Imágenes de caballeros santos representados en pareja. Un refuerzo de la idea de espiritualidad guerrera

July 24, 2017 | Autor: E. Olivares Torres | Categoría: Iconografia, San Millán, Santiago, san Jorge
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IMÁGENES DE CABALLEROS SANTOS REPRESENTADOS EN PAREJA. UN REFUERZO DE LA IDEA DE ESPIRITUALIDAD GUERRERA Enric Olivares Torres Grupo de investigación APES

N

1. Introducción

Santiago, ni san Millán, ni san Isidoro de Le-

comunicación pretende ser el

ón habían empuñado un arma en su vida y,

breve desarrollo de una reflexión ex-

sí, en cambio, tenían un origen militar los

Monterroso1

bizantinos Jorge, Teodoro, Demetrio y Mer-

en un artículo publicado hace diez años en

curio–, más intrigante resulta el hecho de

el que trataba sobre el tema de los caballe-

que en ciertos períodos estos guerreros de la

ros santos: «¿hasta qué punto, ciertas pare-

Fe, prototipos de una misma manera de en-

jas de caballeros, repetidas en contextos tan

tender el hecho religioso, se asociaran en el

específicos como retablos, sillerías de coro y

plano psicológico y reflejaran un contenido

ciclos pictóricos, no tienen una lectura que

religioso y político cuya consecuencia es la

va más allá de la mera imagen del santo

representación de los mismos formando pa-

guerrero?». Se estaba refiriendo a las imáge-

reja.

UESTRA

presada por el profesor Juan

nes de los caballeros hispánicos Santiago,

El caso de san Jorge es paradigmático.

san Millán y san Raimundo, aunque estas

Su leyenda de la lucha contra el dragón y la

ideas pueden hacerse extensibles también a

liberación de la princesa no es un elemento

otros como san Jorge o san Isidoro, y a los

aislado, sino que se configura a lo largo de

orientales san Teodoro, san Demetrio y san

la historia universal como un topos. Su vic-

Mercurio.

toria sobre el monstruo, al igual que la con-

A partir de aquellas palabras del profe-

seguida por san Teodoro, se integraba en

sor Monterroso, podemos incidir en el he-

una corriente conceptual de origen bizanti-

cho de que si sorprendente fue la transfor-

no, al decir del profesor Julián Gállego,2 que

mación de algunos de estos santos y

adaptaba por metamorfosis algunos mitos

hombres bienaventurados en caballeros a

egipcios y griegos, como los de Horus, Per-

las órdenes de Cristo –recordemos que ni

seo, Cadmo, Belerofonte o Apolo, y conver-

1. MONTERROSO MONTERO, Juan M. «Santiago, san Millán y san Raimundo. Milites Christi». En Santiago-Al-Andalus, diálogos artísticos para un milenio (Conmemoración do milenario da restauración da cidade de Santiago despois da razzia de Almanzor, 997-1997). Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 1997, pp. 485-500. 2. GÁLLEGO, Julián. Santa Isabel y san Jorge. Reflexiones de la Reina Santa y el Caballero a lo Divino. Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1972, p. 16. Cita a CLERMONT-GANNEAU, Charles-Simon. «Horus et saint George d’après un bas-relief inèdit du Louvre». Revue Archéologique, 1877.

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del siglo VII arrebatan a Bizancio Palestina, Siria y Egipto–, pero pronto se difunde a Occidente gracias a los cruzados, pues éstos adoptaron a san Jorge como patrón en un momento en el que su fama ya había eclipsado a la del resto de caballeros santos orientales, y extendieron su culto como protector de los ejércitos cristianos por toda Europa.3 Con la primera cruzada se da por hecho el cambio a una nueva manera de entender la religión cristiana. La peregrinación a los santos lugares ya no admite la aceptación del martirio, sino que se justifica la muerte del enemigo en defensa propia y de los intereses de la Iglesia. El caballero que se lanza al combate cree en la predestinación y su envite está respaldado en la creencia justificada de la victoria. Lo sobrenatural también tomará partido en esta nueva sensibilidad religiosa, pues frecuentemente en momentos de máximo peligro se recurrirá a la visión de ejércitos celestiales de armas blancas y relucientes o soldados prodigiosos de gran belleza que les conceden la victoria ante el eneFig. 1. Atribuida a Andreas Ritzos. San Jorge y San Demetrio. Siglo XV. Puertas del presbiterio de la iglesia de San Demetrio de Karyas, Museo del Evangelista.

migo. Así, por ejemplo, las crónicas nos hablaran de la visión de dos caballeros sobrenaturales que con su ayuda dieron el triunfo a los cruzados en la conocida batalla de Dorilea, ocurrida el 1 de julio de 1097 y conquistada realmente gracias a las fuerzas

tía a ciertos militares cristianos martirizados

de Godofredo de Bouillon. Meses más tarde,

en verdaderos caballeros santos.

ante las murallas de Antioquía, los cristianos,

El culto a los santos guerreros tiene su

según una versión anónima citada por Ángel

origen en el Imperio bizantino, en un con-

Canellas,4 verán bajar a los santos Jorge,

texto de enfrentamiento ante el avance del

Mercurio y Demetrio persiguiendo con suma

islam –recordemos que en el segundo tercio

tenacidad a los turcos: «Se vio descender de

3. Pero no será hasta la primera cruzada que su culto se universalice y se haga extensible a todo Occidente. Hasta ese momento sólo encontramos casos aislados de la presencia de este culto como por ejemplo en el caso del papa León II, quien antes del año 683 edificó en Velabro una iglesia dedicada a los santos Jorge y Sebastián, patrones de la milicia oriental y occidental, respectivamente. 4. CANELLAS, Ángel. «Leyenda, culto y patronazgo en Aragón del señor San Jorge, mártir y caballero». J. Zurita. Cuadernos de Historia, 1966-1967, n.º 19-20, pp. 7-22.

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las montañas tropas innumerables de guerre-

Podemos citar también una serie de ma-

ros, montados sobre caballos blancos y pre-

nifestaciones artísticas donde aparecen jun-

cedidos de blancos estandartes; los nuestros

tos san Jorge y san Teodoro. Es el caso de

no podían comprender qué significaba esto

unas puertas talladas y localizadas en la igle-

ni quiénes eran estos guerreros; pero al fin

sia de San Nicolás de Ochride, en la antigua

reconocieron que era un ejército de socorro

Yugoslavia. Más conocida es la tabla del si-

enviado por Cristo y mandado por San Jor-

glo VI conservada en el monasterio de Santa

ge, San Mercurio y San

Demetrio».5

Catalina del Monte Sinaí, donde se representa a la Virgen María en Majestad sentada

2. Algunas imágenes de caballeros

en el trono y flanqueada por san Teodoro y

santos en Oriente durante la Edad Media

san Jorge. Se trata de una representación

Concebidos como caballeros de Cristo,

triunfal, con los protagonistas dispuestos en

los santos Demetrio, Teodoro y Jorge fueron

actitud hierática y frontal. Los dos caballeros

venerados en el mundo bizantino del mismo

santos no muestran ningún atributo militar

modo y sin distinciones, ya fuera en solitario

sino que van vestidos todavía a la manera

ya fuera formando un grupo de santos mili-

de altos dignatarios y llevan una cruz en la

tares. La imagen de dos caballeros santos

mano. Con la misma frontalidad, aunque

unidos en colaboración no tardó en llevarse

menos hieráticos, son representados los jó-

al campo de la plástica, pues el recuerdo de

venes Jorge y Demetrio en las puertas del

la tradición clásica pervivía con gran fuerza.

presbiterio de la iglesia de San Demetrio de

Así, en las primeras representaciones vere-

Karyas, conservadas en el Museo del Evan-

mos a estos santos guerreros figurados de

gelista en Tinos (Grecia),7 obra atribuida a

pie junto con sus armas y escudo, como por

un taller cretense de la segunda mitad del si-

ejemplo en el relicario procedente de Cons-

glo XV, o más probablemente al círculo de

tantinopla de época justiniana y conservado

Andreas Ritzos (1422-1492). Aquí van vesti-

en el Museo del Ermitage, el cual contiene

dos como elegantes soldados cristianos. San

las imágenes de Jorge y Demetrio, o el ca-

Jorge, de pie, aparece pisando un dragón de

mafeo figurado con los mismos personajes

alas rojas, mientras sostiene en la diestra la

datado en el siglo X y conservado también

espada desnuda. A su vez, Demetrio pisa un

en el mismo museo. En este último, los san-

gran escorpión, símbolo del mal y paralelo

tos Jorge y Demetrio están representados de

en su significado al dragón de san Jorge. En

frente, a la manera de los mártires, vestidos

la parte superior, la mano divina que surge

con un chitón y en la mano derecha una

del cielo tiende hacia sus cabezas una coro-

cruz.6

na dorada para cada uno.

