Imagen y escritura en la comunicación digital interactiva. Cultura visual y narrativas transmediáticas

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Imagen y escritura en la comunicación digital interactiva. Cultura visual y narrativas transmediáticas Autora: Lorena Betta Noviembre 2014 Resumen: El objetivo del trabajo es identificar las relaciones que establecen las imágenes con la escritura en la cultura digital. Con la comunicación interactiva, cambia el modo en que accedemos al archivo cultural, como también las formas de producción y circulación de los bienes simbólicos. El artículo retoma la semiótica de Barthes, los aportes Martine Joly sobre las lecturas de la imagen y las huellas de su composición para traducirlas al mundo digital. Estos estudios se ponen en diálogo con otros de la imagen y comunicación digital. Se ejemplifican con ejemplos de campo de las artes visuales, de proyectos que documentan los nuevos regímenes de visualidad que instalan los cambios tecnológicos y que impactan en la producción fotográfica. Palabras clave: imagen cultura visual hipertextualidad digitalización narrativas transmedia fotografía polisemia CV: Image and writing on the interactive digital media. Visual culture and narratives trasnmedia Abstract: The aim of the study is to identify the relationships established with writing images in digital culture. With interactive communication, change the way we access the cultural archive, as well as the forms of production and circulation of symbolic goods. The article takes the semiotics of Barthes, contributions Martine Joly on the readings of the image and traces their composition to translate the digital world. These studies are brought into dialogue with other image and digital communication. They illustrate with examples from the field of visual arts project documenting the new regimes of visuality that install and technological changes that impact on the photographic industry. Keywords: visual culture image digitization narrative transmedia hypertext photography polysemy

 

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CV. Lorena Betta es Profesora y Licenciada en Filosofía (Universidad Nacional de Rosario), Especialista en Educación (Universidad de San Andrés), Posgrado en Educación, Imágenes y Medios (FLACSO Argentina), y se encuentra realizando la tesis de Maestría en Educación con orientación en Gestión Educativa en Universidad de San Andrés sobre “Percepciones en relación a la organización espacio temporal en las aulas conectadas bajo el modelo 1a1”. Se desempeña como docente de “Introducción a la investigación” en la Facultad de Diseño y Comunicación de la Universidad de Palermo, es profesora de “Taller de Medios Digitales” de la Carrera de Comunicación Social en la UCES. Es asesora en el programa de Capacitación de Fundación Noble. También se desempeñó como coordinadora y asesora pedagógica en organismos de gestión pública, como el Programa Nacional Conectar Igualdad (ANSeS), el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires, el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y en el proyecto OLPC (One Laptop Per Child) en Ministerio de Educación del Perú.

Imagen y escritura en la comunicación digital interactiva. Cultura visual y narrativas transmediáticas 1. Introducción El presente trabajo aborda el tema de la producción de imágenes en la cultura contemporánea y la estrecha relación que ésta entabla con la escritura. En el contexto de la comunicación digital interactiva, se produce un cambio en el modo en que accedemos al archivo cultural, en las formas de producción, circulación y consumo de los bienes simbólicos. Los lenguajes que utilizamos para comunicarnos entablan nuevas relaciones y adquieren nuevos sentidos. El artículo va más allá de los discursos que sobreestiman la cultura de la imagen, y anuncian la desaparición de la cultura escrita. Focaliza en las relaciones que entablan los lenguajes entre sí, y los sentidos que aportan en esa complementariedad. Partimos de la idea de que la imagen es polisémica, y sus sentidos e interpretaciones son canalizadas a través del mensaje linguístico. Ahora bien, el lenguaje verbal está omnipresente en la imagen por más que no haya un texto acompañando la imagen. Hay distintas formas en que se da el enlace imagen texto. Hay interpretaciones que “sobrepasan la imagen, desencadenan palabras, un pensamiento, un discurso interior, partiendo de la imagen que le sirve de soporte, pero de la que al mismo tiempo se desprende” (Joly, 2012:131). Incluso, no hay necesidad de la copresencia de la imagen y el texto para hablar de la posibilidad de su existencia. “Las imágenes engendran palabras que engendran imágenes en un movimiento sin fin” (Joly, 2012 : 133).

