IMÁGENES DE FLORIDABLANCA. LA CONSTRUCCIÓN MATERIAL Y NARRATIVA DE LA COLONIA ESPAÑOLA DE SAN JULIÁN (SIGLO XVIII).

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Imágenes de Floridablanca. La construcción material y narrativa de la colonia española de San Julián

IMÁGENES DE FLORIDABLANCA. LA CONSTRUCCIÓN MATERIAL Y NARRATIVA DE LA COLONIA ESPAÑOLA DE SAN JULIÁN (SIGLO XVIII). María Ximena Senatore*, Silvana Buscaglia*, Marcia Bianchi Villelli**, María Marschoff*, Victoria Nuviala*** y Claudia Bosoni***

INTRODUCCIÓN La Nueva Colonia de Floridablanca fue establecida como parte del plan de la Corona Española para la defensa de la Costa Patagónica. Pese a una efímera existencia de cuatro años, entre 1780 y 1784, esta colonia fue el escenario en el que se ensayó un modelo novedoso de ordenamiento social inspirado en los ideales ilustrados y principios de la modernidad (Senatore 2003). Entendemos que el estudio de este caso particular brinda una perspectiva interesante para mirar a la sociedad moderna y entender sus múltiples trayectorias de conformación (Senatore y Zarankin 2002). El proyecto de investigación “Arqueología e historia en la Colonia española de Floridablanca (San Julián, siglo XVIII)” tiene por objeto analizar la creación, reproducción y reformulación del orden social proyectado en esta colonia estudiando la relación entre los discursos que subyacen al plan de poblamiento y las prácticas sociales de los individuos y grupos que allí vivieron. Dentro de este marco, la estructuración social de Floridablanca ha sido discutida en su dimensión escrita y material desde diversas perspectivas (Buscaglia 2001, Bianchi Villelli 2002, Senatore 2002, Marschoff 2004, Sanguinetti de Bórmida 2005). En este trabajo presentamos una aproximación a esta problemática identificando nuevos planos de articulación entre discursos y prácticas. Con el propósito de profundizar su análisis hemos generado herramientas teórico-metodológicas específicas para su tratamiento e interpretación. Floridablanca fue construida desde una tabula rasa, es decir que no existían edificaciones previas en su lugar de emplazamiento. Puede decirse que fue creada a través de imágenes escritas y materiales. Durante su tiempo de funcionamiento algunas imágenes del poblado de Floridablanca fueron creadas en las descripciones oficiales en los documentos, mientras que otras lo fueron en su edificación y en la propia materialidad de su vida cotidiana. Sabemos que “las narrativas y el arte en general pueden producir el efecto de lo real, incluso cuando no pueden ofrecer la propia realidad” (Brewer 2004: 173). Entendemos que las concordancias y discordancias entre el espacio narrado y el espacio materializado hablan de formas particulares de articulación entre los discursos de orden social y las prácticas de grupos e individuos en el poblado. En este trabajo presentamos el análisis de las imágenes de Floridablanca comparando su “construcción narrativa” y su “construcción material”. Para esto integramos la información procedente de estudios de documentación histórica y de intervenciones arqueológicas y geofísicas generadas en los últimos cinco años del proyecto de investigación.

DISCURSOS ILUSTRADOS Y PRÁCTICAS SOCIALES Los proyectos de poblamiento desarrollados durante el reinado de Carlos III fueron parte del ensayo de las nuevas ideas impulsadas por la Ilustración española. Este es el caso del Plan de Establecimientos de la Costa Patagónica, del cual formó parte la colonia de Floridablanca (Figura 1). Cabe aclarar que la particularidad de la Ilustración española reside en lo que se denominó “despotismo ilustrado”, dado que el carácter reformista residía en la Monarquía (Sanchez Agesta 1953). Esta idea de ilustración se construye sobre la oposición de “los ilustrados” y el resto de la sociedad, implicando la creación de reformas por parte de este grupo y su posterior difusión al resto del cuerpo social. Desde un punto de vista teórico, se plantea que los mecanismos de los discursos ilustrados, ya sean intelectuales o institucionales, impusieron una profunda reorganización de los sistemas de percepción y ordenamiento del mundo social (Chartier 1995).1 El concepto de discurso aquí no se refiere a la palabra dicha o el texto escrito, tampoco a sistemas referenciales. “Un discurso es un marco social de inteligibilidad que influencia todas las prácticas de significación; los discursos se encuentran y producen en las instituciones sociales como la ley, medicina, economía, biología, la familia, la iglesia, la nación, la educación. En estos marcos, las prácticas generan e inventan relaciones a la vez que imponen restricciones convencionales a los significados” (Potteiger y Purinton 1998: 60). Así, los discursos funcionan como principios estructurantes de las prácticas sociales, son la “regularidad en una práctica” (Foucault 1984; Goldman 1989). Son en definitiva, prácticas que constituyen sistemáticamente los objetos de los que hablan (Foucault 1980). A su vez, tienen una multiplicidad de significados posibles, sostienen * DIPA-IMHICIHU-CONICET ** ICA-UBA y DIPA-IMHICIHU-CONICET *** F.F. Y L.-UBA 1 En otras publicaciones se ha trabajado específicamente los conceptos principales de la Ilustración española (Senatore 2003, 2005).