5. Varios son los cronistas medievales que recogieron estos hechos. El pasaje de la toma de Antioquía lo podemos encontrar, por ejemplo, en las Gesta Francorum. El mismo William de Malmesbury narrará la historia de la aparición de san Jorge y san Demetrio en el sitio de Antioquía en sus obras Gesta Regum Anglorum y Chronicle of the Kings of England. 6. CORTÉS ARRESE, Miguel. «Héroes clásicos y santos cristianos en el Poema de ‘Digenís Akritas’». La tradición en la Antigüedad Tardía, 1997, XIV, pp. 249-258. En dicho artículo cita estas imágenes publicadas en BANK, A. L’Art Byzantin dans les musées de l’Union Sovietique. Lenigrado, 1985, láms. 75-77 y 161. 7. EVANS, Helen C. Byzantium. Faith and Power (1261-1557). New York: Metropolitan Museum of Art, 2004, pp. 206-107.

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A los santos Jorge y Teodoro los encon-

representado inicialmente como diácono de

traremos juntos también en Occidente, por

la Iglesia–, después los encontraremos figu-

ejemplo en la fachada de San Marcos de Ve-

rados como caballeros. Este proceso puede

necia –recordemos que san Teodoro fue pa-

entenderse en un contexto de creciente mili-

trón de la ciudad hasta el 828– o en la puer-

tarización de la sociedad bizantina y en la

ta sur de la catedral de Chartres. En este

necesidad por parte de las dinastías imperia-

caso, las estatuas-columna de san Jorge y

les reinantes, Macedonios y Commenos, de

san Teodoro talladas en el siglo XIII, en las

dar entrada a concepciones como la milita-

que se les representa todavía de manera

rista que antes estaban relegadas a un se-

frontal, estáticos y con los pies en escuadra,

gundo plano. La imagen del santo caballero

armados con lanza y espada, respectivamen-

en su versión más heroica se convertirá en

te, surgen como guardianes de la puerta de

un recurso apreciado por las connotaciones

los caballeros, junto con las imágenes de

guerreras y profilácticas que ésta albergaba.

otros santos que les acompañan.

El caballero es codificado como un tipo hu-

Pero no sólo vamos a encontrar a estos

mano superior a todos los demás y la coinci-

héroes ataviados como jóvenes oficiales del

dencia con su carácter santificado en los ca-

ejército romano, aunque con una apariencia

sos mencionados de Jorge o Teodoro, no

angelical y representados de manera frontal

hace más que magnificar su condición hu-

y empuñando sus armas, sino que también

mana. Tal y como lo describía J. E. Cirlot, «la

aparecerán en su versión ecuestre,8 que es la

caballería se nos aparece como una pedago-

que más nos interesa. En su heroica acción

gía superior tendiendo a la transformación

combaten al monstruoso enemigo que les

del hombre natural (descabalgado) en hom-

enfrenta, como se puede ver en un icono de

bre espiritual»,9 y en ella tendrán parte fun-

madera originario de Sozopol y conservado

damental caballeros paradigmáticos como

en el Museo Eclesiástico de Sofía, en el cual

san Jorge, Santiago o el mismo arcángel san

los santos Jorge y Demetrio, ambos a caba-

Miguel. La imagen del caballero, sin embar-

llo, alancean a un cocodrilo o quizás un hi-

go, no podrá entenderse sin la del caballo,

popótamo que sale del agua y a una

un símbolo de poder que dota al jinete de

serpiente enroscada en una palmera, respec-

un carácter heroico. Es más, las imágenes

tivamente.

que más tarde veremos, donde es represen-

Vemos cóomo a partir de los siglos VI y

tado el caballo en posición de corveta, pose-

VII ha ido imponiéndose una progresiva mi-

en una riqueza de significados, al decir del

litarización de estas imágenes en el mundo

profesor Monterroso, que pone de manifies-

artístico bizantino, y si el primer paso había

to la grandeza de quien lo dirige, como se

sido transformar a estos civiles en soldados

puede observar en la literatura emblemáti-

–recordemos el ejemplo de san Demetrio,

ca.10

8. Una breve introducción a este tema nos la ofrece CORTÉS ARRESE, M. «La imagen de san Jorge en el arte bizantino». En Oriente y Occidente en la Edad Media. Influjos bizantinos en la cultura occidental. Vitoria: Universidad del País Vasco, 1993, pp. 247-259. 9. CIRLOT, Juan Eduardo. Diccionario de símbolos. 8.ª ed. Barcelona: Siruela, 2004, pp. 115-117. 10. MONTERROSO MONTERO, Juan M. «A la sombra de Santiago. La afirmación del culto jacobeo y su identificación con la Monarquía durante la Edad Moderna». Santiago y la Monarquía de España (1504-1788). Santia-

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Quizás las representaciones bizantinas más conocidas del tipo del caballero santo sean las conservadas en el valle de Göreme, en Turquía. En este punto, cabe matizar que si bien la iconografía del héroe ecuestre luchando contra el dragón ya era conocida en los siglos V o VI –recordemos aquí la imagen de Ho-

rus caballero–, será en torno a los siglos X y XI cuando se modele en su forma canónica en las pinturas rupestres de la Capadocia, con versiones muy similares Fig. 2. San Jorge y san Teodoro. Siglo XI. Capilla de entre ellas. Santa Bárbara, iglesia de Elmali, Göreme (Turquía). Así, podemos citar algunos ejemplos como el San Jorge y san Teodoro Teodoro aparecen vestidos a la romana, de la iglesia de Yusuf Koç, datado en torno a alanceando una serpiente, Jorge, joven imla mitad del siglo XI; el San Jorge y san Teoberbe montado sobre caballo blanco y Teodoro de la iglesia de Yilanli, también conocidoro, barbado y sobre caballo pardo. da como iglesia del Dragón o de la SerpienEn este punto recogemos una posible inte, de los siglos X-XI, o el San Jorge y san terpretación de estas manifestaciones en paTeodoro de la capilla de Santa Bárbara, en reja de los caballeros santos, tan característila iglesia de Elmali. En los tres ejemplos las ca en la iconografía bizantina y que después figuras representadas se adaptan a las diveremos trasladada al ámbito hispánico, en mensiones del muro. La iconografía es basla cual sus autores han relacionado la visión tante similar, a saber, ambos santos a cabade estos campeones santos con una revisión llo aparecen enfrentados aniquilando un del mito de los Dióscuros que encontramos dragón o una serpiente. En el caso de la en la tradición clásica.11 Pero también es iglesia de Yilanli, quizás la más conocida por verdad que estos santos, que reflejaban el estar en ella representados los santos más ideal de las virtudes caballerescas y a quievenerados de la Capadocia, san Jorge y san go de Compostela: Xunta de Galicia-Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2004, pp. 53-70. En este artículo cita a diferentes autores como Juan de Mariana, Diego Saavedra o Diego López, quienes en sus obras manifiestan la riqueza de significados de esta imagen. 11. MARCOS SIMÓN, F., MONTANER FRUTOS, A. Y REDONDO VEINTEMILLAS, G. El Señor San Jorge. Patrón de Aragón. Zaragoza: Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón, 1999, p. 30. Curiosamente, en un artículo publicado hace ya medio siglo, Sánchez-Albornoz rebatió con un título ya de por sí clarificador las tesis de Américo Castro, en las cuales éste último afirmaba que el mito del Santiago caballero era un recuerdo de las míticas apariciones dioscóridas, condensado en la narración de Gonzalo de Berceo sobre la visión en el fragor de la batalla de una pareja de combatientes celestiales, Santiago y san Millán, asemejados a los gemelos Cástor y Pólux. Aduce, en cambio, que serían las ilustraciones de los Comentarios al Apocalipsis del Beato de Liébana copiados durante los siglos IX, X y XI los que aportarían los modelos para la formación de la imagen de un jinete mágico acompañado por sus milicias celestiales. SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Claudio. «El culto de Santiago no deriva del mito dioscórido». Cuadernos de Historia de España. Buenos Aires: Facultad de Filosofía y Letras, 1958, pp. 28-37.