 

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El objetivo del trabajo es identificar cuáles son las relaciones que establecen las imágenes con la escritura en la cultura digital, teniendo en cuenta que tanto una como otra hoy se inscriben en distintos soportes. El artículo retoma la semiótica de Barthes y los aportes Martine Joly sobre las lecturas de la imagen y las huellas de su composición en el mundo digital. Retomamos ejemplos del campo de la fotografía como es el caso del artista y teórico Joan Fontcuberta, para acercarnos a propuestas que ponen en evidencia y documentan los regímenes de visualidad que van instalando los cambios tecnológicos, que afectan la producción fotográfica. La pregunta es cuál es la nueva relación que la imagen traza con la escritura en el mundo digital. La escritura se encuentra en la codificación numérica de los medios digitales, para la composición de imágenes. Estas contienen datos (información que se traduce en palabras), que sirven para su producción, almacenamiento, posproducción, circulación. El funcionamiento de la Web consiste en una estructura semántica de datos que se conectan entre sí, y que conectan la información y personas. Son estos datos los que hoy están codificando los lenguajes, y los que están escribiendo los relatos construyen el archivo de la cultura de nuestro tiempo. Decía Barthes en uno de sus textos tempranos, que el relato está presente en todos los tiempos, en todos los lugares, en todas las sociedades; el relato comienza con la historia misma de la humanidad…" Y puede tener como soporte el lenguaje oral o escrito, la imagen, fija o móvil, el gesto y por la combinación ordenada de todas esas sustancias. En este sentido, el trabajo pone en valor cuáles son los relatos que cuentan con imágenes, mientras teorizan sobre la imagen en nuestro tiempo.

2. El mensaje fotográfico y su relación con la escritura Uno de los teóricos que ha prestado especial atención a la relación de la fotografía con la escritura, es el semiólogo francés, Roland Barthes. En el libro Lo obvio y lo obtuso, realiza un análisis del mensaje fotográfico en el que si bien, hace referencia a la fotografía periodística, sus aportes brindan elementos más que suficientes para entender la producción fotográfica en general y, en nuestro caso, la producción de imágenes que circulan en Internet. En la primera parte del libro, el autor habla de la paradoja fotográfica; con esta frase plantea que la fotografía es un mensaje sin código. ¿Por qué un mensaje sin código tendría que poder interpretarse? Si la fotografía fuera una reproducción mecánica de la realidad, entonces su mera exposición sería un mensaje completamente denotado; es decir, explícito, sin sugerencias ulteriores, sin simbolizaciones que el receptor (espectador-lector) debería interpretar o comprender. Sin embargo, a pesar de la analogía pura de la realidad que la cámara reproduce, muchas veces el resultado observable en la foto difiere notablemente del original. Hay una serie de recursos que el fotógrafo puede utilizar para imprimir sentidos que no están presentes en la realidad encuadrada. Barthes intentó sistematizar estos recursos bajo la denominación de “procedimientos de connotación” que convertirían al texto en apariencia puramente denotado que es la fotografía, por su condición analógica de la realidad captada por un

 

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dispositivo mecánico (la cámara), en texto connotado, es decir, en texto que invita a ser interpretado por parte del receptor. Lo denotado de la imagen o de la palabra escrita se asocian al nivel de lo literal, de lo explícito: una foto muestra la imagen de un hombre vestido con una túnica, la cabeza cubierta con un manto sujeto por una cinta; un plano medio corto lo muestra de perfil, el hombre mira a la multitud que asiste a un acto público con expresión neutra; a su lado, otro hombre se dirige a él, lo mira, parece de su confianza; es tomado desde el mismo plano corto. Lo único que puedo entender como lector de la foto es: “si este hombre lleva túnica y la cabeza cubierta en un acto multitudinario puede ser una autoridad gubernamental de un país de Oriente; leo el epígrafe de la foto que aclara que se trata de Anwar El Sadat, el ya fallecido político egipcio; el epígrafe ofrece datos sobre fecha y lugar del evento. Sin embargo, el fotógrafo captó una pose, una actitud, probablemente en el instante adecuado o “el instante único”, recordando la feliz frase de Henri Cartier Bresson. Y, entonces, esa mirada de soslayo del acompañante de Sadat, asociada a la gestualidad de su boca, pasan a leerse como “posible animadversión”, “lo traicionará”, etc. Lo cierto es que ese hombre, ministro de Sadat, al poco tiempo fue denunciado por conspirar contra el gobierno. Si miramos la foto, hay algo más que el mensaje denotado “dos hombres asisten a un acto público”, habría un elemento de connotación, de sugerencia de un sentido más profundo: “es una mirada traicionera”, etc. Los procedimientos de connotación que Barthes sistematizó en seis: trucaje, pose, objetos, fotogenia, esteticismo, sintaxis. Algunas de estas operaciones, pensadas en su momento para analizar la fotografía periodística, hoy cobran relevancia en el mundo digital, donde la producción de imágenes fotográficas es una práctica cotidiana de participación en las redes y donde también contamos herramientas que nos permiten manipular las fotos desde cualquier computadora o dispositivo móvil de uso personal. Las tecnologías para edición fotográfica ya no están centralizadas en los medios masivos de comunicación, ni son utilizados exclusivamente por profesionales. Su uso se ha extendido con los nuevos medios digitales a jóvenes y adultos interesados en posproducir sus registros visuales. Las tecnologías para realizar estas operaciones de manipulación de la imagen son sencillas y en algunos casos gratuitas. En este sentido, los procedimientos de connotación de las imágenes de las que habla Barthes, hoy se utilizan a diario en las redes, donde conviven prácticas profesionales y amateurs. Por ejemplo el trucaje que es la modificación de materiales originales a partir de varias imágenes compuestas o aplicación de edición digital para obtener un mensaje diferente de la imagen, es muy utilizado en las redes para la producción y viralización de memes. Los memes corresponden a imágenes de la cultura popular (imagen fija del fragmento de una película, fotografías conocidas, íconos culturales) sobre la cual se monta otra imagen, y en algunos casos, además un texto que hace referencia a algo que fue noticia en los medios a nivel local o internacional. Casi siempre, son apropiaciones y resignificaciones irónicas o paródicas de la situación.