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Figura 1. Localización de la “Nueva Población y Fuerte de Floridablanca”, Puerto San Julián, Provincia de Santa Cruz.

fuerzas o poderes y pueden estructurarse y/o manifestarse a partir de diversas formas (Foucault 1984). En el caso de Floridablanca, abordamos el modelo de orden social implícito en el plan de poblamiento patagónico. En esta colonia confluyeron conceptos centrales de los discursos de la Ilustración española: el ideal de igualdad, la agricultura como principal fuente de desarrollo y la familia nuclear patriarcal como pilar de la estructuración social (Senatore 2003). La puesta en práctica de este proyecto social involucró la organización de las relaciones, jerarquías e identidades sociales, las formas de interacción entre las personas y los grupos, la estructuración de los espacios en los poblados, las actividades productivas (Senatore 2005). Sin embargo, como “el significado de cualquier orden social no es intrínseco sino que debe ser invocado a través de las prácticas” (Moore 186:6) es a través del análisis de las prácticas sociales que buscamos evaluar y discutir en qué medida dicho modelo fue instrumentado. De acuerdo a Bourdieu (1977) las prácticas sociales consisten en una serie de conocimientos relacionados con un sistema cognitivo que estructura la sociedad. Están gobernadas por el habitus que provee a los agentes de una lógica práctica y un sentido del orden (Bourdieu 1977). Sin embargo, el habitus reproduce las relaciones estructurales a la vez que produce variaciones en las mismas. De esta manera, la estructuración social (Giddens 1995) encierra una dualidad en la cual las propiedades estructurales de los sistemas sociales son a la vez el medio y el resultado de las prácticas que recursivamente organizan (Barret 1998).

Construcciones narrativas y materiales Para el planteo de nuestro análisis consideramos que “la narrativa se refiere tanto a la historia que se cuenta como a las formas de contar; es tanto producto y proceso, forma y formación, estructura y estructuración” (Potteiger y Purinton 1998:3). En este sentido, preguntándonos cómo se narra indagamos en la forma de organización de las prácticas sociales. En este trabajo nos enfocamos en las formas en que en la documentación histórica se describen los espacios del poblado, no sólo el contenido –qué se dice- sino también su estructura –cómo se lo dice. A través de su estructura se puede observar cómo “organizan, clasifican y establecen jerarquías y diferenciaciones y ordenan el mundo que representan” (Senatore 2005:661). Es decir, los documentos son más que fuentes de información son también artefactos de administración que expresan y manifiestan una forma de poder (Foucault 1980). Así, la estructura de los documentos puede ser entendida como discursos de un orden social (Beaudry 1988; Lorandi y del Río 1992; Johnson 1996; Morris 1997; Jones 1998; Bianchi Villelli 2006; Senatore 2003; Marschoff 2004; Sanguinetti de Bórmida 2005). La narrativa entonces no es homologable al texto, sino que los documentos son representaciones de una realidad que a su vez contribuyen a reproducir. Por su parte, la construcción material se refiere a las manifestaciones materiales de la interacción entre discursos y prácticas. El mundo material, así como el movimiento a través de los espacios y sus límites pueden tanto mantener la estabilidad como producir cambios en las normas que gobiernan las relaciones sociales, actúa ordenando y es ordenado a su vez (Barrett 1988; Shackel y Little 1992; Johnson 1996). En este trabajo, abordamos los espacios edificados en Floridablanca con el objeto de analizar cómo se construyeron y utilizaron en la práctica. A continuación presentamos los lineamientos metodológicos para este abordaje.

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ABORDAJE METODOLÓGICO Nuestro abordaje metodológico consiste en el análisis de la construcción narrativa y la construcción material de Floridablanca desde diversas líneas de evidencia. Las narrativas son estudiadas desde las fuentes documentales disponibles sobre la población de Floridablanca; específicamente informes oficiales, listados de los individuos, cartas, expedientes judiciales y planos de la población. En el caso de la construcción material, integramos diferentes tipos de evidencia –arqueología, geofísica y relevamientos microtopográficos. Consideramos que ambas líneas son distintas en términos de escalas y problemas (Goñi y Madrid 1996), de su naturaleza (Senatore y Zarankin 1996-97), de los grados de intencionalidad de los que están imbuidas (Lorandi y del Río 1992; Deagan 1996) y de las herramientas metodológicas específicas para su análisis e interpretación (Beaudry 1988; Britton 1997; Morris 1997; Funari et al 1999). En nuestro caso entendemos además que ambas líneas de análisis son resultados de la interacción de prácticas y discursos por lo que no son independientes entre sí.

Construcción Narrativa: criterios de análisis Como mencionamos anteriormente, nos interesa conocer las imágenes de Floridablanca a partir de cómo se narra la edificación, organización y uso del espacio. Para esto utilizamos dos criterios: en primer lugar, el tempo, es decir, en qué momento de la narración aparecen cada una de las edificaciones y cómo se registra su evolución en el tiempo. ¿Cuáles son los ritmos de aparición y desarrollo? En definitiva, la secuencia de edificación, cuáles son los cambios que se registran y cómo se los registra. En segundo lugar, prestamos atención al grado de detalle de la información. Analizamos qué tipo de información se está presentando y en función de qué aspectos. Así, la descripción puede estar resaltando aspectos relativos a la función de las edificaciones, las características arquitectónicas, la organización y uso del espacio y/o los términos de propiedad. De esta manera los dos criterios establecidos permiten indagar sobre cómo se define el espacio, qué aspectos del mismo se están priorizando y por quién.

Construcción material: criterios de análisis

Figura 2. Plano del espacio proyectado en Floridablanca con la asignación funcional del los espacios. Se representa en gris las construcciones proyectadas a futuro en el poblado -que no se llegaron a levantar.

