱ™˜›šžŽȱŠŒ¤ȱŽ—ȱŠ›ŠžŠ¢ǰȱ•ŽȱŠ—ȱ–žŒ‘˜ȱ•Šȱ posibilidad a los hombres, de que, un hombre que tiene –¤œȱ–ž“Ž›Žœǰȱ˜ȱœŽŠȱšžŽȱ’Ž—Žȱ–žŒ‘Šœȱ–ž“Ž›ŽœǰȱœŽȱ™’Ž—œŠȱ 30

šžŽȱŽœȱ‘˜–‹›Žǰȱ™Ž›˜ȱ—˜ȱŽœȱŠœÇǰȱŽ—ȱŒŠ–‹’˜ȱ•Šȱ–ž“Ž›ȱšžŽȱ tiene, dos o tres hombres. P: O que por lo menos salga. DZȱÇǰȱšžŽȱŽœȱž—ŠȱŒžŠ•šž’Ž›Š (E25, 16 años, no escolarizada) DZȱ˜œȱ‘˜–‹›Žœȱ—˜ȱ•Žȱ’–™˜›Šȱ•žŽ˜ȱ—ŠŠǰȱ¢ȱ—˜ȱœ·ȱŽ••˜œȱ ™Š›ŽŒŽ—ȱšžŽȱšž’Ž›Ž—ȱ“˜Ž›ȱ—˜ȱ–¤œȱ¢ǯǯǯ (E29, 18 años, no escolarizada) DZȱÇǰȱ¢ȱ¢˜ǰȱ¢˜ȱ’˜ȱšžŽȱŽ—Ž›ȱ›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱœŽ¡žŠ•ŽœȱŽœȱ–ž¢ȱ lindo yo digo, así como todos dicen, pero yo digo que tiene que tener algo muy lindo para eso, tiene que haber amor, y pero a veces la gente confunde el amor con ¿cómo œŽȱ ’ŒŽǵȱ Ž‘ǯǯǯȱ ™˜›ȱ žœŠ›œŽȱ —ŠŠȱ –¤œȱ Žȱ ž—Šȱ ™Ž›œ˜—Šȱ ŸŽ›ŠǵȱŒ˜–˜ȱ•ŠœȱŒ‘’ŒŠœȱŽȱŠ‘˜›Šǯ (E34, 15 años, no escolarizada)

Discusión ˜œȱ’œŒž›œ˜œȱ›ŽĚŽ“Š—ȱž—ȱ’–™˜›Š—ŽȱŽ–˜›ȱŠȱ•˜œȱŽ–‹Š›Šzos mucho más notoriamente que a las enfermedades de transmisión sexual. Este temor se basa principalmente Ž—ȱ˜œȱŠŒ˜›ŽœDZȱŽ•ȱ˜‹œ¤Œž•˜ȱšžŽȱœ’—’ęŒŠ›ÇŠȱ•Šȱ–ŠŽ›—’dad en la prosecución de los estudios y la eventualidad Žȱ šžŽȱ •Šȱ ™Š›Ž“Šȱ —˜ȱ Šœž–Šȱ •Šȱ ™ŠŽ›—’Šȱ Žȱ –Š—Ž›Šȱ responsable, en otras palabras, la incertidumbre añadida šžŽȱ›ŽŸ’œŽȱŽ—›Ž—Š›ȱ•Šȱ–ŠŽ›—’Šȱœ’—ȱž—Šȱ™Š›Ž“Šǯ P: ¿Y de las relaciones sexuales te habló tu mamá alguna ŸŽ£ǵ DZȱžŽȱ˜ŠŸÇŠȱ—˜ȱŽ—˜ȱšžŽȱŽ—Ž›ȱ›Ž•ŠŒ’˜—Žœȱ™˜›šžŽȱ•˜œȱ hombre siempre lo que buscan es relación [sexual], no es una cosa seria, y que primero tenés que casarte y que œ’ȱŠ—Žœȱ¢ŠȱŽ—·œȱ¢Šȱ›Ž•ŠŒ’à—ȱ¢ŠȱŽȱ™Ž›·œȱ¢Šȱ–Žȱħ˜ǰȱ¢ȱ •Žȱ™›Žž—·DZȱǶȱ™˜›ȱšž·ȱ•˜ȱšžŽȱ–ŽȱŸ˜¢ȱŠȱ™Ž›Ž›ǵȱ•ŽȱħŽȱ yo, porque podés quedarte embarazada, puede ser que no te guste más tu estudio, puede ser que te gusten los hombres no más ya. (E3, 14 años, escolarizada)