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nes se había invocado desde antiguo, respondían al paradigma de héroe clásico dotado de grandes cualidades físicas y morales ahora cristianizadas. Todas estas imágenes medievales pretendían como último objetivo simbolizar la victoria consumada del cristianismo frente al paganismo y las fuerzas del mal que moran en él. 3. Caballeros santos en la península ibérica durante la Edad Media y Moderna Defensores del pueblo cristiano contra los paganos e infieles, la imagen de los caballeros santos fue justificada en el mundo medieval a través de autoridades como Bonizon de Sutri o san Bernardo de Claraval, quienes en sus obras proponían la lucha contra los enemigos de la fe como empresa misionera. Estas ideas habrían servido para reformular la idea del caballero cristiano y, de paso, justificar la imagen del strenuissi-

mus miles en el mundo medieval. Kauffman,12 por ejemplo, cita como la representación más antigua conocida de una pareja de santos caballeros luchando contra las tropas enemigas una pintura mural conservada en la iglesia de Saint Pierre-de-Chevillé, cerca de Poncé (Sarthe), en la cual aparecen dos jinetes anónimos luchando a caballo contra soldados sarracenos. En el caso de la península ibérica, el contexto de cruzada contra el islam en el que se vivía en tiempos medievales lo hacía muy similar al de Oriente y resulta fácil establecer un paralelismo entre los caballeros santos bizantinos y los que iban a surgir ahora, ligados a la reconquista y producto

Fig. 3. Santiago caballero. Cancionero de Pedro Marcuello. Siglo XIV. Biblioteca del Museo Condé, Chantilly (Francia).

de un proceso de nacionalización similar, como son el apóstol Santiago o el caballero Jorge, con orígenes no hispanos, pero que son reclamados como patronos protectores por su condición de caballeros divinizados que combaten al lado de los ejércitos cristianos y derrotan a aquellos que son enemigos de la fe.13 Además, ponerse bajo la protección de estos santos tan eficaces daba un

12. KAUFFMANN, C. M. The altar-piece of St. George from Valencia. Londres: Victoria and Albert Museum, 1970, p. 88. 13. Por ello se explica la extrañeza del obispo Esteban, que no comprende que los devotos compostelanos llamen caballero a Santiago, pues era una imagen que se le hacía rara a un hombre venido de Oriente y más

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gran prestigio, por ello muchas naciones tomaron a san Jorge, paradigma del caballero santo, como patrono. En un principio, aunque Santiago ya tenía la consideración de patrón de España, fue especialmente invocado como protector del reino astur-leonés. Por su parte, el condado de Castilla creó como alternativa su propio mito caballeresco en la figura de san Millán, un pastor en origen que con el tiempo llegaría a convertirse en un destacado guerrero de Cristo. También creó su mito la Corona de Aragón en el caballero san Jorge. Así pues, vemos cómo los diferentes territorios peninsulares fueron configurando su propio miles Christi en un proceso de legitimación de su propia personalidad, en un contexto de enfrentamiento y lucha donde la guerra era un aspecto cotidiano. Por tanto, es lógico pensar que la protección de estos territorios fuera encargada a santos relacionados con la guerra, ya por su origen

Fig. 4. Jerónimo Martínez. San Jorge en la batalla de Alcoraz. Siglo XVI. Retablo de San Jorge, iglesia del Salvador, Teruel.

militar ya por su transformación en caballeros de Cristo. Estos nuevos caballeros de la fe, caso de

González, san Millán fue tomado por patrón

Santiago o san Millán, se convirtieron por

del condado de Castilla. El mismo conde se

deseo de sus fieles devotos en baluartes de

encargó de reforzar este patrocinio median-

la cruzada contra el islam, y por eso los en-

te donaciones como las concedidas al mo-

contraremos interviniendo en algunas bata-

nasterio que lleva su nombre y el estableci-

llas al lado de los soldados cristianos. Por su

miento de los llamados Votos de San Millán,

intervención milagrosa en la batalla de Si-

a imitación de los de Santiago.14

mancas y por el agradecimiento que le pro-

Del mismo modo, el rey Pedro I atribu-

fesó desde ese momento el conde Fernán

yó sus éxitos militares a la protección de san

acostumbrado a relacionar la idea de caballero de Cristo con san Jorge que no con el santo compostelano. Ver Historia silense. Madrid: CSIC, 1959, pp. 193-193, y Liber Sancti Jacobi. Codex Calixtinus. Libro III, cap. XIX. A Coruña: Xunta de Galicia, 1999, pp. 374-375. 14. «Es cierto, que los votos de San Millán tuvieron principio, no de la batalla de Clavijo, sino en esta de Simancas [...]. Porque viendo el conde Fernán González que los Reyes de León, con ánimo cristiano, y rendido a Santiago, habían hecho tributario su reino al sagrado Apóstol, a imitación suya, quiso que los Castellanos, tuviesen la misma sujeción, y rendimiento, al glorioso San Millán, tomándole por patrono de Castilla». Extraído de YEYPES, Fr. A. Coronica General de la Orden de San Benito. Navarra: Uni. Ntra. Sra. la Real de Irache, 1609, p. 266, y citado por GONZÁLEZ DE ZÁRATE, Jesús María. «La visión emblemática de San Millán en la pintura de Juan de Ricci». Berceo, 1985, n.º 108-109, pp. 121-133.

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Jorge. Su milagrosa aparición en la batalla

Jerónimo Martínez. En estos ciclos iconográ-

de Alcoraz (Huesca) en el año 1094, narra-

ficos se concibió una nueva tradición basada

da después en la Crónica de San Juan de la

en aquellas narraciones portentosas en las

Peña, no puede entenderse sin el contexto de la historiografía cruzada. Su dependencia de los hechos ocurridos en Antioquía en el 1096 y la conquista de esta ciudad por los cruzados dirigidos por Godofredo de Buillón, gracias a la ayuda de san Jorge, es más que evidente. Esta relación se concreta en las crónicas, al mencionar la presencia en la batalla de Alcoraz de un caballero alemán que fue trasladado por san Jorge a lomos de su caballo desde Antioquía hasta los campos de Aragón. El evidente anacronismo no fue obstáculo para que la historiografía catalanoaragonesa hiciera coincidir ambos sucesos con el fin de evidenciar una misma voluntad providencialista. Gracias a sus diferentes intervenciones al lado de las tropas catalanoaragonesas en episodios como la conquista de Mallorca o la batalla del Puig, entre otros, éste se convirtió en el protector de la Corona y su imagen se vio fortalecida a través de la difusión de una serie de imágenes concretadas en retablos como el del Centenar de la Ploma,15 el Retablo de Jérica 16 o el Retablo de San Jorge,17 en Teruel, obra de

que el santo aparecía en combate contra las tropas enemigas. Esta nueva imagen venía a sustituir el dragón derrotado, símbolo del mal, por los infieles sarracenos dentro de un contexto histórico como el conflicto secular contra el musulmán. De todas maneras, el episodio de la lucha contra el dragón y la liberación de la princesa no dejó de representarse, siendo incluso mucho más difundido que el de la aparición en combate contra los moros. De otro lado, la figura de Santiago como

bellator o matamoros, difundida a través de los relatos que hablaban de su aparición en la batalla de Clavijo,18 o en menor medida de su intervención en ayuda del rey Fernando I para la conquista de Coimbra,19 representaba ya en este momento la idea de la fuerza de su intercesión divina en favor de los reyes. Esta imagen del jinete heroico estaba cimentada precisamente en la figura del caballo, considerado ya en el Comentario al Apocalipsis del Beato de Liébana como símbolo de la pureza: «El caballo blanco es el cuerpo que ha asumido Cristo, y su ji-