El plano arqueológico funciona como expresión del espacio construido efectivamente en Floridablanca para el estudio y caracterización de la construcción material. La construcción material puede ser analizada indagando dónde y cómo se construyó y organizó el espacio. A partir del análisis de la disposición de las estructuras y rasgos es posible establecer una jeraquización y/u organización en el espacio. Para indagar cómo se construyó es necesario considerar las características constructivas desde distintas variables de análisis: 2 la forma constructiva (organización en forma de conjunto o unidades discretas); la complejidad constructiva en términos de planificación y diseño; la calidad constructiva junto con los recursos materiales empleados en las edificaciones y el arreglo interno del espacio. A continuación presentamos una caracterización general de los espacios en Floridablanca para seguidamente introducirnos en la discusión de tres contextos específicos del poblado.

Es importante destacar que estos criterios y variables de análisis no son exhaustivos, en función del caso puede haber otros más significativos. 2

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LOS ESPACIOS EN FLORIDABLANCA Dentro del proyecto de poblamiento de la costa patagónica, uno de los puertos elegidos para el establecimiento de los colonos fue San Julián, donde se creó la Nueva Colonia de Floridablanca. Allí fueron enviadas 24 familias que quedaron sujetas a la tierra, es decir que no podían abandonar su lugar de destino sin consentimiento de las autoridades. Para habitar las nuevas colonias, se convocó a familias de labradores quienes voluntariamente firmaron un contrato que los comprometía a migrar a cambio de lo cual la Corona les ofrecía habitaciones, tierras en propiedad, semillas, yuntas, arados para su labor y una ración de alimentos diaria en los lugares adonde fueran destinados. La puesta en marcha del plan involucró además el traslado de un grupo de funcionarios de la Corona que gobernaba y administraba el funcionamiento del poblado, personal de Maestranza dedicado a la edificación de la colonia, dotaciones del Regimiento de Artillería e Infantería de Buenos Aires y un número considerable de presidiarios y desterrados del Río de la Plata que permanecieron temporariamente en San Julián cumpliendo condenas y trabajando en el fomento de la población. Floridablanca albergó en un principio a alrededor de 150 personas. La colonia estuvo conformada por edificios “oficiales” construidos por cuenta de -y pertenecientes a- la Corona Española, y otros edificados por propia cuenta de individuos particulares, a los que llamamos “no proyectados” –por la Corona. Dentro de los “oficiales” se encuentran el fuerte, las casas construidas para las familias de colonos y aquellos destinados a funcionar como hospital, herrería, panadería, horno de tejas y corral del poblado. Dentro de los “no proyectados” se encuentran las viviendas de individuos de la tropa y maestranza, presidiarios y familias de colonos, cocinas de los soldados, y habitaciones destinadas a alquiler por parte de eventuales o futuros visitantes. El plano arqueológico (Figura 3) fue elaborado en la primera etapa de nuestras investigaciones en la que se desarrollaron estudios históricos, microtopográficos, arqueológicos y geofísicos que permitieron identificar y conocer las estructuras que conformaron la colonia española (Senatore 2001; Senatore 2003; Buscaglia 2005 a, b y c). En este trabajo se integra un cuerpo de información que incluye nuevos datos generados en la última etapa de investigaciones, como así también aquellos que ya han sido publicados anteriormente (Bianchi 2005; Buscaglia 2005 a, b y c).

Figura 3. Plano del espacio efectivamente construido de Floridablanca, diferenciando las estructuras oficiales de las no proyectadas -hay dos estructuras más que quedan fuera del plano. En gris se destacan los sectores excavados discutidos en este trabajo.

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LAS VIVIENDAS DE LOS COLONOS

Las narrativas sobre las viviendas de los colonos Los documentos históricos3 describen las viviendas de los colonos diciendo que se encontraban agrupadas en cuadras. El tempo de la narración es paulatino y se detalla cada uno de los avances, especialmente para la primera de ellas, ubicada al Este del Hospital y conformada por 9 casas adosadas. Según la narración esta se empezó a construir el 1 de noviembre de 1781 y se fue finalizando en grupos de a 3 casas a lo largo de los meses de marzo, abril y mayo de 1782. Es decir que estas viviendas se comenzaron a construir tras la edificación del Fuerte, del Hospital y de las instalaciones productivas del poblado –herrería, panadería, etc. A partir de la finalización de esta primer tira de viviendas, la documentación histórica remarca que todos los pobladores casados cuentan con alojamiento, de a dos familias, en cada una de las 9 unidades. La segunda cuadra, se proyectaba también como conformada de 9 casas y se empezó a construir luego de la finalización de la primera, los documentos no indican su fecha exacta. Inicialmente el proyecto incluía una tercera serie de casas hacia el Este que habría estructurado el centro del poblado alrededor de la plaza –ver Figura 2. Además de precisar la cantidad de casas que componían los frentes de cuadra, las fuentes indican que cada unidad habitacional estaba construida de la misma manera –con paredes de adobe de diferente espesor y techo de tejas- y contaba con 2 habitaciones. La documentación es abundante en lo que refiere a las características de las casas, e inclusive en diversas cartas los funcionarios, detallan, discuten y explican el tamaño de las viviendas y el uso proyectado de cada una de las dos habitaciones. A la primera de ellas se le asigna la funcionalidad de cocina y contaba con tres puertas, una de ingreso a la vivienda, una de acceso al corral y una tercera que conectaba con la habitación adyacente cuya función era la de servir de dormitorio. Esta última habitación contaba además con una ventana con rejón de hierro. La superficie interna techada era de 30 m² y los documentos consultados destacan que eran mayores que las que se habían habitado hasta el momento, al mismo tiempo que permiten hacer fuego en su interior sin peligro de incendio. A través de los pedidos de materiales y las descripciones oficiales de los avances del poblado puede observarse, entonces, que estas viviendas son construidas como idénticas en diseño y dimensiones. La interpretación de esta homogeneidad en los espacios de habitación de los colonos ya fue discutida en extensión en artículos previos (Senatore 2002, 2005) y se vincula al ideal de igualdad de la Ilustración.