 

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Otro procedimiento de connotación de la imagen es el de la pose. Por lo general apela a estereotipos o actitudes tipificadas socialmente que se transmiten mediante la imagen. Las selfies, por ejemplo, son un ejemplo de una pose extendida y que hace referencia a un género visual como es el autorretrato, o más específicamente la autofoto. La boca como trompita, la cabeza levemente inclinada, el uso de los lentes, son algunos de los gestos más frecuentes de este tipo de autorretrato en las redes sociales. Otros son los objetos, y se refiere a todos aquellos que rodean a la persona fotografiada o la simple disposición de los objetos en un espacio sin personas puede ser significativa. En este punto, es interesante revisar el trabajo de investigación que lleva adelante el teórico Lev Manovich a través del proyecto Selfiecity, sobre el estilo de los retratos que circulan en la red social Instagram alrededor del mundo. El proyecto está planteado en 5 ciudades: Bangkok, Berlín, Moscow, New York y Sao Paulo, para buscar entre cientos de miles de fotos, patrones en las selfies. Se puede explorar el proyecto en selfiecity.net. El esteticismo o el retoque de la imagen, también es utilizado en las fotografías digitales. Un ejemplo en este sentido, son los filtros que proponen aplicaciones móviles como Instagram, para generar otros efectos sobre la imagen (envejecido, sepia, negativo, saturado, desenfoque, etc). El formato cuadrado de las fotografías de Instagram recicla los formatos producidos por las antiguas cámaras Kodak Instamatic o las Polaroid, soportes privilegiados para realizar fotografías urbanas en forma instantánea. Y, por último, también el concepto de sintaxis, noción que remite a narración a través de la o las fotografías. Es un recurso que hoy se utiliza mucho en las presentaciones o videos sobre un tema. Con todo, podemos decir que este procedimiento de connotación abre la lectura de la imagen para encontrar en su propia composición nuevos sentidos. Del mismo modo, las fotografías apelan al texto escrito para darle a la imagen otro efecto de connotación. Barthes analiza la fotografía de prensa y los significados que aporta el lenguaje verbal para comprender la imagen. En el libro Lo obvio y lo obtuso, donde considera detrás, debajo o alrededor de una imagen siempre hay lenguaje verbal. No cree apropiado hablar de una cultura de la imagen. “Somos todavía, y más que nunca, una civilización de la escritura porque la escritura y la palabra son siempre términos completos de la estructura informacional”... “El texto constituye un mensaje parásito, destinado a connotar la imagen, es decir, a uno o varios significados secundarios. En otras palabras, y eso representa un vuelco histórico importante, la imagen ya no ilustra la palabra; es la palabra que, estructuralmente, es parásita de la imagen.” En este aspecto sigue siendo importante el aporte de Barthes. En principio, realiza tres observaciones que pueden servir como disparadores para analizar la relación que tiene la imagen y la escritura en la cultura digital. En primer lugar señala que, antes la imagen operaba como parásito del texto y que actualmente el texto es parásito de la imagen. Con esta metáfora, refiere a que en tiempos anteriores a la masificación de los medios, la ilustración era comentario al margen del texto; quizás, le imponía un sentido, pero el texto dominaba la página del

 