15. KAUFFMANN, C. M. The altar-piece of St. George... También RODRIGO ZARZOSA, Carmen. «Aspectos históricos, estilísticos e iconográficos del retablo del ‘Centenar de la Ploma’, en Londres». Archivo de Arte Valenciano, LXV, 1984, pp. 24-28. 16. FERRE PUERTO, Josep A. «Retaule de Sant Jordi de Jérica». En Recuperem Patrimoni. Retaule de Sant Jordi de Jérica. València: Generalitat Valenciana, 2001, pp. 38-48. 17. MARTÍNEZ PÉREZ, Pedro. «Teruel. Retablo de San Jorge». En Aragón. Reino y Corona. Zaragoza: Gobierno de Aragón, 2000, p. 405. 18. La visión de Santiago combatiendo las tropas sarracenas en la batalla de Clavijo apareció por primera vez en el Privilegio de los Votos, llamado también Diploma del Rey Ramiro I, redactado hacia la segunda mitad del siglo XII. Más tarde, esta leyenda se difundiría gracias a las crónicas del siglo XIII, entre ellas el Chronicon mundi del arzobispo Lucas de Tuy, la Historia de los hechos de España o De rebus hispaniae, del arzobispo de Toledo Rodrigo Ximénez de Rada, y la Primera Crónica General de España, de autor anónimo pero promocionada por el rey Alfonso X. 19. La escena, aunque posterior en el tiempo a la batalla de Clavijo –la toma de Coimbra ocurrió en el año 1064–, fue recogida por las crónicas algo antes, tanto la Historia silense (ca. 1110-1115) como posteriormente el Códice Calixtino ofrecen su versión de este hecho (ca. 1150).

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nete es el Señor de la majestad». La repre-

mo frente al islam. El significado potencial

sentación más antigua conocida de Santiago

de estas manifestaciones fue pronto percibi-

ecuestre es un relieve conservado en el cru-

do por la monarquía, que si bien durante la

cero de la catedral compostelana fechado en

Edad Media, como hemos visto, ya les había

torno a los años 1220 y 1240, pero no será

rendido culto, en época moderna y sobre to-

hasta un siglo más tarde y sobre todo a par-

do a partir del reinado de los Reyes Católicos

tir del siglo XV cuando prolifere el tipo cono-

las hicieron suyas, particularmente en el caso

cido como matamoros con todos sus ele-

de Santiago, con nuevas implicaciones ideo-

mentos significantes, destacando la difusión

lógicas que las convertían en un eficiente

A

elemento tutelar para la configuración de la

que de él hizo la Orden de

Santiago.20

partir de la Edad Moderna, convertido ya en

nueva monarquía

patrón y protector en las batallas, santo gue-

Con la fusión de los distintos reinos que

rrero y aniquilador de los enemigos, la ima-

han configurado históricamente la península

gen de Santiago será usado como referencia

ibérica, asistimos en el terreno de la literatu-

al poder de la Corona.

ra y la plástica a la unión de sus correspon-

Bien es verdad que en estas imágenes

dientes santos titulares. De este modo vemos

también se sustentó la propaganda política

cómo aspectos pertenecientes a la política y

monárquica, y a su ideal recurrirían en nu-

a la historia son expresados en términos ar-

merosas ocasiones. Baste recordar cómo los

tísticos y literarios. Si los distintos monarcas

mismos Reyes Católicos invocaban a Santia-

se unían en la batalla contra un enemigo co-

go como «luz e Patrón de las Españas, espejo

mún, así también lo harían sus caudillos ce-

e guiador de los Reyes dellas». Anteriormen-

lestiales en un plano superior. Reflejo de esta

te, en la Corona de Aragón, los reyes de la

unión simbólica son, por ejemplo, las estro-

casa de Barcelona decían de su patrón, san

fas de Gonzalo de Berceo, quien sitúa a San-

Jorge: «lo dit mossenyer sant Jordi és cap,

tiago, hermano de Juan el Evangelista, y a

patró e intercessor de la casada d’Aragó». A él estuvieron dedicadas muchas de las cofradías y alguna orden militar aprobadas por ellos, a las cuales hicieron numerosas donaciones. El monarca quería que su imagen se asociase a la del héroe ecuestre vencedor de sus enemigos. Por su parte, la imagen de los caballeros de las órdenes militares luchando contra los musulmanes tendría también su paralelismo en la evocación de un san Jorge o Santiago caballero, defensor del cristianis-

san Millán, el noble varón cogollano, juntos en la batalla de Simancas en favor del conde Fernán González de Castilla y el rey Ramiro II de León en el año 939: El qe tenié la mitra e la croça en mano, / essi fue el apóstol de sant Jüán ermano; / el que la cruz tenié e el capiello plano, / éssi fue sant Millán el varón cogollano.21

Al igual que esta unión de Castilla y León en la batalla, que siglos después tuvo su reflejo en el arte, la unión de las coronas

20. Aunque la iconografía de Santiago caballero ha sido estudiada en un variado número de artículos y monográficos, citaremos aquí dos obras fundamentales para su comprensión: SICART GIMÉNEZ, A. «La iconografía de Santiago ecuestre en la Edad Media». Compostellanum. Sección de estudios jacobeos, 1982, vol. XXVII, n.º 12, pp. 11-32, y CABRILLANA CIÉZAR, N. Santiago matamoros, historia e imagen. Málaga: Diputación de Málaga. 1999. 21. BERCEO, Gonzalo de. Obras completas I. La vida de San Millán de la Cogolla. 2.ª ed. Londres: Tamesis Books, 1984, pp. 165.

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de Castilla y Aragón emprendida por los Re-

rica marcada por la guerra de Granada. El

yes Católicos fue también materializada en

tono general del discurso está imbuido por

el campo de la plástica. Así, los sepulcros de

un espíritu mesiánico propio de la mentali-

los reyes Fernando e Isabel, realizados para

dad de la época, que veía en la unión de

la catedral de Granada en el año 1513 por

Fernando e Isabel la confirmación de un fu-

encargo del cardenal Cisneros al escultor

turo más próspero.22

Domenico Fancelli, incluyen dos tondos con

Pero esta unión igualitaria entre san Jor-

las figuras a caballo de Santiago y san Jorge,

ge y Santiago pronto se vio superada por el

patrones respectivos de las dos coronas. Am-

empuje mostrado por el apóstol, hijo del

bos aparecen como auténticos cruzados y su

Zebedeo. Del mismo modo, siglos atrás

unión fue vista como un potente baluarte en

también san Isidoro de León había cabalga-

la unidad frente a un enemigo común, en

do como caballero de Cristo junto a los cris-

este caso el islam.

tianos del reino leonés, incluso el rey Alfon-

Otro tanto podríamos decir de un ma-

so VI lo invocaba habitualmente, pues había

nuscrito compuesto pocos años antes, el lla-

heredado de su padre esta devoción, como

mado Cancionero de Pedro Marcuello, obra

podemos ver en un par de juramentos que

fechada entre los años 1482 y 1502. En dos

el rey hace en el Poema del Mio Cid. Sin

miniaturas correlativas, de las cincuenta y

embargo, san Isidoro también fue pronto

cinco que lo componen, aparecen Santiago

desplazado por Santiago como patrón del

y san Jorge como patronos de las coronas de

reino de León. Y otro tanto ocurrió con san

Castilla y Aragón, ambos nuevamente según

Millán en el caso de Castilla.