La materialidad de las viviendas de los colonos Abordamos la materialidad de las viviendas desde dos aproximaciones: la arqueología y la geofísica. La integración de ambas fue efectuada en dos sectores del sitio: el Ala Sur II y el Ala Norte A I correspondientes a las series de casas construidas por la Corona Española –ver Figura 3. Interpretamos al Ala Sur II como el primer frente de cuadra construido para las familias de labradores y las excavaciones se centraron en una de las viviendas–AS II.6- y su conexión con las casas adyacentes – ver Figura 4. A partir de las observaciones de la arquitectura se determinó que las casas fueron construidas adosadas utilizando diferentes tipos de paredes –de adobe de diferentes espesores y de tapial- que se combinan en la unión entre las unidades habitacionales, evidenciando simultaneidad en su edificación. La casa excavada tenía 30m2 de superficie interna y estaban divididas en dos ambientes con tres aberturas en la habitación Este –ver Figura 4. Cuatro tipos de paredes distintas fueron identificados: las de la fachada de cara al Norte, de entre 0,80 y 1 m de espesor y con cimientos, estaban realizadas con ladrillos de adobe; las divisorias separaban una vivienda de la adyacente tenían entre 0,45 y 0,50 m de espesor y con cimientos, también de adobe; las internas dividían los espacios dentro de la misma unidad, tenían entre 0,20 y 0,25 m de espesor –el espesor de un ladrillo de adobe- pero carentes de cimientos; finalmente la pared trasera de cara al Sur, con espesor idéntico a la de la fachada- realizada con una técnica mixta de tapia y adobe, con cimientos. En esta vivienda se constató la presencia de un derrumbe de techo de tejas, su estructura de vigas de madera y los ladrillos cocidos de la cornisa. Los estudios Geoeléctricos y Electromagnéticos, realizados en otras Las fuentes publicadas e inéditas consultadas para esta sección son las siguientes: “Diario de Antonio de Viedma” (Amaya 1980); AGN IX-16-3-8 Carta de A. de Viedma a Vertiz, Floridablanca, 25-9-1781; AGN IX-16-3-8 Carta de Vertiz a A. de Viedma, Buenos Aires, 27-11-1781; AGN IX-16-3-9 Relación que manifiesta el estado que tiene al día de la fecha la población en la Bahía de San Julián, A. de Viedma, Floridablanca, 3-1-1782; AGN IX-16-3-10 Relación que manifiesta el estado que tiene al día de la fecha la población en la Bahía de San Julián, A. de Viedma, Floridablanca, 10-5-1782; AGN IX-16-3-12 Carta de A. de Viedma a Vertiz, Floridablanca, 25-7-1783; AGN IX-16-3-12 Recibo de carga en el Bergantín del Carmen, Casariego, Montevideo, 5-11-1783. 3

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viviendas de la misma cuadra indican la repetición de este mismo patrón arquitectónico (Buscaglia et al 2005 a y c). El espacio habitado de la vivienda se ubicaba bajo el nivel correspondiente al depósito de tejas y consta de un piso apisonado con material arqueológico incorporado y asociado –cerámica, vidrio, metales, textiles, cestería, restos faunísticos, semillas de cereales, entre otros- parte del cual ya ha sido analizado (Marschoff 2004, Bianchi Villelli 2006). Importa destacar que toda la vivienda excavada presentó muestras claras de haber sido habitada durante un tiempo y haber experimentado un incendio. Asimismo, en el recinto Este de la vivienda se identificó una estructura conformada por ladrillos insertos en el contrapiso que sirvió de contenedor para un fogón que presentó abundantes restos vegetales y óseos principalmente que apoya la interpretación de esta habitación como una cocina Figura 4. Planta de excavación de ASII. 6. (Marschoff 2004, Bianchi 2006). Un segundo sector del sitio, el Ala Norte –ANA I-, fue interpretado como el segundo de los frentes de cuadra construido para el alojamiento de las familias de labradores. Este frente estaba conformado por 6 viviendas de las que se excavó parte de una de ellas, la subestructura ANA I.8 (Senatore et. al. 2001). Se determinaron las características arquitectónicas de la vivienda, identificando la presencia de muros de adobe realizados con las mismas técnicas constructivas que las paredes de la vivienda excavada en el Ala Sur. Asimismo, si bien se observó la presencia de un piso formatizado sobre un contrapiso de sedimento apisonado, no se halló evidencia de restos de techado así como tampoco evidencias de incendio y escasa frecuencia de artefactos arqueológicos. Esta evidencia apunta a que la vivienda nunca fue habitada por no haber sido concluida su edificación. Estos resultados fueron confirmados por los métodos Geoeléctrico y Electromagnético, realizados en otros sectores de la misma cuadra de viviendas. A través de estos métodos se determinó una regularidad en las características arquitectónicas, el tamaño de las casas y la ausencia de techado (Buscaglia et al 2005 a y c). La información arqueológica y geofísica proveniente de los dos sectores de viviendas trabajados en el sitio apoya la idea de que las casas respondían a un modelo único o “vivienda tipo” destinada al alojamiento de las familias de labradores y que repetía el mismo patrón tanto en el ANA I como en el AS II. Cada una de las estructuras constaba de cierto número de casas adosadas cuya edificación siguió un diseño previo que contemplaba no sólo las características arquitectónicas sino también las divisiones en el interior de las viviendas. Sin embargo se constató que el frente correspondiente al ANA I no fue concluido ni utilizado.