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diario, la revista o el libro. Actualmente, hasta las enciclopedias imponen el predominio de la imagen y el texto verbal opera como anclaje de la imagen. Barthes se basa en la polisemia propia de la imagen, que por impactar directamente en el inconciente del receptor, induce al espectador a interpretar muchos sentidos posibles. Esa multiplicidad de sentidos que la imagen dispara en la mente del espectador-lector (a ellos se refiere como “cadena flotante de significados”) se fijan, se anclan, a través de un texto breve que puede ser el epígrafe en la foto de prensa o de la imagen que acompaña un mensaje de twitter, o en el muro de Facebook, etc. A veces para el epígrafe de una imagen se utilizan los códigos lingüísticos de la red, que son los hashtags o etiquetas (acompañadas del signo numeral delante) y que cumplen la función de contextualizar a la imagen, y de otorgarle datos, información que las inscribe dentro de un conjunto de fotos con similares características. Por ejemplo, el hashtag #selfie que comenzó a utilizarse en la red social Instagram por primera vez en enero del 2011 por el usuario Jennifer Lee. A partir de ahí la autofoto publicada en las redes se etiquetan bajo esa misma categoría. 3. Escritura hipertextual y narrativas transmediáticas El campo comunicación digital interactiva, en los últimos 20 años, comenzó a utilizar frecuencia conceptos como hipertexto, hipermedia, multimedia, convergencia y transmedia. Más allá de la diferencia entre uno y otro concepto, o de su complementariedad, todos juntos hacen referencia a un modo de comunicar, de leer y escribir los medios que es propio de la cultura digital, donde se apela a distintos lenguajes y medios para hacerlo. Queda claro que con los medios electrónicos la escritura no será el único modo de representación legítimo en nuestra cultura, a través de cual construimos nuestra experiencia (Kress, 2005). La escritura convive en la actualidad con otros lenguajes, y incluso adopta en varias oportunidades una relación subsidiaria respecto a otras herramientas de expresión como la imagen. La noción de “hipertextualidad” en el contexto de los medios electrónicos, significa la ruptura de la linealidad y secuencialidad de la escritura y la fragmentación y modularidad de los textos. Hace referencia a un modo de producción textual que supone una estructura “arbórea” o “en profundidad”, diferente de la linealidad del texto impreso, y que requiere, además, de otro tipo de lectura, un lector que esté dispuesto a participar en la construcción del mensaje. Sin embargo, lo que la Web explicitó en relación a introducir un modo de leer y escribir en el mundo digital, formaba parte de un fenómeno cultural que comenzó a lo largo del siglo XX, y que ya estaba presente en los ámbitos literarios, en las artes plásticas, la producción audiovisual y multimedial. Tiene sus antecedentes en las narrativas no lineales que se comenzaron a producir en cercanías de las primeras vanguardias del Siglo XX. En aquellos tiempos, la obra de los autores de la corriente del fluir de la conciencia (James Joyce, Virginia Woolf, William Faulkner, entre otros y, más tarde, los latinoamericanos, Gabriel García Márquez, Juan Rulfo o Carlos

 

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Fuentes, anticiparon una literatura -y por lo tanto un modo de lectura-, no lineal, generando un nuevo convenio entre autor y lector). Desde entonces hubo artistas en todos los campos que requirieron de un lector espectador que estuviese dispuesto a co-construir el texto (literario, pictórico, cinematográfico, etc.) tal como lo propusieron el constructivismo cinematográfico de Sergei Eisenstein o la Teoría del extrañamiento de Bertolt Brecht en su poética teatral. Se trataba de que el lectorespectador pensara y no de que se identificase (Aristóteles), con lo cual comienza a quedar a su cargo una parte de la construcción del texto en cualquiera de sus formas. Podemos avanzar entonces sobre el concepto de “interactividad” y profundizar estas nociones en el siguiente capítulo de nuestro curso. Luego de la segunda guerra mundial, la preocupación de varios especialistas de la comunicación informática de los años treinta era cómo gestionar las grandes masas de documentos científicos producidos en el mundo. Entre ellos estaba Vanevar Bush, investigador del MIT, momento en el que investigación en las comunicaciones estaban asociadas a fines bélicos (Scolari, 2008). Bush expuso en un artículo de 1945, la noción de un sistema de almacenamiento de documentos que cada usuario pudiera interconectar según sus necesidades y que pudiera dar lugar a la creación de otros fue propuesta por el ingeniero en informática y que derivó en un primer sistema de archivación al que denominó Memex. En 1965, el ingeniero norteamericano Théodore Nelson retomó la propuesta de Bush y realizó dos aportes muy importantes: el primero: la invención de un sistema de archivación de información que dio origen a la actual Internet. Su sistema, al que bautizó Xanadú, permite la transmisión de documentos interconectados. La estructura de Xanadú fue concebida como una red destinada a “proveer millones de documentos a millones de usuarios que en forma simultánea siguen las conexiones y las ventanas a través del cuerpo de un hipertexto en continuo crecimiento”. El segundo aporte, fue el haber empleado por primera vez la palabra “hipertexto” para designar al texto electrónico. Al hacerlo, se refería a una nueva modalidad de escritura en computación, según la cual cada unidad textual podía dar paso a un acceso no secuencial. Nelson retomaba entonces ideas ya expuestas por Vannevar Bush en relación con el modo con que pensamos y la posibilidad de crear un sistema que funcionara como correlato de ese modo de pensar: para Nelson (que retomaba idas del artículo de Bush “As we may think”), el pensamiento y el habla son intrínsecamente hipertextuales: solo cuando escribimos reordenamos las ideas que en nuestra mente surgen de manera desordenada y las colocamos en la secuencia requerida por la lengua escrita. El texto, según Nelson, puede ser comprendido sólo como una estructura en evolución, que se construye como nuestro fluir de pensamiento: trozos de ideas, fragmentos de imágenes que van armándose hasta constituir una entidad que evoluciona y muta permanentemente. A partir de esta idea de Nelson, el término “hipertexto” se aplicó en el ámbito de la informática y de las ciberculturas a toda producción de textos que no fuese lineal o secuencial. La noción de hipermedia se desprende del de hipertexto, para referir a la integración de elementos de audio, video, texto escrito, enlaces. La World Wide Web es un ejemplo de hipermedia en la etapa de la convergencia, donde conviven distintos lenguajes y medios en un mismo espacio visual (Scolari, 2008).