Para evitar este tipo de situaciones las adolescentes, principalmente aquellas que se representan proyectos vinculados con el acceso a niveles superiores de educación, tienden a evitar la actividad sexual, es decir, la fórmula para evitar embarazos no deseados es la abstinencia sexual. En el marco de la misma estrategia, rehuyen o ™˜œŽ›Š—ȱŽ•ȱ’—’Œ’˜ȱŽȱ•Šœȱ›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱŽȱ™Š›Ž“Šǯ ȱ œÇǰȱ œŽȱ ŠŸ’Ž›Žȱ ž—Šȱ ’–™˜›Š—Žȱ ’—ĚžŽ—Œ’Šȱ Žȱ •Šȱ estructura de oportunidades en la conducta sexual: en su valoración, los costos de involucrarse en una relaŒ’à—ȱŽȱ™Š›Ž“Šǰȱ˜ȱ–Ž“˜›ǰȱ•˜œȱ›’Žœ˜œȱ™˜Ž—Œ’Š•ŽœȱšžŽȱŽœ˜ȱ implica –esencialmente el embarazo–, son percibidos como elevados. Estas adolescentes, cuyos proyectos salud pública de méxico / vol. 50, no. 1, enero-febrero de 2008

Imágenes de género y conducta sexual y reproductiva

de vida están asociados al acceso a niveles superiores de enseñanza, se muestran en control de su sexualidad y de sus decisiones acerca de la iniciación de la vida sexual. ȱ œŠœȱŒ˜—žŒŠœȱ›ŽĚŽ“Š—ǰȱ—˜ȱ˜‹œŠ—Žǰȱž—Šȱ’–™˜›Š—te desinformación acerca de los métodos de control de ŽŒž—’ŠȱšžŽȱ™žŽŽȱ’—Ěž’›ȱŽ—ȱ•ŠȱŽŒ’œ’à—ȱŽȱ›Ž›ŠœŠ›ȱ el inicio de la vida sexual. En su defecto, se aprecia desŒ˜—ꊗ£Šȱ‘ŠŒ’ŠȱŠ•ž—˜œȱŽȱ•˜œȱ–·˜˜œȱ˜ȱ’ęŒž•ŠŽœȱ para acceder a ellos, principalmente de índole económica. En este hecho los servicios de sanitarios públicos ™˜œŽŽ—ȱ Œ’Ž›Šȱ ›Žœ™˜—œŠ‹’•’Šǰȱ œŽø—ȱ —˜œȱ ›ŽęŽ›Žȱ ž—Šȱ entrevistada: DZȱ˜ȱ¢˜ȱ—˜ȱ–Žȱž’ȱŠ•ȱŒŽ—›˜ȱŽȱœŠ•žȱ™˜›šžŽȱŒžŠ—˜ȱ—˜ȱ Ž—·œȱ‘ħ˜œȱ—˜ȱŽȱ™˜·œȱ’›ȱŠȱŒ˜—œž•Š›ǰȱ™˜›šžŽȱŽ—·œȱšžŽȱ Ž—Ž›ȱ™•Š—’ęŒŠŒ’à—ȱŠ–’•’Š›ǯ (E22, 18 años, escolarizada)

Las adolescentes, sobre todo las mayores, cuyos ™›˜¢ŽŒ˜œȱ Žȱ Ÿ’Šȱ ›ŽĚŽ“Š—ȱ ˜‹œ¤Œž•˜œȱ Žœ›žŒž›Š•Žœȱ Žȱ imágenes de género tradicionales, aún sean o no escolarizadas, tienden a mantener relaciones sexuales desprotegidas o de alto riesgo de embarazo al utilizar métodos naturales, incluido el consumo de ciertas hierbas. Si bien existe una importante vinculación entre las imágenes de género y la construcción de los proyectos, ·œ˜œȱœŽȱŽ—ŒžŽ—›Š—ȱ–Š¢˜›–Ž—Žȱ’—Ěž’˜œȱ™˜›ȱ•ŠȱŽœ›žŒtura de oportunidades. Es decir, las condiciones de vida y las estrategias familiares condicionan las conductas sexuales en la medida en que los efectos potenciales de éstas pueden coartar las prácticas encaminadas a la movilidad social. Las imágenes de género reproducen el discurso œ˜Œ’Š•ȱ Ž•ȱ Ž‹Ž›ȱ œŽ›ȱ Žȱ ž—Šȱ –ž“Ž›ǯȱ —ȱ ˜›Šœȱ ™Š•Š‹›Šœǰȱ en tanto que las imágenes de género son alimentadas esencialmente del discurso social vigente, políticamente correcto, los proyectos de vida son valoraciones o racionalizaciones de lo que las condiciones de vida pueden ofrecer, supuestamente, a las adolescentes en el futuro. Todo esto puede ser representado de la siguiente manera: Mecanismos normativos Estructura de oportunidades Proyectos de vida