Integración La construcción narrativa de las viviendas de los colonos de Floridablanca presenta grandes concordancias con la construcción material de las mismas planteándose en una relación de similitud. En términos del orden social que refleja, ¿por qué es justamente en este sector donde construcciones narrativas y materiales coinciden? ¿Significa eso que las ideas subyacentes a la construcción de las viviendas no entraron en conflicto con los discursos de sus habitantes? Y, en última instancia, ¿se puede pensar en la existencia de una identificación con esas ideas?

El fuerte del poblado Las narrativas sobre el Fuerte se desprenden básicamente del análisis de tres clases de documentos históricos: los informes oficiales, el Diario de Viedma y el plano histórico del fuerte. Los mismos se asemejan y diferencian en la forma de narrar el espacio del fuerte como veremos a continuación.

Narrativas textuales En los informes oficiales y el diario de Viedma el fuerte aparece como la primera estructura edificada, cuya construcción se ejecuta entre los meses de enero y abril de 17814. Es en este lapso en el que las narrativas AGN, Sala IX 16-3-6, de F. E. Gavarri a J. J. Vértiz, Floridablanca, 9-1-1781. Sala IX 16-3-8, de A. Viedma a J. J. Vértiz, Floridablanca, 25-9-1781. Sala IX 16-3-9, de A. Viedma a J. J. Vértiz, Floridablanca, 3-1-1782. Sala IX 16-13-10, de A. Viedma a J. J. Vértiz, Floridablanca, 10-10-1782. Viedma ([1783] 1972) 4

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ofrecen un mayor grado de detalle respecto a los componentes arquitectónicos, aunque sin llegar al que se precisa para las casas de los labradores. Luego, la imagen del fuerte queda cristalizada en informes labrados en 1782, a pesar de los cambios que experimentó en la funcionalidad de algunos de sus componentes de los que sí dan cuenta una carta y el Diario de Viedma5. De todos los espacios del poblado, el fuerte fue el que estuvo ocupado por más tiempo y por una población socialmente diversa, en su mayor parte de carácter temporario, exceptuando a las familias de labradores que habitaron el fuerte hasta que dispusieron de viviendas propias. Este evento es el que justamente marca el principio del silencio sobre el fuerte en las narrativas sobre la secuencia constructiva del poblado. En términos de la organización espacial general del poblado, los documentos escritos presentan al fuerte siempre como un punto de referencia para dar cuenta de la localización del resto de las edificaciones. En este sentido, el fuerte aparece jugando un rol central en la organización del espacio construido en Floridablanca. A pesar de ello, las narrativas son imprecisas respecto a la forma de describir la organización y las características de su espacio interno. Así, en los documentos el fuerte se designa como una unidad conformada por estructuras de distinta funcionalidad –i.e habitaciones de empleados, pobladores, cuarteles de tropa y presidiarios, almacenes e Iglesia. Sin embargo, en los relatos se omite mencionar las dimensiones, disposición y relación entre las mismas. En relación a los materiales empleados en su construcción, en todos los relatos el fuerte aparece descripto como de madera; sin embargo en algunos documentos se menciona la utilización de otros materiales por ejemplo la “quincha y barro”6 para las divisiones entre las habitaciones de madera o la construcción “maciza” de los baluartes.7

Narrativas visuales El plano histórico del fuerte es considerado aquí como una forma más de narrativa, con la diferencia que es la imagen, y no la palabra, el elemento central en la transmisión del sentido. El plano es el único documento gráfico acerca del poblado8 y fue elaborado en enero de 1781, a pocos meses de la llegada del contingente poblador a San Julián. Por lo tanto, dado que las obras del fuerte se prolongaron hasta abril de ese año, el plano representa el diseño proyectado del mismo más que la imagen de cómo fue construido efectivamente. El plano del fuerte, en tanto proyección, presenta un mayor grado de resolución en la información sobre las características arquitectónicas, a diferencia de las narrativas textuales. En este sentido se da cuenta de la forma, dimensiones –tanto de la estructura en su totalidad, como de sus diversos componentes-, organización del espacio y asignaciones funcionales, aunque no se especifican los materiales constructivos. En la Figura 5 se puede apreciar que el fuerte tenía un claro diseño militar y estaba rodeado perimetralmente por un foso de 50 m de lado. Internamente estaba organizado en forma de cuadrado con un espacio abierto central donde se localizaba una cocina colectiva. Los cuatro cuarteles estaban destinados al alojamiento de la población, variando su forma y tamaño según cada grupo social. Los cuarteles frontales fueron espacios comunes destinados a la tropa, maestranza y presidiarios. Los cuarteles opuestos estaban compuestos por habitaciones de mayores dimensiones e individuales destinadas a los funcionarios. Este fue el sector donde también se situó la Capilla. Los dos cuarteles laterales fueron los destinados a las familias de labradores y estaban segmentados en habitaciones idénticas en sus formas y dimensiones, en contraste al resto de los cuarteles con mayor variación morfológica, funcional y social. Finalmente, los baluartes eran sectores destinados a funciones específicas al servicio de toda la población -hospital y almacenes. Sobre la base de esta información podemos decir que el plano del fuerte ofrece una imagen ideal y ordenada en términos arquitectónicos y sociales de cómo debía ser la edificación que en un principio albergaría a toda la población de Floridablanca y el asiento del poder político, administrativo y militar de la colonia. Por el contrario, en las narrativas la vaguedad y las omisiones sobre la caracterización arquitectónica y la organización del espacio interno de esta estructura son un rasgo predominante. Figura 5. Plano histórico del Fuerte de Floridablanca. AGN, Sala IX 16-3-7, de A. Viedma a J. J. Vértiz, Floridablanca, 10-10-1781. Viedma ([1783] 1972) en su diario menciona que cuando quedaron concluidas las casas de los labradores –mayo de 1782- las habitaciones que éstos dejaron en el fuerte fueron utilizadas como almacenes para víveres y pertrechos. 6 AGN, IX, 16-3-6. De F. E. Gavarri a J. J. de Vértiz, Floridablanca, 9-1-1781. 7 AGN, IX 16-3-7. De A. Viedma a J. J. de Vértiz. San Julián, 10-5-1781. 8 El plano histórico se encuentra conservado en el Archivo General de Indias (AGI) M y P, Buenos Aires 138 “Plano que manifiesta la Nueva Población y Fuerte nombrado Floridablanca en 28 de enero de 1781”. 5