 

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Las narrativas transmedia, no es una simple adaptación de una historia de un género y un lenguaje a otro, sino que los diferentes géneros y lenguajes forman parte de un único y gran universo narrativo transmedia. Esta forma de entrecruzamiento e intersección de géneros y lenguajes y el borramiento de fronteras entre los mismos es una de las más importantes fuentes de complejidad en la cultura popular contemporánea. Henry Jenkins es el creador del concepto y toma ejemplos de la industria de medios para ejemplificarlo. Mátrix de los Hermanos Wachowski es un ejemplo de narrativa transmedia. La película fue precedida por Animátrix, una película de animación que fue seguida por la producción de un videojuego, una vez que la película alcanzó el éxito de taquilla inesperado para autores y productores. Otro ejemplo de transmedia que generó gran repercusión en su momento es la serie Lost, de estructura coral, al que citamos por la inusitada participación que obtuvo por parte del público que creó un enciclopedia virtual, la Lostpedia, para socializar el reconocimiento de las múltiples referencias culturales que la serie proponía al público. Y que también tiene su videojuego en español que se llama “Perdidos”. En Argentina, el transmedia comienza a ser constituirse en una oferta de la industria de medios, con casos como el de la serie de animación “El asombroso mundo de Zamba”, realizado por PakaPaka y la TV pública. Si bien, no comenzó siendo transmedia, hoy está creciendo en ese sentido. Y cuenta además de la serie, con juegos y videos educativos, propuestas para la audiencia infantil para participar con sus producciones, y el merchandising como figuritas, fondos de pantalla, etc. 4. La imagen digital y su funcionamiento semántico en la Red Cuando hablamos de la imagen digital se está haciendo referencia a un lenguaje común propio de la estructura de la computadora, que es el código binario de la información (Jullier, 2004). Cualquier objeto al cual accedemos en formato digital: una imagen, un texto, un video, un sitio en línea, una aplicación móvil, está representada numéricamente y traducidos digitalmente con el mismo código de ceros y unos. Cada objeto contiene un conjunto de datos discretos que es aquello que convierte a cada uno en una unidad diferenciadas. Mientras en la escritura, las palabras de un texto se entregan de manera discontinua (palabras, frases, párrafos), en el lenguaje icónico, como en la fotografía, la información se entrega de forma continua y la digitalización fragmenta de una manera discontinua su unidad (Jullier, 2004). Esto significó un cambio importante entre la producción mecánica o analógica de la fotografía y la digital. Los datos discretos de una imagen digital, por ejemplo, se relacionan con las posibilidades de manipulación de la muestra en la resolución, la escala de grises, las sombras, etc. O el contenido de un texto está representado por cantidad de caracteres, palabras, tamaño de fuente, alineación, etc. Estos datos dan lugar a una estandarización que permite su reproducción (Manovich, 2005).