Imágenes de género Conducta sexual

salud pública de méxico / vol. 50, no. 1, enero-febrero de 2008

ARTÍCULO ORIGINAL

ȱ Žȱ ‘ŽŒ‘˜ǰȱ Ž•ȱ ’œŒž›œ˜ȱ ŠŒŽ›ŒŠȱ Žȱ •Šœȱ ’–¤Ž—Žœȱ Žȱ género no necesariamente tiene continuidad en los proyectos de vida. Por otra parte, aunque las expectativas de las adolescentes se asocien a estrategias de movilidad œ˜Œ’Š•ǰȱ•˜œȱ˜‹“Ž’Ÿ˜œȱŠȱŒ˜—œŽž’›ȱœ˜—ȱ•’—ŽŠ•ŽœDZȱŽœž’˜œȬ matrimonio-maternidad, aunque no existe claridad en torno a la conciliación entre la vida familiar y laboral. Otro aspecto a tener en cuenta está dado por el papel del varón como condicionante de la conducta reproductiva de las adolescentes, esto es, el papel del varón en la “decisión” de la adolescente de quedar embarazada. En ciertos casos, este hecho reviste las características de una coerción emocional, que “obliga” a •ŠœȱŠ˜•ŽœŒŽ—ŽœȱŠȱ™›˜Œ›ŽŠ›ȱŒ˜—ȱŽ•ȱ˜‹“Ž’Ÿ˜ȱŽȱ–Š—Ž—Ž›ȱ ž—Šȱ›Ž•ŠŒ’à—ȱŽȱ™Š›Ž“Šǯȱ—ȱŽœŽȱœŽ—’˜ǰȱ™žŽŽȱŽŒ’›œŽȱ šžŽȱŽ•ȱŸŠ›à—ȱŽ“Ž›ŒŽȱž—ȱŒ˜—›˜•ȱŽ—ȱ•Šȱ›Ž•ŠŒ’à—ȱŽȱ™Š›Ž“Šǯ Referencias 1. Centro Paraguayo de Estudios de Población (CEPEP). Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (ENDSSR 2004). Disponible en: www. cepep.ory.py. ,QIHVWD*&DUDFWHUtVWLFDVVRFLRGHPRJUiÀFDVGHODVDGROHVFHQWHV madres. En: CEDES-CENEP, Taller de investigaciones sociales en salud reproductiva y sexualidad. 1993 nov 1-2;Buenos Aires, Argentina. 3. De Sosa P. R-Centro de Líderes Adolescentes-CELIDA; CEPEP; EFACIM. Salud Integral del adolescente. Asunción: CEPEP, 1993:25. 4. Silbert T, Giurgiovich A, Munist M. El embarazo en la adolescencia. En: Organización Panamericana de la Salud. La salud del adolescente y del MRYHQ3XEOLFDFLyQFLHQWtÀFD1ž:DVKLQJWRQ'&236206 5. Stern C. Embarazo en la adolescencia como problema público: una visión crítica. Salud Publica Mex 1997;39:137-143. 6. Molina R. Salud reproductiva. En: Silbert TJ, Munis MB, Maddaleno M, Suárez-Ojeda EN. Manual de medicina de la adolescencia. Serie Paltex 20. Washington, DC: OPS, 1992. 7. Harper C. Adolescent pregnancy in Latin America and the Caribbean. New York: International Planned Parenthood Federation, 1989. 8. Pantelides E, Geldstein R, Infesta G. Imágenes de género y conducta reproductiva en la adolescencia. Cuaderno 51. Buenos Aires: CENEP, 1995:5. 9. Infesta-Domínguez G. Maternidad, roles sexuales y conducta reproductiva de mujeres adolescentes. En: Welti C (coord). Dinámica GHPRJUiÀFD\FDPELRVRFLDO0HPRULDGHO;;&RQJUHVRGHOD$VRFLDFLyQ Latinoamericana de Sociología. México: PROLAP, 1996. 10. Climent GI, Arial DB. Estio de vida imágenes de género y proyecto de vida en adolescentes embarazadas. En: CENEP/OMS-CEDES-AEPA. Segundo Taller de Investigaciones Sociales en Salud Reproductiva y Sexualidad: 1996 mayo 6 y 7; Buenos Aires. 11. Gelstein R, Pantelides E. Double subordination, double risk: class, gender and sexuality in adolescent women in Argentina. Reproductive Health Matters 1999;9. 12. Baldivieso L, Perotto P. Prevención y proyecto de vida. En: Organización Panamericana de la Salud. La salud del adolescente y del MRYHQ3XEOLFDFLyQFLHQWtÀFD1ž:DVKLQJWRQ'&236206 13. Billy J, Brewster K, Grady W. Contextual effects on the sexual behavior of adolescent women. En: Journal of Mariage and the Family, 1994 May; 1994: 56. 14. Aubel J. Directrices para estudios en base a la técnica de grupos focales. Santiago: OIT, 1994: 30. 15. Glasser B, Strauss A. The Discovery of Grounded Theory: Strategies for Qualitative Research. Chicago: Aldine, 1967. 31

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