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La materialidad del Fuerte Investigaciones topográficas, geofísicas y arqueológicas permitieron definir la localización del fuerte en el poblado. En el plano (ver Figura 2) se observa cómo el fuerte, junto a la plaza, se encuentra ocupando un lugar central en torno al cual se dispusieron el resto de las edificaciones. En este sentido, observamos como materialmente el fuerte estaría actuando como un eje para la organización y jerarquización del espacio construido de la colonia. Las investigaciones arriba mencionadas permitieron identificar el foso perimetral al fuerte –50 m de lado- y restos de estructuras arquitectónicas. Hasta el momento las excavaciones –48 m2- se enfocaron el sector NE del fuerte, abarcando la depresión perimetral y una porción interior del mismo.9 La depresión perimetral fue excavada en los lados Este y Norte del fuerte. En ambos casos se corroboró su origen cultural -una estructura excavada en subsuperficie con sección en U, de 1,80 m de ancho por 0,70 m de profundidad- y su uso como lugar de descarte –se registraron restos faunísticos, vajilla doméstica, restos y accesorios de vestimentas, artefactos e instrumentos líticos, artefactos de metal, entre otras cosas. Sin embargo, ambos sectores difieren en las características del relleno y abundancia y diversidad de materiales arqueológicos –Figura 6. En términos comparativos el lado Este presenta más evidencias de mantenimiento y de uso que su contraparte en el lado Norte. Estas diferencias en la historia de formación y de uso de ambos lados del foso pueden estar relacionadas con el uso diferencial de estos dos lados del fuerte. En la porción interior del fuerte se registraron una serie de rasgos arquitectónicos y materiales arqueológicos asociados, tal como lo habían anticipado los estudios topográficos y geofísicos (Buscaglia 2005b). Éstos últimos permitieron determinar la presencia de anomalías distribuidas irregularmente en el espacio interno del mismo, asociadas posiblemente a restos de edificaciones (Buscaglia 2005c). Arqueológicamente se determinó la presencia de restos de paredes en estado de derrumbe. Las mismas muestran poca complejidad constructiva ya que fueron construidas mediante una sola hilada de ladrillos de adobe, no intercalados entre sí y carentes de argamasa. La ausencia de cimientos es común a todas las paredes registradas dentro del fuerte. Estos aspectos sugieren una construcción de carácter más expeditivo, es decir con un bajo grado de planificación. Guardando relación con la orientación de las paredes y el foso se registró una línea de postes de madera de los que sólo se preservó su porción inferior, parcialmente quemada.10 La presencia de un depósito de tejas poco potente en tres de las cuadrículas excavadas no llega a ser suficiente para pensar en una cubierta de techado. Es posible que las mismas hayan formado parte de alguna clase de alero. Hasta el momento no se registró evidencia de algún otro tipo de techado. Por último, se identificaron distintos tipos de acondicionamientos del piso y contrapiso nivelados y de calidad diferencial. Su distribución parece estar vinculada a la disposición de restos de paredes y postes. Los artefactos arqueológicos se registraron desde el nivel superior hasta el piso/contrapiso donde se encontraban incorporados, aunque distribuidos diferencialmente en relación al tipo de acondicionamiento del piso. Esta evidencia en su conjunto estaría dando cuenta de un uso diferencial del espacio relacionado con la presencia de un recinto/os cerrado -cuya funcionalidad aún se encuentra bajo investigación- en contraposición a las áreas abiertas (Buscaglia 2005b). Por otro lado, la precariedad con la que fueron construidas las paredes, contrariamente a lo que ocurre en las viviendas de los labradores, sugiere la escasa inversión de energía en la construcción de este sector del fuerte, a pesar de Figura 6. Planta de excavación del sector del Fuerte. haber formado parte del proyecto oficial. La misma representa tan solo el 2 % de la totalidad del fuerte ya que el mismo abarca un área de 2500 m2. Los indicios del uso de madera para la construcción del fuerte sólo se registraron en el caso de la línea de postes. Pensamos que las cuestiones de preservación de los materiales orgánicos no estaría afectando su baja representatividad, ya que tanto en el fuerte como en otros lugares del sitio, las condiciones de conservación de esta clase de restos resultaron ser muy buenas. Es posible que la madera de utilidad haya sido retirada en el momento del abandono del poblado -previo al incendio- y en momentos posteriores. 9

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Integración A partir de la información presentada observamos que la relación entre las construcciones narrativas y materiales del fuerte parece ser de ambigüedad, siendo quizás el plano la única fuente que lo describe con claridad. Si lo pensamos en términos de un proyecto, ¿es posible que la vaguedad de los relatos y las diferencias que encontramos hasta el momento en el registro arqueológico respondan a que el mismo no fue respetado? En este sentido, nos preguntamos si este recurso a la ambigüedad obedece a una estrategia de ocultar los cambios que pudo haber experimentado un espacio que en un principio debió haber funcionado como ordenador de la población.