 

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La versatilidad en la composición de la imagen digital (un dibujo, una infografía, una fotografía) es lo que da lugar a otros usos y modificaciones de la misma, con posibilidades de recomponerla y mezclarla con otros registros visuales o textos. Esto es posible por la digitalización, por la estructura modular, la variabilidad y transcodificación de los nuevos medios. La modularidad hace referencia a la posibilidad de fragmentación de elementos, que como agrupamiento o combinación, para escalar y crear nuevos medios sin perder su identidad. Y la variabilidad supone las múltiples variaciones o versiones que puede tener un producto en digital (Manovich, 2005). En un libro de 2013, El software toma el comando, Manovich plantea que el software reemplazó a las tecnologías de medios utilizadas durante el siglo XIX y XX. El software se ha convertido en “nuestra interfaz con el mundo, con otras personas, con nuestra memoria e imaginación, un lenguaje universal mediante el cual habla el mundo, un motor universal mediante el cual funciona el mundo.”(Manovich, 2013:5). Durante los primeros años del nuevo milenio, internet se ha expandido a escala planetaria y la web se ha convertido en una gran base de datos de nuestro archivo cultural. Este crecimiento se debe al giro de la Web de un uso más bien corporativo, comercial a una herramienta de uso social. La llamada Web 2.0 significó la apertura de una red a los ciudadanos, con posibilidades para producir contenidos, almacenar y distribuir información mediante software gratuitos y sencillos de utilizar tanto por profesionales como amateurs. La Web se convirtió en el nuevo espacio público donde los ciudadanos intercambiaban información de todo tipo con su red de personas. Esta democratización en el acceso y uso de software gratuito para compartir la información con otros, fue la posibilidad para que las empresas de tecnología comercializaran e instalaran un modelo de negocio asociado al uso irrestricto de las bases de datos generadas por los usuarios. Desde luego, esta utilización de las redes está asociada a la controversial perdida de privacidad que la WEB intensificó sobre todo a partir de la inserción de las redes sociales, pero este problema amerita un espacio que excede la finalidad de nuestro artículo. A partir del 2004 surgen los blogs, fotologs, repositorios audiovisuales como Youtube, o bancos de imágenes como Flickr fueron espacios utilizados por miles de usuarios para compartir con su red, las producciones visuales y textuales. Las redes sociales como Twitter y Facebook fueron creciendo también a lo largo de los años, convirtiéndose hoy en las plataformas muy utilizadas para compartir información personal, profesional, etc. En este proceso, la cantidad de usuarios conectados a la red y el volumen de información disponible no ha parado de crecer, ha llevado a reformular a modificar esa gran sistema global de hipertextos que hoy significa la World Wide Web. Los buscadores ocupan un lugar importante en este crecimiento y las posibilidades de organizar la información que producimos a diario. La Web tiene hoy una estructura semántica donde cada contenido que contenido que publicamos, esto es, una foto, un texto, un video, está asociado a una serie de datos

 

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(ej. etiquetas, palabras clave) que estarán a su vez conectados con otros producidos por otros usuarios. Incluso nosotros mismos, nuestro perfil en un sitio Web también tiene asignado una serie de datos que se conectan con otros relacionados. De modo que la Red hoy constituye una gran base de datos conectados, y con información de distinto orden: científico, social, personal, administrativa, etc. Esas conexiones se hacen presentes en los buscadores, que son motores encargados de barrer con la información disponible y organizarla. Ahora bien, en esa organización, no está todo el saber (Baricco, 2006). Todo sistema que capitaliza el conocimiento producido por la humanidad traza fronteras, genera inclusiones y exclusiones. Esto ya sucedió en la historia de la humanidad, como señala Baricco, con la imprenta de Gutenberg, donde quedaron afuera “toneladas de cultura oral, irracional, esotérica que ningún libro a podido contener en su interior”. En la actualidad, es el sistema de Google, símbolo de nuestro tiempo, el que está jerarquizando el saber, y en este procedimiento le está asignando a cada documento un valor de verdad, que no está necesariamente asociado a la calidad de su contenido. Vale la pena en este punto, retomar el proyecto del artista catalán Joan Fontcuberta referido al Google donde reflexiona, a través de la fotografía, sobre el funcionamiento semántico y los regímenes de visualidad que se están construyendo a través de la Red. En las series “Googlegramas” que produce entre el año 2005 y 2007, trabaja el entrecruzamiento de la palabra con lo icónico en la web, y el lugar que tiene cada una en la composición de lo visual. Las obras de estas series consisten en una imagen en mosaico compuestas de 10.000 imágenes que son el resultado de las búsqueda en la Web y sugeridas por el sistema a partir de una serie de conceptos vinculados al tema. Con la propuesta, el autor busca mostrar que la realidad está mediada por la imagen. Vivimos en un mundo de imágenes, dentro del cual Internet cumple un rol relevante. La propuesta activa en el público una reflexión en dos niveles, una podríamos decir es invitarlos a reflexionar sobre la imagen mosaico, esto es, la naturaleza de las imágenes digitales, como píxeles que se van combinando para componer una unidad. El otro nivel de connotación tiene que ver con el campo semántico que es la Red, y el funcionamiento de uno de los motores de búsqueda más utilizado como es Google. Las imágenes fuente son manipuladas por un software y componen uncromático en la nueva unidad visual, proceso que otorga sentido al tema de la obra. Los temas elegidos por el artista para las series, están vinculados a la realidad cultural y social de nuestro tiempo. Pekín, el 11-S NY, el homeless, el muro, son algunos de los títulos de las obras. Entre las fotos que componen la serie Googlegrama, está la famosa foto del 2003 de la cárcel de Abu Ghraib en Irak, donde un carcelero tiene a un soldado norteamericano prisionero, desnudo, en el suelo atado a un collar de perros. Esta composición con un gran volumen de píxeles, se logró con imágenes fuentes de militares y políticos acusados de cometer abusos y torturas.