su iconografía más habitual, Santiago como

El hecho de que hubiera sido precisa-

matamoros y san Jorge como vencedor del

mente Santiago quien había predicado en la

dragón. La composición es también bastan-

Hispania romana y el primero que convirtió

te similar, ambos aparecen acompañados

sus habitantes a la fe cristiana, según la le-

por la hija de Pedro Marcuello, quien con-

yenda, así como también razones sociales

templa la escena a la vez que suplica por la

como el poder económico y demográfico

protección de los dos santos. El sentido sim-

demostrado por Castilla en el contexto pe-

bólico que adquieren está en consonancia

ninsular, hicieron que el hijo del Trueno

con el resto de la obra, miniaturas y texto,

eclipsara al resto de compañeros y rivales y

promocionada por Marcuello, alcalde de

que fuera considerado definitivamente co-

Calatorao. Con ella intentaba ganarse el fa-

mo patrón indiscutible de todas las Espa-

vor de los monarcas en una coyuntura histó-

ñas.23 Pero no por ello el camino fue más

22. RUIZ-GÁLVEZ PRIEGO, Estrella. «La retórica de las imágenes. A propósito de El Rimado de la conquista de Granada o Cancionero de Pedro Marcuello». Reales Sitios. Revista de Patrimonio Nacional, 2001, n.º 149, pp. 20-37. 23. El caso contrario lo podemos encontrar en Portugal y su preferencia por el caballero san Jorge, devoción que surge en un contexto de confrontación con Castilla y de aproximación a Inglaterra. Aproximadamente hacia la mitad del siglo XIV la guerra entre la dinastía portuguesa de los Avis con los Trastámara castellanos y la alianza de aquellos con el duque de Lancaster, hizo que el nombre de Santiago usado como grito de guerra en el campo de batalla fuera sustituido entonces por el de São Jorge. Ver SÁNCHEZ SESA, Rafael. «Santiago contra São Jorge: Cisma, religión y propaganda en las guerras castellano-portuguesas de la Baja Edad Media». Hispania Sacra, 2004, vol. LVI, n.º 114, pp. 447-464.

Imágenes de caballeros santos representados en pareja

101

fácil, y en la batalla por el patrocinio espa-

Panza, éste distinguió claramente las perso-

ñol hubo de competir siglos después con

nalidades de los caballeros san Jorge y San-

otros santos de fuerte raigambre y devoción,

tiago. Así, de san Jorge, «puesto a caballo,

como en el caso de santa Teresa, que llevó a

con una serpiente enroscada a los pies y la

mediados del siglo XVII al enfrentamiento

lanza atravesada por la boca, con la fiereza

entre abogados de una causa y otra. La fuer-

que suele pintarse», dijo: «este caballero fue

za de los defensores de Santiago, ahí está la

uno de los mejores Andantes que tuvo la

Orden, con ejemplos como el de Queve-

milicia divina. Llamóse don San Jorge y fue

hizo que su primacía prevaleciera por

además defendedor de doncellas», mientras

delante de otros intentos como el del nom-

que a «don San Diego Matamoros, uno de

bramiento como patrona de la Inmaculada,

los más valientes santos y caballeros que tu-

en el 1617, o de san José, a finales del XVII.

vo el mundo y tiene agora el cielo», repre-

También tuvieron que enfrentarse a algunas

sentado «a caballo, la espada ensangrenta-

órdenes religiosas que en ocasiones sucesi-

da, atropellando moros y pisando cabezas»,

vas promocionaron el patronato de sus san-

le dedicó estas palabras: «este gran caballe-

tos fundadores, o a las nuevas canonizacio-

ro de la cruz bermeja háselo dado Dios a Es-

nes surgidas tras el Concilio de Trento y que

paña por patrón y amparo suyo, especial-

promovían una sensibilidad religiosa distin-

mente en los rigurosos trances que con los

ta a aquella emanada de la imagen de San-

moros los españoles han tenido, y así, le in-

tiago. Pero la necesidad de defensa y protec-

vocan y llaman como a defensor suyo en to-

ción frente a los adversarios, además de su

das las batallas que acometen, y muchas ve-

imagen como exponente de la unidad reli-

ces le han visto visiblemente en ellas,

giosa y política del estado, hicieron que el

derribando, atropellando, destruyendo y

patrocinio de Santiago no finalizara.

matando los agarenos escuadrones».25

do,24

Su impronta quedó también reflejada

Con la exposición de estos ejemplos

en la literatura, no sólo en las crónicas y los

plásticos y literarios hemos recordado cómo

apologistas, sino también en obras tan uni-

la imagen combativa de los caballeros san-

versales como Don Quijote de la Mancha,

tos hasta ahora expuestos era invocada ante

en cuyas páginas se puede leer un pasaje en

la necesidad de defensa y protección del

el cual Don Quijote y Sancho, en su camino

enemigo infiel. Será más adelante, en época

a Zaragoza, se encuentran con unos campe-

barroca, y nuevamente en los territorios de

sinos que transportan cuatro imágenes talla-

la monarquía hispánica que el culto dado a

das para el retablo de su parroquia, que son

los santos guerreros adquirirá nuevos signifi-

san Jorge, Santiago, san Martín y san Pablo,

cados. La devoción a los caballeros santos y

«santos y caballeros [que] profesaron lo que

su invocación en diferentes contextos se ha

yo profeso, que es el ejercicio de las armas».

convertido en algo más que una simple cre-

Al ser preguntado Don Quijote por Sancho

encia religiosa de carácter profiláctico para

24. Con su pluma, Francisco de Quevedo, caballero de la Orden de Santiago, defendió el patronazgo del apóstol con gran pasión. A esta defensa dedicó dos escritos: Memorial por el patronazgo de Santiago (1627) y Su espada por Santiago (1628). 25. CERVANTES, Miguel de. Segunda parte del Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha. Tomo II, 21.ª ed. Madrid: Cátedra, 2000, pp. 458-461.

Enric Olivares Torres

102

retablo mayor de la iglesia del convento seminario de San Martín Pinario, en Santiago de Compostela. Este impresionante conjunto fue diseñado por el arquitecto Fernando Casas Novoa entre 1730 y 1733 y ejecutado por el escultor Miguel de Romay, mientras que en una segunda etapa el escultor Benito Silveira realizó entre 1733 y 1742 las esculturas ecuestres de san Millán y Santiago, ambas con la espada en la mano y una actitud combativa, para flanquear la imagen también ecuestre de san Martín, titular de la iglesia. El discurso iconográfico se completa con un escudo de la Monarquía española en el centro y rodeando las figuras de los dos santos caballeros dos ángeles con las banderolas de las órdenes del Temple y Calatrava, las cuales refuerzan todavía más el sentido Fig. 5. Benito Silveira. San Millán matamoros. Siglo XVIII. Retablo mayor del monasterio de San Martín Pinario, Santiago de Compostela.

político y militante del conjunto. Las dos imágenes más destacadas, en el segundo cuerpo del gran tabernáculo, son las de los dos jinetes santos que cabalgan sobre briosos corceles dispuestos en corveta mientras

trascender más que nunca al campo de la

pisotean los cuerpos de los vencidos. Ambos

política. Estos combatientes de la fe ya no

se mueven dentro de un teatralizado esce-

defenderán solamente a sus devotos en la

nario convertido en soporte de un estudiado

lucha contra el infiel, serán además promo-

programa iconográfico, retomando en este

tores de la monarquía en su largo camino

contexto barroco y teatralizante el ideal me-

hacia la unidad política y religiosa de sus te-

dieval de la unión en la lucha contra los

rritorios, y sobre todo serán los paradigmas

enemigos comunes del cristianismo.26 El re-

de una Iglesia militante que se enfrentará no

tablo, tan ligado al espíritu militar de la

sólo al poder musulmán procedente de Tur-

época y los ideales de la orden benedictina

quía y el norte de África sino también a los

que después veremos, no será el único

herejes protestantes del norte de Europa.

ejemplo artístico del monasterio en el que aparezcan juntos san Millán y Santiago. Pre-

4. La iconografía de los caballeros santos en época barroca

cisamente, en la sillería del coro del altar mayor, el escultor Mateo del Prado desarro-

San Millán y Santiago, por ejemplo, han

lló algunas décadas antes, entre 1639 y

sido representados juntos en diversas oca-

1641, un programa similar al expuesto pos-

siones, como por ejemplo en el espléndido

teriormente en el retablo-baldaquino del

26. OTERO NÚÑEZ, Ramón. «El retablo mayor de San Martín Pinario». Cuadernos de Estudios Gallegos, 1956, n.º 11, pp. 229-243.