Los edificios no proyectados Como mencionamos anteriormente algunos de los pobladores de Floridablanca construyeron por su propia cuenta ciertos edificios, aunque los informes oficiales relativos al avance de las obras del poblado omiten toda mención a ellos. Sólo se hallaron referencias en dos documentos específicos, el primero labrado en el momento del abandono e incendio de la colonia –es el acta de destrucción del poblado- y el segundo es un expediente promovido por los propios dueños de esas edificaciones reclamando el pago compensatorio por las construcciones realizadas por ellos mismos y destruidas por orden de la Corona11.

Las narrativas de las estructuras “no proyectadas” Las edificaciones no oficiales no forman parte de las narrativas de crecimiento del poblado, aparecen por primera vez en el momento mismo del abandono y por iniciativa de sus propietarios quienes reclaman alguna compensación por su destrucción. Durante el tiempo de funcionamiento de Floridablanca, el relato oficial no ofrece imágenes de un crecimiento gradual de estas construcciones, sino que las presenta en un evento único, en un instante previo a ser destruidas y abandonadas. Así, se describe minuciosamente lo que se destruye –en sus dimensiones, técnicas constructivas, asignación funcional de los espacios internos - y se tasan los valores de cada una presentando también a sus propietarios por su nombre. La ausencia de referencias sobre su ubicación en el espacio puede relacionarse con el destino que ya tenían estas construcciones, la destrucción. Sólo en ese momento se descorre el velo que las cubría desde el punto de vista de las narrativas y se deja ver este gran espacio de Floridablanca cuya dimensión estimamos aún mayor a la del núcleo central y “oficial” del poblado.

Los edificios no proyectados en su materialidad El estudio de estas edificaciones se ha iniciado en la última etapa de nuestras investigaciones.12 Desde el punto de vista microtopográfico y arqueológico se han identificado hasta el momento ocho estructuras que podrían corresponder a estas edificaciones. Las investigaciones se han concentrado en dos de ellas, el Ala Norte B II y el Ala Norte B III, en la cual nos centramos en este trabajo. Como resultado del relevamiento microtopográfico pudimos observar que, a diferencia de las viviendas de las familias de colonos que fueron construidas en serie de nueve casas adosadas, las estructuras no proyectadas no forman parte de una unidad mayor sino que integran un alineamiento de estructuras separadas, independientes y distintas entre sí. A su vez, presentan alta diversidad de formas y tamaños, las dos estructuras excavadas presentaron en el registro de superficie, de 56 y 64 m2 respectivamente (ver Figura 3). Las excavaciones en Ala Norte B II buscaron definir características arquitectónicas, las técnicas constructivas y el arreglo interno del espacio; en particular nos interesa la comparación con las viviendas de los labradores. La estructura se compone de un recinto techado con una sola abertura y en superficie se detecta otro recinto paralelo muy cercano (Figura 7). Vale aclarar que también se hicieron intervenciones específicas en una estructura contigua -ANB III- que no son detalladas en este trabajo.13 AGI, Buenos Aires, 358. “Expediente promovido por los pobladores y demás individuos que tenían sus casas en el establecimiento de San Julián en la Costa Patagónica...”. 1784-1785. 12 En otro trabajo de esta misma publicación (Bianchi Villelli 2007) se presenta el abordaje en profundidad a los espacios no proyectados por la Corona. 13 Esta estructura fue trabajada desde geofísica (Buscaglia et al. 2005c) y con dos intervenciones arqueológicas específicas y acotadas -1 mt2 cada una. En superficie, es monticular, de forma cuadrangular, abarcando una superficie de 64 mts2. Se realizaron excavaciones acotadas que por el momento no evidenciaron la presencia de paredes, aunque si un piso de frecuentación y un techado tipo quinchado; toda la matriz se encontró quemada. Con respecto a los materiales arqueológicos recuperados, se caracterizan por su baja frecuencia y su funcionalidad predominantemente arquitectónica -clavos y madera-, con una escasa representación de ladrillos y tejas (Bianchi et al. 2005). 11