 

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Por último, podemos decir que el valor la obra de Fontcuberta, en este y otros proyectos como Blow up Blow up, es la búsqueda de nuevos sentidos en la fotografía contemporánea, significados que invitan a reflexionar sobre su propia naturaleza, su valor de verdad, su entidad como forma de representación de la realidad. La producción teórica de Fontcuberta se inscribe dentro de lo que se llama la “postfotografía”, esto es, donde la fotografía es vista como objeto de prácticas apropiacionistas, más que como producción original; en este sentido, se homologa a la condición hipertextual de la mayor parte de la producción cultural contemporánea, que se caracteriza por la originalidad en la re-apropiación de textos anteriores y no en la creación de nuevos textos como sucede en la etapas culturales rupturistas propias de las vanguardias. 5. Prácticas de reapropiaciones en la cultura digital: remix y mash up. En relación con lo planteado en la primera parte sobre la relación imagen-texto que planteaba Barthes, el lenguaje verbal presenta distintos niveles de manifestación. Uno es el nivel de connotación de la propia imagen que realiza el autor y el texto que puede acompañar a la imagen. Pero, además, otra lectura es la que realiza el receptor sobre aquello que ve. Partimos de la idea de que el lenguaje verbal es fundamental para leer una imagen, para que el espectador o lector pueda traducirla sobre la base de su idiosincrasia y su propio bagaje cultural. Ahora bien, qué sucede cuando tenemos ejemplos donde hay una reapropiación de obras existentes. En el mundo digital el remix es una práctica que se utiliza mucho, y que no necesariamente es el producto de un artista. Son los propios usuarios que mediante herramientas digitales manipulan texto, imagen, sonido y generan sus propios producciones. La democratización de los medios de producción digital, abrió espacio para que los usuarios amateurs de las tecnologías fueran capaces de generación contenidos propios originales o reutilizan lo disponible. Eduardo Navas, un artista y estudioso del remix, retoma en su sitio el concepto “cultura remix” de Lawrence Lessig, para describir una sociedad que permite y estimula trabajos derivados. La cultura remix permite integrar o remezclar de otra manera el trabajo original de uno o más autores. La cultura se alimenta de un proceso de remezcla permanente y participativa. El autor define el Remix como “la actividad de tomar muestras de materiales preexistentes para combinarlos dentro de nuevas formas de acuerdo a un gusto personal”. Navas diferencia el remix de la “cultura remix” – concepto que pertenece a a Lawrence Lessig-, y lo define como una actividad global que consiste en un intercambio efectivo y eficiente de información hecho posible por medio de las tecnologías digitales basadas en cortar, copiar y pegar. Es muy interesante cómo el remix pasa a ser el corazón de herramientas que hoy se utilizan dentro del arte, la ciencia, la comunicación; tal es el caso de la visualización de datos. El artista Santiago Ortiz, colombiano residente en Argentina, trabaja en el

 