Imágenes de caballeros santos representados en pareja

103

templo. En él también aparecen representadas las figuras ecuestres de Santiago, san Millán y san Martín.27 La unión en un mismo programa artístico de los santos Millán y Santiago recuerda la colaboración habida entre el monje benedictino y el apóstol en auxilio de las tropas cristianas durante la batalla de Simancas, ya citada anteriormente, donde se reunieron ejércitos de Navarra, Vasconia, Castilla y Le-

Fig. 6. José Bejés. San Millán y Santiago en la batalla de Simancas. Siglo XVIII. Museo del monasterio de San Millán de la Cogolla.

ón contra Abd al-Rahmán III. En 1609, fray A. Yepes la mencionó en su obra Crónica

General de San Benito:

vió en ella la presencia de algunas licencias

Muy conocida es, y sabida de los españoles la batalla de Simancas, cuando el Rey don Ramiro el segundo, viendo que el Rey Abderramán de Córdova, entrava con poderoso exército en tierras de christianos, parecéndole, que era imposible resistir a tanta muchedumbre de infieles, envió a pedir al Rey de Navarra, García Sánchez, y al conde de Castilla, Fernán Gonçález, que le acorriesen, y favoreciesen, en este aprieto tan grande, en que se veían los cristianos de España. [...] pero comparados los nuestros con los infieles era poquíssimos [...] y assí acudieron los Reyes a pedir otro nuevo socorro, y amparo, de más tono y sustancia. Suplicaron a nuestro Señor les favoreciesse y pussieron sus intercessores a Santiago y san Millán [...]. A la vista de los exércitos se abrieron los cielos y salieron dellos dos cavalleros que venían a caballos blancos, armados con armas blancas, con espadas en las manos. Después dellos seguían grandes compañías, y escuadrones de ángeles.28

poéticas por parte de los autores antiguos:

Más crítico con esta leyenda fue Mauro

dro Ruiz de Salazar (1605-1670) pintó un

Castellá Ferrer, quien la citó en su crónica

lienzo con este tema para el Priorato de Ci-

apologética sobre el apóstol, aunque no ob-

huri (La Rioja), el cual ingresó posteriormen-

Estando enesto a vista de los dos campos se abrieron los cielos, y vieron venir a Santiago, y a san Millán cavalleros en Cavallos blancos, armados con armas blancas, las espadas en las manos, y conellos grandes Compañías de Ángeles, los quales entraron por los esquadrones de los Moros haziendo gran destroço [...]. El privilegio de San Millán, que refiere el dicho autor, aunque dize, que se aparecieron en la batalla el glorioso Apóstol Santiago y San Millán, y que los vieron pelear en ella, no dize [...] que se huviessen abierto los cielos, a vista de los Campos, ni que se viessen de allá baxar a cavallo al Apóstol Santiago, y a San Millán, que todos estos parecen mas encarecimientos poéticos, que relación verdadera de sucesso.29

Esta visión de san Millán y Santiago en la batalla de Simancas ha sido representada de manera literal en alguna ocasión. Así, Pe-

27. Ver también FOLGAR DE LA CALLE, M. C. «Retablo Mayor de San Martiño Pinario». Galicia No Tempo. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 1991, pp. 302-311. 28. YEPES, Fra. A. Coronica General (...), p. 266. 29. CASTELLÀ FERRER, Mauro. Historia del apóstol de Iesus Christo Sanctiago Zebedeo patrón y capitán general de las Españas. Madrid: Imprenta de Alonso Marín de Balboa, 1610, p. 357v. Citado por MONTERROSO MONTERO, J. «Santiago, san Millán (…)», pp. 494-496.

Enric Olivares Torres

104

te en el monasterio de San Millán de la Co-

llán para equiparar su santo con el portento-

golla como regalo. En la composición puede

so Santiago apóstol. La presencia de ambos

verse a los santos caballeros acompañados

santos en diversas manifestaciones artísticas

de un ejército de ángeles que aparecen en

demuestra la devoción particular que se les

medio de un cielo tempestuoso para ayudar

tenía. Su significado como patronos de Es-

a las tropas de los reyes cristianos, quienes

paña, condición ganada gracias a las victo-

han suspendido su acción combativa para

rias que habían conseguido para la causa

arrodillarse ante la visión de los santos invo-

cristiana, fue nuevamente recordado en el

La presencia de los dos santos sur-

programa iconográfico encargado al padre

giendo de entre las nubes para dirigirse ha-

Sarmiento en 1749 para la capilla del Pala-

cia la lucha, supone una variante importante

cio Real de Madrid pero que no llegó a rea-

del mismo tipo iconográfico que también ha

lizarse. Santiago y san Millán aparecerían en

sido estudiada en el caso de las representa-

la fachada exterior, en correspondencia con

ciones de Santiago caballero en solitario.

los reyes san Hermenegildo y san Fernando,

Otro lienzo del mismo tema, algo posterior

que serían colocados a la entrada.32

cados.30

en el tiempo es aquél que José Bejés pintó

Pero no siempre aquello que se preten-

entre 1778 y 1781, por encargo del abad

día era tan solamente recordar un hecho le-

Anselmo Petit, para el claustro del monaste-

gendario sino también reivindicarlo. El con-

rio de San Millán de la Cogolla, pertenecien-

texto iconográfico en que las imágenes de

te a una serie sobre la vida de san Millán. En

Santiago y san Millán aparecen luchando

este caso, el mensaje político que alberga es

contra un enemigo común tenía como obje-

mucho más explícito. En la composición ti-

tivo no sólo recordar aquellas hazañas reco-

tulada San Millán y Santiago en la batalla de

gidas por las crónicas, y reforzar aquella

Simancas, el santo cogollano aparece justo en el centro de la composición, reclamando su importancia como patrón de España, reconocimiento conseguido por su valor en ayuda de los caballeros cristianos que se enfrentaron contra las tropas musulmanas. A su lado aparece el conde Fernán González, quien en agradecimiento por su intervención, estableció los conocidos Votos a semejanza de los de Compostela. En cambio, Santiago ha sido desplazado del centro del cuadro a un lado, continuando la lucha en otro lugar del campo de batalla.31 Vemos cómo el recuerdo de una leyenda sirvió a los defensores del culto a san Mi-

asociación que hace asemejar en todo a san Millán con Santiago, perfecto miles Christi hispánico, sino que su sentido último era el de relacionar las adquiridas actitudes combativas y caballerescas del santo cogollano con el espíritu militante de la orden de la cual era patrono. Para la orden benedictina, la asociación de ambos santos adquiriría su sentido pleno, al decir del profesor Monterroso, dentro de una cultura de propaganda y exaltación de los valores religiosos como la barroca, pues se trataba de legitimar al santo benedictino a través de su asociación con el apóstol matamoros para reforzar así el carácter militante y combativo que antaño ha-

30. GUTIÉRREZ PASTOR, I. Catálogo de pintura (…), p. 104. 31. GUTIÉRREZ PASTOR, Ismael. Catálogo de pintura del monasterio de San Millán de la Cogolla. Logroño: Comunidad Autónoma de La Rioja, 1984, p. 69. 32. SEBASTIÁN, Santiago. Contrarreforma y Barroco, Madrid: Alianza, 1981, pp. 386-388.