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Esta edificación fue levantada con ladrillos de adobe producidos localmente; sin embargo, las técnicas empleadas en la construcción de las paredes son más simples que en las casas oficiales. En primer lugar, ninguna de las paredes presenta cimientos; están dispuestas sobre una preparación simple del piso –excavación y relleno - pero que mantiene su nivelación en toda el área excavada. La calidad de las paredes es peor en estas edificaciones debido a la ausencia de cimientos y la menor complejidad constructiva dada por la presencia de un sólo tipo de pared (0,45 m de espesor e hilada de ladrillos alternada). En el caso de las estructuras no proyectadas se encontraron paredes sin conexión estructural y con evidencias de soluciones constructivas ad hoc por lo que no parece haber tenido un diseño previo (ver Figura 7). Por último, no presentan el mismo tipo de techado; mientras las casas oficiales tienen tejas, las no proyectadas presentan un quinchado realizado con ramazón y barro (Bianchi Villelli 2005). Con respecto al arreglo interno del espacio, en Figura 7. Planta de la estructura no proyectada excavada ANB II se destaca en primer lugar, la entrada orientada (ANB II). El área es de 56 mts2, el recinto techado tiene 21 mts2. Se observan las paredes de adobe y hacia una dirección distinta y dispuesta con un umbral en sombra la proyección del otro recinto en función realizado con baldosas; este tipo de arreglo estético no del montículo de superficie. Se estaca la entrada de se encontró en ningún otro contexto de excavación. baldosas (Cuadrículas F1/G1/F2/G2) y la estructura En segundo lugar, presentó una estructura de fogón de fogón y la base de adobes (cuadrícula F3/G3). asociada a una base de adobe que difiere del fogón de En el recinto abierto (cuadrícula E7) se observa el rasgo que aún no ha podido ser interpretado. Las casa oficial. Por último, contiguo a este recinto techado cuadrículas son 1x1 mt. orientadas al Norte. se detectó otra construcción con características distintas -aún bajo investigación. Principalmente se diferencian en lo que respecta a sus paredes, que son aún más precarias, a la presencia de una capa de sedimento fino, blancuzco, muy compacto, sin nivelar y a presentar una profundidad considerablemente mayor que la estructura contigua. A los efectos interpretativos, la integración de la información arqueológica y geofísica, estaría indicando en principio que ANB II y III –ver nota 13- presentarían un diseño arquitectónico diferente al registrado en las viviendas de AS II y ANA I tanto en tamaño como en la morfología de los espacios. Es decir, estas construcciones no presentan estandarización alguna, se asemejan y diferencian de las oficiales mostrando otras formas de construir en Floridablanca.

Integración La relación entre las construcciones narrativas y materiales de estas edificaciones es de omisión, marcada por un lado por esta ausencia de información e irrupción una vez abandonado el poblado. Las edificaciones realizadas por cuenta de algunos habitantes de la colonia sin participación de la Corona fueron silenciadas en las narrativas oficiales del crecimiento de Floridablanca. Su aparición súbita en los documentos, debida a los requerimientos de sus dueños, y su materialidad las muestra como claramente diferentes a los edificios oficiales. Estos edificios son el espacio en donde, suponemos, ciertas personas expresaron sus propias decisiones sin necesariamente ajustarse al proyecto oficial. ¿Por qué se silenció su existencia? ¿Quizás porque evidenciaban el desarrollo de la colonia, un orden paralelo, incluso contradictorio al ordenamiento oficial? ¿O simplemente porque nunca no fueron consideradas de importancia para ese ordenamiento?

SIMILITUD, AMBIGÜEDAD Y OMISIÓN En nuestro análisis hallamos concordancias y discordancias en el espacio narrado y el espacio materializado en Floridablanca que pueden ser caracterizadas como relaciones de similitud, ambigüedad y omisión. Entendemos que estas relaciones hablan de formas particulares de interacción entre los discursos y las prácticas que construyen sistemáticamente los objetos que presentan. Observamos así que Floridablanca se construye de manera desigual respondiendo a intereses y relaciones de poder.

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Las relaciones de concordancia y discordancia entre lo narrado y lo material crean, a la vez que iluminan y oscurecen, diferentes imágenes de Floridablanca. Las relaciones de similitud presentan con nitidez las imágenes de un ordenamiento particular, una estructuración particular del poblado, su gente y su historia. Observamos que las concordancias entre lo narrado y lo material se configuran como imágenes rígidas y estáticas; no dejan lugar al relato de cambios, ni a la propia historia de la colonia. Es decir que no hay una narración del desarrollo y crecimiento y trasformaciones. Lo material en concordancia con lo escrito construye un orden que se define como imagen estática, clara y nítida. Sin embargo la propia construcción de ese orden deja lugar a claros y oscuros, imágenes difusas y borrosas. Estos son los espacios grises, donde las discordancias entre lo material y lo narrado asumen distintas formas, como ambigüedad y omisión. Así se construyen imágenes dinámicas que pueden ser interpretadas como expresiones de prácticas de insatisfacción, de acomodamiento y apropiación y de innovación. Estas imágenes muestran, no sólo cómo se reproducen las relaciones estructurales, sino donde surgen relaciones alternativas que introducen variaciones y transformaciones. Las múltiples relaciones entre lo narrado y lo material ofrecen distintas miradas sobre un plano específico de articulación entre discursos y prácticas. En esta articulación identificamos la materialización no sólo del orden proyectado sino también de una multiplicidad de órdenes coexistentes en el poblado. Ordenes menos visibles, pero que dejan ver otras dimensiones de la estructuración social Floridablanca. Dejan ver a la sociedad en funcionamiento y comienzan a mostrar las imágenes de su complejidad. Floridablanca como proyecto social muestra una imagen cristalizada de un nuevo orden. Pero ésta es una imagen parcial, que no incluye en su foco a “otros órdenes” que desarticulan narrativas y materialidad generando otras imágenes, tal vez no cristalizadas, tal vez fuera del foco de proyección. Estas “otras imágenes” son las que aquí comenzamos a ver.

AGRADECIMIENTOS Agradecemos a la Dra. Amalia C. Sanguinetti de Bórmida por el apoyo brindado y a la Municipalidad de Puerto San Julián. Las investigaciones se desarrollaron en el marco de los Proyectos “Tiempos Modernos en Patagonia” de Fundación Antorchas (2004-2007), “Sociedad Moderna y Cultura Material” UBACyT F-076 (2004-2007).

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