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tema y entre sus proyectos ha desarrollado una producción sobre una serie de fotografías “Exteriors” del artista chileno Kelly Castro. Esta producción se basa en imágenes de rostros en blanco y negro ya tratadas a través de un software de edición. A partir de un software que funciona con un algoritmo matemático que reescribe la obra fotográfica, Ortiz buscó superponer en un collage la geometría del rostro humano y la geometría de la matemática. Así surgió “Love is Patient” (disponible en el sitio Web: http://moebio.com/loveispatient/ ). En el campo del net art se trabaja sobre la idea de la Reapropiación de obras anteriores. El proyecto NETescopio forma parte del Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC), bajo la dirección del artista argentino Gustavo Romano, trabaja sobre tres líneas de trabajo: Desmontajes, Re/apropiaciones e Instruciones con el objetivo de documentar las prácticas artísticas de los 20 años de existencia de la Web para ponerlas en relación con otras obras. La propuesta desarrollada entre el 2008 y 2011, constituye un museo que documenta, preserva y difunde los proyectos artísticos generados para y en la red desde sus inicios. El proyecto está disponible en línea en http://netescopio.meiac.es/ . Estos ejemplos destacan lo expresado más arriba sobre la hipertextualidad de la producción cultural contemporánea: la reapropiación de obras anteriores. Las prácticas de remezcla no son exclusivas de lo digital. Las primeras y segundas vanguardias artísticas ya utilizaban técnicas como el fotomontaje, collage, el cut up, para producir otros efectos y sentidos sobre los materiales originales que podían ser textos o imágenes. El surrealismo, dadaísmo, la generación beat o el pop art son algunos de los movimientos que problematizaron sobre el original en la obra de arte, si bien, el objeto de las primeras vanguardias era quebrar el paradisgma representacional del arte decimonónico: en este sentido, las primeras vanguardias fueron originales: no hubo relojes derretidos como los de Dalí ni imágenes de guerra construidas como Guernica antes de Dalí o Picasso, por nombrar solo algunos artistas y su obra. En el diseño Web un forma de remix es el mash up, y hace referencia a un tipo de composición híbrida, que toma elementos de distintas fuentes. Hay varios ejemplos en este sentido y los que vamos a citar acá son los que utilizan la cartografía como representación visual sobre la cual agregan información. Ejemplo de esto es Google maps, que permite sobre el mapa indexar sobre el mapa, referencias tomadas de distintas fuentes de información. 6. A modo de cierre A lo largo de estas páginas, trabajamos sobre la producción de imagenes en la era digital, y su relación con otras formas de representación como es la escritura. Con los medios electrónicos, la palabra se vuelve parásita de la imagen. Vimos que la imagen tiene muchos recursos técnicos para transmitir sentidos que no están necesariamente sobre lo representado. Los modos de contextualización y de reapropiación de la imagen son recurrentes en la cultural digital. El crecimiento de las de las imágenes remixadas se debe a la democratización de las tecnologías digitales, y el acceso a estas formas de producción cultural por parte de usuarios profesionales y

 

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amateurs. Hoy la World Wide Web es una gran autopista de la información a través de la cual circulan a diario millones de imágenes producidas desde distintos puntos del planeta. La “postfotografía”, dentro de la cual se inscribe la obra de Fontcuberta, corresponde al momento de cambio en la naturaleza fotográfica con la digitalización. La producción es vista como objeto de prácticas apropiacionistas, más que modo de producción original. No está en discusión acá tampoco la idea de la fotografía como imitación de la realidad, sino que es vista como construcción que negocia permanentemente nuestra idea de la realidad. El crecimiento del archivo cultural, y el funcionamiento semántico de la Web, posibilita nuevas formas de producción creativa de producción de imágenes, como es la visualización de datos. Son un nuevo tipo de imagen que está en la red, y que explora las posibilidades del software para procesar grandes volúmenes de información y encontrar nuevos sentidos a los datos disponibles. Bibliografía - BARICCO, A. (2006) Los bárbaros. Ensayo sobre la mutación. Barcelona, Editorial Anagrama. - BARTHES, R.(1986). Lo obvio y lo obtuso. Barcelona, Editorial Paidós. - BARTHES, R. (1977). Introducción al análisis estructural de los relatos. Centro Editor de América Latina. - JENKINS, H.(2008) Convergence culture. La cultura de la convergencia de los medios de comunicación. Barcelona, Editorial Paidós. - JULLIER, Laurent. La imagen digital. Editorial - JOLY, M.(2012). Introducción al análisis de la imagen. Buenos Aires, La marca Editora. - KRESS, G (2005). El alfabetismo en la nueva era de los medios de comunicación. Granada, Ediciones del Aljibe. - MANOVICH, Lev (2005). El lenguaje de los nuevos medios. Barcelona, Editorial Paidós. - MANOVICH, Lev (2013). El software toma el comando. Traducción de Software Takes Command. Traducción de Everardo Reyes-García bajo licencia Creative Commons. Recuperado el 9 de noviembre de 2014: https://www.academia.edu/7425153/2014__El_software_toma_el_mando_traducci% C3%B3n_a_Lev_Manovich_ - NAVAS, E. (2006) “Remix: The Bond of Repetition and Representation”. En AAVV. Inter/activos : ambientes, redes, teleactividad : Programa de Arte Interactivo II 2006. Buenos Aires: Espacio Fundación Telefonica. - NELSON, T. (1990). “Literary Machines 90.1”. Indiana, The Distributors. - SCOLARI, C. (2008). Elementos para una teoría de la comunicación digital interactiva. Barcelona, Editorial Gedisa. - SCOLARI, C. (2013). Narrativas transmedia: cuando todos los medios cuentan. - TURKLE, S. (1997). La vida en la pantalla. Barcelona, Editorial Paidós.

 

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