Imágenes de caballeros santos representados en pareja

105

bía tenido la orden y la importancia del papel jugado por ésta en tiempos de la reconquista como garante de la libertad cristiana, en una época, la moderna, en que veía amenazada su popularidad y recursos económicos ante el empuje de nuevas órdenes, más jóvenes y dinámicas, como las jesuitas.33

Fig. 7. San Jaime y san Jorge. Retablo de Santa Teresa de Jesús, San Jaime y San Jorge, claustro de la catedral de Barcelona.

La asociación del apóstol Santiago con otro miles

Christi, en este caso san Raimundo de Fitero (perteneciente a la regla de San Bernardo), puede entenderse del mismo modo que la anterior. Aunque en este caso la relación de ambos no cuenta con ninguna base literaria ni histórica, como bien indica el profesor Fernández García,34 ésta debe entenderse dentro de un contexto de préstamos iconográficos desarrollado en el período barroco que afectaba a todos aquellos santos o héroes ligados al proceso reconquistador por el cual aparecían transformados en caballeros matamoros, caso también de san Fernando35 o san Isidoro, y cuya imagen era en todo similar a la de Santiago. Se convierten así en auténticos alter egos del apóstol, quien también había pasado en tiempos pretéritos de ser un humilde pescador de la Galilea a un esforzado caballero adalid de las tropas cristianas en su enfrentamiento contra el islam. En este sentido, nos encontramos en el monasterio de Santa María la Real de Oseira

con una pintura mural de finales del siglo XVII en la que aparecen, en dos tímpanos

formados entre la parte alta del marco de la ventada y el arco de la bóveda, las figuras de Santiago y san Raimundo de Fitero, ambos al galope, con sus caballos en corveta y derribando a sus enemigos. Los dos se integran en una magna composición pintada al fresco que recubre la bóveda de la capilla mayor destinada a marco pictórico para el desaparecido baldaquino de dicha iglesia. La unión entre ambos santos queda reforzada justo en el mismo escenario, el monasterio cisterciense de Oseira, al encontrarse en el remate de dos altares que flanquean cada una de las arcadas de acceso a la girola dos esculturas ecuestres atribuidas a José Gambino y encargadas por fray Plácido Morrondo entre 1753 y 1756, a un lado aparecía Santiago, escultura hoy perdida, y al otro san Raimundo, figurado con el caballo en corveta y espada en mano en actitud de derribar

33. MONTERROSO MONTERO, J. «Santiago, san Millán (...), pp. 485-500. 34. FERNÁNDEZ GRACIA, Ricardo. «Iconografía de San Raimundo de Fitero». Príncipe de Viana, 1993, LIV, n.º 199, pp. 293-354. 35. En unión a Santiago apóstol aparece representado, su «alférez», el rey san Fernando en el altar mayor de la iglesia de San Paio de Antealtares, obra realizada por Francisco Castro Canseco en 1714. Es un nuevo caso de refuerzo de la simbología militante. Ver FOLGAR DE LA CALLE, M. C., «Retablo Mayor de (…), pp. 210-213. Citado por FERNÁNDEZ GRACIA, R. «Iconografía de San Raimundo (…), p. 318.

Enric Olivares Torres

106

a dos soldados musulmanes.36 La justifica-

Media dentro del ámbito monástico. Ambas

ción de esta nueva imagen guerrera de san

comunidades se hallaban ante la necesidad

Raimundo de Fitero, la encontramos por

de restituir el protagonismo perdido hacía

ejemplo en autores como fray Antonio de

décadas y qué mejor que desarrollar todo

Heredia, quien en su crónica sobre los san-

un programa propagandístico a través de

tos pertenecientes a la regla de san Benito

una hagiografía nostálgica y legendaria.

definió de esta manera al santo fundador de

Ciertamente, una manera que hallaron de

la orden militar de Calatrava:

recobrar aquella imagen positiva fue la de

El santo abad, aunque tan viejo y cansado se armó y saliendo por aquella tierra con su Exército no solamente hizo huir de ella a los Moros, sino que les ganó diferentes pueblos muy fuertes que posseían.37

El mismo fray A. Yepes, al narrar la vida

asociar a sus santos luchando codo con codo junto a Santiago, quien no había perdido, es más, lo había reforzado, su papel como soldado de Cristo y defensor de los ejércitos cristianos y, por ende, de la Monarquía española y la Iglesia católica.

del santo, lo describió capitaneando la de-

En su condición de alter Santiago, estos

fensa de la plaza de Calatrava, pues él había

santos se convertían también en capitanes

sido el fundador de esta orden militar: «las

de la milicia celeste y protectores del orbe

Oraciones deste Santo vencieron sin sangre,

cristiano. Como miles Christi, mantenían su

que es la más insigne victoria».38

papel combativo, no ya en su lucha contra

Como hemos dicho anteriormente, la

los moros, como antes era invocado el após-

vinculación de Santiago con san Millán o

tol al inicio de una batalla, sino contra los

san Raimundo respondía a los intereses de

nuevos enemigos surgidos en este período:

la institución eclesiástica. Si en los monaste-

protestantes y reformadores, herejes, turcos,

rios benedictinos el caballero apóstol se ha-

indígenas americanos e, incluso más tarde,

bía asociado con san Millán, en los cister-

en el siglo XIX, los descreídos liberales. Una

cienses lo iba a hacer con san Raimundo.

de las características que más pondrá en

a pesar de

contacto las imágenes de los santos caballe-

que hacía siglos que había finalizado el pro-

ros con la cultura icónica barroca será preci-

ceso reconquistador, el espíritu de cruzada

samente la actitud militante que expresan,

que los había alimentado todavía seguía vi-

susceptible de trascender incluso el mensaje

vo. Las presiones externas recibidas a lo lar-

religioso para instalarse en un difusor pro-

go de la Edad Moderna hacía que tanto la

pagandístico de una serie de valores. Como afirma Fernando Negredo, a partir de Trento la maquinaria se ha perfeccionado, y el significado de las imágenes se perfila para que

Como explicaba

Monterroso,39

orden benedictina como la bernarda sintieran la necesidad de recuperar aquel papel principal interpretado a lo largo de la Edad

36. MONTERROSO MONTERO, Juan M. Pinturas murales. Monasterio de Santa María de Oseira. Ourense: Diputación Provincial, 2000, pp. 47-48. 37. HEREDIA, A., Vida de los Santos bienaventurados y personas venerables de la sagrada religión de nuestro padre San Benito, patriarca de religiosos. Madrid: Francisco Sanz, 1686, pp. 477-482. Citado por: MONTERROSO MONTERO, J. «Santiago, san Millán (...), p. 499. 38. YEPES, Fr. A., Coronica general (...), VII, pp. 308v-311v. Citado por MONTERROSO MONTERO, J. «Santiago, san Millán (...), p. 498. 39. MONTERROSO MONTERO, J. «Santiago, san Millán (...), pp. 485-500.

Imágenes de caballeros santos representados en pareja

su utilización sea monopolizada y dirigida

107

berga la Capilla de Santa Teresa de Jesús,

Así, a pesar de la crítica re-

San Jaime y San Jorge, en el que flanquean-

visionista de muchas leyendas medievales,

do a la santa aparecen los dos caballeros en

como las visiones milagrosas o los combates

relieve. Ninguno de los dos aparece repre-

imposibles, la Iglesia católica continuó tole-

sentado en medio de la batalla. Por su par-

rando estas representaciones dotándolas de

te, Santiago, aparece cabalgando al paso,

un sentido simbólico que se acercaba a la

sin blandir su espada y sólo enarbola la ban-

idea de la Iglesia militante tan adecuado a

dera de la cruz, mientras que san Jorge arre-

este nuevo contexto.

mete con poca fiereza contra el dragón.

desde el

poder.40

No se olvidó tampoco la idea de unidad

Del mismo modo los volvemos a encon-

política y religiosa que demandaba aquella

trar en el retablo mayor de la parroquia de

situación. De esta manera puede entenderse

Nuestra Señora del Socorro, en Aspe (Ali-

la aparición de algunas manifestaciones ar-

cante), en la actualidad trasladado a la capi-

tísticas en la antigua Corona de Aragón, en

lla de la Comunión. En el segundo cuerpo

la que vuelven a aparecer juntos san Jorge y

del citado retablo, a ambos lados del nicho

Santiago (aquí san Jaime). En Aragón, Va-

central ocupado hoy por una imagen de

lencia y Cataluña todavía no se ha perdido

Ntra. Sra. de la Aurora, que ha sustituido a

el culto hacia san Jorge y en algunos casos lo

la anterior dedicada a san Juan Bautista,

encontraremos nuevamente unido a la figu-

aparecen pintados al óleo Santiago y san

ra de Santiago, no sólo en el ámbito artísti-

Jorge, respectivamente, montados a caballo

co o literario sino también en el folklore.41

y en actitud belicosa. La historia del conjun-

En el claustro de la catedral de Barcelo-

to retablístico42 es bastante difusa y parece

na nos encontramos con el retablo que al-

ser que fue a partir del año 1676 cuando

40. NEGREDO DEL CERRO, Fernando. «Santo nacional y exaltación patriótica: la figura de Santiago en la pastoral barroca». Homenaje a Henri Guerreiro. Navarra: Universidad de Navarra, 2005, p. 887. 41. La relación entre estos santos aparece incluso relacionada con el curso del año y los movimientos migratorios de las aves. Es tradición que los vencejos aparezcan el día de san Jorge y se dirijan directamente a la Diputación de Barcelona para visitar el santo: «A veure sant Jordi!». Allí permanecen hasta la vigilia de San Jaime, momento en que marchan a Galicia para asistir a la fiesta del santo: «Cap a sant Jaume!». Ver AMADES, Joan. El costumari català. El curs de l’any. Vol. III, 3.ª ed. Barcelona: Salvat, 2001., p. 305. Es curioso que en la misma plaza de San Jaume de Barcelona coexistan un san Jorge, obra de Andreu Aleu, el cual adorna la fachada del palacio de la Diputación de Cataluña y enfrente, en la esquina de un edificio, un San Jaime caballero. 42. La historia de este retablo resulta algo confusa a causa de algunas lagunas documentales. Se sabe que la estructura arquitectónica fue realizada en torno al año 1645, fecha que aparece en una de sus cornisas. También se supone que en 1659 éste estaría concluido, pues ese año el Consell de la Vila advirtió la necesidad de dorarlo y pintarlo, es por ello que requiere los servicios del pintor y escultor murciano Nicolás de Villacís, quien, en abril, se compromete a ejecutar dichos trabajos, pero en julio regresa a Murcia sin haber finalizado el encargo, tal y como se puede leer en el libro Mà de consells de la vila y Baronia d’Asp (tomo 1, 16591661), conservado en el Archivo Municipal de la ciudad. Parece ser que, finalmente, las pinturas fueron ejecutadas en 1676 o posteriormente, aunque no queda claro quién fue su autor, si el mismo Nicolás de Villacís o un tal Francisco Villacís, su hijo, teoría propuesta por el restaurador del retablo en 1982, Gabriel Cantalapiedra, quien aseguró que en la tabla de San Jorge había aparecido una firma identificada con el apellido Valluco. Otra teoría, propuesta por Hernández Guardiola, deduce, por razones estilísticas, que las pinturas del retablo mayor habrían sido realizadas por Juan Conchillos. Ver HERNÁNDEZ GUARDIOLA, Lorenzo. Pintura deco-

Enric Olivares Torres

108

fueron concluidas ambas pinturas. La com-

nía la herejía protestante. En el nivel inferior

posición de Santiago en Clavijo recuerda en

del retablo podemos ver, en el nicho central,

algo a la pintura realizada por Francisco Ri-

una imagen de la Eucaristía, flanqueada por

balta para la parroquia de San Jaime en Al-

los santos Francisco de Asís y Vicente Ferrer,

gemesí, aunque la calidad artística es mucho

símbolos de la importancia concedida por el

menor. Por su parte, la imagen de San Jorge

catolicismo a la predicación y que se com-

combatiendo el dragón está basada seguramente en algún grabado de los que frecuentemente circulaban en aquella época. La disposición al combate no puede ser más clara en estos dos cuadros, tan diferentes en su esencia a las comentadas anteriormente en el claustro de la catedral de Barcelona. Santiago aparece aquí como un auténtico caballero de Cristo dispuesto a defender la cristiandad de los ataques enemigos. Por su lado, san Jorge se dispone a combatir el dragón, símbolo universal del mal, caracterizado por la cola de serpiente, garras de león y alas de rapaz.43 Según la opinión de algunos autores, en ese retablo se habrían sintetizado algunas de las ideas salidas del Concilio de Trento y en él se podría leer una defensa abierta de los sacramentos, tan atacados por lo que supo-

plementan con la sustituida imagen de san Juan Bautista. Esta idea de la predicación quedaría reforzada por las imágenes militantes de Santiago y san Jorge, los cuales defenderían el aspecto militante de las ideas contrarreformistas, traducidas en represión y confrontación armada. En resumen, este tipo de imágenes, cargadas de una simbología militante tan evidente, en las que tampoco se debería obviar ciertos componentes de la historia local que trascienden el marco de esta comunicación pero que se pueden observar en algunas obras,44 manifestaban una suerte de providencialismo en una época de crisis política, económica y espiritual, que pretendía afianzar la continuidad de la idea ya conocida de una España victoriosa y conquistadora que hacía décadas había dejado de existir. En es-

rativa barroca en la provincia de Alicante. Alicante: Inst. Juan Gil-Albert, 1990, y HERNÁNDEZ GUARDIOLA, Lorenzo. «Pinturas del retablo de la Capilla de la Comunión». La Llum de les imatges. Alicante: Generalitat Valenciana, 2006, pp. 300-303. 43. BENÍTEZ BOLORINOS, Manuel. «El retablo de la Capilla de la Comunión y su simbología». En Estudios sobre la parroquia de Ntra. Sra. del Socorro en el IV Centenario de su fundación. Aspe: Ayuntamiento de Aspe, 2004, p. 116. 44. Otro ejemplo de este hermanamiento, esta vez entre san Jorge y san Millán, lo podemos ver en la antigua colegiata y hoy iglesia de San Patricio, en Lorca. La ex-colegiata fue construida entre 1536 y 1780 sobre la vieja iglesia de San Jorge, en conmemoración de la batalla de los Alporchones, ocurrida un 17 de marzo de 1452, festividad de san Patricio. En la capilla de la Anunciación existe un retablo compuesto por diversos lienzos de Camacho Felices (1644-1716) pertenecientes inicialmente a las puertas del órgano. Las pinturas fueron transportadas a lienzo en 1911 por orden del párroco Bartolomé Ortiz. La unión de cuatro imágenes de santos reflejadas en el momento en que las puertas estaban abiertas, san Clemente, san Patricio, san Jorge y san Millán, ofrecía un ejemplo de santos henchidos de virtud y que estaban relacionados directamente con la protección de la ciudad, pues en la festividad de tres de ellos se habían ganado importantes batallas para Lorca (el día de san Clemente de 1244 la ciudad fue conquistada; el día de san Patricio de 1452 se ganó la batalla de los Alporchones y el día de san Millán de 1569 se ganaron las batallas de Oria, Cantoria y Corral de Arboleas). En 1265 y en 1300 la ciudad fue apaciguada por los reyes aragoneses Jaime I y Jaime II, que son representados por la imagen de su patrón, san Jorge. En La ex-colegiata de San Patricio [en línea]. [Consulta: 2-X-2007].

Imágenes de caballeros santos representados en pareja

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te sentido, su representación pictórica nos

ellas se pretendía recordar y magnificar al-

habla de una influencia de lo político en el

gunas de las escasas victorias que el imperio

arte religioso barroco. Así, por ejemplo, se-

austriaco y sus aliados pudieron festejar en

rán todavía más comunes las imágenes de

aquellos tiempos, como la liberación de Vie-

santos caballeros, especialmente Santiago,

na de manos turcas en 1683.

durante el crítico reinado de Carlos II. Con

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